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Hechos e Ideas265.pmd - Casa de las Américas

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HECHOS/IDEASGEORGE LAMMINGLiteratura caribeña:la roca negra <strong>de</strong> África ** Este artículo se publicó originalmenteen African Forum, vol. 1, No. 4, 1966,pp. 32-52.Como soy un novelista antillano, mi obra se ha empleado ennumerosas ocasiones para sustentar o negar la influencia <strong>de</strong>la negritud en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>las</strong> letras angloantillanas. 1 Siasumo el papel <strong>de</strong> observador crítico a fin <strong>de</strong> dar una opinión sobreesa literatura y aquel<strong>las</strong> afirmaciones, lo hago consciente <strong>de</strong> queenfrento un doble reto. El primero es si, en tanto novelista-crítico,soy capaz <strong>de</strong> superar <strong>las</strong> exigencias <strong>de</strong> esa subjetividad especialque or<strong>de</strong>na mi criterio.La segunda dificultad resi<strong>de</strong> en <strong>las</strong> complejas ramificaciones <strong>de</strong>ltérmino «negritud». Aquí el crítico se <strong>las</strong> ve con un concepto sujetoa una enorme diversidad <strong>de</strong> interpretaciones, cuyo contenido i<strong>de</strong>ológicose ha resistido a una <strong>de</strong>finición precisa; y como la literaturaantillana contiene <strong>las</strong> revelaciones imaginativas <strong>de</strong> una sociedad enestado <strong>de</strong> transición, el terreno es siempre resbaladizo. Esa transiciónestá signada por una paradoja central: la <strong>de</strong>manda popular <strong>de</strong>libertad plena expresada y parcialmente ejercida en un contexto <strong>de</strong>esclavitud diluida. Porque a pesar <strong>de</strong> <strong>las</strong> disposiciones constitucionales<strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia política, la sociedad aún atraviesa laera <strong>de</strong> la emancipación, fase que todavía no ha terminado, y los1 El gentilicio West Indian empleado por el autor se traducirá a partir <strong>de</strong> estemomento como «antillano». No obstante, <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse que siemprealu<strong>de</strong> al Caribe <strong>de</strong> habla inglesa [N. <strong>de</strong> la T.].Revista <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas No. 265 octubre-diciembre/2011 pp. 3-203


valores que nutren el sentimiento político más progresistano indican que esa paradoja se haya comprendido.Resulta importante ver la función <strong>de</strong> la literaturacontra el telón <strong>de</strong> fondo <strong>de</strong> esta confusión sicológica,porque <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es intelectuales siguen estandofuertemente inhibidas por <strong>las</strong> rigi<strong>de</strong>ces culturales <strong>de</strong>ladoctrinamiento imperial. El ejemplo más ilustrativose encuentra en el centro más alto, y presumiblementemás activo, <strong>de</strong> actividad intelectual, laUniversity of the West Indies, don<strong>de</strong>, al cabo <strong>de</strong>veinte años, todavía no se ha encontrado el modo<strong>de</strong> crear un <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> estudios americanos.Por tanto, un graduado <strong>de</strong> Historia pue<strong>de</strong> culminarsu paso por esa universidad con una comprensiónimpresionante <strong>de</strong>l período inglés <strong>de</strong> los Tudor y muyescasos conocimientos acerca <strong>de</strong>l siglo XIX americano.Lo mismo es cierto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> inglés:ni Herman Melville ni Mark Twain resultansuficientemente importantes como para remplazarla urgencia histórica <strong>de</strong> Jane Austen; el estudio <strong>de</strong>langlosajón se consi<strong>de</strong>ra esencial, pero el <strong>de</strong> la transiciónliteraria <strong>de</strong>l período colonial al <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong>l genio norteamericano con Melville y Mark Twainno se estima relevante.Sin embargo, <strong>las</strong> Antil<strong>las</strong> <strong>de</strong>ben enten<strong>de</strong>rse en surelación con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la civilización en <strong>las</strong>Américas. Ese es un dilema que todavía inci<strong>de</strong> sobrela inteligencia antillana en su búsqueda <strong>de</strong> la plenaliberación, y la inhibe. En este nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrimientointelectual, África sigue estando ausente. EnThe Pleasures of Exile llamé la atención sobre ladiferencia entre el regreso a Europa <strong>de</strong> un americanoblanco y la primera proyección consciente <strong>de</strong>África que hace en su mente un antillano. La experiencia<strong>de</strong>l americano con tumbas inglesas y cocinasfrancesas –por más feas y sucias que sean– amenudo comienza como una abstracción que purifica.Eso no es lo que experimenta el negro <strong>de</strong>lCaribe con respecto a África:Su relación con ese continente es más personal yproblemática. Es más personal porque <strong>las</strong> condiciones<strong>de</strong> su vida actual, su estatus como hombre,son una clara indicación <strong>de</strong> <strong>las</strong> razones quecondujeron a la partida <strong>de</strong> sus antepasados <strong>de</strong>ese continente. Esa emigración no fue una opciónlibremente adoptada; fue una <strong>de</strong>portacióncon fines comerciales que ha <strong>de</strong>jado su huellafirmemente impresa en todos los niveles <strong>de</strong> suvida en <strong>las</strong> Antil<strong>las</strong>. Huella que siente con másfuerza en su vida personal y sus relaciones con elmedio: la política <strong>de</strong>l color y el colonialismo, queson <strong>las</strong> bases mismas y los hitos <strong>de</strong> su paso <strong>de</strong> laniñez a la adolescencia.El quiebre <strong>de</strong> la personalidad y el total <strong>de</strong>splazamiento<strong>de</strong> <strong>las</strong> imágenes son los traicioneros cimientos<strong>de</strong> nuestra educación. El temor a «la cosa africana»tiene sus raíces en la real negación <strong>de</strong> laexperiencia personal en relación con la educación,y es así en todos los niveles <strong>de</strong> enseñanza. Don<strong>de</strong>aparecían los horizontes africanos, la negación seconvertía en principio:Su educación [<strong>de</strong>l antillano] no le brindaba ningunalectura que le sirviera <strong>de</strong> guía para encontrarlos reinos perdidos <strong>de</strong> los nombres y lugaresque le dan a la geografía un significado humano.La conoce [a África] gracias al rumor y el mito;se torna siniestra <strong>de</strong>bido al tutelaje foráneo, y sei<strong>de</strong>ntifica poco a poco, mediante el gradual condicionamiento<strong>de</strong> su educación, con el miedo:miedo a ese continente como un mundo ubicadomás allá <strong>de</strong> la intervención humana. Producto enparte <strong>de</strong> ese mundo, y sujeto aún a la sombra <strong>de</strong>4


su pasada <strong>de</strong>sfiguración, se muestra reticente areconocer su porción <strong>de</strong> un legado que formaparte <strong>de</strong> su herencia.El concepto <strong>de</strong> África, reforzado por cierta familiaridadcon la historia <strong>de</strong>l continente, no se hafiltrado a través <strong>de</strong> los estratos vitales <strong>de</strong> la concienciaantillana. Hasta que ello no ocurra, nadiesabrá cuál es el verda<strong>de</strong>ro significado <strong>de</strong> África paralos antillanos y sus c<strong>las</strong>es intelectuales. Pero es precisamenteeste dilema lo que ha fertilizado la imaginaciónantillana en la poesía y la prosa <strong>de</strong> ficción.Advierto tres elementos en esa imaginación: vergüenza,ambivalencia y una sensación <strong>de</strong> posibilidad.Según la manera <strong>de</strong> ver <strong>de</strong> cada cual, ellospue<strong>de</strong>n interpretarse como evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una contradiccióno como fuerzas complementarias en elreconocimiento común sobre la presencia africanaen la sociedad antillana. Para algunos escritores, larealidad <strong>de</strong> esa presencia está más allá <strong>de</strong> toda duda:En tu vientre veo la semillaDe multitu<strong>de</strong>sDe tu laborSurgen caminos, acueductos, cultivosNace un nuevo país... 2En este fragmento, Vera Bell, una antillana nacidaen Jamaica, dirige su atención al «antepasado enla subasta <strong>de</strong> esclavos». E. M. Roach, uno <strong>de</strong> lospoetas antillanos más activos y competentes, nativo<strong>de</strong> Trinidad, amplía esta afirmación para convertirlaen una súplica y un grito que constituye una verda<strong>de</strong>raexhortación:2 Within your loins I see the seed / Of multitu<strong>de</strong>s / Fromyour labour / Grow roads, aqueducts, cultivation / Anew country is born…Ven espíritu mío <strong>de</strong> la rencorosa oscuridadA la plenitud <strong>de</strong>l aire humano.Pintor, escultor, poeta en quien la semillaEcha hojas y la hoja se torna ver<strong>de</strong> y florece/cual fuego,Habla en nombre <strong>de</strong> <strong>las</strong> antiguas huestes/esclavas; habla en nuestro nombreEl <strong>de</strong> sus here<strong>de</strong>ros, dolores fundidos en sus/vientres. 3Pero Derek Walcott, poseedor <strong>de</strong> un don <strong>de</strong> insuperableriqueza nutrido por el suelo <strong>de</strong> SantaLucía, al ubicarse en el reino sutil <strong>de</strong>l <strong>de</strong>splazamiento,revela la <strong>de</strong>solación y el tormento <strong>de</strong> una visiónambigua:Encendido <strong>de</strong> ira, penséQue un esclavo se pudre en el lago <strong>de</strong> esta/casa señorialY aun así pugnó la brasa <strong>de</strong> mi compasión:Albión fue también, en otros tiemposColonia como la nuestra. «Un fragmento <strong>de</strong>l/continente,Una parte <strong>de</strong> un conjunto». 4Si bien se pue<strong>de</strong> afirmar que estos elementos,por más contradictorios que sean los papeles que3 O come my spirit from the rancorous dark / Into thebounty of the human air. / Painter, sculptor, poet in whomthe seed / Takes leaf and the leaf greens and flowers likefire, / Speak for the old slave hosts; speak out for us /Who are their heirs, griefs molten from their loins.4 Ablaze with rage, I thought / Some slave is rotting inthis manorial lake, / And still the coal of my compassionfought: / That Albion, too, was once / A colonylike ours. «Part of the continent, piece of the main».Fragmento <strong>de</strong>l poema «For whom the bell tolls», <strong>de</strong> JohnDonne [N. <strong>de</strong> la T.].5


<strong>de</strong>sempeñan, representan una corriente principal <strong>de</strong>preocupación, hay otros afluentes que se <strong>de</strong>rivan<strong>de</strong> ellos. Son particularmente ilustrativos cuando elescritor es un antillano cuyo origen no se encuentraen el vientre africano que Roach, Bell y Walcottreconocen. Geoffrey Drayton, un poeta y novelistacuya infancia y adolescencia fueron mol<strong>de</strong>adas porel mundo <strong>de</strong> la plantocracia blanca <strong>de</strong> Barbados,medita sobre la presencia africana en la evolución<strong>de</strong> sus sentimientos:Cantaba, camino arriba,Un canto <strong>de</strong> AleluyasDestemplado en la noche.A veces el viento fundía <strong>las</strong> notas en un acor<strong>de</strong>Y <strong>de</strong>spués se prendaba <strong>de</strong> una,Que pendía sin aliento en su prolongación.Era un canto broncoPero antiguo como la esclavitud;Y en la cunaMi nana me lo cantaba–Así <strong>de</strong> triste–Como si su mundo aún llevara ca<strong>de</strong>nas,Como si cuando los sueños se hacen realidadSe olvidara toda la alegría <strong>de</strong> soñarlos,Y no se pudiera disfrutar su consumaciónCon <strong>las</strong> lágrimas <strong>de</strong> un <strong>de</strong>spertar/<strong>de</strong>sencantado.¿Fue ayer cuando cantaba esa canción?Y en la noche, cuando yo dormíaSe la enseñó a otraPara que cantara triste como el viento al rasoDestemplada en la noche. 55 She sang, coming up the road, / A song of Halleuias /Shrill upon the night. / Sometimes the wind blew allthe notes into a chord / and then again grown amorousof one, / Hung breathless for its longer life. / A song itNo po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar la afirmación «se la enseñóa otra» sin reconocer un error <strong>de</strong> omisión en laevocación <strong>de</strong>l pasado que hace Drayton. Porquela verdad es que también se la enseñó a él. Volveréal significado <strong>de</strong> los afluentes cuando analicemos alos novelistas. No obstante, conviene tener en mente<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora la peculiar composición <strong>de</strong> este mundoy los perfiles <strong>de</strong> conflicto cultural que lo <strong>de</strong>finen.¿Cómo afectan <strong>las</strong> compulsiones internas –y <strong>las</strong>presiones externas– <strong>de</strong> la historia a la imaginaciónantillana? No se trata <strong>de</strong> una confrontación directaentre África y Europa, ni tampoco <strong>de</strong>l encuentroexclusivo entre una cultura autóctona tradicional yuna potencia colonizadora. La cuestión se ubica enel centro mismo <strong>de</strong> lo que podría <strong>de</strong>nominarse unatriplicidad <strong>de</strong> cepas culturales –África, Europa yAsia–: poblaciones locales sin raíces ancestrales enel suelo que se convertiría en su hogar. Con la excepción<strong>de</strong> la Guyana Británica, se trata también <strong>de</strong>is<strong>las</strong> cuyas abrumadoras mayorías <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n <strong>de</strong>esclavos africanos. Pero son personas que, a diferencia<strong>de</strong> sus equivalentes en los Estados Unidos,no conocían el significado <strong>de</strong> la palabra «minoría»antes <strong>de</strong> emigrar.Es la naturaleza tradicional <strong>de</strong> la sociedad, laparadoja <strong>de</strong> una voluntad popular que avanza haciala libertad plena pero no está totalmente emancipada,lo que contribuye a crear un tono <strong>de</strong> incertidumbre,una visión ambigua y una timi<strong>de</strong>z sicológicawas of little sweetness / But old as slavery; / And in thecradle-days / My nurse had sung it / –Sadly like this– /As though her world were still in chains, / As thoughwhen dreams come true / One has forgotten all the joyof dreaming them, / And cannot make fulfillment sweet /With tears of empty waking. / Was it yesterday she sangthis song? / And in the evening whilst I slept / Shetaught it to another / Sadly to sing like wind in emptyplaces / Shrill upon the night.6


que limita el intelecto e inhibe la imaginación cuandose prepara para empren<strong>de</strong>r una tarea culturalefectiva. A fin <strong>de</strong> ver cómo funcionan estos conflictosen la práctica, echémosles una mirada más atentaa los escritores que he mencionado. En el poema<strong>de</strong> Vera Bell titulado «Ancestor on the AuctionBlock», aparecen algunas afirmaciones libres <strong>de</strong>toda concesión. Así comienza el poema:Antepasado en la subasta <strong>de</strong> esclavosTus ojos buscan los míos por sobre los añosPara obligarme a mirar. 6Los ojos que buscan no son los <strong>de</strong> la poeta, sinolos <strong>de</strong>l antepasado. La imaginación reconstruye supasado histórico en forma <strong>de</strong> esclavitud, y <strong>de</strong>scubreuna realidad que divi<strong>de</strong> la atención <strong>de</strong> la escritora.Obviamente, el problema consiste en mirar o no mirar.Pero este <strong>de</strong>scubrimiento tiene una carga <strong>de</strong> significaciónpersonal para la poeta; insiste en que enese momento <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong>spierta, le <strong>de</strong>vuelvala mirada el antepasado. La duda original, mirar ono mirar, se resuelve sin concesiones. Tras aceptar latarea <strong>de</strong> mirar, la poeta asume el riesgo <strong>de</strong> recorreren su totalidad la ruta <strong>de</strong>l autocuestionamiento, listandolos <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> lo que encuentra y el contenidosicológico <strong>de</strong> lo que significan para ella:Veo tus pies enca<strong>de</strong>nadosTu primitiva faz negraVeo tu humillaciónY vuelvo el rostroAvergonzada. 76 Ancestor on the auction block / Across the years youreyes seek mine / Compelling me to look.7 I see you shackled feet / Your primitive black face / I seeyour humiliation / And turn away / Ashamed.Pero no es cierto que vuelva el rostro, porquesiente el <strong>de</strong>scubrimiento en un nivel <strong>de</strong> conciencia<strong>de</strong>masiado profundo, que no permite la retirada:¿Soy yoEsta mezquina criatura que veo? 8Y la pregunta lleva en sí la respuesta:Avergonzada <strong>de</strong> mirarAvergonzada <strong>de</strong> mí mismaEnca<strong>de</strong>nada por mi ignoranciaAquí estoyEsclava. 9¿De qué se avergüenza realmente? No es <strong>de</strong> suproximidad a la realidad ampliada <strong>de</strong> la esclavitud,ni tampoco, por completo, <strong>de</strong> la sensación <strong>de</strong> queotros la i<strong>de</strong>ntifican con «tu primitiva faz negra» o«tu humillación», o «esta mezquina criatura que veo».Todo eso pue<strong>de</strong> ser verdad; pue<strong>de</strong>n ser partes constitutivas<strong>de</strong> la emoción, pero no son su esencia. Laverda<strong>de</strong>ra vergüenza es que ha sido cómplice en laconspiración encaminada a calumniar y <strong>de</strong>formarpara siempre a ese «antepasado en la subasta <strong>de</strong>esclavos». Es el reconocimiento <strong>de</strong> su papel <strong>de</strong>cómplice en el crimen <strong>de</strong>l cual también es víctima loque constituye la vergüenza esencial. Y es la imposibilidadsubsiguiente <strong>de</strong> vencer intelectualmente laferoz naturaleza <strong>de</strong> esa vergüenza lo que la llevapeligrosa y esperanzadamente al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un compromisolibremente asumido:Antepasado en la subasta <strong>de</strong> esclavosPor sobre los años tus ojos encuentran los míos8 Is this mean creature that I see / Myself?9 Ashamed to look / Because of myself ashamed / Shackledby my own ignorance / I stand / A slave.7


EléctricoMe transformoMi libertad está en mí misma. 10¡Qué conmoción <strong>de</strong> significado engendra la súbitatransferencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> una palabra a otra!Los ojos que solían buscar son ahora los ojos queencuentran.No obstante, se siente cierta falta <strong>de</strong> autenticida<strong>de</strong>n la empresa. La razón no es que la poeta, enuna estrofa posterior, intente alcanzar una soluciónrefugiándose en la convicción sentida <strong>de</strong> un dioscomún: «Miro a los ojos y veo / El espíritu <strong>de</strong>l Dioseterno». Es la manera en la que funciona el lenguajela que nos advierte que se ha producido un repliegue<strong>de</strong> la transformación eléctrica <strong>de</strong> la que se nosinvitó a ser testigos. Lo indica la fatigada e inoperantefunción <strong>de</strong>l artículo <strong>de</strong>finido «los» en el verso«Miro a los ojos». ¿Qué ha ocurrido con la confrontaciónoriginal que sugiere el «tus» en el verso«Tus ojos encuentran los míos»? ¿Y por qué se nospriva <strong>de</strong>l encuentro cuyas exigencias <strong>de</strong> total i<strong>de</strong>ntificaciónconstituían la promesa contenida en elverso «Tus ojos buscan los míos por sobre losaños»? Si bien la cuestión <strong>de</strong> mirar o no mirar se haresuelto, lo que sigue totalmente sin resolver es elfuturo <strong>de</strong> esa mirada. Es una emoción exhausta, yno una transformación eléctrica, la que <strong>de</strong>clara: «Milibertad está en mí misma». ¿Cuáles pue<strong>de</strong>n ser elalcance y el significado <strong>de</strong> esa libertad individualsumergida bajo el pantano <strong>de</strong> una ignorancia colectivaque la mantiene enca<strong>de</strong>nada a la era inconclusa<strong>de</strong> la emancipación?10 Ancestor on the auction block / Across the years youreyes meet mine / Electric / I am transformed / My freedomis within myself.En el poema «Fighters», <strong>de</strong> E. M. Roach, el elemento<strong>de</strong> la vergüenza pasa a ser una sensación <strong>de</strong>posibilidad:Fuimos <strong>de</strong>rribados sobre nuestra sangre y/nuestros huesos.Cascajo apilado sobre cascajo en tierra ajenaDe estos campos <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte; toda nuestra/herenciaFue el primer corazón <strong>de</strong>l hombre, su sangre/brotando como un manantial.Su esperanza siempre brotando; su ansia <strong>de</strong>/mascarVer<strong>de</strong> coraje <strong>de</strong>l distraído sol; su avi<strong>de</strong>zPor beber el vino <strong>de</strong> la luna hasta/emborracharse:Oh, nuestro pobre corazón <strong>de</strong>l que brotan/dolores al compás <strong>de</strong> ritmos ver<strong>de</strong>s.Pero los hombres se crecen en el combate;/nuestra rabia yNuestra esperanza embistió ese muro que el/miedo y la estupi<strong>de</strong>zHan erigido entre dos pieles y que el orgullo/fanáticoReconstruye allí don<strong>de</strong> se rompe y se agrieta/y se <strong>de</strong>rrumba.Algunos sansones <strong>de</strong> nuestra fuerza aplicaron/orgullo y músculoY <strong>de</strong>safiaron la pericia y vencieron, y más/capacesY amargos por su orgullo embistieron <strong>de</strong> nuevoHasta que la fama engendró un trágico/fermento en su sangre.Reclamo su fuerza y su orgullo emancipadoAl reabrir tercamente el pozo cegadoDe la historia <strong>de</strong> nuestra raza infeliz que cayó8


A través <strong>de</strong>l infierno más cabal hasta la/<strong>de</strong>gradación última <strong>de</strong>l hombreAllá en lo hondo, en la honda grietaEl agua <strong>de</strong> la roca negra <strong>de</strong> África es clara y/limpiaAllí hay bardos, artesanos, héroes, reyes,Y multitud <strong>de</strong> oscuros danzantes extáticos/pueblan <strong>las</strong> llanuras. 11Lo que vincula a ambos poetas es obvio. Lapreocupación central es la misma: el encuentro conÁfrica en <strong>las</strong> condiciones <strong>de</strong>l antepasado esclavizado.Pero <strong>las</strong> perspectivas que la imaginación <strong>de</strong>Roach se propone construir son muy diferentes. Elantepasado no tiene que convocarlo; ya ha tenidolugar un abrazo. Mientras que la <strong>de</strong>gradación humana<strong>de</strong> la esclavitud erosiona y complica la autenticidad<strong>de</strong>l encuentro <strong>de</strong> Vera Bell con el pasado,11 We were thrown down upon our blood and bone. /Stone heaped on broken stone in alien acres / Of thesewestern shires; all our inheritance / Was man´s firstheart, its springing blood, / Its ever springing hope;its greed to eat / Green courage of the careless sun; itslust / To drink to drunkeress of the moon´s wine: / Oour poor heart that sprung griefs to green rhythms. //But men grow tall through fighting; our anger and /Our hope attacked that wall which fear and fools /Have built between two skins and fanatic pri<strong>de</strong> / Rebuildswhere it is worn and cracked and crumbled. /Some Samsons of our strength poised pri<strong>de</strong> and sinew /And challenged skill and won, and growing skilled / Andbitter in their pri<strong>de</strong> struck out again, / Till fame brewedtragic ferment in their blood. // I claim their strengthand their affranchised pri<strong>de</strong>, / Reopening stubbornlythe <strong>de</strong>ad well / Of history of our wretched race thatfell / Through utter hell to man´s <strong>las</strong>t <strong>de</strong>gradation. /Deep down in the <strong>de</strong>ep seam the water´s clear / Andclean from the black rock of Africa. / There are bardsthere and craftsmen, heroes, kings, / And dark ecstaticdancers throng the kraals.Roach alza una ban<strong>de</strong>ra a fin <strong>de</strong> celebrar una herenciacuyo valor humano es lo bastante rico comopara obligar al mundo entero a prestar atención. La«primitiva faz negra» que acosa a Vera Bell es paraRoach el rostro <strong>de</strong> «bardos, artesanos, héroes, reyes».La imaginación que organiza esta experiencia<strong>de</strong>l pasado sirve también para revertir el procesoprevio. Su encuentro no se sustenta en una conciencia<strong>de</strong>sazonada <strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación que el <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> una libertad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí mismo<strong>de</strong>be, <strong>de</strong> alguna forma, redimir. La libertad pareceser la condición original; la esclavitud, una <strong>de</strong>rrotabrutal pero transitoria. El orgullo es el factor constante.Y como Bell, Roach se siente instado a enumerar,en su primera estrofa, los elementos que danpie a ese orgullo.En este sentido, parece compartir ese <strong>de</strong>leiteespecial <strong>de</strong> Senghor y Césaire que le atribuyen a unalma africana, gracias a los supuestos <strong>de</strong> la negritud,algo <strong>de</strong> esa condición original <strong>de</strong>l ser quepone al <strong>de</strong>scubierto y revela la carencia esencialque caracteriza a quienes lo han construido todo, aaquellos cuyos logros se ubican en la conquistamecánica <strong>de</strong> la naturaleza y están presos <strong>de</strong> ella.Pero la diferencia consiste en que Roach no reivindicaun marco i<strong>de</strong>ológico para ese sentimiento. ¿Quées, entonces, lo que le da vali<strong>de</strong>z? Es su reconocimiento<strong>de</strong> la lucha, <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r especial y dura<strong>de</strong>ro<strong>de</strong> la resistencia simbolizada por los antepasadosen la segunda estrofa. A mi juicio, tiene especial resonanciael uso <strong>de</strong> la expresión «<strong>de</strong> nuevo» en elverso «Y amargos por su orgullo embistieron <strong>de</strong>nuevo». Si se elimina, el significado cambia <strong>de</strong> manerafundamental. La concepción <strong>de</strong>l poeta <strong>de</strong> una«embestida» calificada por el «<strong>de</strong> nuevo» <strong>de</strong>notados etapas <strong>de</strong> la acción, dos ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la ira. El primeronace <strong>de</strong> la esperanza y su intención es <strong>de</strong>rribarel muro que separa al hombre <strong>de</strong> su libertad. La9


segunda etapa <strong>de</strong> la ira y <strong>de</strong> la acción la genera ese«orgullo fanático» que no tiene en cuenta la esperanza<strong>de</strong>l hombre y se empeña en reconstruir el muro«allí don<strong>de</strong> se rompe y se agrieta y se <strong>de</strong>rrumba».Es la maldad <strong>de</strong> esa intención la que contamina laira original, hija <strong>de</strong> la esperanza y espada en <strong>de</strong>fensa<strong>de</strong> la libertad. A partir <strong>de</strong> ese momento, <strong>las</strong> victoriasse ven ensombrecidas por la amargura: «Yamargos por su orgullo embistieron <strong>de</strong> nuevo / Hastaque la fama engendró un trágico fermento en su sangre».A continuación Roach cita los nombres <strong>de</strong>hombres cuyos capacidad y orgullo alternan entreesos dos tipos <strong>de</strong> ira: Peter Jackson, Sam Longford,Jack Johnson y Joe [Louis].Si bien hay mucho que admirar en los dramas personales<strong>de</strong> esos héroes, también hay en ellos muchoque exige una emoción opuesta. Roach lo aborda sintitubeos en la tercera estrofa citada antes; al hacerlo,inicia una fina dialéctica <strong>de</strong> sentimientos, una armonía<strong>de</strong> conflictos que <strong>de</strong>sbroza el camino para una posiblesolución. Cuando el lector hace una pausa parareflexionar cómo «infeliz», «cayó» y «el infierno máscabal» enfatizan el <strong>de</strong>splazamiento obligatorio e irrevocablehacia la <strong>de</strong>gradación, el poeta le brinda unaagradable sorpresa al <strong>de</strong>volverlo a la condición original:«Allá en lo hondo, en la honda grieta / El agua<strong>de</strong> la roca negra <strong>de</strong> África es clara y limpia». El ritmocambia; la repetición <strong>de</strong> «hondo» es un grave y meditadoprólogo a la evocación ceremonial <strong>de</strong>l aguaque mana y mantiene la pureza esencial <strong>de</strong> la «rocanegra <strong>de</strong> África»: «Allí hay bardos, artesanos, héroes,reyes, / Y multitud <strong>de</strong> oscuros danzantes extáticospueblan <strong>las</strong> llanuras».Sean cuales fueren <strong>las</strong> cicatrices <strong>de</strong>l infierno quela historia les haya <strong>de</strong>jado a los antepasados, es la fe<strong>de</strong>l poeta en ese momento <strong>de</strong> conciencia la que contienetanto su pasado como su futuro: la fe en que <strong>las</strong>oli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> esa roca negra ha dotado con algo <strong>de</strong> símisma, con un fragmento diamantino <strong>de</strong> su grieta, alos here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> esos valientes y atormentados antepasados.Y es el espíritu <strong>de</strong> esa agua clara y limpia,específica y universal a la vez, lo que se convocapara fertilizar la imaginación <strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros quetrabajan con <strong>las</strong> herramientas <strong>de</strong> los símbolos:Ven espíritu mío <strong>de</strong> la rencorosa oscuridadA la plenitud <strong>de</strong>l aire humano.Pintor, escultor, poeta en quien la semillaEcha hojas y la hoja se torna ver<strong>de</strong> y florece/cual fuego,Habla en nombre <strong>de</strong> <strong>las</strong> antiguas huestes/esclavas; habla en nuestro nombre,El <strong>de</strong> sus here<strong>de</strong>ros, dolores fundidos en sus/vientres.Persiste hasta la perfección en la laborComo quienes oponen sus músculos perfectos/y rudosAl odio y la arrogancia; el arte, el intelectoPue<strong>de</strong>n escalar el muro <strong>de</strong> granito o hacerlo/caer por tierra. 12La respuesta <strong>de</strong> Walcott a esta preocupación porla presencia africana ejemplifica la visión ambigua.Pero se enriquece hasta transformarse en otra cosa: elelemento al que he <strong>de</strong>nominado ambivalencia. Des<strong>de</strong>hace más <strong>de</strong> una década se reconoce a Walcottcomo un poeta serio, aunque aún no pasa <strong>de</strong> la trein-12 O come my spirit from the rancorous dark / Into thebounty of the human air. / Painter, sculptor, poet inwhom the seed / Takes leaf and the leaf greens andflowers like fire, / Speak for the old slave hosts; speakout for us / Who are their heirs, griefs molten fromtheir loins. / Persist to sheer perfection in the work /Like those who pit their perfect and tough sinew /Against arrogance and hate; art, intellect / May scalethe granite wall or tear it down.10


