Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Girasoles Dorados<br />
CIRCULO FEMENINO REGIONAL DE ESCRITORAS<br />
“CIFER ”<br />
DERECHOS RESERVADOS<br />
REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL:<br />
285860<br />
AÑO 2017<br />
ISBN:<br />
978-956-368-938-9<br />
AÑO 2017<br />
EDICION GENERAL:<br />
OLGA CHAVEZ GUTIÉRREZ<br />
DISEÑO DE LA EDICIÓN:<br />
CARMEN ORTIZ JORQUERA<br />
FOTOGRAFÍAS:<br />
CIFER<br />
IMPRESIÓN:<br />
IMPRESORA LA DISCUSIÓN S.A. CHILLÁN<br />
PRIMERA EDICIÓN:<br />
EDICIONES CIFER<br />
REPRESENTANTE LEGAL:<br />
OLGA CHAVEZ GUTIÉRREZ<br />
PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL<br />
EN CUALQUIER FORMA O POR CUALQUIER MEDIO<br />
2<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
“Quiero ser fruto y semilla<br />
cuando mi vida se apague”<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
3
Girasoles Dorados<br />
4<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Prólogo<br />
Una nueva obra del Círculo Femenino Regional de Escritoras<br />
“CIFER”, nos entrega con la edición de estos “GIRASOLES DO-<br />
RADOS”, de acuerdo al número de composiciones, son ciento<br />
cinco girasoles, expresados poética y narrativamente en este libro.<br />
Una atención mayor necesita esta antología, para comprender<br />
mejor el tremendo mensaje que poemas y cuentos,<br />
escritos por estas ocho escritoras, nos entrega.<br />
Por lo menos eso pienso, cuando leo los nombres de sus autoras:<br />
Olga Chávez Gutiérrez, presidenta de “CIFER”, María<br />
del Pilar Rivera Caamaño, Mariana Muñoz Hernández, Berta<br />
Eliana Muñoz Vásquez, Noemí Sepúlveda Idalbo, Yolanda<br />
Canales Hernández, Bessie León Troncoso y Sylvia Eliana<br />
Bocaz Bocaz. Cada una de ellas exhibe un historial experimental,<br />
que ha contribuido a prestigiarlas. En este caso muy particular,<br />
por su condición de amantes de la literatura, se cumple<br />
aquello, que un pensador nos dejó para nuestra consideración:<br />
la experiencia no consiste en el número de cosas que han visto,<br />
sino en el número de cosas que se han reflexionado. Y eso es,<br />
precisamente, lo que hacemos cuando nuestra inspiración nos<br />
impulsa a escribir un poema o un cuento.<br />
Lo apreciamos claramente en las impresiones que nos entregan,<br />
María del Pilar, cuando en los versos de su poema que ella<br />
nomina “Mi tristeza”, donde evidentemente confiesa que “Una<br />
honda tristeza me embarga y me duele/me tortura la vida con un<br />
largo penar/. Aparece de pronto, se resiste a dejarme/ y me llena<br />
los días de un amargo esperar.” Un soneto que refleja una pena<br />
que se prolonga en el tiempo. Distinta es la sensación de Olga<br />
Chávez, porque ella le rinde homenaje a Chillán, al “Chillán de<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
5
Girasoles Dorados<br />
sus amores”.En un acto de alta inspiración, surge así la estrofa:<br />
“Amo de ti los cielos estrellados, los atardeceres multicolores y<br />
los gélidos días invernales/ amo los ardientes días estivales/las<br />
hermosas primaveras y más aún/los vibrantes colores otoñales.”<br />
Este libro, como el nombre de una flor, desde esa nominación<br />
está comprometido con todos los valores que los buenos<br />
poetas exaltan en sus versos. Este poemario no es la excepción.<br />
Sigue esa línea, donde el amor siempre ha ocupado un lugar<br />
preferencial. La mejor muestra de ello lo evidencia Mariana<br />
Muñoz Hernández, cuando titula sus versos con la presencia del<br />
amor: “Te amo” o “Te quiero” ¡Cuántos mensajes he enviado,<br />
diciéndote “amor” en otras líneas: El sol, la luna, las estrellas,<br />
me dicen te quiero/ y yo te quiero a ti/ la mirada de un niño/me<br />
dice te quiero/y yo te quiero a ti.<br />
Por su arte Berta Eliana Muñoz Vásquez aspira a concretar sus<br />
fantasías: Si yo fuera cerrajero, cortaría la coraza que cubre y esconde<br />
tus sentimientos/ Si yo fuera lluvia/lavaría las heridas que<br />
provoca /el dolor y el resentimiento. Aquí hay una aspiración legítima<br />
y al parecer es sólo eso.<br />
Noemí Sepúlveda, se apoya en dos frases hechas, que encontramos<br />
a veces en nuestro camino: “siga la flecha” y “prohibida<br />
la entrada”, simbolizando muchas veces la imposibilidad de<br />
avanzar como queremos; todo indica la necesidad de avanzar,<br />
superando las dificultades.<br />
Yolanda Canales en otra divagación, inspirada en el recuerdo<br />
de su madre y de su esposo ya fallecido, el que le inspiró el<br />
poema “Caminando contigo”, donde añora los momentos que<br />
ya no pueden darse por la obligada ausencia. ¡Cómo me hubiera<br />
gustado estar contigo!/ tú fuiste hombre amante de la naturaleza/<br />
gozabas con el rumor de las hojas/y el canto de las aves.<br />
Otras formas de expresión, nos formula Bessie León, cuando<br />
se plantea el mundo en que vivimos, con su relato “Me<br />
6<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
declaro en rebeldía”; se refiere a las contradicciones con que<br />
el destino nos sorprende y del cual cada uno de nosotros, es<br />
testigo o protagonista. Así lo dice en uno de sus fragmentos,<br />
después de reconocer algunos logros que los artistas le han<br />
dado al mundo: “Hasta hace poco me conformaba con estos<br />
maravillosos atisbos, pero a medida que pasan los años, quiero<br />
muchos más destellos que iluminen al mundo, ya que estamos<br />
siendo partícipes de tanta catástrofe natural y también<br />
de tanto daño que nosotros mismos, le estamos infringiendo,<br />
no solamente a nuestra madre Tierra, sino también a nuestros<br />
hermanos.”<br />
Finaliza este racimo de inquietudes espirituales, la escritora<br />
Sylvia Bocaz Bocaz, quién nos describe “al ovejero”. Sin<br />
duda, un recuerdo amable de un momento digno de evocar.<br />
¡Qué notables posibilidades nos han entregado estas mujeres,<br />
para revivir tiempos pretéritos, donde la nostalgia de<br />
algún modo se expresa!<br />
Poesía y prosa, nos han mostrado el valor de la experiencia y<br />
la sensatez de la madurez de las personas mayores, muy bien<br />
representadas en este libro. Deja también de manifiesto el éxito y<br />
meritorio ejemplo de CIFER, al promover, mediante su gestión,<br />
la práctica de la amistad y la fortaleza del conocimiento.<br />
Esta nueva obra de CIFER, con la edición de estos Girasoles<br />
Dorados, revela la importancia de esta institución, que deseamos<br />
tenga una dilatada y fructífera trayectoria.<br />
Carlos René Ibacache I.<br />
Miembro Correspondiente por Chillán<br />
Academia Chilena de la Lengua<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
7
Girasoles Dorados<br />
San Fabián de Alico. Viaje Cultural año 2011.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz, Noemí Sepúlveda Idalbo, Bessie León Troncoso, Olga<br />
Chávez Gutiérrez, Teresa Acuña Muñoz, Yolanda Canales Hernández, Ruth<br />
Ramírez Avalos, Magdalena Bocaz Salazar, María Castro Tillería.<br />
8<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
“El secreto de la existencia humana<br />
no solo está en vivir, sino también en saber<br />
para qué se vive”.<br />
Fedor Dostoieski<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
9
Girasoles Dorados<br />
10<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
CAPITULO I<br />
Poemas<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
11
Girasoles Dorados<br />
Girasol uno<br />
Chillán de mis amores<br />
Chillán de mis amores…<br />
¡Cuánto te amo!<br />
Desde antes de nacer<br />
busqué tu tierra noble<br />
para crecer como los robles<br />
en tu augusta montaña.<br />
Me enamoré de tus blancas cumbres<br />
de tu río que nace<br />
y cantando baja hasta el valle.<br />
Mi alma hizo contigo<br />
un pacto de amor por los siglos<br />
de los siglos.<br />
Amo de ti los cielos estrellados<br />
los atardeceres multicolores<br />
y los gélidos días invernales.<br />
Amo los ardientes días estivales<br />
las hermosas primaveras y más aún<br />
los vibrantes colores otoñales.<br />
Amo tus gentes de pueblo.<br />
Las artesanas del barro.<br />
Tus maestros de escuela primaria.<br />
Los hombres honrados de tu tierra<br />
los iletrados y los sabios.<br />
Chillán de mis amores<br />
¡Cuánto te amo!<br />
12<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Te busqué antes de nacer y te elegí<br />
por ser verde y pródigo<br />
valle de esperanzas.<br />
Te amo por cada camino recorrido<br />
por cada noche soñada.<br />
Por cada día compartido.<br />
Mi alma se complace en el libre<br />
vuelo de los pájaros.<br />
En las hierbas del campo<br />
en el dulce perfume callejero<br />
que alegre esparcen sempiternos<br />
los cerezos hacia oriente.<br />
Te amo…,<br />
en el juego de un niño pobre<br />
con su cara sucia<br />
y su pelota de trapo.<br />
Te amo por tus voces<br />
y tu música.<br />
Por tus pinceles y por tus letras.<br />
Te amo por Chávez y Lira,<br />
por Pacheco, Baltazar<br />
y por Guzmán.<br />
Te amo por los grandes<br />
de la historia Patria.<br />
Por O‘Higgins y Sargento Aldea.<br />
Te amo por Arrau y Marta Colvin.<br />
Por Brunet y por Violeta.<br />
Por Vinay y por Elisa.<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
13
Girasoles Dorados<br />
Por el verso de Gonzalo y Nicanor.<br />
Te amo por la lengua<br />
sencilla de tus gentes.<br />
Te amo<br />
por el gesto de amistad<br />
siempre presente.<br />
Y así será eternamente<br />
mientras se escuche alegre<br />
festinar el viento.<br />
Te amo por tus plazas<br />
Bernardo O’Higgins<br />
Santo Domingo, San Francisco<br />
Sargento Aldea y La Victoria.<br />
Te amo por todas las plazas<br />
que acarician<br />
los imaginarios de tus gentes.<br />
Te amo por los pobres<br />
que caminan<br />
los eriazos patios suburbanos.<br />
Te amo por los ricos de espíritu<br />
que al cielo con unción<br />
elevan sus banderas.<br />
Chillán de mis amores<br />
amo el trabajo<br />
de tus gentes humildes<br />
del mercado<br />
y el esfuerzo sincero<br />
del peoneta.<br />
14<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Amo tus catedrales<br />
y tus barrios<br />
Santa Elvira y Cementerio<br />
lecho supremo<br />
del sempiterno cordón<br />
de aguas ancestrales.<br />
Te amo por tu esencia<br />
proletaria<br />
y tu conciencia<br />
libertaria.<br />
Chillán de mis amores<br />
¡Cuánto te amo!<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
15
Girasoles Dorados<br />
Girasol dos<br />
Oda a Gabriela Mistral<br />
Gabriela, la maestra de<br />
figura altiva,<br />
la de alma traslúcida,<br />
la de palabra sublime.<br />
Gabriela, la de todos<br />
y ninguno,<br />
la de nadie.<br />
Solitaria estrella<br />
del mundo<br />
caminante y errante.<br />
Gabriela, de los Andes<br />
viviente.<br />
Espuma clara y bravía<br />
del Pacífico.<br />
Gabriela, de mar a cordillera<br />
de la tierra chilena<br />
por esencia.<br />
Gabriela, del mundo<br />
por docencia.<br />
Gabriela, la del verbo<br />
divino,<br />
la maestra del Elqui<br />
florido.<br />
Gabriela que cantó<br />
a los niños<br />
y a la vida.<br />
Que cantó al amor<br />
y al olvido.<br />
16<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Gabriela, la insigne<br />
y divina<br />
abandonada y herida.<br />
Gabriela, la grande y dolida<br />
que en su propio verso:<br />
“se va de su cuerpo<br />
gota a gota;<br />
se va su cara en un óleo<br />
sordo;<br />
se van sus manos<br />
en azogue suelto;<br />
se van sus pies<br />
en dos tiempos de polvo”.<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
17
Girasoles Dorados<br />
Girasol tres<br />
Lopetegui y sus pinceles<br />
En tus albas sábanas<br />
te vi sonreír<br />
como aquellos días.<br />
Cuando en las mañanas<br />
y en las tardes cálidas<br />
de tu pequeño jardín encantado<br />
tus manos pequeñas y grandes…<br />
¡Pintaban la vida!<br />
Te vi sonreír…<br />
Cuando recordaste dichosa<br />
aquellas obras tuyas<br />
de pinceladas ágiles,<br />
y aquellos tonos fríos<br />
y aquellos tonos cálidos.<br />
Te vi sonreír…,<br />
y mi alma y tu alma<br />
compartieron en silencio<br />
los pinceles fragantes<br />
de otros tiempos.<br />
Yo sé que recuerdas<br />
tus tesoros idos.<br />
Yo sé que tú<br />
añoras los lienzos<br />
y el aroma fresco<br />
de ese huerto tuyo,<br />
y mío<br />
presente en tu mesa.<br />
18<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Te vi sonreír, grande…,<br />
y te recuerdo…<br />
¡grande!<br />
Aunque en las blancas sábanas<br />
la estructura pequeña<br />
de tu carnal envoltura<br />
no comprenda<br />
que tu alma de artista<br />
aún palpita… ¡gigante!<br />
En tus albas sábanas…<br />
Te vi sonreír<br />
como en otros días.<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
19
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuatro<br />
San Fabián<br />
Un día de otoño soleado<br />
fuimos ansiosas<br />
al campo…<br />
Y la pasión hilarante<br />
que por el cielo pasaba…,<br />
escribió en la montaña<br />
el vuelo azul de las aves.<br />
Robles, álamos y encinos,<br />
vientos, pastos y arroyuelos<br />
a nuestro encuentro salieron.<br />
Mirando siempre las cumbres<br />
del Alico y el Malalcura<br />
fuimos hilando canciones<br />
de mimbres y de tallados.<br />
A un lado el río baja,<br />
al otro, los pasos suben.<br />
Cantando cual los zorzales,<br />
alzó un coro la ensenada.<br />
Sin prisas y sin apuros<br />
de aventuras y poemas<br />
abrió las puertas el valle.<br />
Y…extasiadas…,<br />
cual un sueño…<br />
¡Abrazamos la explanada!<br />
Olga Chavez Gutiérrez<br />
20<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cinco<br />
Indigencia<br />
Sucio, desgreñado, maloliente<br />
camina por las calles<br />
de la gran ciudad.<br />
Tiende las manos lastimeramente<br />
y con ojos vítreos<br />
y pestilente aliento<br />
implora unas monedas al pasar.<br />
A veces come<br />
restos de alimentos,<br />
tesoros de basura que rescata.<br />
Otras veces sólo bebe<br />
el líquido espumoso que lo alienta.<br />
Duerme en la calle arropado de cartones,<br />
cubre su rostro una manta<br />
de pelos atorados<br />
y entre las piernas flectadas<br />
cobija las dos manos.<br />
Atrás los días de la infancia,<br />
la casa familiar<br />
y el mantel blanco.<br />
Atrás los hijos abandonados y olvidados.<br />
Atrás los sueños inconclusos.<br />
La vida y la muerte amalgamadas<br />
en la diaria jornada callejera<br />
son todo su horizonte.<br />
Para comer a veces un mendrugo.<br />
Para amar no existe la esperanza.<br />
Camina y camina y a su lado<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
21
Girasoles Dorados<br />
al pasar deja en el aire<br />
una estela de miserias.<br />
No existen para él las primaveras<br />
ni esplendorosos días de verano.<br />
Hace tiempo olvidó las noches buenas<br />
y las tiernas caricias de otras manos.<br />
Su lenguaje es el silencio en ocasiones<br />
que utiliza si el pesar esconde.<br />
Palabrotas dice si lo ofenden<br />
las limosnas mezquinas de las gentes.<br />
De él ni el viento sabe el nombre.<br />
Es invierno y el frío traspasa los cartones.<br />
¡Se levanta y busca refugio en los portales<br />
ebrio de frío y de alcohol!<br />
Mas las puertas sordas del destino…<br />
¡No se abren para él de madrugada!<br />
Frente a las puertas cerradas del convento<br />
duerme silente.<br />
Cubre su rostro una manta<br />
de pelos atorados<br />
y entre las piernas flectadas<br />
cobija las dos manos.<br />
Sobre el cemento frío<br />
la luz del día lo descubre gélido<br />
cual ovillo humano congelado.<br />
En las sombras implacables<br />
de la noche tras las puertas cerradas…<br />
¡Nadie dijo nada!<br />
La miseria y el olvido ahí quedaron…<br />
¡Su alma se escapó del frío en la alborada!<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
22<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol seis<br />
Exordio a los mineros<br />
del salitre<br />
Hoy he visto tus despojos<br />
humano viviente<br />
del salitre.<br />
¡Qué tiempos pasaron<br />
antes, que yo te viera!<br />
¡Cuántas ráfagas volaron<br />
por tus huesos<br />
tumefactos!<br />
¡Qué coronas coronaron<br />
tus altares amados!<br />
¡Qué rosas y laureles<br />
de hierro<br />
velaron tus sueños<br />
de pétreas sales perfumados!<br />
Hoy he visto tus despojos.<br />
Carnales despojos de minero<br />
de Agua Santa<br />
sufridos, dormidos y olvidados.<br />
El día único de mi visita<br />
al profundo aposento<br />
de tu lejana existencia<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
23
Girasoles Dorados<br />
se viste de gris<br />
bajo el dorado sol del desierto.<br />
Amado suelo de mi patria<br />
que cobija tus manos<br />
cruzadas<br />
en el fondo del pozo.<br />
Cálido reino salobre<br />
de viento y sol.<br />
¿Cuánto más estará tu sonrisa<br />
en esa máscara de tiempo?<br />
Te veo y te imagino alegre<br />
con atavío de época<br />
por el camino ardiente.<br />
¡Valiente del norte grande<br />
fresco y ágil cual la chusca!<br />
¡Qué fue de ti<br />
durmiendo en el olvido!<br />
La pampa y sus conciertos<br />
replican melodías ignotas<br />
para acunar tu sueño doliente .<br />
Un viajero viene…<br />
camina tus jardines…<br />
y se lleva en sus manos<br />
una rosa oxidada.<br />
24<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Otro toma una rama de laurel<br />
que se deshoja<br />
entre sus dedos profanos.<br />
Yo me llevo tu ángel custodio<br />
y lo hago parte<br />
de mi propia existencia.<br />
Hoy, dolida, te he visto<br />
durmiendo el sueño de siglos<br />
en tu morada abierta<br />
de cavidad destruida.<br />
¡Hoy profané tu reino<br />
dorado!<br />
Mis pasos penetraron<br />
aquel dominio tuyo<br />
que antaño fue privado.<br />
Estuve ahí asombrada…,<br />
admirando<br />
tu postura horizontal…,<br />
y los encajes de tu última fiesta.<br />
Hasta correspondí piadosa…,<br />
aquella sonrisa tuya tan amplia<br />
como la muerte.<br />
Y mientras mi mente divagaba<br />
por tus años idos …,<br />
te escuché decir:<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
25
Girasoles Dorados<br />
¡A quién le importa<br />
que en maderos alados<br />
me acaricien los vientos…,<br />
que mis huesos duerman siglos<br />
calcinados de sueños!<br />
¡A quién le importa<br />
que mis manos cruzadas imploren<br />
plegarias para sordos!<br />
¡A quién le importa<br />
mi carnal investidura<br />
perfumada de sal!<br />
Hace tiempo<br />
caminé como tantos<br />
por la pampa chilena.<br />
Hace tiempo…,<br />
recorrí los salares del norte grande<br />
y sudé salitre alegre.<br />
Hace tiempo…,<br />
poblé de críos<br />
Agua Santa<br />
y llené de vida mi desierto.<br />
Hace tiempo…,<br />
cargué quintales brillantes<br />
con el oro salobre<br />
de mi patria.<br />
¡Yo hice patria como todos!<br />
26<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
¡Tragué el polvo que me impuso<br />
la chusca!<br />
¡Bebí el salitre como el vino!<br />
¡Comí el pan del desierto<br />
en los albores grandes<br />
de Atacama!<br />
¡Hoy sólo contemplo inerte<br />
las miradas profanas<br />
del presente!<br />
Y dime:<br />
tú, que visitas mi morada…<br />
¿Podrás hacer que se levante aquí<br />
una bandera?<br />
Tú, que me observas…<br />
¿Podrás hacer que otros vengan<br />
y se inclinen con respeto?<br />
¡Yo soy el símbolo<br />
del glorioso<br />
pasado de Atacama!<br />
¡Soy la memoria<br />
de la augusta salitrera!<br />
Y mira:<br />
¿Qué hay de honroso<br />
en este campo<br />
de cruces al viento?<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
27
Girasoles Dorados<br />
¿De maderos oscilantes<br />
que derraman mis huesos mudos<br />
y los mudos huesos<br />
de mis hijos?<br />
¿Qué hay de la gloria<br />
de este pedazo de patria<br />
olvidada?<br />
Yo te respondo minero<br />
del salitre:<br />
hoy supe por ti …<br />
lo que es quedarse inerte<br />
bajo los tiempos.<br />
Hoy sentí el olvido potente<br />
profundo y eterno.<br />
Ante ti empeño mi palabra…<br />
¡Mi pluma rescatará tu memoria<br />
para que todos te visiten<br />
con respeto!<br />
Y mi voz querido hermano<br />
del salitre…<br />
¡Mi voz<br />
será tu bandera!<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
28<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
29
Girasoles Dorados<br />
Girasol siete<br />
Añoranzas<br />
He vuelto a recordarte sin siquiera<br />
esperarlo,<br />
tu imagen tierna y dulce ha vuelto<br />
a mi memoria<br />
¿Será que el frío otoño me impone tu presencia<br />
como hace ya tiempo, viviendo nuestra historia?<br />
No sé por qué razón ha vuelto tu mirada<br />
a través del espacio infinito y distante…<br />
Tus ojos con su luz de ternura infinita<br />
han venido a mi mente invadiéndolo todo…<br />
Y siento tu presencia añorada y querida,<br />
tan distante y tan cerca, que no logro entenderlo<br />
porque cuando te busco, pareces alejarte<br />
y vuelves a mi lado cuando yo no te encuentro.<br />
¡Ah, qué daría yo por tenerte a mi lado!<br />
¡Ah, qué alegría inmensa, el día que volvieras!<br />
Sin embargo la dura realidad me grita…<br />
¡No esperes imposibles… Porque él ya no<br />
existe!…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
30<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ocho<br />
Canto a la Vida<br />
Cantemos a la vida,<br />
con las voces del viento,<br />
recojamos el trigo<br />
y amasemos el pan,<br />
empezó la cosecha,<br />
no es tiempo de lamentos,<br />
es hora de coger el fruto<br />
que tu esfuerzo<br />
hoy te viene a entregar…<br />
Sembraste con ahínco,<br />
abonaste la tierra,<br />
cubriste la semilla<br />
con amor y humildad,<br />
hoy tienes en tus manos<br />
los frutos que mereces,<br />
los que con tu trabajo,<br />
pudiste cultivar…<br />
Comencemos de nuevo,<br />
preparemos la tierra…<br />
¡Volvamos a empezar!…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
31
Girasoles Dorados<br />
Girasol nueve<br />
Distancias<br />
El viento entró en mis oídos<br />
trayendo un rumor distinto,<br />
las estrellas en el cielo<br />
formaron un laberinto<br />
y desde el centro, tus ojos,<br />
se clavaron en los míos...<br />
¡Cómo duelen las distancias<br />
en este tiempo infinito!...<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
32<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol diez<br />
Fuiste...Eres...Serás<br />
Fuiste…<br />
Una nueva ilusión que alojó en mi esperanza…<br />
la utopía más grata que pude imaginar…<br />
la dulzura más tierna que llegaba a mi vida…<br />
la armonía más pura de un nuevo despertar…<br />
Eres…<br />
La realidad que ahora, ilumina mis días…<br />
la alegría profunda que invade mi pensar…<br />
la ternura que a diario recorre mi memoria…<br />
la esperanza concreta que pueda realizar…<br />
Serás…<br />
La compañía en los años que vienen…<br />
la concreción más cierta del más bello ideal…<br />
esa dicha infinita de tenerte a mi lado…<br />
la locura increíble y concreta de mi andar…<br />
Fuiste, eres, serás…<br />
Mi manera más bella de volver a empezar…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
33
Girasoles Dorados<br />
Girasol once<br />
Hoy no quiero pensar<br />
Hoy quisiera tener la mente en blanco…<br />
Quisiera, por un solo momento,<br />
dejarme llevar por la inercia<br />
y sentir que mi cuerpo se eleva<br />
hacia un mundo desconocido<br />
donde no exista la tristeza<br />
donde no exista el olvido<br />
donde no exista tu recuerdo<br />
donde esté sola<br />
y con la mente en blanco…<br />
Y por un breve momento lo consigo…<br />
En mi mente no hay nada,<br />
sólo un vacío inmenso…<br />
Un vacío que oprime y que congela…<br />
Siento frío, la soledad me abruma…<br />
Y de pronto, el vacío se esfuma,<br />
a mi mente acuden mil imágenes,<br />
