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<strong>CAROHANA</strong>NACentenarioLuis Beltrán GuerreroUno de los úl mos humanistasdel siglo XX venezolanoNro. 3 / Enero 2015Foto Cortesía de William Villanueva.
03EDITORIALChanita Colombo, Cortesía de Wi liam Vi lanueva.EL HUMANISTA LUÍSBELTRÁN GUERREROGuillermo Morón0704Centenario de Luis BeltránGuerrero (1914-2014)El Tema de la RevoluciónJorge Ramos GuerraLA REFLEXIÓN PARAFUNDAR UNA CULTURAJUANDEMARO QUERALES08Universidad PedagógicaExperimental Libertador(UPEL).EL LIDERAZGO Y LAINTELIGENCIA EMOCIONALFausto Izcaray09Instituto Pedagógico “LuisBeltrán Prieto Figueroa”.Cátedra libre literaria:Juan Páez ÁvilaDIRECTORJuan Páez Ávila<strong>REVISTA</strong><strong>CULTURAL</strong>Hojas de hierba, para elsiglo XXIEl narradoromnipresenteWalt WhitmanBENITO VOLVIO A SEREL MISMOJorge Euclides RamírezJulio Ortega111213JEFE DEREDACCIÓNReinaldo ChavielCONSEJOJosé PulidoWilfredo Páez GallardoJulio BolívarFausto IzcarayJorge Euclídes RamírezRafael Montes de OcaMartínezDIRECTOR DEADMINISTRACIÓNGorquin CamacaroDISEÑOAndreina RincónBarquisimeto, VenezuelaTodos los Derechos.Copyrigth cSeptiembre año 2014EDITORIALAGOSTO.El poeta encarceladoy Juan Páez ÁvilaJosé PulidoBoris Pasternak sobreMaiakovskiEl amor se llamó, se llamaPablo NerudaEnrique Viloria VeraDiario ajeno. Kafka: escribirangustiaCarolina LozadaMurakami: "Japón no asume suresponsabilidad por la Guerra yFukushima"23CONTENT<strong>REVISTA</strong>16182122GRÁFICO
24DE HUMANOS Y ANIMALESJuan de la Villa25¡Epa-poe!¿De dónde vienes tú?Alejandro Sebastiani262729Entre Cardones y Flores: LAOBRA POÉTICA DE JESÚSANTONIO HERRERALeonardo Pereira MelendezDon Quijote de la ManchaEstudio preliminar: Las vocesdel QuijoteFernando L. CarreterPelícula el “Libertador” esuna truculencia.Enrique MeléndezRelatos de ÁlvaroBenavides La GreccaTres poemas de IdaGramckoMISIÓN OLVIDOMARÍA DUEÑAS35363732EL JUEGO DEL ÁNGELCARLOS RUIZ ZAFÓNLuis, el mecánico...Héctor Saldivia Seijas3833CENTROS DE CREACIÓNLITERARIA (CASA CHÍO).GÉNESIS Y DEBIDOPROCESOYelena Cecilia M. González3934La RAE reivindica la vuelta del"Quijote" a los planes deenseñanzaPérez-ReverteLectores, libros y torpezasJULIO BOLÍVAR4035Hay muertos que tienenalmas parecidas a los vivosAlessandra CoronelPrimera GuerraMundial: Un siglo.Luis Eduardo Cortés Riera.42Reencuentros con SamuelPickwickJulio Cortázar43VIAJE A LAINCERTIDUMBE ENBUSCA DE ISAJuan Páez Ávila48NIDO
03EDITORIALLUISBELTRÁNGUERREROEl 11 de octubre de 2014 se cumplieron 100 años del nacimiento de Luis Beltrán Guerrero, uno de los grandes humanistasdel siglo XX venezolano, caroreño forjado en su juventud en el aula abierta del cuarto-biblioteca de su primer y gran maestrode su tiempo, Cecilio (Chío) Zubillaga Perera, excepcional pensador universal que hizo de Carora un isla cultural, en plenahegemonía del tirano Juan Vicente Gómez.Inclinado desde muy joven por la lectura particularmente de los clásicos griegos y latinos que formaban parte de los pocoslibros, porque la mayoría los regalaba, de la biblioteca de Chío Zubillaga, a los 14 años de edad dirige un periódico titulado ¨ÉlPórtico¨ en Carora, y a los 16 años publicó su primer poema y una página titulada ¨Prosas de Ensueño y Realidad¨ en larevista ¨Qincena¨, que dirigía en El Tocuyo otro de esos extraños escritores y promotores de la cultura en tiempos deoscurantismo generalizado, Roberto Montesinos. Todavía muy joven, su maestro dice que adolescente, escribió en ¨ElDiario de Carora¨ sobre diversos temas, fundamentalmente culturales.En la búsqueda de un escenario de mayor potencial para el ascenso social e intelectual se trasladó a Caracas con variascartas de Chío Zubillaga, para conocidos periodistas y escritores radicados en la capital. Desde 1931 escribe en ¨Fantoches¨el semanario humorístico que dirigía Leoncio Martínez, luego forma parte de los principales columnistas del diario ¨ElUniversal¨ en el que publicará la mayor parte de su obra en prosa, ¨Candideces¨, considerada una vital expresión de supensamiento humanista y de una singular erudición, en las que se refiere a temas fundamentales que se proyectaban einfluían en hombres y corrientes políticas y literarias de su tiempo.Ingresa a la Universidad Central de Venezuela a estudiar Derecho y continúa su trabajo literario, ya ganado para pensar ensu carrera hacia la cumbre de las letras. No se incorpora a ningún grupo literario muy propios de esa época, pero sabe de suimportancia. Muerto el Dictador Juan Vicente Gómez entra en contacto con prominentes personalidades del mundointelectual, algunos ex –colaboradores del régimen que desaparece en 1935 y, según Mariano Picón Salas comienza el sigloXX venezolano. Comparte y discute con José Gil Fortoul, César Zumeta, Rufino Banco Fombona, Santiago Key Ayala, PedroEmilio Coll, González Guinán y otros destacados personajes del momento. Persevera con acierto en el ensayo corto y en lapoesía, y algo que posiblemente muchos no conocen, porque encontré la referencia en una carta que le envía su maestroChío Zubillaga, en respuesta a una Guerrero, se trata de su intento de hacerse pintor. Con la correspondencia a su maestro leenvía una Plaquette, sobre la cual le comenta: Da usted una sensación perfecta del ¨Caso¨ natural que le vino en deseos depintar, haciéndolo con líneas exactas y toques netos. ¿La forma de expresión? Eso es asunto de relativa importancia.Watteau estilizaba sus paisajes, que son un hontanar de encantamiento. Claude Monet echaba al lienzo sus colores, comoen una orgía de poniente, sin método ni reglas fijas, dominado solamente por su ¨impresión¨; y cuando lo contempla en suscuadros inmensos, da la propia sensación de belleza extraordinaria que aquel otro detallista pulido fanático romántico.La correspondencia entre maestro alumno continuará por muchos años, Guerrero se destaca en sus estudios y en susescritos, por lo que es seleccionado por el Ministro de Educación, Rafael Vegas. Conjuntamente con Ernesto Mayz Vallenilla,Horacio Cárdenas Becerra, Carlos César Rodríguez y otros relevantes profesionales para viajar a la Argentina a realizarestudios humanísticos. Permanece varios años en esa república, redacta poemas y ensayos cortos y escribe para ElUniversal. Cuando regresa a Venezuela publica varios libros de poesía y ensayos. Antes de viajar había publicado Secretosen Fuga. 1942.Tal vez su obra de mayor trascendencia, Candideces, fue publicada en 17 tomos o series como fueron denominadas, yconstituye un acerbo histórico y literario de excepcional significación en la vida cultural de nuestro país. En ellas seencuentran sus inmensos conocimientos sobre la Lengua Española, la Poesía, la Historia, el Modernismo e Hispanoaméricay decenas de hispanoamericanos del mundo de la cultura.En 1997, año de su muerte, su Obra Poética completa fue publicada por La Fundación Guillermo Morón, quien escribió elprólogo y afirma que Luis Beltrán Guerrero ¨corrigió las pruebas de este volumen y leyó el prólogo de quien lo conocía decerca y admira toda su obra en prosa y en verso. Un gran silencio, una sombra de tristeza cubrió las auténticas letras de lalengua Castellana en la Venezuela del siglo XX. Murió el último humanista, un gran humanista, de esta tierra áspera y dura¨.
04Jorge Ramos GuerraCentenario de Luis Beltrán Guerrero(1914-2014)El Tema de la RevoluciónCon la llegada de Hugo Chávez Frías al poder el año 1999, fue abolida lahistoria en Venezuela y no es un decir oposicionista, sino una realidadpalpable en el manejo inescrupuloso de la figura de Simón Bolívar y detextos escolares del oficialismo. Hay un desprecio hacia la historia que nosresulta ahora epidémico, a pesar de los esfuerzos bibliográficos dehistoriadores, periodistas y analistas por mostrar las realidades de laVenezuela del siglo XXI y no hay peor angustia para un pueblo que el olvidode sus antepasados y la cremación independientemente de sus bondades,es un olvido para no visitar tumbas, que al decir de Nehru, solo donde lashay, “hay resurrecciones”.Pues bien, el centenario del nacimiento del historiador, poeta, humanistay escritor de Luis Beltrán Guerrero, un 11 de octubre de 1914, ha pasadodesapercibido hasta en su Carora natal. Solo en las bibliotecas, sus librosdebieron suspirar satisfechos de contener sobre sus lomos, poemas, discursos, historias y sobre todo sus“Candideces” que expresara todo el conocimiento acumulado, que pudo en su vida, interpretando lahistoria como su gran pasión en ensayos periodísticos de fina prosa, afortunadamente reconocidos en viday que son de obligatoria lectura para un político que se precie de ello y no, para lo de copia y pega de hoyque ni leen los titulares de la prensa escrita. En la vasta obra de Luis Beltrán Guerrero leímos su ensayo “ElTema de la Revolución”, (Monte Ávila, 1970) que nos no ha permitido releer a propósito de las dosrevoluciones venezolanas del siglo XX, “La revolución del 18 de octubre de 1945” y “La Revolución del 4de febrero de 1992,” la cabeza de Rómulo Betancourt y Hugo Chávez Frías.La historia en ensayos, tuvo en Luis Beltrán Guerrero su máximo exponente y es, junto al gran AndrésMariano Picón Salas y Mario Briceño Iragorry el cuarteto de los mejores ensayistas venezolanos que tuvo como técnica… ”Nipersonalismo, ni calumnia, ni dicterio, ver los asuntos nacionales con opinión sensata, prudente, patriota, realista, sin que elloobste a correr, con coraje, el riesgo necesario cuando la oportunidad y la necesidad lo requieran”… Sobre aquella disposiciónanduvo dese 1930 y hasta su muerte en 1996 escribiendo en el diario “El Universal” sus “Candideces” recogidas en volúmenes,llamadas para sí, “Diario de un “Espíritu” y de todas ellas el tema “La revolución” fue un tema tratado bajo aquella técnica, que entiempo de la “Revolución Bolivariana” cobra vigencia analizar, con la otra revolución del siglo XX, la del octubre de 1945.Luis Beltrán Guerrero, hace suya la definición que de la revolución tiene el Diccionario de la Real Academia: ..”Cambio violentoen las instituciones de una nación”. La palabra latina revolutum puede traducirse como “dar vueltas”. Para el historiadorcolombiano German Arciniegas en su libro “Bolívar y la revolución” sostiene que “el siglo XVIII es el de las revoluciones y seinterroga ¿Dónde se abre el debate? En Inglaterra. Al haber hecho su revolución dentro de la Monarquía y pasar del “Reysoberano al Pueblo soberano”. El parlamentarismo, su Carta Magna, el Leviatán de Tomas Hobbes, Utopía de Tomas Moro o elEnsayo sobre el gobierno civil de John Locke, no en vano, atrajeron a Voltaire, Rousseau, Benjamín Franklin, Francisco deMiranda y Simón Bolívar, de donde saldrían la revolución francesa, norteamericana y la americana.Para los marxistas una revolución es el enfrentamiento de clases con el objeto de transformar el orden político, económico ysocial, existente con “un cambio radical en relaciones sociales de producción”. En ese propósito los marxistas acuñaron la fraseque, la “revolución es la partera de la historia” lo que a nuestro juicio, en política es muy relativo y para Luis Beltrán Guerrero, unarevolución debía fundamentarse en tres elementos “Dios, Hombre y naturaleza” es decir, de profundo contenido humanísticopara “Hacer del individuo una persona, pensante y consciente, no un habitante del “mundo feliz” de Aldous Huxley, autómata de lapropaganda, sujeto unipartidismos o unipersonalismos despóticos”. Esa apreciación de Luis Beltrán Guerrero, sin duda tuvoinfluenciada por la revolución de los bolcheviques y su desarrollo después de la muerte de Lenin, Stalin y las denuncias contraeste de Nikita Kruschev en la Rusia comunista, el nazismo en Alemania, el fascismo en Italia y España. No conocía todavía, eldesarrollo de la revolución cubana de 1959, pero si retratada en su óptica.
05Por otra parte, Luis Beltrán Guerrero considera quetoda revolución debe tener objetivos porque …“Lospaíses han de vivir de los principios hechos carne delespíritu, por ejemplo, los tradicionales en occidentede libertad bajo la ley de gobierno por consentimientode los gobernados y de independencia del individuofrente al Estado” y cita como interpretación armónicadel objetivo de una revolución y sus objetivos a DonAugusto Mijares, que para tales efectos hablaba de lanecesidad de “Proyecto de País” y a Don SimónRodríguez, para quien “Alborotar a un pueblo porsorpresa, o seducirlo con promesas, es fácil,constituirlo es muy difícil, por un motivo cualquiera sepuede emprender lo primero, en la medida que setomen para lo segundo se descubre si en el alboroto oen seducción hubo proyecto, y el proyecto es el quehonra a deshonra los procedimientos, donde no hayproyecto no hay merito”…En Venezuela, por nuestra parte las revolucioneshan estado en el orden del días, las más, por interéspersonales y solo dos, han dejado obra percibidapara el análisis, la del 18 de octubre de 1945 y la del 4de febrero de 1992, porque a la Gesta deIndependencia se le ha calificado como “Guerra deIndependencia y “guerra civil,” esta última sustentadapor Laureano Vallenilla Lanz, luego vendría lallamada “Guerra Federal” de cuyas consecuenciasseria la historia, quien pariría revoluciones yrevueltas.“El Venezolano”, periódico dirigido por AntonioLeocadio Guzmán y Tomas Lander, jugaría un rolfundamental, porque según Gil Fortoul, "despertó laconciencia nacional... y abrió la era de las luchasdemocráticas"; o, según Zumeta, "enfrentó la masa ala clase" de donde surgen cinco años de guerra civilcon su caudal de sangre y barbarie, tras la ilusión delibertades y derechos en lo legal, y de "adquisicionesde la lanza" en lo material, para lograr apenasreafirmar la igualdad social iniciada en laindependencia y exaltada por el más antiguo folklor” aabriéndose un cauce de revoluciones desde 1830 a1903 que al decir de Antonio Arráiz, en su libro “Losdías de la ira”, “desde el 1° de enero de 2830 al 31 dediciembre de 1903, es decir, durante 74 años,Venezuela tuvo 39 revoluciones” con sus respectivosnombre: De las reformas, La revolución paecista, Larevolución de marzo, La reconquistadora, Larevolución de abril, la Legalista, la restauradora, Lanacionalista y la Libertadora. Y agrega Arráiz: “Amenudo esas violencia eran movidas por pasionespersonales, ambiciones, rencillas, rivalidades,venganzas, es decir todo tipo de delitos comunes queen una sociedad en condiciones normales quedan alcuidado de la ajusticia ordinaria”…Al respecto señala Luis Beltrán Guerrero: …”C u a n d o c a d a c i u d a d a n o p a r t i c i p a d e l adeterminación de la conducta colectiva, el ideal delhéroe (aparte de los sabios, artistas y santoscreadores de valores indisputables) se reduce a quecada quien cumpla con su trabajo y misión,contribuyendo al bienestar público. Papel deldesadaptado social, sujeto al fracaso y al ridículo,sería el del anti-héroe, lo que en definitiva tuvo clarolas revoluciones como mito, suficientementeanalizado por Carlos Rangel: “Del Buen Salvaje alBuen revolucionario” (Monte Ávila Editores 1976)donde asienta que “Los latinoamericanos no estamossatisfechos con lo que somos, pero a la vez no hemospodido ponernos de acuerdo sobre lo qué somos nisobre lo que queremos hacer” concluyendo que“somos a la vez los descendientes de losconquistadores y del pueblo conquistado, de losamos y de los esclavos, de los raptores y de lasmujeres violadas. Para nosotros el mito del BuenSalvaje es una mezcla de orgullo y de vergüenza. Ennuestra extremidad, no nos reconoceremos sino enél, y aun hijos o nietos de inmigrantes europeosrecientes, seremos “Tupamaros” (de Túpac Amaru,descendiente de los Incas quien en el siglo XVIIIsublevó a los indios contra el Virrey del Perú. De estamanera el Buen Salvaje se trasforma en el Buenrevolucionario, el redentor, aquel por quien el NuevoMundo debe dar luz al “Hombre Nuevo” que estatierra prometida llevan en su vientre: Che”Precisados algunos conceptos de “revolución”busquemos ahora al héroe o al líder” de aquella obrahumana y en su ensayo “El tema de la revolución” deLuis Beltrán Guerrero, nos remite a un profesor de laUniversidad de Columbia, quien distingue entre el“entre el héroe de acción histórica y el héroe depensamiento, y aún más, entre el héroe comohombre-acontecimiento y el héroe como hombre quehace época”. Como se puede apreciar habría trestipologías de héroe o líder que encuadran en lapersonalidad de Simón Bolívar, Francisco de Miranday Antonio José de Sucre y Antonio Guzmán Blanco.Mientras José Antonio Páez, “como hombreacontecimiento y el héroe como hombre que haceépoca” ¿Dónde ubicar a Rómulo Betancourt y a HugoChávez Frías? Cada uno en su momento histórico,tuvieron acción y pensamiento, solo que uno fue“líder”, Rómulo Betancourt, liderazgo compartido, deuna revolución identificada con la fecha de su triunfo:“18 de octubre de 1945” y cuya característica, únicaen el país “cívico-militar” para instaurar un sistemademocrático que garantizar el rol de cada uno en elacontecer histórico de la nación para su desarrollo y ala que se llegó con un proyecto de país, porqueChávez Frías se centró en ser “héroe” . Al respectoseñala Luis Beltrán Guerrero: … Cuando cadaciudadano participa de la determinación de laconducta colectiva, el ideal del héroe (aparte de lossabios, artistas y santos creadores de valoresindisputables) se reduce a que cada quien cumplacon su trabajo y misión, contribuyendo al bienestarpúblico. Papel del desadaptado social, sujeto al
06Precisemos ahora las características de la revolucióndel 18 de octubre de 1945 al mando de RómuloBetancourt y sobre 5 aspectos puntuales. (1) lajustificación de la unión cívico-militar, tuvo comopropósito erradicar los resabios del gomecismo,convocando una Asamblea Nacional Constituyente, queaprobara la primera Constitución de la República, quereconoció derechos, políticos, como seria eleccioneslibres, el voto a la mujeres, analfabetas y en lo social,salud, educación y materia laboral. (2) La pulcritud en elmanejo de los fondos público fue ejemplarizantes conlos “Juicios de Responsabilidad Administrativa” que leconfiscara los bienes a centenares de corruptos delgomecismo, lopecismo y medinismo. (3) Una políticapetrolera de avanzada conocida como el “fity-fity” en lasganancias, que permitiera una política asocial hacia unaeconomía diversificada, salarios justos, abastecimientoy lucha contra los acaparadores. (4) Masificación de laeducación, maestros, escuelas y lucha frontal contra elanalfabetismo. Atención sanitaria ante las epidemiasdel paludismo y la malaria, agua potable, una política deriego y electrificación del país. (5) Independenciapolítica y militar.La llamada revolución Bolivariana, se inscribió comoel típico golpe de Estado militar de vieja tradición enVenezuela, con el agravante que insurgió contra ungobierno legítimamente constituido y quienes una vezderrotados e indultados sus autores obtuvieran el poderdemocráticamente, para cuyos efectos se propusieron.(1) Convocar una Asamblea Nacional Constituyente,“con el fin de refundar la República”, profundizando enderechos políticos, sociales y humanos, creándose unaSala Constitucional como su único interprete yfacultando al presidente de la República para otorgar losascensos militares en todos sus grados. (2) Se militarizóla administración pública y la justicia administra lacriminalidad selectivamente con miras a la impunidad yla intimidación(3) Los inmensos ingresos petroleros hanestado al servicio de imponer un sistema político yeconómico antes fracasado, al exportarse la revoluciónBolivariana a través de, ayudas y regalías dispuestos sincontrol por la empresa estatal PDVSA. (4) La corrupciónestá amparada por los órganos jurisdiccionales y elflagelo del narcotráfico detecta la presencia de altosoficiales de la Fuerza Armada. (5) Dependencia políticay militar del régimen comunista de Cuba.caso un utopista, que creyó en la revoluciónhumanística, clamado por Justicia porque sin ella nohabría libertad, convencido que “Aquí en Venezuela sequemaron etapas artificialmente, por qué el petróleosubvencionó a la democracia. Fue el maná que llegó alos israelitas desde arriba y a nosotros desde abajo.P e r o h e m o s s i d o o s t e n t o s o s , i n c a p a c e s ,derrochadores, peculadores y ladrones. Y peor quetodo, los delincuentes no han recibido castigo alguno.Sin Justicia no hay libertad, y nuestra libertad fue más delas veces falsa por la coacciones y componendas”.Sobre esos particulares, el humanista mexicano OctavioPaz escribió: .. “que la mentira se instaló en nuestrospueblos casi constitucionalmente. El daño ha sidoincalculable…Nos movemos en la mentir connaturalidad”. Mientras la historiadora Ana Teresa Torresrefiriéndose a las ilusiones propuestas en 1810 cita a latambién historiadora Graciela Soriano de GarcíaPelayo…los valores civiles a que se aspiraban sedisolvían en la frustración y el desánimo, la soledadhistórica y la indefensión”…De allí la imperiosa necesidad de ver nuestra historiacon el criterio de don José Ortega y Gasset: ..El mundode la realidad y el mundo del ordenamiento son – segúnesto – dos cosmos que se corresponden, cada uno deellos compacto y continuo, en que nada queda abrupto,aislado e insensible, sino que de cualquiera de suspuntos podemos, sin intermisión y sin brinco pasar atodos los demás y contemplar todo su conjunto. Puedepues el hombre con su razón hundirse tranquilamenteen los fondos abismales del universo”…hurgando porsupuesto, en todas las fuentes políticas, jurídicas,constitucionales, sociológicas y económicas dentro delesquema de cinco puntos expuestos para concluir enque momento Venezuela evoluciono más ¿si con larevolución del18 de octubre de 1945 o la revoluciónBolivariana de Venezuela (1999-2014)?¡Vamos al debate!Al recordar al doctor Luis Beltrán Guerrero en suCentenario y sobre su ensayo “El Tema de laRevolución” no encontramos la expresión “involución”que pensamos que de haber leído este análisis para eldebate, coincidiría con nosotros que con la revolución deoctubre de 1945, Venezuela evolucionó, evolucióntruncada por el golpe militar del 24 de noviembre de1948, como Venezuela ha involucionado con laideología “castrochavista” que guía a la revoluciónBolivariana, entre otra cosas porque Luis BeltránGuerrero, nunca fue marxista-leninista. Fue en todo
07ELHUMANISTALUIS BELTRÁNGUERREROEstán por aquí cerca dos retratos del pintor y escultorc a r o r e ñ o J . T. A r z e , c u y o n o m b r e n o fi g u r ainexplicablemente en el Diccionario de Historia de laFundación Polar ni en ningún otro de los que conozco; uncreyón de una bella señora de 36 años, caroreña deCurarigua, mi abuela materna Doña Rosario GiménezZapata de Montero, y otro de un apuesto muchacho dediecisiete años, bien peinado, bien vestido, corbata delacito, de anteojos, Luís Beltrán Guerrero: “En su mesa deestudio - Dibujo de J.T. Arze – Caracas abril 26 de 1931”. Laobra de Arze se encuentra dispersa en casas caroreñas y,me parece, de caroreños en otras ciudades. Aquel granmédico y humanista llamado Pastor Oropeza (1901-1991),quien regresó a su ciudad del Morere para morir entre lossuyos, tenía un Arze, retrato (me parece recordar) deIldefonso Riera Aguinagalde (1834-1882) demócrata liberaldel siglo XIX sobre quien escribió con mucho acierto elperiodista Luís Oropeza Vásquez, todos caroreños.En 1931 Luís Beltrán Guerrero formaba parte activa,naturalmente, de la Redacción de Fantoches, el todavíafamoso semanario de Leoncio Martínez, y también en ElUniversal. En este periódico que llegaba a Cuicas(Municipio del Distrito Carache, Estado Trujillo) con unasemana de retraso desde cuando pasó por el caserío Casade Zinc la carretera trasandina, al menos desde 1925cuando se estableció en el pueblo la maestra de escuelapara niñas Doña Rosario Montero de Morón, publicóGuerrero sus Candideces, la proficua, iluminada obracentral de su humanismo, largos años, consecuente trabajoerudito, con prosa clásica.Luís Beltrán Guerrero: “1914 – Nació en Carora, EstadoLara, el 11 de octubre. Hijo de Dolores Guerrero y deAlejandro Meléndez Doña Dolores Guerrero era nieta delGeneral José Paulino Guerrero y pariente Cercano delGeneral Ramón Urrieta, prócer de la federación” (LuísBeltrán Guerrero, Ensayos y Poesía, Biblioteca Ayacucho192, Caracas 1994, 420 págs. Selección, prólogo ycronología Juandemaro Querales. Bibliografía:Juandemaro Querales y Horacio Jorge Becco. Cronología,pág. 397).Toda la Obra Poética de Luís Beltrán Guerrero fuepublicada en un volumen de 262 páginas, 19.5 cms.,Caracas 1997 (Fundación Guillermo Morón, Italgráfica,S.A.). En la contraportada escribí: “En la madrugada delviernes 16 de mayo de 1997 murió el gran poeta Luís BeltránGuerrero en su casa-museo, Biblioteca y Soledad deCaracas. Había nacido en la histórica ciudad de Carora el 11de octubre de 1914. Corrigió las pruebas de este volumen yleyó el prólogo de quien lo conocía de cerca y admira toda suGuillermo Morónobra en prosa y en verso. Un gran silencio, una sombra detristeza, cubrió a las auténticas letras de la lenguacastellana en la Venezuela del siglo XX. Murió el últimohumanista, gran humanista, de esta tierra áspera y dura”.La obra ensayista de Guerrero comenzó en suadolescencia, en El Diario de Carora, en El Impulso deBarquisimeto. Escribió, escribió, escribió. Sobre la Lengua,sobre la Poesía, sobre Historia, sobre el Modernismo, sobreHispano-América, sobre novelas. En libros cortos y biencortados. En 1962 comenzó a editar en volúmenes susCandideces, Primera Serie, hasta la Décima séptima Seriede 1995 que le editó la Academia Nacional de la Historia.Todas fueron publicadas en El Universal, periódico al que seapegó como lo hiciera Pascual Venegas Filardo, poeta,crítico, geógrafo y hombre de ilimitada generosidad.Muchos críticos, gente de letras ellos y ellas, han dadotestimonio sobre la obra de Luís Beltrán Guerrero. Pero lamemoria venezolana es corta, sobre todo cuando la sombrapolítica intenta cubrir a nuestros grandes en letras y encualquiera de las otras tareas que marcan el destino delpueblo venezolano.Pudiera traer a cuento y a cuenta las numerosasreferencias que en libros y folletos, en crónicas ycomentarios, se hicieron, se publicaron, sobre nuestrohumanista, venezolanos, hispanoamericanos, españoles.En el volumen de la Biblioteca Ayacucho (¿se ha extinguidoese aporte fundamental de Venezuela a las LetrasHispanoamericanas?) se mencionan desde Antonio Álamo(1873-1953) en su Libro Revuelto que publicara la EditorialCecilio Acosta en 1945-1946, hasta Luís Villalba Villalba ensu artículo Letras Venezolanas: Luís Beltrán Guerrero (ElUniversal, 2 junio 1976). José Ramón Medina, JuanLiscano, Pascual Venegas Filardo, Felipe Massiani, AlexisMárquez Rodríguez, tres generaciones de escritoressupieron y admiraron al humanista Luís Beltrán Guerrero.Está su nombre en la historia.Por cierto, Juandemaro Querales, escritor caroreño aquien llaman El Solitario, ha enviado un recado por diversoslugares (periódicos, correo electrónico, computadoras) aSimón Alberto Consalvi: incluya al humanista Luís BeltránGuerrero en su Biblioteca Biográfica Venezolana. Y reta: yoescribo esa necesaria biografía: ¿Y las Obras Completasno corresponden a la Universidad Centro-occidentalLisandro Alvarado (UCLA) de Barquisimeto?. Porque laAlcaldía apagó su fuego editorial en Carora.
