Excodra VIII: El amor

FRENTE A LA DIOSA RUBIA
Cuántas veces lo hicimos en tu cuarto
donde Madonna presidía la escena
semicubierta por una sábana
fumando un cigarrillo
-toda una diosa de rubios rizos rebeldes-.
Y tú estabas erguido y yo húmeda y silenciosa
porque alguien rondaba por el pasillo
y teníamos que aprovechar el tiempo
porque casi no nos veíamos
porque yo era del norte y tú del caoslaberinto
y a veces nos juntábamos para incendiarnos
y ahora que todo ha terminado
y oler tu perfume ya no me hace llorar
ni tampoco escuchar a la Ambición Rubia
río irónicamente al recordar que me llamaste
Chica Material
y no precisamente en el mejor sentido
sino porque dudaste de que pudiera amarte
por lo que eras:
un chico frágil que nunca había amado de verdad,
que me pidió esposarlo,
someterlo,
seducirlo como lo habría hecho la diva.