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Año 11 | Número <strong>70</strong><br />
JUNIO - JULIO 2017<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Carla Pandolfo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Conci|Melnizki edd<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Pablo Bassi, Laura Berti, Juan Cibeira,<br />
Antonela de Alva, Horacio de Dios, Marina<br />
García, Martín Garrido, Nancy Giampaolo,<br />
Fernanda Guillot, Silvia Hopenhayn, Nadia<br />
Koval, Roger Koza, Christian Kupchik, Martina<br />
Leunda, Felipe Pigna, Gabriel Rolón, Luis<br />
Sagasti, Emilia Simison, Maximiliano Tomas,<br />
Mónica Tracey, Sergio Varela, Nando Varela<br />
Pagliaro y Agustina Zabaljáuregui.<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: yenny-elateneo.com / Sección <strong>Quid</strong><br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de <strong>Quid</strong>, publicación<br />
de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 5066<strong>70</strong>. ISSN 1669738-3<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
Edward T. Hall fue uno de los pioneros que acuñaron el término “proxemia”<br />
para determinar el estudio de las necesidades espaciales del hombre. Así comenzarían<br />
las investigaciones para medir el espacio íntimo, personal, social y público<br />
de individuos de diferentes culturas.<br />
Cada individuo tiene su propia “burbuja de aire”. Para los occidentales, su<br />
espacio íntimo mide entre 15 y 46 centímetros; solo permitimos esa cercanía con<br />
familiares y amigos íntimos. El espacio personal (que utilizamos para vincularnos<br />
en el trabajo o en una reunión social) mide entre 46 y 1,20 metros.<br />
Un japonés (cuyo territorio está tan densamente poblado) necesita que su<br />
espacio íntimo solo mida hasta 25 centímetros, así que, al querer interactuar<br />
socialmente con un occidental, probablemente lo encuentre “frío” o “distante”,<br />
mientras que el occidental retrocederá esos 20 centímetros que le faltan para<br />
sentirse cómodo.<br />
Los gestos que hagamos para calibrar o corregir serán interpretados según nuestra<br />
cultura. Cuando, en las horas pico, por ejemplo, viajamos en un colectivo o<br />
subte y hasta en un ascensor, nuestra zona íntima está siendo invadida. Como no<br />
podemos hacer otra cosa más que tolerarlo, Allan Pease, autor de El lenguaje<br />
del cuerpo, nos describe las reglas que todos sabemos y respetamos:<br />
1. No es correcto hablar, ni siquiera con alguien conocido.<br />
2. Debemos evitar mirar a la gente.<br />
3. Debemos mantener la “cara de póker”, totalmente inexpresiva.<br />
4. Cuantas más personas haya en el lugar, menos movimientos debemos efectuar.<br />
Pease dice que un observador errado interpretaría esos gestos que todos hacemos<br />
como de personas “abatidas”, “preocupadas” o “cansadas”. Sin embargo,<br />
estaremos obedeciendo a un lenguaje que todos entendemos.<br />
Disfruten este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
Sumario<br />
<strong>70</strong><br />
Nota de tapa. Christian Kupchik escribe sobre la génesis<br />
08<br />
de algunos gestos desde la Roma de César hasta la<br />
España de Aznar. Gestos irrespetuosos o no recomendables,<br />
66<br />
gestos nuevos, gestos tan antiguos como el<br />
mundo.<br />
Tema de tapa 5. Federico Sykes, director e impulsor<br />
nacional del Festival de Cine para sordos.<br />
20<br />
68<br />
<strong>70</strong> 62<br />
14<br />
Opinión. Gabriel Rolón recuerda a Jean Valjean, el<br />
célebre personaje de Víctor Hugo en Los Miserables<br />
y su transformación a partir de un gesto.<br />
74<br />
Entrevista 11. La reconocida ilustradora valenciana,<br />
Ana Juan habla de su oficio y de cómo es crear con su<br />
partenaire, Matz Mainka.<br />
16<br />
Tema de tapa 1. Roger Koza describe los gestos como<br />
“la impresión física del espíritu” y condensa el foco en<br />
Robert Bresson y su film El dinero.<br />
77<br />
Entrevista 12. Jim Hines habla de su Magic Ex Libris y<br />
de la “libromancia”, la ciencia que recrea a través de su<br />
exitosa saga.<br />
24<br />
Tema de tapa 2. Silvia Hopenhayn escribe sobre la sustancia<br />
de los gestos para “ver” a un personaje literario:<br />
“La descripción de un gesto suele ser más precisa que<br />
la de un rasgo, casi su puesta en movimiento”.<br />
78<br />
Entrevista 13. Canela acaba de publicar su libro de<br />
poemas y coplas, Todos mienten, y aclara: “Pero mentira<br />
no es lo mismo que maldad”.<br />
28<br />
40<br />
34<br />
56<br />
32<br />
Subjetivo. En esta nueva sección distintos escritores<br />
invitados expresarán subjetivamente lo que les despierte<br />
nuestro tema central. Inaugura la sección Luis Sagasti.<br />
82<br />
Entrevista 14. Federico Aramburu habla de su Patria y<br />
de la grieta política y social de su país vasco. El libro<br />
agotó su primera edición.<br />
38<br />
Tema de tapa 3. Agustina Zabaljáuregui escribe sobre<br />
la infancia del séptimo arte, el cine mudo y su evolución,<br />
hasta su muerte.<br />
86<br />
Entrevista 15. José Muñoz, uno de los principales referentes<br />
del dibujo actual, autor, junto a Carlos Sampayo,<br />
de Alack Sinner, que los consagró internacionalmente.<br />
Reseña 1. El último de los oficios. Entrevistas 1962-1991<br />
50 90<br />
de Marguerite Duras (Paidós), por Mónica Tracey.<br />
Reseña 2. Borges, inspector de aves, de Lucas Nine<br />
(Hotel de las Ideas), por Nancy Giampaolo.<br />
44<br />
94<br />
48<br />
Dossier<br />
mimo<br />
Marcel Marceau<br />
En el silencio<br />
Nació en Estrasburgo, bajo el nombre de Marcel Mangel y lo adaptó a Marceau para<br />
encubrir su origen judío durante la ocupación nazi. Su padre fue arrestado por la<br />
Gestapo, deportado y asesinado en Auschwitz, en 1944. En ese año, el futuro mimo y<br />
su hermano Alain se unieron a las fuerzas de la Francia Libre de Charles de Gaulle. Se<br />
inscribió en la escuela de arte dramático pero a él le interesaban la plástica y la danza.<br />
Pronto se hizo ducho en lo que él llamaba la “gramática del mimo” y se convirtió en el<br />
más notable creando una escuela y un método.<br />
20. Alessandro Baricco, como la seda<br />
28. Carlos Ruiz Zafón y la ilusión de lo simple<br />
34. Pierre Lemaitre, cosecha tardía<br />
40. Viviana Rivero. Sueños sobre el papel<br />
44. Dolores Redondo, acerca del poder<br />
48. Etgar Keret y sus vidas breves<br />
56. Juanes, un astronauta colombiano<br />
62. Oscar Martínez. De lo que se ama<br />
68. Nicholas Sparks, la fórmula de su éxito<br />
<strong>70</strong>. Cecelia Ahern, una cuestión de empatía<br />
94. Turismo. Los secretos de Estrasburgo
MISCELÁNEAS<br />
DOS GUÍAS:<br />
MENDOZA Y BROOKLYN<br />
Mendoza es mucho más que vinos<br />
y bodegas. Sin dudas, su geografía<br />
tiene grandes atracciones turísticas,<br />
paisajes increíbles y una gastronomía<br />
que crece en calidad.<br />
En la guía mapa que acaba de publicar<br />
De Dios Editores con la firma<br />
del periodista Juan Carlos Fola,<br />
se ofrecen 100 recomendaciones<br />
imperdibles; descripción de las rutas<br />
del vino; 25 restaurantes ubicados en<br />
Mendoza Ciudad, sus alrededores,<br />
Tupungato, Tunuyán, San Rafael<br />
y Malargüe.<br />
Brooklyn ya no constituye un paseo de<br />
un día para los que están en Manhattan<br />
y cruzan el puente, sino que es<br />
un destino independiente de la gran<br />
manzana, al que vale la pena descubrir<br />
y brindarle tiempo. La guía mapa de<br />
Brooklyn selecciona 100 atracciones<br />
que van desde los clásicos, como el<br />
Brooklyn Museum, la Promenade y la<br />
pizzería Di Fara, hasta bares escondidos,<br />
la mejor heladería de New York,<br />
tiendas vintage, con maravillosas prendas,<br />
o impactantes miradores.<br />
PARA VOLVER A MIRAR<br />
Las tres primeras películas del legendario director japonés<br />
Hayao Miyazaki, El castillo de Cagliostro (estrenada en<br />
Japón en 1979), Nausicaá (estrenada en Japón en 1984 y<br />
en Argentina en 2010) y El castillo en el cielo (estrenada en<br />
Japón en 1986 y en 2010 en nuestro país).<br />
La segunda propuesta es un reestreno de cuatro filmes<br />
del director Steven Spielberg: Reto a la muerte (basada<br />
en Duelo, de Richard Matheson, estrenada en 1971),<br />
Tiburón, (basada en la novela de Peter Benchley y<br />
estrenada en 1976), Jurassic Park (basada en la novela<br />
de Michael Crichton y estrenada en 1993) y Atrápame<br />
si puedes (basada en la vida de Frank Abagnale Jr.<br />
y estrenada en 2002).<br />
Premio Sigmar<br />
La editorial Sigmar dio a conocer los ganadores de la edición<br />
2017. El primer premio le correspondió a Todas las sombras<br />
son mías, de Martín Sancia, con ilustraciones de Tony Ganem;<br />
el segundo, Ana despierta, de Fabiana Fondevila con<br />
ilustraciones de Gretel Lusky. Felicitamos a los ganadores y<br />
a la editorial que año a año ofrece el certamen.
Nota<br />
de tapa<br />
POR Christian Kupchik<br />
I.<br />
En su ensayo sobre el desarrollo psíquico en el primer año<br />
de vida, el psicólogo francés René Spitz habla de tres<br />
“organizadores” a partir de la emergencia de una conducta<br />
afectiva concreta que ayudan al sujeto a una mejor inserción<br />
en el nuevo mundo. Al menos dos de ellos están ligados a la<br />
gestualidad: la sonrisa, que marca la finalización de la etapa<br />
preobjetal y el comienzo de la etapa del objeto precursor, y la<br />
aparición del “No” como concepto –en muchos casos anticipándose<br />
a su formulación verbal–, que permite diferenciar al<br />
niño entre placer y displacer.<br />
La teoría supone que desde su primera aparición en el mundo<br />
el ser humano depende de su gestualidad para interactuar<br />
con él y consolidar su desarrollo. Esta forma de lenguaje ha<br />
alcanzado en sus signos más extendidos un significado universal<br />
que responde a usos culturales provenientes de la noche<br />
de los tiempos. Quizás no muchos de quienes piden silencio<br />
con el índice pegado a los labios sepan que se trata de una<br />
señal que se remonta a los textos de Apuleyo. O que sacar<br />
la lengua a alguien plantea una burla antigua, tanto que la<br />
figura ya circuló en la Biblia. Y si nuestro índice y meñique se<br />
yerguen mientras el resto de los dedos permanecen doblados<br />
(los famosos cuernitos) aventuramos un gesto que desde la<br />
Antigüedad se supone que ahuyenta el mal agüero.<br />
Los gestos nos delatan. Son muchos, sobre todo en países<br />
latinos, quienes parecen hablar con las manos. Pedir un café<br />
o la cuenta ya no es necesario expresarlo en palabras, por<br />
ejemplo. Sin embargo, algunas culturas harán interpretaciones<br />
singulares de señales que parecen comunes al código genético.<br />
Como fuera señalado, el gesto de afirmación a partir<br />
de un movimiento de cabeza vertical de arriba abajo, o el de<br />
negación, ladeando la testa de derecha a izquierda, se encuentran<br />
entre las primeras incorporaciones de la comunicación<br />
no verbal. A pesar de ello, los romanos negaban echando<br />
la cabeza hacia atrás, una expresión que aún hoy perdura en<br />
el sur de Nápoles, Sicilia, Malta, Grecia y Turquía.<br />
Precisamente los antiguos romanos nos han legado, a la vez<br />
que una lengua –el latín–, muchos otros gestos que llegaron<br />
hasta nuestros días para expresar burlas (orejas de burro),<br />
insultos (levantar el dedo medio o corazón manteniendo<br />
los otros cerrados en un puño), o bien indicar una orden<br />
(chasquear los dedos o conducir el índice a los labios, en el ya<br />
referido pedido de silencio).<br />
Evidentemente, también los gestos van modificando su forma<br />
de realización y significado a lo largo de su historia. Así el<br />
beso a distancia –juntar los dedos de la mano y llevarlos hacia<br />
los labios apartando, a continuación, la mano de la boca y separando<br />
los dedos– era en su origen un gesto religioso asociado<br />
al ritual de la adoración a los dioses o ídolos. Este gesto ya<br />
en la propia Roma se comenzó a utilizar como expresión de<br />
admiración en general, y es el significado que aún conserva.<br />
El estudio de la gestualidad en la Antigüedad ayudó a comprender<br />
formas actuales de comunicación no verbal cuya<br />
razón de ser se ha perdido en el tiempo. Un claro ejemplo<br />
de ello es posible observarlo en la visita que el Papa Juan<br />
Pablo II hizo a España en mayo de 2003. En la audiencia<br />
concedida a los reyes y al entonces presidente del Gobierno<br />
y su esposa, se planteó una controversia en torno al lenguaje<br />
corporal: la postura que adoptaron unos y otros al sentarse<br />
difería notablemente. Mientras los reyes estaban sentados<br />
con las piernas en paralelo, José M. Aznar y Ana Botella<br />
lo hicieron con las piernas cruzadas. Muchos periodistas criticaron<br />
la posición de estos por irrespetuosa e impropia aun<br />
cuando, seguramente, no sabían por qué era considerada de<br />
esa forma. La razón de esta convención la encontramos en los<br />
autores latinos. Explica Plinio El Viejo (Historia natural,<br />
28, 59) que en Roma cruzar las piernas era considerado un<br />
gesto mágico con poder maléfico y por ello se prohibió en<br />
las reuniones de generales o magistrados al interpretar que<br />
esta postura impedía o dificultaba la toma de decisiones. Lo<br />
mismo ocurría durante los sacrificios y las plegarias públicas.<br />
En el Occidente actual cruzar las piernas ante un mandatario<br />
sigue siendo desaconsejado por improcedente.<br />
II.<br />
La importancia de los gestos muchas veces fue refrendada<br />
desde las mismas estructuras del poder. La inmovilidad<br />
absoluta, producida por la ausencia de gesticulación del<br />
emperador bizantino en lugares públicos, representaba un<br />
atributo imperial que visualizaba el papel del emperador<br />
como decimotercer apóstol, representante de Cristo en la<br />
tierra. En tanto, el ceremonial de la corte carolingia señalaba<br />
la importancia que tenían los encuentros cara a cara para<br />
enmarcar las reuniones sociales, estableciendo la jerarquía<br />
y, por tanto, la reproducción del orden político. La etiqueta<br />
ceremonial hacía que los pequeños detalles estuviesen saturados<br />
de significado.<br />
Un caso paradigmático es el del cardenal Mazarino (un<br />
laico nacido como Jules Mazarin, 1602-1661), nada menos<br />
que sucesor de Richelieu al frente del gobierno francés.<br />
Sus cínicas y descarnadas enseñanzas sobre el ejercicio de<br />
la política hicieron palidecer al mismísimo Maquiavelo.<br />
En su obra póstuma, Breviario de los políticos, se recopilan<br />
no solo sus máximas sobre el arte de la retórica y la persuasión,<br />
sino también numerosos y útiles consejos sobre la<br />
comunicación no verbal, recomendaciones cuya vigencia<br />
sorprende casi cuatro siglos después. Como si de un coach<br />
contemporáneo se tratara, Mazarino refería a la importancia<br />
de entrenar nuestra forma de interactuar en público, y<br />
recomendaba “tener preparado un repertorio de fórmulas<br />
para responder, saludar, tomar la palabra y quedar como es<br />
debido ante cualquier imprevisto”. Mazarino ya intuía en<br />
8<br />
9
aquella época lo rápido que nuestra mente emocional actúa<br />
a la hora de forjarse una primera impresión y aconsejaba a<br />
los políticos “conducirse de modo irreprochable” cada vez<br />
que comparecieran en público, pues, según sus palabras,<br />
“a menudo un mero gesto acaba forjando para siempre una<br />
reputación”.<br />
También el nazismo tomó nota de la importancia de los<br />
gestos, tal como lo demuestra el sociólogo alemán Tilman<br />
Allert en su obra The Hitler Salute: On the Meaning of a<br />
Gesture (Der deutsche Gruß, 2005). El que más trascendió<br />
fue el saludo –el brazo extendido acompañado del grito<br />
“¡Heil Hitler!” y, en el caso de los militares, de un sonoro<br />
taconazo–, que también parece ser una herencia de la Roma<br />
del César. En el verano de 1933, su primer año en el poder,<br />
se exigió a todos los funcionarios utilizarlo al encontrarse<br />
con otra persona, y por si fuera poco, sustituir las fórmulas<br />
convencionales (“atentamente”) por el “¡Heil Hitler!”. En la<br />
calle, los alemanes empezaron a utilizar ese saludo en vez de<br />
dar los “¡Buenos días!”, y lo mismo hacían los carteros al entregar<br />
el correo o los estudiantes ante sus profesores. Allert<br />
incluso advierte sobre un cuadro en la pared de una escuela<br />
alemana que representa al príncipe del cuento dirigiéndose<br />
a la Bella Durmiente, pero en lugar del beso resucitador le<br />
ofrece el saludo hitleriano. No sabemos si Bella despertó en<br />
el Tercer Reich.<br />
III.<br />
En este contexto, la gestualidad puede ser definida como un<br />
movimiento que va más allá de lo físico, que puntúa el habla<br />
y constituye “la acción como expresión”. A diferencia de otras<br />
formas de acción visible que otorgan significado, los gestos<br />
son utilizados junto con las expresiones habladas y otras veces<br />
como complementos, suplementos, sustitutos o alternativas<br />
a las mismas. Son los usos enunciativos de la acción visible<br />
y son estos usos lo que constituye el dominio del “gesto”.<br />
A menudo la riqueza de la comunicación no verbal para el<br />
análisis histórico y cultural se encuentra precisamente en esta<br />
ambigüedad y no tanto en la cuestionada diferenciación entre<br />
señales físicas voluntarias e involuntarias, como, por ejemplo,<br />
entre un guiño y un tic nervioso o la expresión facial de un<br />
gesto hecho conscientemente con la mano.<br />
De hecho, un aspecto fundamental para la política del gesto<br />
es la dificultad de aislar la expresión intencional y definir en<br />
qué consiste, más allá del acerbo cultural de donde proviene.<br />
Michitaro Tada, en Gestualidad japonesa, advierte que<br />
entre la categoría de los “malos modales” pocos resultan tan<br />
ofensivos como el nekorobu, la acción por la cual las damas se<br />
acuestan o se reclinan para leer los pergaminos. Parece existir<br />
un común acuerdo de que se trata de una acción fea, reprensible<br />
(el simple hecho de estar acostado lo es), aunque afirma<br />
que nadie conoce la causa ni la respuesta de esta valoración.<br />
Un exceso de comodidad puede resultar ofensivo, aunque<br />
nadie entiende bien por qué.<br />
Volviendo a lo anterior, aislar el gesto es una operación valiosa<br />
no solo para comprender su función, sino también para<br />
asignarle una red más amplia en la que entender su significado.<br />
Abrir una historia cultural nos impulsa hacia lo tácito, lo<br />
no dicho y lo comunicado físicamente. Maneras, comportamientos<br />
y gestos delimitan espacios y tiempos concretos –no<br />
la totalidad de sistemas culturales, pero sí espacios y tiempos<br />
específicos dentro de ellos, distinguiendo, por ejemplo, un<br />
museo de una gran tienda o un concierto–. La forma en que<br />
las personas se presentan a sí mismas, y su relación con otros<br />
participantes, forman parte del marco de un encuentro social,<br />
y en buena medida la política de ese encuentro se representa<br />
en silencio, en la negociación de esas disposiciones. Los gestos<br />
pueden ser poderosos medios de comunicar la afirmación<br />
y la solidaridad y, por la misma razón, pueden ser medios de<br />
marcar disensos. Clase, género y relaciones generacionales se<br />
expresan y reproducen con los códigos gestuales, al igual que<br />
las identidades étnicas.<br />
Los gestos transgresores o las infracciones de los códigos<br />
gestuales, como no quitarse el sombrero o un exceso de<br />
familiaridad en el apretón de manos, pueden modificar o<br />
transformar los patrones de interacción social, dando lugar a<br />
un poder con mayor expresión coercitiva o, en su defecto,<br />
una dilución del peso cultural y la eficacia de la autoridad.<br />
El gesto, en otras palabras, puede ser el campo de batalla<br />
en el que se libran las visiones divergentes del orden social<br />
y político. Las culturas juveniles y las identidades partidistas<br />
se expresan de manera no verbal, en sus presentaciones,<br />
que también pueden servir para permitir cambios en los<br />
valores establecidos<br />
10
Señalador<br />
Podría decirse, sin forzar demasiado las<br />
cosas, que en la literatura el gesto es el estilo.<br />
O al revés: que el estilo es una forma<br />
de gestualidad, una manera de estar en el<br />
mundo y manifestarse frente a los demás.<br />
La gestualidad entendida como estilo en<br />
su más amplia acepción: cuando un autor<br />
decide qué historia escribir y, sobre todo,<br />
cómo escribirla, pero también cuando<br />
piensa en cómo darla a conocer, dónde y<br />
cómo publicarla. E incluso, si se quiere, si<br />
publicarla o no.<br />
Un gesto sería, en este sentido, el estilo<br />
conceptual. En sintonía con el arte<br />
contemporáneo, escribir no sería lo que<br />
importa, sino imaginar una obra, desarrollarla<br />
como idea y después desecharla.<br />
Regalarla, olvidarla, consignarla sin que<br />
queden rastros. Macedonio Fernández,<br />
por ejemplo, un escritor cuya obra<br />
se compone de restos y olvidos y que, a<br />
pesar de ello, inspiró, quizá como nadie,<br />
a Jorge Luis Borges.<br />
¿Y qué otra cosa que un gesto, un estilo<br />
que pondera lo efímero y la prescindencia<br />
como valor supremo es el recuerdo<br />
de aquel poema, “La vida nueva”, escrito<br />
en el cielo de la ciudad de Nueva York<br />
en 1982 con el humo de una avioneta<br />
por el chileno Raúl Zurita?<br />
Volviendo a Borges, su gesto por antonomasia<br />
fue un ademán que cambió la manera<br />
de valorar la literatura del siglo XX:<br />
no escribir jamás una novela. Poemas sí,<br />
y ensayos, prólogos, traducciones y sobre<br />
todo cuentos, género considerado hasta<br />
POR Maximiliano Tomas<br />
la irrupción de su propia obra como algo<br />
menor. Pero nunca una novela, la forma<br />
literaria preponderante del siglo precedente,<br />
la que desde Cervantes dotaba<br />
a una obra del calificativo “literario”.<br />
¿Más gestos de autor? El escribir poco, o<br />
casi nada, de Juan Rulfo, célebre en la<br />
literatura latinoamericana por dos libros<br />
que suman apenas un par de centenares<br />
de páginas. O escribir mucho, todo el<br />
tiempo, y publicar de forma permanente,<br />
socavando la lógica de la industria<br />
editorial, como lo viene haciendo, desde<br />
hace años, César Aira. O incluso dejar<br />
de publicar: la decisión que tomó J.D.<br />
Salinger luego del éxito obtenido por<br />
su novela El guardián entre el centeno.<br />
Hay también una gestualidad de autor<br />
por fuera de la producción textual, más<br />
vinculada a la imagen. La foto cargada de<br />
erotismo de un Truman Capote de 23<br />
años tomada por Henri Cartier-Bresson.<br />
Las fotos de Ernest Hemingway<br />
cazando animales en África, o con gorra<br />
de capitán lanzado al océano. La absoluta<br />
falta de desarrollo de la imagen personal<br />
de un Thomas Pynchon, de quien no<br />
se conocen fotografías. Y hasta la candidatura<br />
presidencial de Mario Vargas<br />
Llosa. Gestualidad y literatura.<br />
Y finalmente están los gestos dentro<br />
de la literatura. La gestualidad de los<br />
personajes, por ejemplo. Por citar apenas<br />
una galería de gestualidades femeninas,<br />
¿cómo olvidar las maneras y los devaneos<br />
de Emma Bovary, de Anna Karenina,<br />
de La Maga, de Cortázar? Gestos de<br />
fastidio, de seducción, de arrobamiento,<br />
de cansancio, de odio, de frustración, de<br />
desesperación.<br />
Hay gestos, movimientos de ciertos personajes<br />
literarios que quedarán para siempre<br />
en la memoria de un lector. Uno de los<br />
que conservo de manera más inalterable<br />
es precisamente un gesto de crueldad<br />
contenido en una breve novela de la<br />
escritora estadounidense Willa Cather.<br />
Wilella Sibert Cather nació en Virginia<br />
en 1873 y murió en Nueva York, en 1947.<br />
Autora de cuentos, novelas, ensayos y<br />
relatos periodísticos, en buena parte de su<br />
obra literaria se dedicó a retratar las duras<br />
vidas de los pioneros, aquellos adelantados<br />
que se habían lanzado, en el territorio<br />
que luego conoceremos como los Estados<br />
Unidos, a la conquista del lejano oeste.<br />
Cather ganaría incluso un Premio Pulitzer<br />
en 1922 por Uno de los nuestros.<br />
Quizá la novela más famosa de esta<br />
autora un tanto olvidada sea Mi Antonia,<br />
pero la escena, que yo recuerdo al día<br />
de hoy con la misma intensidad que la<br />
primera vez que la leí, se encuentra en<br />
un pequeño libro llamado Una dama<br />
perdida, editado en la década del <strong>70</strong><br />
en Argentina por el Centro Editor de<br />
América Latina.<br />
En la página 20 de aquel libro, Ivy, uno<br />
de los chicos protagonistas del relato<br />
–“un muchacho feísimo y orgulloso de<br />
su monstruosa fealdad”–, saca de debajo<br />
de su sombrero a un pájaro que había<br />
atontado con una gomera. Cuando lo<br />
descubre, –“rápido como una centella,<br />
como si fuese un truco practicado<br />
muchas veces antes, le sacó los ojos que<br />
brillaban en la aturdida cabecita con una<br />
de aquellas hojitas de metal, y lo dejó<br />
libre”–. El pájaro levanta vuelo y, enloquecido<br />
y ciego, comienza a chocarse en<br />
un vuelo desesperado<br />
contra los árboles.<br />
En menos de diez líneas,<br />
Cather da cuenta apenas<br />
de un gesto: pero es uno<br />
que resume la maldad<br />
de la que es capaz el ser<br />
humano y que, como<br />
toda síntesis magistral, no<br />
podrá olvidarse jamás<br />
Willa Cather<br />
12
Opinión<br />
© Leconsag<br />
LA SALVACIÓN<br />
DEL CONDENADO<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
Solo un pensamiento cruzó la mente<br />
de Jean Valjean, cuando los guardias<br />
lo llevaban maniatado: estaba perdido<br />
para siempre y, por primera vez, le<br />
parecía justo. No lo había sido cuando lo<br />
detuvieron por robar un pedazo de pan<br />
en su adolescencia. Sus sobrinos tenían<br />
hambre y por eso destrozó la vidriera de<br />
aquella panadería. Fue castigado a cinco<br />
años de prisión y allí conoció el infierno,<br />
un infierno que no creyó poder resistir.<br />
Por eso intentó escapar, lo que extendió<br />
su pena a diecinueve años.<br />
Hacía unos días que estaba en libertad,<br />
pero nada había cambiado, pues bastaba<br />
con presentar el documento amarillo<br />
que lo acreditaba como ex convicto<br />
para que todos le negaran albergue o<br />
trabajo. Por eso dormía sobre el piso de<br />
la calle, a pesar del intenso frío, cuando<br />
el obispo Bienvenue Myriel lo encontró.<br />
Era un hombre bajo de mirada<br />
bondadosa. Lo despertó y quiso que lo<br />
acompañara a la abadía. Una vez allí,<br />
pidió a su criada que pusiera la mesa<br />
con la mejor vajilla y preparara el plato<br />
más exquisito que pudiera pues tenían<br />
un huésped muy especial. Luego de<br />
alimentarlo, invitó a Valjean a dormir<br />
en un cálido cuarto del convento.<br />
De nada sirvió la advertencia que le<br />
hizo la mujer.<br />
“–Padre, es un delincuente.<br />
–Querida mía – respondió Myriel –<br />
antes de juzgar, veamos primero el<br />
camino por donde ha pasado la falta.”<br />
Ella protestó aduciendo que ni siquiera<br />
sabían el nombre del forastero.<br />
“–Deja que te diga algo –continuó el<br />
sacerdote. – Jamás se debe preguntar<br />
el nombre de alguien que pide asilo,<br />
pues quien más necesidad de asilo tiene<br />
es aquel al que más le cuesta decir su<br />
nombre. Además, mi puerta no pregunta<br />
al que entra por ella si tiene un<br />
nombre, sino si tiene algún dolor.”<br />
Valjean comió y, después de dos décadas,<br />
durmió en una cama blanda. Sin<br />
embargo, despertó a la madrugada pensando<br />
en los cubiertos de plata con los<br />
que había cenado. Seguramente valían<br />
una fortuna. Se levantó con sigilo, guardó<br />
los utensilios en un bolso, salió de la<br />
casa saltando la tapia del jardín y corrió<br />
con las pocas fuerzas que tenía. Quizás<br />
por eso lo habían detenido con tanta<br />
facilidad. Y ahora estaba allí, con la<br />
cabeza gacha delante del sacerdote. Era<br />
el final. Con suerte pasaría el resto de<br />
Hugh Jackman interpretando a Jean Valjean. Los Miserables<br />
su vida en la cárcel. Pero, para asombro<br />
de todos, Myriel se acercó y le dijo:<br />
“–Hijo, me alegro de verte. Te regalé<br />
también los candelabros de plata, ¿por<br />
qué no te los llevaste?”<br />
Los tomó de la chimenea con naturalidad,<br />
se los entregó y al abrazarlo<br />
susurró en su oído:<br />
“–Hermano mío, en este acto compro<br />
tu alma, la libero del espíritu de<br />
perdición y la consagro a Dios. Y no te<br />
olvides nunca de que me prometiste<br />
usar este dinero para convertirte en un<br />
hombre honrado.”<br />
En esa actitud de Myriel, Victor<br />
Hugo encontró la génesis de uno de<br />
los personajes más nobles de la literatura<br />
universal. Y no ha sido solo una<br />
licencia poética. Por el contrario, a lo<br />
largo de la vida he comprobado que, en<br />
ocasiones, basta un gesto para hacer un<br />
luchador de quien hasta entonces era<br />
solo un condenado<br />
14
Tema de tapa<br />
uno<br />
SIN<br />
PALABRAS<br />
POR Roger Koza<br />
En el teatro nõ, el movimiento de una mano puede significar<br />
la aparición de una montaña. Un gesto apenas perceptible<br />
instituye una aparición en el escenario; el espectador que no<br />
conoce el código no consigue ver absolutamente nada. Este<br />
enunciado suele representar un problema de apreciación; parece<br />
fácil de entender, pero no lo es. El gesto en el teatro nõ<br />
no designa una palabra para que esta contextualice la acción,<br />
como si fuera una operación para señalar un fondo pictórico<br />
que sirve para situar al actor, a la manera de una inscripción<br />
propia del cine silente que avisa que la acción tiene lugar<br />
en tal lugar. El gesto aquí es otra cosa: literalmente, hace<br />
aparecer, propicia el fenómeno, lo materializa sin necesidad<br />
de explicitarlo. Es mucho más que una virtualidad eficaz para<br />
el público. Algo, sin estar, está ahí, sin verse se siente, sin ser<br />
del todo es en su apariencia; si se quiere, se podría afirmar<br />
que se trata de un fuera de campo de la propia realidad que<br />
el gesto hace sentir más que imaginar. Nada más hermoso<br />
que leer para instruirse al respecto el diálogo entre Tezuka,<br />
el profesor japonés de la escuela de Kyoto, y el filósofo alemán<br />
Martin Heidegger en De camino al habla, probablemente<br />
uno de los intercambios más nobles y emocionantes<br />
entre dos hombres de tradiciones lejanas, uno de Oriente,<br />
el otro de Occidente. En ese mismo diálogo hay algunos<br />
fragmentos que se dispensan a Rashomon, la famosa película<br />
de Kurosawa, indudablemente magnífica, pero según ellos<br />
demasiado cerca de una forma de representación occidental.<br />
Esa es la primera diferencia: representar y manifestar no son<br />
equivalentes. El gesto, en el nõ, manifiesta.<br />
Se podría afirmar, más allá de ese cultísimo arte teatral del<br />
país de Mizoguchi: los gestos son palabras de una escritura<br />
fantasma que prescinde del texto. Una palabra se aprende de<br />
la repetición, del sonido reiterado que se adopta para enlazarse<br />
al mundo, un gesto también. Un gesto se aprende siempre<br />
en un conjunto de coordenadas simbólicas que organiza el<br />
desplazamiento de una mano, las múltiples variaciones expresivas<br />
del rostro, las coreografías en el espacio de cualquier<br />
cuerpo frente a situaciones específicas. Como la palabra, el<br />
gesto adviene de la imitación; como la palabra, el gesto escribe,<br />
inscribe, dice y también incita a la interpretación. Ciertos<br />
gestos no admiten muchas lecturas, otros son más esquivos y<br />
algunos, si no se cuenta con el código aprendido, ni siquiera<br />
se los distingue como tal, como el mencionado gesto del actor<br />
japonés que emite un signo con un leve deslizamiento de un<br />
dedo y erige un paisaje.<br />
La gestualidad del cine nace con una imposibilidad. La<br />
ausencia del sonido se compensó de inmediato con la intensificación<br />
de los gestos. En el cine silente, el rostro fue una<br />
máquina de signos, una emanación variopinta de gestos que<br />
tenían que suplir la prescindencia obligada de la palabra,<br />
que no es otra cosa que un sonido codificado por el cual se<br />
entiende velozmente una conducta, la de otros y la propia.<br />
¿No es el viejo juego llamado “dígalo con mímica”, con el<br />
que muchas veces se busca adivinar títulos de películas, un<br />
inconsciente reconocimiento a la genealogía del propio cine?<br />
Los juegos, a veces, son un poco más que juegos.<br />
Se dirá que el texto ya estaba presente en el cine silente, y<br />
es verdad, aunque hasta cierto punto: lo que se decía con la<br />
palabra en los intertítulos no funcionaba como una sustitución<br />
del gesto y ni siquiera como una compensación de una falta; la<br />
presentación de los personajes y sus roles, como también de<br />
una situación general que se articulaba con el cuadro acompañado<br />
de una oración, solamente ponía en relación los planos en<br />
su conjunto, pero no sustituía jamás los dominios de la gestualidad.<br />
La dimensión sensible del gesto y su potencia expresiva<br />
estaban desligadas de ese orden de representación por el que<br />
se establece una correlación lógica de actos narrativos y su progresión.<br />
En la novela y el ensayo, cualquier apreciación sobre<br />
el estado del espíritu o de toda disposición afectiva requiere<br />
inevitablemente de una palabra. La palabra define y abarca<br />
todo, es una evidencia y una condición de posibilidad de toda<br />
literatura. Lo mismo sucede con los pensamientos; siempre<br />
es lenguaje, pero sin escritura y sin habla el pensamiento es<br />
invisible, acaso inexistente. ¿Es así en el cine?<br />
El trabajo sobre la exteriorización de fenómenos afectivos,<br />
estados de ánimos y patrones de asociación de la inteligencia en<br />
las primeras décadas del cine silente forjó un sistema microscópico<br />
de gestos con el que se podían “leer” las imágenes sin la<br />
mediación lingüística. En ese sentido, el gesto cinematográfico<br />
fue parecido al gesto del actor del nõ. El gesto figuraba, hacía<br />
aparecer, y en este caso, a diferencia de esa tradición teatral,<br />
gozaba de una mayor indeterminación semántica. El gesto<br />
se evidenciaba pero no siempre podía ser interpretado de un<br />
mismo modo. Notable ambivalencia de lo real traspuesta en la<br />
imagen, que más tarde la palabra vendría a cercar cuando a través<br />
de ella se intentó persuadir de que el centro de atención de<br />
toda película reside en la interacción verbal; en realidad, esta no<br />
es más que una capa semántica entre otras cuya convención es<br />
tan arbitraria como el color rojo y verde de las señales de tránsito.<br />
La primacía del diálogo, cómoda y habitual herramienta<br />
de comunicación, fagocitó el gesto, lo determinó en su eficacia<br />
expresiva y lo transformó en un recurso secundario.<br />
Cuando no se tiene la boca para hablar y los ojos para ver,<br />
la mano y, también el oído, potencian su reserva expresiva o<br />
sensorial, su misteriosa cercanía con el lenguaje. La oralidad<br />
precisa de la boca, la escritura de las manos. La mediación<br />
de la mano es la que fija un concepto en el papel o en la<br />
pantalla. Misterio evolutivo, contingencia histórica, la mano<br />
es el vínculo no pensado que materializa el pensamiento, que<br />
no es otra cosa que el lenguaje duplicado en signos. Pero no<br />
solamente se puede hablar con las manos, hay en ellas otras<br />
posibilidades de expresión que exceden el deseo de precisión<br />
de todo lenguaje y que cobijan la indeterminación de difusos<br />
sentimientos para los cuales se necesitaría el uso de metáforas,<br />
si se los quisiera expresar con palabras.<br />
16<br />
17
Charles Chaplin, Luces de la ciudad<br />
Quien como nadie exploró y entendió esta dimensión del<br />
gesto situada en las manos fue el mayor cineasta del siglo<br />
XX: Robert Bresson. En su cine las manos acarician<br />
un burro, empuñan un hacha, se introducen imperceptiblemente<br />
en el saco de un hombre que viaja en un subte,<br />
sostienen una bala para examinar el poder mortal de esa<br />
minúscula invención humana, toman un billete, el único<br />
dios visible. Es imposible realizar una experiencia táctil<br />
en el cine, pero Bresson conquista ese sentido infilmable.<br />
La hermosa idea de Gilles Deleuze sobre las imágenes<br />
táctiles en Bresson se vincula a la potencia gestual que tiene<br />
la extremidad con la que se toca lo externo del mundo y con<br />
la que se tiene un contacto epidérmico preferencial para<br />
indagar las superficies que constituyen todo lo viviente.<br />
Lo admirable es que todo eso sucede en Bresson gracias a<br />
la invención de una forma de registro que individualiza la<br />
mano con la misma convicción con la que un cineasta suele<br />
individualizar un rostro. En ese sentido, Bresson democratiza<br />
el núcleo identitario de toda persona, porque va mucho<br />
más allá de la huella digital, porque lo que descubre en la<br />
mano es una función que no responde al habitual utilitarismo<br />
de esta sino a una singular emisión de signos “escritos”<br />
en gestos que no es otra cosa que una impresión física del<br />
espíritu. La mano abierta ocupando la totalidad del plano<br />
que se ve en cierto momento en El dinero es fundamental<br />
para corroborar esa otra función aludida.<br />
Es el tacto lo que define el cierre de Luces de la ciudad,<br />
prodigioso y conmovedor como pocos. Quien haya visto el<br />
film de Chaplin más de una vez podrá identificar cómo el<br />
conjunto de todas las escenas va preparando la última escena,<br />
instante en que el vagabundo es reconocido por la mujer que<br />
ama, quien gracias a él ha recuperado la vista; ella, hasta ese<br />
momento, jamás ha visto su rostro, y ni siquiera sabe quién es<br />
él. La escena permanecerá siempre vigente, porque comunica<br />
una experiencia tan necesaria como poco frecuente: el reconocimiento.<br />
Eso es evidente. Lo que puede pasar desapercibido<br />
es que ese acto determinante para cualquier hombre o<br />
mujer (el de ser reconocido en su propia singularidad, el de<br />
ser alguien para los otros) se trabaja en aquel film gracias a<br />
una elección de dos gestos. Una mano sobre otra, una mirada<br />
ante la otra. Todo lo que se necesita saber o pensar sobre la<br />
naturaleza de los gestos resplandece en esos cuatro minutos<br />
finales, escena capaz de arrancarle lágrimas hasta a los cínicos<br />
y a los poderosos del mundo<br />
18
Entrevista<br />
uno<br />
Una<br />
carrera<br />
como<br />
la seda<br />
El escritor italiano ALESSANDRO BARICCO visitó<br />
Buenos Aires y habló de su obra, que lo convirtió en<br />
un superstar de la literatura<br />
POR Christian Kupchik<br />
No cuesta demasiado imaginar a Alessandro Baricco<br />
un mediodía, en alguna terraza romana o turinesa,<br />
compartir algún colorido aperitivo con Marcelo Mastroianni<br />
mientras escucha alguna de esas increíbles<br />
historias afirmando todo con una sonrisa suave, que no<br />
llega a develarse del todo. A fin de cuentas, desde que<br />
publicara su tercera novela, Seda (1996), Baricco se convirtió<br />
también en una suerte de superstar, pero literaria,<br />
lo que es mucho menos frecuente. La breve obra –poco<br />
más de cien páginas– superó el millón de ejemplares<br />
en todo el mundo y mereció ser conocida en más de<br />
cuarenta lenguas. Por supuesto, esto puede afectar a<br />
cualquiera. También a Baricco (Turín, 1958), quien por<br />
entonces ni soñaba con un destino similar. Incursionó<br />
por ello en otras artes, como la música, el teatro, el cine,<br />
aunque guardaba para sí la esperanza de que la literatura<br />
le abriese un horizonte diferente.<br />
Una vez ocurrido el fenómeno, Baricco amplió sus búsquedas<br />
expresivas a la vez que redujo al mínimo su propia<br />
capacidad locuaz a la hora de tener que “explicarse”: habla<br />
pausado, con voz profunda, privilegiando los monosílabos<br />
y, aunque parezca paradójico para un italiano, limitando<br />
todo lo posible cualquier gestualidad. Todo esto ayudó a<br />
cimentar una reputación que lo indica como alérgico a<br />
las entrevistas, de las que huye como de una enfermedad<br />
medieval. Baricco un poco se divierte con esta versión y a<br />
medias la niega: “En realidad no es tan así. Me he casado<br />
con una periodista y hay muchos que ejercen esa profesión<br />
entre mis amigos. Incluso mi hijo ahora dice que quiere<br />
ser periodista. Lo que sí es cierto es que no me gusta<br />
hablar de mis libros. Ya con mi primera novela, Castillos<br />
de rabia, comprendí que cada palabra de más respecto a<br />
lo que he escrito, es inútil. De hecho, toda palabra de más<br />
–y los escritores tienden a hacerlo, a hablar demasiado–<br />
puede resultar nociva para la obra. Esa es la razón por la<br />
que he preferido siempre mantener una especie de manto<br />
de silencio respecto a ella, y a la vez con el tiempo terminó<br />
por convertirse en una especie de juego con mis lectores.<br />
Creo que las historias son una suerte de tapiz sobre el que<br />
los lectores deben bordar una figura. Es necesario tener<br />