08Juandemaro QueralesLA REFLEXIÓN PARA FUNDAR UNA CULTURACuando el intelectual L.B Guerrero recurre a la literaturapara decir algo, lo hace movido por la convicción de que elinstrumento más acorde para dejar represada esa toma deposición personal, ante las cosas más simples y hasta lasmás profundas son el ensayo, la crónica, el artículoperiodístico y la poesía. En todas esas estructuras estánguardadas muchas de sus exquisitas recreaciones de esosorbes cerrados, que explican la apasionante aventura de lavida como seres humanos, llevados por ese medio a lodesconocido, y es también el único incentivo que nos sirvepara conservarnos vivos.El primer oficio (deber obligación, según el sentidolatino) del escritor es ser hombre. Lo que implica vivir lavida intensamente, conocerse a sí mismo y conocer alsemejante. Sin conocimientos y padecimientos de lavida, no hay escritor.En esta toma de posición por las cosas de la vida se vaconfigurando un intelectual denso y profundo, quien demodo caleidoscópico abarca, de manera codiciosa, granparte de los lenguajes que ahora damos en llamar CienciasHumanas. Muy atrás quedó la preocupación central por elorfismo del idioma, para vaciar sobre la perfecciónidiomática de que hace gala, incorpora los temasdomésticos, la historia de las cosas y de los hombres, másmenudas, la penetración por los orígenes de estecontinente mestizo, su opinión sobre las corrientes ynovedades en todos los lenguajes plásticos, musicales,literarios, políticos, económicos y sociales. Su lupa policialaísla, recorta y dibuja con su admirable capacidad deanálisis, estos tiempos tan cambiantes y vertiginosos, todocon la tranquilidad que le da la sabiduría del cultivo por lasbuenas lecturas, la información y su inmensa cantidad deamigos, que lo nutren con la calidez y admiración con quereciben regularmente sus cortos ensayos.toda aceptación de que su trabajo de ese modo cumple laurgencia de la expresión, nos toca a nosotros hacer algúncorte caprichoso de su variada temática, selecciónobediente a momentos de emergencia social y política, orazones de decantación de su lenguaje.La nutriente ideológica de los grandes valores denuestras letras, la Filosofía de la Ilustración, las IdeasLiberales, los dos Positivismos, el Marxismo Estalinista y elHumanismo, ocupan a Guerrero en su larga vida depensador.Vamos a adelantar el criterio de que Luis Beltrán Guerrerono es que se ha ido mudando de parcialidad en términos deescoger tal o cual paradigma en el campo científico, no nosolvidemos de lo que hemos mantenido a lo largo de estaslíneas, el autor es un trabajador de las ideas, el cual vaestando al tanto de los progresos en el campo de losanálisis, creando en él una vastedad de formas pordesmontar los fenómenos nuestros, vírgenes todavía y quereclaman un inmediato conocimiento. Con este arsenalteórico evita caer en lo que denomina sagazmente OscarRodríguez Ortiz, el Ensayo Impresionista o Imprecisionista.LA RECONSTRUCCIÓN DE LAS IDEASEste interés por lo que pasa en el escenario de las ideaspolíticas y sociales, lo lleva mucho antes que cualquiervenezolano especialista en la ideología a estudiar, y aescribir sobre los positivistas venezolanos; interés que seaviva en el presente al renovarse los criterios metodológicosen la Ciencias Sociales y visto la intención revisionista sobremomentos estelares venezolanos 1810-1830, 1.858-1863,1.936-1.945.(…) Mentalmente, cuando yo escribo una crónica estoyhaciendo un friso, un arquitrabe algo para una arquitecturamayor, para un libro, digamos. Por eso defiendo la unidadmental y estilística de Las Candideces. No son misceláneaarbitraria y desarticulada, cada cuenta ha sido hecha para elrosario, cada perla escogida para el collar. Sí es que yopuedo ostentar alguna margariteña perla, no artificialjaponesa, sino salida del hondón criollo por el sentimiento yla expresión. Estos mini-ensayos sobre el ensayo que ellector ha visto, si no leído, ¿Le parecen unitarios o piezasdiferentes y extrañas?Siguiendo el curso de sus teorizaciones sobre su estiloliterario, tenemos trazado gran parte del camino a seguir,
09EL LIDERAZGOY LAINTELIGENCIAEMOCIONALLa emocionalidad y conductas del líder, a cualquier nivelde una organización, impactan y definen las emociones yconductas de los demás. Un jefe malhumorado, despiadadoe inflexible crea una organización tóxica, llena de personasangustiadas, temerosas o resentidas, que sólo producenresultados mediocres y desperdician las oportunidades demejorar en su desempeño y en su carrera, las cuales sepresentan cada día.Fausto IzcarayLas dos formas del liderazgo se pueden representargráficamente de acuerdo a Denton Roberts. Veamos un parde gráficos:Como lo afirman Goleman, Boyatzis y Mackee, un líderque sabe alinearse con su gente y cuyas palabras resuenanpositivamente en ellos, produce seguidores para quienescualquier reto o desafío es superable. Al final, es unacadena que desemboca en dividendos o pérdidas.El nivel de inteligencia emocional del líder, si es alto,produce un clima laboral en donde el compartir informaciónde trabajo, la confianza, la coordinación de tareas, unasaludable toma de riesgos y el aprendizaje florecen.Cuando los empleados y trabajadores viven tensos ytemerosos pueden ser productivos a corto plazo, y susorganizaciones pueden lograr buenos resultados que,lamentablemente no duran en el tiempo.En la difusión o contagio del estado emocional positivo onegativo del líder, son importantes las neuronas espejo denuestro cerebro. Se activan cuando una persona ejecutauna acción y otra la imita sin darse cuenta. El bostezocontagioso es un ejemplo de eso. Son llamadas lasneuronas de la imitación que actúan como receptoras degestos, tonos de voz, posición corporal y estadosemocionales. Así, cuando un jefe lideriza negativamente opositivamente, produce una corriente emocional que,comenzando por las neuronas espejo, se difunde entresubordinados como la electricidad a través del cableado.Las neuronas espejo son “copionas”, de manera que elimpacto del estado emocional del jefe contagia, cualepidemia neurológica a sus subordinados y seguidores.Si un líder quiere lograr una cadena de contagiomotivadora, inspiradora y energizante necesita estarnormalmente en un estado optimista, con entusiasmo, en unmodo que transmite “vamos a lograrlo” y ante cualquierproblema su actitud debe ser de “esto lo resolvemos” y “sípodemos”, lema usado por El presidente Barak Obama ensu campaña electoral de 2008 que lo llevó a ser el primerPresidente negro en los Estados Unidos.“El líder convence, no con argumentos racionales sinocon argumentos emocionales” positivos como afirmaBoyatzis”.Roberts explica que una persona maneja una ciertacantidad de energía vital para lograr sus metas en un díacualquiera. También para alcanzar sus metas en la vida. Yesa energía se puede usar para la espiral negativa siendoun líder disonante, causante de estrés y de temor o para laespiral positiva, actuando como líder que logra que sussubordinados resuenen con su visión y metas conentusiasmo y confianza. Ambas espirales o circuitosproducen resultados diferentes, los cuales se puede ver enel siguiente gráfico 2.En la espiral negativa el líder disonante actúaamenazando, lo que produce conexiones negativas con sugente. Es el viejo paradigma de la psicología: acercarse a loagradable o apartarse del dolor. Observe que la cadena alfinal del ejercicio del poder con el estilo disonante lleva alconflicto lo que hace peligrar las metas. Si tienes un jefe quete recrimina todo el tiempo no vas a sentir conexiones
10agradables con él o ella. Si quieres darle una información,ya vas receloso de la reacción irritada y de la crítica que vasa recibir, probablemente descalificando tu labor. En unproceso de comunicación en el que esperas un regaño lacomunicación tiende a ser confusa, no es abierta y clara.Quizás el siguiente paso es actividad destructiva o errática odeficiente. Denton describe el método de la espiraldesempoderadora del líder disonante: 1) Culpar, 2)Ridiculizar, 3) Humillar, 4) Crear expectativas irreales, y 5)Excluir, es decir, no hacerte sentir partícipe de lasdecisiones sobre tu tarea.Este circuito produce estrés en los subordinados. Ya sesabe que en estrés el organismo produce altos niveles deadrenalina y cortisol que afectan la capacidad derazonamiento y cognición. Esto disminuye la habilidad paraenfocarse en el problema y sus soluciones. Cuando el jeferegaña y descalifica la persona centra su atención en laamenaza del jefe y no en la solución del problema.La espiral positiva, por el contrario, tiene el siguientemétodo: 1) Aceptar (a la persona), 2) Comprender, 3)Elogiar, 4) Crear expectativas realistas, 5) Incluir a tu gente,hacerle sentir que participa en decisiones sobre su trabajo.La Inteligencia Emocional (IE), de acuerdo numerososestudios en diferentes países, es el factor que más impactalos resultados económicos en las organizaciones. Son loslíderes con un alto nivel de IE los que generan elentusiasmo, que logran que florezcan en sus subordinadoslo mejor de ellos y usan el método de la “espiral positiva” losque cosechan resultados positivos a corto, mediano y largoplazo. Es la Programación Neuro Lingüística (PNL) ladisciplina con las mejores herramientas para entrar enestados emocionales positivos y hablar en lenguaje quellega al inconsciente y al corazón de los seguidores. Así loexplicamos en otro trabajo
11Walt WhitmanLA PIEZA DE WALT WHITMAN ES CONSIDERADA EL LIBRO DE LOS LIBROSHojas de hierba, para el siglo XXIUn texto con el que pretendía transformar el objetivo de la literaturade EEUU, recibido con duras críticasEl poeta trabajó toda su vida en esta obra, incorporandopoemas que le llevaron a hacer hasta nueve edicionesHojas de hierba, la gran epopeya americana de WaltWhitman, el poeta al que Borges consideró en un tiempo "elúnico poeta", aparece ahora en edición completa y bilingüe acargo de Eduardo Moga y con una selección de su prosa y desus diarios de guerra.Publicada por Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores, ellibro de los libros, la referencia de poetas y que no deja deleerse nunca, vuelve en una edición definitiva en español,159 años después de que Whitman terminara este canto a lavida, a la naturaleza, a la Democracia, a la grandeza delhombre común, sin etiquetas ni género.España, ya que las otras traducciones fueron hechas porautores latinoamericanos, entre ellas la de Borges.Esta edición de Hojas de hierba es un Whitman para el sigloXXI, un Whitman para las nuevas generaciones de lectores.Whitman cantó a la naturaleza, a los animales, a lasolidaridad y compresión del otro, al gozo, al amor a hombresy mujeres, en una encendida y apasionada defensa de labisexualidad.EFEWhitman fue el poeta total, considerado el único genio de latradición americana por el "pope" de los críticos, HaroldBloom, es el fundador de la poesía moderna en el XIX.Whitman publicó en 1855 Hojas de hierba, un poema brevey casi anónimo, ya que su nombre no aparecía junto al título,sino solo en la página de créditos.Un libro con el que pretendía transformar el objetivo de laliteratura estadounidense, que fue recibido con críticasferoces, salvo por el poeta y filósofo Emerson que lo recibecon simpatía y que incluía un poema titulado Poema de WaltWhitman, que luego sería el mítico y canónico Canto de mímismo.El poeta trabajo toda su vida en este libro, incorporandopoemas que le llevaron a hacer hasta nueve ediciones y sololo dio por terminado en 1892. La última publicación llegó a lasmanos de Whitman en su lecho de muerte, circunstancia queda nombre a esta edición última llamada "la edición del lechode muerte" y con un grandísimo volumen de páginas.Así, el volumen que llega ahora en España y América sumacasi 1.400 páginas. Un gran trabajo al que Moga ha dedicadodos años y es la primera que se ha realizado en español de
12Jorge EuclidesBENITOVOLVIO ASER EL MISMOQuiero que sea doctor, medico que vea gratis a toda lafamilia. Mejor que sea diputado refutó Douglas a Solange,así al mismo tiempo que ayuda al barrio se mete buena platapara que nos saque de abajo. Pero Benito no anda paradoctor, ni diputado y ni siquiera culminó el bachillerato.Benito no pudo superar los 15 años de su madre, los 19 desu padre y la droga le inventó túneles violentos a la pobrezapor eso aprendió a manejar la navaja y la pistola con máshabilidad que el lápiz sobre el cuaderno.Hasta los siete años Benito fue pastor de cabras, piñeroprecoz y de pedirle la bendición de rodillas a su abuelaEngracia en el Potrero de Ramirez, allí mismito un poco masallá de Bobare. Pero Engracia enfermó de la columna detanto andar agachada ordeñando chivas y recogiendo piñasy su familia se la llevò para El Paso de Baragua para poderatenderla. A Benito se lo trajeron otra vez para el rancho deLa Tomatera, nada más con Solange y otros tres carajitosporque Douglas estaba en Uribana por intento de asesinatoy robo a mano armada.Benito se hizo hombre muy rápido para evitar ser la noviade una pandilla que entre cobro de peajes, atracos yviolaciones se adueño de las rutas circundantes de laescuela. Toma muchacho este hierro para que no te haganperra mala allá afuera y con ese regalo de su tío Alejandrocorto la torta de su cumpleaños y la barriga de José ElMapurite cuando este quiso bajarle los pantalones en elpatio de Lola Pérez donde cerveza y droga eran de libreexpendio sin límite de edad.A los trece se olvidó de los libros y de ser doctor y a sumama Solange le dijo que botara de su cama a Bracamonteporque ya estaba cansado de verla todos los fines desemana con la cara hinchada y a sus hermanitosestropeados de tanto recibir golpizas de borracho. Noatendió Solange el pedido de su hijo mayor y un Domingo enla noche encontraron a Bracamonte desmayado y paraliticoporque alguien le rompió las piernas a batazos. Así Solangese quedo sin hombre y sin pretendientes porque la violenciase le hizo costumbre de soledad.Engracia tenía varias semanas viniendo a Barquisimetoporque su primo José Piñero la puso en tratamiento deacupuntura con la doctora Pilar Romero y por eso losdolores se le fueron quitando, un cubano del CDI deBararida le empujo la hernia con unos masajes y Engraciaentonces se fue a la Tomatera a preguntar por sus nietos, suhijo Douglas no quería ni verla de visita porque ella estabaen buscarle abogado para sacarlo de la cárcel y él le mandoa decir que ni se asomara, que en la cárcel tenia techo,comida , salario mínimo ,visita conyugal y además habíamontado su propio negocio con unos amigos queplanificaban todo vía celular.No, Engracia, ya Benito no es el muchacho que ustè crio,ahora es otra persona que hasta yo misma le tengo miedo.Figúrese que no le conozco trabajo y sin embargo aquí traecomida y ropa para todos nosotros. Se acuesta a las ocho dela mañana y sale como a las tres de la tarde. No le preguntode dónde saca plata porque le tengo miedo a la respuesta ycomo el hambre tiene cara de perro lo que hago es rezar porél a la Divina Pastora.Pues seremos dos las que recemos y Engracia se pusode rodillas ante una foto de la Virgen que Solange habíarecortado de El Impulso y mandado a enmarcar para quefuera altar de sus ruegos y penurias.Pasaron algunos meses y ayer cada quien por su lado,Engracia desde casa de Alì en Los Crepúsculos y Solangedesde La Tomatera caminaron hasta Santa Rosa. Entre lamultitud no se vieron pero ambas rezaban por Benito paraque la Virgen le enderezara el camino. A la altura de laavenida Moran Engracia y Solange se encontraron en unpuesto de agua y mandarinas, se abrazaron y juntasparecían una procesión independiente. De pronto Solangese vino al piso producto del cansancio porque no era pococaminar desde la cuatro de la madrugada que salió de casa.Los bomberos la auxiliaron y como no salía del desmayola llevaron al hospital con Engracia como familiarresponsable. Despertó en emergencia y cuando la dieron dealta en mitad de la puerta estaba su hermano Alejandro. “Lotienen en observación, ha perdido mucha sangre pero no looperan porque no encuentran sangre de su tipo”, ¿A quién?-A Benito.Allí estaba, demacrado pero con la cara de piñero y pastorde cabras. Engracia tenía su mismo tipo de sangre y looperaron con éxito. Que bella esa señora que estáaguardando que ese joven despierte, comentó Tamakunque pasó por recuperación por casualidad. ¿Cual señoradoctor? le preguntó una enfermera, la abuela y la mamáestán allí afuera en el pasillo. Enfermera y doctorregresaron con Benito y solamente vieron una luz que sedesvanecía en el aire.Benito despertó a medianoche y le juro a Engracia ySolange que regresaría a los estudios y que jamás volveríaa la ruta del diablo. Solange y Engracia le creyeron porqueese muchachito que lloraba y pedía perdón era el mismoBenito que soñaba con ser doctor o diputadojorgeeuclides@gmail.com
13Julio OrtegaEl narrador omnipresenteLa muerte de uno de los referentes del Boom conmocionóla escena literaria mundial. En estas páginas, el académicoJulio Ortega analiza con lucidez el valor de su obra.Se me hace cuento que Fuentes ha muerto y estoydispuesto a probar lo contrario. Así como Borges demostróque somos hechura de lo que hemos leído, y Cortázar probóque si no podemos cambiar el mundo debemos cambiar lafunción de la lectura, Fuentes ha establecido, sospecho yo,que nunca dejaremos de leer lo que hemos leído; esto es,que uno lee de nuevo cada vez, como si el tiempo fuese unainvención de la lectura.Por eso confesó Fuentes que leía el Quijote cada año,porque en el calendario de la lectura el libro es siempre otro.De modo que leer es una forma de rehacer el tiempo yescribir es darle al tiempo otra oportunidad. Carlos Fuentesha sido especialmente generoso con el tiempo: le ha dadovarias vidas, míticas, apocalípticas, fantásticas, políticas,históricas y simétricas. En sus manos, el tiempo se hizomaleable, en proceso, transitivo, puro transcurso en laerrancia de vivir.Hace ya varios años leí en la revista argentina Crisis uncuento de Carlos Fuentes en el que una pantera, que hahuido del zoológico, se oculta en el departamento de unhombre. Me impresionó el trazo dinámico, ligeramenteirónico, de ese fresco relato, a la vez mundano ypesadillesco.Cuando me encontré con Fuentes le dije lo mucho que mehabía intrigado su último cuento, “Pantera en jazz”. “Pero siese es uno de los primeros cuentos que he escrito”,protestó, divertido. “Pantera en jazz” es un cuento que nollegó a entrar en Los días enmascarados , que es de 1954.La revista había omitido el año de su publicación, pero, ¿porqué pude leerlo como un cuento reciente? En la Casa deAmérica, en Madrid, en un foro de escritores, teniendo allado a Carlos Fuentes como testigo de descargo, conté estahistoria, pero añadí una variante.Escrito por el Fuentes joven, propuse, era evidente elestilo maduro, que maneja con sabiduría la dinámicacambiante de una prosa autoconsciente. En cambio, escritopor el Carlos Fuentes actual, qué audacia de relato surreal,qué libertad de juego, en una prosa que reproduce el ritmodel jazz. Fuentes, quise decir, acudiendo a la fábula dePierre Menard, ha novelizado la lectura, porque es al leerque le damos sentido a un texto suyo; a tal punto, queadquiere la forma de nuestra lectura. Si Borges dramatiza laescritura como interpretación del lector que se apropia deltexto, Fuentes convierte en ficción el acto mismo de leer,que ocurre como un desdoblamiento del tiempo, como lalibertad de rehacerlo por placer.Por eso, concluí, todo indica que Fuentes ha escrito dejoven sus obras más maduras, articuladas y fehacientes; ylo ha hecho para poder escribir, de mayor, su obra más joveny audaz. Se podría, en consecuencia, postular la hipótesisde que la temporalidad narrativa de su obra no sigue lalógica de la cronología, y por lo mismo no se debe a unaarqueología de su lectura; sino que es una narrativa cuyotiempo discurre hacia adelante, buscando su comienzo noen el pasado sino en el futuro. Paradoja, en efecto, de estetiempo revertido, gestado por la fuerza novelesca de latemporalidad, cuyo eje de lectura decide el recomienzoconstante de su producción narrativa. Fuentes es nuestromayor explorador del tiempo como sobrevida, como excesode los límites naturales, y como simetría pulcra y pulida delbarroco mexicano, formalista y agonista.Cristóbal Nonato (1988), por ejemplo, me pareció en másde un sentido su novela más joven, por más inventiva eirreverente. Incluso, es clara la ironía de que el hechohistórico fundador, el descubrimiento de América, fueseaquí reescrito desde el futuro, desde una suerte de ucroníao distopía, porque esta novela reescribe el pasado parademostrar su apocalíptica disolución futura. Si Joyce creyóque la Segunda Guerra Mundial se había declarado parainterferir la lectura de su Finnegans Wake , se podría decir,en este humor paradójico, que el quinto centenario deldescubrimiento de América sólo se podía celebrar como sudesfundación radical. Así, en esta novela se trata delrecomienzo de México como un des-cubrimiento, odevelación futurística de su fragmentación, lo que ocurre enel lenguaje, y su desmontaje carnavalesco y a la vez trágico,de la pérdida del mundo conocido.Y no en vano su libro más temporal, tan urgido de presenteque se rehúsa a concluir, El naranjo (1993), sugiere envarios momentos un diálogo con los primeros libros delautor, como si esos libros se miraran por un instante en losnuevos relatos, y comprobaran, gracias a estos destiemposy entretiempos, que acaban de ser escritos. No es sinorevelador, por lo mismo, que Fuentes haya llamado “Laedad del tiempo” a la serie de su narrativa relanzada por laeditorial Alfaguara; reordenamiento de “tiempos” narrativos,donde se incluye los libros que su autor aún no habíaescrito, como si fuesen ya parte del mapa tangible de suobra. Una obra, por lo demás, que más que una geografía,es una tiempo-grafía, donde discurre la tinta de la actualidadpermanente de la letra.Pero si esta obra no se ordena por la cronología de suescritura ni por la histórica que reescribe, es porqueorganiza otra temporalidad, hecha de anticipaciones y
14anacronismos, donde el tiempo de la fábula circula en supropio registro, consumando y consumiendo los escenariosde su energía inquieta y traza barroca. Precisamente, elorden es aquí el recomienzo, el proyecto de una lecturadonde los textos se leen mutuamente, y donde todoacontece de nuevo bajo una nueva atención. El “tú” al quese dirige el Narrador de Aura es el joven historiador, perotambién es el lector para siempre joven en el lenguaje que leabre las puertas del tiempo narrativo.Pues bien, si leer a Fuentes es suspender la temporalidad(edad cíclica), es también recorrerla lúcidamente (edadhistórica); y esto es así porque en la lectura pasamos de unaorilla a otra, y desde un margen alcanzamos el siguiente. Esuna obra, quiero decir, que adquiere imprevistas yrenovadas resonancias en la relectura. Está hecha, se diría,para acrecentarse en la relectura. Y ya no es casual quereleída hacia atrás nos revele sus anticipaciones como otroafincamiento en nuestra margen de presente. Fuentesescribe en el escenario de la lectura, del lenguaje procesadoy transformado por el presente sin fondo de leer un textodentro de otro, una conversación bajo otra: escenifica laletra y la voz de la cambiante verbalización del mundo, de supermanente invención. Por ello, hay una dimension única delo real hablándonos desde estos libros suyos. Si GarcíaMárquez necesitó cien años para escribir, como si fueseleída en unas horas, su novela milagrosa; y si Joycenecesitó un día para probar la banalidad del bueno deLeopold Bloom, Carlos Fuentes ha necesitado, en cambio,los quinientos años (con la excepción de su novela, prehistórica,dedicada a Numancia, y un cuento, futurístico,sobre Adan y Eva, dos robots enamorados) de nuestra edadhistórica para su espectacular temporalidad narrativa. Poreso, releemos sus libros no sólo como si fuesen todosrecientes, sino como si estuviésemos leyendo el pasado enel futuro, y a nosotros mismos en un relato siempre por venir.Fuentes, quiero proponer, le ha dado actualidad a nuestrahistoria, al recobrar sus voces como si fuesen de mañana.El presente conquistadoLa historia deja de ser cronológica y gana otra edaddiscursiva, la de nuestra historicidad. En contra de lasversiones traumáticas de la experiencia latinoamericana(que aseguran que nuestro ser histórico está por hacerse,que nuestra identidad “dependiente” ha sido incautada porlos poderes dominantes, que nuestra hechura psicológicanos condena a la repetición del pesimismo, y que la coloniaes el modelo que nos repite), la obra de Fuentes nosreafirma en el presente reconquistado por la lectura;revelando no las fáciles síntesis ni los meros pluralismos,sino la realización y el drama de la mezcla, la alegría y elriesgo de la diferencia, la apuesta por nuestro espacio,mapa y hábitat hecho en las afirmaciones plurales y suenergía inquisitiva, su poder crítico que desmonta losprogramas de control hegemónico y diversificaradicalmente la representación de la historicidad delpresente. De allí que el sentido de lo histórico se de como suactualización, que no es sino la política de la imaginación delcambio y la radicalidad de lo nuevo. Como bien dice AnthonyGiddens: “La historicidad puede ser definida como el uso delpasado para ayudar a dar forma al presente... (Es) elconocimiento del pasado como medio de romper con él... Lahistoricidad, de hecho, nos orienta precisamente hacia elfuturo.” Es el caso extraordinario de La muerte de ArtemioCruz (1962), escrita en el albor de la revolución cubana peroexactamente como su revés: los comienzos de la promesarevolucionaria son vistos desde el fin de la experienciarevolucionaria mexicana, y así los tiempos del comienzo seleen, se descifran, en los tiempos del fin.Una estrategia propiaSi los relatos y novelas de Carlos Fuentes ocurren comodistintas versiones de la temporalidad, esa exploración esuna ampliación de la naturaleza de la fábula. La calidadfabularia y fabulosa de estos libros se hace patente en ladiversidad de sus fórmulas, en el cambiante registro de susrepresentaciones, en el diverso protocolo de su lectura.Pero esa exploración temporal es también una textualidadcompleja. Cada libro proyecta una estrategia narrativapropia, que no se puede repetir en otro relato, y que seconsuma como la forma misma de la fabulación. Podemos,por lo mismo, proponer la hipótesis de que estas obras secumplen como una de las instancias paradigmáticas delcambio literario. Por ello, la innovación las distingue.Innovar implica renovar, recomenzar, reformular. Por eso,su primera obra maestra, Aura (1962) es una novela brevegótica que ocurre en el futuro; su obra más señera, Lamuerte de Artemio Cruz (insólitamente del mismo año), esuna novela crítica y política que distribuye en cada personanarrativa (tú, yo, él) un tiempo complementario, que esespacio de asedio, acción y memoria; su obra mayor, TerraNostra (1975), es una monumental construcciónmitopoética, que suma los tiempos y los funde; y CristóbalNonato (1987), su novela más libérrima, hace delApocalipsis una refundación humorística.Teóricamente, las poéticas del cambio se dan frente a y encontra de las poéticas de la normatividad, esto es, de loscódigos y cánones que configuran, por un lado, el horizontede la repetición como sistema de referencias letradas; y, porotro, la matriz discursiva, el archivo de modos del discurso,que definen un estilo, una productividad, una modulacióngenerica. La repetición es necesariamente estructurante,porque corresponde a las normas, los rituales y protocolosde la continuidad. Mientras que el archivo discursivocorresponde a las formas de habla, a la dicción de un estilo,y es modélico. Por eso, luego de haberse privilegiado lanoción de cambio y desautomatización bajo la influencia delas vanguardias y de los formalistas rusos, se pasó afavorecer las nociones estructurales que privilegiaron loslevantamientos cartográficos del enunciado y elsignificante. Y, más recientemente, a la luz de los cambiossuscitados por la crítica de los modos de produccióntecnológica, y gracias a los nuevos movimientos sociales ypolíticos, que cuestionan el programa de la modernidad, sehan privilegiado las articulaciones socio-culturales. Lasopciones son hoy menos polares, más inclusivas, y tambiénmás independientes de aparatos que totalizan la lectura. Devarios de esos modos asumidos por el proceso crítico deleer se ha beneficiado la obra de Fuentes en su contextointernacional. Y es así que ha sido leída como parte delrealismo mágico, como adelantada del relato postmoderno,
15como iniciadora de la nueva novela histórica... El propioFuentes ha puesto en práctica una rearticulación deorillas remotas y contrarias, en ese tratado de sumashispanoamericanas que es El espejo enterrado (1992),uno de los adelantos de la perspectiva críticatransatlántica.Por lo mismo, la idea de que las vanguardias habíanterminado, y que vivíamos el fin de la experimentación(una idea favorecida por el escepticismo conservador y elpragmatismo del término medio liberal) ha sidocontestada por las reapropiaciones formales delposmodernismo; especialmente por Jean-FrançoisLyotard cuando afirma que “en las diversas invitaciones asuspender la experimentación artística, hay un mismollamado al orden, al deseo de unidad, de identidad, deseguridad, o de popularidad... para esos escritores nadaes más urgente que liquidar la herencia de lasv a n g u a r d i a s ” . E s e p a t r i m o n i o d e l a n o v e l acontemporánea, consagrado por la obra de CarlosFuentes, es hoy nuestra instrumentación narrativa, tanfresca como ayer, capaz de nutrir de vigor el proyecto deuna nueva novela, ese permanente mito del presente enque esta obra nos ha educado a leer más de lo queleemos.Si la obra de Fuentes es un paradigma del cambio no esporque siga el dictamen modernista de la búsqueda de laoriginalidad a ultranza, sino porque sus formulacionesexploran las aperturas del texto y amplían las funcionesrepresentacionales. Es revelador el hecho de que susnovelas más innovadoras son aquellas que trabajansobre espacios socio-históricos más codificados; como sila fractura de la sintaxis narrativa, de las atribuciones dellenguaje mismo, fuera el instrumento más seguro paradesbasar y cuestionar lo que pasa por lo real; por ello,esas novelas no son gratuitamente experimentales sinoaplicadamente exploratorias. Es el caso de La regiónmás transparente (1958), que socava una sociedadconvencional que reproduce el fracaso; de La muerte deArtemio Cruz , cuya fragmentación y diversificaciónbusca subvertir el edificio del poder corrupto, lasarticulaciones de la política y la economía en elmonopolio del estado; y de Cristóbal Nonato , queimagina un fin del mundo mexicano donde las formas delpoder autoritario son puestas en entredicho por la libertadjocosa del lenguaje permutante. Esto no quiere decir quela innovación sea instrumental, sino que contradice lasaturación de los lenguajes, la usurpación de lossentidos. Tiene, así, implicancia política, y fuerzaemancipatoria. Se puede adelantar la conclusión de queestas novelas son poderosos aparatos contra la Retórica:descubren tras las representaciones su carácterconstruido, los lugares que sostienen a los discursos, elinterés y la banalidad de los poderes en control, y tambiénla fuerza de revelación y contradicción que hay en labúsqueda de una verdad no por improbable menosurgida de hacerse lugar en los discursos.Pero, aun si acontece fuera del orbe social, lainnovación en sí misma posee la fuerza impugnadora deldeseo. ¿Cómo se podría haber escrito Aura al mismotiempo que La muerte de Artemio Cruz sino fuese porqueambas responden con el deseo a la tiranía de la muerte?En una carta a Fuentes, Cortázar se mostró sorprendidopor la coincidencia de ambas novelas en el mismo año,pues las encontró, como son, demasidado distintas, yprefirió el carácter fantástico de la primera. Pero sontambién íntimamente próximas, como si se hubiesenpuesto de acuerdo para asaltar los límites, en un caso, dela subjetividad del amor más allá de la muerte; y en elotro, de la representación del poder desde su disolución.Cambiar, así, es desear; es proyectar en el espacio deldeseo la estrategia de una celebración reafirmativa através del simulacro, el espectáculo y el diálogo, pararecuperar con el puro flujo del arte la mutualidad de lacultura, sus magias imparciales y alegrías filiales. Ledebemos, a él y a su obra, esa lección de integridadcreativa; su fidelidad a la promesa, tan nuestra, decambiar este mundo a partir de la próxima lectura.
