Cuadernos de Picadero Nº 7 - Instituto Nacional del Teatro
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c p /CUADERNOS DE PICADEROCua<strong>de</strong>rno <strong>Nº</strong> 8 - <strong>Instituto</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong>l <strong>Teatro</strong> - Diciembre 2005La críticateatralLA CTRITICA TEATRALTRAL1
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○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○AUTORIDADES NACIONALESPresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la NaciónDr. Néstor C. KirchnerVicepresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la NaciónLic. Daniel ScioliSecretario <strong>de</strong> CulturaDr. José NunSubsecretario <strong>de</strong> CulturaDr. Pablo WiszniaDirector Ejecutivo <strong>de</strong>l<strong>Instituto</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong>l <strong>Teatro</strong>Sr. Raúl BrambillaConsejo <strong>de</strong> DirecciónGraciela <strong>de</strong> Díaz Araujo, Claudia Bonini, FranciscoJorge Arán, Mario Rolla, Claudia Caraccia, PabloBontá, Jorge Pinus, Gladis Gómez, José Kairúz,Mónica Munafo, Carlos MassoloAÑO 3 - <strong>Nº</strong> 8 / DICIEMBRE 2005CUADERNOS DE PICADEROEditor ResponsableRaúl BrambillaDirector PeriodísticoCarlos PachecoSecretaríaRaquel WekslerDiseño y DiagramaciónJorge BarnesCorrecciónAlejandra RossiIlustración <strong>de</strong> TapaOscar "Grillo" OrtizColaboran en este NúmeroAlberto Catena, Patricia Espinosa, JorgeFigueroa, Fe<strong>de</strong>rico Irazábal, Edith Scher,Miguel Passarini, Ana Seoane, MauricioTossi, Fernando Toledo, Hilda Cabrera.NOTA DE PRESENTACIÓNEl rol <strong>de</strong>l crítico teatral frente a la escena contemporáneay a los medios periodísticos y la función <strong>de</strong>la crítica son dos <strong>de</strong> los ejes, fundamentales, quedan forma a los distintos trabajos que forman parte<strong>de</strong> esta nueva edición <strong>de</strong> <strong>Cua<strong>de</strong>rnos</strong> <strong>de</strong> Pica<strong>de</strong>ro.Algunos <strong>de</strong> ellos fueron leídos durante unas Jornadassobre Crítica Teatral realizadas en Córdoba, en2002 y 2003, organizadas por CRITEA -Círculo <strong>de</strong>Críticos <strong>de</strong> las Artes Escénicas <strong>de</strong> la Argentina- ,con la colaboración <strong>de</strong> la Agencia Córdoba Cultura.En ellas se <strong>de</strong>batieron temas como: "Objetividad ysubjetividad en la crítica teatral" y "Crítica teatral yNuevas Ten<strong>de</strong>ncias Escénicas". Otros se divulgaronen el marco <strong>de</strong> unas jornadas sobre producción teatralen Mendoza, en 2005.RedacciónAvda. Santa Fe 1235 - piso 7(1059) Ciudad Autónoma <strong>de</strong> Buenos AiresRepública ArgentinaTel. (54) 11 4815-6661 interno 122Correo electrónicoprensa@inteatro.gov.arinfoteatro@inteatro.gov.arImpresiónCompañia Sudamericana <strong>de</strong> Impresión S.ATucumán 979 (1049) - Tel. (54) 11 4326-0068Ciudad Autónoma <strong>de</strong> Buenos AiresEl contenido <strong>de</strong> las notas firmadas es exclusiva responsabilidad<strong>de</strong> sus autores. Prohibida la reproducción total o parcial,sin la autorización correspondiente. Registro <strong>de</strong> PropiedadIntelectual, en trámite.
Función<strong>de</strong> la Críticapor FERNANDO TOLEDO (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Mendoza)*(*) Periodista, crítico teatral. Jefe <strong>de</strong> Espectáculos <strong>de</strong>l diarioUno, <strong>de</strong> MendozaSi vamos a hablar <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong> la crítica,aceptemos <strong>de</strong>jar explícito lo que parece resonar comoun murmullo: la crítica no sirve para nada. Pero aceptémoslo.Y digámoslo no ya por lo bajo, sino a viva voz:la crítica no sirve para nada. Pero es que la crítica no<strong>de</strong>be servir, en el sentido utilitario <strong>de</strong>l término. Lacrítica es la valoración estética <strong>de</strong> una obra. Debetener análisis y juicios <strong>de</strong> valor fundamentados. Perola crítica no <strong>de</strong>be dar consejos: no es prescriptivacomo la medicina, no es con<strong>de</strong>natoria. Aunque juzga,no se parece a un tribunal, porque no tiene, aunquequisiera, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un veredicto. Por eso ¿qué es lacrítica y, lo que nos atañe, cuál es su función?.A Jorge Luis Borges, –que será mencionado más <strong>de</strong>una vez aquí– le gustaba <strong>de</strong>nominar «inquisiciones», aalgunos <strong>de</strong> sus ensayos críticos, palabra que dio títuloa dos <strong>de</strong> sus libros. El término, vale la pena aclararlo,está tristemente unido al espanto <strong>de</strong> los tribunaleseclesiásticos que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XII, castigaron enEuropa a los «<strong>de</strong>litos contra la fe», como si realmentela fe no fuera el verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>lito contra la razón. Peroinquirir significa, antes que asesinar a los que no piensancomo uno quisiera, «indagar o examinarcuidadosamente». Es un mejor punto <strong>de</strong> partida parasaber qué es la crítica y si tiene una función.Jorge B. Rivera nos aclara: «Frente al texto científico,o frente al propio texto periodístico, el ensayo <strong>de</strong>autor (lo que es lo mismo que <strong>de</strong>cir crítica) supone casisiempre una formulación provisional y no verificada(...)» 1 . La observación <strong>de</strong> Rivera implica también algoque es <strong>de</strong>satendido en muchas objeciones, y es que,una opinión crítica, como <strong>de</strong>cíamos, no preten<strong>de</strong> pasarpor verdad o ley universal.A la crítica le llueven críticas: que es intencionada oten<strong>de</strong>nciosa; que no apoya al artista; que habría quever a los que critican haciendo ellos mismos el trabajoque cuestionan. ¿No son esas, aunque comunes, objecionesinsensatas?. Una buena crítica no se sujeta ahablar bien o mal <strong>de</strong> la obra, sino que cumple convalorarla o iluminarla. Si ésa es la intención <strong>de</strong>l crítico,claro que la crítica será intencionada, y seráten<strong>de</strong>nciosa en la medida que intente tener la fuerzapara convencer <strong>de</strong> una opinión. ¿No es acaso lo másnatural; o acaso cualquiera <strong>de</strong> nosotros opina sólo poropinar, y no para probar si esa opinión también escompartida? En cuanto a la contribución o <strong>de</strong>sapegoque establezca con el artista, se sabe, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>:un elogio será interpretado como apoyo al arte local, yun cuestionamiento, como un ataque. Pero, en todocaso, la crítica tampoco anda diciendo que los artistasle hacen la vida difícil y no la apoyan realizando esasobras tan malas que les ponen por <strong>de</strong>lante. Que elcrítico no pueda cumplir la función <strong>de</strong>l artista podríaser una ventaja antes que un impedimento. El artistasuele tener una posición estética tomada, y si tambiénes crítico, pue<strong>de</strong> caer en la tentación <strong>de</strong> juzgar todo apartir <strong>de</strong> si respeta o no los parámetros <strong>de</strong> esa estética.Como se ve, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>. A<strong>de</strong>más, en el cuestionamientoa que no serían capaces <strong>de</strong> hacer algo mejorque el artista, se escon<strong>de</strong> una prepotencia in<strong>de</strong>seable.Como recuerda el crítico Eduardo Antín (Quintín), ésees un «argumento claramente anti<strong>de</strong>mocrático y corporativistaque <strong>de</strong>semboca en que solo los médicosjuzguen a los médicos, los políticos a los políticos ylos militares a los militares» 2 .Aquí bien merece una mención la ten<strong>de</strong>ncia a lacalificación numérica, o estelar (cinco estrellas, dos yun cuatro), en la mayoría <strong>de</strong> las críticas que publicanlos medios. ¿Pue<strong>de</strong> la opinión sobre una obra reducirsea un sistema tan frío como el <strong>de</strong> los números? Creo que4 CUADERNOS DE PICADERO
no, y sin embargo, esa pobrísima caricatura <strong>de</strong> críticaes la más buscada por el lector corriente. Lo que nosería un problema, sino fuera porque muchos críticos aveces también piensan su opinión en esos términos:«vengo <strong>de</strong> ver una película <strong>de</strong> dos estrellas y media»,afirman, queriendo pasar por sintéticos cuando estánpareciendo, a <strong>de</strong>cir verdad, antiestéticos. Como observaDavid Oubiña, «una opinión es siempre arbitraria,dado que expresa subjetividad; pero un puntaje sólopue<strong>de</strong> ser caprichoso porque cree que, adaptando esaarbitrariedad a un sistema rígido <strong>de</strong> numeración, haalcanzado algún tipo <strong>de</strong> verdad» 3 .Cuando un crítico se expresa, esto es, publica lacrítica, su ejercicio se parece un poco al <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>las personas que han vivido la experiencia <strong>de</strong> la obra.Es <strong>de</strong>cir, los espectadores. En esta línea, la única diferenciaes que su opinión será conocida públicamente y,<strong>de</strong>talle importante, conoce mucho <strong>de</strong>l tema sobre elque está opinando. El espectador común, con quiencomparte la posibilidad <strong>de</strong> dar una opinión sobre tal ocual obra, no tiene obligaciones <strong>de</strong> rigor a la hora <strong>de</strong>expresarse. Sale <strong>de</strong> la sala y simplemente dice: «megustó», o «me pareció muy malo». A veces esgrimealgún argumento, que pue<strong>de</strong> o no tener seriedad, porquequizá su interlocutor lo conoce tan bien como paraenten<strong>de</strong>r las causas <strong>de</strong>l gusto o el disgusto. Al críticose le escapa esa posibilidad <strong>de</strong> prescindir <strong>de</strong> los argumentos:<strong>de</strong>be excusarse, y bien, si va a dar una opinión.Aunque tiene <strong>de</strong>recho a equivocarse, si es que valeconsi<strong>de</strong>rar equivocada o acertada una opinión cuandoparte <strong>de</strong> una apreciación estética que, en última instancia,siempre pue<strong>de</strong> justificarse.Ni las obras que se supone universalmente aceptadasse salvan <strong>de</strong> una opinión en su contra, ya que los“Merece una mención la ten<strong>de</strong>ncia a la calificaciónnumérica, o estelar (cinco estrellas, dos y un cuatro), en lamayoría <strong>de</strong> las críticas que publican los medios. ¿Pue<strong>de</strong> laopinión sobre una obra reducirse a un sistema tan fríocomo el <strong>de</strong> los números? Creo que no, y sin embargo, esapobrísima caricatura <strong>de</strong> crítica es la más buscada por ellector corriente. Lo que no sería tanto problema, sino fueraporque muchos críticos a veces también piensan su opiniónen esos términos".individuos pue<strong>de</strong>n plantearse una relación nueva antela obra cada vez que se enfrentan a ella, y <strong>de</strong> estarelación pue<strong>de</strong>n surgir nuevos planteos. Po<strong>de</strong>mos coincidiro no, pero si alguien fundamenta su disgusto paracon la Novena sinfonía <strong>de</strong> Beethoven es posible aten<strong>de</strong>rlo–aunque en mi caso no sé si modificaría mipropio juicio sobre esta obra–. Pero quizá lo enriquecería.Ejemplos hay muchos: en marzo <strong>de</strong> 1825, elrespetado crítico William Ayrton publicó una críticapara nada glorificante, cuando la última sinfonía <strong>de</strong>Beethoven se presentó en Inglaterra. Vale la penarecordarla: «Con todos los méritos que incuestionablementeposee esta obra, es al menos dos vecesmás extensa <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bería. (…) El último movimiento,un coro, es heterogéneo y, aunque hay bellezavocal en buena parte <strong>de</strong> él, no logra ni jamás lograráunirse a los tres anteriores (...) Des<strong>de</strong> estas páginasexpresamos nuestra esperanza <strong>de</strong> que esta nueva obra<strong>de</strong> Beethoven sea sometida a severas modificaciones,que se omitan todas sus repeticiones, que se suprimael coro. Sólo así la sinfonía será escuchada con inmensoplacer, y la reputación <strong>de</strong> su autor aumentará» 4 ,<strong>de</strong>cía al final Ayrton, cometiendo para colmo el error<strong>de</strong>l presagio. De más está <strong>de</strong>cir que la composición <strong>de</strong>Beethoven es el anillo <strong>de</strong>l que cuelga el resto <strong>de</strong> lamúsica que vino <strong>de</strong>spués, y sin ella (sobre todo sin laparte coral, justamente, la innovación <strong>de</strong> la pieza) acasono tendríamos la obra <strong>de</strong> Schubert, <strong>de</strong> Wagner, <strong>de</strong>Bruckner o <strong>de</strong> Mahler. Lo interesante es que la opinión<strong>de</strong> Ayrton era la misma <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong>l público<strong>de</strong> su época.A propósito <strong>de</strong> esta similitud entre crítico y público,no es ocioso recordar que el crítico es también parte<strong>de</strong>l público, pero no es lo mismo que él. Si el todo esmayor que la suma <strong>de</strong> las partes, cada parte no es eltodo. Esa noción <strong>de</strong> lógica elemental permite discernirun error, repetido a veces por artistas y por críticos: lai<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que alguno <strong>de</strong> los dos representa a ese enteimpreciso que es «el público», « la audiencia», «laconcurrencia». Veamos esta protesta básica, <strong>de</strong>l artistahacia el crítico: «Hablaste mal <strong>de</strong> mi puesta teatral,¡pero al público le encantó! ¡Aplaudió a rabiar!» Obviemosla posibilidad <strong>de</strong> que mucha gente puedaaplaudir por mera cortesía, y no por un ejercicio <strong>de</strong> lacrítica encarnado en la palma <strong>de</strong> sus manos, ¿cómopue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, así <strong>de</strong> suelto, que «al público» le encantótal o cual obra? Imagino una posibilidad: que los,digamos, 100 espectadores presentes tuvieron muchosLA CRÍTICA5
modos <strong>de</strong> apreciar la obra, y que a algunos les gustómucho, a otros poco, y a otros nada. Algunos entendieronla obra <strong>de</strong> palmo a palmo; otros se durmieron unrato o se distrajeron con la belleza corporal <strong>de</strong> la actrizo <strong>de</strong> alguien allá, en la primera fila. Algunos se divirtieron,y otros quedaron casi mal <strong>de</strong> la cabeza porque elcondimento emotivo <strong>de</strong> la pieza los acongojó. En ocasionesse produce la supuesta conexión: la audienciaaplau<strong>de</strong> a rabiar, y el crítico elogia la obra. Entonces elartista no dice ni «mu»; por más que, si es un buenartista, sabrá mejor que cualquiera <strong>de</strong> los que vieron suobra si realmente vale tal ovación y tal elogio. Encambio, cuando el artista recibe aplausos <strong>de</strong>l público y«palos» <strong>de</strong> la crítica, a veces cae en la <strong>de</strong>scalificaciónmiope. Hacia el crítico claro, que «vio otra obra», o que«tiene algo personal con el artista», o que «no se diocuenta <strong>de</strong> que si a todos les gustaba, la obra era buena»;o que, simplemente, «no sabe nada <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong>lcual está hablando». Todo ello podrá ser cierto, con ladiferencia <strong>de</strong> que poco le habría importado al artista sila crítica no le era favorable... Ahora bien: ¿y si ocurreotra posibilidad? Porque lo que pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r es que ellibro termine y el lector se lo olvi<strong>de</strong>. Que la pintura seavista sin el menor interés. Y pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r que la obrateatral acabe y el público, no sólo no aplauda sino querechifle, que proteste, que abuchee, que tire tomates.Pero igual, al crítico le pue<strong>de</strong> parecer que, eso queacaba <strong>de</strong> ver, es una obra digna <strong>de</strong>l mayor elogio. ¿Yentonces, qué hace el artista? Lo más probable es queallí sí, por primera vez, le crea al crítico y no a lamasa, que sienta que «por fin alguien lo entien<strong>de</strong>».Pero, atención. Muchas veces se plantea una dicotomíaabsurda: el crítico versus el artista. Casi siempre,como hemos visto, la oposición aparece cuando laopinión <strong>de</strong>l crítico no abunda en elogios para con laobra <strong>de</strong>l artista. Y allí radica un error, ya que el críticoy el artista, generalmente, <strong>de</strong>berían disentir más quecoincidir. Eso mismo. Uno está para preguntar y otropara respon<strong>de</strong>r (faltaría <strong>de</strong>cidir cuál hace cada cosa, escierto), pues juegan distintos roles. Y porque, si sequiere, pue<strong>de</strong>n prescindir uno <strong>de</strong>l otro. Esto último pue<strong>de</strong>sonar absurdo, pero si somos estrictos, el críticosólo necesita la obra y si quiere pue<strong>de</strong> ignorar al artista.Y el artista, pue<strong>de</strong> preocuparse bien por su obra yque sea vista, más allá <strong>de</strong> si recibe o no una opinión.Por lo menos por el momento. Una obra maestra <strong>de</strong> laliteratura, perdida en un viejo armario por siglos, pue<strong>de</strong>salir a la luz y ser leída, alabada o <strong>de</strong>nostada. Pero queno quepan dudas: esa obra estaba allí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes, y siprescindió <strong>de</strong>l crítico y ya su autor está muerto, no hacambiado; es la misma, tiene las mismas palabras, lamisma i<strong>de</strong>a argumental o poética, ya fue escrita; yafue una obra y lo seguirá siendo por siempre.Quizá por esto es que el crítico nunca pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>strozaruna obra. Si mereció una crítica <strong>de</strong>sfavorable, omuy <strong>de</strong>sfavorable, el artista tal vez se sienta ofendido.Pero eso que ofendió tanto al artista es sólo una opinión,no una sierra eléctrica. Borges <strong>de</strong>cía respecto <strong>de</strong>las adaptaciones cinematográficas <strong>de</strong> una novela, algoque pue<strong>de</strong> aplicarse a la crítica: el libro sigue allí, enel anaquel. Intacto. Si el crítico realmente pudiera <strong>de</strong>struiruna obra cuando habla mal <strong>de</strong> ella, el artista <strong>de</strong>beríaentonces aceptarle crédito cuando le prodiga una críticaelogiosa, porque lo que estaría haciendo en esecaso es, entonces, construirla.Un vicio común también es el <strong>de</strong>l «consagracionismo»crítico, o su opuesto gemelo, el «expulsionismo».Hay críticos que parecen más bien empresarios <strong>de</strong>turismo, que ven<strong>de</strong>n pasaje a un <strong>de</strong>stino único: «Crucialandia».Es que muchas veces abunda una apremiantenecesidad <strong>de</strong>l crítico por hallar, en la obra, la vueltaque <strong>de</strong>sata el nudo gordiano <strong>de</strong>l arte, la bisagra queempieza a chirriar en la historia <strong>de</strong> la estética, la patadaen la estantería <strong>de</strong>l canon, la pieza crucial; esto es,la necesaria, inolvidable: la obra maestra. Con el vigor<strong>de</strong> su prosa, es capaz <strong>de</strong> encontrar en una ocurrenciaingeniosa un Hamlet. El Guernica, en una mancha queel pintor olvidó limpiar. La Tierra baldía, en una rimapatética que el poeta escribió con una palabra que,quizá, ni entien<strong>de</strong>. Porque el crítico se cree muy importante,a veces; le parece que le tocará a él presenciarel cimbronazo artístico <strong>de</strong>l que se hablará por el resto<strong>de</strong> la historia. El efecto inverso es similar: el crítico seenfada porque no halló en la obra <strong>de</strong>l autor local aEsperando a Godot, o abre un nuevo libro y eso que leeestá muy lejos <strong>de</strong> El Aleph <strong>de</strong> Borges; cuando se restriegalos ojos porque la perspectiva <strong>de</strong> tal lienzo pondríalos pelos <strong>de</strong> punta a Vermeer.Lo cierto es que la mayor parte <strong>de</strong> las obras artísticasque veremos en nuestra vida no son ni las mejores nilas peores. No todos los días hay un Joyce escribiendoel Ulises y, probablemente en este momento, no seesté filmando una nueva Citizen Kane. Pero sí es muyposible que en esta obra teatral que está por representarseexista un hallazgo novedoso, al menos uno. Quizáhaya una interpretación notable, quién sabe si <strong>de</strong> lasmejores que puedan verse <strong>de</strong> tal o cual personaje. ¿Lamayoría son obras mediocres? Sí, en el sentido queencajan en la media, en las obras correctas: bien hechas,bien escritas, bien puestas, bien actuadas, bienpintadas, bien filmadas.Un lugar común es pedirle objetividad a la crítica.Pocos reclamos más absurdos: ¿cómo pue<strong>de</strong> ser objetivauna opinión? Una crítica objetiva es tan posiblecomo una fotografía invisible. Lo más que pue<strong>de</strong> pedírselea la crítica es que sea honesta, pero esa honestidadsiempre será dificil <strong>de</strong> medir para cualquiera que nosea el crítico mismo. Sólo él sabrá con sinceridad si loque dice es lo que opina realmente; si no está dandouna ayuda por <strong>de</strong>bilidad para con el autor <strong>de</strong> la obra, opor i<strong>de</strong>ología, o si no está castigando por las razonesopuestas. «No existe la objetividad», confirma el críticoRoberto Pagés. «Todo crítico – nos dice– tiene sucultura <strong>de</strong> origen, su educación adquirida y su sensibilidad(o la ausencia <strong>de</strong> ella). Con ese bagaje dará,inevitablemente, una opinión avalada, o no, por la capacidady el conocimiento que pueda aportar (le) <strong>de</strong>s<strong>de</strong>esas mismas condiciones» 5 .Hasta ahora, en vez <strong>de</strong> pensar en lo que la críticahace, hemos enunciado lo que no <strong>de</strong>be hacer. ¿Cuál es,entonces, el espacio genuino para la crítica? Antes<strong>de</strong>cíamos que la obra podía prescindir <strong>de</strong> la crítica.Aunque si nos atenemos a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que una obra essiempre opinable, porque <strong>de</strong>spierta la expresión <strong>de</strong>puntos <strong>de</strong> vista sobre ella, <strong>de</strong>beremos coincidir con lavisión <strong>de</strong> Fausta J. Alfonso, quien asevera que «elcrítico, hoy por hoy, y ante la avalancha <strong>de</strong> propuestasartístico-espectaculares, es un mal necesario cuya figuracada vez encuentra más justificación, sobre todoentre el público. El venerable público. Que, en <strong>de</strong>finitiva,<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> por sí solo, pero que no se siente subestimadopor las sugerencias <strong>de</strong> esos señores a quienes se losacusa (vaya antigüedad) <strong>de</strong> ser artistas frustrados». 6 .¿Es la crítica necesaria o innecesaria; prescindibleo esencial? Si partimos <strong>de</strong> la primera <strong>de</strong> nuestras6 CUADERNOS DE PICADERO
