Rota Punctatis - Volumen 1
- Barra libre: Coetáneos. Dos historias paralelas, dos gigantes que compartieron época y gloria. Coppi vs Bartali. - Puertos en blanco y negro: Ibardin. Puerto mítico del pirineo navarro y francés. Carreras en las que ha sido protagonista. - Siguiendo la pista: Olaso y Alberdi. Andanzas y desandanzas de dos pistard que, si bien no llegaron a ser profesionales, levantaron pasiones. - Rutas bizarras: Sterrato alavés. Recorrido por la gran llanada alavesa y su historia a través de caminos de grava. - Enfants terribles: Vanderbroucke. Vida y obra de uno de los ciclistas más excéntricos del pelotón de los años 90. - Tubular vs Cámara: Esclavos digitales. El antes y el después de los potenciómetros. - Farolillo rojo: Sven Nys. Adiós a un gigante del ciclocross.
- Barra libre: Coetáneos. Dos historias paralelas, dos gigantes que compartieron época y gloria. Coppi vs Bartali.
- Puertos en blanco y negro: Ibardin. Puerto mítico del pirineo navarro y francés. Carreras en las que ha sido protagonista.
- Siguiendo la pista: Olaso y Alberdi. Andanzas y desandanzas de dos pistard que, si bien no llegaron a ser profesionales, levantaron pasiones.
- Rutas bizarras: Sterrato alavés. Recorrido por la gran llanada alavesa y su historia a través de caminos de grava.
- Enfants terribles: Vanderbroucke. Vida y obra de uno de los ciclistas más excéntricos del pelotón de los años 90.
- Tubular vs Cámara: Esclavos digitales. El antes y el después de los potenciómetros.
- Farolillo rojo: Sven Nys. Adiós a un gigante del ciclocross.
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Barra libre<br />
Guerra Mundial paralizó su progresión por espacio de<br />
cinco oscuros años. Durante esos años de horror mundial,<br />
Bartali continuo realizando interminables entrenamientos<br />
por las carreteras de su Toscana natal, manteniendo<br />
así su forma física, motivado más si cabe, por una<br />
noble causa que portaba oculta en su bicicleta. Mientras<br />
tanto, Coppi obligado a alistarse en la Divisione Ravenna<br />
de infantería, fue enviado a África donde fue hecho prisionero<br />
por los Ingleses, siendo liberado en 1945.<br />
Durante estos años de fascismo, debido al Tour ganado<br />
en 1938, Bartali fue catalogado como el ciclista del régimen.<br />
Su victoria supuso para Musolini motivo de ensalzamiento<br />
nacional y demostración de que los italianos,<br />
aliados del gobierno Nacional Socialista, también tenían<br />
su raza superior capaz de someter deportivamente a<br />
Francia. Diez años después, otra victoria de Bartali en<br />
el Tour, ayudó a disminuir tensiones durante la agitada<br />
Italia de la posguerra. Italia se encontraba al borde de<br />
una revolución y contienda civil.<br />
Finalizada la Guerra los duelos entre los dos grandes se<br />
convirtieron en épicos y fueron portadas de la prensa<br />
de la época. Es pues a partir de 1945, cuando la rivalidad<br />
entre, “El Monje Volador”, sobrenombre adquirido por<br />
su devoción católica y por una caída en el col de laffrey, y<br />
“El Campionissimo” divide a la afición transalpina. Por un<br />
lado Bartali, arisco, gruñón, conservador y con la etiqueta<br />
de corredor del régimen fascista y por el otro Coppi,<br />
alegre, liberal, elegante y “Bon Vivant”. La balanza parece<br />
decantarse por Coppi que empieza a cosechar más victorias<br />
que su compatriota.<br />
Esta polarización no afectó al respeto que ambos se profesaban,<br />
su rivalidad en carrera fue siempre honorable.<br />
Hay una escena que ha quedado para la historia del ciclismo.<br />
Subiendo el Aubisque en el Tour de 1952 bajo un<br />
calor sofocante un fotógrafo refleja en una instantánea<br />
como ambos comparten una botella de agua, este insignificante<br />
hecho, desata un debate en los aficionados sobre<br />
¿quién paso la botella a quién? El debate perdura hasta<br />
hoy día, preguntados los implicados nunca lo revelaron.<br />
Su rivalidad en carrera<br />
fue siempre honorable<br />
mientras cazaba en la actual Burkina Faso, Coppi fallece.<br />
Italia entera llora al Campeonissimo. Cuarenta años más<br />
tarde, el 5 de Mayo de 2000, a la edad de 85 años fallece<br />
Bartali.<br />
Pero a este hombre de familia humilde, que tomó contacto<br />
con su primera bicicleta trabajando en un taller de<br />
reparaciones, le quedaba por escribir otra bonita página.<br />
El hombre que había conseguido darle a Mussolini el<br />
Tour de 1938. Él, el corredor del régimen fascista, durante<br />
los cinco fatídicos años, mientras recorría largas distancias<br />
entrenando, transportaba documentos para una<br />
organización dedicada a salvar la vida de judíos Italianos.<br />
Era el correo perfecto. Entrenando con ropa donde se<br />
podía leer su nombre, no despertaba sospechas y recibía<br />
los saludos de los soldados fascistas.<br />
Durante 50 años no dijo nada, no le importó ser etiquetado<br />
de afín al fascismo. Todo lo mantuvo en secreto.<br />
Hasta que en 2003, se desveló su misión. Los hijos de<br />
Gregorio Nissim, líder de la organización hicieron público<br />
un diario de su padre, muerto en 1976. En esos<br />
legajos se detallaba la forma en que funcionaba la red<br />
clandestina.<br />
Bartali, a costa de arriesgar su vida, trasportó documentos<br />
que salvaron la vida de 800 judíos italianos. Preguntada<br />
su familia la respuesta de su hijo Andrea fue: “Mi padre<br />
casi nunca habló de lo que hizo durante la Guerra. Tan<br />
solo decía, en la vida esas cosas se hacen y basta”.<br />
1953 sería el último año donde coincidirían estos dos<br />
héroes Italianos, que de no haber sido por el parón bélico,<br />
hubiesen protagonizado mayor literatura y engrandecido<br />
su ya magnífico palmares. El 2 de Enero de 1960,<br />
a la edad de 40 años y debido a una malaria contraída