16El POETAENCARCELADOJosé PulidoTrata de quedarse como encapullado en una especie delimbo que se consigue evitando dormir del lado izquierdo odel lado derecho, boca abajo o en posición fetal. Ese limboes un instante de alivio que alcanza girando la cabeza comoquien intenta darle cuerda a un reloj que se ha trancado. Elnervio ciático sigue actuando como uno de sus torturadores.Es una verdadera puñalada trapera, un torero clavándolesus banderillas. La columna tampoco ayuda. Cruje ycastiga. A veces se abstrae, vence el dolor y en sus ojoscerrados vuelve a ser un niño. Se observa destapando unalata de sardinas como si le diera cuerda a un reloj que setranca. Toma una sardina descabezada, con su aceiteoloroso. La abre en dos mitades perfectas, siguiendo lasinstrucciones naturales del filo del lomo y entoncesdescubre la columna fragilísima de la sardina.Ay, qué dolor tan intenso el que fabrican en Corea delNorte o en cualquier Corea. Los carceleros te miran con lacrueldad de quienes no comparten idioma, costumbres, niañoranzas. Ninguno de esos rostros se parece a una de lasmiles de caras que ha visto desde la infancia en su pueblonatal. Le gustaría reconocer a un compadre, a un primo, aun amigo, en uno de esos rasgos.Su cabeza toca una pared y sus pies sienten el frío de laotra. Ahora es cuando se da cuenta de la preciosatrascendencia que contenía aquella vida, cuando podía salira la calle y echarse a caminar sin que ningún obstáculodetuviera su paso. Sentirse derretido por el sol, consoladopor la brisa, y anhelado por las refrescantes sombras dealgunos patios mozárabes.El dolor que se origina por problemas en la columna es enrealidad una multiplicación del dolor; cientos de aguijonespinchan todo el cuerpo invisible: el cuello, la espalda, losmuslos. Y el nervio ciático empeora el cuadro. Punzacrudamente cuando él trata de enderezarse: ese espacioes tan estrecho que no puede abrir los brazos para llamar aCristo. Los dolores se agudizan cada vez que comprueba laposibilidad de ahogarse en tanta estrechez. Además, ellugar es putrefacto, hiede, no sólo porque tardan en llevarseel tobo con los excrementos y la orina, sino porque también,de lado y lado hay otras celdas donde hombres y tobosconviven apretujados y hermanados, injusticia coninjusticia, mierda con mierda, mientras el sol, el agua y elaire fresco se ausentan. Hasta el punto de no existir.Recordar a Carora y a sus rincones es como una medicinaeficaz. Con todos los libros que ha leído y con toda laimaginación que tiene no puede ver el futuro, pero suspoemas son mensajes metidos en botellas que van por elocéano del tiempo y está seguro de que un día llegarán a sudestino. Piensa en cardones, en tunas, en queso de cabra.En nombres: Alirio Díaz, Chío Zubillaga, La Otra Banda.Piensa en Andrés Eloy Blanco, en Chejov y en Víctor Hugo.En Guillermo Morón, en Oscar Guaramato y en MiguelOtero Silva.Sabe que está soñando ahora con todo eso. Debe ser porla incomodidad que va generando el calor. El olor a librosviejos pasa de repente cortando el aire como un murciélagoen la noche.Juan Páez Ávila es hechura de su tierra natal porque tienela resistencia y la nobleza del cují; la capacidad desobrevivencia del cardón; en cada casa donde estuvoencontró el oasis de la lectura. En Carora, la lectura es unasombra fresca y particular.Es normal que el ser humano se aferre a sus orígenes yque la tierra donde ha nacido y crecido se traduzca en voz,en sensibilidad, en ubicación espiritual. Por esa razón, élnunca dejó de comportarse de acuerdo con la influencia desu tierra: “Esto lo escribo, lo cuento, lo hablo, lo convierto enmemoria porque tiene que ver con Carora”.Era de natural obligación escribir sobre la vida y laespiritualidad de un poeta de Carora, que estuvo encerradosiete años en una cárcel de Corea del Norte. Lo meditó, lopensó, lo sintió tan profundamente, que escribió el librocomo si él fuera Alí Lameda.Muchas veces se paseó por Carora tratando de conseguirlos puntos de vista y los asuntos poéticos que atrapabaLameda. Y también leyó los mismos libros que cautivaban alpoeta. Inclusive, en uno de los enormes caserones deCarora, estuvo escribiendo Juan, analizando Juan,soñando Juan. Y dormitó un poco en el sopor del atardecer.Se quedó en el capullo de un limbo, sin ganas de moversepara acá o para allá. Y tuvo que despertarsepremeditadamente, a propósito porque ser Alí Lameda noes fácil, no es cosa leve. El dolor arreció en forma tandesastrosa y desesperada, que se vio en la necesidad depronunciar los nombres de Cecilio Zubillaga, Jorge Wolker,El Diablo Suelto y Alirio Díaz, hasta que le llegó la paz.Se había sentido conmovido al leer las palabras que AlíLameda le dijo a su cuñado, el periodista y escritor CarlosDíaz Sosa:- Cuando en 1967 fui detenido en Corea, la dirección delPartido Comunista de Cuba, por boca de su PrimerSecretario, había condenado y estigmatizado a la dirección
del PCV, acusándola de traidora, reformista y pusilánime, yde haber vendido suciamente a la revolución venezolana...Con esto se inició una soez y gigantesca balumba deinsultos y anatemas contra los dirigentes comunistas deVenezuela, a quienes se les acusó, incluso, de haberseapropiado de no sé cuántos millones de dólares –obtenidoscomo ganga y limosna en varios países socialistas, entreellos Cuba- y de haberse convertido en agentes a sueldo delimperialismo yanqui. Para algunos dirigentes de Cuba,Venezuela era una especie de provincia cubana dondehabía que repetir (a toda costa) la revolución que yatriunfara en la isla. Todo esto fue producto de un malmomento hoy completamente superado, por fortuna, dondeno dejaron de jugar su espontáneo papel, la intemperancia,el eufórico verbalismo, el fácil apasionamiento y nuestraalma latinoamericana, dispuesta a inflamarse por cualquiercosa.Alí Lameda estuvo preso siete años por un tejemaneje. Y nopudo retornar a sus años de frescura, de optimismo, deamoríos.- Siendo yo miembro del Partido Comunista de Venezuela,venía a ser también la víctima de aquella confusión, hoy yasuperada por la lógica, el buen sentido y la naturalcompresión de las cosas. El hecho de que todas lasdiligencias que hiciera el PCV ante el partido de gobierno deCorea, pidiendo que le diesen (al menos) algunainformación sobre mí, y otras manifestaciones por el estilo,no tuvieron éxito alguno. Prueba esta actitud que ladirección del Partido del Trabajo de Corea se sumaba a laposición de los dirigentes comunistas de Cuba, condenandotambién lo que en aquel entonces, a los ojos de éstos, erauna traición del Comité Central del PCV a la revoluciónvenezolana e internacional.Cuando todo eso se convirtió en historia y no se hablódemasiado de la incómoda cuestión, el poeta Alí Lamedacomenzó a protagonizar el final de sus días, que también fueun gran peregrinaje hacia la poesía de su verdadera patria.Juan Páez Ávila quiso reconstruir aquella odisea, aqueldrama. Y se metió en el alma y el cuerpo de Lameda.Conoció de sus lecturas, de sus pasiones, de susintimidades. Y lo puso a dialogar con el futuro a través de unlibro que contiene todo lo que fue y lo que será, bajocualquier circunstancia, ese tenaz y amoroso creadorcaroreño.Mientras inventa y recrea la historia del poeta que estuvoencarcelado en el otro lado del mundo, trata de quedarsecomo encapullado en una especie de limbo que se consigueevitando las pesadillas interminables de las dictaduras.Cuando se siente a salvo se despierta sobresaltado porquela rudeza de alguien hace saltar un garrote por encima delas rejas. Y el grito se entiende, porque es el mismo encualquier idioma:-¡Requisa! !requisa! ¡requisa!17
18Boris Pasternak sobre MaiakovskiNo describiré minuciosamente mis relaciones conMaiakovski, que nunca fueron íntimas. Todos exageran conrespecto a la estimación en que me tenía. Sus juicios sobremis obras han sido deformados. No le gustaban El año 1905ni El teniente Schmidt, y consideraba que había sido unerror escribir ambas obras. Le gustaban dos libros míos: Porencima de las barreras y Mi hermana la vida.No referiré la historia de nuestros choques y nuestrasdivergencias. Trataré de dar, en la medida de lo posible, unadefinición general de Maiakovski y de lo que Maiakovskisignificó. Una y otra, se entiende, tendrán el matiz y laparcialidad de un juicio subjetivo.Comencemos por lo esencial. Nosotros no tenemos ni ideade los sufrimientos del corazón antes de un suicidio. Lascrueldades en el potro del tormento hacen perder elconocimiento a cada instante; los sufrimientos de la torturason tan grandes que su misma insoportabilidad acelera sufin. Pero un hombre que está a punto de sucumbir en manosdel verdugo no está todavía aniquilado, no se ha precipitadoaún en la inconsciencia que ocasiona el dolor: asiste a supropio fin. Su pasado le pertenece, sus recuerdos loacompañan; puede servirse de ellos si quiere, puedenayudarlo en el instante de la muerte.Quien llega a la determinación del suicidio se pone sobresí mismo una cruz, vuelve la espalda al pasado, se declara así mismo fracasado, anula los recuerdos. Los recuerdos nopueden alcanzarlo, salvarlo, socorrerlo. La continuidad de laexistencia interior se hace trizas y la personalidad acaba.Acaso uno se mate, no por fidelidad a la decisión tomada,sino porque es insoportable esta angustia que no se sabe aquién pertenece, este sufrimiento que no tiene quien losufra, esta espera vacía, que no llena la vida que continúa.A mi entender, Maiakovski se mató por orgullo, por habercondenado algo en sí o en torno suyo, algo con lo que nopodía conciliar su amor propio. Esenin se ahorcó sin haberreflexionado bien las consecuencias, pensando en el fondodel alma: «¡Quién sabe! Tal vez éste no sea todavía el fin,nada se sabe, la abuela pronunció dos presagios al mismotiempo.» Marina Tsvetaeva se defendió con el trabajo,durante toda la vida, contra la cotidianidad, y, cuando lepareció que aquello era un lujo inadmisible, que por amor alhijo debía temporalmente sacrificar la pasión por la que sesentía atraída y mirar fríamente en torno suyo, advirtió elcaos que jamás había dejado penetrar en su creación, uncaos inmóvil, insólito, corrompido; se quedó horrorizada y,no sabiendo cómo escapar al horror, buscó refugio, al azar,en la muerte, metiendo la cabeza en un nudo corredizocomo bajo una almohada. A mi entender, Paolo Iashvili nocomprendía ya nada cuando, cogido como por brujería en lared del «chigalevismo» de 1937, miró una noche a su hijadormida y, no sintiéndose ya digno de mirarla, por la mañanase fue a ver a sus compañeros y se acribilló el cráneo de unescopetazo. Y creo que Fadeiev, con aquella sonrisaculpable que había sabido mantener a través de todos susastutos tejemanejes de la política, en el último instanteantes del pistoletazo, pudo haberse despedido de sí mismocon palabras como estas: «¡Bah! Todo ha terminado. ¡Adiós,Sasha! »Pero todos sufrieron de una manera inenarrable, hasta elpunto de que el sentido de la angustia era ya una psicopatía.Y por encima de sus ingenios y luminosas memorias,inclinémonos compasivamente también ante sussufrimientos.En el verano de 1914, en un café del Arbat, había de tenerefecto el encuentro de los dos grupos literarios. Por nuestraparte, éramos Bobrov y yo. Por parte de los demás, estaríanTretiakov y Shershenevich, quienes llevaron consigo aMaiakovski.Con gran sorpresa por mi parte, advertí que la fisonomíade aquel joven me era conocida de los pasillos del GimnasioQuinto, que también él había frecuentado, dos clases detrásde la mía, y que también lo había visto durante losentreactos en las salas de concierto.Poco antes, quien había de ser uno de los fanáticosseguidores de Maiakovski, me había mostrado una de lasprimeras obras publicadas por éste. Entonces nocomprendía aún a su futuro dios, y me mostró aquellanovedad más bien con escarnio e indignación, como si setratara de un absurdo sin valor alguno. En cambio, aquellosversos me gustaron a mí extraordinariamente. Eran susprimeras radiantes tentativas, que luego formaron parte dellibro Sencillo como un mugido.Ahora, en el café, su autor no me gustaba menos. Ante míestaba sentado un apuesto joven de aspecto sombrío, devoz grave de protodiácono y puños de boxeador, espíritumortífero y una mezcla de héroe mítico de Alexandr Grin ytorero español.Adivinábase en seguida, aun siendo bello, ingenioso y biendotado, más bien, archidotado, que lo esencial no radicabaen esto, sino en cierto férreo dominio interior, en ciertosrasgos hereditarios o tradicionales de nobleza, en unsentido del deber que no se permitía a sí mismo ser otro,menos bello, menos ingenioso y menos dotado.Y su decisión, su misma alborotada cabellera que peinabacon los cinco dedos de la mano, me hicieron recordarinmediatamente la figura del joven conspirador terrorista,uno de esos personajes menores y provincianos deDostoievski.No siempre la provincia se queda rezagada en detrimentosuyo respecto de las capitales. A veces, en un período dedecadencia de los grandes centros urbanos, los rinconesremotos se salvan gracias a una beneficiosa y antiguatradición que conservan. Así, desde un lejano mundo deguardabosques, en su Transcaucasia natal, Maiakovskihabía llevado al reino del tango y losskatingrings laconvicción, todavía indestructible en las provinciasperdidas, de que la instrucción en Rusia solamente podíaser revolucionaria.
19Aquel joven integraba estupendamente sus naturalesdones exteriores con el desorden artístico al que seabandonaba, con la enormidad tosca y descuidada delalma y la figura, con los rasgos de la rebeldíabohémienne con la que con tanto gusto se envolvía yrecitaba. Tan maduro, tan arraigado era su gusto, queparecía más viejo que él. Tenía veintidós años; su gusto,por decirlo así, tenía, en cambio, ciento veintidós.Me gustaban profundamente las primeras poesías deMaiakovski. En el fondo de las payasadas de la época,su seriedad grave, severa y doliente, ¡resultaba taninsólita! Era una poesía magistralmente esculpida, altiva,demoníaca y, al mismo tiempo, terriblemente condenaday agonizante, casi implorando socorro.Te lo suplico, Tiempo: aunque seas un ciegopintamonas, pintarrajea mi rostro en el iconostasio deeste aborto de siglo. Estoy solo, como el único ojo de unhombre que avanza hacia los ciegos.El tiempo lo escuchó y cumplió su súplica. Sufisonomía ha sido pintada en el iconostasio del siglo.Pero ¡qué no era preciso poseer para verlo y adivinarlo!O bien, dice:¿Comprenderán por qué yo, tranquilo,en una tormenta de ludibrio,llevo el alma sobre un platoal banquete de los años futuros?...No se pueden evitar los paralelos litúrgicos. «Cállesetoda carne humana, esté con temblor y espanto, y nopiense dentro de sí en nada terreno. El rey de reyes yseñor de los señores viene para inmolarse y ofrecersecomo alimento de los fieles.»A diferencia de los clásicos, para quienes era el sentidolo que importaba en los himnos y plegarias; a diferenciade Pushkin, que en los Padres del desierto parafraseó aEfrén de Siria, y de Alexis Tolstoi, que rimó laslamentaciones fúnebres del Damasceno, a Blok, aMaiakosvki y a Esenin les atraían los fragmentos decánticos y escrituras eclesiásticas en su expresiónliteraria, como fragmentos de vida cotidiana, lo mismoque la calle, la casa y cualquier palabra del lenguajecorriente.Estos filones de antigüedades literarias sugerían aMaiakovski la construcción paródica de sus poemas.Hay en él una multitud de analogías, sobreentendidas ysubrayadas, con imágenes canónicas, que invitan a lainmensidad, exigiendo brazos poderosos y solicitando laaudacia del poeta.Fue bueno que Maiakovski y Esenin no rehuyerancuanto sabían y recordaban desde la infancia, quevolvieran a estas tierras familiares, utilizaran la bellezaencerrada en ellas y no la dejaran escondida.Cuando conocí más de cerca de Maiakovski,descubrimos imprevistas coincidencias técnicas,afinidad en la construcción de imágenes, analogías en elmodo de rimar. Me gustaba la belleza, la precisión de susmovimientos. No pedía nada más. Para no repetirlo, parano parecer un imitador suyo, comencé a reprimir en mítoda inclinación a recordarlo, todo tono heroico, que enmi caso habría sido falso, toda búsqueda de efecto. Estorestringió mi estilo y lo purificó.Maiakovski tenía vecinos. En poesía no estaba solo, noera un desierto. Antes de la revolución, su rival en laescena era Igor Severianin y, en la arena de la revoluciónpopular y en el corazón de la gente, Sergei Esenin.Severianin dominaba las salas de concierto y,diciéndolo en jerga teatral, «agotaba las localidades».Cantaba sus versos sobre cualquier motivo conocido deóperas francesas, y la cosa no resultaba vulgar niofensiva para el oído.Su incultura, su falta de gusto, sus toscos neologismos,unidos a una dicción poética envidiablemente pura ysuelta, creaban un género particular y extraño, que eracomo un tardo ingreso del turguenievismo en la poesía,bajo una capa de trivialidad.Nunca, desde los tiempos de Koltsov, la tierra rusahabía producido nada más connatural, más arraigado,más oportuno y congénito que Sergei Esenin, donofrecido a su época con rara desenvoltura, singravámenes de celo populista. Además, Esenin era unapartícula viva, palpitante, de esa condición artística quedefinimos, siguiendo el ejemplo de Pushkin, comoprincipio superior mozartiano, elemento mozartiano.Esenin consideró su propia vida como un cuento.Como Iván, el hijo del zar, sobrevoló el océano montadoen un lobo gris; como en el Pájaro de fuego, agarró porlas plumas a Isadora Duncan. También sus versos losescribió a la manera de los cuentos, ya haciendosolitarios con las palabras, igual que si fuesen naipes, yaescribiéndolas con sangre del corazón. Lo más preciosoen él era la imagen de la boscosa naturaleza de la tierranatal, de la Rusia central, de la zona de Riazan,transmitida con sorprendente frescura, como se le habíadado en la infancia.En comparación con Esenin, el don de Maiakovski esmás pesado y más tosco, pero acaso más profundo ymás amplio. El lugar de la naturaleza eseniana estátomado del laberinto de la gran ciudad donde el almasolitaria de nuestros tiempos se ha extraviado yconfundido. Maiakovski pinta su drama, su pasión y sufalta de humanidad.Como he dicho, nuestra intimidad ha sido exagerada.Una vez, cuando nuestras divergencias se exacerbaron,estábamos discutiendo en casa de Aseiev. Maiakovskidefinió de este modo nuestra diferencia, con su habitualhumorismo: « ¡Qué le vamos a hacer! Ciertamentesomos distintos. Usted ama el rayo en el cielo y yo en laplancha eléctrica.»No comprendía su celo propagandístico, la integraciónforzada de sí mismo y de sus compañeros en laconciencia social, la manía asociativa y cooperativa, lasumisión a la voz de la actualidad.Menos aún comprendía la revista que dirigía, Lef, y suscolaboradores y el sistema de ideas que defendía enella. La única persona coherente y honesta en aquelcírculo de negadores era Sergei Tretiakov, que habíallevado la negación hasta su natural consecuencia.Como Platón, Tretiakov consideraba que no hay lugarpara el arte en un joven estado socialista, al menos, en el
20momento de su nacimiento. Pero ese arte falso quevegetaba en Lef, estropeado por rectificacionesconformistas, privado de inspiración, de carácter artesano,no valía las preocupaciones y trabajos que costaba, y podíaser sacrificado sin pena.Con excepción del documento A plena voz, escrito antesde morir y hecho inmortal, el último Maiakovski, a partir delMisterio bufo, fue inaccesible para mí. No logro comprenderesas pequeñas frases temáticas de caligrafía toscamenterimadas, esa alambicada vacuidad, ese revoltijo tan chato yartificioso de lugares comunes y perogrulladas expuesto tanartificialmente. Este, a mi entender, es un Maiakovski nulo,inexistente. Y es extraño que se haya querido considerarrevolucionario justamente a un Maiakovski inexistente.Pero, por error, se nos consideraba amigos, tanto que, porejemplo, Esenin, durante el período de su descontento conel imaginismo, me pidió que lo reconciliara con Maiakovski yconcertara una entrevista con él, creyendo que yo era lapersona más indicada para esto.Aunque Maiakovski y yo nos hablábamos de usted yEsenin y yo nos tuteábamos, mis encuentros con éstefueron todavía más raros. Pueden contarse con los dedos, ysiempre concluían con escenas frenéticas. O nosjurábamos fidelidad con lágrimas en los ojos, odisputábamos encarnizadamente, hasta el punto quehabían de separarnos a la fuerza.En los últimos años de la vida de Maiakovski, cuando yano había más poesía de nadie, ni suya ni de ningún otro;cuando Esenin se ahorcó; cuando, para decirlo mássencillamente, acabó la literatura –porque también habíasido poesía la primera parte deEl Don apacible, e incluso laprimera actividad de Pilniak y de Babel, de Fediny deVsevolod Ivanov–, durante estos tres años, Aseiev,compañero magnífico, inteligente, dotado de una verdaderalibertad interior, sin ningún velo ante los ojos, fue su amigoverdadero y más próximo y un apoyo seguro como ningúnotro.Yo, en cambio, mientras tanto, me había alejadodefinitivamente de Maiakovski. He aquí el motivo por el cualrompí con él. Aunque hubiese declarado que no queríacolaborar más en Lefni pertenecer a su grupo, mi nombrecontinuaba figurando en la lista de colaboradores. Escribí aMaiakovski una carta desagradable que debió enfurecerlo.En años anteriores, cuando yo experimentaba todavía lafascinación de su luz, de su fuerza interior, de sus inmensasposibilidades, de sus méritos de artista, y él me pagaba consu afecto, le había regalado un ejemplar de Mi hermana lavida, con una dedicatoria en la que se leían, entre otros,estos versos:Usted está ocupado con nuestro balance,con la tragedia del VSNJ¡usted, que cantó como el Holandés erranteen la orilla de cualquier verso!Sé que su camino es sincero,pero ¿qué pudo impulsarlebajo las bóvedas de estos hospicios de pobresese camino sincero de usted?vida comenzaba a hacerse mejor, más alegre, y queMaiakovski había sido y seguía siendo el mejor y más genialpoeta de la época. Con respecto a la segunda frase, enviéuna carta personal de gratitud al autor de esas palabras, conla cual se ponía fin a la exageración en cuanto a laimportancia personal que se me había concedido amediados de los años treinta durante el congreso deescritores. Amo mi vida y estoy satisfecho de ella. Nonecesito de oropeles. Una vida sin misterio, sin intimidad,mostrada en un escaparate, es inconcebible para mí.Empezaron a imponer por la fuerza a Maiakovski como laspatatas en tiempos de Catalina. Ésta fue su segundamuerte. De ella no tuvo la culpa.*Fragmento tomado de “Vida y poesía”, autobiografía deBoris Pasternak, publicada por la Editorial Noguer, España,1963Sobre aquel período se dijeron dos frases célebres: que la
21El amor sellamó, se llamaPablo NerudaEnrique Viloria VeraEnamorar y seducir con versos, poder decirle a la amadaporqué, cuánto y cómo se la quiere, significa para muchos,entre los que me incluyo, echar mano a los libros del poeta delamor: Pablo Neruda, y, en especial, a aquellos versos dondeel Capitán expresa su inconmovible amor.Opinan los foristasLos Versos del Capitán son un prodigio de poesía amatoria;no en vano su destinataria, Rosario de La Cerda, confirmó,años, besos, caricias después, que Neruda, su Capitán, no“sabía de sentimientos pequeños, ni tampoco los aceptaba.Me dio su amor, con toda la pasión que él era capaz de sentiry yo lo amé como nunca me creí capaz de amar. Todo setransformó en mi vida… Este amor me traía todo. La ternuradulce y sencilla cuando buscaba una flor, un juguete, unapiedra del río y me la entregaba con sus ojos húmedos de unaternura infinita”.En la poesía de Neruda el amor trae todo y también se lolleva todo, el poeta es capaz de echar la puerta abajo,prescindir de goznes, cerraduras y aldabas, para recuperar,como cortesano caballero, a su milady que reposa indiferenteen una torre de silencio y de distancia. Puede inclusotransmutarse el escritor en fiero tigre de primarios instintospara acechar a su amada, esperar que se desnude y de unzarpazo derribar sus caderas, beber su sangre y romper susmiembros uno a uno, para quedarse luego y por siempre en laselva, velando los huesos, cuidando las cenizas de suamada: centinela implacable de su amor asesino.Neruda no se transforma sólo en tigre excluyente yfuribundo, puede ser a la vez vistoso y vigoroso cóndor queasalta y levanta del suelo a su amada en “un ciclón silbante /de huracanado frío” para llevarla “a volar sobre el mundo, /inmóvil, / en la altura”. También el poeta se transmuta endiminuto insecto erótico que disfruta, se solaza paso a pasodel largo paseo que realiza de “tus caderas a tus pies”. Vieney va el poeta por colinas color de avena, se pierde al fin en elmusgo gigante del cuerpo amado para descubrirdeslumbrado-elansiado y deseado cráter, “una rosa de fuegohumedecido”. Insecto gozoso, satisfecho, desciende por laspiernas, por los pies, por las aberturas de “agudos, lentos,peninsulares” dedos para caer al vacío de la sábana blanca yproseguir ciego, hambriento de nuevo, “tu contorno de vasijaquemante”.Pasión y ternura, tormenta y remanso, torbellino y calma,furias y reconciliaciones acompañan a todo amor, el delCapitán y Rosario no fue la excepción, Neruda en uno de sussinceras cóleras reconoce: “nuestro amor es una cuerda duraque nos amarra hiriéndonos / y si queremos / salir de nuestraherida / separarnos / nos hace un nuevo nudo y nos condena /a desangrarnos y quemarnos juntos”.Amor de inevitables comparaciones y odiosas preguntasque llevan al poeta a emitir sentencias hipócritas y versosdesmedidos: “antes de mí no tengo celos. / Ven con unhombre / a la espalda / ven con cien hombres en tu cabellera”que se traducen en la condena de la amada al peor de losexilios: el del amor solitario y sin convocatoria, “seguirásmuerta o sombra o andando sin mí por la tierra”.Furias pasajeras de un poeta que está decidido, a toda costa,a apoderarse del cuerpo y del alma de su amada; se sabetodopoderoso, invencible. Para que no existan dudas, elCapitán advierte que es, antes que nada y después de todo:“tu dueño, el que tú esperabas, / y ahora entro / en tu vida, /para no salir más… para quedarme… tú no puedes conmigo”.Pasión escrita e inscrita dentro de la furia, el mal humor, lacólera, el arrebato que, sin embargo, encuentra rápida yprontamente la placidez, el reposo, porque el poeta conocetambién el valor de la humildad que lo lleva a pedir, con losojos cerrados, sin exigencias: “Ámame, tú, sonríeme, /ayúdame a ser bueno. / No te hieras en mí, que será inútil, nome hieras a mí porque te hieres”.Nunca la mujer deseada, amada, ha sido tan ensalzada yrepudiada a la vez; amor de Neruda, contradictorio, frenéticoy convulsivo que va del encuentro, furtivo y magnificado, alolvido anunciado y presentido: “si de pronto / me olvidas nome busques / que ya te habré olvidado”. Afortunadamente lasentencia no fue destino, la amenaza no se constituyó enfuturo.Neruda nombra reina a su amada; súbdito sumiso reconoce,consiente en que: “Hay más altas que tú, más altas. / Hay máspuras que tú, más puras. / Hay más bellas que tú, hay másbellas. / Pero tú eres la reina”. Majestad soberana por efectode una emoción que todo lo engrandece y enaltece;sentimiento propiciador de emociones dispares,contradictorias, en tensiones permanentes, capaz depromover, de auspiciar todas las renuncias, las negacionesposibles, menos la única, la fundamental: “niégame el pan, elaire, / la luz, la primavera, / pero tu risa nunca / porque memoriría”.Poesía premonitoria, cargada de futuro, destino en sí misma,que paradójicamente nació para extinguirse en espurios,efímeros papeles escritos entre verso y bala; versos de uncapitán sin nombre ni rango que en la guerra civil españolaconoció el amor y le impuso para siempre su letra: Poemasque todos los días, en otros idiomas, en algún lugar delmundo, un amado apasionado leerá en susurros a su amada,porque sí en algo tuvo visión Pablo Neruda, fue cuando en elúltimo de los poemas de Los Versos del Capitán, en La cartaen el camino, sabio, intuitivo, hambriento de futuro, anticipó:Tal vez llegará un díaen que un hombrey una mujer, igualesa nosotros,tocarán este amor y aún tendrá fuerzapara quemar las manos que lo toquen.
