VE-33 MAYO 2017
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Número 33 - Mayo 2017
© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías
o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus
respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)
Portada: Ilustración (sin título) de Tom Gauld (Reino Unido)
https://www.tomgauld.com/
Diseño y edición: Rafa Sastre
Colaboraciones: revistave@hotmail.com
«La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale
por la mano»
Carmen Conde (1907-1996)
Descarga de este número de la revista (formato PDF, 5.03 MB):
http://www.mediafire.com/file/pi52w4vj42cwzjz/VE-33+MAYO.pdf
Índice
Mayo en Valencia (Rafa Sastre) Pág. 1
La profesión de retina (M.José Martí) Pág. 3
Petrificado (Marta Navarro) Pág. 5
No deseo vivir sin tu presencia (Vicente Barberá) Pág. 7
Un juego proscrito (Lu Hoyos) Pág. 9
L´aranya negra (Toni Esteve) Pág. 11
Huellas en la nieve (Jorge Richter) Pág. 13
Haiku (Marga Alcalá) Pág. 15
Rosas rojas (Mirta Calabrese) Pág. 17
Te tengo en mis hombros (Aldana Giménez) Pág. 21
El día dos de cada mes (Manoli Vicente) Pág. 23
De la nada al paso vacilante (Conxa Gausí) Pág. 25
El final (Luis Molina) Pág. 27
Los silencios (Carmen Fabiá) Pág. 31
Iceberg (Jorge Zarco) Pág. 33
Distancia (M.Luisa Pérez) Pág. 37
Bohemian Rhapsody (Rafa Sastre) Pág. 39
Dulce salinidad de escama (Belén Mateos) Pág. 41
Eclipse 2017 / Anillo de fuego (Liliana Ebner) Pág. 43
In Memoriam (Rosi Serrano) Pág. 45
El vals de la muñeca (Susana Gisbert) Pág. 47
Se acaba abril, empieza mayo (Carmen Martínez) Pág. 49
¡Bum, bum! (Marisa Martínez) Pág. 51
El pianista del bar de la calle Serrador (Pablo lloret) Pág. 53
Leviatanes interesados (Esther Moreno) Pág. 55
Sexto grado-Primario (Carlos M. López) Pág. 57
Amor nunca olvidado (M.Gracia Scelfo) Pág. 61
Mis recuerdos (Manuel Serrano) Pág. 65
Juego de geometrías (Vivian Rodríguez) Pág. 67
Su último blues (Paula Sastre) Pág. 69
Puntos cardinales (Aurora Losa) Pág. 71
Presentación de «Relatos con banda sonora» Pág. 73
Nuestros libros Pág. 78
Libros de nuestros/as colaboradores/as Pág. 79
Palabras en la basura Pág. 80
Números anteriores de Valencia Escribe Pág. 81
Valencia Escribe en las redes Pág. 82
La foto de Miguel Pág. 84
Mayo en Valencia
En mayo, aquí no solo asistimos al florecimiento de los jardines.
Si este mes se caracteriza por algo en Valencia, para los amantes de la
cultura, es básicamente por el florecimiento de nuestras estanterías.
Apenas acabada la Feria del Libro, los lomos de nuevos volúmenes
adornan en una fiesta multicolor las librerías de casa. Los viejos
ejemplares dejan paso a otros, adquiridos a escritores amigos que
aprovechan el evento para presentar sus más flamantes obras. Y al
lado de estos, reposan también los clásicos revisitados y las primicias
de nuestros admirados contemporáneos. Solo el presupuesto de cada
cual limita la extensión de ese edén de literatura recién estrenado. Un
edén donde el pecado consiste en no comer el fruto del conocimiento,
en no leer, en auto-alienarse para gloria de quienes desean controlar
nuestro pensamiento desde el odioso poder que les otorga la Sagrada
Mentira.
Leed, leed y sed felices (o, dicho de otro modo, no permitáis que
nada ni nadie os haga sentir infelices). Nos volvemos a ver en Junio.
Rafa Sastre
1
El fantasma de Vermeer de Delft (1934) – Salvador Dalí (1904-1989)
(imagen aportada por la autora)
2
La profesión de retina
Esta absurda profesión me tiene en vilo;
pintar el alma con el pincel del ojo
es un residuo de experiencia ante la vida
que yo no sé, si soy retina enfrente del papel
colgándoles sentido a las palabras,
para vivir sin vida en otro orden
a un valle de dolor y de migrañas.
Mi soledad, bandida vieja y desairada,
buena compaña es contra el viento en sus enaguas;
al tiempo que los paisajes la despiertan
mis retinas pintan óleos de nostalgia.
Ya lo sé: que nuestra vida es copa amarga
y nos desborda.
Por eso pinto los días que me quedan
en un lienzo con espina en la mirada.
María José Martí (València)
http://conelcuentoenlostalones.blogspot.com
3
Imagen aportada por la autora
4
Petrificado
No. No dejen que mi pose les engañe. No soy un filósofo.
Tampoco un poeta aunque, para ser justo, debo confesar que durante
mucho tiempo ese fue mi mayor anhelo en el mundo y con gusto
hubiera renunciado a la inmortalidad de mi alma a cambio del don de
la poesía, de la magia, la delicadeza y la dulzura, de la sensibilidad y
la inspiración precisas para atrapar el murmullo de las musas, para
componer los más bellos versos de amor jamás imaginados. Los
versos que, tal vez, hubieran podido cambiar mi destino. Soy un
hombre herido y sé que no debo recrearme en mis tristezas, que la
autocompasión nunca fue buena compañera pero, qué quieren, soy
débil y hay días en que, por mucho que lo intente, no puedo evitarlo.
Entonces, cuando nadie me ve y siempre sin hacer ruido, lloro un
poquito. Hoy ha sido uno de esos días y no saben cómo lamento que,
precisamente ustedes, me hayan encontrado en tan lamentable estado,
hecho un mar de lágrimas, pero es que cuando hace un momento la vi
parada frente a mí, observándome con esa atenta curiosidad tan suya,
sin reconocerme, preguntándose intrigada por el dolor que sin duda
adivinó tras mis ojos cansados para alejarse después cogida de la
mano de aquel Don Juan tan rubio, tan alto, tan desenfadado y
sonriente, mi corazón de piedra volvió a romperse, como aquel día
tan lejano ya, en mil pedazos diminutos. Y aquí estoy. De nuevo
traicionado. Como entonces. Como siempre. Con lágrimas en los ojos
y las manos llenas de poemas rotos.
tú.
¿Qué me ha pasado, preguntas? ¿Cómo explicarlo...? La vida y
Marta Navarro (València)
https://cuentosvagabundos.blogspot.com.es/
5
Kiss - Sophia Tsibikaki (Grecia) https://www.flickr.com/photos/meloses/
6
No deseo vivir sin tu presencia
No deseo vivir sin tu presencia,
sin tu eterna presencia en mi costado,
sin tu seno de rosas inflamado…
¡Sin ti nada valdría mi existencia!
Poder amarte y ser tu referencia
ya es de por sí placer inusitado;
entrégame ese mar tan agitado
con tus olas en verde efervescencia.
Fiebre feliz, albores de hermosura,
eres canto de alondra en madrugada
y luz ardiente que se eleva al cielo.
Vórtice incandescente hacia la altura,
eres llama de amor inacabada
cuando tus labios beso en breve vuelo.
Vicente Barberá Albalat (Valéncia)
7
Louvre. Paris - Fotografía de Vladimir Bazan (Rusia) http://bazan.co/
Imagen aportada por la autora
8
Un juego proscrito
Se enciende la luz roja de alarma emitiendo un leve sonido que
va in crescendo. Los vigilantes del museo, desde la sala de control,
miran atentos los movimientos de un hombre que acaricia con
extraña delicadeza a «La dama del plato», un hermoso desnudo
femenino, yacente, esculpido en mármol de Carrara.
—Ya tenemos al estatuófilo de turno.
—No jodas, tío, ya van tres en lo que va de mes, ¡qué tíos más
locos!
