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Excodra XXVIII: La amistad

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ÍNDICE<br />

Editorial<br />

Respuestas<br />

Ana Carrasco Conde<br />

David Aliaga Muñoz<br />

Prosa<br />

<strong>La</strong> película de todos los días, Andrés Ortiz Tafur<br />

Breve bosquejo sobre la <strong>amistad</strong> y algunos de sus alrededores, <strong>La</strong>ura Freijo<br />

El manuscrito, Miguel García<br />

Mi perspectiva sobre el amor y la <strong>amistad</strong>, Joseph Kapone<br />

El insomnio de la Chica Tormento, José Manuel Vara<br />

Círculo de fuerza, Maica Bermejo<br />

Poesía<br />

De amigos + Como ayer, José Manuel Ramón<br />

Tengo amigos prestados, Eva Quintanilla González<br />

Compañeros de juegos, Felipe Zapico Alonso<br />

Déjame enjugar tu llanto, Rina Altamira Gómez<br />

En la niebla, Miguel García<br />

Quien probó, lo sabe, Borja Angosto Rubio<br />

Farrah + No soy un Ave Fénix, Blanca Haddad<br />

Artes visuales<br />

Concha Martínez Pasamar<br />

Marisa S White<br />

Joaquín Ferrer Guallar<br />

Blanca Fernández Portas


EDITORIAL<br />

Compañeros, nos vamos al número 28 de la Revista <strong>Excodra</strong>, y en esta ocasión<br />

pensando sobre <strong>La</strong> <strong>amistad</strong>, donde siguiendo nuestro cauce de<br />

interrogaciones, nos preguntamos ¿qué es? ¿Qué es la <strong>amistad</strong>? En este<br />

número, desde luego y como siempre, vais a encontrar muchas claves para<br />

tratar de definir, de contestar, aunque sea de soslayo, aunque sea de cabeza al<br />

abismo, a la escurridiza pregunta de algo tan presente en nuestra vida, ya<br />

desde nuestra infancia, y fuertemente, sobre qué sea la <strong>amistad</strong>. Vais a<br />

encontrar en este número sugerencias, alternativas, visiones de lejos y desde<br />

muy cerca sobre ella, vais a encontrar calidez y oscuridad también, pasión y<br />

razón, tierno comentario y profunda reflexión sobre qué es la <strong>amistad</strong>. Porque,<br />

¿os lo habéis preguntado? ¿Por qué sois amigos de vuestros amigos? ¿Qué os<br />

enlaza? ¿Qué atracción surge entre nosotros para sentir eso que sentimos<br />

cuando sentimos <strong>amistad</strong>? ¿Amor? ¿Lealtad? ¿Confianza? ¿Deseo?<br />

¿Complemento? ¿Apoyo? ¿Comprensión? ¿Supervivencia? ¿Supresión de la<br />

soledad? ¿Ahuyentación de la muerte? ¿Aprehensión de la vida? ¿Vernos<br />

reflejados sin necesidad de espejo, ver a nuestro yo, ahí fuera? A veces, casi<br />

siempre, cuesta pensar en lo que sentimos, como si fueran cosas separadas,<br />

claro, los sentimientos y los pensamientos, pero tratemos de ponerle<br />

argumentos al sentir, como manera, justamente, de sentir, pero más<br />

ampliamente, entendiendo lo que sentimos, como queremos siempre hacer<br />

desde este pequeño rincón de reflexión sobre el sentir y el pensar.<br />

Por la parte de este texto editorial, donde pretendemos por un lado señalar lo<br />

que encontraréis entre estas páginas y matizar algún detalle de lo que<br />

queremos transmitir con cada número, nos quedamos con que la <strong>amistad</strong> es el


sentir del conocimiento de la belleza en su estado más puro, más ancestral:<br />

Sentir <strong>amistad</strong> es conocer la belleza y la fortaleza de la vida en compañía, es<br />

sentir la armonía de todo lo separado que se junta, es sentir el orden del caos<br />

que nos rodea y agrupamos en un tú y yo que nos hace uno siendo múltiples.<br />

Y no hay mucho más que contar por este lado, más que pensar en términos<br />

como <strong>amistad</strong>, belleza, amor, supervivencia, continuidad como seres, es decir,<br />

sientan lo que sientan sobre qué es la <strong>amistad</strong>, y déjense atrapar por este<br />

número porque aunque no lo quieran les atrapará desde las citas de apertura,<br />

os dejo desde ya con Antonio Tello y Miguel Hernández y después con todo lo<br />

demás, que es hermoso. Disfruten.<br />

AMIGO<br />

Ya en el propio sonido de la voz amigo hay algo afectuoso y nutricio,<br />

semejante a la miga del pan. Su origen castellano está en el sustantivo latino<br />

amicus, cuyas acepciones son, aparte de amigo, las de «benévolo»,<br />

«placentero», «favorable», «propicio», etc., que proyectan su significación<br />

afectiva en la frase latina amicus dignitatis meœ, es decir, «celoso de<br />

mi dignidad». Casi podría afirmarse que en el corazón de esta palabra anida el<br />

verbo amo, «amar». Incluso algunos sabios conjeturan que es fruto de la<br />

íntima comunión entre animus, «alma», «espíritu», y custōs, «custodio»,<br />

«guardián», «protector», lo que equivaldría a «custodio, guardián o protector<br />

del alma».<br />

No sería extraño que la idea que acabó definiendo en latín la palabra que en<br />

su forma castellana es amigo tuviera un origen griego, idioma donde expresa<br />

la generosidad, el desprendimiento del yo individual ante otro como resultado


de la suma de la partícula negativa a y ego, es decir, «sin yo». «Sin yo» es el<br />

ser humano que se entrega, ama y se compromete con otro sin reservas<br />

ni egoísmos; «sin yo» es el amigo. De aquí que la palabra en sus<br />

formas masculina y femenina también sea el amante sólo sujeto a las<br />

leyes de la naturaleza y del entendimiento.<br />

Los antiguos helenos, persas y egipcios daban el trato de amigo a los altos<br />

oficiales de la corte. Para los romanos el amigo formaba parte de la institución<br />

del cliente, ligada a la familia patricia por el vínculo jurídico del ius<br />

patronatus. Los amicus eran los clientes más próximos del patrono, por su<br />

grado de fidelidad y compromiso.<br />

Fuera de este círculo protector, de esa trama afectiva de intereses, favores,<br />

etc., estaban el territorio hostil del in­amicus, «no amigo», o lo que es lo<br />

mismo del enemigo. Alguien con quien no existía ningún tipo de compromiso,<br />

ni lazo de ninguna naturaleza y que por lo tanto podía ser objeto de abuso,<br />

violencia o trapacería. Creencia que sostuvo y legitimó la política expansiva<br />

del Imperio Romano.<br />

Antonio Tello<br />

ELEGÍA<br />

En Orihuela, su pueblo y el mío, se me<br />

ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con<br />

quien tanto quería.<br />

Yo quiero ser llorando el hortelano<br />

de la tierra que ocupas y estercolas,


compañero del alma, tan temprano.<br />

Alimentando lluvias, caracolas<br />

y órganos mi dolor sin instrumento<br />

a las desalentadas amapolas<br />

daré tu corazón por alimento.<br />

Tanto dolor se agrupa en mi costado,<br />

que por doler me duele hasta el aliento.<br />

Un manotazo duro, un golpe helado,<br />

un hachazo invisible y homicida,<br />

un empujón brutal te ha derribado.<br />

No hay extensión más grande que mi herida,<br />

lloro mi desventura y sus conjuntos<br />

y siento más tu muerte que mi vida.<br />

Ando sobre rastrojos de difuntos,<br />

y sin calor de nadie y sin consuelo<br />

voy de mi corazón a mis asuntos.<br />

Temprano levantó la muerte el vuelo,<br />

temprano madrugó la madrugada,<br />

temprano estás rodando por el suelo.<br />

No perdono a la muerte enamorada,<br />

no perdono a la vida desatenta,<br />

no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta<br />

de piedras, rayos y hachas estridentes<br />

sedienta de catástrofes y hambrienta.<br />

Quiero escarbar la tierra con los dientes,<br />

quiero apartar la tierra parte a parte<br />

a dentelladas secas y calientes.<br />

Quiero minar la tierra hasta encontrarte<br />

y besarte la noble calavera<br />

y desamordazarte y regresarte.<br />

Volverás a mi huerto y a mi higuera;<br />

por los altos andamios de las flores<br />

pajareará tu alma colmenera<br />

de angelicales ceras y labores.<br />

Volverás al arrullo de las rejas<br />

de los enamorados labradores.<br />

Alegrarás la sombra de mis cejas,<br />

y en tu sangre se irán a cada lado<br />

disputando tu novia y las abejas.<br />

Tu corazón, ya terciopelo ajado,<br />

llama a un campo de almendras espumosas<br />

mi avariciosa voz de enamorado.


A las aladas almas de las rosas<br />

del almendro de nata le requiero,<br />

que tenemos que hablar de muchas cosas,<br />

compañero del alma, compañero.<br />

Miguel Hernández


RESPUESTAS<br />

Ana Carrasco Conde<br />

¿Qué es la <strong>amistad</strong>?<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es una forma de apertura hacia el otro a quien quedamos unidos<br />

afectivamente. No hacia el semejante –o no únicamente­ sino ante quien desde<br />

su diferencia con respecto a nosotros establece la posibilidad de la semejanza.<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es lo que iguala y nos iguala con el otro: nos sentimos reconocidos<br />

y reconocemos al otro. Y aunque puede haber amigos en la semejanza y en la<br />

desemejanza, como señalaba ya Platón en el Lisis, el vínculo ha de pasar<br />

forzosamente por la alteridad. Efectivamente aunque exista algo en común de<br />

lo que partir y que genera un inicial sentimiento de simpatía o de cordialidad,<br />

es con la alteridad y a través de ella como quedan fortalecidos los puentes que<br />

nos conectan con el otro. <strong>La</strong> ruptura de una <strong>amistad</strong> acontece cuando aparece<br />

la discordia y una falta de entendimiento insalvable, pero si la diferencia es<br />

superada la <strong>amistad</strong> queda reforzada. En la <strong>amistad</strong> se trata de estar y de<br />

participar con el amigo de algo que se genera desde lo diferente a lo común,<br />

en un ámbito que es sin propiedad y sin posesión. Soy con el amigo (e incluso<br />

soy más), pero no se es del amigo. Y soy más porque, por esa apertura, el<br />

mundo es más amplio, más rico y alberga las múltiples posibilidades que<br />

contiene la diferencia. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> procura algo que no podemos obtener por<br />

nosotros mismos, como dirá Aristóteles, incluso entendiendo ese algo como<br />

una mirada diferente hacia nosotros mismos.


Elimino de esta definición las <strong>amistad</strong>es motivadas por el interés mutuo que<br />

implican un beneficio personal a través del otro, como si el afecto que nos une<br />

al otro fuera un medio para un fin. Evidentemente bajo la etiqueta de <strong>amistad</strong><br />

son clasificadas varios tipos de relaciones cordiales hacia el otro caracterizadas<br />

por cierta philía, entendida aquí como relación cordial más allá de su original<br />

sentido afectivo en torno a un vínculo, y así aunque la <strong>amistad</strong> necesita<br />

siempre de una reciprocidad, ésta sólo alcanza el mayor y el mejor de sus<br />

grados cuando el amigo comparte lo que uno es con el otro. <strong>La</strong> verdadera<br />

<strong>amistad</strong> es el fin en sí mismo, lo que significa que el movimiento que nos lleva<br />

y une al otro es el de una donación que redunda en un beneficio no<br />

consciente: el de la mejora de quienes somos. Por ello, en este sentido de<br />

donación y de entrega sin pedir nada a cambio pero también sin irreflexiva y<br />

ciega pasión, la <strong>amistad</strong> tiene algo de virtuoso porque mejora a quienes<br />

participan de una misma <strong>amistad</strong>.<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> interesada no quiere al otro por sí mismo, sino por el beneficio que<br />

puede reportar. Lo que encontramos en este caso, empleando una antigua<br />

distinción, no es philía (amor por los hombres) sino philésis (el amor por los<br />

objetos), es decir, amor por lo que se puede conseguir. Una vez que el motivo<br />

de interés desaparece la <strong>amistad</strong> se disuelve. No se trata por ello en este tipo<br />

de artificiosa <strong>amistad</strong> de que el otro sea amado por lo que procura, como dirá<br />

Aristóteles, sino que lo que se ama es el propio yo y en torno a ese ego la<br />

relación con el otro se ha establecido a partir del deseo por lo que se quiere<br />

obtener a través de él. El amigo, para ser tal, ha de darse y de compartir lo<br />

más propio. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> nos hace mejores (o, al menos debería): el amigo<br />

penetra en quienes somos y nos hace extender el amor hacia uno mismo en<br />

amor hacia el otro, un otro que ahora es constitutivo. <strong>La</strong> conexión con el<br />

amigo permea hasta tal punto en la identidad personal que no seríamos la<br />

misma persona sin el otro. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es compromiso: nos compromete con el


otro.<br />

En un precioso pasaje de la Ética a Nicómaco Aristóteles define el amigo como<br />

el otro de sí mismo. Este concepto tiene hondas implicaciones porque el amigo<br />

se constituye en parte de mi propia identidad y queda por ello integrado en lo<br />

que yo soy. Es, además, no alguien igual a mí en su forma de ser, sino alguien<br />

cuya mirada sobre el mundo aunque diferente a la mía es reconocida como<br />

igual por lo que respecta a su valía. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> no sabe de egoísmos ni de<br />

egos. Así por ejemplo cuando asoma el orgullo la <strong>amistad</strong> suele resentirse. El<br />

amigo se ama por su modo específico y propio de ser. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> no sólo<br />

proporciona placer y buenos momentos, sino sufrimiento y preocupación por<br />

el otro. Su dolor es de este modo el nuestro. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> o es recíproca o no es<br />

porque se fundamenta por un lado en el intercambio mutuo y, por otro, como<br />

se ha mencionado, en la imbricación e implicación con el otro. Para conseguir<br />

esta relación, la <strong>amistad</strong> requiere tiempo como lo requiere un enlace químico<br />

no sólo para que el vínculo sea establece, sino para que el proyecto común que<br />

se construya en torno a la confluencia de esas dos identidades se realice desde<br />

esa donación e integración de las diferencias.<br />

¿Cómo relacionarías los conceptos <strong>amistad</strong> y soledad?<br />

Se dice y con razón que quien no sabe quererse poco puede saber querer a los<br />

demás. Si la <strong>amistad</strong> significa una relación de implicación con nuestra<br />

identidad, es necesario que el sujeto sepa vivir consigo mismo en soledad. El<br />

otro no ha de ser motivo de entretenimiento ni una vía para escapar de sí<br />

mismo (sino no sería <strong>amistad</strong> por sí misma sino por la utilidad o el placer que<br />

dispensa).


