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Atrapados bajo tierra

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GRAN REPORTAJE<br />

Estaban en una cueva de 1 kilómetro de largo<br />

y 100 metros de profundidad cuando<br />

un torrente les bloqueó la salida.<br />

ATRAPADOS<br />

BAJO TIERRA<br />

LISA FITTERMAN


Andrew Munoz y 04•2018 Jason Storie. | 101


SELECCIONES <br />

ESTÁ LLOVIENDO SIN PARAR. Jason Storie lo nota,<br />

pero le tiene sin cuidado. Oye la lluvia mientras se alista<br />

para explorar cuevas con cinco amigos en un sitio lejano,<br />

130 kilómetros al noroeste de su hogar, en Duncan, en<br />

la isla de Vancouver, Canadá. Entraremos, no es una<br />

caminata, se dice. No me preocupa un poco de lluvia.<br />

Se pone una camiseta, dos sudaderas,<br />

un par de overoles, calcetines<br />

de neopreno, botas y chaqueta impermeables.<br />

Bajo el brazo lleva, orgulloso,<br />

su nuevo casco con linterna, las<br />

primeras piezas de equipo que no le<br />

ha prestado su amigo Andrew Munoz.<br />

—Sigue durmiendo —susurra y se<br />

despide de Caroline, su esposa, con<br />

un beso.<br />

—Que te diviertas. Ten cuidado.<br />

—Siempre.<br />

Son las 6 a. m. del 5 de diciembre<br />

de 2015. Jason es un novato en el deporte,<br />

apenas ha explorado cuevas<br />

cuatro veces. Esta será la incursión<br />

más difícil hasta ahora: la cueva Cascade,<br />

en el monte cercano a la pequeña<br />

ciudad de Port Alberni, unos<br />

190 kilómetros al noroeste de Victoria,<br />

en la isla de Vancouver. Su nivel<br />

de dificultad es tan alto que la entrada<br />

está bloqueada por una puerta<br />

metálica rectangular en el suelo, cuya<br />

llave solo se consigue si todos los que<br />

quieren entrar firman una exención<br />

de responsabilidad.<br />

Mide 1.1 kilómetros de largo y 103<br />

metros de profundidad (podría albergar<br />

un edificio de 30 pisos); está llena<br />

de curvas y apreturas, entre ellas un<br />

angosto pasaje que lleva a una pendiente<br />

corta y estrecha llamada Bastard’s<br />

Crawl, que a su vez conduce a<br />

una cascada de apenas 1 metro de ancho,<br />

conocida como Double Trouble<br />

[Problema Doble] porque una saliente<br />

divide la corriente en dos.<br />

Va a estar increíble, piensa. ¡Un chorrito<br />

de agua nunca me ha asustado!<br />

Jason es el raro del grupo: tiene<br />

menos experiencia y, a sus 43 años,<br />

más de una década que el resto. Es robusto<br />

como un luchador, no delgado<br />

y fuerte como el resto. Lleva la cabeza<br />

rapada, tiene dos hijos pequeños, un<br />

título en dramaturgia y una empresa<br />

de limpieza de ventanas y alcantarillas<br />

en Duncan. Fue Andrew, de 33 años,<br />

quien lo introdujo al deporte; él es un<br />

Jason siente asombro. Bajo <strong>tierra</strong>, se transforma<br />

en explorador de un mundo antiguo y cambiante.<br />

FOTO DE LA PORTADILLA PREVIA Y LA PÁGINA ANTERIOR:<br />

ROB CAMPBELL


El grupo de exploradores (de izquierda a derecha): Andrew, Arthur, Jason, Matt y Zac.<br />