un control absoluto y no es fácil hablar sobre ello y a la vez<br />
mantener vivos todos los hilos narrativos”.<br />
21
Las razones de Baricco son muy convincentes, pero a la vez se<br />
le plantea la dificultad de mantener un diálogo que vaya por<br />
fuera de los límites de su obra, porque justamente es lo que<br />
llama al encuentro. Baricco lo entiende, pero no se modifica.<br />
–¿Puede comprenderse Seda como un libro de viajes y<br />
en él comprender toda la literatura? Sí, de hecho me he<br />
documentado mucho sobre las rutas de los viajeros franceses<br />
e italianos del siglo XIX al Japón. Además, es una historia de<br />
amor y toda historia de amor es un viaje.<br />
–Hay un trabajo casi manierista, exquisito, con el lenguaje,<br />
que a la vez se desarrolla con una gran economía<br />
de recursos. ¿Buscó llegar a expresar una forma<br />
de silencio? Es posible, aunque más que silencio diría una<br />
especie de intensidad. Sin ella nada tiene sentido. Trabajamos<br />
con las palabras y el encadenamiento de las mismas<br />
encierra una música. No es extraño ver tanta gente encerrada<br />
con auriculares escuchando música, porque la música tiene<br />
la capacidad de hacerte sentir algo intenso del modo más<br />
simple. Abrir un libro, leerlo, es un proceso más complicado,<br />
pero en el fondo es lo mismo: te conecta con una forma de<br />
fortaleza, de intensidad. Esa es la razón por la que escribo,<br />
porque el primero que recibe esa fuerza soy yo.<br />
–¿Le molesta hablar de Seda? Parece que quisiera huir<br />
de su éxito... En parte es así, aunque por supuesto le estoy<br />
muy agradecido porque me posibilitó ser un escritor reconocido<br />
en el mundo entero y tener ciertos privilegios, cuando<br />
hay muchos a quienes les lleva más de una vida conseguirlo.<br />
Sí, de alguna manera. No puedo decir que lo odio. Además,<br />
creo que se trata de una historia bella, con un final hermoso.<br />
Es el tercer libro que escribí y cuando se lo entregué a mi<br />
editor le dije: “Lo siento mucho. Es muy corto, muy simple,<br />
pero necesitaba escribirlo. Te prometo que el próximo será<br />
lo que tú esperas”. Y sin embargo se leyó muchísimo. De lo<br />
que he intentado escapar no es del texto, sino de la fama. El<br />
éxito es como un rumor y si se hace muy fuerte, no te deja<br />
escuchar más tu propia voz. Eso me angustia.<br />
–Muchas veces ha dicho que City (1999) es su libro<br />
preferido, el libro que siguió a Seda. ¿Por qué? Porque<br />
se trata de una obra muy ambiciosa, difícil de escribir, muy<br />
rica. Pienso que el resultado final es bastante bueno. El<br />
comienzo es casi una tortura para el lector, pero yo digo que<br />
quien logra pasar las primeras páginas se ve recompensado.<br />
Tardé tres años en escribirlo. Es mucho tiempo. Cuando lo<br />
terminé tuve una sensación de pérdida.<br />
–Muchos de sus personajes retornan luego en otras<br />
obras. El profesor Kilroy, de City, aparece también en<br />
su film Lezione XXI, en tanto que Tres veces al amanecer<br />
es como una secuela de Mr. Gwyn a partir de un libro<br />
que se lee allí. ¿Le cuesta cerrar una historia? ¿Siente<br />
nostalgia de los personajes? Sí, es verdad, hay una especie<br />
de nostalgia. Nunca creo haber terminado del todo con ellos.<br />
Es parecido a la sensación que tienes cuando vuelves a verte<br />
con una ex novia. Es muy difícil terminar con un amor como<br />
terminar con un libro. Es como cuando los pintores deciden<br />
que un cuadro está terminado. Es extraño. Yo, que no tengo el<br />
talento de la pintura, no entiendo cómo pueden saberlo. Escribiendo<br />
pasa lo mismo: es algo que viene del talento mezclado<br />
con la intuición: llegado a un cierto punto, piensas que está<br />
listo. Claro que también puede ocurrir que uno se canse y ya<br />
no soporte más convivir con ese libro, que existan problemas<br />
insolubles y entonces sea mejor cerrarlo.<br />
–Tres veces al amanecer parte de un libro imaginario<br />
escrito por un autor angloindio llamado Akash Narayan.<br />
Pero en verdad existió un escritor de esas características<br />
llamado R. K. Narayan. ¿Lo sabía? No, no tenía<br />
ni idea. Después de publicada la novela, en una librería de<br />
viejos encontré un libro de R. K. Narayan. Me quedé muy<br />
impresionado. Pensé que alguien me estaba gastando una<br />
broma. Compré el libro, pero nunca me animé a leerlo.<br />
–Muchas de sus obras las ubica fuera de un parámetro<br />
espacio-temporal reconocible. ¿A qué se debe? A que<br />
me perturba mucho. Si debo escribir una escena determinada<br />
en la que me veo en la obligación de tener que describir<br />
dónde estamos sentados y la gente que nos rodea y si hace<br />
frío o calor, pierdo mucho tiempo. Por el contrario, cuando<br />
todo participa de un universo imaginario, incluso lejano, puedo<br />
dejar de lado esos detalles, que para mí siempre han sido<br />
una forma de ralentizar el trabajo que no me gusta. La falta<br />
de contexto me da más libertad a mí y también al lector. Por<br />
eso todo es un poco brumoso.<br />
–En su último libro, La esposa joven, se sabe que la<br />
historia transcurre en Italia a comienzos del siglo XX,<br />
pero es una Italia fantasmagórica. Ni siquiera tienen<br />
nombre los personajes: son la Madre, el Padre, el Hijo,<br />
la Hermana... Sí, es una Italia bastante imaginaria. No hay<br />
una ciudad particular. Aparecen algunas cosas que tienen<br />
que ver con lo italiano, pero en realidad nada la identifica<br />
con algo específico. Es una especie de Macondo. Eliminar<br />
los nombres (salvo el de Modesto, el mayordomo, que es una<br />
especie de nexo con el mundo real: es quien introduce las<br />
reglas) me ayudó a subrayar este aspecto ficcional. Hay un<br />
juego ahí con las figuras mitológicas. Recuerdo que cuando<br />
era pequeño e iba de vacaciones a uno le hablaban de El<br />
Abogado, El Médico, El Farmacéutico, como seres inalcanzables,<br />
un poco extraños, que había que mirar con respeto,<br />
desde lejos. Quise reproducir eso.<br />
–También está la esposa joven, que pasó un tiempo en<br />
Argentina… Sí, pero también es una Argentina fantasmagórica.<br />
Se habla de la pampa, de las distancias que impedían<br />
llegar a horario para escuchar la ópera, de la belleza del<br />
tango como baile, pero nada da idea de una Argentina real.<br />
Es una muchacha que vuelve a Italia a casarse con un joven<br />
que no está. Muchas cosas se definen mejor por la ausencia.<br />
Recuerdo que hace unos años me impresionó mucho visitar<br />
el estadio de Boca Juniors, pero no durante un partido, que<br />
sería lo lógico. Fui a visitarlo de mañana, cuando hay sólo<br />
unos pocos turistas. Me senté y lo observé como si estuviese<br />
en una catedral. Me ayudó a pensar en un montón de cosas.<br />
Es un estadio bellísimo. Es como un claustro.<br />
–Hablando de claustros, en 1994 fundó en su ciudad<br />
Holden, la escuela de narración. ¿Es posible enseñar a<br />
ser escritor? Holden es una escuela de la narración: la creatividad<br />
es imposible de enseñar. Y, de hecho, los libros escritos<br />
por jóvenes que emergieron de nuestra escuela no se parecen<br />
en absoluto. Nuestro objetivo es proporcionar las herramientas<br />
necesarias, darles la capacitación a los jóvenes que sepan cómo<br />
utilizar diferentes técnicas narrativas, de las que ofrecemos los<br />
fundamentos. La escritura es una técnica artesanal, al igual que<br />
la cocina. Y los chefs, para aprender, también asisten a escuelas.<br />
Desde este punto de vista, siempre hemos estado detrás de<br />
los Estados Unidos, porque en Italia quienes se ocupaban de<br />
enseñar a escribir eran profesores y académicos, gente que por<br />
lo general no escribe ficción. En Holden, en cambio, quienes<br />
enseñan son personas que viven de este trabajo.<br />
–Al cabo de más de veinte años, ¿qué aprendizaje le<br />
dejó esta experiencia? He aprendido a comprender mejor<br />
lo que pienso, porque al tener que decirlo tengo que entenderlo.<br />
He aprendido mucho de mis mejores estudiantes, he<br />
envejecido menos estando con ellos, no he tenido grandes<br />
depresiones porque con ellos es imposible. Algunos, que<br />
llegaron siendo jovencitos, ya son padres y muchos de ellos se<br />
han convertido en grandes amigos. Desde el punto de vista<br />
humano ha sido una experiencia fantástica; desde el laboral,<br />
muy cansadora, riesgosa, prácticamente todos mis ahorros me<br />
los he jugado ahí. Por suerte ha ido muy bien, creció mucho y<br />
estoy seguro de que el próximo paso será abrir una en escuela<br />
en español. Estamos pensando seriamente en eso. La duda es<br />
si lo hacemos en España o en América Latina.<br />
–Escritor, actor teatral, musicólogo, fundador de una<br />
escuela narrativa… ¿Le resultan estrechos los márgenes<br />
de la literatura? Hoy en día el talento del escritor debe<br />
convertirse realmente en algo multifacético. La legitimidad de<br />
un libro deriva del hecho de que uno ha tenido el valor de<br />
escribirlo y el talento para llegar hasta el final. Es cierto que<br />
uno puede hacer solo eso y no necesita hacer más. Para todos<br />
nosotros escribir es el resultado natural de utilizar nuevas<br />
formas a partir de las que teníamos a mano para prolongar un<br />
posible diálogo con el público. Durante los últimos veinticinco<br />
años el oficio de escritor ha cambiado mucho, ya que se han<br />
modificado las reglas de juego en el territorio que debemos<br />
cumplirlas: lo que tenemos ahora no tiene comparación con lo<br />
que existía en los años 50, 60 o <strong>70</strong>. De todas formas, desde<br />
pequeño lo que he querido ser siempre es escritor. La<br />
escritura está llena de libertad, de energía, es un oficio muy<br />
poderoso. Puedes hacer grandes cosas, confío en mi oficio de<br />
forma absoluta. Para mí, ser escritor es algo natural<br />
22 23
Tema de tapa<br />
dos<br />
ESCRITO<br />
CON EL<br />
CUERPO<br />
POR Silvia Hopenhayn<br />
Anjelica Huston “Dublineses (Los Muertos)”<br />
¿Un gesto vale más que mil palabras? ¿En la vida o en el<br />
arte? En ambos casos, ¿cómo se desprende del cuerpo o<br />
se imprime en la mirada? Más que una cuestión de valor,<br />
se trata de distintos lenguajes. El efecto de un gesto en la<br />
imagen no es equivalente al que describen las palabras. La<br />
imagen provoca empatía, curiosidad, repulsa o desinterés. Un<br />
gesto en el cine puede definirlo todo. El desvío de la nuca<br />
de Anjelica Huston, cuando se detiene en las escaleras, al<br />
escuchar repentinamente una voz que entona la canción “La<br />
joven de Aughrim” en la película Los muertos, dirigida por<br />
John Huston, revela otra cosa que ese mismo gesto descrito<br />
por James Joyce en el cuento homónimo que inspiró al film.<br />
En la película, la mirada de Gretta anticipa la zambullida melancólica<br />
del personaje femenino, mientras que, en el relato<br />
de Joyce, recibimos esa mirada por lo que el esposo de Gretta<br />
nos dice de ella. Leemos una atribución, no percibimos un<br />
gesto. Joyce de esa manera consigue demorar los indicios de<br />
una pena que recién se desatará al final del relato.<br />
El gesto denuncia la posición subjetiva del personaje. Desgaja<br />
su ensimismamiento. Es la acción mínima del lenguaje,<br />
a veces como despunte de algo que se calla, otras como<br />
subrayado de lo que se ha dicho. Pero así como en el cine,<br />
el gesto de un personaje, un actor, “habla”, en la literatura,<br />
se trata del efecto de las palabras que lo apuntan. El ojo que<br />
mira no es igual al que lee, al menos no se alimenta de lo<br />
mismo. Podríamos imaginar un sentido propio de la lectura.<br />
Así como los hay del tacto, la visión, el olfato, etc, el de la<br />
lectura presenta lo que Barthes llamó “la imagen acústica”.<br />
Significación y poesía.<br />
Los gestos o modos en que se expresan los personajes de los<br />
libros, ingresan por la significación de una pose o la poética de<br />
una mirada. El personaje que interpreta Anjelica Huston en<br />
la escalera, en las páginas de Joyce nos conmueve de distinta<br />
manera, por la gracia del estilo. “Había misterio y gracia en su<br />
pose como si fuera ella el símbolo de algo. Se preguntó de qué<br />
podía ser símbolo una mujer de pie en una escalera oyendo<br />
una melodía lejana. Si fuera pintor, la pintaría en esa misma<br />
posición. El sombrero de fieltro azul destacaría el bronce de su<br />
pelo recortado en la sombra y los fragmentos oscuros de su traje<br />
pondrían las partes claras en relieve. Lejana melodía llamaría<br />
él al cuadro, si fuera pintor”. El cuento está plagado de gestos<br />
que Gretta va soltando como mojones de su nostalgia, indicios<br />
de la vivacidad de un recuerdo que comienza a atormentar a su<br />
marido: “Su cara lucía tan seria y fatigada que las palabras no<br />
acertaban a salir de los labios de Gabriel”.<br />
En la imagen, el ademán se desentiende de las palabras;<br />
por escrito las adquiere. En una narración literaria, el gesto,<br />
ligado a un cuerpo, se presenta en relación al que lo describe:<br />
un personaje, el narrador que lo captura y explicita, o una<br />
primera persona que recala en sus propios rasgos. Aunque<br />
resulte paradojal, en la escritura no hay cuerpos propiamente<br />
dichos. El cuerpo de la escritura es un dicho propio. Los<br />
personajes son seres del lenguaje, como tan bien lo comprendió<br />
Macedonio Fernández. De allí que los gestos sean<br />
aproximaciones, deslizamientos del significado.<br />
Ojos que no leen, corazón que no piensa<br />
En la historia de la literatura los gestos siempre han ocupado<br />
un lugar esencial en la descripción de los personajes. El Quijote<br />
está plagado de ellos, a menudo para ilustrar el carácter, como<br />
el ímpetu cómico de Sancho o el histrionismo absurdo del hidalgo<br />
manchego. Pero lo cierto es que las descripciones físicas<br />
van cambiando de palabras y de formas. Así como los cuerpos<br />
varían según las épocas, pareciera que las frases también se<br />
24<br />
25
Curiosidades en<br />
INTERNET<br />
POR LUCILA ROLÓN<br />
@LUPITTAR<br />
Es menester leer esta nota que detalla<br />
la situación actual de las mujeres de<br />
todo el mundo respecto de la violencia<br />
de género que sufren<br />
Más de 400 fotos de la Soviet Photo<br />
Magazine (1926-1991)<br />
La banda de sonido de la serie de la<br />
que hablan todos, 13 Reasons Why<br />
Vladimir Nabokov Philip Roth Robert Musil Cynthia Ozick Alan Pauls<br />
enlazaran de distinta manera para dar cuenta de ellos. Una<br />
guiñada de ojo o la sonrisa ladeada se modifica según la página<br />
del tiempo en la que se anota.<br />
Alan Pauls suele evitar en su propia escritura la descripción<br />
de rasgos que no sean indicativos de la subjetividad del<br />
personaje. Es decir, siendo ferozmente descriptivo, no se<br />
regodea en retratos inútiles. En una novela como El pasado,<br />
por ejemplo, los gestos en los que se detiene significan,<br />
ponen en escena obsesiones, ímpetus, debilidades, etc. En el<br />
comienzo, no conocemos tanto a Rímini, su protagonista, sino<br />
por cómo se aproxima a Sofía: “se dejaba caer en sus brazos,<br />
a la vez eufórico y vencido”. Algo parecido ocurre en algunas<br />
novelas de Philip Roth, como Engaño o La humillación.<br />
No necesariamente tenemos que “ver” al personaje por el<br />
color de su cabello, tenor de su piel, altura o vestimenta; el<br />
modo en que se presenta evidencia sus rasgos.<br />
Muchos gestos han caído en desuso, no tanto por la elegancia<br />
de la escritura, sino por el vaciamiento que se origina en la<br />
reiteración. Asimismo atributos tan otorgados, que han perdido<br />
su especificidad, como “turgente” o “tersura”.<br />
La descripción de un gesto suele ser más precisa que la de un<br />
rasgo, casi su puesta en movimiento, la relación del personaje<br />
con su entorno, el recuento de sus herramientas expresivas<br />
más íntimas. Las manos de los personajes femeninos son parte<br />
de un todo enigmático llamado mujer. Las hay varias de uñas<br />
carcomidas, como Ada o el Ardor, de Nabokov, o Agatha, la<br />
hermana de Ulrico, en El hombre sin atributos, de Robert<br />
Musil. No es exclusividad de las mujeres de la literatura,<br />
las manos de Raskolnikov también merecen la atención de<br />
Dostoievski y para allegarnos a la prosa contemporánea, en<br />
La galaxia caníbal, de Cynthia Ozick, los pies toman la posta:<br />
“Durante las cenas Brill iba quedándose dormido poco a<br />
poco, con la cabeza paciente y sombría (…), debajo de la mesa<br />
los dedos de sus pies se crispaban dentro de los zapatos”.<br />
Gestos que son gesta<br />
Las infinitas poses de los personajes de Jane Austen, los<br />
dientes imperfectos en la boca entreabierta de Tadzio, el<br />
joven invitador de Muerte en Venecia; los labios frutados de<br />
Lolita de Nabokov, la mirada amarilla de Carlota en Palmeras<br />
salvajes de Faulkner, el desparramo sensual de Madame<br />
Bovary (“Por el simple efecto de sus hábitos eróticos,<br />
Madame Bovary cambió de gestos. Sus miradas se volvieron<br />
más atrevidas…”), o “la tristeza del cuerpo, el asco”, de<br />
Emma Zunz, de Borges, la volatilidad gestual de La Maga<br />
en Rayuela, de Cortázar, el gesto anhelante del lector de<br />
Schlink, los tantos puñetazos dados de personajes furiosos,<br />
la mayoría ya sin fuerzas, como el protagonista del cuento “La<br />
mosca”, de Katherine Mansfield; el mítico equívoco del<br />
gesto de la muerte en “Samarcanda”, relato persa del siglo<br />
XIII… El catálogo es infinito, las descripciones, diversas.<br />
En su último libro, Giorgio Agamben se adentra en la<br />
historia de El uso de los cuerpos, dando cuenta de modalidades,<br />
formaciones, poses, toda una “ontología del estilo” de las<br />
personas. Pero así como “el estilo separa la carne del mundo”,<br />
los gestos lo aúnan. De allí que sean un verdadero desafío<br />
a la hora de describirlos. Casi fortuitos, impredecibles en la<br />
vida real, en las tramas literarias los gestos son producto de<br />
una gesta, no vienen solos. Se los busca para dar cuenta de los<br />
personajes. Hay un cálculo de la ficción. Claro que no es fácil.<br />
Cortázar, próximo al jazz y la improvisación, parece haber captado<br />
cierta imposibilidad de calcular. En su cuento “Las babas<br />
del diablo”, el narrador comprende que la imagen es independiente<br />
del cuerpo. Cuando intenta describir a la mujer rubia,<br />
señala: “De la mujer recuerdo mucho mejor su cuerpo que<br />
su imagen”. Advierte que la palabra no alcanza para ceñirla;<br />
dos veces reitera la injusticia de la descripción: “Era delgada y<br />
esbelta, dos palabras injustas para decirlo” y “Su cara blanca y<br />
sombría –dos palabras injustas– dejaba al mundo de pie y horriblemente<br />
solo delante de sus ojos negros, sus ojos que caían<br />
sobre las cosas como dos águilas, dos saltos al vacío, dos ráfagas<br />
de fango verde”. Aquí vemos la diferencia. Lo injusto proviene<br />
de la inexactitud; el adjetivo que no da con el cuerpo. Pero al<br />
mismo tiempo, esa imposibilidad provoca metáforas, artificios,<br />
una nueva precisión del gesto: la literaria. Así, la mirada de su<br />
personaje se construye con ojos que son “dos saltos al vacío,<br />
dos ráfagas de fango verde”.<br />
¿Cómo trasladar dicha mirada a la imagen?<br />
http://www.revistaanfibia.com/ensayo/<br />
el-narcopatriarcado-y-las-pibas/<br />
La cuenta de TW @altclassic comparte<br />
contenido sobre noticias, clips y fotos<br />
de la escena glam, punk, postpunk,<br />
goth, darkwave, mod, synth, entre<br />
otros. Por ejemplo, la letra de “Heroes”,<br />
de Bowie, de su puño y letra<br />
https://twitter.com/altclassic<br />
La historia de cuando John Coltrane<br />
sacudió al mundo del jazz con su Love<br />
Supreme<br />
http://www.openculture.com/2013/09/<br />
john-coltranes-handwritten-outline<br />
-for-his-masterpiece-a-love-supreme.html<br />
http://www.openculture.com/2017/03/<br />
download-437-issues-of-soviet-photo.<br />
html<br />
El británico Ben Brooks tiene 25 años<br />
y ya escribió seis novelas. ¿Quién es?<br />
Volver al futuro: las selfies antes de que<br />
se llamaran así<br />
http://www.revistaarcadia.com/periodismo-cultural---revista-arcadia/articulo/<br />
entrevista-al-escritorbritanico-ben-brooks/63088<br />
https://articulos.elmeme.me/volver-alfuturo-las-selfies-antes-de-queexistieran-9e03b58daa1f<br />
https://hipertextual.com/2017/04/13<br />
-reasons-why-soundtrack<br />
Un listado de canciones que documentan<br />
la historia del feminismo punk<br />
desde 1975 hasta 2015<br />
http://www.openculture.<br />
com/2016/08/33-songs-that-documentthe-history-of-feminist-punk.html<br />
Cuáles son los países que más libros<br />
publican, en esta infografía<br />
https://ebookfriendly.com/countries<br />
-publish-most-books-infographic/<br />
Esto es real: Tom Yorke, el líder de<br />
Radiohead, cantanto “Gasolina”<br />
http://www.nme.com/news/music/<br />
watch-viral-video-thom-yorke-singingone-hit-wonder-gasolina-2059146?utm_<br />
source=twitter&utm_medium=social<br />
26<br />
27
Entrevista<br />
dos<br />
“El truco más difícil es la<br />
ilusión de la simplicidad”<br />
Con la publicación de El laberinto de los espejos, CARLOS RUIZ ZAFÓN (Barcelona, 1964) pone fin<br />
a la tetralogía de la que ha vendido más de 30 millones de libros. En esta entrevista con el autor<br />
de La sombra del viento, hablamos de su nueva novela y de algunos de los secretos de su éxito<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
–En nuestro país, sus libros son muy conocidos, pero<br />
quizás no es tanto lo que sabemos del autor que hay detrás.<br />
¿Cómo empieza su relación con la literatura? Empieza<br />
de muy joven. De niño ya sabía que quería ser escritor,<br />
inventaba historias, las ponía en papel y las dibujaba. Para mí,<br />
la única cuestión era ver cómo podía ganarme la vida de esto.<br />
Toda mi vida ha sido una deriva a intentar aprender este oficio<br />
para ganarme la vida con él. Me llevó un tiempo, pero después<br />
de haber hecho varias cosas, finalmente pude ganarme la vida<br />
como escritor y eso he venido haciendo desde entonces.<br />
–¿Nunca hubo un momento de duda? Las dudas las tenía,<br />
sobre todo, al principio. Me preocupaba cómo conseguiría<br />
sobrevivir en este juego. Cuando uno quiere dedicarse a algo<br />
que tiene que ver con la creación artística, nunca sabes cómo<br />
se llega a la semana que viene. No es que pienses ya en el<br />
éxito, lo que quería era sobrevivir día a día. Mi padre, que era<br />
agente de seguros, cuando le dije que quería ser escritor, se<br />
puso muy mal porque pensaba que todos los escritores terminaban<br />
bajo un puente, tísicos, en la miseria y comidos por<br />
las cucarachas. Creía que si uno se dedicaba a esto pagaba un<br />
precio terrible y terminaba loco como Van Gogh. De solo<br />
escucharlo, yo me lamentaba: “¿por qué habré salido así de<br />
fábrica? ¿Por qué no habré querido ser directivo de alguna<br />
compañía y cobrar un sueldo fijo?” Pero no, resultó que mi<br />
sueño era contar historias. Todas las personas que se dedican<br />
a profesiones artísticas, siempre tienen esta sensación de<br />
precariedad, de no saber qué va a pasar mañana. Pero bueno,<br />
es algo con lo que vives y que tienes que superar. Si hay que<br />
trabajar más duro, se trabaja más duro y ya.<br />
–Vayamos a sus libros. Los procesos de escritura son<br />
siempre muy especiales, pero imagino que en un proyecto<br />
como el suyo, que demandó quince años, muchas<br />
cosas deben haber cambiado de lo que usted tenía en<br />
la cabeza, en un primer momento, a cómo llegaron al<br />
papel. ¿Fue así? Originalmente mi intención era crear una<br />
suerte de laberinto de historias con cuatro puertas de entrada.<br />
Cada una de esas puertas quería que fuera una novela independiente,<br />
pero a la vez conectada, que fuera una historia que<br />
estuviera en constante movimiento, que cuanto más avanzáramos<br />
y más puertas exploráramos, la historia fuera cambiando<br />
como un gran mecanismo de relojería que se está moviendo<br />
constantemente con millones de piezas. Luego, en función de<br />
cómo lo exploramos, vemos que tiene nuevos relieves. Yo tenía<br />
esa arquitectura en mi cabeza, pero también era muy consciente<br />
de que me iba a llevar mucho tiempo. No tanto como el que<br />
me llevó, pero tampoco lo podía saber con exactitud. Además,<br />
la propia complejidad de esta construcción iba a hacer que por<br />
mucho que yo anticipara un diseño, a medida que descendía<br />
a los niveles microscópicos, descubriese nuevas implicaciones,<br />
nuevos detalles. Incluso, yo mismo, a lo largo de este proceso<br />
evolucioné como persona, como escritor. La elaboración de<br />
estos cuatros tomos ha sido muy compleja y una de las cosas<br />
más complejas es precisamente no traspasar esa complejidad al<br />
lector. Para ello, es necesario que el armazón construido tape<br />
sus propias huellas. Creo que el truco más difícil es la ilusión<br />
de la simplicidad, que podamos disfrutar de las historias sin<br />
pensar en cómo están armadas.<br />
–Ya que hablamos de complejidad, tengo entendido<br />
que el libro que más le costó de los cuatros es este último.<br />
¿Por qué? Es el que tiene elementos estructurales más<br />
complejos, es la pieza de cierre de todo este gran mecanismo<br />
de relojería, donde el laberinto se cierra sobre sí mismo. Además,<br />
es el que tiene el gran final. Toda la tensión narrativa<br />
acumulada a lo largo de muchas tramas se desata y llegamos<br />
al fondo de la historia y los personajes.<br />
–En cada feria de libros a la que asiste, llama la atención<br />
ver el fanatismo de sus lectores. ¿Por qué cree que esta<br />
saga despertó tanta empatía en millones de lectores de<br />
diferentes países? Porque los lectores, primero que todo,<br />
son lectores. A un lector no lo define si es japonés, italiano o<br />
francés. Los lectores son personas con curiosidad intelectual,<br />
que saben apreciar el lenguaje y quieren vivir más y mejor.<br />
Generalmente, son gente que también gusta del cine, de la<br />
música porque tienen una necesidad muy fuerte de conocimiento,<br />
de una búsqueda que nos permita ir más allá de una<br />
vida cotidiana mecánica. Afortunadamente, hemos creado la<br />
belleza y la imaginación que nos permiten hacer nuestras vidas<br />
más interesantes. Creo que cuando cualquier pieza artística<br />
funciona no tiene que ver tanto con sus pretensiones, sino<br />
con los resultados. A veces uno puede tener grandes pretensiones<br />
y luego no pasa nada. Lo fundamental en un artista es<br />
que aprenda su oficio y para eso hay que trabajar duro. Crear<br />
cualquier cosa es una profesión como cualquier otra, no es un<br />
proceso etéreo donde las musas lo usan a uno como médium.<br />
Hasta donde yo soy capaz de hacer, todo está en función del<br />
oficio, de la capacidad y de la técnica que he aprendido. En la<br />
medida que sepa utilizar todos estos elementos, seré capaz de<br />
crear algo que merezca el tiempo de los demás. Yo siempre lo<br />
he visto así e intento trabajar duro para crear algo que merezca<br />
este tiempo; algo que seduzca a los lectores, que los empuje a<br />
un mundo en el que hay intriga, aventura y pasión; algo que les<br />
haga ver cosas dentro de sí mismos que no sabían que estaban,<br />
que les ayude a ver la vida de otro modo y que, sobre todo,<br />
permita que se diviertan y puedan disfrutar de la belleza de<br />
la literatura. Cuando uno disfruta de una buena serie, de un<br />
buen libro, de buena música, tienen lugar esos momentos en<br />
los que, se dice, vale la pena vivir.<br />
–Nombraba recién las series y una pregunta muy recurrente<br />
que le hacen tiene que ver con su negativa a llevar<br />
estos libros a otro formato. ¿No hay forma de convencerlo?<br />
¿Ni siquiera si trabaja su admirado Stephen<br />
King en la adaptación del guión? El problema no está en<br />
quién haga la adaptación y, por supuesto, no tengo nada en<br />
contra del cine y las series. De hecho, he dedicado años de<br />
mi vida a trabajar en esos medios y siempre digo que el 80%<br />
de la mejor narrativa de nuestros tiempos se está haciendo en<br />
la televisión. El problema es que, para mí, estas novelas fueron<br />
concebidas como un gran homenaje a la literatura, como<br />
29
un proceso de reflexión sobre la creación literaria, como una<br />
experiencia ligada al mundo de los libros. Además, la versión<br />
definitiva es la que yo he querido crear. Si hubiera querido<br />
que fueran una serie de televisión, las hubiera escrito como<br />
tal. A veces se dice que cada cual se imagina los libros a su<br />
manera; a los míos no, a los míos se los imagina exactamente<br />
como yo he querido que se los imaginen, porque proyectan<br />
una serie de imágenes y movimientos a las que yo les dedico<br />
mucho tiempo. Por otra parte, sería perder el tiempo dedicar<br />
tres años de mi vida a adaptar esto a otro formato, cuando<br />
ya creé la versión que quiero que reciba el lector. No sería<br />
honesto hacerlo, solo por querer que fuera más popular o,<br />
utilizando una palabra que ahora se usa mucho: por “monetizar”<br />
este proyecto, que vendría a ser la manera fina de decir<br />
exprimir dinero de las cosas.<br />
–Todo escritor tiene una definición de lo que es escribir.<br />
Usted ha dicho que “escribir es reescribir” y<br />
que se escribe para uno y se reescribe para los demás.<br />
¿Hay cosas que escribe solo para usted? Yo creo que<br />
todo lo que escribo, primero, es para mí mismo. En todo<br />
proceso de creación, siempre hay una parte de autoexploración,<br />
uno explora su propio mundo y aquello que encuentra,<br />
lo reelabora y se lo comunica a los demás. En ese momento<br />
de reelaboración, ya se produce ese proceso interno. Sirve<br />
mucho reescribir. Lo que ocurre es que, cuando uno decide<br />
hacer una profesión de ello, esa parte que podría ser terapéutica<br />
o de exploración, es solo una parte; luego, uno tiene<br />
otra responsabilidad, eso que decíamos antes, de merecer el<br />
tiempo de los demás.<br />
–En este sentido, ¿la música ocupa ese terreno más<br />
íntimo? Puede que sí, la música, para mí, es la más alta de<br />
las expresiones creativas del ser humano. La gran frustración<br />
de mi vida es que yo no pude tener una educación musical,<br />
entonces me la di a mí mismo. Intenté aprender música por<br />
mi cuenta, que es una cosa que uno puede hacer pero que<br />
tiene grandísimas limitaciones. Siempre digo que, si uno<br />
quiere ser músico y tiene la oportunidad de tener una buena<br />
educación musical, ese es el camino. Lamentablemente, yo<br />
no pude tener eso. De niño iba a lugares y sacaba de bibliotecas<br />
el tratado de armonía de Schoenberg y lo intentaba<br />
descifrar. Leía libros de orquestación y de contrapunto, que<br />
para mí eran como la teoría de la relatividad. Me enseñé a mí<br />
mismo a tocar el piano, empecé a componer; incluso hubo<br />
un tiempo en que trabajé como músico, pero siempre tuve la<br />
sensación de que no tenía las herramientas necesarias para<br />
crear la música que a mí me hubiera gustado hacer. Y, como<br />
de niño sabía que aquello para lo que había sido fabricado<br />
era la escritura, pensé que iba a disfrutar más de la música<br />
si la mantenía como un pasatiempo, sin colocarle el peso a<br />
tener que vivir de ella, pero sin que esto quiera decir que he<br />
renunciado a ella. La música sigue ocupando un gran espacio<br />
en mi vida. Una cosa que me divierte mucho es componer<br />
música para mis propias historias. Incluso, muchas veces<br />
me ayuda en el proceso creativo, para resolver personajes o<br />
encontrar atmósferas, o una textura que luego puedes traspasar<br />
a la literatura. A mí me gusta pensar el lenguaje literario<br />
como una paleta orquestal. Cuando trabajo con el lenguaje,<br />
pienso que poseo una orquesta y tengo diferentes opciones,<br />
diferentes colores; y el texto que voy a componer debe utilizar<br />
todos esos elementos y sonoridades.<br />
–Con respecto a la música, alguna vez dijo que era la<br />
más sublime de las artes, pero también la más dura<br />
y complicada. ¿Cree que es más complicada que la<br />
literatura? Lo que dije fue que la música es la más sublime<br />
de las artes y la más miserable de las profesiones. Creo que<br />
por esta característica sublime que menciono, los músicos,<br />
muchas veces, se ven en una situación de tener que hacer<br />
algo tan alejado de lo que sería su sueño, que la práctica<br />
profesional se puede convertir en un pequeño martirio, que,<br />
desde afuera, los demás no perciben. Esto mismo sucede con<br />
la literatura; también puede ser una amante fría y cruel, a la<br />
que muchísimas personas le entregan su vida, su pasión, pero<br />
no son correspondidas. Por eso viven en una amargura, en<br />
un resentimiento, porque aquello que hacen no encuentra<br />
el camino que quisieran. Ese resentimiento va pudriendo el<br />
alma por dentro y la envidia se apodera de ellas. Qué terrible<br />
destino, transformarse en alguien que pasa por la vida consumido<br />
por la envidia y el resentimiento.<br />
–Me habla del éxito y el fracaso, ¿por qué tener éxito<br />
en el mundo de la literatura es vivido como un pecado?<br />
Yo creo que la literatura es la única profesión en el mundo en<br />
la cual hay personas que intentan utilizar el éxito profesional<br />
como si fuera una prueba de que uno no es capaz. Hay personas<br />
que nos quieren convencer de que un libro es malo porque<br />
es leído por mucha gente. Es como si dijéramos que el New<br />
York Times es el peor diario del mundo, porque es el más leído<br />
de todos. En el mundo de los libros, muchas veces se intenta<br />
utilizar la palabra best seller como una maldición gitana que, a<br />
lo mejor, empaña el éxito de otra persona, que muy probablemente<br />
es el que yo hubiera querido tener, pero no he conseguido.<br />
Creo que es bueno e higiénico aplicar un sentimiento<br />
crítico; cuando veamos a alguien que nos quiere convencer<br />
de algo, pensemos por qué lo dice, quién lo dice, qué motivos<br />
tiene, qué quiere conseguir con ello.<br />
–¿Intuyo que se está refiriendo a la crítica literaria?<br />
A veces se habla de la crítica como si fuese una especie de<br />
ejército monolítico, cuando una crítica es sencillamente la<br />
expresión de una opinión realizada de manera pública. Por el<br />
hecho de hacerse públicamente, en un medio de comunicación,<br />
está condicionada por determinados factores.<br />
–A un escritor como usted, que tiene el beneplácito de<br />
los lectores, ¿le importa la mirada de la crítica? Cuando<br />
hay una crítica que es positiva, la agradezco; pero uno siempre<br />
tiene que tener una distancia con eso. Creo que los grandes<br />
críticos literarios son aquellos que descubren obras a los<br />
lectores, que quizás, de otro modo, no se hubieran descubierto<br />
nunca. En eso, hay un gran talento, una gran virtud. Pienso<br />
que para eso debe servir la crítica literaria, no para destrozar el<br />
trabajo de alguien que no nos simpatiza o que políticamente no<br />
está en nuestra facción. Por eso, el público debe estar atento,<br />
porque cuando alguien nos quiere convencer de algo, siempre<br />
atrás hay un motivo. La gran virtud de los seres humanos es<br />
que todos tenemos nuestro propio cerebro, lo que tenemos<br />
que hacer es utilizarlo y pensar por nosotros mismos, sin esperar<br />
que venga alguien a ponernos las ideas en la cabeza.<br />
–Cuando era muy chico, le mandó una primera novela a<br />
Paco Porrúa, el editor de Cortázar. Él la leyó, lo recibió<br />
en su despacho y en esa charla le dijo que no se preocupara<br />
tanto, que se le notaba que vivía muy de prisa.<br />
Ahora, ¿cuál es su relación con el tiempo? Viví con mucha<br />
prisa cuando era joven. Era algo que no me gustaba de mí<br />
mismo. Era consciente de que tenía un problema, pero había<br />
algo en mi cabeza que me hacía vivir así y querer conseguir<br />
cosas. Con los años, me he hecho mayor y he adoptado una<br />
perspectiva más serena; al menos, eso me gusta pensar. Tengo<br />
la sensación de que la vida es muy breve, todo es muy efímero,<br />
y a veces no nos damos cuenta de ello y vivimos como si fuéramos<br />
a hacerlo para siempre.<br />
–¿Y tiene una obsesión con respecto al tiempo y la obra<br />
por publicar? No me preocupa la relación entre tiempo<br />
y obra, pero sí es algo que me planteo. Soy consciente de<br />
que hay un tiempo limitado. Afortunadamente, he tenido<br />
la oportunidad de hacer algunas de las cosas que me había<br />
planteado, del modo que quería, y estoy satisfecho de lo que<br />
hice. No me voy con la sensación de haber intentado cosas y<br />
no haberlo conseguido; me queda mucho por hacer y no sé<br />
si seré capaz; lo intentaré, pero, la verdad, no es un tema que<br />
me preocupe tanto. A cierta edad, uno empieza a hacer las<br />
paces con uno mismo y acepta que quizás no habrá tiempo<br />
para hacer todo lo que uno quisiera.<br />
–¿Y se cree con la capacidad de llevar adelante otro<br />
proyecto tan ambicioso como éste? No lo sé. Es un proyecto<br />
que tenía esa particularidad, pero cada libro es diferente.<br />
Una vez que elijo lo que voy a hacer, intento encontrar cuál<br />
es el modo que me parece mejor para hacerlo. No creo que<br />
vuelva a intentar hacer lo mismo, no sé si tendrá más o menos<br />
complejidad, pero, sin dudas, todo tiene su dificultad<br />
30 31
Subjetivo<br />
UNA<br />
PEQUEÑA BIOGRAFÍA<br />
LUIS SAGASTI inaugura esta nueva sección donde diferentes escritores<br />
irán volcando sus impresiones acerca de nuestro tema de tapa. Esta vez,<br />
lo subjetivo acerca de los gestos<br />
POR Luis Sagasti<br />
Cuando era chico había un programa de entretenimientos,<br />
que luego conoció distintas versiones, que se llamaba Dígalo<br />
con mímica. Durante mucho tiempo estuve convencido de<br />
que Mímica era el nombre de una supuesta conductora y,<br />
acaso porque algún grande en casa lo miraba, el programa me<br />
parecía serio, lúdico, sí, pero en cierta forma solemne, algo<br />
difícil de jugar.<br />
Por ese entonces los chicos mirábamos El Show de Carlitos<br />
Balá. Dentro de su repertorio había algunos mantras, puro<br />
fonema, como “Eaea a pepé” o “Sasasasasasa” y ciertas claves<br />
y contraseñas del tipo “¿Qué gusto tiene la sal?”. Pero había<br />
una réplica en especial que cada tanto hacía, una maravilla<br />
incomprensible que yo escuchaba mal: “Seriola con techito<br />
por si llueve”. Yo entendía –y hasta hace unos días así lo creí–<br />
que decía “Señora con techito…” e imaginaba a la señora con<br />
techito que más a mano tenía: la muchacha con paraguas del<br />
logo de Terrabusi. Cuando Balá decía lo de “Seriola…” colocaba<br />
el pulgar derecho debajo de la mano izquierda extendida<br />
y con los dedos pegados, que hacía de techo; el pulgar se<br />
movía de arriba abajo como si pulsara un botón. No alcanzo<br />
a adivinar en qué situación realizaba ese ademán, pero yo lo<br />
interpretaba como algo cercano a la burla. Había un tercer<br />
programa que ofrecía una gama de gestos tan increíbles<br />
como desquiciados: Los tres chiflados. No importa cómo se<br />
conformara el trío, jamás practicó algún movimiento de burla<br />
o desdén, de hecho casi no ejercían esas actitudes sino que<br />
exhibían un repertorio gestual absolutamente improductivo:<br />
no aumentaba la eficacia de un golpe ni los llevaba a defenderse<br />
mejor, ni siquiera a correr más ligero. Rutinas corporales<br />
que señalaban más debilidades que fortalezas. De hecho,<br />
los tres chiflados eran incapaces de ejercer la más mínima<br />
transformación positiva sobre la materia: todo terminaba<br />
arruinado, destruido, inservible. Y se iban corriendo, claro,<br />
como los chicos.<br />
Es curioso: pese a la devoción que causaban estos programas,<br />
ninguno de los hábitos gestuales de sus protagonistas abandonó<br />
jamás el espacio de la televisión; me recuerda cierto léxico<br />
del servicio militar –otra fábrica autónoma de pantomimas demenciales<br />
a lo Curly– que nunca logró abandonar los cuarteles.<br />
No hay vez en que el cuerpo no ejerza su señorío sobre el<br />
ánimo de un niño; un cuerpo que dice lo que en voz alta no<br />
puede pronunciarse, porque la emoción o la angustia atropellan<br />
y apelmazan las palabras contra la garganta. Ademanes y<br />
rictus universales, acaso inscriptos en los genes, hablan desde<br />
siempre con más elocuencia de la que a veces uno espera. Lo<br />
cierto es que con el tiempo la movilidad autónoma del cuerpo<br />
comienza a debilitarse, esa inocencia natural que revela<br />
en cada chico la transparencia que nos salva. Mil veces nos<br />
hemos preguntado cómo es que a nuestra madre le bastaba<br />
una rápida mirada para saber con exactitud de relojero lo que<br />
nos pasaba por la cabeza.<br />
Entonces, el truco como una forma indolente de ir quemando<br />
etapas y convertirse en un adulto mañoso, una escuela del<br />
disimulo, del control, de la domesticación de toda espontaneidad.<br />
Algo así hoy ocurre en cualquier celebración de<br />
casamiento o fiesta de quince donde se han programado<br />
todos los movimientos con celo soviético. De este modo, con<br />
el tiempo, conseguimos dominar impulsos –el de levantar los<br />
hombros como si de veras las cosas no nos importaran, por<br />
