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Revista Psicofarmacología 75

07 | Sección de ética El compromiso médico Prof. Dr. Luis Allegro 09 | Artículos y revisiones Comparación del funcionamiento cognitivo en pacientes con trastorno bipolar tipo II en eutimia versus trastorno bipolar tipo I en eutimia y controles María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco, Margarita Horta, Claudia Becerra Palars 21 | Efectos de los antidepresivos en la recuperación motora poststroke María Agustina Marco 33 | Correlatos neurobiológicos de la intervención psicoterapéutica Dr. Rafael Groisman

07 | Sección de ética
El compromiso médico
Prof. Dr. Luis Allegro

09 | Artículos y revisiones
Comparación del funcionamiento cognitivo en pacientes con trastorno bipolar tipo II
en eutimia versus trastorno bipolar tipo I en eutimia y controles
María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco,
Margarita Horta, Claudia Becerra Palars

21 | Efectos de los antidepresivos en la recuperación motora poststroke
María Agustina Marco

33 | Correlatos neurobiológicos de la intervención psicoterapéutica
Dr. Rafael Groisman

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ISSN 1666 6690 // en línea 1851 8710<br />

REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOFARMACOLOGÍA Y NEUROCIENCIA // DIRECTOR: Prof. Dr. LUIS MARÍA ZIEHER AÑO 12 - N°<strong>75</strong> - Agosto 2012


ISSN 1666 6690<br />

PSICOFARMACOLOGÍA<br />

<strong>Revista</strong> Latinoamericana de <strong>Psicofarmacología</strong> y Neurociencia. Frecuencia bimensual. Año 12, número <strong>75</strong>, Agosto 2012.<br />

Una aproximación al uso racional de los psicofármacos.<br />

SCIENS EDITORIAL<br />

J. F. Seguí 3569 2 do “C” - CABA - Argentina // Tel/Fax. (54 11) 4524 9129 - Buenos Aires - Argentina - www.sciens.com.ar - info@sciens.com.ar<br />

DIRECTOR<br />

Prof. Dr. Luis María Zieher<br />

Ex Profesor Regular Titular y Director del Curso de Médico Especialista en Farmacología, 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina, UBA. Investigador Principal del CONICET.<br />

Director de la Maestría en Psiconeurofarmacología, Universidad Favaloro. Presidente del<br />

Comité Independiente de Ética para ensayos en Farmacología Clínica, FEFYM.<br />

Indexada en Lilacs<br />

La revista <strong>Psicofarmacología</strong><br />

es propiedad de Sciens SRL.<br />

EDITORES<br />

Dra. María Cristina Brió<br />

Médica Psiquiatra Infantil. Médica Pediatra. Master<br />

Psiconeurofarmacología. Docente Postgrado Universidad<br />

Favaloro. Médica psiquiatra del Hospital de Día Infantil “La<br />

Cigarra”. CESAN Y AC Nº 1. Htal. Gral. de Agudos Ignacio<br />

Pirovano. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.<br />

Dra. Edith Mirta Serfaty<br />

Doctora en Ciencias Médicas (UBA), Médica Psiquiatra (UBA),<br />

Investigadora del Centro de Investigaciones Epidemiológicas,<br />

Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, Integrante<br />

Comité Técnico Asesor (SEDRONAR), Miembro fundador del<br />

Colegio Latinoamericano de Neuropsicofarmacología, Miembro<br />

del Collegiun Internationale Neuro-Psychopharmacologicum<br />

(CINP), Integrante Comité Ejecutivo, Federación Internacional de<br />

Epidemiología Psiquiátrica, Secretaria de Task Force for<br />

Adolescent Psychiatry-World Federation of Biological Soc.<br />

Dra. María Zorrilla Zubilete<br />

Bióloga. Doctora de la UBA. Docente Autorizada en Farmacología.<br />

Investigadora Asociada UBA-CEFyBO-CONICET. Jefa de TP y Docente<br />

del Curso de Psiconeurofarmacología, 1 a<br />

Cátedra de<br />

Farmacología, Facultad de Medicina, UBA. Miembro del Comité<br />

Independiente de Ética para Ensayos en Farmacología Clínica,<br />

FEFYM. Docente de la Maestría en Psiconeurofarmacología de la<br />

Universidad Favaloro.<br />

CONSEJO CIENTÍFICO INTERNACIONAL<br />

Dr. Mohammed Amin (Pakistan) - Universidad de Karachi<br />

Dr. Erminio Costa (USA) - Universidad de Illinois<br />

Dr. Enrique Galli Silva (Perú) - Universidad de Lima<br />

Dr. Peter Gaszner (Hungria) - Universidad de Budapest<br />

Dr. Sergio Gloger (Chile) - Universidad de Santiago de Chile<br />

Dr. David Healy (Inglaterra) - Universidad de Gales del Norte<br />

Dr. Gerardo Heinze (México) - Universidad Nacional Autónoma<br />

de México<br />

Dr. Yul Iskandar (Indonesia) - Universidad de Yakarta<br />

Prof. Dr. Iván Izquierdo (Brasil) - Universidad de Rio Grande do<br />

Sul, Porto Alegre<br />

Dra. Verónica Larach Walters (Chile) - Universidad de Santiago<br />

de Chile<br />

Dr. Brian Leonard (Irlanda) - Universidad de Galway<br />

Dr. Francisco López Muñoz (España) - Universidad de Alcalá de<br />

Henares, Madrid<br />

Dr. Elizaldo Luiz de Araujo Carlini (Brasil) - Universidad de San Pablo<br />

Dr. Driss Moussaoui (Marruecos) - Universidad de Casablanca<br />

Dr. Alfred Pletscher (Suiza) - Universidad de Basilea<br />

Dr. Stephen Sthal (USA) - Universidad de San Diego<br />

Dr. Pedro Téllez Carrasco (Venezuela) - Universidad de Carabobo<br />

Dr. Herman Van Praag (Holanda) - Universidad de Maastrich<br />

CONSEJO CIENTÍFICO NACIONAL<br />

Dr. Sebastián Alejandro Alvano<br />

Médico Psiquiatra Universitario, Facultad de Medicina,<br />

Universidad de Buenos Aires (UBA). Director y Profesor Estable<br />

de la Maestría en Psiconeurofarmacología de la Universidad<br />

Favaloro (UF). Profesor a cargo de Terapéutica I, Carrera de<br />

Médico Especialista Universitario en Psiquiatría (UBA), Unidad<br />

Académica Hospital Moyano. Supervisor y Docente, Servicio de<br />

Psicopatología del Hospital Ramos Mejía. Senior Member, WPA<br />

Educational Liaisons Network (WPA ELN) for Argentina, World<br />

Psychiatric Association (WPA). Presidente Honorario y Miembro<br />

del Consejo Asesor Permanente, Asociación de<br />

<strong>Psicofarmacología</strong> y Neurociencia Argentina (APNA).<br />

Dra. Paula Antúnez<br />

Médica especialista en Endocrinología y en Medicina Interna.<br />

Docente de la 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de<br />

Medicina, UBA. Coordinadora del Módulo de Farmacología<br />

Endocrinológica de la Carrera de Médico Especialista en<br />

Farmacología, Facultad de Medicina, UBA.<br />

Dr. Héctor Bertera<br />

Jefe de TP, 1 a Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina,<br />

UBA. Miembro del Grupo de Psiconeurofarmacología. Prof. de<br />

Terapéuticas biológicas, Carrera de Especialista en Psiquiatría,<br />

Universidad del Salvador.<br />

Dr. Diego Cohen<br />

Doctor en Medicina. Docente Investigador (UBA). Docente<br />

Adscripto, Facultad de Medicina, Depto. de Salud Mental.<br />

Especialista en Psiquiatría (UBA). Integrante del Grupo<br />

Universitario de Neuropsicofarmacología. Miembro Títular de la<br />

Asociación Psicoanálitica Argentina.<br />

Dra. Luciana D´Alessio<br />

Doctora en Medicina. Especialista en Psiquiatría. Jefa de TP, 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina, UBA. Miembro<br />

del Grupo de Psiconeurofarmacología. Médica del Centro de<br />

Epilepsias, Hospital Municipal Ramos Mejía.<br />

Dr. Flavio Devoto<br />

Jefe de TP, 1 a Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina,<br />

UBA. Docente del Curso Superior de Médicos Especialistas en<br />

Farmacología.<br />

Dr. Daniel Fadel<br />

Jefe de estudio de TP, 1 a Cátedra de Farmacología. Miembro del<br />

Grupo de Dolor. Miembro del Grupo de <strong>Psicofarmacología</strong>.<br />

Dr. Natalio Fejerman<br />

Consultor Honorario, Servicio de Neurología, Hospital de<br />

Pediatría “JP Garrahan”, Buenos Aires.<br />

Dra. Victoria Fernández Pinto<br />

Médica Psiquiatra UBA. Miembro del Grupo Universitario de<br />

Neuropsicofarmacología de la 1ª Cátedra de Farmacología de la<br />

Facultad de Medicina, UBA. Magister en Neuropsicofarmacología,<br />

Universidad Favaloro.<br />

Dr. Gustavo Finvarb<br />

Médico Especialista en Psiquiatría Infanto-Juvenil. Jefe de la<br />

Unidad de Psicopatología y Salud Mental, Hospital de Niños<br />

“Ricardo Gutiérrez”. Miembro del Grupo de Psiconeurofarmacología.<br />

Dra. Ana María Genaro<br />

Doctora en Bioquímica, Especializada en Psiconeuroimmunología.<br />

Jefa de TP de la 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de<br />

Medicina, UBA. Investigadora Independiente del CONICET en el<br />

Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos, CEFYBO.<br />

Dr. Fernando Martín Gómez<br />

Médico Especialista en Pediatría y Psiquiatría. Jefe de TP, 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina, UBA. Miembro<br />

del Grupo de Psiconeurofarmacología. Médico del Servicio de<br />

Psicopatología Infantil, Hospital Alemán de Buenos Aires.<br />

Dr. Rafael Groisman<br />

Médico especialista en Psiquiatría. Miembro titular de la<br />

Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)<br />

Dra. Laura Guelman<br />

Bióloga. Doctora de la UBA. Investigadora del CONICET. Jefa de<br />

TP, 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina, UBA.<br />

Docente de la Maestría en Psiconeurofarmacología de la<br />

Universidad Favaloro. Miembro del Grupo de Psiconeurofarmacología.<br />

Dr. Rubén Iannantuono<br />

Profesor Adjunto Interino y Subdirector del Curso de Médico<br />

Especialista en Farmacología, 1 a<br />

Cátedra de Farmacología,<br />

Facultad de Medicina, UBA.<br />

Dr. Eduardo Leiderman<br />

Médico Especialista en Psiquiatría. Miembro del Grupo de<br />

Psiconeurofarmacología.<br />

Dr. Juan José López-Costa<br />

Investigador Adjunto- CONICET<br />

Profesor Regular Adjunto. 1 era Cátedra de Biología Celular,<br />

Histología, Embriología y Genética. Facultad de Medicina. UBA.<br />

Docente Autorizado. Facultad de Medicina. UBA.<br />

Prof. Dr. Jorge Medina<br />

Profesor Adjunto, Depto. de Fisiología, Facultad de Medicina,<br />

UBA. Investigador Superior del CONICET, Instituto de Biología<br />

Celular y Neurociencias “Prof. E. de Robertis”.<br />

Dra. Mariana Moncaut<br />

Médica Psiquiatra Universitaria, Facultad de Medicina,<br />

Universidad de Buenos Aires (UBA). Coordinadora y Docente,<br />

Maestría en Psiconeurofarmacología, Universidad Favaloro (UF).<br />

Dra. Adriana Sánchez Toranzo<br />

Médica psiquiatra. Docente Adscripta en Farmacología UBA, 1°<br />

Cátedra de Farmacología. Facultad de Medicina, UBA. Miembro<br />

activo de la American Society of Psychiatry (APA).<br />

Dr. Héctor Alejandro Serra<br />

Médico Especialista en Farmacología. Jefe de TP, Docente del<br />

Curso de Médico Especialista en Farmacología y Miembro del<br />

Grupo de Dolor, 1 a<br />

Cátedra de Farmacología, Facultad de<br />

Medicina, UBA.<br />

Dr. Juan Cristóbal Tenconi<br />

Profesor Adjunto de la Facultad de Medicina, Universidad<br />

Favaloro. Subdirector de la Carrera de Médico Especialista en<br />

Psiquiatría de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente<br />

Adscrito al Departamento de Salud Mental, Universidad de<br />

Buenos Aires (UBA).<br />

Dr. Norberto Zelaschi<br />

Médico. Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de<br />

La Plata. Hospital Neuropsiquiátrico “Dr. Alejandro Korn”.<br />

SECCIÓN ÉTICA<br />

Prof. Dr. Luis Allegro<br />

Presidente de la Sociedad de Ética en Medicina, Asociación<br />

Médica Argentina. Miembro del Consejo Académico de Ética en<br />

Medicina, Academia Nacional de Medicina. Ex Miembro del<br />

Comité Nacional de Ética Biomédica, Ministerio de Salud<br />

Pública de la Nación. Ex Profesor Titular de Psicopatología y<br />

Psiquiatría, Universidad de Rosario. Full Member of the<br />

International. Psychoanalytic Association.<br />

Esta publicación es realizada con la colaboración de: Fundación<br />

de Estudios Farmacológicos y de Medicamentos (FEFYM).<br />

Docentes, investigadores y médicos asistenciales especializados<br />

en la Psiconeurofarmacología de entidades, publican sus<br />

trabajos de revisión o investigación en carácter individual e<br />

independiente.<br />

Los materiales publicados (trabajos, cartas al editor, comentarios)<br />

en la revista <strong>Psicofarmacología</strong> representan la opinión<br />

de sus autores; no reflejan necesariamente la opinión de la<br />

dirección o de la editorial de esta revista.<br />

La mención de productos o servicios en esta publicación no<br />

implica que el director o la editorial de la revista los aprueben o<br />

los recomienden, deslindando cualquier responsabilidad al<br />

respecto.<br />

Registro de propiedad intelectual N° 4988284 Ley 11.723.<br />

EDITORIAL SCIENS // 3


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

s Sumario<br />

Summary<br />

Sección de ética<br />

El compromiso médico<br />

Prof. Dr. Luis Allegro<br />

07<br />

Section of Ethics<br />

The medical commitment<br />

Prof. Dr. Luis Allegro<br />

Artículos y revisiones<br />

Comparación del funcionamiento cognitivo en pacientes con trastorno bipolar tipo II<br />

en eutimia versus trastorno bipolar tipo I en eutimia y controles<br />

María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco,<br />

Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

El trastorno bipolar (TBP) se encuentra clasificado dentro de los trastornos del estado<br />

del ánimo, que causa un impacto considerable en el bienestar del paciente y una<br />

significativa carga económica para el individuo y la sociedad. Se ha estimado que 30<br />

a 50% de los pacientes con TBP en remisión fracasan en alcanzar el nivel premórbido<br />

de funcionamiento psicosocial y esta discapacidad puede estar asociada a<br />

alteraciones cognitivas. El objetivo de este estudio fue comparar el funcionamiento<br />

cognitivo en pacientes con TBP I y II en eutimia y sujetos controles y determinar si<br />

existe relación con la calidad de vida percibida por los pacientes.<br />

Se encontraron las siguientes diferencias:<br />

a) Una diferencia significativa en la variable concerniente a los “Falsos Positivos” (FP);<br />

teniendo más falsos positivos el grupo de TBP II que los controles.<br />

b) También se encontró una diferencia significativa en cuanto a la variable “índice 6”<br />

del TAVEC (que se refiere a la retención de la información a corto y a largo plazo). La<br />

diferencia fue entre pacientes con TBP I y controles.<br />

c) La variable “violación en el tiempo” de la Torre de Londres fue mayor en los<br />

pacientes con TBP II que en los pacientes con TBP I.<br />

d) La variable “Tiempo de ejecución” también tuvo diferencias significativas. Las<br />

diferencias fueron nuevamente mayores entre el grupo TBP I y TBP II.<br />

CONCLUSIONES: Existieron diferencias en el desempeño cognitivo entre los grupos<br />

estudiados. Los pacientes con TBP II tuvieron más falsos positivos. Por otra parte, la<br />

retención estuvo más alterada en los pacientes con TBP I. Lo cual podría deberse al<br />

padecimiento mismo, con deterioro en ciertos circuitos implicados en la consolidación de<br />

la memoria o bien al uso de mayores dosis de medicamentos.<br />

09<br />

Scientific Articles and Reviews<br />

Comparison of Cognitive Functioning in Bipolar Disorder Type II Patientes in<br />

Euthymia vs. Bipolar Disorder Type I in Euthymia and Controls<br />

María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco,<br />

Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

Bipolar Disorder (BPD) is classed among mood disorders. It causes considerable impact<br />

on the patient’s wellbeing, as well as an economic burden for the individual and society.<br />

It has been estimated that 30 to 50% of patients with remitting BPD fail to achieve the<br />

premorbid level of psychosocial functioning and this impairment may be associated to<br />

cognitive alterations. The purpose of this study was to compare the cognitive functioning<br />

between BPD I and BPD II patients with euthymia and control subjects, and to determine<br />

whether it is related with the patients’ quality of life as perceived by them.<br />

The following differences were found:<br />

a) A significant difference in the “False positive” (FP) variable; with more false positive<br />

variables in the BPD than in the control group.<br />

b) There was also a significant difference in relation to the “index 6”variable of the TAVEC<br />

test (which concerns the withholding information in the short- and long-term). The<br />

difference was between patients with BPD and controls.<br />

c) The variable “deviation in time” of the Tower of London test was higher among patients<br />

with BPD II than among patients with BPD I.<br />

d) The variable, “Execution time” of the Tower of London Test also showed significant<br />

differences. The differences were higher between the BPD I and the BPD II groups.<br />

Conclusions: There were differences in terms of cognitive performance between the<br />

studied groups. Patients with BPD II displayed more false positives. On the other hand,<br />

the withholding of information had become more affected among BPD I patients, which<br />

might result from the disease itself, as well as from the worsening of some of the circuits<br />

involved in the consolidation of memory, or the use of higher doses of medications.<br />

Efectos de los antidepresivos en la recuperación motora poststroke<br />

María Agustina Marco<br />

Se evaluó la evidencia obtenida en los últimos años sobre el efecto de los antidepresivos<br />

en la rehabilitación motora y funcional luego de un accidente cerebrovascular,<br />

de forma independiente a su efecto sobre los trastornos depresivos.<br />

Ensayos randomizados comparando maprotilina vs. placebo vs. fluoxetina, placebo<br />

vs. nortriptilina vs. fluoxetina y placebo vs. fluoxetina, arrojaron datos alentadores<br />

sobre el uso de nortriptilina y fluoxetina. Paralelamente, un amplio estudio retrospectivo<br />

presentó resultados opuestos.<br />

Los efectos positivos de los antidepresivos se deberían a fenómenos diversos de facilitación,<br />

antiinflamatorios, neurotróficos, antiapoptóticos y neuroplásticos.<br />

No obstante, no se ha obtenido evidencia contundente y precisa sobre la utilidad de los mismos.<br />