imágenes desconocidas…<br />
Mi mente recibe mil luces,<br />
luces que lo invaden todo…<br />
Y una figura comienza a concretarse…<br />
¿Por qué, hasta en el vacío me persigues?<br />
¿Por qué no puedo librarme<br />
de tu hermoso recuerdo?<br />
Hoy no quiero pensar y, sin embargo,<br />
tu imagen frente al mar…<br />
No lo permite…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
34<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol doce<br />
Hoy quisiera contarte...<br />
Hoy quisiera contarte,<br />
lo que llevo por dentro…<br />
Tendría que decirte<br />
que nunca te busqué<br />
y que hallarte<br />
fue cosa del destino…<br />
Tendría que decirte<br />
que el tiempo fue<br />
ese cómplice<br />
que todo lo acrecienta<br />
y que todo destruye…<br />
Llegaste cuando el tiempo<br />
comenzaba a sobrarme…<br />
Llegaste en un momento<br />
de soledad intensa,<br />
de dolor no expresado,<br />
de angustias escondidas…<br />
Llegaste cuando sólo<br />
buscaba compañía…<br />
Y llegó tu palabra<br />
profunda y reflexiva,<br />
a veces con ternura,<br />
en otras con razón…<br />
A veces, alegría<br />
y en otras, con pasión…<br />
Y te fuiste volviendo<br />
un ser tan necesario<br />
que ahora no concibo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
35
Girasoles Dorados<br />
la vida sin tu voz…<br />
Te imagino cantando,<br />
sumergido en tus discos,<br />
o leyendo un buen libro,<br />
iniciando un camino…<br />
Hoy quisiera contarte…<br />
contarte tantas cosas,<br />
pero mi voz cansada<br />
se queda en mi garganta,<br />
tratando de decirte<br />
lo mucho que te amo,<br />
para que tú me escuches,<br />
para que tú me creas,<br />
para que tú me ames<br />
como yo necesito…<br />
Hoy quisiera contarte…,<br />
contarte tantas cosas,<br />
mas no hallo las palabras<br />
que logren despertarte…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
36<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol trece<br />
Me declaro culpable...<br />
Me declaro culpable<br />
de los atardeceres que no compartí,<br />
de los amaneceres que nunca disfruté,<br />
de los días de sol que contigo no viví…<br />
Me declaro culpable<br />
de los abrazos que nunca te di,<br />
de las palabras que nunca pronuncié,<br />
del beso que esperabas y no llegó…<br />
Me declaro culpable<br />
de lo que dije y no debí decir,<br />
de lo que hice a veces, sin pensar,<br />
de lo que conocí sin compartir…<br />
Me declaro culpable<br />
de haber amado sin jamás decirlo,<br />
de muchos sueños que no concreté,<br />
de la alegría que no supe vivir…<br />
Me declaro culpable<br />
de haber confiado en quien no lo merecía,<br />
de tender mi mano sin que la cogieras,<br />
de esperar tu voz en mi oído, sin escucharla…<br />
Me declaro culpable<br />
de no gozar la felicidad, mientras la tuve,<br />
de esperar cada día un abrazo que nunca llegó,<br />
de anhelar ese beso que jamás me diste…<br />
De todo eso… y más…<br />
¡Me declaro culpable!<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
37
Girasoles Dorados<br />
Girasol catorce<br />
Me pregunto<br />
Me pregunto por qué la soledad me invade…<br />
Me pregunto por qué me has dejado<br />
dolida…<br />
Me pregunto por qué no puedo acompañarte<br />
cuando esas, tus angustias, invaden tu camino.<br />
Quieres dormir a solas y no hablar ni conmigo.<br />
Quieres vivir a solas tu penumbra y problemas.<br />
Y yo siento que sobro en tu día y tu vida<br />
y me pregunto qué puede pasar contigo.<br />
Yo no sé cómo hacer para llegar a tu alma,<br />
tampoco si me quieres nuevamente contigo,<br />
parece que el amor no alcanza para abrir<br />
tu corazón que ahora, me parece dormido.<br />
Yo creí que el amor lo superaba todo…<br />
Yo creí que mi amor curaba tus heridas…<br />
Yo creí que algún día, el olvido y la paz,<br />
colmaría tu vida de nuevas alegrías.<br />
Pero hoy siento que sobro…, no me quieres contigo.<br />
Parece que ya nada puedo hacer a tu lado…<br />
Y mientras tú te sumes en un profundo sueño,<br />
yo siento que me hundo en un profundo abismo.<br />
Lo triste es que te amo, como no imaginaba,<br />
que mi vida sin ti carece de sentido,<br />
que quisiera correr y estrecharte en mis brazos,<br />
para sanar tu alma y alumbrar tu camino…<br />
38<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Te vi en aquella tarde serena y calurosa<br />
del cálido verano en la ciudad incierta<br />
y hoy me encuentro perdida sin tu voz, ni tus pasos<br />
con palabras perdidas en medio del silencio.<br />
Ahora me pregunto qué fue de tu sonrisa,<br />
qué fue de tu palabra meditada y sencilla…<br />
No me responde el sol, ni el aire que respiro<br />
y en vano me pregunto si volverás un día.<br />
Lo triste es que te amo, como no imaginaba,<br />
que mi vida sin ti carece de sentido,<br />
que quisiera correr y estrecharte en mis brazos,<br />
para sanar tu alma y alumbrar tu camino…<br />
Te vi en aquella tarde serena y calurosa<br />
del cálido verano en la ciudad incierta<br />
y hoy me encuentro dolida sin tu voz, ni tus pasos<br />
con palabras perdidas en medio del silencio.<br />
Ahora me pregunto qué fue de tu sonrisa,<br />
qué fue de tu palabra meditaba y sencilla...<br />
No me responde el sol, ni el aire que respiro<br />
y en vano me pregunto si volverás un día.<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
39
Girasoles Dorados<br />
Girasol quince<br />
Mi tristeza<br />
Esta honda tristeza que me embarga y me duele<br />
me tortura la vida con un largo penar.<br />
Aparece de pronto, se resiste a dejarme<br />
y me llena los días de un amargo esperar…<br />
Quisiera que me deje, que no siga conmigo,<br />
pero va donde vaya, conmigo y con mi andar…<br />
No quiere abandonarme por mucho que me esfuerce<br />
y repleta mis horas de amarga soledad…<br />
Va a la cama conmigo, me acompaña al trabajo,<br />
y bebe de mi copa y come de mi pan…<br />
quiero que me abandone, que no siga a mi lado,<br />
Quiero llegar alegre a un nuevo despertar…<br />
pero todo es en vano, pues de pronto aparece<br />
y convierte mis horas en un nuevo pesar…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
40<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol dieciséis<br />
No apresuremos<br />
el tiempo que el futuro<br />
es todo nuestro<br />
No apresuremos el tiempo, que el futuro es<br />
todo nuestro.<br />
No persigamos las nubes, porque las<br />
arrastra el viento.<br />
No transemos ilusiones por un pasado ya muerto,<br />
y avancemos al futuro por este camino incierto.<br />
Hemos andado caminos diferentes… muy diversos,<br />
la vida nos abrió puertas hacia caminos extremos.<br />
Yo de la mano con otro, que me brindó un universo,<br />
tú de la mano con otra te internabas a otro cielo.<br />
Pero la vida avanzaba acercando los caminos,<br />
aquel que conmigo iba, hoy viaja en el infinito<br />
y tú te has quedado solo, sin haberlo presentido…<br />
Ambos libres y tan solos, buscando un nuevo destino…<br />
Ni tú ni yo imaginamos que nuestros pasos lejanos,<br />
se acercarían un día hacia ese mismo sendero,<br />
en que tus ojos, tan claros, se enredaron con los míos<br />
y se fundió una quimera para volverse un destino.<br />
Y hacia ese destino vamos, lentamente y con cariño,<br />
para forjar un futuro en el que tú y yo, unidos,<br />
seamos tan solo uno para seguir el camino,<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
41
Girasoles Dorados<br />
el camino sinuoso hacia un futuro contigo…<br />
Cuando el mágico momento en que el amor acechaba<br />
a nuestras almas que solas en este mundo vagaban,<br />
fuimos dos adolescentes que su pasado olvidaban…<br />
La magia del arcoíris el futuro señalaba…<br />
Cuando tu boca y la mía se encontraron en un beso,<br />
las estrellas alumbraban la magia del firmamento…<br />
Comenzaba nuestra historia en ese mismo momento…<br />
No apresuremos el tiempo…<br />
El futuro ¡es todo nuestro!…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
42<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol diecisiete<br />
No te detengas nunca<br />
Que cada día tuyo, sea de crecimiento…<br />
Que cada amanecer, te haga sentir feliz…<br />
Que en tu vida no des lugar al sufrimiento…<br />
Que nada disminuya tus ganas de vivir…<br />
Que sea tu sonrisa la luz del nuevo día…<br />
Que por donde tú vayas sólo exista la paz…<br />
Haz que tu vida sea tan apacible y plena,<br />
y que en tu corazón sólo anide el amar …<br />
Que no seas capaz de acciones mezquinas<br />
que no exista en tu alma lugar para el rencor<br />
que cuando cada noche te mires al espejo<br />
puedas decir tranquila: ¡hoy estuve mejor!<br />
Que cada día tengas la fuerza necesaria<br />
para afrontar las dudas, y aliviar el dolor<br />
que por donde tú vayas encuentres el motivo<br />
para seguir creciendo y sembrando el amor…<br />
Que cuando llegue el día en que debas marcharte<br />
te retires tranquila de haber hecho lo mejor.<br />
Que quienes te rodeen puedan decir contigo,<br />
puedes irte serena pues diste mucho amor…<br />
Por eso, amiga mía, no te detengas nunca,<br />
ve segura adelante buscando la ilusión<br />
de sentir que a tu paso florecieron las rosas,<br />
porque tú las regaste con dulce abnegación…<br />
Que por donde camines,<br />
vayas sembrando amor…<br />
No te detengas nunca…<br />
¡buscando lo mejor!<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
43
Girasoles Dorados<br />
Girasol dieciocho<br />
Nuestra historia<br />
Fue una tarde de invierno, arreciaba la lluvia<br />
había un frío intenso, soledad y silencio…<br />
Mas, repentinamente, irrumpiste en mi vida,<br />
¿era juego?... ¿ilusión?... ¿podríamos llamarle sincronía?<br />
Ni tú ni yo asumimos que ese hecho<br />
había trastocado nuestras vidas…<br />
ya nunca más tristeza:<br />
la soledad habría de tornarse en alegrías.<br />
Difícil fue aceptar que te había encontrado…<br />
Más difícil aún, fue soñar con tus besos…<br />
Los versos de Neruda… también tus propios versos,<br />
hicieron que, de pronto, te quisiese a mi lado.<br />
Yo quería escucharte y saber de tu vida,<br />
quería que vinieras y compartir contigo<br />
tristezas, alegrías, lo que hasta allí vivimos,<br />
y seguir al futuro por un nuevo camino.<br />
Y viniste a mi lado en uno de esos días<br />
en que la primavera anuncia su llegada.<br />
Se hizo largo el sendero que juntos recorrimos<br />
hasta llegar al sitio de prolongada charla…<br />
Azul estaba el mar, volaban las gaviotas,<br />
la brisa nos traía aromas de otros mares,<br />
allí se conjugaron tu memoria y la mía,<br />
tejiendo los recuerdos para crear futuro.<br />
44<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Tu mirada en la mía hablaba de mil cosas:<br />
lugares conocidos, paisajes recónditos,<br />
pero también mostraba la senda preparada<br />
para llegar a tu alma que bondad reflejaba.<br />
Yo escuchaba expectante cada palabra tuya.<br />
Compartimos momentos, paisajes y caminos…<br />
Más tarde un arcoíris de colorido intenso<br />
presagiaba momentos que serían divinos.<br />
Así empezó esta historia, esta historia tan nuestra<br />
que partió con un viaje hacia un camino incierto,<br />
tus palabras…, las mías…, trazaron el destino<br />
que aquella misma tarde sellamos con un beso.<br />
Hoy quisiera contarte que cambiaste mi vida…<br />
que trajiste a mis días anhelos, sensaciones<br />
que ya había olvidado…<br />
a veces me pregunto si no estaré soñando…<br />
y temo despertar sin tenerte a mi lado…<br />
También quiero que sepas que te quiero conmigo,<br />
que ya nada interesa si no lo compartimos,<br />
porque al caer la tarde y al hacer el recuento,<br />
descubro que la vida, sin ti, carece de sentido.<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
45
Girasoles Dorados<br />
Girasol diecinueve<br />
Remembranzas<br />
Hoy recordé tu nombre<br />
ha tiempo ya, olvidado…<br />
Hoy lejanos recuerdos<br />
llenaron mi memoria.<br />
Hoy tu imagen querida<br />
ha invadido mi mente,<br />
con remembranzas vivas aún,<br />
de nuestra historia.<br />
El dolor ya olvidado<br />
ha vuelto a torturarme,<br />
ya no estás a mi lado<br />
y no puedo seguirte.<br />
Quisiera que volvieras,<br />
quisiera… verte cerca…<br />
Y la realidad, dura,<br />
me dice ¡Es imposible!<br />
No sé por qué volviste<br />
a anclar en mi memoria<br />
No sé por qué tu imagen<br />
ha llenado mi mente…<br />
No sé por qué volviste<br />
si empezaba a olvidarte…<br />
Y ahora la nostalgia<br />
me deja sola y triste…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
46<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol veinte<br />
Yo me iré sin mirar<br />
hacia atrás...<br />
Ha llegado la hora postrera…<br />
la que nunca esperé que llegara.<br />
La hora de mi viaje sin retorno…<br />
la que anuncia que ya no habrá más nada.<br />
Pero tú, como siempre, distante…,<br />
más allá de esa línea lejana<br />
que separa tu vida y la mía,<br />
sin ayer, sin adiós, sin mañana…<br />
En la noche serena y sin luna,<br />
que recoge mi última mirada,<br />
busco yo en este cielo estrellado,<br />
la señal de tu dulce palabra…<br />
Mas, la noche se queda en silencio<br />
y, aunque espero… no me dice nada…<br />
Y me iré sin mirar hacia atrás…<br />
tú no estás junto a mí con tu beso,<br />
ni tu voz, ni tu adiós sin palabras…<br />
Sabes que entre tú y yo, ni la muerte,<br />
borrará lo que en mi alma guardaba…<br />
Yo me iré sin mirar hacia atrás,<br />
sin que tú me retengas contigo…<br />
Porque sabes que nada…, ni nadie<br />
¡borrará cuanto yo te he querido!<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
47
Girasoles Dorados<br />
48<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
49
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintiuno<br />
Te amo<br />
locura el amor?<br />
Hoy he amado<br />
¿Será<br />
a todo el que pasa a mi lado.<br />
He gozado amando.<br />
Cuántos mensajes he mandado<br />
diciendo te amo.<br />
En la cola del banco he amado.<br />
Qué alegría decirles, te amo…<br />
Jóvenes, viejos,<br />
hombres, mujeres<br />
lindos y feos…<br />
Pero a todos, los amo<br />
y se los voy diciendo<br />
te amo, te amo<br />
y qué feliz me siento.<br />
Me río de mí misma.<br />
¿Habrá alguien en el mundo<br />
que a todos les diga te amo<br />
te amo, te amo?<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
50<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintidós<br />
Comenzar otra vez<br />
Cada día es un nuevo comienzo.<br />
¿Por qué vivir mirando atrás?<br />
Ya tus ojos se abrieron…,<br />
y el sueño en que estabas…<br />
¡Con ése, su beso...<br />
llegó el despertar!<br />
Ahora brilla el sol…<br />
¿Para qué mirar atrás?<br />
¡Es el sol que siempre está!<br />
Con tu ceguera no lo viste brillar<br />
no viste los tesoros<br />
que la vida te dio.<br />
Tu conciencia dormida<br />
te impidió soñar.<br />
¡Cerrando los ojos…,<br />
puedes ver más!<br />
Ahora… te encuentro<br />
y te puedo mirar.<br />
¡Qué claro está todo…,<br />
el amor y la vida<br />
esperándote está!<br />
¡Ya está contigo<br />
tu ceguera<br />
quedó muy atrás!<br />
Cada día es un nuevo comienzo<br />
que en vano no puede pasar…,<br />
aunque se interpongan<br />
las piedras<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
51
Girasoles Dorados<br />
tendrás que saltar y volver a empezar.<br />
Levanta tus manos<br />
para una estrella alcanzar.<br />
¿Será una locura<br />
querer avanzar?<br />
¡Con tu pensamiento<br />
lo puedes lograr!<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
52<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintitrés<br />
Te quiero<br />
Cada célula de mi cuerpo<br />
me dice, te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
Cada gotita de agua<br />
que lava mi cuerpo<br />
me dice te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
Cada partícula de aire<br />
que entra en mí<br />
me dice te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
El fuego que me abrasa<br />
y está en mi corazón<br />
me dice te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
Cada paso que doy sobre la tierra<br />
me dice te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
El sol, la luna y las estrellas<br />
me dicen te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
El murmullo del mar<br />
el viento entre los árboles<br />
la lluvia, la nieve<br />
me dicen te quiero,<br />
y yo te quiero a ti.<br />
La mirada de un niño<br />
me dice te quiero<br />
y yo te quiero a ti.<br />
Te quiero, te quiero vida…<br />
Yo te quiero a ti.<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
53
Girasoles Dorados<br />
Girasol veinticuatro<br />
Recuerdos<br />
qué en mi pensamiento<br />
escribo tan bien?...<br />
¿Por<br />
Se hilvanan las palabras<br />
se unen la ideas…,<br />
y cuando quiero alcanzarlas<br />
y dejarlas estampadas…,<br />
no están.<br />
Por eso<br />
es hermoso soñar<br />
y perseguir un sueño<br />
hasta alcanzarlo en realidad.<br />
Tanto soñé, que al encontrarte,<br />
me desperté y pude ver<br />
lo gracioso de la vida<br />
que sonríe, si yo sonrío,<br />
que me ama ,si yo amo,<br />
que te entregas, si me entrego<br />
cuerpo y alma entretejidos.<br />
Es hermoso soñar<br />
y perseguir un sueño.<br />
Al encontrarte, me desperté.<br />
La realidad es otra…<br />
Y sólo tengo en mi vida<br />
y en mis sueños<br />
ilusiones y recuerdos.<br />
¿Qué pasó?<br />
Eso quisiera saber…<br />
54<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Ahora tengo mis recuerdos<br />
y el silencio.<br />
Es hermoso soñar<br />
y perseguir un sueño....<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Girasol veinticinco<br />
A la orilla del mar<br />
Como una niña<br />
jugueteo a la orilla del mar<br />
hablo a las ondinas y nereidas<br />
el viento sopla fuerte…<br />
las hadas se mueven, giran, juegan.<br />
Los silfos y gnomos están a mis pies.<br />
El fuego con sus salamandras…<br />
¿Dónde están?<br />
¿Dónde se encuentran?...<br />
Están escondidas y quieren jugar.<br />
Sí, estamos en tu corazón<br />
que es fuego y razón.<br />
Dancemos a orillas del mar<br />
danos la alegría de encontrarnos<br />
de amarnos a la orilla del mar<br />
pues somos uno solo…<br />
a la orilla del mar.<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
55
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintiséis<br />
Alegría de Vivir<br />
Al comenzar este día…,<br />
Vienen a mi mente los recuerdos.<br />
Recuerdos de tesoros que me ha dado la vida…<br />
y me pregunto:<br />
¿Cómo puedo vivir sin tenerlos?<br />
¿Cómo puedo vivir sin servir su desayuno?<br />
¿Cómo puedo yo vivir sin atenderles?<br />
Se han ido...<br />
Y yo no sé… ¡Cómo puedo vivir!<br />
Cada uno formó su nido…<br />
Y yo no sé… ¡Cómo puedo vivir<br />
con mi propio nido… vacío!<br />
En mi interior escucho una voz<br />
que incesante me consuela<br />
“es el tiempo de cosecha…,<br />
tú sembraste con amor…<br />
cada hijo se ha llevado parte de ti<br />
y tú…te quedas con ellos<br />
en tu alma y corazón.”<br />
Ellos te dan la alegría<br />
con palabras que no esperaste…<br />
¡Mamá, estoy orgulloso que seas mi mamá!<br />
¡Mamá, sé feliz, yo soy una prolongación tuya!<br />
¡Mamá, gané un premio porque eres mi super mamá!<br />
Y la voz en mi interior me dice:<br />
Sé feliz, pues dentro de ti están tus super regalos!<br />
¡La distancia no existe!<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
56<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintisiete<br />
Alma<br />
Cuando te he dicho te quiero<br />
te has puesto a llorar.<br />
No te sientes querida en tu soledad.<br />
Pero yo estoy aquí<br />
muy dentro de ti<br />
y te digo te quiero.<br />
Siempre te lo he dicho<br />
cual brisa del viento<br />
que acaricia tu cara.<br />
¡Te digo te quiero…<br />
ya no llores…<br />
vuelve a comenzar…<br />
pues ahora conmigo…<br />
nunca sola estás!<br />
¡Tú tienes la fuerza de recomenzar!<br />
¿Recuerdas la noche que te fui a visitar?<br />
Aparecí en tu sueño…<br />
Nuestras miradas se unieron…<br />
Yo, para decirte…<br />
¡todo el amor que te tengo!<br />
Tú, para decirme ¡lo siento!<br />
Y bajaste los ojos al verme tan bella.<br />
Sabías que podías comenzar de nuevo<br />
libre como el viento…<br />
y con alas nuevas<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
57
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintiocho<br />
Gracias vida<br />
Existe tanta belleza en esta vida.<br />
Al mirar la hermosura de las flores<br />
las olas del mar,<br />
el viento entre las hojas<br />
mi alma se recrea.<br />
Es cierto que a través de duras lecciones<br />
he aprendido y he sentido<br />
conocerme más<br />
y conocer a los demás.<br />
El mundo es maravilloso<br />
mi alma se goza<br />
y siento cómo una alegría desbordante<br />
quiere salir de mí.<br />
Gracias por todas esas ocasiones<br />
que se me presentaron<br />
y me permitieron cultivar<br />
la paciencia<br />
la tolerancia<br />
y la esperanza.<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
58<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol veintinueve<br />
La vid<br />
Es mi tronco leñoso.<br />
Es invierno y mis ramas<br />
secas y retorcidas<br />
parecen no tener vida.<br />
Espero, espero…<br />
Ya llegará el día…<br />
Por mi tronco y mis ramas<br />
corre la savia bendita.<br />
Ya llegará el día…<br />
Como la sangre corre en tus venas<br />
celebro la vida<br />
que aunque parece dormida<br />
está en el secreto del alma mía.<br />
Ya se asoman los primeros brotes<br />
que anuncian la vuelta a la vida…<br />
Ya vienen las hojas<br />
y sabrosos racimos<br />
que irán madurando<br />
con los rayos del sol.<br />
Ya está llegando el día<br />
en que tus manos me tomen<br />
para el jugo que es vida…<br />
y lo que fue un día<br />
tronco y ramas secas y retorcidas<br />
hoy se da feliz<br />
para endulzar tu vida.<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
59
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta<br />
Mujer otra vez<br />
La vida continúa…<br />
de lo que está feliz.<br />
La juventud que no supo valorar…<br />
cuando ha pasado el tiempo<br />
se da cuenta que es maravillosa.<br />
Ya los hijos partieron<br />
formaron sus nidos…<br />
en su vida hay paz<br />
y felicidad por ellos.<br />
En su alma siente el deseo<br />
de ser otra vez mujer.<br />
Han pasado los años<br />
y le queda el vacío que quiere llenar.<br />
Siente la alegría de vivir<br />
el deseo de ser feliz<br />
recuperar lo perdido<br />
encontrar a la mujer.<br />
Quiere seguir escribiendo<br />
el libro de su vida…<br />
el que sólo ella puede escribir.<br />
Y los días siguen tejiendo la vida.<br />
Hay esperanza, hay luz,<br />
Todo la lleva al encuentro…<br />
De ser otra vez mujer.<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
60<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y uno<br />
Soledad<br />
Tengo deseos de escribir,<br />
hablar y cantar sobre mi amiga<br />
Soledad.<br />
Hace días me acompaña…<br />
hablamos en silencio.<br />
Ella hace que aparezcan<br />
pequeñas nubes en mi cielo..<br />
pequeñas nubes que no sé disolver.<br />
Esas nubes aunque chiquitas…<br />
están nublando mi ser.<br />
Donde voy me acompañas<br />
Soledad…<br />
Me haces reflexionar…<br />
¿Por qué estás tan cerca de mi?<br />
Habiendo en el mundo<br />
tantos y tantos seres con quienes<br />
compartir, tocar sus manos, sonreír,<br />
dar abrazos y besos…<br />
unir en una danza de amor<br />
a todos los que tú acompañas<br />
Soledad.<br />
Sé que somos muchos<br />
pero cada uno te guarda en lo profundo<br />
y aparentamos que no estás.<br />
¡Cómo quisiera que te fueras<br />
y llegaran a abrazarme mis hijos,<br />
mis hermanos, mis amigas, mis amigos.<br />
Sentir su calor, sentir su amor<br />
