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Año 14 | Número 76<br />

SEPTIEMBRE, OCTUBRE, NOVIEMBRE 2018<br />

CONSEJO EDITORIAL<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Jorge González<br />

Luz Henríquez<br />

Antonio Dalto<br />

DIRECCIÓN<br />

Jorge González<br />

EDICIÓN<br />

Melina Dorfman<br />

COORDINACIÓN<br />

Hugo Cayssials<br />

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />

Conci|Melnizki edd<br />

FOTOGRAFÍA<br />

Silvana Sergio<br />

CORRECCIÓN<br />

Esteban Bertola<br />

COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />

Laura Berti, Nicole Brezin, Lucila Carzoglio,<br />

Juan Manuel Cibeira, Juan Pablo Cinelli,<br />

Antonela de Alva, Horacio de Dios, Marina<br />

García, Martín Garrido, María Fernanda Guillot,<br />

Nicolás Igarzábal, Nadia Koval, Roger Koza,<br />

Christian Kupchik, Martina Leunda, Juan<br />

Maisonnave, Alejandra Peñalva, Felipe Pigna,<br />

Ramón Reverté, Malena Rey, Gabriel Rolón,<br />

Fernanda Sández, Emilia Simison, Maximiliano<br />

Tomas, Mónica Tracey y Agustina Zabaljáuregui.<br />

PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />

Tel.: 4943-8219/22<br />

Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />

Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />

Web: www.yenny-elateneo.com/revista<br />

REVISTA QUID<br />

Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de Quid, publicación<br />

de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />

del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />

la fuente.<br />

Los editores no son responsables por las opiniones<br />

vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />

firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />

Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />

Nº 506670. ISSN 1669738-3<br />

Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />

de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />

El pasado 6 de febrero, Elon Musk lanzó el cohete más potente que existe hasta<br />

el ahora, el Falcon Heavy de su empresa Space X, con una carga simbólica que<br />

parecía homenajearlo: un automóvil Tesla Roadster rojo y un maniquí enfundado<br />

en un traje de astronauta (todo creado por él).<br />

Por supuesto, el cohete estaba rodeado de cámaras tanto por fuera como por dentro.<br />

Una vez despegado del Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, y ya en<br />

órbita, decenas de millones de personas detrás de pantallas de diferentes dispositivos<br />

alrededor del mundo vieron la escena digna de un video de Daft Punk.<br />

El maniquí, bautizado como “Starman”, tenía uno de sus brazos apoyado en la puerta<br />

del convertible y miraba una pantalla que decía “No entres en pánico”, mientras<br />

por los altavoces del auto sonaba la canción “Space Oddity”, de David Bowie.<br />

La misión supuso un gran avance para la industria espacial, porque comprendió<br />

la recuperación y reutilización de cohetes, pero fue un impactante show en sí<br />

mismo. Su transmisión de cuatro horas logró 2,3 millones de reproducciones en<br />

vivo en YouTube. Y los tweets de Musk fueron seguidos minuto a minuto por<br />

sus fanáticos. En uno posteó una foto del Tesla con Starman dentro y el planeta<br />

Tierra detrás, cuyo epígrafe decía: “En este momento, volando sobre Australia”.<br />

No hace falta aclarar que se volvió viral.<br />

Sabemos que el empresario multimillonario no es un millennial pero su hito es<br />

quizás el ejemplo más icónico de los efectos del cambio de paradigma sociocultural<br />

que esta generación implicó. Quienes nacieron durante la década del 80<br />

y principios de los 90 fueron criados en un contexto tecnológico que afectó su<br />

personalidad. Crecer durante la revolución de la comunicación digital (Internet,<br />

telefonía móvil, redes sociales y más) los convirtió en seres hiperconectados, que<br />

buscan la gratificación inmediata. Para ellos, y para los miembros de la era analógica<br />

y que se han adaptado a los tiempos que corren, todo es imagen… lo visual<br />

ya no documenta la realidad, es la realidad en sí.<br />

Habrá que recurrir a cierta distancia histórica para poder analizar con objetividad<br />

los aportes de los millennials al mundo que hoy están liderando, relacionándose<br />

de un modo totalmente distinto. Pronto serán nada más ni nada menos que la<br />

mitad del mercado laboral total. Y durante ese proceso, el Tesla Roadster quedará<br />

en una órbita solar indefinida, en un viaje que lo podría llevar más allá de Marte a<br />

una velocidad de 11 km por segundo. ¿Será posible que el hombre se establezca<br />

en el planeta rojo? De producirse, nos enteraremos pronto.<br />

Disfruten de este nuevo número de Quid.<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Director General<br />

Grupo Ilhsa


Sumario<br />

76<br />

Temas de tapa<br />

Columnas<br />

Entrevistas<br />

08<br />

Cultura millennial. Entre la Nada y la Eternidad.<br />

Por Christian Kupchik.<br />

20<br />

El señalador. Historia del llanto.<br />

Por Maximiliano Tomas.<br />

16<br />

24<br />

31<br />

12<br />

Luces y sombras de la Generación DG<br />

(Después de Google). Por Fernanda Sández.<br />

29<br />

Opinión. Paradojas de una época.<br />

Por Gabriel Rolón.<br />

21<br />

Internet, la lengua del ausente.<br />

Por Lucila Carzoglio.<br />

30<br />

Libros recomendados para adultos.<br />

Por Mónica Tracey.<br />

38<br />

Sé lo que quiero. Millennials y Política.<br />

Por Emilia Simison.<br />

47<br />

Historia & Política. Sobre elites dominantes<br />

y el posfascismo. Por Felipe Pigna.<br />

Claudia Piñeiro<br />

Por Christian Kupchik<br />

Florencia Bonelli<br />

Por Martina Leunda<br />

Fernanda García Lao y Guillermo Saccomanno<br />

Por Fernanda Sández<br />

44<br />

Hijas en rebelión. Libros para entender el<br />

movimiento feminista. Por Lucila Carzoglio.<br />

51<br />

Música Alternativa. Tranquility Base Hotel & Casino,<br />

de Arctic Monkeys. Por Agustina Zabaljáuregui.<br />

34<br />

41<br />

48<br />

52<br />

Testigos (partícipes) de la revolución tecno.<br />

Crecer con las nuevas tecnologías para escuchar<br />

música y ver videos. Por Juan Manuel Cibeira.<br />

56<br />

73<br />

Música Clásica. Daniil Trifonov. Por Nadia Koval.<br />

TV/Series. Atlanta y Girls. Por Laura Berti.<br />

63<br />

70<br />

Herederos del bit. La digitalización de la<br />

experiencia del mundo a través de ejemplos<br />

cinematográficos. Por Roger Koza.<br />

La imagen en la era de los millennials ¿Cómo<br />

ciertos fotógrafos contemporáneos crearon una<br />

estética que hoy en día usamos todos en redes?<br />

Por Ramón Reverté.<br />

88<br />

93<br />

94<br />

Libros recomendados para niños y adolescentes.<br />

Por María Fernanda Guillot.<br />

Museos del Mundo. Museu do Amanhã.<br />

Por Martín Garrido.<br />

Turismo Internacional. Islandia. Siglo XXI con frío.<br />

Por Horacio de Dios.<br />

58<br />

Julián López<br />

Por Malena Rey<br />

66<br />

Andrés Oppenheimer<br />

Por Juan Maisonnave<br />

74<br />

77<br />

Ida Vitale<br />

Por Nicole Brezin<br />

96<br />

Vida Gourmet. Al fin una dieta en la que el deseo<br />

y el placer cuentan. Por Mónica Tracey.<br />

98<br />

Cocina. Alimentos millennarios. Por Marina García.<br />

Luciano Pereyra<br />

Por Juan Manuel Cibeira<br />

Leonardo Sbaraglia<br />

Por Alejandra Peñalva<br />

Felipe Pigna<br />

Por Juan Pablo Cinelli<br />

Pablo Bernasconi<br />

Por María Fernanda Guillot<br />

DOSSIER<br />

Kurt Cobain<br />

El grito de una generación<br />

Ícono de los años 90, Kurt Cobain se consagró como la máxima figura del rock alternativo.<br />

Al frente de Nirvana conquistó el mundo y llegó a su pico de popularidad con el disco<br />

Nevermind. Hijo de padres separados, su infancia en una pequeña ciudad de Washington<br />

se vio marcada por la angustia y el aislamiento. De grande formó una banda con la que<br />

ganó millones de dólares, se casó y tuvo una hija. Pero nunca pudo superar su dolor, ni sus<br />

adicciones. “Lo tengo todo, ¿Por qué no puedo disfrutar?”, escribió en su carta de suicidio.<br />

Por Nicolás Igarzábal<br />

81<br />

Adam Silvera<br />

Por Antonela de Alva<br />

84<br />

Marissa Meyer<br />

Por María Fernanda Guillot<br />

89<br />

Emanuel Werner<br />

Por Antonela de Alva


MISCELÁNEAS<br />

Calder en Proa<br />

El 8 de septiembre, Proa inaugura Teatro de Encuentros, una<br />

exposición de aproximadamente sesenta obras de Alexander<br />

Calder (1898-1976).<br />

El artista estadounidense siempre fue reconocido por sus<br />

móviles –esculturas suspendidas hechas de chapa y alambre<br />

que capturan el movimiento en una serie de formas siempre<br />

cambiantes– y por sus stabiles –esculturas estáticas pero con<br />

movimiento implícito–.<br />

La exhibición, curada por Sandra Antelo-Suárez en colaboración<br />

con la Calder Foundation (Nueva York), abarcará seis<br />

décadas diversamente creativas de su vida y dará cuenta de<br />

su indiscutible contemporaneidad.<br />

A no correr: hay tiempo hasta el 13 de enero de 2019 para<br />

disfrutarla.<br />

Proa. Av. Don Pedro de Mendoza 1929 (CABA). + Info: proa.org<br />

Di Mario y su decontrucción<br />

del arquetipo folclórico<br />

La FotoGalería del Teatro San Martín –bajo la curaduría<br />

de Rosana Schoijett, Bruno Dubner y Ariel Authier–<br />

acaba de inaugurar El Segundo sin sombra, una muestra<br />

integrada por fotografías de Gustavo Di Mario (1969).<br />

Se trata de una serie de retratos de participantes de jineteadas,<br />

malambistas y procesiones gauchas anunciadas por<br />

radio o de boca en boca por el interior del país. El prestigioso<br />

fotógrafo argentino sigue estas caravanas festivas desde hace<br />

quince años con su cámara de formato medio a cuestas, captando<br />

con voluptuosidad instantáneas de sus protagonistas.<br />

La exposición podrá ser visitada hasta el domingo 21 de octubre.<br />

Dice el texto de sala: “La ilusión de mostrarse habilidoso,<br />

macho, fuerte y salvaje que caracteriza a nuestro hombre<br />

de campo, deja entrever la fragilidad solitaria de una realidad<br />

orillera similar a la del mítico gaucho paria de nuestras pampas.<br />

Estas fotografías desbordantes de sensualismo austero<br />

logran deconstruir el arquetipo folclórico reanimando nuestra<br />

relación con el argentino cimarrón e indomable, nuestro<br />

Segundo sin sombra”.<br />

Teatro San Martín. Av. Corrientes 1530 (CABA). + Info:<br />

complejoteatral.gob.ar<br />

Triple Gong, ca. 1948. Chapa de latón, alambre, pintura. 99,1 x 190,5 x 7 cm<br />

David Bowie a través de sus palabras<br />

Bowie por Bowie (Planeta) reúne las mejores entrevistas que<br />

ofreció el multifacético artista inglés a lo largo de sus casi<br />

cincuenta años de carrera. En ellas reconstruye las odiseas<br />

que lo llevarían a convertirse en una de las más revolucionarias<br />

e influyentes leyendas del rock y el pop del siglo XX:<br />

Ziggy Stardust, Aladdin Sane, el cantante de soul plástico, El<br />

Delgado Duque Blanco, el glam rock, la sexualidad, las drogas,<br />

sus colaboraciones con Lou Reed e Iggy Pop, los excesos que<br />

desembocarían en el extraordinario período musical de Berlín,<br />

la experimentación permanente, el éxito masivo en los años<br />

ochenta, la actuación en cine y teatro, la moda, las artes visuales,<br />

la polémica banda Tin Machine y el esplendor creativo de<br />

mitad de los noventa.<br />

Sean Egan, editor de este volumen, recopiló<br />

el material y seleccionó conocidos<br />

(e inéditos) reportajes de Melody Maker,<br />

Rolling Stone, Mojo, New Musical<br />

Express.<br />

Lectura obligatoria para quienes quieran<br />

confirmar o descubrir la enorme<br />

trascendencia del genio que siempre<br />

pareció de otro planeta.<br />

Los DVD y Blu-Ray que se vienen<br />

SBP anunció los lanzamientos para los próximos meses. En<br />

septiembre, llegan Deadpool 2 (de David Leitch), Isla de Perros<br />

(de Wes Anderson), Pequeña gran vida (de Alexander<br />

Payne), Un lugar en silencio (de John Krasinski) y ¡Madre!<br />

(de Darren Aronofsky).<br />

En octubre será el turno de Jurassic World 2: El reino caído<br />

(de J. A. Bayona), Ocean 8: Las Estafadoras (de Gary Ross),<br />

Rascacielo: Rescate en las alturas (de Rawson Marshall<br />

Thurber) y Mamma Mía!: Vamos otra vez (de Ol Parker).<br />

Habrá que esperar hasta noviembre para poder ver: 12 horas<br />

para sobrevivir: El inicio (de Gerard Mcmurray), Mentes<br />

poderosas (de Jennifer Yuh Nelson) y Megalodón (de Jon<br />

Turteltaub).


Nota<br />

de tapa<br />

CULTURA MILLENNIAL<br />

Entre la Nada<br />

y la Eternidad<br />

POR Christian Kupchik<br />

En el año 1000 Japón estaba gobernado en la práctica por<br />

el todopoderoso Fujiwara No Michinaga, mientras que<br />

el emperador solo representaba a una institución vacía. La<br />

nobleza japonesa llevaba una existencia refinada, con gran<br />

lujo de ceremonias y concursos de poesía. La literatura en<br />

japonés seguía principalmente en manos de las mujeres de la<br />

corte. Destacaban Murasaki Shikibu, autora de los Genji<br />

monogatari (Cuentos de Genji), y su rival, Sei Shonagon,<br />

autora de los Makura no Soshi (Cuentos de la almohada).<br />

El Estado ruso de Kiev vivía tiempos de esplendor bajo<br />

el Gran Príncipe Vladimir. Otro tanto podía decirse del<br />

Imperio Bizantino. Venecianos y bizantinos se despreciaban<br />

mutuamente, se producían continuos conflictos y por ello los<br />

venecianos pidieron al emperador un estatus extraterritorial.<br />

Consiguieron así autonomía y la exención de los tributos<br />

imperiales. Desde un punto de vista económico, la gran<br />

Constantinopla se convirtió en una colonia veneciana donde<br />

los mercaderes obtenían dinero fácil.<br />

Leif Eriksson, hijo de Erik El Rojo, el descubridor de<br />

Groenlandia, trató de llegar a la isla. Al parecer, su intención<br />

era alcanzar el extremo meridional, pero el tiempo estaba<br />

brumoso y se perdió. Más adelante relató que al continuar su<br />

viaje se encontró con una tierra a la que llamó Vinland, debido<br />

a la cantidad de vides. Es muy probable que Leif estuviera<br />

hablando de América, pues el continente se encuentra a unos<br />

960 kilómetros de Groenlandia y resultaba difícil no dar con él.<br />

En Europa occidental se estaban produciendo cambios<br />

muy significativos. Naturalmente fueron graduales, pero los<br />

historiadores consideran el año 1000 como una buena fecha<br />

en la que fijar el final de la Alta Edad Media y el inicio de<br />

la Baja. Entre los factores que propiciaron dichos cambios<br />

estaban varios adelantos en la agricultura, como el empleo de<br />

herraduras para los caballos, que comenzaron a utilizarse en<br />

el arado de los campos. Otra muestra del cambio de los tiempos<br />

fueron los hombres que el emperador eligió como Papas:<br />

al cabo de una larga sucesión de ineptos, meros títeres de<br />

la aristocracia romana, Otón III protegió a Papas que eran<br />

auténticos hombres de iglesia. Silvestre II fue un erudito.<br />

Su gran afición fueron las matemáticas, por lo que introdujo<br />

el ábaco para los cálculos y usó los números arábigos,<br />

construyó relojes e instrumentos astronómicos, se interesó<br />

por los manuscritos antiguos, incluso de autores paganos, y<br />

logró despertar este interés en otras personas. Poco a poco,<br />

dejó de considerarse incuestionable que la ciencia antigua<br />

era obra del diablo, y empezó a surgir el interés por los textos<br />

árabes que contenían las obras de Aristóteles, Euclides<br />

y Ptolomeo, entre otros.<br />

Todas estas transformaciones, que abarcan distintas latitudes<br />

y sociedades –incluidas las precolombinas– tuvieron consecuencias<br />

significativas en el desarrollo de la humanidad. No<br />

obstante, estas rupturas no se vieron reflejadas en la irrupción<br />

de una generación que se identificaba como un cambio<br />

de paradigma en la historia.<br />

El año 1000 no supo de millennials.<br />

Es cierto: hace diez siglos el mundo era más grande y lejano,<br />

las comunicaciones casi no existían y el vértigo de las innovaciones<br />

que vemos en la actualidad apenas podía considerarse<br />

un sueño apocalíptico. Por otra parte, más allá de la raíz<br />

fonética común, entre “generación” y “generalización” hay<br />

bastantes puntos de contacto que poco ayudan a identificar<br />

rasgos identitarios asimilados como tópicos indiscutibles. Aún<br />

así, casi todo a lo largo del siglo XX hasta el presente, se ha<br />

agrupado a amplios sectores de la población –sin distinguir<br />

cultura o clase– bajo el sintagma de “generación”. A grandes<br />

rasgos, podemos definir los siguientes:<br />

Generación Silenciosa (1928-1945): Tradicionalista. Ajenos a<br />

las tecnologías.<br />

Baby Boomers (1946-1964): Productos de la posguerra.<br />

Creen en el trabajo fuerte y la capacidad individual.<br />

Generación X (1965-1985): Yuppies, hedonistas, cultores del<br />

presente.<br />

Generación Y (1986-2000): Millennials. Tecnología, consumo,<br />

trabajo y placer.<br />

Generación Z (2000- ): Centennials. ¿?<br />

9


a los 40– y los “jóvenes” de veintitantos, tiene mucho que ver<br />

con el tipo de relación que cada millennial establece respecto<br />

a la tecnología: unos recuerdan la época analógica; otros<br />

nacieron cuando el mundo ya era digital.<br />

Esa es la principal diferencia para Marc Prensky, fundador<br />

y director ejecutivo de la Fundación e Instituto Global<br />

para el Futuro de la Educación, en California, conocido por<br />

ser quien inventó y divulgó los términos “nativos digitales” e<br />

“inmigrantes digitales” en el año 2001. “Todo gira en torno<br />

a las diferencias culturales: de lo predigital a lo postdigital.<br />

Lo que ha cambiado es la actitud. Si creciste en el mundo<br />

predigital, la privacidad y las comunicaciones cara a cara<br />

serán más importantes para ti que para quienes nacieron en<br />

el mundo digital. La idea de la edad que uno tiene o del año<br />

en que nació no importa tanto, es artificial. Puedo tener más<br />

años pero usar la tecnología con fluidez, aunque algunas de<br />

mis actitudes provengan del siglo XX”.<br />

Más allá de las arbitrariedades de esta clasificación, que admite<br />

matices y diversificaciones, existe la voluntad de unificar<br />

características comunes más en función de las tendencias a<br />

las que aspira absorber el mercado que a rasgos culturales.<br />

Rasgos que, por otra parte, han sabido cultivarse en determinados<br />

grupos en cualquier época de la historia. En el caso<br />

de los millennials propiamente dichos, también llamados<br />

Generación Peter Pan (por su negación del tiempo), Smartphone<br />

(por la adicción a los teléfonos inteligentes) o lisa y<br />

llanamente la Generación perdida, se supone que por causas<br />

muy diferentes a la que distinguió a la Lost Generation que<br />

identificó a los escritores estadounidenses que pasaron por<br />

París después de la crisis del 30, como John Dos Passos,<br />

Ezra Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner,<br />

F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, quien popularizó<br />

esta expresión en París era una fiesta a partir de una<br />

sentencia de su amiga Gertrude Stein: “Todos ustedes son<br />

una generación perdida”.<br />

Las causas por las cuales se “pierden” los millennials parecen<br />

ser muy distintas. Jason Dorsey, presidente y cofundador<br />

del Centro para la Cinética Generacional, en Austin (Texas),<br />

quien lleva años investigando el comportamiento de este grupo,<br />

afirma que se trata de una generación de adultos muy diversa<br />

pero, a la vez, son también la generación más conectada<br />

de cuantas se han conocido hasta ahora. Son quienes tienen<br />

mayor nivel educativo, pero muchos se sienten frustrados<br />

porque no pudieron alcanzar sus altas expectativas laborales<br />

debido a la crisis económica y a otros eventos globales. Dorsey<br />

sostiene que “muchas percepciones sobre ellos no son<br />

reales”, en función de las diferencias etarias que los separan.<br />

Esa división que se da entre los “millennials viejos” –cercanos<br />

En un artículo de 2014, la revista Time definió a los millennials<br />

como la generación del “yo-yo-yo”: han sido calificados de narcisistas,<br />

egocéntricos, impacientes, inseguros y emprendedores<br />

y, precisamente, la adicción de los jóvenes a las redes sociales<br />

podría ser buena prueba de algunos de esos calificativos. Sin<br />

embargo, esta caracterización parece algo reduccionista.<br />

El sociólogo Zygmunt Bauman, el primero en anticipar<br />

las consecuencias de una “realidad líquida”, hacía referencia<br />

a esta adicción como una forma de combatir la soledad y,<br />

por otro lado, permanecer en nuestra zona de confort en un<br />

mundo creado por nosotros mismos, para evitar así enfrentarnos<br />

a la realidad del exterior, donde las situaciones, las personas<br />

y los problemas se nos escapan de las manos. “La gente<br />

se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza<br />

en tiempos de individualización. En redes es tan fácil añadir<br />

amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales, porque<br />

estas las desarrollas en la calle o en el trabajo, y cuando<br />

te encuentras con gente con la que necesitas tener una interacción<br />

razonable, ahí es cuando tienes dificultades”, explicó.<br />

Los millennials, esa generación hiperpreparada, nacida junto<br />

con Internet, la televisión a demanda, los teléfonos inteligentes,<br />

las raves y el conocimiento musical total, también lee de<br />

manera diferente. No tienen prejuicios a la hora de elegir dispositivos<br />

y estrategias lectoras, optan por la digitalización total,<br />

la selectiva o comportarse como ermitaños vintage rodeados<br />

de papel. Es una generación omnímoda, pero parece que sus<br />

predilecciones se dirigen hacia la llamada literatura de género,<br />

ya sea fantástica, policial o romántica. Y no solo como lectores.<br />

También como autores, la generación millennial muestra una<br />

fuerte tendencia hacia la adjetivación.<br />

En definitiva, los millennials parecen confirmarse como una<br />

generación de transición. Es la última, quizá, en muchas<br />

cosas, y la primera en otras tantas. Está entre lo viejo, que no<br />

acaba de morir, como el papel o el bipartidismo, y lo nuevo,<br />

que no acaba de nacer. Acaso todos seamos millennials y no<br />

nos damos cuenta<br />

10


Tema de tapa<br />

uno<br />

Para la mayoría de los millennials el mundo comenzó con ellos. Por eso también se los ha llamado<br />

“la Generación DG” (Después de Google) por no poder siquiera imaginar cómo era ese pasado<br />

offline. Su irrupción en el mundo de la cultura, del trabajo y del entretenimiento ha llegado para<br />

cambiarlo todo, con consecuencias definitivamente desconcertantes<br />

Luces y sombras de la<br />

Generación DG<br />

POR Fernanda Sández<br />

Ahí están. Con auriculares calzados a tiempo completo, pendientes<br />

del pulso de sus redes sociales y plegados sobre sus<br />

dispositivos como si nada del alrededor existiera. Si la escena<br />

te resulta familiar, una de dos: o vivís con un millennial…o<br />

sos parte del clan. ¿Por qué? Porque nadie que haya interactuado<br />

con ellos el tiempo suficiente puede dejar de notar en<br />

esa escena dos rasgos identitarios: tecnología y ausencia. Eso<br />

de no estar nunca del todo ni en la realidad ni en el ciberespacio.<br />

Son seres anfibios. Y fascinantes.<br />

La llamada “Generación Y” o “Millennial”, los humanos nacidos<br />

después de 1980 y crecidos bajo la irradiación de lo digital,<br />

ha recibido a lo largo de estos años aplausos y rechifla por partes<br />

iguales. Que son genios tecnológicos, que son esencialmente<br />

haraganes, que son soberbios, que no pueden parar de jugar<br />

a lo que sea, que son egoístas, que nunca crecieron, que….<br />

“Hay mucho prejuicio en derredor de los millennials”,<br />

reconoce Patricia Faur, psicoanalista de la Universidad Favaloro.<br />

“Se los tilda de individualistas, egocéntricos y alejados<br />

del sacrificio. Pero cabe recordar que no es solo la tecnología<br />

la que educó a estos jóvenes. Ellos ya vienen de modelos<br />

familiares diferentes a los del Baby Boom. No crecieron con<br />

sus madres en casa sino con madres y padres trabajando<br />

en un mundo en donde la mujer comenzó a darle un lugar<br />

de preponderancia a la vida profesional. Esas madres ya no<br />

transmitieron el mensaje de que había que casarse y tener<br />

hijos y, es verdad, también les hicieron creer a sus hijos que<br />

eran geniales, diferentes y únicos. Y ellos se lo creyeron al<br />

punto tal que les cuesta mucho tolerar la frustración de trabajar<br />

y no viajar seguido o tener que hacer un camino laboral<br />

para llegar a donde quieren”, destaca.<br />

En el mismo sentido Marc Prensky –actual director del<br />

Instituto Global para el Futuro de la Educación y quien acuñó<br />

en 2001 la expresión “nativo digital”– asegura que cualquier<br />

intento de aproximación al fenómeno de los millennials<br />

no puede pasar por alto lo central: que nacieron en un mundo<br />

en vías de extinción. En un universo analógico y cableado<br />

que no extrañan porque casi no lo conocieron, pero con el<br />

que todavía deben convivir a fuerza de padres, profesores y<br />

jefas. “Cuando la gente es negativa sobre los millennials, casi<br />

siempre es porque están analizando esa generación –a veces,<br />

la suya propia– con sus propias lentes”, le dijo Prensky a la<br />

BBC. Y puede que esté en lo cierto porque –cuando se dejan<br />

por un rato los prejuicios de lado y se observa al millennial<br />

en sí mismo y sin compararlo con cómo hacían las cosas sus<br />

predecesores– el resultado suele ser fascinante.<br />

Gabriela Oliván es la directora de Comunicación para<br />

Latinoamérica de la firma Accenture y asegura que en su casi<br />

medio millón de empleados los millennials brillan con luz<br />

propia. “La diversidad agrega valor a los equipos de alto rendimiento<br />

y en ese sentido, la generación millennial es innovadora<br />

y creativa. No teme asumir riesgos y busca nuevas alternativas.<br />

Es versátil y se adapta rápidamente al cambio, que es lo único<br />

constante en el tiempo en que vivimos”, precisa.<br />

Gente curiosa, por cierto, pero definitivamente hipnótica.<br />

Vean, si no: una millennial (periodista de una revista de<br />

actualidad, ella) todavía no entiende cómo era eso de tener<br />

que “ir al archivo” de la editorial en la que trabaja y buscar<br />

allí antiguos ejemplares de revistas; para ella, el universo<br />

cabe en Google y es todo aquello que está online. Por eso –y<br />

precisamente por eso– logra conseguir la nota con la que sus<br />

editores (todos mayores) soñaban desde hacía años y nunca<br />

habían podido lograr: entrevistar a la nieta de un ex presidente<br />

argentino a la que a nadie se le había ocurrido hasta<br />

entonces rastrear en Facebook. A la millennial, sí. Y esa fue<br />

su primera nota de tapa.<br />

Juntos pero no revueltos<br />

Desde hace tiempo también, en los medios de comunicación<br />

se insiste con lo “difícil” que resulta la convivencia entre la Generación<br />

Y (AKA millennial, AKA La generación Smartphone,<br />

AKA La generación perdida) y quienes los precedieron. ¿De<br />

qué se quejan unos y otros? “Son muy informales, no saben<br />

trabajar en equipo, en lo único que piensan es en las vacaciones”,<br />

braman los Baby Boomers y parte de sus sucesores, la<br />

Generación X. “No son creativos, hacen siempre todo igual,<br />

son egoístas y no saben NADA de tecnología”, retrucan los<br />

millennials. La verdad, como suele suceder, boga por el medio<br />

de esas dos miradas y de hecho existe abundante bibliografía<br />

al respecto. Un libro, incluso (Millennials en la oficina, de Lee<br />

Caraher, editado por Paidós en 2016) habla de la rispidez<br />

reinante en la segunda parte de su título: Cómo lidiar con una<br />

generación que no sigue las reglas. Porque tal vez esa sea una<br />

de las claves de todo este asunto y es que los nacidos de treinta<br />

años para acá parecen confiar mucho más en su propio modo<br />

de hacer las cosas que en las recetas ya intentadas.<br />

Pero al mismo tiempo, señala la doctora Graciela Moreschi,<br />

médica psiquiatra y especialista en adolescencia, todo ese<br />

13


“cyber saber” que detentan los millennials contrasta con su<br />

pasmoso desconocimiento del mundo real. “Fueron criados<br />

en balcones con protección después de una larga jornada<br />

escolar, pero a la vez con la apertura que dan las redes. Les<br />

falta ‘calle’, es verdad. Pero al mismo tiempo pueden conectarse<br />

con todo el mundo con solo apretar un botón. Esto hace<br />

que sean jóvenes muy flexibles y adaptables, creativos pero<br />

poco comprometidos. Les cuesta aceptar normas, no tienen<br />

una lógica lineal, de causa-consecuencia. A veces parecen<br />

desconocer que hay pasos y jerarquías”.<br />

No menos cierto es que, más allá de la tecnología, lo que a<br />

menudo se pierde de vista es que los millennials son, también,<br />

la generación que asistió al derrumbe de todas las certezas<br />

con las cuales crecieron y vivieron sus padres. El empleo<br />

“seguro”, el casamiento, la familia, el futuro como una ruta<br />

más o menos previsible que lleva de un presente bueno a un<br />

mañana mejor, la educación formal como respuesta a todo<br />

son apenas algunas de las ideas que fueron estallando en el<br />

mundo en las últimas tres décadas. La explosión económica y<br />

social de 2001 en Argentina, la crisis de las hipotecas en 2008<br />

en los Estados Unidos, el fenómeno en España del “paro” y<br />

de los “mileuristas” (desempleados, muchos de ellos universitarios,<br />

condenados a vivir de un seguro de desempleo de solo<br />

mil euros) y el progresivo avance del totalitarismo sobre las<br />

libertades individuales y derechos adquiridos son algunas de<br />

las pruebas de que más edad no implica necesariamente más<br />

inteligencia ni más talento. La actual es, de hecho, la primera<br />

generación que estima que no estará mejor que sus padres<br />

cuando crezca. ¿Lo peor? Que posiblemente estén en lo cierto.<br />

Cuestión de juego<br />

¿De qué extrañarse entonces si los millennials de uno y otro<br />

modo se niegan a crecer y buscan seguir jugando y divirtiéndose<br />

como cuando eran niños? ¿Desde qué autoridad se les<br />

puede decir que abjuren de sus dispositivos y redes sociales<br />

cuando el mundo ahí afuera es así de horrible? Ese universo<br />

lleno de información y colores vibrantes está también saturado<br />

de personas conocidas y por conocer, y brinda la posibilidad<br />

de interactuar con otros de un modo veloz, puede que<br />

anónimo y eventualmente muy personal. “Alone together”<br />

–algo así como “solos pero juntos”– fue como definió Sherry<br />

Turkle, docente de Tecnología y Sociedad del Instituto Tecnológico<br />

de Massachussetts (MIT) a la vivencia –tan de estos<br />

tiempos– de estar en soledad y a la vez rodeados de gente.<br />

En el subtítulo de esa obra (aún no traducida al español) en<br />

donde se lee Por qué esperamos más de la tecnología y menos<br />

de los demás, se sintetiza a la perfección cierto espíritu de<br />

época que quedó muy bien ilustrado en la primera concentración<br />

que se hizo en Buenos Aires en 2016, con la llegada<br />

del juego Pokémon GO. Redes mediante, una pequeña multitud<br />

se reunió en Puerto Madero con el objetivo de “cazar<br />

pokemones”. Y ahí estuvieron (estuvimos) todos, por la tarde<br />

y junto al dique, reunidos y a la vez en soledad, mirando cada<br />

quien la pantalla de su propio dispositivo. Nunca más juntos.<br />

Nunca tan solos.<br />

Sin embargo, en esa pasión tan millennial por el acto de jugar<br />

puede haber, también, una enorme sabiduría y ciertos modos<br />

de “estar” con los demás que no son evidentes a simple vista.<br />

Según señala Faur, “Herederos de los sesentistas que adoraban<br />

vivir en comunidad, los millennials tienen otra forma de<br />

hacer comunidad: las redes. Es otra manera de expresarse,<br />

pero también es comunitaria. Pueden ser youtubers, hacer<br />

valer la igualdad de género o luchar por los derechos individuales<br />

o hacer crowdfunding para financiar un proyecto de<br />

alguien a quien apoyan. Saltan las jerarquías porque crecieron<br />

en la transversalidad. Tienen un modelo horizontal ya<br />

que las redes eliminaron los intermediarios. He visto a muchos<br />

reírse de los “vagos” youtubers… hasta que los vieron<br />

llenarse de plata. Creo que la transformación es muy veloz y<br />

no nos da tiempo a acompañar. Así que habrá que escuchar<br />

lo que tienen para decir. Y a juzgar por las plazas llenas por<br />

la ley de despenalización del aborto, las marchas de Ni Una<br />

Menos o las movilizaciones para denunciar el acoso, no lo<br />

están haciendo tan mal”, concluye<br />

14


Entrevista<br />

uno<br />

Claudia Piñeiro<br />

EN LA PIEL<br />

DEL OTRO<br />

En octubre sale su nuevo libro Quién no (Alfaguara), esta vez de cuentos. Mientras<br />

esperamos el lanzamiento, hablamos sobre los temas que la convocan a la hora de<br />

escribir, lo que pueden aportar los escritores a la sociedad, el rol del hombre en el<br />

escenario feminista actual, las versiones cinematográficas de sus obras y más<br />

POR Christian Kupchik<br />

Desde que en 2005 Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960) ganó<br />

