¿cómo habría permanecido algo si no hubieses querido?¿Cómo se habría conservado lo que no hubieses llamado?Mas Tú con todas las cosas eres indulgente, porque sontuyas, Señor que amas la vida» (Sab 11,21-26).¡Ahí lo tienes! ¡Qué preciosa palabra! “Tú con todas lascosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas lavida”: he aquí la manera de realmente poseer las cosas:amarlas. <strong>Es</strong>to es tan cierto, que Satanás, en su delirantepretensión de no reconocer el poder de Dios, por lógica ynecesaria consecuencia tuvo que abrir las toldas del odio, queDios no había creado, para hospedarse en la pésima tiendadel desamor, única en que estaba seguro que Dios noentraría. Así tienes una primera respuesta, resumidahermosamente en la palabra “amor”. No es tuyo lo que noamas, aunque ciertamente amar no es lo único necesariopara que te sientas autorizado de considerar tuyo a algo o aalguien.El otro elemento necesario para que consideres tuyoalgo es que sea Dios quien te lo conceda. Todo es de Él,porque Él nos ha creado a todos; pero tú no eres el creador ypor eso sólo de un modo secundario y derivado posees lascosas, incluso aquellas cosas que posees con libertad y enamor. <strong>Es</strong>e modo tiene su fuente en lo que Dios te otorga; deahí la advertencia de Moisés: «Ahora, Israel, escucha lospreceptos y las normas que yo os enseño para que laspongáis en práctica, a fin de que viváis y entréis a tomarposesión de la tierra que os da Yahveh, Dios de vuestrospadres» (Dt 4,1). Y también: «Guarda los preceptos y losmandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, túy tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el sueloque Yahveh tu Dios te da para siempre» (Dt 4,40).Una última amonestación sobre nuestro tema provienedel corazón encendido del apóstol Pablo: «Os digo, pues,hermanos: El tiempo es corto. Por tanto, los que tienenmujer, vivan como si no la tuviesen. <strong>Lo</strong>s que lloran, como sino llorasen. <strong>Lo</strong>s que están alegres, como si no lo estuviesen.<strong>Lo</strong>s que compran, como si no poseyesen. <strong>Lo</strong>s que disfrutandel mundo, como si no disfrutasen. Porque la apariencia deeste mundo pasa» (1 Cor 7,29-31).
Recibe, pues, las cosas todas como de las manos deDios, que son fuertes y sabias; poséelas con libertad de modoque no sean ellas las que te posean, y de modo también queen ellas tenga siempre autoridad el amor de Dios que fue elque las hizo ser; y ante la certeza de su carácter básicamentetransitorio, utilízalas con generosidad a favor de tushermanos, según el consejo de Cristo: «Vended vuestrosbienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, untesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni lapolilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará tambiénvuestro corazón» (Lc 12,33-34).Deja que te invite a la alegría. Dios te ama; su amor eseterno.-----