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Sordomudo - Novela de ciencia ficción juvenil

En un futuro no muy lejano, todos pueden leer la mente. Todos, menos él. Sordomudo, novela de ciencia ficción juvenil Segunda mitad del siglo XXIII. En un mundo en el que la comunicación directa de las mentes a través del tacto es tan normal como respirar, un joven demuestra tener el don más raro de todos: la capacidad de mantener secretos.

En un futuro no muy lejano, todos pueden leer la mente. Todos, menos él.

Sordomudo, novela de ciencia ficción juvenil

Segunda mitad del siglo XXIII. En un mundo en el que la comunicación directa de las mentes a través del tacto es tan normal como respirar, un joven demuestra tener el don más raro de todos: la capacidad de mantener secretos.

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sordomudo<br />

<strong>Novela</strong> corta <strong>de</strong> Dan Guajars


Queda prohibida cualquier forma <strong>de</strong> reproducción y transformación <strong>de</strong> esta<br />

obra, sea total o parcial, sin el previo permiso <strong>de</strong>l autor.<br />

Copyright © Daniel E. Guajardo S.<br />

http://guajars.cl<br />

Ilustración <strong>de</strong> portada: Daniel E. Guajardo S.<br />

Primera edición digital, Santiago <strong>de</strong> Chile, diciembre <strong>de</strong> 2007. Disponible<br />

para <strong>de</strong>scarga gratuita en www.monstruito.cl<br />

Primera edición impresa, EE.UU.,<br />

Diciembre <strong>de</strong> 2014<br />

Edición: Monstruito Ediciones<br />

Monstruito Ediciones<br />

www.monstruito.cl<br />

ediciones@monstruito.cl


Información Importante para el Lector<br />

Hay dos maneras <strong>de</strong> leer este libro, una difícil y<br />

una fácil. La primera, la difícil, es seguir el or<strong>de</strong>n<br />

lineal <strong>de</strong> la historia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el capítulo 1 hasta el<br />

final.<br />

Pero algunos lectores han tenido dificulta<strong>de</strong>s<br />

para pasar <strong>de</strong>l primer capítulo, porque es algo<br />

<strong>de</strong>nso y hay muchas incógnitas. Por eso hay<br />

una segunda manera <strong>de</strong> leer el libro, la manera<br />

fácil: comienza a leer por el Capítulo 2, luego el<br />

Capítulo 3 y cuando termines <strong>de</strong> leer el Capítulo<br />

4, lee el Capítulo 1.<br />

Las dos maneras son correctas y la historia no<br />

cambia si la lees en or<strong>de</strong>n o saltando el primer<br />

capítulo. ¡Anímate a leer!


<strong>Sordomudo</strong><br />

Capítulo 1<br />

¿Cómo se supone que siga con mi vida, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> esto? Ignacio se mira el sobretodo bajo la luz<br />

<strong>de</strong> las estrellas y ahoga un sollozo, sintiendo la<br />

presión <strong>de</strong>l llanto en su garganta pero negándose<br />

a estallar.<br />

Sus ropas huelen a excrementos, vísceras<br />

y sangre. Sobre su hombro <strong>de</strong>recho hay un<br />

pequeño trozo <strong>de</strong> piel tatuada con un colgajo <strong>de</strong><br />

carne chamuscada adherido a él. Lo retira con<br />

cuidado y luego <strong>de</strong> un segundo <strong>de</strong> contemplación<br />

indiferente, reconoce en el temblor <strong>de</strong> su mano<br />

al asesino amparado en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un arma<br />

letal. Y este trozo <strong>de</strong> ser humano se siente<br />

como una brasa ardiente, la pieza faltante en su<br />

con<strong>ciencia</strong> intranquila.<br />

¿Seguir... con mi vida?<br />

Arrastra los pies <strong>de</strong>scalzos hacia el edificio <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>partamentos, al hogar que comparte con sus<br />

padres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que tiene memoria, con el peso<br />

<strong>de</strong> su adolescencia multiplicada por un millón,<br />

manteniendo el trofeo chamuscado en su mano<br />

izquierda como recuerdo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>lito.<br />

Las imágenes sombrías <strong>de</strong> unas criaturas<br />

insalubres le hablan en coro e insisten en


Dan Guajars<br />

ocultarse con su culpa y su angustia justo allí,<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> sus ojos, llamándole asesino. Casi<br />

podría tocarlas si no fuera por el alumbrado<br />

público que se encien<strong>de</strong> a su paso, creando un<br />

pasaje seguro <strong>de</strong> luz en esa oscuridad repleta<br />

con los monstruos <strong>de</strong> su recuerdo.<br />

Se <strong>de</strong>snuda junto en la entrada <strong>de</strong>l edificio<br />

y arroja el manojo <strong>de</strong> ropas nauseabundas<br />

al contenedor <strong>de</strong> <strong>de</strong>sperdicios comunitario,<br />

imaginando que la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su <strong>de</strong>lito tar<strong>de</strong><br />

o temprano regresará al lugar <strong>de</strong> los hechos,<br />

transportada en un vehículo <strong>de</strong> la Organización<br />

que lo metió en este lío. Deja caer el trozo <strong>de</strong><br />

humano junto con el resto <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia, no<br />

necesita más recordatorio <strong>de</strong> este día que su<br />

propia pesadilla.<br />

Todo su cuerpo huele mal. No pue<strong>de</strong> entrar<br />

así a su casa. ¿Qué dirá a sus padres? Esta mierda<br />

no es mía, no se preocupen... Y la armadura<br />

bio<strong>de</strong>gradable sigue adherida a su cuerpo como<br />

una segunda piel, no importa como la rasguñe<br />

o tironee, no se sale.<br />

Ingresa a las duchas <strong>de</strong>l edificio levemente<br />

iluminadas y el reflejo plateado en los muros<br />

le golpea con su imagen encorvada y culpable.<br />

El chorro <strong>de</strong> agua tibia le escurre por el cuerpo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una cañería adosada al techo, limpiando<br />

superficialmente las huellas visibles <strong>de</strong> su pecado.<br />

—¡Qué olor! —dice una voz <strong>de</strong> mujer <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la puerta, <strong>de</strong>satando en Ignacio una oleada <strong>de</strong>


<strong>Sordomudo</strong><br />

pánico que se manifiesta como alfileres en su<br />

cuello. La mira <strong>de</strong> reojo y reconoce su cabellera<br />

rubicunda amarrada en un moño apretado, que<br />

da a su rostro una apariencia <strong>de</strong> ave <strong>de</strong> rapiña.<br />

Es la ocupante <strong>de</strong>l tercer piso que acaba <strong>de</strong><br />

regresar <strong>de</strong> su trabajo y toma una ducha antes<br />

<strong>de</strong> entrar al edificio, como todas las noches—.<br />

¿Alguien <strong>de</strong>fecó aquí?<br />

Él la observa, controlando su respiración<br />

hasta parecer impávido bajo el chorro <strong>de</strong> agua.<br />

La mujer mantiene la expresión <strong>de</strong> asco mientras<br />

cuelga su ropa en uno <strong>de</strong> los ganchos <strong>de</strong> la<br />

entrada. Es <strong>de</strong> las pocas personas que prefieren<br />

caminar en vez <strong>de</strong> usar el transporte público.<br />

Pue<strong>de</strong> que tenga entre treinta y cuarenta años,<br />

pero Ignacio no es bueno para calcular la edad<br />

<strong>de</strong> la gente por su aspecto.<br />

—Deberíamos poner cámaras <strong>de</strong> vigilancia<br />

—continúa la mujer refiriéndose al comité <strong>de</strong><br />

aseo y ornato <strong>de</strong>l edificio mientras se jabona<br />

la entrepierna, haciendo eco <strong>de</strong> los alegatos <strong>de</strong><br />

algunos inquilinos que se niegan a pensar que<br />

uno <strong>de</strong> ellos pue<strong>de</strong> ser el que confun<strong>de</strong> las duchas<br />

con los retretes—. Es la segunda vez que me<br />

encuentro con alguna sorpresa <strong>de</strong>sagradable.<br />

Supongo que no habrás sido tú...<br />

—No —dice Ignacio, fingiendo calma—.<br />

Acabo <strong>de</strong> llegar.<br />

—Ah, bueno —sonríe la mujer sin mirarlo,<br />

mojando su cabellera aún amarrada en el mismo


Dan Guajars<br />

moño apretado—. Si nosotros no po<strong>de</strong>mos<br />

mantener nuestra casa limpia, ¿entonces<br />

quién?<br />

El traje <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> Ignacio se disuelve al fin<br />

y su corazón ahora late con la tranquilidad <strong>de</strong> un<br />

monje tibetano. Sin evi<strong>de</strong>ncia no hay <strong>de</strong>lito.<br />

La mujer termina <strong>de</strong> enjuagarse y seca<br />

su cuerpo vigoroso y lampiño con una toalla<br />

<strong>de</strong>sechable que luego arroja a un pequeño<br />

cubo. Recoge sus pertenencias y sale hacia las<br />

escaleras aún con la nariz arrugada en la misma<br />

mueca <strong>de</strong> asco, <strong>de</strong>snuda y envuelta en una tenue<br />

nube <strong>de</strong> vapor. ¿Otra agente encubierta? ¡Hijos<br />

<strong>de</strong> puta! Todo el edificio <strong>de</strong>be estar plagado<br />

<strong>de</strong> cámaras y micrófonos. Toda mi vida, mi<br />

familia, mis amigos. Carmen...<br />

La palma <strong>de</strong> su mano <strong>de</strong>recha sangra allí<br />

don<strong>de</strong> se clavó las uñas, <strong>de</strong>jando su huella<br />

sanguinolenta en todo lo que toca. La mano<br />

asesina, el portal hacia su infierno personal. La<br />

envuelve en papel secante y se cubre la espalda<br />

con la toalla <strong>de</strong>sechable húmeda, sintiendo<br />

un pudor ridículo ante los ojos ocultos que<br />

seguramente le están observando en este preciso<br />

momento.<br />

Sube las escaleras hasta el cuarto piso, aún<br />

con el olor <strong>de</strong> la muerte impregnado en su olfato.<br />

Seguir con mi vida... Vivir...<br />

Abre la puerta <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento, la cárcel<br />

don<strong>de</strong> se nutrió su ignorancia, el rincón don<strong>de</strong><br />

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11<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

se sintió más seguro. Intenta traer a la memoria<br />

imágenes felices, <strong>de</strong> sus cumpleaños, sus juegos<br />

con su padre y su madre, pero todo se siente<br />

difuso, diluido, infeliz. La sonrisa <strong>de</strong> su única<br />

amiga, Carmen, esa expresión dulce que le<br />

diera esperanzas cada día, ahora se transforma<br />

en una mueca <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio. ¿Eres una <strong>de</strong> ellos,<br />

amiga?<br />

En el sillón junto a la ventana que mira<br />

a la cordillera, su padre Andrés duerme con<br />

un polímero <strong>de</strong> la biblioteca enrollado en el<br />

antebrazo <strong>de</strong>recho, seguramente una <strong>de</strong> sus<br />

lecturas <strong>de</strong>cimonónicas obsoletas. Ignacio besa<br />

su frente sin <strong>de</strong>spertarle, acariciando las arrugas<br />

preocupadas que se tensan en respuesta al<br />

contacto. Se aleja en silencio hacia la habitación<br />

matrimonial, don<strong>de</strong> su madre <strong>de</strong>snuda ronca<br />

extendida a lo ancho <strong>de</strong> toda la cama, siempre<br />

tan acalorada a pesar <strong>de</strong>l aire fresco que entra<br />

por la ventana.<br />

—Matil<strong>de</strong> —susurra Ignacio—. Gracias. No<br />

te culpo <strong>de</strong> nada.<br />

Al fin en su pequeña habitación pone pestillo<br />

a la puerta, empuja al suelo los manojos <strong>de</strong><br />

polímeros apilados sobre su cama y se sienta,<br />

<strong>de</strong>cidido a terminar con este sufrimiento <strong>de</strong> una<br />

vez, intentando recordar dón<strong>de</strong> puso el cuchillo<br />

para cortar cartón.<br />

—¿No estás pensando en suicidarte,<br />

verdad?


Dan Guajars<br />

Una punzada <strong>de</strong> horror recorre la espalda <strong>de</strong><br />

Ignacio y le produce nauseas. La voz masculina<br />

se siente remotamente familiar. La habitación<br />

está a oscuras, salvo por un punto <strong>de</strong> luz que<br />

parpa<strong>de</strong>a en el muro ante él.<br />

—¿Están bromeando? —dice Ignacio<br />

sintiendo la indignación que burbujea en sus<br />

entrañas, perdiendo lo que le queda <strong>de</strong> aplomo<br />

al ver que el punto <strong>de</strong> luz se extien<strong>de</strong> como una<br />

mancha pixelada brillante abarcando el muro,<br />

el piso, el techo y el resto <strong>de</strong> la habitación,<br />

iluminando todo a su alre<strong>de</strong>dor con un<br />

resplandor azulado.<br />

—¿Te gusta? —pregunta la voz con tono<br />

jovial—. Bienvenido al Siglo XXIII. Es lo último<br />

en papel tapiz interactivo. De hecho es una<br />

pieza <strong>de</strong> tecnología <strong>de</strong> punta que no se verá en<br />

el mercado sino hasta <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> tres años. Ya<br />

viste una parecida en la oficina <strong>de</strong> una antigua<br />

facilitadora, aunque esa tecnología está algo<br />

obsoleta... Es lo mínimo que podíamos hacer<br />

por ti...<br />

—Mobutu —gruñe Ignacio al reconocer la voz,<br />

empuñando las manos para golpear los muros<br />

hasta <strong>de</strong>strozarse los nudillos si es necesario,<br />

con tal <strong>de</strong> evitar más humillaciones. Ésta es la<br />

gota que <strong>de</strong>sbordó su pa<strong>ciencia</strong>—. Grandísimo<br />

hijo <strong>de</strong> puta...<br />

—¡No! No, joven Ignacio, no soy Mobutu —<br />

se disculpa la voz acompañada <strong>de</strong> un suspiro—.<br />

12


13<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Pido perdón por la confusión, pensé que su voz<br />

te haría sentir en confianza... pero ya veo que<br />

nos equivocamos. Contigo todo es prueba y<br />

error.<br />

En el muro se dibuja la silueta <strong>de</strong> un perro<br />

pastor alemán con un pañuelo rojo al cuello, que<br />

aumenta en niti<strong>de</strong>z al tiempo que se proyecta a<br />

su alre<strong>de</strong>dor el reflejo perfecto <strong>de</strong> la habitación<br />

<strong>de</strong> Ignacio, aunque sin muebles y con una<br />

pequeña cama circular en una esquina, junto a<br />

un pocillo para la comida y otro para el agua.<br />

—¿Señor... Canivilo?<br />

—Tampoco —dice el perro sin mover el<br />

hocico. Ignacio siente que ya nada tiene sentido,<br />

probablemente está extraviado en una ilusión<br />

esquizofrénica, la culminación <strong>de</strong> su tránsito<br />

hacia la locura—. Para evitarte más dolores<br />

<strong>de</strong> cabeza, digamos que soy un cúmulo <strong>de</strong> IAs<br />

interactivas a tu servicio. Considérame un<br />

premio por tu labor...<br />

—¡No quiero..! —grita Ignacio y calla <strong>de</strong><br />

golpe. Recuerda que no está solo, sus padres<br />

están <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> estos muros <strong>de</strong>lgados<br />

sin protección <strong>de</strong> ningún tipo. Si se enteran <strong>de</strong><br />

esto...<br />

—Nadie nos pue<strong>de</strong> oír —ríe el perro<br />

moviendo la cola para luego rascar una pulga<br />

en su oreja—. La habitación está sellada,<br />

es hermética, impenetrable. Ningún sonido<br />

pue<strong>de</strong> salir <strong>de</strong> aquí, pero tú pue<strong>de</strong>s oír todo


Dan Guajars<br />

lo que ocurre en el exterior. Es más, a través<br />

<strong>de</strong> esta instalación pue<strong>de</strong>s visitar toda la<br />

infraestructura <strong>de</strong> vigilancia <strong>de</strong>l continente,<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> tener acceso irrestricto a las bases<br />

<strong>de</strong> datos <strong>de</strong> todas las bibliotecas públicas, las<br />

privadas y también las secretas, <strong>de</strong>l planeta.<br />

»¿Por qué? No me mires así, ya te lo<br />

explicaron camino hacia acá, ojala hayas<br />

puesto atención.<br />

Junto al perro se dibuja una ventana<br />

traslúcida y en ella se ilumina la imagen en<br />

infrarrojos <strong>de</strong> una cama ro<strong>de</strong>ada con máquinas<br />

<strong>de</strong> soporte vital.<br />

—Todo en or<strong>de</strong>n en la Clínica —comenta el<br />

perro con la voz <strong>de</strong> Mobutu, elevando sus orejas<br />

y adoptando una postura firme—. Tranquilo,<br />

a partir <strong>de</strong> hoy se acabaron los secretos. Se<br />

acabaron las mentiras. El Viejo, responsable<br />

directo <strong>de</strong> todas tus penurias, está recibiendo<br />

una inyección letal en este preciso momento.<br />

Por voluntad propia, <strong>de</strong>bo agregar. Vlad es<br />

ahora nuestro Cabecilla.<br />

—¡No quiero nada <strong>de</strong> esto! —estalla<br />

Ignacio arrojando rollos <strong>de</strong> polímeros contra<br />

la imagen. La IA permite que los rollos<br />

traspasen la barrera <strong>de</strong>l papel tapiz, al menos<br />

virtualmente, y el perro las esquiva sin<br />

problemas—. Nunca quise nada <strong>de</strong> esto, sólo<br />

quiero vivir tranquilo y morir en paz. Toda mi<br />

vida es una mentira...<br />

14


15<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

—No estás observando los hechos en<br />

perspectiva —interrumpe el perro, ja<strong>de</strong>ando<br />

impaciente—. Sólo un puñado <strong>de</strong> personas<br />

en el Universo sabe lo que aprendiste hoy y<br />

mientras menos gente lo sepa, mejor.<br />

—¡Se acabó! No seré su títere. ¡Esto termina<br />

ahora!<br />

Ignacio recoge unas tijeras <strong>de</strong>l suelo y las<br />

abre sobre la muñeca <strong>de</strong> su mano izquierda.<br />

No se mueve. No tiene valor para hacerlo.<br />

—Carmen se sentiría <strong>de</strong>cepcionada —dice<br />

el perro, emulando pesadumbre—. Pero eso<br />

no creo que te importe <strong>de</strong>masiado. Debes<br />

sospechar incluso <strong>de</strong> ella. Debes saber que<br />

Carmen no era parte <strong>de</strong>l plan, nunca lo fue,<br />

pero resultó ser la pieza clave para hacer <strong>de</strong> ti<br />

un agente viable. De modo que manipulamos<br />

un poco a su madre, pero sólo un poco.<br />

»En el caso que <strong>de</strong>cidas continuar por la senda<br />

<strong>de</strong> la auto<strong>de</strong>strucción, cerraremos la operación<br />

en este rincón <strong>de</strong>l planeta y nos moveremos a<br />

Europa. Eso implica que los recursos <strong>de</strong>stinados<br />

a la Clínica serán reasignados.<br />

»O podríamos clonar al paciente en la sala<br />

<strong>de</strong> soporte vital directamente en un estado<br />

adulto y plantar en su cabeza todo lo que<br />

sabemos <strong>de</strong> su vida, adjudicando los baches<br />

a su acci<strong>de</strong>nte. Sería cien por ciento la misma<br />

persona. Pudimos hacerlo hace tiempo sin que<br />

te enteraras, pero habría sido una pérdida <strong>de</strong>


Dan Guajars<br />

recursos y ahora no querrías cooperar. No<br />

nos quedan muchas opciones para negociar<br />

contigo.<br />

»Por la expresión <strong>de</strong> tu rostro, presiento<br />

que estás imaginando una horda <strong>de</strong> otros<br />

como tú recorriendo el planeta en vehículos<br />

voladores y vestidos <strong>de</strong> negro. Pue<strong>de</strong>s estar<br />

tranquilo, no te clonaremos, ya se intentó y<br />

ninguno <strong>de</strong> los experimentos tiene tu don,<br />

aunque mantienen todos los <strong>de</strong>fectos. Así que<br />

<strong>de</strong>scarta esa i<strong>de</strong>a. Simplemente no se pue<strong>de</strong>.<br />

Incluso clonamos virtualmente a tus padres<br />

y experimentamos con su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia y<br />

la tuya hasta mil generaciones simuladas,<br />

intentando compren<strong>de</strong>r el mecanismo que<br />

te hace tan especial y al fin comprendimos el<br />

secreto. Por eso estoy aquí hablando contigo,<br />

porque mañana comienza una nueva era y<br />

<strong>de</strong>bemos estar preparados.<br />

»Todo lo que he dicho en mi carácter<br />

<strong>de</strong> representante plenipotenciario <strong>de</strong> la<br />

Organización es verdad. Tu familia, la<br />

gente que conoces y amas, no serán tocados<br />

por nosotros nunca más. Es la promesa <strong>de</strong><br />

Vlad, pero no es gratis. Mientras continúes<br />

en la senda correcta alineado con nuestros<br />

propósitos, estamos dispuestos a comprometer<br />

todas nuestras operaciones con tal <strong>de</strong> probar<br />

ante ti que cumpliremos esta promesa. No<br />

tenemos alternativa.<br />

16


<strong>Sordomudo</strong><br />

»Ahora, si eres tan amable <strong>de</strong> postergar<br />

tu suicidio hasta que estés satisfecho <strong>de</strong> mis<br />

buenas intensiones, <strong>de</strong>bemos comenzar tu<br />

entrenamiento intensivo. El <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la<br />

humanidad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> ello.<br />

Ignacio no pue<strong>de</strong> evitar una arcada y vomita<br />

espuma ácida junto a la cama<br />

17


<strong>Sordomudo</strong><br />

Capítulo 2<br />

—Su hijo es un niño totalmente sano —susurra el<br />

médico como si hablara a un público somnoliento.<br />

Reafirma su diagnóstico con un apretón <strong>de</strong><br />

manos a su paciente ansiosa, la joven Matil<strong>de</strong><br />

Díaz, y a su acompañante, Andrés Suárez, que<br />

no pue<strong>de</strong> evitar el absurdo sentimiento <strong>de</strong> culpa<br />

que le carcome las entrañas.<br />

—¿Pero por qué no lo po<strong>de</strong>mos oír? —pregunta<br />

Andrés restregando sus ojos hinchados <strong>de</strong> tanto<br />

insomnio. Extrae un pañuelo <strong>de</strong>sechable <strong>de</strong>l<br />

bolsillo <strong>de</strong>lantero <strong>de</strong> su calzoncillo y se suena la<br />

nariz con estri<strong>de</strong>ncia.<br />

Para respon<strong>de</strong>r, el médico toma las manos<br />

<strong>de</strong> ambos y les transmite su diagnóstico<br />

con seguridad, enviando pensamientos<br />

tranquilizadores junto con su mensaje y<br />

algunos memes técnicos. Hay un pequeño<br />

grupo <strong>de</strong> niños que nacen con su capacidad<br />

empática disminuida o anulada. Este<br />

porcentaje es marginal y se sabe <strong>de</strong> ellos<br />

por la estadística mundial <strong>de</strong> discapacitados<br />

parciales. Cualquier sordomudo pue<strong>de</strong><br />

apren<strong>de</strong>r a <strong>de</strong>sarrollar su voz y ser una<br />

persona normal y competente en su vida<br />

adulta.<br />

19


Dan Guajars<br />

Andrés retira su mano. A pesar <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> la comunicación directa mediante el tacto,<br />

prefiere el sonido <strong>de</strong> su propia voz.<br />

—No quiero que sufra lo que yo sufrí. Mi<br />

madre supo que me esperaba <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l tercer<br />

mes <strong>de</strong> embarazo. ¡Pensaba que estaba gorda!<br />

Recibió una multa por no contar con permiso<br />

para procrear y ya era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para un<br />

aborto. No se cansó <strong>de</strong> recordármelo hasta el día<br />

que murió —los músculos <strong>de</strong> su rostro se tensan<br />

con ese recuerdo—. No me quería escuchar, no<br />

la podía enten<strong>de</strong>r...<br />

—Hay un lazo instintivo que trascien<strong>de</strong> al<br />

lenguaje y el idioma —dice Matil<strong>de</strong> mirando a<br />

Andrés con reprobación, jugando con el elástico<br />

<strong>de</strong> su calzón <strong>de</strong> embarazada que la hace ver más<br />

gorda <strong>de</strong> lo que quisiera.<br />

—Es verdad —aprueba el médico—. Antes<br />

<strong>de</strong> nuestra era las personas sólo podían<br />

comunicarse <strong>de</strong> manera parcial e imperfecta.<br />

Ocupaban sus cuerdas vocales y sus tímpanos<br />

para enviar y recibir códigos que el cerebro <strong>de</strong>bía<br />

codificar y <strong>de</strong>codificar, como hacemos ahora en<br />

esta misma habitación, con la diferencia que les<br />

era más fácil engañar y mentir y los mensajes<br />

se perdían en el proceso <strong>de</strong> traducción…<br />

—¿Y dón<strong>de</strong> está ese lazo instintivo? —gruñe<br />

Andrés, evitando la mirada <strong>de</strong> su mujer.<br />

—A eso iba —el especialista extien<strong>de</strong> una<br />

mano pero Andrés no se mueve, manteniendo la<br />

20


21<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

mirada fija en el médico—. En esa época la raza<br />

humana se mantenía unida por lazos instintivos<br />

embebidos en nuestros genes, más antiguos que<br />

la cultura y que la historia. Es nuestra memoria<br />

genética. La unión entre la madre y su hijo es<br />

algo tan natural y po<strong>de</strong>roso que resulta ridículo<br />

pensar que la ausencia <strong>de</strong>l lazo empático pueda<br />

implicar algún grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sapego...<br />

—¿Está ignorando las políticas eugenésicas<br />

<strong>de</strong>l siglo XXI? —interrumpe Andrés—. Parte <strong>de</strong><br />

ese instinto pudo per<strong>de</strong>rse para siempre, junto<br />

con el apéndice y el himen y otras características<br />

in<strong>de</strong>seables...<br />

—Pon mucha atención —dice el médico con<br />

severidad—. Tu hijo está sano. Lo único que<br />

es distinto en su caso es que no se comunica<br />

con su madre, ni contigo ni con nadie a través<br />

<strong>de</strong> ella. Pero al igual que nuestros ancestros<br />

sordomudos, será capaz <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r y encontrar<br />

su voz con adiestramiento. Eso es un hecho.<br />

Se miran <strong>de</strong>safiantes por un minuto que<br />

parece eterno. Matil<strong>de</strong> mantiene las manos<br />

sobre su vientre, el bebé da patadas y ella es<br />

incapaz <strong>de</strong> saber por qué. ¿Está enojado? ¿Está<br />

feliz? ¿Sabe que pronto saldrá al mundo?<br />

—Doctor —comienza Andrés, intentando<br />

parecer calmado—, nos está diciendo lo<br />

mismo que los <strong>de</strong>más especialistas que hemos<br />

visitado. Está comprobado que el feto no escoge<br />

comunicarse con su madre. Es la madre la que


Dan Guajars<br />

se comunica con el bebé en su interior cuando el<br />

pequeño todavía no ha <strong>de</strong>sarrollado sus barreras<br />

mentales. Hasta las émpatas principiantes <strong>de</strong><br />

principios <strong>de</strong>l siglo XXII podían comunicarse<br />

con sus hijos...<br />

Matil<strong>de</strong> golpea la mesa que tiene ante sí, su<br />

rostro distorsionado en una mueca <strong>de</strong> dolor.<br />

Andrés se da cuenta <strong>de</strong> su error y se acerca,<br />

arrodillado junto a ella, implorando su mirada,<br />

apretando fuerte sus manos.<br />

—¡Sabes que no es tu culpa! No es eso lo que<br />

intento <strong>de</strong>cir —y a través <strong>de</strong>l tacto Matil<strong>de</strong> lee<br />

su mente, seca sus lágrimas y besa a Andrés en<br />

la frente. Él permanece arrodillado, mirando al<br />

médico <strong>de</strong> reojo—. ¿No hay nada que podamos<br />

hacer?<br />

El especialista esperaba este momento. Se<br />

acerca a la pareja y pone sus manos frías en los<br />

cuellos <strong>de</strong> cada uno.<br />

Matil<strong>de</strong> siente la <strong>de</strong>sesperación y llora a<br />

gritos. Andrés es sólo furia y empuja al médico<br />

<strong>de</strong> vuelta a su asiento, gritando.<br />

—¡De ninguna manera!<br />

La pareja se marcha arrastrando los pies,<br />

llorando y sintiendo que no hay mayor castigo<br />

en el mundo.<br />

***<br />

22


23<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

—Aquí dice que durante todo el embarazo<br />

<strong>de</strong>bemos tararear una canción —explica<br />

Andrés—, “algo que su hijo recordará cuando<br />

nazca y le regresará a esa época feliz en el útero”.<br />

Así dormirá plácidamente sin que tengamos<br />

aplicar ningún fármaco. Suena tan fácil...<br />

Matil<strong>de</strong> está tendida en el sillón <strong>de</strong> la sala<br />

