Aparociones y revelaciones privadas Libro P Roman Espanhol

Aparocionesyrevelaciones
privadas.
Elcasodelamariofaniade
LaSalette.
TesinadeLicenciatura
RománPawelW.Koszulinski,ms
UniversidadPontificiadeSalamanca
InstitutoTeólogicoCompostelano

ÍNDICE GENERAL
Siglas………………………………………………………………………... 5
Introducción………………………………………………………………… 6
I. Configuración de las revelaciones privadas en la Sagrada Escritura
y en la Tradición de la Iglesia…………………………………………….. 10
1. La Sagrada Escritura……………………………………………………. 10
1.1. Antiguo Testamento……………………………………………….. 10
1.1.1. Teofanías y visiones…………………………………………. 11
1.1.2. Angelofanías…………………………………………………. 12
1.2. Nuevo Testamento…………………………………………………. 14
1.3. Conclusión…………………………………………………………. 16
2. Padres de la Iglesia……………………………………………………… 17
2.1. Las visiones antes de San Agustín…………………………………. 17
2.2. Las visiones según San Agustín………………………………….... 22
2.3. Las mariofanías en el período patrístico…………………………... 25
2.4. Las apariciones y mariofanías posteriores a la época patrística…… 27
2.4.1. La Edad Media………………………………………………. 27
2.4.2. La Edad Moderna……………………………………………. 28
2.5. Conclusión…………………………………………………………. 29
3. El Magisterio de la Iglesia……………………………………………… 31
3.1. Antes del siglo XX………………………………………………… 31
3.1.1. El Concilio V de Letrán……………………………………… 31
3.1.2. El Concilio de Trento………………………………………... 32
3.1.3. El papa Urbano VIII………………………………………… 33
3.1.4. El papa Benedicto XIV………………………………………. 34
3.2. Siglos XX y XXI…………………………………………………… 37
3.2.1. San Pío X…………………………………………………….. 37
3.2.2. El papa Pío XII………………………………………………. 38
3.2.3. El Concilio Vaticano II……………………………………… 39
3.2.4. El magisterio del papa Pablo VI…………………………….. 39
3.2.5. San Juan Pablo II…………………………………………….. 40
3.2.6. Catecismo de la Iglesia Católica…………………………….. 41
3.2.7. El papa Benedicto XVI……………………………………… 41
4. Las revelaciones privadas en la historia de la teología………………… 42
4.1. Antes del siglo XIX……………………………………………….. 42
4.1.1. Santo Tomás de Aquino…………………………………….. 43
4.1.2. Juan Gerson y Juan Torquemada……………………………. 44
4.1.3. Los místicos españoles del siglo XVI………………………. 46
1

4.1.4. Melchor Cano………………………………………………… 49
4.1.5. El cardenal Juan Bona……………………………………….. 49
4.2. Desde el siglo XIX hasta la actualidad…………………………….. 50
4.2.1. Las revelaciones privadas en crisis………………………….. 50
4.2.2. Las revelaciones privadas en “fase de esplendor”……………. 53
4.3. Conclusión………………………………………………………….. 56
II. El lugar teológico de las revelaciones privadas
en el marco de la Teología Fundamental………………………………… 58
1. Definición de las revelaciones privadas, visiones y apariciones………... 58
1.1. Definiciones de los términos revelación privada, visión y aparición.. 58
1.1.1. Revelaciones privadas…………………………………………. 59
1.1.2. Visiones………………………………………………………... 60
1.1.3. Apariciones…………………………………………………….. 61
1.2. Relación entre los términos visión, aparición y revelación privada… 62
1.3. La naturaleza de las visiones………………………………………… 66
1.3.1. Rahner – Ratzinger……………………………………………. 66
1.3.2. Otras opiniones………………………………………………… 68
1.4. La naturaleza de la aparición de La Salette…………………………. 70
1.5. Conclusión…………………………………………………………… 71
2. La Revelación y su carácter: pública – privada………………………….. 72
2.1. La revelación pública……………………………………………….. 72
2.2. Lugar teológico de las revelaciones privadas y su relación
con la revelación pública……………………………………… 75
2.2.1. Aspectos “negativos” de las revelaciones privadas…………… 76
2.2.2. Aspectos positivos de las revelaciones privadas………………. 78
2.2.3. Otras diferencias entre la revelación pública y las privadas….. 81
2.3. Criterios hermenéuticos de las apariciones/mariofanías……………. 82
2.4. Conclusión…………………………………………………………... 84
3. El discernimiento de las revelaciones privadas. Los criterios y el proceso.. 85
3.1. Los criterios y el proceso del discernimiento a través de la historia… 85
3.2. Los criterios del discernimiento……………………………………… 86
3.2.1. El hecho histórico de la existencia de la aparición……………. 88
3.2.2. El vidente o los videntes………………………………………. 90
3.2.3. El contenido dela aparición…………………………………… 94
3.2.4. El criterio de “sana devoción y frutos espirituales”…………… 96
3.2.5. El criterio del milagro………………………………………….. 97
3.3. El modo de proceder de la autoridad eclesiástica competente……… 99
3.4. Conclusión………………………………………………………….. 102
2

4. La autoridad, finalidad y significado de las apariciones……………... 103
La actitud ante ellas……………………………………………….... 103
4.1. La autoridad de las apariciones…………………………………… 103
4.2. La finalidad y significado de las apariciones/mariofanías……….. 107
4.2.1. La finalidad de las apariciones……………………………… 107
4.2.2. El significado de las apariciones marianas…………………. 111
4.3. La actitud ante la apariciones…………………………………….. 115
4.3.1. Excesiva desconfianza……………………………………… 115
4.3.2. Excesiva credulidad………………………………………… 116
4.3.3. El discernimiento y la acogida……………………………... 117
4.4. Conclusión………………………………………………………… 117
5. Repercusiones ecuménicas de las apariciones…………………………. 118
5.1. Las revelaciones privadas desde la perspectiva de las
Comunidades eclesiales procedentes de la Reforma……………… 118
5.2. Las apariciones en el diálogo con el Anglicanismo……………… 121
5.3. Las apariciones en las Iglesias orientales y su
significado ecuménico……………………………………………. 123
5.4. Conclusión………………………………………………………… 125
III. Análisis pormenorizado del hecho de la mariofanía de La Salette…… 127
1. Localización geográfica, contexto social y religioso de la
mariofanía de La Salette……………………………………………… 127
1.1. Descripción geográfica del lugar de la aparición……………….. 127
1.2. El contexto social……………………………………………….. 128
1.3. El contexto religioso……………………………………………. 129
2. Los videntes de La Salette…………………………………………... 131
2.1. Maximino Giraud……………………………………………….. 131
2.2. Melania Mathieu (Calvat)………………………………………. 134
3. Primeras investigaciones, del septiembre de 1846 al julio de 1847….. 138
3.1. La relación Pra…………………………………………………… 138
3.2. El primer documento oficial del obispo de Grenoble
sobre La Salette…………………………………………………... 141
3.3. Los relatos de Perrin, Guillaud, Cat, Day, Eymery, Chambon
y Giraud………………………………………………………….. 142
3.4. La primera valoración de la aparición de La Salette……………… 144
3.4.1. El informe de los profesores del Seminario Mayor………. 144
3.4.2. El informe de los canónigos de la catedral de Grenoble…. 145
3.5. Los relatos de Lagier, Dausse, Lambert y de Bez………………… 146
3

3.5.1. El relato Lagier…………………………………………… 146
3.5.2. El relato Dausse………………………………………….. 147
3.5.3. El relato Lambert………………………………………… 147
3.5.4. El relato Bez……………………………………………… 148
3.6. Conclusión………………………………………………………… 148
4. Trabajos de la Comisión diocesana, del julio al diciembre de 1847…… 149
4.1. El nombramiento de los Comisarios episcopales…………………. 149
4.2. La investigación efectuada por los Comisarios……………………. 150
4.3. La redacción del informe de los Comisarios………………………. 151
4.3.1. Las bases filosófico-teológicas del informe……………… 151
4.3.2. La presentación de la documentación relacionada con
El hecho de La Salette…………………………………… 154
4.3.2.1. La descripción del lugar de la aparición y las
Declaraciones de los testigos…………………….. 154
4.3.2.2. Los relatos de los videntes……………………….. 156
4.3.2.3. La valoración del hecho de La Salette…………… 163
4.4. Las pruebas de la veracidad de los videntes presentadas
en el informe de Rousselot……………………………………… 164
4.4.1. El hecho de La Salette en sí mismo……………………... 164
4.4.1.1. El carácter de los videntes……………………….. 164
4.4.1.2. La naturaleza del relato de los videntes…………. 165
4.4.1.3. Inspección del lugar del acontecimiento………… 166
4.4.1.4. La perspicacia de los niños para resolver las
Dificultades durante las entrevistas……………… 168
4.4.2. El hecho de La Salette aceptado en los pueblos cercanos… 169
4.4.3. El hecho de La Salette creído por miles de personas que
han acudido de todas las partes………………………….. 169
4.4.4. Los efectos extraordinarios del hecho de La Salette………. 170
4.5. Observaciones y objeciones finales del informe……………………. 171
4.5.1. Observaciones generales………………………………….. 171
4.5.2. Objeciones contra el hecho de La Salette…………………. 172
4.6. La Comisión convocada por el obispo de Grenoble
Del 8 de noviembre al 13 de diciembre de 1847………………… 180
4.7. Conclusión…………………………………………………………. 184
5. Tiempo de espera a la aprobación oficial, del diciembre
de 1847 al noviembre 1851……………………………………………… 185
5.1. La oposición del cardenal Bonald, arzobispo de Lyon,
ante el hecho de La Salette…………………………………………. 185
5.2. El incidente de Ars………………………………………………….. 186
5.3. El papa Pío IX recibe los secretos de los videntes………………….. 189
4

5.3.1. Los videntes escriben sus secretos…………………………. 189
5.3.2. El viaje de Rousselot y de Gerin a Roma………………….. 190
5.4. Conclusión……………………………………………………….. 192
6. La aprobación de la aparición de La Salette, 1851…………………. 193
6.1. La preparación de la aprobación……………………………….. 193
6.2. La aprobación de la aparición de La Salette…………………… 195
6.3. Análisis de las disposiciones jurídicas de la Pastoral………….. 199
6.4. Conclusión……………………………………………………… 200
7. Documentos del Magisterio de la Iglesia sobre La Salette…………. 201
7.1. La carta del papa Pío XII……………………………………… 201
7.2. La carta de san Juan Pablo II………………………………….. 202
IV. Balance final…………………………………………………………. 206
1. El fenómeno aparicional en la historia de la Iglesia………………… 206
2. El lugar teológico de las revelaciones privadas…………………….. 207
3. La aparición de La Salette…………………………………………… 209
4. Conclusión general………………………………………………….. 210
Bibliografía……………………………………………………………… 212
SIGLAS
CEC
GS
LG
DV
VD
LSDA.I
LSDA.II
LSDA.III
Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del
Catecismo, Barcelona 1993.
Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral “Gaudium et
Spes” en: Vaticano II. Historia Doctrina Documentos, Barcelona
1967, 306 – 414.
Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática “Lumen
Gentium” en: Vaticano II. Historia Doctrina Documentos,
Barcelona 1967, 114 – 194.
Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática “Dei
Verbum” en: Vaticano II. Historia Doctrina Documentos,
Barcelona 1967, 205 – 222.
Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal “Verbum
Domini”, Vaticano 2008
J. Stern, La Salette. Documents authentiques: Septembre 1846 –
début mars 1847, t. 1, Paris 1980.
J. Stern, La Salette. Documents authentiques: Fin mars 1847 – avril
1849, t. 2, Paris 1984.
J. Stern, La Salette. Documents authentiques: 1 er mai 1849 – 4
novembre 1854, t. 3, Paris 1991.
5

INTRODUCCIÓN
Las apariciones son fenómenos que se dan en todas las culturas y religiones,
y tienden a abundar en los momentos turbulentos de la historia humana 1 . Así en los
últimos dos siglos el mundo cristiano fue sorprendido por numerosas apariciones de
la Virgen María. Estas apariciones, llamadas mariofanías, junto con otros dos
términos, visiones y revelaciones privadas, constituyen la materia de este trabajo.
Las revelaciones privadas, con toda su complejidad, se sitúan a caballo entre
varias disciplinas teológicas. Sin embargo no pretendemos hacer aquí un estudio
interdisciplinar, sino centrarnos en el análisis del fenómeno aparicional desde el
punto de vista de la Teología Fundamental. Aún así, teniendo en cuenta que el tema
central de esta tesina es la mariofanía de La Salette, tendremos que entrar
necesariamente en el campo de la Mariología.
El tema de las apariciones, no era muy popular en los tratados teológicos.
Incluso hay que reconocer que, durante varios siglos, las revelaciones particulares
no tenían buena prensa entre los teólogos. Santo Tomás de Aquino no las menciona
en su “Suma Teológica”; Melchor Cano sitúa estas revelaciones fuera de los lugares
teológicos; el papa Benedicto XIV restringe el asentimiento que se les debe a simple
fe humana. Parece que las apariciones pertenecen únicamente al ambiguo campo de
la religiosidad popular y no tienen nada que ver con la teología académica. Esta es
la impresión que refleja el teólogo español Eloy Bueno en la introducción a su libro
sobre las apariciones de Fátima 2 . Pero, precisamente porque son tan extendidas en
la devoción popular, “merecen ser pensadas y comprendidas. (…) La teología debe
dejarse visitar por esas experiencias tan profundamente humanas y eclesiales. Y a la
vez las devociones populares deben ser visitadas por la teología” 3 . A mi parecer,
esta es la razón profunda del interés que suscita el tema de las apariciones en la
reflexión teológica. Actualmente hay un grupo de teólogos, sobre todo los
mariólogos, que, dentro del campo de su investigación, incluyen el análisis del
fenómeno aparicional. Como ejemplo podemos poner aquí al profesor De Fiores,
cuyo tratado de la Mariología contiene un apartado sobre las apariciones marianas 4 .
Los datos son convincentes; de las quince apariciones aprobadas por la
Iglesia católica en los últimos dos siglos, todas son mariofanías 5 . Estas apariciones
marianas, ¿realmente son un don para la fe y un desafío para la razón, como dice el
1 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías”, San Sebastián 1956, 11.
2 Cf. E. Bueno de la Fuente, El mensaje de Fátima. La misericordia de Dios: el triunfo del amor en los
dramas de la historia, Burgos 2013, 12.
3 E. Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…” 13.
4 Cf. S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 347-360.
5 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41; S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la
fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo 2007, 118-119. Hay que añadir aquí dos apariciones marianas
aprobadas por las Iglesias orientales en Damasco y Zeitoun.
6

título del libro del mariólogo Salvatore Perrella? 6 ; ¿en qué sentido, en medio de
nuestro mundo posmoderno, se puede defender y argumentar sobre la veracidad de
estos fenómenos sobrenaturales que parecen negar toda la racionalidad? A estas
preguntas y otras, que irán apareciendo, intentaremos responder en este trabajo.
Además, la actualidad de esta tesina está marcada por el centenario de las
apariciones de Fátima que estamos celebrando, y por la esperada decisión de la
Santa Sede respecto a Medjugorje, después de las investigaciones de la Comisión
presidida por el cardenal Ruini y la más reciente investigación del cardenal Hoser 7 .
La tesina está estructurada en cuatro partes. Las dos primeras tratan el
fenómeno aparicional desde la perspectiva de la Teología Fundamental, la tercera
hace un análisis pormenorizado de la mariofanía de La Salette y la cuarta recoge las
conclusiones del trabajo, como un balance final.
En el primer capítulo intento hacer un recorrido a través de la historia, con el
fin de mostrar la evolución de la teología y del Magisterio de la Iglesia ante el
fenómeno aparicional. Empiezo por la Sagrada Escritura, para ver como Dios se
manifiesta a los personajes bíblicos tanto del AT como del NT. Después veremos
que en la época de los Padres de la Iglesia no solo abundaban profecías, visiones y
apariciones, sino que, también por primera vez, estos fenómenos fueron analizados
y clasificados, principalmente en la obra de San Agustín.
A continuación presento los documentos del Magisterio de la Iglesia
referentes a las revelaciones particulares, destacando la gran obra del papa
Benedicto XIV, que marcó un antes y un después en la actitud de la Iglesia ante los
milagros y las apariciones.
El punto de vista de la teología sobre las apariciones y su evolución en
distintas épocas a lo largo de la historia hasta la actualidad lo podemos seguir en el
último apartado de este capítulo.
El segundo capítulo pretende exponer de forma sistemática los aspectos más
importantes de las revelaciones privadas, desde el punto de vista de la Teología
Fundamental, empezando por el intento de definir los términos; es un asunto, como
veremos, bastante complejo. La relación entre la revelación pública y las
revelaciones particulares es otra cuestión que nos va a interesar en este capítulo,
igual que el análisis detallado de la normativa actual que regula el proceso de
discernimiento de las apariciones. También hago mención de un interesante debate
teológico sobre el asentimiento que se debe a las revelaciones privadas. Otros temas
de interés, que vamos a tocar en este capítulo, son la finalidad, el significado y la
actitud ante las apariciones.
6 Cf. ; S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo
2007.
7 Cf. Aa. Vv. “Esto es lo que dice el informe de la comisión vaticana sobre Medjugorje” , en:
http://www.religionenlibertad.com/esto-que-dice-informe-comision-vaticana-56839.htm (28.05.17).
7

El tercer capítulo contiene el análisis del proceso de la aprobación de la
mariofanía de La Salette. Para mí personalmente, este tema tiene una importancia
especial, porque soy miembro de la Congregación de los Misioneros de Nuestra
Señora de La Salette, un instituto que surgió como fruto de la aparición de María en
los Alpes franceses. En este capítulo vamos a examinar las circunstancias y el lugar
de la aparición, la vida y el carácter de los videntes, las etapas del proceso del
discernimiento y el texto de la aprobación episcopal. Como esquema de desarrollo
escogí una secuencia cronológica, tal como acontecían los hechos, para reflejar con
fidelidad el proceso de la aprobación y todas las circunstancias que le acompañaron.
Así, el hecho de La Salette se convertirá – eso pretendemos- en una muestra
práctica de los conceptos presentados anteriormente.
El cuarto capítulo recoge el balance y las conclusiones más importantes de
toda la materia presentada. Quiero destacar que, en esta tesina, pretendo demostrar
la veracidad de la aparición de La Salette. Por lo tanto no es mi objetivo hacer un
análisis del contenido del mensaje pronunciado por la Virgen, ni mucho menos
quiero entrar en el tema de los secretos de La Salette, que, ya en sí, son una
cuestión muy compleja; y, lo que es más importante, nunca fueron publicados por
la Santa Sede de forma oficial.
La bibliografía general utilizada abarca las obras y los artículos que tratan
sobre las revelaciones privadas en general y sobre la aparición de La Salette en
particular. En la parte histórica doy preferencia a dos autores, cuyas obras han
tenido una influencia muy grande en la interpretación del fenómeno aparicional. Se
trata de la obra “De Genesi ad litteram libri Duodecim” de san Agustín 8 y la
monumental obra del papa Benedicto XIV titulada “Opus de servorum Dei
beatificatione et de beatorum canonizatione” 9 . De los autores contemporáneos,
cuya aportación se puede considerar como importante en la materia de las
revelaciones privadas, y en cuyos escritos me fundamento para elaborar el segundo
capítulo, podemos mencionar a Balic, De Fiores, Grasso, Laurentin, Perrella,
Rahner, Ratzinger y Volken.
En cuanto a la bibliografía sobre la aparición de La Salette, entre todas las
obras reunidas, hay que subrayar las que son, para mí, fundamentales, empezando
por la publicación de los documentos originales, hecha por el padre Stern 10 . Otra
fuente muy importante para este capítulo es el informe oficial sobre el hecho de La
Salette escrito por el canónigo y profesor del Seminario Mayor de Grenoble, el
8 San Agustín, De Genesi ad Litteram libri Duodecim; PL 34, 245-486.
9 Benedicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, Prati, in typographia Aldina, 1830.
10 Cf. J. Stern, La Salette. Documents authentiques: Septembre 1846 – début mars 1847, Paris 1980, t. 1 ; La
Salette. Documents authentiques: Fin mars 1847 – avril 1849, Paris 1984, t. 2 ; La Salette. Documents
authentiques: 1 er mai 1849 – 4 novembre 1854, Paris 1991, t.3.
8

padre Rousselot; fue traducido al castellano y editado en 1863 11 . Me sirvieron
también de gran ayuda los libros de Bassette 12 y de Jaouen, dos historiadores de
nuestra congregación 13 .
11 Cf. M. Rousselot, La verdad sobre acontecimiento de la Saleta del 19 de septiembre de 1846, Barcelona
1863.
12 Cf. L. Bassette, Le Fait de La Salette 1846 – 1854, Paris 1965.
13 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989.
9

I. CONFIGURACIÓN DE LAS REVELACIONES PRIVADAS EN LA
SAGRADA ESCRITURA Y EN LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA.
1. LA SAGRADA ESCRITURA.
Según el “Diccionario de Teología Fundamental” la Sagrada Escritura y las
revelaciones particulares no tienen por qué excluirse:
“Las revelaciones de este género no se definen por la exclusión de su pertenencia a
todo contexto bíblico, sino por su objeto, su finalidad y su destinatario. Si estos
elementos son particulares, las revelaciones son particulares y siguen siendo tales,
aunque las garantice la inspiración de la Escritura, que no cambia sus
características, si bien asegura su autenticidad” 14 .
Salvatore Perrella, mariólogo italiano, miembro del Consejo Directivo de la
Pontificia Academia Mariana Internacional, en su libro “Le Apparizioni Mariane”
resume de esta manera los múltiples fenómenos aparicionales que podemos
encontrar en la Biblia:
“Nella Sacra Scrittura, espressione conctreta e trasmissibile della Rivelazione
divina, non mancano racconti di apparizione che sintetizziamo nei tre modelli più
consueti: le teofanie, le apparizioni di Dio; le angelofanie, le apparizioni degli
Angeli; le cristofanie, le apparizioni pasquali di Gesù Risorto” 15 .
Veamos ahora con más detalle los fenómenos aparicionales presentes en la Sagrada
Escritura.
1.1. Antiguo Testamento.
El insigne mariólogo René Laurentin en su libro “Apariciones actuales de la
Virgen María” pone de relieve que las apariciones “ocupan un lugar importante en
la Biblia, desde Abraham a Moisés y los profetas” 16 .
Antes de hablar de algunos textos que narran la manifestación divina en el
AT, debemos preguntarnos si es posible ver a Dios. La pregunta no es puramente
teórica, ya que en varios textos del AT “aparece como especie de axioma teológico
14 P. Adnés, “Revelaciones privadas”, en: R. Latourelle - R. Fisichella – S. Pié-Ninot (eds.), Diccionario de
Teología Fundamental, Madrid 1992, 1289.
15 S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo 2007,
23.
16 R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 30.
10

la afirmación de que no se puede ver a Dios, a Yahvé, y permanecer en vida” 17 . Así,
cuando Moisés pide a Dios que le deje ver su gloria, Éste le responde: “mi rostro no
podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo” 18 . El papa
Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazaret” hace una bonita y valiosa reflexión
sobre este párrafo:
“Pero en este punto debemos recordar otra historia digna de mención sobre la
relación de Moisés con Dios que se relata en el libro del Éxodo. Allí se nos narra la
petición que Moisés hace a Dios: «Déjame ver tu gloria» (Ex 33,18). La petición no
es atendida: «Mi rostro no lo puedes ver» (33,20). A Moisés se le pone en lugar
cercano a Dios, en la hendidura de una roca, sobre la que pasará Dios con su gloria.
Mientras pasa Dios le cubre con su manto y sólo al final la retira: «Podrás ver mi
espalda, pero mi rostro no lo verás» (33,23).
Este misterioso texto ha desempeñado un papel fundamental en la historia
de la mística judía y cristiana; a partir de él se intentó establecer hasta qué punto
puede llegar el contacto con Dios en esta vida y dónde se sitúan los límites de la
visión mística. En la cuestión que nos ocupa queda claro que el acceso inmediato de
Moisés a Dios, que le convierte en el gran mediador de la revelación, en el
mediador de la Alianza, tiene sus límites. No puede ver el rostro de Dios, aunque se
le permite entrar en la nube de su cercanía y hablar con Él como con un amigo” 19 .
1.1.1. Teofanías y visiones
Aparte de Moisés, el privilegio de “ver a Yahvé” lo recibieron Aarón, Nadab,
Abihú y los setenta ancianos 20 . Todas estas manifestaciones divinas son
excepcionales; además, hay una clara distinción entre estas teofanías y las visiones
de otros personajes del AT como por ejemplo de los profetas 21 .
En Núm 12, 6-8 Dios se les revela a los profetas en sueños, no cara a cara
como a Moisés. En la teofanía de Elías el profeta no puede contemplar la figura de
Yahvé, solo percibe su presencia en un susurro del viento 22 . Algunos profetas como
Isaías, Ezequiel o Daniel decían tener visiones de Dios. Describen su trono, su
manto, hablan de los serafines, querubines, luz, fuego, humo, firmamento, pero en
ningún momento se describe el ser divino, la figura de Yahvé 23 . El más generoso en
los detalles es Daniel, pues presenta una visión de Yahvé como un anciano vestido
de blanco y con cabellos también blancos 24 .
17 J. Loza, “Las teofanías del Antiguo Testamento”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima.
Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima 1998, 701.
18 Ex 33,20.
19 Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2008, 27.
20 Cf. Ex 24,1-2. 9-11.
21 Cf. L. Diez Merino, “Apariciones y Teofanías en la Sagrada Escritura”, Estudios Marianos, 52 (1987) 60.
22 1 Re 19,9-13.
23 Cf. Is 6, 1-13; Ez 1, 4-2,9; Dn 7,9s.
24 Cf. Dn 7,9.
11

Para destacar la importancia de la teofanía, el AT usa toda una serie de
elementos, especialmente signos externos. Podemos mencionar aquí desde truenos,
relámpagos, llamas, hasta humo y trompetas 25 . En las narraciones del Éxodo un
significado especial adquiere la nube, que acompaña a Israel durante su
desplazamiento por el desierto 26 . “La nube constituyó un símbolo de la presencia de
Yahweh en medio de su pueblo, desde allí les guiaba, les hablaba, les protegía” 27 .
Hay un personaje del AT que resulta bastante misterioso. Es el ángel de
Yahvé. El manual de teología “Mysterium Salutis” describe así sus funciones:
“Entre los seres que aparecen en el AT con nombre de ángeles destaca el mal’ak
jahweh, a quien compete una importancia evidentemente singular. Algunas veces se
presenta bajo una forma individual, con una misión salvífica concreta y
determinada. En la marcha por el desierto es, como mensajero de Yahvé, el
auxiliador de Israel (Ex 14,19; 23,20.23; 32,34; Nm 20,16). Actúa como guía y
protector de los que temen a Yahvé, especialmente de los profetas (Gn 24,7.40; 1
Re 19, 5ss; 2 Re 1.3.15), y en ocasiones también como ángel castigador (2 SM
24,16ss; 2 Re 19,35s) y juez (2 Sm 14,7.20; 19,28; Zac 3,1ss). Tienen aquí un
interés particular aquellos relatos que describen al ángel de Yahvé de tal suerte que
«ya no se le puede distinguir claramente de su Señor, sino que su apariencia y
lenguaje coinciden con el lenguaje y apariencia de Yahvé» (Gn 16,9.13; 31,11.13;
48,15s y passim). Todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre la interpretación y
alcance de este hecho” 28 .
que:
Una característica muy importante de las teofanías veterotestamentarias es
“En ninguna ocasión se nos hace una descripción plástica de la teofanía, no es
posible recomponer el rostro de Yahweh, su figura o su persona, con los datos que
nos proporcionan los videntes” 29 .
1.1.2. Angelofanías.
En el AT podemos encontrar también abundantes casos de las angelofanías.
La función principal de los ángeles es ser intermediarios entre Dios y los hombres.
Realizan esta tarea en doble sentido, descendente y ascendente. En primer lugar, en
sentido descendente, están enviados por Dios para proteger, guiar, ayudar a los
hombres. En segundo lugar, en sentido ascendente, recogen las oraciones,
25 Cf. Ex 19,16; 20,18.
26 Cf. Ex 13, 21s; 14, 19.24; Dt 1, 33.
27 L. Diez Merino, “Apariciones y Teofanías…”, 44.
28 R. Schulte, “La manifestación del Dios Trino”, en: J. Feiner – M. Löhrer (eds.), Mysterium Salutis. Manual
de teología como historia de la salvación, Madrid 1977, vol. II, 69.
29 R. Schulte, “La manifestación del Dios Trino…”, 60.
12

peticiones de los hombres y las presentan a Dios 30 . El “Catecismo de la Iglesia
Católica” asegurando que la existencia de los ángeles es una verdad de fe 31 ,
presenta algunos ejemplos de las angelofanías en el AT:
“Desde la creación (cf JB 38,7, donde los ángeles son llamados «hijos de Dios») y a
lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o
de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el
paraíso terrenal (cf Gn 3,24), protegen a Lot (cf Gn 19), salvan a Agar y a su hijo
(cf Gn 21,17), detienen la mano de Abraham (cf Gn 22,11), la ley es comunicada
por su ministerio (cf Hch 7,32), conducen el pueblo de Dios (cf Ex 23,20-23),
anuncian nacimientos (cf Jc 13), y vocaciones (cf Jc 6,11-24; Is 6,6), asisten a los
profetas (cf 1R 19,5), por no citar más que algunos ejemplos” 32 .
Finalmente, si queremos dar el valor que corresponde a todas estas
manifestaciones visibles de Dios en el AT, resulta importante saber situarlas en su
contexto preciso. Perrella en su libro “Le Apparizioni Mariane” define la tradición
bíblico-judaica como “religión del oído: «Escucha Israel»” 33 . Es más importante
escuchar que ver. Lo primero es la palabra transmitida, no el mediador de la
comunicación. 34 En este sentido se puede afirmar que:
“La prioridad de la palabra de Dios que se escucha sobre las circunstancias y el
modo de su comunicación, en todo caso por lo que se refiere a fenómenos visibles,
explica por qué son tan raros los textos en que “ver” y “escuchar” se subrayan por
igual. Para nosotros eso quiere decir que, si es legítimo fijarnos en las teofanías del
AT, no debemos olvidar que se sitúan en contexto en que la realidad primordial es
la palabra de Dios escuchada por el hombre; los elementos teofánicos pueden no ser
otra cosa que manera de subrayar que la palabra pudo efectivamente ser oída por
hombres y mujeres a quien Dios quiso manifestarse” 35 .
Como vamos a ver más adelante, esta idea profundamente bíblica tiene su
continuidad en las apariciones contemporáneas. La función principal de una
aparición es ser un medio de transmisión de un mensaje divino que, como dice
Benedicto XVI en su exhortación Verbum Domini, “puede prestar una ayuda válida
para comprender y vivir mejor el Evangelio en el presente” 36 . El vidente y todas las
circunstancias de la aparición son solo un instrumento que Jesucristo o María usan
para dejarnos su mensaje. Stefano De Fiores, ilustre mariólogo italiano ya fallecido
que fue profesor de la Gregoriana y presidente de la Asociación Mariológica
30 Cf. R. Lavatori, “Angelofania e suo significato in teología”, en: Actas do Congresso Internacional de
Fátima. Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima 1998, 312.
31 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del Catecismo, Barcelona 1993, 328.
32 Catecismo de la Iglesia Católica...”, 332.
33 Cf. S. M. Perrella, “Le Apparizioni Mariane...”, 23.
34 J. Loza, “Las teofanías del Antiguo Testamento…”, 700.
35 J. Loza, “Las teofanías del Antiguo Testamento”…”, 700.
36 Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini, Vaticano 2008, n. 14.
13

Interdisciplinar Italiana en su tratado de mariología confirma que entre la tradición
bíblica y apariciones modernas hay una continuidad:
“Come nella Bibbia, l’apparizione è finalizzata alla parola, il momento visivo della
rivelazione è in funzione della comunicazione del messaggio” 37 .
1.2. Nuevo Testamento
En el NT no hay teofanías a estilo del AT, pero encontramos bastantes
fenómenos aparicionales. En primer lugar podemos mencionar, por ejemplo, las
apariciones de ángeles. Son abundantes sobre todo en los relatos de la infancia de
Jesús. El Arcángel Gabriel se aparece primero a Zacarías en el templo (Lc 1,11-20)
y después a María en el momento de la Anunciación (Lc 1,26 –38). A continuación
un coro de ángeles se presenta a los pastores en Belén (Lc 2,9-15). Los ángeles
sirven a Jesús en el desierto (Mt 4,11) y uno de ellos le acompaña en la pasión (Lc
22,43). Después de la resurrección del Señor se aparece un ángel que anuncia la
gran noticia a las mujeres que vienen a la tumba (Mt 28,2-7).
Otro tipo de fenómenos aparicionales que podemos encontrar en el NT son
sueños revelatorios, relacionados con las historias de la infancia de Jesús 38 . El
Evangelio de San Mateo nos presenta a José viviendo en varias ocasiones estas
experiencias (Mt 1,20; 2,13.19).
Sin ninguna duda las apariciones más importantes del NT son las de Cristo
resucitado. Cómo es sabido, sobre este tema hay una bibliografía casi inabarcable
y, además, en constante crecimiento 39 . Por otra parte, ha sido objeto de algunas
intervenciones por parte del Magisterio de la Iglesia 40 . De todos modos, como no
queremos alejarnos de nuestro objetivo, nos vamos a limitar a algunos datos básicos
que interesan al mismo.
El “Catecismo de la Iglesia Católica” nos dice:
“El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo
manifestaciones históricamente comprobadas como atestigua el Nuevo
Testamento” 41 .
37 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 349.
38 Cf. L. Diez Merino, “Apariciones y Teofanías…”, 59.
39 Cf. N. T. Wright, La resurrección del Hijo de Dios. Los orígenes cristianos y la cuestión de Dios, Estella
2008; U. B. Müller – A. Torres Queiruga, El origen de la fe en la resurrección de Jesús: aspectos y
condiciones históricas, Estella 2003; A. Torres Queiruga, Repensar a resurrección, Vigo 2001.
40 Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Esperamos la resurrección y la vida eterna, Madrid 1995;
Comisión Teológica Internacional, Algunas cuestiones actuales de Escatología, (1990)
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_cti_1990_problemi-attualiescatologia_sp.html
(2.11.2016).
41 CEC 639.
14

Las cristofanías de Jesús resucitado nos introducen totalmente en una nueva
realidad. Con razón afirma Perrella:
“Las cristofanías son mantenidas en su singularidad; no se trata de simples visiones,
sino de la experiencia única que los apóstoles han tenido con el Resucitado” 42 .
En cuanto al cuerpo de Cristo resucitado el “Catecismo de la Iglesia Católica”
recoge la experiencia que nos transmitieron los Evangelios:
“Jesús resucitado establece con sus discípulos relaciones directas mediante el tacto
(cf. Lc 24,39; Jn 20,27) y el compartir la comida (cf. Lc 24,30. 41-43; Jn 21, 9. 13-
15). Les invita así a reconocer que él no es un espíritu (cf. Lc 24, 39), pero sobre
todo a que comprueben que el cuerpo resucitado con el que se presenta ante ellos es
el mismo que ha sido martirizado y crucificado, ya que sigue llevando las huellas
de su pasión (cf Lc 24, 40; Jn 20, 20. 27). Este cuerpo auténtico y real posee sin
embargo al mismo tiempo, las propiedades nuevas de un cuerpo glorioso: no está
situado en el espacio ni en el tiempo, pero puede hacerse presente a su voluntad
donde quiere y cuando quiere (cf. Mt 28,9. 16-17; Lc 24,15. 36; Jn 20,14.19. 26;
21,4) porque su humanidad ya no puede ser retenida en la tierra y no pertenece ya
más que al dominio divino del Padre (cf. Jn 20,17)” 43 .
Al mismo tiempo, la experiencia del encuentro personal con el Resucitado fue
fundamental en el nacimiento de la fe pascual de los apóstoles. El papa Benedicto
XVI así habla de esta relación:
“De hecho, la predicación apostólica, con su entusiasmo y su audacia, es
impensable sin un contacto real de los testigos con un fenómeno totalmente nuevo e
inesperado que los llegaba desde fuera y que consistía en la manifestación de Cristo
resucitado y en el hecho de que hablara con ellos. Sólo un acontecimiento real de
una entidad radicalmente nueva era capaz de hacer posible el anuncio apostólico,
que no se puede explicar por especulaciones o experiencias interiores, místicas. En
su osadía y novedad, dicho anuncio adquiere vida por la fuerza impetuosa de un
acontecimiento que nadie había ideado y que superaba cualquier imaginación” 44 .
Lo mismo afirma el mariólogo español, el padre Luís Diez Merino, destacando la
relación que hay entre la visión del Resucitado y la plenitud de la fe 45 . De los
encuentros con Jesús Resucitado nace la fe, de la fe nace el compromiso, de este
nace el testimonio y del testimonio nace la misión, de manera que el elemento
42 S. M. Perrella, “Le Apparizioni Mariane...”, 27.
43 CEC 645.
44 Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, Madrid 2011,
320.
45 Cf. L. Diez Merino, “Apariciones y Teofanías…”, 59-60.
15

precedente es la base para el que sigue y todo tiene su comienzo en la visión del
Señor Resucitado 46 .
El libro de los Hechos de los Apóstoles hace mención de las visiones y
apariciones particulares que tuvieron los apóstoles. Pedro a través de una visión
recibe indicaciones sobre cómo actuar en el caso de Cornelio (Hch 10,3-8); además,
un ángel lo libera de la prisión (Hch 12,7-11). Pablo se convierte después de una
aparición en el camino de Damasco (Hch 9,3-9). Por otra parte, en su misión, es
guiado continuamente por revelaciones particulares (Hch 16,9; 18,9; 20,23;
27,23s). 47 Además, en sus cartas menciona en varias ocasiones el papel de los
profetas en la comunidad; “no solo se limitan a exhortar, edificar e interpretar; a
veces tienen una verdadera revelación de Dios que comunicar” 48 . Como ejemplo de
esto puede servir una cita de la Primera Carta a los Corintios de san Pablo:
“En cuanto a los profetas, hablen dos o tres, y los demás juzguen. Si algún otro que
está sentado tiene una revelación, cállese el primero” 49 .
Para san Pablo, la profecía forma parte de los dones espirituales, los carismas (1Cor
14,1) y el criterio de su autenticidad consiste en que “lleva a confesar que Jesús es
el Señor (1Cor 12,3)” 50 .
El libro del Apocalipsis comienza con 7 cartas a 7 Iglesias de Asia Menor
que son “unas revelaciones particulares que se refieren menos a la doctrina que a la
vida de una comunidad concreta o a la de una persona (1,4-3,22)” 51 .
1.3. Conclusión.
En resumen, podemos decir que en el tema que nos ocupa, las visiones y
revelaciones, hay continuidad entre el AT y el NT. En primer lugar ambos
confirman que Dios permanece invisible. Si en el AT esto queda patente en la
escena con Moisés (EX 33,20), en el NT Cristo se revela como plenitud de la
revelación y, al mismo tiempo, “imagen de Dios invisible” (Col 1,15) 52 . En segundo
lugar, tanto el AT como el NT coinciden en afirmar que el valor de las visiones es
relativo, dado que están en función de la escucha, del mensaje, de la caridad 53 .
46 L. Diez Merino, “Apariciones y Teofanías…”, 59-60.
47 Cf. P. Adnés, “Revelaciones privadas…”, 1289.
48 P. Adnés, “Revelaciones privadas…”, 1290.
49 1 Cor 14,29-30.
50 S. De Fiores, “Vidente”, en: L.Borriello – M. R. Del Genio, Diccionario de Mística, Madrid 1998, 1410.
51 P. Adnés, “Revelaciones privadas…”, 1289-1290.
52 Cf. S. De Fiores, “Vidente”…, 1409.
53 Cf. S. De Fiores, “Vidente”…, 1410.
16

Me permito concluir este apartado con palabras de Salvatore Perrella que en
su libro afirma:
“El inefable, el trascendente y santo Dios se revela, se hace visible, se manifiesta
especialmente en el sacramento hipostático del Hijo eterno y hecho hombre, tanto
que en un profundo y pleno reconocimiento de la Sagrada Escritura, se podría decir
que toda la narración bíblica, hecha del Antiguo y Nuevo Testamento, ¡no es otra
cosa que la historia y transmisión a las generaciones de la humanidad de las
apariciones de Dios en nuestra historia! 54
2. PADRES DE LA IGLESIA.
El mariólogo suizo Laurent Volken en su libro “Le rivelazioni nella
Chiesa” 55 indica que en ningún sitio del NT se dice que los carismas, y en
consecuencia, las revelaciones particulares, después de la época apostólica deben
desaparecer, ni tampoco se afirma que deben acompañar a la vida de la Iglesia para
siempre 56 . Por esto de forma necesaria nacen preguntas: ¿Qué pasó después de la
época apostólica? ¿Las manifestaciones del Espíritu Santo consideradas como algo
natural en las comunidades formadas por san Pablo y los demás apóstoles, seguían
acompañando a la Iglesia de los primeros siglos? 57 En el apartado presente
intentaremos responder a estas preguntas, presentando el papel de las revelaciones y
profecías en el período patrístico, los problemas que han surgido y el desarrollo de
la doctrina sobre las apariciones y visiones.
2.1. Las visiones antes de San Agustín
Empezando por los Padres Apostólicos, los textos dejan constancia de que
los fenómenos aparicionales formaban parte de la vida de la Iglesia de los primeros
siglos. Un ejemplo de ello es que los profetas seguían teniendo una gran influencia
en la vida de las comunidades cristianas. En el año 1999 el cardenal Ratzinger
concedía una entrevista sobre el tema de la profecía cristiana al teólogo danés Niels
Christian Hvidt. El futuro papa Benedicto XVI, hablando de la Iglesia Primitiva,
hizo este comentario:
“La cuestión que se plantea es, pues, qué sucede en el tiempo de la Iglesia después
del fin de la época apostólica. Para responder a esta pregunta es muy importante un
pasaje del segundo capítulo de la carta a los Efesios, en la que Pablo escribe: la
54 S. M. Perrella, “Le Apparizioni Mariane...”, 36.
55 L. Volken, Le rivelazioni nella Chiesa, Roma 1962.
56 Cf. L. Volken, Le rivelazioni nella Chiesa, Roma 1962, 49.
57 Cf. L. Volken, Le rivelazioni nella Chiesa, Roma 1962, 49.
17

Iglesia está edificada «sobre los apóstoles y los profetas». Hubo un tiempo en que
se pensaba que por apóstoles se entendía aquí a los Doce y por profetas a los del
Antiguo Testamento. La exégesis moderna nos dice que el concepto de "apóstol" ha
de ser entendido de manera más amplia, y que el concepto de "profeta" se refiere a
los profetas en la Iglesia. Por el capítulo doce de la primera carta a los Corintios
sabemos que los profetas de entonces constituían un colegio. También se menciona
esto en la Didaché, donde este colegio está aún presente de manera muy clara” 58 .
La “Didaché”, este valioso texto, que se sitúa justo después de los tiempos
apostólicos 59 , en el capítulo XI ofrece una serie de indicaciones de cómo deben
comportarse los profetas y cómo discernir entre un profeta falso y el verdadero:
“7. No tentéis ni examinéis a ningún profeta que habla en espíritu, porque todo
pecado será perdonado, mas este pecado no se perdonará (Mt 12,31).
8. Sin embargo, no todo el que habla en espíritu es profeta, sino el que tiene las
costumbres del Señor. Así pues, por sus costumbres se discernirá al verdadero y al
falso profeta.
9. Además, todo profeta que manda en espíritu poner una mesa, no come de ella; en
caso contrario es un falso profeta.
10. Igualmente, todo profeta que enseña la verdad, si no practica lo que enseña, es
un falso profeta.
11. En cambio, si un profeta se ha probado que es verdadero y se dedica al
ministerio mundano de la Iglesia, pero sin enseñar a hacer lo que él hace, no será
juzgado por vosotros, pues tiene su juicio con Dios. Así, en efecto, lo hicieron
también los antiguos profetas.
12. Mas al que dijere en espíritu: «Dame dinero» o cosas semejantes, no lo
escuchéis. En cambio, si dijere que se dé a otros necesitados, nadie le juzgue” 60 .
Pasemos ahora al “Pastor” de Hermas, otro texto que es vivo testimonio de la
importancia que tenían los profetas en la Iglesia Primitiva. Escrito en la primera
mitad del siglo II en Roma 61 , la obra es una composición de revelaciones hechas al
autor por dos figuras celestiales: una mujer de edad avanzada, que representa a la
Iglesia, y un ángel que toma forma del pastor. Esto explica el título del libro, que
está compuesto por dos partes. La primera parte la forman cinco visiones; la
segunda recoge doce mandamientos, que son un compendio de la moral cristiana, y,
finalmente, las nueve parábolas 62 . En el mandamiento 11 encontramos las
indicaciones que se refieren al comportamiento de los profetas. El punto 9 nos
presenta una interesante descripción de una asamblea:
58 J. Ratzinger – N. C. Hvidt, El problema de la profecía cristiana,
http://www.hvidt.com/default.asp?page=pub&CatHead=57&CatMain=99&IDF=50&pagenum=&show=text
#spa (1.12.2016); Cf. S. Pié-Ninot, La Teología Fundamental. “Dar razón de la esperanza” (1 Pe 3,15),
Salamanca 2002, 530-535.
59 D. Ruiz Bueno (ed), Padres Apostólicos y Apologistas Griegos (s. II) (BAC 629), Madrid 2009, 59.
60 D. Ruiz Bueno (ed), “Padres Apostólicos…”, 90.
61 Cf. D. Ruiz Bueno (ed), “Padres Apostólicos…”, 697-698.
62 Cf. J. Quasten, Patrología, t. 1, Madrid 1977, 100-102.
18

9.“Ahora bien, cuando un hombre, poseído del Espíritu divino, llega a una reunión
de hombres justos que tienen fe en el Espíritu divino, y en aquella reunión de
hombres justos se hace una súplica a Dios, entonces el ángel del espíritu profético,
que está junto a él, hinche a aquel hombre y así, henchido del Espíritu Santo, habla
el hombre a la muchedumbre conforme lo que quiere el Señor” 63 .
Sin embargo más adelante encontramos también toda una serie de advertencias
contra los falsos profetas:
“11. Escucha ahora- continuó diciéndome- las señales del espíritu terreno y vacuo y
que no tiene virtud alguna, sino que es necio. 12. En primer lugar, el hombre que
aparenta tener espíritu, se exalta a sí mismo, quiere ocupar los primeros puestos; se
hace enseguida impúdico y desvergonzado y charlatán; vive entre toda clase de
deleites y en muchos otros engaños; recibe paga por sus profecías, y si no le pagan,
no profetiza. ¿Conque es posible que un Espíritu divino profetice a jornal? No, no
cabe que así obre un profeta de Dios, sino que el espíritu de tales profetas es
terreno. 13. En segundo lugar, el falso profeta no se acerca para nada a reunión
alguna de hombres justos, sino que huye de ellos. En cambio, anda pegado a los
vacilantes y vacuos, les echa sus profecías por rincones y los embauca, hablándoles
en todo conforme a lo que ellos desean vacuamente” 64 .
A estas obras podemos añadir también las de San Justino, conocido escritor
apologético del siglo II. En su “Diálogo con Trifón” pone como argumento a favor
de la veracidad de la doctrina cristiana el carisma profético que permanece en la
Iglesia:
“Porque entre nosotros se dan hasta el presente carismas proféticos; de donde
vosotros mismos debéis entender que los que antaño existían en vuestro pueblo, han
pasado a nosotros. Mas a la manera que entre los santos profetas que hubo entre
vosotros se mezclaron también falsos profetas, también ahora hay entre nosotros
muchos falsos maestros” 65 .
Después de la lectura de estos textos podemos llegar a una primera
conclusión, que nos permite hacer algunas afirmaciones importantes. En primer
lugar, en la Iglesia primitiva existía la figura de los profetas, y no pasaba
desapercibida, como si fuera algo colateral. De hecho había un problema a la hora
de distinguir los verdaderos de los falsos; de ahí que hicieran falta criterios de
discernimiento. El primer y el más importante criterio era la compatibilidad entre lo
dicho y lo hecho. El profeta debía poner en práctica lo que anunciaba. Otro criterio
muy importante era su total desapego de los bienes materiales, sobre todo del
63 D. Ruiz Bueno (ed),” Padres Apostólicos…”, 776.
64 D. Ruiz Bueno (ed), “Padres Apostólicos…”, 776-777.
65 D. Ruiz Bueno (ed), Padres Apostólicos…”, 1198.
19

dinero. Además hay que añadir como criterios su humildad, honestidad y buen
comportamiento.
Pues bien, y esta sería la segunda afirmación, todos estos criterios siguen
siendo válidos y actuales en el discernimiento de las apariciones hoy en día. Prueba
de esto la tenemos en las “Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento
de presuntas apariciones y revelaciones” 66 de la Congregación para la Doctrina de la
Fe. Más adelante vamos a analizar estas Normas con detalle; pero en este momento
podemos destacar ya que entre los criterios positivos que enumeran las Normas
citadas encontramos los que hablan de la rectitud de vida del vidente, de su
honestidad, su obediencia a la autoridad eclesiástica 67 . Igualmente, entre los
criterios negativos, las Normas mencionan el “afán evidente de lucro vinculado
estrechamente al mismo hecho” 68 . Es decir, esto es exactamente el mismo criterio
que encontramos en la “Didaché” y en el “Pastor” de Hermas.
En la segunda mitad del siglo II surge un fuerte movimiento carismático
llamado montanismo, nombre que viene de las visiones de su fundador Montano y
sus profetisas. Las exageraciones de este grupo visionario pusieron en peligro todo
el movimiento profético. “Montano con sus éxtasis y ensueños sobre el Paráclito y
la Jerusalén celeste, y su séquito de profetisas, desacreditaron la profecía y pusieron,
naturalmente, en guardia contra sus aberraciones a toda la Iglesia” 69 . René
Laurentin es muy contundente al analizar las consecuencias que montanismo causó
dentro de la Iglesia:
“El montanismo, movimiento carismático prestigioso del siglo II, cuyo brillo
ensombrecía la autoridad de los obispos, acabó por desviarse hacia el cisma y el
iluminismo, pese a lo cual cabe aún preguntarse cómo pudo este movimiento
guardar al principio la pureza de la doctrina y producir un teólogo tan admirable
como Tertuliano, que se movió entre los Padres de la Iglesia, a pesar de su fin
cismático. Esta ruptura traumatizó a la Iglesia de los siglos II y III, y contribuyó a
hacer prevalecer la desconfianza sobre la aceptación. Si un vidente, aun auténtico,
no es capaz de acreditar obediencia y humildad, corre graves riesgos. Corruptio
optimi pessima (la corrupción de los mejores es la peor), dice un antiguo
proverbio” 70 .
66 Congregación para la Doctrina de la Fe, Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de
presuntas apariciones y revelaciones, Vaticano, 25.02.1978,
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19780225_normeapparizioni_sp.html
(21.10.2016).
67 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
68 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
69 D. Ruiz Bueno (ed), “Padres Apostólicos…”, 61.
70 R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 33.
20

A pesar de esta situación, en el siglo III podemos encontrar todavía a un san
Cipriano de Cartago dando una gran importancia a las visiones proféticas. Prueba de
esto tenemos en sus cartas. Escribiendo a los presbíteros y diáconos, así explica los
motivos de esta carta:
“Ahora bien, lo que más me ha animado y movido a dirigiros esta carta debéis saber
que ha sido, tal como el Señor se digna manifestar y revelar, que se dijo en una
visión: «Pedid y alcanzaréis»; que entonces se mandó al pueblo presente que
pidiese por algunas personas determinadas, mas al pedir fueron disonantes las voces
y dispares las voluntades…” 71 .
Y más adelante en la misma carta añade:
“Pues también debéis saber, carísimos hermanos, que no hace mucho tiempo se nos
ha reprobado en visión que nos adormecemos en nuestras plegarias, y no oramos
con atención” 72 .
Pero esta actitud de san Cipriano tenía sus opositores. El mismo habla de ellos en la
carta a Florencio:
“Entre otras cosas que se dignó mostrar y revelar el Señor, añadió también esto: «El
que no cree, pues, en Cristo, que es quien hace al sacerdote, tendrá que creer
después cuando vengue al sacerdote». Aunque ya sé que a algunos - precisamente
a aquellos que prefieren creer contra el sacerdote antes que creer al sacerdote- los
sueños les parecen ridículos y las visiones necedades” 73 .
Estas dos actitudes opuestas: la credulidad y el rechazo o indiferencia, son
muy típicas ante un fenómeno sobrenatural, y prácticamente siempre le acompañan.
Esto nos permite llegar a una segunda conclusión, a partir de las aportaciones de los
Santos Padres anteriores a San Agustín. De Fiores en su tratado de mariología hace
un análisis de estas dos actitudes. Sin entrar ahora en muchos detalles, pues el tema
va a ser retomado en otro capítulo, el autor llega a la conclusión que resumimos
seguidamente: ante un fenómeno aparicional no se puede adoptar una actitud de
vana credulidad, sin juicio crítico y sin discernimiento; pero tampoco es válida la
mera indiferencia o rechazo provocados por excesivo racionalismo o crítica. Lo que
propone es una prudente apertura que, después de una seria y escrupulosa
investigación del hecho, se convierte en acogida 74 .
71 Cipriano de Cartago, Cartas, Mª. L. García Sanchidrián (ed.), Madríd 1998, pp. 87-88; CSEL 3, 497-498.
72 Cipriano de Cartago, “Cartas...”, 89.
73 Cipriano de Cartago, “Cartas…”, 321; (CSEL 3,174).
74 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 358-360.
21

2.2. Las visiones según San Agustín
Sin contradecir las aportaciones anteriores, la contribución al esclarecimiento
del hecho de las visiones por parte del obispo de Hipona es muy significativa, como
en muchas otras materias. En este caso es fundamental su comentario al libro del
Génesis - “De Genesi ad Litteram libri Duodecim” 75 - y, dentro de él, sobre todo el
capítulo XII. San Agustín empieza su reflexión en este capítulo acudiendo a la
experiencia de san Pablo descrita en la segunda carta a los corintios 76 :
“Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o fuera del
cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este
hombre - en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue
arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede
pronunciar” 77 .
San Agustín se pregunta de qué tipo era la visión de san Pablo y por qué el Apóstol
no sabía decir si lo que veía era en cuerpo o fuera del cuerpo 78 . Respondiendo a
estas preguntas el autor “De Genesi” dice que hay tres tipos de visiones:
“Cuando leemos este único precepto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» 79 ,
encontramos tres tipos de visones: una por medio de los ojos con cuales vemos las
letras; la segunda por medio del espíritu humano con cual nos imaginamos al
prójimo aunque cuando está ausente; la tercera mediante una intuición intelectiva
con cual se ve el amor mismo mediante la inteligencia” 80 .
Existe, por lo tanto, una primera visión que es accesible a todos, porque por medio
de ella vemos la tierra y todo lo materia que nos rodea. La segunda visión puede
tomar dos formas, como representación de los objetos que hemos visto y ahora
permanecen retenidas en nuestra memoria; en este caso, estas serían verdaderas; o
bien como visiones producidas por nuestra imaginación, es decir, ficticias. El tercer
tipo de visiones se refiere a las realidades que no encuentran su semejanza en
cuerpos o imágenes y, en consecuencia, ya no son accesibles a todos, ya que no
todos los perciben de igual grado 81 .
75 San Agustín, De Genesi ad Litteram libri Duodecim, PL 34, 245-486.
76 San Agustín, “De Genesi…”, 12,1.
77 2 Cor 12,2-4.
78 San Agustín, “De Genesi…”, 12,3.
79 Mt 22,39.
80 “Ecce in hoc uno praecepto cum legitur: Diliges proximum tuum tamquam teipsum, tria genera visionum
occurrunt: unum per oculos, quibus ipsae litterae videntur; alterum per spiritum hominis quo proximus et
absens cogitatur; tertium per contuitum mentis, quo ipsa dilectio intellecta conspicitur.” (San Agustín, De
Genesi…, 12,6.)
81 San Agustín, “De Genesi…”, 12,6.
22

Después de esta breve explicación llega el momento de dar nombre a cada
una de las visiones, para “no perder tiempo en ambages” 82 , como dice el autor. Así
nacen los tres tipos de visión – corporal, espiritual e intelectual:
“Haec sunt tria genera visionum, de quibus et in superioribus libris aliquid diximus,
sicut res postulare videbatur, non tamen earum numerum commemoravimus; et
nunc breviter eis insinuatis, quoniam suscepta quaestio flagitat ut de his aliquanto
uberius disseramus, debemus ea certis et congruis signare nominibus, ne assidue
circumloquendo moras faciamus. Primum ergo appellemus corporale, quia per
corpus percipitur et corporis sensibus exhibetur. Secundum spiritale; quidquid enim
corpus non est et tamen aliquid est, iam recte spiritus dicitur: et utique non est
corpus, quamvis corpori similis sit, imago absentis corporis, nec ille ipse obtutus
quo cernitur. Tertium vero intellectuale, ab intellectu; quia mentale, a mente, ipsa
vocabuli novitate nimis absurdum est, ut dicamus” 83 .
Esta triple división de san Agustín entró de pleno y se asentó totalmente en la
teología cristiana, sobre todo en la mística. Se puede poner como ejemplo
“Compendio di Teologia Ascetica e Mistica” de Adolfo Tanquerey, del año 1928,
que en la parte dedicada a fenómenos místicos extraordinarios distingue entre
visiones sensibles o corporales, visiones imaginarias o imaginativas y visiones
intelectuales 84 . Otro ejemplo más reciente es el “Comentario teológico” de cardenal
Ratzinger sobre los secretos de Fátima dónde el autor también distingue entre “visio
sensibilis - imaginativa – intellectualis.” 85
En la misma obra san Agustín explica que las tres visiones están ordenadas
de forma ascendente, empezando por la visión corporal y terminando en la
intelectual 86 . La visión espiritual puede errar. En algunos casos es posible que sea
percibida como si fuese corporal, o sea con los ojos del cuerpo. San Agustín pone
aquí el ejemplo de un enfermo con mucha fiebre que está hablando al mismo tiempo
con la persona presente en cuerpo y con otra persona que ve en su imaginación,
convencido que ella también está presente en cuerpo 87 . También la visión corporal
puede fallar. Cuando, por ejemplo, los ojos ven dos objetos muy similares no
consiguen distinguir uno del otro 88 . Pero, profundizando más, ¿cuándo el alma
puede engañarse con la visión? Pues cuando juzga los objetos a base de
suposiciones 89 . En caso de visiones corporales, se engaña cuando supone que
sucederá con el objeto lo que le presentan los sentidos; por ejemplo mirando el cielo
82 San Agustín, “De Genesi…”, 12,7.
83 San Agustín, “De Genesi…”, 12,7.
84 Cf. A. Tanquerey, Compendio di Teologia Ascetica e Mistica, Paris 1928, 737 -738.
85 J. Ratzinger, “Comentario Teológico”, en: «El mensaje de Fátima», Ecclesia 3004 (2000), 1087.
86 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,11; 24.
87 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,12.
88 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,14.
89 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,25.
23

nos parece que las estrellas no se mueven, pero en realidad se mueven 90 . Si se trata
de la visión espiritual, el engaño viene cuando el espíritu toma por real la imagen
que creó a base de lo que le mandó el cuerpo, o cuando forma una imagen
basándose en hipótesis o conjeturas sobre un objeto que considera existente, aunque
sin haberle visto 91 . La que no engaña es la visión intelectual, porque o uno no la
entiende, o si la entiende, en seguida descubre la verdad 92 . Esta visión es también la
más perfecta de las tres: “Intellectuale autem illud excellentius, quod mentis est
proprium” 93 .
Dentro de las visiones espirituales, san Agustín distingue el caso del éxtasis,
y lo explica de esta manera:
“Cuando, por el contrario, la atención de la mente está completamente invertida y
secuestrada fuera de los sentidos del cuerpo, normalmente se habla de éxtasis. En
este caso, a pesar de tener los ojos muy abiertos, una persona no ve en absoluto
nada, sea presencia corporal que sea, ni oye ninguna palabra en absoluto: la mirada
del alma está enteramente concentrada o en imágenes de los objetos vistos en el
espíritu o en realidades incorpóreas sin ningún tipo de representación de imágenes
de los objetos materiales” 94 .
En cuanto al origen de las visiones espirituales, san Agustín explica que
algunas de ellas pueden ser causadas por Dios. En este caso el alma se siente como
arrebatada fuera de los sentidos para ver, con la gracia de Dios, imágenes de los
objetos “como aquellos que son conscientes ver en sueño antes de despertarse” 95 .
También pueden darse los casos de ver el futuro en forma de imágenes presentadas
al alma, siempre y cuando la inteligencia humana cuente con la ayuda de Dios. 96 De
la misma manera Dios puede arrebatar al alma hasta alcanzar la visión intelectual.
En esta visión la verdad aparece sin velos, sin imágenes, transparente y el vidente
goza de la felicidad contemplando la gloria de Dios, no de una forma simbólica
como la vio Moisés, sino en una visión directa 97 .
La aportación de San Agustín es, por lo tanto, decisiva para el futuro.
Merecería un tratamiento más pormenorizado, pero no podemos alejarnos de
90 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,25.
91 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,25.
92 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,25.
93 San Agustín, “De Genesi…”, 12,10.
94 “Quando autem penitus avertitur atque abripitur animi intentio a sensibus corporis, tunc magis ecstasis
dici solet. Tunc omnino quaecumque sint praesentia corpora, etiam patentibus oculis non videntur, nec ullae
voces prorsus audiuntur: totus animi contuitus aut in corporum imaginibus est per spiritalem, aut in rebus
incorporeis nulla corporis imagine figuratis per intellectualem visionem.” (San Agustín, De Genesi…,
12,12).
95 “sicuti qui se in somnis videre, etiam antequam evigilent, sciunt.” (San Agustín, De Genesi…, 12,26).
96 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,26.
97 Cf. San Agustín, “De Genesi…”, 12,26.
24

nuestro objetivo final; por lo cual todos los argumentos tocados aquí, van a ser
retomados en los siguientes capítulos de este trabajo.
2.3. Las mariofanías en el período patrístico.
Dado que nuestro trabajo tiene como tema principal la mariofanía de La
Salette, considero conveniente y, me atrevo a decir, de todo punto necesario hacer
referencia a estos fenómenos aparicionales de la época patrística.
Sobre todo, hay que destacar que el primer relato de una aparición mariana
procede del período patrístico. Se trata de una aparición que san Gregorio de Nisa
describe en “Vita sancti Gregorii Thaumaturgi” 98 . En este caso la Virgen María,
junto con san Juan Evangelista, se aparece a san Gregorio Taumaturgo. Por ser la
primera mariofanía documentada, me permito citar el texto entero de esta aparición:
“Una vez Gregorio, durante toda la noche, estaba revisando y reflexionando sobre
los argumentos y los discursos acerca de la fe, mientras que su mente estaba agitada
por diversos pensamientos. No es de extrañar, que ya entonces había algunos que
intentaban adulterar la piadosa y auténtica doctrina de la fe y que, con el
razonamiento cuestionable, a menudo hacían que la verdad parecía ambigua incluso
a las personas educadas y prudentes. Mientras pasaba la noche en vela debido a
estas preocupaciones, se le apareció un personaje con una forma humana y aspecto
envejecido, vestido con ropas que denotaban una dignidad sagrada, con el rostro
marcado por un sentido de gracia y virtud. Gregorio con la cara asustada, salió de la
cama, y le preguntó quién era y por qué había venido. El otro, en voz baja, después
de calmar su agitación le dijo que se aparecía por la voluntad divina, a causa de
estos problemas que le parecían dudosos y ambiguos, con el fin de revelarle la
verdad sobre la fe piadosa. Oyendo estas palabras, Gregorio se serenó y comenzó a
mirar hacia otro con una cierta alegría y asombro. Entonces el otro extendió la
mano hacia adelante, como si quisiera mostrar con los dedos extendidos algo que
había aparecido enfrente. Gregorio, mirando en la dirección mostrada por la mano
del otro, vio otra figura frente a él, apareció justo antes, de aspecto de una mujer
mucho más hermosa que la condición humana normal. Una vez más perturbado,
dirigió la vista a otro lado, apartó la mirada y estaba lleno de perplejidad; no sabía
qué pensar de esta aparición en cual no podía mantener la vista. De hecho, el
carácter extraordinario de la visión consistía en que, a pesar de la oscura noche, una
luz empezó a brillar junto a las figuras aparecidas, como si una antorcha de fuego
estuviese encendida. A pesar de que no podía sostener la mirada en la aparición,
Gregorio escuchó el discurso de los que habían aparecido, que discutían entre sí
sobre los problemas que lo atormentaban. Gregorio por sus palabras, no sólo
obtuvo un conocimiento exacto de la doctrina de la fe, sino también conoció los
nombres de los dos que habían aparecido desde el momento, cuando se llamaron
entre sí por su nombre. Se dice que había escuchado a la que se le había aparecido
en forma femenina, instar al evangelista Juan para que explique al joven el misterio
de la fe verdadera. Juan, por su parte, se declaró totalmente dispuesto a complacer
98 San Gregorio de Nisa, Vita sancti Gregorii Thaumaturgi, PG 46, 909D – 912C.
25

en esto a la Madre del Señor, ya que esto era lo que estaba más cerca de su corazón.
Y así, una vez terminado el discurso correspondiente a la cuestión, después de
haberlo bien aclarado y especificado, los dos desaparecieron de sus ojos” 99 .
Aparte de esta aparición mariana quiero enumerar otras mariofanías de la
época patrística, sin ánimo de exhaustividad, como he dicho:
Sozomeno († 450) en su “Historia Ecclesiastica” habla de varias apariciones
de María en Constantinopla en los tiempos en que el arrianismo se imponía
en la capital 100 .
Sulpicio Severo (†425) narra como la Virgen se apareció a san Martín de
Tours, acompañada de santa Inés y santa Tecla 101 .
Gregorio de Tours († 594) cuenta como María ayudó a construir una basílica
dedicada a Ella 102 .
Juan Mosco († 634) en su más importante obra, “Pratum Spirituale”, narra
la aparición de María al monje Ciriaco. Lo cuenta en el capítulo 46 titulado:
“Mirabilis visio abbatis Cyriaci Laurae Calamonis, et de duobus impii
Nestorii libris” 103 .
99 “Cum enim per totam noctem aliquando de ratione atque sermone fidei dispiceret et specularetur, et varias
animo cogitationem agitaret: erant enim nimirum etiam tunc nonnulli, qui piam et sinceram religionis
docrinam dulterarent, ac per probaliles argumentationes saepenumero etiam doctis et prudentibus veritatem
facerent ambiguam: pro qua tunc ei pervigilem curis atque sollicitudine noctem agenti, quida, in figura
humana, facie ac forma senili evidenter apparent, ornatu atque compositione indumenti augustum quemdam,
sacrum ac divinum referens decorem, magnam gratia vultus atque dispositione figurae prae se ferens
virtutem. Hic vero visu perterritus, et surgere e lecto, et quis esset, cujusve rei gratia venisset, sciscitari. Cum
autem ille perturbationem mentis ejus submissa voce sedasset ac dixisset, se jussu divino apparuisse ei
propter eas rationes, quae apud ipsum controversae et ambiguae essent, ut piae fidei veritas revelaretur: et
bono animo esse audio sermone, et cum quodam gaudio atque consternatione illum contueri; deinde cum ille
directo manum protendisset, et quasi ostenderet ei per digitorum directam protensionem id quod ex
transverso apparebat: hic et una cum directa manus protensione circumagere suum obtutum, et videre aliud
spectrum adversum ei, quod prius apparuerat, in figura mulierbi excellentius quiddam et augustius, quam pro
humana conditione rursus autem perterritus et facie aversa vultum demittere, ac perplexus et dubitabundus
haesitare de spectaculo, cum oculis apparitionem ferre non posset (etenim miraculum visionis nimirum in hoc
potissimum erat, quod cum nox esset obscura, lumen una cum iis, qui apparuerant, ei affluxerat, quasi aliqua
lucida taeda accensa); cum igitur oculis ferre apparitionem non posset, eorum, qui sibi apparuerant, inter sese
rationem ejus rei, de qua ambigebatur, exponentium sermocinationem audivit, per quam non solum accepit
veram cognitionem fidei, verum etiam nominatim eos, qui apparuerant, cognovit, utroque eorum propria
appellatione alterum alloquente. Audivisse enim dicitur ex ea, quae in muliebri habitu visa erat, cum
hortaretur evangelistam Joannem, ut adolescenti mysterium verae pietatis aperiret ac declararet; atque illum
dixisse, se paratum esse etiam in hoc matri Domini gratificari, quoniam hoc ei cordi esset: atque ita, exposito
sermone, qui et rei quaesitae conveniret, et admodum bene definitus et circumscriptus esset, rursus ex oculis
discessisse.” (San Gregorio de Nisa, Vita sancti Gregorii Thaumaturgi, PG 46, 909D – 912C).
100 Sozomeno, Historia Ecclesiastica, 7,5, PG 65, 1424C – 1425B.
101 Sulpicio Severo, Dialogus II, 13, PL 20, 210.
102 Gregorio de Tours, Libri Miraculorum 1, 8, PL 71, 713.
103 Juan Mosco, Pratum Spirituale, 46, PG 87, 3, 2900-2901.
26

En la misma obra, en el capítulo 47 titulado “Miraculum sanctae Dei
genetricis contra Gaianum mimum qui eam in teatro blasphemabat”, cuenta
como María se apareció al mimo Gaiano 104 .
Beda el Venerable (†735) en su homilía sobre la Virgen María narra la
historia de su aparición a un clérigo de Roma 105 .
Esta brevísima presentación o, mejor dicho, enumeración de las mariofanías de los
tiempos patrísticos, nos permite plantear una pregunta: ¿aportaron las mariofanías
algo fundamental en el desarrollo de los dogmas marianos y en el incremento de la
devoción a la Madre de Dios? No existe una contestación simple, pero, aunque no
tenemos constancia, no sería descartable. En cualquier caso, el hecho es que el
Concilio de Éfeso, del año 431, proclamó el título de «Theotókos» por motivos
cristológicos, no por razones estrictamente mariológicas. Se trataba sobre todo de
afirmar que el Hijo de Dios es verdadero hombre, porque nació de una mujer 106 .
2.4. Las apariciones y mariofanías posteriores a la época patrística.
Antes de pasar a los siguientes apartados de este capítulo vamos a enumerar
las revelaciones particulares más importantes de la Edad Media y de la Edad
Moderna para dar una visión global de estos fenómenos.
2.4.1. La Edad Media.
La época medieval era particularmente apta para la divulgación de todo tipo
de visiones, profecías y apariciones 107 . Sobre todo destaca el movimiento
joaquinita, creado por un monje de Calabria en el siglo XII 108 . Este movimiento
apocalíptico anunciaba la llegada del tercer periodo en la historia de la humanidad.
104 Juan Mosco, Pratum Spirituale, 47, PG 87, 3, 2901.
105 Beda El Venerable, Homiliae, Lib., III, Hom., LIX, De Sancta Maria Virgine, PL 94, 422 B – 423 B.
106 J. García Paredes en su “Mariología” afirma: “Los Padres de Éfeso, sin embargo, no pretendían privilegiar
a María, sino dar cuenta de su fe cristológica: afirmar y confesar que el Hijo de Dios nació de mujer, fue
verdadero hombre. María entraba a formar parte de los grandes argumentos teológicos aportados en los
debates cristológicos. Ahí «la mariología se convirtió en una disciplina teológica» (J. C. R. García Paredes,
Mariología, Madrid 1995, 247); Lo mismo atestigua De Fiores en su tratado de mariología: “Nel concilio di
Efeso non sfocia tutta la ricchezza della riflessione teologica dei padri circa la Madre del Verbo incarnato.
Infatti «la persona di Maria in se stessa considerata e la sua funzione nell’opera della salvezza non
costituiscono le tematiche perseguite dal concilio», che intende invece precisare il dato obiettivo e ontologico
del mistero dell’incarnazione” (S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992,
126).
107 Cf. S. De Fiores, “Vidente”, en: L.Borriello – M. R. Del Genio, Diccionario de Mística, Madrid 1998,
1411.
108 Cf. L. Volken, Le rivelazioni nella Chiesa, Roma 1962, 87; E. Bueno de la Fuente,” El mensaje de
Fátima…”, 40.
27