Un guardia de seguridad le invita a salir del recinto. El hombre
le mira asustado. Vuelve a su casa taciturno y avergonzado. Allí le
esperan sus muñecas, no son tan hermosas ni tan grandes como la del
museo, pero son solo suyas y no le causan problemas.
Lu Hoyos (València)
9
Monstrous spider – Lukasz Matuszek (Polonia)
http://ortheza.deviantart.com/
10
L’Aranya negra
Tu la pots descobrir
cau en Casa La Vila
depredant solars,
pous, horts i corrals.
Ja ens alertà En Vicent
contra sa teranyina
de filaments mai farts,
front el seu parany.
Es xupla marjals
i pedanies,
menja barris i botànics,
platges, rius i mars.
L’Aranya Negra.
Urbi et orbi.
L’Aranya Negra està
arreu del món caçant
atzucats, fossars,
cabanyals i canyamelars.
Camp de futbol, demà,
mig Parc Central, passat.
I amb un rot, si cal,
tros de Catedral.
11
Es xupla marjals
i pedanies,
menja barris i botànics,
cels i séquies,
balnearis,
s’alimenta de barraques,
platges, rius i mars.
Urbi et orbi.
L’Aranya Negra.
Toni Esteve (València), Tardor 2004 Poblats Fluvials
12
Huellas en la nieve
Imagen aportada por el autor
La primavera se abre paso entre los valles.
En las montañas permanece la nieve acumulada. Por el ventanal
de la casa de piedra y troncos, el viejo pastor observa el lejano
pueblo, como dibujado a plumín y tinta china. Unos trazos que
perfilan las cumbreras, algún desnudo árbol y poco más que unos
muros. Los días son cortos y no termina de despegar el gris de la
niebla que se ha depositado como adormecida, lánguida.
13
Las brasas crepitan en los leños del hogar. El calor que emana
reconforta los viejos huesos y enciende las ilusiones de otro año en el
que pueda sacar a pastar el rebaño, entre arroyos y verdes prados.
Imagen soñada sobre la cubierta del blanco manto que se extiende.
Una serie de estacas sobresalen, señalando el camino cubierto a las
casas.
De entre la bruma aparece un niño, junto a él, un perro. Ambos
van imprimiendo las huellas que quedan estampadas en un tenue
azul. Le llega una risa, complicidad con el fiel compañero, que solo
ellos conocen. Un silbido, un ladrido y las huellas que se alejan hacia
el caserío. La niebla, poco después, les oculta, el silencio se apodera
de todo. Un leño suelta una chispa, unas llaman se entrelazan en un
baile.
Jorge Richter Vázquez (València)
14
Haiku
Imagen aportada por la autora
corriente de agua-
un gorrión a saltitos
de piedra en piedra
Marga Alcalá (València)
http://comolaspiedrasoelviento.blogspot.com.es/
15
Crying window – Rey Scue (Alemania)
https://www.flickr.com/photos/reyscue/
16
Rosas rojas
Tenía prisa por llegar a su clase. Llevaba libros y carpetas con las
pruebas de sus alumnos. Se abría paso entre la gente, que a esa hora
iba a alguna parte. Un traspié y todo voló por el aire, quedando
esparcido por la vereda. Trata de recogerlo nerviosa y contrariada. El
viento juega con los papeles y le enreda el cabello. Unas manos le
ayudan a recoger, al levantar la vista descubre una sonrisa.
—¡Hola! Mira, este cuaderno vino a buscarme y me dijo que era
tuyo.
—¡Gracias! ¡Ay, qué torpe he sido! Te agradezco la ayuda.
—Espera ¿Tienes prisa?
—Sí, debería estar en mi clase ¡Llego tarde!
—Bueno, ¿Pero, cuando te veo de nuevo? ¿Y dónde?
—Discúlpame, pero tengo que irme.
—Vamos, mientras charlamos. ¿Te parece bien?
Y sin más, se puso a la par. Era bastante más alto que ella. Lo
miraba de reojo, el abrigo gris le quedaba elegante, y el cabello le caía
rebelde sobre la frente. Tenía un aspecto de chico travieso y hablaba
sin parar.
—¿Cómo te llamas? ¿Dónde trabajas? ¿Qué haces los fines de
semana?
Una vorágine de preguntas que Lucía no podía controlar. Por
suerte ya estaban frente a la escuela.
—Bueno, gracias por ayudarme ¡Adiós!
—¡Adiós, no! ¿Y qué hago yo ahora?
—Ay perdona, ¡Tengo que entrar! Ya nos veremos otro día...
17
—Escucha, espera, yo…
A la tarde siguiente al salir de la escuela, allí estaba, apostado
junto a uno de los árboles de la plaza. No pudo negarse a un café, no
pudo negarse a sus rosas rojas, a sus llamadas de medianoche. No
pudo rechazar a ese hombre que la colmaba de atenciones. Que decía
estar locamente enamorado.
Todo sucedió muy rápido. Una noche, cenando, le propone ir a
vivir juntos.
—¿Por qué vivir separados si lo que deseamos es estar unidos?
Lucía duda, prefiere esperar un poco más, pero él sabe
convencerla.
¿Cómo ocurrió? ¿Cuándo fue? Se despedía de sus compañeros
de la escuela, y él la esperaba en el coche. Al subir, notó que estaba
tenso, y empezaron los reproches, y los gritos amenazantes.
Se vio justificando lo que no tenía que justificar.
—Son mis compañeros de trabajo, solo eso. ¿Qué pasa?
—¡No me gusta que hables con ellos!
despedirte! ¿Lo entiendes?
Tampoco pudo evitar ver que le revisaba el teléfono.
¡Ni que los beses al
Las lágrimas no tardaron en llegar. Las charlas con sus amigas
se acabaron. Controlaba el horario de salida de la escuela. Iba a
recogerla si debía hacer algún recado. Ya casi no veía a sus padres.
Al abrir la puerta, los gritos:
—¿Dónde estabas? ¿Sabes qué hora es? ¡¡Dos horas esperando!!
—En la reunión de profesores ¿Dónde crees?
—¡Sabes que no soporto que me mientas! ¡Lo sabes, eh!
La tomó por los brazos hasta hacerle daño, la empujó contra la
pared y mirándola con furia:
18
—¡Parece que no me entiendes nena, que eres solo mía! ¡Que yo
te quiero! ¿Te queda claro?
Esa noche cruzaron una frontera sin retorno. Al levantarse, un
ramo de rosas rojas sobre la mesa del salón y una tarjeta con tiernas
palabras.
Esa misma mañana lo decide y comienza a planear la huida. Se
ha equivocado, como quien compra un billete de última hora sin
elegir el destino. Creía estar enamorada, pero todo se ha vuelto
oscuro. Tiene que hacerlo ya. Le sobran motivos y razones.
Sentada en el último vagón del tren mira por la ventanilla. Siente
como se alejan sus ilusiones y al mismo tiempo la invade una
sensación de libertad. Ha solicitado el traslado de su cátedra y espera
la contestación.
Después de mucho tiempo se siente más tranquila. Camina
disfrutando del sol. Entra en el café. Una canción se escucha como un
susurro y reaviva momentos que trata de olvidar...
Al llegar a su portal, mientras busca las llaves, el encargado
viene a su encuentro.
—Señorita Lucía, dejaron esto para usted, con un sobre.
La sonrisa se borra de su rostro.
—¿Señorita Lucía, se siente bien?
Le tiemblan tanto las manos, que apenas puede sostener el ramo
de rosas rojas.
Mirta Calabrese De Luca (Sant Celoni, Barcelona)
http://deshojandoversos.blogspot.com.es/
19
Irina Stanimirova (Barcelona) http://inastanimirova.com/
20
Te tengo en mis hombros
Quiero tanto
de eso que nos sabes
y tienes
arrugado en tus ojos.
Estas manos
que mueren de hambre
te quieren
¿Aún es pronto?
Voy contando
las veces que cabes
es siempre
me visto de a poco.