¿Qué importancia tiene ­y cómo crees que interviene­ la <strong>amistad</strong> dentro<br />

del funcionamiento de un sistema social?<br />

Cuando Fichte e incluso Schelling y Hegel hablan de la forma en la que el Yo<br />

va tomando conciencia de sí y cómo en el curso de este proceso se enfrentan a<br />

lo que no es el propio Yo (el No­Yo) y lo integran en lo que son, aparece la<br />

figura de un No­Yo que es también un Yo que a su vez trata de devenir<br />

consciente y que en el propio ejercicio de su actividad “choca” con el otro. Se<br />

abren entonces dos opciones: o bien se considera a ese “otro” como algo<br />

diferente que no es reconocido como un igual (es, entonces, un simple objeto<br />

o medio para el yo) o bien ese otro se reconoce, pese a su diferencia, como un<br />

semejante y se construye “comunidad” con él. De ahí la importancia de la<br />

diferencia y de la necesidad del tiempo de sedimentación: porque desde ella se<br />

construye un proyecto común que genera comunidad. Y aunque la base de la<br />

comunidad como factor imprescindible pueda parecer la conveniencia o el<br />

interés común que homogeneiza los sujetos, lo que debería primar es la<br />

diferencia y la pluralidad al aceptar esa apertura de mundo que mencionaba al<br />

principio. El otro no es alguien a quien haya que homogeneizar y transformar<br />

para que se integre en un posible proyecto construido a imagen y semejanza<br />

de un Yo que dicta qué es lo común y qué es lo que no, sino desde la<br />

perspectiva plural que construye un mundo caleidoscópico y plural. Si el otro<br />

es semejante a mí no es porque se parezca a quien soy, sino porque quien es<br />

ha de tener semejante impacto en un proyecto de todos. Esta construcción<br />

social tendrá una analogía en el sistema político. De nuevo podemos recuperar<br />

a Aristóteles en este sentido: si la tiranía o la dictadura tienen un menor grado<br />

de <strong>amistad</strong> es porque aquél que gobierna no quiere al otro por el otro, sino<br />

que quiere imponer su mundo sobre los demás, es decir: cierra y ocluye su<br />

visión del mundo aplastando la del otro, a quien desde luego no respeta ni<br />

considera “igual” desde su diferencia.


Esto no quiere decir que un sistema social más igualitario se construya desde<br />

los vínculos de la <strong>amistad</strong>, pero sí, en el mejor de los mundos posibles, debería<br />

generarse a través de afectos que proceden de la misma familia como la<br />

filantropía, la fraternidad o incluso la empatía (¡jamás la caridad que conlleva<br />

un sentimiento de compasión ante quien está en situación de inferioridad!)<br />

aparejados a un respeto del otro como otro que enriquece nuestro Yo. No es la<br />

compasión la que hace al amigo como afirmará Nietzsche. En este caso –y esto<br />

afecta al núcleo de la sociedad actual­ el individualismo imposibilita la<br />

<strong>amistad</strong> como “aceptación completa del otro como un sí mismo” y activa<br />

elementos como la envidia, el resentimiento, el egocentrismo o la vanidad. Es<br />

sintomática la aparición de las relaciones sociales a través de grandes portales<br />

de contacto que son designadas como “<strong>amistad</strong>”. No es amigo al que le gusta<br />

todo lo que hacemos (o decimos que hacemos) ni tampoco el que comenta sin<br />

implicarse. Por otro lado la <strong>amistad</strong> ha de generarse desde el ámbito de lo<br />

privado, no desde la espectacularización de lo privado para su inserción en lo<br />

público y objeto de exposición. Byung­Chul Han ha señalado en <strong>La</strong> sociedad de<br />

la transparencia una de los puntos claves del mal uso del concepto de<br />

“<strong>amistad</strong>”: la ausencia de un botón de “No me gusta” que ponga de relieve la<br />

diferencia. Por todo lo dicho, este tipo de <strong>amistad</strong>, lejos de tener un<br />

fundamento y una construcción desde la alteridad, conllevan un mecanismo<br />

de homogeneización que hace a todos igual. No una indiferencia, en el sentido<br />

schellinguiano del término como Indifferenz, sino de una uniformidad que<br />

fagocita lo diferente (Gleichgültigkeit). En el imperio de lo mismo no puede<br />

haber <strong>amistad</strong>.<br />

¿Se te ocurre algún hecho histórico de relevancia que principalmente se<br />

hubiera dado por <strong>amistad</strong> ­no me refiero a “amiguismo” ni a nada<br />

condicionado por intereses políticos o económicos, sino por ejemplo a un<br />

hecho ocurrido para preservar una <strong>amistad</strong>, que ése hubiera sido su


principal motor­?<br />

Todo movimiento que haya implicado una mejora de las condiciones de cada<br />

uno de los hombres en el intento de dar cobijo a la inclusión de la alteridad, al<br />

compromiso y a un intento de construcción de una comunidad implicaría, no<br />

<strong>amistad</strong> en el sentido del que venimos hablando, pero sí una relación con<br />

sentimientos procedentes de la misma familia. Uno de los grandes momentos<br />

de la Historia de la Filosofía que coincide por lo demás con un acontecimiento<br />

histórico sería la que tuvo lugar a finales del XVIII y principios del XIX cuando<br />

en pleno Romanticismo y en torno al Athenäum de los hermanos Schlegel, se<br />

generó una comunidad de pensamiento en la que se trataba de pensar “con los<br />

otros” y “para los otros” y en la que, eliminando cualquier atisbo de<br />

individualismo, incluso se publicaba de forma anónima. Desde luego este<br />

círculo se nutre de un momento histórico en el que tiene lugar la Revolución<br />

Francesa, la Revolución de la Libertad (1789), que dará pasó a la Revolución<br />

de la Igualdad (1830) y a la Revolución de la Fraternidad (1848).<br />

Relacionando todo lo anterior: ¿<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> sería un valor cultural o<br />

natural?<br />

Somos seres sociales situados en un “entre” en el que quedan enlazados<br />

Naturaleza (ámbito de la naturaleza) e Historia (que ampara lo social y lo<br />

cultural, entendido como productos del ser humano), lo que implica que la<br />

<strong>amistad</strong> es, por un lado natural (sentimos inclinación, por ejemplo, o simpatía<br />

de forma natural por algunas personas y no otras), pero asentado en los<br />

valores culturales que se tejen a través de mediaciones y mecanismos de<br />

reconocimiento. Toda <strong>amistad</strong> para consagrarse necesita también de ciertos<br />

ritos que cristalizan y fijan los afectos y los hacen simbólicamente<br />

reconocibles, pero también que los integran en la memoria. Por ello los ritos


de <strong>amistad</strong> constituyen los lugares de su cristalización. Esto, por cierto, nos<br />

lleva a otro elemento definitorio de la <strong>amistad</strong>: el amigo es aquél con quien no<br />

sólo generamos comunidad, sino con quien compartimos vivencias comunes<br />

del pasado, aunque sean recordadas de distinto modo. En el ámbito de los<br />

ritos, la memoria del amigo ya difunto, por ejemplo, implica la realización de<br />

ciertos actos que lo traen de nuevo al presente a través de gestos de ponen de<br />

manifiesto cómo el amigo está presente de otro modo a través de nosotros.<br />

Justamente por eso el amigo es el otro en uno mismo.<br />

Ana, ¿la <strong>amistad</strong> es bella o es sublime ­o ambas, o ninguna...­?<br />

Si la <strong>amistad</strong> tiene que ver con un compromiso y con una implicación con el<br />

otro no debería jamás ser sublime al menos en el sentido kantiano del<br />

término, es decir, como algo que se disfruta desde la distancia. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong><br />

requiere implicación, cercanía y confianza. Puede ser sin embargo, bella por su<br />

forma, por sus modos, por la relación determinada que se establece entre los<br />

sujetos. Bello es abrir el mundo y aceptar lo diferente como igual y bello es un<br />

vínculo en el que la única compensación sea la que existe en la forma de la<br />

felicidad del otro que hacemos nuestra.


David Aliaga Muñoz<br />

¿Qué es la <strong>amistad</strong>?<br />

Intentando adoptar un tono de redactor del DRAE, te diría que la <strong>amistad</strong> es<br />

una relación que se da entre quienes se consideran iguales y que en virtud de<br />

las cualidades que reconocen en el otro deciden profesarse afecto y lealtad. El<br />

diccionario de la Academia dice además que una relación “se fortalece con el<br />

trato” y, supongo que, si se trata de una <strong>amistad</strong> real, es así. Palabras como<br />

“respeto”, “desinterés” y “generosidad” también deberían aparecer por alguna<br />

parte en mi definición de <strong>amistad</strong>.<br />

Para matizar un poco, ¿crees que la <strong>amistad</strong> es un mecanismo de<br />

supervivencia social?<br />

Puede que lo sea, sí. Es probable que sin <strong>amistad</strong>, las condiciones en las que<br />

me relacionaría con mi entorno fuesen nocivas para mí. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es opuesta<br />

al egoísmo y al interés, para serlo debe permanecer alejada de los mercadeos y<br />

la prisa y, en las circunstancias sociales en que vivimos, eso la convierte, a mi<br />

modo de ver, en un refugio necesario. Desde una posición individual, quien la<br />

practica, se ofrece desinteresadamente a quienes ha escogido como<br />

recipiendarios de su afecto y, con suerte, también recibirá la estima y las<br />

atenciones de otros. Para quienes toleramos mal el desafecto, el frío, la<br />

constante voluntad de posesión (“mío, mío, mío”) y el egoísmo (“yo, yo, yo”,<br />

“para mí, para mí, para mí”), la <strong>amistad</strong> es un lugar en el que cobijarse.


David, ¿qué importancia tiene y ha tenido para ti la <strong>amistad</strong> en tu vida?<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es muy importante en mi vida. Creo que se desprende de lo que te<br />

he explicado hasta ahora. Lo fue en la adolescencia, donde los lazos de<br />

<strong>amistad</strong> que establecí poseían la vehemencia que me invadió en aquellos años<br />

y algunos permanecen todavía firmes, por más que la mayoría se desanudaron<br />

y quedaron tendidos en el camino como una prueba de que el viajero pasó por<br />

allí un día. Hoy siento la <strong>amistad</strong> de una forma más sosegada que considero<br />

que hará que los vínculos sean más duraderos. He aprendido también que los<br />

afectos y las lealtades pueden ser cambiantes, pero también siento que he<br />

encontrado algunas personas con las quienes la <strong>amistad</strong> puede sobrevivir al<br />

paso del tiempo. Esas personas son ahora, como decía, mi refugio del egoísmo,<br />

el materialismo, la prisa, el desafecto…, como yo espero serlo para ellas.<br />

¿Se te ocurre pensar en que la <strong>amistad</strong> pueda estar muy ligada a la<br />

economía? ¿Cómo las relacionarías?<br />

Como explicaba anteriormente, creo que la <strong>amistad</strong>, para poder serlo, debe de<br />

estar al margen de los mercadeos. No concibo llamar amigo a alguien de quien<br />

espero obtener un beneficio económico. Sólo entiendo la <strong>amistad</strong> desde la<br />

horizontalidad y la reciprocidad: dos iguales que se relacionan desde el afecto<br />

y procurándose lealtad simplemente porque reconocen en el otro unas<br />

cualidades que les permite reconocer al otro como merecedor de ese cariño y<br />

fidelidad.<br />

Se me ocurre también que la economía incide en la <strong>amistad</strong> de manera previa<br />

y que quizá tu pregunta se refería a esto. Generalmente nos relacionamos con<br />

personas con un status social similar al nuestro. Nuestro poder adquisitivo nos<br />

lleva a frecuentar unos entornos determinados en los que conoceremos a


personas con un nivel de vida parecido al nuestro. Pero más allá de la<br />

coincidencia en el espacio, existe una coincidencia en las preocupaciones y<br />

retos que nos plantea la vida. Es posible que yo pueda entablar una <strong>amistad</strong><br />

más firme con alguien que comparte mis desvelos y que, por lo tanto, los<br />

comprenderá. Con todo, en la <strong>amistad</strong> hay factores que no tienen que ver con<br />

la economía. No sólo se trata de empatizar con el otro porque ambos tenemos<br />

dificultades para llegar a final de mes con la cuenta en positivo, también hay<br />

una sensibilidad humana y artística que sirve para coser firmemente una<br />

relación de <strong>amistad</strong>. Así que supongo que la economía es un factor que incide,<br />

pero que no debería resultar determinante y que, desde luego, para mí no lo<br />

es.<br />

¿Puede haber <strong>amistad</strong> entre familiares o pasaríamos a otro plano de los<br />

afectos? Para indagarlo un rato...<br />

Considero que en las relaciones familiares intervienen otros factores. En<br />

primer lugar, las relaciones no son escogidas sino que vienen dadas y,<br />

socialmente, nos sentimos impelidos a mantener esos lazos pese a que se<br />

produzcan en condiciones que con cualquier otra persona habrían resultado<br />

en una ruptura. En la familia existe además una jerarquía. A los padres y las<br />

madres se les concede poder sobre los hijos. Incluso entre los hermanos,<br />

parece que los mayores puedan tener cierta autoridad sobre los pequeños. Y<br />

aunque supongo que no en todos los casos será así, el modelo que describo<br />

está bastante extendido y me parece poco apropiado para que surjan<br />

relaciones de <strong>amistad</strong> como yo las entiendo, ya que no hay posibilidad de<br />

