EnBajaParaWeb_Quid76
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Año 14 | Número 76<br />
SEPTIEMBRE, OCTUBRE, NOVIEMBRE 2018<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Melina Dorfman<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Conci|Melnizki edd<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Laura Berti, Nicole Brezin, Lucila Carzoglio,<br />
Juan Manuel Cibeira, Juan Pablo Cinelli,<br />
Antonela de Alva, Horacio de Dios, Marina<br />
García, Martín Garrido, María Fernanda Guillot,<br />
Nicolás Igarzábal, Nadia Koval, Roger Koza,<br />
Christian Kupchik, Martina Leunda, Juan<br />
Maisonnave, Alejandra Peñalva, Felipe Pigna,<br />
Ramón Reverté, Malena Rey, Gabriel Rolón,<br />
Fernanda Sández, Emilia Simison, Maximiliano<br />
Tomas, Mónica Tracey y Agustina Zabaljáuregui.<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: www.yenny-elateneo.com/revista<br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de Quid, publicación<br />
de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 506670. ISSN 1669738-3<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
El pasado 6 de febrero, Elon Musk lanzó el cohete más potente que existe hasta<br />
el ahora, el Falcon Heavy de su empresa Space X, con una carga simbólica que<br />
parecía homenajearlo: un automóvil Tesla Roadster rojo y un maniquí enfundado<br />
en un traje de astronauta (todo creado por él).<br />
Por supuesto, el cohete estaba rodeado de cámaras tanto por fuera como por dentro.<br />
Una vez despegado del Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, y ya en<br />
órbita, decenas de millones de personas detrás de pantallas de diferentes dispositivos<br />
alrededor del mundo vieron la escena digna de un video de Daft Punk.<br />
El maniquí, bautizado como “Starman”, tenía uno de sus brazos apoyado en la puerta<br />
del convertible y miraba una pantalla que decía “No entres en pánico”, mientras<br />
por los altavoces del auto sonaba la canción “Space Oddity”, de David Bowie.<br />
La misión supuso un gran avance para la industria espacial, porque comprendió<br />
la recuperación y reutilización de cohetes, pero fue un impactante show en sí<br />
mismo. Su transmisión de cuatro horas logró 2,3 millones de reproducciones en<br />
vivo en YouTube. Y los tweets de Musk fueron seguidos minuto a minuto por<br />
sus fanáticos. En uno posteó una foto del Tesla con Starman dentro y el planeta<br />
Tierra detrás, cuyo epígrafe decía: “En este momento, volando sobre Australia”.<br />
No hace falta aclarar que se volvió viral.<br />
Sabemos que el empresario multimillonario no es un millennial pero su hito es<br />
quizás el ejemplo más icónico de los efectos del cambio de paradigma sociocultural<br />
que esta generación implicó. Quienes nacieron durante la década del 80<br />
y principios de los 90 fueron criados en un contexto tecnológico que afectó su<br />
personalidad. Crecer durante la revolución de la comunicación digital (Internet,<br />
telefonía móvil, redes sociales y más) los convirtió en seres hiperconectados, que<br />
buscan la gratificación inmediata. Para ellos, y para los miembros de la era analógica<br />
y que se han adaptado a los tiempos que corren, todo es imagen… lo visual<br />
ya no documenta la realidad, es la realidad en sí.<br />
Habrá que recurrir a cierta distancia histórica para poder analizar con objetividad<br />
los aportes de los millennials al mundo que hoy están liderando, relacionándose<br />
de un modo totalmente distinto. Pronto serán nada más ni nada menos que la<br />
mitad del mercado laboral total. Y durante ese proceso, el Tesla Roadster quedará<br />
en una órbita solar indefinida, en un viaje que lo podría llevar más allá de Marte a<br />
una velocidad de 11 km por segundo. ¿Será posible que el hombre se establezca<br />
en el planeta rojo? De producirse, nos enteraremos pronto.<br />
Disfruten de este nuevo número de Quid.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
Sumario<br />
76<br />
Temas de tapa<br />
Columnas<br />
Entrevistas<br />
08<br />
Cultura millennial. Entre la Nada y la Eternidad.<br />
Por Christian Kupchik.<br />
20<br />
El señalador. Historia del llanto.<br />
Por Maximiliano Tomas.<br />
16<br />
24<br />
31<br />
12<br />
Luces y sombras de la Generación DG<br />
(Después de Google). Por Fernanda Sández.<br />
29<br />
Opinión. Paradojas de una época.<br />
Por Gabriel Rolón.<br />
21<br />
Internet, la lengua del ausente.<br />
Por Lucila Carzoglio.<br />
30<br />
Libros recomendados para adultos.<br />
Por Mónica Tracey.<br />
38<br />
Sé lo que quiero. Millennials y Política.<br />
Por Emilia Simison.<br />
47<br />
Historia & Política. Sobre elites dominantes<br />
y el posfascismo. Por Felipe Pigna.<br />
Claudia Piñeiro<br />
Por Christian Kupchik<br />
Florencia Bonelli<br />
Por Martina Leunda<br />
Fernanda García Lao y Guillermo Saccomanno<br />
Por Fernanda Sández<br />
44<br />
Hijas en rebelión. Libros para entender el<br />
movimiento feminista. Por Lucila Carzoglio.<br />
51<br />
Música Alternativa. Tranquility Base Hotel & Casino,<br />
de Arctic Monkeys. Por Agustina Zabaljáuregui.<br />
34<br />
41<br />
48<br />
52<br />
Testigos (partícipes) de la revolución tecno.<br />
Crecer con las nuevas tecnologías para escuchar<br />
música y ver videos. Por Juan Manuel Cibeira.<br />
56<br />
73<br />
Música Clásica. Daniil Trifonov. Por Nadia Koval.<br />
TV/Series. Atlanta y Girls. Por Laura Berti.<br />
63<br />
70<br />
Herederos del bit. La digitalización de la<br />
experiencia del mundo a través de ejemplos<br />
cinematográficos. Por Roger Koza.<br />
La imagen en la era de los millennials ¿Cómo<br />
ciertos fotógrafos contemporáneos crearon una<br />
estética que hoy en día usamos todos en redes?<br />
Por Ramón Reverté.<br />
88<br />
93<br />
94<br />
Libros recomendados para niños y adolescentes.<br />
Por María Fernanda Guillot.<br />
Museos del Mundo. Museu do Amanhã.<br />
Por Martín Garrido.<br />
Turismo Internacional. Islandia. Siglo XXI con frío.<br />
Por Horacio de Dios.<br />
58<br />
Julián López<br />
Por Malena Rey<br />
66<br />
Andrés Oppenheimer<br />
Por Juan Maisonnave<br />
74<br />
77<br />
Ida Vitale<br />
Por Nicole Brezin<br />
96<br />
Vida Gourmet. Al fin una dieta en la que el deseo<br />
y el placer cuentan. Por Mónica Tracey.<br />
98<br />
Cocina. Alimentos millennarios. Por Marina García.<br />
Luciano Pereyra<br />
Por Juan Manuel Cibeira<br />
Leonardo Sbaraglia<br />
Por Alejandra Peñalva<br />
Felipe Pigna<br />
Por Juan Pablo Cinelli<br />
Pablo Bernasconi<br />
Por María Fernanda Guillot<br />
DOSSIER<br />
Kurt Cobain<br />
El grito de una generación<br />
Ícono de los años 90, Kurt Cobain se consagró como la máxima figura del rock alternativo.<br />
Al frente de Nirvana conquistó el mundo y llegó a su pico de popularidad con el disco<br />
Nevermind. Hijo de padres separados, su infancia en una pequeña ciudad de Washington<br />
se vio marcada por la angustia y el aislamiento. De grande formó una banda con la que<br />
ganó millones de dólares, se casó y tuvo una hija. Pero nunca pudo superar su dolor, ni sus<br />
adicciones. “Lo tengo todo, ¿Por qué no puedo disfrutar?”, escribió en su carta de suicidio.<br />
Por Nicolás Igarzábal<br />
81<br />
Adam Silvera<br />
Por Antonela de Alva<br />
84<br />
Marissa Meyer<br />
Por María Fernanda Guillot<br />
89<br />
Emanuel Werner<br />
Por Antonela de Alva
MISCELÁNEAS<br />
Calder en Proa<br />
El 8 de septiembre, Proa inaugura Teatro de Encuentros, una<br />
exposición de aproximadamente sesenta obras de Alexander<br />
Calder (1898-1976).<br />
El artista estadounidense siempre fue reconocido por sus<br />
móviles –esculturas suspendidas hechas de chapa y alambre<br />
que capturan el movimiento en una serie de formas siempre<br />
cambiantes– y por sus stabiles –esculturas estáticas pero con<br />
movimiento implícito–.<br />
La exhibición, curada por Sandra Antelo-Suárez en colaboración<br />
con la Calder Foundation (Nueva York), abarcará seis<br />
décadas diversamente creativas de su vida y dará cuenta de<br />
su indiscutible contemporaneidad.<br />
A no correr: hay tiempo hasta el 13 de enero de 2019 para<br />
disfrutarla.<br />
Proa. Av. Don Pedro de Mendoza 1929 (CABA). + Info: proa.org<br />
Di Mario y su decontrucción<br />
del arquetipo folclórico<br />
La FotoGalería del Teatro San Martín –bajo la curaduría<br />
de Rosana Schoijett, Bruno Dubner y Ariel Authier–<br />
acaba de inaugurar El Segundo sin sombra, una muestra<br />
integrada por fotografías de Gustavo Di Mario (1969).<br />
Se trata de una serie de retratos de participantes de jineteadas,<br />
malambistas y procesiones gauchas anunciadas por<br />
radio o de boca en boca por el interior del país. El prestigioso<br />
fotógrafo argentino sigue estas caravanas festivas desde hace<br />
quince años con su cámara de formato medio a cuestas, captando<br />
con voluptuosidad instantáneas de sus protagonistas.<br />
La exposición podrá ser visitada hasta el domingo 21 de octubre.<br />
Dice el texto de sala: “La ilusión de mostrarse habilidoso,<br />
macho, fuerte y salvaje que caracteriza a nuestro hombre<br />
de campo, deja entrever la fragilidad solitaria de una realidad<br />
orillera similar a la del mítico gaucho paria de nuestras pampas.<br />
Estas fotografías desbordantes de sensualismo austero<br />
logran deconstruir el arquetipo folclórico reanimando nuestra<br />
relación con el argentino cimarrón e indomable, nuestro<br />
Segundo sin sombra”.<br />
Teatro San Martín. Av. Corrientes 1530 (CABA). + Info:<br />
complejoteatral.gob.ar<br />
Triple Gong, ca. 1948. Chapa de latón, alambre, pintura. 99,1 x 190,5 x 7 cm<br />
David Bowie a través de sus palabras<br />
Bowie por Bowie (Planeta) reúne las mejores entrevistas que<br />
ofreció el multifacético artista inglés a lo largo de sus casi<br />
cincuenta años de carrera. En ellas reconstruye las odiseas<br />
que lo llevarían a convertirse en una de las más revolucionarias<br />
e influyentes leyendas del rock y el pop del siglo XX:<br />
Ziggy Stardust, Aladdin Sane, el cantante de soul plástico, El<br />
Delgado Duque Blanco, el glam rock, la sexualidad, las drogas,<br />
sus colaboraciones con Lou Reed e Iggy Pop, los excesos que<br />
desembocarían en el extraordinario período musical de Berlín,<br />
la experimentación permanente, el éxito masivo en los años<br />
ochenta, la actuación en cine y teatro, la moda, las artes visuales,<br />
la polémica banda Tin Machine y el esplendor creativo de<br />
mitad de los noventa.<br />
Sean Egan, editor de este volumen, recopiló<br />
el material y seleccionó conocidos<br />
(e inéditos) reportajes de Melody Maker,<br />
Rolling Stone, Mojo, New Musical<br />
Express.<br />
Lectura obligatoria para quienes quieran<br />
confirmar o descubrir la enorme<br />
trascendencia del genio que siempre<br />
pareció de otro planeta.<br />
Los DVD y Blu-Ray que se vienen<br />
SBP anunció los lanzamientos para los próximos meses. En<br />
septiembre, llegan Deadpool 2 (de David Leitch), Isla de Perros<br />
(de Wes Anderson), Pequeña gran vida (de Alexander<br />
Payne), Un lugar en silencio (de John Krasinski) y ¡Madre!<br />
(de Darren Aronofsky).<br />
En octubre será el turno de Jurassic World 2: El reino caído<br />
(de J. A. Bayona), Ocean 8: Las Estafadoras (de Gary Ross),<br />
Rascacielo: Rescate en las alturas (de Rawson Marshall<br />
Thurber) y Mamma Mía!: Vamos otra vez (de Ol Parker).<br />
Habrá que esperar hasta noviembre para poder ver: 12 horas<br />
para sobrevivir: El inicio (de Gerard Mcmurray), Mentes<br />
poderosas (de Jennifer Yuh Nelson) y Megalodón (de Jon<br />
Turteltaub).
Nota<br />
de tapa<br />
CULTURA MILLENNIAL<br />
Entre la Nada<br />
y la Eternidad<br />
POR Christian Kupchik<br />
En el año 1000 Japón estaba gobernado en la práctica por<br />
el todopoderoso Fujiwara No Michinaga, mientras que<br />
el emperador solo representaba a una institución vacía. La<br />
nobleza japonesa llevaba una existencia refinada, con gran<br />
lujo de ceremonias y concursos de poesía. La literatura en<br />
japonés seguía principalmente en manos de las mujeres de la<br />
corte. Destacaban Murasaki Shikibu, autora de los Genji<br />
monogatari (Cuentos de Genji), y su rival, Sei Shonagon,<br />
autora de los Makura no Soshi (Cuentos de la almohada).<br />
El Estado ruso de Kiev vivía tiempos de esplendor bajo<br />
el Gran Príncipe Vladimir. Otro tanto podía decirse del<br />
Imperio Bizantino. Venecianos y bizantinos se despreciaban<br />
mutuamente, se producían continuos conflictos y por ello los<br />
venecianos pidieron al emperador un estatus extraterritorial.<br />
Consiguieron así autonomía y la exención de los tributos<br />
imperiales. Desde un punto de vista económico, la gran<br />
Constantinopla se convirtió en una colonia veneciana donde<br />
los mercaderes obtenían dinero fácil.<br />
Leif Eriksson, hijo de Erik El Rojo, el descubridor de<br />
Groenlandia, trató de llegar a la isla. Al parecer, su intención<br />
era alcanzar el extremo meridional, pero el tiempo estaba<br />
brumoso y se perdió. Más adelante relató que al continuar su<br />
viaje se encontró con una tierra a la que llamó Vinland, debido<br />
a la cantidad de vides. Es muy probable que Leif estuviera<br />
hablando de América, pues el continente se encuentra a unos<br />
960 kilómetros de Groenlandia y resultaba difícil no dar con él.<br />
En Europa occidental se estaban produciendo cambios<br />
muy significativos. Naturalmente fueron graduales, pero los<br />
historiadores consideran el año 1000 como una buena fecha<br />
en la que fijar el final de la Alta Edad Media y el inicio de<br />
la Baja. Entre los factores que propiciaron dichos cambios<br />
estaban varios adelantos en la agricultura, como el empleo de<br />
herraduras para los caballos, que comenzaron a utilizarse en<br />
el arado de los campos. Otra muestra del cambio de los tiempos<br />
fueron los hombres que el emperador eligió como Papas:<br />
al cabo de una larga sucesión de ineptos, meros títeres de<br />
la aristocracia romana, Otón III protegió a Papas que eran<br />
auténticos hombres de iglesia. Silvestre II fue un erudito.<br />
Su gran afición fueron las matemáticas, por lo que introdujo<br />
el ábaco para los cálculos y usó los números arábigos,<br />
construyó relojes e instrumentos astronómicos, se interesó<br />
por los manuscritos antiguos, incluso de autores paganos, y<br />
logró despertar este interés en otras personas. Poco a poco,<br />
dejó de considerarse incuestionable que la ciencia antigua<br />
era obra del diablo, y empezó a surgir el interés por los textos<br />
árabes que contenían las obras de Aristóteles, Euclides<br />
y Ptolomeo, entre otros.<br />
Todas estas transformaciones, que abarcan distintas latitudes<br />
y sociedades –incluidas las precolombinas– tuvieron consecuencias<br />
significativas en el desarrollo de la humanidad. No<br />
obstante, estas rupturas no se vieron reflejadas en la irrupción<br />
de una generación que se identificaba como un cambio<br />
de paradigma en la historia.<br />
El año 1000 no supo de millennials.<br />
Es cierto: hace diez siglos el mundo era más grande y lejano,<br />
las comunicaciones casi no existían y el vértigo de las innovaciones<br />
que vemos en la actualidad apenas podía considerarse<br />
un sueño apocalíptico. Por otra parte, más allá de la raíz<br />
fonética común, entre “generación” y “generalización” hay<br />
bastantes puntos de contacto que poco ayudan a identificar<br />
rasgos identitarios asimilados como tópicos indiscutibles. Aún<br />
así, casi todo a lo largo del siglo XX hasta el presente, se ha<br />
agrupado a amplios sectores de la población –sin distinguir<br />
cultura o clase– bajo el sintagma de “generación”. A grandes<br />
rasgos, podemos definir los siguientes:<br />
Generación Silenciosa (1928-1945): Tradicionalista. Ajenos a<br />
las tecnologías.<br />
Baby Boomers (1946-1964): Productos de la posguerra.<br />
Creen en el trabajo fuerte y la capacidad individual.<br />
Generación X (1965-1985): Yuppies, hedonistas, cultores del<br />
presente.<br />
Generación Y (1986-2000): Millennials. Tecnología, consumo,<br />
trabajo y placer.<br />
Generación Z (2000- ): Centennials. ¿?<br />
9
a los 40– y los “jóvenes” de veintitantos, tiene mucho que ver<br />
con el tipo de relación que cada millennial establece respecto<br />
a la tecnología: unos recuerdan la época analógica; otros<br />
nacieron cuando el mundo ya era digital.<br />
Esa es la principal diferencia para Marc Prensky, fundador<br />
y director ejecutivo de la Fundación e Instituto Global<br />
para el Futuro de la Educación, en California, conocido por<br />
ser quien inventó y divulgó los términos “nativos digitales” e<br />
“inmigrantes digitales” en el año 2001. “Todo gira en torno<br />
a las diferencias culturales: de lo predigital a lo postdigital.<br />
Lo que ha cambiado es la actitud. Si creciste en el mundo<br />
predigital, la privacidad y las comunicaciones cara a cara<br />
serán más importantes para ti que para quienes nacieron en<br />
el mundo digital. La idea de la edad que uno tiene o del año<br />
en que nació no importa tanto, es artificial. Puedo tener más<br />
años pero usar la tecnología con fluidez, aunque algunas de<br />
mis actitudes provengan del siglo XX”.<br />
Más allá de las arbitrariedades de esta clasificación, que admite<br />
matices y diversificaciones, existe la voluntad de unificar<br />
características comunes más en función de las tendencias a<br />
las que aspira absorber el mercado que a rasgos culturales.<br />
Rasgos que, por otra parte, han sabido cultivarse en determinados<br />
grupos en cualquier época de la historia. En el caso<br />
de los millennials propiamente dichos, también llamados<br />
Generación Peter Pan (por su negación del tiempo), Smartphone<br />
(por la adicción a los teléfonos inteligentes) o lisa y<br />
llanamente la Generación perdida, se supone que por causas<br />
muy diferentes a la que distinguió a la Lost Generation que<br />
identificó a los escritores estadounidenses que pasaron por<br />
París después de la crisis del 30, como John Dos Passos,<br />
Ezra Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner,<br />
F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, quien popularizó<br />
esta expresión en París era una fiesta a partir de una<br />
sentencia de su amiga Gertrude Stein: “Todos ustedes son<br />
una generación perdida”.<br />
Las causas por las cuales se “pierden” los millennials parecen<br />
ser muy distintas. Jason Dorsey, presidente y cofundador<br />
del Centro para la Cinética Generacional, en Austin (Texas),<br />
quien lleva años investigando el comportamiento de este grupo,<br />
afirma que se trata de una generación de adultos muy diversa<br />
pero, a la vez, son también la generación más conectada<br />
de cuantas se han conocido hasta ahora. Son quienes tienen<br />
mayor nivel educativo, pero muchos se sienten frustrados<br />
porque no pudieron alcanzar sus altas expectativas laborales<br />
debido a la crisis económica y a otros eventos globales. Dorsey<br />
sostiene que “muchas percepciones sobre ellos no son<br />
reales”, en función de las diferencias etarias que los separan.<br />
Esa división que se da entre los “millennials viejos” –cercanos<br />
En un artículo de 2014, la revista Time definió a los millennials<br />
como la generación del “yo-yo-yo”: han sido calificados de narcisistas,<br />
egocéntricos, impacientes, inseguros y emprendedores<br />
y, precisamente, la adicción de los jóvenes a las redes sociales<br />
podría ser buena prueba de algunos de esos calificativos. Sin<br />
embargo, esta caracterización parece algo reduccionista.<br />
El sociólogo Zygmunt Bauman, el primero en anticipar<br />
las consecuencias de una “realidad líquida”, hacía referencia<br />
a esta adicción como una forma de combatir la soledad y,<br />
por otro lado, permanecer en nuestra zona de confort en un<br />
mundo creado por nosotros mismos, para evitar así enfrentarnos<br />
a la realidad del exterior, donde las situaciones, las personas<br />
y los problemas se nos escapan de las manos. “La gente<br />
se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza<br />
en tiempos de individualización. En redes es tan fácil añadir<br />
amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales, porque<br />
estas las desarrollas en la calle o en el trabajo, y cuando<br />
te encuentras con gente con la que necesitas tener una interacción<br />
razonable, ahí es cuando tienes dificultades”, explicó.<br />
Los millennials, esa generación hiperpreparada, nacida junto<br />
con Internet, la televisión a demanda, los teléfonos inteligentes,<br />
las raves y el conocimiento musical total, también lee de<br />
manera diferente. No tienen prejuicios a la hora de elegir dispositivos<br />
y estrategias lectoras, optan por la digitalización total,<br />
la selectiva o comportarse como ermitaños vintage rodeados<br />
de papel. Es una generación omnímoda, pero parece que sus<br />
predilecciones se dirigen hacia la llamada literatura de género,<br />
ya sea fantástica, policial o romántica. Y no solo como lectores.<br />
También como autores, la generación millennial muestra una<br />
fuerte tendencia hacia la adjetivación.<br />
En definitiva, los millennials parecen confirmarse como una<br />
generación de transición. Es la última, quizá, en muchas<br />
cosas, y la primera en otras tantas. Está entre lo viejo, que no<br />
acaba de morir, como el papel o el bipartidismo, y lo nuevo,<br />
que no acaba de nacer. Acaso todos seamos millennials y no<br />
nos damos cuenta<br />
10
Tema de tapa<br />
uno<br />
Para la mayoría de los millennials el mundo comenzó con ellos. Por eso también se los ha llamado<br />
“la Generación DG” (Después de Google) por no poder siquiera imaginar cómo era ese pasado<br />
offline. Su irrupción en el mundo de la cultura, del trabajo y del entretenimiento ha llegado para<br />
cambiarlo todo, con consecuencias definitivamente desconcertantes<br />
Luces y sombras de la<br />
Generación DG<br />
POR Fernanda Sández<br />
Ahí están. Con auriculares calzados a tiempo completo, pendientes<br />
del pulso de sus redes sociales y plegados sobre sus<br />
dispositivos como si nada del alrededor existiera. Si la escena<br />
te resulta familiar, una de dos: o vivís con un millennial…o<br />
sos parte del clan. ¿Por qué? Porque nadie que haya interactuado<br />
con ellos el tiempo suficiente puede dejar de notar en<br />
esa escena dos rasgos identitarios: tecnología y ausencia. Eso<br />
de no estar nunca del todo ni en la realidad ni en el ciberespacio.<br />
Son seres anfibios. Y fascinantes.<br />
La llamada “Generación Y” o “Millennial”, los humanos nacidos<br />
después de 1980 y crecidos bajo la irradiación de lo digital,<br />
ha recibido a lo largo de estos años aplausos y rechifla por partes<br />
iguales. Que son genios tecnológicos, que son esencialmente<br />
haraganes, que son soberbios, que no pueden parar de jugar<br />
a lo que sea, que son egoístas, que nunca crecieron, que….<br />
“Hay mucho prejuicio en derredor de los millennials”,<br />
reconoce Patricia Faur, psicoanalista de la Universidad Favaloro.<br />
“Se los tilda de individualistas, egocéntricos y alejados<br />
del sacrificio. Pero cabe recordar que no es solo la tecnología<br />
la que educó a estos jóvenes. Ellos ya vienen de modelos<br />
familiares diferentes a los del Baby Boom. No crecieron con<br />
sus madres en casa sino con madres y padres trabajando<br />
en un mundo en donde la mujer comenzó a darle un lugar<br />
de preponderancia a la vida profesional. Esas madres ya no<br />
transmitieron el mensaje de que había que casarse y tener<br />
hijos y, es verdad, también les hicieron creer a sus hijos que<br />
eran geniales, diferentes y únicos. Y ellos se lo creyeron al<br />
punto tal que les cuesta mucho tolerar la frustración de trabajar<br />
y no viajar seguido o tener que hacer un camino laboral<br />
para llegar a donde quieren”, destaca.<br />
En el mismo sentido Marc Prensky –actual director del<br />
Instituto Global para el Futuro de la Educación y quien acuñó<br />
en 2001 la expresión “nativo digital”– asegura que cualquier<br />
intento de aproximación al fenómeno de los millennials<br />
no puede pasar por alto lo central: que nacieron en un mundo<br />
en vías de extinción. En un universo analógico y cableado<br />
que no extrañan porque casi no lo conocieron, pero con el<br />
que todavía deben convivir a fuerza de padres, profesores y<br />
jefas. “Cuando la gente es negativa sobre los millennials, casi<br />
siempre es porque están analizando esa generación –a veces,<br />
la suya propia– con sus propias lentes”, le dijo Prensky a la<br />
BBC. Y puede que esté en lo cierto porque –cuando se dejan<br />
por un rato los prejuicios de lado y se observa al millennial<br />
en sí mismo y sin compararlo con cómo hacían las cosas sus<br />
predecesores– el resultado suele ser fascinante.<br />
Gabriela Oliván es la directora de Comunicación para<br />
Latinoamérica de la firma Accenture y asegura que en su casi<br />
medio millón de empleados los millennials brillan con luz<br />
propia. “La diversidad agrega valor a los equipos de alto rendimiento<br />
y en ese sentido, la generación millennial es innovadora<br />
y creativa. No teme asumir riesgos y busca nuevas alternativas.<br />
Es versátil y se adapta rápidamente al cambio, que es lo único<br />
constante en el tiempo en que vivimos”, precisa.<br />
Gente curiosa, por cierto, pero definitivamente hipnótica.<br />
Vean, si no: una millennial (periodista de una revista de<br />
actualidad, ella) todavía no entiende cómo era eso de tener<br />
que “ir al archivo” de la editorial en la que trabaja y buscar<br />
allí antiguos ejemplares de revistas; para ella, el universo<br />
cabe en Google y es todo aquello que está online. Por eso –y<br />
precisamente por eso– logra conseguir la nota con la que sus<br />
editores (todos mayores) soñaban desde hacía años y nunca<br />
habían podido lograr: entrevistar a la nieta de un ex presidente<br />
argentino a la que a nadie se le había ocurrido hasta<br />
entonces rastrear en Facebook. A la millennial, sí. Y esa fue<br />
su primera nota de tapa.<br />
Juntos pero no revueltos<br />
Desde hace tiempo también, en los medios de comunicación<br />
se insiste con lo “difícil” que resulta la convivencia entre la Generación<br />
Y (AKA millennial, AKA La generación Smartphone,<br />
AKA La generación perdida) y quienes los precedieron. ¿De<br />
qué se quejan unos y otros? “Son muy informales, no saben<br />
trabajar en equipo, en lo único que piensan es en las vacaciones”,<br />
braman los Baby Boomers y parte de sus sucesores, la<br />
Generación X. “No son creativos, hacen siempre todo igual,<br />
son egoístas y no saben NADA de tecnología”, retrucan los<br />
millennials. La verdad, como suele suceder, boga por el medio<br />
de esas dos miradas y de hecho existe abundante bibliografía<br />
al respecto. Un libro, incluso (Millennials en la oficina, de Lee<br />
Caraher, editado por Paidós en 2016) habla de la rispidez<br />
reinante en la segunda parte de su título: Cómo lidiar con una<br />
generación que no sigue las reglas. Porque tal vez esa sea una<br />
de las claves de todo este asunto y es que los nacidos de treinta<br />
años para acá parecen confiar mucho más en su propio modo<br />
de hacer las cosas que en las recetas ya intentadas.<br />
Pero al mismo tiempo, señala la doctora Graciela Moreschi,<br />
médica psiquiatra y especialista en adolescencia, todo ese<br />
13
“cyber saber” que detentan los millennials contrasta con su<br />
pasmoso desconocimiento del mundo real. “Fueron criados<br />
en balcones con protección después de una larga jornada<br />
escolar, pero a la vez con la apertura que dan las redes. Les<br />
falta ‘calle’, es verdad. Pero al mismo tiempo pueden conectarse<br />
con todo el mundo con solo apretar un botón. Esto hace<br />
que sean jóvenes muy flexibles y adaptables, creativos pero<br />
poco comprometidos. Les cuesta aceptar normas, no tienen<br />
una lógica lineal, de causa-consecuencia. A veces parecen<br />
desconocer que hay pasos y jerarquías”.<br />
No menos cierto es que, más allá de la tecnología, lo que a<br />
menudo se pierde de vista es que los millennials son, también,<br />
la generación que asistió al derrumbe de todas las certezas<br />
con las cuales crecieron y vivieron sus padres. El empleo<br />
“seguro”, el casamiento, la familia, el futuro como una ruta<br />
más o menos previsible que lleva de un presente bueno a un<br />
mañana mejor, la educación formal como respuesta a todo<br />
son apenas algunas de las ideas que fueron estallando en el<br />
mundo en las últimas tres décadas. La explosión económica y<br />
social de 2001 en Argentina, la crisis de las hipotecas en 2008<br />
en los Estados Unidos, el fenómeno en España del “paro” y<br />
de los “mileuristas” (desempleados, muchos de ellos universitarios,<br />
condenados a vivir de un seguro de desempleo de solo<br />
mil euros) y el progresivo avance del totalitarismo sobre las<br />
libertades individuales y derechos adquiridos son algunas de<br />
las pruebas de que más edad no implica necesariamente más<br />
inteligencia ni más talento. La actual es, de hecho, la primera<br />
generación que estima que no estará mejor que sus padres<br />
cuando crezca. ¿Lo peor? Que posiblemente estén en lo cierto.<br />
Cuestión de juego<br />
¿De qué extrañarse entonces si los millennials de uno y otro<br />
modo se niegan a crecer y buscan seguir jugando y divirtiéndose<br />
como cuando eran niños? ¿Desde qué autoridad se les<br />
puede decir que abjuren de sus dispositivos y redes sociales<br />
cuando el mundo ahí afuera es así de horrible? Ese universo<br />
lleno de información y colores vibrantes está también saturado<br />
de personas conocidas y por conocer, y brinda la posibilidad<br />
de interactuar con otros de un modo veloz, puede que<br />
anónimo y eventualmente muy personal. “Alone together”<br />
–algo así como “solos pero juntos”– fue como definió Sherry<br />
Turkle, docente de Tecnología y Sociedad del Instituto Tecnológico<br />
de Massachussetts (MIT) a la vivencia –tan de estos<br />
tiempos– de estar en soledad y a la vez rodeados de gente.<br />
En el subtítulo de esa obra (aún no traducida al español) en<br />
donde se lee Por qué esperamos más de la tecnología y menos<br />
de los demás, se sintetiza a la perfección cierto espíritu de<br />
época que quedó muy bien ilustrado en la primera concentración<br />
que se hizo en Buenos Aires en 2016, con la llegada<br />
del juego Pokémon GO. Redes mediante, una pequeña multitud<br />
se reunió en Puerto Madero con el objetivo de “cazar<br />
pokemones”. Y ahí estuvieron (estuvimos) todos, por la tarde<br />
y junto al dique, reunidos y a la vez en soledad, mirando cada<br />
quien la pantalla de su propio dispositivo. Nunca más juntos.<br />
Nunca tan solos.<br />
Sin embargo, en esa pasión tan millennial por el acto de jugar<br />
puede haber, también, una enorme sabiduría y ciertos modos<br />
de “estar” con los demás que no son evidentes a simple vista.<br />
Según señala Faur, “Herederos de los sesentistas que adoraban<br />
vivir en comunidad, los millennials tienen otra forma de<br />
hacer comunidad: las redes. Es otra manera de expresarse,<br />
pero también es comunitaria. Pueden ser youtubers, hacer<br />
valer la igualdad de género o luchar por los derechos individuales<br />
o hacer crowdfunding para financiar un proyecto de<br />
alguien a quien apoyan. Saltan las jerarquías porque crecieron<br />
en la transversalidad. Tienen un modelo horizontal ya<br />
que las redes eliminaron los intermediarios. He visto a muchos<br />
reírse de los “vagos” youtubers… hasta que los vieron<br />
llenarse de plata. Creo que la transformación es muy veloz y<br />
no nos da tiempo a acompañar. Así que habrá que escuchar<br />
lo que tienen para decir. Y a juzgar por las plazas llenas por<br />
la ley de despenalización del aborto, las marchas de Ni Una<br />
Menos o las movilizaciones para denunciar el acoso, no lo<br />
están haciendo tan mal”, concluye<br />
14
Entrevista<br />
uno<br />
Claudia Piñeiro<br />
EN LA PIEL<br />
DEL OTRO<br />
En octubre sale su nuevo libro Quién no (Alfaguara), esta vez de cuentos. Mientras<br />
esperamos el lanzamiento, hablamos sobre los temas que la convocan a la hora de<br />
escribir, lo que pueden aportar los escritores a la sociedad, el rol del hombre en el<br />
escenario feminista actual, las versiones cinematográficas de sus obras y más<br />
POR Christian Kupchik<br />
Desde que en 2005 Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960) ganó<br />
el Premio Clarín de Novela con Las viudas de los jueves<br />
ocurrió algo que todo escritor espera, pero no imagina: su libro<br />
se convirtió en un verdadero fenómeno. En un país donde por<br />
lo general se estima que una tirada de cinco mil ejemplares es<br />
importante (y las hay, muchas, incluso de mil), llegar a vender<br />
ciento cincuenta mil resulta algo tremendo. La obra no solo<br />
sigue estando entre las más vendidas, sino que a partir de ella<br />
siguieron otras novelas con muy buena aceptación, al punto de<br />
que Piñeiro alcanzó una visibilidad tal como persona pública<br />
que su voz es requerida para diversos temas presentes en la<br />
agenda social, como ocurrió con el debate sobre el aborto.<br />
A pesar del impacto que el éxito tuvo en su vida –personal y<br />
como creadora: es posiblemente la escritora argentina viva con<br />
mayor cantidad de libros que merecieron una versión cinematográfica–,<br />
Piñeiro parece asimilar la notoriedad con la misma<br />
transparencia que muestra su obra: para nada pretenciosa<br />
sin perder profundidad y agudeza, dispara a una velocidad<br />
inusitada sus verdades. La aparición de un nuevo libro, esta<br />
vez de cuentos, es una excelente oportunidad para ratificar sus<br />
“fantasmas”, como llama a sus obsesiones temáticas.<br />
–¿Por qué un libro de relatos? ¿Y por qué el título,<br />
Quién no? Siempre escribí cuentos. Creo que tiene que<br />
ver con la dinámica de los talleres literarios donde en cada<br />
reunión uno siempre debe aportar un trabajo. Por ese motivo,<br />
y también porque muchas veces te piden un cuento para<br />
publicar en una revista o en un periódico, o bien incluso por<br />
necesidades propias, el hecho es que acumulé una cantidad<br />
de cuentos. Hasta ahora me resistí a juntarlos todos en un volumen<br />
sin un sentido que los unificara. Me pasó que el título,<br />
Quién no, ayudaba a otorgarle ese sentido: ¿a quién no puede<br />
ocurrirle algo como lo que los cuentos relatan, algo que está<br />
en el límite de lo razonable, lo normal o lo posible?<br />
–¿Cómo fue trabajar los cuentos en relación a una novela?<br />
¿Cómo se da cuenta de que esa historia que está<br />
relatando le da para un cuento y no algo de más largo<br />
aliento? Carver dijo algo muy interesante al respecto.<br />
Decía que si uno baja al fondo del océano y describe un pez,<br />
es un cuento. Si describe el fondo del océano, es una novela.<br />
Me parece que es una linda imagen, muy visual, en el sentido<br />
de que el cuento tiene que ver con una cosa más cerrada, con<br />
un episodio en la vida de un personaje. En cambio, el panorama<br />
completo de ese personaje es algo que permite la novela y<br />
que se basa, justamente, en el desarrollo de la conciencia de<br />
los personajes que la integran. El cuento se centra más en la<br />
anécdota. Uno escribe una novela para conocer más a fondo<br />
esos personajes, en tanto que el cuento permite una síntesis,<br />
una condensación que se centra en el hecho puntual.<br />
–Cuando publicó La viuda de los jueves decía que se<br />
había basado en “El nadador”, de John Cheever, donde<br />
el protagonista atravesaba las vidas ajenas a partir de<br />
la visita que hacía de los jardines y piscinas a su alrededor.<br />
¿Cómo se conecta y bucea en estas realidades de<br />
vidas comunes que hacen a su obra? Me parece que esas<br />
cuestiones que se van repitiendo de una novela a otra, o de un<br />
cuento a otro, tienen más que ver con temáticas que son como<br />
fantasmas, que aparecen con cierta recurrencia. Hay algo de<br />
elección, en el sentido de que me digo: “bueno, voy a hablar<br />
de este tema”. Y en realidad yo no elijo nada, es la temática la<br />
que me elige a mí a partir de una imagen que se me aparece y<br />
se me impone. La cuestión aparece como un fantasma, y debo<br />
decir que no hay mucho que pueda hacer contra mis fantasmas.<br />
El dolor, la soledad, personajes de vidas aparentemente<br />
perfectas que no lo son tanto, los vínculos, la maternidad, la<br />
paternidad, son temáticas que se van repitiendo. Pero como<br />
decía, no se trata de una elección voluntaria sino de fantasmas<br />
temáticos que acaban por imponerse.<br />
–Es muy interesante la dedicatoria del libro: “A los que<br />
no pueden ponerse en el lugar de otros, raros o no”. De<br />
algún modo hace a la actividad del escritor ocupar el<br />
lugar del otro, algo que parece bastante difícil hoy en<br />
Argentina. Creo que es un ejercicio para la vida, no solo para<br />
la escritura. Saliendo del tema del libro, cuando me tocó dar el<br />
discurso de apertura de la Feria del Libro, me preocupaba la<br />
cuestión de lo que podemos aportar los escritores a la sociedad,<br />
con qué materiales trabajamos para que resulten útiles a<br />
otros. Y lo que rescataba, fundamentalmente, era el punto de<br />
vista. A partir del punto de vista uno puede mirar a través de<br />
distintas ventanas, ocupar el lugar del otro. Ante una determinada<br />
situación, ¿cómo actuaría en la piel del otro? ¿Haría lo<br />
mismo, o no, pero lo comprendo? Por eso creo que el punto<br />
de vista es fundamental, para la escritura pero también para la<br />
vida: todos tenemos miradas diferentes ante distintos temas y<br />
creo que es valioso el esfuerzo por intentar comprenderlas.<br />
–Más allá de los evidentes valores narrativos de su obra,<br />
también hay una mirada casi sociológica. En Las grietas<br />
de Jara (Alfaguara, 2009) casi profetizó la masificación<br />
que tuvo esa palabra… Sí, aunque “grieta” –en el sentido en<br />
que viene siendo usada– no es una palabra que me resulte demasiado<br />
feliz. Se impuso, pero nunca me gustó utilizarla porque<br />
justamente no permite el pasaje de un lugar a otro. No permite<br />
la comunicación, y creo que eso hace mucho daño. Si hay una<br />
grieta implica la existencia de una zanja donde uno cae si no<br />
quiere estar de un lado o del otro. Creo que es una palabra que<br />
nos ha perjudicado mucho. Incluso creo que el lenguaje con<br />
el que se define la realidad es pernicioso. Yo prefiero no usar<br />
17
Esta entrevista fue filmada.<br />
Pueden verse algunos<br />
fragmentos destacados<br />
en nuestras redes<br />
yenny.elateneo<br />
yenny_elateneo<br />
ese término cuando se habla de diferencia de ideas, porque<br />
siempre hay puntos intermedios. Y creo que el debate sobre el<br />
aborto lo ha demostrado con claridad: gente que se sentía totalmente<br />
ajena por pertenencia partidaria o ideológica, tomaron<br />
una misma posición a pesar de pensar diferente sobre un montón<br />
de otras cosas. Entonces, esa “grieta” de la que tanto hablan<br />
es válida para algunos temas, no para todos. Hay cuestiones que<br />
podemos observar con una mirada superadora. “¿Nos sirve o no<br />
tal cosa como sociedad?” No importa qué partido lo proponga<br />
ni qué partido se opone. “¿Nos sirve o no nos sirve?” Esa tiene<br />
que ser lo único que importa a la hora de proponer un debate.<br />
–El cuento que abre el libro, “Lo de papá”, enfrenta a<br />
dos personajes que no saben cómo asumir la paternidad.<br />
¿Cómo es indagar sobre ese rol siendo mujer? Quise abrir<br />
el volumen con este relato porque justamente ahora, cuando las<br />
mujeres tomamos la calle y decimos lo que nos pasa, tengo la<br />
sensación de que el tema central a discutir es dónde se ubica el<br />
hombre. Incluso el hombre que acompaña a la mujer, no el que<br />
se siente mal porque ve a la mujer luchando por los derechos<br />
que se le han negado durante<br />
tanto tiempo. Por eso me pareció<br />
bueno arrancar con ese cuento,<br />
porque lo otro ya está: el movimiento<br />
feminista ya está en la calle<br />
y seguiremos luchando. Ahora<br />
necesitamos que se acomoden las<br />
piezas, y una de las piezas que se<br />
tiene que acomodar a esta nueva<br />
situación es el hombre. Por otra<br />
parte, yo había trabajado mucho sobre<br />
la maternidad. En una oportunidad,<br />
fui a España a presentar una<br />
novela mía sobre ese tema y una<br />
periodista me dijo que se había sentido muy identificada con el<br />
personaje porque muchas veces se preguntaba si quería o no<br />
tener hijos. Y lo mismo les pasa a muchos hombres, sobre todo<br />
en este momento de la historia donde hay muchos modelos<br />
nuevos de paternidad que estamos tratando de aprender.<br />
–La masculinidad sufrió un cambio de paradigma fuerte<br />
en muy poco tiempo. Lo que hoy merece el oprobio<br />
público hace diez años, como mucho, se festejaba como<br />
una gracia por televisión y en horario central… Es así,<br />
pero eso habla bien sobre cómo ha ido evolucionando nuestra<br />
sociedad. Antes vos hacías notar que mis novelas tienen una<br />
mirada sociológica y no estás errado, de hecho yo quise estudiar<br />
sociología y la dictadura cerró la carrera. Creo que esto<br />
que señalás es un valor de la sociedad: es buenísimo que no se<br />
permitan más chistes machistas. La norma es coercitiva. Cuando<br />
la sociedad se apropia de la norma, a nadie se le ocurre decir:<br />
“este chiste no se cuenta más”. Directamente no se cuenta.<br />
Creo que eso es sano, que ese tipo de cosas vayan cayendo por<br />
su propia fuerza, no a través de la prohibición. Simplemente,<br />
hubo un salto y hay cosas que ya no causan gracia. Creo que<br />
vamos camino hacia el día en que quien reciba la imagen de un<br />
video íntimo robado de un celular, lo destruirá por entender<br />
que es algo que no nos pertenece ni causa gracia alguna.<br />
–En el cuento “Basura para gallinas” tocó el tema del<br />
aborto en forma bastante cruda. ¿Cuándo lo escribió?<br />
