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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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de hebreo al lado de los rabinos, <strong>La</strong>ureto acabó por convertirse al judaísmo y se sometió a la<br />

circuncisión,1314 pero no aceptó la oferta que se le hizo de una esposa judía. Cuanto más<br />

estudiaba bajo esta tutela de los judíos, tanto más "supersticioso" y "erróneo" encontraba el<br />

judaísmo post-bíblico; para salir de Tesalónica inventó el deseo de marcharse a Constantinopla y<br />

dedicarse allí más a fondo a los estudios hebraicos antes de fundar su propia escuela.<br />

En su corazón, ya había decidido regresar a la obediencia católico-romana. Se embarcó<br />

entonces a Heracleion (Candía) y de allí a Venecia, donde se entregó a las autoridades<br />

inquisitoriales. En Venecia abjuró en 1553, después de relatar las extraordinarias peregrinaciones<br />

espirituales que hemos seguido desde lejos.<br />

Al mismo tiempo que él, y en la misma ciudad, su compañero de otros tiempos -primero<br />

en el monasterio de Monte Oliveto de Ñapóles y luego en el conventículo anabaptista judaizante<br />

de Padua- hizo una confesión parecida ante los inquisidores.<br />

Lorenzo Tizzano había conocido en Nápoles no sólo a Juan de Valdés, sino también a<br />

Julia Gonzaga, a Vico Galeazzo Caracciolo y sobre todo a Juan de Villafranca, que puso libros<br />

luteranos en sus manos. Cuando salió de Nápoles, Tizzano quemó estos libros para no crearle<br />

problemas a su familia.<br />

En Padua, el joven ex-cisterciense, ahora estudiante de medicina, estuvo alojado en casa<br />

de un anabaptista. Pero el anabaptismo que después confesó haber abrazado, aunque<br />

evidentemente se relacionaba con el del círculo de Busale y <strong>La</strong>ureto, no estaba, en su mente,<br />

caracterizado fundamentalmente por el rebautismo. Para él, el rebautismo no era sino un lavado<br />

del suelo del mundo, análogo a la ablución de los prosélitos judíos.1315 En el momento de<br />

hablar de su fase "anabaptista", lo que ante todo puso de relieve fue la cristología josefita y<br />

adopcionista que ya hemos observado en el círculo anabaptista judaizante de Padua.<br />

También en Padua, bajo la influencia de Francisco Renato, ex-capu-chino, Tizzano<br />

abrazó unas opiniones que más tarde, a la hora de su confesión, calificaría de "diabólicas", y que<br />

venían a ser, más o menos, la contraparte de la fase judía de <strong>La</strong>ureto. Lo que Tizzano sostenía en<br />

esa época era que Jesús había sido simplemente un profeta, "aunque muy bien puede haber<br />

tenido más espíritu y más gracia de Dios que los demás profetas", y que el Mesías profetizado en<br />

el Antiguo Testamento estaba todavía por venir. Otra de sus opiniones era "que cuando el cuerpo<br />

muere, también muere el alma, pero que el bendito Dios (Dio benedetto) resucitará a sus<br />

elegidos, [a aquellos] que han muerto en la esperanza de la resurrección, que han sido buenos y<br />

han vivido en la comunión (unione) de los fieles".1316 Evidentemente, Tizzano basaba sus<br />

opiniones extremistas en textos bíblicos como el del Salmo 1, versículo 5: "Por lo tanto no se<br />

levantarán los malos en el juicio [final]" (también Isaías, 26:14, 26:19, y Ezequiel, 37:3), y en<br />

pasajes paulinos como el de la primera epístola a los Tesalonicenses, 4:14.1317 Evidentemente,<br />

también, seguía creyendo que el profeta por venir no era otro que Jesucristo, el mayor de los<br />

profetas en su vida sobre la tierra; creía, en efecto (en el lenguaje del Apocalipsis), que el<br />

Mesías, después de vencer a Satanás, reinaría con sus santos resucitados por espacio de mil años,<br />

y que después (en el lenguaje de San Pablo) le entregaría ese reino al Padre (I Corintios, 15:28).<br />

1314 Pommier, "L'Itinéraire", p. 320.<br />

1315 Véase supra, cap. xxi.3.<br />

1316 Testimonio de Tizzano, 1551,apud Lemmi, op. cit., p. 68.<br />

1317 Testimonio de uno de los convertidos por Tizzano, el napolitano Jerónimo Capece: Stella, Cinquecento véneto, pp. 101-102,<br />

nota 58.

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