Quid Numero 71
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Año 11 | Número <strong>71</strong><br />
AGOSTO - SEPTIEMBRE 2017<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Carla Pandolfo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Conci|Melnizki edd<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Pablo Bassi, Laura Berti, Horacio de Dios,<br />
Marina García, Martín Garrido, Nancy<br />
Giampaolo, María Fernanda Guillot Silvia<br />
Hopenhayn, Nadia Koval, Roger Koza,<br />
Christian Kupchik, Martina Leunda, Felipe<br />
Pigna, Gabriel Rolón, Lucila Rolón, Emilia<br />
Simison, Andrea Stefanoni, Mónica Tracey,<br />
Maximiliano Tomas, Nando Varela Pagliaro,<br />
Sergio Varela y Agustina Zabaljáuregui.<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: yenny-elateneo.com / Sección <strong>Quid</strong><br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de <strong>Quid</strong>, publicación<br />
de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 506670. ISSN 1669738-3<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
Emperador Qin Shi Huang<br />
En Taiwán se cuenta con sorna esta leyenda: Érase una vez un emperador<br />
chino que deseaba con desesperación ser joven para siempre.<br />
Un hombre de su confianza, dedicado a las ciencias ocultas, acudió<br />
a él un día contándole que había descubierto que, cruzando el mar<br />
oriental, se encontraba una isla de cuyo interior manaba el elixir de la<br />
juventud y que si su excelencia se lo permitía, iría para poder traérselo.<br />
Para tal expedición, decía, necesitaba dos parejas de jóvenes<br />
hermosos, cierta cantidad de parejas de animales y algunas semillas de<br />
las mejores flores y frutos que pudiera tener el imperio. El emperador<br />
le proporcionó al hombre todo eso. La expedición partió y nunca<br />
más volvió. Dicen en Taiwán, con una media sonrisa, que así se fundó<br />
Japón, por la promesa de una eterna juventud.<br />
Disfruten de este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
Sumario<br />
<strong>71</strong><br />
Nota de tapa. Christian Kupchik se remonta al<br />
08<br />
nacimiento del concepto de juventud y nos lleva para eso<br />
a otras épocas en las que aún no existía el aferramiento<br />
57<br />
o el sinsabor por perder la lozanía.<br />
Tema de tapa 3. Los refugios locales más célebres de<br />
nuestra historia. Café Einstein, el Samovar de Rasputín,<br />
Prix D´ami y Cemento.<br />
20<br />
78<br />
44<br />
12<br />
El señalador. Maximiliano Tomas escribe sobre<br />
Juvenilia, de Miguel Cané, “un manual de instrucciones<br />
para sobrevivir a una de las etapas más complejas y<br />
formativas de la vida”, según la caracteriza.<br />
66<br />
Tema de tapa 5. Todo comenzó con la saga de Harry<br />
Potter que estrenó como nunca antes el maridaje<br />
perfecto: literatura juvenil y cine.<br />
16<br />
Tema de tapa 1. Roger Koza escribe sobre El auge del<br />
humano, de Teddy Williams, y el paradigmático film<br />
brasileño Jovens Infelizes ou Um Homem que Grita Não é<br />
Um Urso que Dança, de Thiago Mendonça Filho.<br />
72<br />
Tema de tapa 6. Los youtubers, una nueva actividad<br />
protagonizada principalmente por gente joven.<br />
24<br />
Tema de tapa 2. Hopenhayn presenta personajes célebres<br />
y jóvenes, Holden Caulfield (El guardián entre el centeno,<br />
de Salinger), Cosimo Piovasco (El barón rampante, de<br />
Calvino) ySilvio Astier (El juguete rabioso, de Arlt).<br />
74<br />
Entrevista 11. El escritor Mario Escobar vino al país<br />
para presentar su último trabajo, Los niños de la estrella<br />
amarilla.<br />
38<br />
26<br />
62<br />
92<br />
34<br />
Entrevista 4. Mario Ortiz habla de sus Cuadernos<br />
de Lengua y Literatura y profundiza sobre su bello e<br />
inclasificable trabajo.<br />
82<br />
Tema de tapa 6. Jóvenes en la política, un<br />
cero a la izquierda.<br />
42<br />
Subjetivo. Nuestra invitada de esta edición es Andrea<br />
Stefanoni, la autora de La abuela civil española.<br />
84<br />
Entrevista 12. En su primer libro, Chicos de Varsovia,<br />
Ana Wajszczuk emprende un viaje fascinante que atañe<br />
a sus orígenes.<br />
Entrevista 7. Catalina Aguilar Mastretta habla de su<br />
48 86<br />
primera novela, Todos los días son nuestros.<br />
Arte. Dos muestras fundamentales desembarcan en la<br />
ciudad de Buenos Aires: Diane Arbus en el Malba y las<br />
instalaciones de Julian Rosefeldt en el Proa.<br />
30<br />
90<br />
68<br />
Dossier<br />
música<br />
Michael Jackson<br />
En el país<br />
de Nunca Jamás<br />
Frente al televisor ensayaba los pasos de su ídolo, James Brown. Antes de cumplir los<br />
10 años frecuentaba escenarios desplegando su talento en el baile y el canto. Su padre,<br />
figura controvertida, era boxeador, obrero metalúrgico y guitarrista, pero sobresalió por<br />
convertir a sus hijos en los exitosos Jackson Five. Ricos y famosos, cada uno probó<br />
suerte individualmente, pero fue Michael el que se convirtió en el Rey del Pop. Cantante,<br />
compositor, bailarín, performer, director y coreógrafo, alguien difícilmente reemplazable.<br />
20. Ray Loriga: “No hay contra qué rebelarse”<br />
26. Juan José Becerra, pura literatura<br />
30. Claudia Piñeiro, sobre el poder y la magia<br />
38. Eduardo Sacheri, el lector<br />
44. Daniel Molina, el provocador<br />
62. Inés Estévez, el primer amor<br />
68. Madeleine Roux, terror juvenil<br />
78. Jorge Lanata y su 56<br />
90. Turismo. Miami, por siempre joven<br />
92. Donato De Santis, como en casa
MISCELÁNEAS<br />
Dos destinos para soñar<br />
De Dios editores acaba de publicar<br />
las guías mapa del Sudeste asiático<br />
y de Portugal. En la primera, todos<br />
los secretos, desde las increíbles<br />
pagodas con paredes de oro en<br />
Myanmar, a coloridos y fascinantes<br />
mercados flotantes de Tailandia, los<br />
circuitos de trekking de Vietnam,<br />
los pueblos rurales de Laos que mantienen<br />
su encanto, los templos<br />
en la selva de Camboya, las playas<br />
para bucear en Malasia.<br />
La Guía Mapa de Portugal descubre<br />
no solo sus ciudades más grandes,<br />
como Lisboa y Oporto, sino también<br />
los pueblos de montaña, las playas de<br />
Algarve más un circuito por doce pueblos<br />
y ciudades que conservan castillos,<br />
calles y murallas de la era prerromana<br />
y de los tiempos medievales.<br />
Premio Sigmar<br />
La convocatoria se encuentra abierta para todos los autores<br />
con residencia permanente en la República Argentina. Solo<br />
podrán presentar novelas o antologías de cuentos escritas en<br />
español, dirigidas a lectores de 11 a 13 años con una extensión<br />
mínima de 100.000 y máxima de 150.000 caracteres incluyendo<br />
espacios. Se recibirán originales hasta el 20 de octubre de<br />
2017. El Premio cuenta con una dotación de 55.000 pesos.<br />
El ganador se dará a conocer públicamente en el marco de la<br />
44ª. Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en abril de<br />
2018. Informes: www.sigmar.com.ar.<br />
Un clásico,<br />
ahora ilustrado<br />
Se acaba de editar 1280 almas, la célebre<br />
novela negra de Jim Thompson,<br />
ilustrada por el dibujante catalán<br />
Jordi Bernet, cuya obra más destacada<br />
es la serie policíaca Torpedo<br />
1936, con guiones de Enrique<br />
Sánchez Abulí.<br />
1280 almas encarna en Nick Corey,<br />
el sheriff de Potts Country, un pueblo<br />
del sur de Estados Unidos, donde la<br />
corrupción es amparada por un entorno<br />
retrógrado, racista y misógino.<br />
Cine en casa<br />
Basada en el libro de la autora e ilustradora Marla Frazee,<br />
desembarcó en formato DVD, Un jefe en pañales, que tiene<br />
la voz de Alec Baldwin. Su madre (Lisa Kudrow) y<br />
su padre (Jimmy Kimmel) están embelesados con el más<br />
pequeño. Acompañan esta comedia, las voces de Steve Buscemi<br />
y Miles Bakshi. Su director, Tom Mcgrath ya nos<br />
hizo reír en Madagascar y en Megamente.<br />
El rey Arturo está dirigida y producida por el inglés Guy<br />
Ritchie. El legendario Arturo lo encarna Charlie<br />
Hunnam. Los secundan Astrid Bergés-Frisbey y Jude<br />
Law. Una excelente oportunidad para volver a disfrutar de<br />
esta historia una y mil veces narrada.<br />
Ya está disponible el pack con las ocho películas de Harry<br />
Potter, la saga más exitosa de todos los tiempos, escrita por<br />
J. K. Rowling.<br />
Una de musas<br />
Vuelo nocturno es el film dirigido por Nicolás Herzog<br />
que se inspira en una serie de audios que Antoine De<br />
Saint-Exupèry le envió al cineasta Jean Renoir durante<br />
1941, en el que se refiere a las “princesitas argentinas”, Edda<br />
y Suzzane Fuchs. Ellas se convirtieron en las protagonistas<br />
del capítulo “Oasis” de su libro Tierra de Hombres y fueron<br />
las inspiradoras de su obra cumbre, El Principito. Se estrena<br />
en el mes de agosto y se podrá ver en el Cine Gaumont y en el<br />
Centro Cultural Recoleta.
Nota<br />
de tapa<br />
I<br />
Una de las más mayores ambiciones humanas de que se tiene registro es la atávica e<br />
incansable búsqueda por dar con una supuesta “fuente de la juventud” que garantizaría<br />
a quien la hallase la inmortalidad a partir de la lozanía y plenitud de los sentidos.<br />
Estas aguas mágicas que prometen una pubertad eterna como regalo divino, aparecen<br />
con insólita frecuencia en mitos y leyendas de la actualidad en culturas tan disímiles<br />
como la oriental, la polinesia o la occidental. Por ejemplo, se dijo que Alejandro<br />
Magno había encontrado un “río del paraíso” curativo en el siglo IV a.C., y otros<br />
relatos similares se encuentran en lugares tan dispares como las Islas Canarias, Japón,<br />
Polinesia e Inglaterra. Durante la Edad Media, algunos europeos incluso creyeron en<br />
el mítico rey Preste Juan, cuyo reino supuestamente contenía una fuente de la juventud<br />
y un río de oro, y no fueron pocas las expediciones que partieron en su búsqueda.<br />
El 2 de abril de 1513, el explorador español Juan Ponce De León y su tripulación<br />
se convirtieron en los primeros europeos registrados en llegar a la Florida, tierra en<br />
la que se dio por entendido se encontraba la ansiada fuente de aguas mágicas capaces<br />
de revertir el proceso de envejecimiento y curar la enfermedad, aun cuando ni siquiera<br />
en los documentos dejados por el propio conquistador permite descubrir una sola<br />
señal acerca del citado manantial. Lo que importa aquí no es tanto su realidad, sino el<br />
voraz deseo por alcanzarla más allá de su improbable realidad.<br />
Detenerse en la actualidad por un instante frente a la pantalla de cualquier plasma<br />
para observar la oferta de la pauta publicitaria nos permite ser testigos de una ilusión<br />
que resultaría envidiable a los ojos de nuestros predecesores. Esas imágenes no aceptan<br />
dudas: nuestros contemporáneos dieron finalmente con la eficacia de las aguas<br />
milagrosas. Cuerpos adolescentes o adultos, hombres y mujeres por igual, parecen<br />
disfrutar de una juventud inagotable que se expresa en el consumo de todo tipo de<br />
productos. La juventud como valor esencial y absoluto, como resumen de toda virtud.<br />
Más allá de esta evidencia, surge otra como paradoja: la “idea”, el concepto de juventud,<br />
independientemente de las incansables búsquedas del pasado, es un fenómeno<br />
joven. Por cierto, siempre han existido individuos jóvenes en el sentido biológico del<br />
término y desde tiempos inmemoriales la idea de juventud se puede rastrear por consideraciones<br />
de edad desde las sociedades primitivas a las primeras civilizaciones de la<br />
Antigüedad, como Grecia y Roma, pero de un modo por completo distinto a cómo es<br />
considerada en la actualidad. Como una verdad de Perogrullo, la juventud es aún un<br />
concepto joven. Y es más: necesita seguir siéndolo para conservar su carácter.<br />
DIVINO<br />
(Y ELÁSTICO)<br />
TESORO<br />
POR Christian Kupchik<br />
La fuente de eterna juventud, 1546.<br />
Óleo s/madera, 122,5 x 186,5 cm.<br />
Lucas Cranach el Viejo<br />
Gemäldegalerie de Berlín.<br />
II<br />
En Las edades de la vida el historiador Philippe Ariés señalaba que en las sociedades<br />
del Antiguo Régimen la juventud, entendida como una categoría de edad y<br />
una etapa diferenciada de la vida, distinta a la infancia y la adultez, no existía. Sí<br />
existía la expresión verde juventud, pero con esta expresión no se buscaba designar<br />
la “adolescencia”, sino la plenitud de la vida, la madurez del adulto, la cima en la<br />
escala de las edades.<br />
Ariés muestra que, así como durante mucho tiempo no se tuvo la noción de<br />
infancia, tampoco existió la de adolescente. Sin un sentido de edad transitoria, las<br />
niñas y los niños en las sociedades del Antiguo Régimen eran lanzados al mundo<br />
de los adultos y allí se confundían con ellos y eran tratados como tales. No había<br />
jóvenes hombres (ni jóvenes mujeres) sino hombres jóvenes (y mujeres jóvenes).<br />
Las mujeres, por caso, pasaban directamente de la infancia a la madurez una vez<br />
completados los vertiginosos cambios físicos de la pubertad. Incluso las hijas de los<br />
campesinos y de los primeros obreros jugaban un día a las muñecas y al siguiente<br />
era un bebé de carne y hueso lo que tenían entre los brazos (en verdad no muy<br />
distinto a lo que ocurre en la actualidad entre los más desprotegidos). La edad<br />
adulta comenzaba pronto, demasiado antes de conocer el significado de la palabra<br />
8<br />
9
pubertad, y acababa tan rápido como había llegado, por lo<br />
general poco después de los treinta años, en el umbral de<br />
una vejez precoz a la que precedía una vida expuesta a las<br />
enfermedades y la muerte.<br />
La ausencia de esta idea (o sentido) de juventud es explicada<br />
por Ariés en función de los mecanismos adoptados para<br />
transmitir la cultura. Las juventudes de la Edad Media y del<br />
Antiguo Régimen se formaban en la experiencia directa, en<br />
el contacto constante con los adultos en el campo, el taller, la<br />
corte. Podríamos decir, en la continuidad de la experiencia.<br />
En este sentido, el fenómeno que daría nacimiento a la<br />
juventud tal cual la conocemos hoy sería, para Ariés, la<br />
escolarización progresiva de la educación (iniciada en los siglos<br />
XV y XVI). La escuela, continuada y sin interrupciones,<br />
con una formación según la edad, fue separando progresivamente<br />
a los niños y jóvenes del resto de la población,<br />
apartándolos de los adultos, durante el tiempo que durara la<br />
escolaridad. Por supuesto que en ello también intervienen<br />
cuestiones que hacen a la clase y si los sujetos pertenecen al<br />
ámbito urbano o rural.<br />
Un segundo factor que permitiría explicar el surgimiento de<br />
la juventud como categoría de edad sería el de la también<br />
progresiva distinción entre el ámbito público y el ámbito<br />
privado y, junto con ello, la separación de la familia del resto<br />
de la sociedad.<br />
Por último, otro elemento que acompaña y complementa<br />
los dos anteriores es el surgimiento de una sensación que se<br />
corresponde con el de “adolescencia”. Esto es, la aparición<br />
de un conjunto de representaciones, sentidos y prácticas que<br />
permiten pensar a un sector de la sociedad como algo distinto<br />
y social así como culturalmente privilegiado. Ariés demostró,<br />
de este modo, que la juventud, más (o antes) que una categoría<br />
etaria o un estado biológico, es un fenómeno histórico,<br />
social y cultural. Es decir, una construcción.<br />
Se tiende a pensar y concebir como naturales etapas como la<br />
infancia, la adolescencia y juventud, la adultez y la vejez; los<br />
vemos como períodos “fijos” en nuestro ciclo vital. Pero esto<br />
es así porque los sentidos que otorgamos a los diversos grupos<br />
etarios como sociedad y como cultura, producen aquellas<br />
condiciones simbólicas que nos dicen como “ser y estar” en<br />
cada una de ellas.<br />
Sin embargo, estas etapas o edades no constituyen estadios<br />
universales sino que deben ser interpretados como construcciones<br />
sociohistóricas. Y en tanto construcciones resultan, por<br />
consiguiente, susceptibles de transformación. Un ejemplo<br />
de ello es que hoy un hombre o una mujer de 30 años no<br />
representa lo mismo que un siglo atrás, donde se identificaba<br />
ya como a un adulto completamente formado. Y las fronteras<br />
(tomando en cuenta lógicamente las características sociales,<br />
culturales y económicas donde se ven planteadas) resultan<br />
cada vez más elásticas en cuanto a hábitos y prácticas de<br />
consumo. Demográficamente, si los estudios censuales de<br />
dos o tres décadas atrás consideraban joven a aquellos que<br />
no habían pasado los 24 años y como “adultos jóvenes” a los<br />
que tenían entre 25 y 29 años, se produjo un desfasaje en<br />
los estudios más recientes por el cual estos últimos han sido<br />
integrados a la categoría de “joven”.<br />
La juventud, entonces, no es algo en sí, sino un concepto que<br />
se construye en el seno de las sociedades y que –en la medida<br />
en que también estas se van transformando– va variando los<br />
modos de definirla y los sentidos que se le atribuyen.<br />
III<br />
Dato transversal y transparente: ningún animal es joven. Los<br />
grandes carnívoros mamíferos transitan abruptamente entre<br />
los juegos infantiles que los entrenan para la caza a la necesidad<br />
de cazar por sí mismos para no morirse de hambre.<br />
En la actualidad, sociedades enteras se organizan todavía bajo<br />
el principio del tránsito casi instantáneo entre niñez y edad<br />
adulta, debido a la extrema pobreza que obliga a los menores<br />
a hacerse cargo de sí mismos y de sus familias. La juventud,<br />
por definición, es la protección de una parte de la población<br />
de la urgente necesidad de la autosuficiencia. Allí donde hay<br />
púberes no están exentos de ganarse la vida por sí mismos, no<br />
es posible avizorar los encantos de la juventud. Y la paradoja<br />
indica que esta puede quedar reservada a los caprichos<br />
narcisistas de otros que, gracias al tiempo ocioso y la despreocupación<br />
por la subsistencia, son capaces de aferrarse a ella<br />
aunque quizás triplican en edad a los más necesitados.<br />
Hablar de juventud, entonces, estudiarla, aprehenderla, explicarla<br />
y comprenderla, implica que debemos reconstruir las<br />
maneras cambiantes en que esta ha sido definida y percibida<br />
a través de los tiempos. Significa, también, atender a cómo<br />
esta es vivida y sentida por quienes se consideran jóvenes, y<br />
cómo, a su vez, estos son interpelados en su condición de tal<br />
por otros (distintos grupos de edad, desde el Estado, desde<br />
las instituciones). Implica, por último, reconocer que los<br />
jóvenes son sujetos partícipes de un proceso que es esencial<br />
a toda sociedad, que consiste tanto en la reproducción de la<br />
misma como en su transformación.<br />
La juventud “no es más que una palabra”, sostuvo el sociólogo<br />
Pierre Bourdieu. Una palabra que se crea y construye<br />
como una representación ideológica de la manera en que<br />
la sociedad se divide en grupos, y sobre la que se generan<br />
disputas por instalar sus sentidos y sus límites. “Juventud<br />
divino tesoro que te vas para no volver”, sentenció Darío en<br />
su espíritu romántico y, por qué no, melancólico, cuando aún<br />
no estaban del todo claras las extensiones de sus fronteras.<br />
Para muchos, en cambio, ese divino tesoro hoy no se va, sino<br />
que vuelve constantemente metamorfoseado en una nueva<br />
juventud. Es un signo, pero al mismo tiempo mucho más que<br />
un signo. Es un abanico de conductas, acciones, sensaciones,<br />
de acuerdo a criterios de pertenencia sociocultural que van<br />
más allá de cualquier definición categórica. O como afirma<br />
el sociólogo Mario Margulis para desmentir a su colega<br />
francés, ser joven es “mucho más que una palabra”<br />
10
Señalador<br />
¿Qué tienen en común Mariano Moreno,<br />
Cornelio Saavedra, Domingo<br />
French y Manuel Dorrego? ¿Y<br />
escritores como Macedonio Fernández,<br />
Miguel Cané, Marco Denevi,<br />
Martín Kohan y Marcelo Cohen,<br />
por elegir solo autores cuyos nombres<br />
empiecen con la misma letra? ¿Y periodistas<br />
como Horacio Verbitsky, Juan<br />
Pablo Varsky y Martín Caparrós?<br />
¿Y figuras de la política contemporánea<br />
cuyos partidos competirán muy pronto,<br />
como Hernán Lombardi, Martín<br />
Lousteau y Axel Kicillof? Sí, todos<br />
varones. Además de eso, hay solo una<br />
cosa que los une: haber hecho su educación<br />
secundaria en el actual Colegio<br />
Nacional de Buenos Aires.<br />
Con origen en el siglo XVII, y diversos<br />
nombres a lo largo de doscientos años<br />
(Real Colegio de San Carlos, Colegio<br />
de San Ignacio, Colegio de la Unión del<br />
Sud, Colegio de Ciencias Morales), el<br />
Colegio Nacional es el establecimiento<br />
educativo más antiguo de Buenos Aires.<br />
Obtuvo este nombre en 1863 de manos<br />
de Bartolomé Mitre: en esa época<br />
y en ese preciso lugar se formó buena<br />
parte de la llamada “Generación del<br />
80”, la elite que comandó los destinos<br />
de la Argentina entre fines del siglo XIX<br />
y principios del XX a fuerza de fraudes<br />
electorales. Uno de sus hijos dilectos<br />
fue, precisamente, el periodista, escritor<br />
y hombre político Miguel Cané, que<br />
cursó en “el Colegio”, como lo llaman<br />
CÓMO<br />
RATEARSE<br />
CON CIERTA<br />
CLASE<br />
POR Maximiliano Tomas<br />
Jiménez<br />
hasta hoy sus ex alumnos, desde 1863<br />
hasta 1868. Y no hay un solo egresado<br />
del Nacional que haya dejado de leer,<br />
antes de perderse por los pasillos del<br />
edificio de la calle Bolívar entre Alsina<br />
y Moreno, a pasos del Cabildo y la<br />
Plaza de Mayo, su texto homenaje: el<br />
famoso cuaderno de recuerdos adolescentes<br />
titulado Juvenilia.<br />
En un libro de artículos escogidos<br />
publicado el mes pasado y llamado La<br />
tarea del crítico, el ensayista alemán<br />
Walter Benjamin escribe, hace unos<br />
cien años, unas palabras de increíble<br />
actualidad: “Habría que acostumbrar a<br />
los escritores a considerar la palabra ‘yo’<br />
como su reserva de víveres. Así como los<br />
soldados no pueden tocar la suya antes<br />
de que pasen treinta días, tampoco los<br />
escritores deberían desenterrar el ‘yo’<br />
antes de tener cumplida la treintena.<br />
Cuando más temprano recurren a él,<br />
peor entienden su oficio”. Miguel Cané<br />
tiene exactamente 30 años cuando<br />
escribe “Juvenilia”, un relato biográfico<br />
que dice “yo” todo el tiempo, desde su<br />
imborrable comienzo: “Debía entrar en<br />
el Colegio Nacional tres meses después<br />
de la muerte de mi padre; la tristeza<br />
del hogar, el espectáculo constante del<br />
duelo, el llanto silencioso de mi madre<br />
me hicieron desear abreviar el plazo,<br />
y yo mismo pedí ingresar tan pronto<br />
como se celebraran los funerales”. El<br />
libro se publicó en 1884, se convirtió en<br />
un pequeño suceso y, como se dijo, es<br />
guiño, contraseña y lectura obligada de<br />
los alumnos del Nacional.<br />
Lo que sigue después de esa introducción<br />
es, básicamente, las memorias de<br />
Cané sobre sus andanzas del secundario,<br />
cuando el Colegio era un internado de<br />
varones con clara conciencia de clase<br />
(la institución recién se haría mixta en<br />
1959). Y, con apenas unas mínimas adaptaciones<br />
del lenguaje, lo cierto es que<br />
Juvenilia es un libro muy adecuado para<br />
esa etapa de la vida en que las hormonas<br />
todo lo dominan, y las pasiones tienen la<br />
apariencia de ser definitivas y duraderas.<br />
En las primeras páginas del primer<br />
capítulo, la empatía es casi inmediata.<br />
Cané y sus amigos le cortan la soga a la<br />
campana del portero, que los levantaba<br />
de madrugada a badajazos (“A las cinco<br />
en verano, a las seis en invierno, infalible,<br />
fatal, como la marcha de un astro, la<br />
maldita campana empezaba a sonar”);<br />
y es el propio autor el que inventa un<br />
método para ratearse y demorarse un<br />
rato más en la cama: “En una escapada<br />
vi una carreta de bueyes que entraba al<br />
mercado; debajo del eje colgaba un cuero,<br />
como una bolsa ahuecada, amarrado<br />
de las cuatro puntas; dentro dormía un<br />
niño. Fue para mí un rayo de luz, la manzana<br />
de Newton, la lámpara de Galileo,<br />
la marmita de Papin, la rana de Volta, la<br />
tabla de Rosette, de Champollion, la hoja<br />
enroscada de Calímaco. El problema<br />
estaba resuelto; esa misma noche tomé<br />
el más fuerte de mis cobertores (…), lo<br />
amarré debajo de mi cama, de las cuatro<br />
puntas, y cubriendo el artificio con los<br />
anchos pliegues de mi colcha, esperé<br />
la mañana. Así que sonó la campana,<br />
me sumergí en la profundidad, y allí,<br />
acurrucado, inmóvil e incómodo, desafié<br />
impunemente la visita del celador que,<br />
viendo mi lecho vacío, siguió adelante”.<br />
El invento de Cané tuvo tanto éxito que<br />
todos sus compañeros lo imitaron y fue<br />
descubierto rápidamente por el celador.<br />
Conspiraciones, delaciones, traiciones,<br />
admiraciones, adulaciones: una novela<br />
de iniciación, de apenas cien páginas,<br />
que puede ser leída aún hoy como<br />
manual de instrucciones para sobrevivir<br />
a una de las etapas más complejas y<br />
formativas de la vida<br />
12
Opinión<br />
© Leconsag<br />
CUIDADO CON<br />
LO QUE DESEAS<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
Descorrió el velo y pudo observarse tal<br />
cual era y no como lo veían los demás.<br />
Siempre supo de la fascinación que<br />
generaba y al comienzo lo vivió casi con<br />
timidez. Pero una tarde lo cambió todo.<br />
Se encontraba en el atelier de Basil<br />
Hallward, un renombrado pintor que,<br />
fascinado por su belleza, le pidió que<br />
posara para él. Accedió y durante un<br />
tiempo trabajaron juntos e iniciaron<br />
una amistad. La obra estaba casi concluida<br />
cuando tuvo aquel encuentro.<br />
Movido por la curiosidad que le<br />
generaron las palabras del pintor, un<br />
hombre oscuro e irónico, Sir Henry<br />
Wotton, se dispuso a conocerlo. Al ver<br />
el cuadro pensó que quizás Basil había<br />
modificado algunos rasgos para darle a<br />
la figura aquella perfección casi áurea.<br />
Pero ahora, frente a él, comprobó que<br />
se equivocaba. Ese joven poseía un<br />
Ben Barnes. El retrato de Dorian Gray, 2009<br />
atractivo insuperable. Así se lo dijo a la<br />
vez que deslizó una idea perturbadora.<br />
–¡Qué pena que el tiempo vaya a<br />
convertirlo en un anciano y destruya<br />
su esplendor en tanto que esta pintura<br />
seguirá siendo joven y guardará un<br />
encanto que usted ya habrá perdido!<br />
–Sintió el impacto de esas palabras.<br />
–Es cierto –respondió–. Cómo desearía<br />
que fuera al revés; que esa tela envejeciera<br />
y yo pudiera conservar mi lozanía<br />
eternamente.<br />
Sir Henry le advirtió que tuviera mucho<br />
cuidado con lo que deseaba, porque<br />
podría ser que se cumpliera.<br />
Una vez que estuvo terminado, Basil<br />
decidió regalarle el lienzo por considerar<br />
que era su obra cumbre y no sería<br />
capaz de venderla. Agradecido, el joven<br />
lo llevó a su casa. Cierta vez se paró<br />
delante de él y le pareció notar que algo<br />
había cambiado, como si una pequeña<br />
arruga asomara al costado del labio; otro<br />
día percibió marcas en la frente que el<br />
artista no había pintado. Sin embargo,<br />
fue después de un acto de desdén que<br />
tuvo hacia una joven, cuando vio aparecer<br />
en el cuadro un gesto de malicia y<br />
comprendió que su anhelo se cumpliría:<br />
sería joven para siempre en tanto que<br />
el retrato se haría cargo del paso de los<br />
años y el precio de sus pecados.<br />
Esa perpetua juventud, lejos de ayudarlo,<br />
se convirtió en un castigo. Se<br />
hizo frío y despiadado, hasta que nada<br />
quedó de aquél muchacho puro de<br />
sonrisa generosa.<br />
Cierta noche, hastiado de sentirse<br />
vacío, Dorian Gray subió al ático en el<br />
que había escondido su retrato, sacó<br />
la tela que lo ocultaba y pudo ver realmente<br />
en quién se había convertido; no<br />
pudo soportarlo. Acuchilló la tela con<br />
fiereza y, ni bien lo hubo hecho, cayó<br />
muerto. Poco después se encontraría a<br />
un horrible anciano tirado a los pies del<br />
cuadro desde el cual sonreía un joven<br />
de belleza inigualable.<br />
Los griegos identificaban al tiempo con<br />
Chronos, un dios impiadoso que<br />
devoraba a sus hijos. Tengo para mí que<br />
estaban en lo cierto. Quizás la vida sea<br />
solo tiempo y, quien pretenda detenerlo,<br />
no hará más que renunciar a<br />
construir su destino por ir en busca de<br />
un milagro que, por suerte, será<br />
siempre imposible<br />
14
Tema de tapa<br />
uno<br />
Christian Slater<br />
¡Suban el volumen! (1990)<br />
LOS<br />
ELEGIDOS<br />
Depositarios de infundadas esperanzas de cambio y destinatarios privilegiados<br />
del inescrupuloso lenguaje del marketing, los jóvenes constituyen un pueblo<br />
imaginario sin un territorio específico del que todos parecen querer ser miembros<br />
y al que se dirigen todos los enunciados posibles de nuestras prácticas<br />
POR Roger Koza<br />
El mundo es joven y de los jóvenes; la esperanza y la creatividad,<br />
también. La juventud es una metafísica transgeneracional<br />
vindicada por todos lados y por vías disímiles. El look<br />
canchero de un abuelo o el rostro estiradísimo de una diva<br />
son extensiones simbólicas de una obsesión generalizada por<br />
detener un estadio de crecimiento y así eternizarlo, aparente<br />
edad del deseo y del cambio, tiempo de intentos y pruebas.<br />
¿Cuándo fue que el estado de juventud llegó a ser la matriz<br />
del deseo mayoritario, una forma privilegiada de estar en el<br />
mundo? Una conjetura aventurada: la imagen en movimiento<br />
ayudó bastante a la institución de esta superstición genética<br />
que tiene adherentes en todas las naciones.<br />
Se dice que son los jóvenes los que se rebelan. En nuestro<br />
tiempo, más que rebelarse en ellos se revelan las falacias<br />
de una desaforada sociedad de consumo que ha conseguido<br />
incluso hacer de la rebeldía un ítem de consumo y de la<br />
transgresión una regla de conducta. Un buen ejemplo, acaso<br />
la apoteosis del ridículo y asimismo un simulacro acerca de la<br />
liberación de las costumbres, es el hijo y el padre que exhiben<br />
sus tatuajes como extensión jeroglífica de una identidad<br />
difusa en la que creen fijar la singularidad, un signo que los<br />
determina como únicos. Orgullosos de la proeza epidérmica<br />
que los identifica, también de haber trastocado la superficie<br />
corporal a través de un arte circunscripto a figuras delineadas<br />
en la carne, el padre y el hijo tan solo sintetizan el deleite<br />
narcisista correlativo a un sistema general que encuentra en<br />
el yo su indiscutible artículo de fe.<br />
Primer imperativo general: el yo no puede ser vetusto, envejecido,<br />
mortuorio; el yo es la figura intocable por el tiempo,<br />
la sustancia imperecedera que habita en el pliegue de la piel<br />
y que el cirujano tratará de restablecer ante la decadencia<br />
física. Cuando este vuelve a esculpir en el rostro de la diva el<br />
semblante lozano de antaño solamente reajusta el resplandor<br />
del yo de la juventud frente al desperfecto impuesto por la<br />
naturaleza (del tiempo). El yo es una imagen juvenil que<br />
prevalece, un venerado platonismo facial. El habitué de la<br />
selfie sabe muy bien de qué se trata todo esto: cuando saca<br />
la instantánea con su cámara telefónica hay una operación<br />
misteriosa por la que reconoce en el inmediato retrato si<br />
esa imagen recién producida coincide con su ideal del yo; a<br />
menudo se observa cómo el habitué prueba varias hasta que<br />
la captura coincida con el modelo buscado.<br />
Segundo imperativo general: aquí y allá se vuelve a descubrir,<br />
o más bien a postular, casi mecánicamente, el potencial<br />
revolucionario de los jóvenes o en menor escala su responsabilidad<br />
en la gesta de lo nuevo. ¿Cómo podría la juventud<br />
responder a ese papel protagónico de la Historia? Misteriosa<br />
tara del discurso: creer que ellos están maduros para disparar<br />
una nueva era y, sin embargo, cada tanto un artista, un filósofo,<br />
un cineasta siente que debe decirles algo, orientarlos,<br />
como si ellos estuvieran dispuestos a responder al llamado de<br />
lo auténtico. ¿Una superstición utópica?<br />
Frente a la paulatina pero sistemática victoria de un sistema<br />
político y económico que todo lo circunscribe al capital y<br />
su circulación (y acumulación; y el capital aquí es tanto el<br />
dinero como el presunto libre movimiento de signos que<br />
constituyen el capital simbólico), se adjudica a ciertos jóvenes<br />
un fervor por resistir a una forma de vida uniforme. La<br />
de ahora ya no es la juventud maravillosa e idealista de otros<br />
tiempos no muy lejanos, pero sí una nueva juventud, algo<br />
dispersa pero abierta, que puede sentir la excitación de ser<br />
protagonista de un nuevo devenir. Pero la fantasía es parcial,<br />
y la consolación funciona hasta el momento en que el mercado<br />
laboral los expulsa o los somete a una humillación inicial<br />
para ingresar al mundo del trabajo en la que se tendrá que<br />
aceptar una doble operación de domesticación: la inexperiencia<br />
cotiza bajo, y la competencia feroz exige humildad y<br />
condescendencia a injustas y precarias situaciones de contrato.<br />
¿Por qué habrían de ser los jóvenes los hacedores de un<br />
nuevo mundo cuando el mundo en el que están los seduce<br />
por un lado y los disciplina por el otro?<br />
En Fellini por Fellini, el maestro italiano dice: “Me pregunto<br />
qué ha podido ocurrir en un momento determinado, qué<br />
especie de maleficio ha podido caer sobre nuestra generación<br />
para que, repentinamente, hayamos comenzado a mirar a los<br />
jóvenes como a los mensajeros de no sé qué verdad absoluta.<br />
Los jóvenes, los jóvenes, los jóvenes… ¡Ni que acabaran de<br />
llegar en sus naves espaciales!”. La lúcida impugnación de<br />
Fellini va en contra de esta construcción tan enigmática y tan<br />
reciente por la cual la juventud ha llegado a ser el valor de los<br />
valores, el personaje conceptual de un orden del mundo.<br />
Por cierto, ¿qué filman los jóvenes? ¿Quiénes filman hoy a<br />
los jóvenes? En las numerosas películas de terror destinadas<br />
al público joven global, interpretadas además por jóvenes,<br />
se intuyen la fugacidad y la contingencia de la propia<br />
existencia de esos jóvenes. Un viaje, una fiesta, una reunión<br />
familiar, cualquier acontecimiento ordinario puede ser interrumpido<br />
infamemente por una fatalidad capaz de terminar<br />
con la vida de todos. Un asesino serial, un fantasma homicida,<br />
un temible animal, no importa quién o qué, les quita<br />
la vida a los jóvenes que protagonizan ese tipo de películas.<br />
Hay otra variante, las películas futuristas. En estas el joven<br />
es introducido y también simbólicamente entrenado para<br />
percibir un orden del mundo signado por la alta competitividad,<br />
que no es otra cosa que un espurio darwinismo social<br />
desplazado a un lúdico y sádico tiempo futuro en el que la<br />
supervivencia vuelve a ser un tema rutilante. En el imaginario<br />
de nuestros cineastas y guionistas, el joven se identifica<br />
con el estremecimiento y el riesgo físico. Por eso el terror<br />
(extra)ordinario y la alegoría futurista predominan en el<br />
cine industrial globalizado.<br />
El cine independiente global también ha prodigado varias<br />
películas sobre jóvenes, a menudo sorprendentemente parecidas,<br />
más allá de las diferencias lingüísticas y geográficas.<br />
16<br />
17
En efecto, los directores jóvenes tienden a filmar lo que<br />
conocen, de tal modo que sus películas suelen centrarse en<br />
temáticas afines. En estas películas, sean estadounidenses,<br />
tailandesas o argentinas, los jóvenes deambulan, o más se<br />
deslizan por el tiempo, sin saber muy bien qué quieren; una<br />
existencia flotante designa una experiencia que se repite.<br />
Para ellos no hay un enemigo identificado o un orden respecto<br />
del cual sublevarse. La figura del joven rebelado, propia de<br />
un imaginario que persiste pero que no encuentra representatividad<br />
efectiva, ni siquiera conoce variaciones menos<br />
temerarias. Directamente es inexistente. En ese universo<br />
existencial globalizado, el sistema es ilimitado e irresistible.<br />
La magnífica ¡Suban el volumen! (1990) de Allan Moyle,<br />
con un inolvidable trabajo de Christian Slater como el<br />
conductor de un programa radial clandestino en el que se<br />
incita a los jóvenes a desconfiar del sistema y a cuestionarlo,<br />
es justamente el canto del cisne de ese tipo de representación<br />
del joven en el cine moderno; con ese film culmina una<br />
época y empieza otra que recién hoy alcanza su expresión<br />
más acabada. En este sentido, El auge del humano (2016),<br />
del talentoso cineasta argentino Teddy Williams, condensa<br />
mejor que ninguna otra película un estado anímico global<br />
y una posición subjetiva del joven de nuestro presente. En<br />
el cine de Williams, el concepto de espacio queda vaciado<br />
de referencias precisas y el tiempo de los personajes es una<br />
extensión interminable del presente. El pasado y el futuro<br />
son tiempos verbales, pero no son exigencias de la razón para<br />
interrogar e interpretar la experiencia concreta. En El auge<br />
del humano la única actividad concreta es la deriva y la fugacidad<br />
del sexo. El film comienza en Argentina, prosigue en<br />
Mozambique y continúa en Filipinas; los personajes se sustituyen<br />
como los lugares en un tiempo común que es el propio<br />
de la navegación de Internet. Que algunos de los personajes<br />
trabajen mostrándose en la web y teniendo sexo es consustancial<br />
a la propia lógica representacional de la película. La<br />
lógica narrativa prosigue el movimiento de navegación en la<br />
red, porque la naturaleza virtual de la red constituye la orientación<br />
subjetiva para organizar su propio universo simbólico.<br />
¡Suban el volumen! y El auge del humano son películas antitéticas,<br />
representativas de dos tiempos del cine, el mundo y<br />
los jóvenes. En la primera hay un sistema con el que se debe<br />
luchar y un deseo profundo, y en cierta forma colectivo, de<br />
hendir su hipocresía y restituir el lenguaje de la verdad y la<br />
libertad. En la segunda, las coordenadas con las que se organiza<br />
el mundo son absolutamente inconmensurables respecto<br />
del precedente. El sistema no se cierra, más bien se expande<br />
y no tiene centro. Los jóvenes circulan en él sin dirección, no<br />
se sienten apresados, y menos aún pretenden cuestionar el<br />
mundo en el que han caído. La subjetividad en fuga y viajera<br />
posiciona a los protagonistas en situaciones indefinidas en<br />
donde no existen la asociación y el objetivo común, aunque sí<br />
existe una discreta empatía que apenas alcanza para que estos<br />
sujetos atomizados puedan agruparse por afinidades de poca<br />
intensidad y lanzarse en compañía a un presente continuo<br />
que nada tiene para ofrecer excepto la eterna flotación en el<br />
instante, como si se tratara de un nirvana desprovisto de sus<br />
promesas metafísicas.<br />
El desconocido pero paradigmático film brasileño Jovens Infelizes<br />
ou Um Homem que Grita Não é Um Urso que Dança,<br />
de Thiago Mendonça Filho, es acaso el título que zanja<br />
la distancia de los dos títulos precedentes y prefigura una<br />
síntesis. Se trata de una película generacional y epocal, profética<br />
en tanto que un poco antes de la sustitución de Dilma<br />
Rousseff por Michel Temer ya sintonizaba un malestar<br />
ilimitado en Brasil.<br />
El protagonista es un colectivo de teatro que está en contra<br />
de todo y tiene una certeza: “Para empezar de nuevo es<br />
necesario destruir”. A veces intervienen el orden público,<br />
también presentan obras en un teatro alternativo y no dejan<br />
de participar en las protestas callejeras. La desorientación es<br />
tan evidente como la indignación, lo que explica la exaltación<br />
de la libido, fuerza de deseo que encuentra una dirección<br />
inequívoca en la sexualidad grupal. No hay programa político,<br />
sí un saber histórico y un enemigo conocido. En esa confusión,<br />
deliberadamente asumida en la puesta en escena, el film<br />
enuncia insatisfacción, vitalidad y resistencia.<br />
¿Vuelven los jóvenes de antaño? ¿Vuelven los soñadores? El<br />
colectivo juvenil retoma el gesto, pero nuestro tiempo parece<br />
congelarlo y sepultarlo. Que el film haya sido prácticamente<br />
negado por los festivales grandes y que sus chances de<br />
estreno sean nulas indica la naturaleza radical y salvaje del<br />
film respecto del orden de cosas imperante y el cine destinado<br />
a la juventud. El film más intempestivo sobre jóvenes del<br />
continente está destinado a una precoz disipación en el limbo<br />
donde descansan eternamente miles de películas<br />
18
Entrevista<br />
uno<br />
La perfección<br />
de la trampa<br />
POR Christian Kupchik<br />
RAY LORIGA estuvo en<br />
Buenos Aires para presentar<br />
su última novela: Rendición,<br />
Premio Alfaguara 2017, una<br />
“fábula con espíritu realista”,<br />
como él mismo la define<br />
El encuentro con Ray Loriga es continuación de otro que<br />
no fue hace 22 años atrás, cuando llegó al país junto a Benjamín<br />
Prado en una suerte de gira de rock star. Por entonces,<br />
ya había publicado Lo peor de todo (1992) y su segundo<br />
opus, Héroes, que agotó veinte mil ejemplares en tres meses<br />
y lo situó en el panteón de “la nueva literatura española”,<br />
aunque… con aspecto de rock star. Por entonces, los cabellos<br />
largos y salvajes teñidos de rubio, la exhibición de incipientes<br />
tatuajes, la actitud de “chico malo”, convirtieron a Jorge Loriga<br />