Hará unos cinco años aproximadamente. A partir de la discusión<br />
que suscitó el proyecto de ley sobre interrupción del<br />
embarazo, hubo algunos que buscaron agredirme diciendo:<br />
“¿Y por qué saliste ahora con este tema? ¿Por qué no saliste<br />
antes?”. Y en realidad yo vengo tratando este tema desde<br />
mi primera novela, Tuya (Colihue, 2005), y está presente<br />
también en Elena sabe (Alfaguara, 2007). Siempre fue una<br />
cuestión que me preocupó y me interesó.<br />
–En los relatos, pero también en las novelas, hay una<br />
violencia contenida. Su obra parece hacerse cargo del<br />
constante malestar del imaginario de la clase media,<br />
de su permanente incomodidad. ¿Absorbe esa sensación<br />
para volcarla a la trama? Sí, es verdad eso del<br />
malestar, es una linda palabra la que usaste. Me interesa<br />
más cuando una sociedad, incluso a través de sus microestructuras<br />
(un colegio, un consorcio, etc.), expresa más esa<br />
incomodidad, ese fastidio, que la armonía o la satisfacción<br />
ante lo que nos rodea. El malestar indica un desajuste con la<br />
normativa prescripta. Me interesan más esos personajes, que<br />
viven en un constante malestar que los lleva a cuestionar la<br />
norma, porque creo que son más sensibles, están más atentos<br />
a lo que pasa. Esos personajes son los que tienen, por otra<br />
parte, más fibra para contar una historia.<br />
–Claro, porque además ese malestar genera una tensión<br />
que hace al relato… Alfred Hitchcock dice que<br />
si durante una cena debajo de la mesa hay una bomba de la<br />
que nadie se entera, cuando explota genera sorpresa; pero<br />
si todos los espectadores están al tanto de que esa bomba<br />
existe, antes del estallido se genera una tensión tremenda que<br />
va creciendo a medida que transcurren los minutos… Creo<br />
que un personaje que experimenta ese malestar es esa bomba<br />
en potencial. Durante el tiempo hasta que se resuelve el<br />
supuesto estallido, el lector o espectador se pregunta: “Esta<br />
bomba, ¿va a explotar o no? Y si lo hace, ¿qué va a pasar?”.<br />
El personaje no sabe si estallará o no, ni siquiera si existe esa<br />
bomba, con lo cual se genera un suspenso apoyado en que el<br />
lector sabe más que el personaje.<br />
–Su obra se ha visto beneficiada, como pocas, con una<br />
cantidad de versiones cinematográficas. Al menos<br />
cuatro de sus libros tuvieron adaptaciones muy exitosas.<br />
¿Piensa que tiene que ver con el tipo de lenguaje<br />
que utiliza, muy directo y visual, o con las temáticas<br />
que toca? Creo que está ligado a una sumatoria de cosas,<br />
pero fundamentalmente con el hecho de que soy guionista.<br />
Entonces, hay una cuestión del oficio que, para bien o para<br />
mal se transmite en mi obra literaria. De todos modos, si bien<br />
me planto en un lugar diferente cuando escribo una novela<br />
o un cuento, soy consciente de que transmito visualmente.<br />
Lo primero que se me aparece en la cabeza es una imagen y<br />
a partir de ella debo encontrar las palabras que la explican.<br />
Luego viene un director de cine y con esas palabras mías<br />
vuelve a armar la imagen, que no necesariamente será la que<br />
yo vi. Como decís, lo que escribo se ve. Tanto se ve que a<br />
veces resulta equivocada la conclusión, en el sentido de que<br />
no siempre y no todo es filmable. Cuando publiqué Tuya,<br />
todo el mundo me decía: “Qué bueno está esto para hacer<br />
una película”. Cuando finalmente se vendieron los derechos<br />
para el film, se dieron cuenta de que Tuya está basado en un<br />
monólogo interior, todo pasa adentro de la cabeza de la mujer.<br />
Después, lo que hay, al menos en cierta literatura, es un<br />
refugio de la trama que para el cine es bienvenido. Si alguien<br />
quiere llevar al cine el Ulises de James Joyce, obviamente<br />
se puede hacer pero es dificilísimo porque la trama está<br />
oculta. En cambio, una novela con trama es más fácil porque<br />
tiene una relación directa con la narrativa cinematográfica<br />
(obviamente, hablamos del cine más clásico; después hay un<br />
cine de autor con otro tipo de elementos). Cuando hacés un<br />
guión, todo el tiempo hay que estar poniendo al personaje<br />
frente a abismos, que en definitiva marcan su proyección<br />
18
Señalador<br />
Tema de tapa<br />
dos<br />
WWW<br />
Historia del llanto<br />
POR Maximiliano Tomas<br />
El surgimiento de las editoriales<br />
independientes, un fenómeno que<br />
se pondera localmente desde hace al<br />
menos una década y media, tiene que<br />
ver con el interés de algunas personas<br />
por publicar obras que no encontraban<br />
lugar en los catálogos de los grandes<br />
grupos, pero también con cambios en<br />
las condiciones económicas y de producción<br />
que hicieron que el negocio de<br />
imprimir libros ya no fuera prohibitivo<br />
para cualquiera con un modesto capital<br />
inicial. Este nuevo ecosistema de sellos<br />
editoriales, a quienes debemos, por<br />
cierto, mucho de lo mejor publicado<br />
en los últimos años, no sucedió solo en<br />
la Argentina. En España sucedió algo<br />
similar: decenas de sellos pequeños salieron<br />
a la caza de nuevos autores, y de<br />
obras inquietas que volaban por debajo<br />
del radar de los grandes conglomerados<br />
del libro, obligados siempre a preocuparse<br />
por producir títulos que vendan<br />
mucho y rápido para lograr la rentabilidad<br />
que demandan sus accionistas.<br />
Toda esta larga introducción para decir<br />
que en 2004 y en la ciudad de Barcelona<br />
un colaborador de la célebre agente<br />
literaria catalana Carmen Balcells<br />
(fallecida en 2015 y representante,<br />
entre otros, de muchos de los autores<br />
del Boom latinoamericano), Enric<br />
Cucurella, fundó junto a Diana<br />
Zaforteza el sello Alpha Decay, al<br />
que pronto se sumó la inquieta editora<br />
Ana S. Pareja. Desde un principio,<br />
los libros de Alpha Decay llamaron la<br />
atención por su sobrio y cuidado diseño<br />
y la calidad material de su producción.<br />
Muy pronto, también, por lo raro de<br />
su catálogo literario (donde publicaron<br />
autores argentinos como Fabián<br />
Casas, Inés Acevedo, J. P. Zooey<br />
y Pola Oloixarac) y, sobre todo,<br />
por su colección de ensayos Héroes<br />
Modernos, donde ofrecían libros que se<br />
volcaban al análisis de temas culturales<br />
y sociológicos de extrema actualidad.<br />
En 2011, por ejemplo, cuando muchos<br />
todavía no habían utilizado por primera<br />
vez el término “hipster”, publicaron un<br />
ensayo titulado ¿Qué fue lo hipster?. El<br />
mismo año apareció el voluminoso La<br />
conquista de lo cool. El negocio de la<br />
cultura y la contracultura y el nacimiento<br />
del consumismo moderno, de<br />
Thomas Frank.<br />
Poco más tarde editaron en la misma<br />
colección Dejad de lloriquear. Sobre<br />
una generación y sus problemas superfluos,<br />
de la alemana Meredith Haaf,<br />
tal vez el primer ensayo en forma de<br />
libro escrito por una millennial (Haaf<br />
nació en Múnich en 1983) con el fin de<br />
retratar a la última generación con la<br />
edad suficiente para mirarse al espejo y<br />
elaborar una reflexión autocrítica. “Este<br />
es un libro sobre aquellos que vinieron<br />
al mundo en algún momento de los<br />
años 80 y solo conocen el socialismo<br />
real a través de los relatos de sus padres<br />
o de unas chapuceras clases de historia,<br />
y cuya juventud transcurrió entre la<br />
caída del Muro, la burbuja de los New<br />
Media y el 11 de septiembre de 2001.<br />
Sobre una generación que alcanzó<br />
la mayoría de edad al filo del nuevo<br />
milenio y para la cual todo comenzó en<br />
realidad hace diez años”. Haaf, es cierto,<br />
escribe desde el desencanto de los<br />
países capitalistas europeos, pero si algo<br />
caracteriza a la generación millennial es<br />
precisamente su condición global.<br />
Haaf comienza precisamente por las<br />
dificultades a la hora de determinar qué<br />
es una generación, sabe que el término<br />
induce a la arbitrariedad y la generalización,<br />
pero sortea el problema con elegancia:<br />
“No importa cuánto insistamos<br />
en nuestra singularidad y ensalcemos<br />
nuestras diferencias: tenemos más en<br />
común de lo que pensamos”. Y entonces<br />
arriesga algunas características: “Mi<br />
generación ha crecido con más bienestar<br />
y ofertas de información y movilidad<br />
que todas las que la precedieron. Ha gozado<br />
de una juventud dorada, pero sus<br />
perspectivas son cualquier cosa menos<br />
brillantes”. “La política nos decepcionó<br />
antes de que nos acercáramos activamente<br />
a ella, nos sentíamos agotados<br />
antes incluso de empezar a trabajar”. Y<br />
agrega: “Mi generación no solo consume<br />
con gusto, sino que además considera<br />
que el consumo es lo más importante<br />
que puede hacer”.<br />
La mirada de Haaf sobre sí misma y<br />
sus coetáneos es fría y despiadada. Las<br />
diferencias entre la generación X y la Y<br />
(los millennials) quedan a la vista. Pero<br />
si bien le cuesta pensar en un futuro<br />
auspicioso, sobre el final de las 250<br />
páginas de su ensayo arriesga un ideario<br />
posible: “Creo que cuando empecemos<br />
a ejercer la crítica y a no querer<br />
hacerlo todo siempre bien, los cambios<br />
se producirán. Aún a pesar de nuestra<br />
habilidad para conformarnos con las<br />
cosas tal como son actualmente. Está<br />
en nuestras manos”<br />
Internet,<br />
la lengua del ausente<br />
Desde su creación, la web implicó la formación de un universo infinito de palabras e imágenes.<br />
Cada red social o aplicación que surgió fue cambiando la manera de relacionarnos (hasta estar<br />
hiperconectados en soledad). Existe una serie de escritores que han dado cuenta del fenómeno,<br />
usando las formas de comunicación virtual en su forma o como contenido. Aquí un repaso por la<br />
obra de J. P. Zooey, Tao Lin, Lolita Copacabana y Alejandro López, entre otros<br />
POR Lucila Carzoglio<br />
20<br />
21
WWW<br />
Nadie podría haber imaginado que un sistema de defensa<br />
ideado por el ejército norteamericano iba a cambiar la cultura<br />
y vida cotidiana de la humanidad. Internet, sin embargo, también<br />
rastrea su origen en un repositorio colectivo, fundado<br />
por un grupo de científicos, bajo las siglas “www”. Castrense<br />
o romántica, lo cierto es que hoy a la world wide web le cabe<br />
cualquier adjetivo. Mezcla de conocimiento y vigilancia,<br />
suceso y simulacro, herramienta y fin en sí mismo, ha llegado<br />
a modificar hasta las relaciones más íntimas con uno mismo.<br />
Su aparición fue tan fundante que ya se habla de nativos<br />
digitales para los que las letras de un teclado condicionan<br />
acciones y conductas.<br />
“Todos nuestros sueños ya son de Windows”, sentencia un<br />
personaje de Te quiero (Páprika, 2014), la novela de J. P.<br />
Zooey, casi burlándose de la supuesta libertad de elección<br />
y creatividad que implica el universo digital. La red permite<br />
expresar ideas, pero siempre queda la duda de si no será<br />
Internet la que en realidad nos esté pensando a nosotros.<br />
Recibida con entusiasmo o espanto, como planteaba Umberto<br />
Eco, la web significó la llegada de un universo donde las<br />
imágenes se combinan con palabras, las noticias se conectan<br />
entre ellas y las opiniones se dan en tiempo real, mientras los<br />
videos inundan las pantallas en juegos de enlaces que generan<br />
vértigo hasta en los usuarios más modernos.<br />
Más temprano que tarde, la alta velocidad llegó para quedarse<br />
y hackear hasta la misma literatura en sus límites, tramas<br />
y derivaciones. Desde los tiempos prehistóricos, cuando los<br />
escritores miraban expectantes la cantidad de visitas de sus<br />
blogs, hasta los poemas y frases que se viralizan a través de<br />
Twitter o Instagram, la banda ancha fue inmiscuyéndose en<br />
el libro hasta ser forma y contenido. Virtualidad y materia,<br />
letra impresa y código binario no aparecieron necesariamente<br />
como formas antagónicas, sino más bien como opuestos<br />
complementarios.<br />
La generación de la Alt Lit (un nombre que podría aludir<br />
al apócope de “alternativo” y a la tecla de la computadora<br />
que sirve para resetear el sistema) tal vez fue la primera en<br />
establecer conectividad entre los dos lenguajes. Asentados<br />
generalmente en Estados Unidos, los escritores (jóvenes en<br />
su mayoría) empezaron a usar blogs, tumblrs, chapbooks y<br />
distintos escenarios digitales para decodificar su experiencia<br />
en el mundo del ciberespacio.<br />
Sus textos irrumpieron en la escena como una nueva literatura<br />
del yo, centrada en la subjetividad como un posteo<br />
persistente. Se habló de una nueva sinceridad, de un giro<br />
autobiográfico y de una escritura descuidada que ponía en<br />
jaque hasta la idea de artificio: ¿es o no es ficción? Entre<br />
la ingenuidad y el cinismo, los autores resaltaban por su<br />
ansiedad: cosas nimias o cotidianas, abúlicas o desoladas eran<br />
narradas sin demasiado esfuerzo, dando la sensación de una<br />
pura espontaneidad. Y no solo por los temas, muchos de ellos<br />
colgaban sus textos gratuitamente y sin copyright para favorecer<br />
la lectura y circulación inmediatas.<br />
“Vamos a tomar cerveza y mirar Facebook y escribir poesía<br />
sobre llamas y hacer videos de nosotros borrachos caminando<br />
a través de una tormenta”, escribió Tao Lin, uno de los nom-<br />
bres más visibles de su camada, en el cuento “Vamos a tomar<br />
nuestro café y a terminar nuestras novelas y a echarnos al sol<br />
y a sentarnos en la oscuridad”. Incluido en Alt Lit, literatura<br />
norteamericana actual (Interzona, 2014), el texto de Lin<br />
refleja una estructura de sentimiento común a su generación.<br />
La apatía y el desinterés se integran en un estilo simple, cruzado<br />
por las repeticiones como en un loop constante.<br />
La lucha es contra el aburrimiento, pero también contra el<br />
vacío. “Yo no existo en una realidad concreta”, dice Jordan<br />
Castro en “Pettibone”, otro texto de la antología estadounidense,<br />
mientras en “Callejero” sentencia: “Las cosas son solo<br />
átomos en movimiento”. Ante una realidad que se desvanece<br />
en el aire, los cibernautas se materializan paradójicamente en<br />
la virtualidad.<br />
A veces, la conexión traspasa la fibra para volverse vibra. Entre<br />
millennials y no tanto, Internet facilita vínculos y contacta<br />
personas, al mismo tiempo que las aísla en encierros onanistas.<br />
Chats, correos electrónicos y estados anímicos de Facebook<br />
engendran una soledad acompañada como nueva realidad. El<br />
aislamiento ocurre bajo la mirada interconectada de todos.<br />
No es casual que Lolita Copacabana, una hija del milenio,<br />
en Buena leche, diario de una joven (no tan) formal (Sudamericana,<br />
2006) proponga: “Escribir un aviso clasificado que<br />
ofrezca, al bienaventurado que se encargue de procurarme<br />
una laptop, emails diarios. (…) 365 emails por año escritos<br />
desnudita desde mi cama, con garantía de hacer sentir,<br />
descontando al palpitante deseo, 365 emociones diferentes al<br />
destinatario”.<br />
Los sentimientos se tipifican con la exactitud del emoticón, y<br />
Copacabana lo entiende. Internet aparece como una máquina<br />
de sensaciones, pero también como un laboratorio de ficción.<br />
Ella pronto transforma las entradas de su blog en capítulos<br />
de su diario íntimo, desdibujando lo público y privado, la<br />
mentira y la realidad. El lector, voyerista y cotidiano, acompaña<br />
y es acompañado, transforma y es modificado, mientras<br />
lee sobre la maternidad, el sexo, los estudios y las mudanzas<br />
de la veinteañera.<br />
La falta de cuerpos en el mundo digital llamativamente<br />
traduce un exceso de sexualidad. Utilizado como mirilla para<br />
el consumidor de pornografía, el ciberespacio redunda en<br />
carne. En El pornógrafo (Gárgola, 2005) de Juan Terranova,<br />
dos amigos se pasan las noches chateando desde sus<br />
respectivas guardias (uno es fotógrafo de un diario y el otro,<br />
ginecólogo). En sus conversaciones se filtra la existencia de<br />
un tiempo sin espacio o de un espacio sin tiempo, propio<br />
de los territorios digitales; pero ante tanta intangibilidad, no<br />
paran de hablar de mujeres y de sexo.<br />
Estructurada en su totalidad como una charla, la novela<br />
reproduce una oralidad, escueta y dinámica, con todos los<br />
cortes y derivas de una sala de chat. El diálogo se da a la<br />
distancia, pero semeja cercanía y presencia, así como hablar<br />
de sexo sustituye su práctica. El lector espía la vida de los<br />
protagonistas y, al hacerlo, ya no se sabe quién es el pornógrafo<br />
del relato.<br />
Las citas (17grises, 2016) de Sebastián Hernaiz recupera<br />
la misma arquitectura para dar cuenta de las relaciones en<br />
pleno siglo XXI. Organizados como tres chats, los relatos<br />
trabajan con el encuentro entre desconocidos, Facebook<br />
mediante. “La pregunta es cómo llegaste a mi foto / no es<br />
bueno ser abrumadoramente óptico / ni ser abrumadoramente<br />
casi nada”, le dice Luciana Ch a Sebastián H en su primera<br />
conversación. “Oh, no dije que fuera tan abrumadoramente<br />
nada. Solo me dejé llevar a un click por un criterio óptico y<br />
abrumador”, le contesta él a las 0:02 el 11/05/2014, según<br />
avisa cronométricamente la novela.<br />
Fotos, algún que otro meme y más de un emoticón sirven para<br />
mantener la proximidad, cuando lo que hay es mera lejanía. La<br />
posibilidad de una cita, su ausencia, genera el relato y la coincidencia.<br />
La deriva de un tema a otro, la referencia intelectual,<br />
el doble sentido, el comentario ingenioso circulan en un fluir<br />
constante, no importa el día ni la hora. Tampoco el tema. El<br />
chat mantiene su lógica y su temporalidad hasta que finalmente<br />
la oportunidad de encontrarse sucede y la narración acaba.<br />
Si en Las citas Internet cita al mundo o es a la inversa, no<br />
se sabe, aunque de seguro la red siempre se referencia a sí<br />
misma. Los enlaces entre usuarios se disuelven con la misma<br />
fluidez con la que se arman y los datos circulan sin jerarquías<br />
aparentes. Como un universo paralelo y rizomático, la web<br />
brinda vínculos en todas las direcciones, un devenir constante<br />
sin responsabilidades o exigencia de coherencia.<br />
Ventana hacia un mundo perverso o aleph donde nos encontramos<br />
todos con todos, la virtualidad crea mundos alternativos.<br />
En este sentido, la novela de Daniel Medina, Detrás<br />
de las imágenes (Nudista, 2018), combina el norte argentino<br />
y una invasión zombi, todo filmado por una pandilla de<br />
youtubers. Farsa, marginalidad y gore se entrecruzan en un<br />
hipervínculo que mezcla lo local y lo universal para dejar al<br />
descubierto silencios impronunciables.<br />
Linkear se transforma en procedimiento en la última novela de<br />
Alejandro López, Las malas lenguas (Blatt & Ríos, 2017).<br />
Si en la anterior, Kerés cojer = Guan tu fak? (Interzona, 2005)<br />
se servía de correos electrónicos, chats y noticias del diario<br />
para poner en escena los diálogos entre una prostituta travesti,<br />
Vanesa Hotmail, y su prima, ambas involucradas en una historia<br />
de crímenes y tráfico, en esta construye una constelación a<br />
partir de perfiles de redes sociales, datos informáticos, cartas<br />
astrales, avisos clasificados y sesiones de terapia.<br />
El descubrimiento de un cadáver en el fondo de una casa<br />
como inicio de la novela da rienda suelta al simbolismo. El<br />
vacío, la ausencia de información, incentiva una serie de<br />
relatos corales, parciales y defectuosos. La deriva y sus ramificaciones<br />
construyen una búsqueda de sentidos que, como en<br />
el mundo (¿digital?), siempre termina siendo circunstancial e<br />
inesperada<br />
22<br />
23
Entrevista<br />
dos<br />
Florencia Bonelli<br />
“La pasión<br />
es el motor de<br />
la vida”<br />
La autora de la Trilogía del Perdón (Jasy, Almanegra y La tierra sin mal) y la serie Nacidas (bajo el signo de<br />
Toro, Acuario y Aries), vuelve con Aquí hay dragones. Historia de La Diana I (Suma de Letras), novela en torno<br />
a uno de los personajes más queridos de su también exitosa trilogía Caballo de fuego (París, Congo y Gaza)<br />
POR Martina Leunda<br />
No hace falta decir mucho para que Florencia Bonelli<br />
(Córdoba, 1971) nos muestre su pasión. Se autodefine como<br />
“una lectora que escribe” y eso hace: leer y escribir, con una<br />
pasión desbordante. Solo necesita un nombre, un suceso, un<br />
título en un diario para que se le prenda el radar, comience a<br />
investigar y finalmente nos deslumbre con una nueva historia.<br />
En esta ocasión el punto de partida fue la Guerra de Bosnia.<br />
Porque se propuso contar la vida de La Diana, víctima de los<br />
serbios nacionalistas y esclava en un campo de concentración,<br />
que finalmente emprende su venganza.<br />
–Teniendo en cuenta que esta es una novela que toca<br />
muchos temas, ¿cómo abarcó todos los frentes de la<br />
investigación? Estas investigaciones “multitema” ya las<br />
había empezado a hacer hace unos años. Me acuerdo de<br />
que la primera fue El cuarto arcano (Suma de Letras, 2007),<br />
mi primer experimento de meterme con muchos temas –la<br />
Revolución Francesa, el comercio negrero, la historia del hijo<br />
de Maria Antonieta y de Luis XVI–. Ese fue mi primer<br />
ensayo y después me recibí de “multitema” cuando hice Caballo<br />
de fuego (Suma de Letras, 2011-2012) que también tuve<br />
que abarcar un montón de cosas. Pero esta novela, no porque<br />
haya abarcado mayor cantidad de temas sino por la dureza de<br />
los temas, fue especial. En un momento me deprimí muchísimo<br />
y tuve que cortar, porque era muy duro. No porque no<br />
hubiera tocado temas terribles en otras investigaciones, sino<br />
porque cuando empiezo a investigar la Guerra de Bosnia me<br />
doy cuenta de que era un país muy parecido al nuestro. Los<br />
Balcanes tienen mucha más historia que nosotros pero me<br />
hizo acordar a nosotros. La Diana, Leila, Sandor eran todos<br />
chicos que podríamos haber sido nosotros en aquella época.<br />
Porque Congo y Gaza hace como sesenta años que están en<br />
guerra, para ellos es casi una normalidad…<br />
–Viven en función de la guerra. Claro. Viven el fatalismo<br />
de no saber si llegan al final del día. Pero ellos no: La Diana y<br />
Leila con Tito habían vivido una relativa paz, tenían un país<br />
parecido al nuestro. No era un país comunista como podría<br />
haber sido la Rusia de Stalin, de hecho Tito y Stalin rompieron<br />
relación poco tiempo después de que terminó la Segunda<br />
Guerra Mundial. Había una especie de socialismo, que era una<br />
dictadura sin duda pero mucho más suave de lo que podría haber<br />
sido la URSS. Entonces La Diana y Leila, tenían una vida<br />
que me hacía acordar un poco a la vida que yo había tenido.<br />
Tenían una clase media importante, problemas de inflación,<br />
problemas con el FMI, los típicos problemas argentinos, y de<br />
repente guerra. Es como si un día te despertás en tu país y tu<br />
vecino se convierte en tu guardiacárcel, violador. Fue como si<br />
se desatara una especie de locura en ese país de una crueldad<br />
entre vecinos. Se armaron los serbo-bosnios en contra de los<br />
musulmanes y los croatas y yo pensé en el trauma de quienes<br />
no estaban acostumbrados, sobre todo las nuevas generaciones<br />
que no habían vivido la Segunda Guerra Mundial. Entonces<br />
fue una investigación multifacética porque me metí hasta con<br />
los organismos genéticamente modificados. Porque para mí<br />
hay pocas cabezas que manejan el mundo y todo tiene que ver<br />
con todo. Y yo estaba acostumbrada a hacer este multitema de<br />
investigación pero esto me shockeó. Y me shockeó también el<br />
©Alejandra López<br />
24
tema de la esclavitud moderna, porque la trata de humanos es<br />
eso, esclavitud moderna. Que además es el negocio que más<br />
dinero da, más que la droga. Chicas que desaparecen acá y en<br />
cualquier lado, y nadie habla de este tema.<br />
–Esa sensación constante que tienen muchas chicas de<br />
que todo el tiempo corren peligro se ve en La Diana<br />
como un extremo, por todo lo que efectivamente tuvo<br />
que vivir. Sí. Pero no todas las chicas están tan conscientes<br />
del tema por eso yo lo quise incorporar porque no se trata<br />
solo de chicas que están vulnerables, como en los campos de<br />
refugiados por ejemplo. Le puede pasar a cualquier chica en<br />
cualquier lado. Te engañan, hasta te puede entregar tu propio<br />
novio, como el caso de las dos hermanas croatas que el novio<br />
de una las hace ir a Bosnia y las entrega. Eso es muy común.<br />
–Comparando esta novela con Nacida bajo el fuego de<br />
Aries (Alfaguara, 2017), que son muy diferentes pero<br />
tienen algunas cosas en común, el tema de la violación<br />
se da en dos situaciones totalmente distintas pero está<br />
ahí, en medio de una guerra o en el interior del hogar.<br />
Es la vulnerabilidad de la mujer. Yo siempre me pregunto el<br />
porqué de las cosas, porque nada es casualidad, y me pregunté<br />
¿por qué es una constante en las guerras la violación de la mujer?<br />
Porque no nos matan, nos violan. Porque los que arman<br />
estas guerras, que por supuesto no son los que las llevan a cabo<br />
sino los que están detrás, en el Mediterráneo tomando champagne<br />
y fumando un habano, conocen la psicología humana<br />
profundamente y saben que nosotras, las mujeres, somos la<br />
médula de la sociedad, lo más importante. Vos desestructurás<br />
a la mujer, la destruís y se rompe el tejido social. Y los serbios<br />
querían destruir toda la estructura social musulmana, por eso<br />
violaban a sus mujeres. Además querían expandir su etnia<br />
plantando la semilla serbia en los vientres musulmanes. Las<br />
mujeres somos las madres de la sociedad, y si vos las destruís<br />
como las destruyen estas guerras, destruís a la sociedad.<br />
–Esta novela, como usted dice de la propia sociedad,<br />
está estructurada en base a los personajes femeninos.<br />
Exactamente. De hecho el libro está dedicado a las mujeres.<br />
–¿Cómo construyó estos personajes que son los pilares<br />
de la historia? Para mí, construirlos fue facilísimo por el<br />
respeto que me merecen mujeres así. Porque yo en mi vida<br />
siempre estuve rodeada de hombres que me respetaron pero<br />
sé que hay mujeres que han sufrido situaciones de extremo<br />
desdén y a esas mujeres las admiro muchísimo, cómo han<br />
podido avanzar en un mundo manejado por hombres y no han<br />
tenido miedo. Y sobre todo en Bosnia, un país extremadamente<br />
machista, por ejemplo el personaje de la fiscal Dreter tiene<br />
que hacerse paso en una justicia que no solo está corrompida<br />
sino que es muy machista. Mujeres como ella me despiertan<br />
mucha admiración porque yo no podría hacer algo así. Por eso<br />
me resulta fácil crearlas, porque son como la antítesis mía.<br />
–Por momentos da la sensación de que a estas mujeres<br />
no les queda otra que ser así de todos modos. Para mí,<br />
sí les queda. Tienen un carácter determinado. Vos fijate cómo<br />
nacemos. Yo creo que los astros nos definen, con una energía,<br />
y esa energía te hace ser de un modo u otro. Vos tenés una<br />
familia con tres hijos, del mismo padre y la misma madre, alimentados<br />
con los mismos alimentos, van al mismo colegio y<br />
son los tres distintos, y la madre tiene un vínculo distinto con<br />
cada uno. Ya nacemos con una determinada personalidad.<br />
Leila es de una forma y afronta su horror de una manera,<br />
en cambio Diana, que es escorpiana, le quiere ir a cortar<br />
las cabezas a todos. Entonces las dos tienen formas de ser<br />
diferentes habiendo vivido lo mismo. Por qué cada persona<br />
es distinta, yo te lo respondo desde la astrología, otra persona<br />
te dirá otra cosa.<br />
–Otra de las cosas que llaman la atención de esta novela<br />
es cómo a partir de los recuerdos se van reponiendo<br />
muchos datos históricos. La Diana nace para Caballo de<br />
fuego porque yo escuché en un documental “la masacre de<br />
Srebrenica”, con el radar abierto como escritora, anoté el<br />
nombre y ahí nació La Diana. Pero en su momento investigué<br />
sobre la masacre de Srebrenica, que es el lugar donde<br />
nació La Diana, pero no investigué mucho porque Caballo…<br />
estaba más focalizada en otra cosa entonces no investigué<br />
mucho de Diana. Cuando empecé a investigar sobre la<br />
guerra, dije “esto lo tengo que contar”. Entonces me serví<br />
de esta técnica de flashback para contarlo. Y sobre todo me<br />
pareció interesante usar el diario porque La Diana no cuenta<br />
muchas cosas de su vida pero necesita hacer catarsis, y como<br />
yo sé que escribir es la mejor forma de hacer catarsis, la gran<br />
parte de esos recuerdos están en el diario. Y ya en la segunda<br />
parte cuento la historia un poco más atrás, la historia de cómo<br />
se generó esa guerra. Y lo cuenta sobre todo Lazar, que es<br />
muy culto y le cuenta a La Diana cosas que no sabe.<br />
–Hablando de Lazar, en la novela ronda todo el tiempo<br />
la pasión, no exactamente ligada a la sexualidad como<br />
en el caso de Nacida pero está. ¿Qué es la pasión? Creo<br />
que la pasión es lo que te hace levantarte todos los días a la<br />
mañana y querer hacer algo. Porque si no la vida no tiene mucho<br />
sentido, nacemos, crecemos y nos morimos. Recuerdo que<br />
cuando empecé a escribir era porque me desbordaba la pasión.<br />
Trabajaba todo el día, llegaba cansada, cocinaba, lavaba los<br />
platos y me ponía a escribir. Es algo que no se puede explicar<br />
mucho desde el punto de vista racional, porque no es racional.<br />
Para mí es el motor. Creo que al mundo le falta pasión, porque<br />
ves tanta gente deprimida, que hace su trabajo sin ganas... Me<br />
parece que es interesante buscarle la vuelta y hacer las cosas<br />
bien. Porque pasión es lo contrario a mediocridad. Y en mis<br />
novelas creo que se ve eso, una pasión por la sexualidad que se<br />
está despertando o una pasión al querer saldar cuentas con un<br />
pasado terrorífico. Porque para mí la pasión, junto con el amor,<br />
es el motor de la vida. Y viene de querer hacer algo bien y<br />
ponerle todo. Hay mucha mediocridad. Creo que para los que<br />
manejan el mundo les resulta interesante que las personas sean<br />
mediocres, porque es más fácil manejarlas. Al ser humano que<br />
está movido por una pasión no es tan fácil manejarlo.<br />
–Esta historia pareciera estar estructurada como una<br />
mamushka, una historia dentro de otra. ¿Lo pensó así?<br />
Sí, creo que es algo deliberado. Yo leo desde que soy muy<br />
chica. Siempre digo que no soy escritora sino que soy una<br />
lectora que escribe. Y yo como lectora me pongo en ese lugar,<br />
escribo lo que me gusta leer. A mí me gusta que un libro<br />
me sorprenda. No es tan fácil sorprender al lector que hace<br />
cuarenta años que lee pero me gusta el desafío. Ese desafío<br />
de decir “cómo puede hacer más intrigante la cosa”. Eso me<br />
encanta, porque me encanta como lectora esa sensación de<br />
no poder largar el libro porque querés saber qué va a pasar.<br />
Y yo quiero que eso lo sigan sintiendo a lo largo de todas mis<br />
novelas y es un desafío tremendo.<br />
–A la Florencia lectora, entonces, ¿qué está leyendo?<br />
En este momento estoy leyendo La herida (Planeta, 2017),<br />
de Jorge Fernández Díaz. Ya había leído El puñal (Planeta,<br />
2014), que me había encantado, y esta es la continuación<br />
del personaje principal que es muy controversial, muy<br />
polémico, y la estoy disfrutando mucho.<br />
–Por último, ¿qué le recomienda a aquellos que no conoce,<br />
o tienen cierto prejuicio hacia la novela romántica?<br />
Les recomiendo empezar por los clásicos. Les diría que<br />
lean Jane Eyre, de Charlotte Brönte, Orgullo y prejuicio<br />
y Persuasión, de Jane Austen, y que después me cuenten si<br />
se aburrieron. Porque para mí la literatura es esparcimiento,<br />
yo no busco otra cosa en la literatura. Yo quiero divertirme<br />
con el libro, quiero pasarla bien, que el libro me atrape y<br />
para mí la novela romántica logra eso. Entonces si no leíste<br />
nunca romántica empezá por los clásicos. No empezaría por<br />
Cumbres borrascosas porque es romántica pero muy trágica,<br />
es una historia fascinante pero empezaría por las otras. No<br />
hay forma de que no les gusten<br />
26
Opinión<br />
PARADOJAS<br />
DE UNA ÉPOCA<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
©Leconsag<br />
En psicoanálisis, existe un concepto<br />
denominado “series complementarias”,<br />
que alude a las distintas instancias que<br />
debe enfrentar, y con las que tiene que<br />
aprender a convivir, todo ser humano.<br />
La primera de estas series es el condicionamiento<br />
biológico. Todos pertenecemos<br />
a una especie y tenemos un cuerpo.<br />
Cuerpo que nos demanda, nos impone<br />
límites y cumple un rol fundamental.<br />
Sigmund Freud sentenció que “el Yo<br />
es, antes que nada, un yo corporal”.<br />
La segunda es la historia personal.<br />
Cada sujeto ha tenido padres, presentes<br />
o ausentes, comprensivos o<br />
crueles, que con sus palabras le han<br />
marcado, no solo un rumbo a seguir,<br />
sino también un sinfín de temores que<br />
deberá vencer si pretende construir un<br />
destino acorde a sus deseos.<br />
La tercera de esas series es la cultura<br />
en que vivimos, a la cual debemos<br />
adaptarnos y responder, al menos, alguna<br />
de las expectativas que vuelca sobre<br />
nosotros. No es lo mismo ser mujer en<br />
Holanda que en Siria, o en el año 1800<br />
que ahora. Sin abrir juicios de valor<br />
acerca de las diferencias, resulta claro<br />
que las presiones culturales que una<br />
y otra deberán enfrentar serán distintas.<br />
Nuestro tiempo, entre otras cosas, está<br />
atravesado por la primacía del éxito por<br />
sobre el mérito, de la rapidez por encima<br />
de la pausa y de la opinión que se ha elevado<br />
al pensamiento. Los jóvenes de hoy<br />
enfrentan el reto de adaptar su modo de<br />
pensar, de sentir y de vivir su sexualidad<br />
a la época de la informática. Pero me<br />
permito resaltar una incoherencia.<br />
Es cierto que los avances tecnológicos<br />
nos permiten realizar cosas que antes<br />
apenas si nos atrevíamos a soñar. ¿Qué<br />
no hubieran dado nuestro abuelos españoles,<br />
italianos, rusos o árabes, por ver<br />
en una tablet a esos padres y hermanos<br />
que quedaron en sus aldeas y de los<br />
que, muchas veces, no volvieron a tener<br />
ninguna noticia? Sería una torpeza negar<br />
que esos avances nos mejoraron la vida<br />
en muchos aspectos. Sin embargo, no<br />
es menos cierto que también han traído<br />
aparejados muchos riesgos y, en el desafío<br />
de vivir, es común que una persona<br />
no pueda vérselas con las exigencias<br />
de su cultura y enferme. De allí que el<br />
mismo Freud señalara que “los síntomas<br />
toman la modalidad de la época”. De<br />
la mano de la tecnología han llegado<br />
también la adicción a los videojuegos, el<br />
aumento del estrés y el aislamiento.<br />
Rara paradoja que, en la llamada era de<br />
la comunicación, estemos más solos que<br />
nunca. Hemos cambiado la satisfacción<br />
de un apretón de manos por la ilusoria<br />
cercanía de un like, y el calor de un<br />
beso por la frialdad del sexo virtual.<br />
Todo tiene un precio. Por eso, es<br />
menester aprovechar las posibilidades<br />
para crecer que nos brinda el presente,<br />
sin olvidar la conveniencia de mirar<br />
de reojo los nuevos peligros que nos<br />
rodean. No vaya a ser que algún día no<br />
muy lejano, terminemos contándole<br />
nuestros dolores más profundos a un<br />
amigo de Facebook al que nunca hemos<br />
visto, o lloremos por estar ilusoriamente<br />
enamorado de alguien a quien<br />
no conoceremos jamás<br />
29
RECOMENDADOS<br />
POR MÓNICA TRACEY<br />
Entrevista<br />
tres<br />
LA CHICA DEL CUMPLEAÑOS<br />
Haruki Murakami | Ilust. Kat Menschik<br />
Tusquets<br />
Un arco que va desde el comienzo de la juventud<br />
hasta ese tiempo en que se empieza<br />
a pensar en que el final está cerca une el<br />
cuento que da título al libro con el relato autobiográfico<br />
del final, “Mi cumpleaños”. La<br />
pregunta acerca de qué importancia tienen<br />
los cumpleaños, se responde de manera distinta<br />
en los dos relatos. En el primero, hay<br />
algo de cuento de hadas, y es que aparecen<br />
el misterio y la magia en ese inicio, cuando<br />
se cumplen 20 años. En el otro, en el que<br />
no se dice la edad pero hay indicios de que<br />
rondaría los 50 y son los del autor, la celebración<br />
se convierte en ritual: Murakami<br />
bebe un vino de una bodega de California<br />
que perteneció a Jack London, uno de sus<br />
escritores más queridos. La edición, de lujo,<br />
con bellas ilustraciones, es ideal para un<br />
regalo de cumpleaños, de 20 o de 50.<br />
PEQUEÑO PAÍS<br />
Gaël Faye<br />
Salamandra<br />
La infancia en Buyumbura, la capital de<br />
Burundi, habla de una naturaleza exuberante,<br />
de tardes de juegos con los amigos<br />
del callejón perfumado, iluminado de un<br />
sol ardiente y flores de jacarandá y buganvilla,<br />
robando mangos de los árboles<br />
vecinos, comiéndolos con picante. De madre<br />
ruandesa y padre francés, como el autor, el<br />
protagonista va despertando a la guerra más<br />
salvaje, primero en Ruanda, donde su familia<br />
es asesinada, como millones de tutsis. Luego,<br />
en Burundi, hasta el exilio en Francia.<br />
Reconocido ya como músico, Faye recita sus<br />
poemas como un suave rapero melodioso.<br />
Pequeño país fue primero un rap, antes de<br />
convertirse en su primera novela, bella y<br />
dolorosa como la África que cuenta. Para<br />
leerlo y escucharlo.<br />
LA ENFERMEDAD Y EL PODER<br />
Tania Crasnianski<br />
El Ateneo<br />
Frente a algunas decisiones de quienes<br />
gobiernan el mundo solemos decir “están<br />
locos”. Aterrador es saber que muchas veces<br />
esa afirmación se acerca a la verdad. Este<br />
libro cuenta intimidades de la relación que<br />
tuvieron con sus enfermedades y con sus<br />
médicos, líderes del siglo XX como Hitler,<br />
Stalin, Mao, Churchill, Mussolini,<br />
Franco, Pétain y Kennedy. Afectados por<br />
diferentes dolencias, adictos a analgésicos,<br />
a anfetaminas, a barbitúricos, a cócteles<br />
explosivos, al poder, paranoicos, depresivos,<br />
dependientes de médicos inescrupulosos o<br />
que se debatían entre las necesidades del Estado<br />
o de su paciente, y la obligación de decir<br />
la verdad. En esas condiciones gobernaron<br />
al mundo. Así decidieron sobre la vida y la<br />
muerte de tantos. Espeluznante.<br />
Fernanda García Lao y Guillermo Saccomanno<br />
Del amor desatado<br />
TEORÍA KING KONG<br />
Virginie Despentes<br />
Literatura Random House<br />
Cuando se publicó por primera vez, en 2006,<br />
se convirtió en un libro fundante y revulsivo<br />
para el feminismo y la teoría de género. Por<br />
aquellos años en que no era nada común que<br />
las mujeres que habían sido violadas hablaran<br />
públicamente de eso, Virginie contó su<br />
propia experiencia, y cómo salió del lugar de<br />
víctima luego de leer un texto de la feminista<br />
estadounidense Camille Paglia. “Hice<br />
autostop, me violaron, seguí haciendo autostop”,<br />
dice. Mucho ha pasado, mucho se ha<br />
escrito y se ha leído en este tiempo y tal vez<br />
el texto ya no sorprenda de la misma forma,<br />
pero su lenguaje, la forma brava de Despentes<br />
de pararse en el mundo, de pensar el ser<br />
mujer hoy y de hablarles a las mujeres, siguen<br />
siendo tan vivificantes como entonces.<br />
EL NERVIO ÓPTICO<br />
María Gainza<br />
Anagrama<br />
Cada relato habla de un cuadro, de la vida<br />
del pintor, del lugar donde está exhibido,<br />
y de cómo el cuadro, el pintor y el lugar<br />
viven en la protagonista y en su historia. Así,<br />
los relatos se arman en una novela que se<br />
adivina algo autobiográfica y que da cuenta<br />
de cómo las pinturas han conformado la mirada,<br />
las emociones, la vida de la narradora,<br />
¿de la escritora? María Gainza es crítica<br />
de arte y esta es su primera preciosa novela,<br />
que es además una guía para encontrar esos<br />
cuadros en distintos museos de Buenos Aires<br />
y aprender de una original y apasionada<br />
maestra el arte de encontrarse con ellos.<br />
DEVOCIÓN<br />
Patti Smith<br />
Lumen<br />
Hay un cuento, “Devoción”, bello e intenso,<br />
pero su impacto crece con el relato que le<br />
antecede, en el que Patti Smith cuenta un<br />
viaje a Francia, habitada por recorridos anteriores,<br />
y en el que, entre sueños, vivencias<br />
y recuerdos, va encontrando los elementos<br />
del cuento, incluido el título. El libro<br />
cierra con otro relato de ese viaje en que se<br />
traslada a Lourmarin, en Aix-en-Provence,<br />
invitada por la hija de Albert Camus, a pasar<br />
unos días en la casa familiar del escritor.<br />
El mandato de la escritura, sus dificultades<br />
y sus misterios recorren todo el libro. “¿Por<br />
qué escribimos?”, se pregunta. “Porque no<br />
podemos limitarnos a vivir”. Imperdible.<br />
Dos que conversan, aman y escriben juntos, en el más maravilloso liquen creativo que pudiéramos<br />
imaginar. La escritura a cuatro manos y dos corazones arrancó con Amor invertido y ahora<br />
se expande en Los que vienen de la noche (Seix Barral). Juegos de mente y belleza haiku en un<br />
libro inclasificable (no es novela, no es cuento, no es poesía) pero definitivamente adictivo<br />
Dos escritores (ella joven y algo gótica, él “consagrado” y<br />
todavía buscando) coinciden en un festival de literatura. Esa<br />
misma noche, antes de que cada quien se fuera a dormir,<br />
intercambian libros. Se leen, se encantan y ya no se separan<br />
nunca más. Suena a novela, pero todo en la vida compartida<br />
de Fernanda García Lao (Mendoza, 1966) y Guillermo<br />
Saccomanno (Buenos Aires, 1948) es así, casi un guión<br />