el Premio Clarín de Novela con Las viudas de los jueves<br />

ocurrió algo que todo escritor espera, pero no imagina: su libro<br />

se convirtió en un verdadero fenómeno. En un país donde por<br />

lo general se estima que una tirada de cinco mil ejemplares es<br />

importante (y las hay, muchas, incluso de mil), llegar a vender<br />

ciento cincuenta mil resulta algo tremendo. La obra no solo<br />

sigue estando entre las más vendidas, sino que a partir de ella<br />

siguieron otras novelas con muy buena aceptación, al punto de<br />

que Piñeiro alcanzó una visibilidad tal como persona pública<br />

que su voz es requerida para diversos temas presentes en la<br />

agenda social, como ocurrió con el debate sobre el aborto.<br />

A pesar del impacto que el éxito tuvo en su vida –personal y<br />

como creadora: es posiblemente la escritora argentina viva con<br />

mayor cantidad de libros que merecieron una versión cinematográfica–,<br />

Piñeiro parece asimilar la notoriedad con la misma<br />

transparencia que muestra su obra: para nada pretenciosa<br />

sin perder profundidad y agudeza, dispara a una velocidad<br />

inusitada sus verdades. La aparición de un nuevo libro, esta<br />

vez de cuentos, es una excelente oportunidad para ratificar sus<br />

“fantasmas”, como llama a sus obsesiones temáticas.<br />

–¿Por qué un libro de relatos? ¿Y por qué el título,<br />

Quién no? Siempre escribí cuentos. Creo que tiene que<br />

ver con la dinámica de los talleres literarios donde en cada<br />

reunión uno siempre debe aportar un trabajo. Por ese motivo,<br />

y también porque muchas veces te piden un cuento para<br />

publicar en una revista o en un periódico, o bien incluso por<br />

necesidades propias, el hecho es que acumulé una cantidad<br />

de cuentos. Hasta ahora me resistí a juntarlos todos en un volumen<br />

sin un sentido que los unificara. Me pasó que el título,<br />

Quién no, ayudaba a otorgarle ese sentido: ¿a quién no puede<br />

ocurrirle algo como lo que los cuentos relatan, algo que está<br />

en el límite de lo razonable, lo normal o lo posible?<br />

–¿Cómo fue trabajar los cuentos en relación a una novela?<br />

¿Cómo se da cuenta de que esa historia que está<br />

relatando le da para un cuento y no algo de más largo<br />

aliento? Carver dijo algo muy interesante al respecto.<br />

Decía que si uno baja al fondo del océano y describe un pez,<br />

es un cuento. Si describe el fondo del océano, es una novela.<br />

Me parece que es una linda imagen, muy visual, en el sentido<br />

de que el cuento tiene que ver con una cosa más cerrada, con<br />

un episodio en la vida de un personaje. En cambio, el panorama<br />

completo de ese personaje es algo que permite la novela y<br />

que se basa, justamente, en el desarrollo de la conciencia de<br />

los personajes que la integran. El cuento se centra más en la<br />

anécdota. Uno escribe una novela para conocer más a fondo<br />

esos personajes, en tanto que el cuento permite una síntesis,<br />

una condensación que se centra en el hecho puntual.<br />

–Cuando publicó La viuda de los jueves decía que se<br />

había basado en “El nadador”, de John Cheever, donde<br />

el protagonista atravesaba las vidas ajenas a partir de<br />

la visita que hacía de los jardines y piscinas a su alrededor.<br />

¿Cómo se conecta y bucea en estas realidades de<br />

vidas comunes que hacen a su obra? Me parece que esas<br />

cuestiones que se van repitiendo de una novela a otra, o de un<br />

cuento a otro, tienen más que ver con temáticas que son como<br />

fantasmas, que aparecen con cierta recurrencia. Hay algo de<br />

elección, en el sentido de que me digo: “bueno, voy a hablar<br />

de este tema”. Y en realidad yo no elijo nada, es la temática la<br />

que me elige a mí a partir de una imagen que se me aparece y<br />

se me impone. La cuestión aparece como un fantasma, y debo<br />

decir que no hay mucho que pueda hacer contra mis fantasmas.<br />

El dolor, la soledad, personajes de vidas aparentemente<br />

perfectas que no lo son tanto, los vínculos, la maternidad, la<br />

paternidad, son temáticas que se van repitiendo. Pero como<br />

decía, no se trata de una elección voluntaria sino de fantasmas<br />

temáticos que acaban por imponerse.<br />

–Es muy interesante la dedicatoria del libro: “A los que<br />

no pueden ponerse en el lugar de otros, raros o no”. De<br />

algún modo hace a la actividad del escritor ocupar el<br />

lugar del otro, algo que parece bastante difícil hoy en<br />

Argentina. Creo que es un ejercicio para la vida, no solo para<br />

la escritura. Saliendo del tema del libro, cuando me tocó dar el<br />

discurso de apertura de la Feria del Libro, me preocupaba la<br />

cuestión de lo que podemos aportar los escritores a la sociedad,<br />

con qué materiales trabajamos para que resulten útiles a<br />

otros. Y lo que rescataba, fundamentalmente, era el punto de<br />

vista. A partir del punto de vista uno puede mirar a través de<br />

distintas ventanas, ocupar el lugar del otro. Ante una determinada<br />

situación, ¿cómo actuaría en la piel del otro? ¿Haría lo<br />

mismo, o no, pero lo comprendo? Por eso creo que el punto<br />

de vista es fundamental, para la escritura pero también para la<br />

vida: todos tenemos miradas diferentes ante distintos temas y<br />

creo que es valioso el esfuerzo por intentar comprenderlas.<br />

–Más allá de los evidentes valores narrativos de su obra,<br />

también hay una mirada casi sociológica. En Las grietas<br />

de Jara (Alfaguara, 2009) casi profetizó la masificación<br />

que tuvo esa palabra… Sí, aunque “grieta” –en el sentido en<br />

que viene siendo usada– no es una palabra que me resulte demasiado<br />

feliz. Se impuso, pero nunca me gustó utilizarla porque<br />

justamente no permite el pasaje de un lugar a otro. No permite<br />

la comunicación, y creo que eso hace mucho daño. Si hay una<br />

grieta implica la existencia de una zanja donde uno cae si no<br />

quiere estar de un lado o del otro. Creo que es una palabra que<br />

nos ha perjudicado mucho. Incluso creo que el lenguaje con<br />

el que se define la realidad es pernicioso. Yo prefiero no usar<br />

17


Esta entrevista fue filmada.<br />

Pueden verse algunos<br />

fragmentos destacados<br />

en nuestras redes<br />

yenny.elateneo<br />

yenny_elateneo<br />

ese término cuando se habla de diferencia de ideas, porque<br />

siempre hay puntos intermedios. Y creo que el debate sobre el<br />

aborto lo ha demostrado con claridad: gente que se sentía totalmente<br />

ajena por pertenencia partidaria o ideológica, tomaron<br />

una misma posición a pesar de pensar diferente sobre un montón<br />

de otras cosas. Entonces, esa “grieta” de la que tanto hablan<br />

es válida para algunos temas, no para todos. Hay cuestiones que<br />

podemos observar con una mirada superadora. “¿Nos sirve o no<br />

tal cosa como sociedad?” No importa qué partido lo proponga<br />

ni qué partido se opone. “¿Nos sirve o no nos sirve?” Esa tiene<br />

que ser lo único que importa a la hora de proponer un debate.<br />

–El cuento que abre el libro, “Lo de papá”, enfrenta a<br />

dos personajes que no saben cómo asumir la paternidad.<br />

¿Cómo es indagar sobre ese rol siendo mujer? Quise abrir<br />

el volumen con este relato porque justamente ahora, cuando las<br />

mujeres tomamos la calle y decimos lo que nos pasa, tengo la<br />

sensación de que el tema central a discutir es dónde se ubica el<br />

hombre. Incluso el hombre que acompaña a la mujer, no el que<br />

se siente mal porque ve a la mujer luchando por los derechos<br />

que se le han negado durante<br />

tanto tiempo. Por eso me pareció<br />

bueno arrancar con ese cuento,<br />

porque lo otro ya está: el movimiento<br />

feminista ya está en la calle<br />

y seguiremos luchando. Ahora<br />

necesitamos que se acomoden las<br />

piezas, y una de las piezas que se<br />

tiene que acomodar a esta nueva<br />

situación es el hombre. Por otra<br />

parte, yo había trabajado mucho sobre<br />

la maternidad. En una oportunidad,<br />

fui a España a presentar una<br />

novela mía sobre ese tema y una<br />

periodista me dijo que se había sentido muy identificada con el<br />

personaje porque muchas veces se preguntaba si quería o no<br />

tener hijos. Y lo mismo les pasa a muchos hombres, sobre todo<br />

en este momento de la historia donde hay muchos modelos<br />

nuevos de paternidad que estamos tratando de aprender.<br />

–La masculinidad sufrió un cambio de paradigma fuerte<br />

en muy poco tiempo. Lo que hoy merece el oprobio<br />

público hace diez años, como mucho, se festejaba como<br />

una gracia por televisión y en horario central… Es así,<br />

pero eso habla bien sobre cómo ha ido evolucionando nuestra<br />

sociedad. Antes vos hacías notar que mis novelas tienen una<br />

mirada sociológica y no estás errado, de hecho yo quise estudiar<br />

sociología y la dictadura cerró la carrera. Creo que esto<br />

que señalás es un valor de la sociedad: es buenísimo que no se<br />

permitan más chistes machistas. La norma es coercitiva. Cuando<br />

la sociedad se apropia de la norma, a nadie se le ocurre decir:<br />

“este chiste no se cuenta más”. Directamente no se cuenta.<br />

Creo que eso es sano, que ese tipo de cosas vayan cayendo por<br />

su propia fuerza, no a través de la prohibición. Simplemente,<br />

hubo un salto y hay cosas que ya no causan gracia. Creo que<br />

vamos camino hacia el día en que quien reciba la imagen de un<br />

video íntimo robado de un celular, lo destruirá por entender<br />

que es algo que no nos pertenece ni causa gracia alguna.<br />

–En el cuento “Basura para gallinas” tocó el tema del<br />

aborto en forma bastante cruda. ¿Cuándo lo escribió?<br />

Hará unos cinco años aproximadamente. A partir de la discusión<br />

que suscitó el proyecto de ley sobre interrupción del<br />

embarazo, hubo algunos que buscaron agredirme diciendo:<br />

“¿Y por qué saliste ahora con este tema? ¿Por qué no saliste<br />

antes?”. Y en realidad yo vengo tratando este tema desde<br />

mi primera novela, Tuya (Colihue, 2005), y está presente<br />

también en Elena sabe (Alfaguara, 2007). Siempre fue una<br />

cuestión que me preocupó y me interesó.<br />

–En los relatos, pero también en las novelas, hay una<br />

violencia contenida. Su obra parece hacerse cargo del<br />

constante malestar del imaginario de la clase media,<br />

de su permanente incomodidad. ¿Absorbe esa sensación<br />

para volcarla a la trama? Sí, es verdad eso del<br />

malestar, es una linda palabra la que usaste. Me interesa<br />

más cuando una sociedad, incluso a través de sus microestructuras<br />

(un colegio, un consorcio, etc.), expresa más esa<br />

incomodidad, ese fastidio, que la armonía o la satisfacción<br />

ante lo que nos rodea. El malestar indica un desajuste con la<br />

normativa prescripta. Me interesan más esos personajes, que<br />

viven en un constante malestar que los lleva a cuestionar la<br />

norma, porque creo que son más sensibles, están más atentos<br />

a lo que pasa. Esos personajes son los que tienen, por otra<br />

parte, más fibra para contar una historia.<br />

–Claro, porque además ese malestar genera una tensión<br />

que hace al relato… Alfred Hitchcock dice que<br />

si durante una cena debajo de la mesa hay una bomba de la<br />

que nadie se entera, cuando explota genera sorpresa; pero<br />

si todos los espectadores están al tanto de que esa bomba<br />

existe, antes del estallido se genera una tensión tremenda que<br />

va creciendo a medida que transcurren los minutos… Creo<br />

que un personaje que experimenta ese malestar es esa bomba<br />

en potencial. Durante el tiempo hasta que se resuelve el<br />

supuesto estallido, el lector o espectador se pregunta: “Esta<br />

bomba, ¿va a explotar o no? Y si lo hace, ¿qué va a pasar?”.<br />

El personaje no sabe si estallará o no, ni siquiera si existe esa<br />

bomba, con lo cual se genera un suspenso apoyado en que el<br />

lector sabe más que el personaje.<br />

–Su obra se ha visto beneficiada, como pocas, con una<br />

cantidad de versiones cinematográficas. Al menos<br />

cuatro de sus libros tuvieron adaptaciones muy exitosas.<br />

¿Piensa que tiene que ver con el tipo de lenguaje<br />

que utiliza, muy directo y visual, o con las temáticas<br />

que toca? Creo que está ligado a una sumatoria de cosas,<br />

pero fundamentalmente con el hecho de que soy guionista.<br />

Entonces, hay una cuestión del oficio que, para bien o para<br />

mal se transmite en mi obra literaria. De todos modos, si bien<br />

me planto en un lugar diferente cuando escribo una novela<br />

o un cuento, soy consciente de que transmito visualmente.<br />

Lo primero que se me aparece en la cabeza es una imagen y<br />

a partir de ella debo encontrar las palabras que la explican.<br />

Luego viene un director de cine y con esas palabras mías<br />

vuelve a armar la imagen, que no necesariamente será la que<br />

yo vi. Como decís, lo que escribo se ve. Tanto se ve que a<br />

veces resulta equivocada la conclusión, en el sentido de que<br />

no siempre y no todo es filmable. Cuando publiqué Tuya,<br />

todo el mundo me decía: “Qué bueno está esto para hacer<br />

una película”. Cuando finalmente se vendieron los derechos<br />

para el film, se dieron cuenta de que Tuya está basado en un<br />

monólogo interior, todo pasa adentro de la cabeza de la mujer.<br />

Después, lo que hay, al menos en cierta literatura, es un<br />

refugio de la trama que para el cine es bienvenido. Si alguien<br />

quiere llevar al cine el Ulises de James Joyce, obviamente<br />

se puede hacer pero es dificilísimo porque la trama está<br />

oculta. En cambio, una novela con trama es más fácil porque<br />

tiene una relación directa con la narrativa cinematográfica<br />

(obviamente, hablamos del cine más clásico; después hay un<br />

cine de autor con otro tipo de elementos). Cuando hacés un<br />

guión, todo el tiempo hay que estar poniendo al personaje<br />

frente a abismos, que en definitiva marcan su proyección<br />

18


Señalador<br />

Tema de tapa<br />

dos<br />

WWW<br />

Historia del llanto<br />

POR Maximiliano Tomas<br />

El surgimiento de las editoriales<br />

independientes, un fenómeno que<br />

se pondera localmente desde hace al<br />

menos una década y media, tiene que<br />

ver con el interés de algunas personas<br />

por publicar obras que no encontraban<br />

lugar en los catálogos de los grandes<br />

grupos, pero también con cambios en<br />

las condiciones económicas y de producción<br />

que hicieron que el negocio de<br />

imprimir libros ya no fuera prohibitivo<br />

para cualquiera con un modesto capital<br />

inicial. Este nuevo ecosistema de sellos<br />

editoriales, a quienes debemos, por<br />

cierto, mucho de lo mejor publicado<br />

en los últimos años, no sucedió solo en<br />

la Argentina. En España sucedió algo<br />

similar: decenas de sellos pequeños salieron<br />

a la caza de nuevos autores, y de<br />

obras inquietas que volaban por debajo<br />

del radar de los grandes conglomerados<br />

del libro, obligados siempre a preocuparse<br />

por producir títulos que vendan<br />

mucho y rápido para lograr la rentabilidad<br />

que demandan sus accionistas.<br />

Toda esta larga introducción para decir<br />

que en 2004 y en la ciudad de Barcelona<br />

un colaborador de la célebre agente<br />

literaria catalana Carmen Balcells<br />

(fallecida en 2015 y representante,<br />

entre otros, de muchos de los autores<br />

del Boom latinoamericano), Enric<br />

Cucurella, fundó junto a Diana<br />

Zaforteza el sello Alpha Decay, al<br />

que pronto se sumó la inquieta editora<br />

Ana S. Pareja. Desde un principio,<br />

los libros de Alpha Decay llamaron la<br />

atención por su sobrio y cuidado diseño<br />

y la calidad material de su producción.<br />

Muy pronto, también, por lo raro de<br />

su catálogo literario (donde publicaron<br />

autores argentinos como Fabián<br />

Casas, Inés Acevedo, J. P. Zooey<br />

y Pola Oloixarac) y, sobre todo,<br />

por su colección de ensayos Héroes<br />

Modernos, donde ofrecían libros que se<br />

volcaban al análisis de temas culturales<br />

y sociológicos de extrema actualidad.<br />

En 2011, por ejemplo, cuando muchos<br />

todavía no habían utilizado por primera<br />

vez el término “hipster”, publicaron un<br />

ensayo titulado ¿Qué fue lo hipster?. El<br />

mismo año apareció el voluminoso La<br />

conquista de lo cool. El negocio de la<br />

cultura y la contracultura y el nacimiento<br />

del consumismo moderno, de<br />

Thomas Frank.<br />

Poco más tarde editaron en la misma<br />

colección Dejad de lloriquear. Sobre<br />

una generación y sus problemas superfluos,<br />

de la alemana Meredith Haaf,<br />

tal vez el primer ensayo en forma de<br />

libro escrito por una millennial (Haaf<br />

nació en Múnich en 1983) con el fin de<br />

retratar a la última generación con la<br />

edad suficiente para mirarse al espejo y<br />

elaborar una reflexión autocrítica. “Este<br />

es un libro sobre aquellos que vinieron<br />

al mundo en algún momento de los<br />

años 80 y solo conocen el socialismo<br />

real a través de los relatos de sus padres<br />

o de unas chapuceras clases de historia,<br />

y cuya juventud transcurrió entre la<br />

caída del Muro, la burbuja de los New<br />

Media y el 11 de septiembre de 2001.<br />

Sobre una generación que alcanzó<br />

la mayoría de edad al filo del nuevo<br />

milenio y para la cual todo comenzó en<br />

realidad hace diez años”. Haaf, es cierto,<br />

escribe desde el desencanto de los<br />

países capitalistas europeos, pero si algo<br />

caracteriza a la generación millennial es<br />

precisamente su condición global.<br />

Haaf comienza precisamente por las<br />

dificultades a la hora de determinar qué<br />

es una generación, sabe que el término<br />

induce a la arbitrariedad y la generalización,<br />

pero sortea el problema con elegancia:<br />

“No importa cuánto insistamos<br />

en nuestra singularidad y ensalcemos<br />

nuestras diferencias: tenemos más en<br />

común de lo que pensamos”. Y entonces<br />

arriesga algunas características: “Mi<br />

generación ha crecido con más bienestar<br />

y ofertas de información y movilidad<br />

que todas las que la precedieron. Ha gozado<br />

de una juventud dorada, pero sus<br />

perspectivas son cualquier cosa menos<br />

brillantes”. “La política nos decepcionó<br />

antes de que nos acercáramos activamente<br />

a ella, nos sentíamos agotados<br />

antes incluso de empezar a trabajar”. Y<br />

agrega: “Mi generación no solo consume<br />

con gusto, sino que además considera<br />

que el consumo es lo más importante<br />

que puede hacer”.<br />

La mirada de Haaf sobre sí misma y<br />

sus coetáneos es fría y despiadada. Las<br />

diferencias entre la generación X y la Y<br />

(los millennials) quedan a la vista. Pero<br />

si bien le cuesta pensar en un futuro<br />

auspicioso, sobre el final de las 250<br />

páginas de su ensayo arriesga un ideario<br />

posible: “Creo que cuando empecemos<br />

a ejercer la crítica y a no querer<br />

hacerlo todo siempre bien, los cambios<br />

se producirán. Aún a pesar de nuestra<br />

habilidad para conformarnos con las<br />

cosas tal como son actualmente. Está<br />

en nuestras manos”<br />

Internet,<br />

la lengua del ausente<br />

Desde su creación, la web implicó la formación de un universo infinito de palabras e imágenes.<br />

Cada red social o aplicación que surgió fue cambiando la manera de relacionarnos (hasta estar<br />

hiperconectados en soledad). Existe una serie de escritores que han dado cuenta del fenómeno,<br />

usando las formas de comunicación virtual en su forma o como contenido. Aquí un repaso por la<br />

obra de J. P. Zooey, Tao Lin, Lolita Copacabana y Alejandro López, entre otros<br />

POR Lucila Carzoglio<br />

20<br />

21


WWW<br />

Nadie podría haber imaginado que un sistema de defensa<br />

ideado por el ejército norteamericano iba a cambiar la cultura<br />

y vida cotidiana de la humanidad. Internet, sin embargo, también<br />

rastrea su origen en un repositorio colectivo, fundado<br />

por un grupo de científicos, bajo las siglas “www”. Castrense<br />

o romántica, lo cierto es que hoy a la world wide web le cabe<br />

cualquier adjetivo. Mezcla de conocimiento y vigilancia,<br />

suceso y simulacro, herramienta y fin en sí mismo, ha llegado<br />

a modificar hasta las relaciones más íntimas con uno mismo.<br />

Su aparición fue tan fundante que ya se habla de nativos<br />

digitales para los que las letras de un teclado condicionan<br />

acciones y conductas.<br />

“Todos nuestros sueños ya son de Windows”, sentencia un<br />

personaje de Te quiero (Páprika, 2014), la novela de J. P.<br />

Zooey, casi burlándose de la supuesta libertad de elección<br />

y creatividad que implica el universo digital. La red permite<br />

expresar ideas, pero siempre queda la duda de si no será<br />

Internet la que en realidad nos esté pensando a nosotros.<br />

Recibida con entusiasmo o espanto, como planteaba Umberto<br />

Eco, la web significó la llegada de un universo donde las<br />

imágenes se combinan con palabras, las noticias se conectan<br />

entre ellas y las opiniones se dan en tiempo real, mientras los<br />

videos inundan las pantallas en juegos de enlaces que generan<br />

vértigo hasta en los usuarios más modernos.<br />

Más temprano que tarde, la alta velocidad llegó para quedarse<br />

y hackear hasta la misma literatura en sus límites, tramas<br />

y derivaciones. Desde los tiempos prehistóricos, cuando los<br />

escritores miraban expectantes la cantidad de visitas de sus<br />

blogs, hasta los poemas y frases que se viralizan a través de<br />

Twitter o Instagram, la banda ancha fue inmiscuyéndose en<br />

el libro hasta ser forma y contenido. Virtualidad y materia,<br />

letra impresa y código binario no aparecieron necesariamente<br />

como formas antagónicas, sino más bien como opuestos<br />

complementarios.<br />

La generación de la Alt Lit (un nombre que podría aludir<br />

al apócope de “alternativo” y a la tecla de la computadora<br />

que sirve para resetear el sistema) tal vez fue la primera en<br />

establecer conectividad entre los dos lenguajes. Asentados<br />

generalmente en Estados Unidos, los escritores (jóvenes en<br />

su mayoría) empezaron a usar blogs, tumblrs, chapbooks y<br />

distintos escenarios digitales para decodificar su experiencia<br />

en el mundo del ciberespacio.<br />

Sus textos irrumpieron en la escena como una nueva literatura<br />

del yo, centrada en la subjetividad como un posteo<br />

persistente. Se habló de una nueva sinceridad, de un giro<br />

autobiográfico y de una escritura descuidada que ponía en<br />

jaque hasta la idea de artificio: ¿es o no es ficción? Entre<br />

la ingenuidad y el cinismo, los autores resaltaban por su<br />

ansiedad: cosas nimias o cotidianas, abúlicas o desoladas eran<br />

narradas sin demasiado esfuerzo, dando la sensación de una<br />

pura espontaneidad. Y no solo por los temas, muchos de ellos<br />

colgaban sus textos gratuitamente y sin copyright para favorecer<br />

la lectura y circulación inmediatas.<br />

“Vamos a tomar cerveza y mirar Facebook y escribir poesía<br />

sobre llamas y hacer videos de nosotros borrachos caminando<br />

a través de una tormenta”, escribió Tao Lin, uno de los nom-<br />

bres más visibles de su camada, en el cuento “Vamos a tomar<br />

nuestro café y a terminar nuestras novelas y a echarnos al sol<br />

y a sentarnos en la oscuridad”. Incluido en Alt Lit, literatura<br />

norteamericana actual (Interzona, 2014), el texto de Lin<br />

refleja una estructura de sentimiento común a su generación.<br />

La apatía y el desinterés se integran en un estilo simple, cruzado<br />

por las repeticiones como en un loop constante.<br />

La lucha es contra el aburrimiento, pero también contra el<br />

vacío. “Yo no existo en una realidad concreta”, dice Jordan<br />

Castro en “Pettibone”, otro texto de la antología estadounidense,<br />

mientras en “Callejero” sentencia: “Las cosas son solo<br />

átomos en movimiento”. Ante una realidad que se desvanece<br />

en el aire, los cibernautas se materializan paradójicamente en<br />

la virtualidad.<br />

A veces, la conexión traspasa la fibra para volverse vibra. Entre<br />

millennials y no tanto, Internet facilita vínculos y contacta<br />

personas, al mismo tiempo que las aísla en encierros onanistas.<br />

Chats, correos electrónicos y estados anímicos de Facebook<br />

engendran una soledad acompañada como nueva realidad. El<br />

aislamiento ocurre bajo la mirada interconectada de todos.<br />

No es casual que Lolita Copacabana, una hija del milenio,<br />

en Buena leche, diario de una joven (no tan) formal (Sudamericana,<br />

2006) proponga: “Escribir un aviso clasificado que<br />

ofrezca, al bienaventurado que se encargue de procurarme<br />

una laptop, emails diarios. (…) 365 emails por año escritos<br />

desnudita desde mi cama, con garantía de hacer sentir,<br />

descontando al palpitante deseo, 365 emociones diferentes al<br />

destinatario”.<br />

Los sentimientos se tipifican con la exactitud del emoticón, y<br />

Copacabana lo entiende. Internet aparece como una máquina<br />

de sensaciones, pero también como un laboratorio de ficción.<br />

Ella pronto transforma las entradas de su blog en capítulos<br />

de su diario íntimo, desdibujando lo público y privado, la<br />

mentira y la realidad. El lector, voyerista y cotidiano, acompaña<br />

y es acompañado, transforma y es modificado, mientras<br />

lee sobre la maternidad, el sexo, los estudios y las mudanzas<br />

de la veinteañera.<br />

La falta de cuerpos en el mundo digital llamativamente<br />

traduce un exceso de sexualidad. Utilizado como mirilla para<br />

el consumidor de pornografía, el ciberespacio redunda en<br />

carne. En El pornógrafo (Gárgola, 2005) de Juan Terranova,<br />

dos amigos se pasan las noches chateando desde sus<br />

respectivas guardias (uno es fotógrafo de un diario y el otro,<br />

ginecólogo). En sus conversaciones se filtra la existencia de<br />

un tiempo sin espacio o de un espacio sin tiempo, propio<br />

de los territorios digitales; pero ante tanta intangibilidad, no<br />

paran de hablar de mujeres y de sexo.<br />

Estructurada en su totalidad como una charla, la novela<br />

reproduce una oralidad, escueta y dinámica, con todos los<br />

cortes y derivas de una sala de chat. El diálogo se da a la<br />

distancia, pero semeja cercanía y presencia, así como hablar<br />

de sexo sustituye su práctica. El lector espía la vida de los<br />

protagonistas y, al hacerlo, ya no se sabe quién es el pornógrafo<br />

del relato.<br />

Las citas (17grises, 2016) de Sebastián Hernaiz recupera<br />

la misma arquitectura para dar cuenta de las relaciones en<br />

pleno siglo XXI. Organizados como tres chats, los relatos<br />

trabajan con el encuentro entre desconocidos, Facebook<br />

mediante. “La pregunta es cómo llegaste a mi foto / no es<br />

bueno ser abrumadoramente óptico / ni ser abrumadoramente<br />

casi nada”, le dice Luciana Ch a Sebastián H en su primera<br />

conversación. “Oh, no dije que fuera tan abrumadoramente<br />

nada. Solo me dejé llevar a un click por un criterio óptico y<br />

abrumador”, le contesta él a las 0:02 el 11/05/2014, según<br />

avisa cronométricamente la novela.<br />

Fotos, algún que otro meme y más de un emoticón sirven para<br />

mantener la proximidad, cuando lo que hay es mera lejanía. La<br />

posibilidad de una cita, su ausencia, genera el relato y la coincidencia.<br />

La deriva de un tema a otro, la referencia intelectual,<br />

el doble sentido, el comentario ingenioso circulan en un fluir<br />

constante, no importa el día ni la hora. Tampoco el tema. El<br />

chat mantiene su lógica y su temporalidad hasta que finalmente<br />

la oportunidad de encontrarse sucede y la narración acaba.<br />

Si en Las citas Internet cita al mundo o es a la inversa, no<br />

se sabe, aunque de seguro la red siempre se referencia a sí<br />

misma. Los enlaces entre usuarios se disuelven con la misma<br />

fluidez con la que se arman y los datos circulan sin jerarquías<br />

aparentes. Como un universo paralelo y rizomático, la web<br />

brinda vínculos en todas las direcciones, un devenir constante<br />

sin responsabilidades o exigencia de coherencia.<br />

Ventana hacia un mundo perverso o aleph donde nos encontramos<br />

todos con todos, la virtualidad crea mundos alternativos.<br />

En este sentido, la novela de Daniel Medina, Detrás<br />

de las imágenes (Nudista, 2018), combina el norte argentino<br />

y una invasión zombi, todo filmado por una pandilla de<br />

youtubers. Farsa, marginalidad y gore se entrecruzan en un<br />

hipervínculo que mezcla lo local y lo universal para dejar al<br />

descubierto silencios impronunciables.<br />

Linkear se transforma en procedimiento en la última novela de<br />

Alejandro López, Las malas lenguas (Blatt & Ríos, 2017).<br />

Si en la anterior, Kerés cojer = Guan tu fak? (Interzona, 2005)<br />

se servía de correos electrónicos, chats y noticias del diario<br />

para poner en escena los diálogos entre una prostituta travesti,<br />

Vanesa Hotmail, y su prima, ambas involucradas en una historia<br />

de crímenes y tráfico, en esta construye una constelación a<br />

partir de perfiles de redes sociales, datos informáticos, cartas<br />

astrales, avisos clasificados y sesiones de terapia.<br />

El descubrimiento de un cadáver en el fondo de una casa<br />

como inicio de la novela da rienda suelta al simbolismo. El<br />

vacío, la ausencia de información, incentiva una serie de<br />

relatos corales, parciales y defectuosos. La deriva y sus ramificaciones<br />

construyen una búsqueda de sentidos que, como en<br />

el mundo (¿digital?), siempre termina siendo circunstancial e<br />

inesperada<br />

22<br />

23


Entrevista<br />

dos<br />

Florencia Bonelli<br />

“La pasión<br />

es el motor de<br />

la vida”<br />

La autora de la Trilogía del Perdón (Jasy, Almanegra y La tierra sin mal) y la serie Nacidas (bajo el signo de<br />

Toro, Acuario y Aries), vuelve con Aquí hay dragones. Historia de La Diana I (Suma de Letras), novela en torno<br />

a uno de los personajes más queridos de su también exitosa trilogía Caballo de fuego (París, Congo y Gaza)<br />

POR Martina Leunda<br />

No hace falta decir mucho para que Florencia Bonelli<br />

(Córdoba, 1971) nos muestre su pasión. Se autodefine como<br />

“una lectora que escribe” y eso hace: leer y escribir, con una<br />

pasión desbordante. Solo necesita un nombre, un suceso, un<br />

título en un diario para que se le prenda el radar, comience a<br />

investigar y finalmente nos deslumbre con una nueva historia.<br />

En esta ocasión el punto de partida fue la Guerra de Bosnia.<br />

Porque se propuso contar la vida de La Diana, víctima de los<br />

serbios nacionalistas y esclava en un campo de concentración,<br />

que finalmente emprende su venganza.<br />

–Teniendo en cuenta que esta es una novela que toca<br />

muchos temas, ¿cómo abarcó todos los frentes de la<br />

investigación? Estas investigaciones “multitema” ya las<br />

había empezado a hacer hace unos años. Me acuerdo de<br />

que la primera fue El cuarto arcano (Suma de Letras, 2007),<br />

mi primer experimento de meterme con muchos temas –la<br />

Revolución Francesa, el comercio negrero, la historia del hijo<br />

de Maria Antonieta y de Luis XVI–. Ese fue mi primer<br />

ensayo y después me recibí de “multitema” cuando hice Caballo<br />

de fuego (Suma de Letras, 2011-2012) que también tuve<br />

que abarcar un montón de cosas. Pero esta novela, no porque<br />

haya abarcado mayor cantidad de temas sino por la dureza de<br />

los temas, fue especial. En un momento me deprimí muchísimo<br />

y tuve que cortar, porque era muy duro. No porque no<br />

hubiera tocado temas terribles en otras investigaciones, sino<br />

porque cuando empiezo a investigar la Guerra de Bosnia me<br />

doy cuenta de que era un país muy parecido al nuestro. Los<br />

Balcanes tienen mucha más historia que nosotros pero me<br />

hizo acordar a nosotros. La Diana, Leila, Sandor eran todos<br />

chicos que podríamos haber sido nosotros en aquella época.<br />

Porque Congo y Gaza hace como sesenta años que están en<br />

guerra, para ellos es casi una normalidad…<br />

–Viven en función de la guerra. Claro. Viven el fatalismo<br />

de no saber si llegan al final del día. Pero ellos no: La Diana y<br />

Leila con Tito habían vivido una relativa paz, tenían un país<br />

parecido al nuestro. No era un país comunista como podría<br />

haber sido la Rusia de Stalin, de hecho Tito y Stalin rompieron<br />

relación poco tiempo después de que terminó la Segunda<br />

Guerra Mundial. Había una especie de socialismo, que era una<br />

dictadura sin duda pero mucho más suave de lo que podría haber<br />

sido la URSS. Entonces La Diana y Leila, tenían una vida<br />

que me hacía acordar un poco a la vida que yo había tenido.<br />

Tenían una clase media importante, problemas de inflación,<br />

problemas con el FMI, los típicos problemas argentinos, y de<br />

repente guerra. Es como si un día te despertás en tu país y tu<br />

vecino se convierte en tu guardiacárcel, violador. Fue como si<br />

se desatara una especie de locura en ese país de una crueldad<br />

entre vecinos. Se armaron los serbo-bosnios en contra de los<br />

musulmanes y los croatas y yo pensé en el trauma de quienes<br />

no estaban acostumbrados, sobre todo las nuevas generaciones<br />

que no habían vivido la Segunda Guerra Mundial. Entonces<br />

fue una investigación multifacética porque me metí hasta con<br />

los organismos genéticamente modificados. Porque para mí<br />

hay pocas cabezas que manejan el mundo y todo tiene que ver<br />

con todo. Y yo estaba acostumbrada a hacer este multitema de<br />

investigación pero esto me shockeó. Y me shockeó también el<br />

©Alejandra López<br />

24


tema de la esclavitud moderna, porque la trata de humanos es<br />

eso, esclavitud moderna. Que además es el negocio que más<br />

dinero da, más que la droga. Chicas que desaparecen acá y en<br />

cualquier lado, y nadie habla de este tema.<br />

–Esa sensación constante que tienen muchas chicas de<br />

que todo el tiempo corren peligro se ve en La Diana<br />

como un extremo, por todo lo que efectivamente tuvo<br />

que vivir. Sí. Pero no todas las chicas están tan conscientes<br />

del tema por eso yo lo quise incorporar porque no se trata<br />

solo de chicas que están vulnerables, como en los campos de<br />

refugiados por ejemplo. Le puede pasar a cualquier chica en<br />

cualquier lado. Te engañan, hasta te puede entregar tu propio<br />

novio, como el caso de las dos hermanas croatas que el novio<br />

de una las hace ir a Bosnia y las entrega. Eso es muy común.<br />

–Comparando esta novela con Nacida bajo el fuego de<br />

Aries (Alfaguara, 2017), que son muy diferentes pero<br />

tienen algunas cosas en común, el tema de la violación<br />

se da en dos situaciones totalmente distintas pero está<br />

ahí, en medio de una guerra o en el interior del hogar.<br />

Es la vulnerabilidad de la mujer. Yo siempre me pregunto el<br />

porqué de las cosas, porque nada es casualidad, y me pregunté<br />

¿por qué es una constante en las guerras la violación de la mujer?<br />

Porque no nos matan, nos violan. Porque los que arman<br />

estas guerras, que por supuesto no son los que las llevan a cabo<br />

sino los que están detrás, en el Mediterráneo tomando champagne<br />

y fumando un habano, conocen la psicología humana<br />

profundamente y saben que nosotras, las mujeres, somos la<br />

médula de la sociedad, lo más importante. Vos desestructurás<br />

a la mujer, la destruís y se rompe el tejido social. Y los serbios<br />

querían destruir toda la estructura social musulmana, por eso<br />

violaban a sus mujeres. Además querían expandir su etnia<br />

plantando la semilla serbia en los vientres musulmanes. Las<br />

mujeres somos las madres de la sociedad, y si vos las destruís<br />

como las destruyen estas guerras, destruís a la sociedad.<br />

–Esta novela, como usted dice de la propia sociedad,<br />

está estructurada en base a los personajes femeninos.<br />

Exactamente. De hecho el libro está dedicado a las mujeres.<br />

–¿Cómo construyó estos personajes que son los pilares<br />

de la historia? Para mí, construirlos fue facilísimo por el<br />

respeto que me merecen mujeres así. Porque yo en mi vida<br />

siempre estuve rodeada de hombres que me respetaron pero<br />

sé que hay mujeres que han sufrido situaciones de extremo<br />

desdén y a esas mujeres las admiro muchísimo, cómo han<br />

podido avanzar en un mundo manejado por hombres y no han<br />

tenido miedo. Y sobre todo en Bosnia, un país extremadamente<br />

machista, por ejemplo el personaje de la fiscal Dreter tiene<br />

que hacerse paso en una justicia que no solo está corrompida<br />

sino que es muy machista. Mujeres como ella me despiertan<br />

mucha admiración porque yo no podría hacer algo así. Por eso<br />

me resulta fácil crearlas, porque son como la antítesis mía.<br />

–Por momentos da la sensación de que a estas mujeres<br />

no les queda otra que ser así de todos modos. Para mí,<br />

sí les queda. Tienen un carácter determinado. Vos fijate cómo<br />

nacemos. Yo creo que los astros nos definen, con una energía,<br />

y esa energía te hace ser de un modo u otro. Vos tenés una<br />

familia con tres hijos, del mismo padre y la misma madre, alimentados<br />

con los mismos alimentos, van al mismo colegio y<br />

son los tres distintos, y la madre tiene un vínculo distinto con<br />

cada uno. Ya nacemos con una determinada personalidad.<br />

Leila es de una forma y afronta su horror de una manera,<br />

en cambio Diana, que es escorpiana, le quiere ir a cortar<br />

las cabezas a todos. Entonces las dos tienen formas de ser<br />

diferentes habiendo vivido lo mismo. Por qué cada persona<br />

es distinta, yo te lo respondo desde la astrología, otra persona<br />

te dirá otra cosa.<br />

–Otra de las cosas que llaman la atención de esta novela<br />

es cómo a partir de los recuerdos se van reponiendo<br />

muchos datos históricos. La Diana nace para Caballo de<br />

fuego porque yo escuché en un documental “la masacre de<br />

Srebrenica”, con el radar abierto como escritora, anoté el<br />

nombre y ahí nació La Diana. Pero en su momento investigué<br />

sobre la masacre de Srebrenica, que es el lugar donde<br />

nació La Diana, pero no investigué mucho porque Caballo…<br />

estaba más focalizada en otra cosa entonces no investigué<br />

mucho de Diana. Cuando empecé a investigar sobre la<br />

guerra, dije “esto lo tengo que contar”. Entonces me serví<br />

de esta técnica de flashback para contarlo. Y sobre todo me<br />

pareció interesante usar el diario porque La Diana no cuenta<br />

muchas cosas de su vida pero necesita hacer catarsis, y como<br />

yo sé que escribir es la mejor forma de hacer catarsis, la gran<br />

parte de esos recuerdos están en el diario. Y ya en la segunda<br />

parte cuento la historia un poco más atrás, la historia de cómo<br />

se generó esa guerra. Y lo cuenta sobre todo Lazar, que es<br />

muy culto y le cuenta a La Diana cosas que no sabe.<br />

–Hablando de Lazar, en la novela ronda todo el tiempo<br />

la pasión, no exactamente ligada a la sexualidad como<br />

en el caso de Nacida pero está. ¿Qué es la pasión? Creo<br />

que la pasión es lo que te hace levantarte todos los días a la<br />

mañana y querer hacer algo. Porque si no la vida no tiene mucho<br />

sentido, nacemos, crecemos y nos morimos. Recuerdo que<br />

cuando empecé a escribir era porque me desbordaba la pasión.<br />

Trabajaba todo el día, llegaba cansada, cocinaba, lavaba los<br />

platos y me ponía a escribir. Es algo que no se puede explicar<br />

mucho desde el punto de vista racional, porque no es racional.<br />

Para mí es el motor. Creo que al mundo le falta pasión, porque<br />

ves tanta gente deprimida, que hace su trabajo sin ganas... Me<br />

parece que es interesante buscarle la vuelta y hacer las cosas<br />

bien. Porque pasión es lo contrario a mediocridad. Y en mis<br />

novelas creo que se ve eso, una pasión por la sexualidad que se<br />

está despertando o una pasión al querer saldar cuentas con un<br />

pasado terrorífico. Porque para mí la pasión, junto con el amor,<br />

es el motor de la vida. Y viene de querer hacer algo bien y<br />

ponerle todo. Hay mucha mediocridad. Creo que para los que<br />

manejan el mundo les resulta interesante que las personas sean<br />

mediocres, porque es más fácil manejarlas. Al ser humano que<br />

está movido por una pasión no es tan fácil manejarlo.<br />

–Esta historia pareciera estar estructurada como una<br />

mamushka, una historia dentro de otra. ¿Lo pensó así?<br />

Sí, creo que es algo deliberado. Yo leo desde que soy muy<br />

chica. Siempre digo que no soy escritora sino que soy una<br />

lectora que escribe. Y yo como lectora me pongo en ese lugar,<br />

escribo lo que me gusta leer. A mí me gusta que un libro<br />

me sorprenda. No es tan fácil sorprender al lector que hace<br />

cuarenta años que lee pero me gusta el desafío. Ese desafío<br />

de decir “cómo puede hacer más intrigante la cosa”. Eso me<br />

encanta, porque me encanta como lectora esa sensación de<br />

no poder largar el libro porque querés saber qué va a pasar.<br />

Y yo quiero que eso lo sigan sintiendo a lo largo de todas mis<br />

novelas y es un desafío tremendo.<br />

–A la Florencia lectora, entonces, ¿qué está leyendo?<br />

En este momento estoy leyendo La herida (Planeta, 2017),<br />

de Jorge Fernández Díaz. Ya había leído El puñal (Planeta,<br />

2014), que me había encantado, y esta es la continuación<br />

del personaje principal que es muy controversial, muy<br />

polémico, y la estoy disfrutando mucho.<br />

–Por último, ¿qué le recomienda a aquellos que no conoce,<br />

o tienen cierto prejuicio hacia la novela romántica?<br />

Les recomiendo empezar por los clásicos. Les diría que<br />

lean Jane Eyre, de Charlotte Brönte, Orgullo y prejuicio<br />

y Persuasión, de Jane Austen, y que después me cuenten si<br />

se aburrieron. Porque para mí la literatura es esparcimiento,<br />

yo no busco otra cosa en la literatura. Yo quiero divertirme<br />

con el libro, quiero pasarla bien, que el libro me atrape y<br />

para mí la novela romántica logra eso. Entonces si no leíste<br />

nunca romántica empezá por los clásicos. No empezaría por<br />

Cumbres borrascosas porque es romántica pero muy trágica,<br />

es una historia fascinante pero empezaría por las otras. No<br />

hay forma de que no les gusten<br />

26


Opinión<br />

PARADOJAS<br />

DE UNA ÉPOCA<br />

POR Lic. Gabriel Rolón<br />

©Leconsag<br />

En psicoanálisis, existe un concepto<br />

denominado “series complementarias”,<br />

que alude a las distintas instancias que<br />

debe enfrentar, y con las que tiene que<br />

aprender a convivir, todo ser humano.<br />

La primera de estas series es el condicionamiento<br />

biológico. Todos pertenecemos<br />

a una especie y tenemos un cuerpo.<br />

Cuerpo que nos demanda, nos impone<br />

límites y cumple un rol fundamental.<br />

Sigmund Freud sentenció que “el Yo<br />

es, antes que nada, un yo corporal”.<br />

La segunda es la historia personal.<br />

Cada sujeto ha tenido padres, presentes<br />

o ausentes, comprensivos o<br />

crueles, que con sus palabras le han<br />

marcado, no solo un rumbo a seguir,<br />

sino también un sinfín de temores que<br />

deberá vencer si pretende construir un<br />

destino acorde a sus deseos.<br />

La tercera de esas series es la cultura<br />

en que vivimos, a la cual debemos<br />

adaptarnos y responder, al menos, alguna<br />

de las expectativas que vuelca sobre<br />

nosotros. No es lo mismo ser mujer en<br />

Holanda que en Siria, o en el año 1800<br />

que ahora. Sin abrir juicios de valor<br />

acerca de las diferencias, resulta claro<br />

que las presiones culturales que una<br />

y otra deberán enfrentar serán distintas.<br />

Nuestro tiempo, entre otras cosas, está<br />

atravesado por la primacía del éxito por<br />

sobre el mérito, de la rapidez por encima<br />

de la pausa y de la opinión que se ha elevado<br />

al pensamiento. Los jóvenes de hoy<br />

enfrentan el reto de adaptar su modo de<br />

pensar, de sentir y de vivir su sexualidad<br />

a la época de la informática. Pero me<br />

permito resaltar una incoherencia.<br />

Es cierto que los avances tecnológicos<br />

nos permiten realizar cosas que antes<br />

apenas si nos atrevíamos a soñar. ¿Qué<br />

no hubieran dado nuestro abuelos españoles,<br />

italianos, rusos o árabes, por ver<br />

en una tablet a esos padres y hermanos<br />

que quedaron en sus aldeas y de los<br />

que, muchas veces, no volvieron a tener<br />

ninguna noticia? Sería una torpeza negar<br />

que esos avances nos mejoraron la vida<br />

en muchos aspectos. Sin embargo, no<br />

es menos cierto que también han traído<br />

aparejados muchos riesgos y, en el desafío<br />

de vivir, es común que una persona<br />

no pueda vérselas con las exigencias<br />

de su cultura y enferme. De allí que el<br />

mismo Freud señalara que “los síntomas<br />

toman la modalidad de la época”. De<br />

la mano de la tecnología han llegado<br />

también la adicción a los videojuegos, el<br />

aumento del estrés y el aislamiento.<br />

Rara paradoja que, en la llamada era de<br />

la comunicación, estemos más solos que<br />

nunca. Hemos cambiado la satisfacción<br />

de un apretón de manos por la ilusoria<br />

cercanía de un like, y el calor de un<br />

beso por la frialdad del sexo virtual.<br />

Todo tiene un precio. Por eso, es<br />

menester aprovechar las posibilidades<br />

para crecer que nos brinda el presente,<br />

sin olvidar la conveniencia de mirar<br />

de reojo los nuevos peligros que nos<br />

rodean. No vaya a ser que algún día no<br />

muy lejano, terminemos contándole<br />

nuestros dolores más profundos a un<br />

amigo de Facebook al que nunca hemos<br />

visto, o lloremos por estar ilusoriamente<br />

enamorado de alguien a quien<br />

no conoceremos jamás<br />

29


RECOMENDADOS<br />

POR MÓNICA TRACEY<br />

Entrevista<br />

tres<br />

LA CHICA DEL CUMPLEAÑOS<br />

Haruki Murakami | Ilust. Kat Menschik<br />

Tusquets<br />

Un arco que va desde el comienzo de la juventud<br />

hasta ese tiempo en que se empieza<br />

a pensar en que el final está cerca une el<br />

cuento que da título al libro con el relato autobiográfico<br />

del final, “Mi cumpleaños”. La<br />

pregunta acerca de qué importancia tienen<br />

los cumpleaños, se responde de manera distinta<br />

en los dos relatos. En el primero, hay<br />

algo de cuento de hadas, y es que aparecen<br />

el misterio y la magia en ese inicio, cuando<br />

se cumplen 20 años. En el otro, en el que<br />

no se dice la edad pero hay indicios de que<br />

rondaría los 50 y son los del autor, la celebración<br />

se convierte en ritual: Murakami<br />

bebe un vino de una bodega de California<br />

que perteneció a Jack London, uno de sus<br />

escritores más queridos. La edición, de lujo,<br />

con bellas ilustraciones, es ideal para un<br />

regalo de cumpleaños, de 20 o de 50.<br />

PEQUEÑO PAÍS<br />

Gaël Faye<br />

Salamandra<br />

La infancia en Buyumbura, la capital de<br />

Burundi, habla de una naturaleza exuberante,<br />

de tardes de juegos con los amigos<br />

del callejón perfumado, iluminado de un<br />

sol ardiente y flores de jacarandá y buganvilla,<br />

robando mangos de los árboles<br />

vecinos, comiéndolos con picante. De madre<br />

ruandesa y padre francés, como el autor, el<br />

protagonista va despertando a la guerra más<br />

salvaje, primero en Ruanda, donde su familia<br />

es asesinada, como millones de tutsis. Luego,<br />

en Burundi, hasta el exilio en Francia.<br />

Reconocido ya como músico, Faye recita sus<br />

poemas como un suave rapero melodioso.<br />

Pequeño país fue primero un rap, antes de<br />

convertirse en su primera novela, bella y<br />

dolorosa como la África que cuenta. Para<br />

leerlo y escucharlo.<br />

LA ENFERMEDAD Y EL PODER<br />

Tania Crasnianski<br />

El Ateneo<br />

Frente a algunas decisiones de quienes<br />

gobiernan el mundo solemos decir “están<br />

locos”. Aterrador es saber que muchas veces<br />

esa afirmación se acerca a la verdad. Este<br />

libro cuenta intimidades de la relación que<br />

tuvieron con sus enfermedades y con sus<br />

médicos, líderes del siglo XX como Hitler,<br />

Stalin, Mao, Churchill, Mussolini,<br />

Franco, Pétain y Kennedy. Afectados por<br />

diferentes dolencias, adictos a analgésicos,<br />

a anfetaminas, a barbitúricos, a cócteles<br />

explosivos, al poder, paranoicos, depresivos,<br />

dependientes de médicos inescrupulosos o<br />

que se debatían entre las necesidades del Estado<br />

o de su paciente, y la obligación de decir<br />

la verdad. En esas condiciones gobernaron<br />

al mundo. Así decidieron sobre la vida y la<br />

muerte de tantos. Espeluznante.<br />

Fernanda García Lao y Guillermo Saccomanno<br />

Del amor desatado<br />

TEORÍA KING KONG<br />

Virginie Despentes<br />

Literatura Random House<br />

Cuando se publicó por primera vez, en 2006,<br />

se convirtió en un libro fundante y revulsivo<br />

para el feminismo y la teoría de género. Por<br />

aquellos años en que no era nada común que<br />

las mujeres que habían sido violadas hablaran<br />

públicamente de eso, Virginie contó su<br />

propia experiencia, y cómo salió del lugar de<br />

víctima luego de leer un texto de la feminista<br />

estadounidense Camille Paglia. “Hice<br />

autostop, me violaron, seguí haciendo autostop”,<br />

dice. Mucho ha pasado, mucho se ha<br />

escrito y se ha leído en este tiempo y tal vez<br />

el texto ya no sorprenda de la misma forma,<br />

pero su lenguaje, la forma brava de Despentes<br />

de pararse en el mundo, de pensar el ser<br />

mujer hoy y de hablarles a las mujeres, siguen<br />

siendo tan vivificantes como entonces.<br />

EL NERVIO ÓPTICO<br />

María Gainza<br />

Anagrama<br />

Cada relato habla de un cuadro, de la vida<br />

del pintor, del lugar donde está exhibido,<br />

y de cómo el cuadro, el pintor y el lugar<br />

viven en la protagonista y en su historia. Así,<br />

los relatos se arman en una novela que se<br />

adivina algo autobiográfica y que da cuenta<br />

de cómo las pinturas han conformado la mirada,<br />

las emociones, la vida de la narradora,<br />

¿de la escritora? María Gainza es crítica<br />

de arte y esta es su primera preciosa novela,<br />

que es además una guía para encontrar esos<br />

cuadros en distintos museos de Buenos Aires<br />

y aprender de una original y apasionada<br />

maestra el arte de encontrarse con ellos.<br />

DEVOCIÓN<br />

Patti Smith<br />

Lumen<br />

Hay un cuento, “Devoción”, bello e intenso,<br />

pero su impacto crece con el relato que le<br />

antecede, en el que Patti Smith cuenta un<br />

viaje a Francia, habitada por recorridos anteriores,<br />

y en el que, entre sueños, vivencias<br />

y recuerdos, va encontrando los elementos<br />

del cuento, incluido el título. El libro<br />

cierra con otro relato de ese viaje en que se<br />

traslada a Lourmarin, en Aix-en-Provence,<br />

invitada por la hija de Albert Camus, a pasar<br />

unos días en la casa familiar del escritor.<br />

El mandato de la escritura, sus dificultades<br />

y sus misterios recorren todo el libro. “¿Por<br />

qué escribimos?”, se pregunta. “Porque no<br />

podemos limitarnos a vivir”. Imperdible.<br />

Dos que conversan, aman y escriben juntos, en el más maravilloso liquen creativo que pudiéramos<br />

imaginar. La escritura a cuatro manos y dos corazones arrancó con Amor invertido y ahora<br />

se expande en Los que vienen de la noche (Seix Barral). Juegos de mente y belleza haiku en un<br />

libro inclasificable (no es novela, no es cuento, no es poesía) pero definitivamente adictivo<br />