tena. Ha refinado los instrumentos <strong>de</strong> su oficio, peroel conjunto <strong>de</strong> su obra revela la extraordinaria consistencia<strong>de</strong> su actitud. Ha hecho <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperaciónun goce <strong>de</strong> los sentidos, un ídolo <strong>de</strong>l intelecto. Suobra tiene el gusto <strong>de</strong> la buena comida; se convierteen un hábito como la bebida. Y en su magníficopoema «Ruins of a Great House» encuentra un temaque se ajusta como un guante a sus muy impresionantesdotes:Solo piedras, disjecta membra/<strong>de</strong> la <strong>Casa</strong> Gran<strong>de</strong>, cuyasMuchachas como mariposas nocturnas se/mezclan con el polvo <strong>de</strong> <strong>las</strong> ve<strong>las</strong>,Quedan para afilar <strong>las</strong> garras <strong>de</strong> los lagartos/que recuerdan <strong>las</strong> <strong>de</strong> los dragones;Las bocas <strong>de</strong> los querubes <strong>de</strong> <strong>las</strong> verjas están/manchadas.El eje y la rueda <strong>de</strong>l carruaje tapados por el/estiércolDe <strong>las</strong> <strong>de</strong>yecciones <strong>de</strong>l ganado. 13La <strong>Casa</strong> es a la vez real y simbólica. Es típica <strong>de</strong><strong>las</strong> viejas mansiones <strong>de</strong> <strong>las</strong> plantaciones, ahora enruinas. Pero esa misma <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia es el tronco en elque florecerá la meditación <strong>de</strong> Walcott sobre la justicia<strong>de</strong>l tiempo:Adiós, ver<strong>de</strong>s campos.¡Adiós, alegres arboledas!De mármol como Grecia, como el sur <strong>de</strong>/Faulkner <strong>de</strong> piedra,13 Stones only, the disjecta membra of the Great House,Whose / moth-like girls are mixed with candledust, /Remain to file the lizard´s dragonish claws; / Themouths of those gate cherubs streaked with stain, /Axle and coachwheel silted un<strong>de</strong>r the muck / Of cattledroppings.La belleza caediza prosperó y se ha ido;Pero allí don<strong>de</strong> el césped hace erupción en/árbolesUna pala bajo <strong>las</strong> hojas muertas hará sonar/los huesosDe un animal o una cosa humana muertosCaídos en días malos, en tiempos malos. 14Es la lógica intransigente <strong>de</strong>l tiempo la que poneal <strong>de</strong>scubierto la naturaleza y el contenido <strong>de</strong> todaempresa humana. En este caso, la empresa era laaventura histórica <strong>de</strong> los hombres que emprendieronun alarmante viaje <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrimiento con unamezcla <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> conocimientos y codicia animal<strong>de</strong> posesiones, hipnotizados por la promesa <strong>de</strong>oro, ansiosos <strong>de</strong> convertir la tierra en un jardín privadoe impulsados hacia a<strong>de</strong>lante por la asesinaenormidad <strong>de</strong> sus apetitos.Un césped ver<strong>de</strong>, interrumpido por bajos/muros <strong>de</strong> piedraDescendía hasta el arroyo y, recorriéndolo,/pensé entoncesEn hombres como Hawkins, Walter Raleigh,/Drake,Asesinos y poetas ancestrales, más perplejoAhora en la memoria por cada crimen/ulceroso.La edad ver<strong>de</strong> <strong>de</strong>l mundo entonces era un/limón podridoCuyo hedor se convirtió en el texto sepulcral/<strong>de</strong>l galeón.14 Farewell, green fields. / Farewell, ye happy groves! /Marble as Greece, like Faulkner´s south in stone, /Deciduous beauty prospered and is gone; / But wherethe lawn breaks in a rash of trees / A spa<strong>de</strong> below <strong>de</strong>adleaves will ring the bone / Of some <strong>de</strong>ad animal orhuman thing / Fallen from evil days, from evil times.11


La podredumbre aún nos acompaña, los/hombres ya no están.Pero así como el viento hace volar la ceniza/apagada,Mis ojos ardieron con la prosa cenicienta <strong>de</strong>/Donne.Encendido <strong>de</strong> ira, penséQue un esclavo se pudre en el lago <strong>de</strong> esta/casa señorialY aun así pugnó la brasa <strong>de</strong> mi compasión:Albión fue también, en otros tiempos,Colonia como la nuestra, «un fragmento <strong>de</strong>l/continente,una parte <strong>de</strong> un conjunto».Agujereado por <strong>las</strong> ba<strong>las</strong>, espantadas <strong>las</strong> aves,/perdido el juicioPor canales espumeantes, y el vano dispendioDe enconado enfrentamiento.Todo termina en piedadTan distinto a lo que previera el corazón:«Como si <strong>de</strong>sapareciera una casa solariega/<strong>de</strong> tus amigos...». 1515 A green lawn, broken by low walls of stone / Dipped tothe rivulet, and pacing, I thought next / Of men likeHawkins, Walter Raleigh, Drake, / Ancestral mur<strong>de</strong>rersand poets, more perplexed / In memory now byevery ulcerous crime. / The world´s green age then wasa rotting lime / Whose stench became the charnelgalleon´s text. / The rot remains with us, the men aregone. / But as <strong>de</strong>ad ash is lifted in the wind, / My eyesburned from the ashen prose of Donne. / Ablaze withrage, I thought / Some slave is rotting in this manoriallake, / And still the coal of my compassion fought; /That Albion, too was once / A colony like ours, «part ofthe continent, piece of the main», / Nook-shotten, rooko´er blown, <strong>de</strong>ranged / By foaming channels, and thevain expense / Of bitter faction / All in compassion ends /So differently from what the heart arranged: / «As wel<strong>las</strong> if a manor of thy friends…». Fragmento <strong>de</strong>l poema <strong>de</strong>John Donne citado en n. 4 [N. <strong>de</strong> la T.].Su preocupación por África encuentra su lugaren el dualismo admitido <strong>de</strong> su legado: «Una palabajo <strong>las</strong> hojas muertas hará sonar los huesos / Deun animal o una cosa humana muertos». Un legadoemocional se expresa mediante una imagen <strong>de</strong>l recuerdo:un esclavo que se pudre en el lago <strong>de</strong> lamansión. Es un recuerdo que <strong>las</strong> ruinas acusadoras<strong>de</strong> la <strong>Casa</strong> Gran<strong>de</strong> confirman, reviven <strong>de</strong> manerapersonal y le producen al poeta un sentimiento <strong>de</strong>ira. Pero esta súbita y curiosa pasión pronto se vemodulada, redirigida –podría <strong>de</strong>cirse que hastaeliminada como por encanto– por otro legadoigualmente activo, que se revela en forma <strong>de</strong> su intimidadhistórica con el idioma inglés y la influencialiberadora <strong>de</strong> John Donne. Al tiempo que siente lapresencia <strong>de</strong> los «asesinos ancestrales» y el sonido<strong>de</strong>l hueso <strong>de</strong>l esclavo como un puñal clavado en elcorazón, también siente que el juramento <strong>de</strong> reconciliaciónorganiza su alianza, como indican <strong>las</strong> líneasposteriores.Walcott es el ejemplo típico <strong>de</strong> la ambivalenciamadurada que le hace exigencias imposibles al corazón,lo <strong>de</strong>stroza por la contradicción <strong>de</strong> los orígenesy finalmente le ofrece el dudoso consuelo <strong>de</strong>una <strong>de</strong>sesperación soportable. Es la fuerza y la certeza<strong>de</strong> su don lo que impi<strong>de</strong> que la <strong>de</strong>sesperación<strong>de</strong>l poeta <strong>de</strong>genere en una excusa. Cuando se vuelvedirectamente hacia África, no es para invocar unahistoria <strong>de</strong> bardos o artesanos, héroes y reyes, sinopara exponer la ambivalencia <strong>de</strong> su oficio <strong>de</strong> poetaa la cruda realidad <strong>de</strong> los mau mau en su poema «AFar Cry from Africa»:El viento riza la piel morenaDe África, los kikuyu, rápidos como moscas,Abonan los ríos <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong>l veldt.Los cadáveres están <strong>de</strong>sperdigados en un/paraíso12


Pero aun así el gusano, jefe <strong>de</strong> la carroña,/clama:«No malgasten su compasión con estos/muertos».Las estadísticas justifican y los estudiosos se/abalanzanSobre los elementos salientes <strong>de</strong> la política/colonial.¿Qué tiene eso que ver con el niño blanco/trucidado en su cama?¿Con unos salvajes tan <strong>de</strong>scartables como/judíos? 16Cualquier escritor podría haber meditado sobreestos horrores en el mismo tono <strong>de</strong> Walcott, adoptandola doble postura <strong>de</strong> distanciamiento individualy preocupación humana ante el barbarismo intrínseco<strong>de</strong>l hombre en lo que constituye unaconfrontación política concreta. Pero el pasadosocial que nutre la imaginación <strong>de</strong> Walcott, que esla materia misma <strong>de</strong> la realidad antillana, ese pasado<strong>de</strong>l cual la presencia africana es un ingredienteinseparable, le exige al poeta aproximarse un pasomás hasta personalizar, <strong>de</strong> manera sumamente individual,la profundidad <strong>de</strong> su visión dividida:Yo emponzoñado con la sangre <strong>de</strong> ambos¿Hacia dón<strong>de</strong> volverme, dividido hasta <strong>las</strong>/venas?Yo que he mal<strong>de</strong>cido16 A wind is ruffling the tawny pelt / Of Africa, Kikuyu,quick as flies / Batten upon the bloodstreams of theveldt. / Corpses are scattered through a paradise. /But still the worm, colonel of carrion, cries: / «Wasteno compassion on these separate <strong>de</strong>ad». / Statisticsjustify and scholars seize / The salients of colonialpolicy. / What is that to the white child hacked inbed? / To savages expendable as Jews?Al oficial ebrio <strong>de</strong>l gobierno británico, ¿cómo/elegirEntre esta África y la lengua inglesa que amo?¿Traicionar<strong>las</strong> a ambas o <strong>de</strong>volverles lo que/dan?¿Cómo enfrentar esa matanza y permanecer/impasible?¿Cómo apartarme <strong>de</strong> África y vivir? 17He aislado tres elementos –vergüenza, ambivalenciay sensación <strong>de</strong> posibilidad– para mostrarcómo funciona la preocupación por África en el lenguajeprivado y sumamente subjetivo <strong>de</strong>l pensamientoy el sentimiento <strong>de</strong>l poeta. Pero allí don<strong>de</strong> estese empeña en comprimir la experiencia más vastamediante la enunciación poética, el novelista amplíay <strong>de</strong>sarrolla. Una parte consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> la ficciónantillana brinda la posibilidad <strong>de</strong> ver estos elementoscomo propieda<strong>de</strong>s seminales <strong>de</strong>l drama <strong>de</strong> laimaginación <strong>de</strong> esa región. Algunos novelistas, noobstante, han ido más allá, porque lo que pue<strong>de</strong>parecer a primera vista un interés exclusivo por lapresencia africana mediante <strong>las</strong> manifestaciones <strong>de</strong>lcolonialismo y el racismo, se <strong>de</strong>sarrolla hasta convertirseen una preocupación más vasta y resonantepor explorar <strong>las</strong> raíces y el origen <strong>de</strong> su realidadcontemporánea.Este ha sido uno <strong>de</strong> los fenómenos más extraordinarios<strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong> posguerra en idioma inglés.Es tan reciente, y sobrevino con tanta celeridad, quelos antillanos, al igual que muchos otros, fueron17 I who am poisoned with the blood of both / Whereshall I turn, divi<strong>de</strong>d to the vein? / I who have cursed /The drunken officer of British rule, how choose /Between this Africa and the English tongue I love? /Betray them both, or give back what they give? / Howcan I face such slaughter and be cool? / How can Iturn from Africa and live?13


tomados por sorpresa. Al cabo <strong>de</strong> tres siglos <strong>de</strong>colonización, estas is<strong>las</strong> no podían reivindicar ningúnlogro autóctono, por menor que fuera, en el terreno<strong>de</strong> la literatura. Todavía en la década <strong>de</strong> 1930no <strong>de</strong>be haber habido más <strong>de</strong> media docena <strong>de</strong> libros<strong>de</strong> literatura <strong>de</strong> ficción sobre estas is<strong>las</strong> escritospor personas que representaran su suelo y tuvieranen él sus raíces. Pero en un lapso <strong>de</strong> quince años<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> la Segunda Guerra Mundial, aparecieronen Inglaterra unos doscientos libros <strong>de</strong> esetipo, obra <strong>de</strong> un poco más <strong>de</strong> una veintena <strong>de</strong> escritoresantillanos.No creo que haya sido acci<strong>de</strong>ntal que esta explosión<strong>de</strong> literatura creativa se produjera cuandolo hizo. Su fuente pue<strong>de</strong> encontrarse en los agravioscomunes que comenzaban a fructificar en laacción política. Recuerdo claramente, por ejemplo,que me sorprendió, me aterrorizó y me llenó <strong>de</strong>entusiasmo, la violencia <strong>de</strong>l lenguaje con que algunoshombres sencillos, anónimos, amenazaban a losagentes tradicionales <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r en mi isla. Se produjeronrevueltas terribles y actos <strong>de</strong> pura liberación;una multitud tomó <strong>las</strong> calles en una orgía <strong>de</strong><strong>de</strong>strucción: se quemaron cosechas, se lanzaronautos al mar y se <strong>de</strong>strozaron cajas registradoras(aunque no se robó ni un centavo); los empleados<strong>de</strong> <strong>las</strong> tiendas y sus jefes huyeron, y personajes importantes,tanto blancos como negros, se arrastraroncomo cangrejos en busca <strong>de</strong> un escondite. Laisla era Barbados; el año, 1937, y yo tenía nueveaños <strong>de</strong> edad.Pero el mismo drama tenía lugar en Trinidad, cuna<strong>de</strong> los novelistas Samuel Selvon y Vidia Naipaul;ellos también eran niños en esa época. Y a dos milkilómetros al norte <strong>de</strong> Barbados y Trinidad, los jamaicanos,con un sentido singularmente siniestro <strong>de</strong>lterror, lo llevaron a nuevas cimas. Ello ocurrió cuandolos novelistas John Hearne y Neville Dawes eranpequeños, cuando V. S. Reid y Roger Mais eranjóvenes. Y lo que sostengo es que los primeros librosque todos ellos escribieron, aunque no explícitamentepolíticos, eran, <strong>de</strong> cierta manera, recuentosy productos <strong>de</strong> <strong>las</strong> experiencias registradas ensus conciencias durante el período. Se trataba <strong>de</strong>un avance activo <strong>de</strong> <strong>las</strong> masas hacia lo que hoy <strong>de</strong>nominamosla in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; y creo que cuandoun pueblo intenta hacer esa ruptura con su pasado,también empieza a <strong>de</strong>scubrir o re<strong>de</strong>scubrir quién yqué es. En ese momento enfrenta la cuestión <strong>de</strong> lacultura nacional. En el caso <strong>de</strong> <strong>las</strong> Antil<strong>las</strong>, la nove<strong>las</strong>e convirtió en un instrumento para buscar respuestas,para buscar nacionalidad, y reveló la necesidad,consciente o inconsciente, <strong>de</strong> forjar, a partir<strong>de</strong> la mezcla cultural <strong>de</strong> África, la India y Europa–los elementos <strong>de</strong> nuestro pasado–, una imagen distintivamenteantillana.Ahora bien, la población básica <strong>de</strong> estas is<strong>las</strong> estácompuesta por <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> esclavos africanos.Pero tras la abolición <strong>de</strong> la esclavitud en 1834 llegóuna oleada <strong>de</strong> sirvientes contratados proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>la India. Los indios se quedaron, y tanto Selvon comoNaipaul provienen <strong>de</strong> ese tronco. En su novela AHouse for Mr. Biswas, una espléndida evocación<strong>de</strong> la vida en un hogar hindú, Naipaul <strong>de</strong>scribe elconflicto entre indios <strong>de</strong> distintas generaciones quese esfuerzan por relacionarse a la vez con el pasado–en especial su nostalgia por el idioma y <strong>las</strong> costumbresque representan a la India– y <strong>las</strong> circunstanciasinmediatas <strong>de</strong> la vida en Trinidad. En la novela, lospersonajes, <strong>las</strong> situaciones y el paisaje inmediato son,en buena medida, indios y pobres.Ese estudio <strong>de</strong> una minoría intenta <strong>de</strong>finir y cristalizarel mundo <strong>de</strong>l Caribe <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los puntos <strong>de</strong> vista<strong>de</strong> hombres que pasaron su niñez en hogares indios.Selvon y Naipaul, nacidos en Trinidad <strong>de</strong> padresindios, comparten la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los escritores <strong>de</strong>14


otras is<strong>las</strong> que no son indios: concentran su atenciónen la vida <strong>de</strong> los pobres. Aun los escritoresque han tenido una educación típica <strong>de</strong> la c<strong>las</strong>e mediase ven atraídos instintivamente hacia la vida <strong>de</strong> loshombres y <strong>las</strong> mujeres que son, por así <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>muy abajo. El resultado es que estas nove<strong>las</strong> se vendominadas por personajes apegados a la tierra, simples,cercanos al suelo, fuertes y trágicos a la vez.Sus <strong>de</strong>sdichas no los <strong>de</strong>struyen; su humor no conocelímites; su cuerpo no es un instrumento que losavergüence. Para ellos, vivir es un acto <strong>de</strong> completaparticipación. Son seres humanos que no se hancontagiado con lo que, en un mundo más sofisticado,se <strong>de</strong>nomina el problema <strong>de</strong>l ser. Son una especie<strong>de</strong> barómetro natural que registra el pulso <strong>de</strong>la comunidad, porque por su número y su trabajoson la sangre que corre por <strong>las</strong> venas <strong>de</strong> esa comunidad.Al vérse<strong>las</strong> con la existencia <strong>de</strong> tales individuos,el novelista se ve automáticamente involucrado conla <strong>de</strong> todo el organismo político. Esas personascomunes, consi<strong>de</strong>radas simples nativos cuando se<strong>las</strong> mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pináculo <strong>de</strong>l privilegio europeo,son la fuente <strong>de</strong> la belleza, el terror, el drama y laternura que pueblan la imaginación <strong>de</strong>l novelistaantillano. Le resultan tan inevitables y permanentescomo el suelo que pisa. Esa proximidad a la vidacruda, sin afeites, <strong>de</strong> su sociedad es una ventajaincalculable para cualquier escritor. Es una ventajacon la que cuenta el novelista antillano, pero no tieneque ver con el acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> vivir en una isla, enmuchas ocasiones extremadamente pequeña, don<strong>de</strong>la pequeñez misma difumina <strong>las</strong> fronteras entrelo rural y lo urbano. Las personas simples e incultasque viven en is<strong>las</strong> pequeñas son cosmopolitas en elsentido <strong>de</strong> que nunca están lejos <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> laactividad civilizada. El ciudadano más humil<strong>de</strong> pue<strong>de</strong>ser testigo <strong>de</strong> la ocasión más importante.Quienes están familiarizados con el calipso quizáse sorprendan al saber que, aparte <strong>de</strong> su efectosobre la caja <strong>de</strong>l cuerpo, esa proximidad a los eventosexplica el gran atractivo que tiene para el públicolocal. Porque el calipso es la balada <strong>de</strong>l comentariosocial. No hay un escándalo en el pueblo <strong>de</strong>lque los cultivadores <strong>de</strong>l calipso no se enteren, yenterarse es cantarlo. Los políticos y <strong>las</strong> damas respetablesa menudo <strong>de</strong>searían po<strong>de</strong>r pagarles paraque perdieran la voz; son la contraparte musical <strong>de</strong>los novelistas.Estas nove<strong>las</strong>, como el calipso, exhiben unaproximidad al suelo, una i<strong>de</strong>ntificación, conscienteo inconsciente, con la comunidad. Y cuando en ciertascircunstancias políticas un pueblo intenta rompercon el pasado, regresa al tiempo pretérito querechaza a fin <strong>de</strong> apropiarse <strong>de</strong> él conscientemente,<strong>de</strong> <strong>de</strong>spojarlo <strong>de</strong> los mitos y los temores que lohicieran amenazador. Regresa porque la urgenciapor <strong>de</strong>scubrir quién y qué es exige que el pasadorecupere la perspectiva a<strong>de</strong>cuada, que engrose lalista <strong>de</strong> sus posesiones. El pueblo quiere ser capaz<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir sin remordimientos, vergüenza, culpa o unorgullo <strong>de</strong>smesurado: «Esto me pertenece. Lo quesoy proviene <strong>de</strong> esto».Esta fuerza gravitacional que ejerce el ayer sobrelos novelistas produce un drama <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong>vista en conflicto acerca <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> esa presenciaafricana en <strong>las</strong> necesida<strong>de</strong>s y sentimientos<strong>de</strong> «los personajes». De ahí el ejemplo <strong>de</strong> MotherJohnson en la novela <strong>de</strong> Andrew Salkey A Qualityof Violence:Yo y tú y los <strong>de</strong>más, toda la gente <strong>de</strong> St. Thomasviene <strong>de</strong> atrás, <strong>de</strong> cuando aquí había esclavos.Todo el mundo es <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> los esclavos, <strong>de</strong>lclima <strong>de</strong> África y lo que siente su corazón sonsentimientos <strong>de</strong> África que les laten ahí, muy15


a<strong>de</strong>ntro... Eso también lo sé. Todos venimos<strong>de</strong> los ashanti, que mucho hicieron, y todos tenemoslos mismos malos sentimientos que ellostenían.Es un punto <strong>de</strong> vista al que Miss Mellis, que representael otro polo <strong>de</strong>l conflicto, se siente obligadaa oponerse. La aceptación y el rechazo constituyenuna presión en <strong>las</strong> relaciones que inci<strong>de</strong>ndirectamente sobre los acontecimientos <strong>de</strong> la vidacotidiana.Acosada, perpleja por la vívida presencia <strong>de</strong>lpasado en lo que es claramente una sociedad entransición, la imaginación hace «su» propio empleo<strong>de</strong> ese tiempo, cuyo origen se ubica en continentesy culturas lejanos a <strong>las</strong> costas <strong>de</strong>l Caribe, <strong>de</strong> loscuales pue<strong>de</strong> no tener una experiencia directa. Eseviaje hacia a<strong>de</strong>ntro y hacia afuera; esa reciprocidad<strong>de</strong> acción entre el escritor y su entorno inmediato;esa ambigüedad establecida por la presencia <strong>de</strong>lpasado y su origen en otros paisajes, sean los <strong>de</strong>África, Asia o Europa, todo ello ha producido en laimaginación antillana una conciencia muy especial<strong>de</strong>l exilio que se combina con la intranquilidad y elalejamiento que lo acompañan. Resulta imposiblesobrestimar la influencia que esa crisis <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidadtiene sobre todas <strong>las</strong> esferas <strong>de</strong> comportamiento enla política y la educación colonizadas <strong>de</strong> <strong>las</strong> Antil<strong>las</strong>:poca autoestima, falta <strong>de</strong> autoconfianza y una organizadae hipócrita superioridad asumida por la eliteculta para proteger su asimilación <strong>de</strong>l contagio <strong>de</strong> laignorancia y la piel oscura <strong>de</strong> los numerosos pobres:la simbólica piel oscura <strong>de</strong> aquellos a quienes se consi<strong>de</strong>rafuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> <strong>las</strong> virtu<strong>de</strong>s civilizadoras<strong>de</strong>l tutelaje imperial. Y la pregunta –¿quién soy?– nisiquiera pue<strong>de</strong> formularse a<strong>de</strong>cuadamente, porqueel marco <strong>de</strong> valores que podría ofrecer una respuestasigue siendo un montón <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as yactitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> segunda mano, primero impuestas y ahoravoluntariamente aceptadas como en arriendo. Unarriendo temporal cuyo final es fuente <strong>de</strong> enfebrecidaespeculación por parte <strong>de</strong> los intelectuales radicales<strong>de</strong> una generación posterior.El color <strong>de</strong> la piel y <strong>las</strong> <strong>de</strong>terminaciones espiritualesatribuidas a la raza proporcionan la mayorluz sobre esta crisis. Un ejemplo útil es el <strong>de</strong>l personajeShephard, un <strong>de</strong>magogo y maníaco religiosoque aparece en la novela Of Age and Innocence.En una dramática confrontación con una mujerblanca que resi<strong>de</strong> en ese momento en la isla <strong>de</strong> SanCristóbal, Shephard, nativo <strong>de</strong>l lugar, trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir<strong>las</strong> realida<strong>de</strong>s íntimas <strong>de</strong>l espíritu que lo estánpreparando para una tragedia <strong>de</strong> vastas dimensionespolíticas:Descubrí que siempre he vivido a la sombra <strong>de</strong>un sentido que otros le habían dado a mi presenciaen el mundo, y que yo no había tomado partealguna en la elaboración <strong>de</strong> ese sentido, comouna silla, que está totalmente a merced <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>aque guía la mano <strong>de</strong>l hombre que la construye.Tras dar un atisbo <strong>de</strong> su dificultad original, prontorevela –a pesar <strong>de</strong> sí mismo– la verda<strong>de</strong>ra autoridadque dicta sus preocupaciones. Como ese sentidoes posesión <strong>de</strong> otros, su conciencia también espropiedad <strong>de</strong> otros. No pue<strong>de</strong> pensarse, o pensaren su falta <strong>de</strong> autenticidad, en su ausencia <strong>de</strong> raíces,sin mencionar al otro, sea como juez o como acusado.Pero si bien compara su esencia con la <strong>de</strong> unasilla, lo hace solo para <strong>de</strong>clarar que no es cierto:Míreme a mí. No soy una silla, pero este sentidodado a mi presencia en el mundo me posee <strong>de</strong> lamisma manera que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la silla es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el mismo inicio, en total posesión <strong>de</strong> cualquier16


silla, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su forma, su tamaño,su uso… De manera similar, el sentido <strong>de</strong>l quehablo me hizo para la mirada <strong>de</strong>l otro. Un yoestúpido, un yo sensible, un yo atractivo, cualquieryo en el que pueda usted pensar siempresigue siendo yo. Pero como la silla, no <strong>de</strong>sempeñéningún papel en la elaboración <strong>de</strong> ese sentidoque emplean otros para <strong>de</strong>finirme por completo.La mujer blanca le recuerda una relación previaen la que su amor fuera traicionado, <strong>de</strong> hecho, tratadobrutalmente, por lo que resultara ser la curiosidadatávica <strong>de</strong> ella en él, como ejemplo <strong>de</strong>l sentido dadoa la presencia <strong>de</strong> Shephard por la autoridad omnipresentee inevitable <strong>de</strong> la cual la mujer es una agentesexual. Pero Shephard, o su humanidad esencial,quiere ahora <strong>de</strong>jar en claro que tiene o es un futuro:un futuro que comienza con la protesta y una actitud<strong>de</strong> negación. En otras palabras, vivir es para élun estado <strong>de</strong> emergencia sin fin. Debe hacer un intentopor conquistar su libertad y la posesión consciente<strong>de</strong> sí mismo, pero su método para escapares también su ruina cierta. Porque la historia lo hainvestido con la necesidad <strong>de</strong> lograr la aprobacióny el abrazo último <strong>de</strong> una autoridad espiritual <strong>de</strong>dicadaa su perpetuo autoaprisionamiento. La políticay la cultura <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scolonización se ven atormentadaspor esta paradoja, y la sensibilidadantillana muestra <strong>las</strong> cicatrices <strong>de</strong> esa fractura, revelanla agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong> esa crisis hasta un grado, a mijuicio, único en el mundo mo<strong>de</strong>rno. De ahí la dramáticabúsqueda <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad que, a partir <strong>de</strong> laconciencia <strong>de</strong> no tener nada, alienta y promueve elansia <strong>de</strong> abarcarlo todo. El artista antillano <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>sdotes funciona siempre en un estado espiritual<strong>de</strong> extremismo.De ahí que el novelista Wilson Harris, al exten<strong>de</strong>rla búsqueda al interior <strong>de</strong> Guyana, escriba sobreel <strong>de</strong>scubrimiento hecho por un joven guyanés,mitad negro, mitad chino, <strong>de</strong> que todas <strong>las</strong> generacionesprevias <strong>de</strong> Guyana –<strong>de</strong> esclavos o libres,holan<strong>de</strong>ses, ingleses o indios– eran <strong>de</strong> hecho expatriados:Todos los inquietos espíritus <strong>de</strong>scarriados <strong>de</strong> todas<strong>las</strong> épocas (a los que se creía enterrados parasiempre) están regresando para anidar en nuestrasangre. Y tenemos que volver a empezar don<strong>de</strong>ellos comenzaron a explorar. Tenemos que recoger<strong>de</strong> nuevo <strong>las</strong> semil<strong>las</strong> don<strong>de</strong> ellos se quedaron[...] Somos los primeros padres potenciales quepo<strong>de</strong>mos contener la mansión ancestral [...]Ese es el dramático <strong>de</strong>safío que se le presenta ala imaginación en esta parte <strong>de</strong>l mundo: el <strong>de</strong> conteneresas mansiones turbulentas y en conflicto enel seno <strong>de</strong> una conciencia nacional unificada.¿Cuál es el rasgo que distingue la presencia africanaen medio <strong>de</strong> esos fragmentos <strong>de</strong> razas y culturas?Un tercio <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> Trinidad es <strong>de</strong>origen indio, los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> antiguos sirvientescontratados que llegaron tras la dispersión <strong>de</strong>los esclavos <strong>de</strong> <strong>las</strong> plantaciones <strong>de</strong> caña. En Guyana,esos antillanos constituyen más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong>los habitantes. En Barbados casi no los hubo; y elcontingente <strong>de</strong> Jamaica es muy reducido. Tradicionalmente,se les ha asociado con <strong>las</strong> dificulta<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> los agricultores; son <strong>de</strong>l suelo mismo <strong>de</strong><strong>las</strong> Antil<strong>las</strong> mo<strong>de</strong>rnas. La proporción estadística<strong>de</strong> <strong>las</strong> distintas razas varía <strong>de</strong> isla en isla. Pero apesar <strong>de</strong> esta diversidad <strong>de</strong> pueblos, estratificadosen este período <strong>de</strong> transición por <strong>las</strong> políticas racialesy el colonialismo, la presencia africana –estoes, los huesos resonantes <strong>de</strong>l esclavo bajo <strong>las</strong> hojasmuertas o en el lago <strong>de</strong> la mansión, los here<strong>de</strong>ros<strong>de</strong> los antepasados que inspiraron la afirmación <strong>de</strong>17