<strong>de</strong> estar, con una pierna arriba <strong>de</strong>l respaldo<br />

y la otra anclada al suelo, <strong>de</strong>snuda y ceñuda,<br />

hermosa a los ojos <strong>de</strong> Andrés que mantiene su<br />

mano <strong>de</strong>recha sobre el vientre y la izquierda<br />

ocupada con un polímero. Se lo entregaron en<br />

la biblioteca esta mañana, con textos <strong>de</strong> cuidado<br />

<strong>de</strong>l embarazo y <strong>de</strong>l recién nacido que datan <strong>de</strong><br />

mediados <strong>de</strong>l siglo XXI.<br />

Tu mano está caliente, reclama ella pero<br />

Andrés la ignora. El bebé acaba <strong>de</strong> dar una<br />

patada.<br />

—¿Cómo lo vamos a llamar? —pregunta él e<br />

inmediatamente <strong>de</strong>sfilan una serie <strong>de</strong> nombres<br />

por su mente, mezclándose con los que recuerda<br />

Matil<strong>de</strong>. Realizan un antiguo juego, el mismo<br />

que seguían cada noche durante el sexo hasta<br />

que se enteraron <strong>de</strong>l embarazo. Andrés <strong>de</strong>ja el<br />

libro en el suelo, que se enrolla sobre sí mismo<br />

hasta parecer una vara <strong>de</strong> mago. Coloca ambas<br />

manos en los pechos <strong>de</strong> Matil<strong>de</strong>, compartiendo el<br />

contacto con la mayor cantidad <strong>de</strong> piel posible.<br />

Sienten el calor <strong>de</strong>l verano y el aire fresco<br />

que entra por la ventana confabulando con


Dan Guajars<br />

el ardor <strong>de</strong> sus cuerpos, y luego <strong>de</strong> un breve<br />

ejercicio <strong>de</strong> sincronización fun<strong>de</strong>n sus mentes<br />

a nivel superficial. Los nombres aparecen<br />

como esferas en su imaginación compartida,<br />

como cápsulas que a su vez contienen un<br />

puñado <strong>de</strong> memes que hacen referencia a<br />

distintas historias asociadas a cada nombre y<br />

su significado.<br />

—IGNACIO —dicen en voz alta al unísono.<br />

Se separan cuando Ignacio da una serie <strong>de</strong><br />

patadas.<br />

Supongamos que le gusta, piensan en<br />

conjunto antes <strong>de</strong> romper la conexión,<br />

quedándoles una <strong>de</strong>sagradable sensación <strong>de</strong><br />

vacío.<br />

***<br />

El día <strong>de</strong>l nacimiento, la matrona mantiene una<br />

expresión <strong>de</strong> pánico involuntaria durante todo<br />

el trabajo <strong>de</strong> parto. Pue<strong>de</strong> sentir el dolor y las<br />

contracciones <strong>de</strong> Matil<strong>de</strong>, pue<strong>de</strong> guiarla <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la piscina durante el proceso, pero<br />

no pue<strong>de</strong> sentir al bebé.<br />

Su impresión es que el niño tiene muerte<br />

cerebral, a pesar <strong>de</strong> los intentos <strong>de</strong>l padre <strong>de</strong><br />

hacerle enten<strong>de</strong>r lo contrario. Y por primera<br />

vez en muchos años en esta zona <strong>de</strong>l planeta,<br />

una matrona <strong>de</strong>be usar equipo externo para<br />

comprobar los latidos <strong>de</strong>l bebé.<br />

24


25<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Ignacio sale <strong>de</strong> su madre luego <strong>de</strong> una hora<br />

<strong>de</strong> labor y la matrona lo saca <strong>de</strong> la piscina para<br />

cortar el cordón. El bebé llora y la veterana mujer<br />

está <strong>de</strong>sesperada, ningún mensaje atraviesa la<br />

barrera mental <strong>de</strong>l niño. Andrés está <strong>de</strong> pie a<br />

su lado, repitiendo con cada roce que el niño es<br />

totalmente normal, pero sordomudo.<br />

¿Qué clase <strong>de</strong> padres con<strong>de</strong>nan a su hijo a<br />

una vida incomunicado? se pregunta la mujer.<br />

Piensa en qué tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong>be hacer<br />

ante el Departamento Contra Negligencias <strong>de</strong><br />

los Progenitores, cuando Andrés toma al niño<br />

en sus brazos, balanceándolo suavemente y<br />

tarareando una canción recursiva antes <strong>de</strong><br />

entregarlo a Matil<strong>de</strong>, quien lo acomoda sobre su<br />

pecho y continúa rumiando la misma canción y<br />

acariciando su cabecita.<br />

El niño al poco rato se calma y luego <strong>de</strong><br />

algunos minutos comienza a amamantar.<br />

—¡Grandioso! —ríe la matrona dando un<br />

brinco. Se acerca a tocar al niño, pero todavía<br />

no oye nada. Andrés le toma la mano y le hace<br />

enten<strong>de</strong>r casi a la fuerza que hará un traspaso<br />

<strong>de</strong> memes. La mujer indaga en sus intenciones<br />

y acepta el traspaso con reticencia.<br />

Un minuto <strong>de</strong>spués suspira sentada en una<br />

esquina alejada <strong>de</strong> la piscina. En sus veintinueve<br />

años <strong>de</strong> matrona profesional nunca se topó con<br />

un caso <strong>de</strong> sordomu<strong>de</strong>z absoluta. Siempre hay<br />

algo, aunque sea apenas un susurro. Se acerca a


Dan Guajars<br />

tocar a la madre y al niño que ahora reposan en<br />

una camilla, a la espera <strong>de</strong> la ambulancia que<br />

los llevará <strong>de</strong> regreso a su casa. Cancela toda<br />

su lista <strong>de</strong> trabajos para el resto <strong>de</strong> este día y<br />

mañana. Que otros se hagan cargo. Prefiere<br />

quedarse cerca <strong>de</strong> la nueva familia e intentar<br />

algunas cosas en conjunto, ver cómo evoluciona<br />

el bebé sin contacto empático en sus primeros<br />

días <strong>de</strong> vida.<br />

Estar presente en caso <strong>de</strong> que muera.<br />

Tar<strong>de</strong> en la madrugada se duerme con el llanto<br />

<strong>de</strong>l bebé que está por fin en su casa, ro<strong>de</strong>ado<br />

<strong>de</strong> equipos <strong>de</strong> monitoreo usados con niños<br />

comatosos. Y sueña en cómo titulará su próxima<br />

investigación basada en este fascinante caso.<br />

***<br />

Hijo, hay días en que <strong>de</strong>spierto pensando en<br />

esa horrible <strong>de</strong>cisión que preferimos no tomar.<br />

A tu padre y a mí se nos ofreció la posibilidad<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>scartarte y probar suerte con un nuevo<br />

hijo, uno que no tuviera tu dificultad. Pero ya<br />

sabes que no lo hicimos, te <strong>de</strong>seábamos con<br />

tanto ahínco que no nos importó el daño que<br />

te hicimos, con tal <strong>de</strong> tenerte a nuestro lado.<br />

Espero que algún día nos perdones.<br />

No soy una persona estable, tu padre lo<br />

sabe, yo siempre lo he sabido. Trabajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

casa revisando documentos, manteniendo un<br />

26


27<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

trato indirecto con mis superiores, liberada <strong>de</strong><br />

interactuar con otras personas por causa <strong>de</strong> mi<br />

condición. Hay ocasiones en que difícilmente<br />

puedo controlar la ira, la estupi<strong>de</strong>z humana me<br />

saca <strong>de</strong> quicio con facilidad. Pero pensar en ti,<br />

verte como te estoy viendo ahora junto a mí,<br />

tan pequeñito e in<strong>de</strong>fenso, me trae <strong>de</strong> regreso<br />

a la tranquilidad <strong>de</strong> mi familia que me ama, la<br />

familia que yo amo. Incluso ver a tu <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado<br />

padre roncando en el sillón luego <strong>de</strong> un arduo<br />

día <strong>de</strong> trabajo en los túneles <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la<br />

ciudad, me llena <strong>de</strong> paz.<br />

Por qué soy así... quizá es por acci<strong>de</strong>nte, o<br />

porque la humanidad no se ha librado <strong>de</strong> la<br />

locura que trae embebida en sus genes. Ya ves<br />

que soy la prueba viviente <strong>de</strong> ello.<br />

La gran mayoría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes<br />

psiquiátricos se erradicaron mediante las<br />

políticas eugenésicas <strong>de</strong>l siglo XXI y XXII, junto<br />

con muchas otras características in<strong>de</strong>seables.<br />

Si tenías un rasgo genético que te hiciera<br />

susceptible a enfermeda<strong>de</strong>s o vulnerable <strong>de</strong> una<br />

manera distinta al promedio <strong>de</strong> la población,<br />

incluso peligroso según la mirada <strong>de</strong> la época,<br />

se te prohibía el <strong>de</strong>recho a la procreación. Una<br />

simple inyección impedía irreversiblemente<br />

que te pudieras reproducir <strong>de</strong> manera natural.<br />

A mediados <strong>de</strong>l siglo XXI el planeta Tierra<br />

era un animal enfermo, plagado <strong>de</strong> parásitos<br />

llamados “humanos” y a un paso <strong>de</strong> la senda


Dan Guajars<br />

sin retorno <strong>de</strong> la auto <strong>de</strong>strucción. Miles <strong>de</strong><br />

personas morían <strong>de</strong> hambre cada día. Los<br />

gobiernos estaban divididos, cada uno velaba<br />

por sus propios intereses y algunos países con<br />

alta población sencillamente prohibieron tener<br />

hijos. Sólo tras las revueltas revolucionarias<br />

<strong>de</strong> millones <strong>de</strong> seres humanos clamando por<br />

justicia reproductiva se logró un consenso ético,<br />

obligando a esas naciones a establecer una lista<br />

negra con las enfermeda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong><br />

or<strong>de</strong>n hereditario.<br />

Al mismo tiempo, si eras poseedor <strong>de</strong> algún<br />

atributo que le diera a tu <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia mejores<br />

herramientas para subsistir y ninguna <strong>de</strong> las<br />

taras en la lista negra, pues eras la persona más<br />

afortunada <strong>de</strong>l mundo. Dichos donantes <strong>de</strong><br />

esperma, óvulos y células madre se convirtieron<br />

en los tesoros más preciados <strong>de</strong> las naciones. El<br />

contrabando <strong>de</strong> embriones perfectos se volvió<br />

una práctica común.<br />

Como dice tu padre y le encuentro toda la<br />

razón, “la naturaleza <strong>de</strong>l ser humano no ha<br />

cambiado ni cambiará jamás”. Y por supuesto,<br />

la corruptibilidad <strong>de</strong>l alma humana no era un<br />

ítem incluido en la lista negra.<br />

En alguna parte <strong>de</strong>l Oriente Medio se<br />

<strong>de</strong>scubrió una tribu nómada con un atributo<br />

especial: la ausencia <strong>de</strong> apéndice. Ya te imaginas<br />

qué ocurrió entonces. Una gota <strong>de</strong> semen o un<br />

óvulo viable <strong>de</strong> esa tribu valía millones.<br />

28


29<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Con cada nueva generación, la lista negra<br />

y la portentosa “lista blanca” se hicieron<br />

más extensas. Y terminando el Siglo XXII<br />

la población joven se redujo a la mitad <strong>de</strong> lo<br />

que era a fines <strong>de</strong>l XXI. Imagina ese mundo<br />

plagado <strong>de</strong> ancianos achacosos, con recursos<br />

apenas suficientes para sostener las economías<br />

locales, don<strong>de</strong> los padres <strong>de</strong>bían sacrificarse<br />

voluntariamente en clínicas <strong>de</strong> eutanasia para<br />

asegurar un cupo para la educación y la salud<br />

<strong>de</strong> sus hijos.<br />

En ese perverso proceso <strong>de</strong> selección<br />

antinatural, la diversidad genética que<br />

caracterizaba a la humanidad se apagó como<br />

una vela bajo la lluvia. Las listas se abolieron y<br />

los pueblos aislados geográficamente volvieron<br />

a caminar por la senda <strong>de</strong> la especialización<br />

genética, aunque ya nunca sería igual. La<br />

principal característica <strong>de</strong> la raza humana, su<br />

variedad, estaba extinta.<br />

Hoy el pozo genético está más limpio<br />

que nunca. Tu padre, tú, yo y el resto <strong>de</strong> la<br />

humanidad somos resultado <strong>de</strong> esa selección<br />

genética forzada, aunque cueste admitirlo. Aún<br />

es necesario un permiso para procrear y <strong>de</strong>bido<br />

al envejecimiento <strong>de</strong> la población cada cierto<br />

tiempo se conce<strong>de</strong>n permisos especiales que<br />

dan rienda suelta a los hijos no planificados.<br />

Y tú, hijo mío, eres el afortunado ganador <strong>de</strong><br />

esa lotería.


Dan Guajars<br />

***<br />

Al cumplir tres años Ignacio apenas sabe leer<br />

y escribir, mientras el resto <strong>de</strong> los niños <strong>de</strong><br />

su edad son capaces <strong>de</strong> realizar ecuaciones<br />

simples y manejan un vocabulario <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />

mil palabras.<br />

Dos años atrás, una semana antes <strong>de</strong>l<br />

primer cumpleaños <strong>de</strong> Ignacio, Andrés llamó a<br />

sus antiguos amigos <strong>de</strong>l Liceo para pedirles un<br />

favor especial. Si su hijo entablara contacto con<br />

niños émpatas naturales en un ambiente lúdico,<br />

podría adquirir gradualmente la capacidad<br />

<strong>de</strong> comunicarse mediante el tacto, sin mayor<br />

estímulo que las cualida<strong>de</strong>s empática <strong>de</strong> sus<br />

compañeros <strong>de</strong> juego. Principalmente porque<br />

en el edificio no hay otros niños.<br />

Des<strong>de</strong> entonces sus amigos vienen al<br />

cumpleaños <strong>de</strong> Ignacio acompañados <strong>de</strong> sus<br />

hijos, <strong>de</strong> distintas eda<strong>de</strong>s siendo el mayor un<br />

gordito <strong>de</strong> siete años, con distintos grados <strong>de</strong><br />

control sobre lo que quieren escuchar o <strong>de</strong>cir<br />

cuando tocan a otra persona. Los más pequeños<br />

saltan <strong>de</strong> adulto en adulto, tocándolos con<br />

la esperanza <strong>de</strong> recibir un meme que otros<br />

niños no posean, transmitiendo su ansiedad<br />

<strong>de</strong> conocimiento como una radio a todo<br />

volumen.<br />

—Tu hija me acaba <strong>de</strong> contar que va a lograr<br />

que Ignacio la oiga —dice Matil<strong>de</strong> a su antigua<br />

30


31<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

amiga, observando como la pequeña Paulina<br />

abraza y acaricia a Ignacio sin <strong>de</strong>cir palabras.<br />

—Se pasó todo el camino transmitiendo<br />

que leyó un libro —dice la madre <strong>de</strong> Paulina,<br />

también llamada Paulina, sorbiendo un poco<br />

<strong>de</strong> chocolate caliente—, don<strong>de</strong> una niña<br />

<strong>de</strong>sposeída que quedó sordomuda y amnésica<br />

luego <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte, recupera su voz gracias<br />

a la ayuda <strong>de</strong> un niño que vivía en un establo<br />

y ambos <strong>de</strong>scubren que ella es una princesa y<br />

así él se convierte en su caballero. Sólo anoche<br />

murmuraba en sueños... y estaba soñando que<br />

Ignacio era un príncipe sordomudo. Pue<strong>de</strong>s<br />

imaginar el resto.<br />

—No saben cuánto agra<strong>de</strong>cemos que estén<br />

aquí con nosotros... otra vez —dice Andrés<br />

mirando al resto <strong>de</strong> sus amigos, que permanecen<br />

en silencio y con cara <strong>de</strong> idiotas viendo como sus<br />

hijos hablan con Ignacio y entre ellos mismos,<br />

encontrando la mejor manera <strong>de</strong> comunicarse<br />

sin discriminar al cumpleañero. E Ignacio es<br />

una pequeña estrella, brillando <strong>de</strong> felicidad.<br />

—Tú sabes que soy un imbécil frívolo —dice<br />

Maltus, un sujeto que nunca fue amigo <strong>de</strong> ellos<br />

en realidad. Matil<strong>de</strong> aguanta la respiración a la<br />

espera <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> sus barbarida<strong>de</strong>s—. Pero ver<br />

a mi gordo chico hablando, usando todas esas<br />

palabras que sabe... se me <strong>de</strong>rrite el corazón.<br />

De todas las veces que los he visto jugar entre<br />

ellos, incluso esa primera vez en que todo me


Dan Guajars<br />

parecía una pésima i<strong>de</strong>a... nunca he sentido<br />

que <strong>de</strong>sprecie o discrimine a Ignacio. Para él es<br />

un niño que todavía no apren<strong>de</strong> a comunicase<br />

como los <strong>de</strong>más. Es lo que vi en su mente <strong>de</strong><br />

glotón esta mañana.<br />

Una sonrisa <strong>de</strong> orgullo llena el rostro <strong>de</strong><br />

Maltus cuando su hijo Víctor le grita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

otro extremo <strong>de</strong> la sala que se acaba <strong>de</strong> caer y<br />

no lloró.<br />

Hacen un brindis, “porque nuestros hijos<br />

no se parezcan a sus abuelos”, y celebran hasta<br />

altas horas <strong>de</strong> la madrugada, recordando viejas<br />

peripecias y travesuras.<br />

Para entonces los niños duermen repartidos<br />

en una colchoneta, tomados <strong>de</strong> las manos,<br />

seguramente compartiendo alguna aventura<br />

en sus sueños infantiles. La única que no está<br />

en el grupo es Paulina, que duerme abrazada<br />

a Ignacio, que a su vez no entien<strong>de</strong> nada y<br />

mira a su madre con cara <strong>de</strong> preocupación.<br />

Matil<strong>de</strong> toca la frente <strong>de</strong> la niña, que sueña<br />

con un gran castillo don<strong>de</strong> ella es una princesa<br />

y un apuesto caballero (Ignacio) está sentado<br />

junto a ella, los dos comiendo helado <strong>de</strong><br />

chocolate.<br />

Matil<strong>de</strong> sonríe a su hijo y le dice con palabras<br />

que se duerma, que no tiene <strong>de</strong> qué preocuparse.<br />

Paulina se marchará con su madre en una hora<br />

y no la volverá a ver hasta el cumpleaños <strong>de</strong><br />

ella... en siete meses más.<br />

32


33<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Ignacio no se duerme. Se queda mirando el<br />

rostro sonriente <strong>de</strong> Paulina, incómodo.<br />

***<br />

En todos los colegios don<strong>de</strong> solicitan audiencia,<br />

les dicen educadamente que no tienen la<br />

infraestructura ni el personal capacitado para<br />

aten<strong>de</strong>r los requerimientos <strong>de</strong> un caso especial<br />

como el suyo.<br />

—¡Pero si no es ningún retardado! —grita<br />

Andrés, arrojando el vífono <strong>de</strong>sechable al piso.<br />

Éste se dobla sobre sí mismo hasta convertirse<br />

en una tarjeta que cabe en un bolsillo. Matil<strong>de</strong> le<br />

lanza un cojín en represalia y hace un gesto para<br />

que guar<strong>de</strong> silencio. El niño está durmiendo.<br />

—Amor —agrega ella—, ante los ojos <strong>de</strong> la<br />

sociedad nuestro hijo sí es un retardado... ¡No<br />

me mires así! Ayer intentábamos apren<strong>de</strong>r<br />

la tabla <strong>de</strong>l doce y no pudo, simplemente no<br />

pudo. Me dijo que no tiene seis <strong>de</strong>dos en cada<br />

mano, que no lo presione. ¡Que no lo presione!<br />

¿Cuándo fue que aprendiste a multiplicar el<br />

doce?<br />

—Todavía no aprendo —dice Andrés<br />

con frustración—. Pero ése no es el punto.<br />

¡Nuestro hijo no es idiota! Dentro <strong>de</strong> los<br />

estándares <strong>de</strong> aprendizaje <strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l<br />

siglo XXI, a sus cuatro años es prácticamente<br />

un superdotado.


Dan Guajars<br />

—Pero estamos finalizando el siglo XXIII y<br />

él es apenas un niño pequeño en un mundo <strong>de</strong><br />

mejor dotados. No es un adulto pequeño como<br />

el resto. Debemos enviarlo al Centro.<br />

Andrés llora y Matil<strong>de</strong> no lo consuela. Sabe<br />

que la <strong>de</strong>cisión es difícil, lo sabían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio. Andrés intentó <strong>de</strong> todo para evitar<br />

el Centro y ella lo apoyó sin restricciones. Pero<br />

el momento que eludieron todos estos años<br />

al fin llega e Ignacio <strong>de</strong>be seguir el mismo<br />

camino que siguieron sus padres, sufrir la<br />

misma discriminación, el mismo cóctel <strong>de</strong><br />

humillaciones.<br />

—Andrés, mírame —Matil<strong>de</strong> toma su rostro<br />

entre las manos. Nos tiene a nosotros. Trae<br />

al recuerdo imágenes <strong>de</strong> su padre violento,<br />

su madre negligente, sus hermanas crueles,<br />

la ausencia <strong>de</strong> amigos, la repentina visita <strong>de</strong>l<br />

Departamento Contra Negligencias <strong>de</strong> los<br />

Progenitores y el internado en el único Centro<br />

para sordomudos <strong>de</strong>l país. Andrés recuerda a<br />

su madre lejana, a su padre encarcelado en el<br />

cinturón <strong>de</strong> asteroi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> por vida... a Matil<strong>de</strong><br />

sentada a su lado ese primer día en el Centro,<br />

<strong>de</strong>sconsolada, carente, infeliz, como él.<br />

Ahora tienen a Ignacio y él tiene una familia<br />

que lo ama y que lo apoya. Tiene amigos que lo<br />

visitan en su cumpleaños, habla con ellos por<br />

vífono los fines <strong>de</strong> semana y también juega con<br />

otros niños cuando van al parque. Es un ávido<br />

34


35<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

lector <strong>de</strong> novelas heroicas, incluso tiene su<br />

propio pase para pedir libros en la biblioteca.<br />

Y sabe que ahora no pue<strong>de</strong> comunicarse como<br />

los <strong>de</strong>más, pero algún día podrá. Siempre lo ha<br />

sabido.<br />

—Estaremos en contacto todo el tiempo —<br />

dice ella en voz alta. Andrés asiente y sale <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>partamento para tomar una ducha.<br />

***<br />

Su primer día en el Centro <strong>de</strong><br />

Reacondicionamiento para Niños con Problemas<br />

<strong>de</strong> Aprendizaje no es como lo imaginaba. La<br />

mayoría <strong>de</strong> los niños nuevos lloran sin consuelo.<br />

Son muchos, casi cuatro <strong>de</strong>cenas, más los<br />

antiguos que en total suman un centenar.<br />

—Hace ciento setenta años —comienza<br />

el discurso inaugural <strong>de</strong> la directora <strong>de</strong>l<br />

establecimiento— se promulgó la ley que creó<br />

el Departamento Contra Negligencias <strong>de</strong> los<br />

Progenitores. Gracias a esta visión progresista<br />

y humanitaria, muchos niños en manos <strong>de</strong><br />

padres negligentes reciben apoyo para mejorar<br />

su calidad <strong>de</strong> vida y capacitación para no repetir<br />

los errores <strong>de</strong> sus negligentes padres...<br />

Ignacio no logra retener ni la mitad <strong>de</strong>l discurso.<br />

Algo acerca <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l Centro y el fin <strong>de</strong><br />

la discriminación. Pone mucha atención como le<br />

indicó su madre, pero el llanto a su alre<strong>de</strong>dor le


Dan Guajars<br />

<strong>de</strong>sconcentra. ¿Por qué lloran? Se arregla el traje<br />

<strong>de</strong> una pieza, tan poco acostumbrado a llevar<br />

ropa. No muy lejos algunos alumnos mayores<br />

usan sus prendas como ban<strong>de</strong>ras, indiferentes<br />

al discurso <strong>de</strong> la directora.<br />

Está en un internado especial don<strong>de</strong> pasará<br />

muchos días y noches durante el resto <strong>de</strong>l<br />

año, con excepción <strong>de</strong> los fines <strong>de</strong> semana. Su<br />

padre le explicó repetidamente que no había<br />

otra opción, que éste es el único lugar don<strong>de</strong><br />

él podrá encontrar su voz. Y que apenas logre<br />

transmitir y recibir algunos pensamientos,<br />

podrá volver a casa y asistir a un centro <strong>de</strong><br />

aprendizaje común. “Debes ganártelos <strong>de</strong><br />

entrada, a la primera oportunidad. Y si alguno<br />

te odia recuerda que no es a ti a quien odia.<br />

Algunos padres están felices <strong>de</strong> <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong><br />

sus hijos. Pero nosotros te amamos y estaremos<br />

pensando en ti todo el tiempo”.<br />

Andrés y Matil<strong>de</strong> le hacen señas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> la barrera que separa el establecimiento<br />

<strong>de</strong>l mundo exterior. Todos los padres se han<br />

marchado, todos menos ellos. Les saluda <strong>de</strong><br />

vuelta y alguien a su espalda le entierra un <strong>de</strong>do<br />

en las costillas. Ignacio se gira ceñudo y ve a una<br />

niña <strong>de</strong> cabello negro muy corto, con los ojos<br />

rojos <strong>de</strong> tanto llorar, apretando las mandíbulas<br />

en un gesto iracundo.<br />

—Me llamo Ignacio Suárez Díaz —dice él a la<br />

<strong>de</strong>sconocida y le tien<strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>recha, como<br />

36


37<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

le enseñó su padre—. Vamos a ser compañeros<br />

durante todo el año. ¿Cómo te llamas?<br />

El mensaje ingresa lentamente en la mente<br />

<strong>de</strong> la niña, al tiempo que caen nuevas lágrimas<br />

por sus mejillas. Mira la mano <strong>de</strong> Ignacio y se la<br />

estrecha reticente.<br />

—Carmen... Peters —dice ella e Ignacio<br />

sonríe mientras mueve la mano <strong>de</strong> arriba a<br />

abajo enérgicamente.<br />

—Mucho gusto en conocerte.<br />

Papá tenía razón, piensa agra<strong>de</strong>cido.<br />

Carmen sigue sollozando e Ignacio se queda a<br />

su lado. Ahora sólo ve pena en su mirada.<br />

***<br />

Durante este primer semestre, junto con las clases<br />

<strong>de</strong> lógica matemática y lenguaje, Ignacio <strong>de</strong>be asistir<br />

a distintos talleres que fueron incluidos durante la<br />

última actualización <strong>de</strong> la malla curricular <strong>de</strong> la<br />

educación pública hace siete años.<br />

—¿Relajación? ¿Ejercicio <strong>de</strong> la sinceridad?<br />

¡¿Apren<strong>de</strong>r a perdonar?!<br />

Andrés está indignado. ¿Cómo es que nosotros<br />

no tuvimos nada <strong>de</strong> esto? Matil<strong>de</strong> no pue<strong>de</strong><br />

evitar una carcajada <strong>de</strong> burla. La indignación<br />

<strong>de</strong> su esposo es genuina y ciertamente no ha<br />

aprendido a perdonar.<br />

—Hijo —dice ella a través <strong>de</strong>l vífono—. Tu<br />

padre piensa que eres muy afortunado, las


Dan Guajars<br />

cosas cambiaron bastante y para mejor <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

que nosotros estuvimos allí.<br />

Se oye un murmullo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Ignacio.<br />