Terranova, hijo de un ilustrador y una actriz de telenovelas<br />
en Venezuela, en una figura por demás curiosa. El seudónimo<br />
“Ray” (por Bradbury, por Sugar Leonard –Loriga siente<br />
debilidad por el boxeo–) ayudó a fomentar el aura mágica y<br />
transgresora del autor, a tono con los felices 90 de la burbuja<br />
económica española. Lo único que no parecía congeniar con<br />
su imagen es que Ray se reconoce como un fanático perdido<br />
del Real Madrid, cuando a su actitud le corresponde mejor<br />
una pasión más proletaria, el Aleti por ejemplo o incluso el<br />
Rayo Vallecano. Sin embargo no, se identificó con la Casa<br />
Blanca y sus logros fueron acordes a los títulos del Madrid:<br />
trabajó como guionista en cine con Almodóvar (en Carne<br />
trémula) y Saura, entre otros, e incluso dirigió una; tuvo<br />
como pareja a la cantante Christina Rosenvinge, se codeó<br />
con todos los famosos que uno pueda imaginar y, además,<br />
consolidó su carrera literaria que ya ha sido traducida a más<br />
de quince idiomas.<br />
Ray Loriga no volvió a Argentina desde aquel lejano encuentro<br />
que no fue hace 22 años, y lo hace ahora para presentar<br />
Rendición, Premio Alfaguara 2017. Se trata de una distopía<br />
que lo emparenta con Ballard o Coetzee, aunque el crítico<br />
Wayne Burrows destaca que “como Houellebecq y<br />
Murakami está redefiniendo la ficción del siglo XXI”. Loriga<br />
ya es un señor de 50 años, padre de dos adolescentes, amable<br />
en su trato, que se divierte cuando se le recuerda que hace<br />
dos décadas la entrevista no fue posible debido a uno de sus<br />
ataques de narcolepsia, mal que este cronista solo conocía por<br />
el personaje de River Phoenix en Mi mundo privado (1991),<br />
film de Gus Van Sant.<br />
“Bueno, en verdad sufro de epilepsia con episodios de narcolepsia”,<br />
reconoce Loriga. “Cuando vi Mi mundo privado<br />
se convirtió en mi película favorita porque reproducía a la<br />
perfección la experiencia de mi infancia y adolescencia, estar<br />
jugando y de pronto despertar en el suelo sangrando. La<br />
epilepsia no es muy bonita, he sufrido convulsiones, aunque<br />
lo más frecuente sí era la narcolepsia. De hecho la nariz<br />
me la rompí en cierta ocasión que caí de bruces dormido al<br />
suelo. Es una enfermedad crónica, pero no mortal, a menos<br />
que te dé un ataque de sueño nadando en medio del océano<br />
o algo parecido. Pero sí, al menos en eso me sentí parecido<br />
a River Phoenix”.<br />
–¿Y se sueña? Durante los ataques no. En general los períodos<br />
de sueño son breves, y lo que uno hace es aprender a<br />
conocer el umbral. Enseguida te tumbas donde estés. Si caes<br />
de bruces, te despiertas con el golpe.<br />
–Rendición tiene elementos de una experiencia onírica,<br />
al menos la atmósfera transmite esa sensación. Si bien<br />
se trata de una distopía, ¿participaron los sueños de<br />
algún modo? No, al menos no directamente que yo recuerde.<br />
Claro que hay paralelos con otras referencias literarias,<br />
aunque creo que no resultará un secreto advertir que esta<br />
construcción concreta de la ciudad transparente proviene de<br />
una fuente muy evidente: la exposición de la vida tal como la<br />
vivimos hoy. Las redes y los sistemas constantes de comunicación<br />
personal nos hacen convivir en una sociedad pública:<br />
nos exponemos ante la mirada de todos. A diferencia del estado<br />
totalitario que describía Orwell, nos observamos unos a<br />
otros y nos autodelatamos con entusiasmo. No hace falta que<br />
nos espíen, nos extorsionen o nos amenacen, sino que nos entregamos<br />
voluntariamente y con gran euforia. De la extrañeza<br />
que este proceso me produce nace la voz de este narrador.<br />
–Pensaba en el “mundo feliz” que describe Huxley<br />
como una simetría perfecta de este, en cuanto a que<br />
no hay posibilidades de rebelión… Sí, claro, es acertado<br />
el paralelo. Y no hay posibilidades porque no hay contra qué<br />
rebelarse. Primero porque no hay un enemigo definido, sino<br />
que es una sociedad de consensos. El enemigo es demasiado<br />
grande. La voz narradora se va dando cuenta dolorosamente<br />
de que ante el consenso generalizado, sea este artificial o<br />
premeditado, la opinión de uno es estéril. Es lógico que se<br />
vea desconsiderado. El hombre no tiene entonces el entusiasmo,<br />
ni las ganas ni la razón para rebelarse. Qué tiene uno que<br />
opinar del consenso de los otros.<br />
–El término distopía fue aplicado por primera por<br />
John Stuart Mill en el siglo XIX, si bien ya conocía antecedentes<br />
literarios. Hoy parece tener plena vigencia,<br />
al menos es tomado constantemente como referencia<br />
para distintos espacios creativos (el éxito de la serie<br />
británica Black Mirror parece confirmarlo). ¿Esto<br />
implica la muerte de las utopías? Creo que no tiene tanto<br />
que ver con la muerte de las utopías como que representa<br />
la cara B de ellas, el reverso de los sueños. El sueño del<br />
comunismo o del fascismo culminaron con los resultados<br />
desastrosos que todos conocemos, sin negar la importancia<br />
que tuvieron en la historia del siglo XX. Pero al llevarlos a la<br />
práctica saltaron las paradojas. En principio, la idea de una<br />
sociedad transparente tiene muchas ventajas, no puede haber<br />
corrupción, ni egoísmos o maldades escondidas, nadie puede<br />
esperar una celada a la vuelta de la esquina. Si no hay sombras<br />
no hay maquinaciones. Pero por otro lado, si no existe la<br />
intimidad del secreto, el lado bueno del secreto, la privacidad,<br />
la identidad, todo eso se mancilla. Esa es la paradoja que<br />
maneja el libro.<br />
–Me recuerda aquella frase de los 80 de Felipe González,<br />
cuando lidiaba por sacarse de encima el estigma de<br />
21
“socialista” del PSOE,<br />
cuando declaró que<br />
“prefería morir de una<br />
puñalada en el metro<br />
de Nueva York que de<br />
aburrimiento en el metro<br />
de Moscú”… (Risas)<br />
Es verdad, no la tenía<br />
presente. Y en ese momento<br />
fue un escándalo,<br />
porque además de ser el<br />
presidente de España,<br />
González lo era de la<br />
Internacional Socialista.<br />
–Lo curioso es que lo<br />
mismo podría aplicarse<br />
al capitalismo<br />
actual y su lógica de<br />
Big Brother, donde todo está controlado y vigilado…<br />
Sí, en efecto. Lo que me interesa de esto es intentar mostrar<br />
la perfección de la trampa, y una trampa no es perfecta hasta<br />
que no la ves. Y esta trampa en la que vivimos hoy es la más<br />
perfecta de todas porque está construida sobre la apariencia<br />
de la libertad más absoluta. El demonio es demasiado listo<br />
para venir dos veces con el mismo rostro. Y creo que hasta<br />
cierto punto no somos conscientes del todo (y hablo en<br />
plural porque en definitiva todos vivimos en medio de este<br />
cambalache) de que los mecanismos que aparentemente nos<br />
regalan están basados en los rudimentos del capitalismo que<br />
no busca otra cosa que incentivar las necesidades ilusorias de<br />
consumo, que es lo que en definitiva mueve a estas sociedades.<br />
En realidad, lo único que le interesa al sistema es<br />
alimentarnos como patrón de conductas de consumo. Eso<br />
es todo. Ajustan cada vez más el target de los consumidores<br />
a través de la tecnología y lo que te venden como el mundo<br />
real a través de una pantalla no es más que un mundo hecho<br />
a la medida de tu capacidad de consumo.<br />
–Es muy interesante también el lenguaje que adopta el<br />
protagonista, parece un cronista de Indias en tiempo<br />
real a través de esas descripciones naturalistas que<br />
hace… Sí, he intentado acercarme a este mundo onírico o<br />
de fábula con un espíritu realista, o naturalista si prefieres.<br />
No sabemos de qué guerra se trata, ni qué año es ni cómo se<br />
llama el país, podría ser los Balcanes o Brasil. Solo sabemos<br />
que se trata de una sociedad occidental y dentro de esos<br />
parámetros difusos traté de ser lo más realista posible.<br />
–Lo interesante es que se trata de una fábula sin moraleja…<br />
Sí, como decían en Magnolia, es una historia muy<br />
larga sin chiste final, sin remate.<br />
–Dentro de ese mundo de relaciones que rozan la<br />
superficialidad, cobra particular importancia el rol del<br />
padre, tanto lo que transmite sobre sus hijos ausentes<br />
como el presente (que no es su hijo biológico pero al<br />
que trata como si lo fuera). En algún momento el personaje<br />
dice que la guerra de los padres nunca es la de los hijos,<br />
“nuestra tarea es esperar”. Y no hay peor dolor que la espera.<br />
El niño Julio, de quien no saben nada y no habla, reactiva<br />
aquel vacío que han dejado los otros, les da una razón de ser<br />
a la pareja para seguir adelante. De hecho, lo que le ocurre<br />
al narrador cuando ingresa a la ciudad transparente donde<br />
todo es aparentemente perfecto, es que perdió el sentido<br />
de su existencia al no ser útil, ya por no depender de sus<br />
herramientas físicas, que a la vez son simbólicas, como por<br />
no participar de la vida del niño. Descubrió que no le queda<br />
nada específico de ese mundo y eso es un descubrimiento<br />
doloroso. No poder trabajar con las manos para quien siempre<br />
lo ha hecho y tampoco participar en tu realización como<br />
padre, no te deja nada.<br />
–Uno de sus libros más conocidos es Héroes (1993),<br />
pero Rendición parece ser la contracara: no solo no<br />
hay héroes sino que ni siquiera se plantea el sueño de<br />
la heroicidad… No, es verdad, no hay ni siquiera el intento<br />
de rebeldía. Sería lo contrario al Neo de Matrix, quien llegó<br />
para despertar a los demás. Este personaje no ve más allá que<br />
por su propia coyuntura, es un camino individual. A mí me<br />
gustaría pensar que es como la definió Elena Poniatowska,<br />
uno de los jurados, una “fábula luminosa”, una experiencia<br />
muy íntima, personal, casi epifánica.<br />
–Jugando con los títulos de los dos libros este puede<br />
interpretarse como la rendición de los héroes… Es que<br />
Héroes en realidad es más bien un libro de antihéroes. Es<br />
el chico que se encierra en una habitación porque se siente<br />
incapaz de conectarse al mundo, no le interesa lo que este<br />
tiene para ofrecer, y así se conecta también de un modo<br />
onírico con sus ídolos, especialmente con sus tres ángeles,<br />
David Bowie, Lou Reed e Iggy Pop. Allí se siente protegido<br />
y quiere permanecer encerrado en ese mundo, no está<br />
pensando en hacer ninguna revolución. Ni siquiera escucha<br />
esa canción de los Beatles.<br />
–Hay una frase que dice: “Se obedece porque conviene<br />
y se duda porque se piensa”. Aquí un ex militar durante<br />
un intento de levantamiento dejó una frase similar:<br />
“La duda es la jactancia de los intelectuales”… Sí, bueno,<br />
eso es muy propio de los supuestos hombres de acción.<br />
Para cualquier forma de totalitarismo la duda, la inquietud,<br />
pensar las cosas dos veces, es un lujo innecesario que el pueblo<br />
recio no puede permitirse ya que solo lleva a la confusión.<br />
Si dudas no aprietas el gatillo. La jactancia pasa por ser tan<br />
idiota como para expresar algo así, pero creo que entendemos<br />
bien de dónde viene eso. Si se duda es porque se piensa, y<br />
entonces pensar puede volverse una actividad peligrosa.<br />
–En otro momento el personaje afirma que “un hombre<br />
debería poder viajar de un lugar a otro sin perder<br />
su alma” y luego se interroga (es decir, duda), si ese<br />
que es, envenenado contra el aparente estado de felicidad<br />
que lo rodea, es fruto del aquel viaje o siempre fue<br />
así. Uno de los puntos de partida del libro ha sido Gulliver,<br />
quien se pregunta si somos algo realmente propio, fuera del<br />
contexto, o el reflejo de los otros. El viaje de Gulliver es la<br />
metáfora perfecta: un gigante en el país de los enanos o un<br />
enano en el país de los gigantes. ¿Quién narices soy? ¿Cuál<br />
es mi tamaño? Es por ese camino que llevo esta fábula que,<br />
en definitiva, no difiere demasiado de todas las fábulas que<br />
nos toca vivir. El hombre que creía que era algo, que tenía<br />
una posición determinada, que estaba parado en la escalera<br />
cuando no en la cima, al menos de la mitad para arriba. Y<br />
al quitarle eso, empieza a dudar, no solo de lo que es en su<br />
nueva realidad sino también de lo que era antes. Es algo de<br />
lo que nadie está exento, a todos en un momento u otro nos<br />
puede asaltar una duda semejante.<br />
–¿Se plantea la misma pregunta? Sí, por supuesto, me lo<br />
planteo a todo nivel, incluso con las cosas más pequeñas. No<br />
me quejo, llevo 25 años de carrera como escritor, me presento<br />
a un premio y acabo como finalista entre muchísimas otras<br />
obras entre las que debe haber algunas buenísimas; un jurado<br />
de jerarquía se reúne, discute y deciden darme el premio.<br />
Entonces algo cambia: ¿cómo me miro a mí mismo? El libro<br />
es el mismo, por bueno o malo que sea, pero modifica la<br />
mirada que los demás tienen sobre uno y eso cambia también<br />
la propia mirada. Uno se pregunta hasta qué punto puede ser<br />
movido por esos dos impostores, el triunfo o el fracaso, el elogio<br />
o el agravio. ¿Qué queda de uno después de eso?<br />
–Siendo un escritor más que reconocido, ¿qué lo<br />
motivó a presentarse en un concurso? El libro se iba a<br />
publicar igual y en el mismo sello, pero nunca me había<br />
presentado a un premio, salvo cuando era niño en el<br />
colegio. Ahí descubrí que además del placer por la escritura<br />
y la lectura, se puede ganar dinero con esto. Maravilloso. La<br />
motivación obviamente tiene que ver con lo económico,<br />
pero también la expansión de mi trabajo, llegar a un<br />
número mayor de lectores… Entre otras cosas, me posibilitó<br />
volver a Argentina, que es un país que adoro. Además,<br />
cumplí 50 años y dije: “Mira, si lo gano no es un mal<br />
regalo”. La otra cuestión, de orden práctico, es que me<br />
coincidieron las fechas. A veces, cuando se vencía el plazo<br />
yo tenía una novela a medias y otras el premio me quedaba<br />
muy lejos. Cuando terminé esta, vi que las fechas coincidían<br />
y entonces me dije: “Es hora. Vamos a intentarlo”<br />
22 23
Tema de tapa<br />
dos<br />
No es lo mismo literatura para jóvenes que jóvenes de la literatura.<br />
Estos últimos habitan las novelas como si estuviesen a<br />
punto de salirse de ellas. Rebeldes con o sin causa, desquiciados<br />
o extáticos, se pasean por las páginas con velocidad inusual. En<br />
crecimiento, tantean los bordes, se asoman a lo insondable, son<br />
quizá los personajes más atormentados y audaces de la ficción.<br />
Si intentamos seguir a uno de ellos, por ejemplo a Holden<br />
Caulfield, el protagonista de El guardián entre el centeno,<br />
de Salinger, enseguida nos preguntamos: ¿a dónde quiere<br />
llegar con su descontento? ¿Es enojo o desconcierto lo que lo<br />
aleja de sus amigos del colegio? ¿Las chicas lo provocan o lo<br />
desalientan? ¿La vida es una invitación o una condena?<br />
JUGUETONES<br />
Y RABIOSOS<br />
POR Silvia Hopenhayn<br />
Se trata de un joven que deambula en primera persona, exponiendo<br />
sus hartazgos, pero al mismo tiempo, acarreando sus<br />
penas como si fueran dudas: la muerte de su hermano, la del<br />
compañero, la estrechez de sus profesores, la sospecha de un<br />
abuso, la sensación de que “la gente nunca se da cuenta de<br />
nada”. No aguanta más lo que ha venido soportando y su juventud<br />
lo impulsa a “mandar todo al carajo”. Solo su hermana<br />
menor, Phoebe, lo retiene, le insufla vida. Esperanza para<br />
su vanidad desencajada. Por su hermana menor, Caulfileld<br />
es capaz de volver al mundo, de retractar su viaje de ida, de<br />
pactar un regreso. Su hermana es la niñez de la que tuvo que<br />
arrancarse; la añoranza pura, desmedida. Al verla en la cale-<br />
sita se pregunta por las vueltas de la vida, y los giros lo van sosegando.<br />
“De pronto me sentía feliz viendo a Phoebe girar y<br />
girar. Si quieren que les diga la verdad, me sentí tan contento<br />
que estuve a punto de gritar. No sé por qué… Solo porque<br />
estaba tan linda con abrigo azul dando vueltas y vueltas sin<br />
parar. ¡Cuánto me habría gustado que la hubieran visto así!”<br />
¿Qué hay en esa exclamación al final de la novela? ¿Un pedido<br />
de compasión o una despedida? ¿El amor por su hermana<br />
o el horror de la lejanía? En todo caso, establece una nueva<br />
cercanía: la del lector, puesto que el joven nos interpela<br />
desde el borde de su crisis: “¡Cuánto me habría gustado que<br />
la hubieran visto así!”. ¿Nosotros podríamos ver a su hermanita?<br />
¿Acaso piensa que en lo irreductible de su soledad<br />
tiene la compañía de… los lectores? El recurso de Salinger<br />
es novedoso; cuando el personaje ya no puede más consigo<br />
mismo, cuando su soledad lo expulsa de todo ámbito, le queda<br />
la página y su relación con quien sea a quien se dirija. Allí<br />
estamos los lectores para albergar a los jóvenes protagonistas<br />
de novelas juguetonas y rabiosas.<br />
Caulfield culmina su recorrido por la ciudad y fuera del colegio<br />
entregándonos su mensaje, quizá una de las frases más<br />
conmovedoras de la literatura del siglo XX: “No cuenten nunca<br />
nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier<br />
cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo”.<br />
Contar lo propio. Contar con el otro. Difícil equilibrio, pero<br />
sin duda posible.<br />
El otro, en este caso, es el lector. Por eso la primera persona<br />
es habitual en las novelas de aprendizaje. El impulso por<br />
contar es una búsqueda de alguien que reciba lo propio,<br />
incluso lo desconocido de uno mismo. La primera persona es<br />
un recurso que conlleva cierta súplica o al menos implica un<br />
mensaje dirigido.<br />
LECTURA Y LIBERTAD<br />
Son varios los personajes jóvenes que aparecen munidos<br />
de libros. Como si la lectura les proporcionara una libertad<br />
personal, los volviera singulares. El propio Holden Caulfield<br />
recibe excelentes calificaciones en literatura, mientras que<br />
reprueba casi todas las otras asignaturas. Hasta mantiene<br />
una relación idílica con ciertos autores, aquellos con los que<br />
se imagina compartiendo momentos de la vida. Extrae de la<br />
ficción compañeros de ruta.<br />
El joven Cosimo Piovasco, en cambio, se sustrae de la vida<br />
subiéndose a los árboles. Es el protagonista de la novela de<br />
Italo Calvino, El barón rampante. Encaramado a una encina<br />
del parque de su casa paterna, decidido a no bajarse nunca,<br />
se lleva unos cuantos libros para entender el mundo. Lo vemos<br />
en el capítulo XIII, cómodamente sentado en una rama: “La<br />
actitud habitual en que se lo encontraba ahora era con un libro<br />
abierto en la mano, sentado a horcajadas de una rama cómoda,<br />
o bien apoyado en una horqueta como en un pupitre escolar”.<br />
Los libros son escudos, resguardos, barandas. Podríamos pensar<br />
que la ficción es un antídoto de la realidad. Y en las novelas<br />
donde los personajes se refugian en la lectura, la vuelta es<br />
doble: se defienden de la realidad con los libros, realidad que<br />
forma parte de la ficción que nosotros estamos leyendo.<br />
En la Argentina, uno de los jóvenes iracundos de la literatura<br />
es Silvio Astier, protagonista de El juguete rabioso, de<br />
Roberto Arlt. Su incómodo ambiente familiar lo expulsa<br />
a la calle. Buscando una horma para calzar su vida, da con<br />
los libros nada menos que en una zapatería: “Cuando tenía<br />
catorce años me inició en los deleites y afanes de la literatura<br />
bandoleresca un viejo zapatero andaluz que tenía su comercio<br />
de remendón junto a una ferretería de fachada verde y<br />
blanca, en el zaguán de una casa antigua…”.<br />
La iniciación en la literatura es un permiso para vivir en otra<br />
parte o de otra manera. Tanto El guardián entre el centeno<br />
como El barón rampante o El juguete rabioso, son novelas de<br />
iniciación, es decir, sus protagonistas se inician en la vida con<br />
libros. Caulfield, Piovasco o Astier rehúyen de su entorno,<br />
acodados en la ficción.<br />
La realidad no tiene sentido, la lectura se lo asigna.<br />
El “efecto de ficción” –como lo llama Ricardo Piglia en<br />
Las tres vanguardias, refiriéndose a Saer, Walsh y Puig–,<br />
otorga a los personajes (por lo general, jóvenes) un ansia de<br />
realidad distinta.<br />
En esta misma línea, la protagonista del cuento de Clarice<br />
Lispector, “Felicidad clandestina”, también se aboca a la<br />
lectura. Pero no como trinchera o guarida de una realidad<br />
que la atormenta. El libro, en su caso, prefigura… ¡el amor!<br />
Es un objeto de deseo. Su joven protagonista lo dice así: “Era<br />
un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir<br />
con él”. La niña-mujer desea el libro y la tardanza en su obtención<br />
(por egoísmo de una de sus compañeras) le provoca<br />
una ansiedad nueva, ya que una vez poseedora del libraco,<br />
prefiere demorar su lectura, como si supiese que el libro de<br />
todas maneras siempre la estará esperando.<br />
Lispector describe esta escena con entrañable sutileza: “Al<br />
llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no tenía el libro,<br />
únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas<br />
más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo,<br />
me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún, yendo a comer<br />
pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado<br />
el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes”.<br />
Este regodeo, tan distinto al de los personajes varones,<br />
responde sin embargo a la misma iniciación: la lectura. Como<br />
si la ficción permitiese forjar una identidad propia, menos establecida<br />
por el entorno. En el caso de Clarice, es un pasaje<br />
secreto a un hallazgo personal, ya que el relato culmina con la<br />
transformación del libro en un amante: “A veces me sentaba<br />
en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo,<br />
sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña<br />
con un libro: era una mujer con su amante”.<br />
Son jóvenes que a diferencia de Emma Bovary, no pretenden<br />
hallar en la vida lo que han descubierto leyendo, sino que<br />
leyendo se libran de lo que han hallado en la vida…<br />
24<br />
25
Entrevista<br />
dos<br />
FUERA<br />
DE CONTROL<br />
JUAN JOSÉ BECERRA lo hizo otra vez. Luego de su monumental obra, El espectáculo del tiempo,<br />
el escritor de Junín acaba de publicar El artista más grande del mundo, otra novela genial en la que<br />
el arte y la literatura funcionan como telón de fondo para que Alejandro Del Valle nos cuente la<br />
historia de Esteban Krause, un extravagante escultor que tiene al público rendido a sus pies<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
–Alejandro Del Valle, el narrador de El artista…, dice que<br />
le dan pena los escritores que anotan en su bitácora el<br />
futuro de sus personajes. En su caso, ¿cómo es el proceso<br />
de escritura? Hace unos días encontré una especie de documento<br />
muy vergonzoso para mí, que es una bitácora de mi novela<br />
Atlántida. Esta bitácora es un texto de tres o cuatro páginas en<br />
el que se describía cada capítulo con un nivel de detalle aterrorizante.<br />
Después, comparando la bitácora con el libro que hice,<br />
me di cuenta de que no tenía nada ver entre sí. Algunas cosas,<br />
por supuesto sí; pero muchas otras, no. Ahí entendí que no me<br />
llevo bien con el control, a pesar de que mis primeros tres libros<br />
fueron muy controlados. La experiencia del “cómo sigo”, que<br />
puede generar angustia en muchos escritores, hoy ya no la siento<br />
porque lo que me interesa es cualquier cosa menos el resultado.<br />
Por lo tanto, prefiero que lo que vaya a hacer, mientras escribo,<br />
esté fuera de control. Además, el control no garantiza nada en<br />
la literatura, no garantiza el placer de escribir ni la eficacia del<br />
libro, si es que uno quisiera tener ese objetivo, que no es el mío.<br />
–Del Valle dice que “el control de calidad va a terminar<br />
matando a la literatura”. ¿Piensa que cada vez se pone<br />
más atención en el cómo y menos en el qué se dice?<br />
En mi caso, después de tantos años de escribir, empiezo a<br />
tener algunas pistas muy volátiles sobre lo que hago. Me da<br />
la sensación de que el concepto de calidad en la literatura es<br />
un malentendido y, por otro lado, es un concepto con el que<br />
se llevan muy bien los patrones culturales de la industria del<br />
libro. La idea de escribir bien, de tener una obra que tenga<br />
buena terminación, para mí son asuntos que tienen más que<br />
ver con industrias no artísticas. Por ejemplo, un auto sí tiene<br />
que estar bien terminado. En cambio, la literatura es un fenómeno<br />
monstruoso. La idea de la forma, si va atada a una idea<br />
de forma geométrica, no me interesa. Me interesa la forma en<br />
el sentido más bien de circulación de flujos, de descontrol e<br />
imprevistos, con los que uno se tiene que enfrentar mientras<br />
escribe y que ponen al escritor en la situación de reprimir esos<br />
flujos –esas manifestaciones explosivas tan íntimas– o de dejarlos<br />
correr. Yo prefiero que la literatura se parezca a una especie<br />
de fluido y que tenga todas las ramificaciones posibles, que los<br />
ríos donde curse se desborden y aneguen zonas inmediatas.<br />
–A Del Valle se lo ve muy enojado con todo, sobre todo<br />
por su imposibilidad de escribir y por su decepción<br />
con respecto al mundo del arte y la literatura. Cuando<br />
escribió la novela, ¿cuánto de ese enojo había en usted?<br />
No, yo no estaba enojado. Me parece que la literatura es la<br />
disciplina natural del perdedor, que uno escribe en primer<br />
lugar porque hay una fuerza que te lleva a descartar el éxito<br />
como programa vital. Lo digo no en términos de éxito y fracaso<br />
comercial o monetario, sino en términos de éxito o fracaso<br />
formal, porque uno nunca encuentra la forma que quiere.<br />
Ahí, desde el punto de vista artístico, hay una impotencia que<br />
se empieza a manifestar a medida que vas escribiendo. Ese<br />
presentimiento cada vez se consolida más, cada vez sos más<br />
consciente de que no podés hacer lo que querés. Ese pensamiento<br />
de zozobra y de fracaso artístico puede generar algún<br />
tipo de rencor en un personaje mío, pero no en mí. Yo tengo<br />
muy claro lo que es la literatura; no le quiero sacar nada y no<br />
busco ningún tipo de reciprocidad. Si puedo tener algún tipo<br />
de compensación, tampoco soy un masoquista, la acepto. Por<br />
otra parte, el rencor que aparece en el personaje se puede<br />
justificar. No estaría mal que la literatura sea una disciplina<br />
que en términos abstractos sienta rencor por otras disciplinas<br />
que la propia literatura considera menores. Del Valle, en algún<br />
momento del libro tiene la hipótesis de que la literatura es un<br />
arte superior y yo estoy de acuerdo con eso.<br />
–Del Valle también dice que es la menos esnob de todas,<br />
¿con eso también está de acuerdo? Si la literatura es la hermana<br />
pobre de las disciplinas artísticas, su índice de esnobismo<br />
es menor que el del arte contemporáneo, porque los triunfos<br />
en el arte contemporáneo son siderales.<br />
–¿Y piensa que la literatura puede dejar de ser la<br />
hermana pobre? No, yo creo que este es el destino de la<br />
literatura y hay que bancársela. Además, me parece bien la<br />
posición de la literatura en la cultura. Es una especie de reflejo<br />
luminoso en un rincón oscuro y ahí está, manteniéndose, replegándose<br />
cada vez más, porque el libro presiona sobre la literatura,<br />
la empuja hacia afuera, pero la literatura sigue como en<br />
un borde, en una zona fronteriza, pero con una posición muy<br />
firme, que por otro lado es la posición en la que estuvo toda la<br />
vida. Es un discurso menor, manierista, retobado, resistente,<br />
como de guapo que se pelea solo en el barro contra todos. Esa<br />
posición teatral de la literatura, me parece que está bien, porque<br />
al mismo tiempo, nunca deja de haber personas interesadas<br />
en ella y ese interés que despierta, siempre es muy intenso,<br />
y no sé si te lo da otra disciplina. Por lo tanto, estamos bien<br />
en el ostracismo, pero sin llorar. En un rincón, sin molestar a<br />
nadie, pero mientras tanto, observo, soy una máquina de mirar.<br />
Ese es el temor que podría despertar en la cultura la literatura,<br />
que es un dispositivo colectivo que sabe extraer sentido.<br />
–Está claro que en usted no existe el resentimiento que<br />
tiene Del Valle, pero en el mundo de la literatura, ¿sí<br />
lo ve? A mí no me gusta ver la desesperación del escritor<br />
porque el reconocimiento que espera para sí no llega. Esa<br />
situación me parece tristísima. No entiendo por qué si la<br />
onda era obtener el reconocimiento a toda costa, esa persona<br />
se metió con la literatura, que es el camino menos regio para<br />
llegar a ese tipo de resultados.<br />
–En su caso, ¿siente que hubo un cambio a partir de que<br />
publicó El espectáculo del tiempo? Es muy posible.<br />
–¿Y en qué nota ese cambio? Me cruzo con muchas más<br />
personas que han leído ese libro que con otras que leyeron<br />
mis libros anteriores. De cualquier manera, como creo que la<br />
literatura es una aristocracia basada en la paciencia, no recibo<br />
golpes de efecto del exterior sobre mí. Primero, porque mi<br />
escala es muy pequeña; después, porque mi primera foto en<br />
un suplemento cultural habrá salido cuando ya tenía cuarenta<br />
años y el primer libro que desde la industria del libro funcionó,<br />
lo publiqué casi a los cincuenta. Por lo tanto, son hitos que van<br />
sucediendo en espacios de tiempo muy amplios.<br />
–Dijo que la literatura es una aristocracia basada en la<br />
paciencia. Beatriz Sarlo, en el coloquio sobre Saer, dijo<br />
que el autor de Cicatrices fue un hijo de inmigrantes<br />
que supo esperar. Sí, eso que dijo Beatriz fue buenísimo.<br />
Lo que ella contó ese día es cómo le costaba publicar, cómo le<br />
rebotaban las novelas. Cuando lo publicaban y le hacían reseñas,<br />
nadie entendía muy bien qué es lo que estaba haciendo,<br />
pero él seguía imperturbable. Los escritores imperturbables<br />
son los que más me gustan.<br />
–¿Cree que se aprende a esperar? Lo que pasa es que todo<br />
lo que se pueda esperar de la literatura propia es algo que se<br />
espera del exterior. Promover una estructura de dependencia,<br />
con algún tipo de resultado externo, es demencial, te puede<br />
arrastrar a la depresión. Aparte lo único que uno hace es escribir,<br />
y escribir es una operación que se puede hacer de manera<br />
totalmente autónoma, sin necesitar siquiera un editor o un<br />
lector. Lo que pasa es que, en la cadena de valor de la literatura,<br />
la secuencia, desde el punto de vista mítico, llega muy lejos,<br />
hasta el Premio Nobel y el enriquecimiento, pero en realidad<br />
el núcleo de todo ese fenómeno es una situación muy barata:<br />
un hombre escribiendo solo en su casa. Eso es un escritor, esa<br />
es su figura dramática; las otras figuras, que son secundarias y<br />
posteriores, incluso el libro, la posición que el escritor pueda<br />
ocupar en su universo, la agitación de su código bancario único<br />
por las regalías que pueda cobrar, para mí es todo un mundo<br />
que no tiene nada que ver con la literatura.<br />
26 27
–La máquina a la cual le dicta Del Valle, ¿sería el sueño<br />
de todo escritor o hay algo del proceso físico que igual se<br />
extrañaría a la hora de escribir? En realidad creo que escribir<br />
es una tarea proletaria. Hay que luchar contra el prestigio<br />
del libro, que es un prestigio que habría que revisar. Porque si<br />
uno saca la cuenta de la masa crítica de libros que circulan en<br />
las librerías, todo eso es un poco vergonzante. El fondo editorial<br />
de las librerías hoy tiene poca literatura. Sin embargo, sigue<br />
persistiendo el prestigio del libro, con lo cual también sigue<br />
persistiendo el prestigio de la escritura. La mayoría de los libros<br />
industriales de personajes públicos son conversaciones grabadas<br />
y editadas para emprolijar el ruido que pueda haber en una conversación<br />
entre dos personas. No entiendo por qué hablar tiene<br />
menos prestigio que escribir. A mí no me disgusta el vértigo de<br />
una literatura que no tenga derecho a la enmienda, en donde el<br />
error quede como incrustado en el texto, como el habla, sin posibilidad<br />
de repliegue. El hecho de corregir tiene que ver con la<br />
experiencia de esconder. A uno no le gusta cuando corrige un libro<br />
que se vean las hilachas, que se hagan públicas las infracciones,<br />
que los errores que se multiplican en la mirada del lector<br />
no puedan ser erradicados. Esas trampas que uno resuelve en el<br />
nivel de la corrección, en el control de calidad, tiene que ver un<br />
poco con la vergüenza de uno que queda en el libro.<br />
–Se habla siempre del futuro de los medios, del periodismo;<br />
pero del futuro de la literatura no se habla tanto,<br />
¿cómo imagina el futuro de la literatura? Yo creo que es<br />
una de las manifestaciones artísticas más estables. Nunca fue<br />
dominante y tampoco nunca cedió a la presión de los discursos<br />
dominantes; la veo como una especie de centro de gravedad invisible<br />
para muchas personas que dependen de que la literatura<br />
exista. No hay que preocuparse por el futuro de la literatura,<br />
creo que tenemos que preocuparnos más por el futuro del<br />
planeta. La literatura tiene la resistencia de los insectos posnucleares,<br />
no hay posibilidad de destruirla porque se adapta a<br />
cualquier lugar, incluso a la escala nula, no está en ningún lado<br />
de la esfera pública. Es una presencia amenazante, casi clandestina,<br />
pero que todos los lectores de literatura saben localizar.<br />
–“Ya estamos grandes para creer en la ficción”, dice<br />
Del Valle en un pasaje del libro. ¿Piensa que el camino<br />
lógico que termina haciendo todo lector es alejarse de la<br />
ficción? A mí me gusta mucho cuando Henri Bergson habla<br />
de la relación con los objetos y dice que uno de los objetos ve<br />
lo que quiere o lo que le interesa. Y lo que ve en realidad es<br />
una ilusión, que no tiene remedio, excepto por el lado de la<br />
intuición. Es decir, que uno intuya que esa relación que uno<br />
tiene con los objetos es una relación ilusoria. Uno se relaciona<br />
con las cosas de manera más o menos fanática o sentimental.<br />
Yo hago un recorte sobre cualquier objeto, creo una ilusión<br />
acerca de ese objeto, lo único que puede detenerme es la<br />
intuición de que algo está fallando en mi percepción. Pero<br />
nadie se pone a pensar en las fallas de la percepción, uno da<br />
las percepciones propias como objetivas, como testimonio de<br />
que el mundo funciona como lo sentimos. La literatura en la<br />
ficción funciona un poco así, no es ajena a ese régimen. Por<br />
eso, cuando uno lee literatura cree que lo que está leyendo es<br />
un fenómeno que bien podría estar sucediendo en la realidad,<br />
porque hay una fe depositada ahí, y hay una ilusión que se<br />
agita delante nuestro, en la cual nosotros creemos. Pero sería<br />
bueno tener también la experiencia contraria, de decir ser<br />
consciente del artificio al que uno se entrega, pero eso creo<br />
que para un lector es prácticamente imposible. La facultad de<br />
encantamiento que tiene la ficción genera un triunfo seguro de<br />
la literatura sobre los lectores.<br />
–En el libro se burla un poco del arte contemporáneo.<br />
¿Hay puntos de contacto con el mundo de la literatura?<br />
Yo creo que para Del Valle, Krause es un genio, un artista<br />
contemporáneo. Pero como todo genio, es medio pelotudo,<br />
porque al entregarse a su don hay funciones que se le anulan.<br />
La moneda del genio tiene el reverso de la imbecilidad; no sé<br />
si hay genios inteligentes. El genio, al mismo tiempo, es como<br />
una catástrofe para el que padece la genialidad.<br />
–¿Es más importante cómo mostrar la obra que la obra<br />
en sí? ¿Piensa que en la construcción de la imagen del<br />
escritor también está eso? ¿Para hacer circular la obra<br />
termina pesando más la imagen del escritor que la propia<br />
obra? No sé, yo creo que en muchos escritores hay deseo<br />
de imagen y de una administración publicitaria de esa imagen.<br />
Hay algunos con más pudor y otros con menos, pero es una<br />
especie de actividad sucedánea. A mí esa parte me tiene sin cuidado,<br />
pero me preocupa más la parte formal: el cómo es el qué,<br />
no es el qué contra el cómo. Es todo cómo. El qué de un libro<br />
es un accidente, que puede ser sustituido por otro. El cómo es<br />
el aspecto serio del arte literario, si no todo sería una sucesión<br />
de qués y uno se volvería una especie de monografista.<br />
–¿Y si tiene un único qué? Entonces te convertirías en un<br />
escritor de una sola flor, como dice Daniel Guebel. El cómo<br />
es lo único y la figura es algo que uno puede hacer mucho por<br />
sustraerse o mucho por lo contrario. Eso me parece que va en<br />
gustos y tiene que ver con el estado de la fobia de cada escritor.<br />
También hay que sostener un drama de figura de escritor, lo<br />
que termina teniendo un costo. Para el escritor siempre es<br />
mejor estar encerrado en su casa<br />
28
Entrevista<br />
tres<br />
“Si hay un mago<br />
convincente,<br />
la magia funciona”<br />
CLAUDIA PIÑEIRO acaba de publicar Las maldiciones (Alfaguara) y, una vez más, escribe<br />
un thriller local atrapante donde la política y sus juegos de poder son el eje central de la novela<br />
POR Pablo Bassi<br />
Sobre Román Sabaté, protagonista de la última novela de<br />
Claudia Piñeiro, pesa una maldición que su amigo Sebastián<br />
Petit explica así: “Ni te importa lo que uno parezca por<br />
fuera, vos ves más allá, donde otros no pueden. Te metés<br />
debajo de esas capas que nos ponemos para protegernos y<br />
sabés cómo somos de verdad. Nos ves ahí, donde ni nosotros<br />
mismos nos podemos ver”.<br />
Desde el principio, ambos se aventuran en una historia atravesada<br />
por la maldición de Alsina, aquella por la que ningún<br />
gobernador bonaerense llegará a ser presidente mediante el<br />
voto popular. La culpable parece haber sido una bruja de la localidad<br />
de Tolosa, que en 1882 maldijo a la ciudad de La Plata,<br />
al momento de su fundación.<br />
Según la versión conspirativa, la tolosana fue contratada por el<br />
presidente Julio Roca para evitar que Dardo Rocha alcanzara<br />
la presidencia. Al conquistador del desierto le convenía que<br />
el presidenciable fuese su cuñado Juárez Celman y lo logró.<br />
Pero este murió y con su cuerpo nacería una nueva maldición:<br />
la de los gobernadores cordobeses. Desde entonces, ninguno<br />
pudo finalizar su mandato como presidente de la República.<br />
“La novela trabaja sobre la magia y el hechicero de Levy<br />
Strauss en Antropología estructural: si hay un mago que<br />
convence a su comunidad de que la magia funciona, la magia<br />
va a funcionar. En la política hay algo de eso. Si le decimos a la<br />
gente que crea en tal cosa, a lo mejor vota en tal sentido”, nos<br />
dice Piñeiro, autora de Las maldiciones, editado recientemente<br />
por Alfaguara.<br />
Son muchos los elementos de la realidad que engranan como<br />
eslabones en la cadena de la ficción. Algo así como ocurre en<br />
House of Cards, la serie de Netflix. Underwood es presidente<br />
y nada en un caudal de actualidad, sin mencionarse a<br />
Barack Obama o a Donald Trump.<br />
Se describe así a un tal Arturo Sylvestre, asesor de comunicación<br />
de Pragma, el partido político liderado por Fernando Rovira en<br />
que trabaja Román y Sebastián Petit. Sylvestre les sugiere adoptar,<br />
en el discurso público, sustantivos abstractos, vestirse de una<br />
forma determinada, elegir ensalada de quinoa en vez de papas<br />
fritas o contratar a un maestro tibetano. Es inevitable su asociación<br />
con Jaime Durán Barba: inventa estadísticas y pronuncia<br />
frases rotundas y falsas, aunque sobrevaloradas en focus groups.<br />
“La vinculación que el lector puede hacer de Sylvestre con<br />
Durán Barba es porque no conoce a los otros Durán Barba<br />
de la política. Lo que dijo Daniel Scioli, luego de su último<br />
escándalo personal, pareciera haber sido escrito por el asesor<br />
de Rovira”, insinúa la escritora.<br />
Hay un término muy de moda: la posverdad. Refiere a que es<br />
más importante lo que parece verdad a la verdad en sí misma.<br />
Y en este sentido, para Claudia Piñeiro no hay nada más verdadero<br />
que una novela. El lector sabe de antemano que frente<br />
a él hay una ficción, mientras que cualquier discurso que se<br />
apropia de la verdad es pasible de ser cuestionado.<br />
“Me gustó la idea de mezclar en la novela la ficción literaria<br />
con el discurso político, del que no sabemos cuánto tiene de<br />
verdad y cuánto de mentira. Por eso hay dos entrevistas a<br />
31
Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde, como referentes<br />
de los partidos más tradicionales de la provincia de Buenos<br />
Aires. Se las hice yo, pero en el libro aparecen como que las<br />
realizó una periodista, la “China” Sureda. Les dije que serían<br />
parte de una novela y ellos respondieron de verdad qué opinan<br />
sobre la maldición de Alsina y la división de la provincia de<br />
Buenos Aires”, revela.<br />
Crear dos nuevas provincias a partir de la división del territorio<br />
bonaerense es idea de Sylvestre. Sería la garantía de que<br />
Rovira pudiese sortear dicha maldición y gobernar el norte<br />
de mayor peso político y económico, que propone denominar<br />
Vallimanca, nada ajeno a la propuesta de Lucas Llach y recogida<br />
por el radical Ernesto Sanz en la interna presidencial<br />
de Cambiemos en 2015, ni a la del camporista José Ottavis<br />