Roach <strong>de</strong> que «toda nuestra herencia / Fue el primercorazón <strong>de</strong>l hombre, su sangre brotando comoun manantial / Su esperanza siempre brotando»– seha abierto paso como el oxígeno hasta cada poroétnico y cultural <strong>de</strong> la conciencia antillana.Es esa presencia –que se encuentra en todas partesy en superioridad numérica en <strong>las</strong> is<strong>las</strong>– lo quele da su esencial continuidad a la realidad regional.Ese mundo sería entera, inconcebiblemente distintosin esa presencia. De ahí que Geoffrey Drayton, unhijo <strong>de</strong> la plantocracia blanca, evoque así ese mundoen su novela Christopher, que es en buena medidaautobiográfica:En <strong>las</strong> noches <strong>de</strong> luna, los trabajadores <strong>de</strong> <strong>las</strong> al<strong>de</strong>as<strong>de</strong> la plantación se reunían para entonar himnos.Los himnos eran cristianos, pero los ritmosque usaban para cantarlos eran africanos, simplesy repetitivos, y ganaban en velocidad y volumen amedida que se prolongaban. En <strong>las</strong> iglesias quelos negros habían construido para su uso, presididaspor sacerdotes negros que no habían recibidouna educación, <strong>las</strong> congregaciones llevaban el ritmocon pan<strong>de</strong>retas. En <strong>las</strong> noches, al aire libre,los tambores sincopaban. // El cuerpo <strong>de</strong> Christopherse tensó al escuchar cómo comenzaban lostambores… Sintió que su cuerpo se contraía y seempequeñecía al crecer el ritmo.En otras palabras, no sería poco realista plantearque <strong>las</strong> estructuras emocionales <strong>de</strong> los antillanosblancos privilegiados también han sido mol<strong>de</strong>adaspor el peso y el significado <strong>de</strong> la presenciaafricana en <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>las</strong> Antil<strong>las</strong>. Drayton,nuestro compatriota blanco, a quien <strong>las</strong> circunstanciaslamentablemente divorciaron <strong>de</strong> nosotros en lainfancia, pero que, como poeta y novelista, es nuestrocolega, pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> lapolémica generalización que se atribuye al poetapuertorriqueño Luis Palés Matos: «El negro vive físicay espiritualmente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> todos nosotros, ysus características, filtradas a través <strong>de</strong>l mulato, influyen<strong>de</strong> manera muy evi<strong>de</strong>nte en todas <strong>las</strong> manifestaciones<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nuestra gente».A mi juicio, es el papel esencial y omnipresente<strong>de</strong>l cuerpo en la conciencia lo que le da a la i<strong>de</strong>ntificación<strong>de</strong> lo físico y lo espiritual un significado tanmaravillosamente preciso y resonante. Si Drayton,en la historia <strong>de</strong> Christopher, nos proporciona unejemplo <strong>de</strong> la influencia abarcadora <strong>de</strong> esta presenciaafricana, Samuel Selvon, el novelista, completacon otro ejemplo nuestra triplicidad. Un puntoa ser <strong>de</strong>sarrollado es el <strong>de</strong> que a medida que losantillanos <strong>de</strong> origen indio <strong>de</strong> Trinidad ingresan en laórbita <strong>de</strong> la conciencia nacional local, se produceuna criollización <strong>de</strong> los sentimientos y gestos, queresultan indistinguibles <strong>de</strong>l estilo y el ritmo <strong>de</strong> lamayoría negra. El tono y la dirección, tan obvios ycercanos a la tierra, <strong>de</strong> <strong>las</strong> nove<strong>las</strong> <strong>de</strong> Selvon –quees un antillano <strong>de</strong> origen indio–, no son diferentes<strong>de</strong> los que aparecen en los escritos <strong>de</strong> sus colegashijos <strong>de</strong>l vientre <strong>de</strong> África. He aquí un fragmento <strong>de</strong>un cuento excelente, «Calypsonian», que refleja ala perfección cada nota <strong>de</strong> la música plebeya quenutre el habla común <strong>de</strong> Trinidad:Empiezan a trabajar en la canción y One Foot estan bueno que en na <strong>de</strong> na hace la música. Asíque Razor Bla<strong>de</strong> coge una botella y un palo, yOne Foot empieza a tocar en la mesa y se ponena cantar ese nuevo calipso que inventaron. Ramahuty el otro indio que lo ayuda con la costuravienen a oír.–¿Qué te parece este numerito nuevo, papi? –preguntael Bla<strong>de</strong>. Ramahut se rasca la cabeza y dice:–Déjame oír la música otra vez. Así que vuelven a18


empezar, con la mesa y la botella, y Razor seimagina que le canta a un gran público en la Tienda<strong>de</strong>l Calipso, así que le pone todo lo que tiene.Cuando terminan, el tipo que trabaja con Ramahutva y les dice: –Eso es pura bomba.Pero Ramahut le dice: –¿Por qué no te cal<strong>las</strong> laboca? ¿Qué saben <strong>de</strong> calipso uste<strong>de</strong>s los indios?Y eso hace que todo el mundo se eche a reír, jaja-ja,porque Ramahut también es un indio.One Foot se vira para Razor Bla<strong>de</strong> y le dice:–Oye a esos dos indios como discuten <strong>de</strong> nuestrocalipso criollo. ¡Yo nunca había visto cosa igual!Ramahut va y dice: –Viejo, yo soy un trinitariorellollo. Y Razor Bla<strong>de</strong> le dice: –Está bien, buenoes lo bueno, y un chiste es un chiste, pero ¿lesparece bueno? ¿Les parece bueno <strong>de</strong> verdad?Ramahut quiere <strong>de</strong>cir que sí, que está bueno,pero empieza a darle vueltas a la cosa para atrásy para alante, y dice: –Bueno, está so-so– y–No está tan malo– y –Yo los he oído peores.Pero el tipo que ayuda a Ramahut parece comoloco y dale que dale a Razor Bla<strong>de</strong> y a One Footen la espalda y dice que nunca ha oído un calipsocomo ese, que es seguro que va a ser la canción<strong>de</strong>l carnaval. Tira los brazos para aquí y paraallá cuando habla y le da en la mano a Ramahut,y Ramahut se pincha un <strong>de</strong>do con la aguja quetiene en la mano.Esa presencia está ahí, es un imán en la fuerzagravitacional <strong>de</strong>l pasado que actúa sobre nuestraimaginación. En opinión <strong>de</strong> esa mente extraordinariaque fue C. L. R. James, esta urgencia <strong>de</strong> mirar haciaatrás tiene como base la necesidad antillana <strong>de</strong> hacer<strong>las</strong> paces con el pasado social contenido en laesclavitud y generado por ella. Su clásica celebración<strong>de</strong> Toussaint L’Ouverture en ese estudio incomparable<strong>de</strong> la revuelta <strong>de</strong> esclavos en Saint Domingueque es Los jacobinos negros, <strong>de</strong>be haber sidouna expresión y una satisfacción <strong>de</strong> esa necesidad.Es un juego <strong>de</strong> tema e indagación que aparece una yotra vez en la ficción <strong>de</strong> muchos escritores: JohnHearne, Neville Dawes, O. R. Dathorne y SylviaWynter. Se hace evi<strong>de</strong>nte en muchas <strong>de</strong> <strong>las</strong> obras <strong>de</strong>teatro y revela los elementos <strong>de</strong> vergüenza, ambivalenciay posibilidad que he señalado.En su libro The Leopards, el novelista Vic Reidnos ofrece otra dimensión <strong>de</strong>l problema. No habíavisitado África antes <strong>de</strong> escribirlo, pero toda la novelatiene como base su concepción imaginativa <strong>de</strong>ese continente en el contexto <strong>de</strong> los mau mau. Laextraordinaria relación, que evoluciona sutilmente,entre los kikuyu, Nebu y el niño que es mitad blanco,es un ejemplo revelador y hermoso <strong>de</strong> la imaginaciónantillana cuando <strong>de</strong>sarrolla en la ficción elconflicto <strong>de</strong> la reconciliación. La madre <strong>de</strong>l pequeñoes la esposa <strong>de</strong>l europeo a quien Nebu ha matado.El momento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento entre el hombrey el niño, el amargo itinerario hacia ese momento,y la aceptación última constituyen una narraciónsumamente hermosa <strong>de</strong> la lucha interior por librarse<strong>de</strong> una maraña <strong>de</strong> raíces arrancadas <strong>de</strong> un tirónhasta llegar al esfuerzo final <strong>de</strong> la reconciliación:–Yo te quiero, ¿me oíste?El niño dijo rápidamente: –Ya lo <strong>de</strong>scubrí y sépor qué me quieres mucho.–No entiendo <strong>las</strong> palabras <strong>de</strong>l joven amo –dijoNebu con toda seriedad.La vergüenza paterna y los implacables <strong>de</strong>monios<strong>de</strong> la negación y el <strong>de</strong>sprecio que se alberganen el niño están a punto <strong>de</strong> ser exorcizados a medidaque se mueven en espíritu uno en torno alotro y uno hacia el otro. El padre tiembla al bor<strong>de</strong><strong>de</strong> una felicidad que pue<strong>de</strong> ser sellada con una19


palabra. Y todo ocurre en el momento en que elpequeño la pronuncia, reconociendo así un difícile inevitable lazo <strong>de</strong> sangre:–Padre –dijo el niño en voz muy baja al tiempoque le sonreía. A través <strong>de</strong> <strong>las</strong> plantas <strong>de</strong> los piespodía oír el océano en Mombasa. Las gran<strong>de</strong>so<strong>las</strong> se alzaban sobre el agua, cuarenta metrosmar a<strong>de</strong>ntro, y sacudían sus cabezas lanudas, yavanzaban con un rugido y sacudían la playa entresus dientes.La fuerza y la belleza <strong>de</strong> esa prosa, p<strong>las</strong>madasen una visión que asume y recrea lo <strong>de</strong>sconocido,provienen <strong>de</strong> <strong>las</strong> raíces <strong>de</strong> la imaginación antillana.Nacida en suelo caribeño, ella es fertilizada por laconciencia <strong>de</strong> la presencia africana. Si esa presenciano fuera más que un fantasma, entonces seríacomo el fantasma que acosaba a Hamlet, or<strong>de</strong>nándolea la memoria y a la imaginación que <strong>de</strong>finierany cumplieran su <strong>de</strong>ber.Traducido <strong>de</strong>l inglés por Esther PérezcGesto <strong>de</strong>l alma, 2011. Acrílico/lienzo, 120 x 100 cm20


CARLOS GARCÍA-BEDOYAHacia un nuevo humanismo.Por una epistemología dialógicaintercultural** Avances preliminares <strong>de</strong> este trabajofueron presentados en el Congreso Internacional«Heterogeneidad, Hibri<strong>de</strong>zy Traducción» (Lima, 8 <strong>de</strong> diciembre<strong>de</strong> 2007), en <strong>las</strong> Jornadas Andinas<strong>de</strong> Literatura Latinoamericana JALLA2008 (Santiago <strong>de</strong> Chile, 13 <strong>de</strong> agosto<strong>de</strong> 2008), y en el Coloquio Internacional<strong>de</strong> Crítica Literaria Tomás G. Escajadillo(Lima, 10 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2009).El presente texto discute algunos efectos paradójicos <strong>de</strong> losprocesos <strong>de</strong> globalización o mundialización, en especial, enlos ámbitos <strong>de</strong> la cultura y la producción <strong>de</strong> conocimientos.Se examinan someramente los distintos tipos <strong>de</strong> experiencias colonialesvividas por los países periféricos <strong>de</strong>l Sur, para po<strong>de</strong>r situarmejor <strong>las</strong> disparida<strong>de</strong>s entre sus tradiciones intelectuales y, en particular,entre <strong>las</strong> teorizaciones <strong>de</strong>scoloniales surgidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esasdistintas experiencias. En la parte final, se discute y cuestiona la divisióninternacional <strong>de</strong>l trabajo intelectual vigente, <strong>de</strong> raíz eurocéntrica,que dificulta y distorsiona el <strong>de</strong>bate académico mundial, marginalizando,por ejemplo, los aportes <strong>de</strong> los intelectuales <strong>de</strong> la AméricaLatina. Como alternativa al monologismo <strong>de</strong> una razón eurocéntricafalazmente universal se propone la opción <strong>de</strong> una epistemología dialógicaintercultural.Paradojas <strong>de</strong> la globalizaciónLa globalización aparece como un proceso que podría ofrecer los recursostecnológicos y simbólicos necesarios para diseminar el bienestar,la <strong>de</strong>mocracia, los <strong>de</strong>rechos humanos, los bienes culturales olos conocimientos científicos, pero en verdad produce efectos muchasveces opuestos o al menos contradictorios:–A nivel político, en lugar <strong>de</strong> diseminar el po<strong>de</strong>r, tien<strong>de</strong> a concentrarlo:<strong>de</strong> un modo sin prece<strong>de</strong>ntes en la historia, una hiperpotenciaRevista <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas No. 265 octubre-diciembre/2011 pp. 21-3621


controla el po<strong>de</strong>r político y militar, y dispone <strong>de</strong> lacapacidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir <strong>de</strong> manera unilateral el <strong>de</strong>stino<strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> personas. Aunque ello noimplique necesariamente el ejercicio eficaz <strong>de</strong> esasupuesta capacidad omnímoda, los efectos nocivos<strong>de</strong> tal concentración <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r se hacen sentir a escalaplanetaria.–A nivel económico, la diseminación <strong>de</strong>l mercadoy <strong>de</strong>l capital no han traído como consecuenciael bienestar y la equidad. El po<strong>de</strong>r económico tien<strong>de</strong>a concentrarse cada vez más en algunas pocassocieda<strong>de</strong>s. Países enteros se tornan prescindiblespues ya ni siquiera <strong>de</strong>sempeñan un papel como proveedores<strong>de</strong> materias primas. El mercado en muchoscasos, en lugar <strong>de</strong> integrar, excluye: un enormesegmento <strong>de</strong> la población mundial, incluso en elPrimer Mundo, queda al margen <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong>bienestar. Se globaliza la pobreza, no la riqueza: enmuchas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Primer Mundo se apreciancotidianamente fenómenos <strong>de</strong> marginalidad socialque parecían privativos <strong>de</strong>l Tercer Mundo.–A nivel cultural, en lugar <strong>de</strong> favorecer el flujomundial <strong>de</strong> la riquísima gama <strong>de</strong> bienes simbólicosproducidos en los más diversos rincones <strong>de</strong>l planeta,tien<strong>de</strong> a fomentar una diseminación homogeneizadora<strong>de</strong> mercancías culturales estandarizadas ytrivializadas, puestas en circulación por <strong>las</strong> po<strong>de</strong>rosasindustrias culturales <strong>de</strong>l centro, en especial <strong>las</strong><strong>de</strong> los Estados Unidos, que ejercen un control verda<strong>de</strong>ramentemonopólico <strong>de</strong> ese mercado mundial <strong>de</strong> la«cultura», o más exactamente, <strong>de</strong>l entretenimiento y elconsumismo.–A nivel académico, se dispone <strong>de</strong> recursos tecnológicosque facilitan la circulación <strong>de</strong>l conocimiento,pero paradójicamente se refuerza una división internacional<strong>de</strong>l trabajo intelectual. La producción <strong>de</strong>conocimientos tien<strong>de</strong> a concentrarse en algunos países<strong>de</strong>l Norte. Lo producido en otras regiones <strong>de</strong>lplaneta se torna irrelevante, los intelectuales y académicos<strong>de</strong>l Tercer Mundo quedan excluidos <strong>de</strong> ladinámica mundial <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> conocimientos,salvo que se integren al Primer Mundo académico através <strong>de</strong> la migración o quizá mediante el uso <strong>de</strong> lalingua franca <strong>de</strong> la globalización, el inglés. Los espaciosacadémicos e intelectuales <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>lTercer Mundo se tornan prescindibles: ya casi no<strong>de</strong>sempeñamos un papel en la producción <strong>de</strong> conocimientos,ni siquiera sobre nosotros mismos y nuestrassocieda<strong>de</strong>s. Una vez más, <strong>de</strong> modo paradójico, enuna sociedad <strong>de</strong>l conocimiento, el diálogo intelectualse torna unilateral y el mundo académico aparecesignado por la marginalidad y la exclusión.Experiencias colonialesy pensamiento <strong>de</strong>scolonialEn campos como la teoría literaria o <strong>las</strong> teorías <strong>de</strong>la cultura, por no hablar <strong>de</strong> otros que conozco menos,como la filosofía o <strong>las</strong> ciencias sociales, <strong>las</strong>categorías elaboradas por pensadores latinoamericanosson sistematizaciones conceptuales que surgen<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la particular tradición intelectual <strong>de</strong> nuestraAmérica. Llevan, por tanto, la huella <strong>de</strong> una experienciacolonial peculiar y específica. Quiero examinarahora brevemente <strong>las</strong> diferentes herencias coloniales<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> que surgen <strong>las</strong> propuestas teóricas<strong>de</strong>scoloniales elaboradas por pensadores <strong>de</strong>l llamadoTercer Mundo, <strong>de</strong> los países periféricos <strong>de</strong>lSur. En estas reflexiones preliminares parto <strong>de</strong> ladiscusión <strong>de</strong> algunas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Walter Mignolo.En su artículo «Herencias coloniales y teoríasposcoloniales», apoyándose en los planteamientos<strong>de</strong> diversos autores, 1 en especial <strong>de</strong> Cornel West y1 Lamentablemente, Mignolo no parece tomar en cuenta lanotable contribución <strong>de</strong> Darcy Ribeiro en su importante22


Anne McClintock, Mignolo distingue tres tipos <strong>de</strong>experiencias coloniales:a) colonias <strong>de</strong> asentamiento (ejemplo: los EstadosUnidos)b) colonias <strong>de</strong> asentamiento profundo antes <strong>de</strong>1945 (ejemplo: Perú)c) colonias <strong>de</strong> asentamiento profundo <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> 1945 (ejemplo: India)Más allá <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>de</strong>nominaciones poco afortunadas,no ahonda nuestro autor en los criterios quepermitirían diferenciar<strong>las</strong>, aspecto que retomaré luego.Mignolo apunta que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lugares <strong>de</strong> enunciaciónmarcados por estas distintas experiencias colonialeshan surgido diferentes prácticas teóricas. Des<strong>de</strong><strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> tipo a), una teorización o razón posmo<strong>de</strong>rnas,mientras que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> tipob) y c), una teorización o razón poscoloniales. El pensamiento<strong>de</strong> la posmo<strong>de</strong>rnidad sería propio <strong>de</strong> paísescentrales o <strong>de</strong>l Primer Mundo, mientras que elpensamiento poscolonial lo sería <strong>de</strong> <strong>las</strong> naciones periféricaso <strong>de</strong>l Tercer Mundo. Sin entrar <strong>de</strong> lleno ala discusión <strong>de</strong> esta hipótesis, me interesa ahora resaltarcómo se homogeiniza el pensamiento <strong>de</strong>l TercerMundo y cómo a pesar <strong>de</strong> haberse diferenciadodos tipos <strong>de</strong> experiencias coloniales distintas (b y c),se consi<strong>de</strong>ra que el<strong>las</strong> han dado lugar a un únicomo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> práctica teórica: la razón poscolonial. Esclaro que tal aproximación fue la que estuvo en labase <strong>de</strong> los intentos mecánicos <strong>de</strong> aplicar a la experienciacolonial latinoamericana <strong>las</strong> teorizacioneselaboradas por exponentes <strong>de</strong> los estudios subalternos<strong>de</strong> la India, configurando una especie <strong>de</strong> estudiossubalternos latinoamericanos epigonales respectoa los teóricos <strong>de</strong> ese país y poco atentos a laespecificidad <strong>de</strong> nuestra herencia colonial.libro As Américas e a civilização. Aludiremos escuetamentea <strong>las</strong> i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l brasileño en la discusión que sigue.Walter Mignolo percibe luego esa limitación y enun artículo posterior 2 propone diferenciar <strong>las</strong> prácticasteóricas surgidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> asentamientoprofundo antes <strong>de</strong> 1945 (b), <strong>de</strong> aquel<strong>las</strong>originadas en colonias <strong>de</strong> asentamiento profundo<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1945 (c). Para <strong>de</strong>signar <strong>las</strong> prácticasteóricas surgidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la América Latina (es <strong>de</strong>cir,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> experiencias coloniales tipo b), propone elconcepto <strong>de</strong> posocci<strong>de</strong>ntalismo, mientras que larazón poscolonial propiamente dicha correspon<strong>de</strong>ríaa la experiencia <strong>de</strong> colonias c). Esta propuesta,evi<strong>de</strong>ntemente, toma en cuenta la especificidad <strong>de</strong><strong>las</strong> experiencias y <strong>las</strong> herencias coloniales latinoamericanas,buscando encuadrar mejor nuestra tradiciónintelectual. Tras <strong>de</strong>jar apenas esbozado este<strong>de</strong>bate, y en particular el cuestionamiento a una visiónquizá <strong>de</strong>masiado homogénea <strong>de</strong> todo el pensamientosurgido <strong>de</strong> cada tipo <strong>de</strong> experiencia colonial,quiero pasar ahora a discutir la tipologíapropuesta por Mignolo. 3Como punto <strong>de</strong> partida, acepto la triparticiónplanteada por Mignolo, pero sugiero <strong>de</strong>nominacionesque me parecen más reveladoras y pertinentes,e intentaré discutir con mayor precisión los criteriosque permiten diferenciar estos tres tipos <strong>de</strong> experienciascoloniales. Propongo <strong>de</strong>nominar a <strong>las</strong> colonias<strong>de</strong> asentamiento (asentamiento <strong>de</strong> qué, mepregunto), colonias <strong>de</strong> trasplantación, a <strong>las</strong> <strong>de</strong> asentamientoprofundo antes <strong>de</strong> 1945 (una vez más ¿quése asentó profundamente?), colonias <strong>de</strong> implantacióny a <strong>las</strong> <strong>de</strong> asentamiento profundo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>2 «Posocci<strong>de</strong>ntalismo: <strong>las</strong> epistemologías fronterizas y eldilema <strong>de</strong> los estudios (latinoamericanos) <strong>de</strong> área».3 De más está <strong>de</strong>cir que sobre estos temas existe una abundantísimabibliografía. No es mi propósito abordar a fondotan compleja problemática, sino aportar algunas sugerenciaspara enriquecer el <strong>de</strong>bate.23


1945, colonias <strong>de</strong> superposición. El criterio fundamentalpara diferenciar estos tres gran<strong>de</strong>s (y gruesos)mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> experiencia colonial tiene que veren lo fundamental con el grado <strong>de</strong> penetración culturalocci<strong>de</strong>ntal o europea en estas colonias. Elloimplica también una dimensión étnica o «racial», puescomo lo explica muy bien Aníbal Quijano, 4 la colonialidad<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r tiene como una <strong>de</strong> sus premisasla noción <strong>de</strong> raza e instaura la hegemonía <strong>de</strong>l blancoeuropeo o europeoi<strong>de</strong> y la exclusión y marginación<strong>de</strong> los «no-blancos».Las colonias <strong>de</strong> trasplantación 5 son aquel<strong>las</strong> en<strong>las</strong> que se impone una homogeneización cultural yétnica <strong>de</strong> raíz europea, con una casi aniquilación <strong>de</strong>los pueblos y <strong>las</strong> culturas nativas, relegadas a unaextrema marginalidad e invisibilidad. Una cultura yuna población <strong>de</strong> orígenes europeos son trasplantadasa nuevas tierras, como los Estados Unidos oAustralia. Por supuesto, esa cultura <strong>de</strong> raíz europeasufrirá a lo largo <strong>de</strong>l tiempo remodulacionesdiversas, e igualmente evolucionará la situación <strong>de</strong><strong>las</strong> «minorías», pero la matriz que configura su herenciacultural es homogéneamente europea o europeoi<strong>de</strong>:son los ejemplos paradigmáticos <strong>de</strong> estados«criollos».En <strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> implantación, la penetracióncultural (y étnica) europea es muy significativa, perono llega a homogeneizar el tejido cultural y social.Las culturas nativas sobreviven, y si bien quedanreducidas a una situación subalterna, a lo largo <strong>de</strong>la historia <strong>de</strong>sempeñan un papel dinámico, que dalugar a vastos procesos <strong>de</strong> transculturación. Des<strong>de</strong>4 Véase su trabajo «Colonialidad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, eurocentrismoy América Latina».5 Aquí me apoyo, por cierto, en la propuesta <strong>de</strong> Darcy Ribeiro,que <strong>de</strong>nomina pueblos trasplantados a aquellosque vivieron este tipo <strong>de</strong> experiencia colonial. Véase sulibro ya citado.el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>mográfico, la presencia <strong>de</strong> <strong>las</strong>poblaciones <strong>de</strong> origen nativo es gran<strong>de</strong> y se generana<strong>de</strong>más complejos procesos <strong>de</strong> mezc<strong>las</strong> o mestizajes.6 Si bien la cultura occi<strong>de</strong>ntal o europeoi<strong>de</strong>arraiga hondamente, es <strong>de</strong>cir, se implanta, en lospaíses que vivieron este tipo <strong>de</strong> experiencia colonialentra en una compleja y dinámica interaccióncon <strong>las</strong> culturas <strong>de</strong> herencia nativa. Perú o México,por ejemplo, son naciones que sufrieron este tipo<strong>de</strong> experiencia colonial. 7Las colonias <strong>de</strong> superposición, si bien, por cierto,totalmente sometidas al dominio imperial europeo,no experimentaron una penetración tan intensiva <strong>de</strong>6 La importancia <strong>de</strong> este factor ha sido <strong>de</strong>stacada por muchos<strong>de</strong> nuestros pensadores, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Bolívar o Martí. Ensu ya clásico Calibán, Roberto Fernán<strong>de</strong>z Retamar enfatizaeste aspecto: «existe en el mundo colonial, en elplaneta, un caso especial: una vasta zona para la cual elmestizaje no es el acci<strong>de</strong>nte, sino la esencia, la líneacentral: nosotros, “nuestra América mestiza”» (1998:10).7 En su libro citado As Américas e a civilização, Darcy Ribeiroc<strong>las</strong>ifica en tres grupos a los pueblos extraeuropeos: losya aludidos «pueblos trasplantados», a quienes <strong>de</strong>nomina«pueblos testimonio» (aquellos que son here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> antiguascivilizaciones originarias) y los «pueblos nuevos»(surgidos <strong>de</strong>l mestizaje y <strong>de</strong>l entrecruzamiento cultural <strong>de</strong>blancos, negros e indios <strong>de</strong> nivel tribal). El inconveniente<strong>de</strong> esta propuesta es que <strong>de</strong>sdibuja la peculiaridad <strong>de</strong> laexperiencia colonial <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong> nuestra América,pues entre los «pueblos trasplantados» figuran, al lado <strong>de</strong>los Estados Unidos y Australia, también Argentina y Uruguay,es <strong>de</strong>cir, países periféricos mezclados con nacionescentrales. Entre los «pueblos testimonio», Perú o Méxicose agrupan junto a la India y otros Estados, con una experienciacolonial tan distinta, o incluso Japón, que no sufriópropiamente la experiencia colonial. En cambio, los representantes<strong>de</strong> los «pueblos nuevos», como Brasil, Cuba oVenezuela, correspon<strong>de</strong>n todos al ámbito <strong>de</strong> la AméricaLatina. La tesis que <strong>de</strong>fiendo aquí, en concordancia con laopinión <strong>de</strong> muchos otros autores, es que a pesar <strong>de</strong> losobvios matices diferenciales, los pueblos <strong>de</strong> nuestra Américacomparten una similar experiencia colonial. Si bien es24