paramédico y deportista extremo, vive<br />

con su esposa y su hijita.<br />

“Existen más de mil cuevas y túneles<br />

en la isla de Vancouver”, le dijo Andrew.<br />

“Ven con nosotros, siempre hay<br />

algo nuevo”. Aunque el nivel de peligro<br />

era alto, Andrew era el maestro perfecto:<br />

había sido guía en las famosas<br />

cuevas de Waitomo, en la isla Norte de<br />

Nueva Zelanda, era un instructor paciente<br />

y, además, paramédico, sabría<br />

qué hacer si algo salía mal.<br />

Jason se ha asombrado en cada incursión.<br />

Bajo <strong>tierra</strong>, se transforma en<br />

explorador de un mundo antiguo y<br />

cambiante forjado por la Madre Naturaleza<br />

y el agua, inexorable e inconstante:<br />

un mundo en el que confía en el<br />

ingenio, el valor y el tra<strong>bajo</strong> en equipo<br />

y no en teléfonos celulares equipados<br />

con mensajes de texto y sistema de<br />

posicionamiento global. Una cueva<br />

no es un lugar para lucirte o competir.<br />

No si quieres sobrevivir, piensa.<br />

Jason sube a su camioneta Ford<br />

Ranger color naranja y conduce hacia<br />

el norte por la carretera mojada durante<br />

15 minutos hasta llegar al Servicio<br />

de Ambulancias de Columbia<br />

Británica en el poblado de Chemainus.<br />

Ahí se reúne con Andrew y Adam<br />

Shepherd, también paramédico,<br />

quienes acaban de terminar su turno.<br />

Adam tiene algo de experiencia. Se<br />

amontonan en la camioneta 4x4 de<br />

Andrew; se dirigen a Ladysmith para<br />

recoger a Zac Zorisky, chef y bombero<br />

voluntario, y luego a su destino, en<br />

donde se reunirán con Matt Watson<br />

y Arthur Taylor, dos programadores


SELECCIONES <br />

Los exploradores entran por una puerta<br />

de metal ubicada en el suelo y luego bajan<br />

por una escalera.<br />

informáticos que vienen en coche<br />

desde Victoria.<br />

La camioneta avanza hacia el norte<br />

por la carretera de la isla, atraviesa<br />

Nanaimo y Parksville, luego gira a<br />

la izquierda en la provincia de Qualicum<br />

Beach por una ruta marcada<br />

por acantilados, pilas de rocas y nudosos<br />

abetos de Douglas. Cae una<br />

lluvia ligera, pero los compañeros se<br />

divierten planteando catástrofes estadísticamente<br />

improbables.<br />

—Imaginen que nos quedemos<br />

atrapados en la cueva.<br />

—Sí, ¡o que nos caiga una roca!<br />

—O que alguno se rompa la pierna.<br />

—Tranquilos, no se estresen —dice<br />

Andrew, el líder de facto del grupo por<br />

ser el de mayor experiencia. El corto<br />

cabello castaño se le eriza en la coronilla<br />

y lleva grandes discos negros en<br />

los lóbulos de las orejas.<br />

Aproximadamente a las 8:30 a. m.<br />

se detiene en una confitería cerca de<br />

Port Alberni, donde recoge y firma<br />

haber recibido la llave de la puerta<br />

de la cueva. Ahí se reúnen con Matt y<br />

Arthur, los dos últimos exploradores.<br />

Se apilan en los vehículos y conducen<br />

por un sendero sin señal alguna durante<br />

cerca de 1 kilómetro hasta que<br />

llegan a un claro, donde hacen un<br />

inventario para asegurarse de que no<br />

les falta nada.<br />

¿Guantes e impermeables? Listo.<br />

¿Cuerdas, arneses y mosquetones?<br />

Listos también.<br />

Dos bolsas que contienen una estufa<br />

de gas, paquetes de sopa y estofado<br />

deshidratados, botellas de agua,<br />

bocadillos, un botiquín de primeros<br />

auxilios y una manta isotérmica “espacial”<br />

que parece una hoja de papel<br />

de aluminio. Listo, listo y listo otra vez.<br />

Todos ellos conocen la regla número<br />

uno de la exploración de cuevas,<br />

no hace falta decirla en voz alta: siempre<br />

prepárate para el peor escenario.<br />

Bajan una colina empinada, agarrándose<br />

de vez en cuando de las ramas<br />

de los árboles para apoyarse, y se<br />

detienen ante la puerta en el suelo.<br />

De no haberla estado buscando, jamás<br />

hubieras sabido que estaba aquí,<br />

piensa Jason.<br />

FOTO: ANDREW MUNOZ


Le fascina explorar cuevas precisamente<br />

por lo inesperado. Nunca sabes<br />

qué te vas a encontrar. Si no lo has<br />

hecho antes, podrías pensar que hay<br />