Somos tacto
y no hay quien nos cambie.
¿Entiendes?
no has estado solo.
Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)
21
Noblewoman – Andrew Vasiliev (Rusia) https://500px.com/vavfoto
22
El día dos de cada mes
El día dos de cada mes, Asunción Buenaventura salía del
cuadro, se sentaba con don José al calor de la vieja estufa, y fumaban
puros «Don José Correa» hasta que se les nublaban los ojos de humo
y el cuerpo les pedía juerga. Entonces, como en un ritual acordado de
antemano, Asunción se iba despojando de la ropa y Don José
saboreaba cada trozo de carne que iba dejando al descubierto. Nunca
se preguntaron por qué se juntaban siempre en día dos ni querían
saberlo. El resto de los días, Don José se conformaba con aparecer de
perfil en cada uno de los puros, y Asunción con decorar la pared de la
vieja fábrica.
Manoli Vicente Fernández (Viana del Bollo, Orense)
http://www.lascosasqueescribo.wordpress.com
Microrrelato seleccionado por Ojos Verdes Ediciones para formar parte del
volumen de Microrrelatos de Realismo Mágico en homenaje al escritor
Gabriel García Márquez: «El Legado de Gabo»
23
Foto aportada por la autora
24
De la nada al paso vacilante
(a mi querido esposo, con amor)
Caminas con paso vacilante
a través de la duda
y con la duda el pensamiento
que la vida te ofrece.
Antes... solo la nada
Si al largo recorrido
de la nada al paso vacilante
llevarte yo pudiera
prendido hoy de mi mano
oh! mi dulce compañero
de doliente argamasa.
Si pudiera iluminar
la bóveda de tus oscuras sombras
mi risa confiada,
llenarte hasta los bordes
de vida, el pensamiento
y abrir los ventanales
al muro intransigente
que expulsa sin horadar
la fuerza de mis palabras,
25
si pudieras entender
que la duda solo es...
El serrín de la esperanza
Conxa Gausí Caballero (València), invierno del 86
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El final
Longing for the light – Anders Samuelsson (Suecia)
https://500px.com/andsamphoto
Las luces se fueron apagando, comenzó a reinar el silencio, solo
roto por alguna tos esporádica, o los pasos del guardia. Recostado, la
vista fija en el techo, como cada noche, urdiendo un plan estaba
Lucho, nunca se daría por vencido, debía salir de allí. Cuatro años era
mucho tiempo, y aún le faltaba purgar más de veinte.
Recuerda aquella noche, era un trabajo fácil, hasta que tropezó
con un mueble, no sabía que en el piso de abajo dormía el muchacho.
Y después, la confusión apareció de repente, se trabaron en lucha, él
no quiso hacerlo, pero al caer hacia atrás el golpe fue mortal, no
alcanzó a huir, los patrulleros ya estaban allí, alguien los había
27
alertado. Fue fácil para ellos, él nunca usó un arma, para colmo
estaba asustado.
Nadie creyó en su inocencia, el juicio fue rápido, le dieron
veinticinco años, cuando salga en libertad va a estar pisando los
sesenta, no lo puede creer.
La soledad lo está enloqueciendo, nadie viene a visitarlo. «Ella»,
¿Dónde estará? Pensar que le juró fidelidad, eso sí, cada vez quería
más y más, él nunca se negó. Aún así no se conformaba.
Con el producto de este trabajito pasarían unos días en la costa.
Ella quería conocer el casino, así podía estrenar el documento, era
nuevecito. Cierra los ojos y la recuerda, era tan delgada, con el
cabello castaño y largo, le llegaba hasta la espalda.
El Laucha se la quiso quitar, ¡qué paliza se comió! Con la vieja y
con la mina no se jode. ¿Qué hará ahora? Del Laucha tampoco sabe
nada, la vieja pobre, estaba mal, y con lo de él se puso peor, la
hermana no lo habla, los «amigos» no quieren quedar pegados, así
que ninguno se asoma.
La vieja (recuerda), siempre me decía. «Luchito, estudia, para
que puedas tener un futuro».
El Cacho siempre tenía plata, me regalaba fasos, pagaba la birra
y alguna joda con esas amigas de él. ¡Qué bien la pasábamos! El día
que me pidió que lo acompañe, vi que era fácil, no había nadie,
hicimos rápido y nos quedó mil y pico a cada uno. Desde entonces
siempre lo seguí, hasta que me enganché con ella, al Cacho no le
gustó, cuando me lo dijo, me enojé. «Haz lo que quieras», me dijo, y
se borró.
Tenía razón el Cacho.
Es larga la noche. Daría cualquier cosa por un faso.
—¿Quién es el que tose?, ¡como jode!
Poco a poco lo invade el letargo.
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Esa mañana, en el patio, charlando con el veterano, (ya llevaba
más de veinte adentro, y tiene perpetua) le contó que bajo la
lavandería, pasaba un túnel. Era un desagüe, viejo y peligroso, no
sabía bien donde salía, pero seguro que fuera de los muros. Alguien le
había contado que bajo una de las lavadoras, había una tapa, por allí
se ingresaba, era oscuro y bastante estrecho, nadie se había animado.
Cuando pudo ir a la lavandería vio la tapa, la pata de una de las
máquinas estaba sobre ella y por un agujero drenaba el agua de la
misma. Esta era pesada, pero si conseguía una barreta podría
moverla, no eran más de veinte centímetros.
No iba a ser fácil, pero estaba seguro de que lo iba a intentar.
Pasó dos meses estudiando el terreno, la rutina de los guardias,
donde se podría esconder, y hasta probó mover la máquina (no era
tan pesada), el problema era la cañería de agua, pero ya lo resolvería.
Con una sonrisa de triunfo volvió a su celda.
La suerte estaba de su lado, un día la vibración aflojó las tuercas
y comenzó a gotear, lo enviaron a buscar una llave y ajustar las
pérdidas, puso cara de desgano y fue. Hacía calor, el aire estaba
pesado, se avecinaba una tormenta, el guardia además de molesto
estaba adormilado, no notó que se escondió bajo una pila de ropa,
tampoco notó que no había devuelto la enorme llave, permaneció
escondido hasta que este se retiró y cerró la lavandería.
Con mucho sigilo cerró el paso del agua, tratando de no hacer
ruido, aflojó las tuercas, tras sacar el caño utilizó la misma llave de
palanca y gracias al jabón que cubría el piso, la máquina se deslizó sin
ruido.
La tapa era pesada, y le costó trabajo moverla, el tronar de la
tormenta impidió que escucharan sus ruidos, a poco comenzó a
diluviar.
¡Qué extraño! ¿No habrían detectado su ausencia?
29
Se deslizó hacia el túnel, era estrecho y resbaladizo, tendría unos
treinta centímetros de agua, que se movía con rapidez.
En cuclillas avanzó en la oscuridad, se topó con un sinfín de
cosas que arrastraba la corriente, bordes filosos lo lastimaban, ansiaba
ver un reflejo de luz más adelante, pero no se notaba nada.
Ese extraño rumor que sintió a sus espaldas lo preocupó, para
colmo cada vez era más fuerte, trató de apurarse, avanzo a tientas
hasta que su cabeza chocó contra algo firme. Sus manos reconocieron
una reja, y varias cosas que iban quedando atrapadas contra la
misma. El rumor ya casi estaba sobre él, y era muy fuerte, entonces
comprendió. La tormenta.
Era tarde para regresar, el aluvión lo golpeó con fuerza,
desesperado trató de huir, pero no había donde. Poco a poco sus
pulmones quedaron sin aire, y fue entonces que comenzó a sentir esa
extraña libertad, ya no estaba preso, solo su cuerpo inerte quedo allí.
Era libre al fin, los barrotes no pudieron retener su alma.
Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)
http://www.luismolin.blogspot.com.es/
30
Los silencios
Fluidity – Edward Zulawski (Brasil)
https://www.flickr.com/photos/edwardzulawski/
El silencio acalla los sutiles pensamientos,
como testigo cómplice de nuestros secretos
más íntimos. Acalla lo que debimos decir
y no dijimos. Tal vez por oculta cobardía,
quizás, por evitar ahondar más en la herida.