22Revista Cultural“La lectura de las páginas íntimas del autor checo dejan entreverclaramente que Franz Kafka era un hombre inseguro y nervioso,alguien acechado por los compromisos sociales y laborales conlos que tenía que cumplir, a pesar de su incapacidad de hacerles frente”CAROLINA LOZADADiario ajeno.Kafka: escribirangustiaEn una de las páginas de su diario, Franz Kafka escribe:“Me resulta incomprensible que casi todos los que sabenescribir puedan objetivar el dolor en medio del dolor; que yo,por ejemplo, en medio de la desdicha, y con la certezaardiente de tanta infelicidad, pueda sentarme y comunicarlea alguien por escrito: soy un desgraciado”. Para Kafka, laescritura nunca dócil, frecuentemente esquiva, es parte de unproceso inseguro y tortuoso en el que cada movimientoparece un paso en falso sobre una ciénaga nebulosa: “Ayer,incapaz de escribir ni siquiera una sola palabra. Hoy no meha ido mejor. ¿Quién me redimirá? Y en mi interior el caos, enlas profundidades, apenas visible. Soy como rejas vivas, unenrejado que se mantiene en pie y quiere caerse”.La lectura de las páginas íntimas del autor checo dejanentrever claramente que Franz Kafka era un hombreinseguro y nervioso, alguien acechado por los compromisossociales y laborales con los que tenía que cumplir, a pesar desu incapacidad de hacerles frente; todas estas circunstanciaslo arrinconaban en el desasosiego: “Si fuera a matarme, esevidente que nadie tendría la culpa”. Pensando en un posiblesuicidio, imaginándose saltando por el balcón, Kafka seaseguraba a sí mismo: “Mi lugar está allá abajo, y no hay otrasolución para mí”. Sin embargo, la radical solución esdespejada, aunque de manera endeble y momentánea,porque los fantasmas que persiguen a Kafka nuncadesalojarán completamente su cabeza: “pero yo me apego amis imaginaciones, vivo completamente enmarañado en lavida, no lo haré, estoy totalmente frío (…) estoy condenado,me debato en medio de la niebla”.Las imaginaciones de las que habla el autor de Lametamorfosis, la posibilidad de la ficción, tampoco le ofrecenun suelo firme donde pisar: Kafka solía desconfiar de sucapacidad literaria. En su acto creativo siempre había un alto,una constante postergación, un insistente reproche; en susanotaciones del 7 de octubre de 1914 apunta: “Me he tomadouna semana de vacaciones para sacar adelante la novela:hasta hoy –estamos en la noche del miércoles y mi permisoacaba el lunes– ha sido un fracaso. He escrito poco y sinvigor”. Las cuitas amorosas, la difícil relación con su padre, elinsomnio y los dolores de cabeza acentuaban su malestar. Elsentimiento de imposibilidad y fracaso era su manifiesto casicotidiano: “No puedo continuar escribiendo. Estoy en el límitedefinitivo, ante el cual quizá vuelva a tener que esperar años yaños, para iniciar después una nueva historia, que volverá aquedar incompleta. Este destino me persigue”. Se daba enKafka una derrota crónica que mortificaba al escritor hastallevarlo a los linderos de una especie de dejadez vital:“Completamente desvalido, apenas he escrito dos páginas.Hoy he perdido muchísimo, aunque he dormido bien. Pero séque no debo cejar si, más allá de las penalidades iniciales demi actividad literaria reprimida ya por mi restante manera devivir, quiero llegar a la libertad superior que tal vez me espera.Sin embargo, me doy cuenta de que no me ha abandonadodel todo mi antigua apatía, y la frialdad de mi corazón quizásno me abandone nunca”.Franz Kafka fue un hombre que no cedía espacio aloptimismo; cualquier asomo de confianza y satisfacción, envez de hacerlo sentir seguro, lo hostigaba como si detrás deesa sensación de confianza se escondiera un vacío que se lotragaría más adelante: “En lugar de trabajar –he escrito sólouna página (Exégesis de la leyenda)– he leído capítulosacabados y me han parecidos buenos en parte. Siempre laconciencia de que todo sentimiento de satisfacción y dedicha, como el que tengo, por ejemplo, de manera especialfrente a la leyenda, es algo que hay que pagar; hay quepagarlo en lo sucesivo para que nunca se me conceda unamejoría”. Los tormentos fantasmales del escritor checonunca le permitieron el solaz necesario para vivir tranquilo.Asediado por estos, Franz Kafka siempre escribió desde laangustia.Papel Literario de El Nacional.
23ENT<strong>REVISTA</strong>Murakami: "Japón no asume suresponsabilidad por la Guerra y Fukushima"En relación a la II Guerra Mundial, que acabó con la rendición de Japóntras los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki, Murakami apuntó que"nadie se hizo responsable, nadie fue condenado y se utilizó lafigura del emperador para engañar al pueblo".Tokio.- El escritor japonés Haruki Murakami considera quesus compatriotas no han asumido sus errores por sucesoscomo la II Guerra Mundial y Fukushima, según recoge hoyuna entrevista con el diario Mainichi."Siento que nadie ha asumido ninguna responsabilidad por elfin de la guerra de 1945 o el accidente nuclear deFukushima", aseguró el eterno candidato al premio Nobel,que en muy raras ocasiones habla con los medios japoneses.La publicada hoy es la primera entrevista con un diariodesde 2009 del autor de "Tokio Blues (Norwegian Wood)",cuyo ultimo trabajo "El descolorido Tsukuru Tazaki y sus añosde peregrinación" ha sido un éxito de ventas tanto en Japóncomo en EE.UU.En relación a la II Guerra Mundial, que acabó con larendición de Japón tras los ataques atómicos de Hiroshima yNagasaki, Murakami apuntó que "nadie se hizo responsable,nadie fue condenado y se utilizó la figura del emperador paraengañar al pueblo".En este sentido, el novelista y traductor sostiene que losjaponeses simplemente se sienten víctimas, sin darse cuentade que su país también fue "atacante".Murakami, de 65 años, se refirió en términos muy parecidosa la crisis nuclear de Fukushima causada por un terremoto yun tsunami en marzo de 2011."Me preocupa que se vea todo como que el tsunami y elterremoto fueron los agresores y el resto de nosotros fuimoslas víctimas. No se ha declarado ningún responsable",lamentó.El autor de "Después del terremoto" y "Kafka en la orilla"explica además en la entrevista que uno de los principalesobjetivos de su obra es transmitir optimismo a lasgeneraciones más jóvenes, a las que considera "pesimistasfrente al futuro"."Quiero transmitir a la juventud el optimismo de migeneración, la de los años 60, pero no de una manera directa.Lo hago a través de la ficción para hacer que sea másfácilmente asumible", explica el novelista.Murakami, que vio como este año el premio Nobel deLiteratura recaía en el escritor francés Patrick Modiano apesar de que casi todas las quinielas un año más le debancomo favorito, desvela de manera peculiar las claves de suéxito."Mis novelas son caóticas como el mundo actual. Cada vezque hay un momento de caos, mi trabajo se hace popular.Una de las claves de mi obra es la pérdida de referencia",comenta el autor de la trilogía "1Q84", publicada entre 2009 y2010.En ese sentido, relata como él se hizo muy conocido enEuropa en los años 80 tras la caída del muro de Berlín,"cuando se acabó con el mundo de las dicotomías" y que suéxito en EE.UU. le llegó tras los atentados del 11 deseptiembre de 2001.Murakami, el más popular de los escritores contemporáneosjaponeses, ha publicado doce novelas, además denumerosos relatos y ensayos, y en 2012 fue finalista alPremio Príncipe de Asturias de las Letras.Papel Literario de El Nacional.EFE
24Revista CulturalDE HUMANOSyANIMALESJuan de la VillaEsta recopilación de cuentos de Rafael Montes de OcaMartínez constituye un viaje inverso en el espacio y en eltiempo que ha frecuentado el autor, con la intensidad delescritor que regresa a la adolescencia y a la infancia, paraplasmar en su obra literaria las vivencias de un pequeñomundo rural, desbordante de poesía y de imaginación que lepermite introducir en su narrativa una realidad mágica.Mediante el empleo de una técnica cinematográfica pasa deuna escena captada a través de un prisma familiar, a otraescena atraída a su memoria por el espejo de la madurez.Los relatos paralelos no sólo le abren un prolongado espaciopara contrastar varias etapas de su mirada, en el horizonte desu transitar por el mundo de las letras y de lo cotidiano, sinoque también le permiten el manejo de una frase corta seguidade otra en diferentes contextos, para obligar al lector a viajarcon su imaginación y el dominio de su técnica cuentística.Las leyendas de un pueblo lejano, “Loma Parda”, que bienpuede asimilarse a su aldea nativa, reviven en el adulto unviejo y pequeño mundo, no para experimentar los temores delniño de entonces, sino para combinar el reflejo de esasimágenes telúricas con el acontecer de un nuevo tiempo, quebien puede desarrollarse en un taller de pintura moderna o enla sala de redacción de un periódico del siglo XX. El manejo deun lenguaje poético no obstaculiza sino que por lo contrarioeleva los niveles del dominio de la prosa narrativa del autor,para disfrute del lector más exigente de la literaturacontemporánea.Conocedor de todas las culturas creadas por el ser humanoa lo largo de la historia, Montes de Oca Martínez no se dejaatrapar por el pasado, lo vive y lo utiliza para exaltar momentosinexcusables de la vida, y enrumbarse de inmediato, casiinstantáneamente hacia a la comprensión y expresión del artemoderno en su cuentística. El enfoque de un hecho local,narrado con la propiedad de quien conoce la relatividad de lasreglas que rigen la creación literaria, Rafael Montes de Oca haforjado, como un orfebre de la palabra, su propio universo.Leer este libro de cuentos, desde el último que publicó en larevista de cultura “Principia” de la UniversidadCentrooccidental “Lisandro Alvarado” con el título de UNAACIAGA PRESENCIA, en junio de 2004, hasta el primero queescribió, CAMILO EDEN DE NUEVA YORK, publicado en larevista “Símbolo”del grupo literario del mismo nombre, enCaracas en 1959, es recorrer el itinerario narrativo de RafaelMontes de Oca Martínez a través de un espejo que vacaptando imágenes, a lo largo del camino, tal como concebíaStendhal la novela de su tiempo.
25Alejandro Sebastiani¡Epa-poe!¿De dónde vienes tú?alguien que aún no conozco duerme por mí. Daniel ArellaScardanelli, en una de mis últimas visitas a Mérida todavíano habíamos llegado a la grosera repartición de balas yporrazos que nos sacudió este año tuve la oportunidad deconocer a Arella en un recital. Eso fue en la ULA. Era laprimera vez que oía su nombre. Apenas leyó su primerpoema quedé impresionado ante el espesor verbal de suentonación, el ritmo envolvente de las imágenes que iban yvenían como en una suerte de baile esquizofrénico ydesafiante con el sinsentido. Ahí estaba, con su garboinfrarrealista, sacado de Los detectives salvajes o de unantipoema de Nicanor Parra. Le queda bien. Pero a su vez,hay que decirlo, él supera las fronteras del merotremendismo. Su voz novísima también en prosa tiene losuyo. El asunto, Scardanelli, es que tiempo más tarde, ya enCaracas, me tropecé con su primer libro, Al fondo de latransparencia. Lo he ido repasando con gusto y de entradaquiero decirte que a este poeta lo asedian al menos tresdemonios: el del absurdo, el de la embriaguez y el de laelocuencia. Los dos primeros son fácilmente discernibles, ala luz del mundo cultural que perfilaron Ionesco, Artaud,Beckett, Cioran y el resto de los malditos. Pero el tercero,Scardanelli, quizá sea el más peligroso de todos. Digo estoporque Arella está dotado de algo que muchos codician: lafacilidad de palabra, la elocuencia, la entrega a lascorrientes verbales; aun sin sentarse a escribir, es capaz deponerse en la sintonía de montarse en un poema,improvisarlo, como si la conexión entre cuerpo y palabrafuera casi directa. Y aquí podríamos hablar de un cuartodemonio, el de la Locura, porque una vez abiertas esaspuertas de la percepción ¿recuerdas a Huxley? el másmediano de los sosiegos puede quedar disuelto.Los "demonios" son asedios, tropiezos, trampas. Cadapoeta tiene los suyos, estos son los que percibo ahora enArella. De pronto me equivoco y estas líneas terminanprovocando un golpe de risa. Lo sabes, cuando escribimossobre los que tenemos cerca, incursionamos en una suertede malabarismo y muchas veces las bolas de fuego seescurren cuando menos lo esperamos. Sí puedo hablartecon alguna certeza de las tradiciones que circulan en estelibro inicial, Scardanelli. Están en algún sentido conectadascon el primero de los demonios. Cuando el surrealismo sesale de las fronteras "europeas" pensando en la enormeheterogeneidad que encierra esta noción y toca estos sueloslos efectos son en algunos casos impredecibles (yahablaremos de esto, pero ahora no). Si hacemos un ejerciciode introspección, podremos discernir algo así: antes de"llegar", el surrealismo era ya, sí, un paisaje, un sentidovoluptuoso ante las palabras y las cosas, un desaire muchasveces soterrado ante las más diversas formas de poder. Lapoesía antes del poema, lo que desborda la realidad yexcede la posibilidad de los nombres. Arella se conecta conestas corrientes; son, digamos, parte de su filiación oscura.Algo de esto recoge la dedicatoria que le cuelga a su primerpoemario: A la memoria del poeta Gelindo CallígaroCasasola,cuyo azul más absoluto también se apersonificóde mí, pero aún no me ha hecho aire, apenas una manchalúcida sobre el vacío.Casasola nació en Udine (1956) y murió en Mérida (1980).Su nombre, para variar, no suele circular en nuestros saraos.Lo que importa ahora es destacar que Arella sabe hurgar enlas zonas menos visitadas de la poesía. Nos trae de supoderoso subsuelo los más raros materiales es su proyecto,su deseo. Me temo que hace algo similar consigo mismo: midestino es nutrir la cópula subterránea y retornar al furor dela inmovilidad dividida en múltiples chorros de luz Pd:Scardanelli, Arella, junto con Jesús Montoya, Jairo Rojas (¡!),Rois Abreu y Federico Vanegas, forma parte de una camadaque viene de Mérida. Cuando pienso en lo que está pasandoen el resto del país, al menos literariamente, noto loimpermeable que muchas veces está Caracas, su pobrísimarelación con los otros estados.¿Por qué? ¿A qué se debe esto? Lo anterior, sospecho,nos conduce inexorablemente a examinar las relacionesentre poesía y política. Esto, seguro, lo discutiremos en otromomento.EFE
26Entre Cardones y Flores:LA OBRA POÉTICA DE JESÚS ANTONIO HERRERALEONARDO PEREIRA MELENDEZEl trabajo poético de Jesús Antonio Herrera (Carora, 1954)quien además de ser abogado (USM) es periodista (UCV),expresa en toda su extensión, la sinceridad de un hombreque ama los valores más representativos y espirituales de lavida. Poesía honda, realista, absorta, serena y excitable.De tono muy personal. Entre los libros de prosa publicadospor el Dr. Herrera, es preciso citar: El Diario de Carora:Historia y Compromiso; Periodismo: Fuerza Social; Vida yObra de Fermín Toro. Su obra poética esta dispersa en:Entre el Amor y la Muerte; Soledades; Homenaje a Carora.Su labor intelectual ha sido reconocida: Premio Municipal“Antonio Crespo Meléndez” Mención: Ensayos (1985);Mención Honorífica en Narrativa (1985); Premio Nacionalde Literatura, Mención: Poesía, otorgado por el Ateneo deCarora “Guillermo Morón” (2008). En la década de los años80 fue un articulista múltiple. Sus ensayos o artículos deopinión aparecían en los mejores diarios de la capital y delas mejores ciudades del país. Sin embargo, a mí hoy meinteresa hablar solamente de su poesía. Su primerpoemario: Entre el Amor y la Muerte, vislumbra el sentidoclandestino de la vida de un hombre culto, sosegado, sinsnobismos ni destemplanzas, como corresponde a unhombre que a la vez de jurista y comunicador social es unconsagrado creador. Jesús Antonio Herrera se apasionamás por el arte de la literatura, cuando más por la poesía,que incluso por el ejercicio del derecho, más no por ello, lajuventud del estado Lara deja de tener en él a un guía, entodo lo que constituye los Derechos Humanos. EnSoledades el bardo ha madurado. Ya no esconde lossentimientos del corazón; expresa con palabras sinceras ysimples lo que siente, logrando transmitir al lector el calor delo humano y de lo divino, con toda fortuna, algo que no escomún en todo hacedor de la palabra. Ha tiempo, por el año1985 o quizás por el año 1987 Jesús Antonio Herrera publicóen El Diario de Carora un soneto dedicado al GeneralAntonio José de Sucre. Me atrevo a decir que esa hermosacomposición suya nada tiene que envidiarle a El Cardón deLuis Beltrán Guerrero. Por eso me ha extrañado que siendoél un sonetista consumado haya preferido el verso libre paraarticular sus emociones, algunas perfectamente logradas;otras sin sentido del ritmo. Obviamente, como narrador ycomo ensayista tiene muy nobles cualidades que leaseguran un lugar privilegiado en la historia de la literaturadel país: empero, ese soneto será recordado por los másinsignes maestros, porque está tallado en mármol y escritoen letras de oro; aunque, claro está, debo ser justo con ellector y con el autor de Soledades: la personalidad del poetanos seduce; pero hay unos versos libres que no nosconvence. Le faltan aplausos y aprobaciones de carácterliterario. Su poema “Nuevamente Sombras” es un himno a laduda eterna. En “Esa otra Nostalgia” nos muestra unpensamiento complejo y hondo; es, a nuestro entender, unode sus mejores poemas escrito en versos libres. Es unarepresentación peculiar de los estragos de su vida. EnSoledades el espíritu del autor busca la hermandad de lascosas unánimes—el río, el mar, el árbol, la piedra---y conellos se funde, porque Jesús Antonio Herrera está seguro deque sólo en ellos hallará comprensión para sus castigos yalivio para sus aflicciones. La poesía de éste creadorcaroreño tiene de los auténticos aedas la generosidad, eldesapego de las cosas materiales, la necesidad de entregara los otros su tesoro interior, sin reservarse nada para símismo, y la fe inagotable en la bondad de los hombres. Difíciltarea resulta para un mero escribidor como yo, apenas undesempleado leguyelo que cree en la libertad como la mejorde las riquezas, plasmar en el papel un juicio sobre alguienque ha sido su amigo incondicional, su maestro de toda suadolescencia; más como escritor responsable no puedoincurrir en juicios laudatorios de compromisos, porque enverdad hay que poner las cosas en su lugar y ser justos,sobretodo cuando se tiene obligaciones solo con laalmohada. Por eso, con auténtica pena, debo decir que meentusiasma más el poeta, el narrador y el ensayista de temasculturales, sociales y políticos, que el educador que sedebate entre los derechos humanos; en todo caso, laescuela ganó un brillante profesor universitario; Caroraperdió la honra de tenerlo como Alcalde, el estado Lara laoportunidad de tener en la Asamblea Legislativa un ilustradolegislador, porque sin dudad, hoy por hoy, el rapsoda JesúsAntonio Herrera, es una referencia nacional y posiblementela única reserva moral con que cuenta el estado Lara, en loque a política se refiere.leopermelcarora@yahoo.es
27Revista CulturalFernando Lázaro CarreterDon Quijote de la ManchaEstudio preliminar:Las voces del QuijoteLa mutación fundamental que introduce el Renacimientoen la literatura de ficción consiste, esencialmente, en laindependencia creciente de los personajes. Frente a susubordinación absoluta al autor en la edad anterior, tiendenahora a escapar de tal dominio, afirmándose, cada vez más,dueños de su albedrío. Quizá en La Celestina se observa yaeste proceso autonómico; con la oposición inicial dePármeno a la alcahueta, el autor primitivo parece dejar eltriunfo de esta a merced de que a Calisto lo persuadan lasfuertes razones del criado, lo cual habría desmantelado suplan, autorizado y vigente desde el Pamphilus, queimplicaba la mediación victoriosa de la vieja. Másclaramente ocurre en aquel momento de singularpenetración psicológica en que Celestina, en camino haciala casa de Melibea después de asegurar a Calisto y aSempronio lo infalible de su tercería, duda de sí misma con ellargo monólogo del acto V, se confiesa insegura de suspoderes y tiembla ante su compromiso. Otra vez el autorparece dejar a la libre decisión del personaje el curso que hapensado para la acción facultándolo para desbaratar suproyecto. Hubiese bastado con que algún presagio hubieraconfirmado los miedos de la ensalmadora —un perroladrándole o un ave nocturna volando a deshora: ella lodice— para que hubiese quedado en nada la tragediaprevista.En la narrativa, la emancipación renacentista de lascriaturas de ficción es ya declaradamente visible en elLazarillo, donde el anónimo autor se propone mostrar elhacerse de una vida que nace y cursa fuera de su mente,para lo cual se subroga en el pregonero de Toledo y le cedela palabra con el fin de que cuente a su modo sus fortunas yadversidades. Si en el tratado VII resulta perceptible que elautor se burla del maridillo cornudo y contento, ello pruebahasta qué punto lo ha dejado desbarrar por su cuenta, sinhacerse cómplice de su vergonzosa felicidad.El admirable, el áspero Mateo Alemán da un paso definitivoen esa concesión de autonomía cuando permite queGuzmán obre abiertamente en contra de su propio sentidodel lícito obrar, dejándolo hacer libremente: pero, eso sí,manifestando su total desacuerdo con él y propinándole unatunda moral en las digresiones cada vez que lo solivianta laconducta del pícaro. Se diría que no es suyo.Algo importante ha ocurrido, sin duda. Algo tanaparentemente sencillo, sin embargo, como eldescubrimiento por parte del narrador de que el mundocircundante puede ser ámbito de la ficción y de que losvecinos del lector pueden ocuparlo con peripeciasinteresantes. El Lazarillo ha revelado que cuanto pasa opuede pasar al lado es capaz de subyugar con más fuerzaque las cuitas de azarosos peregrinos, pastores refinados ocaballeros andantes por la utopía y la ucronía. Ha sido obrade aquel genial desconocido que ha afrontado el riesgo deintroducir la vecindad del lector en el relato e instalar en ellasu propia visión de un mundo ya no remoto e improbable,sino abiertamente comprobable. Autor, personajes y públicohabitan un mismo tiempo y una misma tierra, comparten unmismo censo y han de ser otras sus mutuas relaciones.El riesgo estriba en que la visión personal del escritor notiene por qué coincidir con la particular del lector; susrespectivos puntos de vista pueden ser discordantes y hastahostiles, por cuanto ya no los aúna lo consabido y locoaceptado. De ahí que Lázaro se vele, hable con segundasintenciones, pero que, osadamente, avise de ellas: quiereque sus cosas se aireen, «pues podría ser que alguno quelas lea halle algo que le ayude, y a los que no ahondaren entanto, los deleite». Tal propuesta de dos lecturas es el signode la nueva edad, porque el escritor ya no repite siempreenseñanzas inmutables, sino que aventura con riesgo supropio pensamiento. Cervantes va a proclamarlo en lasprimeras palabras del prólogo del Quijote,declarando sulibro «hijo del entendimiento».Esta nueva actitud del narrador impone un nuevo tipo delector. Podrá buscar mera recreación en la lectura, pero,inevitablemente, al toparse con cosas que ocurren en suscercanías, se convierte en coloquiante activo con el relato ycon el autor, dotado de facultades para disentir: «Libertadtienes, desenfrenado eres, materia se te ofrece; corre,destroza, rompe, despedaza como mejor te parezca», diceMateo Alemán al vulgo que le lea. Cervantes le brinda el libroque llama hijo suyo, aceptando que, pues tiene librealbedrío, puede decir de la historia todo lo bien o lo mal quele parezca. Y una cosa fundamental que tiene que someter asu aprobación es el idioma, el cual ha de ser tan reconociblecomo el mundo que se le muestra.A partir de los estudios de Bajtin, se ha caído en la cuentade la íntima relación que existe entre el descubrimiento de locotidiano como objeto del relato y la irrupción de lo que élllamó polifonía lingüística. En efecto, la narración mundial,que se había movido en ámbitos y tiempos indefinidos oinaccesiblemente lejanos, podía y hasta debía emplear un
28idioma muy distante del común y ordinario, fuertementeretorizado, abismalmente remoto. Pero el Lazarillo sepropone contar peripecias muy poco maravillosas, queocurren entre Salamanca y Toledo, en años precisos delreinado de Carlos I, acaecidas a un muchacho menesterosoque sirve a amos ruines. No es posible narrar sus cuitas yreproducir las palabras con los primores y ornamentos quese aprendían en las escuelas de latinidad. Al introducir laverdad de la calle y de los caminos, penetra en el relato laverdad del idioma. Tímidamente aún en el Lazarillo; condecisión en elGuzmán; plena y extensamente con el Quijote.Cuando se asegura que este funda la novela moderna, estoes esencialmente lo que quiere afirmarse: que Cervantes haenseñado a acomodar el lenguaje a la realidad del mundocotidiano. Y algo muy importante: que ensancha el caminoabierto por el autor anónimo y por las primeras novelaspicarescas; ha respetado, se diría que exhibitoriamente, lalibertad de sus criaturas de ficción.Esto último es bien evidente desde el principio, cuando elnarrador confiesa ignorar el nombre del hidalgo manchego,aunque ha acudido a informantes que tampoco lo conocen.Solo por sospechas colige que debe llamarse Quijana, locual quizá resulte falso al final de la novela, cuando sea elpropio hidalgo quien declare ser Alonso Quijano (II, 74, I2I7).No cabe mayor alejamiento del personaje. Cuando lasexigencias de la narración le obliguen a inventar a SanchoPanza —hablaremos luego de ello—, le atribuirá sinvacilación tal nombre; pero, en el original de Benengelihallado en el Alcaná toledano, el rótulo que figura junto alretrato del escudero llama a este Sancho Zancas. YCervantes ignoraba el apodo, conjeturando, «a lo quemostraba la pintura» (nótese: él no sabía antes cómo eraSancho), que el mote se debía a que tenía «la barrigagrande, el talle corto y las zancas largas» (I, 9, 109). El hechode que ambos, el hidalgo y el criado, se salgan de la novelaen la Segunda parte, para enterarse de la primera y juzgarla,es muestra preclara de su independencia. Resultaostensible el afán de Cervantes por desarraigar de sí losentes de ficción.Hace nacer a su Quijada o Quesada o Quijana, paraembarcarlo en seguida en una acción por el mundo de laliteratura y del lenguaje. Enloquece leyendo. Y no solo lasaventuras de los caballeros lo vuelven orate, sino, tantocomo ellas, el modo de contarlas, con la mención expresa deFeliciano de Silva, «porque la claridad de su prosa y aquellasintrincadas razones suyas le parecían de perlas» (I, I, 37-38). Don Quijote deviene así un héroe novelescoenteramente insólito, inimaginable en época anterior: unenfermo por la mala calidad del idioma consumido.Antes, fue posible la enajenación mediante contagio por eldesvarío de los disparates narrados, y no por la prosa quelos narraba. La Iglesia, desde la difusión impresa de loslibros, no había cesado de prevenir contra el efecto letal deciertas lecturas, protegiendo a los fieles contra ellasmediante condenas y censuras previas. No era difícil atribuirfestivamente ese poder infeccioso a ciertas lecturasautorizadas, y un desconocido escribe el Entremés de losromances, cuyo influjo decisivo en la invención del Quijoteprobó irrefutablemente don Ramón Menéndez Pidal en1920. Es bien conocido su asunto: el labrador Bartolo pierdela razón leyendo el Romancero, abandona su hogarimaginándose héroe de aquellos poemas y habla confragmentos de ellos acomodados a su demencia; confundea una pareja campesina con Tarfe y Daraja, desafía alimaginario moro y este le rompe la lanza en las costillas. Lostrozos de romance que declama coinciden en gran parte conlos de don Quijote en su primera salida. Hallado Bartolo porquienes han ido en su busca, lo devuelven a casa y loacuestan; pero, al momento, sufre otro ataque de locura yprorrumpe en nuevos versos que dan fin a la breve pieza, lacual, por su insignificancia, no parecía destinada a tanimportante consecuencia.INSTITUTO CERVANTES
