VE-21 FEBRERO 2016
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Número <strong>21</strong> – Febrero <strong>2016</strong>
© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías o<br />
ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus<br />
respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)<br />
Portada: Escritor en su estudio – Rembrandt (1606-1669)<br />
Diseño y edición: Rafa Sastre<br />
Colaboraciones: revistave@hotmail.com<br />
«La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes»<br />
Miguel de Cervantes (1547-1616)<br />
Descarga de este número de la revista (formato PDF, 5.49 MB):<br />
http://www.mediafire.com/view/4e3tavk3w441e3m/<strong>VE</strong>-<strong>21</strong>_<strong>FEBRERO</strong>.pdf
Índice<br />
Tenemos una cita (Rafa Sastre) Pág. 1<br />
I Maratón de Microrrelatos Valencia Escribe Pág. 3<br />
Sensaciones (Belén Mateos) Pág. 9<br />
Tu misterio (Alicia Muñoz) Pág. 11<br />
Amanecer (Luis A. Molina) Pág. 13<br />
Nueva vida (Nicolás Jarque) Pág. 15<br />
Entre el sueño y la vigilia (Julio Alejandre) Pág. 17<br />
La nit (Marisa Martínez) Pág. <strong>21</strong><br />
Italiano para principiantas (Malén Carrillo) Pág. 23<br />
¿Sabes quién soy? (Alfredo Cot) Pág. 27<br />
Ahogada en el mar de tu agonía (Eva C. Franco) Pág. 31<br />
Sin pulso (Conxa Gausí) Pág. 33<br />
Horizontes de sucesos (María José Martí) Pág. 35<br />
Esperanza (Pepe Sanchis) Pág. 39<br />
Querido David Jones (Esther Moreno) Pág. 41<br />
Nocturno por la mañana (Lu Hoyos) Pág. 43<br />
La palabra (Isabel Sifre) Pág. 47<br />
Mía (Aldana Giménez) Pág. 49<br />
Ardiente homilía (Rafa Sastre) Pág. 51<br />
Miradas de mujeres - 3ª mirada (M.Luisa Pérez) Pág. 53<br />
Mirarte (Benjamín Blanch) Pág. 55<br />
A los pies de Coatlicue (Alejandro Ramos) Pág. 57<br />
Cielos (Marco Antonio Torres) Pág. 59<br />
Bruce (Xenia Rambla) Pág. 61<br />
Enfrente de mi casa (Manoli Vicente) Pág. 65<br />
Es como… (Maÿlis Bohère Rousselbin) Pág. 67
Pasos (Marga Alcalá) Pág. 69<br />
Reflejos (Concha García) Pág. 71<br />
Nieve en las peinetas (Susana Gisbert) Pág. 73<br />
Vender ilusiones (Alicia García) Pág. 77<br />
Diseñando la noche (Adrián García) Pág. 83<br />
El bosque de los espejos (M.H.Heels) Pág. 85<br />
Una noche loca (Vicente Carreño) Pág. 89<br />
El complejo (Jorge Richter) Pág. 93<br />
El sátiro y la ninfa (Isabel Muñoz) Pág. 95<br />
Silencios (Marian García) Pág. 99
Tenemos una cita<br />
Sí, habéis leído bien, tenemos una cita. Será el próximo día 20,<br />
en Massalfassar, a apenas 12 kilómetros de Valencia ciudad. En el<br />
salón de actos de su Centro Cívico viviremos un acontecimiento<br />
«histórico», literariamente hablando. El primer Maratón de<br />
Microrrelatos que se celebra –al menos que nosotros sepamos- en la<br />
Comunitat Valenciana.<br />
Ideado por el excelente escritor y gran amigo Nicolás Jarque y<br />
organizado por Valencia Escribe con la inestimable colaboración del<br />
Ajuntament de Massalfassar, pretende ser algo más que un concurso.<br />
Un encuentro entre escritores, una fiesta de las letras. Por eso, una<br />
vez resuelta la primera fase (alrededor de las 11:00 horas) tenemos<br />
previsto iniciar, con los eliminados y cualquier persona que quiera<br />
sumarse al evento, una jam-session de lectura de relatos, tanto<br />
propios como ajenos, en un local que nos ha sido cedido en el mismo<br />
edificio.<br />
Esperamos que el nivel de participación justifique la ilusión que<br />
tenemos depositada en este proyecto, ya que de su éxito dependerá<br />
su continuidad futura. Así es que desde aquí os animamos a difundir<br />
el Maratón, invitando a todos vuestros amigos a disfrutar una<br />
mañana de sábado diferente. Creemos que la cultura y la diversión<br />
están garantizadas.<br />
Nos vemos el 20, no olvidéis anotarlo en la agenda.<br />
Rafa Sastre<br />
1
Juan Luis López (Castell de Ferro, Granada)<br />
http://dididibujos.blogspot.com.es/<br />
2
Cartel del certamen, gentileza de Daniel Sebastián<br />
(http://www.dscgraphicdesign.com/wordpress/)<br />
I MARATÓN DE MICRORRELATOS<br />
VALENCIA ESCRIBE – MASSALFASSAR<br />
• Fecha: Sábado 20 de febrero <strong>2016</strong>.<br />
• Hora: Registro de participantes de 9:15 h a 9:45 h. Comienzo del<br />
concurso a las 10h.<br />
• Lugar: Salón de actos del Centro Cívico de Massalfassar (Valencia)<br />
Avda. Novelista Vicente Blasco Ibáñez.<br />
• Organiza: Valencia Escribe<br />
• Colabora: Excel.lentíssim Ajuntament de Massalfassar.<br />
3
La presentación al maratón implica la aceptación de las siguientes<br />
BASES<br />
1. Podrán participar personas mayores de 16 años de cualquier<br />
nacionalidad y residencia. No es necesaria experiencia previa en la<br />
escritura; solo imaginación y ganas de divertirse.<br />
2. PREINSCRIPCIONES: El plazo de preinscripciones para participar<br />
en el concurso se abrirá el martes 22 de diciembre del 2015 y<br />
finalizará el jueves 18 de febrero del <strong>2016</strong>. Las preinscripciones se<br />
deben realizar enviando un correo a maratonve@gmail.com, en el<br />
que conste el nombre y apellidos, edad del concursante y teléfono de<br />
contacto.<br />
Nota: Los preinscritos tendrán derecho preferente a participar sobre<br />
cualquier persona que prefiera realizar la inscripción directa el<br />
mismo día de la celebración del concurso, en el caso de que la<br />
organización decida establecer un número máximo de concursantes.<br />
Por lo tanto, la preinscripción, sin ser indispensable, es aconsejable.<br />
3. PARTICIPANTES: Será necesario un mínimo de 12 preinscripciones<br />
para la celebración del concurso. La organización se reserva el<br />
derecho a cancelar el concurso si no se llegase al mínimo de<br />
participantes preinscritos en la fecha límite.<br />
4. INSCRIPCIONES: Se realizarán de 09:15 a 9:45 h. En la entrada,<br />
cada participante entregará una fotocopia del DNI, que será<br />
compulsada por la organización. Dicha fotocopia se guardará en un<br />
sobre y, a cambio, cada participante obtendrá un número de<br />
inscripción correlativo según orden de llegada, el cual servirá para<br />
identificar al escritor a lo largo del concurso, no debiendo escribir su<br />
nombre en ningún documento más. La organización del concurso<br />
garantizará el anonimato de los microrrelatos durante todo el<br />
proceso de selección y deliberación del jurado. Para validar la<br />
inscripción es necesario el pago de 2 euros. Primero se procederá a la<br />
inscripción de los preinscritos y después de las personas que decidan<br />
4
inscribirse el mismo día del concurso, hasta alcanzar el número<br />
máximo de participantes que la organización pudiera establecer.<br />
5. LOGISTICA: En cada fase se entregarán dos hojas, una para<br />
borrador y otra para la presentación del microrrelato en una plantilla<br />
donde podrán calcular las palabras escritas. Se recomienda a los<br />
participantes que vengan equipados con un soporte rígido tipo<br />
carpeta para poder escribir sus creaciones y bolígrafos de repuesto.<br />
6. TEMA: El tema será libre. Los relatos estarán escritos a mano,<br />
indistintamente en castellano o valenciano y tendrán un mínimo de<br />
75 palabras y un máximo de 120 (sin incluir el título, que será<br />
obligatorio ni las propuestas de la organización).<br />
7. JURADO Y FALLO: Un jurado compuesto por miembros del<br />
colectivo literario Valencia Escribe y del Excel.lestíssim Ajuntament<br />
de Massalfassar será el encargado de valorar los relatos que pasarán<br />
de ronda y decidirá los ganadores. Al finalizar cada fase se leerá un<br />
listado de los seleccionados para la siguiente ronda. El fallo final se<br />
hará público tras la lectura de los cuatro microrrelatos finalistas.<br />
8. PÚBLICO: El público que quiera presenciar el concurso podrá<br />
hacerlo en la misma sala donde se realice, siempre que mantenga el<br />
silencio necesario para el buen desarrollo del mismo.<br />
9. PUNTUALIDAD: La puntualidad a la hora de empezar el maratón es<br />
fundamental para garantizar el ritmo del mismo; la organización se<br />
reserva el derecho a descalificar a aquellos participantes que no<br />
respeten los horarios de inicio de cada ronda.<br />
10. PREMIOS: Se seguirá un sistema de reparto proporcional de<br />
premios, en función de los participantes y sus aportaciones. El<br />
mecanismo es el siguiente:<br />
Los participantes estarán obligados a validar su participación en cada<br />
ronda con un pago en metálico de 2 euros, demostrando así que<br />
confía en sus posibilidades de éxito. La aportación total recaudada se<br />
destinará íntegramente al bote de premios. Así aquellos participantes<br />
que resistan la marcha hasta el final no aportarán más que 8 euros<br />
5
(ya que en la última ronda se eximirá de pago) y el premio que<br />
pueden obtener por dicha inversión puede resultar muy suculento.<br />
Los baremos de los premios son los siguientes:<br />
• Primer premio: 60% del bote aportado.<br />
• Segundo premio: 25% del bote aportado.<br />
• Tercer premio: 10 % del bote aportado.<br />
• Cuarto premio: 5 % del bote aportado<br />
11. PUBLICACIÓN: Los cuatro microrrelatos finalistas aparecerán<br />
publicados en el número de marzo de la revista digital Valencia<br />
Escribe.<br />
12. DESARROLLO DEL CONCURSO:<br />
• 10 h. Primera fase:<br />
Los participantes inscritos dispondrán de 20 minutos para escribir<br />
un microrrelato y pasarlo a limpio en la ficha facilitada por la<br />
organización, para el que se establecerá un inicio y dos palabras<br />
obligatorias a incluir en el microrrelato. La organización avisará a los<br />
participantes del tiempo consumido. Ningún concursante podrá<br />
escribir ni antes del inicio de la ronda ni después de finalizada la<br />
misma en los microrrelatos presentados. Dicho incumplimiento<br />
acarrearía la expulsión. Los microrrelatos tendrán de un mínimo de<br />
75 palabras y un máximo de 120 (sin incluir el título, que será<br />
obligatorio, ni las palabras propuestas por la organización). Una vez<br />
entregados los microrrelatos, el jurado los valorará y elegirá a la<br />
mitad de participantes que pasarán a la siguiente ronda.<br />
• 11 h. Segunda fase:<br />
Los participantes seleccionados escribirán otro microrrelato, para el<br />
que se establecerá un cierre y dos palabras obligatorias a incluir en el<br />
texto, disponiendo de 20 minutos para escribir un microrrelato y<br />
pasarlo a limpio en la ficha facilitada por la organización. A los<br />
participantes se les avisará del tiempo consumido. Ningún<br />
concursante podrá escribir ni antes del inicio de la ronda ni después<br />
6
de finalizada la misma en los microrrelatos presentados. Dicho<br />
incumplimiento acarrearía la expulsión. Los microrrelatos tendrán<br />
un mínimo de 75 palabras y un máximo de 120 (sin incluir el título,<br />
que será obligatorio, ni las palabras propuestas por la organización).<br />
Una vez entregados los microrrelatos, el jurado los valorará y elegirá<br />
a la mitad de participantes que pasarán a la siguiente ronda.<br />
• 11:45 h. Tercera fase:<br />
Los participantes seleccionados escribirán otro microrrelato, para el<br />
que se establecerá una frase intermedia y dos palabras obligatorias<br />
para incluir en el texto, disponiendo de otros 20 minutos para<br />
escribir un microrrelato y pasarlo a limpio en la ficha facilitada por la<br />
organización. A los participantes se les avisará del tiempo consumido.<br />
Ningún concursante podrá escribir ni antes del inicio de la ronda ni<br />
después de finalizada la misma en los microrrelatos presentados.<br />
Dicho incumplimiento acarrearía la expulsión. Los microrrelatos<br />
tendrán un mínimo de 75 palabras y un máximo de 120 (sin incluir el<br />
título, que será obligatorio, ni las palabras propuestas por la<br />
organización). Una vez entregados los microrrelatos, el jurado los<br />
valorará y elegirá a la mitad de participantes que pasarán a la cuarta<br />
ronda.<br />
• 12:30 h. Cuarta fase:<br />
Los participantes seleccionados escribirán otro microrrelato<br />
inspirándose en una fotografía que facilitará la organización, con dos<br />
palabras obligatorias para incluir en el texto, disponiendo de otros 20<br />
