YOGA 71

el ballet, que se asemeja al
patinaje artístico, donde al
ritmo de la música el participante
debe deslizarse, hacer
saltos y giros. El otro es
figuras, que consiste en realizar
giros a gran velocidad
sobre una pista muy empinada
y con irregularidades
en el terreno. La tercera
modalidad es saltos, donde
el atleta sale despegado de
una rampa especial y tiene
que realizar acrobacias en el
aire para luego aterrizar del
mejor modo.
Para poder participar de esa
variedad de competencias,
no quedan dudas, la preparación
debe estar enfocada
en mantener un buen
fortalecimiento de cuádriceps, gemelos e isquiosurales, junto a un buen complemento
de flexibilidad de piernas. Por lo tanto, el entrenamiento de Yoga debe ser completo en
resistencia, fuerza, respiración, equilibrio y flexibilidad. Con posturas y ejercicios que
estimulen la soltura y libertad de cintura y pelvis, con un abdomen activo y sensible para
tener la mejor sintonía con el centro de gravedad del cuerpo, allí es donde entra a jugar la
variedad de posturas que exigen torsiones y habilidades extremas con el cuerpo.
El aporte yóguico
Para todo ese tipo de exigencias no es novedad de que se necesita una buena preparación
previa, donde el Yoga puede hacer su aporte valioso, ofreciendo trabajos de equilibrio,
fuerza y concentración para evitar lesiones de todo tipo. Es un deporte donde abunda
la adrenalina, donde también se deben equilibrar emociones y el estímulo de un trabajo
focalizado en la buena armonía del sistema nervioso simpático y parasimpático, los dos
sistemas que trabajan y nos preparan para la acción y para la vuelta a la calma. Actividad
intensa y relajación son parte de este deporte competitivo, donde cada esquiador debe
saber equilibrar todas sus fuerzas.
Ante los distintos desafíos que tiene esta actividad, si no se realiza una preparación psicofísica
previa a competir, lo que antes se llamaba popularmente calentamiento, al cuerpo le
& 47