LIBROS / ReportajeGeniosdel malLa dificultad para aceptar el binomio gran artista-mala persona proviene de una fereligiosa en el arte y sus clérigos. Obras de Gorki, Neruda, Rezzori, Eliade… revelan cómolos escritores están sujetos a las mismas pasiones que los demás. Por Ignacio Vidal-FolchEN LAS LETRAS, igual que en todolo demás, el talento es un títulode responsabilidad!”. Con estasentencia explica el general DeGaulle su negativa a indultar aRobert Brasillach, condenadoa muerte en 1945. Entre los colaboradorescon los nazis durante la Ocupación, a Brasillach,joven de suaves mofletes, pelo planchado,gafas de carey y aspecto general deestudiante aplicado, le ha correspondido eltítulo de villano máximo de la literatura. Comodirector de la revista Je Suis Partout, lamás leída, la mejor hecha y la más odiada dela época, agotó el catálogo de las infamias(verbales). Ahora bien, la naturaleza humanaes más compleja que el universo: mientrasaguardaba en la cárcel su sentencia demuerte escribió este poema:D’autres sont venus par iciDont les noms sur les murs moisisSe défont déjà et s’ecaillent;Ils ont souffert et espéréEt parfois l’espoir était vraiParfois il dupait ces murailles.Venus d’ici, Venus d’ailleursNous n’avions pas le même coeur,Nous a-t-on dit. Faut-il le croire?Mais qu’importe ce que nous fûmes!Nos visages noyés de brumeSe ressemblent dans la nuit noire.C’est à vous, frères inconnus,Que je pense, le soir venu,Ô mes fraternels adversaires!Hier est proche d’aujourd’hui,Malgré nous nous sommes unisPar l’espoir et par la misère.(Otros vinieron por aquí / cuyos nombres enlos muros mohosos / ya se deshacen y desconchan./ Ellos sufrieron y tuvieron esperanzas /y a veces la esperanza acertaba / a veces engañabaa esas murallas. // Venidos de aquí,venidos de otros sitios / nuestros corazones noeran iguales, / según nos dijeron. ¿Hay quecreerlo? / ¡Pero qué importa lo que fuimos! /Nuestros rostros, ahogados de bruma, / separecen en la noche negra. // Es en vosotros,hermanos desconocidos, / en quienes pienso,cuando cae la noche, / ¡Oh mis fraternalesadversarios! / Ayer está cerca de hoy, / a pesarnuestro estamos unidos / por la esperanza ypor la miseria).La luz de la circunstancia excepcional enque el poema fue escrito (tan semejante ala que inspiró a Villon su Ballade des pendus)lo realza y nimba con un halo de cosaextraordinaria.Brasillach tuvo además carácter para recibirla noticia de su condena con estas palabras:—Es un honor.Pierre Drieu La Rochelle también se despidiócon clase:En 1848, Schopenhauerofrecía las ventanasde su casa a los soldadosaustriacos para quedisparasen cómodamentecontra “la canalla”Stalin y Gorki perfilaronla estética del“realismo socialista” ydefinieron la misión delos escritores para lassiguientes generaciones“Sed fieles al orgullo de la resistenciaigual que yo lo soy al orgullo de la colaboración”,escribió en su diario antes de suicidarse.“No hagáis trampa, como yo no la hago.Condenadme a la pena capital (…) Sí, soyun traidor. Sí, he estado cooperando con elenemigo. He aportado inteligencia francesaal enemigo. No es culpa mía que este enemigono haya sido inteligente”.En cambio, Céline, que con Brasillach yDrieu, Montherlant y Morand y Daudet(pronto exonerado de toda culpa), Célinecuyo Viaje al fin de la noche revolucionó laprosa francesa, Céline, del que dice Lottmanque “el examen de sus libros y de suvida muestra claramente que fue un geniodel mal y que su psicología no era enteramentenormal”, eludió el cadalso fotografiándosevestido de harapos y con un gatitosobre las rodillas.