premisas, acaso, sí: la crítica será inútil. Porque,repetimos, no es servil. Pero si no es útil para la obraen sí, tal vez no podamos <strong>de</strong>cir lo mismo <strong>de</strong>l lector <strong>de</strong>un comentario crítico. Para Alfonso, la crítica <strong>de</strong>beser pedagógica y orientadora, pero no culminar en elmero juicio. En sintonía, otro crítico local, Walter A.Ravanelli, opina que a veces la crítica se justifica,cuando el público no aprecia el arte, si contribuye «areparar todos estos errores, estos tics, estas manías<strong>de</strong> conducta o <strong>de</strong> conocimiento» 7 . Prefiero insistir: lacrítica no está al servicio <strong>de</strong> nada. Para el caso, elarte mismo no lo está. Pero, porque no es utilitaria, lacrítica se alza como un sistema que contribuye a lareflexión y al pensamiento; porque es reflexión y pensamientoen marcha. En este punto, es preferible vera la crítica como un diálogo. Una conversación imaginariaen la que, si bien el crítico tiene la ventaja <strong>de</strong>compartir con muchos su propia opinión, el lector, encambio, tiene la posibilidad <strong>de</strong> cambiar, mejorar, adaptaro reafirmar su postura. La crítica <strong>de</strong>bería ser leída( o escuchada) <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la visión <strong>de</strong> la obra, <strong>de</strong> lamisma manera en que fue escrita, en una instanciaposterior a ésta. De otro modo, se está realizando elcamino inverso, o se está transitando una senda diferenteque quizá no conduzca ciertamente a la obra ensí. Hoy en día, un servicio que la crítica ejerce sinintención es el <strong>de</strong> ser orientadora: «hay que ver talfilme; hay que esquivarle a la puerta <strong>de</strong> tal teatro; nohay que comprar tal libro; no hay que mirar tal cuadro».Buscar orientación en una crítica pue<strong>de</strong> resultaruna <strong>de</strong>cepción: o con la obra, o con el crítico. Encambio, si crítico y lector comparten la visión previa<strong>de</strong> la obra, la cuestión se simplifica para bien: cuandoojos y textos se crucen, se estará allí ante laconjunción <strong>de</strong> dos apreciaciones, que pue<strong>de</strong>n ser coinci<strong>de</strong>nteso distintas, pero que, juntas, podrán repensarla obra, interpretarla, repasarla. Hasta, casi, echarlaandar otra vez. En ese caso, la obra entonces, nohabrá concluido cuando caiga el telón, sino recién<strong>de</strong>spués, cuando el espectador lea la crítica.Visto así, pareciera que la función <strong>de</strong> la crítica <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>menos <strong>de</strong> su autor que <strong>de</strong> su receptor. Si queremossaber para qué sirve la crítica no le preguntemos ni alcrítico ni al criticado. Preguntémosle al lector. Aunquenos termine confirmando lo que suponíamos: «la verdad,como el arte mismo, la crítica no sirve para nada».“Muchas veces se plantea una dicotomía absurda: el críticoversus el artista. Casi siempre, como hemos visto, laoposición aparece cuando la opinión <strong>de</strong>l crítico no abundaen elogios para con la obra <strong>de</strong>l artista. Y allí radica unerror; ya que el crítico y el artista, generalmente, <strong>de</strong>beríandisentir más que coincidir. Uno está para preguntar y otropara respon<strong>de</strong>r (faltaría <strong>de</strong>cidir cuál hace cada cosa, escierto), pues juegan distintos roles".NOTAS1.- RIVERA, JORGE B., El periodismo cultural, Buenos Aires,1995.2.- ANTÍN, Eduardo (QUINTÍN), «Editorial», revista El amante,agosto <strong>de</strong> 1996.3.- OUBIÑA, DAVID, «Reflexiones sobre la crítica», revista Elamante, marzo <strong>de</strong> 1993.4.- AYRTON, WILLIAM, en Harmonicon, marzo-abril <strong>de</strong> 1825(citado por diario Ambito Financiero, 21 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1997).5.- PAGÉS, ROBERTO, «Pasión <strong>de</strong> los fuertes», en revista ElAmante, febrero <strong>de</strong> 1993.6.- ALFONSO, FAUSTO J., «Un mal necesario», en númerotemático El Altillo, Diario Uno, 20 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1994.7.- RAVANELLI, WALTER A., «La crítica, esa bagatela <strong>de</strong> tremendaimportancia», en número temático <strong>de</strong> El Altillo,Diario Uno, 20 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1994.LA CRÍTICA7
Los críticos,una especie en peligropor ALBERTO CATENA (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires)*(*) Periodista, crítico teatral y docente. Actualmente dirige larevista Cabal.Semanas atrás, buscando en Internet algunas notas einformaciones relacionadas con seminarios o congresos<strong>de</strong> teatro en España, leí una frase que me llamó laatención, sobre todo porque sintetiza, <strong>de</strong> algún modo,la sensación que muchos críticos teatrales experimentanrespecto <strong>de</strong> la continuidad <strong>de</strong> su profesión o <strong>de</strong> laconsi<strong>de</strong>ración con que los medios periodísticos, enparticular los gráficos, tratan a su especialidad. Lafrase <strong>de</strong>cía: «Las críticas <strong>de</strong> teatro podrían hoy <strong>de</strong>saparecer<strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> los periódicos y nadie sedaría cuenta <strong>de</strong> ello». La afirmación pertenece al críticoteatral español Javier Villán y fue hecha durante lassesiones <strong>de</strong> la séptima edición (la <strong>de</strong> 2002) <strong>de</strong> Askencuentros,un foro <strong>de</strong>dicado al estudio y <strong>de</strong>bate <strong>de</strong> losfenómenos dramáticos que se realiza en Donostia, SanSebastián, todos los años a fines <strong>de</strong>l otoño boreal.Tal vez el pronóstico sea excesivo, pero es ilustrativo–insisto– <strong>de</strong>l clima imperante frente a la <strong>de</strong>svalorizacióncreciente que sufre la crítica teatral. De lo dicho porVillán se podría <strong>de</strong>ducir que el colapso <strong>de</strong> la crítica sevisualiza en dos frentes claramente <strong>de</strong>limitados: el <strong>de</strong>los contenidos <strong>de</strong> medios gráficos y el <strong>de</strong> los lectores,puestos que éstos no percibirían, <strong>de</strong> producirse, su eliminaciónen esas publicaciones. En el primer caso, setrataría <strong>de</strong> la menor importancia que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los espaciosescritos <strong>de</strong> diarios y revistas se les otorga a losanálisis <strong>de</strong> los espectáculos teatrales. En el segundo,<strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong> valor que esos comentarios o análisistienen para los lectores, que al parecer no le adjudicaríanya la jerarquía <strong>de</strong> otros tiempos, no los juzgaríancomo referentes idóneos –moral y conceptualmente irreprochables–para orientar sus opiniones. En la radio y latelevisión, esa <strong>de</strong>svalorización existe también, pero esun problema <strong>de</strong> origen, histórico. Allí, la crítica nuncatuvo un lugar <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>stacado.¿QUÉ PASA CON LOS LECTORES?El problema es complejo y exige un abordaje en <strong>de</strong>tallea fin <strong>de</strong> evitar las siempre tan in<strong>de</strong>seablesgeneralizaciones. En cuanto al comportamiento <strong>de</strong>lpúblico lector, <strong>de</strong> aquel que aún lee o en su momentoleía críticas teatrales, es difícil saber –sin contar conestadísticas precisas– qué es lo que ocurre. Hay infinidad<strong>de</strong> preguntas que contestar al respecto. ¿Se leemenos críticas que antes? En principio, se podría creerque sí, porque si hay menos lectores en general –yeste dato lo proporciona la reducción comprobada en lacantidad <strong>de</strong> compradores <strong>de</strong> diarios y revistas– <strong>de</strong>behaber sin duda menos lectores en particular <strong>de</strong> materialesperiodísticos <strong>de</strong>dicados al teatro. Pero, si sequisiera avanzar un poco más, podríamos preguntar: ¿yentre los que han sido tradicionalmente lectores, tambiénse ha producido ese achicamiento? Y si se produjo,¿por qué pasó eso? ¿Por qué se consume más informaciónaudiovisual o porque se <strong>de</strong>sconfía más <strong>de</strong> la crítica?¿O por alguna otra razón?A menudo se dice: la gente le presta cada vez menosatención a los críticos y prefiere orientarse por el consejodifundido «boca a boca» por amigos o conocidos. Esun hecho comprobado que el éxito en Buenos Aires <strong>de</strong>algunas obras comerciales tuvo como apoyo principal ladivulgación <strong>de</strong> ese mecanismo <strong>de</strong> recomendación oral.Pero, ¿por qué ese mecanismo ha alcanzado tanta potencia,capaz incluso <strong>de</strong> revertir la opinión adversa con quealgunos críticos han recibido ciertas obras? ¿Se trata<strong>de</strong>l <strong>de</strong>scrédito <strong>de</strong> los críticos o <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> la comodidadmental que lleva a aceptar la sugerencia <strong>de</strong> uncamarada y evitar una investigación más <strong>de</strong>tallada? ¿Yqué ocurre con las personas que se guían solo por lasrecomendaciones que se transmiten por radio y televisión?Las preguntas podrían seguir hasta el infinito,8 CUADERNOS DE PICADERO
"Dentro <strong>de</strong> los medios, (...) se han producido también cambiossustanciales, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que con las variantes propiasque ofrece cada situación concreta. Pero, sin quetodavía el crítico teatral se haya convertido en una figura<strong>de</strong>corativa, su trabajo ha sido sometido a nuevos enfoques,que <strong>de</strong>bilitaron su peso específico, su valor comoproducto periodístico. El rol informador <strong>de</strong>l público quecumplía la crítica, e incluso formador <strong>de</strong> opinión, ha quedadopoco menos que en el arcón <strong>de</strong> los recuerdos."porte, sociedad, información general, por ejemplo. Deese modo se lograba no tener que lidiar con hombresprejuiciados con las «manías» <strong>de</strong> la especialidad enesa sección. Tener a un periodista <strong>de</strong> la talla <strong>de</strong> HomeroAlsina Thevenet al frente <strong>de</strong> la sección <strong>de</strong> espectáculos<strong>de</strong> un diario <strong>de</strong> estos días, se consi<strong>de</strong>raría unanacronismo. Ni que <strong>de</strong>cir contar, en la jefatura <strong>de</strong>redacción <strong>de</strong> una revista, con un escritor como JuanCarlos Onetti o Juan Gelman. Eso es el pasado. Porsupuesto, muchos diarios continúan manteniendo ensus staffs excelentes críticos, pero es evi<strong>de</strong>nte que lapotencialidad <strong>de</strong> su talento no se aprovecha como podríaserlo. Por lo <strong>de</strong>más, las nuevas camadas <strong>de</strong>periodistas no son formadas con el rigor necesario, loque hace sospechar que, <strong>de</strong> seguir así las cosas, conlos años varios <strong>de</strong> esos nombres, incluido el <strong>de</strong>l queescribe esto, serán recordados –si es que se les otorgael piadoso privilegio <strong>de</strong> no meterlos en el cono general<strong>de</strong> amnesias públicas y privadas– nada más que comodinosaurios <strong>de</strong> una especie exótica.De cualquier modo, las modificaciones, insistimos,varían <strong>de</strong> lugar a lugar e incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una mismapublicación se notan a menudo golpes <strong>de</strong> timón, queobligan a revisar algunos rumbos que no se muestranaptos. Hace algunos años, algunos periodistas, entreellos Guillermo Saavedra, señalaban una ten<strong>de</strong>nciageneral <strong>de</strong> los diarios a otorgar menor centimetraje alos comentarios <strong>de</strong> teatro, a favorecer el empobrecimiento<strong>de</strong>l lenguaje y banalizar los contenidos, amarginar los espacios <strong>de</strong>dicados a la cultura, todo ellojustificado por la búsqueda <strong>de</strong> una supuesta mayorlegibilidad <strong>de</strong> los materiales para el lector. Esto escierto en líneas generales, si bien no se da <strong>de</strong>l mismomodo en todos lados.Clarín es, seguramente, el diario que exhibe conmayor claridad estos cambios. En uno <strong>de</strong> los famososdiseños a los que fue sometido el diario, se produjo unepisodio que es bastante ilustrativo <strong>de</strong> lo que se busca.Al comentar la necesidad <strong>de</strong> escribir materialesmás cortos, uno <strong>de</strong> los responsables <strong>de</strong>l nuevo estiloseñalaba a una crítica <strong>de</strong> teatro, escrita por GerardoFernán<strong>de</strong>z, como el antimo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>bíahacer. La nota era bastante larga, pero tenía una profundidad<strong>de</strong> análisis y cantidad <strong>de</strong> información que podíamostrarse en esa época, y aún hoy, como un verda<strong>de</strong>roparadigma <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be ser una crítica. Fernán<strong>de</strong>z,quien se enteró <strong>de</strong> esa anécdota por comentarios <strong>de</strong>sus compañeros, contaba el hecho con el estupor propio<strong>de</strong> quien, formado en los rigurosos preceptos <strong>de</strong>lviejo y entrañable periodismo, ve venir la catástrofe.Por suerte, tenía también el suficiente humor comopara reírse <strong>de</strong> esas barbarida<strong>de</strong>s.¿Cuál era la explicación para escribir todo más breve?Los teóricos <strong>de</strong>l nuevo diseño –muchos <strong>de</strong> ellosproce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> España, <strong>de</strong> ese país tocado por la «aznaridad»,según lo <strong>de</strong>finió tan bien el recordado ManuelVáquez Montalbán– tenían su explicación: el lectorahora lee menos, y va «picando» en la información,como si estuviera frente a una gran mesa y eligieramuchos manjares, pero muy poquito <strong>de</strong> todos ellos.Lee sólo los copetes o el comienzo <strong>de</strong> las notas. Y todolo que es más reducido. Tiene estos nuevos hábitosporque se los ha enseñado la cultura <strong>de</strong>l zapping y elculto por la jibarización. Entra a la noticia por variosfrentes. Ante eso, lo que hay que hacer –<strong>de</strong>cían y dicenestos teóricos–es escribirle todo bien fragmentado ychico para facilitarle las cosas. Esa obsesión por laminiaturización llegó en Clarín a extremos algo caricaturescos,porque en algún momento todas las críticassalían tan pequeñas, que podían confundirse en tamañocon las guías <strong>de</strong> calificación –otra tontería <strong>de</strong> estostiempos– y reseña <strong>de</strong>l elenco, y responsables <strong>de</strong>l espectáculo.De este sarampión por lo minúsculo enmateria <strong>de</strong> crítica, el diario <strong>de</strong> los Noble parece estarahora <strong>de</strong> vuelta, porque los comentarios han vuelto atener más espacio. Hubo un momento en que la nuevaorientación parecía conducir a la <strong>de</strong>función virtual <strong>de</strong>lespacio <strong>de</strong> información teatral, como servicio regularal lector.En lo <strong>de</strong>más, la sección <strong>de</strong> Espectáculos en general,parece haber acentuado esa ten<strong>de</strong>ncia a lo «small» y alpredominio <strong>de</strong> lo banal. Las secciones <strong>de</strong> chismes ypastillas <strong>de</strong> color sobre la farándula han ganado unlugar dominante, y la mayor parte <strong>de</strong> las páginas están<strong>de</strong>dicadas a tratar temas vinculados a la televisión, elgran negocio <strong>de</strong>l multimedio. Cualquier motivo es buenopara inventar una nota <strong>de</strong> tapa tratando los temas <strong>de</strong>algún programa <strong>de</strong> telenovela, como si fueran fenómenossociológicos. Algunos <strong>de</strong> los pretextos son amenudo muy pobres, y está muy a la vista el famoso«chivo» (propaganda encubierta). Ni qué <strong>de</strong>cir si unprograma es llevado luego al teatro; cuenta con todo el10 CUADERNOS DE PICADERO
apoyo promocional y la cobertura vuelve a tener espacioamplio. Para Clarín, su lector promedio no es elhombre que va al teatro, sino el televi<strong>de</strong>nte. El razonamientoes entonces el siguiente: si el público que leeel diario no lo hace para enterarse <strong>de</strong> lo que dice lacrítica, ¿para qué se la publicará con rapi<strong>de</strong>z y profundidad?Cuando la profundidad y la cali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> escrituraexisten, es por mérito exclusivo <strong>de</strong>l periodista queescribe, <strong>de</strong> su responsabilidad y talento, porque eldiario no lo exige. Es más, la directiva apunta siemprea mediocrizar, a emprobrecer el vocabulario, a no «intelectualizar».Nivelar hacia abajo, porque el lectorpromedio <strong>de</strong> Clarín es el hombre que tiene poco tiempopara analizar e interpretar. Mucho menos para recurrira un diccionario. A los que quieren leer, atragantarsecon cultura, el medio les provee ahora, pagando unplus, el semanario Ñ.En La Nación, en cambio, «el blanco» (el espacio)para la sección <strong>de</strong> espectáculos sigue siendo, para elteatro particular, amplio. Es un hecho para <strong>de</strong>stacarporque, en líneas generales, el matutino <strong>de</strong> los Mitreha ido, poco a poco, «aclarinándose»; ha ido adoptandoalgunas <strong>de</strong> las pautas <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización seguidas porsu rival <strong>de</strong> la calle Piedras. El ejemplo más claro es larevista <strong>de</strong> los domingos. Una es muy parecida a laotra, y las dos son realmente poco afortunadas, sobretodo teniendo en cuenta la movilización <strong>de</strong> recursostécnicos que se ponen en juego para confeccionarlas.Pero en teatro, cultura y espectáculos, no. Es cierto queLa Nación no tiene aún un canal <strong>de</strong> televisión, lo cualla libera <strong>de</strong> la incordiosa tarea <strong>de</strong> tener que dar apoyoconstante al medio, pero por el momento algunos <strong>de</strong>los hábitos <strong>de</strong>l buen periodismo –algunos, no todos–están mejor <strong>de</strong>fendidos allí. Respecto <strong>de</strong> Página 12,el matutino que, por las características <strong>de</strong>l público alque se dirige, <strong>de</strong>bió tener <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio la sección<strong>de</strong> teatro más nutrida, hubo un tiempo en que los comentarioseran realmente exiguos. Últimamente, se veuna mayor preocupación por darle más espacio a esaespecialidad.Des<strong>de</strong> luego, la pérdida <strong>de</strong> relevancia <strong>de</strong> la críticateatral en los medios gráficos tiene que ver con una<strong>de</strong>valuación cultural más amplia. No es que haya unacruzada o una conspiración dirigida con saña a borrar alos críticos <strong>de</strong>l mundo. Es el producto <strong>de</strong> la nuevacultura <strong>de</strong> época, en la que lo principal es transformaral ciudadano pensante en un consumidor <strong>de</strong> mercancías,lo más ágrafo posible y <strong>de</strong>vorador exclusivo <strong>de</strong>golosinas visuales. En el excelente libro La marca <strong>de</strong>la bestia, Aníbal Ford analiza algunos <strong>de</strong> los rasgosque aparecen como fundantes <strong>de</strong> esta etapa, caracterizadapor la hegemonía <strong>de</strong>l info-entretenimiento, el clivajehacia la <strong>de</strong>sinformación, y el <strong>de</strong>sprecio al ciudadano,tres ejes <strong>de</strong>l flamante paradigma que algunos han dadoen <strong>de</strong>signar ya como «postperiodismo», o sea, un tipo<strong>de</strong> actividad don<strong>de</strong> lo fundamental ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser latransmisión <strong>de</strong> información a la sociedad lo más verazposible, para convertirse en una suerte <strong>de</strong> servicio <strong>de</strong>prensa multifuncional, <strong>de</strong>stinado a dar apoyo promocionala los negocios <strong>de</strong>l medio.«Bajo este rubro, bajo el cóctel <strong>de</strong> información yentretenimiento –dice Ford–, <strong>de</strong> temas pesados e intrascen<strong>de</strong>ntes,banales, escandalosos o macabros, <strong>de</strong>argumentación o <strong>de</strong> narración, <strong>de</strong> tragedias socialescomunicadas en tiempo <strong>de</strong> swing o narradas comopelículas <strong>de</strong> acción, se podría ubicar y explicar elescandaloso centimetraje y secundaje dado al clanSamantha/Coppola/Viale, o a la candidatura <strong>de</strong> Sciolicomo diputado, a la cultura <strong>de</strong> ‘ricos y famosos’, y alos chismes <strong>de</strong> celebrida<strong>de</strong>s (‘celebrity gossip’ en elperiodismo inglés, uno <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l amarillismo).O la posibilidad <strong>de</strong> que el asesinato <strong>de</strong> José LuisCabezas, u otros temas, sucumban a las lógicas <strong>de</strong> lasnoticias commodity.» Esta saturación <strong>de</strong> noticias trivialesse complementa a la vez por lo que GiovanniSartori <strong>de</strong>fine en Homo vi<strong>de</strong>ns. La sociedad teledirigida,como una estrategia constante <strong>de</strong>subinformación. No <strong>de</strong>sinformación, que también existe,sino también escasez <strong>de</strong> noticias relevantes. Lainformación seria sobre política, según estudios realizadospor los propios norteamericanos, se redujo enuna sexta parte. A fuerza <strong>de</strong> estar subinformado, ellector termina por per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista el mundo, los temasque son importantes para la i<strong>de</strong>ntidad y la supervivencia,para los problemas que <strong>de</strong>svelan o acucian a lassocieda<strong>de</strong>s.El mercado mediático global está dominado, en elmundo, por 9 o 10 corporaciones trasnacionales querankean entre las principales firmas <strong>de</strong>l orbe: TimeWarner–AOL, Disney, Bertelsmann, News Corporation,Sony, Viacom o Vivendi. Estas, y unas cincuenta más(entre ellas Clarín, que en 1996–1997 estaba en elLA CRÍTICA11