minutos para escribir un microrrelato y pasarlo a limpio en la ficha<br />
facilitada por la organización. A los participantes se les avisará del<br />
tiempo consumido. Ningún concursante podrá escribir ni antes del<br />
inicio de la ronda ni después de finalizada la misma en los<br />
microrrelatos presentados. Dicho incumplimiento acarrearía la<br />
expulsión. Los microrrelatos tendrán un mínimo de 75 palabras y un<br />
máximo de 120 (sin incluir el título, que será obligatorio, ni las<br />
palabras propuestas por la organización). Una vez entregados los<br />
7
microrrelatos, el jurado los valorará y elegirá a los cuatro<br />
participantes que pasarán a la gran final.<br />
• 13:15 h. Gran final:<br />
Los cuatro finalistas escribirán un último microrrelato, para el que se<br />
dará un inicio y dos palabras obligatorias para incluir en el texto,<br />
disponiendo en esta ocasión de 15 minutos para escribir un<br />
microrrelato y pasarlo a limpio en la ficha facilitada por la<br />
organización. A los participantes se les avisará del tiempo consumido.<br />
Ningún concursante podrá escribir ni antes del inicio de la ronda ni<br />
después de finalizada la misma en los microrrelatos presentados.<br />
Dicho incumplimiento acarrearía la expulsión. Los microrrelatos<br />
tendrán un máximo de 50 palabras (sin incluir el título, que será<br />
obligatorio, ni las palabras propuestas por la organización).<br />
• 13.45 h. Lectura pública de los cuatro microrrelatos finalistas por<br />
parte de sus autores, resolución del jurado y entrega de premios.<br />
El horario de las fases es orientativo, pudiendo sufrir modificaciones<br />
en base al desarrollo del certamen.<br />
13. Si la caligrafía del relato es manifiestamente ilegible, el jurado se<br />
reserva el derecho a descalificarlo.<br />
14. La Organización se reserva el derecho de reducir el número de<br />
rondas según el número de participantes inscritos.<br />
15. Todos los problemas que pudieran surgir a lo largo del concurso<br />
serán solucionados según el criterio de la Organización.<br />
16. La participación en este concurso implica el conocimiento y la<br />
aceptación de las bases, cuya interpretación es responsabilidad de la<br />
Organización del Concurso.<br />
8
Sensaciones<br />
Imagen aportada por la autora<br />
Decidí, sin saber bien por qué, comerme todas las amapolas el<br />
prado, oler el aroma a tierra mojada y saborear unas minúsculas y<br />
verdosas moras; otear el horizonte y observar las águilas planeando<br />
el infinito entre nubes algodonosas y níveas; respirar la brisa del<br />
campo e inspirar olores confusos a musgo y plomizos guijarros; a<br />
saltar entre los tempranos brotes y refrescarme en su rocío; a soñar y<br />
a idealizar toda una vida de pequeños detalles e ínfimos sonidos.<br />
Y sin esperar, un revoloteo de mariposas invadió mi estomago,<br />
regurgitando versos asonantes.<br />
Fue tu mirada... y luego, todo un sentir ambiguo.<br />
Mª Belén Mateos Galán (Zaragoza)<br />
9
Passionate tango – Elistratova Olga (Rusia)<br />
http://xlaceslicex.deviantart.com/<br />
10
Tu misterio<br />
Voy a mordisquear tu boca<br />
hasta que sangres.<br />
Jugando besaré tus labios<br />
y te provocaré hasta hacerte daño.<br />
Voy a permitir a tus manos<br />
acariciarme confiadas por completo<br />
hasta que te quemes de repente<br />
sepultado por mi fuego.<br />
Voy a suspirarte versos y palabras bellas<br />
hasta que duela el sonido<br />
y sorberé tus desánimos<br />
para escupirlos después bien lejos<br />
mientras lloras lágrimas de agradecimiento.<br />
Voy a desnudar tus miedos despacio<br />
hasta tenerte seguro y desprotegido,<br />
dispuesto a la entrega más verdadera.<br />
Y mostraré así mi rabia,<br />
porque existe una parte de ti<br />
a la que nunca accedo.<br />
Alicia Muñoz Alabau (Valencia)<br />
https://www.facebook.com/PonerseAlas<br />
11
I don’t want to cry anymore – Baha Kandirmaz (EUA)<br />
https://500px.com/bahakandirmazphotography<br />
12
Amanecer<br />
Se arrebujó entre las sábanas que cubrían su desnudez,<br />
mientras él se vestía para salir. Ya el sol estaba alto; la dejaba sola<br />
tras una noche de pasión. Se marchaba sin más.<br />
No quería que viera sus lágrimas. Escondió su cara en la<br />
almohada, él saludó con la mano y cerró tras de sí la puerta. Se tapó la<br />
cabeza y quedó adormilada.<br />
—¡Despierta, dormilona!<br />
Se sobresaltó, abrió los ojos y allí estaba él, con el desayuno en<br />
una bandeja, el aroma de las tostadas excitaba sus sentidos.<br />
Sonriente, la depositó sobre su regazo con un mohín gracioso y<br />
reverencia. Esta vez las lágrimas que asomaron no eran de tristeza,<br />
acompañaban una sonrisa.<br />
El detalle del pimpollo de rosa iluminó su mirada.<br />
Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)<br />
http://www.luismolin.blogspot.com.es/<br />
13
The grandfather – Kristian Foshaug (Noruega)<br />
https://500px.com/imagularis<br />
14
Nueva vida<br />
El abuelo acoge en su regazo a Marcos y le señala con el dedo: el<br />
parque, los columpios, el estanque, y hasta las nubes, son iguales. El<br />
niño asiente. El viejo sonríe y ya no calla. Le dirige la mirada y le<br />
cuenta que ese, el otro y el más alto de los ancianos, que están<br />
sentados frente a ellos, eran amigos suyos de la infancia, aunque<br />
ahora no se acuerdan de él.<br />
—¿Por qué? —le interrumpe el niño.<br />
—No me reconocen.<br />
—¿Y la abuela? —susurra Marcos.<br />
—Ella sí, pero ahora ha bajado a la Tierra para estar al lado de<br />
tu papá en el hospital.<br />
Nicolás Jarque Alegre (Albuixech, Valencia)<br />
http://escribenicolasjarque.blogspot.com<br />
15
Wreck fishing boat – Tanathip Rattanatum (Tailandia)<br />
https://500px.com/knub<br />
16
Entre el sueño y la vigilia<br />
No recuerdo haberme dormido, aunque tampoco permanecer<br />
despierto: existe, entre el sueño y la vigilia, una zona en penumbra<br />
donde lo real y lo onírico se entrelazan tan íntimamente que es difícil<br />
discriminar entre uno y otro, como esos momentos, al despertar, en<br />
que aún jugueteamos perezosamente con el sueño, retrasando unos<br />
instantes sin medida el acto de levantarnos, o aquellos otros en que,<br />
acaso vencidos por el cansancio, damos cabezadas que entretejen,<br />
formando un continuo, lo soñado y lo vivido.<br />
Si me dormí, me amodorré o simplemente cerré los ojos el<br />
tiempo suficiente para romper el vínculo que nos mantiene unidos a<br />
la realidad, el caso fue que, al abrirlos, la realidad manifestaba una<br />
nueva e inesperada textura en la que lo extraordinario parecía haber<br />
sustituido a lo razonable, pues los cambios que habían tenido lugar<br />
no eran, desde ningún punto de vista, admisibles.<br />
El cielo se había oscurecido con un nublado espeso que se<br />
extendía de uno a otro horizonte sin presentar el menor jirón azul.<br />
Caía una llovizna que desdibujaba los contornos y amagaba las<br />
distancias. A mi alrededor el paisaje, si bien permanecía el mismo,<br />
había sufrido sutiles, extrañas variaciones, no por lo insólito de cada<br />
una, sino por lo improbable de su ocurrencia conjunta.<br />
Permanecí allí de pie, bajo el agua, atento a esta nueva<br />
apariencia del universo inmediato, tratando de calibrar su dimensión<br />
no tanto espacial como, digamos, fenomenológica, durante un tiempo<br />
difícilmente mensurable en unidades convencionales, minutos, horas,<br />
eones, al cabo del cual, decidí continuar avanzando por ese paraje<br />
que, ahora, se me antojaba desconocido.<br />
17
Al cabo de un rato avisté un objeto en la lejanía, al principio<br />
apenas un bulto oscuro e informe en la arena, pero que después, a<br />
medida que me acercaba resultó ser la silueta de un barco. Un viejo<br />
barco naufragado quién sabe hace cuánto tiempo, un barco grande<br />
cuyas oxidadas planchas descomponía la intemperie. Con la proa<br />
semihundida en el agua casi hasta la línea de flotación y la popa<br />
apoyada en las dunas de arena, descansaba reclinado sobre la banda<br />
de babor, ofreciéndome a la vista la enorme panza. Su estado era<br />
lamentable, agujereado por varios puntos, como si algún fabuloso<br />
monstruo marino le hubiera hincado los colmillos, descascarado por<br />
otros, mostrando las cuadernas desnudas, el ámbito de lo que fueron<br />
las bodegas, parte de la sala de máquinas. Debía tener más de cien<br />
metros de eslora, tres cuartas partes varadas en la playa y el oxidado<br />
acero de la proa, en el otro extremo, soportando el pesado batir de las<br />
olas. Cuando estuve bajo él, alcé el brazo para tocar su quilla y me<br />
sentí un pigmeo a los pies del coloso. Trepé a la duna donde la hélice,<br />
semienterrada, mostraba el infatigable bronce de sus aspas estáticas.<br />
Di la vuelta y, desde el otro lado, pude observar lo que había sido la<br />
cubierta, donde el deterioro era, en algunas partes, aún mayor, suma<br />
tal vez del causado por el naufragio y el perpetrado por el tiempo.<br />
¿Qué desastre había hecho naufragar a aquel navío? El<br />
pensamiento me causó una repentina tristeza, un abatimiento que me<br />
hizo tumbarme sobre la arena, junto al barco, y me llevó a imaginar<br />
sus pasados posibles o imposibles, inventando o recreando la<br />
desgracia.<br />
Al fin me incorporé y me colé en su interior por un agujero en la<br />
aleta de babor, semejante a la entrada de una cueva. Dentro se<br />
respiraba un aire enmohecido y pesado, impregnado por los olores<br />
de la herrumbre y del salitre. Una penumbra sonora devolvía<br />
ampliados los ruidos, el golpeteo de las olas, el goteo de la humedad<br />
que rezumaban los hierros, el propio sonido de mis cautelosos pasos<br />
sobre el metal del costado. Me asomé a las enormes bodegas vacías,<br />
18
cuyo fondo apenas se distinguía, penetré en la sala de máquinas,<br />
donde la oscuridad era tan marcada que tuve miedo de dar un<br />
traspiés, y, llevado por la intriga de descubrir algo de la historia, de la<br />
vida, del pasado de ese buque, vencí a la prudencia y me adentré en lo<br />
que habían sido los camarotes, a los que toda una tripulación había<br />
confiado, muchos años atrás, su carga de humanidad, pero de la que<br />
apenas quedaban señales: la puerta de una taquilla, una bota con<br />
plomos en la suela, una banqueta corroída, el marco de una<br />
fotografía, lo que parecía una bandeja. Continué curioseando entre<br />
aquellos restos dispersos, únicos testigos de un final sin final,<br />
avanzando entre vigas podridas y planchas cortantes, cuando una<br />
visión imprevista me estremeció: se trataba de una pintada en una<br />
mampara, escrita en letras mayúsculas, irregulares y deterioradas,<br />
pero legibles, que formaban la palabra NADA.<br />
Julio Alejandre (Azuaga, Badajoz)<br />
http://julioalejandre.com/<br />
19
Looking back – Ricardo Pascual (Ourense)<br />
https://500px.com/ricardopascual<br />
20
La nit<br />
Abans que arribe la nit,<br />
la meua última nit,<br />
m’agradaria deixar-me<br />
envoltar pels teus braços,<br />
per última vegada.<br />
I baix un mant,<br />
d’estreles brillants,<br />
amb la lluna<br />
il·luminant el camí,<br />
reunir-me amb tu.<br />
Ja saps, on sempre.<br />
Marisa Martínez Arce (Valencia)<br />
<strong>21</strong>
Fotografía tomada en algún lugar entre Trapani y Marsala (Sicilia)<br />
Rafa Sastre (2012)<br />
22
Italiano para principiantas<br />
Para: todas mis amigas 23/12/2015<br />
Como ya sabéis, porque no tenéis más remedio que soportar mis<br />
cartas, me encanta hacer de narradora de mis viajes e iros contando<br />
impresiones, sentimientos y anécdotas a través de los correos, como<br />
si de un diario o un puzle se tratase. En esta ocasión no será así.<br />
—¿Por qué? –os preguntaréis. Os confesaré que porque ya<br />
hemos vivido en Sicilia, todas nosotras, sí en otra vida y en esta. Por<br />
eso ya la conocéis y no importa que os hable de ella.<br />
Observo nuestras huellas en calles y monumentos, en plazas y<br />
ruinas de civilizaciones pasadas. Os he visto en Palermo, Taormina y<br />
Siracusa. En las islas Cícladas y en nuestro mar. En la mitología griega<br />
y romana. Os aprecio en sus habitantes y en sus leyendas; tal vez<br />
hayamos sido una de esas mammas de familia extensa y poco lícita<br />
