Revista Paz a lo Bien / JAFET – Edición N° 1.
Las voces y los testimonios de las y los jóvenes de Bogotá y Medellín que con su fuerza de vida y fe por en un país en paz, aportan en sus territorios por la transformación social desde la no violencia y la construcción colectiva de espacios de participación, inclusión e incidencia.
Jóvenes Animadores con una Fe Transformadora – JAFET, un Movimiento que integra a la generación de la paz en Colombia y que reúne la diversidad de posibilidades juveniles, planteando horizontes de verdadera reconciliación.
Recogemos las palabras de nuestro director, monseñor Héctor Fabio Henao: “Nuestros agradecimientos a Cáritas Noruega, por comprender que en la salida al conflicto armado de Colombia, es clave identificar nuevos conflictos, nuevas amenazas y nuevos riesgos, y apoyar la formación de nuestros jóvenes para prevenirlos y afrontarlos”.
JAFET es coordinado y acompañado en Bogotá y en Medellín por FICONPAZ y el Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas Colombiana con el apoyo de Cáritas Noruega.
#yosoyjafet
Edición N° 1, junio 2016 ISSN: 2500-848X
PAZ A LO BIEN
Edición N° 1, junio 2016
Director FICONPAZ
Mons. Héctor Fabio Henao Gaviria
Comité editorial:
Edna Xiomara Hernández
Johanna Bojacá Silva
Luis Andrés Ramírez Prieto
Jorge Andrés Castrillón
Carlos Henao G.
Redacción de algunos artículos
y corrección de estilo:
Gloria Londoño Monroy
Diseño, diagramación e impresión:
Opciones Gráficas Editores LTDA
Tel.: 300 1464 - 277 1993
www.opcionesgraficas.com
Bogotá D.C., Colombia
Esta publicación se realiza en el marco del
proyecto Educación en desarrollo y paz para
jóvenes vulnerables a la violencia urbana - Fase
III, ejecutado en Bogotá y en Medellín por la
Fundación Instituto para la Construcción de
la Paz – FICONPAZ y el Secretariado Nacional
de Pastoral Social – Cáritas Colombiana con el
apoyo de Cáritas Noruega.
Apostar por una juventud transformadora
para construir paz 4
Por Monseñor Héctor Fabio Henao
Tú, joven, ¿ya encontraste la motivación? 6
Por Eliana Valentina Peña Chacón
Los jóvenes sí transformamos 7
Por Daniel Ocampo
Pastoral Juvenil El Encuentro
Perfil: Luz Amanda Góez, líder juvenil de Medellín 8
Una líder con gran sentido de la participación
Por Gloria Londoño Monroy
Perfil: Jorge Luis Velásquez Muñoz, líder juvenil de Bogotá 9
Un joven que, desde sus zancos, le camina a la paz
Por Gloria Londoño Monroy
La Roca, un grupo fuerte y unido que construye paz 10
Por Gloria Londoño Monroy
Colectivo Sin Fronteras, jóvenes que superan límites
por un mañana mejor 12
Por Gloria Londoño Monroy
Yo soy JAFET 14
JAFET: Herederos de la guerra pero constructores de paz 16
Por Johanna Bojacá Silva
Violencia Juvenil en contextos urbanos, una problemática
que urge atender 18
Por Mario Andrés Pineda Vivas
Qué se hace y dónde se empodera a la juventud
desde el proyecto 22
Jóvenes siempre vivos 26
Melodías para la paz 28
Foro-Taller Paz a lo Bien 30
Por Edna Xiomara Hernández
Fundación Instituto para la Construcción
de la Paz – FICONPAZ
jovenesficonpaz@gmail.com
www.ficonpaz.com
Facebook: Ficonpaz
Los artículos pueden ser reproducidos,
citando la fuente
4
Apostar por una juventud transformadora
para construir paz
Por Monseñor Héctor Fabio Henao, Director de FICONPAZ
Convencidos de que para garantizar
la sostenibilidad de
los procesos de reconciliación,
se requiere formar para que
la palabra y el diálogo se abran
paso para el entendimiento en todos
los ámbitos sociales; motivar
y formar para el ejercicio de una
ciudadanía empoderada, capaz
no solo de levantar la voz, sino de
actuar para incidir positivamente
en la propia realidad y, al mismo
tiempo, identificar, potenciar y articular
los esfuerzos que desde la
sociedad civil y desde la institucionalidad
se realizan en pro de una
convivencia pacífica, nació en el
año 2013, Educación en desarrollo
y paz para jóvenes vulnerables
a la violencia urbana, un proceso
con el que el Secretariado Nacional
de Pastoral Social (SNPS), Caritas
Colombia y la Fundación Instituto
para la Construcción de la Paz –
FICONPAZ, buscamos la transformación
de las relaciones entre los
colombianos para que sean fraternas
y no excluyentes.
La esencia es el reconocimiento,
animación, cualificación y vinculación
entre las iniciativas con las
que cientos de jóvenes de Bogotá
y Medellín, con el arte, la música
y su capacidad de interesarse por
ir al fondo de los temas, nos están
planteando horizontes de verdadera
reconciliación. Así mismo,
impactar en las políticas públicas
que atañen a la juventud, pues no
basta con tener programas gubernamentales
orientados a ella, sino
que es fundamental que tengan un
enfoque de juventud claro y pertinente,
algo radicalmente distinto.
En un primer momento, realizamos
una doble tarea que nos permitió
sentar las bases: realizamos
una búsqueda en las dos ciudades
mencionadas, de los líderes y
las experiencias juveniles locales
(movimientos, grupos, colectivos,
etc.) existentes en zonas caracterizadas
por situaciones de violencia
urbana, y analizamos las políticas
públicas nacionales, departamentales
y municipales, para comprender
cómo estas integran las necesidades,
posiciones y apuestas
juveniles.
A partir del diagnóstico, comenzamos
con una estrategia de formación
que hace énfasis en un
enfoque diferencial de género,
ambiental y de derechos humanos.
Ello ha permitido que muchos
de los jóvenes que hacen parte de
los grupos identificados, se reconozcan
como sujetos de derechos
y desarrollen capacidades para su
autoprotección frente a formas
de violencia, abuso y explotación.
Así mismo, que construyan desde
la práctica, conocimientos, habilidades
y valores para apropiarse
de las políticas y los escenarios de
participación ciudadana.
Dicha estrategia también ha
apuntado a fortalecer las capacidades
para la resolución pacífica
de los conflictos, apoyar el emprendimiento
social liderado por
los grupos juveniles, fortificar la
organización juvenil, brindar formación
universitaria a jóvenes
con pocas posibilidades de acceder
a la educación superior, autogestionar
acciones afirmativas de
paz en las propias comunidades e
iniciativas locales de paz multinivel
que inciden de forma más amplia
en cada ciudad, y crear una
red que permita enlazar y coordinar
los esfuerzos juveniles, en
coordinación con entidades públicas
y privadas y en concordancia
con las políticas públicas de
participación ciudadana.
Eso nos ha llevado a consolidar
el movimiento interurbano
JAFET, Jóvenes Animadores con
una Fe Transformadora, escenario
de encuentro para los grupos
de Pastoral Juvenil de Bogotá y
Medellín, y otros grupos juveniles
de ambas ciudades, que encamina
5
hacia un mismo objetivo las ideas y
acciones de reconciliación ante un
eventual postconflicto.