¡Cáscaras! transmite Matil<strong>de</strong> al recordar que<br />

el vífono está en un lugar público.<br />

Pero Andrés no capta la i<strong>de</strong>a.<br />

—Sí, en nuestra época allá maltrataban a<br />

todo el mundo, las humillaciones eran el pan<br />

<strong>de</strong> cada día y los mayores solían comportarse<br />

<strong>de</strong> manera abusiva y... —Andrés recibe un<br />

pellizco cargado <strong>de</strong> información—. Ah... Cuando<br />

nosotros estudiamos allá, al igual que tus<br />

compañeros y tú, no podíamos comunicarnos<br />

empáticamente. Pero la empatía es algo que<br />

se apren<strong>de</strong> con mucha práctica. Así que con<br />

mucho trabajo y tenacidad saldrás <strong>de</strong> ahí listo<br />

para entrar en la escuela regular como cualquier<br />

joven.<br />

El murmullo crece tras la espalda <strong>de</strong> Ignacio.<br />

Por poco y la haces, le transmite Matil<strong>de</strong> a su<br />

esposo cuando el pitido <strong>de</strong>l vífono indica que<br />

quedan apenas diez segundos <strong>de</strong> comunicación.<br />

Ignacio piensa que sus padres gastaron el<br />

único minuto que tienen al día para <strong>de</strong>cirle<br />

perogrulladas.<br />

—Cuídate hijo —dicen ellos a coro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

pantalla—. Y pórtate bien.<br />

—¡Los quiero! —grita Ignacio pegándose<br />

a la superficie <strong>de</strong>l vífono cuando la imagen se<br />

apaga.<br />

38


39<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Al salir <strong>de</strong> la cabina ve la larga fila <strong>de</strong> niños que<br />

se enrosca como una lombriz <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l salón.<br />

Los más cercanos le observan con curiosidad,<br />

los mayores hacen gestos <strong>de</strong> burla, pero en la<br />

mayoría ve sonrisas y esperanza.<br />

Al salir se topa con Carmen, que espera en<br />

otra fila para hablar con sus tías. Ella lo <strong>de</strong>tiene,<br />

alarmada por algo que oyó y que alguien más le<br />

confirmó.<br />

—¿Es verdad que golpeaban a tus padres y<br />

que se escaparon por un túnel y que aprendieron<br />

la empatía con ayuda <strong>de</strong> unos gitanos?<br />

***<br />

El taller se llama “Sincronizando el<br />

Pensamiento”. Para hacer este taller hay que<br />

tener aprobados “Relajando el Cuerpo y el<br />

Alma” y “Concentrándonos en la Tarea”.<br />

Ignacio espera hacer el “Sincronizando”<br />

con otra persona que no sea Carmen, pero al<br />

parecer están pre<strong>de</strong>stinados. No importa don<strong>de</strong><br />

vaya, allí está ella esperándolo, sonriéndole,<br />

vigilándolo.<br />

—Se <strong>de</strong>ben sentar en los cojines uno<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l otro <strong>de</strong> manera que sus rodillas<br />

se toquen —dice la profesora, una mujer con<br />

problemas metabólicos que la hacen sudar<br />

incluso cuando hace frío—. La palma <strong>de</strong> la<br />

mano <strong>de</strong>recha hacia arriba sobre el muslo, la


Dan Guajars<br />

palma <strong>de</strong> la mano izquierda sobre la mano <strong>de</strong><br />

su compañero, tocándola. Ahora junten sus<br />

frentes, siempre manteniendo las espaldas bien<br />

<strong>de</strong>rechas. Inspiren profundamente, aguanten<br />

la respiración, uno, dos... ¡Tres!<br />

En los cuatro muros <strong>de</strong>l salón se dibuja un<br />

objeto sobre el tapiz, con una palabra que lo<br />

<strong>de</strong>fine escrita <strong>de</strong>bajo. La profesora lo anuncia, los<br />

pequeños separan sus cabecitas y miran al muro<br />

que tienen justo <strong>de</strong>lante y que su compañero <strong>de</strong><br />

ejercicio no pue<strong>de</strong> ver. Luego vuelven a juntar<br />

sus frentes y visualizan ese objeto en su mente.<br />

Deben <strong>de</strong>dicar absoluta concentración pues <strong>de</strong><br />

ello <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> que alcancen el primer estadio <strong>de</strong><br />

la comunicación empática.<br />

Cada cierto tiempo una <strong>de</strong> las murallas<br />

muestra algo distinto, pero los alumnos no lo<br />

saben.<br />

El primer mes <strong>de</strong>l taller no ocurre nada.<br />

Pero ya en la segunda semana <strong>de</strong>l segundo<br />

mes hay noveda<strong>de</strong>s. Algunos niños muestran<br />

señales <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconcierto cuando ocurre la<br />

<strong>de</strong>scoordinación en las imágenes. La pareja en<br />

cuestión es retirada <strong>de</strong> la sala sin <strong>de</strong>sconcentrar<br />

al resto y son puestos a disposición <strong>de</strong>l<br />

indagador jefe.<br />

Lo usual es que ambos niños avancen<br />

automáticamente al nivel dos, don<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sarrollarán su capacidad empática con<br />

ejercicios más complejos. Pero en algunos casos<br />

40


41<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

se les recomienda permanecer en el nivel uno<br />

otra semana.<br />

Luego <strong>de</strong> cuatro meses, Ignacio, Carmen y<br />

cuatro niños más no han logrado avanzar. En<br />

ese momento la profesora los hace cambiar <strong>de</strong><br />

pareja.<br />

Un mes <strong>de</strong>spués sólo quedan Ignacio y su<br />

nueva pareja, un niño hiperquinético llamado<br />

Raúl. Ambos son llevados ante el indagador,<br />

un anciano moreno y calvo <strong>de</strong> voz gruesa que<br />

los recibe con una gran sonrisa <strong>de</strong> dientes muy<br />

blancos.<br />

—Hola niños... Mi nombre es Mobutu,<br />

indagador jefe <strong>de</strong>l Centro. Tú <strong>de</strong>bes ser Raúl,<br />

mucho gusto en conocerte —da la mano al<br />

niño e inmediatamente mira a la profesora<br />

<strong>de</strong> pie en la puerta, guiñando un ojo—. Sólo<br />

quería saludarte, joven Raúl. Pue<strong>de</strong>s ir con tu<br />

profesora, ya nos volveremos a ver. Y tú tienes<br />

que ser Ignacio.<br />

Se dan la mano y la sonrisa <strong>de</strong> Mobutu se<br />

<strong>de</strong>svanece <strong>de</strong> golpe. Sin soltar su mano, le<br />

acerca una silla y se sientan uno <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l<br />

otro.<br />

—¿Qué te parece esta escuela? —pregunta<br />

Mobutu con su sonrisa creciendo nuevamente—<br />

. Los talleres tienen metodologías pedagógicas<br />

más acor<strong>de</strong>s a nuestros tiempos, me parece. En<br />

mi época <strong>de</strong> cachorro, cuando no aprendíamos<br />

algo, nos hacían llamar al apo<strong>de</strong>rado.


Dan Guajars<br />

El anciano suelta una fuerte carcajada.<br />

Ignacio está visiblemente aterrado, pero<br />

Mobutu no siente nada, ningún susurro, ningún<br />

rechazo.<br />

La profesora está nuevamente <strong>de</strong> pie junto a<br />

la puerta. Mobutu la observa <strong>de</strong> reojo y vuelve<br />

a mirar a Ignacio. Ahora su sonrisa es menos<br />

fingida. Conversan durante una hora, siempre<br />

tomados <strong>de</strong> la mano. Hace frío, pero Mobutu<br />

suda y parpa<strong>de</strong>a pesadamente. Deja ir la mano<br />

<strong>de</strong>l niño, que está mojada con el sudor <strong>de</strong>l<br />

anciano.<br />

—Ha sido un agrado conversar contigo,<br />

Ignacio —dice el hombre pasando una servilleta<br />

por su rostro y cuello—. Espero que podamos<br />

conversar en una nueva oportunidad. ¿Okey?<br />

Ignacio asiente sin imaginar lo que eso<br />

significa.<br />

***<br />

Entre los alumnos <strong>de</strong>l Centro la información no<br />

pedagógica se obtiene fácilmente a la hora <strong>de</strong><br />

almuerzo y en los pasillos. Sólo hay que poner<br />

atención y mantenerse en silencio mientras los<br />

alumnos <strong>de</strong> más edad transmiten a viva voz<br />

toda suerte <strong>de</strong> leyendas urbanas y verda<strong>de</strong>s a<br />

medias. Y <strong>de</strong> todo lo que ha escuchado, sólo<br />

hay un tema que fascina e intriga a Ignacio: los<br />

Indagadores.<br />

42


43<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

No hay trabajo más electrizante. Esta<br />

persona, que usualmente es mujer pero que<br />

tiene también un pequeño porcentaje <strong>de</strong><br />

hombres en su gremio, es capaz <strong>de</strong> penetrar las<br />

barreras más testarudas <strong>de</strong> la mente humana en<br />

busca <strong>de</strong> la verdad. Si alguien comete un <strong>de</strong>lito,<br />

es la o el indagador el encargado <strong>de</strong> contrastar<br />

la evi<strong>de</strong>ncia disponible con los conocimientos<br />

<strong>de</strong>l indagado.<br />

Para ser indagador son necesarios treinta<br />

años <strong>de</strong> entrenamiento ininterrumpido y una<br />

capacidad innata para sobrepasar las barreras<br />

<strong>de</strong>l cerebro ajeno. Pero tiene una gran <strong>de</strong>sventaja.<br />

Bastan sólo diez años <strong>de</strong> servicio con criminales<br />

y <strong>de</strong>lincuentes comunes para volverse loco <strong>de</strong><br />

remate. Por este motivo el indagador calificado<br />

trabaja en un ciclo <strong>de</strong> siete años para el Gobierno<br />

Mundial en puestos <strong>de</strong> alta responsabilidad. Y<br />

cumplido este plazo obtiene vacaciones por tres<br />

años en instalaciones paradisíacas a lo largo <strong>de</strong><br />

la costa mediterránea.<br />

Terminadas las vacaciones, el indagador<br />

inicia un nuevo ciclo <strong>de</strong> diez años trabajando<br />

con adolescentes y jóvenes en resolución <strong>de</strong><br />

problemas y conflictos. Posteriormente pue<strong>de</strong><br />

optar a retiro o a veinte años más <strong>de</strong> trabajo<br />

con niños, siendo premiados con su jubilación<br />

en las mismas instalaciones paradisíacas<br />

<strong>de</strong> la costa mediterránea, hasta el día <strong>de</strong> su<br />

muerte.


Dan Guajars<br />

En el Centro se rumorea que Mobutu fue el<br />

indagador que <strong>de</strong>scubrió la colmena asesina <strong>de</strong><br />

Mar <strong>de</strong>l Plata, haciéndose pasar por un molesto<br />

persuasor <strong>de</strong> mall en vísperas <strong>de</strong> Natividad.<br />

Lo que nadie sabía es que este persuasor<br />

estaba indagando en sus mentes al tiempo que<br />

intentaba ven<strong>de</strong>rles calcetas rojas. Alguien <strong>de</strong><br />

entre las miles <strong>de</strong> personas que transitaron esa<br />

tar<strong>de</strong> por el centro comercial era pariente lejano<br />

<strong>de</strong> alguien que vivía en el mismo edificio <strong>de</strong><br />

uno <strong>de</strong> los participantes <strong>de</strong> una oscura colmena<br />

que no admitía nuevos reclutas. Eso por sí<br />

solo ya era bastante sospechoso, cuando todas<br />

las colmenas quieren captar nuevos a<strong>de</strong>ptos y<br />

expandirse hasta el infinito.<br />

Al día siguiente el grupo completo estaba<br />

tras las rejas, con sus mentes abiertas como<br />

un libro ante el tacto <strong>de</strong> cualquier juez o fiscal<br />

<strong>de</strong>l caso. Se rumorea que este último milagro<br />

habría sido cosa <strong>de</strong> un insertor, dato que hasta<br />

el día <strong>de</strong> hoy es negado por las autorida<strong>de</strong>s y<br />

consi<strong>de</strong>rado como un meme spam <strong>de</strong> la peor<br />

calaña.<br />

Los insertores no existen.<br />

***<br />

Ignacio se queda solo en el taller <strong>de</strong><br />

“sincronizando”. Prosigue sus ejercicios<br />

con ayuda <strong>de</strong> practicantes <strong>de</strong> pedagogía<br />

44


45<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

seleccionados por Mobutu entre los más<br />

aventajados <strong>de</strong>l Centro, pero no hay avance.<br />

—No te <strong>de</strong>smoralices —dice Mobutu<br />

sosteniendo su mano. Ignacio ya está<br />

acostumbrado a estas sesiones indagatorias sin<br />

resultados y pone todo <strong>de</strong> su parte para abrirse<br />

a las solicitu<strong>de</strong>s mentales <strong>de</strong> su nuevo tutor<br />

exclusivo.<br />

»Estás en tu primer año aún. De acuerdo a<br />

las fichas <strong>de</strong> tus padres... sí, tengo acceso a ellas<br />

—agrega el anciano al ver la expresión curiosa<br />

<strong>de</strong> Ignacio—. Ellos tuvieron dificulta<strong>de</strong>s en el<br />

primer año. Pero tu madre en segundo año y<br />

más tar<strong>de</strong> tu padre en tercero, fueron capaces<br />

<strong>de</strong> superar sus dificulta<strong>de</strong>s. La empatía es una<br />

técnica inventada hace más <strong>de</strong> un siglo. Des<strong>de</strong><br />

entonces la capacidad empática se ha vuelto,<br />

hmmm, relativamente innata. Pero incluso si tú<br />

no tuviste esa suerte, pue<strong>de</strong>s apren<strong>de</strong>r la técnica.<br />

Durante tu segundo año vamos a trabajar otros<br />

métodos más complejos. ¿Te parece apropiado?<br />

—Cualquier cosa —dice Ignacio<br />

esperanzado—. Haré cualquier cosa....<br />

Para ser normal es el resto <strong>de</strong> la oración que<br />

prefiere no <strong>de</strong>cir.<br />

—Bien dicho —sonríe Mobutu—. Y déjame<br />

<strong>de</strong>cirte algo más, pero si por alguna extraña<br />

probabilidad eres el <strong>de</strong>safortunado poseedor<br />

<strong>de</strong>l don más raro <strong>de</strong>l mundo... sí hijo, un don, la<br />

sordomu<strong>de</strong>z mental absoluta... aún pue<strong>de</strong>s oír,


Dan Guajars<br />

hablar, leer y escribir. Pue<strong>de</strong>s trabajar y tener<br />

una familia. ¡Y pue<strong>de</strong>s tener secretos! Ésa es<br />

una ventaja a la que nadie más pue<strong>de</strong> aspirar<br />

en todo el universo.<br />

»Como te envidio... pero mejor cambiemos<br />

<strong>de</strong> tema —dice Mobutu al notar como la cara <strong>de</strong>l<br />

niño pier<strong>de</strong> su aplomo—. Tengo entendido que<br />

vas a cumplir cinco años en algunas semanas.<br />

¿Qué es lo que más <strong>de</strong>seas para ese día?<br />

Ignacio tiene sus pensamientos en otra parte<br />

y respon<strong>de</strong> lo primero que le viene a la cabeza.<br />

—¡Ser normal!<br />

***<br />

Terminadas las clases cada viernes, Ignacio<br />

regresa a casa en el bus <strong>de</strong>l Centro en un viaje<br />

nocturno <strong>de</strong> diez horas. Viaja leyendo hasta<br />

que se apagan las luces y su asiento se reclina,<br />

obligándole a dormir.<br />

Cuando el asiento vuelve a su posición<br />

vertical, Ignacio sabe que faltan diez minutos<br />

para llegar al para<strong>de</strong>ro más cercano a su casa.<br />

A un lado <strong>de</strong> la ventana emergen un vaso con<br />

agua y un cepillo <strong>de</strong> dientes <strong>de</strong>sechable, junto<br />

con toallas húmedas para quitarse la modorra<br />

y yogur con cereales.<br />

El bus llega puntual a su <strong>de</strong>stino. Son las cinco<br />

<strong>de</strong> la madrugada y no hay nadie esperando en<br />

el para<strong>de</strong>ro climatizado a un lado <strong>de</strong>l bosque.<br />

46


47<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

No es primera vez que su padre se queda<br />

dormido. Marca el número <strong>de</strong> su casa en el<br />

vífono <strong>de</strong>l para<strong>de</strong>ro y ve a su madre con el pelo<br />

suelto y <strong>de</strong>saliñado y una sonrisa <strong>de</strong> disculpa,<br />

diciendo que su padre estará allí en pocos<br />

minutos.<br />

Cuando retroce<strong>de</strong> para sentarse a esperar,<br />

ve a un hombre anciano, acompañado por un<br />

perro que trae un pañuelo rojo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l<br />

cuello, sentados en el otro extremo <strong>de</strong>l para<strong>de</strong>ro.<br />

El hombre tiene una mano en la cabeza <strong>de</strong>l<br />

animal y el pastor alemán observa a al niño<br />

sin parpa<strong>de</strong>ar, con las orejas erguidas y actitud<br />

poco amigable.<br />

—No te hará daño —dice el anciano con una<br />

sonrisa arrugada. Sus ojos tienen una ausencia<br />

<strong>de</strong> brillo extraña e Ignacio da varios pasos para<br />

verle <strong>de</strong> cerca.<br />

—¿Pue<strong>de</strong> ver a través <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong>l perro?<br />

—se asombra Ignacio, <strong>de</strong>splazando la mirada<br />

entre él y el animal rápidamente.<br />

—Pues... por eso se le llama perro guía —ríe<br />

el hombre ante la sagacidad <strong>de</strong>l comentario—<br />

.Las particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mi pa<strong>de</strong>cimiento no<br />

admiten ninguna <strong>de</strong> las prótesis actuales y en<br />

realidad no me importa. No fue fácil apren<strong>de</strong>r<br />

a mirar con sus ojos. Como <strong>de</strong>bes saber,<br />

los animales no pue<strong>de</strong>n sincronizar con los<br />

humanos... pero este tipo <strong>de</strong> perro tiene una<br />

inteligencia comparable a la mía y fue clonado


Dan Guajars<br />

con células híbridas humanas. ¿Cierto, Señor<br />

Canivilo?<br />

El perro parpa<strong>de</strong>a por primera vez, da vuelta<br />

el rostro para encarar al anciano y emite algunos<br />

gruñidos que podrían pasar por palabras.<br />

—El idioma <strong>de</strong> los perros también es<br />

complicado <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r... pero llevo casi toda<br />

mi vida ciego y una vez que lo apren<strong>de</strong>s todo<br />

se vuelve más fácil. ¿Quieres ver a través <strong>de</strong> mi<br />

perro? Yo te puedo servir como intermediario.<br />

Ignacio avanza sin vacilar y toma la mano<br />

<strong>de</strong>l hombre.<br />

—Dios mío, hijo, no te puedo encontrar<br />

aunque sé que estás aquí ante mí. ¿Llevas puesto<br />

un brazo prostético o un guante <strong>de</strong> hule? —<br />

pregunta el anciano llevando su mano al rostro<br />

<strong>de</strong> Ignacio—. ¿O eres una especie <strong>de</strong> mutante?<br />

—¡No soy un mutante! —grita el niño<br />

retrocediendo, asombrado <strong>de</strong> su propia<br />

vehemencia.<br />

Señor Canivilo levanta su nariz, mostrando<br />

parte <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ntadura afilada. El anciano<br />

acaricia al perro y asiente comprensivo.<br />

—Perdóname hijo. Deformación profesional.<br />

A veces me entusiasmo, no puedo controlar<br />

mi curiosidad y verbalizo todo. Quizá si tocas<br />

al Señor Canivilo él sea capaz <strong>de</strong> sincronizar<br />

contigo. Es un perro especial.<br />

Ignacio observa al animal con <strong>de</strong>sconfianza,<br />

pensando que quizá no sea una buena i<strong>de</strong>a. Pero<br />

48


49<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

el perro se levanta y toca una mano <strong>de</strong> Ignacio<br />

con su nariz húmeda.<br />

No ocurre nada.<br />

El perro dice algo y vuelve a sentarse junto<br />

al anciano.<br />

—Hmmm... Eres un caso especial, hijo.<br />

Quizá algún día podamos compren<strong>de</strong>r la<br />

mecánica <strong>de</strong> la empatía y sus consecuencias.<br />

Hay muchos estudios que explican esta<br />

capacidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva bioquímica y<br />

física, incluso cuántica, pero no hay una sola<br />

teoría que sea capaz <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a la pregunta<br />

“cómo funciona”. Sabemos que funciona y hasta<br />

ahora eso nos basta, pero no se pue<strong>de</strong> replicar<br />

<strong>de</strong> manera artificial. Yo <strong>de</strong>moré toda mi vida<br />

en lograr este perro émpata y créeme que he<br />

tenido una vida muuuuy larga y apasionante.<br />

Quizá tú mismo puedas encontrar la respuesta<br />

a todas las interrogantes que ro<strong>de</strong>an la empatía<br />

y tal vez entonces podamos sincronizar con<br />

las personas que más queremos usando los<br />

vífonos o algún otro mecanismo seguro. Eso<br />

sería genial.<br />

El anciano se levanta apoyado en su perro,<br />

caminan a la puerta <strong>de</strong>l para<strong>de</strong>ro y salen al<br />

frío <strong>de</strong> la noche, suben a un taxi aéreo que les<br />

espera a un lado <strong>de</strong>l camino y se pier<strong>de</strong>n entre<br />

las copas <strong>de</strong> los árboles sin emitir sonido.<br />

Ignacio se queda mudo mirando la puerta<br />

hasta que llega su padre, el cabello <strong>de</strong>saliñado


Dan Guajars<br />

como siempre y vestido con un quimono mal<br />

anudado, parpa<strong>de</strong>ando con dificultad.<br />

—Me pareció ver al viejo Sócrates, mi<br />

antiguo instructor <strong>de</strong> Ocultismo <strong>de</strong>l Liceo, con<br />

su perro Rodolfo, cómo me gustaba ese perro,<br />

tan mansito, le <strong>de</strong>cíamos Rodolfolfo y él movía<br />

la cola —dice Andrés restregando sus ojos—.<br />

Pero entonces mi instructor ya era un anciano<br />

<strong>de</strong>crépito con principio <strong>de</strong> autopsia y ahora<br />

<strong>de</strong>bería estar muerto. ¡O en éxtasis criogénica!<br />

Siempre hablaba <strong>de</strong> eso, el viejo chiflado...<br />

Ignacio no presta atención, perdido<br />

en imágenes fantasiosas <strong>de</strong> un futuro <strong>de</strong><br />

sincronización sin contacto físico. Caminan<br />

en silencio rumbo al <strong>de</strong>partamento. Andrés<br />

tiene <strong>de</strong>masiado sueño e Ignacio no para <strong>de</strong><br />

soñar <strong>de</strong>spierto. Encontrar la respuesta... Tal<br />

vez encuentre algunos textos <strong>de</strong> ese tema en la<br />

Biblioteca.<br />

***<br />

—En todos mis años como indagador jamás<br />

me había topado con un caso <strong>de</strong> mutismo<br />

tan... extraordinario —dice Mobutu <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

pantalla <strong>de</strong>l vífono empotrado en el muro <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>partamento—. Lo usual es que los niños<br />

posean una pequeña abertura mental, algo<br />

tan <strong>de</strong>licado que un mínimo estímulo pue<strong>de</strong><br />

abrir sus mentes para las siguientes etapas <strong>de</strong><br />

50


51<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

su entrenamiento. Pero en el caso <strong>de</strong> su hijo<br />

he utilizado técnicas reservadas a criminales<br />

adultos con capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> bloqueo muy<br />

superiores y aún así me es imposible llegar a la<br />

primera capa <strong>de</strong> su con<strong>ciencia</strong>. Es una cebolla<br />

imposible <strong>de</strong> pelar...<br />

—Señor Mobutu —comienza Matil<strong>de</strong><br />

tomándose el cabello en una cola, sintiendo que su<br />

ira crece y a punto <strong>de</strong> estallar en furia volcánica—,<br />

si vuelve a comparar a mi hijo con una cebolla voy<br />

a poner una queja contra usted en el <strong>de</strong>partamento<br />

<strong>de</strong> indagadores <strong>de</strong>l Estado y exigiré que se nos<br />

asigne un nuevo tutor y que usted sea reasignado<br />

a algún lejano orfanato <strong>de</strong>l Norte.<br />

Andrés permanece sentado junto a ella,<br />

con los ojos cerrados y su mente cerrada a los<br />

embates <strong>de</strong> su mujer que son como patadas en<br />

su sistema nervioso periférico. Cuando los abre<br />

ve el rostro <strong>de</strong> un anciano con las manos en alto<br />

y gesto <strong>de</strong> genuino arrepentimiento.<br />

—Desearía estar a su lado para hacerle<br />

enten<strong>de</strong>r —se disculpa Mobutu—. Odio los<br />

vífonos, porque no son capaces <strong>de</strong> transmitir<br />

el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> las palabras. Le pido<br />

disculpas, sinceramente. Pero eso no le resta<br />

seriedad al asunto. La mente <strong>de</strong> su hijo es<br />

impenetrable para un indagador experto.<br />

Sólo puedo imaginar un terrible acci<strong>de</strong>nte o<br />

negligencia durante el embarazo, o algún abuso<br />

durante los años...