Después de la época del Padre, a cual correspondía el AT y la época del Hijo,
identificada con el NT, llegaba el tiempo del Espíritu Santo, cuya fuente era el
“Evangelio eterno” 109 . Este movimiento gozaba de una gran cantidad de videntes y
profetas que anunciaban la llegada del Anticristo, las destrucciones y
calamidades 110 . La reacción de la Iglesia fue contundente, condenando la doctrina
del joaquinismo 111 .
Los fenómenos aparicionales eran frecuentes también en la vida de varios
santos de la Edad Media. Podemos mencionar aquí a grandes místicas medievales
como a santa Juana de Arco “con sus voces y visiones” 112 , a santa Catalina de
Siena, a santa Ángela de Foligno, a santa Gertrudis 113 . Pero sobre todo hay que
destacar a santa Brígida. “Las revelaciones de esta última ejercieron gran
influencia a finales del Medioevo, hasta el punto de ser comparadas a la Sagrada
Escritura (…) Bonifacio IX (1389-1404), al canonizar a la santa, aprobó también
sus revelaciones” 114 .
2.4.2. La Edad Moderna.
Las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María
Alacoque en los años 1673-1675, eran las primeras grandes revelaciones privadas
de esta época 115 . La Edad Moderna es tiempo de la proliferación de las
mariofanías, sobre todo en los siglos XIX y XX. A continuación vamos a
enumerar las apariciones marianas aprobadas por la Iglesia:
Laus (Francia), 1664-1718. El vidente: Benoit Rencurel 116 .
Roma (Italia), 1842. El vidente: Alfonso Ratisbonne 117 .
La Salette (Francia), 1846. Los videntes: Maximino Giraud y Melania
Calvat 118 .
Lourdes (Francia), 1858. La vidente: Bernardita Soubirous 119 .
Champion (EEUU), 1859. La vidente: Adele Brise 120 .
Pontmain (Francia), 1871. Los videntes: Eugène Barbedette, Joseph
Barbedette, François Richer, Jeanne Lebossé 121 .
109 Cf. L. Volken,” Le rivelazioni...”, 88.
110 Cf. L. Volken,” Le rivelazioni...”, 92.
111 Cf. L. Volken,” Le rivelazioni...”, 49
112 S. De Fiores, “Vidente…”, 1411.
113 Cf. S. De Fiores, “Vidente…”, 1411.
114 S. De Fiores, “Vidente…”, 1411.
115 S. De Fiores, “Vidente...”, 1411.
116 Cf. A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 41.
117 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41; S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la
fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo 2007, 118.
118 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41.
119 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
120 A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41.
28

Gietrzwald (Polonia), 1877. Las videntes: Justyna Szafryńska y Barbara
Samulowska 122 .
Konck (Irlanda), 1879. Los videntes: Margaret Beirnee y varias personas
más 123 .
Fátima (Portugal), 1917. Los videntes: Lucia Dos Santos, Francesco Marto
y Jacinta Marto 124 .
Beauraing (Bélgica), 1932. Los videntes: Fernande Voisin, Gilberte Voisin,
Albert Voisin, Andrée Degeimbre, Gilberte Degeimbre 125 .
Banneux (Bélgica), 1933. La vidente : Mariette Béco 126 .
Amsterdam (Holanda), 1945-1959. La vidente: Ida Peerdemann 127 .
Zeitoun (Egipto), 1968. Miles de videntes. Es una aparición aprobada por la
Iglesia copta de Egipto 128 .
Akita (Japón), 1973-1981. La vidente: Agnes Sasagawa 129 .
Damasco (Siria), 1982. La vidente: Myrna Al Akhras. Apariciones
aprobadas por el patriarca greco-ortodoxo de Damasco 130 .
Betania (Venezuela), 1976-1988. La vidente: María Esperanza Medano 131 .
Kibeho (Ruanda), 1981-1986. Las videntes: Alphonsine Mumereke,
Nathalie Mukamazimpaka, Marie-Claire Mukangango 132 .
2.5. Conclusión.
Sin ninguna duda, una de las principales características del cristianismo de
los dos primeros siglos era el movimiento profético. Los profetas cristianos tenían
mucha influencia en la vida de sus comunidades, como responsables de animar,
exhortar a los hermanos, y movidos por el Espíritu Santo, transmitir una verdadera
revelación de Dios. Por otra parte, muy pronto apareció el problema de los
profetas falsos, que utilizaron el ministerio profético para su propio provecho. Esto
121 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
122 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
123 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42.
124 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 41; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
125 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
126 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
127 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42.
128 Cf. S. M. Perrella,” Le Apparizioni Mariane...”, 118.
129 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42; S. M. Perrella,” Le Apparizioni Marine...”,119.
130 Cf. R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 115-118; A. Grasso (dir),
Damasco, en: La Theotokos
,http://www.latheotokos.it/modules.php?name=Encyclopedia&op=content&tid=1372 (2.04.2017).
El portal italiano La Theotokos está dirigido por el profesor Antonino Grasso, mariólogo, miembro de la
Pontificia Academia Mariana Internacional (PAMI).
131 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42.
132 Cf. A. Grasso, “Perché appare la Madonna...”, 42.
29

obligó a la autoridad eclesiástica a elaborar las primeras normas de discernimiento,
y así proteger a las comunidades de este tipo de abusos. La situación se agravó con
la aparición del movimiento montanista. Los excesos de Montano y de sus
seguidores provocaron una gran desconfianza hacia el profetismo dentro de la
Iglesia e influyeron mucho en las malas relaciones entre la autoridad eclesiástica y
este grupo carismático 133 . Es posible que esta situación fuese el comienzo del
proceso que provocó que a lo largo de los siglos no se desarrollara una sólida y
seria “Teología profética” 134 , que incluyese en su discurso el tema de las
revelaciones privadas 135 .
De toda la aportación de los Padres de la Iglesia en el tema de visones y
apariciones hay que destacar la de san Agustín de Hipona. Este Doctor de la Iglesia
en el último capítulo de su obra “De Genesi ad Litteram libri Duodecim” 136 puso
fundamentos sólidos a la mística cristiana, describió con mucho detalle los
fenómenos relacionados con las visiones y éxtasis, las clasificó, elaboró la
terminología que hoy en día sigue siendo actual y advirtió de posibles errores y
problemas.
133 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 33.
134 C. Rahner, Visiones y Profecías, San Sebastián 1956, 28.
135 Esto es lo que Karl Rahner denuncia en su tratado sobre las revelaciones privadas: “Los textos de la
Escritura que apoyan la creación de una Teología profética no son profundizados debidamente. Puede decirse
(quizás hiperbólicamente) que la historia de la Teología mística es la historia de una «desvaloración» de lo
profético, en beneficio de una «revaloración» de lo no-profético, o sea, de la contemplación infusa.
(…) sin embargo, nunca se ha escrito científicamente una Teología ortodoxa, ni se ha investigado si en los
siglos posteriores a la época apostólica ha habido Profetas propiamente dichos, cuál fue el espíritu que los
animó, cuáles sus actividades en el seno de la Iglesia, cuáles sus relaciones con la jerarquía eclesiástica, y
cuál la influencia ejercida por ellos en la vida interna y externa de la misma. En una verdadera Teología de lo
profético se hallarían ciertamente muchos elementos aplicables a la Mística en general y a las «revelaciones
privadas» en particular. Mas como hasta ahora la Teología mística se ha limitado a considerar en las
apariciones su aspecto meramente «privado», no puede decirse que sea ella una Teología de lo profético” (C.
Rahner, “Visiones y Profecías…”, 28-30).
136 San Agustín, De Genesi ad Litteram libri Duodecim, PL 34, 453-486.
30

3. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA.
3.1. Antes del siglo XX.
3.1.1. El Concilio V de Letrán.
El Concilio V de Letrán fue el primero en tomar decisiones respecto a
las revelaciones privadas. 137 En la undécima sesión, celebrada el 19 de
diciembre de 1516, se aprueba el decreto “Supernae maiestatis praesidio” 138
sobre el modo de predicar; trata sobre el problema de los predicadores que
inducen al pueblo al error y al temor, porque no explican la Sagrada
Escritura y la sana doctrina de la Iglesia, sino que anuncian horrores y males
sin ninguna argumentación, a menudo basándose en milagros de dudosa
veracidad 139 . El decreto obliga a los superiores de las órdenes religiosas a
examinar a los candidatos destinados a la predicación 140 . Pero también el
Concilio admite la posibilidad de una revelación privada:
“Si después, el Señor hubiera hecho conocer mediante la revelación a algunos de
ellos, lo que sucederá en el futuro en la Iglesia de Dios, según la promesa hecha por
la boca del profeta Amos y cuando ha dicho el apóstol Pablo, el príncipe de los
predicadores: «no apaguéis al Espíritu, no despreciéis las profecías», nosotros no
tenemos la intención de confundirlos con esta turba de mentirosos, ni
obstaculizarlos de alguna forma” 141 .
Por supuesto en caso de tal revelación el Concilio manda una investigación
emprendida por los órganos competentes de la Iglesia:
“…tales supuestas inspiraciones, antes de hacerse públicas o predicarlas al pueblo,
de aquí en adelante sean reservadas al examen de la Sede Apostólica. Si después, la
demora podría dar lugar a un peligro o surgiera una necesidad urgente de
aconsejarse de otra manera, en este caso, siempre por buena norma, el hecho sea
notificado al ordinario del lugar, el cual examinará diligentemente la cuestión con
137 Cf. S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo
2007, 77. Cf. También, R. Laurentin, “Fonction et statut des apparitions”, Etudes Marial 1971, 149ss, en: E.
Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…”, 42
138 Concilio V de Letrán, 11ª sesión, 19 de diciembre de 1516, Decreto "Supernae maiestatis praesidio", en:
Sacrosanta Concilia ad Regiam Editionem Exacta, t. XIX, Venecia 1732, 944-947
139 Cf. Concilio V de Letrán…, 944-945.
140 Cf. Concilio V de Letrán…, 946.
141 “Coetorum si quibusdam eorum Dominus futura quaedam in Dei ecclesia inspiratione quapiam
revelaverit, ut per Amos prophetam ipse promittit, et Paulus apostolus praedicatorum princeps, Spiritum,
inquit, nolite extingere prophetias nolite spernere, hos aliorum fabulosorum et mendacium gregi
connumerari, vel aliter impediri minime volumus.” (Concilio V de Letrán…, 946-947.)
31

tres o cuatro personas doctas y prudentes, y si a todos les parecerá lícito en
conciencia, podrá conceder la licencia” 142 .
Es la primera vez que el Magisterio habla de una comisión de expertos
convocada por el obispo para aconsejarle en el discernimiento de una aparición. Esa
praxis se va a aplicar en el caso de La Salette y otras mariofanías.
3.1.2. El Concilio de Trento.
En el decreto “De Iustificatione” aprobado en la sexta sesión, celebrada el 13
de enero de 1547, el Concilio admite la posibilidad de una “speciali revelatione” 143 .
En el capítulo 12 de este decreto podemos leer:
“Nadie, tampoco, mientras vive en esta mortalidad, debe hasta tal punto presumir
del oculto misterio de la divina predestinación, que asiente como cierto hallarse
indudablemente en el número de los predestinados [can.15], como si fuera verdad
que el justificado o no puede pecar más [can. 23], o, si pecare, debe prometerse
arrepentimiento cierto. En efecto, a no ser por revelación especial, no puede saberse
a quiénes haya Dios elegido para sí” 144 .
En la 25ª sesión, celebrada el 3 y 4 de diciembre de 1563, el Concilio
aprueba el decreto “De invocatione, veneratione et reliquiis sanctorum et de
sacris imaginibus", en que reafirma las competencias del obispo del lugar,
reconocidas por el Concilio V de Letrán, y los amplía a los casos de imágenes,
reliquias y milagros:
“No debe admitirse ningún nuevo milagro o acoger nuevas reliquias sin el
reconocimiento y la autorización del obispo, el cual, apenas sea informado,
consultará con teólogos y con otros hombres de fe, regulándose luego conforme a la
verdad y a la piedad. Si es preciso eliminar un abuso que plantee dudas o
dificultades, o bien si surge en esta materia algún problema más grave, el obispo,
antes de dirimir la controversia, aguardará la opinión del metropolitano y de los
demás obispos de la provincia, reunidos en un concilio provincial, pero de tal
manera que no se tome ninguna decisión sin haber consultado al sumo pontífice de
Roma” 145 .
142 “…volumus, ut lege ordinaria tales asserte inspirationes, antequam publicentur, aut praedicentur, ex nunc
Apostolicae Sedis examini reservatae intelligantur. Quod si sine morae periculo id fiere non valeret, aut
urgens necessitas aliud suaderet, tunc eodem ordine servato ordinario loci notificetur, ut ille adhibitis secum
tribus aut quatuor doctis et gravibus viris, hujusmodi negotio cum eis diligenter examinatio, quando id
expedire videbunt, super quo eorum conscientias oneramus, licentiam concedere possint.” (Concilio V de
Letrán…, 947.)
143 Concilio de Trento, 6ª sesión, 13 de enero de 1547, Decreto sobre la justificación, en: Dezinger, H. –
Hünermann, P., El Magisterio de la Iglesia. Enchiridion symbolorum definitionum et declarationum de
rebus fidei et morum, 1540, Barcelona 2006, 495.
144 Concilio de Trento, 6ª sesión…, 495.
145 “Nulla etiam admittenda ese nova miracula, nec novas reliquias recipiendas, nisi eodem recognoscente et
aprobante episcopo. Qui simulatque de his aliquid compertum habuerit, adhibitis in consilium theologis et
32

3.1.3. El papa Urbano VIII.
En el año 1642 el papa Urbano VIII publica un documento que bajo el título
“Decreta Servanda in Canonizatione et Beatificacione Santorum” 146 reúne varios
decretos de la Santa Inquisición y breves papales. Para nuestro tema nos interesa el
breve “Caelestis Hierusalem cives” 147 , donde el papa prohíbe tajantemente
cualquier publicación sobre una aparición o un milagro no aprobados por la
Iglesia. 148 Además este tipo de publicación, una vez permitida la imprenta, debería
llevar una licencia llamada “Protestatio” 149 .
El mariólogo René Laurentin, en su conferencia durante el Congreso
Mariológico de Fátima, hace un interesante comentario respecto a esta prohibición
que duró varios siglos:
“Hasta 1966 publicaciones sobre las nuevas apariciones (no reconocidas) fueron
prohibidas en la forma más radical (Canon 1399.5) y la más severa, bajo la pena de
excomunión (Canon 2318).
El 14 de octubre de 1966 por razones desconocidas para mí, como parte de
la liberalización post-conciliar, Pablo VI abolió por decreto de la Congregación
para la Fe (firmado el 29 de diciembre 1966: AAS, 19, p.1166) estos dos cánones
que prohibían este tipo de publicaciones. Este sector, el más radicalmente
prohibido, fue el más liberalizado de todos, ya que prácticamente se escapó del
imprimátur.” 150
aliis piis viris, ea faciat, quae veritati et pietati consentanea iudicaverit. Quodsi aliquis dubius aut difficilis
abusus sit exstirpandus, vel omnino aliqua de his rebus gravior quaestio incidat: episcopus, antequam
controversiam dirimat, metropolitani et comprovincialium episcoporum in concilio provinciali sententiam
exspectet, ita tamen, ut nihil inconsulto sanctissimo Romano pontífice novum aut in ecclesia hactenus
inusitatum decernattur.” (Conciliorum Oecumenicorum Decreta¸Bolonia 1973, 776). La traducción es
tomada de: R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología,
Madrid 1988, 192.
146 Urbano VIII, Decreta Servanda in Canonizatione et Beatificacione Santorum. Accedunt Instrucciones, et
Declarationes quas Em. et Rev. S.R.E. Cardinales praesulesque Romae Curiae ad id muneris congregati ex
eiusdem Summi Pontificis mandato conciderunt, Romae, Typis Rev. Cam. Apostlicae 1642.
147 Urbano VIII, “Decreta Servanda…”, 7-34.
148 Cf. Urbano VIII, “Decreta Servanda...”, 8-9.
149 Urbano VIII, “Decreta Servanda... ”, 18.
150 “Jusqu'en 1966 les publications sur les nouvelles apparition (non reconnus) étaient interdites de la manière
la plus radical (Canon 1399,5) et la plus sévère, sur peine d'excommunication à la clé (Canon 2318). Le 14
octobre 1966, pour des motifs que j'ignore, dans le cadre des libéralisations post-conciliaires, Paul VI abolit
par décret de la Congrégation de la foi (signé le 29 décembre 1966: AAS, 19, p.1166) les deux canons
interdisant ces publications. Ce secteur, les plus radicalement prohibé, se trouvait le plus libéralisé de tous,
car il échappait ainsi pratiquement à l'imprimatur. “ (Laurentin, R., “Les révelation privée- apparition, visions
– dans l’actuelle phase”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e teologia das
aparições, Fátima 1998, 763.)
33

3.1.4. El papa Benedicto XIV.
El cardenal de Bolonia Prospero Lorenzo Lambertini durante veinte años fue
Promotor General de la Fe. Como fruto de su larga experiencia ejercida en las
causas de beatificaciones y canonizaciones, en el año 1733 publicó la obra titulada
“De servorum Dei beatificatione et de beatorum canonizatione” 151 . Más adelante,
ya como papa Benedicto XIV, revisó y amplió esta monumental obra y la publicó
por segunda vez. 152 Durante dos siglos “De servorum” fue punto de referencia en
los procedimientos de aprobación de las apariciones, incluidas las grandes
mariofanías de los siglos XIX y XX.
Veamos los puntos más importantes de la obra. En el tomo segundo, capítulo
32, apartado 12, Benedicto XIV describe los pasos que hay que dar en el
procedimiento de la investigación de una revelación, aparición o visión. Me
permito citar este apartado en su totalidad dada su importancia:
“El examen de visiones, revelaciones y profecías conlleva triple reconocimiento. El
primer reconocimiento tiene como su objetivo discernir si tales fenómenos no
contienen nada contrario a la fe y a las buenas costumbres, o ninguna doctrina
nueva y peligrosa, ajena al sentir común de la Iglesia. Por eso, hace falta dirigirse
necesariamente a la Sagrada Congregación de Ritos, porque es de ella, de quien
depende el progreso de la causa, o el silencio que debe serle impuesto. El segundo
reconocimiento que se debe hacer es averiguar si las mujeres o los hombres que
alcanzaron visiones, apariciones o revelaciones, fueron iluminados por Dios con
gracias gratis dadas. La Sagrada Congregación puede investigar esto, solo cuando
se trata de virtudes, como ya se había dicho. Tanto en el primero, como en el
segundo reconocimiento, no se habla de tal visión o tal revelación en particular,
sino de hechos de este tipo en términos generales, porque lo primero que se
pretende es solamente pasar al siguiente etapa del examen y en segundo lugar se
pretende adjuntar la aprobación de virtudes en grado heroico de aquellos siervos o
siervas de Dios, quienes gozaron de visiones, apariciones o revelaciones. Por
último, el tercer reconocimiento sirve para discernir si visiones, revelaciones y
profecías pueden ser aprobadas o no. Esta investigación se realiza en la Sagrada
Congregación a la petición de los Postuladores. Con tal fin la Sagrada
Congregación a menudo emprende una investigación para examinar por separado,
cada una de estas revelaciones, visiones, o apariciones, pero no tan a menudo se
llega a su aprobación. Cuando desempeñaba la función del Promotor de la Fe
frecuentemente fueron propuestos para examinar los milagros de curaciones
instantáneas de las personas religiosas, probadas y honestas, como consecuencia de
una aparición de un siervo de Dios a cuya intercesión se atribuía el milagro. La
Sagrada Congregación, teniendo pruebas evidentes, generalmente aprobaba el
milagro, pero muy pocas veces la visión o la aparición. Alguna vez se aprueba
alguna visión, aparición, o alguna profecía, como por ejemplo de los Ángeles, de la
151 Benedicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, Pratii, in typographia Aldina, 1830. Cf. E. Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…”, 43.
152 Cf. C. M. Staehlin, Apariciones. Ensayo crítico, Madrid 1954, 40.
34

Beata Virgen o una visión de Jesucristo que se ha mostrado a un siervo de Dios, o
alguna profecía o predicción de cosas futuras que anuncia algo maravilloso. Pero
realmente, teniendo en cuenta la totalidad de las visiones, apariciones y profecías,
son muy raros los ejemplos de aprobación. Presentando estos ejemplos o teniendo
en cuenta los que pueden suceder, hay que decir que este tipo de aprobación no
requiere la certeza de la fe, solo admite que estos hechos pueden ser probables. Es
lo que dije antes, y es lo que de la misma manera asegura el cardenal Bona en su
obra «Sobre el discernimiento de los espíritus» en el capítulo 20, número 1: «Los
que han recibido alguna revelación privada, si tienen la certeza de que esta
revelación viene de Dios, deben prestarle una firme adhesión, porque Dios que
revela su sabiduría escondida, es la Verdad suprema que no engaña, ni puede ser
engañado. Sin embargo, lo que santos varones y mujeres publicaron en sus
escrituras no recibe una aprobación que nos obliga a un asentimiento de la certeza
de la fe, sino que esta aprobación solo admite que lo escrito puede ser probable” 153 .
Sobre un tema tan importante como el asentimiento que se debe a las
apariciones, el papa Benedicto, aparte de lo que ya hemos visto en fragmento
citado, se pronuncia en otro punto del mismo capítulo 32:
“es preciso saber que tal aprobación no significa otra cosa que el permiso para que,
después de maduro examen, se publiquen para instrucción y utilidad de los fieles,
pues a estas revelaciones, aprobadas en esta forma, aunque no se les deba ni se les
153 “Ex triplici ergo inspectione, in quam quasi partiti diximus examen visionum, revelationum, et
prophetiarum, prima, quae instituitur, ut videatur, an in eis aliquid insit contra Fidem et bonus mores, vel
aliqua doctrina in eis habeatur nova et peregrina atque a communi Ecclesiae sensu aliena, fieri ante omnia et
expleri necesario debet in sacrorum rituum Congregatione, cum ab ea dependeat progressus causae ad
ulteriora, vel silentium causae ipsi imponendum. Segunda vero, quae id respicit, ut constet, an ille vel illa, cui
contigerunt visiones, apparitiones, et revelationes, fuerit gratiis gratis datis a Deo illustratus, expletur tantum
in eadem sacra Congregatione, quando agitur de virtutibus, uti supra dictum est. Sed cum in uno, tum in
altero ex hisce judiciis nulla exprimitur particulariter visio, nulla revalatio, siquidem sub involucro verborum
generalium in primo demandatur tantummodo processus at ulteriora; in secundo, virtutum approbationi in
gradu heroico id solum additur, Dei Servum aut Servam fuisse caelestibus visonibus, apparotionibus, et
praedictionibus illustratum. Tertia demum inspectio ad id spectans, ut innotescat, utrum visones, revelationes,
et prophetiae sint approbandae, necne, omnio in eadem sacra Congregatione instituitur, instantibus
peculiariter Postulatoribus. Porro saepenumero in eadem sacra Congregatione institutum est ad hunc finem
examen hujus, aut illius singillatim revelationis, visionis, aut apparitionis; sed non ita saepe ad ejus
approbationem deventum est. Dum fungebar munere Fidei Promotoris, saepe proposita fuerunt examinanda
miracula sanationum in instant mirabiliter effectarum in personis Religiosis, probis, et honestis, praevia
apparition Servi Dei, cujus intercessione miraculum contigisse dicebatur: sacra autem Congregatio, veris
ostensis ostendendis, miraculum utique approbavit, minime vero visionem et revelationem. Aliquando tamen
approbata est aliqua visio, aliqua apparitio, aliqua prophetia, puta, Angelorum, Beatissimae Virginis, et
Christi Domini visio, quae ipsi Servo Dei contingit, ut aliqua prophetia seu aliqua praedictio, quae de future
quapiam re mirabiliter a Servo Dei facta est. Verum, quod attinet ad integrum volumen visionum,
apparitionum, et prophetiarum, rara sunt exempla approbationum: et, quatenus exempla praecesserint aut
secutura sint, approbatio ejusmodi certitudinem fidei nequaquam exposcit, sed tantum efficit, ut illae
tanquam probabiles habeantur; juxta ea quae in superioribus dicta sunt, et quemadmodum bene adnotavit
Cardinalis Bona de discret. Spirit. Cap. 20. Num. 1, ubi ait: Illi tamen, quibus private revelationes fiunt, si
certo eis constiterit, a Deo esse, illis firmiter adhaerere tenentur: quia Deus revelans occulta sapientiae suae
summa veritas est, que nec fallere, nec falli potest. Quae vero circumferuntur a sanctis viris, et mulieribus
scriptae, non ideo approbatae censentur, ut illis certitudune fidei assentiamur, sed ut eas tanquam probabiles
recipiamus.” (Benedicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de
beatorum canonizatione, liber II, caput 32, nº 12, Prati, in typographia Aldina, 1830, 300-301.)
35

pueda dar un asentimiento de fe católica, se les debe, sin embargo, un asentimiento
de fe humana, conforme a las reglas de prudencia, según las cuales estas
revelaciones son probables y piadosamente creíbles” 154 .
En el tomo tercero del documento Benedicto XIV explica también los
criterios a considerar en la hora de examinar la veracidad de una aparición:
“Resumamos todo lo dicho, con el fin de instruir como se debería discernir divinas
visiones y apariciones, teniendo en cuenta a la persona que le suceden, el modo
como suceden, y también los efectos que de ellas surgen. Si la persona que le
sucedieron las visiones haya gozado de virtudes, si en la visión o aparición no hay
nada que aleje de Dios, si de hecho todo haya favorecido el culto a Dios, si después
de las visiones o apariciones la persona que las tuvo gozara de la humildad, la
obediencia y otras virtudes cristianas, no solo en modo de perseverar en ellas, sino
ascendiendo al grado más alto y más sublime, entonces, todo esto no dejaría lugar a
duda que dichas apariciones o visiones tienen carácter sobrenatural y divino.” 155
Como podemos ver, el papa Lambertini indica cuatro criterios que hay que
tener en cuenta en la hora de investigar la veracidad de una aparición. Son los
siguientes:
La persona del vidente, sus actitudes, cualidades y virtudes
La forma o la naturaleza de la aparición
El contenido de la aparición
Los frutos de la aparición 156
Es innegable la aportación del papa Benedicto XIV para la valoración de las
revelaciones privadas. Su obra “De servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione” ha marcado un antes y un después en la doctrina del Magisterio de
la Iglesia ante estos fenómenos. En primer lugar, elaboró las normas del
154 “ Sciendum est approbationem istam nihil aliud ese, quam permissionem, ut edantur ad Fidelium
institutionem et utilitatem post maturum examen: siquidem hisce revelationibus taliter approbatis licet non
debeatur nec possit adhiberi assensus Fidei Catholicae, debetur tamen assensus fidei humanae juxta
prudentiae regulas, juxta quas nempe tales revelationes sunt probabiles et pie credibiles.” (Benedicto XIV
(Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum canonizatione, liber II,
caput 32, nº 11, Prati, in typographia Aldina, 1830, 300.)
155 “Praedictis ceteri inhaerent, proptereaque docent, Divinas visiones et apparitiones esse dignoscendas a
persona cui contingunt, a modo quo contingunt, et ab effectibus qui ex eis sequuntur. Si enim persona cui
contigerunt, virtutibus praedicta sit, si nihil in visione aut apparitione sit, quod a Deo avertat, quinimmo si
omnia ad Dei cultum relata sint, si post visiones et apparitiones humilitas, obedientia, ceteraeque Christianae
virtutes non modo perseveraverint, sed ad sublimiorem gradum ascenderint in ea persona, cui contingerunt
visiones et apparitiones, de earum qualitate supernaturali et Divina non erit ullo modo dubitandum.”
(Bendicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, liber III, caput 51, nº 3, Venetiis 1766, 368.)
156 Cf. M. Castellano, “La práctica canónica de las apariciones marianas”, en: R. Spiazzi (dir), Enciclipedia
Mariana “Theotócos”, Madrid 1960, 479.
36

procedimiento de las autoridades eclesiásticas en el caso de acontecer un hecho
sobrenatural, definió los criterios de su discernimiento, determinó cual debería ser
su finalidad; y, en segundo lugar, un aspecto decisivo a destacar es que situó tales
hechos en su relación con la revelación pública, explicando que tipo de asentimiento
se debe prestar a la revelación privada.
Por todo esto, resulta muy elocuente ver como después de más de dos siglos,
desde el momento de la publicación del tratado de Benedicto XIV, a mediados del
siglo XX, esta doctrina sigue vigente en lo esencial 157 . El concilio Vaticano I no
haría ninguna aportación específica al tema que nos ocupa. Sin embargo, entre los
teólogos, sobre todo los del siglo XX, no hay un acuerdo en cuanto a un aspecto de
la doctrina de Benedicto XIV. Se trata del asentimiento que se debe a las
apariciones. Pero de esto hablaremos en el siguiente punto de este capítulo.
3.2. Siglos XX y XXI.
3.2.1. San Pio X.
Este santo papa en su encíclica “Pascendi”, escrita para combatir el
modernismo, dedica un pequeño párrafo al asunto de las apariciones:
“Cuando se trata de formar juicio acerca de las piadosas tradiciones, conviene
recordar, que la Iglesia usa en esta materia tan gran prudencia, que no permite que
tales tradiciones se pongan por escrito, sino con gran cautela y hecha la declaración
previa ordenada por Urbano VIII; y aunque esto se haga como se debe, la Iglesia no
asegura la verdad del hecho, sino se limita a no prohibir creer en él, salvo que falten
los argumentos de credibilidad. Totalmente lo mismo decretaba hace treinta años la
Sagrada Congregación de Ritos. Tales apariciones y revelaciones no han sido
aprobadas ni reprobadas por la Sede Apostólica, la cual se limita únicamente a
permitir que se crean piadosamente, con mera fe humana, según la tradición que
dicen existir, aunque esté confirmada con testimonios y documentos idóneos. Quien
esta regla siguiese, está libre de todo temor, pues la devoción a cualquier aparición,
en cuanto mira al hecho mismo y se llama «relativa», contiene siempre implícita la
condición de la verdad del hecho, mas, en cuanto es «absoluta», se funda siempre
en la verdad, por cuanto se dirige a las mismas personas de los santos a quienes se
venera” 158 .
157 C. M. Staehlin, Apariciones Ensayo crítico, Madrid 1954, 40.
158 “Quum autem de piis traditionibus iudicium fuerit, illud meminisse oportet: Ecclesiam tanta in hac re uti
prudentia, ut traditiones eiusmodi ne scripto narrari permittat nisi cautione multa adhibita praemissaque
declaratione ab Urbano VIII sancita; quod etsi rite fiat, non tamen facti veritatem adserit, sed, nisi humana ad
credendum argumenta desint, credi modo non prohibet. Sic plane sacrum Consilium legitimis ritibus tuendis,
abhinc annis XXX, edicebat (i): Eiusmodi apparitiones seu revelationes neque approbatas neque damnatas ab
Apostolica Sede fuisse, sed tantum permissas tamquam pie credendas fide solum humana, iuxta traditionem
quam ferunt, idoneis etiam testimoniis ac monumentis confirmatam. Hoc qui teneat, metu omni vacabit. Nam
37

Como podemos ver san Pio X confirma la doctrina de los papas anteriores;
tanto la de Urbano VIII, en cuanto a la prohibición de publicar cualquier libro sobre
una aparición sin previa licencia, como la de y Benedicto XIV en cuanto el
asentimiento que se debe a las apariciones; además, reitera que se trata de un
asentimiento de fe humana 159 .
Merece atención por nuestra parte la insistencia del papa en subrayar que la
Santa Sede ni aprueba ni reprueba las revelaciones; solo permite que se crean.
Como ejemplo de esta actitud de la Sede Apostólica podemos citar el caso de la
aparición de la Virgen en Beauraing (Bélgica), en que la Congregación del Santo
Oficio autorizó al obispo de Namur para aprobarla “con su propia autoridad, sin
implicar la de Santa Sede” 160 .
3.2.2. El papa Pio XII
En el año 1956 publicó la encíclica “Haurietis aquas”, en la que hace una profunda
reflexión sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús. Dado que esta devoción tiene su
origen en las apariciones de Jesús a santa Margarita María de Alacoque en Paray-le-
Monial, fundamenta así su culto:
“Es evidente, por tanto, que las revelaciones de que fue favorecida santa Margarita
María no añaden nada nuevo a la doctrina católica. Su importancia consiste en que,
al mostrar el Señor su Corazón sacratísimo, de modo extraordinario y singular
quiso atraer la consideración de los hombres a la contemplación y a la veneración
del amor misericordiosisímo de Dios para con el género humano” 161 .
La importancia de esta breve cita consiste en que el papa muestra cual es la
relación entre la revelación pública y revelaciones privadas: “no añaden nada nuevo
a la doctrina católica.” Esta confirmación se va a repetir en los futuros documentos
del Magisterio de la Iglesia.
Apparitionis cuiusvis religio, prout factum ipsum spectat et relativa dicitur, conditionem semper habet
implicitam de veritate facti: prout vero absoluta est, semper in veritate nititur, fertur enim in personas ipsas
Sanctorum qui honorantur.” (Pío X, Encíclica “Pascendi”, del 8 de septiembre de 1907, ASS 40 (1907),
649.) Para la traducción castellana me serví del libro de C. M. Staehlin, Apariciones. Ensayo crítico, Madrid
1954, 41.
159 E. Bueno de la Fuente, El mensaje de Fátima…, 42.
160 Laurentin, R., “Les révelation privée- apparition, visions – dans l’actuelle phase de l’économie du salut ”,
en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima 1998,
761.
161 “Proinde, ut patet, ea, quae S. Margaritae Mariae revelata sunt, nihil novi doctrinae catholicae attulerunt.
Earum autem momentum in eo est, quod Christus Dominus — Sacratissimum Cor suum ostendens — modo
extraordinario et singulari mentes hominum ad mysterium amoris misericordissimi Dei erga genus humanum
contemplandum colendumque advocare voluit.” (Pio XII, Encíclica “Haurietis aquas” del 25 de mayo de
1956, AAS 48 (1956) 340.) Para la traducción castellana me serví del artículo de A. Martínez Sierra,
“Mensaje de las apariciones: Revelación y revelaciones”, en: Estudios Marianos, 52, 1987, 33.
38

3.2.3. El Concilio Vaticano II.
El Concilio Vaticano II no hace ninguna mención sobre las revelaciones
privadas. Incluso en la constitución dogmática “Dei Verbum” sobre la divina
revelación no encontramos ninguna alusión a ellas. Tampoco el índice analítico
contiene alguna referencia a la palabra aparición, visión o revelación privada. El
Concilio guarda silencio sobre este tipo de fenómenos religiosos, porque su interés
era otro. Sin embargo, entre los teólogos post-conciliares que se ocupan de las
apariciones se puede encontrar algunas referencias a los documentos del Vaticano
II. La teología moderna encuadra las apariciones dentro de los carismas que hay en
la Iglesia. Así lo ve el mariólogo italiano Salvatore Perrella:
“Las apariciones deberían ser leídas e interpretadas en el contexto de una «teología
de carismas», entendida seriamente, así como lo enseña el Concilio Vaticano II en
la constitución dogmática sobre la Iglesia, cuando dice que los carismas «hay que
recibirlos con agradecimiento y consuelo» (LG, 12)” 162 .
3.2.4. El magisterio del papa Pablo VI.
La Congregación para la Doctrina de la Fe elaboró en el año 1974 un
documento sobre el discernimiento de las apariciones. Lleva por título “Normas
sobre el modo de proceder en el discernimiento de presuntas apariciones y
revelaciones” 163 ; fue firmado por Pablo VI el 25 de febrero de 1978 y enviado a los
obispos sub secreto 164 . Habría que llegar al 2011 para hacer públicas las “Normas”
de forma oficial. El cardenal William Levada así explica esta decisión:
“Como es sabido, con el pasar del tiempo el Documento, en más de una lengua, ha
ido publicándose en algunas obras sobre la materia, pero sin la autorización previa
de este Dicasterio, competente en la materia. Es necesario reconocer que los
principales contenidos de estas importantes medidas normativas son hoy de
dominio público. Por lo tanto, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha
considerado oportuno publicar las mencionadas normas, proveyéndolas de una
traducción a las principales lenguas” 165 .
162 S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś” Kościoła i świata. Aspekty wybrane”, en: Biblioteka Mariologiczna,
12 (2008), 28; También el teólogo gallego y profesor de la Universidad de Navarra Jesús Polo Carrasco en su
artículo sobre las apariciones y religiosidad popular, hablando de la finalidad de las apariciones, la enfoca
dentro de la enseñanza sobre los carismas de la constitución “Lumen Gentium”; cf. J. Polo Carrasco, “Las
Apariciones de Nuestra Señora y la religiosidad popular”, en: Estudios Marianos, 52, 1987, 167.
163 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
164 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
165 Congregación para la Doctrina de la Fe, Prefacio a las normas sobre el modo de proceder en el
discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones, Vaticano 25.02.1978, Vaticano 14 de diciembre 2011
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_d
oc_20111214_prefazione-levada_sp.html (21.10.2016).
39

Sobre las “Normas” vamos a hablar en el siguiente capítulo de este trabajo,
sobre todo al tratar el tema de los criterios del discernimiento de una aparición.
3.2.5. San Juan Pablo II.
Durante su pontificado se publicó un documento de gran relevancia para el
asunto que nos ocupa. La ocasión propicia fue la visita que hizo al santuario de
Fátima el 13 de mayo del año 2000, para beatificar a los dos videntes, Francisco y
Jacinta. Al terminar la misa solemne el cardenal Angelo Sodano se dirigió a los
presentes comenzando con estas palabras:
“En la solemne circunstancia de su venida a Fátima, el Sumo Pontífice me ha
encargado daros un anuncio. Como es sabido, el objetivo de su venida a Fátima ha
sido la beatificación de los dos “pastorinhos”. Sin embargo, quiere atribuir también
a esta peregrinación suya el valor de un renovado gesto de gratitud hacia la Virgen
por la protección que le ha dispensado durante estos años de pontificado. Es una
protección que parece que guarde relación también con la llamada “tercera parte”
del secreto de Fátima.
Este texto es una visión profética comparable a la de la Sagrada Escritura, que no
describe con sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino
que sintetiza y condensa sobre un mismo fondo hechos que se prolongan en el
tiempo en una sucesión y con una duración no precisas. Por tanto, la clave de
lectura del texto ha de ser de carácter simbólico.
La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos
contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos
de la fe del último siglo del segundo milenio. Es un interminable Via Crucis
dirigido por los Papas del Siglo XX” 166 .
Estas palabras del cardenal Sodano expresaban la voluntad del papa de hacer
público el tercer secreto de Fátima. Era la primera vez que un pontífice reconocía
públicamente que una profecía, hecha por la Virgen María a unos videntes, se
cumplía en su persona. El cardenal Sodano aseguró:
“Después del atentado del 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció
claro que había sido «una mano materna quien guio la trayectoria de la bala»,
permitiendo al «Papa agonizante» que se detuviera «en el umbral de la
muerte» (Juan Pablo II, Meditación desde el Policlínico Gemelli a los
Obispos italianos, en: Insegnamenti, vol. XVII1, 1994, p. 1061). Con ocasión
de una visita a Roma del entonces Obispo de Leiria-Fátima, el Papa decidió
entregarle la bala, que quedó en el jeep después del atentado, para que se
166 Congregación para la Doctrina de la Fe, Mensaje de Fátima, del 26 de junio de 2000.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_messagefatima_sp.html
(11.02.2017)
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custodiase en el Santuario. Por iniciativa del Obispo, la misma fue después
engarzada en la corona de la imagen de la Virgen de Fátima” 167 .
El 26 de junio de 2000 la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo
público una colección de documentos bajo el título “El Mensaje de Fátima” 168 Uno
de los que se incluyen en la colección es el “Cometario teológico” 169 escrito por el
cardenal Joseph Ratzinger, entonces el Prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe. El “Comentario” en realidad es un pequeño tratado sobre las revelaciones
privadas, muy valioso, porque recoge en pocas páginas toda la doctrina de la Iglesia
sobre estos fenómenos sobrenaturales. Este documento, en consecuencia, va a ser
una de las principales fuentes para el segundo capítulo de este trabajo.
3.2.6. Catecismo de la Iglesia Católica.
Durante el pontificado de san Juan Pablo II fue aprobado el nuevo “Catecismo de la
Iglesia Católica”. En el capítulo segundo que trata sobre la revelación de Dios, el
Catecismo habla de las revelaciones privadas, situándolas en la relación con la
revelación pública:
“A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las
cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no
pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la
Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una
cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los
fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones
constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.
La fe cristiana no puede aceptar "revelaciones" que pretenden superar o corregir la
Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas religiones no
cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes
‘revelaciones’” 170 .
3.2.7. El papa Benedicto XVI.
El Santo Padre convocó para el año 2008 el Sínodo de los Obispos, cuyo
tema fue “la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia” 171 . Como fruto
167 Congregación para la Doctrina de la Fe, Mensaje de Fátima, del 26 de junio de 2000.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_messagefatima_sp.html
(11.02.2017)
168 Congregación para la Doctrina de la Fe, El mensaje de Fátima, Ecclesia 3004 (2000) 1080-1090.
169 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de Fátima, Ecclesia
3004 (2000) 1085-1090.
170 CEC, 67.
171 VD 14.
41

de este sínodo el papa publicó la Exhortación Apostólica Post-sinodal “Verbum
Domini” 172 , que dedica un pequeño párrafo a las revelaciones privadas en relación
con la revelación pública. Este texto nos puede servir ya para hacer un primer
balance de la aportación del Magisterio de la Iglesia sobre la relevancia y perfil que
tiene el tema de nuestro trabajo:
“Por consiguiente, el Sínodo ha recomendado «ayudar a los fieles a distinguir bien
la Palabra de Dios de las revelaciones privadas», cuya función «no es la de...
“completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más
plenamente en una cierta época de la historia». El valor de las revelaciones privadas
es esencialmente diferente al de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe;
en ella, en efecto, a través de palabras humanas y de la mediación de la comunidad
viva de la Iglesia, Dios mismo nos habla. El criterio de verdad de una revelación
privada es su orientación con respecto a Cristo. Cuando nos aleja de Él, entonces no
procede ciertamente del Espíritu Santo, que nos guía hacia el Evangelio y no hacia
fuera. La revelación privada es una ayuda para esta fe, y se manifiesta como creíble
precisamente cuando remite a la única revelación pública. Por eso, la aprobación
eclesiástica de una revelación privada indica esencialmente que su mensaje no
contiene nada contrario a la fe y a las buenas costumbres; es lícito hacerlo público,
y los fieles pueden dar su asentimiento de forma prudente. Una revelación privada
puede introducir nuevos acentos, dar lugar a nuevas formas de piedad o profundizar
las antiguas. Puede tener un cierto carácter profético (cf. 1 Ts 5,19-21) y prestar una
ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el presente; de ahí que
no se pueda descartar. Es una ayuda que se ofrece pero que no es obligatorio usarla.
En cualquier caso, ha de ser un alimento de la fe, esperanza y caridad, que son para
todos la vía permanente de la salvación” 173 .
4. LAS REVELACIONES PRIVADAS EN LA HISTORIA DE LA
TEOLOGÍA.
4.1. Antes del siglo XIX.
Después de exponer la aportación del período patrístico y del Magisterio de
la Iglesia al tema de las revelaciones privadas, vamos a presentar la contribución de
la teología en esta materia. Por el término teología entendemos aquí la «teología
académica» que nace en “las primeras Facultades de Teología ubicadas en las
nacientes universidades del siglo XIII, que generaron la gran Escolástica, marcada
por su carácter de enseñanza escolar, estructurada académicamente…” 174 .
172 VD 14.
173 VD 14.
174 S. Pié-Ninot, Teología Fundamental, (BAC Manuales 37), Getafe 2016, 6.
42

4.1.1. Santo Tomás de Aquino.
Aunque el Doctor Angélico no escribió un tratado específico sobre las
revelaciones privadas como tales, sin embargo incluyó las visiones en el tratado
sobre la profecía de su “Suma Teológica” (2-2, q. 171 – 178). 175 Pero antes entrar
en la exposición como tal, conviene hacer una consideración respecto al concepto
de la gracia en Santo Tomás. Sobre todo es importante para nosotros aclarar que el
teólogo dominico divide la gracia en dos acciones, distinguiendo entre la gracia
operante y la gracia cooperante. Así Santo Tomás explica esta división en 1-2 q.111
a.1:
“En consecuencia, hay que distinguir dos suertes de gracia: aquella merced a la cual
un hombre se une a Dios, que es la que nos hace gratos; y aquella merced a la cual
un hombre coopera con otro para que se convierta a Dios. Esta segunda es la que se
dice «gratisdata», porque sobrepasa la capacidad natural y los méritos personales de
quien la recibe. Y como no se da para la justificación del propio depositario, sino
más bien para que éste coopere a la justificación de otro, por eso no recibe el
nombre de gracia que hace grato. De ella dice el Apóstol en 1 Cor 12,7: «A cada
uno se le otorga la manifestación del Espíritu para que sea útil», es decir, para que
ayude a los demás 176 .
En otros términos podemos decir que Santo Tomás distingue entre la gracia
santificante (gratia gratum faciens) y la gracia carismática (gratia gratis data) 177 .
En cuanto a la profecía, el Doctor Angélico la incluye dentro de las gracias gratis
dadas. Al comienzo de su tratado sobre la profecía (2-2 q.171) dice:
“Existe una triple diferencia entre los hombres por razón de los hábitos y actos del
alma racional. La primera proviene de las gracias gratis dadas, ya que, se dice en 1
Cor 12,4ss, «hay división de gracias, y a uno se le da, por el Espíritu, la palabra de
sabiduría, a otro la palabra de ciencia», etcétera.
(…)
Sobre las gracias gratis dadas, de las que hablamos en primer lugar, hay que tener
en cuenta que algunas pertenecen al conocimiento, otras a la locución (q.176) y
otras a la operación (q.178). Pero todo lo referente al conocimiento puede
englobarse bajo el nombre de profecía...” 178 .
Para nosotros es importante esta configuración de la profecía, ya que la
teología posterior a Santo Tomás va a incluir también las revelaciones privadas en
gracias gratis dadas 179 .
175 Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica IV. Parte II – II (b) (BAC Ma 45), Madrid 1994, 576 – 623.
176 Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica II. Parte I-II (BAC Ma 35), Madrid 1989, 933.
177 Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica IV. Parte II – II (b) (BAC Ma 45), Madrid 1994, 572.
178 Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica IV. Parte II – II (b) (BAC Ma 45), Madrid 1994, 576.
179 Por ejemplo, en la obra de Benedicto XIV “De Servorum” podemos encontrar los cometarios en este
sentido. Cf. Benedicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, liber II, caput 32, nº 11, Prati, in typographia Aldina, 1830, 299.
43

En la cuestión 173 del tratado sobre la profecía, Santo Tomás hace una
reflexión sobre el modo del conocimiento de los profetas. Lo que constituye a un
profeta, lo más importante, es la luz sobrenatural, la luz divina que ilumina la mente
del profeta y le permite formar juicios que de modo natural no podría crear (2-2
q173 a.2) 180 . En otras palabras, lo más importante es que el profeta entienda lo que
la profecía significa. Pero también hay otro elemento que complementa la función
del profeta, aunque no siempre tiene que estar presente. Se trata de visiones
intelectuales, imaginativas o apariciones sensibles (2-2 q173 a.2). Santo Tomás así
habla de ellas:
“Pero como dice San Agustín en Super Gen. ad litt., «es profeta por antonomasia
aquel que destaca en ambas cosas, de modo que vea en espíritu las semejanzas
significativas de las cosas corpóreas y las entienda con la agudeza de su mente.»
Dios ofrece a la mente del profeta, a veces mediante los sentidos externos,
algunas formas sensibles. Así, Daniel vio la escritura en la pared, según leemos en
Dan 5,17ss. Otras veces, en cambio, lo hace mediante formas imaginarias, bien
sean éstas totalmente impresas por Él y no recibidas por los sentidos, como sería el
caso de imprimir en la imaginación de un ciego de nacimiento, o bien ordenadas
por Dios de las cosas recibidas por los sentidos, como es el caso de Jeremías, que
«vio una olla al fuego del lado del aquilón», como se nos narra en Jer 1,13. A veces
también, imprimiendo en la misma mente especies inteligibles, como sucede en
aquellos que reciben la ciencia o la sabiduría infusa como Salomón (3Re 3,15) o los
Apóstoles (Act 2) 181 .
El Doctor Angélico describe aquí las mismas formas de visiones que
especifica San Agustín en su obra “De Genesi ad Litteram libri Duodecim”, que ya
conocemos, o sea visión sensible, imaginativa e intelectual. De hecho el autor de la
“Suma de Teología” se sirve mucho de esta obra del santo de Hipona en su tratado
sobre la profecía.
4.1.2. Juan Gerson y Juan Torquemada.
Estos dos teólogos del siglo XV están unidos por la disputa teológica que
llevaron a cabo sobre las revelaciones y visiones que tuvo santa Brígida 182 . Gerson,
que era el canciller de la universidad de Paris, estaba en contra de estas revelaciones
y el cardenal Torquemada, que era maestro de los sagrados palacios de Roma,
estaba a favor de ellas 183 .
180 Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica IV. Parte II – II (b) (BAC Ma 45), Madrid 1994, 594.
181 . Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica IV. Parte II – II (b) (BAC Ma 45), Madrid 1994, 594.
182 Cf. S. De Fiores, “Vidente”, en: L.Borriello – M. R. Del Genio, Diccionario de Mística, Madrid 1998,
1411.
183 Cf. S. De Fiores, “Vidente”, en: L.Borriello – M. R. Del Genio, Diccionario de Mística, Madrid 1998,
1411.
44

Durante el Concilio en Basilea, que entre sus temas, debatía la cuestión de
las revelaciones de santa Brígida, Gerson escribió el tratado “De probatione
spirituum”, en que aconseja a los Padres Conciliares mucha prudencia 184 . Indica al
mismo tiempo cinco señales que pueden permitir a reconocer las verdaderas
apariciones: “la humildad, la discreción, la paciencia del vidente, la verdad de la
aparición y al final la caridad o el amor de Dios” 185 . Gerson propone también dos
modos del discernimiento de las revelaciones. El primero consiste en un estudio
doctrinal exacto y religioso sobre el hecho de las revelaciones, pero constata que tal
estudio es muy difícil de realizar 186 . El segundo modo es experimental y se basa en
una inspiración interna, o una iluminación divina 187 . Los dos modos, el doctrinal y
el experimental deben unirse en el proceso del discernimiento 188 . De todas las
formas Gerson rechaza las visiones y revelaciones de santa Brígida, como producto
de su imaginación 189 .
De otro lado, el episcopado sueco y la Orden de los Franciscanos defendían
las revelaciones de la santa 190 . Como portavoz de este grupo se presenta el cardenal
Torquemada que “en su «defensa de las revelaciones de beata Brígida» intenta
demostrar que proceden ellas del Espíritu divino” 191 . Igual como Gerson, elabora 5
criterios para distinguir entre las revelaciones falsas y verdaderas 192 . Estos criterios
son:
“La opinión de los especialistas en materia.
Los efectos de las revelaciones: la humildad, la piedad del vidente, y la gloria
de Dios.
En cuanto al objeto: la verdad.
En cuanto a la forma: la conformidad con la Sagrada Escritura.
En cuanto al sujeto: la santidad” 193 .
El debate sobre las revelaciones de santa Brígida, entre Gerson y
Torquemada, resultó de gran importancia para el tema de las revelaciones
particulares, ya que fue motivo de la elaboración de los primeros tratados
sistemáticos sobre el discernimiento de los fenómenos aparicionales 194 .
184 Cf. L. Volken, Le rivelazioni nella Chiesa, Roma 1962, 99.
185 L. Volken, “Le rivelazioni…”, 99.
186 Cf. L. Volken,” Le rivelazioni…”, 99.
187 Cf. L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100.
188 L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100.
189 Cf. L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100.
190 Cf. L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100.
191 L. L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100.
192 L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100.
193 L. Volken, “Le rivelazioni…”, 100-101.
194 Cf. L. Volken, “Le rivelazioni…”, 102.
45

4.1.3. Los místicos españoles del siglo XVI.
Me he permitido agrupar bajo un epígrafe la escuela mística española por un
único, pero importante, motivo: su manifestada falta de interés por las revelaciones,
visiones y apariciones. El “Diccionario de la Teología Fundamental” lo resume de
esta manera:
“En la época moderna, el tipo de teología mística que prevaleció con la escuela
española del siglo XVI muestra respecto a las revelaciones privadas una actitud de
completo desinterés y de perfecto desprendimiento” 195 .
Esto por supuesto no significa que no hay obras que tratan sobre este tema.
Todo lo contrario. Tanto san Juan de la Cruz, como santa Teresa de Ávila, los dos
doctores de la Iglesia, han escrito tratados enteros en los que analizan y explican
todo tipo de visiones desde punto de vista de la mística. San Juan de la Cruz abarca
este tema en dos obras suyas, clásicas de la literatura mística: “Subida del monte
Carmelo” 196 y “Noche oscura” 197 . Son incontables los comentarios que el santo
carmelita hace en estos escritos sobre las visiones, apariciones, revelaciones,
locuciones, éxtasis y todo tipo de experiencias místicas. En este momento, lo que
nos interesa a nosotros, es la valoración que san Juan de la Cruz da a estos
fenómenos. El texto más contundente y más claro en este sentido lo encontramos
en el capítulo 27 de “Subida del monte Carmelo”:
“De donde, por cuanto no hay más artículos que revelar acerca de la substancia de
nuestra fe que los que ya están revelados a la Iglesia, no sólo no se ha de admitir lo
que de nuevo se revelare al alma acerca de ella, pero le conviene para cautela de no
ir admitiendo otras variedades envueltas; y por la pureza del alma que la conviene
tener en fe, aunque se le revelen de nuevo las ya reveladas, no creerlas, porque
entonces se revelan de nuevo, sino porque ya están reveladas bastantemente a la
Iglesia; sino que, cerrando el entendimiento a ellas, sencillamente se arrime a la
doctrina de la Iglesia y su fe, que, como dice San Pablo, entra «por el oído» (Rom.
10,17)” 198 .
Y más adelante san Juan prosigue:
“Y si es verdad que, por las causas ya dichas, es conveniente cerrar los ojos a las ya
dichas revelaciones que acaecen acerca de las proposiciones de la fe, ¿cuánto más
necesario será no admitir ni dar crédito a las demás revelaciones que son de cosas
195 P. Adnés, “Revelaciones privadas”, en: R. Latourelle - R. Fisichella – S. Pié-Ninot (eds.), Diccionario de
Teología Fundamental, Madrid 1992, 1290.
196 San Juan de la Cruz, Subida del monte Carmelo, en: Crisógono de Jesús-Lucino del SS. Sacramento-
Matías del Niño Jesús, Vida y Obras de San Juan de la Cruz (BAC 15), Madrid 1955, 506-755.
197 San Juan de la Cruz, Noche oscura, en: Crisógono de Jesús-Lucino del SS. Sacramento-Matías del Niño
Jesús, Vida y Obras de San Juan de la Cruz (BAC 15), Madrid 1955, 756-868.
198 San Juan de la Cruz, “Subida del monte Carmelo…”, 653.
46

diferentes, en las cuales ordinariamente mete el demonio la mano tanto, que tengo
por imposible que deje de ser engañado en muchas de ellas el que no procurare
desecharlas, según la apariencia de verdad y asiento que el demonio mete en ellas?
Porque junta tantas apariencias y conveniencias para que se crean, y las asienta tan
fijamente en el sentido y la imaginación, que le parece a la persona que sin duda
acaecerá así. Y de tal manera hace asentar y aferrar en ello al alma, que si ella no
tiene humildad, apenas la sacarán de ello y la harán creer lo contrario. Por tanto, el
alma pura, cauta, y sencilla, y humilde, con tanta fuerza y cuidado ha de resistir y
desechar las revelaciones y otras visiones, como las muy peligrosas tentaciones;
porque no hay necesidad de quererlas, sino de no quererlas para ir a la unión de
amor” 199 .
Santa Teresa de Ávila es más reservada en su opinión sobre las visiones.
“Las visiones y las revelaciones ocupan un lugar importante en su existencia y en
su obra. Ella no se limita a indicar sus riesgos y peligros, sino que sabe también
apreciar sus posibles frutos” 200 . En varias ocasiones confiesa que guardaba cautela
ante estos fenómenos. Por ejemplo en el capítulo 25 de “Libro de la vida”, hablando
de las locuciones escribe así:
“Esto tengo muy experimentado, porque me duró casi dos años el resistir, con el
gran miedo que traía, y ahora lo pruebo algunas veces, mas poco me aprovecha” 201 .
Como había hecho san Juan de la Cruz, ella también confirma que mucho más
importante que estas experiencias extraordinarias es mantener la fe pura e intacta.
En “Libro de la vida” podemos leer:
“Tengo por muy cierto que el demonio no engañará – ni lo permitirá Dios – a alma
que de ninguna cosa se fía de sí y está fortalecida en la fe, que entienda ella de sí
que por un punto de ella morirá mil muertes. Y con este amor a la fe, que infunde
luego Dios, que es un fe viva, fuerte, siempre procura ir conforme a lo que tiene la
Iglesia, preguntando a unos y a otros, como quien tiene ya hecho asiento fuerte en
estas verdades, que no le moverían cuantas revelaciones pueda imaginar – aunque
viese abiertos los cielos – un punto de lo que tiene la Iglesia” 202 .
Ahora podemos preguntar: ¿por qué los místicos muestran esta actitud de
cautela o incluso rechazo ante las visiones y revelaciones? Una posible respuesta es
la que nos da Karl Rahner en su libro “Visiones y profecías”. En su opinión para los
místicos, éxtasis y visiones imaginarias son “un fenómeno adicional y una
consecuencia de la vida mística interior” 203 . Resume está cuestión en los siguientes
puntos:
199 San Juan de la Cruz, “Subida del monte Carmelo…”, 653-654.
200 P. Adnés, “Revelaciones privadas”…, 1290.
201 Santa Teresa de Jesús, Obras completas, Madrid 2004, 168.
202 Santa Teresa de Jesús, “Obras completas…”,172.
203 C. Rahner, Visiones y profecías, San Sebastián 1956, 72-73.
47

No se trata de cuestionar la procedencia divina de las visiones u oponerse a
la voluntad de Dios que opera en el alma, sino “desconfiar más bien de un
reflejo de la vida interior sobre los sentidos del hombre para centrar su
atención y su conducta práctica en el blanco que en fin de cuentas interesa: lo
que opera la gracia de Dios en lo íntimo de su persona, llevándole a la fe y al
amor de Dios, el Ser excelso sobre toda ponderación 204 .
Las visiones tienen que ser unidas a la gracia de unión extática, si no es así
deben ser rechazadas. Dice Rahner: “Hock, verbigracia, basándose en las
experiencias que llevó a cabo personalmente con almas místicas, y de
acuerdo con San Juan de la Cruz, rechaza las visiones acaecidas antes de los
«desposorios espirituales» y, por ende antes de la unión extática” 205 . Aquí
aparece una pregunta importante para nosotros: ¿qué pasa en el caso de las
visiones proféticas (por ejemplo La Salette, Lourdes, Fátima) cuando los
videntes, por lo que sabemos, no gozan de la gracia de la unión extática?
Rahner responde: “Tal vez en las denominadas «visiones proféticas»
convenga seguir un criterio más amplio sin exigir para su autenticidad que
vayan unidas a la contemplación infusa. Pero entonces, se impone el milagro
como único criterio de verdad” 206 .
“De todo lo dicho saquemos esta importante conclusión: cuando Dios ejerce
su causalidad en una esfera más profunda que la sensitiva, cuando por
consiguiente de sólo Dios depende la parte imaginativa de la visión
sobrenatural, hemos de llamar a ésta «genuina», por más que luego esta
visión imaginaria habrá de desarrollarse conforme a las leyes psicológicas
del campo sensitivo 207 . De otro lado los mismos efectos a nivel sensitivo
pueden ser provocados en los videntes por causas totalmente naturales. Pero
esto no puede ser considerado como un argumento contra la autenticidad de
las visiones, “pues causas distintas en una misma esfera pueden producir
idénticos efectos” 208 .
Esto explica por qué en el discernimiento de las visiones, la teología mística
busca en los videntes la virtud de la humildad y otras virtudes en grado
sublime, busca una espiritualidad profunda capaz de transformar a la persona
y acercarla más a Dios como fruto de la visión acaecida 209 .
204 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 74.
205 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 76.
206 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 77.
207 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 78.
208 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 78.
209 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 78.
48

4.1.4. Melchor Cano.
Este gran teólogo de Salamanca, en su obra más importante “De locis
theologicis” hace una breve mención sobre las revelaciones privadas (libro 12, c.2,
conclusión 3):
“Por lo tanto, no todas las cosas que han sido reveladas por Dios atañen a la virtud
de la Fe, sino sólo aquellas que atañerán también a la Religión de la Iglesia. Pero,
ya que nada afecta a la Iglesia creer o no en las visiones que han tenido Brígida y
Catalina de Siena, tales cosas ciertamente en modo alguno se refieren a la Fe.
Añade también que la Fe de la que aquí se habla, no es una virtud privada sino
común. Por eso, en efecto, se dice «católica», esto es, «universal».
Consiguientemente, las revelaciones privadas, de cualquier clase y de cualesquiera
personas que ellas sean, no miran la Fe Católica, ni a los fundamentos y principios
de la ciencia eclesiástica, que es la verdadera y genuina Teología” 210 .
Para René Laurentin esta opinión de Melchor Cano caracteriza el sentir de la
teología fundamental a lo largo de los siglos. En “Nuevo Diccionario de
Mariología” hablando de las apariciones escribe así:
“ La teología fundamental las coloca igualmente en el último lugar; Melchor Cano
ni siquiera las cuenta entre sus «diez lugares teológicos» ni tampoco entre los
lugares secundarios que son los últimos para él, como la filosofía, el derecho, la
historia: por tanto figuran como un no-lugar teológico 211 .
4.1.5. El cardenal Juan Bona.
El último capítulo de su tratado “De discretione spirituum” está dedicado a
las revelaciones privadas. 212 Este monje cisterciense del siglo XVII, que renunció al
episcopado, pero tuvo cargos importantes en la Santa Sede, empieza así el capítulo
XX de su libro:
“En primer lugar, en todas las visiones y apariciones que revelan cosas secretas a
los hombres, hay que fijarse de qué espíritu son; si llevan a la salud y buena
instrucción, son del espíritu bueno, si llevan a la perdición y condenación, son del
espíritu malo” 213 .
210 M. Cano, De locis theologicis (BAC Ma 85), Madrid 2006, 688.
211 R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid
1988, 190.
212 Cf. J. Bona, De discretione spirituum, Venetiis 1742, 322-392.
213 “Omnes visiones et apparitiones eo potissimum tendere, ut aliquid occultum hominibus reveletur, sive ad
salutem et instructionem, si a spiritu bono sunt; sive ad perniciem et condemnationem, si a malo.” (J. Bona,
“De discretione…”, 322).
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Hablar de ‘espíritu’ lleva consigo hablar de discernimiento. Por ello el
cardenal Bona propone tres criterios. Hay que examinar en primer lugar al
vidente 214 , después hay que fijarse en la revelación en sí misma 215 y, en último
lugar, hay que mirar las circunstancias de la revelación 216 .
En cuanto a la persona “en primer lugar hay que examinar su fe, si es
verdaderamente católica”. 217 Junto con la fe hay que observar las costumbres de la
persona. 218 En segundo lugar, “hay que fijarse si la persona goza de sólida y
profunda humildad” 219 .
Examinando la revelación en sí misma, hay que ver sobre todo si es
verdadera, o sea “si las cosas reveladas coinciden con la Sagrada Escritura, con
divinas y apostólicas tradiciones, con doctrina y costumbres de la Iglesia” 220 .
Por último hay que investigar las circunstancias. Si la revelación procede del
diablo “tiene muchos discursos añadidos y razones para inducir a aceptar su
verdad”. 221 Sin embargo, si la revelación viene de Dios, “el que la recibe prefiere
silencio, y solo al confesor humildemente la descubre” 222 .
Un siglo más tarde, esta enseñanza del cardenal Bona fue asumida y
ampliada por otro cardenal, Prospero Lambertini, el futuro papa Benedicto XIV;
sería expuesta en su tratado “De servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione”, como ya lo hemos visto anteriormente.
4.2. Desde el siglo XIX hasta la actualidad.
4.2.1. Las revelaciones privadas en crisis.
René Laurentin en su libro “Apariciones actuales de la Virgen María” hace
un análisis de los factores desencadenantes de la paulatina pérdida de crédito de las
apariciones. En primer lugar, las grandes corrientes filosóficas y psicológicas
modernas han influido mucho en ello. El idealismo hegeliano reducía al
subjetivismo todo lo que se refería al fenómeno religioso, sobre todo los
214 Cf. J. Bona, “De discretione…”, 331.
215 Cf. J. Bona, “De discretione…”, 339.
216 J. Bona, “De discretione…”, 346.
217 “In primus examinanda fides, an sit vere catholica…” (J. Bona, “De discretione…”, 331).
218 Cf. J. Bona, “De discretione…”, 331.
219 “Attendendum an solida et profundae humilitate praedita sit.” (J. Bona, “De discretione…”, 332).
220 “…consensus rerum revelatarum cum sacris literis, cum divinis et Apostolicis traditionibus, cum moribus
et definitionibus Ecclesiae. ” (J. Bona, “De discretione…”, 339).
221 “… multos habent annexos discursus et rationes ad persuadendam earum veritatem.” (J. Bona, “De
discretione…”, 346).
222 “… qui ipsas recipit silentio premit, solique confessario humiliter detegit…” (J. Bona, “De discretione…”,
346-347).
50

milagros 223 . Freud con su psicoanálisis explicaba el hecho religioso como fruto de
los impulsos de la libido 224 . “El racionalismo prohibía toda interferencia del cielo
con la tierra. Prohibía a Dios hacer milagros. El Cientifismo declaraba imposible el
milagro y llamaba alucinaciones a las apariciones” 225 . A esto hay que añadir el
impulso de la crítica que en el siglo XIX se ha convertido en duda sistemática.
“Esta crítica de los valores supremos, brillantemente desarrollada a partir de
enfoques materialistas, hizo las delicias de los grandes maestros de la superchería:
Marx, negador de Dios y de todo lo que sea espiritual; Nietzsche, iconoclasta del
cristianismo en el nombre de los valores vitales de la voluntad de poder; Freud,
desmitificador de los valores morales y religiosos, fuente de rechazo y neurosis,
apologista de los impulsos elementales de la libido, cuya liberación conduciría a
cada hombre a su verdad profunda y a su personal bienestar. Por todas estas vías y
por otras, la crítica redujo los valores de arriba en favor de los valores de abajo,
como si ésta fuera la regla de oro de la ciencia y el camino de la certeza 226 .
Por otro lado la teología tampoco veía y ve las apariciones con mucha simpatía.
Laurentin en el “Nuevo Diccionario de Mariología” hace una buena síntesis del
status quaestionis:
“La teología dogmática define las revelaciones privadas de forma negativa en
cuanto accesorias, no necesarias, conjeturales, gratuitas, arriesgadas, etc., en
oposición a la revelación. (…) La exégesis contrapone la revelación bíblica, la
palabra inspirada que tiene como autor a Dios, a las revelaciones ulteriores. La
teología moral procura alejarse de este terreno ambiguo, a pesar de que entra dentro
de sus dominios, tanto en el tratado de la fe como en el tratado de las profecías. La
mística, a pesar de que debería ocuparse de ellos, desconfía de estos fenómenos,
tratándolos más bien como epifenómenos transitorios y arriesgados. La
espiritualidad desconfía de estos carismas de excepción, ya que existe el peligro de
que asumen el papel de nuevos evangelios o nuevos pentecostés y ofusquen lo
esencial en vez de iluminarlo. La historia de la iglesia toca este tema como un
pariente pobre. El antiguo Derecho canónico lo trataba en una perspectiva
limitativa y represiva…” 227 .
Los tiempos más complicados para las apariciones vinieron entre los años 1950 y
1980 del siglo XX. 228 Lo evidencia muy bien el artículo del cardinal Ottaviani,
publicado en “L’Osservatore Romano” el día 4 de febrero de 1951, bajo el título
223 Cf. R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 36.
224 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 36.
225 R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 36.
226 R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 37-38.
227 R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid
1988, 190.
228 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales… ”, 41.
51

