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ACTIVIDAD MOMENTO 1 TALLER 1 WILLIAM HUMBERTO ZORRILLA SANTAMARIA (2)

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1.8 FICTICIA LEYENDA O MITO<br />

LEYENDA O MITO LA MADRE DE AGUA<br />

Es como una ninfa de las aguas, con aspecto de niña o de jovencita bellísima, de ojos azules<br />

pero hipnotizadores y una larga cabellera rubia. La característica más notoria es la de llevar<br />

los piececitos volteados hacia atrás, es decir, al contrario de cómo los tenemos los<br />

humanos, por eso, quién encuentra sus rastros, cree seguir sus huellas, pero se desorienta<br />

porque ella va en sentido contrario.<br />

Cuentan los ribereños, los pescadores, los bogas y vecinos de los grandes ríos, quebradas y<br />

lagunas, que los niños predispuestos al embrujo de la madre de agua, siempre sueñan o<br />

deliran con una niña bella y rubia que los llama y los invita a una paraje tapizado de flores<br />

y un palacio con muchas escalinatas, adornado con oro y<br />

piedras preciosas.<br />

En la época de la Conquista, en que la ambición de los<br />

colonizadores no solo consistía en fundar poblaciones sino<br />

en descubrir y someter tribus indígenas para apoderarse de<br />

sus riquezas, salió de Santa Fe una expedición rumbo al río<br />

Magdalena. Los indios guías descubrieron un poblado,<br />

cuyo caizquen era una joven fornido, hermoso, arrogante y<br />

valiente, a quien los soldados capturaron con malos tratos y<br />

luego fue conducido ante el conquistador. Este lo abrumó a<br />

preguntas que el indio se negó a contestar, no sólo por no<br />

entender español, sino por la ira que lo devoraba.<br />

El capitán en actitud altiva y soberbia, para castigar el<br />

comportamiento del nativo ordenó amarrarlo y azotarlo<br />

hasta que confesara dónde guardaba las riquezas de su tribu, mientras tanto iría a preparar<br />

una correría por los alrededores del sector. La hija del avaro castellano estaba observando<br />

desde las ventanas de sus habitaciones con ojos de admiración y amor contemplando a<br />

aquel coloso, prototipo de una raza fuerte, valerosa y noble.<br />

Tan pronto salió su padre, fue a rogar enternecida al verdugo para que cesara el cruel<br />

tormento y lo pusieran en libertad. Esa súplica, que no era una orden, no podía aceptarla el<br />

vil soldado porque conocía perfectamente el carácter enérgico, intransigente e irascible de<br />

su superior, más sin embargo no pudo negarse al ruego dulce y lastimero de esa niña<br />

encantadora. La joven española de unos quince años, de ojos azules, ostentaba una larga<br />

cabellera dorada, que más parecía una capa de artizada amarilla por la finura de su pelo. La<br />

bella dama miraba ansiosamente al joven cacique, fascinada por la estructura hercúlea de<br />

aquel ejemplar semisalvaje.<br />

Cuando quedó libre, ella se acercó. Con dulzura de mujer enamorada lo atrajo y se fue a<br />

acompañarlo por el sendero, internándose entre la espesura del bosque. El aturdido indio no<br />

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