relacionarse en plano de igualdad. Quizá sólo en la pareja que constituye un<br />

hogar pueda existir esa <strong>amistad</strong> porque dos personas que se aman sí deberían<br />

relacionarse, como yo lo entiendo, en plano de igualdad. Mi pareja y yo, de<br />

hecho, fuimos amigos durante muchos años y de ese afecto y lealtad que nos


profesábamos terminó surgiendo el amor. Pero ese sería otro tema. Volvamos<br />

a la familia y la <strong>amistad</strong>.<br />

Pese al establecimiento de una jerarquía, la relación entre familiares puede ser<br />

muy buena y, si lo es, el afecto y la lealtad puede ser mayor que entre dos<br />

amigos. Pero seguirá sin ser lo mismo.<br />

Como curiosidad, ¿tienes en mente algunas <strong>amistad</strong>es, a nivel del<br />

imaginario colectivo, que pienses que nos hayan marcado<br />

profundamente?<br />

No me había detenido a pensar en esto hasta que me lo has preguntado, pero<br />

sí, claro, la literatura y el cine ofrece algunos ejemplos de <strong>amistad</strong> memorable,<br />

cuya exhibición simbólica de estima, generosidad y fidelidad tengo como<br />

referente. Me viene a la cabeza, quizá porque este fin de semana he estado<br />

leyendo un estudio sobre El libro de la selva escrito por mi buen amigo<br />

Guillermo de Miguel, la relación entre Baloo y Baghera. Y pensando en<br />

Kipling, también podría hablar de los dos soldados –Dravon y Carnehan– de El<br />

hombre que pudo reinar que en mi retina son Sean Connery y Michael Caine.<br />

Se me ocurre también pensar en Oscar Wilde, en prisión, escribiendo cartas a<br />

algunos amigos. Un amigo es alguien a quien necesitas escribirle una carta<br />

desde prisión. Hay un gran canto a la <strong>amistad</strong> como idea en muchos de los<br />

cuentos de Wilde. El príncipe feliz es un amigo de la humanidad. De una<br />

manera mucho más tierna, rebusco en el imaginario de mi infancia, donde a<br />

menudo la <strong>amistad</strong> es mucho más sincera, aunque volátil, y recuerdo ejemplos<br />

entrañables de <strong>amistad</strong> en los programas de dibujos animados que incidieron<br />

en mi aprendizaje de lo que era la <strong>amistad</strong>: pienso ahora en las ardillas Chip y<br />

Chop, dos aventureros siempre dispuestos a salvar el uno al otro cuando<br />

venían problemas. Seguro que de regreso a casa andaré dándole vueltas a tu


pregunta y encontraré más y mejores ejemplos de <strong>amistad</strong> que me hayan<br />

marcado, pero éstos son los que me han venido a la cabeza en primer lugar sin<br />

saber muy bien por qué.


PROSA<br />

<strong>La</strong> película de todos los días<br />

<strong>La</strong> mujer se niega en redondo a fingir que tiene algún tipo de problema en la<br />

boca que le impide sacar la lengua si no es ayudándose con el pulgar y el<br />

índice de su mano derecha. El hombre suplica que le haga caso, y enfatiza<br />

tanto la contrariedad que le produce la negativa de su esposa que llega a<br />

llorar. <strong>La</strong> mujer somatiza la pena y sollozando repite las alternativas que a su<br />

parecer la salvarían de ir de aquí para allá balbuceando palabras que no han<br />

de entenderse. El hombre se cubre las orejas y grita que no desea seguir<br />

escuchándola. Ella, pese a esto, recita la posibilidad que le coloca a él a lomos<br />

del caballo. El hombre se aparta las manos de las orejas y le pregunta si no le<br />

importa sacrificar a Dakota. Ella dice que sólo se trata de un caballo. Él aclara<br />

que además de un caballo es su caballo; momento en el que se alejan de la<br />

trama original, porque ella, como casi siempre, reclama para sí una atención<br />

semejante a la que él le concede a sus animales, y porque él se escuda en que<br />

esos argumentos provienen de la madre de ella.<br />

Tras un “no te soporto” y un “yo a ti tampoco”, la pareja se marcha a la cama.<br />

Primero la mujer, haciendo ademán de dar un portazo. Y a los diez o quince<br />

minutos el hombre, que para hacerse notar se desviste expulsando con toda la<br />

energía que cuenta el aire por la nariz.<br />

Cuando la luz que entra por la ventana les obliga a abrir los ojos, se<br />

encuentran abrazados. El hombre intenta poner tierra de por medio con ese<br />

nuevo día emitiendo un leve gemido y restregando el rostro contra la mata de<br />

pelo de ella. <strong>La</strong> mujer se estrecha más al cuerpo de su hombre y acaba


dándole un beso húmedo en el cuello. Él oprime la mano sobre el costado<br />

desnudo de ella. Ella hace lo mismo en el costado de él.<br />

Se produce un acto amoroso en el que ninguno de los dos pronuncian una sola<br />

palabra y vuelven a quedarse dormidos por un rato. Luego ella se levanta a<br />

orinar y recuerda el estado en el que dejaron la mesa de la sala de estar.<br />

Entonces cierra los párpados y aprieta los dientes, se limpia, tira de la cadena,<br />

va a la cocina, toma una bolsa de basura y se dirige al salón fijando los ojos en<br />

el suelo, dirección que no cambia hasta que no ha terminado de introducir en<br />

la bolsa la mayor parte de la basura.<br />

A él lo despierta el ruido de las botellas. Se siente mal de repente. Incluso,<br />

durante cinco o diez segundos, se cubre la cara con la mitad de la almohada.<br />

Después se da cuenta de que eso no es más que un gesto propio de las<br />

películas y se incorpora con vigor.<br />

—Cariño —dice, sin encontrar respuesta—. ¡Cariño! —repite al instante,<br />

notándose un fuerte dolor de cabeza.<br />

El silencio que halla le ayuda a componer su perorata. Va a decirle que lo<br />

siente mucho, que se olvide de lo de anoche, que la quiere y que todo es culpa<br />

del alcohol y de la desesperación.<br />

—Ángela, cariño, siento mucho lo de anoche. Olvídalo, por favor. No estaba<br />

en mis cabales. A veces pienso que todo esto va a terminar volviéndome loco<br />

—recita, mientras recorre el pasillo que conduce a la sala de estar—. ¿Ángela?<br />

—pronuncia, poniendo rumbo a la cocina—. ¡Ángela! —acaba gritando,<br />

presagiando lo peor.<br />

Cuando Ángela regresa de tirar la basura se encuentra con un hombre<br />

sumamente nervioso. Es su marido y sabe que no es posible que ya haya


olvidado lo de anoche. Pero también sabe que eso sólo va a aminorar un poco<br />

la virulencia de sus reclamaciones y que si no toma ella la iniciativa puede que<br />

resulte imposible resituar los hechos dentro del sentido común.<br />

—Vengo de tirar la bolsa. Esta ahí abajo, en el contenedor. Todavía falta<br />

mucho para que pase el camión. Si quieres, si tanto te cuesta dejarlo, si de<br />

verdad tanto te cuesta dejarlo, baja y búscala. Eso sí, no vuelvas —dice.<br />

El hombre se coloca cualquier cosa, el pantalón de un chándal y la parte<br />

superior de un pijama, sale a la calle, encuentra lo que busca y sube de nuevo<br />

a su casa. Toma asiento en el sofá, manipula la jeringa y el contenido de una<br />

bolsa y se introduce la aguja en una vena del brazo izquierdo.<br />

Ambos, el hombre y la mujer, entienden que ese “no vuelvas” no quería decir<br />

“no subas a casa”, porque la propiedad no es de ninguno de los dos y porque<br />

el grado de improvisación del uno y de la otra no admite de buenas a primeras<br />

un “nunca más”. De modo que será ella, después de meter algo de ropa en una<br />

mochila, la que diga adiós. Un adiós escuálido, al que le seguirá un<br />

balbuceante “por favor, no te vayas”.<br />

Dos días son los que pasa ella fuera. Cuarenta y ocho horas angustiosas para<br />

él, que no cesa de buscarla, atreviéndose incluso a acudir a la casa de su<br />

madre, a pesar de las advertencias de que por allí no quieren volver a verle y<br />

de la amenaza de los dos tiros en la sien. Y cuarenta y ocho horas inciertas<br />

para ella, que no sabe dónde ir y que echa en falta la privacidad del hogar, la<br />

voz y las manos de él y el pinchazo en la vena.<br />

Transcurrido ese tiempo coinciden en el parque del menudeo y no les hace<br />

falta hablar para escenificar un abrazo. Allí mismo, entre unos coches<br />

aparcados en batería, comparten jeringa. Después compran en un súper dos<br />

botellas de licor y las beben en casa, inventando la manera de conseguir un


dinero que les proporcione algo de estabilidad. Él volverá a proponerle a ella<br />

que finja un ictus, le dirá que basta con no mover uno de los remos del cuerpo<br />

y con mostrar una seria dificultad al hablar, apostillando que lo ideal es que se<br />

decante por el lado izquierdo, dada su condición de diestra. Y ella le insinuará<br />

que se deje caer del caballo y se rompa algo que entrañe cierta gravedad, el<br />

fémur o la cadera, por ejemplo; y lo hará pasando la yema de uno de sus<br />

dedos por debajo de las líneas del seguro de responsabilidad civil con el que<br />

cuenta el animal, justo en el apartado en el que se especifica que el propietario<br />

del bicho tiene derecho a una indemnización en el caso de producirse un<br />

accidente fortuito.<br />

Él le responderá que tiene entendido que esos incidentes traen consigo el<br />

sacrificio del animal. Y ella volcará sobre la mesa el vaso con rabia, diciendo<br />

que no le entiende. Luego uno de los dos se irá primero a la cama<br />

refunfuñando. Tal vez él, que en ausencia de ella ha estado dándole vueltas a<br />

la idea de coger el camino correcto. Y al paso de diez o quince minutos, ella,<br />

que tratará de hacerse notar, prendiendo la luz del dormitorio.<br />

AOT


Breve bosquejo sobre la <strong>amistad</strong> y algunos de sus alrededores<br />

Una piedra lanzada<br />

por la mano<br />

de un amigo<br />

es como una flor.<br />

Proverbio árabe<br />

Ahora que afronto una minúscula reflexión sobre la <strong>amistad</strong>, me pregunto<br />

cuándo el ser humano ­o algunos de sus homínidos predecesores­ generaron<br />

por primera vez una relación de <strong>amistad</strong>. ¿Quizás en la celebración de una<br />

caza? ¿Quizás en un intercambio de herramientas o abalorios? ¿Quizás en la<br />

felicidad de un nacimiento profetizado? ¿Quizás a partir de una alianza entre<br />

tribus enemigas que se dieron cuenta de que juntas alcanzarían objetivos<br />

superiores? Sin embargo, no puedo evitar recurrir a mi génesis cultural y<br />

entrever una incipiente relación de <strong>amistad</strong> entre la serpiente y Eva y, por<br />

supuesto, entre Adán y Eva. <strong>La</strong> confianza depositada en los consejos de la<br />

serpiente parece obvio que es, por un lado, la ruptura de una eternidad que<br />

por otra parte la criatura creada por Dios, nunca pidió, y por otra, la ruptura<br />

de la confianza entre hombre y mujer ­que tantos prejuicios nos ha generado a<br />

nosotras­, con el mordisco de la manzana. El origen mítico de esta ruptura de<br />

confianza conforma buena parte de la esencia de nuestra sociedad occidental.<br />

Pues también el laicismo surge del rechazo a las religiones monoteístas,<br />

principalmente la católica. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es confianza depositada en una alianza<br />

entre dos seres.


Para los estoicos, la <strong>amistad</strong> procede de una característica proporcionada al<br />

hombre ­hoy dirían ser humano, pero ya sabemos que los griegos cuando<br />

hablaban de hombre se referían al sujeto masculino singular­ por la<br />

naturaleza, que es la sociabilidad; por otro, el origen del afecto amistoso se<br />

encuentra en la atracción mutua que experimentan las personas de bien al<br />

encontrar en las demás semejanzas basadas en el ejercicio de la virtud; no es,<br />

desde luego, tal como defienden los epicúreos, la manifestación de una carencia<br />

que desea suplirse con un amigo, según podemos encontrar en la introducción<br />

al libro de Cicerón, Sobre la <strong>amistad</strong>. En el estudio de Cicerón, la <strong>amistad</strong> se<br />

observa también desde la perspectiva que aporta la división del vínculo<br />

amistoso en el ámbito privado y en el ámbito ideológico. Establece, el noble<br />

romano, una característica irrenunciable que constituye el éxito de una<br />

relación amistosa: la lealtad.<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es el amor incondicional hacia otra persona exento de la rémora de<br />

la cotidianidad compartida desde la intimidad. A una <strong>amistad</strong> no le exigimos<br />

la constancia en las facultades, en la demostración de afecto continuado y los<br />

trabajos diarios de labranza del crecimiento mutuo, como sí se la<br />

demandamos a las personas que, por suerte o por desgracia, son nuestras<br />

parejas. Como ocurre con las parejas, entre los­as amigos­as se producen los<br />

flechazos ­siempre recordaré la primera vez que vi a mi amigo Albert o a mi<br />

amiga Ana entrar en clase, uno de dramaturgia, la otra del Instituto­ que<br />

pueden ser mutuos o unilaterales pero que logran despertar en algún<br />

momento lo que no hemos visto en ellos­as o no han visto en nosotros­as. Un<br />

flechazo es la vibración de los sentidos despertando nuestra alma mientras<br />

reconocemos a alguien que nos resulta familiar y del cual ya sabemos sin<br />

saber; sea un vínculo de <strong>amistad</strong>, sea un vínculo de amor sentimental. Entre<br />

dos que serán amigos­as, antes de que se establezca el afecto, pueden<br />

producirse circunstancias con intereses y/o ideologías y/o formas de


comprensión humana próximas que favorecen la creación de un vínculo de<br />

<strong>amistad</strong> de orden más progresivo. Lo importante en ambos casos es el cuidado<br />

y el cultivo de esta alianza pues la <strong>amistad</strong>, se origine como se origine, precisa<br />

de riego y comunicación frecuentes; incluida la telepática, cuántas veces nos<br />

ha llamado un­a amigo­a y le hemos confesado sorprendidos­as, ¿sabes que<br />

estaba a punto de llamarte yo? ¿sabes que estaba pensando en ti ahora mismo?<br />