Dos escritores (ella joven y algo gótica, él “consagrado” y<br />

todavía buscando) coinciden en un festival de literatura. Esa<br />

misma noche, antes de que cada quien se fuera a dormir,<br />

intercambian libros. Se leen, se encantan y ya no se separan<br />

nunca más. Suena a novela, pero todo en la vida compartida<br />

de Fernanda García Lao (Mendoza, 1966) y Guillermo<br />

Saccomanno (Buenos Aires, 1948) es así, casi un guión<br />

escrito por alguien con un extraño sentido del humor y de<br />

la oportunidad. Antes de aquel bendito festival se habrán<br />

POR Fernanda Sández<br />

–intuyen hoy– cruzado en algunos de los boliches como El<br />

Dorado, Morocco o The Age of Communication, en donde<br />

ella (allá por los 90) oficiaba de cajera y a los que él (por<br />

entonces director creativo de algunas de las agencias de<br />

publicidad más famosas de la Argentina) caía en calidad de<br />

cliente, insomne y ya pasadas las cuatro de la mañana. “Seguramente<br />

nos hemos cruzado, pero nunca nos reconocimos”,<br />

concluye ella, con ese acento castizo que se trajo de su exilio<br />

español. Pero desde que volvieron a cruzarse aquella vez en<br />

30<br />

31


el Festival Azabache, ya todo fue más claro. Estaban ahí para<br />

encontrarse y armar un vórtice, un lugar desde donde lo innombrable<br />

ascendiera a la superficie y se diera a luz. Y eso es<br />

lo que hacen desde entonces, aunque repartidos entre Olivos,<br />

Buenos Aires y Villa Gesell: viven y escriben ya no solo por<br />

separado sino también juntos, como si tocaran un clavicordio<br />

construido solo para que ellos descubrieran cómo suena esa<br />

escritura bifronte. Con Los que vienen de la noche duplican<br />

la apuesta iniciada en su libro anterior, Amor invertido<br />

(Seix Barral, 2015), y vuelven (con lo poco que les cuesta) a<br />

burlarse de cuanta convención literaria se les ponga a tiro: el<br />

género, el estilo, la voz única y el benemérito “autor”. Todo<br />

se deshace una vez ingresado a esa formidable máquina de<br />

destruir creando que es la dupla reversible Lao-Saccomanno.<br />

–¿Por qué un segundo libro escrito en tándem? Fernanda<br />

García Lao: Es como una suerte de enfermedad.<br />

Obviamente, fue muy placentera la experiencia porque si<br />

no, no hubiéramos repetido. Pero también es un modo de<br />

escapar y de desacralizar el libro anterior. El hecho de ya<br />

estar subidos a otro naufragio te hace olvidar el anterior<br />

(risas). Es un modo de olvidar las contingencias del previo<br />

porque en realidad, una vez que uno arranca no tiene idea<br />

para dónde va a ir. Así que volvemos a tener esa sensación de<br />

desequilibrio absoluto, y de saber solamente que tenés que<br />

responderle al otro porque eso te garantiza la dinámica. Y la<br />

existencia. Porque cuando uno escribe solo no hay nadie que<br />

te reclame, con lo cual un libro llama al siguiente. Me parece<br />

también que hay cosas que uno no pudo probar –en este<br />

caso, en Amor invertido– porque una vez que está diseñado<br />

el territorio donde vas a laburar hay cosas que quedan afuera.<br />

Guillermo Saccomanno: Yo voy por otro lado que es<br />

complementario con lo que dice ella. A ver: yo soy mayor<br />

que ella. Provengo de otra generación, con otras experiencias<br />

literarias e ideológicas. Por lo tanto, yo me formé en géneros<br />

considerados “plebeyos”: la historieta y la novela policial. Con<br />

Carlos Trillo fundamos en los años 70 una editorial y escribimos<br />

novelas policiales a medias, espalda contra espalda.<br />

Así trabajamos sin ningún problema y sin ningún registro de<br />

propiedad ni problema de concepto de sello de autor. Quiero<br />

decir que yo no tengo ningún problema con respecto a la<br />

cuestión autoral o el sello de estilo. En ese sentido, me parece<br />

que una escritura a medias es muy interesante. Porque,<br />

además, individualmente como escritor el día en que vos te<br />

diste cuenta de cuál es tu estilo, estás frito.<br />

–¿Cómo sería eso? Saccomanno: Es cuando comenzás a<br />

repetirte, como una máquina de hacer chorizos. Por eso, lo<br />

mejor es no saber. Creo que ni Fernanda ni yo –cuando encaramos<br />

un libro personal, individual– sabemos dónde estamos.<br />

Es esa sensación de naufragio, de estar abrazado a una tabla<br />

y solo en la tormenta. Ahora bien, cuando trabajás así, de a<br />

dos, hay una cosa de placer que es más intensa en el sentido<br />

de que todo es más lúdico. Hay más juego, porque la novela<br />

personal es el desgarramiento. En cambio, cuando estás<br />

escribiendo con otro es así: yo un poco le mojo la oreja, ella<br />

me da un bife, yo se lo devuelvo. Yo le tiro una y ella sube<br />

la apuesta, y después yo se la elevo. Entonces hay algo que<br />

tiene que ver con esto del juego permanente y del tomárselo<br />

en serio pero riéndose.<br />

Lao: Y con la dinámica de un diálogo, porque en realidad<br />

estamos charlando y surge eso de “Mirá, te tiro este texto” y<br />

vemos qué le dispara a cada uno. Nos pasamos el día haciendo<br />

este tipo de operaciones… que no escribimos.<br />

Saccomanno: En ese sentido, este libro es una exhibición<br />

de lo doméstico. Lo serio se da después, cuando viene el<br />

momento de la edición. ¡Ahí sí que nos matamos!<br />

–¿En base a qué criterios determinaron en este caso qué<br />

texto se queda y cuál se va? Lao: El criterio fue la originalidad<br />

en cada objeto. Si hay dos textos similares pero hay uno<br />

que no se pudo reconocer en su potencia, pierde con su vecino<br />

y “chau”. En este libro hubo una cosa como de pedirle a cada<br />

texto que brillara. Pero, obviamente, es imposible que todos<br />

disparen la misma bala. Y para ver eso lo que hicimos fue un<br />

despliegue visual en Gesell. Habíamos impreso todos los textos<br />

y los pusimos arriba de la cama. Y comenzamos: “Este va acá,<br />

este va allá, acá necesito un tipo, acá necesito una voz femenina”.<br />

Fuimos acomodando y descartando.<br />

Saccomanno: Fue toda una metáfora: pusimos sobre la<br />

cama todas las páginas desplegadas porque ahí es cuando ves<br />

el plano. Estaba, literalmente, desplegado el libro. Y yo admiro<br />

a Fernanda porque ella es mucho más rigurosa que yo en<br />

el corte, en el montaje y en la compaginación. En el trabajo<br />

final es en donde yo reconozco el laburo de Fernanda, si<br />

bien no reconozco a quién corresponde cada texto. Creo que<br />

esto es lo más interesante: que hubo un momento en el que<br />

dijimos: “Yo escribo el primero, vos el segundo”, pero cómo<br />

siguió esto, la verdad es que no sé.<br />

Lao: Claro, además él corrigió mis textos y yo, los suyos.<br />

Entonces, hay algo que tiene que ver con encontrar una voz<br />

única. Igual, no sé si se logra o no. ¡Porque tampoco nos<br />

importa! (risas).<br />

Sacomanno: Creo que la coherencia no la dan nuestros<br />

textos sino nuestros pre-textos, lo que leímos antes. Nuestras<br />

lecturas, lo que estemos leyendo. Yo te digo: el mapa de lectura.<br />

El recorrido de Amor invertido va desde Fanny Hill<br />

al Marqués de Sade, a la literatura libertina, pasando por<br />

Georges Bataille, etc. Y hay otra cosa en juego que pasa<br />

por el Conde de Lautréamont y Arthur Rimbaud hasta<br />

Felisberto Hernández, la antología de la literatura fantástica,<br />

la serie negra o Alejandra Pizarnik. Son nuestras<br />

lecturas latentes en el texto lo que le da fisonomía. Porque<br />

hay un momento en el que uno piensa: “¿En qué estante me<br />

gustaría que se pusiera este libro, junto a qué otros libros me<br />

gustaría que se pusiera?”. Yo sé que Amor invertido me gustaría<br />

que estuviera al lado de La historia del ojo, de Bataille.<br />

Este libro, en cambio, tal vez estaría entre Lautréamont y<br />

Miguel Ángel Bustos.<br />

Lao: Yo no pienso en esos términos de estantería. No. A mí<br />

me gusta pensar que son libros que nadie pidió, que nadie<br />

esperó que fueran escritos –porque nadie nunca “espera” que<br />

escribas nada– y que son excepciones, porque siempre estamos<br />

al borde del género. Entonces, podría estar con Historia<br />

del ojo pero es menos solemne.<br />

Saccomanno: Es que La Historia del ojo es para cagarse de<br />

risa…<br />

Lao: No es un libro para cagarse de risa.<br />

Saccomanno: Vos porque sos seria...<br />

Lao: No, vos sos el serio (carcajada).<br />

Saccomanno: No, yo no soy serio. Mi planteo de los referentes<br />

es a posteriori del texto, ¡no durante la escritura del texto!<br />

Lao: ¡Es que yo no pienso en eso ni a posteriori! Porque<br />

obviamente que uno desciende de un determinado linaje<br />

literario, pero la obligación es pervertirlo. No somos prolijos,<br />

no somos “el buen alumno de Bataille”. No.<br />

Saccomanno: ¡Es que yo no tengo propósito! Y no lo tengo<br />

porque nada me parece más gratuito –retomando la idea de<br />

Fernanda, que viene de Ricardo Piglia– que el hecho de<br />

escribir. La idea es: te ponés a escribir un texto, nadie te lo<br />

pidió, nadie lo está esperando, cuando lo terminás no sabés<br />

si a alguien le va a gustar, no sabés si lo vas a poder colocar<br />

en alguna editorial y no sabés después qué va a pasar. En ese<br />

sentido, la escritura es un acto subversivo porque se ubica por<br />

fuera de la cultura de la plusvalía. Hasta que terminás el libro y<br />

entrás en el pantano del mercado. Por eso te decía recién lo de<br />

los riesgos del estilo: porque cuando vos ya tenés una máquina<br />

de hacer chorizos, cuando tenés “estilo”, te repetís.<br />

–¿No es, en cierta medida, inevitable? Lao: A ver: siempre<br />

hay un territorio reconocible, un terreno de interés. En el<br />

mío hay un montón de oscuridad y de humor, cosa que para<br />

algunos no está contemplada. Yo encontré en Guillermo un<br />

compañerito de aventuras y –sobre todo en Amor invertido,<br />

que fue la primera incursión… ¡a los indios ranqueles!– fue<br />

encontrarme con esa desenvoltura que él tiene, esa comicidad<br />

y ese permiso recontra impune de decir y de molestar. Lo que<br />

pasa es que en este libro trabajamos más la miniatura, la polifonía,<br />

el insomnio. Lo que nos une a nosotros de oscuridad y de<br />

imaginar, es algo un poco heredero de Las mil y una noches.<br />

Son unas noches más modestas, las nuestras, porque no llegan<br />

a doscientas. Pero todos los escritores somos Scherezades, pero<br />

contra la muerte. Con ese apuro de quien cuenta sin saber si<br />

llega. Y hay algo del relato breve que te salva de esa sensación<br />

de “no voy a terminar la novela porque me va a llevar la Parca”.<br />

Esta cosa como de herencia, porque nosotros nos heredamos<br />

en cada frase, ¿viste? Porque cuando trabajás con el otro siempre<br />

está el cadáver exquisito dando vueltas. Más exquisito que<br />

cadáver, si se puede. Pero está bueno eso de trabajar sobre las<br />

manchas que ya insinuó el otro<br />

32 33


Entrevista<br />

cuatro<br />

Julián López<br />

En tiempo pasado<br />

Julián López acaba de publicar La ilusión de los mamíferos (Literatura Random House), una<br />

novela de amor entre dos hombres que se desmarca de los estereotipos de la literatura gay<br />

y hace pie en una escritura lenta y refinada. Ya se postula como uno de los libros del año<br />

POR Malena Rey<br />

Una fría mañana de invierno porteño nos encontramos con<br />

Julián López (Buenos Aires, 1976) en el Bar Notable<br />

“La Poesía”, en pleno barrio de San Telmo, para hablar de<br />

literatura. El escenario es ideal: en las paredes, desde una<br />

foto, nos mira Macedonio Fernández. Si bien el motivo<br />

es conversar sobre La ilusión de los mamíferos, su última<br />

novela, López cuenta que la poesía está muy presente en su<br />

obra desde su primer libro publicado, Bienamado (2004). “La<br />

poesía es como el destino final”, asegura.<br />

La ilusión de los mamíferos cuenta una historia de amor:<br />

romántica, nostálgica, por momentos bastante triste o desesperada.<br />

Tiene una potencia narrativa difícil de olvidar. Y un<br />

argumento que parece sencillo, pero que no lo es tanto: dos<br />

hombres, que se aman, uno de ellos casado y con hijos, se encuentran<br />

para dar rienda suelta a la relación en un pequeño<br />

departamento solamente los domingos, ese día tan extraño en<br />

el que los tiempos se deforman. Sabemos desde la primera<br />

página que ya no están juntos; la novela pasa entonces por<br />

reconstruir lo que fue ese vínculo y está escrita con gran elegancia.<br />

López ya había dado muestras en Una muchacha muy<br />

bella (Eterna Cadencia, 2013) de que su proyecto narrativo<br />

apostaba por una prosa delicada, que requiere de tiempos<br />

de lectura lentos para saborear cada frase. Ahora se confirma<br />

con una voz insoslayable y única en el panorama de la literatura<br />

argentina contemporánea.<br />

–Su primera novela, Una muchacha muy bella, fue<br />

publicada en 2013 y tuvo una gran recepción entre los<br />

lectores y la crítica. ¿Qué pasó entre ese primer libro<br />

y este? En principio, soy una persona de tiempos largos en<br />

general para todo, así que en esa perspectiva no es extraño<br />

para mí que haya pasado tanto tiempo. Una novela cada cinco<br />

años me parece un lapso razonable, pero no es un diseño, me<br />

salió así. Por otra parte, la aparición de Una muchacha… fue<br />

sorprendente. Todo lo que pasó me dejó un poco impávido,<br />

bastante capturado, no podía escribir. En algún lugar sabía<br />

que iba a seguir escribiendo pero no tenía nada previsto,<br />

no se me ocurría nada, estaba con las neurosis más o menos<br />

clásicas de los escritores. Lo único que podía hacer era subir<br />

textos a Facebook. Y eso me empezó a alarmar, así que me<br />

propuse improvisar escritura los domingos a la mañana durante<br />

cinco minutos en Facebook. Fueron apareciendo una<br />

serie de textos que me gustaron. Cuando tenía cuatro o cinco<br />

vi que había algo que estaba pasando ahí, y me los llevé. En<br />

la improvisación estaba la conciencia del día domingo muy<br />

presente. La escritura fue bastante ardua. Mi novela anterior<br />

salió muy rápido y esta fue más problemática hasta último<br />

momento. De hecho llegué a pensar en tirar todo y devolver<br />

el adelanto. Finalmente la terminé y acá estamos.<br />

–La novela está narrada en pasado, cuando la relación<br />

amorosa ya está terminada, pero no olvidada. ¿Por<br />

qué eligió este recurso? ¿Es más fácil hablar del amor<br />

cuando está en falta? La verdad es que no sé porque no<br />

escribí otra historia de amor. Lo que sabía cuando empecé<br />

a escribir es que en la primera página ya iba a estar toda la<br />

información de la novela: acá hubo una pareja, no existe más<br />

esa pareja. Y hay alguien que está tratando de sobrevivir a<br />

la idea de un amor insuperable. Elegir el tono y el tiempo<br />

pasado se impuso.<br />

–A la vez, usted eligió contar la historia de amor entre<br />

dos hombres con un grado de romanticismo y de<br />

erotismo muy altos. Las escenas de sexo entre ellos son<br />

muy amorosas y sensuales sin caer en la literatura gay<br />

más estereotipada. Cuando empecé a escribir la novela –que<br />

claramente era de amor–, una de las pocas condiciones que me<br />

autoimpuse fue que hubiera sexo. No me interesaba escribir<br />

una novela con un nivel de intensidad fuerte de una relación<br />

de dos hombres sin que se vieran esos dos cuerpos. En la novela<br />

el amor es un amor devocional, pero la devoción sin cuerpo<br />

no existe. Me impuse escenas de alto contenido erótico. El<br />

desafío era cómo hacer que eso no capturara la idea de lo gay,<br />

que tampoco me interesaba. No quería escribir particularmente<br />

una novela gay: esta es la historia de amor de dos tipos<br />

donde uno de ellos está muy capturado por la idea del amor<br />

romántico pero a la vez se entrega a ese amor y puede consumarlo,<br />

y puede incluso salir de ahí sabiendo que si no sale se<br />

puede morir. El protagonista está reconstruyendo su vida, tratando<br />

de salvarse. Creo que eso es lo que le da la textura real y<br />

física y corporal a ese amor. Deja de ser romántico en tanto él<br />

puede empezar a contarlo y puede construirlo con palabras.<br />

–La novela tiene su propio tiempo, que parece desconocer<br />

las emociones pervertidas por la ansiedad contemporánea.<br />

Los personajes no intercambian mensajes<br />

de texto, no chatean, no hay histeria en su vínculo. ¿Le<br />

interesaba confrontarlos con la aceleración de los tiempos<br />

actuales y con el amor como mercancía que impone<br />

el capitalismo? Esta elección fue dada por el tono que exigía<br />

el libro, pero cuando lo descubrí dije sí, quiero ir por ahí. Es<br />

una novela anacrónica, del siglo XX, y es una novela de alguien<br />

que extraña el siglo XX y que quiere todo el tiempo estar en el<br />

siglo XIX. En ese sentido creo que ahí también hay una suerte<br />

de resistencia a la imposición capitalista. Lo primero que dice<br />

el personaje es: “no soy”. Quería una novela en la que el personaje<br />

estuviera seguro de eso. Puede ser una aspiración mía que<br />

sea una novela en la que el amor es una especie de resistencia<br />

a los sistemas de identidades que funcionan como imposición.<br />

Además, la novela transcurre los domingos, ese día en que el<br />

tiempo es improductivo. Si bien los personajes son dos burgueses<br />

de la clase media porteña medio ilustrada, yo quería que<br />

fuera una novela un poco anticapitalista. Que puedan encontrar<br />

una grieta en la cual tener algo propio del orden del amor,<br />

con todo el narcisismo del que son capaces.<br />

–Su literatura parece ir en contra de la aceleración<br />

de los tiempos también en el sentido de que exige ser<br />

leída pausadamente: no quiere sobrecargar los estímu-<br />

35


los de los lectores, sino que busca perdurar en algunas<br />

escenas y giros muy precisos del lenguaje. Va en contra<br />

de la literatura que se consume y se olvida. ¿Qué piensa<br />

de la literatura como entretenimiento? No creo que la<br />

literatura tenga que competir con Netflix, no lo puedo pensar<br />

en esos términos. Sí me interesa el lenguaje. Una novela es<br />

una construcción en la que hay una acumulación de algo que<br />

necesita tiempo para salir, y hay un trabajo sobre la estructura<br />

y la construcción de la frase. Algunas personas me dijeron:<br />

“acabo de terminar tu novela, y acabo de volver a empezarla”.<br />

Me parece extraordinario eso. Me preocupaba mucho que el<br />

lector tuviera espacio para hacerse preguntas, no atar todos<br />

los cabos. El lector es alguien que está ahí recogiendo señales<br />

y signos. Me hace muy feliz recibir devoluciones de gente<br />

que siente que está dentro de la novela mientras la lee.<br />

–Además de la pareja, la otra protagonista de la novela<br />

es la ciudad y sus cambios, así como la naturaleza y<br />

sus mutaciones. ¿Cómo fue trabajando esa unidad de<br />

espacio? Es algo que quería para esta novela: que fuera una<br />

percepción de Buenos Aires. La ciudad se puede contar por<br />

sus árboles. Y por supuesto por el tipo de escenario en constante<br />

degradación y en constante cambio que es. Si tengo dos<br />

personajes que se encuentran en un departamento chiquito y<br />

la única salida permitida que tienen es al balcón, yo necesitaba<br />

que eso estallara. Los árboles están muy presentes. Por un<br />

momento pensé que estaba haciendo un catálogo de botánica.<br />

Cuando me acordaba de algún árbol que no nombraba,<br />

veía como lo podía meter. Están las tipas, que es mi árbol<br />

favorito. Necesitaba mucho que mi protagonista tuviera una<br />

percepción muy detallada y exquisita del escenario donde<br />

estaba ocurriendo su historia de amor, que es Buenos Aires.<br />

–Además de escribir, usted organiza uno de los ciclos<br />

de lectura más celebres y perseverantes de Buenos<br />

Aires llamado Carne argentina. ¿Por qué cree que se<br />

mantiene vivo? Lo hacemos con Selva Almada y Alejandra<br />

Zina desde 2006. Somos tres escritores que hicimos<br />

nuestra carrera y que empezamos a templar nuestra escritura<br />

al calor del ciclo, es decir por el contacto con otros poetas y<br />

los narradores. Ahí hay algo de la tradición argentina de la<br />

escritura, que estoy cada vez defendiendo más. Me refiero<br />

a una circulación que en los últimos treinta años fue muy<br />

atacada y que acá no entendemos por qué funciona. Siempre<br />

se llena: tiene una vitalidad increíble que te lleva a escuchar<br />

a escritores que ni siquiera conocés. Hay algo de la trama de<br />

la literatura argentina que está viva ahí, y que estuvo siempre<br />

viva en este tipo de circuitos que los medios no cubren.<br />

Carne Argentina recoge ese guante de la tertulia, de la escucha<br />

de taller. Lo bueno del ciclo es que puede venir a leer<br />

Claudia Piñeiro y se le asegura que en ese ambiente va a<br />

estar en contacto con la producción más viva y reciente que<br />

no llega a las editoriales todavía.<br />

–Usted trabaja de dar talleres pero además es docente<br />

en la nueva carrera de Licenciatura en Artes de<br />

la Escritura de la UNA. ¿Cómo se formó esta carrera<br />

pensada para formar escritores? Vivo modestamente de<br />

dar clínicas de narrativa y de mi trabajo como docente. Es la<br />

primera carrera de grado en una universidad pública orientada<br />

a la formación de escritores profesionales. Es una carrera<br />

que está buenísima y en la que se da guión, poesía, narrativa,<br />

dramaturgia. Si bien la idea rectora, porque captura, es la<br />

narrativa, se trata de formar gente que tenga expertise en<br />

cualquier rama de la escritura en función de la demanda<br />

laboral que pueda haber después. Es una carrera que forma<br />

escritores. La parte teórica es muy exigente, y los talleres los<br />

damos escritores y escritoras. Me parece que está muy bien<br />

pensada la carrera, con un diseño de Roque Larraquy, y<br />

con Tamara Kamenszain como asesora. Hay docentes de<br />

gran nivel en todas las áreas. Estamos muy contentos.<br />

–¿Qué es lo mejor y lo peor de dar clases, de enseñar a<br />

escribir a otros? A mí me encanta. Doy clases hace menos<br />

de diez años y es la primera vez en mi vida que me gusta un<br />

trabajo. Me conmueve mucho acompañar a otro en la aparición<br />

de un texto. Escribir me parece muy difícil. Uno cree<br />

que es fácil escribir porque usa la misma materialidad con<br />

la que estamos hablando ahora, pero en el papel uno se da<br />

cuenta de que al lenguaje no lo conoce más que de memoria.<br />

Y que la página te devuelve toda tu ignorancia. Es extraordinario<br />

eso. Un desafío permanente. Lo peor es poner notas.<br />

Es durísimo. Me angustia muchísimo reprobar gente<br />

Las fotos fueron tomadas en el Café La Poesía | www.losnotables.com.ar<br />

36


Tema de tapa<br />

tres<br />

SÉ LO QUE<br />

NO QUIERO<br />

La generación millennial, aquellos<br />

que hoy tenemos entre 22 y 37,<br />

nos diferenciamos de generaciones<br />

previas y posteriores por un<br />

conjunto de experiencias comunes,<br />

una relación particular con la<br />

tecnología y ciertas características<br />

demográficas. Estas diferencias<br />

afectan nuestra relación con la<br />

política; qué queremos y cómo<br />

buscamos obtenerlo, pero, sobre<br />

todo, qué no queremos<br />

POR Emilia Simison*<br />

Muchos quizás habrán visto en Twitter la cuenta “Millennials<br />

descubren…” y a varios también les habrá pasado, como a mí,<br />

que nuestro mayor descubrimiento millennial fue descubrir<br />

que lo éramos. Y es que el término se puso tan de moda que<br />

se lo terminó usando para referirse a la juventud, a cualquier<br />

juventud, pero si era una juventud frívola y repudiable, mejor<br />

aún. Pero, ¿quiénes somos realmente los millennials? Los años<br />

límites de la generación varían de acuerdo a la fuente que<br />

se consulte pero sea cual sea, ya no estaríamos hablando de<br />

adolescentes, sino de aquellos que tenemos entre 22 y 37 años.<br />

De hecho, recientemente el Centro de Investigaciones Pew,<br />

conocido por sus encuestas de opinión y valores, adoptó como<br />

años límites 1981 y 1996 para facilitar la comparación sistemática<br />

de esta generación con generaciones previas y posteriores.<br />

Después de todo, si vamos a hablar de los millennials como<br />

generación deberíamos distinguirnos de alguna manera de<br />

otras generaciones, ¿no?<br />

Varias investigaciones en distintos países muestran que<br />

sí, que efectivamente la generación millennial difiere de<br />

otras generaciones tanto en sus características como en sus<br />

opiniones, aspiraciones y comportamientos políticos. En<br />

relación con las características, somos una generación que,<br />

en muchos países, y especialmente en los Estados Unidos,<br />

es más diversa. William H. Frey, del centro de investigaciones<br />

Brookings, señala que, entre los millennials, aquellos<br />

que se identifican como blancos representan menos del 56%<br />

del total, lo cual contrasta con el 62% que se considera de esa<br />

manera en la población general y el 75% que lo hace entre<br />

los mayores de 55. Los millennials también leemos más,<br />

según información de Pew, y según diversas fuentes, como<br />

David Kingman, de la Fundación Intergeneracional británica<br />

y el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), tenemos<br />

mayores niveles de educación formal, educación que además<br />

valoramos más por sobre otros tipos de educación.<br />

De todos modos, las dos cosas que más definen a la generación<br />

millennial son las experiencias históricas comunes y la<br />

relación con la tecnología. En relación con las experiencias<br />

históricas, en Estados Unidos se hace hincapié en el atentado<br />

a las Torres Gemelas y la elección del primer presidente<br />

afroamericano, en Europa en la consolidación de la Unión<br />

Europea y en Argentina, en la crisis de 2001. Asimismo, la<br />

relación con la tecnología, y especialmente con Internet, nos<br />

distingue claramente de las generaciones previas y posteriores.<br />

Como destacan los investigadores del Pew, crecimos con<br />

la extensión de las nuevas tecnologías de la información y<br />

comunicación y las adoptamos mucho más naturalmente que<br />

las generaciones previas, obteniendo de Internet y, en especial,<br />

de las redes sociales, la mayor parte de la información<br />

que consumimos. Sin embargo, nos une a esas generaciones<br />

haber tenido que adaptarnos a estar todo el tiempo conectados.<br />

Eso nos distingue de la generación siguiente, los posmillennials<br />

o Generación Z que no conocen un tiempo previo<br />

a Internet y las redes sociales. Esa diferencia se refleja, por<br />

ejemplo, en que los millennials latinoamericanos tengamos<br />

menos confianza en la tecnología como solución a nuestros<br />

problemas, según el informe del BID.<br />

En parte como resultado de las diferencias en el nivel de<br />

educación y diversidad y de nuestra relación con las TIC, también<br />

pensamos distinto y eso afecta nuestro comportamiento<br />

político. Por ejemplo, votamos distinto. Esto fue muy claro en<br />

la elección de Donald Trump, que perdió entre los más jóvenes<br />

del electorado, y en el caso del Brexit, donde la mayoría<br />

de los jóvenes votaron por quedarse en la Unión Europea. Sin<br />

embargo, en términos de izquierda y derecha la tendencia no<br />

es tan clara. En Argentina, según el estudio del BID, más de la<br />

mitad de los jóvenes asegura no identificarse con ideologías de<br />

derecha o de izquierda, pero, al mismo tiempo, la presencia de<br />

militantes jóvenes está en aumento en casi todos los partidos.<br />

En Estados Unidos, por otro lado, los millennials no solo son<br />

anti Trump sino que, según el Pew, no parecen estar volviéndose<br />

más conservadores con el tiempo (como sí sucedió con<br />

los baby boomers) y se entusiasman con las opciones políticas<br />

progresistas como Bernie Sanders. En Europa, sin embargo,<br />

muchos millennials respaldan a los partidos nacionalistas<br />

de derecha votándolos en mayor proporción que la población<br />

general en Austria, Dinamarca, Francia, Holanda y Polonia.<br />

Por otro lado, somos una generación con menor nivel de confianza<br />

en los políticos y las instituciones políticas. La encuesta<br />

39


Deloitte en Australia, por ejemplo, muestra que en ese país<br />

un 63% de los millennials encuestados piensa que los políticos<br />

tienen un efecto negativo en la sociedad y el estudio del BID<br />

encuentra que un 65% de los millennials argentinos encuestados<br />

desconfían de las instituciones políticas. Sin embargo,<br />

al mismo tiempo nuestra generación suele estar de acuerdo<br />

con un mayor rol del Estado. Según información del Pew, los<br />

millennials estadounidenses son más propensos a afirmar que<br />

el gobierno debería hacer más por los que más lo necesitan y<br />

asegurar que todos tengan acceso a la salud, aunque eso implique<br />

endeudarse. Por estos pagos, un 60% de los millennials<br />

que formaron parte del estudio del BID están a favor de que el<br />

gobierno entregue planes sociales a quienes los necesitan.<br />

Que tengamos poca confianza en el Estado pero al mismo<br />

tiempo grandes demandas parecería una contradicción. Sin<br />

embargo, hay varias posibles explicaciones. Primero, nuestra<br />

generación tiende a percibir que los políticos no la escuchan.<br />

En una encuesta del Foro Económico Mundial, por ejemplo,<br />

el 62% de los millennials europeos consultados se expresaron<br />

en desacuerdo con la afirmación de que las opiniones de los<br />

jóvenes sean tenidas en cuenta en la toma de decisiones. Lo<br />

mismo parece suceder en América Latina. Según el investigador<br />

de la Universidad Autónoma de México Rodrigo<br />

Sandoval Almazán, por ejemplo, el principal motivo detrás del<br />

alejamiento de la política de los jóvenes latinoamericanos es el<br />

carácter añejo de los partidos y candidatos. Relacionado con<br />

esto, en un reciente artículo sobre jóvenes militantes colombianos<br />

publicado por El Heraldo, Melissa Roca Moreno, parte<br />

de las juventudes del Partido Conservador resalta que nuestra<br />

generación se informa y vota a conciencia a aquellos candidatos<br />

que reflejen “nuestro sentir y pensar”, si es que existen.<br />

Fenómeno que puede también estar detrás de la elección de<br />

políticos cada vez más jóvenes en muchos países europeos.<br />

Otra posible explicación para la aparente paradoja tiene que<br />

ver con la transparencia. Según un estudio de la Universidad<br />

de Harvard, los millennials tenemos expectativas más<br />

altas de transparencia y accountability que las generaciones<br />

mayores. Por ejemplo, tendemos a chequear las afirmaciones<br />

de los políticos en mucha mayor medida y exigimos mayor<br />

acceso a la información relacionada con la gestión pública.<br />

Sin embargo, no es algo que muchos políticos estén dispuestos<br />

a proporcionar. Eso explica, también, el éxito de algunos<br />

políticos que adaptaron sus estrategias políticas a nuestra<br />

generación y que, en muchos casos, también forman parte de<br />

ella. Por ejemplo, Svante Myrick, 31 años e intendente de<br />

Ithaca, hizo de la transparencia y comunicación sus prioridades.<br />

Consultado por The Atlantic, señaló que mucha gente no<br />

está acostumbrada a la posibilidad de tener acceso irrestricto<br />

a los políticos pero que es justamente ese tipo de acceso lo<br />

que nuestra generación demanda.<br />

Los políticos, entonces, cambian para captar a los votantes<br />

millennials haciendo uso de las redes sociales y estableciente<br />

una comunicación más fluida. Pero también los millennials<br />

estamos cambiando el modo de hacer política. Mediante el<br />

uso de redes sociales muchos impulsan sus propios candidatos,<br />

fenómeno que se está tornando particularmente relevante en<br />

Brasil como una de las reacciones al proceso conocido como<br />

Lava Jato (Operación Autolavado). Ahí también organizaciones<br />

no gubernamentales como las nucleadas en Nossas Cidades,<br />

creadas e impulsadas por millennials, buscan acercar la política<br />

a la población y aumentar la transparencia de las decisiones<br />

políticas. Especialmente en Estados Unidos, según estudios<br />

del centro de investigación CIRCLE y Harvard, los millennials<br />

también estamos detrás del importante aumento observado en<br />

la participación en asociaciones voluntarias.<br />

Por último, somos una generación con presencia en la calle.<br />

En Estados Unidos el contraste con las generaciones anteriores<br />

es particularmente notorio, y los millennials impulsaron<br />

protestas masivas como Occupy Wall Street. Aunque el contraste<br />

sea menor cerca de casa, no se puede negar la influencia<br />

de movimientos como la Revolución Pingüina en Chile<br />

o la recientemente denominada “revolución de las hijas”<br />

en Argentina. En todo el globo, igualmente, parece que la<br />

Generación Z está tomando la posta y la relevancia política y<br />

presencia de jóvenes de menos de 22 años, también que esta<br />

situación va en aumento, desde las estudiantes de secundario<br />

en los debates por el aborto en Argentina, hasta los sobrevivientes<br />

de Parkland en Estados Unidos.<br />

En contra de lo que nuestros críticos repiten, entonces, en<br />

política, la cuestión con los millennials no parecería ser que<br />

no nos importe o no sepamos qué queremos, sino que sabemos<br />

lo que no queremos, y eso no lo podemos evitar<br />

*Magister en Ciencia Política (UBA-UTDT), PhD Student (MIT).<br />

Entrevista<br />

cinco<br />

Andrés Oppenheimer<br />

La era de las<br />

máquinas<br />

El periodista argentino radicado en Estados Unidos, estrella de la CNN, presenta su último<br />

libro: ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización (Debate).<br />

Lejos de exponer una mirada apocalíptica sobre el avance tecnológico, desarrolla años de<br />