lugar 38 por su índice <strong>de</strong> facturación), controlan lamayor parte <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong>l mundo: publicación <strong>de</strong>libros y revistas, producciones para televisión, propiedad<strong>de</strong> canales <strong>de</strong> aire y <strong>de</strong> cable, sistemas <strong>de</strong> televisiónsatelital, producción <strong>de</strong> films, publicación <strong>de</strong> diarios.La mayor parte <strong>de</strong> las publicaciones <strong>de</strong>l orbe, con diferencias,y en un proceso dinámico que no es lineal niexento <strong>de</strong> contradicciones y cambios continuos <strong>de</strong> tácticas,se han sumado a la lógica <strong>de</strong> esas corporacionesque, salvo en el caso <strong>de</strong> los mega espectáculos <strong>de</strong>stinadosal turismo mundial, han <strong>de</strong>cidido inferiorizar alteatro, y a la cultura pensante en general, por no cumpliruna función económica e i<strong>de</strong>ológica necesaria parael sistema. Y han con<strong>de</strong>nado a los críticos a espacioscada vez más estrechos y fragmentados, y <strong>de</strong> muypoca visibilidad, como los <strong>de</strong> aquella caverna concebidapor la alegoría <strong>de</strong> Platón (tan parecida a nuestraépoca), don<strong>de</strong> sólo vemos sombras <strong>de</strong> la realidad; lassombras <strong>de</strong> lo que se supone es transmitido a través <strong>de</strong>gran<strong>de</strong>s y multiplicadas pantallas.La ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la nueva i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la comunicación,<strong>de</strong> unificar el sentido mediante la monoglosia–pocas palabras pero claras–, <strong>de</strong> simular que todoes transparente (cuando en rigor no lo es, <strong>de</strong>bido ala inmensidad <strong>de</strong> lo que se oculta), intenta cumpliren los medios un sueño peligroso, como lo diceEduardo Grüner en su estupendo ensayo El fin <strong>de</strong>las pequeñas historias: incapacitarnos para lainterpretación <strong>de</strong>l mundo. Y al no interpretarlo, redimirnos<strong>de</strong> esa penosa tarea que ha sido siempretransformar el mundo. Toda interpretación, al problematizarla inmediatez <strong>de</strong> lo aparente, como señalaese autor, introduce una diferencia en la sociedad, ycon ella, una inquietante sensación <strong>de</strong> extrañeza, <strong>de</strong>que el mundo guarda secretos no dichos, faltas yestigmas que no se pue<strong>de</strong>n tolerar.«Las monumentales narrativas teóricas <strong>de</strong> Marx oFreud –comenta el mismo autor– están montadas sobrela i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que las gran<strong>de</strong>s producciones ficcionales<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s (llámense i<strong>de</strong>ología, religión o fetichismo<strong>de</strong> la mercancía), o <strong>de</strong> los individuos (llámensesueños, lapsus o alucinaciones), no son, en sentidovulgar, mentiras, sino regímenes <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> ciertasverda<strong>de</strong>s operativas, lógicas <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> la‘realidad, que pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>smontadas para mostrarlos intereses particulares que tejen la aparente universalidad<strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro.» El arte, y el teatro como una<strong>de</strong> sus expresiones, cuestionan esas lógicas que intentanmostrar un universo sin fisuras ni contradicciones,abren a cada momento un vacío <strong>de</strong> sentido allí don<strong>de</strong> latotalidad imperante dice que todo es armonía; un vacío<strong>de</strong> sentido que cada sujeto <strong>de</strong>be <strong>de</strong>cidir en libertadcómo (y si) va a llenar. De ahí el terror a lo poético.La crítica <strong>de</strong> teatro, aunque no modifique el mundo,está <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> los que quieren interpretarlo, como loindica la propia etimología <strong>de</strong> la palabra. Su labor <strong>de</strong>beestar pues en la vereda <strong>de</strong> los poetas, <strong>de</strong> los hacedores<strong>de</strong> arte, se llamen escritores, dramaturgos, pintores omúsicos, para ayudarlos a profundizar esa mirada conla que revelan los misterios y horrores <strong>de</strong>l universo,pero también para mostrar sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s cuando nocumplen, por las razones que sean (pereza, mercantilizacióno falta <strong>de</strong> fuego) ese <strong>de</strong>ber sagrado. Sin esainteracción, el trabajo <strong>de</strong>l crítico no tendría sentido. Enesa línea se formó su mejor tradición. De ahí quePlatón también hubiera podido echarlos <strong>de</strong> su ciudadi<strong>de</strong>al, como se los intenta expulsar hoy.Las actuales teorías que se elaboran para explicarpor qué el ciudadano lee menos o va menos al teatro,intentan mostrar esos cambios como hechos <strong>de</strong>finitivos.Pero ya se sabe: toda costumbre cultural esconstruida. Y todo lo que se construye se pue<strong>de</strong> también<strong>de</strong>construir, aunque lleve tiempo. Y aun en el peor<strong>de</strong> los casos, aunque esas costumbres hubieran venidopara instalarse <strong>de</strong> una vez por todas, siempre habrá unlugar que los críticos podrán levantar para seguir realizandosu labor. La fragilidad a que se expone la críticateatral en los medios gráficos <strong>de</strong> mayor difusión, nosignifica que ella tenga que <strong>de</strong>saparecer. Allí don<strong>de</strong> sela mate, pue<strong>de</strong> resucitar en otro lado. Aun en los tiempos<strong>de</strong> mayor intemperie u oscuridad, <strong>de</strong> peorignorancia, los que quisieron pensar, no acomodarse alos totalitarismos unificadores, encontraron formas <strong>de</strong>resistir, <strong>de</strong> oponerse, <strong>de</strong> mirar el mundo <strong>de</strong> otra manera.¿Por qué no seguiría ocurriendo? Si eso sucedieraasí, los críticos podrán volver a ser referentes paraaquellos sectores <strong>de</strong> la sociedad que necesiten consultarloso dialogar con ellos, esta vez en un intercambio<strong>de</strong> iguales que está muy lejos <strong>de</strong> aquella omnipotencia<strong>de</strong> jueces inapelables y odiosos que alguna vez tuvieron,y que tan dañina e injusta fue para el mutuoconocimiento entre las partes interesadas.12 CUADERNOS DE PICADERO
El placer <strong>de</strong> ver para contarpor PATRICIA ESPINOSA (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires)*(*) Patricia Espinosa es periodista y crítica teatral <strong>de</strong>l diarioAmbito Financiero1.- ¿TRAIDOR!La primera vez que vi a un crítico teatral en acción yotenía diez años y estaba mirando por televisión unapelícula <strong>de</strong> Doris Day. En ella, un prestigioso críticonewyorkino – a cargo <strong>de</strong> David Niven – era vapuleadosin ningún miramiento por un productor y su temperamentalactriz.Lo peor <strong>de</strong>l asunto no era la cachetada que le propinabala diva, sino la acusación <strong>de</strong> “traidor” con que loagredía el productor, a la sazón, su amigo <strong>de</strong> más <strong>de</strong>veinte años.2.- LOS CRÍTICOS DIJERON: “SU POESÍASE OPONE A NUESTRA CIENCIA”Pero claro, no todos se vengan con un insulto o -¡Dios nos libre! – una cachetada. Ionesco, por ejemplo,optó directamente por castigar a sus enemigos con lamejor <strong>de</strong> sus armas: el texto dramático.El episodio que ficcionaliza Ionesco en su obra alu<strong>de</strong>a ciertos críticos franceses que en su momento sehabían mostrado muy poco permeables a las particularida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su obra. Antes que cuestionar sus propiasconvicciones habían preferido atrincherarse tras unaparva <strong>de</strong> teorías que echaban por tierra esta novedosamanera <strong>de</strong> hacer teatro en la que Ionesco fue pionero.Para cualquier crítico teatral, una pieza como Laimprovización <strong>de</strong>l alma es en cierta forma una incómodaadvertencia (siempre y cuando pueda ir más allá<strong>de</strong> la ofensiva caricatura que esta obra le <strong>de</strong>vuelve).Cualquiera podría acusar hoy a Ionesco <strong>de</strong> exageradopero nunca <strong>de</strong> mitómano. Basta con ver a ese patéticotrío <strong>de</strong> críticos (los Bartolomeos), engolados en sujerga teórica y pretensiosamente científica, para recordar<strong>de</strong> inmediato algunas <strong>de</strong> las peligrosas tentacionesque ofrece nuestro oficio. Me refiero a cierta avi<strong>de</strong>z porinstalar verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>finitivas allí don<strong>de</strong> todavía hay unproceso creativo en gestación.Los manuales <strong>de</strong> cómo hacer teatro, cómo abordar atal autor o cómo montar <strong>de</strong>terminado género en escenason algo que nunca está <strong>de</strong> más consultar, siempre quese tenga el buen criterio <strong>de</strong> suspen<strong>de</strong>r todo lo aprendidoal comenzar la función.“Su poesía se opone a nuestra ciencia” le recriminanlos críticos a un Ionesco (transformado enpersonaje) como si fuera posible sostener una verdadpreexistente.Dan ganas <strong>de</strong> solidarizarse con el autor, aunque <strong>de</strong>spuésse haga eco <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los mitos más nefastospara los críticos: el <strong>de</strong> su supuesta habilidad para“arruinar” carreras.En la obra, el bombar<strong>de</strong>o teórico <strong>de</strong> estos repetidores<strong>de</strong> fórmulas sólo sirve para secar la creatividad <strong>de</strong>lautor y hacerlo pensar en abandonar el teatro. Sólo elsentido común <strong>de</strong> una criada logrará ponerlo a salvo <strong>de</strong>la <strong>de</strong>moledora diatriba <strong>de</strong> sus críticos.3.- MI QUERIDO ENEMIGOLos episodios evocados representan apenas sólo dosrasgos <strong>de</strong> la compleja relación que une a críticos yartistas.El tema <strong>de</strong>l vapuleo abarca un amplio registro <strong>de</strong>posibilida<strong>de</strong>s que va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cara larga y el retiro <strong>de</strong>saludo a la agresión verbal, el reclamo a viva voz o,directamente, la <strong>de</strong>nostación <strong>de</strong>l oficio <strong>de</strong> crítico, ge-LA CRÍTICA13
“Muchas veces pienso que la relación entre críticos yartistas se parece a esas historias <strong>de</strong> amor loco en las queambas partes se atraen y se necesitan y aun son capaces<strong>de</strong> experimentar encuentro realmente gozosos, pero seresisten a convivir. Pero habiendo intereses tan diversos<strong>de</strong> por medio, esa convivencia no pue<strong>de</strong> perdurar”.neralmente acusado <strong>de</strong> maledicencia, envidia, mediocridad,frustración y otras malas artes.Todo esto forma parte <strong>de</strong>l lado pesadillesco <strong>de</strong> laprofesión, <strong>de</strong>l que muy pocas veces se habla pero queobliga a soportar, <strong>de</strong> vez en cuando, los embates <strong>de</strong> unartista herido en su vanidad.Ya se sabe que una crítica publicada o emitida porun medio masivo provoca una herida narcisística ypor más cuidado, respeto y <strong>de</strong>dicación que uno pongaen fundamentar cada señalamiento siempre habrá alguienque se sienta lastimado, ofendido o “malinterpretado”.Muchas veces pienso que la relación entre críticosy artistas se parece a esas historias <strong>de</strong> amor loco enlas que ambas partes se atraen y se necesitan y aunson capaces <strong>de</strong> experimentar encuentro realmente gozosos,pero se resisten a convivir. Pero habiendointereses tan diversos <strong>de</strong> por medio, esa convivenciano pue<strong>de</strong> perdurar.El público aplau<strong>de</strong> cortésmente y se retira en silencio,el amigo ensaya un falso elogio por cortesía, peroel crítico <strong>de</strong>be cumplir su tarea y asumir su rol sintraicionar sus propias convicciones. Defen<strong>de</strong>r las i<strong>de</strong>aspropias no es algo que ayu<strong>de</strong> a ganar amigos.Nuestras miradas son parciales, nuestros juicios provisionales,nuestras verda<strong>de</strong>s relativas. Somos tanhumanos y vulnerables como aquellos que organizan laescena. Pero en ocasiones, los obsequiamos con algúnhallazgo feliz.“Encontraste cosas <strong>de</strong> las que no nos habíamos dadocuenta”, no son muchas las veces que uno escuchaesta frase tan gratificante, pero basta con haberla escuchadouna vez para seguir a<strong>de</strong>lante con menos temora equivocarnos.4.- ¿QUÉ HACEN LOS CRÍTICOS CUANDONO CRÍTICAN?Cuando no media una crítica publicada en términospoco complacientes para el artista o lainminencia <strong>de</strong> algún premio a la actividad teatral,existen más posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que la comunicaciónentre críticos y artistas circule por carriles altamenteproductivos para ambas partes.Lo reconozca o no, cualquier actor, director o dramaturgosabe que todo crítico interesado en las NuevasTen<strong>de</strong>ncias Escénicas está siempre dispuesto al intercambioteórico. Y no sólo a eso, también encuentra unespecial estímulo a su tarea cada vez que un teatristalo invita a acompañarlo en algún tramo <strong>de</strong> su proceso<strong>de</strong> creación.Son muchos los críticos que se ocupan <strong>de</strong> estimularla experimentación y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuevas búsquedascreativas. A través <strong>de</strong> sus ensayos, seminarios,investigaciones periodísticas, reportajes y notas periodísticasbrindan un real apoyo logístico a la actividadteatral.Esa es parte <strong>de</strong> su función social como lo es la <strong>de</strong>alentar a la producción local asistiendo a la mayorcantidad <strong>de</strong> espectáculos posibles y peleando por mejorarlas políticas culturales (cumplimiento y mejora<strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> <strong>Teatro</strong>, control <strong>de</strong> becas y subsidios,difusión <strong>de</strong> festivales, etcétera).Una sala que cierra, otra que se abre, una ley que nose cumple, un artista que se aventura hacia una experiencianueva y audaz, un ciclo que evoca las atrocida<strong>de</strong>scometidas durante los años <strong>de</strong> dictadura... Todosestos actos respon<strong>de</strong>n al mismo espíritu y a la mismanecesidad y hacen que a veces críticos y artistas podamossentir que nuestros oficios se complementan.5.- DEFECTO Y VIRTUDLa Argentina es un país extraño. A pesar <strong>de</strong> susconstantes crisis económicas y <strong>de</strong> haber sufrido elcataclismo <strong>de</strong> una década <strong>de</strong> represión militar siguemanteniendo en Buenos Aires uno <strong>de</strong> los circuitos teatralesmás atractivos y heterogéneos <strong>de</strong>l mundo.Mientras la terrible recesión económica, el caos socialy la falta <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales políticos sume a la poblaciónen un estado <strong>de</strong> abulia y <strong>de</strong>saliento antes nunca vistos,el teatro sigue cumpliendo una vez más la antiguaprofecía <strong>de</strong> Brecht: “También se cantará en los tiempossombríos”.Ni la crisis económica, ni la ausencia <strong>de</strong> políticasculturales han rebajado el ritmo febril <strong>de</strong> esta actividadque sólo en Buenos Aires ronda habitualmente un promedio<strong>de</strong> 200 espectáculos en cartelera).Como esossueños recurrentes en los que es posible rastrear el leitmotiv <strong>de</strong> una vida, la representación a la que asistosiempre suce<strong>de</strong> aquí, en este país que va a la <strong>de</strong>riva, enesta sociedad cargada <strong>de</strong> miedos y frustraciones. Noimporta si se trata <strong>de</strong> Shakespeare, la tragedia griega,Armando Discépolo o <strong>de</strong> un acto sin palabras. Lo quesuce<strong>de</strong> en escena siempre nos interpela, siempre dacuenta <strong>de</strong> algo, siempre dice lo que tiene que <strong>de</strong>cir.Frente a ese fenómeno, que nos moviliza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> losaspectos más primitivos hasta los más intelectuales14 CUADERNOS DE PICADERO
que conviven en nosotros, el crítico sólo pue<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una mirada parcial, un juicio provisional yuna verdad relativa. Somos tan humanos y faliblescomo aquellos que organizan la escena y tan dispuestosa aventurarnos en lo incierto como ellos mismos.Por eso reivindico nuestra subjetividad, que es <strong>de</strong>fectoy es virtud, ya que nos permite ir más allá <strong>de</strong> loformal e intelectivo para conectarnos con la humanidad<strong>de</strong>l texto, trascendiendo su anécdota y suscontenidos más explícitos.Nos manejamos entre lo formal y lo material, lo sensualy lo intelectual, lo atemporal y lo histórico. ¿Porqué rechazar entonces nuestra subjetividad? Cuandopue<strong>de</strong> ayudarnos a ver más allá <strong>de</strong> las apariencias.6.- A NUEVAS TENDENCIAS ESCÉNICAS,NUEVAS TENDENCIAS CRÍTICASEl concepto <strong>de</strong> Nuevas Ten<strong>de</strong>ncias sirve más para<strong>de</strong>finir nuestra mirada frente a <strong>de</strong>terminados espectáculos,que para clasificar a los espectáculos mismos. Ycreo que es muy saludable que esto suceda, ya que sihay algo que asegura la vitalidad <strong>de</strong> una expresión artísticaen su resistencia a ser clasificada, <strong>de</strong>finida o rotulada.Cada vez resulta más dificil <strong>de</strong>marcar los límites <strong>de</strong>los diferentes lenguajes escénicos (danza, teatro, performance,teatro-danza, teatro <strong>de</strong> imágenes, <strong>de</strong> objetos,semimontado, leído, etcétera), por no hablar <strong>de</strong> la mixtura<strong>de</strong> estilos, géneros y técnicas <strong>de</strong> actuación o <strong>de</strong>lgran protagonismo que han ido tomando en los últimostiempos aquellas disciplinas artísticas (pintura, escultura,escenografía, iluminación, música, vi<strong>de</strong>o,vi<strong>de</strong>odanza, entre otras) que hasta no hace mucho parecíanrelegadas a una función meramente <strong>de</strong>corativa.El panorama teatral <strong>de</strong> las últimas décadas y su continuida<strong>de</strong>n los días presentes, da cuenta <strong>de</strong> unaproducción artística en constante metamorfosis que notermina <strong>de</strong> sistematizarse. Esto es precisamente loque resulta tan atrayente y provocativo <strong>de</strong> ese imprecisobloque (¿histórico? ¿estético? ¿artístico?) llamadoNuevas Ten<strong>de</strong>ncias.Es un teatro <strong>de</strong> intertextualidad y mixtura, que reciclaantiguos géneros y autores y que elu<strong>de</strong> tanto las marcasgeneracionales como las pautas i<strong>de</strong>ológicas.Bombar<strong>de</strong>ado por el arte, la ciencia y la tecnología yasediado, también, por el <strong>de</strong>sbor<strong>de</strong> <strong>de</strong> los espaciosescénicos, cuya creciente ductilidad les ha permitidoinvadir otros ámbitos extrateatrales (ver punto 7).Con semejante cuadro <strong>de</strong> situación ¿qué importanciatiene ahora discriminar lo viejo <strong>de</strong> lo nuevo? Eso seríamás propio <strong>de</strong> un planteo bizantino que bien podríacompararse con la enloquecida voltereta <strong>de</strong> un perrotratando <strong>de</strong> mor<strong>de</strong>rse la cola.Como par <strong>de</strong> opuestos que se retroalimentan, lo viejoy lo nuevo sólo pue<strong>de</strong>n funcionar en forma dialéctica,ya que lo que enriquece al hecho teatral es la tensiónemergente <strong>de</strong> esa antinomia.Por otro lado, el concepto <strong>de</strong> novedad hace rato que<strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser viable para las artes. Actualmente ha quedadomás asociado a las leyes <strong>de</strong> mercado, cuya funciónes la <strong>de</strong> estimular el recambio <strong>de</strong> productos y acelerarla reactivación <strong>de</strong>l consumo.Hoy el teatro no es ni mejor ni peor que el <strong>de</strong> haceveinte años, pero tiene el mérito, al menos, <strong>de</strong> seguirforzando los l{imites <strong>de</strong> la teatralidad.En un país don<strong>de</strong> el concepto <strong>de</strong> verdad está en crisisy don<strong>de</strong> toda referencia a la i<strong>de</strong>ntidad está impregnada<strong>de</strong> ambigüedad y ocultamiento, no pue<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rque el lenguaje teatral haga estallar sus propias herramientasen busca <strong>de</strong> nuevos canales <strong>de</strong> expresión.Ya nadie conoce las reglas <strong>de</strong>l juego. No hay teoríasprevias que precedan al texto o que engloben larepresentación.Todo esto representa un enorme <strong>de</strong>safío para el críticoy por partida doble. En primer lugar, la diversidad <strong>de</strong>sistemas sígnicos que ofrecen los espectáculos teatraleslo obligan a interesarse en un buen número <strong>de</strong>disciplinas que antes no incluía en su formación.Por otro lado, enfrenta también la dificil tarea <strong>de</strong>traducir materiales – habitualmente complejos y <strong>de</strong>infinitas connotaciones -, a un público que en generalmás habituado a manejarse en términos <strong>de</strong> gustos ypreferencias.A veces ten<strong>de</strong>mos a olvidar quién es el <strong>de</strong>stinatario<strong>de</strong> nuestro discurso a pesar <strong>de</strong> que nuestra participaciónen los medios masivos nos ubica necesariamenteen el rol <strong>de</strong> comunicadores, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> intermediariosentre el hecho teatral (obras, creadores y políticas culturales)y ese público que espera ser informado yorientado en haras <strong>de</strong> convertirse en un potencial espectadorteatral.Recor<strong>de</strong>mos que el espacio gráfico, radial o televisivosiempre es acotado e impone sus propias reglas.Una <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l discurso crítico una altalegibilidad. Frente a esto hay quienes se <strong>de</strong>sgarran lasvestiduras pensando que se trata <strong>de</strong> una aberración quebastar<strong>de</strong>a el pensamiento <strong>de</strong> su autor, obligándolo a<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado conceptos <strong>de</strong> fundamental importanciapara la evaluación final <strong>de</strong> un espectáculo. Pero sólose trata <strong>de</strong> un mito.El lenguaje técnico <strong>de</strong> especialización teatral, consus citas eruditas y sus particulares códigos <strong>de</strong> comunicaciónfuncionan en un ámbito <strong>de</strong> investigación yestudio, al que todo crítico <strong>de</strong>be acce<strong>de</strong>r. Pero no po<strong>de</strong>mospreten<strong>de</strong>r imponerlas en un espacio masivo, queconvoca lectores <strong>de</strong> un nivel cultural más bien standardy con una capacidad <strong>de</strong> concentración y reflexiónmás bien escasa.Seamos sinceros, no se trata <strong>de</strong> explicar la Teoría <strong>de</strong>la relatividad a un grupo <strong>de</strong> profanos, don<strong>de</strong> no haymanera <strong>de</strong> explicar las formulaciones <strong>de</strong> Einstein si noes a través <strong>de</strong> intrincados conceptos científicos. Aquí,en cambio, se trata <strong>de</strong> conectar puentes entre un espectáculoy un público masivo, al que hay que informarcon inteligencia, sensibilidad y buen soporte teórico,pero sin olvidar que lo importante es ofrecerle unapista orientativa no una disertación catedrática.7.- ENTRE CRÍTICOSEntre críticos compartimos lecturas, seminarios,paneles <strong>de</strong> jurado, mesas <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate y coberturas <strong>de</strong>LA CRÍTICA15