una gran abertura por la que pasas o<br />

que encontrarás, una tras otra, cámaras<br />

llenas de estalactitas puntiagudas<br />

suspendidas del techo y chatas estalagmitas<br />

(acumulaciones de depósitos<br />

minerales) que salen del suelo.<br />

Pero algunas de las cuevas más<br />

interesantes son aquellas en las que<br />

cuesta tra<strong>bajo</strong> entrar, en las que tal<br />

vez no hay una ruta clara por la cual<br />

seguir avanzando, en donde encuentras,<br />

por ejemplo, rocas que obstruyen<br />

de rocas dentadas y se turnan para<br />

acarrear las bolsas con su equipo. Al<br />

principio, el silencio se rompe solo por<br />

la respiración pesada. Sin embargo, a<br />

medida que avanzan oyen un goteo<br />

constante, como si cayeran monedas<br />

sobre las piedras. Pronto se convierte<br />

en un chorro ligero pero tenaz y el<br />

agua les llega hasta las espinillas.<br />

Sería bueno tener un traje corto de<br />

neopreno como el de Andrew, piensa<br />

Jason. Quizá la próxima vez.<br />

—¿Todo bien? —pregunta Andrew.<br />

—Sí —responde uno de ellos.<br />

—Bien.<br />

—Yo también.<br />

Su desafío es llegar al final de la cueva; tomarlo con<br />

calma y observar todo lo que los rodea.<br />

el camino y que debes franquear. Eso<br />

es lo que me encanta, piensa Jason.<br />

Son las 10 a. m. Abren la puerta y,<br />

uno por uno, bajan 9 metros hacia la<br />

oscuridad total por una endeble escalera<br />

de cables de acero con peldaños<br />

de aluminio, van sujetos con mosquetones<br />

a una cuerda por si se resbalan.<br />

Conforme sus ojos se adaptan, distinguen<br />

de entre las tinieblas destellos<br />

dorados, gris y carbón; es la piedra<br />

caliza tallada por el agua: amenazadora<br />

y afilada. Está húmedo y frío, hay<br />

unos 5 grados Celsius.<br />

Cuando llegan al fondo, se abren camino<br />

por un pasillo estrecho salpicado<br />

Tras 45 minutos de recorrido,<br />

Adam les dice que no puede seguir;<br />

comienza a dolerle la espalda, que<br />

se lesionó unos meses antes, y no<br />

quiere retrasar a los demás. Matt lo<br />

acompaña a la entrada para dejarlo<br />

salir y luego vuelve a cerrar con llave<br />

la puerta metálica. Los otros lo esperan<br />

en una cámara lo suficientemente<br />

grande como para estar de pie, conversando<br />

en voz baja.<br />

Su desafío es llegar al final de la<br />

cueva. En una visita anterior no lo lograron<br />

y se vieron obligados a regresar<br />

porque ya era tarde. En esta ocasión<br />

tienen mucho tiempo para tomarlo


SELECCIONES <br />

con calma y observar todo lo que<br />

los rodea: la pared de roca, un brote<br />

dentado, una columna de piedras, un<br />

charco de lodo. Y siempre, siempre, el<br />

agua, que a veces tienen que vadear.<br />

Durante los siguientes 90 minutos<br />

son exploradores: gatean, caminan y<br />

se deslizan por pasajes que parecen<br />

tuberías y cámaras semejantes a la<br />

nave de una iglesia, grandes, pero no<br />

abrumadoras. Maniobran a través del<br />

pasaje estrecho y húmedo que conduce<br />

a Bastard’s Crawl, otro pequeño<br />

Hasta ahora, todo bien, se dice<br />

Jason. ¿Querías un reto más difícil?,<br />

pues ya lo tienes.<br />

Hay algo intangible pero maravilloso<br />

en bajar por una cascada. Es un<br />

sentimiento de realización mezclado<br />

con alivio y aderezado con mucha<br />

adrenalina. El agua brota a ambos<br />

lados de una formación rocosa que<br />

sobresale de la pared y aterriza en el<br />

fondo haciendo muchas burbujas.<br />

Lo hacemos porque nos es posible,<br />

reflexiona Jason. Lo hacemos porque<br />

En Double Trouble, el ruido es ensordecedor<br />

y el agua forma una espuma blanca.<br />

paso salpicado de rocas con una inclinación<br />

un poco más pronunciada.<br />

A veces solo hay un hilo de agua en<br />

este pasaje. Hoy hay más, y fluye con<br />

bastante rapidez.<br />

—¡Paso de cangrejo! —grita Andrew.<br />

Lo hacen. Van en fila india con los<br />

pies por delante. Sus cuerpos oscilan<br />

ligeramente conforme avanzan, llevan<br />

la cabeza en alto para que sus linternas<br />

iluminen el camino.<br />