Dan Guajars<br />

Andrés siente la explosión sináptica<br />

quemando la piel <strong>de</strong> su antebrazo allí don<strong>de</strong><br />

Matil<strong>de</strong> mantiene la mano. Salta hacia el vífono<br />

y lo apaga. Al girarse, la silla que iba <strong>de</strong>stinada<br />

al aparato le da <strong>de</strong> lleno en la cara.<br />

—¡Voy a matar a ese negro! —ruge Matil<strong>de</strong><br />

dando patadas a los muebles. Andrés, con la<br />

nariz quebrada y sangre manchando su pecho,<br />

intenta abrazarla y se aleja inmediatamente,<br />

repelido por los pensamientos criminales que<br />

brotan <strong>de</strong> su mujer como radioactividad—. ¡Me<br />

haré un collar con sus tripas!<br />

Matil<strong>de</strong> coloca los ojos en blanco y cae al<br />

suelo, convulsionando. Andrés no se acerca a<br />

ella hasta que llega la ambulancia.<br />

***<br />

—Hijo —le anuncia Andrés por el vífono, con<br />

un parche en el medio <strong>de</strong>l rostro y los párpados<br />

hinchados y amoratados—. Con tu madre<br />

tuvimos un acci<strong>de</strong>nte casero. No es nada grave,<br />

pero ella tiene que permanecer internada un<br />

tiempo. Los médicos todavía no pue<strong>de</strong>n hacer<br />

que se mejore... Este fin <strong>de</strong> semana tendrás que<br />

quedarte en el Centro, ya hablé con la directora<br />

y no hay problema, está todo arreglado.<br />

—Pero... ¡es mi cumpleaños! —solloza<br />

Ignacio, indiferente a los susurros que crecen a<br />

su espalda.<br />

52


<strong>Sordomudo</strong><br />

—Lo sé hijo —llora Andrés y sus lágrimas son<br />

<strong>de</strong> color rosado, <strong>de</strong>jando manchas sobre otras<br />

manchas más antiguas en su camisa gris—. Lo<br />

lamento mucho, no sabía lo que estaba pasando,<br />

tu madre... no me di cuenta a tiempo y ahora<br />

está internada... no sé que voy a hacer sin ella.<br />

¿Cómo no me di cuenta antes?<br />

Ignacio se aleja <strong>de</strong>l vífono sin cortar la<br />

comunicación. Carmen lo intercepta, pero<br />

al ver su expresión <strong>de</strong> rabia y pena lo <strong>de</strong>ja ir.<br />

No conoce las palabras a<strong>de</strong>cuadas para una<br />

situación como ésta.<br />

53


<strong>Sordomudo</strong><br />

Capítulo 3<br />

Transcurridos tres años en el Centro sin<br />

encontrar su voz empática, tiempo suficiente<br />

para haber curado su problema según los<br />

estándares <strong>de</strong>l Ministerio, los padres <strong>de</strong><br />

Ignacio exigieron su <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> ingresarlo en<br />

el colegio normal correspondiente a su zona <strong>de</strong><br />

resi<strong>de</strong>ncia, obligando por ley al establecimiento<br />

a tomar las medidas necesarias para asegurar<br />

su aprendizaje.<br />

Cuando al fin llegó ese ansiado primer día<br />

en el colegio, Carmen le esperaba en la puerta,<br />

radiante y feliz. Como por arte <strong>de</strong> magia<br />

se mudó con su madre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l radio <strong>de</strong><br />

influencia <strong>de</strong>l mismo colegio y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces<br />

son inseparables.<br />

Hoy están en el patio durante el recreo <strong>de</strong><br />

media tar<strong>de</strong>, el primer mes <strong>de</strong> su tercer año en<br />

el colegio, hablando <strong>de</strong> cualquier cosa con otros<br />

chicos que se mueren <strong>de</strong> ganas por mejorar su<br />

capacidad discursiva.<br />

—Me gustaría saber qué estás pensando —<br />

dice Carmen <strong>de</strong> pie a su lado, vestida con una<br />

enagua semi transparente que le pone siempre<br />

muy nervioso. El grupo que oyera atentamente<br />

su relato ahora está enfrascado en algún<br />

55


Dan Guajars<br />

pensamiento grupal, con las cabezas pegadas,<br />

formando un círculo variopinto <strong>de</strong> <strong>de</strong>lantales,<br />

calzones y calzoncillos <strong>de</strong> todos los colores <strong>de</strong>l<br />

arcoíris.<br />

—Anda, no te que<strong>de</strong>s fuera —indica Ignacio<br />

apuntando al grupo.<br />

—Naaah... Están re<strong>de</strong>scubriendo la pólvora.<br />

Me aburren... No me gusta revolver lo que sé con<br />

lo que otros creen saber. Es como lo que dicen<br />

<strong>de</strong> las colmenas, te pier<strong>de</strong>s ahí <strong>de</strong>ntro y cuando<br />

sales eres una especie <strong>de</strong> zángano que sabe y<br />

piensa lo mismo que el zángano <strong>de</strong> al lado...<br />

incapaz <strong>de</strong> distinguirte <strong>de</strong>l otro ni <strong>de</strong> tener una<br />

i<strong>de</strong>a original. Por suerte no hay ningún insertor<br />

en potencia entre estos niñatos o hace tiempo<br />

que habríamos terminado fundidos...<br />

Ignacio asiente y parpa<strong>de</strong>a muy interesado,<br />

aunque no tiene i<strong>de</strong>a qué es lo que Carmen le<br />

acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir. Ver su belleza y su cuerpo en<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> esa enagua <strong>de</strong>licada y<br />

femenina le hace soñar con el futuro.<br />

***<br />

—¿Destino? —pregunta la IA <strong>de</strong> vialidad cuando<br />

ingresa al para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> buses.<br />

—Chuchunco tres —dice Ignacio.<br />

—Tiempo estimado <strong>de</strong> espera, cinco minutos.<br />

Tiempo estimado <strong>de</strong> viaje, cuarenta minutos.<br />

Buen día.<br />

56


57<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

El bus se <strong>de</strong>tiene ante el para<strong>de</strong>ro exactamente<br />

cinco minutos <strong>de</strong>spués. Ignacio sube, admirando<br />

la diversidad <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los<br />

pasajeros, imbuidos en alguna lectura recreativa,<br />

escuchando música o simplemente roncando. La<br />

puerta se cierra con un siseo y el bus reinicia su<br />

marcha silenciosa. Ignacio se instala en un asiento<br />

sin ventana, extien<strong>de</strong> el respaldo y se duerme<br />

casi <strong>de</strong> inmediato con la música ambiental y el<br />

suave vaivén <strong>de</strong> la máquina sin ruedas.<br />

Despierta con un chirrido en el altavoz <strong>de</strong> su<br />

asiento.<br />

“Chuchunco tres” dice la IA menor <strong>de</strong>l bus<br />

indicándole que llegaron a su <strong>de</strong>stino. Ignacio<br />

se <strong>de</strong>spereza, mira a su alre<strong>de</strong>dor y nota que está<br />

solo en la máquina. Descien<strong>de</strong> en el para<strong>de</strong>ro,<br />

las puertas <strong>de</strong>l bus se cierran a su espalda y el<br />

artefacto <strong>de</strong>saparece <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los árboles en la<br />

siguiente curva.<br />

El polímero con el mapa dibujado a mano no<br />

es <strong>de</strong> mucha ayuda. ¿Dón<strong>de</strong> está el norte? La hoja<br />

es <strong>de</strong> las económicas y no tiene conexión a la red<br />

local. Deci<strong>de</strong> seguir la única ruta visible por entre<br />

medio <strong>de</strong>l parque boscoso, notando con algo <strong>de</strong><br />

aprehensión que no muy lejos <strong>de</strong> allí un grupo <strong>de</strong><br />

gente <strong>de</strong>snuda está realizando una orgía, gimiendo<br />

y gruñendo <strong>de</strong> placer a la vista <strong>de</strong> los transeúntes.<br />

En ese momento siente en su calzoncillo la<br />

vibración <strong>de</strong>l vífono <strong>de</strong>sechable que le dio su<br />

padre esa mañana. Es Carmen.


Dan Guajars<br />

—Me había olvidado contarte <strong>de</strong> las orgías —<br />

dice ella con el rostro encendido <strong>de</strong> vergüenza—.<br />

Ignóralos, son inofensivos. Sigue por ese mismo<br />

camino y te vas a topar con un mapa <strong>de</strong>l parque<br />

junto a los trenes <strong>de</strong>l museo. Ve a la salida norte<br />

y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí mi casa está en el único edificio <strong>de</strong><br />

la zona, lo verás <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos.<br />

—¿Y es normal que estén haciendo eso<br />

aquí? —quiere saber Ignacio. Ver una felación<br />

en vivo no es algo que se presencie todos los<br />

días.<br />

—Siempre están allí y siempre hay alguien<br />

fornicando en el parque. Ésta es zona permitida<br />

para la mantención <strong>de</strong> colmenas <strong>de</strong> placer. En<br />

serio Ignacio, ignóralos. No están haciendo<br />

nada ilegal.<br />

—Okey —Ignacio <strong>de</strong>vuelve el vífono al bolsillo<br />

<strong>de</strong>lantero <strong>de</strong> su calzoncillo, avergonzado al<br />

notar su erección. Intenta pensar en otra cosa<br />

mientras sigue las indicaciones <strong>de</strong> Carmen.<br />

—Encantado <strong>de</strong> conocerle... señora Peters<br />

—dice quince minutos más tar<strong>de</strong> al ser recibido<br />

por la madre <strong>de</strong> Carmen en la puerta <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>partamento 702. La mujer lleva una blusa<br />

opaca y parece no tener senos.<br />

—¡Qué bien! hacía tiempo que quería conocer<br />

al joven que nos hizo mudar hasta acá —dice la<br />

mujer con voz rasposa y Carmen, <strong>de</strong> pie junto<br />

a ella, está roja como un tomate—. Pue<strong>de</strong>s<br />

llamarme Úrsula. A<strong>de</strong>lante, siéntete como en<br />

58


59<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

tu casa. Hija, ve a servir un vaso <strong>de</strong> limonada a<br />

tu invitado.<br />

Sin <strong>de</strong>cir palabra, Carmen va a la cocina y<br />

regresa a los pocos segundos con una ban<strong>de</strong>ja<br />

y tres vasos llenos <strong>de</strong> jugo, que se balancean<br />

peligrosamente.<br />

—Cuéntame Ignacio —dice Úrsula,<br />

mortalmente seria—, cómo es la vida <strong>de</strong> un<br />

sordomudo por estos días.<br />

Los vasos caen al suelo y Carmen se cubre<br />

el rostro avergonzada. Pero su madre no tiene<br />

intención <strong>de</strong> ayudarla. Sigue mirando fijamente<br />

a Ignacio en espera <strong>de</strong> una respuesta.<br />

—Pues... Es como vivir a principios <strong>de</strong>l siglo<br />

XXI, creo. Para saber algo <strong>de</strong>bo investigarlo,<br />

leer o escuchar... Imaginar. No puedo acudir a<br />

ningún grupo enciclopedista para pedir consejo<br />

sin obligarlos a relatarme la información, que<br />

pue<strong>de</strong> ser extensa; tampoco puedo aceptar<br />

o enviar memes. Es un bloqueo absoluto <strong>de</strong><br />

la capacidad empática <strong>de</strong>l sistema nervioso<br />

periférico y central... al menos eso dicen los<br />

neurólogos.<br />

—¿Y cuál es el impedimento entonces?<br />

Carmen me ha contado que temes por tu<br />

futuro.<br />

—¡Mamá! —chilla la aludida, <strong>de</strong>jando caer<br />

los trozos <strong>de</strong> vidrio que llevaba en las manos,<br />

horrorizada. Uno <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dos sangra, pero su<br />

madre sigue sin moverse.


Dan Guajars<br />

—Pues... —Ignacio <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> que la sinceridad<br />

es su mejor arma en una situación como ésta—<br />

. Mi proceso <strong>de</strong> aprendizaje es más lento.<br />

También tengo problemas para hacer enten<strong>de</strong>r<br />

lo que realmente siento o quiero, o incluso lo<br />

que pretendo <strong>de</strong>cir con mis palabras. Pero aún<br />

soy joven, todavía tengo esperanzas <strong>de</strong> lograr...<br />

abrir mi corazón, si me entien<strong>de</strong> lo que digo.<br />

—Claro, claro —dice la mujer asintiendo,<br />

mirando por primera vez a su hija que llora a<br />

raudales sin emitir ningún sonido—. ¿Te ha<br />

incomodado el interrogatorio, Ignacio?<br />

—En realidad no, señora Úrsula. Po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir<br />

estas cosas es... liberador, si me entien<strong>de</strong> lo que<br />

digo.<br />

—Claro, claro —comenta ella tomando a<br />

su hija <strong>de</strong> la mano y examinando la herida—.<br />

Con Carmencita conversamos mucho. No te<br />

voy a ocultar que cuando nació fui una mala<br />

madre, con varias <strong>de</strong>mandas por negligencias<br />

menores. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que te conoció, incluso<br />

cuando todavía no lograba empatizar, su<br />

actitud cambió. Fuiste una excelente influencia<br />

y lo sigues siendo. Tus padres <strong>de</strong>ben ser un<br />

gran ejemplo. Y pensé que teniéndote cerca,<br />

ella podría ser una mejor mujer. Por eso nos<br />

mudamos.<br />

Ignacio no siente asombro. Ahora Carmen es<br />

incapaz <strong>de</strong> mirarlo. Pobre, piensa él, tener que<br />

soportar esta humillación. Y al mismo tiempo<br />

60


61<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

nota algo en la mirada <strong>de</strong> Úrsula que le recuerda<br />

a sus padres y sus artimañas educativas, algo<br />

muy parecido a “sígueme el juego”.<br />

—Carmen es la única persona a la que<br />

consi<strong>de</strong>ro mi amiga —dice Ignacio sin pensar<br />

en sus palabras. Carmen lo ve a través <strong>de</strong>l muro<br />

<strong>de</strong> lágrimas y se seca con una manga—. Yo... la<br />

aprecio mucho.<br />

La sonrisa <strong>de</strong> alivio en el rostro <strong>de</strong> Úrsula le da<br />

a enten<strong>de</strong>r que se trató <strong>de</strong> una prueba y Carmen<br />

aprobó. Tras monitorear los pensamientos <strong>de</strong><br />

su hija, la <strong>de</strong>ja ir para que se lave el rostro y<br />

ponga un adhesivo en la herida, llenándola <strong>de</strong><br />

instrucciones para cumplir con todas las tareas<br />

sin miedo a equivocarse.<br />

La prueba era simple empatía, a la<br />

antigua.<br />

—Gracias —susurra Úrsula con tono <strong>de</strong><br />

alivio apenas se quedan solos—. Sigo siendo<br />

una pésima madre, lamento <strong>de</strong>cirlo, pero el<br />

grado <strong>de</strong> resiliencia que <strong>de</strong>sarrolló mi hija me<br />

asombra y <strong>de</strong>bo admitir que es gracias a ti.<br />

Tiene el potencial para ser lo que quiera ser<br />

en el futuro. La empatía es una herramienta<br />

po<strong>de</strong>rosa, pero no basta para vivir en el mundo<br />

competitivo <strong>de</strong> los adultos. Yo trabajo con un<br />

equipo <strong>de</strong> gente muy inteligente, pero todos<br />

tienen los mismos vicios <strong>de</strong> comportamiento y<br />

ninguno posee rasgos <strong>de</strong> inteligencia emocional,<br />

ni hablar <strong>de</strong> imaginación creativa. Si los pones


Dan Guajars<br />

ante un mismo problema, todos llegan a la<br />

misma solución, calcada...<br />

»Espero no haberte incomodado, joven<br />

Ignacio —dice la mujer recuperando su tono<br />

indiferente, apenas Carmen regresa a la sala—.<br />

A tus nueve años eres todavía un niño, pero me<br />

parece que eres más maduro que muchos <strong>de</strong><br />

los mocosos que rondan por estos barrios y que<br />

sueñan con las orgías.<br />

»Debe ser por la introversión, ¿cierto? Tu<br />

madurez, a eso me refiero. Gran capacidad <strong>de</strong><br />

análisis, mínima posibilidad <strong>de</strong> contaminación<br />

por i<strong>de</strong>as ajenas... ¡Ah! hija, estabas acá. ¿Les<br />

sirvo yo esa limonada?<br />

Al salir Úrsula, Carmen sigue lagrimeando.<br />

Se sienta junto a Ignacio y entierra el rostro en<br />

su pecho. No hablan mucho en lo que resta <strong>de</strong><br />

la tar<strong>de</strong>.<br />

Vaya primera impresión.<br />

***<br />

No le digas a tu madre que yo te resumí el<br />

libro. Los textos <strong>de</strong> historia actuales tien<strong>de</strong>n a<br />

censurar <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> lo ocurrido a comienzos<br />

<strong>de</strong>l Siglo XXII. El conocimiento <strong>de</strong> la historia<br />

es así, modificado o reinterpretado con el paso<br />

<strong>de</strong> los años y cada nueva generación tiene<br />

nuevos puntos <strong>de</strong> vista para interpretar hechos<br />

que ocurrieron en contextos completamente<br />

62


63<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

distintos, acomodándolos a sus propios intereses<br />

mezquinos. Eso se conoce como revisionismo.<br />

La empatía no ha existido siempre. Cuenta la<br />

leyenda que un monje budista que vivía en los<br />

Himalayas, luego <strong>de</strong> toda una vida <strong>de</strong> meditación<br />

y experimentación, pudo comunicarse con<br />

sus aprendices a través <strong>de</strong>l tacto. Él, según<br />

esta leyenda, sería el primer émpata real con<br />

capacidad <strong>de</strong> transmitir este conocimiento a<br />

otras personas. Hay otras leyendas que hablan<br />

<strong>de</strong> émpatas anteriores, pero tampoco pue<strong>de</strong>n<br />

probarse y, para qué insistir en el tema, no nos<br />

interesan.<br />

Se cree que las políticas eugenésicas <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>cenios anteriores a la aparición <strong>de</strong>l émpata<br />

legendario tuvieron mucho que ver en esto,<br />

pero sólo es una teoría <strong>de</strong> tantas, consi<strong>de</strong>rada<br />

posible ya que las fechas coinci<strong>de</strong>n. Pero si el<br />

monje era tan anciano como dice la leyenda,<br />

entonces él era un integrante vivo <strong>de</strong> la minoría<br />

genética que <strong>de</strong>saparecería en las generaciones<br />

posteriores y no formaba parte <strong>de</strong> la camada<br />

mejorada que adoptó la empatía como suya<br />

en las décadas veni<strong>de</strong>ras. Así que no lo tomes<br />

como una verdad <strong>de</strong>finitiva.<br />

Por esa época la empatía era una conexión<br />

simple, la más básica transmisión <strong>de</strong> pensamiento<br />

textual. Y se la llamaba “telepatía”, ignorantes...<br />

Por supuesto que alguien vio en esta técnica<br />

una gran oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo personal


Dan Guajars<br />

y beneficio egoísta. Alguno <strong>de</strong> los aprendices<br />

menos avezados <strong>de</strong> este monje, luego <strong>de</strong><br />

apren<strong>de</strong>r los rudimentos <strong>de</strong> la técnica, habría<br />

escapado a la ciudad a perfeccionar lo poco que<br />

sabía, divergiendo <strong>de</strong> su fuente original, creando<br />

una nueva forma <strong>de</strong> comunicación y control.<br />

Sí hijo, CONTROL. La utopía <strong>de</strong> todo ser<br />

humano que sueña con gobernar al mundo,<br />

procrear con vírgenes y perpetuar sus genes<br />

hasta el fin <strong>de</strong> los tiempos.<br />

Pasaron muchos años y nuestra leyenda se<br />

fun<strong>de</strong> con los hechos conocidos. Nadie en el<br />

Gobierno Chino sospechó lo que ocurría bajo<br />

sus propias narices, hasta que un día distintas<br />

personas con entrenamientos muy disímiles<br />

comenzaron a viajar fuera <strong>de</strong>l país y radicarse en<br />

naciones <strong>de</strong>sarrolladas, patentando invenciones<br />

fabulosas que atrajeron gran<strong>de</strong>s inversiones,<br />

junto con las miradas <strong>de</strong> los organismos<br />

paranoicos <strong>de</strong> los países don<strong>de</strong> se instalaron.<br />

El Gobierno Chino <strong>de</strong>moró en ver la conexión.<br />

Nadie estaba al tanto <strong>de</strong> las investigaciones<br />

que dieron pie a tecnologías tan avanzadas<br />

como la gravedad inversa o la fusión en frío,<br />

tecnologías que se estaban escapando <strong>de</strong> sus<br />

codiciosas manos. Lo que parecía un grave caso<br />

<strong>de</strong> fuga <strong>de</strong> cerebros, era el primer síntoma <strong>de</strong><br />

la prosecución <strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong> un solo hombre...<br />

o muchos, si incluimos al pensamiento <strong>de</strong><br />

colmena.<br />

64


65<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Estamos hablando <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l Siglo<br />

XXII ahora, una época en que las naciones <strong>de</strong>l<br />

norte todavía usaban cohetes para escapar <strong>de</strong>l<br />

pozo gravitatorio <strong>de</strong> la Tierra, para transportar<br />

piezas <strong>de</strong> equipos al espacio y así terminar su<br />

estación científica. Y no mucho tiempo antes <strong>de</strong><br />

eso la gente se moría hambre o <strong>de</strong> infecciones<br />

simples, porque no existían los antibióticos.<br />

Pongámoslo en perspectiva: ciudadanos<br />

chinos en distintas partes <strong>de</strong>l mundo creaban<br />

tecnologías imposibles, concebibles sólo en la<br />

<strong>ciencia</strong> <strong>ficción</strong>. Eso disparó la señal <strong>de</strong> alarma<br />

en todos los niveles, en todos los organismos <strong>de</strong><br />

las naciones que se consi<strong>de</strong>raban a sí mismas<br />

po<strong>de</strong>rosas. Y a pesar <strong>de</strong> lo que muchos creen, no<br />

fue mérito <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> ellos el <strong>de</strong>scubrimiento<br />

<strong>de</strong> la secta empática que confabulaba en las<br />

tinieblas.<br />

Al parecer, el Maestro había muerto<br />

hacía tiempo. Aunque sus discípulos seguían<br />

trabajando en pro <strong>de</strong> su sueño, que hasta el<br />

día <strong>de</strong> hoy sólo se pue<strong>de</strong> interpretar como la<br />

búsqueda <strong>de</strong>l Edén en otro planeta, carecían <strong>de</strong>l<br />

eje planificador que los unificó en esa empresa<br />

monumental. Y bastó con que uno <strong>de</strong> ellos<br />

abriera la boca para que quedara la <strong>de</strong>bacle.<br />

Lo que ocurrió a continuación es bien sabido<br />

y está perfectamente documentado: el Gobierno<br />

Chino or<strong>de</strong>nó eliminar todos los focos creativos<br />

y sectarios sospechosos fuera <strong>de</strong> sus fronteras.


Dan Guajars<br />

Fue un verda<strong>de</strong>ro genocidio, gestado con<br />

precisión milimétrica. Había chinos muertos<br />

en todos los rincones <strong>de</strong>l planeta y la empatía<br />

seguía siendo un secreto.<br />

Los sobrevivientes <strong>de</strong> la secta se dispersaron<br />

por el mundo y se ocultaron en el anonimato.<br />

Mientras tanto, el Gobierno Chino utilizó este<br />

nuevo conocimiento, esta nueva técnica que<br />

permitía fundir mentes <strong>de</strong> personas comunes<br />

y corrientes, para crear súper computadoras<br />

humanas. Imagina lo que pudieron crear al<br />

fundir las mentes <strong>de</strong> sus mejores científicos,<br />

relacionando todos los campos <strong>de</strong> la <strong>ciencia</strong> y la<br />

teoría y el arte y la filosofía en un gran cerebro<br />

omnisapiente.<br />

Experiencias posteriores <strong>de</strong>mostraron que el<br />

resultado <strong>de</strong> una fusión prolongada <strong>de</strong> mentes<br />

<strong>de</strong>semboca en una total <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l<br />

vínculo <strong>de</strong> colmena. El individuo <strong>de</strong>saparece,<br />

los recuerdos se fun<strong>de</strong>n y confun<strong>de</strong>n y los<br />

integrantes <strong>de</strong>l grupo se vuelven una sola<br />

persona en estado bipolar...<br />

Pero sigamos con la historia.<br />

Cuando llegó el día en que el secreto <strong>de</strong> la<br />

empatía fue <strong>de</strong>velado casi como un obsequio a<br />

la humanidad, los chinos ya habían alcanzado<br />

la masa crítica, llegando tan lejos en materia<br />

tecnológica y científica que habían movilizado<br />

una increíble cantidad <strong>de</strong> población al planeta<br />

Marte, ¡sin ser <strong>de</strong>tectados!, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>predaron<br />

66


67<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

los recursos minerales para construir una flota<br />

que viajaría al resto <strong>de</strong>l sistema solar.<br />

Las <strong>de</strong>smoralizadas naciones <strong>de</strong>l norte no<br />

estaban ni cerca <strong>de</strong> pisarles los talones. Para<br />

ellos, para todo el planeta en realidad, los<br />

chinos se habían vuelto extraterrestres. China<br />

era la nueva súper potencia intergaláctica.<br />

Tenían suficiente población para inseminar<br />

mil planetas. Eran or<strong>de</strong>nados y obedientes. Las<br />

colonias estarían unificadas por el idioma, la<br />

historia y la cultura, ligadas con el planeta Tierra<br />

por el viaje hiperlumínico y la comunicación<br />

instantánea. Ése fue el nacimiento <strong>de</strong> lo que<br />

hoy conocemos como el Imperio.<br />

Paralelamente las sectas volvieron a surgir,<br />

esta vez en todos los rincones <strong>de</strong>l globo,<br />

captando a<strong>de</strong>ptos en este nuevo culto a la<br />

fusión <strong>de</strong> la mente y el fin <strong>de</strong> la soledad <strong>de</strong>l<br />

alma, <strong>de</strong>splazando a las instituciones religiosas<br />

que monopolizaron el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los hombres<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los albores <strong>de</strong> la civilización.<br />

Fue un proceso lento. Las sectas fueron<br />

perseguidas, sus participantes con<strong>de</strong>nados<br />

a la infertilidad. Y por supuesto que algo tan<br />

importante y beneficioso para la humanidad no<br />

podía consi<strong>de</strong>rarse inmoral por mucho tiempo,<br />

menos aún con los chinos haciendo <strong>de</strong> las suyas<br />

en el Universo, mofándose <strong>de</strong> los cavernícolas<br />

que se atascaban en actos burocráticos y<br />

discusiones éticas <strong>de</strong> si era válido o no el uso <strong>de</strong>


Dan Guajars<br />

tal o cual tecnología obtenida con un método<br />

tan reprochable como la empatía.<br />

Por un breve lapso la empatía fue exclusividad<br />

<strong>de</strong> las elites, utilizada como la nueva droga que<br />

liberaba la mente y el cuerpo, especialmente<br />

en ritos sexuales. Pero más pronto que tar<strong>de</strong> se<br />

transformó en una ventaja fundamental para la<br />

vida <strong>de</strong> todo ser humano, difundiéndose como<br />

un virus entre la población.<br />

Aunque había una sensación <strong>de</strong> horror y<br />

paranoia generalizada en la mayoría <strong>de</strong> los<br />

habitantes <strong>de</strong>l planeta, que para ese entonces<br />

promediaba los sesenta años <strong>de</strong> edad, los chinos<br />

espaciales en su conjunto <strong>de</strong>cidieron que no<br />

les interesaba controlar la Tierra ni ninguna<br />

<strong>de</strong> las naciones no chinas que habitaban el<br />

planeta. Para ellos la China ancestral era y<br />

sigue siendo una colonia más, una proveedora<br />

<strong>de</strong> especies vivas, plantas y animales, la cuna<br />

<strong>de</strong> su civilización. Algo así como un museo que<br />

se <strong>de</strong>be preservar, un anacrónico rincón para<br />

vacacionar, pero nada más.<br />

“Hay <strong>de</strong>masiado universo por conocer y<br />

explorar, como para mantener vínculos afectivos<br />

con un planeta moribundo”. Palabras textuales<br />

en el primer mensaje oficial <strong>de</strong>l Imperio, firmado<br />

por todos los gobernantes <strong>de</strong> las mil colonias <strong>de</strong><br />

la galaxia.<br />

Así comenzó la diáspora. Primero fueron<br />

los chinos y quince años <strong>de</strong>spués el resto <strong>de</strong><br />

68


69<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

la humanidad se unía para salir <strong>de</strong>l planeta<br />

hacia el cinturón <strong>de</strong> asteroi<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí<br />

embarcarse en un viaje <strong>de</strong> reconocimiento<br />

hacia las estrellas. Pero don<strong>de</strong> quiera que<br />

fueran se encontraban colonias chinas, que<br />

sin ser beligerantes, <strong>de</strong>jaban bien en claro que<br />

no querían a ningún no-chino cerca <strong>de</strong> sus<br />

asentamientos.<br />

Lo bueno es que el universo es <strong>de</strong>masiado<br />

gran<strong>de</strong> para pelear por algo tan común como un<br />

planeta habitable y hasta el día <strong>de</strong> hoy no hubo<br />

ningún altercado ni guerra por este motivo. Que<br />

los Dioses chinos nos protejan.<br />

El resultado <strong>de</strong> la adopción <strong>de</strong> la empatía<br />

por parte <strong>de</strong> toda la humanidad a mediados <strong>de</strong>l<br />

Siglo XXII, incluidos los chinos intergalácticos,<br />

se conoce como la Pax. Se acabaron los secretos.<br />

Se acabaron las mentiras. Se acabó la soledad<br />

<strong>de</strong>l alma humana. Y por lo mismo, se acabaron<br />

las guerras.<br />

Y todo ocurrió así <strong>de</strong> rápido. El conocimiento<br />

se expandió a todos los rincones <strong>de</strong>l planeta.<br />

La empatía <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser un tabú. La humanidad<br />

logró en pocos años lo que no había logrado<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que salimos <strong>de</strong> las cavernas. Los vicios<br />

<strong>de</strong>l pensamiento se diluyeron en el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

armonía generalizado.<br />

En resumen, somos una sociedad casi<br />

perfecta gracias al egoísmo y codicia <strong>de</strong> un<br />

puñado <strong>de</strong> chinos.