La incertezacomo principio constructivopor FEDERICO IRAZÁBAL (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires)*(*) Periodista y crítico teatral. Es junto a Ana Durán director<strong>de</strong> la revista Funámbulos y es columnista <strong>de</strong>l programa radialEl refugio <strong>de</strong> la Cultura.En las últimas tres décadas, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l circuito artístico,el espacio y el rol <strong>de</strong> la crítica ha ocupado unlugar importante en cuanto a las discusiones y <strong>de</strong>bates.¿Qué tipo <strong>de</strong> discurso es el discurso crítico?¿Cuántos tipos <strong>de</strong> crítica hay? ¿Hay una crítica académicay una periodística? De haberlas, ¿En qué se pareceny diferencian? ¿Qué relación mantienen “estas críticas”con el objeto –texto dramático y espectacular- encuestión? Estas han sido algunas <strong>de</strong> las preguntas queinternacionalmente han comenzado a circular, y nuestropaís no ha sido la excepción.La preocupación que históricamente existió acerca<strong>de</strong> cómo se construye una obra <strong>de</strong> arte (que encontrabaasí congresos, festivales y mesas varias don<strong>de</strong> críticosentrevistaban públicamente a los artistas) ahoracomenzó paulatinamente a verse invertida: ¿Qué es ycómo se hace una crítica? ¿Quiénes son los críticos?¿Son artistas frustrados?Antes <strong>de</strong> comenzar a respon<strong>de</strong>r dichas preguntas, sevuelve imperante analizar ciertos elementos que significativamentehan afectado al universo crítico –elperiodístico fundamentalmente- aunque no tengan quever exclusivamente con él. Y para ello haremos un muybreve recorrido histórico como para compren<strong>de</strong>r lasafectaciones que el discurso crítico ha recibido <strong>de</strong>s<strong>de</strong>las más recientes configuraciones <strong>de</strong> mundo.BREVE BOSQUEJO HISTÓRICONuestra pregunta ahora es inevitable: ¿Qué sucedióen el mundo como para que la crítica se convierta en untema importante para reflexionar? Durante años la críticaha buscado diversas formas <strong>de</strong> producirse, perosiempre tuvo un marco contextual propicio para legitimarse,sean cuales sean sus formas y procedimientosinternos. Fue muy claro, por ejemplo, cómo tenía queser una crítica inmanente que se <strong>de</strong>dicaba pura y exclusivamentea analizar elementos internos al propiotexto, o una crítica social <strong>de</strong>sarrollada por un críticoque siguió los consejos brechtianos acerca <strong>de</strong> que elcrítico <strong>de</strong>be mostrar cómo los procedimientos artísticos(teatrales en nuestro caso) producen configuracionesi<strong>de</strong>ológicas <strong>de</strong>l mundo. Otro tema clave <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>llenguaje que reflexiona sobre este tipo <strong>de</strong> ejercicio(¿artístico, periodístico o académico?) es el <strong>de</strong> su objetividado subjetividad.El Romanticismo produjo claramente un tipo <strong>de</strong>crítica subjetiva, que consistía en una valoraciónemocional <strong>de</strong>l texto criticado, teniendo sus mejoresexponentes en los críticos-escritores que podíanproducir un nuevo texto artístico criticando a otro.Superado el romanticismo entramos en una esferaen la cual la búsqueda <strong>de</strong> la objetividad se convirtióen una meta caprichosa y peligrosa. Formalismo,Estructuralismo, Neo-estructuralismo y cuantas escuelaspuedan surgir buscaron encontrar formas <strong>de</strong>análisis (no ya <strong>de</strong> crítica simplemente) que pudiesentener algún tipo <strong>de</strong> estatuto científico, y lohicieron aferrándose a la lingüística, que había dadoimportantes pasos en este sentido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la aparición<strong>de</strong> Ferdinand <strong>de</strong> Saussure. Hoy en día hay quienescontinúan negando esa subjetividad implícita en eltrabajo crítico, así como también existen los críticosmenos radicales que aceptan que se pue<strong>de</strong>reducir a un mínimo la subjetividad recurriendo, porLA CRÍTICA17
ejemplo, a procedimientos hermenéuticos <strong>de</strong> interpretación,o también <strong>de</strong>constructivos.Toda esta complicación que abandonamos a partir <strong>de</strong>este párrafo forma parte <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la crítica.Historia que implica divergencias en cuanto a los procedimientos,a los métodos, y fundamentalmente a losobjetivos que pue<strong>de</strong>n ser sociales, artísticos, pedagógicos,políticos, etc. Pero nos importa porque nos aclaraciertos vaivenes sufridos por los críticos en la historia(y fundamentalmente la <strong>de</strong>l siglo XX), oscilando entorno a si la crítica <strong>de</strong>be dar sentido al texto, <strong>de</strong>beanalizar su estructura, o socializar el texto, o si <strong>de</strong>beexplicarle al lector todo eso con un lenguaje didáctico(esto es, eliminar los silencios <strong>de</strong> la obra, aplacar suopacidad) y <strong>de</strong> esta manera la crítica se convertiría enuna mediadora entre la obra y su público.Esto pudo haber tenido sentido en <strong>de</strong>terminados momentos<strong>de</strong> la historia pero creemos que en la actualidadse vuelve una posición compleja y polémica, porquepodríamos plantear la hipótesis <strong>de</strong> que en alguna medidala crítica ha perdido su lugar.LA MUERTE DEL FUNDAMENTOFriedrich Nietzsche (y luego Martín Hei<strong>de</strong>gger juntoa otros gran<strong>de</strong>s nombres y diversas escuelas filosóficas)firmó el certificado <strong>de</strong> <strong>de</strong>función <strong>de</strong> Dios, y con élproduce dos gran<strong>de</strong>s acontecimientos al menos: la inauguracióno acto fundacional <strong>de</strong>l postmo<strong>de</strong>rnismofilosófico (no el artístico), y la aniquilación <strong>de</strong>l fundamento.Dios había sido el fundamento <strong>de</strong> todo actohumano, sin él, el hombre carecería <strong>de</strong> <strong>de</strong>stinador y <strong>de</strong><strong>de</strong>stinatario. A partir <strong>de</strong> allí distintos filósofos plantearonlos diversos ámbitos en los cuales ya no eraposible fundamentar “científicamente” un discurso. Yante esto se alza la crítica aceptando ciegamente eseLa crítica se <strong>de</strong>sbarranca y <strong>de</strong>be buscar un nuevo espacio<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual ejercerse. En algunos casos hereda el po<strong>de</strong>rque en el mundo contemporáneo tienen los medios y subela pendiente para volver a su cima <strong>de</strong> lo inapelable eincuestionable, y en otros penetra la estructura académicapara <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí establecerse y volver a la producción <strong>de</strong>verda<strong>de</strong>s rígidas.“nuevo fundamento” <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong>l fundamento, o rechazándoloradicalmente.Tanto en la aceptación como en el rechazo comenzaríaa percibirse el carácter claramente efímero <strong>de</strong>ldiscurso crítico, en tanto imposibilitado <strong>de</strong> seguir emitiendoverda<strong>de</strong>s, porque ya su guía, su maestra ypromotora, la ciencia (humana) también había perdidoese lugar. La crítica se <strong>de</strong>sbarranca y <strong>de</strong>be buscar unnuevo espacio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual ejercerse. En algunoscasos hereda el po<strong>de</strong>r que en el mundo contemporáneotienen los medios y sube la pendiente para volver a sucima <strong>de</strong> lo inapelable e incuestionable, y en otrospenetra la estructura académica para <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí establecersey volver a la producción <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s rígidas.El dogmatismo es el nombre <strong>de</strong> este pecado, la relativizaciónabsoluta es el <strong>de</strong> su opuesto. El resultado <strong>de</strong>esto es inevitablemente instalar la prescindibilidad <strong>de</strong>la crítica en tanto discurso y en tanto institución.Por todo esto, que no es más que una síntesis apretada<strong>de</strong> diversos fenómenos (posmo<strong>de</strong>rnos), es quecreemos que la crítica se encuentra hoy sentada en elbanquillo <strong>de</strong>l acusado don<strong>de</strong> jueces, testigos, víctimasy culpables no encuentran un método <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elcual fundamentar su propio discurso, y que condujo auna escisión importante entre la crítica académica y laperiodística (cosa que no ocurre por ejemplo en el caso<strong>de</strong> la literatura, don<strong>de</strong> al ver los principales suplementosculturales <strong>de</strong> los diarios más importantes <strong>de</strong> laArgentina encontramos a escritores que reseñan a suspropios pares, a académicos que reseñan a los escritoresy a escritores que reseñan a los académicos oinvestigadores <strong>de</strong> la literatura).En el caso teatral cada vez más se ha producido eserefugio en la institución que alberga al crítico, y enmuy pocos casos se produce un cruce interesante entreambos tipos <strong>de</strong> textualida<strong>de</strong>s.18 CUADERNOS DE PICADERO
EL “NUEVO TEATRO”, UN CASO PARADIG-MÁTICODentro <strong>de</strong> los ámbitos teatrales escuchamos a diariouna referencia al concepto Nuevo <strong>Teatro</strong> o Nuevas Ten<strong>de</strong>ncias(NT), y en realidad nadie sabe lo que esetérmino <strong>de</strong>signa. ¿El NT obe<strong>de</strong>ce a un listado <strong>de</strong> nombres<strong>de</strong> teatristas, a un <strong>de</strong>terminado marco generacional?¿Se encuentra en un conjunto limitado <strong>de</strong> salas o espacios<strong>de</strong> representación?Creo que únicamente po<strong>de</strong>mos afirmar que NT pue<strong>de</strong>llegar a ser <strong>de</strong>finido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un parámetro absolutamentepersonal. Este carácter <strong>de</strong> novedoso indicado en elconcepto es eminentemente subjetivo, y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>lconocimiento que cada espectador, incluyendo aquí alcrítico y al artista, tenga. De este modo el único medioque hay para medir el carácter <strong>de</strong> novedoso <strong>de</strong> algo esmi propio conocimiento sobre estética y sobre teatro.Porque el problema <strong>de</strong>l adjetivo es que precisamentees muy vago, no apunta a señalar un procedimiento ensí mismo o a un conjunto <strong>de</strong> procedimientos. Sabemoscómo funciona un texto realista, o grotesco, pero estasnuevas obras que aún no poseen un concepto categorizadorpo<strong>de</strong>mos tan solo agruparlas bajo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lonuevo, cuando en realidad quizás sea algo viejo, reapropiado,y que precisamente el nuevo contexto es loque lo vuelve novedoso.Por ello es el sujeto en relación con un <strong>de</strong>terminadotexto el que podrá <strong>de</strong>terminar que está frente a algo quepertenece a lo <strong>de</strong>nominado NT, pero <strong>de</strong> manera caprichosay arbitraria. La i<strong>de</strong>a es que cuando un productome presenta dificulta<strong>de</strong>s en su lectura, en su comprensión,en su manera <strong>de</strong> expresarse, siento que estoyante un código novedoso, en el sentido <strong>de</strong> que aún noestoy capacitado para <strong>de</strong>codificarlo. Hay algo en laconvención semiótica en la que yo no firmé el pacto <strong>de</strong>codificación/<strong>de</strong>codificación. Y eso es lo nuevo, caracterizadobásica y simplemente como un problema enmi conexión con la obra.Y en este mismo sentido mi conexión como crítico,en lo profundamente personal y subjetivo, con NT tambiénes sintomática, porque como espectador tiendo aconectarme con aquellos productos que intelectualmenteme generan dificulta<strong>de</strong>s, que no entiendo, queme obstaculizan el acceso y ante los que tengo querealizar un gran trabajo, que no anula la dimensiónemocional, para enten<strong>de</strong>r la propuesta. Y felizmente heencontrado profesionalmente que allí es don<strong>de</strong> se meha “encasillado”. Fue un <strong>de</strong>seo personal que se viocorroborado en el campo profesional y en el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>mis editores y jefes para conmigo. En el diario El Cronistayo cubría los espectáculos que nadie quería cubrir,con raras excepciones. Esto hizo que no tuviese a micargo el teatro comercial ni el oficial, pero tampoco el<strong>de</strong> los nuevos creadores surgidos en los años 80 yprincipio <strong>de</strong> los 90, pero que ya están consagrados<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l campo teatral. A mi me quedaba el resto. Yesto es algo necesario <strong>de</strong> resaltar porque no todos losdiarios <strong>de</strong>dican espacio a este resto, y yo pu<strong>de</strong> hacerlo.Lo mismo me suce<strong>de</strong> ahora con El refugio <strong>de</strong> laCultura, don<strong>de</strong> Osvaldo Quiroga no me limita en lo másmínimo con relación al tipo <strong>de</strong> teatro que puedo comentar.De hecho se entera al aire <strong>de</strong> que voy a hablar. Ygeneralmente él hace otro estilo <strong>de</strong> teatro, cosa necesariaporque un medio necesita satisfacer la <strong>de</strong>manda<strong>de</strong> sus diferentes lectores u oyentes.Pero el hecho <strong>de</strong> que hoy como crítico para algunossea uno <strong>de</strong> los referentes en torno al NT obe<strong>de</strong>ce a unanecesidad absolutamente personal que quisiera remarcar.Yo necesito apren<strong>de</strong>r, permanentemente necesitoapren<strong>de</strong>r algo, y me gusta el arte que se <strong>de</strong>dica a hacereso conmigo. Que me <strong>de</strong>sestructura, que trabaja a partir<strong>de</strong> procedimientos <strong>de</strong>sconocidos por mi, que emitei<strong>de</strong>as al menos exóticas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lugares impensadoshasta ahora. Pero aclaremos que esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo novedoso,no <strong>de</strong>be ir acompañada <strong>de</strong> la creencia en looriginal, al mejor estilo <strong>de</strong> la innovación mo<strong>de</strong>rna enarte. A veces es todo lo contrario. A veces significavolver al pasado para ver lo que antes no se pudo ver,para hacer <strong>de</strong> ese pasado un presente irreconociblepero a la vez evi<strong>de</strong>nte y necesario <strong>de</strong> ser visto.Y aquí es don<strong>de</strong> surge algo que me parece importante<strong>de</strong> señalar, por lo menos para <strong>de</strong>batir. Así como <strong>de</strong>benexistir cambios en el arte, en el teatro, <strong>de</strong>be existiralguna Nueva Crítica. Y la pregunta inevitable es quésignifica Nueva Crítica, quiénes son los nuevos críticosy en qué consiste su trabajo.Des<strong>de</strong> mi concepción personal existe una nueva críticasolo que generalmente hay que buscarla por losbor<strong>de</strong>s, porque los gran<strong>de</strong>s medios tien<strong>de</strong>n a homogeneizarel discurso y a exigir formas <strong>de</strong> escritura yaaceptadas, a no ser que el periodista sea lo que seconsi<strong>de</strong>ra un “periodista estrella”, que tiene la libertad<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo que quiera y como lo quiera sin respon<strong>de</strong>r amarcos formulados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la institución misma. La nuevacrítica en este momento busca nuevos espacios<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los cuales inaugurar un nuevo tipo <strong>de</strong> discurso.Si partimos <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> que estamos en un momento<strong>de</strong>nominado por la crítica cultural y cierta filosofíacomo postmo<strong>de</strong>rno, también <strong>de</strong>bemos encontrar allíelementos que obe<strong>de</strong>zcan a la mo<strong>de</strong>rnidad. Es <strong>de</strong>cir,actualmente conviven sobre nuestros escenarios espectáculosmo<strong>de</strong>rnos, postmo<strong>de</strong>rnos, antimo<strong>de</strong>rnos yantipostmo<strong>de</strong>rnos. ¿Existe esto mismo en la crítica?Consi<strong>de</strong>ro que sí, que existe actualmente una críticamo<strong>de</strong>rna y una crítica postmo<strong>de</strong>rna.LA CRÍTICA19
