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ORILLAS
Diseño de portada: Miguel Rual.<br />
Compiladores: Rosa Berbel - Pablo Romero<br />
Argentina – España.<br />
Noviembre 2015.
PRÓLOGO<br />
Cuando leí por primera vez a Pablo Romero, hace ya bastantes<br />
meses, me fascinó de él su juventud y precocidad, la<br />
profundidad de los temas que trataba, quizá no tan próximos a<br />
lo que podría esperarse de alguien de su edad, y lo extraño de<br />
no poder encontrar más poemas suyos en lo largo y ancho de<br />
Internet, a pesar de que se movía ya con cierta soltura y que la<br />
calidad de sus poemas era asombrosa. Su escritura es única, y<br />
recuerda a ese placer de mirar el mundo desde una posición<br />
privilegiada, la posición del poeta omnipotente: que todo lo ve,<br />
que todo lo siente, que todo lo experimenta aunque esté lejos<br />
y fuera de su alcance. Aunque la poética de Pablo Romero es<br />
única, esto no me ha pasado solo con él, a saber, esta<br />
desenvoltura ante la creación y esta escritura joven, fresca y<br />
sorprendentemente madura están presentes en multitud de<br />
poetas de mi entorno. He buscado en esta línea, hemos<br />
querido buscar juntos, Pablo y yo, y hablar de todos esos<br />
poetas españoles y argentinos que se identificaran con<br />
nosotros mismos: jóvenes, inéditos, con temáticas originales y<br />
bellas. Algo parecido sentí al leer a Irati, cuya forma de decir es<br />
pausada y concisa, pero a la vez violenta, de palabras
illantes; al leer a Carlos, que desprende una inteligencia<br />
abrumadora a la hora de poetizar lo cotidiano; a María,<br />
filosófica y pura, embriagadora; o a Annie, cuya poesía es<br />
visceral, casi política. Esto fue ocurriendo hasta el punto de dar<br />
forma a una idea, que fue creciendo y convirtiéndose en el<br />
proyecto que hoy presentamos.<br />
Pensé que si todos esos poetas, los que conocía y los que<br />
conocí, absolutamente diferentes entre sí desde un punto de<br />
vista formal, temático o estilístico, entraran en contacto y<br />
formaran parte de un único libro, el resultado podría ser algo<br />
extraordinario. Sus formas de concebir la realidad y el mundo<br />
eran distintas, tenían una sensibilidad poco común. Creímos<br />
que la suma, la unión y la mezcolanza harían de la antología<br />
algo totalmente novedoso y mágico.<br />
Estas “<strong>Orillas</strong>” no pretenden servir de antología de una<br />
generación, puesto que los poemas se contradicen entre sí, se<br />
desafían unos a otros. Esta antología es tan solo una muestra<br />
de muchas de las tendencias poéticas presentes en España y<br />
Argentina, un puente entre dos países lejanos entre sí, pero<br />
próximos en su creación, en sus voces y en sus medios. Ante<br />
todo hemos querido mostrar al lector lo asombrosa que es la<br />
diversidad, la diferencia dentro de un grupo de jóvenes de<br />
edades y contextos relativamente similares. Hasta qué punto
Rocío podría compartir poética con Myriam, habiendo entre<br />
ellas apenas dos años de diferencia; o en qué verso podrían<br />
coincidir Helena y Aurora.<br />
“Abre la boca y respira sin dejar de mirarme”, dice en uno de<br />
sus poemas Laura Márquez Bono. Abre la boca y respira sin<br />
dejar de mirarlos, sin dejar de leerlos, sin dejar de seguirlos.<br />
Este es el futuro, o una parte de él, espero que lo<br />
suficientemente representativa. Creemos fervientemente que<br />
la poesía es siempre suma, suma entre poetas y suma entre<br />
lectores. A partir de ahora el trabajo es vuestro, sigamos<br />
construyendo puentes y dejando atrás nuestras propias orillas.<br />
Rosa Berbel<br />
España
NOTA AL LECTOR<br />
La poesía es una tentativa perversa e inabarcable y el poeta lo<br />
sabe. Lo descubre, paradójicamente, desde el<br />
desconocimiento: cómo se dice lo que no puede ser visto, lo<br />
que no puede ser nombrado, lo que no puede ser oído. De<br />
nada sirve preguntar porque la poesía sólo se concibe en el<br />
fracaso: el poeta se niega al costado más cómodo del mundo y<br />
ahí sabe hallar refugio. Así se escribe. Volando de jaula en jaula<br />
hasta que no quede espacio para el cuerpo.<br />
Lector: los poemas que acá va a encontrar son pequeñas<br />
guerras. Revoluciones de nada. Voces auténticas que no saben<br />
morir sino escribiendo.<br />
María Florencia Rua lo sabe: yo escribo / -empujo- / contra<br />
mí // y después de perderme / de hacer lo hondo / la caída //<br />
después del ahogo / la catástrofe / aparezco otra vez en la<br />
orilla / con el cuerpo desencajado / de sal // con la vida toda /<br />
desnuda boca adentro.<br />
Jesús Borda dice: conocí una vez lo musical / era así: / dar /<br />
cuerda / a la distancia / y ponerla a cantar.<br />
La poesía no puede permitirse ser otra cosa.<br />
O Agustín Mazzini, (escribo) Para los que aprendieron a llorar
en el eco del abandono/ y colmaron vacíos con chocolates y<br />
besos / y les dolió la primera vez que dijeron Micaela; / una<br />
tarde de secundaria y de colores / y de flores y profesores y<br />
relojes / atestados de horas sin sentido.<br />
Entendiendo al poema como una extensión entre la<br />
experiencia y el cuerpo que escribe, recopilamos acá 18<br />
pedacitos de carne, hermosos en su totalidad. Fragmentos de<br />
lo que no se tuvo nunca, ausencias vivas. 18 poetas que brillan<br />
como ágatas, jóvenes dueños del mundo que falta por romper<br />
y construir.<br />
Lector: tiemble. Estos nombres son futuro.<br />
Pablo Romero.<br />
Argentina
ESPAÑA
CARLOS CATENA CÓZAR<br />
1995. Jaén. Estudia Traducción e Interpretación (alemánárabe)<br />
en la Universidad de Granada. Ha ganado varios<br />
certámenes, principalmente a nivel regional. Obtuvo una<br />
mención de honor en el Premio Jordi Sierra i Fabra para<br />
Jóvenes 2014. Resultó ganador de la última edición del<br />
certamen Ucopoética. Sus poemas han sido publicados en<br />
antologías como Poetas del 15 de mayo (Séneca, 2011),<br />
Anónimos 2.2 o Donde veas. Poetas ganadores de Ucopoética<br />
2015 (La Bella Varsovia); y blogs. Ha traducido una breve<br />
antología de poesía joven alemana para el blog La tribu de<br />
Frida.
