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un curioso libro llamado “Tres en raya” donde inexplicablemente<br />
la lengua y las matemáticas se intercalaban con total normalidad.<br />
Pero el más satisfactorio de todos aquellos cambios fue sin duda<br />
dar el salto al “patio de los mayores”, aquel lugar que durante<br />
tres años habíamos observado anhelosos a través de una valla<br />
y que de pronto se abría para nosotros. Fue así como quedaron<br />
atrás los toboganes y columpios, y las expediciones de caza de<br />
hormigas, para dar paso a una nueva generación que, al igual<br />
que las que la habían precedido, se organizaba en auténticas<br />
hordas enfrentadas por un balón y por defender sus porterías.<br />
“Quedaron atrás los toboganes y columpios,<br />
y las expediciones de caza de hormigas,<br />
para dar paso a una nueva generación<br />
de hordas enfrentadas por un balón.”<br />
Y entretanto, fueron también ese patio y esas aulas las que<br />
vieron los años pasar, y a nosotros hacernos un poco más mayores.<br />
Nos dimos cuenta cuando llegamos a tercero y por primera<br />
vez nos preguntaron la lección. Entonces creímos aprender<br />
lo que era un examen, aunque fuese solo un espejismo, y<br />
comenzamos también nuestra formación religiosa, pues cada<br />
vez se aproximaba más el esperado momento de la Primera<br />
Comunión.<br />
Y en cuarto ese momento llegó. Siendo honestos (no nos<br />
vamos a engañar a estas alturas), los regalos fueron un aliciente<br />
más para continuar ese camino que nuestros padres iniciaron<br />
con el bautismo y que nosotros proseguimos este último año<br />
con la confirmación. Arropados por nuestras familias y amigos,<br />
pudimos poner en práctica todas las oraciones aprendidas y lo<br />
ensayado anteriormente. Esos tres sábados de mayo en San<br />
Marcos no pueden describirse de otra forma que especiales.<br />
Algo también muy emocionante para nosotros fueron Las<br />
Fiestas. Gracias a ellas descubrimos lo que era la ilusión (contábamos<br />
con ansias los días que quedaban para su llegada); la<br />
satisfacción (al ver nuestras láminas en la exposición); e incluso<br />
la competitividad (nos dejábamos la piel en los torneos deportivos<br />
y los concursos culturales).<br />
También hay que destacar dos experiencias maravillosas que<br />
tuvimos la suerte de vivir en 6º de primaria: las Aulas Activas y<br />
la Javierada. Jamás podremos olvidarnos de los cánticos en el<br />
autobús de ida y la tristeza y cansancio en el de vuelta. Pero si<br />
hay algo que siempre recordaremos cuando echemos las vista<br />
atrás, eso son las risas, los juegos y las lecciones que tuvimos<br />
la suerte de aprender en el trascurso de estas actividades.<br />
Sin embargo, como en la vida misma, estos momentos se<br />
vieron eclipsados por alguna que otra sombra. La más importante<br />
sin duda tuvo lugar al final de esta etapa. Nosotros los<br />
alumnos, perdimos a un magnífico y siempre sonriente profesor.<br />
Su familia, a un cariñoso y tierno padre, hijo, hermano y<br />
esposo. Pero sin duda alguna, el mundo se llevó la peor parte,<br />
porque este perdió a una gran persona.<br />
20 En este trimestre