evi<strong>de</strong>nte que resulta necesario establecer diferencias entrenuestros pueblos (se ha propuesto, por ejemplo, la distinciónentre una «Euroamérica», una «Indoamérica» y una«Afroamérica», entre otras opciones), la propuesta <strong>de</strong> Ribeirono me parece el mejor punto <strong>de</strong> partida para abordaresta problemática. Sin embargo, no me propongo ahoraahondar en esta interesante discusión.8 En Calibán, Fernán<strong>de</strong>z Retamar, refiriéndose a los países<strong>de</strong> Asia y África que pa<strong>de</strong>cieron la experiencia colonial,<strong>de</strong>staca que «[e]n estos pueblos, en grado mayor omenor, hay mestizaje, por supuesto, pero es siempreacci<strong>de</strong>ntal, siempre al margen <strong>de</strong> su línea central <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo»(ob. cit. en n. 6, p. 10).la cultura europea; no se produjo tampoco un trasladoy un asentamiento masivo <strong>de</strong> población <strong>de</strong> origeneuropeo. La cultura europea coexistió y se superpusoen condición dominante a culturas localesvigorosas que conservaron en lo esencial sus matricesculturales precoloniales. Una pequeña minoría<strong>de</strong> origen europeo <strong>de</strong>sempeñó un papel dominantedurante la época colonial, pero casi no se mezclóbiológicamente con <strong>las</strong> poblaciones nativas, siendoel mestizaje un fenómeno poco menos que irrelevante.8 Al producirse la <strong>de</strong>scolonización, <strong>las</strong> pequeñasminorías europeas retornaron casi en su totalidada <strong>las</strong> metrópolis. Ejemplo <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong>experiencia colonial son la India, Vietnam, Egipto oNigeria.Las diferencias entre <strong>las</strong> experiencias coloniales<strong>de</strong> implantación y <strong>de</strong> superposición resultan fácilmenteperceptibles incluso en niveles muy evi<strong>de</strong>ntes.En los países que han vivido experiencias coloniales<strong>de</strong> superposición, la mayoría <strong>de</strong> la poblaciónsigue hablando <strong>las</strong> lenguas propias y practica <strong>las</strong>religiones locales, si bien <strong>las</strong> elites manejan el idioma<strong>de</strong> la exmetrópoli, y algún sector <strong>de</strong> la poblaciónpue<strong>de</strong> haber asimilado cultos <strong>de</strong> origen europeo. Encambio, en <strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> implantación, la penetracióncultural europea u occi<strong>de</strong>ntal ha sido tanamplia que la mayoría <strong>de</strong> la población habla la lengua<strong>de</strong> la antigua metrópoli colonial 9 y casi la totalidadse adscribe (aunque incorporando diversos fenómenos<strong>de</strong> sincretismo) al cristianismo, la religiónintroducida por los colonizadores. En los niveles másevi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad cultural, la lengua y la religión,se aprecia claramente la diferencia entre esosdos tipos <strong>de</strong> herencia colonial. Por ello, entre otrasrazones, <strong>las</strong> teorizaciones surgidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experienciacolonial <strong>de</strong> la India, muy importantes sinduda, no pue<strong>de</strong>n trasladarse mecánicamente a laAmérica Latina, sin tomar muy en cuenta esas tandistintas experiencias y herencias coloniales.Des<strong>de</strong> supuestos algo diferentes, Aníbal Quijanollega a conclusiones parecidas. Afirma:Si se compara el tipo <strong>de</strong> relación establecida entrela «cultura occi<strong>de</strong>ntal» y <strong>las</strong> «culturas orientales»[...] y <strong>las</strong> «culturas indígenas» <strong>de</strong> América Latina,se pue<strong>de</strong>n observar diferencias significativas[...] la dominación europea sobre la India, sobrela China y sobre <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>s arábigas, no implicóla <strong>de</strong>sintegración <strong>de</strong> <strong>las</strong> respectivas socieda<strong>de</strong>shasta el punto [en] que sí lo implicó en el caso<strong>de</strong> <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>s indígenas prehispánicas [...] <strong>las</strong>socieda<strong>de</strong>s dominadas en Asia pudieron mantenerseen gran parte integradas como tales socieda<strong>de</strong>s,a pesar <strong>de</strong> los cambios internos originadosen su situación dominada [...] en <strong>las</strong> relaciones entreculturas en América Latina, <strong>las</strong> culturas indígenashan sido arrinconadas como «subculturas9 Este rasgo diferencial lo apunta incisivamente Fernán<strong>de</strong>zRetamar: «Mientras otros coloniales o excoloniales,en medio <strong>de</strong> metropolitanos, se ponen a hablar entre sí ensu lengua, nosotros, los latinoamericanos, seguimos connuestros idiomas <strong>de</strong> colonizadores» (ob. cit., p. 12).25


campesinas», y el proceso <strong>de</strong> conflicto y <strong>de</strong> cambioque se ha generado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>las</strong> relacionesentre el<strong>las</strong> y la «cultura dominante» toma antetodo la forma <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> sincretismo cultural[1980: 29-30].He diferenciado <strong>de</strong> manera somera tres gran<strong>de</strong>stipos <strong>de</strong> experiencias coloniales. Es claro, sin embargo,que tal tipología resulta muy general y quehay que introducir muchos otros matices en el estudio<strong>de</strong> su diversidad, pues no faltan casos <strong>de</strong> socieda<strong>de</strong>sque no encajan plenamente en estos mo<strong>de</strong>losbásicos, y abundan situaciones intermedias omixtas. Voy a señalar ahora, tentativamente, algunoscriterios (a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la ya examinada penetracióncultural y étnica europea) que permitirían realizarun análisis más fino <strong>de</strong> esta variedad.Un factor que sí consi<strong>de</strong>ra Mignolo es el momento<strong>de</strong> inicio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scolonización. Por ello distinguecolonias <strong>de</strong> asentamiento profundo antes y<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1945. Las últimas son aquel<strong>las</strong> que alcanzaronla in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia política <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> laSegunda Guerra Mundial, principalmente los territoriosque formaron parte <strong>de</strong> los antiguos imperiosinglés y francés, mientras <strong>las</strong> primeras son aquel<strong>las</strong>que la lograron en fechas anteriores. Afinando unpoco este criterio, cabe distinguir países <strong>de</strong> <strong>de</strong>scolonizacióntemprana, como los Estados Unidos,Haití, casi todos los hispanoamericanos y Brasil, queobtuvieron su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia política entre el últimocuarto <strong>de</strong>l siglo XVIII y el primero <strong>de</strong>l XIX, es <strong>de</strong>cir,justamente en el momento <strong>de</strong> afirmación <strong>de</strong> la plenamo<strong>de</strong>rnidad en el sistema-mundo occi<strong>de</strong>ntal. Deotro lado, tenemos los territorios <strong>de</strong> <strong>de</strong>scolonizacióntardía, posterior a la Segunda Guerra Mundial,que incluyen excolonias británicas como la Indiao Pakistán, Nigeria, Kenia o Sudáfrica, perotambién naciones como Canadá o Australia, con supeculiar estatuto en la Commonwealth británica;igualmente, excolonias francesas como Vietnam,Argelia o Senegal, pero también holan<strong>de</strong>sas comoIndonesia, belgas como el Congo o portuguesascomo Mozambique. Entre <strong>las</strong> experiencias <strong>de</strong> <strong>de</strong>scolonizacióntemprana y <strong>las</strong> <strong>de</strong> <strong>de</strong>scolonización tardía,cabe señalar algún caso intermedio, como el<strong>de</strong> Cuba, formalmente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1898. 10Amselle (2008) precisa muy bien los contextos político-i<strong>de</strong>ológicosen que se <strong>de</strong>sarrollan estos procesostempranos y tardíos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scolonización:À la différence <strong>de</strong>s pays africains et <strong>de</strong> l’ In<strong>de</strong> quiont accédé à l’ indépendance en pleine guerre froi<strong>de</strong>,les pays d’ Amérique centrale et du Sud sont<strong>de</strong>venus indépendants au XIX siècle. Alors que lesocialisme constituait la référence majeure <strong>de</strong>sindépendances africaines et <strong>de</strong> l’ In<strong>de</strong>, fût-ce négativement,les indépendances américaines onteu recours massivement, pour leur part, à la foisau modèle <strong>de</strong> la Révolution française et à celui<strong>de</strong> la Révolution américaine. 11Otro criterio a tomar en cuenta es el momento enque se produjo la imposición <strong>de</strong>l dominio colonial.Tenemos experiencias <strong>de</strong> colonización temprana,<strong>de</strong>sarrolladas básicamente durante el siglo XVI: laespañola y portuguesa, sobre todo en tierras <strong>de</strong> América.Llamaremos experiencias <strong>de</strong> colonización intermediaa <strong>las</strong> que tuvieron lugar entre el XVII y10 En esa fecha se inició la ocupación norteamericana, queconcluyó con la instauración <strong>de</strong> la República en 1902[N. <strong>de</strong> la E.].11 «A diferencia <strong>de</strong> los países africanos y <strong>de</strong> la India queaccedieron a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en plena guerra fría, lospaíses <strong>de</strong> América Central y <strong>de</strong>l Sur se in<strong>de</strong>pendizaronen el siglo XIX. En tanto que el socialismo constituía elreferente mayor para <strong>las</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias africanas y <strong>de</strong>26


mediados <strong>de</strong>l XVIII, es <strong>de</strong>cir, <strong>las</strong> primeras experienciascoloniales inglesas, francesas y holan<strong>de</strong>sas, básicamenteen Norteamérica y el Caribe: los actualesEstados Unidos, Jamaica, Haití, Surinam. Tanto <strong>las</strong>tempranas como <strong>las</strong> intermedias se <strong>de</strong>sarrollan enla etapa inicial <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, antes <strong>de</strong> la RevoluciónIndustrial. Finalmente, tenemos <strong>las</strong> <strong>de</strong> colonizacióntardía, entre <strong>las</strong> últimas décadas <strong>de</strong>l XVIII yhasta <strong>las</strong> primeras <strong>de</strong>l XX, es <strong>de</strong>cir, ya en la plenamo<strong>de</strong>rnidad, coincidiendo con el arranque <strong>de</strong> la RevoluciónIndustrial o <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta: es, básicamente,el caso <strong>de</strong> los imperios inglés y francés enAsia y África.También resulta necesario consi<strong>de</strong>rar la duración<strong>de</strong> la dominación, factor que sin duda gravitará sobrela particular herencia colonial y en especial elgrado <strong>de</strong> penetración cultural europea y, correlativamente,la persistencia mayor o menor <strong>de</strong> <strong>las</strong> tradicioneslocales. De ese modo, tenemos experienciascoloniales <strong>de</strong> duración larga, es <strong>de</strong>cir, dos sigloso más <strong>de</strong> colonialismo, que es sobre todo el caso<strong>de</strong> los países <strong>de</strong> nuestra América. Luego están <strong>las</strong> <strong>de</strong>duración mediana, entre cien y doscientos años, ennaciones bastante diversas, como los Estados Unidoso la India. Por último, aquel<strong>las</strong> <strong>de</strong> duración corta,es <strong>de</strong>cir, menos <strong>de</strong> cien años, que incluye a territorios<strong>de</strong>l África subsahariana, a los que integraron laantigua Indochina francesa, o los árabes que formaronparte <strong>de</strong>l imperio turco hasta la Primera GuerraMundial y luego pasaron a diversas formas <strong>de</strong> tutelacolonial inglesa o francesa, como Iraq, Jordania,Líbano o Siria.la India, aunque fuera <strong>de</strong> modo negativo, <strong>las</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasamericanas recurrieron por su parte masivamentea la vez al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la Revolución Francesa y al <strong>de</strong> laRevolución [Norte]americana» (Amselle, 2008: 166) [trad.<strong>de</strong>l autor].Factor muy importante es, por cierto, la propiametrópoli colonial. Más allá <strong>de</strong> leyendas blancas onegras, una cosa es la experiencia <strong>de</strong>l colonialismoibérico (español o portugués) y otra la <strong>de</strong>l inglés ofrancés. Pero quizá el aspecto más gravitante esconsi<strong>de</strong>rar la condición en que se hallaba la respectivametrópoli en el momento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scolonización.Resulta muy diferente emanciparse <strong>de</strong> potenciasen <strong>de</strong>clive, consi<strong>de</strong>radas ya entoncesperiféricas en el sistema-mundo occi<strong>de</strong>ntal, comoocurre en el caso <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los paíseshispanoamericanos y <strong>de</strong> Brasil, y otra muy distintain<strong>de</strong>pendizarse <strong>de</strong> potencias que conservaban unaposición dominante o central en ese sistema-mundo,como ocurre tempranamente en los Estados Unidoso tardíamente en la India, por mencionar coloniasbritánicas, e igualmente colonias francesas eincluso holan<strong>de</strong>sas o belgas, pues en el momento<strong>de</strong> <strong>las</strong> respectivas in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias esas metrópoliseran consi<strong>de</strong>radas parte <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong>l sistemamundoocci<strong>de</strong>ntal, en tanto a principios <strong>de</strong>l sigloXIX España y Portugal eran claramente Estadosperiféricos. 12Un último factor importante a consi<strong>de</strong>rar es eltrasplante <strong>de</strong>mográfico y cultural africano a numerososespacios coloniales <strong>de</strong> América. La colonialidad<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, como es bien sabido, <strong>de</strong>terminó unaexclusión y subalternización <strong>de</strong> <strong>las</strong> poblaciones <strong>de</strong>origen africano y una marginalización <strong>de</strong> su herenciacultural. A pesar <strong>de</strong> ello, en muchos casos el aporteafricano ha alcanzado una gravitación importante, y12 Lo explicó con mucha claridad Fernán<strong>de</strong>z Retamar: «Enla propia Europa, su parte geográficamente más occi<strong>de</strong>ntal(España y Portugal), que haría tan importantecontribución al <strong>de</strong>sarrollo capitalista <strong>de</strong> otros países,no conocería ella misma, sin embargo, ese <strong>de</strong>sarrollo,quedando al cabo marginada <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte (como unazona arcaica que podría llamarse «paleocci<strong>de</strong>ntal»), lo27


sobre todo en la América Latina ha dado lugar acomplejos procesos <strong>de</strong> mezcla cultural. En algunospaíses como Perú o los Estados Unidos el aporteafricano tiene un impacto importante; en otros,como Brasil o Cuba, uno muy importante, y en algunospocos, como Jamaica o Haití, <strong>de</strong>cisivo.Des<strong>de</strong> una óptica geocultural, <strong>las</strong> diferentes experienciascoloniales surgidas <strong>de</strong> la interacción <strong>de</strong>estos múltiples factores han ejercido una notableinfluencia en la configuración <strong>de</strong> <strong>las</strong> particulares tradicionesintelectuales <strong>de</strong> los países que han vividoestas diversas experiencias coloniales, y en especial<strong>de</strong> <strong>las</strong> distintas vertientes <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong>scolonial.Hacia una epistemología dialógicainterculturalSe ha tornado un lugar común caracterizar a la <strong>de</strong>lsiglo XXI como una sociedad <strong>de</strong>l conocimiento.Paradójicamente, sin embargo, como ya se ha apuntado,tien<strong>de</strong> a profundizarse una división internacional<strong>de</strong>l trabajo intelectual que es parte <strong>de</strong> unalógica integral muy conocida: «el Tercer Mundo sueleproveer <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra barata y materias primas(incluso materias primas culturales, con frecuenciafolclorizadas), y el Primer Mundo, productos elaboradose i<strong>de</strong>ologías dominantes» (Fernán<strong>de</strong>z Retamar,1998: 109-110). En el ámbito que ahora nosinteresa más directamente, el académico, ello implicaque la teoría, la ciencia, se producen en elque afectaría <strong>de</strong> modo <strong>de</strong>cisivo el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> su vastoimperio colonial americano»; y aña<strong>de</strong> más a<strong>de</strong>lante que,cuando se producen nuestros procesos emancipatorios,«ya era obvio que constituían naciones atrasadas: lalucha contra el<strong>las</strong>, pues, adquiriría también el sentido<strong>de</strong> una mo<strong>de</strong>rnización» («Nuestra América y Occi<strong>de</strong>nte»,en Calibán y otros ensayos, pp. 127 y 134).Norte, en los países centrales, mientras que <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>speriféricas <strong>de</strong>l Sur quedan relegadas a lamera condición <strong>de</strong> productoras <strong>de</strong> materia primacultural. Las reflexiones procesadas en estos entornosalcanzan el estatuto prestigioso <strong>de</strong> la teoríao <strong>de</strong> la ciencia supuestamente universales (<strong>de</strong>s<strong>de</strong>una concepción excluyente <strong>de</strong> lo universal). Consi<strong>de</strong>roen cambio, con palabras <strong>de</strong> Néstor GarcíaCanclini, queel <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>mocrático <strong>de</strong> una sociedad <strong>de</strong>lconocimiento requiere políticas públicas internacionalesque garanticen la participación <strong>de</strong>l númeromás amplio <strong>de</strong> lenguas y culturas, así comocondiciones discursivas y contextuales que favorezcanla reproducción y profundización <strong>de</strong> distintastradiciones <strong>de</strong> conocimiento [2006: 187].Esa situación i<strong>de</strong>al se encuentra lamentablementeaún distante: «la baja capacidad <strong>de</strong> la ciencia y laproducción industrializada <strong>de</strong> cultura para abarcarla diversidad cultural nos hace ver la sociedad <strong>de</strong>lconocimiento como un proceso apenas emergente»(García Canclini, 2006: 193).Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista geocultural existe, entérminos <strong>de</strong> Walter Mignolo, 13 un único lugar o locus<strong>de</strong> enunciación para el saber teórico o científico,constituido por los espacios académicos <strong>de</strong> loque aún se suele llamar el Primer Mundo (básicamenteEuropa occi<strong>de</strong>ntal y los Estados Unidos).Esta persistente división internacional <strong>de</strong>l trabajointelectual marginaliza y hasta invisibiliza <strong>las</strong> reflexionesy sistematizaciones laboriosamente producidas<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Tercer Mundo. El eurocentrismo (o, mejor,el occi<strong>de</strong>ntocentrismo) sigue siendo la premisa13 Ver, entre otros, su artículo «Herencias coloniales yteorías poscoloniales».28


sobre la que se asienta tal monopolio epistemológico.Como lo precisa Aníbal Quijano, se trata <strong>de</strong>«una específica racionalidad o perspectiva <strong>de</strong> conocimientoque se hace mundialmente hegemónicacolonizando y sobreponiéndose a todas <strong>las</strong><strong>de</strong>más, previas o diferentes, y a sus respectivossaberes concretos» (2003). O, como apunta EdgardoLan<strong>de</strong>r:al construirse la noción <strong>de</strong> la universalidad a partir<strong>de</strong> la experiencia particular (o parroquial) <strong>de</strong>la historia europea y realizar la lectura <strong>de</strong> la totalidad<strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong>l espacio <strong>de</strong> la experienciahumana a partir <strong>de</strong> esa particularidad, seerige una universalidad radicalmente excluyente[2003: 16-17].Centrando su atención en el campo específico<strong>de</strong> los estudios literarios, Desi<strong>de</strong>rio Navarro examinaa su vezla traslación mecánica <strong>de</strong> generalizaciones hechassobre la base <strong>de</strong> material <strong>de</strong> unos países y pueblosa realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otros países y pueblos. Enla ciencia literaria, la estética, la historia <strong>de</strong>l artey otras ciencias culturales, esta extrapolación ouniversalización ilegítima <strong>de</strong> categorías y leyes seha presentado principalmente como occi<strong>de</strong>ntocentrismo,o dicho <strong>de</strong> una manera más exacta:como euroamericacentrismo [1982: 7].Adoptando luego la <strong>de</strong>nominación menos precisa,pero más difundida, <strong>de</strong> eurocentrismo, Navarroseñala la pertinencia <strong>de</strong> «distinguir entre el eurocentrismoen el plano metodológico y el eurocentrismoen el plano teórico en el sentido estricto»(10). El primero consistiría en «la limitación al materialeuropeo (y norteamericano) al construir overificar generalizaciones con pretensión <strong>de</strong> vali<strong>de</strong>zuniversal» (10), en tanto el segundo supondría«la atribución <strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z universal a generalizacionesregionales europeas que no correspon<strong>de</strong>n a larealidad <strong>de</strong> literaturas no-europeas» (11). Para seguiren el campo <strong>de</strong> la literatura, es la persistencia<strong>de</strong> tal eurocentrismo la que explica lo poco que seha avanzado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el reclamo goethiano por unaWeltliteratur, a pesar <strong>de</strong> los planteamientos <strong>de</strong> unÉtiemble (1974), los esfuerzos <strong>de</strong> revistas comoWorld Literature Today, o aportes teóricos másrecientes <strong>de</strong> importancia 14 (algunos <strong>de</strong> los cualesvamos a discutir inmediatamente), pero sin duda esaún largo el camino por recorrer hacia un comparatismo<strong>de</strong> alcance verda<strong>de</strong>ramente planetario.En el contexto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>bates sobre globalizacióno mundialización cultural, en los últimos años ha cobradoinusitada vigencia la discusión sobre la posibilidad<strong>de</strong> reconceptualizar la literatura mundial, conenfoques como los <strong>de</strong> Pascale <strong>Casa</strong>nova 15 o FrancoMoretti, 16 que buscan trascen<strong>de</strong>r <strong>las</strong> limitaciones <strong>de</strong>14 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los aportes que discutimos más abajo, no sepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hacer mención a los trabajos <strong>de</strong> ItamarEven-Zohar: «Polysystem Studies» y Polisistemas <strong>de</strong>cultura; <strong>de</strong> Edward Said: Orientalismo y Cultura e imperialismo;<strong>de</strong> Earl Miner: Comparative Poetics: AnIntercultural Essay on Theories of Literature, y <strong>de</strong> DavidDamrosch: What Is World Literature? y How to ReadWorld Literature, así como a los volúmenes compiladospor Charles Bernheimer: Comparative Literature in theAge of Multiculturalism; Sarah Lawall: Reading WorldLiterature, y Christopher Pren<strong>de</strong>rgast: Debating WorldLiterature. En el caso latinoamericano, es valiosa la contribución<strong>de</strong> Tania Franco Carvalhal en Lo propio y loajeno. Ensayos <strong>de</strong> literatura comparada.15 Véase su libro La République mondiale <strong>de</strong>s Lettres.16 Véanse sus artículos «Conjectures on World Literature»y «More Conjectures», así como su libro Graphs,Maps, Trees: Abstract Mo<strong>de</strong>ls for a Literary History.29


la tradicional comparatística literaria. MientrasMoretti se apoya en la teoría <strong>de</strong>l sistema-mundo <strong>de</strong>Immanuel Wallerstein, combinándola con un curiosoretorno a un instrumental positivista, Pascale <strong>Casa</strong>novaaúna la teoría <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con los conceptostomados <strong>de</strong> Pierre Bourdieu. La concepción<strong>de</strong> Moretti bien pue<strong>de</strong> ser calificada como difusionista,en tanto analiza la expansión <strong>de</strong> formas literarias<strong>de</strong>l centro hacia la periferia <strong>de</strong>l sistema-mundoliterario; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa perspectiva, la contribución <strong>de</strong>los escritores periféricos consistiría esencialmente eninyectar contenidos propios <strong>de</strong> esa zona en formas omo<strong>de</strong>los proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l centro. Por su parte, el enfoque<strong>de</strong> <strong>Casa</strong>nova pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado más bien<strong>de</strong>sarrollista, con supuestos que evocan la teoría latinoamericana<strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tal punto <strong>de</strong>vista, <strong>las</strong> literaturas periféricas <strong>de</strong>ben esforzarse porsuperar su «atraso» y alcanzar a <strong>las</strong> <strong>de</strong>l centro, loque supone lograr la plena autonomización a imagen(quizá algo ilusoria) <strong>de</strong> <strong>las</strong> literaturas <strong>de</strong>l centro, ya<strong>de</strong>cuándose a los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> <strong>las</strong> vanguardias centrales<strong>de</strong>l momento; los escritores periféricos <strong>de</strong>benpues <strong>de</strong>splegar una serie <strong>de</strong> estrategias para insertarseen los paradigmas <strong>de</strong>l centro y para lograr elreconocimiento <strong>de</strong> sus instituciones.En un volumen editado por Ignacio Sánchez Prado(2006), diversos latinoamericanistas plantean unaserie <strong>de</strong> reparos y objeciones a <strong>las</strong> propuestas <strong>de</strong>Moretti y <strong>Casa</strong>nova. Pero si bien es perfectamenteválido, y hasta necesario, <strong>de</strong>stacar <strong>las</strong> fal<strong>las</strong> y <strong>las</strong>limitaciones <strong>de</strong> estos autores en su esfuerzo por replantearel concepto <strong>de</strong> literatura mundial, creo quepue<strong>de</strong> resultar aún más productivo aprovechar laocasión <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate internacional <strong>de</strong> indudableimportancia para mostrar cómo categorías teóricasdiseñadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experiencia latinoamericana,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra tradición autocentrada <strong>de</strong> pensamiento,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro peculiar locus <strong>de</strong> enunciación,pue<strong>de</strong>n permitir abordar la literatura mundial conbase en una perspectiva excéntrica, ajena a la visiónhomogeneizadora construida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el horizonte<strong>de</strong>l eurocentrismo u occi<strong>de</strong>ntocentrismo (cuando nomero anglocentrismo), 17 que permita el diálogo efectivoentre distintas tradiciones <strong>de</strong> pensamiento, lenguasy literaturas, con énfasis en la complejidad <strong>de</strong>los procesos <strong>de</strong> contacto intercultural que signanuna mundialización no uniformizadora. 18 Por cierto,la construcción <strong>de</strong> esta nueva visión totalizadora <strong>de</strong> laliteratura mundial solo podrá ser obra <strong>de</strong> equipos<strong>de</strong> investigadores representativos <strong>de</strong> <strong>las</strong> más diversastradiciones <strong>de</strong> pensamiento, lenguas y lugares<strong>de</strong> enunciación, y no solamente <strong>de</strong> académicos situadosen el locus privilegiado <strong>de</strong> la autoridad teórica,el llamado Primer Mundo, y que enuncian susdiscursos exclusivamente en la lingua franca <strong>de</strong> laglobalización, el inglés. Para el abordaje <strong>de</strong> estacomplejidad literaria <strong>de</strong> escala planetaria, es <strong>de</strong>cir,<strong>de</strong>l sistema-mundo literario, pue<strong>de</strong>n resultar <strong>de</strong> granutilidad categorías latinoamericanas como <strong>las</strong> <strong>de</strong>transculturación, culturas híbridas, heterogeneidad,sujeto migrante o totalidad contradictoria, que ayudana abordar el estudio <strong>de</strong> la literatura mundial sinper<strong>de</strong>r la visión <strong>de</strong> conjunto <strong>de</strong>l sistema-mundo literario,pero posibilitando en ese marco un verda<strong>de</strong>rocomparatismo dialógico intercultural.Retomando los <strong>de</strong>bates conceptuales más generales,la premisa que sustenta la división internacio-17 Cabe aquí citar el muy difundido texto <strong>de</strong> Harold Bloom,El canon occi<strong>de</strong>ntal, que resulta más bien un peculiarcanon anglosajón, con algunas incrustaciones <strong>de</strong>l resto<strong>de</strong> <strong>las</strong> tradiciones occi<strong>de</strong>ntales, pero que tiene almenos el mérito <strong>de</strong> enunciar explícitamente su perspectivaocci<strong>de</strong>ntocéntrica, sin ocultarse bajo la máscara<strong>de</strong> algún pretendido «universalismo».18 Me apoyo aquí, por cierto, en la noción trabajada porRenato Ortiz en Mundialización y cultura.30