durante su mandato como legislador bonaerense.<br />
“El poder tiene una soledad y falta de certeza sobre el futuro<br />
tan angustiantes, que personajes como Sylvestre tienen fácil<br />
entrada”, vuelve sobre el tema. “Ahora hay nombres cool: equilibradores<br />
de energía, practicantes de new age. Pero siempre<br />
existieron: José López Rega, por ejemplo”.<br />
Claudia Piñeiro nos recibe en el departamento que comparte<br />
con su pareja frente al Botánico. En las repisas de la biblioteca<br />
y sobre una mesa ratona hay fotos suyas.<br />
“En política es una tendencia en todo el mundo: tanto<br />
Emmanuel Macrón –más a la izquierda– como Trump –más<br />
a la derecha– son construcciones que no vienen de estructuras<br />
tradicionales, con ideologías, sino detrás de otro éxito”, insiste.<br />
–Supongo que el hombre de la foto algo tiene que ver…<br />
Bueno, mi pareja es político y me habla de su trabajo, que<br />
tiene que ver con la política. Uno conoce las miserias, las traiciones,<br />
las lealtades, las amistades.<br />
–El jefe de la periodista Sureda, su personaje, le<br />
aconseja escribir historias necesarias. ¿Usted hace lo<br />
mismo? Las viudas de los jueves fue un éxito –vendió más de<br />
quinientos mil ejemplares– porque fue premio Clarín, porque<br />
José Saramago era jurado, porque María Marta García<br />
Belsunce había muerto semanas antes de ser publicada, pero<br />
algunos me dijeron que esa novela venía a contar algo que la<br />
gente quería que le contaran. Hasta entonces, quince años<br />
atrás, no todas las personas conocían a alguien que viviera en<br />
un barrio privado. Aquella historia vino a correr un velo. Se la<br />
llama literatura urgente y a veces tiene un envejecimiento más<br />
rápido. Antonio Tabbucchi, en Autobiografías ajenas, dice<br />
que son temas que están dando vueltas en el aire y el escritor<br />
logra captarlos y bajarlos en palabras.<br />
–Es una constante en sus novelas radiografiar la idiosincrasia<br />
de los sectores medio-altos y altos. ¿Por qué?<br />
Como dice Patricia Highsmith en su ensayo El suspenso,<br />
uno escribe mejor de lo que conoce; le es más verdadero. No<br />
me siento identificada con mis personajes, pero los veo moverse,<br />
les conozco el revés, la ropa interior. En Elena sabe escribo<br />
sobre alguien con párkinson. Una persona puede estudiar a<br />
otra con párkinson, pero hay detalles en profundidad de la protagonista<br />
que solo puede saber alguien que convivió con ella.<br />
Yo lo hice con mi mamá durante los últimos años de su vida.<br />
–A partir de su anterior novela, Una suerte pequeña,<br />
pareciera abordar un nuevo tópico: actos minúsculos<br />
que pueden modificar la vida de una persona. ¿Hay una<br />
discontinuidad de la saga de policial en su obra? Creo<br />
que el tópico al que hacés referencia siempre estuvo en novelas<br />
anteriores, aunque tapado por otros temas. En estas dos<br />
últimas son el núcleo de las historias. Por otro lado, mi único<br />
policial clásico en realidad fue Betibú. El resto fueron novelas<br />
en las que el policial se metió en el transcurso de la escritura.<br />
Novelas de personajes en las que se metía la muerte, el<br />
enigma y la búsqueda de la verdad, como en Elena sabe o Las<br />
viudas de los jueves. Sucede que el policial mismo amplió sus<br />
límites. Los dos últimos ganadores del Premio de Gijón, el más<br />
importante de novela negra, fueron Carlos Zanón con Yo fui<br />
Johnny Thunders y Marcelo Luján con Subsuelo. Ambos no<br />
son policiales clásicos, pero en ellos están presentes la violencia,<br />
el enigma, lo negro, lo duro de vivir en una ciudad...<br />
Si en las anteriores novelas la imagen que motivó a Claudia<br />
Piñeiro a escribirlas está al principio, en Las maldiciones ronda<br />
la mitad de la trama. Se trata de una conversación entre Fernando<br />
Rovira y Román Sabaté en una playa atlántica, en la que<br />
uno le exige al otro un sacrificio. Emerge entonces otro tópico<br />
que fluye a través de las páginas: el de las relaciones desiguales,<br />
que un personaje transeúnte alegoriza en la dialéctica hegeliana<br />
del amo y el esclavo.<br />
Las maldiciones también aborda una muerte enigmática, la<br />
paternidad y la masonería. Varias líneas detallan los símbolos<br />
de la logia presentes en la ciudad de La Plata. Su diseñador,<br />
Pedro Benoit, fue un masón que ganó la medalla dorada a<br />
la ciudad del futuro en 1889, cuando en París se festejaba el<br />
centenario de la revolución.<br />
Y recurre a la juventud, como en gran parte de su obra. Son<br />
chicos quienes develan la verdad en Las viudas de los jueves,<br />
en Las grietas de Jara y en Tuya. “En esta novela se insinúa<br />
que hay una esperanza a partir de ese niño, Joaquín. La sensación<br />
de que nos irá mejor, de que esta generación de infantes<br />
pueda cambiar las cosas. No en cinco años, cuando Rovira<br />
quizás sea presidente. Sino más adelante”.<br />
–¿Está convencida? Estoy esperanzada<br />
32
Entrevista<br />
cuatro<br />
MARIO ORTIZ,<br />
un amigo de<br />
la casa<br />
Sus Cuadernos de Lengua y Literatura (Eterna Cadencia)<br />
son un extraño y bello acontecimiento literario<br />
POR Mónica Tracey<br />
Estos cuadernos que el escritor de Bahía Blanca comenzó a<br />
publicar en el año 2000 como poesía y que ahora que van por<br />
el volumen X, recién editado por Eterna Cadencia, siguen<br />
siendo poesía, iluminada de narrativa, de ensayo, no llegan al<br />
lector como un experimento que pone en crisis los géneros,<br />
sino como una expansión de la palabra que toca las cosas, el<br />
pensamiento, las emociones, tejiendo nuevas tramas, otros<br />
caminos. Y en sus libros, como en sus respuestas, este erudito<br />
profesor de Literatura da clases de acercamiento al lenguaje<br />
desde el lugar de un chico que juega con las letras y comparte<br />
el armado de su precioso rompecabezas.<br />
–En sus textos hay materiales de observación directa<br />
y de textos literarios, filosóficos, históricos. ¿Cómo es<br />
como lector? En tanto trabajador de la educación, estoy<br />
obligado a tener una serie de lecturas más ordenadas y<br />
sistemáticas. Esta sería una dimensión pública y laboral. Sin<br />
embargo, en forma privada, creo que soy bastante más errático<br />
e indisciplinado. Por otra parte en nuestras sociedades mediatizadas<br />
y atravesadas por lenguajes de todo tipo, verbales,<br />
visuales, gestuales, la lectura necesariamente debe ampliarse<br />
y no quedar reducida exclusivamente al libro. Entonces, por<br />
una suerte de paradoja, la metáfora medieval del Gran Libro<br />
de la Naturaleza escrito por Dios se desplaza y cobra una actualidad<br />
plena: la ciudad moderna se nos aparece diariamente<br />
como un gran texto abierto escrito por la sociedad. No hay<br />
divorcio entre lo literario y lo extraliterario, sino más bien un<br />
tramado de relaciones variables y complejas. Y de todo eso se<br />
nutre la poesía: lecturas sistemáticas y azarosas, profesionales<br />
y lúdicas, teoría literaria y afiches, imágenes que bordean el<br />
hermetismo y portales de noticias.<br />
–En su último libro trabaja con la narrativa, la poesía,<br />
hasta la didáctica, diría. Por momentos parece un texto<br />
escrito por un niño para leer con ojos de niño. ¿Cómo<br />
imagina a su lector? Me gusta mucho y me enorgullece esa<br />
vinculación con el mundo y la perspectiva infantil. No recuerdo<br />
si alguien me la había planteado alguna vez. La vuelta<br />
a la infancia tiene que ver con la nostalgia, pero también –y<br />
esto es lo más importante– con el ejercicio deliberado de un<br />
desaprendizaje de lo que, se supone, ya conocido para volver a<br />
conocerlo; acercarse a lo cotidiano con una mirada extrañada,<br />
sorprendida, “inocente” dicho con varias comillas. Además, los<br />
niños arman juguetes y desarman cosas para ver qué tienen<br />
adentro. ¿Qué otra cosa hacemos con los textos? Sé que se me<br />
ha leído en algunos ámbitos académicos, cosa que me llena de<br />
orgullo, no menos que la llamada de Teke, un señor que tiene<br />
un puesto ambulante de panchos en el centro de Bahía, para<br />
expresar el gusto que experimentó al leer un fragmento de mi<br />
libro que le había acercado una profesora de adultos.<br />
Imagino al lector como alguien con quien compartir, un<br />
compañero. Creo que la docencia me ayuda mucho en esta<br />
perspectiva. Por último, y ya que hablábamos de la infancia:<br />
en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX hubo un<br />
grupo de escritores que llamaron “the fireside poets” –“los poetas<br />
junto al fuego del hogar”, como Thoreau, Longfellow,<br />
Oliver Wendell Holmes, etc–. Poetas hogareños suena<br />
como algo absolutamente ñoño, pacato, luego de la potencia<br />
revulsiva e iluminadora de Burroughs, Ginsberg o Pound,<br />
para solo quedarnos en el ámbito estadounidense. Y sin embargo<br />
creo que buena parte de lo que he escrito últimamente podría<br />
ser leído en el hogar. Y esa perspectiva también me gusta,<br />
sobre todo en el sentido en que Heidegger llamó al escritor<br />
Johann Peter Hebel un Hausfreunds, un amigo de la casa.<br />
–También aparecen dudas, cierta preocupación por la<br />
crítica, “el temor a que me acusen de reiterativo”. Y a<br />
la vez, dice que es necesario el riesgo. ¿Cómo vive esa<br />
tensión? Más que tensión, es una angustia permanente. Eso<br />
que expresé en la frase que citás no es un recurso ficcional<br />
o una impostura para lograr la captatio benevolentiae, sino<br />
algo que pensé seriamente. Uno se arma una máquina de<br />
escritura con piezas de reciclaje de otras máquinas y ve que<br />
funciona, que se obtuvieron algunos buenos resultados. La<br />
cuestión es detectar en qué momento el artefacto arroja<br />
productos estandarizados. Allí es cuando hay que sabotearla<br />
y tratar de armar otra o, si eventualmente fuese necesario,<br />
dejar de publicar.<br />
–Hay escritores que son guía de lecturas, ¿se ubicaría<br />
entre ellos? Acaso por las lecturas que me marcaron<br />
o por el hecho de dar clases, tengo cierta tendencia no sé<br />
si al didactismo, cosa que por cierto no me avergonzaría en<br />
lo más mínimo, pero sí a explicitar ciertos presupuestos de<br />
escritura, a generar condiciones de hospitalidad para el lector<br />
y a exhibir los propios mecanismos de construcción para que<br />
eventualmente quiera repetir el procedimiento si lo desea.<br />
Nada me enorgullecería más que mis textos sirvieran para<br />
algo, para cambiar al menos un poquitito la mirada de quien<br />
lee o a generar algo en él. Pero el rol de guía supone ubicarse<br />
en una posición de muchísima altura que me excede y marea.<br />
Por cierto que, tanto en las clases, en los cuadernos que escribo<br />
o en las charlas y talleres a los que me invitan uno puede<br />
sugerir, dar orientaciones sobre la lectura de otros autores.<br />
Eso me hace sentir útil, hay una verdadera función social<br />
ahí. Socializar los medios de producción literaria. Pero luego<br />
de eso, cada uno debe abrir su personal camino, incluso en<br />
contra de quien se ponga en maestro.<br />
–En el mate de madera y aluminio, el Santo Grial; en<br />
un yuyito, una revelación, la escritura, la propia existencia.<br />
¿Cómo funcionan en usted estas operaciones?<br />
Podría contestarte con el conocidísimo poema de William<br />
Blake: “Para ver el Mundo en un Grano de Arena / Y el<br />
Cielo en una Flor Silvestre: / Abarca el infinito en la palma de<br />
tu mano / Y la Eternidad en una hora”.<br />
35
Me atrevería a decir, ya que mencionamos a los románticos,<br />
que se trata de un viejo principio: dar cuenta de las relaciones<br />
antes no percibidas de las cosas. En otro cuaderno hablé<br />
de funciones en sentido matemático: un objeto o fenómeno<br />
entra en dependencia funcional con otro elemento y el texto<br />
toma cuerpo en tanto proyección de esa función.<br />
También, si lo vemos desde un punto de vista personal y en<br />
la cocina de la escritura, esos yuyitos, el mate o un pedazo<br />
de pared o de chapa son los pretextos que desencadenan la<br />
escritura y permiten una vida nueva. Necesito esas pequeñas<br />
cositas de la vida cotidiana que están a mano como motores<br />
para disparar imágenes, para recostarme en ellas como<br />
alguien que tiene dificultades para caminar y se apoya en un<br />
bastón. Nada nuevo, después de todo, son dos pedazos de<br />
cristal como aparatitos mágicos los que a cada instante me<br />
entregan las imágenes del mundo y subsanan un poquito una<br />
miopía interesante.<br />
–El origen de las palabras y su recorrido, la relación de<br />
las palabras y las cosas, son elementos muy presentes<br />
en sus libros. ¿Es algo que llegó desde ciertas lecturas<br />
o empezó a funcionar desde una necesidad propia de<br />
comprensión, desde un extrañamiento? Todavía recuerdo<br />
como si fuese hoy una serie de conferencias a las que asistí<br />
con mi gran amigo Luis Sagasti. Allí tomamos contacto por<br />
primera vez con el pensamiento de Foucault, Las palabras<br />
y las cosas y el giro lingüístico. Posteriormente, fue determinante<br />
la lectura del que acaso pueda considerarse como uno<br />
de los mejores ensayos sobre Borges: El laberinto del universo.<br />
Borges y el pensamiento nominalista de Jaime Rest.<br />
Problemas tales como el límite de lo pensable y lo decible,<br />
el lenguaje como modelizador del mundo, su capacidad o<br />
incapacidad para conocer y dar cuenta de lo real, constituyen<br />
preocupaciones de primer orden sobre todo en la ecología<br />
cultural de la modernidad tardía atravesada por signos. Pero<br />
no me interesa abordar estas cuestiones en forma abstracta<br />
sino, podríamos decir, “encarnada” en la praxis social, en lo<br />
que, nuevamente, está ahí, a la mano, en el modo en que<br />
usamos las palabras o en que ellas nos hablan. Cada palabra,<br />
cada combinación de palabras devienen entonces como<br />
una suerte de cofres donde podemos encontrar un espesor<br />
histórico, las formas de empleo, afecciones y resonancias,<br />
materialidad visual y sonora, luchas de poder y desigualdades,<br />
principios combinatorios, leyes sintácticas junto con aspectos<br />
normativos y estrategias para subvertirlos.<br />
–Usted ha dicho: “Uno tiene que ser fiel a sus obsesiones<br />
porque ahí se juega un núcleo muy intenso”. ¿Cuáles<br />
son sus obsesiones? En ese fragmento quería expresar<br />
la necesidad de obedecer y responder a aquellos fenómenos,<br />
cosas o nudos problemáticos que nos interpelan a lo largo del<br />
tiempo e insisten como elementos irreductibles. Obedecer<br />
no tiene aquí el sentido autoritario de subordinación sino<br />
más bien el significado etimológico de escuchar: “ob-audire”,<br />
prestar oído a eso que está ahí y nos habla en su lenguaje a<br />
veces mudo, a veces atronador hasta el desgarro. Un arroyito,<br />
nuestro arroyo Napostá, es una obsesión donde se condensan<br />
los reflejos del sol sobre el agua, la biografía personal, la<br />
necesidad de fundar una zona donde habitar, la historia de<br />
nuestra comunidad. Y, a propósito, descubro ahora mientras<br />
hablamos que “obsesión” viene de “ob-sedere”, y “sedere”<br />
significa en latín “estar sentado”, sentarse sobre o contra algo.<br />
Y sí, no podía ser más acertado: sentarse en la costa del arroyito<br />
del Parque de Mayo es literalmente una obsesión. ¿Ves?<br />
Ahí salió algo hermoso: la palabra que se abre y nos habla y<br />
ofrece sus respuestas. La injusticia social es una obsesión, la<br />
muerte y la pregunta por la existencia son otras.<br />
–En una entrevista decía que lo haría feliz si sus textos<br />
se consideraran poesía. ¿Se percibe como poeta? ¿Qué<br />
significa la poesía para usted? Comencé mi trabajo en<br />
la escritura desde la poesía en un sentido más usual: textos<br />
breves, cortes de verso como unidades rítmicas y visuales<br />
sobre la página. La incorporación de la prosa para dar cuenta<br />
de aspectos narrativos o argumentativos no convierten a esos<br />
textos en una narración o un ensayo; por eso mi deseo es que<br />
esos cuadernos “inclasificables” por el cruce de géneros se<br />
entiendan como expansión de un poema expandido. ¿Si me<br />
percibo como poeta? “Poeta”, “profesor”, “investigador”…<br />
Uf, esos son títulos muy grandes para mí. Ya que hablábamos<br />
de la relación entre las palabras y las cosas o las personas,<br />
aquí tenemos un buen ejemplo, ¿no?<br />
–En uno de sus libros, dice “existen problemas cuya<br />
solución solo es posible en la obra poética”. ¿Qué<br />
problemas se resuelven solo en la obra poética? En<br />
plena Revolución Rusa y desde una perspectiva materialista<br />
/productivista, Vladimir Maiakovski sostiene que hay<br />
problemas que solo se pueden resolver en la poesía. Y lo demuestra.<br />
Eso me parece increíble. Más allá de que estemos<br />
de acuerdo o no con sus respuestas, su planteo es un desafío<br />
abierto y vigente. En el cuaderno volumen VIII, la poesía me<br />
ayudó a superar el duelo por mi padre. La mirada extrañada,<br />
que desautomatiza la rutina y la injusticia naturalizada,<br />
es siempre una mirada poética y política. Dar una imagen<br />
posible y humana a la cruda materia inimaginable, es un<br />
trabajo poético. Si “en el principio era el Verbo” como afirma<br />
San Juan, lo existente y lo Trascendente son problemas de<br />
la palabra, del lenguaje, de la oración en sus dos acepciones:<br />
sintáctica y devocional.<br />
–En la introducción del volumen X dice que es el<br />
último de la serie, pero en una entrevista reciente<br />
anunció dos más. ¿Por qué la daba por finalizada,<br />
cómo apareció esta nueva apertura? El volumen X es el<br />
último de una serie más orgánica que se abre en el V donde<br />
hay una fuerte presencia de lo autobiográfico y la reconstrucción<br />
de la memoria personal tramada en materiales diversos.<br />
En el volumen XI quiero volver a algo más abierto,<br />
tipo miscelánea, pero cuyo eje central tendrá que ver con la<br />
generación de imágenes, las propiedades iconogenéticas de<br />
determinados fenómenos. Y el XII, si es que sale, bueno,<br />
eso será algo más… ¿lírico?, ¿místico? Esas también son<br />
palabras demasiado grandes. Pero todo dependerá, claro,<br />
del tiempo disponible. Soy docente, estamos viviendo un<br />
terrible conflicto laboral, y la tarea docente no me deja<br />
tiempo para escribir durante el año, solo puedo escribir en<br />
enero y principios de febrero<br />
36
Entrevista<br />
cinco<br />
“Me interesa más<br />
leer que escribir”<br />
POR María Fernanda Guillot<br />
Un lector que se convirtió<br />
en escritor. Un escritor que<br />
habló al oído del corazón<br />
de sus lectores. Un padre<br />
que transformó su miedo<br />
en amor. Un apasionado por<br />
Independiente y el fútbol.<br />
Este es EDUARDO SACHERI<br />
Su búnker es un cuarto en la terraza de una casa de Castelar. Si alguien lo espiara,<br />
podría ver el mejor horizonte en una ventana con vista a jardines vecinos,<br />
techos de teja y árboles. En el escritorio descubriría más pistas sobre el escritor:<br />
un termo de agua para el mate junto a la notebook, además de cierto desorden<br />
de papeles y libros. En un estante de la biblioteca, como un faro, el escudo<br />
de Independiente señalaría a Eduardo Sacheri. “Soy medio de ‘como cayó,<br />
quedó’. Entonces, una taza puede estar cinco o seis días ahí. Así como soy muy<br />
obsesivo en el ‘adentro’ del asunto, no lo soy tanto en el afuera o en la cuestión<br />
de los ritos. Hay quienes necesitan fumar o comerse un caramelo mientras escriben,<br />
yo habitualmente escucho música clásica y tomo mate. A mi vieja siempre<br />
le encantó la música clásica, así que me crié escuchando Radio Nacional y Radio<br />
Municipal en los años 70”, cuenta el autor de El fútbol, de la mano.<br />
–Además de ese gusto por la música clásica, ¿qué otra cosa de su infancia<br />
lo acompañó hasta hoy? Creo que hay mucho de mi infancia dándome<br />
vueltas. Sigo viviendo en Castelar, en el mismo pueblo en el que me crié. Entonces,<br />
hay un montón de referencias que son parecidas. Además, me parece<br />
que ciertas maneras de querer, de sentir y de extrañar no se modifican demasiado<br />
a lo largo de la vida. Esas grandes preguntas que habitan la vida de uno,<br />
que dan vueltas en la cabeza o en el espíritu, vienen de muy atrás. Creo que el<br />
hecho de escribir o de leer es una manera de volver a esas mismas preguntas.<br />
–¿Qué preguntas rondaban el cuento “Acabo de mirar el reloj”, su<br />
primer escrito? Probablemente, qué pasa cuando seguís enamorado de alguien<br />
de quien se supone que ya no deberías estarlo. Debe ser una de las diez preguntas<br />
básicas: ¿qué hacés cuando no te quieren más? Para mí es extremadamente<br />
importante el amor. Me siento un pastor evangélico hablando así, pero es verdad.<br />
La biografía de cada uno se define por qué personas habitan, habitaron, se<br />
alejaron, murieron o se perdieron de tu vida: los que están, los que querés que<br />
estén y no están y los que no querés que estén. Eso te determina como persona.<br />
Empezar a escribir tuvo que ver con que mis 25, 26, 27 años estaban muy movilizados:<br />
con mi mujer nos planteábamos la posibilidad de tener un hijo. Yo perdí<br />
a mi papá de muy chico, a los 10 años, y eso fue una herida muy grande en mi<br />
niñez. Él era Superman para mí. Entonces, la idea de la paternidad me generaba<br />
angustias, dudas y, sobre todo, insomnios. Por un lado, me preocupaba esa enorme<br />
figura de mi padre y por otro, la sensación de no generar una orfandad como<br />
la que sufrí. Ese temor lo tuve durante muchos años. Ahora que mis hijos son<br />
mucho más grandes que yo cuando perdí a mi padre, estoy mucho más tranquilo:<br />
a ellos no les pasó. Esa cosa que tenemos ciertos padres de querer ingenuamente<br />
que los hijos sorteen ciertos dolores con los que nosotros nos topamos…<br />
–¿Qué es lo que más lo enorgullece de usted como padre? Tengo dos<br />
hijos adolescentes, con lo cual no sé si hay motivo para orgullo. Si les pregunto<br />
a ellos, seguro que no. Me gusta haber estado siempre muy presente en la vida<br />
de ellos desde que eran bebés. Siento que los conozco, que me conocen, que<br />
puedo confiar en ellos y ellos en mí.<br />
–¿Considera a sus libros como “hijos de papel”? Me resisto a considerar<br />
hijos a los libros. Para mí, un hijo es un hijo. Un libro es algo que amo y que<br />
atesoro, pero ninguno tiene el lugar de un hijo.<br />
–Entonces, ¿qué relación tiene con sus libros? Tiendo a sentir más cercanos<br />
a los últimos publicados, porque no soy tan distinto al que los escribió. Cuando<br />
releo mi primer libro de cuentos, escrito entre 1996 y 1999, aunque me reconozco,<br />
no puedo evitar sentir que haría cambios. No son grandes cosas, sino un<br />
adjetivo que no me gusta en un lugar determinado u otra cosa que podría estar<br />
mejor haciéndola de otro modo. Cuando empezás a escribir, a lo mejor explicás<br />
y adjetivás por demás, por tu propia inseguridad. Pensás: ¿Me entenderán?<br />
¿Estaré siendo claro? Pasa el tiempo, te vas soltando, te encontrás con lectores y<br />
39
te das cuenta: “¡Mirá cómo lo pescaron!”. Un aprendizaje interesante<br />
es que si yo avanzo un poco menos, le dejo más aire al<br />
lector. Es un equilibrio delicado, porque me desagrada cuando<br />
no entiendo a un autor, me resulta hermético o enigmático.<br />
Entonces, no quiero generar eso como escritor. Me gusta<br />
cuando le tirás una pelota al lector no al pie, sino un metro más<br />
allá, hacia donde estaría bueno que fuera. Esas seguridades las<br />
fui logrando con el tiempo. A lo mejor algunos escritores las<br />
tuvieron siempre, yo no.<br />
–¿Cambió su vínculo con la lectura desde que es escritor<br />
profesional? Un poco sí, en el sentido de que miro las<br />
costuras de lo que leo. Mi abuela cosía muy bien; de chico,<br />
me llamaba la atención ver cómo las prendas son una cosa del<br />
revés y otra, cuando están del derecho. Por eso me viene esa<br />
imagen. Inevitablemente me fijo cómo están construidas y<br />
resueltas o no ciertas cosas. Salvo eso de reparar un poco más<br />
en la costura, creo que no perdí espontaneidad como lector.<br />
Me sigue interesando más leer que escribir, y no quisiera que<br />
por este trabajo perdiera lo que disfruto tanto. Sigo eligiendo<br />
mis lecturas con el mismo sentido (un poco caótico o de aluvión)<br />
que antes. Difícilmente me tome la tarea de tener que<br />
leer a tal autor o que sea necesario que lea a tal otro, ahora<br />
que soy escritor. Sigo basándome en las recomendaciones de<br />
mis amigos o en otras lecturas: leo a uno que habla de otro<br />
y allá voy o sale un libro nuevo de alguien a quien disfruté<br />
como autor y lo busco.<br />
–¿Qué es lo que más lo seduce de un relato? Que me<br />
cuente una historia. Eso que en su versión más módica y coloquial<br />
es: ¡No sabés lo que me pasó ayer! Si quien lo cuenta<br />
lo hace bien, es enormemente seductor saber qué le pasó.<br />
Lo que construye un buen narrador es el deseo del que está<br />
del otro lado, una suerte de: contame, pero demorámelo. El<br />
placer también es postergación, tiene esa cosa de morosidad.<br />
A mí me gusta cuando no quiero terminar de leer, pero no<br />
puedo evitar hacerlo. Cuando cierro el libro, la historia me<br />
sigue seduciendo: sé que cuando termine mi día, y como premio,<br />
mientras todos duermen yo voy a poder seguir leyendo.<br />
–¿Tiene algún rito como lector? Para mí el mejor momento<br />
de la lectura es la noche. Como mi mujer se queja del velador,<br />
en este último tiempo me pasé al libro electrónico, pero no es<br />
lo mismo. A lo mejor, en el momento exacto de la lectura, cuando<br />
estoy metido en la página, más o menos va, pero después<br />
no puedo evitar la sensación de que el libro no está en ningún<br />
lado, y termino por comprarlo para tenerlo en la biblioteca.<br />
–¿Les sigue mostrando sus textos inéditos a sus amigos<br />
y su mujer o ya no necesita esas miradas? Me gusta que<br />
mis primeros lectores sigan siendo esas cuatro o cinco personas<br />
de siempre. Para mí es importante que me lean y que<br />
me critiquen, aunque ya sé que no van a hacerlo lo suficiente.<br />
Conozco con qué bueyes aro: lo que ellos digan de bueno<br />
lo tengo que dividir por cuatro y lo que insinúen de malo lo<br />
tengo que multiplicar por ocho.<br />
Antes de enviar La noche de la Usina al Premio Alfaguara y<br />
con la fecha de entrega muy próxima, se los pasé a mis amigos.<br />
Es una historia que tiene algo de<br />
policial: hay un robo, un sistema<br />
de alarmas… En un asado en<br />
casa, uno de estos amigos lectores,<br />
que es ingeniero, me dijo que<br />
le encantó el libro (yo divido por<br />
cuatro), pero que no entendía por<br />
qué la banda de asaltantes hacía A<br />
en lugar de B, porque era mucho<br />
más complicado A que B. Yo le di<br />
una serie de justificaciones: “No<br />
pueden hacer lo que vos sugerís<br />
por esto y por aquello”. Él me<br />
contestó: “Sí que pueden. Estás<br />
equivocado”.<br />
Yo me quedé pensando, puse las<br />
brasas y me di cuenta: “¡Qué hijo de puta, tiene razón!”. En un<br />
policial no puede pasar eso, una de las cuestiones del género<br />
es que es un laberinto con una sola salida. Resultado: me pasé<br />
el asado con una cara de este tamaño (lleva sus manos en dirección<br />
al piso). Mi amigo no sabía cómo disculparse, aunque<br />
yo le aclaré que estaba bien lo que había hecho. Pasé tres<br />
noches sin dormir, arreglando el libro como quien rompe una<br />
pared en siete lugares distintos, compone y después tiene que<br />
volver a tapar todo, pintar y entregar antes del 31 de diciembre.<br />
¡Qué trabajo!<br />
–Finalmente ganó el premio. ¿Soñaba mucho con eso?<br />
La verdad que sí, me generaba mucha ilusión. Me había<br />
presentado en dos oportunidades, con Aráoz y la verdad y<br />
con Papeles en el viento. Yo descubrí el Premio Alfaguara,<br />
leyendo Premios Alfaguara. Pensaba: “Está bueno, premian<br />
buenos libros”. Además, como el libro ganador se publica en<br />
España y en América Latina, da una visibilidad muy interesante.<br />
Después te puede ir mejor o peor, pero tenés la chance.<br />
Yo había participado en un premio importante, cuando<br />
El secreto de sus ojos ganó un Oscar, pero no es un premio<br />
literario, es de cine.<br />
–Y ahora, ¿cuál es su sueño como escritor? Que Independiente<br />
gane la octava Libertadores. Mejor: que se<br />
me sigan ocurriendo historias, seguir publicando, que a los<br />
lectores les guste acompañarme y que Independiente gane<br />
la octava Libertadores. Lo voy a poner en ese orden, para<br />
quedar como un escritor serio.<br />
–¿Qué representa el fútbol para usted? Es el juego que<br />
mejor conozco, nada más y nada menos. ¿Para qué sirve el<br />
juego? Para simplificar la vida. Hay un montón de cosas que<br />
uno no puede abarcar, pensar o entender. Entonces, las llevás<br />
a un terreno acotado y limitado como es el juego, en el que<br />
las categorías son sencillas, las reglas son pocas y los objetivos<br />
son mínimos. Tiene esta capacidad de reproducción permanente<br />
(perdiste. ¿Es terrible? No, porque volvés a jugar). Es<br />
como una vida en pequeña escala que carece del dramatismo<br />
de la vida real y te permite entender un montón de cosas de<br />
lo que realmente importa, que no es el fútbol sino la vida<br />
41
Subjetivo<br />
HERMOSAS CRIATURAS<br />
Nuestra invitada es ANDREA STEFANONI (Tiene que ver con la furia,<br />
en coautoría con Luis Mey, y La abuela civil española)<br />
Del jardín de infantes solo conservo dos recuerdos: la jarra<br />
plateada con manija de bronce, humeante, en las manos de la<br />
maestra, invadiendo la sala de olor a chocolatada. Y la tarde en<br />
que alguno de nosotros hizo un comentario acerca de la eternidad<br />
y la maestra nos dijo, con tono de consuelo, que todos, en<br />
algún momento nos íbamos a morir, pero que para eso faltaba<br />
mucho, toda una vida, y que no debíamos preocuparnos. Y uno,<br />
POR Andrea Stefanoni<br />
Pero no se puede dejar de ser joven en un jardín de infantes<br />
cuando, sobre todo, estás comenzando a ser un niño.<br />
Cuando tenía 22 años llegué a casa y mi mamá me dio una<br />
triste noticia: se había encontrado con la madre de Luciano en<br />
la calle y ella, destrozada, llegó a contarle que su hijo, después<br />
de una enfermedad de seis meses, había fallecido. Enseguida<br />
pensé en lo del jardín, la tarde en que nos burlamos de sus<br />
lágrimas. Me encerré en mi habitación y lo imaginé sentado,<br />
pequeñito, con las piernas cruzadas. Íbamos a una escuela<br />
pública y en la etapa del jardín cada uno podía llevar el guardapolvo<br />
que quisiera. Yo llevaba uno azul Francia con ribetes<br />
rojos, Luciano, uno azul pálido y blanco, a cuadros, y ambos,<br />
exhibíamos con orgullo nuestros nombres bordados por nuestras<br />
madres en la parte superior izquierda. No pude quitarme<br />
a Luciano de la cabeza durante meses. Justo él, pensaba. De<br />
todos nosotros, justo él.<br />
Siguió pasando el tiempo y, ciertamente, cuando sos joven<br />
la vida te parece tan larga que hasta tenés la posibilidad de<br />
retirarte, a pesar de que se dice que la juventud es belleza y<br />
energía, si vamos a la estadística, en todo el mundo se quitan la<br />
vida más los jóvenes que los ancianos, por más enfermos que<br />
estén. La juventud está llena de dudas, vacilaciones y exigencias.<br />
Ser joven es ser inseguro también.<br />
Pero un análisis más profundo podría concluir en que al ocaso<br />
de las ideologías se corresponde un aumento del narcisismo<br />
en los jóvenes, por ejemplo, en las redes sociales: las infinitas<br />
selfies, el culto a la belleza, a la perfección, editándolo todo con<br />
mil aplicaciones y filtros hasta llegar a la imagen deseada. El<br />
culto al engaño, el culto al autoengaño.<br />
Tinder, por dar un ejemplo: ese amplio catálogo de seres en<br />
busca de un encuentro inmediato a la vuelta de casa, con los<br />
kilómetros exactos de distancia entre uno y el sujeto. Una<br />
aplicación que generó millones de usuarios en el mundo. Hace<br />
años se suponía –no existía Tinder pero sí otro tipo de sitios de<br />
citas– que quienes recurrían a ellos era, por ejemplo, por ser<br />
excesivamente tímidos, porque su escasa vida social no les permitía<br />
relacionarse o porque se habían divorciado y pensaban<br />
que nunca más conocerían a alguien. No estaba pensado para<br />
jóvenes de 20 años, se supone que a esa edad, rodeado de los<br />
amigos que conservaste del colegio, los actuales de la facultad<br />
o del trabajo, no deberías tener inconvenientes para conocer a<br />
alguien en una salida cualquiera, en una fiesta o donde sea. Sin<br />
embargo se ponen en juego varias cuestiones no negociables<br />
en esta época, sin importar la edad, y una de ellas es el tiempo.<br />
En tres simples pasos llegó esta aplicación para evitar, sobre<br />
todo, la fase tan inquietante de la conquista, y te ofrece sus<br />
ventajas de la siguiente manera: 1. En solo un minuto podrás<br />
configurar toda la aplicación. 2. Limitá el factor vergüenza, por<br />
ejemplo, si conocés a alguien en un bar y no sabés cómo romper<br />
el hielo, tenés a Tinder para abrir la conversación. 3. Solamente<br />
la persona que te gusta y viceversa puede contactar con vos.<br />
Sin dudas, creo que el tercer punto es el más infame: la invisolo<br />
uno entre los más de veinte que aguardábamos sentados<br />
en el suelo, en ronda, con los ojos clavados en el rostro de la<br />
señorita, se puso a llorar en silencio. Luciano. El niño de pecas<br />
y enormes ojos verdes lloraba mientras el resto sonreíamos burlones,<br />
ignorando lo que pasaba en ese momento por su cabeza.<br />
Con los años llegué a pensar que uno deja de ser joven en el<br />
momento exacto en que, evidentemente, sabe que va a morir.<br />
tación al riesgo cero. Mediante este filtro, evitarás situaciones<br />
incómodas como no saber qué decirle a alguien a quien le<br />
gustás o no saber qué decirle a alguien que te gusta mucho y<br />
no es recíproco.<br />
Frédéric Beigbeder dice en su libro Socorro, perdón: “Lo<br />
peor que hay en la vida es, quizás, no saber ya enamorarse”.<br />
Pero después de todo, quizá no estemos hablando de amor<br />
sino de cómo evitarlo.<br />
Porque para enamorarnos necesitamos riesgo, inseguridad,<br />
incertidumbre. Pero todo esto lleva mucho tiempo y además va<br />
muy mal con el exceso de vanidad y con el miedo al rechazo.<br />
Y al conocer a alguien serán muchas las horas consumidas en<br />
especulaciones, en días y en noches de analizar una palabra<br />
mil veces, de contradecirnos otras mil. Y tal vez sea hermoso<br />
y agotador al mismo tiempo. Pero la seducción es también<br />
expectativa. Y la expectativa es esperanza. Y la esperanza lleva<br />
tiempo. No sé, quizá todo esto del Tinder tenga sus ventajas<br />
también. En lo que sí creo firmemente es en que hay que<br />
reservar la frivolidad para el resto de la vida. Ser joven y frívolo<br />
no puede ser compatible.<br />
Entre selfie y selfie, entre like y like, seguimos creciendo, y<br />
alrededor de los 40, año más, año menos, se produce una<br />
crisis inevitable, una especie de temor a la muerte, y la vida se<br />
empieza a imaginar desde la vejez para atrás, no como antes,<br />
mirando hacia el futuro, sino como en una de esas películas<br />
que comienzan por el final de la historia. O como Luciano<br />
en el jardín aquella mañana en la que dejó de ser joven por<br />
unos minutos. Es la señal de que hemos percibido que somos<br />
mortales e, incluso, a veces, nos gustaría cambiar algunas cosas:<br />
de trabajo, de país, de amor. Comprendemos que el tiempo es<br />
finito y que la vida es el tiempo que nos queda. Le temps qui<br />
reste, como la película de François Ozon.<br />
Es el momento exacto en el que uno deja de ser joven para<br />
convertirse en no sé qué.<br />
Pero también puede suceder que ese momento nunca llegue y<br />
que aprendamos a jugar a poder cambiarlo cuando queramos<br />
y podamos ser jóvenes y niños y viejos y volver a cambiarlo una<br />
y otra vez y otra vez. Y otra. Y ser todo eso junto en el transcurso<br />
de una sola tarde intentando retener un momento, como<br />
cuando jugaba en la isla del Tigre en el verano, y saltaba desde<br />
lo alto del muelle al río, decenas de veces, convenciéndome de<br />
que podría mantenerme por unos segundos en el aire.<br />
Y recordar una noche cualquiera la famosa frase del prólogo de<br />
Fausto: “Fausto, sabio y anciano, decepcionado de todo se<br />
quiere suicidar”. Mefistófeles desafía a Jehová: él conseguirá<br />
llevarse el alma de Fausto si consigue que ante algún don<br />
preciado de la tierra pronuncie la frase “detente, instante, eres<br />
tan bello”. Le devuelve la juventud a Fausto, le ofrece riquezas<br />
y juventud. Pero nada lo atrapa hasta que escucha a Margarita,<br />
su amante, cantando la canción de Thule. Ahí se pierde. Ahí,<br />
verdaderamente se pierde. (Y para eso, no era indispensable<br />
ser joven, bastaba con amar)<br />
42 43
Entrevista<br />
seis<br />
El provocador<br />
Después de toda una vida en el mundo del periodismo cultural, la gestión y la crítica,<br />
DANIEL MOLINA publicó su primer libro. Se trata de Autoayuda para snobs.<br />
Diálogos en una cafetería moderna (Paidós), un compendio de ensayos breves<br />
–En el prólogo dice que quería hacer algo que no fuera<br />
tan tradicional, pero que aun así estuviera contenido<br />
dentro del formato libro. ¿Piensa que el libro sigue<br />
teniendo el prestigio que tenía en el pasado? El libro<br />
tiene mucho prestigio en el formato papel, por eso se sigue<br />
vendiendo mucho más que el e-book. El papel es una gran<br />
tecnología y no hay con qué darle. Creo que durante bastante<br />
tiempo va a seguir funcionando, por eso los libros cada vez<br />
son más lindos y tienen más imágenes, porque el objeto tiene<br />
que cargarse de sentido. Por otra parte, es innegable que<br />
Internet cambió nuestra percepción de lo real y de la lectura.<br />
Durante cuarenta años de mi vida, leí casi un libro por día, en<br />
promedio 25 por mes. Hace siete u ocho años que me cuesta<br />
muchísimo leer un libro completo. Si eso me pasa a mí, que<br />
soy una persona formada en la cultura del libro, imaginate<br />
al resto. Esto pasa porque hemos bajado nuestro nivel de<br />
percepción. Ahora vas a un restaurante y todo el mundo está<br />
mirando su celular. El 80% del tiempo despierto, la gente de<br />
clase media está mirando una pantalla y el 20% restante es el<br />
tiempo en que se ducha y come.<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
–Con respecto a la escritura, dice que le gusta imaginar,<br />
pero le cuesta sentarse a escribir. Sí, por eso<br />
generalmente escribo en formas breves porque me lleva mucho<br />
tiempo imaginar lo que voy a escribir. Por ejemplo, me<br />
llaman para que confiese algo en cuanto a gustos culturales,<br />
decido escribir sobre James Cameron. Entonces, empiezo a<br />
pensar en Cameron, a leer sobre él y sueño con sus películas.<br />
Cuando me siento a escribir el artículo, son siete u ocho<br />
días que estuve padeciendo todo eso. Lo mismo me pasa con<br />
cada página del libro. El proceso de la escritura tiene más<br />
que ver con la magia que con cualquier otra cosa. Cuando un<br />
músico compone una canción, le pasa lo mismo. “Let it be”<br />
la compusieron en una hora, pero hay ocho años detrás, de<br />
ser Beatles, de estar en el piano, de pasar el tiempo juntos,<br />
reírse, fumar un porro, todo eso se nota.<br />
–¿Cuánto hay de provocación en la elección de la palabra<br />
Autoayuda en el título? Porque para el “mundo intelectual”<br />
es una palabra un poco mal vista. La idea era<br />
que el libro fuera como un manual en donde siempre estaba<br />
presente la palabra autoayuda y las conversaciones. Pensamos<br />
en ponerle Conversaciones en Starbucks, que nos gustaba<br />
porque incluía una marca de época, pero no lo hicimos por<br />
cuestiones legales. En un momento dije: “Siento que es como<br />
una autoayuda para snobs” y nos gustó a todos. Era un chiste,<br />
pero a la vez sentía que esto era autoayuda, pero no de la<br />
tradicional. Como todo intelectual, yo también despreciaba<br />
la autoayuda y pensaba que eran recetas para gente que no<br />
sabe qué hacer. Pero cuando empecé a trabajar en librerías y<br />
vi que la mitad de la gente que entraba iba a buscar un libro<br />
de autoayuda, me dieron ganas de leer los libros más famosos<br />
del género. Descubrí que algunos eran buenísimos y otros terribles,<br />
como el que te enseña a hacerte rico. Si aplicás lo que<br />
dice el libro, seguro que vas a ganar plata, pero vas a estar<br />
solo como un paria. El libro de autoayuda brinda una ayuda<br />
para superar conflictos, y vi que este libro algo podía tener,<br />
pero era más para snobs, para la gente culta. Yo reivindico al<br />
snob porque es el que difunde la cultura. Siempre me moví<br />
de manera muy provocadora. Cuando estaba en Clarín, me<br />
decían: “mucha homosexualidad”, porque nadie hablaba del<br />
tema, y en realidad en el diario tenían un 99,99% de una súper<br />
heterosexualidad, a veces falsa, porque había jueces que<br />
hablaban de su familia, de sus hijos, de lo machos que eran<br />
yendo a la cancha y yo me había acostado con ellos.<br />
–En “Muñequita negra”, uno de los primeros textos<br />
del libro, habla de lo difícil que era asumir la homosexualidad<br />
en su época. Es claro que la sociedad cambió,<br />
sin embargo, todavía sigue habiendo prejuicios, ¿no?<br />
Estamos en una de las cinco o diez ciudades más tolerantes<br />
con los gays del mundo, de América Latina es lejos la más<br />
tolerante. En Río hay toda una onda con el carnaval, pero en<br />
la vida cotidiana es mucho más intolerante. Tengo 63 años;<br />
me sentí gay desde muy chiquitito y 45 años de mi vida la viví<br />
a cachetazos, los últimos quince recién estuve más tranquilo.<br />
–Al pasar nombró que estuvo preso. En una de las<br />
