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Cuba Geografica No5

El tema de un Atlas Nacional es extenso y complejo. Abarca la concepción, el diseño, los métodos de representación, el contenido y hasta la selección adecuada de los redactores y editores finales. Además, hoy la cibercartografía acelera y enriquece la recolección y síntesis de datos, la representación cartográfica, el almacenamiento y la divulgación de los resultados a través de las plataformas y redes que existen en la actualidad. Al final lo que siempre se persigue es la mejor manera de mostrar la distribución espacial de los fenómenos y sus combinaciones, relaciones y desarrollo. Nunca se debate, sin embargo, el tema de la transparencia de la información, la inclusión necesaria de fenómenos y procesos geográficos omitidos o disimulados en los atlas anteriores y que son esenciales para presentar al país y su desarrollo. De eso se trata en este número de CubaGeográfica. Se incluye también un estudio de los huracanolitos en el sur de la Isla de la Juventud, evidencia de catástrofes naturales como quizás nunca se hayan visto en Cuba. La mención al reto para el bienestar común de la creciente tasa de dependencia demográfica es un recordatorio –con cifras– de un tema que merece más atención. La Biblioteca Digital Cubana de Geociencias, que se reseña aquí, es una obra admirable a la que solo cabe desearle que se amplíe. Por último hemos incluido un homenaje a la memoria de Manuel Acevedo González, el gran colega y profesor a quien echaremos de menos siempre. Esperamos que sea de interés y utilidad este Nº5 de la publicación de todos los geógrafos cubanos.

El tema de un Atlas Nacional es extenso y complejo. Abarca la concepción, el diseño, los métodos de representación, el contenido y hasta la selección adecuada de los redactores y editores finales. Además, hoy la cibercartografía acelera y enriquece la recolección y síntesis de datos, la representación cartográfica, el almacenamiento y la divulgación de los resultados a través de las plataformas y redes que existen en la actualidad.
Al final lo que siempre se persigue es la mejor manera de mostrar la distribución espacial de los fenómenos y sus combinaciones, relaciones y desarrollo.
Nunca se debate, sin embargo, el tema de la transparencia de la información, la inclusión necesaria de fenómenos y procesos geográficos omitidos o disimulados en los atlas anteriores y que son esenciales para presentar al país y su desarrollo.
De eso se trata en este número de CubaGeográfica.
Se incluye también un estudio de los huracanolitos en el sur de la Isla de la Juventud, evidencia de catástrofes naturales como quizás nunca se hayan visto en Cuba.
La mención al reto para el bienestar común de la creciente tasa de dependencia demográfica es un recordatorio –con cifras– de un tema que merece más atención.
La Biblioteca Digital Cubana de Geociencias, que se reseña aquí, es una obra admirable a la que solo cabe desearle que se amplíe.
Por último hemos incluido un homenaje a la memoria de Manuel Acevedo González, el gran colega y profesor a quien echaremos de menos siempre.
Esperamos que sea de interés y utilidad este Nº5 de la publicación de todos los geógrafos cubanos.

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Figura 2<br />

O R I G E N Y D E S A R R O L L O<br />

Los huracanes producen los retrocesos<br />

máximos de los acantilados en<br />

las costas de calizas arrecifales.<br />

Durante el impacto de un huracán,<br />

al retroceso abrasivo normal de los<br />

acantilados –que produce cuevas<br />

profundas y nichos– se suman los<br />

procesos gravitacionales por desplome<br />

de las cuevas marinas y de los<br />

nichos de marea, acelerados por la<br />

presión hidráulica de las masas de<br />

agua de marejada con la separación<br />

de grandes prismas de rocas que son<br />

volcados y arrastrados sobre la superficie<br />

del acantilado. Este último<br />

proceso está determinado por la considerable<br />

fuerza de empuje de las<br />

marejadas provocadas por un evento<br />

meteorológico extremo como un huracán<br />

de gran intensidad.<br />

Los camellones de tormenta originados<br />

por procesos combinados<br />

(abrasivo-gravitacional y de presión<br />

hídrica) están formados por grandes<br />

bloques con clastos mayores que oscilan<br />

entre 200 y 500 toneladas y su<br />

posición actual se debe a oleajes excepcionales<br />

impactando la costa<br />

acantilada con una fuerza estimada<br />

de 15 a 30 ton por m 2 (Portela y<br />

Magaz, 1991).<br />

En la costa sur de la Isla de la Juventud<br />

(de Pinos), al oeste de Punta<br />

rincón del Guanal, hay una gran<br />

barra de tormenta con los mayores<br />

huracanolitos conocidos en <strong>Cuba</strong><br />

arrancados por el mar de los acantilados<br />

costeros y transportados tierra<br />

adentro a distancias de 40 a 130m.<br />

Los bloques se sitúan en orden de<br />

tamaño decreciente de la costa al interior,<br />

los más grandes situados a menos<br />

distancia de la costa tienen un peso que<br />

ha sido estimado en 492 toneladas. un<br />

poco más atrás, a una distancia de 40 a<br />

60 m de la costa alcanzan 458 toneladas<br />

y entre los más alejados, el mayor<br />

medido arrojó un peso estimado de 228<br />

toneladas (Figura 3).<br />

Figura 3<br />

5

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