21<br />

The Effects of Antidepressants on Post-stroke Motor Recovery<br />

María Agustina Marco<br />

The author analyses the evidence gathered over the last years about the effects of antidepressants<br />

on motor and functional recovery after stroke, irrespectively of their effect on<br />

depressive disorders.<br />

Randomized trials comparing maprotiline vs. placebo vs. fluoxetine, placebo vs. nortriptyline<br />

vs. fluoxetine and placebo vs. fluoxeting have provided encouraging data with<br />

regards the use of nortriptyline and fluoxetine. Simoultaneously, a large retrospective<br />

study presented opposite results.<br />

The positive effects of antidepressants might respond to different facilitation phenomena,<br />

anti-inflammatory, nurotrophic, anti-apoptotic and neuroplastic drugs.<br />

However, no convincing evidence has been obtained on its usefulness.<br />

Correlatos neurobiológicos de la intervención psicoterapéutica<br />

Dr. Rafael Groisman<br />

Se estudian los correlatos neurobiológicos de las psicoterapias, tomando en cuenta<br />

hallazgos de estudios de imagenología funcional, enfocados en las áreas involucradas<br />

y los mecanismos subyacentes. Se hace referencia también, a los procesos<br />

mnésicos intervinientes, como así también a la comunicación empática y neurobiología<br />

del apego.<br />

33<br />

Neurobiological Correlates of Psychotherapeutic Intervention<br />

Dr. Rafael Groisman<br />

The author analyzes the neurobiological correlates of psychotherapies, taking into<br />

account the findings from functional imaging studies which focus on the areas<br />

involved and the underlying mechanisms. The mnesic processes involved, as well as<br />

empathic communication and the neurobiology of attachment are also referred to in<br />

this article.<br />

Espacio cedido al Consejo Publicitario Argentino (Página 30)<br />

Espacio cedido a AAP (Asociación Argentina de Psiquiatría) (Página 31)<br />

EDITORIAL SCIENS // 5


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

é<br />

Sección ética<br />

Por el Profesor Doctor Luis Allegro<br />

El compromiso médico<br />

El compromiso médico<br />

La profesión médica supone un compromiso por parte de la<br />

persona que ha de llevar el título de médico. La calidad del<br />

desempeño en esta profesión plantea como condición importante<br />

una sincera y profunda vocación que impone una actitud<br />

de calidad profundamente humana. El profesional médico<br />

se encuentra frente al desafío de implementar la aplicación<br />

de los conocimientos de la ciencia dentro de un marco<br />

de calidad y calidez humanas. Esto no significa que él debe<br />

manejarse con el equilibrio necesario para abordar seriamente<br />

la patología e implementar la terapéutica dentro de un marco<br />

importante de humanidad. Esto es por una parte un desafío<br />

y por otra, un compromiso.<br />

La calidad de la atención debe ser una apuesta personal al<br />

enfrentar la lucha contra la enfermedad. Es importante que<br />

el médico se involucre en su quehacer hasta donde este<br />

involucrarse no signifique quedar aprisionado.<br />

Este compromiso tiene su origen desde la más remota<br />

antigüedad, pero donde se destacó especialmente fue en las<br />

culturas griega y árabe.<br />

Hipócrates y el compromiso médico<br />

Hipócrates (siglo V a.C.) dejó en la medicina tanto occidental<br />

como árabe, una tradición que se mantiene hasta hoy siglo<br />

XXI. Ello se debe, en gran medida, a la acción de Galeno, un<br />

griego que ejerció la medicina en la Roma imperial del siglo<br />

II. Entre las cosas que dejó Hipócrates está el célebre juramento<br />

hipocrático, cuya vigencia se mantiene hoy día. Este<br />

juramento forma parte del corpus hipocráticum y se piensa<br />

que tiene sus orígenes en la obra de los pitagóricos. Galeno<br />

afirma que Hipócrates se vio en la necesidad de crear dicho<br />

juramento cuando empezó a enseñar su medicina a sus discípulos.<br />

Es importante señalar aquí que los escritos de<br />

Galeno constituyeron el núcleo de la instrucción médica y de<br />

la enseñanza de la práctica casi hasta nuestros días.<br />

Desde el Renacimiento, algunas escuelas médicas comenzaron<br />

a imponerlo al aprendiz de medicina, como una condición<br />

al concluir su enseñanza. Después de la Segunda Guerra<br />

Mundial, se fue generalizando la práctica de dicho juramento.<br />

En el período clásico de la civilización griega, el arte de curar<br />

no estaba orientado por la magia, sino por las respuestas<br />

clínicas de los pacientes. La observación de la clínica adquirió<br />

importancia. En este período se crearon los primeros escritos<br />

relacionado con el concepto ético del compromiso médico.<br />

Lo básico era que el médico actuara siempre teniendo en<br />

cuenta el beneficio del enfermo, cosa que quedó para la posteridad<br />

incluido en el “primum non nocere”.<br />

El pensamiento ético que está en el Juramento Hipocrático,<br />

se ha mantenido en el tiempo con algunas variantes determinadas<br />

por los conceptos éticos y las circunstancias imperantes<br />

en cada comunidad. En la Declaración de Ginebra de 1948, se<br />

redactó la actualización que expongo a continuación:<br />

Versión del juramento hipocrático de la Convención de<br />

Ginebra<br />

En la Convención de Ginebra de 1948, se propuso una<br />

actualización del juramento hipocrático con el texto siguiente:<br />

En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión<br />

médica, me comprometo solemnemente a consagrar<br />

mi vida al servicio de la humanidad. Conservaré a mis maestros<br />

el respeto y el reconocimiento del que son acreedores.<br />

Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y<br />

la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.<br />

Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.<br />

Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las<br />

nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán<br />

mis hermanos. No permitiré que entre mi deber y mi enfermo<br />

vengan a interponerse consideraciones de religión, de<br />

nacionalidad, de raza, partido o clase. Tendré absoluto<br />

respeto por la vida humana. Aún bajo amenazas, no admitiré<br />

utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la<br />

humanidad. Hago estas promesas solemnemente, libremente,<br />

por mi honor.<br />

El compromiso médico en algunas comunidades<br />

El Grupo de Bioética de la Sociedad Catalana de Medicina<br />

Familiar y Comunitaria ha elaborado un conjunto de principios<br />

éticos para los médicos de familia que deben cumplir como<br />

si fueran un juramento. Son los siguientes:<br />

1) Dedicación: el centro de interés profesional de ser la atención<br />

de la salud.<br />

2) Respeto: respetar en el paciente su dignidad, su intimidad,<br />

su derecho a tomar sus decisiones y mantener el secreto<br />

sobre la información que adquiere.<br />

3) Proximidad emocional y afectiva: con el paciente.<br />

4) Lealtad: en la información y en todo aquello pertinente a<br />

la atención de la salud.<br />

5) Prudencia: en la conducción del tratamiento.<br />

6) Honradez: manteniendo al día los conocimientos médicos,<br />

consultando a otro colega cuando sea necesario.<br />

El Sindicato Médico del Uruguay propone que la profesión<br />

médica se identifica por su saber y por el compromiso en la<br />

aplicación práctica de dicho saber. También aclara que el<br />

saber debe ser considerado como conocimiento y como ética<br />

en la praxis de un compromiso en la aplicación y regulación<br />

de las acciones médicas.<br />

El saber médico es el patrimonio de la profesión médica. Éste<br />

saber es necesario porque interviene muy activamente en el<br />

desarrollo social. Por lo tanto, debe ser reconocido por la sociedad.<br />

El compromiso en la práctica del saber debe expresarse dentro<br />

del cuerpo de profesionales en cuanto a la capacidad de su<br />

desarrollo, y debe reflejarse en la comunidad en el involucramiento<br />

de la gestión sanitaria.<br />

Prof. Dr. Luis Allegro<br />

Presidente de la Sociedad de Ética en Medicina, AMA. Miembro<br />

del Consejo Académico de Ética en Medicina, Academia<br />

Nacional de Medicina. Ex Profesor Titular de Psicopatología y<br />

Psiquiatría, Universidad de Rosario. Full Member of the<br />

International Psychoanalytic Association.<br />

EDITORIAL SCIENS // 7


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

María Ximena Oviedo Mañas*<br />

Hiram Ortega Ortiz**<br />

Marisol Castañeda Franco***<br />

Margarita Horta ****<br />

dra.ximenaoviedo@gmail.com<br />

* Alumna de postgrado de Alta especialidad de Trastornos Afectivos<br />

** Alumno de Maestría Ciencias Médicas UNAM<br />

*** Unidad de Neuropsicología INPRFM<br />

**** Maestría en Ciencias Médicas UNAM/INPRF<br />

Fecha de recepción: 11 de mayo de 2012<br />

Fecha de aceptación: 6 de julio de 2012<br />

Comparación del funcionamiento cognitivo<br />

en pacientes con trastorno bipolar tipo II en<br />

eutimia versus trastorno bipolar tipo I en<br />

eutimia y controles<br />

Comparison of Cognitive Functioning in Bipolar Disorder Type II Patientes<br />

in Euthymia vs. Bipolar Disorder Type I in Euthymia and Controls<br />

Resumen<br />

Introducción. El trastorno bipolar (TBP) se encuentra clasificado dentro de los trastornos del estado del ánimo, se trata<br />

de una enfermedad común, recurrente y severa que causa un impacto considerable en el bienestar del paciente y una<br />

significativa carga económica para el individuo y la sociedad. Según el DSM IV el TBP se puede clasificar en Tipo I y<br />

II, el TBP I se caracteriza por la presencia de un episodio de manía o mixto que se alterna con episodios de depresión.<br />

El TBP II se presenta con episodios de depresión y al menos un episodio de hipomanía. Se ha estimado que 30 a 50%<br />

de los pacientes con TBP en remisión fracasan en alcanzar el nivel premórbido de funcionamiento psicosocial y esta<br />

discapacidad puede estar asociada a alteraciones cognitivas. Varios estudios han reportado que estas alteraciones se<br />

presentan fundamentalmente durante los episodios, las principales están relacionadas con la memoria verbal y funciones<br />

ejecutivas, y estas deficiencias persisten aún cuando el paciente se encuentra en eutimia. Existen pocos estudios<br />

que comparen las diferencias en el funcionamiento cognitivo entre pacientes con TBP I y II, el conocer estas diferencias y<br />

su repercusión en la calidad de vida de los pacientes, nos permitirá desarrollar nuevas estrategias de tratamiento que<br />

se enfoquen en rehabilitar estas funciones acorde al perfil neuropsicológico de cada grupo.<br />

Objetivo. Comparar el funcionamiento cognitivo en pacientes con TBP I y II en eutimia y sujetos controles y determinar<br />

si existe relación con la calidad de vida percibida por los pacientes.<br />

Material y métodos. Estudio comparativo, transversal, homodémico<br />

Muestra: Pacientes del sexo masculino y femenino, edad 18-60 años con diagnóstico TBP II en eutimia los últimos 4<br />

meses, con un puntaje


María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco, Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

c) La variable “violación en el tiempo” de la Torre de Londres fue mayor en los pacientes con TBP II que en los pacientes<br />

con TBP I; F=4.91, gl=2 p=0.009 (Gráfica 3).<br />

d) La variable “Tiempo de ejecución” de la prueba de La Torre de Londres también tuvo diferencias significativas<br />

de acuerdo a la prueba de Kruskal Wallis. En ella se observó una K=8.05 p=0.01. Las diferencias fueron nuevamente<br />

mayores entre el grupo TBP I y TBP II.<br />

Conclusiones. Existieron diferencias en el desempeño cognitivo entre los grupos estudiados. Interesantemente los<br />

pacientes con TBP II tuvieron más falsos positivos al no identificar las palabras que estaban realmente en las listas y a<br />

la vez tuvieron un mayor tiempo de ejecución y más violaciones a la regla dentro de la prueba de Torre de Londres.<br />

Ambos hallazgos podrían ir de la mano con estados ansiosos y depresivos subsindromáticos que alteran la cognición e<br />

impiden que se identifiquen las intrusiones, ya que los pacientes con TBP II en esta muestra tenían en promedio más<br />

puntos en la escala de HAM que los TBP I. Por otra parte, la retención estuvo más alterada en los pacientes con TBP I. Lo<br />

cual podría deberse al padecimiento mismo, con deterioro en ciertos circuitos implicados en la consolidación de la memoria<br />

o bien al uso de mayores dosis de medicamentos.<br />

Palabras clave<br />

Trastorno Bipolar – Eutimia – Pruebas neuropsicológicas – Memoria verbal – Funciones ejecutivas – Funciones cognitivas.<br />

Abstract<br />

Introduction. Bipolar Disorder (BPD) is classed among mood disorders. It is a common, recurrent and severe disease<br />

which causes considerable impact on the patient’s wellbeing and an economic burden for the individual and society.<br />

According to the DSM IV, BPD can be classified into Type I and II. BPD Type I is characterized by the presence of a<br />

manic or mixed episode which alternates with depression episodes. BPD II is accompanied with depression episodes<br />

and at least one hypomanic episode. It has been estimated that 30 to 50% of patients with remitting BPD fail to achieve<br />

the premorbid level of psychosocial functioning and this impairment may be associated to cognitive alterations. Several<br />

studies have reported that these alterations mostly occur during the occurrence of the episodes. The main alterations<br />

are related to verbal memory and executive functions, and these deficiencies still persist when the patient is experiencing<br />

euthymia.<br />

Few studies have compared the differences in cognitive functioning between BPD I and BPD II patients. Knowing these<br />

differences and their impact on the patients’ quality of life will enable us to develop new treatment strategies focused<br />

on adapting such strategies to the neuropsychological profile of each group of patients.<br />

Purpose. To compare the cognitive functioning between BPD I and BPD II patients with euthymia and control subjects,<br />

and to determine whether it is related with the patients’ quality of life as perceived by them.<br />

Materials and Methods. Comparative, longitudinal, homodemic study.<br />

Sample: Male and female patients aged 18-60 years-old who had been diagnosed with BPD II in euthymia during the<br />

last 4 months, with a 7 score in the Hamilton Rating Scale for Depression and a 6 score in the Young Mania Rating<br />

Scale (n=18)<br />

Exclusion criteria: Patients with alcohol and other substances abuse, or with a history of electroconvulsive therapy during<br />

the previous year. Patients with a history of CVA or CET were also excluded. Those patients who had not finished<br />

some of the tests were withdrawn from the study.<br />

Data Collection: clinical interview with patients performed by the PI and neuropsychological tests conducted by a trained<br />

Psychologist.<br />

Results. Using 2-way ANOVA with alpha = 0.005, the TAVEC and Tower of London tests were contrasted with the following<br />

findings:<br />

a) A significant difference in the “False positive” (FP) variable; the values were: F=3, gl=2, p=0.38, with the BPD II<br />

group presenting more false positive variables than the control group.<br />

b) There was also a significant difference in terms of short- and long-term information, with an F=3.78, gl=2, p<br />

value=0.026. The difference here was between BPD I patients and controls.<br />

c) The variable “deviation in time” of the Tower of London test was higher among patients with BPD II than in patients<br />

with BPD I; F=4.91, g1=2 p=0.009. Graphic 3.<br />

d) The variable, “Execution time” of the Tower of London Test also showed significant differences in relation to the<br />

Krusall Wallis test, where a K=8.05 and p=0.01 were observed. The differences were higher between the BPD I and the<br />

BPD II groups.<br />

Conclusions. There were differences in terms of cognitive performance between the studied groups. Interestingly,<br />

patients with BPD II displayed more false positives, since they could not identify the words which actually appeared in<br />

the lists and they spent a longer execution time and caused more violations to the rules with the Tower of London test.<br />

Both findings might go hand in hand with states of anxiety and subsyndromal depression, which alter cognition and prevent<br />

the identification of interferences, since BPD II patients in this sample obtained higher scores in relation to the<br />

HAM scale than BPD I patients. This could result from the disease itself, as well as from the worsening of some of the<br />

circuits involved in the consolidation of memory or from the use of higher doses of medications.<br />

Keywords<br />

Bipolar Disorder – Euthymia – Neuropsychological Assessments – Verbal Memory – Executive Functions – Cognitive<br />

Functioning.<br />

Oviedo Mañas María Ximena, Ortega Ortiz Hiram, Castañeda Franco Marisol, Horta Margarita, Becerra Palars Claudia. “Comparación del funcionamiento<br />

cognitivo en pacientes con trastorno bipolar tipo II en eutimia vs. trastorno bipolar tipo I en eutimia y controles”. <strong>Psicofarmacología</strong> 2012;<strong>75</strong>:9-18.<br />

Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista <strong>Psicofarmacología</strong> en www.sciens.com.ar<br />

10 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

Introducción<br />

Los trastornos afectivos son una condición psiquiátrica crónica<br />

y grave que causa un impacto considerable en el bienestar<br />

del paciente y una significativa carga económica para el<br />

individuo y la sociedad. Actualmente, ocupan el 6º lugar de<br />

mayor discapacidad a nivel mundial en aquellos sujetos que<br />

tienen entre 15 y 44 años de edad (1).<br />

Generalidades de cognición y trastorno bipolar<br />

Se ha estimado que 30 a 50% de los pacientes con trastorno<br />

bipolar (TBP) en remisión fracasan en alcanzar el nivel premórbido<br />

de funcionamiento social y que esta discapacidad<br />

puede estar asociada a alteraciones cognitivas (2).<br />

Los pacientes con TBP atraviesan por episodios cíclicos de<br />

manía, depresión y eutimia, mostrando dramáticas fluctuaciones<br />

en su nivel de energía, conducta social, ánimo y funcionamiento<br />

cognitivo (3). Las disfunciones cognitivas de los<br />

pacientes bipolares durante episodios afectivos de manía y<br />

depresión ya han sido descritas, sin embargo, se han reportado<br />

alteraciones cognitivas persistentes en más del 32% de<br />

los pacientes con trastorno bipolar aún en eutimia o estados<br />

afectivamente asintomáticos (4-5). Johnstone (6) encontró<br />

que los pacientes con trastorno bipolar con las formas más<br />

graves y crónicas de la enfermedad, frecuentemente presentan<br />

alteraciones intelectuales, las cuales pueden persistir<br />

después de la recuperación clínica.<br />

En el año 2006 se reportó un meta-análisis (7) en el cual<br />

fueron incluidos 26 estudios que incluyen la evaluación de la<br />

función neuropsicológica en pacientes adultos con trastorno<br />

bipolar en estado asintomático, en los cuales el diagnóstico<br />

fue corroborado bajo un sistema diagnóstico basado en criterios<br />

reconocidos y el estado de eutimia fue definido por criterios<br />

establecidos, además de que incluyeron un grupo control.<br />

Dicho meta-análisis provee fuerte evidencia de que existen<br />

alteraciones cognitivas en pacientes con trastorno bipolar,<br />

especialmente en áreas de funcionamiento ejecutivo y<br />

memoria verbal, mientras que en las áreas de atención, función<br />

psicomotora y memoria inmediata la alteración observada<br />

fue mucho menor. En lo que respecta al funcionamiento<br />

ejecutivo no todas las evaluaciones mostraron el mismo grado<br />

de alteración, ya que los instrumentos evalúan diferentes<br />

aspectos del funcionamiento ejecutivo, el cual está conformado<br />

por diferentes procesos cognitivos.<br />

Asimismo, se determinó que los principales confusores son<br />

los síntomas residuales, comunes en los pacientes bipolares<br />

además de la medicación psicotrópica.<br />

Cognición en manía y depresión<br />

Existen varios estudios que han intentado delinear las características<br />

neurocognitivas de los pacientes con TBP en episodios<br />

de manía y depresión, sin embargo en la mayoría de<br />

ellos no se diferencia entre pacientes deprimidos unipolares<br />

y bipolares, las muestras de pacientes están basadas en<br />

pacientes tanto con depresión unipolar como bipolar, presuponiendo<br />

cierta similitud entre dichas condiciones.<br />

Los resultados de los estudios que han hecho la comparación<br />

entre pacientes unipolares versus bipolares sugieren que en<br />

términos generales las fallas neuropsicológicas son principalmente<br />

alteraciones en la atención, memoria y funcionamiento<br />

ejecutivo, y más marcadas en los pacientes bipolares.<br />

Savard et al (8) realizó un estudio en el cual comparó el<br />

desempeño de pacientes deprimidos unipolares y deprimidos<br />

bipolares comparados con un grupo control utilizando el<br />

Halstead-Reitan Category Test, encontrando que el grupo de<br />

pacientes bipolares tenían significativamente más errores<br />

que el grupo de unipolares y el grupo control. Wolfe y colaboradores<br />

aplicaron una prueba de aprendizaje y fluidez verbal,<br />

en la cual el grupo de pacientes bipolares mostraron más fallas<br />

en comparación al grupo de pacientes unipolares en depresión.<br />

Ambos estudios tienen limitaciones con respecto a las<br />

características basales de las muestras de pacientes estudiadas,<br />

en el realizado por el grupo de Savard, el grupo de pacientes<br />

bipolares era significativamente de mayor edad que el grupo<br />

unipolar; en el estudio realizado por Wolfe y col., el grupo de<br />

pacientes bipolares mostró diferencias en cuanto a la severidad<br />

de la enfermedad con respecto al grupo de pacientes<br />

unipolares.<br />

Cognición en TBP II<br />

Algunos estudios reportan que los pacientes con TBP II<br />

tienen un curso más crónico de la enfermedad, con mayor<br />

frecuencia de episodios de depresión, menor tiempo en<br />

eutimia (9, 10) y más ciclos rápidos (11). Esto sugiere que<br />

el trastorno bipolar II tiene un perfil clínico con predominio<br />

depresivo, y no es simplemente una forma más leve del TBP<br />

I (12). También se han investigado posibles diferencias neurobiológicas<br />

entre los subgrupos.<br />

Se han reportado estudios (13, 14) que se centran en las<br />

diferencias en las funciones neuropsicológicas en los<br />

pacientes con TBP I y TBP II, pero los resultados de estos<br />

estudios son inconsistentes. Dos estudios (14, 15) sugieren<br />

que el déficit cognitivo es más grave y generalizado de la TBP<br />

II que en TBP I. Los otros dos (14, 16) informaron que los<br />

pacientes con TBP I muestran resultados significativamente<br />

menores en las pruebas de memoria verbal y función ejecutiva<br />

que aquellos con TBP II. Sin embargo, la metodología de<br />

muestreo en tres de estos estudios (15, 16) fue polémica. No<br />

todos los pacientes en estos tres estudios estaban en un<br />

período asintomático, algunos estudios sugieren que síntomas<br />

subsindromáticos pueden tener un impacto negativo<br />

en el deterioro neuropsicológico (16, 17).<br />

Otro estudio investigó la función cognitiva en los diferentes<br />

episodios afectivos, encontrando que los pacientes con TBP<br />

I tienen un peor desempeño en la memoria verbal, en comparación<br />

con TBP II (17, 18).<br />

Pallanti et al (18) encontraron que los pacientes con TBP I<br />

presentaban alteraciones en la memoria, la atención y la función<br />

ejecutiva, y que su magnitud sería mayor a la de<br />

pacientes con TBP II. Sin embargo, con base en investigaciones<br />

clínicas que sugieren que el TBP II no es simplemente<br />

EDITORIAL SCIENS // 11


María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco, Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