29Según el historiador GiovanniMeza Dorta: Películael “Libertador” es una truculencia.Enrique MeléndezEl historiador Giovanni Meza Dorta califica de truculento elguión de la película “Libertador”, que actualmente seencuentra nuestras carteleras cinematográficas, ya que elmismo se basa en una fábula, que construyó unseudohistoriador colombiano, a partir de una supuesta cartaque le envió Simón Bolívar a una exnovia suya francesa, yen la que le decía que lo habían secuestrado, y lo pensabanasesinar.“Todo ello se comprobó que no era verdad, no sólo por lasreferencias históricas, que existen al respecto, sino tambiénpor la misma gente del gobierno de entonces, cuando lestocó exhumar los restos del Libertador. Ellos determinaron ylo dieron a conocer mediante informe que, efectivamente, sumuerte se produjo por causas naturales”, indica Meza Dorta.Nuestro entrevistado ha publicado dos libros; uno relativo ala relación entre Bolívar y Miranda, y otro titulado “El Olvidode los Próceres”. En este segundo libro trata de rescatar lamemoria de los héroes civiles de nuestro procesos dedemocratización, y que quedaron sepultados en nuestrosanales por el peso de las figuras militaristas.¿Cuál es la primera impresión que le queda a unespectador, que ha salido de ver la película “ElLibertador”?-Lo primero a establecer son algunos conceptos: sedice que el director, el productor, o el guionista tienenlicencia para hacer un rodaje de acuerdo a susinterpretaciones.-Constituye una verdad a medias; porque todos sabemosque la narrativa en la película demuestra que susrealizadores poseen ciertas licencias, pero no al punto dedeformar el propio relato; en este caso de una biografía, lade Simón Bolívar; pues allí se produce una modificaciónsustancial sobre el hecho histórico que se estudia.-En tal sentido, en los narradores y por extensión en el cinese ha dado eso que se conoce como el manejo de las figurasretóricas o las figuras literarias; que son las hipérboles, lasmetáforas, las metonimias para exagerar, para darle brillo ysustancia a lo que ellos narran. Esa es una cosa y otra cosadistinta es la deformación del hecho histórico, como tal.-Dicho esto, lo que nos tocaría hablar, es con relación alcontenido de esta película; que consideramos deformantes,en ese sentido; que no contribuyen, por supuesto a resaltarla figura del Libertador, sino que, por el contrario, contribuyea desfigurarla, y eso, a mi juicio, es un defecto, sumamente,grueso.El Bolívar que muere en este film no es, propiamente,aquel tuberculoso, que nos ha pintado la historia; sinoque parece que va a ser fusilado, y vendido por susobrino. ¿Por ahí se podrían comenzar a abordar esasdeformaciones de las que usted habla?-En efecto, hay un conjunto de aspectos en la película; quepudiéramos ver, que hacen referencia a esa hipótesis, quees la parte final de la película. Cuando está en el apostaderoen Barranquilla el Libertador, ellos mismos titulan en pantallaque es el 1 de diciembre de 1830, se hace ver que va a serajusticiado, ¿quién sabe cómo?, y la verdad es que existenreferencias, a ese respecto, y, en especial, en un librollamado La Carta; escrito por José Mier Hoffman; quienfabuló esa idea tan truculenta, de que el Libertador habíasido apresado, y que no había muerto, como se había dichosiempre, de tuberculosis, sino secuestrado y asesinado.-Mier se basa en una supuesta carta que escribió elLibertador a Fanny Du Villars (quien la mencionó primero fueel Dr. Luciano Mendible a principios del siglo pasado). El Dr.Mendible le puso fecha en primera instancia de 16 dediciembre, luego para hacerla creíble, le colocó 06 dediciembre, a partir de allí la carta fue objeto de sorna.-Todo ello se comprobó que no era verdad, no sólo por lasreferencias históricas, que existen al respecto, sino tambiénpor la misma gente del gobierno de entonces, cuando lestocó exhumar los restos del Libertador. Ellos determinaron ylo dieron a conocer mediante informe que, efectivamente, sumuerte se produjo por causas naturales, y no como lo habíaseñalado este señor del libro de La Carta.-Pero lo peor de todo que el autor de dicho libro no conocióuna referencia que le hace el Dr. Mendible a Vicente Lecuna,y en la que le confiesa que, en verdad, él fue el autor de dichacarta; de modo que nunca pudo haber salido de las manosdel Libertador.También hay una tergiversación en cuanto a lapresencia de algunos personajes, que formaron partedel entorno del Libertador, hasta la hora de su muerte.¿No le parece?-Sí, efectivamente. Uno de esos casos es el de SimónRodríguez, y con quien se trata de hacer ver que seencontraba en la primera década del 1800 en Caracas;luego del regreso de Bolívar de Europa, una vez casado, y laverdad es que a raíz de la conjuración de Gual y España en1797, aparte de los 90 presos, que caen prisioneros, uno delos perseguidos fue Simón Rodríguez, quien tuvo queabandonar el país. Lo que se sabe es que Rodríguez nuncamás volvió a Venezuela.-Por lo menos, esa es una imprecisión. No sé si pudieraadmitirse como una licencia, que se permite el guionista,para tratar de enmarcar la figura del maestro del Libertador
30en algunos momentos de su vida; pero lo cierto es que paraesa época ya éste no se encontraba en el país; tal y comoaparece en la película.-Otro aspecto fundamental también es el que tiene que vercon el caso de Miranda y Bolívar; como en la batalla deValencia donde, ciertamente, Bolívar participó; igual queMiranda. Fue la primera gran batalla que gana el Ejércitopatriota, el 13 de agosto de 1811, como, efectivamente, en lapelícula se plantea; pero a continuación vienen un conjuntode imprecisiones; que están reseñadas y debidamentedocumentadas, como es el caso de la prisión de Miranda.-La verdad es que Miranda fue hecho prisionero por ungrupo de patriotas venezolanos, entre los que se encontrabaBolívar, y entregado al gobierno español, a través de una delas personas, que lo somete, como es José Landaeta. Yo porcierto cito este episodio en mi libro sobre Bolívar y Miranda.No obstante, aquí se da la intención de maltratar el punto devista de lo que era y de lo que significaba Miranda;disminuyéndole con propósitos verdaderamente perversos;que ya conocemos, como es la de degradar su figura, con elobjeto casi de justificar su prisión.También la presencia de Sucre aparece como prematuraen la vida del Libertador, cuando, al parecer, ambos nose comienzan a tratar sino a partir de 1817. ¿Qué piensausted?-Hay algunos autores que admiten que Sucre participó enlas batallas del Centro, que fue las que dirigió Miranda; perola verdad es que para aquella época Sucre estabaculminando sus estudios de ingeniería, y unos de susprofesores era José Mires; que sí era un militar activo. Sucreera un alférez; de modo que eso hace pensar que noparticipó en estas batallas ni mucho menos, y una vez caídala primera República en julio de 1812, él se trasladainmediatamente a Cumaná.-En todo caso, él era un estudiante en el momento delconflicto; que es como aparece allí en la Batalla de Valencia,y no era bajo ningún respecto un oficial de graduación, quedecidía con relación a los combates, y que tuviese unejército bajo su mando.La figura de Monteverde también aparece desubicada, sitomamos en cuenta que hay una escena, en la cual él sepresenta en un ágape, que ofrece Bolívar a unosamigos, estando viva todavía María Teresa del Toro, esdecir, a comienzos de la década de 1800, y Monteverdeno ingresa a Venezuela, sino en 1812. ¿O no?-Sí, lamentablemente, porque Monteverde aparece para losguionistas de la película mucho antes. Aparece en 1802 ó1803. Resulta que todos sabemos que entra por Coro en1812; de modo que no sabemos por qué aparece muchoantes en un ágape que hace el Libertador; según parece enSan Mateo, y donde él se presenta, por lo demás, allíbuscando a Simón Rodríguez. Esa es otra licencia; que sepermite el guionista o el productor que, evidentemente,resulta inexacto, desde el punto de vista histórico.¿Qué juicio le merece la forma como está planteada lafigura de Santander?-Me parece que hay una situación, sumamente, maniquea;primero, porque las relaciones entre Santander y Bolívarsiempre fueron excelentes hasta finales del año 1825; quees cuando Bolívar comienza a diseñar su Constitución deBolivia y a finales de 1826, realmente, es cuandocomienzan los conflictos entre Bolívar y Santander.-A través de la correspondencia entre ambos uno puede verque la relación es, incluso, sumamente afectuosa, y dondecoinciden en un conjunto de planteamientos ambos. Allí seobserva una manipulación, a través de la cual pretendenhacer ver que hay un conflicto desde el primer momentoentre los dos, lo cual es totalmente incierto. Se trata de unagruesa patraña histórica.-Bolívar y Santander desde el principio y casi hasta el finalmantuvieron una excelente relación; incluso, más aúncuando está Santander en los Llanos, en el Apure el mismoBolívar toma partido a favor de Santander por evidentemaltrato; que Páez le propina. Por si eso fuera poco,después del Congreso de Angostura, y después de la Batallade Boyacá, Bolívar no tiene dudas en proponerlo y ensugerirlo como vicepresidente de Colombia.-Por el contrario, en la película observamos que hay unaaparente confrontación; casi una guerra a muerte entreSantander y Bolívar, lo cual es falso.¿Pero no queda reseñada esa escena, que se observa ala orilla del río, que separa a Colombia de Venezuela, encasi todas las biografías de Bolívar, y donde Santanderse niega a adentrarse con éste hacia territoriovenezolano?-Lo que pasa es que Santander en ese momento estabaadscrito al batallón, que dirigía Manuel Castillo; que era unapersona que sí confrontaba, directamente, a Bolívar; demodo que perteneciendo a las tropas de Castillo, porsupuesto, que no iba a participar del Ejército de Bolívar.Porque cuando arranca la Campaña Admirable arranca elconflicto entre Castillo y el Libertador. Pero no entreSantander y el Libertador.¿Cómo vio usted el tratamiento que se le hace a ManuelaSáenz en el filme?-En este aspecto me parece que también hay unainexactitud; pues el filme sugiere que las decisiones políticasno las tomaba el Libertador, sino Manuela Sáenz, lo cual noes correcto. Deja entrever que Manuela Sáenz asesora aBolívar en un conjunto de propuestas. Es verdad queManuela Sáenz no fue sólo amante del Libertador, sino queademás estaba muy enterada de lo que se manejaba en elcotarro político de entonces; pero no tenía ningunainjerencia en las cuestiones políticas fundamentales delLibertador.-Bolívar tuvo la suerte de tener a su lado un conjunto deasesores, además del mismo Consejo de Estado; dondehabían personas de rutilante brillo y de mucha capacidad;que fue con quien él se reunió, y tomó las decisionespolíticas más importantes. Fueran estas atinadas o no.Si nos dejamos llevar por la versión de la famosacarta, ¿se pudiera decir entonces que todo lo queescribió Daniel Florencio O´Leary, quien acompañó aBolívar hasta el final de sus días, fue falso?-Claro, y es aquí donde me gustaría comentar lo referido a lasupuesta prisión o asesinato del Libertador de 1830, ycomienzo por decir que a mi me parece muy truculento, y poruna sencilla razón: una de las personas que tuvo,permanentemente, al lado de Bolívar fue este Daniel
31Florencio O´Leary.-Pero, no sólo estuvo al lado de él, sino que además fueuna persona que le demostró un afecto muy especial;sumamente entrañable hacia el Libertador; de talmanera que él logró, inmediatamente después de sumuerte, hacer una recopilación documental de todoslos escritos del Libertador, realmente, titánica. Esalabor la continuó casi hasta su muerte; que,afortunadamente, después publicó su hijo.-Esa recopilación lo llevó a tener a la mano toda ladocumentación, tanto la que recibió Bolívar, como laque él escribió, y lo más curioso de esto es que unindividuo de la confianza del Libertador, logra que losotros amigos le cedan toda su documentación; comoes el caso de Soublette, el caso del mismo Páez. Se lacedieron para que hiciera esta obra fundamental; quelleva por título Memorias de Daniel Florencio O´Leary;que no es sólo un resumen biográfico de él, sino queademás está la documentación completa delLibertador.-Lo que quiero decir es que por allí no aparece porningún respecto esa narración; según la cual Bolívarfue secuestrado o que pudiera estar por secuestrarse;absolutamente nada de eso que aparece en la película,y mucho menos la referencia de una supuesta carta, dela que habla ese señor Mier, en un código masónico; aque se le podía dar cabida a ese especie de secuestroy luego asesinato; lo cual, repito, me pareceabsolutamente truculento.-Más aún, Bolívar después del 1 de diciembre leescribe unas cartas a Rafael Urdaneta que, como lodice la misma película, era uno de sus lugartenientesmás leales, y allí no aparece, absolutamente, nada. Leescribe una carta el 7 y otra el 8 de diciembre, y dondele explica que se está reponiendo de su estado desalud; aunque le admite que se encuentra muyenfermo.¿Qué opinión le merece el hecho de la traición de unode los sobrinos del Libertador, Fernando Bolívar; quienaparece a última hora, y en estas condiciones?-Eso es lo intenta hacer ver el filme: que FernandoBolívar participa en el complot, para que se lleve a cabodicho secuestro, y lo más grave de todo es que meparece tan exagerada y tan estrambótica esta tesis;que todos sabemos que en el séquito del Libertadorandaba Mariano Montilla, José Laurencio Silva,Carreño; personajes que sentían un gran afecto por elLibertador, y que demostraron su lealtad hacia Bolívarexponiendo el pellejo en las batallas, sobre todo, en elúltimo período de una manera muy pronunciada.-Otro de los que andaba con el Libertador en unacomunicación permanente fue Rafael Urdaneta, esdecir, había un séquito, sumamente, importante depersonajes que luego fueron reconocidos, ysobrevivieron algunos años después, y en ellos no hayninguna queja, no hay ninguna evidencia o intención,donde se asome ese acto de traición de FernandoBolívar.De modo que esto demuestra por sí solo que esta partees una farsa, y que tiene un propósito, a mi juicio,totalmente, descabellado. Porque, al final, no tieneninguna oportunidad de balance cierto, y cualquierpersona que se encargue de buscar o de investigaresta parte se dará cuenta de que estamos ante unamentira estrambótica.¿Se puede considerar que esta película se hizo porencargo, y esto para complacer esa versión que HugoChávez manejó durante un tiempo de que Bolívar nohabía muerto por causas naturales, sino que habíasido asesinado?-Yo no me atrevería a decir que se trata de un encargo;porque no tengo pruebas, para decirlo. Me parece unerror, sobre todo, la parte final; cuando trata de suponerun hecho que no está validado, históricamente; y no essólo que no tienen pruebas, sino que es, sumamente,truculento, y no tiene ningún soporte.-Ahora, si fue por encargo, fue un mal encargo. Porquetiene dos defectos; primero, es un despropósito conrespecto al Libertador, y es un despropósito porquecualquier persona, más o menos diligente; que tenga laintención de investigar sobre el Libertador, se va a darcuenta de que es una mentira. Segundo, si fue poraclarar una parte fundamental de la vida del Libertador,lo que hace es oscurecerla, y no la aclara.INSTITUTO CERVANTES.
32EL JUEGO DEL ÁNGELCARLOS RUIZ ZAFÓNEl misterio que plantea un libro no se limita a las páginasdonde se narra la historia.Las palabras son un misterio, son a veces cárceles y otrasveces las puertas que se abren, las ventanas que golpeadaspor el viento de las posibilidades nos develan misterios ynos proponen alternativas para que la imaginación puedagalopar más allá incluso de la última palabra de un libro.Así se sienten las novelas de Carlos Ruiz Zafón, un escritorcuya imaginación contagia, un artífice de la palabra escrita yun artesano de historias.“Un escritor nunca olvida la primera vez que aceptaunas monedas o un elogio a cambio de una historia.Nunca olvida la primera vez que siente el dulce venenode la vanidad en la sangre y cree que si consigue quenadie descubra su falta de talento, el sueño de laliteratura será capaz de poner techo sobre su cabeza,un plato caliente al final del día y lo que más anhela: sunombre impreso en un miserable pedazo de papel queseguramente vivirá más que él. Un escritor estácondenado a recordar ese momento, porque paraentonces ya está perdido y su alma tiene precio” Estasson las palabras iniciales de El juego del ángel que resumende una manera perfecta el contenido de la historia. Claroque el lector a esa altura todavía no lo sabe pero cuandollega a las palabras finales… “Estas páginas serán nuestramemoria hasta que su último aliento se apague en misbrazos y la acompañe mar adentro, donde rompe lacorriente, para sumergirme con ella para siempre y poder alfin huir a un lugar donde ni el infierno ni el celo nos puedanencontrar jamás.” …habrá sido participe de un pacto dehonor y horror no deseado ni buscado pero inevitable yhabrá sucumbido como el protagonista de El juego del ángela la necesidad de desentrañar misterios ocultos. Esaspalabras finales cierran magistralmente un círculo deluchas, de intentos vanos, de amores resucitados, que sonni más ni menos el alma de todo el que escribe y dedica unavida a poner en palabras la vida que se vive fuera y dentro deuno mismo. El juego del ángel es la segunda entrega de laTrilogía "El cementerio de los libros olvidados", que cierracon El prisionero del cielo.La historia se desarrolla en la turbulenta Barcelona de losaños 20 cuando un joven escritor, David Martin,obsesionado con un amor imposible recibe la oferta de unmisterioso editor, Andreas Corelli, para escribir un librocomo no ha existido nunca. “Querido David, la vida estáhecha de grandes esperanzas. Cuando esté listo para hacerlas suyas realidad, póngase en contacto conmigo. Estaréesperando. Su amigo y lector A.C” A la propuesta pordemás misteriosa de Correlli se suma el hecho de que Daviddecide alquilar una casa que está deshabitada desde hacedécadas y que encierra entre sus paredes un enigma aúnmás insondable que la escritura de un libro extraño y que dealguna manera abre, complica y cierra finalmente la tramade la historia. Poco a poco David se va enredando en unared de intrigas y amores, de malicia y pactos extraños que loarrastran sin remedio hacia un final impensado. Muchos hantachado a Carlos Ruiz Zafón de autoplagiarse con estasegunda entrega. No diría lo mismo, si bien se retomanmuchos puntos en común con el anterior y primer libro de latrilogía, no son similitudes sino más bien puntos decontacto. Esta historia completa de alguna forma la vida delos protagonistas de la primera y es un trabajo que sin dudasorprende. Normalmente el lector busca en un segundotomo la continuación de la vida de los personajes delprimero y sin embargo, en El juego del ángel, descubre otracosa. A mí no me ha desencantado, por el contrario. Aunquetambién fui en busca de ver como continuaba la vida deDaniel Sempere hallé un guiño del autor que me pareciófabuloso, fuera de lo común y que por supuesto no develaré,si bien no forma parte de la trama, dejaré al lector el placerde descubrirlo.Es cierto que Carlos Ruiz Zafón empalaga por momentoscon lo que considero una superabundancia de imágenes ymetáforas, no obstante, hay que reconocer que el 70 % deellas son de calidad absoluta aunque muchas prescindiblespara quienes buscan una lectura más ágil y simple. El estilodel autor es casualmente metafórico y, mal que les pese alos que no disfrutan con eso, nadie podrá negar que es unestilo absolutamente atrapante toda vez que las historiasnos van arrastrando en una especie de torbellino o fuerzacentrípeta que parece fagocitarse a sus personajes paraluego vomitarlos y seguir adelante hasta el punto final. Demás está decir que voy en busca de la tercera entrega de latrilogía El prisionero del cielo. Los espero en la inevitablereseña que ya llega…
33CENTROS DE CREACIÓN LITERARIA (CASA CHÍO)S/TTu voz enluta la ausenciaEn un camino dormidoPerdido,Corazón herido…Persigo las líneas del romanceLúcido,Una brisa…La tarde morena del cieloRegresaDescanso mis ojosPara llorarle a la nadaA lo intangible,Círculo…Se alimenta un cuervo…Solo el retumbar de las palabrasMe llevanAun no lo sé…Si dejamos morir el insólito verso en la raízDe aquel muroNo sabré dudarEn el recuerdoDe tus pasos.CECILIO GONZÁLEZPIGMALIÓNAquella noche con forma de laberintofui inmigrante perdidaen las calles de tu cuerpoSoñabas con alegorías de coralesy yo, te regalé una luciérnaga tatuada en llamasVendí mi alma a los dioses del milagroa cambio de engranarme en el regazo de tu embrujoy besar tu desnudez de adonis fugitivoDijiste: soy el tiempo¿Y acaso yo soy solo ceniza, extendida a la orilla de tuabismo?Veny fecunda en mí todos los recuerdosde mil amaneceres sin sosiegoy sueños que no fueronpara no estar tan solaen esta ciudad antigua y transparenteque huele a destierroY aquella noche con forma de laberintojugué con el sol enlazada a tus piernasEl tiempomis caricias y mis lágrimas conjuran tus rodillasa los pies de tu esculturapero túsilencio y alabastrote invoco…¿No respondes?...ya no hay nadani tu presenciani el olvidoni siquiera la ausencia…Cerceno un grito con ésta nostalgia autistaporque te has hecho inerte a mis deseoste beso y te destruyocual si fuera PigmaliónOlympaBrachoERA MAYOLas noches de mama doloresTenían un ritmo que amasaba las horasDe todas las infanciasSu voz deshojaba las ideas enanasEntre tanto, desde el techo podíamosConjugar las estrellasTiritan los recuerdos y me como la lunaLas imágenes persisten desde mi encuentroRelámpagoAgiganto la nocheMe como la luna en un arrecife y vuelvesY volvemos a pensarBajo el techo agrietado.ROSSANA DÍAZINALCANZABLEEn la nieve de tu piel soleadamuero y renazcohúmedadesnudaeternacual crisálida raptadaTú eres mi sueñodentro de un sueño invasivosin el cual nada podría ser soñadoMis manos modelanel vértigo de tu cuerpodespués de la ausencia y el gritoMi lengua te presienteinalcanzableen tu cercaníanaciendo de mi deseo¿A dónde vas cuando rozas mi abismo convulso?Soy araña que teje el silencio de la espera infinitasobre tus pasos de escarabajoTe quiero absolutoatrapado en esta red insaciablecomo cuando solo importabaser cuerpo y gemidoAl devorartela muerte se convierte en nacimientoy somos tempestad vertical desde tu centroSe ha hecho la luzte acercaste veote rozo…tu gloriosa lumbre me convocaa amortajarte con mis besosTe invado…
34La RAE reivindica la vueltadel "Quijote" alos planes de enseñanzaMadrid.- El escritor Arturo Pérez-Reverte ha leído el"Quijote" con la mirada de un joven de quince años antes deadaptar la gran obra cervantina para la edición escolar queha publicado la Real Academia Española, que consideraesta novela "fundamental para todos los estudiantes dehabla hispana".La Academia "reivindica la vuelta del 'Quijote' a los planesde enseñanza" y lo hace desde la autoridad que le dan sustrescientos años de existencia, afirmaba hoy el secretariode la RAE, Darío Villanueva, al presentar en la sede de estainstitución la edición popular y escolar de esta obra,publicada por Santillana en todo el ámbito hispanohablante.El "Quijote", decía Pérez-Reverte, "es un factor de unidada ambas orillas del Atlántico, y, por desgracia, su lectura sóloes obligatoria en seis de los países de habla hispana".Esta edición popular del "Quijote" puede ser "unamagnífica herramienta de trabajo en la enseñanza",aseguró Pérez-Reverte, que ha respetado "al máximo" eltexto de Cervantes, si bien, para facilitar su lectura, haeliminado "todo aquello que no fuese estrictamentenarrativo y que rompiera la línea argumental principal"."Un maestro lúcido y competente puede pasarse un añoentero hablando del 'Quijote'", siempre que cuente con unaedición adecuada para jóvenes. Y hablar del 'Quijote' es"hablar de ética, de moral, de solidaridad, de compasión, dedignidad en el fracaso, de historia, de memoria", añadía elautor de "El club Dumas" o "El tango de la Guardia Vieja".Pérez-Reverte dejó muy claro que la edición popular del"Quijote" "no sustituye" a la versión íntegra de esta obra,pero sí "es una puerta para posteriores lecturas, facilita eltránsito".Como recordó Villanueva, la Academia recibió en 1920 elencargo del Gobierno de hacer una edición escolar del"Quijote", cuya lectura era obligatoria en las escuelasespañolas de entonces.Ha pasado casi un siglo desde aquel encargo, y es ahoracuando la Academia ha podido realizarlo.La RAE publicó también en 2004 una edición erudita ycrítica de esta obra, dirigida por Francisco Rico, y será estegran cervantista quien saque en 2015 otra nueva edición del"Quijote" dentro de la Colección de Obras Clásicas de laAcademia.La edición escolar incorpora los bocetos originales einéditos que se hicieron para los grabados del "Quijote"académico de 1780, entre ellos, una ilustración de un jovenFrancisco de Goya que -"paradojas de la vida"- no llegó aincluirse en aquel libro.Pérez-Reverte ha procurado que "la poda" que harealizado para la edición popular "no se notara" y que ellector no percibiera en qué momentos se había cortado eltexto.Y ha utilizado "siempre lenguaje de la época cervantina"cuando ha tenido que sustituir algunas palabras, "nuncalenguaje moderno".La edición del "Quijote" de la RAE ha contado con lasupervisión del filólogo Carlos Domínguez Cintas, que hacolaborado también en la dirigida por Francisco Rico."La Academia considera fundamental el 'Quijote'. Hay unapatria, la de la lengua española, que comparten 500millones de personas, y la bandera de esa patria vieja,nobilísima, es el 'Quijote'", subrayaba hoy Pérez-Reverte.El novelista cree que la lectura de esta obra puede serimportante "en un momento en el cual asistimos a unapérdida de valores éticos, morales y de todo tipo, quetambién afecta a los planes de enseñanza, y en una épocaen la que desde la Unión Europea se están desmantelandotres mil años de memoria y de cultura europeas".Por eso, considera "un crimen que esta obra se vayaalejando del horizonte escolar español, porque es el libroque más posibilidades educativas tiene. El 'Quijote' creabuenos ciudadanos, hombres decentes", aseguró Pérez-Reverte.Para Darío Villanueva, "es un error" que en los planeseducativos prime "la urgencia de lo pragmático" y que laeducación se conciba para formar personas "en función delas necesidades productivas y más inmediatas".Él, como profesor, sabe que con esos criterios la literatura"sale siempre perdiendo", pero en la batalla de reivindicar lalectura de los clásicos, la Academia "no se da porderrotada".