“Siate, o cristiani, a muovervi più gravi” 229 . El prosecretario del Santo Oficio de
aquel tiempo escribe estas palabras:
“Asistimos desde hace años a un recrudecimiento de pasión popular hacia lo
maravilloso, incluso en la religión. Muchedumbres de fieles se dirigen a los sitios
de presuntas visiones y pretendidos prodigios y abandonan, en cambio, la Iglesia,
los Sacramentos, la predicación.
Personas que ignoran las primeras palabras del Credo, se convierten en
apóstoles de ardiente religiosidad. Cualquiera se atreve a hablar del Papa, de los
obispos, del clero, en términos de evidente reprobación, y se indignan después de
que no tomen parte, en tropel con ellos, en todas las incandescencias y en todas las
excandecencias de ciertos movimientos populares…
No hay que creer que somos religiosos, de cualquier manera que lo seamos:
hay que saber serlo bien. Pueden existir, y existen, desviaciones del sentido
religioso, tanto como de los demás sentimientos. El sentimiento religioso ha de ser
guiado por la razón, alimentado por la Gracia, gobernado por la Iglesia, como toda
nuestra vida y más severamente aun. Existe una instrucción, una educación, una
formación religiosa. Quienes han combatido, con tanta ligereza, a la autoridad de la
Iglesia, y al sentimiento religioso, se encuentran actualmente ante explosiones
impresionantes de un sentimiento religioso instintivo, sin luz alguna de
racionalidad, sin ninguna conciencia de gracia, sin control alguno, sin gobierno: tan
de verdad es que desembocan en deplorables desobediencias a la Autoridad
eclesiástica, que había intervenido para poner el debido freno. Así ocurrió en Italia,
a consecuencia de las llamadas apariciones de Voltago; en Francia, ante los hechos
de Espis y de Bouxières, con la ramificaciones de Ham-sur-Sambre (Bélgica) (…) y
podría continuar citando ejemplos en otras naciones, cercanas y lejanas” 230 .
Estas palabras del cardenal Ottaviani pueden parecer bastante fuertes, para
entenderlas bien, hay que ponerse en el contexto eclesial de mediados del siglo XX.
Los primeros 50 años de este siglo eran tiempos de una inusual proliferación de
presuntas apariciones de la Virgen María. El cardenal Ottaviani menciona solo
algunas de ellas, pero G. Hierzenberger y O. Nedomansky, dos autores austriacos,
dan cuenta del impresionante número de 154 apariciones o lacrimaciones de María,
ocurridas desde el año1900 hasta el 1950 231 . De todas estas supuestas mariofanías
solo cuatro fueron aprobadas por la Iglesia (Fátima en Portugal; Beauraing y
Banneux en Bélgica y Ámsterdam en Holanda) 232 , es decir, apenas un 2,5% de
todas. Solo en el año 1950, o sea un año antes de salir publicado el artículo del
cardenal Ottaviani, hubo 14 supuestas apariciones y lacrimaciones de María 233 .
229 A. Ottaviani, “Siate, o cristiani, a muovervi più gravi”, L’Osservatore Romano, (28) 1951, 194-195.
230 La cita es cogida de M. Castellano, “La práctica canónica de las apariciones marianas”, en: Spiazzi, R.
(dir), Enciclopedia Mariana “Theotócos”, Madrid 1960, 492.
231 G. Hierzenberger -O. Nedomansky, Tutte le apparizioni della Madonna in 2000 anni di storia, Casale
Monferrato 1996, 357-361.
232 A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire le apparizioni mariane, Conegliano 2012, 42.
233 Cf. G. Hierzenberger -O. Nedomansky, Tutte le apparizioni della Madonna in 2000 anni di storia, Casale
Monferrato 1996, 357-361.
52

No nos extrañe, por lo tanto, que la Iglesia muestre tanta cautela en estos
asuntos. Lo cual no justifica por supuesto el desinterés de la teología por las
apariciones, como advertía René Laurentin. En un fragmento de su libro, el
mariólogo revela los motivos que le llevaron a ocuparse de las apariciones,
descubriendo también la otra cara de la moneda en relación con lo que escribió en
su día el cardenal Ottaviani:
“He aquí una de las razones que me han llevado a ocuparme de las apariciones.
Desde tiempo atrás pude apercibirme de que muchos peregrinos y grupos de
peregrinos – como ovejas sin pastor – no conocen de la Iglesia más que sus
tropiezos, para ellos incomprensibles. Y estos entusiastas de las apariciones,
abandonados, corren el riesgo de convertirse en una «Iglesia de apariciones»,
conglomerado de grupúsculos particularistas. En ocasiones estas ovejas sin pastor
encuentran comprensión cerca de sacerdotes marginados, que cultivan el
iluminismo y hacen una crítica amarga de la Iglesia” 234 .
4.2.2. Las revelaciones privadas en “fase de esplendor” 235 .
A partir de los años 80 del siglo pasado, según Laurentin, las cosas han
cambiado 236 .Todo exceso produce una reacción contraria. Por ello, vista la
Tradición y, a partir de ella, si a las apariciones les corresponde una función dentro
de la Iglesia (una función humilde, pero real y necesaria en determinadas horas),
ahora se encuentran de nuevo en una fase de esplendor 237 . Son sobre todo los
mariólogos los que más se dedican a la investigación de las revelaciones privadas.
En primer lugar debemos mencionar al tantas veces citado aquí, a René Laurentin.
Cuando estoy redactando este trabajo ha cumplido ya 99 años y es una autoridad
incuestionable en esta materia. Una contribución importante fue la obra de un
misionero de La Salette, suizo, el padre Laurent Volken, titulada “Les révélations
dans l'Église” 238 . El libro fue publicado en el año 1961 cuando el asunto de las
revelaciones aun no era tan popular. Stefano De Fiores así habla de esta obra
durante su conferencia en Fátima:
“Nel 1961 L. Volken ci offre un´opera interamente dedicata all’argomento, che
raccolie un vasto materiale d’informazioni e valutazioni e si rivela preziosa, pur
rimanendo nell’ambito della cultura scolastica pre-conciliale. L’autore si propone di
esaminare «tutti gli aspetti essenziali» del tema e di farne una «sintesi teologica». 239
234 Laurentin, “Apariciones actuales…”, 41-42.
235 Laurentin, “Apariciones actuales… ”, 41.
236 Cf. Laurentin, “Apariciones actuales… ”, 41.
237 Laurentin, “Apariciones actuales… ”, 41.
238 L. Volken, Les révélations dans l'Église, Paris 1961.
239 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio degli studi teológico-interdisciplonari. Stato della questione
n’ella odierna riflessione culturale”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e
teologia das aparições, Fátima 1998, 38.
53

A ello añadimos el libro ya citado de Karl Rahner “Visiones y profecías” 240 , que,
como es conocido, fue punto de referencia para los autores más recientes 241 . En la
misma conferencia pronunciada en el Congreso Mariológico en Fátima, Stefano De
Fiores hace una valoración de la aportación del teólogo alemán. En primer lugar
reconoce que su libro “Visiones y profecías” es una obra que marca un antes y
después, y, en consecuencia, alcanzó gran importancia para la teología de
apariciones. 242 Después agrupa su aportación en cuatro afirmaciones:
Primeramente Rahner “establece la posibilidad de las revelaciones «a
partir de la auto-comunicación de Dios, infinito e iluminado, al
hombre»” 243 .
“En segundo lugar, Rahner supera la posición común de los
escolásticos codificada por Benedicto XIV referente a la «fe
humana» atribuida a las visiones y revelaciones privadas.” 244 Según
el teólogo alemán se debería “atribuir a las revelaciones privadas «un
derecho y un deber de fe (fides divina)», no solo de parte del vidente,
sino también de cuantos llegan al conocimiento de ella” 245 .
“En tercer lugar, Rahner supera la interpretación ingenuo-realista de
las apariciones, asumiendo, en toda su densidad, el aspecto
psicológico que ellas suponen” 246 .
“En cuarto lugar, Rahner siguiendo la doctrina de san Juan de la
Cruz, no considera las visiones como la sustancia de la comunicación
de Dios, sino como una envoltura de ella. Éstas van insertadas en la
vivencia espiritual y mística, es decir, en el evento místico central,
del cual son «solo una irradiación y un reflejo», «un fenómeno
acompañante» 247 .
Para el profesor De Fiores, el mérito de Rahner consiste en que, de un lado
ha conseguido superar el dilema revelación pública/revelación particular, y de otro
240 C. Rahner, Visiones y profecías, San Sebastián 1956.
241 Cf. R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología,
Madrid 1988, 190; S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello
Balsamo 2007, 98; S. De Fiores, “Vidente”, en: S. De Fiores – T. Goffi, Nuevo Diccionario de
Espiritualidad, Madrid 1985 1410; De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992,
356; S. M. Perrella - G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín 2012, 136, 179.
242 Cf. S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 34.
243 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 35.
244 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 35.
245 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 35.
246 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 36.
247 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 37.
54

lado ha colocado las apariciones en el contexto de los carismas, destacando su
significado y su valor 248 .
Junto a la aportación fundamental de Rahner, hemos de mencionar a los
teólogos más destacados en el campo de las revelaciones en la actualidad. Me
limitaré solo a aquellos autores que han publicado alguna obra monográfica sobre
las revelaciones privadas desde punto de vista de la Teología Fundamental. Por lo
tanto dejo aparte la inmensa cantidad de obras que tratan las apariciones desde
punto de vista de la mariología o desde el aspecto devocional.
En primer lugar, quiero hacer memoria del padre Stefano De Fiores, de la
Compañía de María, fallecido en el año 2012. Este ilustre mariólogo, siendo
catedrático de la Pontificia Facultad Teológica “Marianum” y la Pontificia
Universidad Gregoriana, fue uno de los dos directores del “Nuevo Diccionario de
Mariología” 249 y del “Nuevo Diccionario de Espiritualidad” 250 ; también publicó
obras monográficas dedicadas a las apariciones 251 .
Otro mariólogo que hay que citar aquí es Salvatore M. Perrella, catedrático
en la Pontificia Facultad Teológica “Marianum”, la Pontificia Universidad
“Antonianum”, y el Instituto Patrístico “Augustinianum”. Aparte de innumerables
artículos ha publicado varias obras monográficas sobre las mariofanías 252 .
Entre otros mariólogos italianos, podemos citar también a Antonio Grasso,
Giandomenico Mucci, Gian Matteo Roggio 253 .
En cuanto a la producción teológica en lengua francesa, aparte de los ya
nombrados René Laurentin y Laurent Volken, hay que mencionar también una
aportación bastante controvertida del teólogo y psicólogo francés Marc Oraison.
Trató los fenómenos aparicionales desde punto de vista de la psicología,
reduciéndolos prácticamente a un “mecanismo alucinatorio” 254 , lo cual le valió la
desaprobación de los mariólogos más destacados. 255 Sus conclusiones fueron
248 Cf. S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...”, 37; cf. E. Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…”
44.
249 S. De Fiores – S. Meo (Dir.), Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid 1988
250 S. De Fiores – T. Goffi, Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Madrid 1985.
251 Cf. S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992; S. De Fiores, Perché Dio
ci parla mediante María. Significato delle apparizioni mariane nel nostro tempo, Cinisello Balsamo (MI)
2011; S. De Fiores, Il segreto di Fatima. Una luce sul futuro del mondo, Cinisello Balsamo (MI) 2008.
252 Cf. S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo
(MI) 2007; S. M. Perrella, Impronte di Dio nella storia. Apparizioni e Mariofanie, Padova 2011; S. M.
Perrella, Le Mariofanie. Per una teologia delle apparizioni, Padova 2009; S. M. Perrella – G. M. Roggio,
Apparizioni e Mariofanie, Cinisello Balsamo (MI) 2012.
253 Cf. A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012; G-
Mucci, Rivelazioni private e apparizioni, Roma 2000; S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e
Mariofanie, Cinisello Balsamo (MI) 2012
254 M. Oraison, “Le point de vue du médecin psychiatre clinicien sur les apparitions”, en : AA. VV., Vraies et
fausses apparition dans l’Eglise, Paris, Lethielleux – Montréal 1976, 135.
255 Cf. S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio degli studi teológico-interdisciplonari. Stato della questione
n’ella odierna riflessione culturale”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e
55

editadas con el título: “Le point de vue du médecin psychiatre clinicien sur les
apparitions” 256 .
Entre los teólogos españoles el asunto que nos ocupa no goza de mucha
popularidad. Las únicas obras monográficas que hemos podido encontrar son las
publicaciones de dos teólogos jesuitas. La más antigua, del año 1954, titulada
“Apariciones. Ensayo crítico”, es obra de Carlos María Staehlin 257 ; y la otra,
“Revelaciones privadas: estudio teológico”, del padre Daniel Iturrioz, es del año
1966 258 . Es necesario mencionar también dos volúmenes de la revista “Estudios
Marianos”, publicados por Sociedad Mariológica Española; están enteramente
dedicados a la cuestión de mariofanías desde una perspectiva global, de manera que
se les pude tratar prácticamente como obras monográficas. El primer volumen fue
editado bajo el título “Las apariciones marianas en la vida de la Iglesia” 259 , y el
segundo, del año 2009, salió con el título “Apariciones Marianas en España. Entre
la Fe la Historia y la Teología” 260 . Además, podemos citar en este apartado también
al teólogo claretiano Pablo Largo Domínguez, que destaca por el número de
artículos sobre las apariciones marianas, publicados en la revista “Ephemerides
Mariologicae” 261 .
4.3. Conclusión.
Como podemos ver en este punto, el tema de las apariciones y revelaciones
privadas tuvo sus momentos de menor y de mayor atención en la teología. Hasta el
siglo XX, como sucedió cuando hablamos del Magisterio de la Iglesia, aparece
como algo secundario, situado al margen, y más bien en un contexto de cautela y
restricción. Lo hemos podido comprobar al tratar de los grandes maestros de la
mística española, o los tomistas de la Escuela de Salamanca. A partir del siglo XX
aparecen obras dedicadas exclusivamente a las apariciones, que no solo hablan de
teologia das aparições, Fátima 1998, 48; R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo
Diccionario de Mariología, Madrid 1988, 197; S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e
sfida per la ragione, Cinisello Balsamo (MI) 2007, 66.
256 M. Oraison, “Le point de vue du médecin psychiatre clinicien sur les apparitions”, en : AA. VV., Vraies et
fausses apparition dans l’Eglise, Paris, Lethielleux – Montréal 1976, 127-143.
257 C. M. Staehlin, Apariciones. Ensayo crítico, Madrid 1954.
258 D. Iturrioz, Revelaciones privadas : estudio teológico, (Razón y Fe), Madrid 1966
259 AA.VV., Las apariciones marianas en la vida de la Iglesia, Estudios Marianos, vol. 52, Salamanca 1987.
260 AA. VV., Apariciones Marianas en España. Entre la Fe la Historia y la Teología, Estudios Marianos, vol.
75, Salamanca 2009.
261 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas y revelación cristiana”, en: Ephemerides Mariologicae, 37
(1987), 281 – 322; P. Largo Domínguez, “Las apariciones marianas. VIII Foro de Mariología.”, en:
Ephemerides Mariologicae, 58 (2008), Nº 2-3, 375-378; P. Largo Domínguez, “Las apariciones marianas (a
modo de estado de la cuestión).”, en: Ephemerides Mariologicae, 58 (2008), Nº 4, 399-432; P. Largo
Domínguez, “Las apariciones marianas. Informe mínimo.”, en: Ephemerides Mariologicae, 66 (2016), Nº 3,
347-356.
56

criterios de discernimiento y medidas de cautela ante estos hechos extraordinarios;
también los tratan en sentido más positivo, explicando la importancia y finalidad de
las apariciones en la vida de la Iglesia.
Terminado este capítulo conviene recordar una consideración importante,
que hemos mencionado de forma colateral en los puntos anteriores, pero que podría
aportar nuevas perspectivas en el futuro. Algunos teólogos contemporáneos ven la
necesidad de crear una disciplina teológica que incluya la cuestión de las
apariciones. Por ejemplo, Rahner habla de la necesidad de una “teología de lo
profético” 262 , Perrella, en su caso, habla de la importancia de desarrollar “la teología
de los carismas” 263 .
Después de esta presentación en clave histórica, que abarca el primer
capítulo de este trabajo, pasamos a la exposición sistemática del fenómeno
aparicional.
262 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 28-30.
263 Cf. S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo
(MI) 2007, 25.
57

II. EL LUGAR TEOLÓGICO DE LAS REVELACIONES PRIVADAS
EN EL MARCO DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL.
1. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS REVELACIONES
PRIVADAS, VISIONES Y APARICIONES.
1.1. Definiciones de los términos revelación privada, visión y aparición.
A la hora de definir los conceptos relacionados con el fenómeno aparicional,
nos encontramos con una dificultad que tiene sus raíces en la misma naturaleza de
este hecho. El fenómeno aparicional es una realidad interdisciplinar, podemos decir,
una realidad fronteriza. De hecho podemos estudiar las apariciones desde el punto
de vista de la Teología Fundamental, de la Mística, la Dogmática, la Mariología, la
Moral, la Eclesiología… Pero la cuestión va más allá de los límites de la teología,
ya que otras ciencias humanas también se interesan por este fenómeno, como por
ejemplo la Psicología, la Psiquiatría, la Sociología, el Psicoanálisis, o la
Antropología 264 . Por supuesto cada una de estas disciplinas aporta su propia
definición del término aparición o visión.
Entonces, ¿qué es una aparición? Como indica De Fiores en su tratado de
Mariología, la respuesta a esta pregunta depende “de la pre-comprensión de quien la
examina” 265 . Por ejemplo, para un psicólogo que prescinde de la fe, la aparición
puede ser reducida a un simple “«mecanismo alucinatorio», es decir, a una
percepción sin objeto” 266 . De Fiores hace alusión aquí a Marc Oraison, teólogo y
psicólogo francés, que en su publicación sobre las apariciones las define de esta
manera, incluyéndolas entre las enfermedades psíquicas y a los videntes
clasificando como visionarios 267 .
Consciente de esta complejidad, quiero limitarme en este trabajo a las
definiciones que se incluyen en el marco de la teología; y aun así, como veremos,
nos encontramos con una cantidad considerable de descripciones, cada una de las
cuales aporta algún aspecto interesante. En concreto nos interesan aquí tres
conceptos que queremos definir: las revelaciones privadas, visiones y apariciones.
264 S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 110.
265 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 347.
266 S. De Fiores, “Maria Madre di Gesù... ”, 347.
267 Cf. M. Oraison, “Le point de vue du médecin psychiatre clinicien sur les apparitions”, en : AA. VV.,
Vraies et fausses apparition dans l’Eglise, Paris, Lethielleux – Montréal 1976, 134-135.
58

1.1.1. Revelación privada.
El papa Benedicto XIV en su obra “Opus de servorum Dei beatificatione et
de beatorum canonizatione” describe así la revelación privada:
“Revelatio privata, de qua in praesenti tantum agitur, non proponitur Ecclesiae,
sed solum sit peculiariter alicui personae, sive id quod revelatur, non cedat in
bonum commune Ecclesiae, sive etiam in bonum Ecclesiae cedat ” 268 .
Como podemos ver el papa pone énfasis en el destinatario de la revelación, diciendo
que no es la Iglesia, sino algunas personas en particular, las que la reciben. En
cambio el cardenal Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, da importancia a la
secuencia del tiempo para diferenciar entre la revelación pública y la privada. En su
“Comentario teológico” afirma:
“En este contexto es posible entender correctamente el concepto de «revelación
privada», que se refiere a todas las visiones y revelaciones que tienen lugar una vez
terminado el Nuevo Testamento” 269 .
Sin duda la definición más completa de la revelación privada la podemos encontrar
en el “Diccionario de Teología Fundamental”. Reafirmando que la revelación
pública está cerrada con la muerte del último apóstol, admite que en el presente
queda sitio para aquella:
“… para las revelaciones de Dios, destinadas a iluminar a los creyentes sobre la
forma en que han de portarse en las circunstancias en que viven y a dirigir su acción
práctica, moral, espiritual y religiosa” 270 .
Al definir las revelaciones desde su finalidad, el Diccionario hace un valioso
comentario sobre el adjetivo “privadas”, constatando que esta cualificación
normalmente acompaña al término “revelaciones”, para distinguirlas de la
revelación pública, pero eso
“no quiere decir que esas revelaciones se reservan necesariamente para una sola
persona. En realidad, muchas veces conciernen a todo un grupo, a todo un ambiente
y hasta a la Iglesia en su conjunto en un momento de la historia” 271 .
268 Bendicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, liber III, caput 53, nº 2, Venetiis 1766, 376. “Revelación privada, del cual actualmente tanto
tratamos, no es dada a toda la Iglesia, sino solo a algunas personas en particular, y lo que en ella se revela no
aporta nada al bien común de la Iglesia, incluso cuando para la Iglesia puede ser algo bueno.”
269 Congregación para la Doctrina de la Fe, El mensaje de Fátima, Ecclesia 3004 (2000) 1086.
270 P. Adnés, “Revelaciones privadas”, en: R. Latourelle - R. Fisichella – S. Pié-Ninot (eds.), Diccionario de
Teología Fundamental, Madrid 1992, 1289.
271 P. Adnés, “Revelaciones privadas… ”, 1289.
59

Por este motivo, siguiendo el ejemplo del concilio de Trento, en lugar de
hablar de revelaciones privadas, habla de revelaciones “especiales” o
“particulares” 272 . Sin duda es una propuesta interesante, pero hasta el
momento, no ha tenido una gran acogida, al menos esta es mi experiencia,
después de leer textos sobre este tema.
1.1.2. Visiones.
Rahner en su libro “Visiones y profecías” dice que “con la palabra «visión»
abarcamos todos los hechos extraordinarios de carácter sobrenatural y
místico…” 273 . Esta descripción bastante general es desarrollada por el teólogo
alemán en dos direcciones, al distinguir entre visiones místicas y místico-proféticas:
“Llamamos visiones místicas a todas aquellas que por su finalidad y contenido
guardan relación con la vida religiosa del vidente, encauzándola por caminos de
perfección. Son visiones místico-proféticas aquellas que, amén de lo dicho, inducen
o imponen al vidente la misión sagrada de servir en último término a la Iglesia,
aleccionando a la humanidad con avisos, con advertencias saludables y con
predicciones sobre lo venidero 274 .
Según la distinción que hace Rahner, las mariofanías, incluida la de La Salette,
pertenecen a las visiones místico-proféticas, que son un don y una gracia para los
videntes y también para la Iglesia.
El “Diccionario de Mística” afirma que “las visiones son percepciones
sobrenaturales de objetos por naturaleza invisibles” 275 . Por supuesto, siguiendo la
distinción de san Agustín, que ya conocemos, podemos hablar de visiones
corporales, imaginarias e intelectuales 276 .
Es más completa la definición de la visión que propone la “New Catholic
Encyclopedia”: “Una visión sobrenatural es un carisma (gratia gratis data) a través
del cual un individuo percibe algún objeto que naturalmente es invisible para el
hombre” 277 . A continuación explica que el término “sobrenatural” sirve para
distinguir las visiones verdaderas de las falsas, que pueden ser fruto de una ilusión,
272 Cf. P. Adnés, “Revelaciones privadas… ”, 1289. Como ya lo hemos comentado, el concilio de Trento
habla de “speciali revelatione” en el decreto “De Iustificatione”, cf. Concilio de Trento, 6ª sesión, 13 de
enero de 1547, Decreto sobre la justificación, en: H. Denzinger – P. Hünermann, El Magisterio de la Iglesia.
Enchiridion symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, 1540, Barcelona 2006, 495
273 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 23.
274 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 23.
275 V. Marcozzi, “Visones”, en: Borriello, L.- Caruana, E. – Del Genio, M. R. – Suffi, N., Diccionario de
Mística, Madrid 2002, 1759.
276 Cf. V. Marcozzi, “Visones… ”, 1759.
277 “A supernatural vision is a CHARISM (gratia gratis data) through which an individual perceives some
object that is naturally invisible to man.” (J. Aumann, “Vision”, en: AA. VV., New Catholic Encyclopedia, t.
14, Washington 2003, 562).
60

alucinación o una intervención diabólica 278 . Por otra parte, el término “carisma”
usado en la definición, sirve “para excluir iluminación que normalmente acompaña
a la actividad mística” 279 , destacando que se trata, según la terminología de Santo
Tomás, de una gracia gratis dada, es decir un don recibido por el vidente para el
servicio a los demás. Como vemos, esta definición coincide con las visiones
místico-proféticas descritas por Rahner.
1.1.3. Apariciones.
Vamos a empezar por la definición que propone Laurentin en el “Nuevo
Diccionario de Mariología”:
“Se llama aparición la manifestación visible de un ser, cuya visión en aquel lugar o
en aquel momento es insólita e inexplicable según curso natural de las cosas” 280 .
Esta descripción, bastante general, parece aproximarse a las definiciones de visiones
que hemos visto antes. Sin embargo, el “Diccionario de Mística” nos da una
exposición mucho más detallada y precisa:
“Por aparición se entiende la manifestación extranatural, perceptible, bien por los
sentidos externos, bien por la imaginación, de un objeto que parece presente. Con
otras palabras, por aparición se entiende la manifestación de Dios, de la Virgen, de
un ángel, etc., en forma material; es decir, que el objeto de la aparición es visto,
tocado o sentido como presente.” 281
Hay dos elementos importantes en este texto. En primer lugar, se afirma que la
aparición es una manifestación sobrenatural sensible, que puede ser percibida o bien
por sentidos externos, o por la imaginación. En segundo lugar, se mantiene que la
presencia material del objeto aparicional no tiene que ser real; es decir, el objeto que
se aparece tiene que ser visible, tocable, pero no se dice que sea un cuerpo real.
La tercera descripción que hemos de presentar es la de Karl Rahner. Su
importancia consiste, como sucede en otros muchos argumentos teológicos, en que
los más importantes teólogos que se dedican a estudiar las apariciones la han
asumido como punto de referencia en sus discursos. Podemos mencionar aquí,
278 Cf. J. Aumann, “Vision… ”, 562.
279 J. Aumann, “Vision… ”, 562.
280 R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid
1988, 186.
281 G. P. Paolucci, “Aparición”, en: L. Borriello – E. Caruana – M. R. Del Genio – N. Suffi, Diccionario de
Mística, Madrid 2002, 196.
61

como ejemplos, a De Fiores 282 , a Perrella 283 y a Grasso 284 . Todos estos autores están
de acuerdo con Rahner cuando éste dice que las apariciones son
“esas experiencias psíquicas en que los objetos (personas) no pueden ser percibidas
por nuestras facultades visuales y auditivas, a pesar de que son inaccesibles a la
experiencia humana normal, vienen sobrenaturalmente en la esfera de los
sentidos” 285 .
De Fiores destaca dos elementos que según esta definición caracterizan a las
apariciones:
“Una persona que de por sí se encuentra fuera del campo normal de nuestra
experiencia sensorial.
Es todavía percibida por los «videntes» en modo del conocimiento sensible” 286 .
1.2. Relación entre los términos visión, aparición y revelación privada.
Como punto de partida para este apartado podemos escoger la definición de
la aparición hecha por Rahner y el pequeño comentario de S. De Fiores, en que
habla de dos elementos del fenómeno aparicional: por un lado tenemos el objetocuerpo
que aparece, y por otro, el sujeto que lo percibe.
Pues bien, para explicar mejor la relación entre estos dos polos, nos ha
parecido muy clarificador el esquema ofrecido por mariólogo español Pablo Largo
Domínguez, director de la revista “Ephemerides Mariologicae”. En el artículo
titulado “Hagiofanías marianas y revelación cristiana” 287 habla de dos parejas de
términos que, juntos, constituyen el fenómeno aparicional. Por parte de la realidad
sobrenatural que se manifiesta podemos hablar de la pareja “aparición-locución” 288 .
Una vez definido el concepto de la aparición, por locución el autor entiende “la
transmisión de un mensaje bajo la forma de una noticia o de una orden, de un
indicativo o de un imperativo” 289 . Por parte del sujeto receptor de la manifestación,
podemos hablar de “visión-audición” 290 . Por audición se entiende aquí “la
282 Cf. S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 348.
283 Cf. S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo
(MI) 2007, 67.
284 Cf. A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 83.
285 “quelle esperienze psichiche nelle quali oggetti (persone) non percepibili dalle nostre facoltà visive e
auditive, nonostante siano inaccessibili alla normale esperienza umana, entrano soprannaturalmente nella
sfera dei sensi.” (K. Rahner-H. Vorgimler, “Apparizioni”, en: AA. VV., Dizionario di teologia, Herder-
Morcelliana, Roma-Brescia 1968, 42).
286 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 348.
287 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas y revelación cristiana”, en: Ephemerides Mariologicae, 37
(1987), 281 – 322.
288 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…”, 288.
289 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…”, 288.
290 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…”, 288.
62

percepción del mensaje entregado” 291 . El correlato de la aparición es la visión; por
ello es la relación entre estos dos conceptos la que nos interesa sobre todo, ya que la
locución y su correlato de audición van a seguir las modalidades y formas de la
primera relación. 292
Teniendo en cuenta la doctrina de la Iglesia sobre el cuerpo resucitado de
Jesucristo y de la Virgen María 293 , podemos hablar de las siguientes modalidades:
En primer lugar podemos contemplar una presencia corporal, o sea la figura
celeste se presenta con su propio cuerpo. Por parte del sujeto receptor, tal
presencia provoca una visión corporal, accesible para cualquier observador y
fácilmente verificable 294 .
De acuerdo con la enseñanza de la Iglesia sobre los cuerpos gloriosos, que
afirma su total diferencia con respecto a los cuerpos terrestres 295 ; suponiendo
incluso una presencia corporal, la figura celeste no sería capaz de interactuar
con un sujeto receptor dentro de un espacio de percepción común. Por
consiguiente la visión sería posible solo gracias a un apoyo causado por Dios
que reforzaría los órganos receptores del sujeto. Aquí también se hablaría de
una visión-audición corporal 296 .
Otra posibilidad consiste en que la presencia de la figura gloriosa se realiza
no a través de su propio cuerpo, sino por medio de “un cuerpo «aparicional»,
o «prestado», plasmado ex professo por Dios o formado gracias al ministerio
de los ángeles” 297 . En este caso, la visión o audición, que también sería
corporal, se realizaría, igual que en el punto anterior, a través de un refuerzo
causado por Dios, que actuaría en los sentidos del sujeto receptor 298 .
Otra modalidad sería una presencia intencional. Aquí podemos diferenciar
dos posibilidades. En la primera, Dios causaría “una intervención que
excitara el órgano exterior de la vista de forma análoga a como las
vibraciones luminosas afectan a la retina, proveyendo así a que ésta operase
una primera codificación de los estímulos visuales y a que se produjesen los
momentos ulteriores del proceso de percepción” 299 . Los autores no están de
acuerdo en qué visión corresponde a esta presencia 300 . Rahner, hablando de
este tipo de aparición, dice que “según la terminología aquí adoptada, la
291 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…”, 288.
292 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…”, 290.
293 Cf. CEC, 154-159, 226-227.
294 Cf. P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289-290.
295 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del Catecismo, Barcelona 1993, 154, 234.
296 Cf. P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289-290.
297 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289.
298 Cf. P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289-290.
299 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289.
300 Cf. P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289.
63

visión no pasaría de ser una visión «imaginaria», aunque Dios excitase los
sentidos «externos», lo que en sí es naturalmente posible. El único requisito
esencial es que el objeto «visto», no determine el acto de los sentidos
directamente y «per se» 301 . Otra alternativa de esta presencia intencional
sería cuando “la imagen o especie brotaría en virtud de la acción divina en
los centros nerviosos” 302 . Correlato de este tipo de manifestación sería la
visión imaginaria.
Y como última modalidad el autor nombra “una presencia misteriosa
nudamente percibida, es decir, advertida sin acompañamiento de sensaciones
ni de representaciones imaginativas” 303 , que en el sujeto receptor provocaría
una visión intelectual 304 .
Después de presentar esta clasificación de posibles apariciones y visiones
tenemos que preguntarnos; ¿qué opina el Magisterio y la teología sobre estas formas
de manifestaciones sobrenaturales? ¿Cuál de ellas convence más a los teólogos?
Veamos cada una de estas modalidades.
¿Puede un ser celestial aparecerse en su propio cuerpo y ser visto en una
visión corporal, externa? Ya Santo Tomás afirmaba que ningún cuerpo puede estar
en dos sitios a la vez. En la Tercera Parte, cuestión 76 de la Suma Teológica,
debatiendo sobre la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, escribe que “el cuerpo
de Cristo no puede ser visto en su propia figura natural más que en un lugar, en el
que está localizado. Y como así lo ven y lo adoran en el cielo, en el sacramento no
puede ser visto de este modo” 305 . Santa Teresa de Jesús parece confirmar estas
palabras, cuando en “Relaciones Espirituales” escribe que Nuestro Señor “en
algunas cosas que me dijo, entendí que, después que subió a los cielos, nunca bajó a
la tierra, si no es en el Santísimo Sacramento, a comunicarse con nadie” 306 .
En la misma línea se expresa el cardenal Ratzinger en el comentario al mensaje de
Fátima. Hablando de la estructura antropológica de las revelaciones privadas
mantiene:
“Está claro que en las visiones de Lourdes, Fátima, etc., no se trata de la normal
percepción externa de los sentidos: las imágenes y las figuras, que se ven, no se
hallan exteriormente en el espacio, como se encuentra un árbol o una casa. Esto es
absolutamente evidente, por ejemplo, por lo que se refiere a la visión del infierno
(descrita en la primera parte del «secreto» de Fátima) o también la visión descrita
en la tercera parte del «secreto», pero puede demostrarse con mucha facilidad
301 C. Rahner, Visiones y Profecías, San Sebastián 1956, 62.
302 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 289.
303 P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 290.
304 Cf. P. Largo Domínguez, “Hagiofanías marianas…, 290.
305 Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica V. Parte III e Índices. (BAC Ma 46), Madrid 1994, 675.
306 Santa Teresa de Jesús, Obras completas, Madrid 2004, 338-339.
64

también en las otras visiones, sobre todo porque no todos los presentes las veían,
sino de hecho sólo los «videntes»” 307 .
Karl Rahner en “Visiones y profecías” admite una remota posibilidad de una
visión corporal:
“En suma: es indiscutible que (aun aparte de las apariciones del Resucitado a los
Apóstoles) puede haber visiones corporales; pero sólo en contados casos puede
probarse su existencia. Generalmente, las visiones auténticas son visiones
imaginarias” 308 .
¿Qué podemos decir sobre la presencia de un cuerpo “aparicional” o
“prestado”? El cardenal Ratzinger en su “Comentario Teológico” no dice nada
sobre esta posibilidad, pero Rahner la descarta con estas palabras:
“No hay ninguna necesidad teológica de recurrir a la teoría de que Dios plasma «ex
professo» un cuerpo «aparicional», o que impresiona milagrosamente los sentidos
del vidente. Además, la «objetividad» de una aparición así llevada a cabo no sería
mayor que la de una visión imaginaria” 309 .
También la modalidad de una visión intelectual es rechazada, porque se
opone a misma idea de una aparición. El futuro papa Benedicto XVI afirma: “Del
mismo modo es obvio que no se trata de una «visión» intelectual, sin imágenes,
como se da en otros grados de mística” 310 . La visión con la cual el vidente percibe
las manifestaciones de los seres celestiales, es la visión interior, llamada también la
visión imaginaria: “Aquí se trata de la categoría intermedia, la percepción interior,
que ciertamente tiene en el vidente la fuerza de una presencia que, para él, equivale
a la manifestación externa sensible” 311 . De la misma opinión es Rahner: “en la
mayoría de los casos las visiones son imaginarias, porque no pueden ser corporales;
por consiguiente siempre estamos autorizados a presumir por lo menos que se trata
de visiones imaginarias” 312 .
Para terminar este apartado debemos situar el término revelación privada en
relación a la aparición y a la visión. Pues resulta que esto no está tan claro. Es
interesante que el cardenal Ratzinger en su “Comentario Teológico” prácticamente
no usa palabra “aparición”. Incluso en caso de mariofanías habla de “las visiones de
307 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de Fátima, Ecclesia
3004 (2000), 1088.
308 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 52-53.
309 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 50.
310 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”,1088.
311 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”, 1088.
312 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 50.
65

Lourdes, Fátima, etc.” 313 . Si antes hemos hablado del correlato aparición – visión,
para él los elementos de la relación son ahora: revelación privada – visión 314 . En
este sentido, por lo que parece, el concepto “aparición” equivale al de “revelación
privada”. Para S. Perrella la revelación privada es el término amplio que contiene en
sí los otros dos: “Las apariciones y las visiones, sin embargo, forman parte de las
llamadas revelaciones privadas, que no pertenecen al depositum fidei.” 315 Otras
posibles vinculaciones entre los tres términos las veremos en el último apartado de
este punto.
1.3. La naturaleza de las visiones.
1.3.1. Rahner- Ratzinger.
Los dos teólogos en su análisis del fenómeno aparicional han llegado a la
conclusión que las visiones tienen el carácter imaginario, descartando tanto la
posibilidad de las visiones corporales como las intelectuales, según lo hemos visto
en el apartado anterior. Conforme a esto, en el punto presente, presentamos la
naturaleza de las visiones imaginarias, así como la describen Karl Rahner y el
cardenal Ratzinger.
Lo primero que llama la atención en el análisis de la naturaleza de las visiones
imaginarias es que no se trata de unas fantasías, ilusiones o alucinaciones, tales
visiones no son producto de la imaginación de la persona 316 .
“Más bien significa que el alma viene acariciada por algo real, aunque
suprasensible, y es capaz de ver lo no sensible, lo no visible por los sentidos, una
especie de visión con los «sentidos internos». Se trata de verdaderos «objetos», que
tocan el alma, aunque no pertenezcan a nuestro habitual mundo sensible” 317 .
Rahner, explicando la naturaleza de la visión imaginaria, hace una doble
advertencia: “primera, que las tales visiones han de regirse por las leyes
psicológicas que se conforman a las cualidades espirituales del vidente; segunda,
que la visión para ser auténtica, debe proceder de Dios.” 318 En cuanto a la secunda
advertencia, especifica que hay una “doble intervención de Dios en las visiones” 319 .
La primera consiste en una permanente intervención sobrenatural de Dios (que se
313 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”,1087.
314 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”,1086-1087.
315 S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo (MI)
2007, 71.
316 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”, 1088.
317 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”, 1088.
318 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 53.
319 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 60.
66

manifiesta sobre todo en la gracia santificante), “la cual está por encima de la
naturaleza, a la que perfecciona respetando sus leyes” 320 . En circunstancias
favorables, esta intervención sobrenatural puede producir “fenómenos psíquicos que
merezcan llamarse visiones en razón de su causa inmediata” 321 . Sin embargo estas
visiones serían más bien consecuencia de la vida espiritual, sobrenatural de la
persona, y no podrían llamarse milagros en el estricto sentido de la palabra 322 .
Después hay otra intervención sobrenatural de Dios,
“a la que llamamos propiamente milagro: intervención que suspende en parte las
leyes de la naturaleza y, por ende, también las leyes psicológicas. Cuando nace una
visión imaginaria en virtud de tal intervención, entonces decimos propiamente que
es producida por Dios; y en este sentido es como se entiende corrientemente el
auténtico fenómeno de la visión causada por Dios” 323 .
Volvemos a la primera advertencia formulada por Rahner, que se refiere a las
condiciones psíquicas y espirituales del sujeto receptor. El cardenal Ratzinger la
sintetiza de esta manera:
“Esto es aún más evidente en la visión interior, sobre todo cuando se trata de
realidades que sobrepasan en sí mismas nuestro horizonte. El sujeto, el vidente, está
involucrado de un modo más íntimo. El ve con sus concretas posibilidades, con las
modalidades de representación y de conocimiento que le son accesibles. En la
visión interior se trata, de manera más amplia que en la exterior, de un proceso de
traducción, de modo que el sujeto es esencialmente copartícipe en la formación
como imagen de lo que aparece. La imagen puede llegar solamente según sus
medidas y sus posibilidades. Tales visiones nunca son simples «fotografías» del
más allá, sino que llevan en sí también las posibilidades y los límites del sujeto
perceptor” 324 .
En este sentido, René Laurentin habla de la aparición como de “un fenómeno
ambiguo” 325 . Si es cierto que los videntes perciben la visión según sus posibilidades
y a su medida, también es cierto que “la aparición se adapta a los videntes” 326 . Pues
dice Laurentin:
“… las apariciones no dan a los videntes la visión beatífica. No transportan a los
videntes al Cielo (del cual Dios es la medida), pero son una comunicación limitada
320 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 57.
321 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 57.
322 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 58.
323 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 58.
324 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico… ”, 1088.
325 R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 49.
326 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 49.
67

del Cielo con la Tierra: un grito profético adaptado a un tiempo y un lugar
particulares, auténticamente, pero no adecuadamente” 327 .
Como ejemplo de esta adaptación, Laurentin pone el caso de las mariofanías. “Las
apariciones de la Virgen, (…) llevan la marca de esta adaptación necesaria a todo
conocimiento” 328 . Veamos pues los elementos de esta adaptación.
En cada aparición la Virgen habla en el idioma propio de los
videntes 329 .
Hay diferencia en el vestido de María entre las apariciones 330 .
La edad de la Virgen difiere según la aparición. Aunque es cierto que
se aparece siempre joven, sin embargo los videntes a veces la ven
jovencita o incluso niña 331 .
Según la aparición cambia también la estatura de María 332 .
Hasta este momento presente la aportación del cardenal Ratzinger y de Karl
Rahner es decisiva. Los dos teólogos alemanes han proporcionado argumentos
teológicos básicos y, al mismo tiempo, actualizados para un tratamiento adecuado
del tema de las apariciones. Pero hay otros teólogos que tienen una distinta manera
de ver las cosas. Son sobre todo los mariólogos. A continuación presentamos de
forma breve sus aportaciones principales.
1.3.2. Otras opiniones.
En la Enciclopedia Mariana “Theotócos” encontramos una interesante
entrada con el título “Apariciones Marianas en los siglos XIX-XX” 333 , escrita por
Carlos Balic, profesor y rector de la Pontificia Universidad “Antonianum” en Roma
y fundador y presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional. Ya al
comienzo propone una definición de las apariciones marianas:
“Con la denominación de «Apariciones marianas» se pretende generalmente
designar las manifestaciones sensibles, que no pueden explicarse naturalmente,
hechas por la Santísima Virgen con su presencia real, personal, en sitios y épocas
327 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 50.
328 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 50.
329 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 50.
330 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 51.
331 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 51.
332 Cf. R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología,
Madrid 1988, 187.
333 C. Balic, “Apariciones marianas en los siglos XIX – XX”, en: R. Spiazzi (dir), Enciclipedia Mariana
“Theotócos”, Madrid 1960, 240 – 258. El término “apariciones marianas” equivale a “mariafanías”, cf. E.
Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…”48-49.
68

determinadas. Aunque tales apariciones pueden verificarse también sin revelación
alguna, o sea, sin manifestación sobrenatural de una verdad, muchas veces – por lo
menos en nuestros tiempos – las apariciones van acompañadas de revelaciones
privadas” 334 .
Lo que destaca en esta definición es que Balic interpreta las apariciones como una
presencia real, personal de la Virgen María, aunque, al mismo tiempo, el autor
advierte que no todas las apariciones de Nuestra Señora son de este tipo, que puede
haber también visiones de tipo imaginario 335 . Además, para Balic los términos
“aparición” y “revelación privada” no son sinónimos, sino describen dos elementos
distintos. El término “revelación privada” corresponde al mensaje verbal que puede
acompañar a una aparición o no.
En un tono muy parecido se expresa Giandomenico Mucci, profesor de
Eclesiología y Espiritualidad en varias universidades de Italia y actualmente
redactor de “La Civiltà Cattolica”. En su libro “Rivelazioni private e
Apparizioni” 336 hace una descripción de las visiones y apariciones:
“con il termine «visione» s’intende la percezione soprannaturale di un oggetto, che
è naturalmente invisibile per l’uomo, e col termine «apparizione» la manifestazione
sensibile di una persona o di un essere la cui presenza, nelle precise circonstanze
nelle quali si produce, non può essere spiegata secondo il corso ordinario della
natura. La visione, dunque, non implica necessariamente l’esperienza reale, ossia la
presenza attuale, del suo oggetto. L’apparizione la suppone, sicché appartiene alla
sua nozione il fatto che l’oggetto si manifesti ai sensi esterni” 337 .
Como vemos Mucci, igual que Balic, describe la aparición como una presencia real
del ser celestial, que es percibida por el vidente a través de los sentidos externos, o
sea en una visión corporal. Según S. Perrella esta opinión fue recogida y apoyada
por los participantes del 22 Congreso Mariológico Mariano Internacional celebrado
en Lourdes en el año 2008 338 . En la misma línea se expresa la “New Catholic
Encyclopedia”, cuando dice que “en la visión corporal, también llamada aparición,
los ojos perciben un objeto que normalmente es invisible para el sentido de la
vista” 339 .
334 C. Balic, “Apariciones marianas...”, 240.
335 Cf. C. Balic, “Apariciones marianas...”, 240.
336 G. Mucci, Rivelazioni private e apparizioni, Roma 2000.
337 G. Mucci, “Rivelazioni private...”, 38.
338 Cf. S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś” Kościoła i świata. Aspekty wybrane” [Las mariofanías en el
‘hoy” de la Iglesia y del mundo. Algunos aspectos], en: Biblioteka Mariologiczna, 12 (2008), 9-51
339 “In a corporeal vision, also called an apparition, the eyes perceive an object that is normally invisible to
the sense of sight.” (J. Aumann, “Vision”, en: AA. VV., New Catholic Encyclopedia, t. 14, Washington
2003, 562).
69

Sin embargo el “Diccionario de Mística”, al tratar de las apariciones,
reconoce que pertenecen a dos tipos de visiones: corporales e imaginarias 340 .
También ofrece una descripción de la revelación privada que “es una manifestación
de sentido inteligible, que puede expresarse a veces con ocasión de una aparición,
pero no se identifica con ella” 341 .
1.4. La naturaleza de la aparición de La Salette.
Las reflexiones sobre la naturaleza de los fenómenos aparicionales ponen una
buena base para calificar la mariofanía de La Salette, que es el tema de este trabajo.
Intentaremos responder aquí a la pregunta sobre qué tipo de visión es; ¿corporal o
imaginaria?
Según el testimonio de los dos videntes, recogido por escrito, por varios
testigos y los miembros de la Comisión diocesana, la persona que se les apareció era
hecha de luz 342 . La luz que emanaba la celeste Aparición era más intensa que la del
sol, de manera que, en cierto momento los videntes, que estaban muy cerca de
Nuestra Señora, se han fijado que sus siluetas no echaban sombra 343 . Algunas partes
del cuerpo de la Virgen eran tan brillantes que cegaban a los dos niños. Maximino,
uno de los videntes, no consiguió ver la cara de María durante la aparición 344 . El
padre Antonio Martínez Abellán, misionero saletino, en su tesis doctoral sobre las
apariciones marianas del siglo XIX, resume muy bien la experiencia vivida por
Maximino y Melania, los videntes de La Salette:
“El cuerpo de la Bella Señora 345 estaba formado por una luz móvil, centellante, que
lanzaba como rayos hasta cincuenta centímetros a su alrededor. Algunas partes del
cuerpo y de los vestidos que la cubrían eran también más luminosos, como la cara,
la corona, el Cristo, las rosas y las lentejuelas del vestido.
Melania pudo mirar al rostro de la Santísima Virgen sólo dos o tres veces, el
pastorcillo fue privado de esa visión maravillosa. Los vestidos mismos eran solo
luz.
Cosa más notable. Durante el secreto que la Virgen dio a Melania, el
pastorcillo, ocioso, se dio cuenta que podía ver el suelo, las hierbas y las flores
detrás y a través de aquel cuerpo totalmente luminoso. Asimismo, Melania hará
notar que podía ver sin dificultad el nudo que ataba las puntas del manto que la
340 Cf. G. P. Paolucci, “Aparición”, en: Borriello, L.- Caruana, E. – Del Genio, M. R. – Suffi, N., Diccionario
de Mística, Madrid 2002, 197.
341 G. P. Paolucci, “Aparición”…, 196.
342 Cf. J. Stern, La Salette. Documents authentiques: Septembre 1846 – début mars 1847, tomo 1, Paris 1980,
52, 66, 76, 289.
343 Cf. Stern, “La Salette. Documents authentiques…”, t. 1, 104, 116, 294.
344 L. Carlier, Histoire de l´Aparition de la Mèr de Dieu sur la montagne de La Salette, Tournai 1914, 16.
345 Así llamaban los videntes a María.
70

Virgen llevaba sobre sus espaldas, nudo formado en la cintura detrás del cuerpo de
la celeste Aparición 346 .
Conforme a los testimonios de los niños podemos decir que la aparición de
Nuestra Señora en la Salette fue una visión imaginaria. Solo así es posible explicar
las cualidades del cuerpo aparecido. Pues el cuerpo real no está hecho de luz y no es
transparente, como en el caso de La Salette.
1.5. Conclusión.
En primer lugar, se puede decir que no existe un acuerdo entre los teólogos en lo
que se relaciona con la naturaleza del fenómeno aparicional. A pesar de que en el
año 2000 se publicó un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe en
el que se determina el carácter de las mariofanías en su aspecto antropológico, al
afirmar que pertenecen a las visiones imaginarias 347 , hay un grupo de teólogos para
quienes el tema continúa abierto a futuros desarrollos en la investigación 348 .
A la hora de definir el fenómeno aparicional el problema más grande que se
presenta es su carácter interdisciplinar, tanto dentro de la teología, como fuera de
ella. Esto dificulta la investigación de los especialistas, porque exige la
coordinación dentro de un grupo interdisciplinar, donde cada uno estudie el caso
desde su propia perspectiva. S. Perrella resume muy bien este problema en una de
sus conferencias sobre mariofanías:
“Las mariofanías son un fenómeno complejo, no definible de forma fácil e
inmediata, de modo que requieren mayor interés, diálogo e interacción entre las
ciencias teológicas (de base histórica, canónica, mariológica, escatológica) y
humanas, particularmente la psicología, psiquiatría, psicoanálisis, sociología, la
antropología religiosa y cultural, etc. En este ámbito la frontera entre lo natural y lo
sobrenatural, entre intervención objetiva de Dios trinitario y acción puramente
humana, entre carisma e institución, nunca es inmediatamente evidente y
comprensible” 349 .
346 A. Martínez Abellán, Las apariciones de la Santísima Virgen en el siglo XIX. Sus causas y sus fines
teológicos (Extracto de la tesis doctoral presentada en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de
Salamanca), Salamanca 1965.
347 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de Fátima, Ecclesia
3004 (2000), 1088.
348 Cf. G. Mucci, Rivelazioni private e apparizioni, Roma 2000.
349 S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś” Kościoła i świata. Aspekty wybrane” , en: Biblioteka Mariologiczna,
12 (2008), 40.
71

2. LA REVELACIÓN Y SU CARÁCTER: PÚBLICA – PRIVADA.
Como punto de salida para este apartado, quiero citar a Karl Rahner, que en
su libro “Visiones y Profecías” hace una serie de preguntas que atañen al tema que
aquí vamos a tratar:
“Las revelaciones privadas posteriores a Cristo, que no sean estrictamente
individuales, han de ser de tal naturaleza, que se adopten perfectamente a la fase
actual de la obra redentora. ¿Cómo es esto posible? Ya vimos que no basta decir:
las revelaciones privadas no van dirigidas al conjunto de la Iglesia (o de la
humanidad), ni cuentan con la garantía del magisterio de la Iglesia. Si se nos objeta
que las revelaciones privadas, comparadas con la Revelación pública, son
secundarias, accidentales, de poca monta, se nos ocurre entonces preguntar: ¿Puede
Dios revelar algo que carezca de importancia? ¿Cómo se prueba que estas
revelaciones añadidas al depósito de la fe no introducen cambios radicales en la
obra de la Redención? Si se dice, empero, que las revelaciones privadas sólo
encierran lo que fácilmente puede ser deducido de la Revelación pública (v. gr.: la
posibilidad y utilidad de una nueva oración), nacen entonces espontáneas estas
preguntas: ¿Por qué hace Dios tales revelaciones? ¿Por qué Dios no deja más bien
esas deducciones a la fina inteligencia de los teólogos? 350
Para responder a estas preguntas, que en el fondo conciernen el problema del
lugar teológico de las revelaciones privadas y su relación con la revelación pública,
vamos a empezar haciendo una pequeña síntesis de lo que es la revelación pública.
2.1. La revelación pública.
El cardenal Ratzinger define la revelación pública de la siguiente manera:
“El término « revelación pública » designa la acción reveladora de Dios destinada a
toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria en las dos partes de la
Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se llama « revelación » porque en ella
Dios se ha dado a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de
hacerse él mismo hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo por
medio del Hijo encarnado, Jesucristo” 351 .
En primer lugar, el cardenal Ratzinger describe la revelación pública como una
acción de Dios. El motivo de esta acción es la voluntad de la salvación universal por
la cual Dios “quiere que todos los hombres se salven” (1Tim 2,4) 352 . A tal voluntad
de Dios responde de la parte del hombre la vocación universal a la salvación, que es
base “para afirmar la existencia de una historia de la salvación «universal» o
350 C. Rahner, Visiones y Profecías, San Sebastián 1956, 35-36.
351 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de Fátima, Ecclesia
3004 (2000), 1085.
352 Cf. S. Pié-Ninot, La Teología Fundamental. “Dar razón de la esperanza” (1 Pe 3,15), Salamanca 2002,
266.
72

«general» coextensiva con la historia humana” 353 . Pues dentro de esta historia de la
salvación se manifiesta Dios “con hechos y palabras intrínsecamente conexos entre
sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación
manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las
palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en
ellas” 354 . Esta revelación de Dios es progresiva, como afirma el cardenal Ratzinger.
En la Constitución dogmática “Dei Verbum” podemos leer como Dios se revela
primero a nuestros padres, después a Abraham, a los Patriarcas y a través de
Moisés y de los Profetas se manifestó al pueblo de Israel “para que lo reconocieran
Dios único, vivo y verdadero, Padre providente y justo juez, y para que esperaran al
Salvador prometido, y de esta forma, a través de los siglos, fue preparando el
camino del Evangelio” 355 .
Después de este etapa de la preparación llegó el momento más importante de
la revelación cuando Dios envió a su Hijo para que “manifestara los secretos de
Dios” 356 . Como asegura R. Latourelle en su “Teología de la revelación”: “Cristo es
a la vez el Dios que revela y el Dios revelado, vía y signo de la revelación, respuesta
a la revelación” 357 . Jesucristo es el Dios que revela porque “es la imagen del Dios
invisible” (Col 1,15), es el Verbo, el Hijo único de Dios, “nacido para revelar, para
dar al mundo la plenitud de la revelación” 358 . Es también el Dios revelado porque
conociendo a Cristo, conocemos a Dios, confesando a Jesús, confesamos al
Padre 359 . “Cristo es a la par el Dios que habla y el Dios del que se habla, el testigo y
el objeto del testimonio, el autor y el objeto de la revelación, el que revela el
misterio y el misterio en persona” 360 . Por estas razones podemos decir que en
Jesucristo la revelación alcanza su plenitud: “En Cristo Dios ha dicho todo, es decir,
se ha manifestado así mismo y, por lo tanto, la revelación ha concluido con la
realización del misterio de Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo
Testamento.” 361 En este sentido la constitución “Dei Verbum” asegura que “no hay
que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de
nuestro Señor Jesucristo” 362 .
Jesucristo encomendó a los Apóstoles la predicación del Evangelio 363 . Los
Doce ocupan un sitio privilegiado con relación a Jesucristo y la Iglesia.
353 S. Pié-Ninot, “La Teología Fundamental…”, 268.
354 DV 2.
355 DV 3.
356 DV 4.
357 R. Latourelle, Teología de la Revelación, Salamanca 1977, 462.
358 R. Latourelle, “Teología de la Revelación…”, 462.
359 Cf. R. Latourelle, “Teología de la Revelación…”, 462.
360 R. Latourelle, “Teología de la Revelación…”, 463.
361 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1085.
362 DV 4.
363 Cf. DV 7.
73

“Si, pues, la revelación se lleva a cabo por el encuentro con el Dios vivo de
Jesucristo, solamente podrían ser mediadores auténticos de la revelación aquellos
que fueron los testigos de su vida, aquellos que fueron iniciados en el misterio de su
persona. Sin ellos no podemos llegar a Cristo; separarse de ellos es perder el
contacto con Cristo” 364 .
Por este motivo para la Iglesia resulta tan importante y esencial el testimonio de los
Apóstoles. Pues en él se basa la fe de la Iglesia:
“El testimonio apostólico, la deposición de los que vieron y oyeron a Cristo y
atestiguaron lo que vieron y oyeron – su muerte y resurrección (Hech 4,33), su vida
terrestre (Hech 10,39) y toda su obra salvífica (Hech 5,31s; 10,42) – da existencia
al objeto de nuestra fe y le constituye, es decir, le da el ser y el ser creíble” 365 .
Con la muerte del último apóstol se termina el tiempo de la revelación y Dios
ya no dirige otra palabra a los hombres 366 . A partir de este momento la Iglesia se
hace responsable del testimonio de los Apóstoles recogido en la Sagrada
Escritura 367 . Pero esto no significa que la Iglesia solo debe conservar el depósito de
la fe, como si se tratase de “mirar al pasado y esté así condenada a una estéril
repetición” 368 . El “Catecismo de la Iglesia Católica” nos dice:
“Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente
explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su
contenido en el transcurso de los siglos” 369 .
Esta comprensión gradual de la fe se desarrolla con la ayuda del Espíritu Santo,
como el Señor mismo aseguró en su discurso de despedida:
“Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga
Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por
su cuenta sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me
dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros” (Jn 16,12-14).
El Concilio Vaticano II nos enseña que el Espíritu Santo guía a la Iglesia en el
camino de profundizar en la fe a través una tripla acción; “ya por la contemplación
y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón, ya por la percepción
íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos que
con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad” 370 . Así, a
364 R. Latourelle, “Teología de la Revelación…”, 465.
365 R. Latourelle, ”Teología de la Revelación…”, 467.
366 Cf. R. Latourelle, “Teología de la Revelación…”, 505.
367 Cf. DV 8.
368 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1086.
369 CEC 66.
370 DV 8.
74

lo largo de los siglos, la Iglesia, con la ayuda del Espíritu Santo, va adentrándose en
los misterios revelados por Dios y contenidos en la palabra inspirada.
“Porque la Iglesia, nacida de la palabra de Cristo, la conserva, la medita sin cesar,
la relee, la explica a los hombres de todos los tiempos. Relaciones múltiples y
vitales existen entre Iglesia y revelación, entre Iglesia y palabra. La Iglesia depende
de la palabra, y ésta de la Iglesia” 371 .
Teniendo en cuenta esta perspectiva que nos da la revelación pública
podemos ahora acercarnos a las revelaciones privadas para ver cuál es su lugar
teológico y cuál es la relación entre ellas y la revelación pública.
2.2. Lugar teológico de las revelaciones privadas y su relación con la
revelación pública.
El cardenal Ratzinger en su “Comentario Teológico” formula una afirmación
que resulta fundamental a la hora de hablar sobre la relación entre la revelación
pública y las particulares:
“La doctrina de la Iglesia distingue entre la «revelación pública» y las
«revelaciones privadas». Entre estas dos realidades hay una diferencia, no sólo de
grado, sino de esencia” 372 .
En el mismo sentido se expresa el “Catecismo de la Iglesia Católica” cuando dice:
“A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las
cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no
pertenecen al depósito de la fe” 373 .
O sea, las revelaciones privadas no son una realidad derivada de la revelación
pública, sino las dos son realidades distintas. Si es así, entonces ¿qué es lo que las
distingue? y ¿dónde se sitúan las revelaciones privadas? El cardenal Ratzinger
habla en este sentido de las “precisiones más bien negativas” 374 y de la
“determinación positiva de las revelaciones privadas” 375 . Veamos ambos bloques
que marcan la diferencia entre las dos revelaciones.
371 R. Latourelle, “Teología de la Revelación…”, 505.
372 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1085.
373 CEC 67.
374 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
375 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
75

2.2.1. Aspectos “negativos” 376 de las revelaciones privadas.
a) La diferencia entre el asentimiento de la fe de la revelación pública y las
privadas.
La primera precisión se basa en la diferencia entre la autoridad de la
revelación pública y las privadas. En el caso de la revelación pública hablamos de la
“obediencia de la fe”, como lo determina la constitución “Dei Verbum”:
“Cuando Dios revela hay que prestarle "la obediencia de la fe", por la que el
hombre se confía libre y totalmente a Dios prestando "a Dios revelador el homenaje
del entendimiento y de la voluntad", y asintiendo voluntariamente a la revelación
hecha por Él” 377 .
El cardenal Ratzinger hace un comentario muy bonito sobre las cualidades de esta
fe teologal:
“La fe en Dios y en su Palabra se distingue de cualquier otra fe, confianza u opinión
humana. La certeza de que Dios habla me da la seguridad de que encuentro la
verdad misma y, de ese modo, una certeza que no puede darse en ninguna otra
forma humana de conocimiento. Es la certeza sobre la cual edifico mi vida y a la
cual me confío al morir” 378 .
No pasa lo mismo con la revelación privada que solo es “una ayuda para la fe
y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación
pública” 379 . En este caso, el futuro papa Benedicto XVI repite la doctrina, que ya
conocemos 380 , de su predecesor el papa Benedicto XIV sobre el asentimiento de la
fe humana que se exige para las revelaciones privadas 381 . En el número 14 de la
exhortación “Verbum Domini” que trata el tema de las revelaciones particulares, el
papa Benedicto XVI se pronuncia en el mismo sentido:
“Por eso, la aprobación eclesiástica de una revelación privada indica esencialmente
que su mensaje no contiene nada contrario a la fe y a las buenas costumbres; es
lícito hacerlo público, y los fieles pueden dar su asentimiento de forma
prudente” 382 .
376 No son negativos en sí, sino indican los límites que una aparición.
377 DV 5.
378 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1086.
379 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1086.
380 Ver la página 24 de este trabajo.
381 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1086.
382 VD 14.
76

Además el papa añade que la revelación privada puede servirnos como una ayuda,
pero “no es obligatorio hacer uso de la misma” 383 , marcando así una gran diferencia
con la revelación pública que exige una “obediencia de la fe”, como ya lo hemos
indicado.
La misma idea expresada en otras palabras encontramos en René Laurentin
cuando dice:
“La fe es certeza, en el sentido que define la teología, no con la evidencia del
objeto, sino a través del testimonio íntimo de Dios mismo. Viceversa, una
aparición puede identificarse tan sólo a través de conjeturas complicadas y
diferencias; de aquí la prudencia de la Iglesia” 384 .
b) Cristo como centro de las revelaciones privadas.
Otro aspecto, que el cardenal Ratzinger indica en su texto es el grado de orientación
de la revelación privada a Jesucristo.
“El criterio de verdad y de valor de una revelación privada es, pues, su orientación
a Cristo mismo. Cuando ella nos aleja de Él, cuando se hace autónoma o, más aún,
cuando se hace pasar como otro y mejor designio de salvación, más importante que
el Evangelio, entonces no viene ciertamente del Espíritu Santo, que nos guía hacia
el interior del Evangelio y no fuera del mismo” 385 .
De Fiores destaca la importancia de la dimensión cristocéntrica de las apariciones
con estas palabras:
“Por tanto, las apariciones han de resolverse, en última instancia, en un encuentro
personal con Cristo y en plena adhesión a su palabra (…) Un factor discriminante
entre las apariciones verdaderas y las presuntas es que las primeras hacen revivir el
evangelio; en los santuarios relacionados con ellas se renuevan los prodigios,
reaparecen las multitudes, renacen la esperanza y la alegría, se perdonan los
pecados, vuelve a escucharse el mensaje de Cristo y se reafirman los compromisos
cristianos” 386 .
Alejandro Martínez Sierra, que fue profesor de Comillas, de dogmática y
mariología, habla de una exigencia que se impone a la revelación privada:
“De aquí surge la primera relación entre la revelación pública y las particulares.
Estas deben mantenerse en el marco de aquélla, no sólo no contradiciendo el
depósito de la fe o intentando complementarlo, pero ni siquiera presentando una
383 VD 14.
384 R. Laurentin, “Apariciones…”, 196.
385 VD 14.
386 S. De Fiores, “Vidente…”, 1416.
77

imagen de Dios, de Cristo o del hombre, que no encaje con la que aparece en la
revelación pública. Por eso, toda revelación privada, que transcienda los límites de
la pública, ha de ser considerada como inauténtica” 387 .
Esta exigencia puesta a la revelación privada, no significa, que ella no puede
aportar alguna novedad, que “acentúe nuevos aspectos, suscite nuevas formas de
piedad o profundice y extienda las antiguas” 388 . El cardenal Ratzinger advierte que
en muchos casos las apariciones tienen su fuente en la piedad popular “se apoyan en
ella, le dan nuevos impulsos y abren para ella nuevas formas” 389 . Esto influye
también en la liturgia de la Iglesia. Aquí se puede mencionar por ejemplo la
solemnidad de Corpus Cristi, del Sagrado Corazón de Jesús o la más reciente la
fiesta de la Misericordia Divina. 390 El futuro papa Benedicto XVI explica la
relación entre la revelación pública y las privadas, comparándola con la relación
entre la piedad popular y la liturgia:
“la liturgia es el criterio, la forma vital de la Iglesia en su conjunto, alimentada
directamente por el Evangelio. La religiosidad popular significa que la fe está
arraigada en el corazón de todos los pueblos, de modo que se introduce en la esfera
de lo cotidiano. La religiosidad popular es la primera y fundamental forma de
«inculturación» de la fe, que debe dejarse orientar y guiar continuamente por las
indicaciones de la liturgia, pero que a su vez fecunda la fe a partir del corazón” 391 .
2.2.2. Aspectos positivos de las revelaciones privadas.
La importancia de estos aspectos o “determinación positiva”, como las llama
el cardenal Ratzinger 392 , consiste en que, según leemos en el “Comentario
Teológico”, definen la categoría teológica de las revelaciones particulares 393 .
2.2.2.1. Revelación privada como carisma.
Para hablar de la primera determinación, el futuro papa Benedicto XVI nos
remite a la Primera Carta a los Tesalonicenses en que el Apóstol de los gentiles
dice: “No apaguéis el Espíritu, no despreciéis las profecías; examinad cada cosa y
quedaos con lo que es bueno” (1Tes 5, 19-21) 394 . Este mandato del Apóstol atañe a
387 A. Martínez Sierra, “Mensaje de las apariciones: Revelación y revelaciones, en: Estudios Marianos, 52,
1987, 31.
388 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
389 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
390 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
391 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
392 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
393 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
394 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
78

la Iglesia en cada época de su historia. Porque en la Iglesia, a lo largo de los siglos,
se manifiesta el carisma de la profecía 395 . Pues bien, es precisamente en el contexto
de este carisma, donde hay que ubicar las revelaciones privadas, según sugiere el
cardenal Ratzinger 396 . La teología de los carismas fue renovada durante el Concilio
Vaticano II. Sobre todo la constitución dogmática “Lumen Gentium” habla de la
importancia de los carismas para la vida de la Iglesia y de su relación con la
autoridad. En el número 12 de esta constitución podemos leer:
“Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos,
deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a
las necesidades de la Iglesia. Los dones extraordinarios no deben pedirse
temerariamente ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos del trabajo
apostólico. Y, además, el juicio de su autenticidad y de su ejercicio razonable
pertenece a quienes tienen la autoridad en la Iglesia, a los cuales compete ante todo
no sofocar el Espíritu, sino probarlo todo y retener lo que es bueno (cf. 1 Ts 5,12 y
19-21)” 397 .
De Fiores hace el siguiente comentario a este texto de “Lumen Gentium”:
Parece, pues, decretado el fin de la lucha negativa con que se reaccionaba ante
visionarios, videntes e iluminados. El método represivo, además de no ser
evangélico ni estar de acuerdo con la libertad religiosa (DH 1-2), no tiene éxito,
puesto que lleva a la formación de sectas o grupos cerrados, y no a su eliminación;
además descuida el contenido positivo y los valores de que son portadores los
videntes, privando a la comunidad de útiles estímulos para remediar las carencias y
anormalidades de la praxis eclesial en una determinada época histórica” 398 .
El papel de la revelación particular entendida como el carisma de la profecía
no consiste tanto en predecir el futuro, sino en “explicar la voluntad de Dios para el
presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro” 399 . “Lo esencial es la
actualización de la única revelación, que me afecta profundamente: la palabra
profética es advertencia o también consuelo o las dos cosas a la vez” 400 . El teólogo
polaco Janusz Królikowski, profesor de la Universidad Pontificia de Cracovia,
especialista en dogmática y mariología, desarrolla el tema de la revelación
particular entendida como carisma. Królikowski afirma que uno de los signos de la
autenticidad de una aparición es cuando el vidente o los videntes desaparecen del
primer plano por su propia voluntad, se esconden detrás de la aparición enfocando
395 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
396 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
397 LG 12.
398 S. De Fiores, “Vidente…”, 1415.
399 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
400 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
79

la importancia de la última 401 . Así, la única actividad de los videntes se centra en
mostrar el mensaje que han recibido, sin pretender ser el punto central de la
atención. En este sentido viven para la Iglesia, para los demás 402 . Este aspecto
eclesial; vivir para la Iglesia, servirle a ella, es también el rasgo esencial del
carisma, es donde el carisma y la revelación particular tienen su punto de
encuentro 403 . El sentido profundo del carisma no consiste en que añade el nuevo
contenido a la revelación ya obtenida, sino actualiza esta revelación en la historia,
sirve como ayuda para vivir lo revelado por Dios en un contexto histórico
concreto 404 .
Hablando de la revelación privada entendida como carisma, René Laurentin
indica un posible peligro que radica en la tensión que puede haber entre la autoridad
de la Iglesia y los carismas:
“Estas manifestaciones carismáticas suscitan, por consiguiente, el problema de las
relaciones entre la autoridad oficial de la Iglesia y los dones gratuitos de los
carismas. (…) Y la aparición, que parece guardar una relación directa con el cielo,
suscita desconfianza en la autoridad que juzga en virtud de unos criterios más
modestos. Esto no deja de provocar ciertas tensiones que han hecho minimizar o
reprimir estos fenómenos de una forma a veces excesiva” 405 .
De otro lado las apariciones “requieren mucha prudencia y discernimiento, ya que
están sujetas a desviaciones y a interpretaciones subjetivas” 406 , por esto Laurentin
sugiere que las apariciones deben ser “valorados con modestia, dentro de la
obediencia a la autoridad” 407 . En definitiva “para resolver semejantes conflictos se
necesita mucho discernimiento y caridad, mucha prudencia y sentido pastoral” 408 .
2.2.2.2. Revelaciones privadas como signos de los tiempos.
Otro aspecto positivo que indica el cardenal Ratzinger en su “Comentario
Teológico” es la categoría de los signos de los tiempos 409 . Sobre los signos de los
tiempos habla el Concilio Vaticano II en la constitución pastoral “Gaudium et
Spes”. Dice así:
401 J. Królikowski, “Objawienia prywatne jako charyzmat” [Las apariciones privadas como carisma], en:
Biblioteka Mariologiczna, 12 (2008), 155.
402 J. Królikowski, “Objawienia prywatne jako charyzmat …”,155.
403 Cf. J. Królikowski, “Objawienia prywatne jako charyzmat…”, 155.
404 Cf. J. Królikowski, “Objawienia prywatne jako charyzmat …”, 155.
405 R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid
1988, 196.
406 R. Laurentin, “Apariciones…”, 196.
407 R. Laurentin, “Apariciones…”, 197.
408 R. Laurentin, “Apariciones…”, 197.
409 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
80