y olvidarme de ti Soledad.<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
61
Girasoles Dorados<br />
Más, la realidad me hace ubicar aquí,<br />
ahora, y eres tú quién me acompañas Soledad.<br />
¿vamos a caminar?<br />
Tal vez esas pequeñas nubes…<br />
se hayan ido ya…<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Girasol treinta y dos<br />
Vida<br />
Y<br />
la vida sigue…<br />
no se detiene ante nada.<br />
Han quedado recuerdos<br />
que quisiera olvidar…<br />
como la inconciencia<br />
de no saberme encontrar.<br />
La juventud se fue…<br />
no la supe valorar.<br />
Y ahora, con el pasar de los años<br />
cómo la quisiera encontrar.<br />
Pero me queda la vida…<br />
tesoro infinito que me hace soñar.<br />
Te miro y te busco<br />
de aquí a la eternidad<br />
y quisiera volar…<br />
ir a las estrellas<br />
para poderte encontrar.<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
62<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y tres<br />
¿Quién soy?<br />
Yo Soy el que Soy,<br />
dijo Dios a Moisés<br />
en la montaña.<br />
Y yo ¿Quién soy?<br />
Soy mi alma que habita<br />
en este cuerpo.<br />
Soy la noche oscura<br />
cuando tengo pena<br />
y soy el sol radiante<br />
cuando estoy feliz<br />
Soy la fuente de agua<br />
pura y cristalina<br />
que corre alegre<br />
cantando una canción.<br />
Soy el viento<br />
que hace volar<br />
mis pensamientos<br />
y con ellos<br />
al fin del mundo voy.<br />
Soy fuego que arde<br />
por mis venas<br />
que alimenta el motor<br />
que es mi corazón<br />
donde se esconde el amor.<br />
Soy cada célula pensante<br />
dentro de mi ser<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
63
Girasoles Dorados<br />
a las que envío<br />
mi pensamiento de amor<br />
y les digo…,somos un todo.<br />
Como el sol y los planetas<br />
son uno solo<br />
formando el universo.<br />
Soy tierra, agua, fuego y mar.<br />
Soy el aire.<br />
Soy la luna y las estrellas<br />
que me miran y entran en mi ser.<br />
Soy mi bendito cuerpo<br />
que me lleva por la vida<br />
caminando por desiertos<br />
y praderas,<br />
en invierno y primavera.<br />
Como la tierra…<br />
he dado vida.<br />
Soy mujer…,<br />
hija, hermana, madre.<br />
He sido amante<br />
del amor y sigo amando<br />
tanto en esta vida.<br />
Soy y me amo…<br />
¡Me amo…me amo…,<br />
porque soy!<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
64<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
65
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y cuatro<br />
Dolor<br />
Las huellas de tus golpes<br />
con maquillaje trataré de borrar.<br />
Ésas son superficiales<br />
pero aquellas que están en mi alma<br />
ésas… anidadas quedarán.<br />
Mi infancia fue de colores<br />
y atesorados están,<br />
mi juventud con matices de<br />
alegrías , penas y felicidad.<br />
Pero el tiempo corre raudo<br />
y no alcancé a visualizar<br />
la oscuridad de tu alma que<br />
con astucia lograste tapar.<br />
Fuiste amoroso y tierno<br />
en tu forma de conquistar,<br />
pero la violencia de tu furia<br />
por el tiempo amordazada<br />
demostraste así sin más.<br />
Y mi rostro, y mi cuerpo<br />
recibieron con rudeza<br />
el horror de tu vil actuar.<br />
La huella de tus golpes<br />
yo lograré disimular,<br />
pero lo negro de tu alma<br />
contigo hasta el fin estará.<br />
Y el regalo a tu vida<br />
siempre será…<br />
rechazo y soledad.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
66<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y cinco<br />
Eres<br />
Amor, te siento.<br />
Amor, te sueño.<br />
Amor, te pienso.<br />
Amor,<br />
Eres risa alegría.<br />
Eres pena y llanto.<br />
Amor,<br />
La memoria de mi piel<br />
te recuerda.<br />
Amor,<br />
eres ausencia,<br />
eres lejanía cuando no llegas,<br />
eres tantas cosas,<br />
eres vida, sentimiento<br />
en todos mis sentidos,<br />
eres fuerza para luchar,<br />
eres amor.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
67
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y seis<br />
Hombre<br />
Hombre ausente de mis sueños,<br />
eres letargo en mi necesidad<br />
de sentir que estás para mí.<br />
Hombre, tus palabras me dan vida,<br />
haces mi corazón latir,<br />
entregas un te amo en secreto<br />
y con callada voz.<br />
Me envuelves con tu silente misterio,<br />
extraña experiencia a mis<br />
sentidos sin voluntad de ver<br />
tu real ausencia.<br />
Hombre, me aferro a tu recuerdo<br />
mantenido en el tiempo.<br />
En silencio evoco tu nombre,<br />
hombre amante, hombre amigo,<br />
si pudieras en este instante<br />
estar aquí.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
68<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y siete<br />
Ideal<br />
Como río sonoro,<br />
es el carcajeo de tu risa.<br />
El suave contoneo de sus aguas<br />
es tu pausado caminar.<br />
El viento ondea el pasto,<br />
llevándose el rocío,<br />
que el amanecer dejó.<br />
Quisiera ser el paisaje<br />
para acercarme a ti,<br />
coger tu mano,<br />
ver juntos el atardecer,<br />
que los rayos del sol<br />
iluminen tu rostro,<br />
besarte desde la distancia,<br />
sólo rosar tus labios.<br />
Amor soñado, entorno ideal<br />
forjado en mi mente,<br />
pero tú ignoras que existo.<br />
El tiempo pasará,<br />
seguirá su marcha rauda,<br />
mas la vida, otra oportunidad<br />
me dará, de volver a amar<br />
sin importar el paisaje.<br />
Lo podré hacer realidad<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
69
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y ocho<br />
Ilusiones<br />
Al morir las ilusiones,<br />
más estrecho se hace<br />
el camino que solo tú<br />
has de recorrer.<br />
Se oscurece el horizonte,<br />
las ideas de desvanecen,<br />
se anula tu voluntad.<br />
Ya nada quieres,<br />
en poco o nada crees,<br />
esa triste visión esconde<br />
una verdad de dolor.<br />
La soledad del alma<br />
no encuentra sosiego,<br />
en nada ve luz<br />
que aclare su pensar.<br />
Es un largo túnel<br />
que paso a paso,<br />
has de transitar.<br />
Cuando el cansancio<br />
venza tu soledad,<br />
te levantarás y verás<br />
que un nuevo sol,<br />
ilumina tu corazón,<br />
abrigando esperanzas<br />
para dar vida<br />
a nuevas ilusiones<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
70<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y nueve<br />
Luz<br />
Fuiste pequeña luz en mi camino,<br />
débil destello a mi impaciente anhelo<br />
de sentirme amada.<br />
Pronto se apagó en ti,<br />
el deseo de querer tomar mi mano<br />
para un camino juntos seguir.<br />
Amar requiere de entregar tiempo,<br />
caricias y palabras.<br />
Si me dejas de lado,<br />
no habrá un amanecer,<br />
sólo oscura noche en mi vida.<br />
¿Cómo conquistar tu corazón?<br />
¿Cómo tener un poco de tu tiempo?<br />
¿Qué hacer para que tus ojos me miren?<br />
¿Cómo entrar en tu mente,<br />
para que me pienses?<br />
Esquivo amor eres tú.<br />
Distante lucero en el cielo opaco,<br />
te apartaré de mi camino,<br />
para hacerlo suave a mi andar,<br />
y no seguir a tropiezos.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
71
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta<br />
Noche<br />
Noche silente como<br />
el recuerdo olvidado<br />
en el tiempo.<br />
Noche<br />
me invitas a crear<br />
historias nuevas de ilusiones<br />
que dan paso a la reflexión.<br />
Noche<br />
te llevas la luz de mi andar<br />
dejando el frío en mí.<br />
Noche<br />
¿qué color tiene la luna?<br />
Dime, hay un amanecer<br />
cálido y de luz.<br />
Noche<br />
no vengas con<br />
tu oscura soledad.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
72<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y uno<br />
Nostalgia<br />
Desde el balcón de mis angustias,<br />
siento pasar la vida.<br />
Se agolpan los recuerdos<br />
desatando las emociones.<br />
En silencio repaso,<br />
este largo caminar.<br />
Busco con nostalgia<br />
las alegrías de juventud.<br />
La soledad me lleva<br />
a rincones casi olvidados.<br />
Una leve sonrisa<br />
ilumina mi rostro<br />
trayendo al presente,<br />
todo lo ya vivido.<br />
Mi cuerpo acumuló<br />
la experiencia de los años.<br />
Se encorvó mi espalda,<br />
se arrugaron mis manos,<br />
los surcos de mi rostro<br />
es muy difícil borrarlos,<br />
mis ojos ya marchitos<br />
solo miran desde el alma.<br />
En el balcón de mis angustias,<br />
yo solo puedo esperar,<br />
la ternura de mis hijos.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
73
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y dos<br />
Quiero<br />
Quiero ser para ti,<br />
lo profundo y suave de ese<br />
sentimiento que<br />
se llama ternura.<br />
Ser el abrazo en tu tristeza,<br />
calma constante para tu fatiga<br />
al final de cada día.<br />
Que mis brazos sean refugio<br />
a tu necesidad de amar.<br />
Quiero entregarte con besos,<br />
todos los sentimientos<br />
anidados en el corazón.<br />
Quiero ser para ti,<br />
paisaje, música, serenidad.<br />
Que mi sonrisa sea alegría<br />
y eterno estado de placer<br />
a todos tus sentidos.<br />
Ser recuerdo constante<br />
en tu alma.<br />
Quiero hacer latir<br />
ese músculo grandioso<br />
llamado corazón,<br />
estar y permanecer<br />
por siempre en él<br />
y en tu pensar.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
74<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y tres<br />
Sentidos<br />
Ámame, como si yo fuera<br />
tu primer amor.<br />
Quiéreme, en tus noches<br />
de gran silencio.<br />
Siénteme, en el trino<br />
de todas las aves.<br />
Mírame, en la belleza<br />
de cada flor, incluso<br />
en la más sencilla.<br />
Piénsame, en tus momentos<br />
de absoluta lucidez.<br />
Abrázame, en cada árbol<br />
que te entregue su energía,<br />
pues en él estaré yo,<br />
respira los aromas<br />
como si fueran<br />
el perfume de mi piel.<br />
Guarda mi recuerdo<br />
en todos tus sentidos,<br />
que yo te seguiré amando<br />
y recordando como aquella,<br />
nuestra primera vez.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
75
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y cuatro<br />
Si yo fuera<br />
Si yo fuera cerrajero,<br />
cortaría la coraza que cubre<br />
y esconde tus sentimientos,<br />
y pondría candado<br />
a las palabras hirientes.<br />
Si yo fuera lluvia,<br />
lavaría las heridas que provocan<br />
el dolor y el resentimiento.<br />
Si yo fuera primavera,<br />
abrazaría tu cuerpo<br />
con el aroma de las flores,<br />
y pondría todos mis colores<br />
en cada sonrisa tuya,<br />
alegraría tus momentos de soledad<br />
con los arreboles del atardecer,<br />
calmaría tu ansiedad<br />
con un susurro a tu oído,<br />
y te daría las mejores palabras<br />
de cariño y amistad,<br />
para que pudieras atesorarlas.<br />
Quisiera ser ternura<br />
y con la calidez de un beso,<br />
borrar el crudo invierno<br />
que habita en ti.<br />
Si yo fuera alfarero,<br />
modelaría una nueva vida,<br />
para encontrarnos<br />
en cualquier momento,<br />
sin importar el lugar,<br />
76<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
darnos y regalarnos<br />
un te quiero,<br />
aquí estoy toma mi mano.<br />
Si yo fuera,<br />
me gustaría ser manto tibio<br />
para tus noches de insomnio,<br />
y poder disipar tus dudas,<br />
ser un rayo de luz en tu oscuridad.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
77
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y cinco<br />
Somos<br />
En lento proceso te marchitas,<br />
cual rosa solitaria<br />
al paso del tiempo.<br />
La vida se te escapa,<br />
como gotas de agua<br />
en la ardiente arena<br />
de un crudo desierto.<br />
No te dejes morir,<br />
aun hay tiempo<br />
para mirar el presente,<br />
ver caer el sol y<br />
esconderse cada día<br />
en el horizonte.<br />
Somos como el atardecer,<br />
cada noche morimos,<br />
para renacer a diario,<br />
con el claro amanecer.<br />
Somos proceso continuo,<br />
accionistas de nuestra vida,<br />
depende de nosotros<br />
el valor que damos<br />
a nuestro existir.<br />
Resiste, aún hay tiempo,<br />
abre los ojos y mira<br />
el jardín de tu vida.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
78<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y seis<br />
Tesoro<br />
Como quisiera poder dominar<br />
a esa gran fiera llamada timidez.<br />
Ella no me permite expresar<br />
en forma oral lo que quiero decir,<br />
con el corazón y mi mente.<br />
Mas, tengo un tesoro oculto,<br />
ese es mi cuaderno y mi lápiz,<br />
con ellos puedo, sin restricción<br />
plasmar en sus hojas<br />
lo que quiero y pienso.<br />
No me critican , no se burlan<br />
si algo está mal escrito,<br />
aceptan todo de mí,<br />
conocen mi sentir,<br />
saben de mis penas.<br />
¿Cuántas veces mi cuaderno,<br />
ha recibido mis lagrimas?.<br />
Él sabe de mis ocultos sueños,<br />
es mi fiel amigo, no protesta,<br />
el recibe y aguanta mis locas ideas,<br />
mis ganas de anotar<br />
sobre sus hojas,<br />
todo lo que mis sentimientos liberan.<br />
Cómo quisiera<br />
poder mi cuaderno sacar,<br />
mostrar y entregar mis pensamientos,<br />
a quien los quiera escuchar.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
79
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y siete<br />
Tiempo<br />
El tiempo pasa raudo,<br />
no podemos detenerlo,<br />
se lleva consigo las ilusiones,<br />
que alguna vez forjamos.<br />
Sólo podemos retener,<br />
los recuerdos añejos<br />
de la esquiva juventud.<br />
Atesoramos las experiencias<br />
de los años ya vividos,<br />
cada paisaje que ya<br />
nuestra cansada vista<br />
busca en el recuerdo,<br />
casi olvidado por el tiempo.<br />
Los amores de antaño,<br />
¿dónde quedaron?<br />
Nuestro paso cansino y pausado,<br />
acusa el paso de los años,<br />
la mente imagina aún,<br />
travesuras de infancia.<br />
Porque mientras esté viva<br />
la ilusión de permanecer<br />
y nuestro corazón siga latiendo,<br />
habrá tiempo para sentir<br />
y para seguir amando.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
80<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y ocho<br />
Viajera<br />
Mariposa errante,<br />
viajera del tiempo,<br />
vas de flor en flor<br />
bebiendo su néctar.<br />
Los colores de tus alas<br />
son diversos como<br />
un bello arcoíris.<br />
Pasajera de estaciones floridas,<br />
el sol es tu mejor aliado<br />
al despegar tus alas,<br />
hacia otras primaveras,<br />
seguirás tu ruta viajera errante.<br />
¿Cuántos paisajes visitados?<br />
En qué jardines nuevos<br />
has de posarte, para entregar<br />
tus besos de néctar<br />
a otras flores con tú<br />
frágil delicadeza,<br />
mariposa errante.<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
81
Girasoles Dorados<br />
82<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
83
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y nueve<br />
Prefacio<br />
Quedarán mis versos<br />
con cincel en el mármol estampados<br />
y con mi sangre<br />
teñidos en el simple papel.<br />
Es mi alma al desnudo<br />
es mi íntimo sentir<br />
que a la vez<br />
he cubierto<br />
con sutil y recatado velo.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
84<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta<br />
Tu Silencio<br />
Caminabas en silencio y sumergías tus manos<br />
en el agua …,<br />
con paños fríos paliabas el fuego de mi frente…,<br />
tus alados dedos quitaban mi cabello que caía rebelde.<br />
Te pregunté por mi padre y tu mirada vagó por un<br />
instante…,<br />
me dijiste… se fue lejos.<br />
Te llevaré al mar azul me dijiste un día…,<br />
sumergimos nuestros pies en el agua plácida…,<br />
luego, nuestros ávidos ojos se perdieron en el horizonte<br />
teñido con mil pinceladas rosadas, rojizas, azuladas…,<br />
y enmudecidas contemplamos el crepúsculo ya<br />
anunciado.<br />
Sólo hubo un viaje al mar inmenso…,<br />
me hablabas de Gabriela Mistral e hilvanabas<br />
algunos de tus versos en el cuaderno que aún conservo…<br />
y decías que Pablo Neruda con su “Me gustas cuando<br />
callas”<br />
te traía el recuerdo nefasto de un amor fallido.<br />
¡Madre mía, cómo amé yo tu silencio y cómo, no<br />
me di cuenta!<br />
Tu sonrisa, cual la Gioconda (dicen que oculta algo)…,<br />
tú, ocultabas tu lapidario cuento.<br />
Una franja como la grana de rojo tatuaba tu espalda…,<br />
la vi al vestirte con tu último atuendo.<br />
¡Madre mía, cómo no me di cuenta!<br />
Posé ese día, día postrero, mi mano en tu helada frente,<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
85
Girasoles Dorados<br />
luego en mi corazón partido y sollocé eternamente.<br />
Ahora camino y ese hielo de tu frente<br />
y mi corazón partido siempre presente.<br />
¡Cómo te amé madre mía!...<br />
¡Y cómo no me di cuenta, ese tatuaje, ese silencio!<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Girasol cincuenta y uno<br />
Crepúsculo<br />
Cae la tarde…<br />
se instala el crepúsculo<br />
en mis cuatro paredes.<br />
Felizmente el cristal<br />
de mi pequeña ventana<br />
inunda mis ojos de azul celeste<br />
de rosado rosa<br />
de rojo rojizo<br />
o de triste gris…<br />
Como en mi infancia<br />
vuela fantasiosa la imaginación<br />
creando dragones, duendecillos alados<br />
peces multiformes o figuras sin forma<br />
dibujadas con manos prodigiosas<br />
en la bóveda de un cielo infinito<br />
86<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
de un cielo cuajado<br />
de los mil caracteres<br />
que antojadizamente interpreto.<br />
No obstante mi solitaria alma<br />
llora e implora la belleza del cielo<br />
del cielo tangible del cielo real,<br />
la belleza del cielo ora estrellado<br />
ora arrebolado, o tal vez nublado grisáceo<br />
que me haga vibrar, sentir y “vivir”.<br />
Hay matizado de colores ardientes<br />
de colores tan fuertes<br />
que regocijan el alma…<br />
mi alma silente, mi alma dolida<br />
mi alma dormida…<br />
que imploro despierte a la vida<br />
ante el panorama sublime<br />
de un cielo teñido por mil pinceladas.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
87
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y dos<br />
El albergue<br />
Corre siempre el agua<br />
la humedad hermanada con ella,<br />
olor a abandono, a soledad,<br />
al estrecho cuarto lo invade el silencio…<br />
Una gotera constante, persistente<br />
cae y cae.<br />
Una lágrima rompe el silencio<br />
cayendo triste sobre un balde,<br />
sobre un balde ya rebasado;<br />
otros baldes recogen la lluvia…<br />
y tus lágrimas.<br />
“Miseria”, llamaría a este cuarto<br />
u “Olvido en tu ocaso”.<br />
No obstante tú estoica<br />
tal vez firme y serena.<br />
¿Qué más exigir?<br />
el olvido se ensaña,<br />
te hiere más y más.<br />
Cae otra gotera, otra y otra<br />
todos los baldes rebasados<br />
tu vida también<br />
colmados los tiestos,<br />
colmada tu vida<br />
de tantos ayeres,<br />
de tantos vaivenes,<br />
de tanta impiedad,<br />
total ¡Qué más da!<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
88<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y tres<br />
El río<br />
Río que acaricias la dura piedra<br />
río, cuántas lágrimas<br />
de los hombres en infortunio<br />
arrastras en tu cauce…<br />
Tus sabias aguas<br />
borran la tristeza de los hombres,<br />
vas con tu peculiar canto avanzando<br />
y el tiempo no te altera.<br />
¡No te duermas río<br />
que en ti alojo mi llanto!<br />
Vagas por el campo,<br />
por el valle, por mi sangre,<br />
río tienes vida,<br />
tienes ímpetu,<br />
río, al igual que mi sangre<br />
recorres los cuerpos vivientes…<br />
todo es vida,<br />
es tu corriente,<br />
es tu camino que no es<br />
sino agua cristalina,<br />
agua viva, viva<br />
al igual que mi sangre.<br />
Tú, mi río canta y canta<br />
y al final de mi destino<br />
tal vez …<br />
seas lecho de mi carne.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
89
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y cuatro<br />
Imposible avanzar<br />
Caminaste sobre guijarros todos<br />
y poco sobre mullida alfombra<br />
hilvanando siempre el camino<br />
quizás con hilos cortados…<br />
Rota la esperanza<br />
mezquina toda ansia anhelada<br />
forjando una vida con pasos<br />
tal vez equivocados<br />
con rumbo de “Calle sin salida”.<br />
Rota la esperanza<br />
aniquilada la fe, tortuoso el sendero,<br />
vaga la mirada, muerta la esquina<br />
que debías doblar…<br />
Volver, quisiste, ante una ráfaga<br />
de encontrados sentimientos.<br />
No obstante qué más da<br />
avanzaste unos cuantos metros<br />
sosteniendo tu débil humanidad.<br />
Se abre un trecho por el cual avanzar<br />
un letrero dice “Siga la flecha”<br />
raudo el paso, iluminada la mirada<br />
la esperanza renovada avanzas un poco más.<br />
Frente a ti alzándose imponente<br />
un gran muro con igual portón<br />
te detiene, irónicos, burlándose<br />
y riendo a carcajadas…<br />
letras grandes dicen:<br />
“Prohibida la entrada”.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
90<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y cinco<br />
Tarde<br />
La tarde se está yendo<br />
muy quieta y tan serena<br />
un sol tan sereno como ella<br />
da calor a mi alcoba y a mi alma.<br />
La tarde se está yendo, y yo con ella.<br />
Deleita mis oídos la algarabía<br />
de los niños en el parque,<br />
un bebé llora y presiento que<br />
su madre lo acaricia con ternura.<br />
Y yo sola con mi tarde…<br />
Pareciera todo tan cotidiano<br />
mas a ésta ¡Qué poesía la envuelve!,<br />
no obstante la tarde se va<br />
y revela lo bien que la viví…<br />
Sueños alados frente a mis ojos coroné,<br />
vagué como nunca…<br />
vagué por ríos con su hermoso canto<br />
y su complot con las piedras,<br />
mi elemento adorado.<br />
Estuve en la playa, en su suave arena<br />
(cuando pequeña la llamaba “Harina Tostada”,<br />
no era muy sutil mi imagen, era más bien prosaica).<br />
Me embriagué danzando en el oleaje marino<br />
y la brisa acariciaba mi rostro, mi piel.<br />
Seres alados me posaron luego<br />
en un verde prado<br />
y los dorados rayos del sol me envolvían.<br />
Un trino de avecillas mil surcaban<br />
el azulado cielo…<br />
y el azulado cielo como techo yo tuve.<br />
Soñé y soñé…<br />
la tarde estaba conmigo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
91
Girasoles Dorados<br />
y yo con ella<br />
y en amigable coloquio<br />
nos fuimos hacia la noche<br />
asidas de las manos y con los sueños cumplidos.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Girasol cincuenta y seis<br />
Las aguas de mi río<br />
Aguas de aquel río milenario,<br />
que si hablar pudieras<br />
contarías de la inhumana y vil miseria<br />
del hombre que te acecha<br />
del que niega a natura tu belleza,<br />
del que escupe tu límpido y cadencioso caudal…<br />
Tu lecho cual plateada franja de vida<br />
quiere ser parte de ti hombre sin nombre<br />
y perdona tu imprudencia<br />
mas el río sabe que es un río simplemente<br />
¿y pretende de ti benevolencia?<br />
¿y si arrojas en los tuyos tanto escarnio<br />
y tal desprecio?<br />
El río sólo anhela ser hermano del humano,<br />
refrescar su esencia, darle vida,<br />
adentrarse en su conciencia<br />
quiere saciar tu sed,<br />
tus anhelos y desvelos.<br />
quiere el agua para ti hombre sin nombre.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
92<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y siete<br />
Llanto, ahoga mi llanto<br />
llorar en silencio,<br />
que ahogar la tristeza<br />
¡Qué<br />
arraigada en mi piel<br />
en mi cuerpo…<br />
En mi alma tronchada<br />
por mil sin sabores!...<br />
¡Qué musitarle al viento<br />
mis lamentos sin tener<br />
eco en las horas<br />