HIJO:<br />
Espantado de todo me refugio en ti.<br />
JOSÉ MARTÍ<br />
el año que viví en Alemania mi padre me regaló los guantes<br />
que él usaba cuando aún sufría el frío<br />
hace diecinueve años mi padre se los quitaba antes de<br />
cada pleno: los arrojaba con furia al llegar a casa y pensaba<br />
en la especie humana<br />
de piel - por dentro blandos<br />
desde fuera se veían solo los años<br />
cuando perdí uno de ellos la semana pasada lloré y quise<br />
ser escultor<br />
padre<br />
para hacer con el guante huérfano una escultura a mi<br />
pensé en nosotros<br />
pensé que yo era el guante perdido y mi padre el<br />
guante quieto que no sabía esculpir- quizás al contrario<br />
escribí entonces un poema de la vida con dos guantes / de<br />
mi padre sin mí / y de los años noventa:<br />
mi padre deja de fumar ante una ecografía<br />
rebela carretes que se llaman Almuñécar Calpe Almería<br />
y Los Alcázares<br />
cocina los domingos para los abuelos sanos / los<br />
abuelos sin artrosis / sin extensiones de acero<br />
mi padre en listas del PSOE
es padre de dos niños que serán hermanos<br />
y marido de una madre sin tinte - de una madre con<br />
pelo corto<br />
esta mañana de camino a clase encontré el guante en el<br />
poyete de una ventana anónima<br />
pensé en las familias y las relaciones paternofiliales en<br />
Occidente<br />
y escribí a mi padre que no volvería a usarlos por<br />
temor a perderlos
EN MI FAMILIA<br />
tú hablas de hijos que no sean nuestros<br />
entonces yo te miro y te digo<br />
las mujeres de mi familia heredan el nombre<br />
y con él una serie de enfermedades:<br />
a menudo sufren artrosis<br />
les extirpan la matriz<br />
y mueren de cáncer de colon<br />
si yo tuviera una hija<br />
me gustaría que comprendiera<br />
el dolor que significa su nombre.
ANNIE COSTELLO<br />
1992. Murcia. Escribe y estudia Historia del arte en la UMU.<br />
Ha colaborado en diversas publicaciones digitales. Mantengo<br />
un blog (www.anniecostello.blogspot.com) y un Twitter<br />
(www.twitter.com/antesforias.)<br />
Es autora del poemario Catábasis. Actualmente trabaja en<br />
su primera novela.
ME AFERRO A ESTE VIENTRE<br />
Señor ministro<br />
me aferro a este vientre<br />
como otros se aferran al último clavo<br />
me aferro a este vientre porque es mío.<br />
Adivine cuánto he tardado<br />
en escuchar la llamada de Ishtar:<br />
siendo niña predije el hematoma<br />
antes del impacto;<br />
siendo púber<br />
predije el rocío<br />
antes de palparlo<br />
sobre mi sexo; siendo mujer<br />
detecto el rubor precedente<br />
a la caricia embrionaria,<br />
y en mis areolas veo erizarse<br />
la temida efigie del tumor.<br />
Sin duda Dios me cavó por dentro<br />
me hizo taller de seres humanos.<br />
Me sé dotada del don de alumbrar<br />
la abundancia en mis muslos maleables;<br />
y de limpiar de flujo la endeblez neonata<br />
aunque irreversible<br />
sea ya<br />
su impureza.<br />
No me crea, señor ministro, inmune<br />
a las medallas de la sangre<br />
pues la pechera de mi madre irradia<br />
su metálica dicha, y me convence,<br />
¡sí!,<br />
del largo mandato<br />
de una matriz sobre su linaje.
No es mía la ignorancia de la piel tensa<br />
sobre el tambor curvo de la vida,<br />
quizá sea suya<br />
esa ceguera<br />
que lo conduce;<br />
la de una raza<br />
que desconoce, por completo, el norte<br />
de la creación<br />
y la crianza.<br />
Por eso yo, que soy<br />
ante todo<br />
mi propia habitante<br />
sé más que nadie<br />
traducir el ruego de mis hondonadas:<br />
Denme muerte. Nunca pedí<br />
aterrizar forzoso en esta pista.
Y DIJO EL VIEJO PLATÓN...<br />
Y dijo Platón: el gran artesano<br />
nos dividió en mitades perfectas<br />
perpetuamente escindidas<br />
de nosotros mismos; almas morando<br />
errabundas sobre la Tierra<br />
alejándose<br />
atrayéndose a veces<br />
escudriñándose las miradas<br />
buscándose en rostros ajenos;<br />
llenando sus vanos con las piezas<br />
de otros cuerpos, sin que estas encajen,<br />
tirando a un lado las fallidas<br />
hasta así dar con la acertada<br />
que espera inquieta a ser tomada<br />
y devuelta, al fin, a su molde.<br />
Dos tercios de mi vida he creído<br />
y honrado a Platón, buscado a mi esquiva<br />
facción en el erial de los hombres<br />
nadie podría dudar de mi empeño<br />
y aún así<br />
hoy me siento culpable<br />
al saberme entera<br />
y suficiente.
MARÍA GARCÍA DÍAZ<br />
María García Díaz (Oviedo, 1992) es graduada en Física por<br />
la Universidad de Oviedo y actualmente cursa el Máster de<br />
Física Cuántica en la Universidad de Ulm (Alemania). Es<br />
violinista en la OCAS (Orquesta de Cámara de Siero) y en la Ulm<br />
Universitätsorchester. Su libro de poemas Espacio virgen ha<br />
merecido el premio Gloria Fuertes de Poesía Joven en su XVI<br />
convocatoria.
