REVISTA PESCA SETIEMBRE 2016
La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información amplia y variada para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera
La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.
Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información amplia y variada para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera
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“TENEMOS QUE DEJAR DE<br />
PENSAR QUE TODO ES<br />
DESECHABLE”<br />
ANA GABRIELA ROJAS<br />
El hijo menor de Jacques Cousteau recibe un premio de<br />
la ONU por su ONG Cousteau Divers, que anima a buceadores<br />
anónimos a medir la temperatura de los océanos<br />
Pierre Yves Cousteau.<br />
“Amé el océano la primera vez que me sumergí. Era el<br />
Caribe. Vi un tiburón y tenía miedo, pero no podía dejar<br />
de mirarlo, es un animal majestuoso. Yo tenía 9 años e<br />
iba de la mano de mi padre”. Su padre era el explorador<br />
de los océanos por excelencia,Jacques Cousteau. Pierre<br />
Yves Cousteau (París, 1982) se considera el número uno<br />
de todos sus admiradores. “Decía que para proteger<br />
algo hay que amarlo. Y para amarlo hay que conocerlo”.<br />
El hijo menor del documentalista se interesó por los orígenes<br />
de la vida en la Tierra. Estudió astrobiología y<br />
trabajó en la Agencia Espacial Europea. “La vida en<br />
nuestro planeta pudo haber surgido en el fondo del<br />
océano: en la reacción que se crea cuando el agua del<br />
mar entra en contacto con el magma”, explica a este<br />
diario tras recibir un reconocimiento en Nairobi, Kenia,<br />
como “ciudadano del mar” del Programa la ONU para el<br />
Medio Ambiente (PNUMA) por su labor en la conservación.<br />
Un día, estando debajo del mar, se le ocurrió que sus<br />
inmersiones, así como las de muchos submarinistas en<br />
el mundo, podrían ser más que recreativas: podrían servir<br />
para hacer un diagnostico de la salud del mar. Creó<br />
una ONG llamada Cousteau Divers, en la que los ciudadanos<br />
hacen ciencia. “Los submarinistas reportan sus<br />
observaciones, suben fotos y vídeos y, con esa información<br />
combinada, hacemos un diagnóstico”, explica tras<br />
una conferencia en la Asamblea de las Naciones Unidas<br />
para el Medio Ambiente (UNEA por sus siglas en inglés).<br />
Su siguiente paso es medir la temperatura del océano.<br />
“Estamos en <strong>2016</strong> y nadie la sabe. Los satélites miden<br />
la temperatura superficial y también hay algunas mediciones<br />
en alta mar, pero la mayor parte de la vida está<br />
en las costas, donde nadie mide la temperatura de manera<br />
constante. Es uno de los parámetros más básicos<br />
que nos ayudar a saber cómo sus cambios afectan la<br />
vida en el mar, la agricultura, las poblaciones de peces y<br />
aves. Esto también podría ayudar a optimizar el uso de<br />
los recursos marinos”. Para ello, también cuenta con el<br />
apoyo de otros submarinistas: en sus computadoras tienen<br />
el registro de la temperatura del agua en sus distintas<br />
inmersiones. “Si juntamos esta información en una<br />
plataforma, ¡voila!, tendremos la información desde hace<br />
10 años”, dice abriendo sus ojos. Con la ayuda de la<br />
Agencia Oceanográfica de EEUU (NOAA por sus siglas<br />
en inglés), la Universidad de Queensland, en Australia y<br />
DAN, una ONG por la seguridad en el submarinismo,<br />
establecerán una red de instrumentos de medición por<br />
diferentes partes del mundo. Empezarán con 30 y se<br />
extenderán según vayan consiguiendo la financiación.<br />
El valor de la vida marina<br />
Cousteau, de 34 años y que tenía 16 cuando su padre<br />
murió, insiste en la importancia de la conservación. Necesitamos<br />
el océano para vivir: produce la mitad del oxígeno<br />
que respiramos, regula el clima, contribuye a la<br />
seguridad alimentaria. “Pero no sólo debemos conservarlo<br />
por su valor económico. También por el valor intrínseco<br />
de la vida. ¿Cómo nos sentiríamos si los delfines<br />
desaparecieran? ¿Si la barrera de coral se termina<br />
de blanquear?”. Insiste que de eso depende también<br />
conservar el alma: cuando protegemos la diversidad de<br />
Revista Pesca Setiembre <strong>2016</strong> 10