escrito por alguien con un extraño sentido del humor y de<br />
la oportunidad. Antes de aquel bendito festival se habrán<br />
POR Fernanda Sández<br />
–intuyen hoy– cruzado en algunos de los boliches como El<br />
Dorado, Morocco o The Age of Communication, en donde<br />
ella (allá por los 90) oficiaba de cajera y a los que él (por<br />
entonces director creativo de algunas de las agencias de<br />
publicidad más famosas de la Argentina) caía en calidad de<br />
cliente, insomne y ya pasadas las cuatro de la mañana. “Seguramente<br />
nos hemos cruzado, pero nunca nos reconocimos”,<br />
concluye ella, con ese acento castizo que se trajo de su exilio<br />
español. Pero desde que volvieron a cruzarse aquella vez en<br />
30<br />
31
el Festival Azabache, ya todo fue más claro. Estaban ahí para<br />
encontrarse y armar un vórtice, un lugar desde donde lo innombrable<br />
ascendiera a la superficie y se diera a luz. Y eso es<br />
lo que hacen desde entonces, aunque repartidos entre Olivos,<br />
Buenos Aires y Villa Gesell: viven y escriben ya no solo por<br />
separado sino también juntos, como si tocaran un clavicordio<br />
construido solo para que ellos descubrieran cómo suena esa<br />
escritura bifronte. Con Los que vienen de la noche duplican<br />
la apuesta iniciada en su libro anterior, Amor invertido<br />
(Seix Barral, 2015), y vuelven (con lo poco que les cuesta) a<br />
burlarse de cuanta convención literaria se les ponga a tiro: el<br />
género, el estilo, la voz única y el benemérito “autor”. Todo<br />
se deshace una vez ingresado a esa formidable máquina de<br />
destruir creando que es la dupla reversible Lao-Saccomanno.<br />
–¿Por qué un segundo libro escrito en tándem? Fernanda<br />
García Lao: Es como una suerte de enfermedad.<br />
Obviamente, fue muy placentera la experiencia porque si<br />
no, no hubiéramos repetido. Pero también es un modo de<br />
escapar y de desacralizar el libro anterior. El hecho de ya<br />
estar subidos a otro naufragio te hace olvidar el anterior<br />
(risas). Es un modo de olvidar las contingencias del previo<br />
porque en realidad, una vez que uno arranca no tiene idea<br />
para dónde va a ir. Así que volvemos a tener esa sensación de<br />
desequilibrio absoluto, y de saber solamente que tenés que<br />
responderle al otro porque eso te garantiza la dinámica. Y la<br />
existencia. Porque cuando uno escribe solo no hay nadie que<br />
te reclame, con lo cual un libro llama al siguiente. Me parece<br />
también que hay cosas que uno no pudo probar –en este<br />
caso, en Amor invertido– porque una vez que está diseñado<br />
el territorio donde vas a laburar hay cosas que quedan afuera.<br />
Guillermo Saccomanno: Yo voy por otro lado que es<br />
complementario con lo que dice ella. A ver: yo soy mayor<br />
que ella. Provengo de otra generación, con otras experiencias<br />
literarias e ideológicas. Por lo tanto, yo me formé en géneros<br />
considerados “plebeyos”: la historieta y la novela policial. Con<br />
Carlos Trillo fundamos en los años 70 una editorial y escribimos<br />
novelas policiales a medias, espalda contra espalda.<br />
Así trabajamos sin ningún problema y sin ningún registro de<br />
propiedad ni problema de concepto de sello de autor. Quiero<br />
decir que yo no tengo ningún problema con respecto a la<br />
cuestión autoral o el sello de estilo. En ese sentido, me parece<br />
que una escritura a medias es muy interesante. Porque,<br />
además, individualmente como escritor el día en que vos te<br />
diste cuenta de cuál es tu estilo, estás frito.<br />
–¿Cómo sería eso? Saccomanno: Es cuando comenzás a<br />
repetirte, como una máquina de hacer chorizos. Por eso, lo<br />
mejor es no saber. Creo que ni Fernanda ni yo –cuando encaramos<br />
un libro personal, individual– sabemos dónde estamos.<br />
Es esa sensación de naufragio, de estar abrazado a una tabla<br />
y solo en la tormenta. Ahora bien, cuando trabajás así, de a<br />
dos, hay una cosa de placer que es más intensa en el sentido<br />
de que todo es más lúdico. Hay más juego, porque la novela<br />
personal es el desgarramiento. En cambio, cuando estás<br />
escribiendo con otro es así: yo un poco le mojo la oreja, ella<br />
me da un bife, yo se lo devuelvo. Yo le tiro una y ella sube<br />
la apuesta, y después yo se la elevo. Entonces hay algo que<br />
tiene que ver con esto del juego permanente y del tomárselo<br />
en serio pero riéndose.<br />
Lao: Y con la dinámica de un diálogo, porque en realidad<br />
estamos charlando y surge eso de “Mirá, te tiro este texto” y<br />
vemos qué le dispara a cada uno. Nos pasamos el día haciendo<br />
este tipo de operaciones… que no escribimos.<br />
Saccomanno: En ese sentido, este libro es una exhibición<br />
de lo doméstico. Lo serio se da después, cuando viene el<br />
momento de la edición. ¡Ahí sí que nos matamos!<br />
–¿En base a qué criterios determinaron en este caso qué<br />
texto se queda y cuál se va? Lao: El criterio fue la originalidad<br />
en cada objeto. Si hay dos textos similares pero hay uno<br />
que no se pudo reconocer en su potencia, pierde con su vecino<br />
y “chau”. En este libro hubo una cosa como de pedirle a cada<br />
texto que brillara. Pero, obviamente, es imposible que todos<br />
disparen la misma bala. Y para ver eso lo que hicimos fue un<br />
despliegue visual en Gesell. Habíamos impreso todos los textos<br />
y los pusimos arriba de la cama. Y comenzamos: “Este va acá,<br />
este va allá, acá necesito un tipo, acá necesito una voz femenina”.<br />
Fuimos acomodando y descartando.<br />
Saccomanno: Fue toda una metáfora: pusimos sobre la<br />
cama todas las páginas desplegadas porque ahí es cuando ves<br />
el plano. Estaba, literalmente, desplegado el libro. Y yo admiro<br />
a Fernanda porque ella es mucho más rigurosa que yo en<br />
el corte, en el montaje y en la compaginación. En el trabajo<br />
final es en donde yo reconozco el laburo de Fernanda, si<br />
bien no reconozco a quién corresponde cada texto. Creo que<br />
esto es lo más interesante: que hubo un momento en el que<br />
dijimos: “Yo escribo el primero, vos el segundo”, pero cómo<br />
siguió esto, la verdad es que no sé.<br />
Lao: Claro, además él corrigió mis textos y yo, los suyos.<br />
Entonces, hay algo que tiene que ver con encontrar una voz<br />
única. Igual, no sé si se logra o no. ¡Porque tampoco nos<br />
importa! (risas).<br />
Sacomanno: Creo que la coherencia no la dan nuestros<br />
textos sino nuestros pre-textos, lo que leímos antes. Nuestras<br />
lecturas, lo que estemos leyendo. Yo te digo: el mapa de lectura.<br />
El recorrido de Amor invertido va desde Fanny Hill<br />
al Marqués de Sade, a la literatura libertina, pasando por<br />
Georges Bataille, etc. Y hay otra cosa en juego que pasa<br />
por el Conde de Lautréamont y Arthur Rimbaud hasta<br />
Felisberto Hernández, la antología de la literatura fantástica,<br />
la serie negra o Alejandra Pizarnik. Son nuestras<br />
lecturas latentes en el texto lo que le da fisonomía. Porque<br />
hay un momento en el que uno piensa: “¿En qué estante me<br />
gustaría que se pusiera este libro, junto a qué otros libros me<br />
gustaría que se pusiera?”. Yo sé que Amor invertido me gustaría<br />
que estuviera al lado de La historia del ojo, de Bataille.<br />
Este libro, en cambio, tal vez estaría entre Lautréamont y<br />
Miguel Ángel Bustos.<br />
Lao: Yo no pienso en esos términos de estantería. No. A mí<br />
me gusta pensar que son libros que nadie pidió, que nadie<br />
esperó que fueran escritos –porque nadie nunca “espera” que<br />
escribas nada– y que son excepciones, porque siempre estamos<br />
al borde del género. Entonces, podría estar con Historia<br />
del ojo pero es menos solemne.<br />
Saccomanno: Es que La Historia del ojo es para cagarse de<br />
risa…<br />
Lao: No es un libro para cagarse de risa.<br />
Saccomanno: Vos porque sos seria...<br />
Lao: No, vos sos el serio (carcajada).<br />
Saccomanno: No, yo no soy serio. Mi planteo de los referentes<br />
es a posteriori del texto, ¡no durante la escritura del texto!<br />
Lao: ¡Es que yo no pienso en eso ni a posteriori! Porque<br />
obviamente que uno desciende de un determinado linaje<br />
literario, pero la obligación es pervertirlo. No somos prolijos,<br />
no somos “el buen alumno de Bataille”. No.<br />
Saccomanno: ¡Es que yo no tengo propósito! Y no lo tengo<br />
porque nada me parece más gratuito –retomando la idea de<br />
Fernanda, que viene de Ricardo Piglia– que el hecho de<br />
escribir. La idea es: te ponés a escribir un texto, nadie te lo<br />
pidió, nadie lo está esperando, cuando lo terminás no sabés<br />
si a alguien le va a gustar, no sabés si lo vas a poder colocar<br />
en alguna editorial y no sabés después qué va a pasar. En ese<br />
sentido, la escritura es un acto subversivo porque se ubica por<br />
fuera de la cultura de la plusvalía. Hasta que terminás el libro y<br />
entrás en el pantano del mercado. Por eso te decía recién lo de<br />
los riesgos del estilo: porque cuando vos ya tenés una máquina<br />
de hacer chorizos, cuando tenés “estilo”, te repetís.<br />
–¿No es, en cierta medida, inevitable? Lao: A ver: siempre<br />
hay un territorio reconocible, un terreno de interés. En el<br />
mío hay un montón de oscuridad y de humor, cosa que para<br />
algunos no está contemplada. Yo encontré en Guillermo un<br />
compañerito de aventuras y –sobre todo en Amor invertido,<br />
que fue la primera incursión… ¡a los indios ranqueles!– fue<br />
encontrarme con esa desenvoltura que él tiene, esa comicidad<br />
y ese permiso recontra impune de decir y de molestar. Lo que<br />
pasa es que en este libro trabajamos más la miniatura, la polifonía,<br />
el insomnio. Lo que nos une a nosotros de oscuridad y de<br />
imaginar, es algo un poco heredero de Las mil y una noches.<br />
Son unas noches más modestas, las nuestras, porque no llegan<br />
a doscientas. Pero todos los escritores somos Scherezades, pero<br />
contra la muerte. Con ese apuro de quien cuenta sin saber si<br />
llega. Y hay algo del relato breve que te salva de esa sensación<br />
de “no voy a terminar la novela porque me va a llevar la Parca”.<br />
Esta cosa como de herencia, porque nosotros nos heredamos<br />
en cada frase, ¿viste? Porque cuando trabajás con el otro siempre<br />
está el cadáver exquisito dando vueltas. Más exquisito que<br />
cadáver, si se puede. Pero está bueno eso de trabajar sobre las<br />
manchas que ya insinuó el otro<br />
32 33
Entrevista<br />
cuatro<br />
Julián López<br />
En tiempo pasado<br />
Julián López acaba de publicar La ilusión de los mamíferos (Literatura Random House), una<br />
novela de amor entre dos hombres que se desmarca de los estereotipos de la literatura gay<br />
y hace pie en una escritura lenta y refinada. Ya se postula como uno de los libros del año<br />
POR Malena Rey<br />
Una fría mañana de invierno porteño nos encontramos con<br />
Julián López (Buenos Aires, 1976) en el Bar Notable<br />
“La Poesía”, en pleno barrio de San Telmo, para hablar de<br />
literatura. El escenario es ideal: en las paredes, desde una<br />
foto, nos mira Macedonio Fernández. Si bien el motivo<br />
es conversar sobre La ilusión de los mamíferos, su última<br />
novela, López cuenta que la poesía está muy presente en su<br />
obra desde su primer libro publicado, Bienamado (2004). “La<br />
poesía es como el destino final”, asegura.<br />
La ilusión de los mamíferos cuenta una historia de amor:<br />
romántica, nostálgica, por momentos bastante triste o desesperada.<br />
Tiene una potencia narrativa difícil de olvidar. Y un<br />
argumento que parece sencillo, pero que no lo es tanto: dos<br />
hombres, que se aman, uno de ellos casado y con hijos, se encuentran<br />
para dar rienda suelta a la relación en un pequeño<br />
departamento solamente los domingos, ese día tan extraño en<br />
el que los tiempos se deforman. Sabemos desde la primera<br />
página que ya no están juntos; la novela pasa entonces por<br />
reconstruir lo que fue ese vínculo y está escrita con gran elegancia.<br />
López ya había dado muestras en Una muchacha muy<br />
bella (Eterna Cadencia, 2013) de que su proyecto narrativo<br />
apostaba por una prosa delicada, que requiere de tiempos<br />
de lectura lentos para saborear cada frase. Ahora se confirma<br />
con una voz insoslayable y única en el panorama de la literatura<br />
argentina contemporánea.<br />
–Su primera novela, Una muchacha muy bella, fue<br />
publicada en 2013 y tuvo una gran recepción entre los<br />
lectores y la crítica. ¿Qué pasó entre ese primer libro<br />
y este? En principio, soy una persona de tiempos largos en<br />
general para todo, así que en esa perspectiva no es extraño<br />
para mí que haya pasado tanto tiempo. Una novela cada cinco<br />
años me parece un lapso razonable, pero no es un diseño, me<br />
salió así. Por otra parte, la aparición de Una muchacha… fue<br />
sorprendente. Todo lo que pasó me dejó un poco impávido,<br />
bastante capturado, no podía escribir. En algún lugar sabía<br />
que iba a seguir escribiendo pero no tenía nada previsto,<br />
no se me ocurría nada, estaba con las neurosis más o menos<br />
clásicas de los escritores. Lo único que podía hacer era subir<br />
textos a Facebook. Y eso me empezó a alarmar, así que me<br />
propuse improvisar escritura los domingos a la mañana durante<br />
cinco minutos en Facebook. Fueron apareciendo una<br />
serie de textos que me gustaron. Cuando tenía cuatro o cinco<br />
vi que había algo que estaba pasando ahí, y me los llevé. En<br />
la improvisación estaba la conciencia del día domingo muy<br />
presente. La escritura fue bastante ardua. Mi novela anterior<br />
salió muy rápido y esta fue más problemática hasta último<br />
momento. De hecho llegué a pensar en tirar todo y devolver<br />
el adelanto. Finalmente la terminé y acá estamos.<br />
–La novela está narrada en pasado, cuando la relación<br />
amorosa ya está terminada, pero no olvidada. ¿Por<br />
qué eligió este recurso? ¿Es más fácil hablar del amor<br />
cuando está en falta? La verdad es que no sé porque no<br />
escribí otra historia de amor. Lo que sabía cuando empecé<br />
a escribir es que en la primera página ya iba a estar toda la<br />
información de la novela: acá hubo una pareja, no existe más<br />
esa pareja. Y hay alguien que está tratando de sobrevivir a<br />
la idea de un amor insuperable. Elegir el tono y el tiempo<br />
pasado se impuso.<br />
–A la vez, usted eligió contar la historia de amor entre<br />
dos hombres con un grado de romanticismo y de<br />
erotismo muy altos. Las escenas de sexo entre ellos son<br />
muy amorosas y sensuales sin caer en la literatura gay<br />
más estereotipada. Cuando empecé a escribir la novela –que<br />
claramente era de amor–, una de las pocas condiciones que me<br />
autoimpuse fue que hubiera sexo. No me interesaba escribir<br />
una novela con un nivel de intensidad fuerte de una relación<br />
de dos hombres sin que se vieran esos dos cuerpos. En la novela<br />
el amor es un amor devocional, pero la devoción sin cuerpo<br />
no existe. Me impuse escenas de alto contenido erótico. El<br />
desafío era cómo hacer que eso no capturara la idea de lo gay,<br />
que tampoco me interesaba. No quería escribir particularmente<br />
una novela gay: esta es la historia de amor de dos tipos<br />
donde uno de ellos está muy capturado por la idea del amor<br />
romántico pero a la vez se entrega a ese amor y puede consumarlo,<br />
y puede incluso salir de ahí sabiendo que si no sale se<br />
puede morir. El protagonista está reconstruyendo su vida, tratando<br />
de salvarse. Creo que eso es lo que le da la textura real y<br />
física y corporal a ese amor. Deja de ser romántico en tanto él<br />
puede empezar a contarlo y puede construirlo con palabras.<br />
–La novela tiene su propio tiempo, que parece desconocer<br />
las emociones pervertidas por la ansiedad contemporánea.<br />
Los personajes no intercambian mensajes<br />
de texto, no chatean, no hay histeria en su vínculo. ¿Le<br />
interesaba confrontarlos con la aceleración de los tiempos<br />
actuales y con el amor como mercancía que impone<br />
el capitalismo? Esta elección fue dada por el tono que exigía<br />
el libro, pero cuando lo descubrí dije sí, quiero ir por ahí. Es<br />
una novela anacrónica, del siglo XX, y es una novela de alguien<br />
que extraña el siglo XX y que quiere todo el tiempo estar en el<br />
siglo XIX. En ese sentido creo que ahí también hay una suerte<br />
de resistencia a la imposición capitalista. Lo primero que dice<br />
el personaje es: “no soy”. Quería una novela en la que el personaje<br />
estuviera seguro de eso. Puede ser una aspiración mía que<br />
sea una novela en la que el amor es una especie de resistencia<br />
a los sistemas de identidades que funcionan como imposición.<br />
Además, la novela transcurre los domingos, ese día en que el<br />
tiempo es improductivo. Si bien los personajes son dos burgueses<br />
de la clase media porteña medio ilustrada, yo quería que<br />
fuera una novela un poco anticapitalista. Que puedan encontrar<br />
una grieta en la cual tener algo propio del orden del amor,<br />
con todo el narcisismo del que son capaces.<br />
–Su literatura parece ir en contra de la aceleración<br />
de los tiempos también en el sentido de que exige ser<br />
leída pausadamente: no quiere sobrecargar los estímu-<br />
35
los de los lectores, sino que busca perdurar en algunas<br />
escenas y giros muy precisos del lenguaje. Va en contra<br />
de la literatura que se consume y se olvida. ¿Qué piensa<br />
de la literatura como entretenimiento? No creo que la<br />
literatura tenga que competir con Netflix, no lo puedo pensar<br />
en esos términos. Sí me interesa el lenguaje. Una novela es<br />
una construcción en la que hay una acumulación de algo que<br />
necesita tiempo para salir, y hay un trabajo sobre la estructura<br />
y la construcción de la frase. Algunas personas me dijeron:<br />
“acabo de terminar tu novela, y acabo de volver a empezarla”.<br />
Me parece extraordinario eso. Me preocupaba mucho que el<br />
lector tuviera espacio para hacerse preguntas, no atar todos<br />
los cabos. El lector es alguien que está ahí recogiendo señales<br />
y signos. Me hace muy feliz recibir devoluciones de gente<br />
que siente que está dentro de la novela mientras la lee.<br />
–Además de la pareja, la otra protagonista de la novela<br />
es la ciudad y sus cambios, así como la naturaleza y<br />
sus mutaciones. ¿Cómo fue trabajando esa unidad de<br />
espacio? Es algo que quería para esta novela: que fuera una<br />
percepción de Buenos Aires. La ciudad se puede contar por<br />
sus árboles. Y por supuesto por el tipo de escenario en constante<br />
degradación y en constante cambio que es. Si tengo dos<br />
personajes que se encuentran en un departamento chiquito y<br />
la única salida permitida que tienen es al balcón, yo necesitaba<br />
que eso estallara. Los árboles están muy presentes. Por un<br />
momento pensé que estaba haciendo un catálogo de botánica.<br />
Cuando me acordaba de algún árbol que no nombraba,<br />
veía como lo podía meter. Están las tipas, que es mi árbol<br />
favorito. Necesitaba mucho que mi protagonista tuviera una<br />
percepción muy detallada y exquisita del escenario donde<br />
estaba ocurriendo su historia de amor, que es Buenos Aires.<br />
–Además de escribir, usted organiza uno de los ciclos<br />
de lectura más celebres y perseverantes de Buenos<br />
Aires llamado Carne argentina. ¿Por qué cree que se<br />
mantiene vivo? Lo hacemos con Selva Almada y Alejandra<br />
Zina desde 2006. Somos tres escritores que hicimos<br />
nuestra carrera y que empezamos a templar nuestra escritura<br />
al calor del ciclo, es decir por el contacto con otros poetas y<br />
los narradores. Ahí hay algo de la tradición argentina de la<br />
escritura, que estoy cada vez defendiendo más. Me refiero<br />
a una circulación que en los últimos treinta años fue muy<br />
atacada y que acá no entendemos por qué funciona. Siempre<br />
se llena: tiene una vitalidad increíble que te lleva a escuchar<br />
a escritores que ni siquiera conocés. Hay algo de la trama de<br />
la literatura argentina que está viva ahí, y que estuvo siempre<br />
viva en este tipo de circuitos que los medios no cubren.<br />
Carne Argentina recoge ese guante de la tertulia, de la escucha<br />
de taller. Lo bueno del ciclo es que puede venir a leer<br />
Claudia Piñeiro y se le asegura que en ese ambiente va a<br />
estar en contacto con la producción más viva y reciente que<br />
no llega a las editoriales todavía.<br />
–Usted trabaja de dar talleres pero además es docente<br />
en la nueva carrera de Licenciatura en Artes de<br />
la Escritura de la UNA. ¿Cómo se formó esta carrera<br />
pensada para formar escritores? Vivo modestamente de<br />
dar clínicas de narrativa y de mi trabajo como docente. Es la<br />
primera carrera de grado en una universidad pública orientada<br />
a la formación de escritores profesionales. Es una carrera<br />
que está buenísima y en la que se da guión, poesía, narrativa,<br />
dramaturgia. Si bien la idea rectora, porque captura, es la<br />
narrativa, se trata de formar gente que tenga expertise en<br />
cualquier rama de la escritura en función de la demanda<br />
laboral que pueda haber después. Es una carrera que forma<br />
escritores. La parte teórica es muy exigente, y los talleres los<br />
damos escritores y escritoras. Me parece que está muy bien<br />
pensada la carrera, con un diseño de Roque Larraquy, y<br />
con Tamara Kamenszain como asesora. Hay docentes de<br />
gran nivel en todas las áreas. Estamos muy contentos.<br />
–¿Qué es lo mejor y lo peor de dar clases, de enseñar a<br />
escribir a otros? A mí me encanta. Doy clases hace menos<br />
de diez años y es la primera vez en mi vida que me gusta un<br />
trabajo. Me conmueve mucho acompañar a otro en la aparición<br />
de un texto. Escribir me parece muy difícil. Uno cree<br />
que es fácil escribir porque usa la misma materialidad con<br />
la que estamos hablando ahora, pero en el papel uno se da<br />
cuenta de que al lenguaje no lo conoce más que de memoria.<br />
Y que la página te devuelve toda tu ignorancia. Es extraordinario<br />
eso. Un desafío permanente. Lo peor es poner notas.<br />
Es durísimo. Me angustia muchísimo reprobar gente<br />
Las fotos fueron tomadas en el Café La Poesía | www.losnotables.com.ar<br />
36
Tema de tapa<br />
tres<br />
SÉ LO QUE<br />
NO QUIERO<br />
La generación millennial, aquellos<br />
que hoy tenemos entre 22 y 37,<br />
nos diferenciamos de generaciones<br />
previas y posteriores por un<br />
conjunto de experiencias comunes,<br />
una relación particular con la<br />
tecnología y ciertas características<br />
demográficas. Estas diferencias<br />
afectan nuestra relación con la<br />
política; qué queremos y cómo<br />
buscamos obtenerlo, pero, sobre<br />
todo, qué no queremos<br />
POR Emilia Simison*<br />
Muchos quizás habrán visto en Twitter la cuenta “Millennials<br />
descubren…” y a varios también les habrá pasado, como a mí,<br />
que nuestro mayor descubrimiento millennial fue descubrir<br />
que lo éramos. Y es que el término se puso tan de moda que<br />
se lo terminó usando para referirse a la juventud, a cualquier<br />
juventud, pero si era una juventud frívola y repudiable, mejor<br />
aún. Pero, ¿quiénes somos realmente los millennials? Los años<br />
límites de la generación varían de acuerdo a la fuente que<br />
se consulte pero sea cual sea, ya no estaríamos hablando de<br />
adolescentes, sino de aquellos que tenemos entre 22 y 37 años.<br />
De hecho, recientemente el Centro de Investigaciones Pew,<br />
conocido por sus encuestas de opinión y valores, adoptó como<br />
años límites 1981 y 1996 para facilitar la comparación sistemática<br />
de esta generación con generaciones previas y posteriores.<br />
Después de todo, si vamos a hablar de los millennials como<br />
generación deberíamos distinguirnos de alguna manera de<br />
otras generaciones, ¿no?<br />
Varias investigaciones en distintos países muestran que<br />
sí, que efectivamente la generación millennial difiere de<br />
otras generaciones tanto en sus características como en sus<br />
opiniones, aspiraciones y comportamientos políticos. En<br />
relación con las características, somos una generación que,<br />
en muchos países, y especialmente en los Estados Unidos,<br />
es más diversa. William H. Frey, del centro de investigaciones<br />
Brookings, señala que, entre los millennials, aquellos<br />
que se identifican como blancos representan menos del 56%<br />
del total, lo cual contrasta con el 62% que se considera de esa<br />
manera en la población general y el 75% que lo hace entre<br />
los mayores de 55. Los millennials también leemos más,<br />
según información de Pew, y según diversas fuentes, como<br />
David Kingman, de la Fundación Intergeneracional británica<br />
y el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), tenemos<br />
mayores niveles de educación formal, educación que además<br />
valoramos más por sobre otros tipos de educación.<br />
De todos modos, las dos cosas que más definen a la generación<br />
millennial son las experiencias históricas comunes y la<br />
relación con la tecnología. En relación con las experiencias<br />
históricas, en Estados Unidos se hace hincapié en el atentado<br />
a las Torres Gemelas y la elección del primer presidente<br />
afroamericano, en Europa en la consolidación de la Unión<br />
Europea y en Argentina, en la crisis de 2001. Asimismo, la<br />
relación con la tecnología, y especialmente con Internet, nos<br />
distingue claramente de las generaciones previas y posteriores.<br />
Como destacan los investigadores del Pew, crecimos con<br />
la extensión de las nuevas tecnologías de la información y<br />
comunicación y las adoptamos mucho más naturalmente que<br />
las generaciones previas, obteniendo de Internet y, en especial,<br />
de las redes sociales, la mayor parte de la información<br />
que consumimos. Sin embargo, nos une a esas generaciones<br />
haber tenido que adaptarnos a estar todo el tiempo conectados.<br />
Eso nos distingue de la generación siguiente, los posmillennials<br />
o Generación Z que no conocen un tiempo previo<br />
a Internet y las redes sociales. Esa diferencia se refleja, por<br />
ejemplo, en que los millennials latinoamericanos tengamos<br />
menos confianza en la tecnología como solución a nuestros<br />
problemas, según el informe del BID.<br />
En parte como resultado de las diferencias en el nivel de<br />
educación y diversidad y de nuestra relación con las TIC, también<br />
pensamos distinto y eso afecta nuestro comportamiento<br />
político. Por ejemplo, votamos distinto. Esto fue muy claro en<br />
la elección de Donald Trump, que perdió entre los más jóvenes<br />
del electorado, y en el caso del Brexit, donde la mayoría<br />
de los jóvenes votaron por quedarse en la Unión Europea. Sin<br />
embargo, en términos de izquierda y derecha la tendencia no<br />
es tan clara. En Argentina, según el estudio del BID, más de la<br />
mitad de los jóvenes asegura no identificarse con ideologías de<br />
derecha o de izquierda, pero, al mismo tiempo, la presencia de<br />
militantes jóvenes está en aumento en casi todos los partidos.<br />
En Estados Unidos, por otro lado, los millennials no solo son<br />
anti Trump sino que, según el Pew, no parecen estar volviéndose<br />
más conservadores con el tiempo (como sí sucedió con<br />
los baby boomers) y se entusiasman con las opciones políticas<br />
progresistas como Bernie Sanders. En Europa, sin embargo,<br />
muchos millennials respaldan a los partidos nacionalistas<br />
de derecha votándolos en mayor proporción que la población<br />
general en Austria, Dinamarca, Francia, Holanda y Polonia.<br />
Por otro lado, somos una generación con menor nivel de confianza<br />
en los políticos y las instituciones políticas. La encuesta<br />
39
Deloitte en Australia, por ejemplo, muestra que en ese país<br />
un 63% de los millennials encuestados piensa que los políticos<br />
tienen un efecto negativo en la sociedad y el estudio del BID<br />
encuentra que un 65% de los millennials argentinos encuestados<br />
desconfían de las instituciones políticas. Sin embargo,<br />
al mismo tiempo nuestra generación suele estar de acuerdo<br />
con un mayor rol del Estado. Según información del Pew, los<br />
millennials estadounidenses son más propensos a afirmar que<br />
el gobierno debería hacer más por los que más lo necesitan y<br />
asegurar que todos tengan acceso a la salud, aunque eso implique<br />
endeudarse. Por estos pagos, un 60% de los millennials<br />
que formaron parte del estudio del BID están a favor de que el<br />
gobierno entregue planes sociales a quienes los necesitan.<br />
Que tengamos poca confianza en el Estado pero al mismo<br />
tiempo grandes demandas parecería una contradicción. Sin<br />
embargo, hay varias posibles explicaciones. Primero, nuestra<br />
generación tiende a percibir que los políticos no la escuchan.<br />
En una encuesta del Foro Económico Mundial, por ejemplo,<br />
el 62% de los millennials europeos consultados se expresaron<br />
en desacuerdo con la afirmación de que las opiniones de los<br />
jóvenes sean tenidas en cuenta en la toma de decisiones. Lo<br />
mismo parece suceder en América Latina. Según el investigador<br />
de la Universidad Autónoma de México Rodrigo<br />
Sandoval Almazán, por ejemplo, el principal motivo detrás del<br />
alejamiento de la política de los jóvenes latinoamericanos es el<br />
carácter añejo de los partidos y candidatos. Relacionado con<br />
esto, en un reciente artículo sobre jóvenes militantes colombianos<br />
publicado por El Heraldo, Melissa Roca Moreno, parte<br />
de las juventudes del Partido Conservador resalta que nuestra<br />
generación se informa y vota a conciencia a aquellos candidatos<br />
que reflejen “nuestro sentir y pensar”, si es que existen.<br />
Fenómeno que puede también estar detrás de la elección de<br />
políticos cada vez más jóvenes en muchos países europeos.<br />
Otra posible explicación para la aparente paradoja tiene que<br />
ver con la transparencia. Según un estudio de la Universidad<br />
de Harvard, los millennials tenemos expectativas más<br />
altas de transparencia y accountability que las generaciones<br />
mayores. Por ejemplo, tendemos a chequear las afirmaciones<br />
de los políticos en mucha mayor medida y exigimos mayor<br />
acceso a la información relacionada con la gestión pública.<br />
Sin embargo, no es algo que muchos políticos estén dispuestos<br />
a proporcionar. Eso explica, también, el éxito de algunos<br />
políticos que adaptaron sus estrategias políticas a nuestra<br />
generación y que, en muchos casos, también forman parte de<br />
ella. Por ejemplo, Svante Myrick, 31 años e intendente de<br />
Ithaca, hizo de la transparencia y comunicación sus prioridades.<br />
Consultado por The Atlantic, señaló que mucha gente no<br />
está acostumbrada a la posibilidad de tener acceso irrestricto<br />
a los políticos pero que es justamente ese tipo de acceso lo<br />
que nuestra generación demanda.<br />
Los políticos, entonces, cambian para captar a los votantes<br />
millennials haciendo uso de las redes sociales y estableciente<br />
una comunicación más fluida. Pero también los millennials<br />
estamos cambiando el modo de hacer política. Mediante el<br />
uso de redes sociales muchos impulsan sus propios candidatos,<br />
fenómeno que se está tornando particularmente relevante en<br />
Brasil como una de las reacciones al proceso conocido como<br />
Lava Jato (Operación Autolavado). Ahí también organizaciones<br />
no gubernamentales como las nucleadas en Nossas Cidades,<br />
creadas e impulsadas por millennials, buscan acercar la política<br />
a la población y aumentar la transparencia de las decisiones<br />
políticas. Especialmente en Estados Unidos, según estudios<br />
del centro de investigación CIRCLE y Harvard, los millennials<br />
también estamos detrás del importante aumento observado en<br />
la participación en asociaciones voluntarias.<br />
Por último, somos una generación con presencia en la calle.<br />
En Estados Unidos el contraste con las generaciones anteriores<br />
es particularmente notorio, y los millennials impulsaron<br />
protestas masivas como Occupy Wall Street. Aunque el contraste<br />
sea menor cerca de casa, no se puede negar la influencia<br />
de movimientos como la Revolución Pingüina en Chile<br />
o la recientemente denominada “revolución de las hijas”<br />
en Argentina. En todo el globo, igualmente, parece que la<br />
Generación Z está tomando la posta y la relevancia política y<br />
presencia de jóvenes de menos de 22 años, también que esta<br />
situación va en aumento, desde las estudiantes de secundario<br />
en los debates por el aborto en Argentina, hasta los sobrevivientes<br />
de Parkland en Estados Unidos.<br />
En contra de lo que nuestros críticos repiten, entonces, en<br />
política, la cuestión con los millennials no parecería ser que<br />
no nos importe o no sepamos qué queremos, sino que sabemos<br />
lo que no queremos, y eso no lo podemos evitar<br />
*Magister en Ciencia Política (UBA-UTDT), PhD Student (MIT).<br />
Entrevista<br />
cinco<br />
Andrés Oppenheimer<br />
La era de las<br />
máquinas<br />
El periodista argentino radicado en Estados Unidos, estrella de la CNN, presenta su último<br />
libro: ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización (Debate).<br />
Lejos de exponer una mirada apocalíptica sobre el avance tecnológico, desarrolla años de<br />
investigación para prever los cambios socioeconómicos que se avecinan<br />
POR Juan Maisonnave<br />
40
Esta entrevista fue filmada.<br />
Pueden verse algunos<br />
fragmentos destacados<br />
en nuestras redes<br />
yenny.elateneo<br />
yenny_elateneo<br />
En un geriátrico de Tokio, una anciana octogenaria acaricia a<br />
su mascota robot. En un laboratorio de Tel Aviv, los científicos<br />
trabajan sin descanso en un minirrobot, del tamaño de un<br />
grano de arroz, que recorrerá el cuerpo humano limpiando<br />
las arterias. Una mujer en Arizona muere arrollada por un<br />
auto sin conductor. No son escenas sacadas de la serie Black<br />
Mirror. Son experiencias actuales contadas con lujo de detalle<br />
en ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la<br />
automatización, último libro del periodista argentino Andrés<br />
Oppenheimer (Buenos Aires, 1951). Ganador del Pulitzer y<br />
conductor desde hace años de un programa de televisión de<br />
la CNN, viajó a distintas partes del mundo para preguntarles<br />
a futurólogos y gurúes tecnológicos por el porvenir de los empleos<br />
humanos con el avance de la robotización.<br />
–¿Cómo surgió este libro? Empecé a investigar acerca de<br />
este tema en el 2013. Ese año salió el estudio de dos investigadores<br />
de Oxford, Carl Frey y Michael Osborne, cuya<br />
conclusión era que el 47% de los empleos corren el riesgo de<br />
desaparecer en los próximos quince años. En ese entonces,<br />
miré a mi alrededor y me dije: Esto ya está ocurriendo. Yo<br />
grababa mi programa de televisión con cinco cámaras, es<br />
decir, cinco camarógrafos. En poco tiempo desaparecieron,<br />
porque se empezó a filmar con cámaras robóticas. También<br />
lo vi en otros aspectos de mi vida, como el reemplazo de<br />
quienes hacían transcripciones o traducciones de mis notas<br />
gráficas. De modo que fui a Oxford a entrevistar a los dos<br />
expertos y así comenzó a gestarse el libro.<br />
–Una entrevista muy interesante es la de Moses Shoham,<br />
quien actualmente trabaja en el minirrobot para<br />
limpiar arterias. Y ya existe Watson, el motor inteligente<br />
de IBM, que diagnostica pacientes. ¿Cuánto vamos a<br />
poder confiar en los médicos robots? Yo confiaría mucho<br />
más en un médico robot que en un humano. Por más bueno<br />
que sea un médico, diagnostica en base a su experiencia. Supongamos<br />
que es un médico de 50 o 60 años. Y supongamos<br />
también que, en su carrera, atendió a 5000 o 6000 pacientes,<br />
a quienes recomendó un medicamento determinado. Entonces,<br />
usará su intuición para los próximos casos y recomendará<br />
el mismo medicamento para similares patologías. Pero el<br />
robot no tiene una experiencia limitada a 5000 o 6000 personas,<br />
sino a 200 millones. Todos los datos de esa cantidad de<br />
gente están en la nube. Con el acceso a esta información, la<br />
supercomputadora puede calcular, en milésimas de segundo,<br />
a cuántos de esos 200 millones, que tienen las exactas características<br />
del paciente, les hizo bien determinado medicamento.<br />
Inmediatamente puede diagnosticar qué remedio es<br />
el más adecuado de acuerdo a tu sangre, a tu ritmo cardíaco,<br />
etc. No se van a acabar los médicos, pero el rol del médico va<br />
a cambiar radicalmente.<br />
–¿Su profesión está amenazada por el Heliograf, el<br />
robot que escribe artículos para el Washington Post de<br />
Jeff Bezos? Por supuesto. Es una de las más amenazadas.<br />
–Pero los lectores de analistas políticos, de columnas<br />
de opinión, ¿no buscan una firma confiable? Claro.<br />
Pero, ¿cuántos periodistas de un diario escriben opinión?<br />
Muy pocos. La mayoría escribe artículos que nos enseñaron<br />
en la escuela de periodismo. El famoso Qué, Quién, Dónde,<br />
Cómo, Cuándo. Todo eso lo puede escribir un algoritmo. En<br />
Estados Unidos, las contiendas electorales para diputados y<br />
senadores van a ser escritas por un algoritmo. Todo lo que<br />
sean noticias basadas en datos, sin subjetividad ni opinión o<br />
análisis, van a estar redactadas por una computadora.<br />
–¿Cómo ve a los millennials en este proceso de automatización<br />
de los empleos? Todas las nuevas profesiones<br />
que están naciendo, y que yo describo en el libro, son grandes<br />
oportunidades para los youtubers o los millennials. Desde<br />
conducir tu programa periodístico en YouTube a ser escritor<br />
o diseñador de contenidos para un restaurante o una peluquería.<br />
Hacia estas profesiones irá el comercio y la industria.<br />
En ellas podrán reinventarse los millennials, mientras que los<br />
empleos más tradicionales serán reemplazados.<br />
–¿Qué va a pasar con los docentes? La educación del<br />
futuro va a dejar de ser informativa. No tiene sentido que un<br />
profesor enseñe a los chicos quién descubrió América o quién<br />
inventó la imprenta. Porque el chico se siente mucho más<br />
cómodo, y aprende más, buscándolo en Google, que sentado<br />
en su banco escuchándolo en boca de su profesor o profesora.<br />
El rol de profesor como impartidor de conocimientos va<br />
a desaparecer. Su función será totalmente diferente. Estará<br />
orientada a incentivar la curiosidad de los chicos, ayudarles a<br />
encontrar su pasión, enseñarles valores éticos e inculcarles un<br />
sentido de propósito en la vida. Todo esto no tiene nada que<br />
ver con lo que los maestros hacen hoy en día.<br />
–En Arizona, una mujer murió atropellada por el Tesla,<br />
el auto inteligente desarrollado por Elon Musk. Había<br />
cruzado la calle fuera de la senda peatonal y la máquina<br />
no pudo con la imprevisibilidad humana… Sí. Pero ese<br />
accidente no va a cambiar nada. Es como en el comienzo de la<br />
aviación. Hubo aviones que se estrellaron, vidas que se perdieron,<br />
pero eso no detuvo el avance de la aviación comercial. Al<br />
contrario. Y los autos autónomos se reprodujeron muchísimo<br />
antes de lo esperado. Van a estar en la calle en dos años.<br />
–En Tokio, usted fue a un geriátrico en el que había<br />
mascotas robots de compañía para ancianos, y en un<br />
hotel fue recibido por un conserje robótico con forma<br />
de dinosaurio. ¿Qué puede contarme de estas experiencias?<br />
Bueno, Japón es uno de los países más robotizados,<br />
porque falta una clase trabajadora y hay cada vez menos<br />
gente joven. Las fábricas se están robotizando a un ritmo<br />
acelerado. El hotel que referís está ubicado en las afueras de<br />
Tokio, cerca de Disney World, por eso el dinosaurio. En otros<br />
hoteles ya hay conserjes robots con forma humana.<br />
–Peter Diamandis es uno de los tecno-optimistas más<br />
citados en su trabajo. Como un personaje de ficción,<br />
atraviesa en estas páginas un arco dramático completo:<br />
al comienzo del libro dice que la tecnología va a facilitarnos<br />
la vida y, sobre el final, se lo nota un poco aterrado<br />
por las consecuencias en el corto plazo del avance de<br />
la automatización. Cuando empecé la investigación, en 2013,<br />
el consenso entre los futurólogos era que la tecnología siempre<br />
ha creado más trabajos de los que ha eliminado. Esto es así<br />
desde la Revolución Industrial. Cuando aparecieron los telares<br />
mecánicos, los trabajadores textiles de las máquinas manuales<br />
empezaron a quemar los nuevos telares por miedo a quedarse<br />
sin trabajo. ¿Y qué pasó? Pasó lo contrario. La ropa fue mucho<br />
más barata y el abaratamiento de la ropa le permitió a la gente<br />
tener más dinero para comida y esparcimiento. La industria<br />
textil creció de manera exponencial, generando más puestos de<br />
trabajo. Cuando se inventaron los primeros autos, los conductores<br />
de las carretas empezaron a quemar autos por temor a<br />
perder sus trabajos. Ocurrió exactamente lo contrario. La industria<br />
automotriz creció tanto que fue necesario personal para<br />
los talleres mecánicos, para las fábricas y para construir rutas y<br />
puentes. Conclusión: gracias a esto hubo más puestos de trabajo<br />
que en la época de las carretas. Sin embargo, es cierto lo que<br />
señalás. Los futurólogos que entrevisté al principio del libro,<br />
con el correr del tiempo cambiaron de opinión. Cuando los entrevisté<br />
años después, me dijeron: “Sabés qué, ya no estoy tan<br />
seguro”. Porque los tiempos se están acelerando. Y no vamos<br />
a alcanzar a generar puestos para todos los empleos que están<br />
amenazados. Pero el libro no es un tratado apocalíptico contra<br />
la automatización. Por el contrario, la segunda parte mira hacia<br />
adelante. Allí propongo que todos debemos reinventarnos y<br />
hablo de cuáles van a ser las profesiones del futuro. Es una<br />
cuestión de prepararse, a nivel individual y a nivel nacional.<br />