Sin ese abono periódico ­según se precise, según el grado de profundidad,<br />

según las fases que atraviese la propia relación­ la <strong>amistad</strong> también puede<br />

marchitarse.<br />

En el vínculo amistoso hay dos verbos imprescindibles que cuando se<br />

erosionan ­pues el verbo es acción y en tanto que acción precisa de presenciaafectan<br />

al discurrir de la relación: compartir y conversar. ¿Cómo mantener el<br />

vínculo amistoso y el sentimiento de afecto intactos sin compartir ni<br />

conversar? Existe un acuerdo tácito en el vínculo amistoso en el que se le pide<br />

al amigo­a que comprenda cualquier cosa, en ocasiones que ampare cualquier<br />

cosa, en pocas, escasas, ser cómplice de algo al límite de lo moralmente<br />

aceptable, incluso de lo legalmente aceptable, rasgo que los clásicos<br />

denuncian pues delata una falta de calidad en la <strong>amistad</strong>, pero esta<br />

comprensión rayana en lo amoral para con el amigo­a se hace inviable si no<br />

hay experiencias compartidas o conversaciones que derrochar con cierta<br />

frecuencia. Compartir de tanto en tanto y conversar de tanto en tanto son las<br />

únicas maneras de ir acompañándonos en nuestra personal transformación de<br />

vida en el camino que nos ha tocado transitar. A menudo, las separaciones<br />

entre amigos y amigas las sentencia el tiempo, la ausencia y el silencio.<br />

Cualquier persona supera el dolor de un desamor y llega a perdonar a aquel o<br />

aquella que, por las razones que fueren, no supieron o no pudieron gestionar<br />

mejor el final de una relación; incluidas las infidelidades, las mentiras, los


desaires. Pero la traición de un­a amigo­a es una herida difícil, muy difícil de<br />

curar; casi imposible. Pues a un­a verdadero­a amigo­a se le puede permitir la<br />

discrepancia, las salidas de tono, las bromas cargadas de ironía, las ausencias<br />

misteriosas, la indisponibilidad momentánea ante un reclamo puntual, pero lo<br />

que no se le perdona ­o cuesta tanto que se necesitan varios lustros o varias<br />

vidas­, pues no entra en el manual de ética de la <strong>amistad</strong>, es que quebrante la<br />

confianza otorgada de las reglas implícitas que se han ido pactando en esa<br />

<strong>amistad</strong>. Es más fácil que dos que fueron amantes se reencuentren en el<br />

corazón que dos que fueron amigos­as pero sufrieron la herida de la traición<br />

vuelvan a serlo. Me resulta inevitable recordar una de las grandes películas<br />

cuyo tema central es la traición entre dos amigos: Ben­Hur. <strong>La</strong> primera<br />

película que vi en el cine. Tenía diez años y me fascinó. Messala, vencido tras<br />

la carrera de cuádrigas, al borde de la muerte, en la mesa del cirujano, con las<br />

piernas tan maltrechas que deben amputarse, no permite que el médico actúe<br />

porque espera la llegada de Ben Hur. El médico le insta a darse prisa, su vida<br />

está en peligro: ­Él vendrá ­ruge Messala. Cierto. Al fondo de la imagen, la<br />

figura del amigo traicionado, que se ha cobrado su venganza, acude a la<br />

llamada. Él vendrá contiene todo el despecho del que es capaz de sentir un<br />

amor incondicional traicionado. Sea o no, Ben­Hur la historia de un amor<br />

homosexual encubierto entre el príncipe Ben­Hur y el tribuno Messala, como<br />

escritores como Gore Vidal argumentan, es sin duda la historia de una <strong>amistad</strong><br />

truncada y el terrible mal que eso puede llegar a provocar. Sólo el que fue tu<br />

verdadero amigo puede convertirse en un enemigo de calidad.<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es uno de los más nobles vínculos que pueden establecerse entre<br />

dos seres humanos libres. Como afirma Albert Camus, la <strong>amistad</strong> es la ciencia<br />

de los hombres libres. Añado aquí que la <strong>amistad</strong> contribuye a la formación de<br />

la persona en los valores que nos hacen más humanos, más persona en cuanto<br />

a sujeto que convive en concordia con otros sujetos, y nos alejan de la apatía y


la falta de compasión con lo ajeno. En este instante considero a los animales<br />

como seres también susceptibles de generar vínculo amistoso. No en vano el<br />

dicho recuerda que el perro es el mejor amigo del hombre. En definitiva,<br />

conocerás la calidad ética de una persona, por la calidad humana de sus<br />

<strong>amistad</strong>es. O lo que es lo mismo, dime con quién andas, te diré quién eres.<br />

Recientemente he leído en una noticia que me ha congratulado: <strong>La</strong> <strong>amistad</strong><br />

favorece la salud de las personas. Un equipo de investigadores de la<br />

Universidad de los Ángeles se sorprendió al comprobar que cuando es liberada<br />

la hormona de la oxitocina frente al estrés, los amigos sienten la necesidad de<br />

agruparse. Y cuando se juntan, la oxitocina aumenta, la dopamina aumenta<br />

­estimula el amor y la ternura­ y la fenilalalina aumenta ­genera entusiasmo y<br />

alegría­, cosa que ayuda en gran medida a liberar el estrés y provoca<br />

sensaciones confortables y divertidas. Además, reduce los riesgos relacionados<br />

con la presión arterial, el colesterol, prolonga la vida y, para concluir el<br />

resumen, confirma ­científicamente, cosa que en nuestra sociedad tiene ahora<br />

más seguidores dogmáticos que la fe y/o las creencias tradicionales­ que la<br />

<strong>amistad</strong> ayuda a superar los momentos críticos. <strong>La</strong> pieza se la he enviado a<br />

dos de mis mejores amigos. Estoy seguro de que la <strong>amistad</strong> alarga la vida,<br />

escribió mi amigo. Realmente me encantan estos estudios científicos que validan<br />

obviedades, respondió mi amiga.<br />

Un­a amigo­a no es un­a terapeuta, aunque a veces lo parezcan. Sin embargo,<br />

un­a buen­a amigo­a es la escucha, la palabra y el refugio que nos recuerda<br />

siempre que caminamos acompañados­as, que no estamos solos­as en el<br />

universo. Qué mal se va aguantando la soledad con el tiempo, el papel qué<br />

ingrato se vuelve, cómo se llaman los ojos de un amigo reflejados en un vaso de<br />

vino; se daría por esa mirada todos los imperios, escribe Carmen Martín Gaite<br />

en uno de sus Cuadernos de todo. Martín Gaite que nunca dejó de


profundizar en la búsqueda del interlocutor­a deseado­a, esa mirada, esa voz,<br />

ese cómplice vital, esa alma ajena pero familiar con la que vamos hilando la<br />

vida en conversaciones, en cafeterías, en cartas, en regalos, en fiestas de<br />

bailar, en lecturas compartidas y recomendadas, en borracheras de juventud,<br />

en recuerdos y olvidos, en los dolores que nos asolan, en las alegrías que nos<br />

llenan, en la celebración constante de la risa y en el llanto compartido pupila<br />

frente a pupila, pues la <strong>amistad</strong> es la enciclopedia de nuestra memoria<br />

personal conservada a duetto en momentos de luz, de penumbra y oscuridad.<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> es la gloria de mantenerse unidos­as a pesar de las tempestades, es<br />

el balcón desde el que se comen pipas mientras se sueña despiertos­as y es la<br />

risa contagiosa que vertemos en momentos efímeros que se viven como<br />

eternos.<br />

<strong>La</strong> <strong>amistad</strong> nos concede el don de la ligereza y nos ayuda a comprender que<br />

esto que llamamos mundo sin compartir, sin respetar, sin escuchar, sin<br />

aprender, sin ponerse en la piel del otro­a es un lugar frío, muy frío, glacial,<br />

desprovisto de la magia del vivir, de todas esas cosas que hacen que la vida<br />

valga la pena y la alegría.<br />

LF


El manuscrito<br />

<strong>La</strong> ciudad emergía de la noche entre rescoldos y sirenas. Antoine fue abatido,<br />

Josefine apresada. Yo soy un cobarde.<br />

Ese fue el primer fragmento arrugado del manuscrito que encontré a los pies<br />

de la cama de la habitación 937… Pero empecemos mejor desde el principio:<br />

hacía poco más de un año que abandoné la redacción, mejor dicho, fui<br />

expulsada nuevamente de otro medio. En este desdichado país ya no quedaba<br />

lugar para el periodismo, desde luego no para mí, después de la que se montó<br />

con el Ministro. Yo necesitaba resetear mi vida y necesitaba dinero con<br />

urgencia, así que acepté el trabajo de limpiadora nocturna en el hospital de la<br />

montaña que me consiguió Nastassja, una ex­prostituta con la que entablé<br />

<strong>amistad</strong> seis años atrás durante un reportaje, y con la que entonces compartía<br />

apartamento. No pagaban demasiado ― en ningún sitio lo hacían ―, pero al<br />

menos pasaría desapercibida y no tendría que soportar a censuradores<br />

machistas de mierda. Además, estar toda la noche ocupada era una manera<br />

estupenda de sobrellevar el maldito insomnio. Mi turno iba de doce de la<br />

noche a doce del medio día; durante la noche hacíamos los servicios comunes<br />

a precio fijo, y por el día, nos sacábamos un extra limpiando habitaciones las<br />

cuales cobrábamos por unidad.<br />

¡Oh, Josefine! Aquella madrugada al otro lado del río, yo debí morir. Desde<br />

entonces no ha pasado un sólo día que...<br />

Casi cada mañana, mientras hacía la habitación 937, encontraba un papelote<br />

arrugado junto a la cama con lo que parecía ser una especie de relato o


confesión. Aquel paciente lo hacía a propósito, se hacía el dormido. <strong>La</strong><br />

habitación 937 estaba ocupada únicamente por Leonard, un viejo de mirada<br />

oceánica. Ni siquiera la cicatriz que le quebraba el párpado afeaba la triste<br />

dulzura de sus ojos. El personaje y su misterioso juego de los papelitos me<br />

atrapó. Al fin y al cabo siempre he tenido buen olfato para no dejar escapar<br />

una buena historia. Cada día, me afanaba en terminar más rápido las labores<br />

de mi turno para pasar más tiempo con él. Leonard había perdido el habla tras<br />

su última intervención, pero se hacía entender muy bien con sus notas y con<br />

sus gestos.<br />

―¿No te estarás enamorado del viejales ese?<br />

emoticono jocoso ― Nena, lo tuyo es de película. ¡Juasss!<br />

― preguntó Nastassja con<br />

―¿Por qué todas las putas sois tan retorcidas? ― le espeté picada ― Nas, lo<br />

mío es sólo deformación profesional.<br />

―Y lo mío también, ¡no te jode!<br />

desternillantes emoticonos ―.<br />

― contesto Nas con un sin fin de<br />

Tras el segundo atentado consecutivo en una semana, todo se precipitó. El<br />

apagón de internet fue la señal. De un sólo golpe acabaron con todos nosotros.<br />

¡Qué fácil les resultó! Estábamos siempre enganchados a nuestras pantallas, casi<br />

esclavizados diría yo. Todo estaba allí; nuestros contactos, nuestras aficiones,<br />

nuestras rutinas, nuestras alegrías, nuestras penas, nuestros romances, nuestros<br />

sueños… Nuestros planes. Lo sabían absolutamente todo de nosotros. De la noche<br />

a la mañana, nuestras mejores herramientas de agitación acabaron<br />

convirtiéndose en nuestra peor pesadilla. ¡Qué ingenuos fuimos! Sólo tres días<br />

tardaron en aplastarnos, tres larguísimos días de pánico y revolución muerta.<br />

Ese viejo había participado en los hechos acaecidos dos décadas atrás y<br />

bautizados como el Noviembre Negro. De ahí su aversión a las pantallas y, esa


manía suya de escribir en papel, sólo en papel. Manía de la que yo me burlaba<br />

con frecuencia en nuestras noches de complicidad. Lo reconozco, mi mundo se<br />

había derrumbado y me refugié en aquella habitación y en la empatía de<br />

Leonard. Su interés por lo que le contaba era sincero. Y yo, siempre he sido<br />

tan idiota…<br />

―Cariño, ándate con ojo ― me escribió Nas preocupada ―, Leonard es<br />

majo, pero esos papeles que siempre está escribiendo y guarda con tanto<br />

celo… Nena, a mí me parece todo muy raruno.<br />

―Gracias guapa. Aquí hay algo, lo sé: Leonard me dijo que ellos no<br />

tuvieron nada que ver con el atentado del U.E. Bank del Passeig de Gràcia.<br />

Que fue la excusa para sacarlos de las calles y de las instituciones que tras las<br />

últimas elecciones habían conquistado. Tranquila Nas, sé cuidarme, tomaré<br />

precauciones.<br />

―Pues espero que esas precauciones sean mejores que las que tomas para<br />

el corazón. ― Me soltó ― El personal empieza a chismorrear.<br />

―¡Bah tía! No empieces con eso otra vez.<br />

despedida ―.<br />

― Y salí del chat con un beso de<br />

¿Tú o los otros?, ¿tú o el bien común?, ¿yo, o lo que de mí se esperaba que<br />

hiciese?… Y esa noche, vapuleado por el estruendo escogí la segunda opción;<br />

pudrirme mezquinamente en mi cobardía.<br />

Josefine, me queda poco tiempo...<br />

Este fue el último retazo que me dejó de su historia. Leonard aprovechaba sus<br />

cada vez más espaciados momentos de consciencia para trabajar ensimismado<br />

en su escrito. De la parte emocional no logré sacarle gran cosa, la verdad:<br />