BAILANDO<br />
en la cueva del color salvaje,<br />
el trazo fiero,<br />
las melenas ígneas.<br />
En el fragor de las membranas<br />
la luz le abre heridas a la roca,<br />
nos alza los párpados,<br />
nos pasa un paño de agua<br />
por los ojos.<br />
Descosernos los hábitos<br />
en la lucidez,<br />
reconocer los muros, amarnos<br />
en el conocimiento de lo cognoscible.<br />
En la esperanza de reconstrucción<br />
acariciarnos.<br />
en Espacio virgen
LA OTRA COLMENA<br />
Tengo un dolor que es culpa del pueblo.<br />
Estoy llena de muros que yo<br />
no he levantado.<br />
A qué utopía migrar ahora.<br />
En qué vasta cama dan calor<br />
y guardan el prejuicio.<br />
Dónde las ramas serenas. Dónde<br />
el lino justo, los niños libres,<br />
la miel respetuosa.<br />
en Espacio Virgen
IRATI ITURRITZA ERREA<br />
1997. Pamplona. No nació de ninguna boca, a pesar de<br />
dedicarse a gestar bocas y voces que la reinventan cada día. A<br />
veces es un niño que no recuerda por qué llora, otras veces<br />
sólo intenta gritar más alto. Escupe palabras rotas y le gusta<br />
decirse blablabla esta soy yo frente al espejo antes de salir a la<br />
carrera hacia el instituto. También le gusta leer, quejarse,<br />
escribir y hacer galletas.
He inventado un lenguaje anterior a la náusea<br />
y ahora digo<br />
soy el nudo rompiéndose soy<br />
un animal que finge estar enfermo<br />
todos los animales<br />
todos los enfermos<br />
y no escribo<br />
no tengo miedo<br />
no recuerdo lo que no he vivido<br />
no pienso en ninguna mano<br />
no tengo manos<br />
no escribo<br />
He inventado un lenguaje anterior a mi nombre<br />
he escrito un poema para decir manos, nudo,<br />
náusea, animal,<br />
enfermo<br />
he dicho miedo miedo miedo<br />
El miedo sólo existe si no puedo nombrarlo
(I)<br />
Este poema es un refugio a punto de arder. Te mueves en él<br />
fingiendo que es tuyo, dices que sabrías encontrar la salida,<br />
pero has perdido la llave, y no sabes si alguna vez hubo llave,<br />
refugio, poema.<br />
Tu cabeza y este poema son una niña a punto de ser<br />
calcinada. La niña llora. La niña llora porque teme al fuego,<br />
piensas. Pero ella niega y dice que no podrá evitar quemarse,<br />
que llora porque no sabe cuándo ocurrirá. No puede esperar<br />
más, quisiera arder de una vez y tener ya todo el miedo<br />
posible.<br />
(II)<br />
Otras veces todo es demasiado grande, demasiado oscuro o<br />
está demasiado lejos. Saltas, tratas de alcanzarlo, pero ves sólo<br />
una parte minúscula y nunca hay palabras suficientes.<br />
Hace cada vez más calor. La niña ha dejado de llorar.<br />
(III)<br />
Después del fuego, la niña dice<br />
no recuerdo cómo llegué aquí<br />
tal vez alguien dijo mi nombre<br />
o puede que nadie<br />
dijera nunca<br />
nada<br />
y yo estuviera escribiendo este poema de todos modos
Después del fuego, la niña mira su poema-cabeza-refugio y<br />
piensa<br />
si esto es silencio<br />
antes, alguien gritaba
AURORA MUNT<br />
1998. Oviedo, España. Estudia bachillerato. Ha participado<br />
en medios digitales como Ciudades Esqueleto y Obituario. A<br />
veces sueña que es otra persona, pero siempre despierta<br />
siendo la misma. La luz delimita el espacio es su primer libro,<br />
publicado bajo el sello editorial mexicano Stillnes & Blood<br />
Press.
He apagado el silencio como quien apaga un cigarrillo.<br />
Es mi momento favorito de la noche.<br />
Ese instante mentiroso en que todo parece posible.
La nostalgia era una droga demasiado fuerte para dejarnos<br />
aunque en realidad éramos muy jóvenes para probarla.<br />
¿Qué sabíamos tú y yo de la nostalgia?<br />
Era todo una farsa, una actuación,<br />
interpretábamos los papeles<br />
que alguien que no existía<br />
esperaba de nosotros.<br />
Éramos actores y público<br />
de nuestra pequeña tragedia.<br />
“Somos iguales, compañeros en el crimen”,<br />
me decías improvisando.<br />
Yo te sonreía y acariciaba<br />
el cabello<br />
siguiendo el guion.
LAURA MÁRQUEZ BONO<br />
Laura Márquez Bono (Alcalá de Guadaíra, Sevilla). Del 95.<br />
Actualmente estudio un Doble grado en Ciencias Políticas y de<br />
la Administración y Sociología. Mis poemas han sido publicados<br />
en fanzines como Mala Digestión o Seremos Onironautas<br />
(orquestados por Henar Bengale e Inés Martínez García,<br />
respectivamente) y en revistas como LeTour 1987. He<br />
participado en eventos poéticos como Cosmoanónimos<br />
(ediciones de 2013 y 2014), estando mis poemas recogidos en<br />
dos antologías de dicho evento. Llevo varios blogs:<br />
Podéis encontrarme en: @Laura_Marbo
Mi vida está compuesta por cuatro paredes<br />
blancas duras como la carne de la mujer<br />
que me tuvo dentro<br />
la luz llega a mi piel en toda su extensión<br />
haciendo un hueco entre las grietas<br />
para anidar junto a mí<br />
pero no tengo color no tengo el pigmento<br />
suficiente como para retener algo<br />
alguien<br />
me corrompen todos los átomos que soporto<br />
pues sobre el pecho tengo una ira roja<br />
densa y profunda como los ojos de la mujer<br />
que me dio sus pechos<br />
y yo me miro en esas dos dagas y me reconozco<br />
aparto los pliegues de la piel blanca intentando<br />
destruir los muros<br />
busco en la sangre algún indicio de equivocación<br />
pero soy genéticamente igual de enferma<br />
que ella
Abre la boca y respira sin dejar de mirarme<br />
porque voy a introducir mis pulmones en tu cuerpo<br />
para que dejes de temblar<br />
no te resistas al movimiento<br />
solo sigue mi voz entre las sombras<br />
aquellas esquinas rojas se están juntando<br />
-se están juntando por titú<br />
solo agarra tu piel y procura que no te abandone<br />
mientras bailo ante tus ojos<br />
escucha mis pechos y mi centro<br />
te guiaré hasta la palabra primera para que la beses<br />
y la acunes como el niño que eres<br />
necesito que sientas lo que yo siento<br />
porque cuando miro mi reflejo yo no estoy ahí<br />
la lengua repleta de hormigas<br />
la mandíbula torcida<br />
los dientes ausentes de formas<br />
las cuencas ahogadas en agua negra<br />
me estoy difuminando sin haber dejado una huella<br />
en tu materia<br />
para que me permita volver a mí una vez encerrada<br />
al otro lado del espejo<br />
sí, eres mi instrumento para alcanzar la inmortalidad<br />
pero no cierres la boca no dejes de respirar no apartes tus<br />
ojos]
de mis ojos que contienen la ira<br />
ven<br />
voy a llevarte conmigo hacia el fuego.