Si partimos <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> que estamos en un momento<strong>de</strong>nominado por la crítica cultural y cierta filosofía comopostmo<strong>de</strong>rno, también <strong>de</strong>bemos encontrar allí elementos queobe<strong>de</strong>zcan a la mo<strong>de</strong>rnidad. Es <strong>de</strong>cir, actualmente convivensobre nuestros escenarios espectáculos mo<strong>de</strong>rnos,postmo<strong>de</strong>rnos, antimo<strong>de</strong>rnos y antipostmo<strong>de</strong>rnos. ¿Existe estomismo en la crítica?¿En qué consisten cada una <strong>de</strong> estas críticas? Pararesumir po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que la crítica mo<strong>de</strong>rna se encarga<strong>de</strong> buscar y emitir discursivamente verda<strong>de</strong>sabsolutas en lo que respecta al texto que se comenta.Y la estructura <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s medios refuerzan estoapelando a la conversión <strong>de</strong> los críticos en verda<strong>de</strong>rosjueces estéticos y no en simples intelectuales quereflexionan sobre el arte. Los críticos <strong>de</strong> diarios y revistasmasivas nos vemos en la obligación <strong>de</strong> evaluarcon cantidad <strong>de</strong> clarines, <strong>de</strong>dos, números o letras, cuales el puntaje <strong>de</strong> una obra. Esta forma <strong>de</strong> resumir unacrítica es la más clara evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el crítico <strong>de</strong>beafirmar si algo es excelente, bueno o malo. Y por lotanto afirma ello <strong>de</strong> manera rotunda, sin <strong>de</strong>jar que ellector lo <strong>de</strong>duzca <strong>de</strong> su texto. Estas verda<strong>de</strong>s por lotanto van asociadas a una unilateralidad <strong>de</strong>l sentido.Pero aclaremos que esto no obe<strong>de</strong>ce al crítico sino almedio, porque el mismo crítico que colabora con el“gran diario”, fuera <strong>de</strong> esa estructura pue<strong>de</strong> recurrir aun tipo <strong>de</strong> concepción crítica diferente, don<strong>de</strong> tieneliberta<strong>de</strong>s y formas <strong>de</strong> pensamiento y escritura tambiéndiferentes. Esto mismo suce<strong>de</strong> con el artista. Noofrece el mismo tipo <strong>de</strong> producto estético cuando trabaja<strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>pendiente al que hace cuando escontratado por el San Martín o por un productor. JoséMaría Muscari, Rubén Szuchmacher o Daniel Veronese,pese a las diferencias en sus respectivas obras,son prueba <strong>de</strong> esto que sostenemos.La nueva crítica, la que podríamos caracterizar comopostmo<strong>de</strong>rna, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi consi<strong>de</strong>ración es lo que se<strong>de</strong>nomina crítica hermenéutica, aquella que busca posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sentidos diversos a partir <strong>de</strong> recurrir aejes <strong>de</strong> lectura textuales ajenos al texto artístico en simismo, o que formula la posibilidad <strong>de</strong> otra lectura (loque en revistas como Funámbulos se <strong>de</strong>nominó Crítica/Contracrítica,don<strong>de</strong> se establecía que el propioartista criticado u otro crítico podía hacer y <strong>de</strong>cir algodistinto sobre ese espectáculo). Pero también es aquellaque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el propio discurso intenta evi<strong>de</strong>nciar labúsqueda que el crítico hizo para acce<strong>de</strong>r al texto, yasea recurriendo al proceso creador, al conocimientointelectual, a la filosofía, o a las preocupaciones queencuentra en el espectáculo. Es una forma <strong>de</strong> ofrecercomo eje primordial <strong>de</strong>l discurso la duda y no la verdad,la pregunta y no la respuesta.Y esto es a lo que me refería anteriormente. Meseducen espectáculos don<strong>de</strong> tenga que buscar algoque aún <strong>de</strong>sconozco, y que en el proceso <strong>de</strong> esa búsquedaaprendo algo que no sabía. Y lo que intento esque el lector o el oyente sea copartícipe <strong>de</strong> esa búsqueda,y que a partir <strong>de</strong> mi proceso pueda iniciar elsuyo. Por supuesto que me he encontrado con límitesque a veces me gustaría saltar. Por ejemplo evi<strong>de</strong>nciarla duda como forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que esto para míexce<strong>de</strong> toda línea <strong>de</strong> pensamiento. Hay espectáculosa los que uno se enfrenta y para los que no tiene unasensibilidad estética formada como para encontrarsecon ese producto artístico. Y que precisamente ahí,en esa imposibilidad <strong>de</strong> pensamiento, pue<strong>de</strong> estar lomás importante <strong>de</strong>l texto artístico, y que se ve reflejadoen el texto crítico. A mi me llama la atencióncuando veo que alguien pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> todos losespectáculos con el mismo nivel <strong>de</strong> seguridad. Subjetivamentea mí me suce<strong>de</strong> que muchas veces salgo<strong>de</strong> ver algo y no tengo la menor i<strong>de</strong>a acerca <strong>de</strong> lo quevi, y esto exige que acuda nuevamente o que meesfuerce leyendo y estudiando. Claro que esto solo lopue<strong>de</strong> hacer un crítico ubicado en el bor<strong>de</strong>, en laperiferia o en la marginalidad <strong>de</strong> la crítica, que notiene la obligación <strong>de</strong> entregar su trabajo en fecha yhora, que pue<strong>de</strong> tomarse días, semanas y hasta mesespara pensar un único espectáculo. En un mediomasivo esto no se pue<strong>de</strong> hacer porque el medio mismono acepta la duda, la radical al menos, y porqueel lector busca también esa postura tradicional <strong>de</strong> lacrítica cerrada a la diversidad. Por lo tanto los conflictos<strong>de</strong>l crítico son muchos. Resumámoslos: a)elsostén <strong>de</strong>l texto, el medio, tiene exigencias concretascon relación a los géneros, trabaja con una maneraestereotipada y fija, porque <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en gran medidasu éxito <strong>de</strong> la reiteración y la rutina; b)el crítico nopue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse en un único texto porque su obligaciónprofesional está fijada en un contrato <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elque se compromete a cubrir <strong>de</strong>terminada cantidad <strong>de</strong>espectáculos semanales; y c)el lector exige en función<strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>terminados elementosimprescindibles <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un género para que seaeficaz. Estos tres elementos son los que hacen, segúnmi punto <strong>de</strong> vista, que exista una críticapostmo<strong>de</strong>rna pero ubicada en la periferia, en mediosperiféricos y para un lector periférico, y a cargo <strong>de</strong> un20 CUADERNOS DE PICADERO
crítico que ha aceptado previamente bajarse <strong>de</strong> lacresta <strong>de</strong> la ola profesional necesaria para adquirir unrenombre, al igual que le suce<strong>de</strong> al artista.LA CRÍTICA, UN GÉNERO RESPONSIVO YAUTÓNOMOSe vuelve necesario ahora conceptualizar explícitamentealgo que estoy insinuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio.Consi<strong>de</strong>ro que la crítica es un género que reacciona yno acciona. Esto significa que ante un <strong>de</strong>terminadoproducto, la acción original <strong>de</strong>l artista, el crítico reacciona,pero una vez recibido ese estímulo original sellega a la creación <strong>de</strong> un texto autónomo, el textocrítico. Esta i<strong>de</strong>a nos acerca a una concepción <strong>de</strong> lacrítica como algo permanentemente variable, que cambiaa medida que cambian las estéticas o las poéticas.Un crítico abierto a la reflexión artística que emite elteatrista, <strong>de</strong>be inevitablemente ir buscando la forma <strong>de</strong>acompañar esa reflexión. Voy a remitirme a un ejemploque me parece esclarecedor al respecto. En el año 1956se estrenó en Buenos Aires uno <strong>de</strong> los textos másrevolucionarios <strong>de</strong>l siglo XX, Esperando a Godot <strong>de</strong>Samuel Beckett, con dirección <strong>de</strong> Jorge Petraglia. Lacrítica local, en gran medida, no pudo enten<strong>de</strong>r loslineamientos planteados por el autor y recreados por eldirector, a punto tal que uno <strong>de</strong> los comentarios setituló “Y Godot sin aparecer”. Quien firma este artículose limitó a leer a Beckett <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ejes que obe<strong>de</strong>cenmás a una estética realista, con una lógica causal<strong>de</strong>finida, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el absurdo <strong>de</strong>sconocido por entoncescomo género artístico. El crítico no tenía las basesteóricas sobre las cuales afirmar ese texto y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lascuales leerlo para producir su propia obra. Forzó a Esperandoa Godot, pretendiendo que dijera algo queBeckett nunca pretendió <strong>de</strong>cir. En este caso no estamosante una reacción sino ante una acción, hay untexto que acaba siendo inicio y fin <strong>de</strong> una discursividad<strong>de</strong>terminada, puesto que no lee lo que tiene enfrentesino que preten<strong>de</strong> que lo que tiene enfrente se a<strong>de</strong>cuea su único parámetro <strong>de</strong> lectura. Yo concibo en la prácticamis textos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro lugar, pretendo reproducir enalguna medida la estructura <strong>de</strong>l espectáculo, para leerlo<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las bases en las que creo que <strong>de</strong>sea asentarse.Y ahí es don<strong>de</strong> está la búsqueda a la que me estoyrefiriendo. Si tengo que criticar por <strong>de</strong>terminado motivoun espectáculo realista, tengo un conocimiento precisosobre los procedimientos, las distintas ramas y lasformas que pue<strong>de</strong> adquirir esta estética, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allípuedo leer el texto. Ahora cuando me encuentro anteuna obra <strong>de</strong> lo que consi<strong>de</strong>ro NT me suce<strong>de</strong> que carezcomuchas veces <strong>de</strong> herramientas teóricas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lascuales abordarlas. Y ahí es don<strong>de</strong> está la búsqueda.Busco el lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual po<strong>de</strong>r leerla. Esta es unaforma <strong>de</strong> evitar el hacer una crítica explícita, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong>fuera preten<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir qué es y cómo se hace teatro,para partir <strong>de</strong>l qué y <strong>de</strong>l cómo que se plantea el creador.Esto a la vez nos permite salir <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a que <strong>de</strong>s<strong>de</strong>mi perspectiva es totalmente falsa, como es la <strong>de</strong>acusar a ciertos productos estéticos, por lo general alos <strong>de</strong>l NT, <strong>de</strong> Herméticos. Descreo <strong>de</strong> forma absoluta<strong>de</strong> este concepto que me resulta un prejuicio. Creo quehay distintas formas <strong>de</strong> arte, y que estas planteanpuertas <strong>de</strong> ingreso al texto muy diversas. Que algunas<strong>de</strong> esas puertas poseen un manual <strong>de</strong> instruccionesacerca <strong>de</strong> cómo abrirlas, mientras que hay otras queno, que simplemente sugieren al lector la forma <strong>de</strong>acce<strong>de</strong>r pero sin darle un mapa <strong>de</strong>l trayecto para llegaral sentido o a los sentidos. Siempre afirmo que elhermetismo está en el lugar <strong>de</strong>l lector y no <strong>de</strong>l emisor.El emisor simplemente emite un discurso con sus par-LA CRÍTICA21
ticularida<strong>de</strong>s y rasgos característicos. El lector se enfrentaa ese discurso y preten<strong>de</strong> introducirse en él. Aveces pue<strong>de</strong> y a veces no. Cuando no pue<strong>de</strong> surge lai<strong>de</strong>a <strong>de</strong> obra <strong>de</strong> arte hermética. ¿Pero es hermética paraquién? ¿Para todos los lectores se vuelve hermética opara todos transparente? Habrá quienes según su propiaconstitución subjetiva podrán leer con claridad untexto, y no otro.¿Esto significa entonces que la crítica es generacional?Descarto radicalmente esta tesis, pero sí creo quehay un factor que es <strong>de</strong> tipo generacional/educativoafectando las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lectura. Los individuossomos productos <strong>de</strong> un sistema social, y por lo tantosomos producidos por la cultura en la que nacemos ynos formamos. Y la cultura es diferente según los gru-pos sociales, económicos, étnicos, religiosos, etc. Hayun conflicto permanente que es lo que hace, junto a laevolución provocada, que la cultura sea algo vivo y enconstante mutación. El crítico <strong>de</strong> teatro, que es uncrítico cultural en <strong>de</strong>finitiva, se encuentra en la posición<strong>de</strong> tener que hablar sobre esa cultura a la quepertenece o a la que pertenecieron otros (en el caso <strong>de</strong>un historiador por ejemplo). Y para po<strong>de</strong>r enten<strong>de</strong>r lasdistintas marcas culturales que conviven en un mismotiempo histórico <strong>de</strong>be inevitablemente formarse. Educarse.En el caso <strong>de</strong> lo artístico el crítico tiene laobligación <strong>de</strong> cultivar su sensibilidad estética, para noquedar fuera <strong>de</strong>l código <strong>de</strong>l texto al que tiene que referirse.En lo que respecta a lo generacional pensémoslotambién con un ejemplo. Un crítico que hoy posee unaSi tengo que criticar por <strong>de</strong>terminado motivo unespectáculo realista, tengo un conocimiento preciso sobrelos procedimientos, las distintas ramas y las formas quepue<strong>de</strong> adquirir esta estética, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí puedo leer eltexto. Ahora cuando me encuentro ante una obra <strong>de</strong> loque consi<strong>de</strong>ro NT me suce<strong>de</strong> que carezco muchas veces<strong>de</strong> herramientas teóricas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las cuales abordarlas.edad suficiente como para haber vivido en el momentoen el cual el grotesco era un género canónico <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>lsistema teatral argentino, va a ser un especializadoseguramente en este género, y hoy se verá en la necesidad<strong>de</strong> estudiar el postmo<strong>de</strong>rnismo como sistemafilosófico/estético. En cambio, el crítico que hoy seestá formando intelectualmente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ambientepostmo<strong>de</strong>rno quizás no tenga que recurrir más que auna profundización en función <strong>de</strong> sus intereses puntuales<strong>de</strong> lo que significa la adaptación al arte <strong>de</strong> estacorriente filosófica, pero sí tenga que recurrir por todoslos medios al estudio <strong>de</strong>l grotesco.Felizmente el campo artístico es una permanentebatalla entre sistemas, y esto obliga a que todos, jóveneso ancianos, argentinos o extranjeros, tengamosque convertirnos en estudiantes crónicos para no quedarfuera <strong>de</strong>l conflicto cultural, <strong>de</strong> la misma manera acomo un artista <strong>de</strong>be ir avanzando para conocer formasestéticas que quizás le permitan expresar mejor lo quetiene para <strong>de</strong>cir, o simplemente a partir <strong>de</strong> ellas encontrarel camino hacia la propia invención. Eso es lo queen <strong>de</strong>finitiva emparenta, en la teoría, a los críticos conlos artistas. Ambos somos sujetos que formamos parteactivamente <strong>de</strong> la cultura, con la permanente amenaza<strong>de</strong> quedar circunscriptos a un espacio que <strong>de</strong> hegemónicose volvió marginal, no por emergente sino poranacrónico. La jubilación involuntaria es ese fantasmaque nos acecha a ambos permanentemente, y ante elcual fracasamos <strong>de</strong> forma rotunda. Si Luis Ordaz, elmaestro <strong>de</strong> la crítica teatral argentina, tuvo que <strong>de</strong>jarsu oficio, todos nosotros <strong>de</strong>biéramos estar alertas para<strong>de</strong>cidir en qué momento abandonamos la crítica para<strong>de</strong>dicarnos exclusivamente a la historia, un tipo <strong>de</strong>trabajo tan noble como rechazado en el medio.22 CUADERNOS DE PICADERO
El crítico teatral:<strong>de</strong> referente a espécimenen vía <strong>de</strong> extinciónpor ANA SEOANE (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires)*(*) Investigadora, docente, periodista y crítica teatral.Si se busca la palabra “referente” en el Diccionario<strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia Española se encuentra: “<strong>de</strong> referir.Que refiere o que dice relación a otra cosa”. Para“referir” las acepciones son varias:1. Dar a conocer, <strong>de</strong> palabra o escrito, un hechoverda<strong>de</strong>ro o ficticio.2. Dirigir, encaminar u or<strong>de</strong>nar una cosa a cierto y<strong>de</strong>terminado fin u objeto.3. Poner en relación personas o cosas.4. Aplicar, a veces sin conocimiento seguro, hechoso cualida<strong>de</strong>s a una persona o cosa.Se supone que un crítico teatral <strong>de</strong>berá “dar aconocer” un espectáculo sin la subjetividad <strong>de</strong> escribirlo que él hubiera hecho con ese texto, o lo quehubiera preferido ver sobre el escenario. Con respectoa la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “dirigir o encaminar”, tal vezpueda intentar enmarcar la propuesta para que estole sirva como guía al futuro espectador. La terceraacepción es la más compleja, porque por lo generalno suele vincular a otros. El último tal vez sea elmás cercano, cuando señala que no hay un conocimientoseguro en la palabra “referente”.MIRANDO HACIA ATRÁSPara muchos, Aristóteles (384-322 a C) fue uno <strong>de</strong> losprimeros críticos teatrales. Su Arte poética es untratado <strong>de</strong> estética y <strong>de</strong> crítica dramática, que nosllegó incompleto, ya que sólo <strong>de</strong>sarrolla a la tragedia.Con esta teoría se recuerda la novela El nombre <strong>de</strong> larosa <strong>de</strong> Umberto Eco. Sus reflexiones y calificacionessiguen siendo válidas, más allá <strong>de</strong> haberse frivolizadoel tema <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s durante el seudoclasicismoveinticinco siglos más tar<strong>de</strong>. Él reflexionaba sobre losespectáculos que había visto y analizaba a sus creadores.El tiempo le había permitido cierta objetividadcomo para po<strong>de</strong>r clasificar y llegar a formular conceptostan rotundos, como cuando afirmaba que Sófocleshabía creado la escenografía e introducido al terceractor sobre el escenario. Pudo evaluar la importancia<strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los dramaturgos y sólo nos <strong>de</strong>jó algunahuella que <strong>de</strong>ja entrever su interés por el hecho teatral,por momentos alejándose <strong>de</strong>l texto dramático. Seguramentefue un referente más allá <strong>de</strong> los aportesfilosóficos que entregó a su Grecia y a la humanida<strong>de</strong>ntera.. “No existe una crítica dramática, <strong>de</strong> categoríarelevante, sin una base estética y filosófica”. Entresus principios ésta es una <strong>de</strong> sus frases que habría quetener en cuenta al ejercer la crítica teatral. La otraseñalaba: “No es suficiente saber lo que uno <strong>de</strong>be<strong>de</strong>cir, sino que se <strong>de</strong>be saber también cómo <strong>de</strong>cirlo”.UN EJEMPLO PARA TENER EN CUENTAMuchos siglos <strong>de</strong>spués, en otro país, otro creador,Bertolt Brecht convocaba a un crítico para que lo ayudaraa reflexionar sobre si había conseguido o no lo quese proponía. Le interesaba la mirada <strong>de</strong> Ernst Schumacher,para que le cuestionara sus puestas y susbúsquedas. Junto a él completó su Pequeño Orga-LA CRÍTICA23
“Los referentes parecen haberse perdido, ya quenecesariamente para evaluar, comparar y reflexionarhabría que poseer un conocimiento previo <strong>de</strong> todo lo quesuce<strong>de</strong> en un arte. Saber cuáles son los estilos, los distintoscaminos, lo que los creadores dicen <strong>de</strong> sus propios trabajosy, <strong>de</strong> esta manera y con este material completo, po<strong>de</strong>rreflexionar sobre qué le pasa al teatro y cuáles son lasnuevas búsquedas o las obsesiones“.non, don<strong>de</strong> se preguntaba si el carácter épico <strong>de</strong> suteatro quedaba claro como categoría social y no sólocomo estética formal. Indudablemente fue la miradaque le interesaba y que respetaba.La pregunta es: ¿fueron referentes <strong>de</strong> sus épocas? Larespuesta es compleja <strong>de</strong> contestar. En el primero <strong>de</strong>los casos, el filósofo griego lo fue; en el segundo, talvez habrá que limitar el aspecto <strong>de</strong> referencia. Para undramaturgo, en este caso, Brecht lo fue.UN POCO DE HISTORIA ARGENTINAPara todos aquellos interesados en mirarnos a nosotrosmismos, un crítico, Alfredo <strong>de</strong> la Guardia,recopiló no sólo una historia universal <strong>de</strong> esta profesión,sino que investigó qué había sucedido en nuestropaís. Publicado en 1970, su libro La visión <strong>de</strong> lacrítica dramática presenta un análisis <strong>de</strong> los teóricosy plantea una crítica <strong>de</strong> la crítica. Recuerda laprimera publicación, El Telégrafo Mercantil RuralPolítico Económico e Historiográfico <strong>de</strong>l Río <strong>de</strong>la Plata, <strong>de</strong> 1801. Rescata al Dr. José Eugenio Portilloquien firmaba su comentarios teatrales bajo suanagrama <strong>de</strong> Enio Tullio Grope. Más tar<strong>de</strong> EstebanEchevarría (el autor <strong>de</strong> La cautiva) <strong>de</strong>stacaba que lacrítica era “instrumento <strong>de</strong> la razón” y, como buenrepresentante <strong>de</strong>l romanticismo, valorizaba toda influenciaespañola. Mientras que ya en el exilio, másprecisamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o, Bartolomé Mitreimpulsaba la creación <strong>de</strong> una dramaturgia nacional,refiriéndose a la importancia <strong>de</strong> encontrar un actorque interpretara estos textos.Bajo el alias <strong>de</strong> “Figarillo” se escondía otro político<strong>de</strong> envergadura como fue Juan Bautista Alberdi, quienproclamaba la misma necesidad que Echeverría. En1837, proponía crear escuelas para actores y resaltabala importancia <strong>de</strong> Casacuberta y su <strong>de</strong>cir nacional,alejado <strong>de</strong> los modismos españoles.Todos estos nombres tenían en sus escritos una permanentefunción didáctica. Pretendían enseñar ybuscaban que sus lectores reflexionaran. La políticaestaba muy unida al periodismo y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esas mismaspáginas, trasmitían su visón <strong>de</strong>l país, sin olvidar elterritorio cultural. Bajo seudónimos parece difícil imaginarreferentes, pero estos hombres lo fueron. Teníanuna i<strong>de</strong>ología, y es muy probable que sus escritosmarcaran a la escena o, por lo menos, pesaran sobreella, aunque también hay que tener en cuenta el númerolimitado <strong>de</strong> lectores que existía por ese entonces.En la Argentina <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l siglo XIX, con veinteo treinta escenarios, no sería complicado imaginar quelos críticos fueran referentes <strong>de</strong> un sector <strong>de</strong> la población.Habría que investigar cuánta gente leía y comprabalos periódicos <strong>de</strong> aquella época.CAMBIOS EN EL SIGLO XXMás cercano a nosotros, Edmundo Guibourg fue unreferente, transformándose en lo que llamaríamos “asesor”.Los empresarios le preguntaban por la importanciateatral <strong>de</strong> uno u otro texto dramático. Los actores, muchasveces cabezas <strong>de</strong> compañías, también lo hacían.Por su profesión y también por su familia, ya que fuecuñado <strong>de</strong> Samuel Eichelbaum, el teatro era un temaobligado. Todas las noches veía espectáculos y, en24 CUADERNOS DE PICADERO
