En esta etapa, además de saber de dónde se parte, importa conocer cómo es<strong>la</strong> persona que inicia este recorrido. ¿Quién es y cómo es? ¿Cuál es su pasado ysu historia? ¿Hacia dónde apunta en el futuro? En otras pa<strong>la</strong>bras, se debe darmucha importancia al conocimiento de sí, conseguido con <strong>la</strong> ayuda de <strong>la</strong>sciencias humanas y de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra del Señor. La meta no es otra que conocermecomo Dios me conoce. El examen personal es una actividad indispensable. Elejercicio del discernimiento ayuda a poner <strong>la</strong> mirada fija en <strong>la</strong> realidad que nosrodea, y el oído atento al eco que produce en nosotros. Esto ya es, comoveremos en <strong>la</strong> segunda parte, un modo de orar.Este es también el momento de recordar algo importante en el camino deoración: orar con nuestro cuerpo. Lo conseguimos cuando nuestro cuerpo se unea nuestro espíritu en <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza, el perdón o <strong>la</strong> súplica que dirigimos al Señor. Laoración marianista es <strong>la</strong> propia de un espíritu encarnado en un cuerpo. Por tanto,para tener nuestra comunicación con el Señor, se debe prestar atención a <strong>la</strong>respiración, <strong>la</strong> re<strong>la</strong>jación, <strong>la</strong> postura, el lugar y el momento. Nuestro ritmo de viday de trabajo influye en nuestra oración. Cuando oramos, sentimos el cuerpo y lopodemos escuchar, recibimos sus estímulos y sus l<strong>la</strong>madas. Juegan un papelimportante en nuestro proceso de oración <strong>la</strong> preparación y ambientación de <strong>la</strong>misma, <strong>la</strong> duración y <strong>la</strong> conclusión. La oración es una realidad vital y, porsupuesto, también corporal.Sin embargo, a veces no estamos corporalmente dispuestos para orar. Cuandose trata de enfermedades físicas o de incomodidades, apenas podemos hacerotra cosa que cuidar mejor nuestra salud y aceptar nuestras limitaciones.Podemos, sin embargo, poner el máximo empeño en disponernos físicamentepara una oración concentrada. El yoga que enseña los asana (posturas) no secomprende como una forma de gimnasia, sino como oración. Los monjescristianos de oriente desarrol<strong>la</strong>ron disciplinas semejantes en sus enseñanzaspara centrarse en <strong>la</strong> oración (el Hesicasmo ).18Dimensión de purificaciónEsta dimensión y actitud se requiere para responder bien a <strong>la</strong> vocación, para locual se necesita conocer y superar los obstáculos, tanto interiores comoexteriores, mediante <strong>la</strong> purificación de <strong>la</strong> mente y del corazón. Sólo así se llega acentrar <strong>la</strong> vida en Cristo. Se necesita también desarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s cualidades oactitudes que nos preparan para <strong>la</strong> responsabilidad y el servicio. Así se comienzaa tener una sensibilidad especial para vivir determinados "misterios" de <strong>la</strong> vida deCristo. Con Cristo morimos y por él resucitamos; con Cristo nos renovamos y nosabrimos a <strong>la</strong> nueva vida, que es una vida de fe, esperanza y caridad. Pasamospor <strong>la</strong> muerte, como el Señor, para resucitar a <strong>la</strong> nueva vida después de habersido bautizados en su muerte. Vivimos en <strong>la</strong> tentación y <strong>la</strong> prueba. Descubrimosque para fructificar hay que ser podados como <strong>la</strong> vid (Jn 15,2) y hay que creceren <strong>la</strong> oración.Cuando se pasa por tiempos de purificación, se pone el acento en ser redimidoy liberado, y también en ayudar a redimir y liberar a los demás; en recibir más queen dar; en ser probado para abrirse a <strong>la</strong> plena libertad y al amor. En tiempo de