tan largas que enmarcan<br />
mi tiempo!<br />
Caminar con el llanto<br />
perpetuado en mi cuerpo<br />
hecho nido en mi seno<br />
y hecho presa en mi alma<br />
¡y que nadie tenga<br />
que saberlo!...<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
93
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y ocho<br />
Omega uno<br />
Cuando yo creo que la fuente<br />
de mi inspiración se ha agotado<br />
y que el tiempo mi voz ha acallado,<br />
surge como el ave Fénix<br />
la palabra precisa,<br />
el verso adecuado<br />
que refleja, cual espejo,<br />
el sentir tan profundo<br />
y la experiencia tan amarga<br />
que llena y embarga<br />
mi cruel existir;<br />
no es cálido el viento que<br />
me envuelve…<br />
ni la brisa entibia mi enhiesto corazón,<br />
no son tiernos los pétalos<br />
de las rosas que palpo<br />
ni el rocío las toca<br />
ni el sol las acuna.<br />
No hay risas que imiten<br />
la alegría del niño.<br />
no hay auroras que den<br />
a mis días su albo despertar,<br />
no hay soles que entibien<br />
mi carne dolida,<br />
no hay crepúsculos que acompañen<br />
mi eterna soledad,<br />
se abre ante mi sólo la fosa<br />
tan profunda, que sin<br />
engaños ni piedad me invita,<br />
y pareciera ser mi amiga<br />
ante tanta y tan grande adversidad.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
94<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cincuenta y nueve<br />
Omega dos<br />
La inspiración agotada,<br />
la vida apagada<br />
la sonrisa una mueca<br />
el dolor tan latente,<br />
la carne lacerada<br />
el espíritu raído<br />
el alma maltratada;<br />
todas las puertas cerradas<br />
toda tu vida cercada…<br />
La jaula te asfixia<br />
un sendero angosto te dieron<br />
con guijarros hiriendo tus desnudos pies.<br />
Tu piel descamada, tu alma tronchada<br />
por mil sinsabores, mil dardos te hirieron<br />
y un sino tan cruento tu existir marcó.<br />
¡Qué llorar en silencio, qué ahogar la tristeza<br />
que envuelve tu ser!<br />
Es tu alma rasgada, masacrada<br />
que gime sin tener eco, sin una coartada<br />
sin un atajo que torne el camino<br />
en suave algodón.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
95
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta<br />
Sal de ahí<br />
Cierras la puerta y marcas la rutina.<br />
La puerta si hablara te diría:<br />
“No vuelvas”<br />
Ella insiste, vuelve, siempre vuelve,<br />
es su morada, es cierto,<br />
mas el golpe brutal la espera<br />
¡OH!, la puerta si hablara te diría:<br />
“Mujer, acaba, vuela…<br />
despliega tus alas, sal de aquí”.<br />
Tu dignidad mancillada, aniquilada,<br />
tu cuerpo tatuado de colores violáceos.<br />
Tu rostro te acusa<br />
compras lentes oscuros,<br />
disimulas en el trabajo.<br />
Llegas a casa con el pánico a cuestas<br />
la mano cobarde<br />
del chacal embrutecido te espera.<br />
Un día cualquiera (a quién le importa)<br />
corre un hilo rojizo bajo la puerta<br />
más tarde un charco como la granada de rojo<br />
aparece, el residuo de hombre<br />
ha saciado su sed cual hiena enajenada.<br />
Ah! Y tú no me olvides, soy la puerta<br />
soy testigo de tantas y tantas vivencias<br />
cuando quieras ¡Sal!<br />
que yo para ti,<br />
mujer,<br />
siempre estaré abierta.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
96<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y uno<br />
Silencio en tu ocaso<br />
El silencio largo perpetuado<br />
en mi alma, en mis entrañas<br />
y en mis días de soledad infinita;<br />
ronda tedioso mi transitar<br />
pareciera cansado de estar siempre a mi lado.<br />
En la noche se duerme<br />
junto a mi almohada<br />
y no logra, como él quisiera escapar.<br />
Yo no lo retengo, obviamente<br />
no obstante él esta ahí<br />
entre el aire que respiro<br />
y entre los anhelos y desvelos<br />
entre sueños frustrados<br />
y en algunos logros a medias alcanzados.<br />
¡Qué destino trazado!<br />
si el silencio mismo pareciera<br />
estallar y romper la monotonía<br />
de una vida sin futuro<br />
de una vida aniquilada.<br />
¡Silencio, ya me he dormido!<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
97
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y dos<br />
Y el olvido que no llega<br />
Tu mirada y tus anhelos<br />
tu mirada y tus desvelos<br />
conjugar el verbo olvidar,<br />
y el olvido que no llega…<br />
Mas sí lo recuerdos,<br />
¡reminiscencias aléjense ya!<br />
que en la noche silente y oscura<br />
te golpean cual dardos hirientes,<br />
desbocados…<br />
Son ecos brutales de voces despiadadas.<br />
Llega el alba y luego transcurre el día<br />
nada cambia el panorama<br />
y tú, solitaria vagas<br />
transeúnte en un camino sin salida.<br />
Claridad como la oscura noche<br />
arrojan el escarnio de un sino tan cruento<br />
reflejado al desnudo en tu rostro<br />
marchito con el tiempo.<br />
Mancillada tu imagen<br />
humillada tu figura<br />
por la ignominia de invisibles<br />
fantasmas que cual verdugos lapidarios<br />
en sus redes te envolvieron<br />
cruel camino, cruel destino<br />
¡y el olvido no llegó!<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
98<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Noemi Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas<br />
99
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y tres<br />
El mar y yo<br />
pasa cuando llego junto al mar?<br />
Me envuelve su misterio.<br />
¿Qué<br />
Ese que encierra las profundidades<br />
que son insondables para el ser humano.<br />
El mar es melodía y a la vez es vida.<br />
Yo llego a su orilla, miro en lontananza<br />
observo su azul y sus olas de espuma<br />
y todo mi ser siente calma infinita.<br />
Creo que algún día en el fondo del mar<br />
o en el cielo azul nos encontraremos<br />
y en un beso sublime volveremos a juntar<br />
ese amor infinito que no se termina.<br />
Que cada día crece<br />
y seguirá conmigo hasta la muerte<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
100<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y cuatro<br />
El mar otra vez<br />
El mar me atrae como un imán<br />
Quisiera volar sobre las olas<br />
y salpicar mi cuerpo<br />
con su espuma diáfana.<br />
¿Qué tiene el mar para mí?<br />
Tiene el embrujo de lo insondable.<br />
Me gusta el mar por su bravura<br />
por lo indomable.<br />
Quisiera caminar sobre sus aguas<br />
sumergirme en las profundidades<br />
para poder conocer el misterio<br />
que existe en el mar.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 101
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y cinco<br />
Quiero ser<br />
Quiero ser como el aire<br />
como el río en la montaña.<br />
Quiero ser como el sol<br />
que alumbra cada mañana.<br />
O como la luna clara<br />
en las noches estrelladas.<br />
Caminar por los campos<br />
inundados de perfumes<br />
de flores de mil colores<br />
de pajarillos que cantan<br />
un canto dulce y alegre<br />
que sacuden el alma<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
102<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y seis<br />
Zorzalito<br />
Zorzalito, zorzalito de mi barrio<br />
que vuelas de rama en rama<br />
bajando a nuestro jardín<br />
en busca de tu alimento.<br />
Te contemplo con ternura<br />
me alegras las tardes tristes.<br />
Cuando juegas y correteas<br />
igual que un niño travieso.<br />
Tu canto son notas dulces<br />
que vuelan alegremente<br />
entre las gotas de lluvia<br />
entre la brisa y el viento.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 103
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y siete<br />
Cuando nací<br />
Cuando nací<br />
nací entre cerros y quebradas<br />
con aroma a vides y olivos<br />
entre cueros curtidos<br />
y al aire libre.<br />
Nací cuando la tierra<br />
galopaba sin frenos<br />
locamente desbocada.<br />
Todos los seres<br />
sentían esta fuerza<br />
y pedían clemencia.<br />
Vine al mundo<br />
una noche cálida de febrero.<br />
Nadie me esperaba<br />
me adelanté sin aviso<br />
bajo esa noche estrellada.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
104<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y ocho<br />
Madre<br />
Hoy he sentido la pena más honda<br />
tú ya no te acuerdas de mí.<br />
¿Qué no eres mi madre?<br />
Antes mis ojos derramaban lágrimas<br />
ahora están secos.<br />
La tristeza la llevo muy dentro del alma<br />
sólo para mí.<br />
Siempre he pensado llegar a quererte<br />
pero cada día te alejas más<br />
¿Para qué luchar<br />
con esto que siente mi alma?<br />
Cuando cada vez me voy dando cuenta<br />
que te alejas más.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 105
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y nueve<br />
Madre, palabra sublime<br />
Madre, palabra sublime<br />
Dichosos aquellos que la han pronunciado<br />
de hijos alegres, de hijos agradecidos<br />
que van derramando todo su cariño<br />
aprendido en tu regazo.<br />
Como hubiera querido<br />
recibir de tus manos<br />
una dulce caricia<br />
o esa palabra tierna con consejo sabio.<br />
Lo recibí todo de manos ajenas<br />
que me entregaron tanto<br />
que me hicieron feliz.<br />
Pero nunca tuve el amor de madre.<br />
Pero me lo imagino…tierno, dulce, suave<br />
como vellón de espuma<br />
como una noche estrellada<br />
alumbrada por la luna.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
106<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta<br />
Amo amor<br />
Estoy enamorada del amor<br />
De ese amor que nos envuelve<br />
como la enredadera en la enramada<br />
con dulzura y melodía<br />
¡Cómo no enamorarse del Amor!<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 107
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y uno<br />
Recordándote<br />
Qué largos son los años sin ti<br />
camino cada día con tu recuerdo.<br />
El vacío que llevo dentro de mí<br />
es cada día más inmenso.<br />
Pasa el tiempo y se acrecienta<br />
va envolviéndome igual que la niebla<br />
esa niebla que nos entumece<br />
nos aletarga, nos enfría el alma<br />
Hubiese deseado detener el reloj<br />
para que nunca te hubieras ido<br />
porque me haces falta, tú a mí y yo a ti.<br />
Nuestra vida fue una sola<br />
envuelta en el amor, cariño y comprensión.<br />
Cómo te quiero amor.<br />
Cada día es más profundo tu recuerdo<br />
porque tú de mí no te has ido<br />
permanece junto a mí tu voz<br />
tus consejos, tu alegría de vivir<br />
y aquella espiritualidad que te adornaba.<br />
No puedo olvidarte<br />
donde miro estás presente.<br />
En los árboles plantados por ti<br />
los cuales ya han dado sus frutos.<br />
Qué feliz hubieras sido al verlos floridos<br />
pero tú los ves mejor que yo<br />
porque donde estás ves todo.<br />
Fuiste un ser maravilloso<br />
de esos que no se olvidan jamás.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
108<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y dos<br />
Caminando contigo<br />
Hoy estuve en un valle muy hermoso<br />
miré los árboles, las flores y las aves<br />
esas aves que se mecían dulcemente<br />
en las tranquilas aguas<br />
de una laguna encantada.<br />
Observé todo lo que ahí había.<br />
¡Cómo me hubiera gustado estar contigo!<br />
Tú fuiste hombre amante de la naturaleza<br />
gozabas con el rumor de las hojas<br />
y el canto de las aves.<br />
Hermoso hubiera sido<br />
que tomados de la mano<br />
fuéramos escribiendo<br />
los versos más bellos<br />
nacidos desde el alma.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 109
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y tres<br />
Diciembre 14<br />
Hoy es domingo 14 de diciembre<br />
tu amanecer fue feliz<br />
Con un ánimo envidiable<br />
pensando en preparar la Navidad.<br />
Hoy y mañana fueron días<br />
que no se olvidarán jamás<br />
Días de alegría infinita<br />
nada hacía presagiar<br />
lo que vendría después<br />
Tu partida, que aún duele.<br />
Salimos como siempre lo hacíamos<br />
pero ese día fue distinto<br />
se te vio muy cansado<br />
pero feliz de vivir la vida.<br />
Tu último día escuché tu palabra<br />
sabia y enriquecedora y dijiste<br />
cuando estuvimos juntos:<br />
la vida es algo muy difícil de enfrentar<br />
pero hay que saber vivirla<br />
entregándole a todos lo mejor de si<br />
para que estas navidades<br />
sean plenas de paz y amor<br />
como lo quiso nuestro Redentor.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
110<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y cuatro<br />
Conversando<br />
Un día que conversamos<br />
que alguno de los dos partiría<br />
tú me dijiste yo debo ser el primero.<br />
Tú quedarás protegida<br />
por el hijo que tenemos.<br />
Él es un hombre de bien<br />
que siempre estará contigo.<br />
Yo sé que tenías razón<br />
a cada instante lo comprendo<br />
pero los días que pasan<br />
van aumentando mi pena<br />
porque tu ausencia es muy larga<br />
y es muy grande mi tormento.<br />
Nadie suple tu palabra<br />
tu entrega de amor infinito<br />
la alegría de vivir<br />
cada momento contigo<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 111
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y cinco<br />
Imagen<br />
Una noche cualquiera<br />
soñé que caminaba<br />
por aguas cristalinas<br />
y tú a la distancia<br />
me esperabas<br />
Las aguas corrían suaves<br />
con su canto cristalino<br />
sobre las piedras dormidas<br />
con el rumor de las hojas<br />
de los árboles que allí había<br />
Llegué donde tú estabas<br />
pero tú te alejaste<br />
dejándome muy sola<br />
con mis brazos extendidos<br />
para poder abrazarte<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
112<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y seis<br />
Filosofía<br />
Y<br />
se va la noche<br />
y transcurre el día<br />
y pasan las horas<br />
y en la oscuridad<br />
se pierde la luna<br />
también las estrellas<br />
y yo me quedo<br />
callada con mi idea<br />
soñando siempre<br />
en cantar a la vida<br />
como canta el poeta.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 113
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y siete<br />
Día de sol<br />
Día de sol<br />
aire suave<br />
aguas cristalinas<br />
donde los cisnes se mecen<br />
Casas de cuento<br />
incrustadas en los bosques.<br />
Pueblos agrestes<br />
llenos de pinos y alerces.<br />
Al caminar por tus senderos<br />
los trinos de los pajarillos<br />
interpretan la canción del bosque<br />
me hacen sentir feliz<br />
libre de toda atadura.<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
114<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Antología de Poemas y Prosas 115
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y ocho<br />
Otoño<br />
Extasíame Otoño<br />
embriágame con tu copa<br />
de colores.<br />
Que tu elixir corra<br />
alocado y salvaje<br />
por mis venas.<br />
Arremolina y baila<br />
con mi pluma poética<br />
y tíñela de imágenes<br />
aromas y emociones.<br />
Alucíname Otoño,<br />
vuelve loca mi fantasía<br />
que dormía el letargo del verano<br />
y prende en mi retina<br />
los destellos del sol<br />
para el invierno.<br />
Bessie León Troncoso<br />
116<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol setenta y nueve<br />
Enamorada<br />
Sí, enamorada,<br />
¿Enamorada?<br />
de las estrellas infinitas en el cielo<br />
del aire que respiro en las colinas,<br />
de los bosques en la cordillera.<br />
¿Enamorada?<br />
Sí, del color y de la forma de las piedras<br />
del rumor del agua de este río encantado<br />
que baja serpenteando entre los montes.<br />
Amo la tibieza del sol sobre mi cuerpo,<br />
canción tierna del otoño nostálgico,<br />
amor de pájaros y de trinos amo,<br />
vuelos distantes a distantes cielos.<br />
Amor de gotas de rocío amo,<br />
joyas de pétalos de rosas en la aurora.<br />
Del agua amo su pasar eterno.<br />
su claridad, sus voces y su beso.<br />
Amo la música encantada<br />
de los bosques al pasar el viento.<br />
Pastizales lejanos de colores diversos<br />
como bellas alfombras<br />
tendidas bajo el cielo amo.<br />
Antología de Poemas y Prosas 117
Girasoles Dorados<br />
¿La lluvia? Sí, amo la lluvia,<br />
vivificante elixir para la vida nueva<br />
de brotes, de capullos y praderas.<br />
Enamorada estoy<br />
de las nubes que viajan por lo alto,<br />
del follaje del árbol movido por el viento,<br />
de las hojas que caen por el suelo.<br />
Todo me grita amor<br />
todo me abrasa.<br />
Todo me dice amor<br />
todo me besa.<br />
¿Enamorada? Sí<br />
de ese amor tan sublime, silencioso y eterno<br />
que tú me das Señor, a manos llenas.<br />
Bessie León Troncoso<br />
118<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta<br />
Mare nostrum<br />
Celestina que enlazas continentes lejanos,<br />
horizonte embrujante de viajeros eternos.<br />
Cálido beso de encajes en tu orilla cambiante,<br />
de oropeles que afloran con mensajes silentes.<br />
Murmullo tierno y dulce para noches de amor,<br />
rugir de bramadores de infernales tormentas.<br />
Látigo de furias en noches de galerna,<br />
aterradora fuerza de dioses vengadores.<br />
Que tus aguas sean mansas y bendigan la tierra,<br />
para que siempre aflore en tus playas tan bellas,<br />
la huella silenciosa de nuestro creador.<br />
Bessie León Troncoso<br />
Antología de Poemas y Prosas 119
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y uno<br />
Chillán, un solo racimo<br />
Chillán mi tierra dorada<br />
te vengo a cantar con alma<br />
a celebrar tu viñedos<br />
tus pipas y tus lagares.<br />
El néctar de tus parrones<br />
de tus gentes y tus pueblos<br />
formó un solo racimo<br />
de uva negra de uva blanca<br />
de uva rosa, mis primores<br />
tus primores, un vergel.<br />
Tus zarcillos entrelazan<br />
lo histórico y cultural<br />
lo artístico y lo divino.<br />
Añoranzas y esperanzas<br />
tu pasado, tu futuro<br />
y los años que vendrán.<br />
Racimo de uva maduro<br />
bella mujer de mi tierra<br />
con tu falda vino tinto<br />
o polleras de escarlata<br />
que vas bailando en los cerros,<br />
por los montes, por los valles,<br />
mientras el sol zapatea<br />
su mejor cueca en el aire.<br />
120<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
El sol te quiebra en matices<br />
donde las luces y sombras<br />
se reflejan en tus racimos<br />
translúcidos y brillantes<br />
o besa tus frutos rosa<br />
perfumados de fragancias<br />
en las tardes de añoranzas.<br />
Racimo de uva jugosa<br />
negra china coquetona<br />
o rubia de boca rosa<br />
columpiándote en las parras.<br />
embriágame y luego embrújame<br />
hasta llegar a mi copa<br />
y saciar mi sed del alma.<br />
Bessie León Troncoso<br />
Antología de Poemas y Prosas 121
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y dos<br />
Casona olvidada<br />
Tu siesta envejecida<br />
a orillas del camino<br />
despierta en nuestras almas<br />
nostalgias de otros tiempos,<br />
añoranzas, amores y tristezas.<br />
Las ventanas y puertas<br />
abiertas al silencio,<br />
semejan grandes ojos<br />
mirando hacia lo lejos,<br />
por si vuelven tus dueños<br />
desde el cenit lejano<br />
perdido en el recuerdo.<br />
El techo se derrumba<br />
al paso de los años,<br />
y el viento se entre cuela<br />
con sones de lamento.<br />
Ya no corren los niños<br />
por los patios desiertos.<br />
Las alcobas vacías<br />
llorando están sus muertos.<br />
Ya no habrá quién detenga<br />
sus pasos para verte,<br />
respetando la vida<br />
que encierran tus paredes.<br />
Muy pronto las malezas<br />
abrazarán tu cuerpo,<br />
derrumbando los muros<br />
y tus bellos recuerdos.<br />
Bessie León Troncoso<br />
122<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y tres<br />
Patria Nuestra<br />
Patria mía, Patria nuestra,<br />
estrecha serpentina de aguas claras<br />
tus bosques silenciosos me armonizan,<br />
el color de tus valles me deslumbra,<br />
el amor de tus madres me enternece<br />
y el valor de tus hombres me estremece.<br />
Cual telúrica y bravía<br />
estremeciéndonos siempre,<br />
espada flamígera blandida<br />
a los azares, dolores y a la muerte.<br />
El crisol de tu alma no se apaga<br />
con la furia del viento,<br />
ni el tronar de tu tierra<br />
y conservas tu espíritu gallardo<br />
en las pruebas y el fuego.<br />
¿Qué milagros son estos<br />
que no te quedan quejas<br />
ni resentimientos?<br />
¿Qué columna monolítica<br />
a pesar de los tiempos te sostiene?<br />
Madre Tierra, Tierra amada<br />
¿Qué dolor soterrado<br />
estremece tu vientre?<br />
¿Qué lágrimas de sangre<br />
corren por tus laderas?<br />
¿Qué posee esta raza<br />
que a pesar de dolores<br />
Antología de Poemas y Prosas 123
Girasoles Dorados<br />
siempre se yergue alegre<br />
y brotan los cantares de su pecho?<br />
Sagrada Patria mía, me ennobleces,<br />
reverencial y sacro espacio de la tierra<br />
tu canción milenaria<br />
se escucha más allá de los cielos infinitos<br />
como poema sinfónico del universo entero.<br />
Bessie León Troncoso<br />
124<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y cuatro<br />
La Canción de la rueca<br />
La rueca gira al compás<br />
en manos del hilandero<br />
que va adelgazando hebras<br />
los hilos del pensamiento.<br />
El golpe de la madera<br />
es un dulce tableteo<br />
y las horas se deslizan<br />
lentas como horas de cuentos.<br />
Remolino en movimiento<br />
hasta formar un crescendo<br />
que quiere llegar muy lejos<br />
y enlaza penas y sueños.<br />
La rueca quedó en silencio<br />
olvidada en un rincón<br />
su canto se fue alejando<br />
con el pasar de los tiempos.<br />
Ahora es una reliquia,<br />
hemos olvidado el cuento,<br />
más su canto de añoranzas<br />
nunca lo barrerá el viento.<br />
Bessie León Troncoso<br />
Antología de Poemas y Prosas 125
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y cinco<br />
Manos de Greda<br />
De tus manos de greda<br />
Quinchamalera<br />
surgió cantando a la vida<br />
la guitarrera.<br />
la cabrita del monte<br />
la cocinita de leña<br />
y las pailas de huevo<br />
o el chanchito alcancía<br />
guardador de monedas.<br />
Alfarera del campo<br />
silenciosa o alegre,<br />
entregas esculturas<br />
como bellos poemas<br />
desde la tierra negra<br />
plena de sentimientos<br />
plena de tus desvelos.<br />
Acarician tus manos<br />
tantos ensueños,<br />
eres pequeña diosa<br />
creadora de formas<br />
y de siluetas,<br />
desde tu alma noble<br />
para la tierra nuestra.<br />
En tus horas felices<br />
o en tus horas negras<br />
no te detienes<br />
mientras vas suavizando<br />
las asperezas<br />
126<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
entregando tu vida<br />
a la belleza.<br />
¡Alfarera de Chile<br />
bendita seas!<br />
Tú trasciendes la Patria<br />
la cordillera<br />
vas llegando muy lejos<br />
con tu canto silente<br />
llevando tu mensaje<br />
de tierra negra.<br />
Bessie León Troncoso<br />
Antología de Poemas y Prosas 127
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y seis<br />
¿Por qué será?<br />
qué de nuevo<br />
mi corazón se agita<br />
¿Por<br />
y el deseo de amarte<br />
me conmueve?<br />
¿Por qué de sueños<br />
tengo el alma plena<br />
y la espera de verte<br />
se hace eterna?<br />
¿Será que acaso<br />
tú también lo sientes<br />
y este mutuo deseo<br />
nos envuelve?<br />
¿Será que alumbra<br />
de luz el firmamento<br />
será que canta de nuevo<br />
para mí la aurora?<br />
¿Será que ya me quieres?<br />
Bessie León Troncoso<br />
128<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Bessie León Troncoso<br />
Antología de Poemas y Prosas 129
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y siete<br />
Metamorfosis<br />
La lluvia me trajo aquí<br />
