Grandes aventuras en el mar
Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.
Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.
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d<strong>el</strong> Emerillon, remontó ese mismo río y llegó al pueblo de Stadacona, que los<br />
naturales llamaban Canadá, o la “Gran Ciudad”.<br />
En su Diario, <strong>el</strong> gran navegante describe esta región como tierra de extrema<br />
b<strong>el</strong>leza:<br />
“Más allá d<strong>el</strong> gran río se alzan grandes montañas de las que desci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> riachu<strong>el</strong>os<br />
que van a desembocar <strong>en</strong> él. Toda la región está cubierta de bosques de diversas<br />
especies y de viñas. Abundan los ciervos, gamos, osos y otros animales. Hemos visto<br />
las hu<strong>el</strong>las de una bestia que no ti<strong>en</strong>e más que dos pies, rastro que seguimos durante<br />
mucho tiempo por la ar<strong>en</strong>a y <strong>el</strong> ci<strong>en</strong>o; se caracteriza por los pies palmeados, de más<br />
de un palmo de longitud. Hay también muchas liebres, conejos, <strong>mar</strong>tas, zorros,<br />
lirones, ardillas y ratas, que crec<strong>en</strong> a <strong>mar</strong>avilla. También abundan las aves: grullas,<br />
cisnes, avutardas, gansos salvajes blancos y grises, patos, mirlos, alondras…, y otros<br />
muchos pájaros, como <strong>en</strong> Francia”.<br />
Los indíg<strong>en</strong>as acogieron con b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia<br />
a los franceses. Los jefes organizaron fiestas, y<br />
según la costumbre d<strong>el</strong> país, les dirigieron<br />
largos discursos, a los cuales respondían<br />
también los recién llegados con largas ar<strong>en</strong>gas<br />
y pequeños regalos. Las fiestas terminaron con<br />
un pacto de amistad. El hombre d<strong>el</strong> rostro<br />
blanco y <strong>el</strong> de rostro cobrizo se estrecharon la<br />
mano, y <strong>el</strong> populacho, reunido <strong>en</strong> torno a los<br />
jefes <strong>el</strong>evó un gran clamor para dar a conocer a<br />
los “espíritus” la reunión de dos grandes pueblos.<br />
Cartier, mi<strong>en</strong>tras duró su estancia <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>los exóticos parajes, fue anotando<br />
minuciosam<strong>en</strong>te sus observaciones, principalm<strong>en</strong>te los sucesos más curiosos. Entre<br />
éstos destaca que <strong>en</strong>tre los aboríg<strong>en</strong>es está muy ext<strong>en</strong>dido <strong>el</strong> vicio de fu<strong>mar</strong>. Él<br />
mismo probó de absorber <strong>el</strong> humo de aqu<strong>el</strong>las hierbas, y, muy decepcionado, no pudo<br />
<strong>en</strong>contrar placer alguno. He aquí cómo nos describe esa novedad: “Los indios pose<strong>en</strong><br />
una hierba de la que hac<strong>en</strong> provisión cada verano. Sólo la usan los hombres. Llevan<br />
una cantidad <strong>en</strong> un saquito colgado d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo, y también un trozo de piedra o madera<br />
hueca, semejante a un pito. Para usar esta hierba la pulvorizan, la pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> un<br />
extremo d<strong>el</strong> tubo, y después, colocando sobre <strong>el</strong>la un carbón <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, aspiran,<br />
ll<strong>en</strong>ándose los pulmones de humo, hasta que éste escapa por su boca y narices, como<br />
si fuese una chim<strong>en</strong>ea. Alegan que esta práctica es exc<strong>el</strong><strong>en</strong>te para la salud. Nosotros<br />
tratamos de hacer lo mismo que <strong>el</strong>los, pero <strong>en</strong> cuanto <strong>el</strong> humo llegó a la garganta nos<br />
escoció como si fuese pimi<strong>en</strong>ta”.<br />
Después de estudiar a fondo las costumbres de los indíg<strong>en</strong>as, Cartier <strong>en</strong>vió a la<br />
Petite Hermine y la Grande Hermine a Stadacona, y se embarcó <strong>en</strong> <strong>el</strong> Emerillon, a<br />
pesar de los consejos de los indios, que le anunciaban malas nuevas.<br />
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