27.03.2018 Views

Libro_GirasolesDorados

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Girasoles Dorados<br />

CIRCULO FEMENINO REGIONAL DE ESCRITORAS<br />

“CIFER ”<br />

DERECHOS RESERVADOS<br />

REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL:<br />

285860<br />

AÑO 2017<br />

ISBN:<br />

978-956-368-938-9<br />

AÑO 2017<br />

EDICION GENERAL:<br />

OLGA CHAVEZ GUTIÉRREZ<br />

DISEÑO DE LA EDICIÓN:<br />

CARMEN ORTIZ JORQUERA<br />

FOTOGRAFÍAS:<br />

CIFER<br />

IMPRESIÓN:<br />

IMPRESORA LA DISCUSIÓN S.A. CHILLÁN<br />

PRIMERA EDICIÓN:<br />

EDICIONES CIFER<br />

REPRESENTANTE LEGAL:<br />

OLGA CHAVEZ GUTIÉRREZ<br />

PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL<br />

EN CUALQUIER FORMA O POR CUALQUIER MEDIO<br />

2<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

“Quiero ser fruto y semilla<br />

cuando mi vida se apague”<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

3


Girasoles Dorados<br />

4<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Prólogo<br />

Una nueva obra del Círculo Femenino Regional de Escritoras<br />

“CIFER”, nos entrega con la edición de estos “GIRASOLES DO-<br />

RADOS”, de acuerdo al número de composiciones, son ciento<br />

cinco girasoles, expresados poética y narrativamente en este libro.<br />

Una atención mayor necesita esta antología, para comprender<br />

mejor el tremendo mensaje que poemas y cuentos,<br />

escritos por estas ocho escritoras, nos entrega.<br />

Por lo menos eso pienso, cuando leo los nombres de sus autoras:<br />

Olga Chávez Gutiérrez, presidenta de “CIFER”, María<br />

del Pilar Rivera Caamaño, Mariana Muñoz Hernández, Berta<br />

Eliana Muñoz Vásquez, Noemí Sepúlveda Idalbo, Yolanda<br />

Canales Hernández, Bessie León Troncoso y Sylvia Eliana<br />

Bocaz Bocaz. Cada una de ellas exhibe un historial experimental,<br />

que ha contribuido a prestigiarlas. En este caso muy particular,<br />

por su condición de amantes de la literatura, se cumple<br />

aquello, que un pensador nos dejó para nuestra consideración:<br />

la experiencia no consiste en el número de cosas que han visto,<br />

sino en el número de cosas que se han reflexionado. Y eso es,<br />

precisamente, lo que hacemos cuando nuestra inspiración nos<br />

impulsa a escribir un poema o un cuento.<br />

Lo apreciamos claramente en las impresiones que nos entregan,<br />

María del Pilar, cuando en los versos de su poema que ella<br />

nomina “Mi tristeza”, donde evidentemente confiesa que “Una<br />

honda tristeza me embarga y me duele/me tortura la vida con un<br />

largo penar/. Aparece de pronto, se resiste a dejarme/ y me llena<br />

los días de un amargo esperar.” Un soneto que refleja una pena<br />

que se prolonga en el tiempo. Distinta es la sensación de Olga<br />

Chávez, porque ella le rinde homenaje a Chillán, al “Chillán de<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

5


Girasoles Dorados<br />

sus amores”.En un acto de alta inspiración, surge así la estrofa:<br />

“Amo de ti los cielos estrellados, los atardeceres multicolores y<br />

los gélidos días invernales/ amo los ardientes días estivales/las<br />

hermosas primaveras y más aún/los vibrantes colores otoñales.”<br />

Este libro, como el nombre de una flor, desde esa nominación<br />

está comprometido con todos los valores que los buenos<br />

poetas exaltan en sus versos. Este poemario no es la excepción.<br />

Sigue esa línea, donde el amor siempre ha ocupado un lugar<br />

preferencial. La mejor muestra de ello lo evidencia Mariana<br />

Muñoz Hernández, cuando titula sus versos con la presencia del<br />

amor: “Te amo” o “Te quiero” ¡Cuántos mensajes he enviado,<br />

diciéndote “amor” en otras líneas: El sol, la luna, las estrellas,<br />

me dicen te quiero/ y yo te quiero a ti/ la mirada de un niño/me<br />

dice te quiero/y yo te quiero a ti.<br />

Por su arte Berta Eliana Muñoz Vásquez aspira a concretar sus<br />

fantasías: Si yo fuera cerrajero, cortaría la coraza que cubre y esconde<br />

tus sentimientos/ Si yo fuera lluvia/lavaría las heridas que<br />

provoca /el dolor y el resentimiento. Aquí hay una aspiración legítima<br />

y al parecer es sólo eso.<br />

Noemí Sepúlveda, se apoya en dos frases hechas, que encontramos<br />

a veces en nuestro camino: “siga la flecha” y “prohibida<br />

la entrada”, simbolizando muchas veces la imposibilidad de<br />

avanzar como queremos; todo indica la necesidad de avanzar,<br />

superando las dificultades.<br />

Yolanda Canales en otra divagación, inspirada en el recuerdo<br />

de su madre y de su esposo ya fallecido, el que le inspiró el<br />

poema “Caminando contigo”, donde añora los momentos que<br />

ya no pueden darse por la obligada ausencia. ¡Cómo me hubiera<br />

gustado estar contigo!/ tú fuiste hombre amante de la naturaleza/<br />

gozabas con el rumor de las hojas/y el canto de las aves.<br />

Otras formas de expresión, nos formula Bessie León, cuando<br />

se plantea el mundo en que vivimos, con su relato “Me<br />

6<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

declaro en rebeldía”; se refiere a las contradicciones con que<br />

el destino nos sorprende y del cual cada uno de nosotros, es<br />

testigo o protagonista. Así lo dice en uno de sus fragmentos,<br />

después de reconocer algunos logros que los artistas le han<br />

dado al mundo: “Hasta hace poco me conformaba con estos<br />

maravillosos atisbos, pero a medida que pasan los años, quiero<br />

muchos más destellos que iluminen al mundo, ya que estamos<br />

siendo partícipes de tanta catástrofe natural y también<br />

de tanto daño que nosotros mismos, le estamos infringiendo,<br />

no solamente a nuestra madre Tierra, sino también a nuestros<br />

hermanos.”<br />

Finaliza este racimo de inquietudes espirituales, la escritora<br />

Sylvia Bocaz Bocaz, quién nos describe “al ovejero”. Sin<br />

duda, un recuerdo amable de un momento digno de evocar.<br />

¡Qué notables posibilidades nos han entregado estas mujeres,<br />

para revivir tiempos pretéritos, donde la nostalgia de<br />

algún modo se expresa!<br />

Poesía y prosa, nos han mostrado el valor de la experiencia y<br />

la sensatez de la madurez de las personas mayores, muy bien<br />

representadas en este libro. Deja también de manifiesto el éxito y<br />

meritorio ejemplo de CIFER, al promover, mediante su gestión,<br />

la práctica de la amistad y la fortaleza del conocimiento.<br />

Esta nueva obra de CIFER, con la edición de estos Girasoles<br />

Dorados, revela la importancia de esta institución, que deseamos<br />

tenga una dilatada y fructífera trayectoria.<br />

Carlos René Ibacache I.<br />

Miembro Correspondiente por Chillán<br />

Academia Chilena de la Lengua<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

7


Girasoles Dorados<br />

San Fabián de Alico. Viaje Cultural año 2011.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz, Noemí Sepúlveda Idalbo, Bessie León Troncoso, Olga<br />

Chávez Gutiérrez, Teresa Acuña Muñoz, Yolanda Canales Hernández, Ruth<br />

Ramírez Avalos, Magdalena Bocaz Salazar, María Castro Tillería.<br />

8<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

“El secreto de la existencia humana<br />

no solo está en vivir, sino también en saber<br />

para qué se vive”.<br />

Fedor Dostoieski<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

9


Girasoles Dorados<br />

10<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

CAPITULO I<br />

Poemas<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

11


Girasoles Dorados<br />

Girasol uno<br />

Chillán de mis amores<br />

Chillán de mis amores…<br />

¡Cuánto te amo!<br />

Desde antes de nacer<br />

busqué tu tierra noble<br />

para crecer como los robles<br />

en tu augusta montaña.<br />

Me enamoré de tus blancas cumbres<br />

de tu río que nace<br />

y cantando baja hasta el valle.<br />

Mi alma hizo contigo<br />

un pacto de amor por los siglos<br />

de los siglos.<br />

Amo de ti los cielos estrellados<br />

los atardeceres multicolores<br />

y los gélidos días invernales.<br />

Amo los ardientes días estivales<br />

las hermosas primaveras y más aún<br />

los vibrantes colores otoñales.<br />

Amo tus gentes de pueblo.<br />

Las artesanas del barro.<br />

Tus maestros de escuela primaria.<br />

Los hombres honrados de tu tierra<br />

los iletrados y los sabios.<br />

Chillán de mis amores<br />

¡Cuánto te amo!<br />

12<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Te busqué antes de nacer y te elegí<br />

por ser verde y pródigo<br />

valle de esperanzas.<br />

Te amo por cada camino recorrido<br />

por cada noche soñada.<br />

Por cada día compartido.<br />

Mi alma se complace en el libre<br />

vuelo de los pájaros.<br />

En las hierbas del campo<br />

en el dulce perfume callejero<br />

que alegre esparcen sempiternos<br />

los cerezos hacia oriente.<br />

Te amo…,<br />

en el juego de un niño pobre<br />

con su cara sucia<br />

y su pelota de trapo.<br />

Te amo por tus voces<br />

y tu música.<br />

Por tus pinceles y por tus letras.<br />

Te amo por Chávez y Lira,<br />

por Pacheco, Baltazar<br />

y por Guzmán.<br />

Te amo por los grandes<br />

de la historia Patria.<br />

Por O‘Higgins y Sargento Aldea.<br />

Te amo por Arrau y Marta Colvin.<br />

Por Brunet y por Violeta.<br />

Por Vinay y por Elisa.<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

13


Girasoles Dorados<br />

Por el verso de Gonzalo y Nicanor.<br />

Te amo por la lengua<br />

sencilla de tus gentes.<br />

Te amo<br />

por el gesto de amistad<br />

siempre presente.<br />

Y así será eternamente<br />

mientras se escuche alegre<br />

festinar el viento.<br />

Te amo por tus plazas<br />

Bernardo O’Higgins<br />

Santo Domingo, San Francisco<br />

Sargento Aldea y La Victoria.<br />

Te amo por todas las plazas<br />

que acarician<br />

los imaginarios de tus gentes.<br />

Te amo por los pobres<br />

que caminan<br />

los eriazos patios suburbanos.<br />

Te amo por los ricos de espíritu<br />

que al cielo con unción<br />

elevan sus banderas.<br />

Chillán de mis amores<br />

amo el trabajo<br />

de tus gentes humildes<br />

del mercado<br />

y el esfuerzo sincero<br />

del peoneta.<br />

14<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Amo tus catedrales<br />

y tus barrios<br />

Santa Elvira y Cementerio<br />

lecho supremo<br />

del sempiterno cordón<br />

de aguas ancestrales.<br />

Te amo por tu esencia<br />

proletaria<br />

y tu conciencia<br />

libertaria.<br />

Chillán de mis amores<br />

¡Cuánto te amo!<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

15


Girasoles Dorados<br />

Girasol dos<br />

Oda a Gabriela Mistral<br />

Gabriela, la maestra de<br />

figura altiva,<br />

la de alma traslúcida,<br />

la de palabra sublime.<br />

Gabriela, la de todos<br />

y ninguno,<br />

la de nadie.<br />

Solitaria estrella<br />

del mundo<br />

caminante y errante.<br />

Gabriela, de los Andes<br />

viviente.<br />

Espuma clara y bravía<br />

del Pacífico.<br />

Gabriela, de mar a cordillera<br />

de la tierra chilena<br />

por esencia.<br />

Gabriela, del mundo<br />

por docencia.<br />

Gabriela, la del verbo<br />

divino,<br />

la maestra del Elqui<br />

florido.<br />

Gabriela que cantó<br />

a los niños<br />

y a la vida.<br />

Que cantó al amor<br />

y al olvido.<br />

16<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Gabriela, la insigne<br />

y divina<br />

abandonada y herida.<br />

Gabriela, la grande y dolida<br />

que en su propio verso:<br />

“se va de su cuerpo<br />

gota a gota;<br />

se va su cara en un óleo<br />

sordo;<br />

se van sus manos<br />

en azogue suelto;<br />

se van sus pies<br />

en dos tiempos de polvo”.<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

17


Girasoles Dorados<br />

Girasol tres<br />

Lopetegui y sus pinceles<br />

En tus albas sábanas<br />

te vi sonreír<br />

como aquellos días.<br />

Cuando en las mañanas<br />

y en las tardes cálidas<br />

de tu pequeño jardín encantado<br />

tus manos pequeñas y grandes…<br />

¡Pintaban la vida!<br />

Te vi sonreír…<br />

Cuando recordaste dichosa<br />

aquellas obras tuyas<br />

de pinceladas ágiles,<br />

y aquellos tonos fríos<br />

y aquellos tonos cálidos.<br />

Te vi sonreír…,<br />

y mi alma y tu alma<br />

compartieron en silencio<br />

los pinceles fragantes<br />

de otros tiempos.<br />

Yo sé que recuerdas<br />

tus tesoros idos.<br />

Yo sé que tú<br />

añoras los lienzos<br />

y el aroma fresco<br />

de ese huerto tuyo,<br />

y mío<br />

presente en tu mesa.<br />

18<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Te vi sonreír, grande…,<br />

y te recuerdo…<br />

¡grande!<br />

Aunque en las blancas sábanas<br />

la estructura pequeña<br />

de tu carnal envoltura<br />

no comprenda<br />

que tu alma de artista<br />

aún palpita… ¡gigante!<br />

En tus albas sábanas…<br />

Te vi sonreír<br />

como en otros días.<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

19


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuatro<br />

San Fabián<br />

Un día de otoño soleado<br />

fuimos ansiosas<br />

al campo…<br />

Y la pasión hilarante<br />

que por el cielo pasaba…,<br />

escribió en la montaña<br />

el vuelo azul de las aves.<br />

Robles, álamos y encinos,<br />

vientos, pastos y arroyuelos<br />

a nuestro encuentro salieron.<br />

Mirando siempre las cumbres<br />

del Alico y el Malalcura<br />

fuimos hilando canciones<br />

de mimbres y de tallados.<br />

A un lado el río baja,<br />

al otro, los pasos suben.<br />

Cantando cual los zorzales,<br />

alzó un coro la ensenada.<br />

Sin prisas y sin apuros<br />

de aventuras y poemas<br />

abrió las puertas el valle.<br />

Y…extasiadas…,<br />

cual un sueño…<br />

¡Abrazamos la explanada!<br />

Olga Chavez Gutiérrez<br />

20<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cinco<br />

Indigencia<br />

Sucio, desgreñado, maloliente<br />

camina por las calles<br />

de la gran ciudad.<br />

Tiende las manos lastimeramente<br />

y con ojos vítreos<br />

y pestilente aliento<br />

implora unas monedas al pasar.<br />

A veces come<br />

restos de alimentos,<br />

tesoros de basura que rescata.<br />

Otras veces sólo bebe<br />

el líquido espumoso que lo alienta.<br />

Duerme en la calle arropado de cartones,<br />

cubre su rostro una manta<br />

de pelos atorados<br />

y entre las piernas flectadas<br />

cobija las dos manos.<br />

Atrás los días de la infancia,<br />

la casa familiar<br />

y el mantel blanco.<br />

Atrás los hijos abandonados y olvidados.<br />

Atrás los sueños inconclusos.<br />

La vida y la muerte amalgamadas<br />

en la diaria jornada callejera<br />

son todo su horizonte.<br />

Para comer a veces un mendrugo.<br />

Para amar no existe la esperanza.<br />

Camina y camina y a su lado<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

21


Girasoles Dorados<br />

al pasar deja en el aire<br />

una estela de miserias.<br />

No existen para él las primaveras<br />

ni esplendorosos días de verano.<br />

Hace tiempo olvidó las noches buenas<br />

y las tiernas caricias de otras manos.<br />

Su lenguaje es el silencio en ocasiones<br />

que utiliza si el pesar esconde.<br />

Palabrotas dice si lo ofenden<br />

las limosnas mezquinas de las gentes.<br />

De él ni el viento sabe el nombre.<br />

Es invierno y el frío traspasa los cartones.<br />

¡Se levanta y busca refugio en los portales<br />

ebrio de frío y de alcohol!<br />

Mas las puertas sordas del destino…<br />

¡No se abren para él de madrugada!<br />

Frente a las puertas cerradas del convento<br />

duerme silente.<br />

Cubre su rostro una manta<br />

de pelos atorados<br />

y entre las piernas flectadas<br />

cobija las dos manos.<br />

Sobre el cemento frío<br />

la luz del día lo descubre gélido<br />

cual ovillo humano congelado.<br />

En las sombras implacables<br />

de la noche tras las puertas cerradas…<br />

¡Nadie dijo nada!<br />

La miseria y el olvido ahí quedaron…<br />

¡Su alma se escapó del frío en la alborada!<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

22<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol seis<br />

Exordio a los mineros<br />

del salitre<br />

Hoy he visto tus despojos<br />

humano viviente<br />

del salitre.<br />

¡Qué tiempos pasaron<br />

antes, que yo te viera!<br />

¡Cuántas ráfagas volaron<br />

por tus huesos<br />

tumefactos!<br />

¡Qué coronas coronaron<br />

tus altares amados!<br />

¡Qué rosas y laureles<br />

de hierro<br />

velaron tus sueños<br />

de pétreas sales perfumados!<br />

Hoy he visto tus despojos.<br />

Carnales despojos de minero<br />

de Agua Santa<br />

sufridos, dormidos y olvidados.<br />

El día único de mi visita<br />

al profundo aposento<br />

de tu lejana existencia<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

23


Girasoles Dorados<br />

se viste de gris<br />

bajo el dorado sol del desierto.<br />

Amado suelo de mi patria<br />

que cobija tus manos<br />

cruzadas<br />

en el fondo del pozo.<br />

Cálido reino salobre<br />

de viento y sol.<br />

¿Cuánto más estará tu sonrisa<br />

en esa máscara de tiempo?<br />

Te veo y te imagino alegre<br />

con atavío de época<br />

por el camino ardiente.<br />

¡Valiente del norte grande<br />

fresco y ágil cual la chusca!<br />

¡Qué fue de ti<br />

durmiendo en el olvido!<br />

La pampa y sus conciertos<br />

replican melodías ignotas<br />

para acunar tu sueño doliente .<br />

Un viajero viene…<br />

camina tus jardines…<br />

y se lleva en sus manos<br />

una rosa oxidada.<br />

24<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Otro toma una rama de laurel<br />

que se deshoja<br />

entre sus dedos profanos.<br />

Yo me llevo tu ángel custodio<br />

y lo hago parte<br />

de mi propia existencia.<br />

Hoy, dolida, te he visto<br />

durmiendo el sueño de siglos<br />

en tu morada abierta<br />

de cavidad destruida.<br />

¡Hoy profané tu reino<br />

dorado!<br />

Mis pasos penetraron<br />

aquel dominio tuyo<br />

que antaño fue privado.<br />

Estuve ahí asombrada…,<br />

admirando<br />

tu postura horizontal…,<br />

y los encajes de tu última fiesta.<br />

Hasta correspondí piadosa…,<br />

aquella sonrisa tuya tan amplia<br />

como la muerte.<br />

Y mientras mi mente divagaba<br />

por tus años idos …,<br />

te escuché decir:<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

25


Girasoles Dorados<br />

¡A quién le importa<br />

que en maderos alados<br />

me acaricien los vientos…,<br />

que mis huesos duerman siglos<br />

calcinados de sueños!<br />

¡A quién le importa<br />

que mis manos cruzadas imploren<br />

plegarias para sordos!<br />

¡A quién le importa<br />

mi carnal investidura<br />

perfumada de sal!<br />

Hace tiempo<br />

caminé como tantos<br />

por la pampa chilena.<br />

Hace tiempo…,<br />

recorrí los salares del norte grande<br />

y sudé salitre alegre.<br />

Hace tiempo…,<br />

poblé de críos<br />

Agua Santa<br />

y llené de vida mi desierto.<br />

Hace tiempo…,<br />

cargué quintales brillantes<br />

con el oro salobre<br />

de mi patria.<br />

¡Yo hice patria como todos!<br />

26<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

¡Tragué el polvo que me impuso<br />

la chusca!<br />

¡Bebí el salitre como el vino!<br />

¡Comí el pan del desierto<br />

en los albores grandes<br />

de Atacama!<br />

¡Hoy sólo contemplo inerte<br />

las miradas profanas<br />

del presente!<br />

Y dime:<br />

tú, que visitas mi morada…<br />

¿Podrás hacer que se levante aquí<br />

una bandera?<br />

Tú, que me observas…<br />

¿Podrás hacer que otros vengan<br />

y se inclinen con respeto?<br />

¡Yo soy el símbolo<br />

del glorioso<br />

pasado de Atacama!<br />

¡Soy la memoria<br />

de la augusta salitrera!<br />

Y mira:<br />

¿Qué hay de honroso<br />

en este campo<br />

de cruces al viento?<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

27


Girasoles Dorados<br />

¿De maderos oscilantes<br />

que derraman mis huesos mudos<br />

y los mudos huesos<br />

de mis hijos?<br />

¿Qué hay de la gloria<br />

de este pedazo de patria<br />

olvidada?<br />

Yo te respondo minero<br />

del salitre:<br />

hoy supe por ti …<br />

lo que es quedarse inerte<br />

bajo los tiempos.<br />

Hoy sentí el olvido potente<br />

profundo y eterno.<br />

Ante ti empeño mi palabra…<br />

¡Mi pluma rescatará tu memoria<br />

para que todos te visiten<br />

con respeto!<br />

Y mi voz querido hermano<br />

del salitre…<br />

¡Mi voz<br />

será tu bandera!<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

28<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

29


Girasoles Dorados<br />

Girasol siete<br />

Añoranzas<br />

He vuelto a recordarte sin siquiera<br />

esperarlo,<br />

tu imagen tierna y dulce ha vuelto<br />

a mi memoria<br />

¿Será que el frío otoño me impone tu presencia<br />

como hace ya tiempo, viviendo nuestra historia?<br />

No sé por qué razón ha vuelto tu mirada<br />

a través del espacio infinito y distante…<br />

Tus ojos con su luz de ternura infinita<br />

han venido a mi mente invadiéndolo todo…<br />

Y siento tu presencia añorada y querida,<br />

tan distante y tan cerca, que no logro entenderlo<br />

porque cuando te busco, pareces alejarte<br />

y vuelves a mi lado cuando yo no te encuentro.<br />

¡Ah, qué daría yo por tenerte a mi lado!<br />

¡Ah, qué alegría inmensa, el día que volvieras!<br />

Sin embargo la dura realidad me grita…<br />

¡No esperes imposibles… Porque él ya no<br />

existe!…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

30<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ocho<br />

Canto a la Vida<br />

Cantemos a la vida,<br />

con las voces del viento,<br />

recojamos el trigo<br />

y amasemos el pan,<br />

empezó la cosecha,<br />

no es tiempo de lamentos,<br />

es hora de coger el fruto<br />

que tu esfuerzo<br />

hoy te viene a entregar…<br />

Sembraste con ahínco,<br />

abonaste la tierra,<br />

cubriste la semilla<br />

con amor y humildad,<br />

hoy tienes en tus manos<br />

los frutos que mereces,<br />

los que con tu trabajo,<br />

pudiste cultivar…<br />

Comencemos de nuevo,<br />

preparemos la tierra…<br />

¡Volvamos a empezar!…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

31


Girasoles Dorados<br />

Girasol nueve<br />

Distancias<br />

El viento entró en mis oídos<br />

trayendo un rumor distinto,<br />

las estrellas en el cielo<br />

formaron un laberinto<br />

y desde el centro, tus ojos,<br />

se clavaron en los míos...<br />

¡Cómo duelen las distancias<br />

en este tiempo infinito!...<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

32<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol diez<br />

Fuiste...Eres...Serás<br />

Fuiste…<br />

Una nueva ilusión que alojó en mi esperanza…<br />

la utopía más grata que pude imaginar…<br />

la dulzura más tierna que llegaba a mi vida…<br />

la armonía más pura de un nuevo despertar…<br />

Eres…<br />

La realidad que ahora, ilumina mis días…<br />

la alegría profunda que invade mi pensar…<br />

la ternura que a diario recorre mi memoria…<br />

la esperanza concreta que pueda realizar…<br />

Serás…<br />

La compañía en los años que vienen…<br />

la concreción más cierta del más bello ideal…<br />

esa dicha infinita de tenerte a mi lado…<br />

la locura increíble y concreta de mi andar…<br />

Fuiste, eres, serás…<br />

Mi manera más bella de volver a empezar…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