El silencio presente en el agudo dolor punzante
y en la impotencia que una muerte anunciada
31
provoca. Un simple y sórdido silencio enmudecido
que desgarra y hace jirones tu yo más interior.
El silencio mórbido, semiinconsciente, de una febril
y cronificada enfermedad; ese inconfesable temor,
ese miedo que se niega a aceptar la cruel realidad
de la muerte y la simple negación de un más allá.
Pero el peor silencio es esa tangible y callada soledad
que te produce estar con un ser hermético que se evade;
en su egocéntrica figura, que te ignora, en una gélida
morada amurallada y que te asfixia poco a poco y lenta
muy lentamente te arrastra al vacío , a un gran hastío vital.
Y aún peor, ese sepulcral silencio que te evita gritar
porque su invisibilidad etérea refleja su apariencia
como ilusoria y virtual, inventada por una mente de mujer
que se niega resignada a creer en su posible redención
por su inexistente héroe de ficción vestido de azul.
Carmen Fabiá Mir (València)
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Iceberg
Titanic – Zach
http://lupa-rome.deviantart.com/
Esperó a que la terraza abriera, sentado en un banco del otro
lado de la vía; solo cuando el propietario de la terraza sacó las mesas
y colocó las sillas alrededor de las mismas, se dignó a levantarse.
Jamal lo reconoció nada más verle y le mencionó a Dalas el tipo
de bebida que solía tomar; el bloguero le mencionó su marca
isotónica favorita y se sentó en una de las mesas, mientras el iraní
volvía dentro de su local a preparar la bebida. Se recostó Dalas en su
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silla hecha de metal y no sabía si de plástico o resina concentrada. A
su espalda pasó el tranvía y el bloguero se giró rápidamente para ver
apenas una sombra de lo que eran sus pasajeros, acumulados como
sombras en su interior. No reconoció a ninguno, pero quiso pensar en
una persona en especial. Aunque tampoco la buscase con deleite, no
podía evitar recordarla a ella.
Jamal reapareció con un vaso de cristal en cuyo interior había un
enorme cubito de hielo y una lata de gas vitaminado; concentrado
para deportistas de tamaño extra sin una marca registrada. Comprada
en un supermercado descaradamente. Dalas le dio las gracias y tras
abrir la pestaña de la lata, empezó a derramar el líquido de la misma
en el vaso y vio como el cubito de hielo empezaba a flotar según el
nivel de líquido crecía dentro del vaso.
—¿Deseas algo más?
—-No te preocupes.
Jamal volvió al interior de su local y Dalas, tras vaciar la mitad
del contenido de la lata, no evitó mirar fijamente el cubo de hielo
girar flotando dentro del vaso. Aquel pedazo de agua solida; diez por
ciento a la vista, noventa por ciento bajo el agua. Que en el pasado
había aplastado con su consistencia el casco del Titanic bajo la forma
de un iceberg, sumiéndolo en las frías aguas del Atlántico norte con
cerca de 1512 víctimas mortales, aunque Dalas recordó que la
mayoría de los muertos se debieron a la discriminación entre ricos y
pobres, unido a la temperatura del agua, aunque los tiempos no
habían cambiado mucho. Como la diferencia real entre el primer y el
tercer mundo.
Al igual que aquel mítico y efímero barco, tan endeble como un
gigante con pies de barro, su relación sentimental con Raquel, la
verdad, también estaba hundida hasta el fondo. Vio aquel hielo girar
sobre sí mismo mientras daba cuenta del líquido y derramaba el
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contenido de la lata, para que no dejase de flotar. Pensó que no
querría tanto a nadie como a Raquel y que la echaría de menos como
se echa de menos un miembro mutilado, una vez se extrae para
siempre del cuerpo dañado.
Dalas se sintió tan cohibido del recuerdo de aquel doloroso
simulacro de novia, qué no sintió el escozor del gas concentrado bajar
por su garganta, ni las chispas que estallaban en contacto con su
tráquea. Tragaba el líquido de golpe una y otra vez, hasta que la lata
de tamaño XXL terminó, y no dejó de beber hasta que el cubito de
hielo chocó contra su nariz. Dejó el vaso en la mesa de un golpe seco
y recordó el cabello plateado de Raquel... pero ya no había vuelta
atrás; fin de la historia, así de simple. Ya le había dado demasiadas
vueltas a todo aquello. Una tentación pasajera, un lío de dos años de
duración y un tiro que salió por la culata como un disparo bloqueado
y adiós a veintidós meses asquerosamente feliz... ¿o quizá no?
Lástima que nada sale como uno desearía; es como un iceberg que
tritura el casco de un barco y lo hunde hasta el fondo.
Dalas llamó a Jamal y le pagó la bebida antes de despedirse y
salir de allí. El vaso quedó por unos momentos atrás, con su trozo de
hielo en su interior, solitario en su mesa. Finalmente el iraní lo
recogió y volvió al interior de su local.
Jorge Zarco Rodríguez (València), 01.05.2016
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ARCO 2004 - Fotografía de la autora (María Luisa Pérez Rodríguez)
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Distancia
El pasillo
que transitamos,
se estrecha
por momentos interminables
al paso de los años.
Por instantes
a veces eternos,
a menudo en silencio,
la memoria actúa
volviendo
al pasillo de la infancia,
al regazo de la madre
a los brazos del padre
que, en la noche
te arrebujan en tu sueño.
Sueño tranquilo,
dulce a veces
agitado otras.
Pero en la memoria
los olores, el frío,
la oscuridad del pasillo.
María Luisa Pérez Rodríguez (València)
http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/
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Freddie Mercury – Ben Heine (Bélgica) https://500px.com/benheine
38
Bohemian Rhapsody
Luce la ajustada camiseta de lentejuelas de su hermana mayor, a
través de cuyo escote surge un incipiente vello pectoral. El grosor de
sus piernas atenta peligrosamente contra la flexibilidad de unas mallas
fucsia que también ha tomado prestadas, en este caso de la madre.
Bajo su rizada y oscura melena el rostro, maquillado en exceso,
presenta unos párpados pintados de azul con purpurina y unos labios
decorados de rojo femme fatale. Al fondo, sobre su cama, un póster de
Rufus Wainwright y otro de Freddie Mercury con la toga de armiño y
una corona en la cabeza.
El chico de quince años baila descalzo el tema Bohemian
Rhapsody frente al monitor de su portátil, mientras improvisa un
playback con resultado más que aceptable.
De pronto, la puerta de la habitación se abre y aparece por
sorpresa su padre, que le dirige una mirada repulsiva, lacerante. El
chico para en seco, lo ve y sonríe, si a esa espontánea mueca
suplicando comprensión, quizá compasión, se la puede denominar
sonrisa. Detiene la música, pero el padre, sin pronunciar palabra, sale
cerrando de un portazo. Se oyen sus pasos descendiendo por la
escalera. Después, otro violento portazo y un automóvil que arranca y
se aleja.
El joven pliega la pantalla del ordenador y con ojos vidriosos se
acurruca en el suelo, bajo la ventana. Sabe que va a ser difícil que ese
hombre sea capaz de entender algún día que él no ha elegido ser
como es, que nació así y nadie en este maldito mundo merece sentirse
culpable por ello. Y, porque a pesar de todo lo quiere, el chico llora.
Rafa Sastre (València)
http://rafasastre.blogspot.com
39
Fotograma de la serie «Sirenas»
(imagen aportada por la autora)
40
Dulce salinidad de escama
Hay algo que aún no te he dicho, soy ese quince de marzo que
embriagado olas gestaste en un mar de piel, caricias y arena.
Soy esa pizca de sal que ahoga tu dulce vida, esa escama que se
te clava en el pecho.
Soy tierra y agua de nadie, cuerpo fragmentado entre realidad y
leyenda, híbrido de carne...
