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Tres cerditos - Apostolos Doxiadis

Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.

Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.

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LLEGADOS A ESTE PUNTO, signore, les voy a tener que pedir a los dos<br />

hermanos Frank mayores, a Al y a Nick, que nos permitan dejarlos aparcados<br />

un rato para que podamos darle un repaso a la corta vida del tercer hermano,<br />

el pequeño Leo. ¡No queremos que il bambino piccolissimo se sienta<br />

abandonado!<br />

Él, a diferencia de sus dos hermanos, se crio ignorando felizmente todo lo<br />

que tenía que ver con la maledizione. Leo solo sabía que su papà había<br />

desaparecido de casa un día cuando él tenía siete años. Nick le dijo que se<br />

«había ido de viaje». Y cuando Al volvió de Europa unos días después y a<br />

Ben Frank se lo cargaron en Sing Sing, convirtiendo así a Al en el<br />

paterfamilias, el primogénito decidió seguir con la mentira de su hermano. Le<br />

dijo al pequeño Leo que papà había ido a buscar a mamma y que no iba a<br />

volver, porque el cielo era un sitio muy cómodo. Al se ocupó del pequeño y,<br />

gracias a él, Leo creció sin llegar a conocer a Su Alteza Imperial, la reina del<br />

mundo de la miseria: la pobreza. Desde el principio Al estuvo ganando un<br />

buen sueldo en Worthington’s (no exagerado, pero sí bueno), así que alquiló<br />

un bonito apartamento en un barrio decente y se trajo a una tía solterona a<br />

vivir con ellos. Al lo hizo muy bien con el niño, realmente bien. Con el paso<br />

de los años se lo fue dando todo, excepto su tiempo, que era algo de lo que no<br />

disponía porque trabajaba a todas horas. Pero no importaba cuánto trabajara,<br />

siempre sacaba un rato todos los domingos para llevarse a Nick y a Leo a un<br />

restaurante italiano e invitarlos a una buena comida. Después se llevaba al<br />

chico a ver una película o a un partido.<br />

Cuando Leo tenía doce años, la tía soltera que lo cuidaba tuvo un ataque<br />

al corazón, y después otro, y murió. Nick estaba en Hollywood entonces y,<br />

como no tenían otros parientes que pudieran encargarse de él, Al decidió<br />

enviar a Leo a un buen internado, el mismo al que había ido Willie

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