Así, tras entender la situación de
los jóvenes, vislumbrar sus ventanas
de oportunidades, formarlos
integralmente para puedan tener
una mayor y mejor participación
en la vida de sus municipalidades,
brindarles herramientas que se requieren
para lograr una verdadera
incidencia en su entorno, y establecer
puntos de encuentro con
entidades como Colombia Joven,
los Consejos Locales de Juventud
y otros organismos departamentales
y municipales, estamos consiguiendo
que las y los participantes
se sientan ciudadanos y ciudadanas,
expandan todas sus potencialidades
para conducir a su felicidad
y a su pleno desarrollo, y pongan
al servicio de la sociedad y de sí
mismos sus experiencias, inquietudes
y creatividad.
No ha sido un proceso fácil por las
limitaciones socioeconómicas de
gran parte de estos jóvenes, con
frecuencia en situación de pobreza
extrema, porque en sus entornos
cercanos no siempre se ha asumido
la posibilidad de un diálogo
desde la perspectiva ciudadana, y
porque aún estamos aprendiendo
la ruta de acceso a la institucionalidad.
No obstante, ha sido un proyecto
valioso, con una importante
perspectiva de futuro, en el que
será necesario fortalecer lo hecho,
recurrir a las lecciones aprendidas
y ampliar la cobertura para contactar
jóvenes en todos los rincones
del país y de todos los niveles.
Nuestros agradecimientos a
Cáritas Noruega por comprender
que en la salida al conflicto armado
de Colombia, es clave identificar
nuevos conflictos y nuevas amenazas,
y apoyar la formación de
nuestros jóvenes para prevenir y
afrontar los riesgos; a Unicef, por
orientarnos en el enfoque de derechos
humanos que ha enriquecido
notablemente el proceso; a las diócesis
y parroquias, por brindarnos
la posibilidad de establecer contactos
con los sectores juveniles con
los que hemos podido avanzar,
abanderar una labor integral del
trabajo juvenil, y acompañar desde
la espiritualidad lo hecho, y a los líderes
y las organizaciones de base
juveniles, razón, fuerza y motor de
este proceso.
Porque apostando por una juventud
transformadora, con sentido
ciudadano, es posible construir
paz y afrontar futuros conflictos.
6
Tú, joven, ¿ya encontraste la motivación?
Por Eliana Valentina Peña Chacón
Animadora del Movimiento Michel - Bogotá
Un día, me encontraba facilitando un taller de
danza y exploración para niños y niñas de mi
barrio. Aunque muchos de ellos no sabían
muy bien qué hacer, lo disfrutaban, se divertían, pero
noté con sorpresa que uno de ellos se encontraba
sentado, mirándolos a todos, y dijo: “Yo sé que no
puedo bailar”. Acomodándome a su altura, lo tomé
de la mano y le dije: “Intentémoslo”. Se levantó de
inmediato y danzó. Al final, él se quedó, me volvió a
mirar y, con esos ojos tristes pero con una sonrisa, me
dijo: “Gracias, sí pude” ¿Qué más pedirle a la vida que
ver un niño sonriente al haber experimentado con su
cuerpo las maravillas del arte?
El arte es eso: es un lenguaje de vida, un lugar,
un espacio y un momento, una experiencia y un
instrumento ¿Para qué? para que igual que este niño
podamos ser felices. En ese momento en el que nos
damos cuenta que es necesario un diálogo, aparece el
arte, no solo por llamar la atención, sino porque es el
paso para reflexionar, generar preguntas y protestar;
para decir de la manera más viva, que es tiempo de
transformar esta Colombia violenta, en una donde los
jóvenes seamos actores y creadores de la paz.
Y así entiendo que el sentido
de la vida se encuentra
cuando te conectas
con el otro, cuando se es
capaz de sentir que entre
las diferencias hay un
mensaje para compartir.
Es necesario entender
que como sociedad debemos recordar nuestra historia
y reconocer la realidad doliente y desesperanzada,
volver a lo que nos hizo caer. Ese es el escenario
del arte, el punto de encuentro para entender la vida
de cada persona y sanar, para escuchar e interpretar
cada manifestación como la raíz de pueblos mejores
y, por fin, olvidar la indiferencia que es la causa de
tanto mal.
Estoy convencida de que el rapero, el teatrero del barrio,
el malabarista del parque, el de la música rock,
no se toman a la ligera la vida. Sé que pasan horas escribiendo
la ruta para que alguien escuche el mensaje,
luchando para que un niño utilice su tiempo libre
en algo más que en droga, y sé que estos apasionados
creen en la paz porque a pesar de la violencia,
están hablando, y la comunidad habla de ellos y han
reivindicado la historia y la visión que tienen de la
juventud local. Cada año surge una propuesta creativa
y colectiva que me motiva a estar presente en
la escena multicultural. Más danza, poesía y teatro
aportan a esta visión de la población que comparte
en armonía, que restituye a todos en la sociedad. Y
es que ser joven artista es ver la vida de mil maneras
y construir, porque lo único que nos hará libres es
soñar, y es más sencillo hacerlo cuando tu arma es la
guitarra, tu cuerpo y el pincel.
7
Los jóvenes sí transformamos
Por Daniel Ocampo
Pastoral Juvenil El Encuentro, Medellín
Hola, soy Daniel Ocampo o “Coco” para todo el mundo. Llevo siete
años acompañando la Pastoral Juvenil El Encuentro en el barrio
El Salvador de Medellín. También soy voluntario en la Pastoral
Juvenil de mi arquidiócesis, y en uno de sus encuentros, JAFET llegó a mi
vida. Nos presentaron la propuesta para aportar y aprender más sobre
este asunto de la paz, y como quien dice: ¡A trabajar señores!, decidimos
en el grupo articularnos y participar en este proceso.
Una de las razones que me motivó a integrarme al Movimiento de Jóvenes
Animadores con una Fe Transformadora, fue el escuchar –hasta a los mismos
jóvenes– que no participamos en asuntos de ciudad, que no nos importa
lo que pasa en ella, que somos unos perezosos o interesados, y
muchas cosas más. Si algo me ha enseñado este tiempo que llevo en mi
proceso, es que sí hay muchachos que se sueñan con una ciudad distinta,
con una ciudad que les permita transformar la realidad.
En el caso concreto de los grupos juveniles parroquiales, los mismos
integrantes me han mostrado que de la mano de Dios se puede
transformar la vida, y que al tenerle las puertas abiertas y conocerlo,
quienes quizá estén por algún camino equivocado, pueden vivir con
plenitud sus proyectos de vida y seguir siendo igual de felices.
Por nuestro grupo juvenil han pasado
muchos compañeros que hoy
dicen que gracias a vivir esta experiencia,
han repensado su vida y
han tomado la decisión de vivir esta
etapa con esperanza, a pesar de las
distintas situaciones que se pueden
encontrar en las calles. También
han pasado otros que le apuestan
a la sana convivencia y a vivir por
la realización de sus sueños. Eso
demuestra que vale la pena seguir
construyendo caminos de la mano
de Dios por nuestra juventud.
Los jóvenes sí tenemos el poder
de cambiar nuestra ciudad y, por
qué no, el país y el mundo entero.
Tenemos la energía y tenemos las
ideas para hacer de los espacios
donde vivimos, espacios mejores.
Dios nos da la oportunidad de reunirnos
en nuestros grupos y pensarnos
como personas distintas. Él
nos da el poder de mejorar lo que
queramos. La fe vivida en comunidad
ya ha transformado nuestras
vidas, y si ya lo hizo con nosotros,
¿por qué no contribuir a cambiar la
de los demás?