No pido que me quieras, si siquiera que tu red me atrape, solo
deseo que escuches mi dulce canto cuando zarpes a una nueva
conquista y seas, entonces, capaz de ver más allá de la locura, la
marea y unos suntuosos pechos.
Solo deseo que naufragues en la soledad de una roca, esa que
ahora es piedra en el corazón de mi madre.
Mª Belén Mateos Galán (Zaragoza)
41
Sin título – Bohus Lukac (Eslovaquia) https://500px.com/lukac777
42
Eclipse 2017 (Anillo de fuego)
Desde un balcón en penumbras
observo caer la lluvia que, incesante,
desdibuja y transforma las farolas
en cuerpos dorados y zigzagueantes,
como dos enamorados que bailan
en tan solo una baldosa.
Su luz se torna borrosa, pero ilumina
mi traslúcida bata blanca
que no puede cubrir el deseo que mi cuerpo experimenta
al recordar aquel momento
en que, danzando, unimos nuestras bocas
en un apasionado beso.
Sacuden los árboles sus ramas
purificando sus hojas con agua clara
que cae desde un cielo sin estrellas.
Y yo sacudo mis recuerdos
para quitarles el polvo acumulado en el tiempo.
Entonces, al reflejo de ese potente rayo, vuelvo a danzar,
danzo como ese día, al son de aquel bolero,
con tus manos temblorosas
formando en mi cintura
un anillo de fuego.
43
Como ese eclipse que pudo verse
pero nunca sentirse,
como ese abrazo que quemaba mi cuerpo.
Las mejillas unidas, los pies casi sin movimiento.
Y ese «estás hermosa» susurrado con ternura,
con esa inconfundible voz
de mi niño-hombre.
Cuántos años han pasado, cuánto tiempo,
desde aquel bolero que inundaba la sala con
«Reloj no marques las horas…»
Pero no se detuvieron sus manecillas,
nuestros pies se apartaron de la única baldosa,
nuestras vidas deambularon por otros mares y tierras.
El reloj marcó las horas
pero se detuvo en aquel beso
tan hermoso, tan único, del que aún guardo el recuerdo.
«Reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer…»
Esa música vive en mí, y a pesar de los años, me hace sonreír.
Me hace temblar de emoción,
porque aún siento el calor de tus manos
como un anillo de fuego
que por siempre me rodeará
y ningún eclipse podrá igualar.
Liliana Ebner (Buenos Aires, Argentina)
44
In memoriam
Sin título – Philippe Volle (Francia) https://500px.com/pvolle
Regresé a nuestro pueblo, esperando encontrar la dicha que dejé
con mi partida. En mi ausencia, el tiempo empequeñeció mi reino y
lo cubrió de abandono. Se igualaron las intenciones de volver, con las
intenciones de no hacerlo.
Fueron pasando los días, los meses, los años… y la felicidad se
cansó de esperarme. Sólo en medio de este caos de sensaciones,
permanece inalterable el sabor amargo de las lágrimas.
Demasiados viajes al cementerio, demasiados paseos por ese
camino polvoriento, que en verano parece querer derretirse como
plomo líquido…
In illo tempore… ¡En aquellos tiempos! Yo era tan feliz…
Rosi Serrano Romero (Móstoles, Madrid)
45
Bailarina – Ramón Gutiérrez (Barcelona) http://rpintor.deviantart.com/
46
El vals de la muñeca
Un dos tres, un dos tres… Desde niña tenía esa costumbre.
Cuando algo no me gustaba, caminaba a ritmo sincopado de vals,
centrándome en no perder la pauta, como me habían enseñado en la
academia. Mi madre se solía poner furiosa cuando tenía que tirar de
mí al cruzar una calle o ir a algún sitio.
Un dos tres, un dos tres... Llegó el día. Me dieron la
protagonista del vals de Coppelia, el vals de la muñeca que siempre
fue mi pieza preferida. Y contando hasta tres, sin perder la pauta,
calmaba los nervios, mientras me atusaba mi tutú de plato rojo y mis
rojas zapatillas de baile.
Un dos tres, un dos tres. Perdí el ritmo. Y mi rodilla se negó a
obedecerme en uno de los dieciséis fouettés que siempre arrancaban los
aplausos. Y apreté los dientes mientras en el hospital trataban de
poner el hueso en el sitio. Sin dejar nunca de contar hasta tres.
Un dos tres, un dos tres… Aporreaba a ritmo ternario el teclado
de segunda mano que, en sus mejores días, estaba conectado a un
ordenador. Aprendería a usarlo como aprendí a hacer dieciséis
fouettés. Y para cuando subiera en el avión rumbo a mi nueva vida,
estaría preparada.
Un dos tres, un dos tres… Ahora camino sin perder el ritmo. Mi
madre seguro que se pondría furiosa si estuviera aquí. Pero solo trato
de concentrarme en el vals que sigue sonando en mi cabeza. Y me
olvido del resto
Un dos tres, un dos tres... En realidad, solo he cambiado mis
zapatillas de puntas por unos empinados tacones. Y el rojo tutú de
plato por un rojo corsé de raso barato. El escaparate de la linda
Coppelia se tornó otro distinto: el de la rotonda donde exhibía mi
cuerpo en busca de un cliente. Implorando al cielo porque un coche
47
parara, e implorando también porque nadie lo hiciera. Entre la
necesidad de sobrevivir y el odio a mí misma por hacerlo. Caí en la
trampa. Nadie regalaba una vida a una bailarina que ya no podía
hacer dieciséis fouettés.
Un dos tres, un dos tres. Hoy era el día. Sin sacar de mi cabeza
el ritmo sincopado del vals, saqué el cuchillo que llevaba guardado en
el rojo corsé de raso barato que me acababa de quitar para siempre. Se
lo acerqué a esa parte de su anatomía con que pretendía que fuera
suya una vez más. Y a la de tres, le hice un corte jurando que serían
muchos más si no me llevaba a la comisaría más cercana.
Un dos tres, un dos tres… Suena el teclado conectado a un
ordenador del policía que recoge mi historia.
Y mientras, en mi mente, Coppelia vuelve a hacer dieciséis
fouettés. Ha logrado dar la vuelta a su vida en la más virtuosa pirueta
que una bailarina hizo jamás. Y esta vez, es el público quien aplaude
al ritmo sincopado del vals. Un dos tres, un dos tres...
Susana Gisbert Grifo (València)
http://conmitogaymistacones.com/
48
Se acaba abril empieza mayo
En estos días, la naturaleza deja sin palabras,
el color te embarga la mirada
y el olor te enturbia el olfato.
En estos días, la belleza se toca con las manos,
paladeando sabores imprecisos,
la primavera no es una estación. Es un sentido.
En estos días, la luz acompaña a la vida pasar.
Texto y fotografía: Carmen Martínez Marín (Murcia)
http://aymaricarmen.blogspot.com/
49
Autor desconocido
50
¡Bum, bum!
Dedicado a Gloria Fuertes
¡Bum, bum!
Mi corazón late;
como el chocolate,
como el café latte.
¡Bum, bum!
El tambor suena;
en la procesión,
en la chirigota,
en la verbena.
¡Bum, bum!
La bomba cae
sobre mi casa,
sobre mi madre.
El niño llora,
Ya no está su madre,
ni su casa,
ni la chirigota,
ni el chocolate.
Marisa Martínez Arce (València)
51
Pianista Jazzowy – Janusz (Polonia) http://kjfh1.deviantart.com/
52
El pianista del bar de la calle Serrador
El pianista del bar de la calle Serrador no era nadie especialmente
destacable. No era atractivo ni simpático. No tenía familia ni
amigos, ni parecía importarle. Ni siquiera sabía tocar el piano
demasiado bien. Vivía solo en un apartamento minúsculo, justo
encima del tugurio donde trabajaba. Dormía durante toda la mañana
y se pasaba el resto del día tumbado en la cama sin nada que hacer.