notas que escribió para Clarín y que también está en<br />
el libro, contaba cómo fue esa experiencia, cómo fue<br />
vivir diez años encerrado. Me imagino que más allá<br />
de lo que sufrió le queda una relación con respecto al<br />
uso del tiempo que no debe ser sencilla de sobrellevar.<br />
Es lo que más me cuesta. Yo sé que al mirarme se ve a una<br />
persona de 60 años, pero hasta que no me veo en el espejo<br />
no me doy cuenta. Me siento de 28, de 34 o de 41, pero<br />
nunca me siento de sesenta y pico, y hay momentos en que<br />
me siento de 89. Me siento de veinte años menos o de veinte<br />
años más; y paso muy rápidamente de una a otra edad. A<br />
veces escucho música en casa y me pongo a bailar solo y me<br />
siento como cuando iba a la discoteca, y de golpe me entero<br />
de que se acaba de morir un amigo que fue conmigo a la<br />
facultad y siento que pasó hace más de cincuenta o setenta<br />
años. Siento que soy un anciano y tengo un siglo encima. Me<br />
cuesta mucho tener el tiempo de vida que tengo y acomodarme<br />
a los sesenta.<br />
–Y teniendo en cuenta lo difícil que es su relación con<br />
el tiempo, ¿alguna vez se cuestiona el uso de Twitter?<br />
Yo amo a Twitter, pero cada vez me molesta un poco más.<br />
Nunca siento que estoy perdiendo el tiempo ahí, porque la<br />
vida es el momento en el que estamos. Yo quise ser cura de<br />
niño y me queda algo de evangelista, de difusor de ideas, y<br />
me parece que hay muchísimas formas de hacerlo.<br />
–¿Imagina su vida sin Twitter? A mí la vida me gusta de<br />
manera interrelacionada y comunicacional. Anoche estuve<br />
podrido de la agresividad que hay en Twitter y lo di de baja<br />
por unas horas porque no quería escuchar nada, no quería<br />
que nadie hablara. Pero eso lo hago porque sé que puedo<br />
volver. Si no hubiera una alternativa de comunicación instantánea,<br />
permanente y horizontal entre todo el mundo, como es<br />
Twitter, creo que sería una gran pérdida para todos. Twitter<br />
nos permite comunicarnos con el planeta. Me da una enorme<br />
pena que la mayoría de la gente que dice algo en Twitter lo<br />
haga de manera agresiva. Si no te gusta, no digás nada, o decí<br />
que no te gusta, pero no sé por<br />
qué tenés que ser agresivo.<br />
–En un pasaje del libro dice<br />
que “pensaba que Borges nos<br />
había curado de la tilinguería<br />
en el periodismo cultural pero<br />
sin embargo el periodismo<br />
cultural no tiene cura”. ¿Por<br />
qué piensa así? No tiene cura.<br />
Hay excepciones, yo he sido editor<br />
y respeto el trabajo de algunos<br />
editores y editoras en el mundo<br />
cultural, pero son minorías. Generalmente<br />
el tono de los medios<br />
culturales es “somos cultos”. Y<br />
¿qué es ser culto? ¿Saber más?<br />
¿Haber leído más libros? Por ahí<br />
si rascás un poco, nunca leyeron a Virgilio. Así como la<br />
gente que tiene el prestigio de la “universidad de la calle”, yo<br />
respeto todos los saberes; pero si no sabés analizar, no sabés<br />
leer, no accedés al saber complejo y sutil, te falta mucho.<br />
Me parece que mezclar los dos, tener vida y tener lectura, y<br />
la lectura es vida también, es lo mejor. En mi opinión, a los<br />
suplementos culturales les falta el respeto por la vida práctica<br />
y creen en las palabras sagradas, un poco como cuando en las<br />
secciones de policiales decían “occiso”.<br />
–En una nota que escribió sobre la serie Mad Men, decía<br />
que el personaje de Don Draper nos interpela y nos<br />
hace pensar cuánto debemos pagar para parecernos a<br />
nuestro deseo. En su caso, ¿cuánto se parece al hombre<br />
que deseaba ser? Creo que me parezco bastante. Steve<br />
Jobs, en su discurso, dice: “Si te dijeran que esta noche te<br />
vas a morir y te quedan ocho horas, ¿harías todo lo que tenías<br />
agendado para hacer?”. Todos los días hay que pensar si lo que<br />
vamos a hacer vale la pena. Porque cada día es el último real.<br />
Siempre trato de que mi día tenga cosas que me gustan, por<br />
eso no haría nada del otro mundo, tal vez sí estaría más cerca<br />
de los afectos, que es lo que uno más valora<br />
44<br />
45
Curiosidades en<br />
INTERNET<br />
POR LUCILA ROLÓN<br />
@LUPITTAR<br />
Lou Reed curó una lista de sus canciones<br />
favoritas durante sus últimos días<br />
de vida.<br />
Top 12 de las obras más caras del artista<br />
Jean Michel Basquiat.<br />
35 hermosas canciones sobre Londres.<br />
El artista rumano Sebastian Cosor<br />
musicalizó con Pink Floyd su animación<br />
de El grito, famosa obra de Edvard<br />
Much.<br />
http://kengarex.com/top-12-most-expensive-works-by-jean-michel-basquiat/8/?utm_content=buffereb8ce&utm_<br />
medium=social&utm_source=twitter.<br />
com&utm_campaign=buffer<br />
La Biblioteca Pública de NYC habilitó<br />
la descarga gratuita de 180 imágenes<br />
históricas en alta resolución.<br />
http://www.openculture.com/2017/06/<br />
lou-reed-curates-an-eclectic-playlistof-his-favorite-songs-during-his-finaldays.html<br />
http://www.nme.com/photos/songsabout-london-1431539?utm_content=<br />
manual&utm_campaign=sociaflow&utm<br />
_source=facebook&utm_<br />
medium=social&utm_term=nme&utm_<br />
content=manual&utm_campaign=<br />
socialflow&utm_source=twitter&utm_<br />
medium=social&utm_term=nme&utm_<br />
content=manual&utm_campaign=<br />
socialflow&utm_source=twitter&utm_<br />
medium=social&utm_term=nme<br />
De Marte a la Luna: la NASA realizó el<br />
mismo recorrido que el Apolo 16 en el<br />
45 aniversario de su viaje.<br />
https://vimeo.com/33976373<br />
La vida del freelancer resumida en poco<br />
más de un minuto. ¡Y con humor!<br />
https://www.youtube.com/watch?v=<br />
ogrOtLn1uf8<br />
Estas hermosas y tiernas mascotas se<br />
transforman en criaturas siniestras, a lo<br />
Jekyll and Hyde.<br />
https://www.nypl.org/blog/2016/01/05/<br />
share-public-domain-collections<br />
Willams Burroughs canta canciones<br />
de R.E.M. y de The Doors con música<br />
original.<br />
La inauguración del Planetario (1967)<br />
en un minuto.<br />
https://laughingsquid.com/feisty-pets/<br />
http://www.openculture.com/2013/10/<br />
william-s-burroughs-sings-r-e-m-andthe-doors-backed-by-the-originalbands.html<br />
https://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/image_feature_802.html<br />
https://twitter.com/fedkukso/status/874620515473870848<br />
47
Entrevista<br />
siete<br />
Contar historias como quien toma aire, ama, estornuda o se<br />
ríe, casi como un impulso orgánico. Así de inevitable le resultó<br />
su oficio. “La conversación es un valor muy importante en mi<br />
familia. Cualquier relato de mis padres o mis tíos, aunque sea<br />
de lo que habían hecho el día anterior, incluía pensamientos<br />
sofisticados y humor. En casa de mi abuela, podías sentarte a<br />
comer a las tres de la tarde y levantarte de la mesa a las diez,<br />
escuchando charlas sin parar”, cuenta Catalina Aguilar<br />
Mastretta. Hasta que un día, ella decidió ser algo más que<br />
oyente. Entonces, estudió Comunicación, Cine y Guión.<br />
DE TAL PALO<br />
CATALINA AGUILAR MASTRETTA vino para presentar su primera novela,<br />
Todos los días son nuestros. Hija de escritores –ÁNGELES MASTRETTA y<br />
HÉCTOR AGUILAR CARMÍN– cuenta cómo fue nacer en una usina de palabras<br />
POR María Fernanda Guillot<br />
Desde hace más de diez años, la hija de los escritores mexicanos<br />
Ángeles Mastretta y Héctor Aguilar Camín se dedica<br />
a contar historias en la pantalla. Además de ser guionista de<br />
películas y series, es autora de los largometrajes Las horas<br />
contigo y Todos queremos a alguien. Entre escena y escena,<br />
nació la intención de una novela. “Llevo nueve años viviendo<br />
en Los Ángeles. Desde lejos, comparto lo cotidiano de mis<br />
amigos, mi hermano y mis primos que están en México. Cada<br />
vez que algo les pasaba, surgían reflexiones interesantes o<br />
pensamientos graciosos que yo anotaba para que no se me<br />
olvidaran. ‘Esto no entra en un guión, va para una historia en<br />
prosa’, pensaba. Hace dos o tres años, pude ver los personajes<br />
y la historia”, explica Catalina. El resultado final de esas<br />
anotaciones es Todos los días son nuestros, su primera novela.<br />
María, la protagonista, acaba de separarse de Emiliano,<br />
después de diez años de vivir juntos. A lo largo de más de 270<br />
páginas, María se dedica a desmenuzar su nueva realidad.<br />
–¿Qué la decidió a escribir una novela? Lo hice para mis<br />
amigas. De hecho, cuando la terminé se las mandé a ellas y,<br />
una vez enviada, dije: “Ya está”. Sentí que el libro existía, le<br />
había llegado a la gente que yo quería que conozca esa historia.<br />
Escribí sin un destino, no tenía expectativas de publicarla.<br />
Fue un proceso menos neurótico que el de las películas, a<br />
las que solo les veo errores. Quizá por eso le tengo tanto<br />
cariño a este proyecto, aunque es todo menos perfecto: lo<br />
siento como si otra persona lo hubiera escrito para que yo lo<br />
disfrutara. Tengo esa relación con mi novela, me da mucho<br />
gusto que exista. Todo lo que sucedió con ella me parece un<br />
regalo inesperado: que se publique, que la gente lo lea y me<br />
haga comentarios.<br />
–¿Por qué eligió una historia de amor? Creo que el amor<br />
es lo único que importa. Independientemente de lo que seamos,<br />
es lo que los seres humanos hacemos a diario: más allá<br />
del amor romántico, todos amamos a alguien. Está en nuestra<br />
naturaleza y es un misterio a desentrañar. Me parece fascinante<br />
pensar por qué me hago amiga de alguien con quien no<br />
tengo nada en común, por ejemplo. Me ponen delante de dos<br />
personas extrañas: con una no sé de qué hablar y con la otra<br />
me hermano. ¿Por qué? Es una conexión difícil de entender,<br />
incontrolable, muchas veces despareja y siempre fascinante<br />
de explorar.<br />
–¿Cuánto hay de usted en su novela? Hay algo de mí en<br />
los personajes. María es profundamente atea, tiene puesta<br />
su espiritualidad en la ficción, en la empatía con las historias.<br />
En ese sentido, somos parecidas. Para poder entenderlo, a<br />
Emiliano le di un poco de mi personalidad. Tiene mi trabajo,<br />
es director de cine, una familia que se parece más a la mía y<br />
un hermano más chico, como yo. La manera en que reacciona,<br />
esa cosa de irse y luego aparecer, son todas cosas que<br />
yo haría. En cambio, María se comporta de una manera más<br />
imaginaria para mí.<br />
–¿Cuánto influyó tener padres escritores en el hecho<br />
de que usted también lo sea? En casa, contar historias era<br />
un ejercicio de convivencia. En medio de una charla, algo<br />
encendía la chispa: “¡Como le pasó a fulano de tal!”, y ahí<br />
venía una historia maravillosa. Mis papás lo convirtieron en<br />
su profesión, es su trabajo. Fue natural que yo también me<br />
volviera parte de eso.<br />
–¿En qué ayudó esa familiaridad con el oficio? Crecí<br />
observando dos procesos creativos diferentes y seguramente<br />
algo de cada uno se me pegó a la hora de construir mi estilo.<br />
Mi papá es más concentrado, más estructurado y más rápido.<br />
Dice: “Voy a escribir una hora”, se sienta y lo hace. Mi mamá<br />
es mucho más dispersa y en eso yo me parezco más a ella.<br />
Con los guiones me manejo mucho con las fechas límites y<br />
la verdad es que pierdo mucho el tiempo: no hago nada la<br />
primera semana y me siento profundamente culpable por<br />
eso. No me doy cuenta, pero esa culpa genera que mi cabeza<br />
piense y piense. Después, todo sale de un tirón. En el proceso<br />
de creación, una vez que encontrás el camino racional,<br />
la estructura para contar algo, escribís sin darte cuenta. En<br />
cambio, me frustra cuando siento que mi imaginación es más<br />
grande que mi oficio. A veces me pasa que se me ocurre un<br />
tema interesante, pero tengo que dejarlo a un lado porque no<br />
sé cómo contarlo o no termino de entender lo que siento.<br />
–Como lectora o espectadora, ¿qué busca en una<br />
historia? Siempre espero que me lleve a un mundo que yo<br />
entienda perfectamente, se parezca o no al mío. No hablo de<br />
realismo, sino de honestidad emocional. Cuando no conecto<br />
con una historia es porque siento que tratan de manipularme,<br />
de llevarme a un lugar al que no me dirijo de manera orgánica.<br />
Ya sea que se trate de un guión o una novela, finalmente las<br />
historias nos enseñan a vivir y a ser empáticos, porque nos<br />
ponen en los pies de otro, nos muestran que no estamos<br />
solos, que alguien más siente lo mismo que nosotros y lo<br />
puso por escrito. Como lectora y como espectadora busco esa<br />
conexión mágica.<br />
–¿Ese también es su gran anhelo como escritora? Los<br />
libros son tiros al aire, si alguien no los lee, si no se conecta<br />
con ellos, no viven. El anhelo de todos los escritores, lo digan<br />
o no, es conectar con alguien. Y es lo más difícil, claro. Creo<br />
que, cuando terminás de escribir un libro, deja de ser propio.<br />
Me emociona la idea de haber puesto en el mundo algo que<br />
se quedará con otra persona. Quiero a algunos libros, sobre<br />
todo los de Jane Austen y Nick Hornby, como si fueran<br />
parte de mi familia.<br />
En México pasa algo curioso con mi novela y es que mis<br />
lectores son muy jóvenes. No es algo que yo haya buscado<br />
adrede, quizá tenga que ver con el hecho de que los personajes<br />
de mi libro tienen 30 años y de que yo también tenía<br />
esa edad cuando terminé de escribirlo. Además, el fenómeno<br />
de los booktubers es muy fuerte allá. Son niños de entre 15 y<br />
20 años que hacen videos sobre los libros que leen. A uno de<br />
ellos, Alberto Villarreal, le encantó el libro y lo recomendó<br />
mucho. Sugiere a quienes lo siguen que en la primera<br />
página del libro escriban: “Este libro es de fulano, lo empecé<br />
a leer tal día y me sentía así”. Cuando algún niño me pide<br />
que le firme mi novela, abro la primera página y me fijo si es<br />
o no del club de Alberto.<br />
Hace poco se me acercó un chico de 17 años, llevaba mi libro<br />
todo subrayado y lleno de post-it. “Es que yo soy María”, me<br />
dijo. Ese era mi anhelo<br />
48<br />
49
TV / SERIES<br />
POR LAURA BERTI<br />
RANKING<br />
Animal Kingdom<br />
The night of<br />
Cuando la madre de Joshua Cody (Finn Cole), un chico<br />
californiano de 17 años, muere de sobredosis, este se va a<br />
vivir con su abuela y sus tíos en Oceanside. La casa de la<br />
abuela es grande, con piscina y próxima al mar. También<br />
están sus tíos, jóvenes veinteañeros, tatuados y acostumbrados<br />
a los excesos que el dinero puede pagar. El problema es<br />
el origen del dinero con el que sustentan esa vida. Resulta<br />
que su joven y sexy abuela Cody (Ellen Barkin) a la que<br />
apodan Smurf es toda una madrina del crimen y lidera a sus<br />
hijos en una banda que roba bancos y trafica con droga, no<br />
a gran escala, sino solamente como para poder pagarse esa<br />
placentera vida. Y claro, el recién llegado, aún en edad escolar,<br />
que está solo en el mundo, se ve impresionado por todo<br />
lo que sucede en su nueva casa, La serie es una adaptación<br />
de la película australiana del mismo título y está basada en<br />
una familia real, los Pettingill, que provocaron la muerte<br />
de dos policías en Melbourne en 1988. Todo esto podría<br />
resultar interesante hasta cierto punto, pero la mecánica de<br />
la perpetuidad del delito dentro de los lazos familiares tiene<br />
un tono a menudo demasiado pulido, surfero y piscinero. A<br />
pesar de ello y de que no llega al nivel de sus referentes, es<br />
recomendable. La preparación de una segunda temporada,<br />
lo confirma<br />
The Night Of, protagonizada por John Turturro y el joven<br />
actor Riz Ahmed. El programa, que consta de ocho episodios,<br />
cuenta la historia de Nasir “Naz” Khan, un estudiante<br />
universitario paquistaní-estadounidense que vive con sus<br />
padres en Queens, Nueva York. Cuando se lleva el taxi de su<br />
papá a una fiesta en Manhattan, lo que comienza como una<br />
noche perfecta se convierte en una pesadilla y de pronto el<br />
joven se encuentra arrestado por el asesinato de una muchacha<br />
que recién conoció. La serie examina la investigación<br />
policial, los procedimientos legales, el sistema de justicia<br />
criminal y el purgatorio salvaje de la isla de Rikers, la cárcel<br />
donde los acusados de delitos mayores esperan un juicio.<br />
Los creadores y autores de esta serie son el ganador de un<br />
Oscar Steven Zaillian y el también nominado para un<br />
Oscar, Richard Price.<br />
The Night Of no se basa en ningún caso real y sin embargo<br />
refleja de manera excelente cómo se entiende la justicia en<br />
un país en el que importa menos ser inocente que parecerlo,<br />
ya que apellidarse Ahmed en Nueva York es todo lo contrario<br />
a un atenuante.<br />
Esta serie vaticina la era Trump, cárceles rebosantes de<br />
negros, latinos y árabes, enfermiza islamofobia en cada<br />
esquina. En The Night Of nadie es completamente bueno ni<br />
completamente malo. John Turturro firma uno de los mejores<br />
papeles de su carrera al dar vida al abogado John Stone,<br />
un pobre diablo ninguneado por sus colegas de profesión.<br />
Más comedido que de costumbre, pero igual de expresivo<br />
que siempre, Turturro es capaz de rompernos el alma solo<br />
con su rostro en una escena, en la que su cliente le notifica<br />
que ya no es su abogado defensor, y de reconstruírnosla<br />
entre lágrimas en ese maravilloso plano final que resume la<br />
delicadeza con la que The Night Of ha desplegado sus ocho<br />
memorables episodios<br />
FICCIÓN<br />
1. MÁS ALLÁ DEL INVIERNO<br />
Isabel Allende<br />
Sudamericana<br />
2. ESCRITO EN EL AGUA<br />
Paula Hawkins<br />
Planeta<br />
3. SÍ<br />
Viviana Rivero<br />
Emecé<br />
4. EL FÚTBOL, DE LA MANO<br />
Eduardo Sacheri<br />
Alfaguara<br />
5. NO PIDAS NADA<br />
Reynaldo Sietecase<br />
Alfaguara<br />
MÚSICA<br />
1. 11<br />
Abel Pintos<br />
Sony<br />
NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1. 56 (LANATA)<br />
Jorge Lanata<br />
Sudamericana<br />
2. EMOCIÓN Y SENTIMIENTOS<br />
Daniel López Rosetti<br />
Planeta<br />
3. LA POLÍTICA DEL SIGLO XXI<br />
J. Durán Barba y S. Nieto<br />
Debate<br />
4. LA ARGENTINA DEVORADA<br />
José Luis Espert<br />
Galerna<br />
5. DESCUBRIENDO EL CEREBRO<br />
Facundo Manes<br />
Planeta<br />
1. GATURRO 28<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
2. CARS 3<br />
Disney Pixar<br />
Guadal<br />
3. HÉROES EN PIJAMAS<br />
Equipo Editorial<br />
Guadal<br />
4. GATURRO. EL HECHIZO DEL<br />
LIBRO MALDITO 1 | Nik<br />
Sudamericana Infantil Juvenil<br />
5. EL PRINCIPITO<br />
Antoine De Saint-Exupéry<br />
El Ateneo<br />
PELÍCULAS<br />
1. LOGAN<br />
James Mangold<br />
20Th Century Fox<br />
1. POR TRECE RAZONES<br />
Jay Asher<br />
V&R Editoras<br />
2. WIGETTA Y LA FERIA FANTASMA<br />
Vegetta777 y Willyrex<br />
Temas De Hoy<br />
3. 14/7 EL DESCUBRIMIENTO<br />
Pamela Stupía<br />
Temas De Hoy<br />
4. AQUÍ DENTRO SIEMPRE LLUEVE<br />
Chris Pueyo<br />
Destino<br />
5. VIRTUAL HERO 3<br />
LA MÁSCARA DEL TROLL<br />
El Rubius | Temas De Hoy<br />
2. HARRY STYLES<br />
Harry Styles<br />
Sony<br />
2. BATMAN LEGO<br />
Chris Mckay<br />
Warner<br />
3. CIRCO SOLEDAD<br />
Ricardo Arjona<br />
Sony<br />
3. 50 SOMBRAS MÁS OSCURAS<br />
James Foley<br />
Universal<br />
4. PORQUE YO TE QUIERO<br />
Junior Express<br />
Universal<br />
4. ANIMALES FANTÁSTICOS Y DÓNDE ENCONTRARLOS<br />
David Yates<br />
Warner<br />
5. EVOLVE (DELUXE VERSION)<br />
Imagine Dragons<br />
Universal<br />
5. LA GRAN MURALLA<br />
Yimou Zhang<br />
Universal<br />
Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. desde el 10/07/17 y el 16/07/17<br />
50<br />
51
Música<br />
Jazz<br />
La canción<br />
sigue siendo<br />
la misma<br />
Con Tony Celebrates 90, las mejores canciones del legendario TONY BENNETT<br />
adquieren reversiones extraordinarias en una placa con invitados de lujo<br />
POR Sergio Varela<br />
La expresión poética “después de vivir un siglo” adquiere, en<br />
el caso de Tony Bennett, un sentido mucho más literal de lo<br />
que podría pensarse. Este crooner extraordinario, el mejor de<br />
su categoría, en la que ha competido un clásico de intérpretes<br />
de clásicos con Frank Sinatra, entre otros exponentes<br />
del género de cantantes elegantes, sobrios y seductores nota<br />
por nota, ha llegado a los 90 años con su talento y creatividad<br />
intactos. Tanto es así que a fines del año pasado fue presentado<br />
el disco de los festejos de su nonagésimo cumpleaños con<br />
un magnífico recital realizado en el mítico Madison Square<br />
Garden de Nueva York.<br />
Tony Celebrates 90 es una fiesta a la que estamos todos<br />
invitados y en la que el homenajeado brinda un tributo a<br />
los oyentes de su música sin edad. Lo hace con un grupo de<br />
contertulios de lujo, en el que referentes contemporáneos de<br />
diferentes estilos contribuyen a subrayar su vigencia y actualidad,<br />
apta para todo público.<br />
Por allí desfilan, entre otros, la excéntrica Lady Gaga, cada<br />
vez más sobria y madura, con su versión de “The lady is a<br />
tramp”, tema con el que ya había participado de un disco de<br />
duetos con el genial nonagenario. El “Ave María”, en versión<br />
de Andrea Bocelli, es una bendición para los oídos, y también<br />
aporta lo suyo la escultural Diana Krall, quien con<br />
su timbre jazzero y con matices de bossa nova, depara una<br />
versión sublime de “I’ve got the world on a string”.<br />
Una de las perlas en este disco en el que cada nota es una<br />
diadema es la participación del multifacético Kevin Spacey,<br />
quien regala diez minutos de belleza americana en su<br />
inspiradísima interpretación de “The very thought of you/<br />
If I ruled the world”. El actor ofrece uno de los puntos más<br />
altos de la placa, ya que su forma de cantar revive el estilo<br />
del Tony Bennett en su apogeo, con la gravedad nocturna<br />
en la voz que con el paso del tiempo se ha vuelto un poco<br />
más aguda, sin perder el encanto y la atemporal cadencia de<br />
trasnoche. Stevie Wonder y sir Elton John también son<br />
de la partida, con su respectivo acento pop para subrayar la<br />
manera en que el gran Tony atravesó casi un siglo aggiornándose<br />
a los nuevos sonidos que se presentaban al paso de su<br />
carrera fulgurante.<br />
“Autumn leaves”, ese clásico con letra del poeta francés<br />
Jacques Prevert, es otro de los platos fuertes del recital,<br />
en la voz de Leslie Odom Jr., aunque sin lugar a dudas, el<br />
punto más alto, dentro del set de temas interpretados exclusivamente<br />
por Tony, es “The best is yet to come”, una canción<br />
que augura que “lo mejor está por venir”. Maravilloso mantra<br />
y declaración de principios en alguien que está cumpliendo<br />
90 años de edad y “después de vivir un siglo” sigue dándole<br />
gracias a la vida<br />
53
Música<br />
clásica<br />
Leonard Bernstein,<br />
memorias de un grande<br />
El año próximo cumpliría 100 años, pero la celebración está por comenzar y abarcará dos años: desde<br />
agosto de 2017 hasta agosto de 2019. ¿Por qué el mundo musical presta tanta atención a este evento?<br />
Para contestar a esta pregunta haremos un breve recorrido por la vida y la carrera de BERNSTEIN,<br />
una de las figuras más notables de la dirección orquestal de la segunda mitad del siglo XX<br />
POR Nadia Koval<br />
Leonard Louis Bernstein nació en Lawrence, Massachusetts,<br />
el 25 de agosto de 1918, en el seno de una familia de inmigrantes<br />
judíos de Ucrania. Fue su abuela, quien insistió en que el<br />
niño se llamara Louis, aunque sus padres siempre le dijeron<br />
Leonard. El futuro director y compositor cambió oficialmente<br />
su nombre a Leonard a la edad de 15 años, pero para sus<br />
amigos y muchos otros sería “Lenny”.<br />
Siendo un niño tímido y enfermizo, Louis se enamoró de la<br />
música, después de que un pariente regalara a su familia un<br />
viejo piano vertical. Comenzó a tomar lecciones a partir de<br />
los 10 años. Cuando la familia se trasladó a Boston, Leonard<br />
ingresó al Latin School de dicha ciudad. Se graduó en 1935,<br />
destacándose en lo académico. Su siguiente paso fue asistir a la<br />
Universidad de Harvard, donde estudió administración de empresas.<br />
A pesar de haber tomado clases de piano desde temprana<br />
edad y de haber participado de actividades musicales<br />
universitarias, su verdadera formación profesional comenzó en<br />
1939, en el Instituto Curtis con los profesores Fritz Reiner<br />
(dirección orquestal), Randall Thompson (orquestación) e<br />
Isabelle Vengerova (piano). En el Festival de Tanglewood<br />
conoció al famoso director de orquesta Serge Koussevitsky,<br />
que se convirtió en su mentor principal durante los primeros<br />
años de su carrera.<br />
El mayor cambio en su vida sucedió, cuando surgió la necesidad<br />
de reemplazar a Bruno Walter en un concierto en Carnegie<br />
Hall. Con menos de 24 horas de preaviso y ningún ensayo,<br />
dirigió la Orquesta Filarmónica de Nueva York con un programa<br />
que apenas había estudiado. Al final del concierto la audiencia<br />
sabía que había presenciado el debut de un director innato. A la<br />
mañana siguiente, el New York Times publicó una foto de<br />
Bernstein en la primera plana. Así comenzó su trayectoria.<br />
Durante los años siguientes, fue director invitado de todas las<br />
grandes orquestas de los Estados Unidos hasta que, en 1958, se<br />
convirtió en el titular de la Orquesta Filarmónica de Nueva York.<br />
Fue reconocido también como director-pianista, especialmente<br />
en las ejecuciones de los conciertos de Mozart y de Ravel.<br />
Las presentaciones de Bernstein siempre produjeron grandes<br />
emociones en el público, algo que se debía no solamente a la<br />
calidad de las interpretaciones, sino a su enérgica y carismática<br />
personalidad. Además de los conciertos, sus trabajos discográficos<br />
llamaron permanentemente la atención, en particular las<br />
grabaciones de las sinfonías de Beethoven y de Mahler. A<br />
pesar de su creciente fama, en 1967 renunció a su cargo como<br />
director musical de la Orquesta Filarmónica de Nueva York.<br />
La decisión tomada no fue un simple capricho, encontró consonancia<br />
en su naturaleza y en la diversidad de sus actividades:<br />
quería ampliar su experiencia y encontrar nuevos caminos de<br />
expresión artística. Tras dejar este cargo, viajó extensamente,<br />
trabajando como director invitado por las principales orquestas<br />
sinfónicas del mundo, incluyendo la Filarmónica de Viena y la<br />
Filarmónica de Berlín.<br />
En la década del 80, continuó su intensa agenda internacional,<br />
de actividades destinadas al apoyo de proyectos sociales: dio<br />
conciertos para conmemorar el cuadragésimo aniversario del<br />
bombardeo de Hiroshima y otro a beneficio de la investigación<br />
del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Durante<br />
la Navidad de 1989, Bernstein dirigió la Novena sinfonía de<br />
Beethoven en un concierto motivado por la caída del Muro de<br />
Berlín. Bajo la lluvia, más de seis mil personas se reunieron en<br />
la plaza de la Gedaechtniskirche para asistir a la transmisión en<br />
directo del concierto. “No tengo palabras; es maravilloso”, dijo<br />
Leonard, quien no pudo contener la emoción cuando el coro<br />
entonó las palabras “todos los hombres son hermanos”, de la<br />
“Oda a la Alegría” cantada en el cuarto movimiento, cuyo texto<br />
fue escrito por el poeta alemán Friedrich Schiller.<br />
Bernstein también es reconocido como compositor. Compuso<br />
las sinfonías Jeremiah (1943), Age of Anxiety (1949) y Kaddish<br />
(1963). Recibió más elogios por sus musicales de Broadway:<br />
On the Town, Wonderful Town y Candide. Su musical West<br />
Side Story (1957) hasta ahora sigue siendo el más popular en<br />
la historia del teatro musical estadounidense. Su papel como<br />
educador y promotor de la música clásica en los seminarios de<br />
la Universidad Brandeis y en Tanglewood no debe ser pasado<br />
por alto. Encontró una audiencia aún más grande a través de la<br />
televisión, medio en el que realizó 53 programas dedicados a<br />
la educación musical de los jóvenes. Dos libros de ensayos, Joy<br />
of Music e Infinite Variety of Music, fueron producto de estas<br />
presentaciones.<br />
A pesar de los problemas de salud, continuó su gira por el<br />
mundo en 1990, antes de regresar a Tanglewood para dar un<br />
concierto el 19 de agosto con las obras Four Sea Interludes de<br />
la ópera Peter Grimes, de Britten, y la Séptima sinfonía de<br />
Beethoven.<br />
Leonard Bernstein murió en la ciudad de Nueva York, el 14 de<br />
octubre de 1990, a causa de un ataque al corazón provocado por<br />
enfisema pulmonar y otras complicaciones. Fue enterrado en el<br />
cementerio de Green-Wood, cerca de su esposa y con la partitura<br />
de la Sinfonía N° 5, de Mahler, sobre el corazón. De acuerdo con<br />
una encuesta realizada en noviembre de 2010 por la revista BBC<br />
Music Magazine, entre un centenar de conductores de diferentes<br />
países, Bernstein obtuvo el segundo lugar en la lista de los veinte<br />
directores más destacados de todos los tiempos<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />
West Side Story, Leonard Bernstein<br />
Se trata de un musical estadounidense con el<br />
guión de Arthur Laurents, música de Leonard Bernstein,<br />
letras de Stephen Sondheim y coreografía<br />
de Jerome Robbins. El musical es una adaptación<br />
de la obra Romeo y Julieta, de William Shakespeare.<br />
Ambientado en la ciudad de Nueva York<br />
a mediados de los años 50, esta obra explora la<br />
rivalidad entre los Jets y los Sharks, dos pandillas<br />
callejeras de adolescentes de diferente origen<br />
étnico. Se estrenó el 26 de septiembre de 1957 en<br />
el Teatro Winter Garden de Broadway. La versión<br />
recomendada está interpretada por la soprano Kiri<br />
Te Kanawa (María) y el tenor José Carreras (Tony).<br />
NOVEDAD:<br />
Prehension, Joep Beving<br />
El compositor y pianista holandés Joep Beving es<br />
uno de los artistas líderes de una nueva generación<br />
de compositores. Ahora se encuentra entre<br />
los nuevos artistas de Deutsche Grammophon.<br />
Su primer disco, Solipsis, fue escuchado sesenta<br />
millones de veces en Spotify durante el primer<br />
año de su lanzamiento. Descrito como el “gigante<br />
gentil”, Joep crea una música neoclásica genuina,<br />
tranquila y atractiva; una propuesta introspectiva<br />
y cinematográfica que llega desde una atmósfera<br />
acústica y cálida. Sus composiciones se comparan<br />
con la música de Max Richter y Ólafur Arnalds.<br />
PARA SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA:<br />
Between Worlds, Avi Avital<br />
Reconocido por el New York Times por su exquisita<br />
y sensible interpretación y una agilidad impresionante,<br />
el mandolinista nominado al Grammy Avi<br />
Avital es uno de los músicos más emocionantes<br />
y aventureros del mundo. Después del éxito de la<br />
grabación de Bach, Avi volvió a desafiar las expectativas<br />
con una selección de hermosas melodías<br />
y encantadoras danzas de Europa, Asia Central y<br />
América, cada una con raíces en las tradiciones<br />
folclóricas populares, arregladas por algunos de<br />
los compositores clásicos más grandes del mundo,<br />
tales como Sulkhan Tsintsadze, Villa-Lobos, Falla,<br />
Ernest Bloch, Dvorák y Bartók.<br />
LIBRO RECOMENDADO:<br />
Una intelligentsia musical. Modernidad, política<br />
e historia de Rusia en las óperas de Musorgsky y<br />
Rimsky-Korsakov, Martín Baña<br />
Muchos de los estudios sobre Rusia se concentraron<br />
mayormente en la búsqueda de una esencia<br />
nacional y dejaron de lado otros problemas<br />
fundamentales, como los desafíos generados por<br />
el avance de la modernidad europea. Dos compositores,<br />
Modest Musorgsky y Nikolay Rimsky-Korsakov,<br />
se propusieron la tarea de enfrentarlos e<br />
intervenir así en el debate de ideas de su época.<br />
Como miembros de la intelligentsia, compusieron<br />
una serie de óperas con las que plantearon una<br />
interpretación de la historia rusa que, proyectada<br />
sobre su propio presente, proponía soluciones a<br />
los problemas políticos y sociales del país.<br />
54 55
Tema de tapa<br />
tres<br />
CoLOR LOCAL<br />
La juventud argentina siempre tuvo recovecos culturales donde refugiarse. Incluso<br />
hasta en los momentos más peligrosos y desalentadores se crearon espacios de<br />
expresión como el Café Einstein, el Samovar de Rasputín, Prix D´ami y Cemento.<br />
Un itinerario del rock que recorrieron los que hoy arrasan<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
El primer piso de una vieja casona en Córdoba y Pueyrredón<br />
fue el lugar elegido por Omar Chabán, Helmut Sigger y<br />
Sergio Aisenstein para acoger a todos esos artistas nuevos<br />
que anunciaban, con su frescura y demencia, que algo nuevo<br />
se estaba avecinando. Aún estaban los militares en el poder.<br />
El salón estaba equipado con sillas y pupitres comprados a<br />
un cotolengo y completaba la magia del lugar una polémica<br />
instalación eléctrica, gentileza de Pipo Cipolatti, quien allí<br />
ensayaba con los Twist. Luca Prodan tocaba casi a diario y<br />
muchas veces también se quedaba a cenar y a dormir. Solía<br />
haber una olla popular con bandas gratis, una de ellas, la incipiente<br />
Soda Stereo. El teatro under tenía en el Einstein un<br />
lugar privilegiado al igual que el recién nacido punk nacional,<br />
que brindaba sus tertulias los días domingo.<br />
Su destino fue la clausura, en abril del 84.<br />
La democracia fue como un big bang para la escena cultural,<br />
que pronto se expandió y agrupó en mundos y galaxias<br />
diversas. Así se crearon múltiples espacios de resistencia que<br />
tenían en común principalmente la pasión por la música y<br />
el encuentro. A principios de los años 90, los amantes del<br />
blues encontraron su reducto en el mítico barrio de La Boca,<br />
en el Samovar de Rasputín. Este lugar comenzó siendo una<br />
casa de antigüedades de un inmigrante ruso así apodado,<br />
inmortalizado luego en el nombre al venderse el local. Su<br />
nuevo dueño lo convirtió en un espacio de minutas, donde se<br />
escuchaba blues ininterrumpidamente, lo que atrajo a mú-<br />
sicos y periodistas de rock. “Me venían pinchando para que<br />
abriera a la noche, querían venir a cenar y a tocar. Un jueves<br />
dije: ‘Bueno, abrimos hoy’. Y ese día vino Pappo, que cada<br />
vez que podía se daba una vuelta. Dos semanas después tenía<br />
cincuenta personas en la puerta. Así fui aprendiendo a tocar<br />
la guitarra”. Desde ese día la propuesta de “escenario listo”,<br />
donde todos se pueden subir a tocar unió a gente de todas<br />
las profesiones y realidades con los músicos más experimentados<br />
en la materia, desde Mauricio “Moris” Birabent<br />
y Daniel Melingo a Gustavo “Chizzo” Nápoli, de La<br />
Renga, y Willy Crook en el mismo escenario. Todos juntos<br />
bajo un lema implícito: All you need is blues.<br />
Un refugio más glamoroso fue Prix D’ami, elegido por la<br />
fauna rockera nacional. Allí se juntaban Fito Páez, Fabiana<br />
Cantilo, Andrés Calamaro, Charly García, Los<br />
Twist, Ratones Paranoicos y muchos otros, a tocar, charlar y<br />
beber. En sus años de existencia fue testigo de veladas únicas,<br />
como un íntimo recital de Iggy Pop, una improvisación de<br />
Robert Fripp o un reencuentro de la formación original de<br />
Los Twist en el que se formó un pesebre navideño con Pipo<br />
como José y Fabi Cantilo como María.<br />
Cemento, memorias de un refugio.<br />
Gélido en invierno y sofocante en verano, los baños repugnantes<br />
y el sonido deficiente los 365 días del año. Pero el<br />
cariño y la nostalgia de quienes pasaron allí su adolescencia lo<br />
57
convirtieron en una especie de criatura mitológica, un gigante<br />
vivo, con sus paredes que transpiraban, como el público<br />
que se movía libre en su abrazo oscuro.<br />
Sus inicios fueron difíciles al igual que sus veinte años de<br />
existencia durante los que sufrió clausuras, batallas contra<br />
los vecinos del barrio y con la policía que tenía una presencia<br />
casi constante en su puerta. La intención de Omar Chabán<br />
y Katja Alemann, cuando encararon ese titánico proyecto,<br />
era unir la disco New York City con el Teatro San Martín de<br />
Kive Staiff. Pero Cemento se convertiría en un búnker de<br />
resistencia cultural, en palabras del Indio Solari: “Un lugar<br />
donde todos los extraviados fuera de los límites de las convenciones<br />
que gobernaban la cultura encontraron la atmósfera<br />
apropiada para descorchar sus bellezas”.<br />
Cemento abrió el 28 de junio de 1985 contra viento y marea<br />
casi literalmente, ya que su dueño, Omar, estaba colgado<br />
del techo bajo una lluvia torrencial tratando de arreglar el<br />
tinglado mientras su socia y pareja entraba a la fiesta en una<br />
carroza tirada por caballos. El piso aún no estaba terminado,<br />
muchos se embarraron y perdieron sus zapatos. Aquella<br />
mítica noche, el under porteño encontró su espacio sagrado,<br />
donde nada ni nadie era raro, donde todo estaba permitido y<br />
donde el rock, el teatro, la danza, la poesía y el arte formaban<br />
un gran bloque de resistencia. Esa olla a presión, que era la<br />
cultura del momento, estalló en Cemento.<br />
En esas noches se podía ver a Luca Prodan, acodado a la<br />
barra o subiendo a escena para acompañar a quien estuviera<br />
tocando, mientras Batato Barea, frente a todos, hacía pis<br />
en una pelela y se acostaba a dormir. El teatro under de la<br />
Organización Negra, precursores de Fuerza Bruta y De la<br />
Guarda, regalaron postales indelebles, delirantes y perturbadoras,<br />
como topadoras atravesando el mítico portón negro<br />
en plena fiesta o personajes atrapados en crisálidas de bolsas<br />
de basura, retorciéndose entre la gente. El grupo incomodaba<br />
al público a toda costa, ya sea con actores disfrazados,<br />
persiguiéndolos u obligándolos a desnudarse antes de entrar.<br />
Todos aceptaban las reglas del juego y se animaban a una<br />
experiencia inolvidable.<br />
Con los años, el rock comenzó a inclinar la balanza y se convirtió<br />
en el primordial ingreso, aquel con el que se lograba pagar<br />
el alquiler de ese monstruo macizo de 1500 metros cuadrados.<br />
Así fue como un tipo que no escuchaba ni le interesaba el<br />
rock se convirtió en referente y su espacio, en el templo.<br />
Algunos describen a Omar Chabán como un empresario de la<br />
noche sin escrúpulos, tal como lo describe la canción “Quiero<br />
dinero”, de Sumo. Sin embargo, muchos de los músicos que<br />
tocaron asiduamente en Cemento coinciden en que daba<br />
oportunidades a muchas bandas y que los alentaba a seguir<br />
haciendo recitales, cuando no lograban la cantidad de público<br />
esperado. “La próxima recuperamos”, solía decir y reprogramaba<br />
las fechas para unas semanas después, con más difusión<br />
para que todos pudieran recuperar el dinero invertido.<br />
Para las bandas pequeñas, tocar en Cemento por primera vez<br />
era un rito iniciático, un sueño hecho realidad, ya que era el<br />
escalón intermedio entre tocar en un bar y llegar al estadio<br />
de Obras. Cemento fue testigo de la transición en las carreras<br />
musicales de todos. Muchos aún tenían otros trabajos, cuando<br />
empezaron a tocar allí. Tal es el caso de “Chizzo”, de La<br />
Renga, que se iba a destapar cañerías sin dormir después de<br />
sus primeros shows o “Roy” Quiroga, baterista de los Ratones<br />
Paranoicos, quien, después de tocar, se iba a preparar los<br />
termos de café que vendía en un shopping de Liniers.<br />
Cemento también fue el celestino de muchas bandas que se<br />
formaron bajo su techo. Una de estas fue Miranda, que se<br />
encontró gracias a Clásico Amoral, un espectáculo creado<br />
por Chabán, donde Alejandro Sergi era musicalizador y<br />
Juliana Gattas cantaba jazz.<br />
En Cemento había espacio para todos, géneros como el<br />
punk o el heavy metal, que tenían problemas para encontrar<br />
lugares donde tocar, encontraban en Estados Unidos 1234 las<br />
puertas siempre abiertas. Así se llevaron a cabo los maratónicos<br />
festipunks, donde podían llegar a verse más de quince<br />
bandas en un día por un mínimo precio como entrada. En<br />
aquellas veladas, que arrancaban a las seis de la tarde y no se<br />
sabía muy bien cuándo terminarían, compartieron escenario<br />
las bandas más ignotas e improvisadas con el dream team del<br />
punk nacional de los noventa: Dos Minutos, Cadena Perpetua,<br />
Superuva y Flema, entre otros.<br />
Los shows fueron miles y las anécdotas, millones. Entre todas<br />
aquellas noches hay algunas que quedaron en la historia, como<br />
la presentación de Gulp de Los Redondos o las actuaciones de<br />
Damas Gratis y de La Mona Jiménez, cuando este casi no<br />
daba shows en Buenos Aires. Cuenta la leyenda que el cuartetero<br />
fue advertido por Fito Páez sobre los posibles escupitajos<br />
que recibiría por parte del público punk en señal de cariño y<br />
aceptación y que más tarde, con los rulos llenos de saliva, le<br />
dijo: “Si esto es amor, me cago en el amor”. Eso no le impidió<br />
dar un show de cuatro horas con el que se ganó el respeto del<br />
público del rock para siempre.<br />
Cada músico tiene su anécdota inolvidable en aquel espacio.<br />
Sebastián Cavalletti, ex baterista de La Mancha de<br />
Rolando, recuerda haber hecho un asado durante un recital y<br />
dar vuelta los chorizos entre tema y tema. Horacio Oscar<br />
“Gamexane” Villafañe, de Todos Tus Muertos, rememoraba<br />
con nostalgia la vez en que encontraron el champagne<br />
de Chabán y se tomaron seis botellas antes de una prueba de<br />
sonido que, por demás está decir, fue un desastre.<br />
La importancia de este espacio excede por completo la mística<br />
rockera o la trascendencia como usina cultural. Cemento fue<br />
un refugio para los que venían silenciados y escondidos por el<br />