MYRIAM SEDA<br />
1995. Sevilla. Estudia periodismo en la Facultad de<br />
Comunicación de la Universidad de Sevilla. Aparece en los<br />
volúmenes Anónimos 2.1 de Cosmopoética, en la antología de<br />
los ganadores de UCOpoética Todo principio (La Bella Varsovia,<br />
2014) y en algunas antologías digitales como Tenían 20 años y<br />
estaban locos (selección de Luna Miguel) y Dientes de leche<br />
(selección de Dara Scully)
IN HAC LACRIMARUM VALLE<br />
Me dijo mi madre:<br />
No comprenderás el hambre.<br />
No comprenderás a los demás.<br />
No comprenderás a Dios.<br />
Yo,<br />
Intrauterina,<br />
La creí.
UN ÚTERO CON VISTAS*<br />
Alimento a mis hijas con miedo<br />
A que algún día sepan<br />
Que les dejo una habitación cerrada<br />
Sin vistas,<br />
La blancura de los senos,<br />
Ojos grandes para llorar,<br />
Avispas<br />
En el vientre,<br />
Cuatro generaciones de pulmones frágiles<br />
Y la sangre derramada<br />
De una alianza que nos prometieron<br />
Nueva y eterna.<br />
Perdonadme,<br />
Hijas,<br />
La herencia de la muerte<br />
Y el color de esta leche amarga que os doy,<br />
Pero tomad,<br />
Tomad y comed todas de él<br />
Porque este será vuestro cuerpo.<br />
* La niña del pelo raro – David Foster Wallace
ROCÍO TORRES<br />
1997. Madrid. Acaba de cumplir 18 años. Además de ser<br />
estudiante de bachillerato, se dedica a llevar una marca de<br />
ropa (Rotten Clothing) y a escribir.<br />
Podéis encontrar sus trabajos en www.rorotten.tumblr.com
Choca el agua templada contra mi brazo y choca y choca y<br />
quema<br />
Y arde el brazo azul y se convierte en rojo y no me gusta el<br />
rojo en mis brazos<br />
Me gusta el rojo en mi sangre y en mis ojos y eso me lo<br />
dicen mis ovarios<br />
Cada mes<br />
Cada día<br />
Cada mañana<br />
Me lo dicen también las personas que no conozco y las que<br />
conozco no conocen mi color y no comprendo nada<br />
Creo que tú no te acuerdas de mi color ni de mi cuerpo ni<br />
de las manchas que destiñen pero él sí y eso no me interesa<br />
Aprende mi color y píntalo y llévalo en la cara y tíralo y tíralo<br />
en la alcantarilla.<br />
Cómete mi color y cómete mi pelo y cómete mi carne y<br />
pinta con ella mi color y por favor recuérdalo.<br />
Esparce mi color por el aire y olvídate de mí si quieres<br />
porque yo no quiero olvidarme de lo que me dice la gente.<br />
Déjame algo de lo que me gusta y llévatelo todo porque no<br />
me importa nada más que mi color y lo que tú hagas con él.
Tengo las encías inflamadas por no poder lamerte<br />
Tengo las manos despellejadas y tú no estás aquí para<br />
curármelas con el sudor de las tuyas<br />
Tú no estás aquí para olerlas escucharlas y lamerlas hasta<br />
que dejen de doler<br />
Tú no estás aquí y eso me deshidrata<br />
Me da sed me seca la piel me seca el pelo me seca los ojos<br />
Me deshidrato y me desmayo en tu oreja izquierda porque<br />
solo me la imagino<br />
Me quedo débil pensando en mi sangre y en la tuya y en la<br />
de las palomas que han anidado en mi terraza<br />
Me quedo enferma tocándote la rodilla en una alucinación<br />
Tengo una enfermedad que solo puede curar otra persona y<br />
eso me hace más débil<br />
Tengo una enfermedad que solo puedes curar tú y eso me<br />
da dolor de tripa<br />
Tengo una enfermedad totalmente ajena a mi cuerpo y a mi<br />
cabeza y a mis entrañas<br />
Tengo una enfermedad que me está matando, y creo que si<br />
me muero seguiré aquí de pie y tú nunca me verás
HELENA TRAMUNT<br />
1993. Gran Canaria (Islas Canarias, España). Actualmente<br />
vivo y sigo creciendo en Madrid. Me dedico, sobre todo, al arte,<br />
la investigación y la búsqueda espiritual. También estudio<br />
Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.
LA QUIETUD COMO PURGA<br />
Después de tantas tormentas, en mi pecho se ha asentado<br />
un paisaje sereno sin estación que lo sepa corresponder;<br />
un pequeño puerto con veleritos que entran y salen muy<br />
despacio;<br />
una ciudad mojada, vacía de coches y transeúntes;<br />
un bonsái que no necesita que lo poden porque no lucha<br />
por crecer;<br />
Reina una quietud hasta ahora desconocida;<br />
un silencio algodonoso acaricia mi tórax malherido,<br />
y hace eco en mi frío bajo vientre que hiberna agazapado.<br />
Y a pesar de agradecerlo, no puedo evitar pensar<br />
que quizás la marea nunca vuelva a subir.<br />
Y es esa, y no la que todos conocemos al irnos, la muerte<br />
que yo temo.