entre campanas de plata<br />
mientras mojaba mi cara<br />
con lágrimas alargadas<br />
y sobre el pasto mojado<br />
lanzando puntas de lanzas<br />
para formar en la tierra<br />
pequeños ojos de agua<br />
donde se miran contentas<br />
retazos de nubes blancas<br />
que empujadas por el viento<br />
se desgarran a distancia,<br />
él quiere ver en el agua<br />
el reflejo de mi alma<br />
porque hoy es mi bautizo<br />
para transformarme en planta<br />
y entrar a un mundo nuevo<br />
en metamorfosis directa<br />
que yo acepto encantada<br />
mientras mis pies son raíces<br />
y mis brazos fuertes ramas.<br />
En ellas anidaré pájaros<br />
que me contarán historias<br />
de sus viajes de bandadas,<br />
y cuando ellos se vayan<br />
se llevarán mis ensueños<br />
en las plumas de sus alas.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
130<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y ocho<br />
Duraznero en flor<br />
Era sin duda una explosión rosada,<br />
seguramente ocurrió en el tiempo<br />
que media entre la noche y la mañana<br />
porque el día anterior nada anunciaba<br />
la suave llamarada de sus ramas.<br />
Y decidió vestirse de milagro<br />
como tocado por varita mágica,<br />
cada ramita se llenó de flores<br />
y lució esplendoroso esa mañana.<br />
Suave, limpio, alegre, ilusionado<br />
se anunció por el viento a las abejas<br />
que vinieron en enjambre a su llamada<br />
entonándole el zum zum en su ramaje<br />
mientras recogen el germen hecho polen<br />
para cumplir con el ciclo de la vida.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Antología de Poemas y Prosas 131
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y nueve<br />
Nostalgias<br />
Cuando se juntan otros pocos años<br />
llega la nostalgia del pasado<br />
días perdidos en la azul niebla del tiempo<br />
o en hojas de ajado calendario.<br />
Todo se ve distinto mirando hacia el pasado<br />
el dolor, la risa, el llanto,<br />
el amor que ya se volvió blanco<br />
o sólo es como un punto de color dorado.<br />
Mas, renace en el brillo de otros ojos<br />
y en la suave palabra de otros labios.<br />
Pero el pasado es un refugio<br />
para volver a él de vez en cuando<br />
recogiendo las riquezas que quedaron<br />
para llevarlas sin culpas al presente<br />
y seguir avanzando …<br />
a pesar del paso de los años.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
132<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa<br />
Un cuento para mi hija<br />
Una historia eterna…<br />
Érase una vez<br />
una niñita a quién yo encontré<br />
entre los pétalos de una flor.<br />
La llevé a mi casa, le dí mi ilusión<br />
y la acuné muy cerca de mi corazón.<br />
Pasó el verano y el otoño de oro,<br />
pasó el invierno de tardes medrosas,<br />
llegó primavera alegre y ruidosa<br />
y la niña chica del cuento de ayer<br />
como mariposa en metamorfosis<br />
pasó de ser niña a hermosa mujer.<br />
Este cuento breve no ha terminado<br />
mas no está en mí seguirlo contando.<br />
Su destino forja la niña mujer<br />
y esa historia nueva o la vieja historia<br />
depende de ella seguirla o callar…<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Antología de Poemas y Prosas 133
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y uno<br />
Sueños de una maestra<br />
Mi sueño era repetido y claro<br />
ser ese sembrador del poema de<br />
Belmonte<br />
y llevar la simiente por la tierra<br />
como él para “sembrar, siempre sembrando”.<br />
Pero la vida me ofreció otro campo:<br />
el corazón y la mente de los niños<br />
y en esa tierra, aún no cultivada<br />
hice alegre y útil la jornada.<br />
Eran sus ojos cual pequeños soles,<br />
eran sus manos cuencos de agua pura,<br />
eran sus almas fuego sin arder<br />
esperando la flama creadora.<br />
Me preparé buscando en los libros<br />
el mundo cultural de tantos siglos<br />
mas, fue mirando la naturaleza<br />
donde aprendí a leer con otros signos.<br />
Vi las perlas del rocío en las hojas<br />
como un ábaco de cuentas milagrosas<br />
acuarela cambiante el musgo era en la sombra<br />
y el murmullo del agua, música armoniosa.<br />
El mismo paradigma lo encontraba en el jardín<br />
diferente de mi curso,<br />
y tuve que sembrar buscando pautas<br />
en el cielo cambiante de sus ojos.<br />
Era mi campo tierra gruesa y dura,<br />
había que horadar la roca parda,<br />
pero aún allí, bajo esas piedras toscas<br />
latía la dulzura y la esperanza.<br />
134<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Las manos mensajeras de esos niños<br />
se enlazaron para unirse a mi destino<br />
comenzando a soñar juntos un mundo<br />
un Chile de cielo azul y campo florecido.<br />
Así fueron pasando largos años<br />
entre aciertos y errores asumidos<br />
pero siempre pensando en mejorar<br />
y lograr esos sueños prometidos.<br />
Ahora, al final de la jornada,<br />
bajo la sombra y el perfume de las hojas,<br />
en ese halo brumoso del pasado<br />
que me envuelve con calma luminosa<br />
mi espíritu vuela hacia otros mundos<br />
y la paz cierra tiernamente mis ojos.<br />
Mientras pienso que sí, cumplí mi sueño<br />
de ser sembradora de vida y esperanzas.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Antología de Poemas y Prosas 135
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y dos<br />
Reflexión<br />
De vez en cuando creo<br />
que debiera pensar en el peso<br />
de los años…,<br />
pero a mí el cada día<br />
me ofrece una puerta nueva<br />
que hay que abrir para buscar<br />
un sendero a recorrer,<br />
un libro para leer,<br />
una flor para plantar,<br />
una piedra que sacar<br />
para obtener la vida<br />
y del tiempo que me quede:<br />
en el invierno, los soles<br />
de las ramas del aromo.<br />
En primavera, las flores<br />
y los cantos de los pájaros.<br />
En verano, la modorra<br />
del calor y las chicharras,<br />
para coger en otoño<br />
las hojas arreboladas.<br />
En fin, vivir y vivir<br />
hasta que el tiempo me diga<br />
es la hora del descanso…<br />
¡Ojalá sea de noche<br />
para que no vea el alba!<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
136<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Antología de Poemas y Prosas 137
Girasoles Dorados<br />
CAPITULO II<br />
Prosas<br />
138<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y tres<br />
Me declaro en rebeldía<br />
Nos dijeron que fuimos creados a imagen y semejanza<br />
divina y hemos vivido por muchos<br />
siglos creyéndonos pequeños dioses.<br />
Cada vez que un músico rescata las sinfonías del universo,<br />
un escritor hace vibrar las profundidades del alma<br />
con palabras, un escultor nos asombra con la perfección<br />
de su obra, la voz de un cantante lírico se eleva en escalas<br />
doradas, o un paisaje bello nos deslumbra el alma, o<br />
quizás los ojos maravillosamente inocentes de una criatura,<br />
nos miran desde su mundo virginal, cada vez que<br />
las níveas aves cruzan las negras nubes, para recostarse<br />
en el arcoiris después de una tormenta, pensamos que<br />
hemos vivenciado un momento mágico, un reflejo de<br />
nuestra divinidad.<br />
Hasta hace poco me conformaba con estos maravillosos<br />
atisbos, pero a medida que pasan los años, quiero<br />
muchos más destellos que iluminen el mundo, ya que<br />
estamos siendo partícipes de tanta catástrofe natural y<br />
también de tanto daño que nosotros mismos le estamos<br />
infringiendo, no solamente a nuestra madre Tierra, sino<br />
también a nuestros hermanos.<br />
Cuando ya la muerte y el crimen es imagen frecuente en el<br />
televisor, que día a día nos informa “in situ” de los acontecimientos<br />
mundiales y nacionales, que han resultado en el<br />
aniquilamiento de seres humanos inocentes y también vemos<br />
nuestra propia falta de valores, nuestra propia crueldad<br />
y deshumanización como personas.<br />
Antología de Poemas y Prosas 139
Girasoles Dorados<br />
Cuando dolorosamente vemos que nuestros conocidos,<br />
amigos y familiares van desapareciendo poco a poco o<br />
muy rápidamente, como en estos días en que la nación<br />
fue azotada por terremotos y tsunamis y nos percatamos<br />
que el morir también será nuestro destino, podemos tener<br />
la dolorosa visión de una humanidad doliente, inarmónica<br />
y terrible con la imagen de un destino que, más<br />
temprano que tarde, nos llevará a traspasar ese dintel<br />
desconocido, y todavía nos queda tanto por hacer, tanto<br />
que dar, tanto que amar.<br />
Entonces, me declaro en rebeldía. Algo en este aparente<br />
mundo perfecto, avanzado y moderno no funciona adecuadamente,<br />
algo en nuestro cerebro perdió su categoría<br />
de divino, los genes que hemos heredado resultaron<br />
imperfectos. Hay una pieza que no calza en este engranaje<br />
cósmico que está fallando.<br />
Existe entonces un fraude repetido milenio tras milenio,<br />
catástrofe tras catástrofe, error tras error en este suicidio<br />
colectivo. ¿Dónde está nuestra imagen divina?<br />
El rostro de horror y de angustia, las lágrimas y el clamor<br />
de los que sufren en los cuatro puntos cardinales de<br />
la tierra, no es un rostro divino.<br />
¿Cuándo encontraremos la pieza perdida de este rompecabezas<br />
imperfecto, para que el universo abra definitivamente<br />
los portales de una era acorde con ese divino<br />
origen con que fuimos signados?<br />
En el intertanto y en el escaso tiempo que nos queda, sigamos<br />
peregrinando a pesar de todo y de todos, démosle alas<br />
a nuestra fantasía y sigamos soñando con un mundo mejor,<br />
para escapar de estas visiones. Tratemos de enarbolar de<br />
nuevo la bandera de la esperanza, a pesar de toda la reali-<br />
140<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
dad que nos rodea, esperando encontrar una luz definitiva en<br />
algún recodo del camino.<br />
No perdamos el corazón de niño, sigamos creyendo en<br />
los milagros, en los valores de los seres humanos, en la<br />
vida, esperando siempre volver a empezar, con nuevos<br />
bríos, porque en caso contrario estaremos definitivamente<br />
perdidos en las tinieblas.<br />
La única salida para nuestro anhelo de eternidad es poder<br />
vivir, aunque sea unas horas, un minuto, un segundo,<br />
momentos de intensidad, fraternidad, lealtad, amor<br />
y belleza, para nutrirnos de ella cada vez que el corazón<br />
se nos desborde de dolores, como cáliz amargo y el intelecto<br />
no nos baste para encontrar sentido al sin sentido.<br />
Bessie León Troncoso<br />
Antología de Poemas y Prosas 141
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y cuatro<br />
Simple Pepe<br />
Deseo acortar el tiempo”<br />
- Hoy voy a matarme- le dijo como le decía todo, directo<br />
y definitivo. Su madre lo miró como lo miraba siempre,<br />
sin entenderlo.<br />
-Termina tu desayuno y apúrate.<br />
La profesora te retará si llegas tarde- le dijo con su<br />
voz siempre dura; era una mujer cansada, indiferente<br />
a la trascendencia de sus pocas palabras que sonaban<br />
resentidas. Pepe era su hijo, también lo eran cuatro más.<br />
Lo que él dijera no era motivo de preocupación;<br />
pensaba en toda la ropa que tendría que conseguir para<br />
lavar esa semana, era mal negocio, mucho esfuerzo,<br />
poca ganancia y un reuma tan fiel como las ganas de<br />
tener dinero.<br />
Pepe veía a su madre alejarse, todo se le iba haciendo<br />
más ajeno: el mantel de plástico, las<br />
tazas, la panera que él había tallado… ya no valía la<br />
pena seguir esperando allí que todo lo abandonara, era<br />
la hora.<br />
Arrastró la silla al levantarse, fue al cuarto donde dormía<br />
con sus hermanos, aún quedaban sueños en el aire, pero<br />
no los suyos. La noche anterior había repartido sus<br />
pertenencias, escasas, entre sus hermanos, lo hizo en<br />
proporción a las atenciones que éstos le brindaran en<br />
los años de convivencia. El cura siempre repetía “Nada<br />
trajimos al mundo y nada nos llevaremos de él”.<br />
Detrás del ropero estaba la bolsa preparada con lo<br />
142<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
necesario. La guardó en su mochila y aspiró un aire<br />
caliente y calmoso. Volvió a la cocina para despedirse<br />
de la mujer que no lo quería pero a la cual tenía apego<br />
por extrañas causas que dicen relación con un cordón<br />
umbilical. Se detuvo en la entrada.<br />
-Mamá – la mujer volteó disgustaba,- Todavía estás aquí<br />
¡ándate de una vez flojo! Pepe respondió complaciente,<br />
- ya me voy, vine para decirle chao-. Algo que dolía lo<br />
atragantó unos segundos pero se diluyó en su saliva<br />
antes de descubrir lo que era.<br />
-Chao- dijo ella, imprimiendo un poco de humanidad<br />
a su voz ya anulada por otras muchas voces. Le dio la<br />
espalda y continuó lavando la loza del desayuno.<br />
-Y no me entierren con zapatos, aprietan- le dijo y se fue.<br />
La mujer siguió lavando.<br />
En el camino vio personas en un ir y venir, vio un perro<br />
que dormía junto a un grifo, vio al hombre que distribuía<br />
los diarios y revistas, esas que leía aunque muchas veces<br />
no comprendiera el alcance de las palabras, pero Pepe<br />
sonreía ante la carencia.<br />
Se sentó en la fuente de la plaza, miró al cielo y sintió el<br />
tenue calor del sol en su rostro, sería un día despejado…<br />
escasas nubes (no como en su cabeza con tantas que lo<br />
atormentaban) era un buen día para partir, nada de lluvia,<br />
que sería como un llanto y él no quería que lloraran por él.<br />
Recordó con nostalgia, como siempre lo hacía, un hecho<br />
lleno de emotividad y ternura, su paseo al “Pocito de San<br />
Antonio”, donde iba cada fin de año con su curso y la<br />
buena de la “tía Lily” ¡como jugó y se bañó junto a sus<br />
compañeros!.<br />
Pepe se complacía con la alegría de los demás, sintiéndose<br />
feliz por unas horas, pero ese día aún le dejaría más<br />
felicidad y se fue cuando la profesora dijo, después que<br />
Antología de Poemas y Prosas 143
Girasoles Dorados<br />
conversaron e hicieran una sobremesa, sin mesa como dijo<br />
Patricio, que jugaran a la pelota, y ¡qué desilusión, habían<br />
olvidado traerla!, fue entonces cuando la tía Lily ante la<br />
desolación de varios rostros tristes y cabizbajos le dijo a<br />
Pepe si andaba con todos sus cachivaches- entonces ármate<br />
una pelota de trapo- y Pepe con un orgullo inmenso, como<br />
si fuera a salvar al mundo , dio forma a una y la lanzó a<br />
sus compañeros, que empezaron a chutearla entre bromas y<br />
algarabía. ¡Oh, recuerdos!.<br />
Caminó hacia la salida del pueblo buscando un lugar<br />
alejado de ruidos humanos, pasó frente a la Escuela, no<br />
entró, pero sí buscó la ventana que daba a su sala y gritó<br />
“Tía Lily, tía Lily”, la profesora se asomó extrañada, y Pepe<br />
sorprendiéndole -¡Hola tía! Un poco de saliva impetuosa<br />
salpicó el rostro de la educadora.<br />
-Pepe ¿qué haces?, entra a la escuela de una buena vez.-<br />
La tía Lily estaba nerviosa, gran parte de su alumnado se<br />
había subido sobre las mesas y asomaban su cabeza por las<br />
ventanas saciando su típica curiosidad.<br />
Pepe reía y riendo dijo- “No voy a entrar tía, vine a despedirme<br />
de usted y de éstos- apuntaba hacia sus compañeros -¡Chao!-<br />
-¿A dónde vas? Interrogó la profesora, desolada ante el<br />
desorden de sus discípulos. Pepe, alejándose le contestó<br />
frenético -¡Al cielo, de seguro!- Y se fue, dejando a la tía<br />
Lily con la desagradable sensación de no haber entendido y<br />
con su curso sublevado.<br />
Alguien dijo “Se va a matar” y con una falsa sonrisa cubrió<br />
sus palabras.<br />
No podía caminar rápido, los zapatos le herían los talones,<br />
nunca hizo nada rápido para no abrir más la herida. ¿Por<br />
qué se sentía infeliz?, lo era en realidad, ¡cómo pudieron<br />
enviarlo a vivir desnudo, no le dejaron con qué cubrirse!.<br />
Duele adentro y se desconoce el lugar preciso en que<br />
144<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
dieron el golpe marcándole para siempre.<br />
Le vino a la memoria el recuerdo de su padre, siempre<br />
ebrio y con una lengua afilada y amenazante. Nunca lo<br />
quiso… por lo demás lo vio tan poco, llegando a casa y<br />
castigándolo a él y a sus hermanos; la madre temblaba<br />
esos días y casi no comía, siempre pensó Pepe que su<br />
madre fue victima de este hombre y que ella se ensañó<br />
en sus hijos por lo que no demostraba ningún afecto, ya<br />
que como ella misma decía - el destino le había dado<br />
cinco engendros y la carga dolorosa de criarlos…<br />
Y para rematar la obra, el problema de Pepe, que sus<br />
controles, que sus pastillas, una en la mañana y otra en<br />
la noche y que “no olvide tomarlas” decía el médico, “ya<br />
que le sobrevendrá el ataque”, y le sobrevenía; entonces<br />
su madre lo cuidaba, y después que las convulsiones<br />
habían cedido, ella estaba aún a su lado, ¿lo amaba?,<br />
¡pobre mujer! Pensó Pepe, parece una anciana no<br />
siéndolo y tan amargada…<br />
Había que caminar harto, pero ¿cómo? lo venía<br />
madurando desde hacía tiempo: irse? Sí- mientras<br />
seguía caminando recordó a Raquel ¿debería despedirse<br />
de ella? y no, no había tiempo, además siempre que la<br />
visitaba terminaba en un estado de total desamparo y<br />
con su epidídimo vacío.<br />
Tal vez ella lo amaba o tal vez sólo lo usaba para darle<br />
guerra a la soledad del lenocinio. “ Ella en todo caso<br />
mitigaba en parte mi desgracia”, “no obstante hay<br />
quienes no, y esas son las grandes culpables, ¿donde se<br />
ocultan y quién o quienes son?”.<br />
Sacó la radio a pilas de su mochila … alguien cantaba y<br />
lo hacía bien; desde el día que descubrió la belleza de la<br />
música empezó a creer en los colores de las cosas, mas,<br />
esto no bastaba…<br />
Antología de Poemas y Prosas 145
Girasoles Dorados<br />
Caminó y caminó y cuando lo vio se dijo – “Es un<br />
árbol grande, resistirá”. Se desprendió de la mochila,<br />
sacando de ella la bolsa que contenía la soga, la sostuvo<br />
en sus manos casi con delicadeza, alguien le había<br />
enseñado cómo hacer un nudo, un nudo especial, uno<br />
que cumpliría con su objetivo.<br />
Mientras la radio sonaba iba armándolo, lenta y<br />
certeramente.<br />
Hacía calor, se quitó la chaqueta, todo estaba a punto…<br />
repiqueteó en sus tímpanos la señal: hora de partir, no<br />
obstante se dio una tregua, para qué precipitarse si ya<br />
esto era un hecho concreto, supo que no tenía miedo,<br />
ni dudas, había que irse… Extrañaría el sol, siempre le<br />
gustó su calor, la música que le brindaba compañía, y<br />
como avergonzado reconoció que realmente extrañaría<br />
las sopaipillas con zapallo, - ¿Existirán en el cielo? – el<br />
cura nunca dijo que las hubiera, pero, tampoco lo negó-.<br />
Bueno, de todas maneras sobrevendría un cambio. De<br />
pie ante el árbol colgó la cuerda, aumentó el volumen<br />
de su radio a pilas… nunca le gustó el silencio que hacía<br />
más evidente su interior mudo. Se sacó los zapatos,<br />
escuchó con más atención la melodía que llenaba sus<br />
oídos, miró hacia el cielo, lo encontró hermoso…<br />
Al atardecer lo encontraron dos hombres guiados por<br />
la música, lo reconocieron. Uno de ellos dio la noticia<br />
a la mujer que lavaba, ella declaró – “Sí, si dijo que se<br />
iba a matar”.<br />
-Pero usted no pudo impedirlo?.<br />
-Bueno, su destino sería…<br />
En el funeral la tía Lily, en representación de la<br />
Escuela dio el pésame a la familia, Raquel también<br />
estaba, lloraba. La madre, como descubriendo recién la<br />
dimensión de lo sucedido reconoció “Era un muchacho<br />
146<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
bueno, quería ser carpintero , yo creo que lo hubiera<br />
logrado”.<br />
-Pero ¡Mamá!, ¿Por qué me enterraste con zapatos?.<br />
Aquí me negaron la entrada, aduciendo que aún no era mi<br />
tiempo… y como no puedo caminar mucho por el dolor<br />
en los talones me senté a escribir…. Si bien falta tiempo<br />
para que pueda traspasar el límite, me doy cuenta que<br />
aquí soy igual a todos los demás.<br />
La espera es triste… pero ahora hay esperanza.<br />
“Sólo las prisiones difieren”.<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas 147
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y cinco<br />
Agosto tu Agonía<br />
El me mira, yo le miro; ambos nos miramos a los<br />
ojos; los tuyos son como son los ojos de los gatos<br />
y los míos como los de los humanos. Parecieras<br />
pedirme algo en tu silenciosa y triste soledad. Yo quiero<br />
contarte algo de mi triste y silenciosa soledad ¡Mira tú<br />
que tenemos muchas cosas en común!<br />
Hubo una noche que regresé de un viaje. Noche oscura de<br />
mi barrio y yo sola y tú solo. Te pareció extraño el verme<br />
a esas horas, lo presentí, a mí también me lo pareció…<br />
aunque por lo que sé, los gatos deambulan por las noches,<br />
duermen poco y luego merodean por ahí, buscando comida,<br />
ratoncitos tal vez, luego duermen otra vez.<br />
Mira gato que entablemos una amistad, o ya está establecido,<br />
tácitamente. Yo no te quiero es cierto, no te alimento,<br />
ni te hago “nanai”, no obstante ambos, tú gato, y yo<br />
humano, somos iguales; nos une la soledad, el abandono.<br />
Tú, estás enfermo y según tu médico, médico de gatos,<br />
para que entiendas “ tu veterinario” ya te sentenció; mi<br />
médico internista, médico de los humanos me está tratando;<br />
aún no me ha dado una sentencia, o para que entiendas<br />
“ un diagnóstico”; bueno, menos entenderás esto; ya<br />
ves, estamos ambos en las mismas condiciones: tú partirás<br />
y dejarás tu mundo gatuno (¿se dice así?…bueno…<br />
¡Como sea!). Yo partiré y dejaré a los humanos que me<br />
rodean ¿ves?...Espero que sea más tarde que temprano…<br />
¡Ah!... Hay un dicho: “todos queremos irnos al cielo pero<br />
nadie quiere morir”… ¡Me calza bien este dicho!...<br />
Ahora te contaré algo que observé de ti ayer, en realidad<br />
había ocurrido otras veces, sólo que le resté importancia;<br />
abrí la puerta de la cocina que da al patio y tú<br />
148<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
estabas ahí, te percataste de mi presencia y raudamente<br />
corriste y te alejaste, como avergonzado diría yo; hice lo<br />
que tenía que hacer y me entré a la casa; más tarde miré<br />
por la ventana de la cocina y ahí estabas otra vez…¿me<br />
cuidas?...¡qué tierno! Pero aún no me conmueves ni llego<br />
a amar tu familia gatuna.<br />
Bueno, hay otros gestos que me hacen pensar que me cuidas<br />
o quieres que yo sea para ti solamente: me doy cuenta<br />
que no permites a otros de tu especie en mi patio; suelo<br />
dejarte comida, no comprada o especial para gatos, sino<br />
mis sobras (perdón, te doy lo que debería echar a la basura),<br />
es que aún no me conmueves tanto o no me nace quererte<br />
como otros seres quieren a sus mascotas y claro…tú<br />
ni siquiera eres mi mascota; mira, aún no queriéndote, no<br />
acepto este término para ustedes los animales, yo no amo<br />
tanto a los animales, no obstante jamás les haría daño; por<br />
otra parte pienso que el animal debe ser libre, encerrarlo,<br />
amarrarlo a un cordel, o poner cadena a su cuello lo encuentro<br />
fatal.<br />
Por otra parte no tengo animales, por ejemplo podría tener<br />
un perro, bien bravo, que ahuyentara a los amantes de lo<br />
ajeno, y he aquí que surge un grave problema, bastante<br />
habitual en mí, me significaría trabajo, debería cuidarlo,<br />
alimentarlo, darle agua, etc., etc. Jamás lo tendría abandonado,<br />
sería yo la responsable de su vida ¿ves? No detesto<br />