8
Luz Amanda Góez, líder juvenil de Medellín
Una gestora de paz con gran sentido de la participación
Por Gloria Londoño Monroy
Tiene casi 18 años. Parece tímida,
pero habla con propiedad
sobre las problemáticas de barrio;
de conflictos, acompañamiento,
dignidad, participación, convivencia,
compromiso, futuro…
Hace cuatro años, entró al grupo juvenil
Dejando Huellas de la parroquia
Nuestra Señora de la Sabiduría –barrio
Manrique La Cruz, al nororiente
de Medellín–, y hace seis meses fue
nombrada como su coordinadora.
Desde allí, ha descubierto que incluso
entre amigos se pueden presentar
situaciones de conflicto, por lo que
considera que la paz debe construirse
en y desde el propio entorno.
Ella dice que el grupo le ha dado muchas
oportunidades, como aprender
de las personas en situación de discapacidad
–uno de sus compañeros, el
anterior coordinador, tiene reducida
su movilidad–, comprender la importancia
del respeto por la diversidad
–que destaca de su grupo–, y reconocer
que con acciones sencillas, es
posible cambiar la violencia que sigue
existiendo en su territorio, “debajo
de la mesa”, en la vida cotidiana, “por
poca cosa”.
Y es que Luz Amanda sabe que es
gestora de paz. Por eso no dudó en
aceptar que la pusieran en contacto
con Acción Católica de Jóvenes y
Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis,
para recibir formación como animadora
y participar en sus actividades, y en
vincularse al Movimiento de Jóvenes
con una Fe Transformadora, JAFET:
“me invitaron a que fuera del Equipo
Base. Comencé a ir a los encuentros
con coordinadores de otros grupos,
y nos empezaron a hacer acompañamientos;
a enseñar a fortalecer el grupo,
a cómo hacernos visibles, a identificar
las problemáticas del barrio,
recorriéndolo y viendo lo que pasa”.
Para ella JAFET también ha significado
“quitar el miedo de creer que
nuestro barrio es el peor. También
ver los problemas de los otros, más
allá de los propios” y, sobre todo,
entender la importancia de la participación.
Por eso le encanta asistir a sitios
donde se reúnen centenares de
jóvenes para trabajar por la misma
causa: “le dan a uno ganas de estar
en todo.”
Hoy, Luz Amanda adelanta su formación
técnica como Auxiliar Veterinario
con el apoyo del Movimiento JAFET
y hace parte activa de este, porque
para ella tener una fe transformadora
“es aprender que por poquito que
sea lo que yo estoy haciendo, y así no
vaya a cambiar la realidad de todos
los jóvenes, puedo cambiar así sea la
de uno solo”.
9
Jorge Luis Velásquez Muñoz, líder juvenil de Bogotá
Un joven que, con sus zancos, le camina a la paz
Por Gloria Londoño Monroy
Si alguien cree que la juventud es indiferente ante problemáticas sociales, que
solo se preocupa por divertirse, que su rebeldía no tiene causa y que no
es capaz de plantearse un proyecto de vida, es porque no ha conocido
a Jorge Luis.
Tiene 20 años y vive con su madre, dos hermanas y un hermano en San Luis,
un barrio con condiciones complejas al oriente de Bogotá, vía a La Calera.
Hace cuatro años, se unió al programa Un Oasis en la Montaña, donde
aprendió a montar zancos; un arte que más tarde con unos amigos y
amigas, impulsaría con una iniciativa que llamaron Clan Sinergia, “porque
unimos fuerzas para cumplir una meta”.
Hoy, él y su primo son quienes coordinan el clan, donde los jóvenes encuentran
en prácticas circenses una forma de darle sentido al tiempo libre y de conectarse
para alcanzar objetivos comunes: “ayudamos a caminar, porque montar en zancos
es como volver a caminar… Tenemos puntos de vista y pensamientos distintos, pero
todos hablamos. Y les decimos ‘si usted estudia, sale adelante. Si tiene problemas, yo
le colaboro, pero no deje de estudiar’, y le buscamos ayuda, por ejemplo con FICONPAZ”.
Y es que Jorge pensó que nunca podría cursar estudios superiores, pero hoy, gracias al
Movimiento de Jóvenes con una Fe Transformadora - JAFET, estudia una técnica en administración
de restaurantes y cocina porque “como hombre, no me gustaría que una mujer me dijera
que no sirvo para nada; mejor, si llega cansada, atenderla con un plato rico y ganar puntos.”
Llegó a JAFET por medio del programa. Su coordinador les explicó que desde la Iglesia católica,
se buscaba comprometer a los jóvenes como constructores de paz. Y él, que se considera poco
religioso, pero que respeta las creencias de los demás porque “no me gustaría que se burlaran
de mis cosas”, aceptó participar: “es que cuando estaba pequeño todo era como feo, y
no quisiera que siguiera pasando eso. Y si yo le comento a un amigo y él se une conmigo, y
él lleva a otro amigo y así, vamos a tener un pensamiento distinto y podemos unir fuerzas
para un propósito.”
Por eso a medida que se habla con él, se desvirtúan los prejuicios, porque con sus
palabras, ideas y acciones, construye pequeñas y grandes transformaciones por la
convivencia y la paz.
10
La Roca, un grupo fuerte y unido
que construye paz
Por Gloria Londoño Monroy
Un segmento importante en JAFET, son los grupos
parroquiales a los que se les brinda formación
y acompañamiento para que sus participantes
se planteen sus proyectos de vida y, en
conjunto, resignifiquen el papel de sus agrupaciones,
salgan de los templos, y cambien el encuentro social
por la acción social.
En Medellín, uno de ellos se llama La Roca y reúne a
casi 40 jóvenes de la parroquia San Juan Crisóstomo,
en el barrio Efe Gómez de la comuna Doce de Octubre,
al noroccidente; una de las zonas más densamente habitadas
y afectadas por la violencia en la ciudad.
Valentina Aguirre, Vanesa Vargas y Jonathan Aguirre
son los coordinadores, y se encargan de que así como
la roca sobre la que Jesús le dijo a Pedro que edificaría
su iglesia, su grupo sea compacto y el fundamento de
la juventud de su barrio. Por eso el lema que impulsan:
La Roca, fuerte y unida como Dios a mi vida.
Jonathan es el integrante más antiguo. Comenzó
cuando hizo la Primera Comunión, hace casi 10 años
(aunque el grupo tiene muchos años más, tanto que
los padres de algunos pasaron por él). Considera que
ha sido significativo porque cuando empezó se estaba
“perdiendo en las esquinas”, como él afirma, mientras
que en la actualidad tiene motivaciones para cumplir
sus sueños. Además, porque ha encontrado en la fe en
Dios, una fuerza para transformar su entorno con las
acciones que realizan con la parroquia, como cuando
lideran la Pascua Infantil o Juvenil; recogen útiles escolares
para quienes lo necesitan, o acompañan con
cariño a algún anciano que cuenta una y otra vez la
misma historia.
11
Por su parte, Valentina lleva cuatro años, y Vanesa
dos, y para ambas el grupo tiene grandes proyectos
que han podido delimitar y planear mejor, gracias
a lo aprendido en JAFET, como cuando participaron
en una actividad con los coordinadores de otros grupos:
“esa fue la mejor experiencia para crecer en la fe,
como personas u sanar heridas. Porque cuando uno
está fuerte, puede ayudar a otros y generar un mayor
impacto. Además, si uno flaquea, no puede hablar
desde la experiencia de vida. Por eso hay que articular
los aprendizajes que vamos adquiriendo, irlos proyectando,
porque si no, nos come vivo este mundo y este
barrio”, opina Vanesa.
