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ROMA<br />
Si los espartanos fueron los primeros nazis, los romanos fundaron la<br />
primera espiga de los fascistas<br />
Es posible que Berlusconi tenga un rasgo familiar con algún Calígula<br />
de segunda o de tercera mano<br />
También, que “El Padrino” tuviera un gene de algún César<br />
Pero son las mujeres Italianas las herederas legítimas de la verdadera<br />
estirpe de la antigua Roma<br />
Basta observar el ataque frontal con el que Sofía Loren apabulla a Mastroianni,<br />
al enterarse de una nueva infidelidad por parte del galán<br />
Una italiana enojada es la recreación perfecta de toda una legión romana<br />
escuadrada en tren de ataque<br />
Nuestros quehaceres academicistas de lo cotidiano no deben ponernos<br />
indefensos ante la fuerza que tienen los mitos y las leyendas<br />
Esos mitos, leyendas, costumbres, son los que dictan los comportamientos<br />
de los grupos y de los individuos<br />
Lo hacen con una fuerza tan gravitacional que los amagues de la lógica<br />
de los racionalistoides no hace sino cosquillas<br />
Los racionalistoides esgrimen premisas y recetas sobre el “buen pensar”,<br />
que semejan mandobles de esponja<br />
Ante la recia coraza que la tradición guarda en el sub consciente<br />
Los historiadores sonajeros, que buscan la razón pura de los aconteceres<br />
humanos pretenden tapar su ineficacia con declaraciones como:<br />
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