33


Girasoles Dorados<br />

Girasol once<br />

Hoy no quiero pensar<br />

Hoy quisiera tener la mente en blanco…<br />

Quisiera, por un solo momento,<br />

dejarme llevar por la inercia<br />

y sentir que mi cuerpo se eleva<br />

hacia un mundo desconocido<br />

donde no exista la tristeza<br />

donde no exista el olvido<br />

donde no exista tu recuerdo<br />

donde esté sola<br />

y con la mente en blanco…<br />

Y por un breve momento lo consigo…<br />

En mi mente no hay nada,<br />

sólo un vacío inmenso…<br />

Un vacío que oprime y que congela…<br />

Siento frío, la soledad me abruma…<br />

Y de pronto, el vacío se esfuma,<br />

a mi mente acuden mil imágenes,<br />

imágenes desconocidas…<br />

Mi mente recibe mil luces,<br />

luces que lo invaden todo…<br />

Y una figura comienza a concretarse…<br />

¿Por qué, hasta en el vacío me persigues?<br />

¿Por qué no puedo librarme<br />

de tu hermoso recuerdo?<br />

Hoy no quiero pensar y, sin embargo,<br />

tu imagen frente al mar…<br />

No lo permite…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

34<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol doce<br />

Hoy quisiera contarte...<br />

Hoy quisiera contarte,<br />

lo que llevo por dentro…<br />

Tendría que decirte<br />

que nunca te busqué<br />

y que hallarte<br />

fue cosa del destino…<br />

Tendría que decirte<br />

que el tiempo fue<br />

ese cómplice<br />

que todo lo acrecienta<br />

y que todo destruye…<br />

Llegaste cuando el tiempo<br />

comenzaba a sobrarme…<br />

Llegaste en un momento<br />

de soledad intensa,<br />

de dolor no expresado,<br />

de angustias escondidas…<br />

Llegaste cuando sólo<br />

buscaba compañía…<br />

Y llegó tu palabra<br />

profunda y reflexiva,<br />

a veces con ternura,<br />

en otras con razón…<br />

A veces, alegría<br />

y en otras, con pasión…<br />

Y te fuiste volviendo<br />

un ser tan necesario<br />

que ahora no concibo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

35


Girasoles Dorados<br />

la vida sin tu voz…<br />

Te imagino cantando,<br />

sumergido en tus discos,<br />

o leyendo un buen libro,<br />

iniciando un camino…<br />

Hoy quisiera contarte…<br />

contarte tantas cosas,<br />

pero mi voz cansada<br />

se queda en mi garganta,<br />

tratando de decirte<br />

lo mucho que te amo,<br />

para que tú me escuches,<br />

para que tú me creas,<br />

para que tú me ames<br />

como yo necesito…<br />

Hoy quisiera contarte…,<br />

contarte tantas cosas,<br />

mas no hallo las palabras<br />

que logren despertarte…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

36<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol trece<br />

Me declaro culpable...<br />

Me declaro culpable<br />

de los atardeceres que no compartí,<br />

de los amaneceres que nunca disfruté,<br />

de los días de sol que contigo no viví…<br />

Me declaro culpable<br />

de los abrazos que nunca te di,<br />

de las palabras que nunca pronuncié,<br />

del beso que esperabas y no llegó…<br />

Me declaro culpable<br />

de lo que dije y no debí decir,<br />

de lo que hice a veces, sin pensar,<br />

de lo que conocí sin compartir…<br />

Me declaro culpable<br />

de haber amado sin jamás decirlo,<br />

de muchos sueños que no concreté,<br />

de la alegría que no supe vivir…<br />

Me declaro culpable<br />

de haber confiado en quien no lo merecía,<br />

de tender mi mano sin que la cogieras,<br />

de esperar tu voz en mi oído, sin escucharla…<br />

Me declaro culpable<br />

de no gozar la felicidad, mientras la tuve,<br />

de esperar cada día un abrazo que nunca llegó,<br />

de anhelar ese beso que jamás me diste…<br />

De todo eso… y más…<br />

¡Me declaro culpable!<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

37


Girasoles Dorados<br />

Girasol catorce<br />

Me pregunto<br />

Me pregunto por qué la soledad me invade…<br />

Me pregunto por qué me has dejado<br />

dolida…<br />

Me pregunto por qué no puedo acompañarte<br />

cuando esas, tus angustias, invaden tu camino.<br />

Quieres dormir a solas y no hablar ni conmigo.<br />

Quieres vivir a solas tu penumbra y problemas.<br />

Y yo siento que sobro en tu día y tu vida<br />

y me pregunto qué puede pasar contigo.<br />

Yo no sé cómo hacer para llegar a tu alma,<br />

tampoco si me quieres nuevamente contigo,<br />

parece que el amor no alcanza para abrir<br />

tu corazón que ahora, me parece dormido.<br />

Yo creí que el amor lo superaba todo…<br />

Yo creí que mi amor curaba tus heridas…<br />

Yo creí que algún día, el olvido y la paz,<br />

colmaría tu vida de nuevas alegrías.<br />

Pero hoy siento que sobro…, no me quieres contigo.<br />

Parece que ya nada puedo hacer a tu lado…<br />

Y mientras tú te sumes en un profundo sueño,<br />

yo siento que me hundo en un profundo abismo.<br />

Lo triste es que te amo, como no imaginaba,<br />

que mi vida sin ti carece de sentido,<br />

que quisiera correr y estrecharte en mis brazos,<br />

para sanar tu alma y alumbrar tu camino…<br />

38<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Te vi en aquella tarde serena y calurosa<br />

del cálido verano en la ciudad incierta<br />

y hoy me encuentro perdida sin tu voz, ni tus pasos<br />

con palabras perdidas en medio del silencio.<br />

Ahora me pregunto qué fue de tu sonrisa,<br />

qué fue de tu palabra meditada y sencilla…<br />

No me responde el sol, ni el aire que respiro<br />

y en vano me pregunto si volverás un día.<br />

Lo triste es que te amo, como no imaginaba,<br />

que mi vida sin ti carece de sentido,<br />

que quisiera correr y estrecharte en mis brazos,<br />

para sanar tu alma y alumbrar tu camino…<br />

Te vi en aquella tarde serena y calurosa<br />

del cálido verano en la ciudad incierta<br />

y hoy me encuentro dolida sin tu voz, ni tus pasos<br />

con palabras perdidas en medio del silencio.<br />

Ahora me pregunto qué fue de tu sonrisa,<br />

qué fue de tu palabra meditaba y sencilla...<br />

No me responde el sol, ni el aire que respiro<br />

y en vano me pregunto si volverás un día.<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

39


Girasoles Dorados<br />

Girasol quince<br />

Mi tristeza<br />

Esta honda tristeza que me embarga y me duele<br />

me tortura la vida con un largo penar.<br />

Aparece de pronto, se resiste a dejarme<br />

y me llena los días de un amargo esperar…<br />

Quisiera que me deje, que no siga conmigo,<br />

pero va donde vaya, conmigo y con mi andar…<br />

No quiere abandonarme por mucho que me esfuerce<br />

y repleta mis horas de amarga soledad…<br />

Va a la cama conmigo, me acompaña al trabajo,<br />

y bebe de mi copa y come de mi pan…<br />

quiero que me abandone, que no siga a mi lado,<br />

Quiero llegar alegre a un nuevo despertar…<br />

pero todo es en vano, pues de pronto aparece<br />

y convierte mis horas en un nuevo pesar…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

40<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol dieciséis<br />

No apresuremos<br />

el tiempo que el futuro<br />

es todo nuestro<br />

No apresuremos el tiempo, que el futuro es<br />

todo nuestro.<br />

No persigamos las nubes, porque las<br />

arrastra el viento.<br />

No transemos ilusiones por un pasado ya muerto,<br />

y avancemos al futuro por este camino incierto.<br />

Hemos andado caminos diferentes… muy diversos,<br />

la vida nos abrió puertas hacia caminos extremos.<br />

Yo de la mano con otro, que me brindó un universo,<br />

tú de la mano con otra te internabas a otro cielo.<br />

Pero la vida avanzaba acercando los caminos,<br />

aquel que conmigo iba, hoy viaja en el infinito<br />

y tú te has quedado solo, sin haberlo presentido…<br />

Ambos libres y tan solos, buscando un nuevo destino…<br />

Ni tú ni yo imaginamos que nuestros pasos lejanos,<br />

se acercarían un día hacia ese mismo sendero,<br />

en que tus ojos, tan claros, se enredaron con los míos<br />

y se fundió una quimera para volverse un destino.<br />

Y hacia ese destino vamos, lentamente y con cariño,<br />

para forjar un futuro en el que tú y yo, unidos,<br />

seamos tan solo uno para seguir el camino,<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

41


Girasoles Dorados<br />

el camino sinuoso hacia un futuro contigo…<br />

Cuando el mágico momento en que el amor acechaba<br />

a nuestras almas que solas en este mundo vagaban,<br />

fuimos dos adolescentes que su pasado olvidaban…<br />

La magia del arcoíris el futuro señalaba…<br />

Cuando tu boca y la mía se encontraron en un beso,<br />

las estrellas alumbraban la magia del firmamento…<br />

Comenzaba nuestra historia en ese mismo momento…<br />

No apresuremos el tiempo…<br />

El futuro ¡es todo nuestro!…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

42<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol diecisiete<br />

No te detengas nunca<br />

Que cada día tuyo, sea de crecimiento…<br />

Que cada amanecer, te haga sentir feliz…<br />

Que en tu vida no des lugar al sufrimiento…<br />

Que nada disminuya tus ganas de vivir…<br />

Que sea tu sonrisa la luz del nuevo día…<br />

Que por donde tú vayas sólo exista la paz…<br />

Haz que tu vida sea tan apacible y plena,<br />

y que en tu corazón sólo anide el amar …<br />

Que no seas capaz de acciones mezquinas<br />

que no exista en tu alma lugar para el rencor<br />

que cuando cada noche te mires al espejo<br />

puedas decir tranquila: ¡hoy estuve mejor!<br />

Que cada día tengas la fuerza necesaria<br />

para afrontar las dudas, y aliviar el dolor<br />

que por donde tú vayas encuentres el motivo<br />

para seguir creciendo y sembrando el amor…<br />

Que cuando llegue el día en que debas marcharte<br />

te retires tranquila de haber hecho lo mejor.<br />

Que quienes te rodeen puedan decir contigo,<br />

puedes irte serena pues diste mucho amor…<br />

Por eso, amiga mía, no te detengas nunca,<br />

ve segura adelante buscando la ilusión<br />

de sentir que a tu paso florecieron las rosas,<br />

porque tú las regaste con dulce abnegación…<br />

Que por donde camines,<br />

vayas sembrando amor…<br />

No te detengas nunca…<br />

¡buscando lo mejor!<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

43


Girasoles Dorados<br />

Girasol dieciocho<br />

Nuestra historia<br />

Fue una tarde de invierno, arreciaba la lluvia<br />

había un frío intenso, soledad y silencio…<br />

Mas, repentinamente, irrumpiste en mi vida,<br />

¿era juego?... ¿ilusión?... ¿podríamos llamarle sincronía?<br />

Ni tú ni yo asumimos que ese hecho<br />

había trastocado nuestras vidas…<br />

ya nunca más tristeza:<br />

la soledad habría de tornarse en alegrías.<br />

Difícil fue aceptar que te había encontrado…<br />

Más difícil aún, fue soñar con tus besos…<br />

Los versos de Neruda… también tus propios versos,<br />

hicieron que, de pronto, te quisiese a mi lado.<br />

Yo quería escucharte y saber de tu vida,<br />

quería que vinieras y compartir contigo<br />

tristezas, alegrías, lo que hasta allí vivimos,<br />

y seguir al futuro por un nuevo camino.<br />

Y viniste a mi lado en uno de esos días<br />

en que la primavera anuncia su llegada.<br />

Se hizo largo el sendero que juntos recorrimos<br />

hasta llegar al sitio de prolongada charla…<br />

Azul estaba el mar, volaban las gaviotas,<br />

la brisa nos traía aromas de otros mares,<br />

allí se conjugaron tu memoria y la mía,<br />

tejiendo los recuerdos para crear futuro.<br />

44<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Tu mirada en la mía hablaba de mil cosas:<br />

lugares conocidos, paisajes recónditos,<br />

pero también mostraba la senda preparada<br />

para llegar a tu alma que bondad reflejaba.<br />

Yo escuchaba expectante cada palabra tuya.<br />

Compartimos momentos, paisajes y caminos…<br />

Más tarde un arcoíris de colorido intenso<br />

presagiaba momentos que serían divinos.<br />

Así empezó esta historia, esta historia tan nuestra<br />

que partió con un viaje hacia un camino incierto,<br />

tus palabras…, las mías…, trazaron el destino<br />

que aquella misma tarde sellamos con un beso.<br />

Hoy quisiera contarte que cambiaste mi vida…<br />

que trajiste a mis días anhelos, sensaciones<br />

que ya había olvidado…<br />

a veces me pregunto si no estaré soñando…<br />

y temo despertar sin tenerte a mi lado…<br />

También quiero que sepas que te quiero conmigo,<br />

que ya nada interesa si no lo compartimos,<br />

porque al caer la tarde y al hacer el recuento,<br />

descubro que la vida, sin ti, carece de sentido.<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

45


Girasoles Dorados<br />

Girasol diecinueve<br />

Remembranzas<br />

Hoy recordé tu nombre<br />

ha tiempo ya, olvidado…<br />

Hoy lejanos recuerdos<br />

llenaron mi memoria.<br />

Hoy tu imagen querida<br />

ha invadido mi mente,<br />

con remembranzas vivas aún,<br />

de nuestra historia.<br />

El dolor ya olvidado<br />

ha vuelto a torturarme,<br />

ya no estás a mi lado<br />

y no puedo seguirte.<br />

Quisiera que volvieras,<br />

quisiera… verte cerca…<br />

Y la realidad, dura,<br />

me dice ¡Es imposible!<br />

No sé por qué volviste<br />

a anclar en mi memoria<br />

No sé por qué tu imagen<br />

ha llenado mi mente…<br />

No sé por qué volviste<br />

si empezaba a olvidarte…<br />

Y ahora la nostalgia<br />

me deja sola y triste…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

46<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol veinte<br />

Yo me iré sin mirar<br />

hacia atrás...<br />

Ha llegado la hora postrera…<br />

la que nunca esperé que llegara.<br />

La hora de mi viaje sin retorno…<br />

la que anuncia que ya no habrá más nada.<br />

Pero tú, como siempre, distante…,<br />

más allá de esa línea lejana<br />

que separa tu vida y la mía,<br />

sin ayer, sin adiós, sin mañana…<br />

En la noche serena y sin luna,<br />

que recoge mi última mirada,<br />

busco yo en este cielo estrellado,<br />

la señal de tu dulce palabra…<br />

Mas, la noche se queda en silencio<br />

y, aunque espero… no me dice nada…<br />

Y me iré sin mirar hacia atrás…<br />

tú no estás junto a mí con tu beso,<br />

ni tu voz, ni tu adiós sin palabras…<br />

Sabes que entre tú y yo, ni la muerte,<br />

borrará lo que en mi alma guardaba…<br />

Yo me iré sin mirar hacia atrás,<br />

sin que tú me retengas contigo…<br />

Porque sabes que nada…, ni nadie<br />

¡borrará cuanto yo te he querido!<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

47


Girasoles Dorados<br />

48<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

49


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintiuno<br />

Te amo<br />

locura el amor?<br />

Hoy he amado<br />

¿Será<br />

a todo el que pasa a mi lado.<br />

He gozado amando.<br />

Cuántos mensajes he mandado<br />

diciendo te amo.<br />

En la cola del banco he amado.<br />

Qué alegría decirles, te amo…<br />

Jóvenes, viejos,<br />

hombres, mujeres<br />

lindos y feos…<br />

Pero a todos, los amo<br />

y se los voy diciendo<br />

te amo, te amo<br />

y qué feliz me siento.<br />

Me río de mí misma.<br />

¿Habrá alguien en el mundo<br />

que a todos les diga te amo<br />

te amo, te amo?<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

50<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintidós<br />

Comenzar otra vez<br />

Cada día es un nuevo comienzo.<br />

¿Por qué vivir mirando atrás?<br />

Ya tus ojos se abrieron…,<br />

y el sueño en que estabas…<br />

¡Con ése, su beso...<br />

llegó el despertar!<br />

Ahora brilla el sol…<br />

¿Para qué mirar atrás?<br />

¡Es el sol que siempre está!<br />

Con tu ceguera no lo viste brillar<br />

no viste los tesoros<br />

que la vida te dio.<br />

Tu conciencia dormida<br />

te impidió soñar.<br />

¡Cerrando los ojos…,<br />

puedes ver más!<br />

Ahora… te encuentro<br />

y te puedo mirar.<br />

¡Qué claro está todo…,<br />

el amor y la vida<br />

esperándote está!<br />

¡Ya está contigo<br />

tu ceguera<br />

quedó muy atrás!<br />

Cada día es un nuevo comienzo<br />

que en vano no puede pasar…,<br />

aunque se interpongan<br />

las piedras<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

51


Girasoles Dorados<br />

tendrás que saltar y volver a empezar.<br />

Levanta tus manos<br />

para una estrella alcanzar.<br />

¿Será una locura<br />

querer avanzar?<br />

¡Con tu pensamiento<br />

lo puedes lograr!<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

52<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintitrés<br />

Te quiero<br />

Cada célula de mi cuerpo<br />

me dice, te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

Cada gotita de agua<br />

que lava mi cuerpo<br />

me dice te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

Cada partícula de aire<br />

que entra en mí<br />

me dice te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

El fuego que me abrasa<br />

y está en mi corazón<br />

me dice te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

Cada paso que doy sobre la tierra<br />

me dice te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

El sol, la luna y las estrellas<br />

me dicen te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

El murmullo del mar<br />

el viento entre los árboles<br />

la lluvia, la nieve<br />

me dicen te quiero,<br />

y yo te quiero a ti.<br />

La mirada de un niño<br />

me dice te quiero<br />

y yo te quiero a ti.<br />

Te quiero, te quiero vida…<br />

Yo te quiero a ti.<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

53


Girasoles Dorados<br />

Girasol veinticuatro<br />

Recuerdos<br />

qué en mi pensamiento<br />

escribo tan bien?...<br />

¿Por<br />

Se hilvanan las palabras<br />

se unen la ideas…,<br />

y cuando quiero alcanzarlas<br />

y dejarlas estampadas…,<br />

no están.<br />

Por eso<br />

es hermoso soñar<br />

y perseguir un sueño<br />

hasta alcanzarlo en realidad.<br />

Tanto soñé, que al encontrarte,<br />

me desperté y pude ver<br />

lo gracioso de la vida<br />

que sonríe, si yo sonrío,<br />

que me ama ,si yo amo,<br />

que te entregas, si me entrego<br />

cuerpo y alma entretejidos.<br />

Es hermoso soñar<br />

y perseguir un sueño.<br />

Al encontrarte, me desperté.<br />

La realidad es otra…<br />

Y sólo tengo en mi vida<br />

y en mis sueños<br />

ilusiones y recuerdos.<br />

¿Qué pasó?<br />

Eso quisiera saber…<br />

54<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Ahora tengo mis recuerdos<br />

y el silencio.<br />

Es hermoso soñar<br />

y perseguir un sueño....<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Girasol veinticinco<br />

A la orilla del mar<br />

Como una niña<br />

jugueteo a la orilla del mar<br />

hablo a las ondinas y nereidas<br />

el viento sopla fuerte…<br />

las hadas se mueven, giran, juegan.<br />

Los silfos y gnomos están a mis pies.<br />

El fuego con sus salamandras…<br />

¿Dónde están?<br />

¿Dónde se encuentran?...<br />

Están escondidas y quieren jugar.<br />

Sí, estamos en tu corazón<br />

que es fuego y razón.<br />

Dancemos a orillas del mar<br />

danos la alegría de encontrarnos<br />

de amarnos a la orilla del mar<br />

pues somos uno solo…<br />

a la orilla del mar.<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

55


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintiséis<br />

Alegría de Vivir<br />

Al comenzar este día…,<br />

Vienen a mi mente los recuerdos.<br />

Recuerdos de tesoros que me ha dado la vida…<br />

y me pregunto:<br />

¿Cómo puedo vivir sin tenerlos?<br />

¿Cómo puedo vivir sin servir su desayuno?<br />

¿Cómo puedo yo vivir sin atenderles?<br />

Se han ido...<br />

Y yo no sé… ¡Cómo puedo vivir!<br />

Cada uno formó su nido…<br />

Y yo no sé… ¡Cómo puedo vivir<br />

con mi propio nido… vacío!<br />

En mi interior escucho una voz<br />

que incesante me consuela<br />

“es el tiempo de cosecha…,<br />

tú sembraste con amor…<br />

cada hijo se ha llevado parte de ti<br />

y tú…te quedas con ellos<br />

en tu alma y corazón.”<br />

Ellos te dan la alegría<br />

con palabras que no esperaste…<br />

¡Mamá, estoy orgulloso que seas mi mamá!<br />

¡Mamá, sé feliz, yo soy una prolongación tuya!<br />

¡Mamá, gané un premio porque eres mi super mamá!<br />

Y la voz en mi interior me dice:<br />

Sé feliz, pues dentro de ti están tus super regalos!<br />

¡La distancia no existe!<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

56<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintisiete<br />

Alma<br />

Cuando te he dicho te quiero<br />

te has puesto a llorar.<br />

No te sientes querida en tu soledad.<br />

Pero yo estoy aquí<br />

muy dentro de ti<br />

y te digo te quiero.<br />

Siempre te lo he dicho<br />

cual brisa del viento<br />

que acaricia tu cara.<br />

¡Te digo te quiero…<br />

ya no llores…<br />

vuelve a comenzar…<br />

pues ahora conmigo…<br />

nunca sola estás!<br />

¡Tú tienes la fuerza de recomenzar!<br />

¿Recuerdas la noche que te fui a visitar?<br />

Aparecí en tu sueño…<br />

Nuestras miradas se unieron…<br />

Yo, para decirte…<br />

¡todo el amor que te tengo!<br />

Tú, para decirme ¡lo siento!<br />

Y bajaste los ojos al verme tan bella.<br />

Sabías que podías comenzar de nuevo<br />

libre como el viento…<br />

y con alas nuevas<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

57


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintiocho<br />

Gracias vida<br />

Existe tanta belleza en esta vida.<br />

Al mirar la hermosura de las flores<br />

las olas del mar,<br />

el viento entre las hojas<br />

mi alma se recrea.<br />

Es cierto que a través de duras lecciones<br />

he aprendido y he sentido<br />

conocerme más<br />

y conocer a los demás.<br />

El mundo es maravilloso<br />

mi alma se goza<br />

y siento cómo una alegría desbordante<br />

quiere salir de mí.<br />

Gracias por todas esas ocasiones<br />

que se me presentaron<br />

y me permitieron cultivar<br />

la paciencia<br />

la tolerancia<br />

y la esperanza.<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

58<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol veintinueve<br />

La vid<br />

Es mi tronco leñoso.<br />

Es invierno y mis ramas<br />

secas y retorcidas<br />

parecen no tener vida.<br />

Espero, espero…<br />

Ya llegará el día…<br />

Por mi tronco y mis ramas<br />

corre la savia bendita.<br />

Ya llegará el día…<br />

Como la sangre corre en tus venas<br />

celebro la vida<br />

que aunque parece dormida<br />

está en el secreto del alma mía.<br />

Ya se asoman los primeros brotes<br />

que anuncian la vuelta a la vida…<br />

Ya vienen las hojas<br />

y sabrosos racimos<br />

que irán madurando<br />

con los rayos del sol.<br />

Ya está llegando el día<br />

en que tus manos me tomen<br />

para el jugo que es vida…<br />

y lo que fue un día<br />

tronco y ramas secas y retorcidas<br />

hoy se da feliz<br />

para endulzar tu vida.<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

59


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta<br />

Mujer otra vez<br />

La vida continúa…<br />

de lo que está feliz.<br />

La juventud que no supo valorar…<br />

cuando ha pasado el tiempo<br />

se da cuenta que es maravillosa.<br />

Ya los hijos partieron<br />

formaron sus nidos…<br />

en su vida hay paz<br />

y felicidad por ellos.<br />

En su alma siente el deseo<br />

de ser otra vez mujer.<br />

Han pasado los años<br />

y le queda el vacío que quiere llenar.<br />

Siente la alegría de vivir<br />

el deseo de ser feliz<br />

recuperar lo perdido<br />

encontrar a la mujer.<br />

Quiere seguir escribiendo<br />

el libro de su vida…<br />

el que sólo ella puede escribir.<br />

Y los días siguen tejiendo la vida.<br />

Hay esperanza, hay luz,<br />

Todo la lleva al encuentro…<br />

De ser otra vez mujer.<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

60<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y uno<br />

Soledad<br />

Tengo deseos de escribir,<br />

hablar y cantar sobre mi amiga<br />

Soledad.<br />

Hace días me acompaña…<br />

hablamos en silencio.<br />

Ella hace que aparezcan<br />

pequeñas nubes en mi cielo..<br />

pequeñas nubes que no sé disolver.<br />

Esas nubes aunque chiquitas…<br />

están nublando mi ser.<br />

Donde voy me acompañas<br />

Soledad…<br />

Me haces reflexionar…<br />

¿Por qué estás tan cerca de mi?<br />

Habiendo en el mundo<br />

tantos y tantos seres con quienes<br />

compartir, tocar sus manos, sonreír,<br />

dar abrazos y besos…<br />

unir en una danza de amor<br />

a todos los que tú acompañas<br />

Soledad.<br />

Sé que somos muchos<br />

pero cada uno te guarda en lo profundo<br />

y aparentamos que no estás.<br />

¡Cómo quisiera que te fueras<br />

y llegaran a abrazarme mis hijos,<br />

mis hermanos, mis amigas, mis amigos.<br />

Sentir su calor, sentir su amor<br />

y olvidarme de ti Soledad.<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

61


Girasoles Dorados<br />

Más, la realidad me hace ubicar aquí,<br />

ahora, y eres tú quién me acompañas Soledad.<br />

¿vamos a caminar?<br />

Tal vez esas pequeñas nubes…<br />

se hayan ido ya…<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Girasol treinta y dos<br />

