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Enfermos - Obras Misionales Pontificias

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UNIÓN DE ENFERMOS MISIONEROS: pueden pertenecera esta unión todos los enfermos, sin importaredad ni condición, que, padeciendo unaenfermedad o algún tipo de invalidez crónica ode larga duración, se sientan invitados por Diosa unirse al dolor redentor de Cristo con espíritumisionero. No implica contribuir con cuotaalguna, ya que la aportación que hace el enfermoa esta unión misionera es el ofrecimiento aDios de los momentos difíciles que tiene todaenfermedad, con su cúmulo de contrariedadesque lleva a muchos a preguntarse:¿por qué a mí?La Unión de <strong>Enfermos</strong>Misioneros forma parte delas <strong>Obras</strong> <strong>Misionales</strong><strong>Pontificias</strong>, una de cuyas jornadasmás importantes es elDOMUND.La inscripción en la Unión serealiza en la delegación demisiones de la propia diócesis,o en la dirección nacionalde las <strong>Obras</strong> <strong>Misionales</strong><strong>Pontificias</strong>, sea por correopostal, calle FrayJuan Gil, 5, 28002Madrid, por teléfono,91 590 27 80,o medianteuniondeenfermos@gmail.com.1Ofrecer sus obras, su sufrimiento y sus oraciones porla santificación de los misioneros, por el aumento delas vocaciones misioneras y por la extensión del mensajesalvífico de Cristo en el mundo:“Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: asícompleto en mi carne lo que falta a los padecimientosde Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia”(Colosenses, 1, 24).2Ser misionero, en unión a los misioneros, a partir delpropio sufrimiento y enfermedad, en el propioambiente y entorno, siendo portadores de esperanza paraotros enfermos, familiares y personas que les atienden:“No salga de vuestra boca palabra dañosa sino sólo laque sirva para edificar y para hacer el bien a quienes osescuchan” (Efesios 4, 29).3Transformar la enfermedad en un medio de unión conDios y santificación, que implica el amor a quienesestán cerca y se extiende a los que están lejos, de maneraque sean apóstoles de la presencia de Dios:“Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el quevive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en lacarne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y seentregó por mí” (Gálatas, 2, 19-20).La Unión nació en 1928, fruto del espíritu misionero deMARGARITA GODET, una mujer laica que quería ser misionerapero que estaba inmovilizada por la enfermedad. Seofreció como “enferma misionera” al seminario deMisiones Extranjeras de París, institución con cientos demisioneros en el mundo. Así nació la Unión de <strong>Enfermos</strong>Misioneros. Son millares los enfermos de todas las nacionesque se han sumado a este impulso misionero.En España se estableció en 1940 de la mano de IgnacioVillanueva, un sacerdote que impulsó este cauce privilegiadode animación misionera y difusión de la misión.SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS, religiosa en el Carmelo deLisieux, enferma de tuberculosis, falleció en 1897. En1925 el Papa Pío XI la canonizó, y la proclamaría despuéspatrona universal de las misiones. Mantuvo correspondenciacon varios misioneros, y lesacompañó constantemente con susoraciones. “En el Corazón de laIglesia, que es mi madre, yo seré elamor”, decía.BEATO LOLO, periodista, pasó más de25 años en una silla de ruedas, y sufrióceguera en sus últimos 9 años de vida.Tenía un mapa del mundo con chinchetasque representaban a misionerospor los que rezaba. Colaboró con<strong>Enfermos</strong> Misioneros durante muchosaños. Allí escribió: “El mundo se salvapor la generosidad de los que sufren con amor. Si conocesa alguien que padezca una enfermedad de larga duración,no te cruces de brazos. PUEDE SER ÚTIL, santificandosu dolor y viviendo el ideal apostólico de esta Unión”.

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