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voz_de_la_tribu_mayo_-_julio_2015_0

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suspen<strong>de</strong>r el mal, el aturdimiento. Para ambos, elrecurso es el silencio.El acúsmata <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r a cal<strong>la</strong>r el concurso<strong>de</strong> sus voces, <strong>la</strong>s voces que fabu<strong>la</strong>n el yo, o lofarful<strong>la</strong>n hasta <strong>la</strong> idiotez. El silencio es interior:preten<strong>de</strong>r cal<strong>la</strong>r al mundo es una soberbia inútil.Para el Libro <strong>de</strong> Juan Bautista, el acceso al silenciollega como un consuelo, cuando Adán (el hombrehumano) <strong>de</strong>scubre el ruido y se <strong>de</strong>sespera y angustiahasta que el Hombre Extraño lo toma <strong>de</strong> <strong>la</strong>mano, lo aparta <strong>de</strong>l ruido y pue<strong>de</strong> entonces poneruna distancia entre su ser y el constante engaño<strong>de</strong>l mundo.El animal que somos está biológicamenteorganizado para <strong>la</strong> supervivencia. Nopara <strong>la</strong> verdad. Reaccionar ante el sonidoes signo <strong>de</strong> vitalidad, pero sólo pue<strong>de</strong> reaccionarante el silencio quien está tomadopor el sentido.3. Pero hay quien ama el ruido y <strong>la</strong> sor<strong>de</strong>ra. No sólopersonas: <strong>la</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, por ejemplo. Hay que imaginara unos judíos seminómadas, <strong>de</strong> vida sosegaday conversaciones lentas, a su entrada en Babilonia,don<strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> personas caminan, gritan, discuten,<strong>la</strong>s cosas chocan y tropiezan entre basura y<strong>de</strong>sperdicios. La vida urbana se da bajo un tráfagoinmisericor<strong>de</strong> que no sólo atruena, sino que tambiénatonta y somete <strong>la</strong>s volunta<strong>de</strong>s al gobierno <strong>de</strong>Mammón, el <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> los dineros (el Logos diabólico,dice Goethe), cuya lógica prospera cuando elruido <strong>de</strong>rrumba el sentido y <strong>la</strong> proporción humana.Por eso, o por pura intuición, el círculo IV <strong>de</strong>linfierno <strong>de</strong> Dante, don<strong>de</strong> se hal<strong>la</strong>n los avaros y losencarecedores, contiene al misterioso Pluto. Danteno sabía griego, pero podía re<strong>la</strong>cionar el nombrecon su correcto origen: abundancias, riquezas. Menosc<strong>la</strong>ro resulta el verso inicial <strong>de</strong>l Canto VII: “PappèSatàn, Pappè Satàn aleppe!”, que pronuncia un<strong>de</strong>monio mientras quiere atajar el paso <strong>de</strong> Dante yVirgilio. Ríos <strong>de</strong> tinta filológica se han gastado tratando<strong>de</strong> explicar el verso y su negro origen. Prefiero<strong>la</strong> versión <strong>de</strong> aquel dantista (que traigo perdidoy agra<strong>de</strong>ceré noticias): se trata <strong>de</strong> un recurso <strong>de</strong>repetición; una frase que los <strong>de</strong>monios se repitenincesantemente para po<strong>de</strong>rse sustraer al l<strong>la</strong>mado<strong>de</strong> Dios, que penetra hasta lo más profundo <strong>de</strong><strong>la</strong>s cavernas y <strong>de</strong>sespera a los seres con<strong>de</strong>nadosque, sin que puedan acudir a <strong>la</strong> música celestial,necesitan llenarse <strong>la</strong> cabeza con un ruido insensato;no cualquier ruido, sino una idiotez que losmantenga in<strong>de</strong>mnes ante el Logos. Y no es que ha-yan perdido ni su ruido ni el sentido. Perdieron elrecurso <strong>de</strong>l silencio.4. “Toda <strong>la</strong> <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> los hombres proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>una so<strong>la</strong> cosa, que es no saber permanecer en reposoen una habitación”, dice Pascal. “Teach us to sitstill”, reza Eliot. La inquietud, <strong>la</strong> angustia, el aburrimientoy el tedio que el sujeto atestigua <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> sí. Toda <strong>la</strong> vida bajo el aturdimiento y, cuandose hal<strong>la</strong> a so<strong>la</strong>s, el concurso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s voces conque ha tejido su interioridad resulta no sólo banal,sino también infinitamente insatisfecho.Entonces, es necesario salir por ruido externo,adrenalina, drogas. Mejor el embrutecimiento o <strong>la</strong>excitación. Y <strong>la</strong> vida se vuelve ajena. El barullo <strong>de</strong>léthos –ya como carácter, ya como refugio–. Dije,<strong>de</strong>l modo más peregrino, que el psicótico hal<strong>la</strong> <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> sí, como