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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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únicamente a los cristianos, sino al mundo entero, del pecado original;198 2) la simple<br />

sustitución de la misa en latín por una misa en alemán no es un esfuerzo suficiente para restaurar<br />

la Cena conmemorativa; 3) Müntzer no se atiene a la disciplina de la excomunión que se lee en<br />

San Mateo, 18:15-18; 4) la práctica del canto durante el oficio religioso es (según Grebel)<br />

contraria al Nuevo Testamento, puesto que distrae a quienes desean concentrarse en la Palabra y<br />

hace que los mejores cantantes se jacten de sus habilidades, mientras que los que cantan mal se<br />

sienten humillados; 5) Müntzer ha mandado colocar en la iglesia unas tablas de piedra con los<br />

Diez Mandamientos, lo cual puede conducir a la idolatría; 6) Müntzer no ha abolido todavía la<br />

costumbre de que los clérigos dependan de beneficios (diezmos forzados y rentas) para su<br />

subsistencia, que debe cambiarse por la de los donativos voluntarios; 7) se dice que Müntzer<br />

aprueba el empleo del puño y la espada contra los señores que se oponen a la reforma, lo cual es<br />

deplorable. Característico de esta teología aún rudimentaria de la iglesia radical es el hecho de<br />

que el repudio del canto sea lo primero de que se ocupa la carta. De los siete puntos, sólo uno<br />

necesita amplificación en el presente contexto.<br />

Obsérvese en el pasaje citado a continuación cómo Grebel, a pesar de la absoluta<br />

sencillez del servicio religioso que describe, sigue pensando, como Caristadt y como<br />

Ecolampadio, que desde el punto de vista de la fe el pan es el cuerpo de Cristo:<br />

Cristo instituyó e implantó la Cena de la unanimidad ... El ministro nombrado por la<br />

comunidad debe pronunciarlas [las palabras de la consagración] tomándolas de uno de los<br />

evangelistas o de San Pablo... Asimismo, debe utilizarse un vaso común y corriente. Esto<br />

eliminará la costumbre de la adoración y ayudará a tener una comprensión y una apreciación<br />

auténticas de la Cena, puesto que el pan no es sino pan. Para la fe, en cambio, el pan es el cuerpo<br />

de Cristo y la incorporación con Cristo y con los hermanos. Pero es preciso comer y beber en el<br />

Espíritu y en el amor, según se ve en el sexto capítulo de San Juan.. . Aunque sea un simple<br />

pedazo de pan, si va precedido de la fe y del amor fraterno debe recibirse con alegría, ya que<br />

cada vez que se distribuye en la iglesia es para mostrarnos que somos verdaderameni-e un pan y<br />

un cuerpo, y que somos y queremos ser verdaderos hermanos los unos para los otros, etc. Pero si<br />

se halla uno que no quiere vivir la vida fraterna, ése come para su condenación, puesto que come<br />

sin discernimiento, como si fuera cualquier otra comida, y deshonra el amor, que es el vínculo<br />

interior, y el pan, que es el vínculo exterior. Ese tal, en efecto, no atrae hacia su espíritu el cuerpo<br />

y la sangre de Cristo, el pacto de alianza de la cruz, como tampoco está dispuesto a vivir y a<br />

sufrir por Cristo y por los hermanos, por la cabeza y por los miembros. Tampoco debe ser<br />

administrado por ti [en cuanto sacerdote ordenado, para que no vaya a entenderse mal].199<br />

Como en los momentos en que se escribió la carta (5 de septiembre de 1524)200 en<br />

ninguna de las iglesias parroquiales de Zurich se estaba practicando aún la comunión evangélica,<br />

se tiene la impresión de que Grebel y sus compañeros seguramente venían celebrando un servicio<br />

de comunión entre ellos mismos, de acuerdo con los principios asentados en la carta:<br />

Tampoco debe practicarse en "templos", según toda la Escritura y el buen ejemplo,<br />

puesto que eso crea una falsa reverencia. Debe usarse mucho y con frecuencia. No debe usarse<br />

sin la regla de Cristo en San Mateo, capítulo 18, versículos 15 a 17, pues sin esa regla cada cual<br />

correrá en pos de las exterioridades. <strong>La</strong> parte interior, el amor, se pasa por alto si hermanos y<br />

falsos hermanos se acercan o lo comen [juntos]... En cuanto a la hora del día, sabemos que Cristo<br />

198 He sido un poco más explícito que Grebel en la formulación de este primer punto, basándome en las precisiones aportadas<br />

por Robert Friedmann, "Peter Riedemann on Original Sin and The Way of Redemption",MQR, XXVI (1952), 210-215.<br />

199 <strong>La</strong> carta entera puede verse en SAW, pp. 71-85. Y cf. Fast, Der Itnke Flúgel, pp. 12-27.<br />

200 ZW III, 322-354.

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