Por eso mismo, están repensando el plan que tenían
hasta hace poco de estructurarse en cuatro comités
separados: uno formativo, para aprender a hacer artesanías
para conseguir recursos; uno de proyección a la
comunidad, de trabajo con los demás; uno espiritual,
para sentirse más cerca de Dios, y otro de fortalecimiento
del grupo, para un mejor trabajo en equipo.
Ahora comprenden que necesitan trabajar de manera
colaborativa desde esos frentes, y sobre todo, que
es esencial comprender primero su contexto antes
de pensar en las actividades: “conocer las esquinas y
los espacios del barrio donde hay problemas latentes
o que hemos naturalizado”, comenta Vanesa. Así,
con técnicas como la cartografía social, saben que
la drogadicción, la prostitución, el alcoholismo,
la depresión y la delincuencia, son los principales
problemas de los jóvenes, y conciben diversas
estrategias para afrontarlos. Eso sí, cultivándose
ellos mismos desde su interior, identificando posibles
aliados y, sobre todo, conociéndose y vinculándose
entre sí.
De esa forma piensa Juan Camilo Morales, quien había
dejado el grupo para irse al servicio militar, pero volvió
porque “es otra especie de familia y un espacio para
conocer a otras personas y crecer espiritualmente”. Y
Jhonny Alexander Osorio, para quien el grupo le permite
a los jóvenes “salir del hueco” al no sentirse solos.
Los testimonios de sus otros compañeros no son distintos,
pues algunos opinan que en esa amistad y compañerismo,
encuentran no el camino, porque este lo
elige cada persona, sino un nuevo enfoque de vida,
una pequeña semilla para que más adelante, recojan
bastantes frutos.
De ahí el gran compromiso con ellos mismos y con
JAFET. Por ello, participaron activamente en la
iniciativa con otros grupos, en el Cementerio Universal,
para recordar a quienes reposan allí sin identificar, y
organizaron una acción afirmativa que llamaron Joven
actúa, tu mañana es hoy.
Se trató de una actividad en la calle de la parroquia,
donde había varias ‘bases’ dirigidas a niños, jóvenes o
adultos, en las que con diferentes dinámicas, animadas
por ellos mismos, propiciaban una reflexión sobre
los principales problemas identificados, e invitaban a
hallar otras alternativas de vida.
Por eso realizaron juegos con disfraces para que los
niños proyectaran sus sueños; otros para que los jóvenes
cayeran en la cuenta de que cuando se etiqueta a
alguien por su apariencia, se causa depresión y discriminación;
charlas para padres y otros ejercicios para
analizar temas como la drogadicción y el aborto.
Este grupo es pues, un ejemplo para otros, porque demuestra
que la juventud, como una roca fuerte, puede
cimentar un futuro en paz.
12
Colectivo Sin Fronteras, jóvenes que
superan límites por un mañana mejor
Por Gloria Londoño Monroy
Dentro de las iniciativas juveniles que contribuyen
a prevenir o a afrontar la violencia, llama
la atención una de Bogotá porque es liderada
desde el 2005 por jóvenes que comenzaron en ella
desde su adolescencia, ha persistido en el tiempo
pese a los obstáculos y se ha extendido
a varias poblaciones del país.
Además, porque se ha pensado desde
varias dimensiones: la formación
de formadores, a la par de la de nuevas
generaciones, y la vinculación
con diversas organizaciones para
aprender de otros modos de pensar
y proceder. Se trata de Fronteras sin
fronteras, derechos sin fronteras.
Camilo Bohórquez es, a sus 22 años,
estudiante de Psicología, coordinador del Colectivo y
uno de sus más fervientes impulsadores. Cuenta que
“a partir de JAFET hemos
visto la importancia de
cultivarse internamente
y diariamente, y eso va
mucho con nuestros
lineamientos porque
no importa en qué cree
usted...”
todo comenzó como un proyecto de aula planteado
por el docente Alfredo Centeno, en el Centro Educativo
Distrital Clemencia Holguín de Urdaneta del barrio
Quiroga, con el objetivo de propiciar una reflexión
sobre la convivencia y la sexualidad. Que años más
tarde, cuando estaba en décimo, el
profesor tuvo la intención de acabarlo,
y que él y un compañero llamado
Ronald, decidieron transformarlo
en un programa, con el apoyo de su
maestro, para ellos mismos contribuir
a que sus compañeros y compañeras
fueran “nuevos hombres y nuevas
mujeres con otras formas de pensarse
la vida.”
Empezaron, entonces, con la conformación
de un grupo de 90 estudiantes voluntarios y
con la búsqueda de aliados para fortalecerse. Así, recibieron
formación y acompañamiento en temas de
equidad de género y de relacionamiento con los demás
por parte del Colectivo Hombres y Masculinidades
y de las Escuelas del Perdón y la Reconciliación. Eso los
hizo replantearse su propia vida y también repensar
cómo estaban abordando los asuntos de su interés
para impulsar una formación integral, bajo un enfoque
de género.
Fue, entonces, cuando empezaron “las primeras rayadas
de cabeza”, como hacer marchas, plantones,
talleres de abrazos o de comunicación asertiva, y
otras actividades artísticas, lúdicas y vivenciales que
socializaban con pedagogos y psicólogos, y que buscaban
que los aprendizajes fueran profundos porque
“no se llevaban en un cuaderno, sino puestos encima,
pensándolos, porque se viven”, recuerda. De
13
esta forma trataban de entender los significados
y las manifestaciones culturales
y personales de la masculinidad y la feminidad;
identificar cómo ello influye en sus
entornos cercanos, como la familia o la escuela;
rehacer los conceptos a partir de los
valores, y sobre todo, de cambiar actitudes
y acciones cotidianas que connotan pensamientos
machistas o que hacen de la mujer
un objeto.
No obstante, llegó el rechazo de algunos
docentes y directivos que no comprendieron
inicialmente la propuesta, lo que hizo
que el grupo se redujera a 30 miembros
que, poco a poco, consolidaron un grupo
base capaz no solo de defender su espacio
en la institución, sino de traspasar las fronteras
para llevar su iniciativa a otros establecimientos
educativos de la capital e, incluso,
a otros grupos de Cartagena, Bucaramanga y
la región de los Montes de María, entre otros lugares,
gracias a los lazos con algunos colectivos y con
entidades como Casitas Bíblicas y FICONPAZ.
Hoy la base, el Colectivo Sin Fronteras. Siguen funcionando
en el mismo centro educativo, pero está conformada
no solo por egresados, sino también por chicos
y chicas que estudiaron en instituciones cercanas.
Desde allí forman a 20 estudiantes como formadores
y coordinan las labores con otros grupos.
En el equipo está Héctor Barbosa, de 17 años, quien
entró hace dos años. Estudia una técnica y aspira a
ser Trabajador Social; por ello, aprende las estrategias
para acompañar a niños, jóvenes, padres de familia o
docentes, entre otras posibilidades, porque cree que
lo que hacen produce transformaciones positivas en
la vida propia y en la sociedad: “fui participe de conductas
violentas con otros chicos y poder transformar
esa ideología que tenía, que yo no podía mirar
a un ‘man’ porque ya nos íbamos a golpes, me gustó.