Sobre las 9 de la noche, se vestía y bajaba al bar. El dueño, un
hombre minúsculo llamado Julián, a quien todo el mundo solía
llamar «El zorro», le recriminaba noche tras noche lo tarde de su
llegada. El pianista lo ignoraba y se sentaba en el mugriento asiento,
compañero del viejo instrumento musical.
Aquel piano era incluso más antiguo que el propio bar. «El
zorro» le contó una vez que cuando compró el local ya estaba allí, en
medio de una enorme tarima colocada en medio del sucio y rancio
antro. Al parecer, incluso el dueño anterior lo había conocido desde
que en su juventud era arrastrado hasta allí por su padre para pasar
largas horas tras la destartalada barra.
Cuando «El zorro» había intentado desplazarlo del pequeño
escenario donde se encontraba, con el fin de ampliar la capacidad del
local, le había resultado imposible. Las planchas de madera ocultaban
debajo una gran placa de metal a la que estaba unido el piano, lo que
impedía quitarlo sin antes hacer un enorme boquete en busca del
suelo original. Así pues, el piano se quedó allí, y el actual propietario
no tuvo más remedio que contratar a un músico que resultase barato.
Cada noche, el pianista limpiaba con esmero su instrumento con
un paño húmedo y acariciaba una por una las teclas, para luego
afinarlas como él recordaba que debían sonar. Luego empezaba a
53
tocar. La mayoría de las canciones eran muy lentas, para no molestar
a los clientes.
Sin embargo, hacia el final de la jornada, cuando ya no quedaba
prácticamente nadie, se permitía elevar el tono e interpretaba el
«Nocturno en Do sostenido menor», de Chopin. Lo hacía con fuerza
pero con cariño, para que todo el mundo le escuchase. Aquello le
recordaba un tiempo anterior, cuando era feliz, cuando tocaba el
piano solo por placer. Cada noche, y solo durante la ejecución de esa
obra, esbozaba una pequeña sonrisa que duraba hasta que sus dedos
cumplían con los últimos acordes de la pieza. Después cerraba el
piano y se levantaba entre el silencio del público, más demoledor que
un millar de aplausos.
Pablo Lloret Estrada (Carcaixent, València)
54
Leviatanes interesados
Ilustración de Polly Nor (Reino Unido) http://pollynor.com/
Aportada por la autora
Los llaman los demonios
de las nuevas tecnologías.
Los parásitos
que habitan en tu subconsciente,
tu incansable realidad
y tu aburrido presente.
Aunque tus ojos pesen
tu mirada no puede escapar de su trampa cristalina,
de luces y sonidos,
55
hashtags,
likes
y tags efímeros.
Tejen las redes
que te apresan,
de cárceles mediáticas
y contenidos vacíos.
Patrocinan tus sueños,
alimentan tus pesadillas.
Los llaman los satanes contemporáneos,
los belcebús modernos,
los engendros de las quimeras perdidas
y se esconden en tus datos bancarios,
tus correos personales
y tus fotos prohibidas.
¡Cuidado!
Dicen que ya te han atrapado.
Por favor,
apaga el ordenador,
el móvil,
la tableta…
Y vuelve a sonreír,
sin necesidad de tener que compartir toda tu vida
en ese mundo falso
e imaginario.
Esther Moreno Morillas (Valéncia)
http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/
http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/
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Sexto Grado – Primario
Imagen encontrada en la red (autor desconocido)
Primer domingo de marzo, aún algo de Febo calentaba aquellas
tierras.
Misa matutina. Almuerzo rápido y a la canchita.
Fútbol, y mucho. Canchita de tierra dura y pedregosa.
Caída y raspón (1). Y alguna trompada. Ese flaco de mierda, del
barrio Los Locos, me hizo un caño (2), y encima me cargó (3).
Regresamos. Gritos.
—¿Recién llegan? ¡Miren la hora que es!
—A bañarse y cenar. ¡Mañana empieza el ciclo lectivo! ¡Y a
dormir temprano!
57
—Enrique, ¿no empezaban las clases?
—Carlitos, no seas boludo, se dice «electivo» también.
Pesadillas y profundos sueños.
Goleada. 6 a 1. El 1, culpa mía. Pasó la hija del loco del todolito
(4), y por ficharla (5), me comí el amague (6).
—Chicos… ¡Arriba! Empiezan las clases.
Era un sueño. Otra pesadilla más.
Papá insistió:
—¡ARRIBA! Dejo la leche y no lleguen tarde.
Café con leche. Tostadas con el pan de ayer. Manteca y azúcar
sobre ellas.
—¿Y eso, Enrique? ¡Mira lo que dejó mamá!
Un guardapolvo, duro por el almidón Dos Conejos.
El portafolio, reluciente. Cuero marrón, dos bolsillos con dos
hebillas. Abultado. Repleto.
En realidad, parecía un armario, al revés, lleno de estantes.
—Vamos Carlitos, vamos, me apuraba Enrique. A vos te toca
Irene, a mí la vieja Adelaida.
Izar la bandera, cantar el himno, y al aula.
La Seño indicó: «saquen los útiles».
En los bolsillos, las gomas Dos Banderas (7), azul y roja,
rectangular. Otra, blanca, para lápiz. El lápiz negro, número 12
(dibujo) y la caja de 12 colores Faber-Castell. El sacapuntas también.
Y un lápiz Tinta, para mojar con la lengua.
Abro ese «armario» de cuero. El cuaderno, tapas duras, 90 hojas,
Saavedra*. El de Comunicaciones (alcahueterías), tapas blandas
Éxito*, 45 hojas. La tapas de carpeta, su cordón y las hojas
Rivadavia. Un block, de hojas lisas Ledesma*.
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Segundo «estante»: hojas de dibujo Cansson. Secante. Papel
glacé. Papel de calcar. Lapicera, con pluma Cucharita. Plumín y tinta
china negra Eureka. Frasquito de Pegalotodo*.
El tintero involcable, tinta azul Pelikán. La que mandaba el
Gobierno era aguada, y la Seño, nos decía:
—Si pueden compren otra tinta mejor.
La realidad, es que hacíamos una vaquita (8) y Don Romero, el
de la librería, nos hacía una rebaja. Siempre nos faltaban algunas
monedas, pero la maestra nos decía: «la cooperadora, pone lo que falta».
En realidad, la Cooperadora, era muy pobre, solo algunos alumnos
colaboraban mensualmente con ella.
Tercer «estante»:
—¿Y eso? Todo envuelto en un cartón, todo arrugado. Escuadra,
transportador, de plástico flexible. Una regla, de 30 cm, con tres
escalas, triangular. Pero la sorpresa era esa caja rectangular, tan
protegida. Tan misteriosa. Un compás, con pluma para tinta, punta
para minas, marca Mauser* Debo haber cambiado la cara, porque se
acercó la Seño, y dijo:
—Carlitos, ¡tiene tiralíneas!
—Sí, Seño, por supuesto (en realidad, no sabía que era un
tiralíneas).
Y entonces me acordé del abuelo. Y de esa carta, que papá abrió
y dijo:
—Negrita, mañana debo ir al pueblo. Esto se cobra en el banco.
El abuelo, con sacrificio, enviaba un cheque para que papá
comprara esa maravillosa caja de compás que me dejó deslumbrado.
Último «estante». Manual Kapeluz y el Estrada.
—¡Carajo ! ¡Qué gordos y pesados son!
Y el libro de lectura, El Hada Buena (9)
Todo forrado con papel araña azul y etiquetado.
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Y las plastilinas Alba, para Trabajos Manuales.
En un rinconcito, un bultito, envuelto en una servilleta.
Un sanguchito, con queso y matambre. Un papelito: «Por si te da
hambre. Mamá».
Pero ¿qué me pasa?... ¡Estoy en la escuela!
No es un sueño. Estoy despierto.
Y en el aula. En clases.
Entra el Director:
—¿Todo bien Srta.Irene?
—Sí Señor. Gracias.
El dire se retira, ofreciéndonos una mirada.
Pero… ¡qué cara de culo tiene, papá!