El hombre me agarra<br />
y se cuela bajo mi piel.<br />
Chillo<br />
Viajo más allá de la muerte<br />
pero sigo viva,<br />
y mi carne fría,<br />
y mi sexo rojo,<br />
y mis manos tristes<br />
y mi corazón es<br />
dejado a la intemperie<br />
sobre un montón de escombros<br />
igual de rotos,<br />
igual de quietos,<br />
mientras el hombre, todo rojo<br />
se deleita con la caída de otro<br />
pétalo.<br />
Creí haber crecido lo suficiente<br />
y sólo supe quedarme quieta<br />
observando el Mal crecer dentro.
OJITOS DE CORDERO<br />
El hombre agarra otro cordero<br />
y le quita la piel a lascas.<br />
El cordero chilla<br />
Mira hacia algún lugar<br />
lejano que está<br />
más allá de la muerte<br />
pero sigue vivo,<br />
y su carne viva,<br />
y su sangre roja,<br />
su garganta se desgañita<br />
y su pelado cuerpo es<br />
lanzado a una caja de madera<br />
sobre un montón de corderos<br />
igual de vivos,<br />
igual de carne,<br />
igual de rojos y<br />
con los ojos<br />
humedecidos, comprendiendo<br />
en ese instante<br />
cosas que se nos escapan<br />
al resto de<br />
los mortales.<br />
Era tan pequeña que
sólo supe quedarme quieta<br />
observando el Mal siendo tan grande.
Tiempo después olvidaré<br />
corderos, olvidaré<br />
hombres, olvidaré<br />
cuchillo, olvidaré<br />
ojos, olvidaré<br />
pellejo, olvidaré<br />
mentiras; tiempo después olvidaré<br />
la lágrima, olvidaré<br />
el balido, olvidaré<br />
el maltrato, olvidaré<br />
la carne, olvidaré<br />
injusticia; olvidaré olvidarme<br />
de todo el mal<br />
Tiempo después olvidaré<br />
todo lo que no sea poesía<br />
Prestaré mis ojos<br />
a causas más bellas<br />
Pero no sin antes admitir que<br />
no fui capaz de moverme<br />
¿Cómo es que ahora lloro tanto?
ARGENTINA
JESÚS BORDA<br />
1988, Santa Cruz de la Sierra/ Buenos Aires/ Reykjavík.<br />
Bajo una higuera mi abuelo me enseñó el primer poema,<br />
me puso una curita y seguí. La infancia fue lo que tiene que<br />
ser: una pausa acumulada.<br />
Nadie me vació los ojos hasta los quince.<br />
No leí poesía hasta los veinte.
Tuve un delirio retráctil y afilado bajo la ropa al que acudo<br />
todavía cuando el monstruo bajo la cama afina su laúd.<br />
Presencié las congregaciones de la botánica, corté el tallo y<br />
fabriqué una flauta para mi nombre.<br />
Mi sangre se torna rancia con cada verano y atrae a los<br />
insectos del Paraíso. El primer poema parecía un insecto del<br />
Paraíso, los mismos colores, análoga geometría; cuando mi<br />
abuelo lo abandonó en la palma de mi mano, hizo un nido de<br />
sangre y baba.<br />
El segundo poema fue así: A:= (aij)<br />
No hubo tercer poema.<br />
Ni cuarto.<br />
Hubo nuevamente el primer poema pero mi abuelo ya no<br />
estaba. Cuando hablo de escritura hablo de este insecto que<br />
me parasita, cuya cánula drena lo acumulado en la infancia y lo<br />
excreta sobre las hojas de las plantas. Mi abuela las riega, las<br />
hace crecer como una torre de Babel, una torre del lenguaje<br />
que he de escalar hasta la metamorfosis. Y transfigurado me<br />
posaré sobre las manos de un niño para cantar la pausa.
conocí una vez lo musical<br />
era así:<br />
dar<br />
cuerda<br />
a la distancia<br />
y ponerla a cantar<br />
frente a un paisaje<br />
verás: el cielo se desmedra, tu mirada lo coagula<br />
¿qué hay detrás de la sombra de los ángeles?<br />
A Horace,
La montaña no, detrás de<br />
la montaña hay otra montaña<br />
y detrás de todo esto la casa<br />
yo sé que es lejos la casa y vos<br />
también lejos todos presentes<br />
así que talé un árbol de los grandes<br />
sobre el río hermoso y malo<br />
lo talé en invierno<br />
ya no podrás cruzar pues<br />
han llegado las lechuzas a ocuparlo<br />
no les mires a los ojos cuando vayas<br />
porque no los tienen por<br />
qué no los tienen<br />
sino yo entre mis dedos.<br />
*<br />
mentira,<br />
padre nunca estuvo en la luna<br />
cuando levanto la almohada<br />
aparece un murciélago
Vamos, Martha. Yo entiendo que su naturaleza sea la<br />
velocidad, porque cuando la conocí el cielo se dividía en<br />
pentagramas y tormentaba la noche como cuando sus manos<br />
sobre el piano, todo fugaz y pantera. Así que no se vaya<br />
todavía, sí, aunque su cabello complete la blancura que le falta<br />
a la tarde de hoy humeante. Tóqueme esa ópera de Chopin,<br />
que dicen que hoy nazco… Mire mi columna ¿no lleva forma de<br />
bastón o de semifusa? Alguna vez en alguna sierra usted tuvo<br />
una cabaña anaranjada, invisible para los buscadores de<br />
ocasos, y su piano alemán instalado bajo el árbol era una<br />
cigarra de metales tornasolados. Yo siempre viví en la ciudad<br />
pero cuando la medianoche y todos dormidos, incluso los<br />
insectos, la ventana y un eco en bemol me coronaba la<br />
distancia, qué hiedra. Así que ahora mismo me sentaré a la<br />
mesa y usted como el viento a la pampa vendrá con su piano a<br />
cuestas a contarme el dolor del ser. Y todo será paisaje de<br />
hombres con lanzas y mujeres deliciosas que bailan y se<br />
contonean de dolor hasta volverse un puntito de carne. Será<br />
una coda.<br />
*
RITA GONZALEZ HESAYNES<br />
Nació en Azul. Cuando sea grande quiere ser pirata espacial,<br />
egiptóloga, actriz, estrella de rock, novelista, dios, portero de<br />
edificio, profeta alienígena y cyborg, para empezar. Está<br />
creciendo. Aún no ha muerto. ¡Oh Mitocondria! Es su primer<br />
libro, publicado bajo el sello editorial Añosluz editora.