“(…) incumbe a la Iglesia, ya desde siempre, el deber de escrutar a fondo los signos
de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio; solo así podrá responder, en la
forma que se acomode a cada generación, a los perennes interrogantes humanos
sobre el sentido de la vida presente y futura, y sobre la mutua relación entre una y
otra” 410 .
Para el cardenal Ratzinger escrutar e interpretar los signos de los tiempos consiste
en “reconocer la presencia de Cristo en todos los tiempos” 411 . En este sentido las
revelaciones particulares son un apoyo que puede “ayudarnos a comprender los
signos de los tiempos y a encontrar la justa respuesta desde la fe ante ellos” 412 .
También Stefano De Fiores sitúa las apariciones en el contexto de los signos de los
tiempos afirmando:
“Si actualmente asistimos a un profetismo que descubre a Dios y su acción
descifrando los «signos de la tierra», las apariciones pertenecen a un profetismo de
tipo místico que está leyendo las «signos del cielo». Las mariofanías se ajustan a
este profetismo como una forma sobrenatural que hace un llamamiento a la fe y aún
más a la esperanza. De hecho, revelan según las necesidades de los tiempos, la
dimensión salvífica de la revelación. El sentido de las apariciones marianas por
tanto es vital: «es la dirección divina de la conducta humana en situaciones
particulares». Es por esto que apelan a la conversión, sacan de la inercia y de la
apatía, reaniman el impulso de la vida cristiana.” 413 .
2.2.3. Otras diferencias entre la revelación pública y las privadas.
En cuanto a la relación entre la revelación pública y las particulares, aparte
de las diferencias y los aspectos mencionados por el cardenal Ratzinger en su
“Comentario Teológico”, podemos añadir otros, indicados por René Laurentin. En
“Nuevo Diccionario Mariológico” Laurentin recoge las diferencias entre las
apariciones y la fe entendida como respuesta a la revelación de Dios. El teólogo
francés, aparte de ya enumeradas diferencias, añade siguientes:
La aparición normalmente es de poca duración – “la fe es permanente” 414 .
410 GS 4.
411 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
412 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1087.
413 “Mentre assistiamo ad un profetismo che scopre Dio e la sua azione decifrando i «segni della terra», le
apparizioni appartengono ad un profetismo di tipo mistico che legge i «segni del cielo». Le mariofanie
rientrano in questo profetismo come forma soprannaturale che si rivolge alla fede e più ancora alla speranza.
Esse infatti svelano secondo i bisogni dei tempi le dimensioni salvifiche della rivelazione. Il senso delle
apparizioni mariane è dunque vitale: «è la direzione divina della condotta umana in particolari situazioni».
Per questo esse richiamano alla conversione, scuotono dall'inerzia e dal torpore, rianimano lo slancio della
vita cristiana” (De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 356).
414 R. Laurentin, “Apariciones…”, 195.
81

La aparición ofrece “una videncia sensible en contraste con el estatuto
nocturno de la fe (noche de los sentidos)” 415 .
Una aparición tiene carácter particular, es decir está relacionada con una
región y una época. Es cierto que lo mismo se puede decir sobre la fe, que
también está arraigada en espacio y tiempo, como ejemplo podemos citar
aquí los mensajes de los profetas, pero “las apariciones del tiempo de la
Iglesia tienen función más limitada, más particular en la historia de la
salvación, aun cuando esta comunicación no esté privada de toda dimensión
de universalidad” 416 .
2.3. Criterios hermenéuticos para la valoración de las apariciones /
mariofanías.
En el año 2008 la Pontificia Academia Mariana Internacional organizó en
Lourdes el Congreso Mariológico – Mariano Internacional, coincidiendo con el 150
aniversario de las apariciones en la gruta de Massabielle. Durante los trabajos del
Congreso se ha tratado el tema de la interpretación de las apariciones y mariofanías.
Como fruto de este trabajo se elaboró una lista de 6 criterios hermenéuticos que
intentan situar las apariciones/mariofanías dentro de la teología contemporánea.
Para presentar estos criterios me sirvo de dos fuentes. Una de ellas es libro de S.
Perrella y G. M. Roggio “Apparizioni e Mariofanie” 417 y otra es el artículo de S.
Perrella en la revista polaca “Biblioteka Mariologiczna” 418 . Según estos autores los
criterios de la hermenéutica de las apariciones, presentados durante el Congreso en
Lourdes son siguientes:
Como primer y fundamental criterio de la interpretación se propone el hecho
de que las apariciones se sitúan en los momentos clave de la historia y se
configuran como respuesta a los problemas religiosos y socio-políticos de la
época. 419
El segundo criterio se refiere a la doble realidad de una aparición/mariofanía.
De un lado podemos hablar de una sucesión de elementos que son fijos, es
decir, se repiten en cada aparición. Se trata de la cadena compuesta por tres
elementos: presencia – visión – mensaje. Y de otro lado tenemos elementos
415 R. Laurentin, “Apariciones…”, 195.
R. Laurentin, “Apariciones…”, 196.
S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012.
S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś’ Kościoła i świata. Aspekty wybrane” [Las mariofanías en el
‘hoy’ de la Iglesia y del mundo. Algunos aspectos], en: Biblioteka Mariologiczna, 12 (2008), 9-51.
419 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, “Apparizioni e Mariofanie...”, 111; S. M. Perrella, “Mariofanie w
‘dziś’ Kościoła i świata…”, 41.
82

que están en continuo cambio: las personas de los videntes, su situación
eclesiástica y social, el modo de percibir las visiones, diversos lugares y
tiempos, distintos momentos históricos y culturales 420 .
Esto quiere decir que no se puede unir de forma automática
apariciones, mensajes, visiones acontecidos en diversos lugares y tiempos,
como si formasen una continuidad. “Cada aparición/mariofanía hay que
entenderla por sí misma y no a la luz de aquellas que la han precedido o la
siguen; y cada aparición/mariofanía, bien distinta de las otras, hay que
explicarla a la luz de los fundamentos de la fe cristiana” 421 .
El tercer criterio habla de la doble estructura comunicativa de una aparición.
De un lado hay forma privada–personal de la comunicación que pertenece al
ámbito de la subjetividad del vidente. De otro lado tenemos la forma
pública–general, que contiene un mensaje dirigido a la sociedad y por tanto
se escapa del ámbito subjetivo, privado del beneficiario de la aparición. Es
importante saber distinguir entre estas dos modalidades para no caer en la
confusión. La forma privada–personal indica que es el vidente, quien tiene
derecho/deber de comprensión del significado del mensaje recibido. Mientras
que la forma pública-general indica que la comprensión del significado
auténtico del mensaje es derecho/deber de la comunidad, a la cual este
mensaje fue dirigido y que el vidente no puede usurparse la exclusividad
para interpretarlo 422 .
El cuarto criterio consiste en relacionar las apariciones “con la modalidad de
la comunicación divina atestiguada en la revelación, entendida como la
historia de la salvación” 423 . En concreto se trata del aspecto cristológico de
las apariciones, es decir, que ellas deben remitir directamente a Cristo y a la
Iglesia, siguiendo el ejemplo de las Sagradas Escrituras, que son normas y
guía de la vida cristiana 424 . Como podemos ver este criterio coincide con lo
que el Cardenal Ratzinger definió como la segunda precisión negativa en su
“Comentario Teológico”.
El quinto criterio “es la conexión de las apariciones con el carácter
escatológico de la experiencia de la fe” 425 , es decir, “con el maravilloso signo
en la doble función de la memoria que actualiza la actividad de Jesús terreno
420 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, “Apparizioni e Mariofanie...”, 111; S. M. Perrella, “Mariofanie w
‘dziś’ Kościoła i świata…”, 41.
421 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, “Apparizioni e Mariofanie...”, 112.
422 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, “Apparizioni e Mariofanie...”, 112; S. M. Perrella, “Mariofanie w
‘dziś’ Kościoła i świata…”, 41.
423 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, “Apparizioni e Mariofanie...”, 112.
424 Cf. Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie...”, 112; S. M. Perrella, “Mariofanie w
‘dziś’ Kościoła i świata…”, 41.
425 S. M. Perrella – G. M. Roggio,” Apparizioni e Mariofanie...”, 112; cf. S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś’
Kościoła i świata…”, 41.
83

y la fiel espera de la definitiva manifestación de la señoría del Señor
Resucitado, mediante la realización del nuevo cielo y de la nueva tierra” 426 .
El sexto criterio surge de la “memoria de la cruz” que se hace presente en las
apariciones auténticas. Como en la encarnación, crucifixión y muerte de
Jesucristo, Dios eligió lo más despreciable de este mundo, así también en las
apariciones podemos ver la misma dinámica divina que elige los videntes de
entre los marginados, pobres de este mundo, sobre todo si miramos las
mariofanías de época moderna, para “dar espacio, en el Espíritu, al anuncio
de la predicación gracias a la cual, nace la Iglesia como comunidad de la
salvación” 427 .
2.4. Conclusión.
Para terminar esta sección vamos a volver a Karl Rahner, que es el autor de
las preguntas que han sido punto de salida para mi exposición. El autor de
“Visiones y profecías”, después de poner varios interrogantes, por supuesto también
da la respuesta a ellas. Esta respuesta puede servirnos como buen resumen de este
apartado. Rahner explica así la relación entre la revelación pública y las privadas:
“Cuando meditamos sobre tales temas e inquirimos la naturaleza teológica de las
revelaciones privadas posteriores a Jesucristo, no hallamos otra respuesta más
satisfactoria que la que nos da la Iglesia: la característica de las mentadas
revelaciones no estriba en que contienen alguna verdad nueva, que completa el
depósito de la Revelación de una manera accidental, o que concuerda con dicho
depósito, sino en que llevan consigo un imperativo, un mandato nuevo, exigido por
circunstancias y por situaciones nuevas que surgen en el seno de la cristiandad.
Tales revelaciones no encierran verdades nuevas, sino mandatos nuevos. Sus
afirmaciones doctrinales son las que ya conocemos por la Fe y por la Teología. Con
todo, no carecen de utilidad, ni son una mera repetición de la Revelación pública;
son una facilidad dada a la inteligencia para adquirir un conocimiento que no
adquiriría sin tal ayuda” 428 .
Estas palabras de Rahner sirven como una síntesis de las características de las
revelaciones particulares que el cardenal Ratzinger detalló en el “Comentario
Teológico”. En otro lugar del libro encontramos palabras que resumen
perfectamente el aspecto carismático de la revelación privada:
426 S. M. Perrella – G. M. Roggio,” Apparizioni e Mariofanie...”, 112; cf. S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś’
Kościoła i świata…”, 41.
427 S. M. Perrella – G. M. Roggio, “Apparizioni e Mariofanie...”, 113; cf. S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś’
Kościoła i świata…”, 41.
428 C. Rahner, Visiones y Profecías, San Sebastián 1956, 36.
84

“Opinamos que las «revelaciones privadas» posteriores a Cristo se caracterizan
precisamente por esos mandatos, intimados a la Iglesia, por uno de sus miembros,
para el gobierno de la misma en determinadas crisis de su Historia. Que la
notificación se haga al conjunto de la Iglesia o a gran parte de ella; que se haga con
éstas o parecidas palabras: «haec dicit Dominus»; o bien por medio de símbolos, o
de cualquier otro modo; eso no tiene ninguna importancia. Cuando se trata de tomar
una decisión importante, bien está que uno se pregunte al estilo antiguo qué es lo
que aconsejan los principios dogmáticos y morales; pero no debe olvidarse de
consultar también las «mociones del Espíritu Santo». Igualmente en sus decisiones
graves, tiene la Iglesia que preguntarse: «non est propheta… ut interrogemus per
eum?»” 429 .
3. EL DISCERNIMIENTO DE LAS REVELACIONES PRIVADAS.
LOS CRITERIOS Y EL PROCESO.
3.1. Los criterios y el proceso del discernimiento a través de la historia.
Vamos a empezar recordando la información recogida en el primer capítulo
de este trabajo, que nos presenta el desarrollo histórico del tema que aquí nos
interesa. Como ya sabemos, los criterios del discernimiento aparecen en tiempos
apostólicos, coincidiendo con la presencia del carisma de la profecía dentro de la
Iglesia primitiva. Prueba de esto tenemos en las palabras de San Pablo a la
comunidad de Tesalónica: “No apaguéis el Espíritu, no despreciéis las profecías;
examinad cada cosa y quedaos con lo que es bueno” (1Tes 5, 19-21). La “Didaché”
y el “Pastor” de Hermas ya contienen una lista de normas y criterios para distinguir
entre un profeta verdadero y uno falso, poniendo acento sobre todo en las
cualidades y virtudes personales y en la coherencia entre la predicación y el ejemplo
de la vida. A partir de la Edad Media son los Concilios de la Iglesia que intentan
poner orden en el asunto de las apariciones. Así, el Concilio V de Letrán confía la
tarea de investigar sobre una visión al Ordinario del lugar, recomendándole al
mismo tiempo convocar una comisión de expertos como un órgano consultativo. El
Concilio de Trento mantiene esta normativa, añadiendo una cláusula que dice, que
en caso de un problema grave, el obispo está obligado a presentar el asunto a los
demás obispos de la provincia eclesiástica y a la Santa Sede. En el siglo XVII el
cardenal Bona especifica tres criterios a tener en cuenta en la hora de valorar una
revelación privada. El cardenal indica en el primer lugar que hay que fijarse en el
vidente, si es hombre de fe, goza de virtudes y buenas costumbres. Después hay que
mirar el contenido de la revelación, si está concorde con la Sagrada Escritura y la
Tradición y al final hay que investigar las circunstancias de la aparición para ver, si
429 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 38-39.
85

no está causada por el demonio. Teniendo en cuenta esta aportación del cardenal
Bona, un siglo más tarde, el cardenal Prospero Lorenzo Lambertini publicó la obra
titulada “De servorum Dei beatificatione et de beatorum canonizatione. Ya como el
papa Benedicto XIV reedita la misma obra, que a partir de este momento va a ser el
punto de referencia para todos los procesos del discernimiento de una aparición.
Todas las grandes mariofanías del siglo XIX y principios del siglo XX fueron
investigadas basándose en las indicaciones del papa Benedicto XIV, que detalla
cuatro criterios del discernimiento:
La persona del vidente
La naturaleza de la aparición
El contenido de la aparición
Los frutos de la aparición.
En el año 1978 el Siervo de Dios, Su Santidad el Papa Paulo VI
aprobó las “Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de presuntas
apariciones y revelaciones” (Normae de modo procedendi in diudicandis
presumptis apparitionibus ac revelationibus). “En aquel tiempo las “Normae”
fueron enviadas y dadas a conocer a los Obispos sin que se realizase una
publicación oficial, en consideración a que se dirigen principalmente a los Pastores
de la Iglesia” 430 . El 14 de diciembre de 2011 las “Normas” fueron publicadas de
forma oficial por la Congregación para la Doctrina de la Fe dado que “los
principales contenidos de estas importantes medidas normativas son hoy de dominio
público” 431 . Voy a apoyarme sobre este documento para explicar los criterios y el
proceso del discernimiento de las apariciones.
3.2. Los criterios del discernimiento.
Comenzamos por proponer dos premisas generales, que aunque no están en
las “Normas” de forma explícita se deducen de su contexto, y los teólogos que
tratan la cuestión de las revelaciones particulares las señalan como muy
importantes, porque sirven de fundamento para su valoración.
430 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Prefacio a las normas sobre el modo de proceder en el
discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones”, Vaticano 25.02.1978, Vaticano 14 de diciembre
2011
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20111214_prefazion
e-levada_sp.html (21.10.2016).
431 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Prefacio a las normas…”
86

La primera premisa nos ofrece Karl Rahner con estas palabras: “Ha de
tenerse muy en cuenta este principio: «No se supone jamás una intervención
sobrenatural, hay que demostrarla»” 432 . El autor de “Visiones y profecías”
argumenta su principio de la siguiente manera:
“La Historia de la Mística confirma la opinión de Poulain, según la cual, las tres
cuartas partes de las visiones (aun de hombres piadosos y normales) son sin duda
bienintencionadas e inofensivas; pero verdaderas alucinaciones. Por tanto, frente a
tales fenómenos es más peligrosa una credulidad fácil, que una actitud de
escepticismo e indiferencia, especialmente en épocas revueltas” 433 .
La segunda premisa, expresada por varios autores, se encierra en una frase
latina: “bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu” 434 . En
nuestro caso podemos interpretar este dicho de la siguiente manera:
“No bastará quedarse en un hecho o una aparición, si éstas se repiten o multiplican.
Si en todas ellas no hallamos ningún elemento negativo firme, y, por el contrario,
todo nos induce a la autenticidad o intervención divina, podremos con razón opinar
tranquilos 435 .
Las “Normas” hablan de este principio de forma indirecta cuando indican
que los criterios “deben ser empleados cumulativamente, es decir, con cierta
convergencia recíproca” 436 .
Antes de hablar detalladamente sobre los criterios, veamos lo que dice de
ellas el texto de las “Normas”:
“I. Criterios para juzgar, al menos con probabilidad, el carácter de presuntas
apariciones o revelaciones
A) Criterios positivos
a) La certeza moral o, al menos, una gran probabilidad acerca de la existencia del
hecho, adquirida gracias a una investigación rigurosa.
b) Circunstancias particulares relacionadas con la existencia y la naturaleza del
hecho, es decir:
1. Cualidades personales del sujeto o de los sujetos (principalmente equilibrio
psíquico, honestidad y rectitud de vida, sinceridad y docilidad habitual hacia la
432 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 100. Cf: M. Castellano, “La práctica canónica de las apariciones
marianas”, en: R. Spiazzi (dir), Enciclopedia Mariana “Theotócos”, Madrid 1960, 478.
433 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 100.
434 F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones. Criterios de discernimiento”, en: Estudios Marianos,
52, 1987, 125; cf. S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello
Balsamo (MI) 2007, 87; A. Colunga, “Criterios de verdad para juzgar de las apariciones y revelaciones
privadas”, en: Salmanticensis 5 (1958), 577; R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid
1991, 23.
435 F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 125.
436 Congregación para la Doctrina de la Fe, Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de
presuntas apariciones y revelaciones, Vaticano 25.02.1978,
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19780225_normeapparizioni_sp.html
(21.10.2016).
87

Autoridad eclesiástica, capacidad para retornar a un régimen normal de vida de fe,
etc.).
2. Por lo que se refiere a la revelación, doctrina teológica y espiritual verdadera y
libre de error.
3. Sana devoción y frutos espirituales abundantes y constantes (por ejemplo:
espíritu de oración, conversiones, testimonios de caridad, etc.).
B) Criterios negativos
a) Error manifiesto acerca del hecho.
b) Errores doctrinales que se atribuyen al mismo Dioso a la Santísima Virgen María
o a algún santo, teniendo en cuenta, sin embargo, la posibilidad de que el sujeto
haya añadido —aun de modo inconsciente— elementos meramente humanos e
incluso algún error de orden natural a una verdadera revelación sobrenatural. (cfr.
San Ignacio, Ejercicios. n. 336).
c) Afán evidente de lucro vinculado estrechamente al mismo hecho.
d) Actos gravemente inmorales cometidos por el sujeto o sus seguidores durante el
hecho o con ocasión del mismo.
e) Enfermedades psíquicas o tendencias psicopáticas presentes en el sujeto que
hayan influido ciertamente en el presunto hecho sobrenatural, psicosis o histeria
colectiva, u otras cosas de este género.
Debe notarse que estos criterios, tanto positivos como negativos, son indicativos y
no taxativos, y deben ser empleados cumulativamente, es decir, con cierta
convergencia recíproca” 437 .
Como podemos ver, los criterios están agrupados en dos bloques, distinguiendo
entre los positivos y los negativos, además podemos enumerar cuatro categorías de
los criterios: el hecho histórico de la aparición, el vidente o los videntes, el
contenido del mensaje revelado y los frutos de la aparición, y según este orden los
voy a presentar.
3.2.1. El hecho histórico de la existencia de la aparición.
Se trata aquí de realizar un examen muy estricto, riguroso y detallado en
cuanto al lugar de la aparición y todas las circunstancias que la rodean. Este examen
se basa en el testimonio de los testigos y la inspección del lugar de la aparición. Los
testigos deben ser “no sospechosos, no interesados, maduros, ponderados, oculares
o inmediatos, tales en suma, que sean dignos de plena confianza” 438 . Normalmente
los testigos no han visto a la Virgen o a otro ser celestial que aparece. Han visto al
vidente en éxtasis. “Han observado lo que hacía, lo que decía, como había
comenzado y acabado el éxtasis. Notaron todos sus movimientos, etc. Los jueces les
harán infinidad de preguntas, a las que contestarán cada uno como sabe. Del
437 Congregación para la Doctrina de la Fe, Normas sobre el modo de proceder…”.
438 M. Castellano, “La práctica canónica de las apariciones marianas”, en: R. Spiazzi (dir), Enciclopedia
Mariana “Theotócos”, Madrid 1960, 480.
88

conjunto y cotejo se sacará la conclusión” 439 . En esta investigación los jueces deben
controlar “las circunstancias de tiempo, de lugar, de personas” 440 . En cuanto al lugar
es importante ver el escenario de la aparición:
“No será igual una aparición en el lugar abierto, solitario, aislado de edificios
o de árboles, etc., donde es difícil esconder aparatos secretos, juegos de
luces, etc., que una sala cerrada (aunque sea una iglesia o capilla), que ofrece
oportunidad para esconder aparatos audiovisuales, ambientación propicia a
ilusiones ópticas (recuérdese el caso del Santo Cristo de Limpias, cuya
capilla, iluminada a través de cristaleras de colores con el paso de las nubes
producía en la imagen del Señor la sensación de movimientos de rostro y
labios, lo que, sin mala voluntad, dio lugar a la sugestión más o menos
colectiva de cuantos lo visitaban y advertían, ya prevenidos, el
fenómeno)” 441 .
Toda esta investigación debe llevar a alcanzar, lo que las “Normas” definen como
“la certeza moral o, al menos, una gran probabilidad” de que supuesta aparición es
un hecho real. “Según, pues, la práctica de la Iglesia, enseñada por innumerables
experiencias, no se debe pasar a ulteriores investigaciones hasta que haya quedado
establecida, con certeza moral, la realidad del pretendido hecho prodigioso, al
menos en su species externa” 442 .
En sentido negativo, este criterio significaría que la aparición no procede de
Dios. “En la mayor parte de los casos, con una aplicación inteligente de este
criterio, se llega a la conclusión cierta de que los pretendidos hechos no existen: son
ilusiones, mixtificaciones o equívocos” 443 .
Una vez alcanzada la certeza de que la aparición tiene todos los indicios de
ser un hecho real, hay que plantarse la pregunta por la causa de tal fenómeno. Aquí
tenemos tres posibles respuestas, pues, el origen de una revelación puede ser
natural, diabólico o divino 444 . Sería de origen natural, si fuese producto del supuesto
vidente sin intervención de una causa exterior, como consecuencia de una ilusión,
alucinación, enfermedad mental o un engaño 445 . De otro lado, también es posible
que un demonio actúe sobre la persona, llevándola a la confusión y engaño:
439 F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 117.
440 M. Castellano, “La práctica canónica…, 480.
441 F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 122.
442 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 480; cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”,
111; J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y teología”, en: Scripta Theologica, 43 (2011), 356.
443 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 480.
444 Cf. M. Castellano, “La práctica canónica…”, 481; A. Colunga, “Criterios de verdad para juzgar de las
apariciones y revelaciones privadas”, en: Salmanticensis 5 (1958), 568; A. De la Madre de Dios,
“Aportaciones de la psicología al problema de las visiones y revelaciones”, en: Salmanticensis 5 (1958), 609;
S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo (MI)
2007, 85.
445 Cf. A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 610 – 621.
89

“No cabe duda que el demonio puede obrar sobre los sentidos externos y sobre la
imaginación del hombre y que puede, por consiguiente, tener parte en las visiones y
revelaciones sensibles e imaginarias y de algún modo también en las
intelectuales” 446 .
Por eso los especialistas deben examinar la causalidad de una aparición, hasta
alcanzar la certeza de que realmente es de origen sobrenatural divino, porque solo
así podría ser aprobada por la Iglesia 447 .
3.2.2. El vidente o los videntes.
3.2.2.1. Criterios positivos
En cuanto al sujeto o los sujetos de una aparición se debe realizar un examen
que tiene doble objetivo: ver el estado moral y psicofísico de los videntes 448 . Este
examen debería ser prolongado en el tiempo para evitar cualquier posibilidad de
engaño o fraude por parte del vidente 449 . Entre los criterios positivos, las “Normas”
mencionan el equilibrio psíquico del vidente. Los especialistas, en este caso los
psicólogos, deben tener en cuenta muchos factores que permiten diagnosticar
correctamente el estado psíquico del sujeto:
“Los factores de sugestibilidad, las condiciones que favorecen la alucinación, la
posibilidad de una grave anomalía psíquica hasta el presente inadvertida, pero que
puede hacer su aparición en la persona, el ambiente en que tienen lugar las visiones
y revelaciones – con su derivación de contagio mental -, el subconsciente que puede
modificar nuestros recuerdos, los mismos fallos naturales de éstos, la utilización de
supuestos esquemas en la transmisión de un relato, el uso de un vocabulario previo,
las descripciones e interpretaciones psicológicas, etc., etc., todo ello hay que tenerlo
en cuenta para saber diagnosticar con justeza tanto a favor como en contra del
hecho de la visión o revelación, y para una exacta interpretación” 450 .
También hay que mencionar ciertas dificultades que pueden encontrar los
psicólogos investigando el caso de una aparición. Tales dificultades consisten en
que algunos efectos provocados por la visión sobrenatural pueden parecerse a
estados psíquicos especiales o síntomas provocados por fenómenos
parapsicológicos 451 . Por ejemplo la Parapsicología conoce el conocimiento
446 A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 625; cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y
falsas Apariciones…”, 118.
447 Cf. M. Castellano, “La práctica canónica…”, 481; F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”,
118.
448 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 481.
449 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 482.
450 A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 627-628.
451 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 120.
90

extrasensorial en forma de clarividencia, lectura de pensamiento y psicometría que
se manifiestan a modo de apariciones fantasmales y pueden llevar al error en doble
sentido, cuando uno se deja llevar por la Parapsicología sin contar con otras
posibilidades o cuando evalúa una aparición sin tener en cuenta que puede ser de
origen parapsicológico 452 . Hay también estados psíquicos que producen los mismos
efectos en el sujeto que una visión sobrenatural como por ejemplo suspensión de
palpitaciones, inmovilidad de los párpados, insensibilidad al dolor, hechos que
pueden llevar a confusión y dificultar buen discernimiento del caso 453 .
Otro criterio que hay que tener en cuenta, según las “Normas” es “honestidad
y rectitud de vida” 454 del vidente. Se trata de una de las fundamentales virtudes que
debe caracterizar a la persona que fue gratificada por Dios con el don de la
visión 455 . Padre Alberto Colunga, que fue catedrático de la Sagrada Escritura en
Salamanca explica la exigencia de la honestidad en el vidente de la siguiente
manera:
“Nos quedan por examinar algunas circunstancias, que rodean las visiones o
apariciones y que pueden contribuir a formar juicio sobre las mismas. Y
primeramente es la honestidad o decencia con que se presentan. Ya se deja
entender, que toda manifestación del Dios santo no puede consentir nada que no lo
sea. Toda visión, que vaya acompañada de cosa que desdiga de la santidad de Dios,
hay que tomarla por cosa no divina. Si al contario, todo en ella es honesto y que no
desdice de la santidad de Dios, no podremos condenarlo como malo, aunque
tampoco lo daremos por divino 456 .
El siguiente criterio de gran importancia es “sinceridad y docilidad habitual
hacia la Autoridad eclesiástica” 457 . La obediencia a la Iglesia es una virtud
imprescindible para los videntes. Una aparición sobrenatural divina no puede llevar
a la desobediencia respecto a la jerarquía eclesiástica, que es representante de Dios
en la tierra. En todas las apariciones aprobadas por la Iglesia, los videntes han
mostrado docilidad y respecto hacia ella 458 .
El último criterio positivo que encontramos en las “Normas” es “capacidad
para retornar a un régimen normal de vida de fe” 459 . La humildad y falta de
protagonismo de los videntes son indicios positivos de que la aparición puede tener
452 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 120; A. De la Madre de Dios, “Aportaciones
de la psicología…”, 620.
453 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 120.
454 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
455 Cf. A. Colunga, “Criterios de verdad…”, 584.
456 A. Colunga, “Criterios de verdad…”, 584.
457 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
458 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 121; M. Castellano, “La práctica canónica…”,
482; A. Colunga, “Criterios de verdad…”, 581.
459 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
91

el origen divino 460 . Para muchas personas agraciadas con una aparición, la vuelta a
la vida ordinaria de la fe significa progresar rápidamente en el camino de la
santidad, elevar el espíritu hacia Dios, como por ejemplo beatos Francisco y Jacinta,
los videntes de Fátima 461 . Algunos de los videntes han descubierto la llamada a la
vida consagrada, alejada de cualquier forma de la curiosidad de la gente, como por
ejemplo, santa Bernardita, la vidente de Lourdes o sor Lucía, la vidente de
Fátima 462 . Un caso ejemplar del retorno a la vida normal después de las apariciones,
presenta santa Catalina Labouré que tuvo apariciones de la Virgen de la Medalla
Milagrosa, siendo la novicia en el convento de las Hijas de la Caridad en Rue du
Bac en Paris:
“Después de las apariciones, Catalina lleva una vida humilde y silenciosa, hasta el
punto de ser definida como «prosaica, indiferente, insignificante y apática», y solo
su confesor conocía la historia de la medalla. Se hace cargo de los ancianos durante
cuarenta y seis años y cuida el gallinero del convento fuera de Paris. Ni siquiera
quiere entrevistarse con la comisión oficial de investigación que estudiaba el origen
de la medalla” 463 .
En este apartado tenemos que añadir una advertencia muy importante.
Incluso un sujeto con equilibrio psíquico habitual, con vida espiritual muy elevada y
en el camino de la santidad, no está libre del error, “pues en una misma persona se
pueden dar visión verdadera y la visión falsa” 464 .
3.2.2.2. Criterios negativos.
El primer criterio negativo es “afán evidente de lucro” 465 . Si el vidente
muestra un deseo de lucro o intenta aprovechar la aparición para conseguir empleo,
cargos o mejor posición social, es un signo inequívoco de que la aparición no es de
Dios 466 .
460 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 121.
461 Cf. A. Colunga, “Criterios de verdad…”, 583; F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”,
127;
462 Cf. A. Colunga, “Criterios de verdad…”, 583; F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”,
126.
463 A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 65.
464 A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 630.
465 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
466 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 121; En la Enciclopedia Mariana “Theotócos”
encontramos un ejemplo de esta actitud de un supuesto vidente: “Para citar un ejemplo de los más groseros
diremos que en una determinada localidad donde pretendían que se había aparecido Nuestra Señora, uno de
los pretendidos videntes, un muchacho campesino, más bien minus habens, era llamado cada vez que llegaba
algún grupo de peregrinos y delante de ellos se ponía en éxtasis o en rapto en la gruta de la aparición: ¡volvía
a ver a Nuestra Señora, según se lo pedían, y con la compensación de unas cuantas monedas!” (M.
Castellano, “La práctica canónica…”, 482).
92

El segundo criterio negativo mencionado por las “Normas” son “actos
gravemente inmorales cometidos por el sujeto o sus seguidores” 467 . Mario
Castellano que fue profesor del Derecho Canónico en “Angelicum” en Roma y
después fue nombrado el arzobispo de Siena, presenta una lista de actitudes y
comportamientos negativos de los supuestos videntes que son una prueba evidente
de la falsedad de la aparición:
“Se puede estar totalmente cierto de que no se trata de apariciones sobrenaturales
cuando los pretendidos videntes se muestran impacientes, orgullosos, testarudos,
desobedientes a la autoridad eclesiástica, cuando buscan el aplauso y la admiración;
cuando no se sienten movidos a la mortificación y el sacrificio, y aman, en cambio,
la vida cómoda y las mundanidades; cuando tienen tendencia a alejarse de los
caminos trillados y manifiestan cierta ansia de extraordinario y aman divulgar las
comunicaciones que han obtenido; cuando procuran sacar ventajas económicas de
las pretendidas apariciones” 468 .
El último criterio negativo que encontramos en las “Normas” pertenece a la
categoría de las “enfermedades psíquicas o tendencias psicopáticas presentes en el
sujeto” 469 . Aparte de una enfermedad psíquica evidente y diagnosticada por los
especialistas, hay que hablar de los estados psíquicos anormales que pueden
producir pseudovisiones y pseudorevelaciones 470 .
Uno de estos estados anormales es alucinación. Este fenómeno puede ser
auditivo o visual (dejamos al lado otras clases de alucinaciones que no nos interesan
aquí), puede ser individual o colectivo 471 . Dentro del campo de lo religioso
podemos mencionar varios tipos de alucinaciones: ilusión del compañero, palabras
pronunciadas, palabras silenciosas, palabras inefables 472 .
Otro tipo de estado psíquico anormal es sugestión y contagio mental. A este
tipo de fenómenos están propensos sobe todo niños, jóvenes y en general personas
con una imaginación muy desarrollada y de otro lado poco reflexivas, de carácter
tímido, con prejuicios y la inexperiencia 473 . La sugestión también puede ser
individual y colectiva. “Hay determinados ambientes que favorecen la sugestión,
aumentando la sugestibilidad de los viven en ellos. Ha habido, incluso, épocas en
que la mentalidad común favorecía y mantenía ciertas ilusiones místicas” 474 .
467 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
468 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 482.
469 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
470 Cf. A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 610 – 621; C. M. Staehlin, Apariciones.
Ensayo crítico, Madrid 1954, 279-319.
471 Cf. A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 614; C. M. Staehlin, Apariciones. Ensayo
crítico, Madrid 1954, 281.
472 Cf. A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 616.
473 Cf. A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 617.
474 A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 617.
93

Los estados psicopatológicos también pueden provocar pseudovisiones. Hay
que mencionar aquí sobre todo el maravillosismo morboso que se desarrolla en
personas que se ven afectadas por la mitomanía, la epilepsia, la histeria, la
demencia senil o estados de delirio 475 . C. Staehlin comenta en su libro un caso del
delirio involuntario de dos niños, Esteban y Nicolás, que a base de sus
pseudovisiones intentaron organizar una cruzada infantil 476 .
Staehlin señala también otras fuentes de pseudoapariciones que pueden ser el
ascetismo morboso y el misticismo morboso. Por el ascetismo morboso el autor
entiende “el ascetismo egocéntrico. Un mirarse a sí mismo, milimetrando el
progreso espiritual, tomando como medida la mortificación” 477 . Staehlin compara
este tipo de ascetismo llevado al extremo a una bomba que estalla 478 . El misticismo
morboso el autor define de la siguiente manera:
“Hay un misticismo morboso, que busca en las más oscuras profundidades de la
vida subconsciente complejos de miserias, apetitos insatisfechos, perversiones
morales que la consciencia de la persona rechaza con indignación, y que, por esto
precisamente, se proyectan sobre otro ser – imaginario – al que se finge
protagonista de tales perversiones. Es el caso psicológico en que el seudomístico se
desdobla en los dos componentes – el ángel y la bestia -, que toman, en su lucha,
los caracteres de víctima y verdugo” 479 .
3.2.3. El contenido de la aparición.
En cuanto al contenido de la aparición las “Normas” exigen una doctrina
verdadera y libre del error, tanto en sentido positivo como en el negativo 480 . Es un
criterio de máxima importancia y puede ser decisivo en pro y en contra de una
aparición 481 . Siguiendo la propuesta de Francisco de Paula Solá, profesor de
teología dogmática y socio fundador de la Sociedad Mariológica Española podemos
distinguir tres grupos de materias en cuanto al contenido de una aparición 482 :
Doctrina teológico-moral.
Un mensaje revelado durante una aparición no puede contradecir a la
Sagrada Escritura, al dogma católico, a la Tradición y la enseñanza de los
Padres y Doctores de la Iglesia, ni a la doctrina moral de la Iglesia 483 .
475 Cf. A. De la Madre de Dios, “Aportaciones de la psicología…”, 618.
476 Cf. C. M. Staehlin, Apariciones. Ensayo crítico, Madrid 1954, 294.
477 C. M. Staehlin, “Apariciones…”, 303.
478 Cf. C. M. Staehlin, “Apariciones…”, 303.
479 C. M. Staehlin,” Apariciones…”, 304.
480 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
481 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 122.
482 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 122.
483 Cf. Bendicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, liber III, caput 51, nº 3, Venetiis 1766, 368; J. Bona, De discretione spirituum, Venetiis 1742,
94

Profecías.
Pueden ser a corto o a largo plazo. Si la profecía a corto plazo no se cumple
hay motivos para dudar, aunque hay que tener en cuenta si los favores
prometidos o castigos anunciados dependen de las condiciones 484 . Si la
profecía es a largo plazo, no se puede hacer nada hasta que llegue el tiempo
del cumplimiento, en el caso que esté determinado, si no es así, no se puede
opinar ni en favor, ni en contra 485 .
Mensajes particulares y descubrimientos de conciencia.
En algunas apariciones los videntes transmiten los mensajes a otras personas,
que pueden ser un encargo, una revelación de un hecho ocurrido en el pasado
o descubrimiento del futuro 486 . Ante estas manifestaciones hay que guardar
precaución, porque si las cosas del futuro solo Dios puede conocer, hay que
tener cuidado con los hechos del pasado, porque su revelación podría deberse
a una hábil acción humana 487 .
La valoración del contenido de la aparición es un tema bastante complejo.
Según Karl Rahner hay que tener en cuenta que el mensaje transmitido por el
vidente es el resultado de la acción humana y divina 488 . De una parte actúa Dios y
de otra el hombre con sus cualidades subjetivas. Las dos actuaciones se unen de
forma tan íntima que pueden confundirse 489 . “La obra de Dios aquí no aparece
jamás sola, sino que se amolda a la naturaleza humana; hasta en las auténticas
visiones imaginarias cooperan las cualidades del hombre” 490 . Como consecuencia
de esto Karl Rahner presenta en su libro una larga lista de los santos que tuvieron
visiones llenas de errores y falsedades, según los criterios de la teología, y sin
embargo ellos estaban convencidos de la autenticad de la visión. ¿Cómo se puede
explicar esto? Rahner responde de la siguiente manera:
339; Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de Fátima, Ecclesia
3004 (2000), 1087; S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 351; M.
Castellano, “La práctica canónica…”, 482.
484 Como ejemplo de una profecía cumplida podemos poner la profecía dada a las videntes de Kibeho.
Nuestra Señora en la aparición del 15 de agosto de 1982 presentó a las tres videntes escenas de violencia,
asesinatos de multitudes, que en el decreto de la aprobación de las apariciones, el obispo de Gikongoro
interpretó como profecía del genocidio en Ruanda del año 1994. Cf. A. Jakacki, Kibeho. Dlaczego płaczesz,
Maryjo?, Ząbki 2013, 260.
485 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 123.
486 Como ejemplo podemos poner aquí la aparición mariana de Kibeho en Ruanda, aprobada en el año 2001,
donde Nuestra Señora, a través de la vidente Alphonsine, en su última aparición el 28 de noviembre de 1986
dirigió mensajes a personas particulares y a grupos sociales: jóvenes, padres, gobernantes, religiosos y
enfermos (A. Jakacki, Kibeho. Dlaczego płaczesz, Maryjo?, Ząbki 2013, 84).
487 F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones…”, 123.
488 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 89.
489 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 89.
490 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 89.
95

“Explicar los errores, falsedades, etc., que sorprendemos en las visiones, por una
paternal «adaptación divina», se nos hace más fácil y acertado que explicarlos
caprichosamente por una modificación violenta del ser natural del vidente por el
poder absoluto del Creador” 491 .
Esto, según Rahner, nos lleva a sacar consecuencias positivas y negativas 492 . Las
positivas consisten en admitir que ante una revelación no se puede tener una actitud
extremista; o todo es falso o todo es verdadero. “Nuestra tesis encierra cierta
«benevolencia», pues considera que visión puede ser producida realmente por Dios
y, al mismo tiempo, tener sus puntos inadmisibles” 493 . Otra conclusión positiva es
que, en la misma persona pueden darse revelaciones auténticas y estados de
alucinación 494 . En cuanto a la consecuencia negativa, Rahner afirma que aunque una
revelación sea considerada como verdadera, esto no significa que su contenido esté
libre del error:
“También el mensaje de una visión profética puede resentirse del ambiente de la
época y de la formación teológica personal del vidente. A las oraciones que se oyen
en tales visiones no ha de atribuírseles al pie de la letra un origen celestial.
Prescindiendo de la fidelidad histórica de los relatos (deber primordial del cronista
de una aparición), no debe ser tildado de desaprensivo el teólogo que, por razones
teológicas o por otros poderosos motivos, enmienda o recorta ligeramente el relato
de una revelación divina” 495 .
De esta posibilidad hablan también las “Normas”, cuando admiten que el vidente
puede meter, de forma inconsciente, algún error o su propia interpretación del
mensaje recibido 496 .
3.2.4. El criterio de “sana devoción y frutos espirituales” 497 .
Este criterio responde a las palabras de Jesucristo “por sus frutos los
conoceréis” (Mt 7,20) 498 . Pues, si una aparición no provoca frutos de conversión, no
aumenta la fe y la caridad, no conduce hacia la santidad a través del camino de la
penitencia y la humildad, no puede ser de Dios 499 . Cuando Jesucristo o Nuestra
Señora se aparecen, no es por otra cosa, que para la santificación de los hombres 500 .
491 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 89.
492 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 90.
493 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 91.
494 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 91.
495 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 92.
496 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
497 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
498 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 484; J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y teología”,
en: Scripta Theologica 43 (2011), 358.
499 Cf. M. Castellano, “La práctica canónica…”, 485.
500 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 484.
96

Estos frutos, en el primer lugar, se refieren a los videntes, en quienes debería
notarse el deseo de la santidad 501 . De hecho, algunos de los videntes han alcanzado
la santidad. Podemos mencionar aquí a santa Margarita María de Alacoque, que
tuvo apariciones del Sagrado Corazón de Jesús; a santa Catalina Labouré, a quien se
le apareció la Virgen María entregándole la Medalla Milagrosa; a santa Bernardita,
la vidente de Lourdes; a beatos Francisco y Jacinta, los niños de Fátima; a santa sor
Faustina que tuvo revelaciones de Jesús Misericordioso.
Si en caso de los videntes se espera buenos frutos, lo mismo podemos decir
de todos los fieles que se sienten vinculados con la aparición. René Laurentin lo
expresa de la siguiente manera:
“Hay que contemplar los frutos en todos sus niveles: los videntes por sí mismos, el
testimonio de su vida, a menudo tan elocuente como en el caso de Bernadette,
reflejando el mensaje recibido, el entorno, los peregrinos y todos aquellos que
creen en las apariciones o visitan al vidente” 502 .
3.2.5. El criterio del milagro.
Añadimos este criterio a pesar de que no se encuentra en las “Normas”,
porque algunos teólogos lo consideran decisivo y también los decretos de
aprobación de las mariofanías incluyen los milagros como argumento a favor de la
verdad de las apariciones, como lo veremos en los ejemplos. Mario Castellano en la
Enciclopedia Mariana “Theotócos” habla de la importancia del milagro para el
correcto discernimiento de la aparición de la siguiente manera: “Este criterio
general es el más importante de todos, porque asegura de la manera más cierta el
carácter sobrenatural de una aparición: el milagro” 503 . El autor precisa también la
condición necesaria para que el milagro sea considerado como el criterio válido:
“Mas para esto es absolutamente necesaria una condición, a saber, que el milagro
tenga una conexión explícita o implícita, pero indudable, con la aparición” 504 . Si
Dios hace el milagro como prueba directa o indirecta de la veracidad de la
aparición, entonces este milagro, se convierte en signum comprobationis “con el
cual se llega a la certeza del carácter sobrenatural de la misma aparición” 505 .
La misma opinión comparte Karl Rahner que en su libro “Visones y
profecías” escribe así:
“Para enjuiciar una «visión profética» (que encierra para los demás un mensaje, un
mandato, cuya obligatoriedad no nos consta independientemente de la visión), el
501 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 64; M. Castellano, “La práctica canónica…”, 484.
502 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 65.
503 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 485.
504 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 485.
505 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 485.
97

único criterio válido en sentido estricto es el milagro, ya físico, ya moral. Si este
criterio, según la Teología Fundamental Católica, es el único que debe tenerse en
cuenta cuando se trata de la Revelación pública cristiana, con mucha más razón
debe ser el único que se adopte con relación a las revelaciones privadas de carácter
profético 506 .
Como ya lo hemos dicho, los decretos de aprobación de las mariofanías
recurren a los milagros como signum comprobationis de las apariciones. Podemos
poner aquí como ejemplo los casos de Fátima y de La Salette. El obispo de Leiria,
D. José Alves Correia da Silva en la “Carta Pastoral sobre o culto de Nossa Senhora
da Fátima”, en que aprueba las apariciones, hace una descripción del milagro del sol
que tuvo lugar en el último día de las mariofanías, el 13 de octubre de 1917,
diciendo:
“Esse fenómeno, que nenhum observatorio astronómico registou e, portanto, não
foi natural, presenciaram-no pessoas de todas as categorias e classes sociais, crentes
e descrentes, jornalistas dos principais diários portugueses e até individuos a
quilómetros de distância, o que destrói toda a explicação de ilusão colectiva” 507
El milagro del sol certifica la verdad de las apariciones de Fátima de forma directa,
explícita, porque ocurre durante la última de ellas y forma parte integral de la
revelación; por lo tanto se ha interpretado como signo divino de la autenticad de las
mariofanías 508 . Aparte de los milagros, que podemos llamar directos, siguiendo la
terminología de Mario Castellano, hay otro grupo que son una prueba indirecta de la
veracidad de la aparición. Aquí se encuentran todas las clases de curaciones y
sanaciones, tanto físicas como espirituales. Por ejemplo después de la mariofanía en
La Salette, algunas personas han sido curadas, tomando agua de la fuente que brotó
en el lugar de la aparición e invocando a la Virgen de La Salette, por lo que
precisamente a Ella atribuyeron su sanación. El obispo Philibert de Bruillard hace
constancia de estos hechos en el decreto de aprobación de la aparición de La
Salette:
“Mientras cumplíamos con el deber que nos impone nuestro cargo episcopal de
contemporizar, de reflexionar, de implorar con fervor las luces del Espíritu Santo,
aumentaba cada día el número de hechos prodigiosos que se realizaban.
Anunciábase curaciones extraordinarias, obradas en diversos puntos de Francia y
del extranjero, hasta en las más lejanas comarcas. Decíase que enfermos
desesperados, y que, según el dictamen de los médicos, debían morir en breve o
quedar sujetos a perpetuas enfermedades, habían recobrado la salud al invocar a
506 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 101.
507 L. Gonzaga Ayres Da Fonseca, Nossa Senhora da Fátima. Aparições - Culto – Milagres, Porto 1957, 88.
508 Sobre el milagro en la teología se puede consultar: A. J. Novo Cid-Fuentes, “Prolegómenos al estudio
bíblico-teológico de los milagros”, en: Compostellanum, 54 (2009), 115-159.
98

Nuestra Señora de la Saleta, y a consecuencia del uso que poseídos de la mayor fe
habían hecho del agua de una fuente a cuyas inmediaciones se había aparecido a los
dos pastores la Reina de los cielos” 509 .
3.3. El modo de proceder de la autoridad eclesiástica competente.
Las “Normas” indican que ante la noticia de una supuesta aparición la
autoridad competente tiene deber de informarse y vigilar el desenlace de los
acontecimientos 510 . El paso siguiente que se debe dar consiste en la investigación de
los hechos según los criterios que hemos presentado anteriormente. Si después del
primer examen no se percibe ningún impedimento, y al contrario se ven buenos
frutos, la autoridad eclesial puede proceder a permitir el culto, si los fieles lo
solicitan 511 . Es importante hacer aquí una distinción entre la aprobación del culto y
la aprobación del hecho de la aparición. Las “Normas” insisten que son dos cosas
distintas y no se debe confundirlas 512 . René Laurentin explica la diferencia entre las
dos aprobaciones de la siguiente manera:
“Esta importante distinción entre el juicio de los hechos (autenticidad de la
aparición) y el juicio de los frutos condujo al cardenal Seper a distinguir dos
etapas, y por ende dos funciones en el juicio episcopal: reconocimiento
pastoral de los frutos y autentificación de los hechos.
En un primer examen pastoral de los hechos (que puede exigir más
urgencia que rigor), si no hay nada contra la fe y las costumbres, si las
apariciones producen buenos frutos, el obispo puede asumir el evento y
autorizar oficialmente el culto, sin pronunciarse, por lo tanto, sobre la
autenticidad de las apariciones” 513 .
Incluso puede darse el caso, que todo el proceso se quede con esta primera
aprobación, como ocurrió con las apariciones de la Medalla Milagrosa en Rue de
Bac; está aprobado el culto, pero no hubo una aprobación de las apariciones 514 .
El proceso del discernimiento debe llevar la autoridad eclesiástica a emitir un
juicio según los tres siguientes criterios:
509 M. Rousselot, La verdad sobre acontecimiento de la Saleta del 19 de septiembre de 1846, Barcelona 1863,
547.
510 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
511 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
512 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
513 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 69.
514 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 69.
99

“Consta la sobrenaturalidad” (constat de supernaturalitate) 515 . Es el criterio
positivo, que quiere decir, que el fenómeno no se puede explicar por causas
naturales, por lo tanto, se declara que es de la naturaleza sobrenatural 516 .
“Consta la no sobrenaturalidad” (constat de non supernaturalitate) 517 . Es el
criterio negativo, que concluye, que en el fenómeno no es sobrenatural 518 .
“No consta la sobrenaturalidad” (non constat de supernaturalitate). Es un
criterio de espera, que quiere decir que “no hay elementos bastantes para
poder sostener que los hechos tienen una causa sobrenatural” 519 . Este criterio
no aparece en las “Normas”. Fue propuesto por el Prefecto de la
Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, y
utilizado por primera vez por la Conferencia Episcopal de la ex - Jugoslavia
en el caso de Medjugorje 520 .
Las “Normas”, siguiendo las indicaciones del Concilio V de Letrán y del
Concilio de Trento 521 , mencionan al Ordinario del lugar como primer autorizado
para discernir supuestas apariciones 522 . Si los primeros exámenes indican que la
aparición no contiene nada contra la doctrina de la Iglesia, y los frutos son buenos y
perduran, el obispo debe considerar la opción de instituir una Comisión diocesana
de expertos, presidida por el mismo 523 . Esta Comisión debe estar compuesta por
teólogos, médicos, psicólogos y canonistas, que interrogan bajo juramento a los
supuestos videntes y a los testigos 524 . Si la Comisión tiene oportunidad, debe acudir
al lugar de las revelaciones e in situ observar y estudiar el caso. La Comisión debe
examinar también los casos de supuestas curaciones, si tales tienen lugar 525 . Cuando
la Comisión “tiene seguridad moral de que posee suficientes datos objetivos y
ciertos para poder juzgar sobre lo acontecido, todos los miembros se reunirán
515 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
516 S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 84.
517 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
518 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 84.
519 J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y teología”, en: Scripta Theologica 43 (2011), 362.
520 S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 85.
521 Cf. Concilio V de Letrán, 11ª sesión, 19 de diciembre de 1516, Decreto "Supernae maiestatis praesidio",
en: Sacrosanta Concilia ad Regiam Editionem Exacta, t. XIX, Venecia 1732, 947; Conciliorum
Oecumenicorum Decreta¸Bolonia 1973, 776; R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.),
Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid 1988, 192.
522 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
523 Cf. M. Castellano, “La práctica canónica…”, 487; J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y
teología”, en: Scripta Theologica 43 (2011), 362.
524 Cf. M. Castellano, “La práctica canónica…”, 487; J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y
teología”, en: Scripta Theologica 43 (2011), 362.
525 M. Castellano, “La práctica canónica…”, 487; J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y teología”,
en: Scripta Theologica 43 (2011), 362.
100

colegialmente y se emitirá un dictamen, tomado por mayoría de votos, sobre su
carácter sobrenatural” 526 .
Para consultar su decisión, el obispo del lugar puede recurrir a la Conferencia
Episcopal 527 . La Conferencia Episcopal puede intervenir también en el caso, cuando
los efectos de la aparición transcienden al ámbito regional o nacional 528 .
Las “Normas” contemplan también la posibilidad de la intervención de la
Santa Sede o de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando el Ordinario del
lugar, o un grupo de fieles lo soliciten, o simplemente por el derecho de la
jurisdicción universal del Santo Padre 529 .
Vamos a ilustrar con un ejemplo como, de un lado, La Iglesia mantiene la
vigilancia y prudencia, y de otro lado, usa todos los medios y vías posibles para
discernir y valorar una aparición. Para esto, voy a presentar el caso actual de
supuestas apariciones en Medjugorje. Según los videntes las apariciones han
empezado el 24 de julio de 1981, cuando Nuestra Señora se apareció a 6 jóvenes,
habitantes de Medjugorje, una localidad de Bosnia-Herzegovina 530 . Después de
tantos años supuestas apariciones siguen hoy en día. La primera Comisión
diocesana fue instituida por el obispo de Mostar en el año 1982 y trabajó durante
dos años. Esta Comisión no publicó ninguna nota oficial al final de su trabajo 531 .
La segunda Comisión, también diocesana, trabajó del 1984 al 1986 y tuvo
siete sesiones 532 . Al terminar su investigación, se publicó la sentencia, que era
negativa, es decir, constat de non supernaturalitate. El obispo de Mostar confirmó
este juicio el 30 de octubre de 1984 533 .
Sin embargo, la multitud de peregrinos seguía acudiendo a Medjugorje; por
este motivo, tres años después se creó la tercera Comisión de investigación, esta vez
por la iniciativa de la Conferencia Episcopal de Yugoslavia. Dicha Comisión
trabajó hasta el año 1990 y como resultado publicó un documento llamado la
“Declaración de Zara”, que hasta este momento es el único documento oficial de la
Iglesia sobre Medjugorje 534 . La “Declaración de Zara” afirma que “en base de la
investigación llevada hasta el momento, no se puede decir que se trata de las
apariciones y revelaciones sobrenaturales” 535 . Con esta frase la Comisión reconoce
526 J. L. Bastero, “Apariciones marianas: praxis y teología”, en: Scripta Theologica 43 (2011), 362.
527 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
528 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
529 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
530 S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 120.
531 Cf. A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 76; S.
M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 124.
532 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 124; A. Grasso, Perché appare
la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 76.
533 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 124.
534 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 124.
535 S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 125.
101

el criterio de espera - non constat de supernaturalitate- que hemos comentado
anteriormente.
En el año 2010, por la iniciativa del papa Benedicto XVI, la Congregación
para la Doctrina de la Fe creó una Comisión Internacional para investigar el caso de
Medjugorje. Aunque la Comisión terminó su trabajo, hasta hoy no ha sido
anunciado ningún juicio al respecto 536 .
El ejemplo de Medjugorje nos muestra las distintas etapas de la investigación
que ha seguido la autoridad eclesiástica para resolver la cuestión, empezando por la
Comisión diocesana, pasando por la Comisión de la Conferencia Episcopal y
terminando en la Comisión Internacional de la Santa Sede. También podemos
apreciar cómo cada una de las Comisiones es independiente en su trabajo, llegando
incluso a diferentes conclusiones.
3.4. Conclusión.
René Laurentin en su libro “Apariciones actuales de la Virgen María” hace
un comentario de las “Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de
presuntas apariciones y revelaciones”, que nos puede servir como conclusión del
presente apartado, dedicado en su totalidad a este documento de la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe:
“El citado documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha
significado un gran progreso para esta cuestión inextricable de las apariciones: y no
sin consecuencias.
Dado que las apariciones abundan, siendo hoy tan numerosas, ¿por qué este
organismo de la Santa Sede no ha procedido con mayor energía, como lo hiciera
años atrás el cardenal Ottaviani 537 , impresionado por los fenómenos de iluminismo
que se multiplicaron en el tiempo de la guerra mundial: apariciones, predicciones,
tomas de posición, etc.?
Si Roma, informándose con todo cuidado, no pone en práctica disuasiones y
prohibiciones, ello se debe, indudablemente, a que no encuentra tanto iluminismo
como en el tiempo del cardenal Ottaviani. Y también es ésa la razón para que el
documento elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la etapa
del cardenal Seper, aporte una innovación prudente que invita a articular mejor
juicio y pastoral en materia de apariciones.
Es, ciertamente, importante que el discernimiento sea hecho con todos los
medios científicos posibles, y este documento estimula a ello 538 .
536 Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 128; A. Grasso, Perché appare
la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 76.
537 En el primer capítulo hemos hablado de su muy sonado artículo en L’Osservatore Romano; Cf. A.
Ottaviani, “Siate, o cristiani, a muovervi più gravi”, L’Osservatore Romano, (28) 1951, 194-195.
538 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 67-68.
102

4. LA AUTORIDAD, FINALIDAD Y SIGNIFICADO DE LAS
APARICIONES. LA ACTITUD ANTE ELLAS.
Ciñéndonos al hecho de que prácticamente todas las revelaciones particulares
aprobadas desde el siglo XIX son apariciones de Nuestra Señora, y también
teniendo en cuenta el tema de este trabajo, el presente apartado quiero enfocarlo
especialmente hacia las mariofanías, aunque, por otro lado, la mayoría de los puntos
tratados aquí puede referirse a cualquiera otra aparición.
4.1. La autoridad de las apariciones.
En el capítulo anterior hemos hablado ya de la autoridad de las revelaciones
privadas, presentando la opinión del Magisterio de la Iglesia sobre esta cuestión.
Hemos dicho que el papa Benedicto XIV en su obra Opus de servorum Dei
beatificatione et de beatorum canonizatione afirma que el asentimiento que se debe
prestar a las apariciones es de fe humana 539 . El mismo parecer expresa el cardenal
Ratzinger en el “Comentario Teológico” al tercer secreto de Fátima 540 ; y después lo
reafirma, ya como papa Benedicto XVI, en la “Exhortación Apostólica Postsinodal
Verbum Domini”, cuando dice que “la aprobación eclesiástica de una revelación
privada indica esencialmente que su mensaje no contiene nada contrario a la fe y a
las buenas costumbres; es lícito hacerlo público, y los fieles pueden dar su
asentimiento de forma prudente” 541 . Por lo tanto, por parte del Magisterio de la
Iglesia parece que la cuestión del asentimiento que se debe prestar a las
revelaciones particulares está decidida.
Sin embargo, por parte de los teólogos la cuestión sigue abierta y sometida a
un debate que dura ya algunos siglos. Se trata de una opinión, mantenida por varios
teólogos, de que al menos el vidente que ha alcanzado la certeza moral sobre la
autenticidad de la manifestación sobrenatural, debe prestar un asentimiento de fe
divina. Algunos, extienden este asentimiento también a los fieles que alcanzaron
semejante certeza moral. Veamos cómo se desarrolló esta opinión a través de los
siglos.
En la obra “De discertione spirituum”, que ya conocemos, el cardenal Bona
exige una firme adhesión del sujeto vidente a las revelaciones recibidas:
“Los que han recibido alguna revelación privada, si tienen la certeza de que esta
revelación viene de Dios, deben prestarle una firme adhesión, porque Dios que
539 Bendicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, liber III, caput 53, nº 15, Venetiis 1766, 382.
540 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Comentario Teológico…”, 1086.
541 VD 14.
103

evela su sabiduría escondida, es la Verdad suprema que no engaña, ni puede ser
engañado” 542 .
Teniendo en cuenta que el motivo de esta firme adhesión es Dios que se revela, el
cardenal Bona, hablando de las apariciones, insinúa “que el asentimiento que se les
debe es un asentimiento de fe divina” 543 . De forma muy parecida se expresa
Francisco Suárez en su obra “De Fide” afirmando que a la revelación particular,
debidamente examinada, se le debe un asentimiento de fe católica 544 .
La diferencia entre el asentimiento de fe divina y de fe católica la explica
Karl Rahner, que al mismo tiempo comparte la opinión de los dos teólogos
anteriores. Compara la revelación pública con las revelaciones privadas, mostrando
que la teología no aplica para ellas los mismos criterios:
“Según los principios de la Teología tradicional, no se comprende por qué una
«revelación privada» (la que no afecta solamente a quien la recibe, sino que
encierra mensajes para los demás) no ha de ser creída obligatoriamente por todos
aquellos que la conocen y tienen pruebas suficientes de que procede realmente de
Dios (única condición que se exige para la fe, cuando se trata de la Revelación
pública). Es una verdadera injusticia, una falta de lógica y un peligro que, respecto
de las «revelaciones privadas» posteriores a Cristo, se exijan corrientemente tales
pruebas, que si las exigiésemos de la Revelación pública, haríamos imposible una
base racional para la fe cristiana de la misma. Más si respecto a la existencia de
«revelaciones privadas» posteriores a Cristo no se piden más pruebas que las
exigidas cuando se trata de la Revelación pública, no se ve claramente por qué no
han de poder aquéllas ser reconocidas en muchos casos como procedentes de Dios,
no sólo por el vidente sino también por los demás, de tal manera que también estén
asistidas por el derecho de la fe (por parte de Dios) y el deber de la fe (por parte del
hombre). (…) Si habló Dios, y si hay certeza de ello, en otros términos, si yo estoy
convencido de que así es, sin más, surge en mí el deber de escuchar, obedecer y
creer, tan pronto como la revelación toma contacto conmigo. Según esto, la
diferencia entre la Revelación cristiana y las «revelaciones privadas» no está en que
aquella es para todos y éstas para aquel que la recibe; sino en que en el segundo
caso, el depósito de la Revelación no se confía a la Iglesia oficial. Por tanto, la fe en
las «revelaciones privadas» sería, no ya una «fe católica», pero sí una «fe divina».
Si imponen los teólogos la obligación de creer (con fe divina) al sujeto pasivo
inmediato de la revelación privada, no se comprende por qué no ha de existir esa
misma obligación para los demás.” 545
De Fiores en su tratado de mariología acepta esta tesis de Rahner, con la
condición de recordar “la jerarquía de la verdad y de los valores” 546 . Con esto, el
542 “Illi tamen, quibus private revelationes fiunt, si certo eis constiterit, a Deo esse, illis firmiter adhaerere
tenentur: quia Deus revelans occulta sapientiae suae summa veritas est, que nec fallere, nec falli potest.” (J.
Bona, De discretione spirituum, Venetiis 1742, 324).
543 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones y revelaciones privadas”, en: Salmanticensis 5
(1958), 592.
544 Cf. F. Suárez, De Fide, disp. 3, sec. 10, n. 5, en ; Opera Omnia, Paris 1858, t.12, 92.
545 C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 31- 32.
546 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 355.
104

mariólogo italiano quiere decir que el primer puesto no lo pueden ocupar las
apariciones, sino “el evento de Cristo único mediador y revelador” 547 . Por otro lado,
tampoco ocupan el último puesto, dado que están insertadas en este “evento de
Cristo” y hacia él deben guiar el pueblo de Dios 548 .
Otra aportación importante en este tema, es la intervención de Carlo Balic
durante el Congreso Mariológico Internacional de Lourdes, celebrado en el
centenario de las apariciones; destacó el hecho de que tanto las apariciones de
Lourdes como también de Fátima, han recibido un trato especial por parte del
Magisterio de la Iglesia, un trato que va mucho más allá de una simple autorización
y una adhesión de fe humana 549 . Carlo Balic decía:
“El carácter sobrenatural del hecho de Lourdes no reviste una simple y tenue
probabilidad, sino una certeza moral. Las apariciones de Lourdes tienen que
considerarse como un capítulo aparte (a se et per se), y no confundirse con las otras
apariciones, aprobadas sólo por el ordinario del lugar o por la Santa Sede con la
cláusula restrictiva: por lo que se dice. Cabe preguntarse si no hay en este caso una
autorización infalible y si a las apariciones de Lourdes no hay que concederles una
adhesión de fe teológica, más que un acto de fe meramente humana” 550 .
Aparte de Francisco Suárez, hay también otra aportación española en este
debate sobre el asentimiento que se debe prestar en el caso de una revelación
particular. Se trata de Miguel Nicolau, que era catedrático en la Universidad
Pontificia de Salamanca, perito del Vaticano II y consultor de la Comisión
Episcopal de Ecumenismo, entre otras de sus tareas. Nicolau publicó un importante
artículo titulado “Asentimiento que se debe a las apariciones y revelaciones
privadas” 551 , en que analiza las tesis de los teólogos que están tanto en contra como
a favor de un asentimiento de fe divina, y presenta también su propia opinión.
Estudiando los motivos del asentimiento en la revelación pública y en las
revelaciones particulares Nicolau llega a la siguiente afirmación:
“Por consiguiente, no se ve razón, por parte del motivo y por parte de los principios
elicitivos del acto, para distinguir el asentimiento a una revelación privada de los
otros asentimientos a la revelación pública.
Creemos, por consiguiente, que tanto en el asentimiento a la revelación
pública como a la revelación privada, al darlo por razón de la locución divina, se
trata de actos de la misma fe teológica sobrenatural; que proceden también de la
misma obligación de cautivar el entendimiento en obsequio a Dios” 552 .
547 S. De Fiores, “Maria Madre di Gesù...”, 355.
548 Cf. S. De Fiores, “Maria Madre di Gesù…”, 355.
549 Cf. R. Laurentin, “Apariciones…”, 193; cf. E. Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…”, 44.
550 R. Laurentin, “Apariciones…”, 194.
551 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones y revelaciones privadas”, en: Salmanticensis 5
(1958), 589 – 605.
552 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones…”, 596-597.
105

Teniendo en cuenta esta afirmación Miguel Nicolau saca dos conclusiones.
La primera es: “Puede y debe darse un asentimiento de fe divina en aquellos a
quienes va enderezado el mensaje divino, si llegan a estar ciertos del hecho de tal
revelación privada” 553 . En esta tesis están incluidos tanto los videntes como los
destinatarios del mensaje divino. Para que se realice este deber del asentimiento de
fe divina, tienen que cumplirse dos condiciones. La primera es que haya certeza en
cuanto al hecho de la revelación, mediante por ejemplo de un milagro que lo
confirme 554 . Y la segunda es que “el mensaje vaya dirigido a esos mismos que,
decimos tienen obligación de creer” 555 .
La segunda conclusión es la siguiente: “Puede haber asentimiento de fe
divina en los no videntes ni destinatarios del mensaje, si llegan a estar ciertos del
hecho de la revelación” 556 . En este caso también se exige la certeza del hecho de la
aparición, o por medio de un milagro, o “por otro medio o suma de medios” 557 .
René Laurentin también participa en este debate sobre el asentimiento que se
debe a las apariciones. Durante el Congreso Internacional de Fátima, el mariólogo
habló en su ponencia sobre los contrastes o paradojas características para los
fenómenos aparicionales 558 . El fragmento que nos interesa forma parte de la
segunda paradoja mencionada por Laurentin:
“A continuación se añade una segunda paradoja:
- Las apariciones, manifestaciones inmediatas del cielo, pueden parecer al vidente
la superior de las certezas, aún más, si las confirma un milagro.
- De hecho, el vidente, si tiene un verdadero contacto con el cielo, puede tener una
certeza personal inmediata: él está dispuesto a morir como mártir por no renunciar
su fidelidad a Dios, tal como estaban dispuestos hacerlo Bernardita y los videntes
de Fátima a pesar de las amenazas que sufrieron.
- Sin embargo, al contrario de esta evidencia, según la enseñanza del futuro
Benedicto XIV, las apariciones están en la parte inferior de la escala de la certeza.
«Se les debe, un asentimiento de fe humana.»: De Beatificatione et canonizatione.
(…) A pesar de las cuestiones planteadas por Rahner, por el futuro cardenal Congar
y por muchos otros teólogos, la Santa Sede se ha endosado en la doctrina del futuro
Benedicto XIV.” 559
553 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones…”, 602.
554 Cf. M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones…”, 603.
555 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones…”, 603.
556 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones…”, 604.
557 M. Nicolau, “Asentimiento que se debe a las apariciones…”, 604.
558 Cf. Laurentin, R., “Les révélation privée- apparition, visions – dans l’actuelle phase de l’économie du
salut”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima
1998, 757-759.
559 “Là dessus se greffe un second paradoxe:
- Les apparitions, manifestations immédiates du ciel, peuvent sembler au voyant le sommet de la certitude,
plus encore si un miracle vient les confirmer.
106

A estas palabras podemos añadir las que encontramos en el “Nuevo Diccionario de
Mariología”, donde Laurentin confirma su opinión:
“En resumen, puede admitirse con Rahner que, subjetivamente, la adhesión a las
revelaciones privadas entra en el terreno de la fe teologal, no sólo para el vidente,
sino también para todos los que reciben su testimonio profético” 560 .
Sin pretender ser exhaustivo, he presentado el parecer de los teólogos
acerca del asentimiento que se debe a las apariciones. Todos ellos defienden
la tesis de que, en el caso de una aparición, en que tanto los videntes como los
fieles han alcanzado la certeza moral de su autenticidad, un asentimiento de fe
humana no es suficiente. Dentro de la obediencia de la fe, para la Teología
Fundamental el debate sigue abierto.
4.2. La finalidad y significado de las apariciones/mariofanías.
4.2.1. La Finalidad de las apariciones.
Para hablar sobre la finalidad de las apariciones vamos a tomar como punto de
referencia la cita de la “Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini”,
donde papa Benedicto XVI afirma:
“Una revelación privada puede introducir nuevos acentos, dar lugar a nuevas
formas de piedad o profundizar las antiguas. Puede tener un cierto carácter
profético (cf. 1 Ts 5,19-21) y prestar una ayuda válida para comprender y vivir
mejor el Evangelio en el presente; de ahí que no se pueda descartar. (…) En
cualquier caso, ha de ser un alimento de la fe, esperanza y caridad, que son para
todos la vía permanente de la salvación” 561 .
- De fait, le voyant, s´il a un contact authentique avec le ciel peut en avoir une certitude personnelle
immédiate: il est prêt à mourir en martyr pour ne pas renier sa fidélité à Dieu, comme y étaient prêts
Bernadette et les voyants de Fatima malgré les menaces qu´ils ont subie.
- Mais à l'opposé de ces évidences, selon l'enseignement du futur Benoît XIV, qui fait autorité, les apparitions
son au bas de l'échelle pour certitude. "On ne peut y adhérer que de foi humain". De Beatificatione et
canonizatione.
Malgré les questions soulevées par Rahner, le futur Cardinal Congar et bien d'autres théologiens, Le Saint
Siège a endossé les principes de futur Benoît XIV.” (Laurentin, R., “Les révélation privée- apparition, visions
– dans l’actuelle phase de l’économie du salut”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima.
Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima 1998, 760).
560 R. Laurentin, “Apariciones”, en: S. De Fiores – S. Meo (dir.), Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid
1988, 194.
561 VD 14.
107

A base de esta cita podemos enumerar siguientes funciones de las apariciones, que
queremos desarrollar:
La aportación a las prácticas de piedad y a la devoción.
El carácter profético de las apariciones.
Las apariciones como alimento para la fe, esperanza y caridad.
4.2.1.1. La aportación a las prácticas de piedad y a la devoción.
Es considerable la influencia de las apariciones en la religiosidad popular, la
devoción y las prácticas de piedad. Pero antes de hablar de este asunto, vamos a
mencionar dos casos especiales, que son apariciones de Cristo, en cuales se pidió a
los videntes la institución de una fiesta litúrgica, caso que no se dio en ninguna
aparición mariana. Se trata de las apariciones a santa Margarita en cuales Cristo
pide que se instituya la fiesta del Sagrado Corazón. Aunque esta devoción ya fue
conocida en la Iglesia, las apariciones introdujeron una nueva práctica piadosa de
los primeros viernes del mes y una nueva solemnidad en el calendario litúrgico 562 .
Otro caso particular son apariciones a santa Faustina Kowalska, en cuales Jesucristo
pide la institución de la fiesta de la Misericordia Divina. Igual como en el caso
anterior, las apariciones no introdujeron algo desconocido para la Iglesia, sino
concretizaron a través de la institución de la fiesta, la veneración del cuadro de
Jesús Misericordioso y la práctica del rezo de la coronilla, una larga tradición y
devoción de la Iglesia, que tiene sus raíces en la contemplación de la cruz de
Cristo 563 .
No hay duda que una de las finalidades de las apariciones marianas es
aumentar la religiosidad y la devoción a través de las prácticas de piedad propuestas
por Nuestra Señora 564 . Podemos presentar aquí los ejemplos más destacados:
El escapulario. Hoy una práctica muy conocida, se extendió por toda la
Iglesia después de las apariciones de la Virgen a san Simón Stock en el siglo
XIII 565 .
562 Cf. F. De Paula Sola, “Verdaderas y falsas Apariciones. Criterios de discernimiento”, en: Estudios
Marianos, 52 (1987), 124.
563 Cf. San Juan Pablo II, Homilía en la canonización de la beata María Faustina Kowalska, Vaticano 30 de
abril de 2000, http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/2000/documents/hf_jpii_hom_20000430_faustina.html
(28.03.2017)
564 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, J. Ratzinger, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de
Fátima, Ecclesia 3004 (2000) 1087.
565 A. Molina Prieto, “Las Apariciones marianas en las vidas de los santos”, en: Estudios Marianos, 52
(1987), 196-198.
108