que aparecen en Coppola. También me hacéis guiños en las comidas,<br />
tan caseras y en los pueblos barrocos que recorrimos hace ya un<br />
tiempo con el comisario Montalbano en las páginas del gran escritor<br />
Andrea Camilleri.<br />
Me explicaré: Sicilia simboliza el Mediterráneo y nuestra<br />
manera de ser desde los tiempos fenicios. Es el poso perenne de<br />
nuestra cultura, aunque no seamos conscientes de ello.<br />
Y aunque ya lo sepamos todo sobre nuestras vidas presentes y<br />
pasadas, os contaré que uno de los mayores alicientes de este viaje es<br />
sentire parlare el italiano, porque he de confesaros que las veces que<br />
he prestado atención al «bel canto» no he entendido jamás ni una<br />
sola parola.<br />
23
Dadas mis sorprendentes dotes para el aprendizaje de otras<br />
lenguas que no sean la materna, no es de extrañar el tesón que pongo<br />
en dicho empeño. Por eso me planteé como objetivo primordial de<br />
este acercamiento, intentar comprender el idioma desde el primer<br />
día de mi estancia en esta isla, aunque fuera en su versión sureña, ya<br />
que lo mismo me daba ocho que ochenta en cuestión de acentos<br />
melódicos o prosódicos. Y lo bello es escuchar cómo suena la lengua,<br />
su cadencia y su música.<br />
Llevada de este afán os diré que he aprendido una nueva<br />
palabra «Auguri», que voy a compartir con todas vosotras.<br />
Es el término que se usa en estos lares para felicitarse las fiestas<br />
navideñas, algo así como el molts d'anys de los catalanes, o las<br />
felicidades castellanas, que sirven igual para un roto que para un<br />
descosido, pero que me deja algo perpleja, ya que para mí Auguri<br />
siempre había tenido otras connotaciones.<br />
Es decir, no solo es un tópico o una cantinela o una forma de<br />
expresar el deseo de felicidad, sino que al no acompañarlo del<br />
adjetivo boni, me entra un ligero escalofrío y pienso en los augurios,<br />
que en la antigüedad tanto podían ser propicios como nefastos y es<br />
en ese preciso momento cuando me aparecen las dudas y el<br />
desasosiego con dicha palabreja.<br />
En la antigua Roma los augures eran los encargados de observar<br />
e interpretar los fenómenos celestes. Estos se consideraban símbolos<br />
de la voluntad divina. De esa manera, rayos, truenos o relámpagos<br />
eran interpretados como mensajes emitidos por los dioses.<br />
También en la adivinación del futuro, misión fundamental de los<br />
augures, se tenían en cuenta otros fenómenos considerados señales<br />
de la buena o mala voluntad divina.<br />
24
Sin embargo, a día de hoy no miran al cielo antes de desearte<br />
Auguri, ni esperan que descienda ningún ave ni que en su defecto te<br />
parta un rayo.<br />
De lo cual concluyo que Auguri es el mejor deseo posible de<br />
felicidad que hay en este mundo para los sicilianos.<br />
Así que, cari amici: ¡Auguri! ¡Tanti auguri!<br />
Malén Carrillo, «Maga» (Sóller, Mallorca)<br />
http://enredadaenlaspalabras.blogspot.com.es<br />
25
Rationality… less is more - Jeremy Clausse (Francia)<br />
http://claussejeremy-photography.com/<br />
26
¿Sabes quién soy?<br />
Continué trabajando, no siempre se puede. La cabeza está lejos y<br />
una lectura ecuánime e imparcial de la situación se hacía<br />
imprescindible. Había que darle forma, color, nombre, pero en esto<br />
estaba solo o al menos quería estarlo, todo parecía tan íntimo, tan<br />
irreal, tan de cuento que resultaba impensable compartirlo y que<br />
además, se entendiera en su justa dimensión.<br />
Formábamos una pareja especial, no ideal, pero si diferente con<br />
todas las lecturas que esa diferencia supone al margen de conceptos<br />
o interpretaciones. Nos buscábamos, deseábamos encontrarnos y<br />
esto que en la distancia siempre sucedía, nos satisfacía y alimentaba<br />
de estímulos para el encuentro siguiente.<br />
Repasé mentalmente tus referencias, tus fotos, tus escritos, los<br />
que estaban dirigidos a mí y los otros... tu música. Recordé tu voz, tus<br />
paseos matutinos por la playa en un invierno que se despedía, sin que<br />
hubiéramos gastado de él ni tan siquiera unos breves segundos. Y<br />
justamente repasé las mías, más fotos, más escritos, más música, más<br />
paseos.<br />
Recordé mi voz, hablando solo, andando por la Marina Real en<br />
un frío invierno que me daba la bienvenida y que presagiaba un<br />
tiempo cotidiano de similar factura, al medio año ya cumplido de un<br />
primer beso compartido.<br />
Sin embargo, ¿Nos conocemos realmente? ¿Sabes cómo soy? Al<br />
margen de ese dibujo a lápiz que hemos ido corrigiendo sobre la<br />
marcha, con más imaginación que información.<br />
¿Sobre qué cuerpos estamos modelando esta relación?<br />
¿Dónde reubicamos esta pasión?<br />
27
¿En qué lado de la pared de mi pecho cuelgo esta acuarela que<br />
presume de quinceañera y que mucho tiene de eso? -de quinceañera<br />
y de acuarela.<br />
¿Sabes por ejemplo que soy ese que no se afeita los fines de<br />
semana con la excusa de que necesita que se recupere el cutis de su<br />
cara, cuando la realidad es que no lo hace por pereza?<br />
¿Sabes que soy ese, que tiene el tic de estar tocándose<br />
constantemente la cara, la comisura de los labios y el contorno de la<br />
nariz?<br />
¿Sabes que soy ese, que cuando depende sólo de él, es incapaz<br />
de cocinarse un plato como dios manda, abandonándose a la más<br />
inadecuada de las dietas?<br />
¿Sabes que soy ese que empieza el periódico por el final,<br />
leyendo sólo los grandes titulares, presumiendo de haberlo leído en<br />
su totalidad?<br />
¿Sabes que soy ese que se pone las camisas por fuera del<br />
pantalón, en un gesto aparentemente moderno y desenfadado, pero<br />
que realmente lo hace para ocultar unas notables cartucheras?<br />
¿Sabes que soy ese que escucha en público ópera y más ópera, y<br />
en privado devora los recopilatorios del Dúo Dinámico?<br />
¿Sabes que soy ese llorón sensiblero, que se pone a moco<br />
tendido cuando ve por enésima vez “Un Rayo de Sol”?<br />
¿Sabes que soy ese que para escribir un relato, a falta de<br />
conocimientos y espontaneidad pone la mesa patas arriba de libros<br />
de consulta; abre páginas y páginas de Google y resume en escritos<br />
que luego, con un total descaro firma como suyos?<br />
¿Sabes que soy ese que presume de no creer en la suerte,<br />
alardeando de no haber jugado nunca a la Lotería y otros juegos de<br />
azar y todos los sábados por la mañana rellena a escondidas una<br />
quiniela… por si acaso?<br />
28
¿Sabes que soy ese que siempre termina los crucigramas<br />
ojeando con el rabillo del ojo el rincón de las soluciones?<br />
Creo que es mejor que no sepas nada de ese otro yo, que<br />
malvive trasteando dentro de este doble pellejo, que ya empieza a<br />
descolgarse por viejo y por pellejo.<br />
Mejor hacer el amor y no la guerra, tomarse un café negro,<br />
expreso, de esos de conducir, de los que despiertan los sentidos y te<br />
abren los poros de la piel, y creerse irresistible. Y como tú mereces la<br />
pena, ejercitarse en ello y por ti y para ti conseguir ser irresistible.<br />
O acaso no sabes que soy ese al que la vida le ha premiado con<br />
un irrepetible momento envuelto en lazos de colores y multiplicado<br />
(que no dividido) por tantas emociones como miradas tiene esta<br />
maravillosa cara tuya que irradia todos los colores de la Luna.<br />
Alfredo Cot (Valencia)<br />
http://alfredo-laplazadeldiamante.blogspot.com.es/<br />
29
Save Nature – Charringo (México) http://callit-ringo.deviantart.com/<br />
30
Ahogada en el mar de tu agonía<br />
Sumergida en mi pena, al verla agonizar, en la soledad abrazada<br />
a mi alma quebrantada, busqué desesperada la luz diluida en alguno<br />
de mis recuerdos. Sé que respiré de su aire puro, y ahora me ahogaba<br />
con su lamento. A pesar de todo, logré ver senderos estampados de<br />
belleza, ahora horizontes sin anhelos, donde mi corazón bombeó con<br />
la fuerza del torrente de sus cristalinas aguas, que se contaminaron<br />
de negros y ambiciosos sentimientos.<br />
Sin embargo, sosteniendo el frágil hilo de una esperanza, busqué<br />
lo perdido, acompañada de un llanto desbordado, que terminó<br />
cubriendo mi cuerpo, y ahogándome en la inmensidad de su agonía,<br />
encontrando así, aguas turbias de quebrantos, donde pisé el manto<br />
seco y erosionado de su tierra, reflejo cruel de sus lamentos.<br />
¡Hasta que la vi!, con esa mirada penetrante que desgarró mi<br />
alma, reclamando mi abandono y mi desdén. Justo cuando emergía el<br />
último suspiro agonizante de mi total entrega, para hacerme<br />
comprender, que jamás muere lo que ha sido por tanto tiempo la<br />
razón de tu existir.<br />
Por lo tanto, necesario era vivir y luchar por ella, para irrumpir<br />
con fuerza hacia la luz que poco a poco desvanecía. Pero también<br />
inevitable desvestirnos de prejuicios y temores, abriendo camino<br />
entre tempestades inducidas de egoísmo y destrucción, para poder<br />
convertirnos en el eco de su agonía, mostrando la estela dibujada en<br />
el tiempo, principio y fin del más puro amor ofrecido al hombre.<br />
Porque así es la madre tierra, cuna bendita de dádivas, pero también<br />
de un eterno renacer…<br />
Eva C. Franco (Isla de Margarita, Venezuela)<br />
31
Los cuatro jinetes del Apocalipsis – Alberto Durero (1471-1528)<br />
Imagen sugerida por la autora<br />
32
Sin pulso<br />
Enero en sombras,<br />
los vi venir, los cuatro,<br />
como el apocalipsis<br />
con lentos avances<br />
hasta llegar a mí.<br />
Y ese momento, verdugo,<br />
me dio de lleno, suspendió el latido.<br />
El silencio no precisó murmullo<br />
la noche me lo dijo todo<br />
y el alarido se quebró en mi garganta.<br />
Conxa Gausí Caballero (Valencia)<br />
33
Supermassive black hole – Marcos Henríquez (Chile)<br />
http://sin-nombre.deviantart.com/<br />
34
Horizontes de sucesos<br />
La vida está llena de horizontes; se encuentran en lontananza y<br />
en la proximidad de cualquier ser vivo. Se alimentan de nosotros<br />
cada vez que abrimos puertas o ventanas. Si existen, es porque<br />
existen las dimensiones, porque éste mundo no es plano... y en cierto<br />
modo, viven dentro de nosotros, creciéndose en el pensamiento.<br />
Luego están los «horizontes de sucesos»… la ciencia de la Astronomía<br />
los define como puntos sin retorno donde toda materia, al traspasar<br />
una línea imaginaria, queda atrapada para siempre por la intensa<br />
fuerza gravitatoria de un agujero negro. Pero hay quien prefiere la<br />
imaginación y el ingenio literario para buscarles otro significado a<br />
esas teorías tan complicadas, y llevarlas a otros niveles de<br />
comprensión más divertidos… y éste era el caso de Juan, un<br />
compañero de la empresa en la que yo trabajaba. Solíamos coincidir a<br />
la hora del almuerzo en un bar del polígono, y una de aquellas<br />
mañanas se sentó junto a mí y nos pusimos a hablar con tanta<br />
confianza que acabé contándole que un amigo —bastante caradura—<br />
al que le había prestado unos libros hacía más de un año, se negaba a<br />
devolvérmelos haciéndose el despistado.<br />
—Lo que te ocurre con ese amigo es un «horizonte de sucesos»<br />
—me respondió tras escucharme detenidamente. Y aquella<br />
afirmación rotunda y disparatada me dejó confusa.<br />
—¿Cómo? —le pregunté.<br />
—Verás… lo que pasará es que tu amigo no va a devolverte los<br />
libros, y que si lo hace, será cuando él quiera… es algo que sucederá<br />
irremediablemente hagas lo que hagas… como ocurre en un<br />
horizonte de sucesos…<br />
—¿Qué significa esa expresión? ¿Dónde están esas cosas de las<br />
que hablas? —volví a preguntar, siguiendo con interés su respuesta.<br />
35
—Mira, Julia… —afirmó con una seguridad apabullante—, los<br />
horizontes de sucesos están en cada segundo que vivimos y<br />
determinan las consecuencias de todos nuestros actos. Campan por<br />
todas partes, aunque no podamos verlos…<br />
—No te entiendo, Juan… ya sabes que soy de letras y estas cosas<br />
escapan de mis entendederas… —le respondí, a medida que un calor<br />
intenso encendía mis mejillas.<br />
Él había dispuesto una manzana roja en medio de la mesa y, -<br />
haciéndolas rodar por el mantel-, estaba formando bolitas con la<br />