En la parte superior de Double<br />

Trouble, la cascada, instalan cuerdas<br />

y arneses para bajar a rapel.<br />

—¡Con cuidado! —se advierten.<br />

Las botas encuentran agarre en las<br />

cornisas resbaladizas.<br />

Las manos enguantadas se clavan<br />

para buscar soporte.<br />

esto es algo que la mayoría de la gente<br />

jamás experimentará.<br />

Unos minutos después de pasar<br />

Double Trouble, a eso de la 1 p. m.,<br />

se detienen para almorzar. Andrew<br />

enciende la estufa y prepara estofado<br />

de res y pollo con arroz. Veinte minutos<br />

después reanudan la marcha para<br />

llegar al final de la cueva, a solo un<br />

cuarto de kilómetro de distancia. Mas<br />

en cuestión de minutos tienen que regresar:<br />

Zac está tiritando. La temperatura<br />

no ha cambiado; sin embargo,<br />

el frío puede atacar en cualquier momento,<br />

sin importar cuán abrigado estés.<br />

Deciden dar marcha atrás. Juntos.<br />

Primero va Matt, luego Arthur, después<br />

Jason, Zac y Andrew. Vuelven sobre<br />

sus pasos, 10 minutos, luego 30. El


uido del torrente de agua es cada vez<br />

más fuerte.<br />

—¡Cuidado! —advierten los hombres<br />

que van adelante.<br />

Nadie quiere resbalar sobre una roca<br />

que no pudo ver, ni correr el riesgo de<br />

quebrarse un tobillo, lesionarse una<br />

rodilla o torcerse una muñeca.<br />

CERCA DE LAS 2:15 P. M., la cuadrilla<br />

se aproxima a la base de Double<br />

Trouble. El sonido del agua se ha<br />

convertido en un rugido; al fondo, la<br />

corriente forma una espuma blanca.<br />

Ha llovido durante dos días y las<br />

cuevas son como el drenaje de la<br />

superficie. Nadie estaba nervioso al<br />

principio. Están preparados: tienen<br />

una estufa, comida, agua, la manta<br />

isotérmica y suministros de primeros<br />

auxilios. Para los exploradores, el<br />

lema es esperar lo inesperado; además,<br />

el recorrido no es tan largo.<br />

Todo va a estar bien, piensa Jason.<br />

Matt ata su arnés a la cuerda que<br />

quedó fija en la parte superior de<br />

Double Trouble y empieza su ascenso.<br />

La distancia no es mucha, máximo<br />

unos cuatro pisos, pero es un tra<strong>bajo</strong><br />

arduo y preciso: levantar una pierna,<br />

encontrar una saliente diminuta y<br />

húmeda en la pared, luego una mano<br />

enguantada y la pierna que falta. Ya<br />

en la cima, suelta la cuerda y Arthur<br />

sube, luego Jason, a horcajadas sobre<br />

el agua y decidido a no resbalar.<br />

Arriba, Jason se apoya en su abdomen<br />

para terminar de subir por la pendiente<br />

del Bastard’s Crawl.<br />

Uno, dos, tres, el agua le golpea la<br />

cara mientras la atraviesa. ¡Qué frío,<br />

Dios mío! Por fin sale y se encuentra<br />

con el siguiente pasaje angosto. Hace<br />

una pausa, desconcertado porque se<br />

divide en dos.<br />

No recuerdo esto. ¿Qué camino tomo?<br />

Pierde de vista a los que van adelante<br />

y le preocupa esperar en la parte<br />

superior porque en ese sitio apenas<br />

cabe una persona.<br />

Bajaré a preguntar, decide.<br />

Comienza a descender a paso de<br />

cangrejo. Por suerte lleva puestos los<br />

gruesos guantes azules de plástico<br />

que lo protegen de las rocas cortantes<br />

y resbaladizas. De pronto, la fuerza<br />

del agua lo empuja al suelo, sumergiéndolo,<br />

y siente la presión de más<br />

agua acumulándose sobre él.<br />

Si no sale rápido, el despiadado<br />

raudal de agua helada lo botará como<br />

corcho de champaña hacia Double<br />

Trouble y las rocas de a<strong>bajo</strong>.<br />

No entres en pánico, se dice. Y enseguida:<br />

¡Pero no puedo moverme! ¡Mi<br />

bota está atorada!<br />

Tendido de espaldas con el agua<br />

corriendo encima de él, intenta pedir<br />

ayuda; solo jadea con dificultad.<br />

Han pasado unos 5 minutos que se<br />

antojan eternos. Piensa en su familia:<br />

Caroline, con quien lleva 16 años casado;<br />

Jack, de 7, que adora los aviones<br />

de papel, y Poppy, de 3, su princesa.<br />

Entonces, Zac, quien ha llegado a<br />

la cima de Double Trouble, ve a Jason<br />

atascado y zarandeándose a la mitad<br />

del camino.