–Estoy de acuerdo con que el libro no tiene una mirada<br />
apocalíptica. Apuesta a que, con la automatización,<br />
la economía va a crecer y gracias a este crecimiento los<br />
países podrán pensar en destinar un ingreso universal<br />
a aquellos que estén fuera del sistema. ¿Lo ve así? Hay<br />
dos maneras de lidiar con el desempleo tecnológico que se<br />
viene. Una es poner un impuesto a los robots, como propone<br />
Bill Gates. La otra, crear un ingreso básico universal.<br />
Yo estoy por una intermedia. Disponer un ingreso universal<br />
condicionado al trabajo social. Por ejemplo, la persona que<br />
reciba el ingreso deberá ayudar a cuidar un anciano. Porque<br />
en el futuro, así como ahora tenemos paseadores de perros,<br />
habrá paseadores de ancianos. Por qué no. ¿Dónde está<br />
escrito que en un asilo tenga que haber una persona cada<br />
veinte ancianos? ¿Por qué no puede haber una persona para<br />
cada anciano? ¿Y dónde está escrito que una escuela deba<br />
tener un maestro cada cuarenta alumnos? ¿No sería mejor un<br />
maestro por alumno? La sociedad va a cambiar mucho en los<br />
próximos años. Estas son solo algunas de las cosas que vamos<br />
a ver muy pronto<br />
42<br />
43
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
El feminismo está presente en las letras y en las calles desde<br />
hace tiempo, aunque en los últimos años algo único y radical<br />
viene sucediendo. Las voces de las mujeres, que hasta ahora<br />
habían llegado por olas (la primera a principios del siglo XIX,<br />
la segunda en los 60 y la tercera a partir de 1990), de repente<br />
se aunaron hasta convertirse en corriente y marea, especialmente<br />
de color verde en el ámbito nacional. De seguro, no<br />
son todas las que se sienten convocadas. Tampoco son todas<br />
las que creen o piensan lo mismo, pero en sus feminismos<br />
HIJAS EN<br />
REBELIÓN<br />
El feminismo no es una nueva moda millennial.<br />
Existe hace décadas (por no decir siglos) y fue<br />
mutando de acuerdo a los contextos: de luchas<br />
individuales a colectivas, involucrando<br />
a todas las generaciones. Hoy, a la luz del<br />
movimiento Ni Una Menos y del debate<br />
para la legalización del aborto, el mercado<br />
editorial local se hace eco de un<br />
interés generalizado y no solo lanza<br />
un sinfín de libros ensayísticos sobre<br />
la materia sino también reedita<br />
los clásicos. Desde Simone de<br />
Beauvoir y Judith Butler a Virginie<br />
Despentes y Chimamanda<br />
Ngozi Adichie… Todo lo que<br />
hay leer para entender el<br />
tema del momento<br />
POR Lucila Carzoglio<br />
algo las hermana: saber que el patriarcado siempre las prefiere<br />
solas, bonitas y enfrentadas. Tal vez, por eso, en las mesas<br />
de las librerías siempre aparezcan una al lado de la otra y en<br />
colores estridentes como un modo de resistencia.<br />
Mujeres grandes, jóvenes o incluso niñas empezaron a<br />
escucharse y a leerse, al punto que la ruptura de los géneros<br />
no fue necesariamente un quiebre generacional. La brecha<br />
de edad, que implica como mínimo un salto, se transformó<br />
también en puente. No se trata de igualarse en una masa<br />
homogénea, pero sí de establecer lazos y uniones entre las<br />
tantas diferencias. De las millennials mucho se ha dicho, que<br />
son narcisistas o consentidas, exigentes o críticas, lo cierto es<br />
que esta generación del yo-yo-yo, como la definió la revista<br />
Time por el 2014, en cuestiones de género pisa con fuerza,<br />
en comunidad y movida por el deseo.<br />
Lejos del capricho, hoy mismo ya se habla de “la revolución<br />
de las hijas”. Ellas son las que llevan los pañuelos en las aulas,<br />
las casas o las veredas, las que levantan sus puños, las que<br />
inundan de glitter las manifestaciones y transforman el dolor<br />
en lucha y fiesta; pero también son las que leen, escuchan<br />
y transforman el porvenir. ¿El futuro es feminista? (Capital<br />
Intelectual, 2017) se preguntan Florencia Angilletta,<br />
Mercedes D’alessandro y Marina Mariasch e intentan<br />
esbozar algunas respuestas, no sin incomodidad. A partir<br />
de los tres ensayos que componen el libro, se mapean las<br />
distintas tendencias del feminismo y los puntos candentes<br />
de la discusión que hoy inunda el espacio público, al mismo<br />
tiempo que las autoras complejizan un terreno que a veces<br />
aparece restringido o edulcorado.<br />
“Corremos el riesgo de quedar circunscriptas al tema posible<br />
sobre el que nos es dado hablar: el género. Por eso, no<br />
alcanza con denunciar los mecanismos de opresión (…), se<br />
trata de ejercer una práctica transversal y ocupar los espacios<br />
masculinizados por excelencia: la política, la tecnología, la<br />
economía, la filosofía y el pensamiento, la ciencia, los medios<br />
de comunicación, los sindicatos, las organizaciones”, plantea<br />
Mariasch, quien insta a alejarse de los temas solo pensados<br />
por y para las mujeres.<br />
En esta generación, la escritura prolifera cada vez más. Y no<br />
solo a través de los posteos en las redes sociales, los carteles<br />
y grafitis que exigen ni una menos, la libertad de caminar sin<br />
acosos y la posibilidad de hablar sin miedos o de realizarse un<br />
aborto legal, seguro y gratuito; los libros forman parte de esta<br />
marea que arrasa y moviliza.<br />
Querida Ijeawele: cómo educar en el feminismo (Penguin Random<br />
House, 2017) nada en esas aguas. Chimamanda Ngozi<br />
Adichie, autora también de Todos deberíamos ser feministas<br />
(Penguin Random House), plantea en tono didáctico una serie<br />
de argumentos sobre cómo combatir los estereotipos de género<br />
desde la niñez. Las sugerencias incluyen distintos aspectos,<br />
desde la maternidad hasta la menstruación, en un estilo coloquial<br />
que no le quita profundidad a las conclusiones. “De una<br />
mujer poderosa nos preguntamos: ¿Es humilde? ¿Sonríe? ¿Es<br />
lo bastante agradecida? ¿Tiene también su lado doméstico?<br />
Preguntas que no nos planteamos de los hombres poderosos,<br />
lo cual prueba que no nos incomoda el poder en sí, sino las<br />
mujeres”, afirma en su manual la escritora nigeriana.<br />
Mary Beard, por su parte, en Mujeres y poder. Un manifiesto<br />
(Crítica, 2018) viaja a los orígenes de la cultura clásica y occidental<br />
para analizar cómo la sociedad ha desacreditado a las<br />
mujeres en la política arrojándolas al silencio. “Si no percibimos<br />
que las mujeres están totalmente dentro de las estructuras<br />
de poder, entonces lo que tenemos que redefinir es el poder,<br />
no a las mujeres”, analiza la investigadora. Su libro revisa<br />
figuras públicas como Hillary Clinton y Theresa May,<br />
aunque su búsqueda llega hasta Penélope. En el poema clásico<br />
de Homero, su propio hijo Telémaco le exige a su madre que<br />
se calle y se meta en la casa.<br />
La publicación de decenas de libros de temática feminista<br />
podría verse como una faceta más del consumismo millennial,<br />
pero también traduce inquietudes y compromisos de<br />
la juventud. De distintas trayectorias, historias, enfoques o<br />
espesores, las novedades literarias hablan de intereses, búsquedas<br />
y actualizaciones. Libros clásicos, pero casi inconseguibles<br />
hace unos años, hoy aparecen entre los más vendidos.<br />
Cuestiones de mercado, dirán algunos. Sin embargo, las jóvenes<br />
de hoy saben, casi como lema, que nada se alcanza sola y<br />
en esta búsqueda de hermandad también se mira al pasado.<br />
No es casual que El segundo sexo de Simone de Beauvoir, un<br />
libro publicado en 1949, esté en las mesadas de las librerías<br />
junto a los lanzamientos. Pionera del feminismo, la autora<br />
francesa en este texto estableció: “No se nace mujer, se llega<br />
a serlo”; y esa frase bastó para que se abra un nuevo horizonte<br />
de construcciones y deconstrucciones.<br />
La ruptura de la asociación obligatoria mujer-sexo femenino,<br />
44 45
propuesta por Beauvoir, fue uno de los conceptos medulares<br />
retomados por la teórica Judith Butler. Ella, además, considera<br />
que los cuerpos tampoco son hechos naturales, sino<br />
categorías políticas. Su libro El género en disputa (Paidós,<br />
2018), publicado por primera vez en los 90, es piedra basal<br />
de la teoría queer y bandera de los estudios de género.<br />
Reeditado recientemente, abandonó los estantes de nichos<br />
académicos para visibilizarse en vidrieras y listados.<br />
Algo similar ocurre con la nueva publicación de Teoría King<br />
Kong (Penguin Random House, 2018) de Virginie Despentes,<br />
una obra central para el activismo, que apareció en<br />
el 2006 y circulaba en ediciones piratas hasta ahora. Escrito<br />
desde la disidencia punk, “para las feas, las viejas, las camioneras,<br />
las frígidas, las histéricas, las taradas, todas las excluidas<br />
del gran mercado de la buena chica”, como plantea la<br />
autora, el ensayo en primera persona habla de su violación y<br />
busca salir del lugar de víctima como una forma de desobedecer<br />
el mensaje disciplinador de la violencia machista.<br />
Con un tono provocador, incita a abandonar el silencio y la<br />
culpa en que la sociedad sumerge a las mujeres abusadas. Si<br />
bien la crítica sobre la revictimización es acertada, Despentes<br />
parece fruto de otra época. Su conducta emancipadora (ser valiente,<br />
no esconderse, rebelarse) hoy, en tiempos de estrategias<br />
colectivas, organizaciones y manifestaciones, suena a respuesta<br />
individual de clase media. Su intención de “dinamitarlo todo”<br />
se mantiene en el grito de rabia,<br />
sin pasar a la acción social.<br />
Que lo personal es político es<br />
un aprendizaje que se hace<br />
carne. Bandera del feminismo<br />
de los 60, hoy las chicas<br />
tienen claro que los “conflictos”<br />
del ámbito privado<br />
o familiar traducen problemáticas<br />
del orden público,<br />
al punto que la corporalidad<br />
ocupa un lugar fundante en<br />
las discusiones actuales.<br />
El libro de Andrea Giunta, Feminismo y arte latinoamericano<br />
(Siglo XXI, 2018), en este sentido, recorre las historias<br />
de artistas que emanciparon el cuerpo femenino. “El mundo<br />
del arte funciona como pantalla en la que las violencias se replican<br />
bajo el formato de la exclusión, la desclasificación, los<br />
mecanismos de desautorización y de invisibilización”, plantea<br />
la investigadora. Bajo esta premisa, rescata experiencias de<br />
artistas que buscaron mostrar el cuerpo como un espacio de<br />
expresión de una subjetividad por fuera de las representaciones<br />
normalizadoras.<br />
Clemencia Lucena, Narcisa Hirsch o Nelbia Romero,<br />
entre otras, son algunas de las artistas estudiadas por<br />
Giunta que construyeron imágenes distintas a las del mandato<br />
social. Sin embargo, ellas no son las únicas. Desde una<br />
perspectiva millennial, pero no por ello menos comprometida,<br />
Lux Moreno publica Gorda vanidosa. Sobre la gordura<br />
en la era del espectáculo (Ariel, 2018) y le quita el corset a<br />
estas corporalidades.<br />
Inscripta en el activismo gordo (un movimiento emparentado<br />
con el feminismo), la autora narra su experiencia<br />
para desenmascarar una cuestión que escapa a lo meramente<br />
biográfico.<br />
A partir de la discriminación en su vida cotidiana, estudia<br />
las formas en las que los gordos son puestos bajo escrutinio<br />
(del discurso social, médico, publicitario y hasta moral),<br />
al mismo tiempo que se los esconde, al no permitirles ser<br />
sujetos de reconocimiento o deseo.<br />
A pesar de que esta cuestión supera géneros y edades, los<br />
cuerpos de las mujeres son puestos bajo la lupa con una<br />
intensidad que acalambra cualquier pluma. Putita golosa. Por<br />
un feminismo del goce (Galerna, 2018), de Luciana Peker,<br />
aparece como una llamada al deseo de comer, probar,<br />
saborear, pero también de bailar y salir a pasear. Con una<br />
escritura que da cuenta de la urgencia del contexto actual, a<br />
mitad de camino entre la nota periodística y el diario personal,<br />
el libro recorre desde los contextos más violentos hasta el<br />
presente liberador para poner en escena que el placer debe<br />
ser ley para todas las generaciones<br />
Historia<br />
& política<br />
Sobre elites<br />
dominantes y<br />
el posfascismo<br />
POR Felipe Pigna<br />
Noam Chomsky, ¿Quién domina el<br />
mundo?, Ediciones B<br />
El notable profesor emérito del Departamento<br />
de Lingüística y Filosofía del MIT<br />
cuestiona en este trabajo las políticas<br />
económicas y militares de los Estados<br />
Unidos y su objetivo declarado de mantener<br />
a sangre y fuego un Imperio en decadencia<br />
frente al ascenso imparable de<br />
China. Pero es evidente que impone los<br />
términos del discurso global en torno a<br />
temas sensibles y claves como Israel-Palestina,<br />
Irak y, obviamente, América<br />
Latina. Chomsky plantea que en este<br />
declive, el poder de la Casa Blanca debe<br />
ser compartido dentro de “un gobierno<br />
mundial de facto de los amos del Universo”<br />
para decirlo en el lenguaje mediático<br />
imperante. El autor cree necesario<br />
recalcar que estos “amos”, aun en los países<br />
formalmente más democráticos, no<br />
representan en absoluto en las poblaciones<br />
siquiera de las potencias dominantes.<br />
Es en este dramático contexto en el que<br />
las elites dominantes se habilitan para<br />
ejercer un poder que prescinde de los<br />
derechos y necesidades de las mayorías<br />
que se hallan de hecho excluidas del sistema<br />
político y sus opiniones no son tenidas<br />
en cuenta en lo más mínimo. Esto<br />
conduce fácilmente a la buscada apatía,<br />
a la sensación de que no tiene sentido<br />
votar. Pero en Europa, señala Chomsky,<br />
el declive democrático no es menos grave<br />
y las grandes decisiones no la toman<br />
ya los parlamentos nacionales sino la<br />
burocracia de los llamados “organismos<br />
internacionales” con sede en Bruselas.<br />
Un ejemplo dramático es Grecia, país<br />
sometido a políticas de ajuste brutales<br />
con el evidente objetivo de rescatar, no al<br />
país sino a bancos franceses y alemanes.<br />
El autor dice que es llamativo que el padre<br />
del capitalismo moderno, el escocés<br />
Adam Smith, advirtiera en 1776 sobre<br />
estas características del sistema cuando<br />
condenaba a los “amos de la humanidad,<br />
los comerciantes y productores” que<br />
eran los arquitectos de la política y se<br />
aseguraban de que “sus intereses fueran<br />
particularmente atendidos” por más dolorosos<br />
que resultasen para las mayorías,<br />
víctimas de una “injusticia salvaje” en<br />
las colonias pero menos tremenda en la<br />
propia Inglaterra de la incipiente Revolución<br />
Industrial. Chomsky concluye que la<br />
actual etapa neoliberal ha añadido a esta<br />
tradición la monopolización de la economía,<br />
instituciones financieras depredadoras<br />
e infinitamente superiores en poder e<br />
influencia a los Estados.<br />
Enzo Traverso, Las nuevas caras de<br />
la derecha, Siglo XXI<br />
Enzo Traverso es uno de los más<br />
notables historiadores italianos de la<br />
Historia de las Ideas. Se especializó<br />
durante mucho tiempo en la génesis y<br />
evolución del nazismo y en la violencia<br />
totalitaria en general. Uno de sus<br />
trabajos más célebres fue La historia<br />
desgarrada (Herder, 2016), un ensayo<br />
sobre Auschwitz y los intelectuales.<br />
En este notable libro, Traverso sostiene<br />
que las derechas extremas se han emancipado<br />
de los fascismos del siglo XX. Es<br />
decir no se presentan como subversivos<br />
sino por el contrario, se ofrecen como<br />
la mejor garantía de continuidad de<br />
un sistema que denuncian amenazado.<br />
Pero es innegable que tienen una matriz<br />
ideológicamente fascista. Este posfascismo<br />
encuentra un marco propicio<br />
de acción en el marco del ultraliberalismo<br />
imperante y en la crisis de los<br />
partidos tradicionales que abandonan<br />
sus postulados demasiado atentos a las<br />
nuevas formas de comunicación. Estos<br />
posfascismos surgieron en un contexto<br />
global de pérdidas de expectativas para<br />
las mayorías y pérdida de credibilidad<br />
de las opciones progresistas. Hay un vínculo<br />
directo entre estos movimientos y<br />
la ideología de marcado, instalada como<br />
la única real y posible. Recurren al uso<br />
del término “populismo” para descalificar<br />
genéricamente a sus adversarios que<br />
revela, dice el autor, el desprecio por el<br />
pueblo que sienten quienes lo utilizan,<br />
porque cuando el orden neoliberal, con<br />
sus políticas de ajuste y sus desigualdades<br />
sociales, se ve triunfante y enarbolado<br />
como norma, automáticamente<br />
todas las oposiciones resultan populistas,<br />
una categoría útil para que las elites se<br />
inmunicen en su alejamiento sideral de<br />
las mayorías. Traverso señala la comunión<br />
de ideas de la llamada “gran prensa<br />
europea” desde El País a la Repubblica,<br />
pasando por The Guardian, donde el<br />
término populismo designa a un confuso<br />
conjunto de políticas sociales, el cuestionamiento<br />
de las políticas de mercado,<br />
los aumentos salariales y los derechos<br />
sociales. El autor define a Trump como<br />
un fascista inconsciente porque sin duda<br />
nunca leyó un libro de Mussolini pero<br />
defiende mucho de los “valores” de esa<br />
ideología, como la supremacía racial y la<br />
xenofobia<br />
46<br />
47
Entrevista<br />
seis<br />
Ida Vitale<br />
Cerca de cien<br />
POR Nicole Brezin<br />
A sus 94 años, la poeta uruguaya Ida Vitale pasó por Buenos Aires como invitada de<br />
honor del XIII Festival Internacional de Poesía, que se realizó primero en la Feria del<br />
Libro y luego en el CCK. Fue galardonada con numerosos premios, entre ellos, el Premio<br />
Reina Sofía y el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Dentro de sus<br />
últimos libros podemos encontrar Reducción del infinito (Tusquets, 2002), Cerca de cien<br />
(Visor, 2015) y su reciente Poesía reunida 1949-2015 (Tusquets, 2017)<br />
Es una tarde de lluvia torrencial. En el café donde acordamos<br />
la entrevista, su única exigencia es una mesa frente a la ventana.<br />
Dice no recordar lo que llevaba en la valija cuando debió exiliarse<br />
a México, en 1974, huyendo, como tantos otros, de la<br />
dictadura militar. Pero en cambio recuerda muy bien el único<br />
objeto con el cual su abuelo había llegado desde Italia: La<br />
Ilíada, en griego y en latín. Ida Vitale volvió a su país natal<br />
en 1984, para cinco años más tarde partir hacia Austin, Texas,<br />
donde vivió durante casi tres décadas. Hoy, a sus 94 años, ha<br />
vuelto para quedarse, ya definitivamente, en Montevideo.<br />
–¿Cómo sintió el paso del tiempo al regresar a la capital<br />
uruguaya? El paso del tiempo se siente aunque uno no<br />
vuelva o vaya a ningún lado. Cuando, después de diez años en<br />
México, volvimos por primera vez a Montevideo, nos dimos<br />
cuenta de que por donde han pasado militares la vida no<br />
vuelve a ser la misma. Quedó descalabrado el país. Estuvimos<br />
algunos años ahí y volvimos a notar una cierta incomodidad, y<br />
por eso nos fuimos otra vez.<br />
–¿Y ahora, tantos años después? Al volver, he estado<br />
prácticamente adentro de mi departamento, arreglando la<br />
biblioteca, he tenido muy poco contacto con Montevideo,<br />
pero me parece que está mucho mejor que cuando me fui, la<br />
gente está más distendida y feliz, y eso se nota.<br />
–¿Su biblioteca ha sufrido muchas pérdidas, primero<br />
por el exilio y luego durante las mudanzas? Bueno, sí.<br />
Ya mi primera biblioteca sufrió con un divorcio inicial. La<br />
segunda, quedó en parte en México. Ahora, voluntariamente<br />
dejé una parte en Nuevo Laredo, que es una ciudad pequeña<br />
a la que nos habían invitado con mi esposo, Enrique, para la<br />
inauguración de un instituto, y como pensé que un instituto<br />
nuevo no debía tener una muy buena biblioteca, les dejé parte<br />
de la mía, así queda, de alguna manera, algo. El problema con<br />
los libros es que uno no querría nunca desprenderse de ellos,<br />
pero pesan cada vez más, en la misma medida en que todo<br />
el mundo piensa que el libro es cada vez menos necesario.<br />
–¿Y qué opinión tiene usted sobre eso? Para mí siguen<br />
siendo muy necesarios. Nunca leo un texto en la computadora.<br />
–¿Qué está leyendo ahora? Estoy leyendo poco porque<br />
estoy ordenando la biblioteca. Aunque, en realidad… quizá<br />
todo lo contrario, estoy leyendo mucho: cada vez que muevo<br />
algo o trato de ver si me quedo o no con un libro, bueno,<br />
termino leyéndolo.<br />
–¿Qué autor le parece imprescindible? Giorgio<br />
Manganelli, es una maravilla.<br />
–Contó alguna vez que su interés por la poesía se originó<br />
en la curiosidad que sintió cuando una profesora<br />
le leyó un poema de Gabriela Mistral que no entendió.<br />
¿Qué pensaría si hoy alguien le contara que descubrió<br />
la poesía porque no entendió un poema suyo? Pienso<br />
que a menos que tenga razón y que sea ininteligible, lo va<br />
a entender algún día, siempre y cuando haga lo mismo que<br />
hice yo: obsesionarme con el poema de Gabriela Mistral<br />
y volver a él. Creo que más que al poeta, es un elogio<br />
al lector, que si no entiende es capaz de pensar que puede<br />
entenderlo y seguir intentándolo.<br />
–¿Qué espera hoy de un poema? Que esté bien de acuerdo<br />
a sus propias leyes.<br />
–¿Alguna vez se decepcionó cuando, después de mucho<br />
tiempo, releyó un poema que le había gustado mucho?<br />
Aclaro que yo leo más prosa que poesía. Y cuando releo a<br />
mis favoritos en general sigo disfrutándolos. Los leo con más<br />
exigencia, pero es que volvés porque tenés un recuerdo, o<br />
porque sentís que no estuviste a la altura del texto en ese momento,<br />
creo que todo lo que tiene calidad tiene posibilidad<br />
de muchas lecturas, existen muchas lecturas y además hay<br />
cierto tipo de libro que va hablando de manera distinta según<br />
el momento en que lo leés.<br />
48 49
–¿Qué tan relevante le parece la vida personal del<br />
poeta en la obra? Por ejemplo, si no conoce a un autor<br />
que está por leer, ¿lee su biografía antes de empezar<br />
el libro? Nunca leo a un autor por la biografía. Pienso que<br />
en Gustavo Adolfo Bécquer, por ejemplo, la biografía es<br />
importante, en otros quizás no. Otras veces, cuando en una<br />
novela hay algo que me llama la atención, me pregunto si<br />
tendrá relación con algo de la vida del autor y entonces ahí sí<br />
me fijo en su biografía.<br />
–Su poema “Abuela” (“Sé que sobre sus faldas tibias<br />
/ tibia dormía otra Verdad secreta / que acunó su<br />
quietud. / La luz bajo cortinas filé melancólico, / por<br />
años la enfrenté desde la otra mecedora / sin lograr<br />
alcanzarla”) me lleva a querer preguntarle: ¿Cómo<br />
era su abuela? ¿Logró alcanzarla alguna vez, o ahora?<br />
Mi abuela tenía un nombre raro, Calinda se llamaba. Y era<br />
muy callada, muy mayor y muy discreta. Nunca supe cómo<br />
se conoció con mi abuelo, el padre de mi padre, al que yo no<br />
conocí pero que fue un personaje muy importante para mí<br />
por lo que había dejado.<br />
–¿Qué había dejado su abuelo? En casa había una biblioteca.<br />
Él viajó en barco desde Italia con un libro, uno solo, La<br />
Ilíada, en griego y en latín. Ya viajar con La Ilíada cuando venís<br />
a América… Era abogado, muy culto, muy lector y formó<br />
a todos los hijos. Una persona deja cosas en la casa aunque no<br />
esté. Félix se llamaba mi abuelo. Y una de sus hijas, tía mía,<br />
se llamaba Ida. Mi padre y todos sus hermanos llamaron Ida<br />
a alguna de sus hijas porque murió esa hermana que tanto<br />
adoraban. Es un nombre raro, pero me gusta. En cambio,<br />
mi segundo nombre no me gusta nada: Ofelia. Será porque<br />
conocí a una Ofelia que no me gustaba.<br />
–Alguna vez dijo que la clasificación por generaciones<br />
le parecía rígida o incluso un poco arbitraria, pero ¿no<br />
le llama la atención que, más allá de los estilos, en el<br />
45 confluyera una enorme cantidad de poetas e intelectuales<br />
en Montevideo? Lo que me parece arbitrario de<br />
las clasificaciones es que piensan que toda una generación va<br />
a ser igualita. Yo creo que la cultura viene como por camadas,<br />
positivas, negativas, a veces dentro de lo negativo se tiene que<br />
buscar lo positivo o al revés. Entonces nunca la cultura es exquisita,<br />
o pareja, o defendible o indefendible por igual. En el<br />
caso del 45, pienso que eso ocurrió porque fue un período en<br />
el que la escuela había sido muy buena, la enseñanza había<br />
sido muy buena y obviamente eso influyó. Creo que después<br />
de los militares la gente se fue, la mitad de los profesores se<br />
fueron y ahí empezó otra cosa. Pero sí, había un ambiente<br />
de mucha cultura en Montevideo, en parte debido a que se<br />
enseñaban muchas lenguas. Y eso posibilitó que, durante la<br />
guerra, todas las compañías de teatro españolas, francesas e<br />
italianas que estaban escapando de la guerra y pasaban por<br />
América hacían una temporada allí. Era constante, tenías<br />
todas las compañías buenas, terminaba una y empezaba otra.<br />
Eso dio origen a que después se creara el teatro nacional.<br />
Cuando todo eso se fue y no volvió, entonces ahí el teatro<br />
nacional surgió. Pero creo que fue un movimiento con muy<br />
buena obra, daban obras de teatro, no lo que vino después,<br />
que cualquiera se siente capaz de escribir una obra de teatro.<br />
No, ahí tenías a Molière, todo lo que pasaba, lo clásico, lo<br />
moderno, ingleses, alemanes, italianos, pero eso se acabó.<br />
–Ida, ¿es cierto que adoptó una paloma y la tuvo<br />
viviendo con usted durante nueve meses? (Risas) No sé<br />
si nueve meses, eso tiene un tinte biológico. Simplemente la<br />
paloma se paró en el balcón y aceptó vivir conmigo. Era muy<br />
curioso porque había muchas palomas afuera que la llamaban<br />
y ella se quedó. Convivíamos. Se sintió integrada a la familia,<br />
eso fue curioso, además entraba a la casa, yo le enseñé a que<br />
entrara. Tenía detrás de la silla de la computadora una alfombrita<br />
para la paloma, se me paraba acá –señala el hombro– y<br />
de pronto se aburría y salía, llegaba a la cocina y volaba,<br />
esperaba a que le diera de comer. Y yo en general hacía una<br />
cosa que no le gustaba… la bañaba.<br />
–¿La bañaba? (Risas) Sí. Le daba una duchita y aun así no<br />
se iba. Nunca llegué a preguntarle qué jabón prefería. Pero<br />
ella sabía que después tenía su comida favorita. Era curioso,<br />
eso fue muy curioso, porque a veces llegaban palomas a buscarla,<br />
yo creo que era asexuada porque nunca tuvo inquietudes<br />
de buscar pareja. Pero al final murió trágicamente: voló<br />
y la pisó un auto. Seguramente tuvo la culpa una paloma de<br />
enfrente que la llamó<br />
Música<br />
alternativa<br />
Tranquility Base<br />
Hotel & Casino<br />
Un pequeño paso para el rock,<br />
un gran paso para los Arctic Monkeys<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
Alex Turner venía volcando su esquizofrenia creativa en<br />
sus dos bandas, Arctic Monkeys y The Last Shadow Puppets.<br />
Sendos proyectos fueron el Mr. Hyde y el Dr. Jekyll del<br />
oriundo de Sheffield quien tenía a los Monkeys para descargar<br />
su amor por el rock y la distorsión y a los Shadow para<br />
ponerse los pantalones de crooner popero. Sin embargo, en<br />
Tranquility Base Hotel & Casino los personajes se han invertido.<br />
Eso probablemente haya desilusionado a muchos fans,<br />
aquellos que los siguen “desde Cemento”, como se dice en<br />
la jerga rockera nacional. Aunque en este disco son pocos los<br />
rasgos que comúnmente usaríamos para describir el sonido<br />
de la banda, cada músico está presente y no han perdido su<br />
identidad ni su espíritu.<br />
Si bien venían transformándose disco a disco este es el más<br />
alejado de ese comienzo más rockero. Pero el talento no se fue<br />
a ningún lado. Eso suele pasar con los artistas, siempre están en<br />
una búsqueda. No se quedan mucho tiempo en el mismo lugar<br />
y lo que van dando en el trayecto genera polémica. El público a<br />
veces es tirano y el trabajo del artista es seguir su ruta creativa,<br />
su propio camino del héroe, mirando solo hacia adelante.<br />
Todo empezó cuando el representante de Turner le regaló<br />
un piano para su cumpleaños número treinta, dos años<br />
atrás. Por primera vez abandonó la guitarra para componer<br />
y se volcó a nuevos horizontes. Encerrado en su casa de<br />
Los Ángeles, Turner escribió todos los temas al piano y grabó<br />
allí todas las voces. Después se juntó con su banda y les<br />
mostró lo que tenía. A pesar de ser un rumbo nuevo el que<br />
iban a tomar con este disco, todos estuvieron de acuerdo<br />
con que era el correcto y se metieron en el estudio.<br />
La atmósfera de las canciones es realmente particular. Podría<br />
ser la banda sonora de la cantina de Mos Eisley, en la legendaria<br />
secuencia de Star Wars. Es un lounge pop espacial,<br />
perfecto para escuchar tomando un whisky en un bar en la<br />
luna. Esto no es casualidad, Turner se zambulló en la ciencia<br />
ficción de los 70, inspirándose en la serie alemana World on<br />
a Wire de Rainer Werner Fassbinder (y la estética previa<br />
de 2001: Odisea del espacio de Stanley Kubrick). De hecho<br />
uno de los temas se llama “Science Fiction”, y en otros, como<br />
“American Sports”, hablan sobre el espacio. Sin embargo<br />
hay otros temas donde el sonido clásico de la banda está más<br />
presente, como el caso de “She looks like fun”.<br />
Entre la nube retro futurista espacial en la que está inmerso<br />
el disco y la voz de sexy crooner que logra Turner, el espíritu<br />
de David Bowie flota de tema en tema. Pero también<br />
mucho Serge Gainsbourg (parte del disco fue grabado en<br />
París), Jarvis Cocker y, especialmente, Leonard Cohen,<br />
al que Alex reconoce como una inspiración directa a la hora<br />
de componer las canciones de este álbum. De hecho, ya con<br />
los Last Shadow Puppets había hecho un cover de la inoxidable<br />
“Is this what you wanted”, del poeta canadiense.<br />
Con una luna setentosa de musa, sonidos nuevos encontrados<br />
en el piano y en los sintetizadores, una búsqueda vocal cada<br />
día más pulida y su sonido inconfundible, siempre presente a<br />
pesar de los cambios, los Arctic Monkeys lograron una vuelta<br />
triunfal donde dejan en claro que su camino heroico tiene un<br />
millaje espacial por delante<br />
50 51
Tema de tapa<br />
cinco<br />
MILLENNIALS,<br />
testigos (partícipes) de<br />
la revolución tecno<br />
Primera generación en crecer con el mayor desarrollo tecnológico de<br />
la historia, que cambió definitivamente el modo en que se consumen<br />
los productos culturales, de entretenimiento y la comunicación<br />
POR Juan Manuel Cibeira<br />
Los millennials representan hoy la fuerza académica y laboral<br />
que coloniza el planeta. Jóvenes entre veinte y treinta y pico<br />
de años que tienen un dominio natural de la tecnología y<br />
poseen una mirada completamente sorprendente sobre el<br />
mundo y la sociedad en la que viven, diferente a todo lo que<br />
vivieron sus padres. No se dejan influir por gobiernos ni por<br />
los medios de comunicación. Estudian y son críticos de la<br />
educación, trabajan pero no son adictos al trabajo y no temen<br />
emigrar en busca de mejores perspectivas.<br />
Versátiles, buscadores constantes de nuevas tendencias,<br />
cambian de gustos al ritmo de las nuevas propuestas, tanto<br />
profesionales como de ocio. Gracias a su experiencia, por<br />
elección o por obligación, son conscientes de la incertidumbre<br />
y las contradicciones de los tiempos que corren. Esa es su<br />
única certeza: la de que nada es definitivo.<br />
Los millennials vivieron (y viven) esta arrasadora ola tecnológica<br />
que fue armando y desarmando todo lo conocido.<br />
Como nunca antes, con una velocidad vertiginosa, conocieron<br />
el boom de Internet –desde el locutorio al smartphone-, la<br />
fotografía digital, la televisión de alta definición, el disco compacto,<br />
la telefonía celular, el DVD, el MP3, Spotify, YouTube,<br />
Netflix… Una lista sorprendente e inagotable de elementos<br />
que fueron cambiando sucesivamente cada uno de los<br />
paradigmas establecidos sobre el estudio, el trabajo, el ocio y<br />
todos los aspectos de las relaciones sociales.<br />
Los miembros de esta generación dominan las nuevas tecnologías,<br />
están siempre al día, aceptan la vida virtual como una<br />
extensión de la vida real, no consumen radio y televisión en<br />
dispositivos convencionales y prefieren verlo todo en YouTube.<br />
Google es el altar de la catedral de todos los conocimientos<br />
y el streaming la nueva e irresistible religión.<br />
Están hiperconectados, aunque no siempre comunicados; las<br />
redes sociales son el espacio natural en el que desarrollan sus<br />
actividades sociales y de entretenimiento. Son reacios a los<br />
medios de comunicación, no leen diarios y si bien se informan<br />
online, suelen pasar rápidamente de tema.<br />
Nacieron con Internet y tuvieron sus primeros chats y<br />
videojuegos en locutorios de barrio, mientras en sus hogares<br />
sus padres escuchaban música en discos compactos. Crecieron<br />
acunados por la revolución pop de Soda Stereo a Duran<br />
Duran, de Charly García a Depeche Mode, de Virus a<br />
The Police. Época dorada de gran creatividad, el mundo<br />
de la música ofrecía sus mejores obras, a las que por fin se<br />
podía acceder en toda su dimensión con la aparición de MTV.<br />
¿Cuántos millennials recuerdan que en su infancia vieron en<br />
la televisión las asombrosas imágenes –para la época– de animación<br />
del video de Dire Straits “Money For Nothing”, ícono<br />
histórico del popular canal? El disco compacto y más tarde el<br />
video digital (DVD) contenían el germen de su metamorfosis.<br />
Muy pronto llegarían los innovadores dispositivos con una<br />
velocidad que dejaría atrás todo lo conocido.<br />
La avanzada digital comenzó a expandirse: lenta pero inexorablemente<br />
fue cubriendo cada espacio de la vida cotidiana.<br />
La facilidad para adquirir computadoras personales abrió la<br />
puerta al fenómeno y lo hizo global. La industria de la música<br />
entró en una crisis marcada por el agotamiento de formas y<br />
procesos que necesitaban evolucionar para sobrevivir. Y un<br />
día llegó Napster… Lanzado en 1999, este producto icónico<br />
del fin del milenio servía para la distribución de archivos musicales<br />
por Internet. Una plataforma cuya tecnología permitía<br />
a los usuarios compartir libremente MP3, lo que generó protestas<br />
y acciones por la violación de los derechos de autor. La<br />
industria musical no supo, no quiso o no pudo comprender<br />
ante lo que estaba y optó por la peor respuesta: hacerle juicio<br />
a sus fundadores.<br />
Las discográficas tuvieron su victoria pírrica. Si bien sometieron<br />
a Napster, que debió pagar millones de dólares en<br />
indemnizaciones, no lograron evitar que el comportamiento<br />
del público cambiara, ya que migró hacia otros servicios<br />
como eMule y Kazaa. Fue una enorme pérdida de tiempo y<br />
dinero en momentos en que la industria veía derrumbarse<br />
las ventas y comenzaba la decadencia de los formatos físicos.<br />
Ya nada sería igual... Napster había desatado una verdadera<br />
revolución musical.<br />
Y la respuesta no se hizo esperar; llegaría de la mano de<br />
una de las empresas más innovadoras del planeta: Apple. El<br />
gran brujo Steve Jobs se dio cuenta de que su compañía se<br />
estaba quedando afuera del cambio en el consumo y decidió<br />
lanzar un dispositivo único y original. En 2001 presentó el<br />
iPod, un reproductor portable de audio digital, que tuvo un<br />
impacto global en el mercado solo comparable al Walkman<br />
de Sony. Estos pequeños dispositivos le asestaron el golpe<br />
definitivo a la industria de la música. La única posibilidad que<br />
tenía era adaptarse o morir.<br />
Si bien los iPod fueron una revolución en sí mismos, el<br />
elemento fundamental de toda la historia fue la definitiva<br />
instalación de la música en su nueva dimensión inasible, intangible.<br />
Los nuevos reproductores permitían acumular miles<br />
de canciones en aparatos sumamente pequeños y livianos.<br />
Luego de muchos años atravesando distintos formatos físicos,<br />
la música grabada tenía una versión acorde con las necesidades<br />
tecnológicas de los millennials.<br />
El fenómeno digital, a partir de Internet, también tuvo otras<br />
vertientes. Una de ellas fue Myspace, una red social fundada<br />
por una compañía tecnológica y la estrella pop Justin<br />
Timberlake. Lanzada en 2003, en poco tiempo se convirtió<br />
en un fenómeno masivo porque era utilizada directamente por<br />
los músicos. Les permitía mostrar su perfil, incorporar videos y<br />
música y comunicar sus lanzamientos sin intermediarios.<br />
Como había ocurrido con Napster, Myspace tuvo su tiempo<br />
de gloria; luego decayó y fue reemplazado por nuevas redes<br />
sociales pero fue una de las primeras en dejar su huella en la<br />
historia. Ambas representaron el inicio de una nueva era tecnológica,<br />
una transformación evolutiva fenomenal que definió<br />
las características de toda una generación.<br />
En los primeros años del nuevo milenio, la música fue introduciendo<br />
las innovaciones que definirían nuevos paradigmas<br />
para la industria del espectáculo. Del formato físico (los CD y<br />
53
DVD) se pasaría al digital (con el iPod) y luego a YouTube, dejando<br />
las viejas maneras de consumir en proceso de extinción.<br />
De la acumulación de álbumes y videos que hacían sus padres,<br />
los millennials pasaron a descargar miles de canciones y videos<br />
en sus dispositivos, computadoras o celulares. Con las descargas<br />
de música legal pagas, la industria vio, por primera vez en<br />
muchos años, una oportunidad para recomponerse.<br />
En 2001, Apple lanzó una nueva bomba con iTunes, una tienda<br />
virtual de contenidos multimedia que permitía reproducir,<br />
organizar y sincronizar los contenidos de música y videos de<br />
teléfonos (iPhone), tabletas (iPad) y reproductores portátiles<br />
(iPod) en listas de reproducción, embrión de lo que luego<br />
serían las famosas playlists. El éxito del modelo de Apple, fue<br />
otro claro indicio de la total aceptación de los nuevos formatos<br />
digitales, y la paulatina desaparición del producto físico.<br />
Los millennials adoptan e imponen las nuevas tecnologías,<br />
montando una ola de constantes cambios que influyen en el<br />
modo de consumir productos culturales. El teléfono celular<br />
se impuso como el accesorio indispensable, que no para de<br />
evolucionar y que en su última –pero no definitiva– versión es<br />
una plataforma informática móvil. Hablamos del smartphone,<br />
el teléfono inteligente, el dispositivo que ya usa más de una<br />
generación. Con él están siempre conectados a las redes,<br />
intercambian mensajes de texto y de audio, arman sus historias<br />
en Instagram, ven videos y escuchan música. El smartphone<br />
también generó otros estilos de comunicación; por ejemplo<br />
con el uso los emojis, un lenguaje de símbolos moderno.<br />
La aparición del streaming (transmisión) de datos, música e<br />
imágenes, estableció un hito más en los avances tecnológicos.<br />
En 2008, una compañía sueca lanzó en Europa Spotify, una<br />
plataforma que ofrece contenidos musicales que pueden ser<br />
escuchados sin necesidad de descargarlos para su ejecución.<br />
En lugar de cobrar por cada canción, como ofrecía Apple,<br />
brinda acceso ilimitado a la música pagando un abono mensual.<br />
El sistema es un éxito global y ha modificado drásticamente<br />
la forma de lanzar, comercializar y escuchar música.<br />
Spotify tiene más de 140 millones de usuarios registrados,<br />
con más de 60 millones que pagan por el servicio. Otras<br />
plataformas como Soundcloud y Apple Music están tratando<br />
de no quedarse atrás.<br />
Los millennials se entregaron al streaming, arman sus propias<br />
playlists, comparten otras y viralizan las canciones que les<br />
gustan, más allá de lo que pueden descubrir en los medios<br />
convencionales como la radio y la TV. El 75% de la música<br />
que se consume en Internet se reproduce en plataformas de<br />
video, donde la líder indiscutible es YouTube. Y el 80% de los<br />
millennials eligen esa red social de videos para escuchar música.<br />
El streaming hizo posible el renacimiento de la industria<br />
musical, que además de volcarse al formato digital, volvió<br />
al antiguo sistema de lanzar canciones, singles, a través del<br />
streaming. Se generaron fenómenos de una difusión mundial<br />
impensada, como lo fue el hit “Despacito”, que superó el<br />
billón de streams.<br />
Herramientas como el Facebook Live y el streaming de espectáculos<br />
en directo abren nuevas alternativas que no dejan<br />
de expandirse día a día. Los millennials consumen mucha<br />
música en vivo, pero participan de otra manera de los shows.<br />
Suelen grabar fragmentos enteros de un concierto para<br />
subirlo a las redes minutos antes de que termine. Utilizan<br />
su celular como antes se usaban los encendedores y siempre<br />
se sacan fotos de espaldas al escenario. Para ellos no sólo se<br />
trata de estar, sino de que todos se enteren de que están…<br />
Por eso les interesa participar de los grandes eventos, como<br />
los festivales musicales. Allí van a buscar una experiencia diferente<br />
privilegiando el acontecimiento más que a determinado<br />
artista. El festival itinerante estadounidense Lollapalooza<br />
es la prueba más contundente: sus entradas se venden meses<br />
antes de anunciar siquiera el lineup.<br />
Como son uno de los grupos etarios favoritos para el consumo,<br />
y detestan las tandas comerciales, llevaron a las empresas<br />
a repensar sus estrategias publicitarias. Por ejemplo, el fabricante<br />