miedo y la censura durante la dictadura militar; para los<br />
excluidos y desempleados que intentaban sobrevivir a las<br />
políticas neoliberales gobernantes de los 90 y para los desesperados<br />
y resignados que veían arder en llamas a su país y a su<br />
futuro a principio de 2000. Esas tres generaciones de jóvenes,<br />
que solo tenían en común el desamparo, recuerdan a Cemento<br />
con una nostalgia única que solo se puede sentir cuando se<br />
tuvo el cobijo protector de un gigante de concreto<br />
LISANDRO CARCAVALLO:<br />
UN ROCKERO CONTRA EL OLVIDO.<br />
Lisandro Carcavallo, director de Cemento: El documental,<br />
logró con su película despertar la nostalgia rockera colectiva<br />
y así reivindicar una usina cultural que había quedado en<br />
el olvido. El documental se estrenó en el marco del Bafici, en<br />
una velada inolvidable en la que el gigante dormido despertó<br />
por una noche y en un festival de recuerdos, la puerta de<br />
Estados Unidos 1234 volvió a ser un punto de encuentro.<br />
–¿Cómo surge el proyecto? Hay dos motivos. Fue fundamental<br />
el haber ido a Cemento para poder contar la historia.<br />
Siempre me sentí muy identificado y sentía que sabía cómo<br />
contarla. Después, lo terrible que me resultó que Cemento<br />
sea un estacionamiento. Es una reivindicación que considerábamos<br />
muy necesaria.<br />
–Cemento fue borrado de la historia. ¿Cree que tiene<br />
que ver con su historia particular por su vinculación con<br />
Chabán y Cromañón? Sí, creo que el fin de Cemento se dio<br />
porque tenían el mismo dueño. Sin embargo, creo también<br />
que cumple el destino de muchos de nuestros lugares. Generalmente,<br />
a nuestros sitios culturales no se los respeta.<br />
–Suele pasar a la hora de hacer un documental que<br />
comienza el proyecto con una idea y después, con el<br />
correr de la investigación, aparece algo diferente. ¿Le<br />
pasó? Me pasó que me decían: “No sabés lo que era Cemento<br />
en la época de las performances”. Pensé que exageraban.<br />
Cuando me encontré con el archivo no lo podía creer. Ver a<br />
dos tipos luchando con tiras de asado. Increíble.<br />
–¿Tiene alguna anécdota favorita sobre Cemento de las<br />
que le hayan aparecido en la investigación? Una genial,<br />
cuando a Marito, portero, sereno y figura clave de Cemento,<br />
la primera noche le piden un destornillador en la barra, va a<br />
la caja de herramientas y le da al cliente un Phillips.<br />
–¿Alguna anécdota propia en Cemento? Ahí fue la única<br />
vez que perdí el conocimiento. Estaba en un festival que<br />
se llamaba Caos 69, donde tocaban un montón de bandas y<br />
cerraba Horcas. Tocaba Mauma, una banda que me encantaba.<br />
Haciendo mosh, no sé en qué momento volé y aparecí<br />
desmayado del otro lado de la valla. Cuando abrí los ojos,<br />
estaba el cantante tirándome de la mano para ayudarme a<br />
levantarme.<br />
–¿Cree que es posible la existencia de un Cemento<br />
hoy? Hoy estamos lejos de que haya un Cemento. Sin dudas,<br />
estuvo en el momento indicado.<br />
–También la escena cambió mucho. Sí, todo cambió.<br />
Antes te enterabas de un show por un flyer o porque te recomendaban<br />
una banda. Había que moverse para conocer el<br />
ambiente del rock. A un lugar como Cemento lo tenías que<br />
descubrir. Hoy es diferente. Creo que eso hizo que cierto<br />
espíritu se pierda. Tal vez somos nostálgicos, creo que porque<br />
conocimos ese aspecto que es muy distinto al de ahora.<br />
Igual, hoy en día, hay bandas enormes como Los Espíritus<br />
o Los Rusos Hijos de Puta, que están buenísimas. Creo que<br />
tenemos que estar muy orgullosos del under que tenemos,<br />
porque es magnífico.<br />
–El rock es un mundo al que se accede después de un<br />
rito de iniciación, un momento en que descubrís tu<br />
identidad. ¿Cuál fue el suyo? ¿Fue en Cemento? Creo<br />
que empezó antes de ir a un recital. Me acuerdo que vino<br />
un amigo y me dio un casete copiado, cuando tenía 10 u 11<br />
años, que solo decía álbum negro en la etiqueta. (Álbum<br />
Metallica de la banda homónima, que tiene la portada completamente<br />
negra). Puse ese cassette y me cambió la vida.<br />
A partir de ahí, fue un camino de ida. No volví más<br />
58<br />
59
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
SI ESAS PAREDES<br />
SONARAN<br />
La mágica comunión entre el rock y la gente puede suceder en cualquier lado, pero a veces lo que provoca<br />
es tan poderoso que convierte a esos espacios en templos o refugios sagrados que jamás pierden su mística<br />
Uno de los primeros templos del rock fue The Cavern, que<br />
abrió sus puertas por primera vez en 1957. Si bien en sus<br />
principios era un club de jazz y skiffle, los Beatles (en ese<br />
entonces The Quarrymen) introdujeron el rock a la fuerza. El<br />
dueño se negaba a darle un espacio a este nuevo género, por lo<br />
que la banda tuvo que prometer que solo tocarían skiffle. Sin<br />
embargo John comenzó a filtrar algunos temas de Elvis en la<br />
lista. Hasta que la gerencia le hizo llegar al escenario una nota<br />
que decía: “Cortala con el maldito rock and roll”. The Cavern<br />
no hubiera sido lo mismo sin los Beatles pero ellos tampoco<br />
hubieran sido los mismos sin The Cavern. En aquel sótano se<br />
terminó de armar la banda, ya que The Quarrymen, la banda<br />
de Paul, George y John, compartían escenario con Rory<br />
Storm & The Hurricanes donde Ringo tocaba la batería. También<br />
fue el lugar donde Brian Epstein los vio por primera<br />
vez y donde la beatlemanía dio sus primeros pasos. Entre el<br />
61 y el 63 los Beatles tocaron 292 veces en The Cavern hasta<br />
que tuvieron que abandonarlo por un escenario más grande.<br />
Sin embargo la gloria de aquel sótano no terminó allí, en los<br />
años siguientes los Stones, The Kinks, Black Sabbath, Elton<br />
John, Queen<br />
y The Who,<br />
entre muchos<br />
otros, siguieron<br />
manteniendo<br />
viva su llama.<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
The Cavern era un refugio antiaéreo que se había construido<br />
durante la Segunda Guerra Mundial, pero nunca dejó de<br />
cumplir del todo su función primaria ya que le dio amparo a<br />
una generación que se despertó allí y jamás volvió a dormirse.<br />
En marzo del 73 fue derrumbado para construir una línea de<br />
subte, sin embargo se usaron esos ladrillos para reconstruirlo<br />
en una réplica casi igual al anterior. Si algo de aquella aura<br />
mágica podría haberse perdido en el camino, Paul McCartney<br />
se encargó de devolvérsela cuando lo eligió para dar su<br />
último concierto del milenio el 14 de diciembre de 1999. Esa<br />
noche volvió al escenario de The Cavern, esta vez de la mano<br />
de su amigo David Gilmour y tocaron clásicos del rock para<br />
un selecto grupo. Sin embargo, lo vieron en vivo por Internet<br />
tres millones de personas y al día siguiente por televisión<br />
unas quinientas millones más. Hoy, The Cavern sigue en funcionamiento<br />
y está en el puesto número nueve de los lugares<br />
más visitados por el turismo en Gran Bretaña, el palacio de<br />
Buckingham es el número diez.<br />
Del otro lado del océano, en la ciudad de Nueva York, otro<br />
templo se estaba erigiendo. Este espacio fue creado por<br />
Andy Warhol, un sol plateado que tenía el talento, la decadencia<br />
y la fama orbitando a su alrededor. En este caso el<br />
rock fue una consecuencia del espacio y no lo que lo generó<br />
en un primer lugar, pero la banda que salió de esto fue tan<br />
decisiva e influyente que perfectamente todo podría haberse<br />
construido alrededor de ellos.<br />
The Factory<br />
Warhol alquiló un cuarto piso de un antiguo edificio que había<br />
sido en algún momento una exitosa fábrica de sombreros y<br />
acudió a su amigo Billy Name para que utilizara el mismo<br />
criterio de decoración que tenía en su pequeño departamento:<br />
todo plateado. Andy decía: “El plateado era el futuro, el<br />
espacio, el color de los trajes de astronautas. Pero también<br />
representaba el pasado, la pantalla plateada, el cine. Y lo más<br />
importante, la plata era el narcisismo, el reflejo de los espejos”.<br />
En esa crisálida plateada se gestó The Velvet Underground<br />
con Lou Reed y John Cale a la cabeza. Esta banda tuvo<br />
una relación tan entrañable con La Fábrica como los Beatles<br />
con The Cavern. Pero a pesar de tocar allí en cada evento,<br />
incluso como parte de una instalación de Warhol, no tuvieron<br />
gran éxito en ese entonces. Fueron incomprendidos por el<br />
público en sus comienzos a pesar de ser la banda apadrinada<br />
por el hombre del momento. Su primer disco, The Velvet<br />
Underground & Nico, que incluso tenía un dibujo de Warhol<br />
en la tapa vendió apenas treinta mil unidades. Pero para<br />
aquellos que lo compraron la vida no volvió a ser la misma.<br />
En palabras de Brian Eno: “Todo aquel que compró una de<br />
esas treinta mil copias empezó una banda”.<br />
Entre las paredes plateadas de La Fábrica convivían estas criaturas,<br />
con artistas, marchantes, los Velvet y la crema del rock,<br />
el cine y la literatura. Bob Dylan, Mick Jagger, Salvador<br />
Dalí, Kerouac, Ginsberg, Truman Capote, Yoko Ono,<br />
Jane Fonda y Liza Minnelli eran algunas de las personalidades<br />
que la visitaron. Todo lo que reunía La Fábrica estaba<br />
presente como temática en la obra de Warhol, por momentos<br />
parecía parte de ella, como si todo se tratara de una instalación<br />
o a veces, incluso, todo parecía producto de su imaginación.<br />
Entre los 60 y los 80 Nueva York era en sí misma un gran<br />
caldo de cultivo donde el rock y la cultura se reproducían<br />
como gérmenes. En 1973, un músico casi en quiebra llamado<br />
Hilly Krystal, abrió un bar de mala muerte en la parte más<br />
peligrosa de Manhattan con un préstamo de su mamá. Este<br />
panorama que parecía tener la palabra fracaso en su destino se<br />
convirtió en una leyenda. El lugar se llamó CBGB’s OMFUG<br />
(de country, bluegrass, blues y otra música para nacientes consumidores).<br />
La única regla de Krystal era: “Nada de covers”,<br />
esto hizo que un grupo de bandas rechazadas en otros espacios<br />
plantaran bandera y lo convirtieran en su cuartel de resistencia.<br />
En palabras de Patti Smith: “Cuando empezamos a construir<br />
el CBGB como un lugar para tocar fue porque no había<br />
otro espacio para nosotros. No había en Nueva York en 1973<br />
ningún lugar para que un poeta pudiera improvisar con una<br />
guitarra o un piano. Había solo algunos cabarets gays pero eran<br />
demasiado sofisticados”.<br />
Los primeros en llegar fueron los Television, que ensayaban<br />
a unas cuadras. Krystal aceptó que tocaran los domingos<br />
pero el resultado fue lamentable. Sin embargo les permitió<br />
seguir intentándolo hasta que comenzaron a traer gente.<br />
Hilly solía dar muchas oportunidades a los músicos, era más<br />
un padrino alentador que un empresario. Después llegaron<br />
Los Ramones, Blondie, Talking Heads y los Dead Boys que<br />
junto con Television y Patti Smith conformaron un elenco<br />
casi estable en el CBGB. Pronto las bandas del momento que<br />
llegaban del otro lado del charco iban directo a hablar con<br />
Krystal para tocar en ese mítico escenario, entre ellos, The<br />
Police y Sex Pistols. Hubo una banda argentina que hizo lo<br />
mismo, desde Valentín Alsina y con todo el caradurismo, los<br />
Dos Minutos, se presentaron en el bar como amigos de Los<br />
Ramones y consiguieron una fecha.<br />
Dentro del bar lo que apabullaba no era el peligro sino la<br />
mugre, los baños eran repugnantes y Johnatan, el perro de<br />
Krystal, hacía sus necesidades por todos lados. Al parecer el<br />
can se movía con mucha libertad, incluso solía subirse al escenario<br />
en medio de cualquier show, especialmente en los de<br />
Patti Smith porque la banda lo quería. Johnatan era un saluki<br />
(raza egipcia similar al afgano) con mucha suerte, muchos<br />
discos en vivo le fueron dedicados.<br />
Entre la operación de limpieza del alcalde Giuliani y las<br />
deudas acumuladas por Krystal, el<br />
CBGB cerró sus puertas el 15 de octubre<br />
de 2006. Patti Smith y Blondie<br />
lo despidieron con un inolvidable<br />
recital en el que tocaron temas de<br />
Los Ramones y de todas las bandas<br />
que le dieron vida. Esa noche, la<br />
última, por primera vez se permitieron<br />
covers.<br />
Otra gran revolución musical, tal<br />
vez una de las últimas, se produjo<br />
en la década del 90, en una aburrida<br />
y lluviosa ciudad estadounidense<br />
llamada Seattle. Como los chicos no<br />
tenían mucho que hacer allí, comenzaron<br />
a juntarse en los garajes de sus<br />
Crocodile Café<br />
casas y a formar sus propias bandas.<br />
Así nació el grunge, reflejando apatía<br />
y vacío existencial en la distorsión de sus guitarras, y tuvo su<br />
templo en el Crocodile Café, ubicado en un barrio residencial<br />
de Seattle. Su pequeña sala acustizada se convirtió<br />
en un oasis para sus jóvenes habitantes. Por allí pasaron,<br />
entre muchos otros, Nirvana, Pearl Jam, Mudhoney, Alice in<br />
Chains y R.E.M., cuyo guitarrista se casó con la dueña del<br />
bar. Después de algunos cierres y reinauguraciones el lugar<br />
sigue funcionando y aún ofrece recitales todos los días.<br />
Los templos rockeros son millones, los hay en distintas partes<br />
del mundo, algunos siguen en pie y otros fueron demolidos o<br />
convertidos en negocios o viviendas. Aun así es casi imposible<br />
no percibir en el aire el eco de sus guitarras fantasmas<br />
60 61
Entrevista<br />
ocho<br />
Romper el molde<br />
Cálida, bella y elocuente, INÉS ESTÉVEZ habló con <strong>Quid</strong> de su nuevo proyecto musical, al que definió<br />
como su mayor pasión en el presente. Una actriz y cantante que no teme penetrar en otros géneros<br />
artísticos y que disfruta del paso del tiempo, gracias a una actitud, alguna vez definida como “incatalogable”<br />
–¿Cómo definiría su nuevo proyecto musical? ¿Apunta<br />
a un público determinado o no tiene nicho? Es raro<br />
intentar definir algo en mi vida. En general, el término<br />
definición está demasiado asociado a “definitivo”. Para mal y<br />
para bien, no encajo del todo en ningún casillero. Recuerdo<br />
cuando empecé a actuar, hace casi treinta años, y una periodista<br />
me definió como “incatalogable” (risas). En cuanto a la<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
música, obviamente la base es el jazz, que constituye el pilar<br />
desde el cual se generaron todos mis otros gustos musicales.<br />
Lo que hacíamos con el dúo Estévez & Malosetti tenía un<br />
corte más tradicional, que respondía a los standards de jazz<br />
que los padres de ambos consumían. Ese producto atraía<br />
gente grande y muchas parejas, porque estaba apoyado en el<br />
romanticismo. En este caso, me inclino más hacia la sensua-<br />
lidad, lo cual incluye también al público joven, y parto desde<br />
la misma base hacia sitios relacionados al swing, al soul, al<br />
blues, el rock reversionado, además de música de los 70 o de<br />
los 50, que guarda una modernidad increíble. Es música escuchable<br />
por cualquier generación. Para la zona suave voy a<br />
algún clásico complejo armónicamente, la bossa o incluso un<br />
bolero con base de jazz. A veces pienso en bajar un poco por<br />
América Latina y brindarle ese sonido a alguna composición<br />
uruguaya o argentina contemporánea, con delicadeza y respeto<br />
por los originales. En realidad, me gustan mucho el soul,<br />
el jazz mezclado con el funk sin llegar al acid de los 80, el<br />
smooth jazz y todo los 70. Pero podría cantar un fino folclore<br />
también. No hay límites. Quién sabe. Esto recién empieza<br />
y lo más importante es expresarse mediante lo que más me<br />
resuena y ser genuina.<br />
–¿Descubrió la música después de la actuación? Fue<br />
a la inversa. La música formó parte del acervo familiar. Mis<br />
primeras vocaciones fueron la música y la literatura. Solo<br />
pude estudiar danza clásica porque había una escuela municipal<br />
en Dolores comandada por maestras del Teatro Argentino<br />
de La Plata, pero no conseguí a nadie que me enseñara<br />
música de modo eficaz. Y me abrí paso con la actuación<br />
como una manera de plasmar la creatividad. En mi caso,<br />
actuar no necesitaba de técnica, sino que era intuitivo y el<br />
único instrumento necesario estaba muy a mano: yo misma.<br />
Mi padre adoraba el jazz y tocaba instrumentos de oído,<br />
mi madre es amante de la lírica, mis dos hermanos varones<br />
tocaban la guitarra, uno fue DJ, y gracias a la danza yo apreciaba<br />
la música clásica. Los asados del domingo eran con la<br />
trompeta de Louis Armstrong de fondo, lavar los platos<br />
del mediodía era con un programa de radio, donde pasaban<br />
arias de La Bohème entre otras, y las noches de verano en<br />
el Winco sonaban Debussy, Schumann o Bizet. Sumale<br />
a Queen, Beatles y la mejor música brasileña que corría por<br />
cuenta de mi hermana, con Jobim a la cabeza. Mis primeros<br />
premios fueron en teatro por comedias musicales, a los 20<br />
canté en una banda de funk y luego grabé algunos temas<br />
para bandas sonoras de films.<br />
–¿Encuentra grandes diferencias y/o similitudes entre<br />
subir al escenario como cantante y como actriz? Como<br />
actriz tenés la protección de la ficción, no sos vos la que está<br />
allí, es el personaje. Cantar es más expuesto porque sos vos<br />
misma y tu alma a la vista. Se compensan porque actuar<br />
requiere de una disciplina y un rigor supremos, mientras que<br />
cantar conlleva una bohemia hermosa con la que me identifico.<br />
–¿Qué condiciones tiene que reunir una pieza o canción<br />
para que le gusten? ¿Es fan de algún músico? Todas las<br />
buenas composiciones que me hagan erizar la piel o mover la<br />
cadera o la cabeza, no importa el género. No soy fan. No sigo<br />
ciegamente a nadie. Adhiero a composiciones que me hacen<br />
vibrar, unas más que otras. Pero no tengo favoritos.<br />
–Al margen de la relación que tuvieron, ¿qué aprendió<br />
del músico enorme que es Javier Malosetti? Fundamentalmente<br />
me dio confianza en mí misma, apreció mi<br />
estilo antielaborado, me puso al frente de su banda, recorrí<br />
de su mano cincuenta shows en un año y me explicó que no<br />
hacía falta saber música para hacerla. Lo que me percato que<br />
aprendí de cero es cómo producir el propio proyecto y llevarlo<br />
adelante, lo cual era impensable para mí. Yo no planeaba dedicarme<br />
a esto y aquí estoy. Es mi mayor pasión actualmente.<br />
–¿Se ve combinando actuación y canto, por ejemplo, en<br />
una película? ¿Por qué no? En teatro he hecho musicales.<br />
No es el género que más me atrae, pero en cine he cantado<br />
en las bandas sonoras de dos películas que protagonicé. Eso<br />
me gustaría más.<br />
–¿Cómo se conciben sus shows? ¿Qué encuentra alguien<br />
que nunca la haya ido a ver aún? Spell, supongo.<br />
Aquella gracia sincera de la que hecho mano cada vez que<br />
me expongo, algo muy propio de los que somos del interior,<br />
la empatía de mostrarse como uno es, pero abierto por completo.<br />
Y una banda que se suena todo, un trío con personalidad<br />
propia que te hace mover el espíritu y los pies al ritmo<br />
de una onda imparable. Temas fáciles de escuchar, ciertas<br />
sorpresas y un show ágil.<br />
–Saliendo un poco de la música. Muchas veces habló<br />
de no sentir el peso de la edad. ¿Cuál es el secreto o<br />
cuáles son los secretos? No hay secretos. No sé. No tengo<br />
una vida típica. No me recibí a los 20, me casé a los 22, tuve<br />
hijos a los 23 y a los 40. Vivo el nido vacío. Empecé a actuar<br />
a los 19, a sentirme apta para ser madre a los 40. Podría no<br />
haberlo sido y ser feliz igual. He tenido importantes<br />
convivencias, tuve hijas a los 46. En 2005 dejé una carrera<br />
prolífica en la actuación que retomé a fines del 2013. En el<br />
medio, publiqué mi primera novela, este año voy por el<br />
libro de poemas y más adelante me dedicaré a la segunda.<br />
Diseñé un nuevo sistema de aprendizaje de la actuación<br />
que estoy implementando como docente desde hace diez<br />
años. Dirigí teatro, estoy haciendo un unitario para Polka,<br />
El Maestro, que gira en torno al mundo de la danza, voy a<br />
participar de una serie para Netflix, a fin de año haré una<br />
película. En 2015 empecé a cantar jazz y en 2017 me lancé<br />
como solista y productora de mi propio proyecto. No<br />
duermo a horario, no hay un día igual a otro, me alimento<br />
desparejo, me acuerdo de mi aspecto cuando me enamoro o<br />
cuando tengo que pararme frente a una cámara y salgo<br />
corriendo a comprar cremas. El tiempo pasa para todo el<br />
mundo. Lo único que me importa es la armonía, no solo<br />
física sino en todos los planos. Adherir a mi sino. Y ser feliz,<br />
el único deber que tenemos como seres humanos<br />
Inés Estévez se presenta el sábado 19 de agosto<br />
en Bebop. Moreno 364, CABA<br />
62<br />
63
RECOMENDADOS<br />
POR MÓNICA TRACEY<br />
RECOMENDADOS INFANTILES / JUVENILES<br />
POR MARÍA FERNANDA GUILLOT<br />
SERES QUERIDOS<br />
Vera Giaconi<br />
Anagrama<br />
En gestos o en confesiones expresas los<br />
personajes muestran algo de ese lado oscuro<br />
que hay en cada uno dando a estas escenas<br />
de relaciones cotidianas esa parte de verdad<br />
que inevitablemente las tiñe de cierta sordidez.<br />
Y sin embargo, esa puesta en juego<br />
de viejos rencores y envidias produce una<br />
liberación. En este mundo habita la materia<br />
de los diez cuentos del segundo libro de la<br />
uruguaya, residente en Argentina, Vera<br />
Giaconi, quien con su escritura contenida,<br />
ideal para que lo que se cuenta estalle por sí<br />
solo, ya se ha convertido en una revelación.<br />
TRUMAN CAPOTE<br />
Liliane Kerjan<br />
El Ateneo<br />
La autora es francesa, especialista en<br />
literatura estadounidense y desde ese lugar<br />
afronta una nueva biografía de Capote, el<br />
personaje que ha ido llenando un espacio<br />
extraño para sus fascinados lectores. Kerjan<br />
pone en contacto la obra narrativa del escritor<br />
con su controversial figura pública, ya tan<br />
conocida por las múltiples biografías publicadas<br />
y las dos biopics que lo muestran especialmente<br />
en su relación con los personajes<br />
reales de A sangre fría. Y logra despertar el<br />
deseo de volver a la obra de Capote, tal vez<br />
lo que realmente importa.<br />
HACER NEGOCIOS CON PALABRAS<br />
Arjun Appadurai<br />
Siglo XXI<br />
Nacido en Bombay, el autor es antropólogo<br />
y profesor en universidades que van de<br />
Nueva York a la India. Su mirada se asienta,<br />
crítica pero abierta, sobre el capitalismo y<br />
las incendiarias rutas de la máquina financiera,<br />
no para demonizarlo, lo que solo produciría<br />
parálisis, sino para entender desde<br />
qué lugar defenderse y crear otras opciones.<br />
Appadurai analiza esta forma sesgada del<br />
“contrato” que sustenta el mundo financiero:<br />
el contrato más lucrativo es el que una<br />
de las partes no cumple, otorgándole así a la<br />
otra parte ganancias impensables.<br />
DENTRO DEL BOSQUE<br />
Alejandra Fernández Mingorance<br />
Colección Pípala, Adriana Hidalgo Editora<br />
Aparentemente, es un libro pequeño: la tapa<br />
mide 17 x 14 centímetros. Pero cuando se<br />
despliega, asombra con más de dos metros y<br />
medio de extensión. Entonces, vale la salvedad:<br />
cualquier parecido con la imaginación<br />
será algo más que coincidencia.<br />
La historia de Dentro del bosque se cuenta<br />
en cada fuelle de un libro que se despliega<br />
como acordeón. Es una anécdota simple: un<br />
niño sale de su casa y se oculta en el bosque<br />
que se hace cada vez más y más tupido.<br />
Un supuesto juego de escondidas entre<br />
búsquedas.<br />
DIARIO PARA MIS ABUELOS<br />
Therese Rosen<br />
Ediciones Continente<br />
Este álbum se completa con fotos, dibujos,<br />
recuerdos y un poco de ayuda de la familia:<br />
hay que contar cómo eran de niños los<br />
abuelos, qué es lo que más les gusta hacer,<br />
qué los entristece o enoja, cuáles son sus<br />
canciones y películas favoritas, y qué los<br />
hace felices. Más que un diario, es una<br />
excusa para conocer más a los abuelos y<br />
emocionarlos con el mejor regalo. “Porque<br />
para saber adónde vamos hay que conocer<br />
de dónde venimos”, asegura la autora.<br />
El libro incluye una tarjeta de cumpleaños<br />
pop up para colorear.<br />
CUENTOS CON SORPRESAS<br />
Colección Fábrica de cuentos<br />
Editorial Sigmar<br />
Como un atrapasueños, un buen relato<br />
convoca la imaginación. Leerle en voz alta<br />
a un niño es fundar una complicidad y,<br />
tal vez, un vínculo perenne con lo escrito.<br />
Cuentos con sorpresas incluye diez historias<br />
breves, ideales para ser leídas en voz<br />
alta. Se trata de narraciones simples con<br />
grandes atractivos: animales, aventuras e<br />
ilustraciones en colores brillantes. El libro,<br />
de tapas acolchadas, está pensando para<br />
chicos de cuatro años en adelante.<br />
Y colorín, colorado, la fascinación ha<br />
comenzado.<br />
SOBRE LA DESOBEDIENCIA CIVIL/<br />
WALDEN O LA VIDA EN LOS BOSQUES<br />
Henry David Thoreau | Del Nuevo Extremo<br />
Por distintos motivos, estos dos textos<br />
que Nuevo Extremo reedita en homenaje<br />
a los doscientos años del nacimiento de<br />
Thoreau vuelven una y otra vez a dar<br />
consistencia a planteos del pensamiento<br />
y comportamiento contemporáneos. En<br />
Desobediencia civil, el escritor estadounidense<br />
insta a desobedecer las normas que<br />
se oponen a lo que el individuo considera<br />
justo, una idea que alimentaron en su<br />
momento a Gandhi, Martin Luther<br />
King y tantos otros. En Walden, cuenta su<br />
experiencia de dos años de relación íntima<br />
con la naturaleza y exalta ese regreso a la<br />
sencillez como un camino a la sabiduría y<br />
la felicidad.<br />
EL HOMBRE QUE DUERME A MI LADO<br />
Santiago Loza<br />
Tusquets<br />
La madre se dice: “Nélida, lo tenés que<br />
querer”. Habla de su hijo, Mauro. Pero no lo<br />
quiere, nunca lo quiso. De él dice que es un<br />
pesado, un desangelado, insoportable. “Ni<br />
bien naciste, lo supe, un pesado”. Nelly, llena<br />
de bronca, es mayoritariamente la voz narradora<br />
en primera persona de la novela, a la<br />
que imprime el sabor amargo de su desdicha.<br />
Achacosa, viaja a la ciudad a vivir en la casa<br />
de su hijo y la pareja de él, Daniel, a quien sí<br />
quiere de un modo extraño, inconveniente.<br />
En ese núcleo de relaciones domésticas se<br />
dispara el policial. Dura, con cierto humor,<br />
eficaz, es la primera novela de Santiago<br />
Loza, ya reconocido autor de teatro y guionista<br />
de cine, que también dirige.<br />
DOMINGO<br />
Irène Némirovsky<br />
Salamandra<br />
Mundos fantasmales, el de los vivos, el<br />
de los muertos, en un salón de París, en<br />
los campos helados de Finlandia, en una<br />
escritura luminosa y sombría, enamorada de<br />
los detalles que siente la resina aún viva en<br />
la madera de una casa, la presencia de animales<br />
invisibles en el bosque, la melancolía<br />
en los ojos, en el corazón, de los personajes,<br />
el peso de los tiempos en el destino de las<br />
mujeres y los hombres que lo habitan. Son<br />
quince relatos, publicados originalmente en<br />
revistas francesas entre 1934 y 1940, los que<br />
traen otra vez la escritura de Némirovsky<br />
que, como en El baile o Suite francesa, nos<br />
recuerda la alegría de la lectura.<br />
¿ES MUCHO 7?<br />
Antje Damm<br />
Ediciones Iamiqué<br />
No cuenta una historia. Tampoco da respuestas.<br />
El libro consiste en 33 preguntas,<br />
cada una de ellas acompañada de fotos<br />
e ilustraciones. Un collage atractivo de<br />
planteos e imágenes que ofrece 33 oportunidades<br />
para reflexionar. ¿De dónde viene<br />
el miedo? ¿Los árboles duermen? ¿Qué es<br />
la felicidad? ¿Los bebés piensan? ¿De qué<br />
sirve estar triste? La autora, Antje Damm,<br />
es una arquitecta alemana que se dedica a<br />
escribir e ilustrar libros infantiles. Muchos<br />
de ellos nacieron de charlas con sus cuatro<br />
hijas, en las que se repetían cuestionamientos<br />
muy parecidos (a veces, los mismos) a los<br />
de este libro de Ediciones Iamiqué. A todo<br />
esto, ¿es mucho 7? Da para pensarlo.<br />
EL POROTO MÁGICO<br />
Cristina Macjus | lustraciones Decur<br />
Colección Ciclos Uranito<br />
Una noche, una chica planta un poroto. A<br />
la mañana siguiente, descubre que la planta<br />
germinó como una escalera a las nubes.<br />
Por ella comienzan a bajar verduras que,<br />
abrazadas, lloran desconsoladas porque<br />
no fueron elegidas para un concurso de<br />
belleza. La protagonista decide subir al<br />
cielo y averiguar qué está pasando. Lo que<br />
sigue es una sucesión de escenas surrealistas,<br />
muy en el tono de aquella merienda de<br />
locos de Alicia en el País de las Maravillas.<br />
El poroto mágico es un relato onírico que<br />
se lee con una sonrisa. Las ilustraciones de<br />
Decur la amplían todavía más.<br />
LA LÓGICA INEXPLICABLE DE MI VIDA<br />
Benjamin Alire Sáenz<br />
VR YA<br />
Sal, el protagonista de La lógica inexplicable<br />
de mi vida, tiene que tomar muchas decisiones.<br />
Su vida está a punto de cambiar:<br />
mientras decide a qué universidad ir, trata<br />
de entender de dónde sale ese fuego negro<br />
que últimamente lo lleva a trompearse con<br />
cualquiera. Sal no sabe de quién heredó<br />
sus genes. La lógica inexplicable de mi vida<br />
es la nueva novela de Benjamin Alire<br />
Sáenz, un ex sacerdote licenciado en<br />
Letras y Filosofía, artista plástico y poeta.<br />
Como si eso no le bastara, también es autor<br />
multipremiado de literatura juvenil.<br />
64 65
Tema de tapa<br />
cinco<br />
LITERATURA JUVENIL Y CINE,<br />
UN MARIDAJE PERFECTO<br />
La idea de infancia y adolescencia tal como hoy la conocemos es relativamente nueva, en la primera<br />
mitad del siglo XX todo lo que viniera antes de la madurez era una simple sala de espera hacia<br />
el mundo adulto. Hoy, fiel reflejo de que las cosas han cambiado, la literatura juvenil y el cine,<br />
conforman una máquina muy aceitada donde, por lo general, el resultado, suele ser él éxito asegurado<br />
Fueron los dibujos animados los primeros contenidos audiovisuales<br />
para los más chicos. Esta fue una gran usina que se<br />
alimentó de historias provenientes de la literatura. No solo<br />
fueron adaptados los clásicos cuentos infantiles sino todo tipo<br />
de obras de la literatura universal, incluido los mitos griegos.<br />
Un gran ejemplo de esto fue Disney, el imperio indestructible<br />
de la animación (especialmente desde que compró Pixar).<br />
El mundo animado comenzó siendo territorio infantil pero<br />
fue ganando cada vez más adeptos entre los adultos, a tal<br />
punto que ya existe un universo entero de dibujos animados<br />
que excluye a los más chicos.<br />
Hoy cada franja etaria tanto para niños como adolescentes<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
tiene una historia que está pensada para su nivel educativo,<br />
su formación y sus intereses. Pero antes, esas líneas, resultaban<br />
más borrosas e incluso los creadores de sus historias<br />
pivoteaban entre esos universos. Un claro ejemplo de esto<br />
fue el maravilloso Roald Dahl, que con sus relatos infantiles<br />
rompía las fronteras de la edad. Generalmente sus relatos<br />
son moral y políticamente incorrectos, muchas veces lindan<br />
con lo terrorífico y suelen brindar una imagen de los adultos<br />
como criaturas malvadas y egoístas. Dahl decía: “La llave del<br />
éxito consiste en conspirar con los niños contra los adultos.<br />
Puede ser una fórmula simplista pero funciona. Los padres y<br />
maestros son el enemigo”.<br />
Lo cierto es que la mayoría de sus historias fueron llevadas a la<br />
pantalla grande y casi siempre los resultados fueron geniales.<br />
Las más destacadas fueron Matilda de 1996, con una magistral<br />
dirección de Danny De Vitto; Las brujas de 1990, con<br />
una aterradora Angelica Huston como la Gran Bruja; las<br />
dos Charlie y la fábrica de chocolate, la primera del <strong>71</strong> con el<br />
entrañable Gene Wilder en el papel de Willy Wonka, y la<br />
segunda de 2005 a través de la oscura y fascinante mirada de<br />
Tim Burton; y Fantástico Sr. Zorro en 2009 con un perfecto<br />
stop motion en la dirección del salingeriano Wes Anderson.<br />
El mismo Roald Dahl tuvo su propio programa de televisión<br />
en los años 60 llamado Way Out, donde el escritor introducía<br />
historias de terror, policiales o fantásticas, muchas de su<br />
autoría, al estilo de Hitchcock presenta. Incluso guionó algunos<br />
capítulos para esta última, el más recordado fue Cordero<br />
asado, donde una mujer asesina a su marido con una pata de<br />
cordero, episodio que fue posteriormente homenajeado por<br />
Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, cuando<br />
Carmen Maura utiliza una pata de jamón como arma homicida.<br />
También su primer libro infantil, Los Gremlins, inspiró a<br />
Joe Dante para hacer la película homónima en 1984.<br />
Hay que decir que en los 80 hubo un boom de cine infanto<br />
juvenil que cambió las reglas del juego para siempre. Si bien<br />
ya existían películas para ellos, los avances tecnológicos, la<br />
continua definición de este público particular y su crecimiento<br />
como consumidores de historias hicieron que Hollywood<br />
pusiera la mira sobre ellos y los bombardeara a películas. A la<br />
cabeza del ataque estuvieron George Lucas con sus inmortales<br />
Star Wars, Steven Spielberg con E.T y sus Indiana<br />
Jones, Robert Zemeckis con obras maestras como Volver<br />
al futuro o ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y John Hughes,<br />
considerado como el creador del cine adolescente, con The<br />
Breakfast club o Ferris Buller’s day off, y más tarde con<br />
grandes obras infantiles como Mi pobre angelito y Beethoven.<br />
Sumado a esto estaba el genio de Jim Henson y sus marionetas<br />
que fueron el alma de cientos de películas de los 80, entre<br />
ellas Star Wars y Laberinto, que además estaba dirigida por<br />
el propio Henson.<br />
En esta lluvia de cine ATP (apto para todo público) la adaptación<br />
de obras literarias, dejaron unos cuantos clásicos. Una de<br />
ellas fue Cuenta conmigo, basada en un relato de Stephen<br />
King, “The body” (a su vez inspirado en una experiencia personal<br />
de la juventud). La historia trata de cuatro amigos que se<br />
aventuran a la búsqueda del cadáver de un chico desaparecido,<br />
para así convertirse en los héroes de su comunidad. Cuenta<br />
conmigo fue una de las principales fuentes de inspiración de la<br />
actual Stranger Things, la serie que se convirtió en una oda a la<br />
nostalgia del coming of age ochentoso. Otro ejemplo es la Historia<br />
sin fin, basada en el libro homónimo de Michael Ende<br />
en el que un niño comienza a leer una historia de aventuras de<br />
la que él también forma parte. La historia de Bastian y Atreyu<br />
y la inmensa ternura de Falcor marcaron a una generación.<br />
Muchas veces la literatura estaba presente aunque no se tratara<br />
estrictamente de una adaptación, como el caso de Leyenda,<br />
en la que Ridley Scott tuvo a los hermanos Grimm como<br />
inspiración. Pero a pesar de que la literatura estuviera presente<br />
y dispuesta a ser transformada en guión, la verdadera vedette<br />
de los 80 y 90 fue el cine, que ayudado por la expansión del<br />
VHS, estaba en la cresta de la ola apta para todo público.<br />
Sin embargo a finales de la década la literatura se convertiría<br />
en el referente al que el cine se tendría que acoplar. Esta<br />
transformación total de las reglas del juego tuvo como protagonista<br />
a un joven mago llamado Harry Potter. La piedra<br />
filosofal, el primer libro de la saga, salió en el 1997 y al año<br />
siguiente la autora ya había vendido a la Warner los derechos<br />
para llevar a la pantalla grande los primeros cuatro libros,<br />
cuando aún no se habían escrito los tres siguientes.<br />
La obra de J. K. Rowling despertó el apetito lector de un<br />
sector que se creía que ya no leía y a partir de su existencia<br />
fueron saliendo cientos de títulos por año. A su vez, allanó el<br />
camino para que viejas sagas de la literatura juvenil tuvieran<br />
sus adaptaciones cinematográficas como El señor de los anillos<br />
y Las crónicas de Narnia.<br />
El hecho de que la saga del mago más famoso del mundo se<br />
haya extendido tanto en el tiempo provocó un fenómeno único:<br />
tanto los personajes de los libros, como los actores de las<br />
películas y los lectores de la primera hora fueron creciendo a<br />
la par, de esta manera una simple ficción terminó convirtiéndose<br />
en una etapa para la vida de muchos. En junio pasado el<br />
primer libro cumplió veinte años y aún sigue ganando fans en<br />
todo el mundo.<br />
El éxito rotundo de Harry Potter no solo cambió la relación<br />
de la literatura juvenil con el cine, también inauguró la<br />
moda de las sagas literarias que aún sigue vigente. El alcance<br />
llegó a la literatura de adultos que también pudieron ver sus<br />
libros convertidos en películas, como el caso de las Sombras<br />
de Grey y Millenium, o en serie como ocurrió con Juego de<br />
tronos, donde los libros terminaron alimentándose del éxito<br />
mundial de la serie.<br />
Después del suceso Harry Potter todo libro juvenil con éxito<br />
fue a parar a la pantalla grande sin escalas. En lo que respecta<br />
a las sagas, tal vez las más exitosas tanto en libro como en película<br />
fueron Crepúsculo y Los juegos del hambre. Otros fueron<br />
grandes éxitos en papel pero fracasaron en el cine, como el<br />
caso de Divergente, que no cumplió las expectativas de los<br />
productores y no parecen dispuestos a completar la saga.<br />
Lo cierto es que con el paso del tiempo las historias juveniles<br />
se fueron poniendo más violentas, dramáticas e intensas.<br />
Aquel Harry Potter de La piedra filosofal parece un poco inocente<br />
al lado de las sagas actuales que ocurren en escenarios<br />
apocalípticos donde suele estar en juego la vida.<br />
Sin embargo las temáticas siguen siendo similares. La realidad<br />
puede ser distópica o fantástica pero los amores son siempre<br />
imposibles o conflictivos y el mundo, hostil. Las historias son<br />
iniciáticas, de primeras veces transformadoras. Se sigue<br />
dejando el mundo familiar para explorar el afuera en busca de<br />
la identidad propia. Los vínculos son fuertes, definitorios. Se<br />
pierde inocencia y se gana sabiduría. Como en la vida<br />
66 67
Entrevista<br />
nueve<br />
Con la piel<br />
gruesa<br />
A los 18 escribía en un blog que la llevó a editar su primera novela.<br />
Con 31 años, MADELEINE ROUX es considerada la reina de la literatura juvenil<br />
POR Martina Leunda<br />
–¿Qué diferencias existen entre escribir algo para<br />
un blog y escribir algo para que sea publicado en un<br />
libro? Obviamente escribir para un sitio web es una actividad<br />
mucho más solitaria. Uno tiene un control total de lo que<br />
hace. Nadie te edita, hacés todo solo. De todos modos, yo usé<br />
el blog solo para escribir ficción y en cada posteo subía un<br />
capítulo, por lo que, en algún punto, no es tan diferente. Pero<br />
cuando se publica un libro real por primera vez se recibe más<br />
ayuda y hay mucho más trabajo del editor y ese tipo de cosas.<br />
–¿Siente que cambió su forma de escribir desde que<br />
escribe para publicar en un libro? No del todo, quizás un<br />
poco. Lo que hago ahora es planificar más, porque lo anterior<br />
era un experimento. No sabía cómo lo iba a terminar, ni<br />
siquiera sabía si lo iba a terminar, si lo iba a transformar en<br />
un título publicable o no. Pero, una vez que mi agente me<br />
contactó y decidimos convertir ese material en un libro real,<br />
tuve que hacer un abordaje tradicional. Ahora planifico mucho<br />
más y aprendo con cada uno de los libros. Hacer todo de<br />
antemano facilita de alguna manera el proceso también.<br />
–¿Cómo funciona el trabajo de edición en sus historias?<br />
Porque tanto las fotos en la saga de Asylum o las<br />
ilustraciones en La mansión de las furias cumplen un<br />
papel importante. Cuando uno escribe un libro es como<br />
una especie de rompecabezas y las imágenes siempre vienen<br />
al final. Pero uno las tiene en mente en todo momento.<br />
También la figura del editor es muy importante, porque es<br />
el que te dice: “tal capitulo no es tan tenebroso, hay que<br />
levantarlo un poco más”, etc., y, en ese aspecto, es un trabajo<br />
muy colaborativo. En el primer libro de Asylum, cuando<br />
vi cómo funcionaba todo junto una vez que fue publicado,<br />
cambié mi enfoque hacia adelante. Porque, cuando observé<br />
eso, dije: “yo puedo influir más en la búsqueda de imágenes”.<br />
Entonces, podíamos armar el próximo título pensando<br />
en la narrativa pero también teniendo un enfoque más de<br />
cine, pensando y teniendo en cuenta qué puede servir y en<br />
qué partes. En La mansión de las furias hay ilustraciones,<br />
no tanto fotos. Fue algo que me gustó mucho, porque ya<br />
había terminado el libro y se lo dimos a una ilustradora muy<br />
talentosa llamada Iris. Ella eligió imágenes que le parecían<br />
buenas y, como están junto al título de cada capítulo, brindan<br />
algunas pistas de lo que puede suceder. Estuvo muy bueno<br />
trabajar con ella, porque le dio un toque más creativo. Eso<br />
muestra que no estoy sola, que ella, entre otras personas, fue<br />
una parte importante del proyecto.<br />
–¿Qué ventajas tiene ese gran género que llamamos<br />
terror que a su vez engloba muchos subgéneros que<br />
usted trabaja a lo largo de toda su obra? Creo que en el<br />
terror hay mucha libertad, porque tiene una estructura bastante<br />
relajada. Una novela fantástica o una novela romántica<br />
tienen una estructura mucho más concreta. El terror permite<br />
