José Manuel <strong>Azcona</strong>. Metodología estructural militar de la represión…(IELAT – Noviembre 2011)CubaEl SalvadorGuatemala- Movimiento 26 de Julio (M‐26) Guerrilla rural Nacionalista yantinorteamericana- Ejército Revolucionario del Guerrilla rural Nacionalista. Pro‐chinoPueblo (ERP)Guerrilla rural Castrista- Fuerzas Populares de Liberación Guerrilla rural y Marxista‐leninista(FPL)urbana- Frente Farabundo Martí deLiberación Nacional (FMLN)- Movimiento Revolucionario(MR)- Fuerzas armadas Rebeldes (FAR)- Ejército de la Guerrilla de losPobres (EGP)- Organización Revolucionaria delPueblo en Armas (ORPA)Guerrilla ruralGuerrilla ruralGuerrilla ruralGuerrilla ruralComunistaComunistaComunistaComunista19551978197919801960196319591980México - Ejército Zapatista de Liberación Guerrilla rural Indigenista 1994Nicaragua- Frente Sandinista de Liberación Guerrilla rural y Marxista‐leninista 1962Nacional (FMLN)urbana- Sendero Luminoso- Comandos Revolucionarios delPueblo (CRP)Guerrilla rural yurbanaGuerrilla urbanaMaoístaComunista196919801980Perú- Movimiento de la IzquierdaComunistaRevolucionaria (MIR)Guerrilla urbana1963- Movimiento RevolucionarioCastristaTupac Amaru (MRTA)Guerrilla urbanaRepública - Movimiento del 14 de Junio Guerrilla rural Castrista 1960DominicanaUruguay- Movimiento de Liberación del Terrorismo urbano Leninista 1962Uruguay (Tupamaros)Venezuela- Fuerzas armadas de LiberaciónNacional (FALN)Guerrilla rural yurbanaComunista 1960Además, en 1973, el general Augusto Pinochet había provocado un golpe deEstado en Chile derrocando al gobierno legítimo de Salvador Allende, dando principio auna política dura de represión contra la oposición de izquierdas o democrática entérminos generales. Otro punto de vista sobre el que inciden Martín de la Guardia yPérez Sánchez “estaría representado por una parte de la historiografía chilena quepone en cuestión la legitimidad (otra cuestión es la legalidad de origen) de las políticasde Allende, en tanto en cuanto aspirarían a superar el sistema liberal para suplantarlopor otro socialista. Nos encontraríamos ante lo que Peukert denominó, para otroespacio y otro tiempo, “radicalización acumulativa”: deterioro absoluto de laeconomía, crisis de alimentos y de abastecimiento, enfrentamientos sociales hastaculminar en la oleada de huelgas de octubre de 1972. En esta situación de precariedad,el Gobierno de Allende habría echado más leña al fuego con medidas políticas de carizprofundamente antidemocrático, desde la creación de los Comités de Vigilancia hastael control de la distribución de alimentos a sus acólitos. A este respecto, resulta deenorme interés la tesis doctoral de Marcelo Arturo Jara Román La violencia política enChile y el Partido Socialista, 1946‐1973, un largo camino a la democracia.”Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 21
José Manuel <strong>Azcona</strong>. Metodología estructural militar de la represión…(IELAT – Noviembre 2011)En Uruguay, desde 1973 hasta 1985, también se habían suprimido las libertadesdemocráticas. En efecto, en 1973 los militares tomaron el poder aludiendo la ‐según sucriterio‐ incapacidad del presidente Bordaberry de terminar con el clima de violenciaque ‐desde 1962‐ había impuesto el Movimiento de Liberación Nacional del Uruguay(los Tupamaros), guerrilla urbana de marcado carácter leninista que utilizaba laviolencia para conseguir sus fines políticos.Pero el ejemplo más antiguo de gobiernos militares estaba en la vecina Repúblicade Brasil. En efecto, en este país la era de gobiernos populistas se hundió cuando, en1964, el ejército expulsó del poder a João Goulart. Vino a continuación el ejecutivo deHumberto Castelo Branco, al que siguieron el mariscal Artur da Costa e Silva, losgenerales Emilio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Baptista da OliveiraFigueiredo con el que se iniciaría la transición hacia la democracia y que no llegaría aesta nación de forma efectiva hasta 1986. Alineado con Estados Unidos, el régimen delos generales brasileños puso en marcha una dura represión, especialmente con lossindicatos, los campesinos y los estudiantes que se manifestó, sobre todo, en lacrueldad paralegal de los llamados escuadrones de la muerte, y cuyos métodos prontose repetirían en Argentina y Chile. De hecho, se ha constatado la participación demilitares brasileños en los procesos represivos argentino‐chilenos, y numerososmandos de los ejércitos de estos dos países aprendieron los métodos de tortura ydesaparición en los cuarteles brasileños. Y cuando todo el Cono Sur Iberoamericanotuvo uniformados como gobernantes nació la llamada Operación Cóndor, por la cualcualquier militar de estos países citados (Argentina, Uruguay y Chile, a los que hay quesumar Paraguay, donde la dictadura de Stroessner era veterana) tenía la obligación deluchar contra la llamada subversión comunista zonal, más Brasil, Bolivia, Ecuador yPerú, se encontrase en la nación que se encontrase. Y todo ello en estrechacolaboración castrense, y bajo las sucesivas administraciones norteamericanaslideradas por Nixon, Carter y Reagan y cuya política exterior en América Latina velabapor la contención máxima del avance comunista. Así que, para conseguir estosobjetivos, se alternó la vertiente diplomática de alta intensidad impuesta por el quefuera Secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, con apoyo extraoficialpero efectivo a las acciones de represión policial, militar o paramilitar desde lasembajadas de USA en el país en el que se operase. Todo ello sucedía en un momentode agudización del conflicto de la Guerra Fría (1973‐1980) y siempre con operacionessecretas pero llenas de efectividad caracterizadas por ayuda financiera,armamentística y de asesoramiento a gobiernos militares y altas jerarquías del ejércitodel Cono Sur, dispuestas a terminar con el comunismo y las guerrillas populares. Y enlas que la Central de Inteligencia Americana (CIA) tuvo, sin duda, un papel primiciero.Bajo esta ambientación, miles de argentinos fueron secuestrados o encarcelados sincausa, y otros miles se vieron forzados al exilio, y un número no determinado que losorganismos de Derechos Humanos estiman en el orden de 30.000 (8.961 casos estándocumentados en el informe oficial “Nunca Más” de 1984, de CONADEP ‐ComisiónNacional de Desaparecidos‐ aunque el mismo texto deja claro que “es ‐inevitablemente‐ una lista abierta”) fueron detenidos sin juicio previo, torturados yasesinados o continúan desaparecidos.Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 22