Vida<br />

Y<br />

la vida sigue…<br />

no se detiene ante nada.<br />

Han quedado recuerdos<br />

que quisiera olvidar…<br />

como la inconciencia<br />

de no saberme encontrar.<br />

La juventud se fue…<br />

no la supe valorar.<br />

Y ahora, con el pasar de los años<br />

cómo la quisiera encontrar.<br />

Pero me queda la vida…<br />

tesoro infinito que me hace soñar.<br />

Te miro y te busco<br />

de aquí a la eternidad<br />

y quisiera volar…<br />

ir a las estrellas<br />

para poderte encontrar.<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

62<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y tres<br />

¿Quién soy?<br />

Yo Soy el que Soy,<br />

dijo Dios a Moisés<br />

en la montaña.<br />

Y yo ¿Quién soy?<br />

Soy mi alma que habita<br />

en este cuerpo.<br />

Soy la noche oscura<br />

cuando tengo pena<br />

y soy el sol radiante<br />

cuando estoy feliz<br />

Soy la fuente de agua<br />

pura y cristalina<br />

que corre alegre<br />

cantando una canción.<br />

Soy el viento<br />

que hace volar<br />

mis pensamientos<br />

y con ellos<br />

al fin del mundo voy.<br />

Soy fuego que arde<br />

por mis venas<br />

que alimenta el motor<br />

que es mi corazón<br />

donde se esconde el amor.<br />

Soy cada célula pensante<br />

dentro de mi ser<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

63


Girasoles Dorados<br />

a las que envío<br />

mi pensamiento de amor<br />

y les digo…,somos un todo.<br />

Como el sol y los planetas<br />

son uno solo<br />

formando el universo.<br />

Soy tierra, agua, fuego y mar.<br />

Soy el aire.<br />

Soy la luna y las estrellas<br />

que me miran y entran en mi ser.<br />

Soy mi bendito cuerpo<br />

que me lleva por la vida<br />

caminando por desiertos<br />

y praderas,<br />

en invierno y primavera.<br />

Como la tierra…<br />

he dado vida.<br />

Soy mujer…,<br />

hija, hermana, madre.<br />

He sido amante<br />

del amor y sigo amando<br />

tanto en esta vida.<br />

Soy y me amo…<br />

¡Me amo…me amo…,<br />

porque soy!<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

64<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

65


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y cuatro<br />

Dolor<br />

Las huellas de tus golpes<br />

con maquillaje trataré de borrar.<br />

Ésas son superficiales<br />

pero aquellas que están en mi alma<br />

ésas… anidadas quedarán.<br />

Mi infancia fue de colores<br />

y atesorados están,<br />

mi juventud con matices de<br />

alegrías , penas y felicidad.<br />

Pero el tiempo corre raudo<br />

y no alcancé a visualizar<br />

la oscuridad de tu alma que<br />

con astucia lograste tapar.<br />

Fuiste amoroso y tierno<br />

en tu forma de conquistar,<br />

pero la violencia de tu furia<br />

por el tiempo amordazada<br />

demostraste así sin más.<br />

Y mi rostro, y mi cuerpo<br />

recibieron con rudeza<br />

el horror de tu vil actuar.<br />

La huella de tus golpes<br />

yo lograré disimular,<br />

pero lo negro de tu alma<br />

contigo hasta el fin estará.<br />

Y el regalo a tu vida<br />

siempre será…<br />

rechazo y soledad.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

66<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y cinco<br />

Eres<br />

Amor, te siento.<br />

Amor, te sueño.<br />

Amor, te pienso.<br />

Amor,<br />

Eres risa alegría.<br />

Eres pena y llanto.<br />

Amor,<br />

La memoria de mi piel<br />

te recuerda.<br />

Amor,<br />

eres ausencia,<br />

eres lejanía cuando no llegas,<br />

eres tantas cosas,<br />

eres vida, sentimiento<br />

en todos mis sentidos,<br />

eres fuerza para luchar,<br />

eres amor.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

67


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y seis<br />

Hombre<br />

Hombre ausente de mis sueños,<br />

eres letargo en mi necesidad<br />

de sentir que estás para mí.<br />

Hombre, tus palabras me dan vida,<br />

haces mi corazón latir,<br />

entregas un te amo en secreto<br />

y con callada voz.<br />

Me envuelves con tu silente misterio,<br />

extraña experiencia a mis<br />

sentidos sin voluntad de ver<br />

tu real ausencia.<br />

Hombre, me aferro a tu recuerdo<br />

mantenido en el tiempo.<br />

En silencio evoco tu nombre,<br />

hombre amante, hombre amigo,<br />

si pudieras en este instante<br />

estar aquí.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

68<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y siete<br />

Ideal<br />

Como río sonoro,<br />

es el carcajeo de tu risa.<br />

El suave contoneo de sus aguas<br />

es tu pausado caminar.<br />

El viento ondea el pasto,<br />

llevándose el rocío,<br />

que el amanecer dejó.<br />

Quisiera ser el paisaje<br />

para acercarme a ti,<br />

coger tu mano,<br />

ver juntos el atardecer,<br />

que los rayos del sol<br />

iluminen tu rostro,<br />

besarte desde la distancia,<br />

sólo rosar tus labios.<br />

Amor soñado, entorno ideal<br />

forjado en mi mente,<br />

pero tú ignoras que existo.<br />

El tiempo pasará,<br />

seguirá su marcha rauda,<br />

mas la vida, otra oportunidad<br />

me dará, de volver a amar<br />

sin importar el paisaje.<br />

Lo podré hacer realidad<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

69


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y ocho<br />

Ilusiones<br />

Al morir las ilusiones,<br />

más estrecho se hace<br />

el camino que solo tú<br />

has de recorrer.<br />

Se oscurece el horizonte,<br />

las ideas de desvanecen,<br />

se anula tu voluntad.<br />

Ya nada quieres,<br />

en poco o nada crees,<br />

esa triste visión esconde<br />

una verdad de dolor.<br />

La soledad del alma<br />

no encuentra sosiego,<br />

en nada ve luz<br />

que aclare su pensar.<br />

Es un largo túnel<br />

que paso a paso,<br />

has de transitar.<br />

Cuando el cansancio<br />

venza tu soledad,<br />

te levantarás y verás<br />

que un nuevo sol,<br />

ilumina tu corazón,<br />

abrigando esperanzas<br />

para dar vida<br />

a nuevas ilusiones<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

70<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y nueve<br />

Luz<br />

Fuiste pequeña luz en mi camino,<br />

débil destello a mi impaciente anhelo<br />

de sentirme amada.<br />

Pronto se apagó en ti,<br />

el deseo de querer tomar mi mano<br />

para un camino juntos seguir.<br />

Amar requiere de entregar tiempo,<br />

caricias y palabras.<br />

Si me dejas de lado,<br />

no habrá un amanecer,<br />

sólo oscura noche en mi vida.<br />

¿Cómo conquistar tu corazón?<br />

¿Cómo tener un poco de tu tiempo?<br />

¿Qué hacer para que tus ojos me miren?<br />

¿Cómo entrar en tu mente,<br />

para que me pienses?<br />

Esquivo amor eres tú.<br />

Distante lucero en el cielo opaco,<br />

te apartaré de mi camino,<br />

para hacerlo suave a mi andar,<br />

y no seguir a tropiezos.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

71


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta<br />

Noche<br />

Noche silente como<br />

el recuerdo olvidado<br />

en el tiempo.<br />

Noche<br />

me invitas a crear<br />

historias nuevas de ilusiones<br />

que dan paso a la reflexión.<br />

Noche<br />

te llevas la luz de mi andar<br />

dejando el frío en mí.<br />

Noche<br />

¿qué color tiene la luna?<br />

Dime, hay un amanecer<br />

cálido y de luz.<br />

Noche<br />

no vengas con<br />

tu oscura soledad.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

72<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y uno<br />

Nostalgia<br />

Desde el balcón de mis angustias,<br />

siento pasar la vida.<br />

Se agolpan los recuerdos<br />

desatando las emociones.<br />

En silencio repaso,<br />

este largo caminar.<br />

Busco con nostalgia<br />

las alegrías de juventud.<br />

La soledad me lleva<br />

a rincones casi olvidados.<br />

Una leve sonrisa<br />

ilumina mi rostro<br />

trayendo al presente,<br />

todo lo ya vivido.<br />

Mi cuerpo acumuló<br />

la experiencia de los años.<br />

Se encorvó mi espalda,<br />

se arrugaron mis manos,<br />

los surcos de mi rostro<br />

es muy difícil borrarlos,<br />

mis ojos ya marchitos<br />

solo miran desde el alma.<br />

En el balcón de mis angustias,<br />

yo solo puedo esperar,<br />

la ternura de mis hijos.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

73


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y dos<br />

Quiero<br />

Quiero ser para ti,<br />

lo profundo y suave de ese<br />

sentimiento que<br />

se llama ternura.<br />

Ser el abrazo en tu tristeza,<br />

calma constante para tu fatiga<br />

al final de cada día.<br />

Que mis brazos sean refugio<br />

a tu necesidad de amar.<br />

Quiero entregarte con besos,<br />

todos los sentimientos<br />

anidados en el corazón.<br />

Quiero ser para ti,<br />

paisaje, música, serenidad.<br />

Que mi sonrisa sea alegría<br />

y eterno estado de placer<br />

a todos tus sentidos.<br />

Ser recuerdo constante<br />

en tu alma.<br />

Quiero hacer latir<br />

ese músculo grandioso<br />

llamado corazón,<br />

estar y permanecer<br />

por siempre en él<br />

y en tu pensar.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

74<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y tres<br />

Sentidos<br />

Ámame, como si yo fuera<br />

tu primer amor.<br />

Quiéreme, en tus noches<br />

de gran silencio.<br />

Siénteme, en el trino<br />

de todas las aves.<br />

Mírame, en la belleza<br />

de cada flor, incluso<br />

en la más sencilla.<br />

Piénsame, en tus momentos<br />

de absoluta lucidez.<br />

Abrázame, en cada árbol<br />

que te entregue su energía,<br />

pues en él estaré yo,<br />

respira los aromas<br />

como si fueran<br />

el perfume de mi piel.<br />

Guarda mi recuerdo<br />

en todos tus sentidos,<br />

que yo te seguiré amando<br />

y recordando como aquella,<br />

nuestra primera vez.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

75


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y cuatro<br />

Si yo fuera<br />

Si yo fuera cerrajero,<br />

cortaría la coraza que cubre<br />

y esconde tus sentimientos,<br />

y pondría candado<br />

a las palabras hirientes.<br />

Si yo fuera lluvia,<br />

lavaría las heridas que provocan<br />

el dolor y el resentimiento.<br />

Si yo fuera primavera,<br />

abrazaría tu cuerpo<br />

con el aroma de las flores,<br />

y pondría todos mis colores<br />

en cada sonrisa tuya,<br />

alegraría tus momentos de soledad<br />

con los arreboles del atardecer,<br />

calmaría tu ansiedad<br />

con un susurro a tu oído,<br />

y te daría las mejores palabras<br />

de cariño y amistad,<br />

para que pudieras atesorarlas.<br />

Quisiera ser ternura<br />

y con la calidez de un beso,<br />

borrar el crudo invierno<br />

que habita en ti.<br />

Si yo fuera alfarero,<br />

modelaría una nueva vida,<br />

para encontrarnos<br />

en cualquier momento,<br />

sin importar el lugar,<br />

76<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

darnos y regalarnos<br />

un te quiero,<br />

aquí estoy toma mi mano.<br />

Si yo fuera,<br />

me gustaría ser manto tibio<br />

para tus noches de insomnio,<br />

y poder disipar tus dudas,<br />

ser un rayo de luz en tu oscuridad.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

77


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y cinco<br />

Somos<br />

En lento proceso te marchitas,<br />

cual rosa solitaria<br />

al paso del tiempo.<br />

La vida se te escapa,<br />

como gotas de agua<br />

en la ardiente arena<br />

de un crudo desierto.<br />

No te dejes morir,<br />

aun hay tiempo<br />

para mirar el presente,<br />

ver caer el sol y<br />

esconderse cada día<br />

en el horizonte.<br />

Somos como el atardecer,<br />

cada noche morimos,<br />

para renacer a diario,<br />

con el claro amanecer.<br />

Somos proceso continuo,<br />

accionistas de nuestra vida,<br />

depende de nosotros<br />

el valor que damos<br />

a nuestro existir.<br />

Resiste, aún hay tiempo,<br />

abre los ojos y mira<br />

el jardín de tu vida.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

78<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y seis<br />

Tesoro<br />

Como quisiera poder dominar<br />

a esa gran fiera llamada timidez.<br />

Ella no me permite expresar<br />

en forma oral lo que quiero decir,<br />

con el corazón y mi mente.<br />

Mas, tengo un tesoro oculto,<br />

ese es mi cuaderno y mi lápiz,<br />

con ellos puedo, sin restricción<br />

plasmar en sus hojas<br />

lo que quiero y pienso.<br />

No me critican , no se burlan<br />

si algo está mal escrito,<br />

aceptan todo de mí,<br />

conocen mi sentir,<br />

saben de mis penas.<br />

¿Cuántas veces mi cuaderno,<br />

ha recibido mis lagrimas?.<br />

Él sabe de mis ocultos sueños,<br />

es mi fiel amigo, no protesta,<br />

el recibe y aguanta mis locas ideas,<br />

mis ganas de anotar<br />

sobre sus hojas,<br />

todo lo que mis sentimientos liberan.<br />

Cómo quisiera<br />

poder mi cuaderno sacar,<br />

mostrar y entregar mis pensamientos,<br />

a quien los quiera escuchar.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

79


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y siete<br />

Tiempo<br />

El tiempo pasa raudo,<br />

no podemos detenerlo,<br />

se lleva consigo las ilusiones,<br />

que alguna vez forjamos.<br />

Sólo podemos retener,<br />

los recuerdos añejos<br />

de la esquiva juventud.<br />

Atesoramos las experiencias<br />

de los años ya vividos,<br />

cada paisaje que ya<br />

nuestra cansada vista<br />

busca en el recuerdo,<br />

casi olvidado por el tiempo.<br />

Los amores de antaño,<br />

¿dónde quedaron?<br />

Nuestro paso cansino y pausado,<br />

acusa el paso de los años,<br />

la mente imagina aún,<br />

travesuras de infancia.<br />

Porque mientras esté viva<br />

la ilusión de permanecer<br />

y nuestro corazón siga latiendo,<br />

habrá tiempo para sentir<br />

y para seguir amando.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

80<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y ocho<br />

Viajera<br />

Mariposa errante,<br />

viajera del tiempo,<br />

vas de flor en flor<br />

bebiendo su néctar.<br />

Los colores de tus alas<br />

son diversos como<br />

un bello arcoíris.<br />

Pasajera de estaciones floridas,<br />

el sol es tu mejor aliado<br />

al despegar tus alas,<br />

hacia otras primaveras,<br />

seguirás tu ruta viajera errante.<br />

¿Cuántos paisajes visitados?<br />

En qué jardines nuevos<br />

has de posarte, para entregar<br />

tus besos de néctar<br />

a otras flores con tú<br />

frágil delicadeza,<br />

mariposa errante.<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

81


Girasoles Dorados<br />

82<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

83


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y nueve<br />

Prefacio<br />

Quedarán mis versos<br />

con cincel en el mármol estampados<br />

y con mi sangre<br />

teñidos en el simple papel.<br />

Es mi alma al desnudo<br />

es mi íntimo sentir<br />

que a la vez<br />

he cubierto<br />

con sutil y recatado velo.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

84<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta<br />

Tu Silencio<br />

Caminabas en silencio y sumergías tus manos<br />

en el agua …,<br />

con paños fríos paliabas el fuego de mi frente…,<br />

tus alados dedos quitaban mi cabello que caía rebelde.<br />

Te pregunté por mi padre y tu mirada vagó por un<br />

instante…,<br />

me dijiste… se fue lejos.<br />

Te llevaré al mar azul me dijiste un día…,<br />

sumergimos nuestros pies en el agua plácida…,<br />

luego, nuestros ávidos ojos se perdieron en el horizonte<br />

teñido con mil pinceladas rosadas, rojizas, azuladas…,<br />

y enmudecidas contemplamos el crepúsculo ya<br />

anunciado.<br />

Sólo hubo un viaje al mar inmenso…,<br />

me hablabas de Gabriela Mistral e hilvanabas<br />

algunos de tus versos en el cuaderno que aún conservo…<br />

y decías que Pablo Neruda con su “Me gustas cuando<br />

callas”<br />

te traía el recuerdo nefasto de un amor fallido.<br />

¡Madre mía, cómo amé yo tu silencio y cómo, no<br />

me di cuenta!<br />

Tu sonrisa, cual la Gioconda (dicen que oculta algo)…,<br />

tú, ocultabas tu lapidario cuento.<br />

Una franja como la grana de rojo tatuaba tu espalda…,<br />

la vi al vestirte con tu último atuendo.<br />

¡Madre mía, cómo no me di cuenta!<br />

Posé ese día, día postrero, mi mano en tu helada frente,<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

85


Girasoles Dorados<br />

luego en mi corazón partido y sollocé eternamente.<br />

Ahora camino y ese hielo de tu frente<br />

y mi corazón partido siempre presente.<br />

¡Cómo te amé madre mía!...<br />

¡Y cómo no me di cuenta, ese tatuaje, ese silencio!<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Girasol cincuenta y uno<br />

Crepúsculo<br />

Cae la tarde…<br />

se instala el crepúsculo<br />

en mis cuatro paredes.<br />

Felizmente el cristal<br />

de mi pequeña ventana<br />

inunda mis ojos de azul celeste<br />

de rosado rosa<br />

de rojo rojizo<br />

o de triste gris…<br />

Como en mi infancia<br />

vuela fantasiosa la imaginación<br />

creando dragones, duendecillos alados<br />

peces multiformes o figuras sin forma<br />

dibujadas con manos prodigiosas<br />

en la bóveda de un cielo infinito<br />

86<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

de un cielo cuajado<br />

de los mil caracteres<br />

que antojadizamente interpreto.<br />

No obstante mi solitaria alma<br />

llora e implora la belleza del cielo<br />

del cielo tangible del cielo real,<br />

la belleza del cielo ora estrellado<br />

ora arrebolado, o tal vez nublado grisáceo<br />

que me haga vibrar, sentir y “vivir”.<br />

Hay matizado de colores ardientes<br />

de colores tan fuertes<br />

que regocijan el alma…<br />

mi alma silente, mi alma dolida<br />

mi alma dormida…<br />

que imploro despierte a la vida<br />

ante el panorama sublime<br />

de un cielo teñido por mil pinceladas.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

87


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y dos<br />

El albergue<br />

Corre siempre el agua<br />

la humedad hermanada con ella,<br />

olor a abandono, a soledad,<br />

al estrecho cuarto lo invade el silencio…<br />

Una gotera constante, persistente<br />

cae y cae.<br />

Una lágrima rompe el silencio<br />

cayendo triste sobre un balde,<br />

sobre un balde ya rebasado;<br />

otros baldes recogen la lluvia…<br />

y tus lágrimas.<br />

“Miseria”, llamaría a este cuarto<br />

u “Olvido en tu ocaso”.<br />

No obstante tú estoica<br />

tal vez firme y serena.<br />

¿Qué más exigir?<br />

el olvido se ensaña,<br />

te hiere más y más.<br />

Cae otra gotera, otra y otra<br />

todos los baldes rebasados<br />

tu vida también<br />

colmados los tiestos,<br />

colmada tu vida<br />

de tantos ayeres,<br />

de tantos vaivenes,<br />

de tanta impiedad,<br />

total ¡Qué más da!<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

88<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y tres<br />

El río<br />

Río que acaricias la dura piedra<br />

río, cuántas lágrimas<br />

de los hombres en infortunio<br />

arrastras en tu cauce…<br />

Tus sabias aguas<br />

borran la tristeza de los hombres,<br />

vas con tu peculiar canto avanzando<br />

y el tiempo no te altera.<br />

¡No te duermas río<br />

que en ti alojo mi llanto!<br />

Vagas por el campo,<br />

por el valle, por mi sangre,<br />

río tienes vida,<br />

tienes ímpetu,<br />

río, al igual que mi sangre<br />

recorres los cuerpos vivientes…<br />

todo es vida,<br />

es tu corriente,<br />

es tu camino que no es<br />

sino agua cristalina,<br />

agua viva, viva<br />

al igual que mi sangre.<br />

Tú, mi río canta y canta<br />

y al final de mi destino<br />

tal vez …<br />

seas lecho de mi carne.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

89


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y cuatro<br />

Imposible avanzar<br />

Caminaste sobre guijarros todos<br />

y poco sobre mullida alfombra<br />

hilvanando siempre el camino<br />

quizás con hilos cortados…<br />

Rota la esperanza<br />

mezquina toda ansia anhelada<br />

forjando una vida con pasos<br />

tal vez equivocados<br />

con rumbo de “Calle sin salida”.<br />

Rota la esperanza<br />

aniquilada la fe, tortuoso el sendero,<br />

vaga la mirada, muerta la esquina<br />

que debías doblar…<br />

Volver, quisiste, ante una ráfaga<br />

de encontrados sentimientos.<br />

No obstante qué más da<br />

avanzaste unos cuantos metros<br />

sosteniendo tu débil humanidad.<br />

Se abre un trecho por el cual avanzar<br />

un letrero dice “Siga la flecha”<br />

raudo el paso, iluminada la mirada<br />

la esperanza renovada avanzas un poco más.<br />

Frente a ti alzándose imponente<br />

un gran muro con igual portón<br />

te detiene, irónicos, burlándose<br />

y riendo a carcajadas…<br />

letras grandes dicen:<br />

“Prohibida la entrada”.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

90<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y cinco<br />

Tarde<br />

La tarde se está yendo<br />

muy quieta y tan serena<br />

un sol tan sereno como ella<br />

da calor a mi alcoba y a mi alma.<br />

La tarde se está yendo, y yo con ella.<br />

Deleita mis oídos la algarabía<br />

de los niños en el parque,<br />

un bebé llora y presiento que<br />

su madre lo acaricia con ternura.<br />

Y yo sola con mi tarde…<br />

Pareciera todo tan cotidiano<br />

mas a ésta ¡Qué poesía la envuelve!,<br />

no obstante la tarde se va<br />

y revela lo bien que la viví…<br />

Sueños alados frente a mis ojos coroné,<br />

vagué como nunca…<br />

vagué por ríos con su hermoso canto<br />

y su complot con las piedras,<br />

mi elemento adorado.<br />

Estuve en la playa, en su suave arena<br />

(cuando pequeña la llamaba “Harina Tostada”,<br />

no era muy sutil mi imagen, era más bien prosaica).<br />

Me embriagué danzando en el oleaje marino<br />

y la brisa acariciaba mi rostro, mi piel.<br />

Seres alados me posaron luego<br />

en un verde prado<br />

y los dorados rayos del sol me envolvían.<br />

Un trino de avecillas mil surcaban<br />

el azulado cielo…<br />

y el azulado cielo como techo yo tuve.<br />

Soñé y soñé…<br />

la tarde estaba conmigo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

91


Girasoles Dorados<br />

y yo con ella<br />

y en amigable coloquio<br />

nos fuimos hacia la noche<br />

asidas de las manos y con los sueños cumplidos.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Girasol cincuenta y seis<br />

