Retos del Hábitat
Retos_del_habitat_libro
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fuera a los hogares más pobres que se vinculan<br />
informalmente a la economía, sin un empleo<br />
que les facilite ingresos estables y sin la posibilidad<br />
de acceder a dicho crédito hipotecario.<br />
El énfasis de la política de vivienda, desde los<br />
años setenta, se ha enfocado más en fortalecer<br />
la construcción como sector líder de la economía<br />
que en resolver el problema habitacional.<br />
Hay una invisibilización de las condiciones de<br />
habitabilidad que permiten la existencia digna<br />
de sus habitantes, subordinado a un asunto de<br />
costos estipulados por ley.<br />
Lo anterior, si se considera que en Colombia<br />
la vivienda social se define a partir de su valor<br />
comercial, con un tope máximo de 135 salarios<br />
mínimos legales vigentes, sin determinar lo que<br />
debe ofrecer respecto a las condiciones físico-espaciales<br />
y sociales. En un sistema determinado<br />
por las leyes <strong>del</strong> mercado, son los diferentes costos<br />
que integran la producción de la vivienda los<br />
que determinan su costo final, el cual, ajustado<br />
al monto máximo contemplado, termina por establecer<br />
el tamaño de la vivienda, su programa<br />
y sus acabados.<br />
Según investigaciones <strong>del</strong> Injaviu, los promotores<br />
de vivienda, para ajustarse al costo<br />
tope definido por la ley y atendiendo los que<br />
determinan su producción, sacrifican la habitabilidad<br />
para salvar su rentabilidad. Dando<br />
como resultado viviendas pequeñas, sin acabados<br />
y sin considerar el tamaño de los hogares<br />
que las habitarán. 2<br />
2 Doris Tarchópulos Sierra y Olga Lucía Ceballos Ramos, Calidad de<br />
la vivienda dirigida a los sectores de bajos ingresos en Bogotá, Bogotá, Centro<br />
Editorial Javeriano, 2003.<br />
Un alto porcentaje de pobres no han podido<br />
acceder ni siquiera a una vivienda de mala<br />
calidad en el mercado formal, por su imposibilidad<br />
de ahorrar y con ello acceder a un crédito<br />
hipotecario, y son estos los que terminan en<br />
los asentamientos informales, soportando las<br />
condiciones en que se desarrollan estos barrios,<br />
con una larga espera para lograr mejorar sus<br />
condiciones de habitabilidad.<br />
El gobierno nacional ha considerado un programa<br />
para atender una parte de esta población<br />
que se ha denominado “100.000 viviendas gratuitas”.<br />
Es una experiencia interesante que bien<br />
responde a una parte estructural <strong>del</strong> problema,<br />
como es la imposibilidad de los más pobres para<br />
ahorrar y acceder a un crédito. No obstante, es<br />
limitado frente a la magnitud <strong>del</strong> déficit al igual<br />
que respecto a las deficiencias de calidad que<br />
ofrece. No se considera, por ejemplo, el tamaño<br />
de la vivienda respecto al <strong>del</strong> hogar, ni algunas<br />
particularidades de apropiación espacial que varían<br />
según las condiciones étnicas.<br />
Así, aun cuando constituye un aparente avance<br />
al reconocimiento de las limitaciones de la<br />
política de subsidio a la demanda, como instrumento<br />
ineficiente para atender el sector de los<br />
más bajos ingresos, queda pendiente definir en<br />
términos de derechos lo que significa el derecho<br />
a una vivienda digna. En otras palabras, es necesario<br />
explicar en términos sociales qué es una<br />
vivienda digna y con ello establecer las políticas<br />
más enfocadas en el logro de la atención <strong>del</strong> problema<br />
de la vivienda para los más pobres y menos<br />
en las posibilidades de crecimiento económico<br />
que pueden generarse por su producción.<br />
99 OLVIDO,<br />
invisibilización y<br />
estigmatización...