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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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de intercambiar opiniones. Había lectores itinerantes que mantenían a estas escuelas en contacto<br />

unas con otras a través de los distintos cantones. Tenemos aquí, en verdad, los primeros e<br />

informales comienzos de las iglesias congregacionales del anabaptismo.265 Parece probable,<br />

según vimos antes (cap. v.2.d), sobre la base del "mucho y con frecuencia" de la carta de Grebel<br />

a Müntzer, que algunos de ellos habían estado practicando un servicio de comunión<br />

conmemorativa.<br />

Durante muchos meses los hermanos se habían dado a la oración, pidiendo a Dios que los<br />

guiara y les mostrara el momento en que debían actuar. Ahora que era evidente que ni a Zwinglio<br />

ni a las autoridades se les podía hacer aceptar el programa de reconstitución de la iglesia primitiva,<br />

pareció que la hora de la reconstitución había ya sonado. Al atardecer del día mismo de la<br />

expulsión, 21 de enero, los compañeros se reunieron como en una "escuela" en casa de Félix<br />

Mantz. <strong>La</strong> Crónica hutterita266 ha conservado las reminiscencias de Blaurock. Después de<br />

contar cómo éste fue en busca de Grebel y Mantz, prosigue el cronista:<br />

Con ellos habló y conversó sobre cuestiones de fe. Llegaron en estas cosas a la<br />

unanimidad, y en el puro temor de Dios reconocieron que una persona necesita aprender de la<br />

Palabra divina y de la predicación una fe verdadera, que se manifieste en el amor, y recibir el<br />

verdadero bautismo cristiano sobre el fundamento de la reconocida y confesada, [manteniendo]<br />

su unión con Dios mediante una buena conciencia [y preparándose] de ahí en adelante para servir<br />

a Dios en una santa vida cristiana con toda piedad, y también para estar Firme hasta el final en la<br />

tribulación. Y sucedió que estuvieron así reunidos hasta que el temor (angst) comenzó a<br />

invadirlos, y en verdad se sintieron oprimidos (gedrungen) en sus corazones. Entonces<br />

comenzaron a doblar las rodillas ante el Altísimo Dios de los cielos; lo invocaron, como<br />

conocedor que es de los corazones, y le suplicaron que les diera fuerzas para hacer su divina<br />

voluntad y que manifestara su misericordia para con ellos. Lo que los impulsaba no era la carne<br />

ni la sangre ni la osadía humana, pues bien sabían lo que a causa de ello tendrían que soportar y<br />

sufrir. Después de la oración, Jorge Cajacob se puso de pie y pidió a Conrado que lo bautizara,<br />

por el amor de Dios, con el verdadero bautismo cristiano sobre su fe y su conocimiento. Y<br />

cuando se arrodilló con esa súplica y ese deseo, Conrado lo bautizó, en vista de que en esos<br />

momentos no había ningún ministro (diener) ordenado que llevara a cabo semejante acción.<br />

Después de que esto se hizo, los demás desearon de manera semejante que Jorge los bautizara, y<br />

él bautizó a todos cuantos se lo pidieron. De esa manera todos a una se entregaron a sí mismos al<br />

nombre del Señor, en el alto temor de Dios. Cada uno de ellos confirmó (bestatet) al otro en el<br />

servicio del evangelio, y comenzaron a enseñar y a conservar la fe. A partir de entonces<br />

comenzaron a apartarse del mundo y de sus malas obras.<br />

El día siguiente, Brótii, que se hallaba bajo sentencia de expulsión, bautizó a la vista de<br />

todos en el pozo de Hirsianden (cerca de Zurich) a un hombre llamado Fridli Schumacher,<br />

rociándolo con agua sacada del pozo. <strong>La</strong> apostólica simplicidad de esta escena contrasta<br />

agudamente con la práctica bautismal adoptada en la nueva liturgia de León Jud,267 que<br />

comprendía una serie de actos: soplar sobre el bautizando, exorcizarlo, santiguarlo, mojarlo con<br />

saliva y untarle un poco de aceite. En el curso de la semana siguiente, Grebel, Blaurock y Mantz<br />

reorganizaron la "escuela" o conventículo sacramentario en forma ya de congregación<br />

265 Fridolin Sicher, Chromk, editada por E. Gotzinger, Mitteitungen zur vaterlandischen Ge-schichte, XX (1885), p. 19.<br />

266 Conservada en un manuscrito único, que ahora está en South Dakota, y publicada en edición crítica por A. J. F. Ziegischmid,<br />

Die alteste Chromk der Hutterischen Brüder, Filadelfia, 1943. En SAW, pp. 43 ss., puede leerse un fragmento en traducción<br />

inglesa.<br />

267 Este servicio bautismal, en lengua alemana, con sus elementos todavía católicos, había sido introducido en 1523. El servicio<br />

bautismal plenamente protestante, elaborado por Zwinglio, no comenzó a practicarse en /urich sino en la primavera de 1525.

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