una forma más leve del trastorno bipolar I, se planteó la<br />

hipótesis que los subgrupos podrían, además, tener diferentes<br />

patrones de disfunción.<br />

Neurocognición y tratamiento farmacológico<br />

Un cuestionamiento actual concierne al impacto de la medicación<br />

psicotrópica en la función cognitiva en pacientes con TBP.<br />

En cuanto al tratamiento con Litio, algunos estudios han<br />

informado de alteraciones en la memoria y la atención (19),<br />

sin embargo, existen estudios en los que no se han reportado<br />

cambios (20). La misma falta de consistencia se ha presentado<br />

en cuanto a los efectos de los anticonvulsivantes en<br />

pacientes psiquiátricos sin embargo sus efectos han sido<br />

considerados modestos (21).<br />

Existen dos estudios que comparan el perfil cognitivo de<br />

pacientes bipolares eutímicos libres de medicación con<br />

pacientes que reciben tratamiento con estabilizadores del<br />

ánimo, sin encontrar diferencias significativas (22) sólo en<br />

uno de ellos se encontró un efecto leve en la función cognitiva<br />

por parte del litio (23).<br />

El impacto de los antidepresivos en la cognición se ha considerado<br />

realmente mínimo (24). Los efectos de los antipsicóticos<br />

no se han evaluado en pacientes con trastorno bipolar, la<br />

mayor parte de la literatura se ha centrado en la relación del<br />

tratamiento antipsicótico y el funcionamiento cognoscitivo en<br />

pacientes con esquizofrenia (25). Debemos tomar en cuenta<br />

que la mayoría de los pacientes con TBP han sido tratados<br />

con más de una clase de fármacos psicotrópicos, lo que dificulta<br />

la evaluación de los efectos de cada uno de estos.<br />

A pesar de que las alteraciones cognitivas y el TBP ya han<br />

sido estudiados, aún existe controversia en cuanto a las áreas<br />

cognitivas deficientes principalmente en estado de eutimia,<br />

y esto tal vez influido por el reducido número en las muestras<br />

de pacientes estudiados, los criterios no bien definidos<br />

de eutimia, la existencia de sintomatología afectiva subsindromática<br />

e incluso los límites poco claros en cuanto al diagnóstico.<br />

La mayoría de los estudios de TBP se han enfocado en características<br />

clínicas de la enfermedad y pocos se han centrado<br />

en el aspecto neuropsicológico. De estos, la mayoría han<br />

estudiado muestras de pacientes con TBP I, sin incluir TBP<br />

II. Esto, en parte, debido a que el TBP II es a menudo infradiagnosticado<br />

o mal diagnosticado (26).<br />

Es importante que se realicen más estudios que enfoquen su<br />

atención en las diferencias clínicas y específicamente en las<br />

alteraciones cognitivas entre TBP I y TBP II; así también que<br />

se evalúen la asociación entre el funcionamiento cognitivo y<br />

la calidad de vida percibida por pacientes con TBP I y II.<br />

Este estudio pretende intentar controlar estos factores confusores<br />

y ayudar a esclarecer si existen diferencias cognitivas<br />

en los pacientes con TBP I y II, así como determinar la posible<br />

asociación con la cronicidad y severidad de la enfermedad.<br />

Hipótesis<br />

El funcionamiento de la memoria verbal y planeación ejecutiva<br />

podría ser deficiente en pacientes con TBP I y II en<br />

eutimia, en comparación a sujetos controles. Este menor<br />

rendimiento, se asociaría con algunas variables clínicas y<br />

demográficas en los pacientes con TBP I y II.<br />

La calidad de vida percibida por los pacientes con TBP se<br />

relacionaría con el desempeño de memoria verbal y funcionamiento<br />

ejecutivo.<br />

Objetivos<br />

Comparar el funcionamiento cognitivo de pacientes con TBP<br />

I y II en eutimia y sujetos controles. Determinar si existe relación<br />

entre el funcionamiento de memoria verbal y planeación ejecutiva<br />

y las variables clínicas en los pacientes con TBP I y II en<br />

eutimia. Determinar si existe relación entre la calidad de vida<br />

y el desempeño de memoria verbal y funciones ejecutivas en<br />

pacientes con TBP I y II en eutimia y sujetos controles.<br />

Material y método<br />

Diseño del estudio<br />

Con el fin de probar la hipótesis de que existen diferencias<br />

en los perfiles neurocognitivos de los pacientes con TBP I,<br />

TBP II y sujetos controles; se realizó un estudio transversal,<br />

comparativo y homodémico.<br />

El presente estudio es una continuación del estudio titulado<br />

“Funcionamiento cognitivo en pacientes con trastorno bipolar<br />

tipo I en eutimia. Estudio de casos y controles” en el cual<br />

se evaluaron 40 pacientes con TBP I en eutimia y 40 controles.<br />

Los resultados de dicho estudio se compararon con<br />

una muestra de 18 pacientes con diagnóstico de TBP tipo II<br />

en eutimia de la consulta externa del Instituto Nacional de<br />

Psiquiatría Ramón de la Fuente.<br />

Se incluyeron pacientes con diagnóstico de TBP tipo II de<br />

acuerdo al DSM-IV-TR con por lo menos 4 meses en eutimia,<br />

de uno u otro sexo, con edad entre 18 y 60 años, que no<br />

tuvieran impedimento para la comunicación verbal y escrita<br />

y con adecuado apego al tratamiento establecido.<br />

Se excluyeron pacientes con antecedentes de dependencia a<br />

alcohol y otras sustancias o con antecedente de terapia electroconvulsiva<br />

en el último año. También aquellos pacientes<br />

con antecedente de un evento vascular cerebral o traumatismo<br />

craneoencefálico con pérdida del estado de alerta, con enfermedades<br />

médicas o psiquiátricas descompensadas o sin tratamiento.<br />

Después de firmar el consentimiento informado, los<br />

pacientes fueron entrevistados para obtener información de<br />

sus características sociodemográficas, clínicas y de funcionamiento.<br />

Se excluyó a los pacientes que no terminaron<br />

las evaluaciones clínicas o neuropsicológicas.<br />

La entrevista clínica fue realizada en la Clínica de Trastornos<br />

Afectivos del Instituto Nacional de Psiquiatría por parte del<br />

investigador principal y la valoración neuropsicológica en el<br />

área de Neuropsicología del mismo Instituto, por parte del<br />

equipo de neuropsicología.<br />

Instrumentos de evaluación<br />

Entrevista clínica estructurada del DSM-IV, SCID<br />

Fue desarrollada por Spitzer, incluye 9 módulos diagnósticos:<br />

12 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

episodios afectivos, síntomas psicóticos, diferencial para síntomas<br />

psicóticos, diferencial para síntomas afectivos, uso de<br />

sustancias, ansiedad, trastornos somatomorfos, trastornos de<br />

la alimentación y trastornos de adaptación. Debido a la<br />

carencia de estándares de oro en psiquiatría se han realizado<br />

pocos estudios de validez de este instrumento, sin embargo<br />

la confiabilidad inter-observador y prueba contraprueba han<br />

sido adecuadas<br />

Es una de las mejores entrevistas para ser aplicadas por el<br />

clínico y hace diagnósticos de acuerdo a la nomenclatura del<br />

DSM-IV.<br />

Escala para la evaluación de manía de Young<br />

Es un instrumento con once variables diseñado para medir la<br />

gravedad de los síntomas de manía y para determinar el efecto<br />

del tratamiento sobre estos síntomas. Las once variables<br />

incluidas son: afecto, energía, interés sexual, sueño, irritabilidad,<br />

discurso, trastorno del lenguaje, pensamiento, contenido,<br />

conducta disruptiva, apariencia, insight. Siete variables<br />

se califican con una escala de 0 a 4 y cuatro de 0 a 8.<br />

En general se acepta la siguiente puntuación: Igual o menor<br />

a 6 es compatible con eutimia, 7-20 es compatible con episodio<br />

mixto, mayor a 20 es compatible con episodio maniaco.<br />

Escala de Hamilton para depresión<br />

Es utilizada para medir la severidad de la depresión, no es un<br />

instrumento diagnóstico. Sirve para medir los cambios a<br />

través del tiempo y la respuesta al tratamiento. Desde su<br />

publicación inicial en 1960, ha sido aceptada como el estándar<br />

de la evaluación para depresión clínica. La escala original<br />

consta de 17 variables.<br />

Además de la sensatez, esta escala reúne los criterios de confiabilidad<br />

y validez. La puntuación global se obtiene sumando<br />

las puntuaciones de cada ítem. Consta de 21 reactivos<br />

que son calificados en una escala de 0-4 o 0- 2. La puntuación<br />

total va de 0 a 52. Puntos de corte (27):<br />

No deprimido: 0-7; depresión ligera/menor: 8-13; depresión<br />

moderada: 14-18; depresión severa: 19-22; depresión muy<br />

severa: >23.<br />

Prueba Torre de Londres<br />

Prueba neuropsicológica desarrollada por Shallice para identificar<br />

el deterioro de los procesos de planificación asociados<br />

con disfunciones del lóbulo frontal. Esta prueba requiere una<br />

planificación en el sentido de hacer un análisis de medios y<br />

fines para resolver unos problemas cuya dificultad va aumentando.<br />

Los procesos de planificación están considerados<br />

como conductas ejecutivas controladas por los lóbulos<br />

frontales (28). La Torre de Londres es una adaptación y simplificación<br />

del tipo de problema que se presenta en la torre<br />

de Hanoi, y permite que la dificultad de los problemas sea<br />

gradual.<br />

La evaluación consiste en diez problemas de dificultad<br />

ascendiente. El examinado debe mover las esferas de color<br />

montadas sobre tres perchas verticales de acuerdo a dos<br />

rutas de resolución de problemas estrictamente impuestas.<br />

El tiempo de evaluación es de aproximadamente 10 a 15<br />

minutos.<br />

Las variables evaluadas por medio de Torre de Londres son<br />

las siguientes:<br />

a. Movimientos totales. La puntuación primaria se basa en el<br />

número de movimientos que el examinado ejecuta en resolver<br />

el problema.<br />

b. Violaciones a la regla. El total de violaciones no tiene un<br />

límite, sin embargo, es raro encontrar más de tres violaciones.<br />

c. Violación al tiempo<br />

d. Tiempo total de iniciación<br />

e. Tiempo de ejecución<br />

f. Tiempo total<br />

Test de aprendizaje verbal España-Complutense (TAVEC)<br />

Versión española del test de aprendizaje verbal California<br />

(CVLT). Permite evaluar la memoria episódica para material<br />

verbal. Permite la evaluación de las múltiples estrategias y<br />

procesos implicados en el aprendizaje y el recuerdo de material<br />

verbal, que pueden resultar perturbados en cada una de<br />

las diferentes condiciones patológicas neurológicas y<br />

psiquiátricas que conllevan trastornos de memoria (29).<br />

Se centra en las listas de aprendizaje de elementos verbales<br />

utilizadas en el laboratorio. Se puede pedir al individuo que<br />

repita las palabras de la lista en cualquier orden, lo que constituye<br />

el recuerdo libre; que las repita en el mismo orden en<br />

que se le han presentado, lo que valora el recuerdo serial.<br />

Además, se le pueden proporcionar ayudas fonéticas o<br />

semánticas, llamado recuerdo con claves o, se le puede pedir<br />

que reconozca las palabras de la lista de aprendizaje cuando<br />

se le presenta una lista más amplia para valorar el reconocimiento.<br />

Cuestionario de calidad de vida y satisfacción de Endicott<br />

Es una escala autoaplicable que se utiliza para explorar el<br />

grado de satisfacción que experimentan los pacientes en<br />

varias áreas de su funcionamiento diario. Se trata de un<br />

instrumento genérico de calidad de vida, es decir, aplicable<br />

a todo tipo de pacientes independientemente del diagnóstico<br />

y tratamiento.<br />

Consta de 93 ítems, 91 de los cuales exploran la satisfacción<br />

y el placer experimentado.<br />

Para contestar cada ítem el paciente dispone de una escala<br />

de 5 valores que oscila entre 0 (nunca) y 5 (muy a menudo<br />

o siempre). El marco de referencia temporal es una semana.<br />

Proporciona puntuaciones de cada una de las áreas exploradas<br />

y puntuaciones de satisfacción con la medicación y<br />

satisfacción global.<br />

Análisis estadístico<br />

Se utilizó estadística descriptiva (frecuencias, porcentajes y<br />

promedios) y se realizó el análisis por medio del factor de<br />

correlación de Spearman para determinar las asociaciones<br />

entre las variables clínicas y demográficas con los resultados<br />

obtenidos de las evaluaciones neuropsicológicas. Para<br />

EDITORIAL SCIENS // 13


María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco, Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

realizar las comparaciones entre los grupos se utilizó prueba<br />

t y ANOVA.<br />

Resultados<br />

Descripción de la muestra de pacientes TBP II respecto a<br />

variables sociodemográficas y clínicas<br />

La muestra estuvo conformada por 18 pacientes, de los<br />

cuales 1 era hombre (5.5%) y 17 mujeres (94.5%). La edad<br />

promedio fue de 38.5 años, con un rango de 23 a 53 años y<br />

la distribución fue normal de acuerdo a la prueba de<br />

Kolmogorov-Smirnov (Tabla 1).<br />

El 44.44% de los pacientes (8) trabajaban; del 55.6% de los<br />

pacientes que no trabajaban, el 37.5 % (3 pacientes) lo<br />

atribuyeron al padecimiento como tal. El 50% (9) estaban<br />

casados, el 38.8% soltero y el 11.2% (1) divorciado. El<br />

promedio de años de estudio fue de 14.66, con DE de 2.5 y<br />

un rango de 8 (11 a 19).<br />

En cuanto a la edad de inicio del padecimiento el promedio<br />

fue de 22.38 con DE de 9.46, con un rango de 34 que fue<br />

de 6 a 40 y una distribución no normal.<br />

En cuanto a los episodios de hipomanía al analizar la distribución<br />

de la variable se observó que no era normal, sin<br />

embargo, en el análisis de valores atípicos se identificó un<br />

valor extremo (una paciente que reportó 28 episodios de<br />

hipomanía, por lo tanto al eliminar este valor la distribución<br />

de la variable fue normal y el promedio fue de 7.05, con DE<br />

4.25 con rango de 14 que fue de 1 a 15.<br />

El número de episodios depresivos en los pacientes de la<br />

muestra tuvo un promedio de 4.38 con DE de 1.91 y con un<br />

rango de 7 que fue de 1 a 8 con una distribución normal.<br />

El 11.11 % (2/18) de los pacientes en la muestra habría<br />

experimentado síntomas psicóticos.<br />

El 33.3% de los pacientes (6/18) había sido hospitalizado en<br />

algún momento. El 100% de los pacientes se encontraba en<br />

tratamiento con estabilizadores del estado de ánimo. El<br />

38.8% de los pacientes (7/18) se encontraba en tratamiento<br />

con algún antipsicótico. El 22.22% (4/18) de los pacientes<br />

se encontraba en tratamiento con algún antidepresivo. El<br />

50% (9/18) de los pacientes se encontraba en tratamiento<br />

en alguna benzodiacepina.<br />

En cuanto a las semanas que tenían los pacientes con<br />

tratamiento farmacológico la distribución no fue normal y<br />

reportamos por tanto, la mediana que fue de 48. Con un<br />

rango que fue de 24 a 192 semanas.<br />

El 22.22 % de la muestra tenía comorbilidad médica no<br />

psiquiátrica (4/18), todos los casos correspondieron a<br />

hipotiroidismo. El 66.66% de la muestra (12/18) tenía<br />

comorbilidad psiquiátrica de los cuales 4 tenían TOC<br />

(33.3%), TLP 3 (25%), TAG 4 (33.3%) y trastorno del control<br />

de impulsos 1 paciente (5.5%).<br />

El 94.4% (17/18) de los pacientes tenían antecedentes de<br />

algún familiar de primer o segundo grado con psicopatología;<br />

que correspondió a 3 familiares con trastorno psicótico<br />

(17,6%), trastornos afectivos 8 (47%), adicciones 5 (29.4%)<br />

Y TOC 1 (5.8%).<br />

Comparación de variables sociodemográficas entre los 3 grupos<br />

El análisis comparativo comprendió a 41 pacientes con TBP<br />

I, 18 pacientes con TBPII y 39 controles.<br />

No hubo diferencias significativas en cuanto a las edades<br />

entre los 3 grupos de acuerdo a un análisis de varianza.<br />

En el análisis de chi cuadrada de 2 x 3 para saber si había<br />

diferencias significativas en cuanto a la distribución del sexo<br />

biológico entre los 3 grupos, los datos fueron los siguientes:<br />

X=6.44, gl=2 y p=0.040, por lo tanto se estableció que si<br />

hubo diferencias significativas en cuanto a esta distribución<br />

y se tomaron en cuenta para realizar los análisis subsecuentes.<br />

Otro punto relevante a comparar es la escolaridad, dado que<br />

podría tener relación con el desempeño en las pruebas neuropsicológicas,<br />

para ello se realizó un análisis de chi cuadrada<br />

5 x 3, codificándose como columnas al diagnóstico y<br />

como filas a la escolaridad, que fue de : 1-primaria, 2-secundaria,<br />

3-bachillerato, 4-licenciatura y 5-posgrado y se encon-<br />

Tabla 1<br />

Distribución por género y edad<br />

Tabla 3<br />

Diferencias en la variable “Falsos Positivos”<br />

Mujeres<br />

Hombres<br />

Total<br />

n= número<br />

Género<br />

n<br />

17<br />

1<br />

18<br />

%<br />

94.5<br />

5.5<br />

100<br />

Edad<br />

media<br />

37 años<br />

40 años<br />

38.5 años<br />

Contraste<br />

1 – 2<br />

1 – 3<br />

2 – 3<br />

Sig.<br />

*<br />

Diferencia<br />

0.433604<br />

-0.250156<br />

-0.683761<br />

+/- Límites<br />

0.518935<br />

0.410522<br />

0.522979<br />

*indica una diferencia significativa. 1-TBP I, 2-Controles y 3-TBPII<br />

Tabla 2<br />

Características generales de la población<br />

Religión<br />

Católica<br />

Ninguna<br />

Testigo de Jehová<br />

n= número<br />

n<br />

10<br />

5<br />

3<br />

Residencia<br />

DF<br />

Zona Metropolitana<br />

Foráneo<br />

n<br />

13<br />

4<br />

1<br />

Estado civil<br />

Soltero<br />

Casado<br />

Divorciado<br />

n<br />

9<br />

8<br />

1<br />

Escolaridad<br />

Bachillerato<br />

Licenciatura<br />

Posgrado<br />

n<br />

10<br />

7<br />

1<br />

14 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

traron diferencias significativas como se puede apreciar en<br />

estos resultados: X=23.0, gl=8, p=0.003, por lo que también<br />

se tomó en cuenta esta variable para controlarse en análisis<br />

subsecuentes.<br />

Comparación entre los resultados del TAVEC entre los 3 grupos<br />

Por medio de ANOVA simple se encontró una diferencia significativa<br />

en la variable concerniente a los “Falsos Positivos”<br />

(FP); Los valores fueron: F=3.38, gl=2, p=0.038.<br />

Para identificar las diferencias entre los grupos se hizo el<br />

análisis de múltiples rangos con el procedimiento de diferencia<br />

mínima significativa de Fisher; bajo este análisis se pudo<br />

constatar que la diferencia significativa fue entre las medias<br />

del grupo de controles con el grupo de TBP II.<br />

Debido a estos resultados consideramos necesario realizar un<br />

análisis de covarianza tomando como cofactor a la variable<br />

TAVEC “recuerdo libre a largo plazo”, ya que podría haber<br />

incidido sobre la confabulación o falsos positivos. No fue así,<br />

ya que esta covariable no obtuvo una p significativa en tal<br />

análisis.<br />

También se encontró una diferencia significativa en cuanto a<br />

la variable “índice 6” del TAVEC (que se refiere a la retención<br />

de la información a corto y a largo plazo). Para lo anterior<br />

se efectuó la prueba de ANOVA simple.<br />

Los datos fueron los siguientes: F=3.78, gl=2, valor de<br />

p=0.026.<br />

En la prueba de múltiples rangos de este mismo índice se<br />

identificó que las diferencias fueron entre el grupo de bipolares<br />

I y los controles tal y como se aprecia en la Tabla 4.<br />

En el Gráfico 2 se observa cómo la media de pacientes con<br />

TBPI fue significativamente menor que la media del grupo de<br />

controles.<br />

Tabla 4<br />

Variable “Retención de la información a corto y largo plazo”<br />

Contraste<br />

1 – 2<br />

1 – 3<br />

2 – 3<br />

Sig.<br />

*<br />

Diferencia<br />

-0.883469<br />

-0.33646<br />

0.547009<br />

+/- Límites<br />

0.641643<br />

0.50<strong>75</strong>94<br />

0.646643<br />

Comparación entre los resultados de la prueba de La Torre de<br />

Londres entre los 3 grupos<br />

La variable “violación en el tiempo” correspondiente a la<br />

prueba “Torre de Londres” mostró diferencias significativas<br />

cuando se realizó la prueba de ANOVA simple.<br />

Los datos estadísticos fueron los siguientes: F=4.91, gl=2<br />

p=0.009.<br />

Al realizar la prueba de rangos múltiples se observó que las<br />

diferencias fueron entre el grupo de pacientes con trastorno<br />

bipolar I vs el grupo de pacientes con trastorno bipolar II<br />

como se puede observar en la Tabla 5.<br />

La variable “Tiempo de ejecución” de la prueba de La Torre<br />

de Londres también tuvo diferencias significativas.<br />

Inicialmente se analizó con ANOVA y se obtuvieron los<br />

siguientes datos:<br />

F=5.56, gl=2 y p=0.005<br />

Sin embargo, al haber gran aticipicidad preferimos reanalizar<br />

por medio de la prueba de kruskal-Wallis en la cual se obtuvieron<br />

los valores expuestos en la Tabla 6.<br />

Calidad de vida reportada en TBP II de acuerdo al<br />

Cuestionario de Endicott<br />

Se realizaron análisis bivariados tomando en cuenta a las<br />

Tabla 5<br />

Diferencias en la variable “Violación en el tiempo”<br />

Contraste<br />

1 – 2<br />

1 – 3<br />

2 – 3<br />

Sig.<br />

*<br />

Diferencia<br />

-3.9<strong>75</strong>61<br />

-12.2064<br />

-8.23077<br />

+/- Límites<br />

9.86532<br />

7.8043<br />

9.94219<br />

* indica una diferencia significativa. 1= TBP I, 2=controles y 3=TBP II.<br />

Tabla 6<br />

Prueba de Kruskal-Wallis para tiempo de ejecución por grupos<br />

Col_1<br />

1<br />

2<br />

3<br />

Tamaño muestra<br />

41<br />

18<br />

39<br />

Rango promedio<br />

43.5732<br />

41.4167<br />

59.4615<br />

Estadístico = 8.0562 Valor-P = 0.0178082<br />

Por cual continuó siendo significativa aunque con un menor grado<br />

según la p.<br />

GRÁFICO 1<br />

Variable “Falsos Positivos”<br />

GRÁFICO 2<br />

Variable “Retención de la información a corto y largo plazo”<br />

EDITORIAL SCIENS // 15


María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco, Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