Las aguas de mi río<br />

Aguas de aquel río milenario,<br />

que si hablar pudieras<br />

contarías de la inhumana y vil miseria<br />

del hombre que te acecha<br />

del que niega a natura tu belleza,<br />

del que escupe tu límpido y cadencioso caudal…<br />

Tu lecho cual plateada franja de vida<br />

quiere ser parte de ti hombre sin nombre<br />

y perdona tu imprudencia<br />

mas el río sabe que es un río simplemente<br />

¿y pretende de ti benevolencia?<br />

¿y si arrojas en los tuyos tanto escarnio<br />

y tal desprecio?<br />

El río sólo anhela ser hermano del humano,<br />

refrescar su esencia, darle vida,<br />

adentrarse en su conciencia<br />

quiere saciar tu sed,<br />

tus anhelos y desvelos.<br />

quiere el agua para ti hombre sin nombre.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

92<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y siete<br />

Llanto, ahoga mi llanto<br />

llorar en silencio,<br />

que ahogar la tristeza<br />

¡Qué<br />

arraigada en mi piel<br />

en mi cuerpo…<br />

En mi alma tronchada<br />

por mil sin sabores!...<br />

¡Qué musitarle al viento<br />

mis lamentos sin tener<br />

eco en las horas<br />

tan largas que enmarcan<br />

mi tiempo!<br />

Caminar con el llanto<br />

perpetuado en mi cuerpo<br />

hecho nido en mi seno<br />

y hecho presa en mi alma<br />

¡y que nadie tenga<br />

que saberlo!...<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

93


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y ocho<br />

Omega uno<br />

Cuando yo creo que la fuente<br />

de mi inspiración se ha agotado<br />

y que el tiempo mi voz ha acallado,<br />

surge como el ave Fénix<br />

la palabra precisa,<br />

el verso adecuado<br />

que refleja, cual espejo,<br />

el sentir tan profundo<br />

y la experiencia tan amarga<br />

que llena y embarga<br />

mi cruel existir;<br />

no es cálido el viento que<br />

me envuelve…<br />

ni la brisa entibia mi enhiesto corazón,<br />

no son tiernos los pétalos<br />

de las rosas que palpo<br />

ni el rocío las toca<br />

ni el sol las acuna.<br />

No hay risas que imiten<br />

la alegría del niño.<br />

no hay auroras que den<br />

a mis días su albo despertar,<br />

no hay soles que entibien<br />

mi carne dolida,<br />

no hay crepúsculos que acompañen<br />

mi eterna soledad,<br />

se abre ante mi sólo la fosa<br />

tan profunda, que sin<br />

engaños ni piedad me invita,<br />

y pareciera ser mi amiga<br />

ante tanta y tan grande adversidad.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

94<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cincuenta y nueve<br />

Omega dos<br />

La inspiración agotada,<br />

la vida apagada<br />

la sonrisa una mueca<br />

el dolor tan latente,<br />

la carne lacerada<br />

el espíritu raído<br />

el alma maltratada;<br />

todas las puertas cerradas<br />

toda tu vida cercada…<br />

La jaula te asfixia<br />

un sendero angosto te dieron<br />

con guijarros hiriendo tus desnudos pies.<br />

Tu piel descamada, tu alma tronchada<br />

por mil sinsabores, mil dardos te hirieron<br />

y un sino tan cruento tu existir marcó.<br />

¡Qué llorar en silencio, qué ahogar la tristeza<br />

que envuelve tu ser!<br />

Es tu alma rasgada, masacrada<br />

que gime sin tener eco, sin una coartada<br />

sin un atajo que torne el camino<br />

en suave algodón.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

95


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta<br />

Sal de ahí<br />

Cierras la puerta y marcas la rutina.<br />

La puerta si hablara te diría:<br />

“No vuelvas”<br />

Ella insiste, vuelve, siempre vuelve,<br />

es su morada, es cierto,<br />

mas el golpe brutal la espera<br />

¡OH!, la puerta si hablara te diría:<br />

“Mujer, acaba, vuela…<br />

despliega tus alas, sal de aquí”.<br />

Tu dignidad mancillada, aniquilada,<br />

tu cuerpo tatuado de colores violáceos.<br />

Tu rostro te acusa<br />

compras lentes oscuros,<br />

disimulas en el trabajo.<br />

Llegas a casa con el pánico a cuestas<br />

la mano cobarde<br />

del chacal embrutecido te espera.<br />

Un día cualquiera (a quién le importa)<br />

corre un hilo rojizo bajo la puerta<br />

más tarde un charco como la granada de rojo<br />

aparece, el residuo de hombre<br />

ha saciado su sed cual hiena enajenada.<br />

Ah! Y tú no me olvides, soy la puerta<br />

soy testigo de tantas y tantas vivencias<br />

cuando quieras ¡Sal!<br />

que yo para ti,<br />

mujer,<br />

siempre estaré abierta.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

96<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y uno<br />

Silencio en tu ocaso<br />

El silencio largo perpetuado<br />

en mi alma, en mis entrañas<br />

y en mis días de soledad infinita;<br />

ronda tedioso mi transitar<br />

pareciera cansado de estar siempre a mi lado.<br />

En la noche se duerme<br />

junto a mi almohada<br />

y no logra, como él quisiera escapar.<br />

Yo no lo retengo, obviamente<br />

no obstante él esta ahí<br />

entre el aire que respiro<br />

y entre los anhelos y desvelos<br />

entre sueños frustrados<br />

y en algunos logros a medias alcanzados.<br />

¡Qué destino trazado!<br />

si el silencio mismo pareciera<br />

estallar y romper la monotonía<br />

de una vida sin futuro<br />

de una vida aniquilada.<br />

¡Silencio, ya me he dormido!<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

97


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y dos<br />

Y el olvido que no llega<br />

Tu mirada y tus anhelos<br />

tu mirada y tus desvelos<br />

conjugar el verbo olvidar,<br />

y el olvido que no llega…<br />

Mas sí lo recuerdos,<br />

¡reminiscencias aléjense ya!<br />

que en la noche silente y oscura<br />

te golpean cual dardos hirientes,<br />

desbocados…<br />

Son ecos brutales de voces despiadadas.<br />

Llega el alba y luego transcurre el día<br />

nada cambia el panorama<br />

y tú, solitaria vagas<br />

transeúnte en un camino sin salida.<br />

Claridad como la oscura noche<br />

arrojan el escarnio de un sino tan cruento<br />

reflejado al desnudo en tu rostro<br />

marchito con el tiempo.<br />

Mancillada tu imagen<br />

humillada tu figura<br />

por la ignominia de invisibles<br />

fantasmas que cual verdugos lapidarios<br />

en sus redes te envolvieron<br />

cruel camino, cruel destino<br />

¡y el olvido no llegó!<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

98<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Noemi Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas<br />

99


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y tres<br />

El mar y yo<br />

pasa cuando llego junto al mar?<br />

Me envuelve su misterio.<br />

¿Qué<br />

Ese que encierra las profundidades<br />

que son insondables para el ser humano.<br />

El mar es melodía y a la vez es vida.<br />

Yo llego a su orilla, miro en lontananza<br />

observo su azul y sus olas de espuma<br />

y todo mi ser siente calma infinita.<br />

Creo que algún día en el fondo del mar<br />

o en el cielo azul nos encontraremos<br />

y en un beso sublime volveremos a juntar<br />

ese amor infinito que no se termina.<br />

Que cada día crece<br />

y seguirá conmigo hasta la muerte<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

100<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y cuatro<br />

El mar otra vez<br />

El mar me atrae como un imán<br />

Quisiera volar sobre las olas<br />

y salpicar mi cuerpo<br />

con su espuma diáfana.<br />

¿Qué tiene el mar para mí?<br />

Tiene el embrujo de lo insondable.<br />

Me gusta el mar por su bravura<br />

por lo indomable.<br />

Quisiera caminar sobre sus aguas<br />

sumergirme en las profundidades<br />

para poder conocer el misterio<br />

que existe en el mar.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 101


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y cinco<br />

Quiero ser<br />

Quiero ser como el aire<br />

como el río en la montaña.<br />

Quiero ser como el sol<br />

que alumbra cada mañana.<br />

O como la luna clara<br />

en las noches estrelladas.<br />

Caminar por los campos<br />

inundados de perfumes<br />

de flores de mil colores<br />

de pajarillos que cantan<br />

un canto dulce y alegre<br />

que sacuden el alma<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

102<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y seis<br />

Zorzalito<br />

Zorzalito, zorzalito de mi barrio<br />

que vuelas de rama en rama<br />

bajando a nuestro jardín<br />

en busca de tu alimento.<br />

Te contemplo con ternura<br />

me alegras las tardes tristes.<br />

Cuando juegas y correteas<br />

igual que un niño travieso.<br />

Tu canto son notas dulces<br />

que vuelan alegremente<br />

entre las gotas de lluvia<br />

entre la brisa y el viento.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 103


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y siete<br />

Cuando nací<br />

Cuando nací<br />

nací entre cerros y quebradas<br />

con aroma a vides y olivos<br />

entre cueros curtidos<br />

y al aire libre.<br />

Nací cuando la tierra<br />

galopaba sin frenos<br />

locamente desbocada.<br />

Todos los seres<br />

sentían esta fuerza<br />

y pedían clemencia.<br />

Vine al mundo<br />

una noche cálida de febrero.<br />

Nadie me esperaba<br />

me adelanté sin aviso<br />

bajo esa noche estrellada.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

104<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y ocho<br />

Madre<br />

Hoy he sentido la pena más honda<br />

tú ya no te acuerdas de mí.<br />

¿Qué no eres mi madre?<br />

Antes mis ojos derramaban lágrimas<br />

ahora están secos.<br />

La tristeza la llevo muy dentro del alma<br />

sólo para mí.<br />

Siempre he pensado llegar a quererte<br />

pero cada día te alejas más<br />

¿Para qué luchar<br />

con esto que siente mi alma?<br />

Cuando cada vez me voy dando cuenta<br />

que te alejas más.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 105


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y nueve<br />

Madre, palabra sublime<br />

Madre, palabra sublime<br />

Dichosos aquellos que la han pronunciado<br />

de hijos alegres, de hijos agradecidos<br />

que van derramando todo su cariño<br />

aprendido en tu regazo.<br />

Como hubiera querido<br />

recibir de tus manos<br />

una dulce caricia<br />

o esa palabra tierna con consejo sabio.<br />

Lo recibí todo de manos ajenas<br />

que me entregaron tanto<br />

que me hicieron feliz.<br />

Pero nunca tuve el amor de madre.<br />

Pero me lo imagino…tierno, dulce, suave<br />

como vellón de espuma<br />

como una noche estrellada<br />

alumbrada por la luna.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

106<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta<br />

Amo amor<br />

Estoy enamorada del amor<br />

De ese amor que nos envuelve<br />

como la enredadera en la enramada<br />

con dulzura y melodía<br />

¡Cómo no enamorarse del Amor!<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 107


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y uno<br />

Recordándote<br />

Qué largos son los años sin ti<br />

camino cada día con tu recuerdo.<br />

El vacío que llevo dentro de mí<br />

es cada día más inmenso.<br />

Pasa el tiempo y se acrecienta<br />

va envolviéndome igual que la niebla<br />

esa niebla que nos entumece<br />

nos aletarga, nos enfría el alma<br />

Hubiese deseado detener el reloj<br />

para que nunca te hubieras ido<br />

porque me haces falta, tú a mí y yo a ti.<br />

Nuestra vida fue una sola<br />

envuelta en el amor, cariño y comprensión.<br />

Cómo te quiero amor.<br />

Cada día es más profundo tu recuerdo<br />

porque tú de mí no te has ido<br />

permanece junto a mí tu voz<br />

tus consejos, tu alegría de vivir<br />

y aquella espiritualidad que te adornaba.<br />

No puedo olvidarte<br />

donde miro estás presente.<br />

En los árboles plantados por ti<br />

los cuales ya han dado sus frutos.<br />

Qué feliz hubieras sido al verlos floridos<br />

pero tú los ves mejor que yo<br />

porque donde estás ves todo.<br />

Fuiste un ser maravilloso<br />

de esos que no se olvidan jamás.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

108<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y dos<br />

Caminando contigo<br />

Hoy estuve en un valle muy hermoso<br />

miré los árboles, las flores y las aves<br />

esas aves que se mecían dulcemente<br />

en las tranquilas aguas<br />

de una laguna encantada.<br />

Observé todo lo que ahí había.<br />

¡Cómo me hubiera gustado estar contigo!<br />

Tú fuiste hombre amante de la naturaleza<br />

gozabas con el rumor de las hojas<br />

y el canto de las aves.<br />

Hermoso hubiera sido<br />

que tomados de la mano<br />

fuéramos escribiendo<br />

los versos más bellos<br />

nacidos desde el alma.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 109


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y tres<br />

Diciembre 14<br />

Hoy es domingo 14 de diciembre<br />

tu amanecer fue feliz<br />

Con un ánimo envidiable<br />

pensando en preparar la Navidad.<br />

Hoy y mañana fueron días<br />

que no se olvidarán jamás<br />

Días de alegría infinita<br />

nada hacía presagiar<br />

lo que vendría después<br />

Tu partida, que aún duele.<br />

Salimos como siempre lo hacíamos<br />

pero ese día fue distinto<br />

se te vio muy cansado<br />

pero feliz de vivir la vida.<br />

Tu último día escuché tu palabra<br />

sabia y enriquecedora y dijiste<br />

cuando estuvimos juntos:<br />

la vida es algo muy difícil de enfrentar<br />

pero hay que saber vivirla<br />

entregándole a todos lo mejor de si<br />

para que estas navidades<br />

sean plenas de paz y amor<br />

como lo quiso nuestro Redentor.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

110<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y cuatro<br />

Conversando<br />

Un día que conversamos<br />

que alguno de los dos partiría<br />

tú me dijiste yo debo ser el primero.<br />

Tú quedarás protegida<br />

por el hijo que tenemos.<br />

Él es un hombre de bien<br />

que siempre estará contigo.<br />

Yo sé que tenías razón<br />

a cada instante lo comprendo<br />

pero los días que pasan<br />

van aumentando mi pena<br />

porque tu ausencia es muy larga<br />

y es muy grande mi tormento.<br />

Nadie suple tu palabra<br />

tu entrega de amor infinito<br />

la alegría de vivir<br />

cada momento contigo<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 111


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y cinco<br />

Imagen<br />

Una noche cualquiera<br />

soñé que caminaba<br />

por aguas cristalinas<br />

y tú a la distancia<br />

me esperabas<br />

Las aguas corrían suaves<br />

con su canto cristalino<br />

sobre las piedras dormidas<br />

con el rumor de las hojas<br />

de los árboles que allí había<br />

Llegué donde tú estabas<br />

pero tú te alejaste<br />

dejándome muy sola<br />

con mis brazos extendidos<br />

para poder abrazarte<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

112<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y seis<br />

Filosofía<br />

Y<br />

se va la noche<br />

y transcurre el día<br />

y pasan las horas<br />

y en la oscuridad<br />

se pierde la luna<br />

también las estrellas<br />

y yo me quedo<br />

callada con mi idea<br />

soñando siempre<br />

en cantar a la vida<br />

como canta el poeta.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 113


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y siete<br />

Día de sol<br />

Día de sol<br />

aire suave<br />

aguas cristalinas<br />

donde los cisnes se mecen<br />

Casas de cuento<br />

incrustadas en los bosques.<br />

Pueblos agrestes<br />

llenos de pinos y alerces.<br />

Al caminar por tus senderos<br />

los trinos de los pajarillos<br />

interpretan la canción del bosque<br />

me hacen sentir feliz<br />

libre de toda atadura.<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

114<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Antología de Poemas y Prosas 115


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y ocho<br />

Otoño<br />

Extasíame Otoño<br />

embriágame con tu copa<br />

de colores.<br />

Que tu elixir corra<br />

alocado y salvaje<br />

por mis venas.<br />

Arremolina y baila<br />

con mi pluma poética<br />

y tíñela de imágenes<br />

aromas y emociones.<br />

Alucíname Otoño,<br />

vuelve loca mi fantasía<br />

que dormía el letargo del verano<br />

y prende en mi retina<br />

los destellos del sol<br />

para el invierno.<br />

Bessie León Troncoso<br />

116<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol setenta y nueve<br />

Enamorada<br />

Sí, enamorada,<br />

¿Enamorada?<br />

de las estrellas infinitas en el cielo<br />

del aire que respiro en las colinas,<br />

de los bosques en la cordillera.<br />

¿Enamorada?<br />

Sí, del color y de la forma de las piedras<br />

del rumor del agua de este río encantado<br />

que baja serpenteando entre los montes.<br />

Amo la tibieza del sol sobre mi cuerpo,<br />

canción tierna del otoño nostálgico,<br />

amor de pájaros y de trinos amo,<br />

vuelos distantes a distantes cielos.<br />

Amor de gotas de rocío amo,<br />

joyas de pétalos de rosas en la aurora.<br />

Del agua amo su pasar eterno.<br />

su claridad, sus voces y su beso.<br />

Amo la música encantada<br />

de los bosques al pasar el viento.<br />

Pastizales lejanos de colores diversos<br />

como bellas alfombras<br />

tendidas bajo el cielo amo.<br />

Antología de Poemas y Prosas 117


Girasoles Dorados<br />

¿La lluvia? Sí, amo la lluvia,<br />

vivificante elixir para la vida nueva<br />

de brotes, de capullos y praderas.<br />

Enamorada estoy<br />

de las nubes que viajan por lo alto,<br />

del follaje del árbol movido por el viento,<br />

de las hojas que caen por el suelo.<br />

Todo me grita amor<br />

todo me abrasa.<br />

Todo me dice amor<br />

todo me besa.<br />

¿Enamorada? Sí<br />

de ese amor tan sublime, silencioso y eterno<br />

que tú me das Señor, a manos llenas.<br />

Bessie León Troncoso<br />

118<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta<br />

Mare nostrum<br />

Celestina que enlazas continentes lejanos,<br />

horizonte embrujante de viajeros eternos.<br />

Cálido beso de encajes en tu orilla cambiante,<br />

de oropeles que afloran con mensajes silentes.<br />

Murmullo tierno y dulce para noches de amor,<br />

rugir de bramadores de infernales tormentas.<br />

Látigo de furias en noches de galerna,<br />

aterradora fuerza de dioses vengadores.<br />

Que tus aguas sean mansas y bendigan la tierra,<br />

para que siempre aflore en tus playas tan bellas,<br />

la huella silenciosa de nuestro creador.<br />

Bessie León Troncoso<br />

Antología de Poemas y Prosas 119


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y uno<br />

Chillán, un solo racimo<br />

Chillán mi tierra dorada<br />

te vengo a cantar con alma<br />

a celebrar tu viñedos<br />

tus pipas y tus lagares.<br />

El néctar de tus parrones<br />

de tus gentes y tus pueblos<br />

formó un solo racimo<br />

de uva negra de uva blanca<br />

de uva rosa, mis primores<br />

tus primores, un vergel.<br />

Tus zarcillos entrelazan<br />

lo histórico y cultural<br />

lo artístico y lo divino.<br />

Añoranzas y esperanzas<br />

tu pasado, tu futuro<br />

y los años que vendrán.<br />

Racimo de uva maduro<br />

bella mujer de mi tierra<br />

con tu falda vino tinto<br />

o polleras de escarlata<br />

que vas bailando en los cerros,<br />

por los montes, por los valles,<br />

mientras el sol zapatea<br />

su mejor cueca en el aire.<br />

120<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

El sol te quiebra en matices<br />

donde las luces y sombras<br />

se reflejan en tus racimos<br />

translúcidos y brillantes<br />

o besa tus frutos rosa<br />

perfumados de fragancias<br />

en las tardes de añoranzas.<br />

Racimo de uva jugosa<br />

negra china coquetona<br />

o rubia de boca rosa<br />

columpiándote en las parras.<br />

embriágame y luego embrújame<br />

hasta llegar a mi copa<br />

y saciar mi sed del alma.<br />

Bessie León Troncoso<br />

Antología de Poemas y Prosas 121


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y dos<br />

Casona olvidada<br />

Tu siesta envejecida<br />

a orillas del camino<br />

despierta en nuestras almas<br />

nostalgias de otros tiempos,<br />

añoranzas, amores y tristezas.<br />

Las ventanas y puertas<br />

abiertas al silencio,<br />

semejan grandes ojos<br />

mirando hacia lo lejos,<br />

por si vuelven tus dueños<br />

desde el cenit lejano<br />

perdido en el recuerdo.<br />

El techo se derrumba<br />

al paso de los años,<br />

y el viento se entre cuela<br />

con sones de lamento.<br />

Ya no corren los niños<br />

por los patios desiertos.<br />

Las alcobas vacías<br />

llorando están sus muertos.<br />

Ya no habrá quién detenga<br />

sus pasos para verte,<br />

respetando la vida<br />

que encierran tus paredes.<br />

Muy pronto las malezas<br />

abrazarán tu cuerpo,<br />

derrumbando los muros<br />

y tus bellos recuerdos.<br />

Bessie León Troncoso<br />

122<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y tres<br />

Patria Nuestra<br />

Patria mía, Patria nuestra,<br />

estrecha serpentina de aguas claras<br />

tus bosques silenciosos me armonizan,<br />

el color de tus valles me deslumbra,<br />

el amor de tus madres me enternece<br />

y el valor de tus hombres me estremece.<br />

Cual telúrica y bravía<br />

estremeciéndonos siempre,<br />

espada flamígera blandida<br />

a los azares, dolores y a la muerte.<br />

El crisol de tu alma no se apaga<br />

con la furia del viento,<br />

ni el tronar de tu tierra<br />

y conservas tu espíritu gallardo<br />

en las pruebas y el fuego.<br />

¿Qué milagros son estos<br />

que no te quedan quejas<br />

ni resentimientos?<br />

¿Qué columna monolítica<br />

a pesar de los tiempos te sostiene?<br />

Madre Tierra, Tierra amada<br />

¿Qué dolor soterrado<br />

estremece tu vientre?<br />

¿Qué lágrimas de sangre<br />

corren por tus laderas?<br />

¿Qué posee esta raza<br />

que a pesar de dolores<br />

Antología de Poemas y Prosas 123


Girasoles Dorados<br />

siempre se yergue alegre<br />

y brotan los cantares de su pecho?<br />

Sagrada Patria mía, me ennobleces,<br />

reverencial y sacro espacio de la tierra<br />

tu canción milenaria<br />

se escucha más allá de los cielos infinitos<br />

como poema sinfónico del universo entero.<br />

Bessie León Troncoso<br />

124<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y cuatro<br />

La Canción de la rueca<br />

La rueca gira al compás<br />

en manos del hilandero<br />

que va adelgazando hebras<br />

los hilos del pensamiento.<br />

El golpe de la madera<br />

es un dulce tableteo<br />

y las horas se deslizan<br />

lentas como horas de cuentos.<br />

Remolino en movimiento<br />

hasta formar un crescendo<br />

que quiere llegar muy lejos<br />

y enlaza penas y sueños.<br />

La rueca quedó en silencio<br />

olvidada en un rincón<br />

su canto se fue alejando<br />

con el pasar de los tiempos.<br />

Ahora es una reliquia,<br />

hemos olvidado el cuento,<br />

más su canto de añoranzas<br />

nunca lo barrerá el viento.<br />

Bessie León Troncoso<br />

Antología de Poemas y Prosas 125


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y cinco<br />

Manos de Greda<br />

De tus manos de greda<br />

Quinchamalera<br />

surgió cantando a la vida<br />

la guitarrera.<br />

la cabrita del monte<br />

la cocinita de leña<br />

y las pailas de huevo<br />

o el chanchito alcancía<br />

guardador de monedas.<br />

Alfarera del campo<br />

silenciosa o alegre,<br />

entregas esculturas<br />

como bellos poemas<br />

desde la tierra negra<br />

plena de sentimientos<br />

plena de tus desvelos.<br />

Acarician tus manos<br />

tantos ensueños,<br />

eres pequeña diosa<br />

creadora de formas<br />

y de siluetas,<br />

desde tu alma noble<br />

para la tierra nuestra.<br />

En tus horas felices<br />

o en tus horas negras<br />

no te detienes<br />

mientras vas suavizando<br />

las asperezas<br />

126<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

entregando tu vida<br />

a la belleza.<br />

¡Alfarera de Chile<br />

bendita seas!<br />

Tú trasciendes la Patria<br />

la cordillera<br />

vas llegando muy lejos<br />

con tu canto silente<br />

llevando tu mensaje<br />

de tierra negra.<br />

Bessie León Troncoso<br />

Antología de Poemas y Prosas 127


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y seis<br />

¿Por qué será?<br />

qué de nuevo<br />

mi corazón se agita<br />

¿Por<br />

y el deseo de amarte<br />

me conmueve?<br />

¿Por qué de sueños<br />

tengo el alma plena<br />

y la espera de verte<br />

se hace eterna?<br />

¿Será que acaso<br />

tú también lo sientes<br />

y este mutuo deseo<br />

nos envuelve?<br />

¿Será que alumbra<br />

de luz el firmamento<br />

será que canta de nuevo<br />

para mí la aurora?<br />

¿Será que ya me quieres?<br />

Bessie León Troncoso<br />

128<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Bessie León Troncoso<br />

