El viaje de su vida

ninguna luz barrió el
exterior. Lo habían conseguido.
Estaban fuera.
Supuestamente, los fugitivos
fueron a visitar a
unos amigos para que les
dieran dinero. A las 9 de
la noche aún seguían en
Santa Ana; necesitaban
salir de allí de inmediato.
Duong llamó a un servicio
de taxi que se anunciaba
en un periódico
local vietnamita y Long
Ma tomó la llamada.
Los prófugos estaban
fascinados con ver su
imagen en la televisión.
Las fotos y los antecedentes
penales fueron
la presentación que Ma
tuvo de sus captores.
Los tres estaban en prisión
esperando a ser
juzgados. Tieu, presuntamente,
había participado
en un tiroteo desde
un coche que tuvo una
víctima mortal; a Duong
lo acusaban de haberle disparado en
el pecho a un hombre tras una discusión.
Y, bueno, Nayeri, era famoso.
Cuatro años antes, siguiendo una
corazonada que le decía que el propietario
de un dispensario de marihuana
había enterrado un millón de dólares
en el desierto de Mojave, Nayeri habría
secuestrado al dueño y a su compañero
de vivienda y los habría llevado
en auto a donde se suponía que estaba
escondido el botín. Se dice que Nayeri
y su banda le propinaron una descarga
eléctrica con una Taser al hombre, lo
quemaron con una antorcha de butano
y le echaron cloro en las heridas,
entre otras torturas, todo en un intento
fallido de encontrar el dinero.
Cuando la víctima convenció a Nayeri
de que no existía lo que buscaba,