nal <strong>de</strong>l trabajo intelectual vigente es por cierto, antetodo, ese eurocentrismo teórico, en términos <strong>de</strong>Desi<strong>de</strong>rio Navarro. Esta perspectiva excluyente yque restringe el diálogo implica que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tal miradaeurocéntrica «po<strong>de</strong>mos conectarnos con losotros únicamente para obtener información, comolo haríamos con una máquina proveedora <strong>de</strong> datos.Conocer al otro, en cambio, es tratar con su diferencia»(García Canclini, 2006: 194).Una <strong>de</strong> <strong>las</strong> consecuencias más evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> lareferida división internacional <strong>de</strong>l trabajo intelectualen el <strong>de</strong>bate académico es la fuerte ten<strong>de</strong>ncia haciael monolingüismo científico, resultado <strong>de</strong> la crecientehegemonía <strong>de</strong>l inglés. Si incluso lenguas con un posicionamientocentral largamente arraigado en elmundo académico, como el francés o el alemán,experimentan dificulta<strong>de</strong>s, sin duda la situación <strong>de</strong>idiomas como el español o el portugués, hace tiempoubicados en la periferia cultural <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidadocci<strong>de</strong>ntal, se vuelve mucho más problemática,para no aludir a lenguas cuyo ámbito <strong>de</strong> difusión esmucho menor. Esta ten<strong>de</strong>ncia al monolingüismohace que, a fin <strong>de</strong> tornarse audibles, los aportesteóricos <strong>de</strong>ban pasar por el filtro <strong>de</strong>l inglés. Elloexplica en parte por qué valiosas contribucioneslatinoamericanas, por ejemplo en el campo <strong>de</strong> losestudios literarios, <strong>las</strong> <strong>de</strong> autores como Ángel Rama,Antônio Cândido, Antonio Cornejo Polar o RobertoFernán<strong>de</strong>z Retamar, entre otros, cuyos trabajos enpocos casos han sido traducidos al inglés, no alcanzanla difusión que su importancia merecería. 1919 En su último texto, que fue muy criticado por algunos,«Mestizaje e hibri<strong>de</strong>z: los riesgos <strong>de</strong> <strong>las</strong> metáforas», yque pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse su testamento intelectual, CornejoPolar llamó la atención sobre <strong>las</strong> consecuencias<strong>de</strong> esa monopolización <strong>de</strong>l discurso académico por elinglés. El paso <strong>de</strong> los años evi<strong>de</strong>ncia que se trató <strong>de</strong>En cambio, paradójicamente, teóricos tambiénperiféricos como los <strong>de</strong> la India, gozan <strong>de</strong> más ampliaaudiencia gracias a que su lengua académica esel inglés. Una consecuencia concreta <strong>de</strong> esta situaciónfue, como ya lo comentamos, el intento <strong>de</strong>aplicar mecánicamente los aportes, sin duda valiosos,<strong>de</strong> los estudios subalternos <strong>de</strong> la India, al caso<strong>de</strong> la América Latina, propiciando unos estudiossubalternos latinoamericanos basados en la aca<strong>de</strong>mianorteamericana y muy poco receptivos a <strong>las</strong>reflexiones surgidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el propio Continente. 20Se trasladan así, apresuradamente, <strong>las</strong> i<strong>de</strong>as producidas<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una experiencia concreta (la <strong>de</strong> laIndia en este caso) a realida<strong>de</strong>s marcadas por unaherencia colonial <strong>de</strong> muy diversa índole, tal comolo hemos examinado en el acápite anterior.Pero <strong>las</strong> trabas al diálogo intelectual no solo semanifiestan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ángulo estrictamente lingüístico.Para ilustrar otras dificulta<strong>de</strong>s, cabe traer a colaciónel interesante libro <strong>de</strong> Ovidi Carbonell Traduciral otro. Traducción, exotismo, poscolonialismo,en cuya amplia bibliografía sobre el <strong>de</strong>bate poscolonialprácticamente no figuran reflexiones surgidas<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experiencia colonial hispanoamericana.Aquí <strong>las</strong> barreras no son, por cierto, lingüísticas, sinomás bien epistemológicas: resulta curioso que en elhorizonte <strong>de</strong> pensamiento sobre la poscolonialidad<strong>de</strong> un español no se consi<strong>de</strong>re a quienes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laAmérica Latina han reflexionado sobre tales temas,una reflexión pionera. Véase sobre ese texto mi nota«¿Un testamento intelectual? Comentario a “Mestizajee hibri<strong>de</strong>z: los riesgos <strong>de</strong> <strong>las</strong> metáforas”».20 Véase, por ejemplo, John Beverley et al.: «Declaración<strong>de</strong> fundación <strong>de</strong>l Grupo <strong>de</strong> Estudios Subalternos Latinoamericanos».Beverley <strong>de</strong>sarrolla ampliamente estalínea <strong>de</strong> pensamiento en su libro Subalternidad y representación.31


mientras que no faltan los teóricos periféricos queescriben en inglés (sin duda, muy importantes): Bhabha,Guha, Said, Spivak, etcétera. ¡Hasta para unespañol la lengua oficial <strong>de</strong> su país resulta intelectualmentesubalterna! 21 Por cierto, a lo ya comentadohay que agregar la peculiar dificultad <strong>de</strong> losespañoles para lidiar con su pasado como imperiocolonial <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad temprana y <strong>las</strong> consecuencias<strong>de</strong> su accionar en tierras americanas. Máspráctico resulta muchas veces obturar el pasado yvolver la vista hacia Europa, que hoy ya <strong>de</strong>finitivamenteno acaba en los Pirineos. Es una pena, porquela aca<strong>de</strong>mia española podría <strong>de</strong>sempeñar unpapel mucho más activo como traductora cultural enel diálogo con esta parte <strong>de</strong>l (Tercer) Mundo.Como hemos apreciado, ocurre frecuentementelo que critica Nelly Richard:una nueva división <strong>de</strong>l trabajo internacional leencarga al aparato académico norteamericano <strong>de</strong>finirel significado cultural <strong>de</strong> prácticas periféricasmientras Latinoamérica representa el campodon<strong>de</strong> aplicar esas <strong>de</strong>finiciones cuya vigencia estransada por la teoría metropolitana [1996: 21].21 Ya lo apuntaba Fernán<strong>de</strong>z Retamar: «el colonialismo hacalado tan hondamente en nosotros, que solo leemoscon verda<strong>de</strong>ro respeto a los autores anticolonialistasdifundidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> metrópolis» (1998: 33). Esa afirmacióntambién parece aplicable a intelectuales ubicadosen zonas periféricas <strong>de</strong>l propio centro.El Norte fija la agenda y conce<strong>de</strong> escaso o nulovalor a los aportes teóricos surgidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la periferia.En todo caso, para hacerse audible en el centro,el intelectual <strong>de</strong> los márgenes se vería forzado a<strong>de</strong>batir en inglés y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los parámetros que establecela aca<strong>de</strong>mia metropolitana. Frente a esta realidad,conviene promover propuestas como la <strong>de</strong>García Canclini:postular el multilingüismo y el policentrismo tantoen <strong>las</strong> ciencias como en <strong>las</strong> industrias culturales[...] En la producción científica ello suponeimpulsar políticas que robustezcan el <strong>de</strong>sarrolloendógeno <strong>de</strong> investigaciones, publicaciones yactivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> intercambio en lenguas diferentesal inglés [2006: 192].Pero <strong>las</strong> interferencias no solo se evi<strong>de</strong>ncian enel diálogo académico Norte-Sur, sino tal vez <strong>de</strong>manera aún más <strong>de</strong>scarnada en la comunicación Sur-Sur, frecuentemente inexistente, y en otros muchoscasos solo viables a través <strong>de</strong> la mediación <strong>de</strong> losespacios académicos metropolitanos, como ocurrióseñaladamente en el caso ya comentado <strong>de</strong> la recepciónlatinoamericana <strong>de</strong> los aportes <strong>de</strong>l grupo<strong>de</strong> estudios subalternos <strong>de</strong> la India. Sin duda, propiciarel diálogo Sur-Sur implica tomar muy en cuenta<strong>las</strong> distintas herencias coloniales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> que seenuncian nuestras teorizaciones periféricas. A<strong>de</strong>más,como lo apunta muy bien Amselle (2008), la inspiraciónteórica <strong>de</strong> muchos pensadores poscolonialesy subalternistas proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> fuentes europeas,en especial <strong>de</strong> la llamada French Theory, es <strong>de</strong>cir,<strong>de</strong> los planteamientos <strong>de</strong> filósofos posestructuralistasfranceses como Foucault, Deleuze o Derrida:«c’est donc une pensée totalement européocentrée,y compris dans sa déconstruction, qui a fourni à lathéorie postcoloniale ses principales idées». 2222 «Es pues un pensamiento totalmente europeocentrado,incluso en su <strong>de</strong>construcción, el que ha proporcionadoa la teoría poscolonial sus principales i<strong>de</strong>as» (166)[trad. <strong>de</strong>l autor].32


Se han señalado apenas algunos ejemplos queevi<strong>de</strong>ncian <strong>las</strong> dificulta<strong>de</strong>s que experimenta el diálogoacadémico en un mundo marcado por esa rígidadivisión internacional <strong>de</strong>l trabajo intelectual. Lacrítica a una única razón eurocéntrica u occi<strong>de</strong>ntocéntricasupuestamente universal podría llevarnos aun relativismo multicultural en el plano teórico. Nosencontraríamos ante una fragmentación: la coexistencia<strong>de</strong> múltiples lugares o loci <strong>de</strong> enunciaciónteórica autónomos y aislados entre sí, con sus propioscriterios <strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z y su propia epistemología.Las reflexiones posestructuralistas-posmo<strong>de</strong>rnasnos brindan un vasto arsenal conceptual que permitiríavalidar tal diseminación <strong>de</strong> la autoridad epistémica.Sin embargo, coincido con García Canclinien la necesidad <strong>de</strong> superardos rasgos <strong>de</strong>l pensamiento teórico posmo<strong>de</strong>rno:la exaltación indiscriminada <strong>de</strong> la fragmentacióny el nomadismo. Quedarse en una versiónfragmentada <strong>de</strong>l mundo aleja <strong>de</strong> <strong>las</strong> perspectivasmacrosociales necesarias para compren<strong>de</strong>r e interveniren <strong>las</strong> contradicciones <strong>de</strong> un capitalismoque se transnacionaliza <strong>de</strong> modo cada vez másconcentrado [2006: 22].En oposición al relativismo cognoscitivo, cabepues trabajar una reconstrucción <strong>de</strong> la razón que rescate<strong>las</strong> promesas <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad y su dimensiónutópica, pero <strong>de</strong>sterrando la ceguera al Otro, a lo noocci<strong>de</strong>ntal. Los proyectos <strong>de</strong> reconstrucción <strong>de</strong> larazón crítica surgidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una tradición exclusivay excluyentemente occi<strong>de</strong>ntal, al estilo Habermas,evi<strong>de</strong>ncian serias limitaciones, pues resulta ya imposiblepensar un horizonte universal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> unaperspectiva meramente eurocéntrica, sin consi<strong>de</strong>rarla experiencia <strong>de</strong> pueblos que han sufrido <strong>las</strong>consecuencias prácticas <strong>de</strong>l eurocentrismo, es <strong>de</strong>cir,la experiencia colonial, la herida colonial. De allíla pertinencia <strong>de</strong> reclamos como el <strong>de</strong> Chakrabarty(2000), quien propone provincializar a Europa (aOcci<strong>de</strong>nte), es <strong>de</strong>cir, restaurar su condición <strong>de</strong> particularida<strong>de</strong>n una totalidad mundial heterogénea eintercultural. Por ello, parecen particularmente productivosproyectos que intentan superar ese <strong>las</strong>tre<strong>de</strong>l provincialismo local europeo. Ante la crisis <strong>de</strong>un falso universalismo eurocéntrico, cobra fuerza latentación <strong>de</strong> optar por razones o epistemologíaslocales aisladas. Aunque, sin duda, es una tareamucho más problemática, juzgo <strong>de</strong> mayor provechobuscar una nueva perspectiva universal: ni unaúnica razón global monolítica ni epistemologías localesautistas.Conviene más bien explorar proyectos que tiendanpuentes interculturales, como el humanismo, tal comolo reconceptúa Edward Said, entendiéndolo como unaforma <strong>de</strong> resistencia a la lógica instrumental <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad:lo que intento hacer es lo que <strong>de</strong>nomino «humanismo»,un término que sigo empleando con terquedad,pese al <strong>de</strong>sprecio que les produce a losrefinados críticos posmo<strong>de</strong>rnos... [el humanismo]se apoya en un sentido <strong>de</strong> comunidad con otrosintérpretes, otras socieda<strong>de</strong>s y otros periodos:por consiguiente, en términos estrictos, no existeel humanista aislado [2003].Y aña<strong>de</strong> más a<strong>de</strong>lante: «el humanismo es la únicaforma <strong>de</strong> resistencia –me atrevería a <strong>de</strong>cir quela <strong>de</strong>finitiva– que tenemos contra <strong>las</strong> prácticas inhumanasy <strong>las</strong> injusticias que <strong>de</strong>sfiguran la historia»(2003). 2323 Cf. también su último libro Humanism and DemocraticCriticism.33


O <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva distinta, pero en muchosaspectos convergente, propuestas como <strong>las</strong> epistemologíasfronterizas, que Walter Mignolo <strong>de</strong>finecomo «aquel<strong>las</strong> formas <strong>de</strong> conocimiento que operanentre los legados metropolitanos <strong>de</strong>l colonialismo(diseños globales) y los legados <strong>de</strong> <strong>las</strong> zonascolonizadas (historias locales)», 24 y cuyos alcancesexplicita con la mayor claridad:una epistemología <strong>de</strong> frontera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> varios espacios<strong>de</strong>l Tercer Mundo configurado por diferenteslegados coloniales, para el conocimientoy la civilización planetaria (e.g., no una epistemologíasolo para los marginados, o «<strong>de</strong>l TercerMundo para el Tercer Mundo», lo cual mantienela hegemonía y la universalidad <strong>de</strong>l conocimientoproducido en el no-lugar y en la objetividad <strong>de</strong>los proyectos imperiales). 25Particularmente, me parece más pertinente hablar<strong>de</strong> una razón o una epistemología dialógica, 26 quepermita la comunicación <strong>de</strong> <strong>las</strong> heterogéneas culturasmundiales, <strong>de</strong> los heterogéneos saberes locales,en un intercambio no sesgado por la imposición autoritaria<strong>de</strong> un monologismo <strong>de</strong>l centro, y que másbien posibilite el flujo polifónico <strong>de</strong> los aportes surgidos<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los diversos lugares <strong>de</strong> enunciación teórica,lo que supone sin duda una gigantesca empresa<strong>de</strong> traducción cultural. Solo así se podría abordar la24 «Espacios geográficos y localizaciones epistemológicas:la ratio entre la localización geográfica y la subalternización<strong>de</strong> conocimientos» (7).25 «Posocci<strong>de</strong>ntalismo: <strong>las</strong> epistemologías fronterizas y eldilema <strong>de</strong> los estudios (latinoamericanos) <strong>de</strong> área»(688-689).26 Como es obvio, utilizo libremente conceptos acuñadospor Bajtín.compleja tarea <strong>de</strong> reconstruir una razón crítica conun horizonte genuinamente universal, pero no homogeneizador,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una epistemología dialógicaintercultural 27 que haría posible que <strong>las</strong> voces subalternaslogren finalmente hablar.Bibliografía citadaAmselle, Jean-Loup: L’ Occi<strong>de</strong>nt décroché. Enquêtesur les postcolonialismes, París, Stock, 2008.Bajtín, Mijaíl: Estética <strong>de</strong> la creación verbal,México, Siglo XXI, 1982.Bernheimer, Charles (ed.): Comparative Literaturein the Age of Multiculturalism, Baltimore,Johns Hopkins Press, 1995.Beverley, John: Subalternidad y representación,Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert,2004 [1999].Beverley, John et al.: «Declaración <strong>de</strong> fundación<strong>de</strong>l Grupo <strong>de</strong> Estudios Subalternos Latinoamericanos»,Procesos, No. 10, 1997, pp. 135-145.Bloom, Harold: El canon occi<strong>de</strong>ntal, Barcelona,Anagrama, 1995 [1994].Carbonell, Ovidi: Traducir al otro. Traducción,exotismo, poscolonialismo, Cuenca, Ediciones<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Castilla-La Mancha, 1997.27 Este término resulta más a<strong>de</strong>cuado para <strong>de</strong>scribir <strong>las</strong>mezc<strong>las</strong> culturales que signan conflictivamente a nuestroplaneta globalizado: «De un mundo multicultural–yuxtaposición <strong>de</strong> etnias o grupos en una ciudad onación– pasamos a otro intercultural globalizado. Bajoconcepciones multiculturales se admite la diversidad<strong>de</strong> culturas, subrayando su diferencia y proponiendopolíticas relativistas <strong>de</strong> respeto que a menudo refuerzanla segregación. En cambio, interculturalidad remitea la confrontación y el entrelazamiento, a lo que suce<strong>de</strong>cuando los grupos entran en relaciones e intercambios»(García Canclini, 2006: 14).34


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EFRAÍN BARRADASOrígenes, Asomante y La PoesíaSorprendida: Vidas parale<strong>las</strong><strong>de</strong> tres revistas antillanas** Escribí este trabajo hace unos treintaaños, poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi primer viajea Cuba, a don<strong>de</strong> fui a entrevistar a losmiembros <strong>de</strong>l grupo Orígenes que aúnvivían. Des<strong>de</strong> entonces los estudiosos<strong>de</strong> <strong>las</strong> letras y la cultura antillanas hanseguido investigando y publicandosobre esta importante revista cubanay sus repercusiones en Hispanoamérica.Aunque me he mantenido al tanto<strong>de</strong> esta investigación, <strong>de</strong>cidí no hacerreferencia directa en esta nueva versión<strong>de</strong> mi texto a esos trabajos. Solohe introducido cambios menores, incluyendo<strong>las</strong> notas al pie <strong>de</strong> página. Dosrazones me llevaron a esta <strong>de</strong>cisión. Laprimera es que mi trabajo hubiera tenidoque adoptar un tono extremadamenteacadémico; hubiera tenidoque cambiar el más o menos conversacionalque tiene y que quise que tuviera<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su concepción. La segundaes que, a pesar <strong>de</strong>l excelente estudio<strong>de</strong> Andrés L. Mateo sobre los intelectualesy el trujillato (Mito y cultura enla era <strong>de</strong> Trujillo, 2da. edición, EditoraManatí, 2004) y el <strong>de</strong> Catherine MarshKennedy sobre el ámbito culturalEn tres años seguidos –1943, 1944 y 1945– surgieron en <strong>las</strong>tres Antil<strong>las</strong> hispanas sendas revistas literarias que marcaronla ruta <strong>de</strong> sus respectivas literaturas nacionales y <strong>de</strong>mostraron,una vez más y casi sin proponérselo, la gran relación y la comunidad<strong>de</strong> <strong>las</strong> letras dominicanas, cubanas y puertorriqueñas. De<strong>las</strong> tres publicaciones, la dominicana, La Poesía Sorprendida, fue laprimera que apareció y <strong>de</strong>sapareció. Se publicó en la entonces llamada«Ciudad Trujillo» <strong>de</strong> 1943 a 1947, y fue el peso, directo eindirecto, <strong>de</strong> su resistencia pasiva al trujillato, lo que la hizo <strong>de</strong> tanbreve vida en comparación con sus contemporáneas antillanas.puertorriqueño durante el muñocismo (Negociaciones culturales: los intelectualesy el proyecto pedagógico <strong>de</strong>l estado muñocista, San Juan,Ediciones Callejón, 2009), y los numerosos trabajos sobre Orígenes que sehan publicado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, como los <strong>de</strong> Irlemar Chiampi, Adriana Kanzepolsky,Antonio José Ponte, Jesús Barquet, Enrico Mario Santí y RobertoFernán<strong>de</strong>z Retamar, entre muchos otros, y los testimonios <strong>de</strong> algunosorigenistas –especialmente los <strong>de</strong> Fina García Marruz, Ángel Gaztelu, LorenzoGarcía Vega y Cintio Vitier–, todavía nadie ha explorado los paralelismosentre <strong>las</strong> tres gran<strong>de</strong>s revistas antillanas <strong>de</strong> ese momento. Por esasrazones <strong>de</strong>cidí <strong>de</strong>jar el texto en lo esencial como lo escribí originalmente.Todavía mantengo la esperanza que me llevó a concebirlo: que el mismosirva <strong>de</strong> acicate a otros investigadores para que sigan explorando el temaque es, en verdad, otra muestra más <strong>de</strong> la unidad antillana que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elsiglo XIX nuestros intelectuales, artistas y políticos han planteado comorealidad y como i<strong>de</strong>al.Revista <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas No. 265 octubre-diciembre/2011 pp. 37-4637


Orígenes, la cubana, sobrevivió doce años: <strong>de</strong> 1944a 1956. Esta, en primera instancia, parecía ignorar<strong>las</strong> circunstancias político-sociales que la circundabany cerró por conflictos internos entre sus editoresy por problemas económicos. Asomante, lapuertorriqueña, emergió en 1945 y, si se aceptan<strong>las</strong> <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> su fundadora y editora, NilitaVientós Gastón, vivió hasta 1984, rebautizada en1971 como Sin Nombre. Estas diferencias en duración–cuatro, doce y treinta y nueve años, respectivamente–hacen difícil y hasta algo <strong>de</strong>shonestointentar establecer una comparación entre <strong>las</strong> tres enmuchos aspectos. Tenemos que reconocer, por ejemploy a pesar <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> su editora, queAsomante no es idéntica a Sin Nombre por la sencillarazón <strong>de</strong> que la Nilita 1 <strong>de</strong> 1945, amiga <strong>de</strong> PedroSalinas y admiradora <strong>de</strong> Ortega, no era, por suerte,la Nilita <strong>de</strong> 1971, la persona que asimiló <strong>las</strong> lecciones<strong>de</strong> la historia antillana a partir <strong>de</strong> 1959. En otraspalabras y por rigor crítico, al estudiar <strong>las</strong> vidas parale<strong>las</strong><strong>de</strong> estas tres revistas me concentro en el período<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1940, cuando nacieron, y enlos principios <strong>de</strong> 1950, momento en que se pue<strong>de</strong>nobservar marcadas semejanzas entre <strong>las</strong> dos publicacionesque entonces aún circulaban. Por ello mismoy para enten<strong>de</strong>r este fenómeno cultural –la confluenciaen <strong>las</strong> tres Antil<strong>las</strong> hispanas <strong>de</strong> revistasparale<strong>las</strong>– hay que reconstruir un poco <strong>de</strong> la historia<strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> esas publicaciones.La Poesía Sorprendida, injustamente la menosconocida <strong>de</strong> <strong>las</strong> tres fuera <strong>de</strong> su ámbito nacional, vio1 En Puerto Rico a Nilita Vientós Gastón se le llama, sinpor ello faltarle el respeto, sencillamente Nilita, o sea, porsu apodo, pues su nombre <strong>de</strong> pila era Petronila. Ella<strong>de</strong>testaba ese nombre y, por ello, <strong>de</strong> Petronila, pasó en elámbito familiar a Petronilita, y <strong>de</strong> ahí a Nilita en el público.Juan Ramón Jiménez la llamaba «Trilita» por su inagotableenergía: era tres en una.la luz en 1943 como órgano <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> poetasdominicanos –Franklin Mieses Burgos, MarianoLebrón Saviñón y Freddy Gatón Arce–, un pintorespañol republicano exiliado en este país, EugenioFernán<strong>de</strong>z Granell, y un joven diplomático chilenoque ya había estado <strong>de</strong> servicio en Cuba, AlbertoBaeza Flores. Más tar<strong>de</strong>, por cuestiones legales, larevista tuvo que presentar en su portada un solo nombre,necesariamente <strong>de</strong> un dominicano, como editor,y Mieses Burgos se aventuró a poner el suyo en variosnúmeros. Ya para la última entrega apareció comodirector Antonio Fernán<strong>de</strong>z Spencer. Durante la vida<strong>de</strong> la revista, la junta editorial cambió y en sus númerosfinales, como acto que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener tintes <strong>de</strong>reto a los organismos culturales <strong>de</strong>l trujillato, los editoresy directores nombraron un equipo <strong>de</strong> colaboradoresque incorporaba a José Lezama Lima, eleditor <strong>de</strong> Orígenes y único cubano incluido, y a dospuertorriqueños asociados a Asomante, Luis Hernán<strong>de</strong>zAquino y Francisco Matos Paoli, hecho quehabla muy claramente <strong>de</strong> la conciencia que teníanestos poetas dominicanos <strong>de</strong> la labor paralela que sehacía en <strong>las</strong> otras dos publicaciones antillanas. Lezama,Matos Paoli y Hernán<strong>de</strong>z Aquino formaban elconsejo editorial con un grupo <strong>de</strong> dominicanos queya se habían adherido al movimiento: Aída CartagenaPortalatín, Manuel Rueda, J. M. G<strong>las</strong>s Mejía, ManuelValerio y Manuel Llanes. Todos estos cambiosen el cuerpo directivo se <strong>de</strong>ben a <strong>las</strong> difíciles circunstanciasque la revista tenía que afrontar dadas la represión<strong>de</strong>l trujillato y la falta <strong>de</strong> una fuerte organización<strong>de</strong>l grupo mismo. A pesar <strong>de</strong> su intento <strong>de</strong>parecer una inocente y elitista publicación <strong>de</strong>dicadaa sorpren<strong>de</strong>r lo estético o lo poético en un actoingenuo o casual –<strong>de</strong> ahí el nombre–, <strong>las</strong> autorida<strong>de</strong>sdominicanas nunca <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ver al grupocomo sospechoso: aun la poesía podía ser enemiga<strong>de</strong>l dictador.38


Pero hay que distinguir entre el movimiento poéticoque se aglutinó en torno a La Poesía Sorprendida,y la revista misma, porque ya para los últimosaños <strong>de</strong> su aparición era la vocera <strong>de</strong> una corrienteque, aunque <strong>de</strong> principios estéticos laxos, reunía aescritores que apoyaban unas difusas i<strong>de</strong>as comunessobre el arte y cuya acción se extendía más allá<strong>de</strong> la publicación misma. Imperaba en el grupo dominicanouna ten<strong>de</strong>ncia neosurrealista que le veníapor <strong>las</strong> lecturas y la relación con los surrealistas franceses–recuér<strong>de</strong>se que André Breton visitó SantoDomingo en 1946 y que el impacto <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as sehacía sentir en la América Latina <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mucho antes–,a través <strong>de</strong>l contacto <strong>de</strong> Baeza Flores con lospoetas chilenos <strong>de</strong> la Mandrágora y <strong>de</strong> la experienciay la amistad <strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z Granell con lossurrealistas españoles. Pero no po<strong>de</strong>mos i<strong>de</strong>ntificarplenamente a La Poesía Sorprendida con estemovimiento, el cual, en sus páginas, se dilata y semezcla con otros principios estéticos. Ahora bien,el empleo <strong>de</strong> técnicas y, especialmente, <strong>de</strong> un lenguaje<strong>de</strong> tonos surrealistas, les sirvió a estos poetaspara encubrir sus observaciones sobre la dura realidadpolítica <strong>de</strong>l país. Esto les valió más tar<strong>de</strong> elataque <strong>de</strong> artistas e intelectuales más jóvenes, sobretodo <strong>de</strong> los poetas que aparecieron a raíz <strong>de</strong> lainvasión estaduni<strong>de</strong>nse a la República Dominicanaen 1965. Pero los miembros <strong>de</strong> La Poesía Sorprendidase <strong>de</strong>fendían alegando que sus críticas altrujillato tenían que ir necesariamente cubiertas porun lenguaje lírico que les ayudaba entonces a sobrevivira la dura censura y la brutal represión política.Baeza Flores, quien habla <strong>de</strong> una autocensuraen la revista, dice que los poetas asociados a ellautilizaban «ese lenguaje criptográfico, [...] esa especie<strong>de</strong> escritura secreta, que era bien entendidapor los lectores <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la República Dominicana».Pero más que <strong>de</strong> clave para la crítica social, elvago neosurrealismo <strong>de</strong>l grupo le servía como víapara alcanzar su i<strong>de</strong>al poético, que encabezaba cadanúmero <strong>de</strong> la revista: «Poesía con el Hombre Universal».(Poesía, Hombre y Universal, con letra inicialmayúscula, por supuesto.) Pero, a pesar <strong>de</strong> losgran<strong>de</strong>s esfuerzos <strong>de</strong>l grupo, La Poesía Sorprendidano pudo sobrevivir y solo se publicó por unoscuatro años.En la década <strong>de</strong> 1940 la situación cubana no eratan <strong>de</strong>sesperada ni angustiante como la dominicana,lo que no quiere <strong>de</strong>cir que fuese utópica. Lacorrupción política y la influencia estaduni<strong>de</strong>nse reinantesentonces culminarían pocos años más tar<strong>de</strong>con la dictadura <strong>de</strong> Fulgencio Batista. Pero cuandose fundó Orígenes, en 1944, parecía imperar en elpaís un aire <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia y estabilidad burguesas.Los artistas que se asociaron a la revista –en estecaso no solo poetas; había narradores, críticos yartistas visuales también– estaban marcados por el<strong>de</strong>sengaño político que dominó la nación tras la revoluciónfrustrada que quitó <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r a GerardoMachado. De ese <strong>de</strong>sengaño, en parte, surgió Orígenes.Lezama Lima, uno <strong>de</strong> los dos editores <strong>de</strong> larevista y su figura dominante, así lo establececuando <strong>de</strong>clara en sus páginas en 1949: «un paísfrustrado en lo esencial político pue<strong>de</strong> alcanzarvirtu<strong>de</strong>s y expresiones por otros cotos <strong>de</strong> mayorrealeza».Esos «cotos <strong>de</strong> mayor realeza» se transformanen la búsqueda <strong>de</strong> <strong>las</strong> raíces <strong>de</strong> la existencia, <strong>de</strong> los«orígenes», los cuales son la esencia <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>arte, lo que le otorga valor universal. Solo que para losorigenistas no había diferenciación entre lo nacional ylo universal si ambos términos se entendían <strong>de</strong>s<strong>de</strong>esta perspectiva exploratoria <strong>de</strong> lo que los editoresllamaban «la toma <strong>de</strong> posesión <strong>de</strong>l ser». Másque <strong>de</strong>l surrealismo, en esta visión <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> losorigenistas encontramos huel<strong>las</strong> <strong>de</strong> un existencialismo39