Antología de Poemas y Prosas 129


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y siete<br />

Metamorfosis<br />

La lluvia me trajo aquí<br />

entre campanas de plata<br />

mientras mojaba mi cara<br />

con lágrimas alargadas<br />

y sobre el pasto mojado<br />

lanzando puntas de lanzas<br />

para formar en la tierra<br />

pequeños ojos de agua<br />

donde se miran contentas<br />

retazos de nubes blancas<br />

que empujadas por el viento<br />

se desgarran a distancia,<br />

él quiere ver en el agua<br />

el reflejo de mi alma<br />

porque hoy es mi bautizo<br />

para transformarme en planta<br />

y entrar a un mundo nuevo<br />

en metamorfosis directa<br />

que yo acepto encantada<br />

mientras mis pies son raíces<br />

y mis brazos fuertes ramas.<br />

En ellas anidaré pájaros<br />

que me contarán historias<br />

de sus viajes de bandadas,<br />

y cuando ellos se vayan<br />

se llevarán mis ensueños<br />

en las plumas de sus alas.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

130<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y ocho<br />

Duraznero en flor<br />

Era sin duda una explosión rosada,<br />

seguramente ocurrió en el tiempo<br />

que media entre la noche y la mañana<br />

porque el día anterior nada anunciaba<br />

la suave llamarada de sus ramas.<br />

Y decidió vestirse de milagro<br />

como tocado por varita mágica,<br />

cada ramita se llenó de flores<br />

y lució esplendoroso esa mañana.<br />

Suave, limpio, alegre, ilusionado<br />

se anunció por el viento a las abejas<br />

que vinieron en enjambre a su llamada<br />

entonándole el zum zum en su ramaje<br />

mientras recogen el germen hecho polen<br />

para cumplir con el ciclo de la vida.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Antología de Poemas y Prosas 131


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y nueve<br />

Nostalgias<br />

Cuando se juntan otros pocos años<br />

llega la nostalgia del pasado<br />

días perdidos en la azul niebla del tiempo<br />

o en hojas de ajado calendario.<br />

Todo se ve distinto mirando hacia el pasado<br />

el dolor, la risa, el llanto,<br />

el amor que ya se volvió blanco<br />

o sólo es como un punto de color dorado.<br />

Mas, renace en el brillo de otros ojos<br />

y en la suave palabra de otros labios.<br />

Pero el pasado es un refugio<br />

para volver a él de vez en cuando<br />

recogiendo las riquezas que quedaron<br />

para llevarlas sin culpas al presente<br />

y seguir avanzando …<br />

a pesar del paso de los años.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

132<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa<br />

Un cuento para mi hija<br />

Una historia eterna…<br />

Érase una vez<br />

una niñita a quién yo encontré<br />

entre los pétalos de una flor.<br />

La llevé a mi casa, le dí mi ilusión<br />

y la acuné muy cerca de mi corazón.<br />

Pasó el verano y el otoño de oro,<br />

pasó el invierno de tardes medrosas,<br />

llegó primavera alegre y ruidosa<br />

y la niña chica del cuento de ayer<br />

como mariposa en metamorfosis<br />

pasó de ser niña a hermosa mujer.<br />

Este cuento breve no ha terminado<br />

mas no está en mí seguirlo contando.<br />

Su destino forja la niña mujer<br />

y esa historia nueva o la vieja historia<br />

depende de ella seguirla o callar…<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Antología de Poemas y Prosas 133


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y uno<br />

Sueños de una maestra<br />

Mi sueño era repetido y claro<br />

ser ese sembrador del poema de<br />

Belmonte<br />

y llevar la simiente por la tierra<br />

como él para “sembrar, siempre sembrando”.<br />

Pero la vida me ofreció otro campo:<br />

el corazón y la mente de los niños<br />

y en esa tierra, aún no cultivada<br />

hice alegre y útil la jornada.<br />

Eran sus ojos cual pequeños soles,<br />

eran sus manos cuencos de agua pura,<br />

eran sus almas fuego sin arder<br />

esperando la flama creadora.<br />

Me preparé buscando en los libros<br />

el mundo cultural de tantos siglos<br />

mas, fue mirando la naturaleza<br />

donde aprendí a leer con otros signos.<br />

Vi las perlas del rocío en las hojas<br />

como un ábaco de cuentas milagrosas<br />

acuarela cambiante el musgo era en la sombra<br />

y el murmullo del agua, música armoniosa.<br />

El mismo paradigma lo encontraba en el jardín<br />

diferente de mi curso,<br />

y tuve que sembrar buscando pautas<br />

en el cielo cambiante de sus ojos.<br />

Era mi campo tierra gruesa y dura,<br />

había que horadar la roca parda,<br />

pero aún allí, bajo esas piedras toscas<br />

latía la dulzura y la esperanza.<br />

134<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Las manos mensajeras de esos niños<br />

se enlazaron para unirse a mi destino<br />

comenzando a soñar juntos un mundo<br />

un Chile de cielo azul y campo florecido.<br />

Así fueron pasando largos años<br />

entre aciertos y errores asumidos<br />

pero siempre pensando en mejorar<br />

y lograr esos sueños prometidos.<br />

Ahora, al final de la jornada,<br />

bajo la sombra y el perfume de las hojas,<br />

en ese halo brumoso del pasado<br />

que me envuelve con calma luminosa<br />

mi espíritu vuela hacia otros mundos<br />

y la paz cierra tiernamente mis ojos.<br />

Mientras pienso que sí, cumplí mi sueño<br />

de ser sembradora de vida y esperanzas.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Antología de Poemas y Prosas 135


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y dos<br />

Reflexión<br />

De vez en cuando creo<br />

que debiera pensar en el peso<br />

de los años…,<br />

pero a mí el cada día<br />

me ofrece una puerta nueva<br />

que hay que abrir para buscar<br />

un sendero a recorrer,<br />

un libro para leer,<br />

una flor para plantar,<br />

una piedra que sacar<br />

para obtener la vida<br />

y del tiempo que me quede:<br />

en el invierno, los soles<br />

de las ramas del aromo.<br />

En primavera, las flores<br />

y los cantos de los pájaros.<br />

En verano, la modorra<br />

del calor y las chicharras,<br />

para coger en otoño<br />

las hojas arreboladas.<br />

En fin, vivir y vivir<br />

hasta que el tiempo me diga<br />

es la hora del descanso…<br />

¡Ojalá sea de noche<br />

para que no vea el alba!<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

136<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Antología de Poemas y Prosas 137


Girasoles Dorados<br />

CAPITULO II<br />

Prosas<br />

138<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y tres<br />

Me declaro en rebeldía<br />

Nos dijeron que fuimos creados a imagen y semejanza<br />

divina y hemos vivido por muchos<br />

siglos creyéndonos pequeños dioses.<br />

Cada vez que un músico rescata las sinfonías del universo,<br />

un escritor hace vibrar las profundidades del alma<br />

con palabras, un escultor nos asombra con la perfección<br />

de su obra, la voz de un cantante lírico se eleva en escalas<br />

doradas, o un paisaje bello nos deslumbra el alma, o<br />

quizás los ojos maravillosamente inocentes de una criatura,<br />

nos miran desde su mundo virginal, cada vez que<br />

las níveas aves cruzan las negras nubes, para recostarse<br />

en el arcoiris después de una tormenta, pensamos que<br />

hemos vivenciado un momento mágico, un reflejo de<br />

nuestra divinidad.<br />

Hasta hace poco me conformaba con estos maravillosos<br />

atisbos, pero a medida que pasan los años, quiero<br />

muchos más destellos que iluminen el mundo, ya que<br />

estamos siendo partícipes de tanta catástrofe natural y<br />

también de tanto daño que nosotros mismos le estamos<br />

infringiendo, no solamente a nuestra madre Tierra, sino<br />

también a nuestros hermanos.<br />

Cuando ya la muerte y el crimen es imagen frecuente en el<br />

televisor, que día a día nos informa “in situ” de los acontecimientos<br />

mundiales y nacionales, que han resultado en el<br />

aniquilamiento de seres humanos inocentes y también vemos<br />

nuestra propia falta de valores, nuestra propia crueldad<br />

y deshumanización como personas.<br />

Antología de Poemas y Prosas 139


Girasoles Dorados<br />

Cuando dolorosamente vemos que nuestros conocidos,<br />

amigos y familiares van desapareciendo poco a poco o<br />

muy rápidamente, como en estos días en que la nación<br />

fue azotada por terremotos y tsunamis y nos percatamos<br />

que el morir también será nuestro destino, podemos tener<br />

la dolorosa visión de una humanidad doliente, inarmónica<br />

y terrible con la imagen de un destino que, más<br />

temprano que tarde, nos llevará a traspasar ese dintel<br />

desconocido, y todavía nos queda tanto por hacer, tanto<br />

que dar, tanto que amar.<br />

Entonces, me declaro en rebeldía. Algo en este aparente<br />

mundo perfecto, avanzado y moderno no funciona adecuadamente,<br />

algo en nuestro cerebro perdió su categoría<br />

de divino, los genes que hemos heredado resultaron<br />

imperfectos. Hay una pieza que no calza en este engranaje<br />

cósmico que está fallando.<br />

Existe entonces un fraude repetido milenio tras milenio,<br />

catástrofe tras catástrofe, error tras error en este suicidio<br />

colectivo. ¿Dónde está nuestra imagen divina?<br />

El rostro de horror y de angustia, las lágrimas y el clamor<br />

de los que sufren en los cuatro puntos cardinales de<br />

la tierra, no es un rostro divino.<br />

¿Cuándo encontraremos la pieza perdida de este rompecabezas<br />

imperfecto, para que el universo abra definitivamente<br />

los portales de una era acorde con ese divino<br />

origen con que fuimos signados?<br />

En el intertanto y en el escaso tiempo que nos queda, sigamos<br />

peregrinando a pesar de todo y de todos, démosle alas<br />

a nuestra fantasía y sigamos soñando con un mundo mejor,<br />

para escapar de estas visiones. Tratemos de enarbolar de<br />

nuevo la bandera de la esperanza, a pesar de toda la reali-<br />

140<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

dad que nos rodea, esperando encontrar una luz definitiva en<br />

algún recodo del camino.<br />

No perdamos el corazón de niño, sigamos creyendo en<br />

los milagros, en los valores de los seres humanos, en la<br />

vida, esperando siempre volver a empezar, con nuevos<br />

bríos, porque en caso contrario estaremos definitivamente<br />

perdidos en las tinieblas.<br />

La única salida para nuestro anhelo de eternidad es poder<br />

vivir, aunque sea unas horas, un minuto, un segundo,<br />

momentos de intensidad, fraternidad, lealtad, amor<br />

y belleza, para nutrirnos de ella cada vez que el corazón<br />

se nos desborde de dolores, como cáliz amargo y el intelecto<br />

no nos baste para encontrar sentido al sin sentido.<br />

Bessie León Troncoso<br />

Antología de Poemas y Prosas 141


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y cuatro<br />

Simple Pepe<br />

Deseo acortar el tiempo”<br />

- Hoy voy a matarme- le dijo como le decía todo, directo<br />

y definitivo. Su madre lo miró como lo miraba siempre,<br />

sin entenderlo.<br />

-Termina tu desayuno y apúrate.<br />

La profesora te retará si llegas tarde- le dijo con su<br />

voz siempre dura; era una mujer cansada, indiferente<br />

a la trascendencia de sus pocas palabras que sonaban<br />

resentidas. Pepe era su hijo, también lo eran cuatro más.<br />

Lo que él dijera no era motivo de preocupación;<br />

pensaba en toda la ropa que tendría que conseguir para<br />

lavar esa semana, era mal negocio, mucho esfuerzo,<br />

poca ganancia y un reuma tan fiel como las ganas de<br />

tener dinero.<br />

Pepe veía a su madre alejarse, todo se le iba haciendo<br />

más ajeno: el mantel de plástico, las<br />

tazas, la panera que él había tallado… ya no valía la<br />

pena seguir esperando allí que todo lo abandonara, era<br />

la hora.<br />

Arrastró la silla al levantarse, fue al cuarto donde dormía<br />

con sus hermanos, aún quedaban sueños en el aire, pero<br />

no los suyos. La noche anterior había repartido sus<br />

pertenencias, escasas, entre sus hermanos, lo hizo en<br />

proporción a las atenciones que éstos le brindaran en<br />

los años de convivencia. El cura siempre repetía “Nada<br />

trajimos al mundo y nada nos llevaremos de él”.<br />

Detrás del ropero estaba la bolsa preparada con lo<br />

142<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

necesario. La guardó en su mochila y aspiró un aire<br />

caliente y calmoso. Volvió a la cocina para despedirse<br />

de la mujer que no lo quería pero a la cual tenía apego<br />

por extrañas causas que dicen relación con un cordón<br />

umbilical. Se detuvo en la entrada.<br />

-Mamá – la mujer volteó disgustaba,- Todavía estás aquí<br />

¡ándate de una vez flojo! Pepe respondió complaciente,<br />

- ya me voy, vine para decirle chao-. Algo que dolía lo<br />

atragantó unos segundos pero se diluyó en su saliva<br />

antes de descubrir lo que era.<br />

-Chao- dijo ella, imprimiendo un poco de humanidad<br />

a su voz ya anulada por otras muchas voces. Le dio la<br />

espalda y continuó lavando la loza del desayuno.<br />

-Y no me entierren con zapatos, aprietan- le dijo y se fue.<br />

La mujer siguió lavando.<br />

En el camino vio personas en un ir y venir, vio un perro<br />

que dormía junto a un grifo, vio al hombre que distribuía<br />

los diarios y revistas, esas que leía aunque muchas veces<br />

no comprendiera el alcance de las palabras, pero Pepe<br />

sonreía ante la carencia.<br />

Se sentó en la fuente de la plaza, miró al cielo y sintió el<br />

tenue calor del sol en su rostro, sería un día despejado…<br />

escasas nubes (no como en su cabeza con tantas que lo<br />

atormentaban) era un buen día para partir, nada de lluvia,<br />

que sería como un llanto y él no quería que lloraran por él.<br />

Recordó con nostalgia, como siempre lo hacía, un hecho<br />

lleno de emotividad y ternura, su paseo al “Pocito de San<br />

Antonio”, donde iba cada fin de año con su curso y la<br />

buena de la “tía Lily” ¡como jugó y se bañó junto a sus<br />

compañeros!.<br />

Pepe se complacía con la alegría de los demás, sintiéndose<br />

feliz por unas horas, pero ese día aún le dejaría más<br />

felicidad y se fue cuando la profesora dijo, después que<br />

Antología de Poemas y Prosas 143


Girasoles Dorados<br />

conversaron e hicieran una sobremesa, sin mesa como dijo<br />

Patricio, que jugaran a la pelota, y ¡qué desilusión, habían<br />

olvidado traerla!, fue entonces cuando la tía Lily ante la<br />

desolación de varios rostros tristes y cabizbajos le dijo a<br />

Pepe si andaba con todos sus cachivaches- entonces ármate<br />

una pelota de trapo- y Pepe con un orgullo inmenso, como<br />

si fuera a salvar al mundo , dio forma a una y la lanzó a<br />

sus compañeros, que empezaron a chutearla entre bromas y<br />

algarabía. ¡Oh, recuerdos!.<br />

Caminó hacia la salida del pueblo buscando un lugar<br />

alejado de ruidos humanos, pasó frente a la Escuela, no<br />

entró, pero sí buscó la ventana que daba a su sala y gritó<br />

“Tía Lily, tía Lily”, la profesora se asomó extrañada, y Pepe<br />

sorprendiéndole -¡Hola tía! Un poco de saliva impetuosa<br />

salpicó el rostro de la educadora.<br />

-Pepe ¿qué haces?, entra a la escuela de una buena vez.-<br />

La tía Lily estaba nerviosa, gran parte de su alumnado se<br />

había subido sobre las mesas y asomaban su cabeza por las<br />

ventanas saciando su típica curiosidad.<br />

Pepe reía y riendo dijo- “No voy a entrar tía, vine a despedirme<br />

de usted y de éstos- apuntaba hacia sus compañeros -¡Chao!-<br />

-¿A dónde vas? Interrogó la profesora, desolada ante el<br />

desorden de sus discípulos. Pepe, alejándose le contestó<br />

frenético -¡Al cielo, de seguro!- Y se fue, dejando a la tía<br />

Lily con la desagradable sensación de no haber entendido y<br />

con su curso sublevado.<br />

Alguien dijo “Se va a matar” y con una falsa sonrisa cubrió<br />

sus palabras.<br />

No podía caminar rápido, los zapatos le herían los talones,<br />

nunca hizo nada rápido para no abrir más la herida. ¿Por<br />

qué se sentía infeliz?, lo era en realidad, ¡cómo pudieron<br />

enviarlo a vivir desnudo, no le dejaron con qué cubrirse!.<br />

Duele adentro y se desconoce el lugar preciso en que<br />

144<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

dieron el golpe marcándole para siempre.<br />

Le vino a la memoria el recuerdo de su padre, siempre<br />

ebrio y con una lengua afilada y amenazante. Nunca lo<br />

quiso… por lo demás lo vio tan poco, llegando a casa y<br />

castigándolo a él y a sus hermanos; la madre temblaba<br />

esos días y casi no comía, siempre pensó Pepe que su<br />

madre fue victima de este hombre y que ella se ensañó<br />

en sus hijos por lo que no demostraba ningún afecto, ya<br />

que como ella misma decía - el destino le había dado<br />

cinco engendros y la carga dolorosa de criarlos…<br />

Y para rematar la obra, el problema de Pepe, que sus<br />

controles, que sus pastillas, una en la mañana y otra en<br />

la noche y que “no olvide tomarlas” decía el médico, “ya<br />

que le sobrevendrá el ataque”, y le sobrevenía; entonces<br />

su madre lo cuidaba, y después que las convulsiones<br />

habían cedido, ella estaba aún a su lado, ¿lo amaba?,<br />

¡pobre mujer! Pensó Pepe, parece una anciana no<br />

siéndolo y tan amargada…<br />

Había que caminar harto, pero ¿cómo? lo venía<br />

madurando desde hacía tiempo: irse? Sí- mientras<br />

seguía caminando recordó a Raquel ¿debería despedirse<br />

de ella? y no, no había tiempo, además siempre que la<br />

visitaba terminaba en un estado de total desamparo y<br />

con su epidídimo vacío.<br />

Tal vez ella lo amaba o tal vez sólo lo usaba para darle<br />

guerra a la soledad del lenocinio. “ Ella en todo caso<br />

mitigaba en parte mi desgracia”, “no obstante hay<br />

quienes no, y esas son las grandes culpables, ¿donde se<br />

ocultan y quién o quienes son?”.<br />

Sacó la radio a pilas de su mochila … alguien cantaba y<br />

lo hacía bien; desde el día que descubrió la belleza de la<br />

música empezó a creer en los colores de las cosas, mas,<br />

esto no bastaba…<br />

Antología de Poemas y Prosas 145


Girasoles Dorados<br />

Caminó y caminó y cuando lo vio se dijo – “Es un<br />

árbol grande, resistirá”. Se desprendió de la mochila,<br />

sacando de ella la bolsa que contenía la soga, la sostuvo<br />

en sus manos casi con delicadeza, alguien le había<br />

enseñado cómo hacer un nudo, un nudo especial, uno<br />

que cumpliría con su objetivo.<br />

Mientras la radio sonaba iba armándolo, lenta y<br />

certeramente.<br />

Hacía calor, se quitó la chaqueta, todo estaba a punto…<br />

repiqueteó en sus tímpanos la señal: hora de partir, no<br />

obstante se dio una tregua, para qué precipitarse si ya<br />

esto era un hecho concreto, supo que no tenía miedo,<br />

ni dudas, había que irse… Extrañaría el sol, siempre le<br />

gustó su calor, la música que le brindaba compañía, y<br />

como avergonzado reconoció que realmente extrañaría<br />

las sopaipillas con zapallo, - ¿Existirán en el cielo? – el<br />

cura nunca dijo que las hubiera, pero, tampoco lo negó-.<br />

Bueno, de todas maneras sobrevendría un cambio. De<br />

pie ante el árbol colgó la cuerda, aumentó el volumen<br />

de su radio a pilas… nunca le gustó el silencio que hacía<br />

más evidente su interior mudo. Se sacó los zapatos,<br />

escuchó con más atención la melodía que llenaba sus<br />

oídos, miró hacia el cielo, lo encontró hermoso…<br />

Al atardecer lo encontraron dos hombres guiados por<br />

la música, lo reconocieron. Uno de ellos dio la noticia<br />

a la mujer que lavaba, ella declaró – “Sí, si dijo que se<br />

iba a matar”.<br />

-Pero usted no pudo impedirlo?.<br />

-Bueno, su destino sería…<br />

En el funeral la tía Lily, en representación de la<br />

Escuela dio el pésame a la familia, Raquel también<br />

estaba, lloraba. La madre, como descubriendo recién la<br />

dimensión de lo sucedido reconoció “Era un muchacho<br />

146<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

bueno, quería ser carpintero , yo creo que lo hubiera<br />

logrado”.<br />

-Pero ¡Mamá!, ¿Por qué me enterraste con zapatos?.<br />

Aquí me negaron la entrada, aduciendo que aún no era mi<br />

tiempo… y como no puedo caminar mucho por el dolor<br />

en los talones me senté a escribir…. Si bien falta tiempo<br />

para que pueda traspasar el límite, me doy cuenta que<br />

aquí soy igual a todos los demás.<br />

La espera es triste… pero ahora hay esperanza.<br />

“Sólo las prisiones difieren”.<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas 147