(1) RASPÓN: Excoriación.
(2) CAÑO: Picardía, que consiste en un autopase, trasladando la
pelota entre las piernas del rival.
(3) CARGAR: Mofarse, burlarse.
(4) TODOLITO: Teodolito, instrumento topográfico de precisión
para medir ángulos de distintos planos.
(5) FICHARLA: Mirarla.
(6) AMAGUE: Esquive.
(7 y *) MARCAS: Inexistentes hoy en día.
(8) VAQUITA: Juntar dinero para comprar algo.
(9) HADA BUENA: Libro de lectura obligatorio. En homenaje al
Presidente.
Carlos María López (Buenos Aires, Argentina)
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Amor nunca olvidado
Locking love – Marco S (Irlanda) https://500px.com/dudermarco
Helena, de 23 años, licenciada en Ciencias de la Comunicación
en la Universidad Complutense de Madrid, se marcha a Roma para
matricularse en un curso de doblaje en la Ciudad Eterna. Le gusta
mucho este trabajo. Es bilingüe perfecta, su madre es italiana. Ha
elegido el curso de un Director de doblaje muy famoso. Sus padres no
quieren que vaya y ponen todo tipo de trabas para disuadirla.
Pero Helena ha trabajado de camarera en restaurantes y ha
ahorrado para el viaje y el curso. Ha sido admitida y además le han
concedido una beca.
61
Su madre, Anna, una mujer culta, todavía joven y muy hermosa,
también es tozuda, quizá más que su hija, así que decide viajar a
Roma para hablar con el Director del curso y pedirle que desanime a
Helena.
¡Que se invente una excusa cualquiera y haga que vuelva a
España!
En el curso la consideran muy apta y con una voz llena de
matices. Una dobladora perfecta que puede adaptarse a varios
papeles: dramáticos, cómicos, comedias, dibujos animados, etc. y
puede hacer prácticas presentándose a castings para empezar a ganar
dinero. Consideran que es muy buena para este trabajo.
Al llegar su madre, Helena le cuenta entusiasmada los progresos
que ha hecho, y que pronto va a empezar a doblar en algunas
películas.
Anna disimula sus verdaderas intenciones para que su hija no
sospeche de que va a ver al Director, decidida a salirse con la suya.
Pero, cuando se encuentran, recuerda los años que estuvieron juntos y
lo mucho que se amaron, y lo que creía olvidado se le presenta de
repente con más fuerza que nunca. Él la mira con ojos de ternura y
más todavía cuando Anna le confiesa que Helena es su hija. Cuando
se quedó embarazada prefirió desaparecer porque él estaba casado y
sabía que no habría dejado a su mujer.
Cenan juntos y Anna sube a su casa. La pasión vuelve a estallar
como hace veintidós años y hacen el amor con el deseo de algo
reprimido durante mucho tiempo. Él no quiere que se vaya, está
divorciado desde hace tiempo y ahora que ha vuelto a encontrarla no
está dispuesto a perderlas, ni a ella ni a su hija.
Cuando Anna salió para Roma, su marido sospechaba que
además de convencer a la hija, su viaje tenía otras intenciones. Había
encontrado sus fotos con el entonces joven Director, y era evidente su
62
amor en aquellos años e imaginaba lo que podía ocurrir ahora. Su
relación estaba en crisis desde hacía tiempo y conocía el carácter
apasionado de su mujer.
Con el tiempo, Helena se convirtió en una excelente actriz de
doblaje. Su madre y Fabio, que así se llama el famoso Director, han
retomado su amor, aparcado durante más de veinte años, pero eterno
como Roma, la ciudad donde viven y proyectan un futuro de sueños
incumplidos, pero necesarios.
Del marido no se sabe nada, pero seguro que también ha rehecho su
vida en Madrid, su ciudad, y donde, seguro, es feliz con la mejor
amiga de Anna.
María Gracia Scelfo (Roma, Italia)
http://mgscelfo.blogspot.com.es/
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In the night – Lilia Samolyuk (Ucrania) https://500px.com/lilia_samolyuk
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Mis recuerdos
Cierro los ojos,
dejo que las fuerzas
me abandonen,
relajo mis músculos.
Me concentro
en el metrónomo
sincopado del tren.
Una lágrima escapa
sin permiso
de mis ojos,
resbala por la mejilla
y se detiene
junto a la boca
donde se seca
y deja su sabor salado.
Allí la encontraré
cuando despierte
para recordarte
caminando junto a mí
paseando por nuestra playa
Manuel Serrano (València)
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Kiting – Anders Green (Suecia) https://500px.com/andersgreen
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Juego de geometrías
(¿cuento para niños?)
El niño jugaba con la pelota, cuando la muy redonda, se cayó
dentro de una caja con tan mala suerte, que la tapa se cerró y la pelota
se convirtió en un cubo parecido a un dado, pero sin pintas.
—¡Cataplún!— se oyó en el vecindario.
La caída fue tan impetuosa, que la caja fue a parar a una vieja
calle, que atravesaban unas ruinosas vías. Quiso la casualidad que un
tren pasara, y que rodara por encima del cubo, dejándolo azul y
chato, hecho un cuadrado.
Un pájaro, que paseaba orondo por la vereda, lo vio caído y
comenzó a picotearlo. Tiró de una punta, tiró de otra, hasta darse
cuenta, que no era un manjar de su agrado. Entonces los cinco lados
en que quedó vestido el cuadrado, se pusieron a volar por el impulso
de un viento primaveral e inesperado, cuando por ahí pasaba una
alegre cometa, enamoradiza y coqueta, buscando dueño. Al verlo
lucir tan hermoso al elegante pentágono, lo atrapó con su cola de
retazos, lo abrazó, lo estrujó y le estampó un beso en el centro del
diámetro, con forma de cruz. Fue tanto el amor que los unió, que
volaron hasta las estrellas.
Una vez allí, alguien, un mago que habita los grandes espacios,
por envidia o por recelo, los separó y lanzó con desprecio al mar,
aquel artefacto guardándose el pentágono. El multicincolados, se
volvió de papel por la tristeza y al mago no le importó, porque en su
avaricia, solo le interesaba convertirlo en una estrella.
El señor Abracadabra, que así se hacía llamar el mago, plegó las
cinco puntas y lo pintó de plateado. Lo colgó en el oscuro cielo, y el
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pobre, disfrazado de astro celeste, quedó confundido entre el amor y
la desdicha, con su opaco brillo, camuflado, lejano y solitario,
extrañando al niño y a su cometa.
Las estrellas, que ya habían advertido que ese purapuntas no era
como ellas, al verlo sufrir se compadecieron y con uno de los anillos
de Saturno, decidieron ponerle una corona de colores y lanzarlo a los
océanos, para que el viento lo inflara de esperanza, hasta que pudiera
encontrar de nuevo su propia tierra. Agradecido se despidió y
navegando millas y más millas, por el espacio, ya próximo a su
planeta, tomó un respiro en unas nubes, mientras oteaba el paisaje, en
busca de sus seres queridos.
—Nunca hemos visto una pelota caer del cielo —le dijeron las
nubes confundidas.
—Entonces quiere decir, que he vuelto a ser quien era —se dijo
como para sus adentros, mientras una nubes rechonchas y merengosas,
seguían inspeccionándolo tan asombradas como absortas.
Al ver aquella playa, que bien conocía, pudo reconocer a su
amigo, el niño con quien siempre jugaba, que rescataba del mar una
cometa y con cariño y esmero, la secaba.
Fue así que se lanzó hasta la orilla y vieran ustedes, cuánta fue la
alegría, al volverse a reunir en familia, el niño, la cometa y la pelota.
No se sabe bien por qué, pero muchos dicen que por temor o por
vergüenza, la pelota nunca le contó a la alegre cometa, que fueron
enamorados en otra vida.