POESÍAHay muertos que tienen almasparecidas a los vivosque golpean madrugadascomo quien toca la vieja puertade la casa de un amigo olvidado.Los pájaros cantanpara disimular la suciedad de cadainstante.Y no sé porque tu muerte de madrugadadebió haber sido en tarde de toros.Bajo la verde hoja gravitan tus ojosy mi alma que te persigue.No sé porque, y creo que no lo sabrénuncaque tus versos de granada heridase parecen tanto a los muertos que separecen a los vivos.Ideas transitorias de guerras y horasmalasencima de tu muerte como postalesusadas.La tuya debió haber sido en tarde detoros,y no como la mía, galápagode madrugada.Alessandra CoronelRelatos de Álvaro Benavides La GreccaAbandonoVestía de un azul imprudente y caminó hacia el poniente.La devoró el contraluz. Así se fue de mi vida.LaurelComenzó a sentir la elevación por la que oró siempre.Estaba frente al pelotón. Desde muy alto vio su cuerpodesplomarse.LujuriaVivía sola cuatro casas más arriba. A media mañana, casisiempre en sábado, la visitaba el mismo sujeto misteriosoescoltado por varios hombretones. Entraba solo. Laespiábamos. Su contoneo y sus descotes despertabancada vez más nuestra lujuria adolescente. Un domingo lasacaron en una camilla. Le vimos al fin el pecho desnudo,marcado por un balazo.DelirioTuve la sensación de que al texto le fastidiaba que loleyeran tanto.GlosofobiaLeyó sus declaraciones públicas y sus voluminosasbiografías. Escribió y reescribió. Se sentía confiado. Tresdías antes lo invadió una angustia que no lo dejó dormir. Sele enrojeció el cuello. Se pobló de canas. Se le engarrotó lamano derecha. Se le brotaron los ojos. Su hijo leyó eldiscurso.SuplicioDespués de la operación murmuró con una voz gutural casiinaudible: ¿Cómo podía saber que había una hojilla en ellápiz labial?PerfidiaSe va a dar cuenta. Vamos a esperar que esté borracho.BellezaRechoncha, paciente. Pesado andar, sensible. Vestirdesordenado, amable. Cabello opaco, expresión precisa.Brazos muy cortos, suaves modales. Uñas descuidadas,mirada compasiva. La más bella de las maestras.DesquiteMe odiabas cuando me ponía este corpiño y estassandalias. Cuando me pintaba el pelo de este color.Cuando usaba este perfume y esta pintura de labios.Pareces una puta, me decías.Susurraba inclinada sobre laurna y se tragaba la risa.AdvertenciaEs más seguro que lo agarres así, fueron sus últimaspalabras.35Álvaro Benavides
36POESÍATres poemas de Ida GramckoPlegariaNo te puedo nombrar. No tienes nombre. Eres lo quese siente. Nunca lo que se explica. ¡Oh mi AbsolutoAmado, a quien descubro ahora sin que ningunaforma lo limite! Perdóname la antigua reflexión.No eres lo que se piensa. Eres lo que se ama. Noeres conocimiento sino sólo estupor. No eres el perfilsino el asombro. No eres la piedra sino lo inaudito. Noeres la razón sino el amor.De la mano del Ángel yo he ascendido a tu hallazgoque nunca es un concreto tesoro sino continuamenteun descubrimiento inenarrable. El Ángel, a mi lado,sintió también intensa, más intensa que nunca, másintensa que con algo o con alguien, esa visión deinmensidad. Como con nadie, no porque cada caso essingular, sino porque aquel acto fue más hondo quetodos los suyos, como si recibiéramos de pronto unadvenimiento de infinito.Y es inútil pensar en encarnarte. Eres lo que nunca sepuede encarnar ni nombrar porque sólo nos juntas lasmanos y nos haces doblar las rodillas.Déjame sentirte, ¡oh infinitud, oh zona inmensa,dimensión sobrehumana, oh mi Dios, siempre con lapiel deslumbrada tanto que el cuerpo se me vuelvaluz! Déjame estupefacta, arrebatada y déjame quevibre para siempre con la palpitación mía e íntima.Quisiera ser aquella que permanece, atónita, ante ti.La que no sabe de tu nombre, la que no sabe de tuforma, una ignorante estremecida. Y que así sea.Los EstetasLo único que hacemos es aceptar la ráfaga, pero esaaceptación ya mide el ritmo y hasta lo desorienta.Porque somos las víctimas creadoras, una fragilidadque se ensimisma, una ceniza infiel que se retrae, unpolvo que, al erguirse, lleva su esclavitud a la proeza.nadie nos distingue, que nadie nos señala, peroentregarnos, como una antigua herida imprescindible,como si nos llamaran, ya no desde la muerte sinodesde la súplica, ya no desde el instinto sino desde elamor.Lo único que hacemos es socorrer lo estricto para quese humanice la indigencia.He allí nuestra modestia maliciosa. Porque existe unvacío que se exalta, y hay una muerte que se creelegítima y hasta un prurito honrado en la intemperie. Yallí es donde pesamos. Allí donde hay andrajos sinhechizo, allí donde hay cadáver sin acción ni agonía,allí es donde pesamos y estorbamos como residuosplenos de reserva.Los HéroesEl polvo es nuestro fijo patrimonio. Una herida, unaedad son las señales de quien resiste a solas, apartey en un sitio, su abolengo. Y porque estamosdibujados, como un hosco relieve sobre el polvo, éstese nos olvida... Y ese olvido se imparte, prodigando.Allí un jardín, allí los pétalos que se abren y que sólosostienen un polvo que se estrella.Y porque reflejamos lo legado, pero en medallamesurada y pulcra, el polvo se revela y se retrata,curtiendo ese semblante que lo bruñe, con el cambio,la duda y la experiencia.Pero la herrumbre tiene quien la limpie. Y entonces elolvido es un mandato.Alguien que se descubre inexorable atisba un anclaoculta en el suceso.Libro POEMAS y Papel Literario de El Nacional.Quizás cuando el gran soplo nos arrastra, tiene quedescartarnos un segundo. Quizás entonces percibeque hay algo que le cansa como un ala más densa.Somos entonces como un aire erguido. Pues lo únicoque hacemos es comprender que nadie nos preguntay, sin embargo, dar el cúmulo como si fuera unarespuesta.Porque lo único que hacemos es comprender que
37MISIÓNOLVIDOMARÍA DUEÑASEl acto de olvidar es una misión ímproba. Cuando unointenta olvidar lo que realmente logra es recordar a cadapaso que tiene que olvidar y eso nos remite solo a recordarel objeto del olvido.Sin embargo, cuando uno entierra en la memoriasituaciones dolorosas o cuando el olvido llega como unaacción involuntaria, sin que lo forcemos, la mayoría de lasveces conseguiremos realmente borrar de la evocacióninmediata una situación, una persona, un dolor.Recordar por el contrario es un acto tan voluntario comoinconsciente porque a veces, aunque la voluntad se niegue:recordamos. Podemos recordar hechos dolorosos,traiciones, abandonos, incluso sin que nos propongamosrecordar. El recuerdo llega, no se anuncia y a veces hasta esnecesario recordar. Recordar nombres y hombres, recordarque la vida vale la pena y motivarnos a seguir andando.Misión olvido nos propone una doble misión, la de olvidary a la vez la de recordar. Ésta es la segunda novela de MaríaDueñas que poco o nada tiene que ver con su opera prima Eltiempo entre costuras, salvo que su protagonista esnuevamente una mujer con la cual la mujer lectora se sentiráinmediatamente identificada. A pesar de haber sucumbidoal embeleso de la prosa de Dueñas, debo admitir que suprimera novela me atrapó en más de un sentido y desde lasprimeras páginas, ésta solo se fue haciendo interesante amedida que la prosa avanzaba y de alguna manera la tramase complicaba en algo más allá de la simple misión deolvidar el dolor y la angustia de ser engañados. Vale acotarque ese interés comenzó a gestarse después de lasprimeras 100 páginas que para un libro de casi 500 esmucho. En resumen cuando se da vuelta la última página,es innegable sentir que Blanca Perea es una mujercontemporánea como cualquiera de ustedes mujereslectoras y que desde ese lugar logrará atrapar al públicofemenino, no tengo las mismas certezas con el masculino.Blanca es una española y además de profesorauniversitaria es madre de dos hijos independientes eindependizados y sobre todas las cosas mujer. Esta mujeren menos de dos meses se entera de que su marido laabandona por una mujer que podría ser su hija con la cualpiensa casarse y que además será la madre de su futurohijo. Blanca, apresada por la tristeza, la bronca, lafrustración y un mar de soledad decide poner distancia.Acepta entonces un trabajo en una Universidad de EE.UU. ycruza el Atlántico para olvidar. Allende el mar, Daniel Cartersigue intentando enterrar en su memoria, tengamos encuenta que olvidar es una tarea ímproba, un pasadodoloroso. Carter es profesor de literatura universitario y unhombre de letras reconocido que a la par de enterrar quiereexhumar de la memoria, rescatar del olvido la obra de sumentor Andrés Fontana muerto treinta años atrás en unaccidente automovilístico. Las vidas de Blanca y de Danielse entrecruzan y de una forma simple y cotidiana la historiase convierte para ambos en una misión la de olvidar y la derescatar del olvido. Debo admitir como dije más arriba que apartir de las 100 primeras páginas, me he dejado subyugarpor la prosa de María Dueñas. Y esta vez me he dejadohamacar por dos narradores que me apresaron paracontarme una historia, con la simpleza de las cosas de todoslos días, una historia donde el pasado, de manera casiinvoluntaria convive y rearma un presente de forma casiimperceptible aunque necesaria y vital para afianzar el lazoque une a los dos personajes centrales de la novela.Trazando ese paralelismo casi utópico entre pasado ypresente, dos voces: la de un narrador en tercera personaque nos acerca un ayer indispensable para entrar yentender un hoy, que Blanca Perea nos explica con supropia palabra. Ambos planos temporales terminanensamblándose con la precisión de un rompecabezasarmado desde una trama que cautiva y entretiene. Desde uncoloquial accesible, creíble y por momentos divertido ysiempre verosímil, María Dueñas entra en nuestracotidianeidad con la simpleza del aire, del sol, entrando poruna ventana. El acto de olvidar es una misión ímproba. Ycomo si fuera poco para el lector desentrañar si olvidar esrecordar o no, aparece la palabra misión (RAE: Poder,facultad que se da a alguien de ir a desempeñar algúncometido) que tiene, en esta historia un doble sentido: elcometido o trabajo o labor de olvidar y desempolvar delolvido y misión como otra acepción de la RAE: Casa oiglesia de los misioneros.En este caso una misión franciscana en el Norte deMéxico o Sur de los EE.UU. conocida como Baja California,que hace más de cien años quedó enterrada en el olvido yque es vital para el presente de la historia que nos convoca.“La última misión franciscana del legendario Camino Real.La nunca catalogada, la más frágil y efímera, esa queAndrés Fontana, con fundamento o sin él, dio en llamar:Misión Olvido.”Una trama, por momentos rayana en el policial que darásentido y reacomodará el presente en muchos aspectos.EFE
38Héctor Saldivia SeijasLuis, el mecánico...De pequeño, Luis, siempre les tuvo pánico a las serpientes.Era común que los amigos le jugaran bromas, desde losprimeros grados, con tales animales y él decía que la únicaculebra buena, era la culebra muerta.En esas cavilaciones venía conversando con su hermano,quien le expresaba que ya estaba muy mayor para andartodavía con esas mariconerías:-Hermano, usted está muy crecidito y ya es un hombre paraque ande por ahí chorreado cuando le hablan de las víboras,le decía.Y se aprestaban a atravesar la quebrada que parecíaapacible…pero un poco hondo en ese vado y en aquellaestación del año.Para la cabecera de Quebrada Seca se notaban unosfuertes relámpagos y ellos estaban pasando en la zona deAgua Linda, que así se llamaba el sitio por donde siemprecruzaban.Ojalá que no vaya a crecer mucho con esa lluvia queparece está ocurriendo río arriba, sentenció Rafael, que erael nombre de quien manejaba, el hermano mayor de Luis,pero agregó no sea que se atolle el jeep que anda medioflojo con la mocha, como suele decírsele a la doble tracciónen nuestros campos.Hacía un calor húmedo y pegajoso que mantenía a ambosde mal humor del que intentaban deslastrarse, recordandocosas de cuando niños y situaciones de su hogar o de laescuela, que habían dejado a mediados del bachillerato.Los dos se enrostraban novias feas y situaciones difícilesacontecidas en su corto paso por las aulas.Y así iniciaron su ingreso al río, entre carcajadas yrecuerdos de castigos impuestos por las maestras y losprofesores que les habían disciplinado.Nojoda!... este río como que quiere dárselas de machohoy, expresó Luis al momento en que la máquina pareciótoser, apenas comenzando el cruce.Ni que fuera la primera vez… jajaja, agregó Rafael, antierse pegó el la curva del zamuro, mi compadre Antonio y huboque traer un tractor para que lo sacaran del barrial tanarrecho que había, estuvieron casi toda la noche en esavaina, figúrese compa!!!El jeep de nuevo tosió y comenzó a deslizarse roncando ycon una falla como de carburador, dijo Luis, que era quiensabía de mecánica.Pantera, que así le decían a Rafael por su imponentefísico, le dijo a Luis: mano, la cosa como que está jodida hoy,este perol se lo está llevando la corriente que parece queestá creciendo muy rápido.Ay! Dios, ojalá no sea una crecida pues esta quebrada sepone muy fea cuando crece por lluvias en la cabecera.Continuó el vehículo su recorrido pero parecía llevado por elagua… Luis se aferró al asiento y Rafael al volante. Derepente el jeep empezó a girar sin control y a tropezarse concuanta basura bajaba en la bendita quebrada. Ya casi enmedio del cauce, el perol (como le decía Rafael) dio unvuelco inesperado y ya no se vieron más, los hermanos.Luis sintió el agua helada y cargada de mil proyectiles que logolpearon por todo el cuerpo, manoteaba e intentabaagarrarse a cualquier cosa que le rozara el organismo. Enuna de las mil vueltas se enganchó a un trozo de árbol, unaenorme horqueta que pudo atrapar con gran dificultad. Esanoche, renovó su fe y rezó todo lo que se sabía, recordó atoda su familia… su mamá, su papá, su abuela y el resto detoda la parentela pasó por su memoria. Era la noche máslarga y oscura que había vivido desde que nació y no muylejos escuchaba el rugir del río Motatán, que estaba como acinco minutos, según calculaba y mantenía su anclaje altrozo de árbol en el que se agarró.No sentía, debía ser por entumecido, algunas partes delcuerpo.Tenía un intenso dolor de cabeza, le molestaban los golpesen todo el organismo y poco dolor percibía en una de suspiernas. La otra le generaba una molestia como deadormecimiento.Ahí seguía, prendido al árbol y de pronto notó que unaenorme mapanare se había enroscado a la otra rama de lahorqueta: Que vaina, señor, ojalá que no le vaya a dar pormorderme y cerró los ojos, para luego mirar hacia el cieloclamando ayuda. La serpiente lo miraba, tal vez con lamisma solicitud de clemencia que el pedía en sus oraciones.De repente y cuando el nivel del agua parecía disminuir sedevanó en la quebrada y ya no la vio más, gracias virgencita,expresó por lo bajo Luis. Pero le parecía escuchar vocesque venían de lo oscuro y aguzó el oído. Caramba! comoque es verdad y arrancó a gritar... -auxilio, coño! aquí estoy -y una voz que nunca más olvidará dijo en tono fuerte: aquíestá alguien, vengan a ayudarme a sacarlo y empezaron averse los primeros rayos de sol.Luis perdió una pierna y el hermano, que era su compañíapara todos los menesteres de a diario. Hoy, tiempo después,solo le queda el triste recuerdo de una larga noche y laspérdidas.A vaina triste... pero le parece que, a veces cuando cierralos ojos, ve la culebra mirándolo a la cara con la solicitud deun pacto de no agresión.Vainas de la vida...
39GÉNESIS Y DEBIDO PROCESOAbog. Yelena Cecilia Martínez GonzálezEn el capítulo 4 versículo 8 al 16 del libro del Génesis,Antiguo Testamento de la Biblia, encontramos el fratricidiocometido por Caín contra su hermano Abel.Haciendo un análisis desde el punto de vista procesalpenal y a la luz del principio que otorga las más consagradasgarantías procesales cual es “El debido Proceso” tenemos:Ocurre que Caín celoso del agrado que causaba suhermano a Dios, lo invita (bajo engaño) a pasear por elcampo, estando allí con una piedra se arroja contra él y lequita la vida.Y se hace el juicio:Dios todopoderoso, ser omnisciente, sabe perfectamentelo que pasó; sin embargo le da la oportunidad a Caín paraque hable, esto es la oportunidad para ser oído, y dice Dios:-¿Caín dónde está Abel, tu hermano?...Caín responde: -Nosé, soy acaso su guardián?...y Dios vuelve a preguntar¿Qué has hecho con él? , otra vez le da la oportunidad paraser escuchado, no obstante, Caín nada dice. Riposta Dios,la sangre de tu hermano grita en el campo y yace también lapiedra con su sangre, estas son las pruebas… e imponeentonces Dios su sentencia: De ahora en adelante serásmaldito, andarás errante y extranjero de esta tierra fértil quese abrió para recibir la sangre de tu hermano, que tu manoha derramado, labrarás la tierra y ella no dará fruto, vivirásfugitivo.Caín dice a Dios, mi castigo es más grande de lo quepuedo soportar, tú me arrojas hoy de esta tierra y me privasde tu presencia. Andaré vagando y errante sobre la tierra,cualquiera que me encuentre me matará, aquí ejerce Caínsu defensa y apela de la sentencia que le fue impuesta.Y Dios escucha y modifica lo que había decretado y dice:Ciertamente, pondré una señal en Caín para que cualquieraque lo halle no lo mate y cualquiera que lo mate siete vecesserá castigado.En este proceso se observa que Dios, aunque actúa comoacusador y Juez y a pesar que conoce los hechos y hasta lospensamientos le da la oportunidad a Caín para que sedefienda al permitirle ser escuchado, el derecho a ser oídoes una garantía magnífica y se debe dar al sub judice, auncuando nada tenga que decir en su propia defensa.Antes de imponer la sentencia se le permite no sólo serescuchado sino que se le muestran las pruebas.Y habiéndole impuesto la sentencia, Caín vuelve a serescuchado y ejerce una especie de apelación y Dios laacuerda y la modifica.Tenemos entonces, pues como en tiempos tan remotos,aquellos en los cuales fue escrito el Génesis, cuando nadahabía avanzado la Ciencia Jurídica, ya se concebía quepara imponer un castigo había que escuchar al encausado,que definitivamente había que probarse su incriminación yque además cualquier castigo podría ser injusto en suproporción y podía ser modificado.
40JULIO BOLÍVARLectores, libros y torpezasILa lectura puede llevarnos a diferentes lugares, nos puedesalvar y también perder. Tampoco es verdad que leer es unaobligación colectiva. Leer es una acción voluntaria. Puedeque después quieras contarle a otro de tus lecturas, oconvertirte en cuentacuentos, esto también es una elecciónparticular. Pero cuando lees se nota. Todo el mundo lee,pero de diferentes maneras. Unos leen las gacetas de loscaballos o la prensa deportiva solamente, a veces sólo seva a los hipódromos, otros leen las estadísticas deportivas olas del hambre o la transparencia en la administraciónpública, otros a Coelho y su literatura de sabiduría mediáticay fácil de digerir, frases de solución instantánea como lasopa en sobre o de pasta china saborizada con cualquierrecuerdo, otros a filósofos tramados como Hegel, haylectores de cuentos y novelas, lectores de Corín Tellado,lectores de García Márquez, o de Coetzee, o esas sutilestramas de Javier Marías, lectores de cuentos dondeaparentemente no pasa nada y todo sucede, como en loscuentos del ruso Chejov o el norteamericano RaymondCarver, lectores de novelas proteicas , pienso en Fernandodel Paso, o en las primeras de Vargas llosa; lectores deTolstoi, o de los cuentos casi perfectos de Hemingway,Cortázar o Ribeyro. También hay lectores de poemasbuscando la poesía como si fuera oxígeno y un díaquedamos deslumbrados ante un poema de R. Cadenas, ode Juan Gelman. Pensativos al dejar a Montejo sobre lamesa, extenuado con Lezama Lima. Hay, como pueden ver,muchos tipos de lectores, todos leemos, así sea elperiódico, hoy menos el impreso que el digital, lectores delinstante como el Twitter 140 caracteres que puedencontener frases geniales o tonterías personales que a nadiele interesan. En estos están miles de páginas asociadas queal abrirlas lees un poco más. Es divertido y además te regalala ilusión de estar informados primero que los demás. En elperiodismo los que tienen las primicias dan el “tubazo” a losotros medios, ahora es más difícil, creo que ya eso no existe.Es una carrera donde todos competimos y todos somosinvisibles. Sólo repito viejos argumentos, pero que pienso,es bueno recordar.IIAhora, dicen, que hay más lectores por Internet, no sécómo se miden los lectores por Internet, y sobre todo que leauna novela entera, leer un memorándum o una carta poresta vía no significa que es un lector. Eso lo hacemos todoslos días, como tomar café. He visto contadores de visitas.Hasta ahí sé. Existen los blogs y páginas donde se publicanentrevistas, ensayos breves y crónicas magníficas, leerestos textos breves, que se refieren a las noticias diarias escomo acercarse a la orilla del río y solo mojarse los pies,digo, muy distinto a leer una novela completa de FedericoVegas o un libro de cuentos de José Pulido, menos uno deesa libros de Sandor Marais, o del escritor de Danubio, elitaliano Claudio Magris, o el estudio de cómo comemos ycomo somos de Miro Popic, o el ensayo sobre la Fábula deuna riquezade Luis José Oropeza, no conozco a nadie quese haya metido a fondo en una novela por Internet, puedeque los hayan, muy bien, han entrado en el mar de unanovela, pero ¿lo hacen como rutina diaria de lector?, o essolo por mostrar que tienen una tablet. ¿Alguien ha leído2666 de Bolaños en un kindle? O Los pilares de la tierra deKen Follet? Por ahí me encuentro a viejos escritores que medicen que si lo han hecho, pero les pregunto por el título y nolo recuerdan. Algo falta y seguro estoy que es esa relaciónfísica y afectiva con un libro de papel.IIIEl lector sigue decidiendo que lee, o dicho en palabras deun lector voraz y profesional como Alberto Manguel enreciente entrevista “El lector sigue decidiendo que es untexto”. Entiendo un texto como algo que vale la pena, esosque de algún modo te cambian sin que nos percatemos.También nos podemos percatar. Veamos que decimos conesto. Si desde hace más o menos seis mil años leemos enuna forma que ha ido cambiando en la medida de que noleemos en tablas de arcilla, sino en papel en forma de libros,incluso la forma electrónica que para seducirnos copia elhojeo del libro, incluso se pueden subrayar, con una luz mástenue para no cansar nuestros ojos. Los lectores de hoy,desde hace un tiempo tenemos la espada de Damoclessobre nuestros ojos y nuestra memoria, de que el librodesaparecerá (desde hace tiempo está desapareciendo)todavía somos en verdad, los que decidimos que es bueno yqué es malo y también el formato en el que leemos. El autor,paciente, espera siempre el veredicto del lector, incluso,antes, en las editoriales, existían, no sé si aun algunapractica este sano método, deciden, los editores, que libroes valioso publicar. Ahora ese trabajo, el del lectorespecializado, lo hacen los editores y cada vez con máspremura, convertidos en correctores. Puede que eso hayapercolado la calidad. También ese criterio, el de calidad esrelativo. Todo depende de la educación que hayas tenido ysus exigencias críticas. Cada día más, gobierna el mercadoy sus necesidades manipuladas por los medios y losadministradores o contables, que en la mayoría de los casosno leen, pero saben que personaje mediático se venderíacomo “pan caliente”. Los editores, aquellos que editabanlibros que creían fundamentales editan libros que no leeránjamás. Esta es la tragedia, solo tiene un trabajo. De hecho ,esa figura está desapareciendo, los libros vienen como unaformula, textos que ayudan a pensar menos y consejos decómo tal o cual figura llegó a ser lo que en su carrera porllegar más lejos que la otra estrella fugaz, que pudo habersido cualquiera , que atrevido, llegó a los medios, a través decualquier método. Ahora dan consejos. Creo que en la
41clasificación de los libros hay esa; libros estrellas, perofugaces, libros que se agotan en varias ediciones enmenos de un año, al año siguiente vendrá otro lobo y secomerá a este que ya no tiene nada que decir. Lo trágicoy lo real es que este tipo de libro son los que dan decomer a las editoriales.IVEntonces la pregunta que nos queda de nuevo es: quées leer. Siempre pensamos que apenas somos lectores;Borges se enorgullecía por lo que había leído, (siemprerepetimos la frase del argentino, como un mantra quenos lleve sólo a releer). Obviamente lo que uno lee es loque hace que escribas o reescribas, tal vez, lo más quepodemos llegar, creo yo, a ser es ser mejores lectores,en el sentido de ser consistentes con la lectura diaria. Noes tan sencillo crear el espacio para la lectura sosegadaque te ayude a pensar sobre algún tema o preocupación,leemos a salto e' mata, como se dice, algo salteado,terminamos algunos libros, es verdad, pero escoger unlibro importante, un libro que nos ayudará a pensar es locomplicado. De hecho algunos autores a los quequeremos por los que nos ha dado, al final de sus vidasliterarias nos decepcionan.Para que leemos entonces, si no sabemos todavía quées la lectura, como concluye Manguel en su entrevista,no sé, pero en algunos casos, algunos personajes noenseñan que la lectura te salva o te enloquece, como enel Quijote, o en el casos de los libros o la lectura de ellos,dependen siempre del entorno donde se lea, de allí unainterpretación. Un poema erótico es diferente leído en unprostíbulo que en la clase de literatura, allí el ejemploclaro del sentido de la lectura, puede que sirva para eso,solo para diferenciar el efecto de la misma dependiendodel entorno.VLeemos y acumulamos imágenes. Ellas nos hacen másserenos ante la vida o más estoicos. Al final la lecturasigue siendo un misterio. Puede que por ello hay ferias yfestivales de libros, no ferias de blogs, o de lectores porInternet. Más concursos literarios, en los que Internetsolo es un canal que sirve para el envío de originales ydivulgación. El poder que nos da, también nos puedeexcluir. Pienso en la escena confusa del último domingode noviembre pasado en el Festival de lectura deChacao. El intento de tomar la calle se convirtió en unaamenaza contra los que visitaban la plaza para buscarlibros o contactos con autores. La amenaza diluyó esaposibilidad, qué habrán pensado al leer la noticia en susteléfonos y en la prensa al día siguiente; ¡logramos elobjetivo! ¿Cuál objetivo? Seguir siendo pichones dehéroes que nadie admirará ni siquiera en un cómic otontos útiles del deseo oculto de algún político quequiere ser alcalde. Precisamente cuando es más difícilhacer más libros en el país. Nadie ha olvidado lo quepasó en febrero del 2014; pero seguir insistiendo con lamisma forma de lucha parece torpe.