LA CENA DE LOS MONSTRUOS<br />
Esa noche vinieron los monstruos a buscarme.<br />
Les destrocé la tráquea y los fui amontonando<br />
en un trance salvaje en la cocina.<br />
Afilé las cuchillas, despellejé los cuerpos<br />
y herví su carne en grandes ollas grises.<br />
Por las habitaciones circulaba un aroma<br />
siniestro y delicioso. Sobre un mantel a cuadros<br />
con cubiertos de plata los devoré en silencio<br />
y fueron agridulces los bocados, lo juro,<br />
algunos tenían sabor a viaje y a trofeo y a brote,<br />
otros a grillos muertos y teatros vacíos<br />
y todo lo comí, como si no hubiera<br />
otro pan en el mundo.<br />
Porque acaso no haya otro pan en el mundo<br />
que los monstruos.
CORRELATIVIDADES<br />
saber emanciparse<br />
antes de partir<br />
saber de memoria los mapas de la zona<br />
saber las normas de tránsito<br />
antes de pedalear sobre un triciclo<br />
saber ahogarse<br />
antes de caminar bajo la lluvia<br />
saber anatomía<br />
antes de morder<br />
antes de saltar la soga y de sacar la lengua<br />
saber el canon ético<br />
antes de decir verdad<br />
saber toda la historia de la ópera<br />
antes de aullarle a los ausentes<br />
saber resolver una ecuación de tercer grado<br />
antes de construir un castillo de cartas<br />
antes de comprar en el mercado<br />
saber rutinas tántricas<br />
antes de sonreírle a los extraños<br />
saber morir<br />
siempre saber morir<br />
saber sobre todo los pronósticos<br />
antes de girar un picaporte
antes de subir a la terraza<br />
antes de cualquier diluvio de meteoros<br />
sobre la piel del mundo<br />
(de ¡Oh Mitocondria!)
AGUSTÍN MAZZINI<br />
1993. Buenos Aires. Es estudiante de derecho en la<br />
Universidad de Buenos Aires y escribe poesía. Asistió en 2013<br />
y 2015 a la “Cátedra abierta de poesía latinoamericana” de la<br />
Universidad de San Martín. Sus poemas aparecieron en las<br />
antologías Apología 2 (Letras del sur, 2015) Buenos Aires<br />
respira poesía (INCAA, 2013) y en las revistas TN (México)<br />
Digo.Palabra.txt (Venezuela). Fue redactor de la revista de<br />
poesía Por qué tiemblan.
XVII<br />
Para Eugenio Mandrini<br />
y sus Conejos en la nieve.<br />
Para los que guardan su alma en el buzón<br />
y la doblan como a un cheque en blanco,<br />
y ponen un pie en el amor creyendo<br />
encontrar el agua que sacia la fantasía.<br />
Para ellos escribo.<br />
Para los condenados a muerte<br />
y su uniforme rayado donde crujen sus huesos,<br />
antes de la ejecución,<br />
cuando solicitan un cigarrillo<br />
y desbaratan así<br />
los exactos planes de la muerte.<br />
Para ellos escribo.<br />
Para los que olvidaron sus ojos<br />
en el espejo de un bar,<br />
bocas en tazas con whisky,<br />
narices sobre la alfombra de un motel:<br />
su vida tambaleando<br />
al borde de un abismo, humeando.
Para ellos. Para los que matan<br />
y mueren en silencio.<br />
Para los oficinistas<br />
que mezclaron telegramas<br />
de renuncia y cartas de amor<br />
y ahora creen amar a su trabajo, y su esposa<br />
es una costumbre que los desgarra.<br />
Para los que aprendieron a llorar<br />
en el eco del abandono,<br />
y colmaron vacíos con chocolates y besos<br />
y les dolió la primera vez que dijeron Micaela;<br />
una tarde de secundaria y de colores<br />
y de flores y profesores y relojes<br />
atestados de horas sin sentido.<br />
Escribo para los que construyen<br />
su hogar en lo profundo del desierto,<br />
que son los mismos que paran<br />
en los teléfonos públicos<br />
a llamar por su hombre anterior,<br />
inquiriéndole, aturdiendo,<br />
con demasiadas respuestas<br />
para tan pocas preguntas.
Escribo para los que de lágrimas<br />
escriben, cavan trincheras,<br />
mendigos, barbados y locos,<br />
señores de la nada,<br />
dueños del frío, invisibles.<br />
Para ellos escribo. Escribo<br />
entre los pedazos del que soy y del que fui,<br />
de a saltos<br />
en cada una de estas cosas.
ENTRENAMIENTO<br />
El boxeador no se deja intimidar por el vacío.<br />
Guantea/ salta sobre el ring/<br />
apunta al pecho de la nada/ golpea.<br />
Las gotas de sudor oscurecen el suelo.<br />
Nunca quiso cambiar el mundo,<br />
sino, solamente, derribarlo a trompadas.<br />
“Hijo”, le dijeron. “Hijo<br />
vos naciste para campeón”. “Hijo,<br />
hay cosas más dolorosas que la muerte”.<br />
El silencio observa, atónito, desde todas las esquinas.<br />
Él sigue ensayando en el teatro desierto.<br />
Los huesos del aire hace rato están rotos.<br />
Mandíbula apretada, los guantes, la respiración.<br />
Su única batalla es contra el espejo.
VALENTINA NICANOFF<br />
1989. Santa Rosa, La Pampa. Ha publicado los libros de poemas<br />
“Amapola” (2010-Colección Valijita) y “El Nudo” (2014-Botella<br />
al Mar). Su serie “Me pregunto dónde estoy” fue seleccionada<br />
en la Tercera Convocatoria de Ediciones Presente. Forma parte<br />
de las antologías “Chicas Subterráneas” (Neurótika Books),<br />
“Apología 2” (Letras del Sur) y “La Juntada de APOA VII”.<br />
Escribió y dirigió la obra teatral “Psicopompo”, estrenada en<br />
2015 en Capital Federal. Fue asistente de dirección de la obra<br />
“Jettatore”, a cargo de Victor Cano Ayerra, estrenada también<br />
en 2015 en Capital Federal. Es coordinadora del ciclo de poesía,<br />
música y teatro “Lengua Viuda”. Hoy trabaja en su tercer libro,<br />
“La visita de la tarántula”.