Vivian Rodríguez Dorgia (Montevideo,Uruguay)
http://bibilaurugualla.blogspot.com.uy/
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Su último blues
Jazz Club – Davide Mantovanelli (Italia)
https://500px.com/davidemantovanelli
La tenue iluminación y el olor a tabaco y alcohol inundaban al
local de una profunda sensación de soledad, a pesar de que los
asistentes permanecían, codo con codo, sentados alrededor de las
minúsculas mesas.
Al fondo, sobre el escenario, la cantante, recostada sobre el
piano de cola, se aferraba a las primeras notas de un triste blues. El
músico, taciturno y cabizbajo, huía de la partitura en busca de una
clave de alegría.
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Tras su aparente distancia, ambos escondían una larga historia
y, en esencia, recuerdos que parecían marchitarse con el paso de las
notas.
Se conocieron cuando ella deambulaba de local en local en
busca de una actuación sin apenas suerte. Él, con una larga carrera
como pianista a sus espaldas, reconoció su gran talento nada más
oírla. Y también su innegable belleza, que súbitamente le conquistó.
Su primera oportunidad como cantante vino acompañada de una cita
con aquel que había sabido valorarla. A ésta se le sumaron paseos por
el parque, pitillos y copas hasta el amanecer, noches sin tregua… pero
la música no siempre es fiel al amor, y la cantante decidió que sería
mejor alejarse.
Sin embargo, años más tarde se volvían a encontrar. Ahora, él
sólo quería que ella le concediera su oportunidad. Sus lánguidos
dedos se deslizaban con la innegable maestría de un experto por las
teclas del piano, creando, más que música, susurros que le rogaban
que no se marchara de nuevo. Pero ella, inmutable, entonaba su
patética melodía para recordarle que no iba a volver.
Paula Sastre (Alicante)
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Puntos cardinales
Compass – Jasmine LY https://www.flickr.com/photos/95715663@N08/
Si perdía el norte, podía tardar días en encontrarlo de nuevo; sin
saber por qué, su brújula siempre marcaba el oeste, burlándose de
ella, tratando de confundirla en medio del bosque de sus
pensamientos.
Ni el musgo que podía crecer en los árboles indicaba el punto
que buscaba, así se reían sus guías de ella; y no se irritaba, podía ser
que el oeste fuera su nuevo norte, que los campos electromagnéticos
de su mundo hubieran cambiado sutilmente hasta trastocar la
ubicación de las cosas, y el imán de su indicador esférico no se diera
por aludido.
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El sonido del agua brotando de entre unas rocas la atrajo con
fuerza, pero aquello caía al sur, dijera lo que dijera su brújula.
Rozó con ternura la empuñadura de su espada de madera y el
suave cuero del carcaj que cargaba a la espalda le acarició el codo,
sobresaltándola. ¿Qué hacer? ¿Hacia dónde ir?
Posó su mirada en la roca cubierta de liquen que interrumpía la
claridad del sendero hacia el nacimiento del río; decidió que no había
mejor camino que el que no existía aún y comenzó a trazarlo con sus
pisadas.
Trepó, no sin dificultad, a lo alto de la atalaya natural y el
mundo que la rodeaba tomó una nueva dimensión. Ahora ya podía
ver por encima de las copas de los árboles, un lecho infinito de hojas
verdes.
Se tomó un momento para descansar y observar. Allí era
inalcanzable, se sentía poderosa e invencible; ni la expectativa de
encontrar su destino podía empañar aquel instante, y aprovechó para
imbuirse de aquella sensación, tratando de acumularla en su interior
para usarla cuando llegara el momento.
Antes de bajar por la otra cara de la roca, consultó de nuevo su
brújula; definitivamente se había vuelto loca, pues ahora indicaba
algún punto entre su ombligo y su corazón, cuando ella sabía con
exactitud que, cualquier norte que pudiera existir, estaría más bien
hacia el otro lado.
Aurora Losa (La Palma del Condado, Huelva)
https://ladesdichadesersalmon.com/
72
Presentación de «Relatos con banda sonora»
Fotografías cortesía de Pablo Lloret Estrada, tomadas durante el acto
celebrado la tarde del 29 de abril en la Feria del Libro de Valencia.
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La presentación de «Relatos con banda sonora» en la Feria del
Libro de Valencia resultó memorable. Llenamos el espacio que nos
fue cedido y además de una maravillosa exhibición de danza y música
(a cargo de Susana y Albert), contamos con la entrañable presencia de
amigos venidos expresamente de Madrid (Rosi Serrano), Barcelona
(David Rubio) y Pamplona (Pernando Gaztelu). Leímos cuatro de los
relatos del libro (que próximamente estará disponible en Amazon) y
echamos unas terapéuticas risas. Esta familia se va haciendo poco a
poco numerosa y nos congratulamos de ello.
Lo siguiente será reunirnos de nuevo el día 13 para convocar a
quienes no pudieron participar en este encuentro (y a los que quieran
repetir), finalizar los proyectos en curso e idear otros nuevos que nos
permitan seguir creciendo... hasta el infinito y más allá.
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Nuestros libros
«Buffet Libre» (2015) y «El tiempo y la vida» (2016)
disponibles en AMAZON, en versiones papel y digital
Dos libros de relatos y microrrelatos
con la participación de escritores habituales
de la revista VALENCIA ESCRIBE
¡Hemos tirado los precios!
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Libros de nuestras/os colaboradores
Destino 22 / Experiencias - Jorge Richter Vázquez
(Disponibles en Amazon)
Dos libros de relatos de Jorge Richter, explorador incesante del
vivir, que como dice uno de sus personajes «sale a enfrentarse al
horizonte del mundo». Dos volúmenes que reflejan una serie de
vivencias, reflexiones, imágenes que hablan, a veces, de un universo
incómodo, difícil. Otras, tierno, sorprendente. Pequeñas historias,
mezcla de fantasía y realidad que transitan entre la esperanza y el
destino trágico, la redención o la condena. Escritura como catarsis, tal
vez, pero que desprende una autenticidad que mucho tiene que ver
con el mundo por el que el autor, atento, transita.
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Palabras en la basura
Alberto Basterrechea, «Neorrabioso»
http://neorrabioso.blogspot.com.es/
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Números anteriores de Valencia Escribe
Número 25 (Junio 2016)
https://www.yumpu.com/es/document/view/55598725/ve-25-junio
Número 26 (Octubre 2016)
https://www.yumpu.com/es/document/view/55984583/ve-26-octubre
Número 27 (Noviembre 2016)
https://www.yumpu.com/es/document/view/56195419/ve-27-noviembre
Número 28 (Diciembre 2016)
https://www.yumpu.com/es/document/view/56449121/ve-28-diciembre
Número 29 (Enero 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/56611987/ve-29-enero
Número 30 (Febrero 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/56798796/ve-30-febrero
Número 31 (Marzo 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/57120791/ve-31-marzo
Número 32 (Abril 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/58071760/ve-32-abril
NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista
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Valencia Escribe en las redes
Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia
Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatorias de
concursos literarios que os podrían interesar
https://www.facebook.com/pages/Valencia-Escribe/134450789952020
Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o
mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que
también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs
https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/
Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que
para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe
Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las
reglas…
https://www.facebook.com/Valencia-Escribe-Haiku-746524675464504/
¿Queréis compartir los eventos culturales más interesantes a
celebrar en Valencia y alrededores? Exposiciones, conferencias,
presentaciones de libros, talleres, teatro, conciertos… todo eso y más
en Agenda Cultural VE
https://www.facebook.com/Agenda-Cultural-Valencia-Escribe-
1806573156332152/
Valencia Escribe (y mucho) es un grupo recién estrenado,
creado para compartir vuestros poemas, microrrelatos y entradas de
cualesquiera blogs literarios mantenidos por los amigos que integran
esta familia que cada vez se hace más y más y más grande.
https://www.facebook.com/groups/393565884345726/
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lecturas? ¿Dar/pedir opiniones o recomendaciones sobre libros,
decirnos lo que estás leyendo, vas a leer o desearías leer? ¿Compartir
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La foto de Miguel
Font de La Murta (Alzira) - Miguel García Rodríguez (València)
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