ejemplo– solo para conseguir los treinta porotos al final de la<br />
partida, muchos más de los que, en definitiva, nos llevamos<br />
cuando termina el otro y verdadero juego.<br />
Y, al parecer, ya no hay mucho que la vida pueda enseñarnos<br />
cuando se han aprendido a controlar los bostezos; una<br />
clara señal de que es hora de comenzar de nuevo porque<br />
nuestra biografía no es sino un elástico que se ha estirado<br />
demasiado y los únicos movimientos que restan son tan leves<br />
e imperceptibles que solo podemos seguir avanzando si de<br />
veras retrocedemos hacia ese lugar donde gestos y mohines<br />
únicamente podían cifrar verdades.<br />
Y uno mira a un monje budista sentado con la calma de un<br />
ombú sin que nada lo perturbe. Ha alcanzado, se dice, su<br />
propia naturaleza. La procesión, y en este caso el sentido es<br />
absolutamente literal, va por dentro: por fuera apenas las<br />
manos en gestos leves, casi aéreos, llamados mudras: ninguno<br />
bendice, sino que expresan armonía, vacío, sabiduría.<br />
Los de Cristo, sufriente la mayor parte de las veces, bendicen<br />
y consuelan.<br />
Buda y La Gioconda sonríen casi del mismo modo sin saber<br />
uno del otro.<br />
La mirada como ese gesto que no requiere cuerpo, por eso<br />
está muy bien que sea casi incontrolable: nunca hay nadie<br />
detrás de ella porque solo se puede ser en la pura mirada.<br />
Muchas veces el acto silencioso de quedarse de pie al lado de<br />
quien sufre, o sencillamente sostener un abrazo, es el mejor<br />
bálsamo que pueda ofrecerse: dolor que se comparte, dolor<br />
que se divide y así, entonces, las cosas lastiman menos; una<br />
maderita que junto a otras termina por construir la balsa<br />
que nos rescata. Cuando uno no tiene esa cercanía se vale<br />
de palabras, claro. Pero, qué decir cuando se llega a ciertas<br />
fronteras: usualmente frases muy sentidas pero que a la<br />
distancia parecen un cliché. Se pueden, no obstante, compartir<br />
experiencias, dejar constancia de que ciertos dolores<br />
el tiempo mitiga, transforma. La propia alquimia de las horas<br />
hace que el dolor sea un buen dolor, esto es: algo muy dulce,<br />
algo que abriga, un recuerdo que se hace literalmente carne,<br />
porque el cuerpo de uno comienza a moverse, a manifestar<br />
un repertorio de gestos que son los que cifraban las personas<br />
que amamos. Y aparece así esa rara forma de inmortalidad:<br />
las almas, ese hálito errante en que se transforman los padres,<br />
se apoderan de nuestros cuerpos así como nosotros haremos<br />
lo mismo con el de nuestros hijos. ¿Qué gestos ancestrales<br />
vienen mudando de cuerpo en cuerpo desde las primeras<br />
noches? Entonces, saber que, cuando el dolor se transforma<br />
en buen dolor, somos partes de un todo que el tiempo labra<br />
y muda a través de los hombres y de las palabras que nos<br />
sobreviven.<br />
Es el lenguaje quien hace que las cosas se sucedan, pero lo<br />
que de veras ocurre lo hace por fuera de él y es algo parecido<br />
al fuego: se mueve sin desplazarse. Es ese silencio de trapa<br />
que solo logra un chico cuando grita de entusiasmo: el fuego<br />
fuera del lenguaje quema de veras.<br />
La gestualidad de los directores de orquesta es ambigua y<br />
velada para un lego: la mayoría de las veces parece adelantarse<br />
a los compases, como si supieran algo ignorado por todos,<br />
o no se mueve con el brío que suponen esos finales locomotora<br />
“chan chan” de ovación segura. Así, los adultos, con leves<br />
movimientos, dirigimos la partitura de nuestra existencia creyéndonos<br />
un Karajan, un Zubin Mehta ante una orquesta<br />
que suele desafinar cada tanto<br />
32 33
Entrevista<br />
dos<br />
LA REVANCHA<br />
DEL TARDÍO<br />
De paso por Buenos Aires, PIERRE LEMAITRE –Premio Goncourt 2013–<br />
conversó con <strong>Quid</strong> acerca de su literatura<br />
POR Christian Kupchik<br />
Pierre Lemaitre (París, 1951) es, quizá, la confirmación<br />
de que se puede, de que jamás hay que darse por vencido.<br />
Al cabo de una vida dedicada a la enseñanza pero en la que<br />
nunca resignó la posibilidad de la escritura, recién superados<br />
los 50 años y por la influencia de su mujer, Pascaline,<br />
comenzó a escribir y publicar. “Había comenzado a pensar<br />
en la jubilación y en la pensión que me correspondería”,<br />
confiesa. “Me inquietaba la crisis del Estado de Bienestar.<br />
Lo que me tranquilizaba era la seguridad de que en la vejez<br />
iba a contar con unos buenos ingresos por la vía de los<br />
derechos de autor. ¡Y no había escrito un solo libro! El caso<br />
es que siempre contemplé la vida con mirada de escritor.<br />
Interpretaba la realidad a través de la literatura. Por ejemplo,<br />
si tenía una novia pensaba más en Swann y en Proust,<br />
que en la chica en cuestión. La literatura es mi método para<br />
comprender el mundo”.<br />
Lemaitre no solo comenzó a publicar, sino que además tuvo<br />
un hijo, a los 60 años, y sus libros, policiales de un ritmo<br />
trepidante y a los que es imposible soltar una vez que se atraviesa<br />
el umbral de la primera página, se convirtieron en enormes<br />
éxitos. Su peculiar detective, Camille Verhoeven, ya está<br />
instalado entre los grandes del género (aunque mide 1,45<br />
mts). En 2013, ganó el prestigioso premio Goncourt, con la<br />
novela Nos vemos allá arriba. Comenzó entonces a ser considerado<br />
ya no solo un hábil narrador de historias, que maneja<br />
con eficacia los dispositivos del folletín (aggiornado, como la<br />
novela Rosie & John, que concibió para ser leída en teléfonos<br />
celulares), sino también un esteta con todas las letras, como<br />
lo confirmó la novela negra Tres días y una vida (2016). Por<br />
esto, quizás, Lemaitre muestra un espíritu juvenil, arrollador<br />
y sumamente inteligente a la hora de plantear sus verdades.<br />
–Entre muchas otras virtudes, resulta admirable el<br />
manejo del tiempo en su literatura. ¿Cómo internaliza<br />
el tiempo de su vida real en relación al de su obra?<br />
La gran diferencia es que en el plano personal impera un<br />
tiempo cronológico que siempre resulta anticipatorio de<br />
la hora después, de la tarde que llegará. No sé vivir bien el<br />
tiempo presente, siempre tengo en la cabeza lo que vendrá.<br />
En cambio, en las novelas lo realmente importante es vivir el<br />
tiempo de los personajes. El personaje es para mí el rey de la<br />
novela, su núcleo vital; no la intriga, no la historia. El verdadero<br />
esfuerzo consiste en ir dándole ritmo a la narración de<br />
acuerdo al tiempo del personaje, no al del lector. Intentaré<br />
ser un poco más concreto. El personaje puede estar por<br />
completo en tiempo presente, lo que es justamente su mayor<br />
problema: no poder proyectarse en ese plano. Está encerrado<br />
en ese presente y no puede proyectarse en un tiempo que no<br />
le es propio. Ese, creo, es uno de los mayores desafíos que se<br />
me plantean como autor: lograr que el lector sí pueda hacerlo,<br />
que pueda proyectarse en un tiempo que no le es propio.<br />
Mi esfuerzo personal pasa por ser muy analítico en el modo<br />
en que el personaje contempla el tiempo. Acabo de terminar<br />
una novela con un personaje que se proyecta constantemente<br />
en el futuro y me he dado cuenta de que me resulta mucho<br />
más difícil de manipular.<br />
–Es una teoría muy elaborada. Teniendo en cuenta<br />
el hecho de que es considerado un escritor tardío<br />
(comenzó a publicar bastante después de cumplir 50<br />
años), ¿se corresponde con el silencio que le tomó<br />
llegar a la escritura? Sí, creo que es bastante cierto. Es<br />
verdad que si aplicamos una mirada sociológica a la literatura,<br />
los que comenzamos a mi edad no somos mayoría. Creo<br />
que Defoe es un caso, pero no hay muchos. Volviendo a su<br />
pregunta, esto se corresponde con cierta visión del tiempo.<br />
No sé, quizás… Tal vez no tengo una respuesta. Desconfío<br />
mucho de los escritores que son más inteligentes que sus<br />
libros y eso me permite responder preguntas difíciles con un<br />
simple formulismo: no lo sé.<br />
–Nos vemos allá arriba, la novela por la que ganó el<br />
Goncourt, está inspirada en los hechos que rodearon<br />
la Primera Guerra Mundial. ¿Qué lo llevó a elegir esa<br />
época? ¿Encontró simetrías entre la Europa de entonces<br />
y la actual? Sí, por supuesto. Es muy cierto lo que<br />
señala y no estoy seguro de que todos los lectores lo hayan<br />
entendido, ni siquiera los que me honraron con el Goncourt.<br />
Creo que tiene razón, aunque tal vez no sea del todo atinado<br />
pensar en semejanzas muy estrechas entre períodos tan alejados<br />
en el tiempo. No sé si resulta justo decir que hoy es como<br />
los años 30, por ejemplo. En cambio, sí se podría hablar de<br />
resonancias vinculantes entre los períodos. Pero tiene razón<br />
en cuanto a que la situación de mis personajes no difiere en<br />
mucho a la de los trabajadores europeos actuales. Lo que me<br />
resulta fascinante y muy interesante en la literatura es que<br />
no es necesario que el lector analice esto. Sin embargo, a<br />
nivel inconsciente, queda registrado, aun cuando no lo tenga<br />
del todo presente a nivel consciente. Si la novela funciona,<br />
si le habla, el lector comprenderá aunque no tenga del todo<br />
presente esas resonancias.<br />
–El historiador Eric Hobsbawm se refiere al siglo XX<br />
como el siglo corto al situarlo entre la Gran Guerra y<br />
la caída del muro. La guerra de 1914 cierra entonces<br />
el siglo XIX. ¿También lo hace su novela? Se sospecha<br />
cierto paralelismo con algunos personajes de<br />
Los miserables, de Hugo… Hobsbawm tiene una visión<br />
marxista de la historia y hay que darle la razón en cuanto a la<br />
brevedad del siglo XX. Me siento muy cercano a esa idea y<br />
cuando me propuse escribir Nos vemos allá arriba la primera<br />
tentación fue la de realizar una trilogía que abarcara el siglo<br />
35
Premio Goncourt 2013<br />
XX. Me pregunté entonces: ¿cómo comienzo? Hobsbawm da<br />
inicio al siglo XX en el comienzo de la Primera Guerra y yo<br />
cuando termina. Quizá es un detalle, pero no es menor. En<br />
cuanto a Hugo, no me interesaba tanto el contexto histórico<br />
sino, nuevamente, la conformación de los personajes. Si es<br />
cierto el paralelismo entre su carcelero y policía, Javert, y mi<br />
Pradelle. Javert es lo que E. M. Forster llama un personaje<br />
plano. En su ensayo sobre la novela, Forster explica que hay<br />
dos categorías de personajes (por supuesto, todos los que hablan<br />
de dos categorías están equivocados). Pero, pese a todo,<br />
nos da un indicio que me parece bastante exacto desde un<br />
punto de vista global: habla de personajes planos y personajes<br />
redondos. Esta teoría me interesó mucho. Forster dice que<br />
en los personajes planos la acción se resume a un eslogan,<br />
como por ejemplo Javert cuando dice: “Voy a detener a<br />
Valjean”. Es una obsesión para él. Lo que nos dice Forster es<br />
que este tipo de personajes son muy económicos en términos<br />
narrativos, porque, una vez que el lector lo conoce, basta con<br />
hacerlo entrar a la escena de un capítulo para que, inmediatamente<br />
en la mente del lector, se disparen todas las imágenes<br />
asociadas a ese personaje. El lector ya está avisado, ya sabe<br />
que es “malo”. Yo siento una enorme pasión por las grandes<br />
novelas a las que llamo “simplificadoras”, como Los miserables<br />
o Guerra y paz.<br />
–¿Simplificadoras en qué sentido? En que transmiten la<br />
idea de que la simplificación del relato puede resultar una<br />
gran metáfora de la complejidad del mundo. Esto se denomina<br />
“confianza en la literatura”. Los miserables lo expone<br />
de modo extraordinario a partir de modelos estereotipados y<br />
muy claros: el bueno, el malo, los traidores, los gentiles. Casi<br />
como en un folletín de Dumas. Y, a partir de esta simplificación,<br />
logra una aprensión del mundo muy elocuente. En<br />
el fondo, los principales conflictos quedan grabados, son<br />
trabajados con una enorme precisión a la vez que expuestos<br />
con gran simpleza. Me gustan mucho esas novelas.<br />
–Para la misma época en que salió Nos vemos allá<br />
arriba, apareció otro libro, una novela muy breve con<br />
el mismo tema que el suyo: 14, de Jean Echenoz. ¿Lo<br />
leyó? Bueno, déjeme decirle algo (Lemaitre sobreactúa una<br />
supuesta ofensa): para mí, Echenoz es el mejor escritor<br />
francés de mi generación, no hay duda alguna al respecto.<br />
El único libro suyo que no quise leer fue precisamente 14,<br />
porque yo estaba trabajando en el mío y me dije: “Si leo su<br />
libro, estoy muerto”. Es más, lo llamé, nos encontramos y le<br />
expresé lo que sentía. “Jean, no quiero leer tu libro porque<br />
me parece enfermo, mentiroso y horrible, de modo que te<br />
pido por favor, Jean, no me rompas más…”, y le dije además<br />
que jamás voy a leer esa porquería (Risas).<br />
–¿Cómo fue el paso del policial o el noir a la novela<br />
más decimonónica? No lo hice adrede. Tomé las cosas<br />
como venían y el éxito que tuve me hizo reflexionar acerca<br />
de seguir escribiendo de acuerdo a mi deseo, sin especulaciones<br />
ni estrategias previas. Soy un contador de historias,<br />
un novelista, y si me encuentro con una buena historia la voy<br />
a desarrollar sin necesidad alguna por plantearme acerca de<br />
qué género pertenece o qué sería lo más conveniente para<br />
publicar. Me fascina escribir, siento un gran placer al hacerlo<br />
y eso es independiente de qué tipo de historia estoy contando.<br />
Sí, puedo decir que estoy un poco cansado de las novelas<br />
policiales. En cambio las novelas negras me encantan.<br />
–Sé que es un gran admirador de Georges Simenon…<br />
Sí, en efecto, lo admiro muchísimo…<br />
–Sin embargo, no creo que su comisario Camile<br />
Verhoeven, alter ego de sus novelas policiales, y el<br />
inspector Maigret, de Simenon, puedan ser muy<br />
amigos… Verhoeven no llega al metro y medio, es impulsivo,<br />
nervioso, en tanto Maigret es meticuloso, calmo,<br />
un gran fumador de pipas… No, tiene razón, creo que se<br />
depreciarían mutuamente. Maigret vería a Verhoeven como<br />
un pequeño monstruo, un tipo constantemente fuera de sí,<br />
siempre excitado, corriendo por todas partes, agresivo… Es<br />
una olla a presión y sin duda lo pondría muy nervioso. En<br />
cambio Verhoeven encontraría a Maigret amable pero lento,<br />
algo torpe, sin carácter para ser policía. Y además la pipa lo<br />
pone de pésimo humor.<br />
–¿En verdad tiene ese concepto de Verhoeven? Sí,<br />
claro, es un tipo fastidioso, complicado. Yo no mido 1,45mts,<br />
pero creo que, por lo demás, tiene muchas cosas mías.<br />
Verhoeven viene a ser una mezcla de mí y de mi padre. De<br />
forma inconsciente creé un personaje difícil, enredado y<br />
problemático. Yo soy complicado y mi padre lo era también.<br />
Verhoeven es un personaje colérico, como mi padre y yo, un<br />
hombre con un sentimiento trágico de la vida...<br />
–Tres días y una vida es una novela negrísima en torno<br />
al asesinato cometido por Antoine Courtin, a los 12<br />
años, y cómo debe convivir con el secreto durante el<br />
resto de su vida. ¿Es una manera de reflejar la crueldad<br />
infantil? En los últimos años, hemos visto a niños que<br />
matan con la pistola de su padre en Estados Unidos o que<br />
causan desastres en las escuelas, a niños- soldados que se<br />
embarcan en ejércitos islamistas. Es una cuestión que planea<br />
sobre nuestro imaginario desde hace algunos años. Ser niño<br />
y criminal es una supuesta paradoja que me interesa. Ideé<br />
el personaje contra la idea de la infancia como un periodo<br />
inocente de la vida, ya que, gracias a Freud, sabemos que no<br />
es totalmente así. Lo que intenté expresar es el sentido de la<br />
tragedia que se esconde en toda historia. El pequeño Antoine<br />
me parecía alguien similar a mí de niño, un muchacho “triste<br />
y feliz”, en palabras del poeta Rilke; sin darme cuenta, he<br />
creado un personaje al que, si fuera psicoanalista, definiría<br />
como depresivo. Es la parte de mi subconsciente que se ha<br />
filtrado en el texto.<br />
–En su obra se repite a menudo la figura de familias<br />
disfuncionales: padres abandónicos, madres opresivas,<br />
etc. ¿A qué se debe? Sí, bueno, en realidad aquí<br />
debo decirle que creo en el concepto de familia disfuncional<br />
pero en la misma escala que la de Richter para medir terremotos.<br />
En esa escala ubico familias muy disfuncionales y<br />
otras menos, pero mi hipótesis es que todas las familias son<br />
disfuncionales. Creo que esa primera comunidad primitiva,<br />
en el sentido que es el primer colectivo con el que tenemos<br />
que convivir, encierra en sí misma desafíos que son disfuncionales.<br />
Esa disfuncionalidad está extendida y responde<br />
a cierta lógica que nos vuelve infelices, desdichados. Por<br />
supuesto, hay familias de locos y otras no tanto, que pueden<br />
seguir funcionando dentro de ciertos límites de urbanidad,<br />
pero no entiendo qué sería una familia fuera de su disfuncionalidad.<br />
Conozco gente que cuando habla de su familia<br />
nunca falta un componente desequilibrado. Mi madre está<br />
completamente chiflada, no le preguntaré por la suya, y<br />
cuando encuentro a alguien que me presenta una familia<br />
perfecta, con un padre equilibrado, una madre amorosa,<br />
todo en armonía, lo primero que tiendo es a desconfiar: el<br />
loco debe ser aquel que habla tan bien de la familia.<br />
–En reiteradas ocasiones se refirió al término “trágico”<br />
o “tragedia”. ¿Lo considera propio de su literatura?<br />
Malraux decía que Faulkner fue quien introdujo<br />
la tragedia en la novela moderna. Me siento muy inclinado<br />
hacia el género negro (que no hay que confundir necesariamente<br />
con el policial), que, creo, cumple de manera más<br />
clara con el paradigma de tragedia. Vivimos en un mundo<br />
que no comprendemos, donde somos descritos por los<br />
demás, ya sean estos los dioses antiguos o la sociología, la<br />
lucha de clases o la política en la actualidad. Es otro quien<br />
nos describe. Eso es la tragedia, eso es el género negro: el<br />
intento imposible de escapar a la fatalidad. Solo por dar<br />
un ejemplo: no hay más que observar lo que ocurre con el<br />
medio ambiente. Hemos puesto en marcha la destrucción<br />
inevitable de nuestro planeta. Como en cualquier tragedia,<br />
conocemos el final, lo que no sabemos es cuándo y cómo ocurrirá.<br />
Nos debatimos contra un destino que ya está escrito.<br />
¿Se le ocurre algo más trágico?<br />
36 37
Tema de tapa<br />
tres<br />
La historia del cine es tan maravillosa como las mejores ficciones<br />
que ha producido. Sin embargo, su infancia está envuelta<br />
en un halo romántico de primeros pasos chuecos que lo<br />
llevaron a una primaria perfección donde los gestos bastaban<br />
para contar una historia. Como dijo el gran Hitchcock: “Las<br />
películas mudas eran la forma más pura del cine”.<br />
Los primeros rastros de la existencia del cine datan de la última<br />
década del siglo XIX. Edison y los hermanos Lumiére,<br />
cada uno en orillas opuestas del Atlántico, lograron cumplir<br />
el sueño de dar vida a una imagen fotografiada. Las primeras<br />
filmaciones no eran más que registros documentales como<br />
la salida de los obreros de una fábrica o la llegada del tren a<br />
una estación. Dicen que en la proyección de esta última los<br />
espectadores se apartaron asustados pensando que el tren podría<br />
salir de la pantalla. En sus comienzos estas películas eran<br />
exhibidas en ferias porque se trataba de una atracción tan curiosa<br />
como una mujer barbuda o un faquir. Sin embargo este<br />
invento llegó a manos de un ilusionista, dibujante y director<br />
de teatro llamado George Meliés, que vio en este nuevo<br />
invento la posibilidad de contar historias. Este talentoso francés<br />
también fue el inventor del género fantástico en el cine y<br />
Viaje a la luna (1902), George Meliés<br />
AQUELLAS MIRADAS MUDAS:<br />
LA INFANCIA DEL<br />
SÉPTIMO ARTE<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
de los primeros efectos especiales. Por ejemplo, el “truco de<br />
parar” o stop trick, que consistía en apagar la cámara y quitar<br />
el objeto que estaba filmando, generando la ilusión de que el<br />
objeto se esfumaba delante de los ojos del espectador.<br />
Tal vez su trabajo más emblemático haya sido Viaje a la luna<br />
(1902), inspirado en De la Tierra a la luna de Julio Verne<br />
y en Los primeros hombres en la luna de H. G. Wells. Este<br />
hermosísimo cortometraje, actuado, dirigido y montado por<br />
el mismo Meliés abre las puertas de las posibilidades del<br />
cine. Además de contar una historia crea un universo estético<br />
por primera vez en una pantalla. Lamentablemente el destino<br />
fue muy ingrato con Meliés, ya que terminó vendiendo<br />
juguetes en la estación de tren de Montparnasse. Mientras<br />
tanto en Estados Unidos era Edwin S. Porter, quien estaba<br />
revolucionando el lenguaje cinematográfico. En Asalto y robo<br />
al tren (1903) se ven innovaciones narrativas como el montaje<br />
paralelo. Hay que decir que Porter no había inventado todo<br />
lo que implementó, sino que estaba muy influenciado por<br />
la escuela de Brighton, un grupo de cineastas ingleses que<br />
aportaron, entre otras muchas cosas, el uso del primer plano<br />
y los movimientos de cámara.<br />
Lo cierto es que el lenguaje cinematográfico y la comprensión<br />
de los espectadores avanzaban a la par y lo que había nacido<br />
como un invento curioso se convirtió de repente en un<br />
espectáculo popular que trascendía todas las barreras sociales<br />
e idiomáticas posibles. Los más avispados no tardaron en<br />
ver que el cine se estaba convirtiendo en un gran negocio y<br />
esto dio comienzo a la famosa guerra de patentes en Estados<br />
Unidos. Al tratarse de un mundo nuevo, nada con respecto al<br />
cine estaba reglamentado lo que trajo por resultado imitaciones,<br />
falsificaciones, interminables demandas y una persecución<br />
que lo llevó hasta el lado opuesto del país. Así nació<br />
Hollywood: un grupo de cineastas independientes escapando<br />
de las garras legales de Thomas Edison que pretendía recibir<br />
un canon por el uso de las cámaras, la película virgen y los<br />
proyectores. Además, el clima amable de California les brindaba<br />
largas jornadas de sol que les permitía rodar más horas<br />
por día ya que aún no se utilizaba luz artificial en los sets.<br />
A su vez las variaciones en el paisaje eran funcionales como<br />
decorados naturales, hay que tener en cuenta que Hollywood<br />
era un páramo más parecido al lejano oeste de los westerns<br />
de John Ford que a la ciudad de las estrellas.<br />
Este precario asentamiento de artistas comenzó a crecer a<br />
pasos agigantados y pronto se consolidó como la meca de la<br />
industria. Hay que decir que la Primera Guerra Mundial les<br />
vino como anillo al dedo ya que afectó la producción de sus<br />
competidores europeos, trajo muchos talentos extranjeros a<br />
Hollywood y la tristeza de la situación hizo que la sociedad<br />
entera se refugiara en la ficción. Sin embargo, el cine fuera<br />
de Estados Unidos siguió avanzando hacia destinos maravillosos<br />
como el expresionismo en Alemania o las nuevas teorías<br />
sobre montaje en Rusia. Aunque muchos de los grandes<br />
cineastas del mundo terminaron trabajando para los estudios<br />
de Hollywood que, en ese entonces, era un gigante hambriento<br />
de talento.<br />
Pronto nació el star-system y el mundo pareció solo tener<br />
ojos para estos héroes modernos ensamblados en la fábrica<br />
de sueños. Como dice el filósofo francés Edgar Morin:<br />
“La estrella es el producto de una dialéctica de la personalidad.<br />
Un actor impone su personalidad a sus héroes y sus<br />
héroes imponen su personalidad al actor. De esta sobreimpresión<br />
nace un ser mixto: la estrella”. Los galanes eran prolijos<br />
y acicalados y debían mantener una vida íntima acorde<br />
a la que proyectaban en la pantalla. Un ejemplo de esto fue<br />
Rodolfo Valentino de quien años después se dijo que<br />
era homosexual y que sus matrimonios estaban arreglados.<br />
Las primeras divas de la pantalla grande estaban divididas en<br />
vírgenes, como Mary Pickford, alias “la novia de América”,<br />
y flappers, como Clara Bow. Estas eran mujeres independientes<br />
y urbanas que bebían, escuchaban jazz y disfrutaban<br />
de su libertad. En ese momento eran consideradas vampiresas<br />
y hoy, mujeres comunes y corrientes.<br />
En la pantalla, tanto divas como galanes dependían de la<br />
expresividad de sus rostros sobremaquillados, movimientos<br />
ampulosos y gestos exagerados para transmitir las sensaciones<br />
de sus personajes. Pero lo lograban con creces, aunque viéndolos<br />
hoy parezcan hablar un idioma antiguo perteneciente a<br />
un mundo que no es el nuestro.<br />
Pero tal vez el género que más permaneció vigente a través<br />
de los años haya sido la comedia. Este tuvo un momento de<br />
esplendor durante la época muda gracias a exponentes como<br />
Charles Chaplin y Buster Keaton. Estos dos grandes<br />
utilizaron la falta de palabras como una ventaja a la hora de<br />
hacer reír. Keaton, con su rostro inexpresivo, y Chaplin, con<br />
su adorable Charlot, no necesitaron más que gestos para ser<br />
perfectos. Su humor era universal: niños, adultos, mujeres<br />
y hombres de cualquier clase social se reían a la par, aun<br />
quienes no captaban el fuerte mensaje social que se escondía<br />
tras los gags.<br />
Pero el 6 de octubre de 1927, con el estreno de El cantante<br />
de jazz, el cine comenzó a hablar y la historia cambió para<br />
siempre. En un principio esto trajo un retroceso en la evolución<br />
del lenguaje cinematográfico. Debido a la novedad del<br />
sonido, se perdió fluidez, creatividad y ritmo en las películas.<br />
Lo cierto es que no se trataba de agregarle voz al cine mudo<br />
sino que funcionaba como una nueva forma de expresión,<br />
más apegada a la realidad, cuando el cine mudo funcionaba<br />
como un mundo armonioso y completo por sí mismo. En un<br />
principio se volvió a los planos generales y a la cámara quieta,<br />
una especie de teatro filmado que detuvo por un tiempo la<br />
evolución del séptimo arte.<br />
Los gestos, en los primeros 35 años del cine, fueron parte<br />
esencial de su lenguaje. De hecho una vez que se desencadenó<br />
la era de las talkies, como se referían en su momento<br />
a las películas habladas, muchas estrellas del firmamento<br />
hollywoodense se apagaron para siempre. Algunos actores<br />
fueron traicionados por sus acentos extranjeros y el público<br />
no podía entender lo que decían. Una de ellas fue Pola<br />
Negri, una femme fatale del cine mudo que tuvo que dejar<br />
Hollywood por su fuerte acento polaco. Lo mismo le pasó a<br />
la gran Clara Bow, a quien los productores le decían que su<br />
acento de Brooklyn empañaba el aura mística de su rostro.<br />
Otros habían dado una imagen que no se correspondía con<br />
su voz, como Gilbert Roland, quien en realidad era<br />
mexicano y terminó abandonando los roles protagónicos para<br />
hacer personajes secundarios ya que aún en esa época los<br />
latinos no eran los héroes de las historias. Otra víctima de su<br />
voz fue John Gilbert, que tenía un tono muy agudo para<br />
su imagen de galán con la que había conquistado al mundo.<br />
Pero nada cuenta mejor su historia que el cine mismo. Esta<br />
transición del cine mudo al hablado para los actores está perfectamente<br />
retratada en Sunset Boulevard (1950). En este maravilloso<br />
film de Billy Wylder, Gloria Swanson interpreta ese<br />
ocaso de la diva del cine mudo y en una frase lo resume todo:<br />
“No necesitábamos las voces. Teníamos los rostros”.<br />
Hoy la imagen y el sonido son igual de importantes dentro<br />
del lenguaje cinematográfico. Pero nunca hay que olvidar que<br />
esos fantasmas silentes que nos miran desde el pasado alguna<br />
vez dominaron el mundo<br />
38<br />
39
Entrevista<br />
cuatro<br />
La atrapa<br />
sueños<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
VIVIANA RIVERO volvió a estar entre<br />
los best sellers con su última novela,<br />
Sí. En la pasada Feria del Libro de<br />
Buenos Aires fue distinguida con<br />
el premio del lector por Los colores<br />
de la felicidad, editada en 2015 por<br />
Planeta. Viviana tiene nueve novelas<br />
románticas históricas en su haber,<br />
casi una por año desde el 2009,<br />
cuando decidió cambiar su destino,<br />
tal y como suele ocurrirle a sus<br />
propios personajes<br />
Antes de convertirse en escritora, Rivero era una exitosa abogada<br />
tributaria. Nacida y criada en la provincia de Córdoba,<br />
Viviana se casó joven con su novio de la secundaria y tuvo dos<br />
hijos. Cuando crecieron, ella sintió que disponía del tiempo<br />
para perseguir una pasión que la había rondado toda la vida.<br />
Fiel al murmullo de su corazón, apostó y se convirtió en la<br />
prueba de que los sueños que nos pertenecen, nos esperan<br />
para ser cumplidos.<br />
–Muchos de los personajes de Sí tienen una fuerte lucha<br />
interna entre el amor, el deber y la vocación. Pero,<br />
de alguna manera, el destino termina acercándolos a<br />
sus deseos más íntimos. ¿Fue así en su caso con la escritura?<br />
¿Es algo que siempre quiso hacer y lo dejó por<br />
deber o por amor? Soy una convencida de que las vocaciones<br />
fuertes, que llevamos dentro, nos persiguen y, en algún<br />
momento de nuestra vida, nos terminan atrapando. Tarde o<br />
temprano ganan la batalla y se llevan la victoria. Creo que no<br />
se puede escapar de ellas. La vida se encarga de poner las<br />
situaciones para que estas se desarrollen.<br />
Mi padre era escritor pero, a pesar de ser un buen escritor,<br />
aun con premios ganados, no podía vivir de la literatura así<br />
que mi madre siempre nos decía “aquí nadie va seguir carreras<br />
que tengan que ver con la literatura, porque para loco ya<br />
está tu papá”. Claro que ahora entiendo el porqué de ese dicho:<br />
una persona que no vive de la escritura y quiere escribir<br />
debe hacerlo de noche, los fines de semana y en vacaciones;<br />
debe quitarle tiempo al descanso, a la familia, a la recreación.<br />
Mi madre no quería eso para sus tres hijos. Pero, por otro<br />
lado, mis hermanos y yo nos criamos entre libros, siempre<br />
hablando de novelas, de autores y de literatura, incluidas las<br />
charlas con mi madre, que era y es una gran lectora. Y eso<br />
dejó una marca en mí, al punto que cuando vi que mis hijos<br />
estaban más grandecitos y que no me necesitaban tanto decidí<br />
escribir un libro. Esta novela fue Secreto bien guardado<br />
y la escribí por gusto, casi como hobby; por eso, para mí, fue<br />
una gran sorpresa que se transformara en best seller. Sirvió<br />
para que comenzara a acariciar la idea de escribir otros libros<br />
y poder vivir de la literatura<br />
–¿Extraña algo de su profesión anterior? ¿Conserva<br />
herramientas de la abogacía que hoy le sean útiles a la<br />
hora de escribir? No extraño, pero, a la hora de escribir mis<br />
novelas, creo que surge mi veta de abogada en procurar que<br />
fechas, datos y escenas del argumento concuerden tal como si<br />
fuera un escrito legal. También me sirve el haber trabajado de<br />
abogada para ser menos bohemia, sentarme y trabajar horas y<br />
horas. A veces paso el día entero sentada frente a la computadora<br />
escribiendo. Soy de la idea de que, a la hora de escribir,<br />
hay un 50% de inspiración y un 50% de transpiración.<br />
–¿Qué viene primero el amor o la historia? ¿Piensa<br />
primero en el contexto histórico o en los personajes<br />
que lo habitan? ¿De dónde vienen esos personajes?<br />
¿Cómo es su proceso creativo? El proceso creativo es<br />
40 41
muy complejo, casi imposible de describir. En mi caso crecen<br />
dentro en mi cabeza, tanto el tema que quiero tratar (que es<br />
lo que yo llamo el alma del libro) como la historia y los rasgos<br />
de los personajes. Todo avanza junto y muy despacio, como<br />
si fuera un tapiz que uno va tejiendo, hasta que un día me<br />
siento preparada para sentarme a escribir.<br />
Las historias empiezan de cero en mi interior y de allí, poco<br />
a poco, van tomando vida hasta que aparecen los personajes<br />
y sus personalidades. A veces, en ese proceso puedo tomar<br />
alguna característica procedente de personas que conozco,<br />
pero lo que robo a la vida real es escaso y hasta inconsciente.<br />
Con el transcurso de los meses, los personajes comienzan a<br />
ser más reales para uno, hasta convertirse en alguien a quien<br />
conocemos a la perfección, de quien sabemos cómo piensa,<br />
cuáles son sus ideales, qué ropa le gusta, cómo habla, qué lo<br />
enoja y hasta cómo mueve la mano cuando está nervioso.<br />
–¿Por qué decide darle un marco histórico tan preciso<br />
a sus ficciones? Creo que un marco histórico bien cuidado,<br />
con detalles reales, ayuda a que la historia que uno escribe<br />
sea más verosímil. La novela histórica nos permite sumergir<br />
al lector tanto en un argumento y un lugar determinados<br />
como en otra época. Es maravilloso. Me encanta hacer sentir<br />
al lector que ingresa a otra época. En mi caso, desde chica<br />
me gustó la historia, por eso escribo novelas históricas.<br />
Cuando uno cuenta un argumento plagado de detalles que el<br />
lector ha sentido nombrar porque son reales y que si no los<br />
conoce puede ir a los libros de historia y ver que existieron,<br />
entonces eso le hace sentir que la historia que uno como escritor<br />
inventa tiene un tinte de autenticidad. Eso es lo mágico<br />
de la novela histórica.<br />
–En sus novelas se ve lo dura que ha sido la historia<br />
con las mujeres. Matrimonios arreglados, no poder<br />
perseguir sueños propios, etc. ¿Es una temática que la<br />
moviliza? ¿Qué nos puede decir del lugar de la mujer,<br />
hoy? La novela histórica nos permite visualizar cómo era la<br />
vida de la mujer en otras épocas y ver cuánta libertad y derechos<br />
le faltaban. Nos permite hablar de las pioneras, aquellas<br />
que se animaron a hacer por primera vez algo que ninguna<br />
otra había hecho aún, mostrar las heroínas de la vida real.<br />
Porque en la historia hubo una primera mujer que operó en<br />
un quirófano, que enseñó en las aulas, una primera que dictó<br />
sentencia en tribunales, etc. Ésos son momentos tremendos,<br />
que nos permiten contar vidas apasionantes.<br />
Si miramos a la mujer al día de hoy, vemos que ha recorrido<br />
un largo camino: tenemos mujeres que dirigen grandes empresas<br />
multinacionales, otras que dirigen países, pero todavía<br />
hay muchas que son explotadas. Sin ir más lejos, podemos ver<br />
que hoy una mujer que hace la misma tarea que un hombre<br />
recibe la mitad de la paga. Eso nos da la pauta de que quedan<br />
muchos derechos por reivindicar.<br />
–En Sí hay una relación muy fuerte entre Europa y<br />
Argentina, esto es algo que se repite en otras de sus<br />
novelas. ¿Qué le atrae de este vínculo y de las historias<br />
de inmigrantes? Creo que esto tiene que ver con mi<br />
historia personal. Mis abuelos eran europeos, tengo abuelos<br />
italianos, checoslovacos y españoles. Siempre escuchaba en<br />
casa las historias de cuando ellos llegaron, los barcos en los<br />
que vinieron, las necesidades que pasaron, cuánto extrañaban,<br />
cómo lloraban las ausencias de sus seres queridos. Tenía<br />
una abuela que lloraba todas las tardes, a pesar de que habían<br />
pasado muchos años. Y esas vivencias familiares marcan.<br />
–¿Recuerda alguna anécdota de su propia familia que<br />
la haya inspirado en sus historias? No, yo invento ficción.<br />
La vida de mis abuelos fue más sencilla y normal que la de<br />
mis personajes, pero lo que sí he sentido que me trasmitieron<br />
fue ese clima de inmigración, el saber cómo pensaban y cómo<br />
sentían los que venían a América, el poder imaginarme cómo<br />
era vivir en un continente y pasar a otro completamente distinto,<br />
en un mundo en el que no había WhatsApp ni teléfono.<br />
–Ya que la historia juega un rol tan importante en su<br />
obra. ¿A qué contexto histórico le gustaría viajar y<br />
cómo sería su personaje? A pesar de los peligros, me gustaría<br />
la época de la segunda guerra mundial, porque se vivía<br />
intensamente cada día, como si cada jornada fuera la última.<br />
Quisiera ser una escritora que captara las historias humanas<br />
que vivía la sociedad.<br />
–¿Qué le gusta hacer cuando no escribe? ¿De qué cosas<br />
disfruta? Caminar, correr. Pasar tiempo con mis afectos.<br />
Cocinar para mi familia, atenderlos. Leer por gusto y no solo<br />
por investigación. Cuidar mi huerta.<br />
–¿Cuáles son sus planes para el futuro? ¿Está trabajando<br />
en un proyecto nuevo? Estoy trabajando en un libro<br />
nuevo, incursionando, de a poco, en la TV y el cine. Pero<br />
todavía no puedo decir mucho. No me dejan<br />
42
Entrevista<br />
cinco<br />
“Casi todos los prejuicios<br />
se compran con dinero”<br />
Vino a Buenos Aires para presentar Todo esto te daré, su última novela, protagonizada por un<br />
escritor. Sobre la ostentación de poder y la complicidad entre opresores y oprimidos, entre otros<br />
temas, reflexionó la autora española DOLORES REDONDO, durante su encuentro con <strong>Quid</strong><br />
POR Nancy Giampaolo<br />
–Para los argentinos, la aristocracia es algo un poco<br />
extraterrestre. Sin embargo, los nobles retratados en<br />
Todo esto te daré tienen conductas que nos resultan<br />
completamente familiares… Pero si a Macri lo han<br />
tratado como a un marqués cuando fue a España (Risas).<br />
En esta novela son nobles como parte de la caracterización<br />
de la misma. Podrían haber sido perfectamente vaqueros,<br />
industriales. Se trata de oligarcas tradicionales que se han<br />
ido sucediendo y han estado por mucho tiempo ostentando<br />
el poder en una zona determinada. Hay familias de esa clase<br />
en México, en Argentina y en todos lados. Son familias que<br />
han generado puestos de trabajo y riqueza al tiempo que han<br />
ostentado el poder basándose en lo económico. La familia<br />
Muñiz de Ávila del libro es noble pero podría haber sido<br />
otra cosa en tanto cumpliera con la condición de ejercer un<br />
caciquismo en la zona en la que vive. Pero no hay acá una<br />
crítica a la nobleza, pues yo no soy crítica con ella, sino que<br />
soy crítica con cualquier tipo de familia que ejerza ese tipo<br />
de poderes en contra de los demás. Y también critico, como<br />
dice el personaje de Noguiera, el servilismo de una parte de<br />
la población que ya ha asumido que esas familias son distintas<br />
de los demás. Eso es más penoso todavía. No es que alguien<br />
se crea superior a los demás, sino que tú creas que alguien es<br />
superior a ti y le rindas pleitesías solo por su apellido o por<br />
el lugar de privilegio que ocupa social o económicamente.<br />
Eso me parece realmente vergonzoso. Como en toda novela<br />
negra hay un punto de crítica social; en nuestro país hemos<br />
visto cómo mucha gente poderosa, que está implicada en<br />
malversación de fondos, se defiende en los juicios diciendo<br />
algo así como “esto a mí me correspondía por mi puesto”. Y<br />
más triste aún es que se llegue a asumir, dentro de la sociedad,<br />
que no les va a ocurrir nada porque son quienes son. Y<br />
no estoy hablando de nobles. De hecho la nobleza en España<br />
es bastante discreta, excepto por una minoría que sale en<br />
revistas del corazón y demás. En cuanto a la dinámica de la<br />
nobleza que me dices que es ajena a un argentino, pues, se<br />
trata de un título concedido por el rey. Es una especie de certificado<br />
de “mejor amigo del rey” (Risas). Es curioso, quizás,<br />
pero hubo familias de la nobleza española que, ante el exilio<br />
de la corona española durante el franquismo, fueron leales a<br />
Franco y se enriquecieron, mientras que otras familias nobles<br />
tuvieron que vivir en las sombras durante años.<br />
–En la familia Muñiz de Ávila, el personaje de la madre<br />
de Álvaro impresiona mucho porque detesta a sus<br />
hijos. En Argentina hay, a nivel popular, una especie<br />
de culto a la madre que la supone libre de cualquier<br />
mala intención contra su hijo, cosa bastante incomprobable,<br />
pero muy arraigada. De modo que resulta poco<br />
frecuente el tema de la “mala madre” en términos tan<br />
fuertes… Es un personaje de una gran crueldad que lleva al<br />
extremo esa chulería extra que tienen algunas clases sociales.<br />
El desdén absoluto por aquellos que consideran inferiores.<br />
En cuanto a cómo ejerce la maternidad, es la segunda vez<br />
que pongo el dedo en esa llaga porque en la Trilogía de Batzán<br />
la maternidad es un tema absolutamente central desde<br />
todos los puntos de vista: la adopción, las mujeres que deciden<br />
no ser madres, las mujeres que desean ser madres y no<br />
pueden y las mujeres que odian a sus hijos. Se toca el tema<br />
con mucha dureza. Ocurre que para mí el rechazo de una<br />
madre hacia un hijo, que no colma exactamente las expectativas<br />
que ella se ha formado, me resulta fascinante y, sobre<br />
todo, real. Lo encuentro en la prensa y, como hija y madre,<br />