investigación para prever los cambios socioeconómicos que se avecinan<br />

POR Juan Maisonnave<br />

40


Esta entrevista fue filmada.<br />

Pueden verse algunos<br />

fragmentos destacados<br />

en nuestras redes<br />

yenny.elateneo<br />

yenny_elateneo<br />

En un geriátrico de Tokio, una anciana octogenaria acaricia a<br />

su mascota robot. En un laboratorio de Tel Aviv, los científicos<br />

trabajan sin descanso en un minirrobot, del tamaño de un<br />

grano de arroz, que recorrerá el cuerpo humano limpiando<br />

las arterias. Una mujer en Arizona muere arrollada por un<br />

auto sin conductor. No son escenas sacadas de la serie Black<br />

Mirror. Son experiencias actuales contadas con lujo de detalle<br />

en ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la<br />

automatización, último libro del periodista argentino Andrés<br />

Oppenheimer (Buenos Aires, 1951). Ganador del Pulitzer y<br />

conductor desde hace años de un programa de televisión de<br />

la CNN, viajó a distintas partes del mundo para preguntarles<br />

a futurólogos y gurúes tecnológicos por el porvenir de los empleos<br />

humanos con el avance de la robotización.<br />

–¿Cómo surgió este libro? Empecé a investigar acerca de<br />

este tema en el 2013. Ese año salió el estudio de dos investigadores<br />

de Oxford, Carl Frey y Michael Osborne, cuya<br />

conclusión era que el 47% de los empleos corren el riesgo de<br />

desaparecer en los próximos quince años. En ese entonces,<br />

miré a mi alrededor y me dije: Esto ya está ocurriendo. Yo<br />

grababa mi programa de televisión con cinco cámaras, es<br />

decir, cinco camarógrafos. En poco tiempo desaparecieron,<br />

porque se empezó a filmar con cámaras robóticas. También<br />

lo vi en otros aspectos de mi vida, como el reemplazo de<br />

quienes hacían transcripciones o traducciones de mis notas<br />

gráficas. De modo que fui a Oxford a entrevistar a los dos<br />

expertos y así comenzó a gestarse el libro.<br />

–Una entrevista muy interesante es la de Moses Shoham,<br />

quien actualmente trabaja en el minirrobot para<br />

limpiar arterias. Y ya existe Watson, el motor inteligente<br />

de IBM, que diagnostica pacientes. ¿Cuánto vamos a<br />

poder confiar en los médicos robots? Yo confiaría mucho<br />

más en un médico robot que en un humano. Por más bueno<br />

que sea un médico, diagnostica en base a su experiencia. Supongamos<br />

que es un médico de 50 o 60 años. Y supongamos<br />

también que, en su carrera, atendió a 5000 o 6000 pacientes,<br />

a quienes recomendó un medicamento determinado. Entonces,<br />

usará su intuición para los próximos casos y recomendará<br />

el mismo medicamento para similares patologías. Pero el<br />

robot no tiene una experiencia limitada a 5000 o 6000 personas,<br />

sino a 200 millones. Todos los datos de esa cantidad de<br />

gente están en la nube. Con el acceso a esta información, la<br />

supercomputadora puede calcular, en milésimas de segundo,<br />

a cuántos de esos 200 millones, que tienen las exactas características<br />

del paciente, les hizo bien determinado medicamento.<br />

Inmediatamente puede diagnosticar qué remedio es<br />

el más adecuado de acuerdo a tu sangre, a tu ritmo cardíaco,<br />

etc. No se van a acabar los médicos, pero el rol del médico va<br />

a cambiar radicalmente.<br />

–¿Su profesión está amenazada por el Heliograf, el<br />

robot que escribe artículos para el Washington Post de<br />

Jeff Bezos? Por supuesto. Es una de las más amenazadas.<br />

–Pero los lectores de analistas políticos, de columnas<br />

de opinión, ¿no buscan una firma confiable? Claro.<br />

Pero, ¿cuántos periodistas de un diario escriben opinión?<br />

Muy pocos. La mayoría escribe artículos que nos enseñaron<br />

en la escuela de periodismo. El famoso Qué, Quién, Dónde,<br />

Cómo, Cuándo. Todo eso lo puede escribir un algoritmo. En<br />

Estados Unidos, las contiendas electorales para diputados y<br />

senadores van a ser escritas por un algoritmo. Todo lo que<br />

sean noticias basadas en datos, sin subjetividad ni opinión o<br />

análisis, van a estar redactadas por una computadora.<br />

–¿Cómo ve a los millennials en este proceso de automatización<br />

de los empleos? Todas las nuevas profesiones<br />

que están naciendo, y que yo describo en el libro, son grandes<br />

oportunidades para los youtubers o los millennials. Desde<br />

conducir tu programa periodístico en YouTube a ser escritor<br />

o diseñador de contenidos para un restaurante o una peluquería.<br />

Hacia estas profesiones irá el comercio y la industria.<br />

En ellas podrán reinventarse los millennials, mientras que los<br />

empleos más tradicionales serán reemplazados.<br />

–¿Qué va a pasar con los docentes? La educación del<br />

futuro va a dejar de ser informativa. No tiene sentido que un<br />

profesor enseñe a los chicos quién descubrió América o quién<br />

inventó la imprenta. Porque el chico se siente mucho más<br />

cómodo, y aprende más, buscándolo en Google, que sentado<br />

en su banco escuchándolo en boca de su profesor o profesora.<br />

El rol de profesor como impartidor de conocimientos va<br />

a desaparecer. Su función será totalmente diferente. Estará<br />

orientada a incentivar la curiosidad de los chicos, ayudarles a<br />

encontrar su pasión, enseñarles valores éticos e inculcarles un<br />

sentido de propósito en la vida. Todo esto no tiene nada que<br />

ver con lo que los maestros hacen hoy en día.<br />

–En Arizona, una mujer murió atropellada por el Tesla,<br />

el auto inteligente desarrollado por Elon Musk. Había<br />

cruzado la calle fuera de la senda peatonal y la máquina<br />

no pudo con la imprevisibilidad humana… Sí. Pero ese<br />

accidente no va a cambiar nada. Es como en el comienzo de la<br />

aviación. Hubo aviones que se estrellaron, vidas que se perdieron,<br />

pero eso no detuvo el avance de la aviación comercial. Al<br />

contrario. Y los autos autónomos se reprodujeron muchísimo<br />

antes de lo esperado. Van a estar en la calle en dos años.<br />

–En Tokio, usted fue a un geriátrico en el que había<br />

mascotas robots de compañía para ancianos, y en un<br />

hotel fue recibido por un conserje robótico con forma<br />

de dinosaurio. ¿Qué puede contarme de estas experiencias?<br />

Bueno, Japón es uno de los países más robotizados,<br />

porque falta una clase trabajadora y hay cada vez menos<br />

gente joven. Las fábricas se están robotizando a un ritmo<br />

acelerado. El hotel que referís está ubicado en las afueras de<br />

Tokio, cerca de Disney World, por eso el dinosaurio. En otros<br />

hoteles ya hay conserjes robots con forma humana.<br />

–Peter Diamandis es uno de los tecno-optimistas más<br />

citados en su trabajo. Como un personaje de ficción,<br />

atraviesa en estas páginas un arco dramático completo:<br />

al comienzo del libro dice que la tecnología va a facilitarnos<br />

la vida y, sobre el final, se lo nota un poco aterrado<br />

por las consecuencias en el corto plazo del avance de<br />

la automatización. Cuando empecé la investigación, en 2013,<br />

el consenso entre los futurólogos era que la tecnología siempre<br />

ha creado más trabajos de los que ha eliminado. Esto es así<br />

desde la Revolución Industrial. Cuando aparecieron los telares<br />

mecánicos, los trabajadores textiles de las máquinas manuales<br />

empezaron a quemar los nuevos telares por miedo a quedarse<br />

sin trabajo. ¿Y qué pasó? Pasó lo contrario. La ropa fue mucho<br />

más barata y el abaratamiento de la ropa le permitió a la gente<br />

tener más dinero para comida y esparcimiento. La industria<br />

textil creció de manera exponencial, generando más puestos de<br />

trabajo. Cuando se inventaron los primeros autos, los conductores<br />

de las carretas empezaron a quemar autos por temor a<br />

perder sus trabajos. Ocurrió exactamente lo contrario. La industria<br />

automotriz creció tanto que fue necesario personal para<br />

los talleres mecánicos, para las fábricas y para construir rutas y<br />

puentes. Conclusión: gracias a esto hubo más puestos de trabajo<br />

que en la época de las carretas. Sin embargo, es cierto lo que<br />

señalás. Los futurólogos que entrevisté al principio del libro,<br />

con el correr del tiempo cambiaron de opinión. Cuando los entrevisté<br />

años después, me dijeron: “Sabés qué, ya no estoy tan<br />

seguro”. Porque los tiempos se están acelerando. Y no vamos<br />

a alcanzar a generar puestos para todos los empleos que están<br />

amenazados. Pero el libro no es un tratado apocalíptico contra<br />

la automatización. Por el contrario, la segunda parte mira hacia<br />

adelante. Allí propongo que todos debemos reinventarnos y<br />

hablo de cuáles van a ser las profesiones del futuro. Es una<br />

cuestión de prepararse, a nivel individual y a nivel nacional.<br />

–Estoy de acuerdo con que el libro no tiene una mirada<br />

apocalíptica. Apuesta a que, con la automatización,<br />

la economía va a crecer y gracias a este crecimiento los<br />

países podrán pensar en destinar un ingreso universal<br />

a aquellos que estén fuera del sistema. ¿Lo ve así? Hay<br />

dos maneras de lidiar con el desempleo tecnológico que se<br />

viene. Una es poner un impuesto a los robots, como propone<br />

Bill Gates. La otra, crear un ingreso básico universal.<br />

Yo estoy por una intermedia. Disponer un ingreso universal<br />

condicionado al trabajo social. Por ejemplo, la persona que<br />

reciba el ingreso deberá ayudar a cuidar un anciano. Porque<br />

en el futuro, así como ahora tenemos paseadores de perros,<br />

habrá paseadores de ancianos. Por qué no. ¿Dónde está<br />

escrito que en un asilo tenga que haber una persona cada<br />

veinte ancianos? ¿Por qué no puede haber una persona para<br />

cada anciano? ¿Y dónde está escrito que una escuela deba<br />

tener un maestro cada cuarenta alumnos? ¿No sería mejor un<br />

maestro por alumno? La sociedad va a cambiar mucho en los<br />

próximos años. Estas son solo algunas de las cosas que vamos<br />

a ver muy pronto<br />

42<br />

43


Tema de tapa<br />

cuatro<br />

El feminismo está presente en las letras y en las calles desde<br />

hace tiempo, aunque en los últimos años algo único y radical<br />

viene sucediendo. Las voces de las mujeres, que hasta ahora<br />

habían llegado por olas (la primera a principios del siglo XIX,<br />

la segunda en los 60 y la tercera a partir de 1990), de repente<br />

se aunaron hasta convertirse en corriente y marea, especialmente<br />

de color verde en el ámbito nacional. De seguro, no<br />

son todas las que se sienten convocadas. Tampoco son todas<br />

las que creen o piensan lo mismo, pero en sus feminismos<br />

HIJAS EN<br />

REBELIÓN<br />

El feminismo no es una nueva moda millennial.<br />

Existe hace décadas (por no decir siglos) y fue<br />

mutando de acuerdo a los contextos: de luchas<br />

individuales a colectivas, involucrando<br />

a todas las generaciones. Hoy, a la luz del<br />

movimiento Ni Una Menos y del debate<br />

para la legalización del aborto, el mercado<br />

editorial local se hace eco de un<br />

interés generalizado y no solo lanza<br />

un sinfín de libros ensayísticos sobre<br />

la materia sino también reedita<br />

los clásicos. Desde Simone de<br />

Beauvoir y Judith Butler a Virginie<br />

Despentes y Chimamanda<br />

Ngozi Adichie… Todo lo que<br />

hay leer para entender el<br />

tema del momento<br />

POR Lucila Carzoglio<br />

algo las hermana: saber que el patriarcado siempre las prefiere<br />

solas, bonitas y enfrentadas. Tal vez, por eso, en las mesas<br />

de las librerías siempre aparezcan una al lado de la otra y en<br />

colores estridentes como un modo de resistencia.<br />

Mujeres grandes, jóvenes o incluso niñas empezaron a<br />

escucharse y a leerse, al punto que la ruptura de los géneros<br />

no fue necesariamente un quiebre generacional. La brecha<br />

de edad, que implica como mínimo un salto, se transformó<br />

también en puente. No se trata de igualarse en una masa<br />

homogénea, pero sí de establecer lazos y uniones entre las<br />

tantas diferencias. De las millennials mucho se ha dicho, que<br />

son narcisistas o consentidas, exigentes o críticas, lo cierto es<br />

que esta generación del yo-yo-yo, como la definió la revista<br />

Time por el 2014, en cuestiones de género pisa con fuerza,<br />

en comunidad y movida por el deseo.<br />

Lejos del capricho, hoy mismo ya se habla de “la revolución<br />

de las hijas”. Ellas son las que llevan los pañuelos en las aulas,<br />

las casas o las veredas, las que levantan sus puños, las que<br />

inundan de glitter las manifestaciones y transforman el dolor<br />

en lucha y fiesta; pero también son las que leen, escuchan<br />

y transforman el porvenir. ¿El futuro es feminista? (Capital<br />

Intelectual, 2017) se preguntan Florencia Angilletta,<br />

Mercedes D’alessandro y Marina Mariasch e intentan<br />

esbozar algunas respuestas, no sin incomodidad. A partir<br />

de los tres ensayos que componen el libro, se mapean las<br />

distintas tendencias del feminismo y los puntos candentes<br />

de la discusión que hoy inunda el espacio público, al mismo<br />

tiempo que las autoras complejizan un terreno que a veces<br />

aparece restringido o edulcorado.<br />

“Corremos el riesgo de quedar circunscriptas al tema posible<br />

sobre el que nos es dado hablar: el género. Por eso, no<br />

alcanza con denunciar los mecanismos de opresión (…), se<br />

trata de ejercer una práctica transversal y ocupar los espacios<br />

masculinizados por excelencia: la política, la tecnología, la<br />

economía, la filosofía y el pensamiento, la ciencia, los medios<br />

de comunicación, los sindicatos, las organizaciones”, plantea<br />

Mariasch, quien insta a alejarse de los temas solo pensados<br />

por y para las mujeres.<br />

En esta generación, la escritura prolifera cada vez más. Y no<br />

solo a través de los posteos en las redes sociales, los carteles<br />

y grafitis que exigen ni una menos, la libertad de caminar sin<br />

acosos y la posibilidad de hablar sin miedos o de realizarse un<br />

aborto legal, seguro y gratuito; los libros forman parte de esta<br />

marea que arrasa y moviliza.<br />

Querida Ijeawele: cómo educar en el feminismo (Penguin Random<br />

House, 2017) nada en esas aguas. Chimamanda Ngozi<br />

Adichie, autora también de Todos deberíamos ser feministas<br />

(Penguin Random House), plantea en tono didáctico una serie<br />

de argumentos sobre cómo combatir los estereotipos de género<br />

desde la niñez. Las sugerencias incluyen distintos aspectos,<br />

desde la maternidad hasta la menstruación, en un estilo coloquial<br />

que no le quita profundidad a las conclusiones. “De una<br />

mujer poderosa nos preguntamos: ¿Es humilde? ¿Sonríe? ¿Es<br />

lo bastante agradecida? ¿Tiene también su lado doméstico?<br />

Preguntas que no nos planteamos de los hombres poderosos,<br />

lo cual prueba que no nos incomoda el poder en sí, sino las<br />

mujeres”, afirma en su manual la escritora nigeriana.<br />

Mary Beard, por su parte, en Mujeres y poder. Un manifiesto<br />

(Crítica, 2018) viaja a los orígenes de la cultura clásica y occidental<br />

para analizar cómo la sociedad ha desacreditado a las<br />

mujeres en la política arrojándolas al silencio. “Si no percibimos<br />

que las mujeres están totalmente dentro de las estructuras<br />

de poder, entonces lo que tenemos que redefinir es el poder,<br />

no a las mujeres”, analiza la investigadora. Su libro revisa<br />

figuras públicas como Hillary Clinton y Theresa May,<br />

aunque su búsqueda llega hasta Penélope. En el poema clásico<br />

de Homero, su propio hijo Telémaco le exige a su madre que<br />

se calle y se meta en la casa.<br />

La publicación de decenas de libros de temática feminista<br />

podría verse como una faceta más del consumismo millennial,<br />

pero también traduce inquietudes y compromisos de<br />

la juventud. De distintas trayectorias, historias, enfoques o<br />

espesores, las novedades literarias hablan de intereses, búsquedas<br />

y actualizaciones. Libros clásicos, pero casi inconseguibles<br />

hace unos años, hoy aparecen entre los más vendidos.<br />

Cuestiones de mercado, dirán algunos. Sin embargo, las jóvenes<br />

de hoy saben, casi como lema, que nada se alcanza sola y<br />

en esta búsqueda de hermandad también se mira al pasado.<br />

No es casual que El segundo sexo de Simone de Beauvoir, un<br />

libro publicado en 1949, esté en las mesadas de las librerías<br />

junto a los lanzamientos. Pionera del feminismo, la autora<br />

francesa en este texto estableció: “No se nace mujer, se llega<br />

a serlo”; y esa frase bastó para que se abra un nuevo horizonte<br />

de construcciones y deconstrucciones.<br />

La ruptura de la asociación obligatoria mujer-sexo femenino,<br />

44 45


propuesta por Beauvoir, fue uno de los conceptos medulares<br />

retomados por la teórica Judith Butler. Ella, además, considera<br />

que los cuerpos tampoco son hechos naturales, sino<br />

categorías políticas. Su libro El género en disputa (Paidós,<br />

2018), publicado por primera vez en los 90, es piedra basal<br />

de la teoría queer y bandera de los estudios de género.<br />

Reeditado recientemente, abandonó los estantes de nichos<br />

académicos para visibilizarse en vidrieras y listados.<br />

Algo similar ocurre con la nueva publicación de Teoría King<br />

Kong (Penguin Random House, 2018) de Virginie Despentes,<br />

una obra central para el activismo, que apareció en<br />

el 2006 y circulaba en ediciones piratas hasta ahora. Escrito<br />

desde la disidencia punk, “para las feas, las viejas, las camioneras,<br />

las frígidas, las histéricas, las taradas, todas las excluidas<br />

del gran mercado de la buena chica”, como plantea la<br />

autora, el ensayo en primera persona habla de su violación y<br />

busca salir del lugar de víctima como una forma de desobedecer<br />

el mensaje disciplinador de la violencia machista.<br />

Con un tono provocador, incita a abandonar el silencio y la<br />

culpa en que la sociedad sumerge a las mujeres abusadas. Si<br />

bien la crítica sobre la revictimización es acertada, Despentes<br />

parece fruto de otra época. Su conducta emancipadora (ser valiente,<br />

no esconderse, rebelarse) hoy, en tiempos de estrategias<br />

colectivas, organizaciones y manifestaciones, suena a respuesta<br />

individual de clase media. Su intención de “dinamitarlo todo”<br />

se mantiene en el grito de rabia,<br />

sin pasar a la acción social.<br />

Que lo personal es político es<br />

un aprendizaje que se hace<br />

carne. Bandera del feminismo<br />

de los 60, hoy las chicas<br />

tienen claro que los “conflictos”<br />

del ámbito privado<br />

o familiar traducen problemáticas<br />

del orden público,<br />

al punto que la corporalidad<br />

ocupa un lugar fundante en<br />

las discusiones actuales.<br />

El libro de Andrea Giunta, Feminismo y arte latinoamericano<br />

(Siglo XXI, 2018), en este sentido, recorre las historias<br />

de artistas que emanciparon el cuerpo femenino. “El mundo<br />

del arte funciona como pantalla en la que las violencias se replican<br />

bajo el formato de la exclusión, la desclasificación, los<br />

mecanismos de desautorización y de invisibilización”, plantea<br />

la investigadora. Bajo esta premisa, rescata experiencias de<br />

artistas que buscaron mostrar el cuerpo como un espacio de<br />

expresión de una subjetividad por fuera de las representaciones<br />

normalizadoras.<br />

Clemencia Lucena, Narcisa Hirsch o Nelbia Romero,<br />

entre otras, son algunas de las artistas estudiadas por<br />

Giunta que construyeron imágenes distintas a las del mandato<br />

social. Sin embargo, ellas no son las únicas. Desde una<br />

perspectiva millennial, pero no por ello menos comprometida,<br />

Lux Moreno publica Gorda vanidosa. Sobre la gordura<br />

en la era del espectáculo (Ariel, 2018) y le quita el corset a<br />

estas corporalidades.<br />

Inscripta en el activismo gordo (un movimiento emparentado<br />

con el feminismo), la autora narra su experiencia<br />

para desenmascarar una cuestión que escapa a lo meramente<br />

biográfico.<br />

A partir de la discriminación en su vida cotidiana, estudia<br />

las formas en las que los gordos son puestos bajo escrutinio<br />

(del discurso social, médico, publicitario y hasta moral),<br />

al mismo tiempo que se los esconde, al no permitirles ser<br />

sujetos de reconocimiento o deseo.<br />

A pesar de que esta cuestión supera géneros y edades, los<br />

cuerpos de las mujeres son puestos bajo la lupa con una<br />

intensidad que acalambra cualquier pluma. Putita golosa. Por<br />

un feminismo del goce (Galerna, 2018), de Luciana Peker,<br />

aparece como una llamada al deseo de comer, probar,<br />

saborear, pero también de bailar y salir a pasear. Con una<br />

escritura que da cuenta de la urgencia del contexto actual, a<br />

mitad de camino entre la nota periodística y el diario personal,<br />

el libro recorre desde los contextos más violentos hasta el<br />

presente liberador para poner en escena que el placer debe<br />

ser ley para todas las generaciones<br />

Historia<br />

& política<br />

Sobre elites<br />

dominantes y<br />

el posfascismo<br />

POR Felipe Pigna<br />

Noam Chomsky, ¿Quién domina el<br />

mundo?, Ediciones B<br />

El notable profesor emérito del Departamento<br />

de Lingüística y Filosofía del MIT<br />

cuestiona en este trabajo las políticas<br />

económicas y militares de los Estados<br />

Unidos y su objetivo declarado de mantener<br />

a sangre y fuego un Imperio en decadencia<br />

frente al ascenso imparable de<br />

China. Pero es evidente que impone los<br />

términos del discurso global en torno a<br />

temas sensibles y claves como Israel-Palestina,<br />

Irak y, obviamente, América<br />

Latina. Chomsky plantea que en este<br />

declive, el poder de la Casa Blanca debe<br />

ser compartido dentro de “un gobierno<br />

mundial de facto de los amos del Universo”<br />

para decirlo en el lenguaje mediático<br />

imperante. El autor cree necesario<br />

recalcar que estos “amos”, aun en los países<br />

formalmente más democráticos, no<br />

representan en absoluto en las poblaciones<br />

siquiera de las potencias dominantes.<br />

Es en este dramático contexto en el que<br />

las elites dominantes se habilitan para<br />

ejercer un poder que prescinde de los<br />

derechos y necesidades de las mayorías<br />

que se hallan de hecho excluidas del sistema<br />

político y sus opiniones no son tenidas<br />

en cuenta en lo más mínimo. Esto<br />

conduce fácilmente a la buscada apatía,<br />

a la sensación de que no tiene sentido<br />

votar. Pero en Europa, señala Chomsky,<br />

el declive democrático no es menos grave<br />

y las grandes decisiones no la toman<br />

ya los parlamentos nacionales sino la<br />

burocracia de los llamados “organismos<br />

internacionales” con sede en Bruselas.<br />

Un ejemplo dramático es Grecia, país<br />

sometido a políticas de ajuste brutales<br />

con el evidente objetivo de rescatar, no al<br />

país sino a bancos franceses y alemanes.<br />

El autor dice que es llamativo que el padre<br />

del capitalismo moderno, el escocés<br />

Adam Smith, advirtiera en 1776 sobre<br />

estas características del sistema cuando<br />

condenaba a los “amos de la humanidad,<br />

los comerciantes y productores” que<br />

eran los arquitectos de la política y se<br />

aseguraban de que “sus intereses fueran<br />

particularmente atendidos” por más dolorosos<br />

que resultasen para las mayorías,<br />

víctimas de una “injusticia salvaje” en<br />

las colonias pero menos tremenda en la<br />

propia Inglaterra de la incipiente Revolución<br />

Industrial. Chomsky concluye que la<br />

actual etapa neoliberal ha añadido a esta<br />

tradición la monopolización de la economía,<br />

instituciones financieras depredadoras<br />

e infinitamente superiores en poder e<br />

influencia a los Estados.<br />

Enzo Traverso, Las nuevas caras de<br />

la derecha, Siglo XXI<br />

Enzo Traverso es uno de los más<br />

notables historiadores italianos de la<br />

Historia de las Ideas. Se especializó<br />

durante mucho tiempo en la génesis y<br />

evolución del nazismo y en la violencia<br />

totalitaria en general. Uno de sus<br />

trabajos más célebres fue La historia<br />

desgarrada (Herder, 2016), un ensayo<br />

sobre Auschwitz y los intelectuales.<br />

En este notable libro, Traverso sostiene<br />

que las derechas extremas se han emancipado<br />

de los fascismos del siglo XX. Es<br />

decir no se presentan como subversivos<br />

sino por el contrario, se ofrecen como<br />

la mejor garantía de continuidad de<br />

un sistema que denuncian amenazado.<br />

Pero es innegable que tienen una matriz<br />

ideológicamente fascista. Este posfascismo<br />

encuentra un marco propicio<br />

de acción en el marco del ultraliberalismo<br />

imperante y en la crisis de los<br />

partidos tradicionales que abandonan<br />

sus postulados demasiado atentos a las<br />

nuevas formas de comunicación. Estos<br />

posfascismos surgieron en un contexto<br />

global de pérdidas de expectativas para<br />

las mayorías y pérdida de credibilidad<br />

de las opciones progresistas. Hay un vínculo<br />

directo entre estos movimientos y<br />

la ideología de marcado, instalada como<br />

la única real y posible. Recurren al uso<br />

del término “populismo” para descalificar<br />

genéricamente a sus adversarios que<br />

revela, dice el autor, el desprecio por el<br />

pueblo que sienten quienes lo utilizan,<br />

porque cuando el orden neoliberal, con<br />

sus políticas de ajuste y sus desigualdades<br />

sociales, se ve triunfante y enarbolado<br />

como norma, automáticamente<br />

todas las oposiciones resultan populistas,<br />

una categoría útil para que las elites se<br />

inmunicen en su alejamiento sideral de<br />

las mayorías. Traverso señala la comunión<br />

de ideas de la llamada “gran prensa<br />

europea” desde El País a la Repubblica,<br />

pasando por The Guardian, donde el<br />

término populismo designa a un confuso<br />

conjunto de políticas sociales, el cuestionamiento<br />

de las políticas de mercado,<br />

los aumentos salariales y los derechos<br />

sociales. El autor define a Trump como<br />

un fascista inconsciente porque sin duda<br />

nunca leyó un libro de Mussolini pero<br />

defiende mucho de los “valores” de esa<br />

ideología, como la supremacía racial y la<br />

xenofobia<br />

46<br />

47


Entrevista<br />

seis<br />

Ida Vitale<br />

Cerca de cien<br />

POR Nicole Brezin<br />

A sus 94 años, la poeta uruguaya Ida Vitale pasó por Buenos Aires como invitada de<br />

honor del XIII Festival Internacional de Poesía, que se realizó primero en la Feria del<br />

Libro y luego en el CCK. Fue galardonada con numerosos premios, entre ellos, el Premio<br />

Reina Sofía y el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Dentro de sus<br />

últimos libros podemos encontrar Reducción del infinito (Tusquets, 2002), Cerca de cien<br />

(Visor, 2015) y su reciente Poesía reunida 1949-2015 (Tusquets, 2017)<br />

Es una tarde de lluvia torrencial. En el café donde acordamos<br />

la entrevista, su única exigencia es una mesa frente a la ventana.<br />

Dice no recordar lo que llevaba en la valija cuando debió exiliarse<br />

a México, en 1974, huyendo, como tantos otros, de la<br />

dictadura militar. Pero en cambio recuerda muy bien el único<br />

objeto con el cual su abuelo había llegado desde Italia: La<br />

Ilíada, en griego y en latín. Ida Vitale volvió a su país natal<br />

en 1984, para cinco años más tarde partir hacia Austin, Texas,<br />

donde vivió durante casi tres décadas. Hoy, a sus 94 años, ha<br />

vuelto para quedarse, ya definitivamente, en Montevideo.<br />

–¿Cómo sintió el paso del tiempo al regresar a la capital<br />

uruguaya? El paso del tiempo se siente aunque uno no<br />

vuelva o vaya a ningún lado. Cuando, después de diez años en<br />

México, volvimos por primera vez a Montevideo, nos dimos<br />

cuenta de que por donde han pasado militares la vida no<br />

vuelve a ser la misma. Quedó descalabrado el país. Estuvimos<br />

algunos años ahí y volvimos a notar una cierta incomodidad, y<br />

por eso nos fuimos otra vez.<br />

–¿Y ahora, tantos años después? Al volver, he estado<br />

prácticamente adentro de mi departamento, arreglando la<br />

biblioteca, he tenido muy poco contacto con Montevideo,<br />

pero me parece que está mucho mejor que cuando me fui, la<br />

gente está más distendida y feliz, y eso se nota.<br />

–¿Su biblioteca ha sufrido muchas pérdidas, primero<br />

por el exilio y luego durante las mudanzas? Bueno, sí.<br />

Ya mi primera biblioteca sufrió con un divorcio inicial. La<br />

segunda, quedó en parte en México. Ahora, voluntariamente<br />

dejé una parte en Nuevo Laredo, que es una ciudad pequeña<br />

a la que nos habían invitado con mi esposo, Enrique, para la<br />

inauguración de un instituto, y como pensé que un instituto<br />

nuevo no debía tener una muy buena biblioteca, les dejé parte<br />

de la mía, así queda, de alguna manera, algo. El problema con<br />

los libros es que uno no querría nunca desprenderse de ellos,<br />

pero pesan cada vez más, en la misma medida en que todo<br />

el mundo piensa que el libro es cada vez menos necesario.<br />

–¿Y qué opinión tiene usted sobre eso? Para mí siguen<br />

siendo muy necesarios. Nunca leo un texto en la computadora.<br />

–¿Qué está leyendo ahora? Estoy leyendo poco porque<br />

estoy ordenando la biblioteca. Aunque, en realidad… quizá<br />

todo lo contrario, estoy leyendo mucho: cada vez que muevo<br />

algo o trato de ver si me quedo o no con un libro, bueno,<br />

termino leyéndolo.<br />

–¿Qué autor le parece imprescindible? Giorgio<br />

Manganelli, es una maravilla.<br />

–Contó alguna vez que su interés por la poesía se originó<br />

en la curiosidad que sintió cuando una profesora<br />

le leyó un poema de Gabriela Mistral que no entendió.<br />

¿Qué pensaría si hoy alguien le contara que descubrió<br />

la poesía porque no entendió un poema suyo? Pienso<br />

que a menos que tenga razón y que sea ininteligible, lo va<br />

a entender algún día, siempre y cuando haga lo mismo que<br />

hice yo: obsesionarme con el poema de Gabriela Mistral<br />

y volver a él. Creo que más que al poeta, es un elogio<br />

al lector, que si no entiende es capaz de pensar que puede<br />

entenderlo y seguir intentándolo.<br />

–¿Qué espera hoy de un poema? Que esté bien de acuerdo<br />

a sus propias leyes.<br />

–¿Alguna vez se decepcionó cuando, después de mucho<br />

tiempo, releyó un poema que le había gustado mucho?<br />

Aclaro que yo leo más prosa que poesía. Y cuando releo a<br />

mis favoritos en general sigo disfrutándolos. Los leo con más<br />

exigencia, pero es que volvés porque tenés un recuerdo, o<br />

porque sentís que no estuviste a la altura del texto en ese momento,<br />

creo que todo lo que tiene calidad tiene posibilidad<br />

de muchas lecturas, existen muchas lecturas y además hay<br />

cierto tipo de libro que va hablando de manera distinta según<br />

el momento en que lo leés.<br />

48 49


–¿Qué tan relevante le parece la vida personal del<br />

poeta en la obra? Por ejemplo, si no conoce a un autor<br />

que está por leer, ¿lee su biografía antes de empezar<br />

el libro? Nunca leo a un autor por la biografía. Pienso que<br />

en Gustavo Adolfo Bécquer, por ejemplo, la biografía es<br />

importante, en otros quizás no. Otras veces, cuando en una<br />

novela hay algo que me llama la atención, me pregunto si<br />

tendrá relación con algo de la vida del autor y entonces ahí sí<br />

me fijo en su biografía.<br />

–Su poema “Abuela” (“Sé que sobre sus faldas tibias<br />

/ tibia dormía otra Verdad secreta / que acunó su<br />

quietud. / La luz bajo cortinas filé melancólico, / por<br />

años la enfrenté desde la otra mecedora / sin lograr<br />

alcanzarla”) me lleva a querer preguntarle: ¿Cómo<br />

era su abuela? ¿Logró alcanzarla alguna vez, o ahora?<br />

Mi abuela tenía un nombre raro, Calinda se llamaba. Y era<br />

muy callada, muy mayor y muy discreta. Nunca supe cómo<br />

se conoció con mi abuelo, el padre de mi padre, al que yo no<br />

conocí pero que fue un personaje muy importante para mí<br />

por lo que había dejado.<br />

–¿Qué había dejado su abuelo? En casa había una biblioteca.<br />

Él viajó en barco desde Italia con un libro, uno solo, La<br />

Ilíada, en griego y en latín. Ya viajar con La Ilíada cuando venís<br />

a América… Era abogado, muy culto, muy lector y formó<br />

a todos los hijos. Una persona deja cosas en la casa aunque no<br />

esté. Félix se llamaba mi abuelo. Y una de sus hijas, tía mía,<br />

se llamaba Ida. Mi padre y todos sus hermanos llamaron Ida<br />

a alguna de sus hijas porque murió esa hermana que tanto<br />

adoraban. Es un nombre raro, pero me gusta. En cambio,<br />

mi segundo nombre no me gusta nada: Ofelia. Será porque<br />

conocí a una Ofelia que no me gustaba.<br />

–Alguna vez dijo que la clasificación por generaciones<br />

le parecía rígida o incluso un poco arbitraria, pero ¿no<br />

le llama la atención que, más allá de los estilos, en el<br />

45 confluyera una enorme cantidad de poetas e intelectuales<br />

en Montevideo? Lo que me parece arbitrario de<br />

las clasificaciones es que piensan que toda una generación va<br />

a ser igualita. Yo creo que la cultura viene como por camadas,<br />

positivas, negativas, a veces dentro de lo negativo se tiene que<br />

buscar lo positivo o al revés. Entonces nunca la cultura es exquisita,<br />

o pareja, o defendible o indefendible por igual. En el<br />

caso del 45, pienso que eso ocurrió porque fue un período en<br />

el que la escuela había sido muy buena, la enseñanza había<br />

sido muy buena y obviamente eso influyó. Creo que después<br />

de los militares la gente se fue, la mitad de los profesores se<br />

fueron y ahí empezó otra cosa. Pero sí, había un ambiente<br />

de mucha cultura en Montevideo, en parte debido a que se<br />

enseñaban muchas lenguas. Y eso posibilitó que, durante la<br />

guerra, todas las compañías de teatro españolas, francesas e<br />

italianas que estaban escapando de la guerra y pasaban por<br />

América hacían una temporada allí. Era constante, tenías<br />

todas las compañías buenas, terminaba una y empezaba otra.<br />

Eso dio origen a que después se creara el teatro nacional.<br />

Cuando todo eso se fue y no volvió, entonces ahí el teatro<br />

nacional surgió. Pero creo que fue un movimiento con muy<br />

buena obra, daban obras de teatro, no lo que vino después,<br />

que cualquiera se siente capaz de escribir una obra de teatro.<br />

No, ahí tenías a Molière, todo lo que pasaba, lo clásico, lo<br />

moderno, ingleses, alemanes, italianos, pero eso se acabó.<br />

–Ida, ¿es cierto que adoptó una paloma y la tuvo<br />

viviendo con usted durante nueve meses? (Risas) No sé<br />

si nueve meses, eso tiene un tinte biológico. Simplemente la<br />

paloma se paró en el balcón y aceptó vivir conmigo. Era muy<br />

curioso porque había muchas palomas afuera que la llamaban<br />

y ella se quedó. Convivíamos. Se sintió integrada a la familia,<br />

eso fue curioso, además entraba a la casa, yo le enseñé a que<br />

entrara. Tenía detrás de la silla de la computadora una alfombrita<br />

para la paloma, se me paraba acá –señala el hombro– y<br />

de pronto se aburría y salía, llegaba a la cocina y volaba,<br />

esperaba a que le diera de comer. Y yo en general hacía una<br />

cosa que no le gustaba… la bañaba.<br />

–¿La bañaba? (Risas) Sí. Le daba una duchita y aun así no<br />

se iba. Nunca llegué a preguntarle qué jabón prefería. Pero<br />

ella sabía que después tenía su comida favorita. Era curioso,<br />

eso fue muy curioso, porque a veces llegaban palomas a buscarla,<br />

yo creo que era asexuada porque nunca tuvo inquietudes<br />

de buscar pareja. Pero al final murió trágicamente: voló<br />

y la pisó un auto. Seguramente tuvo la culpa una paloma de<br />

enfrente que la llamó<br />

Música<br />

alternativa<br />

Tranquility Base<br />

Hotel & Casino<br />

Un pequeño paso para el rock,<br />

un gran paso para los Arctic Monkeys<br />

POR Agustina Zabaljáuregui<br />

Alex Turner venía volcando su esquizofrenia creativa en<br />

sus dos bandas, Arctic Monkeys y The Last Shadow Puppets.<br />

Sendos proyectos fueron el Mr. Hyde y el Dr. Jekyll del<br />

oriundo de Sheffield quien tenía a los Monkeys para descargar<br />

su amor por el rock y la distorsión y a los Shadow para<br />

ponerse los pantalones de crooner popero. Sin embargo, en<br />

Tranquility Base Hotel & Casino los personajes se han invertido.<br />

Eso probablemente haya desilusionado a muchos fans,<br />

aquellos que los siguen “desde Cemento”, como se dice en<br />

la jerga rockera nacional. Aunque en este disco son pocos los<br />

rasgos que comúnmente usaríamos para describir el sonido<br />

de la banda, cada músico está presente y no han perdido su<br />

identidad ni su espíritu.<br />

Si bien venían transformándose disco a disco este es el más<br />

alejado de ese comienzo más rockero. Pero el talento no se fue<br />

a ningún lado. Eso suele pasar con los artistas, siempre están en<br />

una búsqueda. No se quedan mucho tiempo en el mismo lugar<br />

y lo que van dando en el trayecto genera polémica. El público a<br />

veces es tirano y el trabajo del artista es seguir su ruta creativa,<br />

su propio camino del héroe, mirando solo hacia adelante.<br />

Todo empezó cuando el representante de Turner le regaló<br />

un piano para su cumpleaños número treinta, dos años<br />

atrás. Por primera vez abandonó la guitarra para componer<br />

y se volcó a nuevos horizontes. Encerrado en su casa de<br />

Los Ángeles, Turner escribió todos los temas al piano y grabó<br />

allí todas las voces. Después se juntó con su banda y les<br />

mostró lo que tenía. A pesar de ser un rumbo nuevo el que<br />

iban a tomar con este disco, todos estuvieron de acuerdo<br />

con que era el correcto y se metieron en el estudio.<br />

La atmósfera de las canciones es realmente particular. Podría<br />

ser la banda sonora de la cantina de Mos Eisley, en la legendaria<br />

secuencia de Star Wars. Es un lounge pop espacial,<br />

perfecto para escuchar tomando un whisky en un bar en la<br />

luna. Esto no es casualidad, Turner se zambulló en la ciencia<br />

ficción de los 70, inspirándose en la serie alemana World on<br />

a Wire de Rainer Werner Fassbinder (y la estética previa<br />

de 2001: Odisea del espacio de Stanley Kubrick). De hecho<br />

uno de los temas se llama “Science Fiction”, y en otros, como<br />

“American Sports”, hablan sobre el espacio. Sin embargo<br />

hay otros temas donde el sonido clásico de la banda está más<br />

presente, como el caso de “She looks like fun”.<br />

Entre la nube retro futurista espacial en la que está inmerso<br />

el disco y la voz de sexy crooner que logra Turner, el espíritu<br />

de David Bowie flota de tema en tema. Pero también<br />

mucho Serge Gainsbourg (parte del disco fue grabado en<br />

París), Jarvis Cocker y, especialmente, Leonard Cohen,<br />

al que Alex reconoce como una inspiración directa a la hora<br />

de componer las canciones de este álbum. De hecho, ya con<br />

los Last Shadow Puppets había hecho un cover de la inoxidable<br />

“Is this what you wanted”, del poeta canadiense.<br />

Con una luna setentosa de musa, sonidos nuevos encontrados<br />

en el piano y en los sintetizadores, una búsqueda vocal cada<br />

día más pulida y su sonido inconfundible, siempre presente a<br />

pesar de los cambios, los Arctic Monkeys lograron una vuelta<br />

triunfal donde dejan en claro que su camino heroico tiene un<br />

millaje espacial por delante<br />

50 51


Tema de tapa<br />

cinco<br />

MILLENNIALS,<br />

testigos (partícipes) de<br />

la revolución tecno<br />

Primera generación en crecer con el mayor desarrollo tecnológico de<br />

la historia, que cambió definitivamente el modo en que se consumen<br />

los productos culturales, de entretenimiento y la comunicación<br />

POR Juan Manuel Cibeira<br />

Los millennials representan hoy la fuerza académica y laboral<br />

que coloniza el planeta. Jóvenes entre veinte y treinta y pico<br />

de años que tienen un dominio natural de la tecnología y<br />

poseen una mirada completamente sorprendente sobre el<br />

mundo y la sociedad en la que viven, diferente a todo lo que<br />

vivieron sus padres. No se dejan influir por gobiernos ni por<br />

los medios de comunicación. Estudian y son críticos de la<br />

educación, trabajan pero no son adictos al trabajo y no temen<br />

emigrar en busca de mejores perspectivas.<br />

Versátiles, buscadores constantes de nuevas tendencias,<br />

cambian de gustos al ritmo de las nuevas propuestas, tanto<br />

profesionales como de ocio. Gracias a su experiencia, por<br />

elección o por obligación, son conscientes de la incertidumbre<br />

y las contradicciones de los tiempos que corren. Esa es su<br />

única certeza: la de que nada es definitivo.<br />

Los millennials vivieron (y viven) esta arrasadora ola tecnológica<br />

que fue armando y desarmando todo lo conocido.<br />

Como nunca antes, con una velocidad vertiginosa, conocieron<br />

el boom de Internet –desde el locutorio al smartphone-, la<br />

fotografía digital, la televisión de alta definición, el disco compacto,<br />

la telefonía celular, el DVD, el MP3, Spotify, YouTube,<br />

Netflix… Una lista sorprendente e inagotable de elementos<br />

que fueron cambiando sucesivamente cada uno de los<br />

paradigmas establecidos sobre el estudio, el trabajo, el ocio y<br />

todos los aspectos de las relaciones sociales.<br />

Los miembros de esta generación dominan las nuevas tecnologías,<br />

están siempre al día, aceptan la vida virtual como una<br />

extensión de la vida real, no consumen radio y televisión en<br />

dispositivos convencionales y prefieren verlo todo en YouTube.<br />

Google es el altar de la catedral de todos los conocimientos<br />

y el streaming la nueva e irresistible religión.<br />

Están hiperconectados, aunque no siempre comunicados; las<br />

redes sociales son el espacio natural en el que desarrollan sus<br />

actividades sociales y de entretenimiento. Son reacios a los<br />

medios de comunicación, no leen diarios y si bien se informan<br />

online, suelen pasar rápidamente de tema.<br />

Nacieron con Internet y tuvieron sus primeros chats y<br />

videojuegos en locutorios de barrio, mientras en sus hogares<br />

sus padres escuchaban música en discos compactos. Crecieron<br />

acunados por la revolución pop de Soda Stereo a Duran<br />

Duran, de Charly García a Depeche Mode, de Virus a<br />

The Police. Época dorada de gran creatividad, el mundo<br />

de la música ofrecía sus mejores obras, a las que por fin se<br />

podía acceder en toda su dimensión con la aparición de MTV.<br />

¿Cuántos millennials recuerdan que en su infancia vieron en<br />

la televisión las asombrosas imágenes –para la época– de animación<br />

del video de Dire Straits “Money For Nothing”, ícono<br />

histórico del popular canal? El disco compacto y más tarde el<br />

video digital (DVD) contenían el germen de su metamorfosis.<br />

Muy pronto llegarían los innovadores dispositivos con una<br />

velocidad que dejaría atrás todo lo conocido.<br />

La avanzada digital comenzó a expandirse: lenta pero inexorablemente<br />

fue cubriendo cada espacio de la vida cotidiana.<br />

La facilidad para adquirir computadoras personales abrió la<br />

puerta al fenómeno y lo hizo global. La industria de la música<br />

entró en una crisis marcada por el agotamiento de formas y<br />

procesos que necesitaban evolucionar para sobrevivir. Y un<br />

día llegó Napster… Lanzado en 1999, este producto icónico<br />

del fin del milenio servía para la distribución de archivos musicales<br />

por Internet. Una plataforma cuya tecnología permitía<br />

a los usuarios compartir libremente MP3, lo que generó protestas<br />

y acciones por la violación de los derechos de autor. La<br />

industria musical no supo, no quiso o no pudo comprender<br />

ante lo que estaba y optó por la peor respuesta: hacerle juicio<br />

a sus fundadores.<br />

Las discográficas tuvieron su victoria pírrica. Si bien sometieron<br />

a Napster, que debió pagar millones de dólares en<br />

indemnizaciones, no lograron evitar que el comportamiento<br />

del público cambiara, ya que migró hacia otros servicios<br />

como eMule y Kazaa. Fue una enorme pérdida de tiempo y<br />

dinero en momentos en que la industria veía derrumbarse<br />

las ventas y comenzaba la decadencia de los formatos físicos.<br />

Ya nada sería igual... Napster había desatado una verdadera<br />

revolución musical.<br />

Y la respuesta no se hizo esperar; llegaría de la mano de<br />

una de las empresas más innovadoras del planeta: Apple. El<br />

gran brujo Steve Jobs se dio cuenta de que su compañía se<br />

estaba quedando afuera del cambio en el consumo y decidió<br />

lanzar un dispositivo único y original. En 2001 presentó el<br />

iPod, un reproductor portable de audio digital, que tuvo un<br />

impacto global en el mercado solo comparable al Walkman<br />

de Sony. Estos pequeños dispositivos le asestaron el golpe<br />

definitivo a la industria de la música. La única posibilidad que<br />

tenía era adaptarse o morir.<br />

Si bien los iPod fueron una revolución en sí mismos, el<br />

elemento fundamental de toda la historia fue la definitiva<br />

instalación de la música en su nueva dimensión inasible, intangible.<br />

Los nuevos reproductores permitían acumular miles<br />

de canciones en aparatos sumamente pequeños y livianos.<br />

Luego de muchos años atravesando distintos formatos físicos,<br />

la música grabada tenía una versión acorde con las necesidades<br />

tecnológicas de los millennials.<br />

El fenómeno digital, a partir de Internet, también tuvo otras<br />

vertientes. Una de ellas fue Myspace, una red social fundada<br />

por una compañía tecnológica y la estrella pop Justin<br />

Timberlake. Lanzada en 2003, en poco tiempo se convirtió<br />

en un fenómeno masivo porque era utilizada directamente por<br />

los músicos. Les permitía mostrar su perfil, incorporar videos y<br />

música y comunicar sus lanzamientos sin intermediarios.<br />

Como había ocurrido con Napster, Myspace tuvo su tiempo<br />

de gloria; luego decayó y fue reemplazado por nuevas redes<br />

sociales pero fue una de las primeras en dejar su huella en la<br />

historia. Ambas representaron el inicio de una nueva era tecnológica,<br />

una transformación evolutiva fenomenal que definió<br />

las características de toda una generación.<br />

En los primeros años del nuevo milenio, la música fue introduciendo<br />

las innovaciones que definirían nuevos paradigmas<br />

para la industria del espectáculo. Del formato físico (los CD y<br />

53


DVD) se pasaría al digital (con el iPod) y luego a YouTube, dejando<br />

las viejas maneras de consumir en proceso de extinción.<br />

De la acumulación de álbumes y videos que hacían sus padres,<br />

los millennials pasaron a descargar miles de canciones y videos<br />

en sus dispositivos, computadoras o celulares. Con las descargas<br />

de música legal pagas, la industria vio, por primera vez en<br />

muchos años, una oportunidad para recomponerse.<br />

En 2001, Apple lanzó una nueva bomba con iTunes, una tienda<br />

virtual de contenidos multimedia que permitía reproducir,<br />

organizar y sincronizar los contenidos de música y videos de<br />

teléfonos (iPhone), tabletas (iPad) y reproductores portátiles<br />

(iPod) en listas de reproducción, embrión de lo que luego<br />

serían las famosas playlists. El éxito del modelo de Apple, fue<br />

otro claro indicio de la total aceptación de los nuevos formatos<br />

digitales, y la paulatina desaparición del producto físico.<br />

Los millennials adoptan e imponen las nuevas tecnologías,<br />

montando una ola de constantes cambios que influyen en el<br />

modo de consumir productos culturales. El teléfono celular<br />

se impuso como el accesorio indispensable, que no para de<br />

evolucionar y que en su última –pero no definitiva– versión es<br />

una plataforma informática móvil. Hablamos del smartphone,<br />

el teléfono inteligente, el dispositivo que ya usa más de una<br />

generación. Con él están siempre conectados a las redes,<br />

intercambian mensajes de texto y de audio, arman sus historias<br />

en Instagram, ven videos y escuchan música. El smartphone<br />

también generó otros estilos de comunicación; por ejemplo<br />

con el uso los emojis, un lenguaje de símbolos moderno.<br />

La aparición del streaming (transmisión) de datos, música e<br />

imágenes, estableció un hito más en los avances tecnológicos.<br />

En 2008, una compañía sueca lanzó en Europa Spotify, una<br />

plataforma que ofrece contenidos musicales que pueden ser<br />

escuchados sin necesidad de descargarlos para su ejecución.<br />

En lugar de cobrar por cada canción, como ofrecía Apple,<br />

brinda acceso ilimitado a la música pagando un abono mensual.<br />

El sistema es un éxito global y ha modificado drásticamente<br />

la forma de lanzar, comercializar y escuchar música.<br />

Spotify tiene más de 140 millones de usuarios registrados,<br />

con más de 60 millones que pagan por el servicio. Otras<br />

plataformas como Soundcloud y Apple Music están tratando<br />

de no quedarse atrás.<br />

Los millennials se entregaron al streaming, arman sus propias<br />

playlists, comparten otras y viralizan las canciones que les<br />

gustan, más allá de lo que pueden descubrir en los medios<br />

convencionales como la radio y la TV. El 75% de la música<br />

que se consume en Internet se reproduce en plataformas de<br />

video, donde la líder indiscutible es YouTube. Y el 80% de los<br />

millennials eligen esa red social de videos para escuchar música.<br />

El streaming hizo posible el renacimiento de la industria<br />

musical, que además de volcarse al formato digital, volvió<br />

al antiguo sistema de lanzar canciones, singles, a través del<br />

streaming. Se generaron fenómenos de una difusión mundial<br />

impensada, como lo fue el hit “Despacito”, que superó el<br />

billón de streams.<br />

Herramientas como el Facebook Live y el streaming de espectáculos<br />

en directo abren nuevas alternativas que no dejan<br />

de expandirse día a día. Los millennials consumen mucha<br />

música en vivo, pero participan de otra manera de los shows.<br />

Suelen grabar fragmentos enteros de un concierto para<br />

subirlo a las redes minutos antes de que termine. Utilizan<br />

su celular como antes se usaban los encendedores y siempre<br />

se sacan fotos de espaldas al escenario. Para ellos no sólo se<br />

trata de estar, sino de que todos se enteren de que están…<br />

Por eso les interesa participar de los grandes eventos, como<br />

los festivales musicales. Allí van a buscar una experiencia diferente<br />

privilegiando el acontecimiento más que a determinado<br />

artista. El festival itinerante estadounidense Lollapalooza<br />

es la prueba más contundente: sus entradas se venden meses<br />

antes de anunciar siquiera el lineup.<br />

Como son uno de los grupos etarios favoritos para el consumo,<br />

y detestan las tandas comerciales, llevaron a las empresas<br />

a repensar sus estrategias publicitarias. Por ejemplo, el fabricante<br />

japonés de vehículos Honda, compañía que solía invertir<br />

muchísimo dinero en avisos de televisión, creó Honda<br />

Stage, que ofrece contenidos en diferentes formatos, desde<br />

videos a conciertos exclusivos, producto de su asociación con<br />

otras marcas como la productora musical Live Nation. Honda<br />

pretende consolidar su marca entre los millennials, que dejaron<br />

de ver televisión para consumir películas, series y música<br />

en plataformas streaming (Netflix y otras) desde sus teléfonos<br />

inteligentes<br />

55


Música<br />

clásica<br />

Daniil Trifonov,<br />

un talento ilimitado<br />

El pianista y compositor ruso, de tan solo 27 años, es el artista más solicitado del momento: las<br />

principales salas de conciertos de todo el mundo se disputan una fecha en su apretada agenda<br />