miga de pan de su bocadillo. A continuación, esparció esas bolitas en<br />
círculo alrededor de la manzana y dejó caer un hilillo de aceite con la<br />
aceitera, dibujando una circunferencia que separaba la manzana de<br />
las bolitas de pan que la orbitaban.<br />
Comencé a sentir vergüenza ajena. Una vergüenza terrible. El<br />
bar estaba muy concurrido a esas horas y había muchas miradas<br />
puestas en nosotros y en nuestro extraño jueguecito.<br />
En cambio a él, lo que pensara la gente le traía sin cuidado. Se<br />
comportaba como si en aquel lugar y en aquel instante estuviéramos<br />
solos en el Universo: él, yo, y aquella mesa sobre la que orbitaban<br />
migas de pan alrededor de una manzana.<br />
—Mira, Julia. Imagina que la manzana es el agujero negro del<br />
centro de nuestra galaxia y que las bolitas de pan son las estrellas que<br />
orbitan a su alrededor.<br />
Yo me preguntaba para qué sería el círculo de aceite, cuando<br />
comenzó a mover las bolitas, —o sea, las estrellas—, haciendo un<br />
ruidito muy gracioso con la lengua, como ruuum, ruum, ruum…<br />
—Qué haces? —le pregunté sin poder dejar de mirarle y sonreír.<br />
—Fíjate… —respondió, devolviéndome la mirada— el círculo de<br />
aceite es el horizonte de sucesos: a medida que las estrellas se<br />
acercan a él atraídas por la fuerza de la atracción de la manzana —o<br />
36
sea, del agujero negro—, pasarán el umbral y ya no habrá posibilidad<br />
de retorno para ellas. Quedarán atrapadas, y finalmente serán<br />
engullidas por el inconmensurable poder de la atracción… pero no te<br />
asustes… es algo que ocurre continuamente en el Universo: incluso<br />
nosotros podemos sentir ese poder de la atracción… ¿no lo sientes<br />
ahora mismo?<br />
Mi corazón latía deprisa. Su mano apretaba la mía y deseé que<br />
no me soltara nunca.<br />
Habíamos llegado juntos a un horizonte de sucesos y casi sin<br />
darnos cuenta.<br />
María José Martí López (Godella, Valencia)<br />
http://conelcuentoenlostalones.blogspot.com.es/<br />
37
Run girl run – Luke Agbaimoni (Reino Unido)<br />
https://www.flickr.com/photos/lastrounds/<br />
38
Esperanza<br />
Estamos en el Estadio Olímpico, a punto de iniciarse la final<br />
femenina de 1.500 metros. Hemos venido hasta aquí para animar a<br />
nuestra vecina.<br />
Se llama Esperanza Ngone, tiene 19 años. Sus padres fueron de<br />
los pocos ocupantes de la patera que llegaron a nuestra playa, mucho<br />
más al Norte que ninguna. Tirándose al agua lograron esconderse de<br />
los guardias. Después tomaron un camino que les llevó a un motor<br />
abandonado en medio de la huerta de Valencia.<br />
Hambrientos y tiritando de frío los encontraron al día siguiente<br />
el tío Vicent y su hijo Ximo. También la tía Carmen los recibió con los<br />
brazos abiertos. Su madre ya estaba embarazada.<br />
Trabajando en el campo consiguieron los papeles. En ese viejo<br />
motor nació Esperanza, una niña negra como el carbón. Se<br />
encontraban a 3 kilómetros del pueblo. Ella iba y volvía corriendo<br />
todos los días a la escuela. Los labradores la saludaban:<br />
—Adeu, carbonilla.<br />
…<br />
El pistoletazo de salida da comienzo a la carrera. Esperanza va<br />
siempre en el grupo de cabeza. En la última vuelta, un sprint final y<br />
llega a la meta con ventaja…Campeona!<br />
Suena el himno, izan las banderas. Las lágrimas no le dejan ver<br />
la pancarta que exhibimos, orgullosos, ante el mundo:<br />
«VALENCIA AMB ESPERANÇA»<br />
Pepe Sanchis (Massalfassar, Valencia)<br />
39
Fotografía de Jimmy King (aportada por la autora)<br />
40
Querido David Jones<br />
But whatever lies behind the door<br />
There is nothing much to do<br />
Angel or devil, I don't care<br />
For in front of that door there is you<br />
David Bowie – My Death<br />
11/01/<strong>2016</strong><br />
Siempre quise escribirte una carta para poder agradecerte todo<br />
aquello que has representado en mi vida, ahora, este día será<br />
marcado en mi calendario con una señal negra.<br />
Como mucha otra gente mueres, de cáncer, una enfermedad<br />
terrible que azota continuamente a la población. Todas hemos<br />
perdido a seres queridos por esta temible afección que llena nuestras<br />
cabezas de pavor inmenso y espantosas pesadillas. Pero he de decir<br />
que no pude creer las noticias que señalaban tu muerte. ¿Cómo creer<br />
que has muerto si siempre te consideré inmortal?<br />
Duele navegar por la red, poner la radio, leer la prensa,<br />
encender el televisor… duele escuchar la realidad que intento negar<br />
rotundamente. Y que a pesar de ello, no consigo parar de leer y<br />
buscar más noticias sobre ti. No quiero dejar de escuchar tu voz ni un<br />
solo segundo, no quiero despegar mi mirada del ordenador<br />
esperando, ilusa, a que alguien diga que todo es una espantosa<br />
falacia.<br />
41
Estimado David, lloro desconsolada. Hace días celebrábamos tu<br />
cumpleaños con risas, buen vino y tus melodías. Hoy, el mundo llora<br />
la pérdida de la estrella negra.<br />
Tu música invade mis recuerdos desde mi más tierna infancia.<br />
Desde la cuna recuerdo a Ziggy asomándose pícaro, para luego, años<br />
atrás, bailar provocativa junto The Thin White Duke. Acompañaste<br />
mis primeros pasos y palabras, incluso en mis sueños siempre has<br />
estado.<br />
Te llevo tatuado en mi piel y te siento en mi triste corazón. Tus<br />
palabras dibujan mis costillas y espalda. Sueño con tus ojos incluso<br />
despierta y quiero llevarlos en mis brazos que ansían poseer tu<br />
mirada.<br />
Amado David, gracias por marcar bellos momentos de mi vida y<br />
por ser mi banda sonora siempre, todos los días.<br />
Gracias por dejar un legado de música inigualable y por<br />
regalarnos todas esas sonrisas.<br />
Te voy a echar terriblemente de menos. Espero poder llegar a<br />
escuchar tu música de nuevo sin derramar continuas lágrimas.<br />
Te querré siempre.<br />
Esther Moreno Morillas (Valencia)<br />
http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/<br />
http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/<br />
42
Nocturno por la mañana<br />
Room in New York (1932) – Edward Hopper (1882-1987)<br />
Imagen aportada por la autora<br />
Armando por fin había encontrado trabajo. Empezaba ese día a<br />
las nueve de la mañana en una clínica privada. Iba a tener un<br />
flamante despacho con su título de psicólogo colgado en la pared<br />
lateral, junto a la mesa. Detrás había un gran ventanal que daba a un<br />
hermoso parque. El decorado era perfecto.<br />
Se despertó temprano. Desayunó junto a Teresa, su mujer, y su<br />
hijo Pablo de nueve años.<br />
43
—¿Lo tienes todo preparado? Qué guapo estarás con ese traje<br />
nuevo. Vas a enamorar a todas las pacientes. Me pondré celosa.<br />
—Querida, sabes que para mí no hay más mujer que tú en el<br />
mundo.<br />
—Vamos, no exageres y ve a vestirte, no quiero que llegues<br />
tarde el primer día.<br />
—No llegaré tarde, cariño.<br />
—Entonces, papá, ¿ya me podrás comprar la Nintendo?<br />
—Claro que sí, te la regalaré para tu cumpleaños, lo prometo.<br />
En la radio sonaba un Nocturno de Chopin. El pronóstico del<br />
tiempo era bueno, veinte grados, propio del mes de marzo en el<br />
Levante. En la casa se respiraba un ambiente de paz y esperanza del<br />
que no habían gozado en mucho tiempo.<br />
Armando había estado trabajando dos años en un restaurante<br />
como lavaplatos. El puesto se lo dio una antigua amiga después de<br />
que él le suplicara. Fue su primer trabajo a los cinco años de haber<br />
acabado la carrera.<br />
Después de esto le dio por montar su propio restaurante y<br />
convenció a Teresa. Puso a su disposición todos sus ahorros<br />
incluyendo el dinero de la herencia de su padre. Lo guardaba para<br />
costear los estudios de Pablito o alguna emergencia que pudiera<br />
surgirles. Lo arriesgaron todo, pero el restaurante no funcionó y, al<br />
año de su inauguración, tuvieron que cerrarlo.<br />
Armando quedó abatido, arruinado, se sentía culpable. Vivían<br />
del sueldo de auxiliar de enfermería de su mujer. Bebía más de lo que<br />
era aconsejable. Perdía el tiempo. Esperaba que sucediera un<br />
milagro.<br />
El día que le anunció a su mujer que había encontrado trabajo,<br />
fueron juntos a comprar un traje nuevo y una cartera de piel. Teresa<br />
44
lo pagaría en tres meses arañando su sueldo. Luego fueron a comer a<br />
una pizzería para celebrarlo mientras Pablo estaba en el colegio.<br />
Pidieron una botella de vino de veinte euros, por una vez, y brindaron<br />
por el fin de sus problemas.<br />
A la hora de la siesta hicieron el amor con más intensidad que<br />
nunca. El haber superado tantos problemas juntos los unía. Se<br />
sentían leves y felices de nuevo.<br />
Aquella mañana se dio una ducha escuchando todavía a Chopin.<br />
Se había llevado la radio al cuarto de baño. Necesitaba esa música, lo<br />
relajaba. Se perfumó con una buena colonia que guardaba para las<br />
ocasiones y se puso el traje. Parecía una persona distinta.<br />
—Estás impecable —le dijo Teresa cuando lo despidió en la<br />
puerta.<br />
—Deséame buena suerte, cariño.<br />
—¡Claro que te deseo toda la suerte del mundo! —exclamó<br />
Teresa sonriendo— Todo va a ir bien ahora. Se acabaron nuestras<br />
preocupaciones. Vamos a empezar de cero. Los malos tiempos van a<br />
quedar atrás —añadió esperanzada.<br />
—Será como un mal sueño que pronto olvidaremos —dijo él y<br />
acercándose, la besó— Te quiero, tesoro. Lo celebraremos esta noche<br />
con una cena especial que yo mismo te prepararé.<br />
Salió del piso y se agarró a la barandilla de la escalera como si le<br />
faltara el equilibrio. Se metió en el ascensor. Pulsó el botón de bajada<br />
con la mirada perdida. Un fuerte mareo estuvo a punto de dejarlo allí<br />
mismo tirado, pero hizo un esfuerzo y salió al aire fresco de la calle.<br />
Se reanimó. Anduvo unos metros. Fue al parque de Viveros. Se sentó<br />
en un banco y esperó con la cartera sobre su regazo.<br />
Olvidó mirar el reloj. A las diez de la noche, un policía lo llevó a<br />
un hospital desde donde llamaron a Teresa. Pasaron varios meses<br />
hasta que él pudo volver a enfrentar su mirada. El título de psicólogo<br />
45
sigue, treinta años después, en la casa de un amigo donde lo dejó el<br />
día que iba a ponerle un marco.<br />
Lu Hoyos (Valencia)<br />
http://inventariodelucrecia.blogspot.com.es/<br />
46
La palabra<br />
Fotografía de la autora<br />
Con una gota de tu luz podría<br />
tornarse fuego el aire que quemara<br />
en un instante toda la materia<br />
fundirse mar y cielo embalsamado<br />
de exóticos aromas los espacios.<br />
De ti, de tu perenne manantial,<br />
se nutre el fatigado peregrino<br />
y el poeta te sueña y te persigue<br />
enamorado de tu frágil vuelo.<br />
47
Eres la luna fértil que en la noche<br />
engendra claridades<br />
sucumbe a tu belleza<br />
la altivez de los astros, enardeces los mares<br />
haces temblar los montes y a tu paso<br />
calla el rumor del aire.<br />
Erizas con tu música las almas<br />
que en turbias soledades se debaten<br />
y tu ritmo y tu magia fecundan<br />
el silencio de las horas cobardes.<br />
Isabel Sifre Puig (Valencia)<br />
Del volumen «Luz en la penumbra» (1991)<br />
48
Mía<br />
Imagen de Cig Harvey (aportada por la autora)<br />
La historia se repite<br />
así que me he vuelto a equivocar,<br />
voy al rincón a pensar lo que hice<br />
y a ver cómo lo puedo arreglar.<br />
No es fácil, es sabido,<br />
que de errores aprendemos más.<br />
Incluso cuando elegimos un camino,<br />
dejamos los demás atrás.<br />
49
Es una lucha constante<br />
por intentar encajar,<br />
mi naturaleza desborda, incesante,<br />
y debo volver a empezar.<br />
Pero la historia es mía,<br />
incluso en épocas de debilidad,<br />
vendrá la euforia, la risa,<br />
y luego otra etapa por equilibrar.<br />
Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)<br />
50
Ardiente homilía<br />
¿Qué habrá pasado con ella? – Ana Corrales Paredes (Venezuela)<br />
https://www.flickr.com/photos/anacorralesp/<br />
«En un pueblo pequeño como este, los primeros mandamientos<br />
que deberían cumplirse son dos: el silencio y la discreción»,<br />
sermoneaba brioso el párroco desde su púlpito. «Porque ya lo dijo<br />