no le encuentro respuesta pero no puedo negar que exista,<br />
incluso bajo formas que no tienen una apariencia negativa. Es<br />
muy común la madre, en apariencia amorosa, que no corta el<br />
vínculo infantil con su hijo cuando ya es un adulto, un control<br />
que se empeña en sostener. En España, como me cuentas<br />
que sucede aquí, también llamó mucho la atención, de hecho<br />
hubo gente que me ha dicho durante alguna conferencia<br />
“no puede ser que haya una madre tan mala”. Entonces, en<br />
ocasiones, llevo recortes de la prensa en los que consta esa<br />
violencia contra los hijos. Una madre que mata a su hijo, una<br />
madre que mantiene encerrado a su hijo en un espacio reducido<br />
y barbaridades por el estilo. Y existen muchos casos. El<br />
maltrato infantil es algo de lo que es muy difícil volver. Uno,<br />
como adulto, asume que puede ser víctima de malos tratos,<br />
pero, de niño, el hogar y la madre son la protección. Cuando<br />
en lugar de esa protección hay maltrato, la cuestión se torna<br />
increíble para algunos pero no deja de ocurrir.<br />
–Su libro está dedicado no a su madre, sino a su padre,<br />
a quien define como un “gallego en todos los sentidos”.<br />
¿En qué consiste esa personalidad? Es desconfiado y un<br />
poco pesimista. Una tendencia a no esperar que las cosas<br />
salgan demasiado bien. Es un poco oscuro. En la familia<br />
nos reímos de él por esa falta de esperanza en que las cosas<br />
salgan bien. Por eso cuando se alegra es para todos una gran<br />
celebración. También es contenido en las emociones.<br />
–La novela da la sensación de no poder ocurrir en otro<br />
lugar de España como Andalucía, por dar un ejemplo<br />
bien contrapuesto a Galicia… Es verdad. En todas mis<br />
novelas el paisaje tiene un papel muy importante. El territorio<br />
que elijo condiciona el comportamiento de los personajes.<br />
Siempre hay razones históricas, de ubicación o climatológicas<br />
que sé que afectarán el modo de vida, así como la tradición<br />
de la zona, las creencias. En el caso de Galicia, el modo en<br />
que viven el catolicismo tiene mucho peso; la geografía del<br />
terreno marca la vida de la gente y su carácter. Piensa que<br />
llevan dos mil años trabajando en pendientes, cosechando<br />
vino por puro empeño. Eso les ha dado una rudeza y un<br />
orgullo que me encanta. Es gente muy firme y eso me sirvió<br />
para darme un marco propicio a los personajes que ubico<br />
allí. Manuel, que es urbano, ve al comienzo todo eso como<br />
tosco y poco a poco se va dando cuenta de las sutilezas y de la<br />
elegancia que hay debajo de algunas cosas.<br />
45
–¿Cómo hizo para cuajar a ese trío de ocasión formado<br />
por un cura, un escritor gay y un policía? Pues ya en<br />
la trilogía anterior compuse un grupo de investigación nada<br />
común, porque mi personaje era una mujer al mando de un<br />
grupo de hombres. Y volví a hacerlo porque cada uno de ellos<br />
representa una voz de la sociedad. Creo que de ellos proviene<br />
la luz de la novela porque, aunque es muy difícil imaginar<br />
que tres hombres así puedan hacerse amigos, en esa dificultad<br />
radica un homenaje a algo que yo he vivido, que es la<br />
amistad adulta, y me parece un regalo de la vida. La mayoría<br />
hacemos amigos en la infancia y es una suerte si los conservamos<br />
de adultos. Si de grande encuentras a otra persona que<br />
puede ser de otra religión, de otras ideas políticas, y, pese a<br />
todo eso, eres capaz de encontrar el punto en común y mirar<br />
dentro de su corazón y que mire dentro del tuyo, se convierte<br />
en tu hermano. Y en la relación de estos tres está la luz de la<br />
novela, que es muy oscura en términos generales.<br />
–Su protagonista es gay, pero la novela no tiene interés<br />
en explorar la homosexualidad como tema… Exacto.<br />
La homosexualidad no es el tema de la novela, no quería<br />
explorar ningún aspecto de la homosexualidad, solamente<br />
que Manuel y Álvaro lo fueran, porque sirve como parte<br />
del enriquecimiento de la historia. En cierta forma es una<br />
trampa que lleva al lector a pensar que si hay una parte de la<br />
biografía de un personaje oculta, seguramente se conecte con<br />
el hecho de ser homosexual. El prejuicio del lector le hace<br />
creer que la cosa puede ir por ahí.<br />
–Hay una digitación externa de los prejuicios de las<br />
personas… Sí, la mayor parte de los prejuicios no son reales<br />
pues se compran con dinero. El racismo no es tal si el negro<br />
que tenemos delante es Will Smith, la islamofobia no es la<br />
misma si el musulmán en cuestión es rico, en fin, casi todos<br />
nuestros prejuicios se compran con dinero. El tema del libro<br />
es la codicia, la proposición de codicia más conocida del<br />
mundo: la del Demonio en el desierto diciéndole a Jesucristo:<br />
“Te daré todo esto a condición de que te arrodilles”. Y bueno,<br />
hay muchos en el mundo que viven sometidos a la codicia,<br />
pagando el precio de ese sometimiento.<br />
–Manuel es escritor como usted… Quise que fuera escritor<br />
para hablar, en parte, de la dependencia que muchos<br />
escritores desarrollamos por la persona que tenemos al lado.<br />
Vivimos en nuestro mundo, un poco aislados de la vida real.<br />
En los últimos años he conocido a muchos autores y, en<br />
gran parte de los casos, sus parejas se ocupan del mundo<br />
real, de las cosas que hacen que el mundo gire, y nos resulta<br />
muy cómoda esa situación que, a la vez, nos hace dependientes.<br />
Manuel va a tener que preguntarse qué responsabilidad<br />
ha tenido en no ver lo que pasaba a su alrededor<br />
gracias a la coartada de la escritura. No se puede responsabilizar<br />
a los demás de todo. No ver las cosas como son es<br />
nuestra responsabilidad.<br />
–Manuel se hace escritor de grande. No fue así en su<br />
caso… No, antes de escribir les inventaba cuentos a mis<br />
hermanos. Luego, empecé a leer y muy pronto a escribir<br />
inspirada en lo que leía… aproximadamente a los 16 años,<br />
edad en la que empecé a presentarme a concursos de cuentos<br />
varias veces al año. Con los años, escribí mi primera novela e<br />
intenté publicarla sin éxito. Lo mismo ocurrió con otras que<br />
considero que fueron parte del aprendizaje.<br />
–¿No se desmoralizaba? No, siempre fui muy lectora y era<br />
capaz de comparar lo que leía con lo que escribía y darme<br />
cuenta de que no había alcanzado un nivel publicable ni<br />
mucho menos. Hoy, de tanto en tanto, me proponen publicar<br />
aquel material, pero no me interesa para nada.<br />
–Ya hay una película y una historieta que toman como<br />
base su trabajo ¿Qué le parece ver sus historias en<br />
otros formatos? (N. de R.: La película El guardián invisible,<br />
dirigida por Fernando González Molina; y la novela gráfica<br />
homónima, adaptada por Ernest Sala). Estoy contenta<br />
con los resultados y me gusta que haya otras maneras de<br />
llegar a las personas. En los dos casos hablamos mucho con<br />
los realizadores y han sido muy fieles a la novela.<br />
–Hábleme, para terminar, de uno o dos autores que<br />
ama como lectora. Estaría muy bien poder elegir un<br />
escritor que, con el solo hecho de leerlo siempre, te permita<br />
atribuirte parte de sus talentos (Risas). Me gusta mucho Ana<br />
María Matute por el control que tiene del párrafo, la palabra<br />
preciosa y la crueldad encubierta en sus relatos. Es capaz<br />
de contar historias que parecen inocentes, pero siempre<br />
hay un punto desestabilizante y hasta desolador. Y soy muy<br />
fanática de Norman Mailer. Me gusta su salvajismo, su<br />
capacidad de escribir textos que le llevaron enormes trabajos<br />
de campo y otros que escribió muy brevemente. Creo que<br />
su libro Un arte espectral es lectura obligatoria para el que<br />
quiera escribir. En este libro le hago un homenaje al hablar<br />
de “la gran prostituta que es la novela”.<br />
–Espero que esta admiración por Mailer no la haya llevado<br />
a acuchillar a su marido… No, pero siempre le digo:<br />
“Cariño, Norman Mailer acuchilló a su esposa, porque ella<br />
no dejaba de hablar cuando él estaba escribiendo un capítulo<br />
muy exigido de su novela. Eso fue lo que dijo ante el juez. Así<br />
que cuídate, por favor, de interrumpirme” (Risas)<br />
46
Entrevista<br />
seis<br />
ETGAR KERET<br />
El hombre de las vidas breves<br />
Al leer los cuentos breves que conforman la colección<br />
De repente un golpe en la puerta o, en particular, las crónicas<br />
de Los siete años de abundancia, ambas editadas por el sello<br />
mexicano Sexto Piso, del israelí Etgar Keret (1967), por<br />
lejos el escritor más exitoso de su país –al menos en el registro<br />
de libros vendidos–, no es difícil imaginar al personaje<br />
de Roberto Begnini haciendo monerías para su hijo hasta un<br />
instante antes de ser fusilado. Keret sonríe ante la analogía<br />
y confiesa: “Mi padre era así, un optimista incurable. Yo, no<br />
tanto. Yo soy un hombre estresado, que vive en un estado<br />
POR Christian Kupchik<br />
permanente de sobre-empatía”. Esa palabra, empatía, aparecerá<br />
de modo recurrente en el discurso de Keret. Esa y la<br />
referencia a sus padres, ambos sobrevivientes del Holocausto.<br />
–Es curiosa esa constante referencia al Holocausto, que,<br />
sin embargo, no aparece de manera manifiesta en sus<br />
textos, más concentrados en el presente. Lo que ocurre<br />
es que, por mucho que hable del presente, estoy constituido<br />
por la memoria de mis padres. Mi madre perdió a la suya y a<br />
un hermano cuando tenía siete años; su padre fue asesinado.<br />
Cuando terminó la guerra, fue trasladada a un orfanato donde<br />
eran violados todos los días. Mi padre sobrevivió escondiéndose<br />
en un agujero durante 600 días. No podía acostarse ni moverse,<br />
solo estar sentado. Al final de la guerra, cuando llegaron<br />
los soviéticos, no se podía levantar. Su hermana fue torturada<br />
hasta morir por negarse a revelar el lugar, donde se escondían.<br />
Cuando se crece con estas historias, es difícil aprender a llorar.<br />
–De allí el humor que domina su obra; es una suerte de<br />
mecanismo de defensa… No solo. Como sobrevivientes, mis<br />
padres no tuvieron una dimensión real de las normativas de la<br />
vida, de lo que es correcto o no. Actuaban de acuerdo a principios<br />
que eran completamente arbitrarios y nos educaron a mis<br />
hermanos y a mí (Etgar tiene un hermano ultrapacifista y una<br />
hermana ultraortodoxa, madre de once hijos) con principios<br />
casi anárquicos. Mi madre, por ejemplo, no nos enviaba a la escuela<br />
los días de lluvia, porque decía que no nos iban a enseñar<br />
nada por lo que mereciera la pena mojarse. Mi padre cambiaba<br />
de profesión cada siete años (por eso el título del libro).<br />
Decía: “No quiero vivir una vida, quiero vivir muchas”. A veces<br />
no fue sencillo y pasamos necesidades, pero, cada siete años,<br />
cambiaba de trabajo. Creo que eso me marcó. Lo que entendí<br />
es que, más allá de lo que te toque, la vida es una suerte de<br />
parque de atracciones y hay que probar todas las posibilidades.<br />
En una montaña rusa puedes sentirte mal, pero habrá otras cosas<br />
que te harán bien o no. Lo importante es probar. Yo escribo<br />
ficciones, crónicas, guiones de cine, cómics… Y cada mundo<br />
que visito me aporta algo. El humor es el arma del débil, la<br />
manera de protestar contra las cosas que no puedes cambiar.<br />
Y sí, tiene un rol importante en mi escritura, pero no dejo de<br />
sorprenderme de que la gente dedique unas horas a tratar de<br />
entender mis palabras, mis emociones, mis fragilidades.<br />
–¿Empezó a escribir en el ejército? Empecé a escribir,<br />
porque era muy infeliz. Aprendí a leer muy joven.<br />
Mi hermano mayor había leído un artículo que decía que<br />
los analfabetos en Israel estaban condenados a una vida<br />
desgraciada. Yo sabía que no podía ser verdad, pero me propuse<br />
aprender a leer de muy chico, incluso antes de ir a la<br />
escuela. Él me ayudó mucho, me hacía repetir frases. Si leía<br />
bien, me daba un chocolate, y si lo hacía mal, me aplastaba<br />
un chicle en el pelo. Uno de mis mejores recuerdos, en este<br />
sentido, fue la lectura de Huckleberry Finn: gané muchos<br />
chocolates. Como dije, crecí en un hogar que era como una<br />
comunidad, todos opinábamos, todos sugeríamos… Cuando<br />
has crecido en ese contexto es muy difícil encajar en el<br />
Ejército, una institución para la que resulta peligroso que<br />
pienses y hagas cosas por ti mismo. El día en que mi mejor<br />
amigo, también soldado, se suicidó y murió en mis brazos,<br />
me hundí. Me salvó Kafka, a quien leí por entonces y me<br />
dio la posibilidad de escribir.<br />
–¿Por qué el apego a las formas breves? No escribo con<br />
un método. Lo mío es la ficción, los cuentos cortos. Lo que<br />
escribo me viene de las tripas. Siempre digo que la diferencia<br />
entre la novela y los cuentos se puede equiparar a conducir<br />
y surfear. Para escribir novelas tienes que saber hacia dónde<br />
vas; cuando surfeas, solo tratas de no caerte.<br />
–Israel y la condición “ser israelí” son su sujeto literario.<br />
Otros grandes autores de su país (Amos Oz, David<br />
Grosman, incluso Nir Baram, que es muy joven) trabajan<br />
más sobre la memoria y la conciencia judía. ¿Por qué<br />
su elección? No, yo siento de un modo mucho más fuerte mi<br />
identidad como judío que como israelí. Creo que son mucho<br />
más sólidas las raíces judías, el sistema de valores que comporta,<br />
que la condición de ciudadano israelí. Ocurre que escribo<br />
sobre lo que vivo. Respeto y admiro muchísimo a autores como<br />
Amos Oz u otros, algunos son buenos amigos, pero mi mundo<br />
no es ese, volver hacia atrás para reflejar algo que es parte<br />
de nuestra historia pero que no se toca con nuestra realidad<br />
cotidiana. Prefiero incluso forzar las cosas hacia lo fantástico,<br />
pero no tengo necesidad de volver una vez más a lo que ya<br />
viví en la experiencia de mis padres. Ya lo sé. En ese sentido,<br />
prefiero a muchos autores judíos de la diáspora, como Kafka,<br />
Singer o Roth. Si me dicen que Amos Oz va como candidato<br />
a presidente de mi país, sería el primero en ir a votarlo. Si me<br />
dicen que va Kafka, salgo corriendo para otro lado. Ahora, al<br />
momento de elegir una obra que exprese lo judío, elijo a Kafka.<br />
–Sus libros han sido traducidos a 41 idiomas, aunque<br />
solo uno al árabe… Sí, y me resulta increíble que en Corea,<br />
Suecia, México o Malasia se interesen por mis historias, pero<br />
creo que, cuanto más local eres, te conviertes en más universal.<br />
Escribí una historia sobre un conductor de autobús que<br />
quería ser Dios y no hay lugar del mundo donde la gente no<br />
me diga: “Lo conozco”. Tolstoi tenía razón. Por otra parte,<br />
el hecho de que solo uno de mis libros se haya traducido al<br />
árabe no es responsabilidad mía. Por el contrario, me encantaría<br />
que se publiquen más libros en esa lengua, porque es<br />
la que comparto a diario, aun sin entenderla. Pero creo que<br />
también habla de un mundo editorial más pequeño. Recientemente<br />
me tradujeron al farsi, la lengua oficial de Irán, lo<br />
que fue una enorme alegría.<br />
–¿La particular situación de Israel en el contexto internacional<br />
lo condiciona de alguna manera? Siento que<br />
lo que atacan no es mi política, sino mi empatía. Pero si no<br />
reflexionas sobre tus acciones, si no dudas… Esa es la existencia<br />
de un lagarto, no la de un ser humano. Por otro lado,<br />
el gobierno de mi país es una catástrofe y está conduciendo<br />
a un enfermo grave a una situación terminal. La Ministra de<br />
Cultura es una mujer que proviene de Marruecos, creo, y<br />
niega la cultura judía tanto de la diáspora como la árabe. Entonces,<br />
su marco de referencia pasa de unos poetas sefardíes<br />
medievales a Julio Iglesias. Es una metáfora, pero resulta<br />
difícil construir algo así. El problema en el conflicto entre<br />
Israel y Palestina es que compiten por la Copa Mundial del<br />
victimismo. Y la relación no es simétrica. Los israelíes controlamos<br />
más recursos, tenemos un mejor sistema… Es nuestra<br />
responsabilidad buscar una solución<br />
48<br />
49
Reseña<br />
Uno<br />
RANKING<br />
VOLVER A LA VOZ DE<br />
MARGUERITE DURAS<br />
POR Mónica Tracey<br />
FICCIÓN<br />
1. SÍ<br />
Viviana Rivero<br />
Emecé<br />
2. LAS MALDICIONES<br />
Claudia Piñeiro<br />
Alfaguara<br />
NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1. MACRI<br />
Laura Di Marco<br />
Sudamericana<br />
2. EMOCIÓN Y SENTIMIENTOS<br />
Daniel López Rosetti<br />
Planeta<br />
1. EL PRINCIPITO<br />
Antoine De Saint-Exupéry<br />
Salamandra<br />
2. GATURRO. EL HECHIZO DEL<br />
LIBRO MALDITO 1 | Nik<br />
Sudamericana Infantil Juvenil<br />
1. POR TRECE RAZONES<br />
Jay Asher<br />
V&R Editoras<br />
2. VIRTUAL HERO 3<br />
LA MÁSCARA DEL TROLL<br />
El Rubius | Temas De Hoy<br />
Casi desde siempre, Marguerite Duras fue una escritora<br />
de culto. También sus películas serían de culto. Sin embargo,<br />
un poco por su personalidad pero seguramente más por la<br />
contundencia de su obra –amada y rechazada con igual pasión–<br />
fue un personaje de inusitada notoriedad, especialmente a partir<br />
del guión que escribió para la película de Alain Resnais,<br />
Hiroshima mon amour, de 1958. Llegó al gran público con El<br />
Amante, publicada en 1984. Las entrevistas a Duras, reunidas<br />
en el libro El último de los oficios, se inician en 1962 y llegan<br />
hasta 1991, cinco años antes de la muerte de la escritora en<br />
1996. Leerlas es volver a leerla, volver a tenerla.<br />
Hay coherencia en las entrevistas pero una coherencia hecha<br />
de contradicciones, de ir y venir por el pensamiento, por la<br />
memoria, por las emociones, por la lengua, por la palabra.<br />
Duras es una que es muchas entre las que busca quién es. Y<br />
ese recorrido lo hace público en su obra y en su personaje,<br />
que muestra desnudo, desvistiéndose, impúdico. Y se ganó el<br />
derecho de hacerlo así porque así es su literatura.<br />
Dirá que nada es como la novela, dirá que nada es como la<br />
imagen cinematográfica, dirá que nada es como el teatro. Y en<br />
un momento, que ya no ve más cine, y, poco después, que le<br />
gustaría volver a filmar. Descoloca y molesta a los entrevistadores<br />
que creían haberla fijado en alguna de sus palabras. Ella es<br />
inasible, un torbellino que va de la sensación a la declaración<br />
sin filtro. ¿Pero cómo, usted no decía….? Sí, ella decía, y ahora<br />
dice otra cosa. Pero puede volver a lo anterior y todo es apasionadamente<br />
cierto. Ese ir y venir por las palabras, ese construir<br />
personajes casi de siluetas, de sombras, de palabras apenas<br />
dichas, de palabras que se contradicen, está en su obra y en la<br />
construcción, o en la búsqueda, de sí misma.<br />
Las entrevistas comienzan poco después de que su personaje<br />
se instalara a partir de Hiroshima mon amour, un punto de<br />
inflexión en su notoriedad pero también en su escritura. “En<br />
Hiroshima mon amour cambié mis hábitos de trabajo, estaba<br />
muy contenta de hacerlo y además… es único dentro de lo<br />
que he hecho, es decir que por una vez podía hacer uso de la<br />
palabra oral, no únicamente de un lenguaje escrito, y disfrutaba<br />
mucho de eso”, dice. Y la sintaxis de esa oralidad quedará<br />
en su escritura. Esos silencios, esas frases sin terminar, esa<br />
dubitación, esa incorrección, conformarán su estilo.<br />
Le preguntan: “¿Se considera usted una novelista?”. “No lo<br />
sé”, responde. Era 1967, ya había publicado Un dique contra<br />
el pacífico, Moderato Cantabile, El Vicecónsul y muchas más.<br />
También dice “yo no pronuncio la palabra ‘poesía’”. Y explica:<br />
“En El Vicecónsul he buscado una sintaxis musical. Mediante<br />
la repetición, he querido expresar el tema del hambre, fuera<br />
de todo espíritu de caridad… he querido expresar musicalmente<br />
como con martillazos, traducir el hambre en alucinación<br />
y absurdo. A medida que el hambre se destruye a sí<br />
misma, la escena se vacía y así es como se prepara la entrada<br />
del vicecónsul. La historia de la mendiga no es una historia<br />
que se cruce con la del vicecónsul. Es un terreno musical al<br />
que él llega. Es la primera vez que hago esto. Y para preparar<br />
ese preámbulo traté de servirme de elementos muy simples:<br />
el cielo desnudo (que llamo “el cuenco sobre la cabeza”),<br />
el lodo, la piedra, el polvo, la sal. El hambre en sí era una<br />
tentación que había que desechar a toda costa”. Así responde<br />
en una entrevista, así escribe, así filma. ¿Para qué debería<br />
pronunciar la palabra “poesía”?<br />
“Sí, es un movimiento casi carnal, sí”, dice recordando cómo<br />
llegaban las palabras a su escritura en El amante de la china<br />
del norte, describiendo esa relación de la palabra con el cuerpo<br />
que se percibe en toda su escritura.<br />
Nunca pudo desprenderse del dolor de la infancia, de aquella<br />
injusticia que llevó a su madre al desastre y que Duras narró<br />
por primera vez en Un dique contra el pacífico. Dirá que el<br />
contacto inicial con la miseria, propia y de tanta gente en su<br />
Indochina natal, la sensibilizaron para siempre y la ubicaron<br />
en la izquierda.<br />
El movimiento natural después de leer El último de los<br />
oficios es volver a su obra, ahora con el murmullo de su voz<br />
volcado sobre la palabra escrita, sobre la imagen filmada<br />
3. EL BAZAR DE LOS<br />
MALOS SUEÑOS<br />
Stephen King | Plaza & Janés<br />
4. FALCÓ<br />
Arturo Pérez-Reverte<br />
Alfaguara<br />
5. LA RAZÓN DE ESTAR CONTIGO<br />
Bruce W. Cameron<br />
Roca Bolsillo<br />
MÚSICA<br />
1. HUMANZ<br />
Gorillaz<br />
Warner<br />
2. CIRCO SOLEDAD<br />
Ricardo Arjona<br />
Sony<br />
3. SÉPTIMO DÍA<br />
Soda Stereo<br />
Sony<br />
4. LA VIDA ES UN SUEÑO (2 CDS)<br />
Soy Luna<br />
Universal<br />
5. LO NIEGO TODO<br />
Joaquín Sabina<br />
Sony<br />
3. DESCUBRIENDO EL CEREBRO<br />
Facundo Manes<br />
Planeta<br />
4. LA ARGENTINA DEVORADA<br />
José Luis Espert<br />
Galerna<br />
5. FUERON POR TODO<br />
Nicolás Wiñazki<br />
Sudamericana<br />
3. GATURRO. PERDIDOS EN EL<br />
LABERINTO | Nik<br />
Sudamericana Infantil Juvenil<br />
4. AVENTURAS INCREÍBLES<br />
N/D<br />
Guadal<br />
5. PUKI EL PERRO<br />
N/D<br />
Guadal<br />
PELÍCULAS<br />
1. ANIMALES FANTÁSTICOS Y DÓNDE ENCONTRARLOS<br />
David Yates<br />
Warner<br />
2. SING<br />
Garth Jennings<br />
Universal<br />
3. MOANA: UN MAR DE AVENTURAS<br />
Ron Clements<br />
Disney<br />
4. ROGUE ONE: UNA HISTORIA DE STAR WARS<br />
Gareth Edwards<br />
Disney<br />
5. EL CIUDADANO ILUSTRE<br />
Mariano Cohn y Gastón Duprat<br />
Sbp<br />
3. LOS CUENTOS DE BEEDLE<br />
EL BARDO<br />
Joanne K. Rowling | Salamandra<br />
4. 14/7 EL DESCUBRIMIENTO<br />
Pamela Stupía<br />
Temas De Hoy<br />
5. ANIMALES FANTÁSTICOS<br />
Y DÓNDE ENCONTRARLOS<br />
Joanne K. Rowling | Salamandra<br />
Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. desde el 08/05/17 y el 14/05/17<br />
50<br />
51
Música<br />
alternativa<br />
Blues local<br />
La reedición en vinilo de los primeros trabajos solistas de PAPPO permite apreciar la vigencia de ese<br />
sonido clásico y a la vez de vanguardia, la traducción argentina de la canción triste pero excitante<br />
POR Sergio Varela<br />
Cuando los africanos fueron secuestrados en sus aldeas para<br />
ser encadenados a las sentinas de los barcos ingleses y luego<br />
trasladados a América, donde serían explotados como mano de<br />
obra esclava, estaba gestándose la tristeza de ese destino cruel.<br />
Tristeza que, en el idioma de los nuevos mundos, se denominaría<br />
blues. El canto quejumbroso de los esclavos afroamericanos<br />
fue, de alguna manera, la primera canción de protesta más o<br />
menos moderna registrable hasta la actualidad.<br />
Ese fue, incluso, el germen del jazz, aunque, como bien dijo<br />
Nina Simone, esa era “una palabra de blancos para nombrar la<br />
música clásica afroamericana”.<br />
El blues llevó al jazz, y del jazz se llegó al rock en sus múltiples<br />
variantes, una de ellas, el rock argentino, denominación preferible<br />
quizás a la de “nacional”. El blues fue uno de los primeros<br />
ritmos experimentados en castellano por bandas de nuestro país,<br />
pioneras continentales en trasvolar los tempos roqueros a letras<br />
en el idioma de Cervantes.<br />
El blues también encontró variantes locales. Claro que, en muchos<br />
casos, pecando de cierta traducción literal de las letras, del<br />
tipo: “oh, sí, nena”. Pero en otros, el gesto de cantar en castellano<br />
tuvo una impronta que, en este caso sí, permite y casi que<br />
obliga a utilizar el adjetivo nacional. Sin dudas, el gran héroe de<br />
ese grito de libertad creativa fue Norberto Aníbal Napolitano,<br />
más conocido como Pappo. Considerado por B.B. King<br />
como “el mejor guitarrista de todos los tiempos”, Pappo fue uno<br />
de los protagonistas del nacimiento del rock argentino desde<br />
Los Gatos. Pero fue su carrera solista, la que definió ese inconfundible<br />
estilo, donde convivieron lo barrial con el surrealismo,<br />
letras simples y pegadizas con otras que instaban: “hágase un<br />
bien/ introdúzcase/ en un círculo de estrellas momentáneas/<br />
para reconocer/ que usted mismo es/ ese ser que a todos lados<br />
acompaña”. Aunque no fue solo su música, perfecta en su<br />
imperfección según lo requerido no tanto por los cánones como<br />
por el sudor y fiebre de sus escuchas, la que hizo de Pappo un<br />
icono que era celebrado con graffitis de “¡Viva Pappo!” como<br />
un grito existencial. Era un músico, pero también un personaje<br />
único, como Elvis, Janis Joplin, o Jimi Hendrix, entre<br />
otros compañeros de ruta en eso de la identidad desaforada y<br />
contracultural.<br />
Ahora, en tiempos en que una canción de Pappo sigue sonando<br />
como si hubiera sido compuesta hace cinco minutos, ha sido una<br />
gran iniciativa la reedición en vinilo de sus primeros trabajos<br />
solistas. Allí se pueden saborear, entre otros, clásicos como “El<br />
tren de las 16”, “A dónde está la libertad” y “Desconfío (de la<br />
vida)”, quizás el mejor blues argentino de la historia (“No sé por<br />
qué/ imaginé/ que estábamos unidos/ me sentí mejor/ pero aquí<br />
estoy/ tan solo en la vida/ que mejor me voy. Un viejo blues/ me<br />
hizo recordar/momentos de mi vida/ y mi primer amor/ pero<br />
aquí estoy/ tan solo en la vida/ que mejor me voy”). Hágase un<br />
bien, vaya a la batea de vinilos y viva Pappo<br />
53
Música<br />
clásica<br />
Divino Claudio<br />
Este año el mundo musical festeja los 450 años del nacimiento de CLAUDIO MONTEVERDI, la figura<br />
más importante de la transición entre la música renacentista y barroca. Sus obras revolucionaron las<br />
bases de la ópera y modificaron radicalmente el tratamiento de la voz humana<br />
Claudio Monteverdi nació en 1567 en Cremona, una ciudad<br />
ubicada en el norte de Italia famosa por los mejores creadores<br />
de violines: Amati, Guarneri y Stradivari. Claudio era el<br />
mayor de los cinco hijos de Baldassare Monteverdi, un<br />
doctor muy respetable y apotecario de la ciudad. Se comenzó<br />
a hablar del talento de Claudio cuando él, de solo 15 años de<br />
edad, publicó su primera composición, llamada Motetes para<br />
tres voces. En el prefacio de la edición el joven músico escribió<br />
que había estudiado con Marco Antonio Ingegnieri, el<br />
maestro de la Capilla de la Catedral de Cremona. Un año después,<br />
en 1583, salió su primer libro de los Madrigales. La fama<br />
del compositor creció rápidamente y, en 1590, fue nombrado<br />
miembro de la Academia de Santa Cecilia. Luego, recibió una<br />
invitación del duque Vicente I Gonzaga de Mantua. Bajo el<br />
gobierno de Gonzaga, Mantua se convirtió en uno de los centros<br />
principales del arte italiano. El ilustre aristócrata le había ofrecido<br />
a Monteverdi el puesto de cantante y de intérprete de viola<br />
da gamba en su orquesta de la corte. Con el tiempo, Monteverdi<br />
se convirtió en director de la misma orquesta.<br />
POR Nadia Koval<br />
El compositor se encontró al servicio de Gonzaga durante 23<br />
años. Ese período de su vida no fue muy feliz para él. Varios<br />
testimonios y, sobre todo, la correspondencia del propio compositor,<br />
expresan que el músico sufría mucho por la tiranía y la codicia<br />
de su patrón. “Prefiero pedir limosna en la calle en lugar de<br />
estar sometido a tal humillación de nuevo”, escribía más tarde.<br />
Sin embargo, en esas condiciones difíciles Monteverdi pudo desarrollar<br />
las habilidades de un músico brillante, ya que trabajaba<br />
con los mejores conjuntos de la capilla de la corte y de la iglesia<br />
de Santa Bárbara y se comunicaba con los prominentes científicos<br />
y artistas de la época, incluyendo a Galileo Galilei,<br />
Torquato Tasso y Peter Paul Rubens. En Mantua conoció<br />
a la cantante Claudia Cattaneo, una linda y talentosa mujer<br />
que se convirtió en su compañera ideal. Tuvieron tres hijos, dos<br />
varones y una niña, quien murió a muy temprana edad.<br />
En 1606 Monteverdi recibió de Gonzaga una tarea inusual:<br />
componer una ópera. Tal idea nació en la cabeza del duque después<br />
de asistir al casamiento de María De Médici y Enrique<br />
IV, donde fue interpretada la ópera Euridici del compositor<br />
florentino Jacopo Peri. Monteverdi cumplió la tarea con excelencia,<br />
y para el año siguiente la ópera L’Orfeo fue terminada.<br />
Sus presentaciones tuvieron tanto éxito que Claudio Monteverdi<br />
se convirtió en el primer compositor de Italia. Además, su<br />
nueva creación fue denominada la primera obra del género de la<br />
ópera. “Orfeo emocionó mucho al público porque a través de él<br />
yo pedía compasión”, confesaba el compositor. El escritor francés<br />
Romain Rolland, ya en el siglo XX, decía: “Monteverdi<br />
defendía la libertad de los sentimientos en la música, y rompió<br />
las cadenas que la ataban. Quería que la música siguiese solo los<br />
dictados del corazón”.<br />
Pocos meses después del rotundo éxito de L’Orfeo, falleció la<br />
esposa de Monteverdi. Su matrimonio duró solo ocho años.<br />
Enviudado a los cuarenta años, el compositor crió a sus hijos,<br />
guardándole lealtad a su mujer toda su vida. A pesar de la<br />
tristeza, siguió trabajando: compuso su segunda ópera, llamada<br />
Ariadna, que fue dedicada a las fiestas nupciales de Francisco<br />
IV De Gonzaga y Margarita De Saboya en 1608.<br />
En 1613 falleció el duque de Mantua y Monteverdi decidió viajar<br />
a Venecia para ocupar el puesto del maestro de Capilla de la<br />
Basílica de San Marcos. En el viaje desde Mantua, camino a su<br />
nuevo destino, se produjo un episodio que el músico recordaba<br />
con frecuencia: el carruaje sufrió un asalto realizado por tres<br />
bandidos acompañados de perros, que atacaron al compositor<br />
y le dejaron marcas en el rostro que parecen persistir en los<br />
retratos que se conservan de él.<br />
Venecia, con su rica vida musical, le abrió nuevas posibilidades.<br />
Los vieneses lo trataban con mucho respeto y amor: lo llamaban<br />
“el divino Claudio” y le pagaban generosamente. Hasta 1629<br />
se extendió el período de su máxima actividad: cambiaba los<br />
integrantes del coro, buscaba solistas e introducía nuevas obras<br />
utilizando música de otros compositores del siglo XVI, como<br />
Giovanni Pierluigi da Palestrina. Publicó antologías y<br />
libros de madrigales, compuso diálogos dramáticos y óperas<br />
(La finta pazza licori, 1627). Su Vísperas de la beata Virgen,<br />
que escribió para la Basílica de San Marcos, se convirtió en una<br />
de las obras musicales religiosas más importantes, más ambiciosas<br />
y monumentales antes de las de Johann Sebastian Bach.<br />
Lamentablemente, las desgracias personales perseguían a Monteverdi<br />
en Venecia también: su hijo menor, que estudiaba medicina,<br />
fue detenido por la Inquisición por leer libros prohibidos, y<br />
su otro hijo murió de la peste que en 1630 se llevó la vida de 46<br />
mil venecianos.<br />
Monteverdi cumplió <strong>70</strong> años cuando en Venecia se abrió el<br />
Teatro de Ópera. Él encabezó la nueva escuela de canto, que<br />
con el tiempo se convirtió en la mejor de Italia. El trabajo más<br />
importante de su período veneciano fue la ópera L’Incoronazione<br />
di Poppea, terminada poco antes de morir en el zenit de la<br />
fama el día 29 de noviembre de 1643.<br />
Del genial Claudio Monteverdi se olvidaron casi por tres siglos. Y<br />
solo en el siglo XX su música volvió triunfalmente a los escenarios<br />
de todo el mundo. Basta mencionar las presentaciones de sus<br />
óperas L’Orfeo, L’Incoronazione di Poppea y Il Ritorno d’Ulisse<br />
in Patria y las numerosas grabaciones de sus Madrigales<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />
Monteverdi, Il ritorno d’Ulisse in patria,<br />
Nikolaus Harnoncourt, DVD<br />
Es una ópera en un prólogo y cinco actos (más<br />
tarde revisada para tres), con el libreto en italiano<br />
de Giacomo Badoaro, basado en la parte final de<br />
La Odisea de Homero. Se estrenó en febrero de<br />
1640 en el Teatro San Cassiano de Venecia. Se la<br />
clasifica dentro de la escuela veneciana de ópera<br />
del siglo XVII, con sus rasgos típicos de preeminencia<br />
de los solistas y la casi inexistencia del<br />
coro. Los momentos líricos, como el lamento de<br />
Penélope, son las partes más bellas de la ópera.<br />
NOVEDAD:<br />
New York Rhapsody, Lang Lang<br />
Desde hace más de un siglo, la magia de la ciudad<br />
de Nueva York ha atraído a los músicos. De la<br />
misma manera, despertó la imaginación y el<br />
entusiasmo del pianista-superestrella Lang Lang,<br />
a quien se unió un elenco de artistas colaboradores<br />
para la creación de su nuevo álbum New York<br />
Rhapsody. De los sueños inquietantes de Gershwin<br />
y Copland a la intensidad de las canciones<br />
hechas famosas por Alicia Keys, Lou Reed y Don<br />
Henley, la música redescubre el deslumbramiento<br />
y el alma de la ciudad más simbólica de Estados<br />
Unidos.<br />
PARA SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA:<br />
Bruckner, Sinfonía N°4 Romántica,<br />
Bernard Haiting<br />
Esta sinfonía es una de las composiciones más<br />
populares de Anton Bruckner. Fue escrita en<br />
1874 y revisada sucesivas veces hasta 1888. Su<br />
estreno tuvo lugar en Viena, bajo la dirección<br />
de Hans Richter, con gran éxito. Se cuenta en<br />
una anécdota legendaria, que ilustra el carácter<br />
ingenuo y la bonhomía del compositor, quien,<br />
agradecido por el trabajo de Richter en el estreno,<br />
le obsequió con una moneda, “para que se tome<br />
una cerveza”. El subtítulo de Romántica fue<br />
utilizada por el propio compositor y se refiere<br />
al concepto de romance medieval, tal y como se<br />
refleja en Lohengrin o Siegfrid de Wagner.<br />
LIBRO RECOMENDADO:<br />
Viaje musical por Francia e Italia en el siglo XVIII,<br />
Charles Burney<br />
El Viaje musical por Francia e Italia, emprendido<br />
por Charles Burney en junio de 17<strong>70</strong>, es un hito<br />
mítico de la historia musical, así como un diario<br />
de extraordinario valor, escrito por un viajero<br />
curioso que descubre con asombro la complejidad<br />
de una tensa Europa a las puertas de la Revolución<br />
Francesa. Burney, en su viaje, conoció a los<br />
más eminentes nombres de la música, las artes<br />
y el pensamiento, que aparecen en las páginas<br />
de su diario con singular vivacidad. La editorial<br />
El Acantilado por primera vez presenta el libro<br />
completo al lector hispanohablante.<br />
54 55
Entrevista<br />
siete<br />
El astronauta<br />
colombiano que busca<br />
el amor eterno<br />
El sueño de Juanes, como el de muchos chicos de su época<br />
bajo el influjo de la conquista espacial, era ser astronauta. Y<br />
el sueño del pequeño nacido en el pueblito de Carolina del<br />
Príncipe, al norte de Antioquía, Colombia, se convertiría en<br />
realidad décadas más tarde.<br />
Hoy Juanes es el astronauta protagonista de Mis planes son<br />
amarte, el álbum audiovisual (CD+DVD) lanzado en mayo<br />
pasado, un producto innovador y ambicioso que combina<br />
12 canciones y un filme completo, que conforman el primer<br />
lanzamiento audiovisual de un artista latinoamericano.<br />
Juanes se crió en Carolina junto a sus padres y hermanos,<br />
POR Juan Cibeira<br />
JUANES estuvo en Buenos Aires<br />
para presentar su álbum audiovisual,<br />
Mis planes son amarte<br />
escuchando los tangos de Gardel y el folklore de grupos<br />
como Los Visconti y, más tarde, los Chalchaleros hasta que,<br />
siendo adolescente, se mudó a Medellín. La gran ciudad le<br />
reveló ritmos e historias más pesadas e inquietantes. Formó,<br />
en 1988, una banda de hard rock llamada Ekhymosis, con la<br />
que llegó a editar cinco discos.<br />
A fines de la década del 90, llegaría el cansancio de intentar<br />
trascender fuera de las fronteras de su país y la decisión de<br />
emprender esa tarea en soledad. Con el nuevo siglo, sus demos<br />
cayeron en las manos del músico y productor argentino<br />
Gustavo Santaolalla, quien decidió trabajar con él.<br />
El primer álbum que produjeron juntos fue Fijate bien<br />
(2000), que resultó una revelación y se llevó tres premios<br />
Grammy latinos, acaparando la atención de los medios latinoamericanos.<br />
El disco siguiente, Un álbum normal (2002),<br />
continuó la senda del éxito con un hit single como “A Dios le<br />
pido” y fue certificado Platino en varios países. Juanes ya estaba<br />
listo para el éxito global, que llegó, en 2004, de la mano<br />
de Mi sangre. El álbum fue un bombazo comercial en todo el<br />
mundo, impulsado por el single “La camisa negra”. El resto<br />
es historia conocida, el suceso internacional, el respeto de<br />
todos sus colegas, hasta la exclusiva distinción de ser el único<br />
artista latinoamericano que fue invitado a subir al escenario<br />
y tocar con Los Rolling Stones, durante su última gira por el<br />
continente, el año pasado.<br />
“Mi nuevo álbum es un disco visual, son doce canciones y doce<br />
videos que están unidos por puentes narrativos. Es una especie<br />
de película, aunque realmente no lo es. Técnicamente es un<br />
álbum de canciones, pero los videos funcionan como piezas<br />
que se van uniendo entre ellas y cuentan una historia. Hay un<br />
hilo conductor y es la historia de un astronauta colombiano<br />
que aterriza en tiempos actuales en Medellín, que está en la<br />
búsqueda de su diosa indígena, ese amor eterno a través del<br />
tiempo y del espacio. Y la música es parte de lo que yo he venido<br />
desarrollando todos estos años”, concluye Juanes definiendo<br />
Mis planes son amarte en sus propias palabras.<br />
“Para mí la idea de hacer un álbum conceptual y apostarle al<br />
arte tiene que ver con mi inclinación hacia las artes, hacia la<br />
idea de poder hacer algo que creativamente vaya al extremo<br />
y rompa el molde de lo establecido. También, con la manera<br />
en que hoy consumimos la música en teléfonos, en tabletas,<br />
de una forma mucho más personal. Digamos que, a nuestro<br />
tiempo, nos inspiró esta idea de ponerle a cada canción una<br />
cara, pero, además de eso, contar una historia que se iba<br />
uniendo entre canción y canción, con hilos conductores, casi<br />
como una especie de película. Nos emocionaba mucho hacer<br />
algo diferente”.<br />
En Mis planes son amarte Juanes plasma varias de sus obsesiones,<br />
como la búsqueda del amor eterno, la posibilidad<br />
de vida extraterrestre y la búsqueda de una espiritualidad<br />
superior. Para materializar esas obsesiones, se inspiró en el<br />
cine y en los clásicos que lo marcaron indeleblemente: “Me<br />
gusta mucho el cine, aunque no tengo mucho tiempo de ir<br />
a ver películas. Trato de verlas en mi tableta, cuando puedo,<br />
o en mi casa. The Wall, de Pink Floyd, fue una película que<br />
me marcó profundamente. De las últimas que vi, una que me<br />
gustó mucho es Moonlight, me parece muy buena. Recientemente,<br />
volví a ver 2001 Odisea del espacio, de Stanley<br />
Kubrick. De hecho, previamente a la grabación, el director<br />
Kacho López, todo el equipo y yo quisimos ver esta película,<br />
para alimentarnos un poco de la fotografía, de los ambientes<br />
y de todo lo que está en esa obra maestra.”<br />
Otro aspecto sorprendente de este disco es que Juanes cuenta<br />
con la colaboración del artista californiano Jason “Poo Bear”<br />
Boyd, junto a quien escribió “Goodbye For Now”, lo que<br />
implicó la grabación, por primera vez, de un tema cantado<br />
en inglés: “Para mí, la idea de hacer esta canción en inglés es<br />
más como un sueño cumplido. Creo que sí puede haber una<br />
apertura, pero todo depende, no es como una canción que se<br />
pretenda lanzar con bombos y platillos, no es que se pretenda<br />
ir para otros lados o que yo me ponga a hacer todo un álbum<br />
en inglés. Son proyectos que he querido hacer siempre y ahora<br />
me sentí capaz de poder manejar el idioma. La verdad fue que<br />
me enamoré de la canción y quise lanzarla”.<br />
Preocupado por las calamidades de nuestro planeta, comenzó<br />
a trabajar desde 1999 en distintas iniciativas humanitarias.<br />