Dan Guajars<br />

Espero que haya quedado claro, hijo. Mañana<br />

ve a tu clase y sorprén<strong>de</strong>los con tu conocimiento<br />

insuperable <strong>de</strong> la historia. Tu madre se pondrá<br />

muy orgullosa.<br />

***<br />

Sentado bajo un árbol en el patio <strong>de</strong>l colegio<br />

durante una <strong>de</strong> sus muchas horas libres,<br />

Ignacio nota una mancha en su calzoncillo.<br />

Las poluciones nocturnas se han vuelto más<br />

frecuentes y Carmen no ha sido <strong>de</strong> mucha<br />

ayuda, con su cuerpo cambiando ante sus ojos,<br />

cada día más hermosa.<br />

Guarda en su bolso <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>ra el polímero<br />

que comenzaba a leer, disponiéndose a ir al<br />

baño para lavar la mancha, cuando reconoce<br />

un rostro familiar sonriendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lobby.<br />

El hombre está vestido completamente <strong>de</strong><br />

blanco y calza zapatos negros <strong>de</strong> cuero lustroso,<br />

con el rostro más arrugado y la sonrisa más<br />

ancha.<br />

—Buenas tar<strong>de</strong>s, profesor —le saluda Ignacio<br />

con la cortesía que merece un hombre <strong>de</strong> más<br />

<strong>de</strong> cien años—. ¿A qué <strong>de</strong>bo su visita?<br />

—Es obvio para ti que no se trata <strong>de</strong> una<br />

coinci<strong>de</strong>ncia, ¿cierto? —sonríe Mobutu y<br />

suspira—. Al grano entonces. Des<strong>de</strong> la última<br />

vez que nos vimos, no perdí la esperanza <strong>de</strong><br />

encontrar una solución a tu problema. Y hace<br />

70


71<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

una semana conocí a una persona que te pue<strong>de</strong><br />

ayudar...<br />

¿Problema? Ignacio se prepara para insultar<br />

al anciano <strong>de</strong> la manera más educada posible,<br />

cuando ve al otro hombre a pocos pasos <strong>de</strong><br />

Mobutu, vestido <strong>de</strong> negro y con una expresión<br />

intensa en su rostro nórdico <strong>de</strong> larga cabellera<br />

rubia y ojos que parecen <strong>de</strong> tiranosaurio.<br />

—Veo que los ro<strong>de</strong>os no sirven contigo —ríe<br />

Mobutu e invita a su acompañante a que se les<br />

acerque—. Él es Wojciech, hijo <strong>de</strong> un gran amigo<br />

con quien trabajé en mis años <strong>de</strong> indagador<br />

criminal. Los mejores años <strong>de</strong> mi vida, <strong>de</strong>bo<br />

<strong>de</strong>cir... Wojciech, al igual que su padre, es lo<br />

que mitológicamente llamamos insertor.<br />

Ignacio clava la mirada en los ojos <strong>de</strong><br />

Wojciech, quien le mira sin parpa<strong>de</strong>ar. Ambos,<br />

como si pensaran en lo mismo, extien<strong>de</strong>n la<br />

mano <strong>de</strong>recha y se aferran con fuerza. Hay algo<br />

en su mirada, en la tensión <strong>de</strong> su boca, que hace<br />

que Ignacio tiemble con la anticipación <strong>de</strong> un<br />

cambio abrupto. Hoy podría ser el día...<br />

—Como te imaginarás, esto que te estoy<br />

diciendo es un secreto a voces y preferiría que<br />

se mantuviera así, he roto <strong>de</strong>masiadas reglas<br />

hoy para hacer posible este encuentro. El joven<br />

Wojciech se mostró muy ansioso por conocerte<br />

y comprobar si eres tan inescrutable como<br />

le relaté a él y otros colegas. Un indagador<br />

pue<strong>de</strong> verlo todo en la mente <strong>de</strong> su... está bien,


Dan Guajars<br />

víctima. Pero el insertor en cambio es capaz <strong>de</strong><br />

modificar los pensamientos en la mente <strong>de</strong> un<br />

sujeto y pue<strong>de</strong> abrir puertas don<strong>de</strong> un indagador<br />

sólo pue<strong>de</strong> ingresar luego <strong>de</strong> muchas horas <strong>de</strong><br />

trabajo, borrar o colocar nuevos pensamientos,<br />

recuerdos... en fin... ¿Wojciech?<br />

Mobutu se percata que Ignacio y Wojciech<br />

siguen tomados <strong>de</strong> la mano, mirándose<br />

fijamente. Ignacio está sereno mientras que<br />

Wojciech ha comenzado a sudar y temblar<br />

visiblemente.<br />

—Amigo Wojciech, quizá <strong>de</strong>ba tomárselo con<br />

calma, mejor nos sentamos y... ¡Ayeeeeeee!<br />

Mobutu toma al hombre <strong>de</strong> negro por el<br />

hombro, sus ojos abiertos al máximo cuando<br />

emite el alarido aterrador. Cae <strong>de</strong> espaldas<br />

apretándose el pecho con ambas manos.<br />

Ahora Wojciech tiembla <strong>de</strong> pies a cabeza y <strong>de</strong><br />

su boca emergen burbujas y un ronco gruñido.<br />

Algunos profesores acu<strong>de</strong>n al lobby alertados<br />

por el grito <strong>de</strong>l anciano. El profesor <strong>de</strong> historia<br />

toca a Mobutu en el cuello para sentir su pulso<br />

y se aleja como si hubiera vivido mil años en el<br />

infierno, llorando <strong>de</strong> espanto. Otros profesores<br />

se acercan a la pareja para prestarles ayuda.<br />

—¡No lo toquen! —grita Ignacio—. Es<br />

un insertor... pero pase lo que pase no lo<br />

toquen.<br />

Los profesores observan con ojos<br />

<strong>de</strong>sorbitados. El encargado <strong>de</strong> matemáticas sale<br />

72


73<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

corriendo, mientras el resto mira incrédulo el<br />

espectáculo. ¿Un insertor en su escuela? ¿Los<br />

insertores existen?<br />

Wojciech a pesar <strong>de</strong> sus temblores, extrae<br />

un pequeño objeto plateado <strong>de</strong>l bolsillo <strong>de</strong> su<br />

chaqueta. Ignacio reconoce lo que es y comienza<br />

a forcejear para soltarse, gritando.<br />

—¡Ayudaaaa!<br />

Empuja, tira, patea al hombre en las canillas<br />

y la entrepierna...<br />

Wojciech acerca lentamente el escalpelo a<br />

la mano <strong>de</strong> Ignacio y realiza una larga incisión<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el antebrazo hasta la muñeca con un solo<br />

corte preciso. Los gritos <strong>de</strong>l joven atraen a todo<br />

el colegio cuando el hombre <strong>de</strong> negro <strong>de</strong>ja caer<br />

el instrumento filoso y literalmente escarba<br />

con su mano izquierda en la herida <strong>de</strong> Ignacio,<br />

buscando el nervio cubital.<br />

Ignacio se <strong>de</strong>smaya presa <strong>de</strong>l dolor y queda<br />

colgando <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> su torturador, bañando<br />

con su propia sangre.<br />

A los pocos segundos regresa el encargado<br />

<strong>de</strong> matemáticas al trote, portando una pistola<br />

con dardos <strong>de</strong> las que usan en el electivo <strong>de</strong><br />

cacería. Se acerca a Wojciech hasta quedar a<br />

menos <strong>de</strong> un metro, apunta a la nalga izquierda<br />

y dispara.<br />

El hombre <strong>de</strong> negro <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> temblar, suelta<br />

su presa y cae <strong>de</strong> bruces fracturándose la<br />

mandíbula contra el suelo. Nadie se acerca para


Dan Guajars<br />

ayudarle, ni siquiera los paramédicos cuando<br />

entregan los primeros auxilios a Ignacio.<br />

Mobutu está muerto. Tampoco nadie se<br />

atreve a tocarlo. En su rostro sigue grabada la<br />

expresión <strong>de</strong> dolor y espanto <strong>de</strong> sus últimos<br />

segundos con vida.<br />

A pocos minutos <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte, un automóvil<br />

<strong>de</strong> vidrios espejados <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> en pleno patio<br />

<strong>de</strong>l colegio y a la vista <strong>de</strong> todos. Dos mujeres<br />

vestidas igualmente <strong>de</strong> negro salen sin <strong>de</strong>cir<br />

palabra, toman a Wojciech <strong>de</strong> los brazos usando<br />

guantes plateados y lo arrastran sin ceremonia<br />

hasta el vehículo, que <strong>de</strong>spega cuando todavía<br />

no se han cerrado sus puertas.<br />

***<br />

Ignacio <strong>de</strong>spierta en mitad <strong>de</strong> la noche. Está<br />

en su cama, algo mareado por los analgésicos.<br />

Tiene el brazo <strong>de</strong>recho vendado y una terrible<br />

sensación <strong>de</strong> náusea que no <strong>de</strong>saparece.<br />

—Te <strong>de</strong>bo una disculpa —dice un hombre<br />

vestido <strong>de</strong> negro <strong>de</strong> pie junto a la puerta.<br />

Ignacio piensa en Wojciech y está a punto <strong>de</strong><br />

gritar, cuando nota que es otra persona. Tiene el<br />

cabello negro muy corto y un rostro con marcas<br />

<strong>de</strong> expresión profundas en su piel amarillenta—<br />

. Estoy aquí con el permiso <strong>de</strong> tus padres. Mi<br />

nombre es Vlad y al igual que nuestro malogrado<br />

amigo Wojciech, soy un insertor.<br />

74


75<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

»Ya que no puedo transmitirte esta<br />

información mediante un meme, pero sobretodo<br />

porque no puedo borrar tu memoria... Debo<br />

<strong>de</strong>cirte que lo que ocurrió hoy no fue un<br />

acci<strong>de</strong>nte.<br />

»Wojciech siempre fue un insertor talentoso,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy pequeño —el hombre calcula sus<br />

palabras, eludiendo la mirada <strong>de</strong> Ignacio—. El<br />

mejor <strong>de</strong> su clase. El más po<strong>de</strong>roso. Travieso.<br />

Y al mismo tiempo era un gran Ocultista.<br />

Nunca ninguno <strong>de</strong> nosotros fue capaz <strong>de</strong> leer<br />

o modificar ninguno <strong>de</strong> sus pensamientos o<br />

recuerdos sin su consentimiento. Y a causa <strong>de</strong> un<br />

pequeño pero importante historial <strong>de</strong> estallidos<br />

emocionales, fue relegado a vivir el resto <strong>de</strong> su<br />

vida en la costa <strong>de</strong>l Mediterráneo, inhabilitado<br />

<strong>de</strong> usar su don. Allí conoció a Mobutu.<br />

»Por qué accedió a venir hasta acá, por<br />

qué insistió en establecer el contacto contigo<br />

y por qué usó el último recurso —Vlad indica<br />

el antebrazo vendado <strong>de</strong> Ignacio—, aún no<br />

lo sabemos. Lo que intentaba hacer mató a<br />

Mobutu incluso sin que lo tocara directamente.<br />

Ésa es otra <strong>de</strong> las razones por las que estamos<br />

tan consternados, porque es empíricamente<br />

imposible...<br />

»Perdóname, pero estoy muy cansado, fue<br />

un día agotador —Vlad se sienta a los pies <strong>de</strong><br />

la cama, aún sin mirar a Ignacio—. Tu bloqueo<br />

mental es fascinante, chiquillo. Eres mejor


Dan Guajars<br />

Ocultista que Wojciech... Eres un Ocultista<br />

absoluto e involuntario, lo que te hace aún<br />

más valioso. Tengo curiosidad por hacer la<br />

prueba yo mismo, pero también estoy aterrado.<br />

En cualquier caso, Wojciech comprobó<br />

empíricamente que tu mente es inexpugnable,<br />

todavía. Quizá cuando entres plenamente en<br />

la adolescencia las cosas cambien. Pero por<br />

el momento pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scansar tranquilo, no<br />

tenemos intensiones <strong>de</strong> intervenir en tu vida.<br />

—Yo quería que funcionara —dice Ignacio en<br />

un suspiro, ocultando su rostro en la almohada<br />

para llorar tranquilo.<br />

Vlad, a pesar <strong>de</strong> su condicionamiento militar,<br />

se marcha apesadumbrado.<br />

Matil<strong>de</strong> y Andrés esperan sentados en la<br />

sala, mirando al muro, en silencio. No saben<br />

quién es ese hombre.<br />

***<br />

La mañana <strong>de</strong>l último día <strong>de</strong> clases, Carmen<br />

no asiste al colegio. Catarro otra vez, piensa<br />

Ignacio y se olvida <strong>de</strong>l tema. De todas maneras<br />

la verá durante las vacaciones y <strong>de</strong> vuelta cuando<br />

ingresen juntos al Liceo.<br />

Pero antes <strong>de</strong>l medio día el vífono cruje<br />

intentando abrirse en el bolsillo <strong>de</strong> su pantalón.<br />

Ignacio ahora viste siempre pantalón y camisa<br />

<strong>de</strong> manga larga para ocultar el horrendo<br />

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77<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

queloi<strong>de</strong> en su brazo <strong>de</strong>recho. “Papá se viste<br />

para ir a trabajar” dijo cuando su madre le vio<br />

por primera vez con esa tenida formal, “¿Por<br />

qué no puedo vestirme?”. A lo que Matil<strong>de</strong><br />

respondió: “Es que eres tan joven... te ves muy<br />

extraño uniformado... y vas a tener problemas<br />

sintetizando vitamina D”.<br />

Los médicos le aseguraron que apenas <strong>de</strong>jara<br />

<strong>de</strong> crecer, le operarían para extraer la marca<br />

nudosa <strong>de</strong> su antebrazo, <strong>de</strong>jando apenas una<br />

pequeña línea plateada.<br />

—¿Qué onda? —pregunta Ignacio con el<br />

vífono apenas a diez centímetros <strong>de</strong> su nariz—.<br />

¿Hoy no vienes a clases, <strong>de</strong> nuevo?<br />

Pero al otro lado <strong>de</strong> la línea no está Carmen,<br />

sino la madre <strong>de</strong> ella, Úrsula, con los ojos<br />

hinchados y el rostro <strong>de</strong>formado por el llanto.<br />

—...Mi niña... mi niña... —dice la mujer una<br />

y otra vez—. Mi niña...<br />

Ignacio compren<strong>de</strong>. No necesita ser émpata<br />

para saber que algo terrible ha ocurrido.<br />

¡Carmen!<br />

Sale corriendo <strong>de</strong>l colegio. Cruza la calle y<br />

llama un bus. Treinta minutos <strong>de</strong>spués está<br />

ante el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Carmen, pero nadie<br />

atien<strong>de</strong> a la puerta. Golpea, grita, patea hasta<br />

que le duelen los pies <strong>de</strong>scalzos. Llora. No<br />

entien<strong>de</strong> por qué, no sabe qué ha pasado, pero<br />

llora. Se imagina a Carmen muerta. La imagina<br />

colgada <strong>de</strong>l cuello. La imagina violada por los


Dan Guajars<br />

orgiásticos, asesinada, atropellada por un bus...<br />

aunque esto último es imposible.<br />

—Fueron al hospital —dice una niña pequeña<br />

asomándose en la puerta <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento<br />

vecino. Ignacio baja corriendo las escaleras<br />

hasta el primer piso y allí tropieza con un perro,<br />

que le insulta <strong>de</strong> vuelta por no mirar dón<strong>de</strong> pisa.<br />

Rueda por el pasto. Algo se clavó en su muslo<br />

izquierdo, una rama. No le importa.<br />

Entonces ve la mancha en el pavimento, a pocos<br />

centímetros <strong>de</strong> don<strong>de</strong> comienza el pastizal, justo<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la ventana <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong> Carmen.<br />

Es sangre, mucha sangre todavía húmeda.<br />

Carmen...<br />

Ignacio corre al para<strong>de</strong>ro, pi<strong>de</strong> un bus,<br />

grita que es una emergencia, que <strong>de</strong>be llegar<br />

al hospital. La Central atien<strong>de</strong> su llamado<br />

prioritario enviando un taxi aéreo. La máquina<br />

lo lleva a gran velocidad rozando las copas <strong>de</strong><br />

los árboles, esquivando aves y volantines en<br />

su camino, llegando a <strong>de</strong>stino en apenas tres<br />

minutos.<br />

Carmen, Carmen, Carmen... borra <strong>de</strong> su<br />

cabeza la imagen <strong>de</strong> Carmen cayendo, Carmen<br />

golpeándose la cabeza, Carmen muerta, en un<br />

ataúd, en su velorio, en el sepelio, él <strong>de</strong>jándole<br />

flores todos los domingos, diciéndole que la<br />

quería, que era su única amiga.<br />

Cuando el taxi llega a su <strong>de</strong>stino, Ignacio<br />

<strong>de</strong>mora un segundo en <strong>de</strong>spabilarse y bajar.<br />

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79<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Una pareja <strong>de</strong> enfermeros le reciben, ponen las<br />

manos heladas en su frente y tantean le herida<br />

en su muslo. Se miran y suponen que <strong>de</strong>be ser<br />

algo realmente grave, algo interno, su cerebro no<br />

emite señales <strong>de</strong> vida. Pero Ignacio los ignora,<br />

avanza a saltos por la escalera y encuentra a<br />

Úrsula <strong>de</strong> pie en medio <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> espera, con<br />

el rostro constreñido <strong>de</strong> angustia, la mirada<br />

perdida, la ropa manchada con sangre.<br />

Carmen...<br />

Su mirada se nubla, alguien le habla pero<br />

no presta atención. Úrsula se gira para mirarlo<br />

pero no le reconoce. Ignacio golpea al hombre<br />

que sostiene su brazo <strong>de</strong>recho, intenta avanzar<br />

hacia la sala <strong>de</strong> emergencias, hombres gran<strong>de</strong>s<br />

vestidos <strong>de</strong> blanco le impi<strong>de</strong>n el paso, lo<br />

sostienen <strong>de</strong> piernas y brazos, intentan calmarlo<br />

con su sola voluntad pero no pue<strong>de</strong>n, están<br />

<strong>de</strong>sconcertados.<br />

Una hipodérmica se clava en su antebrazo.<br />

No le duele, sólo grita, gruñe, ¡dón<strong>de</strong> está<br />

Carmen!, pero nadie le entien<strong>de</strong>, ni él sabe lo<br />

que está diciendo.<br />

Se duerme.<br />

***<br />

Tras el inci<strong>de</strong>nte en el hospital, mantienen a<br />

Ignacio en una cámara <strong>de</strong> anulación, flotando<br />

en un líquido espeso por tres semanas, sedado,


Dan Guajars<br />

inconsciente. Sus registros en el arcaico pero<br />

efectivo electroencefalograma muestran una<br />

gran actividad, una terrible conmoción. Los<br />

psiquiatras están en un estado similar, incapaces<br />

<strong>de</strong> lograr un diagnóstico certero con este ser<br />

humano que bien podría ser un árbol y <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n<br />

utilizar un método antiguo, pero efectivo: la<br />

observación.<br />

Matil<strong>de</strong> está <strong>de</strong>strozada y Andrés se siente<br />

un bueno para nada. Los médicos hablan <strong>de</strong><br />

prece<strong>de</strong>nte familiar, dan vuelta páginas y<br />

páginas <strong>de</strong> informes otorgados por alguna IA<br />

sin corazón. Andrés está dispuesto a entregarles<br />

otro prece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> violencia si siguen agobiando<br />

a su mujer, pero pronto les <strong>de</strong>jan en paz.<br />

Ignacio es un púber secretamente<br />

atormentado, que siempre se supo diferente,<br />

discriminado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los márgenes legales,<br />

con una única amiga ahora en coma y conectada<br />

a máquinas.<br />

No lo pue<strong>de</strong>n retener <strong>de</strong>masiado tiempo<br />

en la cámara sin causar un daño mayor.<br />

Le administran drogas tranquilizantes, lo<br />

mantienen semiconsciente por un mes en una<br />

sala para cuidados psiquiátricos, disminuyendo<br />

paulatinamente la dosis. Le explican con<br />

palabras simples que su amiga está viva y estable,<br />

pero Ignacio no respon<strong>de</strong> a los estímulos. Sólo<br />

un plato <strong>de</strong> comida hecho por su madre le hace<br />

reaccionar. No saben qué más hacer por él, no<br />

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81<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

pue<strong>de</strong>n ayudarlo como ayudaron a su madre<br />

y no pue<strong>de</strong>n mantenerlo en observación para<br />

siempre dado que no cometió ningún <strong>de</strong>lito.<br />

Úrsula lo visita una sola vez, pero no habla<br />

con él. Verlo así, con el rostro pegado a la ventana<br />

y babeando sobre su pecho, es tan terrible como<br />

ver a su hija una y otra vez en sus pesadillas,<br />

con el cráneo abierto contra el suelo y un ojo<br />

moviéndose enloquecido y <strong>de</strong>senfocado.<br />

Ese día Matil<strong>de</strong> logra sacarle la historia sin<br />

mucho esfuerzo. Carmen subió a la baranda<br />

<strong>de</strong>l balcón <strong>de</strong> su habitación para cambiar un<br />

foco <strong>de</strong>fectuoso, tranquila porque la red <strong>de</strong><br />

seguridad instalada por los antiguos moradores<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>bía resistir su peso. Bien<br />

pudo llamar al conserje <strong>de</strong>l edificio, pero prefirió<br />

hacerlo ella misma y Úrsula lo permitió, tan<br />

orgullosas <strong>de</strong> su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

La red no resistió. Carmen cayó siete pisos<br />

y ahora la mantienen en estado <strong>de</strong> hipotermia<br />

controlada. Los nano precursores sintéticos<br />

pue<strong>de</strong>n reconstruir sus vértebras y costillas<br />

fracturadas y el resto <strong>de</strong> sus órganos dañados<br />

en corto tiempo, ya hay avances significativos<br />

en su estado <strong>de</strong> salud general, pero resucitar<br />

el sistema nervioso es otra cosa. Perdió masa<br />

encefálica y la médula espinal fue cercenada en<br />

tres partes. Será un proceso <strong>de</strong> rehabilitación<br />

largo y dificultoso, pero no imposible; hay<br />

casos <strong>de</strong> muerte cerebral que regresan a la vida


Dan Guajars<br />

activa luego <strong>de</strong> cinco años <strong>de</strong> tratamiento nano<br />

biológico.<br />

Hace una semana la trasladaron a un edificio<br />

mejor equipado, no quiere <strong>de</strong>cir dón<strong>de</strong>.<br />

Cuando suprimen completamente los<br />

sedantes, Ignacio ya lloró y gritó suficiente<br />

para toda la vida. Demuestra que pue<strong>de</strong> valerse<br />

por sí mismo y comunicarse con sus médicos y<br />

familia. Los médicos <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n que es tiempo que<br />

siga su recuperación en casa.<br />

Pero es una sombra <strong>de</strong>l joven que solía ser.<br />

***<br />

Luego <strong>de</strong> los extenuantes exámenes <strong>de</strong><br />

nivelación, Ignacio inicia el primer ciclo lectivo<br />

<strong>de</strong> la secundaria sin Carmen, sin ansiedad ni<br />

expectativas. Ingresa al Liceo junto con tres<br />

mil estudiantes más, completando la población<br />

flotante <strong>de</strong> veinte mil jóvenes provenientes <strong>de</strong><br />

toda la región en cuatro ciclos lectivos <strong>de</strong> alta<br />

exigencia.<br />

El establecimiento es una ciudad monstruosa<br />

<strong>de</strong> cinco edificios laberínticos y luminosos, un<br />

campus con múltiples salones para todo propósito,<br />

dotada con <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> buses que recorren sus<br />

calles y centros <strong>de</strong> esparcimiento con todo tipo<br />

<strong>de</strong> entretenimientos y áreas <strong>de</strong> estudio.<br />

Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día Ignacio sabe que no<br />

pertenece a ese lugar. Es el único que lleva<br />

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83<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

uniforme, cumpliendo con lo que indica el<br />

Reglamento General <strong>de</strong> Establecimientos <strong>de</strong><br />

Educación que todos prefieren ignorar. El resto<br />

<strong>de</strong> los estudiantes van completamente <strong>de</strong>snudos<br />

a sus clases y talleres, una oda a la perfección<br />

<strong>de</strong>l cuerpo humano en su periodo <strong>de</strong> mayor<br />

vigor, o con trajes térmicos transparentes que<br />

es prácticamente lo mismo, más el taparrabos<br />

que es exigido en el transporte público y las<br />

bibliotecas por razones <strong>de</strong> salubridad.<br />

Ignacio es el único que carga un bolso con<br />

rollos que contienen cientos <strong>de</strong> libros obsoletos,<br />

se pasa horas leyendo en lugares tranquilos o<br />

durante el viaje <strong>de</strong> cinco horas diarias en bus.<br />

Debe leer <strong>de</strong> todo para mantenerse a la par con<br />

sus compañeros <strong>de</strong> curso, que a su vez obtienen<br />

toda la información <strong>de</strong> sus profesores y pares<br />

por simple transmisión memética rutinaria, sin<br />

ningún esfuerzo. Y sin importar cuánto estudie,<br />

su capacidad <strong>de</strong> retención ya no es la misma por<br />

causa <strong>de</strong> los fármacos.<br />

Es el único que no disfruta al tocar ni<br />

ser tocado, en esta edad en que los jóvenes<br />

émpatas se entregan totalmente al placer sin<br />

restricciones, sin conocer enfermeda<strong>de</strong>s ni<br />

tabúes, sin miedos ni frustraciones, cuya única<br />

preocupación real en la vida es lograr el nivel<br />

<strong>de</strong> análisis correlacional e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

conceptual y técnica necesarias para formar<br />

parte <strong>de</strong> la estructura productiva.


Dan Guajars<br />

No tiene amigos. Por más que intenta<br />

entablar conversación, nadie le quiere cerca.<br />

¿Creerán que los voy a contagiar? Pero la<br />

verdad es otra, en un mundo don<strong>de</strong> el secreto no<br />

existe, un Ocultista es algo extraño y peligroso.<br />

Podría cometer las atrocida<strong>de</strong>s más increíbles,<br />

violar, asesinar, robar, mentir, y seguir siempre<br />

impune. Esta i<strong>de</strong>a absurda empapa todo lo que<br />

toca, sus compañeros <strong>de</strong> clase incluso evitan<br />

rozarlo.<br />

En más <strong>de</strong> una oportunidad escucha que<br />

alguien le grita pajero cuando camina por el<br />

parque. ¿Pajero, yo? Los medicamentos tienen<br />

su libido por el suelo, ni siquiera le parece<br />

agradable observar a las chicas <strong>de</strong> belleza<br />

contumaz paseándose como yeguas en celo por<br />

el campus. Y la horrible palabra se repite una<br />

y otra vez, aventada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> rincones oscuros o<br />

la complicidad grupal, en voces masculinas y<br />

femeninas, camufladas o no.<br />

Ignacio no sólo se siente frustrado, <strong>de</strong>gradado,<br />

humillado y discriminado. Sabe que los cuatro<br />

años <strong>de</strong> Liceo serán iguales a éste, sino peores,<br />

no sólo en lo social que a esta altura <strong>de</strong> su corta<br />

vida le importa un bledo. Que lo llamen pajero<br />

es sólo una expresión <strong>de</strong> toda la mediocridad<br />

homologada <strong>de</strong> sus coetáneos. Todos piensan<br />

igual y no se espera nada novedoso <strong>de</strong> ellos,<br />

ni siquiera a la hora <strong>de</strong> buscar un insulto. Lo<br />

único que le aterra es que sin importar cuánto<br />

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85<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

se esfuerce ni cuánto trasnoche, no logra<br />

mantener el mismo nivel <strong>de</strong> aprendizaje que los<br />

<strong>de</strong>más. La cantidad <strong>de</strong> información que <strong>de</strong>be<br />

procesar en el escaso tiempo <strong>de</strong>l que dispone<br />

no se compara con la absorción privilegiada <strong>de</strong><br />

memes contextuales y simbólicos pre digeridos.<br />

Está por sobre su capacidad fisiológica.<br />

Tal vez no logre salir airoso <strong>de</strong> este proceso,<br />

las reglas a la hora <strong>de</strong> ingresar al Liceo fueron<br />

claras, ley pareja no es dura y no se le pue<strong>de</strong><br />

tratar <strong>de</strong> manera excepcional. Realiza pruebas<br />

orales con las IAs <strong>de</strong> cada ramo mientras sus<br />

compañeros <strong>de</strong> clase hacen fila para dar la mano<br />

al docente, que les <strong>de</strong>ja ir con un “aprobado”<br />

verbal en menos <strong>de</strong> un minuto, cosa <strong>de</strong> rutina.<br />

Si el alumno tiene algún vacío <strong>de</strong> conocimiento,<br />

el mismo docente lo llena sin hacer distingo.<br />

Todos salen aprobados y nivelados. Cuando la<br />

fila se acaba, Ignacio aún no ha terminado <strong>de</strong><br />

respon<strong>de</strong>r la primera pregunta <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo,<br />

<strong>de</strong> un total <strong>de</strong> diez.<br />

Cada nuevo día reafirma su convicción <strong>de</strong> que<br />

no <strong>de</strong>be estar allí. La estructura educativa no se<br />

ajusta para su problema particular, ni siquiera<br />

con las concesiones dadas a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar<br />

lo que sabe. Preferiría estar conectado a unos<br />

lentes <strong>de</strong> polímero interactivo todo el día <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

su casa, no haría ninguna diferencia, pero esa<br />

facilidad sólo se le da a los enfermos crónicos y<br />

los incapacitados para viajar.