GRÁFICO 3<br />

Variable “Violación en el tiempo”<br />

GRÁFICO 4<br />

Variable “Tiempo de ejecución”<br />

El tiempo total de ejecución dentro de la Torre de Londres estuvo cerca de haber sido significativo (p=0.0523) por medio de ANOVA,<br />

aunque por medio de la prueba de Kruskal Wallis la p fue más alta 0.08.<br />

variables HAM-D, Young, el número de episodios de hipomanía<br />

a lo largo de la vida, el número de episodios depresivos<br />

a lo largo de la vida y el uso de antidepresivos, todas estas<br />

variables contrastadas con las subescalas: trabajo, estado de<br />

salud, estado de ánimo, actividades en tiempo libre, actividades<br />

del hogar, relaciones sociales y actividades generales<br />

de la escala de calidad de vida de Endicott.<br />

Además las variables comorbilidad médica, comorbilidad<br />

psiquiátrica y uso de antidepresivos se analizaron por medio<br />

de regresiones con las diferentes variables clínicas y con las<br />

subescalas de Endicott.<br />

En el análisis de regresión simple, se encontró que el número<br />

de episodios depresivos reportados es capaz de predecir un<br />

estado de ánimo depresivo de acuerdo a la subescala de<br />

“ánimo” de la Escala de calidad de vida de Endicott.<br />

La ecuación fue la siguiente: ánimo = 44.4872 -<br />

1.89581*depresivos<br />

Los datos son los siguiente: Coeficiente de correlación = -<br />

0.517456 lo cual indica una correlación moderada; R-<br />

GRÁFICO 5<br />

cuadrada = 26.776%, R-cuadrado (ajustado para g.l.) =<br />

22.1995%, Error estándar del est. = 6.18521, Estadístico<br />

Durbin-Watson = 1.41648 (P=0.0945) lo que quiere decir<br />

que en el análisis de residuos no hubo autocorrelación.<br />

16 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

Esto indica que se puede explicar el 26% de la varianza de<br />

la subescala “ánimo” de acuerdo a los episodios depresivos<br />

reportados.<br />

La relación fue inversamente proporcional, es decir, mientras<br />

más episodios depresivos reportaron los pacientes tuvieron<br />

menos puntaje en la subescala estado de ánimo.<br />

Interpretación de resultados<br />

De acuerdo al análisis anterior se pudo establecer que sí<br />

existieron diferencias en el funcionamiento cognitivo entre<br />

pacientes con TBP I, TBP II y controles, de tal forma que<br />

parece rechazarse la hipótesis de nulidad.<br />

Analizando de forma específica para poder saber en dónde se<br />

encontraron estas diferencias, tenemos en primer lugar lo<br />

concerniente a la memoria verbal, medida a través del<br />

TAVEC, se encontró una diferencia en cuanto a la variable<br />

denominada “falsos positivos”. Esto quiere decir que los<br />

pacientes con TBP II tendieron a identificar mal las palabras<br />

que realmente estaban en la lista en comparación con los<br />

controles.<br />

Además, en el índice 6 presentó diferencias significativas<br />

entre el grupo de pacientes con TBP I y los controles, lo cual<br />

quiere decir que los pacientes con TBP I tendieron a olvidar<br />

más palabras con el paso del tiempo y, por lo tanto, variaron<br />

mucho sus resultados en la memoria a corto plazo con<br />

respecto a la memoria a largo plazo.<br />

En el caso de las funciones ejecutivas valoradas por la prueba<br />

de la Torre de Londres, se encontró que tanto el tiempo<br />

total de ejecución como las violaciones al tiempo, fueron<br />

mayores en el grupo de pacientes con TBP II que los<br />

pacientes con TBP I.<br />

Finalmente, el número de episodios depresivos a lo largo de la<br />

vida tiene una capacidad moderada para predecir un puntaje<br />

bajo en la subescala de Endicott referente al estado de ánimo.<br />

Discusión<br />

Los hallazgos del presente estudio difieren ligeramente con<br />

lo reportado en la literatura internacional, donde normalmente<br />

el desempeño de los pacientes con TBP I es notablemente<br />

inferior a los pacientes con TBP II. Existen varios factores<br />

que pueden explicar lo anterior; por una parte el tiempo<br />

en el que los pacientes se han mantenido en eutimia es<br />

una variable que hay que tomar en consideración para estudios<br />

futuros dentro de la población que fue estudiada, ya que<br />

puede impactar el rendimiento independientemente del<br />

grupo. Otro punto importante es el hecho de que muchos<br />

estudios no se han planeado con respecto a los grupos como<br />

tal, ya sea de TBP I o II, sino que los han analizado de forma<br />

indistinta. Si analizamos a nuestra muestra de la misma<br />

forma tendríamos hallazgos compatibles, por ejemplo, en un<br />

meta-análisis realizado por Robinson y cols se encontró que<br />

los pacientes bipolares en eutimia mostraban una función<br />

ejecutiva y una memoria verbal inferior a los controles. Se<br />

mencionó que desafortunadamente no hay mucha información<br />

con respecto a la función visoespacial y no se pudo<br />

dividir a los pacientes por grupos (7).<br />

Un estudio reciente que sí divide a los pacientes por subtipo<br />

de TBP fue el realizado por Hsiao L-Y y colaboradores (2009)<br />

en el Hospital Universitario Cheng Hung, Taiwán, en el cual<br />

analizaron diferentes dominios neuropsicológicos de<br />

pacientes con TBP I (n=30) y TBPII (n=37) además de controles<br />

sanos (n=22) para realizar comparaciones entre sí. Se<br />

utilizó la versión modificada del “Schedule of affective<br />

disorders and schizophrenia-lifetime (SADS-L)” versión<br />

China para poder establecer los diagnósticos de acuerdo a los<br />

criterios del DSM IV. Dicha entrevista fue aplicada por 2<br />

clínicos que previamente habrían establecido una buena<br />

validez interevaluador. Los pacientes se encontraban en un<br />

estado interepisódico definido por un puntaje igual o menor<br />

a 7 en la escala de Hamilton o bien un puntaje igual o menor<br />

a 6 en la Escala de manía de Young. Prácticamente todos los<br />

pacientes se encontraban en tratamiento con estabilizadores<br />

del estado del ánimo. Se excluyeron a los pacientes que<br />

tenían comorbilidad médica o uso de sustancias. Para medir<br />

memorias de diferente tipo se usó la prueba WMS-III, para<br />

medir la velocidad psicomotora se utilizó el WAIS-III y el trial<br />

making test-A y la trial making test B se usó para medir función<br />

frontal. Se concluye en este estudio que los pacientes<br />

con TBP I tuvieron un desempeño pobre en memoria verbal,<br />

de trabajo y velocidad psicomotora además de la función<br />

ejecutiva. Los pacientes con TBP II solo mostraron una<br />

reducción en la memoria de trabajo y en la velocidad psicomotora,<br />

lo cual es congruente con los hallazgos de nuestro<br />

estudio (31).<br />

Un aspecto de particular importancia es el hecho de que en<br />

el presente estudio prácticamente todos los pacientes se<br />

encontraban tomando estabilizadores del estado del ánimo; a<br />

este respecto podemos comentar que en un estudio realizado<br />

por Joffe y cols (1988) de encontró que el valproato no<br />

mostraba una diferencia significativa en el desempeño de los<br />

pacientes en las pruebas neuropsicológicas y sí acaso el litio<br />

mostró un impacto leve (d de cohen =0.3) en las pruebas<br />

neuropsicológicas que ellos (22). Lo cual resulta además<br />

relevante ya que el grupo de pacientes con TBP I sí tenían<br />

un porcentaje importante de tratamiento con litio.<br />

Desafortunadamente, no se tuvo acceso a los datos para ajustar<br />

semanas y dosis de tratamiento con litio en dichos pacientes y<br />

controlar tal variable en la comparación entre grupos.<br />

Los pacientes bipolares II de esta muestra no mostraron asociaciones<br />

importantes en cuanto a la calidad de vida y los<br />

síntomas clínicos o el desempeño neuropsicológico, lo cual<br />

es congruente con lo reportado en el estudio de Torrent y<br />

colaboradores, ya que ellos manifiestan que el desempeño<br />

psicosocial sólo se vio afectado en los pacientes con<br />

trastorno bipolar II cuando las funciones ejecutivas estaban<br />

alteradas (13) lo cual tampoco se vio reflejado en nuestro<br />

estudio, ya que las fallas estaban relacionadas sobre todo con<br />

la memoria verbal y tomando en cuenta los puntajes de la<br />

escala de HAM –D (mayores en el grupo de TBP II que en el<br />

de TBP I) se podría pensar que la depresión subsindromáti-<br />

EDITORIAL SCIENS // 17


María Ximena Oviedo Mañas, Hiram Ortega Ortiz, Marisol Castañeda Franco, Margarita Horta, Claudia Becerra Palars<br />

ca estuvo asociada con tales resultados. De hecho un punto<br />

de total importancia y que sugerimos para estudios ulteriores,<br />

se refiere a tomar en cuenta a los síntomas ansiosos ya sea<br />

con la escala de ansiedad de Hamilton o bien con alguna otra<br />

escala diseñada ex profeso para la valoración de este dominio<br />

en pacientes con trastorno bipolar, de tal forma que se pueda<br />

controlar tales síntomas en el desempeño en las pruebas, ya<br />

que los pacientes pueden haber tenido falsos positivos en la<br />

identificación de la lista A debido, justamente, a una<br />

ansiedad de desempeño y a una atención deficiente que<br />

podrían estar relacionadas con estados ansiosos depresivos<br />

subsindromáticos.<br />

El hecho de que el número de episodios depresivos a lo largo<br />

de la vida tenga una capacidad predictiva moderada sobre la<br />

subescala de estado de ánimo de Endicott hace pensar en los<br />

pacientes bipolares II con predominio de algún tipo de sintomatología<br />

en particular, aún en los estados de eutimia.<br />

Conclusiones<br />

Se pudo establecer que sí existen diferencias neuropsicológicas<br />

en la muestra analizada.<br />

Los pacientes con TBP I mostraron afectación en la memoria<br />

verbal más marcada que los pacientes con trastorno bipolar II.<br />

Los pacientes con trastorno bipolar II por otra parte,<br />

mostraron mayor dificultad para controlar las instrusiones en<br />

la prueba TAVEC y asimismo mostraron un mayor tiempo<br />

para resolver la prueba de la Torre de Londres y realizaron<br />

más violaciones dentro de esta. La forma en la que lo explicamos<br />

es que podrían haber tenido sintomatología ansiosadepresiva<br />

subsindromática.<br />

Sugerimos controlar más las semanas de eutimia y analizar<br />

complementar con pruebas visoespaciales en los estudios<br />

ulteriores.<br />

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18 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

María Agustina Marco<br />

Estudiante de la Primera Catedra de Farmacologia, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos<br />

Aires (UBA).<br />

Fecha de recepción: 16 de mayo de 2012<br />

Fecha de aceptación: 20 de julio de 2012<br />

Efectos de los antidepresivos<br />

en la recuperación motora poststroke<br />

The Effects of Antidepressants on Post-stroke Motor Recovery<br />

Resumen<br />

Las innovaciones en el tratamiento del accidente cerebrovascular descendieron la mortalidad y morbilidad de esta<br />

patología. No obstante, aún conforman la segunda causa de muerte en el mundo, y la primera de discapacidad.<br />

Se intentó evaluar la evidencia obtenida en los últimos años sobre el efecto de los antidepresivos en la rehabilitación<br />

poststroke, de forma independiente a su efecto sobre los trastornos depresivos.<br />

Publicaciones de ensayos aleatorizados comparando maprotilina vs. placebo vs. fluoxetina, placebo vs. nortriptilina<br />

vs. fluoxetina y placebo vs. fluoxetina, arrojaron datos alentadores acerca de la mayor mejora en la performance<br />

motora y en la capacidad de desarrollar las actividades de la vida diaria al utilizar nortriptilina y fluoxetina, no<br />

así maprotilina, en un tratamiento de 3 meses asociados a rehabilitación física.<br />

Un estudio retrospectivo basado con una amplia población en estudio presentó datos desalentadores donde el uso<br />

de distintos antidepresivos se asocia a aumento del tiempo de estadía de los pacientes en los centros de rehabilitación<br />

y menores grados de evolución favorable.<br />

Los mecanismos por los que los antidepresivos podrían colaborar en la rehabilitación funcional de los pacientes<br />

abarcan desde la facilitación motora, hasta los efectos antiinflamatorios, pasando por efectos neurotróficos, antiapoptóticos<br />

e inductores de mayor neuroplasticidad.<br />

No obstante, no se ha logrado obtener evidencia contundente sobre la utilidad de los mismos en la recuperación poststroke,<br />

siendo necesario realizar ensayos que abarquen poblaciones mayores y más selectas y analicen variables<br />

independientes más específicas.<br />

Palabras clave<br />

Antidepresivos – Accidente cerebrovascular – Stroke – Rehabilitación motora – Fluoxetina.<br />

Abstract<br />

Advances in the treatment of stroke have enabled to reduce the mortality and morbidity of this pathology.<br />

However, they still represent the second cause of death worldwide and the first cause of impairment. The author<br />

analyzes the evidenced gathered over the past years about the effects of antidepressants on post-stroke recovery,<br />

irrespectively of their effect on depressive disorders.<br />

The literature published on randomized trials comparing maprotiline vs. placebo vs. fluoxetine, placebo vs. nortriptyline<br />

vs. fluoxetine and placebo vs. fluoxeting has provided encouraging data with regards the best improvement<br />

in motor performance and the ability to conduct daily activities when using nortriptyline and fluoxetine,<br />

although not maprotiline, in a 3-month treatment for physical rehabilitation.<br />

A retrospective study based on a wide study population provided discouraging data given that the use of the<br />

different antidepressants is associated to an increase in the hospitalization time of the patients at rehabilitation<br />

sites, as well as to lower degrees of favorable recovery.<br />

The mechanisms by which antidepressants might contribute to the functional recovery of patients range from<br />

motor facilitation to anti-inflammatory effects, including neurotrophins, anti-apoptotic drugs, and drugs inducing<br />

to a higher level of neuroplasticity.<br />

However, no convincing evidence has been obtained on the usefulness of such mechanisms for post-stroke recovery,<br />

for which trials involving wider populations, which analyze independent and more specific variables are needed.<br />

Key words<br />

Antidepressants – Stroke – Motor Recovery – Fluoxetine.<br />

Marco, María Agustina. “Efectos de los antidepresivos en la recuperación motora post-stroke” <strong>Psicofarmacología</strong> 2012;<strong>75</strong>:21-28<br />

Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista <strong>Psicofarmacología</strong><br />