Una de ellas es Mi Sangre, una fundación que brinda ayuda a<br />
las víctimas de minas antipersonales –gran problema en Colombia–<br />
y otras formas de violencia: “Brindamos apoyo social<br />
y psicológico a las personas, víctimas de estas minas. Como<br />
todo, comenzamos con poco, pero, luego de varios años de<br />
trabajo, hemos crecido. Ahora tenemos apoyo gubernamental<br />
y de distintas instituciones, que nos permite mantener en actividad<br />
varios programas que están ayudando a mucha gente”.<br />
Otra iniciativa de gran repercusión internacional fueron<br />
sus multitudinarios conciertos gratuitos “Paz sin fronteras”,<br />
impulsados junto a la participación de otros artistas como<br />
Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Carlos Vives y Juan<br />
Luis Guerra, entre muchos otros. El primer concierto fue<br />
en 2008, con motivo de la crisis diplomática entre Ecuador,<br />
Venezuela y Colombia. Juanes eligió el Puente internacional<br />
Simón Bolívar, en la frontera entre Colombia y Venezuela.<br />
Posteriormente, en 2009, repetiría la experiencia en la<br />
mítica Plaza de la Revolución, en La Habana, Cuba, con<br />
una audiencia histórica de más de un millón de personas.<br />
Por este concierto, Juanes y varios de los artistas participantes<br />
recibieron serias amenazas de los exiliados cubanos en<br />
Miami. Esa preocupación sigue vigente más que nunca ante<br />
los desafíos del mundo de hoy, cuando se multiplican los<br />
conflictos y la violencia: “Yo creo que el mundo va en una<br />
dirección totalmente errónea pues todo lo que está pasando<br />
es muy fuerte: las guerras en Medio Oriente, las guerras con<br />
Corea del Norte, lo que está pasando en Venezuela. En otros<br />
países si no es una cosa es la otra. La corrupción es el mal<br />
más grande de todos. Ojalá que no tengamos que tocar fondo<br />
para darnos cuenta de que hay otras maneras de arreglar las<br />
cosas que no sea a través de la división y la soberbia, sino<br />
de la comunicación y la unión entre todos. Latinoamérica<br />
es el continente del triunfo, de la fuerza, del talante, de la<br />
pasión, de las ganas. Creo que hemos estado siempre en una<br />
constante evolución y bajo un constante deseo de superación;<br />
obviamente no ha sido fácil, porque es que no es fácil nada<br />
en la vida, pero siento que aquí el futuro es inmenso y que<br />
hay que ver eso como una gran oportunidad para hacer cosas<br />
nuevas y grandes.”<br />
56 57
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
BAILA,<br />
BAILA,<br />
BAILA<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
Los íconos del pop y del rock no solo cuentan con su música<br />
a la hora de expresarse. Muchos de ellos, con su imagen y sus<br />
gestos transformaron la historia. Tal vez el caso más emblemático<br />
sea el de Elvis Presley, que con su provocador<br />
movimiento de caderas produjo una verdadera revolución. Ya<br />
lo dijo Charly García en aquella canción de Serú Girán: “Te<br />
acuerdas de Elvis, cuando movió la pelvis. El mundo hizo plop<br />
y nadie entonces podía entender qué era esa furia”. En sus primeras<br />
apariciones televisivas, los directores de los programas,<br />
como el de Ed Sullivan, hacían de todo por achicar los planos<br />
y así evitar mostrar sus caderas incendiarias. Incluso aquel<br />
baile tan particular le dio uno de sus tantos apodos: “Elvis la<br />
Pelvis”. Su característica forma de bailar, que hoy no escandalizaría<br />
a nadie, hizo que se ganara el odio de muchos. Un juez<br />
del estado de Florida lo catalogó de salvaje y le prohibió mover<br />
la pelvis en sus shows. En ese momento se corría el rumor de<br />
que sus contoneos eróticos causaban la proliferación de sectas<br />
y suicidios juveniles. Pero lo que verdaderamente estaba pasando<br />
era que sus caderas se habían convertido en el símbolo<br />
de un hito que estaba viviendo la sociedad estadounidense: el<br />
nacimiento de la adolescencia. Tanto su música como su pelvis<br />
eran un grito de cambio y libertad.<br />
Muchos otros lo tomaron como inspiración y siguieron conquistando<br />
el mundo a caderazos. Uno de ellos fue Tom Jones,<br />
quien, casi diez años después que el Rey, salió en el programa<br />
de Ed Sullivan moviendo aún más eléctricamente sus caderas,<br />
enfundadas en pantalones ajustadísimos. Esta vez, las cámaras<br />
de televisión no acortaron el plano, ya que el camino había sido<br />
allanado por su antecesor. Con Presley las mujeres gritaban y<br />
se desmayaban, a Jones le arrojaban su ropa interior.<br />
Lo cierto es que Elvis y Tom compartieron mucho más que la<br />
música, las caderas y el amor de millones de fans. Al parecer<br />
fueron vecinos durante un tiempo e íntimos amigos hasta la<br />
muerte de Presley. Además, hoy Jones está en pareja con Priscilla,<br />
la ex esposa de Elvis, después de que su mujer, con la<br />
que se había casado a los 17, muriera de cáncer el año pasado.<br />
El equivalente de ambos en nuestra escena local fue el gran<br />
Sandro. El Gitano empezó imitando a Elvis en su infancia<br />
para después encontrar su propia forma de expresarse con el<br />
cuerpo. Sus gestos transmitían sexualidad con cada movimiento<br />
hasta con el, a veces excesivo, temblar de sus labios.<br />
David Bowie fue otro que llevó su arte a sus gestos. De<br />
hecho, tuvo un gran entrenamiento en la materia ya que<br />
estudió cuatro años mímica y arte dramático con Lindsay<br />
Kemp, insoslayable referente del teatro de los años 60, quien<br />
dijo sobre Bowie: “No le enseñé realmente a ser un artista<br />
del mimo, sino a exteriorizarse más a sí mismo. Yo le permití<br />
liberar su ángel y demonio interiores”. El poderoso lenguaje<br />
corporal del Duque Blanco, al igual que su imagen, trasciende<br />
la idea de lo femenino y masculino como dos cosas<br />
diferentes. Es sensual, elegante y único. Bowie compartía con<br />
Elvis la costumbre de provocar en escena con la gestualidad,<br />
pero de una forma mucho más explícita. Por ejemplo, cuando<br />
simulaba practicarle sexo oral a su guitarrista mientras este<br />
hacía sus solos en la época de Ziggy Stardust.<br />
Su gran amigo y compañero de aventuras, Iggy Pop, también<br />
tradujo su música a gestos que hoy, a sus <strong>70</strong> años, siguen<br />
intactos. Cuando la Iguana comenzó con los Stooges sus<br />
presentaciones en vivo eran casi performances impredecibles<br />
en las que podía cortarse, masturbarse en público o untarse<br />
el pecho con carne. Con los años abandonó estas prácticas,<br />
aunque en la actualidad conserva su danza eléctrica y esquizofrénica<br />
con su eterno torso desnudo.<br />
Pero hay algunos que han hecho una marca registrada de su<br />
forma de bailar. Uno de ellos es Mick Jagger, quien, con<br />
su clásico aleteo entre otros pasos característicos, patentó el<br />
famoso baile Stone. Mick, al igual que Iggy, sigue engañando<br />
al tiempo, manteniendo intactos todos sus movimientos en el<br />
escenario a pesar de sus 73 años.<br />
Tal vez la estrella que más ha marcado la cultura con sus movimientos<br />
fue Michael Jackson. Sus pasos de baile se convirtieron<br />
en leyenda. Muchos aseguran que no los había creado,<br />
pero los hizo propios y los compartió con el mundo. Uno de los<br />
más emblemáticos fue el Moonwalk o caminata lunar, donde<br />
Jackson parecía desafiar las leyes de la física al deslizarse con<br />
los pies hacia atrás casi en cámara lenta. El primer registro que<br />
existe de este paso de baile en los pies del rey del pop fue en<br />
mayo de 1983, en un programa especial que se hizo en Estados<br />
Unidos conmemorando los 25 años del sello Motown Records.<br />
Allí se presentó el joven Michael, entre muchas otras estrellas<br />
y comenzó a sonar “Billie Jean”. Después de sus golpes<br />
pélvicos, mucho más explícitos que los de Elvis o Tom Jones,<br />
arrojó su sombrero y se puso a cantar. En la parte instrumental<br />
Michael hizo el Moonwalk y la gente saltó de las gradas. Probablemente<br />
las 47 millones de personas que lo estaban mirando<br />
por TV hayan hecho lo mismo. Desde esa noche miles de<br />
millones de personas de todas las edades han intentado hacer<br />
la caminata lunar, aunque la mayoría sin éxito.<br />
58<br />
59
BAILA, BAILA, BAILA (cont.)<br />
A pesar de que su talento para la música y la danza le vino de<br />
fábrica, Michael fue un ser muy obsesivo desde muy joven.<br />
Estudiaba a aquellos que admiraba con la rigurosidad de<br />
un samurái. Es innegable que uno de sus grandes maestros<br />
fue James Brown. Eléctrico y dueño absoluto del ritmo,<br />
el padrino del soul tomó algunos de sus movimientos de los<br />
predicadores de las iglesias afroamericanas y le agregó lo<br />
suyo. Su paso más impresionante era esa sorpresiva apertura<br />
de piernas de las que volvía a levantarse como si lo tiraran<br />
de un piolín invisible atado a su cabeza. Otra referencia para<br />
Michael fue seguramente el personaje de la Serpiente que interpretó<br />
el gran Bob Fosse en la versión cinematográfica del<br />
El Principito, de 1974. El bailarín y coreógrafo no solo hacía<br />
movimientos similares a los que hizo Michael años después,<br />
sino que este personaje tenía un look muy similar al más<br />
emblemático de Jackson: Guante, sombrero y medias blancas<br />
asomándose por los mocasines.<br />
Otra que se construyó a sí misma observando a los otros<br />
fue Madonna. Pero ella no se basó en otros artistas, más<br />
allá de citar a Marilyn en el video de Material Girl, sino<br />
que miraba hacia otro lado a la hora de inspirarse. Tal vez<br />
su fuente más reconocible fue el underground y la cultura<br />
gay neoyorkina. De allí sacó todo el estilo sadomasoquista<br />
y ambiguo que utilizó en los noventas cuando sacó el libro<br />
Sex, por el cual fue señalada como una bruja a la que había<br />
que prender fuego pero con el que facturó 26 millones de<br />
dólares. Lo mismo hizo con algunos de sus pasos de baile.<br />
Tal vez una de sus coreografías más emblemáticas, la del<br />
tema “Vogue”, fue tomada de la cultura drag neoyorkina.<br />
Las dragqueens se enfrentaban en duelos de lo que llamaban<br />
voguing o voguear, una mezcla exacta entre posar y<br />
bailar. Esta especie de danza estaba inspirada en la revista<br />
del mismo nombre. Madonna lo tomó y lo hizo visible como<br />
muchas otras cosas que inundaban los ríos del underground<br />
y que la sociedad estadounidense no quería ver.<br />
Otros músicos encontraron sus movimientos mirando hacia<br />
adentro, incluso algunos utilizaron los condicionamientos<br />
que les puso la vida para exorcizarlos en el escenario. Este es<br />
el caso de Ian Curtis, frontman de Joy Division y uno de<br />
los últimos poetas malditos que nos dio el rock. Curtis tenía<br />
epilepsia y los médicos no lograban encontrar la medicación<br />
correcta, por lo que el músico sufría ataques constantemente.<br />
Estos incluso se intensificaron con la llegada de la fama<br />
a su vida. Ian parecía retraído pero en escena se soltaba por<br />
completo y bailaba sin control. Curiosamente sus movimientos<br />
eran muy similares a los que hacía involuntariamente<br />
durante sus ataques de epilepsia. En varias oportunidades<br />
mientras se presentaba en vivo, su baile convulso terminaba<br />
convirtiéndose en un ataque real y tanto el público como sus<br />
compañeros de banda tardaban en darse cuenta. Lamentablemente<br />
Curtis no pudo exorcizar en escena el sufrimiento<br />
que le causaba la enfermedad y terminó con su vida a los 23<br />
años de edad, colgándose del tender de su casa.<br />
Hubo otros músicos que pudieron transitar las dificultades<br />
de la vida y que de estas se desprendió su lenguaje corporal<br />
en escena. Dos casos emblemáticos fueron Stevie Wonder<br />
y Ray Charles, ambos afectados por lo mismo: la ceguera.<br />
Ray quedó ciego a los 5 años por lo que recordaba algunas<br />
imágenes como el Sol, la Luna, el rostro de su madre y los<br />
colores. Pero Stevie no tenía recuerdos visibles, ya que su<br />
ceguera sucedió a las semanas de su nacimiento. Cada uno<br />
con su estilo particular tiene algo similar en la manera de<br />
moverse al ritmo de la música. Tal vez tenga que ver con la<br />
posibilidad de escuchar con todo el cuerpo. Ambos parecen<br />
impulsados por una energía interna que genera la ilusión de<br />
que el movimiento también es parte de la música, como si<br />
sus formas de bailar generaran sonidos.<br />
Ya sea buscando inspiración en el afuera o mirando hacia<br />
dentro, todos los músicos encuentran su manera propia de<br />
expresarse a través del movimiento. Tanto revolucionando el<br />
mundo como simplemente inventando un baile propio, en<br />
los gestos del artista reside gran parte de su identidad<br />
61
Entrevista<br />
ocho<br />
Actor<br />
de palabra<br />
Instalado como uno de los actores más<br />
prestigiosos del país, OSCAR MARTÍNEZ<br />
también cuenta con una gran proyección<br />
internacional, especialmente en España,<br />
país en el que recibió el Premio Goya<br />
y en el que estrenará una película por<br />
estos días. Con una extensa trayectoria<br />
que abarca cine, teatro y televisión,<br />
decidió salir, por un rato, de su rol<br />
habitual, para meterse en el mundo de<br />
la escritura y dar a luz un libro en el que<br />
comparte sus visiones y experiencias<br />
técnicas y artísticas. Con un lenguaje<br />
claro, referencias que alcanzan tanto<br />
lo académico como lo popular y una<br />
inteligente división en capítulos que van<br />
orientando al lector, Ensayo general puede<br />
resultar interesante aún para quienes<br />
nada tienen que ver con el teatro<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
62
–En la introducción de Ensayo General habla de virtudes<br />
y falencias del libro que derivan del modo en que<br />
lo escribió… Me refiero a que no tuve previamente un plan<br />
de escritura o un orden temático preestablecido. Me puse a<br />
escribir sobre el actor y respeté el modo en el que me venían a<br />
la cabeza los múltiples aspectos que hacen al trabajo tal y cómo<br />
aparecen en el libro. En esa espontaneidad o falta de método,<br />
estriban, quizás, sus virtudes y sus limitaciones. Pero así me<br />
salió y así decidí dejarlo. Lo que importa es que conceptualmente<br />
me representa cabalmente.<br />
–¿Cree que es un libro que puede resultar atractivo<br />
aún para quien no tenga nada que ver con la actuación?<br />
Le cuento que fue mi caso… Dependerá del lector.<br />
Mi intención no era tan ambiciosa, pero me complace que<br />
pase eso. Ya me lo ha dicho más de uno. Pero está pensado<br />
para actores jóvenes y/o en formación; y para aficionados a las<br />
artes escénicas.<br />
–En uno de los capítulos menciona algo que no solo<br />
atañe al teatro y que cuenta al momento de pensar en<br />
el desarrollo actual de todas las artes. Usted lo sintetiza<br />
como “crisis de significación”... Te diría que la crisis de<br />
significación no atañe únicamente a las artes, sino a toda la<br />
cultura; entendiendo a la cultura como todo lo que el hombre<br />
hace. Por lo tanto, ninguna actividad humana está exenta de<br />
esa crisis. La filosofía, que da cuenta de esa crisis pero que<br />
no la resuelve, la ciencia que está siendo cuestionada por su<br />
concepción puramente racional y biológica del ser humano,<br />
las religiones, que ya no contienen la angustia existencial del<br />
hombre, la política, que se manifiesta cada vez más impotente<br />
para resolver las necesidades más elementales... en suma, la<br />
crisis de todos los paradigmas que le daban sentido a la cultura<br />
de Occidente. La literatura, el teatro, el cine pretenden ser<br />
significantes en medio de ese caos: qué somos, quiénes somos,<br />
qué es lo que es, por qué hacemos lo que hacemos... su misión<br />
no es la de dar respuestas, sino la de dar testimonio, pero ese<br />
testimonio es dador de sentido. En este tembladeral, eso se ha<br />
vuelto, tal vez, más difícil que nunca, ya que sin significación<br />
no hay sentido. La ficción misma, como herramienta cultural,<br />
también está siendo desacreditada por esa crisis.<br />
–Hay una suerte de mensaje concerniente a esto en su<br />
libro… Digamos que de lo que intento hablar en el libro es de<br />
no renunciar a la capacidad y a la necesidad de producir significado<br />
que debe tener toda obra artística. Eso le da sentido a la<br />
obra y a nosotros como sus hacedores.<br />
–¿A qué llama “aspectos doctrinarios del teatro”? Llamo<br />
doctrinarios a los principios de orden técnico del trabajo del<br />
actor de los que hablo en el libro.<br />
–¿Cuáles son las distinciones entre la formación, la técnica<br />
y la práctica teatral que usted establece y elogia?<br />
Alguien que va a formarse, lo hace para no depender enteramente<br />
de la inspiración. Eso se obtiene en el estudio aprendiendo<br />
una técnica. Para un intérprete, que no es un creador<br />
de primera agua, como un escritor o pintor o compositor musical,<br />
es fundamental. Porque para hacer su trabajo no puede<br />
esperar a estar inspirado. Y el teatro, eso digo en el libro, es el<br />
lugar en el que el actor templa el instrumento y forja el oficio.<br />
–¿Por qué la expresión debería ser una preocupación<br />
menor y cuáles son los riesgos de tomarla como eje del<br />
trabajo actoral? Expresión quiere decir: presión hacia afuera.<br />
Es la consecuencia de sucesos internos. El actor debe crear<br />
las condiciones para que acontezca, ocupándose del proceso<br />
interno del personaje y confiando en que si eso se cumple, la<br />
expresión es su inmediato resultado. Su consecuencia.<br />
–Habla de la capacidad de observación. En lo personal<br />
¿Usted fue siempre observador o fue perfeccionando la<br />
capacidad de observar con el tiempo? Es probable que el<br />
ejercicio profesional ayude a desarrollar esa capacidad, pero es<br />
innata en el actor. La naturaleza humana es su obsesión, o al<br />
menos el centro de su atención.<br />
–Breve definición, para un lector que no específicamente<br />
pertenece al mundo del teatro, de lo que se denomina<br />
“hilo rojo”. El hilo rojo es una manera de denominar a la<br />
línea de pensamiento del personaje. Es fundamental para la<br />
construcción del mismo porque gobierna sus actos y porque<br />
organiza el trabajo del actor; es su columna vertebral.<br />
–¿Cómo fue su formación? ¿Puede hablar de etapas?<br />
Empecé a formarme a los 14 años y a los 21, a trabajar de<br />
manera profesional. Etapas y ciclos hay en toda trayectoria<br />
humana, pero el aprendizaje y el deseo de superación son<br />
constantes, al menos en la experiencia artística. La mía la veo<br />
retrospectivamente como un ininterrumpido proceso de crecimiento<br />
y de nuevas metas a alcanzar.<br />
–El carisma y la intuición son dos cuestiones menos<br />
aliadas a lo técnico que se analizan en el libro. ¿Cree que<br />
pueden vincularse? Son dones que no siempre vienen juntos.<br />
Si así ocurre, debe sentirse uno muy afortunado. Pero la formación,<br />
aun en ese caso, es importantísima. Potencia los dones.<br />
–El año pasado fue de gran éxito para usted. ¿Cuáles son<br />
los planes para este año? Filmé Las grietas de Jara, que se<br />
estrena ahora en junio; sobre una novela de Claudia Piñeiro.<br />
Se estrenará también TocToc, que rodé en España. Y estoy considerando<br />
proyectos de cine para este año aquí y allí<br />
TV / SERIES<br />
Shades of Blue<br />
Estamos frente a la complicada situación de una detective<br />
involucrada en una red de corrupción en Brooklyn. La detective<br />
Harlee Santos, interpretada por Jennifer López,<br />
parece, en gestos y conductas, una policia ruda, pero, para<br />
garantizarle a su hija (Sarah Jeffery) una educación<br />
que no podía costearle, se sumó a una red de corrupción<br />
en un equipo de detectives, liderado por el teniente Matt<br />
Wozniak (Ray Liotta). Santos es sorprendida en medio<br />
de un gran ilícito y no le queda más que aceptar convertirse<br />
en informante del FBI. La tensión comienza desde<br />
el primer episodio, ya que Santos, quien siempre fue la<br />
mano derecha de Wozniak, está condicionada a volverse<br />
contra su propia unidad, contra los actos clandestinos de<br />
los que alguna vez fue parte. Sin embargo, ella intentará<br />
hallar la manera de proteger a sus colegas y evadir un<br />
eventual arresto que la separaría de su hija por tiempo indefinido.<br />
Dentro del FBI, Santos deberá rendirle cuentas<br />
al agente Stahl (Warren Kole), quien se obsesiona con<br />
ella. Wozniak se entera de que hay alguien que está llevando<br />
la información de su controvertida unidad hasta el<br />
FBI y, entonces, emprende la cacería del informante. La<br />
trama es innovadora, con personajes muy humanos con los<br />
que se conecta inmediatamente. Las buenas críticas están<br />
apoyadas en que todo el elenco es más que perfecto para<br />
la historia que están tratando de contar. Así se combina el<br />
talento de Drea De Matteo, Dayo Okeniyi, Vincent<br />
Laresca, Hampton Fluker y Sarah Jeffery. Además,<br />
Santino Fontana participa como actor invitado<br />
recurrente. No es una serie profunda, pero es sensacionalmente<br />
efectiva<br />
POR LAURA BERTI<br />
The Americans<br />
Una gran serie cuya trama se basa en una noticia de 2010, cuando<br />
fueron descubiertas algunas “células dormidas” de ex agentes<br />
soviéticos que, durante la Guerra Fría, habían realizado tareas<br />
de espionaje para su país. Estos agentes, parejas de hombres y<br />
mujeres, que se habían arraigado en la sociedad estadounidense<br />
para mimetizarse con sus gestos, conductas y costumbres, habían<br />
tenido hijos y formado familias. Lo que en principio resultaba<br />
una pantalla para operar en terreno enemigo se transformó en la<br />
vida misma de esas personas.<br />
Con varias temporadas, The Americans es uno de los productos<br />
más complejos y profundos en medio de la alta calidad de las series<br />
actuales. Ambientada a inicios de los años 80, en pleno gobierno<br />
de Ronald Reagan, el relato se focaliza en el matrimonio de<br />
espías rusos en suelo americano que conforman Philip (Matthew<br />
Rhys) y Elizabeth Jennings (Keri Russell), una dupla protagónica<br />
muy sólida. La química que logran Rhys y Russell como el<br />
matrimonio ruso protagonista es uno de los ejes principales de la<br />
serie. El Galés Rhys conforma a un atribulado Phil Jennings, que<br />
se debate entre el valor de los objetivos de sus misiones, el sustento<br />
de su matrimonio “funcional a la causa mayor” y el amor a sus<br />
hijos. Russell, como su esposa Elizabeth, permanece más aferrada<br />
a la causa por la Madre Rusia y trata de oprimir sus dilemas<br />
existenciales, lo que la sume en una oscuridad cada vez mayor. La<br />
dualidad es un tema dominante en la serie. El peso del matrimonio<br />
Jennings se divide entre una cotidianeidad vulgar y vacía que<br />
cobra dimensiones diferentes y el trabajo para la causa superior.<br />
Con el crecimiento de sus hijos y el ocultamiento de sus verdaderas<br />
identidades, las angustias y conflictos se hacen cada vez más<br />
intensos e insoportables. En la reconstrucción época y locaciones,<br />
al igual que otras series, The Americans aprovecha los elementos<br />
y la estética del pasado reciente. Pero no hay una estilización de<br />
la época. Aprovechando las amplias y abiertas locaciones en las<br />
afueras de Washington DC y con una luz que privilegia tonos fríos,<br />
el espacio remarca la soledad en la que viven los personajes. En los<br />
años 80 de The Americans, lejos aún del desarrollo del microchip<br />
y la tecnología digital, el espionaje es artesanal, meticuloso y define<br />
a individuos obsesivos que ya no saben, a medida que la década<br />
avanza, por qué están luchando. El contexto, la causa, se cruza con<br />
la vivencia cotidiana. Mientras los Jennings discuten tratando de<br />
darle un sentido a su doble vida, un discurso de Reagan se filtra de<br />
fondo en una viejo televisor, marcando los peligros de la mentira<br />
soviética. Una serie que hay que ver<br />
64 65
Tema de tapa<br />
cinco<br />
La<br />
mirada de<br />
los otros<br />
Una historia detrás del Festival Internacional<br />
de Cine Sordo y la primera Escuela de Cine<br />
Sordo de la Argentina<br />
POR Pablo Bassi<br />
Federico Sykes nació por parto natural hace 30 años en la<br />
ciudad de Buenos Aires. A los siete meses, su mamá lo llamaba<br />
“Fedeee, Federiiiico”. Pero él, nada: miraba distraído otra<br />
cosa, con los ojos bien abiertos, sin registrar aquella voz. Si<br />
algo caía, los bebés a su alrededor lloraban asustados. Federico,<br />
nada. Seguía sonriendo sin sobresaltos.<br />
La mamá intuyó que algo andaba mal y a las semanas lo llevó al<br />
hospital, donde le detectaron hipoacusia. Nadie en esa familia<br />
de oyentes podía creerlo. ¿Cómo sería criar un hijo sordo?<br />
Le pusieron un primer audífono, empezó un tratamiento y a<br />
los seis años, los Sykes decidieron darle la misma educación<br />
primaria que a sus hermanos mayores. Un hecho clave.<br />
Fue difícil: Federico prestaba atención a los estímulos visuales<br />
y a las conversaciones breves y claras, pero no así a los diálogos<br />
fluidos. Ni siquiera tras el segundo implante con el que transitó<br />
la secundaria en otro establecimiento, también para oyentes.<br />
Ocurrieron por entonces más hechos claves: placeres procedentes<br />
de leer El Principito, Borges, Cortázar y el resto<br />
de latinoamericanos que enriquecían su vocabulario y lo<br />
dotaban de creatividad.<br />
A los 18 muchos le aconsejaron estudiar una carrera informática,<br />
pero Federico quería otra cosa. Hizo un test vocacional<br />
que no arrojó nada nuevo: reaseguró que lo suyo eran las comunicaciones<br />
audiovisuales y el arte. Porque entre Federico<br />
y la tele, entre Federico y el cine, habían pasado el Correcaminos,<br />
Bugs Bunny, Harry Potter, Blade Runner, Star Wars<br />
y toda la ciencia ficción con efectos especiales. La ausencia<br />
de subtitulados no era un problema. La lógica era la llave al<br />
entendimiento.<br />
Hubo otro hecho que Federico recuerda trascendente.<br />
Sucedió al final de la primera clase de Técnica del Sonido, de<br />
la carrera de Imagen y Sonido en la Universidad de Palermo,<br />
cuando fue hacia al docente, se presentó de manera oral, le<br />
confesó su sordera y le pidió los mismos trabajos prácticos<br />
que fuese a exigir al resto de sus compañeros.<br />
Hubo uno que tenía como objeto crear música. Federico se<br />
bajó un programa emisor de ondas sonoras y mediante sus<br />
vibraciones logró sentir sin escuchar. El profesor dijo haberse<br />
encontrado con algo distinto, nunca oído.<br />
CRISIS Y OPORTUNIDAD<br />
Se sabe que en el mercado de trabajo manda la apariencia y<br />
el menor costo en su relación con el tiempo.<br />
Federico había enviado videos publicitarios y currículums a<br />
todos lados. Una tarde llamaron a su casa: una señorita decía<br />
estar interesada en el exitoso paso del aspirante por la universidad.<br />
El padre le advirtió que Fede no estaba, que no vuelva<br />
a llamarlo porque era sordo, pero que le escribiera, que Fede<br />
leía todos los correos. “Ah, pero eso no estaba en el CV”,<br />
respondió la joven consternada. Y nunca le escribió.<br />
La angustia que invadió a Federico descomprimió su existencia,<br />
recién, en el diván de un psicólogo que tenía de paciente<br />
al fundador de una nueva productora. Así como toda crisis<br />
deviene en una oportunidad, Federico encontró trabajo como<br />
asistente de producción en el Festival Internacional de Cine<br />
Independiente de Cosquín.<br />
Más adelante, su jefe le pidió contactar personas sordas<br />
para realizar una película. Federico las reunió, pero ninguna<br />
demostró interés en un arte incomprensible, ajeno a sus costumbres,<br />
sentimientos y escenarios reales. Sin subtítulos.<br />
Federico entonces investigó: en muchos países del mundo<br />
había festivales de cine para sordos. Incluso Latinoamérica<br />
contaba con uno en Ecuador, impulsado por oyentes. Fue al<br />
INCAA y recibió el espaldarazo que necesitaba para crear<br />
el primero en nuestro país. Siguió investigando: en YouTube<br />
estudió cómo funcionaban. Las películas narraban amores,<br />
odios, la vida cotidiana de una comunidad.<br />
La rueda giraba vertiginosa. Bajo su dirección, Federico<br />
presentó en 2015 el primer Festival Internacional de Cine<br />
Sordo de la Argentina (FICSor). Las bases aclaraban que solo<br />
competirían contenidos ligados a la cultura e identidad de<br />
los sordos. Recibió 76 films de España, Inglaterra, Francia,<br />
Estados Unidos, Eslovenia y Brasil, entre otros países.<br />
Federico seleccionó 39. Solo diez eran largometrajes y solamente<br />
un puñado eran argentinos. Durante cuatro días, en<br />
la ciudad bonaerense de Tigre, cinco mil personas asistieron<br />
a la proyección de un abanico de temas: desde animaciones<br />
infantiles hasta películas con sexo explícito.<br />
The quiet ones, un largometraje inglés de suspenso, fue elegida<br />
ganadora. “Hubo conexión”, dice Federico a <strong>Quid</strong>. “Los<br />
sordos vieron cosas que les pasaba en la vida real”.<br />
Desde entonces, el equipo del festival impulsó por las provincias<br />
charlas informativas con la intención de acercar el cine a<br />
los sordos, que en su mayoría desconocían hasta el BAFICI.<br />
Pensaban que se trataba de una convocatoria de actores.<br />
En una oportunidad, en el espacio INCAA de Oberá, Misiones,<br />
su director, Axel Monsú, le ofreció diseñar un taller de cine<br />
para sordos. Su primera edición, de septiembre a diciembre del<br />
año pasado, contó con cuarenta participantes provenientes de<br />
la ciudad anfitriona, Posadas, Puerto Iguazú, Chaco, Formosa y<br />
Brasil. Adquirieron conocimientos sobre el lenguaje básico de la<br />
cinematografía, manejo de cámara, luces, redacción de un guión.<br />
La Escuela de Cine Sordo continúa desde abril y hasta septiembre<br />
de este año. Seguramente, será semillero de talentos para la<br />
segunda edición del FICSor, prevista para 2018 en Iguazú.<br />
AÑOS DE IGNORANCIA<br />
Aprendí que las personas sordas carecen –en general– de escritura,<br />
luego de haber contactado a Federico por Whatsapp<br />
para concertar una entrevista. En el chat le anticipé el eje de<br />
nuestro número: “Gestos, el otro lenguaje”.<br />
“Personalmente me molestaría si veo la palabra lenguaje de<br />
señas en vez de lengua de señas”, me advirtió y envió una<br />
imagen didáctica donde leo que lenguaje es la capacidad innata<br />
que tienen las personas para comunicarse. La lengua, en<br />
cambio, es un sistema de signos creado y empleado por una<br />
comunidad. Invisibilizarla sería negar una cultura.<br />
“Y a los sordos nos ofenden cuando vemos la palabra gestos,<br />
porque se asocia con mimos. Son señas, porque es una forma de<br />
comunicación visual que tienen las personas sordas”, me escribió.<br />
“La gente piensa que no ‘hablamos’, por eso nos consideran<br />
mudos”, continuó. “Y no es así. La persona muda es la que<br />
tiene problemas con las cuerdas vocales y no puede hablar.<br />
Yo no tengo problemas de cuerdas vocales. No lo hago por<br />
decisión propia”.<br />
Le pregunto, entonces, si sería un obstáculo leerse en una<br />
edición con la que disiente en su título de tapa y respondió<br />
que no, porque su lengua principal es la LSA (lengua de<br />
señas argentinas), no el español. Que no le importa.<br />
“La lengua de señas y el español tienen estructuras muy diferentes”,<br />
explicó. “Por ejemplo: si en español querés decir ‘Juan<br />
va a la casa de un amigo a comer’, en LSA sería: seña EL +<br />
seña IR + seña AMIGO + seña CASA + seña COMER”.<br />
Seguí interiorizándome: Federico contó que en la antigua<br />
Grecia, los sordos descubiertos eran arrojados desde algún<br />
acantilado, que Sócrates e Hipócrates los consideraban<br />
enfermos, que en 1880 el Congreso Internacional de Educadores<br />
Sordos prohibió el uso de la lengua de señas en todo el<br />
mundo y que recién en 2010 hubo otro cónclave internacional<br />
que pidió perdón por 130 años de ignorancia.<br />
Abandonamos el chat y acordamos vernos en Access Media,<br />
la productora de contenidos audiovisuales donde Federico<br />
coordina proyectos orientados a sordos. Ahora, por ejemplo,<br />
está detrás de una campaña de seguridad vial para la provincia<br />
de Santa Fe.<br />
Nos encontramos y, gracias a la interpretación de Mariana, me<br />
cuenta que también trabaja como coordinador de medios de<br />
comunicación en la Confederación Argentina de Sordos. Y que<br />
por la mañana filma, fotografía y edita materiales institucionales<br />
en la sede de la Fuerza Aérea donde una vez dos perros peleaban<br />
(sin que Federico pudiera escucharlos) y uno lo mordió.<br />
INCLUSIÓN<br />
Entre el 1% y el 4% de la población argentina es sorda y solo<br />
el 5% de las películas argentinas incluyen subtitulados. Para<br />
ver Relatos salvajes, los sordos tuvieron la oportunidad de<br />
hacerlo en una única función en el cine Gaumont, frente a<br />
Plaza de los dos Congresos.<br />
Tampoco los incluye la televisión abierta y por cable, a pesar de<br />
que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual las obliga<br />
a garantizar subtitulados en los programas informativos, educativos,<br />
cultuales y de interés general de producción argentina.<br />
“En uno de los festivales de cine de Mar del Plata escuché a un<br />
hombre decir que el cine es una herramienta de inclusión. Los<br />
sordos mediante el cine pueden mostrar las barreras que tienen,<br />
cómo es su mundo. Además genera identidad: si un sordo<br />
ve lo que le pasó a otro sordo, se identifica”, dice Federico y<br />
continúa con una anécdota: en una tarde del FICSor, en una<br />
sala semivacía por la lluvia, entró una banda de pibes de entre<br />
siete y ocho años de una escuela, todos sordos. Hacia el final<br />
de la proyección, uno de ellos se acercó a él y le dijo: “No sabía<br />
que los sordos también sabían hacer películas”<br />
66<br />
67
Entrevista<br />
nueve<br />
A NICHOLAS SPARKS<br />
la categoría best seller<br />
ya le queda chica. Al<br />
momento, lleva escritas<br />
veinte novelas, traducidas<br />
a más de cincuenta<br />
idiomas, con más de<br />
100 millones de copias<br />
vendidas a nivel mundial<br />
y más de 65 millones solo<br />
en Estados Unidos. De<br />
sus veinte novelas, once<br />
fueron llevadas al cine<br />
con un éxito de taquilla<br />
deslumbrante. En el marco<br />
de la gira de presentación<br />
de Solo nosotros dos (Roca<br />
Editorial) –su última<br />
novela–, hablamos con<br />
el autor de Diario de una<br />
pasión y Un paseo para<br />
recordar, entre otros<br />
“La vida es buena, pero<br />
las cosas malas suceden”<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
–Me imagino que después de haber publicado veinte<br />
novelas, las expectativas, las ilusiones, los miedos, no<br />
son los mismos, ¿es así? Sí, es un desafío mayor ahora que<br />
cuando comencé, porque es más difícil ser original.<br />
–Y en este libro, ¿dónde diría que reside la originalidad?<br />
En la estructura, la duración, la cantidad de personajes. Y también<br />
en que está narrado en primera persona, que es algo que<br />
no hice durante diez años. Además, tiene nuevos personajes,<br />
una nueva trama, lo que impulsa a la historia en sí es diferente.<br />
Con cada libro que escribo trato de hacer eso, por lo que es<br />
muy difícil generar una nueva obra cuando uno quiere modificar<br />
todos estos factores. Muchos novelistas escriben siempre<br />
la misma estructura, la misma voz –primera persona, tercera<br />
persona–, o muchos incluso el mismo personaje que se repite<br />
novela tras novela. En mi caso, es todo nuevo.<br />
–Para la mayor parte de los autores, vender cinco mil o<br />
diez mil ejemplares sería un éxito. Para un autor como<br />
usted, tal vez vender esa suma podría ser visto como<br />
fracaso. ¿De qué manera mide el éxito a nivel literario?<br />
Creo que no he tenido un libro que haya vendido menos<br />
de cinco millones de copias. De todas formas, para mí el éxito<br />
se basa en si estoy contento con lo que escribí, y si también lo<br />
están mi editor y mi agente. Así que escribo para un público<br />
de tres personas. Siempre son muy duros con lo que produzco,<br />
por lo que el proceso de edición también es muy arduo.<br />
Mientras yo esté feliz con el resultado y también ellos, es<br />
suficiente. Eso para mí ya es un éxito.<br />
–¿Solamente tiene a esos tres lectores en mente, no<br />
piensa en el público masivo? Sí, pienso en la audiencia,<br />
pero mientras estemos contentos nosotros tres, está bien.<br />
Realmente son muy duros conmigo, muy detallistas y no<br />
dejan que nada quede mal escrito.<br />
–Explicar el éxito nunca es fácil, me imagino que a lo<br />
largo de su carrera muchas veces le han preguntado<br />
cuál cree que es la razón en su caso. ¿Encontró alguna<br />
respuesta? Pienso que mis libros tienen éxito en lo que se<br />
supone que tienen que ser, cuentan historias reales sobre<br />
personas reales. Genuinamente evocan emociones reales,<br />
siempre sorprenden a los lectores, dejándolos con una sensación<br />
de esperanza, incluso en momentos de oscuridad.<br />
–Generalmente los libros como los suyos, que tienen<br />
un alto nivel de venta, no son acompañados por la<br />
crítica. ¿Le importa la opinión de los críticos? ¿Lee las<br />
reseñas de sus libros? La verdad es que no me importa. Ya<br />
sean buenas o malas reseñas, no las leo.<br />
–¿Cree que hay prejuicios con este tipo de libros? Quizás,<br />
no lo sé. También recibo muchas buenas críticas, pero<br />
nunca pienso en ellas a menos que me lo pregunten en las<br />
entrevistas. No me importa en realidad hasta que alguien me<br />
consulta por el tema.<br />
–Y como lector, ¿es amante de este género o prefiero<br />
otro tipo de literatura? Sí, leo este género, pero también<br />
otros. Me gusta cualquier tipo de novela que esté bien escrita<br />
y que haga lo que se supone que debe hacer. Un thriller tiene<br />
que generar suspenso; una novela de terror tiene que asustar;<br />
una novela literaria tiene que generar interés. Parece sencillo,<br />
pero no lo es tanto.<br />
–La mayor parte de sus libros fueron llevados al cine.<br />
¿Cómo se lleva con las adaptaciones? ¿El guión del<br />
escritor es tan o más importante que la tarea del director?<br />
El director es el más importante de todos, la película va<br />
a ser lo que él quiera que sea. Así que siempre se debe elegir<br />
al director cuidadosamente. En mi rol en relación a las películas,<br />
siempre estuve satisfecho; vendí los derechos, escribí el<br />
guión, produje; a veces las tres tareas a la vez. Lo que podía<br />
hacer en cada película dependía de cuán ocupado estaba.<br />
–Cuando escribe un libro como Solo nosotros dos, ¿ya<br />
lo hace pensando en que puede ser llevado al cine? Es<br />
decir, ¿Lo escribe solo como un libro de literatura o a la<br />
par va escribiendo el guión? Ambas cosas. Cuando pienso<br />
en la historia antes de escribirla, trato de concebirla teniendo<br />
en cuenta que funcione como libro tanto como película. Tiene<br />
que ser original y también muy visual. Pero cuando empiezo a<br />
escribir, dejo a un lado todo y solo me concentro en el libro.<br />
–Vi que tiene mucha presencia en las redes sociales,<br />
¿cuán importante es para un escritor estar ahí? Pienso<br />
que es importante, no sé cuánto. Es una gran manera de proporcionar<br />
información a aquellos que les interesa, por ejemplo,<br />
estrenos de películas, lanzamientos de libros, entrevistas, etc.<br />
–¿Piensa que las redes sociales cambiaron la forma de<br />
leer de los lectores? No. Pienso que la gente que lee libros<br />
representa una pequeña porción de la población; 15% o 20%.<br />
Si estás en ese porcentaje y te gusta leer, vas a leer de todas<br />
maneras. El otro 80% existe en las redes sociales.<br />
–Hablando de redes sociales, en su Facebook leí que,<br />
cuando era estudiante, marcó un récord en el equipo<br />
de atletismo estadounidense en la carrera de relevos<br />
de 4 x 800 metros. Ahora, ¿qué lugar ocupa el deporte<br />
en su vida? ¿De qué manera influye en su literatura?<br />
Hay muchos escritores, como Haruki Murakami por<br />
ejemplo, que cuando corren les aparecen las mejores<br />
ideas o consiguen encontrar el elemento que les faltaba<br />
para cerrar un determinado capítulo… Lo primero<br />
que quiero decir es que todavía sigo corriendo y que es cierto<br />
lo del récord. De hecho, aún sigue estando vigente. En cuanto<br />
a la influencia del deporte en mi literatura, debería decir<br />
que correr, más que nada, me enseñó el concepto de persistencia,<br />
diligencia y la necesidad de saber superar obstáculos.<br />
Y básicamente todas estas cosas que son tan comunes en el<br />
deporte, también están presentes en la literatura.<br />
–Por último, Russell Green, el protagonista principal de<br />
Solo nosotros dos, es una persona que tiene todo, pero<br />
de la noche a la mañana lo pierde. ¿Tiene miedo de que<br />
algo así pueda sucederle en su relación con los lectores<br />
o en su propia vida? No tanto en mi relación con los lectores,<br />
porque en general escribo novelas con las cuales yo estoy<br />
satisfecho, así que lo que suceda va a pasar de todas maneras.<br />