Conocí otros otros puntos de vista y los empecé
a confrontar con los míos… se crean lazos de respeto
para llevar una vida mejor.”
Para ambos, la paz debe ejercerse desde el interior de
cada persona, conviviendo y encontrando la tranquilidad
consigo misma, para desde ahí externalizarla. Por
eso insisten en la importancia de autorreconocerse
y de autocuidarse, para desmontar mitos, como que
los hombres no pueden manifestar sus sentimientos,
cambiar lenguajes y expresiones que agreguen, y
aprender tanto a exponer las ideas y pensamientos,
como a escuchar a los demás.
Este es uno de los grupos vinculados a JAFET, movimiento
que les ha enseñado, a “no estigmatizar, a
ser adaptativos y a que al tener fe en lo que sea, se
pueden construir las cosas, “y no se pierden ni la
identidad ni los esfuerzos”. Así mismo, dice Camilo,
a partir de él han vislumbrado “la importancia de
cultivarse interna y diariamente, y eso va mucho con
nuestros lineamientos. Porque no importa en qué cree
usted. Simplemente si quiere trabajar construyendo
sociedad y hacer algo diferente con la juventud, pues
hágale, métase y trabajemos…”
14
Yo Soy JAFET
Para mí, JAFET es un apoyo, me ha ayudado a cumplir mis sueños,
como el de ingresar a la universidad. Mi grupo se ha fortalecido, nos han
sembrado una semilla de paz y reconciliación que crece como un árbol y
va a dar frutos a nuestra comunidad, creemos en el cambio. Gracias JAFET por
sembrar esa semilla en la tierra de nuestro corazón.
Andrés Felipe Aguilar
Fundación Semillito, Bogotá
JAFET ha generado un cambio en mi vida porque antes no creía en lo que
me decían y cuál era el camino por el cual debía coger y gracias a Dios
hoy puedo dar testimonio de vida y cambio porque JAFET es eso todo
un cambio en nuestras vidas y apoyo a aquellos jóvenes del país
que tanto lo necesitamos.
Santiago Oliveros
Grupo Juvenil Dejando Huellas, Medellín
JAFET ha significado algo especial en mi vida porque me he formado,
he crecido personalmente y he aprendido a formar a otros, lo cual es
bastante valioso. A través de las actividades he desarrollado una visión
crítica sobre mi entorno. A nivel de grupo, hemos podido mejorar y fortalecernos
mucho. Gracias a JAFET hemos vivido experiencias inolvidables.
Germán Bernal
Movimiento Michel, Bogotá
Yo soy JAFET porque creo en lo jóvenes de mi barrio, creo en el
cambio y estoy convencida de que querer es poder si actuamos.
Vanessa Vargas
Grupo Juvenil La Roca, Medellín
Para mí, JAFET ha significado un cambio. Me ha enseñado a mirar más allá de lo que el mundo nos ofrece, a
creer en el amor y que con él es posible cambiar muchas cosas que pasan y que son duras de afrontar.
También me ha demostrado que realmente somos más los jóvenes que queremos hacer nuevos cambios, no
somos los jóvenes que todo el mundo piensa, sino jóvenes que creemos en la paz y en el amor.
Al Movimiento Michel, JAFET le ha demostrado que realmente se marcan algunas vidas y que es posible la
transformación, no sólo de nuestro exterior sino del interior. Ahora me doy cuenta que somos más los jóvenes que
luchamos cada día para que el cambio de nuestra realidad sea posible.
Laura Ximena Cardenal
Movimiento Michel, Bogotá
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Fuerza!!! JAFET ha dejado en mí huellas de apoyo y de colaboración
hacia los demás, para alegrar mi vida y la de los demás, así que gracias a
JAFET.
Eduar García
Grupo Juvenil Juventud Viva, Medellín
JAFET ha aportado a mi hija y a mi familia un ambiente más sano, con
ideas transformadoras para nuestro diario vivir. Somos un núcleo
familiar seguro que la base de todo buen proceder y de la paz, es el
amor.
Nidia Liliana Mateus
Fundación Artsuma, Bogotá
JAFET en mi vida ha significado una oportunidad, un camino. A través de este proceso he crecido
como persona, como compañero, como líder. Es un aprendizaje constante donde he encontrado
muchas respuestas a los interrogantes que llevo conmigo acerca de la vida y de la fe. Participar de este
Movimiento ha sido genial, esperanzador y muy gratificante para mi vida. He adoptado muchas de las
estrategias, actividades, trucos y mecanismos que no conocía y que al ponerlos en práctica funcionan y es
muy satisfactorio sentir y ver la recompensa en mí mismo y en lo que causa a los demás y con quienes los
comparto. JAFET me ha brindado formas y senderos por los cuales muchos jóvenes caminan pero escoger por
cuál es decisión de cada uno. Con JAFET he conocido a muchos otros jóvenes con historias de vida distintas a la
mía y me he llevado cosas muy valiosas de cada uno y espero haberles aportado a cada uno de ellos algo de mí.
Cada encuentro es una experiencia nueva y toda una aventura. Cada lugar, cada tema, las diferentes actividades... Es
muy bacano vivir estas experiencias.
Henderson Anaya
Grupo Juvenil Saeta, Medellín
Para mí, JAFET ha significado la transformación de mi estilo de vida, de
mi pensamiento y una oportunidad de vida no solo para mí sino para
muchos jóvenes más.
Néstor Andrés Garnica
Apostolado Juvenil Shaddai, Bogotá
Yo soy JAFET porque soy Animadora de una grupo que le apuesta a otra
realidad.
Katalina Peña
Movimiento Michel, Medellín
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JAFET: Herederos de la guerra,
pero constructores de paz
Por Johanna Bojacá Silva
FICONPAZ
Estamos a punto de dar un
paso fundamental e histórico,
que a su vez se constituye
en una gran oportunidad para
sanar y reconstruir nuestro país:
después de más de 50 años de
guerra, Colombia se prepara para
firmar un acuerdo de paz con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia - Ejército del Pueblo
(FARC - EP). La implementación del
posacuerdo traerá consigo múltiples
retos de orden social, político
y económico para la sociedad colombiana,
especialmente en la elaboración
de políticas públicas que
faciliten el empoderamiento y la
organización de las comunidades
en el nuevo contexto.
Además, se han de promover el
restablecimiento de la confianza
en el otro y la transformación de
los conflictos y las relaciones en todos
los niveles, y para ello, la juventud
jugará un papel fundamental,
pues está surgiendo una generación
constructora de paz y reconciliación.
En esto, el Movimiento de
Jóvenes Animadores con una Fe
Transformadora - JAFET se constituye
en una plataforma para que
sean quienes propongan, interactúen
y se movilicen frente al cambio
estructural que se avecina,
brindándoles herramientas y generando
espacios de participación
para que se posicionen como verdaderos
agentes de cambio en sus
comunidades.
Niñas, niños y jóvenes han sido
por décadas quienes más consecuencias
han sufrido con la
guerra. El reclutamiento forzado,
el abuso sexual y la vulneración de
sus derechos, entre otras, son las
mayores afectaciones que han vivido
y que han dejado profundas
secuelas. Una gran parte no cuenta
con oportunidades de estudio y
de empleo dignas y, al no encontrar
más alternativas, algunos se
ven en la obligación de vincularse
a grupos organizados al margen
de la ley.