a los animales, todo lo contrario, claro que cada cual en su<br />
espacio o entorno.<br />
Corolario = no tengo animales, pues me significaría atadura<br />
y obligaciones.<br />
Gato vecino, ni siquiera sé tu nombre, tu dueña poco te<br />
llama y tú duermes y duermes plácidamente (¿o por tu<br />
enfermedad?) en mi patio, para qué decirte que estamos<br />
en las mismas condiciones; yo duermo siesta. Tú no ca-<br />
Antología de Poemas y Prosas 149
Girasoles Dorados<br />
zas ratones, ni haces esfuerzo alguno; yo trato de no<br />
esforzarme y no pienses que es flojera, jubilé y esquivo<br />
al máximo ciertos trabajos del hogar.<br />
Disculpa, pero ayer te observé muy decaído. Nos miramos,<br />
parece que querías decirme algo; hoy no te he visto…<br />
¿No te habrás ido a dormir eternamente y no seas<br />
ya más de la familia gatuna? –¡Estoy muy preocupada!…<br />
no obstante… trato de ser optimista. ¿No tienen<br />
los gatos 7 vidas? ¿Cómo saberlo si tú no me cuentas<br />
nada?... ¿En qué período estás tú? ¿En qué vida, la 4ª, la<br />
5ª? Espero que no estés en la 7ª porque hasta ahí no más<br />
te llegó la suerte. ¡Ah!... ¡ Acabo de verte!... Me quitas<br />
esa preocupación que extrañamente siento, sigues vivo,<br />
te miré por la ventana del 2º piso y tú me devolviste la<br />
mirada ¡Qué tierno!<br />
Tú gato y yo mujer, nos comprendemos ¡telepatía! O<br />
unimos nuestra soledad, nuestro silencio. Nos une además<br />
y es lo principal, a todo ser viviente, el aire. Yo<br />
amo el aire que respiro y tú respiras mi mismo aire y<br />
así será hasta que uno primero que el otro emprenda<br />
su partida. Estás enfermo, yo más o menos: gocemos<br />
entonces, disfrutemos el aire que invade nuestras vidas<br />
o que nos da vida.<br />
Temor, desaliento sentí ayer cuando no te vi… ¡Dos<br />
días sin verte!... Creo imprudente preguntarle a mi vecina<br />
cómo estás (no tenemos mucha comunicación). No<br />
obstante, horas más tarde voy saliendo y veo a mi vecina<br />
con otra joven como ella en el antejardín de su casa,<br />
mi vecina le está contando de ti…., simulo problemas<br />
con la cerradura de la puerta de calle y escucho la conversación<br />
…¡Te fuiste!<br />
Ayer muy tarde cerraste tus gatunos ojos, emprendiste<br />
el viaje que todos haremos…, gatos y humanos, anima-<br />
150<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
les todos; me invadió algo nuevo en mí respecto de los<br />
animales, pena, dolor, no sé, pero una angustia abrazó<br />
mi pecho; sentí mis ojos húmedos y una sensación de<br />
pérdida irremediable…<br />
Te has ido y he quedado más sola aún. Espero que alguien<br />
donde quiera que estés…te regalonee, te dé afecto y sientas<br />
que te aman (todo esto también lo espero para mí).<br />
¡Cómo es la vida! Había pensado acercarme a ti y darte<br />
un nombre… darte cariño…paliar esa soledad y tristeza<br />
que transmitían tus ojos, que no era otra cosa sino mi<br />
misma soledad y tristeza… Ahora es tarde, ya no nos<br />
veremos, sólo me conforma que se acabó para ti la desgracia;<br />
yo sigo aquí abriendo la puerta que da hacia el<br />
patio, recordando tus lindos ojos gatunos como yo los<br />
llamaba muy en mi interior… y no me daba cuenta, que<br />
te quería tanto.<br />
“A la familia gatuna y a los humanos carentes de afecto”<br />
Noemi Sepúlveda Idalbo<br />
Antología de Poemas y Prosas 151
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y seis<br />
Carta al Más Allá<br />
Han transcurrido ya seis meses, desde tu partida…<br />
y hoy, como siempre, vuelve a mí el<br />
recuerdo imborrable de aquel día en que surgiste<br />
ante mí, como venido de la nada... En tus manos<br />
sostenías un cuaderno que ya consideraba perdido y que<br />
venías a devolverme. Dijiste que lo habías encontrado y<br />
desapareciste de la misma forma en que habías llegado...<br />
Me quedé intrigada: ¿quién eras?, ¿de dónde venías?,<br />
¿por qué habías tomado un cuaderno que le interesaba<br />
sólo a su propietaria del lugar en que lo había dejado?<br />
Con el tiempo comprendí que cada uno de tus actos tenía<br />
una razón de ser, que tus acciones se ajustaban a un<br />
plan que te llevaría al éxito. No supe, en ese momento,<br />
por qué, pero interiormente, algo me decía que serías<br />
parte importante de mi vida. Tu mirada profunda y plácida,<br />
me hizo sentir que estabas analizando cada una de<br />
mis palabras y evaluando cuál debería ser tu próximo<br />
paso... Mientras, yo me preguntaba si te vería de nuevo<br />
y si estarías, al igual que yo, esperando un reencuentro.<br />
La respuesta llegó muy pronto. Al salir del Liceo, en esa<br />
cálida mañana de enero, te vi caminando lentamente,<br />
en el mismo sentido en que yo debía dirigirme... Leías,<br />
aparentemente, un libro: “Por qué no soy cristiano”, de<br />
Bertrand Russell... Tu aspecto, tu calma, el libro aquel,<br />
me hacían pensar que eras alguien que se encontraba<br />
allí por accidente. Muy lejos estaba de pensar que cada<br />
uno de tus pasos de ese día, habían sido planificados,<br />
porque tú ya sabías de mi existencia...<br />
152<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Mi amor por ti surgió casi en el mismo instante en que<br />
te conocí. Me parecía lo más natural hacer planes a largo<br />
plazo contigo, aunque recién hubiéramos iniciado un<br />
pololeo...<br />
Cuando trato de recordar los hechos ocurridos hace ya<br />
tantos años, siento que todo fue tan tranquilo, tan apacible<br />
y, al mismo tiempo tan hermoso... Son tantas las<br />
cosas que aprendí a tu lado: casi sin darme cuenta, me<br />
fuiste alejando de los dogmas que había aceptado, tal<br />
vez por comodidad; aprendí a disfrutar con las novelas<br />
de ciencia ficción, que después comentábamos con<br />
entusiasmo; me enseñaste a tener confianza en mí misma;<br />
me enseñaste que tu padre, ese señor tan severo y<br />
temido por algunos, era un hombre tierno y cariñoso<br />
debajo de esa piel de lobo, y permitiste que encontrara<br />
en él a ese padre mío que no conocí, pues había fallecido<br />
cuando yo tenía poco más de un año y no recordaba<br />
nada de él.<br />
Y así, fuimos construyendo una relación sólida, segura y<br />
tranquila, que se proyectaba con entusiasmo hacia ese futuro<br />
que parecía tan lejano cuando nuestras familias establecieron<br />
que, cualesquiera que fuesen nuestros anhelos, sólo<br />
podrían concretarse cuando ambos, tú y yo, hubiésemos<br />
terminado nuestras respectivas carreras.<br />
Pero nuestro amor crecía con el tiempo... Recuerdo con<br />
claridad el día en que, por fin, se realizaba nuestro sueño<br />
de unir nuestras vidas para siempre... lo habíamos<br />
esperado tanto... Yo te seguí donde quisiste ir a trabajar,<br />
aunque me ofrecieran clases de francés en vez de las de<br />
matemática para las que, con tanto esfuerzo, me había<br />
preparado.<br />
Antología de Poemas y Prosas 153
Girasoles Dorados<br />
Pero nuestra enorme felicidad se empañó con la repentina<br />
e inesperada muerte de tu padre, mi suegro, que<br />
también había sido un padre tierno y cariñoso para mí...<br />
Este hecho doloroso, nos trajo de vuelta a Chillán, donde<br />
nos radicamos por un tiempo, no sin algunos problemas.<br />
Luego de una estadía en San Carlos, partimos<br />
a la capital, becados: tú para obtener tu especialidad y<br />
yo con una beca de Naciones Unidas. A su término, tu<br />
decisión fue regresar a Chillán.<br />
Regresé contigo, no sin protestas: para ti, en esta ciudad,<br />
había un campo extenso e inexplorado, que pronto se<br />
iría convirtiendo en parte de tus desvelos: había que mejorar<br />
la salud de Ñuble; había que interesar a los equipos<br />
de salud en la importancia de la Salud Pública; había<br />
que enseñar a prevenir, más que a curar... Había tanto<br />
por hacer... Yo, en cambio, volvía a lo mismo de siempre,<br />
pero venía contigo, porque seguía pensando que la<br />
vida sin ti y, ahora, sin mis hijos, carecía de sentido.<br />
Los años fueron pasando... Nuestros hijos tenían 12 y<br />
casi 9 años respectivamente, cuando, por fin, se cumplió<br />
tu deseo de tener otra hija... Fuiste un padre excepcional<br />
que dedicabas todo el escaso tiempo de que disponías a<br />
tus hijos. Creaste un par de personajes, Pepito y Juanito,<br />
dos pajaritos cuyas aventuras le contabas a nuestra hija<br />
mayor, todas las noches, antes de dormirse. De tu imaginación<br />
brotaban peripecias que tuviste que ir restringiendo<br />
a medida que nuestra hija crecía, pues iba imponiendo<br />
condiciones hasta lograr que todas las historias<br />
fueran lindas y alegres, porque de lo contrario, su pena<br />
te obligaba a terminar rápidamente con los sufrimientos<br />
de estos personajes que, posteriormente acompañaron<br />
antes del sueño a nuestros hijos menores que ella.<br />
154<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Nuestra vida se desarrolló plácida y alegremente... Tenías<br />
una salud de hierro, trabajabas sin agotarte nunca... Y todos<br />
los días teníamos tanto de qué conversar... Descubrimos<br />
la idea de juntarnos para un café, todas las tardes, a<br />
la hora en que yo regresaba de mi trabajo y los minutos se<br />
nos hacían cortos para comentar las novedades de la tarde,<br />
pues las de la mañana, ya las habíamos comentado a la<br />
hora del almuerzo.<br />
Si tuviera que resumir tu actitud hacia mí, además del amor<br />
que nunca dejaste de demostrarme, tendría que decir que<br />
fuiste el motor que siempre me empujó a hacer cosas en mi<br />
propio beneficio: tú me impulsaste a trabajar en la Universidad,<br />
tú colaborabas en el cuidado de nuestros hijos cuando<br />
yo estaba becada y me tenía que matar estudiando, tú me<br />
incentivaste a postular a la beca de la OEA para cursar un<br />
Magíster... ¿Qué habría sido de mí, sin ti a mi lado?<br />
Se suele decir que las condiciones de vida de las personas<br />
están casi predeterminadas, pero aunque así fuera, yo<br />
no habría llegado donde llegué sin tu ayuda, sin tu amor,<br />
sin tu comprensión...<br />
Todos los que nos conocían, aunque sólo fuera tangencialmente,<br />
pensaban que éramos una pareja perfecta... Y, sin<br />
duda, lo fuimos, pero más por tu paciencia conmigo, por<br />
tu confianza en mí y en mis capacidades y por tu manera<br />
siempre positiva de mirar la vida. Para ti no existían las<br />
personas malas y todos los actos de ellas, hasta los más<br />
perversos, para ti eran perdonables y obedecían a alguna<br />
razón que los justificaba.<br />
Te convertiste en una persona querida y admirada por todos<br />
los que te conocían y, sobre todo, por aquellos que se beneficiaban<br />
con tu esfuerzo y compartían tus trabajos.<br />
Antología de Poemas y Prosas 155
Girasoles Dorados<br />
Pero las cosas perfectas tienen un defecto: tienen fecha<br />
de término. Un día cualquiera y sin previo aviso, enfermaste<br />
gravemente... Tan gravemente que nuestra vida<br />
entera se trastornó. De un momento para otro, me avisaron<br />
que te llevarían a urgencia, porque no estabas bien y<br />
debían hacerte unos exámenes... No supe cómo llegué a<br />
tu lado... Algo me decía internamente que no se trataba<br />
de nada pasajero... Y las malas noticias se precipitaron<br />
sobre nosotros, una tras otra. Había que operarte pues<br />
tenías un tumor cerebral... Había que esperar el resultado<br />
de la biopsia... Y tal como yo lo presentí en el primer<br />
momento, se trataba del más maligno de los tumores<br />
cerebrales... Pero tú no te rendiste. Te levantaste... Soportaste<br />
estoicamente las siete semanas de radioterapia.<br />
Viajaste solo la mayor parte de esas semanas, pues yo<br />
debía trabajar... Y volviste. Y te repusiste un poco y se<br />
te volvió a operar porque había que cerrarte el cráneo<br />
que te habían dejado abierto por el enorme edema cerebral<br />
que nadie se explica cómo no te produjo ni siquiera<br />
un leve dolor de cabeza... Y comenzaron los controles<br />
mensuales a los que siempre asistíamos con el pánico de<br />
encontrarnos con alguna mala noticia, hasta que la resonancia<br />
indicaba que era necesario operarte de nuevo,<br />
porque al parecer había un nuevo tumor...<br />
Recuerdo como si fuera hoy, tus primeras palabras al<br />
salir de la anestesia: “a mí me parece que me abrieron y<br />
me cerraron, porque, ¿cómo me siento tan bien?”... Se<br />
te explicó que te habían extirpado casi la mitad del temporal<br />
izquierdo, pero tú estabas tan bien, que después<br />
de 30 días de licencia, volviste a trabajar en tu cargo<br />
de Coordinador de la carrera de Medicina y a atender a<br />
tus pequeños pacientes de hematología y de oncología<br />
pediátrica que hoy no tienen quién los vea con la ca-<br />
156<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
lidad y el cariño con que tú lo hacías, en esta ciudad...<br />
Parecía que la horrible pesadilla había terminado... Y<br />
ahora, cada día que paso por la esquina en que me esperabas<br />
cuando salías del Hospital, para que te trajera de<br />
vuelta a almorzar, miro desde lejos con la absurda esperanza<br />
de despertar y volver a verte en esa esquina... Tu<br />
mejoría, sin embargo, no alcanzó a durar un año. Un día<br />
cualquiera, el sonido del teléfono me arrancó de la cama<br />
en que me encontraba por una gripe: te habías desvanecido<br />
en la consulta, mientras atendías a un paciente.<br />
Cuando llegué a verte, ya habías recuperado el conocimiento<br />
y no querías que te llevasen al Hospital... Allí,<br />
a los 15 minutos de haber sido examinado, ya querías<br />
volverte a casa y, por ningún motivo aceptaste quedarte<br />
ahí... Te trajimos de vuelta, se te aumentaron las dosis de<br />
medicamentos y volviste a la normalidad y a tu consulta,<br />
al hospital y a la escuela de Medicina.<br />
Vinieron las vacaciones. Aquellas en que se reunía siempre<br />
todo el “clan”: nosotros, nuestros hijos, sus compañeros<br />
respectivos y los nietos... Fueron unos días felices,<br />
aunque preocupantes: notábamos que comenzabas a hablar<br />
cada vez peor, aunque lograbas comunicarte muy<br />
bien con personas ajenas a la familia. Era mejor para nosotros<br />
interpretarlo como que te relajabas con nosotros y<br />
hablabas como saliera. Pero no: una nueva amenaza se<br />
cernía sobre ti.<br />
Hacía sólo dos días que habíamos regresado a nuestro<br />
hogar, cuando una crisis convulsiva horrible, que costó<br />
muchísimo controlar, te dejó con afasia permanente. Ya<br />
no pudiste volver a tu trabajo. Pero tú seguías firme con<br />
tu rutina: había que ir al café todos los días y, aunque con<br />
dificultades, lograbas expresar tus pensamientos y yo se-<br />
Antología de Poemas y Prosas 157
Girasoles Dorados<br />
guía teniendo en ti a ese cómplice con el cual compartía<br />
todas mis ideas, todos mis disgustos, todas mis alegrías.<br />
La rutina también incluía visitar a tu madre cada día,<br />
hasta que ella falleció repentinamente.<br />
Pero la vida nos tenía guardadas más sorpresas desagradables<br />
y angustiosas: tu lenguaje se fue volviendo cada<br />
vez más incomprensible... ¡Cómo nos alegrábamos todos<br />
cuando podías construir una frase completa sin equivocarte!<br />
Comenzaste a caminar con mucha inseguridad.<br />
Pensábamos que, debido a una caída que habías tenido,<br />
caminabas así por temor. Yo no quería salir de vacaciones<br />
fuera de nuestro hogar, pero tú anhelabas visitar<br />
Lican Ray, ese lugar que tanto te gustaba y en el que<br />
pasamos momentos tan dichosos... Me fui contigo, con<br />
temor... Temía que volviera a ocurrirte lo del año anterior<br />
a nuestro regreso. Pero este año fue diferente pues<br />
te sentías cansado... No fuiste al lago ni una vez, porque<br />
no tenías ánimo suficiente... Caminabas cada vez peor.<br />
Cuando regresamos, insistías en seguir yendo al café,<br />
pero cada vez era más difícil el regreso, y la mayoría de<br />
las veces debíamos volver en taxi... Hasta que un día, ya<br />
no fue posible seguir yendo. Te habías caído en nuestro<br />
dormitorio y empezaste a caminar cada vez más mal.<br />
Consultamos con el neurocirujano... Un escáner... Y el<br />
resultado esta vez fue lapidario: una hidrocefalia, secuela<br />
de la radioterapia que te había liberado del cáncer, no<br />
sólo te había quitado la habilidad para caminar, sino que<br />
te estaba quitando la vida... El oncólogo puso el punto<br />
final: tres a seis meses de vida...<br />
Y tuvimos que asistir, día a día, al deterioro de las pocas<br />
capacidades que te quedaban: al comienzo se podía<br />
158<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
conversar contigo y aunque no podías expresar tus ideas<br />
con claridad, seguías teniendo el oído atento a lo que se<br />
te planteaba… Y comenzaste a pasar dormido la mayor<br />
parte del tiempo.<br />
Sin embargo, solías despertar bien y estar lúcido por algunos<br />
momentos, momentos en que reconocías a quienes<br />
te rodeaban, momentos en que me mirabas, en que<br />
aún buscabas mis besos y en que con la mirada húmeda<br />
me expresabas y transmitías una pena tan grande que<br />
resultaba difícil de soportar.<br />
Amor mío, pasé largos años sin escribirte acerca de mis<br />
sentimientos, mis pensamientos y las locas ideas que, a veces,<br />
me atacan y me hacen salir de mis casillas... No estaba<br />
en mis cálculos que te ibas a tomar en serio esto de enfermarte<br />
gravemente antes que yo y ponerme en jaque de esta<br />
manera... No puedo ocultar que me ha angustiado mucho<br />
verte así y que me habría puesto con gusto en tu lugar si con<br />
ello hubiera logrado conservarte, no sólo para mí por un<br />
largo tiempo, sino porque tus hijos y, sobre todo tus nietos,<br />
necesitaban el ejemplo de ese modelo de HOMBRE, en<br />
toda la extensión de la palabra, que llegaste a ser... Tenías<br />
tanto que entregar... Y teníamos tantas cosas pendientes…,<br />
muchas cosas por hacer y tú tenías que estar en ellas.<br />
Hoy te escribo esta carta, porque sé que muchas veces<br />
sentiste que mi amor hacia ti no era tan profundo como<br />
tú quisieras... Hoy te lo digo y lo paradojal es que tú no<br />
puedes enterarte, porque ya no estás a mi lado...<br />
Y yo... Yo que no concebía la vida sin ti, ya no tengo a<br />
quién contarle mis experiencias, ya no tengo a mi compañero,<br />
mi amigo, mi hermano, mi cómplice, mi esposo<br />
que compartía y aclaraba mis dudas, que me ayudaba<br />
Antología de Poemas y Prosas 159
Girasoles Dorados<br />
a tomar decisiones importantes, que me expresaba su<br />
amor de tantas maneras diferentes... Ya nunca más llegaré<br />
a mi casa para encontrar la sorpresa de un ramo de<br />
flores que me habías enviado sólo porque pasaste frente<br />
a la florería... Ya nunca más iré de la mano, por estas<br />
calles de Chillán, conversando entusiasmada contigo...<br />
Ya nunca más compartiré un café teniendo frente a mí<br />
tus ojos que me miren con dulzura... Ya nunca más…<br />
Lo que sí sé hoy, es que ya no hay más cafés al atardecer<br />
de todos los días, ya no tengo a ese cómplice con<br />
quien lo compartía todo, ya no tengo tu sabio consejo,<br />
ya no tengo ese apoyo que tanta falta me hace y que no<br />
logro encontrar en ningún lado… Todo eso se fue contigo<br />
allí, adonde estás… No sé si es posible el reencuentro…<br />
Tampoco sé de qué manera pueda darse… Sólo sé<br />
que la vida contigo fue la más linda de las experiencias<br />
que me tocó vivir… Y si puedes leer esto, o escucharlo<br />
mientras lo leo desde allí donde estés, puedes tener la<br />
certeza de que si tuviera que recomenzar mi vida, lo<br />
haría todo igual, contigo… Sólo le cambiaría el amargo<br />
y duro final…<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
160<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Cuentos cortos de una historia larga<br />
Girasol noventa y siete<br />
Tierra Roja<br />
Amanda Ibarra, Profesora rural regresaba de sus<br />
vacaciones de invierno. Vivía desde hace dos<br />
años en la casona del fundo La Ensenada, acogida<br />
con afecto por los dueños y los sirvientes. Jamás<br />
pensó en escuchar lo que ahora le estaba diciendo la señora<br />
Lidia: -Lo lamento señorita pero ya no la podemos<br />
tener más-, -¿Por qué señora Lidia?- Bueno, mejor le<br />
voy a decir la verdad ya que usted se habrá dado cuenta<br />
que tenemos visitas. Eso era lo que creíamos todos, pero<br />
no es así. Desde que llegó el hijo mayor de mi viejo con<br />
su esposa hay que andar a sus órdenes. Algo malo hizo<br />
en el ejército, por eso lo dieron de baja y ahora quiere<br />
administrar el fundo. Lo peor de todo es su esposa, se<br />
cree bonita y de más alcurnia que nosotros. Claro que<br />
no creo que sea así, bueno pero qué le voy a hacer. Yo<br />
no soy la madre del capitán. Lo cierto es que ella puso<br />
como condición para quedarse en este “fin del mundo”,<br />
que usted debe irse porque como es jovencita puede ser<br />
una tentación para su marido.<br />
-Bueno señora Lidia, no me va a quedar otra opción que<br />
renunciar porque por aquí no hay donde pueda pagar<br />
pensión. Siempre estaré agradecida de ustedes pero<br />
comprendo lo que sucede.-<br />
Ese mismo día se lo comunicó al Director, pero él le<br />
ofreció una pieza que estaba terminando con el fin de<br />
Antología de Poemas y Prosas 161
Girasoles Dorados<br />
que fuera otra sala de clases. Una pieza de adobe y<br />
madera sin ninguna comodidad. Un mundo opuesto al<br />
que debía dejar. Cerró los ojos para no llorar. Siempre<br />
le había apretado el corazón el paisaje de la escuela. Esa<br />
tierra roja pegajosa cuando llovía, “bituminosa” decían<br />
los niños, ensuciaba todo. Amanda se sintió como esos<br />
escasos huinganes que crecían sabiendo que nunca<br />
serían vigorosos árboles por la mezquindad de la tierra.<br />
Lo único que alegraba el paisaje eran los claveles de<br />
campo, flores duras, parásitas de los huinganes. Pensó<br />
en los niños. Los quería y admiraba porque venían desde<br />
tan lejos y casi nunca faltaban. Los que vivían más<br />
cerca tenían su hogar a más de un kilómetro y los que<br />
venían del fundo. La Quebrada lo tenía a 18 kilómetros.<br />
Los traían en un coloso sin barandas sujetándose unos a<br />
otros. Sin embargo había que reconocer la voluntad del<br />
dueño del fundo que había dispuesto que los menores<br />
de 15 años debieran asistir a la escuela porque después<br />
pasaban a ser peones o sirvientes. Así lo cumplía el<br />
administrador porque el hacendado pasaba gran parte<br />
del tiempo en Europa. -¿Cómo dejarlos? Pensó en las<br />
curiosidades de esa escuela. Tenían 30 niños y entre<br />
ellos sólo tres apellidos que se combinaban entre sí:<br />
Salazar, Baquedano y Sandoval. El horario era de 07:30<br />
a las 17:00 horas. Su ropaje siempre limpio a pesar de<br />
la tierra roja y el cariño con que compartían su trozo de<br />
tortilla o alguna fruta.<br />
Amanda vio en segundos su presente y su futuro. Decidió<br />
quedarse. El día lo llenaban los niños, pero cuando<br />
llegaba la noche era el peso de la soledad y dolía. Había<br />
espacio de sobra para pensar junto a las sombras que<br />
apenas rasgaban las velas. Había tiempo de acordarse de<br />
162<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
esa “presumida afuerina de los barrios de Santiago” como<br />
le decía la señora Lidia a la mujer de su hijastro. Susana<br />
se jactaba de su vida capitalina, sus fiestas, sus amigos<br />
artistas, especialmente de un pintor que le pedía que<br />
fuera su modelo por la hermosura de sus pechos. Decía<br />