entendido <strong>de</strong> manera muy personal, en muchos casosteñido por <strong>las</strong> creencias religiosas <strong>de</strong> algunos<strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l grupo. Por ello algunos estudiososhan asociado el título <strong>de</strong> la revista con Orígenes,uno <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong> la Iglesia Católica. Creoque esta asociación es errónea y, como apuntan otrosinvestigadores, la estética que anuncia el título <strong>de</strong> lapublicación cubana hay que asociarla a una miradahacia los principios o raíces <strong>de</strong>l arte, mirada queparadójicamente contradice y confirma a la par losi<strong>de</strong>ales vanguardistas.Su historia es fácil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r, al menos <strong>de</strong> maneraesquemática. Se fundó en 1944 cuando se unieronel gran talento y la experiencia editorial <strong>de</strong> JoséLezama Lima, quien ya había estado ligado a otrastres revistas literarias –Verbum (1937), Espuela <strong>de</strong>Plata (1939-1941) y Nadie Parecía (1942-1944)–,y el entusiasmo, el apoyo económico y <strong>las</strong> relacionesforáneas <strong>de</strong> José Rodríguez Feo, quien a lo largo <strong>de</strong>los años fue creciendo intelectualmente hasta convertirseen crítico <strong>de</strong> interés en la Cuba <strong>de</strong> su momentoy, sobre todo, en promotor <strong>de</strong> autores novelesy el punto <strong>de</strong> contacto con gran<strong>de</strong>s escritoresextranjeros. Rodríguez Feo, quien había estudiadoen la Universidad <strong>de</strong> Harvard, conoció durante susaños universitarios a Pedro Henríquez Ureña cuandoeste fue invitado por esa institución a dictar unasprestigiosas conferencias, <strong>las</strong> Charles Elliot NortonLectures, en 1940-1941. El crítico dominicano fueel primer académico <strong>de</strong> Hispanoamérica en dictar<strong>las</strong> mismas; más tar<strong>de</strong>, Borges y Octavio Paz tambiénlo harían. Las conferencias <strong>de</strong> Henríquez Ureñase publicaron como Literary Currents in HispanicAmerica (1945), se tradujeron al español yaparecieron en México como Las corrientes literariasen la América Hispánica (1949), uno <strong>de</strong>los primeros intentos <strong>de</strong> ofrecer un panorama histórico<strong>de</strong> nuestras letras. Según señala el propioRodríguez Feo en el prólogo a una antología cubana<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Henríquez Ureña, «sus consejosguiaron los primeros intentos <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> Orígenesuna revista <strong>de</strong> calidad». El diálogo con el maestrodominicano y con importantes escritores extranjerossiempre guió al otro editor <strong>de</strong> la revista cubana.Por ello, y contrario a lo que usualmente se postula,Orígenes fue en realidad una aventura conjunta <strong>de</strong>sus dos editores, quienes trajeron a la publicaciónaportes y visiones diferentes pero que se complementaban.Aunque no cabe duda <strong>de</strong>l trascen<strong>de</strong>ntalvalor estético e intelectual <strong>de</strong> Lezama Lima, la publicaciónno fue territorio dominado exclusivamentepor el gran poeta y novelista; Rodríguez Feo tambiénhizo contribuciones <strong>de</strong> importancia y hay quetener<strong>las</strong> en consi<strong>de</strong>ración para enten<strong>de</strong>r la revista yel fenómeno artístico que ella ayudó a estructurar.A Orígenes llegaron importantes escritores estaduni<strong>de</strong>nses,hispanoamericanos y europeos –WallaceStevens, Efraín Huerta, Henri Michaux, entremuchos otros– por los contactos internacionales quemantenía Rodríguez Feo. La presencia <strong>de</strong> esos escritoresno cubanos sirvió para confirmar <strong>de</strong> manerapráctica la estética que sustentaba Orígenes. SiLezama y sus compañeros poetas y pintores traíansu teoría <strong>de</strong> la universalidad <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte através <strong>de</strong> la búsqueda <strong>de</strong> <strong>las</strong> esencias o los orígenesestéticos e i<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong> la misma, RodríguezFeo aportaba una dimensión concreta <strong>de</strong> esa búsquedaa través <strong>de</strong> los textos <strong>de</strong> escritores extranjerosque ayudaban a confirmar esos principios estéticos.La ten<strong>de</strong>ncia ha sido siempre ver a Orígenesy su grupo como una unidad homogénea, pero estavisión no es completamente veraz. Los mismos origenistasasí lo afirmaron. La revista agrupó a artistascon diferencias estéticas e i<strong>de</strong>ológicas y paraenten<strong>de</strong>rla plenamente hay que tomar en consi<strong>de</strong>raciónla importante labor <strong>de</strong> Rodríguez Feo. Por40


ello mismo, cuando los editores se separaron a raíz<strong>de</strong> la publicación en Orígenes <strong>de</strong> una contribución<strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez, figura <strong>de</strong> gran importanciaen todas <strong>las</strong> revistas <strong>de</strong> Lezama, esta se convirtiótemporalmente en dos publicaciones parale<strong>las</strong> conel mismo nombre, la <strong>de</strong> Lezama, don<strong>de</strong> se reunieronsus fieles seguidores cubanos –Cintio Vitier, FinaGarcía Marruz, Eliseo Diego, Lorenzo García Vega,Ángel Gaztelu y Octavio Smith, entre otros– y la <strong>de</strong>Rodríguez Feo, que tenía un consejo editorial compuestopor Jorge Guillén, Luis Cernuda, VicenteAleixandre (tres <strong>de</strong> los agraviados por el texto <strong>de</strong>Juan Ramón), Harry Levin, maestro en Harvard yguía intelectual <strong>de</strong> Rodríguez Feo, y Alfonso Reyes,entre otros. Rodríguez Feo publicó solo dosnúmeros <strong>de</strong> su Orígenes y, más tar<strong>de</strong>, junto a VirgilioPiñera, entonces la oveja negra <strong>de</strong>l grupo,fundó Ciclón (1955-1959), que se convirtió en elvocero <strong>de</strong> escritores más jóvenes que luego contribuyerona <strong>las</strong> primeras aventuras literarias <strong>de</strong> laRevolución.La historia <strong>de</strong> Asomante fue menos acci<strong>de</strong>ntadaque la <strong>de</strong> Orígenes pero no está exenta <strong>de</strong> polémica.La fundó en 1945 –como ya dije– Nilita VientósGastón. El nombre, revelador por sus intenciones,se lo dio Pedro Salinas. Nilita aclaraba por qué lapublicación se llamó Asomante: «participio activo<strong>de</strong>l verbo asomar –vocablo preñado <strong>de</strong> contenido–y el nombre <strong>de</strong> un cerro en nuestro país –“la Cuesta<strong>de</strong> Asomante”–, un sitio puertorriqueño <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cualpodía divisarse mucho mundo».Nilita quería hacer <strong>de</strong> su revista un punto <strong>de</strong>s<strong>de</strong>don<strong>de</strong> sus connacionales, en muchos casos víctimas<strong>de</strong> un grave insularismo colonial asfixiante, seposicionaran y se asomaran al mundo para verloy para que los vieran.Recor<strong>de</strong>mos <strong>las</strong> circunstancias históricas boricuas<strong>de</strong> entonces. Tres años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>Asomante, Luis Muñoz Marín fue electo gobernador<strong>de</strong> Puerto Rico y este triunfo electoral <strong>de</strong>lPartido Popular Democrático estabilizó la condicióncolonial <strong>de</strong> la Isla. La euforia <strong>de</strong>l muñocismo contagióa ciertos intelectuales quienes, apoyados porrefugiados españoles que habían sido progresistasen la Península, pero que coqueteaban con los liberalesy conservadores en <strong>las</strong> viejas colonias en elCaribe, presentaban el proyecto <strong>de</strong> «occi<strong>de</strong>ntalizar»a los puertorriqueños. Para enten<strong>de</strong>r este fenómenohay que tener en cuenta el impacto <strong>de</strong> Ortega y suemblemática Revista <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte entre esos mismosrefugiados españoles y entre algunos intelectualespuertorriqueños, especialmente en el entonces rector<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Puerto Rico, Jaime Benítez,discípulo <strong>de</strong> Ortega y protector <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez.(Fue Benítez quien lo representó y leyó sudiscurso <strong>de</strong> aceptación en la entrega <strong>de</strong>l PremioNobel ya que, por su condición física y emocional,Jiménez no podía salir <strong>de</strong> la Isla.) El proyecto <strong>de</strong>Benítez se fundamentaba en una dicotomía falaz: elbinomio nacionalismo y universalismo. Benítez en granmedida reaccionaba al impacto <strong>de</strong> Pedro AlbizuCampos y su Partido Nacionalista en <strong>las</strong> décadas <strong>de</strong>1940 y 1950. El rector prohibió que Albizu entrara ala universidad y dictara allí una conferencia en 1948y, a raíz <strong>de</strong> esa prohibición, los estudiantes, aban<strong>de</strong>radospor Juan Mari Bras, organizaron la primeragran huelga universitaria. La falsa dicotomía a la quese enfrentaban los artistas e intelectuales tomaba,pues, un cariz marcadamente político.Asomante, como Orígenes y La Poesía Sorprendida,aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva distinta, trató<strong>de</strong> conciliar ese conflicto i<strong>de</strong>ológico entre nacionalismoy universalismo (llamado occi<strong>de</strong>ntalismo en elcaso boricua). Toda la larga vida <strong>de</strong> la revista atestiguaese propósito, y por ello en Asomante publicaronlos gran<strong>de</strong>s escritores puertorriqueños <strong>de</strong>l41


momento –René Marqués, José Luis González, FranciscoMatos Paoli, entre muchos otros y otras– perotambién los extranjeros que para los «occi<strong>de</strong>ntalistas»representaban la negación <strong>de</strong>l nacionalismo y labúsqueda <strong>de</strong> los i<strong>de</strong>ales «universales». Por ejemplo,<strong>las</strong> colaboraciones <strong>de</strong> Lionel Trilling, María Zambranoy Damián Carlos Bayón, y los homenajes que larevista les rin<strong>de</strong> a Juan Ramón Jiménez, Alfonso Reyeso Balzac, pongamos por caso, sirven para probareste punto. La coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los colaboradoresextranjeros entre Asomante y Orígenes habla<strong>de</strong> principios estéticos e i<strong>de</strong>ológicos compartidos.También Lezama, Vitier y García Marruz aparecenen la publicación puertorriqueña, aunque es notablela ausencia <strong>de</strong> puertorriqueños y dominicanos enOrígenes. Pero la coinci<strong>de</strong>ncia fue particularmentevisible y reveladora en el caso <strong>de</strong> los colaboradoresespañoles y los estaduni<strong>de</strong>nses. La atención que Nilitales prestó a <strong>las</strong> letras estaduni<strong>de</strong>nses es <strong>de</strong> singularrelevancia para enten<strong>de</strong>r los paralelismos con larevista cubana.Hay una clara semejanza entre la admiración <strong>de</strong>Nilita y Rodríguez Feo por la literatura estaduni<strong>de</strong>nse.Esta coinci<strong>de</strong>ncia va más allá <strong>de</strong> la mera presencia<strong>de</strong> los mismos colaboradores norteamericanosen sus respectivas revistas. Los principios queconformaban <strong>las</strong> visiones estéticas <strong>de</strong> los dos editoresquedaron marcados por sus lecturas y contactoscon críticos <strong>de</strong> los Estados Unidos. Dado suseñalado interés en este sentido, no es casual queNilita fuera la autora <strong>de</strong>l primer libro en españolsobre Henry James (Introducción a Henry James,San Juan, Ediciones <strong>de</strong> La Torre, 1956) y que ensu revista se publicaran trabajos <strong>de</strong> y sobre diversosescritores <strong>de</strong> ese país. Por su parte, los gustosy preferencias <strong>de</strong> José Rodríguez Feo eran muy parecidos,si no idénticos. Por ello tradujo y editóen Orígenes un ensayo <strong>de</strong> Henry James sobre Balzacy muy frecuentemente aparecieron en su revistatextos <strong>de</strong> creación literaria <strong>de</strong> autores norteamericanosy estudios sobre esa literatura. Como ocurriócon la editora <strong>de</strong> Asomante, Rodríguez Feo publicóa escritores estaduni<strong>de</strong>nses –el caso <strong>de</strong> WallaceStevens fue el más importante por el impacto quesu relación con Rodríguez Feo tuvo en la propiaobra <strong>de</strong>l estaduni<strong>de</strong>nse– o textos sobre esa literatura.Tanto Rodríguez Feo como Nilita adoptaroncomo mo<strong>de</strong>los a los teóricos <strong>de</strong>l «New Criticism»estaduni<strong>de</strong>nse y quedaron marcados por otros críticosnorteamericanos <strong>de</strong> importancia. Fue particularmenterevelador el impacto <strong>de</strong> F. O. Matthiessenen el caso <strong>de</strong>l editor <strong>de</strong> Orígenes. Por su parte,para la editora <strong>de</strong> Asomante, el angloestaduni<strong>de</strong>nseEric Bentley fue quien cumplió una función paralela.Pero, en ambos casos, hay que notar que niBentley ni Matthiessen –especialmente este último,fundador <strong>de</strong> los llamados «American Studies» consu seminal estudio <strong>de</strong> la generación <strong>de</strong> Emerson yWhitman, intelectual <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias socialistas, homosexualy víctima <strong>de</strong> la persecución macartista–caben cómodamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los parámetros <strong>de</strong>l«New Criticism», escuela dominante en ese momentoen los Estados Unidos y que influyó tanto aRodríguez Feo como a Nilita. Esa clara afinidadpor <strong>las</strong> letras y la crítica estaduni<strong>de</strong>nse une a loseditores <strong>de</strong> Orígenes y Asomante, pero está ausente<strong>de</strong> La Poesía Sorprendida.A pesar <strong>de</strong>l reconocimiento internacional <strong>de</strong> Asomantey <strong>de</strong> la admiración <strong>de</strong> la editora por la culturaestaduni<strong>de</strong>nse, en 1970 la Asociación <strong>de</strong> Graduadas<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Puerto Rico, organizaciónque había servido <strong>de</strong> apoyo a Asomante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sufundación, rompió su relación con esta y trató <strong>de</strong>quedarse con la revista, ya que consi<strong>de</strong>raba queambas, la publicación y su editora, eran «comunistas»,término que se usaba en Puerto Rico, tras la42


Revolución Cubana, para c<strong>las</strong>ificar a los intelectualesque no apoyaban el proyecto <strong>de</strong> los «occi<strong>de</strong>ntalistas»ni el estatus colonial <strong>de</strong> la Isla. Nilita perdióen los tribunales el caso legal contra sus opositoras,encabezadas por una exsenadora <strong>de</strong>l Partido PopularDemocrático, Juana Rodríguez Mundo, quien,con sus aliadas, publicó un número <strong>de</strong> Asomanteque nada tenía que ver por su falta <strong>de</strong> calidad estéticay perspectivas críticas con la revista <strong>de</strong> Nilita.Los colaboradores boricuas y extranjeros queapoyaron a la fundadora boicotearon el fracasadoproyecto <strong>de</strong> Rodríguez Mundo y organizaron unacampaña internacional en su apoyo, encabezada porautores como Ángel Rama, Stephen Gilman y JoséLuis Cano, entre muchísimos otros intelectuales <strong>de</strong>reconocimiento internacional. Tras la pérdida <strong>de</strong> los<strong>de</strong>rechos al nombre <strong>de</strong> su revista, Nilita creó unanueva publicación que llamó muy a propósito SinNombre y que, para ella al menos, era la vieja Asomanterediviva.Este somero recuento <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> <strong>las</strong> trespublicaciones antillanas hace ya evi<strong>de</strong>ntes los paralelismosy <strong>las</strong> diferencias entre el<strong>las</strong>. Un cotejo <strong>de</strong>sus páginas así los confirman. Hay nombres antillanos,cubanos en específico –Lezama, Vitier y GarcíaMarruz–, que aparecieron como colaboradoresen <strong>las</strong> tres. Asomante se anunciaba en Orígenesy la revista cubana era comentada en la dominicana.Las tres compartían amigos y autores españoles:Jiménez, Salinas, Guillén. Cernuda y Aleixandreno publicaron en La Poesía Sorprendida perosí en Orígenes y Asomante. La ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> losliberales españoles fue evadir la publicación dominicana,que siempre se vio como sospechosa <strong>de</strong>posiciones políticas <strong>de</strong>rechistas por el mero hecho<strong>de</strong> editarse en un país bajo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un dictadorque seguía fielmente <strong>las</strong> líneas <strong>de</strong> política internacionaldictadas por los Estados Unidos. Por ellomismo son más reveladoras en el caso dominicano<strong>las</strong> traducciones <strong>de</strong> otros escritores europeos que laausencia <strong>de</strong> los colaboradores españoles que aparecenfrecuentemente en <strong>las</strong> otras dos revistas. Estastraducciones apuntan a i<strong>de</strong>as estéticas compartidasentre <strong>las</strong> tres revistas. En todas aparecieron ensayoso poemas <strong>de</strong> Paul Valéry, T. S. Eliot y StephenSpen<strong>de</strong>r, por ejemplo. Pero, sobre todo, la semejanzamayor entre <strong>las</strong> tres está en la comunión <strong>de</strong>ciertos principios estéticos. Todas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus circunstanciasnacionales, buscaban eso que llaman«lo universal». El lema <strong>de</strong> La Poesía Sorprendida–«Poesía con el Hombre Universal»– así lo <strong>de</strong>clarabaabiertamente. La vuelta a los «orígenes» y el«asomarse» al mundo <strong>de</strong> <strong>las</strong> otras dos revistas sonvariantes <strong>de</strong> semejante preocupación y <strong>de</strong>l mismoprincipio.Pero esa preocupación compartida revela tambiéndiferencias <strong>de</strong> matices que, creo, son productos<strong>de</strong> <strong>las</strong> circunstancias nacionales que conformabancada revista. La Poesía Sorprendida se producíaen un país dominado por una dictadura represiva,una <strong>de</strong> <strong>las</strong> más violentas y grotescas <strong>de</strong> toda la AméricaLatina. La revista se consi<strong>de</strong>raba abiertamenteen contra <strong>de</strong> la publicación oficial <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>Cultura <strong>de</strong>l trujillato, Cua<strong>de</strong>rnos Dominicanos<strong>de</strong> Cultura. En uno <strong>de</strong> los números <strong>de</strong> La PoesíaSorprendida se ataca fieramente a Pedro RenéContín Aybar y a Héctor Incháustegui Cabral, lospoetas que dirigían esa otra publicación oficial. Eranorma <strong>de</strong> La Poesía Sorprendida no editar obra <strong>de</strong>nadie que publicara en Cua<strong>de</strong>rnos. Y aunque en elnúmero que le <strong>de</strong>dican al centenario <strong>de</strong> la creación<strong>de</strong> la República Dominicana «La Poesía Sorprendida[...] saluda a su actual Primer Mandatario, S. E.Doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina, y a su Gobierno»,saludo obligatorio para sobrevivir, en muchasocasiones encontramos reproches crípticos al43


égimen. El mayor fue su actitud <strong>de</strong> compromiso creadorin<strong>de</strong>pendiente. Como no podía darse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>la Isla una crítica abierta, La Poesía Sorprendidaasumió una actitud <strong>de</strong> aparente <strong>de</strong>sinterés social, a lavez que <strong>de</strong> forma indirecta señalaba al dictador. Así,en el mismo número don<strong>de</strong> saludaban a Trujillo, loseditores añadían <strong>de</strong> inmediato otro saludo «a los dominicanos–<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro y <strong>de</strong> fuera– que laboran en <strong>las</strong>ensibilidad e inteligencia». O sea, este era un saludoque incluía a los enemigos <strong>de</strong>l dictador que habíansido exiliados, castigo impuesto a muchos artistas eintelectuales dominicanos <strong>de</strong> la época. Pero tambiénen ese número don<strong>de</strong> saludaban al dictador se incluíanpoemas <strong>de</strong> tres haitianos, otro pequeño gestoarriesgado que hay que enten<strong>de</strong>r como ataque a Trujillo,notorio ya por la masacre <strong>de</strong> sus vecinos. Lospoetas <strong>de</strong> La Poesía Sorprendida aceptaban el falsomito <strong>de</strong> lo universal –no hay duda <strong>de</strong> ello– pero, ala vez, lo usaban para encubrir críticas y ataques a ladictadura. Este es un viejo truco aún efectivo.Las circunstancias cubanas les permitían a losmiembros <strong>de</strong> Orígenes una mayor sofisticación enlos planteamientos <strong>de</strong>l seudoproblema <strong>de</strong> la pugnaentre lo universal y lo nacional. Ya otro grupo anterior,el <strong>de</strong> los vanguardistas <strong>de</strong> la Revista <strong>de</strong> Avance(1927-1930), se planteó la misma problemática,y este hecho a<strong>de</strong>lantó el alcance <strong>de</strong> una posiciónmás sofisticada entre los artistas cubanos, los <strong>de</strong>Orígenes y muchos otros que se beneficiaron <strong>de</strong>los logros alcanzados por ese primer grupo. Poreso mismo Lezama ya postulaba en Espuela <strong>de</strong>Plata que había que «convertir el majá en sierpe o,al menos, en serpiente». En el aforismo lezamiano,la culebra cubana se podía convertir en mítica sierpeo, por lo menos, en un animal más reconociblepor la mayoría, una serpiente. Y todo eso lo lograríacon su esfuerzo el artista cubano. En Orígenes,con la vuelta a los principios propios que son a lavez los universales, Lezama postulaba indirectamenteque había que llegar a convertir el majá en sierpepero sin matar el majá. Esta era otra forma <strong>de</strong> volvera los «orígenes». Recor<strong>de</strong>mos también que durantelos años <strong>de</strong> la publicación Lezama concibedos <strong>de</strong> sus obras en prosa más importantes paracompren<strong>de</strong>r su estética y su visión <strong>de</strong> la cultura, librosque publicó poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong>saparición<strong>de</strong> la revista: La expresión americana (1957) yTratados en La Habana (1958). Ya los títulos mismos<strong>de</strong> estos dos volúmenes hablan <strong>de</strong> ese interésnacionalista y americanista <strong>de</strong>l autor. En Orígenes,pues, la conjunción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales –nacionalismo y universalismo–se presentaba <strong>de</strong> manera menos dolorosay antagónica que en La Poesía Sorprendiday Asomante.El falso conflicto entre nacionalismo y universalismocobraba en Puerto Rico dimensiones muyconcretas. Primero, se planteaba como una pugnaentre «occi<strong>de</strong>ntalistas» y «puertorriqueñistas»; 22 Esta pugna se dio <strong>de</strong> manera indirecta y por ello notenemos textos concretos para estudiarla. El centro <strong>de</strong> lamisma fue la política universitaria <strong>de</strong>l momento. El rectorJaime Benítez se veía como el lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los «occi<strong>de</strong>ntalistas»,y por ello es el centro <strong>de</strong> los ataques <strong>de</strong> RenéMarqués, quien lo caricaturiza en una breve pieza teatraltitulada Juan Bobo y la Dama <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte (Pantomimapuertorriqueña para un ballet occi<strong>de</strong>ntal) (México,Los Presentes, 1956). El libro lleva en la portada y en elinterior una mordaz caricatura <strong>de</strong> Benítez hecha por LorenzoHomar. Hoy es la caricatura más que el texto lo que<strong>de</strong> inmediato nos lleva a i<strong>de</strong>ntificar el objeto <strong>de</strong> la burla.El grupo <strong>de</strong> los «puertorriqueñistas» estaba aban<strong>de</strong>radopor Francisco Manrique Cabrera, autor <strong>de</strong> la que se consi<strong>de</strong>rala primera historia <strong>de</strong> la literatura puertorriqueña(1956) y catedrático <strong>de</strong> esa materia en la universidad boricua.Nilita escribió un breve ensayo, «Los “puertorriqueñistas”y los “occi<strong>de</strong>ntalistas”» (1955) [Índice cultural,Tomo I (1948-55 y 1956), Río Piedras, Ediciones<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Puerto Rico, 1962], don<strong>de</strong> resume44


los puntos centrales <strong>de</strong> la polémica y <strong>de</strong>muestra el carácterabsurdo <strong>de</strong> la misma. Ese texto sirve para enten<strong>de</strong>rla posición <strong>de</strong> Asomante en este seudoconflicto.3 Aunque Asomante tendía a preferir la narrativa, sobretodo el cuento, a la poesía –gusto que refleja <strong>las</strong> preferenciasy los prejuicios <strong>de</strong> la editora–, en la revista publicaronfrecuentemente poetas puertorriqueños <strong>de</strong> importancia.Juan Martínez Capó recopiló una muestra <strong>de</strong>segundo, se presentaba como alternativas exclusivasque <strong>de</strong>notan una toma <strong>de</strong> partido en política:los llamados «occi<strong>de</strong>ntalistas» eran <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>la posición colonialista <strong>de</strong>l Estado Libre Asociadopropuesto por Luis Muñoz Marín, mientras que losllamados «puertorriqueñistas» se i<strong>de</strong>ntificaban conla lucha por la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l país. Asomante –osea, Nilita– intenta probar que esa dicotomía erafalsa, que una posición no excluye a la otra y que elverda<strong>de</strong>ro «puertorriqueñista» pue<strong>de</strong> ser también«universalista». (Curiosamente en la discusión estáausente el término internacionalista y los planteamientossocialistas en general.) En el ámbito intelectualpuertorriqueño <strong>de</strong>l momento se manejaban <strong>las</strong>i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Ortega y Gasset, mentor <strong>de</strong>l lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los«occi<strong>de</strong>ntalistas», Jaime Benítez. Pero en Asomanteno se <strong>de</strong>finía nunca una política cultural propia queplanteara sus intentos <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> esos falsosopuestos. No había en la revista poetas quedominaran y presentaran en sus páginas, como ocurríaen La Poesía Sorprendida y en Orígenes, unateoría poética propia que se i<strong>de</strong>ntificara con la publicación.A<strong>de</strong>más, en Asomante no se incluíaneditoriales fuera <strong>de</strong> <strong>las</strong> breves notas que aparecieronen el principio <strong>de</strong>l primer número y en los quese <strong>de</strong>dicaron a homenajes. Así era porque la puertorriqueñano fue, al contrario <strong>de</strong> sus contemporáneasantillanas, el órgano <strong>de</strong> una llamada generación,aunque ayudó a la formación <strong>de</strong> poetas y, sobretodo, cuentistas <strong>de</strong>l momento. 3 Por ello en Asomanteno se presentó una política cultural clara y <strong>de</strong>finida.Los elementos que ayudan a <strong>de</strong>limitar tal posiciónhay que buscarlos en el contenido <strong>de</strong> larevista. El hecho <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>dicaran números homenajeso secciones <strong>de</strong> una entrega a Goethe y aZeno Gandía, a Ortega y a Palés Matos, a Camusy a Lola Rodríguez <strong>de</strong> Tió, por ejemplo, señala claramenteesta posición: la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> lo puertorriqueñono niega el interés por lo extranjero que, paraalgunos puertorriqueños entonces, era lo único quese podía consi<strong>de</strong>rar universal. En Asomante, la confrontaciónentre esos falsos opuestos se daba <strong>de</strong>manera más directa que en La Poesía Sorprendiday que en Orígenes porque, dada la condicióncolonial <strong>de</strong>l país, esas contradicciones se agudizaban,ya que la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> lo nacional bajo esas circunstanciastiene que adquirir una importancia mayorque en un país libre, aunque esté bajo unadictadura. Pero, a la vez, la solución que ofrecíaAsomante era más directa y práctica que la queproponían <strong>las</strong> otras dos publicaciones antillanas.Vemos, pues, que uno <strong>de</strong> los problemas centralespara estas tres revistas, el <strong>de</strong> la falsa confrontaciónentre lo nacional y lo universal –muchos otrosesa poesía que tituló Antología poética <strong>de</strong> «Asomante»,1945-1959 (San Juan, Ateneo Puertorriqueño, 1962),don<strong>de</strong> aparecen los autores que se asociaron con larevista, aunque el propio editor, quien publicó poemasen esta, no se incluye en la selección. Algunos <strong>de</strong> lospoetas puertorriqueños más importantes que publican enla revista –Francisco Matos Paoli, Francisco Lluch Mora,Luis Hernán<strong>de</strong>z Aquino– han sido llamados «trascen<strong>de</strong>ntalistas»y estuvieron en contacto directo y efectivocon los dominicanos <strong>de</strong> La Poesía Sorprendida. Lezamay los poetas <strong>de</strong> Orígenes no solo eran conocidoscomo «trascen<strong>de</strong>ntalistas» por sus contactos con Asomante,sino por su estrecha relación con Juan RamónJiménez, quien entonces vivía en la Isla y ejercía unamarcada influencia entre los puertorriqueños.45


podrían valernos <strong>de</strong> clave crítica para un estudio más<strong>de</strong>tenido–, sirve para enten<strong>de</strong>r los obstáculos a losque se enfrentaban y los logros que alcanzaron. Cadauna adoptó una variante <strong>de</strong> la misma solución a lafalsa dicotomía que <strong>las</strong> posiciones históricas le imponían.La Poesía Sorprendida aseveraba que <strong>las</strong>olución para la literatura dominicana –y para todaliteratura– estaba en la búsqueda a través <strong>de</strong> la «Poesía»<strong>de</strong> eso que llamaban «Hombre Universal». Pero<strong>de</strong> inmediato hay que añadir que esa búsqueda, almenos en la práctica, no negaba por completo laexploración <strong>de</strong> los temas nacionales. En el tercernúmero <strong>de</strong> esta revista, por ejemplo, Franklin MiesesBurgos publicó un poema revelador <strong>de</strong> esas posibilida<strong>de</strong>s:«Paisaje con un merengue al fondo». Laposición <strong>de</strong> Asomante, <strong>de</strong>bido a <strong>las</strong> contradicciones<strong>de</strong> la situación colonial <strong>de</strong>l país, se centraba en laposibilidad <strong>de</strong> fundir los polos <strong>de</strong> la falsa dicotomíaque habían sido transformados en «occi<strong>de</strong>ntalismo»y «puertorriqueñismo». Orígenes, a su vez, postulabala búsqueda y el encuentro <strong>de</strong> lo universal en lopropio: el majá <strong>de</strong>l aforismo lezamiano que tenía quepasar <strong>de</strong> culebra a sierpe o a serpiente, resume <strong>las</strong>olución <strong>de</strong> los origenistas.Estas eran <strong>las</strong> respuestas que <strong>las</strong> tres revistaspresentaban en <strong>las</strong> décadas <strong>de</strong> 1940 y 1950 a unfalso conflicto que teñía <strong>las</strong> políticas culturales <strong>de</strong><strong>las</strong> Antil<strong>las</strong> hispanas. Más tar<strong>de</strong>, los intelectualesantillanos se dieron cuenta <strong>de</strong> que esta encerronaestética e i<strong>de</strong>ológica era el producto <strong>de</strong>l colonialismoy el neocolonialismo. Pero esa visión solo sealcanzó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el enfoque crítico y el distanciamientohistórico que nos permitían los hechos políticosque transformaron al Caribe y a la América Latinadécadas más tar<strong>de</strong> y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva que pudimosalcanzar con el paso <strong>de</strong>l tiempo. En su momento,La Poesía Sorprendida, Orígenes y Asomanteofrecían <strong>las</strong> mejores soluciones que entoncesy <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus particulares circunstancias políticaspodían dar, y estas eran avanzadas para su tiempo.Hoy <strong>las</strong> po<strong>de</strong>mos cuestionar y po<strong>de</strong>mos sentir que<strong>las</strong> hemos superado, pero tenemos que reconocerque nuestra propia crítica se fundamenta y se anclaen los logros <strong>de</strong> estas tres revistas antillanas queintentaron buscar su i<strong>de</strong>ntidad y, al hacerlo, signaronsu momento y aún marcan el nuestro. Intentaronsorpren<strong>de</strong>r la poesía en cualquier lugar don<strong>de</strong> lahallaran, trataron <strong>de</strong> escudriñar en el origen <strong>de</strong> suesencia para usarla como punto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual posicionarsey asomarse al mundo. Esa gran lección <strong>de</strong><strong>las</strong> tres revistas antillanas sigue siendo fundamentalpara toda la América Latina. cEntre luces, 2011. Técnica mixta/lienzo, 200 x 70 cm46