japonés de vehículos Honda, compañía que solía invertir<br />
muchísimo dinero en avisos de televisión, creó Honda<br />
Stage, que ofrece contenidos en diferentes formatos, desde<br />
videos a conciertos exclusivos, producto de su asociación con<br />
otras marcas como la productora musical Live Nation. Honda<br />
pretende consolidar su marca entre los millennials, que dejaron<br />
de ver televisión para consumir películas, series y música<br />
en plataformas streaming (Netflix y otras) desde sus teléfonos<br />
inteligentes<br />
55
Música<br />
clásica<br />
Daniil Trifonov,<br />
un talento ilimitado<br />
El pianista y compositor ruso, de tan solo 27 años, es el artista más solicitado del momento: las<br />
principales salas de conciertos de todo el mundo se disputan una fecha en su apretada agenda<br />
A la lista de los grandes pianistas, tales como Arthur<br />
Rubinstein, Wilhelm Kempff, Vladimir Horowitz,<br />
Sviatoslav Richter, Martha Argerich, Yevgueni<br />
Kisin, con toda la certeza se puede agregar a Daniil<br />
Trifonov. Lo llaman “la nueva alma rusa del piano”. Martha<br />
Argerich una vez señaló lo siguiente sobre él: “Lo tiene todo<br />
y más. Lo que hace con las manos es técnicamente increíble.<br />
Pero también su toque. Posee ternura y también ese elemento<br />
demoníaco. Nunca he escuchado nada semejante”. Trifonov<br />
toca el piano con todo su ser. Se retuerce sobre el teclado sin<br />
preocuparse por la estética corporal. Sumergido en la música,<br />
entra en un trance, y uno parece observar a un pianista poseído.<br />
Daniil Trifonov nació en 1991 en Nizhny Nóvgorod, Rusia.<br />
Su talento musical excepcional se reveló muy temprano. A<br />
la edad de 8 años debutó con la orquesta filarmónica de su<br />
ciudad natal. Durante la interpretación del Concierto N° 17 de<br />
Mozart, perdió un diente de leche. A pesar de que Nizhny<br />
Nóvgorod siempre ha sido un centro cultural reconocido,<br />
los padres de Daniil decidieron llevarlo a Moscú para que<br />
estudiara en la famosa Escuela de Música Gnessin. Allí se<br />
convirtió en alumno de Tatiana Zelikman. “Cuando llegué<br />
a Moscú, esperaba tener la oportunidad de tocar para Zelikman,<br />
y terminé estudiando con ella desde los 9 a los 18 años”,<br />
cuenta el pianista. Zelikman, según Trifonov, era una profesora<br />
muy exigente y muy crítica. Sin lugar a dudas, inculcaba en<br />
sus alumnos el esfuerzo continuo de progresar. Cuando Daniil<br />
POR Nadia Koval<br />
tenía 13 años, se fracturó la mano izquierda y no pudo tocar<br />
el piano durante tres semanas. “Fue una tortura absoluta para<br />
mí. ¡Estaba tan incómodo y tan estresado por no poder tocar!”.<br />
Esta mentalidad especial ha permanecido con Trifonov: no<br />
tiene vacaciones de ocio en su agenda; dedica cada segundo a<br />
practicar el instrumento o a aprender un nuevo repertorio. Su<br />
punto de vista musical se basa en la búsqueda del significado y<br />
la atmósfera emocional de cada obra.<br />
En 2009, por recomendación de Zelikman, Trifonov comenzó<br />
sus estudios con Sergei Babayan en el Instituto de Música<br />
de Cleveland, Estados Unidos. Daniil sorprendió a su nuevo<br />
maestro no solo por su talento, sino también por el hecho<br />
de que llegó a la primera clase con una camiseta y zapatillas<br />
deportivas. Sin embargo, su apariencia no frustró a Babayan:<br />
los dos enseguida encontraron un lenguaje en común. Babayan,<br />
como Zelikman, era representante de la escuela de piano<br />
rusa, cuyos fundamentos estableció Heinrich Neuhaus, un<br />
destacado pianista y pedagogo soviético. Los ídolos pianísticos<br />
de Trifonov pertenecen al pasado. Evita dar su opinión sobre<br />
los pianistas actuales y proclama a Vladimir Sofronitsky<br />
como su favorito. “A través de sus grabaciones descubrí la música<br />
de Skriabin, que es mi compositor predilecto”, confiesa.<br />
Además, le interesan especialmente los registros sonoros de<br />
los compositores que interpretaban sus propias obras; habla<br />
con pasión de los rollos de pianola de Aleksandr Skriabin y las<br />
grabaciones de Serguéi Rachmáninov.<br />
Sus victorias en los concursos internacionales de Friedrich<br />
Chopin en Varsovia, de Arthur Rubinstein en Tel-Aviv y<br />
de Chaikovski en Moscú catapultaron su gran carrera pianística.<br />
Pero antes de tocar, Trifonov comenzó a componer.<br />
Le gustaba improvisar y jugar con los sonidos. Cuando le preguntaban<br />
qué quería ser, si pianista o compositor, no dudaba<br />
en responder “compositor”. Solía expresar sus más brillantes<br />
impresiones infantiles en la música. Así, a la edad de 8 años,<br />
después de ver una presentación en el circo de Moscú, apareció<br />
la obra El circo sobre el Boulevard Tsvetnoy y, después<br />
de leer el libro de Astrid Lindgren, nació una pieza para<br />
piano llamada Karlsson, un astuto y bromista. En la Escuela<br />
de Artes de Nizhny Nóvgorod, donde Daniil comenzó sus<br />
estudios, sus obras ahora se interpretan en los conciertos: la<br />
Humoresque para dos violines y piano, y también una obra<br />
para coro sobre los versos de Daniil Kharms, Todos corren,<br />
vuelan y saltan.<br />
Trifonov dedicó gran parte de la temporada 2017-18 a la música<br />
de Chopin. “Ha representado un lugar muy importante<br />
en mi educación”, cuenta el pianista en una entrevista para El<br />
Periódico de Barcelona. “En los últimos años, sin embargo,<br />
me he dedicado a explorar y concentrarme en las obras de<br />
otros compositores. Pero Chopin es uno de mis favoritos. Su<br />
música ha influenciado al desarrollo de la escritura musical<br />
y el lenguaje pianístico de una forma muy directa. Muchos<br />
compositores, en sus obras, llevan su inequívoca huella”. El<br />
lanzamiento del CD Chopin Evocation, grabado por Deutsche<br />
Grammophon, fue el resultado de la exploración de<br />
Chopin. Es un álbum doble que reúne los dos conciertos para<br />
piano, así como obras de otros autores inspiradas o dedicadas<br />
al famoso compositor polaco, entre ellas, las Variaciones<br />
sobre un tema de Chopin de Mompou.<br />
En la actual temporada, Trifonov presentó un nuevo programa<br />
con música del siglo XX, dividido por décadas en forma<br />
cronológica. Su objetivo fue mostrar la evolución de la escritura<br />
de la música para piano en el siglo pasado a través de<br />
compositores como Berg, Prokófiev, Bartók, Copland,<br />
Messiaen, Ligeti, Stockhausen, Adams, Corigliano y<br />
Adès. “La música y el mundo cambian con gran velocidad.<br />
No hace mucho toqué el Concierto para piano y orquesta de<br />
cuerdas de Schnittke y me causó una profunda impresión”,<br />
dice Trifonov.<br />
Es simplemente asombroso observar la habilidad que tiene<br />
de desconectarse de todo lo externo y rendirse por completo<br />
a la música. “Antes de un concierto, en lugar de relajarme,<br />
prefiero sentir cierto estrés. El estrés, moderado, ayuda a tener<br />
el motor emocional acelerado, así me concentro y transmito<br />
más. Una vez que pongo la mente en el concierto no hay<br />
demasiadas cosas que puedan interferir”, cuenta el pianista.<br />
Utilizando como únicas herramientas un talento pianístico<br />
sobrenatural y un enorme rigor y serenidad musical, Trifonov<br />
es actualmente el artista más solicitado por las principales<br />
salas de conciertos de todo el mundo, que se disputan la<br />
obtención de fechas en su apretadísima agenda<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />
Rachmaninov, Variations<br />
Daniil Trifonov | Deutsche Grammophon<br />
Después de mudarse a Estados Unidos para estudiar<br />
en el Instituto de Música de Cleveland, Daniil extrañaba<br />
su país, sus amigos y sus parientes. En ese momento,<br />
nació su Suite para piano Rachmaniana, dedicada<br />
a Serguéi Rachmáninov. La compañía discográfica<br />
Deutsche Grammophon la incluyó en el CD Rachmaninov,<br />
Variations, que además contiene las Variaciones<br />
para piano solo sobre temas de Chopin, op. 22 y de<br />
Corelli, op. 42. La Rapsodia sobre un tema de Paganini,<br />
op. 43, cuenta con el acompañamiento de Yannick<br />
Nézet-Séguin frente a la Orquesta de Filadelfia. Este<br />
CD fue nominado para los Premios Grammy.<br />
NOVEDAD:<br />
Romanza<br />
Anna Netrebko y Yusif Eyvazov<br />
Deutsche Grammophon<br />
La famosa soprano Anna Netrebko y su esposo, el<br />
tenor Yusif Eyvazov, lanzarán un nuevo CD que contiene<br />
dieciocho canciones de amor y dúos escritos<br />
para ellos por el compositor ruso Igor Krutoy. No solo<br />
es el primer álbum de Anna con Yusif, sino también<br />
es su primera experiencia fuera del repertorio<br />
operístico. Esta colaboración creó una visión musical<br />
única en sus vidas como socios dentro y fuera del escenario.<br />
Anna y Yusif se conocieron cuando cantaron<br />
en Manon Lescaut de Puccini en el Teatro de la Ópera<br />
de Roma en marzo de 2014. Desde su matrimonio en<br />
diciembre de 2015, aparecen juntos en numerosos<br />
conciertos por todo el mundo.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN CLÁSICA:<br />
Don Pasquale<br />
Gaetano Donizetti | Arthaus<br />
“Riccardo Muti dirige Don Pasquale en Rávena, una<br />
gran celebración para todos”. Esta cita de prensa de la<br />
revista musical italiana Il giornale della musica dio en el<br />
blanco. Viendo y escuchando esta producción realista,<br />
joven y vital, uno siente cuán poderosa, encantadora<br />
e intemporal es la obra de Donizetti. Esta producción<br />
fue grabada para DVD durante el Festival de Rávena<br />
en el magnífico y patriarcal Teatro Dante Alighieri, en<br />
diciembre de 2006. El maestro Riccardo Muti muestra<br />
una vez más su gran talento interpretativo. En el<br />
espectáculo participan Mario Cassi, Claudio Desderi,<br />
Laura Giordano y la Orquesta Giovanile Luigi Cherubini.<br />
LIBRO RECOMENDADO:<br />
Divagaciones Rossinianas<br />
Alberto Zedda | Turner<br />
Estas “divagaciones” recogen las reflexiones heterogéneas<br />
de un músico que se encontró casualmente con<br />
la obra de Gioachino Rossini y quedó tan fascinado por<br />
ella que decidió dedicarle gran parte de su energía y<br />
su vida. No es una biografía, ni un análisis técnico-artístico<br />
de la producción rossiniana: es un relato escrito<br />
por un entusiasta de su obra, y el fruto de una larga<br />
experiencia. Músicos, musicólogos, cantantes, directores<br />
de orquesta, oyentes y aficionados encontrarán<br />
aquí sugerencias, consejos y reflexiones útiles para<br />
profundizar en el repertorio de este compositor, tan<br />
fácil de abordar como difícil de comprender.<br />
56 57
Entrevista<br />
siete<br />
Luciano Pereyra<br />
Pasión por la música<br />
(y el fútbol)<br />
POR Juan Manuel Cibeira<br />
El popular cantante recuerda<br />
veinte años de carrera: el rol que<br />
cumplen su familia, los amigos<br />
y las mascotas en su vida; el<br />
tiempo que le dedica al deporte<br />
como un entrenamiento integral;<br />
el modo en que ha enfrentado<br />
momentos difíciles; y cómo ve<br />
el país. Retrato de un triunfador<br />
agradecido, que procura no<br />
olvidar jamás sus raíces<br />
Esta entrevista fue filmada.<br />
Pueden verse algunos<br />
fragmentos destacados<br />
en nuestras redes<br />
yenny.elateneo<br />
yenny_elateneo<br />
En octubre de 1998, en una convención del sello discográfico<br />
EMI, se presentaron varios productos musicales de nuevos artistas<br />
nacionales. Uno de ellos causó un marcado impacto entre<br />
los presentes, se trataba de un artista muy joven, proveniente<br />
de Luján, que cantaba folclore con un talento distintivo.<br />
Ese fue el punto de partida del arribo de Luciano Pereyra<br />
(1981) a la música. Un músico de apenas 17 años que se<br />
proyectaba al futuro. A pesar de su juventud, Luciano hacía<br />
años que estaba vinculado a la música profesional. Siendo<br />
todavía un chico concursó y participó en programas musicales<br />
de televisión.<br />
Todas las expectativas fueron confirmadas con la aparición<br />
de Amaneciendo (EMI, 2001), su disco debut. Compuesto<br />
por un repertorio de diferentes ritmos folclóricos y baladas,<br />
el álbum se convirtió en un suceso de ventas que alcanzó la<br />
distinción Cuádruple Disco de Platino.<br />
Desde esa instancia, la carrera de Pereyra ha sido un constante<br />
ascenso en el mundo de la música, solo interrumpido por<br />
los cambios que conllevan el crecimiento y algún momento<br />
en que otra pasión pareció torcer su rumbo. El fútbol pudo<br />
haber sido su destino profesional, llegó a probarse en Boca,<br />
pero una lesión finalmente lo convirtió en lo que él suele<br />
definir como “un futbolista que canta”.<br />
Pasaron veinte años, conciertos y giras multitudinarias, discos<br />
multiplatino y decenas de hits. Una carrera impecable cuyos<br />
únicos sobresaltos fueron por cuestiones de salud. Pero en<br />
cada ocasión, Pereyra pudo volver y nunca cedió su lugar de<br />
privilegio en la escena nacional. Hoy es una de las figuras más<br />
populares de la música argentina y su nuevo desafío es llenar<br />
el estadio de Vélez el próximo 8 de diciembre para celebrar<br />
junto a sus fans estas dos décadas.<br />
–¿Qué recuerdos tiene de su infancia en Luján? Tengo<br />
muy presente los olores, sobre todo los del verano, esos que<br />
se sienten en el campo. Me gustaba levantarme a la mañana<br />
y sentir esos aromas. Hay muchas cosas que recuerdo: mis<br />
perros de la infancia, los partidos de fútbol, mi guitarra… Un<br />
recuerdo muy lindo es el de los viernes a la noche cuando se<br />
armaba la reunión en casa de mis padres y yo no veía la hora<br />
de que terminaran de comer, porque los amigos y la familia<br />
que venían, bajaban de esos autos con una guitarra, otro con<br />
un bombo, un bandoneón. Ya mi vieja había limpiado la mesa<br />
con las empanadas y se armaba la guitarreada. Era mi momento<br />
de mirar qué pasaba en ese mundo, entre el sueño y la admiración<br />
por lo que pasaba, era muy fuerte. Hoy en día, ciertos<br />
climas, ciertos olores, ciertos colores me llevan a la infancia.<br />
–¿Cómo se llevaba con sus padres? Muy bien. Tengo<br />
que agradecer a mis padres que me dieron las herramientas,<br />
en principio la guitarra como un juego. Ellos me dieron las<br />
herramientas que no solo me formaron como profesional sino<br />
también como persona. La música, la guitarra, un instrumento,<br />
los estudios, eso fue fundamental. Pero sobre todas las<br />
cosas mucho amor, a su modo, a su manera, una familia, unos<br />
padres de lujo podría decir.<br />
59
–Usted ama a los perros (en toda la entrevista estuvo<br />
presente Rocky, el suyo). El poeta Lord Byron decía:<br />
“Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi<br />
perro”, ¿qué opina de esta frase? ¿Qué voy a opinar? Lo<br />
mismo. Es muy lindo cuando llegás a tu casa y te encontrás<br />
con la familia, con los seres queridos. Y a veces alguien querido<br />
tiene un mal día, una mala contestación, porque hubo<br />
algún problema. Cuando abrís la puerta de tu casa y te recibe<br />
tu perro, siempre es con amor. Con amor de verdad, es muy<br />
sincero. Los perros para mí son parte de mi familia, me crié<br />
con ellos, vivo con ellos. Y viviré el resto de mi vida, los amo,<br />
son parte fundamental de mi vida.<br />
–¿Cómo fue su debut discográfico? Yo siempre soñaba con<br />
tener un disco y de repente estaba en la casa de mis padres<br />
y me llamaron de la discográfica EMI para decirme “está tu<br />
disco”. Fue todo un viaje ir desde Luján hasta Munro, volver<br />
en el colectivo y tenerlo en mis manos. De repente estábamos<br />
mis padres mi hermano y yo con ese disco, se había cumplido<br />
parte de ese sueño, y dije “¿y ahora qué hago?”. Nunca sabés.<br />
Pero aprendí que era mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho<br />
sacrificio, y la vida y Dios me han dado mucho más de lo que<br />
he soñado. Hoy en día no puedo creer que hayan pasado<br />
veinte años del primer disco. ¡Y tener diez discos más! Había<br />
soñado con el primero, no sabía que habría diez más.<br />
–El disco debut, Amaneciendo, resultó un gran<br />
éxito de ventas. ¿Cómo vivió esa situación, siendo<br />
tan joven y nuevo en la música? De una manera<br />
hasta muy inconsciente, porque tener tan pocos años,<br />
apenas 17… En la secundaria no me habían enseñado<br />
qué había que hacer cuando tenés un disco en tus<br />
manos y de pronto salís en todos los medios, tenés<br />
giras, aviones, hoteles, gente que te espera… Y eso<br />
lo aprendés a medida que lo vas viviendo. Con más<br />
errores que aciertos en esa etapa, todo eso es lo que<br />
fui aprendiendo. Fue un momento raro, difícil, confuso,<br />
pero necesario para hoy en día estar celebrando<br />
veinte años con la música.<br />
–¿En algún momento pensó que esto podía<br />
terminar, acabar y tener que cambiar su vida?<br />
Muchas veces pensé, bueno, hasta acá se llegó. Ya no<br />
hay más para dar, no es el momento, pensar en hacer<br />
otra cosa. Pero es tan grande el amor que siento por<br />
la música, es tan grande esa sensación de libertad<br />
de estar arriba de un escenario y poder compartir las<br />
canciones con tanta gente... Esas canciones que elijo<br />
para un disco son las canciones que la gente elige para<br />
escuchar en su casa, para emocionarse, para reír, para<br />
llorar, para bailar. Como me gusta mucho el deporte,<br />
siempre digo que durante la semana entreno para salir a<br />
mi cancha de fútbol que es el escenario el fin de semana.<br />
–¿Siempre es tan buena esa sensación o también<br />
hay días en los que no siente las mismas ganas? Como<br />
cualquier trabajo. Pero hay una gran diferencia cuando traba-<br />
jás por trabajar y cuando trabajás por amor al trabajo. Cuando<br />
amas lo que hacés es distinto. Podés tener un día muy agitado,<br />
cansado, no tenés ganas, te duele la garganta, hay un resfrío...<br />
Ahora, pisás el escenario, empezás a cantar las primeras<br />
canciones, conectás con la música y todo eso se va. Y termino y<br />
digo gracias, agradezco a Dios por lo que me toca vivir.<br />
–Luego de veinte años estamos atravesando el dominio<br />
de las nuevas tecnologías, ¿cómo se lleva con los<br />
nuevos dispositivos, con las redes sociales? No es tan<br />
fácil porque hay mucha libertad en las redes sociales. Pueden<br />
pasar cosas muy lindas, veo que los clubes de fans se juntan<br />
para hacer cadenas solidarias. Me mandan esos videos, los<br />
reposteo en mis redes sociales. Pero por otra parte veo con<br />
tristeza cómo el ser humano se ha cosificado, es un objeto<br />
más que un ser. Y lo importante es salir bien en la foto más<br />
que dejar un buen mensaje. Parte de la intimidad de las personas<br />
ha perdido valor, todo se tiene que mostrar, exponer.<br />
También es una herramienta de trabajo, me sirve para poder<br />
comunicarme con el público, saber qué canciones quiere,<br />
informar dónde voy a dar conciertos, o giras, nuevos discos o<br />
espectáculos. Trato de llevarme con prudencia, es muy tentadora<br />
la red social. La red social más linda es cuando la tengo<br />
en la mesa de mi casa, la verdadera red social de poder mirar<br />
a los ojos, compartir el abrazo, la charla, escuchar, me resulta<br />
más importante que un emoticón a través de una red social.<br />
–Esas tecnologías también cambiaron la actitud del<br />
público, a veces más preocupado por mostrarse en un<br />
show o grabar canciones para subirlas de inmediato a<br />
las redes que por disfrutar el momento. Bueno, yo también<br />
soy público. Soy público que hace música desde arriba<br />
de un escenario, porque también admiro y me interesan otros<br />
artistas. Soy espectador de la gente desde un escenario, me<br />
considero un fan del público, porque me gusta saber qué hacen,<br />
qué miran, qué les gustó de la canción. Me gusta saber<br />
qué les pasa cuando canto una canción, por qué hay una parejita<br />
del fondo besándose cuando canto “Dos mundos”, por<br />
qué la gente se toma de la mano cuando canto “Tu mano”.<br />
Cuando quiero ver a otro artista, también me siento en una<br />
butaca y también disfruto de quien está arriba del escenario.<br />
El público ha cambiado, el mundo ha cambiado, uno cambia.<br />
–Una de sus pasiones es el fútbol, que en un momento<br />
de su vida casi se lleva al cantante, ¿cómo fue esa experiencia<br />
interrumpida por una lesión? Gracias a la lesión<br />
hoy soy cantante. El fútbol, el deporte, tiene mucho que ver<br />
con la preparación como músico. Me preparo durante toda<br />
la semana con foniatría, clases de canto, sigo estudiando, sigo<br />
componiendo, y me preparo para salir al escenario, que es mi<br />
cancha de fútbol del fin de semana, y dar lo mejor de mí. Me<br />
encanta el fútbol, jugarlo con amigos, juntarse para ver un<br />
partido, hablar sobre el tema, es una pasión.<br />
–Usted atravesó problemas de salud que le impusieron<br />
pausas en su carrera, ¿alguna vez pensó en abandonar<br />
todo? En esos momentos pensás de todo, pero mi padrino<br />
artístico, Horacio Guaraní, desde chico me decía: “Ya estás<br />
en un camino que no podés volver atrás, no hay manera de<br />
que vuelvas atrás. Viniste para dar, va a costar, es duro, tenés<br />
que demostrar el amor que tenés por tu profesión”. Y ese fue<br />
el trabajo, los momentos duros de salud son como cuando<br />
andás en bicicleta y te caés y te golpeás un tobillo y no podés<br />
andar por una semana. En mi caso es lo mismo, no puedo<br />
dejar de hacer música porque me gusta.<br />
–Luego de esas pausas obligadas, cada regreso marcó<br />
un nuevo ascenso en su carrera, ¿cómo vivió esos momentos?<br />
Con una gran responsabilidad, porque no se trataba<br />
de un récord de números, se trataba de volver a tener salud<br />
para hacer lo que me gusta. Porque para mí era un desafío<br />
más personal que profesional. Es muy lindo volver a hacer un<br />
concierto y tener mucha gente expectante de lo que hacés y<br />
que encima lo disfruta y se vuelve muy contenta a su casa.<br />
–Lleva dos décadas realizando giras y recorriendo<br />
el país de punta a punta. ¿Cuál es la visión que tiene<br />
hoy de la Argentina? Es una Argentina que hoy veo triste.<br />
Que hoy veo con mucha necesidad. Como artista tengo una<br />
gran responsabilidad porque la gente va a un concierto para<br />
olvidarse un poco de tantos problemas. Veo una Argentina<br />
que han querido separar con esto que llaman grieta, con<br />
gente con problemas para subsistir, porque cada vez hay más<br />
necesidad. No estoy dando un discurso político, solo soy un<br />
músico que tiene la posibilidad de viajar y ver lo que pasa,<br />
los contrastes tan extremos, y eso es muy doloroso. También<br />
hay mucha gente solidaria, que se junta para ayudar y que no<br />
tiene tanta prensa como las cosas negativas.<br />
–Usted participó recientemente del evento solidario<br />
de UNICEF, para ayudar a los chicos carenciados. Es<br />
una situación devastadora de graves consecuencias.<br />
Fue muy conmovedor lo que se vio, no solo para un país,<br />
para todo el mundo. Se están perdiendo generaciones por el<br />
hambre, por la droga, y siento que no se hace lo suficiente.<br />
Falta educación, los colegios estatales no están en condiciones<br />
para que los chicos puedan estudiar, los hospitales no<br />
tienen insumos. Si yo puedo ayudar aportando mis canciones<br />
para motivar a la gente a colaborar, fantástico. Los políticos<br />
no están en esos momentos, la gente no les cree.<br />
–En diciembre actuará en el estadio de Vélez celebrando<br />
veinte años de trayectoria, ¿qué significa este nuevo<br />
desafío? Celebrar a lo grande, hacer un primer estadio en<br />
Buenos Aires, nada más y nada menos que celebrar veinte<br />
años de carrera. Es una emoción muy grande, cuando paso<br />
delante del estadio y pienso “yo tengo que venir a tocar<br />
acá”… Hubo veinte años detrás para tener la posibilidad de<br />
tocar en un estadio, es tu momento, es una bendición. No<br />
queda otra que prepararme física y espiritualmente para dar<br />
un gran concierto, para poder entregarme al máximo y también<br />
para poder disfrutarlo. Me preparé durante veinte años<br />
para esas dos horas de concierto en un estadio, tengo que<br />
aprovecharlo al máximo<br />
60<br />
61
Tema de tapa<br />
seis<br />
Herederos del bit<br />
¿Qué es una imagen hoy? Pareciera ser todo lo que existe. El presente artículo reflexiona sobre la representación<br />
de la realidad, la digitalización de la experiencia del mundo, a través de tres ejemplos cinematográficos:<br />
Cada día de Michael Sucsy, 24 cuadros de Abbas Kiarostami y El libro de la imagen de Jean-Luc Godard<br />
POR Roger Alan Koza<br />
El hijo tiene 16 años. El padre, 50. Van juntos en un auto por<br />
una carretera infinita, por la tarde, como suele mostrarnos el<br />
cine estadounidense en ese género que le es tan propio como<br />
el western, el road movie. El padre se siente conmovido por<br />
la caída del sol. El desierto intensifica el evento cósmico que<br />
encierra la llegada de la noche, transición notable que en las<br />
metrópolis sin espacios abiertos se desconoce u olvida, y que<br />
los habitantes de la ciudad experimentan, cuando pueden,<br />
en sus vacaciones. El astro del que dependemos queda en<br />
fuera de campo paulatinamente y el padre estremecido, feliz<br />
por estar con su hijo, en un viaje que intuye no se repetirá, le<br />
dice: “¡Qué hermoso atardecer!”. El hijo asiente y sin pensarlo<br />
replica: “¡Qué linda imagen!”.<br />
El diálogo filial no disimula su índole ocasional, y no parece<br />
cobijar ninguna importancia filosófica. Sin embargo, hay una<br />
distinción decisiva en el modo de referirse a una experiencia<br />
compartida. Para el padre, alguien que nació en el tiempo de<br />
la imagen analógica, ver el sol esconderse es una descripción<br />
fidedigna de lo que acontece entre el ojo y el astro, entre la<br />
luz que emite y los receptores ópticos que procesan el estímulo;<br />
para el hijo, en cambio, no. A diferencia de su progenitor,<br />
este siente que el sol ya no es el sol, sino una imagen de<br />
él. He aquí la distancia y dos tiempos de la experiencia, la del<br />
hombre analógico y la de un nuevo sujeto al que hoy llamamos<br />
millennial. Para este último, el mundo es una imagen, no<br />
una imagen del mundo. O, dicho de otro modo, la condición<br />
de posibilidad de toda experiencia se constituye a través de<br />
una imagen. No existe nada fuera de una imagen; lo que<br />
existe es imagen. Y móvil.<br />
En un film pasajero y del montón de los que se estrenan<br />
semanalmente, toda la metafísica de los millennials se glosa<br />
inadvertidamente en su potencia. En Cada día (2018), una<br />
joven que asiste al secundario siente inesperadamente una<br />
especial conexión con su novio; hablan como nunca antes lo<br />
han hecho, se entienden más allá de la conexión que sustenta<br />
la danza de las hormonas. Para la joven es una sorpresa, pues<br />
el novio de turno que parecía ser insensible y poco proclive a<br />
la reflexión puede expresarse más allá del empleo pragmático<br />
del lenguaje y la proclividad al monosílabo. Hay una escena<br />
muy hermosa que transcurre en una acuario y luego culmina<br />
en un paseo alrededor de unos árboles: los dos jóvenes se<br />
perciben profundamente unidos.<br />
Lo que parece ser el comienzo de una comedia romántica<br />
adolescente situada en el contexto de una escuela secundaria<br />
de pronto se convierte en una enigmática y quizás involuntaria<br />
introducción al platonismo en el siglo XXI. Sucede que<br />
el novio había sido espiritualmente ocupado por una entidad<br />
inmaterial que todos los días a las 11 de la mañana va transitando<br />
cuerpos distintos, una especie de “okupa” espiritual<br />
que debe introducirse diariamente en el cuerpo de otros para<br />
poder ser en el mundo. Debido a que la protagonista es lo<br />
suficientemente inteligente para poder entender, el espíritu<br />
empieza a visitarla según el cuerpo que le toque –que no<br />
elige, aunque en una ocasión consigue permanecer en un<br />
63
mismo cuerpo por un día más–. A veces puede ser hombre,<br />
otras, mujer, puede ser oriental o típicamente occidental: la<br />
entidad asexuada pasa su tiempo desconociendo las diferencias<br />
y acopiando memorias cotidianas que siempre tienen un<br />
rostro por día, que varía a medida que pasa el tiempo. No es<br />
Cada día de Michael Sucsy<br />
una entidad eterna; la irreversibilidad del tiempo también la<br />
determina. Es decir, encarnó un día y desde entonces transmigra<br />
de cuerpo en cuerpo siguiendo una cronología que se<br />
constata en la edad de los cuerpos usurpados.<br />
En Cada día, hay dos escenas que sintetizan una época, la<br />
nuestra. Justamente cuando la entidad reconstruye su pasado,<br />
este se materializa en el film del mismo modo en que cualquier<br />
millennial organiza sus fotos cotidianas y va narrando su<br />
propia vida. Como suele hacer un usuario de Instagram o de<br />
cualquier otra red social, se deja la huella de existir a propósito<br />
de un momento de felicidad o fragmento de intensidad. La<br />
foto instantánea vindica el valor de lo vivido, es el suplemento<br />
inmediato que fija por unas horas la propia realidad del<br />
hecho sucedido. La imagen publicada es la prueba ontológica<br />
de su existencia, un plus que asegura la validez. En el film de<br />
Michael Sucsy, esta modalidad de subjetivación se representa<br />
del mismo modo: la infancia de la entidad sin cuerpo<br />
estable está urdida por imágenes cambiantes de los distintos<br />
niños que habitó, constelación de imágenes que sigue al<br />
pie de la letra el organizador secuencial de recuerdos de la<br />
mayoría de las redes sociales; lo mismo sucede con el futuro<br />
imaginado en una conversación entre la joven y la entidad.<br />
Lo que existe es imagen.<br />
¿Qué es una imagen? O mejor dicho, ¿qué es una imagen<br />
hoy? 24 cuadros (2017) es la película póstuma de Abbas<br />
Kiarostami. El film consiste, como se infiere de su título, en<br />
24 planos consecutivos, casi todos fijos, sin voluntad narrativa<br />
alguna, en tanto son planos autónomos y autosuficientes en el<br />
sentido que proponen. Sin embargo, hay un elemento distintivo<br />
que reúnen las hermosas y contundentes 24 escenas del<br />
film: la manipulación digital.<br />
El plano de apertura es la clave de todo: Cazadores en la<br />
nieve, de Pieter Brueghel el Viejo, es lo primero que se<br />
ve. Tal cual fue concebido el cuadro del extraordinario artista<br />
y exponente de la pintura flamenca del siglo XVI, así ocupa la<br />
totalidad del plano. El cuadro original, filmado o capturado<br />
ya de una imagen preexistente, domina toda la superficie<br />
visual hasta que el silencio propio de cualquier pintura es<br />
interrumpido por un sonido de ambiente que viene aparejado<br />
con discretas formas de movimiento en el cuadro que lo<br />
modifican: la nieve cae del cielo cerrado, los cuervos dejan<br />
sus huellas al caminar y se oye su graznido característico, el<br />
humo de una chimenea prendida se eleva desde una casa.<br />
El movimiento, que en una imagen es ya dominio del cine,<br />
impregna la pintura y al hacerlo dos períodos de la imagen<br />
se yuxtaponen: la imagen sin movimiento de la pintura y la<br />
imagen digital que es independiente de cualquier referencia.<br />
Entre esos dos períodos están la fotografía y la imagen analógica<br />
del celuloide, que también estarán presentes en el film<br />
cuando Kiarostami intervenga algunas de sus fotografías (con<br />
otras imágenes cinematográficas) y cuando en una computadora<br />
se pueda observar la escena final de Los mejores años de<br />
nuestra vida (al final del film).<br />
La importancia de ese primer momento de 24 cuadros<br />
se debe a que establece una relación problemática con la<br />
imagen en sí, como si la totalidad del film consistiera en una<br />
impugnación estética de la idea de representación como tal, o<br />
de cualquier relación mimética entre lo real y la imagen, que<br />
la era digital viene involuntariamente a desmentir, incluso<br />
24 cuadros de Abbas Kiarostami<br />
cuando hoy se puede simular cualquier mundo posible en<br />
imágenes. Paradoja técnica, evolución inesperada de toda<br />
imagen, cualquier imagen digital luce su absoluta verosimilitud,<br />
exhibe su indiscutible nitidez y no garantiza de modo<br />
alguno su pretendida objetividad. Lo que existe es imagen,<br />
pero todo lo que existe está en tela de juicio respecto de la<br />
verdad de cualquier imagen.<br />
Frente a esa evidencia, Kiarostami trabaja los 24 cuadros reconociendo<br />
el carácter constructivista de una imagen, no muy<br />
lejos, en ese sentido, del reconocimiento de la subjetividad<br />
implícita en la genealogía de una pintura, donde las formas y<br />
los colores o la imaginaria función de la luz pertenecen al procesamiento<br />
del espíritu de quien genera, con el movimiento<br />
de su mano y el pincel, el mundo traspuesto en la obra de arte.<br />
Kiarostami patentiza en cada uno de los cuadros la manipulación<br />
del dispositivo, y al hacerlo sugiere que la poética de un<br />
cineasta puede sustentarse en la mentira, pero direccionada<br />
misteriosamente hacia la verdad o hacia un efecto de verdad<br />
para quien mira. El resultado tiene una función doble: por un<br />
lado, está la sorpresa de cada cuadro y lo que sucede en él.<br />
Un ejemplo: una vaca está acostada al lado del mar y un poco<br />
después otras pasan caminando al lado de esta; parece un sueño<br />
en el que animales de pastura reniegan del hábito que los<br />
define. Si eso sucede o no en la realidad es imposible de saber,<br />
como pasa en varios cuadros: verificar lo que se pone en escena<br />
es imposible; basta la hermosura de la composición, suficiente<br />
para estimular el deleite estético y una posibilidad de estetizar<br />
la relación con las cosas. A su vez, 24 cuadros sugiere una<br />
nueva forma de experiencia sobre todo lo circundante gracias<br />
a la manipulación digital. Se trata de una novedad técnica y<br />
estética por la cual la vieja naturaleza del mundo es subsumida<br />
por una nueva naturaleza. ¿No es lo digital una nueva naturaleza?<br />
Lo que existe es imagen, porque existir hoy es indisociable<br />
de la naturaleza digital del mundo.<br />
Algo de todo esto intuye el viejo Jean-Luc Godard en su<br />
notable El libro de la imagen (2018), la última película del<br />
gran cineasta de la Nouvelle vague. Ya en Adiós al lenguaje<br />
(2014), incluso en sus films de fin de siglo, la transformación<br />
de la naturaleza de la imagen no le resultaba abominable.<br />
Entendía, sí, que de ese cambio se derivaban algunas cuestiones<br />
centrales para Occidente, una transformación general de<br />
la experiencia cuyas consecuencias todavía están en curso y<br />
en examen. En Adiós al lenguaje, ya estaba clara la existencia<br />
de dos edades diferenciadas; la del libro y la de la imagen. En<br />
el inicio de ese film, varios títulos fundamentales del siglo XX<br />
reposaban en una mesa de ofertas de venta callejera de libros<br />
mientras que en sus iPhone algunas personas buscaban información<br />
de escritores centrales del mismo siglo. En el mismo<br />
plano coincidían dos tiempos.<br />
En ese mismo film había también una cosecha de cosas hermosas<br />
del mundo, todas cercanas al orden de la naturaleza,<br />
que Godard incluía como si se tratara de un catálogo de todo<br />
lo maravilloso que podía enumerar del siglo XX, al que él pertenece.<br />
Las hojas de los árboles, un bosque, el cielo o la mirada<br />
de un perro se capturaban distorsionando la transparencia que<br />
el registro digital impone por su perfecto modo de sustraer de<br />
lo real una imagen límpida, como si todo lo que se filma tuviera<br />
una nitidez que emula la visión de un ojo perfecto. Godard<br />
se desentendía de ese imperativo estético de la nitidez<br />
El libro de la imagen de Jean-Luc Godard<br />
y prefería saturar los colores del mundo recibido. En El libro<br />
de la imagen, Godard vuelve sobre esto, pero el resultado es<br />
aún más radical y hermoso. La hipérbole de la nitidez digital la<br />
emplea hasta el límite de lo asimilable para trabajar cromáticamente<br />
sobre escenarios naturales que se desnaturalizan por el<br />
propio poder del dispositivo. Un pintor puede hacer desbordar<br />
a través de un color un espacio natural percibido. Van Gogh<br />
es el caso más conocido y no es el único. Al respecto, hay un<br />
plano magnífico en el que Godard interviene completamente<br />
la lógica cromática de un atardecer al lado del mar. El cielo<br />
adquiere un color desconocido, los rayos del sol devienen<br />
en un verde inclasificable y el mar toma una coloración que<br />
desobedece a las tonalidades reconocibles de cualquier océano<br />
del mundo. En efecto, la intervención digital emancipa al<br />
artista del estímulo, en tanto que la relación fotográfica entre<br />
la cámara y el mundo ha sido sustituida por una asociación<br />
distante entre los átomos del mundo y los bits de las imágenes.<br />
En esa separación y distancia, se instituye un nuevo designio<br />
estético. Es que el fin del realismo fotográfico es asimismo el<br />
principio de un expresionismo digital posfotográfico. Como<br />
Kiarostami, Godard asume críticamente un nuevo estadio de<br />
la imagen. Ellos han entrevisto un camino posible para los<br />
cineastas: pintar sobre la nueva naturaleza digital el mundo<br />
perdido, evocando su esplendor y reconociendo la mutación de<br />
cualquier intento de representación.<br />
Todo esto recién empieza. La digitalización de la experiencia<br />
del mundo se presenta como indetenible. Todos estamos perplejos,<br />
pero no todos del mismo modo. Las diferencias entre<br />
los hijos de la civilización del libro y la cultura analógica de las<br />
imágenes y los hijos del bit es que los primeros han podido<br />
dialectizar laboriosamente la vasta tradición de la palabra<br />
con el nuevo imperio de las imágenes. No así los millennials,<br />
cuya relación con la tradición de la palabra es aún confusa y<br />
deficiente, lo cual tiene ramificaciones aún impensadas. El<br />
desafío de los millennials no es otro que superar la experiencia<br />
ágrafa que los constituye para poder ser un poco más libres en<br />
la época de la imagen del mundo, porque el movimiento del<br />
pensamiento depende de la vitalidad de las palabras<br />
65
Entrevista<br />
ocho<br />
Es uno de los actores más activos del cine local y uno de los más reconocidos<br />
fuera del país. Empezó en la adolescencia, con La noche de los lápices (Héctor<br />
Olivera, 1986) y Clave de sol (la telenovela de “El 13” que se emitió desde<br />
1987). Su carrera impacta por la cantidad, continuidad y la calidad de sus trabajos.<br />
En Argentina, lo dirigieron desde Marcelo Piñeyro (en clásicos como<br />
Tango feroz, Caballos salvajes, Plata quemada y Cenizas del paraíso), Eduargo<br />
Mignogna (Cleopatra), Luis Puenzo (La puta y la ballena), Adrián Caetano<br />
(El otro hermano) y Damián Szifrón (para quién protagonizó el tercer e<br />
impactante capítulo “El más fuerte” de Relatos salvajes), entre otros. En España,<br />
juega de local y es requerido tanto por maestros (Vicente Aranda, en<br />
Carmen) como por los grandes directores del presente (entre ellos, Rodrigo<br />
Cortés, con quien hizo Concursante y Red lights, protagonizada por Robert<br />
De Niro). Este año no es la excepción y Sbaraglia es parte de Otros pecados,<br />
la ficción de El 13, TNT y Cablevision, producida por Pol-ka y protagoniza la<br />
película Acusada, con Lali Espósito. Es también el año en que cumple el<br />
sueño de rodar con Pedro Almódovar.<br />
Leonardo Sbaraglia<br />
Elogio a la<br />
madurez<br />
POR Alejandra Peñalva<br />
Su primer trabajo fue en cine<br />
con La noche de los lápices.<br />
Luego explotó su carrera de<br />
joven galán, a partir del éxito<br />
televisivo Clave de sol. Tras<br />
varios años, y mucho trabajo<br />
profesional mediante, logró<br />
salirse de ese rol y brillar en<br />
cada película o programa en que<br />
lo iban convocando. Sin dudas,<br />
dejó huella. ¿Cómo olvidar sus<br />
papeles en Caballos salvajes,<br />
Plata quemada o Relatos<br />
salvajes? Aquí nos cuenta<br />
cómo vivió su crecimiento y<br />
construye sus personajes.<br />
También sobre su último film,<br />
Acusada, el inminente estreno<br />
en TV de Otros pecados, y qué<br />
se siente ser el nuevo “chico<br />
Almodóvar”<br />
Esta entrevista fue filmada.<br />
Pueden verse algunos<br />
fragmentos destacados<br />
en nuestras redes<br />
yenny.elateneo<br />
yenny_elateneo<br />
–Entre sus primeros y recordados trabajos figura Clave de sol. Nunca<br />
abandonó la televisión. Sin embargo el teatro y el cine, en especial, lo<br />
ocuparon más. ¿Por qué? ¿Qué le atrajo de esos lenguajes? La tele tiene<br />
muchas posibilidades. Ocurre que yo (si pienso en retrospectiva) fui encontrando<br />
lugares en los que podía elaborar más lo que hacía. La sensación es que en el teatro<br />
y en el cine se crean condiciones de trabajo con más posibilidades y tiempo<br />
para desarrollar lo que pretendés. Mi elección tiene que ver más con eso que con<br />
una búsqueda de lenguaje. Fui encontrando ese lugar de forma intuitiva o visceral,<br />
aunque también es cierto que venía estudiando teatro y me encantaba lo que<br />
ocurría en clase. Me gustaban los tiempos, me encantaba investigar, disfrutaba<br />
esa dinámica y la quise trasladar al ámbito del trabajo. Si en el trabajo se produce<br />
esa dinámica que te permite disfrutar y te deja contento con lo que hacés…, eso<br />
es lo ideal, ¿no? En general, los actores estamos enamorados de este trabajo y,<br />
aunque, por un lado, se ubica el trabajo en sí (del que uno vive, por supuesto),<br />
del otro lado está la elección de dedicarse a la actuación porque te representa,<br />
te expresa, te modifica, te saca de tu lugar, te contacta con diferentes realidades,<br />
te hace investigar y genera riesgos tanto para el actor como para el espectador,<br />