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y cinco<br />

Agosto tu Agonía<br />

El me mira, yo le miro; ambos nos miramos a los<br />

ojos; los tuyos son como son los ojos de los gatos<br />

y los míos como los de los humanos. Parecieras<br />

pedirme algo en tu silenciosa y triste soledad. Yo quiero<br />

contarte algo de mi triste y silenciosa soledad ¡Mira tú<br />

que tenemos muchas cosas en común!<br />

Hubo una noche que regresé de un viaje. Noche oscura de<br />

mi barrio y yo sola y tú solo. Te pareció extraño el verme<br />

a esas horas, lo presentí, a mí también me lo pareció…<br />

aunque por lo que sé, los gatos deambulan por las noches,<br />

duermen poco y luego merodean por ahí, buscando comida,<br />

ratoncitos tal vez, luego duermen otra vez.<br />

Mira gato que entablemos una amistad, o ya está establecido,<br />

tácitamente. Yo no te quiero es cierto, no te alimento,<br />

ni te hago “nanai”, no obstante ambos, tú gato, y yo<br />

humano, somos iguales; nos une la soledad, el abandono.<br />

Tú, estás enfermo y según tu médico, médico de gatos,<br />

para que entiendas “ tu veterinario” ya te sentenció; mi<br />

médico internista, médico de los humanos me está tratando;<br />

aún no me ha dado una sentencia, o para que entiendas<br />

“ un diagnóstico”; bueno, menos entenderás esto; ya<br />

ves, estamos ambos en las mismas condiciones: tú partirás<br />

y dejarás tu mundo gatuno (¿se dice así?…bueno…<br />

¡Como sea!). Yo partiré y dejaré a los humanos que me<br />

rodean ¿ves?...Espero que sea más tarde que temprano…<br />

¡Ah!... Hay un dicho: “todos queremos irnos al cielo pero<br />

nadie quiere morir”… ¡Me calza bien este dicho!...<br />

Ahora te contaré algo que observé de ti ayer, en realidad<br />

había ocurrido otras veces, sólo que le resté importancia;<br />

abrí la puerta de la cocina que da al patio y tú<br />

148<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

estabas ahí, te percataste de mi presencia y raudamente<br />

corriste y te alejaste, como avergonzado diría yo; hice lo<br />

que tenía que hacer y me entré a la casa; más tarde miré<br />

por la ventana de la cocina y ahí estabas otra vez…¿me<br />

cuidas?...¡qué tierno! Pero aún no me conmueves ni llego<br />

a amar tu familia gatuna.<br />

Bueno, hay otros gestos que me hacen pensar que me cuidas<br />

o quieres que yo sea para ti solamente: me doy cuenta<br />

que no permites a otros de tu especie en mi patio; suelo<br />

dejarte comida, no comprada o especial para gatos, sino<br />

mis sobras (perdón, te doy lo que debería echar a la basura),<br />

es que aún no me conmueves tanto o no me nace quererte<br />

como otros seres quieren a sus mascotas y claro…tú<br />

ni siquiera eres mi mascota; mira, aún no queriéndote, no<br />

acepto este término para ustedes los animales, yo no amo<br />

tanto a los animales, no obstante jamás les haría daño; por<br />

otra parte pienso que el animal debe ser libre, encerrarlo,<br />

amarrarlo a un cordel, o poner cadena a su cuello lo encuentro<br />

fatal.<br />

Por otra parte no tengo animales, por ejemplo podría tener<br />

un perro, bien bravo, que ahuyentara a los amantes de lo<br />

ajeno, y he aquí que surge un grave problema, bastante<br />

habitual en mí, me significaría trabajo, debería cuidarlo,<br />

alimentarlo, darle agua, etc., etc. Jamás lo tendría abandonado,<br />

sería yo la responsable de su vida ¿ves? No detesto<br />

a los animales, todo lo contrario, claro que cada cual en su<br />

espacio o entorno.<br />

Corolario = no tengo animales, pues me significaría atadura<br />

y obligaciones.<br />

Gato vecino, ni siquiera sé tu nombre, tu dueña poco te<br />

llama y tú duermes y duermes plácidamente (¿o por tu<br />

enfermedad?) en mi patio, para qué decirte que estamos<br />

en las mismas condiciones; yo duermo siesta. Tú no ca-<br />

Antología de Poemas y Prosas 149


Girasoles Dorados<br />

zas ratones, ni haces esfuerzo alguno; yo trato de no<br />

esforzarme y no pienses que es flojera, jubilé y esquivo<br />

al máximo ciertos trabajos del hogar.<br />

Disculpa, pero ayer te observé muy decaído. Nos miramos,<br />

parece que querías decirme algo; hoy no te he visto…<br />

¿No te habrás ido a dormir eternamente y no seas<br />

ya más de la familia gatuna? –¡Estoy muy preocupada!…<br />

no obstante… trato de ser optimista. ¿No tienen<br />

los gatos 7 vidas? ¿Cómo saberlo si tú no me cuentas<br />

nada?... ¿En qué período estás tú? ¿En qué vida, la 4ª, la<br />

5ª? Espero que no estés en la 7ª porque hasta ahí no más<br />

te llegó la suerte. ¡Ah!... ¡ Acabo de verte!... Me quitas<br />

esa preocupación que extrañamente siento, sigues vivo,<br />

te miré por la ventana del 2º piso y tú me devolviste la<br />

mirada ¡Qué tierno!<br />

Tú gato y yo mujer, nos comprendemos ¡telepatía! O<br />

unimos nuestra soledad, nuestro silencio. Nos une además<br />

y es lo principal, a todo ser viviente, el aire. Yo<br />

amo el aire que respiro y tú respiras mi mismo aire y<br />

así será hasta que uno primero que el otro emprenda<br />

su partida. Estás enfermo, yo más o menos: gocemos<br />

entonces, disfrutemos el aire que invade nuestras vidas<br />

o que nos da vida.<br />

Temor, desaliento sentí ayer cuando no te vi… ¡Dos<br />

días sin verte!... Creo imprudente preguntarle a mi vecina<br />

cómo estás (no tenemos mucha comunicación). No<br />

obstante, horas más tarde voy saliendo y veo a mi vecina<br />

con otra joven como ella en el antejardín de su casa,<br />

mi vecina le está contando de ti…., simulo problemas<br />

con la cerradura de la puerta de calle y escucho la conversación<br />

…¡Te fuiste!<br />

Ayer muy tarde cerraste tus gatunos ojos, emprendiste<br />

el viaje que todos haremos…, gatos y humanos, anima-<br />

150<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

les todos; me invadió algo nuevo en mí respecto de los<br />

animales, pena, dolor, no sé, pero una angustia abrazó<br />

mi pecho; sentí mis ojos húmedos y una sensación de<br />

pérdida irremediable…<br />

Te has ido y he quedado más sola aún. Espero que alguien<br />

donde quiera que estés…te regalonee, te dé afecto y sientas<br />

que te aman (todo esto también lo espero para mí).<br />

¡Cómo es la vida! Había pensado acercarme a ti y darte<br />

un nombre… darte cariño…paliar esa soledad y tristeza<br />

que transmitían tus ojos, que no era otra cosa sino mi<br />

misma soledad y tristeza… Ahora es tarde, ya no nos<br />

veremos, sólo me conforma que se acabó para ti la desgracia;<br />

yo sigo aquí abriendo la puerta que da hacia el<br />

patio, recordando tus lindos ojos gatunos como yo los<br />

llamaba muy en mi interior… y no me daba cuenta, que<br />

te quería tanto.<br />

“A la familia gatuna y a los humanos carentes de afecto”<br />

Noemi Sepúlveda Idalbo<br />

Antología de Poemas y Prosas 151


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y seis<br />

Carta al Más Allá<br />

Han transcurrido ya seis meses, desde tu partida…<br />

y hoy, como siempre, vuelve a mí el<br />

recuerdo imborrable de aquel día en que surgiste<br />

ante mí, como venido de la nada... En tus manos<br />

sostenías un cuaderno que ya consideraba perdido y que<br />

venías a devolverme. Dijiste que lo habías encontrado y<br />

desapareciste de la misma forma en que habías llegado...<br />

Me quedé intrigada: ¿quién eras?, ¿de dónde venías?,<br />

¿por qué habías tomado un cuaderno que le interesaba<br />

sólo a su propietaria del lugar en que lo había dejado?<br />

Con el tiempo comprendí que cada uno de tus actos tenía<br />

una razón de ser, que tus acciones se ajustaban a un<br />

plan que te llevaría al éxito. No supe, en ese momento,<br />

por qué, pero interiormente, algo me decía que serías<br />

parte importante de mi vida. Tu mirada profunda y plácida,<br />

me hizo sentir que estabas analizando cada una de<br />

mis palabras y evaluando cuál debería ser tu próximo<br />

paso... Mientras, yo me preguntaba si te vería de nuevo<br />

y si estarías, al igual que yo, esperando un reencuentro.<br />

La respuesta llegó muy pronto. Al salir del Liceo, en esa<br />

cálida mañana de enero, te vi caminando lentamente,<br />

en el mismo sentido en que yo debía dirigirme... Leías,<br />

aparentemente, un libro: “Por qué no soy cristiano”, de<br />

Bertrand Russell... Tu aspecto, tu calma, el libro aquel,<br />

me hacían pensar que eras alguien que se encontraba<br />

allí por accidente. Muy lejos estaba de pensar que cada<br />

uno de tus pasos de ese día, habían sido planificados,<br />

porque tú ya sabías de mi existencia...<br />

152<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Mi amor por ti surgió casi en el mismo instante en que<br />

te conocí. Me parecía lo más natural hacer planes a largo<br />

plazo contigo, aunque recién hubiéramos iniciado un<br />

pololeo...<br />

Cuando trato de recordar los hechos ocurridos hace ya<br />

tantos años, siento que todo fue tan tranquilo, tan apacible<br />

y, al mismo tiempo tan hermoso... Son tantas las<br />

cosas que aprendí a tu lado: casi sin darme cuenta, me<br />

fuiste alejando de los dogmas que había aceptado, tal<br />

vez por comodidad; aprendí a disfrutar con las novelas<br />

de ciencia ficción, que después comentábamos con<br />

entusiasmo; me enseñaste a tener confianza en mí misma;<br />

me enseñaste que tu padre, ese señor tan severo y<br />

temido por algunos, era un hombre tierno y cariñoso<br />

debajo de esa piel de lobo, y permitiste que encontrara<br />

en él a ese padre mío que no conocí, pues había fallecido<br />

cuando yo tenía poco más de un año y no recordaba<br />

nada de él.<br />

Y así, fuimos construyendo una relación sólida, segura y<br />

tranquila, que se proyectaba con entusiasmo hacia ese futuro<br />

que parecía tan lejano cuando nuestras familias establecieron<br />

que, cualesquiera que fuesen nuestros anhelos, sólo<br />

podrían concretarse cuando ambos, tú y yo, hubiésemos<br />

terminado nuestras respectivas carreras.<br />

Pero nuestro amor crecía con el tiempo... Recuerdo con<br />

claridad el día en que, por fin, se realizaba nuestro sueño<br />

de unir nuestras vidas para siempre... lo habíamos<br />

esperado tanto... Yo te seguí donde quisiste ir a trabajar,<br />

aunque me ofrecieran clases de francés en vez de las de<br />

matemática para las que, con tanto esfuerzo, me había<br />

preparado.<br />

Antología de Poemas y Prosas 153


Girasoles Dorados<br />

Pero nuestra enorme felicidad se empañó con la repentina<br />

e inesperada muerte de tu padre, mi suegro, que<br />

también había sido un padre tierno y cariñoso para mí...<br />

Este hecho doloroso, nos trajo de vuelta a Chillán, donde<br />

nos radicamos por un tiempo, no sin algunos problemas.<br />

Luego de una estadía en San Carlos, partimos<br />

a la capital, becados: tú para obtener tu especialidad y<br />

yo con una beca de Naciones Unidas. A su término, tu<br />

decisión fue regresar a Chillán.<br />

Regresé contigo, no sin protestas: para ti, en esta ciudad,<br />

había un campo extenso e inexplorado, que pronto se<br />

iría convirtiendo en parte de tus desvelos: había que mejorar<br />

la salud de Ñuble; había que interesar a los equipos<br />

de salud en la importancia de la Salud Pública; había<br />

que enseñar a prevenir, más que a curar... Había tanto<br />

por hacer... Yo, en cambio, volvía a lo mismo de siempre,<br />

pero venía contigo, porque seguía pensando que la<br />

vida sin ti y, ahora, sin mis hijos, carecía de sentido.<br />

Los años fueron pasando... Nuestros hijos tenían 12 y<br />

casi 9 años respectivamente, cuando, por fin, se cumplió<br />

tu deseo de tener otra hija... Fuiste un padre excepcional<br />

que dedicabas todo el escaso tiempo de que disponías a<br />

tus hijos. Creaste un par de personajes, Pepito y Juanito,<br />

dos pajaritos cuyas aventuras le contabas a nuestra hija<br />

mayor, todas las noches, antes de dormirse. De tu imaginación<br />

brotaban peripecias que tuviste que ir restringiendo<br />

a medida que nuestra hija crecía, pues iba imponiendo<br />

condiciones hasta lograr que todas las historias<br />

fueran lindas y alegres, porque de lo contrario, su pena<br />

te obligaba a terminar rápidamente con los sufrimientos<br />

de estos personajes que, posteriormente acompañaron<br />

antes del sueño a nuestros hijos menores que ella.<br />

154<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Nuestra vida se desarrolló plácida y alegremente... Tenías<br />

una salud de hierro, trabajabas sin agotarte nunca... Y todos<br />

los días teníamos tanto de qué conversar... Descubrimos<br />

la idea de juntarnos para un café, todas las tardes, a<br />

la hora en que yo regresaba de mi trabajo y los minutos se<br />

nos hacían cortos para comentar las novedades de la tarde,<br />

pues las de la mañana, ya las habíamos comentado a la<br />

hora del almuerzo.<br />

Si tuviera que resumir tu actitud hacia mí, además del amor<br />

que nunca dejaste de demostrarme, tendría que decir que<br />

fuiste el motor que siempre me empujó a hacer cosas en mi<br />

propio beneficio: tú me impulsaste a trabajar en la Universidad,<br />

tú colaborabas en el cuidado de nuestros hijos cuando<br />

yo estaba becada y me tenía que matar estudiando, tú me<br />

incentivaste a postular a la beca de la OEA para cursar un<br />

Magíster... ¿Qué habría sido de mí, sin ti a mi lado?<br />

Se suele decir que las condiciones de vida de las personas<br />

están casi predeterminadas, pero aunque así fuera, yo<br />

no habría llegado donde llegué sin tu ayuda, sin tu amor,<br />

sin tu comprensión...<br />

Todos los que nos conocían, aunque sólo fuera tangencialmente,<br />

pensaban que éramos una pareja perfecta... Y, sin<br />

duda, lo fuimos, pero más por tu paciencia conmigo, por<br />

tu confianza en mí y en mis capacidades y por tu manera<br />

siempre positiva de mirar la vida. Para ti no existían las<br />

personas malas y todos los actos de ellas, hasta los más<br />

perversos, para ti eran perdonables y obedecían a alguna<br />

razón que los justificaba.<br />

Te convertiste en una persona querida y admirada por todos<br />

los que te conocían y, sobre todo, por aquellos que se beneficiaban<br />

con tu esfuerzo y compartían tus trabajos.<br />

Antología de Poemas y Prosas 155


Girasoles Dorados<br />

Pero las cosas perfectas tienen un defecto: tienen fecha<br />

de término. Un día cualquiera y sin previo aviso, enfermaste<br />

gravemente... Tan gravemente que nuestra vida<br />

entera se trastornó. De un momento para otro, me avisaron<br />

que te llevarían a urgencia, porque no estabas bien y<br />

debían hacerte unos exámenes... No supe cómo llegué a<br />

tu lado... Algo me decía internamente que no se trataba<br />

de nada pasajero... Y las malas noticias se precipitaron<br />

sobre nosotros, una tras otra. Había que operarte pues<br />

tenías un tumor cerebral... Había que esperar el resultado<br />

de la biopsia... Y tal como yo lo presentí en el primer<br />

momento, se trataba del más maligno de los tumores<br />

cerebrales... Pero tú no te rendiste. Te levantaste... Soportaste<br />

estoicamente las siete semanas de radioterapia.<br />

Viajaste solo la mayor parte de esas semanas, pues yo<br />

debía trabajar... Y volviste. Y te repusiste un poco y se<br />

te volvió a operar porque había que cerrarte el cráneo<br />

que te habían dejado abierto por el enorme edema cerebral<br />

que nadie se explica cómo no te produjo ni siquiera<br />

un leve dolor de cabeza... Y comenzaron los controles<br />

mensuales a los que siempre asistíamos con el pánico de<br />

encontrarnos con alguna mala noticia, hasta que la resonancia<br />

indicaba que era necesario operarte de nuevo,<br />

porque al parecer había un nuevo tumor...<br />

Recuerdo como si fuera hoy, tus primeras palabras al<br />

salir de la anestesia: “a mí me parece que me abrieron y<br />

me cerraron, porque, ¿cómo me siento tan bien?”... Se<br />

te explicó que te habían extirpado casi la mitad del temporal<br />

izquierdo, pero tú estabas tan bien, que después<br />

de 30 días de licencia, volviste a trabajar en tu cargo<br />

de Coordinador de la carrera de Medicina y a atender a<br />

tus pequeños pacientes de hematología y de oncología<br />

pediátrica que hoy no tienen quién los vea con la ca-<br />

156<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

lidad y el cariño con que tú lo hacías, en esta ciudad...<br />

Parecía que la horrible pesadilla había terminado... Y<br />

ahora, cada día que paso por la esquina en que me esperabas<br />

cuando salías del Hospital, para que te trajera de<br />

vuelta a almorzar, miro desde lejos con la absurda esperanza<br />

de despertar y volver a verte en esa esquina... Tu<br />

mejoría, sin embargo, no alcanzó a durar un año. Un día<br />

cualquiera, el sonido del teléfono me arrancó de la cama<br />

en que me encontraba por una gripe: te habías desvanecido<br />

en la consulta, mientras atendías a un paciente.<br />

Cuando llegué a verte, ya habías recuperado el conocimiento<br />

y no querías que te llevasen al Hospital... Allí,<br />

a los 15 minutos de haber sido examinado, ya querías<br />

volverte a casa y, por ningún motivo aceptaste quedarte<br />

ahí... Te trajimos de vuelta, se te aumentaron las dosis de<br />

medicamentos y volviste a la normalidad y a tu consulta,<br />

al hospital y a la escuela de Medicina.<br />

Vinieron las vacaciones. Aquellas en que se reunía siempre<br />

todo el “clan”: nosotros, nuestros hijos, sus compañeros<br />

respectivos y los nietos... Fueron unos días felices,<br />

aunque preocupantes: notábamos que comenzabas a hablar<br />

cada vez peor, aunque lograbas comunicarte muy<br />

bien con personas ajenas a la familia. Era mejor para nosotros<br />

interpretarlo como que te relajabas con nosotros y<br />

hablabas como saliera. Pero no: una nueva amenaza se<br />

cernía sobre ti.<br />

Hacía sólo dos días que habíamos regresado a nuestro<br />

hogar, cuando una crisis convulsiva horrible, que costó<br />

muchísimo controlar, te dejó con afasia permanente. Ya<br />

no pudiste volver a tu trabajo. Pero tú seguías firme con<br />

tu rutina: había que ir al café todos los días y, aunque con<br />

dificultades, lograbas expresar tus pensamientos y yo se-<br />

Antología de Poemas y Prosas 157


Girasoles Dorados<br />

guía teniendo en ti a ese cómplice con el cual compartía<br />

todas mis ideas, todos mis disgustos, todas mis alegrías.<br />

La rutina también incluía visitar a tu madre cada día,<br />

hasta que ella falleció repentinamente.<br />

Pero la vida nos tenía guardadas más sorpresas desagradables<br />

y angustiosas: tu lenguaje se fue volviendo cada<br />

vez más incomprensible... ¡Cómo nos alegrábamos todos<br />

cuando podías construir una frase completa sin equivocarte!<br />

Comenzaste a caminar con mucha inseguridad.<br />

Pensábamos que, debido a una caída que habías tenido,<br />

caminabas así por temor. Yo no quería salir de vacaciones<br />

fuera de nuestro hogar, pero tú anhelabas visitar<br />

Lican Ray, ese lugar que tanto te gustaba y en el que<br />

pasamos momentos tan dichosos... Me fui contigo, con<br />

temor... Temía que volviera a ocurrirte lo del año anterior<br />

a nuestro regreso. Pero este año fue diferente pues<br />

te sentías cansado... No fuiste al lago ni una vez, porque<br />

no tenías ánimo suficiente... Caminabas cada vez peor.<br />

Cuando regresamos, insistías en seguir yendo al café,<br />

pero cada vez era más difícil el regreso, y la mayoría de<br />

las veces debíamos volver en taxi... Hasta que un día, ya<br />

no fue posible seguir yendo. Te habías caído en nuestro<br />

dormitorio y empezaste a caminar cada vez más mal.<br />

Consultamos con el neurocirujano... Un escáner... Y el<br />

resultado esta vez fue lapidario: una hidrocefalia, secuela<br />

de la radioterapia que te había liberado del cáncer, no<br />

sólo te había quitado la habilidad para caminar, sino que<br />

te estaba quitando la vida... El oncólogo puso el punto<br />

final: tres a seis meses de vida...<br />

Y tuvimos que asistir, día a día, al deterioro de las pocas<br />

capacidades que te quedaban: al comienzo se podía<br />

158<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

conversar contigo y aunque no podías expresar tus ideas<br />

con claridad, seguías teniendo el oído atento a lo que se<br />

te planteaba… Y comenzaste a pasar dormido la mayor<br />

parte del tiempo.<br />

Sin embargo, solías despertar bien y estar lúcido por algunos<br />

momentos, momentos en que reconocías a quienes<br />

te rodeaban, momentos en que me mirabas, en que<br />

aún buscabas mis besos y en que con la mirada húmeda<br />

me expresabas y transmitías una pena tan grande que<br />

resultaba difícil de soportar.<br />

Amor mío, pasé largos años sin escribirte acerca de mis<br />

sentimientos, mis pensamientos y las locas ideas que, a veces,<br />

me atacan y me hacen salir de mis casillas... No estaba<br />

en mis cálculos que te ibas a tomar en serio esto de enfermarte<br />

gravemente antes que yo y ponerme en jaque de esta<br />

manera... No puedo ocultar que me ha angustiado mucho<br />

verte así y que me habría puesto con gusto en tu lugar si con<br />

ello hubiera logrado conservarte, no sólo para mí por un<br />

largo tiempo, sino porque tus hijos y, sobre todo tus nietos,<br />

necesitaban el ejemplo de ese modelo de HOMBRE, en<br />

toda la extensión de la palabra, que llegaste a ser... Tenías<br />

tanto que entregar... Y teníamos tantas cosas pendientes…,<br />

muchas cosas por hacer y tú tenías que estar en ellas.<br />

Hoy te escribo esta carta, porque sé que muchas veces<br />

sentiste que mi amor hacia ti no era tan profundo como<br />

tú quisieras... Hoy te lo digo y lo paradojal es que tú no<br />

puedes enterarte, porque ya no estás a mi lado...<br />

Y yo... Yo que no concebía la vida sin ti, ya no tengo a<br />

quién contarle mis experiencias, ya no tengo a mi compañero,<br />

mi amigo, mi hermano, mi cómplice, mi esposo<br />

que compartía y aclaraba mis dudas, que me ayudaba<br />

Antología de Poemas y Prosas 159


Girasoles Dorados<br />

a tomar decisiones importantes, que me expresaba su<br />

amor de tantas maneras diferentes... Ya nunca más llegaré<br />

a mi casa para encontrar la sorpresa de un ramo de<br />

flores que me habías enviado sólo porque pasaste frente<br />

a la florería... Ya nunca más iré de la mano, por estas<br />

calles de Chillán, conversando entusiasmada contigo...<br />

Ya nunca más compartiré un café teniendo frente a mí<br />

tus ojos que me miren con dulzura... Ya nunca más…<br />

Lo que sí sé hoy, es que ya no hay más cafés al atardecer<br />

de todos los días, ya no tengo a ese cómplice con<br />

quien lo compartía todo, ya no tengo tu sabio consejo,<br />

ya no tengo ese apoyo que tanta falta me hace y que no<br />

logro encontrar en ningún lado… Todo eso se fue contigo<br />

allí, adonde estás… No sé si es posible el reencuentro…<br />

Tampoco sé de qué manera pueda darse… Sólo sé<br />

que la vida contigo fue la más linda de las experiencias<br />

que me tocó vivir… Y si puedes leer esto, o escucharlo<br />

mientras lo leo desde allí donde estés, puedes tener la<br />

certeza de que si tuviera que recomenzar mi vida, lo<br />

haría todo igual, contigo… Sólo le cambiaría el amargo<br />

y duro final…<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

160<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Cuentos cortos de una historia larga<br />