PATRICIA VARASRamón Díaz Eterovicy la transición a la <strong>de</strong>mocraciaen el neopoliciaco chileno:una traición generacional** Quiero agra<strong>de</strong>cer en homenaje póstumoa mi amigo y colega Robert Dash,quien me hizo conocer a Heredia y sumundo y con quien compartimos nuestrapasión por el género negro y elcine latinoamericano.Ramón Díaz Eterovic, miembro <strong>de</strong> la «Nueva Narrativa Chilena»,«Generación <strong>de</strong>l Ochenta», «Generación marginal» o«Generación <strong>de</strong>l golpe», ha estado cultivando seriamente elneopoliciaco <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los últimos veinte años, produciendo más <strong>de</strong>una docena <strong>de</strong> nove<strong>las</strong> con el <strong>de</strong>tective Heredia e inspirando unateleserie, Heredia y asociados. 1 Díaz Eterovic ha sugerido que elgénero negro es la nueva novela social en la América Latina y, alreflejar esta preocupación, sus nove<strong>las</strong> presentan la realidad políticay social <strong>de</strong> Chile, especialmente <strong>de</strong> Santiago, y nos dan una obrarica en connotaciones i<strong>de</strong>ológicas que intersectan la historia y lapolítica <strong>de</strong>l país. En general, el neopoliciaco latinoamericano revisa<strong>las</strong> normas <strong>de</strong>l género <strong>de</strong>tectivesco, pero lo que me interesa analizaren los textos <strong>de</strong>l chileno es cómo se vale <strong>de</strong> este para criticar loseventos <strong>de</strong> la dictadura y la transición a la <strong>de</strong>mocracia.A continuación me propongo discutir dos nove<strong>las</strong> <strong>de</strong> la transicióna la <strong>de</strong>mocracia, Nadie sabe más que los muertos (1996) y1 La teleserie Heredia y asociados (2003-2004) se basa en <strong>las</strong> nove<strong>las</strong> y lospersonajes <strong>de</strong> Díaz Eterovic. Fue coproducida por Valcine y TelevisiónNacional <strong>de</strong> Chile. Ganó el Primer Premio <strong>de</strong>l Fondo Consejo Nacional <strong>de</strong>Televisión en 2003.Revista <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas No. 265 octubre-diciembre/2011 pp. 47-6047


El ojo <strong>de</strong>l alma (2001), don<strong>de</strong> se enjuician <strong>las</strong> relaciones<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y los compromisos efectuadosdurante ese período que produjeron gran alienacióny <strong>de</strong>sencanto entre los chilenos; al mismo tiempoque se comentan <strong>las</strong> realida<strong>de</strong>s sociales e i<strong>de</strong>ológicasresultantes <strong>de</strong>l sistema neoliberal implantadopor la dictadura <strong>de</strong>l general Pinochet. El escritorconvierte al neopoliciaco por medio <strong>de</strong> su alter egoHeredia en un espacio narrativo que trata con lahistoria y los traumas heredados <strong>de</strong> la dictadura,confirmando que la solución <strong>de</strong>l enigma no es e<strong>las</strong>unto <strong>de</strong> la novela, sino la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> una realidad<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una postura i<strong>de</strong>ológica crítica que <strong>de</strong>vuelveal lector una nueva versión <strong>de</strong>l pasado.La transición hacia una <strong>de</strong>mocracialimitadaLas condiciones políticas y económicas en <strong>las</strong> cualesaparece la Generación <strong>de</strong>l Ochenta son importantespor la carga i<strong>de</strong>ológica que <strong>las</strong> obras <strong>de</strong> estos escritoresconllevan. Una <strong>de</strong> sus principales contribucionesha sido «la relación con la configuración <strong>de</strong> lamemoria histórica <strong>de</strong>l país y la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la atmósferasocial <strong>de</strong> la dictadura y sus años siguientes»(García Corales, 2006: 664).El golpe <strong>de</strong> 1973 trajo oscuridad política y terrore introdujo un mo<strong>de</strong>lo económico neoliberal. Políticamente,la dictadura (1973-1989) provocó una erosióntotal <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> liberta<strong>de</strong>s e implantó un sistemapermanente <strong>de</strong> terror que limitó la participaciónpopular a todos los niveles y permitió la violaciónsistemática <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos humanos. La dictadurainstaló un sistema judicial, y la Constitución <strong>de</strong> 1980garantizó la impunidad <strong>de</strong> <strong>las</strong> Fuerzas Armadas bajouna serie <strong>de</strong> «amarres» que consistían en medidasrestrictivas que limitarían el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> futuros gobiernos.Es por esto que se conoce el período <strong>de</strong> losnoventa, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los primeros comicios <strong>de</strong>mocráticosen que Patricio Aylwin fue elegido presi<strong>de</strong>nte,como <strong>de</strong>mocracia limitada. 2Económicamente, uno <strong>de</strong> los motivos principales<strong>de</strong>l golpe fue instaurar el neoliberalismo. Bajo ladictadura se apoyaron políticas <strong>de</strong> ese corte que alcomienzo parecieron tener éxito, como lo reconocióla Concertación <strong>de</strong> Partidos por la Democracia(Concertación), 3 fuerza importante durante la transicióna la <strong>de</strong>mocracia. Sin embargo, «a pesar <strong>de</strong>los niveles reducidos <strong>de</strong> pobreza, a finales <strong>de</strong> losnoventa Chile todavía tenía uno <strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong>distribución <strong>de</strong> ingresos más <strong>de</strong>siguales en el mundo»(Quinn: 152), comparables a los <strong>de</strong> países comoHonduras, Nicaragua y la República Dominicana.El neoliberalismo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su impacto económico,tuvo otra consecuencia <strong>de</strong> carácter político:polarizó <strong>las</strong> i<strong>de</strong>ologías provocando una <strong>de</strong>spoliti-2 Para este ensayo me concentro en contextualizar los años<strong>de</strong> la Generación <strong>de</strong>l Ochenta. Con el plebiscito <strong>de</strong> 1989se aprobaron cincuenta y cuatro modificaciones a la Constitución<strong>de</strong> 1980 y en 1999 la Corte Suprema dictaminóque la amnistía <strong>de</strong> 1978 no era aplicable a <strong>las</strong> <strong>de</strong>saparicionesporque eran crímenes no resueltos. Han continuadolos cambios a la Constitución: en 2005 la selección <strong>de</strong>senadores fue <strong>de</strong>finitivamente abrogada. Sin embargo,durante el período que me interesa, la alianza entre <strong>las</strong>Fuerzas Armadas, el po<strong>de</strong>r judicial, los sectores <strong>de</strong> negociosy comunicaciones «ha ejercido un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> factosignificativo para retener la conspiración existente<strong>de</strong>l consenso» (Wil<strong>de</strong>: 481). [Todas <strong>las</strong> traducciones <strong>de</strong>linglés al español son <strong>de</strong> la autora.]3 Los partidos que pertenecen a la Concertación son elPartido Socialista, la Democracia Cristiana, el Partido porla Democracia y el Partido Radical Social Demócrata.Originalmente había otros como MAPU (Movimiento<strong>de</strong> Acción Popular Unitario), el Partido Humanista, elLiberal y el Partido Democrático <strong>de</strong> Izquierda, representativos<strong>de</strong> los movimientos civiles <strong>de</strong> los años ochenta.Muchos <strong>de</strong> ellos han <strong>de</strong>saparecido, se han fusionadocon otros o han abandonado la Concertación.48


zación <strong>de</strong> la nación, que empezó a ver como naturalel mo<strong>de</strong>lo capitalista y mo<strong>de</strong>rnista validado porun creciente consumismo e individualismo. Todoprograma alternativo era catalogado como utopía.Esta homogeinización i<strong>de</strong>ológica acabó con doctrinasalternativas, la creación <strong>de</strong> discursos políticosmás sofisticados y contribuyó a alienar a los partidospolíticos <strong>de</strong> sus bases (Olavarría: 14).Como consecuencia, la Concertación, que abogabaen un comienzo en su programa electoral porla anulación <strong>de</strong> la amnistía <strong>de</strong> 1978, percibió que latransición a la <strong>de</strong>mocracia tenía limitaciones y queno sería fácil enfrentar la violación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechoshumanos y otros abusos cometidos por la dictadura.Su consigna se convirtió en «la justicia <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> lo posible» (Loveman y Lira: 498). TomásMoulian explica esta actitud:para asegurar el retorno a la <strong>de</strong>mocracia, paraevitar que los militares tuvieran argumentos paraquedarse, era indispensable mantener la mo<strong>de</strong>ración,la centralización <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>de</strong>cisiones. Cualquierintento <strong>de</strong> movilizar fue motejado <strong>de</strong> peligrosoen función <strong>de</strong> la ansiada materialización <strong>de</strong>la posibilidad <strong>de</strong>mocrática [352].Como resultado, muchos chilenos se sintierontraicionados, vieron al nuevo sistema político comoautoritario y <strong>de</strong>mostraron su <strong>de</strong>scontento en <strong>las</strong> eleccionesparlamentarias <strong>de</strong> 1997, don<strong>de</strong> solo votó el40 % <strong>de</strong>l electorado. Como Olavarría aclara, estono era mera apatía sino «un rechazo consciente <strong>de</strong>lsistema político, <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n institucional heredado<strong>de</strong> la dictadura <strong>de</strong>l general Augusto Pinochet» (10).El resultado <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>mocracia limitada y <strong>de</strong> unsistema político <strong>de</strong> elites llevó a <strong>las</strong> bases a concluirque la Concertación comprometió valores esencialesy reformas sociales por una estabilidad política.Olavarría señala <strong>de</strong> manera crítica que <strong>las</strong> negociacionesentre la Concertación y los militares significaron«el abandono <strong>de</strong> ciertos i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong>mocráticospor <strong>las</strong> exigencias <strong>de</strong>l capital» (15). Los chilenosreaccionaron con el <strong>de</strong>sencanto, compartido por el<strong>de</strong>tective Heredia, <strong>de</strong> los que tienen que vivir enuna sociedad que ha preferido <strong>de</strong>jar a un lado elpasado y se encuentra dividida por recuerdos conflictivosy excluyentes. 4Frente a estas condiciones, en una sociedad conevocaciones divergentes y don<strong>de</strong> la historia se haconvertido en un sospechoso más, el neopoliciaco<strong>de</strong> Díaz Eterovic reclama activamente el pasado yasume una responsabilidad i<strong>de</strong>ológica al convertir sunarrativa en un lugar <strong>de</strong> memoria. 5 En la literatura loschilenos pue<strong>de</strong>n organizar los eventos <strong>de</strong>l pasado ynarrativizarlos para darles sentido a los horrores <strong>de</strong>la dictadura y a la traición vivida <strong>de</strong>spués.La Generación <strong>de</strong>l OchentaLa Generación <strong>de</strong>l Ochenta emerge justo antes <strong>de</strong>lperíodo <strong>de</strong> transición <strong>de</strong>mocrática, haciendo eco<strong>de</strong> <strong>las</strong> promesas <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los asfixiantesaños <strong>de</strong>l pinochetismo. La literatura aceptó elreto en este ambiente político y reaccionó <strong>de</strong> maneratemprana al legado <strong>de</strong> ese régimen, presentandoun lenguaje alternativo a través <strong>de</strong>l cual loschilenos podían expresarse y representar sus experienciase historia. Según el concepto <strong>de</strong> Nora, laliteratura en estos momentos se convierte en un lugar<strong>de</strong> memoria, a medida que reacciona al lenguajeacartonado <strong>de</strong> <strong>las</strong> ciencias sociales, y promueve4 Ver la trilogía <strong>de</strong> Steve J. Stern: The Memory Box ofPinochet’s Chile, Durham, Duke UP, 2004.5 Aplico la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Pierre Nora <strong>de</strong> lieux <strong>de</strong> mémoire,que es el resultado <strong>de</strong> la tensión entre historia y memoria.49


«otra» manera <strong>de</strong> construir la memoria que es máscercana a sus características originales <strong>de</strong> espontaneidad,actualización e integración. La historia habíaquedado corta <strong>de</strong>bido a queel golpe voló en pedazos la historia pública <strong>de</strong>lpaís, quebrando asimismo el sistema <strong>de</strong> referencialidadcultural que había dado sentido a la sociedadchilena, y <strong>de</strong>struyendo los mitos en queChile basaba su i<strong>de</strong>ntidad: la soli<strong>de</strong>z y estabilidad<strong>de</strong> su <strong>de</strong>mocracia, su pacífica racionalidad, la sobriedady cultura <strong>de</strong> un país en el que el ejércitono intervenía en política, etcétera [Waldman: 54].Richard propone que solo la literatura pudo abrirla posibilidad <strong>de</strong> un discurso que generó representacionessimbólicas <strong>de</strong>l duelo y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su posiciónsolidaria y <strong>de</strong> vulnerabilidad expresó los fragmentos<strong>de</strong> la discontinuidad histórica (105).Lo que caracteriza a la Generación <strong>de</strong>l Ochentano es una unidad temática o estilística, sino unamarca generacional: los escritores que pertenecena este grupo nacieron entre 1948 y 1960 y vivieronsu juventud durante los duros años <strong>de</strong>l golpe. Muchos<strong>de</strong> ellos solo conocen los días <strong>de</strong> la UnidadPopular a través <strong>de</strong> historias <strong>de</strong> familiares y amigos.Sin embargo, estos escritores se sienten el producto<strong>de</strong> la polarización marcada por el miedo queocurrió entre los promisorios tiempos <strong>de</strong> Allen<strong>de</strong> ylos más grises <strong>de</strong> la dictadura.El neopoliciaco como la nueva nove<strong>las</strong>ocial latinoamericanaLos antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l neopoliciaco se encuentranen el hard boiled o género negro. El <strong>de</strong>tectivesconace con una doble limitación estética e i<strong>de</strong>ológica.En lo estético, se lo presenta peyorativamente comoejemplo <strong>de</strong> literatura popular. Todorov lo analizacomo un producto formulaico <strong>de</strong>l cual no se pue<strong>de</strong>esperar ninguna originalidad artística. Y para W. H.Au<strong>de</strong>n, es mero entretenimiento: «los cuentos <strong>de</strong>tectivescosno tienen nada que hacer con <strong>las</strong> obras<strong>de</strong> arte» (15). I<strong>de</strong>ológicamente, Fredric Jamesonsostiene que el género «no tiene ningún contenidoi<strong>de</strong>ológico, no tiene ningún argumento político...»(124). Y, según Piglia, sin duda <strong>las</strong> <strong>de</strong>l género negro«son nove<strong>las</strong> capitalistas en el sentido más literal<strong>de</strong> la palabra: <strong>de</strong>ben ser leídas, pienso, ante todocomo síntomas» (117).Sin embargo, la novela negra, a pesar <strong>de</strong> estosorígenes dudosos, es para Chesterton «la forma mástemprana <strong>de</strong> la literatura popular en que se expresaalgún sentido <strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong> la vida mo<strong>de</strong>rna» (4).Esta mo<strong>de</strong>rnidad exige una racionalización y unalegalidad que acompaña a la <strong>de</strong>sacralización <strong>de</strong>lmundo y que implica una confianza en la coherenciaque proporciona el <strong>de</strong>tective a través <strong>de</strong> susacciones. Al mismo tiempo, esta coherencia conllevauna represión legal y moral, que el <strong>de</strong>tective cuestionaactivamente:en <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>s gobernadas por la ley, el procesojudicial juega un papel importante para asegurarel consentimiento necesario para la hegemonía.Las ficciones <strong>de</strong>tectivescas <strong>de</strong>muestran<strong>las</strong> contradicciones sociales que la ley <strong>de</strong>be resolver.Estas están mediadas por el <strong>de</strong>tective,quien representa la naturaleza contradictoria <strong>de</strong>lser disciplinado y mo<strong>de</strong>rno [McCracken: 51].El neopolicial latinoamericano se enfrenta conesta coyuntura i<strong>de</strong>ológica y estética y replantea <strong>las</strong>normas <strong>de</strong>l género para <strong>de</strong>mostrar que a pesar <strong>de</strong>ser formulaico y popular pue<strong>de</strong> ser original, y queaunque parezca que el sistema y la propiedad pri-50


vada son sagrados, el <strong>de</strong>tective es contestatario.Tiene como su más inventiva peculiaridad su cualidadproteica, la cual le permite respon<strong>de</strong>r flexiblementea <strong>las</strong> exigencias sociales e históricas <strong>de</strong> suambiente y sus lectores. 6 Hoy ha sobrepasado <strong>las</strong>limitaciones i<strong>de</strong>ológicas y estéticas, y en Chile «elmodo privilegiado por esta generación [<strong>de</strong>l Ochenta]para rescatar el pasado es el relato <strong>de</strong> serie negra:un <strong>de</strong>tective privado lleva a cabo una investigaciónen una sociedad en crisis» (Cánovas: 41).Algunas <strong>de</strong> <strong>las</strong> características principales <strong>de</strong>lneopoliciaco, término acuñado por Paco IgnacioTaibo II, conocido practicante <strong>de</strong>l género, son:1) se concentra en crímenes <strong>de</strong> naturaleza social ypractica abiertamente la crítica social, llegando aveces, por ejemplo, a hacer una revisión <strong>de</strong> la historia;2) la ciudad es el ambiente por excelencia, enella el <strong>de</strong>tective se mueve con <strong>de</strong>sasosiego e intencionadamente,pues la conoce como la palma <strong>de</strong> sumano; es un antihéroe y sabe que lo que cuenta noes tanto la justicia como la verdad; 3) el lenguaje esirreverente, y se usa toda una gama <strong>de</strong> estrategiasnarrativas posmo<strong>de</strong>rnas como la ironía, la parodiay la intertextualidad, reflejando que los escritoresson conscientes <strong>de</strong>l género que practican con grangozo y orgullo. 7Sin duda, algunas <strong>de</strong> estas características son unlegado directo <strong>de</strong>l hard-boiled estaduni<strong>de</strong>nse, perola diferencia resi<strong>de</strong> en que el neopoliciaco privilegiala realidad latinoamericana, presentando el caoscarnavalesco <strong>de</strong> la Ciudad <strong>de</strong> México (en el caso <strong>de</strong>la serie <strong>de</strong> Be<strong>las</strong>coarán Shayne, <strong>de</strong> Taibo II) o ladistopía neoliberal <strong>de</strong> Santiago (en <strong>las</strong> nove<strong>las</strong> <strong>de</strong> Heredia,<strong>de</strong> Díaz Eterovic), por ejemplo. Lo importantees que el neopolicial respon<strong>de</strong> a <strong>las</strong> condicionessociales, políticas e históricas <strong>de</strong>l lugar y la época,transformándose en la mo<strong>de</strong>rna novela social <strong>de</strong> laregión, por medio <strong>de</strong> la cual se lleva a cabo una duracrítica <strong>de</strong> <strong>las</strong> condiciones actuales. Debido a su carácterinquisitivo (el crimen <strong>de</strong>be ser resuelto), permitehacer una revisión <strong>de</strong> <strong>las</strong> instituciones sociales ypolíticas, como sostiene Díaz Eterovic:los códigos <strong>de</strong> la «novela negra» que surgieraen los Estados Unidos a comienzos <strong>de</strong>l siglo XX(Hammett, Horace McCoy, Chandler, James M.Cain) estaban presentes y vigentes en la realidad<strong>de</strong> un país como el nuestro. Una atmósfera asfixiante,miedo, violencia, falta <strong>de</strong> justicia, lacorrupción <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, inseguridad: elementos queen Chile vivimos en años recientes y que aún ahoraprevalecen con sus sombras y sus «boinazos»[cit. en Franken Curzen: 9].El neopoliciaco no solo no sostiene los valorescapitalistas sino que es una crítica <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n don<strong>de</strong>la corrupción se ha convertido en la norma, la violenciaes excesiva y endémica y la justicia, imposible<strong>de</strong> alcanzar. La ficción permite llenar los silencios,6 Un buen ejemplo <strong>de</strong>l potencial subversivo <strong>de</strong>l género seencuentra en la llamada «ficción multicultural <strong>de</strong>tectivesca».En estas obras se indagan <strong>las</strong> relaciones culturales,raciales, sexuales y <strong>de</strong> género en la sociedad estaduni<strong>de</strong>nse.Ver Johnson Gosselin (ed.): MulticulturalDetective Fiction: Mur<strong>de</strong>r from the «Other» Si<strong>de</strong>, NuevaYork, Garland Publishing Inc., 1998.7 Ver mi artículo en Ciberletras don<strong>de</strong> explico que «elneopoliciaco, según Paco Ignacio Taibo II, […] se caracterizapor la “obsesión por <strong>las</strong> ciuda<strong>de</strong>s; una inci<strong>de</strong>nciarecurrente temática <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong>l Estado comogenerador <strong>de</strong>l crimen, la corrupción, la arbitrariedad política”(Argüelles: 14). De esta manera el nuevo policiaco,al mismo tiempo que se mantiene firmemente enraizadoen la literatura popular que llega a un vasto público,rompe con esquemas tradicionales <strong>de</strong>l género y haceuna <strong>de</strong>nuncia social».51


uscar explicaciones a lo inexplicable y resolver los<strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> la realidad (Comaroff: 805). Jean y JohnComaroff explican lo que legitima a la ficción <strong>de</strong>tectivescacomo una reacción a los abusos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>ren una sociedad: «la ficción <strong>de</strong>tectivesca tambiénprovee figuras retóricas para tratar la ironía,ventilar <strong>de</strong>seos y, sobre todo, para evocar una comunidadmoral, especialmente cuando una transformaciónradical remueve <strong>las</strong> normas existentes yle roba al lenguaje político su significado» (807).El neopoliciaco ha trastocado completamente losvalores i<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong>l género: el <strong>de</strong>tective capitalistaque actuaba solo movido por el dinero ahora seconvierte en un agente social en búsqueda <strong>de</strong> la justiciay la verdad. A su vez, la policía se hace sospechosay es vista como cómplice <strong>de</strong> un sistema queviola impunemente los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los ciudadanos.Heredia: <strong>de</strong>sencanto y traiciónHeredia, como la mayoría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tectives <strong>de</strong>lneopoliciaco, viene <strong>de</strong> los márgenes. Su orfandadliteral es también simbólica: como los chilenos, sesiente <strong>de</strong>samparado en una sociedad que lo excluye;su condición <strong>de</strong>finitiva es la soledad. Si bien losbares y sitios nocturnos que frecuenta, junto a sulenguaje chacharero y su gusto por los boleros ytangos señalan su atracción por lo popular, es unexestudiante <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho que lee vorazmente, legusta citar a sus escritores favoritos y ama a Bach,entre otros compositores clásicos.La presencia <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong>termina en gran maneralos gustos y valores <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective. Como diceRoss Macdonald sobre la relación con su <strong>de</strong>tectiveLew Archer, «una cercana relación paterna o fraternaentre escritor y <strong>de</strong>tective es una marcada peculiaridad<strong>de</strong>l género. A través <strong>de</strong> toda su historia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>Poe a Chandler y más allá, el héroe <strong>de</strong>tective harepresentado a su creador y convertido sus valoresen acción en la sociedad» (179). Al ser Heredia elalter ego <strong>de</strong> Díaz Eterovic, sus gustos coinci<strong>de</strong>n;ambos comparten sus escritores favoritos, su i<strong>de</strong>ologíay sus principios.Heredia tiene un rígido código <strong>de</strong> honor que loimpele a buscar la justicia, la cual, <strong>de</strong>bido al sistema,nunca es total. Su ética, algo anticuada, hace que suslectores se encariñen con él porque no teme sostenerlos valores <strong>de</strong> solidaridad, generosidad y la lealta<strong>de</strong>n un mundo don<strong>de</strong> el individualismo y el consumismopredominan. Heredia busca la verdad sinmilitar en ningún partido, y parece más bien escépticoen cuanto a la política chilena. Sin embargo, estabaen la universidad cuando el golpe acaeció y teníaclaras simpatías por la Unidad Popular. Cuando piensaen el pasado siente que se lo han escamoteado.Otra característica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective <strong>de</strong>l neopoliciacoes su sensibilidad. Heredia se involucra con susclientes y casos y se <strong>de</strong>ja llevar por la intuición yemoción. Hemos <strong>de</strong>jado muy atrás al «gran <strong>de</strong>tective»a lo Dupin o Holmes, que podía resolver elcaso usando solo su infalible intelecto. La nostalgiaque inva<strong>de</strong> al <strong>de</strong>tective chileno se <strong>de</strong>be a su compromisoi<strong>de</strong>ológico que lo hace mirar hacia atrás eimaginar qué hubiera podido ser si no hubiera ocurridoel golpe. Heredia se ha quedado con el <strong>de</strong>seo<strong>de</strong> una vida más humana, un presente más comunitarioen el cual sigue creyendo. En una entrevista,Díaz Eterovic resume <strong>las</strong> creencias <strong>de</strong> su <strong>de</strong>tective:Heredia <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la vieja utopía <strong>de</strong> vivir en unmundo mejor, con más justicia social, con menosdolor. Y la utopía social, en el caso <strong>de</strong> migeneración, tuvo mucha importancia, porque unabuena cantidad <strong>de</strong> los que pertenecemos a ellacreímos y vibramos con el proyecto <strong>de</strong> la UnidadPopular. Creo que los que estamos más o52


menos en la edad <strong>de</strong> Heredia hemos queridomantener vigente esa utopía, porque creemos que<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella hay valores esenciales. De algunamanera, nuestra vida ha sido <strong>de</strong>finida por el tratar<strong>de</strong> acercarnos a una utopía <strong>de</strong> ese tipo. Y,por lo tanto, Heredia –que es un <strong>de</strong>rrotado, comosomos muchos en Chile– piensa que <strong>de</strong>bemoshacer todo lo que se pueda, aunque sean gestosmínimos, para mantener viva la llama. Tal vez nisiquiera ya para nosotros, pero sí para otra gente[García Corales, 2005: 94-95].Heredia se convierte en el guardián <strong>de</strong> la memoriachilena, resistiendo el olvido porque los casos que letoca investigar en Nadie sabe más que los muertosy El ojo <strong>de</strong>l alma lo obligan a visitar el pasado pararesolverlos. El crimen es una excusa que permite queel <strong>de</strong>tective hurgue y reabra <strong>las</strong> heridas <strong>de</strong> dicho pasado.Heredia está embargado por sentimientos <strong>de</strong>traición y <strong>de</strong>sencanto ante la pérdida <strong>de</strong> una utopíaposible con la Unidad Popular y frente a un presentealienante que lleva la marca <strong>de</strong> la bota militar y elneoliberalismo. Una actitud quecoinci<strong>de</strong> un tanto con la visión <strong>de</strong> los chilenosque fueron contrarios a la dictadura <strong>de</strong> AugustoPinochet y lucharon por recuperar la <strong>de</strong>mocracia,y que cuando esta, en apariencias, volvió, sedieron cuenta <strong>de</strong> que era una <strong>de</strong>mocracia controladapor el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> quienes sustentaron esadictadura y <strong>de</strong> quienes <strong>de</strong>tentan el control económico[García Corales, 1999: 84].Díaz Eterovic narrativiza la memoria chilena y lareorganiza <strong>de</strong> tal manera que la colectividad la reconocey se i<strong>de</strong>ntifica con ella. El neopoliciacose convierte en una poética <strong>de</strong> la memoria pormedio <strong>de</strong> la cual Díaz Eterovic crea un proyectoi<strong>de</strong>ológico que articula en un lenguaje popular loseventos ocurridos y reprimidos. A continuación estudiaremoscómo Nadie sabe más que los muertosy El ojo <strong>de</strong>l alma tratan el tema <strong>de</strong> la transicióncomo una traición generacional.Nadie sabe más que los muertos:la reconstrucción <strong>de</strong>l pasado y larecuperación <strong>de</strong> la verdad«Nadie revive a los muertos y losasesinos se llevarán sus culpas a latumba» (32). 8En Nadie sabe más que los muertos, Díaz Eteroviccrea una trama compleja que a veces resulta increíble.Sentimiento reflejado por el mismo <strong>de</strong>tectivecuando exclama: «¡en qué película <strong>de</strong> locos me hemetido!» (129). En este neopoliciaco se habla <strong>de</strong><strong>las</strong> adopciones ilegales <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecidos,<strong>de</strong> la corrupción <strong>de</strong>l sistema judicial y <strong>de</strong> losnazis y sus activida<strong>de</strong>s en Chile durante la dictadura.Heredia se enamora, <strong>de</strong>ambula por la ciudad,recibe unas buenas golpizas y tiene nuevos asociadosahora que «el tira» Solís se ha jubilado. VuelveAnselmo, el periodiquero amigo, vecino y cómplice<strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective, trayendo su buen humor y optimismo.La novela se ambienta en el período <strong>de</strong> latransición (1989), cuando los chilenos gozosos esperabanel regreso a la <strong>de</strong>mocracia. La posibilidad<strong>de</strong> cambio choca con el cinismo <strong>de</strong> Heredia,quien le respon<strong>de</strong> a Anselmo cuando este lo invita aparticipar en una marcha <strong>de</strong> apoyo:–Pasó el tiempo en que me entusiasmaban losdiscursos...8 Todas <strong>las</strong> citas vienen <strong>de</strong> la siguiente edición: Nadiesabe más que los muertos, Santiago <strong>de</strong> Chile, LOM, 2002.53