A la lista de los grandes pianistas, tales como Arthur<br />

Rubinstein, Wilhelm Kempff, Vladimir Horowitz,<br />

Sviatoslav Richter, Martha Argerich, Yevgueni<br />

Kisin, con toda la certeza se puede agregar a Daniil<br />

Trifonov. Lo llaman “la nueva alma rusa del piano”. Martha<br />

Argerich una vez señaló lo siguiente sobre él: “Lo tiene todo<br />

y más. Lo que hace con las manos es técnicamente increíble.<br />

Pero también su toque. Posee ternura y también ese elemento<br />

demoníaco. Nunca he escuchado nada semejante”. Trifonov<br />

toca el piano con todo su ser. Se retuerce sobre el teclado sin<br />

preocuparse por la estética corporal. Sumergido en la música,<br />

entra en un trance, y uno parece observar a un pianista poseído.<br />

Daniil Trifonov nació en 1991 en Nizhny Nóvgorod, Rusia.<br />

Su talento musical excepcional se reveló muy temprano. A<br />

la edad de 8 años debutó con la orquesta filarmónica de su<br />

ciudad natal. Durante la interpretación del Concierto N° 17 de<br />

Mozart, perdió un diente de leche. A pesar de que Nizhny<br />

Nóvgorod siempre ha sido un centro cultural reconocido,<br />

los padres de Daniil decidieron llevarlo a Moscú para que<br />

estudiara en la famosa Escuela de Música Gnessin. Allí se<br />

convirtió en alumno de Tatiana Zelikman. “Cuando llegué<br />

a Moscú, esperaba tener la oportunidad de tocar para Zelikman,<br />

y terminé estudiando con ella desde los 9 a los 18 años”,<br />

cuenta el pianista. Zelikman, según Trifonov, era una profesora<br />

muy exigente y muy crítica. Sin lugar a dudas, inculcaba en<br />

sus alumnos el esfuerzo continuo de progresar. Cuando Daniil<br />

POR Nadia Koval<br />

tenía 13 años, se fracturó la mano izquierda y no pudo tocar<br />

el piano durante tres semanas. “Fue una tortura absoluta para<br />

mí. ¡Estaba tan incómodo y tan estresado por no poder tocar!”.<br />

Esta mentalidad especial ha permanecido con Trifonov: no<br />

tiene vacaciones de ocio en su agenda; dedica cada segundo a<br />

practicar el instrumento o a aprender un nuevo repertorio. Su<br />

punto de vista musical se basa en la búsqueda del significado y<br />

la atmósfera emocional de cada obra.<br />

En 2009, por recomendación de Zelikman, Trifonov comenzó<br />

sus estudios con Sergei Babayan en el Instituto de Música<br />

de Cleveland, Estados Unidos. Daniil sorprendió a su nuevo<br />

maestro no solo por su talento, sino también por el hecho<br />

de que llegó a la primera clase con una camiseta y zapatillas<br />

deportivas. Sin embargo, su apariencia no frustró a Babayan:<br />

los dos enseguida encontraron un lenguaje en común. Babayan,<br />

como Zelikman, era representante de la escuela de piano<br />

rusa, cuyos fundamentos estableció Heinrich Neuhaus, un<br />

destacado pianista y pedagogo soviético. Los ídolos pianísticos<br />

de Trifonov pertenecen al pasado. Evita dar su opinión sobre<br />

los pianistas actuales y proclama a Vladimir Sofronitsky<br />

como su favorito. “A través de sus grabaciones descubrí la música<br />

de Skriabin, que es mi compositor predilecto”, confiesa.<br />

Además, le interesan especialmente los registros sonoros de<br />

los compositores que interpretaban sus propias obras; habla<br />

con pasión de los rollos de pianola de Aleksandr Skriabin y las<br />

grabaciones de Serguéi Rachmáninov.<br />

Sus victorias en los concursos internacionales de Friedrich<br />

Chopin en Varsovia, de Arthur Rubinstein en Tel-Aviv y<br />

de Chaikovski en Moscú catapultaron su gran carrera pianística.<br />

Pero antes de tocar, Trifonov comenzó a componer.<br />

Le gustaba improvisar y jugar con los sonidos. Cuando le preguntaban<br />

qué quería ser, si pianista o compositor, no dudaba<br />

en responder “compositor”. Solía expresar sus más brillantes<br />

impresiones infantiles en la música. Así, a la edad de 8 años,<br />

después de ver una presentación en el circo de Moscú, apareció<br />

la obra El circo sobre el Boulevard Tsvetnoy y, después<br />

de leer el libro de Astrid Lindgren, nació una pieza para<br />

piano llamada Karlsson, un astuto y bromista. En la Escuela<br />

de Artes de Nizhny Nóvgorod, donde Daniil comenzó sus<br />

estudios, sus obras ahora se interpretan en los conciertos: la<br />

Humoresque para dos violines y piano, y también una obra<br />

para coro sobre los versos de Daniil Kharms, Todos corren,<br />

vuelan y saltan.<br />

Trifonov dedicó gran parte de la temporada 2017-18 a la música<br />

de Chopin. “Ha representado un lugar muy importante<br />

en mi educación”, cuenta el pianista en una entrevista para El<br />

Periódico de Barcelona. “En los últimos años, sin embargo,<br />

me he dedicado a explorar y concentrarme en las obras de<br />

otros compositores. Pero Chopin es uno de mis favoritos. Su<br />

música ha influenciado al desarrollo de la escritura musical<br />

y el lenguaje pianístico de una forma muy directa. Muchos<br />

compositores, en sus obras, llevan su inequívoca huella”. El<br />

lanzamiento del CD Chopin Evocation, grabado por Deutsche<br />

Grammophon, fue el resultado de la exploración de<br />

Chopin. Es un álbum doble que reúne los dos conciertos para<br />

piano, así como obras de otros autores inspiradas o dedicadas<br />

al famoso compositor polaco, entre ellas, las Variaciones<br />

sobre un tema de Chopin de Mompou.<br />

En la actual temporada, Trifonov presentó un nuevo programa<br />

con música del siglo XX, dividido por décadas en forma<br />

cronológica. Su objetivo fue mostrar la evolución de la escritura<br />

de la música para piano en el siglo pasado a través de<br />

compositores como Berg, Prokófiev, Bartók, Copland,<br />

Messiaen, Ligeti, Stockhausen, Adams, Corigliano y<br />

Adès. “La música y el mundo cambian con gran velocidad.<br />

No hace mucho toqué el Concierto para piano y orquesta de<br />

cuerdas de Schnittke y me causó una profunda impresión”,<br />

dice Trifonov.<br />

Es simplemente asombroso observar la habilidad que tiene<br />

de desconectarse de todo lo externo y rendirse por completo<br />

a la música. “Antes de un concierto, en lugar de relajarme,<br />

prefiero sentir cierto estrés. El estrés, moderado, ayuda a tener<br />

el motor emocional acelerado, así me concentro y transmito<br />

más. Una vez que pongo la mente en el concierto no hay<br />

demasiadas cosas que puedan interferir”, cuenta el pianista.<br />

Utilizando como únicas herramientas un talento pianístico<br />

sobrenatural y un enorme rigor y serenidad musical, Trifonov<br />

es actualmente el artista más solicitado por las principales<br />

salas de conciertos de todo el mundo, que se disputan la<br />

obtención de fechas en su apretadísima agenda<br />

RECOMENDADOS<br />

RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />

Rachmaninov, Variations<br />

Daniil Trifonov | Deutsche Grammophon<br />

Después de mudarse a Estados Unidos para estudiar<br />

en el Instituto de Música de Cleveland, Daniil extrañaba<br />

su país, sus amigos y sus parientes. En ese momento,<br />

nació su Suite para piano Rachmaniana, dedicada<br />

a Serguéi Rachmáninov. La compañía discográfica<br />

Deutsche Grammophon la incluyó en el CD Rachmaninov,<br />

Variations, que además contiene las Variaciones<br />

para piano solo sobre temas de Chopin, op. 22 y de<br />

Corelli, op. 42. La Rapsodia sobre un tema de Paganini,<br />

op. 43, cuenta con el acompañamiento de Yannick<br />

Nézet-Séguin frente a la Orquesta de Filadelfia. Este<br />

CD fue nominado para los Premios Grammy.<br />

NOVEDAD:<br />

Romanza<br />

Anna Netrebko y Yusif Eyvazov<br />

Deutsche Grammophon<br />

La famosa soprano Anna Netrebko y su esposo, el<br />

tenor Yusif Eyvazov, lanzarán un nuevo CD que contiene<br />

dieciocho canciones de amor y dúos escritos<br />

para ellos por el compositor ruso Igor Krutoy. No solo<br />

es el primer álbum de Anna con Yusif, sino también<br />

es su primera experiencia fuera del repertorio<br />

operístico. Esta colaboración creó una visión musical<br />

única en sus vidas como socios dentro y fuera del escenario.<br />

Anna y Yusif se conocieron cuando cantaron<br />

en Manon Lescaut de Puccini en el Teatro de la Ópera<br />

de Roma en marzo de 2014. Desde su matrimonio en<br />

diciembre de 2015, aparecen juntos en numerosos<br />

conciertos por todo el mundo.<br />

PARA ARMAR SU COLECCIÓN CLÁSICA:<br />

Don Pasquale<br />

Gaetano Donizetti | Arthaus<br />

“Riccardo Muti dirige Don Pasquale en Rávena, una<br />

gran celebración para todos”. Esta cita de prensa de la<br />

revista musical italiana Il giornale della musica dio en el<br />

blanco. Viendo y escuchando esta producción realista,<br />

joven y vital, uno siente cuán poderosa, encantadora<br />

e intemporal es la obra de Donizetti. Esta producción<br />

fue grabada para DVD durante el Festival de Rávena<br />

en el magnífico y patriarcal Teatro Dante Alighieri, en<br />

diciembre de 2006. El maestro Riccardo Muti muestra<br />

una vez más su gran talento interpretativo. En el<br />

espectáculo participan Mario Cassi, Claudio Desderi,<br />

Laura Giordano y la Orquesta Giovanile Luigi Cherubini.<br />

LIBRO RECOMENDADO:<br />

Divagaciones Rossinianas<br />

Alberto Zedda | Turner<br />

Estas “divagaciones” recogen las reflexiones heterogéneas<br />

de un músico que se encontró casualmente con<br />

la obra de Gioachino Rossini y quedó tan fascinado por<br />

ella que decidió dedicarle gran parte de su energía y<br />

su vida. No es una biografía, ni un análisis técnico-artístico<br />

de la producción rossiniana: es un relato escrito<br />

por un entusiasta de su obra, y el fruto de una larga<br />

experiencia. Músicos, musicólogos, cantantes, directores<br />

de orquesta, oyentes y aficionados encontrarán<br />

aquí sugerencias, consejos y reflexiones útiles para<br />

profundizar en el repertorio de este compositor, tan<br />

fácil de abordar como difícil de comprender.<br />

56 57


Entrevista<br />

siete<br />

Luciano Pereyra<br />

Pasión por la música<br />

(y el fútbol)<br />

POR Juan Manuel Cibeira<br />

El popular cantante recuerda<br />

veinte años de carrera: el rol que<br />

cumplen su familia, los amigos<br />

y las mascotas en su vida; el<br />

tiempo que le dedica al deporte<br />

como un entrenamiento integral;<br />

el modo en que ha enfrentado<br />

momentos difíciles; y cómo ve<br />

el país. Retrato de un triunfador<br />

agradecido, que procura no<br />

olvidar jamás sus raíces<br />

Esta entrevista fue filmada.<br />

Pueden verse algunos<br />

fragmentos destacados<br />

en nuestras redes<br />

yenny.elateneo<br />

yenny_elateneo<br />

En octubre de 1998, en una convención del sello discográfico<br />

EMI, se presentaron varios productos musicales de nuevos artistas<br />

nacionales. Uno de ellos causó un marcado impacto entre<br />

los presentes, se trataba de un artista muy joven, proveniente<br />

de Luján, que cantaba folclore con un talento distintivo.<br />

Ese fue el punto de partida del arribo de Luciano Pereyra<br />

(1981) a la música. Un músico de apenas 17 años que se<br />

proyectaba al futuro. A pesar de su juventud, Luciano hacía<br />

años que estaba vinculado a la música profesional. Siendo<br />

todavía un chico concursó y participó en programas musicales<br />

de televisión.<br />

Todas las expectativas fueron confirmadas con la aparición<br />

de Amaneciendo (EMI, 2001), su disco debut. Compuesto<br />

por un repertorio de diferentes ritmos folclóricos y baladas,<br />

el álbum se convirtió en un suceso de ventas que alcanzó la<br />

distinción Cuádruple Disco de Platino.<br />

Desde esa instancia, la carrera de Pereyra ha sido un constante<br />

ascenso en el mundo de la música, solo interrumpido por<br />

los cambios que conllevan el crecimiento y algún momento<br />

en que otra pasión pareció torcer su rumbo. El fútbol pudo<br />

haber sido su destino profesional, llegó a probarse en Boca,<br />

pero una lesión finalmente lo convirtió en lo que él suele<br />

definir como “un futbolista que canta”.<br />

Pasaron veinte años, conciertos y giras multitudinarias, discos<br />

multiplatino y decenas de hits. Una carrera impecable cuyos<br />

únicos sobresaltos fueron por cuestiones de salud. Pero en<br />

cada ocasión, Pereyra pudo volver y nunca cedió su lugar de<br />

privilegio en la escena nacional. Hoy es una de las figuras más<br />

populares de la música argentina y su nuevo desafío es llenar<br />

el estadio de Vélez el próximo 8 de diciembre para celebrar<br />

junto a sus fans estas dos décadas.<br />

–¿Qué recuerdos tiene de su infancia en Luján? Tengo<br />

muy presente los olores, sobre todo los del verano, esos que<br />

se sienten en el campo. Me gustaba levantarme a la mañana<br />

y sentir esos aromas. Hay muchas cosas que recuerdo: mis<br />

perros de la infancia, los partidos de fútbol, mi guitarra… Un<br />

recuerdo muy lindo es el de los viernes a la noche cuando se<br />

armaba la reunión en casa de mis padres y yo no veía la hora<br />

de que terminaran de comer, porque los amigos y la familia<br />

que venían, bajaban de esos autos con una guitarra, otro con<br />

un bombo, un bandoneón. Ya mi vieja había limpiado la mesa<br />

con las empanadas y se armaba la guitarreada. Era mi momento<br />

de mirar qué pasaba en ese mundo, entre el sueño y la admiración<br />

por lo que pasaba, era muy fuerte. Hoy en día, ciertos<br />

climas, ciertos olores, ciertos colores me llevan a la infancia.<br />

–¿Cómo se llevaba con sus padres? Muy bien. Tengo<br />

que agradecer a mis padres que me dieron las herramientas,<br />

en principio la guitarra como un juego. Ellos me dieron las<br />

herramientas que no solo me formaron como profesional sino<br />

también como persona. La música, la guitarra, un instrumento,<br />

los estudios, eso fue fundamental. Pero sobre todas las<br />

cosas mucho amor, a su modo, a su manera, una familia, unos<br />

padres de lujo podría decir.<br />

59


–Usted ama a los perros (en toda la entrevista estuvo<br />

presente Rocky, el suyo). El poeta Lord Byron decía:<br />

“Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi<br />

perro”, ¿qué opina de esta frase? ¿Qué voy a opinar? Lo<br />

mismo. Es muy lindo cuando llegás a tu casa y te encontrás<br />

con la familia, con los seres queridos. Y a veces alguien querido<br />

tiene un mal día, una mala contestación, porque hubo<br />

algún problema. Cuando abrís la puerta de tu casa y te recibe<br />

tu perro, siempre es con amor. Con amor de verdad, es muy<br />

sincero. Los perros para mí son parte de mi familia, me crié<br />

con ellos, vivo con ellos. Y viviré el resto de mi vida, los amo,<br />

son parte fundamental de mi vida.<br />

–¿Cómo fue su debut discográfico? Yo siempre soñaba con<br />

tener un disco y de repente estaba en la casa de mis padres<br />

y me llamaron de la discográfica EMI para decirme “está tu<br />

disco”. Fue todo un viaje ir desde Luján hasta Munro, volver<br />

en el colectivo y tenerlo en mis manos. De repente estábamos<br />

mis padres mi hermano y yo con ese disco, se había cumplido<br />

parte de ese sueño, y dije “¿y ahora qué hago?”. Nunca sabés.<br />

Pero aprendí que era mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho<br />

sacrificio, y la vida y Dios me han dado mucho más de lo que<br />

he soñado. Hoy en día no puedo creer que hayan pasado<br />

veinte años del primer disco. ¡Y tener diez discos más! Había<br />

soñado con el primero, no sabía que habría diez más.<br />

–El disco debut, Amaneciendo, resultó un gran<br />

éxito de ventas. ¿Cómo vivió esa situación, siendo<br />

tan joven y nuevo en la música? De una manera<br />

hasta muy inconsciente, porque tener tan pocos años,<br />

apenas 17… En la secundaria no me habían enseñado<br />

qué había que hacer cuando tenés un disco en tus<br />

manos y de pronto salís en todos los medios, tenés<br />

giras, aviones, hoteles, gente que te espera… Y eso<br />

lo aprendés a medida que lo vas viviendo. Con más<br />

errores que aciertos en esa etapa, todo eso es lo que<br />

fui aprendiendo. Fue un momento raro, difícil, confuso,<br />

pero necesario para hoy en día estar celebrando<br />

veinte años con la música.<br />

–¿En algún momento pensó que esto podía<br />

terminar, acabar y tener que cambiar su vida?<br />

Muchas veces pensé, bueno, hasta acá se llegó. Ya no<br />

hay más para dar, no es el momento, pensar en hacer<br />

otra cosa. Pero es tan grande el amor que siento por<br />

la música, es tan grande esa sensación de libertad<br />

de estar arriba de un escenario y poder compartir las<br />

canciones con tanta gente... Esas canciones que elijo<br />

para un disco son las canciones que la gente elige para<br />

escuchar en su casa, para emocionarse, para reír, para<br />

llorar, para bailar. Como me gusta mucho el deporte,<br />

siempre digo que durante la semana entreno para salir a<br />

mi cancha de fútbol que es el escenario el fin de semana.<br />

–¿Siempre es tan buena esa sensación o también<br />

hay días en los que no siente las mismas ganas? Como<br />

cualquier trabajo. Pero hay una gran diferencia cuando traba-<br />

jás por trabajar y cuando trabajás por amor al trabajo. Cuando<br />

amas lo que hacés es distinto. Podés tener un día muy agitado,<br />

cansado, no tenés ganas, te duele la garganta, hay un resfrío...<br />

Ahora, pisás el escenario, empezás a cantar las primeras<br />

canciones, conectás con la música y todo eso se va. Y termino y<br />

digo gracias, agradezco a Dios por lo que me toca vivir.<br />

–Luego de veinte años estamos atravesando el dominio<br />

de las nuevas tecnologías, ¿cómo se lleva con los<br />

nuevos dispositivos, con las redes sociales? No es tan<br />

fácil porque hay mucha libertad en las redes sociales. Pueden<br />

pasar cosas muy lindas, veo que los clubes de fans se juntan<br />

para hacer cadenas solidarias. Me mandan esos videos, los<br />

reposteo en mis redes sociales. Pero por otra parte veo con<br />

tristeza cómo el ser humano se ha cosificado, es un objeto<br />

más que un ser. Y lo importante es salir bien en la foto más<br />

que dejar un buen mensaje. Parte de la intimidad de las personas<br />

ha perdido valor, todo se tiene que mostrar, exponer.<br />

También es una herramienta de trabajo, me sirve para poder<br />

comunicarme con el público, saber qué canciones quiere,<br />

informar dónde voy a dar conciertos, o giras, nuevos discos o<br />

espectáculos. Trato de llevarme con prudencia, es muy tentadora<br />

la red social. La red social más linda es cuando la tengo<br />

en la mesa de mi casa, la verdadera red social de poder mirar<br />

a los ojos, compartir el abrazo, la charla, escuchar, me resulta<br />

más importante que un emoticón a través de una red social.<br />

–Esas tecnologías también cambiaron la actitud del<br />

público, a veces más preocupado por mostrarse en un<br />

show o grabar canciones para subirlas de inmediato a<br />

las redes que por disfrutar el momento. Bueno, yo también<br />

soy público. Soy público que hace música desde arriba<br />

de un escenario, porque también admiro y me interesan otros<br />

artistas. Soy espectador de la gente desde un escenario, me<br />

considero un fan del público, porque me gusta saber qué hacen,<br />

qué miran, qué les gustó de la canción. Me gusta saber<br />

qué les pasa cuando canto una canción, por qué hay una parejita<br />

del fondo besándose cuando canto “Dos mundos”, por<br />

qué la gente se toma de la mano cuando canto “Tu mano”.<br />

Cuando quiero ver a otro artista, también me siento en una<br />

butaca y también disfruto de quien está arriba del escenario.<br />

El público ha cambiado, el mundo ha cambiado, uno cambia.<br />

–Una de sus pasiones es el fútbol, que en un momento<br />

de su vida casi se lleva al cantante, ¿cómo fue esa experiencia<br />

interrumpida por una lesión? Gracias a la lesión<br />

hoy soy cantante. El fútbol, el deporte, tiene mucho que ver<br />

con la preparación como músico. Me preparo durante toda<br />

la semana con foniatría, clases de canto, sigo estudiando, sigo<br />

componiendo, y me preparo para salir al escenario, que es mi<br />

cancha de fútbol del fin de semana, y dar lo mejor de mí. Me<br />

encanta el fútbol, jugarlo con amigos, juntarse para ver un<br />

partido, hablar sobre el tema, es una pasión.<br />

–Usted atravesó problemas de salud que le impusieron<br />

pausas en su carrera, ¿alguna vez pensó en abandonar<br />

todo? En esos momentos pensás de todo, pero mi padrino<br />

artístico, Horacio Guaraní, desde chico me decía: “Ya estás<br />

en un camino que no podés volver atrás, no hay manera de<br />

que vuelvas atrás. Viniste para dar, va a costar, es duro, tenés<br />

que demostrar el amor que tenés por tu profesión”. Y ese fue<br />

el trabajo, los momentos duros de salud son como cuando<br />

andás en bicicleta y te caés y te golpeás un tobillo y no podés<br />

andar por una semana. En mi caso es lo mismo, no puedo<br />

dejar de hacer música porque me gusta.<br />

–Luego de esas pausas obligadas, cada regreso marcó<br />

un nuevo ascenso en su carrera, ¿cómo vivió esos momentos?<br />

Con una gran responsabilidad, porque no se trataba<br />

de un récord de números, se trataba de volver a tener salud<br />

para hacer lo que me gusta. Porque para mí era un desafío<br />

más personal que profesional. Es muy lindo volver a hacer un<br />

concierto y tener mucha gente expectante de lo que hacés y<br />

que encima lo disfruta y se vuelve muy contenta a su casa.<br />

–Lleva dos décadas realizando giras y recorriendo<br />

el país de punta a punta. ¿Cuál es la visión que tiene<br />

hoy de la Argentina? Es una Argentina que hoy veo triste.<br />

Que hoy veo con mucha necesidad. Como artista tengo una<br />

gran responsabilidad porque la gente va a un concierto para<br />

olvidarse un poco de tantos problemas. Veo una Argentina<br />

que han querido separar con esto que llaman grieta, con<br />

gente con problemas para subsistir, porque cada vez hay más<br />

necesidad. No estoy dando un discurso político, solo soy un<br />

músico que tiene la posibilidad de viajar y ver lo que pasa,<br />

los contrastes tan extremos, y eso es muy doloroso. También<br />

hay mucha gente solidaria, que se junta para ayudar y que no<br />

tiene tanta prensa como las cosas negativas.<br />

–Usted participó recientemente del evento solidario<br />

de UNICEF, para ayudar a los chicos carenciados. Es<br />

una situación devastadora de graves consecuencias.<br />

Fue muy conmovedor lo que se vio, no solo para un país,<br />

para todo el mundo. Se están perdiendo generaciones por el<br />

hambre, por la droga, y siento que no se hace lo suficiente.<br />

Falta educación, los colegios estatales no están en condiciones<br />

para que los chicos puedan estudiar, los hospitales no<br />

tienen insumos. Si yo puedo ayudar aportando mis canciones<br />

para motivar a la gente a colaborar, fantástico. Los políticos<br />

no están en esos momentos, la gente no les cree.<br />

–En diciembre actuará en el estadio de Vélez celebrando<br />

veinte años de trayectoria, ¿qué significa este nuevo<br />

desafío? Celebrar a lo grande, hacer un primer estadio en<br />

Buenos Aires, nada más y nada menos que celebrar veinte<br />

años de carrera. Es una emoción muy grande, cuando paso<br />

delante del estadio y pienso “yo tengo que venir a tocar<br />

acá”… Hubo veinte años detrás para tener la posibilidad de<br />

tocar en un estadio, es tu momento, es una bendición. No<br />

queda otra que prepararme física y espiritualmente para dar<br />

un gran concierto, para poder entregarme al máximo y también<br />

para poder disfrutarlo. Me preparé durante veinte años<br />

para esas dos horas de concierto en un estadio, tengo que<br />

aprovecharlo al máximo<br />

60<br />

61


Tema de tapa<br />

seis<br />

Herederos del bit<br />

¿Qué es una imagen hoy? Pareciera ser todo lo que existe. El presente artículo reflexiona sobre la representación<br />

de la realidad, la digitalización de la experiencia del mundo, a través de tres ejemplos cinematográficos:<br />

Cada día de Michael Sucsy, 24 cuadros de Abbas Kiarostami y El libro de la imagen de Jean-Luc Godard<br />

POR Roger Alan Koza<br />

El hijo tiene 16 años. El padre, 50. Van juntos en un auto por<br />

una carretera infinita, por la tarde, como suele mostrarnos el<br />

cine estadounidense en ese género que le es tan propio como<br />

el western, el road movie. El padre se siente conmovido por<br />

la caída del sol. El desierto intensifica el evento cósmico que<br />

encierra la llegada de la noche, transición notable que en las<br />

metrópolis sin espacios abiertos se desconoce u olvida, y que<br />

los habitantes de la ciudad experimentan, cuando pueden,<br />

en sus vacaciones. El astro del que dependemos queda en<br />

fuera de campo paulatinamente y el padre estremecido, feliz<br />

por estar con su hijo, en un viaje que intuye no se repetirá, le<br />

dice: “¡Qué hermoso atardecer!”. El hijo asiente y sin pensarlo<br />

replica: “¡Qué linda imagen!”.<br />

El diálogo filial no disimula su índole ocasional, y no parece<br />

cobijar ninguna importancia filosófica. Sin embargo, hay una<br />

distinción decisiva en el modo de referirse a una experiencia<br />

compartida. Para el padre, alguien que nació en el tiempo de<br />

la imagen analógica, ver el sol esconderse es una descripción<br />

fidedigna de lo que acontece entre el ojo y el astro, entre la<br />

luz que emite y los receptores ópticos que procesan el estímulo;<br />

para el hijo, en cambio, no. A diferencia de su progenitor,<br />

este siente que el sol ya no es el sol, sino una imagen de<br />

él. He aquí la distancia y dos tiempos de la experiencia, la del<br />

hombre analógico y la de un nuevo sujeto al que hoy llamamos<br />

millennial. Para este último, el mundo es una imagen, no<br />

una imagen del mundo. O, dicho de otro modo, la condición<br />

de posibilidad de toda experiencia se constituye a través de<br />

una imagen. No existe nada fuera de una imagen; lo que<br />

existe es imagen. Y móvil.<br />

En un film pasajero y del montón de los que se estrenan<br />

semanalmente, toda la metafísica de los millennials se glosa<br />

inadvertidamente en su potencia. En Cada día (2018), una<br />

joven que asiste al secundario siente inesperadamente una<br />

especial conexión con su novio; hablan como nunca antes lo<br />

han hecho, se entienden más allá de la conexión que sustenta<br />

la danza de las hormonas. Para la joven es una sorpresa, pues<br />

el novio de turno que parecía ser insensible y poco proclive a<br />

la reflexión puede expresarse más allá del empleo pragmático<br />

del lenguaje y la proclividad al monosílabo. Hay una escena<br />

muy hermosa que transcurre en una acuario y luego culmina<br />

en un paseo alrededor de unos árboles: los dos jóvenes se<br />

perciben profundamente unidos.<br />

Lo que parece ser el comienzo de una comedia romántica<br />

adolescente situada en el contexto de una escuela secundaria<br />

de pronto se convierte en una enigmática y quizás involuntaria<br />

introducción al platonismo en el siglo XXI. Sucede que<br />

el novio había sido espiritualmente ocupado por una entidad<br />

inmaterial que todos los días a las 11 de la mañana va transitando<br />

cuerpos distintos, una especie de “okupa” espiritual<br />

que debe introducirse diariamente en el cuerpo de otros para<br />

poder ser en el mundo. Debido a que la protagonista es lo<br />

suficientemente inteligente para poder entender, el espíritu<br />

empieza a visitarla según el cuerpo que le toque –que no<br />

elige, aunque en una ocasión consigue permanecer en un<br />

63


mismo cuerpo por un día más–. A veces puede ser hombre,<br />

otras, mujer, puede ser oriental o típicamente occidental: la<br />

entidad asexuada pasa su tiempo desconociendo las diferencias<br />

y acopiando memorias cotidianas que siempre tienen un<br />

rostro por día, que varía a medida que pasa el tiempo. No es<br />

Cada día de Michael Sucsy<br />

una entidad eterna; la irreversibilidad del tiempo también la<br />

determina. Es decir, encarnó un día y desde entonces transmigra<br />

de cuerpo en cuerpo siguiendo una cronología que se<br />

constata en la edad de los cuerpos usurpados.<br />

En Cada día, hay dos escenas que sintetizan una época, la<br />

nuestra. Justamente cuando la entidad reconstruye su pasado,<br />

este se materializa en el film del mismo modo en que cualquier<br />

millennial organiza sus fotos cotidianas y va narrando su<br />

propia vida. Como suele hacer un usuario de Instagram o de<br />

cualquier otra red social, se deja la huella de existir a propósito<br />

de un momento de felicidad o fragmento de intensidad. La<br />

foto instantánea vindica el valor de lo vivido, es el suplemento<br />

inmediato que fija por unas horas la propia realidad del<br />

hecho sucedido. La imagen publicada es la prueba ontológica<br />

de su existencia, un plus que asegura la validez. En el film de<br />

Michael Sucsy, esta modalidad de subjetivación se representa<br />

del mismo modo: la infancia de la entidad sin cuerpo<br />

estable está urdida por imágenes cambiantes de los distintos<br />

niños que habitó, constelación de imágenes que sigue al<br />

pie de la letra el organizador secuencial de recuerdos de la<br />

mayoría de las redes sociales; lo mismo sucede con el futuro<br />

imaginado en una conversación entre la joven y la entidad.<br />

Lo que existe es imagen.<br />

¿Qué es una imagen? O mejor dicho, ¿qué es una imagen<br />

hoy? 24 cuadros (2017) es la película póstuma de Abbas<br />

Kiarostami. El film consiste, como se infiere de su título, en<br />

24 planos consecutivos, casi todos fijos, sin voluntad narrativa<br />

alguna, en tanto son planos autónomos y autosuficientes en el<br />

sentido que proponen. Sin embargo, hay un elemento distintivo<br />

que reúnen las hermosas y contundentes 24 escenas del<br />

film: la manipulación digital.<br />

El plano de apertura es la clave de todo: Cazadores en la<br />

nieve, de Pieter Brueghel el Viejo, es lo primero que se<br />

ve. Tal cual fue concebido el cuadro del extraordinario artista<br />

y exponente de la pintura flamenca del siglo XVI, así ocupa la<br />

totalidad del plano. El cuadro original, filmado o capturado<br />

ya de una imagen preexistente, domina toda la superficie<br />

visual hasta que el silencio propio de cualquier pintura es<br />

interrumpido por un sonido de ambiente que viene aparejado<br />

con discretas formas de movimiento en el cuadro que lo<br />

modifican: la nieve cae del cielo cerrado, los cuervos dejan<br />

sus huellas al caminar y se oye su graznido característico, el<br />

humo de una chimenea prendida se eleva desde una casa.<br />

El movimiento, que en una imagen es ya dominio del cine,<br />

impregna la pintura y al hacerlo dos períodos de la imagen<br />

se yuxtaponen: la imagen sin movimiento de la pintura y la<br />

imagen digital que es independiente de cualquier referencia.<br />

Entre esos dos períodos están la fotografía y la imagen analógica<br />

del celuloide, que también estarán presentes en el film<br />

cuando Kiarostami intervenga algunas de sus fotografías (con<br />

otras imágenes cinematográficas) y cuando en una computadora<br />

se pueda observar la escena final de Los mejores años de<br />

nuestra vida (al final del film).<br />

La importancia de ese primer momento de 24 cuadros<br />

se debe a que establece una relación problemática con la<br />

imagen en sí, como si la totalidad del film consistiera en una<br />

impugnación estética de la idea de representación como tal, o<br />

de cualquier relación mimética entre lo real y la imagen, que<br />

la era digital viene involuntariamente a desmentir, incluso<br />

24 cuadros de Abbas Kiarostami<br />

cuando hoy se puede simular cualquier mundo posible en<br />

imágenes. Paradoja técnica, evolución inesperada de toda<br />

imagen, cualquier imagen digital luce su absoluta verosimilitud,<br />

exhibe su indiscutible nitidez y no garantiza de modo<br />

alguno su pretendida objetividad. Lo que existe es imagen,<br />

pero todo lo que existe está en tela de juicio respecto de la<br />

verdad de cualquier imagen.<br />

Frente a esa evidencia, Kiarostami trabaja los 24 cuadros reconociendo<br />

el carácter constructivista de una imagen, no muy<br />

lejos, en ese sentido, del reconocimiento de la subjetividad<br />

implícita en la genealogía de una pintura, donde las formas y<br />

los colores o la imaginaria función de la luz pertenecen al procesamiento<br />

del espíritu de quien genera, con el movimiento<br />

de su mano y el pincel, el mundo traspuesto en la obra de arte.<br />

Kiarostami patentiza en cada uno de los cuadros la manipulación<br />

del dispositivo, y al hacerlo sugiere que la poética de un<br />

cineasta puede sustentarse en la mentira, pero direccionada<br />

misteriosamente hacia la verdad o hacia un efecto de verdad<br />

para quien mira. El resultado tiene una función doble: por un<br />

lado, está la sorpresa de cada cuadro y lo que sucede en él.<br />

Un ejemplo: una vaca está acostada al lado del mar y un poco<br />

después otras pasan caminando al lado de esta; parece un sueño<br />

en el que animales de pastura reniegan del hábito que los<br />

define. Si eso sucede o no en la realidad es imposible de saber,<br />

como pasa en varios cuadros: verificar lo que se pone en escena<br />

es imposible; basta la hermosura de la composición, suficiente<br />

para estimular el deleite estético y una posibilidad de estetizar<br />

la relación con las cosas. A su vez, 24 cuadros sugiere una<br />

nueva forma de experiencia sobre todo lo circundante gracias<br />

a la manipulación digital. Se trata de una novedad técnica y<br />

estética por la cual la vieja naturaleza del mundo es subsumida<br />

por una nueva naturaleza. ¿No es lo digital una nueva naturaleza?<br />

Lo que existe es imagen, porque existir hoy es indisociable<br />

de la naturaleza digital del mundo.<br />

Algo de todo esto intuye el viejo Jean-Luc Godard en su<br />

notable El libro de la imagen (2018), la última película del<br />

gran cineasta de la Nouvelle vague. Ya en Adiós al lenguaje<br />

(2014), incluso en sus films de fin de siglo, la transformación<br />

de la naturaleza de la imagen no le resultaba abominable.<br />

Entendía, sí, que de ese cambio se derivaban algunas cuestiones<br />

centrales para Occidente, una transformación general de<br />

la experiencia cuyas consecuencias todavía están en curso y<br />

en examen. En Adiós al lenguaje, ya estaba clara la existencia<br />

de dos edades diferenciadas; la del libro y la de la imagen. En<br />

el inicio de ese film, varios títulos fundamentales del siglo XX<br />

reposaban en una mesa de ofertas de venta callejera de libros<br />

mientras que en sus iPhone algunas personas buscaban información<br />

de escritores centrales del mismo siglo. En el mismo<br />

plano coincidían dos tiempos.<br />

En ese mismo film había también una cosecha de cosas hermosas<br />

del mundo, todas cercanas al orden de la naturaleza,<br />

que Godard incluía como si se tratara de un catálogo de todo<br />

lo maravilloso que podía enumerar del siglo XX, al que él pertenece.<br />

Las hojas de los árboles, un bosque, el cielo o la mirada<br />

de un perro se capturaban distorsionando la transparencia que<br />

el registro digital impone por su perfecto modo de sustraer de<br />

lo real una imagen límpida, como si todo lo que se filma tuviera<br />

una nitidez que emula la visión de un ojo perfecto. Godard<br />

se desentendía de ese imperativo estético de la nitidez<br />

El libro de la imagen de Jean-Luc Godard<br />

y prefería saturar los colores del mundo recibido. En El libro<br />

de la imagen, Godard vuelve sobre esto, pero el resultado es<br />

aún más radical y hermoso. La hipérbole de la nitidez digital la<br />

emplea hasta el límite de lo asimilable para trabajar cromáticamente<br />

sobre escenarios naturales que se desnaturalizan por el<br />

propio poder del dispositivo. Un pintor puede hacer desbordar<br />

a través de un color un espacio natural percibido. Van Gogh<br />

es el caso más conocido y no es el único. Al respecto, hay un<br />

plano magnífico en el que Godard interviene completamente<br />

la lógica cromática de un atardecer al lado del mar. El cielo<br />

adquiere un color desconocido, los rayos del sol devienen<br />

en un verde inclasificable y el mar toma una coloración que<br />

desobedece a las tonalidades reconocibles de cualquier océano<br />

del mundo. En efecto, la intervención digital emancipa al<br />

artista del estímulo, en tanto que la relación fotográfica entre<br />

la cámara y el mundo ha sido sustituida por una asociación<br />

distante entre los átomos del mundo y los bits de las imágenes.<br />

En esa separación y distancia, se instituye un nuevo designio<br />

estético. Es que el fin del realismo fotográfico es asimismo el<br />

principio de un expresionismo digital posfotográfico. Como<br />

Kiarostami, Godard asume críticamente un nuevo estadio de<br />

la imagen. Ellos han entrevisto un camino posible para los<br />

cineastas: pintar sobre la nueva naturaleza digital el mundo<br />

perdido, evocando su esplendor y reconociendo la mutación de<br />

cualquier intento de representación.<br />

Todo esto recién empieza. La digitalización de la experiencia<br />

del mundo se presenta como indetenible. Todos estamos perplejos,<br />

pero no todos del mismo modo. Las diferencias entre<br />

los hijos de la civilización del libro y la cultura analógica de las<br />

imágenes y los hijos del bit es que los primeros han podido<br />

dialectizar laboriosamente la vasta tradición de la palabra<br />

con el nuevo imperio de las imágenes. No así los millennials,<br />

cuya relación con la tradición de la palabra es aún confusa y<br />

deficiente, lo cual tiene ramificaciones aún impensadas. El<br />

desafío de los millennials no es otro que superar la experiencia<br />

ágrafa que los constituye para poder ser un poco más libres en<br />

la época de la imagen del mundo, porque el movimiento del<br />

pensamiento depende de la vitalidad de las palabras<br />

65


Entrevista<br />

ocho<br />

Es uno de los actores más activos del cine local y uno de los más reconocidos<br />

fuera del país. Empezó en la adolescencia, con La noche de los lápices (Héctor<br />

Olivera, 1986) y Clave de sol (la telenovela de “El 13” que se emitió desde<br />

1987). Su carrera impacta por la cantidad, continuidad y la calidad de sus trabajos.<br />

En Argentina, lo dirigieron desde Marcelo Piñeyro (en clásicos como<br />

Tango feroz, Caballos salvajes, Plata quemada y Cenizas del paraíso), Eduargo<br />

Mignogna (Cleopatra), Luis Puenzo (La puta y la ballena), Adrián Caetano<br />

(El otro hermano) y Damián Szifrón (para quién protagonizó el tercer e<br />

impactante capítulo “El más fuerte” de Relatos salvajes), entre otros. En España,<br />

juega de local y es requerido tanto por maestros (Vicente Aranda, en<br />

Carmen) como por los grandes directores del presente (entre ellos, Rodrigo<br />

Cortés, con quien hizo Concursante y Red lights, protagonizada por Robert<br />

De Niro). Este año no es la excepción y Sbaraglia es parte de Otros pecados,<br />

la ficción de El 13, TNT y Cablevision, producida por Pol-ka y protagoniza la<br />

película Acusada, con Lali Espósito. Es también el año en que cumple el<br />

sueño de rodar con Pedro Almódovar.<br />

Leonardo Sbaraglia<br />

Elogio a la<br />

madurez<br />

POR Alejandra Peñalva<br />

Su primer trabajo fue en cine<br />

con La noche de los lápices.<br />

Luego explotó su carrera de<br />

joven galán, a partir del éxito<br />

televisivo Clave de sol. Tras<br />

varios años, y mucho trabajo<br />

profesional mediante, logró<br />

salirse de ese rol y brillar en<br />

cada película o programa en que<br />

lo iban convocando. Sin dudas,<br />

dejó huella. ¿Cómo olvidar sus<br />

papeles en Caballos salvajes,<br />

Plata quemada o Relatos<br />

salvajes? Aquí nos cuenta<br />

cómo vivió su crecimiento y<br />

construye sus personajes.<br />

También sobre su último film,<br />

Acusada, el inminente estreno<br />

en TV de Otros pecados, y qué<br />

se siente ser el nuevo “chico<br />

Almodóvar”<br />

Esta entrevista fue filmada.<br />

Pueden verse algunos<br />

fragmentos destacados<br />

en nuestras redes<br />

yenny.elateneo<br />

yenny_elateneo<br />

–Entre sus primeros y recordados trabajos figura Clave de sol. Nunca<br />

abandonó la televisión. Sin embargo el teatro y el cine, en especial, lo<br />

ocuparon más. ¿Por qué? ¿Qué le atrajo de esos lenguajes? La tele tiene<br />

muchas posibilidades. Ocurre que yo (si pienso en retrospectiva) fui encontrando<br />

lugares en los que podía elaborar más lo que hacía. La sensación es que en el teatro<br />

y en el cine se crean condiciones de trabajo con más posibilidades y tiempo<br />

para desarrollar lo que pretendés. Mi elección tiene que ver más con eso que con<br />

una búsqueda de lenguaje. Fui encontrando ese lugar de forma intuitiva o visceral,<br />

aunque también es cierto que venía estudiando teatro y me encantaba lo que<br />

ocurría en clase. Me gustaban los tiempos, me encantaba investigar, disfrutaba<br />

esa dinámica y la quise trasladar al ámbito del trabajo. Si en el trabajo se produce<br />

esa dinámica que te permite disfrutar y te deja contento con lo que hacés…, eso<br />

es lo ideal, ¿no? En general, los actores estamos enamorados de este trabajo y,<br />

aunque, por un lado, se ubica el trabajo en sí (del que uno vive, por supuesto),<br />

del otro lado está la elección de dedicarse a la actuación porque te representa,<br />

te expresa, te modifica, te saca de tu lugar, te contacta con diferentes realidades,<br />

te hace investigar y genera riesgos tanto para el actor como para el espectador,<br />

en el mejor de los casos. Si bien es cierto que las condiciones están más dadas<br />

en el teatro y cine, tampoco tienen la potestad absoluta. Tampoco es cierto que<br />

la tele carezca de esas posibilidades. Yo tuve la suerte de hacer Atreverse (ciclo<br />

de Telefe de Alejandro Doria que se vio en 1990 y 1991), El garante (ficción<br />

de Sebastián Borensztein, de 1997), En Terapia (que la Televisión Pública<br />

emitió de 2012 a 2014, con Norma Aleandro y Diego Peretti), y Epitafios<br />

(con Julio Chávez, que ya otro lenguaje, otro nivel de producción y de tiempos;<br />

tiempo y dinero hacen posible más preproducción, mejor elaboración de<br />

guiones, la producción en sí y una mejor posproducción).<br />

–A propósito de los comienzos, ¿cómo se recuerda? Como te decía, estudiaba<br />

teatro (hacía pocos años o muchos para mí porque empecé muy chico) y<br />

tuve la posibilidad de arrancar en La noche de los lápices. Para mí fue una experiencia<br />

fuerte, más personal que profesional. Fue una película muy valiosa para<br />

un chico de 15 o 16 años, intensa, de un aprendizaje brutal. Luego vino Clave<br />

de sol, y ahí al aprendizaje vino como la incorporación del oficio puro y duro,<br />

porque para trabajar en una tira diaria hay que aprender a sobrevivir al ritmo o<br />

estás frito. Hay que lograr crear algún tipo de realidad o de cosa verdadera en<br />

medio de la velocidad. Paradójicamente, a la vez se debe ser cuidadoso porque al<br />