que los géneros puedan mezclarse, podés tener un libro de<br />
terror que sea también fantástico, respetando ambos géneros
y teniendo ambos elementos presentes. En lo particular,<br />
suelo mezclarlo con el misterio, con el que me identifico<br />
porque es algo bastante natural. Además trato de agregarle<br />
siempre algo más. A mí me gusta el terror y me gusta que sea<br />
parte del libro, pero no todo el libro. Mis textos funcionan<br />
creando una atmósfera de terror, pero debe existir también el<br />
romance, el misterio, suceder otra cosa en ellos.<br />
–En cuanto a los personajes, ¿cómo los crea y qué<br />
aspectos pone en relieve? Yo los pienso como si fueran<br />
muñecas, porque uno los pone en diferentes escenarios, etc.<br />
Y para libros como los de Asylum en los que tenés un trío de<br />
personajes, funciona el hecho de disponer de una variedad<br />
de personalidades porque así se crean tensiones en el grupo<br />
y también con el mundo exterior. Hay problemas entre ellos,<br />
porque ven el mundo de diferentes maneras, pero eso hace<br />
que estén más satisfechos cuando se ponen de acuerdo y<br />
logran derribar un obstáculo externo. Para crearlos no tomo<br />
una persona del mundo real y la incluyo en mi libro. Lo que<br />
hago, a veces, es trabajar con las características de las personas<br />
que conozco, sobre todo, de su forma de hablar. Trato de<br />
pensar específicamente en alguien respecto de su patrón de<br />
habla. Eso me sirve para recrear los diálogos. En una saga de<br />
libros, los personajes entran y salen. Si vos tenés una voz en<br />
tu cabeza que ya sabés cómo suena, no vas a armar lío con los<br />
diálogos porque siempre sonarán auténticos.<br />
–Y en cuanto a las historias, ¿recrea anécdotas o ele-<br />
mentos de la vida real o crea de cero? Es una combinación<br />
en general. Creo que para anécdotas más chicas o<br />
características de la personalidad puedo sacar cosas de la<br />
vida real, de mis amigos, de mi familia. En mi primer libro es<br />
donde hay más elementos autobiográficos. Hay una historia<br />
sobre un Halloween en el que nevó muy pronto y la mamá de<br />
un personaje, que le había hecho un disfraz de sirena, le tuvo<br />
que poner una campera arriba y debajo del disfraz por lo que<br />
no podía llegar hasta la puerta de las casas, por la cantidad<br />
de nieve que había, y debían cargarla a todos lados. Esa es<br />
una historia que me pasó de verdad a mí. Era una campera<br />
toda inflada con el corpiño de caracoles arriba y aletas abajo,<br />
entonces no podía caminar. Esas cosas están buenas, porque<br />
aportan color y porque sumó a esa parte específica de la historia,<br />
que es sobre la relación de ese personaje con su mamá.<br />
–¿Cómo evalúa si lo que está escribiendo le va a dar<br />
miedo al lector o no? Todo el mundo me dice que mis<br />
libros no asustan tanto. Si a mí me asustó, está bien y, como<br />
yo me asusto fácil, no me cuesta. Además, trato de generar<br />
un ambiente tenebroso más que algo puntual que produzca<br />
miedo. Investigo mucho y, para Asylum por ejemplo, tuve<br />
que ver muchas entrevistas que me afectaron mucho, muchas<br />
fotos horribles. Esto es algo que uno no puede decir: “terminó<br />
la jornada laboral, entonces me olvido”, es algo que queda.<br />
Tuve muchas pesadillas durante el proceso de trabajo. En<br />
general, suelo mostrarles algunas escenas a mis amigos y a mi<br />
editor, que es un buen juez y confío en él. Lo que yo trato de<br />
hacer es presionar siempre un poco más, porque mis lectores<br />
están más maduros.<br />
–¿Cómo se lleva con el éxito una vez publicados sus<br />
libros? Siempre es un poco estresante, porque me bombardean<br />
con reseñas, buenas y malas, y es difícil porque<br />
siempre coincide todo eso con el momento en el que yo estoy<br />
escribiendo el siguiente título. A veces te levantás, te hicieron<br />
una reseña pésima y tenés que sentarte a escribir igual. Eso<br />
es frustrante y te desmoraliza. Pero es importante, en esta<br />
industria, poder tener una piel gruesa. Creo que hay que escuchar<br />
las críticas, evaluar si le sirven a uno para sus trabajos<br />
futuros o no. Siempre vas a tener referencias buenas y malas.<br />
Yo trato de no leer las críticas cuando me levanto para que<br />
no me afecten el día de trabajo. Es algo difícil, pero es parte<br />
del oficio. Esas críticas significan que uno está llegando al<br />
público y eso es un privilegio también. Sé que tengo mucha<br />
suerte de tener éxito, pero eso implica que tenga muchos ojos<br />
y muchas opiniones sobre mi trabajo.<br />
–¿En qué tipo de lector piensa cuando está escribiendo?<br />
Escribo para mi yo adolescente y escribo lo que a mí me<br />
hubiera gustado leer en ese momento. Trato de pensar en los<br />
géneros y en las sensibilidades que yo buscaba cuando tenía<br />
16 o 17 años. De alguna manera me imagino a esa persona.<br />
Leía mucho cuando era chica y leía de todo. Entonces trato<br />
de sorprender a esa persona que yo era.<br />
–¿Qué es lo que más le gusta de ser escritora? Ir a trabajar<br />
todos los días en pijama.<br />
–¿Qué consejo le daría a aquellos jóvenes que quieren<br />
ser escritores? Yo les diría que practiquen y que hagan el<br />
trabajo. Que se sienten todos los días un par de horas y escriban<br />
aunque no les salga nada, aunque odien cada palabra escrita,<br />
ya que, por lo menos, habrán escrito algo y eso significa<br />
que mejoraron un poco más. Es un trabajo muy solitario. Hay<br />
que aprender a motivarse, a ser persistente y a tener confianza<br />
en uno mismo. Posiblemente tarden mucho en publicarles<br />
algo. Antes que eso los rechazarán mucho y recibirán muchas<br />
críticas. Pero hay que ser persistente y avanzar. Escribo desde<br />
muy chica y creo que por eso me publicaron de muy joven,<br />
porque es algo que hice siempre. Aunque en ese momento<br />
parecía un pasatiempo, estaba practicando y mejorando. Es<br />
cuestión de tiempo y de ver lo dispuesto que se está para<br />
entrar en esta industria.<br />
–¿Qué autores la inspiraron en su carrera? Angela<br />
Carter, su libro The bloody chamber me pareció increíble y<br />
fue una gran inspiración para mí al empezar a escribir terror.<br />
Me gusta Joe Hill, sus libros son muy tenebrosos. Jane<br />
Austen es una gran influencia también. A Ian McEwan,<br />
además de amar sus libros y ser para mí una gran influencia, lo<br />
respeto mucho porque es un hombre muy famoso, ya tiene su<br />
vida asegurada y, pese a eso, saca todos los años un libro nuevo.<br />
Trabaja, trabaja y trabaja, y eso me resulta admirable<br />
70
Tema de tapa<br />
seis<br />
Youtubers:<br />
JÓVENES,<br />
RICOS Y<br />
FAMOSOS<br />
POR Martina Leunda<br />
El primer video de YouTube data del año 2005, se llama<br />
“Me at the zoo” (Yo en el zoológico) y fue subido por Jawed<br />
Karim, uno de los fundadores del sitio.<br />
El término youtuber se empezó a utilizar en 2009 cuando la<br />
empresa publicó un estudio llamado “¿Quiénes son los youtubers?”,<br />
en el que nombraba de esta manera a sus usuarios.<br />
Con la expansión y el afianzamiento de la página de videos, el<br />
término dejó de usarse para los usuarios pasivos y se comenzó<br />
a aplicar a aquellos usuarios activos, los que producían<br />
y publicaban sus propios videos. Pero esta actividad logró<br />
profesionalizarse y se apropiaron de este término quienes<br />
consiguen una cantidad tal de visitas que tanto YouTube<br />
como patrocinadores de distintas ramas les pagan por los videos<br />
que suben. El IIEMD afirma que “YouTube paga a sus<br />
youtubers de noventa a mil euros por día, dependiendo por<br />
ejemplo, del número de visitas que reciban sus videos”.<br />
Pero, antes que el dinero, hay algo más importante detrás de<br />
esta actividad que es lo que verdaderamente está motivando<br />
a los jóvenes de todo el mundo a ahondar en ella: la fama.<br />
El youtuber más popular del mundo es el sueco Felix<br />
Kjellberg cuyo nombre de usuario es PewDiePie. Con<br />
solo 27 años consiguió más de 54 millones de seguidores y<br />
gana más de 15 millones de dólares por año procedentes de<br />
publicidad, patrocinio y derechos de imagen.<br />
El chileno Germán Gamendia, con su canal HolaSoyGerman,<br />
le sigue en la lista con 31,2 millones de suscriptores. Se<br />
hizo famoso por su video “Las cosas obvias de la vida” en el<br />
que menciona todos los comentarios obvios que suele hacer<br />
la gente habitualmente.<br />
Tercero se encuentra Rubén Doblas, más conocido como<br />
ElRubius, es el youtuber con más seguidores de España y el<br />
segundo de habla hispana. Al día de hoy tiene casi 25 millones<br />
de suscriptores y sus videos han sido reproducidos más<br />
de 5.450 millones de veces. En el 2006 empezó a grabar<br />
Felix Kjellberg, PewDiePie<br />
videos para compartir con sus amigos, y fue en 2011 cuando<br />
algunos de sus videos se volvieron virales. Ese hobby que<br />
tenía cuando era adolescente hoy es su profesión.<br />
Los subgéneros del mundo de los youtubers van desde<br />
videos sobre videojuegos, reseñas sobre libros, películas o<br />
series, situaciones de la vida cotidiana de los jóvenes de hoy<br />
en día, y hasta algunos poco convencionales sobre cómo<br />
desenvolver un paquete de algún producto. Cada uno tiene<br />
sus millones de visitas.<br />
Germán Gamendia, HolaSoyGerman<br />
¿Serán los youtubers las celebrities del siglo XXI?<br />
La investigadora y ensayista argentina Paula Sibilia publicó<br />
en 2008 un libro llamado La intimidad como espectáculo.<br />
Este trabajo parece haber presagiado el auge de los youtubers,<br />
esos jóvenes que podrían llenar estadios de fans tan solo<br />
por mostrarse como cualquier persona. En el primer capítulo<br />
del libro, “El show del yo”, Sibilia recuerda una tapa de finales<br />
de 2006 de la revista Time en la que se elegía a la personalidad<br />
del año y en lugar de publicar la foto de algún personaje<br />
famoso había un espejo. El diario O Globo de Brasil, hizo lo<br />
propio en 2007 cuando les pidió a sus lectores que compartieran<br />
en el sitio web del periódico las mejores cosas que les<br />
ocurrieron durante ese año. “Ocurre –explica la autora– que<br />
usted y yo, todos nosotros estamos ‘transformando la era de<br />
la información’. Estamos modificando las artes, la política y el<br />
comercio, incluso la manera en la que se percibe el mundo.<br />
Nosotros y no ellos, los grandes medios masivos tradicionales<br />
tal como ellos mismos se ocupan de subrayar”.<br />
Algunas de las caras visibles de ese nosotros del que habla<br />
Sibilia, de ese Usted que quiso destacar como personalidad<br />
del año la revista Times en el 2006, podrían ser, ¿por qué no?,<br />
los youtubers.<br />
Cuando Paula Sibilia publicaba este libro, la industria de los<br />
youtubers no era lo que es hoy. De hecho, aún no era una<br />
industria, si acaso lo es. Pero ya se advertían algunas cuestiones<br />
que podrían llevar aparejados el auge de la creatividad<br />
y espectacularización del yo, de las “personas comunes”:<br />
“Tanto en Internet, como fuera de ella, hoy la capacidad de<br />
creación se ve capturada sistemáticamente por los tentáculos<br />
del mercado que atizan como nunca esas fuerzas vitales pero,<br />
al mismo tiempo, no cesan de transformarlas en mercancía.<br />
Así, su potencia de invención suele desactivarse, porque la<br />
creatividad se ha convertido en el combustible de lujo del<br />
capitalismo contemporáneo”.<br />
La creatividad podría ser una de las claves del éxito de los<br />
youtubers. Pero, ¿cómo ser creativo u original en un momento<br />
en el que todo ya se ha dicho y todo ya se ha inventado?<br />
El youtuber y escritor venezolano Ángel David Revilla,<br />
conocido por su canal de YouTube como DrossRotzank –con<br />
más de 11 millones de suscriptores– sabe cuál es la clave para<br />
ser un youtuber exitoso y lo explica. “Cuando salió Internet<br />
fue algo nuevo pero lo que se encontraba allí no era original,<br />
existía desde mucho antes. Creo que la originalidad es un<br />
término mal entendido. Creo que lo que tienes que hacer<br />
es ser es muy simpática o simpático, hacer reír a la gente y<br />
entretener, y ya con eso estás hecho”. Hay un hambre de<br />
entretenimiento monstruoso asegura Revilla, en eso se basa<br />
la gran cantidad de público que tienen estos jóvenes.<br />
Pero esta profesión, como todas, tiene su letra chica en el<br />
contrato, no todo es color de rosa. Según Dross, “la gente de<br />
habla hispana tiene menos suerte que alguien que nace en<br />
los Estados Unidos que tiene muchas más oportunidades y<br />
posibilidades simplemente por cuestión de regla de tres de<br />
anunciantes. Otra de las letras pequeñas es que YouTube tiene<br />
reglas un poco arcaicas y es un monopolio. Hay otras páginas<br />
de videos pero nada se le acerca. Es una bestialidad”.<br />
Aun con las leyes propias del mercado, con gran cantidad de<br />
competencia, con un público cautivo de una sola plataforma,<br />
el mundo de los youtubers parece no dejar de crecer. Muchos<br />
Rubén Doblas, ElRubius,<br />
chicos que nacieron junto con YouTube, chicos de entre 10<br />
y 15 años sueñan con ser youtubers como sus padres soñaban<br />
con ser maestros, médicos o astronautas. “Es llamativo<br />
cómo mucha gente quiere incursionar en YouTube y ganarse<br />
la vida con eso”, considera Revilla quien les aconseja “tener<br />
mucha paciencia, muchísima constancia porque el que no<br />
tiene constancia está perdido. Y sobre todo ser auténtico, que<br />
haga lo que le gusta. Si luego la gente lo elige porque tiene<br />
un poco de suerte, porque hay que decir que la suerte es un<br />
gran factor, maravilloso. Pero si no le gusta lo que hace el<br />
trabajo es diez veces más pesado”.<br />
A modo de conclusión creo que Jawed Karim no fue el primer<br />
youtuber pero estoy segura de que le abrió las puertas a<br />
toda una generación de jóvenes profesionales que se encuentra<br />
aún en plena expansión<br />
72<br />
73
Entrevista<br />
diez<br />
“Los escritores<br />
somos niños”<br />
MARIO ESCOBAR visitó la Argentina para presentar Los niños de la estrella amarilla,<br />
su última novela. El autor español reflexionó sobre su literatura y contó cómo superó<br />
sus desaciertos iniciales con oficio y corazón<br />
POR María Fernanda Guillot<br />
Todo empezó con una espera. Cada viernes, su mamá le<br />
entregaba un libro de la colección La historia de la literatura<br />
que él se apuraba a leer. El martes siguiente, Mario Escobar<br />
empezaba a contar las horas que faltaban para recibir otra<br />
novela. Acunada por impaciencia y ansiedad infantiles, ahí<br />
estaba su ilusión. “Dickens, Petronio, Dostoievski,<br />
Tolstoi… Algunos autores me hicieron amar la literatura y<br />
querer ser escritor. Apenas aprendí a leer empecé a garabatear<br />
historias en cuadernos. Mis primeras obras fueron<br />
piezas de teatro del estilo Don Juan Tenorio”, cuenta. Desde<br />
entonces, pasaron 35 años y más de veinte libros publicados.<br />
Las obras de capa y espada dieron paso a best sellers traducidos<br />
a más de doce idiomas.<br />
–Desde que empezó a escribir hasta hoy, ¿qué habilidades<br />
ganó como autor? Sin dudas, soy menos torpe. La<br />
torpeza del novato te hace frenar y revisar, anula esa fuerza<br />
interior que surge cuando escribís. Poco a poco, he conseguido<br />
que mis manos y mi mente estén coordinadas, y así todo<br />
fluye más. También traté de ser menos pedante. Aprendí que<br />
las palabras sencillas explican mejor los sentimientos que las<br />
complejas. Antes me guiaba por un esquema escrito. Ahora,<br />
con más oficio, arranco con una historia base en mi mente.<br />
Algunas veces sé lo que va a pasar y otras, no. Para mí, escribir<br />
una novela es como un viaje planeado en el que aparecen<br />
cosas que me sorprenden. Y yo estoy abierto a eso.<br />
–¿Le resulta fácil escribir? En mi caso es un proceso muy<br />
fluido. Cuando me detengo es porque tengo que revisar<br />
algún dato histórico, por ejemplo. Hace poco vi un debate<br />
muy divertido en el que George Martin, el autor de Juego<br />
de tronos, le decía a Stephen King: “¿Cómo es posible que<br />
escribas tanto?”. King le contó que todos los días trabaja<br />
durante tres o cuatro horas, hasta completar seis páginas.<br />
Martin, en cambio, confesó que él escribía un párrafo y se<br />
bloqueaba. Mi proceso creativo es parecido al de King. De<br />
lunes a viernes cumplo un plan de escritura: algunos días<br />
logro hacer diez páginas y otros, solo dos, pero siempre<br />
escribo algo.<br />
–¿Tiene algún ritual? Fue cambiando con el tiempo,<br />
porque mi vida también lo ha hecho. Cuando tenés hijos<br />
pequeños, no hay rituales. Escribí novelas con mi hija de<br />
3 años montada en una pierna y la música del vecino de<br />
fondo. Hoy lo que más se parece a un ritual es que todas las<br />
mañanas, después de dejar a mis hijas en el colegio, camino<br />
durante una hora. Vivo en las afueras de Madrid, cerca de<br />
El Escorial, en una zona de montaña muy bonita, en la que<br />
hay encinas centenarias y caballos. Me viene muy bien esa<br />
caminata para pensar.<br />
–¿Cuál fue el primer libro que lo hizo sentir un escritor<br />
profesional? Historia de una obsesión, el primero que<br />
me publicaron, me abrió las puertas al mundo de la literatura,<br />
fue el que arrancó el motor. Me sorprendió que alguien<br />
me pagara por escribir. Después, hice el doctorado, me<br />
casé, empecé a trabajar y vinieron los niños. Aunque no me<br />
dedicaba a la ficción, sino a la Historia, mi mujer me alentó<br />
para que me presentara a un concurso literario. No lo gané,<br />
pero me sirvió de impulso para escribir. Terminé mi primera<br />
novela a los 20 años. Era egocéntrica y muy mala: trataba de<br />
un estudiante en su último de carrera en la universidad (yo,<br />
claro) que descubre que el accidente en el que había muerto<br />
una de sus profesoras al final no era tal. Ninguna editorial<br />
quiso publicarla. Pensé que le faltaba simbolismo e hice<br />
una segunda novela llamada La ambición de Heracles: tenía<br />
tantos símbolos que ni yo la entendía. Luego de cinco años<br />
de acumular rechazos, logré publicar Conspiración Maine.<br />
Mientras la escribía, mi padre enfermó y murió. Me quedé<br />
abatido, pero mi mujer me animó a continuar. Estaba a punto<br />
de acabarla cuando mi madre también falleció. Todo sucedió<br />
en ocho meses. Para mí fue muy significativa esa novela:<br />
es una suerte de homenaje a mi madre, que soñaba con que<br />
yo fuera escritor. Después publiqué El país de las lágrimas,<br />
que es la historia familiar que mi madre me contaba en el<br />
hospital durante sus últimos meses de vida. Es un libro muy<br />
emotivo. Cuando escribí Canción de cuna de Auschwitz di<br />
con algo que tenía adentro: intenté apuntar más al corazón<br />
que a la cabeza.<br />
–Parece que cada uno de sus libros tuvo un sentido<br />
especial en su vida, más allá de lo literario. ¿Le pasó lo<br />
mismo con Los niños de la estrella amarilla, su última<br />
novela? En 2011, el Centro Sefarad-Israel nos invitó a un<br />
grupo de escritores e historiadores españoles a Francia. Estuvimos<br />
en el Memorial de La Shoah, en París, y luego nos dirigimos<br />
al Sur. Visitamos varias comunidades protestantes que<br />
funcionaron como refugio para los judíos durante la Guerra.<br />
Entre ellas, Le Chambon-Sur-Lignon fue la que acogió a más<br />
refugiados. Todo fue muy emotivo, pero aunque me impactó<br />
en lo personal, no me llamó la atención como material para<br />
un libro porque yo escribía novelas históricas en aquel entonces.<br />
Años más tarde, después de publicar Canción de cuna de<br />
Auschwitz, buscaba qué escribir y recordé ese viaje. Se me<br />
ocurrió una historia protagonizada por dos niños judíos, Jacob<br />
y Moisés. Mientras la escribía fue inevitable que me contactara<br />
con mi infancia. Creo que los escritores somos niños que<br />
no hemos crecido. Para nosotros, escribir es jugar, usamos<br />
los personajes como muñecos. Querer cambiar las cosas es<br />
un rasgo muy infantil, pero necesario para el oficio, como<br />
también lo son la inocencia y la falta de prejuicios. Mirar todo<br />
como si fuera la primera vez e ilusionarse es el gran secreto<br />
de la infancia y de la escritura.<br />
–¿Cuándo sintió que lo lograba? Muchas mañanas me<br />
despierto y pienso que todo fue un sueño. Es que a mí la<br />
literatura me apasiona tanto que el hecho de ser escritor me<br />
parece una maravilla<br />
74 75
Historia<br />
& política<br />
Francois Furet, La revolución<br />
francesa en debate. De la utopía<br />
al desencanto en las democracias<br />
contemporáneas, Siglo XXI<br />
Este libro reúne seis artículos publicados<br />
por el notable historiador francés<br />
Francois Furet, director de la École<br />
des Hautes Études en Sciences Sociales,<br />
en la revista Le Débat, que se ocupan<br />
de dos de las grandes revoluciones de la<br />
historia universal, la francesa y la rusa.<br />
En el primer artículo, Furet incomoda<br />
con mucha lucidez a una parte de la<br />
izquierda francesa al preguntarse por<br />
qué tardó tanto tiempo en admitir que<br />
la luminosidad esperanzadora inicial<br />
de la revolución bolchevique derivó en<br />
el totalitario régimen estalinista. No se<br />
conforma con la respuesta habitual que<br />
señala que los soviéticos habían logrado<br />
convertir en real la igualdad formal<br />
proclamada por los revolucionarios<br />
franceses porque afirma que los que<br />
ensayaban esa defensa dejaban, obviamente,<br />
de lado el terror y el despotismo.<br />
Esta impactante introducción lo lleva<br />
a seguir incomodando con un planteo<br />
más cercano a sus colegas franceses, ¿se<br />
pude hablar de la Revolución Francesa<br />
sin hablar del terror? ¿Se puede<br />
ocultar a Maximilien Robespierre o<br />
a Napoleón en el afán de presentar una<br />
revolución meramente ideológica? Fue<br />
durante el siglo XIX cuando la revolución<br />
se volvió casi una obsesión para los<br />
historiadores franceses que se dividieron<br />
MODELOS VIEJOS,<br />
MODELOS NUEVOS<br />
POR Felipe Pigna<br />
entre los partidarios del 89 y los del 93<br />
jacobino. Furet concluye que Francia es<br />
una nación revolucionaria en la que se<br />
conjugan dos creencias: la que le da al<br />
pueblo el poder de romper con su pasado<br />
y la que pone el acento del cambio en<br />
el rol del Estado. Dice Furet: “No existe<br />
historiador ni político del siglo XIX que,<br />
para explicar su tiempo, no haya tenido<br />
como referencia inicial no solo la Revolución<br />
Francesa, sino (ante todo) el hecho<br />
de que ella continuaba repitiendo sus<br />
acontecimientos incontrolables, en torno<br />
a una división entre los franceses de<br />
cuyos secretos era única poseedora”. Es<br />
de particular interés el tercer artículo en<br />
el que Furet analiza los diversos modelos<br />
revolucionarios pasando por el inglés<br />
y el estadounidense tan notablemente<br />
influyentes en el francés. El primero con<br />
su contractualismo y nada menos que la<br />
destitución y decapitación de un rey; y el<br />
segundo con su concreción republicana,<br />
la división de poderes y su constitución.<br />
Sergio Marchi y Fernando Blanco,<br />
Los Beatles desde el comienzo<br />
(1962-1966), Tomo 1, Planeta<br />
Este no es un libro más sobre el legendario<br />
grupo de Liverpool, una de las mejores<br />
bandas de todos los tiempos y eso<br />
tuvo que ver, como explican los autores,<br />
con un nuevo modelo de música popular,<br />
original que se perfeccionaba aún más<br />
con audaces e innovadoras técnicas de<br />
grabación. Todo esto hizo posible que los<br />
Beatles se ubicaran en el panteón de los<br />
Gershwin, tanto Ira como George o<br />
Cole Porter y se los parangonara con<br />
clásicos como Bach, Mozart y Beethoven,<br />
a quien además le dedicaron<br />
un tema. Quizás también llegaron en<br />
un momento justo en el que, como dice<br />
Ringo en un recordado documental, “la<br />
gente se quería volver loca y nosotros les<br />
dimos permiso” y en el que el rock and<br />
roll clásico e inicial se estaba extinguiendo.<br />
Lograron, gracias a su universalidad,<br />
concretar parte del sueño de Lennon de<br />
hacer del mundo uno solo. Marchi y<br />
Blanco señalan que el primer pecado<br />
de la banda fue unir a negros y blancos<br />
en épocas de gravísimos conflictos<br />
raciales en los Estados Unidos, mercado<br />
que conquistaron en menos de un año.<br />
Su tradición se alejaba claramente del<br />
racismo y del clasismo y era hija de la Inglaterra<br />
de posguerra que había sentido<br />
muy de cerca el acecho del nazismo y<br />
cultivaba una ya antigua cultura obrera<br />
que se evidenciaba particularmente en<br />
ciudades como Liverpool que además<br />
tenía la ventaja para los melómanos de<br />
ser un puerto directo de contacto con<br />
los Estados Unidos al que llegaban de<br />
primera mano los vinilos que se hacían<br />
imprescindibles para aquella juventud<br />
ansiosa de novedades. Tras un exhaustivo<br />
recorrido por las biografías de “los<br />
fabulosos 4” y su vida en común, el libro<br />
recorre la historia del cancionero beatle,<br />
tema por tema, pasando por la inspiración,<br />
el equipamiento y las historias<br />
concomitantes a cada uno de ellos<br />
OTROS RECOMENDADOS<br />
Historia oral de la política exterior argentina (1966-<br />
2016) | Mario Rapoport, Editorial Octubre.<br />
De Satiricon a Humor (r). Risa, cultura y política en<br />
los años setenta | Mara Burkart, Miño y Dávila Ed.<br />
Itinerarios revolucionarios. Eduardo L. Duhalde-<br />
Haroldo Logiurato. De la resistencia peronista al<br />
Partido Revolucionario de los Obreros Argentinos |<br />
Gabriel Rot, Editorial de la Campana.<br />
Colectivos y parcialidades políticas y sociales. Los<br />
desaparecidos y asesinados de Córdoba en los ‘70<br />
| Silvia Romero (editora), Editorial de Filosofía y<br />
Humanidades, UNC.<br />
Eva Duarte, más allá de tanta pena | César Maranghello,<br />
Eudeba.<br />
Historia no oficial de Estados Unidos | Oliver Stone<br />
y Peter Kuznick, El Ateneo.<br />
77
Entrevista<br />
once<br />
“Mientras discutan dos<br />
fanáticos, no hay grieta<br />
que se pueda superar”<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
A propósito de la publicación de 56<br />
(Sudamericana), el libro en el que repasa<br />
su trayectoria en el periodismo gráfico,<br />
JORGE LANATA nos recibió, dispuesto<br />
a hablar de todo<br />
–En el libro dice que tanto el I-ching como el tarot<br />
coinciden en que a partir de los 56 es el momento de<br />
comenzar una nueva vida. Supongamos que eso es<br />
cierto, ¿cómo imagina esa nueva vida? Me resulta medio<br />
difícil imaginarla, pero no estaría mal empezar de vuelta.<br />
Varias veces empecé de vuelta. Nunca estoy burocráticamente<br />
cómodo en un lugar y en general, cuando el lugar me deja<br />
de provocar curiosidad, me voy. En una época, tomaban eso<br />
de mí como una especie de actitud dandy. Yo no sé si es una<br />
actitud dandy, pero entre eso y estar treinta años en el mismo<br />
lugar, siempre preferí irme cuando los lugares dejaban de<br />
tener secretos. Lo que pasa es que, en el caso del periodismo,<br />
es más complejo porque ya hace muchos años que lo hago y<br />
está muy metido en mí. Pero a lo mejor no estaría mal tratar<br />
de salir en algún momento. Creo que la fantasía de todo<br />
periodista es la de la casita en la playa.<br />
–En su caso, podría cumplir esa fantasía y dedicarse solo<br />
a escribir. Sin embargo, siempre vuelve a la televisión.<br />
¿Por qué lo hace? No es solo la tele, son los medios. No tiene<br />
que ver con el soporte, tiene que ver con una actitud frente a<br />
lo que pasa. Hay cosas que pasan en la realidad que a mí me<br />
enojan y me parecen injustas, y otras que quiero contar porque<br />
me conmueven. Eso es lo que me lleva al periodismo. Lo que<br />
pasa es que a la vez el periodismo tiene esa lógica de sistema<br />
comercial, en la cual estás obligado a estar todos los días, que<br />
en el fondo es falsa. Hace muchos años había registrado una<br />
marca que se llamaba Cada tanto, pensando en que podíamos<br />
salir cada tanto. Blanquear el pacto de lectura y contar algo<br />
cuando realmente tenga algo para decirles.<br />
–Para alguien que tiene un costado literario como el<br />
suyo, ¿no siente que pierde el tiempo en los medios,<br />
que el periodismo lo aleja de la escritura? No creo en los<br />
géneros, los géneros son un problema de los tipos del Blockbuster.<br />
Yo escribo y lo que tengo que tener es algo para decir.<br />
Si siento que tengo algo para decir, la forma en la cual lo digo<br />
es completamente menor. El contenido te dicta la forma. Lo<br />
que veo que pasa con el periodismo es que te distorsiona el<br />
punto de vista. Voy a hacer una asociación rara, que tiene que<br />
ver con que ahora estoy con el tema de la pintura. Lacámera,<br />
uno de los mejores pintores de la escuela de La Boca, se<br />
dedicó mucho tiempo a pintar el puerto, pero en un momento<br />
de su carrera se encerró en su estudio y los siguientes treinta<br />
años pintó su estudio. Sus mejores cuadros son los que hizo<br />
sobre su estudio. A lo mejor es eso lo que quiero decir con que<br />
el periodismo te distorsiona el punto de vista, a lo mejor no<br />
necesito salir de mi casa, pero por ahora siento que sí.<br />
–¿Y por qué sintió que tenía que hacer este libro? Lo<br />
lógico hubiera sido que el balance lo hiciera a los 60<br />
que es un número redondo, no a los 56… Por un lado,<br />
tuvo que ver con algo totalmente eventual, hablando con<br />
Maru Duffard le dije: “¿Te acordás de la página en blanco<br />
de Página?”. Y ella me respondió: “¿Qué página en blanco?”.<br />
Ahí pensé: “Tengo que contar esto porque la gente se va a<br />
olvidar”. Aparte, toda mi historia con Página/12 fue contradictoria<br />
y en el medio hubo mucha censura. Entonces, quería<br />
que esto quedara en algún lugar. Además, pensé que podía<br />
contar todo lo que hice de gráfica hasta ahora. Después me<br />
cayó todo el quilombo de la adopción y eso, en algún lugar,<br />
sin dar muchos más detalles que los que di, que por otro lado<br />
no son más de los que sé, sentía que tenía que contarlo.<br />
–Sé que mucho no quiere hablar sobre el tema, pero<br />
¿no tiene la necesidad de buscar quiénes fueron sus<br />
padres biológicos? A esta edad, no. ¿De dónde vengo?<br />
De mí mismo. Ahora no necesito venir de ningún lugar. A<br />
lo mejor a los catorce lo hubiera necesitado. Hoy no vengo,<br />
empecé. Empecé a Bárbara y a Lola. Preciso buscar, pero<br />
para adelante, no para atrás.<br />
–Antes hablaba de Página/12, ¿por qué tuvo la necesidad<br />
de contar su versión de la historia? Cuando empecé a<br />
buscar material mío en Internet, también encontré sobre Página/12<br />
un montón de historias mentirosas. Eso me dio bronca y,<br />
en algún punto, empecé el libro con algo de bronca, que sentía<br />
reparadora, pero después no la ejercí. La mitad de las cosas que<br />
quería contar, no las conté. Y cuando decía, antes de escribir: “A<br />
este lo voy a cagar por hijo de puta, después pensaba ‘¿quién es<br />
este?’. Mi mejor manera de cagarlo es no hablar de él.<br />
–¿Piensa que va a hacer algún proyecto colectivo<br />
que supere lo que significó Página/12? Ya no, porque<br />
es mucho más lo que das que lo que recibís. Es muy fuerte<br />
ver cómo algo que era una hojita en la que vos anotaste una<br />
pavada, al otro día es un diario. Es muy interesante ver cómo<br />
un día levantás la vista y hay 150 tipos en un escritorio. Ese<br />
proceso a mí me pasó cuatro o cinco veces en la vida. Es muy<br />
lindo, pero dejaste tu vida ahí y lo que ganás no es como para<br />
decir “no laburo más” y las cosas que podés cambiar las van<br />
a advertir dos mil personas, no cien mil. Está bien hacer el<br />
esfuerzo, pero no me quiero morir haciendo un diario.<br />
–Se iniciauna nueva temporada de Periodismo para<br />
todos, ¿le preocupa el éxito que pueda tener, porque el<br />
contexto ya no es el mismo? Yo vivo en una selva donde el<br />
lenguaje que se habla es rating. Entonces, para vivir ahí tengo<br />
que hablar rating, no puedo no hablarlo. El rating que yo<br />
pueda generar es el poder que tengo. Si un día quiero cagar<br />
al aire, lo voy a hacer si hago 15 puntos, si hago 4, no. Me van<br />
a dar la libertad que yo quiera tener en tanto funcione para<br />
ellos como un negocio. En ese sentido, me importa. Ahora,<br />
yo debo ser uno de los tres o cuatro tipos que en la televisión<br />
labura sin cucaracha. No quiero alguien hablándome al oído,<br />
78<br />
79
no quiero que me digan cuánto mide lo que hago. Yo soy<br />
igual al tipo que está mirando. Si yo me aburro, él se aburre;<br />
si yo me divierto, él se divierte. No es tan complicado. Si no,<br />
¿para qué hago un programa? ¿Para el boludo que me habla?<br />
No, lo hago porque me gusta hacerlo a mí.<br />
–Una vez que el programa esté al aire, ¿va a cambiar<br />
su relación con el gobierno? Hoy tengo una buena relación,<br />
pero también me peleo con ellos. Nunca vamos a tener<br />
una gran relación porque ellos creen que son todos rubios,<br />
de ojos celestes y perfectos y no lo son. Entonces, en cuanto<br />
vos lo digas, les va a molestar. Eso también a veces molesta a<br />
la propia audiencia. En Mitre, cuando critico al gobierno, los<br />
oyentes me putean.<br />
–Habla de oyentes que lo putean y pienso en la bendita<br />
grieta. Es difícil medirlo, pero estoy seguro de que hay<br />
mucha gente que está cansada de escuchar lo que se<br />
dice de un lado y del otro. ¿No le pasa algo de eso a usted?<br />
Es gracioso lo que pasa con la grieta porque yo lo mencioné<br />
en un Martín Fierro y todos decían que no existía, y ahora<br />
hace quince años que estamos todos hablando de eso. También<br />
dije que era lo peor que nos ocurría porque era lo que más iba<br />
a tardar en pasar y realmente creo que es así. Lo que sucede es<br />
que al final los dos sectores se convirtieron en portadores del<br />
discurso fanático y no te bajás de ahí. Si discutís sobre guita,<br />
te podés poner de acuerdo; pero si discutís principios, nunca.<br />
Desgraciadamente, el kirchnerismo contribuyó a eso mucho<br />
más que cualquier otro sector. Lo que me pasó a mí, como a<br />
muchos de mi generación, es que con esto perdimos la mitad<br />
de los amigos y lo peor es que ya no hay vuelta atrás.<br />
–¿Y el gobierno actual hizo o hace algo para cerrarla?<br />
El gobierno tiene una posición rara con respecto a los K<br />
porque quiere hacerse el tolerante y trata de no atacarlos,<br />
pero por otro lado los desprecia. Tiene una posición bastante<br />
hipócrita y son cagones a la hora de criticarlos, porque tratan<br />
de ser políticamente correctos.<br />
–¿Y desde los medios? Desde los medios hay una impostación;<br />
las notas sobre la grieta, los panelistas opinando<br />
pelotudeces. A lo mejor siempre existió la grieta y ahora se<br />
profundizó, es difícil decir. Creo que mientras discutan dos<br />
fanáticos, no hay grieta que se pueda superar.<br />
–Antes hablaba de que la grieta le hizo perder muchos<br />
amigos. En el libro dice que la mejor manera de perder<br />
un amigo es darle un laburo. ¿Por qué cree eso? Eso tiene<br />
que ver con una cosa que es muy argentina. Si vos le das laburo<br />
a un tipo, al principio está agradecido, pero si después le va<br />
bien, el tipo está convencido de que la mitad del éxito es de él.<br />
–Otra cosa muy argentina es el tema de la plata. En ese<br />
sentido, ¿siente que a usted siempre se lo cuestiona?<br />
En general, no. Yo divido el microclima, la opinión pública<br />
y el público. El microclima son todos los tipos que tienen<br />
de algún modo un vínculo directo o indirecto con nosotros;<br />
los que mandan cartas, los que mandan mensajes. Es toda<br />
gente bastante freak, ninguna persona normal manda una<br />
carta. Son tipos que guardan esperanza de influir sobre tu<br />
contenido. Esos tipos tienen una<br />
relación, que a veces es muy<br />
miserable con vos, porque son a<br />
los que les molesta que te vaya<br />
bien. Si el público te ve en una<br />
Ferrari, te dice: “Muy bien, loco,<br />
te compraste una Ferrari, qué<br />
bueno”. El público es súper generoso,<br />
en cambio el microclima es<br />
súper rencoroso, porque aparte<br />
están convencidos de que vos sos<br />
un idiota y ellos son unos genios<br />
postergados. ¿Sabés cuántos genios<br />
postergados vi en mi carrera?<br />
¿Sabés cuántos proyectos mejores<br />
que Página/12 vi, que no se hicieron<br />
nunca? ¿Cuántos programas de televisión o de radio, que<br />
eran una genialidad y al final no eran nada?<br />
–En un pasaje del libro hace referencia a lo poco que,<br />
por distintos motivos, hablaba con sus padres. ¿Usted<br />
cuánto habla con sus hijas? Hablo bastante. Cuando Bárbara<br />
tenía un año, me separé. O sea que yo era uno de esos<br />
padres que llevaban a los hijos a las plazas, solo. Y que iban<br />
con ellos a McDonald’s a comer, solos, durante años. Eso,<br />
quieras o no, te obliga a hablar. Y es increíble porque Bárbara<br />
es muy tímida, es muy parecida a mí. Lola menos, es más<br />
expansiva. Yo hablo bastante con Bárbara de cosas heavy; las<br />
veces que he tenido que hablar de cosas muy pesadas de ella<br />
o mías, hablé con total naturalidad.<br />
–¿Y qué espera de ellas? No sé si es un problema o una<br />
ventaja, pero no siento la necesidad de dejarles ninguna cosa.<br />
Creo que les dejo mi nombre y una educación y que después<br />
hay que rezar, no hay otra cosa. Lo mejor que puedo hacer es<br />
ayudarlas en su libertad. Las cosas malas que vayan a pasar,<br />
van a pasar igual, ¿se drogarán alguna vez? Y…, quizás sí,<br />
pero espero que por la educación que tuvieron, sepan que no<br />
tienen que hacerlo o que tienen que superarlo.<br />
–Dice que les deja su nombre, ¿a ellas les pesa ser<br />
Lanata? Sí, pero de manera distinta a cada una. A Bárbara le<br />
pesaba más y odiaba que me pararan en la calle para pedirme<br />
una foto; Lola es muy distinta, es ella la que pregunta: “¿Querés<br />
que te saque yo?”.<br />
–La última; si aquel pibe que creció en Sarandí se<br />
encontrara con este hombre que es usted hoy, ¿qué le<br />
diría? Siempre digo que lo que quería cuando tenía 15 años<br />
era ser redactor de Siete días y alquilarme un departamento<br />
en el centro. Salir a la noche, comprarme una pizza, volver y<br />
comerme la pizza en mi departamento. Ese era mi sueño y<br />
eso fui a los 17, todo lo demás es gratis.<br />
–¿Y siente que en algo defraudó al pibe que fue? No,<br />
porque sigue presente en mí igual que antes. Sigo siendo de<br />
ningún lugar y ahora con lo que me pasó, más. Creo que con<br />
los años uno se vuelve más inteligente, porque si no, sería<br />
terrible; pero sacando eso, en el corazón estoy igual<br />
81
Vamos ahora jóvenes, por todo el mundo<br />
Winston Churchill<br />
Tema de tapa<br />
siete<br />
LA POLÍTICA<br />
POR OTROS MEDIOS<br />
POR Emilia Simison*<br />
Según Niccolò Machiavelli los líderes<br />
y gobernantes jóvenes son los que<br />
cuentan con más posibilidades de tener<br />
éxito ya que la suerte, en tanto mujer,<br />
es amiga de los jóvenes que son menos<br />
prudentes, más feroces y audaces. Sin<br />
embargo, según un reciente informe de<br />
la ONU, los jóvenes entre 15 y 25 constituyen<br />
un quinto de la población mundial<br />
pero su porcentaje es muchísimo menor<br />
entre los políticos. Menos del 2% de los<br />
parlamentarios a nivel mundial está en<br />
sus 20 y la cifra aumenta solo a poco más<br />
de once si tomamos a aquellos en sus 30.<br />
De hecho, la edad promedio mundial<br />
para un legislador es de 53 años. ¿Qué<br />
relación tienen, entonces, los jóvenes<br />
con la política?<br />
Muchos podrían responder que no<br />
mucha. Por ejemplo, según los resultados<br />
de la Encuesta Nacional de Valores<br />
en Juventud 2012, el 90% de los jóvenes<br />
mexicanos encuestados parecen estar<br />
poco o nada interesados por la política lo<br />
que se traduce, a su vez, en que un porcentaje<br />
bajo vaya a votar. Además, según<br />
un informe de Ollin, Jóvenes en Movimiento,<br />
los jóvenes solo representan<br />
entre un 9% y un 18% de los candidatos<br />
a diputados nacionales y las fracciones<br />
juveniles de los partidos son considera-<br />
das más como un vehículo de obtención<br />
del voto joven que como un espacio de<br />
construcción política real. Más al sur del<br />
continente, en Chile, los resultados de la<br />
Octava Encuesta Nacional de Juventud,<br />
del Instituto Nacional de la Juventud del<br />
Ministerio de Desarrollo Social, muestra<br />
que solo el 26% de los jóvenes se identifica<br />
con una posición política. Asimismo,<br />
según datos de Latinobarómetro,<br />
entre los jóvenes, las tasas reportadas de<br />
participación electoral (que suelen ser<br />
mayores que las reales) rondan el 25%.<br />
Del otro lado del mundo, en España, un<br />
informe realizado en 2014 por el Centro<br />
Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud,<br />
muestra que más de ocho de cada<br />
diez creen que los partidos políticos solo<br />
están interesados en su voto y no en su<br />
opinión y que el 76,6% no pertenece a<br />
ningún partido político ni tiene intención<br />
de hacerlo. De manera similar, en<br />
el Reino Unido, las tasas de votación<br />
entre los jóvenes son bastante más bajas<br />
que las de otros grupos etarios. Por<br />
ejemplo, en las elecciones generales de<br />
2010 el 44% de los jóvenes entre 18 y 24<br />
años votaron, comparado con el 76% de<br />
aquellos de más de 65. Y si nos preguntamos<br />
por las consecuencias reales de<br />
esto, solo hace falta ver quiénes estaban<br />
a favor y quiénes en contra del Brexit.<br />
Sin embargo, ¿significa esto que los jóvenes<br />
hoy en día están menos interesados<br />
en la política que antes? Y más aún,<br />