SELECCIONES <br />

Jason (extremo derecho) en Double<br />

Trouble durante otra expedición.<br />

—¡Andrew! ¡Jason está en problemas!<br />

—grita, y su voz se escucha sobre<br />

el estruendo del agua.<br />

Jason ve a Andrew, tranquilo y estable,<br />

gesticulando con las manos.<br />

—Manos firmes, Jason. Mantenlas<br />

a un lado; cabeza arriba —grita Andrew—.<br />

No estás atascado. Continúa<br />

avanzando, amigo. Sigue respirando.<br />

Manos afuera. Permanece de pie.<br />

Las manos enguantadas de Jason<br />

salen del agua agitándose; luego lo<br />

hace la cara mojada, enmarcada por<br />

el casco. Le falta el aire.<br />

—Ven hacia mí —lo anima Andrew—.<br />

Manos firmes. Vamos, manos<br />

afuera. Continúa respirando. Acércate.<br />

Por aquí, pies hacia mí, cabeza<br />

arriba. Frente en alto. Levanta el trasero<br />

y flota. Vamos, sigue respirando.<br />

Por fin, Jason alcanza a Andrew.<br />

—Da miedo, pero lo lograste. Descansemos<br />

un segundo, ¿de acuerdo?<br />

Pero no mucho después, Andrew<br />

alienta a Jason a seguir.<br />

—Necesito que avances.<br />

—Espera. ¡Mi pierna está atorada!<br />

Jason no reconoce su propia voz,<br />

arrastrada y lenta. Es como si hubiera<br />

sufrido un derrame cerebral. Trata<br />

de quitarse la bota, encajada en un<br />

hueco entre dos salientes. No puede.<br />

¿Me ahogaré?<br />

—Está bien, amigo —dice Andrew,<br />

y mete la mano en el torrente para<br />

buscar la bota atascada. Encuentra<br />

algo sólido—. ¿Es tu pie?<br />

—Sí.<br />

—Hagámoslo juntos. Necesitas agarrarte<br />

bien. Que no te lleve el agua.<br />

Liberar a Jason y ponerlo en marcha<br />

toma 20 minutos. Con las instrucciones<br />

de Andrew, Jason sale de Bastard’s<br />

Crawl como un recién nacido: mojado,<br />

con los ojos cerrados y jadeando.<br />

—Estás bien —le asegura Andrew.<br />

Lo toma por los hombros y lo coloca<br />

en una angosta cornisa donde Zac ha<br />

estado esperando—. Zac, quédate con<br />

Jason mientras voy a buscar comida,<br />

la manta y el botiquín en las bolsas de<br />

suministros. Tengo que poner a Matt<br />

y a Arthur al tanto de lo que sucedió.<br />

Tarda unos 15 minutos. Al regresar,<br />

le dice a Zac que el nivel del agua<br />

FOTO: ANDREW MUNOZ


sigue subiendo, por lo que tienen que<br />

irse de inmediato.<br />

—Matt y Arthur te esperan pasando<br />

Bastard’s Crawl. Tengo que calentar a<br />

Jason antes de intentar salir. Si todo<br />

sale bien, estaremos justo detrás de ti.<br />

Si no los alcanzamos en 30 minutos,<br />

avisen a Búsqueda y Rescate.<br />

Andrew no expresa su temor de que<br />

Jason esté hipotérmico, consciente<br />

pero tan frío que ha dejado de temblar.<br />

Envuelve a su amigo en la manta<br />

y enciende la estufa para calentarlo<br />

vertiendo agua caliente sobre su ropa.<br />

Una, dos, tres y hasta cuatro veces,<br />

lento y seguro. Esto es preferible a<br />

preparar una bebida caliente, lo que<br />

hora de difícil camino para volver a la<br />

entrada y, con Jason empapado y agotado,<br />

quizá les tome aún más.<br />

Tienen que irse ya.<br />

Jason respira hondo y se prepara<br />

para enfrentar de nuevo al Bastard’s<br />

Crawl. Recogen las bolsas, la estufa<br />

y la manta, y empiezan a ascender,<br />

luchando constantemente contra el<br />

torrente que los aplasta y los empuja.<br />

Jason apenas ha comenzado a escalar<br />

cuando tiene que trepar a una<br />

cornisa. Hay mucha agua, y él está<br />

demasiado débil.<br />

Apenas hay 10 centímetros de aire<br />

entre el agua y el techo: no son suficientes<br />

para mantener la cabeza<br />

En la cornisa no hay espacio para culpas<br />

ni suposiciones, es una cuestión de vida o muerte.<br />

Andrew no cree que no funcione con<br />