La Medalla Milagrosa. Su origen debe a las apariciones de María a santa
Catarina Labouré en el año 1830 566 .
La devoción al Inmaculado Corazón de María. Esta devoción se propagó por
la Iglesia después de que a Lucía, la vidente de Fátima, se le apareció
Nuestra Señora en Pontevedra y Tuy 567 .
El rosario. Aunque esta devoción fue conocida mucho antes, fue la aparición
de Fátima la que le dio un empuje muy fuerte 568 .
4.2.1.2. El carácter profético de las apariciones.
El carácter profético de las apariciones se expresa no tanto en las
predicciones del futuro, sino en “explicar la voluntad de Dios para el presente, lo
cual muestra el recto camino hacia el futuro” 569 . René Laurentin habla de las
apariciones en clave de la actualización del Evangelio:
“El denominador común de las apariciones consideradas auténticas consiste en que
se presentan como actualizaciones del Evangelio.
Con esa afirmación, se objetará, reduce usted las apariciones, las convierte
en una simple repetición del Evangelio (…)
No; pero esa característica debe ser bien señalizada. No es una novedad
objetiva, sino profética. Es el medio para una actualización en un tiempo y en un
lugar concretos. Estas intervenciones localizadas y personalizadas adaptan el
mensaje del Evangelio, completo y definitivo en sustancia, a situaciones nuevas. Y
quizá palabra «adaptan» sea insuficiente, porque el mensaje profético de las
apariciones hace más: manifiesta las virtualidades latentes de la Escritura, que se
irán revelando inagotablemente mientras el mundo subsista, aunque dure muchos
milenios” 570 .
Muy importante función profética de las apariciones consiste en una llamada
constante e incansable, a estilo de san Juan Bautista, a la conversión, a la penitencia,
a abandonar el pecado, y a la reconciliación con Dios 571 . Es un acento fuerte,
prácticamente de todas las apariciones marianas 572 . En la Salette María denuncia
llorando que la gente no va a misa los domingos, que no ayuna en cuaresma, que
blasfema y llama a todos a la conversión 573 . En Lourdes Nuestra Señora pide rezar
por los pecadores y hacer la penitencia 574 . A los niños de Fátima la Virgen pide en
566 A. Molina Prieto, “Las Apariciones marianas en las vidas de los santos”, en: Estudios Marianos, 52
(1987), 198-200.
567 W. Łaszewski, Fatima. Stuletnia tajemnieca,Warszawa 2016, 249-265.
568 W. Łaszewski, Fatima. Stuletnia tajemnieca,Warszawa 2016, 179.
569 Congregación para la Doctrina de la Fe, J. Ratzinger, “Comentario Teológico”, en: El mensaje de Fátima,
Ecclesia 3004 (2000) 1087.
570 R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 196-197.
571 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 198.
572 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 198.
573 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 56-59.
574 Cf. R. Laurentin, Sens de Lourdes, Paris 1955, 45-47.
109

cada aparición que hagan penitencia y recen rosario por la conversión de los
pecadores 575 . “La conversión, precisamente, recordaba Juan Pablo II, «está en el
centro del mensaje de Fátima… que pasa necesariamente por la penitencia (LC
13,5) y por la oración (Jn 15,5) de que la Iglesia siente en nuestros días, más que
necesidad, imperativo categórico»” 576 . A los cinco niños de Beauring la Virgen pide
la misma actitud de oración y penitencia 577 .
Otro aspecto del carácter profético de las apariciones son sus predicciones
hacia el futuro, que van siempre unidas al diagnóstico del presente:
”Nuestro mundo moderno se ha abandonado tranquila, alegremente, al pecado. Se
autodestruye. Las amenazas son graves. Las apariciones repiten lo mismo en un
lenguaje variado, a veces alarmante, más a menudo elíptico o secreto” 578 .
Después del diagnóstico o análisis de la situación presente, viene el aviso sobre las
consecuencias de esta actitud humana:
“Las apariciones dosifican y matizan el anuncio de las amenazas inminentes. «El
mundo está al borde de un precipicio» (Kibeho). Porque no se trata de meter miedo
ni de exasperar una ansiedad ya demasiado grande, sino de reconducir a los
hombres hacia la fuente que curará, a la vez, males y ansiedades 579 .
4.2.1.3. Las apariciones como alimento para la fe, esperanza y caridad.
En todos los lugares de las apariciones consideradas como auténticas se han
creado grandes centros de culto, los santuarios, donde a diario se distribuye los
sacramentos, se reza, se acoge a los enfermos. Después de Roma, los santuarios más
visitados del mundo cristiano son los relacionados con apariciones de Nuestra
Señora: Guadalupe en México, Lourdes, Fátima, Rue de Bac (no añadimos aquí a
Medjugorje, donde cada año acuden 2,5 millones de peregrinos, porque de
momento no están aprobadas las apariciones) 580 . En estos lugares se actualizan las
palabras de María pronunciadas en Caná “haced lo que Él os diga” (Jn 2,5), como
una llamada dirigida a todos a aceptar el mensaje evangélico, y a renovar la fe, la
575 Cf. W. Łaszewski, Fatima. Stuletnia tajemnieca,Warszawa 2016, 81-216.
576 G. Calvo Moralejo, “Frutos espirituales de las apariciones y revelaciones marianas” en: Estudios
Marianos, 52 (1987), 100.
577 Cf. C. Balic, “Apariciones marianas en los siglos XIX – XX”, en: Spiazzi, R. (dir), Enciclopedia Mariana
“Theotócos”, Madrid 1960, 251.
578 R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 201.
579 R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 202.
580 Cf. Laurentin, R., “Les révélations privées- apparitions, visions – dans l’actuelle phase de l’économie du
salut”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima
1998, 757.
110

esperanza y la caridad 581 . El santo papa Juan Pablo II llamaba a los santuarios
marianos “lugares privilegiados para encuentro de una fe, cada vez más purificada,
que les conduzca a Cristo” 582 . En estas palabras del Pontífice podemos incluir
también a las apariciones marianas que son espacios privilegiados de la
evangelización. Stefano De Fiores de forma muy sugestiva describe el ambiente en
los lugares de las apariciones marianas:
“María sigue siendo la Sierva del Señor y sigue conduciendo hacia Él. Sus
apariciones hacen revivir el evangelio: se renuevan los prodigios de conversiones y
curaciones, reaparecen las multitudes que aclaman y rezan, renace la esperanza y la
alegría, son perdonados los pecados, se escucha de nuevo el mensaje de Cristo. La
experiencia de los santuarios, como Lourdes y Fátima, confirma esta
perspectiva” 583 .
Salvatore Perrella pone acento en una función de las apariciones que es de
gran actualidad. Haciendo una reflexión sobre el hombre posmoderno que rechaza
cualquier pensamiento dogmático o metafísico, mostrando una actitud del
escepticismo, racionalismo y positivismo, dice que las apariciones son un
argumento siempre actual, “son un don para la fe y desafío para la razón” 584 . En este
contexto podemos decir que las apariciones cumplen también la función apologética
“como signo sobrenatural de la credibilidad de la fe” 585 .
4.2.2. El significado de las apariciones marianas.
4.2.2.1. La Asunción de la Virgen María como fundamento teológico
de las mariofanías.
La Iglesia, por medio de su Magisterio infalible, ha declarado que María, la
Madre de Jesucristo, al terminar su vida en la tierra, “fue llevada a la gloria del
cielo” 586 con su cuerpo y alma. A partir de este momento la persona de María tiene
un status especial: “vive de la misma vida, del mismo gozo y felicidad que Dios
Unitrino” 587 y su cuerpo, unido al hecho de la resurrección de Cristo es “inmortal,
581 Cf. G. Calvo Moralejo, “Frutos espirituales de las apariciones…”, 99.
582 G. Calvo Moralejo, “Frutos espirituales de las apariciones…”, 100.
583 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 356.
584 Cf. S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo
(MI) 2007, 94-95.
585 A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 106.
586 CEC 966.
587 S. M. Perrella, Le Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo 2007,
48.
111

glorioso, potente y pneumático” 588 . Compartiendo la plenitud de la gloria con su
Hijo, la Virgen participa activamente en la obra de la salvación y permanece
presente de forma espiritual en la Iglesia y en la vida de cada creyente 589 .
“La Asunta, en esta eterna condición, está presente en el cosmos, en el mundo, en la
historia, en la Iglesia de todos los tiempos y en la experiencia creyente, espiritual y
vivencial del cristiano, gracias a la perfecta salvación realizada en Ella por su Hijo
muerto, resucitado, ascendido al Padre y que viene en la Parusía. Ella es, con
Cristo, por Cristo y en Cristo, bajo los auspicios del Espíritu, siempre dispuesta
para interceder por nosotros ante el Padre” 590 .
En consecuencia las apariciones de María Asunta tienen varios significados
que podemos enumerar:
María es “icono original de la nueva creación” 591 . En sus apariciones la
Virgen recuerda que el último destino del hombre es la vida eterna. Se
presenta con su belleza radiante para decirnos que este mundo corrupto e
imperfecto no es la meta de nuestra vida, que nosotros pertenecemos a Dios
que nos llama a participar en su plenitud 592 .
La Asunta se manifiesta como “icono de vida y profecía del futuro para el
hombre oprimido por no sentido y por la nada” 593 . En un mundo donde
prevalece el miedo ante el presente acompañado por el aferrarse al futuro no
lejano, donde hay amenaza de un neopaganismo que encadena al hombre y
no le permite abrirse a la dimensión escatológica, María con su presencia es
signo de Dios, el Señor de la historia, que quiere liberar al hombre de sus
miedos y esclavitudes y recordarle sus verdadera vocación 594 .
María con su presencia entre nosotros “llama a los hombres a mirar hacia
arriba, donde esta Dios Creador y último Fin; donde está Cristo, la salvación
del hombre; donde está Ella misma, llena de gloria, honor y poder” 595 . Así la
Virgen se convierte en el signo de la esperanza, pues, ella es la primera
creatura que participa de la plenitud de la gloria, es el anticipo de la
transformación definitiva del mundo que esperamos 596 .
588 S. M. Perrella,” Le Apparizioni Mariane...”, 48.
589 Cf. A. Grasso, Perché appare la Madonna? Per capire la apparizioni mariane, Conegliano 2012, 110; S.
M. Perrella,” Le Apparizioni Mariane...”, 48; cf. E. Bueno de la Fuente,” El mensaje de Fátima…”, 53-54.
590 S. M. Perrella,” Le Apparizioni Mariane...”, 50.
591 A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,110.
592 Cf. A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,110.
593 A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,111.
594 Cf. A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,111.
595 A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,112.
596 Cf. A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,112.
112

4.2.2.2. Las apariciones como signo de la maternidad espiritual de
María.
El Concilio Vaticano II en la Constitución dogmática Lumen Gentium hace la
siguiente reflexión sobre la maternidad de la Virgen María:
“Esta maternidad de María en la economía de gracia perdura sin cesar desde el
momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo
sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos.
Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su
múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con
su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se
hallan entre peligros y angustias, hasta que sean conducidos a la patria de los
bienaventurados” 597 .
En las apariciones la Virgen muestra que, viviendo en la gloria, “allá arriba”,
no se olvida de los hombres y que se preocupa por ellos con amor maternal 598 .
María se hace presente en medio de sus hijos para recordarles con ternura, y a veces
con lágrimas como en La Salette, Siracusa o Kibeho, que el único camino hacia la
plena realización humana está marcado por su Hijo Unigénito 599 . Desde el
testamento de la cruz, la Virgen cumple su función materna intercediendo sin cesar
por todos los hombres de todos los tiempos, como lo manifiesta en La Salette
diciendo: “Por más que recéis, por más que hagáis, jamás podréis recompensar el
dolor que he asumido por vosotros” 600 .
Otro signo del amor materno es la elección de los videntes por María. Casi
siempre son niños de familias humildes, pobres, incluso marginadas, como en el
caso de Bernardita, tal como testimonia una de sus compañeras:
“Bernadette es muy pobre, tan pobre como lo era Nuestro Señor en la tierra, y sobre
esta niña ha puesto María sus ojos, prefiriéndola a tantas jóvenes ricas que en este
momento envidian la suerte de la que ellas habían mirado con desprecio, y que
ahora se sienten felices con sólo abrazarla o tocarle la mano” 601 .
María, la humilde esclava del Señor, recuerda que los pobres son sus hijos
preferidos y deben ocupar un lugar privilegiado en la Iglesia.
597 LG 62.
598 Cf. A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,109.
599 Cf. A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,109; S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storicosalvifica,
Bolonia 1992, 356.
600 R. Castel, La Salette. María en nuestros caminos, Strasbourg 1995, 4; Cf. A. Grasso,” Perché appare la
Madonna...”,109.
601 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 217-218.
113

4.2.2.3. Las apariciones como una llamada de María a la reconciliación
y la paz.
La presencia de la Virgen y sus mensajes son de un lado una denuncia
profética de todo tipo de la injusticia, violencia, pecado y de otro son una fuerte
llamada a la reconciliación, a la paz, a la no violencia 602 . Es un hecho confirmado
que las mariofanías proliferan en tiempos de grandes guerras y revoluciones, que
siembran muerte, terror y destrucción, sobre todo en los siglos XIX y XX 603 . En las
apariciones María se presenta como la Mujer que lucha contra la serpiente porque
“María, Madre del Verbo encarnado, está situada en el centro mismo de aquella
«enemistad», de aquella lucha que acompaña la historia de la humanidad en la tierra
y la historia misma de la salvación” 604 . La Madre de Jesús invita a vencer todas las
estructuras del mal y del pecado y a reconciliarse con Dios y con los hermanos a
través de:
“la confianza en su Corazón manso y suave, como el de Cristo,
la conversión al Evangelio de la paz,
la liberación del odio y de la violencia,
la madurez espiritual,
la verdadera cultura de la paz,
la reconciliación personal y colectiva,
la harmonía cósmica” 605 .
602 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 201-204.
603 C. Balic, “Apariciones marianas en los siglos XIX – XX”, en: Spiazzi, R. (dir), Enciclopedia Mariana
“Theotócos”, Madrid 1960, 241.
604 Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris Mater, 11, Vaticano 1987, http://w2.vatican.va/content/johnpaul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031987_redemptoris-mater.html
(29.03.2017)
605 A. Grasso,” Perché appare la Madonna...”,113.
114

4.3. La actitud ante las apariciones.
Recogiendo propuestas de varios autores, podemos diferenciar tres posibles
actitudes ante las apariciones: excesiva desconfianza, excesiva credulidad,
discernimiento y acogida 606 .
4.3.1. Excesiva desconfianza.
Según Salvatore Perrella el hombre posmoderno rechaza cualquier forma de
las manifestaciones sobrenaturales, porque está dominado por el “pensamiento
débil”, según cual, la verdad es relativa, la única fuente del conocimiento es la
razón, las ideas y conceptos se unen en un sincretismo en que no importa la
coherencia y el valor predominante es el nihilismo cínico 607 . Así configurado, el
hombre posmoderno no es capaz de aceptar la verdad absoluta, ni sus
manifestaciones, que son un verdadero desafío para la razón 608 . Movidas por esta
corriente, aparecen algunas propuestas teológicas que ponen en duda la revelación
cristiana, el misterio de Cristo y de la Iglesia, desconcertando y confundiendo no
pocos fieles 609 . Tales propuestas, con su espíritu crítico, influyen también en la
actitud ante las apariciones. René Laurentin hace el siguiente comentario en cuanto
a esta situación:
“Muchas comisiones de expertos: psicólogos, teólogos y demás, están a menudo
formadas por hombres alérgicos al discernimiento positivo. Por principio, juzgan
estos hechos insólitos desde lo exterior, desde las jaulas de sus ideologías críticas,
sin la simpatía necesaria por la inteligencia, no sólo de los hechos religiosos, sino
de la poesía o de la música. Sus presupuestos y sus criterios exigirán de Dios
pruebas absolutas, las que el mismo Cristo rehusó dar a los escribas y fariseos (Mt
12,39). Tales expertos se convierten así, con harta frecuencia, en contumaces
enterradores de los fenómenos espirituales que someten a su estudio” 610 .
606 R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 70; S. De Fiores, Maria Madre di
Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 358-360; C. Balic, “Apariciones marianas en los siglos XIX –
XX”, en: Spiazzi, R. (dir), Enciclopedia Mariana “Theotócos”, Madrid 1960, 255; S. M. Perrella, Le
Apparizioni Mariane. Dono per la fede e sfida per la ragione, Cinisello Balsamo (MI) 2007, 99.
607 Cf. S. M. Perrella, “Le Apparizioni Mariane...”, 129.
608 Cf. S. M. Perrella, “Le Apparizioni Mariane...”, 94.
609 Cf. S. M. Perrella, “Le Apparizioni Mariane...”, 130; cf. H. Küng, Ist die Kirche noch zu retten?,
München 2011, 58, citado en: E. Bueno de la Fuente,”El mensaje de Fátima…”, 282.
610 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 40.
115

4.3.2. Excesiva credulidad.
Las noticias de una aparición suelen propagarse rápidamente, suscitan el
interés y atraen a una gran cantidad de fieles 611 . El pueblo creyente es el primero en
responder a supuestas señales del cielo 612 , pues para la religiosidad popular no es
tan importante comprobar si las apariciones son auténticas, como el hecho de que,
simplemente, han sucedido 613 . La piedad popular verifica la autenticidad de una
aparición a través de un convencimiento subjetivo, basado en una fuerte vivencia
religiosa en el lugar de la supuesta manifestación divina 614 . Muy sensible a los
signos extraordinarios, con cuales Dios puede intervenir en la vida cotidiana del
hombre, los necesita como una “prueba” que permita confirmar la fe 615 . Pero esta
sensibilidad, si no está “controlada”, puede provocar una actitud de credulidad, de
aceptar sin ningún discernimiento cualquier hecho extraordinario; y en algunos
casos puede llevar, incluso, a la desobediencia a las autoridades eclesiásticas, que
suelen mostrar mucha prudencia respeto a estos fenómenos 616 .
En el primer capítulo de este trabajo hemos citado un fragmento del artículo
del cardenal Ottaviani “Siate, cristiani, a muovervi più gravi”, en que denunciaba el
hecho de que muchos recorren los lugares de supuestas apariciones y después ponen
en duda las decisiones de la Iglesia o directamente las desobedecen 617 . Parece
importante, por lo tanto, la afirmación que hace René Laurentin en relación a este
problema:
“Por todo ello, tanto la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe como el
cardenal Ratzinger tienen toda la razón al subrayar la importancia de la pastoral y
de la dirección espiritual cuando sobrevienen estos fenómenos fuera de serie:
apariciones, carismas extraordinarios o misión profética. Juzgarlos desde exterior,
sin asumirlos pastoralmente, puede dar lugar a desviaciones y abusos, cuando la
misión de la Iglesia es, ante todo, difundir la gracia, alumbrar al hombre que duda,
fortalecer al débil, curar al pecador 618 .
611 S. De Fiores, Maria Madre di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 358.
612 Cf. R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 45; S. De Fiores, Maria Madre
di Gesù. Sintesi storico-salvifica, Bolonia 1992, 358.
613
J. Kumala, “Fenomen zjawień maryjnych w przestrzeni pobożności ludowej”, en: Biblioteka
Mariologiczna, 12 (2008), 111.
614 Cf. J. Kumala, “Fenomen zjawień maryjnych w przestrzeni pobożności ludowej”, en: Biblioteka
Mariologiczna, 12 (2008), 111.
615 Cf. J. Kumala, “Fenomen zjawień maryjnych…”, 111-113.
616 Cf. J. Kumala, “Fenomen zjawień maryjnych…”, 111-113.
617 A. Ottaviani, “Siate, o cristiani, a muovervi più gravi”, L’Osservatore Romano, (28) 1951, 194-195.
618 R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 72.
116

4.3.3. El discernimiento y la acogida.
Entre una sobrevaloración de las apariciones y su rechazo hay un tercer
camino, que es el de discernimiento y la acogida. Stefano De Fiores dice que “las
mejores actitudes son un activo discernimiento, una cauta apertura y una sabia
acogida” 619 . Después de la plenitud de la revelación en Jesucristo, Dios puede
intervenir en la historia humana y hay que estar atento ante estas manifestaciones
divinas 620 . Si después de una seria investigación se confirma la autenticidad de la
aparición, “hay que aceptar con gratitud el carisma de los videntes y profundizar el
significado de las apariciones testificadas por ellos” 621 .
Con esta actitud de apertura ante las revelaciones particulares, es muy
importante una adecuada pastoral en los santuarios de las apariciones, sobre todo
“para redescubrir la auténtica figura bíblica y viva de María, para convertir la propia
vida a las exigencias del Evangelio y para preparar el futuro del mundo” 622 . San
Juan Pablo II, en su visita en Belén, dio las siguientes pautas a seguir en la pastoral
de los santuarios marianos:
“Todo esto necesita una pastoral atenta y apropiada y, sobre todo, muy pura y
desinteresada, que va desde una liturgia viva y fiel hasta la predicación asidua y
segura, la catequesis sistemática y ocasional, particularmente en la administración
de los sacramentos; entre éstos, en tales lugares de gran afluencia de los fieles,
ocupará siempre un lugar primordial el sacramento de la penitencia, momento
privilegiado de encuentro con Dios, principalmente cuando es ayudado por la
caridad disponible de los ministros del confesionario” 623 .
4.4. Conclusión.
En primer lugar hemos presentado, en el presente apartado, el largo debate
sobre el asentimiento que se debe a las revelaciones privadas. Para muchos teólogos
este asentimiento, al menos en el caso del vidente, debería ser de fe divina.
La finalidad de las apariciones queda inscrita dentro de la teología de los
carismas, entendida como la actualización del mensaje del Evangelio en el mundo
de hoy. Esta actualización puede realizarse a nivel devocional, litúrgico,
sacramental o pastoral.
619 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio degli studi teológico-interdisciplonari. Stato della questione
n’ella odierna riflessione culturale”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e
teologia das aparições, Fátima 1998, 61.
620 Cf. S. De Fiores,” Maria Madre di Gesù...”, 360.
621 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio...” 61.
622 S. De Fiores,” Maria Madre di Gesù...”, 360.
623 J. Ibañez - F. Mendoza, “Las Apariciones en los orígenes de los Santuarios Marianos. Pastoral de los
Santuarios Marianos. Presencia viva actual de María en sus Santuarios” , en: Estudios Marianos 52 (1987),
231-249.
117

Dentro de las apariciones distinguimos las mariofanías que se fundamentan
en el dogma de la Asunción de la Virgen María, y en su mediación como Madre de
los hombres. El signo más evidente del amor maternal de María es su preocupación
por la reconciliación del género humano con Dios y por la cuestión de la paz,
amenazada en muchos rincones del mundo.
La actitud correcta ante los fenómenos aparicionales es el discernimiento y la
prudente acogida y una buena pastoral desarrollada en los lugares de las
apariciones.
5. REPERCUSIONES ECUMÉNICAS DE LAS APARICIONES.
5.1. Las revelaciones privadas desde la perspectiva de las Comunidades
eclesiales procedentes de la Reforma.
Un acontecimiento importante tuvo lugar durante el ya mencionado
Congreso Mariológico - Mariano Internacional de Lourdes, celebrado del 4 al 8 de
septiembre del 2008. El profesor Flemming Fleinert-Jensen, luterano, presentó la
conferencia titulada “Les apparitions de la Vierge Marie entre histoire, foi et
théologie. Un regard prostestant” 624 . Este es el resúmen de la misma, hecho por el
profesor Perrella:
“En el ámbito del Congreso de Lourdes, el profesor Flemming Fleinert-Jensen,
perteneciente a la tradición reformada luterana, incluyó las apariciones/mariofanías,
en el cuadro de los eventos testimoniales, preguntándose por consiguiente, como se
puede entender y aceptar la autoridad del testimonio, sobre todo, cuando se trata de
alguien, como Bernardita, que no tiene ninguna autoridad eclesialmente o
socialmente reconocida. Conforme a la tradición reformada, el autor ha destacado
que prácticamente no se puede decir nada sobre la experiencia en sí misma, vivida
por el testigo, porque ésta pertenece a la libre acción de Dios y por lo tanto no está
disponible a la verificación humana. Sin embargo, puede decirse algo sobre la
conformidad entre el testimonio dado por el testigo y la Sagrada Escritura, que es la
única norma de la fe. Pero no se puede separar el testimonio dado por el testigo de
los efectos que ha causado: la conformidad con la Sagrada Escritura y su
confirmación mariana se debe buscar también en la historia de los efectos. En
consecuencia, el teólogo luterano ha propuesto como criterios de conformidad, tres
términos con los cuales la Biblia atestigua a María, la Madre de Jesús: la discreción,
la cruz y la fe” 625 .
624 Cf. S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś” Kościoła i świata. Aspekty wybrane”, en: Biblioteka
Mariologiczna, 12 (2008), 46.
625 S. M. Perrella, “Mariofanie w ‘dziś” Kościoła i świata. Aspekty wybrane”, en: Biblioteka Mariologiczna,
12 (2008), 46; Cf. S. M. Perrella – G. M. Roggio, Apparizioni e Mariofanie, Turín, 2012, 120.
118

Un dato importante sobre la valoración de las revelaciones particulares por
parte de la teología protestante nos lo aporta Stefano De Fiores. En su conferencia,
presentada durante el Congreso Internacional de Fátima en el año 1997, De Fiores
hace el siguiente comentario sobre esta cuestión:
“La teología protestante considera las visiones con desconfianza, no sólo porque
causan divisiones y sectas, sino también porque difunden los arquetipos y la
mitología del paganismo y entran dentro de la categoría de la patología
psíquica” 626 .
A base de estas dos citas podemos resumir el punto de vista de la teología
protestante sobre las revelaciones privadas en los siguientes puntos:
La teología protestante admite la posibilidad de que Dios puede manifestarse
a las personas en una revelación particular.
No se puede decir nada sobre el hecho de la aparición, porque siendo acción
libre de Dios, está fuera de cualquier investigación humana.
Lo único que se puede verificar es si las apariciones y sus efectos son
coherentes con la Sagrada Escritura, la única norma de la fe.
La teología protestante desconfía de las revelaciones privadas, viendo en
ellas más aspectos negativos que positivos.
Siendo esto así, ello tiene consecuencias para el diálogo con las Iglesias
protestantes sobre la mariología. Celestyn Napiórkowski, el mariólogo polaco,
experto en los temas de ecumenismo, hace el siguiente comentario sobre este
problema:
“La mariología y el culto mariano constituyen, junto con el papado y los
ministerios de la Iglesia, las dificultades más importantes en el camino de la
unificación de la cristiandad. Este parecer es prácticamente común. La mariología
católica es llamada también la rueda dentada que destruye la fe evangélica, e
incluso constituiría una síntesis de todas las «herejías del catolicismo». Las
divergencias entre la postura protestante y católica frente a la madre del Señor son
consideradas simplemente insuperables. Una dificultad particular se ve en la
doctrina sobre la mediación de María. K. Barth la enumera entre los problemas más
difíciles en el diálogo entre protestantes y católicos. W. von Lowenich la considera
como punto principal del conflicto, y J. Daniélou descubre en ella el corazón
mismo del problema ecuménico y el punto en que el espíritu católico y el
protestante son más divergentes” 627 .
626 S. De Fiores, “Le apparizioni all’incrocio degli studi teológico-interdisciplonari. Stato della questione
n’ella odierna riflessione culturale”, en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e
teologia das aparições, Fátima 1998, 49.
627 S. C. Napiórkowski, “Ecumenismo”, en: De Fiores, S. – Meo, S., (dir.) Nuevo Diccionario Mariológico,
Madrid 1988, 644.
119

Desde esta perspectiva, vemos como los puntos de desencuentro entre los
protestantes y los católicos están en la distinta comprensión de las bases teológicas
de las mariofanías. En los apartados anteriores hemos dicho que el dogma de la
Asunción de la Virgen María es el fundamento teológico de las apariciones
marianas. Como sabemos, este dogma está cuestionado por parte protestante; no lo
consideran suficientemente asentado en la Sagrada Escritura y, además, según ellos
fue impuesto por el papa, en vez de ser promulgado en un Concilio Ecuménico. Así
lo recoge el documento “María en el designio de Dios y en la comunión de los
Santos” publicado en el año 1997 por el Grupo de Dombes compuesto por teólogos
protestantes y católicos 628 . El mismo Documento atestigua que no hay un consenso
en cuanto a la mediación de María, como ya lo advirtió Napiórkowski, que es otra
importantísima base teológica de las mariofanías:
“En realidad, en algunas de sus partes el Documento parece un retroceso de lo
conseguido en algunos Congresos Internacionales, organizados por la Pontificia
Academia Mariana Internacional, por ejemplo, en los temas de la invocación a/ y la
intercesión de María” 629 .
Otros puntos de divergencia entre protestantes y católicos son el culto y la
religiosidad mariana, dos temas muy relacionados con las apariciones marianas, ya
que entran en el ámbito de los frutos de las mariofanías y de la pastoral de los
santuarios, como ya lo hemos dicho. Para la teología protestante “la religiosidad
mariana popular suscita las mayores reservas” 630 y, por lo tanto, es prácticamente
imposible, por el momento, llegar a un acuerdo en este tema. De todos modos,
parece que en los últimos años han cambiado un poco el ambiente, pues han
surgido, dentro del mundo protestante, algunas iniciativas que promueven la
devoción mariana entre el pueblo. Sin embargo, hay que añadir, estas iniciativas no
cuentan con el apoyo de los teólogos 631 .
628 Cf. E. Llamas, “Mariología y ecumenismo. En torno al documento mariano de les Dombes”, en Diálogo
Ecuménico, Salamanca 2002, t. 37, núm. 118, 212; J. J. Castiblanco, “María en contexto ecuménico”, en:
Theologica Xaveriana, Bogotá 2008, vol. 58, núm. 166, 560.
629 E. Llamas, “Mariología y ecumenismo. En torno al documento mariano de les Dombes”, en Diálogo
Ecuménico, Salamanca 2002, t. 37, n. 118, 193.
630 S. C. Napiórkowski, “Ecumenismo”, en: De Fiores, S. – Meo, S., (dir.) Nuevo Diccionario Mariológico,
Madrid 1988, 653.
631 “… existen algunos testimonios recientes, según los cuales en algunas iglesias luteranas de Alemania se
ha operado un cambio bastante notable. Han aceptado la celebración de algunas fiestas de la Virgen María, y
otras expresiones de devoción. El pueblo venera sus imágenes y dirige a la Madre de Dios súplicas y
oraciones. La religión del pueblo marca aquí un camino y mantiene unas formas de expresión de la fe, que
rompen en cierto modo el silencio secular que había alejado a la Virgen María de las iglesias y del espíritu
del luteranismo. No se puede decir lo mismo de los sectores cultos, que son conocedores de la teología y de
la historia, y que practican la exégesis bíblica.
Blancy cita expresamente los nombres de K. Barth y J. Bosch. Lo extraño es que él mismo a estas alturas
acepte sin más los tópicos y las acusaciones comunes, que se han formulado desde hace siglos contra la
120

5.2. Las apariciones en el diálogo con el Anglicanismo.
En este caso el diálogo sobre el tema de las apariciones no crea tanta divergencia
como ocurre con las comunidades eclesiales protestantes. También hay más
entendimiento en otras cuestiones mariológicas. Prueba de esto es el documento
publicado en el año 2005 por la Comisión Internacional Anglicano-Católica
(ARCIC en sus siglas ingleses) sobre el papel de María en la vida y doctrina de la
Iglesia, con el título: “María: Gracia y esperanza en Cristo” 632 . El documento,
popularmente llamado “la declaración de Seattle”, por el lugar donde se elaboró, fue
aprobado por las autoridades anglicanas y católicas 633 . En el apartado dedicado al
“ministerio distintivo de María” la declaración reconoce que María no es solo la
Madre de Cristo, sino que se le puede llamar también la Madre de todos los
creyentes que “pueden considerar a María como madre de la nueva Humanidad,
activa en su ministerio de señalar a Cristo a todas las personas, procurando el
bienestar de todos los vivientes” 634 . En el mismo apartado, la declaración de Seattle
expresa su toma postura sobre las apariciones marianas afirmando:
“Muchos cristianos experimentan que dar expresión piadosa a su agradecimiento
por este ministerio de María enriquece su culto a Dios. Hay que respetar la
devoción popular auténtica a María, que por su propia naturaleza despliega una
amplia diversidad personal, regional y cultural. La concentración de muchedumbres
en algunos lugares en los que se cree que María se haya aparecido parece indicar
que dichas apariciones constituyen parte importante de esta devoción y aportan
consuelo espiritual. Es preciso un discernimiento atento a la hora de examinar el
valor espiritual de toda supuesta aparición. Lo ha puesto de relieve un comentario
católico reciente: «La revelación privada [...) puede ser una ayuda válida para
comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por eso no se debe
descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma.
El criterio de verdad y de valor de una revelación privada es, pues, su orientación a
Cristo mismo. Cuando ella nos aleja de él, cuando se hace autónoma o, más aún,
cuando se hace pasar por otro y mejor designio de salvación, más importante que el
Evangelio, entonces no viene ciertamente del Espíritu Santo» (Congregación para
la Doctrina de la Fe, El mensaje de Fátima, 26-6-00: Ecclesia 3.004 [2000/II], págs.
1086-1087).
piedad mariana, y más recientemente contra la mariología católica, y que el Documento se haga eco también
de esas acusaciones (n° 294)” (E. Llamas, “Mariología y ecumenismo. En torno al documento mariano de les
Dombes”, en Diálogo Ecuménico, Salamanca 2002, t. 37, n. 118, 207).
632 La Comisión Internacional Anglicano-Católica, María: Gracia y esperanza en Cristo, Seattle 2005
http://www.mercaba.org/TEOLOGIA/MAR%C3%8DA%20GRACIA%20Y%20ESPERANZA%20EN%20
CRISTO.pdf (30.03.2017).
633 Cf. J. J. Castiblanco, “María en contexto ecuménico”, en: Theologica Xaveriana, Bogotá 2008, vol. 58,
núm. 166, 562.
634 Comisión Internacional Anglicano-Católica, “María: Gracia y esperanza…”, núm. 72.
121

Convenimos en que, con las limitaciones establecidas en esta doctrina con vistas a
asegurar la preeminencia del honor rendido a Cristo, prestar fe a semejantes
revelaciones privadas es algo aceptable, si bien nunca exigible a los fieles” 635 .
Más adelante, en la parte de las conclusiones el documento de Seattle
asegura:
“Convenimos en que las doctrinas y las devociones contrarias a la Escritura no
pueden decirse reveladas por Dios ni constituir la enseñanza de la Iglesia.
Convenimos en que la doctrina y la devoción centradas en María, con inclusión de
supuestas «revelaciones privadas», deben ser moderadas por normas
cuidadosamente formuladas que aseguren el papel único y central de Jesucristo en
la vida de la Iglesia, y convenimos en que sólo Cristo, junto con el Padre y en el
Espíritu Santo, debe ser objeto de adoración en la Iglesia” 636 .
Como podemos ver en estas dos citas, la Iglesia anglicana no solo comparte
el punto de vista de la Iglesia católica respecto a las apariciones y mariofanías, sino
toma como suyas las palabras del “Comentario Teológico” del cardenal Ratzinger,
que podemos considerar como un documento oficial de la Iglesia católica sobre las
revelaciones particulares.
La Iglesia católica y la comunión anglicana no solo se han limitado al
diálogo teológico sobre temas marianos, sino que han tomado iniciativas pastorales
conjuntas, por ejemplo, organizando peregrinaciones al santuario de Lourdes. En el
año 1982, con el acuerdo de la jerarquía católica, se recibieron dos peregrinaciones
anglicanas 637 . En el año 2008 se organizó una peregrinación católico-anglicana a
Lourdes que salió desde el santuario en Walsingham (Inglaterra) 638 . En esta ocasión
la parte católica fue presidida por el cardenal Walter Kasper, que, durante la
Eucaristía celebrada en la gruta de la aparición, dijo:
“Lourdes es conocida por sus milagros. ¿Quién habría podido imaginar, sólo hace
20 o 30 años, que católicos y anglicanos habrían peregrinado y rezado juntos? Para
quienes conocen los debates y las polémicas del pasado sobre María entre los
católicos y los cristianos de las Iglesias no católicas, para cuantos conocen las
reservas del mundo no católico hacia los lugares marianos de peregrinación, para
todas esas personas, el acontecimiento de hoy, sin precedentes, es un milagro” 639
635 Comisión Internacional Anglicano-Católica, “María: Gracia y esperanza…”, núm. 73.
636 La Comisión Internacional Anglicano-Católica, “María: Gracia y esperanza…”, núm. 79.
637 R. Laurentin, “Lourdes”, en: De Fiores, S. – Meo, S., (dir.) Nuevo Diccionario Mariológico, Madrid 1988,
1158.
638 “Kasper resalta el papel de María en el ecumenismo tras peregrinación anglicano-católica a Lourdes”, en:
Protestante Digital.com, Lourdes 27 de septiembre 2008,
http://protestantedigital.com/internacional/21999/Kasper_resalta_el_papel_de_Maria_en_el_ecumenismo_tra
s_peregrinacion_anglicanocatolica_a_Lourdes (2.04.2017)
639 “Kasper resalta el papel de María…”.
122

5.3. Las apariciones en las Iglesias orientales y su significado ecuménico.
Las Iglesias del oriente cristiano 640 reconocen la tradición patrística como
periodo normativo para su teología 641 , lo cual quiere decir que, dentro de esta
tradición, reconocen también las apariciones de María narradas por los Padres
Griegos, como hemos visto en el capítulo primero de este trabajo. Por lo tanto, la
cuestión de las revelaciones privadas, y especialmente las mariofanías, no son un
problema en el diálogo con las Iglesias orientales 642 . Sobre todo si tenemos en
cuenta que en tiempos modernos, en el ámbito de estas Iglesias, también hubo
apariciones aprobadas por sus jerarquías eclesiásticas. Como ejemplo podemos
poner aquí las mariofanías de la isla griega Tinos, del siglo XIX 643 . En el ámbito de
estas apariciones se descubrió un icono de la Virgen y se fundó un gran santuario,
que hoy es definido como “Lourdes de oriente” 644 .
De forma especial, quiero mencionar aquí dos apariciones de María que
sucedieron en el siglo XX y que tienen un profundo significado ecuménico. Se trata
de la aparición en Zeitoun aprobada por la Iglesia copta y la mariofanía de Damasco
aprobada por la Iglesia greco-ortodoxa 645 .
Las Apariciones de Zeitoun.
Sucedieron entre el 2 de abril de 1968 y finales de septiembre de 1970 en un
barrio de El Cairo llamado Zeitoun 646 . La Virgen apareció en varias ocasiones sobre
el tejado de una iglesia copta y fue vista por miles de personas, musulmanes y
cristianos 647 . A las apariciones acompañaron también curaciones milagrosas 648 . El
patriarca copto Cirilo VI de Alejandría creó una Comisión para investigar el caso,
640 “Oriente cristiano es la expresión que en la práctica se usa para designar la parte de la cristiandad del
oriente, distinguiéndola de la otra parte llamada occidente cristiano. Esta denominación permite considerar el
oriente como una unidad en sus orígenes, que no debe ocultarnos, sin embargo, la pluralidad que de hecho
existe y la subdivisión en diversos grupos diferentes, bien sean llamados ritos orientales o bien iglesias
orientales.” (G. Gharib, “Oriente cristiano”, en: De Fiores, S. – Meo, S., (dir.) Nuevo Diccionario
Mariológico, Madrid 1988, 1498)
641 Cf. G. Gharib, “Oriente cristiano…”, 1501.
642 Cf. G. Gharib, “Oriente cristiano…”, 1506.
643 Juan Pablo II, Regina Caeli, Vaticano 10 de abril de 1988, https://w2.vatican.va/content/john-paulii/es/angelus/1988/documents/hf_jp-ii_reg_19880410.html
(2.04.2017)
644 Juan Pablo II, “Regina Caeli…”.
645 Cf. R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 115-118; A. Grasso (dir),
Damasco, en: La Theotokos
,http://www.latheotokos.it/modules.php?name=Encyclopedia&op=content&tid=1372 (2.04.2017).
El portal italiano La Theotokos está dirigido por el profesor Antonino Grasso, mariólogo, miembro de la
Pontificia Academia Mariana Internacional (PAMI).
646 Cf. R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 115; A. Grasso (dir), Zeitoun,
en: La Thetokos, http://www.latheotokos.it/modules.php?name=Encyclopedia&op=content&tid=1351
(2.04.2017).
647 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 115; A. Grasso (dir), “Zeitoun, en: La Thetokos…. “.
648 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 115; A. Grasso (dir), “Zeitoun, en: La Thetokos…. “.
123

que interrogó a varios testigos de las apariciones y a personas curadas. Los
miembros de la Comisión también habían sido testigos de las apariciones. Al final
de su trabajo, la Comisión emitió una opinión positiva y el patriarca aprobó las
apariciones el 4 de mayo de 1968 649 , es decir, de forma muy rápida, pues las
mariofanías no habían terminado aún 650 . René Laurentin comenta, con respecto esta
decisión, las diferencias entre el modo de actuar copto y católico:
“No quisiéramos parecer en este punto meros exponentes de las reglas cautelares de
la prudencia católica, sino respetuosos con la manera de actuar de los orientales,
más directa, menos suspicaz, más receptiva quizá a la espontaneidad desconcertante
de los dones de Dios entre los hombres” 651 .
Después de la aprobación copta, la mariofanía fue aprobada por el patriarca
católico Stefano I y también por el responsable de la Iglesia evangélica en El Cairo.
De esta forma las apariciones de Zeitoun son un único caso en la historia, ya que
han recibido un reconocimiento oficial por parte de tres instancias distintas, la
católica, una de las protestantes y una de las orientales 652 ; por ello adquieren un
significado especial en el diálogo ecuménico. Otro aspecto importante de la
mariofanía de Zeitoun es que Nuestra Señora fue vista tanto por los cristianos como
por los musulmanes, que acudían en masa al lugar de las apariciones; y muchos de
ellos experimentaron curaciones milagrosas 653 .
Las apariciones de Damasco.
La vidente se llama Myrna Al Akhras, es greco-católica; su marido se llama
Nicolás Nazzour y es greco-ortodoxo. Estaban recién casados cuando el 22 de
noviembre de 1982 “de las manos de Myrna se desprendió aceite mientras
participaba accidentalmente en la oración por una enferma, Leila, hermana de
Nicolás” 654 . Unos días más tarde, el 27 de noviembre una reproducción barata de un
icono que el marido de Myrna compró en Bulgaria, también empezó exudar
aceite 655 . Tanto el aceite que desprenden las manos de Myrna, como el que sale del
icono tienen cualidades extraordinarios y se han realizado varias curaciones de
enfermos al ungirlos con ellos 656 . Se han hecho controles científicos muy rigurosos,
tanto a los enfermos como al aceite y los médicos han declarado que un cuerpo
649 Cf. A. Grasso (dir), “Zeitoun, en: La Thetokos…. “.
650 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 115; A. Grasso (dir), “Zeitoun, en: La Thetokos…. “.
651 Cf. R. Laurentin, “Apariciones actuales…”, 118.
652 Cf. A. Grasso (dir), “Zeitoun, en: La Thetokos…. “.
653 Cf. G. Hierzenberger -O. Nedomansky, Tutte le apparizioni della Madonna in 2000 anni di storia, Casale
Monferrato 1996, 411-412.
654 R. Laurentin, Apariciones actuales de la Virgen María, Madrid 1991, 119.
655 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 119.
656 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 120.
124

humano no puede producir este tipo de aceite 657 . El 15 de diciembre del mismo año
empezaron las apariciones de María y tres años más tarde también las apariciones
de Cristo 658 . Desde principio, el patio de la casa de Myrna, donde está colgado el
icono, se convirtió en el lugar de oración ecuménica para los cristianos de todas las
denominaciones que residen en Damasco, además algunos mensajes de la Virgen
tienen un claro contenido ecuménico 659 . Por ejemplo en la sexta aparición la Virgen
dice:
“La Iglesia es el reino de los cielos en la tierra. Quien la ha dividido ha pecado, y el
que se ha regocijado con su división ha pecado. Jesús la fundó muy pequeña. Pero
al crecer, se ha dividido. Quien la ha dividido, no la ama: volved a la unidad” 660 .
Teniendo en cuenta “el principio ecuménico establecido en Damasco: una
familia depende del patriarca ortodoxo cuando el cabeza de esta familia es
ortodoxo” 661 , la Iglesia greco-ortodoxa investigó el caso y su patriarca aprobó las
apariciones 662 .
5.4. Conclusión.
El tema de las apariciones es un serio problema en el diálogo ecuménico con
las Iglesias protestantes y reformadas, sobre todo cuando se trata de las mariofanías.
Dichas Iglesias aceptan la posibilidad de que Dios es libre para revelarse a quien
quiera, sin embargo, en el caso de las apariciones marianas, se cuestionan sus bases
teológicas, es decir, el dogma de la Asunción y la mediación de María como la
Madre de la Iglesia.
En el diálogo con la Iglesia anglicana se ha alcanzado un considerable
acuerdo en la materia de las apariciones marianas. Prueba de esto es la declaración
de Seattle, en que la Iglesia anglicana prácticamente comparte el punto de vista de
la Iglesia católica en cuanto a las mariofanías. También hay que destacar las
iniciativas ecuménicas, como por ejemplo peregrinaciones a Lourdes, organizadas
de forma conjunta por los anglicanos y católicos.
Las Iglesias orientales aceptan las apariciones siguiendo, en su fe y en su
doctrina, la tradición patrística. En el oriente cristiano tuvieron lugar dos
mariofanías con claro significado ecuménico. Las apariciones de María en Zeitoun
657 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 130.
658 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 120-136.
659 Cf. R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 129, 134; A. Grasso, Damasco, en: La Theotokos,
http://www.latheotokos.it/modules.php?name=Encyclopedia&op=content&tid=1372 (2.04.2017).
660 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 122.
661 R. Laurentin,” Apariciones actuales…”, 129.
662 Cf. A. Grasso, “Damasco, en: La Theotokos…”.
125

(Egipto) están aprobadas, como únicas en la historia, por las tres comunidades
cristianas presentes allí. En Damasco, la Iglesia greco-ortodoxa ha aprobado las
apariciones de María y de Cristo, que tienen en su contenido también un fuerte
acento ecuménico. Al mismo tiempo, el lugar de las apariciones se ha convertido en
un punto de encuentro y de oración ecuménica para los cristianos que viven en
Siria.
En el segundo capítulo hemos presentado las revelaciones privadas en sus
aspectos más importantes desde la perspectiva de la Teología Fundamental. Hemos
intentado analizar el fenómeno aparicional, definiendo, en primer lugar, los
términos más importantes: la revelación privada, la visión, la aparición y la
mariofanía. Después hemos situado las apariciones en el contexto de la revelación
pública y hemos analizado de forma detallada el proceso de su discernimiento.
Aunque el asentimiento que se debe a las revelaciones particulares está definido por
el Magisterio de la Iglesia como un asentimiento de fe humana, dentro de la
Teología Fundamental sigue abierto el debate sobre este tema. Hemos presentado
también la finalidad, significado y la actitud que se debe tomar ante las apariciones,
con un enfoque especial hacia las mariofanías. Por último, hemos comentado la
problemática ecuménica relacionada con las revelaciones privadas.
126

III. ANÁLISIS PORMENORIZADO DEL HECHO
DE LA MARIOFANÍA DE LA SALETTE 663 .
Breve descripción del hecho de La Salette.
El 19 de septiembre de 1846, una “Bella Señora” se aparece a dos niños
oriundos de Corps, Maximino Giraud, de 11 años, y Melania Calvat, de 14; están
cuidando de sus rebaños en un pasto de alta montaña, situado en la aldea de La
Salette. La ven sentada, llorando amargamente. Se levanta y les habla durante largo
tiempo en francés y en el dialecto local, sin dejar de llorar. Luego sube a una
pequeña planicie y desaparece en la luz. Toda la luz que la rodea y le da cuerpo
viene proyectada desde el crucifijo que porta sobre su pecho; está rodeado de un
martillo y unas tenazas, junto con cadenas y rosas.
1. LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA, Y CONTEXTO SOCIAL Y
RELIGIOSO DE LA MARIOFANÍA DE LA SALETTE.
1.1. Descripción geográfica del lugar de la aparición.
La población de la Salette-Fallavaux se encuentra en la región de Ródano-
Alpes, departamento de Isère, en el distrito de Grenoble y cantón de Corps 664 . En el
año 1846 La Salette tenía 734 habitantes repartidos en doce aldeas 665 . El pueblo
está situado a la altura de 1140 metros sobre el nivel del mar y rodeado por una
cadena montañosa, interrumpida por el lado sur 666 . Por este lado sale el único
camino que comunica La Salette con Corps. En el momento de la aparición era un
camino de mulas. Corps, la sede del cantón, se encontraba en el camino real entre
Grenoble y Gap. Tenía entonces 1451 habitantes y contaba con una oficina de
correos y alojamiento hostelero 667 . La buena comunicación de Corps, y otras
facilidades que daba, explican por qué, después de la aparición, esta villa tenía un
papel más importante en la difusión e información sobre ella que el propio pueblo
de La Salette 668 .
663 En España, el nombre de La Salette se ha castellanizado y se dice la Saleta. Sin embargo en castellano de
la América del Sur se dice La Salette, igual, como en los demás idiomas. Por lo tanto opto por usar el nombre
original por ser más generalizado.
664 Cf. LSDA.I, 7 ; M. Caterini, La Salette. La Madre che piange, Torino 1980, 23.
665 Cf. LSDA.I, 7. En el censo del 1999 La Salette tenía 76 habitantes.
666 Cf. LSDA.I, 7.
667 Cf. LSDA.I, 7.
668 Cf. LSDA.I, 7.
127

El lugar de la aparición se encuentra a la altura de 1800 metros sobre el nivel
del mar. En esa época se podía acceder a aquel sitio subiendo 8 kilómetros por un
camino accesible únicamente a pie o con mulas. Después de recorrer esta distancia
se llega a una planicie rodeada por tres montañas: Gargas (2207 m), Chamoux
(2197 m) y Planeau (1802 m) 669 . La planicie se llama des Baisses o sous les
Baisses 670 . El padre Rousselot, miembro de la Comisión diocesana, hace la
siguiente descripción del lugar exacto de la aparición:
“Sobre esta planicie o meseta se encuentra un barranco poco profundo, formado por
dos eminencias o collados que se extienden de norte a sur, y por cuyo fondo
desciende el arroyo llamado el Sezia. En el fondo de este barranco, en la orilla
derecha del arroyo y en el paraje donde mana sin interrupción la célebre fuente,
vieron los niños por primera vez a la hermosa Señora, según las palabras textuales
del relato, y a dos o tres pasos más abajo, y en el mismo lado, les habló y les invitó
a que se acercasen; pero después de cruzar de un solo paso el arroyo, y de andar
veinticinco o treinta pasos subiendo el collado opuesto, desapareció lentamente ante
las miradas de los niños asombrados que la habían seguido y que se encontraban a
menos de tres pasos de ella cuando se elevó por los aires” 671 .
A esta descripción hay que añadir una información sobre el arroyo Sezia, que
corre por el fondo del barranco. Este arroyo tenía agua solo en la primavera,
cuando se derretían nieves de las montañas, y en épocas de tormentas. La mayor
parte del año estaba seco 672 . Sin embargo, desde el momento de la aparición, el
riachuelo mana agua de forma permanente.
1.2. El contexto social.
El lugar de la aparición escogido por Nuestra Señora se encuentra en un
ambiente rural. Esto corresponde al perfil general de la Francia de la primera mitad
del siglo XIX. Según datos del año 1851, el 55% de la población francesa vivía de
la agricultura 673 . Entre hombres y mujeres eran unos14, 4 millones de personas las
que trabajaban en el campo, lo que supone el 57% del empleo masculino en total 674 .
En los años 1845-1846 la mayor parte de las familias de La Salette sufren miseria,
provocada por la escasez de cosechas, y, especialmente, por la enfermedad de las
patatas 675 . En la misma época cae de forma drástica la producción de cereales en
669 Cf. LSDA.I, 4
670 Cf. L. Bassette, Le Fait de La Salette 1846 – 1854, Paris 1965, 97.
671 M. Rousselot, La verdad sobre acontecimiento de la Saleta del 19 de septiembre de 1846, o sea, Memoria
al Ilmo. Sr. Obispo de Grenoble acerca de la aparición de la Viren Santísima a dos pastores en el Monte de
la Saleta, distrito Corps (Isere), Barcelona 1863, 29.
672 Cf. L. Bassette, Le Fait de La Salette 1846 – 1854, Paris 1965, 38.
673 Cf. M. Tochon, La Salette dans la France de 1846, Versailles 2006, 34.
674 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 34.
675 Cf. LSDA.I, 8
128

toda Francia, lo cual provoca una desorbitada subida de precios en muy poco
tiempo 676 . La falta de alimentos hace también aumentar el paro en las zonas
industriales y causa protestas y revueltas en distintos puntos del país, cosa que da
lugar a que el gobierno aplique mano dura 677 . El hambre de los años 40 del siglo
XIX alcanza también a otros países europeos como Bélgica, Alemania y, sobre
todo, Irlanda, donde se convierte en hambruna 678 .
Otro gran problema de aquella época fue la educación. El pueblo de La
Salette puede ser buen ejemplo en este caso. En el año 1838 se acordó la
construcción de una escuela primaria para los chicos. Siete años más tarde la
escuela aún no estaba acabada y prácticamente la totalidad de los jóvenes de este
pueblo eran analfabetos 679 . Además, la gente de aquella región no hablaba francés,
sino un dialecto alpino franco-provenzal, llamado patois 680 . Es el idioma que hablan
los niños, testigos de la aparición. También la Virgen pronuncia en este idioma gran
parte de su mensaje 681 . Si en la provincia predominaba el analfabetismo, en las
universidades había un considerable desarrollo de las ciencias, sobre todo la
química, física, biología, astronomía y geología. Ello hizo surgir la tendencia
cientifista, que pretendía sustituir la religión por la ciencia o, al menos, reducirla a
un simple mito 682 .
En el plano político los tiempos no eran estables; después de la caída de rey
Carlos X en el 1830, asciende al tono Luis Felipe I, llamado Felipe Igualdad; será
destituido por la Revolución de 1848, que va a proclamar la Segunda República 683 .
En este tiempo renacen las sociedades secretas, sobre todo la masonería, y, también
junto con racionalismo, se expande el ateísmo de forma pública 684 .
1.3. El contexto religioso.
Después de la Revolución Francesa y la época de Napoleón, la Iglesia en
Europa y en Francia vive una época llamada la Restauración 685 . Se fundan nuevas
congregaciones religiosas, sobre todo femeninas, que se dedican a las obras de
caridad y a la educación 686 . Como ejemplo podemos evocar aquí a santa Magdalena
Sofía Barat, fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús, una
676 Cf. LSDA.I, 8.
677 Cf. LSDA.I, 9.
678 Cf. LSDA.I, 9.
679 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 34, 103.
680 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 34, 105.
681 L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 42.
682 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 115, 258.
683 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 258.
684 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 258.
685 Cf. J. Leflon, Historia de la Iglesia. La Revolución (Historia de la Iglesia 23), Valencia 1975, 421-428.
686 Cf. J. Leflon, “Historia de la Iglesia…”, 392-396.
129

congregación que se consagró a la educación de chicas de todas las clases sociales.
Otro ejemplo de un trabajador incansable en el campo de la educación es el padre
Dupanloup, que, más tarde como obispo de Orleans, se va a convertir en el defensor
de la veracidad de la aparición de La Salette 687 .
Con la aparición del capitalismo y sus abusos e injusticias nace también la
doctrina social de Iglesia. En este campo destaca el profesor de Sorbona Federico
Ozanam, el fundador de las Conferencias de San Vicente de Paúl, que sentó las
bases del nuevo pensamiento social defendiendo la justicia en las relaciones
laborales y humanas 688 . Una de las colaboradoras de Ozanam, sor Rosalie Rendu, de
la Hijas de la Caridad, durante 54 años sirve a los pobres en Muffetard, el barrio
más humilde de Paris, convirtiéndose en el símbolo de la entrega en servicio a la
gente más desfavorecida de la sociedad 689 .
Por otra parte, la Iglesia en Francia tuvo que enfrentarse otros ataques
exteriores. Aparte del ateísmo y cientifismo, ya mencionados anteriormente, se
expande en Francia el anticlericalismo que va dirigido sobre todo contra los jesuitas
que vuelven a sus conventos, restituidos después de la supresión de la orden en el
siglo XVIII 690 . En todos estos ambientes hostiles al cristianismo se pone de moda la
blasfemia, que se convierte en un signo de la libertad en relación con la Iglesia y en
un indicativo de buena posición social 691 . Como respuesta a esta actitud dentro de la
Iglesia empiezan a crearse los movimientos de la reparación de la blasfemia y en
favor del descanso dominical 692 .
La situación religiosa en la comarca de Corps antes de la aparición no era
muy buena, pero tampoco era tan mala como la presentan algunos testimonios de
los sacerdotes que visitaron La Salette. Según Jean Stern, que reunió y publicó toda
la documentación relacionada con el hecho de La Salette, en algunos casos se nota
la intención de presentar la situación antes de la aparición de la Virgen como muy
mala, para que, al contrastarla con el mensaje de María, haga de fondo a la
aparición 693 . Como ejemplo de esta actitud podemos citar las palabras del padre
Arbaud, el profesor del Seminario Menor de Forcalquier, que en septiembre del
1847 visitó La Salette y paró en Corps. El padre Arbaud constata que antes de la
aparición, los habitantes de Corps:
“estaban dormidos en la indiferencia y en la apatía religiosa; habían perdido el
gusto de las cosas santas: los oficios de la parroquia estaban abandonados, las
fiestas y los domingos profanados por los trabajos sacrílegos y públicos. El respeto
687 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 157.
688 Cf. J. Leflon,” Historia de la Iglesia…”, 528.
689 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 259.
690 Cf. J. Leflon, “Historia de la Iglesia…”426.
691 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 259.
692 Cf. M. Tochon, “La Salette dans la France...”, 259.
693 Cf. LSDA.I, 10, 16.
130

a lo divino y la práctica de la oración habían alcanzado el despreció, se burlaban del
culto y usaban impíamente la blasfemia. La fe era considerablemente debilitada en
esta gente triste, absorta por las cosas materiales, y condenada a las desastrosas
consecuencias de la impiedad 694 .
Esta descripción, tan negativa, no coincide con los datos que nos ha dejado el
padre Melin, el párroco de Corps desde el 1841 695 . Si es cierto que un año antes de
su venida, en la misa de Navidad se repartieron solo 100 comuniones, el año de su
llegada, y también los años siguientes, se repartieron unas 400 comuniones durante
la misma misa; es decir, esto supone el 25% de la población de Corps 696 . En la
parroquia existía la Cofradía de los Penitentes y una filial de la Archicofradía del
Sagrado e Inmaculado Corazón de María para la conversión de los pecadores 697 . Las
dos hermandades se reunían de forma regular, según el testimonio del párroco
“todos los domingos por la noche la iglesia está llena de gente” 698 . De todos modos,
el padre Melin admite que en verano, cuando hay mucho trabajo en campo, la
práctica dominical deja mucho que desear 699 . J. Stern, resumiendo la situación
religiosa en Corps antes de la aparición, afirma que “la documentación que nos ha
llegado no permite situar el cantón de Corps en el último escalón de la práctica
religiosa” 700 .
El 1 de junio muere el papa Gregorio XVI 701 y el cónclave convocado el
mismo mes eligen al cardenal Juan María Mastai como nuevo papa bajo el nombre
de Pío IX 702 . Durante su pontificado tendrá lugar la aparición de Nuestra Señora en
La Salette y el posterior proceso de la aprobación 703 .
2. LOS VIDENTES DE LA SALETTE.
2.1. Maximino Giraud.
Pierre-Maximin Giraud, nació el 26 o 27 (los dos días constan en los
registros) de agosto de 1835 704 . Era el cuarto hijo de un pobre carretero Jean-
Maximin-Germain Giraud. Cuando Maximino tenía 18 meses su madre Ana María
694 LSDA.I, 9.
695 Cf. LSDA.I, 13.
696 Cf. LSDA.I, 14.
697 Cf. LSDA.I, 14.
698 J. LSDA.I, 16.
699 Cf. LSDA.I, 17.
700 LSDA.I, 17.
701 Cf. J. Leflon, “Historia de la Iglesia…”,497.
702 Cf. R. Aubert, Historia de la Iglesia. Pío IX y su época (Historia de la Iglesia 24), Valencia 1974, 11.
703 Cf. R. Aubert, “Historia de la Iglesia…”, 521.
704 Cf. J. Stern, Maksymin i Melania, Kraków 2008, 9.
131

murió y el mismo año su padre se casó por segunda vez con María Court 705 . En
septiembre de 1846 Maximino tiene 11 años, pero aún no había acudido al colegio.
No sabe leer ni escribir. Tampoco tiene la formación religiosa, ni siquiera la más
básica. No sabe el Padrenuestro y malamente reza el Ave María después de tres
años de aprendizaje; por eso el párroco de Corps no lo admitió a la preparación para
la primera comunión 706 .
En cuanto al carácter, Maximino era un chico travieso, inquieto, agitado,
despreocupado. Pedro Selme, el campesino de La Salette, que contrató a Maximino
del 14 al 20 de septiembre de 1846, cuenta la siguiente anécdota:
“Maximino era inocente sin malicia ni previsión. Antes de salir para llevar las vacas
al monte, le hacíamos comer una sopa, y después le colocábamos en la blusa o en el
saco provisiones para el día. Pues bien, sorprendimos más de una vez a Maximino
que por el camino se había comido ya las provisiones del día partiéndolas
generosamente con el perro. Y cuando le decíamos: ¿pero qué comerás en el resto
del día? Nos contestaba: ¡no tengo hambre!” 707
Durante la investigación realizada después de la aparición, Maximino, con
toda la sinceridad, reconoce sus defectos. Preguntado por el abate Rousselot sobre si
es verdad que antes mentía, el chico responde: “No os han engañado, no, es verdad:
mentía y juraba arrojando piedras a las vacas cuando se apartaban” 708 . El padre
Dupanloup definía a Maximino como “una naturaleza singular, extraña, móvil,
ligera” 709 . Pero, cuando el niño empezaba hablar de la aparición, se producía en él
“un cambio extraño, profundo, repentino, inmediato” 710 . Sus respuestas eran
precisas, humildes y simples, según testimonia Dupanloup: “Uno quisiera que
hablase todo el tiempo, que añadiese algunos detalles, que contase lo que
experimentó, y lo que experimenta; pero no; el no añade ni una sola palabra de lo
necesario” 711 .
Dos meses después de la aparición Maximino comenzó su educación en la
escuela de las Monjas de la Providencia en Corps, pero no era buen alumno; sus
progresos eran muy modestos; de manera que en el año 1850, con 15 años
cumplidos, no podía pasar a sexto de primaria 712 . En 1848 murió su madrasta, y en
febrero de 1849 también lo hizo su padre. Maximino queda bajo la custodia de su
tío Templier, el cual que quiere aprovecharse económicamente de la creciente fama
705 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 9.
706 Cf. LSDA.I, 18.
707 M. Rousselot, La verdad sobre acontecimiento de la Saleta del 19 de septiembre de 1846, Barcelona
1863, 32.
708 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 33.
709 LSDA.I, 19.
710 LSDA.I, 19.
711 LSDA.I, 19.
712 Cf. J. Stern, Maksymin i Melania, Kraków 2008, 11.
132

del chico. Viendo la situación el obispo de Grenoble, coloca a Maximino en el
Seminario Menor de Rendeau, donde pasa tres años, hasta 1853 713 . En el año 1854
viaja a Roma acompañado por el señor Similien, un laico piadoso de Angers. En
Roma visita varios personajes, pero no llega a ver al papa Pío IX 714 . Al volver a
Francia pasa dos años en los seminarios de Dax y de Air-sur-l’Adour, pero, al final,
llega a la conclusión de que no tiene vocación sacerdotal y deja los estudios
eclesiásticos 715 .
A partir del año 1859 empieza un periodo muy turbulento e inestable en la
vida de Maximino. Se traslada a Paris; pobre, sin recursos, consigue algún trabajo,
pero en seguida lo pierde; pasa un tiempo en un refugio para los obreros. En Paris
mantiene contactos con el padre Pedro Eymard, fundador de la Congregación del
Santísimo Sacramento y futuro santo 716 . En este tiempo conoce también al
matrimonio Jourdain, que lo trata como a su hijo. Maximino empieza a estudiar
medicina y sueña con ser médico. El sueño dura tres años, pues en 1865 deja los
estudios, viaja a Roma y se incorpora a los zuavos pontificios 717 . Como soldado en
servicio al Sumo Pontífice aguanta seis meses y después regresa a Francia. En 1866
publica un folleto titulado “Mi profesión de fe en la aparición de Nuestra Señora de
La Salette” 718 .
Después de su vuelta de Roma, Maximino quiere empezar una nueva vida;
consigue créditos para realizar sus ideas empresariales, pero las cosas van muy mal.
Su falta de previsión y la mala gestión llevan a la ruina no solo a él, sino también a
sus padres adoptivos, los Jourdain 719 . Desesperado y con grandes deudas, Maximino
vuelve en 1869 a su Corps natal. Detrás de él viene también el matrimonio Jourdain,
perseguido por los acreedores. Viendo la situación de verdadera miseria en que
viven, el superior del santuario de La Salette, con el permiso del obispo de
Grenoble, les ayuda económicamente 720 . En 1874 Maximino cae enfermo; sufre
asma y enfermedad del corazón. En el mes de noviembre del mismo año, por última
vez en su vida, sube a la montaña de La Salette y cuenta la aparición a las monjas
reunidas en el santuario. El 2 de febrero de 1875 el párroco de Corps confiesa a
Maximino y le administra el viatico. Después bebe el agua de la fuente de La
Salette y unos minutos más tarde muere cristianamente 721 .
713 Cf. J. Stern, Maksymin i Melania, Kraków 2008, 12.
714 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 12.
715 J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 13.
716 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 13.
717 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 14. Los zuavos pontificios fueron creados por el papa Pío IX para
la defensa de los Estados Pontificios.
718 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 14.
719 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 14.
720 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 15.
721 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 16.
133

En su funeral participaron casi todos los habitantes de Corps. De acuerdo con
la última voluntad de Maximino, su corazón, embalsamado, fue depositado en el
santuario de Nuestra Señora de La Salette 722 .
En una ocasión, contando la aparición a un grupo de peregrinos Maximino
pronuncio una frase que de forma sintética resume su vida; al final de la narración
dijo: “Ella se elevó y desapareció, y a mí me dejó con todos mis defectos” 723 .
2.2. Melania Mathieu (Calvat).
Francisca Melania Mathieu nació el 7 de noviembre de 1831 como cuarta
hija de Pedro Calvat o Mathieu y de Julia Barnaud 724 . No conocemos con certeza su
apellido. Ella y su hermano José están anotados en el registro con el apellido
Mathieu, pero sus dos anteriores hermanos están registrados con el apellido
Calvat 725 . Melania misma firmaba con el apellido Mathieu. El matrimonio de Pedro
y Julia Mathieu tenía en total diez hijos. El padre de Melania no contaba con
trabajo fijo; se contrataba como jornalero, pero el salario no le bastaba para
mantener a toda la familia 726 . Por este motivo, Melania desde cuando cumplió 10
años, trabajaba como pastora en las granjas de los alrededores de Corps y pasaba
con los suyos solo los meses de invierno. La pobreza de la familia era tan grande,
que en la primavera de 1847, es decir, después de la aparición en La Salette, una de
las hermanas de Melania mendigaba en las calles de Corps 727 .
Desde la primavera, hasta finales de noviembre del año 1846, Melania
ayudaba en casa de Bautista Pra, un campesino de Ablandens, una de las aldeas de
La Salette 728 . Tenía entonces casi dieciséis años, pero su formación religiosa era
prácticamente nula. El padre Rousselot lo testifica con siguientes palabras:
“Iba muy raras veces a la iglesia, porque sus amos la ocupaban los domingos y las
fiestas lo mismo que los demás días de la semana; no tenía casi noción alguna de la
Religión, y su memoria ingrata no podía retener dos líneas del catecismo, de modo
que aún no había sido admitida a la primera comunión” 729
En cuanto a su carácter Melania era cerrada, tímida y descuidada. El padre
Rousselot recoge el testimonio de Bautista Para, que contrató a Melania el año de
la aparición:
722 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 17.
723 J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 17.
724 Cf. LSDA.I, 20.
725 Cf. LSDA.I, 20.
726 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 18.
727 Cf. LSDA.I, 20.
728 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 19.
729 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 34.
134

Habiéndose preguntado a este buen hombre acerca del carácter de Melania, dijo que
era tímida por demás, y tan poco cuidadosa, que ni siquiera pedía ropa para
mudarse cuando volvía por las tardes del monte mojada de pies a cabeza por la
lluvia; que algunas veces, a consecuencia también de su carácter, se dormía en la
caballeriza; y que con mucha frecuencia, a no haberla avisado, hubiera pasado al
raso toda la noche, Bautista Para ha declarado además que Melania antes de la
aparición era perezosa, desobediente y mohína hasta el extremo de negarse a veces
a responder a los que la dirigían la palabra. Pero después de la aparición es activa y
obediente, y hace mejor sus oraciones” 730 .
El obispo Dupanloup, que entrevistó a Melania en junio de 1848, afirmó que
la pastora respondía a las preguntas únicamente con un “sí” o “no” y, si decía algo
más, lo hacía con voz baja y de mal humor 731 .
En el momento de la aparición Melania era analfabeta y hablaba solo patois,
el dialecto de la región 732 . En diciembre de 1846 ingresa en el mismo colegio que
Maximino, el de las Monjas de la Providencia. Según la madre superiora, Melania
“estaba menos abierta y predispuesta a recibir la enseñanza que Maximino” 733 .
Después de tres años abandona el colegio y vuelve a su casa, pero allí le espera una
situación desagradable. Su padre quiere aprovecharse de la fama de su hija y la lleva
a Grenoble. Ante esta situación interviene el obispo De Bruillard y Melania ingresa
en el postulantado de las Monjas de la Providencia en Corenc, cerca de Grenoble 734 .
El 9 de noviembre de 1851 recibe el hábito y empieza el noviciado con el nombre
de María de la Cruz. Sin embargo, después de dos años del noviciado, no es
admitida todavía a los primeros votos. El motivo principal de esta decisión es el
peligro que para su vida espiritual suponía la fama que alcanzó después de la
aparición. Muchas personas querían verla o pedir su consejo; incluso se puede
hablar de un cierto culto a su persona 735 . En noviembre de 1854 el obispo de
Grenoble escribe en su carta:
“Llama la atención su adhesión a la propia opinión, y a consecuencia de esto, su
comportamiento muy raro. Y aunque la comunidad admira su piedad y su
dedicación a la educación religiosa de los niños, hemos decidido, que nuestra
obligación es no admitirla a los votos temporales, para que pueda de forma
adecuada prepararse a la vida cristiana llevada con humildad y sencillez, que le
protegerán de las ilusiones de la vida interior” 736 .
730 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 35.
731 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 19.
732 LSDA.I, 21.
733 J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 20.
734 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 20.
735 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 21.
736 J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 21.
135