en www.sciens.com.ar<br />

EDITORIAL SCIENS // 21


María Agustina Marco<br />

Introducción<br />

Las innovaciones en el tratamiento del accidente cerebrovascular<br />

descendieron la mortalidad y morbilidad de esta<br />

patología. No obstante, aún conforman la segunda causa de<br />

muerte en el mundo, y la primera de discapacidad. Se intentó<br />

evaluar la evidencia obtenida en los últimos años sobre el<br />

efecto de los antidepresivos en la rehabilitación poststroke, de<br />

forma independiente a su efecto sobre los trastornos depresivos.<br />

Publicaciones de ensayos aleatorizados comparando maprotilina<br />

vs. placebo vs. fluoxetina, placebo vs. nortriptilina vs.<br />

fluoxetina y placebo vs. fluoxetina, arrojaron datos alentadores<br />

acerca de la mayor mejora en la performance motora y<br />

en la capacidad de desarrollar las actividades de la vida<br />

diaria al utilizar nortriptilina y fluoxetina, no así maprotilina,<br />

en un tratamiento de 3 meses asociados a rehabilitación física.<br />

Un estudio retrospectivo basado con una amplia población en<br />

estudio presentó datos desalentadores, donde el uso de distintos<br />

antidepresivos se asocia a aumento del tiempo de<br />

estadía de los pacientes en los centros de rehabilitación y<br />

menores grados de evolución favorable.<br />

Los mecanismos por los que los antidepresivos podrían<br />

colaborar en la rehabilitación funcional de los pacientes<br />

abarcan, desde la facilitación motora, hasta los efectos antiinflamatorios<br />

pasando por efectos neurotróficos, antiapoptóticos<br />

e inductores de mayor neuroplasticidad.<br />

Sin embargo, no se ha logrado obtener evidencia contundente<br />

sobre la utilidad de los mismos en la recuperación<br />

poststroke, siendo necesario realizar ensayos que abarquen<br />

poblaciones mayores y más selectas, y analicen variables<br />

independientes más específicas.<br />

Las innovaciones en el tratamiento del accidente cerebrovascular<br />

(ACV, stroke) y sus complicaciones, y el mayor<br />

conocimiento de los factores de riesgo que conducen al<br />

mismo, descendieron la mortalidad y morbilidad de esta<br />

patología. Aun así, no se ha logrado disminuir su impacto:<br />

todavía conforman la segunda causa de muerte en el mundo,<br />

y la primera de discapacidad.<br />

Un trabajo realizado sobre la base de la información estadística<br />

de 7 países europeos, concluyó en sus predicciones<br />

hacia el 2030 que la mortalidad por ACV disminuiría, teniendo<br />

un menor peso sobre la determinación de la esperanza de<br />

vida, pero que continuaría siendo de relevancia en las poblaciones<br />

más ancianas, como consecuencia inevitable del<br />

envejecimiento. Por el contrario, aumentaría la incidencia de<br />

discapacidad por stroke (1-3).<br />

No es necesario, a pesar de eso, basarse en predicciones para<br />

evaluar el impacto de las secuelas propias del ACV: ya a fines<br />

del siglo pasado, diferentes estudios realizados sobre poblaciones<br />

de ancianos en distintas partes del mundo, observaron<br />

la influencia significativa del antecedente de stroke en la<br />

presencia de discapacidad, demencia y hasta limitaciones<br />

cognitivas en la tercera edad (4).<br />

A lo largo de los años, se ha logrado disminuir la muerte por<br />

ACV y disminuir su morbilidad, en parte, a través de una<br />

mejora en la atención al paciente en sus primeras horas de<br />

padecimiento: la detección veloz del cuadro, el uso de trombolíticos,<br />

la formación de unidades hospitalarias destinadas<br />

al tratamiento del stroke, y la hemicranectomía en el caso de<br />

infartos malignos. Asimismo, se ha logrado disminuir la morbimortalidad<br />

mediante un mejor manejo de sus complicaciones:<br />

convulsiones, trombosis en miembros inferiores,<br />

dolor de origen central, apnea del sueño, disfunción cognitiva,<br />

arritmias cardíacas e infecciones tanto urinarias como<br />

respiratorias (5).<br />

Una complicación importante, que ha demostrado interferir<br />

en la rehabilitación funcional de los pacientes, es la depresión<br />

poststroke, que afecta entre el 30 y el 50% de los<br />

pacientes dentro del año de ocurrido el evento. El origen de<br />

esta alteración del estado de ánimo no se ha definido aún,<br />

diferentes investigaciones afirman que no sólo existe un componente<br />

ligado a la dificultad de asimilar las capacidades<br />

perdidas, sino que la afección de ciertas áreas de cerebro<br />

serían responsables del cuadro depresivo (6). A lo largo de<br />

los años, el diagnóstico temprano, y hasta la profilaxis de la<br />

depresión post-ACV, han adquirido relevancia ya que se considera<br />

que tiene influencia en el pronóstico vital y funcional<br />

de los individuos afectados (7). Una revisión realizada en el<br />

2008 por Hackett y colaboradores, a partir de 16 ensayos<br />

clínicos (1655 participantes) concluyó que la terapia con<br />

psicofármacos es efectiva y logra la cura o mejora del estado<br />

de ánimo, aunque también señala la presencia de importantes<br />

efectos adversos. También se ha comprobado su utilidad<br />

en evitar el desarrollo de la depresión poststroke (8). La<br />

relevancia de esto se ve aumentada con las conclusiones a<br />

las que han arribado otros trabajos, que afirman que la mejora<br />

en este cuadro se ve ligada a una mejor recuperación en<br />

las actividades de la vida diaria (activities of daily living<br />

–ADL-) y en el área cognitiva (9-11).<br />

Más allá de la importancia de los fármacos antidepresivos en<br />

la recuperación poststroke mediante su rol en el manejo de<br />

la depresión que presentan los pacientes, a lo largo de los<br />

años se ha puesto una y otra, en el centro de la controversia,<br />

el rol de estos mismos fármacos de forma independiente en<br />

la rehabilitación funcional motora. La rehabilitación, históricamente,<br />

se ha limitado a tratamientos basados en la kinesiología<br />

y el ejercicio físico. Los nuevos conocimientos sobre<br />

neurogénesis y neuroplasticidad, y el descubrimiento de los<br />

mecanismos moleculares implicados, tanto en estos procesos<br />

como en los efectos de los psicofármacos, han sido la piedra<br />

donde diversos ensayos clínicos se apoyaron para evaluar los<br />

efectos de drogas tales como L-dopa, anfetaminas y antidepresivos.<br />

En el siguiente trabajo intentaremos evaluar la evidencia<br />

obtenida en los últimos años sobre el efecto de los antidepresivos<br />

en la rehabilitación poststroke, de forma independiente<br />

a su efecto sobre los trastornos depresivos que<br />

pueden presentar los pacientes. Cabe destacar que esta<br />

temática ha sido evaluada a lo largo de aproximadamente 15<br />

años, de forma escasa y poco concluyente, siendo un trabajo<br />

presentado al inicio del 2011 “Fluoxetine for motor recovery after<br />

22 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

acute ischaemic stroke (FLAME): a randomised placebo controlled<br />

trial” (12), el que lo colocó, por sus interesantes<br />

resultados, nuevamente en la mesa de discusión.<br />

Asimismo, analizaremos los posibles mecanismos moleculares<br />

que justificarían los efectos en estudio.<br />

1996: El primer ensayo<br />

Hacia el año 1996, fue publicado el primer artículo referido<br />

al tema que analizaremos: “Effects of Fluoxetine and Maprotiline<br />

on Functional Recovery in Poststroke Hemiplegic Patients<br />

Undergoing Rehabilitation Therapy” (13), realizado por un<br />

grupo de médicos italianos. Esto surge de la evaluación retrospectiva<br />

de diferentes trabajos que ya indicaban que las concentraciones<br />

de aminas en el cerebro mejoraban la recuperación<br />

de animales con lesiones en la corteza cerebral.<br />

A partir de ello, se realizó un ensayo comparativo utilizando<br />

un grupo control que recibía placebo, y dos grupos con<br />

tratamiento activo antidepresivo. Uno de estos grupos recibía<br />

un antidepresivo que inhibe la recaptación de noradrenalina,<br />

maprotilina, y el otro grupo recibía fluoxetina, un inhibidor<br />

específico de la recaptación de serotonina (IRSS). Se seleccionaron<br />

para el estudio pacientes con una clara discapacidad<br />

generada por el ACV: incapacidad para caminar de 1 a 6<br />

meses de duración, y una imagen compatible con stroke de<br />

tipo isquémico en la zona de la arteria cerebral media,<br />

excluyendo a aquellos con graves desórdenes afectivos, alcoholismo<br />

y patologías cardíacas, renales o hepáticas.<br />

El tratamiento de 3 meses consistió en un programa de rehabilitación<br />

idéntico para todos los pacientes y la administración<br />

del placebo, maprotilina (150mg/d) o fluoxetina<br />

(20mg/d) según el grupo en el que azarosamente fueron colocados<br />

los individuos.<br />

Los parámetros tenidos en cuenta para observar la evolución<br />

de los pacientes, fueron varios. Por un lado, se evaluó el nivel<br />

de discapacidad neurológica mediante la escala HSS<br />

(Hemispheric Stroke Scale), que califica del 0 al 100, siendo<br />

el 100 el mayor grado de discapacidad y tuvieron en cuenta<br />

también, de forma separada, el componente correspondiente<br />

a la función motora (del 0 al 40) y a la habilidad para<br />

caminar (HSSc, del 1 al 6) de la misma escala HSS.<br />

Por otro lado, se evaluó utilizando el Barthel Index (BI) la<br />

capacidad de los pacientes de desarrollar las actividades<br />

para la vida diaria (ADL). Asimismo, se calificó el nivel de<br />

depresión de los pacientes según la Escala de Depresión de<br />

Hamilton (Hamilton Depression Rating Scale, HDRS), utilizando<br />

fundamentalmente los comportamientos objetivables<br />

del paciente más que lo obtenido de sus declaraciones, teniendo<br />

en cuenta las alteraciones cognitivas o del discurso que<br />

podían estar cursando los individuos víctimas de un stroke.<br />

El estudio se realizó sobre 52 pacientes, sólo 46 completaron<br />

el tratamiento. Sin presentar diferencias significativas ni en<br />

el grado de discapacidad inicial ni en el tiempo transcurrido<br />

desde el ACV hasta el comienzo del tratamiento, todos los<br />

grupos presentaron mejorías en los niveles de HSS Total y el<br />

referido al componente motor de forma pareja. En cambio, en<br />

la puntuación de HSS referida a la habilidad para caminar,<br />

se obtuvieron mejoras del 36%, 16% y 21% y en el BI del<br />

61%, 32% y 55%, con fluoxetina, maprotilina y placebo<br />

respectivamente. Entre la fluoxetina y la maprotilina hubo<br />

resultados realmente diferentes, pero ninguno de los dos presentó<br />

una brecha significativa con respecto al placebo. Las<br />

mejoras que se presentaron en el HDRS no fueron estadísticamente<br />

diferentes al comparar los tres grupos, pero el<br />

correspondiente a la maprotilina presentaba un valor inicial<br />

considerablemente más alto que el grupo que recibiría placebo,<br />

pero no estadísticamente diferente al grupo medicado<br />

con fluoxetina. Los descensos del HDRS con fluoxetina y con<br />

maprotilina fueron significativos.<br />

Se separaron los pacientes en dos grupos diferentes, uno de<br />

“bajo nivel de recuperación” y otro de alto, en función de los<br />

valores finales obtenidos en lo referente al HSS para caminar<br />

y el BI (con valores promedios en el primer grupo de 5.3±0.7<br />

y de 39.8±9.1 respectivamente y en el segundo, de 3.4±0.58<br />

y 70±10.8), obteniéndose las siguientes relaciones:<br />

Tabla 1<br />

Fluoxetina<br />

Maprotilina<br />

Placebo<br />

Total<br />

16<br />

14<br />

16<br />

Alto nivel de recuperación<br />

12<br />

5<br />

6<br />

Bajo nivel de recuperación<br />

4<br />

9<br />

10<br />

La cantidad de pacientes ubicados en el nivel alto que habían<br />

sido tratados con fluoxetina fue estadísticamente significativa.<br />

Como se puede observar, los resultados que arrojó este<br />

primer trabajo indican una mejoría general en todos los individuos<br />

participantes que realizaron rehabilitación, pero con<br />

cierta superioridad de la fluoxetina, sobre todo en algunas<br />

áreas como las ADL o la capacidad para caminar, tanto con<br />

respecto al placebo como a la maprotilina, siendo en comparación<br />

a esta última con la que marcó mayor diferencia.<br />

Esta progresión positiva de los pacientes fue independiente<br />

del efecto antidepresivo según la publicación, lo cual se ve<br />

apoyado por la discrepancia existente entre las mejoras en el<br />

HDRS superiores al placebo que presentaron ambas drogas,<br />

y las del IB o el HSSc donde la fluoxetina superó al placebo<br />

mientras que la maprotilina fue menos efectiva que el<br />

mismo. No puede afirmarse que las diferencias fluoxetinamaprotilina<br />

existieran absolutamente a expensas de un efecto<br />

favorable de la fluoxetina, ya que la maprotilina podría tener<br />

un efecto contrario atrasando la recuperación de los pacientes.<br />

El gran defecto de este ensayo, más allá de la reducida<br />

población sobre la que se realizó, es que, en este ensayo de<br />

tres piernas, en general, la mayor parte de las diferencias significativas<br />

fueron obtenidas entre ambas drogas pero no así<br />

entre estas y el placebo.<br />

Siendo este un texto innovador, donde el antidepresivo es<br />

desplazado de su rol habitual en los pacientes poststroke,<br />

instala ciertos interrogantes cuya respuesta podría cambiar la<br />

terapéutica poststroke de manera sustancial. Es por ello que<br />

EDITORIAL SCIENS // 23


María Agustina Marco<br />

analizaremos tres trabajos presentados en el año 2011, para<br />

discutir las conclusiones a las que han arribado cada uno de<br />

ellos y el texto anteriormente presentado.<br />

Año 2011: Dos publicaciones con conclusiones similares<br />

Entre el año de la publicación anterior y el año 2011 se<br />

realizaron ensayos clínicos con grupos reducidos de hasta<br />

veinte pacientes, evaluando los efectos de antidepresivos<br />

como fluoxetina y citalopram y observándose mejoras<br />

motoras tanto al utilizar una sola dosis de fluoxetina o citalopram<br />

o varias de citalopram (14-16). No obstante, fue recién<br />

en el año 2011 donde han hecho su aparición dos publicaciones<br />

relacionando el tratamiento con antidepresivos con la<br />

mejoría funcional de los pacientes poststroke a partir de<br />

ensayos con poblaciones más amplias.<br />

Uno de ellos, “Effects of Antidepressants on the Course of<br />

Disability Following Stroke” (17) consistió en un estudio de<br />

tres brazos, aleatorizado, en 104 pacientes que habían sufrido<br />

un accidente cerebrovascular dentro de los 6 meses anteriores,<br />

de los cuales 56 habían sido diagnosticados con<br />

depresión y 48 no se encontraban deprimidos. Los pacientes<br />

fueron seleccionados de varios centros de Iowa, siendo el<br />

Younkers Rehabilitation of Iowa Methodist Medical Center su<br />

principal fuente (sólo 3 de los sujetos que participaron finalmente<br />

provenían de un centro diferente). 21 pacientes<br />

fueron eliminados por encontrarse en condiciones casi óptimas<br />

(provocando el efecto techo) o por la imposibilidad de<br />

evaluarlos correctamente (esto corresponde a 12 individuos<br />

del Instituto Raúl Carrea en Argentina).<br />

Los 83 sujetos de estudio fueron tratados con fluoxetina o<br />

nortriptilina, un antidepresivo tricíclico que inhibe tanto la<br />

recaptación de noradrenalina como de serotonina, por tres meses<br />

en dosis progresivamente crecientes o con placebo en un estudio<br />

doble ciego aleatorizado, siendo esta la distribución final:<br />

Tabla 2<br />

Fluoxetina<br />

Notriptilina<br />

Placebo<br />

Total<br />

Pacientes deprimidos<br />

19<br />

10<br />

17<br />

46<br />

Pacientes No deprimidos<br />

13<br />

12<br />

12<br />

37<br />

La presencia de depresión fue determinada por los criterios<br />

del DSM IV que definen un trastorno depresivo mayor o<br />

menor junto con una puntuación de 12 o más de HDRS. Su<br />

severidad fue medida, asimismo, con el HDRS.<br />

Para evaluar la perdida de habilidad motora de los pacientes<br />

se utiliza la escala de Raskin modificada (mRS), que puntúa<br />

de 0 a 6 de forma ascendente en gravedad la discapacidad<br />

del individuo. Los impedimentos para las actividades de la<br />

vida diaria fueron evaluados usando la Medida de<br />

Independencia Funcional (Fuctional Independence Measure,<br />

FIM), una escala construida a partir de 18 items cuyo mayor<br />

valor es el 72, equivalente al menor impedimento. También<br />

fue evaluada la severidad del stroke en función de la escala<br />

del NIH (National Institute of Health Stroke Scale, NIHSS).<br />

También, se cuantificaron las horas de rehabilitación física<br />

desarrolladas con especialistas.<br />

Al observar similitudes en los datos de punto de partida de<br />

los grupos que recibieron fluoxetina y nortriptilina, se los<br />

unificó a la hora de comparar resultados. En comparación<br />

con el grupo receptor de placebo, los que recibieron antidepresivos<br />

eran más jóvenes. Algunos pacientes continuaron<br />

recibiendo antidepresivos luego de los 3 meses propios del<br />

experimento, pero no se encontraron resultados diferentes<br />

entre aquellos y el resto en los resultados de FIM y mRS<br />

durante los doce meses de observación subsiguientes.<br />

Los resultados observados trimestralmente a lo largo de un<br />

año postratamiento indicaron una mejora a lo largo del tiempo<br />

en los valores de mRS en los pacientes con tratamiento<br />

activo, no así en los que habían recibido placebo. No<br />

obstante, no se obtuvieron diferencias realmente significativas<br />

en función del tiempo para los valores de FIM en los grupos<br />

con tratamiento activo con respecto a los que obtuvieron<br />

placebo, aun cuando mostraron una evolución positiva hacia<br />

el final de los controles. Se observó relación entre las<br />

mejorías con ciertos factores como la edad y el estado basal<br />

evaluado por NIHSS, pero no con el grado de depresión que<br />

presentaron los pacientes.<br />

Como justificación de la evolución de la FIM, que fue similar<br />

a la del mRS pero sin llegar a valores significativos, se presentaron<br />

hipótesis basadas en la mayor especificidad en las<br />

actividades evaluadas por escala FIM o la relatividad de la<br />

escala mRS con respecto a las demandas del ambiente.<br />

Por otra parte, en febrero del 2011, “Fluoxetine for motor<br />

recovery after acute ischaemic stroke (FLAME): a randomised<br />

placebo-controlled trial” presentó un trabajo donde sólo se<br />

comparó un antidepresivo, fluoxetina contra placebo, evaluándose<br />

fundamentalmente la mejoría en la escala motora de<br />

Fugl-Meyer (FMMS), una escala del 0 al 100 que evalúa la<br />

capacidad motora del 0 (hemiplejia fláccida) al 100<br />

(movimiento normal), otorgando 66 puntos a la función del<br />

miembro superior y 34 a la del inferior. Como puntos secundarios<br />

se utilizaron la escala de NIHSS, la mRS y el MADRS<br />

(Escala de depresión de Montgomery Asberg). Los valores de<br />

MADRS y el NIHSS también fueron limitantes para la<br />

inclusión de pacientes, ya que no fueron aceptados aquellos<br />

con un MADRS mayor a 19 o los diagnosticados con depresión<br />

o con un NIHSS mayor a 20. Los pacientes aceptados<br />

debían haber sufrido su accidente cerebrovascular entre los<br />

5 y los10 días anteriores.<br />

Finalmente, se analizaron los resultados del tratamiento por<br />

tres meses de 57 pacientes que recibieron fluoxetina<br />

(20mg/d) oralmente y de 56 que recibieron placebo. Los 113<br />

pacientes provenían de 9 centros de rehabilitación diferentes<br />

en Francia y recibieron la fisioterapia propia de cada centro.<br />

Los resultados fueron obtenidos al finalizar el tratamiento al<br />

día 90 de este. Los aumentos en los valores promedio de<br />

FMMS obtenidos con fluoxetina fueron significativamente<br />

mayores que los de los pacientes con placebo, habiendo<br />

24 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

aumentos tanto en la puntuación de miembros inferiores<br />

como superiores. Los valores de NIHSS y del puntaje NIHSS<br />

de la función motora no presentaron diferencias significativas,<br />

pero los propios de mRS mejoraron significativamente en<br />

el grupo tratado con fluoxetina al contrastarlo con el placebo.<br />

El porcentaje de pacientes deprimidos al día 90 era mayor en<br />

el grupo del placebo y las mejoras en la escala MADRS<br />

fueron mayores en el grupo de fluoxetina. No obstante, aún<br />

Tabla 3<br />

Publicación<br />

“Effects of<br />

Fluoxetine and<br />

Maprotiline on<br />

Functional<br />

Recovery in<br />

Poststroke<br />

Hemiplegic<br />

Patients<br />

Undergoing<br />

Rehabilitation<br />

Therapy”<br />

“Effects of<br />

Antidepressants<br />

on the Course of<br />

Disability<br />

Following Stroke”<br />

“Fluoxetine for<br />

motor recovery<br />

after acute<br />

ischaemicstroke<br />

(FLAME): a randomised<br />

placebocontrolled<br />

trial”<br />

Estructura del<br />

ensayo<br />

Maprotilina<br />

(M) vs.<br />

Fluoxetina (F)<br />

vs Placebo (P)<br />

Fluoxetina (F)<br />

vs.<br />

Nortriptilina<br />

(N) vs.<br />

Placebo (P)<br />

Fluoxetina (F)<br />

vs. Placebo (P)<br />

Duración y dosis Cant. de<br />

del tratamiento pacientes<br />

(finales)<br />

Duración: 3 meses 46<br />

Dosis:<br />

M: 150 mg/d<br />

F: 20 mg/d<br />

Duración: 3 meses 83<br />

Dosis crecientes:<br />

F: inicio en 10<br />

mg/d hasta 40<br />

mg/d<br />

N: 25 mg/d hasta<br />

100 mg/d<br />

Duración: 3 meses 113<br />

Dosis:<br />

F: 20 mg/d<br />

Momento de<br />

evaluación<br />

3 meses (fin<br />

del tratamiento)<br />

Meses 0, 3, 6,<br />

9, 12 siendo 0<br />

el inicio del<br />

tratamiento.<br />

Comparación<br />

de evolución en<br />

función del<br />

tiempo<br />

3 meses (fin<br />

del tratamiento)<br />

Tiempo de<br />

inclusión poststroke/requisitos<br />

de selección<br />

*1-6 meses<br />

poststroke /<br />

*incapacidad<br />

para caminar<br />

*hasta 6 meses<br />

poststroke<br />

*hasta 5-10<br />

días poststroke /<br />

* sin depresión<br />

diagnosticada o<br />

puntaje menos a<br />

19 en escala de<br />

MADRs<br />

*FMMS menor a<br />

55<br />

Parámetros<br />

clínicos<br />

considerados<br />

HSS<br />

HSSc<br />

BI<br />

HDRS<br />

Alta/Baja<br />