Es por esto que con la implementación
de los acuerdos, surgen objetivos
que como sociedad debemos
asumir, entre los cuales está el establecimiento
de redes y alianzas
entre la comunidad, las organizaciones
de base, las instituciones
gubernamentales y no gubernamentales
y el Estado, para construir
políticas públicas que den
respuesta a las particularidades y
necesidades de cada territorio y,
en especial, a las de la niñez y la
juventud.
Sumado a esto, una de las metas
más importantes, será entablar
nuevas formas de relación que permitan
restablecer la confianza en
las otras personas, ver en el otro un
igual con dignidad, con necesidad
de ser incluido, de ser perdonado
y de ser acompañado en su proceso
de volver a la sociedad. Es aquí
17
donde el perdón y la reconciliación
se convierten en elementos fundamentales
para la reconstrucción
del tejido social, de las relaciones,
de las dinámicas y de las apuestas
por un país verdaderamente reconciliado
y en paz. Mientras no logremos
satisfacer de la mejor manera
los derechos fundamentales,
no habremos construido Paz.
Y aunque los jóvenes de la
Colombia de hoy son herederos
de la guerra y de las consecuencias
que de ella se han desprendido,
con esperanza han decidido
darse el tiempo para reconocer
su historia, entender el conflicto
y asumir el desafío de dar respuesta
a las problemáticas que se
generarán a partir de la firma del
acuerdo. Sin ellos, el proceso del
posacuerdo no será posible; por
esto se les debe tener en cuenta
y hacerlos partícipes de los espacios
de diálogo y decisión en torno
a este tema y a la restitución
de sus derechos como base fundamental
de inclusión y equidad.
Cabe resaltar que en los últimos
años, los jóvenes se han venido
constituyendo en un grupo poblacional
determinante, en una fuerza
importante y necesaria para la
transformación social que requiere
el nuevo país, convirtiéndose
en los protagonistas y gestores de
cambios sociales que han asumido
la responsabilidad de ser portadores
de paz y reconciliación, dejando
atrás los imaginarios que por
muchos años la sociedad ha tenido
en torno a ellos.
Es precisamente en esa dinámica,
que surge JAFET, constituido por
chicos y chicas de sectores vulnerables
de Bogotá y Medellín, que de
forma directa o indirecta han sido
víctimas de la guerra en Colombia,
pero que decidieron poner la cara
al conflicto y comprometerse con
la transformación de su país a pesar
de los escasos recursos con los
que cuentan para ello.
Lo valioso de JAFET es la diversidad,
pues confluyen formas y visiones
distintas, pero que le apuntan
a lo mismo: a la construcción de
una paz para todos. El Movimiento
también es una plataforma que
brinda herramientas y genera espacios
de participación donde, a
partir de la lectura crítica de los
contextos, los jóvenes proponen
alternativas para las diferentes
problemáticas identificadas en sus
comunidades. Se constituye, entonces,
en el motor articulador de
iniciativas y acciones de paz y reconciliación
entorno a la juventud.
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Violencia Juvenil en contextos urbanos,
una problemática que urge atender
Por Mario Andrés Pineda Vivas
Investigador, Observatorio de realidad social- Secretariado Nacional de Pastoral Social- SNPS
Mientras que algunos indicadores de violencia
asociados al conflicto armado, como el secuestro,
atentados contra la infraestructura
física y ataques terroristas, han venido disminuyendo
significativamente en los últimos años, los indicadores
asociados a la violencia urbana, como el hurto y
las agresiones físicas, no muestran el mismo comportamiento
y en algunos casos han aumentado. Así mismo,
es de notar en el incremento en las tasas de criminalidad
urbana, la participación de población juvenil.
“La violencia juvenil es, después de la pobreza, el problema
que más afecta la calidad de vida de los jóvenes
en Colombia”. Esta es una de las principales conclusiones
a las que llega el estudio titulado “Violencia Juvenil
en Contextos Urbanos” realizado por el Secretariado
Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana, la
Fundación Instituto para la Construcción de Paz
-FICONPAZ- y el Centro de Recursos para el Análisis
de Conflictos -CERAC-.
Dentro de los principales hallazgos de este estudio realizado
en cinco ciudades (Bogotá, Cali, Medellín, Ibagué
y Cartagena), es importante resaltar que la relación de
los jóvenes con la violencia no es de una sola vía, pues
los jóvenes no solo son víctimas directas, sino perpetradores
de ella. Lo anterior se debe principalmente,
a que los jóvenes están siendo instrumentalizados y
considerados como parte importante de las estrategias
para el cometimiento de delitos, por los Grupos
de Violencia Organizada en todos sus niveles (pandillas,
barras bravas, bandas criminales, etc.). Así mismo,
el estudio dejó en evidencia la carencia de efectividad
institucional para responder a esta problemática, la
cual con el pasar del tiempo se agudiza cada vez más.
IBAGUÉ
CARTAGENA
BOGOTÁ
MEDELLÍN
CALI
Niveles de violencia juvenil urbana arrojados
por la investigación
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De las cinco ciudades analizadas, al cruzar el tipo de violencia utilizada (rudimentaria o profesional) con el nivel
de conflictividad (baja, media o alta), Cali ocupó el primer lugar como la ciudad con mayor nivel de profesionalización
y conflictividad, seguido de Medellín, Bogotá, Cartagena e Ibagué, respectivamente. Por otro lado, la investigación
también pudo determinar, que la participación de las mujeres en los Grupos de Violencia Organizada
es cada vez mayor, así como la transformación que está sufriendo la violencia urbana, ya que poco a poco ha
adoptado estrategias y dinámicas propias del conflicto armado interno.
Sin embargo, el panorama no es del todo desalentador, ya que una de las grandes conclusiones que arrojó el
estudio, es el aumento significativo de las acciones de la sociedad civil, las cuales muchas veces logran reducir
la agresión y la violencia, además de librar a los jóvenes de una seria desviación en el curso de sus vidas. Por lo
tanto, no existe una completa indiferencia frente a la violencia juvenil, sino por el contrario, es una problemática
que cada vez despierta un mayor interés en la sociedad colombiana, y por consiguiente en la agenda pública,
dejándonos un futuro bastante esperanzador.
Urge atender esta problemática, porque la violencia juvenil acaba con miles de vidas cada año en Colombia, impone
inmensos costos emocionales a los sobrevivientes, familias y comunidades; los jóvenes que viven en entornos
violentos toman decisiones riesgosas, cortoplacistas; están menos dispuestos a invertir en su bienestar,
el familiar y el comunitario, con consecuente disminución del desarrollo social y productivo.
“La violencia juvenil es, después
de la pobreza, el problema que
más afecta la calidad de vida de los
jóvenes en Colombia”.
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Qué es la violencia juvenil
Toda alteración que sufre una persona cuya edad está entre los 10 y
los 25 años, que afecta su integridad física, psicológica y emocional,
y que altera el curso de su dignidad.
Logros
Permitió identificar y entender:
• Los roles de los jóvenes y los motivos por los que pueden llegar a
ser víctimas o victimarios.
• Los tipos de violencia relacionados con ellos: indiscriminada y
“rudimentaria” o selectiva y profesionalizada.
• Dónde se ubican los focos de violencia juvenil y las características
de esos territorios.
• El nivel de organización de los grupos violentos y las relaciones
entre ellos.
• Los factores de riesgo que afectan a los jóvenes, así como los
factores de protección.
• Las infraestructuras y las iniciativas públicas y civiles de prevención
de violencia juvenil.