A partir de este momento en la vida de Melania comienza un periodo muy
turbulento. De Corenc vuelve a Corps. Allí encuentra a un sacerdote inglés que la
invita a Inglaterra para descansar en un convento. De esta manera Melania llega a
las carmelitas en Darlington, donde, después del noviciado, hace sus primeros
votos 737 . Su vida en el convento carmelitano dura solo cuatro años. En 1860 viene a
Darlington su hermana María y le comunica que sus padres se han separado 738 .
Melania se deprime y quiere abandonar Inglaterra. Vuelve a Francia y se dirige a
Marsella, donde se encuentra con su madre. En Marsella conoce a las Monjas de la
Compasión y se decide a vivir con ellas. En 1867 Melania se traslada a Italia, cerca
de Nápoles. Es acogida por el obispo de Castellamare, monseñor Petagna, que la
conocía de su estancia en Marsella 739 . En este tiempo quiere fundar una nueva
congregación. Incluso escribió la regla para ella. En 1878 viene a Roma para
presentar su intención al papa León XIII, pero la Santa Sede la trata con precaución
y reserva 740 . Un año más tarde, con el permiso del obispo de Castellamare, publica
un folleto en que revela el secreto que recibió de Nuestra Señora en La Salette. La
publicación es muy criticada por los obispos franceses y el Santo Oficio manda
parar la distribución del libro 741 .
Entre los años 1884 – 1889 Melania se traslada a Francia y acompaña a su
madre hasta su muerte en diciembre de 1889. Durante los tres años siguientes
intenta realizar su idea de fundar una congregación. Esta vez quiere hacerlo en la
diócesis de Autun, pero el obispo del lugar se opone y Melania abandona el
proyecto. En el año 1892 vuelve a Italia. Primero pasa un tiempo en Galatina, cerca
de Lecce, invitada por el obispo de aquella diócesis, que anteriormente fue su
director espiritual; y después se traslada a Mesina donde, por invitación del
canónigo Annibale Di Francia, dirige una comunidad de mujeres fundada por él.
Animada por el canónigo, empieza a escribir su autobiografía que va a terminar en
Francia; allí se trasladó en 1899 invitada por E. Combe, que fue el párroco de Diou
y gran amante de las profecías apocalípticas 742 . El último destino que elige es
Altamura, un pueblo en la italiana provincia de Bari. Allí Melania muere en la
noche del 14 al 15 de diciembre de 1904 a la edad de 73 años 743 .
El año 1912 el escritor francés León Bloy publica un libro titulado “Vie de
Mélanie bergère de la Salette écrite par elle-même en 1900. Son enfance 1831-
1846” 744 . Efectivamente, es la autobiografía escrita por Melania, acompañada por
737 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 23.
738 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 23.
739 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 23.
740 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 23.
741 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 24.
742 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 25.
743 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 25.
744 L. Bloy, Vie de Mélanie bergère de la Salette écrite par elle-même en 1900. Son enfance 1831-1846, Paris
1912.
136

una larga introducción del autor. El libro presenta a Melania, sobre todo en su
infancia, como una visionaria, mística,
“un prodigio de santidad bajo la apariencia de nada, ignorando lo más posible todo
lo que los hombres enseñan y aprendiendo temer solo lo que Dios puede enseñar.
La célebre Aparición, lejos de ser una novedad para ella fue el resultado necesario,
querido por Dios, de toda una vida interior profundamente oculta de una niña que
había alcanzado las más altas cimas de la vida mística y sin embargo parecía barro
del camino” 745 .
Las primeras páginas de su autobiografía las empezó a escribir en 1853, en la época
en que la joven muchacha, sometida por su entorno a una “especie de culto” 746 ,
como lo describía el obispo de Grenoble, no era capaz de resistir ante la tentación
de sentirse elegida por Dios 747 . Ante este cambio que vivió la joven nace una
pregunta justificada: ¿cómo identificar a la joven pastora, que no sabía reconocer a
la Virgen María, con Melania, que desde su temprana infancia tenía apariciones del
Señor? Esta pregunta la hizo el obispo de Birmingham, monseñor Ullathorne, que
en el año 1854 visitó a Melania. La entrevista con la vidente de La Salette dejó en él
muy mala impresión. Incluso llegó a preguntarse si Melania no manipuló a
Maximino y toda la aparición era un fraude 748 . Sin embargo, después de estudiar los
documentos originales y de encontrarse con Maximino personalmente, monseñor
Ullathorne rechaza esta hipótesis y hace suya la distinción sugerida por el obispo de
Grenoble, que diferencia entre la Melania de 1846, simple instrumento de la
aparición, y la Melania después de 1853, cuando tiene pretensiones de creerse una
gran mística 749 .
Resumiendo la vida de Melania, el obispo de Grenoble, monseñor
Ginoulhiac, destaca, sobre todo, su piedad 750 . Por otra parte, la vida de la pastora de
La Salette fue marcada por malos consejeros 751 , que la trataron con halagos y
reverencias, y ello influyó mucho en su comportamiento 752 . Sin embargo, en todas
estas pruebas, Melania permaneció fiel a la Virgen de La Salette 753 .
745 L. Bloy, « Vie de Mélanie…”, XXII .
746 LSDA.I, 22.
747 Cf. LSDA.I, 23.
748 Cf. LSDA.I, 23.
749 Cf. LSDA.I, 23.
750 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 26.
751 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 26.
752 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 26.
753 Cf. J. Stern, “Maksymin i Melania…”, 26.
137

3. PRIMERAS INVESTIGACIONES, DE SEPTIEMBRE DE 1846 A JULIO
DE 1847.
3.1. La relación Pra.
Por la tarde, el sábado del 19 de septiembre de 1846, los dos pastores
Maximino y Melania volvieron con sus rebaños a la aldea de Ablandens, cada uno a
su casa. Maximino, a la casa de Pedro Selme con quien trabajaba, y Melania a la
granja de Bautista Pra. El primero en contar lo que les había sucedido en la montaña
fue Maximino 754 . Después de narrar la historia en la casa de los Selme, corre a casa
de los Para; mientras tanto Melania permanece en los establos. La familia Pra es la
única gente que Maximino conoce en La Salette, porque el año pasado su hermana
trabajaba con ellos 755 . Muy intrigada por lo que ha contado Maximino, la abuela Pra
busca a Melania para confirmar la historia. Cuando Melania viene a casa, Maximino
ya se había ido a contar lo ocurrido a otra gente. Y, antes de que Melania empiece a
contar la aparición, aparece Pedro Selme conmovido por lo que Maximino relató en
su casa. Todos escuchan con atención la narración de Melania, que coincide
exactamente con la historia de su compañero 756 . Pedro Selme y Bautista Pra deciden
que a la mañana siguiente, antes de la misa, Melania y Maximino deben ir a ver al
párroco de La Salette.
El domingo por la mañana el padre Jacques Perrin recibe a los dos pastores.
Se queda totalmente conmovido por lo que los niños le cuentan, y anuncia la
aparición desde el ambón, durante la misa 757 . Después del encuentro con el cura,
Maximino regresa a Corps y ya no volverá a La Salette para trabajar; pero Melania
se queda en la casa de los Pra hasta finales de noviembre. El domingo por la tarde,
el alcalde de La Salette, Pedro Peytard, sube a Ablandens para interrogar a los
niños. Solo encuentra a Melania y, con promesas y amenazas, intenta obligarla a
desmentir toda la historia 758 . La entrevista dura tres horas, pero Melania resiste y no
se deja intimidar 759 . En la noche de aquel mismo día Bautista Pra, Pedro Selme y
otro vecino más, Juan Moussier, deciden poner por escrito el relato de Melania.
Juan Moussier traduce al francés lo que Melania dice en patois y Bautista lo
escribe 760 .
754 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 8.
755 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 9.
756 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 11.
757 Cf. J. Stern, “La Salette. Documents authentiques…", t. 1, 45.
758 Cf. LSDA.I, 45 ; J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 16-17.
759 Cf. J. Stern, “La Salette. Documents authentiques…", t. 1, 45 ; J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla
Kościoła, Kraków 1989, 17.
760 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 50.
138

Este documento se va a llamar “la relación Pra” y va a ser el primer relato
escrito sobre la aparición en La Salette 761 . Melania narra solo las palabras de la
Virgen y algunas respuestas de los dos pastores, sin ningún otro comentario 762 . El
original del documento se ha perdido. Como testifica el padre Rousselot, miembro
de la Comisión diocesana, el relato pasaba de mano en mano en La Salette y Corps,
y, al final, “cayo en poder de un peregrino que no lo ha devuelto” 763 . Disponemos
de una copia hecha por padre Lagier durante su estancia en La Salette. Puede
confundirnos el título que Bautista Pra y sus compañeros habían elegido, “Carta
dictada por la Virgen Santísima a dos niños en el Monte de la Salette-Fallavaux” 764 ,
dado que, durante la aparición, los pastores recibieron un mensaje oral 765 . El padre
Lagier hizo una copia exacta del texto original, con todas las faltas ortográficas y de
estilo que contenía: 766
“ Lettre dictée par la Sainte Vierge á deux enfants sur la montagne de la Sallete-
Falavaux.
Avancez-mes enfants n'ayez pas peur, je suis ici pour vous conter une
grande nouvelle; si mon peuple ne veut pas se sou mettre, je suis forcée à laisser
aller la main de mon fils; il est si forte et si pesante que je ne peux plus le maintenir,
depuis le temps que je souffre pour vous autres, si je veux que mon fils ne vous
abandonne pas je suis chargée de le prier sans cesse moi-même, pour vous autres
n'en faites pas de cas; vous auriez beau faire, jamais vous ne pourrez récompenser
la peine que j'ai prise pour vous autres.
Je vous ai donné six jours pour travailler; je me suis réservé le septième et
on veut pas me l'accorder, c'est-ça qui appesantit tant la main de mon fils; et aussi
ceux qui mènent les charettes ne savent pas jurer sans mettre le nom de mon fils au
milieu, c'est les deux choses qui appesantissent tant la main de mon fils.
Si la récolte se gâte ce n'est rien que pour vous autres, je vous l'avais fait
voir l'année passée par les pommes, mais vous n'aviez pas fait cas que c'était au
contraire quand vous trouviez des pommes de terre gatées vous juriez et vous
mettiez le nom de mon fils au milieu. Ils vont continuer que cette année pour la
noël, il y en aura plus
(vous ne comprenez pas mes enfans je m'en vais vous le dire autrement…)
Si vous avez du blé il ne faut pas le semer tout ce que vous semerez les bêtes le
mangeront et ce qu'il restera encore que les bêtes n'oront pas mangé, l'année qui
vient en le battant tombera en poussière.
Il viendra une grande famine avant que la famine arrive les enfants au
dessous de sept ans prendront un tremble qui mourront entre les mains des
personnes qui les tiendront.
Les autres feront leur pénitence en famine. les noix viendront boffes, et les
raisins pouriront et s'ils se convertissent les pierres et les rochers deviendront des
761 Cf. LSDA.I, 46-47.
762 Cf. LSDA.I, 46.
763 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 48.
764 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 48.
765 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 58.
766 Cf. LSDA.I, 46.
139

amas de blé et les pommes de terre seront ensemancés (pour l'année qui vient) l'été
ne va que quelque [verso] femme un peu vieille à la messe le dimanche et les autres
travaillent, et l'hiver les garçons lorsqu'ils ne savent pas que faire vont á la messe
que pour se moquer de la religion, Le monde ne font point de carême ils vont à la
boucherie comme les chiens; faites-vous bien votre prière mes enfants, pas
beaucoup madame; Il faut bien la faire soir et matin et dire au moins un pater et un
ave quand vous ne pourrez [correction par-dessus pourriez ou pouviez] pas mieux
faire.
N'avez-vous point vu du blé gâté mes enfants, non madame, mais mon
enfant vous n'en devez bien avoir vu une fois que vous étiez allé avec votre père au
Couin qu’il y avait un homme qui dit à votre père de venir voir son blé qui était
gâté; puis vôtre père y est allé et il prit quelques épis dans sa main il les frotta et
tombèrent en poussière, puis an s'en retournant comme ils étaient encore une demiheure
loin de Corps votre père vous donna un morceau de pain et vous dit tiens
mon enfant mange encore du pain cette année que nous ne savons pas qui en va
manger l'année qui vient si ça continue comme ça.
Allons mes enfants faites le bien passer à tout mon peuple.
Pra Baptiste, J. Moussier, Selme Pierre » 767 .
767 LSDA.I, 47-48 ; La traducción española:
“Acercaos hijos míos, no tengáis miedo, porque estoy aquí para anunciaros una buena noticia. Si mi pueblo
no quiere someterse, me veré obligada a soltar la mano de mi Hijo; es tan fuerte, tan pesada que ya no la
puedo sostener. ¡Cuánto tiempo hace que padezco por vosotros! si quiero que mi Hijo no os abandone, estoy
encargada de suplicarle yo misma sin cesar; por vosotros que no hacéis caso, y que por más que hagáis jamás
podréis recompensar el trabajo que me he tomada por vosotros.
Os he dado seis días para trabajar, reservándome el séptimo que no se me quiere conceder, Y esto es
lo que hace tan pesada la mano de mi Hijo Y también los que conducen los carros no saben jurar sin tomar en
boca el nombre de mi Hijo, y estas son las dos cosas que hacen tan pesada la mano de mi Hijo.
Si la cosecha se deteriora, solo es por culpa vuestra, os lo hice ver el año pasado con las patatas…,
pero no hicisteis caso; que por el contrario, cuando encontrabais patatas picadas, jurabais tomando en boca el
nombre de mi Hijo.
Seguirán del mismo modo; que este año por Navidad ya no las habrá. No me entendéis, hijos míos, y
os lo voy a decir de otro modo... Si tenéis trigo, no lo sembréis, pues las bestias se comerán todo lo que
hayáis sembrado, y el que quedare por no habérselo comido las bestias, al año que viene al trillarlo se caerá
convertido en polvo.
Vendrá una gran de hambre; y antes que el hambre llegue, los niños de menos de siete años serán
acometidos de un temblor, y morirán en las manos de las personas que los sostengan.
Los demás harán penitencia con el hambre, las nueces se malearán, las uvas se pudrirán; y si se
convierten, las piedras y los peñascos se trocarán en montones de trigo y quedarán sembradas las patatas
(para el año venidero). En el verano solo van algunas mujeres algo viejas a misa el domingo, y las demás
trabajan, y en el invierno los mozos, cuando no saben qué hacer, van a misa, pero solo para mofarse de la
religión. La gente no observa la cuaresma, y todos van a la carnicería corno perros. ¿Rezáis bien vuestras
oraciones, hijos míos? no mucho, señora.-Es preciso rezarlas bien mañana y tarde, y rezar al menos un Padre
nuestro y una Ave María cuando no podáis hacer más.
¿No habéis visto trigo atizonado, hijos míos? -No, señora.- Pues debes haberlo visto tú, hijo mío,
una vez que fuiste con tu padre al campo de la Esquina donde había un hombre que dijo a tu padre que fuera
a ver su trigo que estaba atizonado. Tu padre fue allí, tomó algunas espigas en la mano, las frotó y cayeron
convertidas en polvo. Después, cuando volvía, y estando aun a media hora lejos de Corps, tu padre te dio un
pedazo de pan y te dijo: Toma, hijo mío, come aun pan este año porque no sabemos quién lo comerá el año
viene, si esto continúa así.
Vamos, hijos míos, lo comunicaréis a todo mi pueblo.
Firmado PRA (Bautista), J. MOUSSIER, SELME (Pedro)” (M. Rousselot, La verdad sobre acontecimiento
de la Saleta del 19 de septiembre de 1846, Barcelona 1863, 48-49).
140

3.2. El primer documento oficial del obispo de Grenoble sobre La Salette.
El 4 de octubre de 1846 Pedro Melin el párroco de Corps envía una carta a
monseñor Philibert de Bruillard el obispo de Grenoble, para informarle sobre lo que
aconteció en la parroquia de La Salette 768 . Esta carta es la primera información
oficial que el obispo del lugar recibe sobre el hecho de La Salette 769 . Melin empieza
hablando sobre dos niños, sin decir sus nombres, que en la montaña de La Salette
han visto una señora de gran estatura, toda radiante y con una cruz en el pecho 770 . El
párroco informa a su obispo de que interrogó a los niños por separado e, incluso,
subió con ellos al lugar de supuesta aparición. A continuación, con sus propias
palabras resume el mensaje relatado por los pastores. El resumen que hace es
bastante impreciso e inexacto 771 . Al final informa de que el hecho ha suscitado
mucho interés en toda la comarca 772 .
Monseñor de Bruillard responde al párroco al día siguiente. Por desgracia
esta carta se perdió 773 . De la respuesta del abate Melin a esta carta podemos suponer
que se trataba de una serie de preguntas para aclarar los hechos 774 .
El primer texto oficial de monseñor de Bruillard sobre el hecho de La Salette
es la carta publicada el 9 de octubre de 1846 y dirigida a todo el clero de la
diócesis 775 . Fue escrita después de la distribución de una litografía con la
representación de la aparición 776 . El obispo de Grenoble recuerda a los sacerdotes
las decisiones del sínodo diocesano del 1829, que prohíben, bajo la pena de
suspensión «ipso facto», la impresión y publicación de cualquier nuevo milagro, si
no está aprobado por la Santa Sede o por el obispo del lugar 777 . Y después añade:
“No nos hemos pronunciado sobre los hechos en cuestión. La sabiduría y la
responsabilidad, por lo tanto nos prescriben la mayor reserva, y sobre todo el
silencio absoluto en relación con este tema en el ambón sagrado” 778 .
Monseñor de Bruillard termina la carta insistiendo que no solo no autorizó la
publicación de la estampita sobre La Salette, sino que está totalmente contra su
distribución 779 .
768 Cf. LSDA.I, 50 ; L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 1.
769 L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 1.
770 Cf. LSDA.I, 52.
771 Cf. LSDA.I, 52.
772 Cf. LSDA.I, 52.
773 Cf. LSDA.I, 55.
774 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 3.
775 Cf. LSDA.I, 56.
776 Cf. LSDA.I, 56.
777 Cf. LSDA.I, 57.
778 LSDA.I, 57-58.
141

3.3. Los relatos de Perrin, Guillaud, Cat, Day, Eymery, Chambon y
Giraud.
Desde septiembre hasta noviembre de 1846 varios eclesiásticos pasaron por
La Salette; se entrevistaron con los niños, visitaron el lugar de la aparición y
escribieron un relato de su visita 780 . El rasgo común de estos relatos consiste en que
mezclan las palabras de la Señora, como llamaron los niños a la persona aparecida,
con sus propios comentarios y explicaciones 781 . La novedad que aportan,
comparándola con la relación Pra, es que describen las circunstancias y los detalles
de la aparición, sus fases, el vestido de la Señora, y el comportamiento de los
niños 782 .
El primero de este grupo en escribir su relación fue el nuevo párroco de La
Salette, Louis Perrin. El abate Louis Perrin tomó posesión de la parroquia el 4 de
octubre de 1846 783 , en sustitución del antiguo párroco Jacques Perrin, un cambio
que fue decretado por el obispo antes de la aparición 784 . El 16 de octubre Louis
Perrin sube al lugar de la aparición con Melania y escucha su narración; lo mismo
hace más tarde con Maximino. Le acompañan unas treinta personas, entre ellas dos
sacerdotes, el padre Guillaud, director de la escuela de cantores de la catedral de
Grenoble, y el arcipreste de la Mure, el padre Cat, enviado por el obispo para
investigar el hecho y dar su opinión 785 . Más tarde el párroco de La Salette entrevista
a Bautista Pra y a Pedro Selme, y conoce la relación escrita por ellos 786 . Sobre la
base de los apuntes de todas estas entrevistas compone su relato. Es la primera
narración más completa sobre la aparición 787 y servirá como texto base para relatos
de Guillaud y de Day, un sacerdote de la región de Isère que vino a la Salette el 25
de octubre de 1846; y también en gran medida formará parte del relato de Cat, que
fue enviado como carta al señor obispo de Grenoble 788 .
Otra relación de la aparición que llegó a monseñor de Bruillard fue escrita
por el padre Maurice Maitre, el párroco de Mens 789 . Su vicario, y al mismo tiempo
sobrino, Jean-Alexis Eymery, visitó La Salette a finales de octubre y tomó apuntes
sirviéndose del relato de Louis Perrin; pero es aún menos exacto al transmitir las
779 Cf. LSDA.I, 58.
780 Cf. J. Stern, A propos des deux versions du fait de La Salette. Note sur les documents anciens, Roma
1976, 483.
781 Cf. J. Stern,” A propos des deux versions du fait de La Salette… “, 483.
782 Cf. J. Stern,” A propos des deux versions du fait de La Salette… “, 483.
783 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 68.
784 Cf. LSDA.I, 45.
785 Cf. LSDA.I, 63.
786 Cf. LSDA.I, 63.
787 Cf. LSDA.I, 64.
788 Cf. LSDA.I, 79.
789 Cf. LSDA.I, 96.
142

palabras del mensaje, pues introduce su propia interpretación 790 . Con estos apuntes,
su tío, el padre Maitre, compone la narración del hecho de La Salette y la envía al
obispo el 9 de noviembre de 1846 791 .
Un día más tarde llega a manos del señor obispo otro relato. Esta vez está
compuesto por el rector del Seminario Menor, el padre Pedro Chambon, y tres
profesores del seminario. Los cuatro sacerdotes acuden a La Salette obedeciendo a
la petición de su obispo e interrogan a los dos pastores juntos y por separado; y a
continuación, basándose en las respuestas de los niños, escriben su relación 792 .
El 25 de noviembre de 1846 tiene lugar la primera curación milagrosa
atribuida a la Virgen de La Salette. El padre Rousselot hace siguiente mención de
este milagro:
“El 25 de noviembre de 1846, dos meses tan solo después de la aparición, María
Gaillard, esposa de Francisco Laurent, panadero de Corps, de cuarenta y ocho años
de edad, y paralítica hacia seis o siete, se curó en presencia de todos los habitantes
del lugar. El doctor Calvat atestigua la enfermedad y la curación” 793 .
Y más adelante explica las circunstancias del milagro:
“Cuando tuvo noticia de la aparición de la Saleta, sintió una gran confianza; y
habiéndose encomendado el 17 de noviembre a las oraciones de la cofradía de los
Penitentes que se dirigía en peregrinación al monte, en el momento que estos
cantaban por primera vez el oficio, se levantó por sí sola del sillón sin muletas, se
trasladó a la parte de la casa donde trabajaba su marido, y le dijo : Me parece que
podría ir a la iglesia apoyada tan solo en el brazo de alguno. Efectivamente, desde
aquel momento, deja las muletas, va por si sola a la iglesia, el 24 de noviembre para
confesarse, y el 25 fiesta de santa Catalina vuelve a la iglesia para comulgar con
grande asombro de todo el mundo” 794 .
El mismo día M. Giraud, el juez de paz de Corps escribe un artículo para el
periódico “Courrier de l’Isère” de Grenoble, contando la curación milagrosa. El
periódico no publica la noticia; sin embargo el texto llega a manos de monseñor de
Bruillard 795 .
790 Cf. LSDA.I, 96 ; L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 14.
791 Cf. LSDA.I, 96.
792 Cf. LSDA.I, 115-116.
793 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 99.
794 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 100.
795 Cf. LSDA.I, 148.
143

3.4. La primera valoración de la aparición de La Salette.
Toda la información sobre La Salette que llegaba al obispado de Grenoble
fue escrupulosamente recogida y reunida en un expediente llamado “el dossier de
La Salette” 796 . El 17 de noviembre de 1846 monseñor de Bruillard entregó el
dossier a dos comisiones creadas por él, a los profesores del Seminario Mayor y a
los canónigos de la catedral, pidiendo su opinión sobre la aparición 797 . El 15 de
diciembre las dos comisiones presentaron al obispo su informe 798 .
3.4.1. El informe de los profesores del Seminario Mayor.
Este informe fue redactado por J. P. Orcel, el rector del Seminario Mayor, y
firmado por seis profesores 799 . Al comienzo presentan una lista de los documentos
que tienen a su disposición: 8 cartas de Melin, el párroco de Corps, el relato del
padre Chambon, dos cartas del padre Cat, una carta del padre Eymery, la carta del
juez de la paz de Corps M. Giraud y una carta del vicario de la Mure M. Rabilloud.
Los profesores opinan que la aparición, verdadera o falsa, ha dejado una
buena sensación y buenos efectos 800 . En cuanto a los niños, destacan su ingenuidad
y sencillez, que crean una buena impresión en todos los que los ven y entrevistan 801 .
“Muchas respuestas de los niños hacen creer en algo extraordinario” 802 . Añadiendo
todas las cosas extrañas hechas por la invocación de Nuestra Señora de La Salette,
puede ser creíble “el milagro de la aparición” 803 .
Sin embargo en cuanto al pronunciamiento oficial, los profesores llaman a la
prudencia y cautela. No hay prisa en hacer declaraciones definitivas, “hasta alcanzar
una certitud plena y entera sobre la realidad y naturaleza del hecho en cuestión” 804 .
De momento, constatan, no hay nada que de forma evidente demuestre la veracidad
y la divinidad de la aparición 805 . Todo se basa en el testimonio de dos niños, que, al
modo de entender de los profesores, tal como se presenta actualmente, no puede ser
base para una declaración oficial del milagro 806 . Para que el testimonio de los niños
796 Cf. LSDA.I, 196.
797 Cf. LSDA.I, 196 ; J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 27.
798 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 27.
799 Cf. LSDA.I,197, 202.
800 Cf. LSDA.I, 198.
801 Cf. LSDA.I, 198.
802 LSDA.I, 198.
803 LSDA.I, 198.
804 LSDA.I, 199.
805 Cf. LSDA.I, 199.
806 Cf. LSDA.I, 199.
144

sea fidedigno hay que hacer “un examen intrínseco de lo que los niños dicen y de la
manera en que lo dicen” 807 .
Además, la comisión de profesores indica que el mensaje de La Salette
contiene varias amenazas y promesas. Habría que, por lo tanto, esperar a que dichas
amenazas o promesas se cumplen 808 . El informe advierte también de ciertas
incoherencias entre distintos relatos de la aparición, sobre todo en lo que se refiere
al mensaje de la Señora 809 .
Por otra parte, no son bastante convincentes las supuestas curaciones
sucedidas por la invocación de Nuestra Señora de La Salette. Sobre la curación de
una monja, no tienen bastante información. En cuanto la curación de la mujer del
panadero de Corps, reconocen que el hecho en sí parece extraordinario, pero
destacan que actualmente la señora aún se siente débil y su estado de la salud no
está totalmente asegurado 810 .
Al terminar su informe, los miembros de la comisión, enumeran doce
cuestiones que deberían ser tratadas. Las primeras ocho son preguntas que se
refieren a las palabras o expresiones concretas del mensaje, que según los autores
del informe necesitan aclaración; las últimas cuatro son cuestiones que atañen a las
incongruencias entre los relatos que la comisión tenía a su disposición 811 .
Según J. Stern y J. Jaouen, especialistas en el hecho de la Salette, el mérito
de la comisión de los profesores consistía en poner de relieve la importancia de un
riguroso y serio examen de los pastores, testigos de la aparición, que hasta aquel
momento no se había hecho 812 .
3.4.2. El informe de los canónigos de la catedral de Grenoble.
El informe fue redactado por el canónigo Bouvier y firmado por ocho
miembros del cabildo 813 . Es mucho más breve que el de los profesores del
seminario y su contenido se limita a unas reflexiones generales relacionadas con el
procedimiento, sin entrar en los detalles de la aparición, su mensaje o
circunstancias 814 .
Argumentan que en este momento hay que abstenerse de cualquier decisión
oficial, aunque el evento produce buenos efectos en los devotos y los estimula a una
807 LSDA.I, 199.
808 Cf. LSDA.I, 199.
809 Cf. LSDA.I, 199.
810 Cf. LSDA.I, 201.
811 Cf. LSDA.I, 202.
812 Cf. LSDA.I, 196 ; J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 27.
813 Cf. LSDA.I, 202, 204.
814 Cf. LSDA.I, 202-204.
145

mayor piedad 815 . En cuanto al testimonio de los niños, el informe afirma que
todavía no hay pruebas suficientes de que los videntes no incurrieran en error o no
propagaran una superchería 816 . Por ello consideran que el obispo debería guardar
silencio, ya que la Señora aparecida no pidió a los niños que comunicaran el
mensaje a las autoridades, sino que ellos mismos lo propagaran 817 . El informe
termina con unas indicaciones muy cautelosas:
“Si este Evento viene de Dios, y si Dios quiere que la autoridad intervenga, Él
manifestará su voluntad de manera más positiva y más cierta. Entonces la autoridad
estará siempre a tiempo para pronunciarse. No es necesario hacerlo ahora. No hay
peligro en el retraso: es de prudencia esperar” 818 .
3.5. Los relatos de Lagier, Dausse, Lambert y Bez.
3.5.1. El relato Lagier.
El padre Francisco Lagier nació en Corps, desde el año 1844 era párroco de
San Pedro de Cherennes. A finales de febrero de 1847 vino a Corps para cuidar a su
padre gravemente enfermo 819 . Aprovechando el tiempo libre que tenía decidió
interrogar a los testigos de la aparición. Lagier no creía en la aparición y el principal
motivo de su investigación fue demostrar que la aparición era un fraude 820 . Nacido
en Corps, conocía perfectamente el dialecto local, lo que le permitió entender a los
pastores mucho mejor que a la mayor parte de los investigadores anteriores 821 .
Interrogó a los niños juntos y por separado, prolongando las entrevistas durante
horas. A Maximino lo interrogó solo una vez, porque en mes de marzo el chico
enfermó 822 . Sin embargo, Melania fue entrevistada por lo menos tres veces, durando
más o menos cuatro horas cada conversación 823 .
“Conociendo perfectamente el patois de los niños, disponiendo de tiempo, él pone
pregunta tras pregunta, volviendo al mismo punto con una tenacidad e insistencia
«casi cruel», para descubrir eventuales contradicciones internas y probar la
fidelidad de Melania en guardar su secreto” 824 .
815 Cf. LSDA.I, 203.
816 Cf. LSDA.I, 203.
817 Cf. LSDA.I, 203.
818 LSDA.I, 204.
819 Cf. LSDA.I, 277.
820 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 47; J. Jaouen, La Salette dar
Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 46.
821 Cf. J. Stern,” A propos des deux versions du fait de La Salette… “, 483.
822 Cf. LSDA.I, 277.
823 Cf. LSDA.I, 277.
824 LSDA.I, 277.
146

Aparte del de los pastores, el padre Lagier recogió también el testimonio de
Bautista Pra e hizo una copia fiel de su relato, escrito un día después de la aparición.
En total sus apuntes abarcan 40 páginas de manuscrito 825 . Aunque el abate Lagier
interrogó solo una vez a Maximino por separado, sin dificultad pudo confirmar la
casi perfecta coincidencia entre los relatos de los dos niños. Los pastores coincidían
en las circunstancias de la aparición, en la descripción del vestido de la Señora,
incluyendo detalles tan pequeños como las dimensiones de la cruz que estaba
colgado en el pecho, o el color del broche de los zapatos; pero, sobre todo,
coincidían en el texto del mensaje 826 .
3.5.2. El relato Dausse.
Benjamín Dausse nació en Grenoble y fue un ingeniero muy apreciado. 827
Siendo un cristiano ferviente, místico, amigo del Cura de Ars y del padre Eymard,
el fundador de la Congregación de los Sacerdotes del Santísimo Sacramento, vino a
Corps el 26 de febrero de 1847 828 . Durante su estancia se entrevistó con los
videntes. No entendía bien el patois, pero lo apuntaba fonéticamente; de hecho es el
primero que recoge el relato de Maximino en patois, cosa que no había conseguido
hacer el padre Lagier por la enfermedad del chico 829 .
3.5.3. El relato Lambert.
El abate Pedro Lambert era el párroco de Goudargues en la diócesis de
Nimes 830 . Vino a Corps en mayo de 1847 y se quedó allí unos seis días. Durante
este tiempo interrogó a los niños en presencia de un gran número de personas, entre
ellas varios eclesiásticos de Grenoble; escribió un diario titulado “Seis días en
Corps”, que nunca fue publicado 831 . Sin embargo, la parte del relato de Maximino
en patois sería incorporada en el informe de la Comisión diocesana 832 . Además, los
miembros de la comisión compararon los relatos de los niños recogidos por Lagier
y Lambert y declararon que las dos narraciones eran exactamente iguales 833 .
825 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 47.
826 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 47.
827 Cf. LSDA.I, 278.
828 Cf. ; L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 192.
829 Cf. LSDA.I, 295.
830 Cf. LSDA.II, 66.
831 Cf. LSDA.II, 66; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 50.
832 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 50.
833 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 50.
147

3.5.4. El relato Bez.
Nicolás Bez residía en Lyon y era canónigo honorario de San Diez y de
Evreux 834 . Llegó a Corps a mediados de mayo. El 17 de aquel mes interrogó a
Melania y a Maximino y, al día siguiente, subió hasta el lugar de la aparición 835 . A
finales de mayo de 1847 Bez envía a monseñor de Bruillard sus apuntes impresos y
a continuación los publica en forma de un libro titulado “Pèlerinage à la Salette, ou
Examen critique de l’apparition de la sainte Vierge à deux bergers, Mélanie
Mathieu et Maximin Giraud” 836 . La publicación de Bez fue la primera que contenía
el relato de la aparición con el mensaje incluido. “Se puede decir que la publicación
de este opúsculo abre una nueva etapa” 837 . Rousselot en su informe copia casi
integralmente la relación de Bez 838 .
3.6. Conclusión
Además de los relatos aquí presentados, hay una abundante correspondencia
entre las personas involucradas en el hecho de La Salette, como el obispo de
Grenoble, los párrocos de La Salette y Corps, las personas que visitaron el lugar de
la aparición, los profesores y canónigos de Grenoble. Todas estas personas
intercambiaban sus impresiones a través de cartas, que se pueden consultar en el
primer tomo de la obra del padre J. Stern “La Salette. Documents authentique" 839 .
En relación al comportamiento de la autoridad eclesiástica en este primer
periodo después de la aparición, podemos observar una actitud de prudencia y
cautela. Prueba de esto la tenemos en la inmediata reacción del obispo de Grenoble
ante una publicación sobre la aparición no autorizada por él. Monseñor de Bruillard
recuerda a su clero las nomas diocesanas respecto a este tema, que, a su vez,
reflejan la normativa de la Iglesia decretada en los concilios y obras papales, sobre
todo, la de Benedicto XIV, como hemos comentado en los capítulos anteriores de
este trabajo.
El punto de vista de la autoridad eclesiástica en este primer periodo se puede
resumir de la siguiente manera:
De momento la supuesta aparición da buenos frutos y no supone ningún
peligro para los fieles.
834 Cf. LSDA.II, 50.
835 Cf. LSDA.II, 50.
836 LSDA.II, 81.
837 LSDA.II, 81.
838 Cf. LSDA.II, 51.
839 Cf. LSDA.I
148

Hay que esperar. No hay prisa en cuanto al pronunciamiento oficial.
Las investigaciones realizadas hasta el momento no son satisfactorias. En
caso de un pronunciamiento oficial hay que efectuar un serio y riguroso
discernimiento, tanto del hecho de la aparición y de los videntes como de las
supuestas curaciones causadas por la invocación de la Virgen de La Salette.
4. Trabajos de la Comisión diocesana, del julio al diciembre de 1847.
4.1. El nombramiento de los Comisarios episcopales.
El 19 de julio D. Filiberto de Bruillard nombró dos Comisarios delegados
para investigar el caso de La Salette. Los motivos de su nombramiento el obispo
explica en su ordenanza:
“Filiberto de Bruillard, por misericordia de Dios y la gracia de la Santa Sede
Apostólica, obispo de Grenoble.
Vistos los dos informes que hemos recibido en invierno pasado de las dos
comisiones nombradas por nosotros a este efecto sobre la aparición de la Santísima
Virgen a dos pastores jóvenes de la parroquia de La Salette, cantón de Corps;
Vistos los grandes progresos que ha hecho este evento en la opinión pública,
ya sea en el lugar en que sucedió o en las diócesis vecinas, incluso una gran parte
de la Francia;
Vistos los procesos verbales que nos han sido transmitidos sobre muchas
curaciones increíbles, o milagrosas, sucedidas en la montaña, o en otras partes, por
el uso del agua de la fuente que brota;
Vistas las solicitudes que recibimos cada día desde todos los lados a efecto
de conseguir una decisión sobre el evento;
Vista la convicción que han experimentado un gran número de personas,
sacerdotes y laicos, que vinieron junto a nosotros, después de haber visitado el
lugar y escuchado a los niños, sin mencionar los miles de peregrinos [verso] que no
pudimos ver y que comparten la misma opinión;
Considerando que es nuestro deber conseguir la información jurídica, tanto
en Corps como en La Salette, y en los lugares donde hay ecos de curaciones
milagrosas.
Hemos nombrado el abate Rousselot, profesor de teología en nuestro
seminario mayor, canónigo de la Catedral y vicario general emérito y Señor Orcel,
canónigo de honor y el superior de dicha institución, en calidad de los Comisarios
delegados para entrevistar y recopilar toda la información relacionada con el hecho.
Les encomendamos agregar a los sacerdotes y a los laicos cuya presencia puede ser
útil para llegar al conocimiento de la verdad. Requieren de una manera especial la
opinión de los médicos que han tratado a los pacientes que dicen haber sido curados
por la invocación de Nuestra Señora de la Salette, o por el uso del agua milagrosa.
149

Dado en Grenoble, en nuestro palacio episcopal, a 19 de julio de 1847” 840 .
4.2. La investigación efectuada por los Comisarios.
Según relatan los propios Comisarios, el día 27 de julio de 1847 partieron de
Grenoble para dirigirse primero a los sitios donde había supuestas curaciones
milagrosas, provocadas por la invocación del nombre de Nuestra Señora de La
Salette o por beber el agua de la fuente de lugar de la aparición 841 . Recorrieron
nueve diócesis: Valencia, Viviers, Avignon, Nimes, Montpellier, Marsella, Frejus,
Digne y Gap; y se entrevistaron con seis obispos 842 . En cada sitio interrogaron a las
personas que decían haber sido curadas, y recogieron los informes médicos sobre
las enfermedades y declaraciones sobre las curaciones 843 .
El 25 de agosto los Comisarios llegaron a Corps y este mismo día
entrevistaron a los dos videntes 844 . Al día siguiente subieron al lugar de la aparición
acompañados por el párroco de Corps y de La Salette, otros sacerdotes y unas
treinta personas 845 .
840 “Philibert de Bruillard, par la miséricorde divine et la grâce du Saint-Siège apostolique, Evêque de
Grenoble.
Vu les deux rapports qui nous ont été adressés l'hiver dernier par les deux commissions nommées
par nous i cet effet, sur l'apparition de la Sainte Vierge à deux jeunes bergers de la paroisse de La Salette,
canton de Corps;
Vu les immenses progrès qu'a faire cet évènement dans l'opinion publique, soit aux environs du lieu
dont il s'agir, soir dans les diocèses voisins et une grande partie de la France;
Vu les procès-verbaux qui nous ont été transmis au sujet de beaucoup de guérisons ou étonnantes ou
miraculeuses, opérées soit sur la montagne, soit ailleurs, par l'usage de l'eau de la fontaine qui l'arrose;
Vu les demandes que nous recevons chaque jour de toutes parts, e l'effet d'obtenir de nous une
décision sur l'événement;
Vu la conviction qu'ont éprouvée un grand nombre de personnes, prêtres et laïques, qui sont venues
nous en faire part, après avoir visité les lieux et entendu les enfants, sans compter les milliers de pèlerins
[verso] que nous n'avons point vus, et qui partagent la mémé opinion ;
Considérant qu'il est de notre devoir de faire prendre des informations juridiques, tant e Corps et á
La Salette, que dans les lieux où il n'est bruit que de guérisons miraculeuses ;
Nous avons nommé M. l‘abbé Rousselot, professeur de théologie á notre grand séminaire, chanoine
de notre cathédrale et vicaire général honoraire, et M. Orcel, chanoine aux honneurs et supérieur dudit
établissement, en qualité de commissaires délégués pour dresser une enquête et recueillir tous les
renseignements relatifs au fait dont il s'agit. Nous les engageons à s'adjoindre les prêtres et laïques dont ils
croiront la présence utile pour parvenir à la connaissance de la vérité. Ils requerront d'une maniéré toute
particulière l'avis des médecins qui auront traité les malades que l'on dit avoir obtenu leur guérison par
l'invocation de Notre-Dame de la Salette, ou par l'usage de l'eau miraculeuse.
Donné à Grenoble, en notre palais épiscopal, le 19 juillet 1847 (LSDA.II, 104-105).
841 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 27.
842 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 27.
843 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 28.
844 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 28.
845 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 28.
150

4.3. La redacción del informe de los Comisarios.
Después de volver a Grenoble, los Comisarios elaboran su informe, que llega
a manos de monseñor de Bruillard el 15 de octubre de 1847 846 . Escrito por el padre
Rousselot, fue publicado como libro en junio 1848 con el título: “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta del 19 de septiembre de 1846, o sea, Memoria al Ilmo.
Sr. Obispo de Grenoble acerca de la aparición de la Virgen Santísima a dos pastores
en el Monte de la Saleta, distrito Corps (Isere)” 847 .
4.3.1. Las bases filosófico-teológicas del informe.
Antes de presentar toda la documentación que los Comisarios han reunido
sobre el hecho de La Salette, los autores explican las bases filosófico-teológicas que
piensan seguir en su dossier 848 . Dichas bases están compuestas por cuatro
cuestiones-preguntas 849 .
4.3.1.1. “¿Cuáles son los principios de certeza según los cuales se debe
apreciar el hecho de La Salette?” 850
En el caso de un hecho como él de La Salette debemos hablar de la certeza
moral, que alcanzamos cuando se reúnen todas las condiciones y circunstancias que
nos afirman en nuestro asentimiento; y cuando, por otro lado, se ha alcanzado un
nivel muy alto sobre la improbabilidad de toda la suposición contraria 851 . Al mismo
tiempo, dicha certeza debe ser admitida por un número grande de personas serias y
responsables “que lo han examinado sin precipitación, sin prevención ni
entusiasmo: en este caso fallamos sin temor que el hecho es cierto; decimos que
forma parte del dominio de la verdad; y desde entonces lo tomamos por base y regla
de nuestra conducta y de nuestras relaciones para con los demás hombres” 852 .
Para juzgar si un hecho es verdadero o falso, debemos examinar todas las
circunstancias tanto internas como externas al mismo 853 . Este criterio se refiere
también al milagro, que “es un hecho sensible que encierra una derogación exterior
de las leyes que rigen el mundo físico” 854 .
846 Cf. LSDA.II, 164.
847 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 3.
848 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 7.
849 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 7.
850 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 7.
851 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 7.
852 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 8.
853 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 8.
854 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 8.
151

Sin embargo, el caso de La Salette es una aparición, y, para verificarla, solo
contamos con el testimonio de “dos pobres pastorcillos rústicos e ignorantes” 855 . El
autor del informe responde a esta cuestión apoyándose en un manual de filosofía
para los seminaristas:
“El testimonio, aunque sea de uno solo, puede ser cierto en sí, aunque incierto con
relación a nosotros. Sin embargo, tampoco es raro que estemos seguros de no ser
engañados, hasta por un solo testigo. Así pues, todos los días acometemos grandes
empresas bajo la fe de un solo hombre, sin ser por esto temerarias. Un hijo cree a
un padre bueno y prudente, y le juzga incapaz de engañarse ni de ser
engañádo…” 856
Teniendo en cuenta estos principios, Rousselot termina esta cuestión afirmando:
“Según estas reglas tan prudentes hemos apreciado el hecho de la Saleta, que
creemos verdadero, y que tal ha parecido a la Comisión encargada de examinarlo y
discutirlo en todas sus circunstancias. Si probamos, pues, en nuestra memoria que
los dos pastorcillos no engañaron, ni fueron engañados y especialmente si llegamos
a presentar un gran número de hechos milagrosos, bien comprobados y que son una
consecuencia de su relato, será forzoso admitir sus testimonios y creer en la
realidad de la aparición” 857 .
4.3.1.2. "¿Conviene admitir que se obran aún milagros en la Iglesia
católica?” 858
Rousselot indica que en este punto se dirige sobre todo a los incrédulos que
cuestionan la probabilidad de que en la actualidad Dios no se manifiesta a través de
los milagros 859 . Es una verdad que los milagros abundaban sobre todo en los
primeros siglos del cristianismo, pero también es verdad que la mano poderosa de
Dios no ha cesado obrar milagros a lo largo de toda la historia de la Iglesia 860 .
Como ejemplo el autor del informe cita a san Gregorio el Grande que en sus obras
habla de gran número de milagros 861 .
Otro argumento que usa Rousselot es el procedimiento seguido en las
beatificaciones y canonizaciones. A partir del papa Alejandro III este proceso está
reservado a la Santa Sede, que exige milagros como signo de la santidad; en el caso
de una beatificación, dos milagros, y en el caso de una canonización, cuatro 862 . Pues
855 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 9.
856 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 9.
857 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 10.
858 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 10.
859 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 10.
860 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 11.
861 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 11.
862 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 11.
152

ien, desde el papa Alejandro III la Iglesia ha proclamado un gran número de santos
y beatos, lo cual quiere decir que al mismo tiempo también aprobó los milagros
necesarios 863 . De hecho los dos últimos papas, argumenta, Pío VII y Gregorio XVI,
canonizaron a diez personas 864 . El autor también subraya que el documento que
regula el procedimiento en materia de canonizaciones y milagros es la obra del papa
Benedicto XIV “De servorum Dei beatificatione et de beatorum canonizatione”, ya
comentada en este trabajo 865
4.3.1.3. "¿Cómo se discernirá si un hecho extraordinario es
verdaderamente sobrenatural y milagroso?” 866
Rousselot explica que después de relatar el hecho de la aparición y todas las
circunstancias, presenta pruebas de las curaciones obradas en varias diócesis de
Francia. Estas curaciones fueron debidamente investigadas según las decisiones del
Concilio de Trento, que prohíbe proclamar un milagro sin una previa
comprobación 867 .
En cuanto a los criterios de esta comprobación, Rousselot remite a siete
condiciones enumeradas por el papa Benedicto XIV en su obra “De servorum” 868 :
La enfermedad tiene que ser grave, prolongada y resistente a los remedios
médicos.
No hay esperanza razonable que en su última etapa la enfermedad puede
llevar a la recuperación.
Todos los medios utilizados por la medicina y la farmacia fueron inútiles.
La curación debe ser instantánea.
La curación debe ser completa y perfecta.
La curación no puede ser efecto de un proceso de mejora que se produce por
sí solo.
La curación tiene que ser constante y no puede haber una recaída.
Rousselot termina este punto con siguientes palabras:
“Tales son los principios que nos han guiado al admitir los hechos milagrosos que
presentamos como pruebas externas o extrínsecas de la Aparición de la Saleta” 869 .
863 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 11-12.
864 CF. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 16.
865 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 12.
866 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 16.
867 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 17.
868 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 17-18.
869 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 18.
153

4.3.1.4. “¿Cuál ha sido la opinión de la Comisión episcopal sobre cada
punto de la relación del hecho de la Saleta?” 870
El informe fue presentado a la Comisión episcopal convocada por el señor
obispo en noviembre de 1847 871 . Las sesiones y los trabajos de esta Comisión los
vamos a presentar en un apartado aparte, más adelante.
4.3.2. La presentación de la documentación relacionada con el hecho de La
Salette.
Después de exponer los criterios de su investigación, Rousselot presenta todo
el material recogido en Corps y en La Salette durante los interrogatorios y visitas en
el lugar de la aparición 872 .
4.3.2.1. La descripción del lugar de la aparición y las declaraciones de
los testigos.
En primer lugar, el autor del informe describe el lugar de la aparición, su
localización, las distancias y su topografía al detalle, tal y como lo hemos
presentado ya en este capítulo 873 . Después viene la información sobre los niños y
sus familias, desde su nacimiento hasta el momento presente del informe 874 .
A continuación Rousselot presenta las declaraciones de Bautista Pra y de
Pedro Selme, los dos campesinos que contrataron a Maximino y a Melania el día de
la aparición, que fueron los primeros en escuchar el relato de los niños 875 . Dada la
importancia de estos testimonios los citamos en su totalidad:
“Declaración de Bautista Pra, propietario en los Ablandins, caserío de la Saleta.
Yo, el infrascrito Bautista Pra, labrador, domiciliado en la aldea de los
Ablandins, municipalidad de la Saleta, distrito de Corps (lsere), declaro que
Melania Mathieu entró a servirme en el mes de marzo de 1846, y que continuó en la
aldea de los Ablandins hasta principios de diciembre del mismo año. Durante los
seis días que el niño Maximino Giraud, de Corps, guardó las vacas de mi vecino
Pedro Selme, cuyo pastor estaba enfermo, no advertí que estos niños se conociesen;
pero pudieron encontrarse, ya en mi campo que está junto al de Pedro Selme, ya
llevando a abrevar su rebaño en la vertiente norte del monte de Baisses. Et sábado
19 de setiembre de 1846 vinieron ambos a contarme lo que habían visto y oído en el
870 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 19.
871 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 19.
872 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 28-77.
873 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 28-30.
874 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 31-35.
875 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 35-39.
154

monte; y el día siguiente fueron juntos a ver al senior cura de la Saleta, que el
mismo día, en la misa, habló del hecho desde el púlpito a sus feligreses. Maximino
regresó aquel mismo día a Corps, y no ha venido más a nuestra aldea. Melania se
quedó, y desde entonces ha sido interrogada por un gran número de personas.
En fe de lo cual firmo la presente, que declaro contener la verdad. -Hecho en la
aldea de los Ablandins a 28 de setiembre de 1847. Añado antes de firmar, que en
los primeros días no di crédito a lo que contaban los niños, y que varias veces ofrecí
dinero a Melania para que guardara silencio. Esta niña se negó constantemente a
aceptar el dinero que se le ofrecía, y se resistió siempre tanto a las amenazas como
a las promesas de recompensa. El alcalde de la Saleta entre otros, empleó en vano
toda clase de medios para hacerla incurrir en contradicción, pero no lo consiguió; y
ofreciéndole después dinero, lo rehusó, y contestó a sus amenazas, diciendo que
repetiría siempre lo que le había dicho la Virgen santísima.-El alcalde de la Saleta
la interrogó durante una hora el domingo 20 de setiembre de 1846. Hecho en la
aldea de los Ablandins, a 28 de septiembre de 1847.
Juan Bautista Pra“ 876 .
“Declaración de Pedro Selme, labrador, domiciliado en los Ablandins, caserío de la
Saleta.
El infrascrito Pedro Selme, labrador, domiciliado en los Ablandins,
municipalidad dela Saleta, distrito de Corps (lsere).
Certifico, que el 13 de setiembre de 1846 fui a Corps a buscar un muchacho
que pudiera guardar mi rebaño de vacas, pues el pastor que tenía a mi servicio
estaba enfermo hacia algunos días. No habiendo hallado ninguno, me dirigí a uno
de mis amigos, el tío Giraud, carretero en Corps, y le supliqué que me confiase su
hijo durante unos ocho días. Se negó al principio, y acabó por ceder a mis
instancias. El tío Giraud había enviado su hijo Maximino, comúnmente llamado
Germán o Memino, a San Julián para llevar un recado al señor Vieux, el cual,
viendo que et niño llegaba a su casa al anochecer, no guiso dejarle partir y le obligó
a pernoctar en su casa. Fui a buscarle el día siguiente, lunes 14 del mismo mes, a las
tres de la mañana, y le conduje a los Ablandins. Este niño fue aquel mismo día y
siguientes a guardar nuestras cuatro vacas al campo que tengo en la vertiente del
mediodía del monte de Baisses, a poca distancia de la cruz últimamente erigida en
la cima de este monte. Toda aquella vertiente está ocupada por haciendas
particulares, y la municipalidad de la Saleta posee en propiedad el terreno que está
en la vertiente del norte, donde pasaron los acontecimientos de que hablan
Maximino Giraud y Melania Mathieu. Temiendo que el chico Maximino no
vigilaría con bastante cuidado mis vacas, que podían fácilmente precipitarse en los
numerosos barrancos del monte, fui a trabajar a aquel campo el lunes 14 del mismo
mes, el martes, el miércoles y el viernes de la misma semana. Declaro que durante
aquellos días no perdí de vista al niño, siéndome fácil verle en cualquier parte del
campo que estuviese, porque es terreno llano. Únicamente debo añadir, que el
primer día, el lunes, le llevé al terreno de que acabo de hablar para enseñarle un
arroyuelo donde debía abrevar mis vasas. Allí las llevaba todos los días al
mediodía, y volvía inmediatamente a ponerse bajo mi vigilancia.
El viernes 18 le vi jugar con la niña Melania Mathieu, quo guardaba las vacas de mi
vecino Bautista Pra, cuyo campo linda con el mío. lgnoro si el muchacho la conocía
876 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 35-36.
155

antes de venir a mi casa o si se hizo amigo suyo en la aldea de los Ablandins, pero
no les había visto nunca juntos. Todos los días iban los dos a sus campos, no
volvían hasta la noche y se acostaban después de comer su sopa. El sábado 19 de
setiembre volví a mi campo como de costumbre con Maximino, y a las once u once
y media de la mañana le dije que llevase las vacas a la fuente en la planicie situada
en la vertiente norte del monte. El niño me dijo entonces: «Voy a llamar a la chica
Melania Mathieu para ir juntos.» Aquel día no volvió a encontrarme en el campo
después de dar de beber a las vacas, y no volví a verle hasta la noche en casa
cuando las llevaba al establo. Le pregunté entonces: « ¿Cómo es que no has venido
al campo, Maximino? -¡Oh! me respondió, no sabéis lo que ha pasado. -¿Y qué ha
pasado? le pregunté. Y me respondió: «Hemos visto cerca del arroyo una hermosa
Señora que nos ha divertido mucho rato y que nos ha hecho charlar con Melania. Al
principio tuve miedo, y no me atrevía a ir a buscar el pan que estaba junto a ella,
pero nos ha dicho: «No tengáis miedo, hijos, míos; acercaos, porque estoy aquí para
anunciaros una gran noticia.» Y el niño me hizo entonces el relato que ha hecho a
cuantos le han preguntado. A la mañana siguiente enviamos mis vecinos y yo los
dos niños a casa del cura de la Saleta, quien aquel mismo día refirió en la misa a sus
feligreses lo que habían visto y oído. Así me lo dijeron mis vecinos, porque no
asistí a la misa de la Saleta, pero volví a llevar a Maximino a Corps a casa de su
padre como se lo había prometido. Este niño no volvió más a nuestra aldea, donde
Melania permaneció continuamente hasta primeros del mes de diciembre, y no
hacia más que cruzar por ella cuando tenía que acompañar los numerosos romeros
que acudían al Monte. Declaro además que, según mi convicción, los niños al
contar lo que dicen haber visto y oído, no recitan una lección aprendida de
memoria. Durante los cuatro días y medio que guardó el niño mis vacas, y durante
los cuales no le perdí de vista, no vi que se le acercase para hablarle persona alguna.
Melania fue varias veces a apacentar las vacas a los campos de su amo, mientras
Maximino estaba conmigo; pero la vi constantemente sola, y si alguien hubiera ido
a hablarla, lo hubiera visto siempre, porque mi campo y el de Bautista Pra están
situados uno al lado de otro, en la misma vertiente del monte, y los dos presentan
una superficie plana, bastando por lo tanto estar de pie para dominarlos enteramente
y verlos en toda ,su extensión. -Podría daros algunos detalles más sobre estos niños,
pero sería inútil referirlos ahora porque hace mucho tiempo que son de notoriedad
pública. -En fe de lo cual firmo la presente que declaro contener la verdad.
Hecho en la aldea de los Ablandins, a 28 de septiembre de 1847.
Pedro Selme” 877 .
Estas declaraciones están acompañadas por los certificados del cura y el
alcalde de La Salette asegurando que los dos vecinos de Ablandins son personas
rectas y fidedignas 878 .
4.3.2.2. Los relatos de los videntes.
Los relatos de los niños son los textos más importantes de esta parte del
informe. Rousselot ha copiado casi enteramente la versión escrita por Bez 879 . En el
877 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 36-39.
878 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 36, 39-40.
156

momento de redactar la primera versión del informe el autor no tenía acceso a los
apuntes de Lagier, ni tampoco al relato de Lambert 880 . Cuando el informe se publicó
como libro, ya incluía el relato Pra copiado de Lagier y la información sobre su
estancia en Corps 881 .
Reproducimos aquí los relatos de Melania y de Maximino, tal y como los
encontramos en el libro del padre Rousselot.
El relato de Melania:
“El l9 de setiembre de l846 que era un sábado, Maximino y Melania llegan juntos a la
población llamada Debajo las Baisses, con sus vacas. EI día era hermoso y brillaba el sol
en un cielo sin nubes. Al mediodía, hora que los dos pastores reconocían por el tañido de la
campana al tocar el Ángelus, toman sus parcas provisiones y van a beber a una fuentecilla
llamada de los hombres, a la izquierda del arroyo. Terminada su comida, cruzan el arroyo
bajando del collado, dejan sus sacos separados cerca de otra fuente, que entonces no
manaba, pero que muy pronto va a ser el sitio eternamente célebre de la aparición; bajan
algunos pasos más, y contra su costumbre, según ellos dicen, se quedan dormidos a alguna
distancia uno de otro. Melania es la primera en despertarse, y no viendo sus vacas,
despierta Maximino. Los dos cruzan el arroyo, suben la vertiente opuesta en línea recta,
vuelven el rostro y descubren sus vacas en una suave falda del monte Gargas. Entonces
bajan otra vez para recoger los sacos que habían dejado cerca de la fuente seca pero apenas
principian sus ojos a fijarse en este punto, cuando les llama la atención una claridad
deslumbradora, a la cual sucede muy pronto el aspecto de una Señora resplandeciente de
luz, sentada en las piedras de la fuente en una actitud que indica la más profunda tristeza.
Los niños se asombran, Melania se deja caer el palo, y Maximino le dice que lo recoja para
defenderse en caso necesario. Pero no nos anticipemos al relato de los niños: "He aquí cual
lo hicieron el 19 por la noche a sus amos, y el día siguiente, domingo, por la mañana al
cura de la parroquia; cual lo hizo el mismo día Melania a M. Peytard, alcalde de la Saleta;
cual lo hicieron ambos los días siguientes a los habitantes de la Saleta y de Corps, y cual lo
han hecho constantemente desde entonces.
El relato de Melania es el siguiente:
Nos habíamos dormido... y después fui la primera que me desperté y no vi mis
vacas. Desperté entonces a Maximino. -Maximino, le dije: ven pronto para ir a ver las
vacas. -Cruzamos el arroyo, subimos juntos la cuesta, y vimos en el otro lado las vacas
echadas y que no estaban lejos. Volví a bajar la primera, y cuando me faltaban unos cinco
o seis pasos para llegar al arroyo, vi un resplandor como el sol y aún más brillante, pero del
mismo color, y dije a Maximino: Ven pronto a ver allá un resplandor.-Y Maximino bajó
diciéndome: - ¿En dónde está? - Le indiqué con el dedo la fuentecilla donde se paró
cuando la vi, y vimos entonces una Señora en el resplandor, sentada y con la cabeza
apoyada en las manos. Tuvimos tanto miedo que se me cayó el palo de la mano. Entonces
me dijo Maximino: -Conserva el palo, y si nos hace alguna cosa, le daré un buen golpe.
Aquella Señora so puso en pie, se cruzó de brazos y nos dijo:
Acercaos, hijos míos, no tengáis miedo; estoy aquí pare anunciaros una gran noticia.
Pasamos entonces el arroyo y ella se acercó hasta el sitio donde nos habíamos dormido.
879 Cf. J. Stern, “La Salette. Documents authentiques…", t. 2, 164.
880 Cf. J. Stern, “La Salette. Documents authentiques…", t. 2, 164.
881 Cf. LSDA.II, 164.
157

Estaba entre nosotros dos, y nos dijo llorando, mientras nos hablaba, pues vi correr sus
lágrimas. Si mi pueblo, no quiere someterse, me veré obligada a soltar la mano de mi Hijo.
Es tan fuerte, tan pesada, que ya no la puedo sostener. ¡Cuánto tiempo, hace que padezco
por vosotros! Si quiero que mi Hijo no os abandone, estoy encargada de rogarle sin cesar.
Y vosotros no hacéis caso.
Por más que roguéis, por más que hagáis, nunca podréis recompensar el trabajo que me he
tomado por vosotros.
Os he dado seis días para trabajar, y me he reservado el séptimo, y no se me quiere
conceder. He ahí por qué pesa tanto la mano de mi Hijo. Los que conducen los carros no
saben jurar sin tomar en boca el nombre de mi Hijo.
Esas son las dos cosas que hacen que pese tanto la mano de mi Hijo.
Si se echa a perder la cosecha, no es sino por causa de vosotros. Os lo hice ver el año
pasado con las patatas; no habéis hecho caso. Por el contrario, cuando encontrabais patatas
picadas, jurabais, tomando en boca el nombre de mi Hijo. Seguirán del mismo modo; que,
este año, por Navidad, ya no las habrá.
Y en esto, no comprendía yo bien lo quo quería decir: patatas.
Iba a preguntar a Maximino qué es lo que significaba: patatas, y la Señora nos dijo:
¡Ah! hijos míos, no comprendéis, os lo voy a decir de otro modo. Luego continuó diciendo:
Melania continúa en efecto su relato en el dialecto del país, que publicamos con la
traducción francesa.
Si las truffas se gastoun eïrien que per vous
aoutres; vous oou aïou fa veyre, l'an passa,
n'aïa pas vougu fat conti; qu'éra oou
countrere, quand troubava de trufas gastas,
d'juraba, l'y bitava lou nom de moun Fis oou
mey.
Evan continua, qu'aqy an per Tsalendas, n'y
oouré plus.
Si ava de bla, foou pas lou semenas, que tout
ce que semenaré las bestias, vous lou
mendjarein, et ço que vendré tombaré tout
en poussièra quand I'eyquoïre.
Vendret una granda famina.
D'avant que la famina véne, lous maris oou
des-sous de sept ans, prendren un tremble,
muriren en las mas de las personnas oue lous
tendren, it lous aoutres faren leur penitença
de famina.
Las nouzes vendren boffas, lous rasins
puriren.
Si se counvertissoun, las peyras, lous routsas
seren de mounteous de bla, las truflas seren
ensemensas per las terras.
Faza bien vouatra priera, mous marris? (tous
deux nous avons répondu): Pas guaïre,
Madama.
Tsoou bian la fas, mous marris, vepre et
mati, quant diria ooumen qu'un Pater, é un
Ave Maria, quant pouïrre pas mey fas, é
quant pouïrre mey fas, n`en may dire.
Si las patatas se pican, no es sino por
vosotros. Os lo hice ver el año pasado,
vosotros no habéis querido hacer caso, sino al
contrario; cuando encontrabais patatas
picadas, vosotros jurabais tomando en boca el
nombre de mi Hijo.
Seguirán del mismo modo, que este año, por
Navidad, ya no las habrá.
Si tenéis trigo, no debéis sembrarlo, todo el
que sembrareis las bestias se lo comerán; el
que llegare a sazón, todo quedará hecho
polvo cuando lo trillaréis.
Vendrá una grande hambre.
Antes que venga el hambre, los niños
menores de siete años serán atacados de un
temblor y morirán entre las manos de las
personas que los sostengan; los demás harán
penitencia con el hambre.
Las nueces se malearán, las uvas se pudrirán.
Si se convierten, las piedras y las peñas se
trocarán en montones de trigo; y las patatas
serán sembradas por las tierras.
¿Rezáis bien vuestras oraciones, hijos míos?
(los dos respondimos): No mucho, Señora.
Es preciso rezarlas bien, hijos míos, mañana y
tarde; cuando no podáis más, decid siquiera
un Padre nuestro y un Ave María, y cuando
tengáis tiempo decid más.
158

Vai que quaouqua fena un paou d’iadje á la
messa, lous aoutres trabailloun tout l'estiou
la dimensta; é l'hiver, quand saboun pas que
fas lous garçons van á la messa per se
mouquas de la relidjion; é la careyma van á
la boutsaria comma lous tsis.
N’ava dji vegu de bla gasta, mous marris ?
Maximin repondit: .0h ! non, Madama: (moi
je ne savais pas ir qui elle demandait cela, et
je répondis bien doucement): Non, Madama,
n'ai djy vegu.
E vous,moun marri, n'en deva bian avé vegu,
un vi ad je vés lou coum embe vouetre païre.
Que lou mestre de la peça que disia á
vouetre païre d'anas veyre soun bla gasta, é
per le anèra tous dous, prénguera dous treis
espias de bla din vouatras mas, las frouteia,
é tseyguet tout en poussiera; é pey vous n'en
retournara, quant era plus que dimé houra
luen de Couarp, vouatra pairé vous beyllé
una peça de paen, vous disant: Te moun
marri, mendja encas de pa aqueyt an, que
sabou pas qui n'en vaï mendja I'an que ven ,
si lou bla continua comma quo?
(Maximin a répondu: Oh ! si, Madama, m'en
rappellou avus , adés me n'en rapella-vou
pas.)
A misa no van sino algunas mujeres ancianas;
los demás trabajan el domingo todo el verano;
y en el invierno, cuando no saben qué hacer,
los mozos no van a misa más que para
mofarse de la religión; en la cuaresma van a la
carnicería como perros.
¿No habéis visto trigo atizonado, hijos míos?
(Maximino respondió: ¡Oh! no, Señora. Yo
no sabía a quién preguntaba eso, y respondí
en voz muy baja: No, Señora, no lo he visto.)
Tu bien debes haberlo visto, tú, hijo mío
(dirigiéndose a Maximino), una vez, hacia el
campo de la esquina, con tu padre. El dueño
del campo dijo a tu padre que fuera a ver su
trigo atizonado. Fuisteis allí los dos, cogisteis
dos o tres espigas en vuestras manos, las
estregasteis, y todo cayó hecho polvo.
Después os volvisteis; cuando estabais
todavía a media hora de Corps, tu padre te dio
un pedazo de pan, y te dijo: Toma, hijo mío,
come aun pan este año; yo no sé quién lo
comerá el año que viene, si el trigo continua
de esta manera.
(Maximino respondió: ¡0h! sí, Señora, ahora
me acuerdo, hace un instante no me
acordaba.)
Después de esto la Señora nos dijo en francés:
Pues bien, hijos míos, lo comunicaréis a todo mi pueblo.
Cruzó el arroyo y volvió a decirnos: - Pues bien, hijos míos, lo comunicaréis a todo mi
pueblo.
Después subió hasta el sitio a donde habíamos ido para ver las vacas.
No tocaba la hierba, pues andaba rozándola. La seguí con Maximino, y yo pasé delante de
la Señora y Maximino, a un lado y a unos dos o tres pasos. Aquella hermosa Señora se
levantó un poco en el aire. (Melania hace un ademan levantando la mano a un metro o algo
más sobre el suelo) y miró el cielo; después no le vimos más que la cabeza, después no
vimos más que los brazos, después los pies; y finalmente, no vimos más que un resplandor
en el aire. Cuando desapareció el resplandor dije a Maximino: -Tal vez es una gran Santa-
Y Maximino me dijo: -Si hubiéramos sabido que era una gran Santa, le habríamos dicho
que nos llevara consigo. -Y yo le dije: -¡0h, si estuviera aun aquí! -Maximino tendió la
mano para coger un poco de resplandor, pero no cogió nada, y miramos bien para ver si no
la veíamos ya, y dije: -No quiere dejarse ver, para que no veamos a donde va. -En seguida
nos fuimos a guardar las vacas.
Al llegar a este punto preguntaron a Melania: ¿No te dijo otra cosa?
Melania. -No, señor.
P. ¿No te comunicó un secreto?
Melania -Si, señor, pero nos prohibió que lo reveláramos.
159

P. ¿Sobre qué te habló?
Melania -Si os digo de qué me habló adivinaréis al momento el secreto.
P. ¿Cuándo te lo dijo?
Melania -Después de hablar de las nueces y las uvas. Pero antes de que me comunicara el
secreto, me parecía que hablaba con Maximino, y yo no oía lo que le decía.
P. ¿Te comunicó el secreto en francés?
Melania. -No, senior, en patois.
P. ¿Cómo iba vestida?
Melania. -Llevaba zapatos blancos rodeados de rosas de todos colores, medias amarillas,
un delantal amarillo, un vestido blanco lleno de perlas, una pañoleta blanca orlada de rosas,
una gorra blanca inclinada hacia delante, y una corona de rosas alrededor de la gorra.
Llevaba una cadena muy pequeña que tenía una cruz con su Cristo; viéndose a la derecha
unas tenazas y a la izquierda un martillo, y de los extremos de la cruz caía otra cadena
grande como las rosas alrededor de la pañoleta. Tenía la cara blanca y larga, pero no podía
verla mucho rato porque nos deslumbraba” 882 .
El relato de Maximino:
“Después de dar de beber a las vacas y haber merendado, nos dormimos al lado del
arroyo, muy cerca de una fuentecilla seca, y Melania fue la primera en despertarse, y me
despertó para ir a buscar las vacas. Fuimos a verlas, y volviéndonos, las vimos echadas en
el lado opuesto. Después, al bajar, Melania vio un gran resplandor hacia la fuente, y me
dijo: -Maximino, ven a ver ese resplandor. -Me dirigí hacia donde estaba Melania, y vimos
abrirse el resplandor, y dentro vimos una Señora sentada así, (el niño se sienta con los
codos sobre las rodillas y el rostro en las manos); y tuvimos miedo. Melania dijo: -¡Ah!
¡Dios mío!- y se dejó caer el palo, pero yo le dije: -Guarda el palo, que yo también guardo
el mío; y si él nos hace alguna cosa, le daré un buen garrotazo- (el niño se sonríe al referir
esta circunstancia). Y la Señora se levantó, se cruzó de brazos y nos dijo: -Acercaos, hijos
míos; no tengáis miedo, que estoy aquí para daros una gran noticia. -Y ya no tuvimos
miedo; después nos acercamos, pasamos el arroyo, y la Señora se acercó hacia nosotros a
algunos pasos del sitio donde estaba sentada, y nos dijo:
Si mi pueblo no quiere someterse, me veré obligada a soltar el brazo de mi Hijo; es
tan recio y tan pesado que ya no lo puedo detener. ¡Cuánto tiempo hace que padezco por
vosotros! Si quiero que mi Hijo no os abandone, estoy encargada de rogarle sin cesar por
vosotros, que no hacéis caso. He dado seis días para trabajar, me he reservado el séptimo y
no se me quiere conceder. He ahí por qué pesa tanto el brazo de mi Hijo. Pues los que
dirigen los carros no saben, ya jurar sin tomar en boca el nombre de mi Hijo. Esas son las
dos cosas que hacen que pese tanto el brazo de mi Hijo.
Si se echa a perder la cosecha, no es sino por vosotros. Os lo hice ver el año último
con la cosecha de las patatas; no habéis hecho caso; por el contrario, cuando encontrabais
algunas picadas, jurabais, tomando en boca el nombre de mi Hijo; van a seguir picándose,
y en Navidad ya no las habrá.
Melania no comprendía bien, y empezaba a preguntármelo que quería decir; la
Señora respondió al momento ¡Ah! no comprendéis el francés, hijos míos, esperad que os
lo voy a decir de otro modo. Y nos habló en patué:
882 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 41-47.
160