¿significa esto que los jóvenes no están<br />
interesados en la política?<br />
En una publicación reciente en el<br />
Washington Post, Anja Neundorf, de<br />
la Universidad de Nottingham, y Kaat<br />
Smets, de la Universidad de Londres,<br />
dan una respuesta a la primera pregunta.<br />
Analizando las tasas de votación promedio<br />
por edad en las elecciones presidenciales<br />
de los Estados Unidos entre<br />
1972 y 2008 encuentran –oh sorpresa–<br />
que no todo tiempo pasado fue mejor y<br />
que los jóvenes siempre fueron menos<br />
propensos a votar. De esta manera, discuten<br />
una idea fuertemente instalada<br />
en el país del norte que explica la baja<br />
participación política de los jóvenes por<br />
la apatía de los millennials (y tampoco<br />
nos olvidemos que según la definición,<br />
que incluye a aquellos nacidos entre<br />
los 80 y los 90, algunos millennials ya<br />
estamos medio grandecitos…).<br />
Encontrar una respuesta para la segunda<br />
pregunta es algo más complicado. Sin<br />
embargo, un buen punto de partida<br />
es claramente presentado por Juan<br />
Ignacio Venegas, doctor en Sociología<br />
Política y autor de ¿Por qué los jóvenes<br />
chilenos rechazan la política? Para él,<br />
lo primero que hay que señalar es que<br />
el rechazo de los jóvenes a la política<br />
tiene un carácter eminentemente<br />
político. Centrándose en el caso chileno,<br />
encuentra que la juventud ha desarrollado<br />
orientaciones negativas respecto a<br />
su sistema político debido a que desde<br />
la vuelta a la democracia este estuvo<br />
desconectado de los jóvenes provocando<br />
que perciban que la clase política no se<br />
preocupa por ellos. Si este es el caso,<br />
entonces, la participación política de los<br />
jóvenes puede estar pasando por otro<br />
lado y no por las instituciones tradicionales<br />
como el voto. Un dato ilustrativo<br />
en este sentido es que, retomando los<br />
resultados del estudio realizado por el<br />
Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y<br />
Juventud, si bien pocos jóvenes españoles<br />
ven los partidos como modo de<br />
incidir en la política, siete de cada diez<br />
jóvenes manifiestan un interés medio<br />
o alto por la política. Y este interés se<br />
reflejó, por ejemplo, en las jornadas de<br />
protesta de mayo de 2011 en que miles<br />
de personas se movilizaron y salieron<br />
a la calle para criticar a los políticos y<br />
donde la acampada en la Puerta de Sol<br />
estaba principalmente compuesta por<br />
jóvenes. Por nuestros pagos, también<br />
vemos con frecuencia a los jóvenes en la<br />
calle, ya sea por cuestiones que los afectan<br />
específicamente, como las protestas<br />
de estudiantes secundarios y universitarios,<br />
o como parte de movimientos más<br />
amplios como el Ni Una Menos.<br />
Otro caso paradigmático, fueron las olas<br />
de movilización estudiantil en Chile,<br />
consideradas como las movilizaciones<br />
más importantes del país en los últimos<br />
años y una de las mayores desde el<br />
retorno a la democracia. Además del<br />
valor de los móviles de la protesta y de<br />
su extensión y nivel de organización, es<br />
interesante notar que la denominada<br />
“Revolución Pingüina” tuvo impactos<br />
también en el sistema político tradicional,<br />
como la elección de legisladores<br />
jóvenes, como Camila Vallejos y la<br />
presentación de proyectos de reforma<br />
estudiantil. Como resalta Ernesto<br />
Rodríguez, director del Centro Latinoamericano<br />
sobre Juventud en una<br />
conversación con el coordinador del<br />
Sistema de Información de Tendencias<br />
Educativas en América Latina, Néstor<br />
López, lo relevante es participar<br />
efectivamente en la toma de decisiones.<br />
Entonces, no solo se trata de participar<br />
en una actividad o en una consulta,<br />
sino de participar en los espacios y<br />
en las instancias en las que se toman<br />
decisiones vinculadas con el diseño, la<br />
implementación y la evaluación de las<br />
políticas públicas, en particular las que<br />
tienen que ver con jóvenes. Sin embargo,<br />
como señala Rodríguez y ponen en<br />
evidencia casos extremos como el de los<br />
estudiantes de Ayotzinapa, la reacción<br />
de los Estados a los jóvenes que se<br />
expresan o reclaman en las calles suele<br />
ser represiva, punitiva y controladora.<br />
Esto no quita que haya habido casos en<br />
que las políticas públicas acompañaron<br />
algunos procesos de movilización de los<br />
jóvenes, como fue claramente el caso<br />
en los últimos años en Uruguay, donde<br />
el Poder Legislativo aprobó leyes que<br />
contaron con el apoyo de los jóvenes<br />
como por ejemplo, la Ley de Matrimonio<br />
Igualitario, la Ley de Legalización<br />
del Aborto y la Ley de Legalización de<br />
la Marihuana. A su vez, muchos países<br />
de la región, como Argentina o Brasil,<br />
crearon secretarías o subsecretarías de<br />
la Juventud que, además de tratar temas<br />
relevantes para este grupo, cuentan con<br />
jóvenes funcionarios. Otros ejemplos de<br />
políticas públicas tendientes a incorporar<br />
a los jóvenes son el debate entre las<br />
ramas jóvenes de los partidos políticos<br />
organizado en el Reino Unido antes<br />
de las elecciones o el Parlamento de<br />
la Juventud que funciona en el mismo<br />
país y busca la participación de los más<br />
jóvenes entre los jóvenes.<br />
La multiplicación de protestas encabezadas<br />
por jóvenes o con fuerte participación<br />
de estos no debe hacernos caer,<br />
no obstante, en una visión sesgada y<br />
demasiado centrada en aquellos jóvenes<br />
que protestan. Como resalta Rodríguez,<br />
los resultados del Latinobarómetro<br />
2015 muestran que el porcentaje de<br />
jóvenes que participa o que participó<br />
en manifestaciones públicas en América<br />
Latina no supera en ningún caso el<br />
20%, incluyendo países donde la participación<br />
es muy baja como Paraguay,<br />
donde es del 4%, o Ecuador, donde es<br />
del 2%. A su vez, la protesta tampoco<br />
es el único método. Una encuesta del<br />
Proyecto de Opinión Pública de la Kennedy<br />
School de Harvard, muestra que<br />
los jóvenes estadounidenses también<br />
participan en porcentajes significativos<br />
firmando peticiones, en discusiones<br />
online o a través de Facebook y Twitter.<br />
En esta línea, el libro By any means<br />
necessary (Por cualquier medio necesario),<br />
de los investigadores Henry<br />
Jenkins, Sangita Shresthova,<br />
Liana Gamber-Thompson, Neta<br />
Kligler-Vilenchik y Arely<br />
Zimmerman, explora cómo los jóvenes<br />
estadounidenses aprovechan el potencial<br />
de las nuevas formas de comunicación<br />
para buscar el cambio político<br />
a través de la viralización de videos y<br />
memes, el uso de plataformas sociales,<br />
etc. Para esto, el libro analiza casos<br />
innovadores como la alianza de Harry<br />
Potter, que utiliza el lenguaje y los<br />
personajes de la saga para luchar por<br />
los derechos humanos.<br />
Los jóvenes, entonces, parecen menos<br />
escépticos de lo que a veces se piensa<br />
pero, también, con poco lugar en la política<br />
tradicional. Sin embargo, sus opiniones<br />
son necesarias, especialmente si se<br />
busca cambiar la realidad y seguir avanzando.<br />
Entonces, como decía de no tan<br />
joven Winston Churchill: “Vamos<br />
ahora jóvenes, por todo el mundo. Son<br />
necesarios ahora más que nunca (…).<br />
No se contenten con las cosas como son.<br />
La tierra es suya y también la plenitud.<br />
Tomen su herencia, acepten sus<br />
responsabilidades. Icen nuevamente las<br />
gloriosas banderas, aváncenlas sobre los<br />
nuevos enemigos que continuamente se<br />
reúnen en el frente del ejército humano<br />
y solo deben ser atacados y destronados.<br />
No tomen un no por respuesta. Nunca<br />
se rindan ante el fracaso”<br />
*Magister en Ciencia Política (UBA-UTDT), PhD Student (MIT).<br />
82<br />
83
Entrevista<br />
doce<br />
LOS EFECTOS<br />
DEL SILENCIO<br />
Algunas historias fluyen como ríos subterráneos, hasta que alguien parece descubrirlas y sus aguas<br />
mojan no solo una realidad colectiva sino también las orillas más personales, aquellas donde se asienta<br />
el pasado y la identidad de una familia. En su primer libro, Chicos de Varsovia (Sudamericana), ANA<br />
WAJSZCZUK emprende un viaje fascinante que atañe a su propio origen, pero también a la vida de un país<br />
POR Christian Kupchik<br />
Entre el 1º de agosto y el 3 de octubre de 1944, tuvo lugar el<br />
Levantamiento de Varsovia, 63 días que marcaron una de las<br />
acciones más heroicas de la resistencia contra el horror nazi,<br />
sesgada por una derrota que tuvo como consecuencia directa<br />
más de doscientos mil muertos y la destrucción, en un 80%, de<br />
la capital polaca. Pero no solo eso. También signó la vida de los<br />
hijos y nietos que participaron de la gesta, en Polonia o en el<br />
extranjero. Ana Wajszczuk recompone, a través de su libro, un<br />
híbrido (hay poemas, fotos, documentos históricos, testimonios<br />
familiares) que reproduce una memoria emotiva y única, que<br />
culmina con un viaje a las raíces junto a su padre.<br />
“A veces ocurre que nos cuentan historias compartidas,<br />
cosas que vivimos y no recordamos, porque no nos reconocemos<br />
en ese pasado. Cada quien arma el relato con su<br />
propia ficción”, afirma Ana, quien buscó despejar la sombra<br />
de ficciones y verdades.<br />
–¿Cómo se fue evocando el hecho en el relato familiar?<br />
¿Hubo un disparador? ¿Se hablaba del tema cuando<br />
era pequeña? No, nada, entre otras cosas porque no tuve<br />
demasiado contacto con mis abuelos paternos. Eran raros<br />
para mí: algo distantes, fríos, no te hacían comidas ni te regalaban<br />
cosas, no te llevaban a la calesita. Para ellos, por otra<br />
parte, Argentina era lo mismo que Marte, traían una cultura<br />
distinta por completo y además con muchas cosas terribles<br />
atrás. En las fotos, mi abuela siempre parece estar sufriendo.<br />
Era un mundo un poco hostil, mi abuelo hablaba en polaco<br />
con mi papá y el resto permanecíamos en silencio. Muchos<br />
años más tarde me enteré de que mi abuela había estado en<br />
Kazajstan con otras mujeres y niños polacos como prisionera.<br />
Una vez le pregunté por qué no pensó en escaparse y me<br />
contestó: “¿A dónde?”. Ni siquiera había alambres de púa.<br />
Era un lugar abandonado en medio de la estepa, con 30º bajo<br />
cero. La única preocupación era sobrevivir.<br />
–¿Cómo surge la idea de la investigación? A través de<br />
un tío que vivía en Estados Unidos, Waldemar, que es una<br />
especie de Sherlock Holmes de la genealogía, que llegó a<br />
rastrear en registros parroquiales el nombre de la familia<br />
hasta el siglo XVII. Pero, en realidad, ni siquiera me escribió<br />
a mí, sino a una tía. Lo habían visto solo una vez en los años<br />
70, cuando vino a un congreso médico en Argentina. Yo ni<br />
siquiera tenía idea de su existencia. Cuando encontré el árbol<br />
genealógico, se me abrió un mundo. Yo creía que era la única<br />
Ana Wajszczuk del mundo y de pronto me encontré con muchas.<br />
Había otras que se llamaban como mi hermana y una<br />
cantidad de personas de las que no tenía ni idea. Descubrí así<br />
que tres primos de mi abuelo murieron durante el Levantamiento,<br />
tan jóvenes que me quedé muy impresionada. Desde<br />
chica esas historias me conmovían mucho. Recuerdo que el<br />
Diario de Ana Frank me marcó.<br />
–¿Tomó contacto así con lo que fue el Levantamiento?<br />
En 2008 viajé por primera vez a Polonia y visité el Museo<br />
que lo conmemora. Es algo increíble. Me impactó mucho,<br />
porque, para algún transeúnte distraído, el Museo parece<br />
recordar una victoria épica, cuando fue una derrota trágica<br />
y absoluta. Era la joya de la ciudad, un edificio de cuatro<br />
pisos, muy moderno, que fue inaugurado cuatro años antes.<br />
En ese momento no tenía ninguna intención de escribir<br />
sobre el Levantamiento, hasta que en 2014 leí el libro de<br />
Norman Davies, Varsovia 1944, que es casi lo único que<br />
hay traducido al español sobre los hechos. Me di cuenta de<br />
un aniversario redondo y ahí me dije: “Esta es la oportunidad<br />
para investigar sobre esta historia”. Lo primero que hice fue<br />
tratar de encontrar testigos del Levantamiento en la Argentina.<br />
Había pocos, pero había. De haber comenzado diez años<br />
antes hubiera dado con muchísimos más. Quedaban hijos<br />
de aquellos protagonistas, gente de entre 50 y 60 años, que<br />
tenían muchos datos de sus padres para ofrecer.<br />
–¿Cómo fue el “otro” viaje, el viaje a su padre? ¿Sufrió<br />
una modificación el vínculo? Yo creo que el libro vino a<br />
ser el corolario de un proceso de transformación que había<br />
comenzado en el año 2001, cuando mi papá viajó a Polonia por<br />
primera vez, con mis dos hermanas. Volvió hecho otra persona.<br />
Siempre había sido muy introvertido, silencioso, muy polaco<br />
en ese sentido. Volvió siendo otro, abierto a la emoción. Se tatuó<br />
incluso la insignia de los paracaidistas polacos, grupo al que<br />
había pertenecido mi abuelo. Empezó a recuperar parte de esa<br />
historia, que en parte también mi abuelo le había ocultado un<br />
poco. Aquí formó una familia totalmente argentina, ya que mi<br />
mamá es argentina descendiente de españoles, de modo que<br />
su pasado había quedado, de algún modo, cerrado. Cuando<br />
empecé a escribir, pusimos en valor una historia que durante<br />
muchos años ninguno conocía pero tampoco dábamos muestras<br />
por conocer. Fue muy emocionante todo el proceso. Soy<br />
una mujer adulta. Entendí que era quien le contaba un cuento<br />
al padre, y no al revés. Por otra parte, él ahí pasa perfectamente<br />
por polaco, porque maneja el idioma –más allá de algún<br />
anacronismo–, y tiene familiaridad con toda la idiosincrasia.<br />
Escucharlo hablar, mencionar las comidas que hacía su mamá,<br />
hablar con parientes que, aunque sea a través de un nombre,<br />
conocían a sus padres, fue muy emotivo para él y también para<br />
mí, al verlo recuperar esa puerta de la infancia que había sido<br />
cerrada hacía tantos años.<br />
–También tuvo que enfrentarse con gente que se negaba<br />
ya no solo a hablar, sino también a evitar la difusión<br />
de esta historia, como ese personaje que se oculta en la<br />
letra J. Sí, fue como mi piedra en el zapato porque me negaba<br />
el derecho a hablar de esta historia. Incluso, en un mail<br />
fue muy agresivo, llegó a amenazarme hasta judicialmente.<br />
“No me obligue a hablar con la embajada…”, me decía. La<br />
memoria es un tema muy complejo, que despierta actitudes<br />
imprevisibles en quienes se ven como partícipes. Este personaje<br />
se erigió como cancerbero de la verdad y utilizarlo me<br />
ayudó a mostrar las dificultades que planteaba el tema. Me<br />
pareció interesante, de todos modos, mostrar cómo hay gente<br />
que se adueña de un fragmento de verdad y la cree absoluta.<br />
Ocurre lo mismo aquí. “Yo sé lo que pasó y vos no”. ¿Quién<br />
tiene derecho a hablar de qué respecto del pasado? ¿Solo el<br />
que lo vivió? Cuando era más chica, también me encontré<br />
con ese argumento: “¿Cómo podés hablar de lo que pasó en<br />
la dictadura, si no lo viviste?”.<br />
–¿Cuál es su posición al respecto? Las consecuencias del<br />
silencio se sufren siempre, aunque no se digan. Al encontrar<br />
a muchos hijos de los protagonistas, la mayoría me decía que<br />
se habían enterado de los acontecimientos del Levantamiento<br />
después de la muerte de sus padres o de modo colateral por<br />
haberlos escuchado hablar con otros polacos, pero nunca<br />
con ellos. Nunca les habían contado su historia. Mis abuelos<br />
tampoco hablaron. Creo que se trata de una defensa muy<br />
primaria para poder seguir adelante. Pero, al mismo tiempo,<br />
las cosas se filtran. El silencio también tiene un efecto<br />
84<br />
85
Arte<br />
DOS MUESTRAS IMPERDIBLES<br />
DIANE ARBUS en el Malba y las instalaciones de JULIAN ROSEFELDT en el Proa<br />
Las fotografías con las que Diane Arbus<br />
empezó a mirar el mundo<br />
“Perturbadora” es una palabra que define algo esencial de la<br />
obra de Diane Arbus, pero ¿qué obra no es perturbadora? Es<br />
la forma en que perturban las imágenes salidas de la cámara<br />
de Arbus lo que hace la diferencia: una intencionalidad nace<br />
en los ojos de la fotógrafa, ilumina al personaje de su foto y<br />
lo lleva hacia el espectador en forma de inquisición sobre la<br />
propia identidad. Una extraña intimidad se ha creado y nos<br />
detiene frente a cada una de sus imágenes. Ella decía que<br />
buscaba registrar “lo divino en las cosas ordinarias”, y sin<br />
embargo es lo humano lo que estalla, aunque tal vez sí lo humano<br />
en ese punto de quiebre que lo aleja de lo cotidiano y<br />
lo pone en contacto con su existencia. En ese lugar es donde<br />
apela al espectador.<br />
La muestra En el principio de Diane Arbus que se exhibe en<br />
el Malba hasta octubre recorre los primeros siete años de su<br />
carrera, de 1956 a 1962, cuando después de varios años haciendo<br />
fotografías de moda con su marido, salió a las calles de<br />
Nueva York a buscar a sus personajes, a encontrar su propia<br />
mirada. Fue en 1956, cuando ella numeró por primera vez un<br />
rollo de película de 35 milímetros (# 1), marcando ese inicio.<br />
Nunca mostró las fotos de ese período de las cuales mantuvo<br />
solo una copia oculta en su estudio, donde quedaron cuando<br />
ella se suicidó en 19<strong>71</strong>, a los 48 años. Ya era reconocida<br />
por una obra controversial y desafiante, tan valorada como<br />
POR Mónica Tracey<br />
cuestionada. La mayor parte de las fotos que se exponen<br />
en el Malba pertenecen al Archivo Diane Arbus de The<br />
Metropolitan Museum, de Nueva York, adquirido en 2007 a<br />
los herederos de Arbus. Muchas de ellas fueron exhibidas por<br />
primera vez cuando se montó esta muestra en el MET.<br />
Si bien en las primeras imágenes de esos años ya hay una<br />
innegable complicidad entre la fotógrafa y sus retratados, en<br />
el recorrido de la muestra se va viendo cómo crea una mayor<br />
intimidad, mientras va pasando de los encuentros casuales<br />
de la calle hacia retratos posados. Así, de la Mujer con<br />
guantes y un libro de bolsillo (Ciudad de Nueva York, 1956),<br />
o el Hombre con sombrero, traje de baño, zoquetes y zapatos<br />
(Coney Island, Nueva York, 1960), pasa a Jack Dracula en un<br />
bar (Nueva Londres, Connecticut, 1961) y Stripper con el<br />
pecho desnudo sentada en su camarín (Atlantic City, Nueva<br />
Jersey, 1961). También va profundizando su búsqueda de<br />
aspectos o personajes fuera de lo considerado “normal”, así<br />
aparece ese mundo de freaks que le valieron críticas pero<br />
también la admiración de quienes lo vieron como una ampliación<br />
de su empatía.<br />
La muestra incluye el portfolio Una caja de diez fotografías<br />
–provenientes de la colección del Museo de Arte Moderno<br />
de San Francisco–, que la fotógrafa produjo en sus últimos<br />
años, con algunos de sus famosos retratos de formato cuadrado<br />
como Gemelas idénticas (Nueva Jersey, 1967), y Gigante<br />
judío en casa con sus padres en el Bronx (Nueva York, 1970).<br />
Trece pantallas, Cate Blanchett<br />
y el arte contemporáneo<br />
Muchas veces, parados frente a una obra de arte contemporáneo<br />
surgen flashes, imágenes y palabras, de todo lo que uno<br />
ha visto y leído, de eso que fue conformando una concepción<br />
propia del arte, y aparecen las preguntas: ¿qué es esto?, ¿qué<br />
me pasa frente a esto?, ¿esto es arte? La instalación del alemán<br />
Julian Rosefeldt que ocupará las salas de Proa desde el<br />
19 de agosto al 5 de noviembre también se pregunta qué es el<br />
arte hoy volviendo a esos textos, esos manifiestos que fueron<br />
conformando la concepción del arte a través del siglo XX. Y<br />
lo hace con un formato que se sostiene en estos tiempos, una<br />
instalación de trece videos en trece pantallas, protagonizados<br />
por la australiana Cate Blanchett.<br />
Las trece pantallas presentan fragmentos seleccionados por<br />
Rosefeldt, construyendo un relato mediante un collage de<br />
cincuenta textos históricos de cada uno de los manifiestos<br />
de artistas (Malevich, Claes Oldenburg, Sol Lewitt,<br />
Lucio Fontana), poetas (Breton, Tzara, Marinetti)<br />
cineastas (Jim Jarmusch), coreógrafos (Yvonne Rainer)<br />
y arquitectos, así como el Manifiesto Comunista de Marx<br />
y Engels. Para quienes conocen la obra y los presupuestos<br />
de estos artistas, será un recorrido por la memoria con la<br />
alegría que provoca reencontrarse tiempo después con<br />
ese mundo y la sorpresa de lo nuevo que siempre trae una<br />
segunda mirada.<br />
En rigor, las caracterizaciones de Cate Blanchett son doce,<br />
ya que al Manifiesto de Marx y Engels solo presta su voz.<br />
Luego será una broker para el Manifiesto Futurista de Marinetti,<br />
una elegante señora en un funeral para el Manifiesto<br />
Dadá de Tzara, una científica para los textos suprematistas<br />
de Malevich –artista cuya obra llegó a Proa el año pasado–,<br />
una marionetista para el Manifiesto Surrealista de Breton.<br />
También será un irreconocible vagabundo pronunciando las<br />
palabras del Manifesto Blanco de Lucio Fontana. Así, crea<br />
doce personajes tan distintos como los manifiestos que construyen<br />
el mundo textual con el que Rosefeldt se pregunta<br />
sobre el lugar del arte en la actualidad y la validez de estas<br />
palabras que, de un modo u otro, lo fueron constituyendo.<br />
El texto más antiguo incluido es el Manifiesto Comunista,<br />
de 1848, y los últimos son Golden Rules of Filmmaking de<br />
Jim Jarmush, de 2002, y Man is double Man is Copy Man is<br />
Clone de Sturvevant, de 2004.<br />
El artista nacido en Múnich en 1965 ya presentó su Manifesto<br />
en galerías y museos de Melbourne, Sydney, Berlín y<br />
Nueva York, entre otras ciudades, además de darle formato<br />
cinematográfico que presentó en festivales y distintas salas<br />
del mundo, incluida la Argentina, donde se proyectó en el<br />
Malba. Algunos de sus trabajos forman parte de las colecciones<br />
de varios museos como el MoMA de Nueva York y la<br />
Galería Nacional de Berlín<br />
86<br />
87
MUSEOS<br />
del mundo<br />
Winwood Walls<br />
POR Martín Garrido<br />
Hay varios y muy buenos museos de arte en Miami, pero<br />
uno de los más singulares es el que funciona al aire libre en<br />
una zona donde los turistas antes no se atrevían a caminar.<br />
Esto me hizo pensar en la propuesta del Malba para convertir<br />
el barrio Saldías 31 y 31 bis en un islote de arte, al borde<br />
del barrio parque.<br />
En los años 50, un creciente grupo de inmigrantes puertorriqueños<br />
se afincó en un área deprimida. La actitud creadora<br />
de un grupo de artistas y de desarrolladores dio lugar a un<br />
auge posterior notable. El emprendedor Tony Goldman<br />
advirtió las posibilidades de convertir abandonados depósitos<br />
en un circuito que luego se transformaría en Winwood Walls,<br />
en el Art District, en torno al NW 25th y NW 26th.<br />
El caldo de cultivo propicio al afincamiento de setenta galerías<br />
de Street Art, un paraíso para el graffiti y para creadores<br />
con spray, alcanzó su punto máximo durante el 2002, con<br />
la inauguración de la primera Art Basel en Miami. A partir<br />
de allí, no hizo otra cosa que crecer. Actualmente tiene una<br />
intensa vida nocturna y actividades durante todo el año que<br />
incluyen cinco museos, tres colecciones y doce estudios. Son<br />
numerosos los renombrados artistas internacionales que allí<br />
tienen sus talleres.<br />
No hay entrada fija, todos los accesos son libres, rasgo que<br />
incluye el caso de lugares famosos como Winwood Kitchen<br />
& Bar, que, cercano al Downtown, ahora es recomendado<br />
como una atracción por las principales guías de turismo.<br />
Igual que en todo Miami se producen transformaciones<br />
sorprendentes, como el barrio haitiano, que ahora es un<br />
vecindario de moda junto al barrio de Diseño, actualmente<br />
transformado en lugar para grandes negocios inmobiliarios<br />
89
Turismo<br />
internacional<br />
Miami<br />
En la eterna primavera<br />
POR Horacio de Dios<br />
Noble español, nacido en 1460 al norte de Valladolid en Castilla,<br />
se destacó como militar y participó en la reconquista de<br />
Granada y luego, como natural consecuencia de su espíritu<br />
aventurero, llegó a América cumplidos los 40 años, recalando<br />
primero en el actual Puerto Rico y descubriendo, más tarde,<br />
La Florida. Los 52 años lo encontraron casado y dueño de<br />
una fortuna. Entonces, comenzó a buscar la Fuente de la<br />
Eterna Juventud, objetivo que dejaría de lado por falta de<br />
datos. Mientras muchos perseguían el oro, él deseaba lo que<br />
no tiene precio: retroceder el calendario.<br />
Don Ponce De León, explorador empecinado, pasó también<br />
por las Islas de Bikini, en Las Bahamas. Se anticipó así<br />
a los cruceros que parten hoy del Puerto de Miami, a solo 53<br />
millas, casi la mitad de la distancia que la separa de Cuba.<br />
Durante los años de la Ley Seca (1920-1933), esa zona fue el<br />
destino más concurrido por los contrabandistas de alcohol y<br />
por pescadores audaces, como Hemingway, o románticos,<br />
como Gary Hart, quien perdió su candidatura presidencial<br />
por una escapada de fin de semana en un tiempo que no<br />
existían las redes sociales ni Instagram.<br />
El castellano, aunque no aceptara el Copyright de la Fuente<br />
de la Juventud, acertó en la promoción de Florida. En tierra<br />
firme pudo ser un adelantado, cuando recorrió lo que es hoy<br />
nos llevaban a Roma y ahora, a Miami. En términos demográficos,<br />
es el cuarto estado en Estados Unidos, con dieciocho<br />
millones de habitantes, solo superado por California, Texas<br />
y Nueva York. En superficie es un poco mayor que nuestra<br />
provincia de Córdoba, también “siempre de temporada”. La<br />
clave está en el insaciable camino de la juventud, como lo sabía<br />
su descubridor intuitivamente. El horizonte se adelanta al movernos<br />
y en Miami el movimiento se despierta andando. Por<br />
esa razón siempre hay algo nuevo para ver y experimentar. Un<br />
ejemplo es la propia fisonomía de la ciudad, donde se multiplican<br />
sus versiones de renacimiento y transformación.<br />
¿Quién recuerda lo que era South Beach, cuando se estrenó<br />
Miami Vice (1984-1989)? Era un lugar ruin, con hoteles que<br />
se caían solos. Con las peripecias de Don Johnson y sus<br />
trajes de moda lo mismo que sus autos, se transformó en el<br />
paraíso del Art Deco y en el escenario adecuado para Gianni<br />
Versace y su increíble casa sobre el mar.<br />
No muchos años antes, a consecuencia de la Revolución<br />
Cubana, nació la Little Havana, donde los exiliados siguen<br />
jugando al dominó, armando sus legendarios cigarros y<br />
tomando el pocillo del café tan pequeño como dulce y<br />
cargado. Estaba muy próxima a los jardines de Vizcaya y a la<br />
pequeña Venecia, que hoy perdió su encanto devorada por<br />
las gigantescas torres de Bickell que también amenazan con<br />
dejar de lado el valor turístico de la calle Ocho y sus tradiciones.<br />
Aunque Gloria, la nieta recién nacida de unos inmigrantes<br />
asturianos en La Habana, se convirtiera en una de las<br />
mayores estrellas musicales y con su marido Emilio Stefan<br />
hiciera internacional el Miami Sound Machine.<br />
Del SOM al condominio y mucho más<br />
Los recientes cambios, del presidente Obama al sucesor<br />
Trump, no alteraron esas corrientes constantes y el fenómeno<br />
musical, que reflejó el documental del director alemán Wim<br />
Wenders, ha crecido. Un ejemplo de esa vitalidad es el Pamm<br />
(Perez Art Museum) inaugurado en el 2013 frente a la Bahía<br />
de Biscayne, que es una obra de Herzog y De Meuron,<br />
también ganadores del Premio Pritzker, considerado equivalente<br />
al Nobel de Arquitectura. No es frecuente un apellido<br />
español pero Jorge Pérez, nacido en Argentina en 1949, se<br />
transformó en uno de los desarrolladores más importantes de<br />
Miami. La BBC se hizo eco del elogio del Wall Street Journal<br />
el punto de partida a las Estrellas, en Cabo Cañaveral, o en<br />
la deliciosa Costa del Golfo, en Fort Myers, donde pasaría<br />
sus vacaciones mucho después el futuro inventor Thomas<br />
Edison, autor material de la lámpara eléctrica, entre otros.<br />
Con el auge del turismo temático, constituye una buena idea<br />
seguir los pasos de Ponce de León y de sus continuadores<br />
españoles, ingleses, y también de los piratas, pioneros buscando<br />
al sol. Muchas calles llevan su nombre como reconocimiento<br />
y porque, quizás, es la versión actual de la Fuente de<br />
la Juventud, estar siempre tostada y en bikini, por un regalo<br />
geográfico.<br />
Florida está al borde del Caribe y, a pesar del acotado riesgo<br />
del cinturón de huracanes (de junio a noviembre), tiene la<br />
ventaja de tener una primavera de todo el año, mientras, al<br />
norte, el clima abunda en inviernos fríos con nieve, vendavales<br />
y otros disgustos, sin contar la gripe y los resfríos.<br />
Como muestra basta un multiplicado botón: el gran escritor<br />
Isaac Bashevis Singer, nacido en Polonia en 1903 y<br />
quien vivió muchos años en Nueva York, comenzó a pasar sus<br />
inviernos en Miami, donde murió a los 87 años, después de<br />
haber obtenido un Premio Nobel en 1978.<br />
Florida, desde 1502 hasta el 2017, ha multiplicado su número<br />
de atracciones y de visitantes. En la antigüedad todos los camique<br />
lo llamó el “Rey de los Condominios” y Forbes lo incluyó<br />
entre los quinientos hombres más ricos del mundo.<br />
Esta historia tiene una moraleja que regresa hasta el pequeño<br />
pueblo de Santervas del Campo, donde nació Juan Ponce de<br />
León, el 8 de abril de 1460. Entonces tenía solo 132 pobladores.<br />
Quinientos años más tarde, en el homenaje a su paisano,<br />
hay menos habitantes. De haber seguido su ejemplo, aunque<br />
no hubieran encontrado la soñada Fuente, hubieran aprendido<br />
mucho en el camino<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Horacio de Dios<br />
La rutina del cambio<br />
No me pregunto qué hay de nuevo, cuando vuelvo a Miami cada<br />
vez con más placer. Casas más, casas menos, me pasa lo mismo<br />
que en Nueva York. La rutina es el cambio y la enseñanza de<br />
que el fracaso es la mejor manera de tener éxito.<br />
Por eso, uno de mis paseos preferidos comienza por Lincoln<br />
Road, donde puede apreciarse el trabajo de Carl Fisher (1874-<br />
1939), considerado uno de sus padres fundadores, al dragar la bahía<br />
de Biscayne y crear esta peatonal que pretendía competir con<br />
la Quinta Avenida de Manhattan. La isla que lleva su nombre es el<br />
lugar preferido de ricos y famosos, Susana Giménez, entre ellos.<br />
El pionero del boom de 1920 cayó durante la crisis de 1929. Una<br />
suerte parecida corrió su creación, muy cerca de donde tuvo<br />
su restaurante Alfonso Capone. Pese a tener a Saks como<br />
una tienda base, el paseo peatonal cerró su recorrido, siendo<br />
remodelado en la década del 60. Debe tenerse en cuenta que se<br />
trató del primero de este tipo y que se necesitó de mucho tiempo<br />
para alcanzar el éxito. Sin embargo, Fisher, lo mismo que Ponce<br />
de León, fue un notable ejemplo del empeño en buscar la Fuente<br />
de la Juventud.<br />
Hoy, entre otros ejemplos, tiene tres edificios notables que<br />
alimentan las revistas de arquitectura de todo el mundo. Uno de<br />
ellos es el 1111 Lincoln Road, abierto en 2010 y obra de los suizos<br />
Herzog y De Meuron. Otro es del canadiense Frank Gehry, que<br />
había cambiado la fisonomía de Bilbao con su Guggenheim y que<br />
hizo lo propio en Miami con el New World Symphony, inaugurado<br />
en 2011 siguiendo la Sinfonía del Nuevo Mundo, del checo<br />
Antonin Dvorák. Se destaca también el Syline, nuevo proyecto<br />
del inglés Norman Foster en asociación con Alan Faena.<br />
También, como en los colegas anteriores, Premio Pritzker.<br />
90 91
Entrevista<br />
trece<br />
Donato<br />
De Santis:<br />
Manos a<br />
la masa<br />
El chef italiano mantuvo una charla con <strong>Quid</strong> acerca de<br />
su cocina y de la tradición que heredó de su Puglia natal,<br />
además de su experiencia en los certámenes televisivos<br />
POR Mónica Tracey<br />
Apenas pisó Buenos Aires, Donato De Santis se sintió<br />
como en su casa, esa Italia que conserva en su español y en su<br />
cocina, y que ya había llevado en su recorrido por el mundo,<br />
cuando recaló por un tiempo en Los Ángeles y luego en<br />
Miami. Durante seis años fue el cocinero personal y hombre<br />
de confianza de Gianni Versace, en su residencia de<br />
Miami, hasta que el diseñador fue asesinado en julio de 1997.<br />
Para Donato, quien hace poco reveló que fue él quien tuvo<br />
que reconocer el cadáver de Versace y avisar a su familia, se<br />
cerraba una etapa glamorosa pero también muy movida, a la<br />
que su conversión al budismo llevó la calma.<br />
Era diciembre de 1999, cuando Donato llegó a Buenos Aires.<br />
Su destino estaba sellado. Seis meses después conoció a Micaela<br />
Paglayán, una argentina descendiente de armenios<br />
con quien se unió para ya no separarse más. Juntos tienen<br />
dos hijas adolescentes y juntos trabajan cada día codo a codo<br />
en su empresa que ya cuenta con dos restaurantes, Cucina<br />
Paradiso, uno en Belgrano y otro en Palermo, y un laboratorio<br />
gastronómico donde se genera desde la comida hasta los<br />
emprendimientos de la marca, el Spazio Donato, en Parque<br />
Chas. Después de varios ciclos propios en televisión, Donato<br />
volvió a la pantalla como jurado de Master Chef y, ahora, de<br />
la segunda temporada de Dueños de la Cocina, con Camila<br />
Pérez como ganadora. Desde que arribó a la Argentina, el<br />
cocinero criado en la región italiana de Puglia siente que su<br />
aporte fue volver a tejer los lazos culinarios de la comida de<br />
los inmigrantes que habían llegado de su país cien años antes<br />
con su verdadero linaje.<br />
–¿Qué lo decidió a quedarse aquí? Desde el primer minuto,<br />
ya en el aeropuerto me sentí en casa. Después, a menos de<br />
un año de estar acá, conocí a mi mujer. Al poco tiempo tuve la<br />
suerte de entrar en la televisión. Además, la comida es un vehículo<br />
muy afortunado para entrar en la casa y en el corazón de<br />
la gente. Todo se fue dando, por un lado mi familia, por otro el<br />
trabajo. Estoy muy contento y agradecido de vivir acá.<br />
–Nuestro país tiene una tradición importante de cocina<br />
italiana casera, sin embargo no es tan sencillo encontrar<br />
una buena pasta en restaurantes. ¿Tiene esta<br />
percepción? Más que una percepción es una realidad.<br />
–¿Por qué cree que sucede esto? Las grandes migraciones,<br />
cuando no son paulatinas, producen muchos cambios que<br />
tienen que ver con el clima, con las nuevas condiciones de<br />
vida, con infinidad de cosas. Entonces, la gastronomía, la que<br />
sobrevivió de la mano de las abuelas, la comida que traían en<br />
sus manos y en sus recuerdos, no se mantuvo intacta y el puente<br />
con esa preparación tradicional se fue cortando. Esto generó<br />
también cambios en el gusto de mucha gente que considera<br />
que una buena pasta tiene que estar un poco pasada, nadando<br />
en salsa y con una montaña de queso. Eso hace que la mayoría<br />
de los restaurantes sirvan la pasta así. En consecuencia, se<br />
hace difícil para nosotros el encuentro con los comensales.<br />
Por ejemplo, yo sé que hago buena pasta, pero, a veces, me<br />
encuentro con clientes que no están contentos porque esperan<br />
que la pasta sea de ese modo. Es algo natural que se dé, yo lo<br />
comprendo, pero como me siento un embajador de esto necesito<br />
mantener una línea que es cultural con la pasta italiana.<br />
–¿Cuál siente que es su aporte en el medio local con<br />
respecto a la cocina italiana? Considero que a través de los<br />
canales de comunicación y a través de lo que yo he hecho, he<br />
contribuido por lo menos a despertar la curiosidad respecto de<br />
la cocina italiana. Cuando vine aquí no se conocía la burrata,<br />
por ejemplo, se había perdido la costumbre del aperitivo, que<br />
yo volví a impulsar, el retorno al gran antipasto italiano, las<br />
pastas hechas de cierta forma, el regreso al nombre original<br />
de cada receta. Creo que mi aporte tiene que ver con unir la<br />
tradición italiana de la inmigración con su verdadero linaje, es<br />
decir con recomponerlo.<br />
–Hay muchas “cocinas italianas”, ¿se la podría definir<br />
en conjunto? La cocina italiana es una cocina federal y<br />
cada región tiene sus particularidades de clima, de costa, de<br />
profundidad, diferentes influencias, más musulmana árabe<br />
en el sur, más española en otras partes, más francesa, hasta<br />
balcánica, austro-alemana, y ni hablar de los residuos de la<br />
antigüedad, los etruscos, los romanos, los griegos. Y todo eso<br />
se fue afinando a través de los siglos. Hoy en Roma podés<br />
comer algo que es típico de Sicilia, como los cannoli, por<br />
ejemplo, pero, cien años atrás ni siquiera sabían qué se comía<br />
en otras regiones. La cocina de Sicilia es de otro planeta, muy<br />
perfumada, muy barroca, muy árabe, muy española también.<br />
Es una mezcla muy interesante, sabrosa. Con la inmigración<br />
aquí todo esto se fusionó, por eso creo que es bueno restablecer<br />
esas diferencias.<br />
–Y la de Puglia, su región, ¿cómo es? Es más terrenal,<br />
extremadamente sana, equilibrada, con el uso de legumbres,<br />
frutos de mar y carnes gentiles, cordero, cerdo, conejo y un<br />
excelente aceite de oliva. Es casi austera. Yo incluyo otros<br />
elementos que no son puglieses como los risottos, las polentas,<br />
incluyo platos de la cocina romana, judío romana, de la<br />
Campania, de Sicilia.<br />
–¿Cómo describiría su cocina, qué la distingue? Mi cocina<br />
tiene una fuerte influencia sureña, en lo que son los productos<br />
de la tierra y del mar. No es una cocina abstracta o hecha<br />
de ingredientes voladores, es una cocina que tiene raíces.<br />
–¿Qué ingredientes le son indispensables? Mucho aceite<br />
de oliva, cereales, legumbres, carnes blancas, como conejos,<br />
faisanes, cuando los consigo, los arroces, la polenta. También<br />
me gustan las carnes alternativas, como el ossobuco, la tripa,<br />
los sesos, el hígado para hacer nuestro paté. Soy amante de los<br />
frutos de mar, pero aquí no es tan fácil conseguirlos frescos.<br />
Entonces, a pesar de que me encantan, no los incluyo tanto.<br />
–¿Cuánto de tradición familiar hay en su cocina? Todo.<br />
Yo trato de mantener la tradición de mi casa, de mis pagos.<br />
–Su papá hacía un aceite de oliva, ¿se inspiró en él<br />
cuando elaboró junto a Zuccardi un aceite de oliva al<br />
93
PURA PASTA<br />
Donato De Santis<br />
Catapulta<br />
Sorprende la variedad de pastas que recorre<br />
Donato, quien las ubica en cada región de Italia,<br />
asignándole la salsa que corresponde. Hay<br />
también rissottos, minestrone, salsas básicas<br />
y caldos. La explicación de cómo hacer las<br />
pastas es casi una clase presencial. Todos los<br />
detalles y explicaciones se hallan presentes<br />
para el lector, trasmitiéndole sus emociones:<br />
“Para mí, el acto de amasar es emotivo. Representa<br />
la profundidad del silencio, que solo<br />
es interrumpido por el sonido del arrastre de<br />
la masa suave y algodonada, sobre la mesada<br />
de madera, que bajo los puños de una mujer<br />
se comprime y descomprime en cada desplazamiento…<br />
Esta mujer es mi madre y, a través<br />
de ella, puedo transportarme a ese silencio<br />
profundo que recreo cada vez que amaso”,<br />
dice antes de poner manos a la masa.<br />
estilo de Puglia? Es un legado que uno tiene y naturalmente<br />
quiere imitar o seguir, o hacer algo en esa dirección. Mi papá<br />
hizo todo el recorrido integral, desde la semilla, la cultivó,<br />
la vio crecer, la podó, todo el círculo. Yo solo hago la última<br />
mezcla. Pero la sensación de haber hecho esta mezcla con dos<br />
variedades de Puglia, y controlar que el resultado no fuera muy<br />
distinto al aceite que hacen allá, me enorgullece.<br />
–¿Incluyó elementos de la cocina argentina? Me gusta<br />
usar el hierro, el fuego se usa distinto aquí y aprendí a acercarme<br />
al uso de la chapa al fuego. No he llegado a ser un experto,<br />
pero me gusta mucho cocinar así. Después, las brasas, el sellado<br />
de la carne, las hortalizas también hechas al hierro, puedo<br />
decir que he incorporado esta forma de cocinar. Lo uso en casa<br />
y lo hago en mi casa en Italia, y a mis amigos les encanta.<br />
–¿Hay buena pizza aquí? En la Argentina la pizza es<br />
buenísima, solo que es otra pizza. Es con más levadura, más<br />
gorda, con muchísimo más topping.<br />
–Y en Italia, ¿en qué región está la mejor pizza? El<br />
lugar de origen de la pizza es la Campania, es decir, Nápoles<br />
y sus alrededores, Salerno, la Isla de Capri, Sorrento.<br />
–¿Cómo fue la experiencia Master Chef? Muy divertida,<br />
sorprendente la versión con los chicos, otro tipo de programa,<br />
otro tipo de actitud. Hubo una complicidad muy linda con<br />
ellos. Con los grandes fue una experiencia muy rica también.<br />
Fue un trabajo intenso, gané diez kilos más, pero no solo<br />
probábamos la comida, participamos también en la parte<br />
organizativa, en la producción.<br />
–¿Qué es lo que más le interesa transmitir en sus libros?<br />
Yo quiero transmitir las ganas de conocer y de cocinar. Las<br />
recetas son una guía, pero hasta puede llegar a ser relativa. Me<br />
gusta despertar la curiosidad sobre cada pasta, de dónde viene,<br />
cómo está doblada, por qué este relleno, transmitir la experiencia<br />
y la tradición. En Italia cada pasta pertenece a un lugar<br />
y tiene sus modos particulares de hacerse. Trato de transmitir<br />