tanta rapidez.<br />

¡Vamos, Jason! ¿Alcanzarlos en 30<br />

minutos? ¿Cómo se me ocurrió?<br />

En voz alta, dice:<br />

—Vas a estar bien.<br />

Jason empieza a recuperar el color.<br />

—Bienvenido, amigo. ¿Estás listo<br />

para salir de aquí?<br />

Andrew se siente presionado y<br />

muy culpable. Él es el experto, el que<br />

siempre le ha prometido a la esposa<br />

de Jason que su esposo estará a salvo.<br />

Pensó que la expedición sería sencilla,<br />

pero ahora les queda más de una<br />

levantada para respirar. Estarán atrapados<br />

hasta que baje.<br />

Al buscar a su alrededor algún tipo<br />

de refugio, Jason encuentra una cornisa<br />

encima de la que está; aunque la<br />

pared tiene un ángulo incómodo de<br />

45 grados, hay espacio suficiente para<br />

los dos. Andrew, en el medio traje de<br />

neopreno que le llega a la cintura,<br />

se para frente a Jason para recibir la<br />

mayor parte del agua, con las piernas<br />

incómodamente apoyadas en una saliente<br />

al otro lado de la cascada. Ya<br />

son las 6 p. m., hace tres horas que<br />

Zac los dejó.


SELECCIONES <br />

guardia a la entrada de la cueva y<br />

mantenerse calientes en la camioneta<br />

de Andrew. Vigilan. Esperan ansiosos.<br />

Quieren que sus amigos salgan, pero<br />

no hay nadie.<br />

A las 7:15 p. m. ven unos faros y<br />

oyen la camioneta de Matt.<br />

—Búsqueda y Rescate en Tierra y<br />

Cuevas está en camino —dice Matt—.<br />

Estarán aquí muy pronto.<br />

A las 9 p. m. llegan ambas escuadras.<br />

Los 12 integrantes del equipo de<br />

rescate en <strong>tierra</strong> del Valle de Alberni<br />

Los rescatistas se abren camino entre lodo, rocas<br />

y piedras, hasta que el agua los detiene.<br />

—Solo tenemos que asegurarnos<br />

de no tropezar uno con el otro. Esto es<br />

muy importante —advierte Andrew.<br />

En la cornisa no hay lugar para culpas<br />

ni dudas, es una cuestión de vida<br />

o muerte.<br />

Se instalan con cuerdas y comparten<br />

la manta. No queda gas en la estufa;<br />

se usó para calentar el agua.<br />

—Si no salimos de aquí, ¡nuestras esposas<br />

nos matarán! —bromea Andrew.<br />

El agua sigue subiendo, casi llega al<br />

borde, y su colosal fuerza y furia provocan<br />

que sople viento. Ambos saben<br />

que las cuevas tienen sus propios microclimas<br />

y que, al no tener a dónde<br />

ir, el viento silba y aúlla. Se acercan<br />

uno al otro aún más, para intentar refugiarse<br />

de la tormenta.<br />

ZAC LLEGA A LA CIMA del Bastard’s<br />

Crawl a las 3:15 p. m. Encuentra a<br />

Matt y a Arthur; los tres esperan a Jason<br />

y a Andrew otra hora. Nada. Por<br />

fin, se dirigen a la escalera y salen de<br />

la cueva a las 5:20, agotados, mojados<br />

y sorprendidos de encontrar a Adam<br />

—cuya novia supuestamente lo recogería—,<br />

quien, preocupado, aguarda.<br />

Sigue lloviendo. Mientras Matt conduce,<br />

buscando señal para el celular,<br />

los otros tres se turnan entre montar<br />

están allí para establecer un perímetro<br />

con luces alrededor de la cueva y<br />

un campamento improvisado con el<br />

apoyo de paramédicos.<br />

En un principio, el equipo de rescate<br />

se compone de cuatro exploradores<br />

de cuevas de Vancouver, entre ellos<br />

el matrimonio de John Lay y Charlene<br />

Forrest. Al dirigirse al lugar, temen que<br />

se trate de una recuperación de cadáveres.<br />

No obstante, cuando se enteran<br />

de que uno de los atrapados es Andrew,<br />

saben que hay probabilidad de<br />

que ambos sobrevivan.<br />

Al llegar, la primera tarea es instalar<br />

un sistema de cuerdas y poleas<br />

llamado “Z-drag” [arrastre en Z] para<br />

izar a los atrapados; podrían estar heridos,<br />

agotados o incluso muertos.


