Literariamente ~ Mayo 2016
Tu revista literaria. En ella encontrarás un montón de cosas relacionadas con libros como los eventos del mes, novedades, reseñas y algunas cosas más divertidas como BookTags y Top Ten. Además, tenemos otras secciones como cine, series y música. ¡Disfrutadla! Redes sociales -Twitter: @LiterariamenteR -Instagram: @revista.literariamente -Facebook: Facebook.com/revistaliterariamente -Correo: revista.literariamente@gmail.com -Blogger: revista-literariamente.blogspot.com
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El rincón escritor<br />
En esta sección nuestros redactores se atreven a escribir algunos relatos. ¿Quieres que<br />
publiquemos el tuyo? Envíalo a revista.literariamente@gmail.com<br />
La coleccionista de cristales<br />
Cerró los ojos unos instantes, dejando que el sonido de las olas acallase los malos<br />
recuerdos, las malas emociones. Ir a la playa era su ritual, era la única forma de curar su<br />
alma. Tomó aire y una sonrisa apareció en su rostro, ese rostro al que le costaba recordar<br />
cómo sonreír de forma sincera. Elia fue una niña feliz, una adolescente complicada pero<br />
alegre y ahora era una joven con problemas emocionales.<br />
Una decisión tomada meses atrás había cambiado su vida para siempre, cada vez notaba<br />
su rostro más vivo, notaba cómo el hielo se iba de su mirada, los temblores de sus manos<br />
y las heridas de su piel ya eran un viejo recuerdo. ¿Dejar una carrera profesional aceptada<br />
socialmente por un sueño estúpido? ¿Dejarse llevar por lo que no podía ser denominado<br />
de otra forma si no como locura? Al menos era mejor que su incapacidad para mirarse a<br />
un espejo sin ver su piel llena de grietas. Estaba rota y durante años se había empeñado<br />
en romperse a sí misma un poco más. Decía que la sociedad le hizo la primera herida, las<br />
demás vinieron por parte de las personas a las que amaba. Aquellas con el poder para<br />
destruirla. Ahora la única con ese poder era ella misma y, al igual que cualquier otro tipo<br />
de poder, había abusado de él. Su mente y su cuerpo seguían pagando las<br />
consecuencias.<br />
Se inclinó para recoger un cristal azulado; no sabría decir cuánto tardaba el mar en<br />
convertir un cristal afilado en una bonita piedra. Se quedó mirando el cristal y entonces lo<br />
vio. Recuerdos de vidas pasadas acudieron a ella con una sacudida, emociones olvidadas<br />
sacudieron su cuerpo hasta que terminó de rodillas, con una gran sonrisa en el rostro y los<br />
ojos perdidos en el océano.<br />
De una forma u otra los cristales siempre la habían ayudado a sentir. Antes actuaban<br />
sobre su piel, ahora la ayudaban a ver. Elia coleccionaba cristales manchados de sangre y<br />
atacados por la fuerza de la naturaleza. Se sentía como si ella misma fuera un cristal. Y tal<br />
vez esa identificación era lo que le ayudaba a ver, lo que le permitía percibir el pasado, lo<br />
que la hacía estar viva de nuevo.<br />
Elia no estaba loca, simplemente podía ver y sentir por medio de unos cristales.<br />
Ana<br />
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