En mi vida tuve muchos eventos trágicos; perdí a mi madre a<br />
los 23 años, a mi padre a los 29 y a mi hermana a los 33, mi hijo<br />
tiene autismo, me divorcié; así que siempre hay pérdidas. Mi<br />
lema es “la vida es buena, pero las cosas malas suceden”<br />
68<br />
69
Entrevista<br />
diez<br />
El poder de la empatía<br />
CECELIA AHERN es la autora de Posdata te amo, el libro que fue un éxito de ventas y que<br />
muchos conocieron por la película protagonizada por HILLARY SWANK, se ha convertido en<br />
una de las autoras jóvenes más exitosas de estos tiempos y una de las más esperadas en la<br />
Feria del Libro por su último trabajo, Imperfectos, su primera saga juvenil que ya cautivó a todos<br />
POR Antonela de Alva<br />
blicar pero todavía no había salido. Pasó un año entero desde<br />
que firmé el contrato por los derechos hasta que se publicó.<br />
Eso me dio tiempo para escribir la segunda novela antes de<br />
que saliera la primera: Donde termina el arco iris.<br />
–En la mayoría de sus libros el rol de la muerte es<br />
central. ¿Por qué es tan necesaria? Sí, en la mayoría es<br />
–Desde su primer libro, Posdata te amo, es una escritora<br />
exitosa. Pero es difícil seguir escribiendo después<br />
de un best seller. ¿Cómo fue escribir su segundo libro?<br />
Escribí mi segundo libro antes de que saliera publicado Posdata<br />
te amo. Eso fue lo mejor. Ya era exitoso, porque todos<br />
me ofrecían nuevos contratos y distintos países lo querían puasí.<br />
Creo que el hilo conductor de todos mis libros es que<br />
conocemos al personaje en el peor momento de su vida,<br />
cuando cree que no va a poder salir de ahí. Pero, cuando uno<br />
llega a ese punto, es cuando descubre su fortaleza. Esa gran<br />
fortaleza es la que se repite en cada una de mis historias y es<br />
la que me interesa describir.<br />
–Posdata te amo es la historia de una gran amor y de<br />
una pérdida. ¿Cómo logró captar el sentimiento de dolor?<br />
Creo que eso es parte de ser un escritor. Hay escritores<br />
que escriben sobre crímenes terribles que nunca cometieron.<br />
Lo que todos tenemos en común son las emociones, por lo<br />
tanto, no es necesario sufrir la muerte de tu marido para<br />
saber lo que es esa pérdida, ese dolor. Creo que sentir compasión<br />
y empatía es parte de ser escritor. Lo sientes profundamente.<br />
Yo puedo meterme en la cabeza, en el carácter del<br />
personaje y escribir lo que siente.<br />
–Muchas veces, transformar un libro en una película<br />
puede ser difícil. ¿Cómo le resultó el pasaje de Posdata<br />
te amo a la película? Estaba entusiasmada desde el<br />
comienzo, así que no me preocupaba que hubiera cambios<br />
en la historia. Celebraba cada cosa que había similar al libro<br />
porque, en principio, había una compañía de Hollywood,<br />
que filmaría esta historia irlandesa. Yo ni siquiera pensaba<br />
que filmarían en Irlanda y lo hicieron, con lo cual eso fue una<br />
enorme alegría también. Para mí lo más importante, cuando<br />
un libro pasa a ser una película, es que se capture la esencia<br />
central de la historia, que esté el alma de la historia, que se<br />
respeten los personajes y no se modifique el final. Esas son<br />
mis tres condiciones. Yo siento que el libro es mi historia y<br />
que la película es la interpretación de otra persona. Y no tengo<br />
problema con esto en tanto se respeten esas tres cosas.<br />
–Posdata te amo está dirigido a un público adulto al<br />
igual que Cómo enamorarse y El año en que te conocí.<br />
¿Qué diferencia encuentra entre el público de estos<br />
libros e Imperfectos, su primera saga juvenil? Creo<br />
que mis fans leen todo lo que escribo, pero este libro se lo<br />
presenté a un público nuevo. Cuando escribo una historia, no<br />
pienso en el público lector. Siempre, lo primero que tengo<br />
es la historia. Parto de la pregunta de qué historia quiero<br />
escribir, qué me interesa, qué me conmueve. Además quería<br />
que el protagonista fuera un adolescente de 17 años. Es una<br />
edad en la que se empieza a cuestionar todo: lo que te rodea,<br />
la sociedad. No es la única edad en la que lo hacemos pero<br />
sí es la primera vez en que las personas comienzan a cuestionar<br />
fuertemente. Además, ser distinto cuando se es chico es<br />
un problema pero cuando se es grande puede ser algo muy<br />
bueno. También quería contar una historia que celebrase la<br />
imperfección, porque ser humanos es ser imperfectos.<br />
–Imperfectos salió hace un año y lo promocionó en<br />
escuelas… Sí, fue muy interesante. Algo que sucedió fue<br />
que eran las chicas más calladas y tímidas las que me hacían<br />
preguntas acerca de cómo ser escritora. Es muy lindo que pase<br />
eso. A mí me hubiera pasado lo mismo. Me encantaba escribir<br />
pero nunca había conocido a un autor, nunca un escritor fue<br />
a mi escuela. También hay diferencia en cómo les hablo, la<br />
respuesta que les doy, en el lugar en el que me pongo cuando<br />
les respondo a los chicos. A partir de sus preguntas me ponía<br />
en su lugar, compartía el sentimiento que tenía yo a esa edad,<br />
cuando tenía ganas de escribir pero nadie me hablaba de escritura.<br />
Así que la manera en la que hablo con ellos es distinta. Y,<br />
tiene que ver con esto de que uno puede hacer lo que quiera,<br />
lo que le guste, en tanto sepa lo que quiere hacer.<br />
–A la hora de escribir una historia, ¿qué aparece primero?<br />
Cuando escribí Imperfectos, lo hice porque me sentía<br />
irritada y frustrada con lo que pasaba en la sociedad. Así que<br />
recurro a los sentimientos que ya tengo, que estoy sintiendo y<br />
creo personajes y situaciones en las que pueda transmitir esas<br />
emociones. Ya tengo todos esos sentimientos, ya los conozco<br />
y, a partir de ahí, escribo.<br />
–¿Siempre supo que quería ser escritora? ¡No! Nunca lo<br />
imaginé, era mi hobby. Escribo desde los 7 años: canciones,<br />
cuentos, poemas, pero era un pasatiempo y no tenía nada que<br />
ver con mi carrera. A los 14 intenté una primera novela que se<br />
llamaba “Porotos, tostadas y una botella de cerveza”. Está oculta<br />
(risas). Escribía para mí, no pensaba en una carrera como<br />
autora. Incluso, cuando escribí Posdata te amo, nunca pensé<br />
en publicarla. La escribí para mí. Tengo que escribir algo con<br />
lo que me sienta conectada y que signifique algo para mí.<br />
–¿Qué le diría a alguien que le gusta escribir pero<br />
no sabe si quiere dedicarse a ello? Uno siempre puede<br />
ser escritor, aún si estudia otra cosa. Lo que les diría es que<br />
sigan aquello que los apasiona. Mucha gente me dice que<br />
les encantaría escribir una novela y yo les respondo que la<br />
escriban porque realmente no necesitas ni tener un editor,<br />
ni una carrera. Uno puede escribir en cualquier momento.<br />
Ahora, si me preguntan un consejo respecto de la escritura<br />
de cada uno, les diría que lo fundamental es que encuentren<br />
su propia voz y que escriban lo que esa voz les dice. Esa voz<br />
que escuchas es tu voz. A veces, cuando mis amigos leen mis<br />
obras me dicen que yo no hablo así, a lo que les respondo<br />
que no hablo así pero así es como pienso. Si no pueden poner<br />
en el papel el pensamiento, la historia no será única porque<br />
nadie piensa como nosotros.<br />
–¿Se siente libre cuando escribe? Absolutamente.<br />
–¿Y qué sucede con el rol del editor? Al principio escuchaba<br />
todo lo que me decía el editor, pero cuando releía<br />
esos libros, pensaba: ¿por qué me dijeron que cambiara tal<br />
oración si mi voz era otra? Por eso, ahora solo acepto un cambio<br />
si siento que está bien. Lo más importante que aprendí es<br />
que el editor siempre tiene razón cuando encuentra que hay<br />
un problema, pero no siempre la solución que propone es la<br />
correcta. Cuando encuentra un problema, es porque lo hay<br />
pero el que tiene que encontrar la solución es el escritor.<br />
–¿Cree que es necesario ser un buen lector para ser un<br />
buen escritor? No creo que “sea necesario”, pero ayuda.<br />
Recuerdo que cuando salió Posdata te amo, me preguntaban<br />
qué leía, “¿Leíste los clásicos?”, como tomándome examen.<br />
Creo que es importante abrir la mente<br />
<strong>70</strong> 71
RECOMENDADOS<br />
POR MÓNICA TRACEY<br />
RECOMENDADOS INFANTILES / JUVENILES<br />
POR FERNANDA GUILLOT<br />
VIAJE AL FIN DE LA NOCHE<br />
Louis-Ferdinand Céline<br />
Edhasa<br />
Bello y terrible, uno de los libros fundantes<br />
de la literatura descarnada que signó parte<br />
de lo mejor que se escribió en el siglo XX.<br />
La guerra, el heroísmo, la condición humana,<br />
todo una enorme desazón que Céline<br />
cuenta con un lenguaje brutal, tan brutal<br />
como su mirada apasionada y desdeñosa.<br />
Publicado en su idioma original, el francés,<br />
en 1932, aún faltaban nuevos horrores que<br />
vendrían a solventar esa mirada. Las posteriores<br />
declaraciones antisemitas del autor<br />
le significaron una condena generalizada<br />
que nunca alcanzó a este libro necesario. El<br />
prólogo de John Banville recorre algo de<br />
ese doble camino del autor y del Viaje…<br />
DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO<br />
DE ESCRIBIR<br />
Haruki Murakami | Tusquets<br />
Desde lo más personal, Murakami reflexiona<br />
sobre la literatura y el escribir, abriendo<br />
la intimidad de su mundo, en la que caben<br />
las seis horas diarias que le dedica a su tarea,<br />
la hora de casi todos sus días corriendo o<br />
nadando para sostener esa tarea, así como<br />
los momentos iniciáticos que lo llevaron a la<br />
escritura, las etapas de insolvencia y preocupaciones<br />
económicas, o su opinión sobre<br />
los premios literarios. Sin poses, confiesa sus<br />
rasgos de “persona normal” que sin embargo<br />
mantiene férreas disciplinas para realizar<br />
un trabajo inevitablemente solitario y que<br />
lo lleva necesariamente a las oscuridades<br />
de su conciencia, para enfrentarse a “lo que<br />
merece la pena de verdad”.<br />
EL AMANTE EXTREMADAMENTE<br />
PUNTILLOSO<br />
Alberto Manguel | Navona<br />
Un oscuro o más bien desvaído joven de<br />
Poitiers, Francia, entre finales del siglo XIX<br />
y principios del XX encuentra en su único<br />
don –una fina sensibilidad para percibir la<br />
belleza del detalle absolutamente ajeno al<br />
todo– el camino hacia el arte, el erotismo, el<br />
amor y la tragedia. Manguel teje una reconstrucción<br />
histórica alrededor de su personaje<br />
de ficción, con documentos en los que juega<br />
con datos de la realidad y los diluye en su<br />
mundo imaginario. Con nueva traducción, la<br />
editorial española Navona publica esta breve<br />
novela del actual director de la Biblioteca<br />
Nacional Argentina que se editó por primera<br />
vez en castellano en 2006.<br />
EL BOSQUE DENTRO DE MÍ<br />
Adolfo Serra<br />
Fondo de Cultura Económica<br />
Un niño mira absorto su reflejo en el agua.<br />
Entre esas sombras líquidas surge una figura<br />
no muy definida, como un lobo erguido.<br />
Juntos recorren el bosque hasta llegar a una<br />
ciudad. El lector también los acompaña<br />
en ese paseo que resulta una antología de<br />
asombros. En el punto final, ninguno será<br />
el mismo que en el inicio.<br />
El bosque dentro de mí es un libro sin<br />
palabras. Una historia que se cuenta con<br />
ilustraciones que cada uno interpreta de<br />
acuerdo a su sentir. Esa es la propuesta<br />
del español Adolfo Serra. El bosque<br />
dentro de mí ganó el concurso Álbum<br />
Ilustrado, “A la orilla del viento”. Es fácil<br />
descubrir la razón.<br />
PEQUEÑOS GRANDES GENIOS<br />
Carlos Pinto | lustraciones Leo Boizicco<br />
Colección Pequeños grandes genios<br />
Curiosos, empecinados, creativos, visionarios<br />
y brillantes. A lo largo de la historia,<br />
hubo hombres que dejaron su huella en<br />
forma de descubrimientos e inventos.<br />
Sabemos de sus afanes y sus desvelos, pero<br />
conocemos poco o nada sobre su infancia.<br />
¿A qué jugaba Leonardo Da Vinci cuando<br />
era chico? ¿Qué era lo que más le gustaba<br />
a Galileo Galilei?¿Cuál era el juguete<br />
preferido de Alexander Graham Bell? El<br />
libro Pequeños grandes Genios, de Carlos<br />
Pinto, recurre a la ficción para recrear la<br />
primera etapa de vida de Edison, Graham<br />
Bell, Galilei y Da Vinci. No se trata de biografías<br />
breves, sino de relatos de aventuras y<br />
de experimentos que fascinarán a los niños.<br />
14/7 EL DESCUBRIMIENTO<br />
Pamela Stiupa<br />
Ediciones temas de Hoy | Grupo Planeta<br />
Algunas coincidencias no suelen ser tan<br />
casuales. Las familias de Bianca, Guillermina,<br />
Mara y Cielo se mudaron de ciudad y<br />
ellas tuvieron que cambiar de escuela. Las<br />
cuatro inician el secundario con un estigma<br />
en común: son “las nuevas”. Ese será, en<br />
principio, el determinante de su amistad.<br />
Cuando empiezan a suceder algunos hechos<br />
extraños, las chicas comienzan a sospechar<br />
que las une algo más que empatía, afecto y<br />
complicidades. 14/7 El descubrimiento se<br />
perfila como el nuevo éxito entre el público<br />
juvenil. Es la primera novela de Pamela<br />
Stiupa, una periodista que se animó a un<br />
relato dinámico en el que los misterios generan<br />
tanto interés como las protagonistas.<br />
EL DOMINGO DE LAS MADRES<br />
Graham Swift<br />
Anagrama<br />
Un encuentro de dos amantes prohibidos,<br />
un momento que se hace eterno mientras<br />
el relato merodea, por ese domingo, se aleja<br />
hacia el pasado, cuando se fue gestando,<br />
hacia el futuro, mirando ese encuentro<br />
único, distinto a todos los anteriores, como<br />
recuerdo privilegiado de una vida. Ese vaivén<br />
alrededor de esa celebración es una preciosa<br />
construcción del relato que parte de la<br />
relación de un hijo de una familia de clase<br />
alta con una criada, quien irá desarrollando<br />
su vida hacia lugares inesperados en la<br />
sociedad de Inglaterra de 1924. Una novela<br />
breve que concentra la maestría de Swift.<br />
LOS PÁJAROS DE LA TRISTEZA<br />
Luis Mey<br />
Seix Barral<br />
Mey dice que escuchó la voz de su novela<br />
en un tren y no pudo parar de escribir. Esa<br />
voz de uno de los protagonistas se irá descubriendo<br />
como la de un niño de nueve años<br />
con problemas mentales que junto a su hermano<br />
de once años emprenden la búsqueda<br />
de su padre, desesperan a su madre, destruyen<br />
para reconstruir la idea de un hogar.<br />
Una historia triste y dolorosa movida por<br />
el amor y narrada con una voz que resulta<br />
exasperante. “Puedes dejar que los pájaros<br />
de la tristeza sobrevuelen tu cabeza. Pero no<br />
puedes permitir que habiten en ella”, dice el<br />
epígrafe que da título al libro.<br />
VLADIMIR PUTIN<br />
Frédéric Pons<br />
El Ateneo<br />
La investigación llevada a cabo por el<br />
escritor, periodista y retirado militar francés<br />
Frédéric Pons intenta develar algo del<br />
enigma que constituye una de las personalidades<br />
clave de la política contemporánea y<br />
del futuro inmediato del mundo. Con testimonios<br />
inéditos que sustentan la rigurosidad<br />
de la indagación, el libro recorre desde la<br />
infancia del líder ruso en un modesto barrio<br />
de Leningrado hasta su prolongado presente<br />
al frente de Rusia –desde el año 2000, que<br />
podría prolongarse hasta el 2024 de ser<br />
reelegido en 2018–, luego de una minuciosa<br />
construcción de poder desde los tiempos en<br />
que era teniente coronel de la KGB.<br />
MINI ABREMENTE FORMAS<br />
PARA APRENDER Y DIVERTIRSE CON LAS<br />
PRIMERAS FORMAS | Catapulta Junior<br />
¿Corazón, triángulo o estrella? ¿Medialuna,<br />
rombo, círculo o cuadrado? Aprender<br />
a identificar y a trazar las distintas formas<br />
puede ser un juego tan estimulante como<br />
entretenido. Así lo plantea la nueva obra<br />
didáctica Mini abremente formas: un libro<br />
de gran tamaño con forma de abanico,<br />
pensado para niños a partir de los 3 años,<br />
que incluye juegos, hojas con relieves para<br />
recorrer con los dedos y un marcador con<br />
borrador para que puedan dibujar y corregir<br />
cuantas veces quieran. Aprender nunca<br />
fue tan divertido.<br />
MEZCLA DE HISTORIAS DE TRANSPORTES<br />
María Laura Dedé<br />
Editorial Sigmar<br />
Había una vez un libro de cuentos “recortados”.<br />
Cada página tiene cinco troqueles que,<br />
leídos de manera lineal, cuentan una historia.<br />
Pero si se combinan con otros, el relato<br />
será completamente diferente. En las cinco<br />
páginas de Mezcla de historias de transportes<br />
hay decenas de cuentos agazapados:<br />
un planteo simple puede transformarse en<br />
una propuesta intrigante que estimulará la<br />
imaginación de adultos y niños.<br />
Es una lectura-juego sugerida para niños de<br />
tres años en adelante.<br />
SI EL AMOR ES UN CANTO DE SIRENA<br />
Esther Sanz<br />
VR YA<br />
Hay algo penumbroso y también muy vital<br />
en este libro, la segunda entrega de la<br />
saga Silence Hill. En la primera novela, la<br />
española Esther Sanz cuenta la historia<br />
de Luisa, una chica de 17 años que, para<br />
costear el tratamiento médico de su padre,<br />
busca empleo en un hotel ubicado en la<br />
Isla de Sark. Patrick, el dueño del lugar,<br />
vive recluido en un ala del hotel a partir de<br />
un accidente que tuvo y no se deja ver por<br />
nadie. Por supuesto: Luisa se enamora de<br />
él y Patrick de ella. Los dos deben sortear<br />
inconvenientes e intrigas antes del feliz<br />
The end.<br />
72 73
Entrevista<br />
diez<br />
“La ilustración es la casa<br />
donde habito”<br />
La ilustradora valenciana ANA JUAN llegó a la Argentina junto a su pareja y co-equiper,<br />
MATZ MAINKA. Sus libros –publicados por Edelvives– dan muestra de su talento<br />
–¿De qué se trata Ana Juan: Dibujando al otro lado? Es<br />
una aventura gráfica. En el siglo XXI necesitas la interacción<br />
del observador, del visitante, del editor, eso forma parte de la<br />
exposición, está haciendo que la gente interactúe. Hay diferentes<br />
lecturas: cuando entras, ves los originales, los bocetos,<br />
el proceso gráfico, que no suele mostrarse y allí lo hemos<br />
desarrollado. Después, está lo que llamamos “tablero de<br />
juegos” en el que pusimos retos, realidad virtual, realidad aumentada.<br />
Después, puedes jugar con el primer capítulo que<br />
hemos desarrollado como videojuego con Snowhite. El lector,<br />
entonces, está abierto a nuevos personajes, nuevas aventuras.<br />
Tienes la posibilidad de jugar y de ser un protagonista más.<br />
POR Antonela de Alva<br />
–¿Cómo es su relación con el producto que surge de la<br />
confluencia con las tecnologías digitales? Al principio,<br />
tenía mis dudas. No creía que, por ejemplo, una aplicación<br />
fuera el medio más adecuado para mostrar mi trabajo,<br />
porque quedaba un poco frío y plano. Sin embargo, se ha<br />
logrado dar un giro que implicó no perder la esencia en sí de<br />
la obra con las nuevas tecnologías. Tenemos imágenes desarrolladas<br />
con técnicas tradicionales, pero llevadas a las nuevas<br />
aventuras gráficas, sin perder la esencia de la original. Quería<br />
que pesase, que tuviera carácter y personalidad, la animación.<br />
La técnica por la técnica es fácil y eso pasa también con la<br />
pintura. Hay gente muy virtuosa que hace cuadros que no<br />
te cuentan nada y hay gente más torpe que tiene algo que<br />
contar, que tiene algo que transmitir y, al fin y al cabo, eso es<br />
arte, es comunicación. Cuando esa cadena se rompe, hay algo<br />
que no funciona.<br />
–¿Qué desafíos enfrenta a la hora de construir una historia?<br />
Cómo contarla para que todo el mundo la entienda.<br />
–¿Y cuando se trabaja en dupla? Es como las parejas. Hay<br />
experiencias muy gratas o nefastas y con las que no puedes<br />
volver a ver a esa persona en tu vida.<br />
–Ambos trabajan solos o juntos. ¿Cómo es el proceso<br />
de a dos? El proceso es muy personal. Estamos juntos hace<br />
20 años. Creamos las historias a cuatro manos. Cada uno tiene<br />
su espacio más desarrollado. Matz desarrolla el argumento<br />
y yo creo las imágenes. Él busca referentes para mis imágenes<br />
y yo voy buscando también ayuda, soporte, a sus palabras.<br />
Se convierte en un trabajo a cuatro manos. Es una experiencia<br />
grata. Por supuesto que tenemos nuestras peleas.<br />
–Hermanas es una trilogía intensa, profunda, fuerte.<br />
¿Cómo nació? El reto era contar todo con muy poco texto<br />
y que las imágenes realmente se complementaran y crearan<br />
otra realidad. Se suman las dos y se completa la historia. La<br />
trilogía surgió, cuando nos convocó una editorial japonesa<br />
para contar estas historias con más retos o de forma más<br />
experimental. Siempre hay un punto detonante. Promesas se<br />
le ocurrió a Matz al preguntarse por qué la gente no se tatúa,<br />
por ejemplo, su diario, las experiencias, que vive hasta el final<br />
de su vida. Así, llegaría un momento en el que el cuerpo es<br />
como un libro y uno puede leer la vida de esa persona. Luego<br />
pensamos en un detonante: qué pasaría si hacías algo mal,<br />
que pudiese aflorar en tu piel. Después, apareció La isla.<br />
Matz Mainka: Estábamos de vacaciones en una isla, en<br />
el mar del Norte. Era muy frío y nos preguntamos cómo<br />
sobrevivir en una isla en la que no hay nadie. Lo que puede<br />
salvarte es tu imaginación o un amante imaginario.<br />
Ana Juan: Siempre hay un germen. En Hermanas fue una<br />
foto de dos hermanas cogidas de las manos con su cabellera,<br />
y el pelo estaba liado. Realmente, esas personas se comunican<br />
solo con el pelo. También surgió, porque Matz es gemelo<br />
y sabe lo que significa esa comunicación.<br />
–¿Qué opinan sobre los royalties? Muchas editoriales<br />
se niegan a pagarlos. Es un robo. Es la propiedad intelectual.<br />
Esa obra es tuya hasta que te mueras y 60 años después<br />
de tu muerte sigue perteneciendo a tus herederos. Siempre<br />
hay que estar peleando, por eso soy militante, recordándolo<br />
continuamente desde el principio de mi carrera. Antes se<br />
quedaban con el original.<br />
–¿Qué es ilustrar? En la ilustración tienes que buscar los<br />
silencios que el autor de la historia ha dejado para abrir una<br />
puerta más. Para mí, ser ilustradora es aprender a relacionarme<br />
con el mundo, es el punto de vista desde el que lo<br />
contemplas, es la casa donde habito, donde estoy a salvo<br />
y convivo con todos mis personajes, fantasías, miedos, mis<br />
búsquedas. A través de los pestillos de la ventana, contemplo<br />
el mundo y lo ilustro<br />
74
Entrevista<br />
doce<br />
El arte de la libromancia<br />
JIM C. HINES creó un mundo a partir de su amor por la literatura. Ese mundo se llama Magic<br />
Ex Libris (Editorial El Ateneo) y cuenta con cuatro mundillos que obsesionan a cualquiera que<br />
quiera adentrarse en él: El mago de los libros, El hijo de códice, A contraluz y Batalla final<br />
POR Martina Leunda<br />
Ubicado en un palco de la librería Grand Splendid, a primera<br />
vista, el autor de la trilogía Goblin Quest (2004) y la saga<br />
Princess series of fairy tale retellings, cuyo primer libro salió<br />
en Argentina en mayo, además de la ya mencionada Magic<br />
Ex Libris entre otros, parece tímido, pero, apenas empieza<br />
a hablar, el humor lo puede todo y en seguida se deja ver al<br />
genio detrás de la obra, el genio detrás de la “libromancia”,<br />
las arañas de fuego y tanto mundo fantástico.<br />
–¿De dónde salen las ideas para crear universos fantásticos<br />
o de ciencia ficción? Quise ambientar mis libros<br />
de Magic Ex Libris en la Península superior de Michigan,<br />
porque es un lugar hermoso en el que las novelas no suelen<br />
ambientarse. Y tiene muchos lugares históricos que permitían<br />
ser la entrada para un mundo diferente como el que creo en<br />
mis historias. Una cosa es crear todo desde cero y otra, que<br />
me resulta más divertida, es ver cómo estos personajes, que<br />
tienen que ver con la magia y lo sobrenatural, pueden encajar<br />
en un mundo que tiene una base real.<br />
–¿Cuáles son, si es que hay, los límites para crear una<br />
obra de fantasía que justamente no tiene los límites de<br />
la verosimilitud? Voy a engañar y decir que los hay y que no.<br />
–¿Por qué sí y por qué no? Definitivamente hay ciertos<br />
principios y ciertas reglas que, si las rompes, hacen muy difícil<br />
construir una buena historia, pero cuando se dice “esta es<br />
una regla que hay que seguir” siempre hay algún escritor que<br />
en alguna obra la rompe, generando la excepción a la regla.<br />
–¿Por qué utilizó la libromancia como punto de partida<br />
para crear historias? En parte es la concreción de un<br />
sueño: me encantaría poder sacar objetos de los libros. Pero<br />
la idea original vino de una editora que me pidió escribir un<br />
cuento acerca de Smudge, la araña de fuego de la saga de Jig,<br />
el duende. Ella me había pedido que la araña estuviera en el<br />
mundo real, en el mundo de hoy. Entonces tuve que pensar<br />
qué herramienta podía usar para hacer aparecer esa araña en<br />
el mundo real. Y los libromantes me permitían extraer esa<br />
araña y situarla en este mundo.<br />
–¿Cuáles son las mayores dificultades que tiene a la<br />
hora de escribir? Tengo un gato al que le encanta subirse<br />
al teclado y encima de mí cuando estoy escribiendo (risas).<br />
Una de las cuestiones es que, como yo trabajo desde mi casa,<br />
es difícil a veces mantenerse concentrado. Entonces me<br />
encuentro con problemas como tener que ocuparme de las<br />
cosas de la casa o pensar dónde estarán mis hijos, o también<br />
me distraigo con las redes sociales.<br />
–¿Qué significa el humor en su obra y en su vida?<br />
El humor es parte de lo que nos hace humanos. Creo que el<br />
humor es muy, muy importante. De alguna manera es nuestra<br />
forma de afrontar la realidad. Me gusta mucho cómo el humor<br />
conecta a la gente. Es una manera de acercarme a mis hijos<br />
cuando están molestos por algo, pero también es una manera<br />
de conocer a una persona. El humor es algo universal.<br />
–¿En qué está trabajando ahora? En Terminal Alliance,<br />
que es el primer libro de una trilogía que se llama Janitors of<br />
de Post–Apocalypse (“El personal de maestranza del post-apocalipsis”).<br />
Es ciencia ficción con mucho humor. La entrega<br />
inicial estará disponible en inglés, en noviembre de este año<br />
77
Entrevista<br />
trece<br />
“La mentira es<br />
un artefacto de<br />
protección”<br />
La escritora, conductora, periodista cultural y<br />
editora GIGLIOLA ZECCHIN, más conocida como<br />
CANELA, acaba de publicar su libro de poemas y<br />
coplas, Todos mienten –V&R editoras–<br />
POR Martina Leunda<br />
–¿Cómo surge el amor a partir de Todos mienten? Me pareció<br />
bueno porque yo creo mucho en el “todos mienten”. Creo<br />
que todos mienten en política, en la familia. Aun en la pareja<br />
más afianzada no se puede decir la verdad. La verdad es infame,<br />
la verdad es insoportable. Entonces se buscan palabras, que no<br />
siempre son las adecuadas, que se correspondan a lo que uno<br />
siente, pero es imposible hablar de lo que se siente. Es un imposible<br />
que yo resuelvo a través de esto: de Todos mienten. Cuando<br />
aparece el amor, cuando desaparece, cuando hay que sostenerlo,<br />
cuando lo tenés que defender, siempre de algún modo mentimos<br />
un poco. Pero mentira no es lo mismo que maldad.<br />
–¿Cuál podría ser la diferencia? La mentira es un artefacto<br />
de protección.<br />
–¿Cuál es el procedimiento para convertir en poemario<br />
una idea? Imagino que es muy diferente al de la novela.<br />
Es como cuando te tirás a la pileta. Es un trabajo de inmersión<br />
en esa idea que surge. Hay uno en particular que está dedicado<br />
a Alicia Salvi, que fue mi editora, que me dijo “todo está<br />
muy bien, pero nunca hablás de los celos”. Entonces a la noche<br />
pensé en los celos y pensé en un bolero que a mí me encanta<br />
que dice “tengo celos hasta del pensamiento”, que me parece<br />
una frase poética fantástica. Muchas veces trabajo los poemas a<br />
partir de una idea errática y van surgiendo las palabras. Y esas<br />
palabras van armando una historia o viceversa: una historia busca<br />
las palabras. No siempre el procedimiento es el mismo. Pero<br />
yo creo que la novela es un baño de inmersión, el cuento es una<br />
ducha y la poesía es estar debajo de la lluvia.<br />
–Desde el punto de vista de la edición este libro es muy<br />
innovador. Los libros sobre amor no suelen ser así.<br />
¿Cómo llegó a editarse así? Cuando estábamos en pleno<br />
proceso, desde la editorial organizaron una reunión para consultarme<br />
si el libro podía ir sin ilustraciones. Me lo plantearon con<br />
temor creyendo que yo iba a decir que no pero acepté al instante,<br />
no solo porque me gustó mucho el juego con la tipografía y<br />
demás, sino porque a mí me gusta mucho la innovación y me<br />
encanta que me planteen innovaciones. Soy muy permeable<br />
en eso porque creo que enriquece tu trabajo, tu creación. A mí<br />
cuando me dicen “mirá, esto no funciona” yo lo aparto e invento<br />
otra cosa. Me parece que eso es lo hermoso de la creación:<br />
animarte a ponerte en riesgo, aceptar el riesgo que los demás<br />
quieren correr con vos.<br />
–En el momento de escribirlos, ¿los pensó así, con esas<br />
vueltas de tuerca de edición? Yo pienso muy poco. Siento y<br />
proceso. Y como no sé tírame a la pileta, al agua de cabeza, lo<br />
hago con las palabras y confío mucho en ellas. Pero el tema de<br />
la edición me dejó muy feliz. Discutimos mucho, por ejemplo el<br />
color. Nos costó determinar si el violeta era un color en el que<br />
se sentían incluidos tanto varones como mujeres. Lo que pasa<br />
es que entre el violeta imaginario y el violeta impreso hay una<br />
distancia y mi mayor preocupación era que después, en el libro,<br />
no fuera el violeta que yo pensaba. Resultó mejor. Creo que esa<br />
innovación acerca un poco más el libro a los jóvenes.<br />
–Hay una diferencia muy marcada entre los poemas y<br />
las coplas del libro. En los poemas se ve un juego mucho<br />
mayor y las coplas se ajustan más a las características<br />
tradicionales. Sí. Es que las coplas en sí son más tradicionales.<br />
Creo que hay un descanso. Porque el libro, no sé si se nota, tiene<br />
diferentes segmentos. Empieza con la mentira y el desencuentro<br />
y va creciendo hacia el amor y después llegamos a la muerte. Ese<br />
es un trabajo de Alicia Salvi que fue muy interesante.<br />
–Este libro tiene su parte oscura… Este libro tiene su parte oscura<br />
por eso lo del negro está muy bien planteado desde el diseño.<br />
–¿Hay algún proyecto en el que esté trabajando actualmente?<br />
Hace pocos días me ofrecieron editar mi antología<br />
poética. Yo tengo tres libros de poesía para adultos y varios para<br />
chicos. Y bueno, son señales que te da la vida. Puedo decir “no,<br />
estoy cansada, vengo de un viaje”. Pero no. La vida me da una<br />
señal, la tomo y trabajo. Y ya le puse título y ya pensé los poemas<br />
nuevos que va a tener esa antología. No es una virtud, es casi<br />
una adicción el trabajo en mí
Historia<br />
& política<br />
Umberto Eco, De la estupidez a la<br />
locura. Crónicas para el futuro que<br />
nos espera. Lumen<br />
Umberto Eco (1932-2016), pensador<br />
central del siglo XX y de las primeras<br />
décadas del actual, escribió los artículos<br />
que se reúnen en esta obra, una excelente<br />
herencia para sus millones de lectores<br />
diseminados por todo el mundo.<br />
Eco, con su particular estilo narrativo<br />
ajeno a toda pedantería, hace un diagnóstico<br />
certero de este mundo marcado<br />
por las redes sociales y la notoriedad<br />
efímera a cualquier costo: “Cuando yo<br />
era joven, había una diferencia importante<br />
entre ser famoso y estar en boca de<br />
todos. Muchos querían ser famosos por<br />
ser el mejor deportista o la mejor bailarina,<br />
pero a nadie le gustaba estar en boca<br />
de todos por ser el cornudo del pueblo o<br />
una puta de poca monta… En el futuro<br />
esta diferencia ya no existirá: con tal de<br />
que alguien nos mire y hable de nosotros,<br />
estaremos dispuestos a todo”.<br />
Siempre fiel a su estilo, hay una crítica<br />
al poder y sus renovados métodos de<br />
control social, como la adicción a los<br />
teléfonos celulares, la vida on line y la<br />
invasión a nuestras vidas de los medios<br />
de comunicación.<br />
Eco habla finalmente de la crisis actual<br />
de la democracia en esta civilización de<br />
masas dominada por la comunicación<br />
electrónica donde las opiniones tienden<br />
a nivelarse hasta el punto que las<br />
propuestas de los candidatos suenan muy<br />
MEMORIAS DEL<br />
PRESENTE<br />
POR Felipe Pigna<br />
parecidas. “Los candidatos, dice Eco, no<br />
son elegidos por el pueblo sino por una<br />
nomenklatura – se denominó así a la élite<br />
de funcionarios y políticos soviéticos–<br />
de los partidos y el pueblo ha de elegir<br />
como mal menor, entre dos personas<br />
elegidas por otros que se parecen como<br />
dos gotas de agua. Situación que recuerda<br />
bastante a la soviética, salvo que allí la<br />
nomenklatura elegía un solo candidato y<br />
los electores lo votaban. Si los soviets hubiesen<br />
propuesto a los electores no uno<br />
sino dos candidatos, la Unión Soviética<br />
habría sido semejante a la democracia<br />
estadounidense”.<br />
Zygmunt Bauman, Retrotopia.<br />
Paidós<br />
El notable sociólogo polaco Zygmunt<br />
Bauman, autor de la teoría de la modernidad<br />
líquida, recientemente fallecido,<br />
nos ha dejado este notable libro póstumo<br />
impregnado de una actualidad<br />
que define como injusta y que es de<br />
alguna manera aceptada por las mayorías<br />
porque “Nos han hecho esclavos del consumo,<br />
las tiendas, las grandes superficies.<br />
La búsqueda de la felicidad equivale a ir<br />
de compras”, pero este recurso lejos de<br />
aliviarnos contribuye a enceguecernos<br />
frente a la naturaleza real de nuestros<br />
males y nos aleja de la erradicación del<br />
problema. Esto lleva a que la vida que<br />
nos organizan sea mucho más individual<br />
y muy poco solidaria e ilusionada<br />
por una competencia impiadosa. Pone<br />
como ejemplo el caso de los refugiados y<br />
señala: “Las migraciones no son ninguna<br />
novedad en la era moderna, tampoco son<br />
un hecho esporádico provocado por una<br />
concatenación de circunstancias única y<br />
extraordinaria”. Les recuerda a los europeos<br />
que “mientras Europa era el único<br />
continente “moderno” del planeta, no<br />
cesó de arrojar su excedente de población<br />
superflua sobre otras tierras todavía<br />
“pre-modernas” en forma de colonos,<br />
soldados o funcionarios coloniales. Se<br />
calcula que hasta un total de 60 millones<br />
de europeos abandonaron Europa para<br />
instalarse en América, África o Australia.<br />
Pero, a mediados del siglo XX, la<br />
trayectoria de las migraciones dio un giro<br />
de 180º (...), esta vez, los migrantes ya no<br />
portaban armas ni pretendían la conquista<br />
de su país de destino”. Señala Bauman<br />
que se trata de millones de personas<br />
que fueron expulsadas de sus lugares de<br />
origen por las guerras y la miseria provocada<br />
por los países centrales que hoy los<br />
estigmatizan y rechazan.<br />
Habla del concepto de retrotropía,<br />
esto es buscar la utopía en el pasado.<br />
Porque, según el autor, hace tiempo<br />
que perdimos la esperanza en un futuro<br />
ideal. “Resulta prácticamente inevitable<br />
–dice– que respiremos una atmósfera de<br />
desasosiego, confusión y ansiedad y la<br />
vida sea cualquier cosa menos agradable,<br />
reconfortante y gratificante”<br />
OTROS RECOMENDADOS<br />
Ni el flaco perdón de Dios. Hijos de desaparecidos,<br />
(reedición) | Juan Gelman y Mara La Madrid.<br />
Pueblo y guerra. Historia social de la guerra de la<br />
independencia, | Pablo Camogli.<br />
El eslabón perdido. La economía política de los gobiernos<br />
radicales (1916-1930) | Pablo Gerchunoff.<br />
El inglés. Rosas visto por sus contemporáneos |<br />
Andrew Graham-Yooll.<br />
Combatientes en la sombra. Una nueva perspectiva<br />
histórica sobre la Resistencia francesa |<br />
Robert Gildea.<br />
Saludos y besos. La extraordinaria historia<br />
de la familia de Ana Frank | Mirjam Pressler<br />
y Gerti Elias.<br />
Waterloo. Una nueva historia de la batalla y sus<br />
ejércitos | Gordon Corrigan.<br />
Historias increíbles del mundo del arte. Da Vinci,<br />
Picasso, Van Gogh y otros | Maureen Marozeau.<br />
Guerras en nombre de Dios | Christopher<br />
Catherwood.<br />
81
Entrevista<br />
catorce<br />
La grieta vasca<br />
FERNANDO ARAMBURU es un escritor vasco que desde hace más de treinta años vive en Alemania.<br />
Desde allí ha escrito Patria, su última novela que en nuestro país agotó la primera edición en pocos días<br />
Desde Hannover, la ciudad a orillas del río Leine en la que<br />
pasa los días junto a su esposa alemana, ha escrito su Trilogía de<br />
Antíbula, Los peces de la amargura y Años lentos, entre otros.<br />
Su última novela, Patria (Tusquets), ha sido señalada por unanimidad<br />
de la crítica ibérica como uno de los mejores libros del<br />
año. El éxito no solo fue acompañado por la crítica sino también<br />
por el mercado: en España superó ampliamente los 150 mil<br />
ejemplares y en nuestro país ya agotó una primera edición.<br />
Con el anuncio del abandono de las armas emitido por ETA<br />
como punto de partida, en sus más de seiscientas páginas,<br />
Patria recorre la vida de dos familias a las que un atentado<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
coloca a un lado y al otro de las ideologías que dividieron<br />
al pueblo vasco. Se podría decir que es una novela sobre<br />
los múltiples efectos de la violencia, pero sobre todo es una<br />
profunda reflexión sobre la imposibilidad de olvidar y la<br />
necesidad del perdón en una comunidad fragmentada por el<br />
fanatismo político.<br />
–En muchas entrevistas que dio, debido al gran éxito de<br />
la novela, ha terminado hablando más de ETA y de política<br />
que de literatura, ¿le molesta que pase eso? Conocer<br />
el éxito y sentirse molesto se me figura a mí que es una actitud<br />
de hombre mimoso. Confieso, no obstante, que me preocupa<br />
contribuir a la simplificación de mi libro, en cuyo caso sí me<br />
siento molesto, pero conmigo mismo.<br />
–¿Cree que falta cierto compromiso intelectual de<br />
los escritores a la hora de involucrarse en cuestiones<br />
que tienen que ver con acontecimientos históricos y<br />
políticos? No he llevado a cabo el recuento. Mi impresión<br />
es que cada vez hay más intelectuales que solicitan el turno<br />
de palabra y se pronuncian en público sobre las cuestiones<br />
históricas o de interés colectivo relativas a las últimas décadas<br />
de mi tierra natal vasca.<br />
–¿Piensa que su libro, de algún modo, servirá para que<br />
otros escritores se animen a publicar otras historias relacionadas<br />
a ETA? Cabe esa posibilidad, de igual manera que<br />
yo me he inspirado en otros escritores actuales o del pasado. Al<br />
respecto he oído de todo. Hay quien considera que mi novela<br />
abre una vía para el relato de nuestra historia reciente y quien<br />
está deseando que Patria sea refutada e ideológicamente<br />
neutralizada.<br />
–Desde hace muchos años usted reside en Alemania,<br />
¿cree que esa distancia le dio otra perspectiva sobre el<br />
tema? Supongo que debido a esta circunstancia he tenido a mi<br />
disposición durante largo tiempo una perspectiva panorámica,<br />
la del jugador de ajedrez que observa la partida desde el aire.<br />
No he tenido otra posibilidad. Según para qué cuestiones,<br />
quizá sea preferible esta perspectiva abarcadora de todo el<br />
tablero, que la del alfil o la torre en su rincón.<br />
–¿Cuán necesario cree que fue que ETA anunciara el<br />
cese definitivo de los atentados para que usted pudiera<br />
escribir esta historia? ¿Hubiera sido posible un libro así<br />
en el contexto anterior? El mencionado anuncio desencadena<br />
el arranque de Patria. Sin él mi novela no habría existido.<br />
Habrían sido posibles otras historias, pero esta en concreto no.<br />
Patria comienza en el instante en que la violencia se detiene y<br />
los personajes principales vuelven la mirada al pasado.<br />
–Miren y Bittori, las dos mujeres que protagonizan<br />
la novela, son las referentes de las dos partes en que<br />
quedó dividida la sociedad vasca. ¿Qué queda aún de<br />
esa división? ¿Cómo se hace para construir a partir de<br />
una sociedad fragmentada? Ya me gustaría a mí conocer la<br />
receta adecuada que permitiera la recomposición de los lazos<br />
sociales y afectivos rotos. No tengo dicha receta, pero sí conozco<br />
uno de sus ingredientes principales: la superación del odio.<br />
–Patria es una novela sobre los efectos de la violencia,<br />
pero más que nada es una reflexión sobre el perdón.<br />
¿Todo puede perdonarse? Esta misma pregunta se la he<br />
trasladado, cuando tuve ocasión, a algunas personas que perdieron<br />
la esposa o el marido, quizá un hijo, como consecuencia<br />
de un atentado. Son ellas las únicas legitimadas para responderla.<br />
Los demás podemos caer rápidamente en el hoyo helado<br />