muchos casos, escribía por las madrugadas, <strong>de</strong>jandoel material en la redacción pocas horas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>concluir la función.Ya a mediados <strong>de</strong>l siglo XX, tres críticos muy distintoscomo Ernesto Schoo, Emilio Stevanovich y KiveStaiff apoyaban a una joven dramaturga que empezabasus primeras armas: Griselda Gambaro. Ellos se transformaronen referentes intuitivos <strong>de</strong> una nueva autoraargentina que nacía. Vieron en ese primer texto <strong>de</strong>Gambaro una potencia dramática importante, y distinta<strong>de</strong>l realismo imperante en los escenarios porteños.Aquella realidad argentina era muy diferente. Losperiodistas podían vivir <strong>de</strong> su trabajo y los teatros,como las propuestas, podían ser todas vistas. Era frecuentever sentados a cualquiera <strong>de</strong> ellos, incluso antefunciones <strong>de</strong> principiantes. Habría que agregar otronombre, aunque mucho más polémico, pero no por esorespetado y sí temido: Jaime Potenze.En la actualidad hay 150 salas teatrales en la ciudad<strong>de</strong> Buenos Aires (dato registrado en PROTEATRO. <strong>Instituto</strong><strong>de</strong> Apoyo a la Actividad Teatral No Oficial), cifraque se acrecienta si se le suman los ámbitos oficiales.El número y la actividad que se <strong>de</strong>sarrollan <strong>de</strong> miércolesa domingos, sin olvidar los distintos horarios quese incorporaron, incluso la trasnoche <strong>de</strong> viernes y sábados,como hecho habitual, hace casi imposible vertodo. Algunos <strong>de</strong> estos espectáculos van sólo una vezpor semana, característica que antes no se daba, ybajan a los dos meses <strong>de</strong> estreno. Todas estas circunstancias:brevedad <strong>de</strong> funciones y superposiciones <strong>de</strong>las mismas, obligan al crítico a elegir, optar, a vecespriorizando lo “conocido”. Este elemento prevalecetambién a la hora <strong>de</strong> ir a ver una propuesta <strong>de</strong> nuevaten<strong>de</strong>ncia.REFERENTE: ¿SER O NO SER ?En un mundo con múltiples resistencias a la globalización,el teatro porteño se niega a esta fórmula.Antes, los críticos parecían sólo dividirse entre losque apoyaban la dramaturgia nacional (Guibourg siempreencabezó la lista), y los que seguían con másafecto y confianza lo que se importaba <strong>de</strong> Europa. Ahoraesto suena ridículo, cuando se ha abandonado casipor completo el imperio <strong>de</strong>l dramaturgo para vivir el <strong>de</strong>ldirector. En muchos casos, los puestistas se han transformadoen dramaturgos <strong>de</strong> sus propias propuestas, ylos periodistas especializados parecen dividirse entrelos que apoyan incondicionalmente a estas mal llamadas“nuevas ten<strong>de</strong>ncias” o “escenas alternativas”, yni siquiera van a ver las propuestas que se dan ensalas más cercanas al teatro realista, y los que aúnbuscan ver todo.Cuando se pregunta si el crítico hoy es un referente,habría primero que aclarar que él ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> tenerimportancia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las redacciones periodísticas.Se sabe que no es una historia nueva, los caminos queconducen a la crítica, en la mayoría <strong>de</strong> los casos, soncausales y sólo luego <strong>de</strong>l ejercicio nace la reflexión.¿Por qué se elegía a alguien para ejercer esta responsabilidad?Por lo general, como lo relatan los librosautobiográficos <strong>de</strong> Guibourg o Alfredo <strong>de</strong> la Guardia,pasaba por la cercanía cultural <strong>de</strong>l hombre que ejercíael periodismo. No es casual el término hombre, porquedurante muchas décadas esta profesión fue casi privativa<strong>de</strong>l género masculino.Una vez que los compañeros, o el jefe, coincidieranen la facilidad <strong>de</strong> escritura y algunos conocimientosculturales, era lanzado, hasta arrojado a la platea paraluego, horas más tar<strong>de</strong>, escribir el resultado y la reflexión<strong>de</strong> lo visto.Para algunos, referente quiere <strong>de</strong>cir miedo. Muchoscolegas buscaron y hasta buscan ser temidos. Tal vezpara diferenciarse o para po<strong>de</strong>r ser etiquetados. El caminoes muy fácil: <strong>de</strong>struir y burlarse <strong>de</strong> la mayor parte<strong>de</strong> las propuestas y cuanto más comerciales, más sañaentregarle al comentario. Es más importante <strong>de</strong>shacera una actriz conocida que a una <strong>de</strong>l circuito in<strong>de</strong>pendiente.En realidad, la única ventaja <strong>de</strong> los escenariosalternativos es que los críticos que quieren ser temidosno van por esas butacas...Hubo épocas en que referente quiso <strong>de</strong>cir respeto.Vuelve a imperar el nombre <strong>de</strong> Guibourg a nivel histó-LA CRÍTICA25
Cuando se pregunta si el crítico hoy es un referente, habríaprimero que aclarar que él ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> tener importancia<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las redacciones periodísticas. Se sabe que noes una historia nueva, los caminos que conducen a la crítica,en la mayoría <strong>de</strong> los casos, son causales y sólo luego <strong>de</strong>lejercicio nace la reflexión.rico, y se pue<strong>de</strong>n agregar los <strong>de</strong> Luis Ordaz o ErnestoSchoo, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado al crítico uruguayo-argentino,Gerardo Fernán<strong>de</strong>z. Se solía escuchar que losactores podían no coincidir con las objeciones queescribían o escriben algunos <strong>de</strong> ellos, pero siempreeran y son respetados y, con el tiempo, se les terminadando la razón.Las décadas <strong>de</strong>l ‘60 y ‘70 fueron <strong>de</strong> una intensaactividad, pero los colegas se podían permitir ver todolo que se estrenaba, e incluso lo comparaban con loque llegaba <strong>de</strong> otros países. El crítico que se sentabafrente a los escenarios <strong>de</strong>l San Martín o <strong>de</strong>l Cervantes,no dudaba en ir también al <strong>Instituto</strong> Di Tella, aunquesaliera enojado <strong>de</strong> la función.En Buenos Aires, salvo algunas pocas excepciones,las salas quedaban en el centro <strong>de</strong> la ciudad,ya que no existían los teatros barriales. Sólo senecesitaban algunos minutos para trasladarse <strong>de</strong> unespacio a otro... En la actualidad se dan en zonastan distantes como pue<strong>de</strong>n ser La Boca, Agronomíao Villa Crespo.Los referentes parecen haberse perdido, ya que, necesariamente,para evaluar, comparar y reflexionarhabría que poseer un conocimiento previo <strong>de</strong> todo loque suce<strong>de</strong> en un arte. Saber cuáles son los estilos,los distintos caminos; lo que los creadores dicen <strong>de</strong>sus propios trabajos y, <strong>de</strong> esta manera y con estematerial completo, po<strong>de</strong>r reflexionar sobre qué le pasaal teatro y cuáles son las nuevas búsquedas o lasobsesiones.Existieron siempre las <strong>de</strong>cisiones editoriales. Alcanzaríapara <strong>de</strong>mostrarlo releer las páginas <strong>de</strong> losdiarios más importantes <strong>de</strong> los años ‘30 como “LaNación”,(o) “La Prensa” para comprobar que no habíacríticas sobre los teatros in<strong>de</strong>pendientes.Los estrenos aparecían en la cartelera y en algunasocasiones, como en el caso <strong>de</strong> Roberto Arlt, se anunciabala presentación <strong>de</strong> su obra, porque tenía prestigiocomo novelista. El mayor espacio lo obtuvo cuandoentregó El fabricante <strong>de</strong> fantasmas (1936) a unacompañía comercial, como era la que encabezaba Milagros<strong>de</strong> la Vega y María Esther Po<strong>de</strong>stá, que contócon la dirección <strong>de</strong> Belisario García Villar, en el escenario<strong>de</strong>l teatro Argentino.Des<strong>de</strong> Calle Corrientes, su propia columna, en eldiario Crítica, Edmundo Guibourg apoyó al movimientoin<strong>de</strong>pendiente; sentía que abría otra línea dramáticaal teatro nacional, sin olvidar los importantes estrenosnorteamericanos que se dieron a conocer allí.Revisando el pasado, no se duda al afirmar que huboreferentes, más allá <strong>de</strong> los seudónimos. Hoy habríaque señalar que los referentes se enmarcan con el tipo<strong>de</strong> propuestas. Son pocos los críticos teatrales queasisten a todos los espectáculos, más allá <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>nciasy teatros.En una Argentina que busca nuevos referentes en todoslos campos, no parece ajeno el mismo <strong>de</strong>seo en lagente <strong>de</strong>l teatro. Y así como muchos creen que la honestida<strong>de</strong>s una cualidad en vías <strong>de</strong> extinción, se podríacasi <strong>de</strong>cir lo mismo <strong>de</strong> la profesión <strong>de</strong>l crítico teatral.Es, en realidad, un espécimen en vías <strong>de</strong> extinción.26 CUADERNOS DE PICADERO
Las referencias <strong>de</strong> la críticaen el teatro contemporáneo:huellas, marcas, distanciaspor MIGUEL PASSARINI (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Rosario)**Miguel Passarini, periodista, docente y crítico teatral <strong>de</strong>ldiario El Ciudadano <strong>de</strong> Rosario. A<strong>de</strong>más integra el concejoeditor <strong>de</strong> la revista <strong>de</strong> artes escénicas El Espacio Vacío.La pregunta resuena inquisidora <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace algúntiempo en la cabeza <strong>de</strong> quienes –como este cronista–se han convertido en un vínculo, un puente entre losnuevos –y no tanto– productores <strong>de</strong> sentido y el público.O acaso no es ese el fin primario <strong>de</strong> la crítica, másallá <strong>de</strong> que por varias décadas se haya pensado locontrario, e incluso se haya reforzado esa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elmismo discurso crítico.Pensar si el crítico es o no un referente <strong>de</strong>l teatroactual obliga a pensar antes en otros interrogantes que,como este, abren gran<strong>de</strong>s incógnitas a la hora <strong>de</strong> dirimiracerca <strong>de</strong> cuál es hoy el rol <strong>de</strong> la crítica y, poryuxtaposición, <strong>de</strong>l crítico, en el marco <strong>de</strong> la realidadteatral actual.Una sumatoria <strong>de</strong> variables se han gestado en lacrítica teatral contemporánea. En el marco <strong>de</strong>l espaciocrítico en todas sus formas –las ortodoxas y sus <strong>de</strong>rivados–se han producido un sinnúmero <strong>de</strong>“mutaciones” tanto <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n personal como <strong>de</strong> discurso.Por un lado, porque la crítica ha sufrido una granremisión espacial en los medios gráficos en la últimadécada, lo que ha llevado al crítico a construir discursosparalelos, en principio aquietados por tratarse <strong>de</strong>un terreno poco conocido, y con el tiempo (la últimadécada, sobre todo en la Argentina), en un discurso quese afianza al calor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> los propios generadores<strong>de</strong> sentido, ávidos por conocer cuál es esalectura entre “académica” y “procaz” que caracteriza aun amplio sector <strong>de</strong>l discurso crítico contemporáneo.Quizás sea oportuno <strong>de</strong>finir qué es la crítica. Elijoquedarme con una <strong>de</strong> las <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> losintelectuales franceses más brillantes <strong>de</strong>l siglo XX:Roland Barthes, que, aunque suene cercana y familiar yesté, en parte, ligada a la crítica literaria, es inexpugnablementeválida. Esta <strong>de</strong>finición fue publicada en 1963,en el suplemento literario <strong>de</strong> Times, y recopilada en2003 en Ensayos críticos (1): “Reconociendo que en símisma no es más que un lenguaje (o más exactamenteun meta-lenguaje), la crítica pue<strong>de</strong> ser contradictoriapero auténticamente, a la vez objetiva y subjetiva, históricay existencial, totalitaria y liberal. Porque, <strong>de</strong> unaparte, el lenguaje que cada crítico elige no le baja <strong>de</strong>lcielo, es uno <strong>de</strong> los diversos lenguajes que le proponesu época, es objetivamente el término <strong>de</strong> una ciertamaduración histórica <strong>de</strong>l saber, <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, <strong>de</strong> laspasiones intelectuales, es una necesidad; y, <strong>de</strong> otraparte, este lenguaje necesario es elegido por cada críticoen función <strong>de</strong> una cierta organización existencial,como el ejercicio <strong>de</strong> una función intelectual que lepertenece en propiedad, ejercicio en el cual pone todasu profundidad, es <strong>de</strong>cir, sus elecciones, sus placeres,sus resistencias, sus obsesiones. Así es como pue<strong>de</strong>iniciarse en el seno <strong>de</strong> la obra crítica el diálogo <strong>de</strong> doshistorias y <strong>de</strong> dos subjetivida<strong>de</strong>s, las <strong>de</strong>l autor y las <strong>de</strong>lcrítico. Pero este diálogo queda, egoístamente trasladadohacia el presente: la crítica no es un homenaje a laverdad <strong>de</strong>l pasado, o a la verdad <strong>de</strong>l otro, sino que esconstrucción <strong>de</strong> lo inteligible <strong>de</strong> nuestro tiempo”.LA CRÍTICA27
“La figura <strong>de</strong>l crítico ha tenido que amoldarse a unarealidad que lo enfrenta, más allá <strong>de</strong> los vaivenes <strong>de</strong>l rolhistórico, a una verdad que trascien<strong>de</strong> su personalidadsocio-cultural, su formación, las variantes <strong>de</strong> estilos yestéticas que ha visto o estudiado, su presencia y espacio<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pensamiento intelectual <strong>de</strong> su tiempo y el <strong>de</strong>sus contemporáneos”.De lo que antece<strong>de</strong> se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la crítica pue<strong>de</strong>ser vista también como un diálogo, la instancia dialéctica<strong>de</strong> dos historias, “dos subjetivida<strong>de</strong>s quedialogan”, según Barthes, quizás el mayor exponente<strong>de</strong> la nouvelle critique, que planteaba el análisis críticono sólo en relación con el autor sino también con ellector, que en nuestro caso, bien pue<strong>de</strong> ser espectador(en <strong>de</strong>finitiva, receptor <strong>de</strong> un mensaje).La sensación <strong>de</strong> que cada teatro, cada estilo teatral–dado que a esta altura resulta imposible, o al menoscomplicado, hablar <strong>de</strong> géneros– necesita <strong>de</strong> un críticoque pueda interpretar la poética que lo genera, “lafunción intelectual <strong>de</strong> criticar”, según Barthes, exigeal crítico el primer gran esfuerzo: ya no la miradadistante <strong>de</strong>l fenómeno, sino una mirada más introspectiva,cercana <strong>de</strong> esa poética, entendiendo por tal alas (2) “construcciones morfotemáticas que, por procedimientos<strong>de</strong> selección y combinación, constituyenuna estructura teatral, generan un <strong>de</strong>terminado efecto,producen sentido y portan una i<strong>de</strong>ología estéticaen su práctica”.Se trata entonces <strong>de</strong> un lenguaje <strong>de</strong> carácter propiocuya génesis, contexto y proceso creativo, son materia<strong>de</strong> estudio antes <strong>de</strong> intelectualizar a través <strong>de</strong> la críticauna mirada acerca <strong>de</strong> la teatralidad o <strong>de</strong>l teatro o <strong>de</strong> lapoética en cuestión. Por tanto, el discurso crítico contemporáneose ha parcializado, se afianza en otrosór<strong>de</strong>nes ya no sólo escritos sino también verbales, enmúltiples formas: <strong>de</strong>volución, <strong>de</strong>smontaje, taller <strong>de</strong>crítica, espacio <strong>de</strong> reflexión y confrontación, seminarios,<strong>de</strong>bates. Es <strong>de</strong>cir: la crítica intenta acortar lasdistancias, mirar un poco más <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el riñón <strong>de</strong> unaproblemática que con el paso <strong>de</strong>l tiempo se vuelvecada vez más compleja e intrincada.EL CRÍTICO QUE ACORTA LAS DISTANCIASLa figura <strong>de</strong>l crítico ha tenido que amoldarse a unarealidad que lo enfrenta, más allá <strong>de</strong> los vaivenes <strong>de</strong>lrol histórico, a una verdad que trascien<strong>de</strong> su personalidadsocio-cultural, su formación, las variantes <strong>de</strong> estilosy estéticas que ha visto o estudiado, su presencia yespacio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pensamiento intelectual <strong>de</strong> su tiempoy el <strong>de</strong> sus contemporáneos, y, por qué no, susprincipios éticos, con un tiempo que pi<strong>de</strong> a gritos –ante el <strong>de</strong>sconcierto que ha provocado el arte <strong>de</strong>l nuevosiglo en todas o casi todas sus variantes– , un punto <strong>de</strong>apoyo, una mirada conjunta, en especial, ante la manifiestanecesidad <strong>de</strong> un mayor acercamiento al teatro yla crítica que se genera por parte <strong>de</strong> los teatristas, enparticular en los países <strong>de</strong>l Tercer Mundo.Suce<strong>de</strong> que sigue habiendo, como en los años 60 <strong>de</strong>lsiglo pasado, dos tipos <strong>de</strong> críticos y por lo mismo doscríticas. Por un lado la académica, la universitaria, quese rige por ciertos cánones preestablecidos y se acota ala investigación. Y por otro, una menos ortodoxa, másdúctil e imperfecta, también más novedosa y hasta quizásmás efectiva, al menos para algunos <strong>de</strong>stinatariosinteresados en esa saludable mirada impropia.En términos <strong>de</strong> rol, el crítico contemporáneo y suespacio <strong>de</strong> reflexión, aunque pertenezcan al post estructuralismo,se siguen valiendo <strong>de</strong>l estructuralismopara el marco <strong>de</strong> análisis, dado que sigue siendo unabuena herramienta.En tiempos en que se evi<strong>de</strong>ncia, en términos económicos,el agotamiento <strong>de</strong>l capitalismo clásico, algunoscríticos tratan <strong>de</strong> correr su discurso, en apariencia atra-28 CUADERNOS DE PICADERO
vesado por fuertes impresiones académicas, para seruna referencia que revaloriza el hecho artístico provocandocambios, o mejor dicho, “acomodamientos”, quese producen y evi<strong>de</strong>ncian una vez manifestada la crítica,lo que comprueba que su presencia tiene un valorquizás más <strong>de</strong>terminado para el teatrista que para elespectador, corriéndose nuevamente <strong>de</strong>l concepto “mo<strong>de</strong>rno”<strong>de</strong> crítica don<strong>de</strong> la intención estaba puesta enel espectador.Suce<strong>de</strong> que tanto el teatro como la crítica, estántransitando un espacio nuevo imbuido por una dialéctica<strong>de</strong>l pensamiento y la reflexión que juntos van rumboal ocaso <strong>de</strong> una “mo<strong>de</strong>rnidad” estética. El teatro transita,como el crítico y como la mayoría <strong>de</strong> los valoresy dogmas aceptados en el siglo XX, un tiempo <strong>de</strong> caos,<strong>de</strong> cuestionamiento, un tiempo en el que las leyes <strong>de</strong>lo empírico buscan resignificar el rol <strong>de</strong> la crítica.Estos elementos <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo hacen <strong>de</strong>l críticoun referente <strong>de</strong>l teatro actual, no ya como una vozincuestionable, sino como una voz más que ingresa enel juego <strong>de</strong> otras voces.PENSANDO UNA CRÍTICA DESDE LA AUTO-CRÍTICALa autocrítica –en el contexto <strong>de</strong> la crítica– es unespacio que cierto sector <strong>de</strong> la crítica, que compren<strong>de</strong>a referentes <strong>de</strong> formaciones tan eclécticas como distantes(aunque con miradas que antes o <strong>de</strong>spuésacuerdan un mismo horizonte), ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> lado. Unaspecto <strong>de</strong> la autocrítica en la crítica quizás esté ligadocon la responsabilidad <strong>de</strong> forzar los límites <strong>de</strong> unareflexión que se manifiesta correcta aunque austera,para generar un espacio <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> pensamientomás vasto y productivo.El estructuralismo (aplicando el concepto <strong>de</strong> estructuraa una compleja serie <strong>de</strong> sistemas que se entrelazanformándola, sin llegar a ser algo universal, <strong>de</strong>finitivo),que para la comunicación otorga herramientas muyvaliosas por el recorte y la prolijidad con la que abordael análisis ayudando a la interpretación, bien pue<strong>de</strong> sersumado al análisis <strong>de</strong> los hechos teatrales, más allá<strong>de</strong> que muchos <strong>de</strong> sus dogmas sean utilizados inconscientementeen el proceso crítico. El estructuralismobien pue<strong>de</strong> ser una herramienta que nos permita dirimircómo se nos presentan los signos teatrales y qué elecciónhacemos a la hora <strong>de</strong> valorarlos y clasificarlospara el público. Suce<strong>de</strong> que cuando se logra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lamirada sensible <strong>de</strong>spojarse <strong>de</strong> cierta aspereza propia<strong>de</strong> las instancias académicas (prueba <strong>de</strong> ello son lasinstancias críticas que se elaboran, por ejemplo, enconjunto), fluyen nuevas y más ricas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lectura no sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la crítica sino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otros campos<strong>de</strong>l hecho teatral que quedan afuera <strong>de</strong> este ensayo.La crítica, cada vez más, busca ocupar los intersticios,los espacios vacuos, quizás por acción o porinercia y como parte <strong>de</strong> un proceso que se muestracada vez más vital y entregado. Por esto, la críticaintenta encontrar cierta racionalidad para hallar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>todos los campos involucrados, nuevas rutas que encaminenel <strong>de</strong>sarrollo final <strong>de</strong> la puesta en escena,beneficiándose el resultado final <strong>de</strong>l montaje y poragregado el espectador.La semiótica (entendiendo por tal a una especie <strong>de</strong>acuerdo acerca <strong>de</strong> una doctrina o teoría <strong>de</strong> signos), porsu parte, aporta elementos <strong>de</strong> gran valor en la racionalidad<strong>de</strong> la crítica que se han ido incorporandoorgánicamente al proceso <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong>l discurso.Por su parte, el estructuralismo aporta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> suconcepción científica, elementos que, sin llegar a <strong>de</strong>sembarcaren una crítica estructurada, pue<strong>de</strong>n permitirestructuras <strong>de</strong> análisis más accesibles, sin resignarestilo ni calidad.Quizás si el criterio que busca consolidarse es el“valor” por encima <strong>de</strong>l “juicio”, a la hora <strong>de</strong> poner afuncionar un juicio <strong>de</strong> valor, la crítica pueda construirun discurso que sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser propio pueda ser creativo,que sin per<strong>de</strong>r rigor, pueda “referenciar” con criterioel tiempo por el que atraviesa el arte teatral en elentorno al que pertenece, que sin prostitutirse puedaentregarse a otras miradas para integrarse con conocimiento<strong>de</strong> causa –y efecto– al arte total que preten<strong>de</strong>ser en ciernes el teatro contemporáneo.BIBLIOGRAFÍA(1) ROLAND BARTHES “Ensayos críticos” - Seix BarralLos Tres Mundos Ensayo(2) JORGE DUBATTI “El teatro jeroglífico” Herramientas<strong>de</strong> poética teatral - Texto Básicos AtuelLA CRÍTICA29