Girasol noventa y siete<br />

Tierra Roja<br />

Amanda Ibarra, Profesora rural regresaba de sus<br />

vacaciones de invierno. Vivía desde hace dos<br />

años en la casona del fundo La Ensenada, acogida<br />

con afecto por los dueños y los sirvientes. Jamás<br />

pensó en escuchar lo que ahora le estaba diciendo la señora<br />

Lidia: -Lo lamento señorita pero ya no la podemos<br />

tener más-, -¿Por qué señora Lidia?- Bueno, mejor le<br />

voy a decir la verdad ya que usted se habrá dado cuenta<br />

que tenemos visitas. Eso era lo que creíamos todos, pero<br />

no es así. Desde que llegó el hijo mayor de mi viejo con<br />

su esposa hay que andar a sus órdenes. Algo malo hizo<br />

en el ejército, por eso lo dieron de baja y ahora quiere<br />

administrar el fundo. Lo peor de todo es su esposa, se<br />

cree bonita y de más alcurnia que nosotros. Claro que<br />

no creo que sea así, bueno pero qué le voy a hacer. Yo<br />

no soy la madre del capitán. Lo cierto es que ella puso<br />

como condición para quedarse en este “fin del mundo”,<br />

que usted debe irse porque como es jovencita puede ser<br />

una tentación para su marido.<br />

-Bueno señora Lidia, no me va a quedar otra opción que<br />

renunciar porque por aquí no hay donde pueda pagar<br />

pensión. Siempre estaré agradecida de ustedes pero<br />

comprendo lo que sucede.-<br />

Ese mismo día se lo comunicó al Director, pero él le<br />

ofreció una pieza que estaba terminando con el fin de<br />

Antología de Poemas y Prosas 161


Girasoles Dorados<br />

que fuera otra sala de clases. Una pieza de adobe y<br />

madera sin ninguna comodidad. Un mundo opuesto al<br />

que debía dejar. Cerró los ojos para no llorar. Siempre<br />

le había apretado el corazón el paisaje de la escuela. Esa<br />

tierra roja pegajosa cuando llovía, “bituminosa” decían<br />

los niños, ensuciaba todo. Amanda se sintió como esos<br />

escasos huinganes que crecían sabiendo que nunca<br />

serían vigorosos árboles por la mezquindad de la tierra.<br />

Lo único que alegraba el paisaje eran los claveles de<br />

campo, flores duras, parásitas de los huinganes. Pensó<br />

en los niños. Los quería y admiraba porque venían desde<br />

tan lejos y casi nunca faltaban. Los que vivían más<br />

cerca tenían su hogar a más de un kilómetro y los que<br />

venían del fundo. La Quebrada lo tenía a 18 kilómetros.<br />

Los traían en un coloso sin barandas sujetándose unos a<br />

otros. Sin embargo había que reconocer la voluntad del<br />

dueño del fundo que había dispuesto que los menores<br />

de 15 años debieran asistir a la escuela porque después<br />

pasaban a ser peones o sirvientes. Así lo cumplía el<br />

administrador porque el hacendado pasaba gran parte<br />

del tiempo en Europa. -¿Cómo dejarlos? Pensó en las<br />

curiosidades de esa escuela. Tenían 30 niños y entre<br />

ellos sólo tres apellidos que se combinaban entre sí:<br />

Salazar, Baquedano y Sandoval. El horario era de 07:30<br />

a las 17:00 horas. Su ropaje siempre limpio a pesar de<br />

la tierra roja y el cariño con que compartían su trozo de<br />

tortilla o alguna fruta.<br />

Amanda vio en segundos su presente y su futuro. Decidió<br />

quedarse. El día lo llenaban los niños, pero cuando<br />

llegaba la noche era el peso de la soledad y dolía. Había<br />

espacio de sobra para pensar junto a las sombras que<br />

apenas rasgaban las velas. Había tiempo de acordarse de<br />

162<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

esa “presumida afuerina de los barrios de Santiago” como<br />

le decía la señora Lidia a la mujer de su hijastro. Susana<br />

se jactaba de su vida capitalina, sus fiestas, sus amigos<br />

artistas, especialmente de un pintor que le pedía que<br />

fuera su modelo por la hermosura de sus pechos. Decía<br />

que la imaginaba desnuda en un bosque de orquídeas<br />

o como ninfa reflejándose en un estanque de jacintos y<br />

nenúfares. ¡Vaya imaginación que tenía! Claro que el fin<br />

era impresionar a esa profesorcita y, según ella, a su pobre<br />

vida. Pero tenía algo que a ella se le estaba acabando:<br />

juventud y por eso era un peligro presente.<br />

Amanda pensó que a lo mejor debía hacerle saber que ni<br />

en sueños le gustaban los uniformes y menos el pesado<br />

y amargado de su marido que saludaba con un gruñido y<br />

un golpe de tacones de sus todavía, militares botas.<br />

Interrumpieron sus pensamientos unos golpecitos en la<br />

puerta. Sacó la tranca y se encontró con Virinia, la mujer<br />

que trabajaba para el Director. Rara como su nombre,<br />

flaca, gris, siempre con la cabeza gacha y el pequeño<br />

Pedro pegado a su delantal. Le traía una taza de té y unos<br />

duraznos que le mandaba el profesor.<br />

Esta familia era un fiel representante de la simbiosis que<br />

producía el rojizo entorno, pero además eran alcohólicos.<br />

Los dos más grandes eran alumnos del grupo mayor,<br />

pero a sus 12 y 13 años ya los había afectado el alcohol.<br />

El director los había acogido porque Virinia había<br />

sido sirvienta de su madre. Cuando llegaron ya venían<br />

enfermos. Amanda pensó que cuando volviera de los<br />

días feriados de septiembre les traería ropa y remedios .<br />

Antología de Poemas y Prosas 163


Girasoles Dorados<br />

Cuando volvió ya no estaban y el Director le contó<br />

lo sucedido. La tierra roja y el vino habían sido los<br />

protagonistas. Ni Virinia, ni el padre, mejor dicho<br />

ninguno se dio cuenta de la ausencia del pequeño<br />

Pedro esa noche. Al otro día, cuando seguramente se<br />

le disiparon los efectos del alcohol, supieron que había<br />

llovido y que el niño no estaba. Desesperados salieron<br />

a buscarlo y lo que encontraron fue un pelotoncito de<br />

tierra roja debajo del Negro, el perro que lo cuidó y<br />

abrigó salvándole la vida a costa de la suya.<br />

Los lugareños dijeron que esa tierra era de ese color<br />

porque la pisaba el diablo y estaba maldita. Los padres<br />

retiraron a sus niños. La escuela cerró. Susana se separó.<br />

La tierra roja ganó de nuevo su apreciada soledad.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

164<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y ocho<br />

La Estrella<br />

hoy será tuya. Cuidado con ella, no<br />

deja que ninguno la adelante.<br />

-Desde<br />

-No podía creerlo, yo tenía a mis siete<br />

años una yegua. Si bien era cierto que la había montado<br />

varias veces, ni en mis sueños al galope, con el pelo al<br />

viento mientras corría con ella, imaginaba que un día<br />

sería mía. Entendía que no era un regalo común, menos<br />

para una niña. Pero era tan feliz al galope por el camino<br />

que iba de la casa a los potreros, sintiéndome como un<br />

pájaro en vuelo. Cabalgaba sobre un unicornio, ese dibujo<br />

lo había visto en un libro escrito en francés. Estrella, mi<br />

yegua negra tenía una mancha blanca de cinco puntas<br />

sobre la frente. De ahí venía su nombre, pero para mí ese<br />

era su cuerno. Me gustaba su calor, la tibieza de su sudor<br />

que humedecía mis piernas desnudas por el viento. Por<br />

ese mismo viento que corría con nosotras y que quería<br />

ganarnos una y otra vez sin conseguirlo, era lo que yo<br />

imaginaba y creo que Estrella también creía lo mismo.<br />

Por mirarlo hacia atrás y saludarlo con las manos en alto<br />

no vi la tranquera. Tampoco la vio Estrella. No la puede<br />

volver a montar, dijeron. No puede repitió el viento<br />

mientras susurraba sobre ellas un suave y triste adiós.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Antología de Poemas y Prosas 165


Girasoles Dorados<br />

Girasol noventa y nueve<br />

El Ovejero<br />

El hombre que cuidaba las ovejas no tenía edad definida,<br />

su rostro y sus manos parecían ramas de<br />

espino que ya habían perdido sus púas y solo le<br />

quedaban los surcos del tiempo. Sabía silbar como los<br />

pájaros y cuando lo hacía parecía un niño. Eso era lo que<br />

más me atraía de él. Me enseñó a hacerlo a través de las<br />

lecciones de los mañaneros o de aquellos que despedían<br />

al día por la tarde. Los dos formábamos un buen dúo aunque<br />

a mí me costaba más.<br />

-No importa me decía para ser usted una señorita, una<br />

mujer, lo hace muy bien.<br />

Esos encuentros sucedían cuando se acercaba a la casa<br />

para dar cuenta de lo que sucedía con el rebaño. Tenía<br />

problemas con la tierra roja después de algún aguacero,<br />

sobre todo con las crías pequeñas que se quedaban<br />

pegadas y, si él no se daba cuenta o no estaba en ese<br />

lugar, morían atrapadas. Decía que las ovejas no era que<br />

fueran malas madres, era que la tierra era más poderosa<br />

y sabía que cada cierto tiempo necesitaba que algún ser<br />

viviente se quedara en ella.<br />

Esa primavera fue lluviosa y la tierra reclamó más vidas.<br />

Los pájaros buscaron el eco de su canto pero no tuvieron<br />

respuesta. Me lo dijeron cuando volví a final de octubre<br />

y mi silbido se quebró entre los árboles desgajándose<br />

sobre las piedras que lo acallaron rápidamente porque<br />

ya no era necesario.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

166<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cien<br />

Naciones en Combate<br />

Ana había pensado gran parte de la tarde en la<br />

estrategia que le plantearía a su grupo para<br />

ganar el juego de las “Naciones” que estaba<br />

empatado a dos.<br />

Soñó jugando y su sueño era tan agitado que preocupó<br />

a su madre que pensó en no dejarla ir a la escuela al día<br />

siguiente.<br />

Ana se levantó más temprano que de costumbre. Su<br />

madre le dijo que volviera a la cama.<br />

-No mamá ¿por qué? Ya es un poco tarde y no quiero<br />

llegar atrasada. La mamá sonrió, sabía que su hija no era<br />

muy preocupada de llegar a tiempo. Se lo había dicho<br />

la profesora que su niña llegaba corriendo y acalorada<br />

cuando ya estaban entrando a la sala.<br />

-Pero niña, pasaste una mala noche y no creo conveniente<br />

que salgas por tu salud.<br />

-No mamá, no puedo faltar, lo que tuve fueron pesadillas,<br />

soñaba que perdíamos. Hoy vamos a desempatar y yo<br />

soy la capitana, no puedo fallar.<br />

La madre cedió pero, con la condición de que se cuidara.<br />

Desde la puerta de calle llegó un lejano ¡Sí mamá!<br />

Antología de Poemas y Prosas 167


Girasoles Dorados<br />

Con el bolsón en bandolera y con las trenzas al viento<br />

Ana corría. El polvo del camino hacía nubecitas bajo<br />

sus pies. Llegó, reunió a su grupo y las hizo prometer<br />

que darían todo su esfuerzo en el primer recreo y si no<br />

terminaban, quedarse después de clases. No importaba<br />

el almuerzo.<br />

Así fue, no bastaron los recreos ni el patio de la escuela,<br />

mejor era el potrero del Señor Arias, cultivador orgulloso<br />

de las mejores lechugas entre Santiago y Concepción. La<br />

tierra había sido regada el día anterior para que las semillas<br />

germinaran pronto y bien. Se trazaron las líneas para señalar<br />

las “capitales” de cada país, que siempre eran Chile y Perú.<br />

Las capitanas tendrían que decidir qué equipo partiría<br />

diciendo rápidamente: luna – sol y mirar al cielo, obvio que<br />

ganaba la que había dicho sol (era de día).<br />

Comenzó la contienda, la “matanza” y el canje de<br />

prisioneros. Volaron los zapatos para moverse mejor,<br />

el campo se amplió y también la destrucción de los<br />

almácigos. En ese partido hubo heridos, no sólo en el<br />

campo de juegos sino, por los resfriados que hicieron<br />

sucumbir a varias de las combatientes.<br />

Esa noche Ana estuvo enferma y su sueño fue la réplica<br />

del juego celebrando que eran campeonas. El doctor<br />

dijo que era pulmonía pero con cuidados mejoraría<br />

pronto. Ana no supo hasta dos semanas después que el<br />

Señor Arias había ido a reclamar por la destrucción de<br />

su siembra y había hecho cercar con siete vueltas de<br />

alambre de púas su propiedad. ¡Porque esas niñas…,<br />

esas niñas son incontrolables y no dejarán planta parada!<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

168<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ciento uno<br />

El Prisionero<br />

El invierno había sido duro en esos campos cordilleranos<br />

y la gran laguna estaba plena. A esas<br />

aguas, después de dejar a su hijo en el borde,<br />

caminó Luisa sin volver la vista hasta desaparecer sin<br />

un grito, sólo una fugaz onda se dibujó sobre su desenredado<br />

pelo. El destino había lanzado, sin arrepentirse,<br />

una piedra a la fuente de la vida generando sobre ella un<br />

mensaje hacia los cielos.<br />

El pequeño gritó y lloró cuando se le terminó el trozo<br />

de pan que le había dado su madre. Después comenzó<br />

a caminar por la orilla hasta que cansado, se durmió al<br />

amparo de una roca. Allí lo encontró un hombre que<br />

había salido a buscar leña y como lo conocía, lo llevó a<br />

su casa preguntando por la madre. Quien lo recibió fue<br />

su abuela que, por esa condición de resignación, nada<br />

dijo sobre la ausencia de su hija.<br />

Pasaron los años y Pablo se crió libre como los pájaros<br />

y sufriendo las mismas carencias de ellos. La abuela<br />

envejecía y enfermaba, y una de sus hijas, que había<br />

emigrado con su familia a la ciudad, se la trajo a vivir<br />

con ella. También vino Pablo, y se encontró viviendo en<br />

una atestada y pobre población y asistiendo obligado a<br />

la escuela, es decir, a lugares cerrados, opresivos, con<br />

puertas y rejas siempre cerradas.<br />

¿Dónde estaban los senderos por los cuales solía correr<br />

libremente? ¿Dónde estaba el cielo, los cerros, los árboles y<br />

los pájaros? En la sala se sentaba atrás y si había mesas sin<br />

ocupar las ponía de barrera. No le gustaban sus compañeros<br />

Antología de Poemas y Prosas 169


Girasoles Dorados<br />

que usaban zapatos y siempre iban tan abrigados. Él<br />

venía de sandalias y una pequeña manta sobre su camisa.<br />

Siempre mirando por la ventana y saltando sobre una<br />

silla para acercarse más porque creía haber escuchado y<br />

visto un pájaro. Tiempo después comenzó a estar con la<br />

cabeza entre los brazos sin participar en nada, sólo quería<br />

volver a la montaña. Venía a clases porque lo castigaban<br />

si no lo hacía, y yo no podía romper esa muralla que<br />

había levantado a su alrededor, pero sentía su dolor que<br />

también me estaba afectando.<br />

Era un prisionero de la ciudad, y su espíritu sólo ansiaba<br />

salir y volar. Pablo enfermó también físicamente y todos<br />

sabíamos que sólo la montaña sería su salvadora. Mas,<br />

un niño de diez años no podía vivir solo o por lo menos,<br />

así lo señalaba la ley. Pero justamente la solución vino de<br />

ella. Se creaba una escuela en la avanzada cordillerana<br />

con internado para atender a la educación de los hijos<br />

de los arrieros y crianceros. Cuando lo supe, planteé el<br />

caso al encargado, quien aceptó acogerlo. La familia<br />

también estuvo de acuerdo. Pablo, no muy convencido,<br />

pero a la vez esperanzado “nuestro prisionero” se fue.<br />

Pasó el tiempo y aunque el niño tenía que asistir a<br />

clases, lo hacía con gusto, porque el cielo estaba más<br />

cerquita. Había pájaros y de vez en cuando, hasta<br />

podía ver a los señores de las alturas, los cóndores.<br />

Por otra parte, como encargado de cuidar los caballos,<br />

podía recorrer sus amados senderos y galopar en plena<br />

libertad. En una de mis visitas me recibió con un ramo<br />

de copihues y maduros frutos de michay envueltos en<br />

un agradecido y cariñoso abrazo.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

170<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ciento dos<br />

Falda plato verde Nilo<br />

Último día de un Noviembre que ya dejaba de<br />

ser Primavera para adentrarse en un anticipado<br />

Verano, aunque corría una “juguetona brisa”,<br />

condición atmosférica que consigno porque pronto<br />

no me haría ninguna gracia.<br />

Mi abuela me había mandado a comprar café en grano y<br />

“que te lo muelan frente a ti después de pesado” y “cuida<br />

que sea de la marca que te digo”, etc., etc., etc., aunque siguen<br />

las recomendaciones no las anotaré. Que me hubiera<br />

mandado no era ningún problema para mí, al contrario,<br />

era la oportunidad de lucir mi hermosa falda plato que era<br />

la moda actual. Me la había confeccionado mi tía Mena,<br />

que aunque no le fue fácil hacerla porque para que quedara<br />

perfectamente circular hubo que mover mesas y sillas,<br />

pero como era su regalona, no había dificultad ninguna.<br />

Así entonces yo caminaba de lo más “airosa” con mi<br />

falda verde Nilo. Para completar la tenida lucía un cinturete<br />

repujado en tono beige con lunares anaranjados,<br />

color que se repetía en el cordón de las zapatillas y en<br />

los zoquetes cortos. O sea, completamente a la moda.<br />

Feliz a mis catorce años, satisfecha conmigo misma<br />

porque estaba dominando mi timidez que me hacía ponerme<br />

colorada con mucha frecuencia.<br />

Entretanto en la tostaduría me rodean unos muchachos<br />

tal vez mayores porque después de dar una vuelta me<br />

Antología de Poemas y Prosas 171


Girasoles Dorados<br />

dijeron “buen cuero para más grande”. Ni qué decir yo<br />

roja y con temor. Me habían destruido lo feliz que me<br />

sentía. Menos mal que se fueron y pude comprar el café<br />

con todas las recomendaciones de mi abuela.<br />

Para ir al paradero de las micros tenía que atravesar la<br />

plaza de armas, lugar que me encantaba por sus árboles,<br />

estatuas y fuentes de agua que cantaban y danzaban con<br />

sus chorros que subían y bajaban a un ritmo que sólo<br />

ellas conocían. De repente no vi nada la “brisa juguetona”<br />

me había levantado la falda tapándome la cabeza.<br />

Desesperada solté el paquete y mi bolso manoteando<br />

para destaparme. El café esparció, sin egoísmo, su aroma<br />

sobre el pasto. De pronto alguien se acercó a ayudarme<br />

bajándome la falda mientras me decía: “cálmese<br />

señorita, no todo el vestido se subió”, mientras me pasaba<br />

el bolso y lo que quedaba del café. Quise darle las<br />

gracias pero al mirarlo se me cerró el mundo y no pude.<br />

Me quedé muda. Era él y se alejaba después de mirarme<br />

mientras sonreía diciendo “nada mal, nada mal pequeña<br />

señorita”. Si antes estaba roja, ahora estaba escarlata.<br />

Era él. A pesar que había pasado el tiempo reconocí ese<br />

sueño de niñas de diez años que miraba embelesada a<br />

ese joven de pelo rojo y ojos grises que siempre encontraba<br />

en el paradero, cuando salíamos de la escuela. Yo<br />

lo encontraba simplemente precioso. Obvio que él nunca<br />

supo de mí, ni de mis compañeras que sólo lo mirábamos<br />

comentando lo regio que era, para luego irnos con<br />

los chiquillos de la escuela de hombres que corrían para<br />

molestarnos si no los dejábamos acompañarnos o no les<br />

recibíamos los albaricoques y manzanas verdes con sal<br />

que nos traían; las marchitas flores que sacaban de su<br />

mochila, cosas de niños.<br />

172<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Un detalle pertinente: el falso que era más angosto no<br />

se me subió. Además que lo único que quería era irme<br />

luego y que no me pasara nada más a pesar de mi linda<br />

tenida y la satisfacción de lucirla. Pero no había terminado<br />

ese día tan terrible, aunque bastante especial.<br />

Mientras esperaba la micro amarilla (que era la única<br />

movilización), pasa una camioneta con tres o cuatro jóvenes<br />

que paran y me dicen: “¿quieres ser mamá?”, “no<br />

te asustes, uno sólo, los demás seremos padrinos”. Esto<br />

sí que fue terrible para mí, creí que me iba a desmayar,<br />

menos mal que se fueron diciéndome piropos que no<br />

me calmaron hasta que estuve sentada en la micro. ¡Ya<br />

no me acordaba de lo dichosa que me sentía con mi hermosa<br />

falda plato verde Nilo! Había sido abrumada por<br />

tantos acontecimientos inesperados que no podría contar<br />

en casa porque primero debería explicar “porqué el<br />

kilo de café no era el mismo peso de siempre y eso era<br />

muy difícil frente a la abuela”.<br />

Lo que iba a ser hermoso porque yo sólo quería ser feliz y<br />

sentirme bien porque sí no más, para nadie, sólo para mí.<br />

¿Sería ése un deseo culpable?<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Antología de Poemas y Prosas 173


Girasoles Dorados<br />

Girasol ciento tres<br />

Proposiciones legales<br />

Pienso que todas las vidas se mueven según las<br />

propuestas que hace el destino. En todo caso<br />

estas se relacionan con el valor que se asigna<br />

a la persona a la que se le propone algo y el que se atribuye<br />

el proponente.<br />

1.- ¿Reina Campesina?<br />

Como profesora rural, viajaba un domingo por la tarde<br />

en la destartalada micro que era la única que hacía<br />

el recorrido un día festivo. Sentada sola en un asiento,<br />

contenta por no tener que compartirlo ya que esa situación<br />

me ofrecía cierta incomodidad por el traqueteo del<br />

camino y la calidad del vehículo. En la mitad del trayecto<br />

un viejo campesino, pasajero común como yo, me<br />

pide que me corra y sentándose a mi lado me dice “que<br />

le hace falta una mujer como yo para su ranchito y que<br />

si acepto sería dueña de un campito, doscientas ovejas,<br />

cinco vacas y tres caballos, yo todavía me la puedo para<br />

trabajar la tierra y atenderla a usted.” Sorprendida primero<br />

y luego con un ataque de risa que traté de disimular<br />

porque mi cortejante había sido serio y directo.<br />

Menos mal que me salvó el chofer de dar una respuesta<br />

que anunció que el próximo paradero era el del Álamo<br />

Alto donde debía bajarse el campesino, que antes de hacerlo,<br />

con toda seriedad me dijo: “la estaré esperando”.<br />

Pasada la sorpresa pensé que se me había propuesto ser<br />

“ reina y dueña de un piño de animales…” ¿o sigo siendo<br />

profesora mejor?<br />

174<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

2.- El Molinero<br />

Tiempo después y con el propósito de que “fuera la madre<br />

de sus hijos”, recibí una propuesta, interesante y decente<br />

según me dijo el dueño del único molino de la localidad<br />

el Aromo. Según él no era poca cosa porque, si bien<br />

era cierto que su molino era de piedra, había comprado<br />

un motor para que la rueda hidráulica generara electricidad.<br />

Claro que eso no era todo, tenía un campito de “unas<br />

pocas hectáreas”, un tractor, un camión y una carreta.<br />

Además como todos tenían que moler su trigo con él,<br />

era muy importante y muchos le decían que era como un<br />

“gobernador” y él se lo creía. O sea que yo, de nuevo tenía<br />

la posibilidad de transformarme en una primera dama<br />

y rica por añadidura. En lo referente a ser madre de sus<br />

hijos esto era literal porque, como había enviudado tenía<br />

ocho chiquillos a quien cuidar. Tenía la posibilidad de<br />

ser una super madre en una sola vuelta de la vida. ¿Sería<br />

éste mi verdadero destino?<br />

3.- La Más Insólita<br />

Por ser la más sorprendente la recuerdo muy bien. La<br />

recibí cuando ya no trabajaba en el campo y era profesora<br />

en una escuela de población popular y nada tranquila.<br />

Para llegar había que pasar el puente del estero “Las<br />

ranas verdes”. Ignoro porqué tenía ese nombre, porque<br />

apenas era una escasa corriente tapada por plantas y basura,<br />

la que periódicamente nosotros con los niños tratábamos<br />

de limpiar.<br />

Junto a mis colegas nos llamaba la atención un vagabundo,<br />

todavía joven a pesar de su pelo y barba larga. Tam-<br />

Antología de Poemas y Prosas 175


Girasoles Dorados<br />

bién, que no se veía desaseado. Sentado sobre un saco,<br />

que tal vez tenía sus pertenencias y a un lado un gran<br />

libro abierto que parecía leer solo si el viento daba vuelta<br />

las hojas. Nos saludaba atentamente y nunca nos pedía<br />

nada, además que sólo lo encontrábamos en la mañana.<br />

Un día, al comienzo de noviembre lo vimos parado al<br />

final del puente con el saco al hombro y el libro bajo el<br />

brazo. Levanta la mano y señalándome me pide que espere<br />

porque desea pedirme algo. Yo pensé que necesitaba<br />

dinero y comenzaba a abrir mi cartera cuando él, con<br />

firmeza, me dice “¡No!” yo lo que quiero es que usted se<br />

vaya conmigo a recorrer el mundo. ¡Ahora ya! Porque<br />

yo parto de inmediato y usted es la compañera que siempre<br />

he soñado para gozar del sol y del cielo en el día y la<br />

luz de la luna y las estrellas en la noche.<br />

Realmente sorprendida y un poco asustada sólo atiné a<br />

alejarme rápidamente y alcanzar a mis colegas mientras<br />

escuchaba. “Entonces adiós, me voy para siempre” Nunca<br />

más lo volvimos a ver, pero por mucho tiempo tuve<br />

que soportar las bromas sobre tan insólita proposición.<br />

En todo caso pude haber sido “reina de un ranchito y un<br />

piño de animales”, “Gobernadora y dueña de un molino<br />

y madre inmediata de ocho hijos”, “Dueña del mundo”<br />

nada menos.<br />

Todas las proposiciones fueron legales y bien fundamentadas.<br />

¿Me habré equivocado al no considerarlas<br />

seriamente? Bueno, el destino presenta opciones, rutas<br />

y senderos, yo, miré para otro lado.<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