¿Qué sucedió al otro lado del río?, ¿qué tipo de relación tenían Leonard,<br />

Josefine y Antoine?, ¿cuál fue la cobardía o traición que atormentaba a


Leonard? De estas cuestiones solía zafarse ― a veces con tristeza ― rotando en<br />

horizontal el dedo índice y señalándome el manuscrito. Más por necesidad<br />

propia que por táctica periodística, siempre acababa yo contándole mis<br />

miserias.<br />

Una semana más tarde, en mi día libre, Nastassja me escribió alarmada desde<br />

el hospital:<br />

―¡Tu hombrecito no para de llamarte! Al final te vas a buscar un<br />

problema, niña.<br />

No me lo pensé dos veces, me cambié de bragas, me enfundé en el vestido<br />

estampado corto y volé escaleras abajo, dejando agonizar tras la puerta del<br />

apartamento de Nas las últimas notas de piano de "Love Me Or Leave". No<br />

tardé mucho en llegar a la habitación 937. Leonard me entregó un sobre<br />

marrón con el manuscrito dentro y una dirección: Overtoom nº 513.<br />

"¡Josefine, Josefine! ¡Busca a Josefine!", me gritaba con sus labios mudos<br />

aferrándose a mis manos. Estaba muy agitado esa noche. Lo abracé largo y<br />

acaricié su cabeza desnuda hasta que finalmente se durmió. Salí a la escalera<br />

de emergencia y me encendí un cigarrillo. <strong>La</strong> segunda calada fue tan profunda<br />

que me hizo toser. Escupí a la negrura y me quedé embobada contemplando<br />

cómo la tormenta eléctrica se batía en retirada mar adentro. Hacía frío, tiré la<br />

colilla por el mismo abismo que el escupitajo y regresé junto a Leonard.<br />

Acerqué la butaca a su cama y me dormí cogida de su mano.<br />

<strong>La</strong> lluvia dejó el aire limpio, húmedo de mar. El alba se abría paso acribillando<br />

las últimas nubes moribundas, filtrando sus rayos por las rendijas de la<br />

persiana y haciendo que miles de motas de polvo fulgieran dentro de la<br />

habitación. Leonard levantó los brazos, como queriendo abrazar los diminutos<br />

soles que flotaban a su alrededor, y sonrió feliz.<br />

Besé sus labios aún calientes, y salí de la habitación 937 atropellando a las


enfermeras de guardia que en ese instante entraban por la puerta. Abandoné<br />

el hospital en una carrera ciega, sin rumbo… Corrí cuesta abajo, corrí hasta<br />

quedarme sin aliento, corrí hasta dar con mis rodillas en el andén de la<br />

estación, y entonces, apretando el manuscrito contra mi pecho, rompí a llorar.<br />

Ajenos a los ojos electrónicos que les desnudaban desde diferentes ángulos,<br />

una joven pareja se fundía en un ardiente abrazo de despedida. El aullido del<br />

tren anunciando su inminente partida rompió la escena. No, no podía abrir<br />

aquel sobre, aquellas palabras no me pertenecían. Y cogí ese mismo tren del<br />

norte. Camino de la frontera, camino de Josefine.<br />

MG


Mi perspectiva sobre el amor y la <strong>amistad</strong><br />

Lo siguiente que voy a decirte es duro pero es lo que he aprendido con mi<br />

experiencia, mi sufrir, mi alegría, mi persona, mi paso por el mundo, y mira<br />

que no he terminado de vivir. Para mí el amor es algo que te revive del tedio,<br />

que te hace ver el mundo de otro modo, te aleja de la realidad y es como un<br />

libro: lo abres y viajas para siempre. Pero debe ser recíproco, mutuo, dos<br />

partes iguales. Jamás uno debe dar y el otro no, porque eso es abandono. Y<br />

esa persona que tu corazón eligió, por la que se emociona, por la que cree en<br />

lo que ya nadie cree, por quien daría hasta la vida, debe velar por tu bien,<br />

debe preocuparse por ti, descubrir qué te alegra y qué te hace llorar, cómo<br />

salvarte del mundo y de todo lo que venga, adorar tus gestos y hasta tus<br />

defectos, si saltas al abismo debe hacerlo junto a ti y sin saber lo que pueda<br />

pasar, que sea tu escudo y viva por el sonido de tu voz, que ame cada parte y<br />

locura de ti, que te demuestre con actos lo que te ama antes que con palabras,<br />

que la breve vida que te tocó la alargue por ti, que aprenda a entender tus<br />

errores y a superar los obstáculos, que nadie es perfecto y mucho menos tú,<br />

que se mire al espejo y se reconozca sin trampas, que te cuente todo y no<br />

existan secretos, que sea leal y no exista nadie más dentro de él, que jamás<br />

mienta y la verdad sea su pan de cada día, que unir nuestras manos sea unir<br />

nuestros mundos y jamás separarse, que unir nuestros labios sea demoler todo<br />

miedo y reír de la muerte, que se alimente de amor y no conozcamos el dolor.<br />

Ahora bien, espero te haya quedado claro mi idea sobre el amor y cómo se<br />

debe tratar, no a cualquier mujer; a la que amas y deseas gastar todos tus días<br />

con ella. Ahora pasemos a la <strong>amistad</strong>. Se parece en el sentido de la lealtad, la<br />

verdad y el amor mutuo. Salvo que un amigo siga la corriente, un amigo<br />

perdona errores más pronto, un amigo es como tu ombligo o una uña de tu


pie; inseparable y a la vez desesperante. Una <strong>amistad</strong> es como un hermano, es<br />

parte de tu familia sin ser tu sangre, es algo más allá del simple parentesco y<br />

es una conexión de ideas y locuras. Un amigo se alegra de tus victorias,<br />

siempre tiene tiempo para ti y no hay excusas baratas, éste deja todo por un<br />

momento contigo. Aprende que un secreto se guarda y jamás sale de tu boca<br />

ni de tu mirada, que se piensa antes de hablar, que jamás se habla mal a<br />

espaldas de otro, que siempre hay refugio y un hogar cálido, que es un amor<br />

que no se vende ni se cambia, que si uno cae el otro lo sigue y lo levanta, que<br />

se crean memorias inolvidables y destinos atados, que se envejece juntos y se<br />

recuerdan sin peleas, que se emocionarán por cosas sencillas y sabrán superar<br />

la amargura, que la <strong>amistad</strong> es regalar días de tu vida y no pedir nada a<br />

cambio, porque su compañía es el mejor pago. Te lo dejo a mi manera, a mi<br />

estilo: brevísimo, resumido, no cabe en palabras. No para este siglo.<br />

JK


El insomnio de Chica Tormento<br />

Amistad<br />

Nombre femenino<br />

Relación de afecto, simpatía y confianza<br />

que se establece entre personas que no son familia.<br />

“Trabar <strong>amistad</strong>; en tantos años de <strong>amistad</strong> y camaradería,<br />

nunca habían tenido los dos hombres tanto tema de conversación”.<br />

Definición tomada de Google<br />

Chica Tormento entró en el lavabo iluminado con velas y cogió una de las<br />

muchas cajas de tinte rojo. Hoy le apetecía. Tapó el lavabo con el tapón y echó<br />

agua de una de las botellas apiladas al lado de la bañera. Sabía que eran<br />

necesarias para beber, para subsistir, pero pensó que hoy era el día. Abrió la<br />

caja, vertió el líquido en el agua y cogió la brocha. Se la fue pasando por el<br />

cabello de forma metódica. Tenía tiempo. Hoy, como tantas otras noches,<br />

tampoco podía dormir. Mientras se teñía el pelo miró de reojo la ventana del<br />

cuarto de baño, escrupulosamente cubierta de cinta americana.<br />

Chica Tormento no consideraba que Chico Superviviente fuera su amigo, pero,<br />

de alguna manera, su estatus se ajustaba a aquella vieja definición de <strong>amistad</strong><br />

que hablaba de la relación de afecto, simpatía y confianza que se establecía<br />

entre dos personas que no eran familia, tal y como correspondía a su caso.<br />

Quizá, pensó para sus adentros, la persona o personas que definieron <strong>amistad</strong><br />

nunca plantearon su significado en un escenario apocalíptico, (en las obras<br />

literarias o cinematográficas de ciencia ficción, existen muchos escenarios en los<br />

que la humanidad sucumbe a alguna forma de colapso social —una guerra<br />

mundial, una enfermedad—. Suelen llamarse, de forma global, escenarios


apocalípticos o post­apocalípticos, término este último que hace referencia al<br />

futuro posterior a dicha catástrofe. En términos comunes, la etapa apocalíptica se<br />

relaciona con las narraciones de grandes catástrofes, hecatombes, guerras y<br />

tragedias que llevan a la extinción de la humanidad. En cambio, la etapa postapocalíptica<br />

tiene relación con las ideas generales de supervivencia del hombre<br />

sobre el planeta, mezclado con el origen de una nueva era social, un nuevo orden<br />

mundial y la creación de una nueva civilización, posterior al Apocalipsis) justo el<br />

que correspondía a la sociedad actual. Ella, sin dejarse llevar mucho por la<br />

obsesión reflexiva, tenía claro que su relación más que de <strong>amistad</strong> era de<br />

supervivencia dentro de un entorno hostil. Su relación no era de <strong>amistad</strong>, sino<br />

de co­dependencia. Un concepto que recordaba haber leído en alguna parte y<br />

que, básicamente significaba que se trataba de una relación en la cual ambas<br />

personas son dependientes el uno de otro para sostener sus vidas. En esta<br />

condición, cada persona proyectará sus necesidades en el otro de tal modo de<br />

esperar del otro que perpetuamente satisfaga esas necesidades. Esto se<br />

constituye en la base de sus proyecciones mutuas, en la que cada persona ve<br />

reflejadas en el otro su propia realidad interna. Esta proyección recíproca de<br />

realidades internas crea una situación en la cual nadie puede ver claramente,<br />

o siquiera de algún modo, la verdadera realidad del otro. En tanto cada uno<br />

espera del otro que perpetuamente satisfaga sus necesidades, se monta de este<br />

modo el escenario para un amor condicional “te amaré si…”<br />

De este modo, cada persona puede progresivamente perder de vista su propia<br />

identidad en razón de sus necesidades co­dependientes. <strong>La</strong>s dos personas<br />

llegan a estar tan desesperadamente enmarañadas que los límites normales<br />

que generan una relación sana, en la cual las vidas individuales de cada uno<br />

pueden florecer y prosperar, llegan a ser inexistentes. En los peores casos,<br />

cada persona en la relación sentirá que simplemente no puede vivir sin la otra<br />

persona, y hará cualquier cosa para mantener y sostener la relación. En efecto,<br />

cada persona convierte a la otra en la razón misma de vivir, como si cada uno


fuera de facto el dios o la diosa para el otro. Si por cualquier razón uno de los<br />

integrantes es removido de la relación —se produce la muerte, por ejemplo—<br />

o una de las dos personas decide cambiar las dinámicas debido al<br />

enmarañamiento y la co­dependencia, la otra persona lo experimentará como<br />

su propia muerte, como no poder seguir viviendo. El estado psicológico a que<br />

esto conduce es verdaderamente trágico y problemático. Algunos<br />

contemplarán o llegarán al suicidio.<br />

Finalmente, Chica Tormento decidió volver a la gratificante rutina de aplicarse<br />

el tinte del pelo.<br />

Chico Superviviente se despertó de su sueño. Había sido un sueño inquieto,<br />

poblado de monstruos. Como sucedía en la realidad, en el mundo que les<br />

había tocado vivir. Vivir después de la bomba. Sobrevivir.<br />

Se incorporó del colchón donde dormía empapado en sudor. El típico sudor<br />

frío causado por el miedo. Un miedo que ya formaba parte de su personalidad,<br />

como una segunda piel. Miró hacia el pasillo. Vio a Chica Tormento al fondo,<br />

saliendo del váter. Vestía tanga negro y se acababa de teñir el pelo de rojo.<br />

Hoy era uno de esos días. Avanzó hacia él como siempre, como si flotara. Le<br />

gustaba su manera de caminar, tan sutil, tan extraña, como andaría un<br />

fantasma.<br />

<strong>La</strong> relación que Chico Superviviente consideraba que tenían entre ambos sería<br />

la conocida como la condición de consejero/aconsejado. <strong>La</strong> <strong>amistad</strong> se había<br />

vuelto decididamente un concepto arcaico y abstracto. Incluso artificial. En su<br />

caso, la condición de consejero/aconsejado era la que más parecía ajustarse a<br />

la dinámica de sus interconexiones neuronales. Es decir, en esta condición,<br />

una de las personas (Chico Superviviente) siente que la otra (Chica Tormento)<br />

posee cierto conocimiento o información vital de tipo psicológico, que le es<br />

necesaria —conocimiento o información que la persona siente que por sí<br />

misma no posee. <strong>La</strong> otra persona sentirá que en efecto posee esta información<br />

o conocimiento que ofrecer al otro. <strong>La</strong> persona que siente que posee este


conocimiento típicamente parecerá más madura e integrada, y se presentará a<br />

sí misma como muy experta, segura y estable. Pueden parecer introspectivos y<br />

reflejar una sabiduría que es atractiva para muchas personas.<br />

Sin embargo por debajo de esta máscara habrá un individuo altamente<br />

inseguro en términos emocionales. Típicamente este tipo de persona tendrá<br />

enfatizado un miedo de pérdida, traición, abandono, miedos relacionados con<br />

violaciones de confianza, y miedos de persecución si revelan mucho de su<br />

verdadera realidad interna. Por medio de la dinámica psicológica de la<br />

compensación, atraerán a aquellos que parecen más necesitados que ellos. <strong>La</strong><br />

palabra clave es “parecen”. Esto se debe a que en realidad son tan necesitados,<br />

o quizás más, que quienes están en contacto con sus necesidades. Este acto<br />

compensatorio de atraer a otros que parecen más necesitados es creado a fin<br />

de tener una sensación de seguridad, en una relación. Al presentarse a sí<br />

mismos como alguien que puede ayudar a otro a entenderse a sí mismo en<br />

términos psicológicos, piensan que están garantizando su seguridad emocional<br />

al quedar en una posición de control emocional/psicológico. Sienten: “Estoy<br />

seguro porque esta persona me necesita”.<br />

Estas personas poseen la maña para poder gatillar el punto<br />

emocional/psicológico más débil en la otra persona de tal modo de poder<br />

presentarse a sí mismas como la persona que les ayude a salir de esa situación.<br />