(La dificultad que encontramos en aceptarel binomio gran artista-mala persona esla consecuencia de una fe religiosa en el artey sus clérigos. Pero al fin y al cabo, los escritoressiempre estuvieron sujetos a las mismaspasiones que los demás. En las revolucionesde 1848, el filósofo Schopenhauer, elpesimista, el reaccionario, ofrecía las ventanasde su casa en Francfort a los soldadosaustriacos para que disparasen cómodamentecontra “la canalla”, mientras en ParísBaudelaire, el poeta moderno y progresista,agitaba las barricadas tratando de convencera los insurgentes de que le acompañasena su casa para fusilar a su padrastro).Stalin atrajo de vuelta a la URSS al quelos bolcheviques consideraban el mejor escritorruso, la voz del pueblo, Maxim Gorki,halagando su vanidad, y una vez lo tuvo enMoscú le adjudicó como vivienda un palaciomodernista cerca del Kremlin y dos dachas,y lo nombró presidente de un comitépara agrupar a todos los escritores soviéticos.Además rebautizó su ciudad natal consu nombre. Al autor de La madre esto noacababa de parecerle del todo bien:—He escrito por primera vez Gorki en elsobre, en vez de Nizhni Novgorod. La verdad,me resulta desagradable y embarazoso.Pero en fin, todo lo daba por bueno, yaque gracias a su influencia Zamiatin (autorde la antiutopía Nosotros) pudo exiliarse enFrancia, y Bulgákov (el autor de El maestro yMargarita), que estaba reducido al ostracismoy al hambre, obtuvo un empleo en unteatro, y Pilniak (Caoba) y Babel (Caballeríaroja) pudieron ampararse tras sus anchasespaldas: luego le seguirían a la tumba, comolos siervos al Faraón.Muchas noches, concluida su jornada laboralen el Kremlin, Stalin se presentaba enla cercana mansión de Gorki, que solía recibira sus colegas en su salón y sostener conellos animados debates nocturnos. Fue allí,una noche de 1932, donde el estadista y suescritor de cabecera perfilaron las líneasmaestras de la estética del “realismo socialista”y definieron la misión de los escritorespara las siguientes generaciones, que al cabode pocos <strong>día</strong>s el primer congreso de laUnión de Escritores, presidido por Gorki,refrendó: glorificar la aniquilación de las clasesenemigas y el liderazgo de Stalin, mientraslos órganos rectores de la Unión debíanalentar la producción de “obras de alto valorartístico imbuidas del espíritu del socialismo”.Al año siguiente de aquella decisiva reunión,Gorki coordinó el prototipo de libroimbuido de ese espíritu edificante, el que elhistoriador Shentalinski define como “el libromás vergonzoso y más cargado de mentirasde la historia”: Belomor, historia de laconstrucción del canal J. V. Stalin del MarBlanco al Mar Báltico, una apología del trabajoesclavo en esa obra que costó 100.000vidas. Para redactarlo, Gorki reclutó un equipode 120 escritores y viajó con ellos en untren fraternal hasta el canal, donde no vierono no quisieron ver las condiciones enque los esclavos vivían y morían; y a la vueltaseleccionó a los 30 escritores más eficientesy corruptos para exaltar la portentosahazaña.Entre ellos, su favorito, el aristócrataAlexéi Tolstói, descendiente del autor deGuerra y paz y un caso humano curioso.Parece que tuvo verdadero talento. La llavedorada, su versión rusa de Pinocchio, es todavíahoy uno de los cuentos infantiles másapreciados en su país, y su Pedro I, donderetrata al zar Pedro el Grande como el protobolchevique,se considera una obra de calidadliteraria. La misma Ajmátova le admiraba,a pesar de que atribuía la condena de suamigo, el poeta Osip Mandelstam, más queasuEpigrama contra Stalin, a la bofetadaque le dio a Tolstói por una cuestión menor.Éste le amenazó proféticamente: “¡Te expulsaremosde Moscú! ¡Nunca más publicarásun verso!”, mientras Gorki confirmaba: “¡Yale enseñaremos cómo hay que pegar a losescritores rusos!”.La ambición, la codicia y el servilismoroyeron el talento de Tolstói hasta dejarloen los huesos. Despachó novelas que retorcíanlos hechos históricos para denigrar aTrotski y ensalzar a Stalin (Pan), o contabanlas hazañas de un chequista (policía secreta);fue miembro de la comisión especialpara intoxicar a la opinión mundial con películasy panfletos que endosaban a los nazisla matanza de Katyn; clamó pidiendo lamuerte de sus anteriores protectores, Kamenevy Zinoviev… “Pocas familias puedenpreciarse de tener en su seno a un escritortan grande como León Tolstói, pero pocaspueden tener a un escritor a la vez tan dotadoy tan despreciable como Alexéi…”,sentencia su lejano pariente el historiadoringlés Nikolái Tolstói en Los Tolstói, 24 generacionesde historia rusa. “No hubo mentira,traición o indignidad que no se apresurase acometer para llenarse los bolsillos”.A este top five de malos malones de laliteratura agrego ahora algunos monstruossubjetivos, malos o malillos no universales,pero sí a los ojos y en los textos de los grandesescritores: Neruda según Brodsky,Éluard según Kundera, Rezzori según Vizinczey,Eliade según Manea.El poeta y premio Nobel de origen rusoJoseph Brosdky menciona en su libro Del12 EL PAÍS BABELIA 06.02.10
Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), en su casa deMeudon en los años cincuenta. Foto: Roger Violletjuzgará la historia a Corneliu Codreanu(fundador de la Legión)…”. Y puedo muybien imaginarme a Manea en el Bard Collagede Nueva York, adonde llegó tambiénpor la ruta del exilio, leyendo porprimera vez estas frases del Eliade crepuscular,y preguntándose con incredulidad:“No sé cómo juzgará la Historia aCorneliu Codreanu”.Milan Kundera dedica unas páginas brillantesde su novela El libro de la risa y elolvido a la condena a muerte de un poetasurrealista checo, Závis Kalandra, durantelas purgas de los años cincuenta. Ese poetaera amigo de André Breton, el papa delmovimiento surrealista, y de Paul Éluard,que después de la Segunda Guerra Mundialhabía abandonado las filas del surrealismopara integrarse en las del comunismo. “AndréBreton no creyó que Kalandra hubieratraicionado al pueblo y a sus esperanzas, ydirigió un llamamiento en París a Éluard(en carta abierta del <strong>día</strong> 13 de junio de1950) para que protestase contra la absurdaacusación, e intentase salvar a su antiguoamigo praguense. Pero Éluard estabaen ese preciso momento bailando en uninmenso corro entre París, Moscú, Varsovia,Praga, Sofía, Gracia, entre todos los paísessocialistas y todos los partidos comunistasdel mundo, y en todas partes recitabasus hermosos versos sobre la alegría y lahermandad. Cuando leyó la carta de Bretondio dos pasos en el sitio, un paso haciadelante, negó con la cabeza, se negó a defendera un traidor al pueblo (en la revistaAction del 19 de junio de 1950) y en lugar deeso recitó con voz metálica:Vamos a colmar la inocenciaDe la fuerza que durante tanto tiempoNos ha faltadoNo estaremos nunca más solos…Huiremos del descanso, huiremos delsueño,Tomaremos a toda velocidad el alba y laprimaveraY prepararemos <strong>día</strong>s y estacionesA la medida de nuestros sueñosEl hombre, presa de la paz, siempre tieneuna sonrisaEl amor se ha puesto a trabajar y esinfatigable.dolor y la razón a Pablo Neruda, best sellermundial y permanente de la poesía en lenguaespañola gracias a sus Veinte poemas deamor y una canción desesperada: “Trotski,aún reciente el segundo atentado contra suvida (en el que su secretario americano fueasesinado por el luego célebre muralista DavidAlfaro Siqueiros, ayudado por el luegocélebre poeta, y premio Nobel, Pablo Neruda)…”,dice Brodsky. En su autobiografía,Me llamaban el coronelazo, David Alfaro Siqueirosreconoce su participación en el“asalto a la casa de Trotski” el 24 de mayo de1940. Lo que no dice es que él dirigió alfracasado escuadrón de sicarios, y por quémataron a su cómplice Robert Sheldon Harte.El relato que dejó Neruda, en Confiesoque he vivido (su autobiografía, redactadapoco antes del cuartelazo de Pinochet, delasesinato de Allende y de morir él mismo deenfermedad y pena), sobre sus tiempos comocónsul de Chile en México, es un alardede escamoteo de la verdad y de pánfilaautosatisfacción:“David Alfaro Siqueiros estaba entoncesen la cárcel. Alguien lo había embarcado enuna incursión armada a la casa de Trotski.Lo conocí en la prisión, pero, en verdad,también fuera de ella, porque salíamos conel comandante Pérez Rulfo, jefe de la cárcel,y nos íbamos a tomar unas copas por allí, endonde no se nos viera demasiado. Ya tarde,en la noche, volvíamos y yo despe<strong>día</strong> conun abrazo a David que quedaba detrás desus rejas”.