Cristo, nuestro Señor: quien esté libre de pecado, que lance la<br />
primera piedra...»<br />
Don Simón continuó predicando con énfasis, en tanto dirigía<br />
sensuales miradas a Lupita, la piadosa viuda del hacendado Céspedes,<br />
que por su parte intentaba apagar —a puro golpe de abanico— un<br />
repentino y misterioso sofoco.<br />
Rafa Sastre (Valencia)<br />
http://rafasastre.blogspot.com<br />
51
Blue – Karolcia (Polonia) http://kubcia.deviantart.com/<br />
52
Miradas de mujeres (3ª mirada)<br />
Me reconozco en esa joven a la que no puedo dejar de mirar ¡Se<br />
la ve tan feliz! Así era yo, en un pasado no muy lejano, pero que ahora<br />
me parece infinito. Así era yo, joven, con futuro, con proyectos y<br />
ahora, soy yo, o ¿soy la otra?, la desconocida, la que agazapada me<br />
espiaba para salir, para anularme. Yo era y sigo siendo, pero distinta.<br />
Llevo una gran tristeza sobre los hombros, sobre todo mi cuerpo. Los<br />
ojos azules que cruzaron su mirada bajo la lluvia con la mía, me<br />
transportaron a otros momentos vividos. A otros momentos felices.<br />
Yo era, y ahora acabada, busco una salida, una mano, una mirada.<br />
Pastillas, insomnio, vejaciones y un ¡basta! Y la calle y la<br />
incomprensión y la humillación a la búsqueda de mi vida. No más<br />
insultos, no más desprecios.<br />
Noto que la respiración me asfixia; me detengo, me siento aquí<br />
mismo, en este banco. Ya no llueve, parece que el sol en un arrebato<br />
primaveral quisiera, apartando esa nube, asomarse. Miro a la gente<br />
que pasa, apresurada. Esa joven a la que observo podría ser mi hija,<br />
la que perdí, la que aún palpita por todo mi cuerpo; la que en mis<br />
pesadillas me habla y me anima a ser valiente a pesar de mis miedos.<br />
Y la sigo mirando como camina: con ligereza, con gracia, con<br />
seguridad y se pierde por aquella esquina y sus ojos que se cruzaron<br />
por un segundo con los míos, me reconfortan. Ya estoy mejor. Seguir,<br />
seguir con las decisiones tomadas, con la ruptura y empezar de<br />
nuevo. Ya no la veo...<br />
María Luisa Pérez Rodríguez (Valencia)<br />
http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/<br />
53
Watching over you – Hamed Al Mehairi (Emiratos Árabes)<br />
http://deeevilish.deviantart.com/<br />
54
Mirarte<br />
Mirarte es apartar tu flequillo con los dedos<br />
y recorrer los caminos de tu frente,<br />
detenerse sobre el arco de tus cejas<br />
y dudar…<br />
si descender por la sien a tus mejillas<br />
o caer en la cuenca de tus ojos<br />
y flotar en la calma de tu iris.<br />
Mirarte es desear la ternura de tus labios<br />
y atrapar ese esbozo de sonrisa,<br />
sucumbir cuello abajo en otros goces<br />
que trascienden las señales de tu rostro.<br />
Mirarte es derribar ese cercado<br />
y percibirte en otras dimensiones,<br />
rebelarse ante la brevedad<br />
de este ajeno y expuesto<br />
primer plano.<br />
Benjamín Blanch Carpena (Valencia)<br />
55
Imagen de Brooke Shaden, aportada por el autor<br />
56
A los pies de Coatlicue<br />
Estoy dispuesto a ofrecer mi soledad<br />
como un sacrificio de sangre,<br />
empapar tu virginal cuerpo con mi plasma de vida<br />
desaparecer entre cortinas incienso,<br />
en un respirar agitado, tormenta y huracán;<br />
entre cantos impregnados del gemido sustancial y puro.<br />
Sacrificio para una y tres, una Diosa:<br />
tres mujeres; la dama, la anciana y la niña.<br />
Ha dejado al contacto con el viento su afilado cabello,<br />
movimiento sagaz que corta mi piel y mi cuello.<br />
Vierte mi dulzón aroma en sus uñas hirientes<br />
que más que dolor causan placer.<br />
Manuel Alejandro Ramos Ayala (Naica, México)<br />
http://chatomusik.blogspot.mx<br />
57
Fotograma de John Wayne en el film «Hondo» (1953), de John Farrow<br />
58
Cielos<br />
A veces, en las plácidas tardes del domingo, piensas en cosas<br />
muy raras. La última, por ejemplo, el domingo pasado: todos los<br />
cielos son el mismo. Dicho así, claro, es un pésimo aforismo. Pero<br />
entonces comienza tu digresión:<br />
El cielo que ahora veo, a través de la ventana, mientras la tarde se<br />
va adueñando del mundo, es exactamente el mismo que veían los<br />
personajes en las novelas de Baroja; por ejemplo en Los caprichos de la<br />
suerte, ese cielo de exiliados en un París a punto de entrar en la II<br />
Guerra Mundial. O el mismo cielo que ven los personajes de Tormento,<br />
de Galdós. Sí, es un cielo galdosiano el que ahora veo y el que ahora<br />
narro, varios días después. Y la sensación de estar viendo el mismo cielo<br />
que las criaturas salidas de la mente de Baroja o de Galdós me hace<br />
sentir extraño, también criatura, pero... ¿De quién? El mismo cielo<br />
también aparecía en ciertos westerns del maestro Ford o de Sam<br />
Peckinpah; cielos que presagian cosas que sucederán más tarde: quizá<br />
el ataque de los indios al fuerte o un duelo a muerte por una disputa<br />
tabernaria o, sencillamente, una serenata de un soldado del séptimo de<br />
caballería a una bella dama del Este...<br />
Y así, con estos pensamientos abúlicos, la tarde se va moldeando<br />
cual barro entre tus dedos. El domingo va pereciendo (y algo de ti<br />
también con él). La noche se va adueñando de la tarde. El<br />
crepúsculo...<br />
...ha conquistado los dominios de la tarde. Ya la noche llama a<br />
nuestras puertas. Y el cielo, con su oscuridad indescifrable, ya no es<br />
galdosiano ni barojiano ni fordiano. Ahora el cielo que veo, que trato de<br />
ver entre tanta ausencia de luz, es el mismo en el que Aulo Gelio<br />
escribió sus Noches Áticas; el mismo...<br />
59
El domingo ha terminado, y todos sus cielos ya no volverán a<br />
visitarte nunca más. Arrullas a tu hija en la mecedora. Miras a tu<br />
mujer. Eres feliz. Todos esos cielos así lo quisieron.<br />
Marco Antonio Torres Mazón (Torrevieja, Alicante)<br />
http://itacadeshabitada.blogspot.com.es/<br />
60
Bruce<br />
Fotografía aportada por la autora<br />
Cuando Lara entró en el pabellón de diagnóstico por la imagen<br />
del aquel moderno hospital, tan sólo pensaba en el concierto de<br />
Springsteen que esa misma tarde compartiría con cientos de fans<br />
venidos de todo el país. Había sido una suerte conseguir las entradas.<br />
Manuel había tenido que presionar a su jefe en el Banco para que<br />
indagara cuál de los hilos ocultos de la empresa había que estirar. Y<br />
se estiraron. Una semana antes del macroconcierto, su pareja había<br />
logrado dos localidades. Increíble. Ahora sólo faltaba recoger los<br />
tejanos de la tienda, sesión de peluquería y a esperar que su chico<br />
61
acabara la jornada laboral. Menos mal que la noche anterior había<br />
recordado la ecografía rutinaria que cada año se hacía a su corazón.<br />
Maltrecho pero fuerte. Creía.<br />
Cuando Lara salió del pabellón…<br />
«No se preocupe. La intervención saldrá bien» Las palabras<br />
volvieron a ser eso: palabras. Secuencias de fonemas articulados sin<br />
otra verdad que la de su percepción. Nada significaban, porque nada<br />
sabíamos ni podíamos predecir. Lo único cierto es que, en cuanto<br />
hubiera un donante, cambiaría su bomba de la vida, que se agotaba<br />
sin remisión.<br />
No quería preocuparse más de la cuenta, así que se tomó un<br />
diazepam y llamó a su madre. Siempre había encontrado en ella<br />
refugio, un espíritu alegre y positivo. Las alas que nunca había podido<br />
estrenar. Luego, cruzó la avenida y entró en la tienda, a por los<br />
vaqueros. Los pagó sin probarlos siquiera, y se encaminó con paso<br />
corto y rápido, a la peluquería.<br />
Ese día Lara no comió.<br />
A las siete menos cuarto, Manuel llegaba a casa. Cansado,<br />
irritado, pero feliz de volver a verla. De compartir una noche de<br />
concierto, después de unos meses difíciles, en los que el hastío y la<br />
pena casi les habían hecho abandonar. La música, el espectáculo,<br />
sería un revulsivo para su relación.<br />
Lara y Manuel llegaron al estadio de su equipo cogidos de la<br />
mano. Los fuegos de artificio llenaron la oscuridad con su ritmo<br />
enloquecido y sus palmeras de colores. Enmudeció el gentío y allí<br />
estaba: el jefe, poderoso, templando, bajo la luna y sobre sus cabezas.<br />
Algunas niñas-mujeres se desmayaron; otras gritaban como<br />
poseídas; el batería dio un redoble majestuoso y comenzaron a sonar<br />
los primeros acordes: «la noche cae, yo despierto, me siento<br />
62
desvanecer…» Lara recorría las calles de Filadelfia. Una lágrima rodó<br />
por su mejilla y se peleó con la infelicidad. Mañana hablaría con<br />
Manuel. No había querido estropearle esta magnífica noche. Mañana<br />
se ocuparía de prepararlo todo. Mañana… Ahora estaba con Bruce.<br />
De madrugada, rota la garganta de alcohol y chillidos, con los<br />
pies desnudos sobre el salpicadero del Audi, Lara cerró los ojos y<br />
musitó. «Gracias» Y en unos segundos, se durmió.<br />
El último semáforo antes de llegar a casa estaba en rojo. Manuel<br />
cogió su móvil y borró el mensaje del cardiólogo. Le anticipaba las<br />
noticias. Justo ocho días atrás. No sabían si Lara estaría aquí dentro<br />
de unos meses. Por eso había gastado todos sus ahorros en esas<br />
entradas. El corazón de su chica se paraba, y sería cambiado por otro.<br />
Pero en su mente… en sus mentes, siempre permanecería The Boss.<br />
Xenia Rambla (Valencia)<br />
http://xeniarambla.blogspot.com.es/<br />
63
Homeless II – David (Polonia) http://jenu89.deviantart.com/<br />
64
Enfrente de mi casa<br />
Enfrente de mi casa hay un hombre pidiendo.<br />
Los vecinos se espantan,<br />
apartan la mirada y desvían sus pasos.<br />
Furtivamente una señora arroja,<br />
mirando hacia ambos lados de la calle,<br />
una moneda a la gorra invertida.<br />
Me pregunto por qué su presencia incomoda.<br />
Será porque esta calle es una calle buena,<br />
donde no se trabaja ni se piden las cosas.<br />
El hombre no lo sabe y pasea<br />
su mochila raída y sus muchas miserias<br />
calle abajo y arriba.<br />
Es el hombre invisible, que acampa<br />
al otro lado de la acera.<br />
Ni los perros de puro pedigrí le divisan,<br />
ni la luz se recrea<br />
en su tosca figura enjuta y encogida.<br />
Enfrente de mi casa, justo en la carretera,<br />
hace tiempo que el viento<br />
juega con una gorra invertida.<br />
Manoli Vicente Fernández (Viana del Bollo, Orense)<br />
http://lascosasqueescribo.wordpress.com<br />
65
Dibujo de la autora (Maÿlis Bohère Rousselbin)<br />
66
Es como...<br />
Es como una brisa que viene despacio<br />
Te envuelve de una y otra parte<br />
Es dulce y caliente<br />
Barre tus cabellos<br />
Te rodea con sus múltiples brazos<br />
Sueñas<br />
Es como la arena que te acaricia los pies<br />
El sol acaba de quemarla antes de zozobrar en el mar<br />
Y hundirse en las languideces marinas<br />
Viajar hasta el alba y alumbrar un nuevo día<br />
Sueñas<br />
Es como estos dedos ágiles que se deslizan sobre el piano<br />
Encontrando la nota justa<br />
Para un baile de fuego<br />
Sueñas<br />
Es como rodar hasta el fin de la noche<br />
Y oír esta armónica...<br />
Sueñas<br />
67
Es como cantar hasta que el aire carezca de ti<br />
Sueñas<br />
Es como....<br />
Maÿlis Bohère Rousselbin<br />
68
Pasos<br />
Tienen rastas las nubes<br />
que trenzadas de rojo<br />
se pierden al Oeste,<br />
mientras de vuelta a casa,<br />
tu mano en el bolsillo<br />
acaricia la mía.<br />
La tibieza de la tarde<br />
estrecha la distancia<br />
y el silencio se torna<br />
cómplice en nuestros pasos.<br />
69
Perdura la armonía<br />
en el tira y afloja<br />
de una vida gastada<br />
que se va reinventando<br />
dispuesta a ser de nuevo<br />
presencia en cada instante.<br />
Dulce misericordia<br />
del aire que renueva.<br />
Encuentra su lugar<br />
la noche, entre las sombras<br />
que la pequeña lámpara<br />
agiganta a tu paso.<br />
Ya se nos fue otro día<br />
compañera, me dices,<br />
perdida la mirada<br />
mientras tus manos fuertes<br />
se aferran a mi espalda,<br />
tejiendo así los mundos<br />
en los que nunca fuimos.<br />
No digo nada, pues,<br />
la única respuesta<br />
son todas las preguntas<br />
que fui dejando atrás.<br />
Texto y fotografía: Marga Alcalá (Valencia)<br />
http://comolaspiedrasoelviento.blogspot.com.es/<br />
70
