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19<br />
Se levantó de la taza, tiró de la cadena y entró en la antesala. El alma temblaba dentro <strong>del</strong><br />
cuerpo desnudo y rechazado. Aún sentía en el ano el tacto <strong>del</strong> papel con el que se había limpiado.<br />
Y en ese momento sucedió algo inolvidable: sintió el deseo de penetrar en la habitación para<br />
oír la voz d e él, su llamada. Si le hablara con voz suave, profunda, el alma se atrevería a salir a la<br />
superficie <strong>del</strong> cuerpo y ella se echaría a llorar. Le abrazaría igual que en el sueño había abrazado el<br />
tronco <strong>del</strong> castaño.<br />
Estaba en la antesala y procuraba dominar aquel inmenso deseo de echarse a llorar <strong>del</strong>ante de<br />
él. Sabía que, si no lo dominaba, ocurriría algo que no deseaba. Se enamoraría de él.<br />
En ese momento se oyó desde el interior su voz. Al oír ahora aquella voz en sí misma (sin ver<br />
al mismo tiempo la alta figura <strong>del</strong> ingeniero), se sorprendió: era aguda y alta. ¿Cómo es posible que no<br />
lo hubiera notado nunca?<br />
Quizá sólo logró ahuyentar la tentación gracias a esa impresión sorprendente y desagradable<br />
que le produjo su voz. Entró, se agachó a recoger la ropa tirada, se vistió rápidamente y se marchó.<br />
20<br />
Regresaba de la tienda con Karenin, que llevaba en la boca su panecillo. Era una mañana fría,<br />
helaba ligeramente. Pasaban junto a unos bloques a cuyo lado la gente había convertido las grandes<br />
superficies que quedaban entre los edificios en pequeños jardines y huertos. Karenin se detuvo de<br />
pronto y miró fijamente en aquella dirección. Ella también miró, pero no vio nada de particular.<br />
Karenin la arrastró y ella se dejó llevar. Tardó un poco en advertir sobre la tierra helada de un surco<br />
vacío la cabeza negra de una corneja con su gran pico. <strong>La</strong> cabeza sin cuerpo apenas se movía y el pico<br />
emitía de vez en cuando un sonido triste, ronco.<br />
Karenin estaba tan excitado que dejó caer el panecillo. Teresa tuvo que atarlo a un árbol porque<br />
temía que le hiciese daño a la corneja. Después se arrodilló en el suelo y trató de escarbar la tierra<br />
aplastada alrededor <strong>del</strong> pájaro al que habían enterrado vivo. No era fácil. Se rompió una uña, sangró.<br />
En ese momento cayó junto a ella una piedra. Echó una mirada y vio a dos chicos de apenas<br />
diez años junto a la esquina de una casa. Se incorporó. <strong>La</strong> vieron moverse, se fijaron en el perro junto al<br />
árbol y huyeron.<br />
Volvió a arrodillarse en el suelo escarbando en la tierra hasta que logró liberar la corneja de<br />
su tumba. Pero el pájaro estaba lastimado y no podía andar ni levantar el vuelo. Lo envolvió en una<br />
pañoleta roja que llevaba al cuello y lo apretó con la mano izquierda contra su cuerpo. Con la derecha<br />
desató a Karenin <strong>del</strong> árbol y tuvo que hacer uso de toda su fuerza para que se calmara y se mantuviera<br />
junto a su pierna.<br />
Llamó a la puerta porque no tenía las manos libres para buscar la llave en el bolsillo. Tomás le<br />
abrió. Le pasó la correa de Karenin. «¡Sujétalo!», le ordenó y llevó la corneja al cuarto de baño. <strong>La</strong><br />
puso en el suelo debajo <strong>del</strong> lavabo. <strong>La</strong> corneja se agitaba pero no podía moverse. Fluía de ella una<br />
especie de espeso líquido amarillo. Le puso unos trapos viejos debajo <strong>del</strong> lavabo para que no le dieran<br />
frío los baldosines. El pájaro agitaba a cada rato el ala herida y su pico apuntaba hacia arriba como un<br />
mudo reproche.<br />
21<br />
Estaba sentada en el borde de la bañera y no podía dejar de mirar la corneja moribunda. Veía<br />
en su absoluto desamparo la imagen de su propio sino. Se dijo varias veces: no tengo en el mundo a<br />
nadie más que a Tomás.<br />
¿Había llegado a la conclusión, tras el episodio con el ingeniero, de que las aventuras no tienen<br />
nada que ver con el amor? ¿De que son leves y no pesan nada? ¿Ya está más tranquila?<br />
En absoluto.