AguaTinta Nº27
La Locura - Agosto de 2017
La Locura - Agosto de 2017
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ARTÍCULO Tema central<br />
Camille Claudel, la escultora silenciada<br />
Por Vivian Orellana Muñoz<br />
Cuando hablamos de escultores franceses de fines del siglo XIX, destaca la figura de Auguste<br />
Rodin, considerado el padre de la escultura moderna. Pero la historia del arte aún está en<br />
deuda con la artista que lo influenció: Camille Claudel, su amante e inspiradora.<br />
Tuvo un destino extraordinario y trágico. Escultora<br />
de inmenso talento, su don innato por ese arte hizo de<br />
Camille una importante artista, pese al machismo reinante<br />
en la época. Sin embargo, su carrera y ella misma fueron<br />
alejadas del mundo por su propia familia, que incluía a<br />
Paul, el famoso poeta<br />
Quizá llevado por la culpa, su hermano le dedicó un<br />
gran homenaje póstumo, en 1952, inaugurando tres de<br />
sus obras en el museo Rodin, el cual dedica una de sus<br />
salas a la escultora. Recientemente se ha hecho justicia a<br />
su memoria, al abrirse a público, el 26 de marzo de este<br />
año, el Museo Camille Claudel en Nogent sur Seine, en la<br />
región de Grand Est ex Champagne Ardennes, donde vivió<br />
parte de su adolescencia.<br />
Hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado,<br />
su figura fue desconocida para el público no especializado,<br />
quien supo de ella gracias a los filmes Camille Claudel, del<br />
director Bruno Nuytten, basada en el libro homónimo de<br />
Rose Marie Paris y protagonizada por Isabelle Adjani; y<br />
Camille Claudel 1915, de Bruno Dumont, con Juliette<br />
Binoche en el rol de la trágica artista.<br />
La iniciación<br />
En sus paseos por el bosque de Clinchy, desde<br />
muy pequeña jugaba con arcilla, haciendo figuras para<br />
representar a toda la familia: Paul, su hermano; Louise,<br />
su madre, y Louis Prosper, el padre, quien, aunque viajaba<br />
bastante por asuntos laborales, notó el talento de la niña<br />
que, pese a las reprimendas de la madre por ensuciarse<br />
con el barro y llevarlo a casa, transformó el juego en<br />
pasión. Todo esto ocurría en Villeneuve sur Fère, Francia,<br />
donde había nacido Camille el 8 de diciembre de 1864.<br />
El padre pidió su opinión al escultor y amigo de<br />
la familia Alfred Boucher, quien se impresionó por el<br />
talento de Camille y sugirió que tomara cursos en París. Ya<br />
comenzada la adolescencia, afirmó claramente su decisión<br />
de ser escultora, a contrapelo de su madre, para quien las<br />
mujeres no estaban hechas para la escultura, pero con la<br />
anuencia del padre que escuchó la voz de su hija y preparó<br />
la mudanza para instalar a su familia en la Ciudad Luz.<br />
Curiosa, decidida y con 17 años, Camille comenzó<br />
sus cursos de escultura en la Academia Colarossi, con<br />
el profesor Boucher. Cuando éste debió ausentarse,<br />
para ir a recibir un premio obtenido en Italia, dejó en su<br />
puesto a su amigo Auguste Rodin. El escultor de 43 años<br />
aún no alcanzaba la gloria, pero tenía ya sus propios<br />
talleres a los que la invitó al darse cuenta de su enorme<br />
talento. Obviamente el escultor no sospechaba la gran<br />
determinación de la pupila de 19 años con respecto a su<br />
incipiente profesión: Camille pasaba ahora sus días en las<br />
clases del maestro, sorprendiéndolo a cada instante con su<br />
técnica. Rápidamente se convirtió en su mejor asistente.<br />
La diferencia de edad no fue obstáculo para la atracción<br />
mutua y no tardaron en convertirse en amantes.<br />
En la Academia, Camille tuvo compañeras de curso<br />
que abandonaron el arte tras casarse; ella, en cambio,<br />
sabía que la escultura era su vocación. En los talleres de<br />
Rodin era la única mujer artista. Las otras chicas eran las<br />
modelos de desnudos. Todo esto horrorizaba a la madre<br />
provinciana y católica beata, quien pensaba que su hija<br />
estaba perdida al haber elegido este arte como profesión<br />
y al asumir el escándalo de una vida como amante de un<br />
hombre que tenía un amor oficial en su vida: Rose Beuret,<br />
la esposa y madre del hijo de Rodin, sólo dos años menor<br />
que Camille, y a la cual jamás dejaría, pese a las múltiples<br />
promesas hechas a su musa.<br />
Rodin, maestro y amante<br />
Su relación con Rodin, cada vez más intensa y<br />
apasionada, forzó al artista a alquilar una casona, la Folie<br />
Neubourg - Clos Payen, para poder vivir su amor furtivo,<br />
lejos de los rumores y, asimismo, esculpir obras con la<br />
complicidad de su destacada colaboradora, a quien no<br />
duda en elogiar.<br />
En un comienzo, ella trabajó arduamente en los<br />
pedidos de él; pero sabía lo que quería y comenzó a crear<br />
sin cesar sus propias obras. En 1886 esculpió a escondidas<br />
el busto de Auguste Rodin, primero en arcilla y, seis años<br />
más tarde, cuando tuvo dinero, en bronce. Por su parte y<br />
poco a poco, Rodin había obtenido importantes encargos<br />
y frecuentaba el mundo de la alta burguesía, codeándose<br />
con los más influyentes artistas e intelectuales de la<br />
ciudad. Algunas veces fue acompañado por Camille, quien<br />
detestaba las cenas mundanas y su universo sofisticado.<br />
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