recuperación<br />

mRS<br />

FIM<br />

FMMS<br />

mRS<br />

NIHSS<br />

MADRS<br />

Resultados principales<br />

Mejoras similares en los<br />

3 grupos del HSS<br />

Mejoras: F: 36% - P:<br />

21% - M: 16%<br />

Diferencias significativas<br />

entre F y M. No entre F o<br />

M y Placebo.<br />

Mejoras: F: 61% - P:<br />

55% - M: 32%<br />

Diferencias significativas<br />

entre F y M. No entre F o<br />

M y Placebo.<br />

Mejoras significativas con<br />

M y F. Las mejoras en los<br />

parámetros previos no se<br />

vieron relacionadas a este<br />

valor.<br />

Los pacientes categorizados<br />

como de “alta recuperación”<br />

eran significativamente<br />

más en los que<br />

tomaban fluoxetina.<br />

Evolución significativa en<br />

función del tiempo en el<br />

grupo unificado F+N de<br />

forma independiente a<br />

grado de depresión inicial.<br />

Tendencia similar a mRS<br />

sin lograr diferencias significativas.<br />

Mejoras significativamente<br />

diferentes con F con respecto<br />

a las obtenidas con P.<br />

Mejoras significativamente<br />

diferentes con F con respecto<br />

a las obtenidas con P.<br />

Mejoras no significativamente<br />

diferentes entre P y F.<br />

Mayores mejoras en los<br />

grupos con fluoxetina. No<br />

obstante modificaciones en<br />

FMMS son estadísticamente<br />

significativas de<br />

forma independiente a este<br />

factor.<br />

EDITORIAL SCIENS // 25


María Agustina Marco<br />

corrigiéndose en función de los valores de MADRS, la progresión<br />

del FMMS en los pacientes con fluoxetina persistía<br />

siendo significativamente diferente.<br />

Los tres trabajos mostrados hasta el momento presentaban<br />

buenos resultados indicando que aquellos antidepresivos<br />

inhibidores de la recaptación de serotonina podrían mejorar<br />

la capacidad funcional en la vida diaria de los pacientes poststroke.<br />

Aun así, este último se destaca por presentar una<br />

población de análisis mucho mayor, que casi duplicaba a los<br />

anteriores trabajos aquí mostrados, y también más variada, al<br />

provenir de diferentes centros de rehabilitación. Cabe<br />

destacar, que la comparación no puede ser estrictamente<br />

realizada, ya que el método de evaluación del primer trabajo<br />

expuesto en esta sección implicaba el seguimiento de los<br />

pacientes hasta dentro del año de haber iniciado el<br />

tratamiento, en contraste con las otras dos publicaciones<br />

donde se evaluaba la evolución luego de los tres meses<br />

correspondientes al tratamiento. Sin embargo, dentro de<br />

esta particularidad, este muestra como la evolución al año se<br />

ve significativamente influida por un tratamiento de tan sólo<br />

tres meses, planteando entonces como interrogante cuál es<br />

el verdadero rol de los antidepresivos en la rehabilitación, si<br />

son necesarios a lo largo de todo el proceso o solo de forma<br />

cercana al stroke. Dentro de esta misma controversia, debe<br />

tenerse en cuenta que el estudio FLAME seleccionó<br />

pacientes que había sufrido el accidente cerebrovascular<br />

dentro de un período de tiempo mucho menor al del resto.<br />

Más allá de las conclusiones o interrogantes a los que nos llevan<br />

estas publicaciones, debemos destacar ciertos puntos a<br />

favor de cierta fortaleza del FLAME como cierre de una<br />

seguidilla de estudios sobre el tema: es un ensayo de sólo dos<br />

piernas, que permite una estricta y justa comparación vs.<br />

placebo, de una población más amplia y multicéntrica, pero<br />

a la vez más homogénea por los criterios de selección determinados<br />

con respecto al NIHSS y el MADRS. La exclusión<br />

inicial de pacientes deprimidos también es útil para poder<br />

discriminar, aún más, los roles psiquiátricos y neurológicos<br />

que poseen los fármacos en cuestión, aunque por supuesto,<br />

esto es cuestionable al evidenciarse que muchos pacientes<br />

desarrollaron depresión en los 3 meses de tratamiento y fue<br />

mayor la proporción de ellos correspondientes al grupo receptor<br />

de placebo.<br />

Por otro lado, debemos destacar el rol central que adquieren<br />

en los resultados aquellas mejoras referidas a la capacidad<br />

de desarrollar actividades de la vida diaria. Ya sea mediante<br />

el IB en el trabajo de 1996 como en el mRS en los presentados<br />

en el 2011, en todos ellos se presentaron mejoras<br />

interesantes bajo el uso de los antidepresivos, aún si no se<br />

los halló siempre estrictamente ligados a mejoras motoras<br />

puras. La Tabla 3 compara las principales características de<br />

estos ensayos.<br />

Mayo 2011: Un estudio retrospectivo con conclusiones opuestas<br />

Hacia mayo del 2011 es publicado un estudio de cohortes<br />

retrospectivo, “Association of Antidepressant Medication<br />

Therapy With Inpatient Rehabilitation Outcomes for Stroke,<br />

Traumatic Brain Injury or Traumatic Spinal Cord Injury” en el<br />

que se tuvieron en cuenta los registros médicos de 867<br />

pacientes mayores de 17 años víctimas de accidentes cerebrovasculares<br />

(625), heridas traumáticas de la médula<br />

espinal (67) o heridas traumáticas cerebrales (1<strong>75</strong>) ingresados<br />

en un centro de rehabilitación de Washington en un<br />

período de dos años. Estos pacientes fueron divididos en 4<br />

grupos: a) pacientes sin antecedentes de consumo de antidepresivos<br />

y sin indicación ni antecedente de depresión, b)<br />

pacientes con diagnóstico de depresión pero sin antecedente<br />

de haber consumido antidepresivos c) pacientes con consumo<br />

de antidepresivos antes y durante la rehabilitación d)<br />

pacientes que iniciaron tratamiento con antidepresivos<br />

durante la rehabilitación.<br />

La evolución de los pacientes fue observada a través de<br />

parámetros como la escala FIM, la duración de la estadía en<br />

el centro de rehabilitación (Length of Stay, LOS), la<br />

desviación del valor de LOS real con respecto a LOS esperada<br />

(teórica, realizada en función de las condiciones del<br />

paciente en el momento de su ingreso al centro) y la ganancia<br />

funcional por día. Es importante considerar que los<br />

pacientes recibieron diferentes antidepresivos (más de 14<br />

distintos), de diferentes categorías (tricíclicos, IRSS y hasta<br />

los considerados de “la nueva generación”). Debe destacarse<br />

que dentro de los pacientes que recibieron medicación antidepresiva,<br />

un porcentaje considerable no poseían un diagnóstico<br />

secundario de trastornos depresivos. La publicación<br />

refiere que este porcentaje oscila entre el 25 y el 46% al<br />

considerar 6 grupos dentro del cálculo: todos los pacientes<br />

pertenecientes a los grupos c) y d) que sufrieron una de las<br />

3 patologías. No fue posible determinar el porcentaje de<br />

pacientes recibiendo antidepresivos en el ensayo sin diagnóstico<br />

de desórdenes depresivos correspondiente al grupo<br />

de sujetos que sufrió un accidente cerebrovascular.<br />

Dentro de los múltiples resultados, destacaremos aquellos<br />

propios del grupo de pacientes víctimas de un ACV. La<br />

duración de la estadía (LOS) en los pacientes que iniciaron<br />

el tratamiento con antidepresivos al ingreso fue significativamente<br />

mayor a la del resto de los grupos, entre 4,8 y 9,2 días<br />

más prolongada. Asimismo, el valor de LOS en los pacientes<br />

que ya consumían antidepresivos antes del ingreso también<br />

fue notoriamente mayor que la de los grupos que nunca consumieron<br />

antidepresivos. Estos resultados fueron analizados<br />

en función del tipo de antidepresivo (categoría), su acción<br />

primaria (sedativa, estimulante o neutra) y la presencia o<br />

ausencia de otras medicaciones y se concluyó que ninguno<br />

de estos factores fue determinante en los resultados. Al compararse<br />

los datos de LOS reales con los esperados (LOS real-<br />

LOS esperada), se observó que fueron significativamente<br />

mayores en los grupos que iniciaron terapia antidepresiva<br />

junto con la rehabilitación, mientras que los que no utilizaron<br />

nunca antidepresivos tenían una diferencia promedio entre<br />

estos dos valores cercana a cero o logrando valores negativos.<br />

Por otro lado, los pacientes con stroke que iniciaron en la<br />

26 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

rehabilitación el consumo de antidepresivos tuvieron una<br />

menor mejoría en la escala FIM con respecto a aquellos que<br />

nunca recibieron este tipo de medicación, siendo la diferencia<br />

entre estos resultados significativa; y siendo también significativas<br />

las diferencias dentro de los dos grupos receptores<br />

de antidepresivos (aquellos que eran tratados pre-stroke y los<br />

que empezaron su tratamiento junto con la rehabilitación).<br />

La independencia en estos resultados con respecto al tipo de<br />

antidepresivo consumido o medicación concomitante también<br />

se confirmó estadísticamente.<br />

El uso de antidepresivos fue así calificado como determinante<br />

en la predicción de LOS en los pacientes con stroke,<br />

viéndose asociada la mayor extensión de la estadía con una<br />

menor progresión en los valores de FIM alcanzados al<br />

finalizarla. Una de las tablas indica que el consumo de antidepresivos<br />

poseía una correlación significativa con el valor de<br />

LOS, así como también el hecho de consumirlos de forma<br />

previa a la internación en el centro o haber iniciado el<br />

tratamiento junto con la rehabilitación. Asimismo, indica que<br />

LOS se ve influida por el diagnóstico de depresión presente<br />

o ausente. A su vez esta tabla muestra que la eficacia de la<br />

rehabilitación posee una alta correlación con LOS y su<br />

desviación con respecto a LOS esperada y con el consumo o<br />

no de antidepresivos.<br />

Este trabajo, con conclusiones que podríamos calificar de<br />

“opuestas” a las observadas en las publicaciones anteriores,<br />

posee como respaldo de la evidencia que presenta a un<br />

importante y llamativamente alto (en comparación a los otros<br />

ensayos) número de pacientes que conformaron la población<br />

de estudio. Por otro lado, su característica de retrospectivo lo<br />

convierte en un estudio realizado sobre datos cuya atención<br />

a la hora de ser obtenidos pudo ser menor que la que se realiza<br />

a la hora de realizar un ensayo clínico de forma prospectiva,<br />

ya que en éstos los valores utilizados forman parte de un<br />

grupo amplio de registros hechos de cada paciente a modo<br />

de historia clínica simplemente. También es cuestionable el<br />

amplio grupo de medicaciones antidepresivas que se ven<br />

involucradas, a pesar de la demostración en este trabajo de<br />

que su variabilidad no influyó en los resultados de forma significativa,<br />

ya que eliminar la posibilidad de correlación entre<br />

ellos y los valores obtenidos es un tanto difícil al tener que<br />

comparar por encima de 14 antidepresivos diferentes. Es<br />

decir, al realizar tantas “correcciones” estadísticas o refutar<br />

correlaciones con tantos factores los resultados empiezan a<br />

perder contundencia. Por otro lado, no existió ningún<br />

parámetro que evaluara el grado de depresión que poseían<br />

los pacientes, así como tampoco fue posible conocer aquel<br />

porcentaje de pacientes que no poseían depresión pero consumieron<br />

antidepresivos en el período en cuestión. De igual<br />

modo, no se indica si existían diferencias significativas en los<br />

valores de FIM al inicio entre los diferentes grupos. Es así<br />

como este trabajo es de gran impacto por su gran población<br />

en estudio pero su amplitud y carácter retrospectivo pueden<br />

debilitar el valor los resultados expuestos.<br />

El posible mecanismo de acción de los antidepresivos<br />

Los efectos de los antidepresivos, específicamente la fluoxetina,<br />

inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, que<br />

como podemos observar, es protagonista de muchas de las<br />

publicaciones aquí descriptas, han sido siempre observados<br />

como el resultado de mecanismos de acción a largo plazo,<br />

que producen no sólo un aumento de la neurotransmisión<br />

serotoninérgica sino también efectos tróficos a través de la<br />

producción de factores de crecimiento, tales como el BDNF.<br />

Se parte, entonces, del conocimiento de estos efectos como<br />

las posibles razones por las cuales la inhibición de la<br />

recaptación de serotonina podrían estimular la mejora motora<br />

en los pacientes poststroke.<br />

En el estudio FLAME se considera también, el posible rol del<br />

sistema serotoninérgico como facilitador de la salida de las<br />

señales motoras. Eso explicaría, en parte, los efectos inmediatos<br />

que algunos trabajos demostraron al utilizar fluoxetina en<br />

una sola dosis y observar consecuentemente un aumento de<br />

la función motora de la mano asociada a una mayor actividad<br />

en la corteza motora; como así también justificaría la continuación<br />

de esta mejoría a largo plazo al ser acompañada de<br />

rehabilitación física. Se considera entonces la existencia de<br />

un efecto facilitador motor de la fluoxetina a largo plazo y<br />

otro a corto plazo.<br />

Asimismo, el BDNF cuya producción inducen los antidepresivos<br />

ha demostrado tener funciones antiapoptóticas, reducir<br />

el tamaño de los infartos y estimular la neurogénesis en animales<br />

intactos. La neuroplasticidad generada por este factor<br />

neurotrófico reforzaría su rol en la recuperación con trabajos<br />

que demostraron neurogénesis en la zona del hipocampo en<br />

ratas poststroke a las que se les dio BDNF. Uno de ellos,<br />

“Intravenous Brain Derived Neurotrophic Factor Enhances<br />

Poststroke Sensorimotor Recovery and Stimulates Neurogenesis”<br />

(19), también logró demostrar la mejora de las funciones<br />

sensoriomotoras en ratas en las que se provocó un accidente<br />

cerebrovascular y se les administró BDNF de forma intravenosa<br />

durante los primeros cinco días posteriores a la<br />

lesión, aunque no observó reclutamiento de células progenitoras<br />

a la corteza sensoriomotora. No debemos olvidar que<br />

este aumento de la neuroplasticidad se vería fundamentalmente<br />

apreciado en la formación de nuevas sinapsis y el<br />

crecimiento axonal y dendrítico.<br />

Por otro lado, se considera que la fluoxetina posee efectos neuroprotectores<br />

debido a una acción antiinflamatoria por inhibición<br />

de la secreción de citoquinas en la zona de la lesión.<br />

Otra hipótesis que se baraja es que los IRSS aumentan la<br />

producción de VEFG sistémico, con interesantes efectos neuroprotectores,<br />

neurogénicos y angiogénicos. Lee y colaboradores<br />

en su trabajo “Serum VEFG levels in acute ischaemic<br />

strokes are correlated with long term prognosis” (20)<br />

demostraron la relación entre los niveles séricos de VEFG y la<br />

evolución motora de los pacientes poststroke. La relación<br />

VEFG-fluoxetina se ve apoyada por trabajos que demostraron<br />

que el antagonismo del primero inhibía los efectos antidepresivos<br />

de la segunda. (21)<br />

EDITORIAL SCIENS // 27


María Agustina Marco<br />

No obstante, hemos observado resultados que se oponen a<br />

estas explicaciones, no sólo en la publicación anteriormente<br />

descrita sino también en trabajos realizados sobre roedores:<br />

no se observaron mejoras en las funciones sensorio motoras<br />

de roedores a los que se inducía un infarto cerebral y posteriormente<br />

se les administraba fluoxetina por 10 días o 4<br />

semanas (22). Teorías tales como una menor influencia del<br />

sistema serotoninérgico sobre la producción de BDNF o un<br />

aumento de la neurotoxicidad excitatoria glutamaérgica que<br />

sufren los tejidos isquémicos son consideradas para explicar<br />

estos resultados opuestos. Es, sin embargo, necesario destacar<br />

que la experimentación con fluoxetina en ratas por 4 semanas<br />

tampoco demostró mejoras significativas en el grupo que sólo<br />

recibió rehabilitación motora, aún cuando en ensayos anteriores<br />

esta última terapia por sí sola generó efectos considerables.<br />

Conclusión<br />

Esperanzas fortalecidas, interrogantes sin resolver<br />

Estas últimas publicaciones aquí analizadas, aún sin ser<br />

completamente categóricas en sus conclusiones, refuerzan<br />

las probabilidades de encontrar en los antidepresivos un<br />

nuevo camino para la terapéutica de los pacientes víctimas<br />

de un accidente cerebrovascular. La posibilidad de que la<br />

reparación de los circuitos cerebrales o hasta la disminución<br />

del daño inmediato pueda verse influida por fármacos cuyo<br />

uso ya se encuentra generalizado, hasta dentro de la<br />

población de pacientes en cuestión, hace más atractivo al<br />

concepto; al tiempo que hace del habitual tratamiento de<br />

este grupo con antidepresivos un paso que podría decidirse<br />

ya no tan azarosamente. Más allá de la obvia necesidad de<br />

confirmar estos resultados positivos con estudios más<br />

amplios, quedan muchos otros interrogantes sin resolver,<br />

como: ¿todos los antidepresivos tienen estos efectos o los que<br />

influyen de forma más específica en las vías serotoninérgicas<br />

son los realmente eficaces?, ¿O es mayormente un efecto<br />

propio de la fluoxetina?, ¿Hay relación entre el tiempo del<br />

tratamiento y la mejoría?, ¿Es esta evolución dependiente del<br />

momento en el que se medica al paciente?, ¿Existe alguna<br />

sustancia involucrada en la cascada de eventos que sea centralmente<br />

la responsable de los efectos observados?<br />

Responder estos interrogantes sería comenzar a detallar los<br />

procesos evaluados, permitiendo tal vez una mayor especialización<br />

de los ensayos realizados, lo cual podría llevar las<br />

investigaciones a resultados más contundentes. Ampliar las<br />

poblaciones de estudio estrechando los criterios de selección<br />

y las drogas a evaluar, como así también encontrar nuevos y<br />

unificados criterios de seguimiento y evaluación permitirán<br />

tal vez, evidencia que nos muestre un camino esperanzador<br />

en la lucha contra las secuelas de los accidentes cerebrovasculares.<br />

La investigación básica y la clínica deben encontrarse<br />

en un punto medio, articulando la información de una<br />

y otra para lograr estudios que partan de bases aún más<br />

firmes y logren establecer nuevas pautas.<br />

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28 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

Dr. Rafael Groisman<br />

Médico especialista en Psiquiatría.<br />

Miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).<br />

Magister en Psiconeurofarmacología (Universidad Favaloro).<br />

Presidente del Capítulo Interfase Neurociencia-Psicoterapia de la Asociación de Psiquiatras<br />

Argentinos (APSA).<br />

Presidente del Capítulo Deporte y Salud Mental de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM).<br />

Integrante del Grupo Universitario de Psiconeurofarmacología.<br />

Profesor adjunto de Psicopatología y Psicoanálisis II de las carreras de Psicología y Psicopedagogía,<br />

Universidad del Museo Social Argentino (UMSA).<br />

Profesor adjunto de Neurobiología en el Instituto Superior de APSA, carrera de médico especialista.<br />

Profesor adjunto de Neurobiología en la maestría en Psicopatología en el Instituto Universitario de Salud<br />

Mental de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA).<br />

Fecha de recepción: 25 de abril de 2012<br />

Fecha de aceptación: 25 de junio de 2012<br />

Correlatos neurobiológicos de la intervención<br />

psicoterapéutica<br />

Neurobiological Correlates of Psychotherapeutic Intervention<br />

Resumen<br />

Los avances en neurociencia permiten profundizar la comprensión de los correlatos neurobiológicos de las<br />

diferentes intervenciones psicoterapéuticas. Con el objetivo de presentar un panorama abarcativo de esta temática,<br />

se presentan estudios que dan cuenta de los efectos neurales de las psicoterapias, y que se enfocan en las<br />

diferentes áreas cerebrales involucradas y los posibles mecanismos subyacentes en los diferentes niveles,<br />

incluyendo tanto los moleculares como los que están relacionados con modificaciones en los circuitos. El artículo<br />

contiene también, una referencia a los procesos de memoria que podrían estar vinculados con los efectos de<br />

las psicoterapias. Se realiza una breve referencia a la comunicación empática, y a la neurobiología del apego,<br />

procesos posiblemente involucrados también en el trabajo psicoterapéutico, incluyendo una mención al rol de la<br />

oxitocina. Dada la importancia que en los últimos años ha adquirido el concepto de epigénesis y la posibilidad<br />

de que la eficacia de las psicoterapias pueda ser incrementada a través de la aplicación de fármacos moduladores<br />

de eventos epigenéticos, se incluye también una referencia a estos hallazgos.<br />

Palabras clave<br />

Psicoterapias – Imagenología funcional – Memorias – Empatía – Apego.<br />

Abstract<br />

Advances in neuroscience allow to deepen the understanding of the different psychotherapeutic interventions and<br />

its neurobiological correlations. With the aim of presenting a comprehensive overview of this topic, studies that<br />

focus on the neural effects of psychotherapies, the different brain areas involved on it and the possible underlying<br />

mechanisms at different levels, including both the molecular as those that are linked to changes in the circuits,<br />

are presented. The article also includes a reference to the processes of memory that could be linked with<br />

the effects of psychotherapies. It´s also made a brief reference to empathic communication and the neurobiology<br />

of attachment, processes possibly also involved in psychotherapeutic work, including a mention of the role of<br />

oxytocin. Given the importance that has acquired the concept of epigenesis and the possibility that the effectiveness<br />

of psychotherapies could be increased through the application of modulating drugs of epigenetic events<br />

in recent years, a reference to these findings was also included.<br />

Keywords<br />

Psychotherapies – Functional Imaging – Memories – Empathy – Attachment.<br />

Groisman Rafael. “Correlatos neurobiológicos de la intervención psicoterapéutica”. <strong>Psicofarmacología</strong> 2012;<strong>75</strong>:33-43.<br />

Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista <strong>Psicofarmacología</strong><br />

en www.sciens.com.ar<br />

EDITORIAL SCIENS // 33


Dr. Rafael Groisman<br />

Introducción<br />

En los últimos años se puede observar una importante tendencia<br />

hacia la integración de conocimientos, tanto en el<br />

campo asistencial como en el de la investigación. Este artículo<br />

intenta ser un aporte para quienes, en la labor clínica<br />

cotidiana, llevan adelante tratamientos psicoterápicos y se<br />

preguntan cuáles son los dinamismos subyacentes en estos<br />

procedimientos -tanto psicológicos como neurobiológicos-, y<br />

cómo podrían mejorarse sus resultados. El avance de la neurociencia<br />

permite hoy, además, evaluar evidencias y corroborar,<br />

en muchas ocasiones, postulados que diferentes escuelas<br />

de psicoterapia habían planteado anteriormente. Poco<br />

menos de cien años atrás anticipaba Freud (1920) (1) que<br />

“las deficiencias de nuestra descripción, probablemente, se<br />

desvanecerían si ya estuviéramos en posición de reemplazar<br />

los términos psicológicos por otros, fisiológicos o químicos.”<br />

Más cercanamente a nuestros días (1979), Kandel (2)<br />

sostiene la hipótesis de que, en el encuentro psicoterapéutico,<br />

la acción de la “maquinaria neuronal” de su cerebro produce<br />

un efecto directo, y posiblemente también duradero, en<br />

la “maquinaria neuronal” del cerebro del paciente, y viceversa.<br />

Entre nosotros, Zieher (2001) (3), a partir de investigaciones<br />

sobre conducta y memoria, destaca la importancia de<br />

reconocer el “sustrato biológico a los resultados de la psicoterapia,<br />

en contra de la suposición, no por difundida<br />

menos equivocada, de que sólo los tratamientos farmacológicos<br />

son `biológicos´…”<br />

Para reflexionar respecto de los correlatos neurobiológicos de<br />

los procedimientos psicoterapéuticos, planteado a la manera<br />

de un marco abarcativo, considero conveniente revisar<br />

algunos estudios que dan cuenta de los efectos neurales de<br />

las psicoterapias, y que se enfocan en las diferentes áreas<br />

cerebrales involucradas y los posibles mecanismos subyacentes<br />

en los diferentes niveles, incluyendo tanto los moleculares<br />

como los que están relacionados con modificaciones en<br />

los circuitos. Haré también una referencia a los procesos de<br />

memoria que podrían estar vinculados con los efectos de las<br />

psicoterapias. Completando una visión panorámica de este<br />

tema, me referiré brevemente a la comunicación empática, y<br />

a la neurobiología del apego, procesos también posiblemente<br />

involucrados en el trabajo psicoterapéutico, incluyendo una<br />

breve mención al rol de la oxitocina. La importancia que en<br />

los últimos años ha adquirido el concepto de epigénesis y la<br />

posibilidad de que la eficacia de las psicoterapias pueda ser<br />

incrementada a través de la aplicación de fármacos moduladores<br />

de eventos epigenéticos, me lleva a incluir también<br />

una referencia a estos hallazgos.<br />

La presentación de estos temas en apartados diferentes es<br />

hasta cierto punto artificial, dado que en realidad los mecanismos<br />

y niveles se superponen, por lo que realizar la exposición<br />

de esta manera sólo responde a la intención de conseguir<br />

mayor claridad y organización en la presentación de la información.<br />

Desde los inicios de la psicoterapia al registro imagenológico<br />

de sus efectos<br />

Los primeros antecedentes de las actuales psicoterapias<br />

podrían rastrearse en la combinación de perspectivas religiosas,<br />

mágicas y/o médicas que configuraban las tempranas<br />

prácticas de las antiguas culturas. Diversas fuentes bibliográficas<br />

(entre ellas Hagerty, 2012) (4) señalan a WC Dendy<br />

(1794–1871) como el primero en referirse a la psychotherapeia<br />

y definirla como ¨la influencia de la mente de un curador<br />

atento, útil y servicial sobre la mente del sufriente¨. Será con<br />

el inicio de la psicología científica moderna, con Wilhelm<br />

Wundt en 1879, que comenzarán a desarrollarse métodos<br />

sistemáticos para evaluar y tratar el padecimiento mental. Si<br />

bien se considera que actualmente existen aproximadamente<br />

400 escuelas de psicoterapia, con técnicas, metodologías y<br />

objetivos frecuentemente diversos, en este artículo se hará<br />

mención sólo a unas pocas de ellas, que por otra parte, son<br />

las más frecuentemente empleadas. Karlsson y col. (2012)<br />

(5) señalan que los resultados de la psicoterapia y los mecanismos<br />

de cambio que están relacionados con sus efectos han<br />

sido tradicionalmente investigados en los niveles psicológicos<br />

y sociales, a través de mediciones de cambio sintomático,<br />

habilidades psicológicas, personalidad o funcionamiento<br />

social. Por otra parte, muchos psiquiatras han sostenido,<br />

desafortunadamente, la dicotomía que define la psicoterapia<br />

como un tratamiento para desórdenes ¨de base psicológica¨,<br />

mientras que la medicación lo sería para trastornos ¨de base<br />

biológica¨. Durante las últimas décadas, sin embargo, ha<br />

devenido claro que todos los procesos mentales están<br />

estrechamente correlacionados con mecanismos del cerebro.<br />

Destacando ¨el ida y vuelta¨ entre el nivel psicológico y el<br />

nivel del funcionamiento cerebral, Karlsson y col. señalan<br />

que existe además, clara evidencia de que nuestras experiencias<br />

subjetivas afectan al cerebro.<br />

Ha sido difícil estudiar los cambios plásticos en el cerebro en<br />

humanos, y ha sido más exitoso en estudios en animales.<br />

Cambios en el cerebro en relación con la experiencia han sido<br />

detectados a niveles celulares y moleculares usando diferentes<br />

abordajes experimentales.<br />

El advenimiento de la imagenología funcional, incluyendo la<br />

tomografía de emisión de fotón único (SPECT), la tomografía<br />

por emisión de positrones (PET), y la resonancia magnética<br />

funcional (MRI), ha hecho posible estudiar cambios en los<br />

sistemas cerebrales (midiendo cambios en el flujo sanguíneo<br />

o el metabolismo) y, también además, en el nivel molecular<br />

usando SPECT y PET en el cerebro humano en vivo.<br />

Los mencionados autores, (que a su vez amplían lo ya trabajado<br />

por Etkin, Kandel y col en 2005) (6), señalan que hasta<br />

la fecha de publicación de su trabajo, se han realizado cerca<br />

de 20 estudios que dan cuenta de cambios cerebrales luego<br />

de psicoterapia para depresión, trastornos de ansiedad y personalidad<br />

borderline. El primer estudio fue publicado cerca<br />

de 20 años atrás, en 1992, y en él, los investigadores (Baxter<br />

y col.) (7) compararon la terapia conductual con el tratamiento<br />

con fluoxetina en pacientes con trastorno obsesivo com-<br />

34 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

pulsivo (TOC). Ambos tratamientos mostraron cambios similares<br />

en el cerebro, especialmente en el núcleo caudado.<br />

Diez años más tarde, Furmark y col. (8), estudiando<br />

pacientes con fobia social, compararon los efectos de la<br />

terapia cognitivo conductual (TCC) con los del citalopram,<br />

obteniendo las imágenes presentadas en la Figura 1.<br />

Los estudios enumerados en la Tabla 1 se refieren a diferentes<br />

patologías, tratadas con diversas técnicas psicoterapéuticas y<br />

estudiadas con variadas técnicas de imagenología. Sin<br />

embargo, más allá de las diferencias, todos estos estudios<br />

comparten el común denominador de mostrar cambios en el<br />

funcionamiento cerebral luego de realizarse una psicoterapia.<br />

Tomados en conjunto, los estudios que investigan este nivel<br />

sugieren que todas las psicoterapias empleadas (terapia cognitivo-conductual<br />

(TCC), la terapia dialéctica conductual<br />

(TDC), la psicoterapia psicodinámica (TPD), incluyendo la de<br />

corto plazo (TPD cp), y la psicoterapia interpersonal (TIP)<br />

alteran el funcionamiento cerebral en pacientes que padecen<br />

Figura 1<br />

Terapia cognitivo-comportamental (TCC) Citalopram<br />

Efectos de la TCC o el citalopram sobre la actividad cerebral en pacientes con fobia social durante una tarea generadora de ansiedad (hablar<br />

en público). Tanto la TCC (izquierda) como el tratamiento con citalopram (derecha) se asociaron con una disminución de la activación de la<br />

amígdala durante la performance postratamiento, comparado con el registro pretratamiento.<br />

Tomado de Furmark y col. 2002.<br />

Figura 2<br />

Áreas de activación y desactivación cortical en estudios de imagenología pre y post tratamiento psicoterapéutico para los trastornos del estado<br />

de ánimo y ansiedad. Efectos sobre el funcionamiento cerebral. Los círculos ilustran una ubicación general. La parte más medial de la<br />

ínsula está indicada por líneas punteadas. No se ilustra la información correspondiente a la corteza occipital y a las regiones no corticales<br />

(tálamo y ganglios basales). Los números se corresponden con algunos de los trabajos incluídos en la Tabla 1: 1 = Brody et al. (2001) (10),<br />

2 = Martin et al. (2001) (11), 3 = Goldapple et al. (2004) (12), 4 = Praško et al. (2004) (13), 5 = Furmark et al. (2002) (8), 6 = Paquette<br />

et al. (2003) (14) 7 = Straube et al. (2006) (15), 8 = Felmingham et al. (2007) (16). L = izquierda, R = derecha, ACC = corteza cingulada<br />

anterior, DLPFC = corteza prefrontal dorsolateral, VLPFC = corteza prefrontal ventrolateral, Inf/Mid/Sup = inferior/media /superior, mFC =<br />

corteza medial frontal, mPFC = corteza prefrontal medial, PCC = corteza cingulada posterior.<br />

Tomado de Frewen y col. (2008)<br />

EDITORIAL SCIENS // 35


Dr. Rafael Groisman<br />

los siguientes trastornos: trastorno depresivo mayor (MDD),<br />

trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastorno de pánico<br />

(TP), trastorno de ansiedad social, fobias específicas,<br />

trastorno por estrés postraumático, y trastorno límite de la<br />

personalidad (BPD).<br />

A manera de resumen, la Figura 2, tomada del trabajo de<br />

Tabla 1<br />

Estudios de cambio cerebral luego de psicoterapias en trastornos<br />

depresivos, de ansiedad y TBP<br />

Estudio Diagnóstico Imagenología Tratamiento<br />

Baxter TOC FDG-PET TC vs. fluoxetina<br />

Schwartz TOC FDG-PET TCC<br />

Martin 2 TDM HMPAO-SPECT TIP vs. venlafaxina<br />

Brody 1 TDM FDG-PET TIP vs. paroxetina<br />

Furmark 5 Fobia social O-PET TCC vs. citalopram<br />

Nakatani TOC Xe-CT TC<br />

Paquette 6 Fobia específica fMRI TCC<br />

Goldapple 3 TDM FDG-PET TCC<br />

Prasko 4 T. Pánico FDG-PET TCC vs. antidepresivos<br />

Nakao TOC fMRI TCC vs. fluvoxamina<br />

Sakai T. Pánico FDG-PET TCC<br />

Straube 7 Fobia arañas fMRI TDC<br />

Schnell TBP fMRI TDC<br />

Lai TBP SPECT TPD<br />

Felmingham 8 TEP fMRI TCC<br />

Lehto TDM SPECT TPD vs. lista de espera<br />

Beutel T. Pánico fMRI TPD<br />

Apostolova TOC FDG-PET TCC vs. paroxetina<br />

Karlsson TDM WAY-PET TPD cp vs. fluoxetina<br />

Los números ubicados junto al nombre de algunos de los autores, se corresponden<br />

con la numeración otorgada en la Figura 2.<br />

Modificado de Karlsson y col. 2012<br />

Figura 3<br />

Frewen y col. (2008) (9), nos ofrece referencias de los<br />

hallazgos encontrados en ocho de las 19 investigaciones<br />

presentadas en la Tabla 1. Los números que aparecen en la<br />

Figura 2 guardan correspondencia con algunos de los trabajos<br />

citados en la Tabla 1.<br />

Psicoterapias y tratamiento psicofarmacológico: similitudes y<br />

diferencias en su accionar<br />

De acuerdo con lo dicho anteriormente, los estudios citados<br />

comprueban cambios en el funcionamiento cerebral vinculados<br />

a la acción de la psicoterapia, y la mayoría de ellos han<br />

reportado que los cambios cerebrales correlativos al<br />

tratamiento psicoterapéutico son similares a aquellos que<br />

acompañan al tratamiento psicofarmacológico. Sin embargo,<br />

y tal como destacan Karlsson y col., algunos estudios<br />

recientes han mostrado también diferencias claras entre<br />

estas modalidades de tratamiento. Por ejemplo, Goldapple y<br />

col. (2004) (12) encontraron que la respuesta al tratamiento<br />

con terapia cognitivo comportamental en pacientes con MDD<br />

se asoció con incrementos en el metabolismo en el hipocampo<br />

y la corteza cingulada dorsal y una disminución en las<br />

cortezas dorsal, ventral y frontal medial. Este patrón fue<br />

claramente diferente del producido por paroxetina, que<br />

incluyó incrementos en el metabolismo en las áreas prefrontales<br />

y disminución en el hipocampo y la corteza cingulada<br />

subgenual. La Figura 3 ilustra los hallazgos de<br />

Goldapple y col.<br />

Entre nosotros, Alvano, Moncaut y Zieher (17), realizan un<br />

estudio en el que revisan la bibliografía a la fecha (2009), y<br />

proponen que la terapia cognitivo conductual (TCC), operaría<br />

aumentando la función de la corteza prefrontal (CPF), mientras<br />

que los antidepresivos actúan más directamente sobre el<br />

hipocampo y la amígdala. En cambio, señalan los autores, las<br />

benzodiazepinas tienen un importante efecto amigdalino.<br />

Cambios en el metabolismo regional de la glucosa (estudiados por PET utilizando fluorina 18 desoxiglucosa marcada) en pacientes con buena<br />

respuesta, luego de Cognitive Behavioural Therapy (Terapia cognitivo conductual, TCC), (arriba) y paroxetina (abajo). Los incrementos del<br />

metabolismo se muestran en naranja y las disminuciones en azul. Se observan disminuciones frontales y parietales e incrementos en el<br />

hipocampo con la TCC. Con paroxetina se observa el cambio inverso. Con ambos tratamientos se observa una disminución en la corteza prefrontal<br />

ventro lateral (CPF VL). Además, con la TCC se observa un incremento en la corteza cingulada anterior (CCA) y disminución en la<br />

corteza frontal medial, órbito frontal y corteza cingulada posterior (CCP), mientras que con paroxetina se observa un incremento en el tronco<br />

encefálico y el cerebelo, y una disminución en la corteza cingulada subgenual ventral, ínsula anterior y tálamo.<br />