Sin embargo, si la otra persona realmente comienza a sanar, o comienza a<br />

comprender las cosas por sí misma, entonces el consejero comenzará a<br />

sentirse amenazado e inseguro. En consecuencia, esta persona puede ser muy<br />

manipuladora en formas bastante encubiertas a fin de mantener su posición<br />

dentro de la relación, dado que su seguridad emocional se encuentra en juego.<br />

En los peores casos esta persona, que una vez pareció tan amable y útil, se<br />

vuelve abusadora y vengativa cuando comienzan a exo­actuar otra vez sus<br />

temores más profundos de pérdida emocional, abandono, y traición.<br />

A la inversa, el aconsejado en este tipo de relación se presentará a sí mismo


como alguien que necesita al consejero. Al comienzo de la relación, el<br />

aconsejado sentirá, nuevamente, que el consejero simboliza o representa algo<br />

que necesitan y que, según su propia estimación, no poseen. De este modo, le<br />

entregan su poder al consejero, quien se sentirá muy feliz de tomar ese poder,<br />

por cuanto sirve a su necesidad de seguridad emocional y psicológica. El<br />

problema inherente es que el aconsejado sólo mantendrá la relación mientras<br />

duren las necesidades que los llevaron a estar en la relación inicialmente. Y<br />

una vez que estas necesidades son satisfechas, entonces querrán terminar la<br />

relación, ya sea porque han aprendido a satisfacer sus necesidades propias, o<br />

porque han descubierto una nueva serie de necesidades que el actual<br />

consejero/compañero no puede satisfacer. Así, se sentirán atraídos hacia a<br />

otro del tipo consejero que ahora represente o simbolice la capacidad de<br />

satisfacer estas nuevas necesidades.<br />

Para ambos, consejero y aconsejado, pude producirse un karma de<br />

manipulación por razones que son únicas para cada uno. Ambos son<br />

dependientes de sus roles para sentirse seguros. Típicamente, este tipo de<br />

relación refleja un desequilibrio inherente, en el cual el consejero es quien más<br />

da, y el aconsejado quien más recibe. Generalmente, el consejero está de lo<br />

más feliz dando, por cuanto lo hace sentir seguro. Pero bajo esta aparente<br />

felicidad, el consejero no está realmente feliz porque sus necesidades<br />

profundas no están siendo tomadas en cuenta —la necesidad profunda de<br />

contactarse con sus temores de pérdida y traición, y de examinar los factores<br />

causales y las razones de esos temores. Esta es la razón por la cual el consejero<br />

inconscientemente recreará la pérdida, abandono, violación de confianza, y la<br />

percepción de confianza vía este tipo de relación. <strong>La</strong> repetición de esta<br />

dinámica a través de la psicología de la repetición compulsiva, en algún punto,<br />

llegarán a ser emocional y psicológicamente honestos consigo mismos. Por<br />

supuesto, cuando esto ocurre, ¡el consejero puede convertirse en el<br />

aconsejado!


Chica Tormento vió a Chico Superviviente mirándola. Recordó el día que<br />

entró en su vida. Cuando salió a buscar provisiones en la tormenta. <strong>La</strong><br />

tormenta los protegía de las bestias. Eso lo había aprendido hace ya mucho<br />

tiempo. A las bestias no les gustaban los rayos ni el agua enfurecida con ese<br />

ligero toque de ácido. Lo encontró en un viejo centro comercial, agazapado en<br />

la oscuridad, con los cabellos completamente blancos. Le tendió la mano y se<br />

lo llevó a casa, al igual que su mochila llena de cajas de tinte rojo. En<br />

ocasiones, no había suerte con la comida.<br />

Ninguno de los dos sabía de dónde habían salido las bestias.<br />

(El sueño de la razón produce monstruos)<br />

Ninguno recordaba de dónde procedían ni quiénes habían sido antes de la<br />

bomba. No quedaban fotos. No quedaban recuerdos. Sólo existían las bestias,<br />

los sueños angustiosos de Chico Superviviente y el insomnio de Chica<br />

Tormento.<br />

(Cuando la razón dormita, los miedos despiertan, lo atávico se despereza, los<br />

temores primitivos nos poseen, las pesadillas plagadas de engendros y fantasmas,<br />

de seres imposibles y espectros que vagan errabundos nos invaden sin tregua...<br />

Cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelven visiones)<br />

Chico Superviviente la miró mientras se acercaba al colchón y cogía algo de<br />

ropa de debajo de la almohada. De fondo, pudo escuchar la lluvia.<br />

—¿Vas a salir?— le preguntó bajo el manto de canas de su pelo.<br />

—¿Tú qué crees?<br />

—¿Sigues sin poder dormir?<br />

Ella se rió. Aunque fue una carcajada hueca. Como a desgana.


—¿Sabes? Creo que lo que me pasa es que no quiero dormir. Ya perdí la fe en<br />

los sueños. Tú deberías hacer lo mismo. ¿Sabes?, en el fondo te aprecio.<br />

Últimamente, pienso mucho en ello. En que quizá, en otro contexto,<br />

podríamos haber sido buenos amigos... de esos que salen por ahí en grupo y<br />

que beben y que echan unas risas y que se consuelan mutuamente las penas...<br />

podríamos haberlo sido. Amigos. Buenos amigos y, ¿por qué no?, amantes...<br />

pareja... ¿quién sabe?...<br />

—¿No quieres que follemos antes de irte?<br />

Chica Tormento lo miró. Le gustaba follar con él. Pero, hoy no le apetecía.<br />

Hoy era uno de esos días.<br />

(Está comprobado que las emociones intensas despiertan la libido. <strong>La</strong> descarga de<br />

adrenalina crea euforia, y los opiáceos que se generan después de la intensidad<br />

del riesgo parecen generar el cóctel perfecto que abre las puertas al sexo. Si<br />

seguimos este razonamiento, parece que si se quiere conquistar a alguien, el<br />

compartir situaciones que impliquen riesgo podría ser un buen desencadenante.<br />

Sin embargo, nadie asegura que una vez pasado ese episodio, la fascinación del<br />

enamoramiento se convertirá en amor. Ese enigmático sentimiento se rige por<br />

factores mucho más complejos)<br />

No le contestó. Se vistió con prisa. Cogió una vela y fue a otra habitación. Se<br />

puso sus botas y cogió uno de los fusiles. Y su mochila. Se la puso a la espalda<br />

y se encaminó hacia la puerta de salida pasando a través de ventanas<br />

condenadas con cinta americana para no dejar filtrar la luz, para impedir que<br />

las bestias del exterior pudieran descubrirles. Abrió la puerta sin mirar atrás,<br />

sin mirar a Chico Superviviente. Sabía que si lo miraba éste intentaría<br />

convencerle con su miedo para que no saliera, y no podía consentirlo.<br />

Necesitaba más tinte rojo. Hoy era uno de esos días.<br />

Chico Superviviente la miró cuando cerraba la puerta tras ella. Cogió una


almohada y la apretó contra su pecho, mientras miraba cómo ardían las velas<br />

que iluminaban la casa. Su guarida. Escuchó con atención y deseó con todas<br />

sus fuerzas que no dejara de llover, porque si cesaba de llover las bestias<br />

volverían a salir. Y no quería tener insomnio. Como Chica Tormento. Aquella<br />

chica que, quizá, en otro contexto, podría haber sido su mejor amiga.<br />

FIN<br />

Nota del autor:<br />

Parte de este texto se ha elaborado con la técnica cut­up o de recortes, que es un<br />

género o técnica literaria aleatoria en la cual un texto es recortado al azar y<br />

reordenado para crear un nuevo texto. Sólo matizar que, en el caso que nos<br />

ocupa, el recortado ha sido reordenado de forma selectiva y no meramente<br />

aleatoria.<br />

Fuentes de los textos: Wikipedia, The Jeffrey Wolf Green School of<br />

Evolutionary Astrology y susurrosenred.blogspot.com<br />

JMV


Círculo de fuerza<br />

Energía. Pura energía. El abrevadero donde apagar la sed. Fuente de<br />

entendimiento y comunicación. Apoyo condicionado, por algo son humanos.<br />

<strong>La</strong>zos que el tiempo no rompe. Complicidad sin palabras. Diversión<br />

compartida. Derroche de alegría. Soporte. Ancla.<br />

No es fácil que todas estas coincidencias converjan en tiempo y lugar, menos<br />

aún en una sola persona. De ahí que el suelo que apoya nuestros pasos esté<br />

formado por pequeños mosaicos, cristales que se fusionan a veces<br />

ensamblando una plataforma pétrea que nos sustenta. En otras, apenas cabe<br />

nuestro pie sobre el baldosín aislado que sujeta nuestro peso.<br />

Los amores vienen y van en nuestras vidas. Aparecen como astros fulgurantes<br />

que iluminan el cielo de la realidad durante ¿minutos? ¿horas? ¿meses?<br />

¿años? Al fin se desvanecen flotando en el espacio de silencios y olvido.<br />

Pasajeros efímeros en nuestro vehículo alado. Durante ese tiempo las otras<br />

presencias se diluyen, amortiguan su protagonismo, perviven en paralelo,<br />

comparten momentos, viven y permanecen.<br />

En los peores trances de la existencia, cuando el abismo se abre a los pies<br />

dejándonos aislados en el tiempo que nunca debiera haber existido. Cuando la<br />

sensación de ahogo, de pérdida, de incapacidad, es tan grande que bloquea el<br />

entendimiento y nos deja incapaces, encontramos tendida una mano, realidad<br />

que espanta tinieblas. Cuando no se puede hablar con nadie porque duele<br />

hasta el aliento y no queremos arrastrar en nuestra desventura a los seres<br />

vulnerables a nuestro dolor, acudimos a un buen amigo. Ése que sufre con<br />

nosotros, pero no tanto como cuando hay vínculos de sangre, él lo vive de otra<br />

manera. Objetivo en sus juicios desenreda la trama que asfixia nuestra lengua.<br />

Esos amigos que contamos con los dedos de la mano si tenemos suerte. A


veces sobran dedos. Esos que conocen todos nuestros secretos susurrados a<br />

media voz en largas noches de ron, al borde de lágrimas de risas o de tristeza.<br />

Pocos, es cierto. Tan buenos que superan todas nuestras expectativas cuando<br />

desolados llamamos a su puerta. Valientes, indómitos, constantes, acuden y<br />

comparten con entusiasmo la descarga de nuestros azares, desventuras,<br />

confidencias.<br />

Círculo de fuerza que protege la vulnerabilidad que esconde el alma tras su<br />

forjada fortaleza. Con ellos estamos seguros, su generosidad aumenta nuestras<br />

defensas, chute de valor que aniquila incertidumbres, el miedo, la soledad, la<br />

apatía.<br />

<strong>La</strong>s malas rachas llegan a todos los jugadores en el póquer de la vida. Los<br />

buenos amigos saben consolar de la pérdida cuando entra una mala mano, y<br />

estallan de gozo en la celebración cuando ganamos la partida.<br />

Qué bueno saber que están, a las duras y a las maduras. En épocas de<br />

abundancia y escasez. Ellos. Los únicos. Fundamentales a lo largo de los años.<br />

No importa el tiempo transcurrido, se reconocen en una mirada. <strong>La</strong>zos<br />

permanentes se restablecen con una palabra. Todo sigue igual.<br />

Círculo de fuerza que se cierra con un abrazo. Energía. Pura energía.<br />

MB


POESÍA<br />

De amigos<br />

Por agreste camino<br />

zurean antiguos cipreses<br />

bordeando charcas cubiertas de deseos<br />

e inmóviles lentejuelas.<br />

Vislumbrada vida, magia de la noche<br />

con aquellos halos perfectos<br />

cual ritual de afanes, promesas<br />

y arrojos.<br />

Seducidos por arcanos<br />

acordamos guardar bajo llave<br />

aquel universo nocturno,<br />

su esencia.<br />

El tiempo pulsa<br />

su órbita incandescente.<br />

Y resuelto en mis propios excesos<br />

admito que apenas lo he usado,<br />

mas aún lo conservo<br />

con emoción.