“(…) Entre salidas clandestinas de la cárcely conversaciones sobre cuanto existe,El relato de Nerudasobre sus tiempos comocónsul de Chile enMéxico es un alarde deescamoteo de la verdad yde pánfila autosatisfaccióntramamos Siqueiros y yo su liberación definitiva.Provisto de una visa que yo mismoestampé en su pasaporte, se dirigió a Chilecon su mujer, Angélica Arenales…”.Cuando Norman Manea, disidente exiliadoen Estados Unidos, y el escritor rumanomás interesante de la actualidad, publicósu ensayo Felix culpa, a propósito de sucompatriota, el gran historiador de las religiones,el notable literato, el erudito, el sabioque buscaba y encontraba las manifestacionesde un espíritu primigenio y globalen mitos y atavismos y remotos ritos chamánicos,Mircea Eliade, le llamaron de todo,entre otras cosas “policía del espíritu”.El título de su ensayo alude a una anotaciónde Eliade en sus diarios, del 10 deoctubre de 1984: “Sigo pensando en lo quehubiera sufrido si me hubiera quedado enla patria, como profesor y escritor, y si nohubiese sido por aquella felix culpa: mi adoraciónpor Nae Ionescu y todas las consecuencias(en 1935-1940) de esa relación(…) Me hubiera quedado en la patria. En elmejor de los casos hubiera muerto de tuberculosisen una prisión”. Nae Ionescu (nadaque ver con el Ionesco de La cantantecalva), filósofo y profesor en la universidaddel Bucarest de entreguerras, fue el principalpropagandista en los medios intelectualesdel movimiento fascista rumano, la Legiónde San Miguel Arcángel o Guardia dehierro. Eliade era un sabio precoz y ayudantede cátedra de Ionescu, y escribía en laprensa: “Para aquellos que han sufrido tantoy han sido humillados durante siglos…,por los húngaros…, después de los búlgarosla gente más imbécil que haya existidonunca…, han anhelado una Rumanianacionalista, hiperactiva y chovinista, armaday vigorosa, implacable y vengativa”.Lo que Manea le reprocha es que —comoel filósofo Heidegger con su pasado nazi—nunca manifestase contrición ni reconocieraque su filiación al fascismo fue unerror juvenil: un paso al frente le parece aManea que hubiera sido muy beneficioso,en términos de didáctica social, sobre todoante el futuro inmediato en que las primerasgeneraciones poscomunistas, desorientadas,desinformadas y confusas y en buscade señales de identidad nacional y referentesideológicos, recuperan el magisterio deEliade y al mismo tiempo las tentacioneschovinistas y antisemitas. Muy al contrario,cuarenta años después de esa felix culpa,Eliade escribía en su diario: “No sé cómoLo mismo que movió a Kundera para inmortalizarcomo significativo ese episodiollevó a W. G. Sebald (aunque con menoshumor) a retratar, en Sobre la historia naturalde la destrucción, a Alfred Andersch comouna escoria, con una vida interior “plagadade ambición, egoísmo, resentimiento yrencor”, y hacer de él el paradigma de lacorrupción moral a la que puede llegar unescritor. Trabajo de inquisición semejante,aunque si cabe con una ferocidad mayor, ycontra un colega superior, hizo Stephen Vizinczey(En brazos de la mujer madura) enVerdad y mentiras en la literatura, con Gregorvon Rezzori (maravilloso autor de Memoriasde un antisemita, de Flores en la nieve,de Un armiño en Chernopol), a cuenta de Lamuerte de mi hermano Abel. Según Vizinczey,la frivolidad de Rezzori en esta “novelaestúpida y taimada” relativiza el bien y elmal, iguala a víctimas y verdugos, y esa operaciónhace de él un hombre “con la sensibilidadembotada, el cerebro pequeño y la pielgruesa de un cerdo”.¡Rezzori! Gustosamente seguiría yoañadiendo nombres a esta galería, paraagregar al tuyo y los de tantos ilustresmonstruos el mío, aunque fuera sólo porel expediente, tan claramente malvado,de escribir listas negras… (y leerlas). Peropor ahora basta y vale. La novela del adolescente miope. Mircea Eliade.Traducción y prólogo de Marian Ochoa. Impedimenta.Madrid, 2009. 520 páginas. 26 euros. Lagran trilogía: Un armiño en Chernopol, Memoriasde un antisemita, Flores en la nieve. Gregor vonRezzori. Traducción de Daniel Najmías, Juan Villoro,Joan Parra Contreras. Anagrama. Barcelona,2009. 904 páginas. 34 euros.EL PAÍS BABELIA 06.02.10 13