–¡Vamos, don! No arrugue. Vuelve la alegría yla libertad.–¿Las dos cosas <strong>de</strong> un viaje? ¿Estás seguro?–¿No escucha los gritos <strong>de</strong> la gente? ¡Todo volveráa ser como antes!–Todo, no.–¿Cómo que no?–Nada es igual. Es otra la época y faltan muchosnombres que no se pue<strong>de</strong>n olvidar [165].El crimen que <strong>de</strong>be resolver Heredia es <strong>de</strong>scubrirquién secuestró y mató al sindicalista VíctorAlfaro Godoy, <strong>de</strong>saparecido en 1981. El juez Cavens,famoso por su honestidad, le pi<strong>de</strong> <strong>de</strong>stapar la«mano misteriosa» que no permitió en el pasado<strong>de</strong>senmascarar a los miembros <strong>de</strong> la Central Nacional<strong>de</strong> Informaciones <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l secuestro y asesinato.El caso se complica ya que en una fosa clan<strong>de</strong>stinase han <strong>de</strong>scubierto los restos <strong>de</strong> nuevepersonas («todos presentaban huel<strong>las</strong> <strong>de</strong> haber recibidotorturas antes <strong>de</strong> morir» [29]), entre ellos los<strong>de</strong> Daniel Cancino Solar, estudiante y activista político,y su mujer, Gabriela, quien estaba encinta <strong>de</strong>ocho meses en el momento <strong>de</strong>l secuestro. Herediano solo <strong>de</strong>be buscar a los asesinos <strong>de</strong> Alfaro, Daniely su mujer, sino también al hijo <strong>de</strong> la joven parejaque nació en cautiverio. Heredia reacciona conun frío cinismo, «tengo el pellejo cansado y el ánimoflojo» (31); sabe que la justicia se escurre siempre.Pero cuando la madre <strong>de</strong> Daniel le pi<strong>de</strong> quetome el caso para <strong>de</strong>volverle a su nieto, el <strong>de</strong>tectiveencuentra imposible <strong>de</strong>cirle que no. Después <strong>de</strong>todo, como dice la madre, «olvidar es hacerse cómplice<strong>de</strong> esos crímenes» (31).El compromiso político <strong>de</strong> la novela la lleva asituarse firmemente en una realidad conocida en laque se nombran asociaciones e instituciones comola DINA (Dirección <strong>de</strong> Inteligencia Nacional), lapolicía secreta durante la dictadura. Se rin<strong>de</strong> merecidohomenaje a la Agrupación <strong>de</strong> Familiares <strong>de</strong>Detenidos y Desaparecidos, así como a la Vicaría<strong>de</strong> Solidaridad, y se mencionan los esfuerzos colectivosentre Argentina y Chile <strong>de</strong> médicos forensestrabajando con <strong>las</strong> últimas técnicas <strong>de</strong> ADN.Durante su investigación, Heredia encuentra y seenamora <strong>de</strong> la bella Fernanda, quien trabaja con ungrupo secreto israelí cazando viejos nazis en Chile.Sus búsquedas se intersectan y traen a colación laColonia Dignidad, un enclave alemán usado comocentro <strong>de</strong> <strong>de</strong>tención y tortura entre 1973-1977. 9Nadie sabe más que los muertos trata <strong>de</strong> temasque se repiten a través <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Díaz Eterovic,tales como el enfrentamiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective conel pasado y el choque entre su búsqueda <strong>de</strong> la justiciay la i<strong>de</strong>ología neoliberal que lo circunda. Elpersonaje vive críticamente los días <strong>de</strong> euforia haciala transición porque se da cuenta <strong>de</strong> los múltiplesamarres, i<strong>de</strong>ológicos, políticos y judiciales, yaunque parezca un cínico es un soñador <strong>de</strong> utopíasque no acepta más compromiso que la verdad.En <strong>las</strong> dos nove<strong>las</strong> que estudiamos, la marca generacionalse concretiza porque los casos <strong>de</strong> Heredialo llevan a recurrir y a entrevistar a viejos amigoso compañeros universitarios. Cuando visita auno <strong>de</strong> aquellos, Reinaldo Silva, quien trabaja en elMinisterio <strong>de</strong> Defensa como fiscal militar, este locritica por su falta <strong>de</strong> ambición: «nunca has queridoel po<strong>de</strong>r y esa ha sido tu perdición» (144). Herediase da cuenta <strong>de</strong> que la dictadura ha polarizado a loschilenos y ha convertido a Chile en un «país <strong>de</strong> enemigos»:«Blanco y negro. ¿No hay medios tonos enesta historia?» (77). Las ruinas <strong>de</strong> la sociedad neoliberalson más morales que físicas, como vemos en9 Hoy se la conoce como Villa Baviera pero sigue bajoinvestigación judicial.54


los valores que coexisten <strong>de</strong> manera antagonista.Como dice Silva: «la guerra terminó. Viene el tiempo<strong>de</strong> dialogar, obtener acuerdos y ver la mejorforma <strong>de</strong> repartirse el po<strong>de</strong>r. Es la hora <strong>de</strong> <strong>las</strong> negociacionesy los que lucharon <strong>de</strong>ben quedarse aun lado hasta que aprendan el nuevo código» (145).Finalmente, para compren<strong>de</strong>r la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l<strong>de</strong>tective Heredia, es importante enfatizar su carácterambiguo, el cual refleja <strong>las</strong> contradicciones<strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad neoliberal instaurada por la dictadurajunto a una búsqueda personal y altruista <strong>de</strong>lque quiere darle sentido al mundo. Como señalaMcCracken, el resultado <strong>de</strong> la posición ambivalente<strong>de</strong>l personaje, el cual se halla entre la ley y lacriminalidad, «lejos <strong>de</strong> representar la i<strong>de</strong>ntidad endurecida<strong>de</strong> un ser mo<strong>de</strong>rnista y racional, los límites<strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective son permeables.Su posición es transgresiva y su i<strong>de</strong>ntidad está constantementeen proceso» (71).De ahí que para Silva y Cavens, Heredia parezcaun ser incompleto, porque no ha <strong>de</strong>finido su posición<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Estado neoliberal sino que prefieresituarse fuera <strong>de</strong> él. La actitud <strong>de</strong> Cavens hacia el<strong>de</strong>tective es quizá la que mejor resume la postura<strong>de</strong> la sociedad hacia esta figura difícil <strong>de</strong> catalogar.Cavens reconoce en Heredia un «ingenuo i<strong>de</strong>alismo»(25), característica que lo lleva a «entregarsepor entero en los asuntos que le interesan» (25),haciéndolo un potencial «personaje idiota» (34).Heredia, a pesar <strong>de</strong> su cinismo y su falta <strong>de</strong> confianzaen el sistema, encuentra lo que buscaba. Sui<strong>de</strong>alismo halla un mo<strong>de</strong>lo en los padres <strong>de</strong> Daniel,y Díaz Eterovic por medio <strong>de</strong> esta investigación rin<strong>de</strong>homenaje a los <strong>de</strong>saparecidos; con la preguntaen plural «¿dón<strong>de</strong> están?», Daniel y Gabriela encarnanun pasado que no <strong>de</strong>be ser olvidado. Labúsqueda <strong>de</strong> Heredia no es anónima ni abstracta;la justicia y la verdad no se quedan en palabras,sino que se traducen en actos, «una razón que nadatenía que ver con la justicia que buscaba el juezCavens, sino con el dolor <strong>de</strong> esa pareja [los padres<strong>de</strong> Daniel] aferrada a los recuerdos» (93).Nadie sabe más que los muertos es una metáfora<strong>de</strong> la transición don<strong>de</strong> la justicia y la <strong>de</strong>mocraciase ven comprometidas. Cavens ha cometido errores,pero logra limpiar su mala conciencia asegurándose<strong>de</strong> que los criminales sean castigados y <strong>de</strong> que elniño Fernando sea <strong>de</strong>vuelto a sus verda<strong>de</strong>ros abuelos.Solo con la solución <strong>de</strong>l caso y la restitución <strong>de</strong>lniño a su verda<strong>de</strong>ra familia se pue<strong>de</strong> vislumbrar unfuturo mejor.El ojo <strong>de</strong>l alma: memoria y traición«Las huel<strong>las</strong> en este asunto hay quebuscar<strong>las</strong> con el ojo <strong>de</strong>l alma» (190). 10Esta es una <strong>de</strong> <strong>las</strong> mejores nove<strong>las</strong> <strong>de</strong>l chileno, concapítulos cortos, mucha acción, personajes atractivosy complejos y excelente diálogo, don<strong>de</strong> problemaspolíticos e i<strong>de</strong>ológicos son <strong>de</strong> gran importanciapara la trama. Como es común, Heredia tieneuna relación amorosa sin futuro; se encuentra conpersonajes excéntricos como Serón y El Escriba;<strong>de</strong>ambula por Santiago, visitando bares y restaurantesmientras sigue pistas falsas, <strong>de</strong>mostrando sufalibilidad; recibe fuertes golpizas, y expresa su soledady su dolor cuando visita el pasado. Hay algunasnoveda<strong>de</strong>s: el caso lo lleva a involucrarse conla CIA y viaja al sur, a Chiloé. Hay elementos estéticosy lúdicos, como sus reuniones con El Escriba,con quien discute el acto <strong>de</strong> escribir, introduciendoen la trama un metadiscurso con una narrativa10 Todas <strong>las</strong> citas vienen <strong>de</strong> la siguiente edición: El ojo<strong>de</strong>l alma, Santiago <strong>de</strong> Chile, LOM, 2001.55


autorreflexiva. Finalmente, el gato Simenon tiene unpapel vital como conciencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective.Los leitmotivs en El ojo <strong>de</strong>l alma son memoriay traición. Heredia es contratado por Domingo Viñas,un político <strong>de</strong> izquierda, para encontrar a AndrésTraverso, excompañero universitario <strong>de</strong> Herediay miembro <strong>de</strong>l Partido, «un dirigente que hacumplido tareas importantes» y que será nominadocandidato a diputado (17). La <strong>de</strong>saparición misteriosa<strong>de</strong> Traverso es preocupante, no se sabe si hasido secuestrado por un «grupúsculo» extremista,ya que es un personaje importante que conocemucha información secreta.Heredia, como en Nadie sabe más que losmuertos, rehúsa al comienzo aceptar la investigación.Este estado <strong>de</strong> vacilación es una reacción común<strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective cuando tiene que lidiar con elpasado: «no quiero saber nada que me obligue arevolver una vez más el pasado» (21), y casi le daun tono mercenario: «no estoy disponible para incursionaren un terreno que <strong>de</strong> antemano sé ingrato.Hoy por hoy, solo me encargo <strong>de</strong> asuntos simples...»(19). Sin embargo, esta es una postura quele permite al <strong>de</strong>tective cubrir sus sentimientos verda<strong>de</strong>ros.Sus acciones y reacciones no son producto<strong>de</strong>l raciocinio calculado; Heredia es impulsivo yha creado una primera respuesta que lo protege. Élsabe, como aquellos que lo conocen, que esta actitudno es más que una máscara. Siguiendo <strong>las</strong> huel<strong>las</strong><strong>de</strong>l hard-boiled, el <strong>de</strong>tective <strong>de</strong>be ser duro y sinsentimentalismos; sin embargo, así como la madre<strong>de</strong> Daniel logró convencerlo, esta vez es Campbell,otro viejo amigo suyo, quien lo persua<strong>de</strong>.La sensibilidad <strong>de</strong> Heredia, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> servir para<strong>de</strong>sarrollar sicológicamente al personaje, revelándonossus temores y los hechos que lo conmueven parahacerlo cambiar <strong>de</strong> parecer, tiene una función narrativaimportante en el género <strong>de</strong>tectivesco: crear suspenso.Debido a que pasa un poco <strong>de</strong> tiempo hastaque Heredia acepta tomar el caso –durante el cualse bosqueja la trama–, el lector tiene que esperar yatenerse a su <strong>de</strong>cisión. Es claro que esta in<strong>de</strong>cisiónno dura mucho tiempo, pues la investigación <strong>de</strong>beempezar para que haya una novela.El ojo <strong>de</strong>l alma está ambientada en Santiago.Heredia es un flâneur, <strong>de</strong>ambulando por su barrio,visitando bares y librerías:me dije que amaba a Santiago; cada uno <strong>de</strong> susrincones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Plaza Italia al poniente, sus callessemi<strong>de</strong>siertas a <strong>las</strong> dos <strong>de</strong> la madrugada y la promesa<strong>de</strong> una navaja en el vientre <strong>de</strong> los solitarios;los bares que prolongan la Alameda con susluces, murmullos y promesas <strong>de</strong> encuentrosinesperados [36].Walter Benjamin fue uno <strong>de</strong> los primeros en reconocerla condición esencial <strong>de</strong> movilidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tectivecomo producto <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad. En la ciudad,este personaje se pier<strong>de</strong> en el anonimato sin<strong>de</strong>jar huel<strong>las</strong>, lo que le permite observar sin serobservado, «él <strong>de</strong>sarrolla reacciones que están <strong>de</strong>acuerdo con el ritmo <strong>de</strong> la gran ciudad. Él reconoce<strong>las</strong> cosas al vuelo» (41). 11A través <strong>de</strong> estas caminatas Heredia pue<strong>de</strong> percibirlos cambios producidos por la explosión urbanay el creciente capitalismo con su impacto en elmedio ambiente <strong>de</strong> la urbe. Estas transformacionespromovidas por el <strong>de</strong>sarrollo neoliberal han afectadoa los chilenos, polarizándolos en marcadas c<strong>las</strong>essociales con sus respectivas i<strong>de</strong>ologías e intereses,como confirma el <strong>de</strong>tective cuando indaga en la11 En inglés el término gumshoe aparece en 1906 y se usapara referirse a los <strong>de</strong>tectives vestidos <strong>de</strong> paisano quecaminan por <strong>las</strong> calles con zapatos <strong>de</strong> suela <strong>de</strong> goma.56


amplia galería <strong>de</strong> respuestas i<strong>de</strong>ológicas y económicas<strong>de</strong> sus excompañeros <strong>de</strong> universidad.Está Viñas, el izquierdista comprometido, quientodavía cree en el discurso dominante <strong>de</strong> «la causa»(37). Heredia hace una crítica a la izquierdaanquilosada, la cual ha perdido contacto con loschilenos y ha pasado a formar parte <strong>de</strong> los partidostradicionales. Como dice en Nadie sabe más quelos muertos: «se <strong>de</strong>smoronan <strong>las</strong> i<strong>de</strong>as y los muros,y espero que sea para bien. Que <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sencantonazca algo más real y menos parecido a unareceta...» (75). Y Joaquín Pérez, quien se casó pordinero pero perdió todo cuando le fue infiel a sumujer, esta lo <strong>de</strong>jó en la calle y ahora vive en sucarro. Osorio, el traidor (<strong>de</strong>l cual se sospecha que<strong>de</strong>lató a Pablito Durán, compañero <strong>de</strong>saparecido),ha tenido gran éxito y su oficina está <strong>de</strong>scrita comouna guarida oscura y siniestra. Bernardo y Adriana,ahora casados y viviendo un matrimonio aburrido yfalso. Traverso, que ha <strong>de</strong>saparecido, <strong>de</strong> quien secree que ha sido informante <strong>de</strong> los organismos <strong>de</strong>seguridad <strong>de</strong> la dictadura y resultará ser un dobleagente <strong>de</strong> la CIA. En comparación con todos estosamigos, participantes activos <strong>de</strong> la febril competitividad<strong>de</strong> la vida mo<strong>de</strong>rna, unos con más éxito queotros, Heredia es un per<strong>de</strong>dor que se ha negado atomar parte en el frenesí consumista <strong>de</strong>l sistema.Como en la novela anterior, lo critican por sufalta <strong>de</strong> ambición; esta vez Osorio es quien le dice:«perdona que te lo diga, pero tus aspiraciones noson muy gran<strong>de</strong>s» (155). Heredia es fiel a sus principios,los cuales no tienen precio. Algo inauditopara estos amigos que han <strong>de</strong>sarrollado una éticacapitalista <strong>de</strong> oferta y <strong>de</strong>manda, ilustrada por Osorio:«si hab<strong>las</strong> con algunos <strong>de</strong> mis empleados te diránque soy un negrero... No hay otro modo <strong>de</strong>tratarlos. Para dirigir personas aún no se inventanada más efectivo que el látigo» (153).La investigación en El ojo <strong>de</strong>l alma, como enNadie sabe más que los muertos, es un pretextopara remontarse al pasado. Esta vez Heredia vuelvea 1974, a los años universitarios que en vez <strong>de</strong> estarmarcados por la <strong>de</strong>spreocupación y <strong>las</strong> correrías <strong>de</strong>la juventud recuerda por el «miedo, mucho miedo, yla inocencia cortada <strong>de</strong> raíz» (27). A pesar <strong>de</strong> estetemor y <strong>de</strong> la tentación <strong>de</strong> sumarse al «lodo amnésicoque cubría <strong>las</strong> calles <strong>de</strong> Santiago» (35), el <strong>de</strong>tectiveregresa al pasado una y otra vez no solo pararesolver el caso sino para recuperar un recuerdo enparticular: la memoria <strong>de</strong> Pablito Durán, parte <strong>de</strong> los«viejos dolores» (57) <strong>de</strong>l pasado.Pablo Durán fue un compañero <strong>de</strong> la universidad<strong>de</strong>saparecido durante la dictadura. El impacto<strong>de</strong> su <strong>de</strong>saparición fue gran<strong>de</strong> en el grupo <strong>de</strong> amigose incluso el motivo por el cual Heredia abandonóla facultad. Pablo permaneció fiel a sus principiosy dio la vida por ellos: «el recuerdo <strong>de</strong> Pablitome había perseguido en mis sueños... Ni <strong>de</strong>tenidoni muerto... Su retrato se congeló en el tiempo, enel cartel incansable que su madre alzó en plazas ymítines» (127). Como en Nadie sabe más que losmuertos, la realidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tenidos-<strong>de</strong>saparecidosmarca inevitablemente a toda una generación,haciéndola testigo <strong>de</strong> horrores que llevan a la gentea un duelo dura<strong>de</strong>ro signado por la traición <strong>de</strong> lossueños y principios. La consecuencia es un <strong>de</strong>sencantoque hace que estos jóvenes pierdan sus ilusionesy caigan en la apatía y el cinismo. Como señalael <strong>de</strong>tective, la espera es infinita para los quequedan vivos:su cara <strong>de</strong> niño sorprendido grabada en la memoriamientras sus compañeros <strong>de</strong> la universidadfuimos transformándonos en un remedo <strong>de</strong>la juventud, silenciados, esperando que un díaapareciera su cuerpo y pudiéramos caminar tras57


él, en un cortejo que nos daría el consuelo <strong>de</strong> la<strong>de</strong>spedida [127].La búsqueda <strong>de</strong> Heredia es más que encontrar aTraverso; significa enfrentarse al pasado encarnadopor Pablito, que se convierte en metáfora <strong>de</strong>todo lo bueno y <strong>de</strong>seable, y que contrasta con unpresente que refleja la traición. Pablo Durán es elfantasma que empaña cada memoria feliz por sutemprana <strong>de</strong>saparición.Si Nadie sabe más que los muertos es una metáfora<strong>de</strong> la transición, El ojo <strong>de</strong>l alma es una metáfora<strong>de</strong>l fraccionamiento <strong>de</strong>l país, don<strong>de</strong> nadie confíaen nadie y la «verdad» parece estar escondida enlo más profundo <strong>de</strong> cada uno. De ahí que el símbolo<strong>de</strong>l rompecabezas aparezca a menudo junto a <strong>las</strong>pistas falsas que Heredia se empecina en seguir, <strong>de</strong>mostrandosu falibilidad y confusión junto al <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nimperante en Chile. Su <strong>de</strong>sconfianza y su miedoreflejan un estado mental generacional producto <strong>de</strong>años <strong>de</strong> represión y terror. El título es indicativo <strong>de</strong>lestado sicológico <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective, quien sostiene quese <strong>de</strong>be hacer una distinción entre los sentidos exteriorese interiores y confiar en el interior, que viene<strong>de</strong> una antigua tradición filosófica, «el ojo <strong>de</strong>l alma».La lucha entre la soledad y la solidaridad, el <strong>de</strong>sencantoy la ilusión, la <strong>de</strong>sconfianza y el creer en los<strong>de</strong>más es constante a través <strong>de</strong> la novela. En un sistemadon<strong>de</strong> la impunidad es protegida por la ley, el<strong>de</strong>tective encuentra que tomar la justicia en sus manos<strong>de</strong>vuelve cierto sentido <strong>de</strong> honestidad al mundoen que vive. A Heredia no le queda más, en un paístrastocado por los acuerdos, que <strong>de</strong>jar que la CIAse «encargue» <strong>de</strong> Traverso, quien resulta ser un verda<strong>de</strong>rotraidor. Heredia <strong>de</strong>scubre la verdad <strong>de</strong> la<strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> Pablito, convertido ahora en el símbolo<strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>saparecidos sin tumba. Se niegaa que el tiempo «llene <strong>de</strong> polvo» la memoria comoquisiera Traverso (236) y se convierte en una voz<strong>de</strong> la traición vivida por su generación:en los últimos días he visitado a varios <strong>de</strong> losamigos <strong>de</strong> la universidad y con todos ellos hemosterminado invocando la verdad... arrepentidos<strong>de</strong> no seguir fieles a <strong>las</strong> palabras. Nos hemosvuelto cínicos... Cada cual, a su manera,perdió la libertad por la que tanto luchó [158].ConclusiónVolver al pasado resulta peligroso para Heredia,víctima <strong>de</strong> la traición ejercida sobre él y su generaciónpor la dictadura. Sin embargo, lucha por respuestasque <strong>de</strong> alguna manera sirven como verdad.El <strong>de</strong>tective <strong>de</strong>be regresar al ayer para resolver susinvestigaciones en Nadie sabe más que los muertosy El ojo <strong>de</strong>l alma, a pesar <strong>de</strong>l dolor que esto lecause a él o a otros. A través <strong>de</strong> la ficción, RamónDíaz Eterovic trata <strong>de</strong> problemas políticos, socialese históricos <strong>de</strong> gran relevancia para el Chile <strong>de</strong> hoy.Da una mirada crítica y sumaria al proceso <strong>de</strong> transicióny a <strong>las</strong> condiciones sociales que la <strong>de</strong>mocraciatrajo junto al neoliberalismo:los que eran uniformados, fueron pasados a retiro,asumieron cargos secundarios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Ejércitoo se les envió como agregados militares enembajadas <strong>de</strong> bajo perfil. Los civiles fueron ubicadosen bancos comerciales, salmoneras y empresasforestales. Casi siempre en labores <strong>de</strong> seguridado relacionadas con la administración <strong>de</strong>lpersonal. Otros, se supone que están en lo mismo<strong>de</strong> antes, ya que la seguridad militar sigueintacta, y también están los que aprovecharonsus contactos con el hampa para <strong>de</strong>dicarse altráfico <strong>de</strong> drogas [2001: 87].58


En la crítica que hace Díaz Eterovic a través <strong>de</strong>Heredia y sus investigaciones rescata una polifonía<strong>de</strong> voces porque solo por medio <strong>de</strong> todas el<strong>las</strong> sepue<strong>de</strong> armar el pasado y darnos una imagen máscompleta en toda su complejidad. Heredia se niegaa caer en <strong>las</strong> directivas políticas <strong>de</strong> aquellos quehan <strong>de</strong>terminado que el consenso es la única manera<strong>de</strong> proyectarse hacia el futuro, borrando divisionesy cuestionamientos. «Olvidar, olvi<strong>de</strong>, olví<strong>de</strong>se,olvidémonos. En el último tiempo había oído y pensadomucho en ese verbo, y no me gustaba. Eranpalabras con aspecto <strong>de</strong> lápidas» (2002: 69).En su esfuerzo por rechazar el olvido y la muertecomo el futuro <strong>de</strong> su país, Heredia ejecuta el acto<strong>de</strong> recordar, lo que obsesiona al <strong>de</strong>tective como amuchos chilenos que se han visto obligados por <strong>las</strong>ociedad a abandonar el pasado resultando en personasdivididas. 12 Díaz Eterovic explora los resultados<strong>de</strong> la dictadura y la transición y se proponerestablecer el <strong>de</strong>sencanto <strong>de</strong> una generación traicionadaa través <strong>de</strong> la narrativa <strong>de</strong>l neopoliciaco.La ficción se convierte en el lugar don<strong>de</strong> los recuerdosse reconstituyen. Gracias a su labor <strong>de</strong>tectivescay su investigación incesante en busca <strong>de</strong> laverdad, Heredia recupera el pasado, encontrandorespuestas y dándole significado a lo inefable.Esta es la enorme labor que Ramón Díaz Eterovicse ha impuesto por medio <strong>de</strong>l neopoliciaco, ungénero que organiza la historia y le da sentido a <strong>las</strong>experiencias, contradiciendo la creencia <strong>de</strong> que sololos vencedores tienen el <strong>de</strong>recho a recordarla y contarla.12 Los miembros <strong>de</strong> la Generación <strong>de</strong>l Ochenta reconocen«el año 1973 como origen <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad escindida»(Cánovas: 16).BibliografíaArgüelles, Juan Domingo: «Entrevista con Paco IgnacioTaibo II. El policiaco mexicano: un génerohecho con un autor y terquedad», Tierra a<strong>de</strong>ntro,No. 49, 1990, pp. 13-15.Au<strong>de</strong>n, W. H.: «The Guilty Vicarage», en Robin W.Winks (ed.): Detective Fiction. A Collectionof Critical Essays, Woodstock, VT, A Foul PlayP Book, 1988, pp. 15-24.Benjamin, Walter: Charles Bau<strong>de</strong>laire: A LyricPoet in the Era of High Capitalism, trad.Harry Zohn, Londres, New Left Review, 1973.Cánovas, Rodrigo: «De nuevas ten<strong>de</strong>ncias y generaciones»,en Rodrigo Cánovas (ed.): Novelachilena, nuevas generaciones: el abordaje <strong>de</strong>los huérfanos, Santiago <strong>de</strong> Chile, Ediciones UniversidadCatólica <strong>de</strong> Chile, 1997, pp. 15-52.Chesterton, G. K.: «A Defence of Detective Stories»,en Howard Haycraft (ed.): The Art of theMystery Story. A Collection of Critical Essays,Nueva York, Biblo and Tannen, 1976, pp. 3-6.Comaroff, Jean y John: «Criminal Obsessions, afterFoucault: Postcoloniality, Policing, and theMetaphysics of Disor<strong>de</strong>r», Critical Inquiry, vol.30, No. 4, 2004, pp. 800-824.Díaz Eterovic, Ramón: El ojo <strong>de</strong>l alma, Santiago<strong>de</strong> Chile, LOM, 2001._________: Nadie sabe más que los muertos,Santiago <strong>de</strong> Chile, LOM, 2002.Franken Curzen, Clemens: Crimen y verdad en lanovela policial chilena actual, Santiago <strong>de</strong>Chile, Universidad <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Chile, 2003.García Corales, Guillermo: «Nostalgia y melancolíaen la novela <strong>de</strong>tectivesca <strong>de</strong>l Chile <strong>de</strong> los noventa»,Revista Iberoamericana, vol. 65, No. 186,1999, pp. 81-87.59


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