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Desarrollo infantil y competencias<br />
en la Primera Infancia<br />
Adoptar esta perspectiva implica que el papel de los<br />
agentes educativos se centre menos en la práctica<br />
asistencial o directiva y se transforme en el rol de<br />
guía u orientador del desarrollo de los niños. Ellos<br />
abren sus caminos en la ruta de las competencias,<br />
las conocen y las convierten en rutinas. El papel<br />
de cualquier buen mediador es darse cuenta de las<br />
expresiones de los niños que indican los cambios<br />
que ocurren y la manera como se relacionan con el<br />
mundo que los rodea. Los agentes educativos pueden<br />
acompañarlos en el viaje y convertirse en una<br />
especie de baquianos que conocen la ruta pero se<br />
las hace interesante y retadora.<br />
Igualmente, resulta necesario aceptar que los hogares<br />
comunitarios y los jardines, no son los únicos<br />
ámbitos donde el niño aprende, ni los agentes<br />
educativos son los únicos educadores. Es preciso<br />
recuperar para los niños la familia, las instituciones<br />
sociales, los polideportivos, las bibliotecas, los<br />
zoológicos, los museos, los jardines botánicos y las<br />
calles del barrio y la ciudad, entre otros, para convertirlos<br />
en espacios educativos significativos que<br />
posibilitan su aprendizaje.<br />
En conclusión, se puede afirmar que los niños y las<br />
niñas piensan y piensan bien. Y lo logran de manera<br />
natural, espontánea, exigente y diversificada. No<br />
menos cierto es que a todo lo largo de su desarrollo<br />
niñas y niños logran cambios completos en su<br />
organización cognitiva. Entre estos cambios, tanto<br />
la movilización de recursos como las experiencias<br />
concretas de nuevas relaciones a los que los llevan<br />
esas movilizaciones, son el pan de cada día.<br />
Desde luego no son sólo los ‘saberes’, es igualmente<br />
el producto que se deriva de su construcción:<br />
ese ejercicio armónico, fértil y productivo que es el<br />
ejercicio de pensar. Llámese competencia o simplemente,<br />
gusto por pensar, lo cierto es que en ese<br />
proceso los niños dan cuenta de un impulso y un<br />
reto constante por ir más allá, por alcanzar niveles<br />
de comprensión mejores, más altos, más completos<br />
y adaptados. Es un privilegio de los padres, los<br />
cuidadores y los agentes educativos acompañarlos<br />
en este viaje.<br />
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