Reflejos<br />
Hold on – AraiGodai (Thailandia)<br />
https://www.flickr.com/photos/logout/<br />
En el espejo, enredados<br />
la cámara enfoca<br />
ojos errantes<br />
manos insaciables palpando el infinito.<br />
El éxtasis en los rostros,<br />
la desesperación en las lenguas que se buscan, se entienden, se saben<br />
cuerpos vencidos<br />
por unos instantes<br />
se dan su miedo, se intercambian su dolor.<br />
Concha García Ros (Cartagena, Murcia)<br />
http://nosvemosenkairos.blogspot.com.es/<br />
71
Fallera – Antihéroe (España) http://antiheroe.com/<br />
72
Nieve en las peinetas<br />
Era el mes de Febrero y caía una inmensa nevada, una nevada<br />
histórica. Pocas veces en su vida recordaba semejante nevada, suave<br />
y blanca, mientras el sol, que ya iba calentando, no dejaba de brillar.<br />
Era un día precioso. Y auguraba una temporada de nieve maravillosa.<br />
El puente de Fallas podría disfrutar del esquí plenamente, como<br />
venía haciendo desde hacía años.<br />
De pronto, oyó el familiar sonido de una banda de música, que<br />
repicaba con alegría. Abrió la ventana. Le gustaba aquel sonido,<br />
aquellas conocidas canciones, que evocaban momentos de su<br />
infancia. Y tras los cristales vislumbró a un grupo de falleras que<br />
desafiaban con sus brillantes trajes al tiempo y a la nieve. Y vio que<br />
tenían nieve en las peinetas…<br />
Nieve en las peinetas… Qué recuerdos. Casi sin darse cuenta, se<br />
trasladó a aquel día tan lejano y tan maravilloso treinta años atrás.<br />
Era Febrero de 1983, un mes frío como hacía tiempo que no<br />
había existido. Y nevaba y nevaba, por extraño que eso fuera en su<br />
tierra, en un pueblo de Valencia que, aunque más frío que la capital,<br />
difícilmente veía la nieve cuajar alguna vez. Pero aquel día sí. Nevaba,<br />
y nevaba a conciencia. Pero a ella no le importaba, apenas se dio<br />
cuenta. Ella estaba nerviosa, peinándose, vistiéndose, arreglándose y<br />
preparándose para su gran día. Porque aquel frío día de Febrero era<br />
el día que había estado esperando toda su vida, la culminación de sus<br />
ilusiones, la realización de su sueño: su presentación como Fallera<br />
Mayor de su falla, la falla que la había visto nacer y crecer, y a la que<br />
se sentía tan unida como a su familia.<br />
Ahora, ella era la reina. Aunque lloviese, helase o nevase, ella iba<br />
a salir a la calle, iba a ser recibida con honores, iba a disparar la<br />
73
mascletá, e iba a presidir el pasacalle como Fallera Mayor. Nada<br />
menos.<br />
Sus compañeras tiritaban bajo sus preciosos vestidos, pero ahí<br />
estaban. No podían fallarle, porque eso era la falla, amistad y unión<br />
por encima de todo, como una gran familia.<br />
Cuando llegaron a su portal en pasacalle, la música redobló sus<br />
tambores, y le hicieron pasillo, y ella salió luciendo su traje rojo de<br />
valenciana, sintiendo como las lágrimas de emoción se congelaban al<br />
salir de sus ojos… Y mientras, la nieve seguía cayendo sin que hiciera<br />
mella en ella, que no sentía otra cosa que emoción y alegría. Ahí<br />
estaba: guapa, radiante, y con nieve en las peinetas.<br />
La helada del día de la presentación fue una anécdota mil veces<br />
recordada en el mundo fallero y su imagen motivó que el artista que<br />
ese año modeló la falla hiciera un ninot a su imagen y semejanza: una<br />
deliciosa muñequita fallera, con pecas en la cara y nieve en las<br />
peinetas, que se granjeó las simpatías de todos y el premio de la Junta<br />
Local. La réplica de aquella fallerita aún debía estar en algún rincón<br />
olvidado de su trastero, indultada del fuego por una adolescente que<br />
entonces la adoraba.<br />
Pero el tiempo pasó y el espíritu fallero se perdió en no sabía<br />
qué punto del camino. Cuando se quiso dar cuenta, se había olvidado<br />
de las fallas, de su otra familia en la comisión, de su maravilloso traje<br />
y de todo lo que había vivido durante tantos años.<br />
Pero, echando la vista atrás, aquel tiempo fue feliz como nunca<br />
lo había sido. Su falla era un universo pequeño pero completo, donde<br />
muchos padres cuidaban de todos los niños como si fuesen propios,<br />
donde nadie distinguía a nadie por su posición social, ni su dinero,<br />
donde todos trabajaban, y compartían juegos, y bailes, y risas y<br />
emociones, donde siempre había una cara amiga dispuesta a abrirte<br />
los brazos.<br />
74
Un mundo tan diferente al real… Ella había tenido que luchar<br />
por llegar adonde había llegado, y jamás podía bajar la guardia, ni<br />
mostrarse débil, ni emocionarse o llorar. Se había acostumbrado a<br />
una vida donde era imprescindible esquiar en invierno, jugar al golf<br />
en verano, y compartir cenas y comidas con gente que nada tenían<br />
que ver con ella. Pero había entrado en el juego, y no había salida. Y la<br />
falla dejó de tener cabida en su vida, atrás quedó el momento de estar<br />
con alguien que no estuviera al nivel, de cenar un bocadillo en una<br />
mesa con manteles de papel, de disfrazarse, de actuar en el teatro, de<br />
cantar, y de desfilar ante la Virgen con lágrimas en los ojos. Pensó que<br />
no podría permitírselo, y acabó por creerlo.<br />
Pero en su fuero interno, añoraba aquellos momentos de<br />
camaradería, las risas, las noches en vela, y hasta el dolor de pies<br />
después de la larga caminata de la Ofrenda. Días que no volverían.<br />
No quiso cerrar la ventana, pese al frío, y se dispuso a buscar en<br />
el altillo los aparejos de esquí viejos para prestar a una amiga.<br />
Cuando trató de sacar la caja donde estaban guardados, algo cayó a<br />
sus pies.<br />
Era la vieja muñeca fallera, con pecas en la cara y nieve en las<br />
peinetas, aquella que ella indultó del fuego y que presidió durante un<br />
tiempo su habitación. Y, al caer delante de sus pies, despertó a<br />
aquella adolescente que se había quedado dormida en su interior.<br />
Allí estaba el ninot, con su perenne sonrisa, sus pecas, y sus<br />
peinetas nevadas, desafiándole a que regresara, a que hiciera lo que<br />
pedía el corazón y olvidara la cabeza, a que volviera a ser feliz.<br />
No lo pensó dos veces. Cogió su teléfono, marcó un número y,<br />
con la fallerita abrazada al pecho, anuló la reserva en la estación de<br />
esquí hecha para los días 15 a 19 de Marzo. Y juraría que aquella<br />
muñeca le guiñó un ojo y sonrió.<br />
75
Se asomó por la ventana de nuevo antes de cerrarla. Todavía<br />
había nieve en las peinetas, pero el deshielo había comenzado en su<br />
corazón. Y ella, por vez primera en mucho tiempo, sintió que había<br />
vuelto a casa.<br />
Susana Gisbert Grifo (Valencia)<br />
http://conmitogaymistacones.com/<br />
76
Vender ilusiones<br />
A los compañeros del Aula de escritura creativa<br />
de la UV y a su profesor, el escritor D. Fernando Delgado,<br />
en recuerdo de una tarde muy especial que no presencié.<br />
Soccer dreams – Kamil Ahmed (Azerbaijan)<br />
http://gonz0r.deviantart.com/<br />
El niño se acercó.<br />
—¿Quién eres? – preguntó.<br />
—Gabriella Rossi.<br />
Cogió el libro que había sobre la mesa y lo hojeó unos instantes.<br />
—¿Es tuyo?<br />
Asentí en silencio.<br />
77
—Entonces vendes libros.<br />
Sonreí. Quería provocarme.<br />
—Sí. Pero también vendo ilusiones.<br />
El niño me miró con escepticismo, pero en sus ojos vivaces, de<br />
viejo prematuro, despuntó por un momento una pizca de curiosidad<br />
infantil. Le observé con atención. Tendría algo menos de diez años y<br />
vestía al estilo de alguna tribu urbana inclasificable. El cabello<br />
desigual, algo más corto en los laterales; los pantalones anchos y<br />
ligeramente caídos sobre las botas sin cordones, de un color turquesa<br />
llamativo. Me fijé en la camiseta negra con la estampa de los Guns &<br />
Roses. El niño, que había seguido el curso de mi mirada, dijo entre<br />
dientes: «Slash es el puto amo». Durante unos segundos dudé de su<br />
aspecto y de su lenguaje vulgar. Pero lo importante es que aquel niño<br />
tenía una historia que contar y yo, como representante de la ICWA,<br />
había ido hasta allí para escucharle.<br />
Esa mañana, la primera de abril, me había levantado muy<br />
temprano para acudir a los talleres de lectura que había organizado<br />
la Asociación de Escritores. Atravesé la ciudad, congestionada de<br />
tráfico, y tomé la vía Norte en dirección a Scampia. Al bajar el túnel el<br />
sol, que lucía con intensidad despiadada, dejó a la vista un paisaje<br />
post-nuclear. La avenida estaba anormalmente desierta y durante<br />
unos segundos me arrepentí de haber rechazado la escolta policial.<br />
Justo al frente el perfil siniestro de La Velle se recortaba contra el<br />
horizonte, semejando un barco fantasma. Tan sólo se adivinaba algo<br />
de vida junto al descampado, lleno de escombros, maderas rotas,<br />
colchones desmadejados y objetos inverosímiles. Junto a los trozos<br />
de pavimento desentonaba un retrete completamente nuevo, de un<br />
blanco impoluto, triste símbolo de la degradación circundante.<br />
Algunos niños habían roto la valla herrumbrosa que acotaba el<br />
descampado y jugaban allí, ajenos a las ratas que retozaban entre los<br />
deshechos. En uno de los extremos del solar, un gato mordisqueaba<br />
78
algo. Apreté los ojos con impotencia, completamente asqueada. Al<br />
girar la vista observé que un puñado de modestas flores amarillas<br />
emergía, desafiante, entre las montañas de detritus. Pensé que entre<br />
la pobreza y la desesperanza más profunda también puede aflorar la<br />
belleza de lo posible.<br />
Unos minutos después frené junto a la escuela elemental<br />
Eugenio Montale. Ni siquiera aquel lugar quedaba indemne. Dos años<br />
atrás, durante la guerra entre las familias Scissionisti y Girati, un tal<br />
Luigi Lucenti había caído allí mismo, en el patio de la escuela, bajo las<br />
balas de jóvenes asesinos ahítos de coca y shabú. En Scampia la<br />
violencia se eleva como una nube tóxica que contamina la inocencia.<br />
Ese es el mayor de los crímenes de la camorra, instalar desde el<br />
principio las semillas del mal, anestesiando la compasión.<br />
Me preguntaba por qué Italia y Europa entera giraban la vista<br />
hacia lo que acontecía en aquel lugar sin más leyes que las de la<br />
mafia. Unos días atrás el Papa Francisco había tenido el valor de<br />
visitar Scampia para pedir arrepentimiento y amor a los capos.<br />
Aquellas palabras quizá no eran tan ineficaces como a mí me lo<br />
parecían. El camorrista tiene un cierto sentimiento religioso y, a su<br />
modo, respeta al Santo Padre y todo lo que él representa. Bergoglio<br />
tenía la fe de su parte en su intento de hacer de Scampia un lugar<br />
habitable. La ICWA sólo podía llevar sueños y fantasía para pintar<br />
arco iris de esperanza. Pero seguramente los libros no bastaran y<br />
hacía falta algo más.<br />
Me encogí de hombros y le pedí al niño que leyera su historia.<br />
«Me llamo Marco. Tengo nueve años. Vivo al otro lado del<br />
parque. Lo que más me gusta del colegio es la clase de música y el<br />
patio, donde puedo jugar al fútbol. Cuando acabo mis clases juego en<br />
el equipo de la parroquia. Ya soy el primer capitán y tengo un<br />
brazalete rojo. Todos me dicen que lo hago bastante bien. El<br />
entrenador está muy contento y también el padre Fabrizio, que me<br />
79
anima a que siga estudiando mucho, porque si saco malas notas dice<br />
que Diego me quitará el brazalete. Cuando sea mayor, quiero llegar a<br />
ser futbolista. Es mi gran sueño.<br />
Una vez mi madre me llevó a la ciudad y pasé por delante del<br />
estadio San Paolo. Sé que algún día jugaré allí dentro, luciendo con<br />
orgullo la camiseta del Nápoles y que toda mi familia y también mi<br />
entrenador y el padre Fabrizio estarán ahí para verme. Ese será el<br />
momento más feliz de toda mi vida. Algún día Italia ganará el mundial<br />
y yo podré levantar la copa de la victoria con todos mis compañeros.<br />
A veces mi equipo pierde, pero sé que debo tener espíritu deportivo y<br />
aprender de los errores.<br />
El fútbol es el mejor deporte del mundo. Cuando corro tras el<br />
balón a toda velocidad me siento invencible. Sé que nada ni nadie<br />
podrán conmigo y me olvido de todas aquellas cosas que me dan<br />