• Las diferencias de la violencia juvenil en las grandes ciudades del país.
Quiénes y cuándo
El Centro de Recursos para el Análisis de conflictos CERAC, la
Conferencia Episcopal de Colombia- Secretariado de Pastoral Social
Caritas Colombia y la Fundación Instituto para la Construcción de la
Paz FICONPAZ, realizaron el estudio en 2014.
21
En Bogotá
La criminalidad y la violencia se concentran especialmente
en 6 zonas que tienen 3 factores comunes:
1. Los peores indicadores socioeconómicos.
2. Mercados criminales (provisión ilegal de
servicios de seguridad, narcotráfico, armas,
contrabando, lavado de activos).
3. Problemáticas de violencia juvenil.
Hacen presencia 7 grupos de violencia organizada que
involucran a jóvenes: barras violentas de fútbol, pandillas,
bandas criminales, oficinas de cobro, grupos al
servicio de narcotráfico, grupos de vigilancia barriales
y los llamados Grupos Post Desmovilización de
Paramilitares (GPDP, encargados del tráfico de drogas
y responsables de la mayoría de los homicidios).
En Medellín
Hay, especialmente, 3 grupos
generadores de violencia:
1 Los de delincuencia
común.
2 Los combos.
3 Los de violencia
organizada, que se
centran en el control de
los mercados ilegales y
de las acciones de los dos
grupos anteriores.
La ciudad cuenta con una infraestructura
importante de prevención
de violencia juvenil amplia,
con la participación balanceada
de distintos sectores.
La diferencia entre las dos ciudades
• Los grupos de violencia están mejor estructurados y organizados
en Medellín, debido a las influencias del narcotráfico y el sicariato.
• En Bogotá han estado marcados, especialmente, por las acciones
de las FARC.
• De allí que la manera de desarrollar el proyecto sea
completamente diferente en las dos ciudades, no en cuanto a
temáticas, sino en la forma de abordar la formación.
La investigación completa
Puede consultarse en:
http://www.new.pastoralsocial.org/A%C3%B1o_2016/Notas/Violencia_juvenil/LIBRO_
VIOLENCIA_JUVENIL_FINAL.pdf
22
¿Qué se hace y dónde se empodera
a la Juventud desde el proyecto?
El proyecto Educación en desarrollo y
paz para jóvenes vulnerables a la violencia
urbana, ha tenido diversas etapas
desde su nacimiento. Queremos
resumirlas para presentar un panorama
de lo hecho hasta el momento y describir
algunos logro. Así mismo, ofrecer algunos
mapas donde se aprecian los grupos
y colectivos vinculados al proceso.
2013: Fase I (piloto), por un año,
con 10 grupos de Bogotá
430 jóvenes se reconocieron como
sujetos de derechos, desarrollaron
capacidades para su autoprotección
frente a formas de violencia, abuso,
explotación, incluida su posible vinculación
a grupos armados irregulares
o su uso por parte de ellos.
Se comenzó la investigación Violencia
Juvenil en Contextos Urbanos, por
parte del Secretariado Nacional de
Pastoral Social, Cáritas Colombiana,
la Fundación Instituto para la
Construcción de Paz (FICONPAZ) y
el Centro de Recursos para el Análisis
de conflictos (CERAC).
2014: Fases II de la formación
(extensión por seis meses)
Apuntó a fortalecer las capacidades
de 300 jóvenes que venían participando
del proyecto, mediante la
implementación de una propuesta
educativa para la resolución pacífica
de los conflictos y el desarrollo
de iniciativas de paz multinivel.
Continuaron dos de los grupos de
la segunda fase y se unieron 12 más
en la ciudad de Bogotá.
Se realizaron intercambios de saberes,
tertulias juveniles, conversatorios
llamados “parlas juveniles” y
talleres de cartografía social, recorridos
pedagógicos por los territorios,
reflexión sobre las realidades del propio
entorno.
Cada grupo planificó un proyecto
de acción social o iniciativa de paz,
con acompañamiento. Se brindó
apoyo a las iniciativas.
Se elaboró una matriz DOFA para
analizar los resultados y rediseñar
el programa formativo, con un enfoque
comunitario, con base en las
necesidades detectadas.
Se creó el Movimiento JAFET -
Jóvenes Animadores con una Fe
Transformadora, como plataforma
de encuentro y de acción social
juvenil.
Se dieron a conocer los resultados
de la investigación.
1. Movimiento Itauasuca
2. Clan Sinergia
3. Grupo Juvenil Íkaros
4. Fundación Artsuma
5. Redes Lucero
6. Redes Jerusalén
7. Redes Divino Niño
8. Redes Santo Domingo
9. Redes Santa Margarita
10. Colectivo Sin Fronteras
11. Movimiento Michel
12. Grupo Juvenil Kairos
13. Apostolado Juvenil shaddai
14. Guerreros de Cristo
15. Grupo Juvenil Kerigma
16. Redes Belén
17. Fundación Semillito
18. Centinelas en Cristo
19. Redes Chicó Sur
20. Redes Arroyo
21. Redes Betania
22. Redes Ciudadela Sucre
23. Huellas
24. Participación
23
9. Redes Santa Margarita
Barrio: Domingo Lain
8. Redes Santo Domingo
Barrio: Santo Domingo
7. Redes Divino Niño
Barrio: Divino Niño
6. Redes Jerusalén
Barrio: Jerusalén
5. Redes Lucero
Barrio: Lucero Bajo
4. Fundación Artsuma
Barrio: Caracolí
3. Grupo Juvenil Íkaros
Barrio: Pasquilla
10. Colectivo Sin Fronteras
Barrio: Quiroga
11. Movimiento Michel
Barrio: La Paz
12. Grupo Juvenil Kairos
Barrio: El Oasis
24. Participacción
Soacha, Barrio: El Altico
23. Huellas
Soacha, Barrio: El Altico
22. Redes Ciudadela Sucre
Soacha, Barrio: Ciudadela Sucre
21. Redes Betania
Soacha, Barrio: León XIII
13. Apostolado Juvenil Shaddai
Barrio: Canadá Güira
14. Guerreros de Cristo
Barrio: La Gloria
2. Clan Sinergia
Barrio: San Luis
1. Movimiento Itauasuca
Barrio: San Bernardino
20. Redes Arroyo
Soacha, Barrio: El Arroyo
19. Redes Chicó Sur
Barrio: Chicó Sur
18. Centinelas en Cristo
Barrio: Yomasa
15. Grupo Juvenil Kerigma
Barrio: La Victoria
16. Redes Belén
Barrio: Belén
17. Fundación Semillito
Barrio: Tihuaque
24
2015: Fase III de la formación
(prevista hasta 2017)
Se unió Medellín al proceso.
Se llegó a 924 jóvenes, sobrepasando
la meta de 800 en Bogotá
y Medellín, distribuidos así: 16
grupos en Medellín con 368 jóvenes;
22 grupos en Bogotá, Soacha
y periferia de la ciudad con 556
jóvenes.
2 grupos de Medellín y 11 de Bogotá,
ejecutaron acciones afirmativas de
paz en sus comunidades para la
transformación de una problemática
puntual.
En cada ciudad se desarrolló una
iniciativa local de paz, en lugares
emblemáticos.
Se hizo en Bogotá el Foro-Taller Paz
a lo Bien, con la participación de
380 jóvenes de ambas ciudades.