Crítica, un término quesuena a entelequiapor HILDA CABRERA (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires)*(*) Redactora y crítica teatral <strong>de</strong>l diario Página 12, <strong>de</strong> BuenosAiresAunque con variaciones, artistas y estudiosos <strong>de</strong>lteatro (investigadores y ensayistas que suman propuestasteóricas) consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong>ficiente a la crítica teatralperiodística, salvo en los casos en que hallen en éstabuena disposición para sus trabajos. Actitud que noimplica aceptación <strong>de</strong> la tarea <strong>de</strong>l otro, y mucho menosreconocimiento. Forman legión las figuras que <strong>de</strong>sprecianprofundamente la labor <strong>de</strong>l cronista, pero no vacilanen solicitar a éste alguna difusión <strong>de</strong> su actividad. Estoes lo que se observa tanto en la práctica diaria llevadaa cabo en una redacción como en las discusiones quese organizan para evaluar la relación entre el artista yel crítico, algunas impresas en libros y revistas <strong>de</strong>lsector. La imposición <strong>de</strong> los editores <strong>de</strong> los mediosgráficos <strong>de</strong> calificar a las obras <strong>de</strong> modo escolar (connúmeros, estrellitas y otros signos) no hizo sino ridiculizarla actividad <strong>de</strong>l periodista especializado, cuyaoposición a esta técnica, característica en el ámbitopublicitario, fue en su momento, y en términos generales,bastante más contun<strong>de</strong>nte que la <strong>de</strong> los cronistas<strong>de</strong> otras disciplinas. Hubo acuerdo en que esa calificación<strong>de</strong>svalorizaba el comentario y menospreciaba lacapacidad reflexiva <strong>de</strong>l lector, pero la moda terminóimplantándose.Entre artistas e investigadores prospera el convencimiento<strong>de</strong> que el periodista metido a crítico se tomamuy a la ligera todo cuanto suce<strong>de</strong> en el mundo <strong>de</strong>lteatro, <strong>de</strong> modo que sus opiniones no tienen sustentoy son básicamente perjudiciales. Y a veces aciertan,sobre todo cuando algún cronista mediático señala <strong>de</strong>modo tajante al lector, al televi<strong>de</strong>nte o al oyente que loconsi<strong>de</strong>ra “serio” qué es lo que se <strong>de</strong>be o no ver. Paraesos personajes (siempre complacientes con sus amigosy avisadores) no hay matices entre lo imperdible ylo malo.En cuanto al término crítica, suena <strong>de</strong>masiado a entelequia.No existe como conjunto. Por eso es preferiblehablar <strong>de</strong> críticos. Esta individuación es importanteporque garantiza la diversidad. El periodista que se<strong>de</strong>dica a la crítica teatral suele no preguntarse <strong>de</strong>masiadopor su función. En general, <strong>de</strong>sempeña esa tareaporque le interesa y ha adquirido conocimientos. Sabeque no va a obtener un mejor sueldo ni mayor prestigiopor eso, y que, por el contrario, <strong>de</strong>berá poner en juegosu sentido <strong>de</strong> la oportunidad para ganar un espacio allídon<strong>de</strong> trabaja. Como toda disciplina artística, el teatroes búsqueda, <strong>de</strong>scubrimiento y transmisión <strong>de</strong> sensibilida<strong>de</strong>s,pero esto no <strong>de</strong>svela hoy a los editores.Es cierto que existen gradaciones entre el estado <strong>de</strong>incomunicación absoluta entre artistas y críticos y el<strong>de</strong> la lisonja y la complacencia. Hay quienes le reconocenal periodista especializado su esfuerzo por<strong>de</strong>sarrollar el interés en el medio en que <strong>de</strong>sempeñasu tarea, pero esto no modifica su situación. Reconocidoo no, el crítico <strong>de</strong>be continuar planteándoseexigencias, incluso aquellas que aun el más compro-30 CUADERNOS DE PICADERO
metido con esta actividad no cumple: la <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> servanguardia en su trabajo. El crítico periodístico va siempre<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los logros <strong>de</strong>l investigador y <strong>de</strong>l artista, yesto es una falla vital en su labor. En general se circunscribea la tarea básica <strong>de</strong> observar, en la medida<strong>de</strong> lo posible sin preconceptos, toda manifestaciónteatral y prepararse para soportar el enojo <strong>de</strong> los creadoresque se sienten incomprendidos, y que incluso loconvierten en elemento responsable <strong>de</strong> sus fracasos.Suce<strong>de</strong>, y cada vez con mayor frecuencia, que un críticoperiodístico es invitado a ver más <strong>de</strong> una función <strong>de</strong>una misma obra, no tanto por el sano <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> reflexionaren compañía, sino para que atenúe algún comentarionegativo propio o <strong>de</strong> un colega. Éste, como otros viciosque se observan en la actividad diaria, subsistiránprobablemente mientras no se entienda que toda expresión<strong>de</strong> vida intelectual (y la <strong>de</strong>l crítico lo es) es elresultado <strong>de</strong> una diversidad <strong>de</strong> conceptos e impresionesy, por lo tanto, un elemento que propicia el encuentropero también la polémica. En este punto la tarea <strong>de</strong>lperiodista especializado no es otra que la <strong>de</strong> presentarcon claridad aquello que sabe y ser igualmente concisoy transparente en el análisis <strong>de</strong>l fenómeno teatral,evitar la frase hecha y las adjetivaciones grandielocuentes.Aportar, en esencia, todo aquello que impliqueun enriquecimiento para el lector (u oyente), y participarpero al mismo tiempo <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciafrente a las presiones, provengan éstas <strong>de</strong> artistas,agentes <strong>de</strong> prensa o editores. Si bien cada obra es unmundo, no todos los críticos lo entien<strong>de</strong>n así. Es elcaso <strong>de</strong> aquellos <strong>de</strong> quienes se sabe <strong>de</strong> antemano quévan a <strong>de</strong>cir o escribir, <strong>de</strong> los que permiten que prevalezcael gusto personal y convierten al propio trabajoen un calco <strong>de</strong> los anteriores.LA CRÍTICA FRENTE ALAS NUEVAS TENDENCIASEl término nuevas ten<strong>de</strong>ncias resulta <strong>de</strong>masiado imprecisoen una época como ésta, en la que predominantanto el cruce como las confluencias técnicas y disciplinasdiversas, utilizadas generalmente con sentidolúdico, y a veces <strong>de</strong> modo exasperado. Estos experimentostienen la particularidad <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r al público,aun cuando los estudiosos <strong>de</strong>muestren luego que noson tan novedosos como parecen. Pero la expresiónatrae, más allá <strong>de</strong> la broma <strong>de</strong> que hoy no se necesitamás que a dos para conformar una ten<strong>de</strong>ncia. La promesaes siempre la misma pero se renueva. Se suponeque se trata <strong>de</strong> trabajos que no se atan a esquemas ytransmiten sensaciones a través <strong>de</strong> la fragmentación oel entramado interdisciplinario: en <strong>de</strong>finitiva, un logroobtenido bastante tiempo atrás por las artes plásticas.Ante este teatro <strong>de</strong> búsqueda (o investigación), elcrítico periodístico adopta actitu<strong>de</strong>s diversas. Hay quienesse muestran paternalistas y quienes lo ignoran,quienes lo elogian en forma <strong>de</strong>smesurada o callan, seaporque no le encuentran méritos o temen que se lostil<strong>de</strong> <strong>de</strong> cavernícolas. En cualquier caso, la tarea <strong>de</strong>lperiodista es semejante a la que <strong>de</strong>sarrolla respecto<strong>de</strong>l teatro tradicional (o establecido): mantener la menteabierta, informar y opinar, tratando <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r eldiscurso <strong>de</strong>l artista y <strong>de</strong> criticarlo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su saber, que<strong>de</strong>be ser lo más vasto posible.Es probable que entre tantas exigencias el críticoresbale y reciba su castigo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> alguna mesa <strong>de</strong> <strong>de</strong>bateo reunión <strong>de</strong> creativos e investigadores. Pero ésees su rol en este juego, <strong>de</strong>l cual tal vez se lo expulsecuando unos y otros crean que su mediación con elpúblico (también lector y oyente) no es necesaria yexista una real comunicación entre artistas y público,como suce<strong>de</strong> ya con algunos espectáculos elaboradosen la periferia, cuyos creadores, sin embargo, solicitannotas, como si temieran quedar fuera <strong>de</strong>l circuito. Enestos casos tampoco varía la exigencia <strong>de</strong>l periodista:acompañar en lo posible esas búsquedas (generalmente<strong>de</strong> nivel muy <strong>de</strong>sparejo) y acercar al lector (u oyente)los elementos que crea imprescindibles para que éstepueda reflexionar sobre un arte que, como muchos otros,retrata finalmente a la sociedad en que vive.“Entre artistas e investigadores prospera elconvencimiento <strong>de</strong> que el periodista metido a crítico setoma muy a la ligera todo cuanto suce<strong>de</strong> en el mundo <strong>de</strong>lteatro, <strong>de</strong> modo que sus opiniones no tienen sustento yson básicamente perjudiciales.”LA CRÍTICA31
La críticacomo arena <strong>de</strong> combatepor EDITH SCHER (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires)*(*) Periodista, crítica teatral en Radio MunicipalTener sentido crítico, en general, implica preguntarseacerca <strong>de</strong> lo establecido, lo que se da por supuesto,aquello que nadie consi<strong>de</strong>ra necesario poner <strong>de</strong> relieveporque forma parte <strong>de</strong> las valoraciones <strong>de</strong> una época.La crítica <strong>de</strong> teatro no pue<strong>de</strong> renunciar a esta actitud ytiene que plantearse estos interrogantes, porque la culturaes el terreno más propicio para analizar los sistemas<strong>de</strong> creencias, aquello que se naturaliza y se vuelveindiscutible.El sentido <strong>de</strong> la crítica es, antes que nada y en cualquiertiempo, generar pensamiento crítico. Por eso, todoaquello que tienda a tranquilizar al receptor <strong>de</strong> la misma,y a colocarlo en un lugar pasivo, es ajeno al valor<strong>de</strong> esta actividad, hoy y siempre.La pregunta por la crítica en la actualidad apareceindisolublemente ligada al contexto <strong>de</strong> producción <strong>de</strong>la misma, es <strong>de</strong>cir al medio por el cual circula. Si estavía es el periodismo, en cualquiera <strong>de</strong> sus variantes,hacer crítica hoy, es la resultante <strong>de</strong> la tensión entre loque cada crítico consi<strong>de</strong>ra el motor <strong>de</strong> su quehacer y lacondición <strong>de</strong> posibilidad en el medio para el cual trabaja.Estos intereses en ocasiones coinci<strong>de</strong>n y en otrasnavegan rutas completamente opuestas. Por ello, en miopinión, trabajar para un medio masivo alberga estacontradicción, y <strong>de</strong>ja pendiente la respuesta acerca <strong>de</strong>si es posible en este marco darle un sentido a estatarea.Mi experiencia en este campo limita, en parte, laposibilidad <strong>de</strong> contestar este interrogante, ya que he<strong>de</strong>sarrollado esta tarea en revistas especializadas yfundamentalmente en radio, ya sea en calidad <strong>de</strong> columnistaen ciclos <strong>de</strong> política y actualidad, como enprogramas ceñidos al área <strong>de</strong> teatro, y en ambos casos,más allá <strong>de</strong> restricciones específicas que estaproblemática adquiere en dicho medio, tuve la suerte<strong>de</strong> haber logrado siempre, aunque con resultados dispares,que mi criterio venciera al contexto.Es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa experiencia que evalúo el sentido <strong>de</strong> lacrítica hoy.LA RADIOEl primer problema <strong>de</strong> la crítica en radio es que lacolumna <strong>de</strong> teatro es poco frecuente.Más habitual es la sección espectáculos, que tieneuna larga tradición, que estructura una manera <strong>de</strong> presentarlos temas, que poco tiene que ver con generarpensamiento crítico. Este modo consiste fundamentalmenteen el relato <strong>de</strong>l argumento, la adjetivaciónelogiosa o no <strong>de</strong> la actuación, una <strong>de</strong>scripción muysomera <strong>de</strong>l planteo general, en la que rara vez semenciona la propuesta formal, una calificación y larecomendación final: ir o no ir. A este problema esposible enfrentarlo con un armazón diferente, en el quese ponga el acento en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la singularidadformal <strong>de</strong>l espectáculo, si la tiene (y si no la tienejustificar esa afirmación) en el que se eviten en loposible los adjetivos, que siempre son imprecisos yautoritarios, y en el que se prescinda <strong>de</strong> la recomenda-32 CUADERNOS DE PICADERO
“El sentido <strong>de</strong> la crítica es, antes que nada y en cualquiertiempo, generar pensamiento crítico. Por eso, todo aquelloque tienda a tranquilizar al receptor <strong>de</strong> la misma, y acolocarlo en un lugar pasivo, es ajeno al valor <strong>de</strong> estaactividad, hoy y siempre”.ción, para posibilitar al oyente elegir sí, luego <strong>de</strong> loque ha escuchado, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> ir o no.El segundo escollo es el tiempo, no sólo por lo escaso,en proporción al que tienen otras áreas, sino por lofugaz. ¿Cómo disparar algún pensamiento en el oyente,acostumbrado, a<strong>de</strong>más, a <strong>de</strong>jarse aconsejar, lo cual norequiere <strong>de</strong>masiada atención, si éste no pue<strong>de</strong> volveratrás para escuchar nuevamente? Si a esto le sumamosla variable <strong>de</strong> la velocidad y la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ritmo quesuele regir la dinámica <strong>de</strong> un programa matinal, porejemplo, generar inquietud en la oreja ajena se vuelveuna tarea compleja. Para dar batalla a esta dificultad,es imprescindible trabajar la oralidad: presentar el comentariocon giros coloquiales, pausas, enfatizacionese incluso utilizar material sonoro <strong>de</strong>l espectáculo paracrear un clima.Finalmente se agrega a esta tradición radial, el hecho<strong>de</strong> que muchos <strong>de</strong> los programas que incluyen estacolumna, la ven sólo como un momento <strong>de</strong> entretenimiento,y en muy contadas ocasiones manifiestan suinterés por pensar la vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva cultural.Des<strong>de</strong> este lugar <strong>de</strong> poca jerarquía, en el que elanálisis político o económico es mucho más prestigioso,es difícil irrumpir con otra propuesta. A este escollose respon<strong>de</strong> al formular una lectura <strong>de</strong>l espectáculo yal sentar posición con respecto al sentido o los sentidosque abre o cierra cada propuesta, trazando un vínculoentre el arte y el resto <strong>de</strong> la vida.Estos rasgos constituyen algunos <strong>de</strong> los obstáculos,a los que es posible discutir si permanentemente lateaquella noción que el crítico nunca <strong>de</strong>be abandonar: la<strong>de</strong> perturbar, intranquilizar, generar pensamiento propioen el receptor.ALGUNAS PROPUESTAS,ALGUNAS CONCLUSIONESSi la crítica <strong>de</strong>be generar en el oyente, lector, etc. lainquietud <strong>de</strong> ser activo, éste necesita en primer lugar,tener nociones acerca <strong>de</strong>l lenguaje teatral, saber quehay muchas posibilida<strong>de</strong>s y que el teatro no tiene unasola cara, conocer en qué resi<strong>de</strong> cada propuesta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la perspectiva <strong>de</strong> quien critica, más que saber si éstaes consi<strong>de</strong>rada buena o no. Por lo tanto, si hubieraalguna función <strong>de</strong>l crítico vinculada a la orientación,ésta <strong>de</strong>bería ser la <strong>de</strong> dar al receptor elementos paraque <strong>de</strong>cida y no otra.Por otra parte, y teniendo en cuenta que en el mundoactual todo es velocidad y simplificación, el críticopodría plantearse <strong>de</strong>tener, <strong>de</strong> alguna manera, el tiempo<strong>de</strong>l receptor, y al mismo tiempo quebrar la ilusión <strong>de</strong>transparencia, es <strong>de</strong>cir, la sensación <strong>de</strong> que a través <strong>de</strong>la crítica se ve la obra, para fortalecer, en cambio, lai<strong>de</strong>a, <strong>de</strong> que lo que se está exponiendo es un punto <strong>de</strong>vista, una mirada que constituye una reflexión por símisma y cuyo interés resi<strong>de</strong> en ver cómo ve el espectáculoel crítico, ese espectador especializado, y no enestablecer ninguna clase <strong>de</strong> verdad.Para ello es imprescindible proponer una lectura <strong>de</strong>lespectáculo que es objeto <strong>de</strong> crítica, pensar qué mirada<strong>de</strong>l mundo éste propone. Casi podría afirmarse entérminos i<strong>de</strong>ales que la crítica es al espectáculo, loque éste es al mundo. Cada propuesta plantea, más omenos originalmente, un universo con leyes propias,reor<strong>de</strong>na a su manera la vida, o una parcialidad <strong>de</strong>ésta, y la expone. El crítico mira ese universo y hacesu propio recorte.Así, entre el concepto purista respecto <strong>de</strong> la función<strong>de</strong> la crítica y sus alcances y las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>echarlos a andar, hay un tironeo, combate que <strong>de</strong> algunamanera y sin ingenuidad hay que pelear, porque <strong>de</strong>lo contrario la crítica no tiene razón <strong>de</strong> ser.LA CRÍTICA33