purificación, cuando se ora, se experimentan también <strong>la</strong>s limitaciones, <strong>la</strong> fatiga, <strong>la</strong>ausencia de determinadas conso<strong>la</strong>ciones.Si no acepta y asume <strong>la</strong> purificación, el creyente probablemente se quedará en<strong>la</strong> mediocridad durante toda su vida. Guillermo José Chaminade nos ha prevenidocon insistencia contra este peligro. Con frecuencia se prefiere buscar otro camino,en lugar de superar <strong>la</strong>s dificultades reales que están de<strong>la</strong>nte de nosotros. Laespiritualidad, en determinados momentos, cuando quiere ayudar a dar un pasonuevo, "pone en crisis", es decir, produce cambios en el diario vivir. Estaespiritualidad asume, cada vez con más fuerza, los valores fundamentales, y encierto modo los va resumiendo en el amor. Por este amor a sí mismo, a losdemás y, sobre todo, al Señor, que brota en <strong>la</strong> oración, el marianista sale de símismo y se olvida de sí mismo. Toma el camino de <strong>la</strong> generosidad. Se inicia unaoración de a<strong>la</strong>banza y de agradecimiento, sin que falte <strong>la</strong> oración penitencial. Estadimensión corresponde, en el fondo, al momento en que se descubre el misteriode Jesús; a Jesús que, siendo el hombre para los demás, en el momento de <strong>la</strong>oración en el desierto y en Getsemaní se abre a <strong>la</strong> entrega definitiva.Nuestros problemas con <strong>la</strong> oración tienen, a veces, menos que ver con <strong>la</strong>misma oración que con el estilo de vida que nos aleja de el<strong>la</strong>. Por ello es buenoreflexionar sobre los obstáculos que impiden o deterioran nuestra vida de oración.Citemos algunos ejemplos:1. La oración será un momento vacío si <strong>la</strong> experiencia de <strong>la</strong> vida misma estávacía.2. A menudo sentimos una tensión, más que una integración entre <strong>la</strong> oración yel trabajo. Las espiritualidades, tanto de Oriente como de Occidente, tambiénreconocen <strong>la</strong> validez de <strong>la</strong> actividad como un acercamiento a Dios (espiritualidadapostólica, karma yoga), pero tiene que serlo desde una postura de coherenciapersonal y de sinceridad (a veces, invocar que "<strong>la</strong> vida ya es oración" no es sinouna excusa para no encontrar tiempos de silencio y soledad).3. La oración no puede darse si nuestras mentes están llenas de sensaciones,imágenes y lecturas superficiales. El Fundador consideraba fundamental alcomienzo de <strong>la</strong> vida espiritual crear y enriquecer el silencio interior para llegar aescuchar <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra verdadera. Nuestra espiritualidad tiene un verdadero tesoroen "los cinco silencios".4. Existe un profundo vínculo entre <strong>la</strong> oración y el tiempo de sosiego (unpaseo, el contacto con <strong>la</strong> naturaleza, un ejercicio de re<strong>la</strong>jación...).5. La adicción es un tema de importancia creciente en <strong>la</strong> vida actual: el trabajo,<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones, <strong>la</strong> comida, <strong>la</strong> bebida, el tabaco, el juego, el consumo, <strong>la</strong>scompras... se convierten fácilmente en el objetivo de nuestro corazón, en vez deltesoro de <strong>la</strong> experiencia de Dios.6. La meditación sobre <strong>la</strong> Escritura y <strong>la</strong> lectura espiritual no parecen ser temasprioritarios en <strong>la</strong> vida de muchos de nosotros. Sin embargo, vemos que creyentesde otras religiones son mucho más exigentes en <strong>la</strong> utilización de estos medios.19Dimensión de consumación y plenitudEsta realidad se vive cuando se pasa por <strong>la</strong> experiencia de permitir a Cristoque viva plenamente en nosotros y nos revestimos de él. Vivimos con él, y
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