que la imaginaba desnuda en un bosque de orquídeas<br />
o como ninfa reflejándose en un estanque de jacintos y<br />
nenúfares. ¡Vaya imaginación que tenía! Claro que el fin<br />
era impresionar a esa profesorcita y, según ella, a su pobre<br />
vida. Pero tenía algo que a ella se le estaba acabando:<br />
juventud y por eso era un peligro presente.<br />
Amanda pensó que a lo mejor debía hacerle saber que ni<br />
en sueños le gustaban los uniformes y menos el pesado<br />
y amargado de su marido que saludaba con un gruñido y<br />
un golpe de tacones de sus todavía, militares botas.<br />
Interrumpieron sus pensamientos unos golpecitos en la<br />
puerta. Sacó la tranca y se encontró con Virinia, la mujer<br />
que trabajaba para el Director. Rara como su nombre,<br />
flaca, gris, siempre con la cabeza gacha y el pequeño<br />
Pedro pegado a su delantal. Le traía una taza de té y unos<br />
duraznos que le mandaba el profesor.<br />
Esta familia era un fiel representante de la simbiosis que<br />
producía el rojizo entorno, pero además eran alcohólicos.<br />
Los dos más grandes eran alumnos del grupo mayor,<br />
pero a sus 12 y 13 años ya los había afectado el alcohol.<br />
El director los había acogido porque Virinia había<br />
sido sirvienta de su madre. Cuando llegaron ya venían<br />
enfermos. Amanda pensó que cuando volviera de los<br />
días feriados de septiembre les traería ropa y remedios .<br />
Antología de Poemas y Prosas 163
Girasoles Dorados<br />
Cuando volvió ya no estaban y el Director le contó<br />
lo sucedido. La tierra roja y el vino habían sido los<br />
protagonistas. Ni Virinia, ni el padre, mejor dicho<br />
ninguno se dio cuenta de la ausencia del pequeño<br />
Pedro esa noche. Al otro día, cuando seguramente se<br />
le disiparon los efectos del alcohol, supieron que había<br />
llovido y que el niño no estaba. Desesperados salieron<br />
a buscarlo y lo que encontraron fue un pelotoncito de<br />
tierra roja debajo del Negro, el perro que lo cuidó y<br />
abrigó salvándole la vida a costa de la suya.<br />
Los lugareños dijeron que esa tierra era de ese color<br />
porque la pisaba el diablo y estaba maldita. Los padres<br />
retiraron a sus niños. La escuela cerró. Susana se separó.<br />
La tierra roja ganó de nuevo su apreciada soledad.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
164<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y ocho<br />
La Estrella<br />
hoy será tuya. Cuidado con ella, no<br />
deja que ninguno la adelante.<br />
-Desde<br />
-No podía creerlo, yo tenía a mis siete<br />
años una yegua. Si bien era cierto que la había montado<br />
varias veces, ni en mis sueños al galope, con el pelo al<br />
viento mientras corría con ella, imaginaba que un día<br />
sería mía. Entendía que no era un regalo común, menos<br />
para una niña. Pero era tan feliz al galope por el camino<br />
que iba de la casa a los potreros, sintiéndome como un<br />
pájaro en vuelo. Cabalgaba sobre un unicornio, ese dibujo<br />
lo había visto en un libro escrito en francés. Estrella, mi<br />
yegua negra tenía una mancha blanca de cinco puntas<br />
sobre la frente. De ahí venía su nombre, pero para mí ese<br />
era su cuerno. Me gustaba su calor, la tibieza de su sudor<br />
que humedecía mis piernas desnudas por el viento. Por<br />
ese mismo viento que corría con nosotras y que quería<br />
ganarnos una y otra vez sin conseguirlo, era lo que yo<br />
imaginaba y creo que Estrella también creía lo mismo.<br />
Por mirarlo hacia atrás y saludarlo con las manos en alto<br />
no vi la tranquera. Tampoco la vio Estrella. No la puede<br />
volver a montar, dijeron. No puede repitió el viento<br />
mientras susurraba sobre ellas un suave y triste adiós.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Antología de Poemas y Prosas 165
Girasoles Dorados<br />
Girasol noventa y nueve<br />
El Ovejero<br />
El hombre que cuidaba las ovejas no tenía edad definida,<br />
su rostro y sus manos parecían ramas de<br />
espino que ya habían perdido sus púas y solo le<br />
quedaban los surcos del tiempo. Sabía silbar como los<br />
pájaros y cuando lo hacía parecía un niño. Eso era lo que<br />
más me atraía de él. Me enseñó a hacerlo a través de las<br />
lecciones de los mañaneros o de aquellos que despedían<br />
al día por la tarde. Los dos formábamos un buen dúo aunque<br />
a mí me costaba más.<br />
-No importa me decía para ser usted una señorita, una<br />
mujer, lo hace muy bien.<br />
Esos encuentros sucedían cuando se acercaba a la casa<br />
para dar cuenta de lo que sucedía con el rebaño. Tenía<br />
problemas con la tierra roja después de algún aguacero,<br />
sobre todo con las crías pequeñas que se quedaban<br />
pegadas y, si él no se daba cuenta o no estaba en ese<br />
lugar, morían atrapadas. Decía que las ovejas no era que<br />
fueran malas madres, era que la tierra era más poderosa<br />
y sabía que cada cierto tiempo necesitaba que algún ser<br />
viviente se quedara en ella.<br />
Esa primavera fue lluviosa y la tierra reclamó más vidas.<br />
Los pájaros buscaron el eco de su canto pero no tuvieron<br />
respuesta. Me lo dijeron cuando volví a final de octubre<br />
y mi silbido se quebró entre los árboles desgajándose<br />
sobre las piedras que lo acallaron rápidamente porque<br />
ya no era necesario.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
166<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cien<br />
Naciones en Combate<br />
Ana había pensado gran parte de la tarde en la<br />
estrategia que le plantearía a su grupo para<br />
ganar el juego de las “Naciones” que estaba<br />
empatado a dos.<br />
Soñó jugando y su sueño era tan agitado que preocupó<br />
a su madre que pensó en no dejarla ir a la escuela al día<br />
siguiente.<br />
Ana se levantó más temprano que de costumbre. Su<br />
madre le dijo que volviera a la cama.<br />
-No mamá ¿por qué? Ya es un poco tarde y no quiero<br />
llegar atrasada. La mamá sonrió, sabía que su hija no era<br />
muy preocupada de llegar a tiempo. Se lo había dicho<br />
la profesora que su niña llegaba corriendo y acalorada<br />
cuando ya estaban entrando a la sala.<br />
-Pero niña, pasaste una mala noche y no creo conveniente<br />
que salgas por tu salud.<br />
-No mamá, no puedo faltar, lo que tuve fueron pesadillas,<br />
soñaba que perdíamos. Hoy vamos a desempatar y yo<br />
soy la capitana, no puedo fallar.<br />
La madre cedió pero, con la condición de que se cuidara.<br />
Desde la puerta de calle llegó un lejano ¡Sí mamá!<br />
Antología de Poemas y Prosas 167
Girasoles Dorados<br />
Con el bolsón en bandolera y con las trenzas al viento<br />
Ana corría. El polvo del camino hacía nubecitas bajo<br />
sus pies. Llegó, reunió a su grupo y las hizo prometer<br />
que darían todo su esfuerzo en el primer recreo y si no<br />
terminaban, quedarse después de clases. No importaba<br />
el almuerzo.<br />
Así fue, no bastaron los recreos ni el patio de la escuela,<br />
mejor era el potrero del Señor Arias, cultivador orgulloso<br />
de las mejores lechugas entre Santiago y Concepción. La<br />
tierra había sido regada el día anterior para que las semillas<br />
germinaran pronto y bien. Se trazaron las líneas para señalar<br />
las “capitales” de cada país, que siempre eran Chile y Perú.<br />
Las capitanas tendrían que decidir qué equipo partiría<br />
diciendo rápidamente: luna – sol y mirar al cielo, obvio que<br />
ganaba la que había dicho sol (era de día).<br />
Comenzó la contienda, la “matanza” y el canje de<br />
prisioneros. Volaron los zapatos para moverse mejor,<br />
el campo se amplió y también la destrucción de los<br />
almácigos. En ese partido hubo heridos, no sólo en el<br />
campo de juegos sino, por los resfriados que hicieron<br />
sucumbir a varias de las combatientes.<br />
Esa noche Ana estuvo enferma y su sueño fue la réplica<br />
del juego celebrando que eran campeonas. El doctor<br />
dijo que era pulmonía pero con cuidados mejoraría<br />
pronto. Ana no supo hasta dos semanas después que el<br />
Señor Arias había ido a reclamar por la destrucción de<br />
su siembra y había hecho cercar con siete vueltas de<br />
alambre de púas su propiedad. ¡Porque esas niñas…,<br />
esas niñas son incontrolables y no dejarán planta parada!<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
168<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ciento uno<br />
El Prisionero<br />
El invierno había sido duro en esos campos cordilleranos<br />
y la gran laguna estaba plena. A esas<br />
aguas, después de dejar a su hijo en el borde,<br />
caminó Luisa sin volver la vista hasta desaparecer sin<br />
un grito, sólo una fugaz onda se dibujó sobre su desenredado<br />
pelo. El destino había lanzado, sin arrepentirse,<br />
una piedra a la fuente de la vida generando sobre ella un<br />
mensaje hacia los cielos.<br />
El pequeño gritó y lloró cuando se le terminó el trozo<br />
de pan que le había dado su madre. Después comenzó<br />
a caminar por la orilla hasta que cansado, se durmió al<br />
amparo de una roca. Allí lo encontró un hombre que<br />
había salido a buscar leña y como lo conocía, lo llevó a<br />
su casa preguntando por la madre. Quien lo recibió fue<br />
su abuela que, por esa condición de resignación, nada<br />
dijo sobre la ausencia de su hija.<br />
Pasaron los años y Pablo se crió libre como los pájaros<br />
y sufriendo las mismas carencias de ellos. La abuela<br />
envejecía y enfermaba, y una de sus hijas, que había<br />
emigrado con su familia a la ciudad, se la trajo a vivir<br />
con ella. También vino Pablo, y se encontró viviendo en<br />
una atestada y pobre población y asistiendo obligado a<br />
la escuela, es decir, a lugares cerrados, opresivos, con<br />
puertas y rejas siempre cerradas.<br />
¿Dónde estaban los senderos por los cuales solía correr<br />
libremente? ¿Dónde estaba el cielo, los cerros, los árboles y<br />
los pájaros? En la sala se sentaba atrás y si había mesas sin<br />
ocupar las ponía de barrera. No le gustaban sus compañeros<br />
Antología de Poemas y Prosas 169
Girasoles Dorados<br />
que usaban zapatos y siempre iban tan abrigados. Él<br />
venía de sandalias y una pequeña manta sobre su camisa.<br />
Siempre mirando por la ventana y saltando sobre una<br />
silla para acercarse más porque creía haber escuchado y<br />
visto un pájaro. Tiempo después comenzó a estar con la<br />
cabeza entre los brazos sin participar en nada, sólo quería<br />
volver a la montaña. Venía a clases porque lo castigaban<br />
si no lo hacía, y yo no podía romper esa muralla que<br />
había levantado a su alrededor, pero sentía su dolor que<br />
también me estaba afectando.<br />
Era un prisionero de la ciudad, y su espíritu sólo ansiaba<br />
salir y volar. Pablo enfermó también físicamente y todos<br />
sabíamos que sólo la montaña sería su salvadora. Mas,<br />
un niño de diez años no podía vivir solo o por lo menos,<br />
así lo señalaba la ley. Pero justamente la solución vino de<br />
ella. Se creaba una escuela en la avanzada cordillerana<br />
con internado para atender a la educación de los hijos<br />
de los arrieros y crianceros. Cuando lo supe, planteé el<br />
caso al encargado, quien aceptó acogerlo. La familia<br />
también estuvo de acuerdo. Pablo, no muy convencido,<br />
pero a la vez esperanzado “nuestro prisionero” se fue.<br />
Pasó el tiempo y aunque el niño tenía que asistir a<br />
clases, lo hacía con gusto, porque el cielo estaba más<br />
cerquita. Había pájaros y de vez en cuando, hasta<br />
podía ver a los señores de las alturas, los cóndores.<br />
Por otra parte, como encargado de cuidar los caballos,<br />
podía recorrer sus amados senderos y galopar en plena<br />
libertad. En una de mis visitas me recibió con un ramo<br />
de copihues y maduros frutos de michay envueltos en<br />
un agradecido y cariñoso abrazo.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
170<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ciento dos<br />
Falda plato verde Nilo<br />
Último día de un Noviembre que ya dejaba de<br />
ser Primavera para adentrarse en un anticipado<br />
Verano, aunque corría una “juguetona brisa”,<br />
condición atmosférica que consigno porque pronto<br />
no me haría ninguna gracia.<br />
Mi abuela me había mandado a comprar café en grano y<br />
“que te lo muelan frente a ti después de pesado” y “cuida<br />
que sea de la marca que te digo”, etc., etc., etc., aunque siguen<br />
las recomendaciones no las anotaré. Que me hubiera<br />
mandado no era ningún problema para mí, al contrario,<br />
era la oportunidad de lucir mi hermosa falda plato que era<br />
la moda actual. Me la había confeccionado mi tía Mena,<br />
que aunque no le fue fácil hacerla porque para que quedara<br />
perfectamente circular hubo que mover mesas y sillas,<br />
pero como era su regalona, no había dificultad ninguna.<br />
Así entonces yo caminaba de lo más “airosa” con mi<br />
falda verde Nilo. Para completar la tenida lucía un cinturete<br />
repujado en tono beige con lunares anaranjados,<br />
color que se repetía en el cordón de las zapatillas y en<br />
los zoquetes cortos. O sea, completamente a la moda.<br />
Feliz a mis catorce años, satisfecha conmigo misma<br />
porque estaba dominando mi timidez que me hacía ponerme<br />
colorada con mucha frecuencia.<br />
Entretanto en la tostaduría me rodean unos muchachos<br />
tal vez mayores porque después de dar una vuelta me<br />
Antología de Poemas y Prosas 171
Girasoles Dorados<br />
dijeron “buen cuero para más grande”. Ni qué decir yo<br />
roja y con temor. Me habían destruido lo feliz que me<br />
sentía. Menos mal que se fueron y pude comprar el café<br />
con todas las recomendaciones de mi abuela.<br />
Para ir al paradero de las micros tenía que atravesar la<br />
plaza de armas, lugar que me encantaba por sus árboles,<br />
estatuas y fuentes de agua que cantaban y danzaban con<br />
sus chorros que subían y bajaban a un ritmo que sólo<br />
ellas conocían. De repente no vi nada la “brisa juguetona”<br />
me había levantado la falda tapándome la cabeza.<br />
Desesperada solté el paquete y mi bolso manoteando<br />
para destaparme. El café esparció, sin egoísmo, su aroma<br />
sobre el pasto. De pronto alguien se acercó a ayudarme<br />
bajándome la falda mientras me decía: “cálmese<br />
señorita, no todo el vestido se subió”, mientras me pasaba<br />
el bolso y lo que quedaba del café. Quise darle las<br />
gracias pero al mirarlo se me cerró el mundo y no pude.<br />
Me quedé muda. Era él y se alejaba después de mirarme<br />
mientras sonreía diciendo “nada mal, nada mal pequeña<br />
señorita”. Si antes estaba roja, ahora estaba escarlata.<br />
Era él. A pesar que había pasado el tiempo reconocí ese<br />
sueño de niñas de diez años que miraba embelesada a<br />
ese joven de pelo rojo y ojos grises que siempre encontraba<br />
en el paradero, cuando salíamos de la escuela. Yo<br />
lo encontraba simplemente precioso. Obvio que él nunca<br />
supo de mí, ni de mis compañeras que sólo lo mirábamos<br />
comentando lo regio que era, para luego irnos con<br />
los chiquillos de la escuela de hombres que corrían para<br />
molestarnos si no los dejábamos acompañarnos o no les<br />
recibíamos los albaricoques y manzanas verdes con sal<br />
que nos traían; las marchitas flores que sacaban de su<br />
mochila, cosas de niños.<br />
172<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Un detalle pertinente: el falso que era más angosto no<br />
se me subió. Además que lo único que quería era irme<br />
luego y que no me pasara nada más a pesar de mi linda<br />
tenida y la satisfacción de lucirla. Pero no había terminado<br />
ese día tan terrible, aunque bastante especial.<br />
Mientras esperaba la micro amarilla (que era la única<br />
movilización), pasa una camioneta con tres o cuatro jóvenes<br />
que paran y me dicen: “¿quieres ser mamá?”, “no<br />
te asustes, uno sólo, los demás seremos padrinos”. Esto<br />
sí que fue terrible para mí, creí que me iba a desmayar,<br />
menos mal que se fueron diciéndome piropos que no<br />
me calmaron hasta que estuve sentada en la micro. ¡Ya<br />
no me acordaba de lo dichosa que me sentía con mi hermosa<br />
falda plato verde Nilo! Había sido abrumada por<br />
tantos acontecimientos inesperados que no podría contar<br />
en casa porque primero debería explicar “porqué el<br />
kilo de café no era el mismo peso de siempre y eso era<br />
muy difícil frente a la abuela”.<br />
Lo que iba a ser hermoso porque yo sólo quería ser feliz y<br />
sentirme bien porque sí no más, para nadie, sólo para mí.<br />
¿Sería ése un deseo culpable?<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Antología de Poemas y Prosas 173
Girasoles Dorados<br />
Girasol ciento tres<br />
Proposiciones legales<br />
Pienso que todas las vidas se mueven según las<br />
propuestas que hace el destino. En todo caso<br />
estas se relacionan con el valor que se asigna<br />
a la persona a la que se le propone algo y el que se atribuye<br />
el proponente.<br />
1.- ¿Reina Campesina?<br />
Como profesora rural, viajaba un domingo por la tarde<br />
en la destartalada micro que era la única que hacía<br />
el recorrido un día festivo. Sentada sola en un asiento,<br />
contenta por no tener que compartirlo ya que esa situación<br />
me ofrecía cierta incomodidad por el traqueteo del<br />
camino y la calidad del vehículo. En la mitad del trayecto<br />
un viejo campesino, pasajero común como yo, me<br />
pide que me corra y sentándose a mi lado me dice “que<br />
le hace falta una mujer como yo para su ranchito y que<br />
si acepto sería dueña de un campito, doscientas ovejas,<br />
cinco vacas y tres caballos, yo todavía me la puedo para<br />
trabajar la tierra y atenderla a usted.” Sorprendida primero<br />
y luego con un ataque de risa que traté de disimular<br />
porque mi cortejante había sido serio y directo.<br />
Menos mal que me salvó el chofer de dar una respuesta<br />
que anunció que el próximo paradero era el del Álamo<br />
Alto donde debía bajarse el campesino, que antes de hacerlo,<br />
con toda seriedad me dijo: “la estaré esperando”.<br />
Pasada la sorpresa pensé que se me había propuesto ser<br />
“ reina y dueña de un piño de animales…” ¿o sigo siendo<br />
profesora mejor?<br />
174<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
2.- El Molinero<br />
Tiempo después y con el propósito de que “fuera la madre<br />
de sus hijos”, recibí una propuesta, interesante y decente<br />
según me dijo el dueño del único molino de la localidad<br />
el Aromo. Según él no era poca cosa porque, si bien<br />
era cierto que su molino era de piedra, había comprado<br />
un motor para que la rueda hidráulica generara electricidad.<br />
Claro que eso no era todo, tenía un campito de “unas<br />
pocas hectáreas”, un tractor, un camión y una carreta.<br />
Además como todos tenían que moler su trigo con él,<br />
era muy importante y muchos le decían que era como un<br />
“gobernador” y él se lo creía. O sea que yo, de nuevo tenía<br />
la posibilidad de transformarme en una primera dama<br />
y rica por añadidura. En lo referente a ser madre de sus<br />
hijos esto era literal porque, como había enviudado tenía<br />
ocho chiquillos a quien cuidar. Tenía la posibilidad de<br />
ser una super madre en una sola vuelta de la vida. ¿Sería<br />
éste mi verdadero destino?<br />
3.- La Más Insólita<br />
Por ser la más sorprendente la recuerdo muy bien. La<br />
recibí cuando ya no trabajaba en el campo y era profesora<br />
en una escuela de población popular y nada tranquila.<br />
Para llegar había que pasar el puente del estero “Las<br />
ranas verdes”. Ignoro porqué tenía ese nombre, porque<br />
apenas era una escasa corriente tapada por plantas y basura,<br />
la que periódicamente nosotros con los niños tratábamos<br />
de limpiar.<br />
Junto a mis colegas nos llamaba la atención un vagabundo,<br />
todavía joven a pesar de su pelo y barba larga. Tam-<br />
Antología de Poemas y Prosas 175
Girasoles Dorados<br />
bién, que no se veía desaseado. Sentado sobre un saco,<br />
que tal vez tenía sus pertenencias y a un lado un gran<br />
libro abierto que parecía leer solo si el viento daba vuelta<br />
las hojas. Nos saludaba atentamente y nunca nos pedía<br />
nada, además que sólo lo encontrábamos en la mañana.<br />
Un día, al comienzo de noviembre lo vimos parado al<br />
final del puente con el saco al hombro y el libro bajo el<br />
brazo. Levanta la mano y señalándome me pide que espere<br />
porque desea pedirme algo. Yo pensé que necesitaba<br />
dinero y comenzaba a abrir mi cartera cuando él, con<br />
firmeza, me dice “¡No!” yo lo que quiero es que usted se<br />
vaya conmigo a recorrer el mundo. ¡Ahora ya! Porque<br />
yo parto de inmediato y usted es la compañera que siempre<br />
he soñado para gozar del sol y del cielo en el día y la<br />
luz de la luna y las estrellas en la noche.<br />
Realmente sorprendida y un poco asustada sólo atiné a<br />
alejarme rápidamente y alcanzar a mis colegas mientras<br />
escuchaba. “Entonces adiós, me voy para siempre” Nunca<br />
más lo volvimos a ver, pero por mucho tiempo tuve<br />
que soportar las bromas sobre tan insólita proposición.<br />
En todo caso pude haber sido “reina de un ranchito y un<br />
piño de animales”, “Gobernadora y dueña de un molino<br />
y madre inmediata de ocho hijos”, “Dueña del mundo”<br />
nada menos.<br />
Todas las proposiciones fueron legales y bien fundamentadas.<br />
¿Me habré equivocado al no considerarlas<br />
seriamente? Bueno, el destino presenta opciones, rutas<br />
y senderos, yo, miré para otro lado.<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
176<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ciento cuatro<br />
Mi paso por el canal de<br />
la luz<br />
Mirando hacia atrás me imagino reflejada en<br />
el reloj del tiempo. Hace tantos años que<br />
caminé descalza por los verdes jardines de<br />
mi canal encantado. Hace tantos años que<br />
miré con sorpresa los bañistas que cruzaban confiados por<br />
sobre la compuerta, mientras las aguas caían con fuerza del<br />
otro lado para derramarse cadenciosamente por el angosto<br />
cauce. Las piedras del lecho recibían alborotadas las caricias<br />
del torrente impetuoso y lanzaban al viento sus notas de melodías<br />
ignotas que nunca se escribieron pero que yo grabé en<br />
mi pequeño mundo de recuerdos felices.<br />
Todos los niños del barrio se daban cita en “la compuerta”,<br />
balneario de niños pobres que disfrutaban a riesgo<br />
de la propia vida. Ahora recuerdo, todos éramos amigos.<br />
No había diferencias, todos éramos niños. El hijo del<br />
zapatero, del plomero, del albañil, del almacenero, del<br />
comerciante, del profesor, del empleado, del repartidor<br />
de diarios, del vendedor de vinos en la bodega de la esquina,<br />
del lechero que repartía la leche recién extraída<br />
de las vacas en el “Parque Lantaño” y que transportaba<br />
almacenada en sendos tiestos apilados en una carretela<br />
tirada por un famélico caballo. No había entre nosotros<br />
ninguna diferencia social. Todos los niños del barrio veraneábamos<br />
en nuestro “Canal de la luz” en Villa Alegre.<br />
Cuando mis padres compraron ese sitio en Andrés Bello,<br />
decidieron construir una casa grande que pudiera cobijarles<br />
junto a su numerosa familia compuesta por diez hijos,<br />
Antología de Poemas y Prosas 177
Girasoles Dorados<br />
una tía abuela y dos personas contratadas a tiempo completo<br />
para atender la prole. La casa ocupó gran parte del<br />
terreno y prácticamente no quedó espacio interior disponible<br />
para el esparcimiento, por lo que “la calle” era el<br />
patio de todos. Ahí jugábamos con el “Sapo Choco” y<br />