algún tipo de esencia, algo que tenga una conexión con nuestro<br />
pasado y con nuestro presente.<br />
–¿Cocina en su casa? Sí, muy sencillo, no hago cosas muy<br />
sofisticadas. Unos huevos revueltos, una pasta, soy más de<br />
hacer las cosas que hacía la abuela, sopas, un minestrone.<br />
Hago diez litros y lo pongo en la heladera. Ahí está, cuando<br />
decís qué hay para comer. Para mí no es ir a buscar galletitas,<br />
sino abrir la heladera y encontrar sopa, o ajíes en aceite,<br />
o berenjenas en escabeche o una colita de cuadril cortada.<br />
Mi mujer cocina muy bien, cocina armenia de su tradición,<br />
pero también prueba recetas de Oriente, cocina Thai, de<br />
Singapur o de China.<br />
–¿Qué pasta es la que más le gusta? Penne all’arrabbiata,<br />
con tomate un poco picante. A mi mujer le gusta la pasta<br />
simple, si le hago un spagetti con ajo y perejil salteado en<br />
oliva, ella es feliz.<br />
–Usted practica el budismo desde hace tiempo. ¿Siente<br />
que esa práctica lo transformó en algún sentido? Este<br />
año se cumplen veinte años desde que lo practico. Más que<br />
transformarme me puso en carril, me salvó. Si no fuera por el<br />
budismo podría estar muy mal ahora<br />
94
VIDA GOURMET<br />
COCINA EN EL BOULEVARD<br />
Agrupación Limonada<br />
Editorial Albatros<br />
La cocina<br />
como parte<br />
de un estilo<br />
EL SECRETO MEJOR GUARDADO<br />
TIENE SABOR FRANCÉS<br />
POR Mónica Tracey<br />
Hay que tener el dato para llegar a este<br />
pequeño paraíso de pocas mesas donde<br />
espera una interesante experiencia de<br />
comida francesa. Ni siquiera la casona<br />
italiana del siglo XIX que lo alberga<br />
da una pista desde afuera. El barrio,<br />
ni que hablar. Lo que alguna vez, hace<br />
mucho tiempo ya, fuera la glamorosa<br />
Constitución, ha quedado en el pasado.<br />
Allí, en Santiago del Estero 1435, “Les<br />
Anciens Combattants” tiene una historia<br />
que contar y la cuenta rescatando<br />
la tradición de la cocina de distintas<br />
regiones de Francia. Para entrar habrá<br />
que tocar el timbre, dudando de si ese<br />
es el lugar prometido.<br />
Los salones que se atraviesan hasta<br />
llegar al restaurante cuentan su historia<br />
con trofeos de guerra, una inmensa<br />
bandera del ejército napoleónico, un<br />
busto de Marianne, un retrato del<br />
general De Gaulle y otros símbolos<br />
patrios. La casona acompaña la escena<br />
con sus bellos vitrales. La Asociación<br />
Unión Francesa de Ex-Combatientes,<br />
creada en 1920 como punto de reunión<br />
de los veteranos franceses de la Primera<br />
Guerra Mundial radicados en la Argentina,<br />
compró esta residencia en 1945<br />
para establecer allí su sede definitiva. A<br />
los antiguos combatientes comenzarían<br />
a unirse entonces quienes participaron<br />
de la Segunda Guerra Mundial, y llegó<br />
a reunir a cuatrocientos ex combatientes<br />
de las dos guerras. Allí se realizaban<br />
almuerzos de camaradería y se celebraban<br />
algunas fechas significativas de<br />
la historia francesa como el 14 de julio,<br />
que recuerda a la Revolución Francesa<br />
de 1789, el 11 de noviembre, que<br />
conmemora la firma del Armisticio que<br />
puso fin a la Primera Guerra en 1918,<br />
y el 8 de mayo, fecha de la firma de la<br />
rendición de Alemania en 1945. Estas<br />
fechas aún se recuerdan en la Asociación<br />
con un cóctel al mediodía que reúne a la<br />
colonia franco-argentina, presidida por<br />
el embajador de Francia.<br />
Laura Ramadori forma parte de esta<br />
historia desde hace 28 años, y conoció<br />
a muchos de los personajes que dieron<br />
vida al lugar, mientras se formaba en la<br />
cocina de varios chefs franceses, especialmente,<br />
Robert Flahaut. Desde<br />
hace cuatro años, ella está a cargo del<br />
restaurante y sus platos homenajean esa<br />
tradición, mientras continúa especializándose<br />
con uno de los socios de la<br />
institución, el chef Diego Nogueira,<br />
creador de la recordada Pâtisserie<br />
Saint-Honoré de Buenos Aires.<br />
Al llegar al salón, olvidado ya el barrio<br />
y adentrados en una atmósfera de otro<br />
tiempo y lugar, la música de Aznavour<br />
o Piaf acompañan el recorrido que se<br />
iniciará con una invitación de Kir, el<br />
trago de vino blanco con licor de Cassis<br />
que los franceses suelen tomar al paso<br />
en la barra de un bar, mientras llega<br />
el Pâté de foie, una Soupe à l’oignon, o<br />
unas delicadísimas Coquilles de fruits<br />
de mer gratinadas. Un heladito de<br />
limón preparará el paladar para recibir<br />
los platos fuertes como el Coq au vin,<br />
el Lapin à la moutarde, Cerf, el Filet<br />
de boeuf, un Boeuf bourguignon o el<br />
guiso tradicional del sur de Francia,<br />
la Cassoulet, hecho con alubias, carne<br />
de cerdo, salchicha y confit de canard,<br />
que son los muslos de pato luego de<br />
atravesar un largo proceso de cocción.<br />
En el final esperan la Tarte tatin, las<br />
Crêpes à l´orange o un Bavarois à<br />
l’orange. Imperdibles la Crème brûlée<br />
y los Profiteroles au chocolat, para estar<br />
seguros de que todo lo vivido no fue un<br />
sueño sino un delicioso y extraño pasaje<br />
que a veces ofrece la realidad<br />
Cocina en el Boulevard es un libro de cocina distinto, desde el diseño a la<br />
propuesta culinaria, y eso es porque responde a una visión que integra la<br />
gastronomía en un estilo de vida en el que los sabores tienen tanta importancia<br />
como la salud, el cuidado del planeta, y el arte y la decoración impregnando<br />
cada experiencia. Por eso sus recetas tienen la impronta fresca de<br />
sus imágenes y detalles de diseño, que recrean cierto modo de acercarse<br />
a la cocina retomando el hilo de lo familiar y afectivo, tomando distancia<br />
de la industrialización de la comida. Se trata del primer título de Limonada<br />
Contenidos, una agrupación que nació hace siete años con la publicación de<br />
la revista Limonada, cuyo espíritu revive.<br />
¿Y cuál es ese espíritu que diferencia este libro de otros de cocina, luego de<br />
que la ilustración de la tapa ya ponga en alerta, junto con la faja que informa<br />
“Más sabor, menos harina”? En principio, sus secciones: Desayuno para alegrar<br />
las mañanas, Noches de semana, Ecología, Comidas de domingo, Antojos<br />
a cualquier hora y Huerta. Luego, un sorprendente maridaje de comidas<br />
con música. Por ejemplo, para los desayunos, propone a Michael Jackson,<br />
“el músico rico en nutrientes por excelencia”. Para los antojos a cualquier<br />
hora, propone clásicos de Marvin Gaye, Bowie o Patti Smith.<br />
La ecología también tiene lugar en el libro, con consejos prácticos a la hora<br />
de hacer compras, tales como evitar alimentos importados, congelados o con<br />
gran packaging. También para el momento de cocinar, en las explicaciones<br />
acerca de cómo ahorrar energía y agua. En la sección Huerta, propone plantar<br />
algunas verduras y frutas, y explica cómo, dónde así como los cuidados<br />
necesarios que requieren.<br />
En cuanto a las recetas, van desde Blinis de Coco y Budín de Zanahorias,<br />
hasta Pastel de Lentejas o Trucha con Salsa de Maracuyá, además de<br />
licuados, bocaditos, tortas, como una de nuez sin harina que despierta la<br />
curiosidad y una variedad de pestos. Hay una Mousse de Chocolate y Palta<br />
que, desde su originalidad, llama a probarla.<br />
Para la producción del libro eligieron el Distrito de Arte de Boulevard Sáenz<br />
Peña, un encantador rincón del Tigre, a orillas del Río Luján y bordeado por<br />
el Paseo Victorica, donde desde hace un tiempo se generó un encuentro de<br />
locales de cocina, decoración y arte, a la medida del “estilo Limonada”, y que<br />
es el lugar que está en los orígenes de la agrupación<br />
96<br />
97
Cocina<br />
SIEMPRE VERDE<br />
A medida que nuestra sociedad avanza en desarrollos no siempre saludables, aparecen corrientes<br />
paralelas que hurgan cielo y tierra en busca de estos divinos tesoros, aliados de la juventud eterna<br />
POR Marina García<br />
Hace algunos años, hablar de antioxidantes o superalimentos<br />
era una rareza bioquímica, hoy, sin embargo, son título de<br />
cualquier revista semanal y se han convertido en recursos<br />
muy buscados, especialmente en aquellos que ya pasaron<br />
los 40 años. Lamentablemente, mucha gente los asocia con<br />
panaceas mágicas, olvidando que la salud y el bienestar son<br />
una conjunción de factores, de los cuales la alimentación es<br />
solo una parte. No obstante, es cierto que existen alimentos<br />
que poseen algunas características que ayudan a combatir el<br />
paso del tiempo.<br />
Por más excéntrico que suene, los seres vivos nos oxidamos<br />
y esa es una de las principales causas del envejecimiento. El<br />
preciado oxígeno que nos permite la vida es también (y a la<br />
larga) el que opera consumiendo los recursos orgánicos. Los<br />
famosos radicales libres no son más que subproductos de<br />
procesos metabólicos, los cuales, por su naturaleza inestable,<br />
se aferran muchas veces a células vitales, consumiéndolas.<br />
Para evitar un deterioro acelerado, el organismo produce<br />
sustancias que los neutralizan. Otras tantas pueden obtenerse<br />
de la alimentación. Sin embargo, si nos exponemos a más<br />
y más oxidación, como por ejemplo el estrés, la contaminación<br />
ambiental, los alimentos hiperprocesados, adicciones y<br />
el vertiginoso ritmo de vida (que rige incluso los momentos<br />
de “descanso”) el cuerpo se ve sometido a una carga que no<br />
logra resolver y allí aparece el envejecimiento de los tejidos,<br />
la ralentización de los procesos metabólicos y –con el tiempo<br />
y la acumulación– las llamadas enfermedades degenerativas<br />
que resultan muy complejas de diagnosticar y tratar.<br />
Por todo esto, para quienes busquen extender, mantener o<br />
quizás recuperar parte de la juventud, es importantísimo<br />
reducir al mínimo los agentes oxidantes y consumir alimentos<br />
que asistan al cuerpo en esta tarea contra reloj.<br />
Algunos ítems importantísimos:<br />
• Es mejor consumir el alimento completo que el suplemento<br />
sintetizado. Por ejemplo, si bien la carga de vitamina C en un<br />
kiwi quizás sea menor a una pastilla, el alimento completo<br />
posee en forma sinérgica enzimas y nutrientes que aseguran<br />
una mejor asimilación.<br />
• Elegir alimentos orgánicos, libres de agroquímicos, muy<br />
frescos y crudos.<br />
• Procurar una dieta variada y alcalinizante, con gran porcentaje<br />
de verduras, frutas y granos integrales.<br />
• Acompañar la alimentación saludable con hábitos de vida<br />
acordes, ya que todo exceso, de trabajo, de emociones, de<br />
ejercicio, etc., resulta perjudicial a corto y largo plazo.<br />
• Más no es mejor. Los antioxidantes deben consumirse con<br />
regularidad, pero en pequeñas cantidades.<br />
Por último, como esas películas que terminan invitando a la<br />
secuela, va una lista breve de los superalimentos más codiciados<br />
de la actualidad:<br />
Aceite de coco, bayas (açai, goyi, arándanos, etc.), algas<br />
(spirulina, chlorella, nori, wakame, etc.), harina de algarroba,<br />
cacao, moringa, semillas de chia, ginko biloba, ginseng, té<br />
verde y rooibos, café verde, kombucha, kefir, cúrcuma, maca,<br />
hongos reishi, ajo negro, semillas de nigella, polen, jengibre,<br />
frutos secos activados, brotes, aceite de oliva y ¡más!<br />
La Veganista Superalimentos,<br />
Nicole Just<br />
La autora vegana del<br />
momento, propone su<br />
tercer libro con recetas<br />
ideales para incorporar<br />
nutrientes clave a la<br />
cocina de todos los días.<br />
Sus bellísimas fotos y<br />
prácticas explicaciones<br />
lo acercan a todo<br />
público.<br />
Los 10 superalimentos<br />
verdaderos, Mónica Carreira González<br />
y Carlota Mañez Ariso<br />
La propuesta más interesante de este<br />
libro es el aprovechamiento de antioxidantes<br />
y nutrientes en la alimentación<br />
cotidiana. Humildes pero potentes, el<br />
limón, la manzana, el ajo o el aceite de<br />
oliva, son aliados económicos y efectivos.<br />
Aquí se pueden encontrar muchos<br />
tips para aprovecharlos al máximo. Una<br />
pieza de colección.<br />
El Tao de la Juventud Eterna,<br />
Angelo Druda<br />
En todas las culturas antiguas, la<br />
salud es sinónimo de equilibrio,<br />
por lo que un cuerpo sano y joven,<br />
requiere asimismo una mente y un<br />
espíritu cultivados en la moderación.<br />
En este precioso ejemplar, el<br />
autor recopila una serie de recursos<br />
de distintas escuelas orientales<br />
para brindar herramientas prácticas<br />
de bienestar integral.<br />
98
Dossier<br />
literatura música<br />
Michael Jackson<br />
En el país de<br />
Nunca Jamás<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
“Yo nunca tuve ese algo que ustedes llaman infancia. Si no tienes ese recuerdo de amor de<br />
la infancia, estás condenado a buscar por todo el mundo algo para llenar ese vacío. Pero no<br />
importa cuánto dinero ganes o lo famoso que te vuelvas, siempre seguirás sintiéndote vacío.<br />
Alrededor de todas las paredes de mi cuarto, hay imágenes de Peter Pan. He leído todo lo que<br />
Barrie ha escrito. Me identifico totalmente con Peter Pan, el niño perdido de Neverland.<br />
Soy Peter Pan en mi corazón”.<br />
99
Michael Joseph Jackson nació el 29 de agosto de 1958 en Indiana, Estados Unidos. Desde<br />
muy chico mostró aptitud para la música y el baile. Existen numerosos registros audiovisuales<br />
de la época, en uno de ellos, blanco y negro, filmado caseramente a fines de los años 60,<br />
se lo ve bailando y cantando frente a la pantalla de un televisor en el que un James Brown<br />
afiladísimo despliega su magia funk. El pequeño que mira la pantalla aún no es una estrella<br />
internacional, solo imita a su ídolo como cualquier otro niño. Pero, con menos de 10 años, este<br />
chico en particular ostenta la destreza y el encanto que no tienen otros. Parece increíble que<br />
pueda controlar tantos factores performáticos al mismo tiempo. Estilizado y con la cara pura<br />
y limpia de las cirugías y los problemas de la piel que la desvirtuarían con el correr del tiempo<br />
hasta llegar a los monstruosos resultados del final, canta como un ángel y baila como solo pudo<br />
hacerlo él. ¿Fue un autodidacta? No. En su casa la música y el baile lo eran todo o casi.<br />
La familia Jackson arrastra espantosos rumores desde hace tiempo. A partir de la década del<br />
90, se empezó a hablar de los presuntos abusos efectuados por Joseph Jackson, boxeador,<br />
guitarrista y obrero en una empresa metalúrgica, a quien se presentó como un padre temible<br />
y perverso. Pero ha resultado muy difícil separar la paja del trigo y es probable que la verdad<br />
nunca llegue a saberse, porque las versiones son variopintas y confusas. Uno de los últimos en<br />
especular en torno a este tema fue el, como mínimo, controvertido médico personal del Rey<br />
del Pop, acusado de haberlo matado involuntariamente por mala praxis y condenado finalmente<br />
a cuatro años de cárcel por homicidio culposo. Mientras esperaba su juicio, Conrad<br />
Murray aseveró que el cantante le había confesado haber sido sometido sexualmente por su<br />
padre quien, además, golpeaba a su madre y al resto de sus hermanos. Nada de eso fue del<br />
todo confirmado por el resto de la familia ni por la justicia.<br />
Antes, en 1991, el escritor Randy Taraborrelli decía, en su biografía no autorizada, Michael<br />
Jackson: The Magic and the Madness, que el origen de las excentricidades del cantante se encontraba<br />
en el odio y el despecho que sentía por su padre. También apuntaba que las numerosas<br />
cirugías plásticas faciales buscaban eliminar cualquier parecido con los miembros de su familia.<br />
Lo que está fuera de cualquier duda es el papel de mánager e impulsor que Joseph tuvo en los<br />
comienzos de la carrera de su hijo, que empezó a ir al colegio casi al mismo tiempo de entrar<br />
a Jackson Five. Combinando música y baile, la agrupación, que terminó dando suficiente dinero<br />
como para que toda la familia se mudara a una enorme mansión, estaba conformada por<br />
los cinco hijos mayores de Joseph y Katherine Jackson.<br />
Michael no eludió hablar de su padre cuando ya se había consagrado internacionalmente. Su<br />
visión fue más amable que la de su médico, pese a que evitó caer en idealizaciones: “Mi padre<br />
ensayaba con un cinturón en la mano. No se podía estropear nada. Fue un genio para enseñarnos<br />
puesta en escena, cómo trabajar una audiencia, anticipando lo que vas a hacer después.<br />
Nos enseñó a no dejar ver nunca al público si estás sufriendo o si algo va mal. Era un hombre<br />
asombroso para todo eso. He aprendido mucho de él”.<br />
Antes de eso, en 1993, frente a la famosa entrevistadora Oprah Winfrey, durante un encuentro<br />
que dio que hablar en todo el mundo, había sido más visceral en la descripción, diciendo:<br />
“Mi padre se burlaba de mí y lo odiaba, me hacía llorar cada día. Era muy estricto, muy duro,<br />
muy severo... Había veces en que venía a verme y yo me ponía enfermo, comenzaba a regurgitar”.<br />
Ya era exitoso a sus 9 años y junto<br />
a sus hermanos. Los Jackson Five,<br />
ricos y famosos bajo la férrea<br />
disciplina de Joseph Jackson. “Mi<br />
padre se burlaba de mí y lo odiaba,<br />
me hacía llorar cada día. Era muy<br />
estricto, muy duro, muy severo...<br />
Había veces en que venía a verme y<br />
yo me ponía enfermo, comenzaba a<br />
regurgitar”.<br />
Una de sus incursiones en el cine,<br />
en una versión moderna de El mago<br />
de Oz, junto a Diana Ross, Nipsey<br />
Ruswell y Ted Ross, dirigidos por<br />
Sidney Lumet en 1978. “Lo que más<br />
me gusta de actuar es que la gente<br />
se siente feliz. Hacer sonreír a una<br />
persona significa para mí más que<br />
cualquier cosa. Cuando subo al<br />
escenario, no sé qué pasa. Se siente<br />
muy bien, es como el lugar más<br />
seguro del planeta para mí. Me siento<br />
en casa: es allí donde vivo, donde<br />
nací, donde me siento seguro”.<br />
Mostrándose ajeno a cualquier polémica, Joseph, en cambio, siempre habló de su hijo en el<br />
mismo tono, incluso cuando ya llevaba cinco años muerto: “Era un chico valiente, el mejor<br />
que te podías encontrar. Era bueno para mí y para todo el mundo. Aún es muy doloroso<br />
hablar de él, pero intento mantener su legado. Michael es eterno y siempre viajo por todo el<br />
planeta para seguir promocionándole”.<br />
Según el famoso relacionista público inglés Max Clifford, que lo conoció cuando tenía 7<br />
u 8 años, “lo que estaba claro para todos los que lo rodeaban es que a Michael Jackson nunca<br />
se le permitió ser un niño, era un artista. Su padre manejaba el grupo con una disciplina muy<br />
estricta y mucho control. Creo que eso explica por qué después, cuando se convirtió en una<br />
súper estrella por sus propios medios, se dedicó a recrear la infancia que no había tenido.<br />
Y eso originó muchos problemas. Al padre lo único que le importaba era el éxito y de hecho<br />
tuvieron un éxito masivo. Durante esos años viajaron por el mundo, vendieron muchísimos<br />
discos, pero nunca pudo hacer las cosas que hace un niño, ser un niño. Por eso se convirtió<br />
en Peter Pan y recreó su infancia como adulto”.<br />
A los 12 años, Michael ya era considerado un prodigio de la música y una luminaria del espectáculo<br />
en los Estados Unidos. Los Jackson Five llegaron a vender más de cien millones de<br />
copias (eran tan famosos como para que una cadena de televisión lanzara una serie de dibujos<br />
animados protagonizada por ellos). Varios de sus miembros siguieron carreras en solitario,<br />
pero fue solo Michael el que logró posicionarse como uno de los músicos más importantes<br />
de la historia del pop.<br />
En 1978, probó suerte en el cine. Se trataba de una remake de El Mago de Oz, que dirigió<br />
Sindney Lumet, en la que Jackson interpretó al espantapájaros y Diana Ross, a Dorothy.<br />
Resultó un desastre para la crítica y el público y truncó la incipiente carrera cinematográfica<br />
de la estrella del pop, quien luego protagonizó sus famosos videoclips con mucha más eficacia.<br />
Aunque había grabado discos en solitario antes, su trayectoria como solista comenzó en 1979<br />
con Off The Wall, un disco en el que están muy presentes sus raíces negras y que atesora varios<br />
éxitos como “Don’t Stop Till You Get Enough”, “Rock With You”, “She’s Out Of My Life”<br />
o “Workin’ Day And Night”, que aún siguen sonando con la misma magia que en su estreno.<br />
Pero fue con el renombrado Thriller, en 1982, el disco más vendido de la historia, con el que<br />
alcanzó la fama mundial.<br />
Dos años antes de morir, recordó en detalle ese momento crucial de su vida en una entrevista<br />
hecha por la revista Ebony: “Motown estaba pensando en hacer una película llamada The Wiz,<br />
y Quincy Jones resultó ser el hombre que estaba haciendo la música. Yo había oído hablar<br />
de Quincy antes. Cuando estaba en Indiana, siendo niño, mi padre solía comprar discos de<br />
jazz, así que lo conocía como un músico de jazz. Después de haber hecho esta película, nos<br />
acercamos bastante, me ayudó a entender ciertas palabras, era realmente como un padre.<br />
Lo llamé con gran dificultad porque soy una persona tímida y en aquel entonces lo era aún<br />
más: ni siquiera podía mirar a la gente cuando me hablaba, y le dije: ‘Estoy listo para hacer<br />
un álbum. ¿Cree usted que podría recomendar a alguien interesado en producirlo conmigo<br />
o trabajar conmigo?’. Hizo una pausa y dijo: ‘¿Por qué no me dejas hacerlo?’. Me dije a mí<br />
mismo: ‘No sé por qué no había pensado en eso’. Probablemente, porque pensaba que él era<br />
100 101
más como un padre. Así que después, le dije: ‘Wow, eso sería genial’. Lo bueno de trabajar<br />
con Quincy es que te permite hacer lo tuyo. Él no se mete en el camino. Así que lo primero<br />
que le mostré fue ‘Off the Wall’, luego Rod Temperton llegó al estudio con otras cosas<br />
interesantes. Entonces, cada vez que Rod traía algo, yo quería presentar algo también. Nos<br />
gustaba formar una competencia amistosa. Me resultaba satisfactoria esa manera de trabajar,<br />
a través de la competencia por llegar a algo mejor. Yo solía leer cómo Walt Disney utilizaba<br />
ese esquema. Si estaban trabajando en Bambi o algún otro dibujo animado, ponían un venado<br />
en el centro de la pista y hacían que los animadores compitieran con los diferentes estilos de<br />
dibujo. Quien tuviera el efecto más estilizado era elegido por Walt. La competencia engendra<br />
un mayor esfuerzo. Así que cuando Rod traía algo, me gustaba aportar algo (…). Hemos<br />
creado esa cosa maravillosa que fue Thriller (…). Ese álbum para mí fue un cambio completo.<br />
Desde que era pequeño, me había gustado estudiar composición. Fue Tchaikovsky quien<br />
más influyó en mí. Yo quería hacer canciones que tuvieran un impacto como las composiciones<br />
de él. Si uno escucha un álbum como Nutcracker Suite, cada canción es asesina, cada una.<br />
Así que me dije a mí mismo: ‘¿Por qué no puede haber un disco pop donde cada canción sea<br />
igual de potente para quien la oye? Pues la mayor parte de la gente suele hacer un álbum en<br />
el que consiguen una buena canción, y el resto son como lados B’. ¿Por qué no pueden hacer<br />
que cada una de esas canciones sea una canción exitosa? ¿Por qué no pueden hacer que todas<br />
las canciones del disco sean tan grandes como para que la gente quiera comprarlo por todo lo<br />
que contiene y no por un fragmento? Así que siempre traté de luchar por eso. Ese era mi objetivo<br />
para Thriller. Esa era la idea. He trabajado duro para ello (…). Otra cosa fundamental<br />
fue la química adecuada cada vez que se entraba en la sala. Cuando las personas que trabajan<br />
juntas tienen la química adecuada, la magia tiene que ocurrir. Es como poner ciertos elementos<br />
en un hemisferio y que produzcan esta magia en otro. Es científico. Y entrar allí con<br />
esas grandes personas como Quincy fue simplemente maravilloso. Él suele llamarme Smelly<br />
(apestoso). Steven Spielberg me llama así también. Es un apodo que viene de esos tiempos,<br />
pues en ese entonces (yo digo varias malas palabras ahora), nadie podía lograr que use<br />
una mala palabra. ‘Apestoso’ era el máximo insulto que me permitía. Así que él me llamaba<br />
de esa manera. La colaboración con Quincy fue una cosa muy maravillosa porque te permitía<br />
experimentar, hacer lo tuyo. Era un genio lo suficientemente grande como para mantenerse<br />
fuera del camino de la música y, si había un elemento que añadir, lo agregaría, enriqueciendo<br />
las cosas. Por ejemplo, en ‘Billie Jean’ yo había venido con esta línea de bajo, la melodía y toda<br />
la composición. Prestándole atención, le agregó ese riff tan agradable (…). En esta canción,<br />
el bajo hace la pieza destacada, dominante, protagonista de la canción, el hilo principal de<br />
conducción que se oye, pero lograr que el carácter de ese riff sea exactamente el que quieres<br />
lleva mucho tiempo. Se necesita mucho trabajo, como en cualquier cosa que sea perdurable<br />
y buena (...). Con Quincy nos gustaba trabajar en una pista y después nos encontrábamos en<br />
su casa, escuchando lo que habíamos trabajado y decía: ‘Apestoso, deja que la canción hable<br />
contigo. Si la canción necesita algo, te lo dirá. Déjala que hable contigo’. Y gracias a él he<br />
aprendido a hacer eso, a esperar. La clave para ser un maravilloso escritor no es escribir. Uno<br />
debe saber salirse del camino en cierto momento y dejar espacio para que Dios entre en la<br />
Portada de Thriller, el álbum que<br />
vendió como ninguno en la historia<br />
de la industria discográfica: cien<br />
millones de copias en todo el<br />
mundo. Los tres responsables de<br />
tamaño éxito, el Rey del Pop junto<br />
a Quincy Jones, su coproductor y<br />
quien convocó al compositor Rod<br />
Temperton para escribir tres temas,<br />
entre ellos el que lleva el nombre<br />
del álbum.<br />
Fotogramas de los videos de<br />
“Billie Jean” y “Thriller”, dirigidos,<br />
producidos y coreografiados por<br />
Jackson. “Yo había estado algo<br />
disconforme durante el show (en<br />
la presentación de “Billie Jean”),<br />
quería que fuera mejor, pero supe<br />
que había cumplido cuando terminé<br />
y un niño judío, detrás del escenario,<br />
vestido con un mini smoking, me<br />
miró y me dijo con voz sorprendida:<br />
‘¿Quién te hizo moverte de esa<br />
manera?’ y yo dije: ‘Supongo que<br />
Dios... y los ensayos’”.<br />
habitación. Y, aún hoy, cuando escribo algo que sé que es bueno, me pongo de rodillas y digo<br />
gracias. ¡Muchas gracias, Dios mío!”.<br />
En 1983 se llevó a cabo la grabación de Motown 25: Yesterday, Today, Forever, un especial<br />
de televisión producido por Suzanne De Passe para Motown Records, en conmemoración al<br />
aniversario del célebre sello discográfico de música negra. El programa fue grabado en directo<br />
y con público en un estudio en el mes de marzo y retransmitido por la NBC a mediados de<br />
mayo. Se presentaron Temptations, Four Tops, Marvin Gaye, Diana Ross & the Supremes<br />
y los Jackson Five, pero fue la legendaria actuación de Michael Jackson, en la que mostró al<br />
mundo por primera vez el moonwalk interpretando “Billie Jean”, la que ha quedado en la<br />
memoria de todos.<br />
Años más tarde, la recordó dando cuenta de su nivel de obsesión al trabajar: “Yo estaba en<br />
el estudio editando ‘Beat It’. Por alguna razón me encontraba haciéndolo en los Estudios<br />
Motown, aunque había dejado hacía tiempo la compañía. Ellos se disponían a hacer algo con el<br />
aniversario de Motown. Berry Gordy se acercó y me preguntó si quería estar en el show y yo<br />
le dije que no, porque Thriller ocupaba todo mi interés. Me contestó: ‘Pero es el aniversario’.<br />
Afirmé: ‘Lo haré, pero la única manera en que lo voy a hacer es si usted me permite hacer una<br />
canción que no es una canción de Motown’. Me preguntó: ‘¿Cuál?’. Yo respondí: ‘Billie Jean’.<br />
Respondió: ‘OK, está bien’. Le dije: ‘¿De verdad me dejarás hacer ‘Billie Jean’?’. Dijo: ‘Claro’.<br />
Así que ensayé, coreografié y vestí a mis hermanos. Tenía que calcular todos los ángulos de<br />
cámara. Yo dirijo y edito todo lo que hago. Cada toma que se ve es mi toma. Déjame decirte<br />
por qué tengo que hacerlo de esa manera. Tengo cinco, no, seis cámaras. Cuando estás haciendo<br />
una performance si no se captura todo correctamente, la gente nunca lo verá. Es el medio<br />
más egoísta del mundo. Estás filmando lo que quieres que la gente vea, cuándo quieres que<br />
te vean, cómo quieres que lo vean y en qué posiciones quieres que vean. Estamos creando la<br />
totalidad de todo el sentimiento de lo que se está presentando, en su ángulo y su toma. Sé lo<br />
que quiero ver, sé adónde quiero ir con la audiencia. Reconozco la emoción que sentí cuando<br />
lo hice y vuelvo a lograr esa misma emoción cuando hago cortar, editar y dirijo lo que hago, hoy<br />
en día. Aquel día fue realmente importante. Estaban Marvin Gaye, The Temptations, Smokey<br />
Robinson y mis hermanos, que me abrazaron y besaron. Richard Pryor se acercó a mí y me<br />
dijo en voz baja: ‘Esa fue la mejor actuación que he visto en mi vida’. Fue mi recompensa. Eran<br />
personas que, cuando yo era un niño pequeño en Indiana, escuchaba con deleite y que me<br />
otorgasen ese tipo de reconocimiento fue un verdadero honor. Al día siguiente, Fred Astaire<br />
llamó a mi casa y me felicitó. Yo había estado algo disconforme durante el show, quería que<br />
fuera mejor, pero supe que había cumplido cuando terminé y un niño judío, detrás del escenario,<br />
vestido con un mini smoking, me miró y me preguntó con voz sorprendida: ‘¿Quién te hizo<br />
moverte de esa manera?’, y yo dije: ‘Supongo que Dios... y los ensayos’”.<br />
Pese a haber pasado a tener la piel blanca, blanquísima con el correr de los años, pese a<br />
no ostentar más las motas típicas de su raza, Jackson abrió muchas puertas a los músicos<br />
negros dentro del negocio discográfico. Antes de él, MTV no daba espacio a grupos de hip<br />
hop y resultaba impensable que una persona de color ocupara el lugar que él llegó a ocupar<br />
dentro de la industria.<br />
102<br />
103
“Saber que MTV no quería pasar nada de artistas negros me rompió el corazón, pero, al mismo<br />
tiempo, encendió algo en mí. Me decía a mí mismo: ‘Tengo que hacer algo en el espacio<br />
de ellos...’. me negaba a ser ignorado. Después de un rechazo inicial, finalmente aceptaron<br />
pasar ‘Billie Jean’. Se estableció un récord para todos los tiempos. Entonces comenzaron a<br />
demandar que les dé todo lo que tenía. Se abrió la puerta para Prince y para todos los otros<br />
artistas negros relegados. Antes de eso, era heavy metal las 24 horas (...). Estoy muy orgulloso<br />
de que hayamos abierto las puertas, amo saber que lo mío ayudó a derribar un montón de<br />
barreras tontas. Ir por todo el mundo, haciendo giras en los estadios, ver la influencia de la<br />
música ha sido una gran felicidad. Cuando tan solo miras por encima del escenario, ves toda<br />
esa gente... Es una sensación maravillosa, pero todo eso trajo mucho dolor. Mucho dolor<br />
porque, cuando estás en el tope de su juego, cuando eres un pionero, la gente viene a ti sin<br />
saber quién eres realmente. Tantas veces siento que soy aquel chico que se sentaba en la sala<br />
de estar y escuchaba a su padre tocar Ray Charles, ese chico al que su madre despertaba a<br />
las tres de la mañana diciendo ‘Michael, él está en la televisión’. Entonces corría hacia la tele y<br />
ahí estaba James Brown. Y yo decía: ‘Eso es lo que quiero hacer’. Lo hice, pero ha dolido”.<br />
A lo largo de su trayectoria artística como solista, Jackson superó por mucho la fama de los músicos<br />
que adoró en la infancia, aunque paseó por el soul, el funk, el disco, el dance y el hip hop, los<br />
géneros típicamente negros que ellos habían transmitido. Fusionó estilos y compartió escenario<br />
y composiciones con celebridades de todo tipo, desde Paul McCartney hasta Slash. Cultivó<br />
insólitas amistades con personalidades como Elizabeth Taylor. Protagonizó giras extensísimas<br />
y multimillonarias, fue venerado por colegas y entregó todas las canciones que pudo.<br />
Cada día, en las radios del mundo, suenan “Bad” o “Smooth criminal”, de 1987, “Remember<br />
the time”, “Black or White”, “Give in to me” o “Jam”, de 1991; “Morphine”, de 1997 o “Privacy”,<br />
de 2001, entre muchos otros de sus temas. Muy poco discutido como genio musical y<br />
artístico, impresionante bailarín e intérprete, es también un personaje polémico, con fanáticos<br />
que llegan hasta lo patológico y, también, numerosos detractores.<br />
A poco de cumplirse una década de su muerte, las leyendas y rumores en torno a la pedofilia,<br />
las adicciones y otras tantas cuestiones, que oscilan entre el excentricismo y la aberración,<br />
siguen ocupando informes en revistas, diarios, sitios de Internet y programas de televisión.<br />
En lo concreto, poco se aclaró en lo concerniente a su mentada pederastia. Hay algunos datos<br />
irrefutables que lo exonerarían: dieciséis años después de los supuestos abusos denunciados por<br />
algunos padres, uno de los niños implicados declaró públicamente que el cantante era inocente<br />
y que había mentido porque su padre lo había obligado a fin de obtener el dinero que, en efecto,<br />
se consiguió evitando el juicio. Pero Jackson ya había muerto y nunca lo supo. Las acusaciones<br />
hechas por la familia de otro menor habían llegado a juicio, pero el músico fue absuelto el día de<br />
su cumpleaños, en lo que fue un episodio difundido en todos los medios del mundo.<br />
“Incluso cuando estoy en casa, me siento solo. A veces me siento en mi habitación y lloro”,<br />
había declarado el Rey del Pop al ser consultado por la falta de privacidad que signó su vida.<br />
“Es tan difícil hacer amigos y hay algunas cosas de las que no puedes hablar con tus padres.<br />
Es muy duro que tu vida se convierta en propiedad pública, incluso teniendo en cuenta que la<br />
gente se interesa por ti debido a tu música”.<br />
Con su amiga Elizabeth Taylor a<br />
quien admiraba profundamente.<br />
“Es tan difícil hacer amigos y hay<br />
algunas cosas de las que no puedes<br />
hablar con tus padres. Es muy<br />
duro que tu vida se convierta en<br />
propiedad pública, incluso teniendo<br />
en cuenta que la gente se interesa<br />
por ti debido a tu música”.<br />
Izq.: Con Lisa Marie Presley,<br />
hija de Elvis Presley, su primera<br />
esposa durante dos años.<br />
Der.: Con Deborah Jeanne Rowe<br />
y sus dos hijos, Michael Joseph<br />
Jackson Jr. y Paris Michael<br />
Katherine Jackson. El matrimonio<br />
también duró dos años.<br />
Alcanzó su cúspide comercial antes de cumplir los 30 años. Su obsesivo afán de perfeccionismo<br />
y superación, las teorías en torno al cambio de color de su piel, las operaciones y el<br />
–completamente esperable– acoso de la prensa le causaron un estrés que declinó, desde su<br />
juventud, en problemas de salud y tuvo el corolario de un terrible deterioro físico final, enorme<br />
paradoja para un hombre que odiaba la idea de envejecer y no tenía empacho en asumir<br />
su condición de eterno niño.<br />
Su famoso rancho Neverland, inspirado en el magnífico universo de su admirado James<br />
Matthew Barrie, fue el presunto espacio donde daba rienda suelta a sus perversiones.<br />
Pero incluso con tantos elementos para alimentar el morbo de las personas, su obra tuvo el<br />
peso suficiente para trascender todo eso. “Todos hemos sido profundamente influidos por<br />
su originalidad –sintetizó el presidente de Sony, Howard Stringer–, su creatividad y el<br />
conjunto de su trabajo y de su obra reflejó la creatividad de una era y cambió el paisaje de<br />
la música popular para siempre”.<br />
A su vez, Jackson recurría a su estilo aniñado y soñador cuando hablaba de lo suyo, sin dejar<br />
de verse sincero: “Me encanta crear magia, hacer algo que sea tan extraño, tan inesperado,<br />
que la gente alucine. Yo creo que los humanos también tienen capacidad de volar; el problema<br />
es que no sabemos concebir los pensamientos adecuados que nos permitan levitar (…).<br />
Lo que más me gusta de actuar es que la gente se siente feliz. Hacer sonreír a una persona<br />
significa para mí más que cualquier cosa. Cuando subo al escenario, no sé qué pasa. Se siente<br />
muy bien, es como el lugar más seguro del planeta para mí. Me siento en casa: es allí donde<br />
vivo, donde nací, donde me siento seguro”.<br />
Su vida amorosa, como es de esperarse, estuvo lejos de ser típica. Se casó en dos ocasiones.<br />
La primera, en 1994, con Lisa Marie Presley, hija de otra figura legendaria de la música,<br />
Elvis Presley, pero, después de dos años, la relación terminó. En 1997 fue el turno de su<br />
enfermera, Deborah Jeanne Rowe, con quien tuvo dos hijos: Michael Joseph Jackson<br />
Jr. y Paris Michael Katherine Jackson. La pareja se divorció en 1999 y Jackson obtuvo<br />
la custodia de ambos niños tras un acuerdo en el que Rowe recibió ocho millones de dólares y<br />
una casa en Beverly Hills. Se dice que Prince Michael Jackson II, el tercero de sus hijos,<br />
es fruto de un vientre de alquiler. El niño pasó a la fama mundial siendo un bebé cuando<br />
Jackson lo asomó por el balcón del Hotel Adlon, en Berlín, cubriéndolo totalmente con una<br />
manta. El video dio la vuelta al mundo despertando sorna y críticas en partes iguales. El artista<br />
se disculpó más tarde con la prensa, calificando el hecho como un terrible error.<br />
Durante los últimos años de su vida, las fotos y videos tragicómicos fueron cosa frecuente. Dio<br />
entrevistas en las que no hilaba bien las palabras, se vistió de mujer musulmana en Dubái, entre<br />
otros tantos signos de locura. En alguna ocasión justificó sus excentricidades: “Me disfrazo<br />
por distintos motivos. Me gusta estudiar a la gente, aunque sean dos ancianas en un banco o<br />
unos niños en los columpios, porque no sé lo que es encajar en una situación de la vida diaria”.<br />
Los niños y la infancia estaban siempre presentes en su discurso y en su vida. La obsesión de<br />
Jackson con Peter Pan, el niño que no podía crecer, llegó al pináculo cuando, a fin de los años 80,<br />
instó a su agente inmobiliaria a conseguir un espacio para construir su propio Xanadú, El País<br />
de Nunca Jamás. “Creo honestamente que Michael Jackson hizo las cosas a su manera –apuntó<br />
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Clifford para ilustrar la construcción de semejante sitio y el estado mental del artista al final de su<br />
vida– creó su propio mundo y, a medida que creció, ahí fue donde estuvo, en un espacio personal<br />
que lo distanció de la realidad. Hubiera sido inútil involucrarse e intentar ayudarlo o protegerlo,<br />
no habría escuchado. No quería ser parte del mundo real, por eso creó Neverland, un lugar de<br />
cuento de hadas, y él fue Peter Pan. Ahí es donde estaba. Creo que eso formaba parte de su individualidad<br />
y de su magia. Un mundo propio ayudó a convertirlo en un artista maravilloso, pero<br />
también en una persona muy problemática a la hora de enfrentar la vida real”.<br />
Después de extensas pesquisas, el astro compró Syncamore Valley, una propiedad que había<br />
pertenecido al magnate del golf William Bone, por diecisiete millones de dólares. El contrato<br />
de compraventa fue firmado en febrero de 1988 y Jackson se mudó allí en noviembre de<br />
ese año sin ningún tipo de publicidad. Sus padres no fueron invitados a la fiesta de inauguración,<br />
pero sí algunos de sus hermanos. <strong>Numero</strong>sas celebridades como Macauley Culkin,<br />
Emmanuel Lewis, Elizabeth Taylor y Sky Ferreira fueron habitués del lugar.<br />
Jackson propuso que Neverland fuera también una suerte de refugio para niños enfermos, por<br />
lo que muchos contingentes provenientes de hospitales de todo California visitaron el lugar.<br />
Además de la residencia principal de 1.100 metros cuadrados, en los que se erigen más de una<br />
docena de habitaciones con una cantidad similar de baños, el lugar que Jackson consagró a<br />
su héroe preferido tiene una enorme piscina, dos casas de invitados, canchas de básquet y de<br />
tenis y un cine con capacidad para 50 personas. El terreno, además, fue modificado para dar<br />
lugar a dos lagunas y una línea de ferrocarril interna con su propia estación “de estilo Disney”,<br />
(el propio Walt había tenido un tren similar en su casa antes de que existiera Disney World),<br />
un parque de bomberos, un establo y un llamativo reloj de flores que dice “Neverland”.<br />
La propiedad se emplaza al pie de una cumbre de 900 metros que Jackson bautizó Monte<br />
Katherine, en honor a su madre.<br />
Poco antes de morir, Jackson vendió Neverland, que aún sigue sin encontrar un nuevo dueño.<br />
Paris Jackson visitó el lugar hace un par de años y lo encontró bastante abandonado. Los empleados<br />
habían sido despedidos en 2006. La chica también habló sobre la posibilidad de que<br />
la muerte de su padre no haya sido involuntaria. “Mi padre fue asesinado”, dijo en más de una<br />
entrevista y agregó: “en sus últimos meses de vida aludía a personas que querían matarlo. Y en<br />
algún momento dijo, muy claramente: ‘algún día me van a asesinar’”.<br />
Según el informe oficial, el Rey del Pop murió el 25 de junio de 2009, a causa de una sobredosis<br />
generada por un potente fármaco anestésico. Su médico fue declarado único culpable y<br />
condenado a cuatro años de cárcel, en noviembre de 2011. Hasta el momento, la música popular<br />
estadounidense no acierta en dar al mundo una figura que reúna tantas condiciones extraordinarias<br />
como Michael Jackson. La voz inconfundible, la impresionante habilidad como bailarín,<br />
performer, director y coreógrafo, la pregnancia de sus hits, su obsesión con la infancia y su<br />
ominosa vida privada, no parecen pasibles de reunirse en un mismo individuo Nunca jamás<br />
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