de la teoría. Descubrí que la pregunta resulta muy incómoda,<br />
pues obliga a la víctima a una reacción que en muchos casos<br />
implica reactualizar un sufrimiento. El perdón en público, con<br />
fotógrafos y cámaras, incumple dos principios indispensables:<br />
la franqueza y la intimidad del acto. Quizá la religión pueda<br />
sugerir a algunos el gesto de generosidad suprema del perdón.<br />
Fuera de ella, yo diría que el asunto se presenta muy difícil.<br />
–¿Cómo ven las nuevas generaciones a ETA? ¿Ya no es<br />
una amenaza para el País Vasco? Leí recientemente en un<br />
periódico que los jóvenes están poco informados de lo que pasó<br />
en las calles por las que ellos ahora transitan con tranquilidad.<br />
–Dentro de la sociedad vasca, ¿ahora qué lugar ocupan<br />
las víctimas de ETA y sus familiares? Las víctimas estorban.<br />
Elevan sus reclamos de justicia, acusan y reprochan, traen<br />
recuerdos de épocas nada gloriosas, se las identifica con el<br />
dolor y la pena. No faltan quienes las consideren un obstáculo<br />
para la paz; para una paz basada, claro está, en la impunidad y<br />
el olvido calculado.<br />
–Mientras escribía la novela, ¿tenía algún modelo de<br />
lector en mente? ¿Le preocupaba la recepción que podía<br />
llegar a tener el libro a ambos lados de la grieta? Lo<br />
único que me preocupaba durante el tiempo de escritura era<br />
fracasar en el plano literario e incurrir en alguna afirmación,<br />
escena, pasaje, que pudiera ofender a los que sufrieron.<br />
–El éxito de Patria trascendió las fronteras de su país,<br />
de hecho, en Argentina ya agotó una primera edición.<br />
¿Imaginaba que algo así podía pasar? No. Abrigaba las<br />
ilusiones habituales del escritor que hace público el resultado<br />
de su esmero; pero en modo alguno sospeché que mi novela<br />
habría de recibir tamaña atención de la crítica y los lectores.<br />
–Después de un libro tan intenso, ¿cómo continúa su<br />
proyecto literario? Patria me ha apartado del escritorio más<br />
tiempo de lo aceptable; pero pronto volveré a mi soledad<br />
querida y me consagraré como de costumbre a un nuevo<br />
proyecto. Está decidido. El próximo mes de junio echaré a<br />
andar hacia un nuevo horizonte creativo, regresaré a mi<br />
incertidumbre y mis dudas cotidianas. y con un poco de suerte<br />
y la ayuda inestimable de la paciencia, la salud y el tiempo, tal<br />
vez llegue algún día al final de una nueva obra<br />
82<br />
83
Tema de tapa<br />
seis<br />
ADONDE VAMOS<br />
NO NECESITAMOS LA VERDAD<br />
POR Emilia Simison*<br />
presiones, descubiertas por Ernest A.<br />
Haggard y Kenneth S. Isaacs, son<br />
expresiones faciales momentáneas e involuntarias<br />
que se producen de acuerdo<br />
a nuestras emociones y que, a diferencia<br />
de otros gestos, son difíciles de esconder<br />
y/o fingir. Lo interesante al momento de<br />
detectar una mentira, entonces, es que<br />
estas microexpresiones no necesariamente<br />
coinciden con las expresiones faciales<br />
intencionales de quién habla y es en esta<br />
discrepancia donde según Ekman se produce<br />
una “filtración” de las emociones<br />
verdaderas de quien se expresa.<br />
Esta idea de que podemos aprender<br />
a detectar la mentira por medio de la<br />
observación cuidadosa de los gestos<br />
es bastante atractiva y, de hecho, se ha<br />
aplicado en diversos ámbitos. Un caso<br />
paradigmático es su uso en seguridad<br />
aeroportuaria. Hace casi una década,<br />
la Administración de Seguridad en el<br />
Transporte de los Estados Unidos puso<br />
en actividad el programa de chequeo de<br />
pasajeros por técnicas de observación<br />
(SPOT por sus iniciales en inglés más<br />
juego de palabras) consistente en entrenar<br />
a parte del personal para detectar<br />
comportamiento sospechoso o anómalo<br />
en pasajeros. Otro programa similar, que<br />
recuerda al Minority Report de Philip<br />
K. Dick (o a la película de Tom Cruise,<br />
ustedes decidan) y que también tiene<br />
por nombre un acrónimo con juego de<br />
palabras es la tecnología de chequeo de<br />
atributos futuros, FAST. Similar a SPOT,<br />
pero con ayuda de ciertos elementos<br />
tecnológicos, esta tecnología identifica,<br />
según un informe del Departamento<br />
de Seguridad Interior, individuos con<br />
“malas intenciones” para un segundo<br />
chequeo de manera rápida y objetiva.<br />
Sin embargo, estos programas han<br />
recibido numerosas críticas. Algunos,<br />
afirman que se podrían alcanzar similares<br />
resultados tirando una moneda,<br />
otros, que renombraron a FAST como<br />
tecnología de chequeo de atributos<br />
fascista, expresan preocupación por posibles<br />
violaciones a la privacidad. Otros,<br />
por su parte, critican los estudios en que<br />
se basan, donde se les pide a voluntarios<br />
que finjan ciertas actitudes durante las<br />
pruebas y entrenamiento. Después de<br />
todo, si las microexpresiones son involuntarias<br />
tampoco deberían ser fáciles de<br />
imitar. ¿O sí?<br />
Al comparar famosas mentiras de<br />
políticos de todos los tiempos podemos<br />
ver que, como el resto de las personas,<br />
algunos mienten mejor que otros. Lejos<br />
de ser simplemente un don, aunque eso<br />
también definitivamente ayuda, parece<br />
que se puede aprender a mentir o, al<br />
menos, a controlar lo que se comunica<br />
con los gestos. Así, por ejemplo, los<br />
años de distancia parecen haberles dado<br />
cierta ventaja a los legisladores estadounidenses<br />
John Edwards y Anthony<br />
Weiner frente a Bill Clinton al<br />
momento de mentir respecto de sus<br />
escándalos sexuales. De manera similar,<br />
muchos atribuyen parte del éxito político<br />
de Putin a las enseñanzas del experto en<br />
lenguaje corporal Allan Pease, autor<br />
de best sellers como Lenguaje corporal.<br />
Pease conoció a Putin cuando este era<br />
asistente del alcalde de San Petersburgo<br />
y cuenta, en una entrevista publicada<br />
el 14 de enero de 2014 en el Moscow<br />
Times, haberle enseñado a “parecer más<br />
amigable en televisión” y evitar gestos<br />
agresivos, usuales en los políticos de la<br />
era soviética como recordarán todos los<br />
que hayan visto a Nikita Jruschov<br />
golpeando la mesa con un zapato. Sin<br />
Todos mentimos de vez en cuando. Le<br />
podemos decir “mentira piadosa”, “omisión<br />
de información”, “exageración”, o<br />
como nos suene más bonito, pero de vez<br />
en cuando, mentimos. La mentira es<br />
parte de todas nuestras vidas y, desde ya,<br />
los políticos no son una excepción. Allá<br />
lejos y hace tiempo, nuestro viejo amigo<br />
Niccolò Machiavelli escribía que,<br />
aunque sea muy loable mantener la palabra<br />
dada, “la experiencia muestra que<br />
quienes han hecho grandes cosas han<br />
sido aquellos príncipes que han tenido<br />
pocos miramientos hacia sus propias<br />
promesas y han sabido burlar con astucia<br />
el ingenio de los hombres”. Esto y el<br />
hecho de que “quien engañe, encontrará<br />
siempre quien se deje engañar” nos<br />
lleva a preguntamos cómo hacer para<br />
distinguir cuándo nos mienten. Así, por<br />
ejemplo, proliferan grupos dedicados a<br />
chequear las afirmaciones de los políticos<br />
y figuras públicas como PolitiFact en<br />
Estados Unidos y Chequeado por estos<br />
pagos. Sin embargo, ¿qué hacemos si<br />
no tenemos información o tiempo para<br />
chequear lo que nos dicen?<br />
Una posibilidad es observar el lenguaje<br />
no verbal de quien habla. La idea no es<br />
para nada nueva y hay evidencia de que<br />
venimos usándola consciente o inconscientemente<br />
desde tiempos inmemoriaembargo,<br />
Pease no intenta llevarse todo<br />
el crédito y afirma que, como ex espía de<br />
la KGB, Putin tiene “una preparación y<br />
un talento especiales”. Además, resalta<br />
entre sus gestos la denominada “cara<br />
soviética”, típica en los países de la ex<br />
URSS, que hace que, en lugar de sonreír,<br />
se aprieten los labios y frunza el ceño al<br />
saludar y que, según Pease, tiene el objetivo<br />
de enmascarar los sentimientos.<br />
Sin embargo, un rostro sin gestos también<br />
puede hacernos desconfiar. Investigadores<br />
del grupo de robots personales<br />
del Media Lab del Instituto Tecnológico<br />
de Massachusetts (MIT), encabezado<br />
por Cynthia Breazeal, y cuna del<br />
famoso Kismet y el reciente fenómeno<br />
web Nexi, buscan desarrollar robots con<br />
los que la gente pueda relacionarse mejor.<br />
Para esto, la clave parece justamente<br />
ser que puedan realizar gestos y entender<br />
los gestos que observan. Llamativamente,<br />
una vez que los robots adquieren<br />
esa posibilidad, reaccionamos a ellos de<br />
manera similar a como reaccionamos<br />
con otros seres humanos. Por ejemplo,<br />
somos menos propensos a dejar solo a<br />
un robot que expresa tristeza y nuestros<br />
niveles de confianza hacia ellos se ven<br />
afectados por el mismo tipo de gestos<br />
que afectan nuestro nivel de confianza<br />
hacia otras personas. Viendo el mismo<br />
fenómeno desde otro punto de vista,<br />
es importante recordar la sensación de<br />
complicidad que pueden darnos ciertos<br />
gestos, sensación en que se basa en<br />
gran medida el éxito de la serie House<br />
of Cards (en su versión estadounidense<br />
pero aún más en la original británica).<br />
Además, ni siquiera Putin parece estar<br />
a salvo del sobreanálisis de cada video,<br />
foto y fotograma y es que, además,<br />
una foto sacada en el momento justo<br />
puede capturar ese segundo en que una<br />
microexpresión nos delata. Con Putin<br />
lo podemos ver cuando se enfrentó a la<br />
pregunta sobre si considera que le cabe<br />
el término de zar. Para otro ejemplo con<br />
gran repercusión mediática recordemos<br />
las dudas en la cara de Justin Trudeau<br />
en la foto previa a su apretón de manos<br />
con Donald J. Trump. ¡Y ni que hablar<br />
de toda la secuencia popularmente titulada<br />
“nadie está a salvo de que el primer<br />
les. Sin embargo, hasta no hace tanto su<br />
uso estaba limitado a las interacciones<br />
cara a cara y, por lo tanto, los políticos podían<br />
muchas veces escapar a este tipo de<br />
escrutinio. Hoy en día, en cambio, cada<br />
acción, gesto y palabra de un político<br />
es registrada en foto y video y, además,<br />
compartido al instante. Así, por ejemplo,<br />
podemos encontrar en segundos varios<br />
análisis sobre un apretón de manos entre<br />
Barack Obama y Vladimir Putin y,<br />
por si nuestra desconfianza alcanza también<br />
a los analistas, el video desde varios<br />
ángulos para estudiarlo nosotros mismos.<br />
¿Cuánto es, entonces, lo que podemos<br />
aprender de los gestos?<br />
Si alguno vio la serie Lie to me recordará,<br />
no solo cómo el doctor Cal Lightman y<br />
su equipo podían detectar las mentiras<br />
hasta en el discurso del más hábil de los<br />
mentirosos, sino también los montajes<br />
que ilustraban momentos de la serie con<br />
fotos de gente famosa, principalmente<br />
políticos, usando los mismos gestos<br />
delatores. Lo que quizás no todos sepan<br />
es que la serie se basa en el trabajo de<br />
Paul Ekman y su equipo. Según sus<br />
investigaciones, publicadas en libros<br />
como Desenmascarando el rostro, existen<br />
ciertas “microexpresiones” faciales de<br />
carácter universal que pueden utilizarse<br />
para detectar las mentiras. Las microexministro<br />
le robe la chica” que lo tiene<br />
como protagonista!<br />
Sin embargo, vale la pena preguntarnos<br />
si el interés por los gestos se basa solo en<br />
un interés por la verdad y, lo que es más,<br />
si la sinceridad sigue siendo (o alguna vez<br />
fue) un atributo que valoremos en un político.<br />
Una posible respuesta se encuentra<br />
en el artículo sobre el mundo “Post<br />
Verdad” publicado el año pasado en The<br />
Economist. Según el artículo, si bien la<br />
deshonestidad no es nueva en la política,<br />
la forma en que muchos políticos hoy<br />
usan la mentira parece serlo. Tomando<br />
como ejemplo a Trump, sus acusaciones<br />
infundadas y su uso extendido de la<br />
expresión “la gente está diciendo que”,<br />
señala que al hablar muchos políticos no<br />
parecen preocuparse por la verdad sino<br />
solo por conseguir votos. La contrapartida<br />
sería que la gente no busca la verdad<br />
sino que acepta la información a la que<br />
está expuesta, pensando que la información<br />
familiar es correcta y eligiendo<br />
datos que respalden sus opiniones. A esta<br />
tendencia, además, se le habrían sumado<br />
recientemente otros dos factores. El<br />
primero es un continuo cuestionamiento<br />
y denigración a la comunidad científica<br />
y el segundo la selección homofílica en<br />
las redes sociales por la cual gente que<br />
piensa similar tiende a agruparse. Este<br />
comportamiento, asimismo, se ve ayudado<br />
por lo que el activista Eli Pariser ha<br />
denominado el “filtro burbuja” derivado<br />
del hecho de que Google, Facebook y<br />
compañía nos ofrecen resultados personalizados<br />
que pueden mantenernos lejos<br />
de visiones que nos contradigan. Como<br />
consecuencia, y aunque contemos con<br />
más información que nunca, no parece<br />
que tengamos incentivos para ocupar<br />
nuestro tiempo en buscar la verdad. Para<br />
peor, un estudio publicado por la Sociedad<br />
Real británica muestra que el hecho<br />
de tener información que desmienta a<br />
un político puede hacernos cambiar de<br />
opinión sobre el hecho pero no afecta<br />
nuestra opinión sobre el candidato o<br />
nuestra probabilidad de votarlo. ¿Será,<br />
entonces, que adonde vamos no necesitamos<br />
la verdad?<br />
*Magister en Ciencia Política (UBA-UTDT).<br />
84<br />
85
Entrevista<br />
quince<br />
José Muñoz:<br />
La historieta como refugio<br />
José Muñoz habla con admiración de Héctor Oesterheld,<br />
uno de los guionistas de lujo con quien trabajó, y en un momento<br />
expresa: “No era un aniconeto, que es algo que no suena<br />
bien pero que expresa con precisión una idea”. Cuando se<br />
le pregunta cuál es esa idea que expresa ese particular término<br />
que “no suena bien”, se ríe y aclara: “¡Ah, por supuesto!, el<br />
aniconeto es un analfabeto en imágenes”. La confusión es natural,<br />
toda vez que Muñoz lleva viviendo en Italia desde hace<br />
casi treinta años y las lenguas se confunden, aunque confiesa<br />
que nunca deja de sentir a Buenos Aires: “Esta ciudad es una<br />
gran narración y en esa narración yo nací. Buenos Aires es una<br />
POR Christian Kupchik<br />
especie de colección de almas que vivieron, crearon, rieron y<br />
sufrieron, un alma colectiva que baila viajando por estas luces<br />
que me enceguecen, que entreveo parpadeando y que importa<br />
poco si todo esto es cierto o no”.<br />
Esta voz que parece tanguera pertenece a uno de los principales<br />
referentes en el mundo del dibujo actual, y que encontró<br />
en Carlos Sampayo al socio ideal para dar vida a Alack<br />
Sinner, un detective duro, heredero de Chandler, que lo<br />
consagró internacionalmente. La edición completa de sus<br />
aventuras (Edhasa, más de <strong>70</strong>0 páginas), lo trajeron de vuelta<br />
a esta ciudad que identifica entre parpadeos.<br />
–Estudió en la mítica Escuela Panamericana de Arte<br />
con destacados profesionales como Hugo Pratt y Alberto<br />
Breccia, entre otros… Exactamente, y por lo tanto soy,<br />
como suele afirmar cierta jerga economicista, un producto<br />
derivado de aquella excelencia. Yo era muy chico, vivía en<br />
Hurlingham y viajar hasta el centro era toda una aventura. La<br />
Escuela estaba en Paraná al 600, en un departamento de dos<br />
ambientes. Yo devoraba el Misterix, recién había aparecido el<br />
Sargento Kirk y estaba obsesionado con Pratt. Quería tener<br />
clases con él y nadie más. Estoy hablando de los años 1952<br />
o 1953… Llegué y, en ese departamento minúsculo, me lo<br />
encontré: vestía una camisa blanca, bien planchada. Parecía<br />
un jinete que acababa de dejar el caballo en la calle Paraná.<br />
Lo reconocí de inmediato, porque lo había visto en una foto<br />
dibujando y se me había grabado en la memoria. Era un<br />
espectáculo cada línea de ese hombre, incluso las no logradas.<br />
Estaba despotricando contra el dibujo de alguno de sus<br />
discípulos, todo blanco, con algunas venas rojas surcándole el<br />
rostro. Era una aparición furiosa, pero, a la vez, bien parecido<br />
el muchacho, un lindo pibe… Y yo paraba la oreja para ver<br />
qué decía. Entonces me dieron dos noticias a la vez que me sacudieron:<br />
la primera era que Pratt no seguiría dando clases. La<br />
segunda era que sería reemplazado por Alberto Breccia.<br />
Ahí sí que se justificaba el dicho “suerte para la desgracia”.<br />
Y además, simultáneamente, teníamos nenes como Roux,<br />
Solano y otros monstruos de un talento enorme.<br />
En medio de eso, como peludo de regalo, caí yo. Sé muy bien<br />
que lo que hago es algo valioso y se lo debo por completo<br />
a esos gigantes que me enseñaron a explotar algo que tenía<br />
adentro y yo no sabía.<br />
–¿En ese momento consumía más cómic que literatura?<br />
Sí, más revistas de historietas. Leía también novelas,<br />
sobre todo las de aventuras que publicaba la colección Robin<br />
Hood, como El último de los mohicanos de Fenimore<br />
Cooper, pero mi entusiasmo estaba más volcado hacia el<br />
dibujo que hacia la palabra.<br />
–¿Y cómo se mezcla Alack Sinner, un personaje netamente<br />
deudor de la novela negra norteamericana<br />
aunque con toques tangueros, con el mundo marginal<br />
que sostenía la revista española El Víbora? Bueno, nos<br />
aceptaron. Algunos nos miraban con cierta sospecha, porque<br />
no pertenecíamos a la tribu algo endogámica que formaban,<br />
pero, sobre todo, creo que se privilegió el respeto mutuo. En<br />
ese momento Sampayo y yo éramos publicados por un excelente<br />
grupo de gente en Milán, otro extraordinario grupo en<br />
París comandado por Georges Wolinski, asesinado a tiros<br />
en el atentado contra Charlie Hebdo, y también colaborábamos<br />
con las italianas Alterlinus y con Frigidaire, que eran<br />
más vanguardistas, y ahí caímos en El Víbora. Era un riesgo.<br />
Ciertas cosas que se celebraban en Barcelona no se entendían<br />
en París y viceversa. Pero en todos los medios donde<br />
publicábamos latía cierta efervescencia y esa misma efervescencia,<br />
aunque más salvaje, hizo que surgiera de modo<br />
natural Sudor sudaca.<br />
–Cuando arrancaron a hacer Alack Sinner no conocían<br />
los Estados Unidos… No, ninguno de los dos. Fuimos por<br />
primera vez en 1981. Ahí se dio una carambola al menos<br />
a tres bandas. Buenos Aires se emitió en nosotros y nosotros<br />
emitíamos en Europa lo que nos impresionaba de los<br />
estadounidenses, ya sea para el elogio o para la crítica. Art<br />
Spiegelmann nos decía: “Pero Uds. crearon una Nueva<br />
York más auténtica que la real. Es increíble…” Y estoy de<br />
acuerdo. ¿Por qué? Porque sobreexcitados por la excelencia<br />
narrativa de ese país, cantamos nuestra canción a partir del<br />
cosmopolitismo creativo que había sido inoculado en nuestro<br />
ADN cultural a través de la historieta, el cine, la literatura, la<br />
música… Procesamos todo eso y lo devolvimos a los nativos<br />
sin los vicios de haber tenido que vivir allí.<br />
–¿Cómo definiría Alack Sinner? En principio diría que<br />
es un caballero solitario, con ese rostro surgido de mezclar a<br />
Charles Bronson con Steve Mcqueen, melancólico, no<br />
necesariamente cínico aunque no le faltan razones para serlo,<br />
pero no le sale. Responde con claridad al modelo del antihéroe,<br />
porque tampoco cabe otra posibilidad. Es un corazón<br />
inteligente, un tipo que se comporta bien, que se entretiene<br />
resolviendo entuertos en su primera época detectivesca y luego<br />
trata de ayudar a quien le pasa cerca. Pero si tengo que decir la<br />
verdad, Alack somos nosotros. Es una autobiografía de pareja<br />
pensante, emigrada. Éramos clandestinos en Europa y él nos<br />
sostuvo y acompañó en aquellos años oscuros, nos ayudó a<br />
soportar lo que estaba sucediendo en Argentina, nos hizo permanecer<br />
vivos y sobrevivir ética, política y económicamente.<br />
–En esta última etapa trabajó ilustrando clásicos<br />
literarios, como “El perseguidor” de Cortázar, Cuatro<br />
cuartetos de Eliot o El extranjero de Camus. ¿Cómo<br />
se dio ese cambio y cómo se siente con él? Sí, eso se dio<br />
en los últimos seis o siete años. Salvo en el caso de Eliot,<br />
los otros, Cortázar, Camus, Quiroga, incluso, fueron<br />
importantes en mi formación, habían abierto puertas de luz y<br />
comprensión en mi interior. En cierto modo, fue como trabajar<br />
con amigos a los que no conocía personalmente. Cortázar<br />
y Camus particularmente entraban y salían de forma constante<br />
en mi mundo, por las calles de Milán donde vivo, en<br />
las conversaciones con Sampayo. En última instancia somos<br />
consecuencias, productos derivados de lo que hemos leído<br />
y visto. De modo que recurrir a ellos fue entrar a la cocina<br />
central de nuestra imaginación.<br />
–¿Cómo entiende la función de la historieta? A veces<br />
la historieta se vuelve un refugio para poder sublimar las<br />
contribuciones intolerables que te trae la historia, que nos<br />
ha quitado alguna que otra esperanza, pero no toda. Obviamente,<br />
canalizamos nuestros temores, dudas y certezas ante<br />
cada acontecimiento. La historieta sirve para controlar los<br />
desvaríos de la historia<br />
86<br />
87
Reseña<br />
dos<br />
LUCAS NINE<br />
El escritor<br />
como espejo<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
En lo que podría considerarse como la humorada máxima<br />
del peronismo, Jorge Luis Borges fue transferido en<br />
1946 de su cargo en la Biblioteca Miguel Cané a la función<br />
de “Inspector de aves de corral”. Borges inspector de aves,<br />
la historieta escrita y dibujada por Lucas Nine, toma ese<br />
episodio como base para componer una ficción inequívocamente<br />
argentina. Prodigiosa en lo gráfico –un blanco y negro<br />
casi violento resalta las figuras en eterno movimiento propias<br />
de Nine–, la acción se ubica en un Buenos Aires lunar al<br />
que aún le sientan bien las tramas policiales. Con un pucho<br />
en la boca y una agilidad con la que ni soñó en su vida real,<br />
la estrella irreemplazable de nuestras letras desciende a los<br />
submundos avícolo-burocráticos para relatarnos sus aventuras<br />
en un lenguaje que parodia con inteligencia el inconfundible<br />
tono borgeano. Es en este relato donde el autor de historieta<br />
deja paso al escritor a secas. El contenido de los globitos<br />
mantiene un tempo sostenido de comedia, pero destroza la<br />
idea bastante instalada de que la novela gráfica para adultos<br />
maneja un léxico reducido, tocando temas “duros” o recurriendo<br />
a lo autorreferencial. El Borges de Nine le pone el<br />
cuerpo al territorio que lo circunda, pero no puede parar de<br />
analizarlo a pura palabra, en una suerte de crónica en vivo de<br />
las aventuras absurdas que enfrenta. Aunque hace de todo,<br />
tanto física –corre, salta, se embarca en impactantes peleas<br />
que tienen algo de Manga– como verbalmente –se desgrana<br />
en metáforas–, su actitud básica es nula en grandilocuencias y<br />
tiene algo de ángel caído. Ha descendido al plano de los simples<br />
mortales donde, lejos de cualquier engrandecimiento, es<br />
objeto de persecuciones ridículas –como una en el colectivo<br />
60, Constitución-Tigre, disfrazado de pollo– sin dejar por eso<br />
de ser consciente de su papel de renegado, de exiliado de un<br />
mundo mejor. En ese contraste, en ese “saberse” un poco<br />
superior al resto, en esas burlas que dedica a sus pares del<br />
oficio, la ligan desde Gombrowicz hasta Sábato, se ubica<br />
lo más fatalmente argentino de un libro que insinúa que la<br />
mirada entre cruel e ingenua de su protagonista puede ser<br />
también una pudorosa manera de encubrir la piedad.<br />
El parque Japonés, los bares del bajo, un pingüino de vino,<br />
un sifón, una morocha culona y otros motivos visuales<br />
elegidos por Nine también interpelan muy directamente al<br />
lector local. Lo mismo hacen los personajes secundarios<br />
ficticios, como el argentino a más no poder detective Falcone,<br />
o ficcionalizados, como Xul Solar, Oliverio Girondo o<br />
Nora Lange. La locura, los egos, el amor platónico y otros<br />
temas propician enormes placeres visuales y conectan con<br />
distintos tipos de sensibilidades. Lo mismo ocurre con el<br />
lenguaje: Nine se regodea plantando a nuestro tótem literario<br />
de cara al mundo, para lanzarle una frase que resume el<br />
espíritu de este libro: “Georgie las pelotas”<br />
89
Arte<br />
YVES KLEIN:<br />
El artista de<br />
la sensibilidad<br />
inmaterial<br />
POR Mónica Tracey<br />
Acción artística “Antropometrías de la época azul”, Galerie Internationale d'Art<br />
Contemporain, Paris, 9 de me marzo de 1960<br />
©Yves Klein, Adagp, París / SAVA, Buenos Aires, 2016<br />
La muestra de YVES KLEIN que se exhibe en Proa hasta el 31 de julio reúne 76 obras y alrededor<br />
de 100 documentos. Recorrerla con detenimiento, escuchar la voz de Klein, ver los videos de sus<br />
performances, leer sus escritos, abren la puerta a una experiencia conceptual y espiritual que,<br />
incluyendo la estética, la excede<br />
Cuerpos como pinceles, un azul único, una música que implora<br />
silencio, una apuesta artística y espiritual que tiñe todo<br />
lo que toca, y eso, en un arco que recorre apenas siete años<br />
de una brevísima vida que concluyó a los 34 y dejó, además<br />
de una obra, una huella en ese extraño camino que cimenta<br />
la construcción de una nueva mirada.<br />
Cuando las vanguardias que iniciaron el siglo XX dando un<br />
giro completo sobre el arte y la mirada sobre el arte ya eran<br />
clásicos, una nueva oleada de artistas llegó para expandir<br />
aquella iniciación y poner en juego, a otros niveles, la propia<br />
definición de arte. Uno de ellos fue Yves Klein, cuya obra,<br />
disparada en múltiples sentidos, estampa su huella entre<br />
1954 y 1962, en pintura, escultura, performance, fotografía,<br />
música, arquitectura, proyectos de teatro, danza y cine. En su<br />
concepción del arte, el objeto material daba paso a una sensibilidad<br />
inmaterial imbuida de un sentido de espiritualidad.<br />
Y ahí radica la desmesura de su búsqueda que se propone<br />
repensar el mundo en términos estéticos y espirituales.<br />
En la muestra se pueden ver sus primeras pinturas monocromáticas,<br />
una de las cuales le valió el rechazo del Salon<br />
des Réalités Nouvelles, en 1955. Pintando una superficie<br />
de un solo color, en ese caso naranja mate, Klein pretendía<br />
producir una cierta sensibilidad en el espectador. El jurado<br />
le sugirió que para ser aceptado le agregara otro color, una<br />
línea, algo. El artista recién iniciado ya sabía que buscaba<br />
otra cosa. Poco después, logró un azul que pasaría a impregnar<br />
gran parte de su obra. Para resguardar su composición<br />
química, patentó ese color único que desde entonces es<br />
conocido como International Klein Blue –IKB–. En Proa se<br />
puede ver una gran piscina con ese azul brillante y profundo<br />
que efectivamente produce un impacto en quien lo contempla.<br />
También están sus esponjas impregnadas de ese color,<br />
sus cuadros monocromos en su azul ultramar y sus “Antropometrías”,<br />
telas en las que los cuerpos de las modelos pintados<br />
dejaron sus huellas. Un video muestra la ceremonia de<br />
realización de esos cuadros: mientras una orquesta ejecuta la<br />
Sinfonía monótona, creada también por Klein, que consiste<br />
en el sonido de un acorde sostenido durante veinte minutos<br />
seguido de veinte minutos de silencio, tres modelos desnudas<br />
se cubren de pintura azul IKB y se apoyan sobre papeles<br />
blancos instalados en las paredes y el suelo.<br />
Allí están también sus cuadros hechos con fuego y huellas<br />
de esos “pinceles vivos” que eran los cuerpos de sus modelos<br />
pintados. La emoción estética de estas obras es, sin embargo,<br />
solo una parte de su apuesta. “Me doy cuenta de que mis<br />
cuadros no son más que las ‘cenizas’ de mi arte”, decía.<br />
Por eso, su obra plástica tangible está acompañada de escritura<br />
y de múltiples gestos, como el Salto al vacío, un montaje<br />
fotográfico que muestra a Klein arrojándose desde un balcón,<br />
imagen que se volvió icónica. Luego vendría la ceremonia<br />
ritual de la venta de una obra inmaterial. Junto al Sena y en<br />
presencia del director de un museo, Klein entrega un recibo al<br />
comprador que le paga con lingotes de oro. La mitad de esos<br />
lingotes son arrojados al río, como tributo a la naturaleza, y el<br />
recibo se prende fuego. Solo quedan las imágenes fotográficas<br />
de la transacción que ilustran los pasos seguidos de acuerdo a<br />
reglas rituales establecidas por el artista. La obra de sensibilidad<br />
inmaterial se convierte en otro gesto que genera un vacío.<br />
Curiosamente, lo sustancial de la formación de Klein, que<br />
marcó su búsqueda de espiritualidad, no provino tanto de las<br />
artes plásticas sino de la práctica del Judo y de su inmersión<br />
en la filosofía oriental y el Rosacrucismo. Si bien se crió en un<br />
medio artístico, sus padres eran pintores –el padre, figurativo;<br />
y la madre, abstracta–, fue su práctica de Judo lo que lo<br />
llevó primero a estudiar en la “Escuela Nacional de Lenguas<br />
Orientales” y luego al Japón, donde llegó a ser cuarto dan en<br />
Judo, grado máximo otorgado a los europeos. Tanto la práctica<br />
del judo como las ideas de filosofía oriental y de la Orden<br />
de los Rosacruces, a las que adhirió, estuvieron en la raíz de<br />
su pensamiento artístico.<br />
Como tantos artistas, Klein puede ser visto como un mistificador.<br />
El secreto está en ver o no ver, sentir o no sentir<br />
su apuesta. “Algunas personas percibieron solo el exterior<br />
de su enfoque, su sentido de lo espectacular; no obstante<br />
él hacía de la sinceridad el elemento esencial de su obra”,<br />
dice Rotraut Uecker Klein, viuda del artista y actual esposa<br />
de Daniel Moquay, curador de la muestra de Proa, ambos<br />
responsables de los Archivos Klein. Hay quienes no pueden<br />
ver más que un chiste, una impostura, en sus transacciones<br />
comerciales de una obra inmaterial. Quienes pueden ver allí<br />
una concepción, la puesta en obra de un vacío, reconocen<br />
en Klein a uno de esos artistas que abrió algo, que dio un<br />
paso en esos raros caminos que llevan a cambiar la mirada, la<br />
sensibilidad. Sin darnos cuenta, nuestra mirada ha ido cambiando<br />
y frente a una obra de arte percibimos sensaciones,<br />
pensamientos, que tiempo atrás sencillamente no nos hubiera<br />
sido posible sentir. Klein, con tantos otros, fue uno de los<br />
forjadores de ese nuevo reino<br />
90<br />
91
MUSEOS<br />
del mundo<br />
Circos y payasos,<br />
un museo sin paredes<br />
POR Martín Garrido<br />
La idea de un museo no viene sola. Está asociada al prestigio<br />
de grandes nombres, desde el Louvre al Hermitage o las<br />
Bellas Artes globalizadas, y anclada en un tiempo clásico e<br />
inmóvil. Son descendientes del respeto a la memoria de lo<br />
valioso en curiosidades, joyas u objetos de arte.<br />
Luego, sin perder esa línea aceptada, se fueron transformando<br />
en museos de carácter institucional público o privado.<br />
En un tiempo tan diferente como el nuestro, que podríamos<br />
calificar de “líquido”, “móvil” o “cambiante”, las cosas tienden<br />
a no ser lo que eran.<br />
El mundo del silencio y del gesto tiene otra manera de expresarse<br />
a través de los espectáculos. No surgen museos dedicados<br />
a este arte, pero los podemos inventar a nuestro antojo.<br />
Por ejemplo, en los circos que saltan de las carpas al mundo<br />
o que generan sus escuelas como el École Internationale de<br />
Mimodrame creado por Marcel Marceau (1923-2007) en<br />
las afueras de París o el Cirque du Soleil, que surgió en 1984<br />
a partir de artistas callejeros en Quebec, que pasaban la gorra<br />
para recibir un dinero al paso igual que los malabaristas de<br />
nuestra avenida 9 de Julio o con las funciones que proliferan<br />
como “gratuitas” sostenidas por la generosidad espontánea.<br />
Célebres o menos conocidos, se mantienen las dinastías de grandes<br />
clowns que siguen a su modo las películas mudas universales<br />
de Chaplin o Buster Keaton. O con raíces en su pasado en<br />
la Commedia dell’Arte del siglo XVI en Italia con Goldoni que<br />
llega hasta Darío Fo o alimenta la fama de ropas y máscaras<br />
del Carnaval de Venecia, que desbordó límites, llegando hasta<br />
Shakespeare, Moliére o Lope De Vega.<br />
Lo hemos visto con el genial Oleg Popov (1930-2016),<br />
cuando nos visitó el Circo de Moscú en cuya escuela se había<br />
formado como equilibrista, para nosotros inolvidable con<br />
su peluca naranja, gorra a cuadros y nariz roja como “Pepe”<br />
Marrone o la familia de los Colombaioni, que en Roma<br />
era tan exitosa desde siempre como al pasar por nuestro Teatro<br />
San Martín, y que habían trabajado en la antología que<br />
Federico Fellini le dedicó en 19<strong>70</strong> a los payasos.<br />
La televisión también multiplica el disfrute de un museo en<br />
pantalla con intérpretes tan apreciados como los españoles<br />
Gaby, Fofó y Miliki o nuestro Carlitos Balá, quien, a<br />
los 91 años, se sigue preguntando qué gusto tiene la sal o el<br />
proyecto de la gallina Turuleca, que se truncó por el fallecimiento<br />
de Manolo García Ferré.<br />
Vía satélite tenemos una videoteca más que actualizada sobre<br />
este museo sin paredes. En las Olimpíadas de Pekin (2008)<br />
actuó el circo de Chengdu, el mayor de China. En New York<br />
tienen su Big Apple. En Buenos Aires, Fuerza Bruta alterna<br />
sus presentaciones con otro elenco en el mundo.<br />
Tenemos una tradición muy rica y la podemos seguir en los libros<br />
y fotografías de archivo en las bibliotecas. Desde el payaso<br />
inglés, Frank Brown (1858-1943,) que hizo reír a Sarmiento<br />
y a Pellegrini hasta el Circo Criollo de los Hermanos Podestá<br />
y su antológico Pepino el 88 y su hablar en Cocoliche<br />
Información útil<br />
En cualquier ciudad del mundo se recomienda asistir a un espectáculo<br />
de mimos o circos sin animales. En Buenos Aires, además, tenemos<br />
una manzana del BA Polo Circo creado en el 2008 en Garay 2051 y<br />
Combate de los Pozos con visita de elencos locales y extranjeros.<br />
93
Turismo<br />
internacional<br />
Estrasburgo,<br />
la sinfonía del silencio<br />
POR Horacio de Dios<br />
No hace falta hablar en francés ni en alemán, tampoco en<br />
alsaciano o en los dialectos regionales. Basta con hacerle caso<br />
a Marcel Marceau, que nació en Estrasburgo, para oír la<br />
Sinfonía del Silencio. Sin una sola palabra, al estilo de uno de<br />
sus hijos más ilustres (1923-2007) accederemos a respetar los<br />
símbolos de los valores más altos de la civilización: la paz y la<br />
aceptación del diferente.<br />
Celtas, romanos, Hunos y otros: todos europeos<br />
En una estrecha franja, mucho más pequeña que el territorio<br />
de nuestras provincias de Misiones o Tucumán, Alsacia ha sido<br />
la esquina más peligrosa de Francia y Alemania. Sobre la parte<br />
baja del Rin, el río mas transitado de Europa, la historia dejó<br />
su huella de 20 siglos. Abreviando, pasamos desde la prehistoria<br />
en la sucesión de Celtas, que le dieron nombre al Rin<br />
llamándolo “fluir”, a la llegada de los romanos, que lo dieron<br />
por límite de su Imperio. Siguieron las invasiones de los Hunos<br />
de Atila y de varios concurrentes bárbaros hasta iniciado el<br />
período más dramático reciente, con la soberanía alternada de<br />
Francia y Alemania, que implicó un final feliz porque la ciudad<br />
aloja el Parlamento de la comunidad donde 751 diputados<br />
intentan hacer realidad la convivencia europea. La idea de los<br />
cuatro grandes estadistas que le dan nombre a calles del Barrio<br />
Europeo de Estrasburgo: Robert Schuman, Jean Monet,<br />
Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi.<br />
Desde París al pasado y presente en solo dos horas<br />
Una buena manera de comenzar la recorrida y, sobre todo, lo<br />
que significa la visita es seguir el camino inverso de Marceau<br />
y volver desde París a su tierra natal. Con el TGV, tren de<br />
alta velocidad, llegamos desde el Gare del Este en dos horas<br />
y 21 minutos a la moderna estación central de Estrasburgo<br />
que parece un plato volador –o un Zeppelin– con sus vidrios<br />
abovedados que conservan su interior de 1883. Un diseño<br />
emparentado con la terminal ferroviaria de Alexanderplats,<br />
en Berlin, que no es casual porque ejemplifica la arquitectura<br />
del Segundo Imperio Alemán, en uno de los traspasos de<br />
soberanía, cuando se consideraba Reichsland.<br />
En 1681 Alsacia pertenecía a la Francia de Luis XIV, el Rey<br />
Sol. Con el resultado de la Guerra Franco– Prusiana (18<strong>70</strong>-71)<br />
pasó al Kaiser Guillermo I y a su canciller de hierro, Otto<br />
Von Bismarck (1815- 1898), como parte del del segundo<br />
Imperio Alemán.<br />
Transcurrieron 49 años hasta el fin de la primera Guerra<br />
Mundial, que la devolvió a Francia.<br />
Con la Blitzkrieg, “guerra relámpago”, de Hitler en 1940<br />
volvió al dominio a manos alemanas hasta la derrota en 1945<br />
y el comienzo de una Europa Comunitaria, que se propuso<br />
terminar con las guerras en el viejo continente.<br />
Vírgenes sabias y necias<br />
El visitante puede seguir la historia a paso de peatón desde<br />
el fascinante Centro Histórico, que está dentro de la isla rodeada<br />
por las aguas del Rin. Su imponente atracción, que se<br />
aprecia a la distancia, es la Catedral que comenzó a construirse<br />
en 1227 y concluyó en 1439 en una simbiosis de gótico y<br />
barroco. Con 142 metros, era la mayor del mundo hasta que<br />
se terminó la Catedral de Colonia, en 1880 con 157 metros.<br />
Los tesoros de la Catedral y el marco que la acompaña son<br />
notables. Como botón de muestra, puede apreciarse el Reloj<br />
Astronómico de dieciocho metros de altura, de 1571, que fue<br />
precedido y mejorado desde el primero que tenía un gallo<br />
autómata –el más antiguo que se conserva en Occidente–.<br />
Entre las riquezas de sus esculturas están las escenas de las<br />
“vírgenes prudentes” al lado del “esposo ideal”. En oposición<br />
están las “vírgenes necias”, que se ofrecen al “Tentador”, que<br />
sostiene la manzana prohibida.<br />
Notre Dame, con la Revolución Francesa, fue saqueada en<br />
1793 y remodelada como “Templo de la Razón”. No fue el único<br />
atropello porque también fue violentado el Jardín Botánico,<br />
orgullo alsaciano, porque quisieron reemplazar los árboles que<br />
creían monárquicos, como los naranjales, por ciruelos plebeyos.<br />
Como ejemplo contrario, durante la primera soberanía<br />
imperial, hubo signos de mayor tolerancia en las costumbres.<br />
Incluso en el Observatorio Astronómico trabajaron juntos<br />
científicos de ambos países. Uno de ellos, el astrónomo francés<br />
Ernest Benjamin Esclangon (1876-1954) en 1933 inventó<br />
el primer servicio telefónico automático de horario hablado, el<br />
antecedente cotidiano de nuestro “113”.<br />
También son una gratificación para los sentidos las excelencias<br />
de la gastronomía de Alsacia. En nuestro paseo encontramos<br />
abundantes tabernas populares, los “winstubs”, ideales para<br />
catar vinos blancos y tintos. Entre ellos, los bienamados Pinot<br />
Blanc y Noir. Y, por supuesto las brasseries, con la cerveza<br />
donde no se presentan diferencias con los vecinos alemanes,<br />
porque las elaboradas allí comenzaron en 1268 y son las más<br />
vendidas en toda Francia, como la Kronenbourg y sus colegas.<br />
Entre sus especialidades, hoy muy polémicas en el mundo<br />
por críticas al maltrato a patos y gansos obligándolos a<br />
engrosar su hígado, está el Foie Gras. Aseguran que fue un<br />
descubrimiento del cocinero Jean Pierre Clausel en 1780<br />
para el gobernador francés Cotades.<br />
En cambio, nadie discute la Tarte Flambee, pasta fina recubierta<br />
de nata, cebolla y chicharrones, que muchos lugares ofrecen<br />
como único plato. Es ideal, además, para cerrar la comida con<br />
los schnaps, aguardientes a base de pera y otras frutas.<br />
Competir es un buen ejemplo<br />
En Alsacia, que pasó varias veces las de Caín, aprendieron<br />
que la guerra no es un buen negocio, que lo mejor es<br />
compartir lo bueno y comenzar de cero ante lo malo. Los<br />
notables museos que tiene Estrasburgo, en monumentales<br />
edificios de varios siglos de ayer a hoy, son una referencia<br />
para cerrar este panorama al paso del placer.<br />
Elijo solo dos de distintas épocas: El Musée Alsacien, instalado<br />
en tres antiguas residencias, fue inaugurado en 1907 durante el<br />
Imperio Alemán pero antes de la llegada de los nazis. De ese período<br />
de los siglos XVIII y XIX recoge la vida tradicional en sus<br />
trajes, costumbres, muebles, artesanías e imaginería religiosa,<br />
católica, protestante y judía. La selección de juguetes es formidable<br />
y brinda modelos en los que se inspiran los que producen<br />