Si la récolta se gasta, eï ré quë pér
vous aoutrës. Vous l'aiou fa veïrè l'an passa
per las truffas, n'aia pas fa cas. Era oou
countrérë; quand n'ën troubava de gastas,
jurava, I'y bitava lou noum de monm Fis,
van countinua que per Chalendas n'y ouërè
plus.
Aquëou qu'a de bla dë pas lou
sémena, quë las bestias lou menge arein:
sin'en ven quaouquas plantas en l'eïcoucant
toumbré tout, en poussiéra.
Vai veni una glanda famina; d'avan
qué la famina venë, lous marinous maris
ooue Dessou de sept ans prëndren un
tremblë, murirëin entrè lous bras delas
persounas què lous tendrein, é lous grands
faren lour pénitënça de fan. Lous raisins
purirein; las nouzës vendren boffas.
Si sé couvettissoun, Ias peïras lous
routchas vendren en dë bla; la trruffa së
trouaré ensemënça per la terra.
(Puis élle'nous a dit): Fasa bian vourtra
priéra, mous maris?
(Tous deux nous répondîmes) ¡Oh ! non,
Madama, pas gaïre; (et elle nous dit): ¡Ah!
mous maris, la chou ben fa veprë et, mati.
Quan n'ouëre pas lou tëms, dë soulamen dire
un Pater, un Ave Maria, é quan ouëré lou
téms, n'en maï dirë.
Vai quë quaouqua féna, en paou d'iadgë à la
messa et lous aoutres trabailloun tout
l'estiëou et peï, van ën hiver á la messa, rien
que per së mouqua de la relidgiou; van á la
boucharia couma dë chis.
(Ensuit elle a dit): N'avagi vegu de bla gasta,
mous maris?
(Je répondis): ¡Oh! No, Madama, n'aven gi
vegu.
Alors elle m'a dit: Mé tu , moun mari, n'en
deves bien avë vëgu, un viagë; ves lou
Couin embé toun papa; qué l'homé dë la
peça dicet á toun papa: vénè véiré moun bla
gasta? L'eï anéra, prenguét dous, treïs ëipias
dë bla din sa ma; et ó peï quë la frëtet, et quë
toumbet tout en poussiéra, et peï qu'én vous
retournan n'éra plus quë dimeï houra luein
de Couarp, ël quë toun papa té douné una
peça de pa, ën të disan: To moun mari,
mengea aquëou pa, que saou pas qui n'en vai
mengea l'an que ven.
(Je lui répondis): Eï bien I vrai, Madama,
m'en rappelavou pas.
Si se echa a perder la cosecha no es sino por
culpa de vosotros; os lo hice ver el año pasado
con las patatas; y vosotros no habéis hecho
caso; al contrario, cuando encontrabais algunas
picadas, jurabais, tomabais en boca el nombre
de mi Hijo. Seguirán del mismo modo, que por
Navidad ya no las habrá.
El que tenga trigo que no lo siembre; que las
bestias se lo comerán; si llegan a sazón algunas
plantas, al trillarlo, todo caerá hecho polvo.
Va a venir una grande hambre; antes que el
hambre venga, los niños menores de siete años
serán atacados de un temblor, morirán entre los
brazos de las personas que los sostengan, y los
mayores harán su penitencia con el hambre.
Las uvas se pudrirán y las nueces se malearán.
Si se convierten, las piedras, las peñas, se
trocarán en trigo; las patatas se hallarán
sembradas por la tierra.
(Después nos dijo): ¿Rezáis bien vuestras
oraciones, hijos míos?
(Los dos respondimos): ¡Oh! no, Señora, no
mucho;(y ella nos dijo:) ¡Ah! hijos míos, es
preciso rezarlas bien mañana y tarde cuando
no tengáis tiempo, decid siquiera un Pater, un
Ave María y cuando tengáis tiempo, decid
mayor número.
A misa no van sino algunas mujeres de cierta
edad, y los demás trabajan todo el verano; y
luego van en el invierno; a misa nada más que
para mofarse de la religión; van a la carnicería
como perros.
(En seguida dijo): ¿No habéis visto nunca trigo
atizonado hijos míos?
(Yo respondí): ¡Oh! no, Señora, nunca lo
henos visto.
(Entonces me dijo): Pero tú, hijo mío, tú bien
debes haberlo visto una vez hacia la Esquina,
con tu padre; que el hombre de aquel campo
dijo a tu padre: Venid a ver mi trigo atizonado.
Fuisteis allí; él cogió dos o tres espigas en su
mano, y luego las estregó, y luego todo cayó
hecho polvo; y después, al volverlos, cuando
no estabais más que a media hora de distancia
de Corps, tu padre te dio un pedazo de pan,
diciéndote: Toma, hijo mío, come ese pan; que
yo no sé quién va a comerlo el año que viene.
(Yo le respondí): es muy cierto, Señora, no me
acordaba.
161

(Después de esto nos dijo en francés): Pues bien hijos míos, lo comunicaréis a todo
mi pueblo. Luego cruzó el arroyo, y a dos pasos del arroyo, sin volverse hacia nosotros,
nos dijo otra vez. -Pues bien, hijos míos, lo comunicaréis a todo mi pueblo.
Después subió unos quince pasos, deslizándose sobre la hierba, como si estuviera
suspendida y la empujaran, y sin que sus pies tocasen más que el extremo de la hierba. La
seguimos a la altura, y Melania pasó por delante de la Señora y de mí, a un lado, y a dos o
tres pasos.
La hermosa Señora se levantó antes de desaparecer como hasta aquí (Maximino
designa una altura de un metro y 50 centímetros), y permaneció así suspendida en el aire
un momento; y después no vimos ya la cabeza, después desaparecieron los brazos, y
últimamente el resto del cuerpo, y parecía como si se derritiera. Después quedó un gran
resplandor que yo quería coger con la mano, con las flores que tenía ella en los pies; pero
ya no había nada.
Y Melania me dijo: -Debe ser una gran Santa;- a lo cual respondí: -Si hubiéramos
sabido que era una gran Santa la habríamos dicho que nos llevara consigo.
Después estábamos muy contentos, hablamos de todo lo que habíamos visto, y nos fuimos
a guardar las vacas. Cuando llegué por la noche a casa de los amos estaba algo triste; y
habiéndome preguntado qué era lo que tenía, les referí todo lo que nos había dicho aquella
hermosa Señora.
P. Dime, Maximino, ¿cuándo te comunicó la señora el secreto?
Maximino. -Después que dijo: las uvas se pudrirán y las nueces se malearán. Entonces la
señora me dijo en francés alguna cosa, diciéndome: no dirás esto, esto, ni esto... Guardó
también un momento de silencio, y me parecía que hablaba a Melania.
»P., Qué hora era cuando os despertasteis y visteis aquella señora?
Maximino. -Serían las dos o las tres.” 883
Al final de los relatos de los niños, el padre Rousselot añade un pequeño
informe sobre el tema de los secretos que fueron confiados a los pastores 884 . Como
pudimos ver en los relatos, primero recibió el secreto Maximino y después Melania.
Desde el primer momento los videntes se negaron rotundamente revelar sus
secretos. Como ejemplo de su inquebrantable actitud Rousselot relata algunas
respuestas que dieron sobre este tema:
“P. (A Melania) La señora te comunicó un secreto y te prohibió que lo revelaras.
Muy bien, pero dime al menos si ese secreto se refiere a ti o a otra persona.
R. Refiérase a quien quiera, me prohibió que lo revelase.
P. ¿Tu secreto es alguna cosa que has de hacer?
R. Que sea alguna cosa que he de hacer o no, a nadie importa, pues nos prohibió
que lo dijéramos.
P. Te encargó sin duda que hicieras alguna cosa. ¿La harás?
R. Que la haga o no, a nadie le importa.
P. (el abate M. Chambon): Dios ha revelado tu secreto a una santa religiosa; pero
prefiero saberlo de tu boca, y asegurarme de este modo de que no mientes.
883 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 51-54.
884 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 56-58.
162

R. Pues si esa religiosa lo sabe, ella podrá decíroslo, porque yo no lo diré.
P. (A Maximino): Debes decir tu secreto a tu confesor, a quien nada puedes ocultar.
R. Mi secreto no es un pecado; y en confesión solo hay obligación de decir los
pecados.
P. ¿Y si te dijeran: revela tu secreto o vas a morir?
R. (Maximino con firmeza): Moriría, pero yo no lo diría” 885 .
4.3.2.3. La valoración del hecho de La Salette.
En este punto del informe, después de presentar todas las declaraciones y
relatos, el padre Rousselot se plantea una serie de preguntas sobre la veracidad del
Hecho de La Salette:
“¿Qué debe pensarse del hecho de la Saleta? ¿Se ha de creer el relato de los dos
pastorcillos de Corps? ¿Se apareció verdaderamente la Virgen Santísima en el
monte de la Saleta?” 886
Y a continuación expone su opinión:
“Creemos que nos es posible decidirnos en pro de la realidad de esta aparición. En
efecto, el relato de los niños es verdadero y debe ser creído, si no engañaron ni
fueron engañados” 887 .
El autor del informe apoya esta afirmación con los siguientes argumentos.
Los niños solo pudieron ser engañados de dos maneras: bien por una alucinación o
ilusión que hubieran tenido en la montaña, o bien por una persona astuta, que
delante de ellos representó el papel de la Señora. Son “dos suposiciones tan fáciles
de destruir, como difíciles de probar” 888 .
Los pastores solo pueden haber engañado de dos maneras: o bien se han
inventado toda la historia, o bien, de forma consciente, prestaron su ayuda a un
impostor que les preparó adecuadamente y les está guiando de manera escondida;
“dos nuevas suposiciones tan absurdas como imposibles” 889 .
“Luego los niños de la Saleta no engañan ni han sido engañados; luego dicen
la verdad, y su relato debe admitirse como verdadero” 890 .
Para atestiguar esta afirmación, el padre Rousselot presenta cuatro clases de
pruebas:
885 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 56-57.
886 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 58.
887 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 58.
888 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 58.
889 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 58.
890 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 58.
163

Del hecho en sí mismo.
De la fe que el hecho ha merecido en el lugar donde sucedió.
De la fe que suscitó en las personas ilustradas que han acudido a La Salette
de todas partes.
De los frutos extraordinarios que han surgido después de la aparición y que
son su prueba más irrefutable 891 .
4.4. Las pruebas de la veracidad de los videntes, presentadas en el informe
de Rousselot.
4.4.1. El Hecho de La Salette en sí mismo.
En este punto el autor del informe presenta cuatro pruebas de que los niños
no engañaron, ni hayan sido engañados 892 .
4.4.1.1. El carácter de los videntes.
Desde el momento en que se redactó el informe hasta la aparición han pasado
veinte meses, en los cuales los niños no se han cansado de repetir el mismo relato de
la aparición, “como canales que conducen pura y simplemente (…) el agua limpia y
cristalina que recibieron, sin comunicarle color ni sabor alguno” 893 . Durante este
tiempo los videntes han sido sometidos a todo tipo de pruebas y exámenes, que
Rousselot describe de esta manera:
“Hace más de veinte meses que no reparan en la celebridad que han adquirido, ni en
el movimiento en que han puesto a los pueblos hasta los más lejanos; hace más de
veinte meses que las personas más distinguidas, que acuden con frecuencia de
largas distancias, les mandan a llamar, les preguntan, les llevan al teatro del
acontecimiento, les examinan, y observan en todos conceptos; emplean con ellos
las promesas y las amenazas, las caricias y las injurias; les fatigan con sus
objeciones, les envuelven con sutilezas y les interrogan juntos y separadamente; y
finalmente, hace más de veinte meses que los niños no se cansan de repetir las
mismas palabras, de contestar a las innumerables dificultades con que tratan de
confundirles, y de sufrir interrogatorios de cinco, seis y siete horas” 894 .
Normalmente durante las entrevistas los pastorcillos se muestran afables y
tranquilos, pero cuando se cansan o se sienten aburridos, sale su carácter grosero;
891 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 58.
892 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 59.
893 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 59.
894 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 59-60.
164

pero nunca se contradicen 895 . Cuando los interrogatorios acaban, los niños vuelven a
sus cosas y con nadie hablan sobre la aparición, ni siquiera entre ellos comentan las
preguntas que les han hecho, ni tampoco tienen celos entre sí 896 . Ante estas
actitudes de los videntes Rousselot se pregunta:
“Dígase pues, ¿es este es carácter ordinario de los niños? ¿Han podido imaginar y
acordar el cuento que refieren unos niños de este temple? Y si hubieran sido
capaces de urdirlo, ¿no temblarían cada vez que les enviasen a llamar?, ¿no
temerían a cada instante cortarse, contradecirse y ser sorprendidos en la mentira?
Interrogados casi siempre separadamente ¿no debían encontrarse alternativamente
en continuos tormentos, en ansias mortales? Y para ponerse de acuerdo sobre sus
respuestas, y para descubrir si desgraciadamente se habían cortado o incurrido en
contradicciones, ¿no debían tratar de verse antes, ya después de su
interrogatorio?” 897
El padre Rousselot destaca también otra circunstancia que niega la
posibilidad de una confabulación entre los videntes. El día después de la aparición
Maximino abandonó La Salette y se fue a Corps a su casa; Melania se quedó hasta
la Navidad en La Salette 898 . Durante estos dos meses y medio los niños no se
vieron, y, sin embargo, no se contradijeron nunca ni en sus relatos, ni en las
preguntas que les hicieron en este tiempo 899 .
En el momento en que los pastores se encontraban en el mismo colegio, no
buscaban relacionarse, ni mostraban simpatía uno por otro; todo lo contrario
“evitaban su presencia y parecían ser antipáticos uno para el otro” 900 .
4.4.1.2. La naturaleza del relato de los videntes.
El autor del informe pregunta: ¿cómo estos niños ignorantes, sin ninguna
formación religiosa, que solo conocían campo y vacas, podían inventarse ciertas
expresiones? 901 Por ejemplo:
“Si mi pueblo no quiere someterse, me veré obligada a soltar la mano de mi Hijo…
Si quiero que mi Hijo no os abandone…
Os he dado seis días para trabajar, y me he reservado el séptimo…
Pues bien, hijos míos, lo comunicaréis a todo mi pueblo” 902
895 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 60.
896 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 60.
897 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 60.
898 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 61.
899 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 61.
900 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 61.
901 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 61.
902 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 61.
165

¿Cómo explicar que los niños que eran analfabetos, que casi nunca iban a misa y
apenas sabían de memoria el Padre nuestro y el Ave María, podían, en unas pocas
horas de la tarde del 19 de septiembre, inventarse expresiones que pertenecen al
lenguaje típicamente bíblico? 903
Otras preguntas se refieren al traje de la Señora 904 . ¿Cómo los pastorcillos
podían imaginarse un traje que no se puede ver en ninguna imagen de la Virgen que
se encuentran en las iglesias de la región? ¿De dónde han sacado la idea de la cruz
con tenazas y martillo y las cadenas alrededor de la pañoleta? 905
¿Cómo entender el secreto que cada uno tiene confiado y que no pueden
revelar a nadie, teniendo en cuenta que para ellos es un motivo de permanentes
dificultades y pruebas? 906
El episodio del campo de la Esquina, entre Maximino y su padre, es otro
argumento que avala la veracidad de los niños. Melania no podía conocerlo y
Maximino no lo recordaba. Esta parte del mensaje impactó al padre de Maximino,
que al principio no creyó en la aparición; pero, cuando su hijo le comentó que la
Señora hablaba de él y le contó sus palabras, lloró y se convirtió 907 .
4.4.1.3. Inspección del lugar del acontecimiento.
Después del examen del lugar de la aparición, los comisarios episcopales
llegaron a la conclusión de que este sitio era el menos adecuado para un fraude o un
engaño 908 . Resulta prácticamente imposible de explicar cómo una persona podía
engañar a los niños apareciendo de repente, hacerse toda resplandeciente y
desaparecer gradualmente. 909
Suponiendo un engaño, la señora tenía que ser de la comarca o de fuera. 910 Si
fuese de cerca, ¿cómo no fue descubierta en veinte meses (desde la aparición hasta
escribir el informe)?, ¿cómo llegó a la montaña sin ser vista, si en el mismo monte
había en aquel momento otros cuarenta pastores?, ¿cuál era el motivo de su
actuación fraudulenta? 911
Si la señora era de fuera, ¿cómo sabía el dialecto local?, ¿cómo es posible
que nadie la viera pasar por Corps, por La Salette, subir a la montaña y bajarla?,
¿qué objetivos tuvo? 912
903 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 62.
904 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 62.
905 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 62.
906 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 62.
907 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 62.
908 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
909 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
910 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
911 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
912 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
166

Suponiendo que los videntes colaboraron con un impostor, ¿cómo puede ser
invisible y actuar en secreto, y al mismo tiempo ayudar a los niños? No están claras
sus motivaciones, porque, si prometió a los niños dinero, ellos siguen pobres y sus
familias, también. Si quería enriquecerse, no lo consiguió. 913 Si su intención era
mofarse de la religión, consiguió exactamente lo contrario, pues la devoción se
extiende, al gente se convierte, el amor a la Virgen crece. 914
Un tal impostor podía ser un sacerdote, una religiosa o un laico 915 .
Un sacerdote podría ser el cura de La Salette. En el momento de la aparición,
el padre Perrin era ya muy anciano. Es verdad que el domingo, con gran
entusiasmo, predicó desde el ambón la aparición de la Virgen; pero a nadie
se le ocurre pensar de que toda la historia fue su invento. De hecho, el padre
Perrin no conocía antes a Melania y a Maximino. 916
Otra posibilidad es que el impostor fue el cura de Corps. Pero los que le
conocen pueden testificar que el padre Melin solo conoció a los niños por la
preparación a la primera comunión, y no los admitió a ella; además, vivía a
dieciséis kilómetros del lugar de la aparición.
Una monja de Corps podría ser la madre superiora. Pero esta religiosa no
conoció a los pastorcillos sino tres meses después de la aparición. Además,
nunca estuvo presente durante los interrogatorios, y siempre evitó hablar con
ellos sobre este tema. 917
Es un laico. Si es un laico creyente, entonces debe evitar todo tipo de fraude
y mentira. Si es un laico incrédulo y quiere perjudicar la religión, ¿cómo es
que no se da cuenta de que su impostura ha provocado lo contrario? 918
Otra acusación que podemos encontrar es la de una alucinación o una ilusión
que vivieron los niños 919 . Rousselot responde así a esta suposición:
“Pero en este caso se rechaza un prodigio para admitir otro mil veces más
inexplicable; porque ¿cómo es posible admitir: 1. una ilusión completamente
idéntica en dos tiernos seres que apenas se conocen y que no se tienen ninguna
simpatía; 2. una ilusión constante, duradera, y perseverante que hace veinte meses
les sigue por todas partes y les hace repetir a todos las mismas cosas; 3. una ilusión
tan clara y distinta, y hasta tan infalible, que es imposible hacerles incurrir en
913 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
914 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 63.
915 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 64.
916 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 64-65.
917 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 65.
918 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 65.
919 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 66.
167

contradicción sobre la más insignificante de las cosas que dicen haber visto, dicho,
hecho y oído; 4. una ilusión tan extraordinaria y tan opuesta a su carácter rústico, a
su entendimiento inculto y a su alma extraña a las emociones de la piedad, que solo
puede concebirse y suponerse con alguna apariencia de razón en un Arquímedes
abismado en las profundidades del cálculo, o en una santa Teresa elevada a la
sublimidad del éxtasis y del arrobamiento? 920
Resumiendo, el autor del informe constata que, para rechazar la posibilidad del
milagro de la aparición, hay que incurrir en un laberinto de dificultades y aceptar
milagros aún más increíbles 921 .
4.4.1.4. La perspicacia de los niños para resolver las dificultades
durante las entrevistas.
Al autor del informe le sorprende la manera de responder de los niños a las
objeciones que se les presentan. Sus respuestas contrastan con su naturaleza rústica
y con su ignorancia 922 . Son acertadas, cortas, inmediatas; en cuestión de segundos
saben responder a una objeción preparada de antemano, meditada por la persona
que la presenta 923 . En lo que dicen no hay ninguna afición a lo milagroso o
extraordinario 924 . El padre Rousselot pone bastantes ejemplos, sacados de los
interrogatorios de los pastores. Presentamos algunos de ellos:
“P. La Señora te engañó, Maximino; te vaticinó una hambre, y sin embargo la
cosecha es buena en todas partes.
Maximino. ¿Y qué me importa? Ella me lo dijo, y yo no tengo que ver con eso; es
cosa suya.
A esta misma pregunta han respondido los niños otras veces: Pero si han hecho
penitencia...
P. La Señora que viste no era más que una nube luminosa y brillante.
Uno de los dos responde en el acto: Pero una nube no habla.
Un sacerdote: Eres un mentiroso, no te creo.
Maximino: ¿Qué me importa? Estoy encargado de decíroslo, pero no de hacéroslo
creer.
Otro sacerdote: No te creo, eres un mentiroso.
Maximino, con viveza: ¿Pues por qué habéis venido de tan lejos para
preguntármelo?
920 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 66.
921 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 66.
922 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 67.
923 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 67.
924 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 67.
168

Yo mismo, hallándome el 26 de agosto de 1847 en el sitio de la aparición, con
treinta o cuarenta peregrinos que nos habían acompañado, hice que los pastorcillos
nos repitieran toda la escena del 19 de septiembre de 1846. Al llegar a la cruz de la
Asunción, donde desapareció la Señora, Melania nos contó cómo había sucedido; y
un cura de la Vallouise, en la diócesis de Gap, la interrumpió para decir:
P. La Señora desapareció en una nube.
Melania. No había ninguna nube.
EI cura insistió diciendo: Es fácil envolverse en una nube y desaparecer.
Melania con viveza: Pues, señor, envolveos en una y desapareced. 925
4.4.2. El hecho de La Salette aceptado en los pueblos cercanos.
El padre Rousselot empieza este punto por comparar el hecho de La Salette con la
resurrección de Jesucristo, que fue creída en Jerusalén, donde era más fácil probar
su falsedad y desmentirla 926 .
Los habitantes de Corps y de los pueblos vecinos al principio dudaron y se
burlaron de los niños; pero después acabaron creyéndoles 927 . Un objeto material que
influyó mucho fue la fuente junto a la cual se sentó la Señora y que brotó agua
después de la aparición 928 . Los lugareños sabían muy bien que esta fuente solo tenía
agua después de las grandes lluvias y cuando se derretían las nieves. Sin embargo, a
partir de la aparición, brota agua sin cesar. Los peregrinos la toman, la llevan a los
enfermos y se le atribuyen muchas curaciones 929 .
Los vecinos de todo el cantón no solo creyeron en la aparición; también
cambiaron sus costumbres. Dejaron de trabajar los domingos, comenzaron a acudir
regularmente a la misa dominical, y a cumplir en masa el precepto pascual; en toda
la comarca se nota un regreso a las prácticas religiosas 930 .
4.4.3. El Hecho de la Salette, creído por miles de personas que acudieron
de todas las partes.
Los habitantes de Corps y de los pueblos vecinos eran los primeros en
acercarse al lugar de la aparición. Después de ellos acudieron allí gentes de toda
Francia y del extranjero 931 . Entre ellas hubo personas serias, instruidas, poco
925 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 68.
926 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 71.
927 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 72.
928 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 72.
929 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 72.
930 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 72-73.
931 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 73.
169

inclinadas a lo milagroso, sacerdotes, abogados, médicos, que no solo visitaron el
lugar de la aparición, sino también se entrevistaron con los videntes 932 .
El primer año se calcula que pasaron por La Salette unos cien mil
peregrinos 933 . Solo en el aniversario de la aparición, el 19 de septiembre de 1847,
subieron a la montaña unos setenta mil devotos, entre los cuales no se notó ningún
desorden 934 . Solo había cuatro gendarmes para tanta gente, y se limitaban a abrir el
paso a las personas que querían comulgar o beber el agua de la fuente 935 . Entre esta
muchedumbre había también unos doscientos cincuenta sacerdotes, que también
pueden testificar que, durante este día, no se creó ningún desorden entre tanta
gente 936 . Vinieron personas de Francia, Italia, Suiza, España, Bélgica e Inglaterra.
Muchos de ellos se despojaron de objetos preciosos, que donaron para la
construcción del santuario en la montaña 937 . El padre Rousselot ve en esto la señal
de la vox populi que reconoce una intervención de María en este lugar 938 .
Ya que el primer aniversario de la aparición cayó en domingo, el señor
obispo dio permiso para celebrar la santa misa, para no privar a tanta gente devota
de la eucaristía dominical 939 . Se improvisó una cubierta de madera, donde los
sacerdotes celebraron el santo oficio uno tras otro.
Antes del aniversario muchos periódicos anticatólicos atacaban con fuerza el
hecho de la Salette, diciendo que era un atentado contra el orden público, y
acusando al clero de engañar a la gente. Pero después, viendo lo que sucedió el día
del aniversario, las voces críticas se callaron 940 .
4.4.4. Los efectos extraordinarios del hecho de La Salette.
“El hecho de La Salette es divino, si Dios ha obrado para confirmarlo
verdaderos milagros en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia” 941 . En
este punto el padre Rousselot presenta todos los casos de curaciones que fueron
apareciendo desde la aparición:
“Ahora bien, en el espacio de veinte meses, 20 de julio de 1848, época en que entra
en prensa esta obra, hemos recogido documentos auténticos sobre hechos
numerosos, sorprendentes y maravillosos, que solo pueden explicarse al parecer por
932 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 73.
933 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 74.
934 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 74.
935 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 74.
936 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 74.
937 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 74.
938 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 74.
939 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 75.
940 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 77.
941 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 77.
170

una intervención milagrosa de la divina Providencia. Vamos a exponer un
considerable número de estos hechos y a analizar los documentos justificativos que
los apoyan; y de esta suerte ponernos al lector en estado de juzgar por sí propio de
la verdad de los milagros según el número y la gravedad de los testimonios. Hasta
lo presente hay ya doce diócesis en Francia en las cuales se han verificado uno o
varios de los prodigios que vamos a relatar 942 .
La amplitud del material presentado por Rousselot, las descripciones de las
curaciones, los testimonios de los testigos, los certificados médicos y eclesiásticos,
es tan grande, que sobrepasa los límites de este trabajo. En total Rousselot presenta
16 casos de curaciones 943 .
En cuanto a los milagros en el orden moral, el informe de Rousselot hace
constar, sobre todo, la conversión de los habitantes de Corps y de los pueblos
cercanos, conversión que fue rápita y permanente 944 .
Hay constancia también de muchas conversiones de personas que han venido
de lejos y después de visitar el lugar de la aparición han cambiado sus malas
actitudes y volvieron con el espíritu renovado 945
4.5. Observaciones y objeciones finales del informe.
La última parte del informe la ocupan las observaciones y objeciones surgidas
después de estudiar el hecho de La Salette.
4.5.1. Observaciones generales.
Si el hecho de La Salette es verdadero, las palabras de la Virgen tienen
sentido, sus promesas y sus amenazas se cumplirán antes o después 946 .
Si las palabras de María fueran opuestas a la fe o a la moral o presentaran
alguna falsedad, habría que reprobar el hecho 947 .
Toda la cuestión sobre la Salette se reduce a la pregunta: ¿han engañado los
niños o han sido engañados? Según el autor del informe las pruebas
aportadas atestiguan que los niños ni engañaron, ni han sido engañados. Los
que atacan las palabras de la Virgen, en lugar de hacer esto, deberían aportar
942 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 78.
943 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 78-135.
944 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 150.
945 CF. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 150-152.
946 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 157.
947 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 158.
171

pruebas que testifiquen que los niños son unos impostores o víctimas de una
impostura 948 .
Las personas que dudaron, o no creían en la manifestación de la Virgen,
después de subir al lugar de la aparición, cambiaron de opinión. El padre
Rousselot aconseja a los adversarios actuales hacer lo mismo; es decir, subir
a la montaña, escuchar a los niños y valorar por sí solo el hecho 949 .
El testimonio de los niños no admite un término medio, o se acepta todo o
hay que rechazarlo enteramente 950 .
4.5.2. Objeciones contra el hecho de La Salette.
Objeción 1
“Las palabras de la Virgen Santísima, son poco dignas; es cosa muy singular que
hubiera hablado en patué y que dijera que se va a la carnicería como perros” 951 .
Respuesta: Eligiendo La Virgen a dos niños pobres y analfabetos, tuvo que
hablarles en un lenguaje a su alcance. En los profetas de AT podemos leer también
expresiones muy fuertes, que hoy en día suenan mal. También Nuestro Señor utiliza
a veces un lenguaje semejante. Por ejemplo compara a la Cananea con los perros
(Mt 15,26) 952 .
Objeción 2
“La Virgen Santísima habla faltando a la sabiduría y a la prudencia humana cuando
dice: El que tenga trigo que no lo siembre” 953 .
Respuesta: La Virgen habla aquí con un lenguaje bíblico imitando a su Hijo,
cuando Éste dice: “el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa; y
el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto” (Mt 24, 17). María
expresa así la miseria que debe venir 954 .
Objeción 3
“Las promesas de la Virgen Santísima son exageradas cuando dice: las piedras y las
peñas se convertirán en trigo, y las patatas serán sembradas por las tierras” 955 .
Respuesta: También en este caso María está usando un lenguaje bíblico. Por
ejemplo en Isaías podemos leer:
948 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 158.
949 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 158.
950 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 158.
951 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 159.
952 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 159.
953 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 159.
954 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 159-160.
955 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 160.
172

“Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el
novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y
la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja.
Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el
recién destetado meterá la mano” (Is 11 6-8).
Tanto Moisés como los profetas hacen promesas o amenazan a pueblos o
naciones enteras, que solo pueden realizarse aquí, en esta vida, porque en la futura
no hay naciones, sino individuos 956 .
Objeción 4
“No han tenido cumplimiento las amenazas de la Virgen Santísima: Por la Navidad
ya no habrá patatas” 957 .
Respuesta: La amenaza se cumplió en el distrito de Corps casi al pie de letra,
ya que en la Navidad no había patatas en toda comarca. Por otro lado, “la amenaza
se cumplió moralmente” 958 cuando se notó un considerable descenso de la
producción de patata, reconocido por las autoridades públicas en todo el país 959 .
Objeción 5
“No habiéndose realizado aún la predicción de un hambre, de una mortalidad entre
los niños, etc., es preciso esperar su cumplimiento para decidirse sobre el hecho de
la aparición” 960 .
Respuesta: Si el hecho de La Salette está bien comprobado, ¿qué necesidad
hay esperar a que se cumplan las predicciones? Rousselot recuerda aquí el caso de
los ninivitas, que no esperaron cuarenta días para ver si se cumplía la profecía, sino
que tomaron la decisión de convertirse en seguida 961 .
La predicción de Jonás era condicional desde la perspectiva de Dios, y es
también condicional la predicción de la Virgen de La Salette, pues dice: “Si se
convierten…” Las amenazas son, por lo tanto, “un aviso saludable que Dios nos da
en su misericordia, por boca de la que es madre de Misericordia” 962 .
No sabemos el año de la predicción de la Virgen, si se trata del 1846 o 1847.
En Corps se convirtieron casi todos; el jubileo de Pio IX 1846/1847 también dio
buenos frutos de conversión en toda Francia. Los cien mil peregrinos que subieron
956 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 161.
957 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 161.
958 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 161.
959 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 163.
960 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 161.
961 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 162.
962 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 163.
173

a la montaña durante este tiempo “¿no han podido inducir al Señor a volver a poner
la espada en la vaina?” 963 .
Sin embargo, en el invierno de 1846 murieron muchos niños en Corps y en
otros sitios. ¿Acaso empezó a cumplirse la predicción? 964
Objeción 6
“La obstinación de los niños, en no querer revelar su secreto a nadie, ni aun a la
autoridad eclesiástica, parece formar una preocupación contra ellos y contra la
realidad de una aparición celestial. ¿Es muy inocente este secreto?” 965
Respuesta: El secreto que los videntes guardan con una obstinación
totalmente inusual en los niños de su edad, en lugar de ser un argumento en contra,
es una prueba a favor de los niños, pues es un motivo de permanente tormento para
ellos. Ningún impostor podría imponérselo y exigir de ellos la actitud que tienen 966 .
El testimonio de los niños no puede dividirse, hay que admitirlo en su
totalidad; por lo tanto, si se admite la veracidad de la aparición, “es forzoso admitir
también la inocencia del secreto y la prohibición de comunicarlo” 967 . Tampoco se
puede decir que esta prohibición no deba extenderse a las autoridades eclesiásticas,
porque a los mejor los niños no tienen nada que comunicar a estas autoridades 968 .
De todas las formas, los niños no dicen que nunca van a revelar el secreto,
sino que lo harán cuando reciban la orden 969 .
Objeción 7
“El impulso que arrastra a los pueblos hacia la Saleta es una cosa muy natural; pues
se debe al atractivo de la novedad, al prestigio de lo maravilloso y al aguijón de la
curiosidad. Se ha comparado la peregrinación de la Saleta a la multitud atraída por
visionarios fanáticos y entusiastas como Swédenborg, madama Krudner, etc.; y
otros, por fin, la han comparado a la famosa peregrinación de la Meca” 970 .
Respuesta: El caso de La Salette no tiene nada que ver con las reuniones de
fanáticos que atraen las multitudes dándoles falsas promesas, como en los casos
citados. El clero guardó durante este tiempo un silencio total sobre La Salette. La
gente subía a la montaña atraída por la voz de dos pobres niños, para ofrecer
sacrificios, rezar, confesarse y comulgar 971 .
963 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 163.
964 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 163.
965 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 164.
966 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 164.
967 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”,164.
968 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 164.
969 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 165.
970 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 165.
971 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 166.
174

No se puede comparar la peregrinación a La Salette con la peregrinación a
Meca. La peregrinación a Meca está prescrita como una obligación para el
musulmán, y lo más importante en este caso es hacer el viaje; para el peregrino
cristiano, por el contrario, esto es solo accesorio. El peregrino a la Meca, antes de
salir, se dedica a la diversión y a festejar, para recompensar el sacrificio que le
espera. No es esta la actitud del peregrino cristiano 972 .
Objeción 8
“¿Por qué la Virgen Santísima se queja tan solo de la violación del domingo, de las
blasfemias y del desprecio del ayuno y la abstinencia? ¿Por qué no dice nada de
crímenes mucho mayores, de la impiedad, del libertinaje y de la sed de oro?” 973
Respuesta: “Es imposible contestar a todas las preguntas que puede hacer la
curiosidad humana, cuando se permite dirigir una mirada inquieta y escudriñadora
hacia las obras de Dios” 974 .
Hablando del abandono de las prácticas religiosas, de la misa dominical y de
la oración, la Virgen María indica la causa principal de la impiedad y del
libertinaje 975 .
Nuestra Señora empleó con los niños el lenguaje accesible para ellos. Los
niños ignoraban todo lo que atañe a la depravación de los costumbres 976 . Quizás no
haya otro país donde se profana más los días del Señor que Francia en ese tiempo.
María se quejó de una causa que es origen de muchos otros desórdenes 977 . Por eso
los habitantes de Corps pronto entendieron que no podían volver a las prácticas
religiosas y, al mismo tiempo, seguir con su impiedad y libertinaje; que debían
ajustar las obras a la fe y solo así evitar las amenazas anunciadas por la Virgen 978 .
Objeción 9
“Entre los peregrinos de La Salette hay desórdenes o al menos se cree haberlos
visto” 979 .
Respuesta: Admitiendo el hecho, ¿qué tiene que ver esto con la veracidad de
la aparición o de los niños? En cada peregrinación hay algún desorden, incluso en
las más antiguas; pero esto no va en contra de la devoción de los verdaderos
peregrinos, ni pone en duda el hecho que dio origen al lugar de la peregrinación 980 .
972 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 167.
973 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 167.
974 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 167.
975 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 167.
976 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 167.
977 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 167.
978 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 168.
979 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 168.
980 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 168.
175

Hay personas que se fijan solo en lo negativo. En el caso de las
peregrinaciones esto es muy fácil. A lo mejor se podría escribir un libro sobre los
abusos que se dan durante las peregrinaciones. Pero hay que fijarse también en lo
positivo. Y sobre ello también se podrían escribir muchos libros. Se puede exagerar
el robo de un racimo de uvas durante la peregrinación, y al mismo tiempo callar
miles de confesiones en los santuarios como Nuestra Señora de Osier, o Nuestra
Señora de Laus 981 .
El autor del informe niega rotundamente que hubiera desórdenes en las
peregrinaciones a La Salette. Ni siquiera en la más concurrida, el día del primer
aniversario, se percibió desorden alguno 982 .
Objeción 10
“La mayor parte de los hechos milagrosos ocurridos a consecuencia del
acontecimiento de la Saleta ha tenido lugar en mujeres y en religiosas. Ahora bien,
¿quién ignora el papel que representa en el bello sexo la imaginación y los nervios?
La imaginación puede curar el mal producido por ella misma; y una afección
neurálgica puede desaparecer ante otra afección más fuerte, obrando en sentido
contrario” 983 .
Respuesta: Entre las curaciones citadas se encuentra una de un hombre de
Forcalquier. Hay también otras, pero aún no están investigadas 984 .
Una curación repentina y duradera de una imaginación enferma, que,
además, es motivo de permanentes dolores; ¿no es maravillosa y sobrenatural? 985
Los médicos en sus diagnosis no atribuyen las enfermedades a una
imaginación, ni a una agitación nerviosa. Por otra parte no se conoce que la
imaginación tenga poder para provocar todas las dolencias, como, por ejemplo, un
tumor canceroso 986 .
Si la mayor parte de curaciones se realizaron entre las mujeres, esto sólo
confirma una vez más “que este sexo merece constantemente el distinguido título de
sexo devoto que le da la Iglesia, que a causa de su misma debilidad es más inclinado
a recurrir al que en la Escritura se declara protector de los débiles” 987 .
Objeción 11
“(Hechas en las conferencias del palacio episcopal). Los dos pastorcillos de la
Saleta ven y oyen a la Virgen Santísima o la hermosa Señora a las tres de la tarde;
la siguen está resplandeciente de luz, y desaparece de una manera extraordinaria...
981 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 168.
982 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 169.
983 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 169.
984 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 169.
985 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 169.
986 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 170.
987 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 170.
176

Su aspecto y su lenguaje debieron dejar en su alma huellas muy vivas, profundas e
indelebles; y sin embargo, después de la aparición, los dos pastorcillos se reúnen
con sus compañeros del monte, hablan con ellos, bajan en su compañía hasta la
aldea y no dicen nada a sus compañeros de lo que acaban de ver y oír. ¿No es
asombroso este silencio? Esta circunstancia ha parecido muy grave a algunas
personas muy propias para juzgar desfavorablemente el relato de los niños” 988 .
Respuesta: Los niños mismos, en su ingenuidad, cuentan esta circunstancia, a
pesar de que les perjudica. ¿No es admirable esta ingenuidad que no se desmiente?
Además, si los niños son veraces en este punto, no se les puede acusar de mentira
sobre otro punto del relato 989 .
El siguiente argumento que aporta el padre Rousselot es tan insólito, que lo
citamos sin resumir:
“Lejos de encontrar en la objeción carácter alguno grave, no vacilamos en añadir a
esta dificultad aparente la circunstancia de que, durante la conversación de la
hermosa Señora, Maximino se quitaba y volvía a ponerse el sombrero, le hacía dar
vueltas sobre su palo y hacía rodar con el pie las piedras. Maximino lo confiesa, y
lo dice también Melania... Esto parece increíble, y sin embargo es muy adecuado al
carácter naturalmente bullicioso del niño, que no puede estar largo rato quieto y que
abandona pronto una idea por otra. He aquí lo que puede explicar el silencio que
guardó Maximino con sus compañeros” 990 .
Es de suponer que la aparición confiada a una multitud de niños se quedaría
desfigurada, perdiendo toda su importancia y sin alcanzar el objetivo que la Virgen
quería. ¿Qué impresión hubieran producido cuarenta niños, cada uno contando su
versión de la aparición? Nuestra Señora se dirigió a los niños para que contaran el
relato a personas serias y responsables 991 .
Melania, preguntada sobre esta cuestión, respondió que, antes de nada, debía
contar lo ocurrido a sus amos 992 .
Objeción 12.
“(Hecha en las conferencias del palacio episcopal.) Algún tiempo después de la
aparición los niños añadían a su relato una circunstancia que han omitido después;
Cuando llegaban al pasaje en que la Virgen Santísima dice: Cuando no saben qué
hacer, los mozos no van a misa más que para mofarse de la religión, los niños
añadían: que los mozos se ponían en los bolsillos piedras u otros proyectiles para
arrojárselos a las muchachas. Es un abuso que reinaba efectivamente en Corps y en
algunas otras parroquias.
988 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”,170.
989 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 170.
990 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 171.
991 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 171.
992 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 171.
177

La adición se encuentra en algunas relaciones manuscritas, y varios testigos
aseguran haberla oído de boca de los niños. ¿Cómo se hizo esta adición? ¿Por qué
se ha quitado?
Hay más: habiendo interrogado algunas personas a Maximino sobre la circunstancia
de las piedras arrojadas a las muchachas, de lo cual no habían oído hablar, y
habiéndosele preguntado si en un principio había dicho estas palabras, Maximino
les contestó que no, y por consiguiente hubiera mentido.
De esto se quisiera deducir: 1. una contradicción en el relato de Maximino; 2. una
mentira dicha á algunas personas” 993 .
Respuesta 1.
A la acusación de contradicción. Esta frase se integra totalmente en la parte del
mensaje, tantas veces repetido por los niños: “no van a misa más que para mofarse
de la religión”. Es un desarrollo no una contradicción 994 .
Melania no hizo nunca esta adicción; por el contrario, al oír que Maximino
añadía estas palabras, le dijo: “¿Qué estás diciendo? ¿Habló acaso de eso la Virgen
Santísima?” 995 .
Maximino no habló de las piedras en los primeros interrogatorios, ni con el
padre Melin, ni con Bautista Pra. Y cuando el padre Lagier entrevistaba a
Maximino, éste ya no repetía la frase 996 .
Cuando preguntaron a Maximino por que introdujo esta frase, daba dos
respuestas. La primera, que los primeros días pensaba más en la imagen de la
Señora que en lo que decía. Y la segunda, que escuchaba muchos comentarios
referentes a esta parte del mensaje, y le hacían confirmar estos comentarios con un
simple sí. De esta manera la frase se introdujo casi de forma natural en el relato.
Esta versión se confirma en la entrevista que el padre Rousselot hizo a Maximino:
“Yo: Han pretendido que añadas a tu relato ciertas expresiones que no había dicho
la Virgen Santísima.
Maximino: Si, senior. En una reunión de mujeres y muchachas quisieron
sostenerme que la Virgen Santísima había hablado de bailes y de malas
confesiones.
Yo: ¿Y qué respondiste a aquellas mujeres?
Maximino: Les dije que la Virgen Santísima no había dicho tal cosa; mas como
ellas insistiesen de una manera absoluta en que era verdad, me alejé diciendo:
Como queráis” 997 .
993 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 171.
994 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 172.
995 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 172.
996 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 172.
997 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 173.
178

Respuesta 2.
A la acusación de mentira hecha por Maximino. Los amos confirmaron que los
niños no tenían la costumbre de mentir. Por otra parte Maximino, con toda su
ingenuidad, confesó en las entrevistas con el padre Rousselot que antes tenía
costumbre de mentir y de jurar, pero después de la aparición lo dejó 998 .
Hay que explicar por qué Maximino negó a algunos lo que confesó a otros.
En primer lugar, “mentir es hablar contra lo que se piensa, y no precisamente contra
la verdad” 999 . Hablar contra la verdad por ligereza, sin reflexión, es equivocarse. Si
Maximino mintió a algunos, no lo hizo sobre el fondo del relato, sino sobre lo
accesorio. Además, Maximino no permaneció en la mentira, pues a unos confirmó
con toda la ingenuidad lo que a otros negó. A todo esto hay que añadir que, cuando
uno recibe una misión del cielo, no recibe con ella el don de la infalibilidad o de la
impecabilidad. Los Apóstoles no estaban exentos de los pecados, y los profetas
tampoco 1000 . Incluso el papa Benedicto XIV admite que puede haber alguna
falsedad en la profecía o en la revelación 1001 .
Por lo tanto, una mentira, aunque fuese hecha a sabiendas, si es sobre una
cosa totalmente accesoria, no puede invalidar el testimonio del chico 1002 .
Esta objeción se convirtió en la prueba patente de la realidad de la aparición.
Cierto es que tres o cuatro personas creen haber sorprendido a Maximino en una
contradicción. Pero hay otras mil que interrogan a los niños, juntos y por separado,
con promesas y amenazas, y no son capaces de encontrar una contradicción en
ellos 1003 .
Después de exponer estas doce objeciones, el padre Rousselot termina el informe
con las siguientes palabras, dirigidas al obispo de Grenoble:
“Aquí termina nuestra tarea. Hemos presentado con fidelidad, buena fe y sencillez,
todo lo que hemos podido ver por nosotros mismos, todo cuanto hemos oído de
testigos no sospechosos y todo lo que hemos recogido de documentos auténticos
sobre el hecho extraordinario de la Saleta. Si emitimos y defendemos nuestro
parecer, es para dar a conocer a V. Señoría Ilma.nuestra convicción personal, de la
cual participan, tanto en la diócesis como fuera de ella, la mayor parte de las
personas con las cuales nos hemos puesto en relación, hemos interrogado o nos han
dado parte de sus propias impresiones” 1004 .
998 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 174.
999 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 174.
1000 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 174.
1001 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 174.
1002 Cf. M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 174.
1003 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 174.
1004 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 177. En agosto de 1848, el padre
Rousselot envió un ejemplar de su informe, ya impreso como libro, al papa Pío IX, pidiendo el fallo de la
Santa Sede . Un mes más tarde vino la respuesta firmada por el papa Pío IX:
179

4.6. La Comisión convocada por el obispo de Grenoble del 8 de noviembre
al 13 de diciembre de 1847.
De acuerdo con las decisiones del Concilio de Trento en su 25 sesión, el 4 de
noviembre de 1847, monseñor de Bruillard nombró dieciséis miembros para la
Comisión diocesana convocada para discernir el hecho de La Salette 1005 . Los
miembros de la Comisión eran los siguientes 1006 :
Dos vicarios generales titulares: A. Berthier y C. M. Périer.
Ocho canónigos titulares: J. C. Bouvier, P. J. Rousselot, J. F. Desmoulins, J.
Henry, J. C. Michon, P. Petit, J. Revol, P. Chambon.
Cinco párrocos de Grenoble: J. B. Gerin, J. P. Cartellier, H. Genevery, J. H.
de Lemps, J. J. Keisser.
El superior del Seminario Mayor, J. P. Orcel.
En total la Comisión celebró 8 sesiones: el 8, 15, 16, 17, 22, 29 de noviembre
y el 6 y 13 de diciembre de 1847. El lugar de las reuniones fue el palacio episcopal
en Grenoble 1007 .
Primera sesión, el 8 de noviembre 1008
La primera conferencia empezó a la una y cuarto. Se cantó Veni Creator. A
continuación el señor obispo explico la normas que van a regir en las reuniones. Los
trabajos de la Comisión tienen carácter consultativo. Totas las reuniones están
presididas por el señor obispo. Empiezan a la una y cuarto y terminan a las tres de la
tarde. Se reza oración al comenzar y al terminar la sesión. En cada reunión, uno de
“Pío, Papa IX.
Querido hijo, salud y bendición apostólica.
Hemos leído con gusto tu carta escrita en Grenoble con fecha del 18 de agosto de1848, y llena de
tus sentimientos de respeto y veneración hacia Nos; y hemos recibido con ella adjunto el librillo que has
hecho imprimir, cuyo título es: LA VERDAD SOBRE EL ACONTECIMIENTO DE LA SALETA. No
dejaremos de leerlo cuando nos lo permitan los graves e importantes negocios que tenemos que tratar todos
los días; y entre tanto te damos las gracias por habérnoslo enviado y te felicitamos mucho por haber trabajado
con tanto celo al componerlo para propagar la gloria de la bienaventurada Virgen María. Nos ha sido muy
especialmente grato saber lo que cuentas de ese concurso numeroso de peregrinos, que acuden de todas
partes a ese sitio para honrar a la bienaventurada Virgen María; y en particular, saber que este pueblo implora
allí para nuestra persona la omnipotente protección y el auxilio de la Madre de Dios. Así pues, deseamos
sobremanera que ese pueblo de que me hablas sepa que le damos nuestra bendición apostólica; y te
concedemos también a ti, con el más vivo afecto, el beneficio de esta misma bendición apostólica.
Dado en Roma en Santa María la Mayor, a 20 de septiembre de 1848, año tercero de nuestro
pontificado.
1005 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 92 ; LSDA.II, 185.
1006 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 92-94 ; LSDA.II, 185.
1007 Cf. LSDA.II, 185
1008 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 94-111 ; LSDA.II, 187-193 ; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 19-20.
180

los Comisarios hace la lectura de la parte del informe indicada para debatir. Todos
escuchan la lectura sin interrumpirla. No se puede hablar sin permiso del presidente.
El secretario de la comisión recogerá en las actas todas las objeciones sin indicar el
nombre del objetor. El acta se aprueba al comenzar la siguiente sesión.
En la primera sesión, los Comisarios leen la primera parte del informe que
abarca la topografía del lugar, el carácter de los niños y los relatos de Melania y
Maximino, incluyendo el apartado sobre los secretos. En esta reunión se hace la
objeción 12 del informe.
Segunda sesión, el 15 de noviembre 1009
Durante esta sesión está presente el padre Melin, el párroco de Corps. Al
comienzo la Comisión llega a las siguientes conclusiones:
1. La superiora de las hermanas de la Providencia de Corps no habla con los
niños sobre la aparición y casi nunca está durante los interrogatorios.
2. El desinterés de los niños es real y asombroso. Con fidelidad entregan a la
superiora todos los regalos que les dan los peregrinos.
3. Maximino no es mentiroso por añadir una frase accesoria en su relato.
4. La codicia no influyó en la conversión de los habitantes de Corps. La familia
que hizo mayores beneficios puede ser la única que no se benefició de la
aparición.
A continuación, uno de los Comisarios lee la parte del informe sobre el
hecho de La Salette en sí mismo, que demuestra que los pastores no engañaron, ni
han sido engañados. Se objeta que el testimonio de dos niños es insuficiente. Se
responde que en este caso no se trata de una certeza absoluta, ni de una decisión
dogmática, sino de una creencia piadosa, basada en una gran probabilidad, que,
según la doctrina del papa Benedicto XIV, es suficiente para reconocer una
aparición. Tampoco se exigió más en el caso de las apariciones en Osier y Laus.
Después de esta objeción, el señor obispo manda entrar a Maximino, que
hace su relato. El chico se muestra distraído, inculto, pero no cortado. Hace su
relato medio en francés, medio en patois. Al final se hace la objeción 11 del
informe, sobre el desinterés en comunicar el hecho a los compañeros pastores.
Tercera sesión, el 16 de noviembre 1010
A esta sesión viene Melania. En primer lugar, es preguntada por la objeción
hecha el día anterior . Melania responde que se veía obligada a contar lo sucedido
1009 L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 111-119 ; LSDA.II, 196-198 ; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 20-21.
1010 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 119-123; LSDA.II, 199-201.
181

primero a sus amos, y a preguntarles quién es ese “pueblo” al que debía anunciar la
noticia.
Después Melania es interrogada con mucha destreza. Responde a todas las
preguntas con convicción, sin contradecir a Maximino. El relato que hace la pastora
es muy claro.
Se interroga a la madre superiora de Corps sobre Melania. La superiora
asegura que el relato que escuchó, es el mismo que la chica cuenta todos los días a
los peregrinos. Preguntada por el señor obispo por la memoria de Melania, contesta
que en un año y medio, con gran dificultad, aprendió los tres actos de fe esperanza y
caridad.
Al final entra en la sala de reuniones Maximino. Se le hace una pregunta
sobre una monja que decía haber visto después la aparición, en la montaña, y que
desapareció rápidamente. Maximino responde que le parecía que era una de la
hermanas de Corps.
Cuarta sesión, el 17 de noviembre 1011
Durante esta sesión la Comisión interroga a los dos niños sobre los detalles
del relato y las circunstancias de la aparición, como por ejemplo la claridad que
vieron..
Quinta sesión, el 22 de noviembre 1012
Se vuelve a debatir sobre la certeza moral. El padre Orcel demuestra dos
puntos:
que la certeza moral y una grande probabilidad son completamente idénticas
y tienen absolutamente el mismo significado.
Que para alcanzar la certeza de un hecho no hace falta un gran número de
testigos, sino que es suficiente un número reducido, si cumplen las demás
condiciones de la crítica.
A continuación, el señor obispo lee su alocución, que resume los trabajos
hechos hasta el momento. Se ha hablado sobre el hecho de La Saleta en sí mismo.
Cada uno de los participantes podía expresarse en libertad. Se han admitido todas
las preguntas, incluso las más extrañas y disparatadas. Ahora monseñor de Bruillard
pide a los miembros de la Comisión expresar su parecer en una votación sobre cada
parte del informe analizada:
1011 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 123-125 ; LSDA.II, 203-205 ; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 21-22.
1012 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 125-128 ; LSDA.II, 212-214 ; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 22.
182

1. Sobre la topografía del lugar, presentada en el informe: 15 voces a favor, 1
en contra.
2. Sobre el carácter de los niños: 12 voces a favor, 4 en contra.
3. Sobre la conformidad de los relatos de los niños entre ellos y con el informe:
15 voces a favor, 1 en contra.
4. Sobre la fidelidad de los niños en guardar el secreto: unanimidad.
5. Sobre la realidad del Hecho; los niños no engañan, ni son engañados: 12
voces a favor, 4 en contra.
6. Sobre la creencia general: unanimidad, entendida como una presunción
favorable, no como una demostración rigurosa.
7. Sobre la demostración del hecho a través del carácter de los niños, la
naturaleza de sus relatos, la inspección del lugar, la sagacidad de los videntes
en resolver las dificultades: 12 voces a favor, 4 en contra.
Sexta sesión, el 29 de noviembre 1013
Es esta sesión la Comisión se ocupa de las sanaciones presentadas en el
informe. Se aprueba que la curación de sor San Carlos en Aviñón y de Melania
Gamon en San Feliciano reúnen todas las condiciones que son exigidas por los
teólogos para ser milagrosas. Otros hechos se consideran respetables pero no
suficientes. En el momento de las reuniones de la Comisión algunas curaciones que
están incluidas en el informe publicado aún no eran conocidas.
Séptima sesión, el 6 de diciembre 1014
Durante esta reunión se debate el caso de la curación de la ciega de Lalley,
Victoria Sauvet. Contra el hecho testifica el silencio de los médicos, una persona
respetable de Corps que no cree en el milagro, y una curación parecida que ocurrió
cerca de Grenoble.
Los médicos no siempre prestan su ayuda. Aparte de ellos, existe una
multitud de los testimonios de la gente. El parecer de una persona respetable, no
puede prevalecer sobre cincuenta opiniones de otras personas igual de respetables.
En cuanto al milagro que ocurrió cerca de Grenoble, no es comparable con él de
Lalley.
Octava sesión, el 13 de diciembre 1015
1013 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 128-129 ; LSDA.II, 220-221 ; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 22.
1014 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 130-131 ; LSDA.II, 227-229 ; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 23.
1015 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 131-144 ; LSDA.II, 232-235; M. Rousselot, “La verdad sobre
acontecimiento de la Saleta…”, 23.
183

Esta sesión se dedica en su totalidad a leer las objeciones presentadas en el
informe. Las soluciones a estas objeciones son aprobadas por la gran mayoría. Al
final de la reunión monseñor Filiberto de Bruillard agradece a los miembros su
trabajo, cierra las sesiones y se reserva el derecho de emitir el fallo doctrinal en
tiempo oportuno, sin indicar la fecha.
4.7. Conclusión.
El periodo del julio a diciembre de 1847 era fundamental en cuanto al
discernimiento del hecho de La Salette. Siguiendo las decisiones del Concilio de
Trento y las indicaciones del papa Benedicto XIV, el obispo de Grenoble nombró
dos Comisarios para interrogar a los videntes y los testigos, y recoger todos los
documentos relacionados con las curaciones milagrosas. Después de sus
investigaciones, los Comisarios elaboraron un informe que fue presentado al obispo
y después publicado con su permiso. Este informe fue también el documento de
base para los trabajos de la Comisión diocesana, convocada por el obispo en
noviembre de 1847. La Comisión celebró ocho sesiones que agotaron todos los
temas, cuestiones y objeciones relacionados con la aparición. Es importante
destacar que tanto en la elaboración del informe, como en los trabajos de la
Comisión, se han tenido en cuenta las normas de la Iglesia que en aquella época
regían en el tema de las apariciones, sobre todo el decreto del Concilio de Trento
“De invocatione, veneratione et reliquiis sanctorum et de sacris imaginibus" 1016 ,
y la obra de Su Santidad Benedicto XIV “De servorum Dei beatificatione et de
beatorum canonizatione” 1017 . La mayoría de los miembros de la Comisión dieron su
aprobación, tanto al informe de los Comisarios, como a las investigaciones e
interrogatorios celebrados durante las sesiones. Los trabajos de la Comisión solo
tenían carácter consultativo; terminadas las sesiones, el obispo Filiberto de Bruillard
aplazó su decisión final, sin poner una fecha.
1016 Cf. Conciliorum Oecumenicorum Decreta¸Bolonia 1973, 776.
1017 Benedicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, Pratii, in typographia Aldina, 1830.
184

5. TIEMPO DE ESPERA PARA LA APROBACIÓN OFICIAL, DE
DICIEMBRE DE 1847 A NOVIEMBRE DE 1851.
5.1. La oposición del cardenal Bonald, arzobispo de Lyon, ante el hecho de
La Salette.
Abriendo las sesiones de la Comisión diocesana el obispo de Grenoble
declaró que los testimonios de los niños para él personalmente son convincentes,
aunque al final de los trabajos de la Comisión no aprobó la aparición de forma
oficial 1018 . Decidió esperar más tiempo. ¿Cuál pudo ser el motivo de esta espera?
No hay duda que uno de los motivos era la opinión del cardenal Bonald, su
arzobispo metropolitano, que durante los trabajos de la Comisión envió cuatro
cartas a monseñor de Bruillard, asegurándole que está en contra de la aprobación de
la aparición 1019 . Las cartas del cardenal Bonald no se conservaron; solo podemos
conocer su contenido por la respuesta que el obispo de Grenoble envió a Lyon a
mediados de enero de 1848 1020 . A partir del texto de la carta podemos suponer que
el cardenal Bonald no conoció personalmente los informes oficiales, ni tuvo una
información de primera mano sobre el hecho 1021 . Su oposición duró doce años y
obligó a monseñor de Bruillard y a su sucesor monseñor Ginoulhiac a tomar todas
las precauciones posibles a la hora de declarar la realidad de la aparición 1022 .
El mes de julio de 1850, el cardenal Bonald convocó un Concilio provincial
al cual acudieron los obispos y delegados de las seis diócesis que pertenecen a la
provincia eclesiástica. Durante los trabajos del Concilio, uno de los delegados
propuso debatir sobre un documento contrario al hecho de La Salette. El cardenal
Bonald rechazó la propuesta y el Concilio provincial no tomó ninguna decisión
sobre la aparición 1023 .
El cambio de opinión del cardenal Bonald sobre La Salette sucede en octubre
de 1858. No lo provoca documento alguno. Su cambio vino por el testimonio de
Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, que era sacerdote de su diócesis 1024 . El
Santo de Ars, después de un largo tiempo de dudas sobre la aparición, pidió una
señal del cielo que confirmara el hecho y, al recibir la señal, declaró su fe en La
Salette 1025 . El cardenal Bonald envió a su vicario general para entrevistar a Juan
1018 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 145.
1019 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 145.
1020 Cf. LSDA.II, 240.
1021 En la carta de 1851, enviada por el cardenal al obispo de Grenoble, Bonald llama a Maximino con el
nombre de Marcelino y de Melania escribe que es la hermana de Maximino. Cf. L. Bassette, “Le Fait de La
Salette…”, 209.
1022 Cf. L. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 146.
1023 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 180-182.
1024 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 407.
1025 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 407.
185

Vianney y asegurarse de que la noticia era cierta. El vicario volvió de Ars
confirmando los acontecimientos, lo cual provocó que toda la hostilidad del
cardenal respecto a La Salette cesara 1026 . Prueba de esto es su autorización, en
octubre de 1859, para la consagración del santuario de Nuestra Señora de La Salette
en Lyon 1027 .
5.2. El incidente de Ars.
El 24 de septiembre de 1850 Maximino llega a Ars acompañado por dos
peregrinos, Verrier y Brayer 1028 . Este viaje fue emprendido con el motivo de pedir
consejo al Santo Cura de Ars sobre el futuro de Maximino y, especialmente, en lo
relacionado con su vocación sacerdotal 1029 . Cuando los peregrinos llegan a Ars, el
párroco está ocupado y los recibe su vicario, el padre Raymond 1030 .
Raymond ya había estado en Corps. Su visita coincidió un viernes, el 29 de
junio de 1849 1031 . Ese día la parroquia estaba de fiesta. Sin embargo, Raymond no
lo sabía y se escandalizó viendo a la gente comer carne y bailar siendo tal día.
Cuando subió a La Salette, entró en la casa del párroco Perrin, y lo sorprendió
guardando la correspondencia debajo del mantel de la mesa. A Raymond le pareció
que escondía carne 1032 . Además, el párroco de La Salette no le permitió celebrar
misa, ya que carecía del documento acreditativo como sacerdote 1033 . Raymond salió
de Corps convencido de que la aparición era falsa y de que todo lo que decían sobre
la conversión de los habitantes de la comarca y de los milagros era mentira 1034 .
El vicario de Ars recibió a Maximino y a sus acompañantes en su habitación.
En seguida empiezó a atacar la aparición, a cuestionar los milagros, a criticar al cura
de La Salette y a llamar mentirosos a los dos niños 1035 . Maximino intentó
interrumpirlo en varias ocasiones, pero esto solo le hacía levantar más la voz.
Raymond acusaba a Maximino de mentir cuando este repetía que había visto a la
Virgen María. Sus palabras fueron: “Yo jamás dije que he visto a la Virgen María,
yo siempre dije que he visto a la bella Señora. Pero si Usted cree que mentí, me da
igual” 1036 . Raymond creía que, con ello, estaba obligando a Maximino a confesar la
mentira. Por eso, terminado el encuentro, corrió a anunciarlo a todos los que
1026 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 408.
1027 CF. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 408.
1028 Cf. LSDA.III, 13.
1029 Cf. J. Jaouen, La Salette dar Chrystusa dla Kościoła, Kraków 1989, 235.
1030 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”,233.
1031 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 186.
1032 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 233.
1033 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 233.
1034 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 233.
1035 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 234.
1036 J. Jaouen, „La Salette…”,234.
186

encuentraba por el camino 1037 . Esta misma tarde, de hecho, en varias ocasiones
habló con el Santo Cura, asegurándole que el chico había confesado la mentira 1038 .
Al día siguiente, a las nueve de la mañana, Maximino entró en la sacristía de
la iglesia para hablar con Juan Vianney. La entrevista duró unos diez minutos y el
chico salió contento 1039 . Menos contentos estaban sus acompañantes, pues el Santo
Cura de Ars no dijo nada respecto al futuro del chico. Entonces decidieron
entrevistar otra vez a Maximino con el párroco. El encuentro tuvo lugar a las once
de la mañana, detrás del altar de la iglesia, donde el Santo confesaba a los
hombres 1040 . Solo hablan unos pocos minutos y Maximino sale diciendo que debe
volver a su diócesis y hacer caso al obispo 1041 . Después de este encuentro el Santo
Cura comentó a sus colaboradores que el chico no vio nada y que, simplemente,
repetía su historia porque hacía bien a la gente. Juan Vianney, por lo visto, había
perdido la fe en La Salette 1042 .
La noticia se expandió por toda Francia. Así muy pronto llegó a la sede de la
archidiócesis en Lyon, lo cual confirmaba al cardenal Bonald en su oposición ante
La Salette. El cardenal mandó interrogar al Santo Cura de Ars y a su vicario; y los
resultados de esta entrevista fueron leídos en el coro de la catedral de Lyon 1043 .
Al obispo de Grenoble llegarían a finales de octubre. Monseñor de Bruillard
llama a Maximino y, en presencia de varios sacerdotes y laicos, lo interroga 1044 . El
pastorcillo asegura que en Ars no desmintió nada, que jamás dejará de decir que en
La Salette vio algo. Preguntado que entiende por ese “algo”, responde que vio una
bella Señora que le habló y después desapareció 1045 . Pero también reconoce que no
oyó bien al Cura de Ars y que a sus preguntas respondía “sí” o “no” al azar 1046 .
Después, Maximino escribió una nota aclaratoria al Santo Cura, llevada por
Rousselot y Melin, el párroco de Corps. Sin embargo, Juan Vianney repetiría lo
mismo que antes, es decir, que chico había negado ver a la Virgen María 1047 .
Ante esta respuesta del párroco de Ars, Maximino le escribe una carta, en
que explica su punto de vista; según él, el santo cura no entendió bien sus palabras:
“No lo quise decir a Usted, y a nadie lo dije en serio, que no vi nada, que mentí
contando el relato, y que mantuve esta mentira durante tres años, viendo el buen
1037 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 236.
1038 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 236.
1039 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 236-237.
1040 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 237.
1041 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 237.
1042 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 238.
1043 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 200.
1044 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 241.
1045 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 241.
1046 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 241.
1047 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 243-244.
187

fruto que da. Solo le dije a Usted, saliendo, ya en las puertas de la sacristía, que vi
algo, pero no sabía si era la Santísima Virgen u otra señora” 1048 .
Junto con la carta de Maximino, el obispo de Grenoble mandó también la suya, con
la sugerencia de que el cura de Ars debía examinar al chico otra vez, si es que
sosprechaba que en el anterior encuentro no se entendieron 1049 . El cinco de
diciembre de 1850, monseñor de Bruillard recibió la respuesta de Ars:
“Monseñor,
Tenía gran confianza en nuestra Señora de La Salette; hice traer el agua de la
fuente; he bendecido y distribuido una gran cantidad de medallas e imágenes
representando este hecho; Distribuí la piedra en que se hubiera sentado la Santísima
Virgen, la llevaba constantemente conmigo e incluso la puse en un relicario. He
hablado muchas veces sobre este hecho en la iglesia. Creo, Monseñor, que hay
pocos sacerdotes en su diócesis que han hecho tanto por la Salette como yo. No es
necesario repetir lo que dije a estos señores. El pequeño me dijo que no vio a la
Santísima Virgen, lo que me ha perturbado un par de días.
Después de todo, Monseñor, la herida no es tan grande, y si se trata de la obra de
Dios, el hombre no la destruirá 1050 .
Todo indica que el incidente de Ars fue un malentendido provocado por el
vicario Raymond, que creó un mal ambiente con sus insinuaciones y
acusaciones 1051 . Maximino, sin duda, dijo algo que el Santo Cura entendió mal.
Monseñor de Bruillard interrogó al vicario de Ars y, después de acabar la entrevista,
sentenció: “El padre Raymond fastidió al chico. Quién sabe lo que le vino después a
la cabeza” 1052 . Lo importante en este caso es la actitud del chico después de la visita
a Ars. Maximino no solo mantenía que no desmintió nada, sino que, con un gran
convencimiento interior, seguía defendiendo su relato 1053 .
El Santo Cura de Ars recupera la fe en La Salette ocho años más tarde. Se
sientía muy agobiado por las dudas que toda la situación le había creado y pedía a
Dios una señal que confirmase la veracidad de la aparición 1054 . Pues bien, en un
periodo de tres días recibió tres señales que, según él, confirmaban el hecho 1055 .
Preguntado después si se puede creer en La Salette responde: “Se puede y se debe
creer en La Salette” 1056 .
1048 J. Jaouen, „La Salette…”, 244.
1049 Cf. LSDA.III, 160-161.
1050 LSDA.III, 161.
1051 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 249.
1052 J. Jaouen, „La Salette…”, 248.
1053 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 250.
1054 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 261.
1055 Cf. J. Jaouen, „La Salette…”, 264.
1056 J. Jaouen, „La Salette…”, 265.
188