todos, un concurso <strong>de</strong> voces que lehab<strong>la</strong>n, pero le son ajenas. Dentro no quedó unaconversación <strong>de</strong> voces que l<strong>la</strong>mamos yo, sino unaso<strong>la</strong> <strong>voz</strong>, <strong>la</strong> <strong>de</strong> fonar, <strong>la</strong> que pronuncia. Perdió nosu i<strong>de</strong>ntidad, que conserva intacta, sino su prójimointerior (y no voy a hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> otredad, porquenuestra época ha convertido el recurso imaginarioen un meme). El loco asesino no ha perdido su yo,mantiene su i<strong>de</strong>ntidad impermeable, pero carece<strong>de</strong> no ser. No tiene agujeros y no está roto. Quizásólo él, y Yago, pue<strong>de</strong>n aseverar esa horrenda interpe<strong>la</strong>ciónque dice: “Yo sé quién soy”.5. El animal que somos está biológicamente organizadopara <strong>la</strong> supervivencia. No para <strong>la</strong> verdad.Reaccionar ante el sonido es signo <strong>de</strong> vitalidad,pero sólo pue<strong>de</strong> reaccionar ante el silencio quienestá tomado por el sentido.Paul C<strong>la</strong>u<strong>de</strong>l tenía <strong>la</strong>s tripas duras y el espírituprovocativo. En La anunciación hecha a María se confrontan<strong>la</strong>s dos formas <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia –<strong>la</strong> cabezallena <strong>de</strong> ruidos <strong>de</strong> Mara, <strong>la</strong> hermana amargadapor el resentimiento, y Vio<strong>la</strong>na, venida a menos,golpeada por el mal, pero tocada por el soplo <strong>de</strong>lsentido–. Mara odia que su hermana habite en elsilencio y pueda sonreír al mundo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l horror.Intenta disuadir<strong>la</strong>:Mara: Vio<strong>la</strong>na, ¿quieres ver esto? ¡Dime! ¿Sabeslo que es un alma que se con<strong>de</strong>na?¿De propia voluntad y por el tiempo eterno?¿Sabes lo que hay en el corazón cuando se b<strong>la</strong>sfema<strong>de</strong>liberadamente?Tengo un diablo que, mientras corría, me cantabauna cancioncita.¿Quieres oír <strong>la</strong>s cosas que me ha enseñado?Imagino que <strong>la</strong> cancioncita repite que todo esvano, que no hay Dios, sino supervivencia y quelleva el “Pappè Satàn...” como estribillo. Nada importante:<strong>la</strong>s ganas <strong>de</strong> molestar que inva<strong>de</strong>n aMara cuando visita a su hermana e irrumpe en sucasa para quebrar el silencio y hacer<strong>la</strong> tropezar conel horror. Pero Vio<strong>la</strong>na tiene algo <strong>de</strong> pitagórica:Vio<strong>la</strong>na: Ya no tengo ojos.El alma so<strong>la</strong> resiste en el cuerpo aniqui<strong>la</strong>do.Mara: ¡Ciega!¿Cómo, entonces, caminas tan certera?Vio<strong>la</strong>na: Es que oigo.Mara: ¿Qué oyes?Vio<strong>la</strong>na: Las cosas existir conmigo.Mara: ¿Y a mí, Vio<strong>la</strong>na, me oyes?Vio<strong>la</strong>na: Dios me ha dado <strong>la</strong> inteligenciaque está con todos nosotros al mismo tiempo.Mara: ¿Me oyes, Vio<strong>la</strong>na?Vio<strong>la</strong>na: ¡Ah, pobre Mara!Mara: ¿Me oyes, Vio<strong>la</strong>na?7. En 1949, Theodore Adorno dijo que “escribirpoesía <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Auschwitz es un acto bárbaro”.George Steiner lo secunda con frecuencia, aunquecon <strong>mayo</strong>r frecuencia aún, escribe sobre poesía.Pero no se <strong>de</strong>be dar mucho espacio al arranque <strong>de</strong>Adorno, ni andarlo paseando como aforismo. Noes una afirmación para ir mascando al caminar; esuna amenaza y es el trazo <strong>de</strong> un límite. El dolor<strong>de</strong> una persona, un <strong>de</strong>udo, una víctima lleva esaamenaza que comparte con <strong>la</strong> noche: imitan a <strong>la</strong>eternidad. Don<strong>de</strong> hay dolor hay un lugar sagrado(Wil<strong>de</strong>) y no es aceptable <strong>la</strong> profanación. Pero haydos modos <strong>de</strong> re<strong>la</strong>cionarse con lo sagrado: el silencioy <strong>la</strong> música <strong>de</strong>l sentido.Hay quien afirma que el poema To<strong>de</strong>sfugue <strong>de</strong>Paul Ce<strong>la</strong>n es una respuesta directa a Adorno. Nolo sé. En todo caso, es un poema con una estructuramusical, <strong>de</strong> fuga, que entien<strong>de</strong> <strong>la</strong> función <strong>de</strong> losagrado incluso en el horno <strong>de</strong>l horror, y afirma e<strong>la</strong>mor y <strong>la</strong> vida en dos nombres contrarios: Margaretey Shu<strong>la</strong>mith. No hay dos mujeres más antípodasy, sin embargo, más cercanas. Rubia y ojiazul, Margaretees el eterno femenino, el motor <strong>de</strong> salvaciónpara el alma con<strong>de</strong>nada <strong>de</strong> Fausto; Shu<strong>la</strong>mith es <strong>la</strong>morena (sed formosa) judía <strong>de</strong>l Cantar <strong>de</strong> los cantares.Su presencia reiterada en medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> “Fuga <strong>de</strong> <strong>la</strong>Muerte” no sólo es un agujero que <strong>de</strong>ja pasar <strong>la</strong> luz:es esa intuición <strong>de</strong>l propio no ser y, por ello, <strong>la</strong> incitacióna proseguir, a continuar rascando en el entornosonoro <strong>de</strong> <strong>la</strong> huel<strong>la</strong> que ha <strong>de</strong>jado el silencio. Elpoema <strong>de</strong> Ce<strong>la</strong>n es suficiente para revertir el alientodiabólico que pudre y corroe el sentido 1 .1Aquí <strong>la</strong> <strong>voz</strong> <strong>de</strong>l propio Paul Ce<strong>la</strong>n, don<strong>de</strong> se pue<strong>de</strong> escuchar<strong>la</strong> estructura musical <strong>de</strong> <strong>la</strong> fuga: http://www.youtube.com/watch?v=gVwLqEHDCQE.Se pue<strong>de</strong> guardar silencio. En griego, el silencioes femenino (ἡ σιγή), un silencio hembra y preñable,maternal: no guardas silencio; el silencio teguarda a ti. Guardar silencio no es algo que hagastú –eso se l<strong>la</strong>ma cal<strong>la</strong>rse y es un acto que te pertenece–.Pero el silencio se guarda, o se conserva; noes parte <strong>de</strong> ti, no es tuyo, no lo hiciste, porque esanterior a ti, al movimiento, a <strong>la</strong> luz. El silencio <strong>de</strong>lcontemp<strong>la</strong>tivo es <strong>la</strong> apuesta <strong>de</strong> llegar a ser antes <strong>de</strong>los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas: ser en el mundo sin e<strong>la</strong>jetreo <strong>de</strong> lo acci<strong>de</strong>ntal.Es comprensible el suicidio <strong>de</strong> Ce<strong>la</strong>n. Tambiénhabría sido comprensible que no volviera aescribir poesía. De hecho, chi puo dir com’egli ar<strong>de</strong> èin picciol fuoco (Montaigne cita a Petrarca). Pero elsilencio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>udo, <strong>de</strong> <strong>la</strong> víctima, <strong>de</strong> quien ya nohal<strong>la</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí <strong>la</strong> música <strong>de</strong> <strong>la</strong>s esferas no pue<strong>de</strong>ser tratado como el acto <strong>de</strong> quien <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> cal<strong>la</strong>rse...No se pue<strong>de</strong> celebrar el sinsentido. Se entien<strong>de</strong> elsilencio. Pero es distinto acce<strong>de</strong>r al silencio quecal<strong>la</strong>rse. No se pue<strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r <strong>la</strong> vibración <strong>de</strong>l universoal ruido. Entiendo que <strong>la</strong> víctima y el <strong>de</strong>udono puedan escribir poesía nunca más: algo quedóroto. Pero no enten<strong>de</strong>ría que al silencio se le sup<strong>la</strong>ntaracallándose. Queda el consuelo y queda <strong>la</strong>presencia <strong>de</strong>l prójimo. El alma porosa para evitarel encapsu<strong>la</strong>miento <strong>de</strong>l mal. No se trata so<strong>la</strong>mente<strong>de</strong> escribir poesía. Se trata <strong>de</strong> aceptar que el dolor,por más alto, intenso, <strong>de</strong>sesperante, no lleva a <strong>la</strong>supervivencia, sino a <strong>la</strong> verdad. A veces, al silencio.8. Anna Ajmátova hacía <strong>la</strong>rgas co<strong>la</strong>s para po<strong>de</strong>r vera su hijo, preso por <strong>la</strong> estupi<strong>de</strong>z, por <strong>la</strong> imposición<strong>de</strong> ese falso silencio que es obligación <strong>de</strong> cal<strong>la</strong>r.En los terribles años <strong>de</strong> <strong>la</strong> yézhovzhina pasé diecisietemeses en <strong>la</strong>s fi<strong>la</strong>s frente a <strong>la</strong>s cárceles<strong>de</strong> Leningrado. Un día alguien me reconoció.Entonces, una mujer <strong>de</strong> <strong>la</strong>bios amoratados queocupaba su lugar <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí y que, por supuesto,jamás había escuchado mi nombre, pareció<strong>de</strong>spertar <strong>de</strong>l letargo en el que permanecíamossumidas y me preguntó al oído (porqueallí todos hab<strong>la</strong>ban en <strong>voz</strong> muy baja):–¿Y usted podría <strong>de</strong>scribir esto?Yo repuse:–Sí, puedo.Entonces, una especie <strong>de</strong> sonrisa se <strong>de</strong>slizópor lo que alguna vez había sido su rostro 2 .2Traducción <strong>de</strong> José Manuel Prieto.1 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1957, Leningrado. ❧38 39

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