Dan Guajars<br />

Ignacio no sabe si sentirse discriminado<br />

baste para expresar lo que siente.<br />

***<br />

—No volveré al Liceo —dice Ignacio a la hora<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno, adormilado por el sopor <strong>de</strong> las<br />

pastillas a primera hora en la mañana y con un<br />

hambre <strong>de</strong> diez tiranosaurios.<br />

Andrés lo mira <strong>de</strong> reojo sorbiendo su té <strong>de</strong><br />

menta, anticipando una discusión <strong>de</strong> la que no<br />

se podrá librar. Matil<strong>de</strong> siente un hielo crecer<br />

en su pecho, hace días esperaba este momento.<br />

Ambos saben lo que dirá a continuación.<br />

—No volveré a ese Liceo <strong>de</strong> mierda —continúa<br />

Ignacio—. Es repugnante. Cada minuto que<br />

pasa la población entera me recuerda que soy<br />

un bicho raro. Todos los días soy segregado y<br />

discriminado. Y a ellos les llaman el futuro <strong>de</strong><br />

la sociedad...<br />

—¿Y qué harás entonces? —pregunta su<br />

madre con el rostro inexpresivo y las manos<br />

entrelazadas ante su rostro.<br />

—Me acogeré al plan <strong>de</strong> mantenimiento para<br />

personas con dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aprendizaje, por<br />

<strong>de</strong>fi<strong>ciencia</strong> mental o lo primero que salga —dice<br />

él, <strong>de</strong>spertando la ira <strong>de</strong> Andrés.<br />

—¡No serás un vago en esta casa! —grita su<br />

padre, rojo <strong>de</strong> indignación.<br />

—¡Y una puta!<br />

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87<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

—Hijo —Matil<strong>de</strong> lo sostiene <strong>de</strong> los hombros<br />

para evitar un altercado—. Sabes cómo funciona<br />

nuestra sociedad. Para obtener algo, tienes que<br />

dar a cambio. Para exigir tus <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>bes<br />

cumplir tus <strong>de</strong>beres. Es la regla básica. Para<br />

acogerte a un plan especial primero <strong>de</strong>bes fallar<br />

tres veces a tu plan <strong>de</strong> estudios, ¡son tres años!<br />

Y <strong>de</strong>spués someterte a estudios neurológicos<br />

extensivos, esos no los pue<strong>de</strong>s fingir. Si quieres<br />

un lugar propio para vivir cuando cumplas los<br />

diecisiete, tienes que <strong>de</strong>mostrar que lo mereces,<br />

por nosotros ojala nos acompañes para siempre<br />

pero no podrás aportar en esta casa sin trabajar<br />

y la mayoría <strong>de</strong> las labores exigen una licencia<br />

<strong>de</strong> estudios, aunque te <strong>de</strong>mores diez años en<br />

obtenerla.<br />

»Lo que propones es <strong>de</strong>mostrar que eres un<br />

idiota que se caga en los pantalones. Incluso<br />

con tus cualida<strong>de</strong>s ocultistas es posible que no<br />

logres engañar a los especialistas, que se valen<br />

<strong>de</strong> IAs correlacionales <strong>de</strong> última generación y<br />

toman <strong>de</strong>cisiones en comité. Yo misma iré a<br />

<strong>de</strong>nunciarte si preten<strong>de</strong>s seguir en esa línea<br />

<strong>de</strong>lictual...<br />

—¿Acaso no merezco vivir en paz? —Ignacio<br />

se libera <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> su madre, herido y<br />

traicionado. Mi propia madre...<br />

—¡Eres un hombre inteligente! —grita Andrés<br />

con el rostro crispado—. ¡Eres un hombre con<br />

i<strong>de</strong>as, con imaginación! ¡Eres un puto artista!


Dan Guajars<br />

¿Quién te va a creer que eres incapaz <strong>de</strong> valerte<br />

por ti mismo?<br />

Ignacio ruge <strong>de</strong> rabia, empuja la mesa<br />

gritando a todo pulmón, haciendo que Andrés<br />

se queme el regazo con el té mientras el mueble<br />

cae a un lado <strong>de</strong>sparramando el <strong>de</strong>sayuno <strong>de</strong><br />

todos.<br />

Matil<strong>de</strong> le da una palmada en rostro con tal<br />

fuerza que Ignacio cae <strong>de</strong> espaldas contra el<br />

muro y se golpea en la nuca.<br />

—Llamen a la policía —dice ella sin mirar<br />

a ninguno <strong>de</strong> los hombres en la habitación—.<br />

Acabo <strong>de</strong> golpear a mi propio hijo inválido. Los<br />

medicamentos que tomo ya no proveen ninguna<br />

seguridad a esta familia. Es tiempo <strong>de</strong> que me<br />

interne y que permanezca allí...<br />

—¡No! —llora Ignacio y abraza a su madre<br />

sobre las rodillas—. ¡No lo harás! Soy yo el<br />

que está mal, yo soy el violento. Negaré todo,<br />

diré que me golpeé contra la mesa. Diré que<br />

te <strong>de</strong>fendiste. Mentiré hasta que se me caiga<br />

el rostro <strong>de</strong> vergüenza. ¡Pero no me <strong>de</strong>jes!<br />

El Liceo es un infierno, soñé tanto por este<br />

momento, con Carmen, como hiciste tú con<br />

papá... Y ahora no tiene sentido. ¡Tiene que<br />

haber otra forma!<br />

—Hijo —Andrés lo levanta sosteniéndolo<br />

<strong>de</strong> los codos—. Hay muchas maneras para<br />

convertirse en un adulto útil y todas requieren<br />

voluntad y algún grado <strong>de</strong> sacrificio. Yo trabajo<br />

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89<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

en una empresa sanitaria leyendo las etiquetas<br />

en los fardos <strong>de</strong> basura porque soy un adicto<br />

a la lectura. ¿Te parece un trabajo a<strong>de</strong>cuado?<br />

Es digno y seguro, tenemos casa, comida y<br />

vacaciones, pero me aburro como una almeja.<br />

Tengo mucho tiempo libre para estar con mi<br />

familia. No poseo nada lujoso, pero también<br />

sé que nada me falta porque no necesito nada<br />

más. Mira tu casa, vivimos como reyes...<br />

—¡Como reyes, mi culo! —gruñe Matil<strong>de</strong> y<br />

Andrés se queda lívido mirándola con la boca<br />

abierta. Ella le encara con el ceño fruncido, pero<br />

en su rostro hay dibujada una gran sonrisa.<br />

Los tres se abrazan y permanecen así hasta<br />

que sienten náuseas.<br />

***<br />

Andrés e Ignacio salieron esta mañana rumbo al<br />

para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l bus para ir a la Oficina <strong>de</strong> Empleos<br />

para encontrar algo acor<strong>de</strong> a un joven <strong>de</strong> doce<br />

años con un programa <strong>de</strong> estudios <strong>de</strong> carga<br />

mínima en el Liceo. Como no tenían apuro,<br />

obviaron el bus y caminaron por un lado <strong>de</strong> la<br />

ruta, recordando los buenos tiempos, charlando<br />

<strong>de</strong>l Centro, <strong>de</strong>l colegio y <strong>de</strong> Carmen.<br />

Hacía tiempo que no conversaban tanto.<br />

Ignacio se sentía tan incómodo como siempre<br />

a causa <strong>de</strong> las drogas, pero el sol en su espalda<br />

y el viento fresco acariciando su rostro, le


Dan Guajars<br />

embriagaba con una tranquilidad que no<br />

disfrutaba hace mucho.<br />

Pasaron <strong>de</strong> largo otros para<strong>de</strong>ros. Ignacio<br />

era incapaz <strong>de</strong> distinguir un camino <strong>de</strong> otro,<br />

tan acostumbrado a viajar en bus.<br />

—Tan <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la tecnología —le dijo<br />

Andrés.<br />

Cuando pasaron por un centro urbano <strong>de</strong><br />

casas pequeñas muy juntas, aprovecharon <strong>de</strong><br />

comer un emparedado <strong>de</strong> chuleta vegetal en una<br />

tienda junto al camino. Ignacio no conocía el<br />

lugar, pero su padre actuaba como si conociera<br />

la zona <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre.<br />

Ahora que el sol está a pocas horas <strong>de</strong><br />

ocultarse en el horizonte montañoso, luego <strong>de</strong><br />

caminar prácticamente todo el día, llegan a un<br />

lugar misterioso. Ignacio sabe que cayó en una<br />

trampa, pero no pue<strong>de</strong> retroce<strong>de</strong>r. La angustia<br />

y la curiosidad combaten por apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> su<br />

cuerpo mientras su padre le habla <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber <strong>de</strong><br />

un ciudadano y <strong>de</strong>l gran bien que pue<strong>de</strong> hacer<br />

por la comunidad en esa Clínica para enfermos<br />

mentales.<br />

Afuera <strong>de</strong>l edificio <strong>de</strong> una sola planta hay<br />

personas <strong>de</strong> distintas eda<strong>de</strong>s, murmurando<br />

para sí o moviéndose rítmicamente o tenidas<br />

en el césped. Varias escapan cuando les ven<br />

entrar, gritando o simplemente con pánico en<br />

sus rostros. Ninguna lleva ropa y verlos tan<br />

<strong>de</strong>lgados, tan enfermos, tan locos, hace que a<br />

90


91<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Ignacio se le ponga la piel <strong>de</strong> gallina. Yo podría<br />

ser uno <strong>de</strong> ellos.<br />

A<strong>de</strong>ntro dos enfermeros <strong>de</strong> rostro pétreo<br />

esbozan sonrisas protocolares al saludarles con<br />

la mano, <strong>de</strong>svaneciendo la mueca cuando es el<br />

turno <strong>de</strong> Ignacio.<br />

—Vengo a buscar empleo —dice el joven,<br />

llegando a la conclusión obvia.<br />

—¿Sí? ¿Empleo? —dice una anciana sentada<br />

en una silla mecánica que se acerca chirriando<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un pasillo en penumbras, vestida con<br />

<strong>de</strong>lantal blanco y una pequeña insignia <strong>de</strong>l<br />

Cuerpo <strong>de</strong> Salud sobre el corazón—. ¿Qué pue<strong>de</strong><br />

ofrecer un joven no calificado como tú a esta<br />

institución?<br />

Ignacio tien<strong>de</strong> su mano y la mujer la recibe<br />

sin una pizca <strong>de</strong> asombro, manteniendo la<br />

misma mirada pétrea <strong>de</strong> sus enfermeros.<br />

—Ya veo —asiente la mujer—. Podrías<br />

serme <strong>de</strong> mucha utilidad, aunque requerirás <strong>de</strong><br />

entrenamiento y tendrás que rendir exámenes<br />

<strong>de</strong> certificación antes <strong>de</strong> realizar cualquier<br />

actividad importante. Eso podría <strong>de</strong>morar<br />

años.<br />

—Tengo toda la vida —ladra Ignacio,<br />

enrojeciendo ante la mirada escrutadora <strong>de</strong> la<br />

anciana.<br />

—Me gusta eso, <strong>de</strong>terminación. Ya veremos.<br />

Por ahora, ve a esa habitación <strong>de</strong> allí y ponte un<br />

<strong>de</strong>lantal. Dudo que haya alguno <strong>de</strong> tu talla, pero


Dan Guajars<br />

por el momento servirá. Luego ve a mi oficina,<br />

es ésa <strong>de</strong> allá, para que comencemos. El turno<br />

nocturno comienza en una hora.<br />

—¿No es un problema su edad? —interrumpe<br />

Andrés, asombrado <strong>de</strong> cómo se dan los<br />

acontecimientos.<br />

—¿Por qué <strong>de</strong>bería serlo? No es el primer<br />

sordomudo que viene a buscar empleo. Al<br />

último, eso fue hace treinta años... se lo raptaron<br />

unas tipas muy guapas para ponerlo a trabajar<br />

en algún cargo <strong>de</strong> alta responsabilidad en el<br />

Gobierno. Fue mi mejor empleado y comenzó<br />

cuando tenía apenas siete años. El día que se<br />

fue cumplía veinte. ¿Tú qué edad tienes?<br />

—Cumplo trece años en una semana.<br />

—Ah, Virgo. Yo soy Piscis, como si eso<br />

importara. Ahora, ve a por ese <strong>de</strong>lantal y espera<br />

en mi oficina, mientras hablo una palabrita con<br />

tu padre.<br />

—¿Cómo <strong>de</strong>bo llamarla?<br />

—Ya te lo dije, Piscis. El <strong>de</strong>lantal te espera.<br />

Durante todo el intercambio, los enfermeros<br />

permanecen impasibles <strong>de</strong> pie junto al mesón<br />

adornado con flores plásticas. Ignacio ve que<br />

el enfermero <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha le guiña un ojo en<br />

señal <strong>de</strong> complicidad, mientras el otro regresa<br />

a sus <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> limpieza.<br />

Andrés está con la boca abierta. Apenas su<br />

hijo entra a la oficina <strong>de</strong> Piscis, logra respirar<br />

nuevamente.<br />

92


93<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

—¿Cómo...?<br />

—Sé quiénes son uste<strong>de</strong>s y por qué están<br />

aquí —interrumpe la anciana, asegurándose que<br />

Ignacio no la pue<strong>de</strong> oír—. Pero por tu expresión,<br />

me doy cuenta que el cómo se han dado las cosas<br />

no era parte <strong>de</strong> tu plan. Si te sirve <strong>de</strong> consuelo,<br />

mataste dos pájaros <strong>de</strong> un tiro.<br />

»Esperaba ver a Ignacio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho<br />

tiempo, pero al parecer han ocurrido <strong>de</strong>masiadas<br />

cosas en su vida, algunas bastante graves, que<br />

retardaron su arribo. Ahora pue<strong>de</strong>s marcharte<br />

tranquilo, Andrés. Tu hijo está en las mejores<br />

manos y te aseguro que haré <strong>de</strong> él un hombre<br />

<strong>de</strong>l que vas a sentirte orgulloso... Dije que es<br />

tiempo que te vayas. No me hagas llamar a mis<br />

leales gorilas para que te escolten a la calle.<br />

Andrés se marcha atribulado. ¿Qué es lo que<br />

acaba <strong>de</strong> ocurrir? Extien<strong>de</strong> su vífono <strong>de</strong>sechable<br />

y llama a Matil<strong>de</strong> para contarle lo sucedido. Me<br />

va a estrangular...<br />

Ignacio espera vestido con un <strong>de</strong>lantal<br />

<strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> arremangado sobre los<br />

codos. La oficina <strong>de</strong> Piscis es un espacio sin<br />

adornos, sin escritorio, completamente vacío<br />

excepto por una extraña silla <strong>de</strong> una sola pata<br />

que le obliga a mantener las dos piernas rígidas<br />

para no caerse.<br />

—En realidad viniste por Carmen —dice la<br />

mujer al entrar a la oficina, esta vez sin hacer<br />

ningún sonido al avanzar en su silla mecánica.


Dan Guajars<br />

Los muros se encien<strong>de</strong>n al instante con gráficos,<br />

textos y vi<strong>de</strong>os en rápida procesión sobre el<br />

papel tapiz interactivo. Ignacio olvida por un<br />

segundo que se mencionó a su acci<strong>de</strong>ntada<br />

única amiga, soñando <strong>de</strong>spierto con una oficina<br />

igual a ésta para él—. Tu padre no se esperaba<br />

tu resolución al pedirme empleo. ¿Se te ocurrió<br />

así <strong>de</strong> pronto?<br />

—¿C-Carmen?<br />

Ignacio está rojo y mareado. ¿Carmen está<br />

aquí?<br />

94


<strong>Sordomudo</strong><br />

Capítulo 4<br />

El lugar es una casa <strong>de</strong> locos. Para trabajar allí<br />

Piscis más algunos voluntarios y practicantes<br />

efímeros, <strong>de</strong>ben tener aptitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Indagador<br />

sin serlo realmente y un largo entrenamiento<br />

en las técnicas <strong>de</strong>l Ocultismo, más una marcada<br />

vocación <strong>de</strong> ayuda por los menos afortunados y<br />

diez años <strong>de</strong>dicados al estudio intensivo <strong>de</strong> la<br />

mente y el comportamiento humanos.<br />

Esa primera noche en la Clínica, Piscis relató<br />

la historia <strong>de</strong> su antiguo ayudante sordomudo<br />

que actualmente opera como embajador en algún<br />

remoto planeta <strong>de</strong>l Imperio. Su nombre es Gustav<br />

y a diferencia <strong>de</strong> Ignacio, podía emitir algunos<br />

impulsos con el tacto, que lamentablemente no<br />

eran el tipo <strong>de</strong> pensamientos que una persona<br />

quiere compartir.<br />

La propia Piscis tuvo un hermano que<br />

enloqueció en la adolescencia, cuando ella era<br />

aún una niña. Des<strong>de</strong> entonces convivió con el<br />

sufrimiento familiar ante la bipolaridad <strong>de</strong> un<br />

ser querido, <strong>de</strong>sarrollando aptitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trato<br />

con el enfermo mental a temprana edad. Eso<br />

marcó su vocación para siempre.<br />

De los enfermeros no supo gran cosa y aún<br />

hoy no sabe mucho más <strong>de</strong> ellos, aparte que<br />

95


Dan Guajars<br />

son pareja. Apenas hablan para <strong>de</strong>cir “hola” y<br />

“hasta mañana”. Piscis los llama King y Kong<br />

indistintamente sin causar ninguna pizca <strong>de</strong> ira<br />

en ellos.<br />

Su primera tarea como el empleado más joven<br />

<strong>de</strong>l establecimiento es la limpieza, con lo que ha<br />

hecho muy feliz a King, o Kong... da lo mismo.<br />

Tiene prohibido tocar a los enfermos,<br />

aunque eso no causase ningún efecto positivo ni<br />

negativo. Y si alguno <strong>de</strong> los internos intentara<br />

tocarle o hablarle, <strong>de</strong>be ignorarlo.<br />

El establecimiento es mixto y hombres y<br />

mujeres duermen en sectores separados. Se<br />

les suministran supresores <strong>de</strong> la libido en los<br />

alimentos junto con el cóctel <strong>de</strong> medicamentos<br />

para alivianar sus atribuladas mentes. El lugar<br />

es tan pacífico y el trabajo es tan tranquilo que<br />

llega a ser aburrido.<br />

En el sector mixto <strong>de</strong>l edificio hay una<br />

habitación que permanece la mayor parte <strong>de</strong>l<br />

tiempo cerrada, monitoreada por una IA médica<br />

capaz <strong>de</strong> tomar <strong>de</strong>cisiones en nanosegundos<br />

que pue<strong>de</strong>n significar la diferencia entre la<br />

vida o la muerte. Carmen está allí. Aunque no<br />

está loca, pertenece al <strong>de</strong>safortunado grupo<br />

<strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntados con secuelas cerebrales<br />

que requieren monitoreo constante. Aún no<br />

<strong>de</strong>spierta <strong>de</strong>l coma y los implantes neuronales<br />

llevan poco tiempo en su dañado cerebro. Podría<br />

<strong>de</strong>morar años en <strong>de</strong>sarrollar nuevas conexiones<br />

96


97<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

sinápticas y existe una alta probabilidad que<br />

jamás vuelva a ser ella misma.<br />

Ignacio pasa por fuera <strong>de</strong> esa puerta muchas<br />

veces todos los días. Y antes <strong>de</strong> marcharse cada<br />

mañana <strong>de</strong> vuelta al <strong>de</strong>partamento, toca la<br />

puerta con una mano y dice “nos vemos mañana”<br />

a una Carmen imaginaria, sentada en su cama<br />

con una bella sonrisa en su cara sin cicatrices y<br />

un vaso <strong>de</strong> limonada entre las manos.<br />

***<br />

Hoy vine por un camino diferente. Des<strong>de</strong> que<br />

<strong>de</strong>scubrí que soy un completo ignorante <strong>de</strong> los<br />

centros urbanos y sus rutas, viajo con un mapa<br />

don<strong>de</strong> sea que voy. En esta ciudad es imposible<br />

per<strong>de</strong>rse, pero no me gusta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r tanto <strong>de</strong>l<br />

sistema.<br />

La mayoría <strong>de</strong> los caminos son muy<br />

aburridos: bosque nativo, jardines rústicos y<br />

casas o edificios multicolores como callampas<br />

en el paisaje; personas jugando o conversando,<br />

indiferentes <strong>de</strong> lo que ocurre a su alre<strong>de</strong>dor;<br />

perros corriendo o confabulando felices y otros<br />

ni tan felices, esclavos <strong>de</strong> sus amos, que a su<br />

vez son <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> los perros; y buses que<br />

van a distintos <strong>de</strong>stinos, insonoros, inodoros e<br />

indispensables. A veces creo que sin el sistema<br />

público <strong>de</strong> transporte la civilización se iría al<br />

infierno.


Dan Guajars<br />

Lo que sí es fascinante es el centro <strong>de</strong> la<br />

ciudad. He ido algunas veces como mensajero<br />

<strong>de</strong> la Clínica y el tiempo nunca es suficiente<br />

para conocer todas las maravillas <strong>de</strong>l mundo<br />

tecnologizado. Allí bulle todo en las mega<br />

construcciones, en los laberintos <strong>de</strong> oficinas<br />

administrativas y los servicios públicos, más<br />

toda la parafernalia invisible bajo tierra que<br />

da sustento a la maquinaria que se mueve<br />

arriba.<br />

En fin, en mis viajes a pie paso todo el<br />

camino leyendo alguna cosa o escuchando<br />

cursos obsoletos <strong>de</strong> idiomas. Piscis me enseñó<br />

don<strong>de</strong> buscarlos. En más <strong>de</strong> una oportunidad<br />

me he topado con personas que se niegan a<br />

hablar español, así son <strong>de</strong> <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l lazo<br />

empático. ¿Lo pue<strong>de</strong>s creer?<br />

Hoy no te voy a leer ninguna novela romántica,<br />

porque me tienen podrido. En cambio traje el<br />

resumen <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> la semana. ¿Las quieres<br />

oír?<br />

En América <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong>scubrieron y<br />

sentenciaron a unas vacaciones en los asteroi<strong>de</strong>s<br />

y sin boleto <strong>de</strong> regreso, a un científico que fabricó<br />

un clon <strong>de</strong> sí mismo en etapa preadolescente,<br />

al que traspasó todos sus conocimientos, su<br />

personalidad y recuerdos aprovechando que<br />

el clon estaba vacío. Eso se pue<strong>de</strong> hacer sin<br />

ser un insertor pero hay que <strong>de</strong>dicarle mucho<br />

tiempo al proceso, las sinapsis no se crean tan<br />

98


99<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

fácilmente y todo el cerebro podría sufrir una<br />

conmoción. Pero el científico se puso ansioso, o<br />

el clon era <strong>de</strong>masiado joven y su cerebro todavía<br />

no estaba preparado para el shock sináptico. Se<br />

volvió el doble <strong>de</strong> loco que su original con tanta<br />

información, salió a la calle y murió atropellado.<br />

¡Atropellado!<br />

Mugre <strong>de</strong> región tercermundista, tienen tal<br />

problema <strong>de</strong> sobrepoblación no calificada que<br />

han modificado las directivas <strong>de</strong> seguridad <strong>de</strong><br />

muchos servicios públicos para que el tiempo<br />

<strong>de</strong> respuesta ante situaciones <strong>de</strong> riesgo sea<br />

mayor al mínimo exigido a nivel mundial... Es<br />

un secreto a voces y por supuesto que lo niegan.<br />

Realmente vergonzoso.<br />

El científico en cuestión era, al parecer, la<br />

tercera generación clonada <strong>de</strong>l mismo sujeto.<br />

Increíble. ¿Cómo pudo pasar inadvertido? Pff...<br />

Mugre <strong>de</strong> país tercermundista, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que los<br />

chinos les robaron su orgullo como la nación<br />

más po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong>l mundo, ya nadie los toma en<br />

cuenta.<br />

Otra noticia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mismo tema: en la<br />

India un tipo se entretuvo haciendo clones <strong>de</strong><br />

distintos perros, recombinando al azar los genes<br />

caninos con los suyos. ¿Te das cuenta? Es como<br />

si todos estos científicos que arman laboratorios<br />

genéticos avanzados en sus sótanos se vieran<br />

obligados por quién sabe qué pulsión a hacer<br />

estupi<strong>de</strong>ces ilegales.