en el mejor de los casos. Si bien es cierto que las condiciones están más dadas<br />
en el teatro y cine, tampoco tienen la potestad absoluta. Tampoco es cierto que<br />
la tele carezca de esas posibilidades. Yo tuve la suerte de hacer Atreverse (ciclo<br />
de Telefe de Alejandro Doria que se vio en 1990 y 1991), El garante (ficción<br />
de Sebastián Borensztein, de 1997), En Terapia (que la Televisión Pública<br />
emitió de 2012 a 2014, con Norma Aleandro y Diego Peretti), y Epitafios<br />
(con Julio Chávez, que ya otro lenguaje, otro nivel de producción y de tiempos;<br />
tiempo y dinero hacen posible más preproducción, mejor elaboración de<br />
guiones, la producción en sí y una mejor posproducción).<br />
–A propósito de los comienzos, ¿cómo se recuerda? Como te decía, estudiaba<br />
teatro (hacía pocos años o muchos para mí porque empecé muy chico) y<br />
tuve la posibilidad de arrancar en La noche de los lápices. Para mí fue una experiencia<br />
fuerte, más personal que profesional. Fue una película muy valiosa para<br />
un chico de 15 o 16 años, intensa, de un aprendizaje brutal. Luego vino Clave<br />
de sol, y ahí al aprendizaje vino como la incorporación del oficio puro y duro,<br />
porque para trabajar en una tira diaria hay que aprender a sobrevivir al ritmo o<br />
estás frito. Hay que lograr crear algún tipo de realidad o de cosa verdadera en<br />
medio de la velocidad. Paradójicamente, a la vez se debe ser cuidadoso porque al<br />
67
Dolor y Gloria es la vigesimoprimera<br />
película del director manchego<br />
y tendrá protagonistas masculinos,<br />
Antonio Banderas y Asier Etxeandia.<br />
Participarán Penélope Cruz y Julieta<br />
Serrano, con personajes secundarios<br />
pero esenciales. El film narra una<br />
serie de reencuentros, físicos y evocados<br />
por un director de cine en su<br />
ocaso. Habrá primeros y segundos<br />
amores, aparecerá la figura de la<br />
madre, la mortalidad, el vacío, desde<br />
los 70, hasta el presente. Dolor y<br />
Gloria será un retrato de la creación<br />
cinematográfica y teatral, tanto<br />
como de la dificultad para separar la<br />
creación de la propia vida.<br />
El año 2018 marca su vuelta a la<br />
TV con Otros pecados. Participó de<br />
“La campaña” (capítulo dirigido por<br />
Daniel Barone y escrito por Mariano<br />
Pensotti). Cuenta que su rol “gira<br />
en torno a la simulación” y que “no<br />
tiene relación con el pecado religioso”.<br />
Juan es un publicista apasionado<br />
por su trabajo y su estatus social,<br />
hasta que le llega una gran oportunidad<br />
pero también una traición que le<br />
hace perder el control y caer en una<br />
furia sin límites.<br />
ser muy chico no se debe confundir esos<br />
elementos del trabajo como las únicas<br />
herramientas. Es importante seguir<br />
investigando, elaborando, encontrando<br />
otras cosas. Aún hoy me pregunto de<br />
qué manera puedo incorporar elementos<br />
que me modifiquen como actor,<br />
incluso te diría que quisiera cambiar la<br />
manera de trabajar y lograr convertirme<br />
realmente en otro actor. Me propongo<br />
trabajar de una manera completamente<br />
diferente para llegar a otros resultados.<br />
En ese sentido, el actor en general, pero<br />
más aquel que trabaja mucho, presenta<br />
un mayor contraste a ojos del espectador<br />
y al propio quehacer del trabajo. En<br />
esos casos, el actor puede ir midiendo la<br />
calidad de los resultados, puede ver la<br />
calidad, la fineza, la brutalidad, lo vasto<br />
y el detalle de su laburo. Ahí uno puede<br />
estudiarse a sí mismo porque, en esa<br />
prueba y error en la que va encontrando<br />
resultados que le gustan más, decide<br />
avanzar en cierta dirección. Y, de pronto,<br />
alguien extraordinario de esta profesión<br />
hace que uno se mueva para otro lado...<br />
–Fue galán y rápido lo consideraron<br />
un actor serio. ¿Siente que<br />
hay prejuicio en poner en contradicción<br />
esos conceptos? En<br />
definitiva, es tan prejuicioso como<br />
considerar a las mujeres solo por<br />
su apariencia. Los actores tenemos<br />
una profesión expresiva y el cuerpo,<br />
nuestro instrumento, inevitablemente<br />
se tiene en cuenta. Si hay que cumplir<br />
un rol, hay patrones culturales, sociales,<br />
de imaginario colectivo y muchas veces<br />
hay que seguirlos. Es difícil imaginar<br />
un Romeo, un Hamlet, un Ricardo III<br />
que no tengan ciertas características.<br />
Sin embargo, está en uno no quedarse<br />
en eso. A mí se me presentó la disyuntiva<br />
de seguir haciendo de galán. Decidí<br />
no hacerlo pero no por “evitar al galán”.<br />
Cuando yo hablaba del aprendizaje, me<br />
refería a que sentía que a los 17 o 18<br />
años se tiene mucho que aprender, a<br />
esa edad todavía hay que ir a la escuela,<br />
¿no? En esa etapa hay más para aprender<br />
que para demostrar. Sentía eso y<br />
lo que sigo sintiendo. Consideraba que<br />
me faltaban recursos o espalda para desarrollar<br />
un oficio como este que exige<br />
tantos resultados. Podría haber hecho<br />
de galán y, seguramente, me habría ido<br />
bien. No digo que si mantenía al galán<br />
no hubiera aprendido pero se hubiera<br />
desarrollado en mí otro tipo de actor.<br />
Yo tenía ganas de desarrollarme desde<br />
otro lugar, de aprender otras cosas, de<br />
contar con más elementos y entrar en<br />
contacto con otras dimensiones del<br />
trabajo. En definitiva, creo que tiene<br />
que ver con no quedar preso en el lugar<br />
en el que te pone un tercero, no quedar<br />
atado a la mirada del otro.<br />
–Al futbolista le llega su momento<br />
de DT. Al bailarín, de ser coreógrafo.<br />
¿A usted le gustaría incursionar<br />
como director? Sí, me gustaría dirigir.<br />
No sé si ahora cuento con las herramientas.<br />
Alguien podría observar que<br />
habiendo tantos directores buenos para<br />
qué meterse, y esto aplica a los escritores,<br />
¿para qué uno va a escribir? En ese<br />
sentido, me parece que lo interesante<br />
es entrar en contacto con algo personal,<br />
porque hay tantas posibilidades como<br />
personas. De todas formas, por ahora<br />
estoy muy estimulado como actor; por<br />
eso me gustaría dejar al director para<br />
más adelante.<br />
–Uno siempre se pregunta por la<br />
construcción de los personajes. A la<br />
inversa, ¿cómo salen los actores de<br />
esos personajes, en especial cuando<br />
son roles con tanta densidad dramática?<br />
En realidad, es al revés. Es como<br />
pensar que esos personajes me acompañan,<br />
no es que uno tuvo que cambiar<br />
y convertirse en otro. Hoy tengo que<br />
hacer un esfuerzo para recordar, como si<br />
fueran amigos que no veo hace mucho.<br />
Los roles fueron como viajes con esos<br />
personajes, me acompañaron, y con<br />
ellos hubo un aprendizaje mutuo, en el<br />
que uno dejó algo en el personaje y a la<br />
inversa lo mismo. Siempre pienso que el<br />
personaje alumbra algo, lugares propios<br />
que estaban oscuros, como cuevas en<br />
las que nadie entró aún. Así es como<br />
aparece un elemento o lugar nuevo en el<br />
que nunca se había incursionado.<br />
–Hablando de alumbrar lugares no visitados, a los actores<br />
les ocurre que pasan de una emoción extrema a otra.<br />
¿Cuánto lo transforma eso? Ahí se presenta una alternativa<br />
para pensar como actuarías en esa situación. Es como un juego,<br />
un ejercicio para ponerte en un lugar que la vida cotidiana<br />
no te ofrece. Quizás un escritor lo haría porque está obligado<br />
a imaginar realidades completamente diferentes y para el<br />
actor también es un trabajo de imaginación. Inevitablemente<br />
uno tiene el mismo envase (corporal, el envase de la propia<br />
psiquis y de las propias limitaciones), así que, en ocasiones,<br />
los personajes ayudan a reconocer esas limitaciones y hasta<br />
dónde es posible comprenderlo más allá de todo ejercicio. Por<br />
eso, es interesante cuando uno va creciendo como individuo,<br />
porque la psiquis va venciendo las barreras o miedos. Al ganar<br />
confianza, a fuerza de maduración personal, se logra una mejor<br />
construcción de los personajes. Se cuenta con más tridimensionalidad<br />
para pensarlos, vivirlos e incorporarlos. En la madurez,<br />
hay otra capacidad para asumir riesgos. Yo, a los 15 años, no<br />
sabía quién era y ¿qué chico lo sabe? A esa edad, ¿qué tipo de<br />
trabajo se puede hacer? Se hace el trabajo que se puede. En<br />
cambio, cuando se ha vivido y han pasado cosas, también uno<br />
se anima a otras cosas. No quiero decir que yo sepa quién soy<br />
(porque todavía tengo mis líos como cualquiera) pero a esta<br />
altura ya encontré otra dinámica de la vida.<br />
–Compuso un personaje de riesgo en Acusada, la<br />
película con Lali Espósito. ¿Cuál es su observación<br />
de la historia? Para mí, lo más interesante de la película,<br />
al margen de la anécdota sobre esta estudiante acusada por<br />
el crimen de su mejor amiga, es el mecanismo de la propia<br />
familia. Es notable la madurez de Gonzalo Tobal, el<br />
director, porque logra un peliculón. Mantiene la dimensión<br />
del thriller (en torno al crimen, investigación, juicio y posible<br />
condena), y la dimensión familiar, donde este hecho extremo<br />
y externo ilumina la propia disfuncionalidad familiar. Es<br />
una familia muy parecida a otras que, si bien, tiene un nivel<br />
socioeconómico determinado, funciona como metáfora de<br />
muchos mecanismos de encierro que ocurren en las familias.<br />
–Ya se difundió que será parte de Dolor y Gloria, la<br />
próxima película de Pedro Almodóvar. ¿Qué significa<br />
eso para usted? Es un sueño cumplido. No lo quería contar.<br />
Quería mantener el secreto hasta que se hiciera porque, quizás<br />
sale mal o el tipo me echa (dice con una sonrisa y ciertos<br />
nervios y aclara: “puede ser, porque él es muy personal”).<br />
Vamos a ver cómo me va, ¡ya te contaré!<br />
–Es que Almodóvar le mueve el piso a cualquiera, ¿no?<br />
Sí, porque el tipo ¡es una bestia! Es de los mejores directores<br />
vivos del mundo. Te puede gustar más o menos pero es<br />
un artista, un Picasso. A mí me encanta y he visto en cine<br />
muchas de sus primeras películas, como Matador o La ley del<br />
deseo. Este nuevo film tiene mucho de esos primeros trabajos.<br />
Es una película muy íntima y personal. Para mí es como<br />
meterme un poco en su imaginario<br />
68
Tema de tapa<br />
siete<br />
La imagen en la era<br />
de los millennials<br />
POR Ramón Reverté*<br />
Si estás leyendo este artículo voluntariamente, probablemente<br />
no eres un millennial, porque todos saben que los millennials<br />
no leen noticias. (1) Qué tanto de cierto hay en esto, es discutible.<br />
Lo que sí es absolutamente contrastado es que los<br />
millennials “leen” fotografías. Y lo hacen masivamente como<br />
ninguna otra generación antes. Esto no es discutible.<br />
El lenguaje de la fotografía les es muy afín por su inmediatez.<br />
Y es natural, esta nueva generación ha crecido en la era<br />
de los programas y apps que usan las imágenes como vehículo<br />
de comunicación. Desde Facebook hasta Instagram<br />
pasando por Pinterest, Snapchat y Tumblr por citar los más<br />
conocidos y usados.<br />
De todas ellas, Instagram es ahora la herramienta con más<br />
usuarios millennials. El 70% de los usuarios lo son y en julio<br />
de 2018, de acuerdo con el periódico Wall Street Journal, se<br />
llegó a 1000 millones de usuarios en todo el mundo. Es la<br />
herramienta básica para compartir sus experiencias mediante<br />
la publicación y el intercambio de fotos.<br />
Todo lo dicho es de sobra conocido y me sirve como antecedente<br />
a lo que me gustaría explorar y responder a la pregunta<br />
que me hizo la revista Quid, ¿cómo ciertos fotógrafos<br />
contemporáneos crearon una estética que hoy en día usamos<br />
todos en las redes?<br />
La respuesta no es fácil porque la cultura visual de los millennials<br />
es enorme y no viene dada solo por la fotografía sino<br />
también por el cine, los videojuegos y la publicidad.<br />
Como editor de libros de fotografía, y después de innumerables<br />
conversaciones con fotógrafos, la respuesta a esta<br />
pregunta es que hay dos grandes figuras que han marcado<br />
el paso hasta nuestros días. El primero es William Klein<br />
(1928) con sus imágenes de alto contraste e impactantes por<br />
su cercanía y honestidad y el segundo es William Eggleston<br />
(1939), el maestro del color y la fotografía “banal”.<br />
Ambos crearon una nueva estética en contra de todo y todos.<br />
Sus trabajos inicialmente fueron criticados severamente<br />
especialmente en el caso de Eggleston. Se anticiparon a<br />
su época y sus planteamientos visuales antiacademicistas, no<br />
fueron entendidos.<br />
Sin ellos no se entendería la fotografía como la conocemos<br />
ahora. Pero, ¿cómo, estos fotógrafos que son unos perfectos<br />
desconocidos para la mayoría de la gente, son los que han<br />
influido a esta generación?<br />
La respuesta es que su estética fue tan arrolladora que se<br />
impuso en las siguientes generaciones y entre sus “discípulos”<br />
están muchos de los que toman fotografías y sin duda la<br />
mayoría de millennials.<br />
Cuando William Eggleston empezó a experimentar en color<br />
en 1965, muy pocos fotógrafos usaban el color en la fotografía<br />
artística. El blanco y negro era la norma. La exposición de<br />
William Eggleston en el MoMA, en 1976, comisariada por<br />
el director de fotografía John Szarkowski, fue la primera<br />
de fotografías en color en el MoMA y un escándalo por dos<br />
motivos: el primero por el uso del color y el segundo, porque<br />
sus imágenes aparentemente no tenían nada de interesante.<br />
Eran banales e intrascendentes. ¿Les suena familiar?<br />
La influencia de Eggleston en las nuevas generaciones de fotógrafos<br />
se puede sentir ahora en fotógrafos más próximos como<br />
Wolfgang Tillmans, Martin Parr o Paul Graham.<br />
Estos fotógrafos probablemente sean más conocidos, o no,<br />
pero sin duda su huella está presente en todos los ámbitos de<br />
la fotografía y es justo el tipo de imágenes que los millennials<br />
utilizan en su comunicación visual.<br />
El otro caso sin parangón y con un lenguaje visual muy<br />
diferente es William Klein. Autodidacta de la fotografía,<br />
cineasta y artista (estudió bajo la dirección de Fernand<br />
Léger). Creó un estilo de fotografía único por sus arrogantes<br />
y prepotentes imágenes urbanas en un blanco y negro de alto<br />
contraste. Sus libros sobre las ciudades de Nueva York, Tokio,<br />
Roma y París, son algunos de los fotolibros más importantes<br />
publicados en el siglo XX y diseminaron su obra en todo el<br />
mundo. El movimiento más importante de la fotografía japonesa,<br />
“Provoke”, con fotógrafos como Daido Moriyama,<br />
Takuma Nakahira y Yutaka Takanashi, o los fotógrafos<br />
suecos Anders Petersen y Christer Strömholm, no harían<br />
las fotografías que hacen sin existir antes William Klein.<br />
Algunos fotógrafos, claramente han sido influenciados por<br />
Eggleston y Klein como es el caso del alemán Juergen<br />
Teller, uno de los grandes de la moda que tiene el don de<br />
la ubicuidad. No parece haber ninguna revista indie que se<br />
precie, que no incluya, o haya incluido, su trabajo. Su presencia<br />
es abrumadora.<br />
Todos estos fotógrafos, a su vez, han influido en otros y aunque<br />
cada uno tiene un estilo personal, en un árbol genealógico<br />
de la fotografía serían parientes de Klein o de Eggleston.<br />
Ciertamente existen voces independientes que también han<br />
trascendido como por ejemplo Nan Goldin, Ryan Mcginley<br />
o Cindy Sherman pero ninguno rivaliza, en mi opinión,<br />
con los antes citados.<br />
Sería bueno que los millennials vieran de primera mano la<br />
obra de estos fotógrafos porque tras ella hay claramente una<br />
intención, un método y una búsqueda. Y nada más fácil que<br />
entrar en Google y ver de primera mano quién está detrás de<br />
sus fotografías tan provocadoras y rupturistas para ver que<br />
siempre hay alguien antes…<br />
(1)<br />
Farhad Manjoo es articulista de tecnología en el New York Times.<br />
*Ramón Reverté es editor de RM y, aunque no es millennial, toma<br />
muchísimas fotografías. Pueden verlas en su cuenta de Instagram<br />
@ramon_reverte<br />
70<br />
71
TV / SERIES<br />
Atlanta<br />
La serie en tono de comedia dramática, creada y protagonizada<br />
por Donald Glover (conocido también como<br />
Childish Gambino), ya ha ganado dos premios Globo de<br />
Oro . También está nominada para los premios Emmy<br />
2018. Si hay una serie que se destacó por encima de<br />
todas, esa es Atlanta. Donald Glover interpreta a un joven<br />
millennial que no tiene donde caerse muerto, sin trabajo,<br />
con una familia que le da la espalda, con una mujer con<br />
la que mantiene una relación abierta, con una hija a la<br />
que adora y, lo más importante, con un primo rapero que<br />
empieza a ser conocido.<br />
Atlanta no analiza la realidad de los afroamericanos en<br />
Estados Unidos, solo la muestra y deja que el espectador<br />
saque sus propias conclusiones. Pero es fácil empatizar<br />
con la injusticia, ponerse en la piel del otro.<br />
La segunda temporada encumbra a Glover como unos de<br />
los talentos creativos más incuestionables e inspirados de<br />
la actualidad. Porque lo que en verdad transmite esta serie<br />
–y he aquí la señal autoral de Glover más contrastable– es<br />
la experiencia de lo que resulta ser negro en los Estados<br />
Unidos, más en concreto, en la Atlanta de hoy en día y en<br />
los circuitos del hip-hop. Pero más allá del concepto que<br />
irradia la ficción, la genialidad es el estimulante y desatado<br />
envoltorio que le permite saltar del mentado realismo, a<br />
una fantasía surrealista o a la comedia absurda. Atlanta supone<br />
la disparidad de tonos, géneros, y la voladura radical<br />
de etiquetas y moldes, para dar con un producto voluble,<br />
mutante, sorprendente y rompedor. Todo ello hilado con<br />
maestría. Los episodios de Atlanta se inscriben entre lo<br />
más notorio y celebrado de esta temporada y denotan la<br />
calidad desbordante, de impacto transversal y multidisciplinario,<br />
de un creador que tiene virtudes renacentistas<br />
que, por el momento, vuelca en un producto televisivo<br />
gourmet de altas prestaciones<br />
Girls<br />
POR LAURA BERTI<br />
A lo largo de sus seis temporadas (2012-2017), la serie de<br />
culto creada, dirigida y protagonizada por Lena Dunham<br />
ha cosechado varios premios, entre ellos dos Globos de<br />
Oro y dos Emmy.<br />
Girls cuenta, con un particular sentido del humor, los<br />
triunfos y humillaciones de cuatro amigas que dan sus<br />
primeros pasos sentimentales y laborales en Brooklyn,<br />
Nueva York. Hannah (Lena Dunham), una escritora que<br />
se emancipa a la fuerza, con un montón de problemas<br />
que le caen de golpe, lleva el mayor peso de la historia.<br />
Luego está Jessa (Jemima Kirke), la inglesa viajera, la<br />
más sexy, la que aparenta ser más libre, irresponsable,<br />
caótica y hippie que las demás, y probablemente lo sea.<br />
También está Shoshanna (Zosia Mamet), la inocente<br />
niña nerviosa, al principio todavía estudiante y virginal. Y,<br />
por último, Marnie (Allison Williams), que al principio<br />
tiene novio formal y termina no soportándolo porque<br />
necesita ser... menos respetada.<br />
La serie es sobre chicas pero no está hecha solo para<br />
chicas. Se destacan los personajes masculinos: Elijah (Andrew<br />
Rannells), el amigo gay de Hannah; Adam (Adam<br />
Driver), primer novio de la protagonista, que hacia el<br />
final se enamora de Jessa; Ray (Alex Karpovsky), mucho<br />
más maduro que el resto, cuyo amor oscila de Shoshanna<br />
a Marnie. Girls retrata a una generación –millennials<br />
convirtiéndose en adultos–, sin frivolidades y con sus<br />
neurosis a la vista<br />
72 73
Entrevista<br />
nueve<br />
Con dos nuevos libros recientemente publicados, Felipe Pigna apuesta a acercar aún más la Historia a los<br />
lectores más chicos. En Mujeres insolentes de la Historia recorre una galería de mujeres que desafiaron las<br />
convenciones de su época en pos de ampliar los derechos femeninos. En El cruce de los Andes, en cambio,<br />
intenta contar de manera novedosa un relato conocido, valiéndose de los eficaces recursos de la historieta<br />
Felipe Pigna<br />
dos nuevos libros recientemente<br />
Entre<br />
editados, Felipe Pigna apuesta<br />
mujeres<br />
a acercar aún más la Historia a los lectores más chicos. En<br />
jeres insolentes de la Historia recorre una galería de mujeres que desafiaron las convenciones de su época en pos de ampliar los<br />
echos femeninos. En El cruce de los Andes en cambio intenta contar de manera novedosa un relato conocido, valiéndose de los<br />
aces recursos de la historieta<br />
valientes y héroes<br />
más humanos<br />
POR Juan Pablo Cinelli<br />
En poco más de sesenta días el prolífico historiador y escritor<br />
Felipe Pigna (Mercedes, Buenos Aires, 1959) ha publicado<br />
dos nuevos libros. El primero en llegar a las librerías fue<br />
Mujeres insolentes de la Historia (Emecé), en cuyas páginas<br />
reúne y repasa la vida de 29 mujeres que le aportaron<br />
potencia femenina a la historia argentina y latinoamericana.<br />
Entre ellas es posible reconocer los nombres de Alfonsina<br />
Storni, Mariquita Sánchez De Thompson, Remedios<br />
De Escalada o Juana Azurduy, mezclados con otros casi<br />
desconocidos como Martina Céspedes, Virginia Bolten<br />
o Anita Périchon, dejando en evidencia el velo que pesa<br />
sobre la mujer en el relato histórico. El otro libro que acaba<br />
de publicarse es El cruce de los Andes (Planeta), donde Pigna<br />
vuelve sobre aquella campaña heroica mil veces revisitada.<br />
Ambos volúmenes tienen algo en común: están dedicados al<br />
público adolescente e infantil.<br />
“El libro sobre el Cruce pertenece a la colección de historietas,<br />
que va por su número 15”, cuenta Pigna. “Es un formato que<br />
me gusta mucho y que hacemos con todo respeto, porque la<br />
historieta en nuestro país tiene representantes de los más importantes<br />
del mundo y de ninguna manera es un subgénero”,<br />
agrega. “Cuando nos metimos dentro de ese universo nos propusimos<br />
hacer un trabajo que respetara el formato, para que<br />
no sea solamente un texto histórico disfrazado de viñeta. Lo<br />
interesante es que desde hace dos años esa colección se está<br />
usando en los colegios, un fenómeno que se dio naturalmente<br />
y a mí me parece muy lindo”, se alegra el autor.<br />
–¿Se lo usa cómo material didáctico? Material motivador.<br />
A partir de eso también estoy yendo a los colegios a hablar<br />
con los chicos, algo que me resulta sumamente interesante.<br />
Lo que hago es responder preguntas. Me parece más útil que<br />
dar charlas que usualmente terminan aburriéndolos. Además,<br />
las preguntas surgen de su propio interés y a partir de ellas se<br />
dan charlas fantásticas.<br />
–¿Qué le aporta a usted ese contacto directo con<br />
chicos? Muchísimo, porque los chicos tienen una mirada interesante,<br />
sin prejuicios, que no está atravesada por ninguna<br />
grieta. Dicen lo que quieren decir, preguntan lo que quieren<br />
preguntar y las charlas tienen una mirada más auténtica.<br />
La mayoría de la gente recuerda a la Historia como algo<br />
vinculado a su infancia, que es el momento en el que estamos<br />
obligados a transitarla en el paso por la escuela. Es decir que<br />
hay un vínculo directo entre Historia y niñez, y a mí me parece<br />
que está bueno darle un sentido a esa relación.<br />
–¿Esa experiencia se vincula al origen de Mujeres insolentes,<br />
el otro libro que acaba de publicar, que también<br />
trabaja sobre un formato pensado para un lector<br />
infantil? Sí, un poco surgió de ahí, porque los chicos y chicas<br />
me preguntaban por esta oleada feminista, si se trata de un<br />
fenómeno nuevo o si tiene antecedentes. La lucha de la mujer<br />
por sus derechos existió siempre, porque nunca se resignaron<br />
al lugar de segundo sexo, como diría Simone de Beauvoir.<br />
Entonces les cuento de Grecia, donde la mujer no tenía ningún<br />
derecho, como los esclavos, pero que sin embargo todos<br />
los grandes dramas, las tragedias e incluso las comedias de la literatura<br />
griega tienen tremendas mujeres protagonistas. Como<br />
Lisístrata y su huelga sexual, que es una historia extraordinaria,<br />
o Antígona, que reclama el derecho a enterrar un familiar, algo<br />
que tiene tanta resonancia en la Historia reciente de la Argentina.<br />
En ellas aparece, ya en el siglo IV o V antes de Cristo, una<br />
mujer que busca el reconocimiento de sus derechos.<br />
–Mujeres insolentes revela la exclusión deliberada de<br />
la mujer en el relato histórico, porque de los veinte o<br />
treinta personajes del libro, apenas son dos o tres los<br />
nombres que resultan familiares. La mayoría ha sido<br />
ignorada. Incluso algunas de las insolencias que estas mujeres<br />
sostuvieron hoy resultan hasta graciosas. Estudiar medicina,<br />
por ejemplo, que en la actualidad forma parte de lo cotidiano.<br />
Pero cuando Cecilia Grierson, la primera estudiante<br />
y la primera mujer recibida en medicina, ingresa a la facultad<br />
recibió de sus compañeros lo que hoy llamaríamos bullying<br />
y el maltrato de los docentes. El primer profesor que le<br />
toma examen deja anotado en las actas: “Conste que le estoy<br />
tomando examen a un ser inferior”.<br />
–El libro reúne historias de mujeres que vivieron entre<br />
la llegada de los europeos a América y comienzos del<br />
siglo XX. ¿Por qué se detiene ahí? Se trata de un primer<br />
tomo y habrá al menos un segundo. Por eso elegí a las indígenas<br />
rebeldes, a las guerreras, a las escritoras. En ese momento<br />
escribir y firmar los propios libros con su nombre, como<br />
hicieron Juana Manso o Manuela Gorriti, era un acto<br />
de insolencia, porque las mujeres firmaban con seudónimo<br />
masculino, algo que un pibe de hoy no entiende.<br />
–Pequeños actos para el presente, pero fundamentales<br />
para iniciar esa lucha que hoy sigue. Pensá que las primeras<br />
mujeres en firmar sus libros aparecen recién a principios<br />
del siglo XIX, como Madame De Staël y fundamentalmente<br />
Mary Shelley, la autora de Frankenstein, que de alguna<br />
manera es el primer best seller firmado por una mujer. Shelley<br />
además era hija de una reconocida intelectual feminista.<br />
–También es cierto que cuando su madre murió su padre<br />
no se la hizo fácil. Lo significativo es que su padre era<br />
75
Entrevista<br />
diez<br />
William Godwin, un protoanarquista. Ya lo decía Virginia<br />
Bolten, una dirigente anarquista nacida en Uruguay que realizó<br />
casi toda su actividad política en Argentina y que en 1896<br />
fundó La voz de la mujer, el primer periódico anarquista<br />
femenino en América Latina. Ella denuncia que sus propios<br />
compañeros son patriarcales. Porque el anarquismo es una<br />
ideología muy libertaria, moderna y revolucionaria, pero<br />
mantenía conceptos patriarcales como que la mujer tenía que<br />
estar en la casa para que los hombres pudieran salir a militar.<br />
–Es que el dogma de los movimientos revolucionarios<br />
durante el siglo XX en algunos puntos no es muy<br />
diferente del dogma más conservador. Es cierto. El<br />
machismo ha sido muy fuerte en el estalinismo y sigue siendo<br />
muy fuerte en Cuba. Es evidente que el machismo atraviesa<br />
las ideologías y que el feminismo es lo más progresista de la<br />
actualidad. Es interesante cómo pone en cuestión al sistema,<br />
a la hipocresía e incluso a la propia mujer machista, que no<br />
son pocas. Algunas quizás no se den cuenta, porque han sido<br />
educadas de ese modo.<br />
–¿Con un libro como este, con un formato dirigido<br />
a chicos y adolescentes, lo que busca es influir en la<br />
instancia educativa? Influir puede sonar a que uno está<br />
catequizando. La intención es aportar información, porque<br />
muchas veces los chicos no la tienen.<br />
–¿Incluso con el auge actual de los movimientos feministas?<br />
Vos lo dijiste: la mayoría de las mujeres incluidas en<br />
el libro son desconocidas, cuando deberían formar parte de<br />
la historia argentina. No debiera ser necesario hacer libros<br />
especiales sobre ellas. Se trata entonces de informar, que se<br />
sepa que esto no es nuevo y, aunque hoy el tema es muy fuerte<br />
y tiene mucha presencia en los medios, que la mujer nunca<br />
dejó de luchar por sus derechos. Y que si no protagonizó los<br />
grandes momentos históricos no fue por propia voluntad: la<br />
realidad es que no las dejaban. En nuestro caso, por ejemplo,<br />
las mujeres tenían la entrada prohibida al Cabildo, no tenían<br />
voz ni voto, ni podían publicar ideas en la prensa. Hacían lo<br />
que podían, pero no porque no quisieran hacer más cosas.<br />
–Hay un contraste entre sus libros nuevos. En Mujeres<br />
insolentes aborda un tema poco transitado en<br />
el que es más fácil aportar novedades. En cambio,<br />
sobre el Cruce de los Andes se ha dicho muchísimo.<br />
¿Cómo resolvió el desafío de volver sobre una historia<br />
tan contada? Me encanta eso, porque es ahí donde uno<br />
tiene que ver qué diferencia puede aportar. Y San Martín<br />
es un hombre tan extraordinario que siempre es posible<br />
encontrar algo para decir. En el libro sobre el Cruce trato<br />
de mostrarles a los chicos el San Martín que se desvela por<br />
esa acción y que, lejos de ser un superhéroe, es una persona<br />
con muchos problemas de salud, que conoce sus limitaciones<br />
y confiesa en una carta: “Lo que no me deja dormir<br />
son esos montes”. Traté de revelar al San Martín político,<br />
al gobernador de Cuyo, que no suele aparecer en los textos<br />
para chicos, que hacen hincapié en lo épico y lo militar, que<br />
es una parte fundamental pero no el todo. Y el cruce de los<br />
Andes fue primero una acción política.<br />
–¿Y qué es lo que busca al recurrir a esas herramientas<br />
específicas? Me interesa humanizar, que la gente entienda<br />
que los personajes históricos fueron personas, y correrme<br />
del principio de ejemplaridad, que hace que los personajes<br />
ejemplares sean a la vez inaccesibles. ¿Cómo tomar ejemplo de<br />
una persona que es infinitamente superior a mí y al que nunca<br />
podré alcanzar? Lo más probable es que ante ese desafío uno<br />
renuncie, porque no es posible igualar a San Martín. A mí<br />
me parece que la cosa va por otro lado, por tomar los valores<br />
que él defendió: la honestidad, el patriotismo, la empatía, el<br />
desinterés económico. Y ahí es más fácil, porque para ser como<br />
San Martín ya no es necesario imitarlo. Tomar ejemplo no es<br />
imitar. Entonces, para mí, humanizar es contar la verdad<br />
Pablo Bernasconi<br />
Con dos nuevos libros recientemente editados, Felipe Pigna apuesta a acercar aún más la Historia a los lectores más<br />
chicos. En Mujeres insolentes de la Historia recorre una galería de mujeres que desafiaron las convenciones de su época<br />
en pos de ampliar los derechos femeninos. En El cruce de los Andes en cambio intenta contar de manera novedosa un<br />
relato conocido, valiéndose de los eficaces recursos de la historieta<br />
“Hago libros<br />
para meterme en<br />
problemas”<br />
El ilustrador y escritor, finalista del prestigioso premio Hans Christian Andersen 2018, reside hace un<br />
tiempo en San Carlos de Bariloche. Pasó por Buenos Aires para presentar su más reciente producción,<br />
El infinito (Sudamericana), donde propone una mirada más sutil y emancipada de la realidad<br />
POR María Fernanda Guillot<br />
76<br />
77
Cuando los conocimientos no explican. Cuando las explicaciones<br />
no reparan en la belleza. Cuando la belleza, en puntas<br />
de pie, pide en un susurro su relevancia. Entonces aparece<br />
la poesía y de su mano, Pablo Bernasconi (Buenos Aires,<br />
1973). La belleza los toma de la mano y, en ronda, los tres se<br />
van a pasear por ahí.<br />
El autor no es poeta; en realidad, es un diseñador gráfico que<br />
escribe y dibuja poesía. Su último libro, El infinito, invita a sumarse<br />
a una de esas rondas. La tapa es una Vía Láctea en la que<br />
hay una puerta calada. Detrás de ella, un rey da la bienvenida al<br />
libro. “Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme<br />
rey de un espacio infinito”: la cita de Hamlet (el mismo epígrafe<br />
del cuento El Aleph, de Borges) funciona como el “Había<br />
una vez”. Le siguen descripciones con su correspondiente<br />
ilustración. “Es una hormiga que perdió la fila y deambula confiada<br />
por entre las patas de un elefante” junto a la ilustración de<br />
un hombre pequeñísimo caminando entre edificios gigantes.<br />
“Es una idea que no quiere, no se deja, se rehúsa a ser en una<br />
palabra” y, al lado, una lapicera hecha jaula: un ave sale volando<br />
de su pluma. Entre las páginas, el rey de la portada hace guiños<br />
y cameos. El infinito propone sorpresas y reflexiones.<br />
Por obras así, Pablo Bernasconi logró el reconocimiento<br />
internacional. Sus libros se publican en Reino Unido, Alemania,<br />
Estados Unidos, Australia, Brasil y Corea. Fue uno de los<br />
seis candidatos al premio Hans Christian Andersen (conocido<br />
como “el Nobel de literatura infanti y juvenill”) en la categoría<br />
Ilustradores.<br />
–¿Cuándo nace El infinito? La semilla estaba en La verdadera<br />
explicación (Sudamericana, 2012), un libro anterior.<br />
Ahí el tema tenía un anclaje solo en lo literario y consideré<br />
que daba para muchísimo más. Como a cualquier escritor<br />
me pasa que, una vez publicado el libro, pienso: “Esto podía<br />
haber sido mejor” o “Me quedé corto”. Lo que me llamó mucho<br />
la atención es que la palabra “infinito” alberga una visión<br />
que puede ser sumamente dramática y tremenda o te ofrece<br />
la libertad de algo sin límites. Cuando era chico, alguien<br />
preguntó en clase qué era el infinito. Unos días más tarde, la<br />
maestra nos explicó el concepto en términos matemáticos.<br />
Yo la pasé muy mal, fue muy angustiante. Entonces, mucho<br />
tiempo después, me propuse hablar del infinito sin esa<br />
angustia: teniendo en cuenta que puede generarla, pero que<br />
también hay otra forma de mirarlo.<br />
–Cuesta precisar si es un libro infantil o para adultos<br />
¿Es una obra de chicos para grandes? Lo que sucede<br />
conmigo es que no soy fácil de ubicar en las estanterías de<br />
las librerías (imita a un vendedor consternado, con un libro<br />
en la mano). Claramente, El infinito no apunta ni a niños ni a<br />
adultos. Un niño puede descubrir cosas en él, habrá otras que<br />
quedarán fuera de su raciocinio y algunas, para más adelante.<br />
–¿Qué pasó con esa angustia que le generaba el infinito?<br />
En ese proceso poético de estar atento a un montón de<br />
cosas, de encontrar relaciones entre unas y otras, se alivió.<br />
–¿Ese “alivio” forma parte de las razones por las que<br />
hace libros? Yo vengo de una familia de científicos y meterme<br />
en problemas me llama mucho la atención. Para mí, un libro es<br />
la búsqueda del problema. Me voy a meter en algo de lo que<br />
no conozco la respuesta y eso es muy interesante: tengo que<br />
buscarla. “¿Está acá la respuesta? No. ¿Está allá? Tampoco”. Y<br />
no sé si finalmente voy a encontrarla. Pero partir de la respuesta<br />
para mí es un híbrido, como leer el diario al revés.<br />
–¿Qué es lo que más le interesa de un libro? Que proponga<br />
un juego. Abrirlo y que sea “esto se juega así”. Eso me gusta<br />
y es lo que intento con mis libros: una construcción lúdica con<br />
un riesgo de cosa seria. Porque los libros son cosa seria.<br />
–¿Cuándo decidió la fusión del ilustrador y el escritor?<br />
Empecé ilustrando y en un momento entendí que la imagen<br />
requería de un recurso poético extra. Si el texto se hacía<br />
presente, debía tener una partida de nacimiento justificada,<br />
hacerse valer, no estar solamente como un adorno. No es de<br />
una sumatoria de texto más imagen, necesito que esos socios<br />
se multipliquen en potencia. Hay cosas que la imagen dice<br />
y el texto, no. Y viceversa. Ambos se necesitan. Pero no me<br />
obligo a que los dos estén presentes todo el tiempo. La relación<br />
de empatía entre dos recursos es una alquimia, obtener<br />
oro del plomo. A veces digo: “No era necesaria esta imagen<br />
acá” o “Es redundante porque la imagen ya lo cuenta”. Me<br />
pasa con mis libros y con los de otros.<br />
–¿Por qué esa “sobreexplicación”? Por vicio. También,<br />
por inseguridad con respecto al lector. Trabajo en el diario La<br />
Nación. Y claro, cuando el público se expande, quedás muy<br />
al borde de ser críptico o ser condescendiente. Para mí, ser<br />
condescendiente es el peor de los delitos. Pero, en el fondo,<br />
los dos son actos de soberbia: “No me vas a entender”.<br />
–¿Respeta un orden, primero escribe los textos y<br />
luego se dedica a las ilustraciones? En El infinito tenía la<br />
mayoría de los textos escritos. Pero en El diario del Capitán<br />
Arsenio (Sudamericana, 2012) hice hasta la tapa del libro y<br />
recién después me puse a escribir. A veces, una imagen es tan<br />
potente que les grita a las palabras: “Chicas, vengan por acá”.<br />
–Mientras trabaja en un libro, ¿mantiene alguna<br />
rutina? Como no vivo de los libros sino de mi trabajo en el<br />
diario, siento que los hago cuando tengo tiempo, en los ratos<br />
libres. Sin embargo, ocupan en mi cabeza la mayor parte<br />
del tiempo. Me pongo en sintonía fina y soy permeable, con<br />
una concentración altísima: nada más que ese tema me va<br />
a llamar la atención. No es una cuestión de rutina laboral,<br />
sino de un foco que mantengo las 24 horas mientras hago<br />
otras cosas. Cuando hice Zapatero pequeñito (Comunicarte,<br />
2015), con María Teresa Andruetto, todo el tiempo<br />
observaba zapatos, cordones y cueros. El año pasado, iba al<br />
supermercado, el carnicero me decía algo y yo lo pensaba<br />
alrededor del infinito.<br />
–¿Cuál es su mayor gratificación como autor? Son<br />
varias, pero la principal es que yo utilizo mis libros. Mentiras<br />
y moretones (Sudamericana, 2016) habla sobre un año<br />
horrible que tuve. Se enfermó mi hija, murió mi vieja, perdí<br />
todos mis ahorros. Todo era “y ahora, ¿qué más?”. Pensé: “Si<br />
lo puedo contar con belleza, voy a entender que algo aprendí,<br />
algo le saqué”. A partir del libro hice una obra de teatro con<br />
un músico y un actor; yo dibujo en vivo. Habla de magia y es<br />
muy bernasconiana, con todos los hilos al aire. La estamos<br />
paseando por todo el país.<br />
–¿Qué es lo que da pie a un libro? Hace dos semanas,<br />
volvía con mi hijo Franco de inaugurar una muestra.<br />
Mientras manejaba, empezó a nevar. Pasó un auto rojo, yo<br />
rebajé y nos caímos por un barranco. No nos pasó nada.<br />
Ahora estoy con el tema del seguro y dicen que solo pagan<br />
en caso de destrucción total. Y surge: “Ojalá sea destrucción<br />
total”, como deseándola. ¡Eso me hace tanto ruido! Algo va<br />
a salir de ahí<br />
78<br />
79
Entrevista<br />
once<br />
Adam Silvera<br />
Cómo escribirse<br />
a uno mismo<br />
El autor estadounidense fue la estrella invitada de la Feria del Libro Infantil y Junvenil. Sus<br />
novelas, protragonizadas por personajes queer, son best sellers internacionales que se<br />
proponen crear un mundo más tolerante con lo diferente. En una charla íntima, nos contó<br />
de dónde viene su obsesión temática por la muerte, el rol social de la literatura, su próxima<br />
incursión en el género fantasy y cómo fue escribir a dúo con Becky Albertalli<br />
POR Antonela de Alva
Desde que publicó su primer libro, Recuerda aquella vez,<br />
Adam Silvera (Nueva York, 1990) se convirtió en uno de los<br />
autores juveniles más aclamados por la crítica, llegando a integrar<br />
la lista de best sellers del New York Times. A ese libro, le<br />
siguieron Solo quedó nuestra historia y Al final mueren los dos<br />
(Puck, 2018), todos protagonizados por jóvenes centroamericanos<br />
queer. En Argentina hizo furor: sus fans lo esperaron con<br />
ansias, tiene verdaderos fanáticos. Es que el autor lleva la bandera<br />
LGTB+ como pocos y, gracias a sus novelas, nos hace ver<br />
sin caer en clichés que, no importa a qué comunidad elijamos<br />
pertenecer, todo se trata únicamente de vivir.<br />
–Usted ya es un autor exitoso y sus libros son muy esperados<br />
entre los jóvenes. ¿Cómo es su proceso de escritura?<br />
Simplemente escribo. No fui a la universidad, solamente<br />
tuve una sola clase de escritura creativa durante la mitad del<br />
último año de secundario. Escribo sobre la base de lo que<br />
conozco de las historias, de libros, de videojuegos, de series de<br />
televisión, de películas, y, de hecho, me escribo a mí mismo.<br />
–¿Qué le sucede cuando se escribe a sí mismo, sobre<br />
todo recurriendo al tema de la muerte en cada libro?<br />
Es terapéutico. Con mucha frecuencia, escribo estos libros<br />
tratando de responder preguntas que tengo. Por ejemplo,<br />
en el caso de Solo quedó nuestra historia: ¿qué haría yo<br />
si una persona que realmente amo, muriera? Y, en el caso<br />
de Al final mueren los dos: ¿qué pasaría con una muerte<br />
inesperada? Uso estas cuestiones como motores para poder<br />
adentrarme en este viaje y ver cómo, en lo personal, me confrontaría<br />
con una determinada situación. Me gusta ver que<br />
los personajes encuentran sus victorias, sus triunfos porque,<br />
si algo trágico ocurre, no tendría que ser necesariamente<br />
una devastación total sino que también tiene que existir<br />
la oportunidad de encontrar belleza en eso. Y, también, la<br />
reinvención de uno mismo y de la vida.<br />
–¿Siempre pensó tan profundamente el tema de la<br />
muerte? He pensado en la muerte durante mi vida adulta y<br />
eso fue lo que me condujo a la escritura de estos libros. Son<br />
preguntas e ideas que se han puesto de relieve durante mi<br />
adolescencia pero que, en ese momento, no había podido<br />