Como ayer<br />

A Paqui, Rocío y José Manuel (mi mujer e hijos)<br />

Uno se desacostumbra suavemente a lo terreno<br />

Rainer Maria Rilke<br />

<strong>La</strong>s Elegías de Duino<br />

Suavemente recupero sonidos, luces<br />

y olores, sensaciones entremezcladas<br />

como pequeñas gotas en la lluvia.<br />

<strong>La</strong> emoción habita esta sierra<br />

en donde apenas unos vocablos<br />

embocan la vida al interior.<br />

A lo lejos tañen campanas,<br />

siembra el tiempo luctuosas cadencias<br />

mientras escucho diferentes gorjeos,<br />

savia y hálito, confundidos con el humo<br />

que se arrastra ladera arriba.<br />

Almendros, granados y nogales,<br />

olivos e higueras en esta tierra que parece<br />

no cambiar sino con secular lentitud,


como vislumbro que nos ocurre a nosotros<br />

que ni una vida es suficiente<br />

para mudar sentimientos.<br />

Cae la tarde, el silencio ha dejado de ser.<br />

<strong>La</strong> niebla avanza, florece la lentitud<br />

del aire, la lentitud que trae aromas frutales.<br />

¡Qué intensidad madurando la higuera,<br />

qué bueno que vuelva a oler rico<br />

el aire entre recuerdos!<br />

Este instante me sobrecoge<br />

como si de ayer se tratase,<br />

busco a mi alrededor y deseo<br />

que haya escampado a tiempo.<br />

JMR


Tengo amigos prestados<br />

A Manolo<br />

Tengo amigos prestados<br />

que sudan cortesía.<br />

Limpian los corredores<br />

de entrampos y polillas<br />

del polvo del invierno,<br />

de trozos que se guardan<br />

sin darles nuevas vidas.<br />

Tengo amigos<br />

a los que las goteras<br />

les regalan dibujos de amapolas abiertas<br />

que miran desde arriba,<br />

que conducen camellos<br />

― que deberían serlo―<br />

transformados en burros<br />

por bosques de trigales y encinas<br />

con sombrero de paja,<br />

que te dejan coger ciruelas de su huerto<br />

y te sonríen.<br />

Tengo amigos<br />

― qué suerte―<br />

que amenazan con irse<br />

pero que permanecen


y construyen islotes<br />

para que no te mojes<br />

cuando cruzas el río<br />

y te ofrecen olivas y pescado<br />

y te mantienen con vida.<br />

EQG 1965­2006


Compañeros de juegos<br />

Tengo compañeros de juegos<br />

que ya no están<br />

leucemia, corazón y pulmón<br />

se los<br />

han llevado<br />

a<br />

todos<br />

en la<br />

flor<br />

de su vida.<br />

Tengo compañeros de juegos que<br />

entraron en el<br />

corredor de la muerte<br />

algunos<br />

han salido<br />

incluso<br />

varias veces<br />

otros quedaron<br />

allí para siempre jamás.<br />

Tengo compañeros de juegos<br />

que se perdieron<br />

en la memoria<br />

su


memoria<br />

y se cambian el nombre<br />

pero no cambian su<br />

sonrisa<br />

sus<br />

rizos<br />

y<br />

nunca<br />

nunca<br />

me cambian mi nombre.<br />

FZA


Déjame enjugar tu llanto<br />

Déjame enjugar tu llanto<br />

con hojas de naranjo.<br />

Ofrecerte mis manos,<br />

cántaros para tus lágrimas.<br />

Y en la espera de tu destino<br />

pintaré ágil con mis dedos<br />

consuelo para tu tristeza.<br />

Quererte como a un amigo<br />

que de estar solo enferma.<br />

Caminaremos por la playa.<br />

Haremos una cometa,<br />

felices la elevaremos.<br />

<strong>La</strong>s gaviotas tirarán jugando<br />

los retazos de una nube<br />

como ofrenda amanecida<br />

cantándote te quiero.<br />

Te arroparé dulcemente<br />

con caricias luminosas, para<br />

hacer resplandecer tu alma.<br />

Corramos dentro de las olas,<br />

descubramos los pececillos<br />

en sus rocosos escondrijos


de acuáticos cobijos.<br />

¡Ven!, hagamos castillos,<br />

pintemos nuestros nombres,<br />

rodemos por la arena;<br />

sol, brisa, junto a las lagartijas<br />

que suben hasta las rocas<br />

atónitas, mirándonos.<br />

Jugar y reír, como niños.<br />

Déjame enjugar tu llanto<br />

con hojas de naranjo.<br />

Ofrecerte mis manos,<br />

cántaros para tus lágrimas.<br />

Espantaré a las pesadillas.<br />

Protegeré tus ilusiones.<br />

En tu jardín tejeré estrellas<br />

Y te pondré la luna,<br />

amarrada a una palmera,<br />

cerquita a tu ventana.<br />

Y en resplandor sea ella<br />

luciérnaga sobre hoja.<br />

En medio de la noche<br />

sin dar importancia a las penas,<br />

sin pensar siquiera,<br />

que a la noche el sol<br />

no le precediera.


¡Ven!, olvidemos por un rato<br />

que tienes bigotes y yo canas.<br />

Charlemos como niños<br />

descubriendo nuestras verdades.<br />

Haré mi vida estancia.<br />

Habitarla será tu dicha.<br />

Placer, felicidad, la mía.<br />

RAG


En la niebla<br />

A Antonio Martín<br />

Hoy es un día de mierda.<br />

Y en la bruma del amanecer, cuando los colores aún están por hacer, te me<br />

cuelas en otras risas, otras penas, otros rostros.<br />

El azar es caprichoso y el duende del subconsciente trata de paliar tu pesada<br />

ausencia. No te imaginas la de cosas que te iba a contar, querido compañero.<br />

Nos íbamos a partir de risa, como en los viejos tiempos.<br />

Hoy voy a tratar de ser razonablemente feliz, hoy voy a decirle a mis amigos lo<br />

mucho que los quiero; que la vida se nos escapa como un puñado de arena<br />

entre las manos, que el mañana igual no existe, y que el tintero clama por<br />

derramarse.<br />

¡Joder tío!, hoy es un día de mierda.<br />

Hoy hace un año que vuelas libre en la niebla.<br />

MG


Quien probó, lo sabe<br />

Ponerse de mala hostia, llegar tarde,<br />

apuñalarse, curarse la herida,<br />

romper cristales, llantos, despedidas,<br />

apagar el egoísmo cuando arde.<br />

Beber hasta tirarse por los suelos,<br />

cabrearse, vomitarse los coches,<br />

apurar como última cada noche,<br />

amansar cabezas duras como hielo.<br />

Escucharse, desarmar la impaciencia,<br />

prestar las manos, cogerse los codos,<br />

abrazarse, mentiras, transparencia.<br />

Besos, risas, enfados, todo cabe,<br />

perdonar, dar un nada por un todo;<br />

cosas de <strong>amistad</strong>, quien probó, lo sabe.<br />

BAG


Farrah<br />

Farrah tenía una guitarra negra<br />

con cuerdas tan tensas que parecían rayos,<br />

ella la tocaba con sus manos tibias,<br />

la bestia aplacada y el monstruo bailando.<br />

Insomnio en la voz, fandanguito amargo,<br />

los ojos plantados, la nota clavando.<br />

...y le salía del tórax un quejido profundo<br />

que Farrah asfixiaba fumando y fumando…<br />

gitaneo ­ limbo ­ errante ­ virada<br />

…y le salía del tórax una voz tan genuina<br />

que ella la premiaba tomando y tomando…<br />

fina ­ copa ­ néctar ­ faringe ­ extasiada<br />

El duende le besa sus piernas delgadas,<br />

Farrah toca su arma con tierna mirada.<br />

Es la dosis justa la que te estremece:<br />

poesía ­ pura ­ salvaje ­ indigente<br />

Desnuda la noche, libera tus frentes<br />

y siente el placer de ese acorde intenso


que te hace crecer,<br />

texturas de sombras, la voz del rubor,<br />

te quita esa culpa y alivia el ardor.<br />

…y le sale del tórax un cante de vida<br />

que eriza los pelos, que cose la herida…<br />

fiera ­ labios ­ bus ­ seda ­ ¿en la medina?<br />

Alcohol en las venas, resina en la pipa,<br />

gitana de sombras y tardes perdidas,<br />

con su pelo largo, sus botas vaqueras.<br />

Árabe­española, desierto de almendra,<br />

cabalgando a oscuras su guitarra negra<br />

en plano cerrado para que no veas<br />

y sientas y sientas y sientas…


No soy un Ave Fénix<br />

Poppy combatió en la guerra de Afganistán,<br />

de allí volvió con una pierna<br />

menos.<br />

Yo la ayudaba a ducharse y a vestirse,<br />

pues ella todavía tenía dificultad<br />

para mantener el equilibrio.<br />

Era una chica muy maja<br />

a pesar de su tragedia.<br />

Los jueves en la tarde la ayudaba<br />

a preparar su habitación<br />

antes de que viniese su novio a visitarla.<br />

Ella lo esperaba en la cama,<br />

adornada con largos collares de cuentas brillantes,<br />

leyendo fanzines y tomando té rojo.<br />

Yo limpiaba su casa por 12 $ la hora,<br />

le dejaba hecho algo de cena<br />

(le encantaba mi tortilla de patata),<br />

colocaba incienso y flores<br />

y antes de irme<br />

conversábamos un poco.


Nunca hablamos de la guerra.<br />

Sólo me contó que se llamaba Amapola<br />

pero que en el ejército la llamaban Poppy.<br />

<strong>La</strong>s dos teníamos una fascinación<br />

por su “transtibial” prótesis: “The C leg”.<br />

“The C Leg” era el artefacto más moderno<br />

con el cual yo había tenido contacto.<br />

Trabajé 14 meses para Poppy Richardson<br />

y me fui cuando pudo caminar cómodamente.<br />

Me despedí diciendo:<br />

“Adios… Ave Fenix”.<br />

Ella me respondió:<br />

“Blanca, me alisté en el ejército porque era joven<br />

y me gustaba jugar con fuego,<br />

pero no creas, no soy un ave fénix,<br />

mi corazón está lleno de cenizas,<br />

mías y de otros a los que también hice daño”.<br />

Su cara era una cara dura, desconocida.<br />

No había nada que yo pudiese decir,<br />

me sentí muy triste.<br />

Aquella tarde hace 7 años,<br />

fue la primera vez


que realmente entendí<br />

lo que significa la guerra.<br />

BH


ARTES VISUALES<br />

ARTES VISUALES


ARTES VISUALES I


Concha Martínez Pasamar


ARTES VISUALES II


Marisa S White


ARTES VISUALES III


Joaquín Ferrer Guallar


ARTES VISUALES IV


Blanca Fernández Portas


COLABORADORES<br />

Ana Carrasco Conde<br />

Ana Carrasco Conde es filósofa, ensayista y profesora de Filosofía Moderna y<br />

Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid. Es especialista en filosofía<br />

alemana de los siglos XIX­XX, romanticismo, filosofía clásica griega, historia conceptual y<br />

estética. Interesada en investigar las zonas de sombra de la razón, desarrolla sus líneas de<br />

interés en torno a dos grandes bloques: por un lado el problema del mal, el terror, la<br />

conformación y la destrucción de la identidad; y por otro, el problema de la memoria y el<br />

recuerdo, la catástrofe, la construcción de la historia y el impacto de estos elementos en la<br />

ciudad. Algunos de sus libros son Infierno horizontal (PyV, 2012), <strong>La</strong> limpidez del mal (PyV,<br />

2013) y Presencias irreales (PyV, 2016). Sobre la ciudad, la identidad y la memoria pueden<br />

leerse sus textos en Los nombres (Newcastle ediciones, 2015), Ideas que cruzan el Atlántico<br />

(Escolar y Mayo, 2015) o <strong>La</strong> utopía de los libros (Biblioteca Nueva, 2016) coordinado por S.<br />

Pinilla. Es editora del número colectivo dedicado a las relaciones entre Fichte y Schelling de<br />

la Revista de Estudios Sobre Fichte (núm. 3, 2012), del volumen El fondo de la historia.<br />

Estudios sobre Idealismo y Romanticismo (Dykinson, 2013) y del libro <strong>La</strong> ciudad reflejada<br />

(Díaz&Pons, 2016).


David Aliaga Muñoz<br />

David Aliaga Muñoz (Hospitalet de Llobregat, 1989) es un periodista, traductor, escritor e<br />

investigador español, especializado en literatura contemporánea. Es licenciado en<br />

Periodismo, y postgrado en Periodismo Sociolaboral, por la Universidad Autónoma de<br />

Barcelona, así como doctorando en Teoría de la literatura y literatura comparada. Ha<br />

colaborado con diversos medios de comunicación local como Ràdio L'Hospitalet, Ràdio<br />

Horta­Guinardó o la revista Mà, destacando sus columnas de opinión sobre temas de<br />

inmigración y multiculturalidad para esta última.<br />

Más adelante centra su formación en la narrativa contemporánea y colabora con medios<br />

especializados como las revistas Quimera, Librújula, Qué leer y Paralelo Sur o los medios<br />

digitales Blisstopic y SomAtents, en los que publica crítica literaria y entrevista<br />

regularmente.<br />

Ha publicado ensayos breves en publicaciones académicas. En 2012 publicó su primer libro,<br />

Los fantasmas de Dickens, en el que presenta una visión novedosa de Charles Dickens<br />

alejada de su figura de escritor social.<br />

En junio de 2013 se publica su debut en la narrativa de ficción con Inercia gris, volumen de<br />

relatos que recoge la tradición del realismo sucio estadounidense y que gozó de una buena


ecepción por parte de la crítica.<br />

Su segunda obra de ficción es la novela breve Hielo, publicada a finales de 2014 y en 2015<br />

publica su nuevo libro de relatos Y no me llamaré más Jacob.


Andrés Ortiz Tafur<br />

Andrés Ortiz Tafur (Linares, 1972). Músico y colaborador habitual en medios de prensa<br />

escrita. Es autor de dos libros de relatos: Caminos que conducen a esto (El desván de la<br />

memoria, noviembre 2013) y Yo soy la locura (Huerga & Fierro, abril 2015), con el que<br />

obtuvo el XXIV Premio Anual de Escritores Noveles.


<strong>La</strong>ura Freijo<br />

Fotografía de Eugenia Gusmerini<br />

<strong>La</strong>ura Freijo Justo. Dramaturga, directora, pensapoadora, y periodista. Ha estrenado obras<br />

como Refugio en las Rocosas (autora y directora), Massa tard per ser pessimista (textos y<br />

letras canciones), El rap de <strong>La</strong>dy M (Autora. Finalista Premi UNNIM 2011), <strong>La</strong> candidata<br />

(Autora y directora) o Perdona la locura (Autora). De otras obras suyas como <strong>La</strong> vida<br />

somiada, Te recuerdo en Werther, Düsseldorf, ¿Te enrollarías con Woody Allen? o Sóc bona se<br />

han realizado diversas lecturas dramatizadas o semimontajes. También ha escrito las piezas<br />

para radio Apuchtin, l’àngel dolent (COMRàdio), Cops (ONA CATALANA) o <strong>La</strong> cançó de la<br />

meva vida (CATALUNYA Ràdio). Es codramaturga de Mercè, viatge i desig (2008), en<br />

homenaje a Mercè Rodoreda, Mara Truth, un latido escénico (2012) y Un hangar al cor de<br />

l'estranyesa (2012), a partir de Muelle Oeste de B. Marie Koltès. Desde 2010, representa los<br />

recitales unplugged Soy lo que estás buscando y <strong>La</strong>s caras B. Coordina los talleres de<br />

escritura teatral FICCIONANDO y forma parte la coodinación del laboratorio de<br />

experimentación teatral TRANSFormer VACA. Como periodista ha trabajado en la radio y<br />

ha colaborado o colabora con diferentes publicaciones como HAMLET, MAGLes, Singles­<br />

Sexologies o ENTREACTE, revista de las artes escénicas.