5.3. El papa Pío IX recibe los secretos de los videntes.
5.3.1. Los videntes escriben sus secretos.
El 21 de marzo de 1851 el cardenal Bonald, arzobispo de Lyon, ordena al
obispo de Grenoble pedir a los dos niños que escriban sus secretos para mandarlos a
la Santa Sede 1057 . Quería aprovechar la ocasión que le brindaba el viaje del
arzobispo de Reims a Roma y, a través de él, mandar los secretos de La Salette.
Monseñor de Bruillard, obedeciendo al cardenal, envía al padre Auvergne a
investigar si los niños están dispuestos a escribir sus secretos 1058 . Maximino se
resiste, pero al final dice que si el papa quiere que escriba su secreto, lo hará 1059 .
Con Melania la cosa no es tan fácil, pues la pastora insiste en que solo puede revelar
el secreto personalmente al papa 1060 . Ante la negativa, viene a visitarla el padre
Rousselot, que tenía más confianza con ella que el padre Auvergne. Rousselot
consigue convencer a Melania de que escriba el secreto y lo meta en una carta
cerrada; pero la vidente pone una condición: la carta deberá ser llevada al papa solo
por el obispo de Bruillard o el padre Rousselot 1061 .
El 2 de julio, estando en el palacio episcopal, Maximino escribe su secreto en
presencia del señor obispo de Grenoble, del canónigo Taxis, y de un laico, Dausse.
Antes de meter la carta en el sobre el obispo lee el texto, y después los dos testigos
firman el sobre ya cerrado 1062 . Melania escribe su secreto un día más tarde, en la
casa de las monjas de la Providencia en Grenoble y en presencia del canónigo
Auvergne y de Dausse 1063 . Cuando Melania termina de escribir, propone llevar la
1057 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 204.
1058 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 204.
1059 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 205.
1060 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 205.
1061 La parte más importante de este interrogatorio es la siguiente:
“Moi. Si donc le Pape vous commande de dire votre secret á quelqu'un qu'il désigneroit pour le recevoir et le
lui faire passer, vous le direz á, cette personne qu'il vous auroit désignée ?
Mél. Non, Monsieur; je veux le dire au Pape seul et seulement quand il le commandera.
Moi. Et si le Pape vous donne ce commandement, comment ferez-vous donc pour lui faire passer votre
secret?
Mél. Je le lui dirai á lui-même, ou je L'écrirai dans une lettre cachetée.
Moi. Et cette lettre cachetée, á qui la remettriez-vous pour la faire passer au Pape ?
Mél. á Mg' L'Evêque.
Moi. Ne la remettriez-vous pas á un autre ?
Mél. Je la remettrai á Mg l'Evêque ou á vous.
Moi. Ne la confieriez-vous pas i Mr. G. [Gerante] (l'aumônier de la communauté) ?
Mél. Non, Monsieur.
Moi. Ne la feriez-vous pas aussi passer au Pape par Mg' le cardinal archevêque de Lyon?
Mél. Non, Monsieur.
Moi. Ni par un autre évêque ou prêtre ?
Mél. Non, Monsieur (LSDA.III, 175).
1062 Cf. LSDA.III, 40.
1063 Cf. LSDA.III, 42.
189

carta al obispo para que la lea. Monseñor vuelve con la carta muy emocionado y la
entrega para sellar el sobre y poner las firmas 1064 .
5.3.2. El viaje de Rousselot y de Gerin a Roma.
Cumpliendo el deseo de Melania, monseñor de Bruillard delega al abate
Rousselot y al párroco de la catedral, J. B. Gerin, para llevar las cartas a Roma 1065 .
Los enviados del obispo llegan a Roma el 11 de julio de 1851. Se entrevistan con el
secretario del papa, Fioramonti, que les anuncia la audiencia con el Santo Padre
para el 18 de julio 1066 . Después de volver a Grenoble, cada uno de los enviados
escribió su propio informe sobre la visita en Roma. El padre Rousselot compuso el
relato más amplio y más abundante en los detalles. Permitamos que él mismo nos
cuente su audiencia con el papa Pío IX y demás entrevistas en la Santa Sede:
“18 de julio de 1851, el Sr. Gérin y Rousselot entregaron tres cartas a su santidad
Pío IX: una de obispo de Grenoble que licencia sus dos enviados y las otras dos que
contienen el secreto de los dos niños en La Salette.
Cada niño había escrito y sellado la carta que contiene su secreto en presencia de
testigos que declararon sobre la envolvente que el contenido era hecho a mano.
Su Santidad abrió las tres cartas en nuestra presencia, las leyó y comentando
la de Maximino dijo: «hay franqueza y sencillez de un niño.» Respondimos que
estos niños eran pequeños montañeros que en los últimos meses estaban en casa de
educación.
Para leer mejor las dos cartas, Su Santidad se puso de pie y se acercó a la
ventana y abrió la persiana. Le seguimos. Después de la carta de Melania, Su
Santidad nos dice: «debo leer esta carta con la cabeza bien descansada.» Durante la
lectura de esta última carta, se notó una cierta emoción en la cara del Santo Padre.
Sus labios se contrajeron y las mejillas se hincharon. Terminada la lectura, el Santo
Padre nos dice:
«Estos son flagelos con cuales Francia se ve amenazada. No sólo ella es
culpable. Alemania, Italia, toda Europa lo es y merece castigo. Tengo menos miedo
de Proudhon que de la indiferencia religiosa y el respeto humano.» Vuestros
soldados (el ejército francés, después de haber hecho posible con su victoria del 29
de junio de 1849 sobre las tropas de Mazzini y Garibaldi, el regreso de Pío IX a
Roma, que tuvo lugar el 12 de abril siguiente, ocupa la ciudad eterna hasta el 1860),
«vuestros soldados se ponen de rodillas cuando me ven, pero después de mirar a la
derecha e izquierda si no les ve nadie. No es sin razón que la Iglesia se llama
militante, y aquí veis al capitán» (con su mano derecha sobre el pecho). «Mandé
revisar su libro por Mons. Frattini, promotor de la fe, me dijo que era bueno, que
estaba contento de él, y que desprende la verdad.»
Al día siguiente, vimos a su Eminencia Cardenal Fornari, por el cual hice el
homenaje en mis escritos en La Salette. El cardenal tuvo conocimiento del hecho
1064 Cf. LSDA.III, 42.
1065 Cf. LSDA.III, 43.
1066 Cf. LSDA.III, 43.
190

durante su Nunciatura en Francia. Nos dijo que iba a leer mi libro con placer.
Además, añadió, «tengo miedo de tales maravillas. En la religión tenemos todo lo
que se necesita para la conversión de los pecadores, y cuando el cielo está
utilizando estos medios, debe ser grande el mal.»
(…)
Cardenal Lambruschini, Primer ministro de Su Santidad, obispo de Porto,
prefecto de la Congregación de Ritos y como tal, instruido en las reglas de la Iglesia
en lo que respeta a la canonización de los Santos, la publicación de los milagros,
etc..., tenía la bondad de decirme en la audiencia que me concedió: «hace años
conozco el hecho de La Salette y como obispo, creo y como obispo, he predicado
en mi diócesis, y noté que mi discurso ha provocado una gran impresión. Además,
añadió, conozco el secreto de los niños, el Papa me lo comunicó.»
Finalmente, el 22 de agosto, dos días antes de mi salida de Roma, estuve a
los pies de Su Santidad, que se había dignado a invitarme a la audiencia con una
bondad inefable. Su Santidad me preguntó si yo era feliz en Roma. Le respondí:
Padre Santo, estoy muy contento por todo lo que he visto y oído; Estoy
especialmente contento de estar a los pies de Su Santidad. Así que le pedí su
bendición al obispo de Grenoble, al capítulo, de que era miembro, al seminario
donde yo era profesor, etcétera... Su Santidad pasó a una habitación cercana, de
donde me trajo un hermoso rosario que recibí de rodillas. Finalmente, a petición
mía, también dio su bendición a los dos niños de La Salette de una manera muy
graciosa. En resumen, en Roma, se examina antes de creer; pero quienes han
analizado el hecho de La Salette lo creen cierto y bien probado.
En Roma, quienes han examinado el hecho de La Salette reconocen el
derecho del obispo de Grenoble de pronunciarse sobre él. El secreto de los niños,
del cual fuimos portadores, por su naturaleza, era para refutar o confirmar el hecho
de La Salette. Si este secreto fuera infantil o indigno de Aquella que lo dio hace
cinco años, el hecho en sí mismo cayera” 1067 .
1067 “Le 18 juillet 1851, MM. Gerin et Rousselot remettaient à Sa Sainteté Pie IX trois lettres: une de
Monseigneur de Grenoble qui accréditait ses deux envoyés, et les deux autres renfermant le secret des deux
enfants de La Salette. Chaque enfant avait écrit et cacheté la lettre contenant son secret en présence de
témoins qui avaient déclaré sur l‘enveloppe que l'incluse était de main propre.
Sa Sainteté décacheta en notre présence les trois lettres, les lut, et en commentant celle de Maximin,
elle dit : Il y a là la candeur et la simplicité d'un enfant. Nous répondîmes que ces enfants étaient de petits
montagnards qui, depuis quelques mois, étaient dans des maisons d'éducation.
Pour mieux lire les deux lettres, Sa Sainteté se leva et s'approcha de la fenêtre, dont elle entrouvrit le
volet. Nous la suivîmes. Après la lettre de Mélanie, Sa Sainteté nous dit : «Il faut que je relise cette lettre à
tété reposée. Pendant la lecture de cette dernière lettre, une certaine émotion se manifesta sur le visage du
Saint-Père. Ses lèvres se contractèrent et ses joues se gonflèrent. Lecture faite, le Saint-Père nous dit:
«Ce sont des fléaux dont la France est menacée. Elle n'est pas seule coupable. L'Allemagne, l'Italie,
toute l'Europe le son et méritent des châtiments. J'ai moins à craindre de Proudhon que de l'indifférence
religieuse et du respect humain. Vos soldats (l'armée française, après avoir rendu possible par sa victoire du
29 juin 1849 sur les troupes de Mazzini et de Garibaldi, la rentrée de Pie IX á Rome, qui eut lieu le 12 avril
suivant, occupa la Ville Eternelle jusqu'en 1860), vos soldats se mettent de genoux quand ils me voient, mais
c'est après avoir regardé auparavant de droite et de gauche, s'ils ne sont vus de personne. Ce n'est pas sans
raison que l'église est appelée militante, et que vous en voyez ici le Capitaine» (en portant sa main droite sur
sa poitrine). J'ai fait examiner votre livre par Mgr Frattini, promoteur de la Foi, il m'a dit qu'il était bien, qu'il
en était content, qu'il respirait la vérité.
Le lendemain, nous vîmes Son Eminence le cardinal Fornari, auquel je fis hommage de mes écrits
sur La Salette. Le Cardinal avait eu connaissance du fait pendant sa nonciature en France. Il nous dit qu'il
lirait avec plaisir mon ouvrage. Au reste, ajoutât-il, je suis effrayé de tels prodiges. Nous avons dans la
191

5.4. Conclusión.
El periodo de cuatro años, que pasaron entre la investigación oficial de la
Comisión diocesana y la aprobación, tenía elementos positivos y negativos para la
valoración de la aparición de La Salette.
Sin ninguna duda el elemento más negativo fue el incidente en Ars. El Santo
Cura era en aquella época un personaje muy conocido y muy respetado en toda
Francia, por lo cual su opinión tenía gran peso para todos. Por este motivo el obispo
de Grenoble quería hacer recapacitar a Juan Vianney; no lo consiguió antes de la
aprobación de la aparición. Pero, lo cierto es que el incidente de Ars aumentó la
oposición a La Salette.
La posición negativa del cardenal Bonald ante el hecho de La Salette
provocó una gran prudencia y cautela en tomar decisiones por parte del obispo de
Grenoble; pero esto fue providencial, pues ayudó a investigar más profundamente el
caso de La Salette.
El elemento positivo estuvo en convencer a los videntes para que escribieran
sus secretos y los presentasen al papa Pío IX. Como escribió Rousselot en su
relación de la vista en Roma, para la aparición, el contenido de los secretos era
cuestión de vida o muerte. Es decir, si los secretos hubieran sido banales, indignos
de la Virgen María, el hecho de La Salette resultaría un fraude. Positivo en sí era
también el viaje de Rousselot y de Gerin a Roma. No solo estuvieron en la
audiencia con el papa Pío IX, sino que también se entrevistaron con varias
religion tout ce qu'il faut pour la conversion des pécheurs, et quand le ciel emploie de tels moyens, il faut que
le mal soit grave.
(…)
Le cardinal Lambruschini, premier ministre de Sa Sainteté, évêque de Porto, préfet de la
Congrégation des Rites, et, en cette qualité, instruit des Règles de l'Eglise dans ce qui concerne la
canonisation des saints, la publication des miracles, etc..., eut la
bonté de me dire dans l'audience qu'il voulut bien m'accorder: «Il y a longtemps que je connais le fait de La
Salette, et, comme évêque, j'y crois, et, comme évêque, je l'ai prêché dans mon diocèse, et j'ai remarqué que
mon discours avait fait une grande impression. Au reste, ajoute-t-il, je connais le secret des enfants, le Pape
me l'a communiqué.
Enfin, le 22 aout, deux jours avant mon départ de Rome, j'étais aux pieds de Sa Sainteté, qui avait daigné
m'admettre en audience de congé avec une bonté inexprimable. Sa Sainteté me demanda si j'étais content de
Rome. Je lui répondis : «Très Saint-Père, je suis très content de tout ce que j'ai vu et entendu; je suis surtout
heureux d'être aux pieds de Votre Sainteté.» Alors, je lui demandai sa bénédiction pour Monseigneur de
Grenoble, pour le chapitre dont j'étais membre, pour le séminaire où j'étais professeur, etc... Sa Sainteté passa
dans une pièce voisine, d'où elle me rapporta un beau chapelet que je reçus à genoux. Enfin, sur ma demande,
Elle donna aussi sa bénédiction aux deux enfants de La Salette d'une manière fort gracieuse. En résumé, à
Rome, on examine avant de croire; mais tous ceux qui ont examiné le fait de La Salette le croient vrai et bien
prouvé.
A Rome, ceux qui ont examiné le fait de La Salette reconnaissent à Monseigneur de Grenoble le droit de
prononcer sur ce fait. Le secret des enfants dont nous étions porteurs était de nature á infirmer ou à confirmer
le fait lui-même de La Salette. Si ce secret eût été ou puéril ou indigne de Celle qui le donna, il y a cinq ans,
le fait lui-même devait tomber (L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 224-227).
192

autoridades de la Santa Sede y consiguieron importantes apoyos para la aprobación
de la aparición.
6. LA APROBACIÓN DE LA APARICIÓN DE LA SALETTE, 1851.
6.1. La preparación de la aprobación.
El padre Rousselot regresó de Roma a Grenoble trayendo buenas noticias
para el obispo de Grenoble:
Los secretos leídos por el papa, y comunicados al Prefecto de la
Congregación de los Ritos, no contienen nada que impida la aprobación de la
aparición 1068 .
La Santa Sede no se va a pronunciar sobre el hecho de La Salette, fiel a la
práctica de mostrar la prudencia en estos casos 1069 . La expresión exacta, que
el secretario de Pío IX usa para definir la actitud del papa con respecto a la
aprobación de la aparición, la encontramos en la carta de Rousselot a
Auvergne:
“Mgr. Fioramonti viene a decirme por segunda y tercera vez que el Papa negative
se habebit, pero se confía perfectamente a la prudencia de Mgr. de Grenoble quien
tiene derecho de pronunciarse sobre el Hecho y de ordenar la construcción de una
capilla en el lugar de la aparición” 1070 .
René Laurentin interpreta esta expresión de Pío IX de esta manera:
“… Esto prolonga la respuesta del secretario de Pío IX al obispo de Grenoble antes
de declarar la autenticidad de la aparición en La Salette: Papa negative se habebit
lo que solamente quiere decir: El Papa se disocia de vuestra decisión. La deja bajo
vuestra responsabilidad; Se queda fuera de ella” 1071 .
Sin embargo, tanto el Sumo Pontífice como el prefecto de la Congregación
de los Ritos, el cardenal Lambruschini, y otros altos cargos de la Sede
Apostólica, no ven inconveniente alguno; al contrario, consideran que el
1068 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 222.
1069 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 222.
1070 LSDA.III, 60.
1071 Laurentin, R., “Les révélation privée- apparition, visions – dans l’actuelle phase de l’économie du salut”,
en: Actas do Congresso Internacional de Fátima. Fenomenologia e teologia das aparições, Fátima 1998,
761.
193

obispo de Grenoble, como Ordinario del lugar, debe emitir su juicio sobre el
caso de La Salette 1072 .
El obispo de Grenoble puede ejercer su deber en cumplimiento de las
decisiones del Concilio de Trento, a pesar de la oposición del arzobispo
metropolitano de Lyon 1073 .
Ante esta situación monseñor de Bruillard compone el texto de la
aprobación. Le ayuda en esta tarea monseñor Villecourt, el obispo de la Rochela,
que pertenecía al grupo de los obispos franceses que apoyaban la aprobación de la
aparición 1074 . Preparado el texto de la carta pastoral, el obispo envía copia al
cardenal Lambruschini, prefecto de la Congregación de los Ritos, pidiendo su visto
bueno 1075 .
Mientras el documento del obispo viaja a Roma, en la diócesis hay una gran
expectativa ante la inminente aprobación. Los opositores a la misma insisten, una
vez más, en el argumento del incidente de Ars. En la “Gazette de France” se publica
un artículo, afirmando que la retractación de Ars es un obstáculo invencible para la
aprobación de La Salette 1076 . Rousselot responde asegurando que no hubo ninguna
retractación por parte de Maximino en Ars 1077 .
Para el día 24 de septiembre estaba previsto el retiro sacerdotal en Grenoble.
Los sacerdotes allí reunidos hacen una petición por escrito a monseñor de Bruillard,
para que autorice las peregrinaciones a La Salette, permita construir un santuario e
invite a los fieles de su diócesis, de toda Francia y del extranjero a ayudar en esta
tarea. La petición fue firmada por 240 sacerdotes; en contra hubo 16 firmas 1078 .
Por fin, a principios de octubre, llega la respuesta del cardenal Lambruschini,
dirigida al padre Rousselot. El prefecto de la Congregación de los Ritos responde
con estas palabras:
“Reverendo Padre, he leído junto con su carta de 17 de septiembre, el proyecto de
la pastoral que desea publicar el docto y piadoso obispo de Grenoble en relación
con el hecho que tuvo lugar en una de las montañas de su diócesis. Tan pronto,
como mi ocupación y mi débil salud lo permitieron, he leído muy atentamente
dicha pastoral, y aquí es mi opinión. El prelado relata el hecho de La Salette de
forma ciertamente extraordinaria, sin prejuicios y con rigor histórico tan
recomendado en las Escrituras y según las reglas de la Santa Iglesia. Todo está bien
1072 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 222.
1073 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 222.
1074 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 224; En la carta dirigida al Cura de Ars, de Bruillard reconoce
que de los once obispos consultados sobre La Salette, nueve están a favor de la aprobación. Cf. LSDA.III,
160.
1075 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 224.
1076 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 228.
1077 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 228.
1078 Cf. L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”, 229.
194

hecho y la lectura no me ha dejado nada que desear, sobre todo por el examen del
evento que fue presentado con un rigor edificante y digno de elogio. Solamente
tengo una observación, mire las disposiciones prescritas por el venerable prelado,
entre las cuales parece precoz la nº 3 1079 . Creo que, tal vez, la sabiduría y la
prudencia exigen no atestiguar todavía con gran solemnidad, en nombre de la
Iglesia, la verdad del hecho en cuestión.
Os ruego, Monseñor canónigo, acreditar ante Su Eminencia pruebas de mis
sentimientos de respeto y a ti mismo, recibir la estima muy distinguida con la que
soy, Reverendo padre, tu humilde siervo” 1080 .
Con esta respuesta del cardenal todo estaba preparado para publicar la Pastoral
sobre la aparición de La Salette.
6.2. La aprobación de la aparición de La Salette.
El 10 de noviembre de 1851 se edita la Pastoral con la obligación de leerla en
todas las iglesias de la diócesis el 16 de noviembre. El texto de la aprobación se
publica bajo el siguiente título: “La Pastoral de Monseñor el obispo de Grenoble,
autorizando la construcción del nuevo Santuario a María en el Monte de La
Salette” 1081 .
En primer lugar, de Bruillard explica largamente las razones de una espera de
cinco años desde la fecha de la aparición hasta la aprobación. Sobre todo, se trata
de la cautela y la prudencia que aconseja la Iglesia ante un hecho tan
extraordinario 1082 . Los primeros meses sirvieron para contemporizar, reflexionar e
implorar las luces del Espíritu Santo 1083 . Mientras tanto llegaban las noticias de los
prodigios, curaciones provocadas por la invocación del nombre de la Virgen de La
Salette y uso del agua de la fuente que manó después de la aparición 1084 . También
1079 Se trata de la disposición de cantar Te Deum y Sub tuum en todas las iglesias de la diócesis el domingo
siguiente a la proclamación de la pastoral. Se suprimió esta disposición. Cf. L. Bassette, “Le Fait de La
Salette…”, 231.
1080 “Monsieur l'abbé, j'ai réélu avec votre lettre du 17 septembre le projet de mandement que désire publier
le savant et pieux évêque de Grenoble par rapport au fait qui a eu lieu sur une des montagnes de son diocèse.
Aussitôt que mes occupations et ma faible santé l'ont permis, j'ai lu très attentivement ledit mandement, et
voici mon avis. Le prélat raconte le fait de La Salette certainement extraordinaire, sans prévention, et avec
une exactitude historique tant recommandée dans la Sainte Ecriture et d'après les règles de la Sainte Eglise.
Tout va très bien et la lecture ne m'a rien laissé á désirer surtout par l'examen de l'événement qui a été poussé
avec une édifiante et tout à fait louable rigueur. Je n'ai qu'une chose à observer, elle regarde les dispositions
prescrites par le vénérable prélat, parmi lesquelles me parait précoce celle du nº 3. Je pense que, peut-être, la
sagesse et la prudence exigent de ne pas devenir encore á attester avec une si grand solennité au nom de
l'Eglise la vérité du fait dont il est question. Je vous prie, Monsieur le chanoine, de faire agréer à Sa Grandeur
les assurances de mes sentiments très respectueux et de recevoir vous-même celles de l'estime très distinguée
avec laquelle je suis, Monsieur l‘abbé, votre affectionné serviteur (L. Bassette, “Le Fait de La Salette…”,
230-231).
1081 Cf. LSDA.III, 200; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 545.
1082 Cf. LSDA.III, 200; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 546
1083 Cf. LSDA.III, 201; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 546.
1084 Cf. LSDA.III, 201-202; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 547.
195

aumentaba constantemente el número de los peregrinos. Ante esta situación surgió
la necesidad de investigar el hecho. De Bruillard recuerda aquí todos los pasos
dados durante el discernimiento de la aparición, empezando por la consulta de los
canónigos y los profesores del seminario, los trabajos de la Comisión la publicación
del informe de Rousselot y sus sucesivas actualizaciones 1085 .
A continuación vienen explicados los motivos de la decisión tomada y las
disposiciones jurídicas que citamos en su totalidad:
“Por todos los motivos,
Apoyados en los principios enseñados por el Papa Benedicto XVI, y
siguiendo la marcha por él trazada en su inmortal obra de la Beatificación y de la
Canonización de los Santos (lib. II, cap. XXXI, n. 12);
Vista la relación escrita por el abate Rousselot, uno de nuestros vicarios
generales, e impresa con el título: La Verdad acerca del Acontecimiento de la
Saleta, Grenoble, 1848;
Visto asimismo los Nuevos documentos acerca del, Acontecimiento de la
Saleta, publicados por el mismo autor en 1850; revestidas ambas obras con nuestra
aprobación;
Oídas las discusiones sostenidas en diversos sentidos ante Nos acerca de
este asunto en las sesiones de los días 8, 15, 16, 17, 22 y 29 de noviembre, y 6 y 13
de diciembre de 1847;
Visto igualmente u oído lo que se ha dicho o escrito desde esa época, en pro
y en contra del Acontecimiento;
Considerando, en primer lugar, la imposibilidad en que nos hallamos de
explicar el Hecho de la Saleta de otro modo que no sea por la intervención divina,
cualquiera que sea el punto de vista bajo el que lo consideremos, ya en sí mismo, ya
en sus circunstancias, ya en su objeto esencialmente religioso;
Considerando, en segundo lugar, que los maravillosos resultados del Hecho
de la Saleta son testimonios de Dios mismo, que lo acreditan por medio de
milagros, y que estos testimonios son superiores a los de los hombres y a las
objeciones de estos;
Considerando que estos dos motivos, considerados separadamente, y con
mayoría de razón reunidos, deben dominar toda la cuestión, y quitar toda especie de
valor a las pretensiones o suposiciones contrarias, de las cuales declaramos tener
pleno conocimiento;
Considerando, en fin, que la docilidad y la sumisión a las advertencias del
cielo pueden preservarnos de los nuevos castigos que nos amenazan, al paso que
una resistencia demasiado prolongada puede exponernos a males irremediables;
A petición expresa de lodos los individuos de nuestro venerable Capítulo, y
de la inmensa mayoría de los sacerdotes de nuestra diócesis;
Para satisfacer asimismo la justa expectación de un considerable número de
almas piadosas, así de nuestra patria como del extranjero, que podrían acabar por
echarnos en cara que tenemos cautiva la verdad;
El Espíritu Santo y la asistencia de la Virgen Inmaculada nuevamente
invocados;
Declaramos lo que sigue:
1085 Cf. LSDA.III, 202-205; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 548-550.
196

Art. 1.º - Decidimos que la Aparición de la Virgen Santísima a los dos
pastores, ocurrida el 19 de septiembre de 1846, en el monte de la cordillera de los
Alpes, situado en la parroquia de la Saleta, del Arciprestazgo de Corps, reúne en sí
todos los caracteres de la verdad, y que los fieles tienen fundamento a creerla
indudable y cierta.
Art. 2.º - Creemos que este hecho adquiere mayor grado de certeza atendido
el inmenso y espontáneo concurso de fieles al lugar de la Aparición, y la multitud
de prodigios que han seguido a dicho acontecimiento, de gran número de los cuales
es imposible dudar, sin violar las reglas del testimonio humano.
Art. 3.º -Por este motivo, para demostrar a Dios y a la gloriosa Virgen María
nuestro vivo reconocimiento, autorizamos el culto de Nuestra Señora de la Saleta,
Permitimos predicar este grande acontecimiento, y sacar las consecuencias
prácticas y morales que de él derivan.
Art. 4.º - Prohibimos, sin embargo, publicar ninguna fórmula especial de
preces, ningún cántico, y libro alguno de devoción, sin aprobación nuestra por
escrito.
Art. 5.º - Prohibimos terminantemente a los fieles y a los sacerdotes de
nuestra diócesis oponerse de palabra o por escrito, contra el hecho que hoy
proclamamos, y que desde este momento debe ser por todos respetado.
Art. 6.º - Acabamos de adquirir el terreno favorecido con la celestial
Aparición. Nos proponemos edificar en él, lo más pronto posible, un templo, que
sea un monumento de la misericordiosa bondad de María para con nosotros, y de
nuestra gratitud hacia ella. Hemos concebido también el proyecto de edificar en el
mismo sitio un hospicio para los romeros que a él concurran. Mas como estas
fábricas en lugar de acceso tan difícil y privado de toda clase de recursos, exigen
gastos cuantiosos, contamos con el generoso concurso de los sacerdotes y de los
fieles, así de nuestra diócesis como de Francia y del extranjero; y no vacilamos en
recurrir a ellos con tanta mayor premura en cuanto, si bien hemos recibido
numerosas promesas, son estas insuficientes para emprender las obras que nos
proponemos realizar. Rogamos a las personas piadosas que quieran auxiliarnos, que
envíen sus donativos a la secretaría de nuestro Obispado. Una comisión compuesta
de sacerdotes de seglares queda encargada de vigilar las obras de fábrica y la
inversión de los donativos.
Art. 7.º - Por último, como el objeto principal de la Aparición ha sido
recordar a los cristianos el cumplimiento de sus deberes, los preceptos del culto
divino, la observancia de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, el horror a la
blasfemia, y la obligación de santificar el domingo, os conjuramos, carísimos
hermanos nuestros, por vuestros intereses celestiales y terrenales, para que volváis a
entrar en vosotros mismos, para que hagáis penitencia por vuestros pecados,
particularmente por los que habéis cometido contra el segundo y tercer
mandamiento de Dios. Os conjuramos que así lo hagáis, amados hermanos
nuestros; sed dóciles a la voz de María, que os llama a la penitencia, y que en
nombre de su Hijo os amenaza con males espirituales y temporales si,
permaneciendo insensibles a sus maternales advertencias, dejáis endurecer vuestros
corazones.
Art. 8.º - Queremos y ordenamos que esta nuestra Pastoral sea leída y
publicada en todas las iglesias y capillas de nuestra diócesis durante la misa
parroquial o mayor, el domingo siguiente al día en que se haya recibido.
197

Dado en Grenoble, con nuestra firma, el sello de nuestras armas, y la firma
de nuestro secretario, el 19 de setiembre de 1851 (quinto aniversario de la célebre
aparición).
+ Filiberto, Obispo de Grenoble” 1086
1086 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 550-553; El texto francés:
“A ces causes,
Nous appuyant sur les principes enseignés par le Pape Benoit XIV, et suivant la marche tracée pas
lui dans son immortel ouvrage de la béatification et de la canonisation des Saints (liv. II, chap. XXXI nº 12);
Vu la relation écrite par M. l'abbé Rousselot, l'un de nos vicaires généraux, et imprimée sous ce titre:
La Vérité sur l'Evénement de la Salette, Grenoble 1848;
Vu aussi les Nouveaux documents sur l'Evénement de la Salette, publiés par le mémé auteur en
1850; l'un et l'autre ouvrage revêtus de notre approbation;
Ouï les discussions en sens divers qui ont eu lieu devant nous sur cette affaire dans les séances des 8, 15,
16,77,22 et 29 novembre, 6 et 15 décembre 1847;
Vu pareillement ou entendu ce qui a été dit, ou écrit depuis cette époque, pour ou contre
l‘événement;
Considérant, en premier lieu, l'impossibilité où nous sommes d'expliquer le fait de la Salette
autrement que par l'intervention divine, de quelque manière que nous l'envisagions, soit en lui-même, soit
dans ses circonstances, soit dans son but essentiellement religieux;
Considérant, en second lieu, que les suites merveilleuses du fait de la Salette, sont le témoignage de
Dieu lui-même, se manifestant par des miracles, et que ce témoignage est supérieur á celui des hommes, et à
leurs objections;
Considérant que ces deux motifs, pris séparément, et à plus forte raison réunis, doivent dominer
toute la question, et enlever toute espèce de valeur á des prétentions ou suppositions contraires dont nous
déclarons avoir une parfaite connaissance; Considérant enfin que la docilité et la soumission aux
avertissements du ciel peut nous préserver des nouveaux châtiments dont nous sommes menacés, tandis
qu'une résistance trop prolongée peut nous exposer à des maux sans remède;
Sur la demande expresse de tous les membres de notre vénérable Chapitre, et de la très-grande
majorité des prêtres de notre diocèse;
Pour satisfaire aussi la juste attente d'un si grand nombre d'âmes pieuses, tant de notre patrie que de
L'étranger, qui pourraient finir par nous reprocher de retenir la vérité captive;
L'Esprit-Saint et l'assistance de la Vierge Immaculée de nouveau invoqués;
Nous déclarons ce qui suit:
ART. 1 er . Nous jugeons que l'apparition de la sainte Vierge à deux bergers, le 19 septembre 1846,
sur une montagne de la chaine des Alpes, située dans la paroisse de la Salette, de l'archiprêtré de Corps, porte
en elle-même tous les caractères de la vérité, et que les fidèles sont fondés á la croire indubitable et certaine.
ART. 2. Nous croyons que ce fait acquiert un nouveau degré de certitude par, le concours immense
et spontané des fidèles sur le lieu de l'apparition, ainsi que par la multitude des prodiges qui ont été la suite
dudit événement, et dont il est impossible de révoquer en doute un très-grand nombre sans violer les règles
du témoignage humain.
ART. 3. C'est pourquoi, pour témoigner á Dieu et à la glorieuse Vierge Marie notre vive
reconnaissance, nous autorisons le culte de Notre-Dame de la Salette. Nous permettons de le prêcher et de
tirer les conséquences pratiques et morales qui ressortent de ce grand évènement.
ART. 4. Nous défendons néanmoins de publier aucune formule particulière de prières, aucun
cantique, aucun livre de dévotion sans notre approbation donnée par écrit.
ART. 5. Nous défendons expressément aux fidèles et aux prêtres de notre diocèse de jamais s'élever
publiquement, de vive voix ou par écrit, contre le fait que nous proclamons aujourd'hui, et qui dès lors exige
le respect de tous.
ART. 6. Nous venons d'acquérir le terrain favorisé de l'apparition céleste. Nous nous proposons d'y
construire incessamment une église qui soit un monument de la miséricordieuse bonté de Marie envers nous
et de notre gratitude envers elle. Nous avons aussi formé le projet d'y établir un hospice pour abriter les
pèlerins. Mais ces constructions, dans un lieu d'un accès difficile et dépourvu de toutes ressources, exigeront
des dépenses considérables. Aussi avons-nous compté sur le concours généreux des prêtres et des fidèles,
non-seulement de notre diocèse, mais de la France et de l'étranger. Nous n'hésitons pas leur faire un appel
d'autant plus empressé que déjà nous avons reçu de nombreuses promesses, mais toutefois insuffisantes pour
l'couvre à entreprendre. Nous prions les personnes dévouées qui voudront nous venir en aide, d'adresser leurs
198

6.3. Análisis de las disposiciones jurídicas de la Pastoral.
La primera disposición de la Pastoral contiene el juicio doctrinal sobre la
aparición de La Salette. Monseñor de Bruillard distingue en el texto entre la base
objetiva del acto de la fe y el acto de la fe en sí mismo 1087 . El obispo declara que la
aparición “reúne en sí todos los caracteres de la verdad”. De esta manera se evita la
convicción de que la aparición es resultado automático de las pruebas aportadas 1088 .
J. Stern interpreta esta declaración doctrinal de la siguiente manera:
Simplemente dice que los fieles tienen fundamento para creer: fórmula que
claramente sugiere, que entre las pruebas aportadas y la certeza resultante,
interviene una operación mental realizada libremente, un acto mediante el cual los
fieles toman posición personal, teniendo en cuenta un conjunto de factores, entre
cuales, el hecho de que el obispo responsable, se ha pronunciado, tiene un lugar
importante. Los fieles tienen fundamento para creer, pero no están obligados a
hacerlo. La fórmula cumple con las objeciones planteadas por los opositores
durante las conferencias de noviembre 1847 que se referían a la equivalencia entre
muy alta probabilidad y certeza moral. De hecho, una vez probado que la certeza es
el resultado de una operación de síntesis, no hay motivos para extrañarse que podría
apoyarse en los elementos, cuales, por separado, serían sólo probables” 1089 .
Monseñor de Bruillard basa su juicio en las consecuencias de la aparición,
cuando dice en el artículo segundo: “este hecho adquiere mayor grado de certeza
offrandes au secrétariat de notre évêché. Une commission composée de prêtres et de laïques, est chargée de
surveiller les constructions et l'emploi des offrandes.
ART. 7. Enfin, comme le but principal de l'apparition a été de rappeler les chrétiens à
l'accomplissement de leurs devoirs religieux, au culte divin, á l'observation des commandements de Dieu et
de l'Église, à l'horreur du blasphémé et à la sanctification du Dimanche, nous vous conjurons, nos très-chers
Frères, en vue de vos intérêts célestes et mémé terrestres, de rentrer sérieusement en vous-mêmes, de faire
pénitence de vos péchés, et particulièrement de ceux que vous avez commis contre le deuxième et le
troisième commandement de Dieu. Nous vous en conjurons, nos Frères bien-aimés: rendez-vous dociles à la
voix de Marie qui vous appelle d la pénitence, et qui, de la part de son Fils, vous menace de maux spirituels
et temporels, si restant insensibles à ses avertissements maternels, vous endurcissez vos cœurs.
ART. 8. Nous voulons et ordonnons que notre présent Mandement soit lu et publié dans toutes les
églises et chapelles de notre diocèse, á la messe paroissiale ou de communauté, le dimanche qui en suivra
immédiatement la réception.
Donné à Grenoble, sous notre seing, le sceau de nos armes, et le contre-seing de notre secrétaire, le
19 septembre 1851 (cinquième anniversaire de la célèbre apparition).
+PHILIBERT, Evêque de Grenoble (LSDA.III, 205-208).
1087 Cf. LSDA.III, 68.
1088 Cf. LSDA.III, 69.
1089 “Il dit simplement que les fidèles sont « fondés » à croire : formule qui suggéré nettement qu'entre les
preuves apportées et la certitude qui en découle, intervient une opération mentale accomplie librement, un
acte par lequel le fidèle prend position personnellement, tenant compte d'un ensemble de facteurs, parmi
lesquels le fait que l'évêque responsable s'est prononcé tient, bien sûr, une place importante. Si les fidèles
sont fondés à croire, ils n'y sont pas contraints. La formule répond ainsi aux arguties soulevées par les
opposants lors des Conférences de novembre 1847 à propos de l'équivalence entre très grande probabilité et
certitude morale. En effet, une fois posé que la certitude est le fruit d'une opération de synthèse, il n'y a plus
lieu de s'étonner qu'elle puisse s'appuyer sur des éléments dont chacun, lorsqu'on le considère séparément, est
seulement 'probable' (LSDA.III, 69).
199

atendido el inmenso y espontáneo concurso de fieles al lugar de la Aparición, y la
multitud de prodigios que han seguido a dicho acontecimiento”. Es cierto que la
expresión “mayor grado de certeza” puede ser discutible, porque la certeza es un
estado psicológico que no admite un poco más o un poco menos, simplemente algo
es cierto o no 1090 . “Pero la idea expresada con estas palabras es justa. Realmente las
consecuencias de la aparición tienen una fuerza probatoria muy grande (…).
Tomarlas en consideración transforma la certeza simple en certeza meditada” 1091 .
En el artículo quinto no se trata, pues, de imponer la aparición como si fuese
un dogma de fe. El obispo de Grenoble hace en este artículo una distinción,
conocida del Derecho Canónico, entre la acción pública y privada 1092 . La Pastoral
limita los ataques públicos contra la aparición, dejando la libertad de expresarse en
privado 1093 .
El artículo séptimo explica que el objetivo principal de la aparición es
“recordar a los cristianos el cumplimiento de sus deberes, los preceptos del culto
divino, la observancia de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, el horror a la
blasfemia, y la obligación de santificar el domingo” 1094 . El obispo de Grenoble
exhorta a todos los fieles a hacer la penitencia y recuerda que la Virgen María en su
aparición llama a la conversión.
La única mención sobre los secretos confiados a los niños la encontramos en
la parte primera de la Pastoral, que describe el proceso de la investigación 1095 . El
obispo simplemente narra cómo los niños se dejaron convencer para escribir cada
uno su secreto, que después fueron enviados a Roma, y llegaron a manos del papa
Pío IX. La Pastoral no tiene ninguna otra referencia a los secretos, ni a su contenido.
6.4. Conclusiones.
La publicación de la Pastoral en 1851, cinco años después de la aparición en
La Salette, permitió al obispo de Grenoble preparar bien las cosas. Aparte de todo el
proceso de discernimiento, realizado sin prisas y de manera muy detallista, hay que
destacar la comunicación fluida con la Santa Sede, como se muestra por medio de la
consulta del texto de la Pastoral a la Congregación de los Ritos.
Pronunciando su juicio sobre la Salette, monseñor de Bruillard, como
Ordinario del lugar, actuó de acuerdo con las decisiones de la 25 sesión del Concilio
de Trento y la expresó voluntad de la Santa Sede.
1090 Cf. LSDA.III, 69.
1091 LSDA.III, 69.
1092 Cf. LSDA.III, 69.
1093 Cf. LSDA.III, 69.
1094 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 553.
1095 LSDA.III, 204 ; M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 550.
200

7. Documentos del Magisterio de la Iglesia sobre La Salette.
Finalizando este trabajo, como suplemento, quiero añadir dos cartas papales
sobre La Salette. Una escrita por el papa Pío XII y la otra por san Juan Pablo II.
7.1. La carta del papa Pío XII.
Con el motivo del Centenario de la aparición de La Salette el Comité
Nacional Francés de los Congresos Marianos decidió celebrar el V Congreso
Nacional Mariano en Grenoble y en el santuario de La Salette. Con esta ocasión el
papa Pío XII escribió una carta al general de los Misioneros de Nuestra Señora de
La Salette. El Santo Padre felicita a los misioneros por la organización del
Congreso, manda su bendición y se refiere a la aparición de La Salette en la
“santísima noche del 19 de septiembre de 1846”:
“Nuestra devoción a la Santísima Virgen María, y al Corazón Inmaculado, al cual
hemos confiado la Iglesia y el mundo, no puede más que engrandecerse ante dulces
perspectivas que su carta nos permite vislumbrar, el próximo Centenario de la
Aparición de Nuestra Señora de La Salette, cuyo juicio canónico, establecido en su
tiempo por la autoridad Diocesana resultó favorable. Es comprensible que su
familia religiosa, cuya semilla lanzó Monseñor de Bruillard como «una perpetua
memoria de la aparición misericordiosa de María» ha tomado especialmente a
pecho, la conmemoración secular de esta santísima noche del 19 de septiembre de
1846, cuando la Virgen llorando, como se nos dice, había venido implorando a sus
hijos a entrar decididamente en el camino de la conversión hacia su Divino Hijo, y
a reparar por tantos pecados que ofenden la venerable y eterna Majestad.
El Comité Nacional francés de los Congresos Marianos, también ha sido
bien inspirado, decidiendo, con el pleno consentimiento de la Asamblea de
cardenales y arzobispos y de acuerdo con nuestro Venerable hermano Alexander
Caillot, obispo de Grenoble, para tener, con esta ocasión, la sede de su V Congreso
en la diócesis y los lugares honrados, hace 100 años, de este excepcional favor.
Su congregación, específicamente encargada de la custodia del Santuario de
la Salette y de la propagación de la devoción a María Reconciliadora, no puede más
que trabajar muy eficazmente en la realización de este magnífico proyecto; de
nuestra parte, enviamos nuestros deseos y nuestro ánimo paternal a los queridos
misioneros del N. S. de La Salette, en dulce confianza de que la Virgen quiere, en
cambio, concederles para la fecundidad de sus varios ministerios y en sus más
duros y más lejanos campos de apostolado una gran abundancia de gracias y
consuelos.
No hay duda que la celebración de este Centenario, contribuirá en el
renacimiento del fervor espiritual, en la recuperación de un mundo que aún está
perturbado por las secuelas de la guerra y particularmente de Francia, querido país,
que va a querer confiar cada vez más, esperamos que así sea, su verdadera felicidad
y toda su prosperidad, «al Reino de María».
También deseamos de todo nuestro corazón un éxito completo y
sobrenatural de este solemne Jubileo, y enviamos, tanto a vuestros amados hijos,
201

como a cualquiera que colaborará con sus oraciones, sus obras y su generosidad,
como prenda de las mejores recompensas celestiales, la bendición apostólica” 1096 .
7.2. La carta de san Juan Pablo II.
El Santo Padre mandó esta carta al obispo de Grenoble con ocasión del 150
Aniversario de la aparición de La Salette. Si la carta de Pío XII solo menciona en
una frase la aparición de la Virgen en los Alpes, la de Juan Pablo II contiene un
pequeño análisis del mensaje de María y explica el significado actual de la aparición
en La Salette:
“Carta de Juan Pablo II al obispo de Grenoble, monseñor Luis Dufaux, con ocasión
del 150 aniversario de la aparición de María en La Salette.
La diócesis de Grenoble, los Misioneros de La Salette y numerosos fieles en el
mundo celebran este año el 150 aniversario de la aparición de la Santísima Virgen
María en ese lugar de los Alpes, desde donde su mensaje no ha dejado de
difundirse. Esta conmemoración puede ser rica en gracias; quiero asociarme a ella,
en unión con los peregrinos que van a venerar a la Madre del Señor bajo el título de
nuestra Señora de la Reconciliación de los pecadores.
María, Madre del Salvador, Madre de la Iglesia y Madre de los hombres,
acompaña a cada uno en la peregrinación de la vida. Ahora que se intensifica la
preparación de del gran jubileo de la Redención, el año consagrado al aniversario
1096 “Notre dévotion envers la Très Sainte Vierge Marie, au Cœur Immaculé de laquelle nous avons consacré
l'Eglise et le monde, ne peut que se dilater devant les douces perspectives, que votre lettre nous laisse
entrevoir, du prochain Centenaire de l'Apparition de N.-D. de La Salette dont le procès canonique, institué en
son temps par l'autorité diocésaine s'avéra favorable. I1 est bien compréhensible que votre Famille religieuse,
dont Monseigneur de Bruillard jeta la semence comme «une perpétuelle mémoire de l‘Apparition
miséricordieuse de Marie» ait pris spécialement à cœur la commémoration séculaire de cette bénie soirée du
19 septembre 1846, où la Madone en larmes, ainsi qu'on le rapporte, venait adjurer ses enfants d'entrer
résolument dans la voie de la conversion à son Divin Fils et de la réparation pour tant de péchés qui offensent
l'auguste et éternelle Majesté. »
Le Comité National français des Congrès Mariales a, lui aussi, été bien inspiré, en décidant, avec le
plein assentiment de l'Assemblée des Cardinaux et Archevêques, et d'accord avec notre Vénérable Frère
Alexandre Caillot, Evêque de Grenoble, de tenir, à cette occasion, les assises de son V Congrès dans le
Diocèse et les lieux mêmes honorés, il y a 100 ans, de cette exceptionnelle faveur.
Votre Congrégation, d'ailleurs spécialement préposée á la garde du Sanctuaire de la Salette et au
rayonnement de la dévotion á Marie Réconciliatrice, ne pourra donc que travailler très efficacement i la
réalisation de ce magique projet; et c'est bien volontiers que de notre côté, Nous adressons à cet égard Nos
vœux et Nos encouragements paternels aux chers Missionnaires de N.-D. de La Salette, dans la douce
confiance que la Très Sainte Vierge voudra, en retour, leur obtenir, pour la fécondité de leur multiple
ministère et jusque sur leurs champs d'apostolat les plus durs et les plus lointains, une grande abondance de
grâces et de consolations.
Nul doute non plus que la célébration de ce Centenaire ne contribue fort à propos, par un regain de
ferveur spirituelle, au relèvement d'un monde encore si bouleversé par les suites de la guerre et
particulièrement du cher pays de France, qui voudra s'affirmer toujours plus, Nous l'espérons bien, pour son
vrai bonheur et sa pleine prospérité, « le royaume de Marie ».
Aussi, est-ce de tout cœur que Nous souhaitons un complet et surnaturel succès á ces solennités jubilaires, et
que nous vous envoyons, ainsi qu'á vos chers fils, comme á tous ceux qui v collaboreront par leurs prières,
leurs œuvres et leurs générosités, en gage des meilleures récompenses célestes, la Bénédiction Apostolique
(AA., VV., Marie Corédemptrice. 1846 – 1946 Centenaire de l’Apparition. V Congrès Marial National,
Grenoble – La Salette 1946, XII-XIII).
202

de la aparición de María a Maximino y a Melania representa una etapa significativa.
María, Madre llena de amor, mostró en ese lugar su tristeza ante el mal moral de la
Humanidad. Con sus lágrimas, nos ayuda a comprender mejor la dolorosa gravedad
del pecado, del rechazo de Dios, pero también la fidelidad apasionada que su Hijo
siente por sus hijos, porque es el Redentor cuyo amor ha sido herido por el olvido y
el rechazo.
El mensaje de La Salette fue relevado a dos jóvenes pastores en un tiempo
de grandes sufrimientos de los pueblos, afectados por el hambre y sometidos a
muchas injusticias. Además, aumentaba la indiferencia o la hostilidad frente al
mensaje evangélico. Nuestra Señora, haciéndose contemplar con la imagen de su
Hijo crucificado, muestra que, asociada a la obra de la salvación, comparte las
pruebas de sus hijos y sufre al ver que se alejan de la Iglesia de Cristo hasta olvidar
o rechazar la presencia de Dios en su vida y la santidad de su nombre.
La irradiación del acontecimiento de La Salette testimonia que el mensaje
de María no consiste solamente en el sufrimiento expresado por sus lágrimas; la
Virgen exhorta a renovarse; invita a la penitencia, a la perseverancia en la oración
y, particularmente, a la fidelidad a la práctica dominical; pide que su mensaje llegue
a todo su pueblo mediante el testimonio de los dos niños. I de hecho, su voz se hará
oír rápidamente. Vendrán los peregrinos; habrá numerosas conversiones. María se
había aparecido en medio de una luz que recuerda el esplendor de la humanidad
transfigurada por la resurrección de Cristo. La Salette es un mensaje de esperanza,
puesto que nuestra esperanza se apoya en el intercesión de la Madre de los
hombres. Las rupturas no son irremediables. La noche del pecado cede ante la luz
de la misericordia divina. El sufrimiento humano aceptado puede contribuir a la
purificación y a la salvación. Para quienes caminan humildemente y por los
caminos del Señor, el brazo del Hijo de María no pesará para condenar, sino que
tomará la mano que se extiende para hacer entrar en la vida nueva a los pecadores
reconciliados mediante la gracia de la cruz.
Las palabras de María en la Salette por su sencillez y rigor, tienen una gran
actualidad, en un mundo que sufre siempre los flagelos de la guerra y del hambre, y
tantas desgracias que son signos y, frecuentemente, consecuencias del pecado de
los hombres. Y aún hoy, aquella a quien «todas las generaciones llamarán
bienaventurada» (Lc 1,48), quiere guiar a «todo su pueblo» que atraviesa las
pruebas de este tiempo, a la alegría que nace del cumplimiento sereno de las tareas
que Dios confía a los hombres.
Los Misioneros de La Salette no han dejado de profundizar el estudio del
mensaje de La Salette, y se dedican a mostrar su valor permanente para et tercer
milenio, que se acerca. Se ocupan, en especial, de hacer llegar al pueblo la
exhortación a renovar la vida cristiana, que está en el origen de su fundación en la
diócesis de Grenoble. En este año jubilar, los invito a proseguir con celo su misión
en las diferentes zonas del mundo donde trabajan. Del mismo modo, aliento a las
religiosas de La Salette y a los otros institutos, cuya fundación e inspiración se
relacionan con el acontecimiento de La Salette. En mi oración pido a la Madre de
Cristo que, en este año tan importante, les asista en la renovación espiritual que
desean y les ayude a dedicarse a sus tareas de evangelización con el dinamismo
misionero que la Iglesia espera de ellos.
Desde esas tierras de Saboya y del Delfinado, donde la Virgen María dio a
conocer su mensaje hace un siglo y medio, la misma exhortación resuena aún hoy
para los numerosos peregrinos que suben a ese santuario, así como para quienes se
203

dirigen a tantos otros santuarios saletinos. Los animo a todos a presentar a la Virgen
Inmaculada los sufrimientos y las esperanzas de este mundo, cuando faltan pocos
años para el gran jubileo. Ojalá que sean testigos de la reconciliación, don de Dios
y fruto de la Redención para las personas, las familias y los pueblos. Que la
peregrinación les ayude a no dejar que su vida cristiana caiga en la tibieza o en la
indiferencia, y a poner siempre a Cristo resucitado en primer lugar en su vida. Que
sean en el mundo artífices de la paz que el Señor prometió (cf. Jn 14,27) y estén
indefectiblemente persuadidos del valor inalienable de la más humilde de las
personas humanas.
María está presente en la Iglesia como lo estuvo el día de la cruz, el día de la
resurrección y el día de Pentecostés. En La Salette manifestó claramente la
constancia de su oración por el mundo. Ella no abandonará jamás a los hombres,
creados a imagen y semejanza de Dios, que han recibido el poder de llegar a ser
hijos de Dios. (cf. Jn 1,12).Que ella lleve a todas las naciones de la tierra hacia su
Hijo.
Confiando a Nuestra Señora de la Reconciliación la comunidad diocesana
de Grenoble y los Misioneros de La Salette, así como los religiosos y las religiosas
que comparten la misma espiritualidad, imparto de corazón a todos la bendición
apostólica.” 1097 .
1097 Lettre du Saint-Père Jean-Paul II à Mgr Louis Dufaux, Evêque de Grenoble, à l'occasion du 150e
Anniversaire de l'Apparition de la Sainte Vierge Marie de la Salette
Le diocèse de Grenoble, les Missionnaires de la Salette et de nombreux fidèles dans le monde
célèbrent cette année le 150e anniversaire de l'apparition de la Sainte Vierge Marie dans ce site des Alpes
d'où son message n'a cessé de rayonner. Une telle commémoration peut être riche de grâces; je tiens à m'y
associer, en union avec les pèlerins qui viennent vénérer la Mère du Seigneur sous le titre de Notre Dame
Réconciliatrice des pécheurs.
Mère du Sauveur, Mère de l'Église, Mère des hommes, Marie accompagne chacun dans le
pèlerinage de la vie. Alors que s'intensifie la préparation du grand Jubilé de la Rédemption, l'année consacrée
à l'anniversaire de l'apparition de Marie à Maximin et à Mélanie replié sente une étape significative.
Marie, Mère pleine d'amour, a montré en ce lieu sa tristesse devant le mal moral de l'humanité. Par
ses larmes, elle nous aide à mieux saisir la douloureuse gravité du péché, du rejet de Dieu, mais aussi la
fidélité passionnée que son Fils garde envers ses enfants, Lui, le Rédempteur dont l'amour est blessé par
l'oubli et les refus.
Le message de La Salette fut délivré à deux jeunes pâtres en un temps de grandes souffrances des
peuples, affectés par la famine et en butte à bien des injustices. De plus, l'indifférence ou l'hostilité à l'égard
du message évangélique augmentaient. Notre-Dame, en se faisant contempler portant sur elle l'image de son
Fils crucifié, montre que, associée à l'œuvre du salut, elle compatit aux épreuves de ses enfants et souffre de
les voir s'éloigner de l'Église du Christ au point d'oublier ou de rejeter la présence de Dieu dans leur vie et la
sainteté de son Nom.
Le rayonnement de l'événement de La Salette atteste bien que le message de Marie n'est pas tout
entier dans la souffrance exprimée par les larmes; la Vierge appelle à se ressaisir: elle invite à la pénitence, à
la persévérance dans la prière et particulièrement à la fidélité de la pratique dominicale; elle demande que son
message « passe à tout son peuple » par le témoignage de deux enfants. Et, de fait, leur voix se fera
rapidement entendre. Les pèlerins viendront; bien des conversions auront lieu, Marie était apparue dans une
lumière qui évoque la splendeur de l'humanité transfigurée par la Résurrection du Christ: La Salette est un
message d'espérance, car notre espérance est soutenue par l'intercession de Celle qui est la Mère des hommes.
Les ruptures ne sont pas irrémédiables. La nuit du péché cède devant la lumière de la miséricorde divine.
La souffrance humaine assumée peut contribuer â la purification et au salut. Pour qui marche
humblement dans les voies du Seigneur, le bras du Fils de Marie ne pèsera pas pour condamner, mais il
saisira la main qui tend pour faire entrer dans la vie nouvelle les pécheurs réconciliés par la grâce de la Croix.
Les paroles de Marie à La Salette, par leur simplicité et leur rigueur, gardent une réelle actualité,
dans un monde qui subit toujours les fléaux de la guerre et de la faim, et tant de malheurs qui sont des signes
et souvent des conséquences du péché des hommes. Et aujourd'hui encore, Celle que « toutes les générations
204

diront bienheureuse » [1] veut conduire « tout son peuple », qui traverse les épreuves de ce temps, à la joie
qui naît de l'accomplissement paisible des missions données à l'homme par Dieu.
Les Missionnaires de La Salette n'ont cessé d'approfondir l'étude du message de La Salette et ils
s'attachent à en montrer la valeur permanente pour le IIIe millénaire qui approche. Ils sont particulièrement
chargés de « faire passer au peuple » l'appel à renouveler la vie chrétienne, qui est à l'origine de leur
fondation dans le diocèse de Grenoble. En cette année jubilaire, je les invite à poursuivre avec ardeur leur
mission, dans les différentes régions du monde où ils sont à l'œuvre. De même, j'adresse tous mes
encouragements aux Sœurs de La Salette et aux autres Instituts dont la fondation et l'inspiration sont en
relation avec l'événement de La Salette.
Je prie pour que la Mère du Christ, en cette année marquante, les assiste dans le renouveau spirituel
qu'ils désirent et les aide à se donner à leurs taches d'évangélisation avec le dynamisme missionnaire que
l'Église attend d'eux.
De ces terres de Savoie et du Dauphiné où la Vierge Marie a fait entendre son message voici un
siècle et demi, le même appel retentit aujourd'hui encore pour les nombreux pèlerins qui montent vers ce
sanctuaire, ainsi que pour ceux qui se rendent en tant d'autres sanctuaires salettins.
Je les encourage tous à présenter à la Vierge Immaculée les peines et les espérances de ce monde, à
quelques années seulement du grand Jubilé.
Puissent-ils être les témoins de la réconciliation, don de Dieu et fruit de la Rédemption pour les
personnes, les familles et les peuples! Que le pèlerinage les aide à ne pas laisser leur vie chrétienne tomber
dans la tiédeur ou dans l'indifférence et à ne jamais oublier de donner au Christ ressuscité la première place
dans leur vie! Puissent-ils être dans le monde des artisans de la paix que le Seigneur a promise [3] et
demeurer indéfectiblement persuadés de la valeur inaliénable de la plus humble des personnes humaines!
Marie est présente à l'Église comme au jour de la Croix, au jour de la Résurrection et au jour de la
Pentecôte.
À La Salette, elle a clairement manifesté la constance de sa prière pour le monde. Elle
n'abandonnera jamais les hommes qui sont créés à l'image et à la ressemblance de Dieu et à qui il est donné
de devenir enfants de Dieu. Puisse-t-elle conduire vers son Fils l'ensemble des nations de la terre!
En confiant à Notre-Dame Réconciliatrice la communauté diocésaine de Grenoble, les Missionnaires
de la Salette, ainsi que les religieux et les religieuses qui partagent la même spiritualité, j'accorde de grand
cœur à tous la Bénédiction Apostolique.
Du Vatican, le 6 mai 1996 (http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/fr/letters/1996/documents/hf_jpii_let_19960506_monsignor-dufaux.html)
(3.05.2017)
205

IV. BALANCE FINAL
1. El fenómeno aparicional en la historia de la Iglesia.
En la Sagrada Escritura, que es fuente de la revelación pública, Dios se
manifiesta a las personas también mediante revelaciones privadas. Estas
manifestaciones divinas, que toman forma de teofanías, angelofanías o cristofanías,
ponen de relieve la verdad fundamental: el hombre no puede ver a Dios sino a
través de la persona de Jesucristo, que es “la imagen de Dios invisible” (Col 1,15),
la plenitud de la revelación. Tanto el AT como el NT afirman también que el valor
de las apariciones está en función de la escucha, del mensaje anunciado; por lo tanto
es relativo tal valor.
En la época patrística, sobre todo en los primeros dos siglos, la institución de
los profetas ejerce una gran influencia en las comunidades cristianas, animando,
exhortando y transmitiendo las revelaciones divinas. Testigo de esto son la
“Didaché“ 1098 y el “Pastor” de Hermas 1099 . Sin embargo, la presencia de los falsos
profetas, y, sobre todo, la aparición del movimiento montanista, obliga a elaborar
las primeras normas y reglas de discernimiento entre un vidente verdadero y falso.
Del periodo patrístico destacamos la aportación de San Agustín, que, en su
obra “De Genesi ad Literram libri Duodecim”, describió y clasificó los fenómenos
aparicionales y elaboró su terminología.
Hasta los siglo XIX y XX, que son los siglos de las grandes mariofanías, la
Medalla Milagrosa, La Salette, Lourdes y Fátima, el tema de las revelaciones
privadas y apariciones es considerado como secundario en la teología. Los grandes
maestros de la mística y los tomistas tratan las visiones y apariciones desde una
perspectiva negativa, advirtiendo sobre los peligros, restringiendo su importancia e
incluso negándoles un sitio entre los temas tratados por la teología académica. Entre
todas las disciplinas desarrolladas por esta, se nota la falta de la “teología de lo
profético” 1100 , como advertirá más tarde Karl Rahner. Es en la segunda mitad del
siglo XX cuando se reconoce el valor positivo de las apariciones. Un antes y un
después lo marcará aquí la pequeña obra de Karl Rahner “Visiones y profecías” 1101 .
Por otra parte, entre todos los teólogos que dieron su aportación al tema de las
revelaciones privadas, hay que destacar el papel de Rene Laurentin, con sus
innumerables obras sobre las apariciones marianas.
El Magisterio de la Iglesia mostró siempre una actitud de cautela y prudencia
ante el fenómeno de las apariciones. De todos los documentos publicados antes del
1098 D. Ruiz Bueno (ed),” Padres Apostólicos…”, 81-93.
1099 D. Ruiz Bueno (ed),” Padres Apostólicos…”, 687-836.
1100 Cf. C. Rahner, “Visiones y profecías…”, 28.
1101 C. Rahner, “Visiones y profecías…”,
206

siglo XX, hay que poner de relieve las decisiones del Concilio de Trento en su 25
sesión, que otorgan al obispo del lugar el deber de discernir y valorar las
revelaciones privadas, con la ayuda de personas competentes en esta materia.
Otro documento del Magisterio y, a la vez, trabajo de gran teólogo, es “De
servorum Dei beatificatione et de beatorum canonizatione” de Benedicto XIV 1102 .
Esta obra de Próspero Lambertini, durante varios siglos, sirvió como punto de
referencia en el discernimiento de cualquier milagro o aparición. Estos dos
documentos magisteriales serían también fundamentales en el caso del
discernimiento y la aprobación de la aparición de La Salette.
En el siglo XX hay que destacar también dos documentos referentes a las
revelaciones privadas. Los dos fueron publicados por la Congregación para la
Doctrina de la Fe. El primero, titulado “Normas sobre el modo de proceder en el
discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones” 1103 , actualiza las
indicaciones del papa Benedicto XIV sobre la aprobación de las apariciones. El
segundo documento, dedicado en su totalidad al tema de las apariciones, fue editado
en el año 2000 con el motivo de la publicación del tercer secreto de Fátima. Lleva
por título “El Mensaje de Fátima” y contiene un valioso “Comentario Teológico”
escrito por el cardenal Ratzinger, que era en aquella época el Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe 1104 .
2. El lugar teológico de las revelaciones privadas.
No resulta fácil definir los términos relacionados con el fenómeno
aparicional. En primer lugar, porque es una realidad muy compleja, que necesita ser
vista desde varias perspectivas, tanto dentro de la teología, como dentro de otras
disciplinas científicas. En segundo lugar, la definición de las revelaciones privadas,
visiones o apariciones, depende de si la persona que las contempla es creyente o no
creyente. Incluso dentro de la teología no existe unanimidad a la hora de definir las
apariciones. Para unos son visones imaginarias, para otros corporales. Unos
identifican las revelaciones particulares con las apariciones, otros las diversifican.
Para nuestro trabajo hemos optado por la explicación presentada por Ratzinger y
Rahner, que definen las apariciones como visiones imaginarias. Esta conclusión la
sacamos también de la descripción de la aparición de la Virgen en La Salette, en
concordancia con el testimonio de los videntes.
1102 Benedicto XIV (Prospero card. Lambertini), Opus de servorum Dei beatificatione et de beatorum
canonizatione, Pratii, in typographia Aldina, 1830.
1103 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
1104 Congregación de la Doctrina de la Fe, El mensaje de Fátima, Ecclesia 3004 (2000) 1080-1090.
207

En relación con la revelación pública, las apariciones deben ser vistas como
una ayuda para la fe que “remite a la única revelación pública” 1105 , lo que quiere
decir que su carácter debería ser cristocéntrico, tanto en lo que se refiere a los
mensajes revelados, como a las prácticas devocionales. La teología contemporánea
sitúa las revelaciones particulares dentro del carisma profético, viendo en ellas los
signos de los tiempos, que debemos escrutar e interpretar, para descubrir la
presencia de Jesucristo entre nosotros.
Dentro del marco de la Teología Fundamental queda abierto el debate sobre
el asentimiento que se debe a las revelaciones particulares. Aunque el Magisterio de
la Iglesia, desde Benedicto XIV hasta los últimos documentos, mantiene su opinión
de que en el caso de las visiones se debe el asentimiento de fe humana, varios
teólogos argumentan que, al menos en cuanto a los videntes, el asentimiento debería
ser de fe divina.
En la actualidad, la aprobación de cualquier aparición está regulada por las
“Normas” elaboradas por la Congregación para la Doctrina de la Fe en el 1978 y
publicadas en el 2011 1106 . Según estas “Normas”, hay criterios positivos y
negativos para el discernimiento de una aparición. En realidad, estos criterios no
han cambiado nada desde la obra de Benedicto XIV; de esta manera, los mismos
criterios que se usaron para la aprobación de la aparición de La Salette se usan
actualmente para el discernimiento de otras: la certeza moral de la existencia del
hecho, las cualidades personales de los videntes, la plena concordancia del mensaje
revelado con la doctrina y la moral de la Iglesia, los buenos frutos de la aparición y
la sana devoción.
Dentro de las apariciones, un lugar especial lo ocupan las mariofanías, sobre
todo, porque la mayor parte de las revelaciones particulares aprobadas en los
últimos siglos son las apariciones de la Virgen María. El fundamento doctrinal de
las manifestaciones de Nuestra Señora se basa en el dogma de la Asunción. María,
con su cuerpo glorioso, transformado, se convierte en el signo escatológico de la
Iglesia, y de forma activa colabora con su Hijo en la redención de la humanidad.
Las apariciones marianas evidencian, también, el amor materno de la Virgen, que
le empuja a actuar cuando sus hijos necesitan ser reconducidos al camino de la
salvación. Por eso, las mariofanías son una clara llamada a la conversión, a la
penitencia y al cambio de vida.
En el campo del ecumenismo, las revelaciones particulares y, sobre todo, las
mariofanías, son un elemento que, más bien, dificulta la deseada unión entre los
cristianos. Si prácticamente todas las Iglesias aceptan que Dios es libre para
manifestarse a quién quiera, las mariofanías crean un problema por su
1105 Congregación de la Doctrina de la Fe, “El mensaje de Fátima…”, 1086.
1106 Congregación para la Doctrina de la Fe, “Normas sobre el modo de proceder…”
208

fundamentación en el dogma de la Asunción y la mediación de María, las dos
verdades rechazadas por todas las comunidades. Las Iglesias orientales están más
abiertas a la realidad de las apariciones, pues en esto siguen una larga tradición, que
tiene sus raíces en la época patrística, que ha dejado varios relatos de revelaciones
particulares.
3. La aparición de La Salette.
El proceso de aprobación de la aparición de La Salette duró cinco años, del
1846 al 1851. En este tiempo se pueden distinguir varias fases del proceso. El
primer periodo, que duró hasta el verano de 1847, se caracterizó por una actitud de
cautela y espera por parte del obispo de Grenoble. Las primeras investigaciones
mostraron que la supuesta aparición traía buenos frutos y no había necesidad de
intervenir, ni tampoco de pronunciarse de forma oficial.
En julio de 1847 monseñor de Bruillard convoca dos Comisarios, con el
objetivo de investigar el hecho de La Salette de forma oficial y presentar un
informe. Los Comisarios Rousselot y Orcel primero examinan las supuestas
curaciones provocadas por la invocación de Nuestra Señora de La Salette, y,
después, acuden a Corps para interrogar a los videntes Maximino y Melania, junto
con los testigos, e inspeccionar el lugar de la aparición. En cuanto a los videntes, se
constata que son niños de familias muy pobres, sin ninguna formación escolar, ni
religiosa; no saben leer ni escribir; tampoco saben francés; solo hablan el dialecto
local y, a pesar de esto, son capaces de repetir las palabras en francés que
escucharon en la montaña de una señora, como la llaman. Además, el texto que
repiten es siempre el mismo y ninguno de los dos contradice al otro en su relato.
Una vez recogido el material, los Comisarios elaboran el informe que iba a
ser presentado durante las sesiones de la Comisión diocesana, convocada por el
obispo de Grenoble en noviembre de 1847. Durante ocho sesiones, aparte de
escuchar la lectura del informe, la Comisión interrogó otra vez a Maximino, a
Melania y a los testigos, y, así mismo, debatió sobre las objeciones presentadas. En
la votación final, la mayor parte de los miembros de la Comisión votó a favor de la
veracidad de la aparición. Hay que destacar el hecho de que tanto los dos
Comisarios como la Comisión diocesana, en su trabajo, se guiaron por las
decisiones del Magisterio de la Iglesia referentes a los casos de las revelaciones
privadas, especialmente las decisiones del Concilio de Trento y las indicaciones del
papa Benedicto XIV.
Desde los trabajos de la Comisión diocesana hasta la aprobación de la
aparición pasaron cuatro años. Fueron un tiempo de discusión en el que se
pudieron dar a conocer los argumentos defendidos por los contrarios a la aprobación
de La Salette, agrupados alrededor de la persona del arzobispo de Lyon, el cardenal
209

Bonald, y los partidarios de la misma, reunidos entorno al obispo de Grenoble,
monseñor de Bruillard. En este tiempo ocurrió el incidente de Ars. El encuentro
entre el Santo Cura de Ars y Maximino resultó perjudicial para el hecho de La
Salette. Todo indica que fue un malentendido, aprovechado durante los siguientes
años por los detractores de La Salette. Lo importante en todo este incidente fue que
Maximino mantenía con firmeza su versión, es decir, que no había desmentido
nada en Ars y, por ello, seguía contando la aparición como antes.
El momento decisivo para la aprobación de la aparición fue el envío de los
secretos escritos por los niños al papa Pío IX y la visita de Rousselot y Gerin a la
Santa Sede. Se verificó que los secretos leídos por Pío IX no contenían cosa alguna
contraria a la fe, y, por lo tanto, no constituía un obstáculo para la aprobación. El
obispo de Grenoble recibió también el apoyo del Prefecto de la Congregación de los
Ritos, el cardenal Lambruschini , y de otros cardenales para proceder a la
aprobación de la aparición.
El 10 de noviembre de 1851 monseñor de Bruillard publicó la Pastoral en
que declaraba la aparición de La Salette como digna de fe. Antes del
pronunciamiento oficial, el texto de la Pastoral fue enviado a la Santa Sede y
aprobado por el Prefecto de la Congregación de los Ritos. En la parte más
importante, el obispo de Grenoble, ejerciendo como la autoridad competente en este
caso, declara que la aparición de Nuestra Señora en La Salette “reúne en sí todos los
caracteres de la verdad, y que los fieles tienen fundamento a creerla indudable y cierta” 1107 .
4. Conclusión general.
El motivo para escribir esta tesina he encontrado en el hecho de que la
aparición de Nuestra Señora de La Salette es poco conocida en España. Aún peor se
presentan las cosas a nivel académico. Fuera de la tesis doctoral del padre
Martínez 1108 , que hace solo una breve mención sobre la aparición de María en los
Alpes franceses, no hay otro trabajo sobre este tema. Teniendo en cuenta de que la
Virgen de La Salette termina su mensaje diciendo: “bien, hijos míos, hacedlo saber
a todo mi pueblo” 1109 , surgió la idea de presentar esta tesina, para rellenar el vacío
existente, al menos en una pequeña parte. Con esto espero que un asunto tan
importante como la cuestión de la veracidad de la aparición, quede aclarada. Sobre
la actualidad del mensaje de La Salette ya escribió san Juan Pablo II. Y con su
testimonio quiero terminar:
1107 M. Rousselot, “La verdad sobre acontecimiento de la Saleta…”, 553.
1108 A. Martínez Abellán, Las apariciones de la Santísima Virgen en el siglo XIX. Sus causas y sus fines
teológicos (Extracto de la tesis doctoral presentada en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de
Salamanca), Salamanca 1965.
1109 R. Castel, La Salette. María en nuestros caminos, Strasbourg 1995, 5.
210

“Las palabras de María en la Salette por su sencillez y rigor, tienen una gran
actualidad, en un mundo que sufre siempre los flagelos de la guerra y del hambre, y
tantas desgracias que son signos y, frecuentemente, consecuencias del pecado de
los hombres. Y aún hoy, aquella a quien «todas las generaciones llamarán
bienaventurada» (Lc 1,48), quiere guiar a «todo su pueblo» que atraviesa las
pruebas de este tiempo, a la alegría que nace del cumplimiento sereno de las tareas
que Dios confía a los hombres” 1110 .
1110 Carta de Juan Pablo II al obispo de Grenoble, monseñor Luis Dufaux, con ocasión del 150 aniversario de
la aparición de María en La Salette, Vaticano, el 6 de mayo de 1996 (http://w2.vatican.va/content/john-paulii/fr/letters/1996/documents/hf_jp-ii_let_19960506_monsignor-dufaux.html)
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