Objetividad& Subjetivida<strong>de</strong>n la críticapor JORGE FIGUEROA (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tucumán)*(*) Periodista y crítico teatral <strong>de</strong>l diario La Gaceta, <strong>de</strong> TucumánUn primer aspecto <strong>de</strong> esta antigua polémica <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá<strong>de</strong> cómo se responda al interrogante fundamental:“qué enten<strong>de</strong>r por: la crítica”.Tradicionalmente ha sido asociada a un espacio<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que enjuicia, media o traduce. Des<strong>de</strong> estepo<strong>de</strong>r, se distribuyen los elogios y sus correspondientesdádivas, y se estructuran los criteriosestéticos y <strong>de</strong> gusto; lo correcto o lo incorrecto.Tanta es la actualidad <strong>de</strong> este esquema que, en lamayoría <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación, las obrasson calificadas por más o menos estrellas, escudos,sonrisas y <strong>de</strong>fectos o virtu<strong>de</strong>s, en un <strong>de</strong>cididoavance por sostener una calificación que consagre oimpugne una obra.Si el crítico dictamina, si emite un juicio, la comunida<strong>de</strong>xigirá -como ocurre en el Derecho-, que lo hagaconforme a las leyes; es <strong>de</strong>cir, que se atenga a loscódigos y, en virtud <strong>de</strong> ellos, sentencie. Otro problemaque se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> éste es si los códigos <strong>de</strong>ben interpretarseliteralmente o por su espíritu.Si se consi<strong>de</strong>ra que es un mediador, igualmente pareceráenten<strong>de</strong>rse el fenómeno artístico como un procesoconflictivo, en el que existen partes en disputa, por locual, como amigable componedor, el crítico <strong>de</strong>beráplantearse, tras esa meta, la mayor objetividad.Si se entien<strong>de</strong> como un traductor, su tarea será poneren una lengua lo que antes estaba expresada en otra;<strong>de</strong>berá respetar el texto base para luego trasladarlo.¿Pero es que la crítica enjuicia, media, traduce?Parafraseando a Hamlet, po<strong>de</strong>mos sostener que lacrítica (¡el mundo!) ha perdido el juicio.La crítica no pue<strong>de</strong> enjuiciar porque no hay leyes nicódigos que rijan la creación artística, su distribucióny su consumo; no hay normas que acatar. Entonces,¿con cuáles artículos <strong>de</strong> qué tratados los críticos podránsentenciar?En un arte que se caracteriza por la ruptura <strong>de</strong> losgéneros, en los que la hibri<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus lenguajes seplantea como una exigencia cotidiana, no pue<strong>de</strong>n tampoco,<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse las leyes <strong>de</strong> género.Si enten<strong>de</strong>mos que la traducción -en su acepcióntradicional- es imposible (¡tradutore e traidore!), sinocomo un proceso <strong>de</strong> transformación permanente, menosconsi<strong>de</strong>raremos que la crítica pue<strong>de</strong> oficiar <strong>de</strong>traductora. Porque, por otra parte, ¿es que los artistas ylos receptores hablan distintos idiomas?, ¿es que loscríticos hablan el mismo lenguaje que los artistas?La crítica es investigación, análisis e interpretacióny, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ya, por su naturaleza, es ajena a los massmedia;su formato es el <strong>de</strong>l ensayo, y su espacio, el <strong>de</strong>las revistas especializadas, el <strong>de</strong> los seminarios, el <strong>de</strong>los talleres específicos.En toda crítica hay un objeto <strong>de</strong> estudio que se problematiza:si no hay conflicto, no hay investigación. Sobreél pue<strong>de</strong>n formularse hipótesis diversas, pero será necesariosiempre señalizar el posicionamiento -el recorteteórico y metodológico- <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que se parte para, posteriormente,elaborar una tesis.34 CUADERNOS DE PICADERO
“En toda crítica hay un objeto <strong>de</strong> estudio que se problematiza: si no hay conflicto, no hayinvestigación. Sobre él pue<strong>de</strong>n formularse hipótesis diversas, pero será necesario siempreseñalizar el posicionamiento –el recorte teórico y metodológico– <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que separte para, posteriormente, elaborar un tesis”.Explicitados estos recortes e hipótesis, el análisiscompren<strong>de</strong>rá, por ejemplo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la semiótica, los planoscomunicativos -sintáctico, semántico y pragmático-;o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una visión estructuralista y/o morfológica,establecer <strong>de</strong> qué manera funciona la obra en su producción/distribución/consumo.Pero los abordajes a un trabajo artístico son variados,y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual el crítico<strong>de</strong>cida hacerlo.Según el diccionario, interpretar es buscar el sentido,lo que pue<strong>de</strong> indicarse como la búsqueda <strong>de</strong> unasignificación. Pero en la interpretación, según lo estableceUmberto Eco, hay límites: la obra pue<strong>de</strong> tenermuchos sentidos, pero no cualquiera; al texto no pue<strong>de</strong>hácersele <strong>de</strong>cir lo que no dice, indica el teórico italiano,quien aconseja recurrir al contexto cuando el sentidoliteral sea insuficiente. Entonces, si se coinci<strong>de</strong> enque la crítica es una actividad (producción) <strong>de</strong> investigación,análisis e interpretación, la exigencia <strong>de</strong>objetividad se <strong>de</strong>bilita; la propia objetividad se relativizaante el ensayo crítico.En 1966, Roland Barthes ajusta cuentas con lacrítica tradicional en un pequeño texto <strong>de</strong>nominadoCrítica y verdad. Acusa a sus críticos <strong>de</strong> continuaratados al mo<strong>de</strong>lo aristotélico <strong>de</strong> “lo verosímil”, queimplicaba -palabras más, palabras menos- no contra<strong>de</strong>cira la tradición, a la opinión corriente, a lamayoría, a los sabios. El mo<strong>de</strong>lo exigía, así, objetividady claridad, términos caros aun en nuestrosdías. Pero Barthes, acudiendo al diccionario, encuentraque objetividad es la cualidad <strong>de</strong> lo objetivo,y objetivo es la existencia <strong>de</strong> los objetos fuera <strong>de</strong>nosotros. “¿Cuál sería la cualidad <strong>de</strong> la obra queexiste fuera <strong>de</strong> nosotros?”, se pregunta. ¿El gusto,las evi<strong>de</strong>ncias, la ley <strong>de</strong>l género…?El fin <strong>de</strong> las certidumbres, anunciadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cienciaa través <strong>de</strong> Ilya Prigoyine; la pérdida <strong>de</strong> fe en elracionalismo neopositivista; el cruce <strong>de</strong> los génerosen las artes, la hibri<strong>de</strong>z ya mencionada, y el pluralismo<strong>de</strong> lenguajes como espíritu <strong>de</strong> época, así como lasoperaciones con el pasado (citas, remake, revival),que pue<strong>de</strong>n observarse en el teatro y en la plástica,como la recuperación <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias y estilos en franca<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia (el paisaje y el retrato, el melodrama y elsainete), impi<strong>de</strong>n ciertamente establecer leyes <strong>de</strong> género,estar ante las evi<strong>de</strong>ncias; porque la producciónartística saquea (esa es la palabra) el pasado y loresemantiza; o los artistas actúan respecto <strong>de</strong> él comoen un proceso <strong>de</strong> anamnesis.Barthes indica que para ser subversiva, la crítica no<strong>de</strong>be juzgar sino hablar <strong>de</strong> su propio lenguaje, <strong>de</strong>sdoblarlo.Hacer una segunda escritura con la primeraescritura.Resulta llamativo que el poeta <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad,aquél que la <strong>de</strong>finió como lo eterno y efímero, CharlesBau<strong>de</strong>laire (también tradujo a Shakespeare al francés),escriba que “la crítica <strong>de</strong>be ser apasionada,parcial y política”.Bau<strong>de</strong>laire, escritor y crítico, es tal vez el primeroque se pronuncia <strong>de</strong> un modo tan expreso al respecto.Y lo hizo a mediados <strong>de</strong>l siglo XIX, en medio <strong>de</strong> unfuerte <strong>de</strong>bate entre aquellos que <strong>de</strong>fendían “el arte porel arte” y el realismo, como una reacción al romanticismodominante.En nuestros días utilizaríamos, tal vez, otras palabras,pero <strong>de</strong>be recordarse que lo apasionado, parcialy político, no representa sino una proclama clara afavor <strong>de</strong>l posicionamiento subjetivo <strong>de</strong>l crítico.OBJETIVIDAD/ SUBJETIVIDADExplica Jacques Derrida que la metafísica y elracionalismo han impuesto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace siglos, unpensamiento que divi<strong>de</strong> en pares opuestos nuestrapercepción <strong>de</strong> la realidad. Estos pares (va <strong>de</strong> suyo),no son neutros, porque el primero siempre está puestoen una función jerárquica respecto <strong>de</strong>l segundo.Objetividad, así, está asociada directamente conlo externo, a la imparcialidad, en <strong>de</strong>finitiva, a lajusticia. Subjetividad -que lleva la pesada cargahistórica <strong>de</strong> mala prensa-, por el contrario, se vinculaa lo interno, a la parcialidad, a la arbitrariedad.Como podrá apreciarse, cada uno <strong>de</strong> los pares estáasociado a otros (exterior/interior; imparcialidad/parcialidad; justicia/injusticia) en una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong>significación extensa.Deconstruir es invertir y <strong>de</strong>splazar estos pares.Una práctica <strong>de</strong>constructiva plantearía que la objetividadno pue<strong>de</strong> sino explicarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lasubjetividad; y ésta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella. Pero no se trata<strong>de</strong> elegir una <strong>de</strong> estas alternativas; se trata <strong>de</strong> hacertrabajar en la dramaturgia y en la puesta, la objetividady la subjetividad <strong>de</strong>l texto artístico. El textoartístico dice y hace <strong>de</strong>cir; en ese hacer <strong>de</strong>cir, trabajala crítica, que, seguramente no podrá comportarse<strong>de</strong> otro modo: ser objetiva y subjetiva, a la vez.La obra y la crítica trabajan en una misma intertextualidad;en ocasiones, es difícil y complejodistinguirlas. Deconstruirlas es una operación teórica,pero es parte <strong>de</strong> la crítica.LA CRÍTICA35
Subjetividad y objetividad:'dos almas' en pugnapor MAURICIO TOSSI (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tucumán)*(*) Investigador, periodista. Miembro <strong>de</strong>l staff <strong>de</strong> la revistaOtra Boca, <strong>de</strong> Tucumán.El motivo que nos convoca tiene diversas posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> abordaje. Intentaremos hacer un breverecorrido por algunas <strong>de</strong> las múltiples “puertas <strong>de</strong>acceso” al tema, sin que esto, por supuesto, impliqueun <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> ellas. Nuestroobjetivo con esta sutil búsqueda se resume en reconocerla complejidad <strong>de</strong> lo objetivo y subjetivo, conrelación a la crítica teatral contemporánea para,posteriormente, acotar, <strong>de</strong>sarrollar y proponer.ENTRADA “A”:Podríamos iniciar con un reconocimiento histórico,principalmente –pero no únicamente–centrándonos en el siglo XIX, para encontrar allífuertes postulados en torno a las dimensiones <strong>de</strong>subjetividad y objetividad. La primera dimensión sepresenta en estrecha relación con el Romanticismo,o como lo expresa Hauser: “El romanticismo llevóal extremo su individualismo como compensación<strong>de</strong>l materialismo <strong>de</strong>l mundo, y como protección contrala hostilidad <strong>de</strong> la burguesía y el filisteísmohacia las cuestiones <strong>de</strong>l intelecto.” 1 . En su poloopuesto, la objetividad, vinculada directamente almovimiento positivista, en el que la única forma <strong>de</strong>conocimiento aceptable es aquella que se obtiene<strong>de</strong> la percepción directa <strong>de</strong> los hechos y las evi<strong>de</strong>ncias.Estas variables históricas –romanticismo ypositivismo– representan una posibilidad <strong>de</strong> análisis;es una <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> entrar a la disyuntivaplanteada, así como también implicará en nuestrasactuales prácticas, estudiar los remanentes <strong>de</strong> estospostulados en la crítica contemporánea, vale<strong>de</strong>cir, ¿<strong>de</strong> qué modo nos impactan aún hoy estasposturas históricas? Es en este punto don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>mosya reconocer, parcialmente, la complejidad <strong>de</strong>este planteo, y a<strong>de</strong>más, la imposibilidad <strong>de</strong> queesta “entrada” nos brin<strong>de</strong> una respuesta inmediata.Por estos motivos, optamos por <strong>de</strong>jar entreabierta lapuerta y seguir buscando.ENTRADA “B”Surge también, como forma <strong>de</strong> aproximación al tema,un recurso muy básico, pero no por ello menos operativo:el juego <strong>de</strong> palabras. Partir <strong>de</strong> un abanico <strong>de</strong>acepciones, sinónimos, y otros vicios significantespara referirnos a subjetividad y objetividad, acepciones–repito– poco <strong>de</strong>spreciables si se preten<strong>de</strong> analizarel tema con un sesgo <strong>de</strong> profundidad terminológica. Es<strong>de</strong>cir, en algún grado, ambas palabras conservan en suetimología datos interesantes a tener en cuenta. Porejemplo: “lo subjetivo”, relativo al sujeto, a lo interior,a lo ininteligible, sospechoso, apasionado, falso; y,“lo objetivo” relativo al objeto, exterior, concreto, palpable,imparcial, neutral, <strong>de</strong>sinteresado, justo,verda<strong>de</strong>ro. A partir <strong>de</strong> estos juegos es posible distinguirfunciones, activida<strong>de</strong>s, prejuicios que, tanto untérmino como el otro, son apreciados como significantes“valijas”, en tanto portan todas estas divergentes36 CUADERNOS DE PICADERO
nociones. De este ingreso, dos términos se <strong>de</strong>stacanpor su po<strong>de</strong>r semántico: verda<strong>de</strong>ro y falso; ¿es posible<strong>de</strong>nominar a la crítica teatral en términos <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>rao falsa? En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l presente trabajo, encontraremosatisbos <strong>de</strong> respuesta a este interrogante.ENTRADA “C”Otra posibilidad <strong>de</strong> acceso al tema es relacionarla subjetividad con una crítica periodística, y a laobjetividad con una crítica académica. Esta divisiónse fundamentaría en presupuestosmetodológicos, más o menos rígidos, con los que seelabora la crítica. O como dice Beatriz Sarlo y CarlosAltamirano: “[Encontramos] ‘dos almas’ queforcejean en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la crítica como actividadintelectual: la crítica como ejercicio <strong>de</strong>l gusto yla sensibilidad, y la crítica como producto <strong>de</strong> unsaber objetivo. Entre estos dos paradigmas, que tienencomo i<strong>de</strong>al dos mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> discurso, el discurso‘artístico’ (…) y el discurso ‘científico’, se producencombinaciones y variantes.” 2Subjetividad y objetividad, “dos almas” en pugna,pero, como dicen los autores antes citados, logranen algún punto combinaciones y variantes. Esta i<strong>de</strong>anos lleva, por un lado, a los problemas metodológicos,el “cómo” llevar a cabo el ejercicio crítico; ypor el otro lado, nos traslada a la compleja consolidación<strong>de</strong> los diversos campos teatrales en laArgentina; vale <strong>de</strong>cir, cómo se combinen uno y otro,periodístico y académico, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> las posicionesy las relaciones <strong>de</strong> posiciones que los críticostengan en cada campo específico.Enunciadas estas tres vías <strong>de</strong> acceso al tema (histórica,<strong>de</strong> búsqueda terminológica y <strong>de</strong> perspectivasociológica), más allá <strong>de</strong> reconocer su escueta presentación,nos facilita argumentar una premisa <strong>de</strong>base que, si es aceptada, podría servir para balbucearmejor en lo histórico, en lo terminológico y enlo sociológico. Esto no significa silenciar la discusión,sino, por el contrario, multiplicarla. La premisaes: “El texto crítico es un texto estético”. Comoseñalé anteriormente, si es aceptada esta afirmación,podríamos, consecuentemente, indicar que laactividad crítica, por estar enmarcada en el terreno<strong>de</strong> lo estético, queda fuera <strong>de</strong> las categorías “subjetividad”y “objetividad”, o por lo menos, esta es lapostura <strong>de</strong>l filósofo L Wittgenstein.Entonces, el texto <strong>de</strong> la crítica teatral, más allá <strong>de</strong>sus formatos y <strong>de</strong> los espacios en que se genera, es untexto estético. ¿Qué quiere <strong>de</strong>cir esto? En primer lugar,es afirmar que la experiencia estético-teatral no se“El texto crítico es un texto estético porque produce gustos, categorías, conceptos pertinentesa un concreto or<strong>de</strong>n cultural. Es estético, porque logra tejer re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> relacionessensitivas. Es el primer enlace en la experiencia estética teatral. La crítica en estos términoses, en consecuencia, no sólo un metatexto; vale <strong>de</strong>cir, texto <strong>de</strong> texto, sino también unalmácigo <strong>de</strong> sentidos que comienzan a circular y a mostrarse”.LA CRÍTICA37
inicia cuando el espectador ocupa un lugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unedificio u otro espacio teatral; vale <strong>de</strong>cir, ese espacioque, con su presencia física inaugura el espacio <strong>de</strong>veda necesario para que el hecho teatral se formalice.No, la experiencia estético-teatral <strong>de</strong> un espectadorcontemporáneo –subsumido en los más recónditospasajes y accesos a los medios masivos <strong>de</strong> comunicación–inicia cuando establece un contacto o ligazóncon el texto estético <strong>de</strong> la crítica; esto, in<strong>de</strong>pendientemente<strong>de</strong> si leyó personalmente o no el texto crítico,pues, el espectador es atravesado <strong>de</strong> múltiples formaspor los “efectos <strong>de</strong> sentido” que ese texto crítico produjoen un campo <strong>de</strong>terminado. Esto es observable endichos como: “Me dijeron que tal obra es…”. El lugar<strong>de</strong> don<strong>de</strong> proviene la información que da origen a estediscurso se muestra, mucha <strong>de</strong> las veces, difuso, nosabemos muy bien “quien fue el que dijo” pero creemosen el “po<strong>de</strong>r” y la “veracidad” <strong>de</strong> eso dicho. Enconsecuencia, esos sentidos circulantes pue<strong>de</strong>n tenersu origen real en algún tipo <strong>de</strong> texto crítico (periodísticoo académico) que, como portador <strong>de</strong> sentidos, rozóa esos sujetos, los erotizó o, también como diría R.Barthes, el espectador siente que ese texto <strong>de</strong>l que lacrítica dice, es un texto que me “<strong>de</strong>sea” 3 .El texto crítico es un texto estético porque producegustos, categorías, conceptos pertinentes a un concretoor<strong>de</strong>n cultural. Es estético porque logra tejerre<strong>de</strong>s <strong>de</strong> relaciones sensitivas. Es el primer enlaceen la experiencia estética teatral. La crítica en estostérminos es, en consecuencia, no sólo unmetatexto; vale <strong>de</strong>cir, texto <strong>de</strong> texto, sino tambiénun almácigo <strong>de</strong> sentidos que comienzan a circular ya mostrarse.Aceptada la premisa <strong>de</strong>l texto crítico como untexto estético, po<strong>de</strong>mos a continuación <strong>de</strong>ducir –sucintamente– algunas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> L.Wittgenstein en torno a la discusión: subjetividadvs. objetividad.Según señala Griselda Barale en sus estudios sobreeste filósofo, “…las únicas proposiciones quepue<strong>de</strong>n ser verda<strong>de</strong>ras o falsas son las científicas,pero no todo es traducible a proposiciones científicas.Mientras el significado se dice, el sentido semuestra, y las obras [<strong>de</strong> arte] tienen que ver con elsentido, no con el significado.” 4 Esta orientaciónfilosófica cree que lo “importante” está en el terreno<strong>de</strong> lo in<strong>de</strong>cible, y la estética avanza sobre esteterritorio. Por ello, afirman que “…Lo que es mínimamenteimportante no se <strong>de</strong>ja <strong>de</strong>cir, no se resuelveen lo que comúnmente se resuelve como verda<strong>de</strong>roo falso, sólo es posible expresarlo, mostrarlo.” 5Recor<strong>de</strong>mos que, tanto en el juego <strong>de</strong> términos comoen las perspectivas históricas y sociológicas, subjetividady objetividad eran acepciones ligadas a laverdad o a la falsedad; entonces, nos queda <strong>de</strong>cirque, las tres puertas <strong>de</strong> entrada al tema con que introducimosesta ponencia, necesitan incorporar lopotencial estético <strong>de</strong>l texto crítico, para po<strong>de</strong>r avanzaren los <strong>de</strong>bates. En una consi<strong>de</strong>ración teórica, porlo menos, <strong>de</strong> la postura <strong>de</strong> Wittgenstein, no se aceptaestas categorías para analizar un texto estético. Nose acepta que lo estético <strong>de</strong>ba reducirse a variablescientíficas, términos positivistas, ni a “causas”, comopodría ser lo subjetivo psicológico.Un texto estético forjará un gramática que se ocuparáno <strong>de</strong> cristalizar un significado, sino, por el contrario,<strong>de</strong> multiplicar “sentidos”. Esta actividad, si es convencionalmenteaceptada, no se rige por los estratos<strong>de</strong> lo subjetivo y lo objetivo, puesto que, como lo<strong>de</strong>muestran las teorías hermenéuticas contemporáneas,la producción <strong>de</strong> sentido sólo es vehiculizada medianteun “sujeto” (subjetivo) atravesado por “estructuras”(objetivo) que lo pre<strong>de</strong>terminan, en las que él se hacey <strong>de</strong>shace. No hay dicotomías, sino una profunda dialéctica.Entonces, y en función <strong>de</strong> lo antes expuesto,proponemos consi<strong>de</strong>rar a la crítica como aquella prácticaestética que tiene como ejercicio “…<strong>de</strong>senredarlos nudos lingüísticos provocados por la incomprensiónacerca <strong>de</strong> las innumerables y complejas relacionesque unen a las palabras, y a las expresiones entresí…” 6 . Por ello, “<strong>de</strong>senredar” implica “quitar perplejidad”a través <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir las “reglas” que componenal texto artístico-teatral; es jugar a <strong>de</strong>velar los sentidosque se forjan en la intensa relación teatral.Notas1 Hauser, A. Historia social <strong>de</strong> la literatura y el arte.Tomo 2. DEBATE. Bs. As. 2002. Pág. 1942 Sarlo, B. Y Altamirano, C. Literatura/Sociedad. HA-CHETTE. Buenos Aires. 1983. Pág. 943 Barthes, R. El placer <strong>de</strong>l texto y lección inaugural.Siglo XXI editores. 2003. Buenos Aires. La cita noes textual.4 Barale, G. “Los juegos <strong>de</strong>l lenguaje en la reflexiónestética” En: Rojo, R. (comp.)Wittgenstein. Los hechizos <strong>de</strong>l lenguaje. Universidad<strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> Tucumán. 2000. Pág. 1015 I<strong>de</strong>m.6 Barale, G. Op. Cit. Pág. 10338 CUADERNOS DE PICADERO