poner en palabras, hasta que me senté a escribir estos libros.<br />
Ahora estoy trabajando en una novela de fantasy que, definitivamente,<br />
tiene que ver con la muerte y el renacimiento.<br />
Estas son ideas que no me puedo sacar de encima, y hay<br />
tanto que no sabemos... ¿Qué ocurre después de la muerte?<br />
Es uno de los grandes misterios de la vida así que, probablemente,<br />
siga escribiendo sobre eso.<br />
–¿Cómo fue volverse un escritor famoso y empezar a<br />
recibir opiniones sobre lo que escribía? Es una transición<br />
constante pero, la mayor parte de las veces, cuando<br />
escribo un libro, lo hago para mí primero. Es lo único que<br />
puedo hacer porque si trato de escribir un libro para cada<br />
persona que opinó sobre uno de mis libros, sería imposible.<br />
Es difícil escribir con tantas opiniones dando vueltas, entonces,<br />
escribo primero la historia que me hubiera gustado tener<br />
cuando era adolescente, y espero que los demás conecten con<br />
eso. Y si no conectan con eso, no pasa nada.<br />
–Al final mueren los dos es terriblemente conmovedora<br />
pero también lo son sus otras dos novelas. ¿Qué siente<br />
cuando termina un libro? Me siento aliviado, contento,<br />
rara vez me siento súper triste cuando los personajes se van<br />
porque siento que pasé tiempo de calidad con ellos y, logré<br />
que llegaran al lugar que yo quería que llegaran. Se siente<br />
como tener un hijo y enviarlo al colegio y que se reciba.<br />
Creo que debe ser una sensación similar. Te crié, te cuidé, te<br />
alimenté y ahora sos libre.<br />
–En base a la fama que adquirió Los cuentos de la<br />
criada con la serie de Hulu en este contexto histórico,<br />
¿cuál cree que es el aporte de la literatura a los derechos<br />
humanos? En mis libros estoy mostrando gente queer<br />
que está viva, muestro las luchas cotidianas que la gente no<br />
tiene en cuenta, que no las ve. Muestro chicos queer que se<br />
enamoran, que es algo verdaderamente increíble. Yo sé que<br />
es increíble. No lo experimenté en mi propia piel cuando era<br />
adolescente porque era tabú y no se plasmaba en la literatura.<br />
Los chicos están siendo vistos gracias a los libros y que se<br />
sientan validados en sus propias vidas es algo maravilloso.<br />
–¿Lo toma como un acto de militancia? Sí, lo veo como<br />
una especie de activismo, tanto escribir como leer estas<br />
obras. El hecho de darles apoyo y, por ejemplo, que los fans<br />
escriban o dibujen sobre los libros, es la manera de decir “ustedes<br />
no van a poder silenciarnos. Nuestra voz se está alzando<br />
cada vez más, sin lugar a dudas”.<br />
–¿Por qué escribir? Para mí es algo instintivo. Si no lo<br />
hago, me pongo ansioso. Tengo tantas ideas en mi cabeza<br />
que podría hablar de esas ideas con la gente pero lo que me<br />
hace sentir más pleno es poder crear. A mí me gusta poder<br />
meterme en la cabeza de estos personajes, y la única manera<br />
de hacerlo es sentarme con la notebook y hacer que cobren<br />
vida. La verdad es que para mí es imposible no escribir.<br />
–¿Alguna vez tuvo una experiencia tan cercana a la<br />
muerte para que se volviera un tema central en sus<br />
libros? Cuando tenía 11 años, vivía en la ciudad de Nueva<br />
York y tuvo lugar el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre.<br />
Unos meses más tarde, murió en un accidente de<br />
avión mi tío favorito. No me di cuenta de esto hasta el otoño<br />
pasado. En ese momento, advertí que se había instalado el<br />
tema de la muerte porque tenía un tío que, de repente, no tenía<br />
más. Y todo porque se había subido a un avión. Recuerdo<br />
que estaba en la escuela cuando me enteré de que las Torres<br />
Gemelas habían sido derribadas por el ataque terrorista de<br />
un avión. Desde entonces, cuando escucho la explosión de un<br />
generador o el sonido fuerte de un auto, pienso: “Oh, Dios<br />
mío, nuevamente un ataque terrorista”. Tengo 28 años pero<br />
estas experiencias uno nunca se las saca de encima. Cada vez<br />
que subo a un avión, tengo mucha ansiedad, por ejemplo.<br />
–¿Cómo hizo a partir de este miedo, para vivir el día a<br />
día y disfrutarlo al máximo? No siempre es fácil. Siempre<br />
me pregunto si en el lecho de muerte –cuando sea viejito,<br />
esperemos que así sea– voy a lamentar no haber hecho algo.<br />
Voy a lamentar, por ejemplo, no haber hecho este paseo, no<br />
haber viajado a tal país por miedo a volar, voy a lamentar no<br />
haber cantado en el karaoke a pesar de cantar muy mal. La<br />
respuesta es sí. Siempre voy a lamentar no haber hecho algo<br />
que me diera alegría y esto es lo que me estimula a hacer las<br />
cosas a pesar de que tenga nervios o sienta terror. Siento que<br />
siempre trae alegría hacer esas cosas, lo que me impulsa y me<br />
sacan de la zona de confort.<br />
–¿Qué libros lo ayudaron a salir de su zona de confort?<br />
Nunca salí de mi zona de confort hasta los 20 años. Los<br />
únicos libros que leí en mi adolescencia fueron los de Harry<br />
Potter y los que me mandaban en la escuela como tarea –no<br />
siempre los leí porque me resultaban sumamente aburridos–.<br />
La cuestión pasa por haber sido capaz de escribir sobre<br />
mis miedos. Eso fue lo que me sacó de mi zona de confort.<br />
Puede sonar mal decir que mis libros me ayudaron pero es<br />
la verdad. No escribo libros solo para divertirme, es algo<br />
terapéutico. Escribo libros para navegar por mi mundo y para<br />
ayudarme a mí a ser mejor persona.<br />
–A todos nos marcó J. K. Rowling… ¿Cómo influyó en<br />
su carrera? Me encantaba la idea de ir a clase y aprender<br />
hechizos, hacer pociones. En mi casa, cuando estaba en la cocina,<br />
hacía de cuenta que estaba haciendo pociones. También<br />
solía tomar ramas de árboles y hacía de cuenta que eran varitas<br />
mágicas. O cuando me ponía un suéter, pensaba que era un<br />
estudiante de Hogwarts. Además, iba a una escuela llamada<br />
Spellman (Hombre de los hechizos), entonces decía que era un<br />
hombre de los hechizos. Me gusta la idea de sentir la presencia<br />
de la magia en mi imaginación. Eso es lo que Harry Potter me<br />
inspiró a sentir y, realmente, ahora es increíble ver que estoy<br />
escribiendo una historia de fantasy tantos años después.<br />
–¿De qué tratará esta nueva novela que aún no terminó?<br />
Es una historia que tiene que ver con el Ave Fénix, una<br />
criatura mítica de la que he estado muy pendiente durante<br />
más de una década. Esta novela tiene mucho que ver con el<br />
renacimiento. Por lo que es maravilloso utilizarla para que<br />
esté como en diálogo con los pensamientos sobre la muerte<br />
que suelo tener. Y, también, es muy gay. Todos los personajes<br />
son súper queer y eso me hace sentir muy orgulloso.<br />
–Es fanático de Marvel, ¿qué superpoder le gustaría<br />
tener? Me gustaría teletransportarme para no tener que<br />
subirme a un avión. Sería genial poder decir: “Mañana tengo<br />
que estar en Argentina por un evento”, y, de repente, nos vemos.<br />
Si uno se puede teletransportar también puede escapar<br />
de cualquier situación peligrosa.<br />
–A fin de año, saldrá en español ¿Qué pasa si somos<br />
nosotros?, la novela que escribió con Becky Albertalli,<br />
la autora de Yo soy Simón. ¿Cómo fue trabajar a dúo?<br />
Becky es una de mis mejores amigas y antes de conocernos en<br />
persona, ya queríamos escribir un libro juntos. Dos meses después<br />
de nuestro encuentro online, Becky me contó una historia<br />
y yo le dije que sería copado escribir una novela así pero gay y<br />
ella estuvo de acuerdo. Entonces empezamos a crear cada uno<br />
de nuestros chicos: decidimos cómo se iban a encontrar, cómo<br />
sería el final. Becky escribía un capítulo y yo otro después. Y así<br />
sucesivamente. No sabíamos cómo iba a ser la historia pero era<br />
muy divertido ver cómo las cosas iban cambiando. Y cambió<br />
bastante desde que la escribimos hace cuatro años.<br />
–¿Qué cree que tiene que cambiar en el mundo para<br />
que se nos permita vivir libremente? Creo que necesitamos<br />
que se expresen más las personas que se alían con<br />
nosotros y hacer que la gente queer se sienta más a salvo. Si<br />
ven que alguien está sufriendo bullying, hay que ayudarlo<br />
para que no ponga en peligro su vida tratando de defenderse<br />
solo. A veces, los queer tienen que depender de otros queer<br />
para sentirse protegidos. Es necesario que los heterosexuales<br />
defiendan a los queer. Es importante que las personas fuera<br />
de nuestra comunidad queer nos reconozcan como humanos<br />
y que estén dispuestos a protegernos<br />
82 83
Entrevista<br />
doce<br />
Marissa Meyer<br />
“Aprendí a<br />
confiar en mí<br />
como autora”<br />
A fuerza de talento y disciplina, se convirtió en una de las escritoras de ficción<br />
juvenil más exitosas del mundo. Sus doce libros fueron publicados en más<br />
de treinta idiomas y encabezan la lista de best sellers. En clave steampunk, su<br />
universo de androides, villanos y prodigios cautiva a sus lectores<br />
POR María Fernanda Guillot<br />
Cada mañana cruza el jardín de su casa en Tacoma<br />
(Washington) y entra a su búnker: un estudio de madera<br />
construido por su marido, que es carpintero. Durante<br />
una hora, se dedica a responder e-mails y mirar las redes<br />
sociales. Después, con la guía de una app, medita durante<br />
quince minutos. Desde que incorporó ese hábito, cuenta,<br />
descansa mejor por las noches.<br />
Luego establece cuántas palabras va a escribir ese día y,<br />
finalmente, programa la alarma del celular para que suene<br />
cada dos o tres horas. Cada vez que eso suceda, se levantará<br />
para jugar un rato con sus hijas mellizas, de cuatro años,<br />
comer algo o estirar su cuerpo. Luego retomará su universo<br />
de cyborgs, androides, seres con poderes extraordinarios,<br />
venganza, secretos y justicia.<br />
La rutina de trabajo de Marissa Meyer (1984) es tan simple<br />
y efectiva como su escritura. Un orden que le permitió publicar<br />
doce novelas en los últimos seis años, traducidas a más<br />
de treinta idiomas. Su tetralogía Crónicas lunares (VR YA) la<br />
convirtió en autora de best sellers de literatura juvenil.<br />
Todo comenzó con Cinder, una historia futurista protagonizada<br />
por una adolescente de 16 años convertida en cyborg.<br />
Experta en mecánica, esta Cenicienta convive con el desdén<br />
de su madrastra, a quien debe entregarle el dinero que gana<br />
reparando androides. Una epidemia mundial la enfrentará<br />
con su misterioso pasado y, de la mano del príncipe Kai,<br />
se convertirá en heroína. A esta novela le siguieron otras<br />
versiones steampunk de Caperucita roja (Scarlet), Rapunzel<br />
(Cress) y Blancanieves (Winter). Con cada uno de cuatro<br />
85
libros de la saga de Crónicas lunares, el éxito crecía. Más y<br />
más ejemplares vendidos, más y más lectores. Ahora acaba de<br />
lanzar Wires and Nerves 2 (VR YA), el segundo volumen de<br />
la novela gráfica protagonizada por los personajes de esa saga.<br />
Una nueva historia, un reencuentro.<br />
–¿Por qué decidió ser escritora? Y de ficción YA (Young<br />
Adult), además. Siempre me gustó leer. Cuando empecé la<br />
escuela me enganché con los cuentos de hadas y los de los hermanos<br />
Grimm. Había algo oscuro en ellos que me encantaba.<br />
Otro de mis escritores favoritos era Roald Dahl, el autor de<br />
Charlie y la fábrica de chocolate. Así empecé a descubrir mis<br />
héroes de la ficción. Ana la de tejas verdes era una de mis favoritas:<br />
una chica con una imaginación increíble, un poco torpe<br />
y rara, a la que no le importaba lo que la gente pensara de<br />
ella. Me sentí muy identificada, yo era muy parecida a ella. Un<br />
día descubrí que detrás de esas historias y personajes que me<br />
encantaban había un autor. Me di cuenta de que eso podía ser<br />
un trabajo, una opción de vida. A los 16 años empecé a escribir<br />
un relato sobre una princesa que tenía mi edad de entonces.<br />
Nunca la terminé, pero hice otros intentos y todos los protagonistas<br />
tenían 16 años. Fue una decisión inconsciente.<br />
–¿Y fue más deliberada la elección del género de<br />
ciencia ficción? Hace algunos años me inscribí en un concurso<br />
de relatos en el que daban dos consignas, una historia<br />
futurista y un personaje de un cuento de hadas, y los participantes<br />
teníamos que optar por una. Me pareció más divertido<br />
combinar las dos y escribí un relato sobre el gato con botas<br />
en tono de ciencia ficción. Me di cuenta de que había mucho<br />
potencial en ese tipo de historias y decidí hacer una serie.<br />
Tres años después, me compraron los derechos de Cinder, la<br />
primera novela de Las crónicas lunares.<br />
–¿Qué sintió cuando tuvo su primer libro impreso en<br />
las manos? Fue increíble. Ya había llorado cuando me mandaron<br />
las copias para revisar antes de que Cinder saliera a la<br />
venta. Pero cuando tuve el libro en mis manos… ¡Wow! Es<br />
muy emocionante. Me pasa lo mismo hoy, que llevo doce libros<br />
publicados. Cuando el otro día recibí Arch Enemies, que<br />
es la segunda parte de Renegados, lo sentí como un logro. ¡Lo<br />
hice de nuevo!<br />
–¿Estaba preparada para el éxito que logró? Fue una sorpresa<br />
maravillosa. Yo soñaba mucho con ser escritora, hacer un<br />
tour de presentación, reunirme con fans, que Hollywood adaptara<br />
mis libros. Así que cuando eso se convirtió en realidad, de<br />
alguna forma estaba preparada. ¡Lo visualicé! Al mismo tiempo,<br />
cada día soy consciente de mi suerte. Porque no todos los<br />
escritores tienen esas oportunidades. Estoy viviendo mi gran<br />
sueño: que mi trabajo sea contar historias. Y que haya personas<br />
que las lean y las disfruten en distintos países.<br />
–Desde el primer libro publicado al último, ¿qué<br />
aprendió en el camino? Aprendí a confiar en mí misma.<br />
Cada libro implica un reto nuevo. Muchas veces me encuentro<br />
con dudas, con miedos, con pensamientos del estilo:<br />
“¿Para qué me metí con esto, si no lo voy a poder hacer?”.<br />
Es algo que me pasa, sobre todo, cuando encaro un desafío<br />
nuevo, como puede ser una historia más compleja, o frente a<br />
una fecha de entrega inmediata. Pero sé que finalmente voy<br />
a hacerlo. Aprendí a rescatarme de esos cuestionamientos y<br />
a salir adelante, me lo enseñó la experiencia. Tengo amigos<br />
escritores con los que hablo de esto, a todos nos gana la incertidumbre<br />
en algún momento. Cuando me sucede, llamo a<br />
alguno de ellos porque va a entenderme mejor que nadie.<br />
–Además de contar una buena historia, ¿qué otras<br />
cosas le preocupan como autora? Trato de ser fiel a la<br />
historia que tengo en mi cabeza. Mis lectores están muy<br />
involucradros con Crónicas lunares. Como mi intención es<br />
que disfruten de las nuevas historias, busco un balance entre<br />
lo que ellos esperan y lo que quiero contar. Me preocupa<br />
mucho eso. También cuido mucho a los personajes. Los protagonistas<br />
tienen los desafíos más importantes a lo largo de la<br />
historia y van creciendo junto con el relato. Llega un punto<br />
en el que los veo como personas reales que me acompañan,<br />
como si fuera un grupo de amigos.<br />
–Su libro Renegados (VR YA), publicado este año en<br />
la Argentina, habla de un sindicato de personas con<br />
superpoderes. Si usted formara parte de un grupo así,<br />
¿qué habilidad le gustaría tener? Igual que Nova, una<br />
de las protagonistas, me gustaría tener esa doble capacidad<br />
de no dormir y la de hacer que alguien se duerma con solo<br />
tocarlo. Me encantaría no dormir nunca. Amo mi vida, pero<br />
es muy agitada. No me alcanzan las horas del día para hacer<br />
todo lo que quiero: escribir, leer, tocar el ukelele, cocinar,<br />
cuidar mi jardín y mi huerta. ¡No tengo tiempo!<br />
–¿Cuándo aprendió a tocar el ukelele? Siempre admiré<br />
a esas personas que saben tocar un instrumento musical. Mi<br />
esposo es guitarrista, tiene un talento increíble. Hace poco<br />
empecé a tomar clases de ukelele porque me gusta el sonido<br />
que tiene, hay algo en él que me hace sonreír.<br />
–¿Se imagina cómo sería su vida sin la escritura? Con<br />
tiempo para cocinar y tocar el ukelele… Antes de<br />
publicar, yo era correctora freelance de una editorial. Me<br />
encantaba lo que hacía y tenía bastante libertad. Escribir<br />
era un hobby, no un trabajo. Supongo que seguiría haciendo<br />
eso, contenta con mi vida<br />
86
RECOMENDADOS INFANTILES / JUVENILES<br />
POR MARÍA FERNANDA GUILLOT<br />
Entrevista<br />
trece<br />
BOSQUE MISTERIOSO<br />
Colección Súper Mágicos<br />
Sigmar<br />
No es solo un libro para colorear. O un libro<br />
que permite inventar historias encantadas<br />
mientras se pinta de rosa a un conejo, se<br />
le regala verde a una ranita o violeta a un<br />
murciélago. Bosque misterioso es una sesión<br />
de magia. El entusiasmo sigue a las risas que<br />
siguen al asombro.<br />
Cuando los dibujos coloreados se enfocan<br />
con un celular o una tablet, cada personaje<br />
cobra vida en 4D. Los animales corren, vuelan,<br />
dan saltos, se esconden y tocan instrumentos<br />
musicales. Solo hay que descargar<br />
una aplicación gratuita para que las páginas<br />
se conviertan en más y más juegos.<br />
MOXIE<br />
Jennifer Mathieu<br />
VR YA<br />
El destrato a las chicas es una norma en la<br />
escuela secundaria de East Rockport. Hasta<br />
que un día, las pequeñas indignaciones se<br />
vuelven rabia y aparecen fanzines anónimos<br />
en los baños del colegio. Así nace “Moxie”,<br />
un movimiento de mujeres impulsado por<br />
la conciencia de que unidas jamás serán<br />
vencidas.<br />
Un libro para adolescentes que aborda el<br />
feminismo sin líricas: los personajes tienen<br />
miedo, dudan y son conscientes de su falta<br />
de heroísmo.<br />
Las chicas de Moxie no cantan baladas, la<br />
banda de sonido de sus días es punk rock.<br />
Ellas saben hacerse oír. Y hacerse leer, claro.<br />
MI PRIMER LIBRO DE PASTELERÍA<br />
Pía Fendrik<br />
Catapulta Junior<br />
¿Quién dijo que la cocina no es un juego?<br />
Seguramente, alguien que no entiende de<br />
infancias. Afortunadamente, no es el caso de<br />
Pía Fendrik. La pastelera desarrolló doce<br />
recetas para que los más chicos preparen<br />
muffins, cupcakes, galletitas, bizcochuelos<br />
y alfajores. El paso a paso está acompañado<br />
de imágenes y explicaciones simples.<br />
Bonus track: cada ejemplar incluye un kit<br />
de accesorios (una manga, dos picos para<br />
manga, una espátula, dos moldes de silicona<br />
para cupcake y tres cortantes circulares).<br />
Un libro para leer con las manos en la masa.<br />
Emanuel Werner<br />
“Cambiar el mundo<br />
es cambiar mi mundo”<br />
EL REGALO<br />
Sheila Graschinsky | Ilust. Ximena García<br />
B de block<br />
El enojo puede ser un buen impulso. Sheila<br />
Graschinsky se convirtió en autora la tarde<br />
que escuchó a otros chicos reírse de su hijo<br />
Ian, que tiene una discapacidad motriz desde<br />
su nacimiento. Ella entendió que detrás de<br />
esas burlas había una ignorancia profunda. Y<br />
se sentó a escribir.<br />
El resultado es un libro infantil que permite<br />
conocer el mundo de Sebastián, un chico<br />
que va al colegio en silla de ruedas y usa<br />
andador. Sus compañeros saben que cuando<br />
él se pone nervioso en clase, se olvida de<br />
tragar saliva. También, que le cuesta mantener<br />
el equilibrio cuando está de pie. Se los<br />
explicaron y ellos entendieron. Eso es lo que<br />
El regalo se propone.<br />
UN VERANO EN ABRIL<br />
Cecilia Saia<br />
Montena<br />
En la tapa se lee: “La historia de Gio, un<br />
niño con un cromosoma de más”. Pero<br />
también –y sobre todo– es la de Giacomo, su<br />
hermano mayor y autor del libro. Un chico<br />
que ama a Giovanni, pero que también siente<br />
vergüenza por él porque Gio tiene síndrome<br />
de Down. Es distinto. Finalmente, Giacomo<br />
se da cuenta de que eso que diferencia a su<br />
hermano de los demás lo hace único. Decide<br />
grabar ese mundo de singularidades y compartirlo<br />
en YouTube. El video se llama The<br />
Simple Interview y dio origen a este libro tan<br />
especial como su protagonista.<br />
Sin sensiblerías ni golpes bajos, se lee con<br />
una sonrisa.<br />
BENJA DIBUJA PROBLEMAS<br />
Matt Davies<br />
La Brujita de Papel<br />
Bicicletas, tiburones, retratos de sus profesores:<br />
Benja Cope dibuja todo el tiempo y<br />
lo hace muy bien. Un día, su cuaderno de<br />
bocetos llega a manos del profesor Justo<br />
Latorre, quien se sorprende al ver su caricatura.<br />
Benja tiembla mientras acompaña al<br />
maestro a la dirección. ¿Cuál será el castigo?<br />
El desenlace menos previsible encierra una<br />
lección sobre el talento.<br />
Cualquier similitud del relato con algún<br />
hecho real seguramente no sea casualidad:<br />
el autor, Matt Davies, es un reconocido<br />
caricaturista que trabajó en varios medios<br />
gráficos y llegó a ganar un Premio Pulitzer<br />
por su obra. Alguna vez contó que aprendió a<br />
dibujar “antes que a caminar”.<br />
Se convirtió en empresario a los 12 años cuando creó la red social Zokme. Viajó por el mundo<br />
entero, creó dos empresas de marketing y ahora se desempeña como consultor de compañías que<br />
son parte de la lista Fortune 500. Su charla TEDx, en la que compartió su historia de vida, fue vista<br />
por más de 12.500 personas. Acaba de publicar Todo está en vos, su primer libro (Temas)<br />
Emanuel Werner (Entre Ríos, 1997) siempre supo que crear<br />
una red social le cambiaría la vida. Tras la fundación de Zokme,<br />
en 2009, buscó nuevos aliados para seguir creciendo profesionalmente<br />
y así surgieron Pyxis Digital, en 2013, y Blanc360,<br />
en 2015. Cansado del trabajo rutinario en sus empresas de<br />
marketing, decidió irse de viaje y conoció treinta países en tres<br />
continentes, experiencia que lo marcaría para siempre. A su regreso,<br />
se dedicó a apoyar emprendedores y dar capacitaciones<br />
a grandes empresas para hacer crecer sus capitales humanos.<br />
Su libro tiene como fin incentivar al lector a que empiece el<br />
POR Antonela de Alva<br />
cambio real que necesita para convertirse en lo que quiere ser<br />
más allá de su situación actual. Es hora de descubrirse.<br />
–¿Cómo surgió Todo está en vos? El libro surgió por un<br />
cambio que hice en mí. Me dediqué ocho años al marketing<br />
y, luego, hice un viaje durante un año por el mundo, entre los<br />
18 y los 19 años. Recorrí treinta países. Me había cansado de<br />
la rutina y decidí que un desafío era hacer tres cosas: hacer<br />
un viaje para descubrir el mundo, seguir formándome con<br />
mis mentores a la distancia y expandir mi compañía. Ese viaje<br />
fue también un viaje interior. En Asia, que es un continente<br />
88
altamente espiritual, me empezaron a caer un montón de<br />
fichas en un momento en el que sentí un vacío muy profundo.<br />
Había hecho todo lo que desea hacer una persona y, lo<br />
que yo quería hacer en la vida lo había logrado a los 19 años:<br />
había logrado tener una compañía rentable, que mis cuentas<br />
personales estuvieran sanas, y ya había viajado por el mundo.<br />
Esos objetivos que me puse a los 12 años y anhelaba, ya los<br />
había cumplido. En ese momento empecé a sentir un gran<br />
vacío interior: sentía que me faltaba algo. Después de varios<br />
días de preguntarme qué más podía hacer, toque fondo e hice<br />
un click. Empecé a preguntarme con qué propósito yo quería<br />
vivir, qué legado quería dejar. Empecé a plantearme en qué<br />
momento me había sentido feliz y cuándo disfrutaba lo que<br />
estaba haciendo. Esos momentos eran los que daba consultorías,<br />
cuando daba charlas en universidades y podía inspirar a<br />
otros jóvenes a que se animen a soñar y tener sus proyectos.<br />
Por eso, lo mío, hoy en día, va por el capital humano. Cuando<br />
uno hace click, empieza a hacer sentido lo que a uno le pasa.<br />
En ese hacer sentido lo que me pasaba, primero fue descubrir<br />
el porqué y luego el cómo iba a llevarlo a la práctica.<br />
–¿Qué fue lo que cambió? Empecé a inspirar a otros a que<br />
se animasen a explotar el máximo potencial de lo que son. Un<br />
proceso lindo fue empezar a mirar a las personas con otros<br />
ojos, mirar el potencial de lo que cada persona podía ser si<br />
atravesaba un proceso de cambio interior. Me alquilé un mes<br />
un departamento en Kuala Lumpur, Malasia, y me puse a<br />
trabajar. Me pregunté cuáles iban a ser los siguientes pasos.<br />
El primero era volver a Argentina después de un año de viaje,<br />
el segundo era cómo bajar todo lo que me había pasado a una<br />
metodología de trabajo, el tercer sueño fue este libro: cómo<br />
lograr algo que me trascienda a mí y que tenga ver con el otro.<br />
Así surgió. Cuando regresé a Argentina, empecé a dar charlas<br />
en la Universidad Di Tella y a dar consultorías en empresas de<br />
desarrollo humano, después a transitar el proceso de dejar una<br />
persona a cargo en la empresa que yo había formado y, ahora<br />
en mayo, ceder todas mis acciones y mi participación. Ese fue<br />
el proceso para crear un puente entre el mundo del marketing<br />
y del capital humano y así lograr vivir del capital humano.<br />
–¿Para trabajar en el desarrollo del capital humano<br />
utiliza recursos del marketing también? El conocimiento<br />
del marketing y del emprendedurismo está en mi ADN<br />
porque es algo que hice desde los 12 años. De alguna manera<br />
formó mi carácter.<br />
–¿Qué lo impulsó a ser un emprendedor a los 12 años?<br />
La necesidad de relacionarme. Me cambié de colegio, atravesé<br />
un proceso de decisiones complejas en el entorno familiar<br />
y tenía una gran necesidad de relacionarme con otros en un<br />
entorno y en un mundo que yo pudiera controlar porque mi<br />
vida real, y lo que pasaba afuera eran un descontrol. A los 12<br />
años creé una red social. Y, en ese mundo virtual pude generar<br />
qué cosas podían hacer los usuarios, armar un staff de personas<br />
con diferentes roles, pude empezar a sanar mi autoestima. Y, si<br />
todo se salía de control podía apretar un botón y ya estaba.<br />
–Luego de crear esa red social, ¿qué pasó? Después de<br />
eso, creé mi primera agencia de marketing digital. A los 14,<br />
15 años quería comprarme mi primera computadora, tener<br />
mi plata y había armado tarjetas personales. Vengo de una<br />
familia de muchos hermanos y la prioridad de la casa estaba<br />
en otro lugar. Entonces, me dieron la libertad para hacerlo si<br />
encontraba la manera. Me pregunté qué valor tenía yo para<br />
aportar a los demás. En ese momento sabía cómo armar sitios<br />
web, cómo manejar las redes sociales, cómo generar comunidades.<br />
Un montón de cuestiones que recién estaban entrando<br />
al mundo de la comunicación. Fue algo muy novedoso para<br />
la ciudad. Empecé visitando locales pequeños a los que les<br />
dejaba mi página web. Al principio recibí muchos “no” y hubo<br />
mucha resiliencia para saber reinterpretar eso; cada “no” era<br />
una oportunidad para mejorar lo que estaba haciendo. Era entender<br />
por qué me habían dicho que no y cómo podía cambiar<br />
esa situación. Después de eso, sumé dos socios y empecé a<br />
trabajar con empresas más importantes de la región hasta mis<br />
17 años. Ese proyecto duró dos años hasta que lo vendí.<br />
–¿Cómo es su proceso de trabajo? Primero tiro la piedra al<br />
otro lado del lago y después veo cómo puedo cruzar el charco.<br />
Primero hice y después me pregunté cómo podía ir resolviendo<br />
las cosas que aparecían en el medio. Desde tener una<br />
oficina a un equipo de trabajo, a socios que me complementaran.<br />
Siempre busqué gente que fuera muy buena en cosas<br />
que yo no podía o no quería hacer. Esta agencia de marketing<br />
generaba ingresos y yo resolvía esa parte con mis socios.<br />
–¿Qué le diría a una persona que no se anima a desarrollar<br />
su proyecto? Si le tuviera que dar un consejo a un<br />
emprendedor, les diría que den el primer paso y que luego<br />
resuelvan. Siempre mi capital fueron los clientes. Creé proyectos<br />
sustentables por sí mismos y con el retorno de inversión<br />
que obtenía, fui creando todo lo demás: la red social me<br />
dio la capacidad de generar la empresa de marketing digital,<br />
esta me permitió crear la empresa de marketing estratégico,<br />
que me dio la posibilidad de dedicarme hoy en día cien por<br />
ciento al capital humano.<br />
–¿Qué significa dedicarse al capital humano? En las<br />
organizaciones, hoy en día, hay dos departamentos claves: por<br />
un lado el departamento de marketing que recibe diferentes<br />
nombres pero, básicamente, es cómo poder vender tu idea,<br />
tu proyecto, lo que armás y comunicárselas al resto. Otra<br />
parte fundamental es el capital humano: las personas que<br />
conforman la organización. Ninguna organización podría<br />
existir sin personas que la conformarán. Hay tres niveles: el<br />
individuo, el equipo de trabajo y lo organizacional. Primero<br />
empiezo por el individuo, genero cambios, trabajo mucho<br />
en lo que es la maestría personal y lo que es la capacidad de<br />
autodesarrollarnos, de empoderarnos, de creer en nosotros<br />
mismos. Después, eso repercute en los equipos y, finalmente,<br />
esos equipos lideran cambios que modifican la organización.<br />
El área de recursos humanos, ¿qué es? La persona que esté<br />
liderando esa área y todos los que la conforman. Eso es lo<br />
que llamo capital humano, que para mí, es el mayor capital<br />
que las empresas u organizaciones tienen, son los que generan<br />
valor, más en esta era del capital del conocimiento. El<br />
diferencial está en las personas que conforman las empresas.<br />
–¿El valor que cada persona le da a la tarea que realiza?<br />
Exacto. Hoy, las empresas más importantes del mundo<br />
generan valor. Por ejemplo, Google tiene la mayor red de<br />
contenidos del mundo y no produce un solo contenido; Uber<br />
no tiene un solo auto. Son redes que agregan valor y el valor lo<br />
vieron en las personas no en los objetos. Para mí ese es el gran<br />
diferencial que hoy tiene esta nueva era que estamos viviendo.<br />
–¿Qué cree que se debe hacer? Yo creo que las empresas<br />
tienen que hacer que sus talentos y las personas que están<br />
dentro de las organizaciones sean más felices y más prósperas.<br />
Para eso necesitan trabajar por un propósito. Necesitan<br />
que su vida tenga un sentido. Cuando hablamos de la “psicología<br />
de la felicidad”, uno encuentra que los que nos hace<br />
felices es encontrar algo que nos gusta, eso nos hace esforzarnos.<br />
Ese pequeño esfuerzo que hacemos todos los días,<br />
nos hace fluir y suceden momentos mágicos. Es cuando uno<br />
se olvida del espacio y del tiempo y fluye sin darse cuenta. La<br />
pregunta es: ¿cómo podemos hacer que eso suceda porque lo<br />
generamos y no por casualidad? Hay un montón de habilidades<br />
que tenemos que aprender y que no nos enseñaron.<br />
–¿Cómo se empieza? Hay dos preguntas claves para mí que<br />
intervienen en este proceso del propósito: el por qué y para<br />
qué lo hacemos. Preguntarnos de verdad por qué hago lo que<br />
hago y para qué hago lo que hago. Eso le da sentido a lo que<br />
hacemos cotidianamente. Para llegar a responderlas hay que<br />
recorrer un camino interior que, muchas veces, no nos animamos<br />
a explorar, pero si lo hacemos nos podemos sorprender.<br />
Eso es un poco lo que indica el libro: autodescubrirnos<br />
nuevamente. Por eso, el eslogan del libro es “Te cambiará la<br />
vida”. Yo realmente me pregunto qué es cambiar el mundo.<br />
Y, para mí, cambiarlo es cambiar mi mundo: ayudar a las<br />
personas que tengo alrededor a que cambien<br />
90
MUSEOS<br />
del mundo<br />
MUSEU DO AMANHÃ<br />
POR Martín Garrido<br />
Inaugurado en 2015, poco después de la oleada de obras para<br />
el de Mundial de Fútbol de Brasil, el Museu do Amanhã<br />
(Museo del Mañana) diseñado por el Catalán Santiago Calatrava<br />
con jardines de Burle Marx, el poeta de las plantas,<br />
renovó el título de “Cidade Maravilhosa” para Río de Janeiro.<br />
Es la vedette de Porto Maravilha (como ahora se llama al<br />
que era el viejo y marginal barrio portuario) y lo primero<br />
que quieren visitar los pasajeros de los cruceros que lo ven al<br />
llegar y desean experimentar los propios cariocas.<br />
Las novedades son permanentes, como el nuevo Iris+,<br />
asistente cognitivo que nos guía en la recorrida por el edificio<br />
de 15.000 metros cuadrados que parece flotar en la Bahía<br />
de Guanabara. También hace preguntas al visitante sobre la<br />
sostenibilidad del planeta y la forma de convivir entre sus<br />
habitantes. Y luego nos dará sus respuestas por mail.<br />
Poco y nada tiene que ver con la idea tradicional de un “museo”,<br />
al margen del impacto visual que asociamos con ejemplos<br />
deslumbrantes recientes: Acrópolis en Atenas y Tate<br />
Modern de Londres. No se detiene en el pasado sino que<br />
indaga el presente sin caer en abstracciones sobre el futuro.<br />
Más atento a las ideas que a los objetos, nos hace pensar en el<br />
“aquí y ahora”. Y que nuestra conducta deja una huella de la<br />
que debemos hacernos responsables.<br />
Está dividido en seis grandes tendencias: el cambio climático,<br />
el crecimiento de la población y la longevidad, la mayor integración<br />
y diversidad, los avances tecnológicos, la alteración de<br />
la biodiversidad y la expansión del conocimiento.<br />
Las nuevas herramientas didácticas son propias de generaciones<br />
millennials o centennials, los hijos de los baby boomers<br />
o los nacidos en el siglo XXI que sumados significan más del<br />
ciento de los 7.500 millones del planeta según las Naciones<br />
Unidas. Por eso abundan las instalaciones interactivas, de<br />
gran impacto audiovisual, que incluyen juegos que apasionan<br />
incluso a los mayores.<br />
Los contenidos parten desde el Big Bang, para entender la<br />
evolución de la Tierra y sus habitantes, hasta el presente. Y, a<br />
partir de hoy, tomar conciencia de lo que pasará en los próximos<br />
cincuenta años. Los visitantes aceptan que en este medio<br />
siglo XXI habrá más cambios que en los últimos 10.000 años<br />
de la vida en la Tierra.<br />
El Museo, con una inversión de 59 millones de dólares, recibió<br />
en 2017 el Premio a la “construcción verde más innovadora”<br />
por el aprovechamiento de la energía solar y el uso de<br />
las aguas de la bahía<br />
INFORMACIÓN ÚTIL<br />
Praça Mauá, 1 - Centro,<br />
Río de Janeiro<br />
No hay estacionamiento,<br />
aconsejan llegar en subte<br />
Metro línea 4, estación Uruguaiana<br />
Martes a domingo, de 10 a 18 hs.<br />
Tienda, café y restaurante<br />
museudoamanha.org.br<br />
93
Turismo<br />
internacional<br />
ISLANDIA<br />
Siglo XXI con frío<br />
POR Horacio de Dios<br />
Todos los septiembres, al borde del Círculo Polar Ártico, entre<br />
las dos placas tectónicas que separan América de Eurasia,<br />
celebran el fin del verano. A partir de ese momento, los días de<br />
24 horas se convierten en noches de otras 24. Y la atracción<br />
turística máxima pasa a ser la aurora boreal, un espectáculo<br />
celestial de luces en plena oscuridad. Islandia se destaca por<br />
su naturaleza prodigiosa. País de gran actividad volcánica,<br />
cuenta con desiertos, montañas, glaciares y ríos. Carece de<br />
petróleo como Noruega, pero genera energía, tanto hidráulica<br />
como geotérmica, de bajo costo. Es mundialmente conocido<br />
por brindar una alta calidad de vida a sus habitantes,<br />
dados los ingresos altos, el cuidado del medioambiente y el<br />
nivel de los servicios públicos.<br />
Más turistas que habitantes<br />
Islandia tiene una población de 330.000 habitantes (menos<br />
que Santa Cruz o La Rioja) en una superficie de 103.000<br />
kilómetros cuadrados (apenas superior a Chaco o Santa Fe).<br />
En Reikiavik, su capital, viven 122.000 personas (la tercera<br />
parte de Islandia cuya poblacion llega a 334.252 habitantes<br />
según el censo del 2016). La mayor parte de su territorio, con<br />
pocos árboles y escasa fauna, se despliega sobre un desierto<br />
casi helado gran parte del año. ¿Por qué entonces se convirtió<br />
en uno de los destinos de moda?<br />
La respuesta es su prodigiosa naturaleza que atrae a casi 20<br />
millones de personas por año. Ofrecen todo lo que el visitante<br />
necesita para conocer: flotas de vehículos todo terreno o<br />
motos de nieve para viajes de varios días o excursiones por<br />
un día. Allí está el Geysir (que significa emanar, erupcionar, y<br />
que dio su nombre a fenómenos similares en todo el mundo).<br />
Tiene más de trescientos volcanes, muchos en actividad<br />
como el famoso Eyjafjallajökull (de 1666 metros de altitud).<br />
Su erupción en 2010, arrojó ceniza volcánica a la atmósfera y,<br />
como consecuencia, se tuvieron que cancelar gran cantidad<br />
de vuelos en el Norte de Europa. Esto generó severas pérdidas<br />
económicas a nivel mundial.<br />
Vikingas al poder<br />
Islandia atrae por su modernidad. No solo recibe turistas sino<br />
también extranjeros que buscan radicarse. Está abierto a los<br />
jóvenes solteros y casados, especialmente si se han formado<br />
en las tecnologías de punta.<br />
Hoy es un ejemplo por la solidez de sus instituciones democráticas<br />
y los avances respecto de la igualdad de género. Su<br />
parlamento, el más antiguo de Europa, ya anticipó la ley para<br />
que las mujeres cobren igual que los hombres por las mismas<br />
tareas a partir de 2022.<br />
En 2009, Jóhanna Sigurðardóttir fue la primera mujer<br />
en asumir como Primera Ministra en el país. Dentro de su<br />
gestión, enfrentó una crisis financiera con éxito y mantuvo un<br />
alto nivel de aprobación hasta llamar a elecciones en 2012. La<br />
candidata electa a sucederla fue a Katrín Jakobsdóttir,<br />
quien armó una singular coalición de políticos de izquierda,<br />
centro y derecha.<br />
Cómo llegar a Islandia por aire y mar<br />
Reikiavik, al borde de su costa que se extiende casi 5000 kilómetros,<br />
es el centro de decisión de la isla aunque solo tenga<br />
la tercera parte de la población del país.<br />
Tiene dos aeropuertos, el de cabotaje y el internacional de<br />
Keflavik. Ambos conectan los cuarenta aeropuertos que hay<br />
en toda Islandia. Otra alternativa seductora es llegar en ferry<br />
al puerto de Seyðisfjörður, entre los fiordos del Este, a diez<br />
horas por tierra de la capital. Allí se produjo la serie islandesa<br />
Trapped (Atrapados), creada por el actor y director Baltasar<br />
Kormákur.<br />
También hay un ferry que llega directamente a Reikiavik<br />
pero solo cada dos semanas.<br />
Desde Londres, hay vuelos directos a Islandia en tres horas y<br />
en verano se multiplican aerolíneas y frecuencias desde España<br />
o Estados Unidos. Viviendo en Argentina, es más complicado<br />
llegar. Desde Buenos Aires, a 11.500 kilómetros de<br />
distancia, hay pocos vuelos. Se puede llegar en Air Canada y<br />
Lufthansa, con dos escalas y veinte horas de viaje. El precio,<br />
eso sí, no es barato.<br />
Paseo por Reikiavik<br />
La capital guarda el testimonio de su historia desde la mitad<br />
del siglo IX cuando fue colonizada por pioneros vikingos y<br />
dejaron sagas que muchos años más tarde admiraría Jorge<br />
Luis Borges. Después de un pasado colonial con Dinamarca,<br />
se independizó en 1918.<br />
Reikiavik es comparable a la extensión de nuestra Capital<br />
Federal. Una recorrida mínima, para un turista que pregunta<br />
qué puede hacerse en un día de paseo.<br />
La calle principal es Laugavegur, con buenas tiendas, restaurantes,<br />
pubs y cafés. Hay un 9% de extranjeros que está en<br />
incremento y su diversidad cultural se refleja en las costumbres<br />
que trae consigo un centenar de nacionalidades. El promedio<br />
de vehículos es de un auto y medio por habitante, casi el<br />
mismo de celulares inteligentes. En la Capital, como en toda<br />
Islandia, la principal atracción es su paisaje cortado por penínsulas,<br />
ensenadas, pequeñas islas, con géiseres al paso mientras<br />
los suburbios se extienden hacia el Sur y el Este.<br />
Una visita interesante es Árbæjarsafn, museo al aire libre que<br />
recrea la vida cotidiana de antaño con casitas bajas plenas de<br />
color y tiendas artesanales.<br />
Y lo más importante, lo que no puede omitir nadie, es el edificio<br />
Harpa Concert Hall, maravilla del siglo XXI. Diseñado por<br />
el arquitecto Henning Larsen, impacta por la fachada transparente<br />
que ideó el artista Olafur Eliasson. Está frente al<br />
viejo puerto junto a un fiordo. La obra se detuvo por la crisis<br />
financiera del 2008 y se reinició rápidamente para inaugurarlo<br />
en 2011 con La flauta mágica de Mozart y Biophilia de<br />
Björk, su artista más universal. Harpa significa un instrumento<br />
y también, en calendario nórdico, el comienzo del verano.<br />
Agatha Christie bajo hielo<br />
¿Cómo se vive en una sociedad dividida por días cortos y noches<br />
largas (o viceversa)? Una de las claves de su convivencia<br />
es lo integrados que están al mundo. Hablan varios idiomas y<br />
el inglés es su lengua cotidiana. No fue casual que su arquero<br />
le atajara el penal a Messi en el Mundial ni que Gylfi<br />
Sigurðsson, el crack de su seleccionado, se haya transferido<br />
por el récord de 57 millones de dólares al Everton inglés.<br />
En Islandia, la cultura es importante desde el jardín de<br />
infantes; se destaca por la excelencia de su educación en<br />
todos los niveles. Las librerías, las discotecas y las salas de<br />
conciertos son puntos de reunión habituales. La televisión<br />
repone historias de sus vikingos y allí se grabaron escenas de<br />
Juego de tronos. En literatura, el novelista de policiales noir<br />
Arnaldur Indriðason, es en España tan vendedor como<br />
Stieg Larsson o Henning Manken.<br />
Sobran los motivos<br />
Los viajeros, más que los turistas comunes, volverán a casa<br />
con temas para compartir y no solo fotos. Data Base para un<br />
pequeño resumen:<br />