sus hermanas “las Sapitas Chocas” y la “Veneno” (hijo e<br />
hijas del Sapo Choco su padre que había sido bautizado<br />
así por sus amigos de la feria cuando perdió una de sus<br />
manos); con el “Garganta de Lata Chico” a quien llamaban<br />
así por el apodo de su padre que era el propietario de<br />
la bodega de vino; con las “Cara de Pantruca” de la calle<br />
de arriba a quien las apodaron así como una sátira porque<br />
siempre andaban con los rostros tiznados (como buenas<br />
hijas del deshollinador); con la Chica Martina o “Pellizca<br />
la luna” llamada así por su estatura disminuída que jamás<br />
podría alcanzarla, pero sí se le concedía que podría<br />
pellizcarla; el Pata Chula, el Manchao, el Cara de Nomo,<br />
el Huachipato, el Cacho de Empaná, el Tachuela. Todos<br />
jugando al “paquito librador”, a saltar la cuerda, a la pelota,<br />
al luche, a las naciones, al trompo, a los volantines, al<br />
correr la rueda. Desde las seis de la tarde hasta las nueve<br />
de la noche en período de vacaciones, todo era alegría.<br />
Los domingos, la fiesta de la tarde era en “el canal”. Ya chiquillos…¡al<br />
canal! ¡al canal!..., se escuchaba gritar al “Sapo<br />
Choco” y todos, unos primero y otros después empezaban a<br />
salir de sus casas para congregarse en “la compuerta”.<br />
Ahora, mirando atrás, me pregunto dónde estaban los<br />
padres. Dónde su responsabilidad por la vida de sus hijos.<br />
Esos hijos que vivían como si fuesen adultos, disponiendo<br />
de su tiempo libre como mejor les acomodase.<br />
Sin consejos, sin custodios. Viviendo las locuras más increíbles<br />
en ” la compuerta”. Corriendo todos los riegos,<br />
178<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
imitando a sus héroes de historietas y subiendo a lo más<br />
alto de las estructuras de fierro para dejarse caer al pozón<br />
que se formaba junto con la descarga de las aguas.<br />
Los protagonistas, provistos de sus calzoncillos raídos y<br />
percudidos los más pobres y de pantalones tijereteados<br />
por sobre las rodillas, a modo de trajes de baño los menos<br />
pobres; y las niñas menores en sus pequeños calzones<br />
de algodón amarillento con el pecho desnudo y con<br />
una enagua sobre los calzones las más grandes. Yo solo<br />
miraba y era feliz de verles felices.<br />
Cómo no ser feliz en ese ambiente ingenuo, pleno de<br />
encanto, de despreocupación, de alboroto y algarabía.<br />
Mundo de niños libres. Sin presiones ni ataduras.<br />
De pronto sin darnos cuenta, fuimos viendo como algunos<br />
se perdían tras los árboles. Alguien faltaba y se notaba. El<br />
grupo tenía conciencia de los presentes y de los ausentes.<br />
Alguien falta…sí, falta la “Veneno”. Es que no vino…Sí,<br />
si vino, pero se fue tras el sauce. Ya!!!!, cómo que se fue<br />
tras el sauce? Y todos a mirar porqué la “Veneno” se había<br />
ido tras el sauce. Sí, la “Veneno” era muy linda, pero<br />
siempre estaba triste y se recluía detrás de los árboles para<br />
llorar. Ya “Venenito” deja de llorar le decía el “Charro”.<br />
Si quieres te canto una ranchera y luego vamos al agua. Y<br />
entonces en el ambiente flotaban las voces de los niños entrelazadas<br />
con los ruidos del agua y las tonadas del “Charro”…<br />
allá en el rancho grande había una rancherita….y<br />
ligerito los niños tomaditos de la mano se acercaban al<br />
grupo y correteaban la pena. Los lindos ojos verdes de la<br />
“Venenito” se lavaban la pena en la compuerta.<br />
Y yo sentada por ahí donde no se fuese a ensuciar mi<br />
compuesto y almidonado delantalito blanco, presta a<br />
Antología de Poemas y Prosas 179
Girasoles Dorados<br />
arrancar si los chicos empezaban su habitual guerra<br />
de agua. Pobre de mí que en mi casa se fuesen a dar<br />
cuenta de mis paseos clandestinos al canal. Quién como<br />
los otros chicos que podían libremente disfrutar de las<br />
juguetonas aguas de la compuerta. A mí jamás se me<br />
habría ocurrido mojarme siquiera los pies. La pituca,<br />
la pituca, decían algunos. Y yo que los envidiaba como<br />
ellos ni siquiera imaginaban.<br />
Una tarde cualquiera, como otras, empezó la competencia<br />
de saltos y cuando todo presagiaba que sería una jornada<br />
muy entretenida porque el grupo había aumentado<br />
con la llegada de nuevos vecinos, sucedió lo inesperado.<br />
Ya cabros, dijo el Garganta de Lata, vamos a empezar<br />
a saltar. Partió el “Sapo Choco” y luego uno tras otro<br />
fueron mostrando sus habilidades para motivar a los recién<br />
llegados. Todo iba a pedir de boca hasta que se escuchó:<br />
“ya Petisoooooooooo te toca saltar” y como un<br />
cuete salió el Petiso con el rostro iluminado de contento.<br />
¡Biennnnnn! Gritaron todos………… pero el grito<br />
se ahogó en las gargantas. El Petiso saltó, pero no salió.<br />
¡Ya pus Petiso, tenís que salir! … pero el Petiso no salió.¡<br />
Cabros, cabros, el Petiso está atrapado…! ¡Cabros<br />
avisen, avisen, que alguien nos ayude!<br />
No había a quién pedir ayuda. Las tres de la tarde y<br />
los padres no estaban en sus casas y los que estaban<br />
dormían a “pata suelta” según decían los niños y era<br />
precisamente por esa razón que ellos podían escaparse<br />
para hacer de las suyas en “la compuerta”. Fue entonces<br />
que como caída del cielo, apareció la señora Mercedes,<br />
persona de algunos años que siempre era bien recibida<br />
en todas las casas del vecindario y que al parecer algo<br />
180<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
tenía que ver con la llegada de los recién nacidos. Yo<br />
misma la había visto en mi casa luego del nacimiento de<br />
mis hermanitos menores.<br />
¡Ña Mercedes, Ña Mercedes!............, gritaron los chicos,<br />
apure, apure, que el Petiso está “atrapao”.<br />
Ella buscó ayuda, tocó puertas, pero las puertas no se abrieron.<br />
Los minutos pasaban y los niños paralogizados. El Petiso<br />
estaba atrapado entre los fierros y el chorro de agua le<br />
caía con fuerza sin que él pudiera hacer nada por zafarse.<br />
Pobre señora Mercedes, quería ayudar para salvar al Petiso<br />
pero no había forma. El agua caía con fuerza y el Petiso estaba<br />
atrapado sin poder moverse. Resiste, resiste, gritaba doña<br />
Mercedes, al tiempo que también gritaba pidiendo auxilio.<br />
Fue entonces cuando apareció rebenque en mano buscando<br />
a su hija, el papá de la Veneno. El Sapo Choco viejo, no dudó<br />
ni un segundo y con su brazo bueno alcanzó a tironear al<br />
Petiso sacándolo de la potente descarga de agua que estaba<br />
recibiendo. ¡Milagro! Todos quedaron mudos. Fue entonces<br />
cuando doña Mercedes pidió que le llevaran el Petiso a su<br />
casa. Ella lo tendió en una camilla, lo arropó y de alguna<br />
forma hizo venir al Practicante del barrio, el que ponía las<br />
inyecciones. ¡Le van a poner una inyección! …,exclamaban<br />
todos expectantes. Entre los dos, doña Mercedes y el Practicante,<br />
bueno también el Sapo Choco viejo, o sea entre los<br />
tres adultos, pudieron revivir al Petiso. Después de aquello,<br />
nunca más me acerqué a mi canal encantado. Sólo guardé las<br />
melodías de las alegres tonadas del Charro para animar a la<br />
“Venenito” y las dulces notas del agua a cuyo paso danzaban<br />
las tristes ramas de los sauces llorones.<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas 181
Girasoles Dorados<br />
Girasol ciento cinco<br />
A propósito de perros vagos<br />
Caminando por el paseo peatonal de mi ciudad,<br />
mientras contestaba presurosa un llamado de mi<br />
celular, no reparé donde colocaba mi pie. Con<br />
sorpresa sentí bajo mi planta una masa blanda. ¡Rayos!<br />
Exclamé. ¿Qué es lo que pisé? Me pasé la película más<br />
segura. Había pisado una gran masa de excremento, de<br />
esas que abundan en el sector por la presencia de los<br />
numerosos habitantes caninos que han hecho del sector<br />
su hábitat preferido. En fracción de segundos recordé la<br />
reunión en el Gran Hotel a la que había sido convocada<br />
por una importante autoridad educacional, y a la que llegaría<br />
atrasada, para colmo, con mi calzado impregnado<br />
de esa masa gelatinosa que difícilmente podría extraer<br />
en la vía pública, y a mayor complicación, con el agravante<br />
de tener que usar mis manos en la acción, que<br />
por cierto, también resultarían imposibles de estrechar.<br />
Mientras mi mente ideó simultáneamente más de una<br />
estrategia para salir del paso, entre las que se contaba<br />
“por cierto” no asistir a la cita, o dejar los zapatos botados<br />
en el paseo y llegar atrasada pero descalza, o ponerme<br />
a llorar de impotencia porque mi traje blanco recién<br />
estrenado también había sufrido los efectos de ese paso<br />
mal dado. Con la vergüenza de saberme observada por<br />
los transeúntes que a esa hora del día son abundantes,<br />
decidí mirar al piso para ver qué tan grande era el pastelito<br />
en el que había pisado. Mayúscula fue mi sorpresa y<br />
mayor aún mi segunda exclamación al dirigir la vista al<br />
piso ¡mierda, un perro! Había pisado la mano de un gran<br />
perro que dormía plácidamente y disfrutaba del sol del<br />
medio día. Otro bochorno, desde lo más profundo de mi<br />
182<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
alma, el grito se me escapó de tal manera que definitivamente<br />
quise que la tierra se abriera y me tragara... Pero<br />
esos ojos tristes que me miraron compasivamente, me<br />
devolvieron la compostura. Luego de mi reacción histérica<br />
causada por el impacto de tener mi pie haciendo presión<br />
sobre parte de la anatomía de ese tremendo animal,<br />
afortunadamente recobré la sangre fría. Todo sucedió en<br />
fracción de segundos. Cualquier cosa pudo suceder y habría<br />
sido mi responsabilidad. Yo fui la imprudente que<br />
contestó una llamada mientras transitaba y descuidé la<br />
presencia de otros en mi camino. Incomprensiblemente<br />
el animal no me atacó, lo que hubiese sido una respuesta<br />
lógica. Recibí una tremenda lección. El perro sin moverse,<br />
levantó su cabeza, me miró con indulgencia y en<br />
su mirada de perro hambriento, abandonado y triste, sin<br />
casa y sin amo, me pareció leer una exclamación de perdón<br />
¡no te preocupes, soy sólo un perro vago!<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas 183
Girasoles Dorados<br />
184<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Las escritoras de este libro son ellas mismas “GIRASOLES<br />
DORADOS” que, empapadas de sol y girando desde oriente<br />
hacia occidente, entregan sus luces en cada pétalo de este<br />
libro, para el disfrute de los lectores.<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Antología de Poemas y Prosas 185
Girasoles Dorados<br />
186<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Entrega de diplomas por siete años de actividad cultural.<br />
Ceremonia séptimo aniversario en la Biblioteca Municipal de Chillán<br />
Volodia Teitelboim.<br />
Mariana Muñoz Hernández, Sylvia Bocaz Bocaz, Noemí Sepúlveda Idalbo,<br />
Yolanda Canales Hernández, Olga Chávez Gutiérrez, Bessie León Troncoso,<br />
Pilar Rivera Caamaño, Margarita Osorio Lobos y Cecilia Montero Pizarro.<br />
Antología de Poemas y Prosas 187
Girasoles Dorados<br />
INDICE<br />
PROLOGO……………………………...............07<br />
CAPITULO I<br />
Poemas<br />
Obras de la autora<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Girasol uno<br />
Chillán de mis amores…………..........................14<br />
Girasol dos<br />
Oda a Gabriela Mistral.........................................18<br />
Girasol tres<br />
Lopetegui y sus pinceles......................................20<br />
Girasol cuatro<br />
San Fabián............................................................22<br />
Girasol cinco<br />
Indigencia.............................................................23<br />
Girasol seis<br />
Exordio a los mineros del salitre..........................25<br />
Obras de la autora<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Girasol siete<br />
Añoranzas.............................................................32<br />
Girasol ocho<br />
Canto a la Vida.....................................................33<br />
Girasol nueve<br />
Distancias.............................................................34<br />
Girasol diez<br />
Fuiste...Eres...Serás..............................................35<br />
Girasol once<br />
Hoy no quiero pensar...........................................36<br />
Girasol doce<br />
Hoy quisiera contarte...........................................37<br />
Girasol trece<br />
Me declaro culpable.............................................39<br />
188<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol catorce<br />
Me pregunto.........................................................40<br />
Girasol quince<br />
Mi tristeza............................................................42<br />
Girasol dieciséis<br />
No apresuremos el tiempo que el futuro<br />
es todo nuestro.....................................................43<br />
Girasol diecisiete<br />
No te detengas nunca...........................................45<br />
Girasol dieciocho<br />
Nuestra historia....................................................46<br />
Girasol diecinueve<br />
Remembranzas.....................................................48<br />
Girasol veinte<br />
Yo me iré sin mirar hacia atrás.............................49<br />
Obras de la autora<br />
Mariana Muñoz Hernández<br />
Girasol veintiuno<br />
Te amo..................................................................52<br />
Girasol veintidós<br />
Comenzar otra vez...............................................53<br />
Girasol veintitrés<br />
Te quiero..............................................................55<br />
Girasol veinticuatro<br />
Recuerdos............................................................56<br />
Girasol veinticinco<br />
A la orilla del mar................................................57<br />
Girasol veintiséis<br />
Alegría de Vivir...................................................58<br />
Girasol veintisiete<br />
Alma....................................................................59<br />
Girasol veintiocho<br />
Gracias vida.........................................................60<br />
Girasol veintinueve<br />
La vid...................................................................61<br />
Girasol treinta<br />
Mujer otra vez.....................................................62<br />
Antología de Poemas y Prosas 189
Girasoles Dorados<br />
Girasol treinta y uno<br />
Soledad................................................................63<br />
Girasol treinta y dos<br />
Vida.....................................................................64<br />
Girasol treinta y tres<br />
¿Quién soy?.........................................................65<br />
Obras de la autora<br />
Berta Eliana Muñoz Vásquez<br />
Girasol treinta y cuatro<br />
Dolor....................................................................68<br />
Girasol treinta y cinco<br />
Eres......................................................................69<br />
Girasol treinta y seis<br />
Hombre................................................................70<br />
Girasol treinta y siete<br />
Ideal.....................................................................71<br />
Girasol treinta y ocho<br />
Ilusiones..............................................................72<br />
Girasol treinta y nueve<br />
Luz......................................................................73<br />
Girasol cuarenta<br />
Noche..................................................................74<br />
Girasol cuarenta y uno<br />
Nostalgia.............................................................75<br />
Girasol cuarenta y dos<br />
Quiero.................................................................76<br />
Girasol cuarenta y tres<br />
Sentidos...............................................................77<br />
Girasol cuarenta y cuatro<br />
Si yo fuera...........................................................78<br />
Girasol cuarenta y cinco<br />
Somos..................................................................80<br />
Girasol cuarenta y seis<br />
Tesoro..................................................................81<br />
Girasol cuarenta y siete<br />
Tiempo.................................................................82<br />
190<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol cuarenta y ocho<br />
Viajera.................................................................83<br />
Obras de la autora<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Girasol cuarenta y nueve<br />
Prefacio...............................................................86<br />
Girasol cincuenta<br />
Tu Silencio..........................................................87<br />
Girasol cincuenta y uno<br />
Crepúsculo..........................................................88<br />
Girasol cincuenta y dos<br />
El albergue..........................................................90<br />
Girasol cincuenta y tres<br />
El río...................................................................91<br />
Girasol cincuenta y cuatro<br />
Imposible avanzar...............................................92<br />
Girasol cincuenta y cinco<br />
Tarde...................................................................93<br />
Girasol cincuenta y seis<br />
Las aguas de mi río.............................................94<br />
Girasol cincuenta y siete<br />
Llanto, ahoga mi llanto.......................................95<br />
Girasol cincuenta y ocho<br />
Omega uno..........................................................96<br />
Girasol cincuenta y nueve<br />
Omega dos..........................................................97<br />
Girasol sesenta<br />
Sal de ahí............................................................98<br />
Girasol sesenta y uno<br />
Silencio en tu ocaso............................................99<br />
Girasol sesenta y dos<br />
Y el olvido que no llega....................................100<br />
Obras de la autora<br />
Yolanda Canales Hernández<br />
Girasol sesenta y tres<br />
El mar y yo........................................................102<br />
Antología de Poemas y Prosas 191
Girasoles Dorados<br />
Girasol sesenta y cuatro<br />
El mar otra vez..................................................103<br />
Girasol sesenta y cinco<br />
Quiero ser..........................................................104<br />
Girasol sesenta y seis<br />
Zorzalito............................................................105<br />
Girasol sesenta y siete<br />
Cuando nací......................................................106<br />
Girasol sesenta y ocho<br />
Madre................................................................107<br />
Girasol sesenta y nueve<br />
Madre, palabra sublime....................................108<br />
Girasol setenta<br />
Amo amor.........................................................109<br />
Girasol setenta y uno<br />
Recordándote....................................................110<br />
Girasol setenta y dos<br />
Caminando contigo...........................................111<br />
Girasol setenta y tres<br />
Diciembre 14.....................................................112<br />
Girasol setenta y cuatro<br />
Conversando.....................................................113<br />
Girasol setenta y cinco<br />
Imagen..............................................................114<br />
Girasol setenta y seis<br />
Filosofía............................................................115<br />
Girasol setenta y siete<br />
Día de sol..........................................................116<br />
Obras de la autora<br />
Bessie LeónTroncoso<br />
Girasol setenta y ocho<br />
Otoño................................................................118<br />
Girasol setenta y nueve<br />
Enamorada........................................................119<br />
Girasol ochenta<br />
Mare nostrum....................................................121<br />
192<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Girasol ochenta y uno<br />
Chillán, un solo racimo.....................................122<br />
Girasol ochenta y dos<br />
Casona olvidada................................................124<br />
Girasol ochenta y tres<br />
Patria Nuestra....................................................125<br />
Girasol ochenta y cuatro<br />
La Canción de la rueca......................................127<br />
Girasol ochenta y cinco<br />
Manos de Greda................................................128<br />
Girasol ochenta y seis<br />
¿Por qué será?...................................................130<br />
Obras de la autora<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Girasol ochenta y siete<br />
Metamorfosis....................................................132<br />
Girasol ochenta y ocho<br />
Duraznero en flor..............................................133<br />
Girasol ochenta y nueve<br />
Nostalgias.........................................................134<br />
Girasol noventa<br />
Un cuento para mi hija......................................135<br />
Girasol noventa y uno<br />
Sueños de una maestra......................................136<br />
Girasol noventa y dos<br />
Reflexión...........................................................138<br />
CAPITULO II<br />
Prosas<br />
Obra de la autora<br />
Bessie LeónTroncoso<br />
Girasol noventa y tres<br />
Me declaro en rebeldía......................................141<br />
Antología de Poemas y Prosas 193
Girasoles Dorados<br />
Obras de la autora<br />
Noemí Sepúlveda Idalbo<br />
Girasol noventa y cuatro<br />
Simple Pepe.......................................................144<br />
Girasol noventa y cinco<br />
Agosto tu Agonía...............................................150<br />
Obra de la autora<br />
María del Pilar Rivera Caamaño<br />
Girasol noventa y seis<br />
Carta al Más Allá...............................................154<br />
Obras de la autora<br />
Sylvia Bocaz Bocaz<br />
Girasol noventa y siete<br />
Tierra Roja.........................................................163<br />
Girasol noventa y ocho<br />
La Estrella..........................................................167<br />
Girasol noventa y nueve<br />
El Ovejero..........................................................168<br />
Girasol cien<br />
Naciones en Combate........................................169<br />
Girasol ciento uno<br />
El Prisionero......................................................171<br />
Girasol ciento dos<br />
Falda plato verde nilo........................................173<br />
Girasol ciento tres<br />
Proposiciones legales.........................................176<br />
Obras de la autora<br />
Olga Chávez Gutiérrez<br />
Girasol ciento cuatro<br />
Mi paso por el canal de la luz............................179<br />
Girasol ciento cinco<br />
A propósito de perros vagos..............................184<br />
194<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Olga Chávez Gutiérrez y Magdalena Bocaz Salazar.<br />
Viaje cultural a San Fabián de Alico año 2011.<br />
Antología de Poemas y Prosas 195
Girasoles Dorados<br />
Este libro se<br />
terminó de imprimir<br />
en Diciembre de 2017<br />
en Impresora La Discusión<br />
S.A. de Chillán y en él se<br />
utilizaron las tipografías<br />
Times New Roman y<br />
Mademoiselle ·K·.<br />
196<br />
Antología de Poemas y Prosas
Girasoles Dorados<br />
Antología de Poemas y Prosas 197