La sirena varada: Año II, Número 9
El noveno número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
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El ruido de las bestias que subían las<br />
escaleras lo sacó de sus pensamientos.<br />
Pensó en Dolores. Corrió por el pasillo<br />
de aquel nivel empujando puertas y derribando<br />
obstáculos. De pronto la vio.<br />
En una de las habitaciones, pegada a<br />
la pared del fondo con los ojos llorosos<br />
estaba su Loly. Fernando inspeccionó el<br />
interior de aquel recinto y dio unos pasos<br />
con la espada amenazante rebanando<br />
el aire. Detrás de su mujer se levantaba<br />
un feo cíclope. <strong>La</strong> bestia sostenía por<br />
una mano a la mujer y escrutaba el rostro<br />
de Fernando con su único ojo. Desde<br />
el primer instante Fernando se dio<br />
cuenta de un detalle: <strong>La</strong> bestia le temía.<br />
—¡Tiemblas, cobarde! —dijo el hombre<br />
apuntando hacia el cíclope en actitud<br />
desafiante—. Pensaste que te saldrías<br />
con la tuya.<br />
—¡Fernando! —gritó Dolores.<br />
—¡No te preocupes! ¡No lo dejaré hacerte<br />
daño!<br />
Avanzó en una carrera. <strong>La</strong> espada<br />
emitió un silbido sordo en el aire y el<br />
cíclope cayó al suelo retorciéndose en<br />
los últimos estertores de su vida.<br />
Fernando sonrió. Extendió los brazos<br />
hacia su Loly que lo miraba, aún horrorizada,<br />
y sintió de repente un fuerte corrientazo<br />
en la nuca.<br />
—Cumplí mi misión. Ella está a salvo<br />
—las palabras casi apagas, salieron de<br />
su boca antes de caer al suelo y perder<br />
el conocimiento por completo.<br />
⁂<br />
En la estación de policías, Loly observaba<br />
detrás de los barrotes de una celda a su<br />
esposo Fernando acurrucado en el piso.<br />
<strong>La</strong> mujer emitió un largo suspiro, dejó<br />
salir una bocanada de humo y apagó el<br />
cigarro. Se sientó frente al oficial que la<br />
miraba por encima de los espejuelos.<br />
—Todavía no lo entiendo. Hace solo<br />
tres días que me dieron el ascenso que<br />
esperábamos: el puesto de jefa de enfermeras<br />
en la sala de traumas oculares.<br />
Es cierto que tuve necesidad de<br />
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