36 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

De los cambios en determinadas áreas cerebrales a los<br />

mecanismos de las psicoterapias<br />

Más allá de limitarse a reportar los hallazgos respecto de<br />

cambios cerebrales como resultado de una psicoterapia,<br />

algunos de estos estudios han hecho posible construir modelos<br />

que expliquen los mecanismos subyacentes a los cambios<br />

que resultan de las diferentes psicoterapias. Estos modelos<br />

pueden luego ser comparados con las teorías psicológicas de<br />

esas psicoterapias.<br />

Muchas psicoterapias intentan incrementar tanto las capacidades<br />

de los pacientes para resolver problemas, como la<br />

representación de sí mismo y la regulación de los estados<br />

afectivos. Las áreas cerebrales que juegan un rol en estas<br />

funciones incluyen la corteza prefrontal dorsolateral, la<br />

corteza cingulada ventral anterior, la corteza cingulada anterior<br />

dorsal, las subregiones ventral y dorsal de la corteza prefrontal<br />

medial, la corteza cingulada posterior, el precúneo, la<br />

corteza de la ínsula, la amígdala y la corteza prefrontal ventrolateral.<br />

Por ejemplo, el mecanismo subyacente a la efectividad de la<br />

terapia cognitiva para pacientes que padecen trastorno<br />

depresivo mayor (MDD) podría ser a través de incrementar la<br />

función prefrontal, que está involucrada en el control cognitivo,<br />

mientras que los medicamentos antidepresivos operan<br />

más directamente sobre la amígdala que está involucrada en<br />

la generación de emociones negativas (Karlsson y col. 2012)<br />

y el hipocampo (Alvano, Zieher y Moncaut 2009), que juega<br />

un rol central en la formación de nuevas memorias.<br />

Dado que una de las hipótesis centrales en relación con el<br />

efecto de la TCC sobre el funcionamiento cerebral está vinculada<br />

a una regulación más efectiva (top-down) de las<br />

estructuras límbicas hiperexcitables por los sistemas de control<br />

prefrontales, se podría pensar que la psicoterapia psicodinámica<br />

podría también funcionar, por lo menos en parte,<br />

a través de estos mecanismos. Los hallazgos del estudio de<br />

Beutel y col. (2010) (18), que aplica psicoterapia psicodinámica<br />

de corto plazo, es coherente con esta hipótesis<br />

y demuestra tanto una desactivación frontal como una<br />

hiperactivación amigdalina e hipocampal en pacientes sintomáticos<br />

con trastorno de pánico.<br />

Luego de la reducción de los síntomas de pánico, a continuación<br />

del tratamiento, se normalizaron tanto la desactivación<br />

frontal como la hiperactividad amigdalino - hipocampal.<br />

La hiperactivación afectiva es un evento central del trastorno<br />

límite de la personalidad y, por lo tanto, el blanco central de<br />

la TDC. Esto significaría que la TDC debería llevar a un<br />

decrecimiento de la actividad en relación con estímulos emocionales<br />

en las áreas cerebrales que sirven a esas funciones.<br />

Esto, efectivamente, se encontró en el estudio de Schnell y<br />

Herpetz (2007) (19), cuyos hallazgos sugieren que luego de<br />

la TDC, hay una disminución de la respuesta hemodinámica<br />

a los estímulos negativos en el cíngulo anterior derecho, las<br />

cortezas temporal y cingular posterior, y la ínsula izquierda.<br />

Psicoterapias y procesos mnésicos<br />

La formación de memorias participa tanto de la fisiopatología<br />

del trastorno como del proceso terapéutico, motivo por el<br />

cual considero relevante incluir este apartado en este trabajo<br />

En la citada revisión, Alvano, Zieher, y Moncaut refieren<br />

que la TCC actuaría facilitando los mecanismos de extinción.<br />

Por otra parte, los autores señalan que las áreas y los<br />

mecanismos de aprendizaje y memoria involucrados no tendrían<br />

la misma preponderancia en los diferentes tipos de psicoterapias.<br />

En este sentido, no sería posible determinar<br />

una división estricta, ya que los distintos procedimientos<br />

terapéuticos modularían, por lo menos en parte, diferentes<br />

áreas y procesos.<br />

Alvano, Zieher y Moncaut se preguntan también si sería posible<br />

establecer una relación con la duración del efecto de<br />

cada recurso terapéutico (ya sea éste farmacológico o psicoterapéutico)<br />

y afirman que parecería que la modulación<br />

plástica sobre los mecanismos más complejos de aprendizaje<br />

y memoria se asocian con una duración más sostenida del<br />

efecto, al contrario de lo que ocurre cuando el mecanismo<br />

involucrado es un simple cambio fisiológico.<br />

Ahora bien, ¿en los diferentes tipos de terapias, serían los<br />

mismos los circuitos y mecanismos involucrados? Los<br />

autores, de acuerdo a la revisión bibliográfica realizada, consideran<br />

que si bien existiría cierto grado de superposición, los<br />

circuitos y mecanismos modulados no tendrían la misma preponderancia<br />

en los diferentes tipos de terapias.<br />

En relación con el tipo de memoria involucrada, Zieher,<br />

Alvano y Moncaut señalan que la TCC es menos dependiente<br />

de la toma de conciencia, e involucra principalmente el<br />

aprendizaje implícito, los mecanismos de extinción y los sistemas<br />

neurales implicados en estos procesos. Por su parte,<br />

de acuerdo a estos autores, en la terapia psicoanalítica,<br />

desempeñarían un papel central la memoria de trabajo, la<br />

memoria declarativa (especialmente la episódica), los procesos<br />

de reconsolidación, y las áreas y los circuitos relacionados,<br />

aunque en este tipo de psicoterapia también se modificaría,<br />

aunque más lentamente, el aprendizaje implícito.<br />

Dado que los conceptos de consolidación, reconsolidación y<br />

extinción de la memoria están en continua revisión, sugiero<br />

detenernos un momento en estos conceptos. Pérez-Cuesta<br />

(2010) (20) refiere que la reconsolidación y la extinción de<br />

la memoria son dos procesos mnésicos funcionalmente relacionados,<br />

ya que ambos están involucrados en el procesamiento<br />

y almacenamiento de nueva información relacionada<br />

con un aprendizaje anterior. Sin embargo, señala el autor,<br />

ambos procesos están basados en mecanismos muy distintos.<br />

Mientras que la reconsolidación involucra una desestabilización<br />

y reestabilización de la traza del aprendizaje original,<br />

la extinción genera una nueva traza que compite con la anterior.<br />

Pérez-Cuesta hace referencia a trabajos previos que<br />

revelaron por primera vez una relación mecanística entre<br />

reconsolidación y extinción, mostrando que la presentación<br />

de un estímulo condicionado (CS) puede inducir uno u otro<br />

proceso dependiendo de su duración. En su investigación de<br />

EDITORIAL SCIENS // 37


Dr. Rafael Groisman<br />

2010, el autor argentino aporta nuevos elementos para comprender<br />

la cinética con la que la reconsolidación y la extinción<br />

ocurren, y plantea además un hipotético mecanismo que<br />

los vincula, que tiene lugar tras el fin del CS.<br />

Las terapias que demandan del entendimiento consciente<br />

para alcanzar el efecto terapéutico, continúan Alvano, Zieher<br />

y Moncaut , requieren de modo preponderante la función de<br />

la working memory (WM) y, por ende, del área más desarrollada<br />

filogenéticamente: la corteza prefrontal lateral (CPFL). Si<br />

bien esta es la principal zona involucrada con la WM, también<br />

en este tipo de memoria, si bien en menor proporción,<br />

intervendrían la corteza prefrontal medial (CPFm) y la corteza<br />

prefrotal ventral (CPFV).<br />

Si bien la CPFL, filogenéticamente más nueva, puede modular<br />

la corteza prefrontal órbitofrontal (CPFOF), filogenéticamente<br />

más vieja, y esta inhibir a la amígdala, la ausencia de<br />

conexión directa de la CPFL con la amígdala -señalan los<br />

autores-, podría estar relacionado con el hecho de que la<br />

terapia psicoanalítica requiera un plazo más largo para<br />

alcanzar el efecto terapéutico, sobre todo en los trastornos de<br />

ansiedad donde la extinción del temor aprendido desempeña<br />

un papel central.<br />

Gorman y Roose (2011) (21) sostienen que los avances en<br />

neurociencia experimental, como así también en la teoría psicoanalítica,<br />

han hecho posible considerar mecanismos por<br />

los cuales las psicoterapias psicodinámicas podrían operar en<br />

el nivel celular y molecular.<br />

En el citado trabajo, los autores proponen analogías entre 1)<br />

los mecanismos y resultados del bloqueo de la reconsolidación<br />

de memorias de miedo condicionado y 2) algunos<br />

aspectos clave del proceso psicoanalítico.<br />

Los autores consideran que una revisión de la biología del<br />

miedo condicionado, que incluya las diferencias entre la<br />

extinción y la inhibición de la reconsolidación, tendría relevancia,<br />

aportando a la comprensión de la efectividad de la<br />

terapia psicoanalítica.<br />

Quizás el concepto más importante que presentan Gorman y<br />

Roose, según ellos afirman, está basado en la observación de<br />

que a diferencia de lo que ocurre con la extinción de una<br />

memoria de miedo, el bloqueo de la reconsolidación de una<br />

memoria de miedo nuevamente reactivada (y que en ese<br />

momento es lábil) puede ser eliminada de manera permanente<br />

de la memoria. De este modo, en los roedores, al reactivar<br />

una memoria de miedo latente y manipularla, resulta en<br />

una disrupción, siendo inclusive posible producir una completa<br />

eliminación de esa traza de memoria. Citando a Nader<br />

y col. (2000) (22), los autores sostienen que subsiguientes<br />

presentaciones del estímulo condicionado CS, independientemente<br />

del contexto, no tendrá ya el poder de producir<br />

freezing. De esta forma, proponen Gorman y Roose, la neurociencia<br />

molecular estaría sugiriendo los mecanismos que<br />

diferencian los efectos benéficos de la terapia cognitivo<br />

comportamental de aquellos de la terapia psicoanalítica.<br />

Hacia una comprensión de los mecanismos moleculares<br />

involucrados en las psicoterapias<br />

Todos estos estudios, sin embargo, han investigado los cambios<br />

cerebrales en el conjunto de los sistemas del cerebro.<br />

Para entender los mecanismos más básicos relacionados con<br />

la psicoterapia, deberían también estudiarse posibles cambios<br />

moleculares y celulares.<br />

Hasta ahora, y de acuerdo a Karlsson y col., sólo dos estudios<br />

finlandeses han medido cambios a nivel molecular luego de<br />

la psicoterapia, y de esta manera, testearon directamente la<br />

hipótesis planteada por Kandel, quien propuso que la psicoterapia<br />

podría inducir cambios en la expresión de genes a<br />

través del aprendizaje, por causar una alteración de la fuerza<br />

de las conexiones sinápticas entre las células nerviosas e<br />

induciendo cambios morfológicos en las neuronas. Resulta<br />

interesante que en ambos estudios, la psicoterapia usada fue<br />

psicodinámica. En el primero de ellos, llevado adelante por<br />

Lehto y col. (2008) (23), 19 pacientes depresivos ambulatorios<br />

(8 de ellos con depresión atípica) recibieron psicoterapia<br />

psicodinámica durante 12 meses. Se registraron las densidades<br />

del transportador de serotonina en el cerebro medio y<br />

de dopamina en el estriado usando imagenología cerebral<br />

con SPECT con el radioligando [123I]nor-b-CIT antes y<br />

después de la psicoterapia.<br />

Los investigadores mostraron que la densidad del transportador<br />

de serotonina en el cerebro medio se incrementó significativamente<br />

durante la psicoterapia en pacientes con<br />

depresión atípica, pero no en pacientes con depresión sin<br />

síntomas atípicos. No se registraron cambios en los niveles<br />

del transportador de dopamina. Se cuestiona, en la<br />

metodología de este estudio, la carencia de un grupo control.<br />

En el otro estudio finlandés, del propio Karlsson, junto a<br />

Hirvonen y col. (2010) (24), pacientes con MDD fueron<br />

aleatorizados y recibieron psicoterapia psicodinámica de<br />

corto plazo o fluoxetina. Antes de ser tratados y luego de 4<br />

meses de tratamiento, se les realizó un estudio de PET utilizando<br />

[carbonyl-11C] WAY-100635 (que mide la densidad<br />

de los receptores de serotonina tipo 1A [R5HT1A] y el ligando<br />

[11C] raclopride (que mide la densidad de los receptores<br />

dopaminérgicos tipo 2/3. En los dos trabajos publicados, los<br />

investigadores reportan que el resultado clínico en los dos<br />

grupos de tratamiento fue similar en términos de las escalas<br />

de síntomas standard (la remisión sintomática fue alcanzada<br />

en el 59% de los pacientes y el 77% de los pacientes<br />

reunieron criterios para respuesta).<br />

Sin embargo, un análisis del cambio en la densidad del<br />

receptor 5 HT1A en los grupos de tratamiento reveló un<br />

incremento significativo en el grupo en psicoterapia, comparado<br />

con el grupo que recibió medicación, en el que no se<br />

detectaron cambios.<br />

La fluoxetina incrementó la unión del [11C] raclopride en el<br />

tálamo lateral, mientras que no se observó cambio en el<br />

grupo que recibió psicoterapia.<br />

Numerosos estudios previos han encontrado cambios en la<br />

unión del receptor 5 HT 1 A en el MDD que no se revierte por<br />

38 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

el tratamiento con ISRS. Esto podría significar que el proceso<br />

de recuperación en el MDD después de la psicoterapia es<br />

diferente de la recuperación luego de la medicación.<br />

Actualmente, las implicancias clínicas de estos hallazgos son<br />

desconocidos, pero podrían estar relacionados con los estudios<br />

que muestran diferencias en la tasa de recaída en el<br />

MDD en los pacientes tratados con psicoterapia de aquellos<br />

tratados con antidepresivos.<br />

También dentro del grupo de estudios que relacionan procedimientos<br />

psicoterápicos y eventos moleculares, Cervenka,<br />

Hedman y col. (2012) (25) investigan los cambios en la<br />

unión al receptor dopaminérgico D2 (RD2) y la disminución<br />

sintomática luego de la psicoterapia para el trastorno de<br />

ansiedad social. Se ha sugerido que el sistema dopaminérgico<br />

jugaría un rol en el trastorno de ansiedad social (SAD),<br />

basándose parcialmente en estudios de imágenes que muestran<br />

niveles reducidos de marcadores dopaminérgicos<br />

estriatales en pacientes con esta afección, en comparación<br />

con sujetos control. Sin embargo, señalan los autores, el sistema<br />

dopaminérgico no había sido examinado aún en las<br />

regiones frontales y límbicas que se propone juegan un rol<br />

central en la fisiopatología del SAD. En este estudio, los<br />

autores proponen que los niveles del R D2 extraestriatal<br />

medidos con tomografía de emisión de positrones (PET)<br />

podrían predecir la reducción de la sintomatología luego de<br />

un tratamiento con terapia cognitivo conductual (TCC).<br />

Nueve pacientes con SAD fueron examinados usando PET de<br />

alta resolución y el radioligando de alta afinidad [11C] FLB<br />

457, que es antagonista del R D2. El procedimiento se<br />

realizó antes y después de 15 semanas de TCC. Los niveles<br />

sintomáticos fueron evaluados usando la subescala de<br />

ansiedad de la escala Liebowitz de ansiedad social<br />

(LSASanx). Luego del tratamiento, hubo una reducción<br />

estadísticamente significativa de los síntomas de ansiedad<br />

social (P


Dr. Rafael Groisman<br />

Cuadro 1<br />

Oxitocina: regulación de su liberación y respuestas conductuales y fisiológicas<br />

Estímulos auditivos<br />

(vocalización del infante<br />

humano)<br />

Estímulos visuales<br />

(contacto visual)<br />

Señalización social<br />

que estimula la liberación<br />

de OX<br />

Estímulo olfatorio<br />

Estímulos físicos<br />

Función olfatoria<br />

Oxitocina<br />

Regulación de respuestas<br />

fisiológicas y conductuales<br />

por oxitocina<br />

Respuestas conductuales<br />

(conducta maternante,<br />

cognición social, alivio de<br />

la ansiedad, contacto<br />

visual, confianza)<br />

Respuestas fisiológicas<br />

producción de leche<br />

alivio del dolor<br />

disminución del estrés<br />

Modificado de Nagasawa y col. 2012<br />

de memorias aversivas. Por el contrario, el tratamiento con<br />

oxitocina antes del entrenamiento de extinción del miedo,<br />

puede demorar la extinción del miedo, por lo que se debería<br />

ser cauto, aconsejan los autores, al indicar oxitocina para el<br />

tratamiento del PTSD.<br />

El rol de la empatía<br />

Se considera que la empatía, es decir, la capacidad para<br />

¨ponerse en el lugar del otro¨, juega un importante rol en la<br />

comunicación humana, y dado que las psicoterapias representan<br />

un caso especial de ésta, no podemos excluir una<br />

referencia a sus mecanismos en este artículo.<br />

Como explican Decety y col. (2012) (29), en los mamíferos,<br />

la empatía es central para la vida en grupos sociales y para<br />

el cuidado de los otros. Los autores proponen que la empatía<br />

involucra una variedad de procesos neurobiológicos y subsistemas<br />

de procesamiento de información parcialmente disociables,<br />

cada uno de ellos con una singular historia evolutiva.<br />

Aún las formas más avanzadas y flexibles formas de<br />

empatía en humanos se construyen sobre formas más básicas<br />

y permanecen conectadas a los mecanismos subcorticales<br />

y neurohormonales asociados con la comunicación<br />

afectiva, el cuidado parental y los procesos de apego social.<br />

Considerar la empatía dentro de un marco que reconoce tanto<br />

la continuidad como los cambios dentro de una perspectiva<br />

filogenética provee, según los autores, una comprensión más<br />

rica de la empatía y los procesos neurobiológicos relacionados.<br />

Por su parte, Zaki, Weber y col. (30), investigando las bases<br />

neurales de la precisión empática, señalan que las teorías<br />

respecto de la empatía sostienen que una exacta comprensión<br />

de las emociones de otra persona debería depender de<br />

la acción de las regiones cerebrales vinculadas a los afectos,<br />

actos motores, y actividad cognitiva de alto nivel. Los autores<br />

proponen que los juicios empáticamente precisos, en comparación<br />

con los imprecisos, dependen del funcionamiento<br />

de 1) estructuras del sistema de neuronas espejo, involucradas<br />

en representaciones sensoriomotoras compartidas, y<br />

2) regiones implicadas en la atribución de estados mentales,<br />

correspondientes al surco temporal superior y la corteza prefrontal<br />

medial.<br />

Los autores se preguntan cómo se producen los fenómenos<br />

de la empatía. Sostienen que cierta arquitectura funcional<br />

podría resultar esencial para proveer un mecanismo acorde,<br />

en el cual la representación acción modularía la actividad<br />

emocional. Por medio de estudios con Resonancia Magnética<br />

Funcional (f MRI) demuestran que la ínsula podría ser un relevo<br />

fundamental entre las representaciones de acción y las áreas<br />

límbicas, donde residen las estructuras básicas de la emoción.<br />

Los sujetos de estudio, durante tareas de observación e<br />

imitación, activan las cortezas temporal superior y frontal<br />

inferior, lo mismo que la amígdala y la insula. La resonancia<br />

empática se produciría gracias a ese enlace, entre lo sensorio<br />

motor y lo límbico, donde la ínsula cumpliría un rol central.<br />

De acuerdo a esta información, para concebir y comprender<br />

los sentimientos de los otros tenemos que referir nuestra<br />

resonancia empática a la experiencia de nuestro propio cuerpo,<br />

e interrelacionarlas con las emociones ligadas al<br />

movimiento. Para empatizar, sería necesario entonces evocar<br />

las representaciones de acción ligadas a la emoción que estamos<br />

presenciando. Se destaca, de esta forma, la importancia<br />

de las huellas de memoria de las primeras representaciones,<br />

frecuentemente previas al establecimiento del lenguaje.<br />

40 // EDITORIAL SCIENS


<strong>Psicofarmacología</strong> 12:<strong>75</strong>, Agosto 2012<br />

Figura 5<br />

Imitación<br />

Observación<br />

Activación en la ínsula derecha (verde) y corteza frontal inferior derecha (azul) e izquierda (roja). Las series de tiempos relativos se corresponden<br />

con los colores y se normatizaron de acuerdo a la actividad total de cada región. El perfil de actividad de estas tres regiones es extremadamente<br />

similar a través de toda la serie de tareas.<br />

Mecanismos neurales de la empatía en Humanos: un relevo desde sistemas de la imitación hacia áreas límbicas Laurie Carr, Marco Iacoboni, Marie-Charlotte Dubeau, John C. Mazziotta<br />

and Gian Luigi Lenzi. PNAS | April 29, 2003 | vol. 100 | no. 9 | 5497-5502.<br />

El trabajo de Carr y col. (2003) (31), citado por Zaki,<br />

Weber y col., ilustra con la siguiente figura (Figura 5) las<br />

bases neurobiológicas de la empatía.<br />

La psicoterapia, el vínculo de apego y su neurobiología<br />

Como señalan Insel y Young (2001) (32), citando al filósofo<br />

Spinoza, el ser humano es un ¨animal social¨. En este sentido,<br />

considero que una reflexión sobre el correlato neurobiológico<br />

de la psicoterapia no puede excluir una referencia<br />

al vínculo de apego. Los autores refieren que durante la década<br />

de los 90´ se comenzaron a dilucidar los mecanismos neurobiológicos<br />

del apego a nivel molecular y celular, como a<br />

nivel sistémico. Para un estudio sobre apego y vasopresina,<br />

véase Sánchez Toranzo (33).<br />

Por su parte Finn (2012) (34), destaca tres hallazgos que<br />

considera centrales en la actual investigación sobre apego,<br />

neurobiología, psicopatología y psicoterapia:<br />

(a) las fallas en el apego y los traumas tempranos están relacionados<br />

con numerosas formas de psicopatología,<br />

(b) una de las mayores secuelas de los traumas del neurodesarrollo<br />

es la desorganización funcional del hemisferio<br />

derecho,<br />

(c) las intervenciones psicológicas que promueven experiencias<br />

emocionales, toma de conciencia y expresión son más<br />

efectivas que aquellas que sólo se apoyan en la reestructuración<br />

cognitiva. El autor, en base a lo anterior, sugiere<br />

tener en cuenta que la relación entre paciente y psicoterapeuta<br />

es más importante de lo que se la considera generalmente.<br />

Landers y Sullivan (2012) (35) enfatizan en la importancia<br />

que tiene para los infantes, en referencia a la supervivencia,<br />

la relación de apego con el cuidador, dado que, por su<br />

inmadurez, depende él. El apego es un proceso que requiere<br />

que los niños identifiquen, aprendan, recuerden y se<br />

acerquen a su figura de apego. Los autores revisan la neurobiología<br />

del apego en crías de ratas, y describen un circuito<br />

neural especializado para promover la relación entre el<br />

infante y el cuidador. Este circuito se relaciona con las<br />

preferencias por el olor materno adquiridas por las crías, y<br />

esta conducta guarda relación con el hiperfuncionamiento<br />

del locus coeruleus y una gran liberación de norepinefrina<br />

para producir cambios inducidos por la experiencia en el<br />

bulbo olfatorio y la corteza piriforme anterior. Los estudios de<br />

Landers y Sullivan los llevan a proponer que el circuito neural<br />

relacionado con el apego parece tener una función dual:<br />

por un lado, mantener a las crías cerca del cuidador, pero<br />

también dar forma a su conducta para enfrentar el entorno y<br />

definir las emociones y cogniciones de largo plazo.<br />

Mecanismos epigenéticos<br />

Evidencia reciente, señalan Gavin, Chase y Sharma (2011)<br />

(36) sugiere que las modificaciones covalentes de la plataforma<br />

genómica en el cerebro, que es el ADN y las histonas que<br />

lo rodean, proveen un mecanismo para que potencialmente<br />

un recuerdo permanezca estable durante toda la vida. De<br />

esta manera, el armado y desarmado de las memorias es<br />

accesible a través de manipulaciones farmacológicas de<br />

estas modificaciones. Esto tiene implicancias para las psicoterapias<br />

y la rehabilitación a largo plazo de los trastornos<br />

del SNC. Los autores plantean como hipótesis que incrementando<br />

el aprendizaje a través de la manipulación farmacológica<br />

de parámetros epigenéticos, actuando sobre la apertura<br />

o cierre de la cromatina, los efectos de las psicoterapias<br />

y la rehabilitación puede ser aumentado.<br />

Conclusiones<br />

En los últimos años se está desarrollando un consenso entre<br />

los investigadores que sostiene que, si bien son aún preliminares,<br />

los estudios que utilizan neuroimágenes para<br />

medir el cambio producido por la psicoterapia llevará, a más<br />

largo plazo, a una más profunda comprensión de cómo tra-<br />

EDITORIAL SCIENS // 41


Dr. Rafael Groisman<br />

bajan los distintos tipos de psicoterapia. Esto podría permitir<br />

un desarrollo en el cual estrategias psicoterapéuticas específicas<br />

pudieran ser diseñadas para alcanzar y hacer blanco en<br />

circuitos cerebrales específicos. Además, la investigación<br />

neurobiológica puede ayudar a refinar las teorías psicológicas<br />

acerca de los procesos de cambio (Karlsson y col. 2012).<br />

Por su parte, Cappas y col. (2005) (37) se pregunta ¿qué<br />

podrían comenzar a aprender los psicoterapeutas de la neurociencia?,<br />

y propone 7 principios para una psicoterapia<br />

basada en el funcionamiento cerebral. Estas son las ideas<br />

centrales: La información genética y el entorno interactúan<br />

en el cerebro, dándole forma al individuo, que se transforma<br />

por la experiencia. Los sistemas de memoria en el cerebro<br />

son interactivos, es decir, el almacenamiento de la<br />

memoria y el recuerdo dependen del contexto y no deberían<br />

ser pensados como una perfecta descripción de lo que efectivamente<br />

ocurrió. Los procesos cognitivos y emocionales trabajan<br />

conjuntamente. Los vínculos y el apego proveen los<br />

pilares para el cambio. La imaginería activa y estimula los<br />

mismos sistemas cerebrales que aquello que es considerado<br />

real, de acuerdo a un consenso. El cerebro puede procesar<br />

información no verbal y no consciente. Para Cappas y col, en<br />

el siglo XXI, y con una concepción más sofisticada, la psicoterapia<br />

es ¨una influencia ambiental estratégica y guiada<br />

por el propósito de estimular el aprendizaje¨.<br />

Por otra parte, y a pesar de esta interesante perspectiva,<br />

sostenida por evidencia, frecuentemente se plantea el<br />

interrogante: ¿por qué los psicoterapeutas deberían aprender<br />

de sus disciplinas vecinas? Como señala Olds (2006) (38),<br />

para el psicoanalista, quizás la información proveniente de la<br />

neurociencia, la neuropsicología y la psicología evolutiva no<br />

ejerza una influencia directa sobre la práctica psicoterapéutica,<br />

llevando a que los psicoterapeutas cambien su manera<br />

de escuchar o responder a sus pacientes. Este planteo, continúa<br />

Olds, podría facilitar la exclusión de los contenidos<br />

correspondientes a las disciplinas mencionadas de la programación<br />

curricular académica de los futuros psicoterapeutas.<br />

Sin embargo, señala el mismo autor, es importante que<br />

el psicoterapeuta evite el aislamiento y el ¨parroquialismo¨ al<br />

que podría quedar confinado si no se abre a un mundo científico<br />

más amplio. Por otra parte, la mente de los futuros<br />

psicoterapeutas, pertenecientes a generaciones más<br />

jóvenes, ya ha sido influenciada por los cambios culturales<br />

que los avances de la neurociencia han determinado, por lo<br />

que resulta de la mayor importancia que las escuelas de psicoterapia<br />

reflexionen hoy, respecto de los efectos de esa<br />

influencia.<br />

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