67


Dolor y Gloria es la vigesimoprimera<br />

película del director manchego<br />

y tendrá protagonistas masculinos,<br />

Antonio Banderas y Asier Etxeandia.<br />

Participarán Penélope Cruz y Julieta<br />

Serrano, con personajes secundarios<br />

pero esenciales. El film narra una<br />

serie de reencuentros, físicos y evocados<br />

por un director de cine en su<br />

ocaso. Habrá primeros y segundos<br />

amores, aparecerá la figura de la<br />

madre, la mortalidad, el vacío, desde<br />

los 70, hasta el presente. Dolor y<br />

Gloria será un retrato de la creación<br />

cinematográfica y teatral, tanto<br />

como de la dificultad para separar la<br />

creación de la propia vida.<br />

El año 2018 marca su vuelta a la<br />

TV con Otros pecados. Participó de<br />

“La campaña” (capítulo dirigido por<br />

Daniel Barone y escrito por Mariano<br />

Pensotti). Cuenta que su rol “gira<br />

en torno a la simulación” y que “no<br />

tiene relación con el pecado religioso”.<br />

Juan es un publicista apasionado<br />

por su trabajo y su estatus social,<br />

hasta que le llega una gran oportunidad<br />

pero también una traición que le<br />

hace perder el control y caer en una<br />

furia sin límites.<br />

ser muy chico no se debe confundir esos<br />

elementos del trabajo como las únicas<br />

herramientas. Es importante seguir<br />

investigando, elaborando, encontrando<br />

otras cosas. Aún hoy me pregunto de<br />

qué manera puedo incorporar elementos<br />

que me modifiquen como actor,<br />

incluso te diría que quisiera cambiar la<br />

manera de trabajar y lograr convertirme<br />

realmente en otro actor. Me propongo<br />

trabajar de una manera completamente<br />

diferente para llegar a otros resultados.<br />

En ese sentido, el actor en general, pero<br />

más aquel que trabaja mucho, presenta<br />

un mayor contraste a ojos del espectador<br />

y al propio quehacer del trabajo. En<br />

esos casos, el actor puede ir midiendo la<br />

calidad de los resultados, puede ver la<br />

calidad, la fineza, la brutalidad, lo vasto<br />

y el detalle de su laburo. Ahí uno puede<br />

estudiarse a sí mismo porque, en esa<br />

prueba y error en la que va encontrando<br />

resultados que le gustan más, decide<br />

avanzar en cierta dirección. Y, de pronto,<br />

alguien extraordinario de esta profesión<br />

hace que uno se mueva para otro lado...<br />

–Fue galán y rápido lo consideraron<br />

un actor serio. ¿Siente que<br />

hay prejuicio en poner en contradicción<br />

esos conceptos? En<br />

definitiva, es tan prejuicioso como<br />

considerar a las mujeres solo por<br />

su apariencia. Los actores tenemos<br />

una profesión expresiva y el cuerpo,<br />

nuestro instrumento, inevitablemente<br />

se tiene en cuenta. Si hay que cumplir<br />

un rol, hay patrones culturales, sociales,<br />

de imaginario colectivo y muchas veces<br />

hay que seguirlos. Es difícil imaginar<br />

un Romeo, un Hamlet, un Ricardo III<br />

que no tengan ciertas características.<br />

Sin embargo, está en uno no quedarse<br />

en eso. A mí se me presentó la disyuntiva<br />

de seguir haciendo de galán. Decidí<br />

no hacerlo pero no por “evitar al galán”.<br />

Cuando yo hablaba del aprendizaje, me<br />

refería a que sentía que a los 17 o 18<br />

años se tiene mucho que aprender, a<br />

esa edad todavía hay que ir a la escuela,<br />

¿no? En esa etapa hay más para aprender<br />

que para demostrar. Sentía eso y<br />

lo que sigo sintiendo. Consideraba que<br />

me faltaban recursos o espalda para desarrollar<br />

un oficio como este que exige<br />

tantos resultados. Podría haber hecho<br />

de galán y, seguramente, me habría ido<br />

bien. No digo que si mantenía al galán<br />

no hubiera aprendido pero se hubiera<br />

desarrollado en mí otro tipo de actor.<br />

Yo tenía ganas de desarrollarme desde<br />

otro lugar, de aprender otras cosas, de<br />

contar con más elementos y entrar en<br />

contacto con otras dimensiones del<br />

trabajo. En definitiva, creo que tiene<br />

que ver con no quedar preso en el lugar<br />

en el que te pone un tercero, no quedar<br />

atado a la mirada del otro.<br />

–Al futbolista le llega su momento<br />

de DT. Al bailarín, de ser coreógrafo.<br />

¿A usted le gustaría incursionar<br />

como director? Sí, me gustaría dirigir.<br />

No sé si ahora cuento con las herramientas.<br />

Alguien podría observar que<br />

habiendo tantos directores buenos para<br />

qué meterse, y esto aplica a los escritores,<br />

¿para qué uno va a escribir? En ese<br />

sentido, me parece que lo interesante<br />

es entrar en contacto con algo personal,<br />

porque hay tantas posibilidades como<br />

personas. De todas formas, por ahora<br />

estoy muy estimulado como actor; por<br />

eso me gustaría dejar al director para<br />

más adelante.<br />

–Uno siempre se pregunta por la<br />

construcción de los personajes. A la<br />

inversa, ¿cómo salen los actores de<br />

esos personajes, en especial cuando<br />

son roles con tanta densidad dramática?<br />

En realidad, es al revés. Es como<br />

pensar que esos personajes me acompañan,<br />

no es que uno tuvo que cambiar<br />

y convertirse en otro. Hoy tengo que<br />

hacer un esfuerzo para recordar, como si<br />

fueran amigos que no veo hace mucho.<br />

Los roles fueron como viajes con esos<br />

personajes, me acompañaron, y con<br />

ellos hubo un aprendizaje mutuo, en el<br />

que uno dejó algo en el personaje y a la<br />

inversa lo mismo. Siempre pienso que el<br />

personaje alumbra algo, lugares propios<br />

que estaban oscuros, como cuevas en<br />

las que nadie entró aún. Así es como<br />

aparece un elemento o lugar nuevo en el<br />

que nunca se había incursionado.<br />

–Hablando de alumbrar lugares no visitados, a los actores<br />

les ocurre que pasan de una emoción extrema a otra.<br />

¿Cuánto lo transforma eso? Ahí se presenta una alternativa<br />

para pensar como actuarías en esa situación. Es como un juego,<br />

un ejercicio para ponerte en un lugar que la vida cotidiana<br />

no te ofrece. Quizás un escritor lo haría porque está obligado<br />

a imaginar realidades completamente diferentes y para el<br />

actor también es un trabajo de imaginación. Inevitablemente<br />

uno tiene el mismo envase (corporal, el envase de la propia<br />

psiquis y de las propias limitaciones), así que, en ocasiones,<br />

los personajes ayudan a reconocer esas limitaciones y hasta<br />

dónde es posible comprenderlo más allá de todo ejercicio. Por<br />

eso, es interesante cuando uno va creciendo como individuo,<br />

porque la psiquis va venciendo las barreras o miedos. Al ganar<br />

confianza, a fuerza de maduración personal, se logra una mejor<br />

construcción de los personajes. Se cuenta con más tridimensionalidad<br />

para pensarlos, vivirlos e incorporarlos. En la madurez,<br />

hay otra capacidad para asumir riesgos. Yo, a los 15 años, no<br />

sabía quién era y ¿qué chico lo sabe? A esa edad, ¿qué tipo de<br />

trabajo se puede hacer? Se hace el trabajo que se puede. En<br />

cambio, cuando se ha vivido y han pasado cosas, también uno<br />

se anima a otras cosas. No quiero decir que yo sepa quién soy<br />

(porque todavía tengo mis líos como cualquiera) pero a esta<br />

altura ya encontré otra dinámica de la vida.<br />

–Compuso un personaje de riesgo en Acusada, la<br />

película con Lali Espósito. ¿Cuál es su observación<br />

de la historia? Para mí, lo más interesante de la película,<br />

al margen de la anécdota sobre esta estudiante acusada por<br />

el crimen de su mejor amiga, es el mecanismo de la propia<br />

familia. Es notable la madurez de Gonzalo Tobal, el<br />

director, porque logra un peliculón. Mantiene la dimensión<br />

del thriller (en torno al crimen, investigación, juicio y posible<br />

condena), y la dimensión familiar, donde este hecho extremo<br />

y externo ilumina la propia disfuncionalidad familiar. Es<br />

una familia muy parecida a otras que, si bien, tiene un nivel<br />

socioeconómico determinado, funciona como metáfora de<br />

muchos mecanismos de encierro que ocurren en las familias.<br />

–Ya se difundió que será parte de Dolor y Gloria, la<br />

próxima película de Pedro Almodóvar. ¿Qué significa<br />

eso para usted? Es un sueño cumplido. No lo quería contar.<br />

Quería mantener el secreto hasta que se hiciera porque, quizás<br />

sale mal o el tipo me echa (dice con una sonrisa y ciertos<br />

nervios y aclara: “puede ser, porque él es muy personal”).<br />

Vamos a ver cómo me va, ¡ya te contaré!<br />

–Es que Almodóvar le mueve el piso a cualquiera, ¿no?<br />

Sí, porque el tipo ¡es una bestia! Es de los mejores directores<br />

vivos del mundo. Te puede gustar más o menos pero es<br />

un artista, un Picasso. A mí me encanta y he visto en cine<br />

muchas de sus primeras películas, como Matador o La ley del<br />

deseo. Este nuevo film tiene mucho de esos primeros trabajos.<br />

Es una película muy íntima y personal. Para mí es como<br />

meterme un poco en su imaginario<br />

68


Tema de tapa<br />

siete<br />

La imagen en la era<br />

de los millennials<br />

POR Ramón Reverté*<br />

Si estás leyendo este artículo voluntariamente, probablemente<br />

no eres un millennial, porque todos saben que los millennials<br />

no leen noticias. (1) Qué tanto de cierto hay en esto, es discutible.<br />

Lo que sí es absolutamente contrastado es que los<br />

millennials “leen” fotografías. Y lo hacen masivamente como<br />

ninguna otra generación antes. Esto no es discutible.<br />

El lenguaje de la fotografía les es muy afín por su inmediatez.<br />

Y es natural, esta nueva generación ha crecido en la era<br />

de los programas y apps que usan las imágenes como vehículo<br />

de comunicación. Desde Facebook hasta Instagram<br />

pasando por Pinterest, Snapchat y Tumblr por citar los más<br />

conocidos y usados.<br />

De todas ellas, Instagram es ahora la herramienta con más<br />

usuarios millennials. El 70% de los usuarios lo son y en julio<br />

de 2018, de acuerdo con el periódico Wall Street Journal, se<br />

llegó a 1000 millones de usuarios en todo el mundo. Es la<br />

herramienta básica para compartir sus experiencias mediante<br />

la publicación y el intercambio de fotos.<br />

Todo lo dicho es de sobra conocido y me sirve como antecedente<br />

a lo que me gustaría explorar y responder a la pregunta<br />

que me hizo la revista Quid, ¿cómo ciertos fotógrafos<br />

contemporáneos crearon una estética que hoy en día usamos<br />

todos en las redes?<br />

La respuesta no es fácil porque la cultura visual de los millennials<br />

es enorme y no viene dada solo por la fotografía sino<br />

también por el cine, los videojuegos y la publicidad.<br />

Como editor de libros de fotografía, y después de innumerables<br />

conversaciones con fotógrafos, la respuesta a esta<br />

pregunta es que hay dos grandes figuras que han marcado<br />

el paso hasta nuestros días. El primero es William Klein<br />

(1928) con sus imágenes de alto contraste e impactantes por<br />

su cercanía y honestidad y el segundo es William Eggleston<br />

(1939), el maestro del color y la fotografía “banal”.<br />

Ambos crearon una nueva estética en contra de todo y todos.<br />

Sus trabajos inicialmente fueron criticados severamente<br />

especialmente en el caso de Eggleston. Se anticiparon a<br />

su época y sus planteamientos visuales antiacademicistas, no<br />

fueron entendidos.<br />

Sin ellos no se entendería la fotografía como la conocemos<br />

ahora. Pero, ¿cómo, estos fotógrafos que son unos perfectos<br />

desconocidos para la mayoría de la gente, son los que han<br />

influido a esta generación?<br />

La respuesta es que su estética fue tan arrolladora que se<br />

impuso en las siguientes generaciones y entre sus “discípulos”<br />

están muchos de los que toman fotografías y sin duda la<br />

mayoría de millennials.<br />

Cuando William Eggleston empezó a experimentar en color<br />

en 1965, muy pocos fotógrafos usaban el color en la fotografía<br />

artística. El blanco y negro era la norma. La exposición de<br />

William Eggleston en el MoMA, en 1976, comisariada por<br />

el director de fotografía John Szarkowski, fue la primera<br />

de fotografías en color en el MoMA y un escándalo por dos<br />

motivos: el primero por el uso del color y el segundo, porque<br />

sus imágenes aparentemente no tenían nada de interesante.<br />

Eran banales e intrascendentes. ¿Les suena familiar?<br />

La influencia de Eggleston en las nuevas generaciones de fotógrafos<br />

se puede sentir ahora en fotógrafos más próximos como<br />

Wolfgang Tillmans, Martin Parr o Paul Graham.<br />

Estos fotógrafos probablemente sean más conocidos, o no,<br />

pero sin duda su huella está presente en todos los ámbitos de<br />

la fotografía y es justo el tipo de imágenes que los millennials<br />

utilizan en su comunicación visual.<br />

El otro caso sin parangón y con un lenguaje visual muy<br />

diferente es William Klein. Autodidacta de la fotografía,<br />

cineasta y artista (estudió bajo la dirección de Fernand<br />

Léger). Creó un estilo de fotografía único por sus arrogantes<br />

y prepotentes imágenes urbanas en un blanco y negro de alto<br />

contraste. Sus libros sobre las ciudades de Nueva York, Tokio,<br />

Roma y París, son algunos de los fotolibros más importantes<br />

publicados en el siglo XX y diseminaron su obra en todo el<br />

mundo. El movimiento más importante de la fotografía japonesa,<br />

“Provoke”, con fotógrafos como Daido Moriyama,<br />

Takuma Nakahira y Yutaka Takanashi, o los fotógrafos<br />

suecos Anders Petersen y Christer Strömholm, no harían<br />

las fotografías que hacen sin existir antes William Klein.<br />

Algunos fotógrafos, claramente han sido influenciados por<br />

Eggleston y Klein como es el caso del alemán Juergen<br />

Teller, uno de los grandes de la moda que tiene el don de<br />

la ubicuidad. No parece haber ninguna revista indie que se<br />

precie, que no incluya, o haya incluido, su trabajo. Su presencia<br />

es abrumadora.<br />

Todos estos fotógrafos, a su vez, han influido en otros y aunque<br />

cada uno tiene un estilo personal, en un árbol genealógico<br />

de la fotografía serían parientes de Klein o de Eggleston.<br />

Ciertamente existen voces independientes que también han<br />

trascendido como por ejemplo Nan Goldin, Ryan Mcginley<br />

o Cindy Sherman pero ninguno rivaliza, en mi opinión,<br />

con los antes citados.<br />

Sería bueno que los millennials vieran de primera mano la<br />

obra de estos fotógrafos porque tras ella hay claramente una<br />

intención, un método y una búsqueda. Y nada más fácil que<br />

entrar en Google y ver de primera mano quién está detrás de<br />

sus fotografías tan provocadoras y rupturistas para ver que<br />

siempre hay alguien antes…<br />

(1)<br />

Farhad Manjoo es articulista de tecnología en el New York Times.<br />

*Ramón Reverté es editor de RM y, aunque no es millennial, toma<br />

muchísimas fotografías. Pueden verlas en su cuenta de Instagram<br />

@ramon_reverte<br />

70<br />

71


TV / SERIES<br />

Atlanta<br />

La serie en tono de comedia dramática, creada y protagonizada<br />

por Donald Glover (conocido también como<br />

Childish Gambino), ya ha ganado dos premios Globo de<br />

Oro . También está nominada para los premios Emmy<br />

2018. Si hay una serie que se destacó por encima de<br />

todas, esa es Atlanta. Donald Glover interpreta a un joven<br />

millennial que no tiene donde caerse muerto, sin trabajo,<br />

con una familia que le da la espalda, con una mujer con<br />

la que mantiene una relación abierta, con una hija a la<br />

que adora y, lo más importante, con un primo rapero que<br />

empieza a ser conocido.<br />

Atlanta no analiza la realidad de los afroamericanos en<br />

Estados Unidos, solo la muestra y deja que el espectador<br />

saque sus propias conclusiones. Pero es fácil empatizar<br />

con la injusticia, ponerse en la piel del otro.<br />

La segunda temporada encumbra a Glover como unos de<br />

los talentos creativos más incuestionables e inspirados de<br />

la actualidad. Porque lo que en verdad transmite esta serie<br />

–y he aquí la señal autoral de Glover más contrastable– es<br />

la experiencia de lo que resulta ser negro en los Estados<br />

Unidos, más en concreto, en la Atlanta de hoy en día y en<br />

los circuitos del hip-hop. Pero más allá del concepto que<br />

irradia la ficción, la genialidad es el estimulante y desatado<br />

envoltorio que le permite saltar del mentado realismo, a<br />

una fantasía surrealista o a la comedia absurda. Atlanta supone<br />

la disparidad de tonos, géneros, y la voladura radical<br />

de etiquetas y moldes, para dar con un producto voluble,<br />

mutante, sorprendente y rompedor. Todo ello hilado con<br />

maestría. Los episodios de Atlanta se inscriben entre lo<br />

más notorio y celebrado de esta temporada y denotan la<br />

calidad desbordante, de impacto transversal y multidisciplinario,<br />

de un creador que tiene virtudes renacentistas<br />

que, por el momento, vuelca en un producto televisivo<br />

gourmet de altas prestaciones<br />

Girls<br />

POR LAURA BERTI<br />

A lo largo de sus seis temporadas (2012-2017), la serie de<br />

culto creada, dirigida y protagonizada por Lena Dunham<br />

ha cosechado varios premios, entre ellos dos Globos de<br />

Oro y dos Emmy.<br />

Girls cuenta, con un particular sentido del humor, los<br />

triunfos y humillaciones de cuatro amigas que dan sus<br />

primeros pasos sentimentales y laborales en Brooklyn,<br />

Nueva York. Hannah (Lena Dunham), una escritora que<br />

se emancipa a la fuerza, con un montón de problemas<br />

que le caen de golpe, lleva el mayor peso de la historia.<br />

Luego está Jessa (Jemima Kirke), la inglesa viajera, la<br />

más sexy, la que aparenta ser más libre, irresponsable,<br />

caótica y hippie que las demás, y probablemente lo sea.<br />

También está Shoshanna (Zosia Mamet), la inocente<br />

niña nerviosa, al principio todavía estudiante y virginal. Y,<br />

por último, Marnie (Allison Williams), que al principio<br />

tiene novio formal y termina no soportándolo porque<br />

necesita ser... menos respetada.<br />

La serie es sobre chicas pero no está hecha solo para<br />

chicas. Se destacan los personajes masculinos: Elijah (Andrew<br />

Rannells), el amigo gay de Hannah; Adam (Adam<br />

Driver), primer novio de la protagonista, que hacia el<br />

final se enamora de Jessa; Ray (Alex Karpovsky), mucho<br />

más maduro que el resto, cuyo amor oscila de Shoshanna<br />

a Marnie. Girls retrata a una generación –millennials<br />

convirtiéndose en adultos–, sin frivolidades y con sus<br />

neurosis a la vista<br />

72 73


Entrevista<br />

nueve<br />

Con dos nuevos libros recientemente publicados, Felipe Pigna apuesta a acercar aún más la Historia a los<br />

lectores más chicos. En Mujeres insolentes de la Historia recorre una galería de mujeres que desafiaron las<br />

convenciones de su época en pos de ampliar los derechos femeninos. En El cruce de los Andes, en cambio,<br />

intenta contar de manera novedosa un relato conocido, valiéndose de los eficaces recursos de la historieta<br />

Felipe Pigna<br />

dos nuevos libros recientemente<br />

Entre<br />

editados, Felipe Pigna apuesta<br />

mujeres<br />

a acercar aún más la Historia a los lectores más chicos. En<br />

jeres insolentes de la Historia recorre una galería de mujeres que desafiaron las convenciones de su época en pos de ampliar los<br />

echos femeninos. En El cruce de los Andes en cambio intenta contar de manera novedosa un relato conocido, valiéndose de los<br />

aces recursos de la historieta<br />

valientes y héroes<br />

más humanos<br />

POR Juan Pablo Cinelli<br />

En poco más de sesenta días el prolífico historiador y escritor<br />

Felipe Pigna (Mercedes, Buenos Aires, 1959) ha publicado<br />

dos nuevos libros. El primero en llegar a las librerías fue<br />

Mujeres insolentes de la Historia (Emecé), en cuyas páginas<br />

reúne y repasa la vida de 29 mujeres que le aportaron<br />

potencia femenina a la historia argentina y latinoamericana.<br />

Entre ellas es posible reconocer los nombres de Alfonsina<br />

Storni, Mariquita Sánchez De Thompson, Remedios<br />

De Escalada o Juana Azurduy, mezclados con otros casi<br />

desconocidos como Martina Céspedes, Virginia Bolten<br />

o Anita Périchon, dejando en evidencia el velo que pesa<br />

sobre la mujer en el relato histórico. El otro libro que acaba<br />

de publicarse es El cruce de los Andes (Planeta), donde Pigna<br />

vuelve sobre aquella campaña heroica mil veces revisitada.<br />

Ambos volúmenes tienen algo en común: están dedicados al<br />

público adolescente e infantil.<br />

“El libro sobre el Cruce pertenece a la colección de historietas,<br />

que va por su número 15”, cuenta Pigna. “Es un formato que<br />

me gusta mucho y que hacemos con todo respeto, porque la<br />

historieta en nuestro país tiene representantes de los más importantes<br />

del mundo y de ninguna manera es un subgénero”,<br />

agrega. “Cuando nos metimos dentro de ese universo nos propusimos<br />

hacer un trabajo que respetara el formato, para que<br />

no sea solamente un texto histórico disfrazado de viñeta. Lo<br />

interesante es que desde hace dos años esa colección se está<br />

usando en los colegios, un fenómeno que se dio naturalmente<br />

y a mí me parece muy lindo”, se alegra el autor.<br />

–¿Se lo usa cómo material didáctico? Material motivador.<br />

A partir de eso también estoy yendo a los colegios a hablar<br />

con los chicos, algo que me resulta sumamente interesante.<br />

Lo que hago es responder preguntas. Me parece más útil que<br />

dar charlas que usualmente terminan aburriéndolos. Además,<br />

las preguntas surgen de su propio interés y a partir de ellas se<br />

dan charlas fantásticas.<br />

–¿Qué le aporta a usted ese contacto directo con<br />

chicos? Muchísimo, porque los chicos tienen una mirada interesante,<br />

sin prejuicios, que no está atravesada por ninguna<br />

grieta. Dicen lo que quieren decir, preguntan lo que quieren<br />

preguntar y las charlas tienen una mirada más auténtica.<br />

La mayoría de la gente recuerda a la Historia como algo<br />

vinculado a su infancia, que es el momento en el que estamos<br />

obligados a transitarla en el paso por la escuela. Es decir que<br />

hay un vínculo directo entre Historia y niñez, y a mí me parece<br />

que está bueno darle un sentido a esa relación.<br />

–¿Esa experiencia se vincula al origen de Mujeres insolentes,<br />

el otro libro que acaba de publicar, que también<br />

trabaja sobre un formato pensado para un lector<br />

infantil? Sí, un poco surgió de ahí, porque los chicos y chicas<br />

me preguntaban por esta oleada feminista, si se trata de un<br />

fenómeno nuevo o si tiene antecedentes. La lucha de la mujer<br />

por sus derechos existió siempre, porque nunca se resignaron<br />

al lugar de segundo sexo, como diría Simone de Beauvoir.<br />

Entonces les cuento de Grecia, donde la mujer no tenía ningún<br />

derecho, como los esclavos, pero que sin embargo todos<br />

los grandes dramas, las tragedias e incluso las comedias de la literatura<br />

griega tienen tremendas mujeres protagonistas. Como<br />

Lisístrata y su huelga sexual, que es una historia extraordinaria,<br />

o Antígona, que reclama el derecho a enterrar un familiar, algo<br />

que tiene tanta resonancia en la Historia reciente de la Argentina.<br />

En ellas aparece, ya en el siglo IV o V antes de Cristo, una<br />

mujer que busca el reconocimiento de sus derechos.<br />

–Mujeres insolentes revela la exclusión deliberada de<br />

la mujer en el relato histórico, porque de los veinte o<br />

treinta personajes del libro, apenas son dos o tres los<br />

nombres que resultan familiares. La mayoría ha sido<br />

ignorada. Incluso algunas de las insolencias que estas mujeres<br />

sostuvieron hoy resultan hasta graciosas. Estudiar medicina,<br />

por ejemplo, que en la actualidad forma parte de lo cotidiano.<br />

Pero cuando Cecilia Grierson, la primera estudiante<br />

y la primera mujer recibida en medicina, ingresa a la facultad<br />

recibió de sus compañeros lo que hoy llamaríamos bullying<br />

y el maltrato de los docentes. El primer profesor que le<br />

toma examen deja anotado en las actas: “Conste que le estoy<br />

tomando examen a un ser inferior”.<br />

–El libro reúne historias de mujeres que vivieron entre<br />

la llegada de los europeos a América y comienzos del<br />

siglo XX. ¿Por qué se detiene ahí? Se trata de un primer<br />

tomo y habrá al menos un segundo. Por eso elegí a las indígenas<br />

rebeldes, a las guerreras, a las escritoras. En ese momento<br />

escribir y firmar los propios libros con su nombre, como<br />

hicieron Juana Manso o Manuela Gorriti, era un acto<br />

de insolencia, porque las mujeres firmaban con seudónimo<br />

masculino, algo que un pibe de hoy no entiende.<br />

–Pequeños actos para el presente, pero fundamentales<br />

para iniciar esa lucha que hoy sigue. Pensá que las primeras<br />

mujeres en firmar sus libros aparecen recién a principios<br />

del siglo XIX, como Madame De Staël y fundamentalmente<br />

Mary Shelley, la autora de Frankenstein, que de alguna<br />

manera es el primer best seller firmado por una mujer. Shelley<br />

además era hija de una reconocida intelectual feminista.<br />

–También es cierto que cuando su madre murió su padre<br />

no se la hizo fácil. Lo significativo es que su padre era<br />

75


Entrevista<br />

diez<br />

William Godwin, un protoanarquista. Ya lo decía Virginia<br />

Bolten, una dirigente anarquista nacida en Uruguay que realizó<br />

casi toda su actividad política en Argentina y que en 1896<br />

fundó La voz de la mujer, el primer periódico anarquista<br />

femenino en América Latina. Ella denuncia que sus propios<br />

compañeros son patriarcales. Porque el anarquismo es una<br />

ideología muy libertaria, moderna y revolucionaria, pero<br />

mantenía conceptos patriarcales como que la mujer tenía que<br />

estar en la casa para que los hombres pudieran salir a militar.<br />

–Es que el dogma de los movimientos revolucionarios<br />

durante el siglo XX en algunos puntos no es muy<br />

diferente del dogma más conservador. Es cierto. El<br />

machismo ha sido muy fuerte en el estalinismo y sigue siendo<br />

muy fuerte en Cuba. Es evidente que el machismo atraviesa<br />

las ideologías y que el feminismo es lo más progresista de la<br />

actualidad. Es interesante cómo pone en cuestión al sistema,<br />

a la hipocresía e incluso a la propia mujer machista, que no<br />

son pocas. Algunas quizás no se den cuenta, porque han sido<br />

educadas de ese modo.<br />

–¿Con un libro como este, con un formato dirigido<br />

a chicos y adolescentes, lo que busca es influir en la<br />

instancia educativa? Influir puede sonar a que uno está<br />

catequizando. La intención es aportar información, porque<br />

muchas veces los chicos no la tienen.<br />

–¿Incluso con el auge actual de los movimientos feministas?<br />

Vos lo dijiste: la mayoría de las mujeres incluidas en<br />

el libro son desconocidas, cuando deberían formar parte de<br />

la historia argentina. No debiera ser necesario hacer libros<br />

especiales sobre ellas. Se trata entonces de informar, que se<br />

sepa que esto no es nuevo y, aunque hoy el tema es muy fuerte<br />

y tiene mucha presencia en los medios, que la mujer nunca<br />

dejó de luchar por sus derechos. Y que si no protagonizó los<br />

grandes momentos históricos no fue por propia voluntad: la<br />

realidad es que no las dejaban. En nuestro caso, por ejemplo,<br />

las mujeres tenían la entrada prohibida al Cabildo, no tenían<br />

voz ni voto, ni podían publicar ideas en la prensa. Hacían lo<br />

que podían, pero no porque no quisieran hacer más cosas.<br />

–Hay un contraste entre sus libros nuevos. En Mujeres<br />

insolentes aborda un tema poco transitado en<br />

el que es más fácil aportar novedades. En cambio,<br />

sobre el Cruce de los Andes se ha dicho muchísimo.<br />

¿Cómo resolvió el desafío de volver sobre una historia<br />

tan contada? Me encanta eso, porque es ahí donde uno<br />

tiene que ver qué diferencia puede aportar. Y San Martín<br />

es un hombre tan extraordinario que siempre es posible<br />

encontrar algo para decir. En el libro sobre el Cruce trato<br />

de mostrarles a los chicos el San Martín que se desvela por<br />

esa acción y que, lejos de ser un superhéroe, es una persona<br />

con muchos problemas de salud, que conoce sus limitaciones<br />

y confiesa en una carta: “Lo que no me deja dormir<br />

son esos montes”. Traté de revelar al San Martín político,<br />

al gobernador de Cuyo, que no suele aparecer en los textos<br />

para chicos, que hacen hincapié en lo épico y lo militar, que<br />

es una parte fundamental pero no el todo. Y el cruce de los<br />

Andes fue primero una acción política.<br />

–¿Y qué es lo que busca al recurrir a esas herramientas<br />

específicas? Me interesa humanizar, que la gente entienda<br />

que los personajes históricos fueron personas, y correrme<br />

del principio de ejemplaridad, que hace que los personajes<br />

ejemplares sean a la vez inaccesibles. ¿Cómo tomar ejemplo de<br />

una persona que es infinitamente superior a mí y al que nunca<br />

podré alcanzar? Lo más probable es que ante ese desafío uno<br />

renuncie, porque no es posible igualar a San Martín. A mí<br />

me parece que la cosa va por otro lado, por tomar los valores<br />

que él defendió: la honestidad, el patriotismo, la empatía, el<br />

desinterés económico. Y ahí es más fácil, porque para ser como<br />

San Martín ya no es necesario imitarlo. Tomar ejemplo no es<br />

imitar. Entonces, para mí, humanizar es contar la verdad<br />

Pablo Bernasconi<br />

Con dos nuevos libros recientemente editados, Felipe Pigna apuesta a acercar aún más la Historia a los lectores más<br />

chicos. En Mujeres insolentes de la Historia recorre una galería de mujeres que desafiaron las convenciones de su época<br />

en pos de ampliar los derechos femeninos. En El cruce de los Andes en cambio intenta contar de manera novedosa un<br />

relato conocido, valiéndose de los eficaces recursos de la historieta<br />

“Hago libros<br />

para meterme en<br />

problemas”<br />

El ilustrador y escritor, finalista del prestigioso premio Hans Christian Andersen 2018, reside hace un<br />

tiempo en San Carlos de Bariloche. Pasó por Buenos Aires para presentar su más reciente producción,<br />

El infinito (Sudamericana), donde propone una mirada más sutil y emancipada de la realidad<br />

POR María Fernanda Guillot<br />

76<br />

77


Cuando los conocimientos no explican. Cuando las explicaciones<br />

no reparan en la belleza. Cuando la belleza, en puntas<br />

de pie, pide en un susurro su relevancia. Entonces aparece<br />

la poesía y de su mano, Pablo Bernasconi (Buenos Aires,<br />

1973). La belleza los toma de la mano y, en ronda, los tres se<br />

van a pasear por ahí.<br />

El autor no es poeta; en realidad, es un diseñador gráfico que<br />

escribe y dibuja poesía. Su último libro, El infinito, invita a sumarse<br />

a una de esas rondas. La tapa es una Vía Láctea en la que<br />

hay una puerta calada. Detrás de ella, un rey da la bienvenida al<br />

libro. “Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme<br />

rey de un espacio infinito”: la cita de Hamlet (el mismo epígrafe<br />

del cuento El Aleph, de Borges) funciona como el “Había<br />

una vez”. Le siguen descripciones con su correspondiente<br />

ilustración. “Es una hormiga que perdió la fila y deambula confiada<br />

por entre las patas de un elefante” junto a la ilustración de<br />

un hombre pequeñísimo caminando entre edificios gigantes.<br />

“Es una idea que no quiere, no se deja, se rehúsa a ser en una<br />

palabra” y, al lado, una lapicera hecha jaula: un ave sale volando<br />

de su pluma. Entre las páginas, el rey de la portada hace guiños<br />

y cameos. El infinito propone sorpresas y reflexiones.<br />

Por obras así, Pablo Bernasconi logró el reconocimiento<br />

internacional. Sus libros se publican en Reino Unido, Alemania,<br />

Estados Unidos, Australia, Brasil y Corea. Fue uno de los<br />

seis candidatos al premio Hans Christian Andersen (conocido<br />

como “el Nobel de literatura infanti y juvenill”) en la categoría<br />

Ilustradores.<br />

–¿Cuándo nace El infinito? La semilla estaba en La verdadera<br />

explicación (Sudamericana, 2012), un libro anterior.<br />

Ahí el tema tenía un anclaje solo en lo literario y consideré<br />

que daba para muchísimo más. Como a cualquier escritor<br />

me pasa que, una vez publicado el libro, pienso: “Esto podía<br />

haber sido mejor” o “Me quedé corto”. Lo que me llamó mucho<br />

la atención es que la palabra “infinito” alberga una visión<br />

que puede ser sumamente dramática y tremenda o te ofrece<br />

la libertad de algo sin límites. Cuando era chico, alguien<br />

preguntó en clase qué era el infinito. Unos días más tarde, la<br />

maestra nos explicó el concepto en términos matemáticos.<br />

Yo la pasé muy mal, fue muy angustiante. Entonces, mucho<br />

tiempo después, me propuse hablar del infinito sin esa<br />

angustia: teniendo en cuenta que puede generarla, pero que<br />

también hay otra forma de mirarlo.<br />

–Cuesta precisar si es un libro infantil o para adultos<br />

¿Es una obra de chicos para grandes? Lo que sucede<br />

conmigo es que no soy fácil de ubicar en las estanterías de<br />

las librerías (imita a un vendedor consternado, con un libro<br />

en la mano). Claramente, El infinito no apunta ni a niños ni a<br />

adultos. Un niño puede descubrir cosas en él, habrá otras que<br />

quedarán fuera de su raciocinio y algunas, para más adelante.<br />

–¿Qué pasó con esa angustia que le generaba el infinito?<br />

En ese proceso poético de estar atento a un montón de<br />

cosas, de encontrar relaciones entre unas y otras, se alivió.<br />

–¿Ese “alivio” forma parte de las razones por las que<br />

hace libros? Yo vengo de una familia de científicos y meterme<br />

en problemas me llama mucho la atención. Para mí, un libro es<br />

la búsqueda del problema. Me voy a meter en algo de lo que<br />

no conozco la respuesta y eso es muy interesante: tengo que<br />

buscarla. “¿Está acá la respuesta? No. ¿Está allá? Tampoco”. Y<br />

no sé si finalmente voy a encontrarla. Pero partir de la respuesta<br />

para mí es un híbrido, como leer el diario al revés.<br />

–¿Qué es lo que más le interesa de un libro? Que proponga<br />

un juego. Abrirlo y que sea “esto se juega así”. Eso me gusta<br />

y es lo que intento con mis libros: una construcción lúdica con<br />

un riesgo de cosa seria. Porque los libros son cosa seria.<br />

–¿Cuándo decidió la fusión del ilustrador y el escritor?<br />

Empecé ilustrando y en un momento entendí que la imagen<br />

requería de un recurso poético extra. Si el texto se hacía<br />

presente, debía tener una partida de nacimiento justificada,<br />

hacerse valer, no estar solamente como un adorno. No es de<br />

una sumatoria de texto más imagen, necesito que esos socios<br />

se multipliquen en potencia. Hay cosas que la imagen dice<br />

y el texto, no. Y viceversa. Ambos se necesitan. Pero no me<br />

obligo a que los dos estén presentes todo el tiempo. La relación<br />

de empatía entre dos recursos es una alquimia, obtener<br />

oro del plomo. A veces digo: “No era necesaria esta imagen<br />

acá” o “Es redundante porque la imagen ya lo cuenta”. Me<br />

pasa con mis libros y con los de otros.<br />

–¿Por qué esa “sobreexplicación”? Por vicio. También,<br />

por inseguridad con respecto al lector. Trabajo en el diario La<br />

Nación. Y claro, cuando el público se expande, quedás muy<br />

al borde de ser críptico o ser condescendiente. Para mí, ser<br />

condescendiente es el peor de los delitos. Pero, en el fondo,<br />

los dos son actos de soberbia: “No me vas a entender”.<br />

–¿Respeta un orden, primero escribe los textos y<br />

luego se dedica a las ilustraciones? En El infinito tenía la<br />

mayoría de los textos escritos. Pero en El diario del Capitán<br />

Arsenio (Sudamericana, 2012) hice hasta la tapa del libro y<br />

recién después me puse a escribir. A veces, una imagen es tan<br />

potente que les grita a las palabras: “Chicas, vengan por acá”.<br />

–Mientras trabaja en un libro, ¿mantiene alguna<br />

rutina? Como no vivo de los libros sino de mi trabajo en el<br />

diario, siento que los hago cuando tengo tiempo, en los ratos<br />

libres. Sin embargo, ocupan en mi cabeza la mayor parte<br />

del tiempo. Me pongo en sintonía fina y soy permeable, con<br />

una concentración altísima: nada más que ese tema me va<br />

a llamar la atención. No es una cuestión de rutina laboral,<br />

sino de un foco que mantengo las 24 horas mientras hago<br />

otras cosas. Cuando hice Zapatero pequeñito (Comunicarte,<br />

2015), con María Teresa Andruetto, todo el tiempo<br />

observaba zapatos, cordones y cueros. El año pasado, iba al<br />

supermercado, el carnicero me decía algo y yo lo pensaba<br />

alrededor del infinito.<br />

–¿Cuál es su mayor gratificación como autor? Son<br />

varias, pero la principal es que yo utilizo mis libros. Mentiras<br />

y moretones (Sudamericana, 2016) habla sobre un año<br />

horrible que tuve. Se enfermó mi hija, murió mi vieja, perdí<br />

todos mis ahorros. Todo era “y ahora, ¿qué más?”. Pensé: “Si<br />

lo puedo contar con belleza, voy a entender que algo aprendí,<br />

algo le saqué”. A partir del libro hice una obra de teatro con<br />

un músico y un actor; yo dibujo en vivo. Habla de magia y es<br />

muy bernasconiana, con todos los hilos al aire. La estamos<br />

paseando por todo el país.<br />

–¿Qué es lo que da pie a un libro? Hace dos semanas,<br />

volvía con mi hijo Franco de inaugurar una muestra.<br />

Mientras manejaba, empezó a nevar. Pasó un auto rojo, yo<br />

rebajé y nos caímos por un barranco. No nos pasó nada.<br />

Ahora estoy con el tema del seguro y dicen que solo pagan<br />

en caso de destrucción total. Y surge: “Ojalá sea destrucción<br />

total”, como deseándola. ¡Eso me hace tanto ruido! Algo va<br />

a salir de ahí<br />

78<br />

79


Entrevista<br />

once<br />

Adam Silvera<br />

Cómo escribirse<br />

a uno mismo<br />

El autor estadounidense fue la estrella invitada de la Feria del Libro Infantil y Junvenil. Sus<br />

novelas, protragonizadas por personajes queer, son best sellers internacionales que se<br />

proponen crear un mundo más tolerante con lo diferente. En una charla íntima, nos contó<br />

de dónde viene su obsesión temática por la muerte, el rol social de la literatura, su próxima<br />

incursión en el género fantasy y cómo fue escribir a dúo con Becky Albertalli<br />

POR Antonela de Alva


Desde que publicó su primer libro, Recuerda aquella vez,<br />

Adam Silvera (Nueva York, 1990) se convirtió en uno de los<br />

autores juveniles más aclamados por la crítica, llegando a integrar<br />

la lista de best sellers del New York Times. A ese libro, le<br />

siguieron Solo quedó nuestra historia y Al final mueren los dos<br />

(Puck, 2018), todos protagonizados por jóvenes centroamericanos<br />

queer. En Argentina hizo furor: sus fans lo esperaron con<br />

ansias, tiene verdaderos fanáticos. Es que el autor lleva la bandera<br />

LGTB+ como pocos y, gracias a sus novelas, nos hace ver<br />

sin caer en clichés que, no importa a qué comunidad elijamos<br />

pertenecer, todo se trata únicamente de vivir.<br />

–Usted ya es un autor exitoso y sus libros son muy esperados<br />

entre los jóvenes. ¿Cómo es su proceso de escritura?<br />

Simplemente escribo. No fui a la universidad, solamente<br />

tuve una sola clase de escritura creativa durante la mitad del<br />

último año de secundario. Escribo sobre la base de lo que<br />

conozco de las historias, de libros, de videojuegos, de series de<br />

televisión, de películas, y, de hecho, me escribo a mí mismo.<br />

–¿Qué le sucede cuando se escribe a sí mismo, sobre<br />

todo recurriendo al tema de la muerte en cada libro?<br />

Es terapéutico. Con mucha frecuencia, escribo estos libros<br />

tratando de responder preguntas que tengo. Por ejemplo,<br />

en el caso de Solo quedó nuestra historia: ¿qué haría yo<br />

si una persona que realmente amo, muriera? Y, en el caso<br />

de Al final mueren los dos: ¿qué pasaría con una muerte<br />

inesperada? Uso estas cuestiones como motores para poder<br />

adentrarme en este viaje y ver cómo, en lo personal, me confrontaría<br />

con una determinada situación. Me gusta ver que<br />

los personajes encuentran sus victorias, sus triunfos porque,<br />

si algo trágico ocurre, no tendría que ser necesariamente<br />

una devastación total sino que también tiene que existir<br />

la oportunidad de encontrar belleza en eso. Y, también, la<br />

reinvención de uno mismo y de la vida.<br />

–¿Siempre pensó tan profundamente el tema de la<br />

muerte? He pensado en la muerte durante mi vida adulta y<br />

eso fue lo que me condujo a la escritura de estos libros. Son<br />

preguntas e ideas que se han puesto de relieve durante mi<br />

adolescencia pero que, en ese momento, no había podido<br />

poner en palabras, hasta que me senté a escribir estos libros.<br />

Ahora estoy trabajando en una novela de fantasy que, definitivamente,<br />

tiene que ver con la muerte y el renacimiento.<br />

Estas son ideas que no me puedo sacar de encima, y hay<br />

tanto que no sabemos... ¿Qué ocurre después de la muerte?<br />

Es uno de los grandes misterios de la vida así que, probablemente,<br />

siga escribiendo sobre eso.<br />

–¿Cómo fue volverse un escritor famoso y empezar a<br />

recibir opiniones sobre lo que escribía? Es una transición<br />

constante pero, la mayor parte de las veces, cuando<br />

escribo un libro, lo hago para mí primero. Es lo único que<br />

puedo hacer porque si trato de escribir un libro para cada<br />

persona que opinó sobre uno de mis libros, sería imposible.<br />

Es difícil escribir con tantas opiniones dando vueltas, entonces,<br />

escribo primero la historia que me hubiera gustado tener<br />

cuando era adolescente, y espero que los demás conecten con<br />

eso. Y si no conectan con eso, no pasa nada.<br />

–Al final mueren los dos es terriblemente conmovedora<br />

pero también lo son sus otras dos novelas. ¿Qué siente<br />

cuando termina un libro? Me siento aliviado, contento,<br />

rara vez me siento súper triste cuando los personajes se van<br />

porque siento que pasé tiempo de calidad con ellos y, logré<br />

que llegaran al lugar que yo quería que llegaran. Se siente<br />

como tener un hijo y enviarlo al colegio y que se reciba.<br />

Creo que debe ser una sensación similar. Te crié, te cuidé, te<br />

alimenté y ahora sos libre.<br />

–En base a la fama que adquirió Los cuentos de la<br />

criada con la serie de Hulu en este contexto histórico,<br />

¿cuál cree que es el aporte de la literatura a los derechos<br />

humanos? En mis libros estoy mostrando gente queer<br />

que está viva, muestro las luchas cotidianas que la gente no<br />

tiene en cuenta, que no las ve. Muestro chicos queer que se<br />

enamoran, que es algo verdaderamente increíble. Yo sé que<br />

es increíble. No lo experimenté en mi propia piel cuando era<br />

adolescente porque era tabú y no se plasmaba en la literatura.<br />

Los chicos están siendo vistos gracias a los libros y que se<br />

sientan validados en sus propias vidas es algo maravilloso.<br />

–¿Lo toma como un acto de militancia? Sí, lo veo como<br />

una especie de activismo, tanto escribir como leer estas<br />

obras. El hecho de darles apoyo y, por ejemplo, que los fans<br />

escriban o dibujen sobre los libros, es la manera de decir “ustedes<br />

no van a poder silenciarnos. Nuestra voz se está alzando<br />

cada vez más, sin lugar a dudas”.<br />

–¿Por qué escribir? Para mí es algo instintivo. Si no lo<br />

hago, me pongo ansioso. Tengo tantas ideas en mi cabeza<br />

que podría hablar de esas ideas con la gente pero lo que me<br />

hace sentir más pleno es poder crear. A mí me gusta poder<br />

meterme en la cabeza de estos personajes, y la única manera<br />

de hacerlo es sentarme con la notebook y hacer que cobren<br />

vida. La verdad es que para mí es imposible no escribir.<br />

–¿Alguna vez tuvo una experiencia tan cercana a la<br />

muerte para que se volviera un tema central en sus<br />

libros? Cuando tenía 11 años, vivía en la ciudad de Nueva<br />

York y tuvo lugar el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre.<br />