Miguel García<br />

Miguel García Córdoba (Badalona, 1970).<br />

Obrero, piloto de parapente y paramotor, autodidacta. Libertario dando guerra en las calles<br />

y en las RRSS:<br />

Twitter http://twitter.com/#!/15Mmikel<br />

Instagram http://Instagram.com/15mikel<br />

Blogger http://15mikel.blogspot.com/<br />

Youtube http://www.youtube.com/user/HAl9000Mikel<br />

Facebook https://m.facebook.com/profile.php?id=100006948467805


Joseph Kapone<br />

José Manuel Delgadillo G. (Hermosillo, Sonora, México, 16 de enero de 1989). El escritor<br />

Sombrilla. Es mejor conocido como Joseph Kapone. Es un joven escritor mexicano<br />

reconocido alrededor del mundo gracias a su estilo poético y a las narraciones<br />

extraordinarias a las que uno no está acostumbrado. Se dio a conocer al abrir un blog y<br />

plasmar sus ideas a los demás. En 2016 cumple 20 años como escritor independiente...


José Manuel Vara<br />

Nacido en 1965.<br />

LIBROS PUBLICADOS:<br />

Ego Pervertum, junto a Denisse Sánchez. Neurótika Books, 2010.<br />

Daño Selectivo. Neurótika Books, 2011, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2013.<br />

<strong>La</strong> habitación roja. Neurótika Books, 2011.<br />

Poesía bastarda de saldo, Neurótika Books 2012.<br />

Dead Zone, poesía de Lucía de Fraga y José Manuel Vara. Neurótika Books, 2012.<br />

Pecados capitales y emociones asociadas. Neurótika Books, 2013.<br />

<strong>La</strong> zona muerta, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2014.<br />

FANZINES, ANTOLOGÍAS, ETC.:<br />

Resaca, Hank Over, un homenaje a Charles Bukowski. Ed, Caballo de Troya. Vinalia<br />

Trippers, Plan 9 del espacio exterior. Viscerales. Ediciones del Viento. Esto no rima,<br />

antología de poesía indignada, Editorial Origami. Una navidad de muerte, Editorial<br />

Origami. Vinalia Trippers, Trippers from the Crypt. Vinalia Trippers, Spanish Quinqui.<br />

Underground Boys. Neurótika Books.<br />

Gestiona: Editorial Neurótika Books: http://issuu.com/varaneurotika<br />

Blog: http://atrocityexhibitionfanzine.blogspot.com.es/


Maica Bermejo<br />

Maica Bermejo Miranda (Guadix­Granada).<br />

Escritora de poemas, relatos y cuentos.<br />

Ha participado en la antología Seda y Fuego. Colabora en las revistas literarias digitales<br />

Hankover, Acantilados de Papel, Culturamas, <strong>Excodra</strong> y Extramuros.<br />

Sus cuentos “<strong>La</strong> Bruja de la lana” y “<strong>La</strong> rueda del tiempo” han sido publicados en la<br />

antología Cuentos de Navidad I y II Certamen “Ángeles Palazón”. Ha participado en el<br />

fanzine Vinalia Trippers con el relato “Wild Wild West”. Forma parte del Proyecto<br />

"Escritores Perdidos" en el <strong>La</strong>rgometraje documental “Perdidos. Un lugar para encontrar”,<br />

Un retrato directo y frontal sobre la generación perdida de la literatura española.


José Manuel Ramón<br />

José Manuel Ramón (Orihuela, Alicante, 1966). Reside en Fuengirola (Málaga).<br />

Cofundador de la revista de creación Empireuma en 1985 y codirector de la misma hasta<br />

1991. Incluido en las antologías Escrito en Alicante (Alicante, 1985), Muestra de joven poesía<br />

hispánica de la revista Ventanal (Univ. Perpiñán, Francia, 1986) y El libro de plomo<br />

(Orihuela, 2013). Colaboraciones en <strong>La</strong> cuerda del Arco (Sevilla), Perfil poético de los países<br />

latinos (Niza, Francia), Norte (México), International Poetry (Moorhead, EEUU), Acantilados<br />

de papel (Murcia) y Ágora­Digital (Murcia). Ha publicado la plaquette Génesis del amanecer<br />

(Orihuela, 1988), con prólogo de Jorge Cuña Casasbellas y el libro <strong>La</strong> senda honda<br />

(Devenir, 2015), con prólogo de José Luis Zerón Huguet.


Eva Quintanilla González<br />

Eva Quintanilla González. León. 1965­2006. Artista multidisciplinar. Titulada en Audición y<br />

Lenguaje. Realizó estudios de Grabado en la Escuela de Artes Aplicadas de León.<br />

http://evaquintanilla.blogspot.com.es/


Felipe Zapico Alonso<br />

Fotografía de Babel Estudio. Autor Demian Ortiz.<br />

Felipe Zapico Alonso. Mamífero anartista de la camada de 1960.<br />

Tragos, se editaba por parte de Eloísa Otero en 2008 en la colección digital Traviesas de<br />

Poesía; y en 2009 la editorial Eolas editaba Litro de versos, El hueco que me habita en<br />

Banderines del Zaguán 2010, Nanoediciones edita el año 2010 un mini poemario titulado<br />

Engendrando hábito y el 2011 Balances Parciales, en el 2013 Origami se encarga de sacar<br />

El ladrón de peras. Ese mismo año Eolas vuelve a confiar en un proyecto en los que mis<br />

poemas forman un libro unitario con las fotografías de Santos Perandones, Fotomatón.<br />

Como no hay dos sin tres terminamos el año sacando Cosas en Zoográfico, el tercer<br />

poemario del año.<br />

En mayo de 2014 aparece The Bestiario, editado por la editorial digital ebookprofeno, con<br />

100 ejemplares en papel, numerados y firmados.<br />

En estos años he colaborado en prosa y verso en diversas antologías, proyectos conjuntos y<br />

revistas y fanzines: Simpatía por el relato, Vinalia Trippers, El casco, <strong>La</strong> hamaca de tela,<br />

Voces del Extremo, Poetas del 15M, Aftersun en Pulp Black Box, Gatos y Mangurrias, Esto<br />

no rima, Infierno Suave, Poesía Armilar, Elefante Rosa Fanzine, Revista Ombligo, Alquimia<br />

Tierra, Meando contra viento, <strong>La</strong> Conserva, El camino del corazón solidario Dos poemas y<br />

un café, Antología Campamento Dignidad Poemas para la conciencia, Voces del Extremo,


Imagina cuantas palabras, Nómadas, Antología JA!MUSEU y Antilogía Dolores de poesía en<br />

los bares.<br />

Paseo por el mundo mirando y esa mirada trato de optimizarla tirando fotos de casi todo lo<br />

que veo, todo lo que miro, lo que observo y por supuesto lo que admiro.


Rina Altamira<br />

Rina Maribel Altamira Gómez, nacida en Quintana Roo, Cozumel, México, de padres<br />

yucatecos, el 4 de enero de 1969. Su trayectoria hacia la escritura comenzó formalmente en<br />

el año de 2012 siendo autodidacta pero siendo verdaderamente artesana de las palabras<br />

dedicándose a escribir y describir todos los sentimientos que atan y desatan a lo que se le<br />

llama poesía. Sus dos primeros libros electrónicos se estuvieron en Amazon.com, los cuales<br />

fueron la prueba de que estaba hecha para escribir sin una carrera profesional. Estos<br />

ejemplares fueron titulados "Un mar de poemas" y "Cartas de amor, despedida a la<br />

depresión". Tomó la decisión de quitarlos de la página de ventas y los fue puliendo hasta<br />

convertirlos en mejores escritos. Uno más de sus trabajos en los que ha participado fue en el<br />

año de 2014 en un concurso local llamado "Flores a Cozumel", el cual fue organizado por la<br />

Dirección de Cultura del municipio. Durante todo este tiempo ha estado apoyando a<br />

diferentes escuelas secundarias y universidades con sus talleres de lectura y ferias de libros,<br />

organizando por institutos a favor de sus docentes para incrementar el gusto en la lectura.<br />

En este momento se encuentra evolucionando como ser humano, escritora y poeta.


Borja Angosto Rubio<br />

En octubre del ’87 nace Borja Angosto Rubio en Cartagena, aunque desde los veinte años<br />

reside en Valencia.<br />

Hace unos años, en El Eco de Cartagena, le brindaron la oportunidad de colaborar con<br />

ellos. Firmaba todas las semanas una columna de opinión, “Puerto de Ignorancia”.<br />

Asomó por primera vez la cabeza en un medio a nivel nacional en El Revolucionario Digital.<br />

Más tarde desembarcó en el Eco Republicano, un medio digital con más de cien mil visitas<br />

diarias, donde sus artículos tienen más alas que nunca.<br />

En diciembre de 2015 publicó su primer libro, Versos de una crisis, una recopilación de<br />

artículos escritos en verso donde la ironía, la rabia y el humor dan su toque personal a la<br />

actualidad y crítica social.


Blanca Haddad<br />

Blanca Haddad (Caracas,1972) es licenciada en Bellas Artes y arteterapeuta. Tiene una<br />

trayectoria como artista plástica en Venezuela y <strong>La</strong>tinoamérica. Vive en Barcelona desde el<br />

2005. Su pintura, representativa del underground latinoamericano, ha estado usualmente<br />

formada por imágenes y mensajes que se han ido separando para darle más libertad a la<br />

palabra (dibujo, pintura y poesía). En los últimos años Blanca Haddad ha participado en<br />

recitales poéticos en Europa y <strong>La</strong>tinoamérica y sigue exponiendo su obra en diferentes<br />

lugares del mundo, muchas veces acompañada de grupos musicales underground y de<br />

performance.


Concha Martínez Pasamar<br />

Concha Martínez Pasamar ha desarrollado su actividad profesional en el campo de la<br />

Filología Hispánica y cuenta con publicaciones en líneas de investigación como el Análisis<br />

del discurso, el Discurso público y de los medios, la Variación en el español o la Escritura<br />

académica.<br />

Tras sus estudios, el dibujo y la ilustración, en la que ya se había iniciado con un libro<br />

infantil y varios manuales, quedaron relegados al cajón de las vocaciones fallidas, pero<br />

acabaron reclamando su lugar hace unos años, cuando hijos pequeños y tardes lluviosas<br />

formaban la conjunción perfecta para volver a la literatura infantil y fantasear de nuevo a<br />

través de la línea y el color.<br />

Desde entonces, lápices y pinceles vuelven a ser medios de expresión que unas veces<br />

canalizan ideas; otras, complementan textos o, simplemente, se emplean por el mero placer<br />

de hacer emerger las formas sobre la superficie del papel.


En esta etapa reciente se ha formado en Bidari, el taller de artes plásticas de Lola Azparren<br />

(Pamplona) y, en el campo de la ilustración, ha realizado los cursos de composición, color,<br />

técnica mixta manual­digital y álbum ilustrado impartidos en Albayalde por Marián <strong>La</strong>rio y<br />

Natalí Sejuro. Ha asistido asimismo a diversos talleres (Iratxe López de Munáin, Betania<br />

Zacarías, Pablo Auladell, Simone Rea –estos últimos en el marco de Vilustrado 2015­).<br />

Varios de sus dibujos han sido seleccionados para los fanzines de microcuentos ilustrados y<br />

el cartel de la exposición de Vadecuentos. Educación emocional (Alicante); su ilustración<br />

“Tecnología distractora” fue portada de la revista cultural digital NAU NUA Artsmagazine<br />

(noviembre de 2015) y el último número de la revista de Literatura infantil y juvenil<br />

<strong>La</strong>zarillo publica una selección de sus trabajos.<br />

En 2016 verán la luz una colaboración con la joven escritora Lucía Pitarch para la revista El<br />

clik y la novela infantil ilustrada Arrecife y la fábrica de melodías, de Patricia García<br />

Sánchez. En la actualidad prepara dos proyectos personales de álbum ilustrado.<br />

https://www.facebook.com/ConchaMartinezPasamarIlustracion/


Marisa S White<br />

Marisa discovered photography while attending college at the University of North Texas.<br />

Despite her studies for a Drawing & Painting degree, the dark room became a second home;<br />

seduced by the glowing red lights, the smell of fixer, and the ability for paper to suddenly<br />

sprout an image like a magician revealing the prestige of a magic trick. It wasn't long before<br />

she began combining photographs to her paintings, creating conceptual mixed media<br />

collages. It was then that she found her passion with photography, able to capture that<br />

spontaneous and real moment; a truth that is sometimes so fleeting, if only for a second.<br />

Today her work has evolved from the physical realm of collages to the digital world,<br />

focusing on the beauty and depth of conceptual photography. Limited only by imagination<br />

and inspired by current happenings, lyrics and emotions, she creates settings, often touched<br />

with nuances of surrealism. Her images are personal, like old friends, the kind you can't<br />

shake no matter how long they stay. But also the kind you miss when they're gone.<br />

Sometimes autobiographical, sometimes not; there's an element of relativity in each image<br />

that has a tendency to make the viewer stop and take pause.<br />

http://www.whitesparksphotography.com/#!/page/277078/artist­statement


Joaquín Ferrer Guallar<br />

Nace el cuatro de febrero de 1953 en Caspe (Zaragoza).<br />

Comienza su aprendizaje en la Escuela Municipal de Arte de Caspe y sigue, posteriormente,<br />

su formación de manera autodidacta.<br />

ASOCIACIONES DE ARTISTAS A LAS QUE PERTENECE<br />

• Socio de la Asociación Española de Pintores y Escultores. Madrid.<br />

• Socio de la Asociación Artística para la Promoción de las Bellas Artes en Cataluña<br />

(ASSART).<br />

• Socio de la Asociación Goyarte.<br />

http://www.feguars.com/


Blanca Fernández Portas<br />

Nace en Barcelona en marzo del 2005. Con sus 10 añitos está comenzando a desarrollarse<br />

en el mundo del arte, tanto en pintura, como en música y literatura. Este año saldrá su<br />

primer libro de cuentos: Soñadora en lucha (Sandra), donde participa con cuentos suyos y<br />

varias ilustraciones. (Buen viaje compañera).<br />

Imagen de portada: Blanca Fernández Portas


LA AMISTAD<br />

NÚMERO <strong>XXVIII</strong><br />

ENERO 2016<br />

REVISTA EXCODRA<br />

http://www.excodra.com

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