A las 10:30 p.m., John y Charlene<br />

descienden a la cueva con suministros<br />

de emergencia, incluyendo termos<br />

con café y chocolate caliente.<br />

—¡Andrew! —gritan—. ¿Jason?<br />

No hay respuesta. Poco a poco, se<br />

abren camino a través del barro, las<br />

rocas y las piedras que conducen a<br />

Bastard’s Crawl, pero los detiene el<br />

agua, que sigue cayendo sin cesar por<br />

la abertura. El flujo es fuerte, les impide<br />

pasar y hacerse oír. ¿Escuchar a<br />

los atrapados? Ni pensarlo.<br />

Dejan las provisiones y algunas linternas<br />

para cuando vuelvan, y por si<br />

acaso Andrew y Jason logran escapar.<br />

Dan media vuelta y regresan. Casi<br />

tres agónicas horas después de entrar,<br />

salen de la cueva. Es la 1:20 a.m.<br />

Tendrán que estar pendientes de los<br />

niveles de agua para planear cuándo<br />

intentarlo de nuevo.<br />

Arthur, Matt, Zac y Adam están decididos<br />

a quedarse. Los rescatistas<br />

se aferran a la idea de que no es una<br />

recuperación, sino un rescate. Eso se<br />

vuelve su plegaria. Rezan toda la noche<br />

mientras montan guardia, toman<br />

café y tratan de mantenerse calientes.<br />

Andrew salvará a Jason. Tiene que hacerlo,<br />

sin duda.<br />

Si tan solo dejara de llover.<br />

EN LA CUEVA, ANDREW Y JASON<br />

están sentados, envueltos en sus propios<br />

pensamientos y parte de la manta<br />

isotérmica. Para conservar las baterías<br />

de las linternas permanecen a oscuras,<br />

lo cual les hace olvidar el reducido espacio<br />

que comparten. Así es más fácil<br />

imaginar que están en otro lugar: en<br />

casa, con sus hijos, o en el cine.<br />

Si muero, voy a perderme La guerra<br />

de las galaxias, episodio VII: El despertar<br />

de la fuerza, piensa Jason. La<br />

ha esperado por años, y se estrenará<br />

en 13 días, el 18 de diciembre.<br />

¡Respira!<br />

Con la húmeda sudadera de cuello<br />

redondo sobre la cara para darse algo<br />

de calor, recurre a su entrenamiento<br />

teatral a fin de reducir la velocidad de<br />

la respiración y llevar el aire desde el<br />

diafragma hasta la punta del cráneo. Y<br />

en la oscuridad, tan claro como el día,<br />

ve a su hijo parado junto a su cama<br />

vistiendo su piyama de cuello rojo<br />

y estampado de aviones, volteando<br />

mientras se concentra en hacer algo.<br />

¿Cómo sería la vida de su familia<br />

sin él? ¿Por cuánto tiempo los ampararía<br />

su seguro de vida?<br />

¡Respira! Por favor, mamá, papá,<br />

Dios o quien sea, ayúdenme a superar<br />

esto. Ayúdenme a vivir.<br />

Andrew recita en silencio un mantra<br />

que lo ha ayudado a vencer otros<br />

momentos aterradores. Se basa en<br />

un pasaje de Dune, novela de ciencia<br />

ficción de 1965 de Frank Herbert:<br />

“El miedo mata a la mente. El miedo<br />

es la pequeña muerte que conduce<br />

a la destrucción total; dejaré que el<br />

miedo pase a través de mí. Y cuando<br />

el miedo se haya ido, solo estaré yo”.<br />

No hay señal de los rescatistas.<br />

¿Habrán podido salir los otros tres?<br />

Tal vez están tendidos al otro lado de


SELECCIONES <br />

Andrew y Jason continúan explorando las cuevas de la isla de Vancouver juntos.<br />