-Según la Organización de las Naciones Unidas, tienen la<br />
mejor calidad de vida. Lugar ideal para criar niños.<br />
-No tiene Fuerzas Armadas desde 1944.<br />
-No cuenta con policía armada, salvo un mínimo grupo de<br />
emergencia (se llama “Los Vikingos”).<br />
-Brinda servicios gratuitos de salud, educación, calefacción y<br />
electricidad.<br />
-Admite casamientos entre personas del mismo sexo desde 1996.<br />
-El porcentaje de madres solteras supera el 60% y en los matrimonios,<br />
de la misma forma que en otras sociedades, occidentales,<br />
son frecuentes las “familias ensambladas”: en la cual uno o<br />
ambos miembros de la pareja tienen uno o varios hijos de uniones<br />
anteriores. Pueden ser viudos, divorciados o madres solteras.<br />
-Y, por último, pero no menos importante, ofrece las excursiones<br />
más fabulosas del planeta<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Horacio de Dios<br />
BAÑO CON SOL<br />
DE MEDIANOCHE<br />
Julio Verne, en el siglo XIX, pudo imaginar un viaje al centro<br />
de la Tierra. Jorge Luis Borges en el XX, reconstruir las sagas<br />
vikingas y sus duendes. Un turista en nuestros días puede superar<br />
personalmente un relato de ciencia ficción tomando una<br />
simple excursión en Islandia.<br />
Se estima que este año, irán cerca de 20 millones de visitantes<br />
con guías en cualquier idioma para hacer senderismo<br />
o trekking al lado de cascadas, submarinismo o snorkel bajo<br />
glaciares o lagos. También alquilarán camionetas 4x4 todo<br />
terreno para andar por su cuenta o en caravana los paisajes<br />
más impensados en las cercanías del casco polar.<br />
Las excursiones más conocidas y accesibles, a corta distancia<br />
de Reikiavik, son la romántica Laguna Azul para parejas o el<br />
recorrido por el Círculo Dorado. No presentan ninguna dificultad;<br />
solo hay que tomar la precaución de no caerse como en<br />
cualquier pista de esquí.<br />
Pero la costumbre de los isleños es darse un baño en las<br />
piletas municipales. En cualquier época del año (incluso bajo la<br />
claridad invernal con diez grados bajo cero en la superficie) experimentan<br />
el placer de la inmersión en el agua tibia o caliente<br />
de sus fuentes geotérmicas. Es un happy hour después de la<br />
escuela o la jornada de trabajo. Sin ningún costo, tan gratuito<br />
como la calefacción en los hogares.<br />
94<br />
95
V I D A G O U R M E T<br />
Al fin una dieta<br />
en la que el deseo y<br />
el placer cuentan<br />
POR Mónica Tracey<br />
Cuando esta parte de la historia comenzó, Peter Kaminsky<br />
pesaba veinte kilos más, y se encontró frente a la negativa de<br />
que le renovaran su seguro porque los valores de sus estudios<br />
médicos no eran para nada saludables. Por ese entonces, él<br />
era periodista gastronómico para medios como The New York<br />
Times y editaba libros de renombrados cocineros internacionales,<br />
como Francis Mallmann. Su vida transcurría entre<br />
las cocinas de los grandes chefs del mundo y las celebraciones<br />
de las bodegas más tradicionales. Comer y beber de<br />
lo mejor era su modo de vida. Nunca se le había ocurrido<br />
poner límite a la fiesta hasta que la planilla del seguro volvió<br />
rechazada. Pero como un verdadero gourmet siempre tiene<br />
sus recursos, lejos de desesperarse, se armó un programa<br />
propio al que es difícil llamarle dieta, manteniendo en alto las<br />
banderas del deseo y del placer a la hora de comer y beber.<br />
Y así se convirtió en el creador de una dieta que los amantes<br />
de la buena comida y la buena bebida, como los lectores de<br />
esta sección, seguramente consideren revolucionaria y más<br />
que posible. Además, y fundamental, Peter nunca recuperó<br />
el peso perdido. El libro, publicado en la colección Los 5 sentidos<br />
de Tusquets, se titula Inteligencia culinaria. ¿El lema?<br />
“Piensen, antes de comer, piensen; frente al marketing y a la<br />
ingeniería química, piensen”.<br />
¿Y pensar en qué? Lo primero es el deseo, ¿qué tengo ganas<br />
de comer? Nada de menúes fijos para días fijos. “Nunca sirven<br />
esas dietas en las que hay que renunciar a las cosas que más<br />
nos gustan. He leído muchos estudios, con cualquier dieta<br />
se puede perder peso, pero lo difícil es mantenerlo.Lo que<br />
hay que hacer es un cambio de actitud, a la hora de comer, el<br />
pensamiento”, explica Peter. Claro que algunos límites hay.<br />
Kaminsky dice que esta dieta es solo para quienes se cocinan o<br />
quienes tienen alguien que les cocine. El primer gran límite es<br />
la comida industrializada. Y en su caso, que se trataba de bajar<br />
unos cuantos kilos, renunció por un tiempo a algunos alimentos.<br />
“Al principio, sin pasta, sin pizza, sin arroz, sin papas, y<br />
poco a poco introduje un poco de esos ingredientes. Y nada<br />
de postres, solo un poco de chocolate amargo. El resto, de lo<br />
que se trata es de reducir la cantidad. Por ejemplo el vino, solo<br />
un vaso en la cena. Más carne, más pescado, más verduras.<br />
Cuando empecé a introducir las pastas, reduje la porción de<br />
pasta y aumenté la de verduras. Con la pasta también hay que<br />
tener en cuenta que si se prepara al dente, el índice glucémico<br />
es menor. Por otra parte es fundamental comprar los mejores<br />
ingredientes que podamos, conocer su origen, sus componentes.<br />
Verduras y frutas de estación en su punto de maduración<br />
natural, alimentos frescos, sin procesos químicos”.<br />
Junto con la reducción de cantidades, la base de esta dieta es<br />
aumentar el sabor por caloría. “El secreto es que con más sabor,<br />
se puede satisfacer el hambre, con menos sabor, hay que<br />
comer, comer y comer”, explica. Así fue como la cocina de<br />
Peter Kaminsky en Brooklyn se nutrió de hierbas y especias,<br />
de ají picante, de panceta, sí, de panceta. “Hay ingredientes<br />
y procedimientos que aumentan el SPC. Dorar las carnes<br />
desata un complejo proceso, conocido como la reacción de<br />
Maillard, que aumenta el sabor del alimento. Lo mismo ocurre<br />
con la caramelización de las verduras. El sofrito está de<br />
distintas formas en todas las cocinas del mundo, es algo simple<br />
y natural que añade mucho sabor. El ají picante es algo<br />
especial, no es un gusto, no tenemos receptor de gusto para<br />
el ají, es un dolor de los nervios que hace que se desnuden las<br />
papilas para el sabor. En cuanto a la panceta, con muy poca<br />
cantidad se logra un enorme sabor añadido. Y es ese mayor<br />
sabor por caloría que nos ayuda a disminuir las porciones<br />
porque nos permite satisfacernos más rápido”.<br />
A esta altura del relato, le planteo una objeción: “Usted dice<br />
que con mayor sabor, nos satisfacemos más rápido, pero no<br />
sé si esta regla aplica a todo. Por ejemplo, si tomamos un<br />
vino muy rico, nos cuesta más dejar de tomarlo”, le digo.<br />
“Es verdad, ahí hay que aplicar otro truco. Yo tomo un vaso<br />
de agua con gas primero, eso me permite satisfacer la sed<br />
que me provoca la comida, entonces puedo beber un solo<br />
vaso de vino. Y claro, también hay que aplicar el control de<br />
la inteligencia culinaria. No podemos olvidar que se trata de<br />
un equilibrio que buscamos para estar bien sin renunciar a lo<br />
que nos gusta, sin traicionar nuestro deseo”, responde Peter<br />
con franqueza y una sonrisa.<br />
“El hambre nos lleva a buscar comida. El gusto, el aroma y la<br />
textura simplifican nuestra búsqueda. Si entienden el sabor, y<br />
si cada vez que compran, comen o cocinan se ponen a pensar<br />
en cómo maximizar los placeres que sienten sin recurrir al<br />
azúcar, la sal y las grasas, entonces, aunque nunca hayan oído<br />
hablar del término, entienden de qué se trata la inteligencia<br />
culinaria”, dice Peter Kaminsky en su libro, y está más que<br />
claro a quién se dirige. Solo los amantes de la buena cocina<br />
pueden abrazar una dieta que hable de maximizar el sabor,<br />
de acercarse a los alimentos y a los procesos de cocción, de<br />
conocer y valorar más lo que comemos<br />
INTELIGENCIA CULINARIA<br />
Peter Kaminsky,<br />
Tusquets Editores<br />
“La elegancia del sabor debe ser un<br />
balance entre el deseo y la medida”,<br />
dice Francis Mallmann en el prólogo de<br />
Inteligencia culinaria. Y de eso trata este<br />
libro en el que Kaminsky cuenta cómo<br />
cambió su forma de comer a la par que<br />
creaba esta sorprendente dieta que más<br />
que de renuncias habla de intensificar<br />
sabores, comer más rico y mejor, valorar<br />
los ingredientes y las formas de cocción<br />
y hacer de cada comida una celebración,<br />
si bien con cierta medida.<br />
96<br />
97
Cocina<br />
Alimentos millennarios<br />
Luego del fenómeno del Fast Food y la comida instantánea, un movimiento alternativo fue ganando<br />
fans en la generación del nuevo milenio. La Alimentación Consciente es una oportunidad para rever<br />
el placer, la salud y el compromiso con uno mismo, el planeta y todos sus habitantes<br />
POR Marina García<br />
Allá por 1986, acompañando el nacimiento de los primeros<br />
millennials, en la ciudad de Bra (Piamonte, Italia) gente con<br />
mucho paladar, pero también con mucha conciencia, fundaba<br />
el movimiento Slow Food. Desde entonces, la idea de este<br />
grupo es rescatar las artes culinarias clásicas, autóctonas, los<br />
productos originarios, la elaboración artesanal y el arte del<br />
buen comer (y el bien alimentar) que en su momento –en<br />
el marco de una hiperindustrialización y estandarización<br />
derivadas de la economía global– resultaba una labor épica.<br />
Esta movida tuvo –a mi entender– un error sutil: la propia<br />
lentitud que profesaban, finalmente les jugó en contra al<br />
momento de volverse masiva.<br />
Sin embargo, con la llegada de Internet y de las redes sociales,<br />
los ecos de esta propuesta lograron un nuevo enfoque<br />
que se refugia bajo el amplio paraguas de la Alimentación<br />
Consciente. Esta práctica, lejos de promover grupos cerrados<br />
y complejos estatutos, ofrece a quien se quiera sumar, un<br />
amplio abanico de opciones alimentarias para conocer, probar,<br />
intercambiar y adoptar. La única línea guía es que cada<br />
uno sea un poco más consciente y responsable con aquello<br />
que consume, entendiendo su impacto ambiental, social, de<br />
salud, económico, etc. Así pues las dietas plant-based (una<br />
versión menos rigurosa que el vegetarianismo y el veganismo)<br />
promueven que la base de la alimentación debe ser vegetal,<br />
con preferencia orgánica e integral, respetando los productos<br />
frescos y de estación, mucho mejor aún si se compran en<br />
mercados/ferias y a pequeños productores. De esta forma,<br />
se fomenta la agricultura orgánica (menos pesticidas y daño<br />
ambiental), se respetan mejor los ciclos naturales (evitando<br />
“forzados” genéticos o industriales) y se genera un comercio<br />
justo con los productores reales (sin recurrir tanto a intermediarios).<br />
Estos alimentos también son más saludables, por<br />
lo que la propuesta resulta integral. Muchos de los llamados<br />
“superalimentos” siguen este criterio, con pequeñas producciones<br />
ecológicas que desarrollan las economías locales,<br />
especialmente de Sudamérica, donde se están recuperando<br />
cultivos y productos ancestrales como la quinoa, el amaranto,<br />
la chía, el açai o la maca.<br />
Aunque parezca una idea romántica, algo tan simple como<br />
elegir un vegetal en lugar de un animal a la hora de comer,<br />
puede generar un impacto rotundo, no solo desde su aspecto<br />
ético, sino también por su costo global (hoy se sabe que la<br />
industria ganadera es una de las que consumen más recursos<br />
naturales; ver Cowspiracy). En esta línea también se suma<br />
un movimiento que con suerte transformará nuestra forma<br />
de consumir el mundo y es el Zero Waste, que apunta a minimizar<br />
el uso de descartables en pos de formas más ecológicas<br />
de comprar, almacenar y vivir.<br />
Como decía aquella canción del siglo pasado: “el futuro llegó<br />
hace rato”. El tema es hacerse cargo<br />
FAST FOOD CONSCIENTE<br />
Pablito Martin<br />
Planeta<br />
CÓMO COMO<br />
Natalia Kiako<br />
Sudamericana<br />
ETIQUETAS BAJO LA LUPA<br />
Mariana Koppmann y María<br />
Claudia Degrossi | Siglo XXI<br />
Digno representante de la generación millennial, el<br />
joven y talentoso autor ofrece una propuesta irresistible<br />
(cada vez más integral y consciente): comer<br />
bien implica meter las manos en la masa y eso puede<br />
ser algo muy transformador. Todos sus libros son un<br />
placer, este, además, es súper práctico.<br />
Aquí también la autora propone sumergirse en los detalles<br />
de una cocina sencilla pero atenta, investigando<br />
ingredientes y técnicas para volver a vincularse<br />
con los alimentos desde un lugar más presente. Con<br />
textos entrañables invita a seguir todas sus aventuras<br />
culinarias con recetas accesibles y originales.<br />
Uno de los mayores desafíos de la Alimentación<br />
Consciente es convivir con la industria alimentaria;<br />
la publicidad engañosa y la nomenclatura química<br />
hacen que un producto parezca sano o natural<br />
cuando en realidad no lo es. Un libro para descubrir,<br />
aprender y elegir mejor, por el bien de todos.<br />
98
Dossier<br />
literatura<br />
Kurt Cobain<br />
El grito de una<br />
generación<br />
Ícono de los años 90, Kurt Cobain se consagró como la máxima figura del<br />
rock alternativo. Al frente de Nirvana conquistó el mundo y llegó a su pico de<br />
popularidad con el disco Nevermind. Hijo de padres separados, su infancia<br />
en una pequeña ciudad de Washington se vio marcada por la angustia y<br />
el aislamiento. De grande formó una banda con la que ganó millones de<br />
dólares, se casó y tuvo una hija. Pero nunca pudo superar su dolor, ni sus<br />
adicciones. “Lo tengo todo, ¿por qué no puedo disfrutar?”, escribió en su<br />
carta de suicidio<br />
POR Nicolás Igarzábal<br />
99
Era la mañana del 12 de enero de 1992 y el cuerpo azulado de Kurt Cobain estaba tirado<br />
en el piso, boca abajo, en una suite del hotel Omni Berkshire Place de Nueva York. Acababa<br />
de inyectarse una dosis de heroína más fuerte que la habitual y se había caído de la cama. Su<br />
novia, la cantante Courtney Love, abrió los ojos, recorrió las sábanas con la mano, pero no<br />
lo sintió a su lado. “Me desperté a las siete de la mañana y no estaba en la cama. Nunca me<br />
había asustado tanto”, recordaría años más tarde. “No es que se hubiera metido una sobredosis.<br />
Estaba muerto. Si no me hubiera despertado a las siete… No sé, quizás tuve un presentimiento”.<br />
La cantante le tiró un vaso de agua en la cara y le hizo técnicas de reanimación hasta<br />
que volvió a escuchar su respiración: Cobain había resucitado. Entre la depresión, un dolor de<br />
estómago crónico, la fobia social y los comportamientos autodestructivos, este episodio no había<br />
sido algo aislado. La máxima estrella de rock and roll de ese momento había estado muerta<br />
durante el lapso de aquel día y nadie se enteró. Dos años después, un escopetazo en la cabeza<br />
completaría la secuencia y lo convertiría en leyenda, entrando en el tristemente célebre “Club<br />
de los 27”, junto a Jimi Hendrix, Jim Morrison y Janis Joplin.<br />
Kurt Donald Cobain nació el 20 de febrero de 1967 en Aberdeen, una ciudad gris del estado<br />
de Washington, dominada por la industria maderera. Su padre era mecánico y su madre, ama<br />
de casa. Eran tiempos de Richard Nixon y la Guerra de Vietnam estaba llegando a su fin. Se<br />
respiraban vientos de cambio en los Estados Unidos. De chiquito, Cobain se comportaba como<br />
un niño hiperactivo al que los doctores le habían recetado Ritalin para mantenerlo tranquilo.<br />
Escuchaba los Beatles y los Monkees, jugaba con su hermana Kimberley y le gustaba tocar<br />
el tambor. Pero su comportamiento cambiaría drásticamente a los 9 años con el divorcio de sus<br />
padres. A partir de ese quiebre deambuló por casa de uno y del otro, de abuelos y de tíos. Conoció<br />
padrastros, madrastras y medio hermanos, sin conectar del todo con ellos. Esa sensación de<br />
aislamiento y de no pertenecer a ningún lado le moldearía su personalidad para siempre.<br />
Entrando en la adolescencia, en épocas de Ronald Reagan, distaba de ser un alumno ejemplar.<br />
Cambió el pop por el punk y se le abrió un universo nuevo de bandas, discos, pubs y amigos<br />
que compartían su mismo fetiche por la distorsión. Entre sus diez grupos favoritos estaban The<br />
Stooges, The Breeders, Sex Pistols, Gang of Four, The Slits, Dinosaur Jr., Sonic Youth, The<br />
Vaselines, The Clash y Black Flag. Así lo dejó rankeado en su diario personal, donde todo el<br />
tiempo confeccionaba listas, dibujaba monstruos sangrientos y bocetaba sus primeras canciones.<br />
Su grupo de cabecera, sin embargo, era los Melvins, los héroes locales de Seattle, que inundaban<br />
las calles con su metal abrasivo. A través de ellos se conectó con Dale Crover y Greg<br />
Hokanson, con quienes formaría Fecal Matter y grabaría en 1985 un demo casero conocido<br />
como Illiteracy Will Prevail. “Lo único que se escuchaba era la voz de Kurt gritando por toda la<br />
casa”, apuntaría su tía Mari Earl varios años después. “Era bastante salvaje. Mi esposo y yo nos<br />
miramos, sonreímos y decíamos: ‘¿Deberíamos cerrar la ventana para que no lo oigan los vecinos<br />
y piensen que le estamos pegando?’”. Algunos de los temas más rescatables se llamaban “Sound<br />
of Dentage”, “Accusations”, “Laminated Effect” y “Blathers Log”. Las letras trataban temáticas<br />
diversas y controversiales como peleas de pandillas, alcohol, drogas, masturbación, homosexualidad,<br />
enfermedades sexuales y problemas con la ley. La tapa era un puñado de moscas revoloteando<br />
alrededor de un excremento dibujado por el propio Cobain. ¿Qué más punk que eso?<br />
Con su mujer, Courtney Love,<br />
e hija, Frances Bean.<br />
Nirvana a pleno. De izq. a der.:<br />
Dave Grohl (batería),<br />
Kurt Cobain (voz y guitarra) y<br />
Krist Novoselic (bajo).<br />
Fecal Matter duró apenas un año y se presentó una sola vez en vivo, pero la chispa ya había<br />
prendido en ese joven y tímido Kurt de 18 años con acné. De hecho, en 1987 le hizo escuchar<br />
el casete a un compañero de la Aberdeen High School llamado Krist Novoselic para convencerlo<br />
de armar un nuevo proyecto que tuvo nombres preliminares como Skid Row, Pen Cap<br />
Chew y Bliss. Novoselic era dos años mayor que él, venía de una familia croata de padres<br />
separados y tocaba precariamente el bajo. Su madre tenía una peluquería y en el segundo<br />
piso del local comenzaron los primeros ensayos. Probaron a varios bateristas, hasta que se<br />
quedaron con Chad Channing, quien llegó respondiendo a un aviso que habían puesto en<br />
el diario, con la siguiente solicitada: “Banda de punk rock con influencias de Aerosmith, Led<br />
Zeppelin, Black Sabbath, Black Flag, Scratch Acid y Butthole Surfers busca batería”.<br />
“Tocar juntos en esa habitación era simplemente lo más genial que me había pasado hasta<br />
ese momento. Si habíamos estado tocando un par de horas y dos personas habían estado<br />
escuchando, eso para nosotros era un concierto. Nos alcanzaba. Teníamos un público de<br />
dos personas. Básicamente, gente del pueblo que nos odiaba y detestaba nuestra música”,<br />
evoca Cobain en el documental Montage of Heck (2015) mientras que en su diario personal<br />
remarcaba que “una banda necesita ensayar al menos cinco veces por semana si quiere<br />
conseguir algo”. Con Channing como baterista estable, el trío cerró filas y debutó a mediados<br />
de 1988 en la disco The Vogue, donde hoy, paradojas del destino, funciona un salón de<br />
belleza de la cadena Vain.<br />
A ROMPER GUITARRAS<br />
Subterranean Pop era un fanzine que se convertiría en una pieza clave para alimentar la escena<br />
musical de Seattle. Impulsado por Jonathan Poneman y Bruce Pavitt, empezaron a editar<br />
compilados en casetes para difundir a todas las bandas locales y, rápidamente, se transformaron<br />
en un sello independiente que daría de qué hablar en todo el mundo: Sub Pop Records. Fueron<br />
ellos quienes publicaron los primeros temas sueltos de Soundgarden, Mudhoney, Green River<br />
y, por supuesto, Nirvana. Bajo el paraguas del Sub Pop Singles Club, un servicio de suscripción<br />
de discos por correo, Cobain y sus compañeros grabaron y sacaron al mercado unas mil copias<br />
del tema “Love Buzz”, cover descarnado de la banda holandesa Shocking Blue. Era el tema más<br />
explosivo que tenía la banda en vivo, en una época donde su cantante ya empezaba a romper<br />
guitarras sobre el escenario, patear micrófonos y tocar arrastrado en el piso.<br />
La salida del single implicó la primera sesión de fotos y una entrevista en el fanzine Backlash,<br />
donde Cobain habló más de su fanatismo por los Melvins que de su reciente debut en un<br />
estudio de grabación. “Fui a cientos de ensayos de ellos y manejé la camioneta que los llevaba<br />
de gira. Nuestro mayor temor con ‘Love Buzz’ radicaba en que la gente pensara que somos<br />
un plagio de ellos”, confesó allí. Él mismo había repartido algunas copias en las radios de la<br />
ciudad y escrito la gacetilla de prensa, donde se presentaban en sociedad con cierta ironía:<br />
“Nirvana es de Olympia, Washington, a 90 kilómetros de Seattle. El guitarrista/cantante Kurt<br />
Cobain y el bajista Chris Novoselic vivían en Aberdeen, a 240 kilómetros de Seattle. Nirvana<br />
es un trío que toca hard rock con toques de punk. Sus integrantes normalmente no tienen<br />
trabajo, así que pueden salir de gira en cualquier momento. Nirvana no ha tocado nunca<br />
100 101
versiones de clásicos como ‘Gloria’ o ‘Louie, Louie’, ni tampoco ha tenido que reescribir estos<br />
temas y decir que son suyos”. Toda una declaración de principios. Otro signo de manifiesto<br />
había sido incluir dentro del sobre interno del vinilo una frase que siempre les refunfuñaba<br />
el papá de Novoselic cuando los oía ensayar a todo volumen en la casa: “¿Por qué no cambian<br />
esas guitarras por unas palas?”.<br />
Ese fin de año de 1988 había sido especial para Cobain. Escuchaba todo el día la radio para<br />
ver cuándo pasaban su flamante canción, leía que en algunas revistas especializadas hablaban<br />
positivamente de ella y hasta le regaló una copia a cada uno de sus familiares. “Hemos sacado<br />
un simple hace poco y ya está agotado. El lunes vamos a grabar nuestro LP de presentación,<br />
que saldrá en marzo. Nunca he estado más feliz como ahora”, les escribió en una tarjeta navideña<br />
a sus abuelos.<br />
El LP en cuestión era Bleach, el cual iba a titularse originalmente Too Many Humans, pero un<br />
cartel de prevención del SIDA con la leyenda “Bleach Your Works” (Blanqueá tus actos) hizo<br />
cambiar de idea al cantante. El álbum se retrasó por problemas financieros del sello Sub Pop<br />
y terminó saliendo en junio de 1989. Fue grabado en treinta horas de estudio y costó 606,17<br />
dólares, una cifra irrisoria para cualquier grabación profesional.<br />
Producido por Jack Endino, el material exacerbaba la faceta más visceral y oscura del grupo,<br />
evidenciada en composiciones como “Blew”, “School” y “Negative Creep”, pero también había<br />
cierta búsqueda pop en otras como “About a Girl”, una balada muy influenciada por los primeros<br />
trabajos de los Beatles. La tapa los muestra tocando en vivo como cuarteto, con Jason<br />
Everman en la segunda guitarra, un músico que irónicamente no llegó a grabar en el disco,<br />
pero les prestó la plata para hacerlo. “Queríamos hacer que se sintiera parte de la banda”,<br />
explicaría Novoselic. También quedaron eternizadas algunas tomas hechas con el baterista<br />
anterior, Dale Crover, como en los casos de “Floyd The Barber”, “Paper Cuts” y “Downer”.<br />
Y quedó un tema inédito, llamado “Big Long Now”, que saldría varios años después. “Se<br />
notan serios indicios de maestría musical”, reseñó la revista The Rocket. Y se remarcaba: “Son<br />
demasiados limpios para el thrash, demasiado puros para el metal y demasiados buenos para<br />
no hacerles caso”.<br />
1990 fue un año de quiebre. Giraron por Inglaterra como soporte del grupo Tad y empezaron<br />
a hacer ruido en Europa, despertando el interés de varias discográficas grandes. Parecía un<br />
momento de despegue, pero el sorpresivo alejamiento del baterista Chad Channing complicó<br />
las cosas. La banda tuvo que buscar reemplazante hasta dar con un joven y talentosísimo<br />
Dave Grohl, proveniente del grupo The Scream. “Lo probamos y nos dimos cuenta en dos<br />
minutos de que él era el correcto”, dirá Novoselic. Grohl, por su parte, agregará: “Me acuerdo<br />
que estaba en una habitación con ellos y pensaba ‘¿Esto es Nirvana? ¿Es un chiste?’. Yo miraba<br />
la tapa de Bleach y pensaba que eran unos leñadores psicópatas”.<br />
Durante esa transición grabaron el single “Sliver” con el baterista Dan Peters (de Mudhoney),<br />
en lo que fue el primer trabajo realizado para Geffen Records, y que vería la luz recién<br />
dos años después. Nirvana abandonaba así Sub Pop y se preparaba para jugar en las grandes<br />
ligas. “Yo supe que ellos serían una gran banda”, se enorgullece hoy el periodista Charles<br />
Cross, editor de The Rocket, quien los puso por primera vez en la tapa de una revista. “Pero<br />
Nirvana solo grabó tres álbumes de<br />
estudio: Bleach (1989), Nevermind<br />
(1991) e In Utero (1993). Sin<br />
embargo, lograron revolucionar la<br />
historia del rock.<br />
La banda bajo el agua, como el<br />
bebé que protagoniza la icónica<br />
tapa de Nevermind.<br />
todo aquel que diga que imaginaba en qué se iban a convertir está mintiendo o exagerando:<br />
fueron mucho más grandes de lo que cualquiera hubiese esperado”.<br />
HIMNOS GENERACIONALES<br />
Nevermind fue una revolución. El grupo puso a Seattle en el mapa gracias a sus millonarias<br />
ventas y conquistó el mundo como si se tratara de una partida de TEG. “Básicamente, quería<br />
copiar a los Pixies”, reconoció una vez Kurt Cobain cuando le consultaron por la inspiración<br />
del hit “Smells Like Teen Spirit”. Aunque el riff de guitarra remita más a “More than a<br />
Feeling” (1976) del grupo Boston que a cualquier composición de Black Francis y compañía,<br />
dio luz a un himno generacional que funcionó como puerta de entrada para lo que terminó<br />
siendo el disco más vendido de Nirvana, destronando por aquel entonces a los Guns N’ Roses,<br />
Michael Jackson, U2 y Metallica. De contar con apenas 600 dólares para grabar, pasaron a<br />
ser los niños mimados de Universal Music (con un presupuesto de 65.000 dólares), rompiendo<br />
con ese prejuicio de que las bandas independientes no debían firmar con grandes compañías,<br />
considerados siempre como los malos de la película.<br />
Además de “Smells Like Teen Spirit”, los otros caballitos de batalla fueron “In Bloom”, “Comes<br />
As You Are” y “Lithium”, en el mismo orden en que se disponen los tracks en el CD (esa época<br />
fue el auge del formato CD, vale recordar). El productor Butch Vig contó que Cobain lo volvía<br />
loco en la sesiones de grabación y que todo el tiempo cambiaba de ideas. “Estaba muy metido<br />
y quería hacer un gran disco. Había momentos complicados en los que se bloqueaba y se iba<br />
a un rincón del estudio y no hablaba con nadie. Esa era su forma de ser, pero cuando estaba<br />
grabando era increíble”, admitió. “Krist Novoselic podría defenderlo diciéndonos al resto que<br />
había que dejar a Kurt que se le pasara nomás, así que nos ocupábamos de otras cosas por un<br />
par de horas, veíamos baterías y bajos. Y de repente, Kurt volvía en sí, tomaba la guitarra y nos<br />
indicaba que siguiéramos. Volvía con el máximo del compromiso. Así que aprendí a lidiar con su<br />
ánimo cambiante para manejar los tiempos del estudio y hacer todas las tomas”, completó. Esa<br />
inestabilidad emocional está fuertemente reflejada en cada letra, en cada grito, en cada guitarrazo.<br />
Nevermind marcó una vuelta a las raíces para ese momento donde el rock más crudo parecía<br />
perder terreno frente a la avanzada de la música electrónica y sus derivados.<br />
La gira del disco los llevó a recorrer todo el planeta entre 1991 y 1992, con una parada final en<br />
Sudamérica. El debut en Argentina tuvo una particularidad que no pasó en ningún show de<br />
otra ciudad y es que la banda no tocó el tan esperado “Smells Like Teen Spirit”. ¿La causa? El<br />
fastidio de Cobain al ver el maltrato que vivió el grupo soporte, las Calamity Jane. La otra banda<br />
invitada había sido Los Brujos, quienes se metieron a la gente en el bolsillo con su “¡Kanishka,<br />
Kanishka!” y sorprendieron hasta a los propios Nirvana. La leyenda dirá que ese riff de guitarra<br />
tan pegadizo inspiró a Nirvana para componer “Very Ape” en el disco siguiente. “Sabíamos que a<br />
Dave Grohl le había gustado mucho nuestra banda... Ojalá nos hayan robado. ¡Sería un honor!”,<br />
declaró Gabriel Guerrisi, uno de los guitarristas. Otra perlita: en los días en que los de Seattle<br />
pisaron suelo argentino, los miembros de El Otro Yo se hicieron pasar por periodistas de un<br />
fanzine local para llevarles un casete al famoso hotel donde se estaban alojando. Fanatismo total.<br />
Nirvana cerró 1992 con el lanzamiento de Incesticide, una recopilación de temas inéditos,<br />
102<br />
103
descartes, covers y lados B. Había homenajes (“Son of a Gun” de The Vaselines, “Turnaround”<br />
de Devo), reversiones (la adaptación punk de “Polly” de Nevermind) y rescates de la época<br />
de Bleach. Un crisol de distintas caras de la banda, que no hacía más que saciar la sed de sus<br />
seguidores hasta que saliera In Utero en 1993.<br />
Para esa época, Cobain ya se había casado con Courtney Love, cantante de Hole, y estaban<br />
esperando una hija. La relación entre ellos fue siempre enfermiza, plagada de celos, discusiones,<br />
drogas y alcohol. Hija de un plomo de los Grateful Dead, Love cautivó a Cobain con su temple<br />
arrogante y su carácter explosivo. Por sus peleas y excesos, la prensa no tardó en caratularlos<br />
como los nuevos Sid Vicious & Nancy Spungen y seguirlos noche y día con sus paparazzi. La revista<br />
Vanity Fair publicó que Love había estado consumiendo heroína durante su embarazo y la<br />
pareja salió enfurecida a desmentirlo. Cobain estaba errático. Tanta sobreexposición de su vida<br />
privada lo había devastado y afectaba su vida pública: shows cancelados por problemas de salud,<br />
compromisos contractuales que no podía cumplir y olvidables performances en televisión.<br />
“No soy más una persona neurótica e inestable como antes. Yo solía sentir que estaba siempre<br />
solo, aún sabiendo que tenía un montón de amigos y una banda. Courtney ciertamente me<br />
ayudó a colocar a Nirvana en perspectiva para darme cuenta de que mi realidad no giraba<br />
enteramente alrededor del grupo, que podía lidiar sin él si se diera la ocasión”, justificó Cobain.<br />
El 18 de agosto de 1992 nació su hija Frances Bean y a la semana siguiente Nirvana dio<br />
uno de sus conciertos más recordados, cerrando ante 60.000 personas el Reading Festival de<br />
Inglaterra. Las cosas parecían volver a su curso, aunque fuera por un rato.<br />
PELEANDO CONTRA SUS PROPIOS DEMONIOS<br />
“La angustia adolescente valió la pena / pero ahora estoy aburrido y viejo”, berrea Kurt a los<br />
primeros segundos de darle PLAY a In Utero. Como reacción al éxito culposo de Nevermind, la<br />
banda decidió torcer el timón y buscar un sonido más despojado. Por eso recurrió a los servicios<br />
del productor Steve Albini, antiguo miembro de los Black Star, que había trabajado en los discos<br />
Surfer Rosa (Pixies) y Pod (The Breeders). El grupo buscaba así alejarse del audio comercial,<br />
ese que tanta fama y dinero le había asegurado, y volver a conectar con sus raíces más crudas.<br />
Con un presupuesto holgado y los prestigiosos estudios Pachyderm de Minnesota a su total<br />
disposición, parieron lo que fue la grabación más fácil de su carrera, según palabras del propio<br />
cantante, que originalmente iba a titularse I Hate Myself and I Want to Die.<br />
Desde la tapa misma (un ángel con cuerpo de mujer que deja sus vísceras a la vista) Cobain<br />
plasmó su particular forma de ver la vida y la muerte. En cuanto a la lírica, también él se<br />
queda en carne viva, y habla abiertamente del divorcio de sus padres en “Serve the Servants”<br />
y descarga su furia contra la prensa en “All Apologies”. Además, permite correrse de la escena<br />
y tomar influencias de la literatura, como en “Frances Farmer Will Have Her Revenge on<br />
Seattle” (inspirado en la autobiografía de la actriz Frances Farmer) y “Scentless Apprentice”<br />
(basado en la novela El Perfume del alemán Patrick Süskind).<br />
El material trajo aparejada una polémica con las cadenas Kmart y Walmart, que no querían<br />
exhibir el CD en los negocios por contener un tema llamado “Rape me” (“Viólame”), pero así<br />
y todo logró llegar al número uno de ventas en todos los rankings de Estados Unidos. El clip<br />
Nirvana cerró 1992 con el<br />
lanzamiento de Incesticide, una<br />
compilación de rarezas, lados b<br />
y otras grabaciones de estudio.<br />
En 1993 grabaron un MTV<br />
Unplugged. El repertorio incluyó<br />
temas de todos sus discos con<br />
varios decibeles menos, en<br />
un set de televisión que fingía<br />
ser un funeral con flores,<br />
velas y adornos.<br />
de “Heart-Shaped Box” fue fundamental para su promoción. El video, filmado por el prestigioso<br />
fotógrafo Anton Corbijn, mostraba a la banda en un paisaje surrealista, entre ancianos,<br />
cruces cristianas y niñas vestidas como miembros del Ku Klux Klan, que le valió dos premios<br />
MTV Videos Music Awards al año siguiente. Cobain había pensado en su ídolo William<br />
Burroughs como protagonista, incluso llegó a escribirle una carta con la propuesta, pero<br />
el escritor declinó la invitación. “Soy consciente de que los rumores publicados en la prensa<br />
con respecto a mi presunta drogadicción podrían hacerle pensar que dicha petición responde<br />
a un deseo de establecer un paralelismo entre nuestras vidas. Sin embargo, le aseguro que<br />
no es este el caso”, le aclaró en el texto. “Como fan e investigador de su trabajo, mantengo la<br />
esperanza de trabajar directamente con usted”. No hubo caso.<br />
De la furia de In Utero, Nirvana calmó la tormenta grabando un MTV Unplugged. El formato<br />
acústico que proponía la cadena televisiva, del que ya habían participado con éxito estrellas<br />
como Paul Mccartney, Eric Clapton y Bon Jovi, le permitió a la banda mostrar otra<br />
cara. Es así como el 18 de noviembre de 1993 registraron en Nueva York un repertorio de todos<br />
sus discos con varios decibeles menos, en un set de televisión que fingía ser un funeral con<br />
flores, velas y adornos. De ahí que se hayan privilegiado temas más abajo como “About a Girl”<br />
(con el que abrieron), “Come As You Are” y “Polly”, junto con algunas reversiones de “The<br />
Man Who Sold the World” (David Bowie), “Jesus Doesn’t Want Me For A Sunbeam” (The<br />
Vaselines) y “Plateau” (Meat Puppets). A Cobain se lo nota nervioso en la filmación, comete<br />
algunos errores, se olvida algunas notas y, antes del cover de Bowie, confiesa: “Seguro que esta<br />
canción la destrozo”. Sentado en una silla neumática, con un pulóver de lana gastado y la mirada<br />
perdida, esa noche el músico fue la imagen de la desolación, peleando contra sus propios<br />
demonios para lograr conectar con sus compañeros. No fue, claramente, una de las mejores<br />
performances del trío, pero fue una prueba para demostrar que podía valerse sin la distorsión<br />
y que, detrás de esa pared de ruido que patentó, había sólidas gemas pop. Para reforzar ese<br />
concepto, contaron con los servicios de Pat Smear (segunda guitarra), Lori Goldston (violonchelo)<br />
y Curt Kirkwood (guitarra/bajo) para expandir su paleta sonora.<br />
El triste desempeño de Cobain en el MTV Unplugged había transcurrido después de varias<br />
internaciones en clínicas de rehabilitación, donde entraba y salía sin soluciones definitivas a su<br />
adicción a la heroína. “Necesito amigos con quienes poder charlar, pasar el rato y divertirme.<br />
Una razón para sonreír. ¡Me paso todo el día arrancándome el pelo! ¡Por favor!”, escribió en<br />
su diario personal, durante aquellas jornadas de abstinencia. “Quiero que me acepten, necesito<br />
que me acepten. Estoy tan cansado de llorar y de soñar. ¿Es que no hay nadie ahí fuera?<br />
Por favor, ayúdenme”, suplicaba de puño y letra a modo de catarsis. Eran los gritos desesperados<br />
de alguien que luchaba contra su peor enemigo: él mismo.<br />
SUSPIRAR ETERNAMENTE<br />
Para cuando el MTV Unplugged in New York salió a la venta, en noviembre de 1994, el líder<br />
de Nirvana ya no caminaba entre nosotros. En la mañana del 5 de abril, su cuerpo fue hallado<br />
sin vida en su casa de Seattle, después de haberse escapado de un centro de rehabilitación,<br />
comprado una escopeta Remington y cortado todo tipo de contacto con su entorno. Cobain<br />
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había estado desaparecido una semana hasta que un electricista entró de casualidad a su<br />
vivienda de la calle Lake Washington y lo encontró muerto. El sueño grunge había terminado.<br />
La voz de una generación se apagaba para siempre. Un artista atormentado que dijo basta.<br />
“Ya hace demasiado tiempo que no me emociono, ni escuchando ni creando música. Me<br />
siento increíblemente culpable. Cuando se apagan las luces antes del concierto, y se oyen los<br />
gritos del público, no me afectan. No puedo engañar a ninguno de ustedes. No sería justo,<br />
ni para ustedes ni para mí, simular que lo estoy pasando bien. Sería el peor crimen que me<br />
pudiese imaginar”, reconoció en su carta de despedida, la cual apareció entre sus pertenencias<br />
(anteojos, billetera, cigarrillos, encendedor, jeringas) escrita en tinta negra y con una birome<br />
clavada sobre el papel. “Tengo una mujer maravillosa, llena de ambición y comprensión, y una<br />
hija que me recuerda mucho a cómo había sido yo. Lo tengo todo, todo. ¡Dios mío! ¿Por qué<br />
no puedo disfrutar? ¡No lo sé! Soy una criatura voluble y lunática. Se me acabó la pasión”. Y<br />
cerraba, paradójicamente, con un lema optimista: “Paz, amor y empatía”. Aquellos versos de<br />
“Pennyroyal Tea” que tanto había cantado, esos que rezaban “Denme un Más allá a lo Leonard<br />
Cohen para que pueda suspirar eternamente” se habían hecho realidad.<br />
Al día de hoy no faltan los que fogonean teorías conspirativas y supuestos planes de asesinatos<br />
craneados por Courtney Love, tal como se plantea en el libro Love Kills: The Assassination<br />
of Kurt Cobain, escrito por su padre Hank Harrison, y en el documental Soaked in Bleach,<br />
apoyado en el testimonio del investigador privado Tom Grant, quien fuera contratado por la<br />
cantante para rastrear a su marido cuando estaba desaparecido.<br />
¿Alguien podría haberlo salvado? “Esa es casi una pregunta espiritual... Y, desafortunadamente,<br />
nadie pudo. Estuvo en rehabilitación al menos cinco veces, ¿qué podrían haber hecho los<br />
demás? Ni siquiera estoy seguro si el mejor especialista en drogas lo hubiese podido ayudar”,<br />
arriesgó su biógrafo, Charles Cross, en una entrevista de 2006. Y agregó: “Kurt era único.<br />
Era capaz de tomar sus miedos y ansiedades personales y hacer con ellos música poderosa,<br />
impactante. La combinación de sus habilidades como compositor y su talento en escena, como<br />
cantante, lo convirtieron en uno de los músicos más importantes de la era moderna. No se<br />
consiguen muchos así en el mundo del rock”.<br />
Con apenas 27 años, Cobain dejó cuatro discos de estudio, una herencia millonaria y una hija<br />
(Frances Bean) que hoy trabaja como modelo y que no titubea a la hora de admitir su poca<br />
curiosidad por la música del padre. Textuales como “no me gusta tanto Nirvana, el grunge no<br />
me interesa” (revista Rolling Stone, 2015) y “son influyentes, pero no es lo mío” (revista Vogue,<br />
2017) dan cuenta de eso.<br />
Su esposa siguió girando con Hole, editó un disco como solista, incursionó en el modelaje, creó su<br />
propia línea de ropa y se consolidó como actriz de cine. Para el último cumpleaños de Cobain, en<br />
el que hubiera cumplido 51 años, ella lo recordó en sus redes sociales con una foto juntos, donde<br />
se los veía abrazados y sonrientes. “Feliz cumpleaños, bebé. Dios, cómo te extraño”, escribió. Por<br />
su parte, Frances posteó: “Espero que en donde quieras que estés no haya Internet. Siento que<br />
eso sería contraproducente. A pesar de todo, feliz cumpleaños a un ángel”<br />
Fuentes:<br />
Charles Cross, Heavier Than<br />
Heaven: A Biography of Kurt<br />
Cobain, 2001.<br />
Michael Azerrad, Come as You Are:<br />
The Story of Nirvana, 1993<br />
“Kurt Cobain’s Fecal Matter – The<br />
Full Story Of His Band Before<br />
Nirvana”, NME, 2005.<br />
https://www.nme.com/features/<br />
kurt-cobains-fecal-matter-thefull-story-of-his-band-beforenirvana-425<br />
Dave Grohl, “Nirvana made me<br />
laugh”. http://www.stuff.co.nz/<br />
entertainment/music/4121270/<br />
Dave-Grohl-Nirvana-made-melaugh<br />
David Fricke, “Kurt Cobain, The<br />
Rolling Stone Interview: Success<br />
Doesn’t Suck”, Rolling Stone, 1994.<br />
https://www.rollingstone.com/<br />
music/music-news/kurt-cobainthe-rolling-stone-interviewsuccess-doesnt-suck-97194/<br />
Carlos Prat, “Butch Vig de<br />
Garbage: Trabajar en el disco<br />
‘Nevermind’ de Nirvana me cambió<br />
la vida”, TN.<br />
https://tn.com.ar/musica/clips/<br />
butch-vig-de-garbage-trabajar-enel-disco-nevermind-de-nirvaname-cambio-la-vida_751318<br />
Nicolás Irgazábal, “Cobain, grito y<br />
guitarra”, Ñ, 2006.<br />
“Butch Vig on the Making of<br />
Nirvana’s Pivotal ‘Nevermind’”,<br />
Billboard, 2016.<br />
https://www.billboard.com/<br />
articles/columns/rock/7262662/<br />
butch-vig-on-nirvana-nevermindthe-smart-studios-storyexclusive-clip<br />
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