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La leyenda del volcán
Cuenta la leyenda que un día una niña llamada Vaiana se enojó
porque un chico llamado Moai le rompió el corazón. Vaiana era muy
bonita y muy sensible. A ella cuando le enojaba algo se ponía muy
furiosa, tanto que quería explotar. Moai era un chico lindo pero en
su interior era un traidor.
Un día Vaiana fue al colegio para decirle a Moai que le gustaba, el
se rió de ella pensando que era patética. En camino a casa Vaiana
fue llorando, hasta que un señor misterioso se la llevo a su cueva.
En la cueva ella estaba muy asustada. En un momento el señor le
dijo: yo te puedo cumplir un deseo. Ella respondió: quiero
convertirme en algo que exprese lo que siento. El hombre le
contestó: te puedo transformar en mi nueva creación… ¡el volcán!
Vaiana aceptó. El hombre le dio piedra de la Luna y llamas del Sol
hechas en una mezcla espesa. El señor le comentó que lo tomase
en un lugar abierto. Ella se lo tomó segura de que iba a funcionar.
De pronto se fue convirtiendo en una montaña rocosa. Tiempo
después un pájaro le hizo caca, ella se enojo y le empezó a caer un
líquido rojo caliente. Ella pensó: ¡es lava! Y se puso muy feliz. Así se
creó el volcán.
La erupción del volcán
Por Emilia y Catalina.
Eran tres indiecitos que vivían en una zona de montañas. Dos
varones, Gom y Ka y la bella y adorable indiecita Su. Los tres eran
muy amigos, jugaban juntos, cazaban, se metían en el río. Pero Su
era muy mandona y cuando se enojaba con sus amigos gritaba y
decía muchas malas palabras.
Un día estaban en el bosque y se encontraron con un anciano que le
pidió ayuda para cruzar el río. Los tres amigos lo empezaron a
ayudar pero como el anciano era muy lento, Su le empezó a gritar y
tratarlo mal. Sus amigos le pidieron que se tranquilizara, pero Su no
les hizo caso. Cuando el anciano terminó de cruzar se transformó en
Dynamo, el mejor mago de toda la historia, que enojado por la poca
paciencia de Su, le lanzó un hechizo. “Te transformarás en montaña
y cada vez que te enojes no saldrán palabras sino fuego de tu boca
que harán que todos huyan de ti. Pero para que no te quedes tan