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REVISTA PESCA ENERO 2016

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los menos que pueden pagarlo y la desnutrición infantil y el hambre de los más no está siendo combatida con pescado. A nadie le importa. Solo está importando cuidar la anchoveta; pero ¿para quién? La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información, ideas y corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los menos que pueden pagarlo y la desnutrición infantil y el hambre de los más no está siendo combatida con pescado. A nadie le importa. Solo está importando cuidar la anchoveta; pero ¿para quién?
La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.
Difunde información, ideas y corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

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que incrementa la acidez del agua: hasta un 30% desde<br />

la era industrial. A su vez, ha provocado que el PH de las<br />

aguas descienda un punto, un hecho “sin precedentes” a<br />

juicio de Tatiana Nuño, responsable de la campaña de<br />

cambio climático de Greenpeace.<br />

Los océanos ocupan el 71% de la superficie del planeta<br />

pero solo un 2% están protegidos<br />

Este proceso tiene graves implicaciones para los ecosistemas<br />

submarinos. Muchas especies calcáreas como corales,<br />

cangrejos, almejas y ostras están amenazadas<br />

porque no pueden desarrollar sus conchas, ya que el<br />

carbonato cálcico que genera la subida del PH las disuelve.<br />

Afecta también a los pterópodos —pequeños caracoles<br />

marinos— y al plancton, que son la base de la cadena<br />

alimentaria de muchos peces, ballenas y pájaros.<br />

“También son preocupantes los efectos en las zonas polares,<br />

de posidonia oceánica y de arrecifes de coral como<br />

la Gran Barrera de Australia, ya seriamente dañada. “Son<br />

fundamentales en la creación de biodiversidad, pues<br />

nueve millones de especies marinas dependen de ellos<br />

por ser su lugar de refugio, desove, guardería y fuente<br />

de alimentación”, describe Nuño. Que las aguas de la<br />

superficie sean más cálidas implica que absorberán menos<br />

oxígeno del aire y por tanto no llegará tanta cantidad<br />

a las profundidades. Esta desoxigenación alterará el<br />

desarrollo de la fauna marina.<br />

El nivel del mar ha subido ocho centímetros de media<br />

desde 1992, según la NASA<br />

Las consecuencias de la modificación de la temperatura<br />

son graves, a juicio de Aguilar. El deshielo de los polos<br />

tiene dos efectos: la subida del nivel del mar y la desviación<br />

de las corrientes marinas cálidas como la del Golfo,<br />

que regula la temperatura en Europa. “Madrid está a la<br />

misma altura que Nueva York y no tenemos su frío. ¿Por<br />

qué? Porque la corriente del Golfo trae aguas calientes.<br />

Si no fuera así, la mayoría del continente estaría bajo los<br />

hielos. Si se desvía la corriente y nos deja de llegar su<br />

poder calorífico, los impactos serían inimaginables, nos<br />

introduciría en una pequeña era glacial”, explica.<br />

“Cuanto más caliente sea el agua, más graves, intensos<br />

y recurrentes serán todos los fenómenos meteorológicos<br />

adversos: huracanes, inundaciones, sequías…”, completa<br />

Cristina Narbona, ex ministra de Medio Ambiente y actual<br />

miembro de la Red Española de Desarrollo Sostenible<br />

y de laComisión del Océano Mundial.<br />

Un vertedero acuático<br />

Todo acaba en el océano: plásticos, plomo, mercurio,<br />

fertilizantes, aguas residuales… Esta contaminación es<br />

otro de los males. En 2010 se vertieron una media de<br />

ocho millones de toneladas de plástico, según un estudio<br />

publicado en la revista Science en febrero de este año.<br />

Esta cantidad es la misma que resultaría de colocar montones<br />

de cinco bolsas de la compra llenas de plástico con<br />

una separación de 30 centímetros a lo largo de las costas<br />

de todo el planeta. El mismo estudio advertía de que<br />

al finalizar 2015 se habrían tirado al mar más de nueve<br />

millones de toneladas de porquería y que en 2025 la<br />

cantidad sería el doble que la de 2010.<br />

Impacto en los humanos<br />

La acidificación del océano y la subida de las temperatura<br />

media global no solo perjudica a las especies marinas,<br />

sino que también a los humanos. A menor población de<br />

peces y crustáceos, menor consumo de estas especies,<br />

que nos aportan alrededor de un 16,7% de las proteínas<br />

de origen animal que ingerimos, según la Organización<br />

de la ONU para la Alimentación y la Agricultura<br />

(FAO). En España comemos 26,40 kilos por persona y<br />

año, según los últimos datos del Ministerio de Medio Am-<br />

Revista Pesca Enero <strong>2016</strong> 30

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