miedo.<br />
A veces pienso en que a lo mejor es muy difícil llegar a formar<br />
parte de un equipo, pero mi madre dice que no hay que perder la fe y<br />
hay que seguir esforzándose. Por eso, aunque no consiga formar<br />
parte de la selección nacional o de la plantilla del Nápoles, seguiré<br />
jugando al fútbol, corriendo por el césped con mis compañeros de<br />
equipo y marcando goles.»<br />
Miré a Marco. Aquel muchacho tenía una ilusión. Deseé con<br />
todas mis fuerzas que el valor no lo abandonara jamás, pues no hay<br />
esperanza donde no hay valor y confianza ciega en las propias<br />
posibilidades. Dibujé un balón en la pizarra. Dentro, una sonrisa.<br />
Como Bergoglio, había ido hasta Scampia para vender ilusiones.<br />
Alicia García Herrera (Valencia)<br />
80
El mejor regalo, un buen libro.<br />
«Buffet Libre» 25 autores, 75 relatos<br />
¡NO TE QUEDES SIN ÉL!<br />
Disponible en Amazon (papel y ebook)<br />
81
Adrián García Raga (Valencia)<br />
http://agarrailustracion.es/<br />
82
Diseñando la noche<br />
Encarcelaré al sol<br />
En el más recóndito olvido<br />
Si con ello consigo<br />
Retener esta noche<br />
De ninfas aladas<br />
Y muñecas de porcelana<br />
Saborear la vida<br />
A pequeños sorbos<br />
Cual chupitos en mis morros<br />
Bombardeando tus neuronas<br />
Exprimiendo sus formas<br />
Reduciéndolas a cerebro de mosquito<br />
Y perderse por esas susurrantes calles<br />
De caprichosos callejones añejos<br />
Con mi diseñadora de enredos<br />
Buscando cual pub aislante<br />
Que mezcle palabras y música<br />
En un mismo lenguaje<br />
Dejando las horas pasar<br />
Pues no hay ningún otro sitio<br />
Donde ahora quiera estar<br />
Conversando, riendo y trasnochando<br />
Que en la opacidad de este habitáculo<br />
De luciérnagas, su espectáculo<br />
Adrián García Raga (Valencia)<br />
http://agarrailustracion.es/<br />
83
Forest of death – Arjay Cruz (Filipinas) http://kinaato.deviantart.com/<br />
84
El bosque de los espejos<br />
—El Bosque de los Espejos te matará —dijo Zander mirando al<br />
infinito.<br />
—Si esta cerveza no ha acabado aún conmigo, no lo hará el<br />
Bosque —bromeó Alissa con una sonrisa torcida.<br />
Zander apretó la mandíbula e inspiró como si fuera a decir algo<br />
más, pero no lo hizo. Llevaban en la taberna más de media hora y aún<br />
no había tocado su cerveza. Se agarraba a la jarra como si se aferrase<br />
a algo. Nunca le había visto tan preocupado.<br />
—El Bosque no me preocupa y tampoco debería preocuparte a<br />
ti —respondió Alissa, mucho más seca de lo que habría querido.<br />
—Parece que estás deseando morir.<br />
— ¿Morir? No, para nada.<br />
—Entonces, ¿Por qué has elegido el Bosque de los Espejos? De<br />
todas las Pruebas, de todas las opciones, tenía que ser esa... ¿No te<br />
has preguntado por qué nadie lo elige desde hace décadas?<br />
—No voy a hacer otra Prueba de Valía, Zan. No puedo ser vigía,<br />
ni cazadora, ni siquiera podría ser médico como mi madre. Necesito<br />
salir de aquí, necesito explorar. ¿No lo entiendes? Necesito<br />
comprobar que todo lo que nos cuentan es cierto, que somos los<br />
últimos supervivientes desde la Llegada y que, realmente, este es el<br />
último refugio que queda. No me resigno a pensar que la raza<br />
humana se haya reducido a los trece mil que estamos encerrados<br />
entre estos muros.<br />
—El Bosque de los Espejos te matará —repitió Zander.<br />
—No lo hará si tú me ayudas —respondió Alissa—. Tu madre<br />
fue la última que lo consiguió.<br />
85
—No sé más que las historias que me contaba antes de dormir y<br />
no sé cuánto de cierto habrá en ellas.<br />
—Cuéntame todo lo que recuerdes. Cualquier ayuda servirá.<br />
Zander suspiró resignado.<br />
—Nadie sabe cómo ha llegado a aparecer el Bosque allí, aunque<br />
es evidente que lo trajeron Ellos. No es de este mundo, eso está claro.<br />
»El Bosque se divide en varios anillos. En su anillo exterior no<br />
hay nada extraño. Árboles y arbustos normales y corrientes, bayas<br />
silvestres e, incluso, algún conejo despistado. No es el mejor lugar<br />
para la caza, claro, pero no es peligroso.<br />
»El segundo anillo está formado por arbustos bajos, con hojas<br />
cortantes como dientes de sierra. Con la protección adecuada se<br />
pueden superar sin mayor complicación.<br />
»En el siguiente los enormes árboles lo ocupan todo. Son<br />
árboles que consumen la luz y el oxígeno, como si se tragasen todo lo<br />
que existe en el mundo. Miles de árboles asfixiantes, tan juntos unos<br />
de otros que apenas hay sitio para pasar.<br />
»Después, los espejos: un pasillo entre torres de piedras<br />
relucientes. Los llamamos espejos pero no lo son. No reflejan tu<br />
imagen, reflejan tus miedos y tus obsesiones, reflejan lo peor de ti.<br />
Los espejos no dañan tu cuerpo, los espejos atacan directamente a tu<br />
mente y tu corazón. No puedes escapar de los espejos. No hay ningún<br />
secreto, no hay ninguna forma de evitarlo. Simplemente, debes ser<br />
fuerte y seguir hacia delante, sin dejarte atrapar por la locura.<br />
»Por último, la Nada. Mi madre lo definía como una enorme<br />
explanada de vacío. No hay nada. Apareces en medio del blanco puro<br />
como por arte de magia. Dejas de percibir el suelo y el cielo. No hay<br />
distancias, no hay sonidos, no hay olores. No hay nada. Sólo estás tú y<br />
el Gran Espejo en el centro.<br />
86
»El Gran Espejo te muestra todos los posibles futuros de tu vida<br />
y ninguno es agradable. Mi madre decía que El Gran Espejo siempre<br />
miente, pero yo sabía que ella no estaba tan segura. Nunca nos contó<br />
lo que vio allí, pero aquello fue lo que acabó con su vida. Poco a poco,<br />
igual que el agua desgasta la piedra, la fuerza y la voluntad de mi<br />
madre se doblegaron a aquellas imágenes de las que nunca quiso<br />
hablar.<br />
»El Gran Espejo la consumió, como a todos los que se asomaron<br />
allí. Como te consumirá a ti.<br />
— ¿Y luego? ¿Qué vio tu madre en el exterior? ¿Qué hay más allá<br />
de la Colonia?<br />
—Luego nada. Ella nunca salió de aquí. Estaba demasiado<br />
asustada de todo.<br />
—Yo no tengo miedo. Yo saldré de aquí y conoceré la verdad —<br />
respondió Alissa decidida.<br />
—No puedo apoyarte en esto.<br />
Zander la miró a los ojos, la besó en los labios y salió de la<br />
taberna. Alissa supo que era una despedida. Tenía que darle la razón,<br />
el Bosque acabaría con ella. Si no le tenía a él, ya no le quedaba nada<br />
por lo que luchar.<br />
M.H. Heels (León)<br />
http://mhheels.wordpress.com/<br />
87
Youth of a nation-Alcohol – Raych (Reino Unido)<br />
http://capt-jack.deviantart.com/<br />
88
Una noche loca<br />
Una entrevista cojonuda, jefe. El 2,10 ese que ha fichado el<br />
Madrid de baloncesto al microscopio, radiografiado, con gracia,<br />
agitado y metido en tres folios. La rehostia. He cumplido, cojo mis<br />
bártulos y pliego. Habéis tenido un placer inmenso, lacayos del<br />
capitalismo, esclavos del siglo XXI, al coincidir con un genio<br />
incomprendido, pero me abro. Hago el paseíllo, le susurro a Paloma<br />
que me la quiero llevar al huerto —«esta es tu noche, Lucrecia<br />
Borgia»—. Observo la sala de reuniones de los prebostes. ¿Con qué,<br />
coño, abrirán mañana en primera? Les hago un corte de mangas<br />
mental. Arreglad el mundo vosotros, modernos, dueños de la palabra<br />
y los medios de comunicación, mentirosos compulsivos, facinerosos<br />
con tirantes. Me doy el piro, le hago una seña al Manitas y me marcho<br />
a aposentarme en la barra del Garden, nuestro pub favorito, que se<br />
encuentra a cuatro pasos de esta jodida redacción en la que ya no hay<br />
una puta máquina de escribir, la han rellenado de pantallitas, que nos<br />
vamos a quedar ciegos por culpa de este jodido aparato. «Si por ti<br />
fuera todavía estaríamos con pluma y tintero». Me parece estar<br />
oyendo al Gorila, maldición. Cambia de rollo, Rocky.<br />
Encuentro un taburete. Domingo me sirve un cubita de ginebra.<br />
«Te llaman por teléfono, Rocky». Ni una copa te puedes tomar en paz<br />
en este puto país. Es el Gorila poniendo pegas a mis títulos. «¿Quieres<br />
que se nos llene el periódico de cartas como cuando lo de Pedrín?».<br />
«Eso es que me leen, jefe. Y Butragueño era como Pedrín, el<br />
compañero de Roberto Alcázar». «Si no quieres que te machaque<br />
esto, sube y modifícalo tú. Estoy hasta los cojones de tus<br />
imbecilidades. Sube, pero yaaaaa…». Ha temblado hasta el auricular.<br />
Será bestia el tío.<br />
89
Paseo el cubita por la calle. Le ofrezco un trago a una gachí tan<br />
alta como McPerson. «Si quieres, te presento un negro de 2´10». No<br />
quiere. Llego a la redacción. Le quito la copia de la página al Gorila sin<br />
dirigirle la palabra. Veo a la nueva, hace prácticas y es amiga del dire,<br />
está recogiendo. Le meto tres tajos a la entrevista, me cargo la parte<br />
graciosa y todavía me da tiempo a agarrarla por la escalera. «Esta es<br />
nuestra oportunidad, Maribel. Bebe conmigo el vino de la perdición y<br />
come el pan de la lujuria. Ha llegado la hora de que descubras el<br />
mundo, el demonio y la carne». Me la llevo al Garden. La niña estudia<br />
cuarto en ese engendro de Ciencias de la Información-<br />
Llegan el Manitas y Anastasio, de El Globo, para chupar cubatas.<br />
A la de prácticas le va el rollo. Horror: el alcohol le desata la lengua.<br />
No suelta la palabra, si hace lo mismo con el pene debe de ser<br />
glorioso. Practica espiritismo. Se empeña en leerme la mano. ¡Olé sus<br />
cojones! Dos hijos… si estoy menopáusico. El Manitas capta una onda:<br />
tiene amigas. Se ofrece a montar una sesión de espiritismo con ellas.<br />
La chorba inicia sus contactos por teléfono. El Manitas, haciendo<br />
honor a su apodo, se frota las manos, yo me temo lo peor. «Hoy<br />
follamos, Rocky». «Para que tu metas tendrán que ser ciegas o muy<br />
caritativas». Vuelve del teléfono dando órdenes. Yo me resisto a<br />
desaparcarme del sillón. La tía insiste. «Nos esperan en casa de<br />
Pepa». Pido que venga un médico, o por lo menos algún moderno. Le<br />
ruego al jefe de nacional, Oliván, que nos acompañe. Me arrodillo en<br />
la puerta del Garden, suplico, imploro. Oliván dice que estoy<br />
borracho, será gilipollas. Pero se apunta.<br />
El buga de Oliván es de los que en mi barrio se denominaría un<br />
‘haiga’. «Tío, los periodistas políticos os lo lleváis crudo. Menuda<br />
mafia». «Nosotros trabajamos». «Y yo hago el gilipollas, no te jode».<br />
Cierro los ojos para no discutir. Me despiertan los chillidos de una<br />
loca vestida de rojo. Lleva como gasas transparentes, sin sostén Esta<br />
es la tuya, Manitas, yo las prefiero dulces y delicadas. Nos llevan a<br />
Lavapiés. Es una casa del paleolítico, con un patio central como el de<br />
90
mi abuela. «Si en esto se inspiraron para la Verbena de la Paloma».<br />
Pepa nos abre, nos lleva a una habitación iluminada con velas. Joder,<br />
no estábamos en la galaxia multimedia. Hay dos maromos sentados<br />
en unos cojines.<br />
Eso no te lo esperabas tú, Manitas. Aquí hay más competencia<br />
que en la redacción. Uno de los maromos, con los ojos cerrados, habla<br />
entrecortadamente. Una rechonchita culibaja apunta lo que dice. La<br />
de gilipolleces que hay que hacer para follar, pienso. El tipo de los<br />
ojos cerrados me señala. «Tú eres un judío. ¡A la cámara de gas!».<br />
Lourdes me pide que salga y me acompaña a otra habitación. Me dice<br />
que su amigo está en trance y que le he caído mal. «Ya me he dado<br />
cuenta», respondo. Me dedico a pimplar. Media hora después aparece<br />
Oliván. «No vuelvo con vosotros». El fotero loco sale agarrado a una<br />
tía con la falda muy corta que se llama Mariví. «Vámonos a tu casa<br />
que tenemos plan», me susurra. Nos piramos. Oliván aparca frente a<br />
mi portal. «A la puta calle». Nos quedamos allí los dos con Marivi. La<br />
tía parece más borracha que el fotero. Subimos a casa. Estos dos<br />
insensatos intentan montar una orgía. Hago poses de actor porno y el<br />
Manitas hace que tira fotos. Marivi está como alelada pero nos deja<br />
K.O. a los dos. Cuando nos despertamos por la mañana la chica ha<br />
desaparecido. A mí me duele la cabeza horriblemente. Esta tía nos ha<br />
