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El tamaño importa

El libro consta de algunos relatos cortos de diversa contextura; desde el humor de “La guerra de los Tamaños” hasta las reflexiones de Neshamanú sobre la condición actual del ser humano, pasando por momentos de expectativa, frustración y final feliz del relato “El No. 10”. El lenguaje es llano; son relatos bien contados sin palabras que sobren o que falten. En mi opinión, el relato corto, o cuento, es la narración de un momento vital y las circunstancias que lo rodean, a diferencia de la novela que, también en mi opinión es el relato de varios momentos vitales en el marco de una idea central.

El libro consta de algunos relatos cortos de diversa contextura; desde el humor de “La guerra de los Tamaños” hasta las reflexiones de Neshamanú sobre la condición actual del ser humano, pasando por momentos de expectativa, frustración y final feliz del relato “El No. 10”. El lenguaje es llano; son relatos bien contados sin palabras que sobren o que falten. En mi opinión, el relato corto, o cuento, es la narración de un momento vital y las circunstancias que lo rodean, a diferencia de la novela que, también en mi opinión es el relato de varios momentos vitales en el marco de una idea central.

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Radisson escuchó cosas extrañas sobre barrios marginales<br />

superpuestos unos a otros… noches que se desfloraban<br />

en otra noche… cantinas donde el alcohol de<br />

caña era servido en jarros de aluminio encadenados a<br />

las esquinas de las mesas… pisos de tierra donde una<br />

huella desempolva a otra< escuchó historias de duelos<br />

a cuchilladas y hachazos; mujeres que manejaban el<br />

“llauri” agujas inmensas, con calidad de diplomadas…<br />

Sin poder contenerse pidió ser llevado a cualquier lugar<br />

donde los novatos “tenían 3 puñaladas de ventaja en<br />

sus primeras intentonas de pendencia. Pidió conocer al<br />

mejor (la idea era aún amorfa) … ¡al mejor de los mejores!<br />

(la idea empezaba a tomar forma) … exigió una<br />

demostración (la idea se apoderó de una forma y de un<br />

cuerpo) … en seis segundos seis gillettes se clavaron en<br />

el mismo blanco; la hoja de afeitar se llamaba por aquel<br />

entonces gillette, como cualquier marca de pasta dentífrica<br />

era “Kolinos”. La gillette (pronunciada con la “j”<br />

francesa) servía a cualquier machote de Churubamba<br />

para pelar una naranja o descuartizar a un buey antes<br />

de que cayera al suelo… pero no vaya a creerse que se<br />

está hablando de los gillettes afeminados que vienen<br />

ahora en un estuchito negro, unita sobre otrita, para<br />

ser colocadas en un mango plástico y acariciar barbas<br />

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