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150 – CAPÍTULO 3. EDUCACIÓN PRIMARIA Y BÁSICA SECUNDARIA EN COLOMBIA<br />

ciencias y lenguaje) y reducir la exposición de los niños en condiciones de<br />

vulnerabilidad a riesgos presentes fuera de los centros educativos (como la<br />

delincuencia, la drogadicción y el embarazo) que puedan llegar a afectar<br />

negativamente su educación y su bienestar (DNP, 2015). El objetivo es que<br />

para el año 2025 todas las escuelas y colegios tengan jornada completa.<br />

Muchos departamentos, municipios y centros educativos ya implementaron<br />

una variedad de estrategias a fin de prolongar la duración de la jornada por<br />

medio de actividades curriculares o extracurriculares, lo que se refleja en la<br />

actual iniciativa nacional.<br />

Aún con las jornadas múltiples, en términos generales, el promedio de<br />

cantidad de estudiantes en las aulas de clase es bastante mayor al de los<br />

países de la OCDE. El promedio máximo para las zonas urbanas es de 35<br />

estudiantes por salón de clase para la educación primaria y de 40 estudiantes<br />

por salón de clase para la educación media. Mientras que el promedio en las<br />

zonas rurales es de 25 y 28 estudiantes, respectivamente. De acuerdo con los<br />

informes de los rectores, en las pruebas PISA 2012, la cantidad de estudiantes<br />

por salón de clase en Colombia fue de 33,5, aunque es importante resaltar<br />

que este indicador aumenta de 25.3 estudiantes en las áreas escasamente<br />

pobladas, a 34.8 estudiantes en las ciudades. Estas cifras se encuentran por<br />

encima de los promedios de los países miembros de la OCDE (22.1 Y 26.6<br />

respectivamente), aunque son similares a las cifras de otras economías de<br />

América Latina y Asia que participaron en las pruebas PISA (OCDE, 2013a).<br />

Llegar a los estudiantes fuera del sistema y disminuir las tasas de<br />

deserción escolar<br />

Colombia ha adoptado una gran variedad de iniciativas para mejorar la<br />

cobertura de los grupos menos favorecidos y reducir los índices de deserción<br />

escolar. Además de los modelos de educación flexible, la supresión de<br />

los cobros escolares y los programas de transporte y alimentación, y las<br />

estrategias de comunicación que buscan concientizar al público sobre la<br />

importancia de estudiar han permitido que más estudiantes que provienen<br />

de familias pobres tengan acceso a la educación. Se han diseñado estrategias<br />

específicas para llegar a los estudiantes que son considerados especialmente<br />

vulnerables, como los niños de las minorías étnicas, desplazados por la<br />

violencia, con necesidades especiales o que trabajan, así como aquellos<br />

que vienen de comunidades rurales dispersas (véase el Capítulo 1). Se han<br />

redoblado los esfuerzos por identificar a aquellos individuos que nunca<br />

estudiaron en una escuela o colegio, o que dejaron de estudiar. Por ejemplo,<br />

las ETC cuentan con una lista plurianual de estudiantes que abandonaron<br />

sus estudios, a fin de facilitar las iniciativas locales que buscan que los<br />

niños regresen al sistema de educación antes de que pierdan el interés<br />

definitivamente. En 1998, el municipio de Armenia introdujo la iniciativa “La<br />

REVISIÓN DE POLÍTICAS NACIONALES DE EDUCACIÓN: EDUCACIÓN EN COLOMBIA

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