2<br />
de repente se me fruncen los pulmones<br />
el aire se agolpa contra las costillas,<br />
cada vez más resecas<br />
un breve tropiezo<br />
y todo acaba<br />
el llanto más acotado<br />
me vuelve huracán<br />
y no entendés:<br />
en vos hay bosques, floridas lavandas<br />
en mí hay arenas movedizas<br />
tragando monstruos.
3<br />
¿será esta pared donde se estrelló mi rostro<br />
lo más lejos que puedo llegar?<br />
hoy posa un cuervo de plumas raídas en mi garganta<br />
hoy espero ese cristal que se rompe en mi nombre<br />
cuando no lo pronunciás.
4<br />
la piel se vuelve escama de tanto bucear en la profundidad<br />
el sol irradia un halo de brillo sobre mi cuerpo<br />
y ahora soy vidrio partido<br />
estoy rota entre epilépticas vocales<br />
y no puedo conjugar la noche<br />
bruta de dolor exhalo nieblas<br />
son furiosos los días que se arquean<br />
para ver lo que ya no está<br />
el techo de mi habitación se abre<br />
y veo, estampados<br />
a mis enmarañados pensamientos<br />
como hojas selváticas<br />
chorreando sudor<br />
sólo me despierto cuando esas gotas<br />
caen sobre mi frente<br />
y pienso que sos vos<br />
podría abrir la ventana y mirar<br />
aunque sea autos, pasando
a través de la noche en un largo túnel<br />
hacia la nada<br />
la nada, ese orangután hambriento<br />
su mandíbula, la jaula que apresa mi vida<br />
y vos del otro lado, observándome<br />
contando la cantidad de pelos que me salieron<br />
los piojos que saltan de maraña en maraña<br />
burlándose de mi insoportable quietud<br />
de mi condenada afonía<br />
un día partiré al medio mi cabeza<br />
me lloraré en filosos hachazos<br />
fundaré una ciudad en cada costado:<br />
de un lado todo lo que me diste<br />
del otro, lo que te llevaste<br />
y en el medio este gran precipicio<br />
por el que me voy yendo<br />
pero no importa, puedo vivir entre cuevas<br />
puedo tallar los días sobre piedras<br />
puedo camuflarme como loba<br />
y puedo aullar tu nombre mejor que nadie.
MARÍA FLORENCIA RUA<br />
1992. Buenos Aires. Actriz y poeta. Estudió actuación con<br />
Agustina Ruiz Barrea en Andamio 90 y con Fernando Locatelli<br />
en Teatro El extranjero, entre otros. Actualmente estudia danza<br />
y montaje con Juan Coulasso y Jazmín Titiunik; dramaturgia con<br />
Ignacio Bartolone y Mariano Tenconi Blanco; además de asistir<br />
al taller de poesía de Cecilia Pavón.
NAPEA (nymphe)<br />
I<br />
En el paisaje hay una ninfa. Se mete los dedos en la boca.<br />
Hace con las manos un duelo imprevisible. Elige su presa: la<br />
noche. Le pide sin descanso un golpe oscuro, un gesto roto. La<br />
noche nada. Ella da su cuerpo contra su propio sexo, se arrastra<br />
a sí misma y se descansa. Lucha hasta quedar vacía.<br />
II<br />
Después es el mismo paisaje pero esta vez no hay nadie.<br />
Apenas un vestido corto. La sugerente idea del silencio adentro<br />
del silencio. Nada habla, no se dice nada. Hay un vestido: esto<br />
es, alguien desnudo, alguien que se ha ido. En el error de irse,<br />
de dejarse a solas: la noche se enfunda, se encandila.
ONDINE<br />
dicen que el mar te golpea<br />
hasta dar con el olvido:<br />
como si el agua<br />
fuera -en su profundidaduna<br />
página<br />
en blanco<br />
yo escribo<br />
-empujocontra<br />
mí<br />
y después de perderme<br />
de hacer lo hondo<br />
la caída<br />
después del ahogo<br />
la catástrofe<br />
aparezco otra vez en la orilla<br />
con el cuerpo desencajado<br />
de sal<br />
con la vida toda<br />
desnuda-boca adentro
*<br />
No sé por qué dije lo que te dije esa noche.<br />
Algo habló por mí. El efecto sonoro<br />
de una mala película.<br />
Un doblaje a años luz de distancia.<br />
Vos sonreías y acomodabas<br />
el cierre de tu campera.<br />
Creo que es difícil creer cuando algo<br />
se destruye.<br />
Vi en un documental que las estrellas<br />
también pierden su brillo<br />
en el espacio.<br />
Barremos la escena.<br />
La imagen queda a medias,<br />
suspendida.<br />
Me decís chau,<br />
yo asiento con la cabeza<br />
y corro la mirada.<br />
Algo se densifica.<br />
Me pierdo en el espacio<br />
concreto del edificio.<br />
Veo cómo caminás a la parada<br />
del colectivo,<br />
el agujero negro de la ciudad
te absorbe.<br />
Siento la turbulencia.<br />
Mi campo de gravedad<br />
se ensancha.<br />
Algo en el cuerpo<br />
implosiona y<br />
me funciona de luz.
INMERSIÓN<br />
Me ahogo en un cuerpo harto de sí mismo. Existo en<br />
metáfora: me sumerjo para ser otra. Mis piernas se<br />
entrecruzan en el vacío; el agua es espejo de lo irascible. La<br />
temperatura precipita al lenguaje: nado en la percepción. Soy<br />
bajo una única circunstancia: hundirme en profundidad y dejar<br />
de ser. Ese precipicio me es realidad. ¿Acaso no somos más<br />
vida ante la posibilidad de morir? La inmortalidad urge<br />
constancia. El yo nace en la alteración: la imposibilidad de<br />
existir por debajo del agua es la posibilidad de existir por<br />
encima de ella.
ANA LUCÍA SANTILLÁN<br />
1991. San Miguel de Tucumán. Herida por las letras y la<br />
música.