Mediante un proceso riguroso de
convocatoria, selección, firma de
compromiso y acompañamiento
a familias, 23 jóvenes de ambas
ciudades fueron favorecidos con
un auxilio educativo para acceder
a la educación superior (la meta es
llegar a 50 jóvenes beneficiados).
Y se establecieron importantes
contactos y alianzas con diversas
entidades públicas y privadas.
Hasta el momento, entre los logros
está que los jóvenes en riesgo o víctimas
de la violencia, así como sus familias,
ejercen un rol de liderazgo en la
prevención de la violencia, la construcción
de factores protectores y la paz;
que empiezan a ser reconocidos como
líderes y constructores de paz en sus
comunidades locales y que participan
de actividades para resolver conflictos
sociales.
Así mismo, un resultado significativo
es el haber reconocido y unido a los
grupos y colectivos juveniles que
se ubican en los siguientes mapas,
a JAFET, escenario de encuentro,
discusión e incidencia política en temas
concernientes a los derechos de los y
las jóvenes en contextos de violencia,
reconciliación y postconflicto.
Esperamos, en tiempo que resta,
poder unir a grupos de muchas otras
ciudades de Colombia.
1. Movimiento Michel
2. Movimiento Remar
3. Grupo Juvenil Juventud Viva
4. Grupo Juvenil Shekinah
5. Grupo Juvenil Sobre Roca
6. Grupo Juvenil Dejando Huellas
7. Grupo Juvenil Jesús Aníbal Gómez
8. Grupo Juvenil La Roca
9. Grupo Juvenil JuFra
10. Grupo Juvenil Saeta
11. Grupo Juvenil Casa Hollos
12. Pastoral Juvenil El Encuentro
13. Pastoral Juvenil Shemá
14. Grupo Juvenil Fuerza Viva Juvenil
15. Grupo Juvenil Jesús y sus Amigos
Medellín
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1. Movimiento Michel
Barrio: Santo Domingo Savio II
2. Movimiento Remar
Barrio: Santo Domingo Savio II – La Torre
3. Grupo Juvenil Juventud Viva
Barrio: Santo Domingo Savio
15. Grupo Juvenil Jesús y sus Amigos
Barrio: Ancón, La Estrella
4. Grupo Juvenil Shekinah
Barrio: La Esperanza
14. Grupo Juvenil Fuerza Viva Juvenil
Barrio: San José
13. Pastoral Juvenil Shemá
Barrio: Loreto
5. Grupo Juvenil Sobre Roca
Barrio: Popular
12. Pastoral Juvenil El Encuentro
Barrio: Quintas del Salvador
11. Grupo Juvenil Casa Hollos
Barrio: Moravia
10. Grupo Juvenil Saeta
Barrio: Vereda El Llano, San Cristóbal
6. Grupo Juvenil Dejando Huellas
Barrio: La Cruz
7. Grupo Juvenil Jesús Aníbal Gómez
Barrio: El Chagualo
9. Grupo Juvenil JuFra
Barrio: Pajarito
8. Grupo Juvenil La Roca
Barrio: 12 de Octubre
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Jóvenes siempre vivos
Medellín es una de las ciudades capitales más afectada por el
conflicto en Colombia. Las estadísticas también señalan a
Antioquia como uno de los departamentos que más víctimas
registra en el país.
Conscientes de esta realidad, los Jóvenes Animadores con una Fe
Transformadora de Medellín, escogieron el Cementerio Universal de
la ciudad para reunirse el 16 de diciembre de 2016, en un acto de memoria
por las más de 3.000 personas asesinadas, la mayoría jóvenes
entre los 14 y 18 años, que reposan sin identificar en ese lugar.
Jóvenes Siempre Vivos fue el nombre de esta iniciativa de paz que reunió
el clamor de los casi 400 jóvenes que integran a JAFET en Medellín
y con el que los participantes querían dejar un solo mensaje: “No queremos
más jóvenes asesinados y asesinadas, no queremos más N.Ns.”
Una Liturgia de la Palabra abrió el espacio del memorial. Luego,
realizaron actos simbólicos: atrapasueños en los árboles; un mural
con mensajes de esperanza, paz y reconciliación, y la siembra de un
árbol con la metáfora de que muere la semilla, para que nazca la flor
y resurja la vida.
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Melodías para la paz
La iniciativa de paz desarrollada en Bogotá el 12 de diciembre
de 2016, estuvo impulsada por los Jóvenes Animadores con
una Fe Transformadora de la Fundación Semillito, contando
con el apoyo de integrantes de otros grupos JAFET de la capital.
En la actividad, realizaron intervenciones artísticas en dos espacios
de la ciudad: en el barrio Juan José Rondón de la localidad de
Usme, al sur, y en la emblemática Plaza de Bolívar.
Una de las acciones centrales fue la presentación en vivo de melodías
clásicas, interpretadas por jóvenes de la Fundación Semillito,
con el objetivo de generar un ambiente de paz en estos territorios
que han sido testigos de acciones violentas a lo largo de la historia,
resignificando esos espacios como posibles escenarios para el
arte, el color y la creatividad.
Así mismo, los jóvenes pudieron interactuar con los transeúntes,
para indagar, mediante una encuesta, el imaginario que tienen los
ciudadanos acerca de los jóvenes de Bogotá, y posicionar a JAFET
como una iniciativa de quienes están cambiando el papel del joven
en la sociedad, como generador de ideas y acciones para la paz y
la reconciliación.
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Foro-Taller Paz a lo Bien: políticas públicas
de juventud y participación ciudadana
Por Edna Xiomara Hernández
El Foro - Taller Paz a lo Bien se realizó en Bogotá
el 9 de diciembre de 2015 y contó con la participación
de 380 jóvenes. Fue un escenario de encuentro
para hablar sobre los temas de interés común
entre jóvenes de Bogotá y Medellín, intercambiar
propuestas para liderar acciones de transformación
social y hacer visibles las acciones y los procesos de
construcción de paz y reconciliación que lideran en sus
comunidades.
Se realizaron dos paneles. El primero fue Políticas
Públicas de Juventud y Participación Ciudadana,
orientado por la Dirección del Sistema Nacional de
Juventud - Colombia Joven y la Corporación Viva la
Ciudadanía, las cuales presentaron los espacios de
participación que ofrece el Estado a las y los jóvenes,
las mejores maneras de participar y los beneficios.
Además, invitaron a quienes asistieron a articularse
para incidir de manera significativa en los escenarios
de decisión desde lo público.
El segundo panel visibilizó las experiencias de paz y
reconciliación impulsadas por los grupos de Bogotá
y Medellín que integran el Movimiento de Jóvenes
Animadores con una Fe Transformadoras – JAFET,
y permitió conocer el impacto, los aprendizajes, los
aciertos y las lecciones aprendidas.
Otros espacios de diálogo y participación fueron las mesas
de interés de algunos temas que convocan a jóvenes:
1. Arte y juventud
2. Diálogos de paz
3. Educación y paz
4. Equidad entre hombres y mujeres
5. Juventud y espiritualidad
6. Juventud y TIC
7. Objeción de conciencia
8. Participación ciudadana
9. Pedagogía de la memoria
10. Políticas Públicas de Juventud
La mirada de estos temas con la lente de JAFET, permitió
generar una postura crítica de la realidad con
apuestas creativas e innovadoras, cargadas de esperanza,
alegría, fe y compromiso con el momento actual
del país, en el que las y los jóvenes reciben un
llamado a asumirse como una generación comprometida
con la construcción de la paz, la convivencia y la
reconciliación.