Dan Guajars<br />

Los perros resultantes <strong>de</strong> sus experimentos<br />

son una variada gama <strong>de</strong> criaturas más o menos<br />

humanoi<strong>de</strong>s, algunos inteligentes y otros no<br />

tanto. ¿Y sabes qué hicieron las autorida<strong>de</strong>s<br />

indias? Requisaron la camada. No los pusieron<br />

en custodia ni los sacrificaron como dicta la ley<br />

internacional, sino que los patentaron. ¡Los<br />

patentaron! Aquí pue<strong>de</strong>s ver una foto... En la<br />

imagen se ve un perro con smoking, parado sobre<br />

sus piernas traseras y con las manos cruzadas<br />

<strong>de</strong>lante. Algunos <strong>de</strong> los perros humanoi<strong>de</strong>s<br />

podrían ser útiles como servidumbre. Eso dice<br />

acá.<br />

Según mi padre, la naturaleza <strong>de</strong>l ser<br />

humano no ha cambiado ni cambiará jamás.<br />

No hay proceso eugenésico que pueda eliminar<br />

la codicia, la envidia, el odio, los celos y la sed<br />

<strong>de</strong> venganza. Ni hablar <strong>de</strong> la corrupción, que<br />

es una mezcla <strong>de</strong> todo lo anterior. Yo lo creo<br />

totalmente, las experiencias en mi corta vida lo<br />

han <strong>de</strong>mostrado.<br />

Otro grupo <strong>de</strong> científicos... sí Carmen, el<br />

mundo está lleno <strong>de</strong> científicos, o al menos son<br />

los únicos que informan <strong>de</strong> todo lo que hacen<br />

junto con la policía. Como <strong>de</strong>cía, otro grupo <strong>de</strong><br />

científicos alertó a la comunidad científica, ya<br />

te <strong>de</strong>cía que son muchos, acerca <strong>de</strong> la próxima<br />

era glaciar que podría ser <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> muy poco,<br />

aunque son vagos al indicar cuándo podría<br />

ocurrir, entre diez y mil años, tal vez más.<br />

100


101<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

No le veo el problema. Todos los alimentos<br />

se cultivan en edificios autosuficientes. ¿Has<br />

probado los tomates-chuleta? Uhhh... ¡Ñam! Las<br />

industrias alimenticias que están en los valles<br />

cordilleranos suelen trabajar en condiciones<br />

muy complejas y cambiantes. Usan la misma<br />

tecnología que las que están en la Luna o el<br />

cinturón <strong>de</strong> asteroi<strong>de</strong>s. ¡Ahí sí que hace frío! Y<br />

ni hablar <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> atmósfera. Así que<br />

comida no nos faltaría.<br />

La energía se produce a partir <strong>de</strong>l agua<br />

que se <strong>de</strong>scompone en hidrógeno y oxígeno<br />

mediante procesos electroquímicos y vuelve a<br />

combinarse en un proceso catalítico bastante<br />

simple, regresando como vapor <strong>de</strong> agua que<br />

se libera en la atmósfera. Todos los edificios<br />

tienen su propio generador. Le pones algunos<br />

litros <strong>de</strong> agua <strong>de</strong>stilada en el estanque y tienes<br />

cientos <strong>de</strong> horas <strong>de</strong> autonomía. Y si el planeta<br />

se pone helado, sólo hay que <strong>de</strong>scongelar agua,<br />

<strong>de</strong>stilarla y tienes todas las comodida<strong>de</strong>s que<br />

da la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia energética.<br />

¿Qué pasaría si el agua está congelada y<br />

nos quedamos sin energía ni siquiera para<br />

<strong>de</strong>scongelarla? Según mi padre, pue<strong>de</strong> modificar<br />

la bicicleta <strong>de</strong> ejercicios <strong>de</strong> mi madre para<br />

convertirla en un generador a pedales. Lo leyó<br />

en alguna parte cuando era joven. Y si eso falla,<br />

aunque tengamos que transgredir algunas<br />

leyes, siempre po<strong>de</strong>mos recurrir a ramas secas


Dan Guajars<br />

o muebles viejos para hacer fuego. Sólo hay que<br />

<strong>de</strong>rretir un poco <strong>de</strong> agua para iniciar el proceso.<br />

A<strong>de</strong>más hay trajes que soportan cambios<br />

<strong>de</strong> hasta quinientos grados bajo y sobre cero,<br />

manteniendo a su portador inmune. No son tan<br />

cómodos como los trajes ajustados que se usan<br />

en invierno, pero cuando se trata <strong>de</strong> sobrevivir,<br />

la comodidad es irrelevante.<br />

Pienso que a estos tipos les aterra la i<strong>de</strong>a<br />

andar todo el día vestidos.<br />

¿Sabes lo que quieren hacer para evitar el<br />

congelamiento global? Tienen muchas i<strong>de</strong>as, la<br />

más estúpida es aumentar los gases inverna<strong>de</strong>ro.<br />

Por supuesto que se les negó esa opción. Ya ves<br />

lo que hicieron los chinos en Marte, <strong>de</strong>jaron el<br />

planeta como un queso y rellenaron con gases<br />

tóxicos y <strong>de</strong>sechos radioactivos; y ni hablar<br />

<strong>de</strong> la misma Tierra a mediados <strong>de</strong>l siglo XXI,<br />

las consecuencias <strong>de</strong>l progreso irresponsable<br />

todavía se pue<strong>de</strong>n ver en las regiones <strong>de</strong>l sur<br />

don<strong>de</strong> no crece nada por envenenamiento <strong>de</strong><br />

las napas subterráneas.<br />

Las otras opciones son muy extrañas, la<br />

más cómica es reactivar algunos volcanes...<br />

¡Con explosiones termonucleares! En mi casa<br />

nos revolcábamos <strong>de</strong> la risa. Estos científicos<br />

extrañan tanto una atmósfera envenenada<br />

don<strong>de</strong> inflar sus egos, como hicieron sus<br />

bisabuelos, que no saben qué hacer para que<br />

vuelvan los años <strong>de</strong> prestigio.<br />

102


103<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Por el momento van a establecer tres<br />

estaciones en órbita monitoreando el planeta<br />

por los próximos quinientos años. Mientras un<br />

equipo esté haciendo su monitoreo, los otros<br />

dos estarán en éxtasis criogénica. Harán turnos<br />

<strong>de</strong> diez años <strong>de</strong>spiertos y veinte dormidos.<br />

Eso sí es sacrificio. Aunque mi madre dice que<br />

para muchos científicos sería un sueño hecho<br />

realidad. Todavía no entiendo por qué.<br />

Lo que creo es que van a durar cien años allá<br />

arriba como mucho y los van a traer <strong>de</strong> vuelta o<br />

van a cambiar los equipos cada tres turnos. En<br />

diez años pue<strong>de</strong> ocurrir cualquier cosa. ¿Y por<br />

qué tres estaciones? Con una <strong>de</strong>bería bastar.<br />

Otra cosa que dice mi padre es “si alguna vez<br />

la raza humana se extingue, lo único que quedará<br />

en pie serán las huellas <strong>de</strong> su corrupción”. Ahí<br />

tienes las pirámi<strong>de</strong>s. Pero me cuesta creer que<br />

eso ocurra alguna vez, la extinción <strong>de</strong> la raza<br />

humana. Con tanta colonia dispersa en el<br />

Cosmos, ese escenario es imposible.<br />

Antes <strong>de</strong> marcharme, la próxima semana<br />

cumplo quince años. Estás cordialmente<br />

invitada, como todos los años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que te<br />

conozco. También va a estar Paulina. ¿La<br />

recuerdas? Todavía no logro enten<strong>de</strong>r por<br />

qué uste<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>testan. Mentira, sí lo sé. El<br />

año pasado iba con ese trajecito <strong>de</strong> gasa que<br />

no escondía nada y me miraba con su carita<br />

<strong>de</strong> princesa hot. Uyuyui, como me gustan las


Dan Guajars<br />

mujeres con ropa. Hasta mi padre recibió un<br />

par <strong>de</strong> golpes por mirarla <strong>de</strong>masiado. Ese viejo<br />

no sabe escon<strong>de</strong>r sus emociones.<br />

Este año tampoco vas a ir. En realidad es<br />

mejor así, porque Paulina dice que tiene un<br />

regalo especial para mí. Hablé con ella por<br />

vífono, primera vez que hablamos en una<br />

ocasión distinta a mi cumpleaños. Y cuando<br />

habló <strong>de</strong> mi regalo... Sólo espero que no me<br />

pida usar condón... Estoy muy ansioso. La<br />

masturbación es un ejercicio solitario y hacer<br />

el amor con una mujer comatosa está penado<br />

por ley. Intenté mezclarme con un grupo<br />

orgiástico <strong>de</strong>l Chuchunco tres fingiendo que ya<br />

tenía quince años, no les importaba que fuera<br />

sordomudo y estaba a punto <strong>de</strong> tener sexo con<br />

una belleza cuando un tipo intentó penetrarme.<br />

Ya te lo había contado, fue embarazoso... me<br />

alejé tan rápido como pu<strong>de</strong> mientras el grupo<br />

se reía a carcajadas, sincronizados.<br />

En dos semanas te contaré cómo me fue con<br />

Paulina, con lujo <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles.<br />

¡Despierta! Me estoy quedando sin recursos.<br />

Piscis dice que tengo que estimular tus centros<br />

olfativos con algo que te guste mucho y Úrsula<br />

casi no viene a visitarte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Piscis le<br />

explicó que estoy calificado para darte baños<br />

con esponja. Nunca creí que oiría a una mujer<br />

adulta como tu madre volverse conservadora<br />

<strong>de</strong> la noche a la mañana.<br />

104


105<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Y si preten<strong>de</strong>s <strong>de</strong>spertar cuando yo no esté<br />

cerca, por lo menos ten la <strong>de</strong>cencia <strong>de</strong> fingir que<br />

estás dormida hasta que nos volvamos a ver. Es<br />

lo mínimo que pue<strong>de</strong>s hacer, con todo lo que he<br />

hecho yo por ti.<br />

Te quiero. Nos vemos pronto.<br />

***<br />

Un hombre <strong>de</strong> traje negro sobre camisa blanca<br />

con colleras, corbata roja y zapatos con suela,<br />

una imagen anacrónica entre tanto lunático<br />

<strong>de</strong>snudo que corretea por el jardín, aguarda <strong>de</strong><br />

pie junto a la puerta <strong>de</strong> la Clínica saludando como<br />

quien llega <strong>de</strong> visita a la casa <strong>de</strong> un viejo amigo.<br />

Ignacio reconoce su rostro inconfundible, las<br />

marcas <strong>de</strong> expresión profundas, la piel amarilla<br />

y el cabello negro muy corto que <strong>de</strong>ja entrever<br />

el cuero cabelludo.<br />

—Los informes acerca <strong>de</strong> ti son dudosos al<br />

extremo que no sé si al leerlos estoy mirando<br />

un personaje creado para <strong>de</strong>spistarnos —dice<br />

Vlad cruzándose <strong>de</strong> brazos, asintiendo con la<br />

cabeza y sonriendo levemente con los ojos—. La<br />

semana pasada di <strong>de</strong> baja tres IAs que <strong>de</strong>dicaron<br />

<strong>de</strong>masiados ciclos <strong>de</strong> simulación al porqué <strong>de</strong><br />

tu expresión cuando chupas un limón. Y otra<br />

IA nutrida con libros <strong>de</strong> psicología pre-empatía<br />

insiste que eres una especie <strong>de</strong> anarquista<br />

peligroso y que <strong>de</strong>beríamos enviarte al basurero.


Dan Guajars<br />

»Los ocultistas suelen tener un aura <strong>de</strong><br />

insondables e intrigantes, pero al final sólo son<br />

unos ególatras insufribles. Lo que yo creo es que<br />

disfrutas dándonos estas señales contradictorias<br />

<strong>de</strong> ti mismo, te mofas <strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong>l vínculo empático para compren<strong>de</strong>r a las<br />

personas que nos interesan. ¿Qué..? Ehm…<br />

¿Qué hacías ayer cuando mirabas el árbol aquel,<br />

cómo se llama... qué hacías?<br />

—Imaginaba que estaba con Carmen y<br />

me <strong>de</strong>jé llevar por la emoción —dice Ignacio<br />

encogiéndose <strong>de</strong> hombros, divertido por esta<br />

aparición tan esperada—. Había un nido en las<br />

copas y me pareció una excelente oportunidad<br />

para hablar <strong>de</strong> las aves y las abejas con mi amiga<br />

comatosa.<br />

—Hmm... —Vlad se presiona las sienes. Pasa<br />

una mano por su cabello y se queda pensativo—<br />

. Tuve dificulta<strong>de</strong>s para enten<strong>de</strong>r lo que <strong>de</strong>cías,<br />

faltaban trozos completos <strong>de</strong> discurso y la IA<br />

contextual no pudo relacionar las frases…<br />

Sabías que te estábamos mirando. ¿Somos tan<br />

obvios?<br />

—Soy el centro <strong>de</strong> su atención <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />

mucho tiempo —dice Ignacio levantando su<br />

brazo marcado por el bisturí—. Pero recién<br />

entendí hasta qué punto estaban obsesionados<br />

conmigo el día que hablé con Piscis por primera<br />

vez y me contó la historia fabulosa <strong>de</strong> mi<br />

antecesor sordomudo.<br />

106


107<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

—Esa vieja boca floja —murmura Vlad<br />

sobando sus mejillas—. No estuve <strong>de</strong> acuerdo<br />

en que vinieras aquí, pero la <strong>de</strong>cisión estaba<br />

tomada. Incluso intervine las IAs <strong>de</strong> vialidad<br />

para que no pudieras llegar, pero para mi mala<br />

suerte, llegaste caminando. ¿Quién hubiera<br />

imaginado eso? Me siento como un total<br />

ignorante. Por más que lo intento no logro<br />

enten<strong>de</strong>rte ni una pizca.<br />

—Te lo haré más fácil —dice Ignacio<br />

colocándose a dos pasos <strong>de</strong> Vlad, con las manos<br />

en los bolsillos y expresión petulante—. No soy<br />

ningún idiota. Si estás aquí no es porque no<br />

pue<strong>de</strong>s analizarme o por curiosidad, sino porque<br />

crees que puedo ser <strong>de</strong> alguna utilidad para tu<br />

organización súper secreta que en este preciso<br />

momento está hasta el cuello <strong>de</strong> mierda.<br />

»Pero cualquiera sea el plan, lo lamento<br />

mucho, no te sirvo. Soy tan humano como<br />

el resto <strong>de</strong> tus vampiros mentales y puedo<br />

sucumbir a las mismas presiones que cualquier<br />

otra persona con <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s. ¿Por qué querría<br />

ser ocultista <strong>de</strong> tiempo completo si puedo soltar<br />

un secreto con un poco <strong>de</strong> tortura?<br />

—Has madurado <strong>de</strong> manera asombrosa en<br />

poco tiempo... Y también me acuerdo <strong>de</strong> ese<br />

día vergonzoso —Vlad indica con la nariz al<br />

antebrazo marcado <strong>de</strong> Ignacio—, porque fue<br />

un terremoto. Ese día Wojciech... ¿Te interesa<br />

saber qué ocurrió con él?


Dan Guajars<br />

Ignacio se encoje <strong>de</strong> hombros y mira al<br />

techo. El sonido <strong>de</strong> ese nombre <strong>de</strong> pesadilla<br />

no le produce tanta ansiedad como la mirada<br />

asesina <strong>de</strong> Vlad.<br />

—Te voy a contar <strong>de</strong> todas maneras, es<br />

una <strong>de</strong> las razones por las que vine. Wojciech<br />

enloqueció... más. Lo único que pudimos hacer<br />

con él fue un ataque combinado para borrar su<br />

memoria y tratar <strong>de</strong> comenzar <strong>de</strong> cero. Pero fue<br />

capaz <strong>de</strong> manipular al equipo <strong>de</strong> insertores y<br />

les hizo creer que habían logrado su meta. A la<br />

primera oportunidad, escapó.<br />

Ignacio siente los músculos <strong>de</strong> su nuca<br />

entumecidos. Mira a Vlad <strong>de</strong> soslayo y busca<br />

obsesivamente algo en sus bolsillos. Escapó...<br />

¡Carajo! Encuentra una caluga <strong>de</strong> leche y se la<br />

mete a la boca.<br />

—No está interesado en ti —aclara Vlad,<br />

observando con <strong>de</strong>sconcierto la actitud <strong>de</strong>l<br />

muchacho—. Tenía, tiene, la loca i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que<br />

pue<strong>de</strong> lograr la telepatía. Y como resultado<br />

<strong>de</strong> su experiencia <strong>de</strong>sastrosa con tu antiguo<br />

profesor...<br />

—Mobutu —gorjea Ignacio con la caluga<br />

pegada al paladar—. Parte <strong>de</strong> mi problema es<br />

culpa <strong>de</strong> él y sus técnicas <strong>de</strong> persuasión añejas.<br />

Mis padres no le tienen mucho afecto.<br />

—Y nosotros tampoco. Él comenzó todo este<br />

asunto… Pero estás equivocado con lo <strong>de</strong> tu<br />

problema, jovencito. Tienes una configuración<br />

108


109<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

especial <strong>de</strong> las sinapsis causada por una<br />

mutación metabólica que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> una serie<br />

<strong>de</strong> otros mecanismos insondables que a su<br />

vez <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la configuración particular<br />

<strong>de</strong> tu cerebro y su bioquímica <strong>de</strong>sbalanceada.<br />

Sabemos que la misma característica que te<br />

hace sordomudo a la empatía, te volvió bipolar.<br />

Ambos problemas están ligados y tar<strong>de</strong> o<br />

temprano la locura se habría manifestado. Da<br />

gracias a que hay medicamentos que te ayudan<br />

a controlar uno <strong>de</strong> los dos problemas.<br />

—Pero me <strong>de</strong>jan la boca seca.<br />

—Claro —Vlad suspira para alejar el <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> volarle los dientes a este mocoso insolente—<br />

Eres un caso especial. Quizá algún día podamos<br />

compren<strong>de</strong>r la mecánica <strong>de</strong> la empatía y sus<br />

consecuencias. Hay muchos estudios que<br />

explican esta capacidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva<br />

bioquímica y física, incluso cuántica, pero no<br />

hay una sola teoría que sea capaz <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r<br />

a la pregunta “cómo funciona”.<br />

Se quedan en silencio, cada uno mirando a<br />

los ojos <strong>de</strong>l otro sin pestañear. Dón<strong>de</strong> escuché<br />

eso antes... Ignacio le da la espalda, mientras<br />

Vlad intenta quemarle la nuca con la mirada,<br />

más impaciente <strong>de</strong> lo que se ha sentido en los<br />

últimos cuarenta años.<br />

—¡Pero qué sorpresa! —dice Piscis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

umbral <strong>de</strong> su oficina, sonriendo al tiempo que<br />

se les acerca haciendo ese ruido infernal con las


Dan Guajars<br />

ruedas <strong>de</strong> su silla—. ¡Vlad Tepes, en persona!<br />

Acompañado <strong>de</strong>l joven Ignacio. Si hasta parece<br />

que son amigos <strong>de</strong> toda la vida, hablando tan<br />

civilizados en la puerta <strong>de</strong> mi templo. ¿Qué te<br />

trae por acá, viejo zorro amarillo?<br />

—Es Tempes, viejuja. ¿Y cuándo vas a <strong>de</strong>jar<br />

ese chiste <strong>de</strong> las ruedas oxidadas? Hace décadas<br />

que <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> tener gracia.<br />

Aunque las palabras son ásperas y su tono<br />

intimida, Vlad se inclina para abrazar a Piscis<br />

cuando ésta llega a su lado y recibe a cambio un<br />

afectuoso beso en la mejilla.<br />

—No me digas que vienes a llevarte a este<br />

amigo mío... ¡Vlad! por favor, su sola presencia<br />

es terapéutica, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que está aquí se han<br />

curado más enfermos que en los pasados veinte<br />

años. Hasta podría jurar que siento los <strong>de</strong>dos<br />

<strong>de</strong> los pies, así <strong>de</strong> positivo es él. El otro que se<br />

llevaron antes nunca me escribió ni una nota,<br />

más preocupado <strong>de</strong> su secretaria inflable que<br />

<strong>de</strong> sus verda<strong>de</strong>ros amigos, pequeño <strong>de</strong>monio<br />

mal agra<strong>de</strong>cido.<br />

—Ay Piscis, siempre tan melodramática<br />

—alega Vlad en un gesto <strong>de</strong> incomprensión,<br />

sosteniendo con dulzura la mano <strong>de</strong> la anciana—<br />

. No puedo <strong>de</strong>cir por qué estoy acá. Es un asunto<br />

privado entre Ignacio y yo.<br />

—Pues bien pue<strong>de</strong>n tratar sus asuntos<br />

privados en otra parte —dice ella con severidad,<br />

pero guiñando un ojo—. Ignacio, no te<br />

110


111<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

preocupes, este insertor es en realidad un gatito<br />

manso. Fue mi mejor alumno en la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong><br />

Indagadores en la época que todavía podía usar<br />

mis piernas, hace ya tantos años. Siempre fue<br />

insertor, pero lo mantuvo en secreto y al parecer<br />

nunca intentó modificar mi forma <strong>de</strong> pensar,<br />

pero eso no puedo asegurarlo, con los insertores<br />

nunca se sabe. Hay algo sí <strong>de</strong> lo que estoy segura,<br />

el afecto no se pue<strong>de</strong> fingir, ese <strong>de</strong>licado balance<br />

bioquímico <strong>de</strong> las glándulas corporales es algo<br />

que los insertores no pue<strong>de</strong>n manipular y esa es<br />

la razón por la que confío en este sujeto, aunque<br />

sea amarillo como un limón podrido.<br />

»Pero ahora no tenemos nada en común,<br />

así que borra esa cara <strong>de</strong> sospecha Ignacio<br />

querido. Su organización <strong>de</strong> trajecitos oscuros y<br />

mi Centro para orates son dos mundos aparte,<br />

cooperamos en el pasado pero nada más, me<br />

lavo las manos <strong>de</strong> todos sus actos.<br />

»Fue un gusto verte, Vlad querido, hazte<br />

ver lo que te queda <strong>de</strong> hígado porque estás más<br />

amarillo <strong>de</strong> lo que te recordaba, los implantes<br />

requieren calibración <strong>de</strong> vez en cuando, me<br />

preocupas. E Ignacio, ojala quieras regresar, <strong>de</strong><br />

verdad te necesitamos aquí, lo digo <strong>de</strong> corazón.<br />

Ahora márchense los dos. Están espantando a<br />

los clientes.<br />

Y usando las varas <strong>de</strong> seguridad <strong>de</strong> su silla<br />

como pala mecánica, Piscis los empuja fuera<br />

<strong>de</strong>l edificio y cierra la puerta con seguro.


Dan Guajars<br />

—¿Por qué estás aquí realmente? —pregunta<br />

Ignacio sin <strong>de</strong>spegar la mirada <strong>de</strong> los ojos<br />

azules <strong>de</strong> Vlad. El hombre parece complacido<br />

e Ignacio no sabe si creer o no el discurso <strong>de</strong><br />

Piscis. Y menos el <strong>de</strong> Vlad. Todo es <strong>de</strong>masiado<br />

confuso.<br />

—Estoy aquí porque necesitamos tu ayuda<br />

—dice Vlad con un suspiro, como si portara una<br />

pesada carga—, con Wojciech.<br />

Ignacio mira a otra parte. Una parvada <strong>de</strong><br />

loros cruza el cielo y se instala a parlotear en<br />

la copa <strong>de</strong> una araucaria. El sol está a pocos<br />

minutos <strong>de</strong> ponerse tras la cordillera costera y<br />

algunas nubes se tiñen <strong>de</strong> naranja. Los jardines<br />

<strong>de</strong> la clínica están vacíos <strong>de</strong> gente loca, salvo<br />

por Vlad y él.<br />

Wojciech, el hombre que usó el último<br />

recurso para hurgar en su mente, <strong>de</strong>jando una<br />

huella in<strong>de</strong>leble en su cuerpo. Probablemente<br />

la persona más peligrosa <strong>de</strong>l planeta. Un<br />

insertor po<strong>de</strong>roso y <strong>de</strong>scontrolado. ¿Mi<br />

ayuda?<br />

—Prosigue —dice Ignacio en un susurro.<br />

Está aterrado y no le importa <strong>de</strong>mostrarlo. Si lo<br />

que viene a pedir Vlad sirve para ahuyentar el<br />

fantasma portentoso <strong>de</strong> su agresor sanguinario,<br />

no <strong>de</strong>jará pasar esta oportunidad. El terror que<br />

siente cada vez que recuerda ese día es una<br />

variable manejable ahora, pero en el futuro<br />

podría transformarse en una constante.<br />

112


113<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

—Se refugió en un templo <strong>de</strong> la Colmena<br />

<strong>de</strong> los Santos Sacrílegos en una región poco<br />

accesible. Esto ocurrió hace una semana.<br />

—¿Y no se ha movido <strong>de</strong> allí? —Ignacio<br />

vuelve a respirar, aliviado <strong>de</strong> que Wojciech no<br />

pueda alcanzarle, por el momento.<br />

—No —respon<strong>de</strong> Vlad hastiado.<br />

—¿Y por qué no lo bombar<strong>de</strong>an? Lancen<br />

gases tóxicos, hagan lo que hacen siempre sin<br />

que se entere el mundo, será como si nunca<br />

ocurrió. ¿Cierto? No se justifica mi participación,<br />

tienes todos los recursos para <strong>de</strong>shabilitar a ese<br />

carnicero.<br />

—Porque estamos muertos <strong>de</strong> miedo... ¡Es<br />

verdad! Ignacio, ese hombre es un <strong>de</strong>monio.<br />

Basta el roce <strong>de</strong> su piel o incluso <strong>de</strong> sus ropas<br />

para que implante recuerdos falsos y acciones<br />

condicionadas. No ha salido <strong>de</strong> la Iglesia. Y nadie<br />

que haya entrado a liquidarlo pudo regresar.<br />

Sería mucho más fácil volar toda la instalación,<br />

pero hay personas ahí <strong>de</strong>ntro, amigos, colegas,<br />

gente inocente. En el pasado no nos habría<br />

importado, pero ahora es distinto.<br />

»La Iglesia está sitiada, es un foco infeccioso<br />

y <strong>de</strong>bemos saber qué ocurre ahí antes <strong>de</strong> tomar<br />

una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>finitiva. Se nos acaba el tiempo<br />

y tú eres el único que pue<strong>de</strong> entrar y salir sin<br />

ser coaccionado.<br />

—No me convence —Ignacio recoge una<br />

piedra <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> su puño para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse


Dan Guajars<br />

en caso que intenten obligarle—. Quieres saber<br />

qué está haciendo Wojciech para <strong>de</strong>cidir si les<br />

es útil. Pue<strong>de</strong>s meter tu petición por tu propio<br />

culo amarillo. Me importa un carajo.<br />

»Luego me dirás que si no te ayudo<br />

secuestrarás y torturarás a mis padres y a<br />

Carmen aunque esté en coma, y <strong>de</strong>spués me<br />

amputarás los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> a uno con un alicate,<br />

hasta que diga que sí...<br />

—Desapareceremos <strong>de</strong> tu vida —dice Vlad<br />

con <strong>de</strong>terminación, aunque en sus ojos se ve<br />

algo parecido a la súplica—. No nos acercaremos<br />

a ti ni a tu familia ni a este Centro. Podrás vivir<br />

tu vida en paz, como una persona normal con<br />

<strong>de</strong>recho reproductivo incluso si alguna vez<br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s ser padre. Nadie a tu alre<strong>de</strong>dor volverá<br />

a ser manipulado, jamás.<br />

Para Ignacio es una oferta fabulosa, que<br />

en parte confirma sus i<strong>de</strong>as paranoicas, pero<br />

también abre una puerta hacia su sueño más<br />

anhelado, ser verda<strong>de</strong>ramente libre.<br />

Deja caer la roca y asiente, suspirando con<br />

un sentimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrota anclado en la boca <strong>de</strong><br />

su estómago. Vlad se aleja al trote, si fuera más<br />

expresivo habría gritando <strong>de</strong> alegría. Ignacio<br />

sigue sus pasos sin apuro y al llegar <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />

la línea <strong>de</strong> árboles junto al camino ve un gran<br />

automóvil negro estacionado sobre los hibiscos.<br />

Piscis usará tu pellejo como alfombra cuando<br />

se entere.<br />

114


115<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

Vlad espera <strong>de</strong> pie a un lado <strong>de</strong> la puerta<br />

abierta, impaciente. Ignacio investiga el interior<br />

<strong>de</strong>l automóvil, muy lujoso y cómodo.<br />

—Esto huele a nuevo —dice Ignacio al<br />

entrar.<br />

—Es nuevo —Vlad cierra la puerta, se sienta<br />

frente a Ignacio y le entrega un sobre <strong>de</strong>l tamaño<br />

<strong>de</strong> un vífono plegado—. Ahí <strong>de</strong>ntro hay un traje<br />

protector elástico y se adhiere al cuerpo, dura<br />

exactamente seis horas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que entra en<br />

contacto con el oxígeno y también se disuelve<br />

en agua clorada. Si estás apurado por quitarlo,<br />

una ducha bastará. Te protegerá <strong>de</strong> ataques con<br />

cuchillo y evitará que penetren proyectiles <strong>de</strong><br />

bajo calibre, aunque no asegura que sobrevivas<br />

si te golpea en un órgano vital o si te quiebra una<br />

vértebra. Sólo tus manos, rostro y entrepierna<br />

quedan al <strong>de</strong>scubierto, podrás proteger la parte<br />

superior anteponiendo los antebrazos en caso <strong>de</strong><br />

un ataque frontal. Y lo inferior, colocándote <strong>de</strong><br />

costado. Es lo que usan las Fuerzas Especiales.<br />

—¿Existen las Fuerzas Especiales?<br />

—No. Ahora póntelo, llegaremos a <strong>de</strong>stino<br />

en diez minutos.<br />

Ignacio mira por la ventana y <strong>de</strong>scubre<br />

que están viajando a una increíble velocidad<br />

sobre las nubes. No siente inercia, ni siquiera<br />

se percató cuándo <strong>de</strong>spegaron. Lo último en<br />

tecnología china, piensa con recelo. Estos tipos<br />

son muy espías.


