universalismo
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de otra mujer (madre biológica). En este caso, el seguimiento se realiza a los tres individuos<br />
involucrados durante todo el periodo del embarazo, tratando de crear un lazo afectivo entre<br />
ellos y el proceso en el que están involucrados, sin embargo, existen casos en que durante el<br />
momento del parto, la madre sustituta puede negarse completamente a entregar al ser humano<br />
que lleva en su vientre, ya que se cree con todo el derecho de una madre biológica por haber<br />
alimentado y cuidado durante 42 semanas al feto lo cual se vuelve aún más problemático<br />
cuando existe un vacío legal en los países en los que se desarrolla éste método de<br />
fecundación.<br />
Desenlace<br />
Después de someterse a la fecundación, Valentina y Luis se sintieron nuevamente<br />
esperanzados como pareja, ya que había una posibilidad real de que pudieran convertirse en<br />
padres. Luego de algunos intentos, Valentina por fin quedó embarazada, lo que trajo mucha<br />
felicidad a ambos y les sirvió para fortalecerse y sentirse como familia. Meses más tarde nació<br />
el hijo tan esperado que bautizaron con el nombre de Tomás. Él llegó a este mundo sin ningún<br />
problema físico y con un desarrollo psicomotor óptimo.<br />
Después de dos años, Valentina y Luis decidieron someterse nuevamente a una fertilización in<br />
vitro, utilizando los mismos gametos de la primera vez, ya que éstos estaban congelados y en<br />
óptimas condiciones para su utilización.<br />
Comentario<br />
Los casos de fertilización artificial involucran una gran cantidad de problemas éticos que, a<br />
menudo, se intenta evadir mediante el recurso a la identificación de la posición en contra de<br />
esta práctica como una iniciativa simplemente vinculada a grupos conservadores. Pero la<br />
verdad es que el tema es bastante más complicado, y tiene varias aristas que deben ser<br />
aclaradas previamente a cualquier discusión.<br />
En primer lugar, es verdad que son muchos los padres que, por diversas razones, no pueden<br />
engendrar a sus propios hijos, situación que suele generar un gran dolor, por cuanto choca con<br />
las expectativas de la pareja. Es cierto que esta comprensible situación de dolor no autoriza a<br />
aplicar cualquier medio para encontrar una solución.<br />
Pero más allá de lo anterior, el problema ético más importante que se genera a partir de este<br />
tipo de prácticas es el de la cantidad de abortos que se producen dado que el método de<br />
fertilización in vitro opera, como queda dicho, fecundando una gran cantidad de óvulos con el<br />
material genético paterno, y luego implanta el que, a juicio del médico, tenga mayores<br />
posibilidades de éxito. ¿Pero qué pasa con los demás óvulos fecundados, que ya poseen vida<br />
personal y que, por lo tanto, bien deberían ser reconocidos como hijos de sus padres?<br />
Habitualmente simplemente son eliminados o bien almacenados para futuras fecundaciones, lo<br />
cual de todos modos termina inapelablemente en su eliminación porque ninguna madre podría<br />
tener todos los cigotos que fueron almacenados.<br />
Con esto, volvemos a lo que planteábamos más arriba. Es verdad que tener un hijo es algo<br />
hermoso, pero el fin no justifica cualquier medio; más aún cuando es la vida humana lo que<br />
está en juego. Por ello, más que tratarse de un problema de conservadores contra liberales, se<br />
trata de la defensa del más elemental de los derechos humanos. Aún si consideráramos que