42Primera GuerraMundial: Un siglo.Luis Eduardo Cortés Riera.Las famélicas manos de Gavrilo Princip no podíanimaginar que al disparar su pistola Browning sobre lahumanidad del archiduque Francisco Fernando,heredero de la corona del Imperio Austro Húngaro, seiba a desatar la más larga, pavorosa y destructiva guerraque la humanidad hubo de conocer hasta entonces,pues se inició con tal atentado en Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, el 28 de junio de 1914, y habría determinar el 9 de agosto de 1945 con el bombardeoatómico de dos indefensas ciudades japonesas por losEstados Unidos: Hiroshima y Nagasaki.Como habrán notado, he realizado un cambio decisivoen el análisis del conflicto, pues se considera desdeahora que tanto la Primera como la Segunda GuerraMundial constituyen un único enfrentamiento que duró31 años. Este enfoque se lo debemos al más eminentehistoriador del siglo XX: el británico Eric Hobsbawm(1917-2012), de quien tomo las ideas más importantespara escribir esta nota. Habla este historiador marxista,fundador de la revista Pasado y Presente, del “cortosiglo XX”, pues según sostiene, se inicia en 1914 yfinaliza con el colapso de la Unión Soviética en 1991.¡Un siglo de apenas 77 años!Estas ideas tan lúcidas como audaces estáncontenidas en su libro Historia del siglo XX. 1914-1991,Crítica, 1994, 616 páginas. Allí habla de la época de laguerra total, un conflicto en el cual el gran edificio de lacivilización del siglo XIX se derrumba. 1914 inaugura laera de las matanzas y de la barbarie a gran escala,estimuladas hasta el horror por la ciencia moderna:gases venenosos, tanques de guerra, aviones,submarinos. A diferencia de otras guerras anteriores,impulsadas por motivos limitados y concretos, laPrimera Guerra Mundial perseguía objetivos ilimitados.Solo se podía contemplar la victoria o la derrota total.Ello se entiende porque el conflicto se desarrolla en laera imperialista, en donde por vez primera en la historiase produce la fusión de la política y de la economía, loque hoy no nos sorprende. La rivalidad políticainternacional se establecía en función del crecimiento yla competitividad de la economía, pero el rasgocaracterístico era precisamente que no tenía límites.Alemania aspiraba a desplazar a Gran Bretaña comopotencia política y económica y este enfrentamientocobró dimensión planetaria. Era el todo o nada,sentencia Hobsbawm.Era pues un objetivo absurdo y destructivo que arruinótanto a los vencedores como a los vencidos. Precipitó alos derrotados en la revolución, como la Rusiabolchevique en 1917, proceso liderado por Lenin, y a losvencedores en la bancarrota y en el agotamientomaterial: la Gran Depresión de 1929, que sumió almundo capitalista en un desempleo aterrador y unahiperinflación pavorosa, sobre todo en la Alemania de laRepública de Weimar.Todo lo cual provocó el ascenso de los regímenesautoritarios en España, Italia y Alemania. El fascismo, ysobre todo el nazismo, buscaban la venganza tras laimposición del que consideraban el odioso Tratado deVersalles en 1918. Pronto se agregaría Japón y estabamontada la continuación de la guerra en la era de losimperialismos. Este conflicto unió a liberales ycomunistas para derrotar la alianza nazi-fascista, quetenía objetivos políticos, como en la guerra de 1914-1918, ilimitados. Cualquier alianza antifascista,comprendieron las democracias occidentales, Inglaterray Francia, debía incluir a la Unión Soviética.El año 1941 es clave para entender la guerra, puesEstados Unidos entra al conflicto empujado por elataque a Pearl Harbor, y Hitler invade a la UniónSoviética, lo cual inclinará la balanza a favor de losaliados: se desmorona el Tercer Reich en 1945. Es eltriunfo de los valores de la Ilustración y de la era de lasrevoluciones. La Unión Soviética obtiene un inmensologro al derrotar a Hitler y, paradójicamente, salvar a lasdemocracias capitalistas de Europa occidental, suenemigo jurado, cuestión que se olvida con demasiadafrecuencia.De las ruinas de la guerra emerge otro conflicto, laGuerra Fría, la cual enfrenta económica, social eideológicamente al capitalismo con el llamadoSocialismo Real, rudo, brutal y dominante, conflagraciónque finalmente gana ampliamente EEUU y sus aliados,Alemania y Japón, económica y tecnológicamente muyen 2012 para hablar del “siglo corto”. Genial, señorHobsbawm.superiores, pues la Unión Soviética“implosionará” tras la caída del Muro de Berlín en 1989,con la consecuente disolución del Socialismo Real en1991, dejando en el escenario mundial un únicosuperpoder: los Estados Unidos.El siglo XX, un siglo de apenas 71 años que pone enevidencia que el tiempo histórico es diferente al tiempocronológico, base teórica en la que se fundamenta estehistoriador recién fallecido.l
43Julio CortázarReencuentros con Samuel PickwickUn humorista cuyo nombre se me olvida, por razonesque acaso Freud conoce, dijo que un prólogo es algoque se escribe después se pone antes y no se lee niantes ni después.A riesgo de correr tan amarga suerte, me abandono alplacer de una presentación que sé esencialmente inútilfrente a una de esas obras que vuelven el mundo mássoportable y divertido, cualidades cada día másnecesarias pero que una parte capital de la literaturacontemporánea deja de lado por razones no menoscapitalesSi el humor es esa ilógica y admirable capacidadhumana de hacer frente a la sombra con la luz no paranegarla sino para asumirla y a la vez mostrarle que nonos dejaremos envolver por ella. Los papeles póstumosdel Club Pickwick valen como uno de esos rarosreductos donde el humor se concentra hasta lograr unamáxima tensión y una jubilosa eficacia. Traducido atodas las lenguas imaginables forma parte de esaliteratura que no se menciona casi nunca en lasdiscusiones trascendentales pero que ocupa un lugarinamovible en la biblioteca del recuerdo en esesedimento de la infancia y la adolescencia que loscríticos suelen dejar de lado para ocuparse deinfluencias y corrientes más grávidas. Como lospersonajes de MarkTwain y Lewis Carroll, las imágenes y las aventuras deSamuel Pickwick y sus amigos son el trasfondo inicial demuchas vocaciones literarias valen como intercesoresentre la áspera vida que espera en el umbral de laadolescencia y la certeza interior de que el reino de loimaginario no se detiene ahí y puede seguir llenando degracia y de ternura nuestro paso por las cosas y losaños.Por todo eso quisiera mostrar a una generación másjoven que la mía por qué y cómo siento a Pickwick tancerca de mí lo más probable es que mi especial relacióncon su mundo se haya dado o se dará en casi todos suslectores y por eso no vacilo en entrar en lo autobiográficoallí donde resulta imposible hablar de una obra literariasin esa, temprana participación personal que domina enla infancia y en la primera juventud cuando leer es vivirlos sueños ajenos con la misma fuerza y la mismafascinación que los sueños propios.No escribo esto como crítico sino como un fielenamorado participante del mundo pickwickiano, comoalguien que a lo largo de su vida ha tornado y retornado aesas páginas que tienen la misma magia de tantasciudades o paisajes a los que se regresa por nostalgia,por un irresistible llamado a volver a ver a volver a sereso que se fue en otro tiempo y otra edad.Quienes me conocen no se extrañarán de que el azarhaya tenido alguna intervención en lo que estoyescribiendo. Hace unos meses entré en esa recurrentenostalgia de Pickwick que me asalta cada tantos añospero no tenía tiempo para leerlo con calma y dejé irse losdías sin decidirme a empezar algo que seríainterrumpido a cada momento. Justamente entonces vien una librería una nueva edición anotada que noconocía y comprendí que el signo estaba dado y que lahora había sonado. Lo que sonó además fue el teléfonocasi al día siguiente con una invitación de los amigos delCírculo de Lectores para que les prologara esta nuevaedición española. Como tantas veces en mi vida lacasualidad se volvió causalidad y aquí está el efecto. Mirelectura de Pickwick (y van…) se hizo dentro decondiciones privilegiadas pues además de seguir eltexto en una edición que tiene el encanto adicional deexplicaciones y aclaraciones a veces necesarias ysiempre divertidas lo leí con una participación másprofunda que nunca ahora que debía precederlo conestas páginas en su versión española Y la próxima vez -ojalá el tiempo me alcance todavía, ojalá una vez máspueda yo entrar con los alegres caballerospickwickianos en cualquiera de las posadas dondeesperan la risa el ron y las chisporroteantes chimeneasdonde todo puede suceder y todo va a volverse cuento,sueño y bien ganado fin de capítulo.Apenas abrí el libro fue el vertiginoso salto atrás desiempre, mi regreso a la primera lectura de Pickwick enespañol en una época que ya no alcanzo a situar. Piensoque debía tener once o doce años cuando me cayó enlas manos la edición de Sáenz de Jubera quedesgraciadamente se quedó en alguna biblioteca deBánfield o de Buenos Aires ya para siempre fuera de mialcance. En esa colección de gran formato y textos adoble columna con horrendas tapas ilustradas a todocolor figuraba la mayoría de los autores que devoré enesos años y cuyos méritos variaban vertiginosamenteaunque mi hambre de lectura no estableciera mayoresdiferencias entre Victor Hugo y Eugenio Sue o entreWalter Scott y Xavier de Montepin. Si aun tuviera a manoese Pickwick podría dar detalles sobre la traducción quesupongo tan desenvuelta e inescrupulosa como muchasotras en la misma serie. Si por ejemplo Dostoievskiproducía la penetrante impresión de haber pasado delruso al francés y de ahí a Sáenz de Jubera con lasconsecuencias imaginables, la novela de Dickens habíasufrido interesantes transformaciones empezando porla supresión del primer capítulo que el traductor debióestimar poco divertido y siguiendo por el título que semetamorfoseó en Aventuras de Pickwick.En esa época vi cosas todavía peores, por ejemplo unat r a d u c c i ó n d e M a r k Tw a i n q u e s e l l a m a b ajacarandosamente Las aventuras de Masín Sawyer. Sitraducir es en cierto sentido recrear, aquello era unarecreación en el sentido más jocoso de la palabra.¿Pero qué importaba? Doce años por un lado y por el
44otro el genio de un escritor capaz de atravesar todas lasbarreras idiomáticas: el encuentro fue tan fulminantecomo maravilloso y el mundo de mi familia y mis amigosentró de inmediato en una penumbra sin el menorinterés a tiempo que Samuel Pickwick y Sam Weller,Jingle y Winkle, Snodgrass y Tupman, Arabella Allen yBob Sawyer irrumpían en mi presente con una alegría yun deslumbramiento que más de un siglo de vida no hapodido empañar. Miro distraídamente tres líneas arriba yreleo mi enumeración de varios personajes masculinosy de una sola mujer, enumeración reveladora porque asíme llegaron a los doce años cuando entre la nutridacohorte de los pickwickianos y sus amigos la imagenapenas esbozada de Arabella Allen me enamoróprofundamente y asumió una importancia que comoacabo de verificarlo en estos días no merece enabsoluto. Interesante desde luego como verificación delas diferentes lecturas de un texto y de los muchoslectores que se suceden en un mismo lector ¿Cómovería yo a lady Rowena si volviera a recorrer las páginasde Ivanhoe, a Cosette si me animara a meterle ojo a LosMiserables?Cuando fui capaz de leer en inglés busque Pickwickinmediatamente después de los cuentos de Edgar AllanPoe. Sentía como una deuda moral, una necesidad deconocer cara a cara lo que sólo se me había dado desdeun espejo no siempre bien azogado. Comprendíentonces los problemas prácticamente insolubles queplanteaba la traducción de un lenguaje como el de losWeller padre e hijo y de los espasmódicos discursos deAlfred Jingle, entre millares de otras dificultades. Pero ala vez me di cuenta de que la enorme y constanteebullición vital que emana de los personajesdickensianos era capaz de saltar cualquier barreraidiomática y llegar al lector con una fuerza apenasdisminuida.Confieso que me cuesta hablar de literatura conamigos que no leen el inglés porque me abruma lo quehan perdido en ese ámbito de las letras, por suertePickwick es una de las excepciones más consoladorasasí como en el otro extremo Alice in Wonderland siguedesafiando con su suave insolencia a los traductoresmás avezados.Casi da miedo pensar que Pickwick pudo ser unfracaso pues las condiciones en que fue imaginado yescrito distaban de ser favorables. El autor, que sólotenía veinticuatro años y muy poca experiencia literaria,aceptó el peligroso desafío de iniciar un libro deaventuras cómicas para el que un célebre ilustrador dela época había preparado ya una serie de grabados enlos que aparecían personajes que Dickens deberíahacer vivir en la palabra; por si fuera poco era precisoentregar una cuota fija de capítulos para su publicaciónen forma de fascículos como se estilaba en la época.Contra estas circunstancias que eran otros tantoschalecos de fuerza, Pickwick nació como si Dickenshubiera tenido todo el tiempo y la veteranía necesariospara hacer lo que le daba la gana y la irresistible fuerzade su invención y su humor dominó el terreno desde elprincipio; a las pocas páginas el autor era el único dueñode la situación y la alegría de su libertad se tradujo en untorrente de personajes entregados a las aventuras másextravagantes. Si algo fascina al lector desde elcomienzo es que también él se ve convertido deinmediato en un miembro del club Pickwick y su lecturaes una constante y agitada participación visual y auditivaen los acontecimientos.Contrariamente a la mediatización tan frecuente en lasnovelas del siglo XIX en las que cuidadosos preámbulosy minuciosas descripciones parecen decirnos “no olvideque yo soy el autor y usted el lector”, Pickwick nos lanzacasi de inmediato a las calles de Londres y sinexplicaciones paternalistas nos invita a subir al mismocoche en el que está trepando Samuel Pickwick pararegocijarnos de entrada con el diálogo entre el pasajeroy el cochero a propósito del caballo. Este ritmo sólo seromperá de cuando en cuando por la intercalación derelatos independientes casi siempre dramáticos otrágicos pero precisamente por eso la reanudación delas aventuras pickwickianas se vuelve aún másdinámica. Dickens fue siempre un maestro en el arte deritmar sus novelas como un músico gradúa y alterna losr i t m o s d e u n a s o n a t a p a r a e x a l t a r n o s p o rcontraposición. Sin duda esta rápida entrada en materia,esta invitación tácita a mirar lo que pasa en el escenariocomo si estuviéramos en él y no en la platea tradicionaldel lector es lo que hace de Pickwick un favorito de lainfancia y la adolescencia. A esta participación nadaceremonial se suman otros encantos; paradójicamente,la obligación peligrosa de entregar un capítulo tras otroal editor le da a Pickwick un desarrollo temporal muyparecido al de la infancia poco atenta a un futuro que noforma parte de sus preocupaciones y sólo interesada enque el presente se despliegue en toda su riqueza yvariedad. En ese sentido el joven lector y el ya ancianoPickwick son una misma persona pues ambos viven unahora permanente, por eso el final de cada aventuratragicómica es como el cierre de un día y el preludio delsiguiente sin la menor responsabilidad ni cuidado portodo aquello que tanto pesa en la conciencia del pasadoy del futuro de un adulto normal.La crítica ha querido ver en Samuel Pickwick y sucriado Samuel Weller una versión -quizá unaderogación- de don Quijote y Sancho Panza. Como elhidalgo manchego, Pickwick tiende a lanzarse aaventuras perfetamente descabelladas como suescudero Samuel Weller hace lo que puede por traerlodel lado del sentido común ¿Por qué no si esosacercamientos y similitudes son uno de los grandesencantos de la literatura? Incluso se ha hecho notarcómo Pickwick, al igual que Alonso Quijano, comienzacomo un extravagante inofensivo para terminariluminado por una madurez y una sapiencia que reflejancasi míticamente el itinerario iniciático y el arribo a lacima de toda vida humana bien vivida. Pero desde luegolas semejanzas no van más allá de las grandes líneasgenerales en las que también podríamos hacer entrar aotros personajes análogos como Parsifal o Frodo. Yademás, franqueza obliga, las aventuras de Pickwickque más se fijan en nuestra memoria agradecida son
45aquellas en las que el amable caballero brilla por sutontería, su ingenuidad y su buena fe, así como ciertosmolinos de viento giran incansablemente en nuestrorecuerdo que en cambio guarda muy poco de los sabiosdiscursos del caballero de la Triste Figura al término desu vida. Somos lo que somos: si el Pickwick del finalaparece como más noble y más digno, el que vivirá másen nuestra memoria es aquél que después defranquear insensatamente los muros de un pudorosopensionado de jovencitas se ve enredado en unasituación tan equívoca como hilarante, es aquel que seingeniará para quedar entre dos regimientos decaballería en maniobras que se aprestan a lanzarse arienda suelta el uno contra el otro. En el fondo laverdadera razón de la persistencia de Pickwick está enque nos devuelve a la alegre inocencia de la infancia sinética y sin maldad al mismo tiempo Y el deseo periódicode releerlo viene, creo, del inconsciente deseo debeber en él como en la fuente de Juvencia; lo queesperamos y deseamos es el absurdo delicioso detantas aventuras pueriles en un mundo de adultos, sufinal no es más que el resignado reencuentro connosotros mismos y cerrar el libro vale como el gestomelancólico de ponernos una vez más la corbata antesde volver a nuestro trabajo cotidiano.Mirándolo con seriedad, Pickwick condensa, comotodos los libros de Charles Dickens y de suscontemporáneos, la moral considerablementeestrecha de su tiempo. El recato, el pudor, la ausenciade fisiología y de sexualidad, las buenas costumbres ylos valores burgueses condicionan rigurosamente lasconductas y los discursos de los personajes, incluso del o s m a l v a d o s q u e t e r m i n a n c a s i s i e m p r earrepintiéndose o son castigados como corresponde,con la sorprendente y casi gratificante excepción deDodson y Fogg, los abogados por cuya culpa el señorPickwick conocerá la prisión por deudas y elsufrimiento. Una parte de la crítica moderna hainsisitido en denunciar este universo novelescoconvencional que poco corresponde en realidad a lasconductas y valores privados de los ingleses y deDickens en persona a principios de la era victoriana. Sinembargo, este tipo de crítica, que de alguna maneraconsiste en pedirle peras al olmo de la literatura,siempre me ha parecido inconsistente. Lo queconsidera hipocresía es en el fondo un hábil acuerdotácito y táctico entre autor y lector en el que ninguno delos dos se engaña ni es engañado; la hipocresía es sólorelativa puesto que deja abiertas las entrelíneas de laliteratura para aquellos que sepan leer. En el terreno delos sentimientos amorosos, por ejemplo, Dickensaplica todas las convenciones de su tiempo -comonosotros las del nuestro, dicho sea de paso-. Así lasjovencitas se sonrojan apenas un caballero las mira yproceden a desmayarse tan pronto escuchan unaalusión matrimonial; calidad de lenguaje aparte, lospúdicos galanteos de alguien tan refinado comoSnodgrass o Winkle no se diferencian en nada de los deun individuo tan rústico y directo como Samuel Weller.Madres, esposos, hijos y tías cumplen estrictamente elpapel que la sociedad espera de ellos. Y sin embargo,el pacto secreto está muy claro entre el autor y el lectory no es necesario que busquemos demasiado lo quelos contemporáneos de Dickens entendíanperfectamente. La mejor prueba la da el mismoPickwick, cuya edad y condición social lo colocan almargen de toda preocupación galante, pero que envarias ocasiones (al lector le encantará verificarlodurante la lectura) aprovecha circunstanciasfavorables para mirar de una manera muy especial aalguna tímida doncella o besar con más intensidad dela necesaria a una joven desposada. Se ha dichoasimismo que la fidelidad de Samuel Weller hacia suamo, que lo lleva a posponer su matrimonio para cuidarde él, refleja demasiado la visión de la clase dominantesobre su servidumbre. ¿Por qué en ese caso conozcoyo a más de una persona que en pleno siglo veinte hapreferido renunciar a su vida personal por los mismosmotivos? Si Dickens mira oficialmente el mundo conuna mirada de señor, otro Dickens lleno de humor eironía pone en sus personajes más sencillos unanotable capacidad de crítica; basta escuchar lo que elmismo Sam Weller dice más de una vez sobre Winkle, eincluso sobre su propio amo, a quien tiene que protegercontra su irrevocable tendencia a la tontería. Loconvencional no es tan hipócrita en Pickwick, y si hoynos duele una visión social en la que ricos y pobresparecen destinados a serlo eternamente por un decretodivino, ¿cómo no admirar que Dickens dedique más deun centenar de páginas a describir, con detalles de unrealismo digno de un Oliver Twist o de un DavidCopperfield, el infierno de la prisión por deudas queinnumerables veces denunciará como una de laspeores lacras del sistema social de su tiempo?En su clásica historia de la literatura inglesa, GeorgeSampson dice de Pickwick que “su vasto y vigorosomundo con sus trescientos personajes y sus veintidósposadas creado por un joven de veinticuatro años esuno de los milagros del arte literario”. ¡Vaya si escierto!Y cuánto humor dickensiano tiene esacaracterización global a base de un recuento de figurasy de albergues. Por cosas así Pickwick nos incorpora asu territorio de la misma manera que lo hace la vidarodeándonos de una infinidad de contactos personalesen los más diversos lugares imaginables y tambiéncomo la vida se esfuma en un sentido mientras seahínca en otro en ese extraño teatro de la memoria quearchiva determinadas imágenes mientras abandonalas demás al olvido. Apenas pasamos dos o trespáginas sin que aparezcan nuevos personajes queademás proceden casi de inmediato a trepar a coches ydiligencias para trasladarse de un lugar a otro yconocer, junto con nosotros, a nuevos amigos oadversarios. Un diluvio de abogados, policías,cocheros, políticos, jueces, propietarios ruralesdotados de abundante familia, carceleros, truhanes,criados y viejísimas aunque majestuosas abuelas y tíasentran y salen de la escena con una misma truculentaanimación desbordante, como si el mero paso delseñor Pickwick y sus tres amigos provocara un casiinstantáneo pandemonio. Y sin embargo, puesto que elmundo de Dickens es aquí la vida misma, no tardamosen elegir a nuestros amigos o adversarios personalesmientras el resto entra muy pronto en la penumbra.