metido algo en las bebidas. «Joder, Manitas, por lo menos tendrías las<br />
máquinas aseguradas. ¿Cómo le vas a explicar al Gorila que las has<br />
perdido en una noche loca? ¿Y mi portátil? Manitas, este ha sido el<br />
polvo más caro de la historia. ¿O tú tampoco follaste? Me lo temía».<br />
Vicente Carreño (Leganés, Madrid)<br />
91
Crack head – Steven Meyer-Rassow (Reino Unido)<br />
http://www.smrphotoart.com/about/<br />
92
El complejo<br />
Para él se había convertido en toda una obsesión desde el<br />
momento que la vio con la seductora belleza que la envolvía. Se<br />
imaginó de rodillas a sus pies, degustando con su lengua, como<br />
exquisito manjar, sus labios.<br />
El champagne, después de la presentación, fue la excusa que<br />
colaboró a su favor, o tal vez, su estatus empresarial. La cuestión es<br />
que ambos terminaron en un lujoso hotel entremezclando las copas<br />
con las prendas que iban cayendo.<br />
Su sueño comenzó a hacerse realidad.<br />
Mientras ella dejaba que la excitación le abordara, le veía como<br />
un esclavo hincado a sus pies. Extendió los brazos para sujetarle la<br />
cabeza contra su vientre.<br />
Y sucedió…<br />
Se paralizó en seco, un escalofrío recorrió su cuerpo y lo apartó<br />
de inmediato, observando con sorpresa el peluquín que sostenía en<br />
la mano.<br />
Instintivamente, él se tocó la calva.<br />
No hubo forma de continuar, el puente se había roto. Tras un<br />
par de insatisfactorias excusas le dejó solo en la habitación.<br />
Amargado e insatisfecho, se perjuró que el peluquín no sería, en<br />
el futuro, motivo para perder una ilusión como esa. Extrañaba su<br />
abundante cabellera y fue entonces cuando recordó la propuesta que<br />
le formularon. Como gerente, daría por conforme con su firma la<br />
adjudicación de obras de la empresa que se presentó al concurso<br />
público de la Administración. A cambio recibiría, en sus vacaciones,<br />
alojamiento y permanencia sin límite de gastos en un hotel de cinco<br />
93
estrellas en Turquía, mientras durase el tratamiento capilar que le<br />
repondría su añorada cabellera.<br />
Aceptó la propuesta.<br />
Jacinto retornaba a la obra después de tomarse el carajillo con<br />
sus compañeros, cuando, se detuvo ante el televisor del bar donde<br />
aparecía, en el telediario, la doble foto de un individuo calvo y con<br />
implante que había sido arrestado por aceptar sobornos en su<br />
puesto como director general de una empresa pública. Al tiempo<br />
que exclamaba «¡Bonito implante lucirá en la trena!», se ajustaba el<br />
mono para protegerse del frío que recorría España ese mes de<br />
enero.<br />
Jorge Richter Vázquez (Valencia)<br />
94
El sátiro y la ninfa<br />
Sátiro y ninfa – D-Ana Fernández (Murcia)<br />
http://www.d-anafernandez.com/<br />
El bullicioso tíaso de Dyonisos se aleja, por entre el frondoso<br />
bosque, con su variedad de jubilosos cantos, danzas al son de flautas<br />
y aulós y voces exigiendo el solicitado, y la mayoría de las veces<br />
exiguo, pellejo de vino. Hacia el lado contrario y alejándose de la<br />
festiva comitiva, Astreo carga sobre sus peludos y fuertes hombros a<br />
una rubia y delicada ninfa que intenta soltarse de tan fuerte<br />
agarramiento. La encantadora deidad se retuerce y patalea ante<br />
semejante osadía y se niega en rotundo a permitir que el descarado<br />
sátiro la convenza para sus infinitos placeres carnales.<br />
95
—¡Suéltame, insolente y desvergonzado salido! —lo increpa<br />
propinando a la vez alguna que otra inútil patada.<br />
—No creas que no te oigo, primorosa divinidad —le contesta<br />
Astreo con una burlona sonrisa dibujada en su bello rostro—. Lo que<br />
pasa es que ni tú misma te crees lo que estás pidiendo. Espero que<br />
sepas apreciar y entender que te estoy protegiendo de ti misma.<br />
—¡No digas sandeces! —le grita furiosa mientras descarga un<br />
buen ramo de débiles puñetazos en la formidable espalda del ser—<br />
¡Bájame y deja que me una a la comitiva con mis otras hermanas!<br />
—Tus queridas hermanas deben de estar retozando en algún<br />
profundo rincón del bosque con alguno de mis parientes. Y tú<br />
deberías relajarte y posibilitar así mi búsqueda de un lugar<br />
apropiado para nosotros.<br />
—¡Oh, vamos! —se mofa ella—. Eso que estás pensando no<br />
ocurrirá nunca. En cuanto me sueltes escaparé y jamás lograrás<br />
darme alcance.<br />
—¿Estás segura de ello?<br />
Astreo acaba de depositar, sobre la mullida y fresca hierba, a la<br />
joven rebelde. Y ante ella, delante justo de su hermoso rostro y casi<br />
obligándola a bizquear, la impresionante punta del marcado<br />
priapismo del orgulloso sátiro. La muchacha agranda los ojos ante la<br />
asombrosa visión y, de la misma manera, también abre su boca en un<br />
amago de embobamiento repentino.<br />
Rápido de ideas Astreo aprovecha la ocasión y aproxima aquella<br />
tiesura hasta la estupefacta boca abierta de la deidad, quedando así<br />
naturalmente encajadas la una en la otra. En este momento la joven<br />
ninfa es incapaz de razonar y menos aún de pronunciarse en cosa<br />
alguna. Aunque lo intenta.<br />
—¿Bodiaz haced del favó de zacadme edto de da boca?<br />
96
—¡Oh, mi bella dama! —Sonríe el pícaro peludo— Deberías de<br />
saber que mi exuberante miembro fue creado para ser introducido en<br />
los lugares más selectos. ¿Acaso no te resulta placentero este<br />
momento?<br />
—Pué do zabrida de decid, da veddad.<br />
Es entonces cuando el hábil ser comienza a menear muy<br />
despacito sus caderas hacia adelante y atrás, regalando a la joven<br />
ninfa una maravillosa danza de movimientos y sensaciones. Al cabo<br />
de un momento, cuando los dos se sienten íntimamente unidos él<br />
retira su miembro de la boca de la joven y se arrodilla frente a ella.<br />
Observa, con deleite, un rostro encendido de deseo. Unos inmensos y<br />
brillantes ojos azules que lo miran con fijación, las mejillas<br />
sonrosadas por el azoramiento y los apetitosos labios húmedos y<br />
anhelantes de pasión. Astreo le sonríe con un destello travieso de<br />
color verde mar. Ella es incapaz de pronunciar palabra alguna. Lo<br />
contempla fijamente mientras su acelerada respiración hace ondear<br />
las hojas de hiedra que lleva, como adorno, prendidas en su piel de<br />
cervatillo. Apenas sin reflexionar agarra, veloz, los pelos del pecho<br />
del atractivo sátiro y tira de ellos con vehemencia obligándolo a caer<br />
sobre ella. No le importa en qué postura o de qué manera se<br />
desplome. Sólo quiere y desea sentir contra su piel la firmeza y<br />
robustez de ese atractivo ser. Para éste la boca entre abierta de la<br />
bella ninfa es un triunfo pleno.<br />
—Mi adorada y joven divinidad —le susurra mientras le acaricia<br />
la larga y suave melena— divirtámonos durante un buen rato. ¿Para<br />
qué otro menester, si no, fuimos creados?<br />
Isabel Muñoz Valenzuela (La Nucia, Alicante)<br />
97
In silence – Max Mitenkov (Belorrusia) http://vimark.deviantart.com/<br />
98
Silencios<br />
“El silencio es el ruido más fuerte,<br />
quizás el más fuerte de todos los ruidos”<br />
AL SILENCIO NO SE LE PERMITE ESTAR<br />
Juan recordó, en silencio, la última conversación que tuvo con<br />
ella justo antes de matarla.<br />
–Juan, ¿te he contado que me he apuntado a un curso de<br />
Inteligencia Emocional?<br />
–Pues...<br />
–Creo que va a ser muy interesante. Será en el mes de marzo y<br />
ya estoy deseando hacerlo.<br />
–Y...<br />
–¿Quieres que pregunte si tú también puedes hacerlo? Igual te<br />
gustaría participar... ¿No dices nada? ¡Te veo muy callado! Bueno,<br />
quizás sea mejor que vaya yo, con uno de los dos que sea inteligente<br />
es suficiente.<br />
Tic tac tic tac sonaba el reloj antes de que el despertador<br />
rompiera el silencio del amanecer.<br />
ROMPER EL SILENCIO<br />
Pedro subió al ascensor en la quinta planta. Una señora<br />
repeinada y con fuerte olor a perfume aguardaba pensativa en la<br />
esquina del ascensor y le brindó una ligera sonrisa de bienvenida en<br />
cuanto él abrió la puerta. Reinó el silencio. En la tercera planta el<br />
99
ascensor realizó una forzosa parada y el joven vecino aceleró la<br />
entrada situándose frente a Pedro. El silencio se rompió de forma<br />
constante y contundente durante tres pisos y quince segundos.<br />
Oe oe oe oe oe oe: un grupo de animados seguidores gritaban al<br />
unísono a la salida del partido.<br />
SILENCIO EN SOLEDAD<br />
Lo que hubiera dado por oír su voz, por volver a sentir el<br />
susurro de sus palabras en sus oídos. Tan sensual, tan sexual. Aquel<br />
silencio continuo le estaba matando y se metía en sus tímpanos<br />
forzando un zumbido que taladraba toda su existencia.<br />
…y el músico respetó el silencio antes de tocar su instrumento,<br />
obra magistral.<br />
ALUCINACIÓN SILENCIOSA<br />
Lo que no le gustaba era aquel silencio tan inoportuno que venía<br />
siempre a interrumpir las palabras que brotaban en su mente. ¿Cómo<br />
osaba el silencio parar la conversación? ¿Cómo se atrevía a tener<br />
protagonismo frente a los mensajes que le daba su otro yo? Jamás lo<br />
hubiera pensado. Tendría que hacer algo para solucionarlo.<br />
Shhhhhhhh y el silencio volvió a primar en la sala de espera de<br />
aquel frío psiquiátrico.<br />
Marian García Tárraga (El Puerto de Sagunto, Valencia)<br />
http://talleresytertulias.blogspot.com.es/<br />
100
¿Te gusta leer? ¿Te apetecería comentar con nosotros tus<br />
lecturas? ¿Dar/pedir opiniones o recomendaciones sobre libros,<br />
decirnos lo que estás leyendo, vas a leer o desearías leer? ¿Compartir<br />
noticias o artículos sobre Literatura? Únete al grupo de Facebook<br />
Club de Lectura Valencia Escribe:<br />
https://www.facebook.com/groups/432549686885240/<br />
Si eres aficionado al cine, también tenemos nuestro propio club.<br />
Inserta reseñas, aconseja películas, comparte artículos, fotos,<br />
opiniones y debátelas en el grupo de Facebook CineClub <strong>VE</strong>:<br />
https://www.facebook.com/cineclubve<br />
101
Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia Escribe,<br />
además de otras cosas, seguimos proponiendo imágenes para ser<br />
relatadas y colgando convocatorias de concursos literarios:<br />
https://www.facebook.com/pages/Valencia-Escribe/134450789952020<br />
Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o<br />
mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que<br />
también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs<br />
https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/<br />
Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que para<br />
ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe Haiku.<br />
Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las reglas…<br />
https://www.facebook.com/Valencia-Escribe-Haiku-746524675464504/<br />
Más poesía en un blog de poco alcance que queremos potenciar con<br />
vuestras aportaciones<br />
http://valenciaescribepoesia.blogspot.com.es/<br />
Y para seguir leyendo relatos de nuestros autores, nada mejor que<br />
pasar cada día por nuestro blog:<br />
http://valenciaescribe.blogspot.com.es/<br />
102
¿Quieres leer números anteriores de VALENCIA ESCRIBE?<br />
Número 13 (Mayo 2015)<br />
http://www.yumpu.com/es/document/view/38579520/numero-13-mayo-<br />
2015<br />
Número 14 (Junio 2015)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/39229595/numero-14-junio-<br />
2015<br />
Número 15 (Julio-Agosto 2015)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/39887891/numero-15-julioagosto-2015<br />
Número 16 (Septiembre 2015)<br />
http://www.yumpu.com/en/document/view/53328640/ve-16-septiembrepdf<br />
Número 17 (Octubre 2015)<br />
http://www.yumpu.com/en/document/view/54316333/ve-17-octubre<br />
Número 18 (Noviembre 2015)<br />
http://www.yumpu.com/en/document/view/54535272/ve-18-noviembre<br />
Número 11 (Diciembre 2015)<br />
http://www.yumpu.com/es/document/view/54807799/ve-19-diciembre<br />
Número 20 (Enero <strong>2016</strong>)<br />
http://www.yumpu.com/es/document/view/54933702/ve-20-enero<br />
NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista<br />
103
Ciudad de las Artes y las Ciencias<br />
Foto de Miguel García Rodríguez (Valencia)<br />
104