Unos meses más tarde, murió en un accidente de<br />

avión mi tío favorito. No me di cuenta de esto hasta el otoño<br />

pasado. En ese momento, advertí que se había instalado el<br />

tema de la muerte porque tenía un tío que, de repente, no tenía<br />

más. Y todo porque se había subido a un avión. Recuerdo<br />

que estaba en la escuela cuando me enteré de que las Torres<br />

Gemelas habían sido derribadas por el ataque terrorista de<br />

un avión. Desde entonces, cuando escucho la explosión de un<br />

generador o el sonido fuerte de un auto, pienso: “Oh, Dios<br />

mío, nuevamente un ataque terrorista”. Tengo 28 años pero<br />

estas experiencias uno nunca se las saca de encima. Cada vez<br />

que subo a un avión, tengo mucha ansiedad, por ejemplo.<br />

–¿Cómo hizo a partir de este miedo, para vivir el día a<br />

día y disfrutarlo al máximo? No siempre es fácil. Siempre<br />

me pregunto si en el lecho de muerte –cuando sea viejito,<br />

esperemos que así sea– voy a lamentar no haber hecho algo.<br />

Voy a lamentar, por ejemplo, no haber hecho este paseo, no<br />

haber viajado a tal país por miedo a volar, voy a lamentar no<br />

haber cantado en el karaoke a pesar de cantar muy mal. La<br />

respuesta es sí. Siempre voy a lamentar no haber hecho algo<br />

que me diera alegría y esto es lo que me estimula a hacer las<br />

cosas a pesar de que tenga nervios o sienta terror. Siento que<br />

siempre trae alegría hacer esas cosas, lo que me impulsa y me<br />

sacan de la zona de confort.<br />

–¿Qué libros lo ayudaron a salir de su zona de confort?<br />

Nunca salí de mi zona de confort hasta los 20 años. Los<br />

únicos libros que leí en mi adolescencia fueron los de Harry<br />

Potter y los que me mandaban en la escuela como tarea –no<br />

siempre los leí porque me resultaban sumamente aburridos–.<br />

La cuestión pasa por haber sido capaz de escribir sobre<br />

mis miedos. Eso fue lo que me sacó de mi zona de confort.<br />

Puede sonar mal decir que mis libros me ayudaron pero es<br />

la verdad. No escribo libros solo para divertirme, es algo<br />

terapéutico. Escribo libros para navegar por mi mundo y para<br />

ayudarme a mí a ser mejor persona.<br />

–A todos nos marcó J. K. Rowling… ¿Cómo influyó en<br />

su carrera? Me encantaba la idea de ir a clase y aprender<br />

hechizos, hacer pociones. En mi casa, cuando estaba en la cocina,<br />

hacía de cuenta que estaba haciendo pociones. También<br />

solía tomar ramas de árboles y hacía de cuenta que eran varitas<br />

mágicas. O cuando me ponía un suéter, pensaba que era un<br />

estudiante de Hogwarts. Además, iba a una escuela llamada<br />

Spellman (Hombre de los hechizos), entonces decía que era un<br />

hombre de los hechizos. Me gusta la idea de sentir la presencia<br />

de la magia en mi imaginación. Eso es lo que Harry Potter me<br />

inspiró a sentir y, realmente, ahora es increíble ver que estoy<br />

escribiendo una historia de fantasy tantos años después.<br />

–¿De qué tratará esta nueva novela que aún no terminó?<br />

Es una historia que tiene que ver con el Ave Fénix, una<br />

criatura mítica de la que he estado muy pendiente durante<br />

más de una década. Esta novela tiene mucho que ver con el<br />

renacimiento. Por lo que es maravilloso utilizarla para que<br />

esté como en diálogo con los pensamientos sobre la muerte<br />

que suelo tener. Y, también, es muy gay. Todos los personajes<br />

son súper queer y eso me hace sentir muy orgulloso.<br />

–Es fanático de Marvel, ¿qué superpoder le gustaría<br />

tener? Me gustaría teletransportarme para no tener que<br />

subirme a un avión. Sería genial poder decir: “Mañana tengo<br />

que estar en Argentina por un evento”, y, de repente, nos vemos.<br />

Si uno se puede teletransportar también puede escapar<br />

de cualquier situación peligrosa.<br />

–A fin de año, saldrá en español ¿Qué pasa si somos<br />

nosotros?, la novela que escribió con Becky Albertalli,<br />

la autora de Yo soy Simón. ¿Cómo fue trabajar a dúo?<br />

Becky es una de mis mejores amigas y antes de conocernos en<br />

persona, ya queríamos escribir un libro juntos. Dos meses después<br />

de nuestro encuentro online, Becky me contó una historia<br />

y yo le dije que sería copado escribir una novela así pero gay y<br />

ella estuvo de acuerdo. Entonces empezamos a crear cada uno<br />

de nuestros chicos: decidimos cómo se iban a encontrar, cómo<br />

sería el final. Becky escribía un capítulo y yo otro después. Y así<br />

sucesivamente. No sabíamos cómo iba a ser la historia pero era<br />

muy divertido ver cómo las cosas iban cambiando. Y cambió<br />

bastante desde que la escribimos hace cuatro años.<br />

–¿Qué cree que tiene que cambiar en el mundo para<br />

que se nos permita vivir libremente? Creo que necesitamos<br />

que se expresen más las personas que se alían con<br />

nosotros y hacer que la gente queer se sienta más a salvo. Si<br />

ven que alguien está sufriendo bullying, hay que ayudarlo<br />

para que no ponga en peligro su vida tratando de defenderse<br />

solo. A veces, los queer tienen que depender de otros queer<br />

para sentirse protegidos. Es necesario que los heterosexuales<br />

defiendan a los queer. Es importante que las personas fuera<br />

de nuestra comunidad queer nos reconozcan como humanos<br />

y que estén dispuestos a protegernos<br />

82 83


Entrevista<br />

doce<br />

Marissa Meyer<br />

“Aprendí a<br />

confiar en mí<br />

como autora”<br />

A fuerza de talento y disciplina, se convirtió en una de las escritoras de ficción<br />

juvenil más exitosas del mundo. Sus doce libros fueron publicados en más<br />

de treinta idiomas y encabezan la lista de best sellers. En clave steampunk, su<br />

universo de androides, villanos y prodigios cautiva a sus lectores<br />

POR María Fernanda Guillot<br />

Cada mañana cruza el jardín de su casa en Tacoma<br />

(Washington) y entra a su búnker: un estudio de madera<br />

construido por su marido, que es carpintero. Durante<br />

una hora, se dedica a responder e-mails y mirar las redes<br />

sociales. Después, con la guía de una app, medita durante<br />

quince minutos. Desde que incorporó ese hábito, cuenta,<br />

descansa mejor por las noches.<br />

Luego establece cuántas palabras va a escribir ese día y,<br />

finalmente, programa la alarma del celular para que suene<br />

cada dos o tres horas. Cada vez que eso suceda, se levantará<br />

para jugar un rato con sus hijas mellizas, de cuatro años,<br />

comer algo o estirar su cuerpo. Luego retomará su universo<br />

de cyborgs, androides, seres con poderes extraordinarios,<br />

venganza, secretos y justicia.<br />

La rutina de trabajo de Marissa Meyer (1984) es tan simple<br />

y efectiva como su escritura. Un orden que le permitió publicar<br />

doce novelas en los últimos seis años, traducidas a más<br />

de treinta idiomas. Su tetralogía Crónicas lunares (VR YA) la<br />

convirtió en autora de best sellers de literatura juvenil.<br />

Todo comenzó con Cinder, una historia futurista protagonizada<br />

por una adolescente de 16 años convertida en cyborg.<br />

Experta en mecánica, esta Cenicienta convive con el desdén<br />

de su madrastra, a quien debe entregarle el dinero que gana<br />

reparando androides. Una epidemia mundial la enfrentará<br />

con su misterioso pasado y, de la mano del príncipe Kai,<br />

se convertirá en heroína. A esta novela le siguieron otras<br />

versiones steampunk de Caperucita roja (Scarlet), Rapunzel<br />

(Cress) y Blancanieves (Winter). Con cada uno de cuatro<br />

85


libros de la saga de Crónicas lunares, el éxito crecía. Más y<br />

más ejemplares vendidos, más y más lectores. Ahora acaba de<br />

lanzar Wires and Nerves 2 (VR YA), el segundo volumen de<br />

la novela gráfica protagonizada por los personajes de esa saga.<br />

Una nueva historia, un reencuentro.<br />

–¿Por qué decidió ser escritora? Y de ficción YA (Young<br />

Adult), además. Siempre me gustó leer. Cuando empecé la<br />

escuela me enganché con los cuentos de hadas y los de los hermanos<br />

Grimm. Había algo oscuro en ellos que me encantaba.<br />

Otro de mis escritores favoritos era Roald Dahl, el autor de<br />

Charlie y la fábrica de chocolate. Así empecé a descubrir mis<br />

héroes de la ficción. Ana la de tejas verdes era una de mis favoritas:<br />

una chica con una imaginación increíble, un poco torpe<br />

y rara, a la que no le importaba lo que la gente pensara de<br />

ella. Me sentí muy identificada, yo era muy parecida a ella. Un<br />

día descubrí que detrás de esas historias y personajes que me<br />

encantaban había un autor. Me di cuenta de que eso podía ser<br />

un trabajo, una opción de vida. A los 16 años empecé a escribir<br />

un relato sobre una princesa que tenía mi edad de entonces.<br />

Nunca la terminé, pero hice otros intentos y todos los protagonistas<br />

tenían 16 años. Fue una decisión inconsciente.<br />

–¿Y fue más deliberada la elección del género de<br />

ciencia ficción? Hace algunos años me inscribí en un concurso<br />

de relatos en el que daban dos consignas, una historia<br />

futurista y un personaje de un cuento de hadas, y los participantes<br />

teníamos que optar por una. Me pareció más divertido<br />

combinar las dos y escribí un relato sobre el gato con botas<br />

en tono de ciencia ficción. Me di cuenta de que había mucho<br />

potencial en ese tipo de historias y decidí hacer una serie.<br />

Tres años después, me compraron los derechos de Cinder, la<br />

primera novela de Las crónicas lunares.<br />

–¿Qué sintió cuando tuvo su primer libro impreso en<br />

las manos? Fue increíble. Ya había llorado cuando me mandaron<br />

las copias para revisar antes de que Cinder saliera a la<br />

venta. Pero cuando tuve el libro en mis manos… ¡Wow! Es<br />

muy emocionante. Me pasa lo mismo hoy, que llevo doce libros<br />

publicados. Cuando el otro día recibí Arch Enemies, que<br />

es la segunda parte de Renegados, lo sentí como un logro. ¡Lo<br />

hice de nuevo!<br />

–¿Estaba preparada para el éxito que logró? Fue una sorpresa<br />

maravillosa. Yo soñaba mucho con ser escritora, hacer un<br />

tour de presentación, reunirme con fans, que Hollywood adaptara<br />

mis libros. Así que cuando eso se convirtió en realidad, de<br />

alguna forma estaba preparada. ¡Lo visualicé! Al mismo tiempo,<br />

cada día soy consciente de mi suerte. Porque no todos los<br />

escritores tienen esas oportunidades. Estoy viviendo mi gran<br />

sueño: que mi trabajo sea contar historias. Y que haya personas<br />

que las lean y las disfruten en distintos países.<br />

–Desde el primer libro publicado al último, ¿qué<br />

aprendió en el camino? Aprendí a confiar en mí misma.<br />

Cada libro implica un reto nuevo. Muchas veces me encuentro<br />

con dudas, con miedos, con pensamientos del estilo:<br />

“¿Para qué me metí con esto, si no lo voy a poder hacer?”.<br />

Es algo que me pasa, sobre todo, cuando encaro un desafío<br />

nuevo, como puede ser una historia más compleja, o frente a<br />

una fecha de entrega inmediata. Pero sé que finalmente voy<br />

a hacerlo. Aprendí a rescatarme de esos cuestionamientos y<br />

a salir adelante, me lo enseñó la experiencia. Tengo amigos<br />

escritores con los que hablo de esto, a todos nos gana la incertidumbre<br />

en algún momento. Cuando me sucede, llamo a<br />

alguno de ellos porque va a entenderme mejor que nadie.<br />

–Además de contar una buena historia, ¿qué otras<br />

cosas le preocupan como autora? Trato de ser fiel a la<br />

historia que tengo en mi cabeza. Mis lectores están muy<br />

involucradros con Crónicas lunares. Como mi intención es<br />

que disfruten de las nuevas historias, busco un balance entre<br />

lo que ellos esperan y lo que quiero contar. Me preocupa<br />

mucho eso. También cuido mucho a los personajes. Los protagonistas<br />

tienen los desafíos más importantes a lo largo de la<br />

historia y van creciendo junto con el relato. Llega un punto<br />

en el que los veo como personas reales que me acompañan,<br />

como si fuera un grupo de amigos.<br />

–Su libro Renegados (VR YA), publicado este año en<br />

la Argentina, habla de un sindicato de personas con<br />

superpoderes. Si usted formara parte de un grupo así,<br />

¿qué habilidad le gustaría tener? Igual que Nova, una<br />

de las protagonistas, me gustaría tener esa doble capacidad<br />

de no dormir y la de hacer que alguien se duerma con solo<br />

tocarlo. Me encantaría no dormir nunca. Amo mi vida, pero<br />

es muy agitada. No me alcanzan las horas del día para hacer<br />

todo lo que quiero: escribir, leer, tocar el ukelele, cocinar,<br />

cuidar mi jardín y mi huerta. ¡No tengo tiempo!<br />

–¿Cuándo aprendió a tocar el ukelele? Siempre admiré<br />

a esas personas que saben tocar un instrumento musical. Mi<br />

esposo es guitarrista, tiene un talento increíble. Hace poco<br />

empecé a tomar clases de ukelele porque me gusta el sonido<br />

que tiene, hay algo en él que me hace sonreír.<br />

–¿Se imagina cómo sería su vida sin la escritura? Con<br />

tiempo para cocinar y tocar el ukelele… Antes de<br />

publicar, yo era correctora freelance de una editorial. Me<br />

encantaba lo que hacía y tenía bastante libertad. Escribir<br />

era un hobby, no un trabajo. Supongo que seguiría haciendo<br />

eso, contenta con mi vida<br />

86


RECOMENDADOS INFANTILES / JUVENILES<br />

POR MARÍA FERNANDA GUILLOT<br />

Entrevista<br />

trece<br />

BOSQUE MISTERIOSO<br />

Colección Súper Mágicos<br />

Sigmar<br />

No es solo un libro para colorear. O un libro<br />

que permite inventar historias encantadas<br />

mientras se pinta de rosa a un conejo, se<br />

le regala verde a una ranita o violeta a un<br />

murciélago. Bosque misterioso es una sesión<br />

de magia. El entusiasmo sigue a las risas que<br />

siguen al asombro.<br />

Cuando los dibujos coloreados se enfocan<br />

con un celular o una tablet, cada personaje<br />

cobra vida en 4D. Los animales corren, vuelan,<br />

dan saltos, se esconden y tocan instrumentos<br />

musicales. Solo hay que descargar<br />

una aplicación gratuita para que las páginas<br />

se conviertan en más y más juegos.<br />

MOXIE<br />

Jennifer Mathieu<br />

VR YA<br />

El destrato a las chicas es una norma en la<br />

escuela secundaria de East Rockport. Hasta<br />

que un día, las pequeñas indignaciones se<br />

vuelven rabia y aparecen fanzines anónimos<br />

en los baños del colegio. Así nace “Moxie”,<br />

un movimiento de mujeres impulsado por<br />

la conciencia de que unidas jamás serán<br />

vencidas.<br />

Un libro para adolescentes que aborda el<br />

feminismo sin líricas: los personajes tienen<br />

miedo, dudan y son conscientes de su falta<br />

de heroísmo.<br />

Las chicas de Moxie no cantan baladas, la<br />

banda de sonido de sus días es punk rock.<br />

Ellas saben hacerse oír. Y hacerse leer, claro.<br />

MI PRIMER LIBRO DE PASTELERÍA<br />

Pía Fendrik<br />

Catapulta Junior<br />

¿Quién dijo que la cocina no es un juego?<br />

Seguramente, alguien que no entiende de<br />

infancias. Afortunadamente, no es el caso de<br />

Pía Fendrik. La pastelera desarrolló doce<br />

recetas para que los más chicos preparen<br />

muffins, cupcakes, galletitas, bizcochuelos<br />

y alfajores. El paso a paso está acompañado<br />

de imágenes y explicaciones simples.<br />

Bonus track: cada ejemplar incluye un kit<br />

de accesorios (una manga, dos picos para<br />

manga, una espátula, dos moldes de silicona<br />

para cupcake y tres cortantes circulares).<br />

Un libro para leer con las manos en la masa.<br />

Emanuel Werner<br />

“Cambiar el mundo<br />

es cambiar mi mundo”<br />

EL REGALO<br />

Sheila Graschinsky | Ilust. Ximena García<br />

B de block<br />

El enojo puede ser un buen impulso. Sheila<br />

Graschinsky se convirtió en autora la tarde<br />

que escuchó a otros chicos reírse de su hijo<br />

Ian, que tiene una discapacidad motriz desde<br />

su nacimiento. Ella entendió que detrás de<br />

esas burlas había una ignorancia profunda. Y<br />

se sentó a escribir.<br />

El resultado es un libro infantil que permite<br />

conocer el mundo de Sebastián, un chico<br />

que va al colegio en silla de ruedas y usa<br />

andador. Sus compañeros saben que cuando<br />

él se pone nervioso en clase, se olvida de<br />

tragar saliva. También, que le cuesta mantener<br />

el equilibrio cuando está de pie. Se los<br />

explicaron y ellos entendieron. Eso es lo que<br />

El regalo se propone.<br />

UN VERANO EN ABRIL<br />

Cecilia Saia<br />

Montena<br />

En la tapa se lee: “La historia de Gio, un<br />

niño con un cromosoma de más”. Pero<br />

también –y sobre todo– es la de Giacomo, su<br />

hermano mayor y autor del libro. Un chico<br />

que ama a Giovanni, pero que también siente<br />

vergüenza por él porque Gio tiene síndrome<br />

de Down. Es distinto. Finalmente, Giacomo<br />

se da cuenta de que eso que diferencia a su<br />

hermano de los demás lo hace único. Decide<br />

grabar ese mundo de singularidades y compartirlo<br />

en YouTube. El video se llama The<br />

Simple Interview y dio origen a este libro tan<br />

especial como su protagonista.<br />

Sin sensiblerías ni golpes bajos, se lee con<br />

una sonrisa.<br />

BENJA DIBUJA PROBLEMAS<br />

Matt Davies<br />

La Brujita de Papel<br />

Bicicletas, tiburones, retratos de sus profesores:<br />

Benja Cope dibuja todo el tiempo y<br />

lo hace muy bien. Un día, su cuaderno de<br />

bocetos llega a manos del profesor Justo<br />

Latorre, quien se sorprende al ver su caricatura.<br />

Benja tiembla mientras acompaña al<br />

maestro a la dirección. ¿Cuál será el castigo?<br />

El desenlace menos previsible encierra una<br />

lección sobre el talento.<br />

Cualquier similitud del relato con algún<br />

hecho real seguramente no sea casualidad:<br />

el autor, Matt Davies, es un reconocido<br />

caricaturista que trabajó en varios medios<br />

gráficos y llegó a ganar un Premio Pulitzer<br />

por su obra. Alguna vez contó que aprendió a<br />

dibujar “antes que a caminar”.<br />

Se convirtió en empresario a los 12 años cuando creó la red social Zokme. Viajó por el mundo<br />

entero, creó dos empresas de marketing y ahora se desempeña como consultor de compañías que<br />

son parte de la lista Fortune 500. Su charla TEDx, en la que compartió su historia de vida, fue vista<br />

por más de 12.500 personas. Acaba de publicar Todo está en vos, su primer libro (Temas)<br />