46Cada lector tendrá como siempre sus favoritos y en micaso he dudado entre las dos maravillosas figuras deSamuel Weller padre e hijo para finalmente escogerotra de la que hablaré después. El genio dickensianologra con los Weller un milagro de presencia física yespiritual que no creo tenga ningún otro personaje dellibro aunque enfrenten rivales tan peligrosos yadmirables como Alfred Jingle, Bob Sawyer y José, elmuchacho gordo, extraña y casi misteriosa criaturaesta última que nos hace reír a la vez que nos inquieta.Pero además hay que pensar en las veintidós posadasde que habla Sampson, porque otro de los milagros dellibro es la fuerza y la intensidad de los lugares y losescenarios, algo así como super personajessilenciosos envolviendo la locuacidad de los otros.Cada albergue, cada casa de campo, cada celda de laprisión por deudas, alcanza inmediatemente unapresencia para lo cual Dickens nonecesitó dar demasiados detalles. Su rápida precisa ydiferente visión de los salones de cualquier posada, delos patios del relevo de las diligencias, de la finca de losWardle o del estudio de los abogados Dodson y Fogghace pensar en los grabados de Daumier o de Hogarthesbozando ambientes parecidos.Para lograrlo, Dickens integra casi simultáneamentela vida en cada escenario como en esas piezas deteatro en las que al alzarse el telón hay ya personajesen pleno movimiento. Los lugares asumen así unapersonalidad especial, una atmósfera que no tienenada del decorado frecuente en las novelas de la épocacon sus amos y criados, sus viajeros rodeando el fuegodel salón o bebiendo junto a la chimenea de losalbergues, sus parejas enamoradas en los bailes y lasglorietas, sus excursionistas saliendo a cazar o abatirse en duelo, sus hoteleros, sus abogados y susgendarmes, cada lugar está vivo y habitado como lasala o el café donde ahora estamos leyendo el libro y esp o r e s o q u e c o n t a n t a f a c i l i d a d p a s a m o simaginariamente de los unos a los otros.Cada vez que a lo largo de la vida empecé a sentir lanecesidad de releer Pickwick, me interrogué sobre cuálde los personajes me estaba llamando con más fuerzaa esa nueva cita. La respuesta fue instantánea: Jingle.Curiosamente, Jingle está lejos de llenar páginas con lamisma abundancia que los Weller o la pequeña familiapickwickiana. Entra impetuosamente en el segundocapítulo, reaparece un par de veces y sólo hacia el finalsu espectro -pues poco queda ya del verdadero Jinglesurgeante Pickwick mientras este explora elmelancólico infierno de la prisión por deudas. Pero asícomo en mi infancia me atrajo amorosamente la figuramás que diluida de Arabella Allen, la encantadoradesvergüenza de Jingle debió marcarme para siempre(mal ejemplo, hubiera dicho mi tía de saberlo) y es a suconjuro que siempre he vuelto a abrir el libro y a esperarimpacientemente el momento en que se precipita enplena refriega y salva a Pickwick y a sus amigos de lapaliza que se disponen a darles los cocherosenfurecidos. Se me ocurre también que quiero a Jingleporque nos da la única referencia a España en un librotan irremediablemente británico y que eso pudo ser otromotivo de fascinación en mi primera lectura. Despuésde sostener que las mujeres españolas son más bellasque las inglesas, afirma que conquistó a miles de ellassuperando como se ve el famoso record de “mil y tres”del Don Juan de Mozart, tras de lo cual pasa a narrar suidilio con doña Cristina y el drama provocado por laintransigencia de su padre, un grande de España queresponde al increíble nombre de don Belaro Fizzgig.Con cosas así era fácil que Jingle no solamenteembaucara a los inocentes pickwickianos, sino a loslectores como yo jugando la carta de la imaginaciónpura frente a los que tienden a no ver más allá de susnarices.En Pickwick sólo un personaje podía hacer frente aJingle e incluso vencerlo en el terreno de lo imaginario,pero curiosamente Dickens impidió ese combatemental entre Samuel Weller y su digno rival. Esto lleva apensar cómo la fuerza y la presencia vital de lospersonajes invitan a cualquier lector a concebirencuentros y combinaciones que no figuran en el libro.Bob Sawyer, por ejemplo, es otro que hubieraprovocado admirables enredos si en vez de serdesplazado inmerecidamente por Winkle en el corazónde Arabella Allen (también me desplazó a mí, dicho sead e p a s o ) , e l n o v e l i s t a l o h u b i e s e m e t i d oimpetuosamente en cualquiera de las innumerablessituaciones en las que medio mundo salía más tonto omás incorregible que antes.¿Qué decir sobre Sam Weller que él no haya dichomejor? A su manera indirecta y metafórica, de todos lospersonajes de Pickwick es el que más se refiere a símismo, no por pura vanidad, sino por riqueza interior,fantasía desbordante y esa joie de vivre que nos lovuelve irresistible. Claro que cuando se conoce a supadre se da uno cuenta de donde le vienen esascualidades; en la inmensa farándula de personajes acuál más exuberante, los Weller padre e hijosobrepasan a todos porque nadie es capaz de mayornaturalidad en la truculencia, de mayor fuerza en laexpresión de los sentimientos y las conductas.Pickwick no hubiera llegado muy lejos en sus aventurassin el providencial ingreso de Sam en su vida, mientrasque éste hubiera encontrado su camino en cualquiercircunstancia sin perder su manera de ser y su libertadprofunda. Precisamente ahí está su grandeza, porquecuando renuncia a la independencia para dedicarse acuidar a su amo envejecido y ya un poco chocho (queno nos oiga ninguno de los dos), Sam nos da la mejorlección de libertad personal imaginable. Se quedaporque le da la gana, como dijo el viejo cuando lepreguntaron cómo era que le faltaban todos los dientesmenos uno; es el tipo de respuesta que Sam hubieradado a cualquier preguntón, aunque con mucha másgracia.Se habrá visto que estas impresiones más subjetivasque críticas se fundan en una temprana lectura dePickwick que las condiciona con una fuerza a la que nopuedo ni quiero resistir. Por eso me resulta difícilimaginar la relación de un lector adulto en años y enlecturas y nada me extrañaría que sea muy diferente dela mía. A esta altura de la historia contemporánea todos
47nos sentimos como el Viejo Marinero de Coleridge, mástristes y más sapientes, y libros como Pickwick, Los tresmosqueteros o Huckleberry Finn, pueden tropezar hoycon la impaciencia y hasta el desdén. Me parece triste quetanto la crítica como el lector tiendan muchas veces -sindarse clara cuenta- a jerarquizar la literatura a base deparámetros exclusivamente modernos y a establecer susopciones por motivos que en el fondo tocan más a la éticaque a la estética. Como ejemplo deliberadamenteexagerado, nadie duda de que un Dostoievski nospropone un mundo harto más complejo y trascendentalque un Dickens, pero el error empieza cuando una lecturade Dickens puede malograrse total o parcialemente por elpeso que ejerza en la memoria cultural la lectura delnovelista ruso. Es un hecho que la búsqueda de verdad yde profundidad en la novela moderna parece alejarnoscada vez más del puro placer narrativo; casi nada secuenta hoy por el encanto de contarlo, pero tal vez por esocuando en nuestros días surge nuevamente un grannarrador hay como un inconsciente reconocimientoagradecido de ese arte esencialmente hedónico y libroscomo Cien años de soledad encuentran millones delectores apasionados exactamente como los encontraronCharles Dickens y Alejandro Dumas en su tiempo.Voluntaria o no, esa admisión por parte del lectormoderno me parece no sólo saludable, sino prueba de quela balanza literaria actual está excesivamentedesequilibrada. ¿Cuántas veces me habrán reprochadoque en vez de insisitir en los aspectos más dramáticos demi mundo novelesco me haya dejado llevar por la alegría yel desenfado? Nunca me he sentido culpable de hacerloporque Dimitri Karamazov no puede matar en mí a SamuelPickwick, de la misma manera que Pickwick no podráhacerme olvidar jamásla presencia apocalíptica de losKaramazov en nuestra vida y nuestra historia.Simplemente me gustaría contribuir a una especie deliberación moral de esos lectores que creen de suresponsabilidad consagrarse a la literatura profunda,rellénese esta palabra como se prefiera. Apunto auna dialéctica de la lectura que debería ser también unadialéctica de vida, una pulsación más isócrona de labúsqueda y el gusto del conocimiento y el placer mejorajustada a todo eso que tenemos tan al alcance de la manoque casi no lo vemos: el gran latido cósmico, el diástole y elsístole del día y de la noche, del flujo y el reflujo del océano.Querido señor Picwick:¿Qué hubiera pensado usted de lo que acabo de escribir?¿Su proverbial cultura y su gran cortesía no se hubieranopuesto a recibir estas páginas de mi mano como tantasveces y en tantas posadas o salones recibió manuscritosque luego leyó a la luz de un candil, después de habersepuesto su camisón y su gorro de dormir? Incluso le diría,para facilitarle la tarea en caso necesario, que sugenerosidad en esa materia no siempre se viorecompensada con una buena lectura, pues los relatosintercalados en los distintos momentos de sus viajes estáncasi siempre por debajo de todo lo que usted y sus amigosme han dado a lo largo de sus admirables aventuras (conla excepción del Manuscrito de un loco,que debió influirnada menos que en Edgar Allan Poe). Por eso si el sueñole llega antes de la última palabra, ni usted ni yo nospreocuparemos demasiado; sabido es que la buenaliteratura no le está dada a todo el mundo. Quiero creer,con un optimismo que muchos amigos me reprochan, quealgunas de las cosas que he dicho merecerán suaprobación. Usted es todavía más optimista que yo alpunto que también sus amigos han debido reprochárselo ypienso que en el fondo lo que buscan decirnos es quesomos tontos. Pero a mí no me pareció nunca una tonteríaque usted dicidiera servir a los altos intereses culturalesdel club Pickwick lanzándose a los perceptibles riesgosque entrañaban los coches y sus cocheros, las posadas(donde nunca estaba excluida la horrible posibilidad demeterse por error en la habitación de una señora sola) y elencuentro con personas que, como tantas veces ocurre,eran truhanes bajo la apariencia de caballeros oabogados. Su perfecta autodefinición, la de observador dela naturaleza humana, no solamente le valió al clubPickwick uno de los más ricos archivos en la materia, sinoque millones de seres humanos de todos los países delmundo han mirado junto con usted y gracias a usted esacomedia humana cómica que sigue bullendo infatigable ennuestra memoria.Como todos los personajes de los grandes libros, ustedtiene el don milagroso de atravesar el tiempo y estarpresente entre nosotros; lo que cada lector piensa deusted traduce de alguna manera lo que usted hubierapensado de él. Quienes lo encuentran absurdo einconsistente se desnudan ante usted como carentes porcompeto de humor y de generosidad vital; los que loestudian lupa en mano para ahondar en suscircunstancias históricas o sociológicas, hubieran sidoinmediatamente designados miembros correspondientesdel club Pickwick. Por mi parte, yo lo veo como un altoejemplo de humanidad, en el sentido de quien reduce lomás posible su natural egoísmo para entregarse a lacontemplación multiforme y generosa de sus semejantes;y si muchos de los más grandes autores literarios riquezade sus novelas mayores; usted anuncia David Copperfieldy Oliver Twist, muestra alegre e inocentemente el caminode Grandes esperanzas y de Dombey e hijo.Por cosas así quisiera decirle que usted ha sido uno demis mejores maestros imaginarios y que, en esa época enque las normas sociales buscaban hacer de mí un entesatisfactoriamente racional y utilitario para mayorprovecho del orden estatuido y los principios vigentes,usted entró en la gran sala de clase de mi vidatropezándose contra una pared, equivocándose depuerta, tomando gato por liebre y ocasionando las peoresconfusiones para usted mismo diversas señoras y la granmayoría de sus amigos y admiradores. Sin esperar mássalí en su seguimiento y no he cesado de hacerlo desdeentonces porque usted, para quien la poesía no pareceexistir, me la mostró con su conducta; usted, la seriedadpersonificada, me introdujo para siempre en el mundo delhumor; usted, que nada tiene de soñador puesto que esuna mente científica capaz de descubrir misteriosaspiedras con jeroglíficos y otros enigmas científicos, memostró el camino de la luna y el encanto de ir de un lugar aotro sin la menor finalidad razonable.Por todo eso, querido señor Pickwick, le estoy dando hoylas gracias (Reuters).
48Capítulo No 1 de la novela de Juan Páez Ávila, a solicitud de profesores y alumnos de la UPELVIAJE A LA INCERTIDUMBEEN BUSCA DE ISANoches prolongadas de insomnio. La sombra de Isacaminando entre fusiles, sostenidos firmemente por lasmanos de sus compañeros de armas, hacia un improvisadopatíbulo en el piedemonte de la Cordillera Andina. ¿Por qué?Una luz brillante comenzó a penetrar por la ventana, llegabaotro día, y antes de que volviera la noche pensé que sumuerte podría ser un rumor de la montaña, y comencé adudar acerca de la veracidad de su desaparición de unmundo que nos había deparado los mejores momentos delamanecer. Decidí ir a buscarla en las montañas de El Fraile,lugar desde donde fechaba las cartas que me había enviadoy al que yo le contestaba, sin saber si existía o si era unaclave para despistar ante una posible intercepción de nuestracorrespondencia. No sabía quién la traía ni quién la llevaba,yo recogía la suya y depositaba la mía en una estafetaprivada, cuyos habitantes se mudaron una vez que seenteraron de la detención del mensajero.Tenía que encontrar un contacto o un guía. No sabía cómolograrlo, resolví emprender un viaje hacia su encuentro entrela niebla en la cúspide de la montaña, entre los árboles de laselva, en las profundidades de la tierra. Primero entre sus ex -compañeros de aventura. Releí sus cartas tratando deencontrar alguna pista, todo fue inútil. Hacía varios años quenadie hablaba de la guerra de guerrillas, ni de sus muertos ydesaparecidos. En la última carta por revisar leí que lamayoría de sus compañeros se había acogido a la política depaz y descendido de la Cordillera Andina, pero ella seguiría alfrente de su fusil. Me pedía que atendiera con especialesmero a un joven de nombre Levy, cuyo apellido no conocía,sufría de intensos dolores de cabeza, posiblementeproducidos por la alta tensión arterial o el silbido de las balas,que lo obligaba a abandonar el frente rural. Era uno de losjóvenes que formaba parte de la célula que se reunía en sucasa antes de que abandonaran la ciudad y pasaran a formarparte de algún frente guerrillero. Nadie me daba referenciasde su paradero, hasta que leí una información publicada en“El Diario de Carohana” acerca de la necesidad de construirun puente sobre el río Kwa. En una página interior delperiódico aparecía una foto de un hombre joven, de rostroaindiado, ceño marcado entre ceja y ceja y recia contexturafísica, de nombre Levy Rondón, solicitaba la construcción delpuente para que los campesinos pudieran sacar suscosechas de café, única forma de vida que encontraban enlas alturas andinas. Declaraba a nombre de unaOrganización no Gubernamental (ONG) denominada“Luchadores por la Vida”, lo relacioné con la persona dequien me habló Isa en su última correspondencia y mepresenté en sus oficinas.-Yo soy Juan Cecilio Manovuelta, abogado de algunosmilitares que estuvieron presos, recuperaron la libertad y hoyforman parte de la Administración Pública, amigo de unaestudiante de Letras que supuestamente murió, fue fusilada,vive en la montaña o hace vida clandestina en la ciudad. Lemolesto porque ella misma me informó en la última carta queme envió desde la montaña, que usted estuvo en la guerrillay después de la muerte del Ché decidió acogerse a la políticade paz democrática, e incluso me pedía que lo atendiera, queusted sufría de fuertes dolores de cabeza. Llegué hasta aquídespués de leer en “El Diario de Carohana” unadeclaraciones suyas que lo identifican como luchador social-le expresé una vez que me atendió en una pequeña oficinaen la que había sólo un escritorio de madera, varias sillas deplástico al frente y un retrato de Mahatma Ghandi colgado dela pared. Mucho gusto, Levy Rondón. Aquí atendemos atodas las personas que buscan alguna solidaridad parasuperar los traumas que la vida les tiene reservados aquienes creen en un mundo mejor -me respondió.Levy me hizo recordar mi doble trauma, abandonadoprimero por mi amante y luego por mi esposa, en Carohana,una ciudad-nación sin fronteras confiables.-Yo busco a Isa Montes. ¿La conoció? ¿Es cierto lo que ellame dice en su carta? Si, es cierto, yo la conocí desde muyjoven, en la montaña no la vi con mucha frecuencia, ellaoperaba en otro frente guerrillero, oí hablar mucho de sucoraje personal e incluso de su severidad e intransigencia enlas tareas y en el mando que le asignaban. Pero hace tantosaños que dejamos de vernos que tendría que buscar otrasfuentes para rastrear sus huellas.Pensé que Levy conocía más de lo que me había dicho yque tal vez no confiaba en mí, a quien acababa de conocer yno le había dado sino la referencia de abogado de algunosmilitares que habían estado presos y de la última carta de Isa,me adelanté a decirle que estaba dispuesto a formar parte desu organización no gubernamental, que era profesor jubiladode la Universidad de Carohana y que podía indagar sobremi actuación profesional y en defensa de los derechoshumanos.-Yo sé quién eres, Juan Cecilio. Tú ibas a la casa de Isa aestudiar, yo y un grupo de jóvenes revolucionarios nosreuníamos con ella unas horas antes de que tú llegaras. Eneste pequeño mundo nos conocemos todos, y aunquenuestro movimiento “Luchadores por la Vida” está dirigidopor ex - guerrilleros, tú eres bien venido. Muchas gracias. Tevoy a presentar a algunos, no todos son de mucho confiar.Unos viven de fantasías, afirmando que volverán a lasguerrillas y hasta seguramente te invitarán a que losacompañes. Otros son más pragmáticos y están en altoscargos del gobierno y sólo entre palos, cuando la bebidacomienza a hacer sus efectos, recuerdan sus hazañas oinventan sus propias mentiras. Otros se han ido al exterior,pero mantenemos contacto con ellos por Internet. Por esa víatambién puedes obtener alguna información. Muy pocos,pero los hay, cultivan la violencia como su forma de vida.Mientras oía hablar a Levy reafirmé mi convicción de que
49entre sus ex - camaradas podría encontrar las pistaspara llegar hasta Isa, viva o muerta. La prefería viva, sies verdad que la mataron la desenterraré y le rendiré loshonores que se merece una amante imposible, un amorarrancado por la violencia.-Si los primeros intentan formalizar sus fantasías y meprometen llevarme al campamento donde operaba Isa,me iré con ellos, consciente del riesgo que ello significa.Ese viaje puede estar muy lejano, Juan Cecilio. Lo másprobable es que ninguno de esos fantasiosos, aunquetraten de hacerlo, tengan fuerzas físicas paraemprenderlo. Algunos están cerca del alcoholismo. Yalos conocerás y te convencerás por tus propios medios.Trataré de convencer a alguno para que me acompañe,no a reiniciar la guerra de guerrillas sino a buscar a Isa, apreguntar por ella, a investigar si vive o no, en fin, quépasó con su vida de combatiente en la Cordillera Andina.Gran parte de esa Cordillera donde operó la guerrilla, yola tengo que recorrer organizando a los campesinos enasociaciones de vecinos, para luchar por sus legítimasreivindicaciones. Es posible que algunos de esospequeños o medianos productores te puedan informarsobre el paradero de Isa. Te ayudaré a buscarla,también yo la aprecié con especial deferencia. Era unagran muchacha, una gran mujer.Reiteré mis sospechas de que Levy podría saber másde lo que me había comunicado y me dispuse aacompañarlo en su nuevo apostolado social, sin saberyo mucho de lo que se trataba, ni qué fines perseguía.Me pareció prudente preguntarle si antes podíamosconversar con alguien que la hubiese conocido yacompañado en la montaña.-Mañana podemos hablar con Aníbal Correa, muytemprano, antes de que abran el botiquín “ElEstanciero”. Fue uno de los comandantes más arrojadosy creo que estuvo con Isa en el Frente “Simón Bolívar”.Te puedo pasar buscando por tu casa a las 6 de lamañana para que le caigamos bien tempranito, por lasuya. Yo sé que se levanta a primera hora porque hacede periodista, redactor de mesa y locutor en radio“Melodía” desde las 8 hasta las 12 de la mañana.Después de esta hora se va a “El Estanciero” hasta queel cuerpo le aguante o algún amigo lo regrese a suvivienda.Yo me había alojado provisionalmente en el hotel“Yacambú”, pensando en mudarme a los pocos díaspara algún pequeño apartamento que pudiera pagar conparte de mis ingresos de profesor jubilado. Se locomuniqué a Levy, y cuando me disponía a retirarme medijo que me esperara 5 minutos mientras él despachabaa un viejo campesino que le acompañaba en algunos desus viajes al corazón de los Andes, como baquiano de lazona y conocedor de los graves problemas sociales queatravesaban los habitantes de esa zona montañosa.A los pocos minutos me dejó frente al hotel. Una mujerindígena con una niña casi desnuda en los brazos pedíaalguna ayuda para alimentarla. Le di algunas monedas ysubí apresurado a mi habitación. La desesperanza nodejaba de acompañarme, y aunque un mínimo deoptimismo empezaba a vislumbrarse, el insomniocomenzaba a apoderarse de la noche. Mientrascavilaba en torno al destino de Isa, sonó el teléfono.-¡Hola Juan Cecilio!Era la voz inconfundible de Edwin Querales, un viejoamigo que me había recomendado el hotel.-Estoy en el restaurant. Esto está lleno dechicas bellas. Olvídate de los muertos y baja para quenos tomemos un trago.No estaba muy animado como para olvidarme de Isa,pero uno o dos tragos de whisky podrían contribuir arelajarme un poco, según recomendación del propioEdwin médico internista y amante de la buena vida. Altoy elegante en el vestir, compartía el ejercicio de lamedicina social en barrios populares de Carohana con lacompañía nocturna de bellas mujeres de la clase media.-En unos minutos bajo -le contesté.El restaurant a esa hora ya no era tal o por lo menoshabía pasado a un segundo plano. Pocos comensalesocupaban las mesas y la mayor actividad giraba en tornoa una pequeña pista de baile bombardeada por lucesintermitentes e invadida por parejas de hombresmaduros y mujeres jóvenes. Edwin estaba sentadofrente a una mesa con dos amigas que lucían escotesprovocadores. Me acerqué pensando que la escena lahabía preparado mi amigo como para que me olvidarade todo, incluso de Isa.-Este es Juan Cecilio de quien les he hablado y heinvitado a pasar un rato en la grata compañía queustedes nos proporcionarán, sin obligación deenamorarse -les dijo al presentarme.El ruido ensordecedor de la música no me dejó oír losnombres de las dos damas, quienes me extendieron lasmanos y una encantadora sonrisa.-En este momento no tienes oportunidad de escoger,Elsa es mi novia. Así que bailarás con Maritza sólo con elcompromiso de pasarla bien. Aunque podemos cambiarde pareja de vez en cuando.Ambas celebraron las palabras de Edwin con unagran naturalidad y evidente satisfacción.-Te agradezco la aclaratoria, Edwin, porque si mepones a escoger, no sabría cómo hacerlo -le respondícomo con un cumplido, pero Maritza se dio por aludida yexpresó: Déjalo así, como lo planteó Edwin -y largó unaprudente y deslumbrante carcajada, que dejó aldescubierto toda una dentadura de artista seleccionadapara reír.Después de un segundo whisky, Edwin miró su reloj yse levantó de la silla,-Ya es hora de bailar -expresó y le extendió la mano aElsa.Maritza me miró y comprendí que yo había entrado enotro mundo y era inevitable invitarla a bailar. Noslevantamos al unísono y caminamos hacia la pista. En elcorto trayecto sentí que su mano rozaba la mía. Laestreché con delicadeza y en un pequeño espacio alempezar la pista la atraje hacia mi cuerpo ycomenzamos a desplazarnos lentamente al ritmo de unbolero.-¿Eres abogado y luchador social? -fueron sus primeraspalabras.Lo de abogado era cierto, pero lo de luchador socialno. Pensé que Edwin se lo había planteado de esamanera y contesté que sí. Cuando iba a informarle queestaba jubilado y por qué pensaba dedicarme a la lucha
50social, sentí que su cuerpo se pegaba al mío, sus senosexuberantes rozaban mi pecho y su muslo derecho, tenso yestimulante, penetraba levemente entre mis piernas y seretiraba como para yo lo persiguiera. No hablamos más ycomenzamos a disfrutar de un contacto cada vez másestrecho y excitante de su pubis y mi pene, aunqueconservamos la prudencia de separarnos por brevesinstantes para luego volver al choque divino, obnubilado delos sexos. Al finalizar la música nos dirigimos a nuestra mesatomados de las manos, Maritza las separó sólo cuandoantes de sentarnos me dijo:-Permiso que voy al baño. ¿Me acompañas Elsa? Sí,vamos.Una vez solos, Edwin me expresó:-No te puedes quejar, Maritza es arquitecto y una tiradorainsigne, yo no me he acostado con ella, no obstante susinsinuaciones de mujer liberada, porque Elsa me tieneatrapado con sus exquisiteces en la cama. Sin duda que esuna mujer insinuante y atrevida. Durante el baile casi nohablamos, se pegaba a mi cuerpo y solo nos separábamoscuando yo le sugería con las manos que diera una mediavuelta. Esa se queda contigo esta noche y no tienes quepagar absolutamente nada. Tira por placer y gana buendinero por el prestigio que le da haber estudiado unpostgrado en los Estados Unidos. ¿Toda una veterana?¡Internacional! Se da el lujo de escoger sus tipos. Que yosepa estuvo empatada con Aníbal Correa, lo abandonó porborracho.¡Aníbal Correa! Recordé al hombre a quien yo vería enpocas horas. Se lo iba a comunicar a Edwin pero en esemomento se presentaron las dos amigas, como reciénsalidas de un salón de belleza. Una vez sentada a mi lado,Maritza colocó su mano sobre la mía.-¿Se puede saber de qué hablaban? -preguntó Elsa.Siempre y cuando no sea de política -intervino Maritza.Hablábamos de ustedes, de la liberación sexual, de laigualdad de la mujer tanto en el trabajo como en la cama, detus estudios en los Estados Unidos. Solamente de ustedes -respondió Edwin.Maritza me apretó un poco más la mano, me mirófijamente como quien ejerce o pretende ejercer un dominiototal sobre el entorno.-Mi mejor escuela fue el postgrado que hice en decoracióninterior -me dijo. Y luego agregó -¿Conoces EstadosUnidos? Sí. Mi esposa vive en Miami. ¿Están separados?Por la distancia y por circunstancias muy complejas deexplicar ahora. Regresaré muy pronto a reunirme con ella ynuestros dos hijos -le respondí.No retiró su mano, pero redujo la presión. La percibí comodispuesta a aferrarse a su voluntad. Pensé que por sucapacidad de amar sin amor podría haber contraído Sida enlos Estados Unidos o en Carohana. Todo el estímulo sexualprovocado por sus primeros contactos se me derrumbó.Verdad o mentira, la sociedad que yo había conocido hastaentonces amenazaba los extremos de la liberación sexualcon un cáncer, que por lo incurable convertía la inhibición ensu antídoto. No era cierto que yo regresaría a Miami, perosentí que las dudas frente a la incertidumbre generada poruna mujer inteligente expuesta a contraer una enfermedadmortal de nuestro tiempo, me obligaba a mentir, por temor alpánico que podría provocarme su sola insinuación dequedarse esa noche conmigo en el hotel.-¿En qué piensas? -me preguntó al observar miensimismamiento. Perdona, Maritza, soy muy sentimental.¿No te importa que cambiemos de conversación?¿Podríamos hablar, aunque sea sólo por esta noche, de tutrabajo como decoradora? Claro que sí. Lamento habertocado tus debilidades humanas -me expresó en tonoburlón.Pensé que tal vez trataba que yo volviera a serobjeto de sus liberalidades, a lo cual estaba dispuesto aresistirme, hasta llegar a declararme impotente si fuerenecesario. Le pregunté cómo le iba en su trabajo. Sininmutarse y como complacida me respondió:-No me quejo, aunque me podría ir mejor si losnuevos ricos de Carohana tuviesen un mínimo de culturaestética y decoraran sus grandes mansiones de acuerdo conlas más elementales normas urbanísticas del momento.¿Crees que resulta incompatible la cultura con el dinero? Nosiempre, sobre todo cuando el dinero es utilizado paraestudiar, viajar y adquirir los insumos para el cultivo de lainteligencia, y eso forma parte de una tradición familiar. Perocuando logras una fortuna estudiando cómo robarte eldinero del Erario Público, viajando para esconderlo odepositarlo en bancos extranjeros y adquiriendo residenciasfastuosas que nunca has habitado, no sabes dónde poneruna cortina que no distorsione la obra maestra delconstructor, el dinero sí resulta incompatible con la cultura.Me volvió a mirar fijamente, esta vez con aires desuperioridad intelectual, se levantó y me extendió la mano yme dijo:-Vamos a bailar y después continuamos hablandode arte o del Estado de Derecho, en lo que debes ser unexperto.Caminamos preservando una moderada distanciaentre nosotros hasta que pisamos la pista de baile y yo latomé por la mano y la cintura, con deliberada prudencia, ellase acercó a mi cuerpo y seguramente notó que el clima deexcitación no era recíproco. Asumió una posición más erectade lo normal y me expresó:-Pareces dispuesto a sólo conversar degeneralidades, para lo cual no está construido este lugar.La oí perfectamente, pero le respondí que no laescuché bien.-Mi voz no puede superar los decibeles de lamúsica, mejor vamos a sentarnos -lo dijo casi como unmandato, me tomó por el antebrazo y avanzamos hacia lamesa. En el trayecto me soltó y caminó hacia el baño.Edwin y Elsa se besaban con profusión, pero aldarse cuenta de mi llegada se separaron y aproveché paradecirles que Maritza estaba en el baño y que yo me tenía queretirar porque a las 6 de la mañana debería estar listo parauna reunión muy importante, para mí, ineludible.-¿Te llevas a Maritza? Por ahora no. Acordamosque nos veríamos después en un lugar en el que se puedaconversar sin el alto sonido de la música.Me despedí y subí a la habitación. Llamé alrecepcionista y le pedí que me repicara a las 5 de la mañana.Dormiría 3 ó 4 horas.Para leerla completa y bajarla gratis, ingrese a la páginaWEB juanpaezavila.net