Dan Guajars<br />

Se <strong>de</strong>snuda y coloca el traje elasticado,<br />

notando con pudor que Vlad mira sus<br />

genitales durante todo el proceso. Hijo <strong>de</strong> puta<br />

pervertido, y yo tan tranquilo, <strong>de</strong>bí quedarme<br />

con la piedra.<br />

Se viste con su traje <strong>de</strong> trabajo sobre la<br />

armadura elástica e investiga un estante repleto<br />

<strong>de</strong> pequeñas botellas. Recoge una <strong>de</strong> cada una y<br />

las guarda sin cuidado en sus múltiples bolsillos.<br />

Vlad no dice nada, respirando pesadamente y<br />

con los ojos inyectados en sangre.<br />

La puerta <strong>de</strong>l vehículo se abre <strong>de</strong> improviso.<br />

Ignacio salta hacia atrás pensando que pue<strong>de</strong><br />

caer al vacío, pero en cambio ve un paraje soleado<br />

y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el exterior entra un <strong>de</strong>sagradable vaho<br />

húmedo y caluroso con olor a vómitos.<br />

Ignacio <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y junto con las nauseas<br />

siente la presión <strong>de</strong> la angustia en el pecho,<br />

prece<strong>de</strong>nte inconfundible <strong>de</strong> un ataque <strong>de</strong><br />

pánico. Dejó las pastillas en la oficina <strong>de</strong> Piscis.<br />

¡Mierda!<br />

El sol está alto en el cielo como si fuera medio<br />

día, pero apenas hace un rato atar<strong>de</strong>cía. Dón<strong>de</strong><br />

se encuentran, no quiere ni pensarlo. ¿Quizá<br />

otro continente? ¿En tan poco tiempo?<br />

La Iglesia, como la llamó Vlad, está instalada<br />

en un terreno baldío a un costado <strong>de</strong> una<br />

montaña escalonada que a esta distancia parece<br />

una antigua pirámi<strong>de</strong> maya. El edificio se ve<br />

amplio, pintado completamente <strong>de</strong> blanco. A<br />

116


117<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

su alre<strong>de</strong>dor el terreno llano se extien<strong>de</strong> tal vez<br />

por kilómetros y a lo lejos en todas direcciones<br />

pue<strong>de</strong>n verse otras pirámi<strong>de</strong>s sumergidas en<br />

espejismos y coronadas por nubes negras en<br />

movimiento. Son gaviotas, miles <strong>de</strong> ellas.<br />

—Antes que hagas alguna pregunta estúpida<br />

—dice Vlad indicando a la pirámi<strong>de</strong> más<br />

cercana—, sí, es un basural y ya te habrás dado<br />

cuenta que no es tan antiguo. Muchos <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>sechos aquí <strong>de</strong>positados podrían reciclarse,<br />

pero no se hizo ni se hará, los recursos para ello<br />

se <strong>de</strong>stinan a otros propósitos más nobles. Y<br />

el resto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sperdicios no son reciclables,<br />

ni siquiera para usarse como combustible o<br />

materia prima para las construcciones en el<br />

cinturón <strong>de</strong> asteroi<strong>de</strong>s.<br />

»Este lugar contraviene todas las leyes <strong>de</strong><br />

sustentabilidad medio ambiental <strong>de</strong>l planeta.<br />

Ése es el legado <strong>de</strong> nuestro Gobierno Mundial y<br />

<strong>de</strong> sus antecesores. Con una mano acarician al<br />

gato y con la otra envenenan su comida. O como<br />

dice tu padre, “la naturaleza <strong>de</strong>l ser humano no<br />

ha cambiado ni cambiará jamás”.<br />

—“Si alguna vez la raza humana se extingue,<br />

lo único que quedará en pie serán las huellas <strong>de</strong><br />

su corrupción” —recita Ignacio admirando las<br />

pirámi<strong>de</strong>s. Vlad asiente.<br />

—La Iglesia se instaló aquí porque este lugar<br />

no existe en el mapa —continúa Vlad—. La<br />

secta <strong>de</strong> la Colmena <strong>de</strong> los Santos Sacrílegos


Dan Guajars<br />

es en realidad la cárcel don<strong>de</strong> traemos a los<br />

<strong>de</strong>lincuentes más peligrosos. Aquí su mente<br />

criminal se diluye luego <strong>de</strong> unas pocas semanas,<br />

proveyéndonos <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> cañón no calificada.<br />

Es un castigo seguro, efectivo y económico. Y<br />

nos libera <strong>de</strong> dos problemas al mismo tiempo.<br />

—La Colmena Asesina <strong>de</strong> Mar Del Plata<br />

—adivina Ignacio, sintiendo como encajan las<br />

piezas: Mobutu atrapando la Colmena, sus<br />

mentes abiertas por un insertor, un viejo amigo.<br />

Wojciech, insertor, hijo <strong>de</strong> un viejo amigo <strong>de</strong><br />

Mobutu. No pue<strong>de</strong> ser coinci<strong>de</strong>ncia.<br />

—¡Has dado en el clavo! —dice Vlad con los<br />

ojos abiertos como platos, lleno <strong>de</strong> sarcasmo—.<br />

Sí que eres especial.<br />

»Tu mundo perfecto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> lugares<br />

como éste para continuar existiendo, es la<br />

manera más segura <strong>de</strong> disponer <strong>de</strong> residuos<br />

no tóxicos. Tal vez en unos miles <strong>de</strong> años éste<br />

sea un paraíso arqueológico. Por ahora sólo es<br />

un simple basural que <strong>de</strong>bía permanecer en<br />

secreto, pero Wojciech lo echó todo a per<strong>de</strong>r.<br />

Ignacio mira fijamente a Vlad a la espera <strong>de</strong><br />

una explicación que no llega.<br />

—¿Por qué?<br />

—Porque la Colmena Asesina <strong>de</strong> Mar <strong>de</strong>l Plata<br />

estaba compuesta por una Trinidad insertora —<br />

dice Vlad e Ignacio aguanta una arcada—, una<br />

sola mente omnisapiente, lo más cercano a un<br />

Dios que jamás haya pisado nuestro planeta,<br />

118


119<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

ni siquiera el Emperador es tan po<strong>de</strong>roso. Sus<br />

planes a largo plazo incluían modificación<br />

genética, reproducción por incesto y clonación<br />

para mantener sus almas intactas durante<br />

generaciones. Y el control <strong>de</strong> la raza humana en<br />

toda la Galaxia, entre otras monstruosida<strong>de</strong>s<br />

tecnológicas inaceptables.<br />

»Los asesinatos <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong>l Plata fueron<br />

cometidos por sus zánganos, ebrios <strong>de</strong> epifanías<br />

y déjà-vus. Un grave error que no volverían a<br />

cometer, pero ya era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para<br />

corregir la falla en el plan. Mobutu <strong>de</strong>scubrió<br />

su escondite en tiempo récord y el día que los<br />

apresaron, uno <strong>de</strong> los tres resultó gravemente<br />

herido y falleció.<br />

»Ahora Wojciech está con ellos, pue<strong>de</strong> curar<br />

sus heridas psicológicas, hacerles olvidar la<br />

pérdida <strong>de</strong> su tercio amado y convertirse en esa<br />

pieza que les falta. Y si eso llega a ocurrir, me<br />

temo que estaremos perdidos...<br />

Ignacio siente que sus piernas se vuelven <strong>de</strong><br />

lana.<br />

—¿Qué <strong>de</strong>bo hacer exactamente?<br />

Vlad cierra los ojos, Ignacio podría jurar que<br />

su amarillenta tez se ha vuelto color crema, algo<br />

muy cercano a la livi<strong>de</strong>z. El hombre mete una<br />

mano en un bolsillo <strong>de</strong> su chaqueta y entrega<br />

un pequeño artículo a Ignacio, retroce<strong>de</strong> sin<br />

mirarle y entra en el vehículo. Éste cierra sus<br />

puertas y se dispara en el aire en completo


Dan Guajars<br />

silencio, convirtiéndose en un punto que se<br />

<strong>de</strong>svanece en el cielo.<br />

Ignacio tiembla <strong>de</strong> pies a cabeza. ¡Soy<br />

un imbécil! Es una puta trampa. Mira a su<br />

alre<strong>de</strong>dor, no hay ningún lugar don<strong>de</strong> ir, ni<br />

siquiera sabe dón<strong>de</strong> está realmente. Todos<br />

me han traicionado <strong>de</strong> alguna manera.<br />

Mobutu, Piscis... ¿Carmen? Mis amigos,<br />

mi familia, toda la gente que conozco, una<br />

mentira. Una gran mentira... que pronto<br />

terminará.<br />

Está solo y aterrado, al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l llanto. Mira<br />

su mano con espanto. El pequeño artículo es<br />

un láser quirúrgico modificado. Podría cortar a<br />

una persona por la mitad.<br />

Volver a la Clínica no le parece una mala i<strong>de</strong>a,<br />

aunque antes le gustaría tener una charla con<br />

Piscis. Y Carmen, conectada a esas máquinas,<br />

no tiene la culpa. Su acci<strong>de</strong>nte... si alguien <strong>de</strong>be<br />

sentirse culpable, soy yo. Estás así porque eres<br />

mi amiga, si no me hubieses conocido, nada<br />

malo te habría ocurrido.<br />

La culpa en colusión con la promesa <strong>de</strong><br />

re<strong>de</strong>nción son po<strong>de</strong>rosas armas para mantenerle<br />

motivado. Ignacio escon<strong>de</strong> el láser en el doblez<br />

<strong>de</strong> la manga <strong>de</strong> su traje y avanza hacia la Iglesia,<br />

combatiendo el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> salir corriendo,<br />

vaciando las botellitas <strong>de</strong> licor una por una.<br />

Después <strong>de</strong> esto seré libre. Entraré y mataré<br />

al <strong>de</strong>sgraciado, sólo eso, nada <strong>de</strong> conversar<br />

120


121<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

<strong>de</strong>l clima ni <strong>de</strong> averiguar su oscuro plan, Vlad<br />

se pue<strong>de</strong> ir a la mierda, entraré disparando y<br />

saldré corriendo...<br />

El edificio es más gran<strong>de</strong> y alto <strong>de</strong> lo que<br />

parece a la distancia, con puertas pensadas para<br />

gigantes. Ignacio llega ante ellas y se <strong>de</strong>tiene con<br />

la angustia estrujando sus entrañas. ¡Estúpido!<br />

¡Estúpido! ¡Estúpido!<br />

Una pequeña sección recortada en uno <strong>de</strong><br />

los gran<strong>de</strong>s portones, <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> una puerta<br />

estándar, se abre hacia la oscuridad casi sólida<br />

<strong>de</strong>l interior, <strong>de</strong>jando escapar una pestilencia <strong>de</strong><br />

carne <strong>de</strong>scompuesta y excrementos.<br />

—Pasa, hermano —dice un coro <strong>de</strong> voces<br />

armoniosas y sensuales—. Imprégnanos con tu<br />

alegría.<br />

Ignacio duda. Se acerca a la puerta, pero no<br />

pue<strong>de</strong> ver nada. ¡Puto Vlad!<br />

Arrepentido da un paso atrás, cuando una<br />

docena <strong>de</strong> manos llagadas y sucias aferran sus<br />

ropas y lo atraen hacia el interior.<br />

La luz se apaga con un portazo y su grito<br />

se pier<strong>de</strong> en el eco <strong>de</strong> un gran salón oscuro.<br />

Golpea a sus captores a ciegas. Intenta alcanzar<br />

el láser, pero es sujetado por múltiples manos<br />

que lo transportan hacia un punto incierto en<br />

el interior <strong>de</strong>l edificio. Le quitan sus zapatillas<br />

y es <strong>de</strong>positado con <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za. Bajo sus pies<br />

<strong>de</strong>scalzos pue<strong>de</strong> sentir la gorjeante presencia<br />

<strong>de</strong>l pantano <strong>de</strong> mierdas y cadáveres, adivinando


Dan Guajars<br />

el tamaño <strong>de</strong> las larvas <strong>de</strong> mosca que se cuelan<br />

entre sus <strong>de</strong>dos y suben por sus pantorrillas.<br />

Vomita lo poco que queda <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sayuno.<br />

—Interesante —dicen distintas voces,<br />

turnándose en la pronunciación <strong>de</strong> vocales y<br />

consonantes a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

—¿Ya te habías olvidado <strong>de</strong> mí? —pregunta<br />

Ignacio armándose <strong>de</strong> valor, aunque su voz<br />

suena quejumbrosa y afectada, calculando la<br />

población <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esos muros.<br />

—¿Cómo olvidarte? —dicen las voces con<br />

genuino humor—. Tu pronunciación me habla<br />

<strong>de</strong> pánico... ¡Eras el experimento fallido <strong>de</strong><br />

Mobutu! Y ahora eres el último recurso <strong>de</strong> Vlad.<br />

Es <strong>de</strong>masiado obvio. Tan obvio, que no me lo<br />

esperaba.<br />

—Algo así —tose Ignacio irguiéndose para<br />

aparentar un orgullo que no siente. Se cruza <strong>de</strong><br />

brazos y concentra en visualizar el lugar en su<br />

mente a partir <strong>de</strong> lo que recuerda <strong>de</strong>l exterior.<br />

El sonido <strong>de</strong> succión a la altura <strong>de</strong>l piso y <strong>de</strong><br />

roce humano a su alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong> los<br />

zánganos en constante movimiento. Distingue<br />

claramente el rugido <strong>de</strong> tripas hambrientas,<br />

el balbuceo <strong>de</strong> bocas secas y el resoplido <strong>de</strong> su<br />

respiración trabajosa. No importa cuántos sean,<br />

todos están aquí, ro<strong>de</strong>ándole. No hay forma <strong>de</strong><br />

saber dón<strong>de</strong> está su blanco.<br />

—¿Y a qué <strong>de</strong>bo tu visita? —continúan las<br />

voces—. No puedo leer ni escribir en ti, pero<br />

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123<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

eso no impedirá que use tus tejidos como<br />

alfombra. Por favor compláceme, cuéntame tu<br />

plan.<br />

Ignacio piensa en su plan <strong>de</strong> disparar y salir<br />

corriendo. Lanza una carcajada avergonzada.<br />

Estoy tan muerto. ¿Qué tiene para ofrecer a<br />

cambio <strong>de</strong> su vida? No sabe nada <strong>de</strong> valor. Sólo<br />

pue<strong>de</strong> entretener a su enemigo a la espera <strong>de</strong> lo<br />

inevitable.<br />

—Mi plan es acabar con la Trinidad.<br />

El silencio es paulatinamente consumido<br />

por una po<strong>de</strong>rosa carcajada multitudinaria que<br />

llena el aire con el olor <strong>de</strong> dientes cariados. Más<br />

<strong>de</strong> algún zángano <strong>de</strong>be estar revolcándose en el<br />

piso <strong>de</strong> pura risa.<br />

—¿Acabar con...? ¡Eres increíble! Y acabas<br />

<strong>de</strong> hacerme muy feliz, lástima que no pueda...<br />

Lo más cercano a un Dios dijo Vlad. Y este<br />

Dios <strong>de</strong>be estar presente, protegido por sus<br />

ángeles y <strong>de</strong>monios. La Trinidad tiene que estar<br />

reunida y ro<strong>de</strong>ada, acunada y tibia, como en el<br />

vientre materno.<br />

Ignacio investiga las risas a su alre<strong>de</strong>dor, que<br />

se apagan lentamente excepto en un lugar a su<br />

<strong>de</strong>recha, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> proviene el coro <strong>de</strong> voces que<br />

hablan mientras el resto ríe. Si se equivoca, está<br />

perdido. Extrae el láser <strong>de</strong> su manga y presiona<br />

el pequeño gatillo, trasladando el haz <strong>de</strong> luz con<br />

movimientos <strong>de</strong> esgrima contra un enemigo<br />

invisible.


Dan Guajars<br />

El grito <strong>de</strong> dolor se eleva a su alre<strong>de</strong>dor,<br />

distorsionado por la disolución <strong>de</strong> la voluntad<br />

que unificaba todas las mentes en una sola.<br />

Ahora cada voz grita por sí misma.<br />

Ignacio es empujado y golpeado por la<br />

multitud en estampida, aunque nadie intenta<br />

atacarle. Las puertas gigantes a su espalda se<br />

abren por completo y <strong>de</strong>jan entrar la luz <strong>de</strong>l<br />

atar<strong>de</strong>cer, iluminando el horror.<br />

A su <strong>de</strong>recha una masa <strong>de</strong> cuerpos se<br />

revuelve entre cadáveres y viseras frescas sobre<br />

el mierdal añejo. Los heridos y amputados<br />

intentan alejarse <strong>de</strong>l túmulo <strong>de</strong> carne coronado<br />

por la Trinidad.<br />

Ignacio se acerca a la criatura, perplejo.<br />

Aunque Vlad se lo hubiera explicado, no lo<br />

habría creído. Tres personas unidas por el<br />

cráneo en la nuca, con sus rostros y tórax y<br />

estómagos abiertos por el implacable filo <strong>de</strong> luz<br />

azul. Trillizos... siameses.<br />

Pero uno <strong>de</strong> ellos no encaja en el cuadro.<br />

Wojciech, unido quirúrgicamente a la Trinidad,<br />

con una infección supurante abarcando gran<br />

parte <strong>de</strong> su cráneo e infectando a los otros dos<br />

insertores.<br />

Estaban <strong>de</strong>stinados a morir <strong>de</strong> todas<br />

maneras.<br />

Ignacio sale <strong>de</strong>l edificio siguiendo los gritos<br />

<strong>de</strong> la multitud. Un <strong>de</strong>stacamento <strong>de</strong> hombres<br />

semitransparentes dispara contra cualquier<br />

124


125<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

cosa que se mueve. Ignacio no siente asombro<br />

ni miedo al verlos, son las Fuerzas Especiales<br />

que mencionó Vlad, equipados con la última<br />

tecnología stealth, para nada invisibles pero<br />

sí poseedores <strong>de</strong> una ventaja comparativa a la<br />

hora <strong>de</strong> cazar y <strong>de</strong>gollar.<br />

Espera junto a la entrada mientras un grupo<br />

<strong>de</strong> asesinos traslúcidos ingresan al edificio y<br />

terminan <strong>de</strong> aniquilar a los sobrevivientes, que<br />

braman por clemencia. Las lenguas <strong>de</strong> fuego<br />

<strong>de</strong> los lanzallamas encien<strong>de</strong>n la evi<strong>de</strong>ncia<br />

putrefacta, mientras una pala mecánica acarrea<br />

cuerpos <strong>de</strong>gollados <strong>de</strong> vuelta al interior.<br />

—¡Bravo! —aplau<strong>de</strong> Vlad <strong>de</strong> pie junto a su<br />

vehículo volador, pero no hay ni una pizca <strong>de</strong><br />

festividad en su rostro. En realidad parece<br />

consternado.<br />

—¿Para qué necesitaban mi ayuda? —inquiere<br />

Ignacio, apuntando a Vlad con la pequeña arma<br />

aún en su mano— La Trinidad iba a morir <strong>de</strong><br />

todas maneras y uste<strong>de</strong>s iban a aniquilar a todos,<br />

una granada <strong>de</strong> gas venenoso habría bastado.<br />

Otra mentira más <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> muchas. No creeré<br />

nada más <strong>de</strong> lo que me digas.<br />

—No te veo muy afectado —Vlad le observa<br />

con las manos en los bolsillos—. Una persona<br />

normal estaría en shock ahora.<br />

—¡No seas imbécil! —Ignacio arroja la<br />

pequeña pistola contra Vlad, que la esquiva sin<br />

problemas—. No soy una persona normal.


Dan Guajars<br />

—¡Mil veces bravo! —la mueca <strong>de</strong> Vlad es <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cepción—. Eres justo lo que se esperaba <strong>de</strong><br />

ti. De todos los informes contradictorios que<br />

leí, sólo uno daba este resultado y aunque era<br />

el menos fiable, acabó volviéndose realidad.<br />

Sinceramente lo lamento.<br />

Ignacio se encoge <strong>de</strong> hombros. Está<br />

<strong>de</strong>sconectado <strong>de</strong> sus emociones. Aunque quiere<br />

llorar, no logra que el llanto emerja, no tiene<br />

pena, no siente rabia, ni siquiera asco por su<br />

actual estado pestilente. Está vacío.<br />

Otro vehículo <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a un lado <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />

Vlad, levantando una tenue nube <strong>de</strong> polvo<br />

nauseabundo. Vlad abre la puerta e indica<br />

a Ignacio que entre. En el interior hay otra<br />

persona, un anciano ciego acompañado por un<br />

perro con un pañuelo rojo anudado al cuello y<br />

que duerme tendido entre los asientos.<br />

—Todo calza, ¿cierto? —dice el anciano con<br />

voz neutra.<br />

Ignacio se instala en un asiento vacío frente<br />

a él, <strong>de</strong>jando una huella <strong>de</strong> humores y sangre<br />

ajena a su paso.<br />

—La Trinidad era un experimento —dice<br />

Ignacio, convencido—. Los insertores son un<br />

experimento. Yo soy un experimento. Lo que<br />

acabo <strong>de</strong> hacer... fue una prueba.<br />

—Sí —asiente el anciano. El perro arruga la<br />

nariz con <strong>de</strong>sagrado por el hedor reinante, pero<br />

sigue echado con los ojos cerrados—. Lamento<br />

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127<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

haberte causado tantos problemas, Ignacio. El<br />

mundo en que vivimos no es un lugar justo.<br />

La sociedad perfecta que disfrutan todos los<br />

habitantes <strong>de</strong> este planeta y <strong>de</strong> la gran mayoría<br />

<strong>de</strong> las colonias occi<strong>de</strong>ntales repartidas por la<br />

Galaxia <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones como ésta.<br />

Somos la encarnación <strong>de</strong>l mal y nuestra meta<br />

es el bien común. Es el trabajo más difícil <strong>de</strong><br />

todos.<br />

—¿Qué hay <strong>de</strong> mis padres, trabajan para la<br />

Organización?<br />

—¡No! —asegura el anciano con sorpresa e<br />

Ignacio <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> aguantar la respiración—. Ellos...<br />

son piezas en mi tablero <strong>de</strong> ajedrez, pero no saben<br />

nada <strong>de</strong> nada. ¡Lo juro! Un empujoncito por<br />

aquí y otro por acá durante muchas décadas, un<br />

permiso <strong>de</strong> procreación que parecía imposible y<br />

¡chazám! Estás ante mí. No eres nuestro primer<br />

Ocultista creado mediante el más fino trabajo <strong>de</strong><br />

relojería eugenésica. En los dos siglos que llevo<br />

maquinando tu llegada cometí muchos errores.<br />

Tus antecesores... no pasaron la prueba.<br />

—¡Mierda! —grita Ignacio sin po<strong>de</strong>r evitar<br />

que las lágrimas escapen <strong>de</strong> sus ojos. El perro<br />

levanta la cabeza y gruñe algo inteligible.<br />

—No Señor Canivilo, no pue<strong>de</strong>s acabar con<br />

su sufrimiento. Déjalo que llore, hace bien<br />

<strong>de</strong>sahogarse.<br />

Pero Ignacio sólo quiere salir corriendo.<br />

¿Dón<strong>de</strong> podría ir? ¿En qué lugar inexistente


Dan Guajars<br />

<strong>de</strong>l mundo se encuentran? ¿Qué le <strong>de</strong>para el<br />

futuro?<br />

Al cabo <strong>de</strong> algunos minutos logra calmarse.<br />

Quiere secar sus lágrimas con la manga <strong>de</strong><br />

su sobretodo, pero está cubierta con fecas. El<br />

anciano le extien<strong>de</strong> un pañuelo, pero Ignacio<br />

lo rechaza. Mira por la ventana al exterior y<br />

<strong>de</strong>scubre que ya es <strong>de</strong> noche y no están en el<br />

verte<strong>de</strong>ro.<br />

A un lado <strong>de</strong> las luminarias apagadas está el<br />

bosque y al otro extremo <strong>de</strong>l claro pavimentado<br />

distingue claramente el edificio don<strong>de</strong> vive con<br />

sus padres.<br />

—Aún eres muy joven, Ignacio, estoy seguro<br />

que te sobrepondrás. Éste fue un día difícil, tu<br />

vida entera ha sido difícil, pero créeme que hice<br />

todo lo que está en mi po<strong>de</strong>r para que fuera lo<br />

menos traumática posible.<br />

»Soy el último <strong>de</strong> mi especie, viví escondido<br />

en una cámara criogénica por años, saltando<br />

generaciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XXI hasta ahora.<br />

Lamentablemente perdí la vista en el proceso<br />

pero eso no fue un impedimento para que<br />

lograra mi objetivo.<br />

»La empatía es un regalo, Ignacio, uno que<br />

no se pue<strong>de</strong> rechazar. Con ella se lograron<br />

gigantescos avances, pero también se realizaron<br />

horribles actos <strong>de</strong> genocidio en nombre <strong>de</strong> la<br />

pureza genética. Con cada nueva generación<br />

perdimos parte <strong>de</strong> lo que nos hacía humanos, esta<br />

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129<br />

<strong>Sordomudo</strong><br />

humanidad que llena el cosmos con su ingenio<br />

es una sombra <strong>de</strong> lo que solíamos ser. Recuerdo<br />

los colores, las expresiones, la diversidad... y su<br />

ausencia me llena <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconsuelo.<br />

»Pero si hay algo que me permite mirar<br />

hacia el futuro, eres tú. No existes por puro<br />

capricho científico. Llegará el día en que<br />

la tecnología podrá conectar dos mentes<br />

empáticas a través <strong>de</strong> un link digital y cuando<br />

ese día llegue, ya no habrá humanidad, sólo<br />

quedará la Colmena <strong>de</strong>finitiva. Acabamos con<br />

cada intento <strong>de</strong> avance en este camino, pero<br />

el Universo es un lugar <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong><br />

y no po<strong>de</strong>mos estar en todas partes. Hay<br />

<strong>de</strong>masiados científicos buscando la solución<br />

a sus problemas financieros, obsesionados<br />

con el control remoto, la telepatía, Dios nos<br />

libre…<br />

»Sólo las mentes verda<strong>de</strong>ramente<br />

in<strong>de</strong>pendientes podrán sobrevivir a la extinción<br />

<strong>de</strong> la individualidad, eventualmente habrá<br />

más como tú, ya sabemos cuál es la perfecta<br />

combinación <strong>de</strong> elementos que dan como<br />

resultado a un sordomudo absoluto y ten por<br />

seguro que habrá más personas en este planeta<br />

con tu don. No clones, no señor. Verda<strong>de</strong>ra<br />

diversidad.<br />

»Tú serás el lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este grupo, nacidos con<br />

una <strong>de</strong>sventaja, pero poseedores <strong>de</strong> la mayor<br />

ventaja <strong>de</strong> todas. Todavía falta mucho tiempo


Dan Guajars<br />

para que eso ocurra. Por ahora <strong>de</strong>bes seguir con<br />

tu vida. Por favor no nos tengas rencor.<br />

»Ahora ve, tus padres <strong>de</strong>ben estar<br />

preocupados.<br />

La puerta se abre e Ignacio sale <strong>de</strong>l vehículo<br />

como un zombi. La puerta se cierra con un leve<br />

clic y un segundo <strong>de</strong>spués el vehículo ya no<br />

está.<br />

No cree ninguna palabra. Por un momento<br />

creyó en la promesa <strong>de</strong> Vlad, pero dijo justo lo<br />

que Ignacio quería oír, nada más. Y ahora este<br />

viejo viene con la prédica mesiánica <strong>de</strong>l elegido<br />

que li<strong>de</strong>rará al mundo antes <strong>de</strong>l próximo<br />

Apocalipsis.<br />

Ignacio se mira <strong>de</strong> pies a cabeza. ¿Cómo se<br />

supone que siga con mi vida, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto?<br />

###<br />

130


Índice<br />

Capítulo 1 7<br />

Capítulo 2 19<br />

Capítulo 3 55<br />

Capítulo 4 5


Dan Guajars<br />

Santiago, 1977.<br />

Dan Guajars escribe<br />

las historias y su otro yo,<br />

el tenebroso, las disfruta.<br />

Se lo pue<strong>de</strong> encontrar<br />

con el nombre <strong>de</strong> Daniel<br />

Guajardo en Puente Alto,<br />

Chile, atravesando pare<strong>de</strong>s<br />

y emergiendo <strong>de</strong> entre las<br />

tumbas <strong>de</strong> sus ancestros, mientras toma té con<br />

sacarina.<br />

Periodista <strong>de</strong> profesión, lector y autor <strong>de</strong><br />

fantasía y <strong>ciencia</strong> <strong>ficción</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy joven,<br />

trabaja en marketing online y hace clases <strong>de</strong><br />

Internet para periodistas.<br />

Está felizmente casado con Lucía Gabriela y<br />

es el orgulloso padre <strong>de</strong> Amanda Luna.<br />

Más libros <strong>de</strong> Guajars y consejos para<br />

escritores, en sitio Web http://guajars.cl<br />

Otras publicaciones <strong>de</strong> Monstruito Ediciones<br />

es sitio Web http://www.monstruito.cl

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