Epigenética:
Una breve introducción
Por: José Rubén Rodríguez Fuentes
Escribe con Tinta de Sangre de paloma
el nombre de tu enemigo en la
espalda de una muñeca, unta esta con
aceite vudú, coloca la muñeca con la cara hacia
arriba sobre un trozo de manta negra, después
a continuación, le echarás Polvos Pachulí y le
clavarás un alfiler de acero cerca del corazón;
luego envolverás la muñeca en otro pedazo de
manta negra y la esconderás en un armario oscuro.
Mi temido enemigo debe de retorcerse y
desaparecer; por todo el poder del Vudú del
mundo, permite que este acto se ejecute”. Más
aún, este ritual deberá de repetirse durante
siete noches seguidas; en la séptima y última
noche esparcirás Polvos Vesta sobre la muñeca,
para posteriormente quemarla en el altar y
esparcir sus cenizas al aire fresco de la noche.
xochiquetzal
Después, encenderás un trozo de Incienso
Traspasador y, mientras humea, recitarás las
siguientes palabras: “arde, incienso, arde.
Tan viejo como el mundo, el escrito anterior
es un ritual Vudú para quitar de encima algún
enemigo potencial, mediante el cual, en
multitud de ocasiones, el enemigo fallece.