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humildes: impartiendo catequesis y pastoral entre<br />
los niños, me fui involucrando poco a poco con ellos.<br />
La comida, la vestimenta, la alegría, la expresión espontánea<br />
y dinámica del nicaragüense es magnética y me recuerda a la<br />
gente de mi país. No importa que un nica sea pobre o no haya<br />
comido; su alegría por la vida se refleja en su rostro y eso es<br />
muy lindo. Los nicas son muy expresivos y eso se contagia.<br />
La mayor dificultad que encontré fue que no hay embajada<br />
ni consulado de Camerún en Nicaragua. Eso me hizo sentir<br />
algo sola y un poco desamparada, pero sigo adelante. Trabajé<br />
varios años en Masaya, donde mi mayor satisfacción fue<br />
la construcción de un colegio excelente, con todo el material<br />
didáctico que debe tener una escuela. El colegio se llama “Sagrado<br />
Corazón de Jesús” y para mí fue un gran regalo de Dios.<br />
El colegio se logró fundar gracias al fuerte intercambio con<br />
mis amigos norteamericanos, quienes donaron los materiales<br />
y mucho de los recursos económicos. Trabajé de cerca con<br />
muchos niños en su primera comunión, en la catequesis, en<br />
los bautizos, etcétera. También los ayudamos con su nutrición<br />
y buscamos todo lo que necesitaran para vivir y desarrollarse:<br />
libros, zapatos, cuadernos, arroz, frijoles, lo que fuera…<br />
Me gustaría ser recordada como una persona<br />
sociable, alegre, dinámica y en búsqueda<br />
de hacer el bien, hacer la caridad al prójimo”.<br />
María Paz, 74 años: “Nací en Valladolid, el día que se acabó<br />
la guerra en España en el año 39. Soy del campo y<br />
vengo de una familia muy humilde durante una época<br />
difícil de la posguerra. En ese tiempo, el que estudiaba<br />
en el pueblo sólo podía llegar hasta primaria y los que<br />
se iban a las ciudades a seguir sus estudios era porque tenían<br />
más recursos. Los que no, pues allí quedábamos.<br />
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