Emanuel Werner (Entre Ríos, 1997) siempre supo que crear<br />

una red social le cambiaría la vida. Tras la fundación de Zokme,<br />

en 2009, buscó nuevos aliados para seguir creciendo profesionalmente<br />

y así surgieron Pyxis Digital, en 2013, y Blanc360,<br />

en 2015. Cansado del trabajo rutinario en sus empresas de<br />

marketing, decidió irse de viaje y conoció treinta países en tres<br />

continentes, experiencia que lo marcaría para siempre. A su regreso,<br />

se dedicó a apoyar emprendedores y dar capacitaciones<br />

a grandes empresas para hacer crecer sus capitales humanos.<br />

Su libro tiene como fin incentivar al lector a que empiece el<br />

POR Antonela de Alva<br />

cambio real que necesita para convertirse en lo que quiere ser<br />

más allá de su situación actual. Es hora de descubrirse.<br />

–¿Cómo surgió Todo está en vos? El libro surgió por un<br />

cambio que hice en mí. Me dediqué ocho años al marketing<br />

y, luego, hice un viaje durante un año por el mundo, entre los<br />

18 y los 19 años. Recorrí treinta países. Me había cansado de<br />

la rutina y decidí que un desafío era hacer tres cosas: hacer<br />

un viaje para descubrir el mundo, seguir formándome con<br />

mis mentores a la distancia y expandir mi compañía. Ese viaje<br />

fue también un viaje interior. En Asia, que es un continente<br />

88


altamente espiritual, me empezaron a caer un montón de<br />

fichas en un momento en el que sentí un vacío muy profundo.<br />

Había hecho todo lo que desea hacer una persona y, lo<br />

que yo quería hacer en la vida lo había logrado a los 19 años:<br />

había logrado tener una compañía rentable, que mis cuentas<br />

personales estuvieran sanas, y ya había viajado por el mundo.<br />

Esos objetivos que me puse a los 12 años y anhelaba, ya los<br />

había cumplido. En ese momento empecé a sentir un gran<br />

vacío interior: sentía que me faltaba algo. Después de varios<br />

días de preguntarme qué más podía hacer, toque fondo e hice<br />

un click. Empecé a preguntarme con qué propósito yo quería<br />

vivir, qué legado quería dejar. Empecé a plantearme en qué<br />

momento me había sentido feliz y cuándo disfrutaba lo que<br />

estaba haciendo. Esos momentos eran los que daba consultorías,<br />

cuando daba charlas en universidades y podía inspirar a<br />

otros jóvenes a que se animen a soñar y tener sus proyectos.<br />

Por eso, lo mío, hoy en día, va por el capital humano. Cuando<br />

uno hace click, empieza a hacer sentido lo que a uno le pasa.<br />

En ese hacer sentido lo que me pasaba, primero fue descubrir<br />

el porqué y luego el cómo iba a llevarlo a la práctica.<br />

–¿Qué fue lo que cambió? Empecé a inspirar a otros a que<br />

se animasen a explotar el máximo potencial de lo que son. Un<br />

proceso lindo fue empezar a mirar a las personas con otros<br />

ojos, mirar el potencial de lo que cada persona podía ser si<br />

atravesaba un proceso de cambio interior. Me alquilé un mes<br />

un departamento en Kuala Lumpur, Malasia, y me puse a<br />

trabajar. Me pregunté cuáles iban a ser los siguientes pasos.<br />

El primero era volver a Argentina después de un año de viaje,<br />

el segundo era cómo bajar todo lo que me había pasado a una<br />

metodología de trabajo, el tercer sueño fue este libro: cómo<br />

lograr algo que me trascienda a mí y que tenga ver con el otro.<br />

Así surgió. Cuando regresé a Argentina, empecé a dar charlas<br />

en la Universidad Di Tella y a dar consultorías en empresas de<br />

desarrollo humano, después a transitar el proceso de dejar una<br />

persona a cargo en la empresa que yo había formado y, ahora<br />

en mayo, ceder todas mis acciones y mi participación. Ese fue<br />

el proceso para crear un puente entre el mundo del marketing<br />

y del capital humano y así lograr vivir del capital humano.<br />

–¿Para trabajar en el desarrollo del capital humano<br />

utiliza recursos del marketing también? El conocimiento<br />

del marketing y del emprendedurismo está en mi ADN<br />

porque es algo que hice desde los 12 años. De alguna manera<br />

formó mi carácter.<br />

–¿Qué lo impulsó a ser un emprendedor a los 12 años?<br />

La necesidad de relacionarme. Me cambié de colegio, atravesé<br />

un proceso de decisiones complejas en el entorno familiar<br />

y tenía una gran necesidad de relacionarme con otros en un<br />

entorno y en un mundo que yo pudiera controlar porque mi<br />

vida real, y lo que pasaba afuera eran un descontrol. A los 12<br />

años creé una red social. Y, en ese mundo virtual pude generar<br />

qué cosas podían hacer los usuarios, armar un staff de personas<br />

con diferentes roles, pude empezar a sanar mi autoestima. Y, si<br />

todo se salía de control podía apretar un botón y ya estaba.<br />

–Luego de crear esa red social, ¿qué pasó? Después de<br />

eso, creé mi primera agencia de marketing digital. A los 14,<br />

15 años quería comprarme mi primera computadora, tener<br />

mi plata y había armado tarjetas personales. Vengo de una<br />

familia de muchos hermanos y la prioridad de la casa estaba<br />

en otro lugar. Entonces, me dieron la libertad para hacerlo si<br />

encontraba la manera. Me pregunté qué valor tenía yo para<br />

aportar a los demás. En ese momento sabía cómo armar sitios<br />

web, cómo manejar las redes sociales, cómo generar comunidades.<br />

Un montón de cuestiones que recién estaban entrando<br />

al mundo de la comunicación. Fue algo muy novedoso para<br />

la ciudad. Empecé visitando locales pequeños a los que les<br />

dejaba mi página web. Al principio recibí muchos “no” y hubo<br />

mucha resiliencia para saber reinterpretar eso; cada “no” era<br />

una oportunidad para mejorar lo que estaba haciendo. Era entender<br />

por qué me habían dicho que no y cómo podía cambiar<br />

esa situación. Después de eso, sumé dos socios y empecé a<br />

trabajar con empresas más importantes de la región hasta mis<br />

17 años. Ese proyecto duró dos años hasta que lo vendí.<br />

–¿Cómo es su proceso de trabajo? Primero tiro la piedra al<br />

otro lado del lago y después veo cómo puedo cruzar el charco.<br />

Primero hice y después me pregunté cómo podía ir resolviendo<br />

las cosas que aparecían en el medio. Desde tener una<br />

oficina a un equipo de trabajo, a socios que me complementaran.<br />

Siempre busqué gente que fuera muy buena en cosas<br />

que yo no podía o no quería hacer. Esta agencia de marketing<br />

generaba ingresos y yo resolvía esa parte con mis socios.<br />

–¿Qué le diría a una persona que no se anima a desarrollar<br />

su proyecto? Si le tuviera que dar un consejo a un<br />

emprendedor, les diría que den el primer paso y que luego<br />

resuelvan. Siempre mi capital fueron los clientes. Creé proyectos<br />

sustentables por sí mismos y con el retorno de inversión<br />

que obtenía, fui creando todo lo demás: la red social me<br />

dio la capacidad de generar la empresa de marketing digital,<br />

esta me permitió crear la empresa de marketing estratégico,<br />

que me dio la posibilidad de dedicarme hoy en día cien por<br />

ciento al capital humano.<br />

–¿Qué significa dedicarse al capital humano? En las<br />

organizaciones, hoy en día, hay dos departamentos claves: por<br />

un lado el departamento de marketing que recibe diferentes<br />

nombres pero, básicamente, es cómo poder vender tu idea,<br />

tu proyecto, lo que armás y comunicárselas al resto. Otra<br />

parte fundamental es el capital humano: las personas que<br />

conforman la organización. Ninguna organización podría<br />

existir sin personas que la conformarán. Hay tres niveles: el<br />

individuo, el equipo de trabajo y lo organizacional. Primero<br />

empiezo por el individuo, genero cambios, trabajo mucho<br />

en lo que es la maestría personal y lo que es la capacidad de<br />

autodesarrollarnos, de empoderarnos, de creer en nosotros<br />

mismos. Después, eso repercute en los equipos y, finalmente,<br />

esos equipos lideran cambios que modifican la organización.<br />

El área de recursos humanos, ¿qué es? La persona que esté<br />

liderando esa área y todos los que la conforman. Eso es lo<br />

que llamo capital humano, que para mí, es el mayor capital<br />

que las empresas u organizaciones tienen, son los que generan<br />

valor, más en esta era del capital del conocimiento. El<br />

diferencial está en las personas que conforman las empresas.<br />

–¿El valor que cada persona le da a la tarea que realiza?<br />

Exacto. Hoy, las empresas más importantes del mundo<br />

generan valor. Por ejemplo, Google tiene la mayor red de<br />

contenidos del mundo y no produce un solo contenido; Uber<br />

no tiene un solo auto. Son redes que agregan valor y el valor lo<br />

vieron en las personas no en los objetos. Para mí ese es el gran<br />

diferencial que hoy tiene esta nueva era que estamos viviendo.<br />

–¿Qué cree que se debe hacer? Yo creo que las empresas<br />

tienen que hacer que sus talentos y las personas que están<br />

dentro de las organizaciones sean más felices y más prósperas.<br />

Para eso necesitan trabajar por un propósito. Necesitan<br />

que su vida tenga un sentido. Cuando hablamos de la “psicología<br />

de la felicidad”, uno encuentra que los que nos hace<br />

felices es encontrar algo que nos gusta, eso nos hace esforzarnos.<br />

Ese pequeño esfuerzo que hacemos todos los días,<br />

nos hace fluir y suceden momentos mágicos. Es cuando uno<br />

se olvida del espacio y del tiempo y fluye sin darse cuenta. La<br />

pregunta es: ¿cómo podemos hacer que eso suceda porque lo<br />

generamos y no por casualidad? Hay un montón de habilidades<br />

que tenemos que aprender y que no nos enseñaron.<br />

–¿Cómo se empieza? Hay dos preguntas claves para mí que<br />

intervienen en este proceso del propósito: el por qué y para<br />

qué lo hacemos. Preguntarnos de verdad por qué hago lo que<br />

hago y para qué hago lo que hago. Eso le da sentido a lo que<br />

hacemos cotidianamente. Para llegar a responderlas hay que<br />

recorrer un camino interior que, muchas veces, no nos animamos<br />

a explorar, pero si lo hacemos nos podemos sorprender.<br />

Eso es un poco lo que indica el libro: autodescubrirnos<br />

nuevamente. Por eso, el eslogan del libro es “Te cambiará la<br />

vida”. Yo realmente me pregunto qué es cambiar el mundo.<br />

Y, para mí, cambiarlo es cambiar mi mundo: ayudar a las<br />

personas que tengo alrededor a que cambien<br />

90


MUSEOS<br />

del mundo<br />

MUSEU DO AMANHÃ<br />

POR Martín Garrido<br />

Inaugurado en 2015, poco después de la oleada de obras para<br />

el de Mundial de Fútbol de Brasil, el Museu do Amanhã<br />

(Museo del Mañana) diseñado por el Catalán Santiago Calatrava<br />

con jardines de Burle Marx, el poeta de las plantas,<br />

renovó el título de “Cidade Maravilhosa” para Río de Janeiro.<br />

Es la vedette de Porto Maravilha (como ahora se llama al<br />

que era el viejo y marginal barrio portuario) y lo primero<br />

que quieren visitar los pasajeros de los cruceros que lo ven al<br />

llegar y desean experimentar los propios cariocas.<br />

Las novedades son permanentes, como el nuevo Iris+,<br />

asistente cognitivo que nos guía en la recorrida por el edificio<br />

de 15.000 metros cuadrados que parece flotar en la Bahía<br />

de Guanabara. También hace preguntas al visitante sobre la<br />

sostenibilidad del planeta y la forma de convivir entre sus<br />

habitantes. Y luego nos dará sus respuestas por mail.<br />

Poco y nada tiene que ver con la idea tradicional de un “museo”,<br />

al margen del impacto visual que asociamos con ejemplos<br />

deslumbrantes recientes: Acrópolis en Atenas y Tate<br />

Modern de Londres. No se detiene en el pasado sino que<br />

indaga el presente sin caer en abstracciones sobre el futuro.<br />

Más atento a las ideas que a los objetos, nos hace pensar en el<br />

“aquí y ahora”. Y que nuestra conducta deja una huella de la<br />

que debemos hacernos responsables.<br />

Está dividido en seis grandes tendencias: el cambio climático,<br />

el crecimiento de la población y la longevidad, la mayor integración<br />

y diversidad, los avances tecnológicos, la alteración de<br />

la biodiversidad y la expansión del conocimiento.<br />

Las nuevas herramientas didácticas son propias de generaciones<br />

millennials o centennials, los hijos de los baby boomers<br />

o los nacidos en el siglo XXI que sumados significan más del<br />

ciento de los 7.500 millones del planeta según las Naciones<br />

Unidas. Por eso abundan las instalaciones interactivas, de<br />

gran impacto audiovisual, que incluyen juegos que apasionan<br />

incluso a los mayores.<br />

Los contenidos parten desde el Big Bang, para entender la<br />

evolución de la Tierra y sus habitantes, hasta el presente. Y, a<br />

partir de hoy, tomar conciencia de lo que pasará en los próximos<br />

cincuenta años. Los visitantes aceptan que en este medio<br />

siglo XXI habrá más cambios que en los últimos 10.000 años<br />

de la vida en la Tierra.<br />

El Museo, con una inversión de 59 millones de dólares, recibió<br />

en 2017 el Premio a la “construcción verde más innovadora”<br />

por el aprovechamiento de la energía solar y el uso de<br />

las aguas de la bahía<br />

INFORMACIÓN ÚTIL<br />

Praça Mauá, 1 - Centro,<br />

Río de Janeiro<br />

No hay estacionamiento,<br />

aconsejan llegar en subte<br />

Metro línea 4, estación Uruguaiana<br />

Martes a domingo, de 10 a 18 hs.<br />

Tienda, café y restaurante<br />

museudoamanha.org.br<br />

93


Turismo<br />

internacional<br />

ISLANDIA<br />

Siglo XXI con frío<br />

POR Horacio de Dios<br />

Todos los septiembres, al borde del Círculo Polar Ártico, entre<br />

las dos placas tectónicas que separan América de Eurasia,<br />

celebran el fin del verano. A partir de ese momento, los días de<br />

24 horas se convierten en noches de otras 24. Y la atracción<br />

turística máxima pasa a ser la aurora boreal, un espectáculo<br />

celestial de luces en plena oscuridad. Islandia se destaca por<br />

su naturaleza prodigiosa. País de gran actividad volcánica,<br />

cuenta con desiertos, montañas, glaciares y ríos. Carece de<br />

petróleo como Noruega, pero genera energía, tanto hidráulica<br />

como geotérmica, de bajo costo. Es mundialmente conocido<br />

por brindar una alta calidad de vida a sus habitantes,<br />

dados los ingresos altos, el cuidado del medioambiente y el<br />

nivel de los servicios públicos.<br />

Más turistas que habitantes<br />

Islandia tiene una población de 330.000 habitantes (menos<br />

que Santa Cruz o La Rioja) en una superficie de 103.000<br />

kilómetros cuadrados (apenas superior a Chaco o Santa Fe).<br />

En Reikiavik, su capital, viven 122.000 personas (la tercera<br />

parte de Islandia cuya poblacion llega a 334.252 habitantes<br />

según el censo del 2016). La mayor parte de su territorio, con<br />

pocos árboles y escasa fauna, se despliega sobre un desierto<br />

casi helado gran parte del año. ¿Por qué entonces se convirtió<br />

en uno de los destinos de moda?<br />

La respuesta es su prodigiosa naturaleza que atrae a casi 20<br />

millones de personas por año. Ofrecen todo lo que el visitante<br />

necesita para conocer: flotas de vehículos todo terreno o<br />

motos de nieve para viajes de varios días o excursiones por<br />

un día. Allí está el Geysir (que significa emanar, erupcionar, y<br />

que dio su nombre a fenómenos similares en todo el mundo).<br />

Tiene más de trescientos volcanes, muchos en actividad<br />

como el famoso Eyjafjallajökull (de 1666 metros de altitud).<br />

Su erupción en 2010, arrojó ceniza volcánica a la atmósfera y,<br />

como consecuencia, se tuvieron que cancelar gran cantidad<br />

de vuelos en el Norte de Europa. Esto generó severas pérdidas<br />

económicas a nivel mundial.<br />

Vikingas al poder<br />

Islandia atrae por su modernidad. No solo recibe turistas sino<br />

también extranjeros que buscan radicarse. Está abierto a los<br />

jóvenes solteros y casados, especialmente si se han formado<br />

en las tecnologías de punta.<br />

Hoy es un ejemplo por la solidez de sus instituciones democráticas<br />

y los avances respecto de la igualdad de género. Su<br />

parlamento, el más antiguo de Europa, ya anticipó la ley para<br />

que las mujeres cobren igual que los hombres por las mismas<br />

tareas a partir de 2022.<br />

En 2009, Jóhanna Sigurðardóttir fue la primera mujer<br />

en asumir como Primera Ministra en el país. Dentro de su<br />

gestión, enfrentó una crisis financiera con éxito y mantuvo un<br />

alto nivel de aprobación hasta llamar a elecciones en 2012. La<br />

candidata electa a sucederla fue a Katrín Jakobsdóttir,<br />

quien armó una singular coalición de políticos de izquierda,<br />

centro y derecha.<br />

Cómo llegar a Islandia por aire y mar<br />

Reikiavik, al borde de su costa que se extiende casi 5000 kilómetros,<br />

es el centro de decisión de la isla aunque solo tenga<br />

la tercera parte de la población del país.<br />

Tiene dos aeropuertos, el de cabotaje y el internacional de<br />

Keflavik. Ambos conectan los cuarenta aeropuertos que hay<br />

en toda Islandia. Otra alternativa seductora es llegar en ferry<br />

al puerto de Seyðisfjörður, entre los fiordos del Este, a diez<br />

horas por tierra de la capital. Allí se produjo la serie islandesa<br />

Trapped (Atrapados), creada por el actor y director Baltasar<br />

Kormákur.<br />

También hay un ferry que llega directamente a Reikiavik<br />

pero solo cada dos semanas.<br />

Desde Londres, hay vuelos directos a Islandia en tres horas y<br />

en verano se multiplican aerolíneas y frecuencias desde España<br />

o Estados Unidos. Viviendo en Argentina, es más complicado<br />

llegar. Desde Buenos Aires, a 11.500 kilómetros de<br />

distancia, hay pocos vuelos. Se puede llegar en Air Canada y<br />

Lufthansa, con dos escalas y veinte horas de viaje. El precio,<br />

eso sí, no es barato.<br />

Paseo por Reikiavik<br />

La capital guarda el testimonio de su historia desde la mitad<br />

del siglo IX cuando fue colonizada por pioneros vikingos y<br />

dejaron sagas que muchos años más tarde admiraría Jorge<br />

Luis Borges. Después de un pasado colonial con Dinamarca,<br />

se independizó en 1918.<br />

Reikiavik es comparable a la extensión de nuestra Capital<br />

Federal. Una recorrida mínima, para un turista que pregunta<br />

qué puede hacerse en un día de paseo.<br />

La calle principal es Laugavegur, con buenas tiendas, restaurantes,<br />

pubs y cafés. Hay un 9% de extranjeros que está en<br />

incremento y su diversidad cultural se refleja en las costumbres<br />

que trae consigo un centenar de nacionalidades. El promedio<br />

de vehículos es de un auto y medio por habitante, casi el<br />

mismo de celulares inteligentes. En la Capital, como en toda<br />

Islandia, la principal atracción es su paisaje cortado por penínsulas,<br />

ensenadas, pequeñas islas, con géiseres al paso mientras<br />

los suburbios se extienden hacia el Sur y el Este.<br />

Una visita interesante es Árbæjarsafn, museo al aire libre que<br />

recrea la vida cotidiana de antaño con casitas bajas plenas de<br />

color y tiendas artesanales.<br />

Y lo más importante, lo que no puede omitir nadie, es el edificio<br />

Harpa Concert Hall, maravilla del siglo XXI. Diseñado por<br />

el arquitecto Henning Larsen, impacta por la fachada transparente<br />

que ideó el artista Olafur Eliasson. Está frente al<br />

viejo puerto junto a un fiordo. La obra se detuvo por la crisis<br />

financiera del 2008 y se reinició rápidamente para inaugurarlo<br />

en 2011 con La flauta mágica de Mozart y Biophilia de<br />

Björk, su artista más universal. Harpa significa un instrumento<br />

y también, en calendario nórdico, el comienzo del verano.<br />

Agatha Christie bajo hielo<br />

¿Cómo se vive en una sociedad dividida por días cortos y noches<br />

largas (o viceversa)? Una de las claves de su convivencia<br />

es lo integrados que están al mundo. Hablan varios idiomas y<br />

el inglés es su lengua cotidiana. No fue casual que su arquero<br />

le atajara el penal a Messi en el Mundial ni que Gylfi<br />

Sigurðsson, el crack de su seleccionado, se haya transferido<br />

por el récord de 57 millones de dólares al Everton inglés.<br />

En Islandia, la cultura es importante desde el jardín de<br />

infantes; se destaca por la excelencia de su educación en<br />

todos los niveles. Las librerías, las discotecas y las salas de<br />

conciertos son puntos de reunión habituales. La televisión<br />

repone historias de sus vikingos y allí se grabaron escenas de<br />

Juego de tronos. En literatura, el novelista de policiales noir<br />

Arnaldur Indriðason, es en España tan vendedor como<br />

Stieg Larsson o Henning Manken.<br />

Sobran los motivos<br />

Los viajeros, más que los turistas comunes, volverán a casa<br />

con temas para compartir y no solo fotos. Data Base para un<br />

pequeño resumen:<br />

-Según la Organización de las Naciones Unidas, tienen la<br />

mejor calidad de vida. Lugar ideal para criar niños.<br />

-No tiene Fuerzas Armadas desde 1944.<br />

-No cuenta con policía armada, salvo un mínimo grupo de<br />

emergencia (se llama “Los Vikingos”).<br />

-Brinda servicios gratuitos de salud, educación, calefacción y<br />

electricidad.<br />

-Admite casamientos entre personas del mismo sexo desde 1996.<br />

-El porcentaje de madres solteras supera el 60% y en los matrimonios,<br />

de la misma forma que en otras sociedades, occidentales,<br />

son frecuentes las “familias ensambladas”: en la cual uno o<br />

ambos miembros de la pareja tienen uno o varios hijos de uniones<br />

anteriores. Pueden ser viudos, divorciados o madres solteras.<br />

-Y, por último, pero no menos importante, ofrece las excursiones<br />

más fabulosas del planeta<br />

TESTIMONIO PERSONAL<br />

Horacio de Dios<br />

BAÑO CON SOL<br />

DE MEDIANOCHE<br />

Julio Verne, en el siglo XIX, pudo imaginar un viaje al centro<br />

de la Tierra. Jorge Luis Borges en el XX, reconstruir las sagas<br />

vikingas y sus duendes. Un turista en nuestros días puede superar<br />

personalmente un relato de ciencia ficción tomando una<br />

simple excursión en Islandia.<br />

Se estima que este año, irán cerca de 20 millones de visitantes<br />

con guías en cualquier idioma para hacer senderismo<br />

o trekking al lado de cascadas, submarinismo o snorkel bajo<br />

glaciares o lagos. También alquilarán camionetas 4x4 todo<br />

terreno para andar por su cuenta o en caravana los paisajes<br />

más impensados en las cercanías del casco polar.<br />

Las excursiones más conocidas y accesibles, a corta distancia<br />

de Reikiavik, son la romántica Laguna Azul para parejas o el<br />

recorrido por el Círculo Dorado. No presentan ninguna dificultad;<br />

solo hay que tomar la precaución de no caerse como en<br />

cualquier pista de esquí.<br />

Pero la costumbre de los isleños es darse un baño en las<br />

piletas municipales. En cualquier época del año (incluso bajo la<br />

claridad invernal con diez grados bajo cero en la superficie) experimentan<br />

el placer de la inmersión en el agua tibia o caliente<br />

de sus fuentes geotérmicas. Es un happy hour después de la<br />

escuela o la jornada de trabajo. Sin ningún costo, tan gratuito<br />

como la calefacción en los hogares.<br />

94<br />

95


V I D A G O U R M E T<br />

Al fin una dieta<br />

en la que el deseo y<br />

el placer cuentan<br />

POR Mónica Tracey<br />

Cuando esta parte de la historia comenzó, Peter Kaminsky<br />

pesaba veinte kilos más, y se encontró frente a la negativa de<br />

que le renovaran su seguro porque los valores de sus estudios<br />

médicos no eran para nada saludables. Por ese entonces, él<br />

era periodista gastronómico para medios como The New York<br />

Times y editaba libros de renombrados cocineros internacionales,<br />

como Francis Mallmann. Su vida transcurría entre<br />

las cocinas de los grandes chefs del mundo y las celebraciones<br />

de las bodegas más tradicionales. Comer y beber de<br />

lo mejor era su modo de vida. Nunca se le había ocurrido<br />

poner límite a la fiesta hasta que la planilla del seguro volvió<br />

rechazada. Pero como un verdadero gourmet siempre tiene<br />

sus recursos, lejos de desesperarse, se armó un programa<br />

propio al que es difícil llamarle dieta, manteniendo en alto las<br />

banderas del deseo y del placer a la hora de comer y beber.<br />

Y así se convirtió en el creador de una dieta que los amantes<br />

de la buena comida y la buena bebida, como los lectores de<br />

esta sección, seguramente consideren revolucionaria y más<br />

que posible. Además, y fundamental, Peter nunca recuperó<br />

el peso perdido. El libro, publicado en la colección Los 5 sentidos<br />

de Tusquets, se titula Inteligencia culinaria. ¿El lema?<br />

“Piensen, antes de comer, piensen; frente al marketing y a la<br />

ingeniería química, piensen”.<br />

¿Y pensar en qué? Lo primero es el deseo, ¿qué tengo ganas<br />

de comer? Nada de menúes fijos para días fijos. “Nunca sirven<br />

esas dietas en las que hay que renunciar a las cosas que más<br />

nos gustan. He leído muchos estudios, con cualquier dieta<br />

se puede perder peso, pero lo difícil es mantenerlo.Lo que<br />

hay que hacer es un cambio de actitud, a la hora de comer, el<br />

pensamiento”, explica Peter. Claro que algunos límites hay.<br />

Kaminsky dice que esta dieta es solo para quienes se cocinan o<br />

quienes tienen alguien que les cocine. El primer gran límite es<br />

la comida industrializada. Y en su caso, que se trataba de bajar<br />

unos cuantos kilos, renunció por un tiempo a algunos alimentos.<br />

“Al principio, sin pasta, sin pizza, sin arroz, sin papas, y<br />

poco a poco introduje un poco de esos ingredientes. Y nada<br />

de postres, solo un poco de chocolate amargo. El resto, de lo<br />

que se trata es de reducir la cantidad. Por ejemplo el vino, solo<br />

un vaso en la cena. Más carne, más pescado, más verduras.<br />

Cuando empecé a introducir las pastas, reduje la porción de<br />

pasta y aumenté la de verduras. Con la pasta también hay que<br />

tener en cuenta que si se prepara al dente, el índice glucémico<br />

es menor. Por otra parte es fundamental comprar los mejores<br />

ingredientes que podamos, conocer su origen, sus componentes.<br />

Verduras y frutas de estación en su punto de maduración<br />

natural, alimentos frescos, sin procesos químicos”.<br />

Junto con la reducción de cantidades, la base de esta dieta es<br />

aumentar el sabor por caloría. “El secreto es que con más sabor,<br />

se puede satisfacer el hambre, con menos sabor, hay que<br />

comer, comer y comer”, explica. Así fue como la cocina de<br />

Peter Kaminsky en Brooklyn se nutrió de hierbas y especias,<br />

de ají picante, de panceta, sí, de panceta. “Hay ingredientes<br />

y procedimientos que aumentan el SPC. Dorar las carnes<br />

desata un complejo proceso, conocido como la reacción de<br />

Maillard, que aumenta el sabor del alimento. Lo mismo ocurre<br />

con la caramelización de las verduras. El sofrito está de<br />

distintas formas en todas las cocinas del mundo, es algo simple<br />

y natural que añade mucho sabor. El ají picante es algo<br />

especial, no es un gusto, no tenemos receptor de gusto para<br />

el ají, es un dolor de los nervios que hace que se desnuden las<br />

papilas para el sabor. En cuanto a la panceta, con muy poca<br />

cantidad se logra un enorme sabor añadido. Y es ese mayor<br />

sabor por caloría que nos ayuda a disminuir las porciones<br />

porque nos permite satisfacernos más rápido”.<br />

A esta altura del relato, le planteo una objeción: “Usted dice<br />

que con mayor sabor, nos satisfacemos más rápido, pero no<br />

sé si esta regla aplica a todo. Por ejemplo, si tomamos un<br />

vino muy rico, nos cuesta más dejar de tomarlo”, le digo.<br />

“Es verdad, ahí hay que aplicar otro truco. Yo tomo un vaso<br />

de agua con gas primero, eso me permite satisfacer la sed<br />

que me provoca la comida, entonces puedo beber un solo<br />

vaso de vino. Y claro, también hay que aplicar el control de<br />

la inteligencia culinaria. No podemos olvidar que se trata de<br />

un equilibrio que buscamos para estar bien sin renunciar a lo<br />

que nos gusta, sin traicionar nuestro deseo”, responde Peter<br />

con franqueza y una sonrisa.<br />

“El hambre nos lleva a buscar comida. El gusto, el aroma y la<br />

textura simplifican nuestra búsqueda. Si entienden el sabor, y<br />

si cada vez que compran, comen o cocinan se ponen a pensar<br />

en cómo maximizar los placeres que sienten sin recurrir al<br />

azúcar, la sal y las grasas, entonces, aunque nunca hayan oído<br />

hablar del término, entienden de qué se trata la inteligencia<br />

culinaria”, dice Peter Kaminsky en su libro, y está más que<br />

claro a quién se dirige. Solo los amantes de la buena cocina<br />

pueden abrazar una dieta que hable de maximizar el sabor,<br />

de acercarse a los alimentos y a los procesos de cocción, de<br />

conocer y valorar más lo que comemos<br />

INTELIGENCIA CULINARIA<br />

Peter Kaminsky,<br />

Tusquets Editores<br />

“La elegancia del sabor debe ser un<br />

balance entre el deseo y la medida”,<br />

dice Francis Mallmann en el prólogo de<br />

Inteligencia culinaria. Y de eso trata este<br />

libro en el que Kaminsky cuenta cómo<br />

cambió su forma de comer a la par que<br />

creaba esta sorprendente dieta que más<br />

que de renuncias habla de intensificar<br />

sabores, comer más rico y mejor, valorar<br />

los ingredientes y las formas de cocción<br />

y hacer de cada comida una celebración,<br />

si bien con cierta medida.<br />

96<br />

97


Cocina<br />

Alimentos millennarios<br />

Luego del fenómeno del Fast Food y la comida instantánea, un movimiento alternativo fue ganando<br />

fans en la generación del nuevo milenio. La Alimentación Consciente es una oportunidad para rever<br />

el placer, la salud y el compromiso con uno mismo, el planeta y todos sus habitantes<br />

POR Marina García<br />

Allá por 1986, acompañando el nacimiento de los primeros<br />

millennials, en la ciudad de Bra (Piamonte, Italia) gente con<br />

mucho paladar, pero también con mucha conciencia, fundaba<br />

el movimiento Slow Food. Desde entonces, la idea de este<br />

grupo es rescatar las artes culinarias clásicas, autóctonas, los<br />

productos originarios, la elaboración artesanal y el arte del<br />

buen comer (y el bien alimentar) que en su momento –en<br />

el marco de una hiperindustrialización y estandarización<br />

derivadas de la economía global– resultaba una labor épica.<br />

Esta movida tuvo –a mi entender– un error sutil: la propia<br />

lentitud que profesaban, finalmente les jugó en contra al<br />

momento de volverse masiva.<br />

Sin embargo, con la llegada de Internet y de las redes sociales,<br />

los ecos de esta propuesta lograron un nuevo enfoque<br />

que se refugia bajo el amplio paraguas de la Alimentación<br />

Consciente. Esta práctica, lejos de promover grupos cerrados<br />

y complejos estatutos, ofrece a quien se quiera sumar, un<br />

amplio abanico de opciones alimentarias para conocer, probar,<br />

intercambiar y adoptar. La única línea guía es que cada<br />

uno sea un poco más consciente y responsable con aquello<br />

que consume, entendiendo su impacto ambiental, social, de<br />

salud, económico, etc. Así pues las dietas plant-based (una<br />

versión menos rigurosa que el vegetarianismo y el veganismo)<br />

promueven que la base de la alimentación debe ser vegetal,<br />

con preferencia orgánica e integral, respetando los productos<br />

frescos y de estación, mucho mejor aún si se compran en<br />

mercados/ferias y a pequeños productores. De esta forma,<br />

se fomenta la agricultura orgánica (menos pesticidas y daño<br />

ambiental), se respetan mejor los ciclos naturales (evitando<br />

“forzados” genéticos o industriales) y se genera un comercio<br />

justo con los productores reales (sin recurrir tanto a intermediarios).<br />

Estos alimentos también son más saludables, por<br />

lo que la propuesta resulta integral. Muchos de los llamados<br />

“superalimentos” siguen este criterio, con pequeñas producciones<br />

ecológicas que desarrollan las economías locales,<br />

especialmente de Sudamérica, donde se están recuperando<br />

cultivos y productos ancestrales como la quinoa, el amaranto,<br />

la chía, el açai o la maca.<br />

Aunque parezca una idea romántica, algo tan simple como<br />

elegir un vegetal en lugar de un animal a la hora de comer,<br />

puede generar un impacto rotundo, no solo desde su aspecto<br />

ético, sino también por su costo global (hoy se sabe que la<br />

industria ganadera es una de las que consumen más recursos<br />

naturales; ver Cowspiracy). En esta línea también se suma<br />

un movimiento que con suerte transformará nuestra forma<br />

de consumir el mundo y es el Zero Waste, que apunta a minimizar<br />

el uso de descartables en pos de formas más ecológicas<br />

de comprar, almacenar y vivir.<br />

Como decía aquella canción del siglo pasado: “el futuro llegó<br />

hace rato”. El tema es hacerse cargo<br />

FAST FOOD CONSCIENTE<br />

Pablito Martin<br />

Planeta<br />

CÓMO COMO<br />

Natalia Kiako<br />

Sudamericana<br />

ETIQUETAS BAJO LA LUPA<br />

Mariana Koppmann y María<br />

Claudia Degrossi | Siglo XXI<br />

Digno representante de la generación millennial, el<br />

joven y talentoso autor ofrece una propuesta irresistible<br />

(cada vez más integral y consciente): comer<br />

bien implica meter las manos en la masa y eso puede<br />

ser algo muy transformador. Todos sus libros son un<br />

placer, este, además, es súper práctico.<br />

Aquí también la autora propone sumergirse en los detalles<br />

de una cocina sencilla pero atenta, investigando<br />

ingredientes y técnicas para volver a vincularse<br />

con los alimentos desde un lugar más presente. Con<br />

textos entrañables invita a seguir todas sus aventuras<br />

culinarias con recetas accesibles y originales.<br />

Uno de los mayores desafíos de la Alimentación<br />

Consciente es convivir con la industria alimentaria;<br />

la publicidad engañosa y la nomenclatura química<br />

hacen que un producto parezca sano o natural<br />

cuando en realidad no lo es. Un libro para descubrir,<br />

aprender y elegir mejor, por el bien de todos.<br />

98


Dossier<br />

literatura<br />

Kurt Cobain<br />

El grito de una<br />

generación<br />

Ícono de los años 90, Kurt Cobain se consagró como la máxima figura del<br />

rock alternativo. Al frente de Nirvana conquistó el mundo y llegó a su pico de<br />

popularidad con el disco Nevermind. Hijo de padres separados, su infancia<br />

en una pequeña ciudad de Washington se vio marcada por la angustia y<br />

el aislamiento. De grande formó una banda con la que ganó millones de<br />

dólares, se casó y tuvo una hija. Pero nunca pudo superar su dolor, ni sus<br />

adicciones. “Lo tengo todo, ¿por qué no puedo disfrutar?”, escribió en su<br />

carta de suicidio<br />

POR Nicolás Igarzábal<br />

99


Era la mañana del 12 de enero de 1992 y el cuerpo azulado de Kurt Cobain estaba tirado<br />

en el piso, boca abajo, en una suite del hotel Omni Berkshire Place de Nueva York. Acababa<br />

de inyectarse una dosis de heroína más fuerte que la habitual y se había caído de la cama. Su<br />

novia, la cantante Courtney Love, abrió los ojos, recorrió las sábanas con la mano, pero no<br />

lo sintió a su lado. “Me desperté a las siete de la mañana y no estaba en la cama. Nunca me<br />

había asustado tanto”, recordaría años más tarde. “No es que se hubiera metido una sobredosis.<br />

Estaba muerto. Si no me hubiera despertado a las siete… No sé, quizás tuve un presentimiento”.<br />

La cantante le tiró un vaso de agua en la cara y le hizo técnicas de reanimación hasta<br />

que volvió a escuchar su respiración: Cobain había resucitado. Entre la depresión, un dolor de<br />

estómago crónico, la fobia social y los comportamientos autodestructivos, este episodio no había<br />

sido algo aislado. La máxima estrella de rock and roll de ese momento había estado muerta<br />

durante el lapso de aquel día y nadie se enteró. Dos años después, un escopetazo en la cabeza<br />

completaría la secuencia y lo convertiría en leyenda, entrando en el tristemente célebre “Club<br />

de los 27”, junto a Jimi Hendrix, Jim Morrison y Janis Joplin.<br />

Kurt Donald Cobain nació el 20 de febrero de 1967 en Aberdeen, una ciudad gris del estado<br />

de Washington, dominada por la industria maderera. Su padre era mecánico y su madre, ama<br />

de casa. Eran tiempos de Richard Nixon y la Guerra de Vietnam estaba llegando a su fin. Se<br />

respiraban vientos de cambio en los Estados Unidos. De chiquito, Cobain se comportaba como<br />

un niño hiperactivo al que los doctores le habían recetado Ritalin para mantenerlo tranquilo.<br />

Escuchaba los Beatles y los Monkees, jugaba con su hermana Kimberley y le gustaba tocar<br />

el tambor. Pero su comportamiento cambiaría drásticamente a los 9 años con el divorcio de sus<br />

padres. A partir de ese quiebre deambuló por casa de uno y del otro, de abuelos y de tíos. Conoció<br />

padrastros, madrastras y medio hermanos, sin conectar del todo con ellos. Esa sensación de<br />

aislamiento y de no pertenecer a ningún lado le moldearía su personalidad para siempre.<br />

Entrando en la adolescencia, en épocas de Ronald Reagan, distaba de ser un alumno ejemplar.<br />

Cambió el pop por el punk y se le abrió un universo nuevo de bandas, discos, pubs y amigos<br />

que compartían su mismo fetiche por la distorsión. Entre sus diez grupos favoritos estaban The<br />

Stooges, The Breeders, Sex Pistols, Gang of Four, The Slits, Dinosaur Jr., Sonic Youth, The<br />

Vaselines, The Clash y Black Flag. Así lo dejó rankeado en su diario personal, donde todo el<br />

tiempo confeccionaba listas, dibujaba monstruos sangrientos y bocetaba sus primeras canciones.<br />

Su grupo de cabecera, sin embargo, era los Melvins, los héroes locales de Seattle, que inundaban<br />

las calles con su metal abrasivo. A través de ellos se conectó con Dale Crover y Greg<br />

Hokanson, con quienes formaría Fecal Matter y grabaría en 1985 un demo casero conocido<br />

como Illiteracy Will Prevail. “Lo único que se escuchaba era la voz de Kurt gritando por toda la<br />

casa”, apuntaría su tía Mari Earl varios años después. “Era bastante salvaje. Mi esposo y yo nos<br />

miramos, sonreímos y decíamos: ‘¿Deberíamos cerrar la ventana para que no lo oigan los vecinos<br />

y piensen que le estamos pegando?’”. Algunos de los temas más rescatables se llamaban “Sound<br />

of Dentage”, “Accusations”, “Laminated Effect” y “Blathers Log”. Las letras trataban temáticas<br />

diversas y controversiales como peleas de pandillas, alcohol, drogas, masturbación, homosexualidad,<br />

enfermedades sexuales y problemas con la ley. La tapa era un puñado de moscas revoloteando<br />

alrededor de un excremento dibujado por el propio Cobain. ¿Qué más punk que eso?<br />

Con su mujer, Courtney Love,<br />

e hija, Frances Bean.<br />

Nirvana a pleno. De izq. a der.:<br />

Dave Grohl (batería),<br />

Kurt Cobain (voz y guitarra) y<br />

Krist Novoselic (bajo).<br />

Fecal Matter duró apenas un año y se presentó una sola vez en vivo, pero la chispa ya había<br />

prendido en ese joven y tímido Kurt de 18 años con acné. De hecho, en 1987 le hizo escuchar<br />

el casete a un compañero de la Aberdeen High School llamado Krist Novoselic para convencerlo<br />

de armar un nuevo proyecto que tuvo nombres preliminares como Skid Row, Pen Cap<br />

Chew y Bliss. Novoselic era dos años mayor que él, venía de una familia croata de padres<br />

separados y tocaba precariamente el bajo. Su madre tenía una peluquería y en el segundo<br />

piso del local comenzaron los primeros ensayos. Probaron a varios bateristas, hasta que se<br />

quedaron con Chad Channing, quien llegó respondiendo a un aviso que habían puesto en<br />

el diario, con la siguiente solicitada: “Banda de punk rock con influencias de Aerosmith, Led<br />

Zeppelin, Black Sabbath, Black Flag, Scratch Acid y Butthole Surfers busca batería”.<br />

“Tocar juntos en esa habitación era simplemente lo más genial que me había pasado hasta<br />

ese momento. Si habíamos estado tocando un par de horas y dos personas habían estado<br />

escuchando, eso para nosotros era un concierto. Nos alcanzaba. Teníamos un público de<br />

dos personas. Básicamente, gente del pueblo que nos odiaba y detestaba nuestra música”,<br />

evoca Cobain en el documental Montage of Heck (2015) mientras que en su diario personal<br />

remarcaba que “una banda necesita ensayar al menos cinco veces por semana si quiere<br />

conseguir algo”. Con Channing como baterista estable, el trío cerró filas y debutó a mediados<br />

de 1988 en la disco The Vogue, donde hoy, paradojas del destino, funciona un salón de<br />

belleza de la cadena Vain.<br />

A ROMPER GUITARRAS<br />

Subterranean Pop era un fanzine que se convertiría en una pieza clave para alimentar la escena<br />

musical de Seattle. Impulsado por Jonathan Poneman y Bruce Pavitt, empezaron a editar<br />

compilados en casetes para difundir a todas las bandas locales y, rápidamente, se transformaron<br />

en un sello independiente que daría de qué hablar en todo el mundo: Sub Pop Records. Fueron<br />

ellos quienes publicaron los primeros temas sueltos de Soundgarden, Mudhoney, Green River<br />

y, por supuesto, Nirvana. Bajo el paraguas del Sub Pop Singles Club, un servicio de suscripción<br />

de discos por correo, Cobain y sus compañeros grabaron y sacaron al mercado unas mil copias<br />

del tema “Love Buzz”, cover descarnado de la banda holandesa Shocking Blue. Era el tema más<br />

explosivo que tenía la banda en vivo, en una época donde su cantante ya empezaba a romper<br />

guitarras sobre el escenario, patear micrófonos y tocar arrastrado en el piso.<br />

La salida del single implicó la primera sesión de fotos y una entrevista en el fanzine Backlash,<br />

donde Cobain habló más de su fanatismo por los Melvins que de su reciente debut en un<br />

estudio de grabación. “Fui a cientos de ensayos de ellos y manejé la camioneta que los llevaba<br />

de gira. Nuestro mayor temor con ‘Love Buzz’ radicaba en que la gente pensara que somos<br />

un plagio de ellos”, confesó allí. Él mismo había repartido algunas copias en las radios de la<br />

ciudad y escrito la gacetilla de prensa, donde se presentaban en sociedad con cierta ironía:<br />

“Nirvana es de Olympia, Washington, a 90 kilómetros de Seattle. El guitarrista/cantante Kurt<br />

Cobain y el bajista Chris Novoselic vivían en Aberdeen, a 240 kilómetros de Seattle. Nirvana<br />

es un trío que toca hard rock con toques de punk. Sus integrantes normalmente no tienen<br />

trabajo, así que pueden salir de gira en cualquier momento. Nirvana no ha tocado nunca<br />

100 101


versiones de clásicos como ‘Gloria’ o ‘Louie, Louie’, ni tampoco ha tenido que reescribir estos<br />

temas y decir que son suyos”. Toda una declaración de principios. Otro signo de manifiesto<br />

había sido incluir dentro del sobre interno del vinilo una frase que siempre les refunfuñaba<br />

el papá de Novoselic cuando los oía ensayar a todo volumen en la casa: “¿Por qué no cambian<br />

esas guitarras por unas palas?”.<br />

Ese fin de año de 1988 había sido especial para Cobain. Escuchaba todo el día la radio para<br />

ver cuándo pasaban su flamante canción, leía que en algunas revistas especializadas hablaban<br />

positivamente de ella y hasta le regaló una copia a cada uno de sus familiares. “Hemos sacado<br />

un simple hace poco y ya está agotado. El lunes vamos a grabar nuestro LP de presentación,<br />

que saldrá en marzo. Nunca he estado más feliz como ahora”, les escribió en una tarjeta navideña<br />

a sus abuelos.<br />

El LP en cuestión era Bleach, el cual iba a titularse originalmente Too Many Humans, pero un<br />

cartel de prevención del SIDA con la leyenda “Bleach Your Works” (Blanqueá tus actos) hizo<br />

cambiar de idea al cantante. El álbum se retrasó por problemas financieros del sello Sub Pop<br />

y terminó saliendo en junio de 1989. Fue grabado en treinta horas de estudio y costó 606,17<br />

dólares, una cifra irrisoria para cualquier grabación profesional.<br />

Producido por Jack Endino, el material exacerbaba la faceta más visceral y oscura del grupo,<br />

evidenciada en composiciones como “Blew”, “School” y “Negative Creep”, pero también había<br />

cierta búsqueda pop en otras como “About a Girl”, una balada muy influenciada por los primeros<br />

trabajos de los Beatles. La tapa los muestra tocando en vivo como cuarteto, con Jason<br />

Everman en la segunda guitarra, un músico que irónicamente no llegó a grabar en el disco,<br />

pero les prestó la plata para hacerlo. “Queríamos hacer que se sintiera parte de la banda”,<br />

explicaría Novoselic. También quedaron eternizadas algunas tomas hechas con el baterista<br />

anterior, Dale Crover, como en los casos de “Floyd The Barber”, “Paper Cuts” y “Downer”.<br />

Y quedó un tema inédito, llamado “Big Long Now”, que saldría varios años después. “Se<br />

notan serios indicios de maestría musical”, reseñó la revista The Rocket. Y se remarcaba: “Son<br />

demasiados limpios para el thrash, demasiado puros para el metal y demasiados buenos para<br />

no hacerles caso”.<br />

1990 fue un año de quiebre. Giraron por Inglaterra como soporte del grupo Tad y empezaron<br />

a hacer ruido en Europa, despertando el interés de varias discográficas grandes. Parecía un<br />

momento de despegue, pero el sorpresivo alejamiento del baterista Chad Channing complicó<br />

las cosas. La banda tuvo que buscar reemplazante hasta dar con un joven y talentosísimo<br />

Dave Grohl, proveniente del grupo The Scream. “Lo probamos y nos dimos cuenta en dos<br />

minutos de que él era el correcto”, dirá Novoselic. Grohl, por su parte, agregará: “Me acuerdo<br />

que estaba en una habitación con ellos y pensaba ‘¿Esto es Nirvana? ¿Es un chiste?’. Yo miraba<br />

la tapa de Bleach y pensaba que eran unos leñadores psicópatas”.<br />

Durante esa transición grabaron el single “Sliver” con el baterista Dan Peters (de Mudhoney),<br />

en lo que fue el primer trabajo realizado para Geffen Records, y que vería la luz recién<br />

dos años después. Nirvana abandonaba así Sub Pop y se preparaba para jugar en las grandes<br />

ligas. “Yo supe que ellos serían una gran banda”, se enorgullece hoy el periodista Charles<br />

Cross, editor de The Rocket, quien los puso por primera vez en la tapa de una revista. “Pero<br />

Nirvana solo grabó tres álbumes de<br />

estudio: Bleach (1989), Nevermind<br />

(1991) e In Utero (1993). Sin<br />

embargo, lograron revolucionar la<br />

historia del rock.<br />

La banda bajo el agua, como el<br />

bebé que protagoniza la icónica<br />

tapa de Nevermind.<br />

todo aquel que diga que imaginaba en qué se iban a convertir está mintiendo o exagerando:<br />

fueron mucho más grandes de lo que cualquiera hubiese esperado”.<br />

HIMNOS GENERACIONALES<br />

Nevermind fue una revolución. El grupo puso a Seattle en el mapa gracias a sus millonarias<br />

ventas y conquistó el mundo como si se tratara de una partida de TEG. “Básicamente, quería<br />

copiar a los Pixies”, reconoció una vez Kurt Cobain cuando le consultaron por la inspiración<br />

del hit “Smells Like Teen Spirit”. Aunque el riff de guitarra remita más a “More than a<br />

Feeling” (1976) del grupo Boston que a cualquier composición de Black Francis y compañía,<br />

dio luz a un himno generacional que funcionó como puerta de entrada para lo que terminó<br />

siendo el disco más vendido de Nirvana, destronando por aquel entonces a los Guns N’ Roses,<br />

Michael Jackson, U2 y Metallica. De contar con apenas 600 dólares para grabar, pasaron a<br />

ser los niños mimados de Universal Music (con un presupuesto de 65.000 dólares), rompiendo<br />

con ese prejuicio de que las bandas independientes no debían firmar con grandes compañías,<br />

considerados siempre como los malos de la película.<br />

Además de “Smells Like Teen Spirit”, los otros caballitos de batalla fueron “In Bloom”, “Comes<br />

As You Are” y “Lithium”, en el mismo orden en que se disponen los tracks en el CD (esa época<br />

fue el auge del formato CD, vale recordar). El productor Butch Vig contó que Cobain lo volvía<br />

loco en la sesiones de grabación y que todo el tiempo cambiaba de ideas. “Estaba muy metido<br />

y quería hacer un gran disco. Había momentos complicados en los que se bloqueaba y se iba<br />

a un rincón del estudio y no hablaba con nadie. Esa era su forma de ser, pero cuando estaba<br />

grabando era increíble”, admitió. “Krist Novoselic podría defenderlo diciéndonos al resto que<br />

había que dejar a Kurt que se le pasara nomás, así que nos ocupábamos de otras cosas por un<br />

par de horas, veíamos baterías y bajos. Y de repente, Kurt volvía en sí, tomaba la guitarra y nos<br />

indicaba que siguiéramos. Volvía con el máximo del compromiso. Así que aprendí a lidiar con su<br />

ánimo cambiante para manejar los tiempos del estudio y hacer todas las tomas”, completó. Esa<br />

inestabilidad emocional está fuertemente reflejada en cada letra, en cada grito, en cada guitarrazo.<br />

Nevermind marcó una vuelta a las raíces para ese momento donde el rock más crudo parecía<br />

perder terreno frente a la avanzada de la música electrónica y sus derivados.<br />

La gira del disco los llevó a recorrer todo el planeta entre 1991 y 1992, con una parada final en<br />

Sudamérica. El debut en Argentina tuvo una particularidad que no pasó en ningún show de<br />

otra ciudad y es que la banda no tocó el tan esperado “Smells Like Teen Spirit”. ¿La causa? El<br />

fastidio de Cobain al ver el maltrato que vivió el grupo soporte, las Calamity Jane. La otra banda<br />

invitada había sido Los Brujos, quienes se metieron a la gente en el bolsillo con su “¡Kanishka,<br />

Kanishka!” y sorprendieron hasta a los propios Nirvana. La leyenda dirá que ese riff de guitarra<br />

tan pegadizo inspiró a Nirvana para componer “Very Ape” en el disco siguiente. “Sabíamos que a<br />

Dave Grohl le había gustado mucho nuestra banda... Ojalá nos hayan robado. ¡Sería un honor!”,<br />

declaró Gabriel Guerrisi, uno de los guitarristas. Otra perlita: en los días en que los de Seattle<br />

pisaron suelo argentino, los miembros de El Otro Yo se hicieron pasar por periodistas de un<br />

fanzine local para llevarles un casete al famoso hotel donde se estaban alojando. Fanatismo total.<br />

Nirvana cerró 1992 con el lanzamiento de Incesticide, una recopilación de temas inéditos,<br />

102<br />

103


descartes, covers y lados B. Había homenajes (“Son of a Gun” de The Vaselines, “Turnaround”<br />

de Devo), reversiones (la adaptación punk de “Polly” de Nevermind) y rescates de la época<br />

de Bleach. Un crisol de distintas caras de la banda, que no hacía más que saciar la sed de sus<br />

seguidores hasta que saliera In Utero en 1993.<br />

Para esa época, Cobain ya se había casado con Courtney Love, cantante de Hole, y estaban<br />

esperando una hija. La relación entre ellos fue siempre enfermiza, plagada de celos, discusiones,<br />

drogas y alcohol. Hija de un plomo de los Grateful Dead, Love cautivó a Cobain con su temple<br />

arrogante y su carácter explosivo. Por sus peleas y excesos, la prensa no tardó en caratularlos<br />

como los nuevos Sid Vicious & Nancy Spungen y seguirlos noche y día con sus paparazzi. La revista<br />

Vanity Fair publicó que Love había estado consumiendo heroína durante su embarazo y la<br />

pareja salió enfurecida a desmentirlo. Cobain estaba errático. Tanta sobreexposición de su vida<br />

privada lo había devastado y afectaba su vida pública: shows cancelados por problemas de salud,<br />

compromisos contractuales que no podía cumplir y olvidables performances en televisión.<br />

“No soy más una persona neurótica e inestable como antes. Yo solía sentir que estaba siempre<br />

solo, aún sabiendo que tenía un montón de amigos y una banda. Courtney ciertamente me<br />

ayudó a colocar a Nirvana en perspectiva para darme cuenta de que mi realidad no giraba<br />

enteramente alrededor del grupo, que podía lidiar sin él si se diera la ocasión”, justificó Cobain.<br />

El 18 de agosto de 1992 nació su hija Frances Bean y a la semana siguiente Nirvana dio<br />

uno de sus conciertos más recordados, cerrando ante 60.000 personas el Reading Festival de<br />

Inglaterra. Las cosas parecían volver a su curso, aunque fuera por un rato.<br />

PELEANDO CONTRA SUS PROPIOS DEMONIOS<br />

“La angustia adolescente valió la pena / pero ahora estoy aburrido y viejo”, berrea Kurt a los<br />

primeros segundos de darle PLAY a In Utero. Como reacción al éxito culposo de Nevermind, la<br />

banda decidió torcer el timón y buscar un sonido más despojado. Por eso recurrió a los servicios<br />

del productor Steve Albini, antiguo miembro de los Black Star, que había trabajado en los discos<br />

Surfer Rosa (Pixies) y Pod (The Breeders). El grupo buscaba así alejarse del audio comercial,<br />

ese que tanta fama y dinero le había asegurado, y volver a conectar con sus raíces más crudas.<br />

Con un presupuesto holgado y los prestigiosos estudios Pachyderm de Minnesota a su total<br />

disposición, parieron lo que fue la grabación más fácil de su carrera, según palabras del propio<br />

cantante, que originalmente iba a titularse I Hate Myself and I Want to Die.<br />

Desde la tapa misma (un ángel con cuerpo de mujer que deja sus vísceras a la vista) Cobain<br />

plasmó su particular forma de ver la vida y la muerte. En cuanto a la lírica, también él se<br />

queda en carne viva, y habla abiertamente del divorcio de sus padres en “Serve the Servants”<br />

y descarga su furia contra la prensa en “All Apologies”. Además, permite correrse de la escena<br />

y tomar influencias de la literatura, como en “Frances Farmer Will Have Her Revenge on<br />

Seattle” (inspirado en la autobiografía de la actriz Frances Farmer) y “Scentless Apprentice”<br />

(basado en la novela El Perfume del alemán Patrick Süskind).<br />

El material trajo aparejada una polémica con las cadenas Kmart y Walmart, que no querían<br />

exhibir el CD en los negocios por contener un tema llamado “Rape me” (“Viólame”), pero así<br />

y todo logró llegar al número uno de ventas en todos los rankings de Estados Unidos. El clip<br />

Nirvana cerró 1992 con el<br />

lanzamiento de Incesticide, una<br />

compilación de rarezas, lados b<br />

y otras grabaciones de estudio.<br />

En 1993 grabaron un MTV<br />

Unplugged. El repertorio incluyó<br />

temas de todos sus discos con<br />

varios decibeles menos, en<br />

un set de televisión que fingía<br />

ser un funeral con flores,<br />

velas y adornos.<br />

de “Heart-Shaped Box” fue fundamental para su promoción. El video, filmado por el prestigioso<br />

fotógrafo Anton Corbijn, mostraba a la banda en un paisaje surrealista, entre ancianos,<br />

cruces cristianas y niñas vestidas como miembros del Ku Klux Klan, que le valió dos premios<br />

MTV Videos Music Awards al año siguiente. Cobain había pensado en su ídolo William<br />

Burroughs como protagonista, incluso llegó a escribirle una carta con la propuesta, pero<br />

el escritor declinó la invitación. “Soy consciente de que los rumores publicados en la prensa<br />

con respecto a mi presunta drogadicción podrían hacerle pensar que dicha petición responde<br />

a un deseo de establecer un paralelismo entre nuestras vidas. Sin embargo, le aseguro que<br />

no es este el caso”, le aclaró en el texto. “Como fan e investigador de su trabajo, mantengo la<br />

esperanza de trabajar directamente con usted”. No hubo caso.<br />

De la furia de In Utero, Nirvana calmó la tormenta grabando un MTV Unplugged. El formato<br />

acústico que proponía la cadena televisiva, del que ya habían participado con éxito estrellas<br />

como Paul Mccartney, Eric Clapton y Bon Jovi, le permitió a la banda mostrar otra<br />

cara. Es así como el 18 de noviembre de 1993 registraron en Nueva York un repertorio de todos<br />

sus discos con varios decibeles menos, en un set de televisión que fingía ser un funeral con<br />

flores, velas y adornos. De ahí que se hayan privilegiado temas más abajo como “About a Girl”<br />

(con el que abrieron), “Come As You Are” y “Polly”, junto con algunas reversiones de “The<br />

Man Who Sold the World” (David Bowie), “Jesus Doesn’t Want Me For A Sunbeam” (The<br />

Vaselines) y “Plateau” (Meat Puppets). A Cobain se lo nota nervioso en la filmación, comete<br />

algunos errores, se olvida algunas notas y, antes del cover de Bowie, confiesa: “Seguro que esta<br />

canción la destrozo”. Sentado en una silla neumática, con un pulóver de lana gastado y la mirada<br />

perdida, esa noche el músico fue la imagen de la desolación, peleando contra sus propios<br />

demonios para lograr conectar con sus compañeros. No fue, claramente, una de las mejores<br />

performances del trío, pero fue una prueba para demostrar que podía valerse sin la distorsión<br />

y que, detrás de esa pared de ruido que patentó, había sólidas gemas pop. Para reforzar ese<br />

concepto, contaron con los servicios de Pat Smear (segunda guitarra), Lori Goldston (violonchelo)<br />

y Curt Kirkwood (guitarra/bajo) para expandir su paleta sonora.<br />

El triste desempeño de Cobain en el MTV Unplugged había transcurrido después de varias<br />

internaciones en clínicas de rehabilitación, donde entraba y salía sin soluciones definitivas a su<br />

adicción a la heroína. “Necesito amigos con quienes poder charlar, pasar el rato y divertirme.<br />

Una razón para sonreír. ¡Me paso todo el día arrancándome el pelo! ¡Por favor!”, escribió en<br />

su diario personal, durante aquellas jornadas de abstinencia. “Quiero que me acepten, necesito<br />

que me acepten. Estoy tan cansado de llorar y de soñar. ¿Es que no hay nadie ahí fuera?<br />

Por favor, ayúdenme”, suplicaba de puño y letra a modo de catarsis. Eran los gritos desesperados<br />

de alguien que luchaba contra su peor enemigo: él mismo.<br />

SUSPIRAR ETERNAMENTE<br />

Para cuando el MTV Unplugged in New York salió a la venta, en noviembre de 1994, el líder<br />

de Nirvana ya no caminaba entre nosotros. En la mañana del 5 de abril, su cuerpo fue hallado<br />

sin vida en su casa de Seattle, después de haberse escapado de un centro de rehabilitación,<br />

comprado una escopeta Remington y cortado todo tipo de contacto con su entorno. Cobain<br />

104 105


había estado desaparecido una semana hasta que un electricista entró de casualidad a su<br />

vivienda de la calle Lake Washington y lo encontró muerto. El sueño grunge había terminado.<br />

La voz de una generación se apagaba para siempre. Un artista atormentado que dijo basta.<br />

“Ya hace demasiado tiempo que no me emociono, ni escuchando ni creando música. Me<br />

siento increíblemente culpable. Cuando se apagan las luces antes del concierto, y se oyen los<br />

gritos del público, no me afectan. No puedo engañar a ninguno de ustedes. No sería justo,<br />

ni para ustedes ni para mí, simular que lo estoy pasando bien. Sería el peor crimen que me<br />

pudiese imaginar”, reconoció en su carta de despedida, la cual apareció entre sus pertenencias<br />

(anteojos, billetera, cigarrillos, encendedor, jeringas) escrita en tinta negra y con una birome<br />

clavada sobre el papel. “Tengo una mujer maravillosa, llena de ambición y comprensión, y una<br />

hija que me recuerda mucho a cómo había sido yo. Lo tengo todo, todo. ¡Dios mío! ¿Por qué<br />

no puedo disfrutar? ¡No lo sé! Soy una criatura voluble y lunática. Se me acabó la pasión”. Y<br />

cerraba, paradójicamente, con un lema optimista: “Paz, amor y empatía”. Aquellos versos de<br />

“Pennyroyal Tea” que tanto había cantado, esos que rezaban “Denme un Más allá a lo Leonard<br />

Cohen para que pueda suspirar eternamente” se habían hecho realidad.<br />

Al día de hoy no faltan los que fogonean teorías conspirativas y supuestos planes de asesinatos<br />

craneados por Courtney Love, tal como se plantea en el libro Love Kills: The Assassination<br />

of Kurt Cobain, escrito por su padre Hank Harrison, y en el documental Soaked in Bleach,<br />

apoyado en el testimonio del investigador privado Tom Grant, quien fuera contratado por la<br />

cantante para rastrear a su marido cuando estaba desaparecido.<br />

¿Alguien podría haberlo salvado? “Esa es casi una pregunta espiritual... Y, desafortunadamente,<br />

nadie pudo. Estuvo en rehabilitación al menos cinco veces, ¿qué podrían haber hecho los<br />

demás? Ni siquiera estoy seguro si el mejor especialista en drogas lo hubiese podido ayudar”,<br />

arriesgó su biógrafo, Charles Cross, en una entrevista de 2006. Y agregó: “Kurt era único.<br />

Era capaz de tomar sus miedos y ansiedades personales y hacer con ellos música poderosa,<br />

impactante. La combinación de sus habilidades como compositor y su talento en escena, como<br />

cantante, lo convirtieron en uno de los músicos más importantes de la era moderna. No se<br />

consiguen muchos así en el mundo del rock”.<br />

Con apenas 27 años, Cobain dejó cuatro discos de estudio, una herencia millonaria y una hija<br />

(Frances Bean) que hoy trabaja como modelo y que no titubea a la hora de admitir su poca<br />

curiosidad por la música del padre. Textuales como “no me gusta tanto Nirvana, el grunge no<br />

me interesa” (revista Rolling Stone, 2015) y “son influyentes, pero no es lo mío” (revista Vogue,<br />

2017) dan cuenta de eso.<br />

Su esposa siguió girando con Hole, editó un disco como solista, incursionó en el modelaje, creó su<br />

propia línea de ropa y se consolidó como actriz de cine. Para el último cumpleaños de Cobain, en<br />

el que hubiera cumplido 51 años, ella lo recordó en sus redes sociales con una foto juntos, donde<br />

se los veía abrazados y sonrientes. “Feliz cumpleaños, bebé. Dios, cómo te extraño”, escribió. Por<br />

su parte, Frances posteó: “Espero que en donde quieras que estés no haya Internet. Siento que<br />

eso sería contraproducente. A pesar de todo, feliz cumpleaños a un ángel”<br />

Fuentes:<br />

Charles Cross, Heavier Than<br />

Heaven: A Biography of Kurt<br />

Cobain, 2001.<br />

Michael Azerrad, Come as You Are:<br />

The Story of Nirvana, 1993<br />

“Kurt Cobain’s Fecal Matter – The<br />

Full Story Of His Band Before<br />

Nirvana”, NME, 2005.<br />

https://www.nme.com/features/<br />

kurt-cobains-fecal-matter-thefull-story-of-his-band-beforenirvana-425<br />

Dave Grohl, “Nirvana made me<br />

laugh”. http://www.stuff.co.nz/<br />

entertainment/music/4121270/<br />

Dave-Grohl-Nirvana-made-melaugh<br />

David Fricke, “Kurt Cobain, The<br />

Rolling Stone Interview: Success<br />

Doesn’t Suck”, Rolling Stone, 1994.<br />

https://www.rollingstone.com/<br />

music/music-news/kurt-cobainthe-rolling-stone-interviewsuccess-doesnt-suck-97194/<br />

Carlos Prat, “Butch Vig de<br />

Garbage: Trabajar en el disco<br />

‘Nevermind’ de Nirvana me cambió<br />

la vida”, TN.<br />

https://tn.com.ar/musica/clips/<br />

butch-vig-de-garbage-trabajar-enel-disco-nevermind-de-nirvaname-cambio-la-vida_751318<br />

Nicolás Irgazábal, “Cobain, grito y<br />

guitarra”, Ñ, 2006.<br />

“Butch Vig on the Making of<br />

Nirvana’s Pivotal ‘Nevermind’”,<br />

Billboard, 2016.<br />

https://www.billboard.com/<br />

articles/columns/rock/7262662/<br />

butch-vig-on-nirvana-nevermindthe-smart-studios-storyexclusive-clip<br />

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