sus réplicas en las tiendas, un posible souvenir para sumar a los<br />
recuerdos que volverán en las fotos de nuestros celulares.<br />
Otro de los preferidos, en un catálogo mayor de lo que podemos<br />
agendar para nuestra visita, es el Musée d’Art Moderne<br />
et Contemporain en el barrio histórico. Posee un moderno<br />
edificio de cristal inaugurado en 1998 frente al canal del Rin.<br />
Las colecciones son estupendas.<br />
Como un fin de fiesta para estos apuntes: un restaurante y un<br />
magnífico café con una terraza panorámica al río<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Horacio de Dios<br />
Del Bistro a la Brasserie<br />
o Winstubs con schnaps.<br />
A la hora de comer y tomar nos vienen los mejores recuerdos y<br />
están asociados a lugares que no necesitan traducción, por ejemplo,<br />
las parrillas. En algunos casos no tienen características tan netas,<br />
porque no solo de carne estamos hechos.<br />
Y aquí viene la parte más divertida, porque hablamos y pensamos en<br />
una trattoria sin detenernos en el plato que disfrutamos más allá de<br />
“la pasta”. Lo mismo nos pasa con los Pubs, luego de aceptar que la<br />
cerveza puede no estar fría.<br />
En París, donde hay tantos lugares de comida rápida como en Buenos<br />
Aires o más, no pensamos en un restaurante salvo para una fecha especial<br />
porque pertenecen a la aristocracia gastronómica. Esto ocurre<br />
no solo en Francia. A la hora de pedir una recomendación preguntamos<br />
por el bistró del barrio con el vino de la casa o a la brasserie con<br />
cerveza artesanal, porque eso es lo que significa y está muy de moda.<br />
Al llegar a Estrasburgo descubrimos los Winstubs, que son emporios<br />
gastronómicos sin límites, porque podemos tomar vinos, cervezas,<br />
aguardientes –schnaps– y comer platos alsacianos inolvidables. Porque,<br />
aún en Francia, estamos en la frontera con Alemania y Suiza y a<br />
nadie se le va a ocurrir pedirnos el pasaporte con el menú.<br />
94 95
VIDA GOURMET<br />
POR Mónica Tracey<br />
El mejor<br />
Pinot Noir<br />
del mundo:<br />
un sueño<br />
patagónico<br />
LOS FRASCOS<br />
PARA EL RECUERDO<br />
El nuevo libro de Dolli Irigoyen nos vuelve a ese lugar<br />
entrañable de cocinas, largas mesas de madera y despensas,<br />
que concentraban y prolongaban los sabores de los productos<br />
de estación. “Cuando hay abundancia de frutas, verduras y<br />
hortalizas en las diferentes estaciones del año, hay una sola<br />
forma de preservarlas: convertirlas en mermeladas, dulces,<br />
jaleas, chutneys, pickles y escabeches”, explica la cocinera, y<br />
asegura que ese proceso la conecta con un momento y un lugar<br />
particulares y la transporta a través del tiempo a evocar la<br />
casa de sus abuelos, en el campo, con sus árboles frutales, su<br />
huerta y el camino hacia los dulces y conservas. Frascos está<br />
dedicado a su abuela Teresa Fontaine, la gran iniciadora.<br />
Para los que aún recordamos los frascos boca abajo sobre un<br />
lienzo, esperando el dulce o el escabeche del día, este libro es<br />
una fiesta de la memoria; para los más jóvenes o quienes no<br />
tuvieron esa tradición familiar, será la propuesta para tomar<br />
contacto y reiniciar aquel mundo en que la comida y los<br />
afectos se unían naturalmente y que las recetas familiares se<br />
transferían de grandes a chicos en tardes a pura práctica.<br />
Tratándose de alimentos que se guardan para conservar, el<br />
primer paso es el cuidado de los frascos, cómo esterilizarlos,<br />
y la pasteurización de los dulces. Dolli es muy detallista y<br />
advierte acerca de los posibles signos de una conserva que<br />
por algún motivo dejó de ser apta para su consumo. En cada<br />
receta además, informa cuánto tiempo de conservación tiene<br />
y recomienda poner etiquetas con la fecha de envasado y<br />
límite de consumo.<br />
Claro que hay dulces tradicionales, como el de ciruelas, o<br />
esa maravilla que es el dulce de leche casero, a años luz<br />
de todos los industriales, pero también hay algunos exóticamente<br />
tentadores, como el de ananá a la pimienta, el<br />
de pera y lavanda, o el de zanahoria, naranja y jengibre.<br />
Algunos van acompañados con recetas de postres, tortas y<br />
bizcochos en cuya preparación se incluyen algunos de los<br />
dulces, mermeladas y frutas al natural, como los Pancakes<br />
de ricota con higos en almíbar o las galletas rellenas con<br />
dulce de frutilla y damasco.<br />
El capítulo de las conservas incluye básicos como tomates al<br />
natural, un kétchup sencillo, chutneys, escabeches de hongos<br />
portobellos o de codornices y una variedad de pickles<br />
sorprendentes, de remolacha, de nabo, de hinojo y naranja…<br />
Todo se ve delicioso y no son difíciles de hacer. Lo más<br />
importante es poner atención en los pasos para asegurar que<br />
las conservas se mantengan en buenas condiciones. El plus:<br />
capturar las estaciones del año en la alacena y tener siempre<br />
a mano una delicia casera<br />
Frascos, dulces y conservas<br />
Dolli Irigoyen<br />
Editorial Planeta<br />
Un comienzo de la historia podría ser en 2001 en Nueva York cuando Piero Incisa<br />
Della Rocchetta probó un Pinot Noir de la bodega rionegrina Canale. Pero<br />
nada tiene un solo comienzo. Mucho antes, cuando era niño en Italia, Piero fue<br />
conociendo y admirando a su abuelo, quien forjó un sueño dentro suyo. El abuelo,<br />
el marqués Mario Incisa Della Rocchetta, había hecho un vino para consumo<br />
propio –la primera cosecha fue en 1940–, que primero se convirtió en vino de<br />
culto para los invitados de su noble casa en la Toscana y que la familia, con su<br />
oposición, decidió comercializar en 1968. El Sassicaia es hoy uno de los vinos<br />
más prestigiosos del mundo. Piero mientras tanto crecía degustando vinos y<br />
enamorándose del Pinot Noir.<br />
Cuando el enólogo Hans Vinding-Diers le hizo probar en Nueva York el Pinot Noir<br />
que había elaborado para Canale mientras fue su asesor, el sueño encontró su<br />
primer anclaje. El enólogo era el marido de su prima, la condesa Noemí Marone<br />
De Cinzano. Dos bodegas en el Alto Valle de Río Negro nacían en ese momento.<br />
La de Noemí y su marido, “Noemia”; y la de Piero, “Chacra”. Una junto a otra, en<br />
Mainqué, “un sitio donde se puede hacer un vino que te toca el alma, es uno de los<br />
lugares más mágicos del mundo para elaborar Pinot Noir”, según cuenta Piero.<br />
El proyecto de Chacra se inició en el año 2003. Dos viñedos, uno plantado en<br />
1932 y otro en 1955 pusieron en marcha el sueño. El primer ensayo lo realizó en<br />
2004, en la Bodega Noemia, con 1200 botellas. En 2005, fueron 2400. Ese año<br />
se construye la Bodega Chacra, cuya primera vinificación fue en 2006. A partir<br />
de ahí, todo fue puesto alrededor de la consigna de crecer en calidad y cuidar la<br />
tierra, el medio ambiente. Sus vinos son orgánicos y biodinámicos, una búsqueda<br />
que Piero heredó de su abuelo.<br />
El resultado a poco más de diez años de puesta en marcha son tres Pinot Noir<br />
que ya están posicionados entre los mejores del mundo: el Treinta y Dos, el más<br />
complejo y top de la bodega, hecho con uvas de aquel viñedo de 1932, apenas una<br />
hectárea y media. El Cincuenta y Cinco, hecho con tres hectáreas de 1955. Y el<br />
Barda, con veinte hectáreas de los viñedos más jóvenes, plantados en 1990. En los<br />
puntajes internacionales de mayor prestigio, hace tiempo que pasan los 90 puntos,<br />
llegando el Treinta y Dos a 97 puntos en más de una oportunidad. El Barda fue<br />
elegido por la revista Decanter como uno de los 50 mejores vinos del mundo.<br />
El sueño de lograr en el Valle de Río Negro el mejor Pinot Noir del mundo dio<br />
sus exitosos primeros pasos, un sueño en grande que alimenta una realidad<br />
a su medida<br />
96<br />
97
Cocina<br />
EL<br />
SERVICIO<br />
DEL VINO<br />
En este mundo vertiginoso, es un gesto<br />
de respeto, para uno y para el vino,<br />
tomarse los minutos necesarios para<br />
disfrutar de la ceremonia del servicio<br />
POR Marina García<br />
Todo gourmet que se precie, debería visitar al menos una bodega y un<br />
viñedo. Uno puede tomar cientos de botellas en su vida, pero cuando<br />
tiene la oportunidad de cosechar un cajón de uvas, ver lo incómodo,<br />
lo aleatorio del clima, la cantidad enorme de pasos previos a la botella,<br />
se aprende un respeto distinto, se aprecia la magia.<br />
Parte de esa magia es la que se rescata en el “servicio del vino”, una<br />
suerte de protocolo o etiqueta que promete valorar y distinguir a esta<br />
bebida al momento de llegar a la mesa.<br />
En el restaurante, es el sommelier quien se encarga de administrar la<br />
cava, sugerir las combinaciones más adecuadas con el menú y realizar<br />
esta “ceremonia” junto a los comensales. Los invito a conocer los pasos:<br />
1. El sommelier, o quien se encargue de las bebidas, se acercará a<br />
la mesa para indicar sugerencias de maridaje con los platos que los<br />
comensales hayan seleccionado. Estas propuestas deben contemplar<br />
las suficientes opciones en variedad y costos hasta que el cliente logre<br />
un par que lo deje satisfecho. Es importante, en este paso, no dejarse<br />
amedrentar por modas o marcas. Más allá de lo que se estile, cada<br />
comensal debe maridar su plato con lo que le plazca.<br />
2. Si el vino es tinto, llegará a la mesa con temperatura de cava, si es<br />
blanco, rosado o espumante, deberá llegar en balde/hielera, con temperatura<br />
adecuada para el servicio. La botella se presenta a quien lo vaya<br />
a probar para que pueda verificar que se trata del producto elegido.<br />
3. Luego, el sommelier cortará la parte superior de la cápsula y<br />
limpiará el pico de la botella a fin de que no queden rastros de moho o<br />
polvo –especialmente en vinos de guarda–. Se procederá al descorche<br />
que debe ser efectivo y silencioso. El corcho no debe romperse ni<br />
dejar residuos.<br />
4. Si por la antigüedad o guarda el vino requiere decantación, la misma<br />
se realizará en este momento a un envase de cristal para tal fin;<br />
de lo contrario, el sommelier servirá directamente de la botella una<br />
pequeña porción en la copa del anfitrión o de quien pruebe el vino. Es<br />
importante aclarar que debería hacer la degustación quien más sepa<br />
del tema, sea hombre o mujer.<br />
5. En la degustación se deberá evaluar el color, aroma y sabor de la<br />
muestra, indicando luego al sommelier que lo sirva o que lo cambie, si<br />
fuera necesario.<br />
6. En los restaurantes de calidad, la copa deberá ser la adecuada al<br />
tipo que se elija, pudiendo solicitar copas nuevas al cambiar de vino.<br />
Acompañar cada paso del menú con una bebida adecuada es un<br />
pequeño lujo que vale su precio. Es interesante también el desafío de<br />
maridar con cervezas, bebidas blancas, cocktails e incluso té.<br />
La idea de estos gestos nunca debería incomodar a los comensales,<br />
obligándolos a seguir un protocolo rígido, sino, por el contrario,<br />
brindar un espacio de valoración del tiempo, de los productos, de los<br />
presentes y, por qué no, de agradecer la oportunidad de disfrutar, que<br />
también es un bello gesto<br />
MANUAL DE CATA<br />
Joaquín Parra López<br />
Se puede haber tomado mucho<br />
vino en la vida y aun así perderse<br />
los detalles elementales<br />
para apreciarlo con todas sus<br />
luces. Volver –o empezar– por<br />
lo básico ayuda a descubrir<br />
nuevas dimensiones del placer.<br />
Un libro inicial y accesible<br />
a todo público.<br />
REPORTE VINO ARGENTINO<br />
Aldo Graziani<br />
Orientado especialmente a aficionados<br />
–locales o extranjeros–, este<br />
libro ofrece un panorama detallado<br />
con más de 400 catas, para guiar<br />
al consumidor en la tremenda oferta<br />
de variedad y calidad con la que<br />
cuenta actualmente nuestro país.<br />
Con José Zuccardi en prólogo y<br />
Felipe Pigna en reseña historia, es<br />
una pieza de colección.<br />
TINTA Y TINTO SOBRE<br />
BLANCO | Rep<br />
El vino es mucho más que magia<br />
en una botella, es también el<br />
momento, la gente con quien<br />
se comparte, la pasión, las<br />
costumbres, los recuerdos, las<br />
innovaciones... en este libro<br />
el talentoso dibujante Miguel<br />
Repiso propone un acercamiento<br />
emotivo y singular al vino<br />
nuestro de todos los días.<br />
98
Dossier<br />
literatura mimo<br />
Marcel Marceau<br />
En el silencio<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
“Para mí el silencio es una música interior. Es necesaria para encontrarse a sí mismo y para<br />
encontrar la paz. Este mundo está invadido de ruidos y caos; el hombre moderno se rodea de infinitas<br />
posibilidades de comunicación y paradójicamente es lo que siempre le falta. Con mi arte<br />
he conseguido trasmitir la emoción. El silencio es una actitud de escucha. Y esta es la magia de<br />
mi espectáculo, que el espectador se disponga a ‘escuchar el silencio’. Ahí es donde encuentra<br />
mis mensajes. He consagrado mi vida a crear mi propio estilo, inventando una gramática gestual<br />
y un lenguaje corporal que libera el mimo de su dependencia del teatro de la palabra. Si las palabras<br />
crean una imagen en nuestra mente, nuestro objetivo es recrear y, mejor aún, sugerir con<br />
99
nuestro cuerpo esa imagen. El silencio es infinito como el movimiento, no tiene límites. Para mí,<br />
los límites los pone la palabra. Nunca me encuentro solo, porque cada personaje que compongo<br />
vive y me rodea. La soledad no es amarga para aquel que deja librados la imaginación, los<br />
recuerdos, los sueños, y yo tengo mucho de ellos. El silencio es infinito, no tiene límites”.<br />
Aunque había anunciado su retiro, casi en broma, más de una década antes de 2005, Marcel<br />
Marceau, el mimo más famoso del mundo, se presentó ese año en el Teatro Colón de<br />
Buenos Aires, en el marco de su gira mundial de despedida. Tenía 82 años y la salud suficiente<br />
como para hacer su clásica performance de maillot, cara blanca y rasgos subrayados<br />
por maquillaje negro y rojo. Presentó algunos de sus números clásicos como El fabricante de<br />
máscaras o Juventud, madurez, vejez y muerte y se calzó la remera rayada y el sombrero de<br />
copa desvencijado de Bip, el personaje con el que dio la vuelta al mundo en tantas oportunidades<br />
y que fue mutando de deportista a pintor, poeta o cazador de mariposas. “La mejor<br />
conquista del hombre es su propia libertad... es la democracia que me hace regresar (…) Las<br />
dictaduras son una consecuencia de la ignorancia, así como la libertad es una consecuencia<br />
de la inteligencia y el respeto hacia los demás”, había dicho en 1987, durante otra postergada<br />
visita a Buenos Aires (había venido por primera vez en 1951), ciudad que también lo consagró<br />
como ciudadano ilustre en 1991. Pero en aquella visita de 2005, solo dos años antes de morir,<br />
Marceau tuvo tiempo de reflexionar largo y tendido en varios medios de comunicación locales<br />
acerca del oficio –tan popular como estrambótico– al que dedicó la mayor parte de su vida. En<br />
un encuentro con la periodista Cecilia Hopkins habló sobre las bases de su actividad, sin<br />
desvincularla del presente: “La observación es fundamental, pero no es suficiente. No se trata<br />
de copiar el ser humano, pero sí de estilizar su comportamiento. En el arte del mimo el gesto<br />
debe ser eficaz. No tenemos que andarnos con intelectualismos, tiene que ser simple, directo<br />
pero con estilo. Debe poseer su ritmo y alejarse de la forma naturalista. El público debe identificarse<br />
con el actor mimo, admirando su virtuosismo. Esto exige rigor y disciplina, aparte de<br />
los dones artísticos necesarios (…) Pienso que el mundo actual está imponiendo unas reglas<br />
frenéticas de actividad productiva, siempre tenemos que estar haciendo algo, rápido, para<br />
poder hacer algo más y más... esto impide que encontremos tiempo para pensar, reflexionar,<br />
meditar o contemplar, cualidades que son lo propio del hombre. Poco a poco nos deshumanizamos<br />
perdiendo lo esencial. Yo propongo en mi espectáculo un tiempo fuera del tiempo, una<br />
reflexión como un espejo que refleje el interior del ser (...) Al menos en el interior de cada<br />
espectador yo espero que mis gritos silenciosos hayan producido una emoción, una toma de<br />
conciencia, un cambio. He recogido multitud de testimonios de gente que afirman que temas<br />
como Bip soldado, Las manos, Bip recuerda han producido profundos cambios personales.<br />
Bueno, para cambiar el mundo hay que empezar por uno mismo. Creo que para lograr la paz<br />
hay que pelearse a través del arte, pues la cultura es más fuerte que la política. La política<br />
tiene compromisos, el arte no, el arte es puro. La historia se repite y hay que luchar por la paz<br />
a través del teatro, de la música, del arte. Esta forma de lucha es más efectiva”.<br />
Nacido en Estrasburgo, Francia, el 22 de marzo de 1923 como Marcel Mangel, Marceau adoptó<br />
este apellido para encubrir su origen judío frente a la ocupación nazi. “Mi padre nació cerca de<br />
la frontera entre Polonia y Rusia, pero se vino a Francia, a Estrasburgo. Mi abuelo era rabino.<br />
Marceau representando a Bip,<br />
el personaje que lo hizo célebre<br />
y que nació como un homenaje de<br />
la pantomima blanca de Pierrot.<br />
Su nombre se lo debe al personaje<br />
de Grandes esperanzas, de Dickens.<br />
“En el arte del mimo el gesto<br />
debe ser eficaz. No tenemos que<br />
andarnos con intelectualismos,<br />
tiene que ser simple, directo pero<br />
con estilo”.<br />
Mi padre puso una carnicería, se casó y nacimos mi hermano y yo. Nos dieron educación,<br />
porque no querían que sufriéramos las penurias de aquella época. Mis padres creían en las<br />
bondades de la Revolución Francesa y los derechos del hombre, pero estalló la guerra”.<br />
Durante la ocupación, Marceau pasó a la clandestinidad e integró una red de la resistencia en la<br />
que no formó parte de ninguna lucha armada, pero sí de la logística que incluía falsificación de<br />
documentos de identidad, cartas de racionamiento y asistencia para judíos que querían escapar<br />
a Suiza. Su padre, a quien describió como un hombre viril y fuerte, cuya estampa fue una de las<br />
primeras inspiraciones para desarrollar su propia destreza física y quien le heredó el amor por<br />
el aleteo de las palomas (“Es un placer íntimo que se lo debo a mi padre. Él fue quien apoyó<br />
mis primeras inquietudes artísticas. También le apasionaba el teatro. Era un hombre poético y<br />
su hobbie era la cría de palomas; por eso, las noches estaban repletas de aleteos, los mismos que<br />
vienen a mi encuentro cada vez que se esconde el sol”). Su padre fue arrestado por la Gestapo,<br />
deportado y asesinado en Auschwitz, en 1944. En ese año, el futuro mimo y su hermano Alain<br />
se unieron a las fuerzas de la Francia Libre de Charles De Gaulle.<br />
Al terminan la guerra, Marceau trabajó como pintor y orfebre, al tiempo que se inscribió en<br />
la escuela de arte dramático que dirigía Sarah Bernhardt. Pero la danza y la plástica le<br />
interesaban mucho más que la actuación teatral y encontró en Charles Chaplin un modelo<br />
a seguir: “Recuerdo que tenía cinco o seis años cuando mi mamá me llevó al cine a ver las<br />
películas de Charles Chaplin. Fue tan fuerte la emoción que ese vagabundo despertó en mí<br />
que rápidamente comprendí su sensibilidad. Imitarlo era un placer. Cada vez que lo hacía me<br />
transformaba en una especie de mini-Chaplin, que divertía a quienes me veían. Puedo asegurar<br />
que no se trataba de una caricatura. Lo juro. Fue mi primer maestro, el que me empujó a<br />
la actuación. Su espíritu está presente en Bip, el personaje que creé a los 23 años. El tiempo<br />
quiso que Chaplin y yo nos encontráramos. Fue en 1967, en el aeropuerto de Orly. Yo viajaba<br />
a Roma; él volvía a Suiza junto a su mujer y sus dos hijos más pequeños. Al verlo, una gran<br />
timidez se adueñó de todo mi ser. Me acerqué y nos miramos. Me reconoció e hizo que sus<br />
hijos me saludaran. Hablamos, compartimos anécdotas, le confesé mi profunda admiración y<br />
hasta me animé a imitarlo. Él sonrió. Al despedirnos, le besé la mano, decidido a expresarle<br />
mi gratitud. Ambos teníamos lágrimas en los ojos. Sin palabras, en silencio, nos dijimos adiós”.<br />
Existen registros en dieciséis milímetros de cortometrajes en los que Marceau ejecuta interpretaciones<br />
al estilo de los cómicos del cine mudo. Para el ojo cinéfilo, estas filmaciones resultan<br />
tan o más interesantes que lo que hizo después en los teatros que, sin embargo, constituyeron<br />
el espacio en el que alcanzó las cumbres más altas de su extensísima y, por qué no decirlo, algo<br />
monocorde carrera. Definió de “ultrapobres” a sus shows, encareciendo el mensaje que trasunta<br />
de la combinación de gesto y silencio y la capacidad humana de expresar una idea sin palabras.<br />
El bajo costo de sus producciones probablemente haya sido central a la hora de darle independencia<br />
y libertad para trabajar. Se nutrió de distintas ramas del arte, buscando condensarlas y<br />
reflexionando en torno a ellas. “Es bueno conocer la danza para aprender la diferencia con el<br />
mimo. El mimo es un arte de actitud y la danza es un arte de movimiento. El mimo es la formación<br />
de un actor silencioso: tiene que ser capaz de expresar lo que la palabra dice sin hablar.<br />
Nosotros traducimos los sentimientos con el cuerpo, sentimientos que revelan el pensamiento.<br />
100 101
Por ejemplo, cuando se habla de viaje uno se crea una imagen y en su cabeza hay como una película<br />
en la que discurren las imágenes de la palabra. Si yo hablara, mataría la potencia del arte<br />
del mimo. En el mimo, el silencio es la metáfora del arte. Chaplin estaba rodeado de un mundo<br />
invisible y yo también. Recuerdo que cuando actué en Estados Unidos, la prensa dijo: Si el cine<br />
no hubiera existido, Chaplin hubiera sido el Marceau de la época. Bueno, realmente es absurdo<br />
porque él vivió antes que yo (…). Es verdad que la danza expresa mejor la alegría, mientras que<br />
el mimo está más cercano al sentimiento del ser humano, a la exhalación del alma, al ensueño,<br />
al contacto entre la vida y la muerte. Es el contraste entre la fantasía y la realidad. El mimo no<br />
puede mostrar la realidad. Tengo una pantomima –Los siete pecados capitales– en la que no<br />
figura la mentira. ¿Por qué? porque todos mentimos. Hay mentiras piadosas, mentiras políticas...<br />
En el mimo podemos mostrar a alguien que es muy gentil y que es un asesino, alguien muy educado<br />
y que es un hipócrita. Pero es muy difícil representar la mentira porque está directamente<br />
confrontada con las acciones reales, con la vida, con el hombre y sus problemas”.<br />
En 1947, el personaje más importante que creó y el que lo acompañaría hasta la muerte en el<br />
escenario y el lienzo o el papel, veía la luz: “Bip nace en 1947 y lo llamé Bip en homenaje a la<br />
pantomima blanca de la época de Pierrot, que se representaba en el siglo XIX. Me inspiré<br />
en él para crear mi propio maquillaje y le bauticé así en honor del personaje de Grandes<br />
esperanzas, de Dickens”.<br />
“Entra en nuestras casas con paso de ladrón y con el terrible descaro del claro de luna”, dijo<br />
de Bip, Jean Cocteau, uno de los tantos admiradores ilustres del mimo. A partir de este<br />
personaje, también se habló mucho de las imitaciones, pero Marceau no se sentía plagiado:<br />
“Todo artista que deviene popular tiene imitadores. Pero mis imitadores son, sobre todo, gente<br />
que trabaja en las calles. La gente que estudia en mi escuela no me imita. Son creadores de<br />
mimo, como Blanca del Barrio, que ha desarrollado sus propias creaciones. Mis alumnos<br />
no se transforman en pequeños Bips, sino que aprenden el oficio y la técnica de Decroux, de<br />
Marceau y hacen sus propias creaciones”.<br />
Durante la Guerra, Marceau había pasado por la escuela de teatro del director Charles Dullin,<br />
donde conoció a Ètienne Decroux, catalogado como el padre del mimo actual. “Decroux investigó<br />
sobre las posibilidades expresivas del cuerpo humano –decía Marceau al repasar su carrera promediando<br />
la década del 90– Entonces los estudiantes no estaban muy interesados en el mimo, preferían<br />
hacer teatro de texto. Sin embargo, él progresivamente nos enseñó el arte del mimo. Seguí<br />
las clases que daba fuera de la escuela. Así descubrí que había una gramática del mimo tan rica<br />
como en la danza (…). Decroux hizo un trabajo fundamental, pero yo también creé una gramática<br />
del mimo que antes no existía. También las creaciones que yo he hecho son personales, como<br />
las convenciones de carácter, que Decroux no nos enseñó. Yo he establecido 42 convenciones de<br />
carácter. Es una gramática total. Mi especialidad es haber creado un mundo visible de lo invisible<br />
(…). Hay varias ramas distintas que han surgido de la escuela de Decroux. Hay compañías<br />
que se han formado como el Teatro del Movimiento. Pero cuando yo empecé, mi compañía era<br />
única en el mundo. Cuando estuve en Rusia por primera vez no conocían otra cosa que mi arte.<br />
Cuando llegué a los Estados Unidos, nadie conocía a Decroux y declararon que Marceau era al<br />
teatro lo que Chaplin al cine. Dijeron que el mimo era la esencia del teatro”.<br />
Marceau con el clown Wavy Gravy.<br />
“Es verdad que la danza expresa<br />
mejor la alegría, mientras que<br />
el mimo está más cercano al<br />
sentimiento del ser humano, a la<br />
exhalación del alma, al ensueño,<br />
al contacto entre la vida y la<br />
muerte. Es el contraste entre la<br />
fantasía y la realidad. El mimo no<br />
puede mostrar la realidad”.<br />
Junto a Jane Fonda<br />
en Barbarella (1958),<br />
de Roger Badin.<br />
Bip recorrió el mundo en giras que se repitieron a lo largo de varias décadas, deparando<br />
ganancias espléndidas a su creador. Cuando le preguntaron sobre las semejanzas que podía<br />
guardar con su personaje, respondió:<br />
“Marceau, al igual que Bip, combate por un mundo mejor, por ideales humanitarios, defiende<br />
la justicia, lucha por la democracia, empuja a los jóvenes a la solidaridad, exhorta al público a<br />
la reflexión, a conservar la esperanza. Si con mi espectáculo, por unas horas, puedo inmovilizar<br />
el odio, calmar las angustias y ofrecerle al público una parcela de felicidad, sí, soy un idealista,<br />
pero no inocente”.<br />
Los premios fueron moneda corriente. Fue miembro de la Academia de Bellas Artes francesa<br />
y obtuvo un Premio Molière honorífico. Recibió condecoraciones de las universidades de<br />
Ohio, Princeton, fue embajador de las Naciones Unidas y, en 2001, la Universidad de<br />
Michigan lo honró con la medalla Wallenberg en virtud de sus acciones para ayudar a los<br />
judíos durante la segunda guerra mundial. Sin embargo, se encargó de aclarar, siempre que<br />
pudo, que su posición se relacionaba con la paz de todo el mundo, más allá de religiones,<br />
etnias, condiciones económicas y demás. “Toda mi vida he luchado contra el horror de las<br />
guerras, de las injusticias, desde los escenarios del mundo. He rechazado contratos en países<br />
cuyos dirigentes no respetaban los derechos del hombre, como en la Argentina durante la<br />
dictadura militar. Mi compromiso siempre fue el mismo”, declaró, a propósito de esos reconocimientos,<br />
en su última visita a nuestro país.<br />
Incursionó en otros medios de expresión más allá de su arte principal. Trabajó en varias<br />
películas, una de ellas muy famosa, Barbarella, dirigida por Roger Badin en 1968, protagonizada<br />
por una despampanante Jane Fonda, y escribió una novela autobiográfica Pimparello,<br />
entre otros libros. Siempre pintó acuarelas, dibujó y realizó algunas series de litografías. Bip<br />
fue el motivo principal de la mayor parte de estos trabajos plásticos, que eventualmente expuso.<br />
Se mantuvo en movimiento hasta al final y desplegó una gran actividad docente. Veía en la<br />
enseñanza y el traspaso de experiencia una suerte de legado artístico para las nuevas generaciones.<br />
En 1978, resolvió sistematizar sus conocimientos abriendo la Escuela del Mimodrama<br />
de París. Lo acompañaba una excelente salud y un cuerpo ágil y versátil como el de los años<br />
de su juventud. Nunca engordó demasiado ni cayó en ningún vicio.<br />
Cuando su escuela alcanzó el cuarto de siglo, dijo: “Hace 25 años creé una escuela con la intención<br />
de transmitir mi arte a las nuevas generaciones, pero nadie sustituye a nadie. Esta transmisión es el<br />
legado de un estilo, de una forma y de una filosofía del arte del mimo. No pretendo hacer clones,<br />
todos somos únicos e irrepetibles. El arte evoluciona y se transforma y yo acompaño y aconsejo<br />
a los nuevos artistas que salen de nuestra escuela en sus iniciativas artísticas (…). Decidí crear la<br />
escuela para transmitir el arte del mimo. Cuando empecé, nuestro arte no estaba reconocido y,<br />
gracias a esta escuela, he podido enseñar y formar una compañía. Abrí la escuela en 1978 y fue<br />
inaugurada por Jacques Chirac. Pero para poder mantener a la compañía, que hoy está subvencionada<br />
por el Ministerio de Cultura francés, yo tenía que actuar como solista y todo lo que ganaba<br />
lo invertía en ella. Cuando trabajo con la compañía, somos entre doce y quince personas. El abrigo,<br />
de Gogol, El matador, Pierrot de Montmartre son títulos del repertorio que hago con ella. Ahora<br />
estoy preparando con el equipo un nuevo espectáculo que se llamará Los cuentos fantásticos”.<br />
102 103
Pese a ser un judío célebre y representativo, no se acercó a ninguna ortodoxia y da la sensación<br />
de que la filiación con lo que podría denominarse la causa judía haya sido más enfatizada<br />
por parte de los demás que de él: “Admiro el judaísmo, el budismo, todo lo que es religioso.<br />
Dios está en todas partes; en este sentido creo que soy un poco budista. Está en el cielo, en el<br />
mar, en todo lo que nos rodea y en cada uno de nosotros”. Tampoco fue profeta unívoco en su<br />
tierra, ya que en otros países gozó de mayor admiración y popularidad: “En Estados Unidos<br />
soy muy popular, quizás más que en mi país, y actores y artistas como Michael Jackson<br />
vienen a verme actuar. Pero también lo soy en Japón. Allí he aprendido cosas importantes,<br />
como por ejemplo, detener el cuerpo en escena. Hay una estilización del gesto japonés que<br />
me resulta muy interesante. Cuando las marionetas se convirtieron en un arte popular influenciaron<br />
el kabuki. Inspirándome en ello, he recopilado figuras de manos, como por ejemplo, el<br />
juego del abanico. Los japoneses también mueven el abanico, pero de otra forma”.<br />
Marceau se casó tres veces, de muy joven con Huguette Mallet, con quien tuvo dos hijos,<br />
Michel y Baptiste. Después, con Ella Jaroszewicz y, por último, con Anne Sicco, una<br />
estudiante de su escuela con la que tuvo dos hijas, Camille y Aurélia. Pero en la nómina<br />
de mujeres importantes en su vida también figura la artista plástica estadounidense Paulette<br />
Frankl, quien publicó, siete años después de que él muriera, un libro en el que consigna una<br />
relación de amantazgo que duró nada menos que 36 años, titulada Marcel &me: memorias de<br />
amor, lujuria e ilusión. Al margen de la veracidad de los hechos relatados en este libro y de los<br />
rumores que hayan circulado en torno a la vida amorosa del mimo, es un dato repetido que<br />
gustaba mucho a las mujeres, llegando a despertar locura en algunas, según su propio relato.<br />
Una de ellas le escribió una carta al día durante más de un año, incluyendo una foto semanal<br />
sin ropa, en tanto otra, que había sido estudiante de su escuela, terminó, según sus palabras,<br />
“totalmente loca, corriendo desnuda tras de mí, suplicándome que hiciera un bebé con ella”.<br />
A partir de ese episodio, Marceau reflexionó en una entrevista sobre la locura y la relacionó<br />
íntimamente con su metiér: “No temo a los tontos y locos que he atraído. Mi arte atrae a los<br />
rechazados, a los marginados. A través de la mímica encuentran una cierta identidad que han<br />
perdido. En el escenario expreso la persona interior y si una persona loca puede venir a mi<br />
show día tras día y asimilarlo, debe haber un núcleo de cordura incluso en los más locos. Los<br />
locos nunca perturban el espectáculo. Los borrachos, sí”.<br />
Además de ir a ver sus espectáculos, Michael Jackson fue probablemente su fan más famoso<br />
y entusiasta. El mimo dio cuenta de esa relación de mutua admiración y respeto con lujo de<br />
detalles: “Me enteré de que Michael Jackson era un fan, cuando llegó a Francia en 1988, durante<br />
la gira Bad. Dijo que deseaba conocer a dos personas, mientras estuviese aquí: Marlene<br />
Dietrich y Marcel Marceau. Alguien le preguntó: ¿Por qué Marcel Marceau? (Esta pregunta<br />
fue hecha probablemente por algún periodista aficionado). Michael Jackson respondió que<br />
cada vez que yo iba a actuar a los Estados Unidos, asistía a mis shows. Estaba desconcertado<br />
por una pregunta tan absurda. El periodista no sabía qué decir después... luego vino a verme<br />
actuar en Londres, mientras estaba allí de gira. Fue entonces, cuando llegué a conocerlo<br />
personalmente. Estábamos juntos en el escenario del teatro... Me dijo, en particular, que había<br />
quedado impresionado por mi imitación de caminar contra el viento. Posteriormente, utilizó<br />
Con su probablemente más célebre<br />
fan, Michael Jackson: “Michael es<br />
un verdadero poeta, un gran poeta<br />
de la canción. Es también un bailarín<br />
extraordinario y un showman con un<br />
gran respeto por el teatro, la música<br />
y el cine”.<br />
“Hay muchos gestos<br />
imposibles. Por ejemplo,<br />
no se puede mimar la mentira,<br />
porque para mentir solo se<br />
necesita la palabra. Y estoy<br />
agradecido de que así sea”.<br />
este efecto en su moonwalk. Nuestro primer encuentro fue maravilloso. Me dijo: ‘Marcel, su<br />
arte es fantástico’. Él aprecia mucho la poesía en cámara lenta del mimo, imitar su movimiento<br />
lento, el silencio... Descubrí que había venido a ver la mayor parte de los shows que había<br />
hecho en los Estados Unidos, cuando era pequeño. Vino a verme actuar en secreto, no tenía ni<br />
idea de que estaba entre el público. Conoce mi trabajo desde el principio de mi carrera y me<br />
pone entre aquellos que lo han inspirado como Fred Astaire y otros, pero es, sin embargo,<br />
una persona muy especial, no un imitador. Creo que sabe elegir el mejor artista, cualquiera que<br />
sea su campo. Antes de conocerlo, yo lo conectaba con cantar y escribir canciones, el ritmo de<br />
la música pop. Me había fijado en que era un bailarín increíblemente dotado, con una extraordinaria<br />
agilidad por la forma en que se movía. Después de nuestro primer encuentro, me invitó<br />
a su casa, en 1992, mientras hacía una gira por los Estados Unidos. Hablamos mucho juntos.<br />
Me dijo que había quedado impresionado por mis actuaciones, por la máscara blanca que llevo,<br />
por las expresiones faciales que hago. Del mismo modo en que admiraba a Chaplin, le encantaba<br />
el arte del mimo. Lo primero que me preguntó fue si yo tenía mi material grabado en video.<br />
‘Por supuesto’, contesté. ‘¡Oh maravilloso’, respondió. Me dijo que era una cosa importante de<br />
hacer para la historia (…). Dos años más tarde, en 1994, yo estaba de gira en Argentina, cuando<br />
recibí su llamada. Me dijo que había escrito una canción llamada ‘Childhood’. Comenzó a cantármela<br />
por teléfono. ‘Me encantaría si se pudiera llevar esta canción a escena a un escenario y<br />
también me gustaría hacerlo con usted. El movimiento lento de su personaje sería maravilloso’.<br />
Me dije a mí mismo que esta era su manera de hablar, que nada se había definido realmente.<br />
Cuando usted está hablando por teléfono, un acuerdo verbal está lejos de ser un contrato,<br />
después de todo. Así que le dije: ‘Michael, yo te voy a dar mi número en París. Llámame, si te<br />
gusta y, si lo hacemos juntos, lo haremos con un libreto’. No mucho tiempo después de esta<br />
conversación, regresé a Francia y me llamó a casa. Comenzó a cantar la canción por teléfono,<br />
le pregunté: ‘¿Cómo ves esto que haremos juntos? Envíame un guión’, a lo que respondió: ‘No.<br />
Yo quiero que haga la coreografía que haremos juntos. Voy a tener que preparar un contrato’.<br />
Yo estaba de gira en Bangkok, cuando su agente se puso en contacto conmigo. Decidimos que,<br />
en colaboración con HBO, el espectáculo sería para la Navidad de 1995. Todo estaba listo. Fui<br />
entonces a los Estados Unidos, donde Michael me recibió en gran forma. Estaba feliz de tenerme,<br />
y empezamos a trabajar de inmediato. Me dio ‘carta blanca’... quería algo concreto. Hacer<br />
la mímica es críptico, no se pueden imitar los gestos en una canción, debe haber algún tipo de<br />
opereta y ‘Childhood’ es una canción de gran vuelo lírico. Para mí, esta canción tiene algo que<br />
me recuerda a algunos de los versos de los más grandes poetas franceses del siglo pasado, como<br />
Rimbaud y Baudelaire, cada uno de los cuales ha escrito con gran pasión sobre su infancia<br />
perdida, su infancia infeliz, la niñez que nunca serían capaces de volver a vivir... Palabras, líneas<br />
que salen directamente del corazón. Sobre esta versión particular de ‘Childhood’, de Michael,<br />
como ya he dicho, tenía ‘carta blanca’, estaba libre de hacer lo que quería. Pero, al mismo<br />
tiempo, le pregunté si le gustaba lo que estaba haciendo con su canción, así que se podría decir<br />
que hemos trabajado juntos en ella (…). Cuando la canción comienza, Michael está en un lado<br />
del jardín (a la izquierda si se mira desde la visión del público) y yo estoy en el lado del patio<br />
(derecha). Él comienza a cantar y luego la cámara se vuelve hacia mí... Cuando dice que está<br />
104 105
uscando su infancia... imágenes emergen con mucha fuerza, el mimo es una forma de condensar<br />
conceptos e imágenes (...).<br />
‘Childhood’ es una canción muy bonita. La melodía, la sincronización del ritmo son excepcionalmente<br />
conmovedores. También hay una gran cantidad de tristeza en ella, es un mensaje directamente<br />
desde el corazón. En cierto modo, él está gritándolo a todos. Es cierto que Michael<br />
Jackson comenzó muy joven, en realidad nunca tuvo una infancia. Pero lo que experimentó no<br />
es ciertamente digno de lástima: era feliz actuando y teniendo éxito. Pero su gran éxito debe ser<br />
visto a la luz de los reclamos que vinieron a él por su popularidad. Está constantemente bajo<br />
presión. Es prácticamente una esclavitud (…). A veces uno tiene la impresión de que es un<br />
personaje completamente de otro planeta. Es tan ágil, tan excepcional. Me enteré de que, en<br />
realidad, no le gusta que lo toquen. Pero te puedo decir que, al final de nuestro número a dúo,<br />
vino hacia mí cantando. ‘¿Has visto mi infancia?’ y, con un gesto de la mano, mostró el camino.<br />
Terminamos la pieza juntos, así que estábamos casi al mismo tiempo como un solo cuerpo en<br />
movimiento. Fue muy, muy puro, poético. Para mí, Michael Jackson es un verdadero poeta,<br />
un gran poeta de la canción. Es también un bailarín extraordinario y un showman con un gran<br />
respeto por el teatro, la música y el cine. Uno puede sentir la necesidad, la necesidad de dar, que<br />
viene desde él. Es una persona pura y genuina. Pero también es cierto que todo el mundo quiere<br />
llamar su atención, es increíblemente estresante y, cuando usted está demasiado estresado,<br />
puede ser víctima de todo tipo de cosas desafortunadas. Es mi creencia más profunda y sincera<br />
que Michael Jackson es una buena persona, un buen tipo con una carga increíble, la responsabilidad<br />
que lleva sobre sus hombros. Dicen que cada vez es más y más blanco, pero, desde mi<br />
punto de vista, esto no es un problema. Creo que tiene el derecho de crear cualquier mítico<br />
personaje teatral que decida, no solo en la escena, sino también en la televisión. En cualquier<br />
caso, él no niega ser negro. Todo tipo de rumores absurdos se crean en torno a Michael. Creo<br />
que la mayoría de ellos han sido creados por personas maliciosas, solo para hacer dinero detrás<br />
de él. Sé que todo es muy difícil para él y entiendo porqué”.<br />
A los 84 años, el 22 de septiembre de 2007, Marceu murió de un paro cardiorrespiratorio.<br />
Fue enterrado en el mítico cementerio parisino de Père Lachaise. Pese a haber cultivado un<br />
arte libre de palabras, no les tuvo miedo fuera de escena. Muchas de sus reflexiones verbales<br />
en torno a lo que hacía, lo justifican: “Hay muchos gestos imposibles. Por ejemplo, no se<br />
puede mimar la mentira, porque para mentir solo se necesita la palabra. Y estoy agradecido<br />
de que así sea. El mimo transmite lo que la palabra no puede”, “Mi espectáculo es ultrapobre,<br />
pero es rico en su pobreza. En la soledad del escenario intento tocar el alma de la gente”.<br />
También extendió su verba poética al arte en general: “El genio se desvanece. La gente se<br />
muere. El arte es lo único eterno”<br />
Fuentes:<br />
Diario El país (España)<br />
HistoryChannel<br />
La Nación<br />
Página 12<br />
Clarín<br />
http://tempsreel.nouvelobs.com<br />
http://www.jesuismort.com<br />
http://judaisme.sdv.fr<br />
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