Bastard’s Crawl, sitiados por el agua y<br />

heridos. O muertos.<br />

El miedo mata a la mente, piensa.<br />

Cuando se vaya, habré ganado.<br />

Las horas pasan. Más que por el<br />

frío, no se atreven a moverse por<br />

miedo a resbalar.<br />

Se quedan dormidos, luego despiertan<br />

sobresaltados y se reportan<br />

cada 20 minutos con oraciones cortas<br />

para conservar la energía.<br />

—¿Sigues aquí? —pregunta Andrew.<br />

—Sí. ¿Todo bien?<br />

—Sí.<br />

El viento continúa aullando. De vez<br />

en cuando, uno de ellos enciende su<br />

linterna para revisar el nivel del agua<br />

en el paso y el corredor. Alrededor de<br />

las 5 a. m., con los ojos nublados, notan<br />

que parece estar retrocediendo.<br />

—Esperemos un poco y veamos<br />

—sugiere Andrew.<br />

Los minutos pasan mientras observan<br />

el agua. ¿Bajará? Después de una<br />

hora, ha retrocedido al punto en que<br />

pueden mantener la cabeza fuera y<br />

tratar de escapar. Entumecidos por<br />

no haber cambiado de posición en<br />

unas 12 horas, estiran el cuerpo poco<br />

a poco, sorprendidos de lo bien que<br />

han resistido la prueba. Jason intenta<br />

levantar una pierna y grita de dolor.<br />

Un músculo de la ingle está muy<br />

tenso, pero eso no lo detendrá.<br />

Tengo que salir. Debo intentarlo.<br />

Suben a gatas por Bastard’s Crawl,<br />

y nada más importa. Jason se queja<br />

cada vez que mueve una pierna.<br />

—Puedes hacerlo, amigo —lo<br />

anima Andrew.<br />

FOTO: ROB CAMPBELL


AFUERA, POR FIN ESCAMPA. Son las<br />

6 a. m. y el cielo sigue oscuro. Tres rescatistas,<br />

entre ellos Charlene y John,<br />

se preparan para entrar de nuevo. Han<br />

llegado más elementos, un equipo de<br />

reserva. A eso se dedican: cuando<br />

uno de los suyos está en problemas,<br />

se unen para salvarlo.<br />

Mientras tanto, Andrew y Jason<br />

han estado avanzando durante unos<br />

90 minutos hacia la entrada; el agua<br />

les llega un poco más allá del pecho.<br />

Ahora, en un pasaje lo suficientemente<br />

alto para caminar erguidos,<br />

Jason, que va al frente, ve parpadear<br />

algo a lo lejos.<br />

—¡Hay luces, Andrew! ¡Veo luces!<br />

Una parte de él quiere conservar la<br />

calma, pero hay otra que está emocionada<br />

en exceso.<br />

Jason sigue adelante, exhausto,<br />

pensando que el fin de la prueba está<br />

cerca. Pronto, oyen voces.<br />

—¡Oigan! —gritan—. ¡Estamos aquí!<br />

Son las 7:30 a. m. Los rescatistas,<br />

que han vuelto a la cueva para revisar<br />

el nivel del agua, no dan crédito.<br />

—¿Andrew? ¿Jason? ¿Son ustedes?<br />

—pregunta Charlene.<br />

—¡Somos nosotros! ¡Sáquennos de<br />

aquí! —responden al mismo tiempo.<br />

Aliviada, Charlene grita:<br />

—¡Ay, Dios mío!<br />

Por primera vez desde que estuvo a<br />

punto de ahogarse, 16 horas antes, y<br />

mientras lo atan a la polea para izarlo<br />

hasta la entrada con una cuerda, los<br />

ojos de Jason se llenan de lágrimas.<br />

—Lo logramos.<br />

Juegos mentales: Soluciones<br />

LLUVIA DE METEORITOS<br />

Y FLORES DE PRIMAVERA<br />

Cosmofilium jupibristo. La primera<br />

mitad del primer término<br />

indica el color del centro de la<br />

flor; la segunda mitad se refiere al<br />

color de los pétalos. La primera<br />

mitad del segundo término indica<br />

la forma del centro de la flor; la<br />

segunda mitad se refiere a la<br />

forma de los pétalos.<br />

UN JUEGO MUY CUADRADO<br />

Dos. El cuadrado<br />

interior restante podría<br />

colocarse como<br />

se muestra, o en<br />

cualquiera de las<br />

otras tres posiciones posibles.<br />

GENERADOR DE NÚMEROS<br />

Considera los tres<br />

5 2 8<br />

números de cada fila<br />

8 0 4<br />

como una cifra individual<br />

de tres dígitos.<br />

6 4 4<br />

Multiplicarla por 2 genera el número<br />

de tres dígitos que va en la<br />

fila correspondiente de la siguiente<br />

cuadrícula.<br />

EN SUS<br />

MARCAS,<br />

LISTOS,<br />

¡FUERA!<br />

2<br />

3<br />

1<br />

1<br />

3<br />

2 1 2<br />

1 2 3 3<br />

3 2 1<br />

3 2<br />

1

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