DE FUEGO O ACASO DE BELLEZA:<br />
Fuiste por las hojas blancas<br />
y la puta más filosa<br />
de tu 2b obsequiado<br />
para decir a llovizna<br />
428 días después<br />
pensaste sería mejor<br />
escribir con una hervida<br />
tinta negra<br />
pero nada se dijo<br />
de la mirada titilando<br />
de belleza o<br />
acaso de fuego<br />
Una musa enterro las manos de la que escribía y le salió un<br />
roble del vientre<br />
Yo grité rosas bajo los eucaliptos<br />
y tengo tu boca<br />
Apenas se intenta<br />
decir el papel<br />
el bebé no ramificará
el bebé ha muerto de sol<br />
por indefenso<br />
Me saco tierra de las<br />
encias mi amor<br />
porque no quiero escribir.<br />
Pezón herido:<br />
Adiós. ¡Socorro!<br />
Amor, amor mío.<br />
Ya morimos juntos.<br />
¡Ay! Terminad vosotros por caridad este poema.<br />
Garcia Lorca.<br />
Quizás si aquella tarde no hubiese estado golpeada<br />
por los grises ardientes<br />
o quizás si le hubiese<br />
descubierto a tu mirada<br />
mi pezón herido<br />
de ruidos de niebla<br />
catástrofe en la ruta<br />
las hojas y el vuelo no habrían dado diluvio al cuerpo<br />
dejado.
ROCÍO TORKAR<br />
Nació en San Miguel de Tucumán (Argentina) el 22 de<br />
febrero de 1989. Estudiante de Ciencias de la Comunicación en<br />
la UNT. Actualmente se desempeña como docente del IPAP<br />
Tucumán y como redactora de Revista Posta.
Ya no se escuchan las monedas<br />
que caían y rodaban<br />
al desvestirnos.<br />
Tu renuncia reposa burlona sobre mi cama.<br />
Y sólo a ras del piso, debajo de las tablas<br />
tolero tus pretextos<br />
lacerándome el sosiego.<br />
***<br />
Mi cerebro tiene<br />
una extraña forma<br />
de mantenerme cuerda.<br />
La luz ingresa por los orificios<br />
pero hay un extremo<br />
al que no es posible<br />
llegar<br />
una bandada de golondrinas<br />
se ha perdido en el intento.
I<br />
Afuera la realidad camina erguida,<br />
aquí dentro, él recorre<br />
un sendero circular que lo encorva<br />
y le frunce el ceño<br />
mientras yo me mareo<br />
con el lunar de su mejilla.
II<br />
Decime, qué va a pasar<br />
si en medio de la noche<br />
la casa se nos vuelve<br />
a incendiar.<br />
Aquella vez vos fuiste<br />
el primero en despertarte<br />
ante el ruido disimulado<br />
del fuego en gestación,<br />
fue tu grito el que impidió<br />
que me sentara somnolienta<br />
a intentar calzarme las zapatillas,<br />
y fue tu mano<br />
la que me tironeó del brazo<br />
hasta la terraza<br />
Hoy me contás que se te rompió la computadora<br />
mientras trato de recordar<br />
cuando fue la última vez que te vi.<br />
No es nada grave, papá, te digo<br />
sólo se te desconfiguraron los parlantes.<br />
Me gustaría que vinieras más seguido, pienso<br />
pero los perros de esta familia<br />
te ladran cada vez<br />
que nos visitás.
III<br />
Hay que aprovechar<br />
los momentos lluviosos<br />
pero no de pie<br />
sino sentada<br />
bajo el aguacero.<br />
Sacar una silla de plástico<br />
a la terraza,<br />
sentir la lluvia en los hombros<br />
y en el cristal de los anteojos.<br />
Prender un fósforo<br />
y olvidarse del Juicio Final<br />
mientras las gotas<br />
esquivan la llama.
PRISCILA VALLONE<br />
1993. Rosario. Actualmente reside en Capital Federal,<br />
Buenos Aires, donde cursa estudios universitarios en U.N.A (Lic.<br />
En Expresión Corporal), y U.B.A (Lic. En Artes)<br />
Ha coreografiado y dirigido dos obras de Expresión<br />
Corporal. Autoeditó dos poemarios (“Pez”, 2010 y “Vidita”,<br />
2012), diversas publicaciones en antologías y medios digitales.<br />
Es cuarta vocal en Asociación de Poetas Argentinos, y se<br />
desempeña activamente como gestora cultural, expositora,<br />
fotógrafa, coreógrafa y escritora.
PARA LEER DE CORRIDO<br />
Taparlo con un dedo envuelve al ojo y a la sombra Quizás<br />
para su lengua y entenderlo en su códice Haya doscientas vidas<br />
diurnas El paisaje no es el cielo Y el cielo también corta sus<br />
venas Su crepúsculo Sólo si se quiere Es el sol el que nos habla<br />
Con crayones te decoro Lápiz la pis lá zu li nvento formas<br />
Vienen a inundar Crisálida apocalipsis Hoy la tarde la dulzura<br />
niebla Nieve en mano y te contraigo Vientre árido escama<br />
blanda Fruncido palpito donde corroes Las luciérnagas y La<br />
familias esteparias y Los bosques azulados y Las casas frías Los<br />
poblados Todo allí en tu cuerpo Tengo río en los contornos Me<br />
numeras y Te palpo Vociferan sombras pálidas Quien te come<br />
en la mañana Todos ellos Nosotros todas Agua blanca y<br />
Espiralada sed Te lumbro y trato hoy. Ayer fui anudada<br />
Y dorada también
G<br />
Cuántas son las sombras que se adhieren. Cuánto es el<br />
fuego que diluvia y lo ves. De qué color es el líquido de tu<br />
espalda-amedulando muerte-calma el pasito quedabas sol a<br />
tierra en un mañana niño en pausa<br />
?<br />
Penumbra es aquello que se esconde en la sombra de quien<br />
se da vuelta para jugar y morir al mismo tiempo para jugar y<br />
morir a destiempo<br />
Estatura es llanto plegado. Re-plegado plaga al cuerpo de<br />
quien mira sin mirar a que la nada lo encuentre y esta estatura<br />
se vaya de si: tristeza son las manos que no tocan. Que no<br />
pueden acariciar ausencias:<br />
vida rema al pájaro el cielo se me cae en la mirada y pesa<br />
doce años pesa lo que dura el para-siempre<br />
vuela nido al mar se me despluman las costillas toco sangre<br />
en el afuera piedra es casa en ningún espacio toco cuerpo<br />
parpadeando entre mis brazos<br />
y lo cargo<br />
y lo llevo<br />
y lo entierro<br />
y lo amo.
Noviembre 2015