176<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ciento cuatro<br />

Mi paso por el canal de<br />

la luz<br />

Mirando hacia atrás me imagino reflejada en<br />

el reloj del tiempo. Hace tantos años que<br />

caminé descalza por los verdes jardines de<br />

mi canal encantado. Hace tantos años que<br />

miré con sorpresa los bañistas que cruzaban confiados por<br />

sobre la compuerta, mientras las aguas caían con fuerza del<br />

otro lado para derramarse cadenciosamente por el angosto<br />

cauce. Las piedras del lecho recibían alborotadas las caricias<br />

del torrente impetuoso y lanzaban al viento sus notas de melodías<br />

ignotas que nunca se escribieron pero que yo grabé en<br />

mi pequeño mundo de recuerdos felices.<br />

Todos los niños del barrio se daban cita en “la compuerta”,<br />

balneario de niños pobres que disfrutaban a riesgo<br />

de la propia vida. Ahora recuerdo, todos éramos amigos.<br />

No había diferencias, todos éramos niños. El hijo del<br />

zapatero, del plomero, del albañil, del almacenero, del<br />

comerciante, del profesor, del empleado, del repartidor<br />

de diarios, del vendedor de vinos en la bodega de la esquina,<br />

del lechero que repartía la leche recién extraída<br />

de las vacas en el “Parque Lantaño” y que transportaba<br />

almacenada en sendos tiestos apilados en una carretela<br />

tirada por un famélico caballo. No había entre nosotros<br />

ninguna diferencia social. Todos los niños del barrio veraneábamos<br />

en nuestro “Canal de la luz” en Villa Alegre.<br />

Cuando mis padres compraron ese sitio en Andrés Bello,<br />

decidieron construir una casa grande que pudiera cobijarles<br />

junto a su numerosa familia compuesta por diez hijos,<br />

Antología de Poemas y Prosas 177


Girasoles Dorados<br />

una tía abuela y dos personas contratadas a tiempo completo<br />

para atender la prole. La casa ocupó gran parte del<br />

terreno y prácticamente no quedó espacio interior disponible<br />

para el esparcimiento, por lo que “la calle” era el<br />

patio de todos. Ahí jugábamos con el “Sapo Choco” y<br />

sus hermanas “las Sapitas Chocas” y la “Veneno” (hijo e<br />

hijas del Sapo Choco su padre que había sido bautizado<br />

así por sus amigos de la feria cuando perdió una de sus<br />

manos); con el “Garganta de Lata Chico” a quien llamaban<br />

así por el apodo de su padre que era el propietario de<br />

la bodega de vino; con las “Cara de Pantruca” de la calle<br />

de arriba a quien las apodaron así como una sátira porque<br />

siempre andaban con los rostros tiznados (como buenas<br />

hijas del deshollinador); con la Chica Martina o “Pellizca<br />

la luna” llamada así por su estatura disminuída que jamás<br />

podría alcanzarla, pero sí se le concedía que podría<br />

pellizcarla; el Pata Chula, el Manchao, el Cara de Nomo,<br />

el Huachipato, el Cacho de Empaná, el Tachuela. Todos<br />

jugando al “paquito librador”, a saltar la cuerda, a la pelota,<br />

al luche, a las naciones, al trompo, a los volantines, al<br />

correr la rueda. Desde las seis de la tarde hasta las nueve<br />

de la noche en período de vacaciones, todo era alegría.<br />

Los domingos, la fiesta de la tarde era en “el canal”. Ya chiquillos…¡al<br />

canal! ¡al canal!..., se escuchaba gritar al “Sapo<br />

Choco” y todos, unos primero y otros después empezaban a<br />

salir de sus casas para congregarse en “la compuerta”.<br />

Ahora, mirando atrás, me pregunto dónde estaban los<br />

padres. Dónde su responsabilidad por la vida de sus hijos.<br />

Esos hijos que vivían como si fuesen adultos, disponiendo<br />

de su tiempo libre como mejor les acomodase.<br />

Sin consejos, sin custodios. Viviendo las locuras más increíbles<br />

en ” la compuerta”. Corriendo todos los riegos,<br />

178<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

imitando a sus héroes de historietas y subiendo a lo más<br />

alto de las estructuras de fierro para dejarse caer al pozón<br />

que se formaba junto con la descarga de las aguas.<br />

Los protagonistas, provistos de sus calzoncillos raídos y<br />

percudidos los más pobres y de pantalones tijereteados<br />

por sobre las rodillas, a modo de trajes de baño los menos<br />

pobres; y las niñas menores en sus pequeños calzones<br />

de algodón amarillento con el pecho desnudo y con<br />

una enagua sobre los calzones las más grandes. Yo solo<br />

miraba y era feliz de verles felices.<br />

Cómo no ser feliz en ese ambiente ingenuo, pleno de<br />

encanto, de despreocupación, de alboroto y algarabía.<br />

Mundo de niños libres. Sin presiones ni ataduras.<br />

De pronto sin darnos cuenta, fuimos viendo como algunos<br />

se perdían tras los árboles. Alguien faltaba y se notaba. El<br />

grupo tenía conciencia de los presentes y de los ausentes.<br />

Alguien falta…sí, falta la “Veneno”. Es que no vino…Sí,<br />

si vino, pero se fue tras el sauce. Ya!!!!, cómo que se fue<br />

tras el sauce? Y todos a mirar porqué la “Veneno” se había<br />

ido tras el sauce. Sí, la “Veneno” era muy linda, pero<br />

siempre estaba triste y se recluía detrás de los árboles para<br />

llorar. Ya “Venenito” deja de llorar le decía el “Charro”.<br />

Si quieres te canto una ranchera y luego vamos al agua. Y<br />

entonces en el ambiente flotaban las voces de los niños entrelazadas<br />

con los ruidos del agua y las tonadas del “Charro”…<br />

allá en el rancho grande había una rancherita….y<br />

ligerito los niños tomaditos de la mano se acercaban al<br />

grupo y correteaban la pena. Los lindos ojos verdes de la<br />

“Venenito” se lavaban la pena en la compuerta.<br />

Y yo sentada por ahí donde no se fuese a ensuciar mi<br />

compuesto y almidonado delantalito blanco, presta a<br />

Antología de Poemas y Prosas 179


Girasoles Dorados<br />

arrancar si los chicos empezaban su habitual guerra<br />

de agua. Pobre de mí que en mi casa se fuesen a dar<br />

cuenta de mis paseos clandestinos al canal. Quién como<br />

los otros chicos que podían libremente disfrutar de las<br />

juguetonas aguas de la compuerta. A mí jamás se me<br />

habría ocurrido mojarme siquiera los pies. La pituca,<br />

la pituca, decían algunos. Y yo que los envidiaba como<br />

ellos ni siquiera imaginaban.<br />

Una tarde cualquiera, como otras, empezó la competencia<br />

de saltos y cuando todo presagiaba que sería una jornada<br />

muy entretenida porque el grupo había aumentado<br />

con la llegada de nuevos vecinos, sucedió lo inesperado.<br />

Ya cabros, dijo el Garganta de Lata, vamos a empezar<br />

a saltar. Partió el “Sapo Choco” y luego uno tras otro<br />

fueron mostrando sus habilidades para motivar a los recién<br />

llegados. Todo iba a pedir de boca hasta que se escuchó:<br />

“ya Petisoooooooooo te toca saltar” y como un<br />

cuete salió el Petiso con el rostro iluminado de contento.<br />

¡Biennnnnn! Gritaron todos………… pero el grito<br />

se ahogó en las gargantas. El Petiso saltó, pero no salió.<br />

¡Ya pus Petiso, tenís que salir! … pero el Petiso no salió.¡<br />

Cabros, cabros, el Petiso está atrapado…! ¡Cabros<br />

avisen, avisen, que alguien nos ayude!<br />

No había a quién pedir ayuda. Las tres de la tarde y<br />

los padres no estaban en sus casas y los que estaban<br />

dormían a “pata suelta” según decían los niños y era<br />

precisamente por esa razón que ellos podían escaparse<br />

para hacer de las suyas en “la compuerta”. Fue entonces<br />

que como caída del cielo, apareció la señora Mercedes,<br />

persona de algunos años que siempre era bien recibida<br />

en todas las casas del vecindario y que al parecer algo<br />

180<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

tenía que ver con la llegada de los recién nacidos. Yo<br />

misma la había visto en mi casa luego del nacimiento de<br />

mis hermanitos menores.<br />

¡Ña Mercedes, Ña Mercedes!............, gritaron los chicos,<br />

apure, apure, que el Petiso está “atrapao”.<br />

Ella buscó ayuda, tocó puertas, pero las puertas no se abrieron.<br />

Los minutos pasaban y los niños paralogizados. El Petiso<br />

estaba atrapado entre los fierros y el chorro de agua le<br />

caía con fuerza sin que él pudiera hacer nada por zafarse.<br />

Pobre señora Mercedes, quería ayudar para salvar al Petiso<br />

pero no había forma. El agua caía con fuerza y el Petiso estaba<br />

atrapado sin poder moverse. Resiste, resiste, gritaba doña<br />

Mercedes, al tiempo que también gritaba pidiendo auxilio.<br />

Fue entonces cuando apareció rebenque en mano buscando<br />

a su hija, el papá de la Veneno. El Sapo Choco viejo, no dudó<br />

ni un segundo y con su brazo bueno alcanzó a tironear al<br />

Petiso sacándolo de la potente descarga de agua que estaba<br />

recibiendo. ¡Milagro! Todos quedaron mudos. Fue entonces<br />

cuando doña Mercedes pidió que le llevaran el Petiso a su<br />

casa. Ella lo tendió en una camilla, lo arropó y de alguna<br />

forma hizo venir al Practicante del barrio, el que ponía las<br />

inyecciones. ¡Le van a poner una inyección! …,exclamaban<br />

todos expectantes. Entre los dos, doña Mercedes y el Practicante,<br />

bueno también el Sapo Choco viejo, o sea entre los<br />

tres adultos, pudieron revivir al Petiso. Después de aquello,<br />

nunca más me acerqué a mi canal encantado. Sólo guardé las<br />

melodías de las alegres tonadas del Charro para animar a la<br />

“Venenito” y las dulces notas del agua a cuyo paso danzaban<br />

las tristes ramas de los sauces llorones.<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas 181


Girasoles Dorados<br />

Girasol ciento cinco<br />

A propósito de perros vagos<br />

Caminando por el paseo peatonal de mi ciudad,<br />

mientras contestaba presurosa un llamado de mi<br />

celular, no reparé donde colocaba mi pie. Con<br />

sorpresa sentí bajo mi planta una masa blanda. ¡Rayos!<br />

Exclamé. ¿Qué es lo que pisé? Me pasé la película más<br />

segura. Había pisado una gran masa de excremento, de<br />

esas que abundan en el sector por la presencia de los<br />

numerosos habitantes caninos que han hecho del sector<br />

su hábitat preferido. En fracción de segundos recordé la<br />

reunión en el Gran Hotel a la que había sido convocada<br />

por una importante autoridad educacional, y a la que llegaría<br />

atrasada, para colmo, con mi calzado impregnado<br />

de esa masa gelatinosa que difícilmente podría extraer<br />

en la vía pública, y a mayor complicación, con el agravante<br />

de tener que usar mis manos en la acción, que<br />

por cierto, también resultarían imposibles de estrechar.<br />

Mientras mi mente ideó simultáneamente más de una<br />

estrategia para salir del paso, entre las que se contaba<br />

“por cierto” no asistir a la cita, o dejar los zapatos botados<br />

en el paseo y llegar atrasada pero descalza, o ponerme<br />

a llorar de impotencia porque mi traje blanco recién<br />

estrenado también había sufrido los efectos de ese paso<br />

mal dado. Con la vergüenza de saberme observada por<br />

los transeúntes que a esa hora del día son abundantes,<br />

decidí mirar al piso para ver qué tan grande era el pastelito<br />

en el que había pisado. Mayúscula fue mi sorpresa y<br />

mayor aún mi segunda exclamación al dirigir la vista al<br />

piso ¡mierda, un perro! Había pisado la mano de un gran<br />

perro que dormía plácidamente y disfrutaba del sol del<br />

medio día. Otro bochorno, desde lo más profundo de mi<br />

182<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

alma, el grito se me escapó de tal manera que definitivamente<br />

quise que la tierra se abriera y me tragara... Pero<br />

esos ojos tristes que me miraron compasivamente, me<br />

devolvieron la compostura. Luego de mi reacción histérica<br />

causada por el impacto de tener mi pie haciendo presión<br />

sobre parte de la anatomía de ese tremendo animal,<br />

afortunadamente recobré la sangre fría. Todo sucedió en<br />

fracción de segundos. Cualquier cosa pudo suceder y habría<br />

sido mi responsabilidad. Yo fui la imprudente que<br />

contestó una llamada mientras transitaba y descuidé la<br />

presencia de otros en mi camino. Incomprensiblemente<br />

el animal no me atacó, lo que hubiese sido una respuesta<br />

lógica. Recibí una tremenda lección. El perro sin moverse,<br />

levantó su cabeza, me miró con indulgencia y en<br />

su mirada de perro hambriento, abandonado y triste, sin<br />

casa y sin amo, me pareció leer una exclamación de perdón<br />

¡no te preocupes, soy sólo un perro vago!<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas 183


Girasoles Dorados<br />

184<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Las escritoras de este libro son ellas mismas “GIRASOLES<br />

DORADOS” que, empapadas de sol y girando desde oriente<br />

hacia occidente, entregan sus luces en cada pétalo de este<br />

libro, para el disfrute de los lectores.<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Antología de Poemas y Prosas 185


Girasoles Dorados<br />

186<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Entrega de diplomas por siete años de actividad cultural.<br />

Ceremonia séptimo aniversario en la Biblioteca Municipal de Chillán<br />

Volodia Teitelboim.<br />

Mariana Muñoz Hernández, Sylvia Bocaz Bocaz, Noemí Sepúlveda Idalbo,<br />

Yolanda Canales Hernández, Olga Chávez Gutiérrez, Bessie León Troncoso,<br />

Pilar Rivera Caamaño, Margarita Osorio Lobos y Cecilia Montero Pizarro.<br />

Antología de Poemas y Prosas 187


Girasoles Dorados<br />

INDICE<br />

PROLOGO……………………………...............07<br />

CAPITULO I<br />

Poemas<br />

Obras de la autora<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Girasol uno<br />

Chillán de mis amores…………..........................14<br />

Girasol dos<br />

Oda a Gabriela Mistral.........................................18<br />

Girasol tres<br />

Lopetegui y sus pinceles......................................20<br />

Girasol cuatro<br />

San Fabián............................................................22<br />

Girasol cinco<br />

Indigencia.............................................................23<br />

Girasol seis<br />

Exordio a los mineros del salitre..........................25<br />

Obras de la autora<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Girasol siete<br />

Añoranzas.............................................................32<br />

Girasol ocho<br />

Canto a la Vida.....................................................33<br />

Girasol nueve<br />

Distancias.............................................................34<br />

Girasol diez<br />

Fuiste...Eres...Serás..............................................35<br />

Girasol once<br />

Hoy no quiero pensar...........................................36<br />

Girasol doce<br />

Hoy quisiera contarte...........................................37<br />

Girasol trece<br />

Me declaro culpable.............................................39<br />

188<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol catorce<br />

Me pregunto.........................................................40<br />

Girasol quince<br />

Mi tristeza............................................................42<br />

Girasol dieciséis<br />

No apresuremos el tiempo que el futuro<br />

es todo nuestro.....................................................43<br />

Girasol diecisiete<br />

No te detengas nunca...........................................45<br />

Girasol dieciocho<br />

Nuestra historia....................................................46<br />

Girasol diecinueve<br />

Remembranzas.....................................................48<br />

Girasol veinte<br />

Yo me iré sin mirar hacia atrás.............................49<br />

Obras de la autora<br />

Mariana Muñoz Hernández<br />

Girasol veintiuno<br />

Te amo..................................................................52<br />

Girasol veintidós<br />

Comenzar otra vez...............................................53<br />

Girasol veintitrés<br />

Te quiero..............................................................55<br />

Girasol veinticuatro<br />

Recuerdos............................................................56<br />

Girasol veinticinco<br />

A la orilla del mar................................................57<br />

Girasol veintiséis<br />

Alegría de Vivir...................................................58<br />

Girasol veintisiete<br />

Alma....................................................................59<br />

Girasol veintiocho<br />

Gracias vida.........................................................60<br />

Girasol veintinueve<br />

La vid...................................................................61<br />

Girasol treinta<br />

Mujer otra vez.....................................................62<br />

Antología de Poemas y Prosas 189


Girasoles Dorados<br />

Girasol treinta y uno<br />

Soledad................................................................63<br />

Girasol treinta y dos<br />

Vida.....................................................................64<br />

Girasol treinta y tres<br />

¿Quién soy?.........................................................65<br />

Obras de la autora<br />

Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />

Girasol treinta y cuatro<br />

Dolor....................................................................68<br />

Girasol treinta y cinco<br />

Eres......................................................................69<br />

Girasol treinta y seis<br />

Hombre................................................................70<br />

Girasol treinta y siete<br />

Ideal.....................................................................71<br />

Girasol treinta y ocho<br />

Ilusiones..............................................................72<br />

Girasol treinta y nueve<br />

Luz......................................................................73<br />

Girasol cuarenta<br />

Noche..................................................................74<br />

Girasol cuarenta y uno<br />

Nostalgia.............................................................75<br />

Girasol cuarenta y dos<br />

Quiero.................................................................76<br />

Girasol cuarenta y tres<br />

Sentidos...............................................................77<br />

Girasol cuarenta y cuatro<br />

Si yo fuera...........................................................78<br />

Girasol cuarenta y cinco<br />

Somos..................................................................80<br />

Girasol cuarenta y seis<br />

Tesoro..................................................................81<br />

Girasol cuarenta y siete<br />

Tiempo.................................................................82<br />

190<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol cuarenta y ocho<br />

Viajera.................................................................83<br />

Obras de la autora<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Girasol cuarenta y nueve<br />

Prefacio...............................................................86<br />

Girasol cincuenta<br />

Tu Silencio..........................................................87<br />

Girasol cincuenta y uno<br />

Crepúsculo..........................................................88<br />

Girasol cincuenta y dos<br />

El albergue..........................................................90<br />

Girasol cincuenta y tres<br />

El río...................................................................91<br />

Girasol cincuenta y cuatro<br />

Imposible avanzar...............................................92<br />

Girasol cincuenta y cinco<br />

Tarde...................................................................93<br />

Girasol cincuenta y seis<br />

Las aguas de mi río.............................................94<br />

Girasol cincuenta y siete<br />

Llanto, ahoga mi llanto.......................................95<br />

Girasol cincuenta y ocho<br />

Omega uno..........................................................96<br />

Girasol cincuenta y nueve<br />

Omega dos..........................................................97<br />

Girasol sesenta<br />

Sal de ahí............................................................98<br />

Girasol sesenta y uno<br />

Silencio en tu ocaso............................................99<br />

Girasol sesenta y dos<br />

Y el olvido que no llega....................................100<br />

Obras de la autora<br />

Yolanda Canales Hernández<br />

Girasol sesenta y tres<br />

El mar y yo........................................................102<br />

Antología de Poemas y Prosas 191


Girasoles Dorados<br />

Girasol sesenta y cuatro<br />

El mar otra vez..................................................103<br />

Girasol sesenta y cinco<br />

Quiero ser..........................................................104<br />

Girasol sesenta y seis<br />

Zorzalito............................................................105<br />

Girasol sesenta y siete<br />

Cuando nací......................................................106<br />

Girasol sesenta y ocho<br />

Madre................................................................107<br />

Girasol sesenta y nueve<br />

Madre, palabra sublime....................................108<br />

Girasol setenta<br />

Amo amor.........................................................109<br />

Girasol setenta y uno<br />

Recordándote....................................................110<br />

Girasol setenta y dos<br />

Caminando contigo...........................................111<br />

Girasol setenta y tres<br />

Diciembre 14.....................................................112<br />

Girasol setenta y cuatro<br />

Conversando.....................................................113<br />

Girasol setenta y cinco<br />

Imagen..............................................................114<br />

Girasol setenta y seis<br />

Filosofía............................................................115<br />

Girasol setenta y siete<br />

Día de sol..........................................................116<br />

Obras de la autora<br />

Bessie LeónTroncoso<br />

Girasol setenta y ocho<br />

Otoño................................................................118<br />

Girasol setenta y nueve<br />

Enamorada........................................................119<br />

Girasol ochenta<br />

Mare nostrum....................................................121<br />

192<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Girasol ochenta y uno<br />

Chillán, un solo racimo.....................................122<br />

Girasol ochenta y dos<br />

Casona olvidada................................................124<br />

Girasol ochenta y tres<br />

Patria Nuestra....................................................125<br />

Girasol ochenta y cuatro<br />

La Canción de la rueca......................................127<br />

Girasol ochenta y cinco<br />

Manos de Greda................................................128<br />

Girasol ochenta y seis<br />

¿Por qué será?...................................................130<br />

Obras de la autora<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Girasol ochenta y siete<br />

Metamorfosis....................................................132<br />

Girasol ochenta y ocho<br />

Duraznero en flor..............................................133<br />

Girasol ochenta y nueve<br />

Nostalgias.........................................................134<br />

Girasol noventa<br />

Un cuento para mi hija......................................135<br />

Girasol noventa y uno<br />

Sueños de una maestra......................................136<br />

Girasol noventa y dos<br />

Reflexión...........................................................138<br />

CAPITULO II<br />

Prosas<br />

Obra de la autora<br />

Bessie LeónTroncoso<br />

Girasol noventa y tres<br />

Me declaro en rebeldía......................................141<br />

Antología de Poemas y Prosas 193


Girasoles Dorados<br />

Obras de la autora<br />

Noemí Sepúlveda Idalbo<br />

Girasol noventa y cuatro<br />

Simple Pepe.......................................................144<br />

Girasol noventa y cinco<br />

Agosto tu Agonía...............................................150<br />

Obra de la autora<br />

María del Pilar Rivera Caamaño<br />

Girasol noventa y seis<br />

Carta al Más Allá...............................................154<br />

Obras de la autora<br />

Sylvia Bocaz Bocaz<br />

Girasol noventa y siete<br />

Tierra Roja.........................................................163<br />

Girasol noventa y ocho<br />

La Estrella..........................................................167<br />

Girasol noventa y nueve<br />

El Ovejero..........................................................168<br />

Girasol cien<br />

Naciones en Combate........................................169<br />

Girasol ciento uno<br />

El Prisionero......................................................171<br />

Girasol ciento dos<br />

Falda plato verde nilo........................................173<br />

Girasol ciento tres<br />

Proposiciones legales.........................................176<br />

Obras de la autora<br />

Olga Chávez Gutiérrez<br />

Girasol ciento cuatro<br />

Mi paso por el canal de la luz............................179<br />

Girasol ciento cinco<br />

A propósito de perros vagos..............................184<br />

194<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Olga Chávez Gutiérrez y Magdalena Bocaz Salazar.<br />

Viaje cultural a San Fabián de Alico año 2011.<br />

Antología de Poemas y Prosas 195


Girasoles Dorados<br />

Este libro se<br />

terminó de imprimir<br />

en Diciembre de 2017<br />

en Impresora La Discusión<br />

S.A. de Chillán y en él se<br />

utilizaron las tipografías<br />

Times New Roman y<br />

Mademoiselle ·K·.<br />

196<br />

Antología de Poemas y Prosas


Girasoles Dorados<br />

Antología de Poemas y Prosas 197

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!