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El Tio Petros y la Conjetura de Goldbach - Apostolos Doxiadis

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con soberbia resistencia, el peso de la trama. Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho, da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el
orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y
perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus
motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como
eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con
soberbia resistencia, el peso de la trama.
Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son
fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho,
da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

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<strong>El</strong> Tío <strong>Petros</strong> y <strong>la</strong> <strong>Conjetura</strong> <strong>de</strong> <strong>Goldbach</strong><br />

Apóstolos <strong>Doxiadis</strong><br />

particu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> ecuaciones (l<strong>la</strong>mado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, método Papachristos) le dio una<br />

fama instantánea, ya que también resultaba útil para resolver ciertos problemas <strong>de</strong>l<br />

campo <strong>de</strong> <strong>la</strong> física. Sin embargo, según dijo él mismo, no tenía ningún interés<br />

matemático, eran simples cálculos <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuenta <strong>de</strong> <strong>la</strong> vieja.<br />

<strong>Petros</strong> se doctoró en 1916. Poco tiempo <strong>de</strong>spués, su padre, preocupado por <strong>la</strong><br />

inminente implicación <strong>de</strong> Grecia en <strong>la</strong> Primera Guerra Mundial, se ocupó <strong>de</strong> que se<br />

insta<strong>la</strong>ra durante una temporada en <strong>la</strong> neutral Suiza. En Zurich, <strong>Petros</strong>, al fin dueño<br />

<strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino, volvió a su primer y eterno amor: los números.<br />

Se matriculó en un curso avanzado en <strong>la</strong> universidad, asistió a c<strong>la</strong>ses y seminarios y<br />

pasó todo su tiempo libre en <strong>la</strong> biblioteca, <strong>de</strong>vorando libros y publicaciones eruditas.<br />

Pronto llegó a <strong>la</strong> conclusión <strong>de</strong> que para alcanzar lo más rápidamente posible <strong>la</strong>s<br />

fronteras <strong>de</strong>l conocimiento, <strong>de</strong>bía viajar. Por aquel entonces, los tres matemáticos<br />

internacionalmente reconocidos por sus trabajos en teoría <strong>de</strong> números eran los<br />

ingleses G. H. Hardy y J. E. Littlewood y el extraordinario genio indio autodidacta<br />

Srinivasa Ramanujan. Los tres estaban en el Trinity College <strong>de</strong> Cambridge.<br />

La guerra había dividido Europa geográficamente y los submarinos alemanes<br />

prácticamente habían ais<strong>la</strong>do Ing<strong>la</strong>terra <strong>de</strong>l continente. Sin embargo, el fervoroso<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>Petros</strong>, su absoluta indiferencia ante el peligro y sus sobrados medios<br />

económicos pronto lo llevaron a su <strong>de</strong>stino.<br />

—Cuando llegué a Ing<strong>la</strong>terra todavía era un principiante —recordó—, pero tres años<br />

<strong>de</strong>spués me marché <strong>de</strong> allí convertido en un experto en teoría <strong>de</strong> números.<br />

En efecto, su estancia en Cambridge fue una preparación esencial para los <strong>la</strong>rgos y<br />

difíciles años que siguieron. Aunque no tenía un cargo académico oficial, su posición<br />

económica —<br />

o mejor dicho, <strong>la</strong> <strong>de</strong> su padre— le permitía darse el lujo <strong>de</strong> subsistir sin él. Se<br />

instaló en un pequeño hostal, The Bishop, don<strong>de</strong> por ese entonces también se<br />

alojaba Srinivasa Ramanujan. Pronto se hicieron amigos y asistieron juntos a <strong>la</strong>s<br />

c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> G. H. Hardy.<br />

Hardy era el prototipo <strong>de</strong>l investigador matemático mo<strong>de</strong>rno. Verda<strong>de</strong>ro maestro en<br />

su especialidad, abordaba <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> números con bril<strong>la</strong>nte luci<strong>de</strong>z, empleando los<br />

métodos matemáticos más avanzados para estudiar los problemas esenciales,<br />

muchos <strong>de</strong> los cuales —como <strong>la</strong> conjetura <strong>de</strong> <strong>Goldbach</strong>— parecían engañosamente<br />

Co<strong>la</strong>boración <strong>de</strong> José Luis Tabara Carbajo 46 Preparado por Patricio Barros<br />

Antonio Bravo

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